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E s crucial tener una relación
sana y fuerte en la que el niño
pueda acertar, equivocarse y
sentirse querido tal y como es
Es en el hogar donde los niños
experimentan los afectos verdaderos e
imprescindibles para construir su vida.
El amor que perciben desde la más
tierna infancia les hace sentirse
acogidos, respetados, comprendidos
y alentados. Es la base de la confianza
que sienten hacia sus padres, un valor
esencial para la educación de los hijos.
La confianza se obtiene en el trato
cotidiano del niño con aquellos que le
cuidan y protegen. Alimentarla cada
día es fundamental pues, aunque
crezcan y sean más autónomos, servirá
de “salvavidas” para cuando surjan los
conflictos. Los niños necesitan
continuamente el afecto y apoyo
incondicional de sus padres. Es la clave
para desarrollar una sana autoestima.
Y es que la imagen que vamos
construyendo de nosotros mismos es
el reflejo que nos devuelven nuestros
seres más queridos. Un vínculo
estrecho hace que el niño se sienta
bien consigo mismo y se sienta
querido, simplemente, por existir y
por ser quien es. Así se va
construyendo la autoestima. Esta
autoestima es sana y más sólida que
aquella que se fundamenta, como
sucede en demasiadas ocasiones, en
las cosas que uno hace bien o mal.
Mucha gente cree que el único camino
para obtener una alta autoestima alta
es reforzar sus conductas positivas y
alabar aquello que hace bien para que
el niño se sienta bien consigo mismo.
Es cierto que esto puede ayudarle a
mejorar la percepción de sí mismo,
pero en el momento en que se
equivoque puede sentirse defraudado
consigo mismo y creer que puede per-
der el amor de quienes le amaban
cuando hacía las cosas bien. Por esta
razón lo importante es tener una
relación sana y fuerte en la que el niño
pueda acertar, equivocarse, portarse
bien y portarse mal y no se sienta
menos querido por ello. El amor no
tiene que ver con lo que nos gusta o
no nos gusta de nuestros hijos.
Conviene tener claro también que
gracias a la confianza el hijo asocia a
sus padres con sentimientos de
seguridad, afecto y tranquilidad. Pero,
¡cuidado! Se trata de un valor muy
frágil que puede perderse por culpa de
imprudencias, de traiciones, de
distanciamientos, de olvidos o de
dudas. Para obtener esa anhelada
confianza es necesario crear espacios
de intimidad con nuestros hijos,
dedicarles tiempo e implicarnos
activamente en conseguir su bienestar,
en escucharles y en abrazarles.
Mes de la Herencia Hispana
Cada año, del 15 de septiembre al 15 de octubre cele-
bramos el mes de la herencia hispana. En 1968 el con-
greso de Estados Unidos autorizó al presidente
Lyndon B. Johnson a que proclamara esta celebración,
escogiendo la fecha en relación a la independencia de
México y Centroamérica y el descubrimiento del conti-
nente americano. El Mes de la Herencia Hispana pre-
senta una oportunidad para dirigir la atención nacio-
nal a las contribuciones de la comunidad hispana a la
sociedad estadounidense.
El mes de la herencia hispana representa una oportu-
nidad para celebrar lo mejor de nosotros y la realidad
que estamos acá desde antes de establecerse las 13
colonias originales de este país que nos recibe. La
inmensa mayoría de nosotros estamos en esta tierra
para quedarnos. Esta ocasión nos permite subrayar los
aportes hispanos y también nos da momento para
subrayar nuestros aportes a la nación.
Es una realidad histórica el que la corona española
financió de manera directa la independencia de Esta-
dos Unidos, que muchos estados nacen y son exitosos
en su organización política, económica y social por las
bases sentadas por nuestros antepasados. Las fuerzas
armadas de este país siempre han contado con miem-
bros de nuestra comunidad y en la actualidad 1.4 mi-
llones de hispanos alimentan sus filas. Más importante
para nosotros los cristianos es la orientación comuni-
taria de nuestra fe, todo el bien que la Fe en Jesús
aporta a la fabrica social del país y que hace la diferen-
cia en nuestras relaciones interpersonales, familiares y
sociales.
No reconocer la importancia de nuestra comunidad
puede ser desastroso para la sociedad y también para
la Iglesia. Actualmente la comunidad hispana es el 18
por ciento de la población total del país y en el 2060
se calcula será 28.6 por ciento del total de la pobla-
ción estadunidense, unos 119 millones de personas.
¿Qué hacer con el tsunami hispano? me preguntaba
un sacerdote amigo mío: muy sencillo, valorarlo, aco-
gerlo, ayudarlo, cultivarlo y evangelizarlo, si no lo
hacemos nuestro futuro será muy precario como país
y como comunidad de fe. Si nosotros no somos capa-
ces de transmitir el tesoro de la fe que llevamos en
vasijas de barro podría tener consecuencias desastro-
sas para todos. Al pasar nuestra fe debemos cuidar
también nuestras fragilidades y a los más vulnerables
de nuestros hermanos: los recién llegados.
Padre Roberto Cortés
N ada hay más frío que un
cristiano que no se preocupe
de la salvación de los demás…
¿Cómo, me pregunto, puede ser
cristiano el que obra de esta forma? Si
el fermento mezclado con la harina no
transforma toda la masa, ¿acaso se
trata de un fermento genuino? (San
Juan Crisóstomo. Homilías sobre los
Hechos de los Apóstoles, n° 20)
Junto con San Juan Crisóstomo, me
pregunto ¿puede ser cristiano el que
obra de esta forma? Es decir, ¿Es
cristiano quien se desentiende de las
personas que le rodean? Los cristianos
del siglo XXI tenemos muchos
problemas. Uno de ellos es la relativi-
zación y subjetivización del concepto
de salvación. No nos importa que otras
personas se salven, porque nosotros
mismos no tenemos claro de qué nos
tenemos que salvar.
Nos hemos acostumbrado a mirar con
indiferencia la sociedad que nos rodea.
De hecho, miramos a la Iglesia con la
misma indiferencia. El buenísmo nos
rodea y acalla todo atisbo de pasión
evangelizadora. Es muy frecuente que
nuestros pastores nos repitan que lo
que buscamos es ser buenos, sin
definir qué es ser bueno y que no lo
es. Si hay dudas, señalamos que lo
importante es que la intención sea
buena. Presuponemos la buena
intención en todo lo que no nos afecta
y de esa forma nos cubrimos la
conciencia de nuestras propias
acciones. Para muchas personas
¿Puede algo más bienintencionado
que la indiferencia y la ignorancia?
Ambas son las que permiten tolerar lo
que las demás personas hacen, dicen y
piensan. También son las que nos per-
miten vivir una pseudo-religiosidad
cómoda y flexible. ¿Se puede pedir
más?
La evangelización tiene mucho de olor
a perfume y un poco de palo entre las
ruedas. Ya lo decía San Pablo: Te
conjuro en presencia de Dios y de
Cristo Jesús que ha de venir a juzgar a
vivos y muertos, por su Manifestación
y por su Reino: Proclama la Palabra,
insiste a tiempo y a destiempo,
reprende, amenaza, exhorta con toda
paciencia y doctrina. Porque vendrá
un tiempo en que los hombres no
soportarán la doctrina sana, sino que,
arrastrados por sus propias pasiones,
se harán con un montón de maestros
por el prurito de oír novedades;
apartarán sus oídos de la verdad y se
volverán a las fábulas. (2Tm 4, 1-5)
Pensado en el éxito de la fiesta de
Halloween y el olvido de la fiesta de
Todos los Santos, estas palabras de
San Pablo se hacen profecía.
Nos toca insistir con paciencia,
verdadero testimonio y humildad.
Venta, compra y alquileres.
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Las personas que han tenido Banca Rota si pueden acceder a créditos.
El Obispo de Cuernavaca en el estado de Morelos, Mons. Ramón Castro Castro, afirmó que el terremoto que ha golpeado a México el 19 de septiembre no ha derrumbado la fe y constituye una ocasión para reflexionar y volver a Dios. En un video difundido por la diócesis de Cuernavaca tras el terremoto de 7,1 grados que dejó más de 200 personas fallecidas en el país, el Prelado exhortó a los mexicanos a meditar en torno a esta situación y a salir adelante ante las dificultades. “Todos nuestros hermanos que han muerto no eran más pecadores que nosotros. Esta es una oportunidad que Dios nos ofrece para regresar a la casa del padre, para regresar al corazón de la misericordia de Dios”, indica el Obispo.
El misionero salesiano Thomas Uzhunnalil, secuestrado el 4 de marzo de 2016 en Yemen y liberado el pasado 12 de septiembre, ha explicado este sábado en rueda de prensa en la Casa de los salesianos en Roma, en vía de la Pisana, más datos sobre su cautiverio de 18 meses, que no fue reivindicado por Estado Islámico ni por Al Qeda. Se sigue sin saber quienes fueron los secuestradores, ni tampoco se conoce bien la causa de la liberación. “En el cuarto donde estaba encerrado celebraba la misa espiritualmente sin el pan y el vino y rezaba por el Papa, los obispos, sacerdotes, las misioneras muertas y también por mis captores”, aseguró.
Rebeca Bitrus es una cristiana que estuvo secuestrada dos años y fue violada por los miembros de Boko Haram, aliado del Estado Islámico, en Nigeria. Hace poco brindó su testimonio y aseguró que “he perdonado a los terroristas”. La joven de 24 años compartió su historia durante la presentación de la campaña “Libres ante el terror” de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada en España (ACN), cuyo objetivo es ayudar a las víctimas de Boko Haram. Antes del ataque de los extremistas, ella residía en la localidad de Baga, en el norte del país, junto con su esposo y sus dos hijos Zacarías y Jonatán, que tenían tres y un año de edad, respectivamente. La mujer contó que los terroristas obligaron a las cristianas secuestradas a realizar trabajos forzados y las convirtieron en esclavas sexuales.
El Papa Francisco ha aprobado un “Motu Proprio” con el que instituye el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y de la Familia refundando de esta manera el hasta ahora Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre Matrimonio y Familia, surgido bajo la inspiración de San Juan Pablo II. En el texto, el Santo Padre afirma que tras el Sínodo de la Familia celebrado entre el 2014 y el 2015, así como después del documento post sinodal Amoris Laetitia, e ha visto la necesidad de “una renovada conciencia del evangelio de la familia y de los nuevos desafíos pastorales a los que la comunidad cristiana está llamada a responder”.
El Papa Francisco recibió en audiencia en el Palacio Apostólico del Vaticano a una delegación de la Liga Musulmana Mundial encabezada por su Secretario General Muhammad al-Issa, quien desempeñó en Arabia Saudí el cargo de Ministro de Justicia. Fundada en el año 1962, la Liga Musulmana Mundial es una institución que reúne a musulmanes de diferentes corrientes, organizaciones y orígenes geográficos.Se trata de una organización con fines esencialmente religiosos, no políticos.
el pasado 23 de septiembre fue beatificado en Oklahoma City (Estados Unidos) el Padre Stanley Francis Rother, un sacerdote mártir que defendió a los indígenas de Guatemala y que fue conocido en ese país como el Padre Aplas o Padre Francisco. “El martirio del Beato Stanley Francis Rother nos llena de tristeza, pero también nos alegra ver la bondad, generosidad y valentía de un gran hombre de fe”, dijo en la Misa celebrada en el Cox Convention Center el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato, en representación del Papa Francisco. Además, en su homilía el Purpurado dijo que el P. Rother “fue una luz auténtica para la Iglesia y el mundo” porque “no odió, sino amó, no destruyó, sino acumuló”.
Ministerio de Intercesión Miércoles 4 de octubre, 7:00 pm
San Marcos 7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
Renueva tu Fe “XIX Aniversario del Ministerio radial”
Sábado 7 de octubre, 8:00 pm San Marcos
7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
Asamblea de Servidores
Miercoles 11 de Octubre, 7:30pm San Bernardo
Info: 301.339.3630
Aniversario Cristo Joven — TLR Sábado 14 de octubre.
San Camilo
Ministerio de Intercesión
Miércoles 18 de octubre, 7:00 pm San Marcos
7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
Aniversario San Gabriel Viernes 20—sábado 21 de octubre
26 Grant Circle NW, Washington DC Info: 202.271.1022 - 240.701.2557
Retiro de Iniciación Cristo Rey
Viernes 27 y sábado 28 de octubre Info: 240.413.1064
Concierto Pro Fondos Sábado 21 de octubre, 8 pm—12 am
Santa Catalina Labouré
Reunión para coordinadores RCC Miércoles 25 de octubre, 7:30 pm
San Marcos
Vigilia de Reparación Martes 31 de octubre, 7:00 pm
San Marcos 7501 Adelphi Rd, Hyattsville, MD
S u fiesta fue instituida por el Papa san
Pío V el 7 de Octubre, aniversario de
la victoria obtenida por los cristianos
en la Batalla naval de Lepanto (1571),
atribuida a la Madre de Dios, invocada por
la oración del rosario. La celebración de
este día es una invitación para todos a
meditar los misterios de Cristo, en compañía
de la Virgen María, que estuvo asociada de
un modo especialísimo a la encarnación,
su vida pública, la pasión y la gloria de la
resurrección del Hijo de Dios.
Desde el principio de la Iglesia, los cristianos
rezan los salmos como lo hacen los judíos.
Más tarde, en muchos de los monasterios se
rezan los 150 salmos cada día. Los laicos
devotos no podían rezar tanto pero querían
según sus posibilidades imitar a los monjes.
Ya en el siglo IX había en Irlanda la
costumbre de hacer nudos en un cordel para
contar, en vez de los salmos, las Ave Marías.
Los misioneros de Irlanda más tarde
propagaron la costumbre en Europa y
hubieron varios desarrollos con el tiempo.
La Madre de Dios, en persona, le enseñó a
Sto. Domingo a rezar el rosario en el año
1208 y le dijo que propagara esta devoción
y la utilizara como arma poderosa en contra
de los enemigos de la Fe. Domingo de
Guzmán era un santo sacerdote español que
fue al sur de Francia para convertir a los
que se habían apartado de la Iglesia por la
herejía albingense. Esta enseña que existen
dos dioses, uno del bien y otro del mal. El
bueno creó todo lo espiritual. El malo, todo
lo material. Como consecuencia, para
los albingenses, todo lo material es malo. El
cuerpo es material; por tanto, el cuerpo es
malo. Jesús tuvo un cuerpo, por lo tanto,
Jesús no es Dios. También negaban los
sacramentos y la verdad de que María es la
Madre de Dios. Se rehusaban a reconocer
al Papa y establecieron sus propias normas
y creencias.
Domingo dio inicio a una orden religiosa
para las mujeres jóvenes convertidas. Su
convento se encontraba en Prouille, junto a
una capilla dedicada a la Santísima Virgen.
Fue en esta capilla en donde Domingo le
suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara,
pues sentía que no estaba logrando casi
nada. La Virgen se le apareció en la capilla.
En su mano sostenía un rosario y le enseñó a
Domingo a recitarlo. Dijo que lo predicara
por todo el mundo, prometiéndole que
muchos pecadores se convertirían y
obtendrían abundantes gracias.
Domingo salió de allí lleno de celo, con el
rosario en la mano. Efectivamente, lo
predicó, y con gran éxito porque muchos
albingenses volvieron a la fe católica. Un
creciente número de hombres se unió a la
obra apostólica de Domingo y, con la
aprobación del Santo Padre, Domingo formó
la Orden de Predicadores (más conocidos
como Dominicos). Con gran celo predicaban,
enseñaban y los frutos de conversión
crecían. A medida que la orden crecía, se
extendieron a diferentes países como
misioneros para la gloria de Dios y de la
Virgen. El rosario se mantuvo como la
oración predilecta durante casi dos siglos.
Cuando la devoción empezó a disminuir, la
Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le
dijo que reviviera dicha devoción. La Virgen
le dijo también que se necesitarían
volúmenes inmensos para registrar todos
los milagros logrados por medio del rosario
y reiteró las promesas dadas a Sto. Domingo
referentes al rosario.
De manera muy especial invitamos en este
día a orar el Santo Rosario en familia.
C on emotivos mensajes y llamados a la paz, la unidad, la justicia y la reconciliación terminó la agitada agenda de cinco días del papa
Francisco en Colombia. El sumo pontífice estuvo presente en las ciudades de Bogotá, Medellín, Villavicencio y Cartagena. En cada una de ellas dedicó espacios de reflexión con diferentes sectores de la sociedad colombiana: líderes y dirigentes políticos, empresarios, representantes de la sociedad civil, jóvenes, niños y víctimas de la violencia. A su paso por el país, el obispo de Roma dedicó sus intervenciones a hacer un llamado constante a la reconciliación, al perdón como una vía para la construcción de un proceso sólido de pacificación, a la justicia a través de la creación de leyes justas por parte de los gobernantes y a la solidaridad con los más desprotegidos. “Todo esfuerzo de paz, sin un compromiso sincero de reconciliación, será un fracaso”; “reconciliarnos no significa desconocer las diferencias ni legitimar las injusticias”; “el odio no tiene la última palabra”; “muchas gracias por el esfuerzo, por el camino que se han animado a realizar, eso se llama heroísmo”; “hasta los más chicos pueden ser héroes, sigan adelante no se dejen vencer, no se dejen engañar, no pierdan la esperanza ni la alegría”, fueron algunas de las frases que el papa Francisco pronunció en sus diferentes intervenciones. Durante su visita a las diferentes ciudades, fueron miles las muestras de afecto del papa con los ciudadanos y las muestras de devoción y admiración de quiénes salían a su encuentro. Antes de su partida a Roma desde Cartagena, su última escala en la agenda colombiana, el presidente Juan Manuel Santos, agradeció al sumo pontífice por su visita al país. “Hoy Colombia es un país distinto, gracias a su visita”, declaró. El jefe de Estado citó una de las frases pronunciadas por el papa Francisco, precisamente durante una de sus últimas intervenciones en Cartagena: “Si Colom-bia quiere una paz estable y duradera tiene que dar con urgencia el paso hacia el bien común, la equidad, la justicia y el respeto de la naturaleza humana”. Finalmente, Santos agregó: “Le entregué la paloma que desde el inicio del proceso de paz he llevado conmigo, porque la paz ya vuela sola”, afirmó el primer mandatario. Por su parte, el sumo pontífice agradeció a los millones de colombianos su recibimiento y las innumerables muestras de cariño que recibió en todos los lugares que recorrió, así como al presidente Juan Manuel Santos, por su invitación a visitar el país. “Queridos hermanos, quisiera dejarles una última palabra: no nos quedemos en “dar el primer paso”, sino que sigamos caminando juntos cada día para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y de la fraternidad. No podemos quedarnos parados”, dijo el obispo de Roma.
“Quise venir hasta aquí como peregrino de paz y de
esperanza, y deseo vivir estos momentos de encuentro con
alegría, dando gracias a Dios por todo el bien que ha hecho
en esta Nación y en cada una de sus vidas. Durante estos
días quisiera compartir con ustedes la verdad más impor-
tante: que Dios nos ama con amor de Padre y nos anima a
seguir buscando y deseando la paz, aquella paz que es
auténtica y duradera”.
“Dejen que el sufrimiento de sus hermanos colombianos los
abofetee y los movilice. Ayúdennos a nosotros, los mayores, a
no acostumbrarnos al dolor y al abandono. Los necesitamos,
ayúdennos a esto, a no acostumbrarnos al dolor y al
abandono. ¡Jóvenes, sueñen, muévanse, arriesguen, miren la
vida con una sonrisa nueva, vayan adelante, no tengan miedo!
Sólo así se animarán a descubrir el País que se esconde detrás
de las montañas; el que trasciende titulares de diarios y no
aparece en la preocupación cotidiana por estar tan lejos. Ese
País que no se ve y que es parte de este cuerpo social que nos
necesita: Ustedes jóvenes son capaces de descubrir la
Colombia profunda”.
Vengo para anunciar a Cristo y para cumplir en su nombre
un itinerario de paz y reconciliación. ¡Cristo es nuestra paz!
¡Él nos ha reconciliado con Dios y entre nosotros!
«Dar el primer paso» es el lema de mi visita y también para
ustedes este es mi primer mensaje. Bien saben que Dios es
el Señor del primer paso. Él siempre nos primerea. Toda la
Sagrada Escritura habla de Dios como exiliado de sí mismo
por amor”.
“El niño Jesús también fue víctima de odio y persecución.
Él también tuvo que huir de su tierra con su familia.
El sufrimiento de los niños le hace mal al alma, porque son
ellos los predilectos de Jesús. No podemos permitir que se
les maltrate y se les impida vivir su niñez. Este hogar -San
José, un Hogar para niños desplazados por la violencia-, es
la prueba del deseo de Jesús de estar cerca de ustedes, y lo
hace a través de todas las personas buenas que los cuidan
y lo acompañan. Ya son parte de una familia”.
El Papa Francisco planta un árbol como símbolo de
paz en el parque Fundadores de Villavicencio,
Colombia, el 8 de setiembre.
“Cuando las víctimas vencen la comprensible
tentación de la venganza, se convierten en los
protagonistas más creíbles de los procesos de
construcción de la paz. Es necesario que algunos
se animen a dar el primer paso en tal dirección, sin
esperar a que lo hagan los otros. ¡Basta una
persona buena para que haya esperanza! ¡No lo
olviden, basta una persona buena para que haya
esperanza! ¡Y cada uno de nosotros puede ser esa
persona!”
Francisco sufrió una pequeña cortadura en la ceja y una
inflamación en el pómulo izquierdo después de un
frenazo del papamóvil que lo transportaba por un
barrio de la caribeña ciudad de Cartagena. “El Papa está
bien (...) Se le aplicó hielo y se medicó. Prosigue sin
cambio alguno su programa de viaje”, dijo a medios el
vocero del Vaticano, Greg Burke. El pontífice de 80 años
saludaba a los cientos de personas que lo recibían en el
marginal barrio de San Francisco cuando, por la
multitud que se agolpaba en las calles, el vehículo que
lo movilizaba frenó súbitamente. La maniobra le hizo
estrellarse contra el vidrio. “Me dieron una piñada
(puñetazo)”, bromeó el pontífice al ser preguntado
más tarde por periodistas. “Quisiera, como hermano y como padre, decir:
Colombia, abre tu corazón de pueblo de Dios,
déjate reconciliar. No le temas a la verdad ni a la
justicia. Queridos colombianos: No tengan miedo a
pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan a la
reconciliación para acercarse, reencontrarse como
hermanos y superar las enemistades.
Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de
limar diferencias. Es la hora para desactivar los
odios, y renunciar a las venganzas, y abrirse a la
convivencia basada en la justicia, en la verdad y en
la creación de una verdadera cultura del encuentro
fraterno”.
P erdonar es la manifestación más
alta del amor y, en consecuencia es
lo que más transforma el corazón
humano. Por eso, cada vez que perdonamos
se opera en nosotros una conversión
interior, un verdadero cambio al grado que
San Juan Crisóstomo llega a decir “nada nos
asemeja tanto a Dios como estar dispuestos
al perdón”.
Mientras una persona está dominada por el
resentimiento, mira al otro con malos ojos
por los prejuicios que el odio y el rencor le
dictan. Al perdonar, nace un sentimiento
nuevo y la mirada se clarifica, desaparecen
los prejuicios, y se puede ver a los demás
como realmente son, descubrir y valorar
sus cualidades, que hasta entonces estaban
ocultas. Si los resentimientos son los
principales enemigos para las relaciones con
los demás, el perdón permite recobrar el
tesoro de la amistad o recuperar el amor
que parecía perdido. ¡Qué doloroso resulta
perder a un amigo, por la sencilla razón de
que no se cuenta con la capacidad para
perdonar alguna ofensa! Y qué frecuente es
que el amor entre dos personas decaiga
porque cada uno va acumulando, llevando
cuentas de las ofensas recibidas, en lugar de
pasarlas por alto y perdonarlas. El perdón
mantiene vivo el amor, lo renueva, y evita
la pérdida de la amistad que es uno de los
dones más valiosos en esta vida.
El perdón produce grandes beneficios, tanto
a nivel personal como en relación con los
demás y con Dios.
1. Aceptación serena de ti mismo: en
nuestro interior se opera un estado de paz
interior que por sí misma es liberador; el
organismo ya no está atado, es libre, puede
pensar y actuar como es debido, como todo
ser auténticamente libre.
2. Dispone el corazón a la vivencia de
la caridad que tiene sus expresiones más
concretas actos específicos como:
• Bondad de corazón: aceptar a cualquier
persona independientemente de lo que yo
sienta por ella, alegrarme por sus éxitos.
• Pensar bien de los demás: contrarrestar la
tendencia natural del dicho popular “piensa
mal y acertarás” con una actitud cristiana.
• Donación universal y delicada
• Benedicencia: hablar siempre bien de los
demás, descubrir y alabar lo bueno y discul-
par lo malo
• Evitar la crítica, la murmuración y la burla.
• Servir desinteresadamente
• Dar sin medida, sin buscar recompensa
• Tratar bien a todos: con aprecio, respeto,
bondad y sencillez.
3. La paz interior: Que se expresa en:
Paz con Dios: saberme y sentirme hijo queri-
do del Padre, entregarme filialmente a Él.
Paz con los hombres. Quien se sabe en paz
con Dios puede lanzarse a la ardua tarea de
buscar paz con los hombres. Que los que
viven en contacto conmigo sepan que nada
tienen que temer de mí. Que no vean un
rival, sino un amigo; no un obstáculo, sino
una ayuda en su camino.
Paz conmigo mismo: aceptarme a mí mismo,
mi pasado, admitir mis debilidades y, una
gran paciencia hacia mí mismo, todo eso
hace imposible la paz. Y es difícil estar en paz
con Dios y los demás, si en mí mismo no hay
unidad.
Paz con el mundo entero, con toda la
creación. Paz cristiana que ama la
naturaleza, porque es obra de Dios, y se
encuentra a gusto en el mundo, porque es la
casa del Padre Dios. Paz que todo lo abarca y
todo lo lleva hacia su destino final en el
corazón de Dios.
4. La felicidad: La paz del corazón es la
única paz que trae la felicidad, y esa paz del
corazón es un don de Dios.
5. La experiencia del amor misericor-
dioso de Dios: Cuando nos ponemos en
condiciones de ser perdonados por Dios.
También el perdón divino es manifestación
más explícita de su amor por nosotros. Por
tanto al perdonar nos abrimos al amor de
Dios, que a su vez es la fuente de nuestro
propio amor hacia él. En la medida en que
nos sabemos y nos sentimos amados por
Dios, nos movemos a amarle, deseando
corresponderle, y así es como concretamos
nuestra llamada a la santidad que él hace a
todos los hombres.
No es siempre fácil perdonar, pero hacerlo
es muy sano. A veces, el perdón puede ser
confundido como una forma de aceptación,
en la que se asimila lo que ha pasado sin
tomar represalias. Pero el perdón es mucho
más que eso. En cualquier caso, perdonar
tiene muchos beneficios para la salud de
nuestro cuerpo.
El perdón es bueno para el corazón
Literalmente, el perdón le sienta bien a la
salud de nuestro corazón. En este sentido,
un estudio de la revista Journal of
Behavioral Medicine encontró que el perdón
se asocia con una menor frecuencia cardíaca
y una menor tensión arterial. Este
mismo estudio descubrió que perdonar
ayuda también a aliviar el estrés.
El perdón es bueno para la salud en
general, física y mental
Otro estudio posterior ha asociado el perdón
con cinco medidas de salud, en cuanto a
síntomas físicos, medicamentos utilizados,
calidad del sueño, fatiga y quejas somáticas.
Parece que la reducción del efecto negativo
y los síntomas depresivos que produce el
rencor, fortalece la espiritualidad, la gestión
de conflictos y el alivio del estrés.
El perdón ayuda a relacionarse mejor
con los demás
Otro estudio publicado en el Personality and
Social Psychology Bulletin, encontró que el
perdón ayuda a restaurar los pensamientos,
los sentimientos y los comportamientos
positivos hacia la parte infractora.
Es decir, que el perdón restaura la relación
a su estado positivo anterior.
Cuando perdonamos, nos estamos liberan-
do a nosotros mismos, de nuestra propia
esclavitud. Nos desprendemos del dolor y
el resentimiento que llevábamos cargando
como una losa a nuestras espaldas, para
dar paso a la liberación. Incluso, al perdonar,
concluimos esa parte abierta que teníamos
con el pasado.
Perdonar implica una aceptación de lo que
sucedió, para dar paso a un profundo
desprendimiento, no solo de los hechos o
acusaciones realizadas por los demás, sino
también por nosotros mismos.
El perdón es bueno para el cuerpo, para la
mente, y para la vida misma.
Q uiero aprender a vivir en Dios en
cada momento de mi vida. En cada
paso, aquí y ahora.
Creo que el arte de vivir es el arte
de observar las cosas en su presente.
El caminante, el peregrino, hace de cada
tierra su hogar. Echa raíces donde pisa, ama
lo que ve. Contempla la vida en un presente
continuo. En un instante sagrado en el que
se juega todo. Me gusta vivir así. A pie. Paso
a paso. Sin prisas por los caminos de Dios.
Acariciando la vida.
Sé que a veces la necesidad me urge a vivir
corriendo. Sin mirar lo que sucede ahora.
Sin valorar el presente, sin guardarlo como
un gran tesoro. Me da miedo convertirme
en un consumidor de tiempo. En un vividor
de vidas. En un alma inquieta incapaz de
detenerse guardando silencio.
Contemplando callado. Reteniendo el
aliento de cada segundo.
Deseo aprender a absorber los instantes
preciosos de mi camino. La naturaleza que
me impresiona y que no cabe toda ella
recogida en una foto. Porque el momento
no lo puedo contener para siempre en
una sola imagen. En seguida pasa a ser un
recuerdo sagrado que conservo muy dentro.
Y mis palabras no logran descifrarlo.
Es demasiada la belleza de la vida como
para encadenarla en un papel y retenerla en
un recuerdo. Me asombro de nuevo. Pero
me cuesta vivir así siempre.
Sé muy bien que de mí depende aprender a
hacerlo. Vivir sin pasar por encima de lo que
vivo y siento. De las personas que hallo en
mi camino. En las que encuentro la huella
sagrada de Dios. A veces quiero poseer y
retener lo que me sucede. Como si no fuera
eterno. Pero lo es.
El otro día leía: Esa tendencia innata de
retener y de poseer es el obstáculo más
grande para la unión con Dios. La razón
por la cual somos posesivos es porque nos
sentimos separados de Dios.
Cuando retornamos a Dios dejamos ir todo
lo que deseamos poseer.
No hay nada más deseable y que nos deleite
más que la sensación de que Dios está
presente. La mejor manera de recibir es
regalando. Si le devuelves todo a Dios
siempre estarás abierto y cuando estás
abierto, habrá espacio para Dios.
Vivir en presente supone entonces vivir
desprendido de tantas cosas que me atan
y me alejan de Dios. De tantos miedos y
seguros. No quiero retener lo que ahora
observo. El instante que vivo. El amor que
entrego o recibo. Ese sueño que brilla en el
centro de mi alma.
Quiero entregárselo todo a Dios ahora. En
un acto fiel, filial. Lo observo, lo abrazo y
lo entrego. Es el amor que busca regalar
sin retener. Dar sin querer guardar para
cuando no haya. Esa mirada a Dios que se
hace presente en mi vida. Aquí y ahora.
Eso es lo que quiero. Sí. En este mismo
momento. Abrazando la cruz de mi presente
sagrado. Que pronto guardaré en mi alma
como un don recibido para siempre.
Pero me da miedo vivir inquieto saltando
de un lugar a otro, de una experiencia a
otra distinta. Sin tomarme en serio lo que
vivo ahora.
Leía: El otro inconveniente de columpiarte
por las viñas del pensamiento es que nunca
estás donde estás. Siempre estás
escarbando en el pasado o metiendo las
narices en el futuro, pero sin detenerte en
un momento concreto . Quiero aprender
a vivir en presente. Sin quedarme anclado en
el pasado. Sin angustiarme por el futuro que
no controlo.
Quiero aprender a vivir en Dios en cada
momento de mi vida. En cada paso.
Así me lo recuerda el P. Kentenich: «Sin un
recogimiento relativamente continuo de
nuestras energías en Dios no es posible
una profunda vida de la fe.
Por eso, ¡a rezar todo lo posible! ¿Qué es
rezar? Ofrecer en silencio mi corazón a Dios,
como un regalo». Le quiero ofrecer a Dios mi
vida ahora en un momento de silencio.
Ahora, no mañana. No recordando lo que ya
le di en el pasado. Ahora mismo es cuando
me mira con su amor y me recuerda cuánto
me quiere.
Esa forma de vivir es la que me gusta. Sin
pensar en lo que podía haber sido mejor,
sin querer cambiarlo todo. Sin quedarme
en lo que podía haber resultado de otra
manera. Sin atarme a lo que vivo. Sin temer
perderlo. Se lo entrego todo a Dios. Porque
es suyo.
¿Qué es lo que más me cuesta regalarle
hoy? ¿Qué me ata por dentro y no me deja
mirar con paz y alegría lo que tengo por
delante? ¿Qué me ata al pasado? ¿Por qué
me angustia el futuro?
Hoy quiero mirar a Jesús que recorre mis
pasos. Quiero entregarle lo que soy ahora
mismo, lo que tengo hoy en mis manos, lo
que temo en lo hondo de mi alma, lo que
espero de esta vida. Abrazo su presencia que
palpo. Me gusta tocar su espalda. Escuchar
la voz en la brisa. Sostener la tenue luz en la
que amanece en mis manos. Me gusta esa
presencia misteriosa que sucede ahora. No
en el mejor momento de mi vida. Sino en
este momento en el que existo.
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y se quedará con nosotros
U n buen hombre, disgustado con su
esposa porque al llegar a casa esa
tarde no encontró la cena hecha,
decidió irse a beber a la taberna del pueblo,
luego de haberle reclamado con enojo a su
mujer. Por el camino se le apareció la
muerte. Asustado le preguntó qué quería.
Ella le respondió que lo visitaría a la
medianoche y desapareció.
El hombre calculó que le quedaban menos de
cinco horas de vida. Regresó de inmediato a
su casa, disculpándose con su mujer la besó
diciéndole cuánto la amaba y admiraba su
lealtad. Después llamó a sus hijos y
abrazándolos les manifestó todo el cariño
que sentía por ellos… Esa noche cenaron
todos en paz.
Aunque el hombre no contó de la visita que
recibiría a medianoche, puso en orden todos
sus asuntos y dio instrucciones al respecto
a su esposa. Esa noche los dos se amaron
como cuando eran novios. Faltando diez
minutos para las doce el hombre se levantó
de la cama tratando de no despertar a su
esposa. Decidió esperar a la Parca en el
jardín de su casa. La noche era hermosa,
estrellada. Respiró profundo y se acostó
sobre la grama para mirar por última vez las
estrellas. Escuchó el croar de las ranas y de
los grillos, cerró sus párpados y sintió la
caricia del viento en su cara. Reflexionó
sobre lo bello que era el mundo. Agradeció a
Dios por el tiempo que le permitió vivir, por
la salud, por la libertad, por el amor, por el
trabajo, por su prosperidad y por la familia
que le concedió. Mientras acariciaba a su fiel
perro, la Muerte se le apareció. Miró su reloj,
eran las doce en punto. Bueno ya puedes
llevarme, le dijo el hombre.
Ella, después de un prolongado silencio, le
susurró con tenebrosa voz: ¿Quién dijo que
venía por ti? Todavía no ha llegado tu hora.
Nada más quería visitarte para que me
conocieras y tomaras conciencia de mi
existencia. Pues nunca sabrás cuándo te daré
mi abrazo fatal, porque a ningún ser vivo se
lo advierto. Tómalo como mi regalo, porque
has sido bueno, justo y generoso, para que
así aprecies más tu vida, tu tiempo y vivas
mejor. Casi todos los hombres se creen
inmortales, continuó diciendo la Muerte,
hasta que me conocen, cuando ya es
demasiado tarde. Si sólo recordaran que
siempre estoy a sus espaldas, a un brazo
de distancia y que en cualquier momento
los puedo tocar, vivirían cada instante de
sus vidas como si fuese el último. Al terminar
de decir esto la Muerte se hizo invisible, pero
él sentía que seguía a su lado.
Nunca sabremos cuándo viviremos el último
minuto, entonces, si cada minuto puede ser
el último, ¿por qué gastarlo en discusiones
poco importantes a fin de cuentas o
preocupaciones, conflictos, celos, iras,
envidias, quejas y reclamos? Mejor vivir
ese instante amando, en armonía, sintiendo,
serenos, disfrutando de las pequeñas y
grandes cosas que nos brinda la vida, en
paz con uno mismo y con los demás,
viviendo cada minuto como si fuera el
último, con excelencia.
¡Con Espíritu de Alegría y servicio!
Masiel Hernández
Tel: 240-481-1965 [email protected]
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Publicación de la Renovación Carismática Católica de la Arquidiócesis de Washington
P.O. Box 14832, Silver Spring, MD 20911 Gerente: Tirone Benalcázar Director: José Cortés Jefe de Redacción: Mirtha Hunter Diseño y Diagramación: José Ignacio Ramón
Colaboradores: Padre Roberto Cortés-Campos y Edwin Méndez Publicidad y Ventas: 301-339-3630 Fotografía: Oscar González; www.123rf.com Portada: Gino Santa María e-mail: [email protected] / Fax: 301-422-2213
P iensa, ahí donde Dios te ha
sembrado, ¡espera! Siempre espera.
No te rindas a la noche: recuerda que
el primer enemigo por derrotar no está fuera
de ti: está dentro. Por lo tanto, no concedas
espacio a los pensamientos amargos,
oscuros, ¿no? Este mundo es el primer
milagro que Dios ha hecho, ha puesto en
nuestras manos la gracia de nuevos
prodigios. Fe y esperanza caminan juntos.
Cree en la existencia de las verdades más
altas y más bellas. Confía en Dios Creador,
en el Espíritu Santo que mueve todo hacia el
bien, en el abrazo de Cristo que espera a
todo hombre al final de su existencia; cree,
Él te espera. El mundo camina gracias a la
mirada de tantos hombres que han abierto
brechas, que han construido puentes, que
han soñado y creído; incluso cuando a su
alrededor se oían palabras de burla.
No pensar jamás que la lucha que conduces
aquí abajo sea del todo inútil. Al final de la
existencia no nos espera el naufragio: en
nosotros palpita una semilla de absoluto.
Dios no defrauda: si ha puesto una esperanza
en nuestros corazones, no la quiere truncar
con continuas frustraciones. Todo nace para
florecer en una eterna primavera. También
Dios nos ha hecho para florecer. Recuerdo
ese dialogo, cuando el roble pidió al
almendro: “Háblame de Dios”. Y el almendro
floreció. ¡Donde quiera que te encuentres,
construye! ¡Si estas por los suelos, levántate!
No permanezcas jamás caído, levántate,
déjate ayudar para estar de pie. Si te sientes
vacío o desmoralizado, pide que el Espíritu
Santo pueda nuevamente llenar tu nada.
Obra la paz en medio a los hombres, y no escuchar la voz de quien derrama odio y división. No escuchar estas voces. Los seres humanos, por cuanto sean diversos los unos de los otros, han sido creados para vivir juntos. En los contrastes, paciencia: un día descubrirás que cada uno es depositario de un fragmento de verdad. Ama a las personas. Ámalos uno a uno. Y sobre todo, sueña. No tener miedo de soñar. ¡Sueña!
Cómprelo ya en la Librería Ambulante de la Renovación Carismática
(240-505-4098)
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En este libro del padre Diego Jaramillo,
Director del Minuto de Dios en Colombia
y conocido predicador, nos presenta todo
un seminario de discipulado.
En palabras de su autor: “Presentamos en
este seminario de discípulos algunos
aspectos vividos por los primeros
discípulos y confiamos en que el Maestro
dé eficacia a estas páginas y se sirva de
ellas para llamar a muchas personas a que
le sigan”. Los capítulos nos van guiando
desde la elección por
Dios, su llamado y
nuestra opción por Su
proyecto, hasta acer-
carnos a la escuela,
pedagogía y doctrina
de Jesús.
El objetivo: conducir-
nos a comprender lo
que significa ser apóstoles y testigo de
Jesús hoy. Excelente opción de lectura.
Esta cantante y música católica
colombiana será nuestra invitada el 7
de octubre a nuestro evento Renueva
tu Fe, XIX aniversario del Ministerio
Radial.
Esta producción musical “Luz y Sal”
fue su primera producción de música
enteramente católica y representa el
compartir del inicio de su proceso de
conversión. Luz y Sal es un disco
joven, fresco y emotivo; con mensajes
muy evan-
gelizadores,
alegres y
positivos,
que a través
de ritmos
actuales en
clave de Dios, invita a los Cristianos
a alabar al Señor a través de la
música. Una muy buena opción,
especialmente para los jóvenes.
Papa Francisco
Padre Diego Jaramillo Luna Eikar
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