REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITECNICA
DE LA FUERZA ARMADA
NÚCLEO MIRANDA “EXTENCIÓN OCUMARE DEL TUY”
Prof. INTEGRANTE:
Antonio Colina Yamilet Pacheco C.I.V 16935039
Jesús Flores C.I.V 17754125
Ricardo Bandrés C.I.V 21150003
Yohana Villarroel C.I.V 21375403
C.B.I.N.301-2012-3
Ocumare; 19/06/2012.
CAMPAÑA DEL SUR
Las Campañas del Sur es el nombre con que se conocen a una serie de
campañas militares que emprendió la Gran Colombia al sur de su
territorio entre 1822 y 1826 contra el dominio español en la América
del Sur y que tuvieron una importancia decisiva para la independencia
de las actuales repúblicas de Ecuador, Perú y Bolivia. Después de la
victoria de Carabobo, Bolívar es vuelto a ser encargado de la
presidencia por el congreso en Cúcuta (3 octubre). Sin embargo,
Bolívar sentía que su obra no había concluido. Encarga a Carlos
Soublette de la vicepresidencia de Venezuela y nombra a Santander
presidente encargado de la República de Colombia. Allí inicia la
Campaña del Sur. El libertador logra su primera victoria en Bomboná,
el 7 de abril de 1822 y Antonio José de Sucre completa la libertad de
Ecuador, el 24 de mayo en Pichincha. Es importante mencionar que
Guayaquil, que ya era independiente, fue anexada a Quito. El 26 y 27 de
julio de 1822 se lleva a cabo una entrevista entre dos de los más
grandes hombres del continente: Simón Bolívar y el General argentino
San Martín. La campaña siguió muy exitosa: el 18 de marzo de 1823 las
fuerzas patriotas entran a Lima, el 7 de agosto vencen en Junín y el 9 de
diciembre Sucre logra una gran victoria en Ayacucho, batalla que
marcó el fin de la dominación española en el continente. Bolívar
escribió: "La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana y
la obra del General Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta y su
ejecución divina. Maniobras hábiles y prontas desbarataron en una hora
a los vencedores en catorce años, y a un enemigo perfectamente
constituido y hábilmente mandado. Ayacucho, semejante a Waterloo,
que decidió el destino de la Europa, ha fijado la suerte de las naciones
americanas". Se fundó, en lo que se llamaba el Alto Perú y que formaba
parte del Virreinato de Buenos Aires, la república de Bolivia (cuyo
nombre se dio en honor al libertador). Bolívar es encargado de la
redacción de la constitución y Sucre se convierte en el primer
presidente de ese nuevo país. Generalmente en las repúblicas que
constituyeron la Gran Colombia y en especial en Venezuela y Colombia
se designan Campañas del Sur a las campañas militares de la Gran
Colombia contra los ejércitos españoles al sur de su territorio entre
1821 y 1826. La definición de que hechos comprendieron las campañas
del Sur varía, algunos llaman así a las campañas libertadoras de Quito y
Pasto entre 1820 y 1822, mientras que otros se refieren a las
operaciones militares desde 1821 hasta 1826 cuando capítulo la
guarnición de El Callao. Sin embargo, se puede decir ciencia cierta que
las campañas del Sur tuvieron por objeto finalizar la guerra de
independencia americana, y como resultado el auge de la influencia y el
poder de la Gran Colombia que bajo la presidencia de Simón Bolívar
buscaba la unión de los nuevos estados hispanoamericanos.
BATALLA DE BOMBONÁ
La Batalla de Bomboná fue un combate realizado el 7 de abril de 1822
entre tropas colombianas y españolas durante la marcha del ejército de
Simón Bolívar hacia Quito. A pesar de las desfavorables condiciones
Bolívar decidió atacar pues quería llegar a tiempo a Quito donde lo
estaría esperando Sucre para librar la batalla decisiva. El General
García estableció una posición defensiva en las alturas de Cariaco.
Bolívar luego de hacer un reconocimiento decidió atacar por la derecha
con el Batallón Rifles mientras el General Pedro León Torres atacaba
frontalmente las defensas enemigas con dos batallones de infantería y
dos escuadrones de caballería. El combate comenzó a las 3:30 pm, las
tropas del General Torres fueron rechazadas con grandes pérdidas pero
el General Manuel Valdés al mando del Rifles cubierto por la neblina
flanqueo a los españoles por la derecha. Rodeados los realistas, se
retiraron en horas de la noche. La batalla se saldó con grandes bajas en
ambos bandos. Las grandes bajas sufridas en el enfrentamiento
paralizaron por unos días a Bolívar mientras esperaba refuerzos. La
batalla fue igualmente desastrosa para los españoles, a pesar de que
detuvieron a los colombianos un breve tiempo para ello tuvieron que
desviar tropas de Quito donde Sucre se hallaba a la ofensiva. Los
realistas de Pasto capitularían poco después.
ACCION DIPLOMATICA DE SUCRE
El 11 de enero de 1821, en Bogotá, fue nombrado por Bolívar
comandante del Ejército del Sur, en reemplazo del general Manuel
Valdés; era la fuerza que, desde 1820, operaba en Popayán y Pasto. No
recibió Sucre el cargo porque razones de Índole estratégica y política
hicieron que Bolívar anulase tal designación y le diese comisión para
marchar a Guayaquil, donde reemplazaría al general José Mires y
asumiría la misión que se le había encomendado: la de hacer que la
provincia (la cual se había independizado de los españoles en octubre
de 1820) se incorporase a la República de la Gran Colombia y tomar el
mando de las tropas que hubiese en Guayaquil, como pasos previos
para la liberación de Quito, que era el propósito principal de las
operaciones que se ejecutasen. El 6 de abril llegó Sucre a Guayaquil y
al presentarse ante la Junta de Gobierno, expuso la razón de su
presencia allí y de la idea de una unión de la provincia con Colombia. El
15 del mismo mes fue celebrado un tratado entre Sucre (por Colombia)
y José Joaquín de Olmedo, Francisco Roca y Rafael Jimena, miembros
de la Junta. El tratado estipulaba que Guayaquil mantendría su
soberanía, pero bajo la protección de Colombia. En aquella oportunidad
Sucre quedó facultado para abrir la campaña contra los realistas, y con
tal motivo, Guayaquil le ofreció todos los recursos disponibles. La
importancia de los documentos redactados por Sucre, en lo que
significo su primera actuación diplomática, fue la paralización temporal
de las luchas entre los patriotas y los realistas, y el fin de la guerra a
muerte iniciada en 1813.El Armisticio de Santa Ana le permitió ganar
tiempo a Bolívar para preparar la estrategia de la Batalla de Carabobo,
que aseguró la independencia venezolana. El documento, marcó un hito
en derecho internacional, pues Sucre, fijó mundialmente el trato
humanitario que desde entonces empezaron a recibir los vencidos por
los vencedores en una guerra. De esta forma se convirtió en pionero de
los derechos humanos.
LA BATALLA DEL PICHINCHA
La Batalla del Pichincha ocurrió el 24 de mayo de 1822, en las faldas
del volcán Pichincha, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar,
cerca de la ciudad de Quito, en el Ecuador actual. El encuentro, que
ocurrió en el contexto de las Guerras de Independencia
Hispanoamericana, enfrentó al ejército independentista bajo el mando
del General Venezolano Antonio José de Sucre y al ejército realista
comandado por el Mariscal de Campo Melchor De Aymerich. La derrota
de las fuerzas realistas leales a España condujo a la liberación de Quito
y aseguró la independencia de las provincias que pertenecían a la Real
Audiencia de Quito, también conocidos como la Presidencia de Quito, la
jurisdicción administrativa colonial española de la que eventualmente
emergió la República del Ecuador. Cuando amaneció, sin que Sucre lo
supiera, los centinelas posicionados cerca de Quito avistaron a las
tropas Patriotas ascendiendo por las laderas del Pichincha. Aymerich,
entonces consciente de la intención de Sucre de flanquearlo por medio
del ascenso al volcán, ordenó a su ejército de 1.894 hombres ascender
la montaña lo más pronto posible, para enfrentar ahí a Sucre. Al
haberse encontrado en un campo de batalla tan improbable, los dos
comandantes no tuvieron otra opción más que enviar gradualmente sus
tropas a la batalla. Existía poco espacio para maniobrar en las
empinadas laderas del Pichincha, entre profundos barrancos y densos
matorrales. Los hombres del Paya, tras recuperarse de la conmoción
inicial, se reposicionaron bajo el fuego enemigo, esperando la llegada
del batallón Trujillo. El sobresaltado Sucre, sólo esperando que los
españoles estén más cansados que sus propias tropas, envió al batallón
Yaguachi, conformado por ecuatorianos. El batallón Alto Magdalena
trató de hacer un movimiento de flanqueo, pero sin éxito, pues el
terreno no se lo permitió. Pronto, los batallones Paya, Trujillo y
Yaguachi, sufriendo muchas bajas y con pocas municiones, comenzaron
a replegarse. Para entonces el destino de la batalla para los Patriotas
parecía depender del Albión, que transportaba las municiones tan
necesitadas; y sin embargo se desconocía su paradero. A medida que el
tiempo pasaba, los Realistas parecían ganar el control de la batalla. El
Trujillo fue obligado a retroceder, mientras que el batallón peruano
Piura huyó antes de enfrentar al enemigo. En medio de la
desesperación, a los hombres de reserva del batallón Paya se les ordenó
cargar contra el enemigo con sus bayonetas. Ambos bandos sufrieron
grandes bajas, pero la situación más o menos se estabilizó para los
Patriotas. A pesar de esto, Aymerich, como parte de su estrategia,
durante el ascenso al Pichincha separó de su fuerza principal al
batallón Aragón, ordenándole avanzar hasta la cúspide del volcán, para
así luego atacar a los Patriotas por la retaguardia, rompiendo sus líneas
en el momento indicado. El Aragón era el mejor batallón del ejército
realista; estaba conformado por veteranos españoles que habían
actuado tanto en Guerra de la Independencia Española como en otras
batallas en América del Sur, y en ese momento se hallaba sobre los
Patriotas y listo para atacar. Afortunadamente para los Patriotas,
cuando el Aragón estaba por cargar sobre la alicaída línea Patriota, fue
detenido en seco por el Albión, que entró inesperadamente en la
batalla. Resulta que el Albión consiguió avanzar a una posición más alta
que la de los españoles. Pronto, el Magdalena se unió a la batalla, y el
Aragón tras sufrir fuertes bajas, se desintegró. Entonces el Magdalena
avanzó hasta la línea Patriota para reemplazar al Paya, y cargó contra
la línea Realista, que terminó por romperse”. A pesar de que en el
contexto de las Guerras de Independencia de América la Batalla de
Pichincha figura como un conflicto menor, tanto en términos de su
duración como del número de combatientes, sus consecuencias fueron
bastante significativas. El 25 de mayo de 1822 Sucre entró con su
ejército en la ciudad de Quito, donde aceptó la rendición de todas las
tropas españolas establecidas en el territorio que el gobierno de
Colombia llamaba “Departamento de Quito”, al considerarlo como parte
integral de la República de Colombia desde su creación el 17 de
diciembre de 1819. Cuando Sucre recapturó Cuenca el 21 de febrero,
obtuvo de su Consejo local un decreto en el cual se proclamaba la
integración de su ciudad y provincia a la República de Colombia.
Entonces, con la rendición de Quito, que a su vez puso fin a la
resistencia Realista en la provincia norteña de Pasto, Bolívar pudo
entrar en la ciudad, como finalmente lo hizo el 16 de junio de 1822.
Entre el entusiasmo general de la población, la antigua Provincia de
Quito fue incorporada a la República de Colombia. Por su parte
Guayaquil, que aún no decidía su futuro, con la presencia tanto de
Bolívar como del victorioso ejército Gran colombiano en su territorio,
proclamó la incorporación de Guayaquil a la Gran Colombia el 13 de
julio de 1822.
LA CAPITULACIÓN DE PICHINCHA
A las doce del día bajo un sol resplandeciente, los soldados de la
libertad en la cima del Pichincha a más de 3000 metros de Altura
dieron el grito de victoria. La victoria fue de Sucre, la cual fue
completada con la capitulación que el jefe patriota concedió al Mariscal
Aymerich el 25 de mayo del mismo año. Con las operaciones cuyas
acciones finales se produjeron en las faldas del Pichincha y en la ciudad
de Quito, Sucre decidió a su favor la vacilante y delicada situación de
Guayaquil; dio libertad al territorio que conforma hoy la República de
Ecuador, y facilitó su incorporación a la Gran Colombia. El 18 de junio
de ese año, Bolívar le asciende a general de división y lo nombra
intendente del departamento de Quito. Al frente de los destinos de
Ecuador desarrolla una positiva obra de progreso: funda la Corte de
Justicia de Cuenca y en Quito el primer periódico republicano de la
época: El Monitor. Instala en esa ciudad la Sociedad Económica. De su
actividad personal es buena prueba que, el 6 de septiembre de 1822
expidió y firmó en Quito 52 comunicaciones. Interesado por la
educación puede afirmar que halló en Cuenca 7 escuelas y dejó 20.
ENCUENTRO DE BOLIVAR Y SUCRE EN QUITO
Con el ejército colombiano, el mariscal Sucre venció a las tropas
peruanas en la batalla de Tarqui, el 27 de febrero de 1829. El Mariscal
conferenció con el Libertador en Quito durante varios días, sobre el
futuro inmediato de Colombia v la necesidad de una conciliación
nacional. Con el fin de participar en el Congreso llamado "Admirable",
en representación de su Provincia de Cumaná, el mariscal Sucre partió
para Bogotá en los primeros días del año 1830. En el Congreso fue
elegido presidente, con la simpatía de todos, pues siempre fue
respetado por su ecuanimidad, su hábil diplomacia y sus estrategias de
grandes dimensiones. En mayo de 1830.
ENTREVISTA ENTRE BOLÍVAR Y SAN MARTÍN
La entrevista entre Bolívar y San Martín se desarrolla los días 25, 26 y
27 de julio de 1822 y termina, con la integración de Guayaquil al
territorio colombiano. De inmediato, Bolívar se traslada a la hacienda
"El Garzal" donde la pareja disfruta de días de gran felicidad. Ambos
comparten preocupaciones militares y responsabilidades políticas,
produciéndose así un proceso simbiótico. En lo posterior, no se
concebiría a Manuela sin Bolívar o Bolívar sin Manuela. Ella encuentra
la felicidad, que siempre le fue adversa, en la comprensión, el amor y el
respeto de un hombre de la talla de Bolívar, con quien comparte
estrechamente un mismo compromiso con la historia.
Bolívar nunca imaginó un encuentro tan decepcionante y tenso con el
General. San Martín era un hombre de tenacidad incomparable,
honrado, ajeno a las intrigas políticas. Pero era práctico, tal vez
demasiado. Tenía concebido poner a un rey en el Perú. Esto indignó a
Bolívar. Si algo odiaba el Libertador, de manera visceral, era el cuento
de las coronas y las dinastías. La idea bolivariana de la democracia era
simplemente incompatible con la solución sanmartiniana. Su negativa
fue tajante. Acto seguido, San Martín se ofrece a ser su lugarteniente, y
el Libertador no acepta. No confía de lleno en el argentino, pero le dice
algo más diplomático: que no se siente capaz de darle órdenes. Luego
viene lo más bochornoso del encuentro. En la fiesta, el austero San
Martín, demasiado serio y pésimo para el baile, se siente incómodo e
ignorado. Bolívar baila endiabladamente, lanza una arenga formidable,
brinda en repetidas ocasiones por la gloria de América. Queda claro
quién manda, y San Martín se ve obligado a desaparecer del recinto. Al
día siguiente se va de Guayaquil. Al poco tiempo abandona América,
para nunca más volver.
ASCENSO AL CHIMBORAZO
Enero de 1823: las tropas al mando de Bolívar toman la ruta del Sur
hacia Guayaquil, recorriendo los antiguos poblados indígenas de
Latacunga y Ambato, región altamente productiva en agricultura,
gracias al volcán Chimborazo, cuyas cenizas fertilizan los campos como
una bendición para los lugareños… Durante el trayecto, Bolívar es
atraído por la magnificencia de esa mole volcánica con sus nieves
perpetuas que se eleva 6.130 m, y que le fue narrada por su amigo
Alejandro de Humboldt en la oportunidad que escaló el volcán en
1802… Bolívar como un admirador de todo lo sublime y lo natural, es
atraído por el embrujo del Chimborazo. allí... sólo… en las nieves
perpetuas del Chimborazo... en la grandiosidad de América... en la
inmensidad del cielo ecuatoriano… llevaba consigo la pesada carga de
sus recuerdos: su triste Infancia con la muerte prematura de sus
padres... huérfano desde temprana edad... casi inmediatamente las
muertes de sus seres queridos: su abuelo, esposa, hermano mayor... los
concejos de su maestro Simón Rodríguez en animarlo a no pensar en el
suicidio... su juramento en Roma... las maravillas de civilizaciones
extinguidas por los sediciosos europeos... sus discursos en la Sociedad
Patriótica... el devastador terremoto de Caracas... la perdida de la
Primera República... el Manifiesto de Cartagena... su impecable
Campaña Admirable... la Guerra a Muerte... la Migración de Oriente...
la perdida de la Segunda República... sus exilios... el Manifiesto de
Carupano... sus batallas en Nueva Granada... su Manifiesto de
Jamaica... los Atentados... sus batallas... su visión en Casacoima… la
toma de Angostura... la anarquía de sus oficiales... el Congreso de
Angostura... la misión suicida de escalar el Páramo de Pisba... el éxito
en Boyacá y la liberación de Nueva Granada... el Armisticio con Pablo
Morillo... la Batalla de Carabobo...el nacimiento de la Tercera
República... la Gran Colombia... la liberación de Panamá… la
indoblegable región de Pasto... el triunfo en Bomboná, Pichincha, Quito,
Guayaquil... la entrevista con San Martín… la negativa de su gobierno
en apoyar la liberación del Perú… su inolvidable idilio con Fanny Du
Villars … en fin… 1000 amores, 1000 batallas, 1000 cosas hechas y aún
1000 por realizar... Bolívar con 40 años de edad había tenido una vida
extraordinaria..!
DELIRIO SOBRE EL CHIMBORAZO
Yo venía envuelto en el manto de Iris, desde donde paga su tributo el
caudaloso Orinoco al Dios de las aguas. Había visitado las encantadas
fuentes amazónicas, y quise subir al atalaya del Universo. Busqué las
huellas de La Condamine y de Humboldt; seguílas audaz, nada me
detuvo; llegué a la región glacial, el éter sofocaba mi aliento. Ninguna
planta humana había hollado la corona diamantina que pusieron las
manos de la Eternidad sobre las sienes excelsas del dominador de los
Andes. Yo me dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte,
ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales, ha surcado los
ríos y los mares, ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes;
la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido
detener la marcha de la libertad. Belona ha sido humillada por el
resplandor de Iris, ¿y no podré yo trepar sobre los cabellos canosos del
gigante de la tierra?
¡Sí podré! Y arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido
para mí, que me parecía divino, dejé atrás las huellas de Humboldt,
empañando los cristales eternos que circuyen el Chimborazo. Llego
como impulsado por el genio que me animaba, y desfallezco al tocar con
mi cabeza la copa del firmamento: tenía a mis pies los umbrales del
abismo. Un delirio febril embarga mi mente; me siento como encendido
por un fuego extraño y superior. Era el Dios de Colombia que me
poseía. De repente se me presenta el Tiempo bajo el semblante
venerable de un viejo cargado con los despojos de las edades: ceñudo,
inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano… "Yo soy el padre de
los siglos, soy el arcano de la fama y del secreto, mi madre fue la
Eternidad; los límites de mi imperio los señala el Infinito; no hay
sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la Muerte; miro lo
pasado, miro lo futuro, y por mis manos pasa lo presente. ¿Por qué te
envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees que es algo tu
Universo? ¿Que levantaros sobre un átomo de la creación, es elevaros?
¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a
mis arcanos? ¿Imagináis que habéis visto la Santa Verdad? ¿Suponéis
locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo
es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi hermano".
Sobrecogido de un terror sagrado, «¿cómo, ¡oh Tiempo! -Respondí- no
ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto? He pasado
a todos los hombres en fortuna, porque me he elevado sobre la cabeza
de todos. Yo domino la tierra con mis plantas; llego al Eterno con mis
manos; siento las prisiones infernales bullir bajo mis pasos; estoy
mirando junto a mí rutilantes astros, los soles infinitos; mido sin
asombro el espacio que encierra la materia, y en tu rostro leo la
Historia de lo pasado y los pensamientos del Destino». "Observa -me
dijo-, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos
de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no
escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los
hombres". El fantasma desapareció. Absorto, yerto, por decirlo así,
quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante
que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita;
resucito, me incorporo, abro con mis propias manos los pesados
párpados: vuelvo a ser hombre, y escribo mi delirio.
Top Related