UUnniivveerrssiiddaadd AAuuttóónnoommaa MMeettrrooppoolliittaannaa UUnniiddaadd
AAzzccaappoottzzaallccoo
AAbbaasstteecciimmiieennttoo yy GGoobbeerrnnaannzzaa ddeell AAgguuaa eenn llaa ZZMMVVMM
Martha Orduño Benavides 05/04/2012
Portada Tomás J. Filsinger. GRAN TENOCHTITLAN un prodigioso espectáculo panorámico de 360 grados en realidad virtual. Copyright 2005 http://www.mexicomaxico.org/Tenoch/Tomas2.htm
Introducción
l abastecimiento de agua a las grandes ciudad, por su importancia para el desarrollo económico y
social, se ha trasformado en un tema de vital para todas las naciones del mundo. En más de una
ocasión la Organización de las Naciones Unidas ha realizado foros que estudian este grave problema
en busca de encontrar alternativas para su solución.
El problema del abasto de agua es parte de las agendas políticas de las naciones, mediante la
presión de sectores sociales, productivos, así como de organismos internacionales; es por ello que las
naciones, como México, están dedicando parte de su agenda política para atender este problema.
De toda esta discusión se ha acuñado “el concepto de gobernanza del agua, que se refiere a la
capacidad de la sociedad de movilizar energías en forma coherente para el desarrollo sustentable de
los recursos hídricos, lo que incluye la capacidad de diseño de políticas públicas que sean socialmente
aceptadas, orientadas al desarrollo sustentable de los recursos hídricos, y de hacer efectiva su
implementación por los diferentes actores involucrados”
El Abasto de agua en la Ciudad de México
500 años de historia
De Valle de México a Cuenca Hidrológica
urante muchos años, erróneamente nos hemos referido que la Ciudad de México está ubicada
dentro de un valle; nada más erróneo, hace 500 años, cuando los Aztecas llegaron, lo que se
hallaron fue un sistema lacustre, formado por cinco lagos que se interconectaban entre sí, es decir, se
encontraron una cuenca hidrológica.
Según Jorge Legorreta (2006) en su libro El agua y la ciudad de México; de Tenochtitlán a la
Megalópolis del Siglo XXI, La cuenca de México es cerrada (endorreica), se encuentra rodeada de
sierras, montañas y elevados volcanes, entre los que destacan el Popocatépetl, Iztaccíhuatl y el
Ajusco. De estas montañas, sierras y volcanes descienden alrededor de 48 ríos aún existentes, a
causa de los constantes escurrimientos de agua de los ríos y de las fuertes lluvias de temporada, es
que con el paso de los años se llegó a formar, en las partes más bajas de dicha cuenca, 4 áreas
lacustres: la primera y más grande es la que se conoce como Valle de México y se integró con cinco
grandes lagos cuyos nombres son: Chalco, Xochimilco, Texcoco, San Cristobal-Xaltocan y Zumpango.
E
D
Fuente: Secretaría del Medio Ambiente del DF (2006)
De acuerdo a las descripciones geográficas,
la Zona Metropolitana de la Ciudad de México
queda comprendida dentro del Organismo
Cuenca del Valle de México con una superficie
de 16,426 km2 y está conformada por
municipios de tres entidades federativas
(México, Hidalgo y Tlaxcala) y las 16
delegaciones políticas del Distrito Federal. Esta
región es la más poblada de las 13 regiones
hidrológicas administrativas del país, la de
menor extensión territorial y la de mayor
densidad poblacional. (INEGI 2009)
El abastecimiento del agua un problema añejo
El pueblo mexica y sus grandes obras de ingeniería hidráulica
Una vez asentados en uno de los islotes del lago de Texcoco, los Aztecas comenzaron a desarrollar su
vida cotidiana, y pronto el crecimiento natural de la población hizo que ya no fuera suficiente el espacio
del islote para albergarlos, de ahí que se vieron en la necesidad de hacer crecer la tierra firme a su
alrededor para poder expandirse hacia el lago; así nacieron las famosas “chinampas” parcelas
fabricadas sobre la superficie lacustre que fueron resultado de la muy evolucionada tecnología
hidráulica de las antiguas culturas del altiplano mesoamericano a las que algunos cronistas españoles
llamaron “jardines flotantes” (Suárez:2004).
Los aztecas han sido reconocidos a lo largo de la historia por la manera en que supieron llevar
una relación de respeto y convivencia con los lagos que rodeaban sus ciudades, no obstante, esto no
sucedió de la noche a la mañana, fue producto de un constante proceso de causa y error, que con el
tiempo los llevó a conocer el medio que los rodeaba y a convivir con él. Diversos autores, como
Tortolero (2001) y Espinosa (1999) adjudican a esta relación de los mexicas con su medio ambiente,
principalmente con el agua, a una causa de la cosmovisión del su mundo. Para los Aztecas, el agua
formaba parte del “orden cosmogónico”, es decir estaba relacionado con la acción de una deidad, el
lago representaba para los antiguos pobladores toda una fuente de vida, con sus especies acuáticas,
las aves migratorias, la vegetación y el agua misma, “con sus ciclos de estaciones, ritmos recurrentes.
. . Año con año el lago marcaba. . . el transcurrir del tiempo y sus ritmos se reflejaban en el calendario,
la economía y la percepción del universo: en la cosmovisión” (Espinosa1999, en Tortolero). Por su
parte, para Tortolero (2001) el desarrollo del sistema hidráulico de los antiguos mexicas, estuvo más
Figura 1: Ubicación geográfica de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Figura 2: Sistema de lagos, de la Cuenca de México
Fuente Tomás J. Filsinger
ampliamente relacionado como control del Estado como complemento de su papel divino. (Tortolero
2001, en Loreto).
Ambos investigadores coinciden en la sorprendente
infraestructura hidráulica que lograron los aztecas, durante su
estancia en el lago del Texcoco, producto de inundaciones
recurrentes, construyeron presas, diques, albarradores y
terrazas, un ejemplo de ello fue el Albarradon de de
Nezahualcóyotl, con una longitud de 16 kilómetros de longitud y 4
de ancho, que dividió la laguna en dos: la del Oriente, de aguas
saladas que siguió llamándose Texcoco y la de Occidente, a la
que se le llamó “Laguna de México”. Esto fue suficiente para
evitar nuevas inundaciones.
Sin embargo, las inundaciones no eran el único problema de
los mexicas, con el crecimiento de la población pronto los
manantiales naturales que los abastecían de agua potable, no fueron suficientes para satisfacer la
demanda, por lo que tuvieron que recurrir a la construcción de su primer acueducto, que llevaba agua
a la ciudad desde Chapultepec, esto por el año de 1416, lo que satisfizo temporalmente la demanda,
sin embargo, el crecimiento natural de la población llevó una vez más a que esta obra no fuera
suficiente, por lo que para el año de 1499 se realizó un segundo acueducto, esta vez para tomar agua
de los manantiales de Coyoacán (Villalonga 2007).
El problema de abasto de agua a la ciudad de México, datan desde su pasado precolombino,
cuando los mexicas necesitaron recurrir a fuentes externas a la ciudad para traer el vital líquido y con
ello preservar la vida de su habitantes.
Los españoles y su lucha contra el agua
Una vez consumada la conquista, los españoles tuvieron que lidiar con los lagos sobre los que estaba
asentada la antigua ciudad azteca, a diferencia de los antiguos pueblos prehispánicos, los
conquistadores no conocían el lago, ni su ciclo vital, esto aunado al desprecio de la sabiduría de los
mexicas llevó a que la relación que tuvieron con el sistema de aguas fuera de completa confrontación.
El resultado era obvio y no se hizo esperar por mucho tiempo, constantes inundaciones azolaron a la
naciente capital novohispana, ante este problema las autoridades peninsulares decidieron tomar
medidas drástica, a abrir la cuenca de México, esa decisión sería trascendental para el destino de la
ciudad, se comenzó así la desecasión de los lagos. La primer gran obra que se realizó fue la conocida
como el túnel de Huehuetoca que dirigiría el agua del lago a los ríos Tula, Moctezuma y Pánuco,
conocida como una de las más grandes obras de ingeniería de la época colonial. (Legorreta, 2006)
Figura 3: Disminución de la superficie lacustre en la Cuenca de México
Fuente: Ponencia, La ciudad de México, Los retos del agua
Estas obras no fueron suficientes y para 1629 la ciudad vivió la peor de las inundaciones que
habían vivido los españoles, después de una lluvia torrencial que duró 36 horas seguidas, la presión
del agua de los lagos circundantes, rompieron las protecciones y los diques. Cobró treinta mil víctimas
entre los indios; desalojó a cerca de veinte mil familias españolas y el agua colmó el espacio urbano
durante cuatro años, lo que propició enfermedades, muerte y desolación, principalmente para los más
necesitados, las implicaciones fueron tales, que incluso se llegó a pensar en cambiar la capital del país
a la ciudad de Puebla, que se fundó por ese incidente. (Musset, 1996 en Izazola).
Las obras de drenaje continuaron, durante el mandato de Maximiliano de Hamsburgo, se realizó la
obra del Gran Canal el Desagüe, Porfirio Díaz, construyó el segundo túnel de Tequixquiac.
Pero las inundaciones no eran el único problema de los pobladores de la ciudad, desde la
Conquista los españoles tuvieron que luchar contra la abundancia y la escasez. A diferencia de los
sistemas de contención del agua, para abastecer de agua potable a los habitantes de la ciudad, los
conquistadores continuaron el sistema de acueductos iniciado por los mexicas, y para principios del
siglo XVII ya habían construido sus propios acueductos que traían agua de los manantiales de Santa
Fe, luego de un siglo éste dejó de ser funcional y se construyeron nuevos acueductos de provenientes
de Tlalpan, San Ángel al sur de la ciudad y de Guadalupe al norte. (Izazola, 2001).
Estos acueductos siguieron sin ser la solución por lo que se inició la perforación de pozos
subterráneos que extraería el agua del subsuelo de la ciudad, a finales del siglo XIX. Para los años
30’s del siglo siguiente, ya en el periodo
posrevolucionario, se tomó la decisión de perforar
18 pozos profundos más, lo que trajo un nuevo y
terrible problema; el hundimiento de terreno
provocado por la sobreexplotación de las aguas
subterráneas (Legorreta, 1997 en Izazola)
Los viejos acueductos fueron sustituidos por
unos nuevos, ahora construidos de concreto y
acero, que traían cambios en los materiales, pero
que se basaban en el mismo principio, explotar
manantiales cada vez más lejos de la ciudad. La
mitad del siglo pasado fue el punto de ruptura para
el conflicto del agua, una gran inundación,
acompañada de una crisis de agua potable llevaron
al gobierno (en ese entonces el Federal) a tomar
medidas drásticas.
Figura 4: Plano y Perfil del acueducto de Lerma
Fuente: El agua y la ciudad de Mexico (2006)
Por una parte, en el año de 1951, la ciudad volvió a vivir una gran inundación, durante 3 semanas
y las aguas ascendieron 2 metros de altura. A causa de las protestas los gobiernos siguientes
comenzaron obras de gran infraestructura, como la obra del drenaje profundo (Legorreta, 2006)
Por otro lado, según nos cuenta Legorreta, (2006) la población de la ciudad de México había
crecido a tres millones 500 mil habitantes, en una superficie de 240 kilómetros cuadrados, los
manantiales hacia el sur ya no eran capaces de sostener la demanda, por lo que se buscaron nuevas
formas de abastecimiento de agua potable.
Sistema de abasto de agua a la Ciudad de México
Ante este punto de quiebre, la ciudad comenzó a gestionar un nuevo sistema de abasto de agua para
los más de 3 millones de habitantes con los que contaba la metrópoli, para ello volteó en busca de
abastecimientos a las cuatro cuencas que rodean a la de la ciudad de México y su creciente zona
metropolitana: Lerma, Cutzamala, Amacuzac, Libres Oriental y Tecolutla (Legorreta, 2006).
La Cuenca de Lerma
La obras de para la extracción del agua de la cuenca de Lerma iniciaron en el año de 1941, a través de
un acueducto de 15 kilómetros sobre la Sierra de Las Cruces, a más de 3,000 metros sobre el nivel del
mar, debido a la complejidad de la obra, ésta comenzó a funcionar en 1951, a través de un acueducto
de concreto subterráneo de 62 kilómetros de largo por 2.5 de diámetro, el acueducto atravesó la sierra
de La Cruces por un túnel de 14 kilómetros llamado Atarasquillo-Dos Ríos. Se construyó un centro de
almacenamiento y distribución en la segunda sección del bosque de Chapultepec.
La cuenca de Lerma trajo muchos beneficios en cuanto al abasto del agua en la ciudad de México,
sin embargo, también se convirtió en un detonador de un crecimiento urbano a su alrededor, por lo que
para los años sesenta la presión poblacional ocasión que la demanda del agua, creciera y esto obligó
a extraer más agua de Lerma, agravando aún más la situación regional, de 1965 a 1975 se construyo
el tramo de extracción de pozos en las zonas de Ixtlahuaca y Jocotitlán, se aumentó el abasto de agua
a la ciudad de México. La construcción de este acueducto transformó la zona lacustre de la cuenca de
Figura 5: Plano y perfil del acueducto del Sistema Cutzamala
Fuente: El agua y la ciudad de México (2006)
Lerma y generó la transformación de las tierras de cultivo y zonas boscosas en zonas de asentamiento
humano e industrial.
A finales del siglo XX los conflictos por el agua y el hundimiento del subsuelo de la ciudad de
México por la extracción del agua obligaron a traer agua de la cuenca de Cutzamala.
El Sistema Cutzamala
Ante la degradación de la cuenca de Lerma, las autoridades de la Ciudad de México decidieron buscar
nuevas fuentes alternativas de abastecimiento de agua, “El sistema de abastecimiento Cutzamala, el
quinto más reciente en la historia de la ciudad, además de ser una de la obras de ingeniería hidráulica
más costosa el mundo, representa por su necesario y adecuado mantenimiento uno de los retos más
importantes para continuar dotando de agua a la metrópoli. . .” (Legorreta ,2006)
Su proyecto se planteó en 1952 y pretendía traer el agua de la presa de Villa Victoria ubicada en
los límites de la cuenca de Lerma con la de Cutzamala. La obra se inicia en 1978 y se modificó la
función hidroeléctrica del agua almacenada en algunas presas de la zona para aprovecharla y
conducirla hasta la ciudad de México. Se trata de un sistema de ocho presas, conectadas entre sí por
acueductos y enormes plantas de bombeo para elevar el agua hasta una planta potabilizadora y de ahí
conducirla por gravedad mediante dos grandes tubos de concreto y un gran túnel hasta Huixquilucan.
Capta el agua de las presas
de Villa Victoria, Valle de
Bravo y Colorines; se
construyó una planta
potabilizadora llamada
Berros, cerca de la presa de
Villa Victoria y conduce por
un acueducto de 77
kilómetros el agua hasta el
poblado de Dos Ríos en
Huixquilucan. (Legorreta,
2006)
El acuaférico y el Macrocircuito
Ambos integran un acueducto perimetral que rodea el área Metropolitana de la ciudad de México con
una longitud de 135 kilómetros, por ahora su propósito es racionalizar la distribución del agua
proveniente del sistema Cutzamala y a largo plazo el de otras fuentes de abastecimiento procedentes
de la cuenca de Tecolutla en Veracruz y Libres Oriental en Puebla. El acueducto se divide el dos; el
primero es el tramo correspondiente al territorio del estado de México que va de Huixquilucan hacia los
municipios conurbados del norte del estado, es conocido como Macrocircuito y distribuye agua a varias
colonias por medio de grandes depósitos que saltan a la vista.
Fuente: El agua y la ciudad de México (2006)
Figura 6: Plano y perfil del acueducto
del Sistema Cutzamala El segundo ubicado en el Distrito Federal y se dirige hacia el sur,
de Huixquilucan hasta Milpa Alta, es denominado Acuaférico y
atraviesa la sierra del Ajusco a una profundidad máxima de 90 metros.
El Temascaltepec y otras fuentes externas
Este proyecto pretende captar el agua del rio Temascaltepec, que nace
en las faldas del Nevado de Toluca, para concluirla hasta la presa de
Valle de Bravo y trasladarla por el sistema Cutzamala, se le conoce
como en cuarto tramo del sistema y ha causado controversias. El
proyecto fue presentado el 1990 y actualmente está suspendido.
La problemática de la construcción del sistema es el conflicto con
los actores locales, los pobladores de las zonas argumentan que se les
quitarán sus recursos hidráulicos y se secarán sus manantiales,
afectando la actividad agrícola.
Gestión del agua en la Zona Metropolitana del Valle de México
Hasta ahora se ha hecho un recuento del problema que ha significado para los habitantes de la ciudad
de México abastecer de agua a una ciudad que no detiene su crecimiento, hasta convertirse hoy en
una megalópolis.
En la actualidad el problema del abasto de agua es una prioridad para todas ciudades del mundo,
por lo que se ha convertido en un punto crucial de las agendas políticas de las naciones, mediante la
presión de sectores sociales, productivos, así como de organismos internacionales; es por ello que
países, como México, están dedicando parte de su agenda política a atender este problema. Es
importante resaltar que la poca disponibilidad del agua no es sólo de la incumbencia de los
funcionarios públicos, este problema es hoy un reto de muchos actores, donde el gobierno, la iniciativa
privada y la sociedad civil deben trabajar conjuntamente, cada uno con acciones concretas.
Cierto es que hasta hace algunos años, la gestión del agua estaba sólo en manos de las
autoridades públicas, que eran los encargados de crear las políticas públicas así como los
mecanismos de gestión para el adecuado manejo de los recursos hídricos. En cambio, ahora el agua
no es solamente administrada por el estado, contrata empresas particulares para ello.
El problema de la gobernabilidad
Desde nuestro pasado prehispánico la ciudad de México entró en una dinámica de crecimiento que
constantemente la han llevado a rebasar sus límites físicos, hasta convertirse hoy, más 500 años
después, en una megalópolis que alberga a más de 20 millones de personas, distribuidos en 16
delegaciones de la Ciudad de México y 59 municipios del Estado de México.
Figura 6: Municipios y delegaciones que reciben agua de los sistemas Lerma y Cutzamala
Fuente: Perló Cohen y Ernesto González (2009)
Todos estos territorios tan distintos, nos llevan a buscar mecanismos para gobernar a la ZMVM sin
trastocar los principios básicos del federalismo “la existencia de fuerzas distintas del poder central que
tienen su propia sustantividad, y que en esa virtud reclaman un campo propio de acción jurídico-
política traducido entre otras cosas en la posibilidad de crear por sí mismos normas jurídicas”
(Carbonell, 2003).
La gobernabilidad de la Zona Metropolitana de Valle de México, pasa por el problema de la
coordinación entre dos entidades federativas con autonomía para gestionar en su territorio, donde los
problemas metropolitanos encuentran un freno para su ejecución. Según Alfonso Iracheta, en su
artículo Quién paga qué en la Zona Metropolitana del Valle de México; la difícil relación entre el Distrito
Federal y el Estado de México, explica que el abastecimiento de agua potable a la ZMVM es uno de
los remas más relevantes, según su artículo, el 43.5% del agua que se consume en la metrópolis es
extraída de los sistemas Lerma y Cutzamala, es decir, procede de municipios conurbados del Estado
de México, mientras que el 56.5% restantes se extraen de los acuíferos del Valle de México.
Las políticas para abastecer de agua
a la Ciudad de México, siempre fue
buscar fuentes de aprovisionamiento
fuera o dentro de su territorio, sin
considerar las afectaciones económicas,
políticas, sociales y ambientales. Como ya
mencionamos, los costos medioam-
bientales para la zona del valle de Lerma
han sido muy severos, al grado de que
han desaparecido lagunas que hasta los
años 80’s todavía eran fuente de un
ecosistema vivo, con una fauna y flora
rica y variada. (Iracheta, 2004)
Mecanismos de gestión, marco institucional
La gestión del agua ha sido sujeto de variadas y profundas transformaciones, principalmente en esta
época, en la que se han dado cambios tan vertiginosos al modelo de organización del estado y la
economía, obedeciendo a las políticas de apertura y descentralización impulsadas por el
neoliberaismo.
Con la llegada de modelo neoliberal, el estado redujo el grado de participación sobre la
satisfacción de servicios públicos y propició la apertura del mercado interno a la participación de
nuevos actores; el capital privado y la sociedad civil, además de incrementar el valor de los gobiernos
locales en un sistema de globalización económica.
La gestión del agua, siendo esta un recurso indispensable para el desarrollo económico de las
naciones ha tomado en nuestro país ciertas especificidades ante esta nueva forma de gestionar los
territorios, por lo que los instrumentos legales que la dirigen sufrieron una serie de cambios que se
adecuaron a esta nueva lógica de mercado.
Es en la década de los 80’s del siglo pasado, cuando se hacen evidentes los cambios en la
gestión pública, encaminados principalmente a la descentralización de la prestación de servicios
públicos, entre ellos del agua potable, por lo que se pone en marcha una serie de orientadas a la
creación de derechos de agua privados y a la gestión privada de los servicios públicos esenciales de
agua.
TABLA 1
CAMBIOSINSTITUCIONALES EN LA GOBERNABILIDAD DEL SECTOR DE AGUA
Año Acción Consecuencias
1980 Descentralización de los servicios de agua potable y alcantarillado
Los servicios pasan de jurisdicción federal a estatal y, en menor medida a municipal.
1982 Se transfiere la responsabilidad de la intervención federal en materia de agua urbana e industrial de la SARH a la SEDUE.
Se crea una instancia federal de regulación del desarrollo urbano y de la ecología y en ella se localiza la gestión del agua, particularmente
1983 Se reforma el Art 115 Constitucionalmente Traspaso de la Federación a los municipios de la responsabilidad por la prestación de servicios de agua y saneamiento.
1986 Se reforma la Ley Federal de Derechos Se introducen cuotas. Se comienza a discutir el tema de la eficiencia y el costo de la gestión del agua.
1989 Creación de la CNA dependiente de la SARH Instancia que tendrá a cargo la gestión integral 1990 Se reforma la Ley General de Derechos Actualización de las cuotas en el uso del agua 1991 Se reforma la Ley General de Derechos Cobro por descarga de agua residual contaminadas 1992 Reforma del Artículo 27 Constitucional Liberación de los mercados de la tierra y agua 1992 Promulgación de la Ley de Aguas Nacionales2 Posibilidad de dar lugar a la iniciativa privada 1993 Registro Público de Derechos del Agua (Repda) Se inscriben los títulos de concesión asignado y
permisos para los derechos de agua (creación de mercados de agua)
1999 Reforma al Artículo 115 constitucional Libera aún más el marcado del agua, traspasa poder de concesión del Estado a los municipios.
Fuente: Torregrosa et al (2003) en José E. Castro, Karina Kloster (2004)
Con esta reforma de Estado, se gestó un importante modelo de descentralización, con el cual los
gobiernos locales, como los estados y los municipios, pasaron a tener mayores atribuciones y
funciones en la administración de los recursos hídricos.
Un cambio muy importante de resaltar es la incorporación del sistema de cuencas que brinda un
enfoque de gestión integral del agua, promovido por el Banco Mundial, el Consejo Mundial del Agua y
el Global Water Pamership, con este enfoque se enfatiza la necesidad de coordinar las acciones a
nivel local con base en esta nueva delimitación: la cuenca hidrológica. (Rodríguez 2008).
La cuenca es la unidad de gestión del agua. También es el espacio para la planeación integral de
todos los recursos naturales que la componen, Ello requiere instancias y estructuras particulares para
la gestión del agua, así como para la gestión de la cuenca en su conjunto, por el otro. (Carabias, 2005)
Planear el manejo sustentable de la cuenca no implica la invasión de espacios ya creados (gestión
integral del agua); sino que se han de crear espacios propios para esta necesidad, debido a que los
objetivos son diferentes. La confusión está en la conceptualización.
Para planear el manejo sustentable de la cuenca, se debe prever la intervención de todos los
sectores y actores involucrados en la misma que permiten hacer uso pleno de todos los recursos
naturales y servicios ambientales que ofrece la cuenca, sin dejar de atender los criterios de
sustentabilidad.
El agua no es más que uno de los recursos naturales que forman parte de la cuenca. La cuenca
se compone además por el recurso suelo y los ecosistemas terrestres y acuáticos y su biodiversidad,
así como por todo el conjunto de interacciones sociales que en ellas ocurren. (Carabias, 2005)
La participación social: los nuevos actores
Entre los cambios trascendentales que se dieron con la descentralización de la gestión del agua, hay
que resaltar la apertura a la participación social, cada vez más organizada y que en muchos de los
casos ya no son exclusivamente organizaciones de participación ciudadana u ONG’s; hablamos de la
participación de la sociedad civil, que ante la apertura encontraron mecanismos de representación en
la gestión de los recursos hídricos.
Un ejemplo de ello es la transferencia de los distritos de riego a los usuarios de los mismos: Estos
distritos se dividieron en módulos de riego de acuerdo a la red secundaria, redes y caminos y cada uno
de ellos se constituyó como Asociación de Usuarios a los que la Comisión Nacional del Agua (CNA)
otorgó un título de Concesión de Agua y de Uso de la Infraestructura, actualmente existe
aproximadamente 309 asociaciones, que agrupan a 316,000 usuarios organizados, en una superficie
de 2,386, 809ha. (Castro J., K. Kloster y M Torrregrosa, 2004)
Se crearon nuevos espacios de gestión y concentración de intereses con la incorporación de
componentes sociales y privados, ejemplos Asociaciones de Usuarios de Distritos de Riego, Consejos
de Cuenca Comités de Solidaridad para la adopción de agua potable o drenaje, entre otros.
Estas organizaciones de reciente creación aún están construyendo los mecanismos de
fortalecimiento que les permita tener una mejor asociación entre ellos, lo que les daría mayor fuerza
en los procesos de gestión con el estado, sin embargo, su constitución son ya un paso adelante en la
democratización de la gestión integral de los recursos hídricos.
Figura 7: Mujeres de comunidades Mazahuas del Estado de México
protestando en el Congreso e la Unión. Septiembre 2004
Fuente: Perló Cohen y Ernesto González (2009)
Además de la conformación de estos consejos
formados por ciudadanos, existe una fuerte lucha
por la participación ciudadana para incorporarse a
los mecanismos de gestión del agua. Estos nuevos
actores se conjuntan, muchas veces entorno a una
demanda específica ante las autoridades locales.
Estas demandas pueden ser violentas, en sobre
todo en aquellos casos donde los demandantes
sienten que se han lesionado sus derechos, o
pacíficas, generalmente cuando se hacen peticiones
de algún tipo a futuro, en las que esperan recibir
beneficios o previos a que el daño se perpetre.
Manuel Perló y Arsenio González (2009), menciona en su libro ¿Guerra por el agua en el Valle de
México? una serie de ejemplos de movilizaciones sociales en confrontación, por parte de ciudadanos.
Entre ellos está el caso “Resistencia Campesina contra el Sistema Lerma. Este grupo de mujeres
indígenas, protestan por la sobreexplotación del sistema Lerma que ha desecado sus lagos, dejando
sus tierras de cultivo sin agua, por lo que por las noches abrían los registros del acueducto y se
“robaban” el agua. La respuesta de las autoridades del DDF, fue poner candados y aumentar la
vigilancia. Al mismo tiempo, Toluca también padecía de una carencia de abastecimiento de agua lo
que incorporaba una fuerte presión política para las autoridades mexiquenses, lo que causó molestia
entre estas autoridades por la falta de control sobre sus recursos hídricos. Este conflicto se llevó hasta
los tribunales, pero fue un punto de mayor tensión en las relaciones de Distrito Federal y el Estado de
México.
Cómo el anterior, otros conflictos por abasto del agua son presentados en este texto, los
enumeraremos como referencia. 1) Movimiento Campesino contra el Proyecto Temascaltepec: la
conformación de una red regional, 2) El ejército de Mujeres Mazahuas en defensa del Agua: una
acción defensiva de alto impacto mediático, 3) Valle de Mezquital: competencia por las aguas
contaminadas, y, 4) Organizaciones ecológicas denuncian las amenazas a la salud pública por aguas
residuales.
Caminos hacia la gobernanza del agua
Para poder hablar de gobernanza del agua en la zona metropolitana del Valle de México, es necesario
que se den de manera efectiva todos los cambios que hasta ahora hemos comentado, en la gestión
del recurso. La gobernanza es un término que va mucho más allá de la coordinación entre los órdenes
de gobierno involucrados en la gestión del territorio, más allá de la apertura de mercados,
descentralización de las funciones del estado y la participación del nuevos actores en el otorgamiento
de los servicios púbicos, incluso mucho más allá que la incorporación de la sociedad civil a la gestión
integral de los recursos hídricos; sin embargo, también es cierto que si todo esto no se da, tampoco
podemos hablar de gobernanza.
La gobernanza del agua, incluye las mejoras en la capacidad institucional, los marcos legales y la
distribución de los recursos aunque el concepto refiere a elementos mucho más importantes en la
conformación de decisiones entorno al agua, como son los procesos de comportamiento que influyen
en el ejercicio del poder. (Domínguez, (2012)
Gobernanza como factor clave de la sostenibilida d urbana
La práctica efectiva de instrumentos de gobernanza, no sólo del agua, si no te toda las gestiones
públicas al interior de las ciudades, se convierten en verdaderos mecanismos para llegar una gestión
sustentable, resaltando el papel de los actores sociales, quienes deben tomar a una participación
activa e informada que les permita convertirse en factores claves para propiciar el desarrollo
sustentable.
Existen muchos vicios que transforman a la gestión de los recursos hídricos en verdaderos focos
de segregación, por ejemplo la distribución inequitativa de la prestación del agua potable como servicio
público, igualmente la sobreexplotación y contaminación de los recursos hídricos de otras
comunidades dañando a pequeños grupos originarios en pro del beneficio de las mayorías.
Las condiciones de ingobernabilidad aleja a los gobiernos de una gobernanza efectiva, es el
papel los organismos gubernamentales, que ante las nacientes herramientas de rendición de cuentas,
falsean los informes de resultados o crean índices que “saben que pueden cumplir” muy por debajo de
los estándares internacionales, todo con la intención de cumplir con metas ficticias que sólo engañan y
vician el sistema de gestión.
Para lograr una verdadera gobernanza hay que comenzar por llegar a una eficiente gobernabilidad
de los recursos hídricos, para ello es necesario que la legislación cree verdaderos caminos que lleven
a los diferentes actores a realizar acciones que les permita gestionar de manera eficiente los recursos
hídricos, evitando la superposición de facultades, como es el ejemplo de los consejos de cuencas,
tomando en cuenta que muchas de ellas abarcan más de una jurisdicción en distintos órdenes de
gobierno, ya sea regional, estatal o municipal. De acuerdo a la legislación vigente, los Consejos de
Cuenta tiene facultades de gestión sobre los recursos de la cuenca que superan los límites político-
administrativos, situándose como una autoridad de mayor jerarquía que una Comisión Metropolitana,
no obstante, muchas veces las decisiones que puede tomar sobre la cuenca se oponen a las
entidades federativas o los municipios. Es indispensable realizar una legislación clara que especifique
los niveles de acción de cada orden de gobierno, de manera que la toma de decisiones pensada y
consensada, de una u otra pueda, llevarse a buen término.
Por último, la gestión del agua también implica la gestión de los riesgos a los que están sometidas
las zonas urbanas, como deslaves, inundaciones, hundimientos, todos ellos producto de la gestión
hídrica, es indispensable no sólo identificar las zonas de riesgo, sino construir un verdadero programa
de acción ante el riesgo, así como mecanismos para revertir los riesgos.
Reflexiones finales:
A lo largo de este trabajo se ha hecho recuento por el camino para lograr una verdadera gestión
integral y sustentable de los recursos hídricos de la Ciudad de México, ahora Zona Metropolitana del
Valle de México. Evidenciamos algunos casos de éxito, como la relación que los mexicas u aztecas
tuvieron con la zona lacustre, con sus especificidades, como la cosmovisión de su relación con las
aguas y la cantidad de ensayos y errores que los llevaron a sufrir gran cantidad de eventos negativos.
Por su parte, los conquistadores y después los gobiernos independientes, iniciaron una seria lucha
contra el agua, lo que llevó a la desecasión de los lagos, el entubamiento de los 48 ríos que
alimentaban de agua potable a la ciudad de México y que ahora juntan su caudal a las aguas
contaminadas del drenaje de la ciudad.
Los cambios que se han dado en los últimos 20 años abren la puerta para la posibilidad de construir
verdaderos caminos hacia la gobernabilidad de los recursos hídricos en la Zona Metripolitana del Valle
de México, gracias a la entrada de nuevos actores que toman parte de los procesos de toma de
decisiones. Aunado a lo anterior está la creación de una nueva forma de administración de los
recursos hídricos a través de los conocidos sistemas de cuencas, que ven a los recursos naturales
como verdaderos ecosistemas integrales, enlosa que interactúan todos los recursos naturales
superficiales y subterráneos, flora, fauna e incluso los grupos sociales que en ellas se asientan, de
donde se gestan los Consejos de Cuencas, grupos sociales que viven y conviven con la cuenca para
su mejor preservación y desarrollo, y que dentro de la legislación tienen mayor vinculación que las
Comisiones Metropolitanas.
Otro aspecto a problematizar es la apertura de los capitales privados en la gestión del agua, pues
se considera que este vital recurso estaría entrando a la especulación, cierto que el agua puede ser
considerada como un bien económico, y estar sujeta a los precios del mercado, debido a sus
características físicas, sociales y ambientales, establecer su significado sólo con base en estos precios
es insuficiente para reflejar su contribución a la sociedad y al medio natural.
Por último entramos a la idea de la gobernanza del agua, que es un término relativamente nuevo en la
gestión pública, y que está integrado por varios elementos:
1) Gestión integral del recurso; por ejemplo el sistema de cuenca, que ve al agua en su relación con
todo el ecosistema en que se comprende, que reconoce las limitantes de la gestión del agua como los
límites legales, las competencias territoriales (soberanía de los territorios en una federación), que
constantemente adapta su marco jurídico para que responda a las nuevas necesidades de la gestión
del agua.
2) Incorporación de nuevos actores que trabajen de manera conjunta en la gestión, es decir el estado,
como regulador; la inversión privada para mejorar y modernizar la infraestructura, que tenga una
participación activa en la generación grandes proyectos Público-Privados, como el sistema de drenaje,
o de distribución de agua, y muy importante, la participación de la sociedad civil, no sólo como
organismos institucionales o ONG’s, sino la participación de una sociedad activa, informada, que
participe en la toma de decisiones, exija mecanismos constantes de evaluación de resultados, así
como la mecanismos de responsabilidad y corresponsabilidad, es decir que los daños ambientales no
sólo se denuncien, y sino que se creen medios para resarcirlos, sean estos económicos, ambientales o
sociales; y,
3) Que la participación de los actores se den en condiciones de comunicación horizontal, donde todos
los implicados tengan el mismo nivel de jerarquía, pero también de responsabilidad, lo que permitirá
que en la gestión de los recursos hídricos se tomen decisiones consensadas y creativas, que busquen
el bien común, que no sólo se refiere a los actores, sino al desarrollo de la localidad o al medio
ambiente en sí; así como el mejor resultado, aún cuando sus efectos no se reflejen al corto plazo.
Bibliografía
Alfonso X. Iracheta Cenecorta, “Quién paga qué en la Zona Metropolitana del Valle de México: la difícil
relación entre el Distrito Federal y el Estado de México”, Borja y Warío et al.Desafío metropolitano, op.
cit., p. 165.
Amaya Ventura, Ma. de Lourdes, Ponencia “Gobernanza y Medio Ambiente”. Acatlán Estado de México,
2010
Carabias, Julia y Rosalva Landa. Agua, medio ambiente y sociedad. Universidad Nacional Autónoma de
México, Colegio de México y Fundación Gonzalo Río Arronte. México 2005
Castro, José E., Karina Kloster y Ma. Luisa Torregrosa. Ciudadanía y gobernabilidad en México; el caso
de la conflictividad y la participación social en torno a la gestión del agua. México, 2002
Domínguez Serrano, Judith. La Gobernanza del agua en México y el reto de la adaptación en las zonas
urbanas: el caso de la ciudad de México. Centro de Estudios Demográficos Urbanos y Ambientales.
Colegio de México (2012)
Legorreta, Jorge. El agua y la ciudad de México. De Tenochtitlán a la megalópolis del siglo XXI.
Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2006. 259pp.
Loreto, Rosalva. Reseña “De el agua y su historia. México y sus desafíos hacia el Siglo XXI” de
Alejandro Tortgolero Villaseñor. (2001) Signos Históricos, julio-diciembre, número 006, Universidad
Autónoma Metropolitana Iztapalapa, Distrito Federal, México pp 190-193.
Perló Cohen, Manuel y Arsenio E. González Reynoso. ¿Guerra por el agua en el Valle de México?
Segunda edición. Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades Programa
Universitario de Estudios Sobre la Ciudad UNAM. México 2008
Rodríguez Gómez, César Augusto. La gestión del agua en los gobiernos locales. Centro de Estudios
Sociales y de Opinión Pública. No 41, mayo de 2008
Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal. (2006) Informe Climatológico Ambiental del Valle de
México.
Secretaría del Medio Ambiente, Gobierno del Distrito Federal, 2006. Informe Climatológico ambiental del
Valle de México.
Suárez Pareyón, Alejandro. El Centro Histórico de la Ciudad de México al inicio del Siglo XXI. (2004)
Boletín del -Instituto de la Vivienda, agosto, año/vol. 19, núm. 051, Universidad de Chile pp 75-95.
Tortolero Villaseñor, Alejandro. Reseña “El embrujo del lago. Sistema Lacustre de la Cuenca de México
en la cosmovisión mexica” de Grabriel Espinosa Pineda. (1999) Sigos Históricos, junio, año/vol. 1, Núm,
001-. Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, Distrito Federal, México. p.p. 212-215
Villalonga Ordaliza, Anable. El imperialismo Hidráulico de los Aztecas en la Cuenca de México. Revista
Aguas y cultural. Barcelona No. 288, septiembre 2007
Zaloza, Haydea Agua y sustentabilidad en la ciudad de México. (2001) Estudios Demográficos y
Urbanos, mayo-agosto, número 47. El Colegio de México, p.p. 285-320