ISSN 2469 - 1798
Boletín de la Red
nº 6 - año 2 / mayo - agosto 2017
Boletín de la Red
Boletín cuatrimestral de la Red de Archiveros Graduados de Córdoba
Equipo editorial Noelia García Juan Thomas Claudio Trucco María Florencia Moyano
nº 6 / año 2 mayo - agosto 2017
ISSN 2548-4565
Los artículos expresan las opiniones de los autores.
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Contenido
Temas de discusión
Los archivos de los nadie / Alfredo Furlani / p.1
Sobre el objeto de estudio / Claudio Trucco / p 3.
Conociendo archivos
Archivo del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba / Paula Arce / p.8
1
Los “nadie” están por todas partes. Nacen, se reproducen y mueren. Sus nacimientos, su prole, su muerte se registran en documentos que luego recogen y custodian los archivos públicos. Y también sus nacimientos, su prole y su muerte quedan registrados en documentos que luego las autoridades públicas entregan a los nadies. De tanto en tanto, algún nadie adquiere un terreno para levantar su vivienda o invierte en algún otro bien registrable. La compra queda asentada en documentos que guarda la escribanía o el registro interviniente; también las autoridades públicas guardan y custodian la información para dar fehaciencia del acto; y los nadies reciben documentos probatorios de sus derechos sobre el bien adquirido. Los bienes de los nadies están privados de los privilegios que gozan ante la ley los bienes públicos. Por eso se llaman “propiedad privada”. Los bienes de los nadies generan erogaciones cuyos montos y cobranza determinan las autoridades públicas: impuestos, tasas, sevicios. Los pagos de estas
obligaciones generan documentos que guardan y custodian las autoridades públicas. También documentos que reciben los nadies como constancia de cancelación de deuda. Normalmente, los nadies guardan esos documentos. Pero no es infrecuente que los desechen o los extravíen. Tampoco es infrecuente que las autoridades públicas o sectores económicos concentrados ligados a ellas (los que son alguien), con o sin malicia, reclamen el cumplimiento de una obligación a la que ya los nadies habían satisfecho. El nadie que guardó la documentación puede probar el cumplimiento; el nadie que no lo hizo deberá oblar nuevamente el monto reclamado más los recargos. En caso de no poder cubrir el requerimiento, probablemente pierda sus derechos de propiedad sobre el bien adquirido. De alguna
Temas de discusión
Los archivos de los nadie
Alfredo Furlani Archivero (UNC) Encargado del Archivo del Convento de La Merced [email protected]
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manera, esto favorecerá la concentración económica de los “álguienes”. Si todos los nadies guardaran sus documentos y esto fuera conocido por las autoridades públicas o los sectores de poder económico ligados a ellas, la transparencia de las cuentas fiscales sería favorecida. En décadas pasadas se enseñaba a los estudiantes secundarios la obligación de soportar al Estado. Es decir que, si el Estado perdía documentación, era deber de los ciudadanos y habitantes el concurrir en su auxilio aportando copias fehacientes de los documentos públicos desaparecidos. Por eso la importancia del buen gobierno y administración de los archivos de cada uno de los nadies es esencial para el buen gobierno y administración de la sociedad. Porque ayudan a la seguridad jurídica y económica de los “nadies”.
Porque desalientan los artilugios de los “álguienes” para acrecentar sus activos económicos. Porque ayudan a las autoridades públicas en su obligación de administrar correctamente sus caudales. Porque eventualmente permiten reconstruir la información perdida por las autoridades públicas, ya sea por un desastre natural, un siniestro, o por la malicia de algún alguien codicioso.
Colofón Para nosotros, los archiveros, guardianes de la memoria y custodios de los documentos, dedicar parte de nuestros esfuerzos a desarrollar la conciencia de todos sobre la importancia de los archivos de los nadies, es parte de nuestra vocación. Y por qué no cubrir la necesidad de fuentes alternativas de reconstrucción documental.
Un cordial y afectuoso saludo de su colega.
La familia de Juanito Laguna, Antonio Berni. Fuente http://coleccion.educ.ar/
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La insistencia en temas que atañen a
la epistemología de la archivología
no es fruto de un capricho
intelectual. Se relaciona más con
nuestro interés en la
institucionalización de la disciplina,
en el mejoramiento de la formación,
y por el potencial de las
herramientas que podría dar esta
disciplina como resultado de
profundizar en su aparato teórico y
metodológico.
El desarrollo de prácticas de
investigación interdisciplinaria es
para la archivología una necesidad
primordial, dada la debilidad teórica
y metodológica que arrastra la
disciplina. Por ahora, sólo el diálogo
estrecho y el trabajo en común junto
a disciplinas afines puede enriquecer
esta profesión. Pero no hay que dejar
de preguntarse acerca del objeto de
estudio de la archivología, y si es
necesario redefinirlo en cada nueva
investigación, en cada nueva
hipótesis planteada.
Recorrimos algunos textos teóricos
más relevantes que circulan en el
entorno hispanoparlante (algunos
releídos casi hasta el hartazgo) con la
intención de esclarecer
conceptualmente qué se entiende por
objeto de estudio de la archivología.
La pregunta es hacia dónde pone su
mirada la archivología; en función de
qué problemática desarrolla su
actividad, qué problemas puede
resolver.
El Diccionario de la lengua española
de la Real Academia
(http://dle.rae.es) define
archivología como “disciplina que
estudia los archivos en todos sus
aspectos” (todos los subrayados de
esta sección son míos). Por archivo se
entiende tanto el conjunto de
documentos como el lugar en que se
conservan. Esta definición es
orientadora, típica de un diccionario.
Encontramos poca ayuda en ella,
porque una vez planteada surge el
problema de definir todos aquellos
Temas de discusión
Sobre el objeto de estudio
Claudio Trucco Técnico Profesional Archivero (UNC) [email protected]
http://dle.rae.es/
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aspectos de los archivos a los que
alude, un camino sin salida.
Según el Diccionario de terminología
archivística elaborado por el Consejo
Internacional de Archivos (CIA), la
archivología es “el estudio teórico y
práctico de los principios,
procedimientos y problemas
concernientes a las funciones de los
archivos”. En este caso, los archivos
son los documentos tanto como su
organización en edificios (áreas o
instituciones). En esta definición,
entonces, lo que estudia la archivología
es los principios y los problemas que
devienen del funcionamiento de los
archivos. Acerca de los dos principios
archivísticos no hay mucho que
decir, son los principios de
procedencia y de orden original.
Estos principios ya están claramente
definidos, establecidos y son
correctamente aplicados. Serían el
estudio teórico de la definición de
arriba. Por el lado de los problemas,
entiendo que serían la parte práctica,
la técnica que surge como
consecuencia de la aplicación de la
teoría. Entonces, la archivología
estudia los principios teóricos que van a
regir la práctica, y a la vez ese conjunto
de prácticas o técnicas utilizadas para
gestionar los documentos de una
institución.
En palabras de Tanodi (2009) la
archivología tiene “el objeto esencial de
la archivología es tratar acerca de la
archivalía y los archivos”.
Para Heredia Herrera (1991) “son los
archivos entendidos como conjunto
de documentos portadores de
información –contenido– los que
centran prioritariamente la atención de
esta disciplina, convirtiéndolos en su
objeto aunque ésta no olvida la
materialidad del continente, es decir,
los edificios, las instalaciones por
cuanto tienen que ver con la
conservación de aquéllos”.
Cruz Mundet (1994) sintetiza: “El
objeto es, ya lo hemos visto, el binomio
documentos/archivos. Su finalidad [el
para qué] es almacenar información
y hacerla recuperable para su uso”.
Veinte años después, en otro texto
(2014) repite que “el objeto de la
Archivística, los fondos documentales o,
si se prefiere, los archivos y sus
documentos, es tan antiguo como la
organización social de la
humanidad”. El mismo concepto que
en el texto anterior.
Núñez Fernández (1999) da por
sentado que la archivología “es la
ciencia de los archivos”, y más
adelante añade “el que el objeto y
campo de acción de la Archivística
sean los archivos y sus documentos
es una cuestión que no por obvia no
merezca cierta especial atención…”.
Otro autor se suma así al coro de
quienes entienden que el objeto de
estudio de la archivología se
despliega entre el documento y la
institución que lo genera.
Mientras tanto Albrech Fugueras
(2003) opina que el objeto de la
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archivología es sencillamente el
documento, si bien no ahonda en
consideraciones al respecto.
De las definiciones anteriormente
enumeradas puede inferirse que la
archivología se ocupa de estudiar
cuatro instancias relacionadas con
los documentos de archivo:
Instancia 1: el archivo comoinstitución. Implica el estudiodel edificio, la archiveconomía,la historia de la institución,descripción de sus funciones,etcétera. Esto podría estudiarlosin inconvenientes lamuseología o laadministración, o mejor,ambas.Archivo como continente.
Instancia 2: el archivo comoconjunto de documentosproducidos por unainstitución. Esta instanciaconstituye el fruto de lareunión de conjuntos dedocumentos con característicassimilares.Archivo como
continente/contenido. Es
continente en tanto contiene
dentro de sí diversas jerarquías
de conjuntos documentales; es
contenido por ser consecuencia
de la actividad de una
institución.
Instancia 3: el documento. Es lapieza documental, a la que sepuede observarinmediatamente.
Documento como continente/contenido. Es continente en cuanto al soporte, que contiene información; es contenido porque es parte de una jerarquía de producción documental que lo contiene, por ejemplo, la serie, el grupo o el fondo).
Instancia 4: la información quecontiene el documento.Operación que se despliega enesta instancia: descripción.Métodos posibles: normas dedescripción, hermenéutica,improvisación.La información de undocumento puede entendersecomo metacontenido.
Pero, ¿cuál de todos estos niveles
estudia la archivología con
competencia y eficacia? La
archivología no puede en este
momento hacerse cargo de este
festival de objetivos, sin haber
desarrollado un corpus teórico y
metodológico claro, sin tener teorías,
ni metodologías científicas. Su
acercamiento a los “objetivos de
estudio” no es más que técnico e
informativo; la archivología ofrece
servicios, pero no construye
conocimiento científico. De alguna
manera hay que acotar, simplificar,
recapitular, reducir unos objetivos a
otros.
Por ejemplo, respecto de la instancia
1, la museología (a pesar de la
opinión de los holandeses) podría
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aportar lo relacionado con la
conservación, instalación, la
archiveconomía; mientras que la
administración puede ocuparse de la
gestión de la institución, historia,
funciones y demás (Cruz Mundet
(2014) indica que “el archivo es
primero y antes de nada un sistema
corporativo de gestión”). Las
instancias 2 y 3 son el eje de la
disciplina archivística.
Inextricablemente ligadas en cuanto
que ambas implican la observación
de los documentos, intervienen aquí
las operaciones del tratamiento
archivístico, durante la cual se
aplican procedimientos y métodos
de trabajo definidos. Aquí se
encuentra la mayor especificidad de
la archivología. La instancia 4, que
implica la indagación de la
información de los documentos, se
desarrolla en la descripción de los
documentos, según la normativa o
método elegido para el objetivo a
conseguir.
Cruz Mundet (2014, 66) alertó
atinadamente acerca del temor de
algunos “derrotistas” que perciben
en fin de la archivología, devorada
por la informática y otras disciplinas,
que podrían realizar las operaciones
antedichas sin mayores problemas.
Indica que esto no sería factible,
dada la especificidad de la
información de la que se ocupa la
archivología (que describe con las
características de ser interna,
previsible y reglada). En efecto, su
descripción fundamenta la existencia
de un conjunto de prácticas, distintas
de las que desarrollan otras
disciplinas, pero sigue sin resolverse
el problema de la cientificidad de
esas prácticas, y de la cientificidad
del objetivo por el cual se despliegan
esas prácticas. Más abajo Cruz
Mundet (2014, 79) añade que “si es
posible y necesario un corpus teórico
más complejo, el estudio, la
observación y la experimentación lo
desarrollarán con el tiempo”. El
cumplimiento de esta profecía se está
dilatando.
Diversas ciencias pueden tener un
mismo objeto de estudio, pero en
cada caso el fin será distinto, y en
consecuencia el abordaje y las
herramientas a aplicar también
tendrán diferencias. Pero en nuestro
caso es prioritario, si tenemos la
intención de hacer ciencia, que el
objetivo de la práctica archivística (o
al menos de una parte de esa
práctica) sea científico. Si el
conocimiento que ofrece el estudio y
la práctica de la archivología se
queda estancado en las operaciones
del tratamiento archivísticos,
seguimos insistiendo en que no hay
nada científico allí. Quizás el
problema en gran parte se deba a la
pretensión epistemológica del tipo
de conocimiento que deben ofrecer
las ciencias (que debería tender a
resolver problemas en algún área
específica), cuando las ciencias de la
información en general
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(archivología, bibliotecología,
documentación) tienen a generar
conocimiento que permita la
recuperación de la información.
Bibliografía consultada
-Alberch Fugueras, R. (2003). Los
archivos, entre la memoria histórica y la
sociedad del conocimiento. Barcelona:
Editorial UOC.
-Cruz Mundet, J. R. (1994). Manual de
archivística. Madrid: Fundación
Germán Sánchez Ruipérez.
-Cruz Mundet, J. R. (2014).
Archivística. Gestión de documentos y
administración de archivos. Madrid:
Alianza Editorial.
-Heredia Herrera (1991). Archivística
general. Teoría y práctica. Sevilla:
Servicio de Publicaciones de la
Diputación de Sevilla.
-Rendón Rojas, M. Á. (2013). El objeto
de estudio de la
bibliotecología/documentación/ ciencia
de la información: propuestas, discusión,
análisis y elementos comunes. Ciudad
de México: UNAM.
-Tanodi, A. (2009). Manual de
archivística: teorías y principios.
Córdoba: Brujas.
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Historia institucional
Constitución del Consejo de Psicólogos de Córdoba
El 2 de junio de 1984, un grupo de legisladores presentó a la Honorable Cámara de Senadores de Córdoba, junto con el de la Ley del Ejercicio Profesional de la Psicología, el proyecto de creación del Consejo de Psicólogos. El 29 de
octubre de 1984 se aprobó por unanimidad la Ley N° 7.156 de constitución del Consejo de Psicólogos de la provincia, que
Conociendo archivos
Archivo del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba
Paula Eva Anabel Arce Técnica Profesional Archivera (UNC) Colegio Profesional de Psicólogos de la Provincia de Córdoba [email protected]
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prescribía la formación de una “entidad deontológica reguladora de la matricula única y obligatoria” necesaria para ejercer la profesión en Córdoba. De igual manera reconocía los títulos otorgados por universidades públicas o privadas, entre otras, extranjeras, debidamente validados. Comenzará a partir de esta conquista legislativa el proceso constitutivo de la nueva entidad.
El Articulo N° 24 de la nueva ley establecía que, a partir de la fecha de su sanción y por el lapso de un año, se habilitará el registro de matriculación obligatoria, por lo que se procedió a cumplimentar con este trámite que comprendió a la totalidad de los psicólogos de Córdoba. En septiembre de 1986 resultó electo como primer presidente del Consejo de Psicólogos de la Provincia de Córdoba, el Lic. Héctor T. Martínez. En un breve lapso fueron creados la Comisión Revisora de Cuentas y los tribunales de Apelaciones y Ética. Este último dictó por resolución N° 5 el primer código de ética profesional de los psicólogos luego de consultar filósofos, abogados y otros diversos códigos profesionales.
El Consejo de Psicólogos de Córdoba y las especialidades
La creación de las especialidades conllevó una verdadera lucha gremial, discipular y teórica de los Psicólogos de Córdoba, quienes abandonaron provisoriamente toda diferencia para librarla, si bien las especialidades estaban estipuladas en la normativa y tipificadas en la Ley del Ejercicio Profesional.
Dentro del ámbito de la psicología nacional, Córdoba fue, a través de su Consejo de Psicólogos, la primera provincia en otorgar y en reglamentar la matrícula de Especialista. Se obtuvo durante las Primeras Jornadas de Especialidades en Psicología, sobre las áreas clínica, educacional, laboral, social y jurídica, que, convocadas por el Consejo de Psicólogos, y se desarrollaron en Córdoba, en medio de una marcada expectativa nacional, los días 5 y 6 de diciembre de 1987. Finalmente, el 18 de agosto de 1993, en base a la modificación de la Ley N° 7.156 de Constitución del Consejo de Psicólogos de Córdoba, es sancionada por el Senado y la Cámara de Diputados de la Provincia de Córdoba y promulgada el 8 de septiembre, la Ley N° 8.312 de constitución del Colegio de Psicólogos de la provincia de Córdoba.
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Delegaciones del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba
La Ley N° 8.312 establecía en su Artículo N° 25 la constitución de las delegaciones regionales del colegio y en los siguientes, hasta el Artículo N° 31, sus funciones y competencias. La institucionalización de las agrupaciones del interior provincial comportaba un compromiso pendiente que encontraba en una política coyuntural de gobierno la oportunidad de ser resuelto.
Quedaban conformadas con carácter definitivo las siguientes instituciones profesionales del interior provincial: Delegación Regional “A” Villa María (calle Mariano Moreno 448); Delegación Regional “C” Punilla (calle Tucumán 1031 de Cosquín); Delegación Regional “D” San Francisco (calle 9 de julio 1943, 2° piso A).
Creación del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba
En la misma jornada se comunicó que el día 16 de octubre había sido proclamada la primera Junta Ejecutiva del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba, que asumirá el siguiente 29 de octubre de 1994. A los fines de dar cierre definitivo a la
operación de transferencia, dos días después, ante miembros y asesores de los ya disueltos Consejo y Colegio de Psicólogos, la Comisión Transitoria, que concluía en este acto sus funciones, supervisó el traspaso de todos los bienes muebles e inmuebles, balances e inventarios existentes al Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba. En fin, en el año 1994 se fusionan el Colegio y el Consejo de Psicólogos, constituyendo el actual Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba1
Historia del archivo
Con respecto a su historia, no hay suficientes datos, pero es posible afirmar, según comentarios de los empleados con más antigüedad, que el archivo estaba ubicado en una oficina y la unidad de conservación eran las carpetas colgantes instaladas en muebles archivadores verticales.
El edificio donde funcionaba en un comienzo el Consejo de Psicólogos creció y, por lo tanto, se mudaron a un edificio destacado por su arquitectura y apariencia. El archivo se ubicó en una oficina con estanterías de madera con puertas
1 Aguirre Gonzalez, Ángela. (2012). Tejiendo tramas
de la memoria: aportes a la construcción de la
identidad del Colegio de Psicólogos de Córdoba
(hasta 1994). Córdoba: Colegio de Psicólogos de la
Provincia de Córdoba.
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corredizas color blancas; éstas albergaban la serie única de Legajos, la cual se abordará en el presente escrito.
Una vez ubicado el archivo en una oficina del Colegio de Psicólogos, el número de matrículas creció rápidamente, por lo que el orden fue desapareciendo poco a poco. Es allí donde la institución abre sus puertas a las prácticas de pasantes universitarios no rentada. Allí llegó quién escribe.
Fondo Documental
Actualmente, se puede decir que el Archivo es de tipo central, cuya práctica está basada en concentrar los legajos de todos los egresados de la Licenciatura de Psicología.
Es fundamental explicar la importancia del documento reflejada en un Legajo.
Los legajos que conserva el Archivo son de valor permanente, pues su documentación garantiza el derecho de los matriculados. Diariamente se generan grandes cantidades de documentación.
Cada trámite generado por las diferentes áreas que conforman el legajo, es el reflejo de conocimiento que satisface los fines del Colegio, que va desde el defender los derechos de los profesionales de la salud hasta aplicar sanciones disciplinarias.
El tratamiento archivístico que se aplica a toda la documentación se basa en dos principios fundamentales, el Principio de Orden Original y el Principio de Procedencia. El acceso al archivo no es libre. Debido a que los documentos poseen datos personales y sensibles, sólo acceden al archivo el encargado del área, donde toma lugar el profesional archivero al controlar que cada legajo este completo, ordenado, digitalizado e instalado.
Desde su origen, el documento lleva inherente información y, en potencia, aunque no se utilice habitualmente, como tal, desde el principio, es fuente de historia; testimonio e información van
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ligados al valor primario y secundario respectivamente. Cada trámite representa la memoria de la institución que lo produce. Los legajos cumplen una función esencial en la gestión administrativa. En principio, cada legajo posee un valor primario, pero cuando ya no se los utiliza con frecuencia constante en la gestión administrativa, pasan a tener un valor secundario. Con facilidad y apoyo de la institución, se ha podido aplicar el tratamiento archivístico a los mismos, tareas y operaciones tales como:
- Identificación- Clasificación- Ordenación (según Principio
de Orden Original)- Descripción documental
(Base de datos e InventarioSumario)
- Digitalización (según NormaISO 15801).
Problemáticas y proyectos
Actualmente, como proyectos en concreto se pretende que el Archivo se rija por un Manual de procedimiento que se viene utilizando desde el comienzo de la organización del archivo, y ha sido eficiente, eficaz, rápido y accesible. Como así también tratar toda la documentación aparte de los legajos, es decir, que se pueda
aplicar el tratamiento archivístico correspondiente. La principal problemática es la gran masa documental que existe de conservación permanente y definitiva (los Legajos). Por ello se está trabajando, con el apoyo de las autoridades, para la existencia de otro depósito. En fin, como responsable del archivo, es un placer poder ejercer la profesión contando el apoyo de las autoridades de la institución, resultado obtenido de un arduo trabajo y presentación de las diferentes situaciones a enfrentar como así también su posible solución.
Los archivos son evidencia de lo que antes hubo; son testimonio, son historia, son identidad institucional.
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