Yo, Cumbio

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15 YO CUMBIO Clic. “¿Salí bien?” Todo empezó así, con una foto, al menos para mí y para muchos de mis amigos. Dicen que para sentirse completo en la vida hay que plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. El libro lo tenés entre tus manos, algún día plantaré una semilla, y otro día adoptaré un hijo. Aunque creo que a esa frase le falta algo más: tener un fotolog. Tal vez no entien- das esto si tenés más de 18 años, pero si sos más chico y te gusta tener muchos amigos, seguro que estarás de acuerdo. Nadie puede explicar bien cómo fue que explotó la cultura flogger, cómo fue que se hizo tan masiva… Supongo que la clave está en algo que siempre existió y que siempre va a existir, más allá del fotolog: el origen de todo esto es tan simple como querer tener amigos, relacionarte y divertirte con ellos.

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Extracto de 5 páginas del best seller Yo, Cumbio xD.

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Yo Cumbio

Clic. “¿Salí bien?”Todo empezó así, con una foto, al menos

para mí y para muchos de mis amigos. Dicen que para sentirse completo en la vida hay que plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. El libro lo tenés entre tus manos, algún día plantaré una semilla, y otro día adoptaré un hijo. Aunque creo que a esa frase le falta algo más: tener un fotolog. Tal vez no entien-das esto si tenés más de 18 años, pero si sos más chico y te gusta tener muchos amigos, seguro que estarás de acuerdo.

Nadie puede explicar bien cómo fue que explotó la cultura flogger, cómo fue que se hizo tan masiva… Supongo que la clave está en algo que siempre existió y que siempre va a existir, más allá del fotolog: el origen de todo esto es tan simple como querer tener amigos, relacionarte y divertirte con ellos.

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y siento que a los 17 años ya llevo hechas muchas cosas.

Al principio fue Fotoblog.br, una página de un fotolog de Brasil a la que subía imá-genes japonesas de animé y letras que no sabía ni qué significaban, porque en Internet nunca terminás de descubrir todo. A veces subía corazoncitos o cualquier cosa por el estilo. En ese momento yo iba a una colonia de verano que quedaba en el colegio Mariano Acosta, en el barrio de Once, cerca de mi casa. Era genial, hacíamos juegos desde las nueve de la mañana, corríamos, íbamos a la pileta. Lo único que odiaba era la comida, porque era muy fea. Ahí, una amiga me pasó el contacto de chat de una chica brasilera. Y así, chateando con ella, me enteré de que existía esa página. Mi amiga tenía su fotolog y yo también quise tener uno. Tenía 13 años y hacía poco que habíamos comprado una computadora en mi casa. Los “floggers” toda-vía no existían, obvio.

Fotoblog.br pasó a ser una de las cosas más divertidas que ocupaba mis tardes del verano de 2004, y me la pasaba posteando, aunque mi única amiga era la brasilera. Cuando cum-plí 14 años y entré a primer año, me di cuenta de que ya estaba grande para ir a la colo-nia, y la dejé. Pero de ese verano quedó el

Cuando las cosas empezaron a tomar la forma que tienen hoy, yo me hice los re ami-gos: me saludaba con todos los chicos que iban al Abasto los miércoles. Creo que esta-mos en una edad en la que llegás del cole-gio y te preguntás: “¿Qué puedo hacer esta tarde?”, y si no te dan ganas de salir, enton-ces te metés en Internet y, por ejemplo, pos-teás una foto a ver quién te firma. Y así va creciendo el fotolog. Cada vez que firmás o te firman, empezás a relacionarte con una nueva persona; está buenísimo… Conocí, por ejemplo, a muchos chicos que antes me cruzaba todo el tiempo por el barrio y ni me daba cuenta… y ahora vienen a casa a tomar la chocolatada todos los días. Sí, eso es algo que me pone contenta.

Recién posteé una foto en el flog y ya me firmaron de todo: “Sos hermosa”, “Cuando te vi, me morí, y me saqué una foto con vos”, “Sos mi ídola”, “Cumbio te amo con todo mi corazón”, “Sos una ídola, vos sí que la tenés clara”, “Sos divina”, “Effeame ídola”, “Te amo más que todos los que te ponen ‘Te amo’”. Pero esto no siempre fue así. Al prin-cipio no me firmaba nadie. ¿Quieren saber cómo fue mi camino flogger? Paso a paso y foto a foto, llevó tiempo construirlo, no fue de un momento a otro… Hoy miro para atrás

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momento me compré una cámara porque ya tenía ganas de subir fotos mías. La primera cámara que tuve fue una Hewlett Packard súper moderna, y “moderno” en esa época significaba que tenía tres megapixels. Siem-pre me gustó sacar fotos, aunque no saldría a sacarle fotos a un árbol, tipo fotos artísti-cas. Me gusta retratar a mis amigos cuando nos estamos divirtiendo. De vez en cuando organizamos sesiones de fotos entre nosotros y a veces salimos a fotografiarnos en diferen-tes lugares.

Les voy a contar una historia cortita que vale la pena: la de mis cámaras. Al principio estaba chocha con esa primera cámara, hasta que se me cayó en el patio de mi casa y se me rompió. “¡No, me muero!”, pensé. La mandé a arreglar, pero no la pudieron salvar. Des-pués siguieron muchas otras… Otra vez se me rompió una Kodak que llevaba a todos lados cuando una chica se le sentó arriba en un boliche. Entonces mis papás me compraron otra, y se la presté a un amigo, y a los pocos días me dijo que se la habían robado y que me la iba a pagar… aunque nunca lo hizo. Esta vuelta, mi hermano, que es más grande que yo, me regaló otra Kodak. El colmo fue cuando una semana después fui a bailar a Coyote y también me la roban… ¡Mi mamá me

Fotoblog: www.fotoblog.com.br/agusv. No se gasten en buscarlo: la página dejó de existir hace rato. Una lástima: ¡me encantaría que siguiera estando online! Esas son mis prime-ras fotos y sería lindo verlas.

Cursé primer año en el Liceo Nº1, un colegio estatal de Barrio Norte. Ahí descu-brí que existía otro fotolog, el de Terra, todo escrito en español. Me pasé a ese, y empecé a hacer los primeros amigos vía fotolog. Yo seguía subiendo imágenes de otros: dibujos o fotos de grupos de cumbia. Me encantaban El Original y Damas Gratis. Siempre escu-ché cumbia, es lo que mejor entiendo. Odio la música en inglés porque no sé qué dice la letra y me siento re tonta. Para eso pre-fiero escucharla en karaoke. Es que nunca aprendí bien inglés, porque sólo tuve en la primaria. En la secundaria, tuve francés… Pero tampoco sé decir nada, salvo esto: “Je suis flogger!”.

Así es que tuve un fotolog en Terra un par de meses, era /agus_laoriginal. Lo usé hasta que cambiaron las reglas y hubo que empe-zar a poner un código para postear y para comentar las fotos de tus amigos, entonces era una fiaca y no me dio ganas de hacer todo eso. ¡Esos numeritos que había que escribir todas las veces eran un embole! Para ese

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nos dejaban tomar alcohol aunque fuéramos menores. Era súper copado porque ahí está-bamos tranquilos. Me acuerdo que había una rockola, y era re loco, porque yo ponía Damas Gratis, otro chico Led Zeppelín, otro heavy metal y una chica Babasónicos… ¡Una mezcla muy rara!

Todo se empezó a dar además con un cambio en mi corte de pelo. Antes lo usaba todo atado hacia atrás, pero cuando me lo solté me sentía muy incómoda porque tenía mucho pelo… pero mucho, ¡eh! Parecía Mafalda. Y como no me lo sabía atar bien, me daba mucha vergüenza. Mi mamá no me lo dejaba cortar, y por eso odio que hoy criti-quen mis fotos viejas: deberían saber que yo me lo quería cortar pero que no me daban permiso. “Agustina, te vas a arruinar el pelo”, me decía mi mamá. Hasta que un día logré convencerla y fui a la peluquería. Al principio me hice un corte más parejo que el de ahora, y pedí que me sacaran un poco de pelo. Des-pués me lo empecé a desmechar más.

El corte de pelo fue muy importante. La estética y verte bien te da seguridad, ¿o no? Para mí fue como empezar una nueva etapa. Tanto, que pensé que ya era el final de mi fotolog/agus_laoriginal, porque esa Agus-tina había quedado en el pasado. “Listo, lo

quería matar! Pero me compró otra cámara igual solamente para ocultarle a mi hermano que me la habían robado, para que él no se enojara conmigo. Y esa Kodak, al final, fue la que me acompañó en todos estos meses. Es una de 8.2 megapixels, horrible, muy grande. Pero útil. Por suerte, ahora Canon me regaló una cámara genial. Y… ¡¡no existe flogger sin cámara de fotos!!

De Terra me fui y lo di de baja en el año 2005, cuando surgió esto del código para postear, que era muy incómodo, y me hice un primer Fotolog.com, que era /agus_laoriginal, igual que el de Terra. Fue una oleada: todo el mundo que tenía fotolog en Terra se pasó a Fotolog.com. En ese momento se puede decir que yo ya era re flogger: posteaba todos los días, pero mi fotolog, salvo entre mis amigos, no era conocido. Sólo tenía 24 amigos flog-gers en esa época, y eran todos del colegio.

Yo tenía 15 años en ese momento, y me empezaban a pasar cosas que otras chicas ya conocían bien: el primer beso, las salidas a bailar… Yo creo que todo eso a mí me llegó re tarde. Tanto, que ni siquiera fui a la matineé, sino que fui directo a boliche. Recién ahora estoy yendo a matineé, pero para trabajar.

Con mis amigos salíamos a un pub al que no iba nadie, en Uriburu y Corrientes, donde

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mi gran FamiLia: Los Cumbios

“¡Decile a Agustina que no diga esas cosas en la tele, eso de que le gustan las nenas!”, dijo mi abuela. Estaba re preocupada. Fue el otro día, cuando hablaba con mi mamá por telé-fono. Se ve que mi abuela me había visto en la televisión. Entonces mi mamá le dijo: “Ay, Angela”, (porque ella le dice así, la llama por su nombre), “dejá, ya está, eso de reprimirse ya pasó”. A mi abuela no la veo hace rato, y nunca hablamos de esto, pero igual, ¿qué me puede decir? Si no estoy haciendo nada malo. Ya va a entender que estas son otras épocas… ¡Ojo: igual mi abuela es lo más!

¿Ven? Algunos creen que los floggers no tenemos familia, y claro, no es para nada así. Yo quiero contarles la historia de la mía: una familia común (papá Cumbio + mamá Cum-bio + hermano Cumbio + yo, Cumbio), de ori-gen correntino, de gente trabajadora a la que

cierro, me olvido y hago otro”, decidí. Y ahí hice /cumbio. Es que en esa época ya me decían así, “Cumbio”. Estaba en otro cole-gio, el Palermo Sounder, uno especializado en música de rock y pop, donde yo era la única cumbiera. Una amiga le ponía mascu-lino a todo, y a mí me tocó ser Cumbio. Ese apodo me gustó desde el primer momento. Sonaba bien, tenía fuerza. Un día entré a mi casa y le dije a mi mamá: “Ahora me llamo Cumbio”. Pero ella me sacó volando: “¿Qué te pensás, nena? ¡Te llamás Agus-tina!”, me gritó.

Hoy, pobre, ya está resignada. Es que al poco tiempo todos me llamaban “Cumbio” o, a lo sumo, “la cumbiera”. Y ahora que tengo el fotolog más grande del país, ya nadie sabe cómo me llamo; incluso algunos piensan que Cumbio es mi apellido o mi segundo nombre.

Les quiero decir que me llamo Agus-tina Vivero. Pero está bien, pueden decirme “Cumbio”.