Agosto 2014
LA MISA DE NIÑOS Y NIÑAS Cada domingo a las 10 de la mañana llegan papás y mamás con sus hijos(as) niños(as) a celebrar la Eucaristía. El ejemplo de los papás es el mejor catecismo para sus hijos(as). Sentir que los llevan de la mano; que una pareja de papás con su niño en brazos los reciben en la puerta; que les dan algún consejo de cómo comportarse; de llevar la guitarra para cantar con ellos(as); de vestirlos de acólitos; de entregarles las cosas para la procesión de las ofrendas del pan, del vino, de la copa, del agua; recoger la limosna… todo esto es un catecismo semanal viviente, inolvidable, en la experiencia cristiana de un infante. Todo este movimiento tiene al niño(a)
‘ocupado(a)’. Llega el momento del sermón. ¡Peligro! Los niños pueden distraerse, aburrirse y empezar a decir ‘vámonos’. Es entonces cuando en el coro aparece Lucas, que siempre llega tarde a misa. A veces lleva a su hermana Lolita. Sus preocupaciones son otras, las de un niño: travesuras, malcriadeces, desobediencias, mucha tele, dichos que oye de los adultos, campeonato de futbol, pleitos con el hermano… Y es cuando lo primero que Lucas hace es platicarle al padre celebrante ‘el problema’ que trae. Esto da pie para aplicar alguna de las lecturas del domingo. No solo ríen los niños, sino también los papás por las ocurrencias de Lucas. Capta de tal manera la atención que quien lo escucha, se lleva un mensaje para la semana. Siendo Lucas como un niño más, no se queda callado y arremete contra el celebrante, causando que los niños se identifiquen con él. No solo los papás, sino también los niños estamos muy agradecidos con Lucas. Ojala siga interrumpiendo la misa por muchos años más.
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Bole%n Parroquial de San Sebas2án Chimalistac
¡Soy Lucas y ya llegué! Pero no pudo venir mi hermana Lolita
Los niños y niñas entregando las ofrendas
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