Mt 13, 44-52
El tesoro, la perla y la red
XVII Domingo Ordinario
Ciclo ‘A’
44. En aquel tiempo,
dijo Jesús a la gente:
«El Reino de los cielos
se parece a un tesoro escondido
en el campo:
El que lo encuentra
lo vuelve a esconder
y, lleno de alegría,
va a vender todo
lo que tiene
para poder comprar
ese campo.
45. El Reino de los cielos
se parece también
a un comerciante de perlas finas,
46. que al encontrar una
de gran valor,
se va a vender
todo lo que tiene
y la compra.
47. El Reino de los cielos
se parece también
a la red que echan en el mar
para recoger
toda clase de peces:
48. Cuando está llena,
se sientan, y reúnen
los peces buenos en cestos
y los malos, los tiran.
la arrastran a la orilla,
49. Lo mismo sucederá
al final del tiempo:
saldrán los ángeles y separarán
a los malos de los buenos,
50. y los echarán al horno
encendido.
Allí será el llanto
y el rechinar de dientes.
51. ¿Entienden bien todo esto?»
Ellos le contestaron:
«Sí.»
52. Él les dijo:
«Todo maestro de la Ley
que se ha hecho discípulo
del Reino de los cielos
es como un padre de familia
que va sacando de su tesoro
lo nuevo y lo antiguo. »
Estas parábolas
nos enseñan que Dios se nos da…
pero quiere
que hagamos lo que nos toca, para
responder a su infinito amor …
Cristo Jesús
nos invita
a construir su Reino
‘Aquí y ahora’.
¡Alegrémonos y vivamos como él
vivió…
Cuidemos nuestro
tesoro…
¿Lo hemos encontrado ya?
¿Qué vamos a vender
para poder comprarlo?
¿Seremos capaces
de dejar todo con tal de tener
a Dios como nuestro
Sumo Bien?
Quien no renuncia a todo
para quedarse con Dios,
al final
de los tiempos,
se perderá
a sí mismo
y perderá la alegría
de llamarlo, PADRE’.
Jesús nos dice también,
como les dijo a sus discípulos:
¿Quieren?
¿Son capaces de desprenderse
de …?
Gracias
por ser siempre Tú
Padre Bueno:
quien se deja encontrar…
Danos la sabiduría para hacer
a un lado los bienes materiales
a los que nos apegamos tan fácilmente,
dejándote a ti de lado…
¡Que estemos
abiertos
a Ti y a lo tuyo,
lleguemos a vivir el Reino
que nos ofreces,
porque nos amas!
para que fortalecidos
con tu Espíritu,
Tu Reino sea nuestro empeño
Y que siendo discípulos misioneros, como tu Hijo,
y nuestro Hermano…
vivamos felices, con María, que supo
responderte como nadie…
Ámbito Misionero
¡Así sea!