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La teoría de la atribución supone que las personas buscan descubrir por qué ellos u
otros experimentan una cualidad particular. Los seres humanos buscan comprender las
causas y propiedades de los fracasos, de los éxitos y, en general, de aquello que les
ocurre. Algunos acontecimientos no requieren una explicación profunda, si alguien
espera que algo ocurra y ese hecho esperado ocurre no existe necesidad de elaborar
un análisis atributivo. El éxito y el fracaso esperado son respuestas predichas por lo que
no se desarrolla el análisis atributivo. Son, en cambio, las respuestas esperadas,
aquellas que llaman la atención, en tanto buscamos conocer sus causas y demandan
una explicación.
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Junto a las respuestas inesperadas, las personas buscan explicar las respuestas que
son negativas, de tal manera que es posible afirmar que el análisis causal ocurre a partir de las respuestas que son inesperadas, negativas e importantes. Es más
probable que se busque una atribución causal después de un fracaso importante e
inesperado.
Las personas hacen atribuciones por dos razones fundamentales:
1. Porque desea saber por qué ocurren los fracasos importantes e inesperados.
2. Porque utiliza la información que obtiene de sus búsquedas de atribución para
aprender a relacionarse con el medio ambiente. Esto es aprende de las
retroalimentaciones, p. ej., relacionarse de forma más exitosa con su ambiente.
Una atribución causal tiene como objetivo explicar por qué ocurrió una cierta
consecuencia. La atribución causal es la razón que alguien ofrece para dar explicación
a un acontecimiento, por ejemplo, por qué perdió un examen o una oportunidad, por
qué enfermó repentinamente, por qué fracasó el negocio, por qué murió un ser querido.
La teoría de la atribución se centra en la atribución del individuo y, una vez hecha,
analiza la forma en que se afecta la emoción y la motivación.
Dimensiones causales: Los investigadores clasifican todas las atribuciones posibles
en tres dimensiones causales:
1. El acomodo de causas viables para explicar la consecuencia. Comienza con la
distinción de las causas en la persona (personalidad, inteligencia, habilidad,
esfuerzo, estrategia, belleza) y las ubicadas en el ambiente (clima, influencia de
terceros, dificultad de la tarea). Esta dimensión atributiva interna o externa se
conoce como locus, que significa ubicación, ya sea en la persona o en el
ambiente.
2. Las causas también varían en su consistencia o estabilidad. Ciertas atribuciones
son relativamente perdurables y de larga duración, por ejemplo la habilidad, la
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personalidad, otras, por su parte, son temporales (estados de ánimo, esfuerzo,
clima).
3. Existen causas controlables o incontrolables, las controlables pueden ser el
esfuerzo o la estrategia que tiene un individuo para lograr una meta, las
incontrolables salen del dominio de la previsión de la persona, como el clima, la
preparación de un rival, el prejuicio de un entrevistador de trabajo. Una cosa es
importante en este punto: el control de la causa depende de las interpretaciones
individuales.
Cualquier atribución puede clasificarse dentro de una dimensión causal, por ejemplo, el
estado de ánimo es una atribución interna inestable e incontrolable; la estrategia es de
atribución interna, inestable y controlable. Sin embargo, dos personas diferentes
pueden clasificar la misma atribución de diferentes maneras, alguien puede estimar que
el estado de ánimo es una causa estable, otro lo puede considerar como inestimable.
Errores de atribución: La toma de decisión atributiva se da por medio de un
pensamiento lógico. Si se da un hecho, como por ejemplo, un fracaso laboral, se
pueden indagar las causas posibles y elegir una atribución o un conjunto de
atribuciones que se amolden a la evidencia observada. Sin embargo, los prejuicios
ingresan, poco a poco, y nublan lo que podría ser un procedimiento racional de
información, lo cual, inevitablemente, puede conducir a un error, donde el
acontecimiento se explica por las razones equivocadas. Algunos errores de atribución
son:
1. Error de atribución fundamental: Se da cuando explicamos las conductas de
otras personas atribuyéndolas a factores internos, por ejemplo, su personalidad.
Si alguien pierde un partido podemos pensar que se debe a que es un mediocre
y un irresponsable, quizá sin tomar en cuenta que su rival estaba mejor
preparado, o que el clima desempeñó un papel importante en el resultado final.
También se aplica para acontecimientos positivos, por ejemplo, atribuimos una
victoria a que es muy talentoso y tenía una personalidad combativa.
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2. Error actor-observador: Los individuos explican sus propios resultados
mediante causas externas, y explican los resultados de otros a través de causas
internas. El actor y quien observa (observador) tienen perspectivas que difieren
en sus apreciaciones. Por ejemplo, si alguien es despedido el observador puede
asociar su despido a que no dio la talla para el trabajo por su bajo nivel
profesional, el actor puede atribuir su despido a un proceso de fusión con otra
empresa que implicó un recorte de personal.
Estos prejuicios no tienen una base motivacional, sino que se basan en diferencias
perceptuales.
Prejuicios motivacionales: Son fenómenos motivacionales, no perceptuales.
Encontramos:
Prejuicio autocomplaciente: Se da cuando los individuos atribuyen sus éxitos a
causas internas, pero explican sus fracasos mediante causas externas. Un ejemplo lo
vemos en el futbol, usualmente cuando los deportistas tienen éxito lo atribuyen al
talento, pero cuando fracasan dicen: “las cosas no se nos dieron”. Un empresario puede
decir que es próspero por su habilidad para los negocios, difícilmente admitirá que es
debido a la suerte. Su propósito es proteger la autoestima, pues si el fracaso se
atribuye a algo externo, el autoconcepto se mantiene blindado, cosa diferente a si los
éxitos se atribuyen a causas externas (suerte, azar, destino) y el fracaso a causas
internas (mediocridad), una explicación semejante puede conducir al debilitamiento de
la estima y la depresión.
Creencias de control personal: Reflejan el grado en que un individuo cree que
provoca las respuestas deseables y evita las aversivas. Cuando las creencias de
control personal son robustas el individuo observa una relación causal entre acciones y
consecuencias; por el contrario, cuando las creencias de control son débiles el individuo
siente que sus acciones tienen poco efecto sobre lo que sucede, se siente más
desamparado y con poca influencia para cambiar sus circunstancias.
6 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
El estilo explicativo: Refleja la manera en que las personas explican las razones por
las que le ocurren episodios adversos o negativos, tiene un fundamento cognitivo. Las
personas explican los sucesos malos atribuyéndolos a elementos que se diferencian en
locus, estabilidad y grado de control.
Un estilo explicativo optimista muestra la tendencia a explicar malos sucesos mediante
atribuciones externas, inestables y controlables. Un estilo explicativo pesimista da razón
de los acontecimientos con atribuciones internas, estables e incontrolables. ¿Cómo
explicaría el hecho de no conseguir trabajo una persona optimista o pesimista?
Probablemente el optimista siente que no le ofrecen el sueldo que merece y que pronto
conseguirá trabajo, el pesimista piensa que hay algo malo con él y que quizá está
pasando por una muy mala racha que no sabe cuándo termine, quizá reaccione
dándose por vencido prontamente, por su estilo fatalista y pasivo.
La ilusión de control: Es un fenómeno atributivo que alienta un estilo de explicación
optimista, donde los individuos tienden a darse un crédito importante por sus éxitos,
pero aceptan poco o nada la culpa de sus fracasos. Suelen ignorar la información
negativa relacionada con el yo, impone filtros que distorsionan a la información de
entrada e interpreta los resultados positivos y negativos para protegerse a sí mismo.
Atribuir el fracaso a una causa externa permite al individuo disminuir el significado del
fracaso relacionado con el yo, lo protege contra cualquier efecto adverso dañino del
fracaso. Cuando se interiorizan los éxitos y los fracasos se exteriorizan, se promueve
una creencia de que uno tiene más control sobre su destino (quizá más de lo que en
realidad es probable).
El estilo explicativo optimista es ilusorio, la tendencia al prejuicio autocomplaciente se
correlaciona con el narcisismo, que se caracteriza por mostrar un sentido exaltado de
importancia propia, exageran sus talentos y logros y esperan ser reconocidos por los
demás.
Las personas aprenden a concebir el fracaso en diferentes formas. La orientación motivacional de dominio es una visión del yo firme y resistente frente a los fracasos,
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respondiendo ante ellos con un enfoque en la tarea, buscando alcanzar los mejores
desempeños, a pesar de las dificultades y de los contratiempos, de hecho, las
adversidades los motivan. Por su parte, una orientación motivacional de desamparo
es una visión débil del yo al enfrentarse al fracaso, usualmente, se rinde o procede a
abandonarse pues entiende que la situación está fuera de su control.
Las personas con orientación al dominio conciben el fracaso como un reto, un desafío
para seguir intentándolo de formas diversas y creativas, los fracasos proveen
información para mejorar, por lo que buscan esforzarse más y buscar más recursos.
Por su parte, los individuos con orientación al desamparo vinculan el fracaso a fallas
inherentes a sí mismos, como deficiencias personales, lo cual provoca que sean más
proclives a la desesperación, la ansiedad y la duda.
Cuando se da el éxito, los individuos orientados al dominio y al desamparo reaccionan
de forma diferente, por ejemplo, estos subestiman sus triunfos, los atribuyen a causas
externas (suerte o azar) y no a la propia habilidad, y creen que sus éxitos no se
repetirán en el futuro.
Las personas no siempre desarrollan el desamparo, luego de aprender que tienen poco
o nada que hacer respecto a los acontecimientos aversivos. La percepción de que el
mundo es un sitio impredecible e incontrolable es el primer elemento causal del
desamparo, el cual se complementa con un segundo elemento, que es un análisis
pesimista realizado por el individuo respecto a la consecuencia no controlada. Para que
un individuo caiga en desamparo debe:
1. Percibir al mundo como un lugar no funcional e incontrolable.
2. Sentir que no tiene capacidad de sobreponerse o sobrevivir a este mundo no
funcional e incontrolable.
3. Tener atribuciones internas, estables e incontrolables para explicar una falta de
control personal.
8 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
4. Dados acontecimientos incontrolables explicados de forma interna (culpa propia)
y estable (durará indefinidamente), suponen que los fracasos y dificultades no
son superables.
Los seres humanos aprenden las atribuciones en virtud de la experiencia, y con ello
interpretan la forma como funciona su ambiente, dan sentido y significado a los fracasos
y a los éxitos. Se generan formas de pensar habituales (pesimistas y optimistas). Es
posible aprender nuevas formas de atribuir, a través de procedimientos de readaptación
atributiva, así el desamparo es evitable y reversible.
Para prevenir el desamparo se debe comprender sus causas, cambiar la forma en que
el individuo responde al ambiente, dejando de creer que no se puede controlar a creer
que si se puede; para inmunizar al individuo contra el desamparo se debe desarrollar
un estilo de explicación optimista.
Frecuentemente el problema que alimenta el desamparo se da en el ambiente y no en
la persona: hogar, trabajo, colegio, relaciones que escapan a la influencia y al control.
En semejantes circunstancias, el esfuerzo debe dirigirse más que a cambiar las
atribuciones a transformar el ambiente, está en manos del individuo decidir cambiarlo.
Otra estrategia frente al desamparo es la inmunización, que busca prevenirlo antes de
que suceda. Consiste en un proceso de desarrollo en el que la persona está expuesta a
pequeñas dosis de fracaso seguidas, de inmediato, por experiencias de control y
maestría sobre el ambiente. ¿Cómo se generan las experiencias de control y dominio
sobre el ambiente?
A. Entrenamiento y asesoría que le permiten a alguien encarar al fracaso y generar
alternativas para remediarlo.
B. Intervención cognitiva para interpretar los obstáculos y contratiempos de una
forma optimista, identificando causas externas, inestables y controlables.
La inmunización busca orientarse de forma previa a la experiencia y desarrollar nuevas
interpretaciones atributivas, reinterpretando el fracaso, alentando sólidas creencias de
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control personal que prevengan el advenimiento del desamparo aprendido, buscando
que las personas vean conexiones saludables, funcionales entre lo que hacen y las
consecuencias que se producen.
Sin embargo, cuando alguien padece el desamparo se debe revertir este desamparo, la
readaptación se da en dos partes:
1. Ampliar el intervalo de las atribuciones posibles para explicar la falta de control,
considerando atribuciones rivales alternativas igual de válidas (¿qué otra cosa
puede explicar lo que sucedió?). Supone darle más alternativas a la persona,
más recursos interpretativos. Si alguien atribuye sus fracasos para conseguir
pareja a que es poco atractivo (interno, estable, no controlable), con esta
estrategia se le animará a pensar en otras alternativas, como falta de experiencia,
desconocimiento del mundo femenino, estrategias ineficaces (inestables,
controlables).
2. Cambiar atribuciones innecesariamente pesimista, animando a la persona a
repensar las virtudes de las atribuciones inestables y las controlables causadas
por una dificultad, con lo cual el fracaso es temporal y reversible. Lo que se
genera es que la persona altere la percepción del individuo acerca de la razón
por la que emergió el fracaso.
La readaptación atributiva se puede dar con tres estrategias:
1. Persuasión: El individuo realiza una tarea mientras un terapeuta verbaliza la
atribución deseada. Si hay fracaso se discute si fue procedente la atribución
deseada.
2. Modificación de la conducta: El individuo lleva a cabo una tarea y ofrece su
atribución explicando el resultado. El terapeuta anima al ejecutante a verbalizar
una gama de atribuciones, de modo que las atribuciones deseables se estimulan,
se refuerzan y las indeseables se desestimulan.
3. Información: Antes de que la persona lleve a cabo una tarea, el terapeuta ofrece
información sobre las causas probables de los resultados por venir.
10 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
Críticas a la teoría de la atribución
Hay dos críticas principales:
A. Se afirma que las personas no efectúan atribuciones de manera rutinaria para
explicar las situaciones y consecuencias de sus vidas. Más bien, se piensa en
las consecuencias que tiene el resultado, explorando estas consecuencias más
allá de las causas. Se estima que lo que hacen los psicólogos es forzar las
atribuciones en sus indagaciones. Los teóricos de las atribuciones consideran
que si bien es cierto que no siempre se realizan las atribuciones, si lo hacen
frecuentemente tras resultados negativos o inesperados.
B. Existe poca evidencia para afirmar que las atribuciones causan algún efecto
directo sobre la conducta. No existiría evidencia para afirmar que las atribuciones
influyan sobre el comportamiento, si esto es así, ¿en qué influyen las
atribuciones? Se puede responder que influyen no tanto en la conducta sino en
el procesamiento de la información, afectando procesos cognitivos,
motivacionales y emocionales.
Valores
En el análisis motivacional, el término valor hace referencia a la utilidad o la importancia
asociada con un objeto ambiental. Los valores crean una satisfacción anticipada que se
vincula con los objetos del ambiente. Cuando una persona se enfrenta a una elección,
en la cual debe decidir qué hacer en cierta circunstancia, la persona realiza una
anticipación de la satisfacción que recibirá por seguir el posible curso de acción. El valor
expresa una satisfacción anticipada hacia algo.
Un objeto adquiere un valor positivo cuando la persona prefiere obtenerlo y tiene un
valor negativo cuando prefiere no acceder a él. Conforme a esta relación las personas
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deciden qué esfuerzo invertir en cada curso de la acción. Los valores propician una
tendencia a acercarse e interactuar unos objetos, o a alejarse de otros. La intensidad
del valor predice el esfuerzo, la persistencia, las elecciones y las reacciones
emocionales que efectúa dicha persona.
El valor se expresa en una escala desde -10 a +10, el valor hedonista se expresa con el
signo positivo o negativo y la intensidad del valor se da a conocer a través de la menor
o mayor magnitud del número. Hay ciertas características que poseen los objetos
asociados al valor:
1. Hay objetos que tienen valores intrínsecos, derivados del placer obtenido por la
ejecución, por triunfar en una actividad que demanda habilidad, por ejemplo,
cuando alguien disfruta tocar un instrumento o practicar su juego favorito.
2. Un objeto adquiere valor de dificultad cuando el sujeto obtiene placer al triunfar
en una actividad que requiere mayor desempeño, como escalar un monte alto y
difícil o ganar una competición.
3. Un objeto posee cierto grado de utilidad debido al placer obtenido para completar
una tarea necesaria, proyectando obtener una meta mayor en el futuro, por
ejemplo, aprobar un examen para obtener una certificación.
4. Un objeto tiene un valor extrínseco derivado del placer que otorgan las
recompensas o premios.
5. Un objeto tiene un valor de logro, debido a autoconceptos de afirmación, por
ejemplo, jugar un partido de futbol para afirmar la propia identidad como
deportista.
6. Un objeto posee un valor cultural cuando se siente estimado por la sociedad,
como el honor percibido tras involucrarse en un selecto club o equipo.
De acuerdo con la teoría de la expectativa vs. valor, la motivación para acercarse o
evitar un objeto o situación es el producto resultante de dos factores: las expectativas y
el valor. El producto de estos dos términos se denomina fuerza y representa el deseo
de un individuo por acercarse o evitar cierto objeto o acontecimiento.
12 [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]
La expectativa, de acuerdo a esto, es equivalente a la expectativa de resultado o de
éxito, se representa en una escala de probabilidad que va desde el 0 hasta el 1, donde
1 representa una intensa expectativa de resultado y 0 es la duda de que una cierta
conducta emitirá un resultado.
Las expectativas y los valores se combinan para producir la fuerza, que es una
tendencia motivacional para acercarse o evitar un objeto, una situación o un
acontecimiento. Fuerza = Expectativa x Valor. Mientras más grande sea este producto,
más energizada se encontrará la motivación para acercarse a dicho objeto o
acontecimiento y comunica una intensa motivación de acercamiento. Mientras más bajo
sea el producto, será más intensa la motivación de alejarse de un suceso. De acuerdo a
esta teoría, la motivación de una persona para acercarse o evitar una meta particular es
producto de la expectativa de éxito y el valor asignado a dicha meta particular.
En este punto, es importante citar el principio de expectativa, según el cual un cambio
en la expectativa de éxito después de un resultado se ve influido por la estabilidad
percibida en la causa del suceso. Sin embargo hay dos elementos para tener en
cuenta:
1. Si el resultado de un acontecimiento se debe a una causa estable, entonces este
resultado se pronosticará con una incertidumbre incrementada o expectativa
incrementada en el futuro. Si el éxito se debió a una causa estable como la
buena preparación, es posible que vuelva a repetirse en el futuro, por ejemplo,
en el caso de un estudiante que atribuye su éxito escolar a causas internas
estables.
2. Si el resultado de un suceso es provocado por una causa inestable, se podría
prever que el resultado futuro será diferente del pasado. Por ejemplo, un fracaso
atribuido a la mala suerte o al azar hace que el individuo crea que este fracaso
no es recurrente.
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Referencias:
Gendolla, G. (1997). Surprise in the context of achievement: the role of outcome
valence and importance. Motivation and Emotion, 21, 165-193.
Peterson, C. (2000). The future of optimism. American psychologist. 55, 44-55.
Peterson, C & Seligman, M. (1984). Causal explanations as a risk factor for depression:
Theory and evidence. Psychological Review, 91, 347-374.
Ross, L. (1977). The intuitive psychologist and his shortcomings: distortions in the
attribution process. En L. Berkowitz (ed.), Advances in experimental and social
psychology (vol. 10, pp. 173-220). New York: Academic Press.
Weiner, B. (1985). An attibutional theory of achievement motivation and emotion.
Psychological Review, 92, 548-573.
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