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1. LA FORTUNA DE PERSIO Y LOS COMENTARIOS A SU OBRA 1.1. BREVE
PANORAMA DE SU FORTUNA El comentario que llevó a cabo Nebrija es
uno de los muchos testigos que hablan de la fortuna que alcanzó a
Persio desde la misma publicación de sus Sátiras. El que se haga un
comentario, el que otros antes ya hubiesen sido llevados a cabo,
tiene naturalmente unas razones; se explicaba a Persio porque su
obra se leía y estudiaba; el comentario de Nebrija se entenderá
mejor si se tiene en cuenta lo que ha habido antes y se le inserta
en una tradición. Es bien sabido que Persio desde el mismo momento
de escribir sus Sátiras se convirtió en autor “de clase”; es
conocido, citado, merece, como otros poetas, que se escriba una
vita sobre él y le alcanza la suerte, que no necesariamente azar,
de que esta vita se nos haya transmitido, en vez de perderse como a
otros les ocurriera, junto a las de autores tan importantes como
Terencio, Virgilio, Horacio, Tibulo y Lucano1; este hecho por sí
solo ya podría hacer pensar que Persio era autor que, pese a su
escasa producción literaria, estaba para muchos lectores al mismo
nivel que los autores anteriormente citados. El satírico
volaterrano se ganó ya el respeto y la admiración de sus
coetáneos2. También disfrutó de notable aceptación durante buena
parte del período final de la Antigüedad y durante la Edad Media3.
Distintas razones justifican este éxito, con el que muy pocos
autores clásicos lograrán competir. La más poderosa de ellas es,
sin duda, la naturaleza moralizante de la obra de Persio, que
otorgó a ésta un considerable atractivo para los romanos
interesados por la filosofía moral y para los cristianos que no
desdeñan aquellos textos clásicos que puedan apoyar y completar sus
doctrinas. Aspectos tales como el énfasis en la “crítica”, la
burla, los tipos y la descripción de vicios personales aumentaban
el intéres por el texto de Persio. Este éxito se traduce,
evidentemente, en la existencia de un número importante de
manuscritos de Persio4. Aunque sabemos que ya en el siglo VI un
autor como Gildas posee algún conocimiento sobre Persio5 el
comienzo del asentamiento del volaterrano como autor
1Vidas atribuidas a Suetonio, De poetis. Jerónimo lo menciona dos
veces (Chronicon, ad Ol. 203, 2 y ad Ol. 210, 2) y quizá merezca
recordarse, como se ha hecho (cf. ROSTAGNI 1964: 140), que entre
Ovidio y Persio no menciona Jerónimo a ningún otro. 2Así se aprecia
ya entre los autores de su tiempo: Lucano, Quintiliano y Marcial,
que ocasionaron los famosos juicios de los dos últimos: multum et
vere laudis Persius uno libro meruit <QVINT. inst. 10, 1, 94>
y Saepius in libro memoratur Persius uno,/ quam levis in tota
Marsus Amazonide <MART. 4, 29, 7-8>. 3Otros períodos han
presentado un interés mucho menor por la obra del poeta latino.
Entre ellos podemos citar el Siglo de las Luces. Los filólogos del
XVIII sólo incidentalmente se ocupan de Persio, cf. DOLÇ (1949:
59). No obstante, un cierto interés es perceptible en Inglaterra,
donde cobró fama la edición de John Baskerville, grabador e
impresor de justa fama por la elegancia de los tipos empleados en
sus ediciones, cf. MIRALLES (1986: 152-153). 4P. Scarcia Piacentini
ofrece un catálogo de manuscritos, amén de escolios y comentarios
hasta 1600 (SCARCIA 1973). Puede verse también el estudio anterior
de CERRATI (1912). 5MANITIUS (1923-64: I 209).
6
importante durante la Edad Media puede situarse en el renacimiento
carolingio6. A partir de esta época Persio era citado
frecuentemente por los autores medievales; así en el siglo X Persio
aparece en los escritos de Gonzalo de Novara y un verso suyo puede
encontrarse en la anónima Ecbasis captivi7. Durante el siglo XI es
frecuente su aparición en los textos de los autores de polémica
eclesiástica como Manegold von Lautenbach, Humbert, Alboin y
Herrand von Halberstadt8. También en el s. XI el prólogo de la
reelaborada Gesta S. Servati presenta, además de la influencia de
Salustio y Horacio, la de Persio9. Un autor de la importancia de
Bernardo de Claravalle cita a Persio en su De moribus et officio
episcoporum10. Persio aparece también de distintas maneras en la
obra de Aynard de St. Evre, Ratherius von Lüttich, Ebrachar von
Lüttich, Ruotger, Thietmar von Merseburg, Bernward von Hildesheim,
Alpert von Metz, la Vita Burchardi Wormat, Laurentius de
Montecassino, Wolfhere von Hildesheim, Adam von Bremen, la Vita
Pirminii, Gozwin von Mainz, Walther von Speier, Adalberto de Laon,
Egbert von Littich, Ekkehart IV von St. Gallen, Arnulf, Abbo de
Fleury, Byrhtferth, Papias, Walo von St. Arnulf y Gerbert de
Reims11. El siglo XII es, sin duda alguna, la centuria en la que la
presencia del satírico latino goza de mayor peso y extensión.
Persio está presente en la obra de Rupert von Deutz12, de Petrus de
Cluni en sus cartas13, de Juan de Salisbury14 y de una larga lista
de autores y obras que incluye el De pasione sanctorum Thebeorum de
Sigeberto de Gembloux, el De animae exilio et patria de Honorio de
Autun, el Itinerarium Kambriae de Giraldo Cambrense, el Liber de
decem capitulorum de Marbordo de Rennes, Galfredo de Vinsauf,
Balderico de Bourgueil, Enrique de Settimello o los Carmina Burana.
Durante esta época es particularmente importante la influencia del
Prólogo (o Coliambos) de la obra persiana, en gran medida a causa
del rechazo del paganismo que los medievales veían en ella. De esta
manera Persio era interpretado como un autor semicristiano, dado
que él mismo se proclamaba en el Prólogo semipaganus y rechazaba a
las Musas, el culto, en definitiva, de los dioses paganos15.
Autores sobre los que el Prólogo de las Sátiras influyó fueron
Walter Map en los versos 505 y siguientes de su De palpone et
assentatore, Benzo de Alba, Lamberto de Ardre, Fulco o los anónimos
autores de la Vita Stephani minor y del Liber de recuperatione
Ptolemaidae16. Como personaje, Johannes de Auville en su
Architremius presenta negativamente a Persio; es un habitante de la
Colina de la Presunción y lo caracteriza como mero repetidor
“pedisequo” de los versos de Horacio. Más tarde Dante menciona en
Purgatorio XXII a
6ROBATHAN-CRANZ (1976: 204b). 7MANITIUS (1923-64: I 533, 535 y
618). 8MANITIUS (1923-64: III 21 ss.). 9MANITIUS (1923-64: III 83).
10MANITIUS (1923-64: III 127). 11MANITIUS (1923-64: II 662, 36 ss.,
48, 177, 267 ss., 273, 281, 302, 305, 314, 407, 412, 446, 471, 477
ss., 505 ss., 525 ss., 567, 589 ss., 670 ss., 702 ss., 722 ss., 725
y 731). 12MANITIUS (1923-64: III 131). 13MANITIUS (1923-64: III
137). 14LADERO (1984: 34). 15Cf. CURTIUS (1995: 330-331), cf.
también ibidem el capítulo completo “Las musas” donde se describe
la actitud medieval respecto a estas divinidades, frecuentemente
traducida en un frontal rechazo. 16MANITIUS (1923-64: III 365, 632,
728, 755, 896, 939, 996, 271, 454 y 456, 502, 667, 576 y
702).
7
Persio en una lista de “autores aprobados” que incluye nombres como
los de Terencio, Plauto, Eurípides, Cecilio, Simónides y Agatón17.
Persio se introduce en los abundantes florilegios de autores
clásicos, libri manuales18 y libros similares realizados durante la
Edad Media19. Así, durante el período carolingio, lo encontramos en
los Exempla diversorum auctorum de Mico de S. Riquier20. En los
libros relacionados con las Artes aparece también con frecuencia
Persio. Enrique de Andeli en su Bataille des set ars cita al poeta
latino entre los autores que combaten contra la lógica en defensa
de la Gramática21. En el Liber derivationum de Hugutio aparecen 97
versos de Persio (sólo 79 de Ovidio)22 y en el Liber dictaminum et
salutationum se presentan ejemplos de Persio y otros autores23.
Persio destaca como autor de escuela, apareciendo con frecuencia en
las listas de autores enseñados a niños y jóvenes. En época
carolingia Heiric de Auxerre imparte lectiones sobre Persio24.
Remigio de Auxerre lo utiliza en sus comentarios a Donato25 y los
Disticha Catonis. Walter de Spira lo enseñaba alrededor de 97526.
Ya en el siglo XI el Ars lectoria (1086) de Aimeric lo asigna como
materia de enseñanza del tercer curso27 y lo incluye dentro de la
lista de los autores “de oro” (hay también autores “de plata” y “de
estaño”) como autor autenticus28. Conrado de Hirsau (primera mitad
del siglo XII) lo incluye en su muy amplia lista que proporciona en
su Dialogus super auctores sive Didascalion29, sin duda a causa de
su carácter moral, criterio de suma importancia en la época30. Ya
en el siglo XIII Eberardo el Alemán menciona a Persio en el poema
didáctico Laborintus junto a Juvenal y a las Sátiras de Horacio
(los autores que menciona, tanto clásicos como modernos, son
treinta y siete)31.
17CURTIUS (1995: 370). 18Gracias al trabajo de E. Matthews Sanford
podemos saber, entre otras cosas, qué manuscritos incluyen a Persio
entre los autores de los que se extraen textos a estos manuales: s.
IX: 5; s. X: 5; ss. X/ XI: 2; s. XI: 11; s. XII: 8; ss. XII/ XIII:
2; s. XIII: 12. Como la propia autora señala, estos libros son de
gran utilidad para el estudioso pues serve as useful illustrations
of the educational and cultural interests of their compilers and
readers (SANFORD 1924: 190). Los siglos en los que aparecen más
manuscritos son el XI y el XIII, lo cual resulta normal. El número
total de manuscritos es de 46. Otros autores, representativos por
diversas razones, reflejan los siguientes datos en número total de
manuscritos en los que aparecen: Boecio, 73; Horacio, 57; Marcial,
16; Ovidio, 94; Séneca (incluyendo obras apócrifas), 71; Terencio,
9; Tibulo, 1. Como puede comprobarse, las sátiras de Persio
alcanzan en este tipo de obras una difusión notable. 19Sobre esta
cuestión cf. también ULLMAN (1932). 20BOLGAR (1977: 126). 21CURTIUS
(1995: 90). 22MANITIUS (1923-64: III 192). 23MANITIUS (1923-64: III
302). 24BOLGAR (1977: 127). El interés de Heiric por los autores de
sátiras es evidente, pues comenta también a Juvenal y a Horacio,
cf. MANITIUS (1923-64: I 502). También utiliza Heiric a Persio en
las glosas a la Vita S. Germani, cf. MANITIUS (1923-64: I 503).
25MANITIUS (1923-64: I 507 y 512). 26CURTIUS (1995: 80). 27BOLGAR
(1977: 197). 28CURTIUS (1995: 656). 29BOLGAR (1977: 243). 30CURTIUS
(1995: 80). 31CURTIUS (1995: 82).
8
En el Renacimiento Persio va a mantener su atractivo para los
humanistas. El volaterrano era uno de los autores clásicos que
formaban parte del bagaje del más grande precursor del humanismo,
Petrarca32. En Francia trabajan sobre Persio durante los siglos XVI
y XVII G. Durand, A. Foulon, A. Fouquelin, Cl. Mignault, P. Pithou,
A. Turnebo, J. Vatel, É. Vinet, F. Morel II, B. Automne, I.
Casaubon, J. Tourneroche, E. Claviere, Th. Marcilius33. En Italia,
pionera en el triunfo del Humanismo, se produjeron los primeros
trabajos sobre Persio que manifestaban el nuevo enfoque
humanístico. Entre los siglos XV y XVII trabajaron sobre el
volaterrano Guarino Veronense, F. Beroaldo, C. Landino, P. A.
Filelfo, A. Poliziano, O. Bonisoli, G. Merula, A. Volsco, P. F.
Pandolfini, G. B. Plozio, A. G. Parrasio, R. Reggio, A. Minuziano,
J. S. Forteguerri, Camers, S. Ferrari, G. Brasavola, F. Valentini,
F. Ceruti, C. S. Curione, P. del Riccio Baldi34. No tan frecuentes
fueron los trabajos sobre el satírico romano realizados en
Inglaterra, Alemania y los Paises Bajos donde se dedicaron al
estudio de Persio J. Bond, Th. Farnaby, M. Casaubon, H. von Busch,
Ph. Engelbrecht, J. Th. Freige, Frischlin, E. Lubin, J. Weitz y
Erasmo35. Durante el siglo XV, desde la editio princeps, que data
de 1470, las ediciones se suceden con notable rapidez, como lo
demuestra el hecho señalado por Dolç, de que durante las últimas
tres décadas del siglo estas ediciones superen la treintena36. Ello
se refleja en el uso que los humanistas hacen del autor. Las citas
que los humanistas hacen de sus autores preferidos en las cartas
que intercambian con otros humanistas es un buen índice del
prestigio de un determinado autor. Por poner un ejemplo, Colucio
Salutati menciona a Persio en sus cartas en seis ocasiones37, lo
que demuestra que no sólo era considerado como un autor idóneo para
la enseñanza, sino una autoridad que proporcionaba elegancia y
dignidad al texto en el que aparecía citado38. Más tarde, en
Francia, Montaigne en sus obras alude a Persio en veintitrés
ocasiones39. En Inglaterra Persio era también conocido. Sabemos que
con mucha probabilidad Spencer contaba entre sus lecturas clásicas
a Persio y a Juvenal40. Shakespeare conoció de forma indirecta,
probablemente una cita en un comentario a las elegías de B.
Mantuano, algún fragmento de Persio que inspira un pasaje de su
obra41. La obra satírica de J. Hall se inspira parcialmente
32HIGHET (1978: 139). 33Cf. MAILLARD-KECSKEMÉTI-PORTALIER (1998:
166, 190, 190, 306, 351, 412, 418, 425, 313, 46, 103, 409, 119 y
289). 34Cf. MAILLARD-KECSKEMÉTI-PORTALIER (1998: 223, 65, 258, 186,
353, 75, 303, 427, 334, 352, 336, 363, 307, 189, 95, 183, 81, 415,
111, 140 y 146). 35Cf. MAILLARD-KECSKEMÉTI-PORTALIER (1998: 74,
179, 103, 89, 169, 192, 193, 280, 429 y 170). 36DOLÇ (1949: 56).
37Cicerón aparece citado en 64 ocasiones, el Antiguo Testamento
proporciona 57 citas, Lucano 5 y Platón 7; cf. BOLGAR (1977: 428 n.
256). 38Recordemos la posición especial del género epistolográfico
en el mundo de los humanistas y el cuidado que éstos ponían en que
sus cartas poseyeran valores como la puritas lingüística, la
elegancia o la dignidad. 39Juvenal, por ejemplo, es citado
cincuenta veces, Plutarco, 98; Virgilio, 117; Marcial, 41; cf.
Villey (1908) apud HIGHET (1978: 299-301). 40HIGHET (1978: 232 n.
7). 41Baldwin (1944, I 649) apud HIGHET (1978: 343-344).
9
en Persio42. En Alemania el satírico S. Brant conocía parte de la
obra de Persio43. La dificultad de la obra de Persio produjo como
consecuencia que se tradujese mucho menos que otros autores
clásicos. Highet señala que durante todo el siglo XVI sólo se
realizaron tres traducciones44. 1.1.1. Persio en España La
presencia de Persio en España no es, como era de esperar, tan
importante como la de otros autores clásicos45. No obstante es, por
supuesto, un autor que era accesible durante la Edad Media en
nuestra península; sabemos que Isidoro manejó abundantemente a
Persio para realizar sus Etymologiae46, que en el s. IX Álvaro de
Córdoba cita dos versos de Persio en sus cartas o que en Garsuinis
la influencia de Persio y otros satíricos romanos es notable, como
era previsible dado el tema y el tono de la obra47. Los manuscritos
de Persio48 que han sobrevivido en España son, sin embargo, de
época muy tardía, pues su ámbito cronológico abarca sólo del siglo
XIV al XVI49. Respecto a las traducciones al castellano tenemos
conocimiento de dos, la de B. Melgarejo50 y L. J. Sevilla51, ambas
inéditas. El hecho de no haber sido publicadas puede denotar una
cierta carencia de interés del gran público (evidentemente un gran
público ilustrado) por este autor y la limitación de su
conocimiento, por regla general, al ámbito de escuela. Existe, sin
embargo, una versión de Diego López, publicada en 1609 (y reeditada
42HIGHET (1978: 38). 43S. Brant, Das Narrenschiff, Nuremberg, 1494.
Sobre esta obra, fuentes e influencia puede verse ZEYDEL (1966).
Existe traducción española realizada por A. Regales, que se basa
fundamentalmente en la edición crítica de F. Zarncke de 1854, cf.
BRANT (1998). 44Cita Highet las traducciones al francés de A.
Foulon (1544) y G. Durand (1575) y la italiana de Antonio Vallone
(1576) y menciona también la versión inglesa de B. Holyday (1616) y
la española de Diego López (1642); sobre esta última, cf. infra.
Evidentemente, Highet habla sólo de traducciones publicadas.
45Highet señala (HIGHET 1978: 42) que, aunque buena parte de la
literatura satírica española del Renacimiento coincida en tema y
actitud con los satíricos clásicos, la independencia del
tratamiento no aconseja postular una influencia clara de estos
últimos. 46MIRALLES (1986: 238). 47MANITIUS (1923-64: III 46).
48Estos manuscritos (10 de las Saturae y 2 de comentarios, según L.
RUBIO -1984- de quien tomamos los datos referidos a la tradición
manuscrita de nuestro autor en España) presentan con frecuencia la
obra de Persio acompañando a la de Juvenal y, a veces, a la de
Horacio. 49Al siglo XIV pertenece solamente el Scur. Q.I.14, que
presenta Excerpta varia entre las que encontramos fragmentos de
Persio en el fol. 82v. Al XIV y al XV se remonta el Scur. S.III.16.
La mayoría de los manuscritos pertenece al siglo XV: Scur.
S.III.10, ms. 83 del Fondo Duque de Gor de la Biblioteca B. March,
BUS ms. 100, Bib. del Cabildo de Toledo ms. 101-21, Bib. del
Cabildo de Toledo ms. 102-17, Bib. del Real Seminario de S. Carlos
de Zaragoza ms. A-5-9. Ya del XVI es el BN ms. Res. 195 y del XVII
Bib. del Cabildo de Toledo ms. 101-25. Entre los comentarios, el
manuscrito Scur. g.III.20 data del siglo XIV, mientras que el BN
ms. 6510 es del siglo XVI. 50La traducción de Melgarejo iba
acompañada por escolios, cf. N. ANTONIO (1783: 199); añade éste que
Tomás Tamayo de Vargas vio esta traducción. Cf. también
MAILLARD-KECSKMÉTI-PORTALIER (1998: 399). 51BOLGAR (1977: 533); N.
ANTONIO (1788: 43-44) informa de un manuscrito, en 41, que, añade,
alguien vio.
10
luego en 1642), que se encuentra inserta en la “Declaración
magistral”, es decir, en el comentario, que en castellano, pero al
modo de los que hicieran en latín sus antecesores, llevó a cabo
este alumno del Brocense52; también contamos con excelentes
versiones parciales de Quevedo y de su editor, González de Salas,
respectivamente de las sátiras II y III53. Las huellas de Persio en
ambos autores, particularmente en Quevedo, son notables. Con toda
probabilidad el gusto de Quevedo por la filosofía estoica está en
la base de la predilección quevediana por el satírico romano. La
dificultad de Persio influyó probablemente en algunas oscuridades
presentes en el estilo del autor de El Buscón. La ausencia de
interés por Persio a la que hemos aludido se ve confirmada por lo
reducido de la influencia que este autor ha ejercido sobre la
literatura en romance de nuestro país. Menéndez Pelayo se limita a
citar en su Bibliografía hispano-latina clásica54 una imitación de
Jaime Falcó de la Sátira segunda de Persio y otra de la Sátira
primera por A. Pérez Ramírez en época, por otra parte, ya muy
tardía (1698). Cita también el erudito santanderino una
reminiscencia persiana en Jerónimo de Arbolanches (1566). Muy poco,
como puede apreciarse, si se compara con la influencia ejercida por
un Marcial, por no hablar de autores como Horacio, Virgilio o
Séneca. Otras referencias aisladas pueden encontrarse en autores
como, por ejemplo, Baltasar de Céspedes, quien en su Discurso de
las letras humanas lo menciona junto a Horacio y Juvenal señalando
que estos poetas satíricos no pueden ser adecuadamente comprendidos
si no se conocen bien las circunstancias en que vivieron55. También
cita a Persio Saavedra Fajardo, quien haciendo un catálogo de los
autores latinos en su República Literaria por boca del propio
Ovidio menciona a Persio poniendo de relieve la oscuridad de su
expresión56. En cambio, no cita ni una sola vez a Persio en toda
las Empresas a pesar de incorporar citas (aunque escasas) de poetas
como Ausonio, Horacio, Silio y otros57. El ámbito en el que sí es
evidente la presencia de Persio en nuestro país es el de la
enseñanza. Cristóbal de Villalón en El scholastico cita a Persio
entre los autores adecuados para la enseñanza del latín58 y tenemos
noticias de que Baltasar de Céspedes explicaba Persio a sus alumnos
(concretamente la Sátira segunda) en el curso 1613-161459. 1.2. LOS
COMENTARIOS A PERSIO Dentro de la fortuna de Persio ocupan un lugar
de capital importancia los comentarios de que fue objeto su obra.
El interés que Persio despertaba obligó a una ingente y siempre
renovada labor de aclaración de un texto que con frecuencia se
resiste con pertinacia a la comprensión. De ahí la abundancia, ya
desde época antigua60, de glosas
52Una edición de esta traducción y “comentario” están preparando F.
Fortuny y F. Moya. 53Ambas traducciones eran en verso; cf. para un
breve estudio de la influencia de Persio en Quevedo la introducción
de D. José M. Vigil en su traducción de las Sátiras de Juvenal y
Persio (VIGIL 1892: 278 ss.). 54M. PELAYO (1951: 342-349). 55DE
ANDRÉS (1965: 246). 56SAAVEDRA FAJARDO (1983: 105). 57Agradezco
esta noticia a David Castro de Castro. 58VILLALÓN (1967: 68). 59DE
ANDRÉS (1965: 138 y 139). 60Los gramáticos se interesaron pronto
por un poeta tan oscuro y con un estilo tan difícil que
podrían
11
añadidas al texto manuscrito y de comentarios exentos, que
configura una larga lista que alcanza nuestros días. Los
comentarios, en un primer momento también manuscritos, dieron paso
a los impresos, que con frecuencia hacen uso de los primeros, pues,
como recordaba Dolç, especialmente con referencia al texto de las
Sátiras, durante el siglo XV y el siguiente los editores se
limitaron a reproducir, más o menos exactamente, los manuscritos
que cada uno tenía a la vista, sin determinar su antigüedad ni
discutir su valor61. Ello nos permite suponer, suposición que se ve
confirmada por los hechos, que las ediciones con las que nos
encontraremos presentarán notables diferencias en el texto de
Persio al no ser resultado de un determinado criterio, más o menos
unificado, sino del azar de la obtención y posesión de uno u otro
manuscrito. Ello hace que la labor del estudioso de un comentario
sea necesariamente doble. En primer lugar se ha de esforzar por
lograr el establecimiento del texto sobre el que se realiza el
comentario y sus peculiaridades respecto a ediciones contemporáneas
y modernas. Sólo en un segundo momento, pues, ha de centrar su
atención en el comentario, en los aspectos más relevantes de él.
Respecto a los comentarios, éstos son también, como hemos dicho,
muy frecuentes. En los gramáticos de los siglos III y IV menudean
ya las citas de la obra de Persio62. De esta época datan las
recensiones de glosas y comentarios que suponen lo que de material
explanatorio antiguo pasó a época carolingia, quizá con revisiones
intermedias. En época de S. Jerónimo existían ya comentarios63.
Pero es durante el Renacimiento carolingio cuando se produce la
consolidación de diversos materiales, tanto antiguos como modernos,
para configurar un comentario a Persio que, con variantes de mayor
o menor calado, devendrá convencional, configurando una vulgata de
notable fortuna y pervivencia. El origen está en diversos
manuscritos del siglo X que reflejan el trabajo de eruditos
carolingios y van configurando dos tradiciones diversas pero
relacionadas (quizá provenían de un único comentario) y que con
frecuencia se confunden con el paso de los siglos. Es lo que
normalmente se conoce como Cornuti commentum. Obra de varios
compiladores, este comentario tendrá una importancia notable como
matriz de comentarios posteriores. Forma la base de lo que
constituirá la vulgata de los comentarios a Persio64. Estos
comentarios no tienen, al parecer, un origen escolar y destacan por
su eclecticismo. Se presentan distintas opiniones acerca de los
problemas tratados y el esfuerzo por encontrar una solución
preferible es mínimo. A partir del siglo XII los comentarios
adquieren una fisonomía que responde al espíritu de la época. El
afán clarificador y ordenador que dominan la actividad del
escolástico o del constructor de catedrales se apoderan también de
los comentaristas, quienes dividen los comentarios en partes,
aportan introducciones y arriesgan soluciones para los pasajes
conflictivos. De este período son las célebres Glossae Pithoeanae,
publicadas por Pithou, a quien fueron entregadas por J. J.
Scaliger. Destaca el comentario probar su erudición, cf. CORTÉS
(1997: 407). 61DOLÇ (1949: 56). 62ROBATHAN-CRANZ (1976: 203b).
63ROBATHAN-CRANZ (1976: 204a). 64Una explicación de la
configuración de esta vulgata, así como de los problemas que
plantea y una abundante bibliografía puede encontrarse en
ROBATHAN-CRANZ (1976: 212 ss.).
12
de Remigio de Auxerre (relacionado con la vulgata). Con el
advenimiento del movimiento humanístico se produce también un
importante giro de perspectiva, transformación que está de nuevo en
consonancia con el cambio de mentalidad que propiciaba el
movimiento triunfante. De esta manera, aumenta la importancia del
criterio personal del redactor del comentario a la hora de
acercarse a los problemas que el texto de Persio plantea. Ello
supone un grado cada vez menor de eclecticismo y un alejamiento del
tipo de comentario medieval cuya manifestación más clara es
cualquier comentario perteneciente a la vulgata. Los autores
personales de comentarios aumentan en número, tanto los conocidos
como los anónimos. No obstante, la perspectiva humanística
reorganiza y transforma el elenco de aspectos dignos de recibir
comentario primando aquellas cuestiones que tienen relación con el
núcleo definitorio del propio movimiento: a saber, el interés por
la Antigüedad y en particular por la lengua del Lacio y su correcto
uso. Otro aspecto destacado del comentario humanístico es la
posibilidad de que éste se incardinase dentro de un nuevo género
literario que es precisamente el del comentario. Es decir, que los
comentarios no se escribían únicamente con la intención de aclarar
o enseñar, sino también de agradar. Comentarios muy difundidos en
este período eran, entre los manuscritos, el de Guarino de Verona y
el de Cristoforo Landino, y el de Bartolomeo della Fonte, Fontius,
que luego fue llevado a la imprenta y reeditado, como veremos65.
Inédito también permane- ció hasta hace poco un comentario de
Politianus, más bien unas notas con breves, pero muy acertadas,
explicaciones, así como con ilustrativa indicación de “fuentes” o
lugares parale- los66. Algunos de los comentarios impresos
alcanzaron una notable difusión, pues fueron reimpresos numerosas
veces. Ello garantizó su influencia entre profesores y alumnos del
momento. Entre estos comentarios destacan, tanto por su calidad
como por su elevado grado de difusión los de Fontius, antes
mencionado, Britannicus, Badius Ascensius67, S. Ferrarius68,
Plautius, Murmellius y las notas de Scoppa69. El de Nebrija es
posterior al de Plautius y anterior al de Murmellius. Ejemplo del
éxito de estos comentarios lo ofrece
65DOLÇ (1949: 47) recuerda la existencia de un manuscrito de este
comentario entregado por el autor a Lorenzo de Medici, el
Laurentianus 54, 23. 66Sí había editado una Praelectio in Persium.
Tanto el commento inédito como la praelectio han sido editadas, con
estudio y valoración de aportaciones, hace relativamente poco por
L. Cesarini Martinelli y R. Ricciardi (POLITIANUS 1985). 67Tras
publicar en 1492 unas notas a un pasaje de la sátira II, el gran
impresor Badius publicó por vez primera en 1499 un comentario
completo a la obra de Persio. A éste siguieron numerosas
reimpresiones, en parte de esta obra, en parte acompañando a otros
comentarios, cf. infra. 68Persius Flaccus Aulus, Satirae cum
glossis Scipionis Ferrarii, s.l. tip. a. Esta edición, que se suele
fechar entre 1498 y después de 1501, ha sido valorada muy
positivamente por Passow, que dice tratarse de un comentario
notable en sagacidad crítica, que con frecuencia supera a los de
Fontius y Britannicus (Passow, p. 145 apud GRAESSE 1993: 210).
Sobre este juicio y esta edición volveremos luego. En ROBATHAN-
CRANZ (1976: 276) se da cuenta de otra edición, Satyrae, cum
commentario Scipionis Ferrarii, [Venetiis, Jacobus Pentius (?),
1501] cat. col. (probablemente, igual a la anterior). 69Aparecen
estos comentarios en un principio en una obra dedicada a explicar
pasajes de diversos poetas: In diversos aucthores collectanea,
publicada en Nápoles en 1507. No obstante existen ediciones s.l.n.d
que son, sin duda, anteriores. Las annotationes de Persio aparecen
por vez primera aisladas de las referidas a otros autores en 1523.
Sobre Lucius Ioannes Scoppa, cf. AMO (1997).
13
también el hecho de que apareciesen prácticamente todos reunidos en
una edición realizada por I. Badius Ascensius y aparecida en París
en 1523, edición a la que, como a tantas ascensianas, le estaba
augurada una extraordinaria fortuna. Con el fin del siglo XVI se
produce en la mayoría de los países de Europa el ocaso del
movimiento humanístico. Gran parte de los aspectos que habían
configurado la figura del humanista (aunque no todos) son heredados
por un nuevo tipo de erudito, el filólogo. Esta transformación, que
supone un cambio de perspectivas, métodos de trabajo, posición
social, etc., supuso, como es lógico, una transformación de los
comentarios y su proceso de realización. Va gestándose la
metodología de trabajo que en una lenta evolución de siglos alcanza
nuestros días. Los comentarios abandonan su carácter literario para
convertirse en meros instrumentos de trabajo filológico. Es en este
período cuando se realiza el comentario a Persio de mayor
importancia, el de I. Casaubonus (1605), precisamente el mayor
representante del giro metodológico e ideológico que acabamos de
mencionar. Su comentario posee una calidad y rigor tal que continúa
siendo utilizado y aprovechado con profusión en nuestros días. Se
reconoce su orientación conservadora y se destaca que supone la
ruptura con los métodos de trabajo anteriores, pero quizá haya que
matizar afirmaciones más tajantes como que utiliza únicamente
material recogido por el propio comentarista. Es cierto que la
comprensión moderna del desarrollo y naturaleza de la sátira tiene
su punto de partida en el trabajo sobre Persio del humanista
francés70, pero también lo es que pudo llevar a cabo su trabajo
porque otros antes le habían precedido; él podía cuestionar lo que
ellos decían o innovar metodológicamente, pero el material, los
materiales se le habían proporcionado, aunque él verificase la
calidad de lo recibido, como podremos comprobar en su momento, los
habían puesto a su disposición los humanistas anteriores. Valga de
ejemplo que Paratore le atribuye a él la propuesta de escribir
melos (pr.71 14) con 'l' geminada cuando mucho antes que él ya
otros lo habían sugerido, Nebrija entre ellos72. Dada la escasez de
comentarios realizados durante el siglo XVIII, es la filología
decimonónica el siguiente escalón evolutivo del comentario a las
obras de Persio, escalón que prácticamente alcanza el momento
presente. La edición comentada de Jahn es desde el mismo momento de
su aparición el punto de partida y el modelo a seguir, lo que no
implica que cada comentarista posterior, además de dejar de
utilizar la lengua latina, y hacer el comentario en su lengua
vernácula, pueda aportar personales ópticas73. 70HIGHET (1978: 36)
dedica estos favorables y a veces algo exagerados juicios al
francés. 71Utilizamos, y así lo haremos a partir de ahora, la
abreviatura pr. para referirnos al “prólogo” de Persio escrito en
coliambos. 72PARATORE (1968: 134). 73En nuestro siglo se siguen
realizando numerosas ediciones (y traducciones) del poeta de
Volaterra. Continúan interesando las cuestiones difíciles de su
estilo y se sigue escribiendo sobre algunos problemas textuales.
Que el autor sigue gozando de actualidad en nuestra época lo
demuestra, v. gr., el trabajo del profesor PASOLI (1985) que
denomina “Attualità di Persio”, hallamos en él interesante
bibliografía sobre la fortuna del poeta (cf. n. 3 acerca de las
obras que recogen los pasajes imitados de Persio); asimismo señala
el erudito italiano lugares del poeta que son todavía objeto de
estudio (final de los Coliambos, principio de la Sátira quinta,
etc.). También la profesora Squillante, en el mismo volumen de
ANRW, ofrece un buen estado de la cuestión hasta 1985, así como
abundante bibliografía en la que es fácil apreciar la ingente
cantidad de trabajos sobre las Sátiras, con frecuencia editadas:
SQUILLANTE (1985: 1808 ss.). También el profesor M. Von Albrecht se
hace eco de la fortuna del poeta hasta la actualidad (VON ALBRECHT
1997: 1014-1016),
14
1.2.1. Comentarios humanísticos modelo del nebrisense La fortuna de
Persio, de la que hemos dado somera cuenta, la copia y difusión de
manuscritos del autor volaterrano, la producción de glosas o
comentarios a su obra realizados en la Edad Media y en el primer
Humanismo no significa que cuando nuestro Nebrija decidió comentar
a Persio acudiese a estos materiales, ni siquiera los buscase.
Nebrija actúa, sin duda, como lo hicieron otros, teniendo en cuenta
ediciones de textos y comentarios editados; quizá pudo tener la
oportunidad de consultar algún comentario de los que había
manuscritos, pero esto no nos permite asegurar que se lo trajese a
España de Italia y que los tuviese en cuenta en su trabajo. Los
comentarios editados le proporcionaban información suficiente y él,
con su formación de humanista, podía enfrentarse de modo
relativamente personal al comentario, mucho más cuando contaba con
un aval precioso; sus antecesores habían actuado, repetimos, de la
misma manera; era el modus operandi. Por tanto nos vamos a limitar
en este apartado a dar noticia de algunos comentarios anteriores al
de Nebrija, que, muy probablemente el humanista andaluz conoció y
utilizó (aunque nunca nombre a ningún comentarista anterior) y que,
en todo caso, nosotros hemos revisado y estudiado para poder
comparar el trabajo de Nebrija con el de sus predecesores y
“valorar” así su propia aportación en este campo concreto de los
comentarios a Persio, para lo que hemos tenido igualmente en cuenta
un comentario posterior al de Nebrija, el de Murmellius, por cuanto
ofrece alguna luz sobre el papel de nuestro humanista. 1.2.1.1. El
comentario de B. Fontius El primer comentario de importancia
publicado fue el de B. Fontius74. La editio princeps data de 1477,
pero las reediciones, en solitario o acompañando a otros
comentarios, fueron notablemente frecuentes75. Este comentario
tenía evidentemente una clara función escolar. Passow señalaba que
en realidad el comentario de Fontius no se ocupa más que de una
explicación muy concisa y con frecuencia equivocada de las frases y
palabras76. Por nuestra parte, el análisis que hemos realizado del
mismo nos permite señalar que, reconociendo su relativa brevedad77,
no se trata de un comentario que limite su
además de una bibliografía que incluye, lógicamente, trabajos más
actuales (VON ALBRECHT 1997: 1016- 1018, 1291). Puede verse también
la selección bibliográfica que ofrece la profesora Cortés, y que
incluye las últimas traducciones a nuestra lengua (CORTÉS 1997:
419). 74Bartolomeo della Fonte. Nacido en Florencia en 1446 y
muerto en Montemurlo en 1513, enseñó Retórica y Griego en Florencia
y Roma, compaginando su labor con la de poeta. Fue bibliotecario
del rey Matías Corvino. Poseía una notable biblioteca, cf.
MAILLARD-KECSKEMÉTI-PORTALIER (1998: 148). 75Posteriores ediciones
de este comentario aparecieron en 1480, 1481, 1482 (3 eds.), 1484
(2 eds.), 1485 (2 eds.) y 1490; a partir de 1491 aparece en
ediciones junto a otros comentarios, normalmente el de Britannicus
(1491, 1492, 1494, 1494/5, 1495, 1497, 1498, 1499, 1508, 1515,
1516, 1520, 1544, 1621), ROBATHAN- CRANZ (1976: 266). 76Cf. Passow
p. 145 apud GRAESSE (1993: 210a). ROBATHAN-CRANZ (1976: 265)
informa de que en su De locis persianis, obra manuscrita que data
de 1488 y que no se editó hasta 1621, reconoce la cortedad de miras
de su primer comentario, sus errores de juventud en aquella
explanatio. En esta obra añadió Fontius material de autores latinos
que no había leído cuando compuso el comentario más temprano. Entre
las fuentes citadas están Quintiliano, Valerio Máximo, Lucano,
Juvenal, Apuleyo, y Marciano Capela. 77En cuanto al tamaño de sus
aclaraciones, puede decirse que su comentario es el más breve,
superando incluso a Nebrija en concisión, pues aunque tampoco éste
comente absolutamente todos los términos
15
perspectiva a una determinada materia, sino que combina
observaciones gramaticales con comentarios de realia78. El recurso
a las autoridades toma cuerpo en la abundancia de citas de otros
autores que corroboran o apoyan la interpretación sugerida o la
información aportada. Dos cuestiones llaman particularmente la
atención, si se compara al único comentario anterior, el Cornuti
commentum79: la gran profusión de anotaciones sobre lo que
podríamos denominar “reparto de papeles”80 y sobre la “modalidad de
la frase”81. Ello nos parece relevante, pues demuestra el interés
particular del comentarista por determinados problemas del texto de
Persio. Como es sabido, la cuestión del reparto de papeles es un
problema muy importante en la obra del satírico, ya que la
interpretación de muchos de los pasajes de las oscuras sátiras
persianas depende en gran medida de si las palabras se han de
atribuir al poeta o a un interlocutor ficticio. Aún en nuestros
días no se ha logrado un acuerdo entre los estudiosos sobre qué
versos, o qué palabras deben atribuirse en determinados pasajes a
cada uno de los que participan en el diálogo; y ello hace, además,
que un determinado término o una determinada frase puedan
entenderse como irónicos o no, interrogativos o no, etc.
Relacionado con este problema está el de la modalidad (en un
sentido amplio del término), es decir, en qué tono ha de
pronunciarse una determinada palabra o frase. Vemos en Fontius no
sólo frecuentes anotaciones sobre que la frase ha de pronunciarse
con ironía o con admiración, sino incluso detalles como la
expresión que ha de reflejar el rostro del que habla. De esta
manera encontramos expresiones como derugata fronte82 o decora
capitis agitatione83, etc. Se trata de algo semejante a las
acotaciones de un guión teatral. Ello refleja evidentemente un
acercamiento retórico al texto, en particular, desde la perspectiva
de la actio. Otro punto privilegiado de atención en el comentario
fonciano (éste ya presente en el Cornuti commentum) son las figuras
retóricas de las que suele aportar una definición (dice, por
ejemplo, en I 7 prosiopesis est explicando a continuación en qué
consiste tal figura, o en I 24 hanc figuram eclypsim a grammaticis
appellari perspicio). Son frecuentes (y esperables) las anotaciones
gramático-sintácticas del tipo de la explicación del infinitivo
sustantivado en nostrum istud vivere parafraseándolo además con el
sustantivo correspondiente (nostram istam vitam)84. persianos,
Fontius resulta aún más selectivo que el humanista hispano. 78No
obstante, como señala ROBATHAN-CRANZ (1976: 265), las cuestiones
métricas no son abordadas por Fontius. Sí hay, en cambio,
anotaciones métricas en su comentario de 1488, denominado De locis
persianis, que no vio la imprenta hasta el siglo XVII. 79La primera
publicación completa de estos escolios es posterior a la del
comentario de Fontius, pues data de 1499. No obstante, no cabe duda
de que ya eran ampliamente conocidos con anterioridad y es
altamente probable que Fontius hiciera uso de ellos. 80De especial
importancia, y con profusión anotados por Fontius, en la Sátira
primera. En muchas ocasiones ofrece más de una posibilidad. Valgan
de ejemplo sus palabras, en este sentido, a Nugae (I 5): *quidam
respondentis hoc esse volunt... Doctiores tamen cum superiore versu
continuantes poetae tribuunt+. 81Sus apuntes sobre que ha de leerse
con admiración o interrogación son muy frecuentes. 82En el
comentario a ac si fas dicere (I 8). 83Cf. su comentario a sed sum
petulanti splene cachinno (I 12). 84Cf. I 9.
16
En la edición de sus comentarios que hemos manejado, la de 1494,
donde este comentario aparece unido al de Britannicus, no hay
ningún proemio en que nos hable de las intenciones de su obra. En
su edición se incluían, en cambio, (como también en otras) algunas
notas sobre la vida de Persio, su obra y qué es la sátira. En
cuanto a los autores citados, éstos están en la línea de los que
suelen aparecer en el resto de comentarios; son los “habituales”:
Virgilio, Plinio, Horacio, Juvenal, aunque, no obstante, es posible
encontrar también autores menos presentes y más “especializados”
como Vitruvio o Celso85. 1.2.1.2. El comentario de I. Britannicus
El siguiente comentario en ser dado a la luz86, y que también hemos
tenido en cuenta, fue el de I. Britannicus87. Incluye éste una vida
de Persio y algunas observaciones acerca de la sátira (quaedam de
satyra). El trabajo está dedicado al senado y al pueblo de Brixia
(Brescia), dedicatoria de notable interés, pues señala algunas
claves de su trabajo. En la dedicatoria está presente uno de los
tópicos humanistas más extendidos, el ejercicio de autopropaganda
consistente en el elogio de la dedicación a los litterarum studia.
Este oficio sobresale entre los demás. Las litterae permiten
celebrar e iluminar los logros de los antepasados (an maiorum
nostrorum illustria opera in tenebris iacerent, nisi litterarum
lumen accenderet). Esta labor es, sin duda alguna, el trabajo que
más contribuye a la inmortalidad: la fama derivada de otras cosas
(riquezas, dignidades, honores, poderes) desaparece con el paso del
tiempo, pero litterae non modo nobiscum non intereunt... sed quod
nemini diffidendum est, ita nos morientes posteritati commendant,
ut fama nostra aeternitatem consequatur. Continúa señalando que
nada extingue la fama conseguida por las letras; ello explica que
haya muchas ciudades que quieran ser patria de Homero; y le sirve
para introducir el nexo entre conveniencia particular y utilidad
común: las ciudades se enorgullecen de poseer estudiosos que
traigan a la luz la pasada gloria de las ciudades y la nación
italiana y esta eficaz información es útil desde el punto de vista
de la propaganda y en orden a enfervorizar el sentimiento patrio.
Patente queda esta voluntad al afirmar que tomó más interés en la
explicación de las Sátiras porque la segunda está dedicada a
Macrino, de quien todos dicen que era natural de Brescia. Por ello,
sería indignum, añade, que el estudioso se dedicara al estudio de
las letras si no aporta nada a la utilidad común (caeterum indignum
et illiberale putabam me ita litteris deditum esse, ut ex iis nihil
ad communem hominum utilitatem afferem). Y la mejor tarea es poder
proporcionar un fruto útil para la juventud de Brescia. Cuenta
Britannicus que el año anterior había leído publice a Persio y que
al comentarlo parecía que interpretaba algunas cosas de manera
diversa a como las habían considerado otros, lo cual, agrega, llevó
a que algunos jóvenes de Brescia, “diligentes y probos” (menciona
incluso el 85Éstos no están, por ejemplo, en el comentario de
Nebrija. 86 Su primera edición data de 1481, luego apareció de
nuevo en 1486, 1494/5, 1500 y 1511; con otros comentarios fue
publicado en 1491, 1492, 1494, 1494/5, 1497, 1498, 1499, 1499, 1500
(2 eds.), 1505, 1506, 1507, 1508 (2 eds.), 1510 (2 eds.), 1511 (2
eds.), 1512, 1514, 1515, 1516 (2 eds.), 1520 (2 eds.), 1522, 1523,
1525, 1534, 1551 y 1613. 87Giovanni Britannico. Nacido en Palazzolo
sull'Oglio alrededor de 1450 y muerto en Brescia hacia 1518.
Profesor de Gramática y Retórica, cf. MAILLARD-KECSKEMÉTI-PORTALIER
(1998: 84).
17
nombre de uno) le animaran a que publicara estas “clases de
Persio”. De manera indirecta nos informa Britannicus de la
“novedad” de su comentario; no transmite lo que otros dijeron, sino
que interpreta de manera diferente, como les pareció a sus
“oyentes”; por otra parte, también resulta claro desde el principio
que el comentario de Britannicus tiene, en opinión misma del autor,
naturaleza escolar, lo que no es sorprendente, sino lógico. No sólo
tiene unos destinatarios concretos, los jóvenes estudiosos, sino
que edita lo que ya ha sido expuesto previamente en sus lectiones
públicas sobre Persio. La utilitas de la labor emprendida le
resultaba, por otra parte, patente, pues así lo indica Britannicus,
al observar las virtudes de Persio, poeta foelix non parum por su
eruditio, acerbitas, venustatis plurimum, pero, sobre todo, lo que
le parecía más importante es que él invita a huir del vicio e ir
tras la virtud: Quis enim Persio magis ad vitia fugienda, nos
doceat. Quis ad virtutem sequendam magis erigat. El comentario de
Britannicus es, después del de Plautius, el más extenso de los
analizados. De su importancia y éxito habla el que fue muy
utilizado por los humanistas posteriores que, durante el siglo XVI
y a principios del XVII, se ocuparon de publicar comentarios de
Persio; éstos reproducen, las más de las veces, literalmente sus
palabras. Dolç destacaba en este comentario el que *tuvo el mérito
de haber sido el primero en poner de manifiesto el nexo ideológico
en los pasajes más obscuros de las Sátiras+88. Una prueba de la
importancia y calidad de este trabajo la constituye, por ejemplo,
el elogioso juicio que sobre este comentario realizó I. Badius
Ascensius, quien lo califica de “exactissimus” en su edición de
1500, en la que decidió -y justificó- incorporarlo junto al que él
llevó a cabo: adiecimus exactissimos Johannis Britannici
commentarios eo quidem animo ut quibus nostra sordescet humilis
familiaritas, illius sublimes delectent argutiae. 1.2.1.3. El
comentario de Iodocus Badius Ascensius El propio I. Badius
Ascensius89 publicó un comentario a la obra completa del
volaterrano en 1499, si bien ya en 1492 vio la luz su primer
acercamiento a Persio: incluidas en sus Sylvae morales, aparecían
unas breves anotaciones a los versos 61-75 de la Sátira segunda. En
150090, como ya hemos recordado, se reedita y lo acompaña del
comentario de Britannicus, siendo posteriormente vuelto a editar
numerosas veces hasta 1523 en que el propio Badius lleva a cabo una
importante edición de comentarios de Persio. 88DOLÇ (1949: 56).
89Josse Bade. Nacido en Aasche en 1462 y muerto en París en 1535;
impresor y profesor de Latín y Griego, cf.
MAILLARD-KECSKEMÉTI-PORTALIER (1998: 47-48). 90Este comentario
reapareció impreso acompañado de otros comentarios a Persio en
1500, (2 edic.), 1505, 1505, 1507 (2 eds.), 1508, 1510, c.1510,
1511 (2 eds.), 1512, 1514, 1516, 1520, 1522, 1523, 1525, 1534 y
1551, cf. ROBATHAN-CRANZ (1976: 275).
18
En la Epístola dedicatoria de éste su primer comentario, que dirige
a dos eminentes próceres de las letras y a sus conciudadanos y
amigos, habla Badius de los motivos que le indujeron a acometer
esta empresa, en la que, en principio, no parece mostrar mucho
entusiasmo; manifiesta el humanista belga que no siente ninguna
atracción por la tarea: se trata, más bien, de responder a una
petición insistente de algunos estudiosos (studiosorum
efflagitatione), a la vez que un deseo de ser útil y la posibilidad
de alcanzar alguna gloria. Es evidente que de modo distinto se
trata de los mismos lugares comunes; alguien pide que se aborde un
trabajo, que, por otra parte, se reconoce útil. Es la utilidad,
aparte del deseo de complacer, lo que queda patente, como lo
muestra el que el autor va a pedir a sus conciudadanos, al final de
su epístola, que den protección a esta obra suya, de la que no
pueden esperar fama ni erudición91 y que más bien tendrán que
defender de los ataques de algunos. Habla en la misma carta
dedicatoria de lo que procede hacer con el texto del volaterrano:
explicar el contexto de cada una de las palabras del autor y dar
luz a los lugares oscuros92, evitando invenciones como las que
otros han realizado, interpretando algunos lugares de manera
diversa a como otros lo vieron. Como conviene al “género”
comentario en esta época, no están ausentes las menciones del
delectare (Badius confía en que este objetivo lo cumplan los de
Britannicus93, en todas las ediciones desde 1500), ni del docere
(vid. la referencia a la utilitas citada más arriba o el interés en
que el formato de su edición pueda ser claro para los principiantes
en el estudio de la gramática94). El humanista nos informa antes de
comenzar su explanatio sobre los elementos de que ésta consta:
primero, el argumentum, luego, el contexto de las “partículas” que
desea comentar; sigue una explicación de los términos esenciales,
sobre los que otros han tratado con menos profusión, y, por último,
una “construcción literal” u ordo95. Realmente la explicación de
Badius tiene fundamentalmente dos partes; en una, expone el
argumento de la sátira; en la otra, que siempre encabeza con ordo
est, va desarrollando, efectivamente, la casi totalidad de los
términos de la sátira, de acuerdo con eso que llama constructio
litteralis, esto es, “reordenando” con frecuencia los términos, y
haciendo aclaraciones de ellos, breves normalmente96; añade alguna
disquisición textual sobre las lecturas o interpretaciones de los
comentaristas anteriores, a los cuales menciona con frecuencia para
mostrar su acuerdo o desacuerdo con las propuestas que hicieron97.
No 91Efectivamente, no es el de “erudito” el adjetivo que más
conviene al trabajo de Badius. 92Locos obscuriusculos elucidare,
dice; elucidare es uno de los términos más usuales para designar la
labor que es necesaria en las Sátiras; como también enodare.
93Illius sublimes delectent argutiae. 94... in grammatices
tyrunculi e regione textus, familiarem eius expositionem habeant.
95... ut primo argumentum ponamus, deinde filum seu contextum eius
particulae quam simul interpretatam voluerimus, tum
interpretationem potissimum vocabulorum de quibus alii minus abunde
meminerit. Et ultimo loco verborum ordinem seu ut dicunt
constructionem litteralem. 96En esta parte las dimensiones de su
explicación son comparables a las de la Interpretatio de Nebrija.
Sus aclaraciones son escuetas habitualmente, aunque hay alguna
ocasión (V 90 rubrica Masuri y VI 11, acerca de los praenomina) en
que se recrea en el comentario y se extiende más. 97Antes de la
edición de 1523 el más citado es Britannicus, pero hay también
alguna referencia a Fontius. A partir de dicha edición hay
abundantes alusiones a Plautius y Nebrija; también Scoppa y
Murmellius -cuyos trabajos sobre Persio incorporó a esta edición-
son allí mencionados. Politianus aparece en varias ocasiones;
19
hay mucho espacio dedicado, en esta parte de la explicación de
Badius, a las citas eruditas de autores clásicos: las autoridades
clásicas que el humanista trae a colación se limitan a Virgilio (a
quien a veces alude como Maro), Horacio (citado como Flaccus en
alguna ocasión), Marcial, Juvenal o el De officiis de Cicerón, y
muy esporádicamente Estacio (Papinius), Plauto y Terencio. Hace de
vez en cuando anotaciones gramaticales, normalmente relacionadas
con la “fonética” y la “morfología”, pero también le preocupan la
métrica, la sintaxis o las denominaciones de algunas figuras
retóricas. En cualquier caso este tipo de aclaraciones lingüísticas
son más frecuentes en el argumentum y aparecen allí para
corroborarlas los testimonios de Aulo Gelio, Festo, Donato, Nonio
Marcelo o Servio. Se muestra interesado por la adjudicación de las
palabras que corresponden a cada uno de los interlocutores; esto se
refleja tanto en las indicaciones que aparecen en el cuerpo de la
explicación, como en las acotaciones presentes en el texto que
incorpora la edición98. Sorprende, comparándolo con otros
comentaristas, el gran número de alusiones que hace a autores
relacionados con la religión cristiana, ya sean citas bíblicas (San
Pablo, los Salmos), o de autores propiamente dichos (Lactancio, S.
Agustín). Este comentario, muy difundido y conocido, dejará paso al
que, manteniendo lo fundamental, incorporará algunas de las
opiniones e interpretaciones que han tenido lugar desde su primera
aparición en 1499, por ejemplo las de nuestro Nebrija99. 1.2.1.4.
El comentario de Scipio Ferrarius Otro comentario anterior al de
Nebrija fue el de Scipio Ferrarius100, Escipión Ferrario o, según
otros, “de Monteferrato”, aunque sobre la fecha de aparición de la
obra, que no consta en las ediciones, no hay acuerdo; sólo sabemos
que la opinión más extendida es que es posterior al 30 de enero de
1501101. Tampoco tenemos datos acerca de cuál era la edad de este
véneto doctor en artes y médico cuando realizó este trabajo;
solamente la denominación de adolescentulus que hallamos en la
carta que le dedica su maestro, Franciscus Rosettus102, o que él
mismo califique de “pueril” su tarea.
Budaeus, Aldus Manutius, Scodiensis, Philologus, Calepinus son
otros estudiosos aludidos puntualmente por Badius. 98Incluso lo
expresa en la introducción a la sátira quinta: personas loquentes
suis locis superscipsimus ex nostro magnorumque virorum sententia.
99Avli Flacci Persii (...) cum quinque commentariis (...) I. Badii
Ascensi, I. Britannici, I. B. Plautii, A. A. Nebrissensis, I.
Murmellii, edición que fue publicada en París en febrero de 1523.
100Scipione Ferrari nació en Monteferrato (Padova), floreció entre
1500 y 1525. Doctor en artes y en medicina, cf.
MAILLARD-KECSKEMÉTI-PORTALIER (1998: 183). 101Los ejemplares que
hemos podido consultar (Biblioteca Vaticana -BAV ex, inc. Ross
1409- y Archivo de la Corona de Aragón, Universidad de Barcelona,
I-7), no tienen marca de lugar ni fecha. Graesse lo sitúa hacia
1500 (GRAESSE 1993: 210a); Robathan lo hace posterior al 30 de
enero de 1501 (ROBATHAN- CRANZ 1976: 276). Brunet sólo afirma que
es de finales del siglo XV (BRUNET 1863: 519b). Y en este mismo
siglo lo sitúan Fulin (in Archivo Veneto XXIII: 143) y Reich (ca.
1498). Las coincidencias que hemos advertido entre él y Plautius
quizá pudiesen retrasar su fecha de edición, aunque nada impide que
Plautius conociese la obra de Ferrarius o que ambos conociesen
algún comentario manuscrito. 102La importancia de la familia del
autor la constata la carta de su maestro, al que se atribuyó
durante un tiempo este comentario, el cual lo alaba tanto en las
artes como en la milicia, casi como un héroe.
20
La obra de este humanista se suele denominar glosae103, y el propio
autor, siguiendo el ejemplo de Catulo, al que tiene muy presente en
la epístola dedicatoria (Illustrissimo Principi Gulielmo
Marchioni), las llama “bagatelas” (pueriles nugae). Pero a pesar de
estas denominaciones su trabajo sobre las Sátiras no dista mucho de
lo que habían hecho quienes le precedieron104. Se trata ciertamente
de una explicación del poeta de características parecidas a la que
tiene la de Britannicus, aclaraciones de los términos del poema, no
de todos, y de una extensión también similar. Como en el de
Brescia, la explicación se va refrendando con citas de autores
clásicos de los que es el primero que alude al lugar concreto en
que se hallan105. A pesar de que, según el propio Scipio manifiesta
en su “carta”, se trata casi de un ejercicio escolar y de poca
enjundia106, aunque no exento del carácter de útil y grato que está
presente en otros comentarios107, hallamos que el trabajo ha sido
valorado muy positivamente, no sólo por su maestro108 y otros
coetáneos109, sino también por estudiosos de la edad moderna que
continúan emitiendo sobre él juicios en los que destacan su
sagacidad y su capacidad crítica110. Por nuestra parte, hemos de
señalar que el texto del comentario de Ferrarius reproduce ad
litteram la mayoría de las veces el texto de los comentarios
anteriores, las más de las ocasiones sigue o copia a Britannicus,
otras a Fontius111, y esporádicamente su
103Aulus Flaccus Persius, cum glosis Scipionis Ferrarii Georgii
filii de Monte Ferrato, reza el título. 104Lógicamente, entre los
más importantes y que, como veremos, más tuvo en cuenta, están
Fontius y Britannicus. Mas es posible que también fueran anteriores
los comentarios de Plautius. La similitud de algunos pasajes entre
los comentarios de Plautius y Scipio muestran algo más que
coincidencias; sin lugar a dudas uno utilizó el del otro; por
nuestra parte, nos inclinamos a pensar que fuera el véneto quien
hiciera uso de las explicaciones de Plautius, ya que las
“coincidencias” al pie de la letra son mucho más frecuentes en las
“glosas” de Scipio; así puede comprobarse en los ejemplos de la
sátira II que ofrecemos más abajo: el joven Ferrarius no cambió ni
una sola palabra de lo que tomó de Britannicus y Fontius. Si,
efectivamente, es este humanista quien se inspira en Plautius y no
al revés, la fecha de la primera edición de las Glosas habría que
posponerla, puesto que los comentarios del de Parma se publicaron
en 1502. 105El joven humanista prestó atención a la localización de
los lugares mencionados; es verdad que no siempre lo consiguió,
como prueba la existencia de algunos huecos en la edición que hemos
manejado. En todo caso observamos una preocupación en este sentido
mayor que en otros humanistas, quienes dejaron sin precisar el
lugar de algunas citas que era tan fácil localizar como las del
propio Persio. 106has studiorum meorum primitias (...) has pueriles
quodammodo nugas. 107quibus plurimum delectaris (Epístola
dedicatoria); incredibili tum gaudio, tum admiratione affectus sum
(...) cum perlegissem, dice F. Rossetus. 108Elaboratas in Aulum
Persium summa cura et ingenio glosas tuas. 109En la edición de los
comentarios se incluye un tetrástico compuesto por Iodocus Petrus
Bellunensis, en que este amigo del humanista véneto muestra su
regocijo por el hecho de que la proverbial oscuridad de Persio haya
sido iluminada y exista la posibilidad de que tengan acceso a él
también los jóvenes (Eiusdem <sc. I. P. Belluniensis> Ad
Scipionem Persii interpretem Tetrastichon. Abdita perplexis Auli
iam sensa latebris Scipio das medio splendidiora die. Sic solitus
tantum gressus ductare seniles Scipio: nunc iuvenes duxerit: atque
senes.). 110Juicios exagerados que, partiendo de Passow, según
ellos mismos confiesan, siguen exponiendo eruditos como Brunet y
Graesse: *Selon Passow (...) le commentateur Ferrarius fait preuve
d'une sûreté de critique bien rare, et il annonce un esprit bien
plus exercé dans la connaissance de l'antiquité classique que
Fontius et Britannicus+ (BRUNET 1863: 520b); *ce commentaire de
Ferrarius est beaucoup supérieur à l'égard de sa sagacité critique
à ceux de Fontius et de Britannicus (v. Passow p. 145)+ (GRAESSE
1993: 210a). 111En ocasiones suma la información de ambos.
Impresión que hemos constatado en Cosenza, erudito al que no escapó
la “deuda” del véneto con sus predecesores (cf. COSENZA 1962:
1385).
21
texto es igual al de Plautius. Reconocemos, no obstante, que el
comentario ofrece algunas novedades que no se encuentran en
aquéllos. En primer lugar, hay que manifestar que hay
ocasionalmente frases que no están tomadas de ninguno de estos
humanistas, y que algunas de ellas constituyen verdaderas
reflexiones morales del véneto. Es de destacar igualmente, como ya
hemos aludido, el cuidado que puso en indicar los lugares de las
citas112 de los autores que mencionaba, aunque no siempre lo
hace113, y el que procuró añadir a las anteriores alguna cita más.
Además de ello, hay también otras muestras de su voluntad de
ofrecer una explicación a la que fuera fácil acceder, didáctica
podríamos decir, tales como el orden que aporta en la presentación.
Divide Ferrarius las Sátiras en fragmentos pequeños (de dos a
cuatro versos)114 y coloca una letra encima de cada vocablo; letra
que repetirá antes de iniciar la glosa de cada uno de estos lemas
que va a comentar; además la lematización de estas palabras está
indicada mediante el subrayado115, y en alguna edición se
diferencia además el tipo de letra. También ofrece esta edición
anotaciones marginales, como hubiera ya en las de otros humanistas,
habitualmente una palabra, que puede ser de las Sátiras o sólo del
comentario, que indica de qué se está hablando en ese punto de la
explicación. Cierra la obra una rica tabula de términos, alrededor
de ochocientos, a los que se remite con indicación de página. Es un
trabajo que sirviéndose muchísimo, como es usual, de lo anterior,
ha sabido perfeccionar y enriquecer lo que el autor había
encontrado. Una novedad importante de la edición del trabajo de
Ferrarius son las Periochae de su amigo P. Valerianus: son seis
hexámetros colocados al final de la explicación (fo. 102 v.) que
resumen cada uno el contenido de cada una de las Sátiras116.
Reviste para nosotros este hecho particular interés ya que un
resumen en verso del contenido de las Sátiras se ve de nuevo en las
ediciones de la Interpretatio de Nebrija117, hexámetros compuestos
por el propio humanista y que están colocados en el inicio de cada
una de las Sátiras. Además del poema ya mencionado que resalta la
posibilidad de comprender a Persio, el colofón sirve
112Bien es verdad que la no precisión de otros humanistas puede
revelar una mayor “familiaridad” con las citas aducidas. 113Los
huecos que observamos en la edición de la Biblioteca Vaticana
indica, sin embargo, la voluntad, no cumplida, de localizar los
pasajes. 114Rara vez uno o cinco; siempre aparecen “entre
corchetes”. 115En las ediciones de los comentarios anteriores
ninguna señal diferencia el lema de la explicación: con frecuencia
es el id est (abreviado normalmente en i.) lo que nos revela tal
separación, pero la partícula puede introducir explicaciones de
términos del comentario y no de las sátiras. En Nebrija, como en
Ferrarius, sí que hay voluntad de marcar los lemas (si bien se
hallan errores): aunque no siempre vemos el mismo procedimiento,
los lemas están señalados desde las primeras ediciones de su
Interpretatio. 116Fo. 102v: Io. Petri Valeriani Bellunensis in Auli
Flacci Persii Satyras Periocha: Prima leves carpit vates mollemque
Neronem. Altera spes vanas et inania vota precesque. Tertia
cessantem circa praeclara iuventam. Censores quarta insanos: et
facta Neronis. Quinta hominum in vanis diversa negocia rebus.
Duriter impransos sexta insectatur avaros. 117Si bien Badius, en la
edición de 1523 (no en las anteriores) incluye, junto con los
mencionados hexámetros de P. Valerianus (cuius commentarios non
vidi, dice) y los de Nebrija, ocho versos compuestos por él mismo
(de los que los seis últimos constituyen un resumen de cada una de
las Sátiras) y siete de Murmellius, alusivos a las siete partes de
la obra de Persio (esto es, seis sátiras y coliambos).
22
para insistir en las virtudes de la obra118. 1.2.1.5. El comentario
de I. B. Plautius La editio princeps del comentario de I. B.
Plautius119 data de 1502120. Es, desde luego, el más extenso de
todos los analizados. No es, sin embargo, desde nuestro punto de
vista, el más útil para entender a Persio; de él aprendemos quizá
otras cosas, pero no más sobre Persio. Hay en este comentario un
afán de acumulación de material121, sin duda por tendencia al
alarde de erudición122. De ello nace una evidente sobreabundancia
de citas y de explicaciones de realia, pues no sólo se aportan los
textos que muestran una relación con el texto explanado, sino
también una serie de citas en las que la relación con éste, aunque
existente, es más ligera. Además no se limita a ofrecer la cita,
sino que abundan en este comentario las correcciones textuales de
los lugares ofrecidos. Su furor corrector le conduce a enmendar
incluso la labor de los comentaristas de los autores clásicos123.
El enfoque es marcadamente menos gramatical que en otros
comentarios. Resulta evidente que la preocupación fundamental de
Plautius es la aclaración de cuestiones de realia, aunque no
carece, sin embargo, el trabajo de Plautius de algunas notas
gramaticales124; puede afirmarse que, en general, siempre que hay
en su comentario alguna aclaración de naturaleza sintáctica,
morfológica o métrica, ésta puede encontrarse ya en Britannicus
(lunai, de la Sátira sexta, trabeate en III 29, ovato en II 55, el
mismo I 61 que todos comentan igual, etc.) por lo que es probable
que lo haya tomado de este comentario. Prueba de esta afirmación la
constituyen las claras similitudes en algunos párrafos con el texto
de Britannicus, aunque el afán expansivo de Plautius marque las
diferencias de ambos comentarios. De esta manera cuando a propósito
de una cuestión Britannicus ha aportado dos o tres citas, Plautius
presenta las mismas y añade al menos otras tantas. En este orden de
cosas llama la atención el notable número de citas en griego, que
casi siempre resultan explicadas en latín. Su pretensión no es (al
menos eso es lo que el propio Plautius manifiesta125) hacer alarde
de erudición, sino ser útil aportando mayor doctrina al comentario.
Plautius se inserta conscientemente en la secuencia de explanadores
del texto 118 Cum gratia et privilegio Ob Inventionem. Ordinem
Modum. Industriam. Tabulam. Postillas. et Quot rationes
Auctoritatum. 119Giovanni Battista Plozio. Jurisconsulto y poeta
nacido en Parma en 1485. Enseñó en Bolonia, cf.
MAILLARD-KECSKEMÉTI-PORTALIER (1998: 352). 120Una reimpresión de
este comentario se publicó en París en 1524. Por otra parte, el
trabajo de Plautius aparece también en 1516, 1520, 1523, 1524 y
1551, normalmente con otros; cf. ROBATHAN-CRANZ (1976: 277). 121El
propio comentarista señala en la epístola dedicatoria que uno de
sus objetivos es quod ipse strictim et quasi transeunter attingit,
copiose et diligenter enodo. 122En la epístola nuncupatoria: et non
pauca quasi aliud agens de industria intersero ad omnifariam
eruditionem pertinentia. 123Habla, por no citar más que un ejemplo,
de un error interpretis Ovidii. 124Cf., por ejemplo, su nota a I 61
sobre el nominativo por vocativo. 125Epístola dedicatoria:
Intermisceo etiamnum verba quaedam graeca, non et doctrinam meam
ostentem, quae minima est, sed ut commentariis nostris aliquid
frugis consequatur.
23
persiano. Ello explica el procedimiento utilizado para realizar su
comentario y el que reutilice de manera tan evidente los
comentarios anteriores. En la misma línea está el elevado número de
citas de comentaristas antiguos de los autores clásicos: Servio,
Acrón, etc. Sin duda Plautius se sentía miembro de una tradición.
Esta conciencia es la que hace a Plautius criticar en la Epistula
ad lectores los comentarios anteriores, porque han cambiado el
sentido de algunas cosas, han estropeado otras, muchas huyendo las
han pasado de largo (quaedam subvertisse, nonnulla conculcasse,
multa fugientes salutavisse). Dice después que podría haber
proseguido por el camino de ellos (en cuanto a diligencia y
erudición) y haberles atacado con su espada no débil y su pluma muy
aguda, pero, reconoce, nadie tiene tanto ingenio, doctrina o
sabiduría tan grandes que nunca yerre. Así pues, promete respetar a
los que están vivos, detestando la ignorancia para conseguir una
gloria fecunda (que proporciona el esfuerzo) de una obra editada
gracias al trabajo de un año. No deja de destacar la importancia de
las bellas letras al hacer en la misma Epistula ad lectores el
elogio del poeta como progenitor de la sabiduría. Sigue a la
“Epístola a los lectores” una vida de Persio, aclaraciones acerca
de la satyra y otras observaciones (qualitas carminis, intentio
poetae). Y en la epístola dedicatoria explicará Plautius las
razones que le condujeron a elegir a Persio: el volaterrano es
elegante a pesar de sus dimensiones (consideraciones similares,
comparándolo con la pequeñez de las piedras preciosas, hay en las
Praelectiones de Beroaldus, y también en las Annotationes de
Scoppa). Habla luego sobre el officium del interpres, que consiste,
dice, fundamentalmente en dilucidare (dilucidare ea quae obscure
dicta) y castigare (castigare quae peperam scripta in auctore sibi
proposito reperiuntur). Su objetivo es elucidar términos (auctoris
verba), sentidos de éstos (sensusque penitissimos) y los problemas
que el texto plantea (et obscuras ac difficiles quaestiones)
ornate, dilucide breviterque. Busca Plautius con la realización de
su comentario conseguir una utilidad no desprovista de placer, en
feliz conjunción de los ideales horacianos. Para la consecución de
estos objetivos no será de poca importancia tener siempre a la
vista el ideal de la varietas. El comentario de Plautius contó
desde su primera edición en 1502 con el aval de un gran humanista,
Philippus Beroaldus, su maestro, que en “una carta al lector”
elogia el comentario llevado a cabo por su discípulo126:
Commentarios in poetas non parum multi quotidie cum laude
componunt, inter quos Johannes Baptista Plautius apprime studiosus,
doctus, ingenii acumine praepollens, et mihi discipulus, nuper
condidit haec annotamenta ad enodandos Persii satyrographi nodos
mire conducentia. Muy probablemente Beroaldus lo animó a hacer este
trabajo en el que pudo aplicar las enseñanzas del maestro, su
método filológico, aunque con el afán de sorprender y agradarlo no
supiera muchas veces retirar manum de tabula. 126ROBATHAN-CRANZ
(1976: 277) habla de ello.
24
Hasta aquí los comentarios que preceden al de Nebrija, éstos son
los que de una manera u otra están en la base de su interpretatio,
como él llama a sus comentarios127. Después de la aportación de
nuestro humanista se sucedieron otros trabajos sobre el poeta
volaterrano, como ya hemos recordado antes, siendo digno de
destacar por las razones ya aducidas el de Casaubonus, que se
convirtió para los modernos en paradigma de comentario humanista a
Persio; sin embargo, nosotros sólo vamos a hacer mención ahora, por
haberlo tenido también en cuenta al analizar las contribuciones de
Nebrija a Persio, el de Murmellius. 1.2.2. Un comentario posterior
al de Nebrija: el de I. Murmellius El comentario de I.
Murmellius128 es, pues, el único de los que comentamos en este
capítulo que fue publicado con posterioridad al de Nebrija129.
Decidimos incluirlo por el particular interés que supone prestar
atención a un trabajo sobre Persio relativamente poco posterior al
del hispano, de características en cierto modo semejantes, por lo
que se puede ver mejor la “tradición”, porque conocía el trabajo de
Nebrija, y porque era en sí merecedor de atención. Da cuenta de su
importancia, por otra parte, el que I. Badius decidiera
incorporarlo a su edición de 1523; que a él le mereció un juicio no
desfavorable es fácilmente deducible de sus palabras en la
Dedicatoria de dicha edición; al excusarse el humanista de la
tardanza con que ha visto la luz la edición de este conjunto de
comentarios que le habían encargado publicar, se alegra de que la
misma tardanza haya hecho posible incluir los de Nebrija y
Murmellius: Nam praeter eos quos tunc habebam commentarios (sc.
Britannici et Plautii) alteros duos neutiquam poenitendos, Aelii
videlicet Nebrissensis et Johannis Murmelii Ruremundensis, nactus
sum. Su ecphrasis fue dicha luculentissima en una edición de 1525 y
asimismo fue considerado su trabajo merecedor de ser incluido en
otras ediciones, en que acompañaba a otros comentarios
persianos130. La estructura de su explicación se compone de dos
apartados: la ecphrasis y los scholia; la denominación ecphrasis
anuncia qué tipo de explicación supone. Se muestra, no obstante,
interesado también en delimitar en boca de quién están puestas las
palabras del poema. En los scholia hace aclaraciones que bien caben
en el comentario como género, tal como hemos visto en otros. En
todo caso, sus explicaciones están en la línea de las de los
humanistas anteriores, sin que en éste sean abordados todos los
términos de las Sátiras. Hay, pues, aclaraciones que son sólo de
sentido general de la sátira o de un fragmento, otros que glosan
una palabra, con indicaciones ocasionales de morfología, métrica o
crítica textual. Menciona autores clásicos y humanistas, aunque no
se prodiga en ofrecer citas. Algunos autores aludidos son Aesopus,
Diomedes, Fontius, Hieronymus, Priscianus, Seneca, Terentius o
Valla. 127Omitimos aquí su mención por ser este comentario el
objeto de nuestro estudio. 128Johan Murmel. Nacido en Roermond en
1480 y muerto en Deventer en 1517). Enseñó en Münster, Alkmaar y
Deventer, cf. MAILLARD-KECSKEMÉTI-PORTALIER (1998: 315-316). 129La
editio princeps es de 1517. Junto a otros comentarios apareció
reimpreso en 1522, 1525, 1528, 1531, 1538 (Colonia y París), 1546,
1551, 1553 y 1568, cf. ROBATHAN-CRANZ (1976: 284). 130Así la de
París de 1531, junto con las explicaciones de Buschius, y la de
1551, junto a los de C. Secundus, Badius, Plautius, Nebrija,
Buschius y Scoppa. GRAESSE (1993: 211b).
25
Este comentario se ve condicionado por la voluntad de no tratar
cuestiones que puedan ofender a la moral sexual del momento. Un
ejemplo claro de este hecho lo proporciona el que al llegar en la
Sátira cuarta a la explicación de un pasaje escabroso dice en los
escolios: novem versus nimis impuri de industria sunt omissi ne
pudicae iuventutis aures foedis vitiis offendantur. El objetivo de
Murmellius es, según él mismo dice, ofrecer a los estudiosos la
verdadera médula de la sentencia persiana (veram Persianae
sententiae medullam studiosis porrigere). Intentará también poner
en claro los errores en que de vez en cuando han incurrido los
comentaristas ordinarios (et in quantis interdum vulgares
glossematarii versentur erroribus facere palam). Para ello somete
su trabajo al juicio de los expertos. De esta manera, resulta
evidente que la intención del comentarista no es realizar un
trabajo escolar (o no únicamente escolar), sino también ser útil a
los eruditos. 1.3. UN EJEMPLO DE COMPARACIÓN PREVIA DE LOS
COMENTARIOS ESTUDIADOS Después de haber realizado una breve
descripción de los comentarios cercanos al de Nebrija y habernos
detenido un poco más en el de éste último, nos ha parecido que
podía ser útil131 reproducir un ejemplo del modo de actuar estos
comentaristas132; se podrán así comprobar algunas de las
afirmaciones que hemos hecho relativas al tipo de comentario de
quienes precedieron a Nebrija en el acercamiento a las Sátiras;
también hemos querido ver en este caso un ejemplo posterior. Las
explicaciones elegidas, además de las de Nebrija, son las de
Fontius, Britannicus, Badius133, Ferrarius, Plautius y Murmellius.
Facilitamos en este lugar los versos de Persio objeto de los
comentarios, según el texto de nuestra edición (no siempre
coincidente con la de los otros humanistas). Exceptuado el texto de
la Interpretatio nebrisense, que presentamos según nuestra edición,
los demás los transcribimos tal como se hallan en los ejemplares
manejados. Nuestras única intervención ha sido: resolver las
abreviaturas (salvo los autores citados) y 131Casi de una ojeada se
pueden establecer comparaciones y advertir semejanzas, deudas y
novedades. Se puede comprobar, por ejemplo, lo que hemos afirmado
sobre las dimensiones del comentario de Plautius. Asimismo las
ausencias de glosa por parte de algunos humanistas en algunos
lugares. Sobre semejanzas, véase, por ejemplo en meliore lapillo
(v. 1) la identidad de la glosa de Scipio Ferrarius y las de
Britannicus y Plautius, o la semejanza en alguna explicación de
estos últimos. En apponit (v. 2), identidad Britannicus, Plautius y
Ferrarius; en el mismo verso, annos, la similitud más evidente es
entre Scipio y Plautius. En funde merum genio (v. 3), cf. Scipio
que comeinza como Britannicus, introduce luego el comentario de
Fontius, y continúa siguiendo a Britannicus; a los mismos
humanistas imita Scipio en seductis (v. 4). Por último, puede verse
en la explicación de aperto vivere voto (v. 7) que el comentario de
Nebrija es el más amplio porque introduce una extensa cita de
Séneca, que no en la glosa. 132Hemos elegido los once primeros
versos (incluimos la primera palabra del verso 12) de la Sátira
segunda. En el artículo de R. Cortés de 1994 se halla la
comparación de Badius y Britannicus, fundamentalmente en lo que se
refiere al accesus y al reparto de papeles. 133El texto de este
humanista es el de la 10 edición de sus comentarios; luego, en
nota, indicamos los añadidos de su edición de 1523.
26
señalar con negrita lo que consideramos lemas, con la única
pretensión de facilitar la localización de las explicaciones. Todos
los comentarios se hallan en las ediciones manejadas como un
continuum que nosotros hemos separado con el fin de que sea más
fácil confrontar las semejanzas y desemejanzas observables en la
atención a más o menos vocablos de las Sátiras, en la dimensión de
cada una de las aclaraciones, etc. Dicha separación es a veces
difícil porque según la “reordenación” de Persio que algunos
comentaristas van haciendo (Badius y Nebrija sobre todo), no
aparecen los lemas en el mismo orden: hay quien de una oración
explica primero el verbo y luego los complementos o quien explica
de acuerdo con el orden en que están en el poema. Como también
puede verse es asimismo muy diverso lo que cada humanista
“lematiza”, pues donde uno comenta término a término, otro opta por
un sintagma completo, o al revés. Hay además varios vocablos de las
Sátiras a los que unos prestan atención y otros no134; o sintagmas
que en unos aparecen sólo parafraseados. En fin, también en la
segmentación del poema a la hora de explicarlo cada humanista
manifiesta un modo de acercarse al texto. Sátira II, versos 1-12
Hunc Macrine diem numera meliore lapillo, qui tibi labentes apponit
candidus annos. Funde merum genio; non tu prece poscis emaci, quae
nisi seductis nequeas committere divis; at bona pars procerum
tacita libabit acerra. 5 Haud cuivis promptum est murmur,
humilesque susurros tollere de templis, et aperto vivere voto. Mens
bona, fama, fides, haec clare, et ut audiat hospes illa sibi
introrsum, et sub lingua murmurat, o si ebuliat, patrui praeclarum
funus, et o si 10 sub rastro crepet argenti mihi seria dextro
Hercule. HVNC MACRINE DIEM Fontius: Hunc Macrine diem, impia
mortalium vota carpit, qui a diis scelesta, nefariaque petentes,
frustra ingentia efferunt munera, cum non ditia dona, sed probi
mores ad templa deferri debeant. Britannicus135: Hunc Macrine diem,
Invenio temporibus Persii quendam fuisse Minu- 134La ausencia de
texto indica que no comentaron ese lema; mantenemos sus nombres
aunque no hayan hecho aportación alguna con el fin de que se
comprueben también de este modo la naturaleza de su comentario y
las diferencias entre comentaristas. 135La extensión en que se
recrea Britannicus en el principio de esta Sátira no se corresponde
con su manera de proceder en otras. La seducción que a este
humanista le producía el volaterrano tenía mucho que ver, según él
mismo confiesa, con el hecho de que esta Sátira estuviera dedicada
a Macrino, natural, como él, de Brescia. Es por eso por lo que se
detiene en el comentario de este personaje. En cambio, ésta es, por
ejemplo su breve
27
tium Macrinum Brixianum virum magna quidem auctoritate et singulari
modestia, de quo ita scribit Plinius: Patria est ei Brixia, ex illa
nostra Italia quae multum adhuc verecundiae antiquae et
frugalitatis retinet ac servat. Pater Minutius Macrinus equestris
ordinis princeps, quia nihil altius voluit. Allectus enim a divo
Vespasiano inter praetorios, honestam quietem huic nostrae
ambitioni dicam an dignitati constantissime praetulit, de hoc
omnino poeta intellexit. Nam inter ultima tempora imperii Neronis
et prima Vespasiani, tres tantum intercessere anni, ut temporibus
Persii in urbe Macrinus equestri dignitate notus esset. Hunc igitur
ut familiarem et amicum suum diem natalem celebrantem alloquitur,
eius animi candorem laudans. Et satyrae non oblitus, stulta vota
hominum arguit, eos in primis accusans, qui nimia avaritia
obstricti, a diis nefaria et scelesta petunt, deosque aeque ac
mortales muneribus capi credunt, docens deum hominum magis corde
syncero quam auro gaudere. Badius: Hunc Macrine diem. In hac satyra
ut patuit duo principaliter facit: alterum quia stulta ac scelerata
vota avarorum damnat, qui dementia quadam perciti arbitrari
videntur deos posse muneribus aut oblationibus ad scelus patrandum
allici posse; alterum, quia sacerdotes qui talia vota suscipiunt ac
voventes laudant nec docent quae diis gratae sint oblationes
carpit. Pulchre autem in principio liberalitatem atque integritatem
Minutii Macrini commendat ut ex eius comparatione in sordidos ac
sceleratos avaros iusta ac opportuna pateat execratio136. Tota
satyra sancta est ac munda, nec tanta animi suspensione involuta
quin facile intelligi posset. Quin etiam nihil scitu dignum
Britannicus pratermisisse videtur137, quapropter ut brevior sim,
Plautius: Hunc Macrine diem, ad Macrinum Brixianum natalem suum
celebrantem virum illa tempestate auctoritate, synceritate, et
modestia singulari caeteris antistantem, equestrisque ordinis
principem, quia nihil altius voluit: allectus enim (ut inquit
Plin.) a divo Vespasiano inter praetorios honestam quietem huic
nostrae ambitioni dicam an dignitati constantissime praetulit: ad
hunc inquam Macrinum hominem probitate insignem, et puritate non
mediocri decoratum hanc luculentam, floridam et bonis
admonitionibus praeceptisque saluberrimis scaturientem Satyram
scribit. In qua non sine ingenti laudum suarum praeconio et
celebratione dicit eum esse tantae sanctitudinis: bonitatis, et
sanctimoniae, ut nihil petat a diis quod homines latere velit:
cuius vestigia caeteri Romani non sequentes clanculum voce
summissa, ne quispiam arbiter arbitrari queat inhonesta, nefaria,
et scelerosa, multa offerendo petere non erubescunt: nec ullo
violatae religionis timore afficiuntur: Quamobrem illos vehementi
morsu lacerat, et satyrica mordacitate insequitur, ostendens non
ditia et preciosa dona, non opulentas largitiones, sed probos
mores, mentem a pravis cogitationibus defoecatam ab illis qui
optata consequi voluerint, ad eorum templa deferri oportere: donis
enim et donorum magnificentia non capiuntur dii, ut homines cupidi,
et avaritiae laqueis tenacissimis impliciti: sed merula fiunt
surdiores, cum solam mentem hominum, et corda purissima
considerent, quae templa dei dicuntur affirmante apostolo, qui ait
Si quis templum dei violaverit,