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L
A BIOTICA:
FUNDAMENTOS FILOSFICOS
Y APLICACIN
Hans-Martn Sasd
Tmdicbnalmente, la tica de la medkina se ha orientado por prkipios
arraigados en wnce@osilos@as&5iws que contemplahnel lugar del hombreen la
naturalezi7, su relacin con la DivinW, la salud y la
enferme&, y los
conceptos
epistemolgiws y metod&giws ae diagnstico, evaluac& ale riesgos y tratamiento. Del
medicoseespwabanvirhrdestalescomonouzllsardao,hacerelbienyabsfenersede
empkzr su peri& en actos manipulatiws o coercitivos. El paciente virb.wso akbtiz tener
wnfiam en el mdiw y acatar el tratamiento. Hoy d, los adelantos tec&giws y el
advenimiento de una sociedadpluralista que hace hincapi en la autommz del paciente
instruido, conmn una situacibn mucho ms compleja y cambiante. Sin embargo, en
los argumentos biohkos e encuentran algunos prkcipios pragmticos que pueden ayudar
a resolver los dilemas momks. Sass propone basarseen jnincipibs nwrales intermedios
que han ha1120 respaldo en distintas iakologis y en la apl& complementaria de
7xzrbs moaklos de hermekutica y wmuniracin mdiw-paciente. La respmsabilidad
de la salud debeser compartida p3r mt?dti y paciente y fundamentada en el wnobmiento,
el respeto mutuo, y en la wmbinacin de la pericia y la tica.
Interaccin tradicional
de la medicina con la filosofa,
y de la tica con la pericia
La medicina y la filosofa no se
excluyen mutuamente. De los ciclos del na-
cimiento, la vida, el sufrimiento, el dolor, la
felicidad y la muerte surgen interrogantes
esenciales sobre la existencia
h umana.
En el
mbito profesional, estas cuestiones se abor-
dan de acuerdo con los distintos mtodos de
la fosofa, la tica y la medicina.
En Occidente, el pensamiento pi-
tagrico y en Oriente, las enseanzas
taostas
de hace casi 2 500 aos sentaron las bases de
una filosofa mdica que acentuaba los prin-
Instituto Kennedy de
hca.
Dire&&, postal Kennedy In-
shtute of Ethm, Georgetown University, Washmgton, DC
20057, Estados Umdos de Amrica.
cipios de armona y equilibrio: se consideraba
que la salud y la felicidad representaban un
equilibrio csmico o una meta de armona en
la vida. La enfermedad era el resultado de
algn desequibrio, y la funcin de la me-
dicina era restituir el equilibrio 0 la armona,
1ucha1 ontra el desequilibrio y la desarmona,
y aceptar y entender las limitaciones de la
pericia mdica como confines naturales de
la intervencin humana. Tanto el corpls
Hippocraticum como las antiguas autoridades
mdicas de Asia, por ejemplo, Sun Simiao en
la China CI), recalcan la importancia de los
estudios filosficos para el dominio de la
medicina.
El ejercicio de la medicina est
orientado por principios ticos arraigados en
conceptos
fiIosficos, tales
como
los
de
ni1
mcere, no causar dao, y hmum @ere, %acer
el bien (al paciente). La mayor parte de los
textos clsicos de medicina tambin estable-
cen limitaciones en cuanto al empleo de los
conocimientos mdicos para ciertos objetivos.
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Actos como la eutanasia, el aborto, la tortura,
el ejercicio del poder o la manipulacin de las
personas por medio de la intervencin m-
dica pueden ser excluidas de la prctica id-
nea y hbii de la medicina por esas restric-
ciones de la conducta profesional. Por
tradicin, la tica y la pericia se aunan en el
campo de la medicina: la tica sin pericia
nunca puede ser eficaz; la pericia sin tica
nunca redundar en el bien del paciente.
La filosofa clsica de la medicina
comprende los siguientes conceptos metaf-
sicos: el lugar que ocupa el hombre en la na-
turaleza; su relacin con lo Divino; la salud y
la enfermedad, y los conceptos epistemol-
gicos y metodolgicos de diagnstico, clasi-
ficacin, evaluacin de riesgos y tratamiento.
La tica mdica clsica establece criterios para
la relacin entre paciente y mdico, lo que
es mejor para el paciente y el conjunto de
virtudes que debe reunir el buen mdico.
Los adelantos de la tecnologa
mdica y el surgimiento de la sociedad plu-
ralista han producido una combinacin de
factores que determinan el conjunto particu-
lar de prioridades de la filosofa y la tica
mdicas en los umbrales del sigIo XXI. La
medicina moderna nos permite, mediante el
cuidado intensivo, prolongar la vida de al-
gunos pacientes hasta tal punto que debemos
preguntarnos si ese acto es exigido o no por
el efhosmdico y su gloriosa tradicin. El tras-
plante de rganos, la fecundacin in tituo, los
cuidados intensivos, la reanimacin y la
52
psicofarmacologa son nuevos trminos que
z
indican la mayor responsabilidad moral ema-
i
nada de la expansin de la capacidad tcnica.
s
El trabajo en equipo, los especialistas mdi-
8
cos, el trabajo por turnos, los seguros de salud
r-4
y los sistemas de atencin de salud son ex-
s
presiones que denotan los cambios orgnicos
s
que ha sufrido la relacin tradicional mdico-
22
paciente. Otros trminos, tales como la au-
&
s
tonona del paciente y el consentimiento
informado, se derivan de cambios emanci-
s
patorios en el estilo de vida y de la compren-
sin que tiene de s mismo cada ciudadano
instruido de fines del siglo XX.
Aun el nuevo trmino biotica in-
392 dica que los aspectos epistemolgicos y mo-
rales de la prestacin de asistencia sanitaria
ya no se pueden describir en funcin de los
parmetros tradicionales de la relacin
mdico-paciente. La biotica abarca un campo
mucho mayor que el de la estricta relacin
entre el mdico y el paciente, e incluye la
responsabilidad profesional por todas las for-
mas de vida y por el ethosparticular que debe
prevalecer en las formas modernas de la me-
dicina institucionalizada y organizada (2).
En el presente documento se ana-
lizarn las siguientes cuestiones filosficas re-
lacionadas con la biotica: el concepto de
salud y enfermedad; los principios de la bio-
tica; la relacin mdico-paciente, y la medi-
calizacin de valores relacionados con el estilo
de vida.
La incertidumbre mdica y moral
y los modelos de explicacin
mdicos
En los das de auge del raciona-
lismo, Descartes formul el postulado de que
solo poda ser verdadero lo que se percibiera
de manera clara y distintaz lllud orrzneesse
verum quod valde che et distincte percipio (3). Si
se exigiera esa percepcin clara y distinta
antes de cualquier intervencin mdica, los
mdicos podran actuar solo en contadas oca-
siones. Los crfticos de Descartes formularon
la teorfa neokantiana de la ciencia, en la que
se hace una distincin entre la nomottica (las
ciencias naturales) y las ciencias idiogrtkas
(las humanidades) (4). En ese caso, el arries-
gado asunto de diagnosticar, pronosticar y
aplicar terapia no se ajusta a los modelos que
se imitan a establecer eyes o a describir ideas.
Toulmm subraya que el modelo
de historia propuesto por Vico ofrece un
marco mucho mejor que el modelo geom-
trico cartesiano para analizar la ciencia mdica
(5). Despus de todo, el cuerpo humano, su
salud, el deterioro de esta y los accidentes
que representan riesgos para la salud tienen
una historia. Esta se reconstruye en la anam-
nesis mdica y proporciona informacin para
pronosticar futuros acontecimientos con in-
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tervencin mdica o sin ella. Los adelantos
alcanzados en la medicina desde la poca de
Sydenham hasta Ia del diagnstico compu-
tadorizado y los sistemas especializados pue-
den explicarse como un proceso de dismi-
nucin o aun de desaparicin del concepto
substancializado de la enfermedad, species
morbosae, de orientacin hacia la nocin de
flexibilidad en la recoleccin de datos y su
interpretacin. El diagnstico no establece
leyes ni explica ideas; es una singular decla-
racin temporal (6). Entre los elementos
esenciales de todo acto mdico estn la res-
ponsabilidad, la confianza, la orientacin en
materia de decisiones y la etiologa; sin em-
bargo, ninguno de estos elementos en s de-
termina el acto mdico (7). La verdad en la
medicina no es ni la explicacin precisa de
ideas ni la interpretacin de leyes naturales,
sino mas bien el xito de la terapia y el con-
suelo. Hay un antiguo dicho alemn que
contesta la mayor parte de los interrogantes
epistemolgicos que surgen en la biomedicina
y la biotica: El verdadero curandero siem-
pre tiene razn.
Al examinar los diversos par-
metros que ofrece la teorfa de la ciencia, es
evidente que la medicina no es una ciencia
en el sentido estricto de las ciencias naturales
ni tampoco un arte de discernimiento. De-
bemos reconocer que la medicina es ms bien
un mtodo idneo para evaluar riesgos, re-
solver la incertidumbre y emitir un pronstico
basndose en la experiencia, en un para-
digma y en la responsabilidad personal y pro-
fesional.
La aplicacin de la tica a la me-
dicina sigue las mismas reglas que la de la
pericia tcnica: diagnstico cuidadoso y di-
ferencial, ponderacin de las posibilidades de
intervencin y eleccin de la ms beneficiosa.
El diagnstico mdico sigue las reglas de la
hermenutica y lleva a investigar y valorar el
relato que hace cada paciente de su bienestar
objetivo y subjetivo. As como la vida es un
cuento que se puede narrar, tambin lo son
los cambios, las mejoras y el deterioro de la
vida. Pero al contrario de la hermenutica en
el campo de las humanidades, la medicina no
solo interpreta sino que obra segn los re-
sultados de los procedimientos hermenuti-
cos, entrelazando de forma dialctica la in-
terpretacin con la interaccin, la cuan-
tificacin con la manipufacin y la teora con
la prctica.
En definitiva, la medicina no se
puede reducir a los parmetros de una simple
ciencia natural. La responsabilidad profesio-
nal de curar y consolar no puede depender
exclusivamente de exmenes de sangre ni de
otros datos de carcter cientfico. El estado
de los valores del paciente es tan importante
como su estado seroIgico, para los fines de
diagnstico, pronstico e indicacin terapu-
tica. En forma anloga, el estado de los va-
lores del mdico y los que se incorporen en
el medio en que se presta la atencin de salud
son tan importantes como la capacidad tc-
nica individual de cada profesional, el marco
del sistema de atencin de salud y la calidad
de sus instituciones. Es de particular inters
la funcin que desempean las organkacio-
nes profesionales para conformar, proteger y
establecer los principios de tica profesional,
W
orientando en sentido paternalista tanto a sus
miembros como a los clientes de estos. Las
ls
organizaciones profesionales desempean un s
papel de importancia, todava no evaluado
cabalmente desde el punto de vista filosfico,
8
como mediadoras de la interaccin de las per-
sonas en su funcin de proveedoras y recep-
g
toras de servicios profesionales.
3
Cuando se trata del cuidado de
los pacientes, debemos tener presente el am-
$
biente cargado de valores en que se realiza la
intervencin mdica. Es por esta razn que
2
se han elaborado listas de verificacin de Ei
datos no cientficos con objeto de abordar las w
cuestiones personales y de valores en la re-
3
lacin mdico-paciente y determinar lo que
es mejoi para el paciente (8, 9). La interven-
s
cin mdica no se puede basar nicamente
k
.
en datos cientficos, por la compleja natura-
22
leza de la explicacin mdica, por la incerti- 3
dumbre inherente al diagnstico y aI prons-
tico, y porque el ethcs de la medicina es tratar
al paciente como un todo y no los sntomas
393
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o enfermedades aislados. Especialmente en
esta era de alta tecnologa en el campo de la
medicina, la historia de la ciencia mdica avala
la exigencia de una nueva apreciacin de 10s
valores tradicionales humanistas y ticos que
solan ser parte del arte y ciencia de curar:
en el buen ejercicio de la medicina el axio-
grama del paciente tiene tanta importancia
como su hemograma. Los conceptos de
salud, bienestar objetivo y subjetivo y felici-
dad, al igual que sus opuestos, son mucho
ms inclusivos que los datos de laboratorio.
La biotica es, pues, el complemento nece-
sano de la biociencia; mientras que esta se
basa en los principios de las ciencias naturales
y la evaluacin de riesgos, la biotica descansa
en los principios morales formulados durante
el curso de la historia de la tica general y
profesional, y en su aplicacin tradicional.
Principios de biotica
en el mundo moderno
El mundo contemporneo no se
caracteriza solamente por un incremento del
numero de tecnologas que permiten inter-
venir en casos que en el pasado no daban
lugar a luchar contra el sufrimiento 0 la en-
fermedad. En el mundo moderno, los cam-
bios tecnolgicos se acompaan de nuevas
actitudes sociales y culturales que hacen hin-
capi en el individuo como principal autori-
dad decisoria sobre cuestiones relacionadas
con valores referentes a estilos de vida y
metas personales. Adems de la nueva ri-
queza tecnolgica, el mundo moderno ha ge-
nerado un caudal de posibilidades individua-
les en cuanto a los valores que puede
considerar prioritarios. La sociedad moderna
se ha llamado pluralista porque emancipa al
ciudadano instruido de las antiguas fuerzas
ideacionales dominantes que a menudo te-
man carcter de adoctrinamiento. Los ciu-
dadanos instruidos, clientes y proveedores de
servicios, tienen que entablar un dialogo
sobre los riesgos y beneficios que proporcio-
nan ciertos servicios, porque en una sociedad
pluralista las personas instruidas pueden di-
ferir en su evaluacin cultural y moral de los
riesgos.
Esta nueva situacin social con su
abundancia de opciones de diversos valores
exige concentrarse en los principios morales
intermedios tradicionales en la tica mdica,
tales como beneficencia, nil nwere, justicia,
responsabilidad profesional y respeto por la
autonoma del paciente, bien individual y
bien comn, alivio del dolor y abstencin de
prolongar la agona (10). Estos principios
de biotica han sido y sern reconocidos por
una amplia variedad de posturas religiosas,
filosficas e ideolgicas. La actitud de Jess
hacia el Buen Samaritano (Lucas, 1025 sqq.)
es un caso en el cual se destaca que el prin-
cipio intermedio de ayudar al vecino puede
apoyarse en distintas tradiciones metafsicas
o religiosas. En lo que respecta al principio
tradicional de la beneficencia mdica, es
alentador sealar que dicho concepto puede
encontrar apoyo y, de hecho, ha sido res-
paldado por tradiciones tan diversas como la
tica cristiana de distintas denominaciones, la
tradicin humanista no religiosa, la filosofa
utilitarista britnica, los rigorismos kantianos
del imperativo categrico, el concepto mar-
xista de solidaridad y aun la posicin anar-
quista de ayuda mutua propuesta por Kro-
potkin. Otros principios de biotica que
pueden encontrar amplio apoyo en las di-
versas tradiciones de una sociedad pluralista
son el respeto por la autonoma del paciente,
el principio de no causar dao y la prioridad
del paciente por encima de cualquier consi-
deracin general de ndole poltica o econ-
mica. Independientemente de los distintos
parmetros culturales 0 histricos en que se
presten los servicios mdicos, hay ciertos
principios intermedios que parecen ser esen-
ciales para el buen ejercicio de la medicina.
Sin embargo, hay otros principios
que son mas difciles de aplicar a casos con-
cretos debido al desacuerdo que provocan en
las sociedades pluralistas. Hay muchas po-
lmicas, por ejemplo, en tomo al tratamiento
de pacientes comatosos o con diagnstico de
muerte cerebral y de recin nacidos con gra-
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ves discapacidades, as como en tomo al de- que se persigue. El consentimiento infor-
recho de practicar la anticoncepcin o el mado, por ejemplo, ha de ser microasignado
aborto. Cabe recalcar que el hecho de cen- segn diversas posibilidades: consentimiento
trarse en esos principios intermedios en lugar
por poder, presunto, con conocimiento de
de luchar contra las creencias bsicas de otros
causa, con dolor, con persuasin o por medio
contribuir a establecer una sociedad pacfica,
del testamento sobre la propia vida. El mdico
rica en diversos valores. En los argumentos
benefactor debe miu-oasignar sus buenas in-
bioticos se han establecido algunos princi-
tenciones al decidir entre posibiidades con-
pios pragmticos para la reduccin del riesgo flictivas; si ha de aliviar el dolor o iniciar un
moral que ayudaran a reducir o aun a re-
tratamiento enrgico, prolongar la vida o con-
solver algunos de los problemas que suscitan
solar al paciente, o prestar cuidados intensi-
las divergencias de opinin (ll J:
vos 0 paliativos.
q En biotica y en los otros campos
de la tica aplicada, el primer principio adap-
table a una sociedad pluralista es la necesidad
de respetar el marco de prioridades de cada
ciudadano y abstenerse de inducir a cualquier
persona a actuar de una forma que no pueda
justicar moralmente. Ello entraara no so-
licitar nunca a persona alguna que practique
un aborto o que done rganos o sangre, si l
o ella cree que el hecho de abortar un feto o
de donar sangre u rganos no se puede jus-
tificar por razones religiosas, metafsicas o de
otra ndole.
0
A veces es preciso asignar a un
mismo caso vanos principios opuestos; por
ejemplo, respeto a la autonoma del paciente
junto con una responsabilidad mdica de tipo
paternalista, o bien aliviar el dolor con me-
dicamentos que podran representar un grave
riesgo para la salud o la vida.
0 El centenario principio tomista de
subsidiaridad afirma que los servicios que se
puedan proporcionar de forma descentrali-
zada y voluntaria no deben organizarse en el
plano central del gobierno ni de la sociedad.
La aplicacin de este principio podra redu-
cir la presin ejercida sobre las instituciones
polticas centrales para que se hagan respon-
sables de asuntos controversiales y, al mismo
tiempo, permitira actuar a los grupos des-
centralizados y de voluntarios de acuerdo con
sus propias prioridades morales.
q Por ltimo, la asignacin de prio-
ridad a las necesidades urgentes de cada pa-
ciente, por encima de las consideraciones ge-
nerales de justicia para todos o de la
estructura del sistema general de atencin de
salud, permite que el mdico pueda distinguir
sus obligaciones mdicas como profesional
de sus deberes cvicos como ciudadano.
2
El mdico benefactory el bien del paciente :
Tanto las modifkaciones en la
8
prestacin social e institucional de servicios
de atencin de salud como los cambios so-
6
u
0 El principio de solidaridad hu-
mana exige que se preste asistencia y se pro-
teja del sufrimiento al prjimo, aun cuando
existan profundas diferencias ideolgicas o re-
ligiosas entre individuos.
ciales y culturales hacia una sociedad mas plu-
dista han influido en la relacin del mdico
con el paciente. Desde la poca de Hipcrates
hasta el siglo pasado, la eficacia de la medicina
era bastante marginal y el mdico deti lo
que era bueno para el paciente. Hoy en da,
la definicin de bonum fme -beneficencia,
Cl En ciertos casos concretos, la eva-
luacin moral exige la microasignacin de
principios intermedios con el fin de centrarse
con precisin en el objetivo moral y mdico
hacer el bien al paciente- no puede ser for-
mulada exclusivamente por el mdico, por
$
dos razones. La primera radica en que la mm-
tiplicidad de opciones que tiene el facultativo
2
k
exige determinar el propsito de su interven- l
cin. Para decidir si debe aplicar quimio-
terapia 0 radioterapia posoperatoria intensiva
3
0 atencin paliativa, tiene que preguntarse:
pz&l es el bien que le conviene ms al pa- 395
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396
ciente? La segunda razn es que diferentes
personas tienen distintos conceptos de 10 que
desean de la vida y de lo que estn dispuestos
a sacrificar para obtenerlo: el nocivo y estre-
sante hbito de trabajar en exceso o el con-
sumo recreativo de drogas a cambio de la
salud; el gasto en las cosas placenteras de
la vida a cambio de los ahorros para el seguro
de salud o la vejez.
Segn el diagnstico de Pelle-
grino y Thomasma, la biotica contempor-
nea lleva la importancia de la autonoma a
extremos morbosos. Estos autores piden que
se restituya el principio de la beneficencia en
forma de beneficencia fiduciaria; es decir,
que los mdicos y los pacientes mantengan
en confianza (fiducia, en latn) la meta de
actuar en pro de los mejores intereses mutuos
(12). Sostienen que tanto los pacientes como
los mdicos deben orientarse de conformidad
con un determinado conjunto de virtudes, y
proponen un juramento post-hipocrtico
que adapte los principios hipocrticos bsicos
al mundo moderno de pacientes instruidos y
que lleve al mdico y al paciente a compartir
la adopcin de decisiones. La funcin del m-
dico en la era post-hipocrtica tiene por lo
menos tres aspectos distintos:
cl
EI modelo hipocrtico representa
la situacin antropolgica y existencial de la
ayuda urgente y de la necesidad apremiante;
ese es el modelo tradicional que no admite
reemplazo mientras haya seres humanos que
sufren y necesiten atencin mdica y moral.
0 El modelo contractual asigna al
mdico la funcin de proveedor y al paciente
la de receptor de servicios especializados,
como los de diagnstico o tratamiento, de
laboratorio, anestesia o intervenciones qui-
rrgicas especializadas. En este caso el pa-
ciente esta en pleno control de su autonoma
y su relacin con el mdico no es distinta de
la que existe entre otros proveedores y sus
clientes.
0 Por ltimo, el modelo de asocia-
cin convierte al mdico en consultor, en el
socio que maneja a largo plazo los riesgos para
la salud o las enfermedades crnicas como la
diabetes, la hipertensin o la enfermedad de
Alzheimer. El paciente participa como prin-
cipal centinela del equilibrio de su salud y
bienestar objetivo o subjetivo. La funcin del
mdico es ayudar al paciente a ayudarse a s
mismo. Este modelo en particular exige un
paciente instruido y dispuesto a aceptar una
gran parte de la responsabilidad (13).
Los tres modelos describen dife-
rentes situaciones hermenuticas y formas de
manejar la comunicacin entre el mdico y el
paciente, y hay ciertos casos en que se com-
binan.
El paciente virtuoso y los riesgos
derivados del estilo de vida
Las discusiones sobre biotica se
han centrado generalmente en las nuevas
funciones y responsabilidades del mdico,
pero no han ahondado lo suficiente en el
papel que desempea el ciudadano instruido
como paciente 0 como centinela en la protec-
cin de su salud y en la prevencin de riesgos.
Las dos virtudes que se han exigido siempre
al paciente son el cumplimiento y la con-
fianza. En pocas pasadas, el ciudadano
comn era menos educado y contaba con
pocos medios para asegurarse de su buena
salud, lo que dificultaba su participacin en
la toma de decisiones mdicas, prevencin de
riesgos y aceptacin de la responsabilidad
principal en materia de salud. Sin embargo,
exista un conocimiento general de la diet-
tica, la regla de oro que imparta la sabidurfa
de evitar los extremos en la vida, reduciendo
as la exposicin individual a los riesgos. La
tradicin diettica ha sido reemplazada por el
concepto de la medicina como intervencin
y reparacin del deterioro que podra haberse
evitado desde un principio.
En nuestros das, hay cada vez
ms enfermedades y riesgos para la salud que
se relacionan con el estilo de vida; se ha aban-
donado la sabiduk diettica. No obstante,
desde el punto de vista moral hay que con-
siderar el derecho de cada ciudadano a la
salud tanto como su deber y responsabilidad
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de velar por ella. Sobre todo, esto significa la
obligacin o el deber de proteger la propia
salud por medio de la nutricin, el ejercicio
y el solaz, y de evitar los riesgos ocupacio-
nales o recreativos que la puedan perjudicar.
Rn sentido moral, es difcil aceptar que los
frutos que rinden los estilos de vida nocivos
son para el consumo individual, mientras que
los costos de salud que de ello se derivan
tienen que ser compartidos por la sociedad.
Adems, se contrapone a la pro-
clamada autonoma del ciudadano y del pa-
ciente que los asuntos relativos a la atencin
de la salud no se resuelvan de forma razonada
en el plano individual.
Cuando los servicios pblicos de
atencin de salud son fcilmente asequibles,
algunos de los conflictos personales sobre va-
lores se suelen abordar indirectamente por
medio de la medicalizacin de la felicidad o
la tristeza, las sensaciones de malestar, frus-
tracin, y desilusin, o la muerte o prdida
de un ser querido. Esta medicalizacin de
problemas no mdicos relacionados con el es-
tilo de vida representa un abuso de la prctica
de la medicina y es contraproducente como
forma de afrontar y dominar las crisis exis-
tencialistas o las dificultades de la vida.
Los principios ticos del paciente
y del mdico as como cualquiera otra forma
de tica profesional, pueden basarse ya sea
en el concepto de virtudes (7) o bien en el de
deberes contractuales que en una sociedad
pluralista implican una compleja trama de
obligaciones entre sus miembros (24). Por tra-
dicin, la tica personal y profesional siempre
se basaba en una teora de virtudes cuyo fun-
damento epistemolgico era la verdad reve-
lada, como en el Antiguo o el Nuevo Testa-
mento, o la verdad basada en ciertas formas
de ley natural. La influencia de las teoras del
racionalismo y del criticismo ha socavado las
de la verdad revelada y de ley natural y estas
han sido reprochadas de apoyar la tica he-
ternoma y explotadora. El modelo contrac-
tual entre personas instruidas y conscientes
de los riesgos reemplaz los modelos basados
en la ontologa; esto se observa ya en Mon-
tesquieu, Locke y Althusius. Recientemente,
McWyre ha presentado razones decisivas en
apoyo de la tica contractual (15J Los escritos
de Engelhardt tambin influyen en su favor
(14),
en tanto que otros eruditos se inclinan
a reafirmar los principios de los deberes fi-
duciarios profesionales basados en la virtud
(12).
Dentro de la riqueza de la historia de la
tica ambos modelos hallan slido respaldo
como formas de orientar el establecimiento
de una tica biomdica; aunque diferentes en
su estilo de argumentacin, en la prctica bien
podran funcionar juntos y fomentarse mu-
tuamente, ya que en la medicina lo que
cuenta es la practica, no la teora.
En su modelo tradicional de las
virtudes, Aristteles seal los tres conjuntos
de cualidades que conforman a la persona
virtuosa (educacin e informacin; eleccin
razonada y con conciencia del riesgo; cohe-
rencia, consecuencia y fiabilidad): En primer
lugar, debe tener conocimientos; en segun-
do lugar, debe escoger los actos y escogerlos
por su valor intrnseco; y en tercer lugar, sus
obras deben proceder de un carcter fkrne e
3
invariable
(Efica a NicGmaco,
1105, 3lsqq).
i=
r-4
El futuro de la medicina -y de
la salud y la felicidad- depender del desa-
8
rrollo de una pericia moral relacionada con la s
salud y el bienestar, basada en la capacidad
prudente y juiciosa de anakar, evaluar y apli-
u
car principios filosficos, de la misma manera
que la medicina buena y eficaz de los tltimos
g
100 anos se fundament en el anlisis cui-
3
dadoso, evaluacin y aplicacin de la pericia
tcnica. Sin embargo, el futuro de la biotica
$
ser determinado por el xito que se pueda
b
lograr en reintroducir y reafirmar no solo la
8
tica del mdico sino la del paciente; es decir, 2
del
efhs
que siguen los seres humanos ir-w
w
truidos y responsables que, segn Aristte-
3
les, son los elementos esenciales de una so-
ciedad pacfica, feliz y rica en cultura. El
8
u,
destino de las personas y las sociedades sanas .
del futuro depender de la medida en que se
w
aprovechen los tesoros que encierran los li-
s
bros de filosofa y tica; ante todo, por parte
del ciudadano instruido y luego por los pro-
veedores profesionales de servicios de pre-
397
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8/8
vencin y tratamiento de los riesgos para la
salud, o sea, la comunidad mdica. Esta ser
la prueba definitiva que determinar si au-
tonoma, responsabilidad y beneficencia son
solo palabras en los libros de filosofa, jura-
mentos y declaraciones o si son parte de nues-
tra naturaleza humana que, cabe reconocer,
requiere perfeccionamiento y cultivo, incluso
en los actos de beneficencia, consuelo, cura
y apoyo. J-a pericia y la tica deben ir de
la mano: la tica sin pericia es desatinada; la
pericia sin tica, ciega.
RE
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S MMARY
BIOETHICS:
PHILOSOPHIC BASES
AND APPLICATION
Medical ethics have tradition-
ally been guided by principies based on
classical philosophical ideas about the
place of man in nature, his relation to God,
health, and disease, and on the episte-
mological and methodological concepts of
diagnosis, risk evaluation, and treatment.
The virtues
expected of
a
physician were
to
cause no harm, to make patients better,
and to refrain from using his skills forma-
nipulation or coercion. The good patient
was supposed to trust the physician and
follow the treatment. Today, technological
progress and the advent of a pluralistic
society that emphasizes the autonomy of
informed patients make for a much more
complex and changing situation. How-
ever, some pragmatic principles found in
bioethical arguments may assist in resol-
ving moral dilemmas. Sass proposes that
a basis be sought in intermediate moral
principies that have found support in
various ideologies and in complementary
application of severa1 models of doctor-
patient hermeneutics and communication.
Responsibility for health should be shared
by physician and patient and founded on
knowledge, mutual respect, and a com-
bination of skill and ethics.