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LLA MINERÍA EN ASA MINERÍA EN ASTURIASTURIAS

GIJÓN, 2003

LUIS ADARO RUIZ

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© de los textos, Luis Adaro Ruiz© de la presente edición, Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias y Unión Es-

pañola de Explosivos, S.A.1ª edición, abril 2003Depósito legal: AS-1.823/2003I.S.B.N.: 84-933191-0-4

Imprime:Gráficas ApelC/ Galileo Galilei, parc. 4.5Polígono Industrial de Porceyo. Gijón (Asturias)Preimpresión: Asturlét 2000

La edición de este libro consta de 1.500 ejemplares, de ellos los 200 primeros conencuadernación especial y sellados con el escudo en lacre de Don Balthasar Melchor

Gaspar María de Jovellanos, corriendo la misma a cargo de la FUNDACIÓN FORO

JOVELLANOS DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, con la colaboración especial de UNIÓN

ESPAÑOLA DE EXPLOSIVOS, S.A.

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JOJOVELLVELLANOSANOSYY

LLA MINERÍA EN ASA MINERÍA EN ASTURIASTURIAS

GIJÓN, 2003

LUIS ADARO RUIZ

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Presentación

En la vida de cualquier institución hay momentos que marcan de ma-nera muy especial su trayectoria existencial. La presentación de este

libro así lo es para nuestra Fundación Foro Jovellanos. Son varias las ra-zones. Su autor, Miembro Fundador y Presidente, que fuera de la misma,hace siempre profesión de entusiasta y fervoroso admirador de Jovellanos;de ahí que haya sabido encarnar en su trayectoria empresarial el más ge-nuino espíritu jovellanista, en consonancia con toda una tradición fami-liar que heredó de sus antepasados. La historia de la minería en nuestraregión está indefectiblemente unida a la historia del apellido Adaro que,a finales del siglo XIX en la persona de Luis Adaro y Magro, empresarioaudaz y combativo, contribuyó a sacar a Asturias de una economía rural,típica de una región atrasada que fundamentaba su bienestar en una agri-cultura muy primitiva, a la bonanza de su consolidación industrial.

Luis Adaro Ruiz continuó esta tradición empresarial que había ini-ciado su abuelo y coadyuvó a consolidar la transformación económica,social y cultural de la Asturias contemporánea. Bajo su mandato comoPresidente de la Junta de Obras del Puerto se realizaron importantesobras en El Musel; como Presidente de la Cámara de Comercio, Industriay Navegación de Gijón fue promotor de las Ferias de Muestras de Astu-rias, hoy con rango internacional; él fue protagonista en la promoción yconstrucción de obras tan importantes para Asturias como su aeropuertoo la autopista del Huerna. Como puede verse, proyectos que aminoraronel aislamiento de Asturias, que para Jovellanos era uno de los obstácu-los que impedían el desarrollo en nuestra región.

Luis Adaro Ruiz defendió el decisivo papel del carbón en la indus-tria asturiana, continuando la intuición jovellanista, pues ya Jovellanos,

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a finales del siglo XVIII, presagiaba que el carbón, ese ‘preciado fósil’,sería uno de los elementos fundamentales en el que habría de susten-tarse el bienestar de los asturianos. Y, efectivamente, así lo fue durantedécadas. El ayer seductor y atractivo de nuestras cuencas minerascontrasta con el hoy menos optimista. Desde una perspectiva de histo-ria puramente descriptiva, se constata que la consideración de Asturiascomo El Dorado nacional estuvo indefectiblemente vinculada a la indus-tria del carbón. Jovellanos intuyó en buena medida lo que habría designificar para Asturias ese regalo que la tierra había generado en susentrañas. Por eso sus escritos sobre esta cuestión resultan elocuentespara conocer e interpretar el papel desempeñado por la industria mineraen la configuración industrial de Asturias. De ahí que la minería en nues-tra región haya ocupado un lugar muy importante en los escritos políticosy económicos de Jovellanos, unos escritos no exentos de polémicas ensu afán, por ejemplo, de dar prioridad en el consumo nacional al carbónasturiano frente al carbón de origen inglés. Polémicas que se extendierona cómo resolver los problemas de los transportes en Asturias ‘ad intra’ y‘ad extra’, esto es, la fluidez de las comunicaciones entre las distintascomarcas y los distintos valles de la región y cómo solventar el aislamientoendémico de nuestra región para dar salida a nuestros productos indus-triales a otras regiones y a otros mundos. El Puerto de El Musel, laCarretera Carbonera, la Carretera hacia Castilla o la fallida propuesta dehacer navegable el río Nalón fueron proyectos que formaban parte, enbuena medida, de la infraestructura exigida por la industria minera astu-riana. Como lo fue la creación del Real Instituto de Náutica y Mineralogía,un proyecto auténticamente revolucionario en la España de finales delsiglo XVIII. Los intereses de Asturias, su región, y de Gijón, su villanatal, estarán siempre muy presentes en este hombre de Estado; una vezmás, en estos temas, vemos en Jovellanos al ilustrado que conjuga sushorizontes de perspectiva nacionales con los intereses particulares de susraíces más íntimas de su entorno existencial. El patriotismo regionalistay también gijonés de Jovellanos queda patente una vez más.

De todo ello se da cuenta con todo detalle en este libro; una obraescrita prioritariamente desde una perspectiva divulgativa, si bien estáfundamentada en una sólida investigación que llevó al autor a recorreren su día archivos y bibliotecas en busca de una documentación en laque habría de apoyar su interpretación descriptiva.

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Si para nuestra Fundación la presentación de esta obra ha demarcar un hito por la relevancia del autor del trabajo, así como por laimportancia del tema, no lo es menos por el esponsor que financió su pu-blicación: Unión Española de Explosivos; se trata de una de las grandesempresas nacionales que, por su misma naturaleza, está vinculada a laindustria minera. Razón por la que en Asturias haya encontrado uno desus asientos primigenios, convirtiéndose en testigo y, a la vez, cómplicedel desarrollo industrial en nuestra región; una relación cuyos vínculosse iniciaron en el pasado y se refuerzan en el presente por la relaciónafectiva de algunos de sus directivos, a quienes en la persona de suPresidente quiero transmitir el agradecimiento más sincero por el apoyohecho a nuestra Fundación, y, a la vez, testimoniarle el reconocimientoa la labor que esta empresa vino realizando en Asturias como artífice deuna de las etapas más doradas del Principado de Asturias; el Museo de laMinería en El Entrego, recientemente ampliado con la incorporación deuna nueva e importante sección dedicada al explosivo, también patroci-nado por Unión Española de Explosivos, será testigo permanente para lasgeneraciones futuras de un proyecto que, nacido en buena parte de lapluma de Jovellanos, hizo de Asturias una de las regiones más prósperas,contribuyendo de esta manera, como diría nuestro Jovino, a «acrecentarla felicidad y bienestar de las gentes de este país».

Hoy es un gran día para la Fundación Foro Jovellanos. A través deeste acto queremos transmitir a Luis Adaro Ruiz no sólo el cariño y elafecto que sentimos hacia su persona las gentes de nuestra Fundación,sino también el reconocimiento –creo que puedo ser portavoz– por par-te de instituciones políticas, universitarias, empresariales y culturales ala labor que viene realizando un empresario en pro del progreso y desa-rrollo de Asturias y que asumió y sintonizó con el más genuino espíritujovellanista.

Jesús Menéndez PeláezPresidente de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias

Presentación 7

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Presentación

Adentrarse en las páginas de este libro es adentrarse en el túnel deltiempo que nos lleva a los orígenes de la industrialización de Astu-

rias, un proceso que tiene en la minería del carbón su causa principal ysu factor definitivo. Los comienzos de la explotación programada de estepreciado fósil, como le llamará Jovellanos, se sitúan en la segunda mi-tad del siglo XVIII. La tala abusiva de bosques para generar la energíanecesaria en la fundición del hierro sensibilizan a muchos ilustrados enbusca de otras fuentes alternativas de energía para preservar la integri-dad de nuestros robledales y hayedos. Asturias emerge así, dentro delcontexto nacional, como la gran región llamada a desempeñar la funciónde abastecedora de esa nueva energía que la tierra había generado en susentrañas a través de los siglos.

Este momento trascendental para Asturias coincide con la presen-cia en la Corte de Madrid de uno de sus mejores representantes, MelchorGaspar de Jovellanos. El plan de explotación del carbón de piedra queredacta el polifacético y polígrafo gijonés, que permitirá su laboreo y be-neficio, será la base de toda la industria siderúrgica posterior.

Ya en ese momento se pone de manifiesto uno de los grandesproblemas endémicos de la región asturiana: la carencia de una fluidared de comunicaciones. ¿Cómo transportar ese nuevo producto para ha-cerlo llegar a otros lugares de la España ilustrada como La Cavada, ElFerrol o Cádiz, principales centros de almacenamiento? De Jovellanostambién partirá una de las grandes ideas que condicionaron el progre-so de Asturias: la apertura de una carretera que comunicase la cuencaminera con el puerto del Gijón, frente a la alternativa de hacer nave-gable el río Nalón, cuyo fracaso tuvo lugar al poco tiempo de iniciarse.

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La carretera carbonera –actual autovía minera–, así como la relevanciadel puerto del Musel, son logros actuales que fueron ya acariciados porJovellanos, en cuya obra la minería en Asturias ocupa, pues, un lugarmuy importante.

También en la minería de Asturias ocupa, desde sus orígenes, unpapel trascendental Unión Española de Explosivos. Una región de tan am-plia capacidad minera necesitaba de los explosivos para desarrollar todosu potencial; es por ello que está en el Principado una parte importantede nuestras raíces. La fusión en 1896, entre otras, de las tres sociedadesasturianas S.A. Santa Bárbara, fabricante de pólvoras de mina estableci-da en las inmediaciones de Lugones; S.A. La Manjoya, la primera granempresa química de Asturias, con instalaciones para producir ácidos ní-trico y sulfúrico imprescindibles en la fabricación de dinamitas; y S.A. deMechas La Manjoya, fabricante de mechas para iniciación de explosivos,con la SAE Dinamita fundada por Alfred Nobel en Galdácano (Vizcaya),conforman los orígenes de nuestra centenaria Compañía. Es por todo elloque nuestra empresa siempre ha estado vinculada al Principado por im-perativos de intensa actividad comercial que, a su vez, generó vínculosafectivos reforzados en muchos de nosotros por nuestros orígenes astu-rianos; por ello, sólo me queda decir que nuestro compromiso con Astu-rias no sólo viene de nuestros orígenes industriales, sino también denuestra permanente vocación de servicio a esta tierra, a su industria y asu gente.

El apellido Adaro está presente de manera continua en la historiade la minería y de la siderurgia en Asturias. El autor de la presente obra,don Luis Adaro Ruiz, está unido a nuestra empresa por estrechos víncu-los de afecto y estima. Su aportación intelectual con la elaboración deesta obra será siempre para nosotros un motivo de orgullo y de profun-da satisfacción.

Por último, quiero agradecer a la Fundación Foro Jovellanos que, através de su Presidente, nos brindara la posibilidad de poder colaborar enla edición de esta obra que se convertirá en recuerdo permanente del na-cimiento de una de las etapas más fructíferas y doradas de la historia deAsturias.

José Fernando Sánchez-Junco MansPresidente de Unión Española de Explosivos

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Prólogo

El período que en este libro se comenta, se narra, se explica y analizacorresponde a un momento interesantísimo de la historia de Astu-

rias, en el cual se fundamentan los prolegómenos de un cambio radicalde la concepción de la vida, la sociedad, la cultura, el trabajo, el comer-cio, el transporte y un sinfín de temas y elementos que van a removerseen años, cuando antes eran inmutables en siglos. Por eso he procuradohacer un trabajo, dentro de una orientación divulgativa, sobre un períodode tiempo muy pequeño, tomando a Jovellanos como núcleo aglutinan-te –de ahí el título de la obra «Jovellanos y la minería en Asturias»–; setrata de un período de veinticinco años, los comprendidos entre 1780 y1805, durante los cuales se producen los comienzos de la minería delcarbón de piedra acompañada de los intentos de obtener cok y de lacanalización del río Nalón, desde Langreo a San Esteban de Pravia parafacilitar el transporte del carbón de piedra al mar por medio de chalanas.Pretendo dar a conocer no solamente la forma de desenvolverse aquelloscomienzos, sino también la forma de pensar de los hombres de fines delsiglo XVIII, sus ideas, proyectos y preocupaciones; sus costumbres yambiciones, sus ideales, esperanzas, ilusiones y anhelos; sus disputas,pleitos y enfrentamientos; en fin, todo cuanto pueda ayudarnos a cono-cer la realidad de aquel período separado de nosotros, en «el túnel deltiempo» por más de 200 años.

Nos encontramos en la época de la Ilustración; nuevas corrientesde ideas se enseñorean del mundo y, como es natural, también de Espa-ña. Asturias iba a dar un salto brusco, pasando de un régimen agrícola,pastoril y patriarcal a un proceso de industrialización trepidante queavanzaría sin descanso. Entonces surgen los hombres de la Ilustración, y

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entre ellos, tenemos a una pléyade de «ilustrados asturianos» con pro-yección nacional en las diversas facetas del saber; destacando, en primerlugar, don Gaspar Melchor de Jovellanos, hombre extraordinario, dotadode unas cualidades excepcionales en todos los órdenes, que se adelantóa su tiempo en más de doscientos años, pues muchas de las cosas quedice y explica a finales del siglo XVIII tienen hoy la máxima actualidad.He repetido en varias partes de este libro, y en otras circunstancias, es-te pensamiento sobre Jovellanos y aporto otras ideas sobre su luminosafigura, pues considero que aún no se valora bastante en el nivel verda-deramente fundamental que le corresponde por sus concepciones, ideas,discursos, aportaciones de todo tipo y documentación que nos dejó so-bre Asturias de la forma en que debía hacerse el futuro desarrollo.

Aunque este libro se ha de referir fundamentalmente a Jovellanosy su relación con la minería –de acuerdo con el título–, sin embargo, nose pueden dejar de citar a otros nombres, gracias a los cuales la Ilustra-ción asturiana y sus consecuencias posteriores marcó un período deesplendor para nuestra región. Y entre los más destacados, a modo de ci-ta rápida, habría que recordar a: José del Campillo, José Canga Argüelles,Joaquín José Queipo de Llano y Valdés (V Conde de Toreno), Alvaro Fló-rez Estrada, Álvaro de Navia Osorio (Marqués de Santa Cruz de Marcenado),el Doctor Casal, Francisco Martínez-Marina, Pedro Rodríguez (Conde deCampomanes), Fray Íñigo de Buenagua (Monasterio de Corias), AgustínBernardo de Pedrayes, Antonio Raimundo Ibáñez (Marqués de Sargadelos)y un largo etcétera, porque otros muchos hombres colaboraron con en-tusiasmo y esfuerzo en los intentos y logros alcanzados por la Ilustraciónasturiana, pero aquí detenemos la lista, para volver al hilo de nuestrapresentación de los inicios del Principado en esos nuevos campos deltrabajo, de la empresa, de la organización mercantil y comercial, queavanzaban apresuradamente por toda Europa.

En los comienzos industriales y mineros asturianos, como veremosa lo largo de este libro, tuvo una participación fundamental y destacadí-sima la Real Armada, nuestra Marina de Guerra. Aquí en Asturias tienemucha solera la labor desarrollada por tan esclarecidos marinos. Ello ha-ce que los asturianos tengamos grandes motivos para sentirnos unidos alos hombres de la Armada española. En aquella época los conocimientoscientíficos y técnicos sobre las ciencias (llámense matemáticas, física,química, siderurgia, náutica y astronomía) que se desarrollan en los cen-

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tros de estudios de los establecimientos de la Marina de Guerra tenían elnivel más alto que se podía encontrar en las más renombradas escuelaseuropeas entre los años 1791 y 1805; fueron los hombres de la Marina deGuerra quienes desarrollaron las minas de carbón de piedra, comenzandopor Fernando Casado de Torres, encargado por el Estado español para laexplotación de estas minas que alimentarían, en un principio, los hornosde la fábrica de cañones de La Cavada, en Santander, la cual se estabatragando la madera no solamente de los bosques cercanos, sino tambiénla de los lejanos, pues dicha fábrica en 200 años de existencia, llevabaproducidos 22.000 cañones. Casado de Torres, después de su llegada aAsturias, descubrió 82 minas, de las cuales puso en explotación las 25que consideró más adecuadas, tanto por la calidad de su carbón, comopor su situación en las proximidades del río Nalón, por donde pensabaevacuar el carbón. Procuró que los socavones de las minas tuviesen suentrada en la orilla del río Nalón, para que amarrando las chalanas, de-lante de las bocas de las mismas, se recibiesen en éstas los carretonescargados de carbón. Canalizó el río Nalón, en una empresa verdadera-mente gigantesca, para hacerlo navegable desde las minas de Langreohasta el puerto de San Esteban de Pravia, y así efectuar el transporte delcarbón en las famosísimas chalanas, que inmortalizaron a los chalaneros,en algunas canciones asturianas, como en la tan popular:

«Chalaneru, Chalaneru,que lleves en la chalana

llevo roses y clavelesy el corazón de una Xana…».

A Casado se le debe también el establecimiento de una fábrica demuniciones gruesas que levantó en la confluencia de los ríos Nalón y Tru-bia, pues además de abundante agua para la fuerza motriz (entonces únicae indispensable), estaba cercano aquel lugar a los yacimientos de mineralde hierro, a las cuencas carboníferas y a grandes y abundantes bosquespara obtener las maderas necesarias para el montaje de los edificiosfabriles, y de las demás necesidades propias de unas factorías de la im-portancia que se suponía tendrían las que allí se pensaban instalar.

Hubo otras muchas contribuciones muy valiosas a la causa comúndel carbón. Interminable sería la lista de los hombres de la Ilustración

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asturiana, de la Marina de Guerra, de la sociedad y del pueblo, queintervinieron en general con gran entusiasmo en este extraordinarioacontecimiento que se producía al final de un siglo y que auguraba cam-bios básicos y trascendentales en el siglo siguiente.

Pero era necesario que, ante esa explotación del carbón de caráctermasivo que se pensaba realizar en el Principado, se crease un centro de es-tudios adecuado para impulsar esta importante rama relativa a la técnicaminera, y para ello el gran Jovellanos solicitó la creación de una Escuela deMineralogía, consiguiendo además que albergase el citado centro una Es-cuela de Náutica. Con detalle veremos después todo el esfuerzo que tuvoque realizar Jovellanos para poner en marcha el Real Instituto Asturiano.

Creo haber logrado una importante aportación a los estudios sobrelos comienzos de la minería asturiana en este libro. Es posible que aúnexistan otros archivos o bibliotecas en donde puedan permanecer ol-vidados muchos documentos correspondientes a esta época, que nosaclarasen más la visión de nuestros primeros tiempos mineros. El problemaes que pueden estar en los lugares más insospechados. Pues, ¿quién po-día imaginarse que documentaciones tan importantes sobre esta materiase encontrasen en El Viso del Marqués (Ciudad Real) o en El Ferrol?Sería muy interesante que alguna institución asturiana patrocinase ysostuviese un equipo de investigadores que, no solamente sobre esteasunto minero, sino también ocupándose de otros temas muy específicosdel Principado, abordase con rigor la búsqueda en todas las instituciones,organismos, bibliotecas y archivos particulares y cuanta documentaciónse hallase para poder así crear un Centro de Documentación sobre la Mi-nería en Asturias. El Museo de la Minería podría desempeñar esa funciónde aglutinar y acoger esa documentación como patrimonio de nuestra re-gión. La dispersión en la que ahora se encuentra puede poner en peligrosu conservación, cuya pérdida sería irreparable. Quizás en un futuro nomuy lejano el Museo de la Minería sea el único testimonio de una de lasetapas más gloriosas de la historia de Asturias. Por tanto, permítasemeque haga esta propuesta de que dicho Museo sea al mismo tiempo eseCentro de Documentación sobre la Minería asturiana.

A lo largo de mi vida fui publicando mis modestas investigacionessobre la minería en Asturias en libros y artículos, así como en conferen-cias impartidas en distintos centros regionales y nacionales; su relaciónse consigna también en este trabajo. El presente libro tiene como nove-

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dad ser una síntesis divulgativa de lo que ya adelanté en esas publica-ciones con un carácter más técnico. Esta versión ha sido posible graciasa dos instituciones para mí muy apreciadas: Unión Española de Explosivosy la Fundación Foro Jovellanos. Por razones empresariales he mantenidoy sigo manteniendo una estrecha vinculación y relación con el entornode Unión Española de Explosivos. Vínculos de afecto y de amistad consus gentes son los que, sin duda, hicieron posible esta publicación que,estoy seguro, incrementará nuestras relaciones.

La Fundación Foro Jovellanos es para mí algo muy querido y mesiento muy orgulloso de haber sido Miembro Fundador y Presidente de lamisma. La función que esta institución viene desarrollando en el ámbitocultural de nuestra ciudad y de nuestra región está profusamenteconsignado en la prensa desde su fundación, allá en 1995. Mi agradeci-miento a la Junta Rectora que con tanto empeño asumió este compro-miso de añadir esta mi pequeña contribución al elenco de publicacionesa través de las cuales se divulga la vida y la obra de quien pasa por serel personaje histórico más señero de nuestra ciudad que no en vano lle-va el apelativo de Villa de Jovellanos.

Luis Adaro Ruiz

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Índice

PRESENTACIÓN, por Jesús Menéndez Peláez ..................................................................... 5

PRESENTACIÓN, por José Fernando Sánchez-Junco Mans .............................................. 9

PRÓLOGO..................................................................................................................................... 11

PRIMERA PARTELOS COMIENZOS DE LA MINERÍA EN ASTURIAS ANTERIORES

A JOVELLANOS

CAPÍTULO ILas primeras explotaciones de carbón de piedra en Asturias............................................. 29

I.1 Referencias entre los investigadores......................................................................... 33I.2 Un pionero en el valle de Langreo ........................................................................... 41I.3 Las aportaciones del Conde de Toreno.................................................................... 42I.4 Primer informe del Consejo de Castilla sobre el carbón de piedra..................... 43I.5 El Gobierno español comienza a interesarse por las minas de carbón de piedra... 44I.6 Situación de las minas adoptadas............................................................................. 45I.7 Comienzan los aldeanos a beneficiar las minas de carbón de piedra................. 46I.8 Transporte del carbón a Gijón y necesidad de un camino carbonero................. 46I.9 Producciones obtenidas en 1786 ............................................................................... 47

CAPÍTULO IILos comienzos de la explotación del carbón de piedra en el resto de España ................ 49

II.1 Fuentes: El Tratado de Garza...................................................................................... 53II.2 Hacia un esbozo del Tratado de Garza ..................................................................... 54

II.2.1 Breve historia del carbón mineral y descripción del mismo .................... 56II.2.2 Clases de carbón ....................................................................................... 56II.2.3 Cómo eran los carbones del sur de España .............................................. 58II.2.4 Señales de la existencia de minas de carbón ............................................ 58II.2.5 Utilidad del carbón mineral. Necesidad de beneficiar sus minas ............ 59II.2.6 Disgusto y rechazo de la gente para dedicarse a trabajar en las minas

de carbón ................................................................................................. 62

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CAPÍTULO IIIMétodos de explotación .............................................................................................................. 65

III.1 Métodos de explotación ............................................................................................ 69III.1.1 Método por «hueco de torno» .................................................................. 69III.1.2 Explicación de otro método ...................................................................... 73

CAPÍTULO IVMinas de carbón de piedra descubiertas en Llanes y Ribadesella .................................... 75

IV.1 Minas de carbón de piedra en Llanes ...................................................................... 79IV.2 Órdenes que se expiden para «perfeccionar» este descubrimiento .................... 80IV.3 Informe del Ministro de Marina Josef de Piles ....................................................... 81

CAPÍTULO VNuevos informes y acuerdos sobre las minas de carbón asturianas y contratas(asientos) que se van realizando ............................................................................................... 85

V.1 Consulta al Ministro de Marina de Avilés............................................................... 89V.2 Informe a la Junta de Marina de El Ferrol............................................................... 90V.3 Carta-Informe de don Modesto M. Vegue............................................................... 90V.4 Dictamen emitido por el ingeniero don Luis de Mevoilhon................................ 92V.5 Acuerdo de la Junta de Marina de El Ferrol ........................................................... 95V.6 Informe de la Sociedad Económica de Amigos del País ....................................... 97

SEGUNDA PARTELAS MINAS EN ASTURIAS EN LA ÉPOCA DE JOVELLANOS

CAPÍTULO VIEl minero y contratista gijonés don Juan Bautista González Valdés: sus problemasy dificultades ............................................................................................................................... 103

VI.1 Solicitud para la explotación libre ............................................................................ 107VI.2 Contestación de la Secretaría de Marina ................................................................. 107VI.3 Nueva contestación de don Juan Bautista González Valdés ................................ 108VI.4 Informe del Subdelegado de Marina de Avilés ...................................................... 108VI.5 Se consulta a don Melchor Gaspar de Jovellanos .................................................. 110

CAPÍTULO VIISignificación de la obra de Jovellanos .................................................................................... 111

VII.1 Oportunidad de la presencia de Jovellanos ............................................................ 115

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VII.2 Enemistad de los cortesanos...................................................................................... 116VII.3 Labor rectora de Jovellanos ....................................................................................... 118VII.4 Visión extraordinaria del futuro ............................................................................... 119

CAPÍTULO VIIILa Asturias bucólica y pastoril de la época de Jovellanos................................................... 121

VIII.1 Asturias en la época de Jovellanos ........................................................................... 123VIII.2 Agricultura ................................................................................................................. 123VIII.3 Nacimiento de los foros.............................................................................................. 124VIII.4 Costumbres patriarcales ............................................................................................. 125VIII.5 Incipiente industria asturiana ................................................................................... 126

VIII.5.1 Industria rústica ...................................................................................... 127VIII.5.2 Industria popular ..................................................................................... 128

VIII.6 Jovellanos aboga por el establecimiento de industria en Asturias ...................... 128VIII.7 Aumento de la cultura................................................................................................ 130VIII.8 Costumbres asturianas: las romerías........................................................................ 130

VIII.8.1 El comercio en las romerías ..................................................................... 131VIII.8.2 Mediodía en la romería ............................................................................ 132VIII.8.3 Las danzas ................................................................................................ 132

VIII.8.3.1 Danzas de mujeres ........................................................... 132VIII.8.3.2 Danzas de hombres.......................................................... 134

VIII.8.4 Atardecer de las romerías .......................................................................... 135

CAPÍTULO IXIdeas, mejoras y proyectos que preconizaba Jovellanos ...................................................... 137

IX.1 Sobre el establecimiento de nuevas industrias ....................................................... 141IX.2 Algunas industrias de aquellos años ....................................................................... 142IX.3 Sobre la promoción de la agricultura y de la industria......................................... 142IX.4 Sobre el patriotismo .................................................................................................... 145

IX.4.1 Del verdadero y aparente patriotismo...................................................... 145IX.5 Sobre la educación....................................................................................................... 146

IX.5.1 Educación de la nobleza ........................................................................... 146IX.5.2 Estudios de las ciencias ........................................................................... 147IX.5.3 Educación popular .................................................................................. 147

IX.6 Sobre los emigrantes ................................................................................................... 148IX.7 Sobre la preparación de hombres con técnicas y conocimientos

actualizados.................................................................................................................. 150IX.7.1 Creación de industrias que produzcan productos para todo

el pueblo ................................................................................................... 150IX.7.2 Estimula al estudio de las Ciencias Naturales ........................................ 151IX.7.3 Estudios en el extranjero.......................................................................... 152

IX.8 Sobre mejoras en la villa de Gijón ............................................................................ 155

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CAPÍTULO XEl Informe de Minas de Jovellanos (9 de abril de 1789) y la nueva Real Cédula parael libre beneficio y comercio del carbón de piedra (26 de diciembre de 1789) ............... 157

X.1 El Informe de Jovellanos ............................................................................................ 161X.1.1 Jovellanos propugna dejar en completa libertad la explotación del

carbón de piedra ....................................................................................... 161X.1.2 Deducciones que de este principio de libertad de explotación expone

Jovellanos ................................................................................................. 162X.1.3 Deben ser divulgados estos principios ..................................................... 164X.1.4 Necesidad de cuidar nuestros montes y bosques ..................................... 165X.1.5 Beneficios que recibirá la industria con la utilización del carbón

de piedra ................................................................................................... 165X.1.6 Debe divulgarse el uso del carbón de piedra entre todos los

ciudadanos................................................................................................ 167X.1.7 Debe hacerse un reconocimiento general de las minas asturianas .......... 168X.1.8 Deben de abrirse caminos firmes y cómodos ........................................... 169X.1.9 También deben hacerse canales y caminos de hierro................................ 170X.1.10 Informe del Subdelegado de Marina de Gijón que opina no debe darse

libertad de explotación del carbón............................................................ 170X.1.11 Desgravaciones a dueños de embarcaciones de construcción española

que transportasen carbón......................................................................... 173X.1.12 Desarrollo del Principado de Asturias con estas medidas....................... 175X.1.13 Debe establecerse en Asturias la enseñanza de las ciencias naturales

y de las prácticas de la minería................................................................ 175X.1.14 Comentarios finales.................................................................................. 177

X.2 Resolución de la Junta Suprema de Estado............................................................. 177X.3 Pregunta a Jovellanos ................................................................................................. 180X.4 Real Cédula de S.M. de 1789 ..................................................................................... 181

CAPÍTULO XIFernando Casado de Torres y Antonio Valdés Bazán ........................................................... 187

XI.1 Fernando Casado de Torres ....................................................................................... 191XI.2 El Baylío frey don Antonio Valdés ........................................................................... 193

CAPÍTULO XIIExpediciones de Jovellanos para visitar las minas de carbón de piedra .......................... 199

XII.1 Primera expedición de minas .................................................................................... 203XII.2 Segunda expedición de minas................................................................................... 205XII.3 Tercera expedición de minas ..................................................................................... 205XII.4 Zona de Mieres ............................................................................................................ 207XII.5 Visita al horno de San Julián de Tudela................................................................... 207

20 Jovellanos y la minería en Asturias

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CAPÍTULO XIIILas Reales Fábricas de Liérganes y La Cavada; las minas de carbón de piedrade Penagos en las montañas de Santander ............................................................................. 209

XIII.1 Los establecimientos de Liérganes y La Cavada.................................................... 213XIII.2 Un poco de historia sobre los establecimientos de Liérganes y La Cavada ...... 214XIII.3 Minas de carbón de Piedra en Penagos ................................................................... 215XIII.4 Nuevas gestiones de Casado ..................................................................................... 216XIII.5 Regreso a España de Casado de Torres ................................................................... 218XIII.6 Comienzo de la explotación de la mina de carbón en Penagos........................... 219XIII.7 Casado pasa a Asturias .............................................................................................. 219XIII.8 Contrato para la fabricación de herramientas destinadas a las excavaciones

de las minas de carbón de piedra en Asturias........................................................ 220

CAPÍTULO XIVInforme de Casado de Torres sobre el uso del carbón de piedra en toda España .......... 223

XIV.1 Las posibilidades de usar el carbón de piedra ....................................................... 227XIV.2 Investigación sobre la posibilidad de alimentar las fraguas en los tres

Departamentos con carbón de piedra ...................................................................... 228XIV.2.1 Carbón de piedra de las minas de Villanueva del Río ............................. 228XIV.2.2 Opiniones de los Maestros de Fraguas y Herrerías................................. 229

CAPÍTULO XVComienzos de la explotación del carbón de piedra en minas de la Marina de Guerraen Asturias..................................................................................................................................... 235

XV.1 Carta de Casado .......................................................................................................... 239XV.2 Contestación del Rey a esta carta de Casado de Torres ........................................ 239XV.3 Nueva carta de Casado y nuevas investigaciones ................................................. 240XV.4 Otras opiniones e ideas de Casado de Torres ......................................................... 241XV.5 Resolución del Rey...................................................................................................... 247XV.6 Viaje de inspección de Jovellanos ............................................................................. 250

CAPÍTULO XVICompañía de Pumarejo, después denominada de San Luis. Nuevo informede Jovellanos ................................................................................................................................. 253

XVI.1 Visita de Jovellanos a las minas de la Compañía ................................................... 257XVI.2 Apoderado, director y ofertas de la Compañía ...................................................... 259XVI.3 Comentarios finales de Jovellanos............................................................................ 260XVI.4 Informe hecho a Su Majestad por Jovellanos (10 de mayo de 1791)................... 262

XVI.4.1 Punto de partida de Jovellanos ................................................................ 262XVI.4.2 Falsedades de Francisco de Angulo ......................................................... 263

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XVI.4.3 Ideas fundamentales................................................................................. 264XVI.4.4 Caso especial ........................................................................................... 265XVI.4.5 Resumen de las leyes ............................................................................... 266XVI.4.6 No se puede extender la ley .................................................................... 268XVI.4.7 Sigue Jovellanos rebatiendo a Francisco de Angulo ................................ 268XVI.4.8 No puede pretenderse que todas las sustancias del subsuelo sean

de la Corona ............................................................................................. 270XVI.4.9 Consecuencias nefastas ........................................................................... 271XVI.4.10 Otras sustancias ...................................................................................... 272XVI.4.11 Ejemplos de otras legislaciones. Inglaterra.............................................. 273XVI.4.12 Legislación de Lieja .................................................................................. 274XVI.4.13 Legislación francesa ................................................................................. 274XVI.4.14 Las minas de carbón de piedra no pertenecen por ley al Rey .................. 275XVI.4.15 Jovellanos rebate los argumentos de la segunda proposición de Angulo .. 276XVI.4.16 No disminuirá el número de descubrimientos de minas ......................... 277XVI.4.17 En Asturias habrá más descubrimientos por estar las propiedades

más divididas ........................................................................................... 277XVI.4.18 La recompensa señalada a los propietarios .............................................. 278XVI.4.19 Recompensas que estaban establecidas en otros países ............................ 278XVI.4.20 Nuevas consideraciones ........................................................................... 279XVI.4.21 Jovellanos rebate la tercera objeción del Director General ...................... 279XVI.4.22 No se produce el perjuicio tan grande ..................................................... 280XVI.4.23 Posibilidad de crear grandes compañías mineras .................................... 281XVI.4.24 Las minas de Asturias están todavía intactas ......................................... 282XVI.4.25 Se saca de las minas asturianas cuanto carbón se necesita ..................... 282XVI.4.26 Jovellanos censura duramente a la Compañía de San Luis..................... 285XVI.4.27 Inspección de Jovellanos de las instalaciones y minas de la Compañía

de San Luis............................................................................................... 286XVI.4.28 Trayectoria seguida por la Compañía de San Luis .................................. 287XVI.4.29 Jovellanos no cree conveniente un reglamento sobre las minas .............. 288XVI.4.30 Insiste Jovellanos en el derecho y libertad de los propietarios ................ 290XVI.4.31 Su opinión sobre el cuerpo de facultativos .............................................. 290XVI.4.32 Comentarios finales.................................................................................. 291

CAPÍTULO XVIILos problemas de las minas de Valdesoto .............................................................................. 293

XVII.1 Consultas del Ayuntamiento de Siero...................................................................... 297XVII.2 Dictamen de Jovellanos sobre la primera cuestión................................................ 297XVII.3 Representación del Teniente-Cura de Santiago de Arenas ................................... 299XVII.4 Nuevo dictamen de Jovellanos ................................................................................. 299XVII.5 Dictamen del Sr. Obispo de Oviedo ......................................................................... 300XVII.6 Nuevo dictamen de Jovellanos ................................................................................. 303XVII.7 Dictamen del Conde de Campomanes .................................................................... 304XVII.8 Cédula Real de 5 de agosto de 1793 ......................................................................... 306XVII.9 Representación del procurador general del concejo de Siero............................... 307

22 Jovellanos y la minería en Asturias

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XVII.9.1 Forma en que se procedía en los terrenos comunes del Ayuntamiento ... 308XVII.9.2 Medidas adoptadas por el Ayuntamiento para las minas de carbón

de piedra ................................................................................................... 308XVII.9.3 Los vecinos de Lieres se sobrepasan de su propia autoridad.................... 309XVII.9.4 El Ayuntamiento de Siero no actúa ........................................................ 309

XVII.10 Carta que se acompañaba a la solicitud del Sr. Teniente-Cura de Santiagode Arenas .................................................................................................................. 311

XVII.11 Solicitud del Teniente-Cura ...................................................................................... 312XVII.11.1 Comienzan exponiendo cuáles son sus derechos y costumbres ............... 312XVII.11.2 Consideran que sus minas son tan buenas como la de Lieres ................. 313XVII.11.3 Petición final ............................................................................................ 314

XVII.12 Cartas de Jovellanos.................................................................................................... 314XVII.12.1 Dispersión de la población del Principado y, ante ello, política adoptada.. 315XVII.12.2 Si se aplica el precio de las minas a las parroquias vendrían después

solicitándolo los lugares ........................................................................... 315XVII.12.3 Si en Asturias hubiese empresas con facultativos bien preparados

no debería S.M. beneficiar ninguna mina por su cuenta ........................ 317XVII.12.4 Pero, mientras las minas de Asturias no se beneficien con arte, es

muy conveniente que se cultiven algunas de cuenta de S.M.................. 317XVII.12.5 Precio a que paga la Marina la conducción de los carbones que saca

de su cuenta ............................................................................................. 318XVII.12.6 Deben buscarse por los facultativos de los Reales Servicios las minas

convenientes para ser explotadas, pero no deben apropiarse las minaspertenecientes a particulares .................................................................... 319

XVII.12.7 Debe el Rey poner minas en explotación en el Concejo de Siero............. 320XVII.12.8 La Compañía de San Luis debe estar muy desengañada de sus

proyectos................................................................................................... 320XVII.12.9 Cuando las minas se exploten con más arte, entonces darán mayores

beneficios .................................................................................................. 321XVII.12.10 Dictamen resumido que aconseja Jovellanos ........................................... 322

XVII.13 Nueva carta de Jovellanos. Gijón, 31 de octubre de 1792 ..................................... 322XVII.13.1 No debe adjudicarse el valor de las minas a las Parroquias, sino al

Concejo ..................................................................................................... 322XVII.13.2 Confirma la predicción que hizo .............................................................. 323XVII.13.3 El fundamento que emplean no es general y, por tanto, no funda

derecho...................................................................................................... 323XVII.13.4 Otros fundamentos que utilizan .............................................................. 324

CAPÍTULO XVIIIEntran en la normalidad las Reales Minas de Langreo........................................................ 325

XVIII.1 Casado envía muestras de carbón a Madrid .......................................................... 329XVIII.2 Producciones obtenidas por las Reales Minas de Langreo................................... 329XVIII.3 Minas en explotación a fines del año 1793 .............................................................. 329XVIII.4 Calidad del ‘coak’ que se obtenía ............................................................................. 330XVIII.5 Costo del carbón de piedra de Langreo................................................................... 330

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TERCERA PARTELOS COMIENZOS DE LOS HORNOS DE COK

CAPÍTULO XIXHorno de «coak» ideado por Fernando Casado de Torres ................................................... 335

XIX.1 Construcción del horno y primeros ensayos .......................................................... 337XIX.2 Descripciones del horno para obtener «coak»........................................................ 339

XIX.2.1 Descripción de Jovellanos en sus Diarios ................................................ 339XIX.3 Resultados obtenidos con este horno....................................................................... 341XIX.4 Otra versión sobre el horno de cok de Casado de Torres ..................................... 341

XIX.4.1 Prolegómenos para la construcción del horno ......................................... 341XIX.4.2 Detalles de la construcción del horno ...................................................... 342XIX.4.3 Inauguración oficial del horno de cok ...................................................... 343XIX.4.4 Modificaciones de orden técnico ............................................................. 343

XIX.5 Las primeras víctimas de nuestra minería .............................................................. 344XIX.6 Comentarios finales .................................................................................................... 344

CUARTA PARTELA NAVEGACIÓN DEL RÍO NALÓN

CAPÍTULO XXEl proyecto de Fernando Casado............................................................................................... 351

XX.1 Proyecto de canalizar el río Nalón............................................................................ 355XX.2 Discusiones que se produjeron ................................................................................. 356XX.3 Ideas de Casado de Torres ......................................................................................... 357XX.4 Se acaloran en las discusiones................................................................................... 358XX.5 Nueva reunión de Casado de Torres con Jovellanos ............................................. 358XX.6 Forma de transportar el carbón de piedra .............................................................. 359XX.7 Financiación de la obra según Casado de Torres ................................................... 360XX.8 Arreglo del puerto de San Esteban de Pravia......................................................... 361XX.9 Nuevas discusiones..................................................................................................... 361XX.10 Discusión sobre el camino carbonero....................................................................... 362XX.11 Desnivel del río Nalón según Casado de Torres ................................................... 363XX.12 A modo de comentario ............................................................................................... 364

CAPÍTULO XXILas obras de canalización del río Nalón.................................................................................. 365

XXI.1 Dificultades para comenzar las obras ...................................................................... 367XXI.2 Casado de Torres pide un rápido suministro de pólvora ..................................... 367XXI.3 Comienzan las obras................................................................................................... 368XXI.4 Se ordenan los pagos para hacer frente a las obras ............................................... 368

24 Jovellanos y la minería en Asturias

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XXI.5 Se consiguen dominar los tres peligrosos ‘rabiones’ del río Nalón .................... 369XXI.6 Quedan habilitadas cinco leguas para navegar...................................................... 370XXI.7 Se suspenden las obras del río Nalón por la llegada del invierno..................... 371XXI.8 Entusiasmos por los comienzos de la navegación por el río Nalón.................... 371XXI.9 Comienza la navegación del río Nalón ................................................................... 372XXI.10 Un curioso espectáculo del río Nalón...................................................................... 372XXI.11 Primeros problemas en la navegación del río Nalón............................................. 374

QUINTA PARTELA CARRETERA CARBONERA

CAPÍTULO XXIILa Carretera Carbonera ............................................................................................................... 383

XXII.1 Proyecto de la Carretera Carbonera ......................................................................... 385XXII.2 Fases del transporte del carbón................................................................................. 386XXII.3 Forma de efectuar el arranque y transporte del carbón........................................ 387XXII.4 Jovellanos y la Carretera Carbonera......................................................................... 387

XXII.4.1 Borrador de la exposición al Rey ............................................................. 388XXII.4.2 Nuevos apuntes........................................................................................ 392XXII.4.3 Distancias de esta Carretera ................................................................... 394

SEXTA PARTEEL REAL INSTITUTO

CAPÍTULO XXIIILa creación del Real Instituto de Náutica y Minerología .................................................... 399

XXIII.1 Proyecto de creación del Real Instituto Asturiano ................................................ 403XXIII.2 Dificultades que se fueron presentando .................................................................. 404XXIII.3 Carta de Jovellanos al Baylío don Antonio Valdés ............................................... 405XXIII.4 Nueva carta de Jovellanos ......................................................................................... 406

XXIII.4.1 La dotación económica y el lugar de su emplazamiento.......................... 407XXIII.4.2 Rentas posibles de la Escuela o Instituto................................................. 407XXIII.4.3 Las rentas que percibe el Hospicio ........................................................... 407XXIII.4.4 Emplazamiento de la Escuela o Instituto ................................................ 409XXIII.4.5 Una anécdota ........................................................................................... 410XXIII.4.6 Tampoco el puerto de San Esteban .......................................................... 410XXIII.4.7 Por tanto considera que debe ser Gijón ................................................... 411XXIII.4.8 Comentarios finales.................................................................................. 411

XXIII.5 Representación de la Diputación del Principado................................................... 412XXIII.5.1 La Diputación manifiesta haber recibido la Real Orden ......................... 412

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XXIII.5.2 La Diputación considera perjudicial el establecimiento del Institutoen Gijón.................................................................................................... 413

XXIII.5.3 Razones por las cuales no debe ser establecido el Instituto en Gijón ...... 413XXIII.5.4 Comparación entre el edificio de la Universidad y lo que ofrece Gijón... 414XXIII.5.5 Dificultades del encargo a Francisco Jovellanos ...................................... 415XXIII.5.6 El Real Hospicio podría acoger al Instituto............................................. 415XXIII.5.7 Los hermanos Jovellanos y el Instituto .................................................... 416XXIII.5.8 Afecto desordenado hacia Gijón ............................................................... 416XXIII.5.9 El establecimiento de un tercer batallón en Oviedo ............................... 417XXIII.5.10 Oviedo está mejor situado........................................................................ 417XXIII.5.11 Se pide que el Instituto se establezca en la Universidad ......................... 418

XXIII.6 Representación de la ciudad de Oviedo .................................................................. 418XXIII.6.1 Pesar por el establecimiento del Instituto en Gijón................................. 419XXIII.6.2. Mayor población en Oviedo ..................................................................... 419XXIII.6.3 Demasiados gastos para el Hospicio ........................................................ 420XXIII.6.4 No hay otra Universidad si no a más de 40 leguas................................ 420XXIII.6.5 Muchas personas doctas en Oviedo ......................................................... 421XXIII.6.6 La casa de Gijón puede plantear problemas............................................. 421XXIII.6.7 Hay necesidad de nuevas cátedras en Oviedo ......................................... 422XXIII.6.8 La cátedra de mineralogía debe estar en Oviedo...................................... 422XXIII.6.9 Debe haber otra cátedra de Matemáticas en Oviedo ............................... 423XXIII.6.10 Debe haber una cátedra de Física en Oviedo ........................................... 423XXIII.6.11 Gijón posee una escasa población ............................................................ 424XXIII.6.12 Se pide que todas las cátedras se creen en Oviedo................................... 424

CAPÍTULO XXIVLa inauguración del Real Instituto de Náutica y Mineralogía ........................................... 427

XXIV.1 Inauguración del Real Instituto asturiano............................................................... 431XXIV.2 Continúan los actos inaugurales al día siguiente................................................... 432XXIV.3 Preparación de las clases............................................................................................ 434

BIBLIOGRAFÍA SELECTA ........................................................................................................ 437

OTRAS PUBLICACIONES, ARTÍCULOS Y CONFERENCIAS DEL AUTOR .............. 465

FUNDACIÓN FORO JOVELLANOS. PUBLICACIONES.................................................. 477

26 Jovellanos y la minería en Asturias

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Primera parPrimera partete

LOS COMIENZOS DE LA MINERÍA EN ASTURIASANTERIORES A JOVELLANOS

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CAPÍTULO ICAPÍTULO I

Las primeras explotacionesde carbón de piedra en Asturias

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LÁMINA 1

TORNO DE EXTRACCIÓN Y ENTIBACIÓN DE UN POZO CORRESPONDIENTE AL AÑO 1769

Hoja nº 3 de Berchtvon Bergban (Biblioteca de la Escuela Superior de Ingenieros deMinas de Madrid)

Jovellanos, en su informe dirigido a S.M. fechado en Gijón el 10 de mayo de 1791, comorespuesta a una representación del Director General de Minas, decía: «Las minas deAsturias están todavía intactas; las hay muy copiosas en vetas de una increíble anchura,unas perpendiculares, otras horizontales, las hay suavemente inclinadas, y todas a flor detierra, su beneficio es todavía muy fácil a brazo, sin necesidad de caballos, de tornos, demáquinas, de desagües, ni de otras obras e invenciones, que el apuro de los minerales hahecho indispensable en otras partes».En los pequeños pozos practicados en Asturias, análogos al representado en la fig. 1 seríaninstalados los tornos en nuestras minas.La incipiente entibación de los mismos, si es que llegaba a realizarse, podría ser en la formaque representa la fig. 2.

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I.1 REFERENCIAS ENTRE LOS INVESTIGADORES

La investigación histórica sobre cuáles pudieron ser losemplazamientos de las primeras minas de carbón de piedra ennuestro Principado y de los hombres que las promocionaron tienevarios hitos. Las primeras referencias que tenemos sobre este temano son claras ni concretas. Recogemos algunas de las opiniones deaquellos autores que hacen mención a este hecho.

1. Félix de Aramburu y Zuloaga hace las siguientes afirmaciones:

«La explotación del carbón en Asturias tiene una histo-ria interesante que reduciremos a breves términos antes deconsignar la estadística referente al particular. Refiérese quea fines del siglo XV, Fray Agustín Montero de la Orden deCarmelitas de Valladolid, descubrió una mina en Arences(Castrillón) y cargó por mandato del Rey dos navíos paraPortugal, unido entonces a España. Desde este hecho aisladono vuelve a hablarse de tales descubrimientos hasta que en elúltimo tercio del siglo XVIII, despertados en las esferas delgobierno el espíritu de progreso y el deseo de fomentar la ri-queza pública, instituidas las Sociedades Económicas deAmigos del País, conquistados altos puestos por asturianostan ilustres como: Campomanes, Toreno y Jovellanos, empe-zó a prepararse el porvenir de nuestra Industria»1.

2. Julián G. Muñiz indica a su vez:

«La historia de la industria minera de Asturias es vieja, ysi se quiere legendaria en su aspecto general, pero no así la his-toria de la explotación de hulla en su aspecto particular, que

01 Félix de ARAMBURU Y ZULOAGA, Monografía de Asturias,Oviedo, Establecimiento Tipográfico de Adolfo Brid, 1899, pp. 301-302.

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34 Jovellanos y la minería en Asturias

data de una época relativamente joven. En la parte occidentalde nuestra provincia se conservan vestigios ruinosos de explo-taciones lejanas que cronistas como el insigne Canella, hacenremontar a épocas prehistóricas; entre éstas podemos citar lasexplotaciones de minas metálicas de Onía, Riosa, Tapia, etc.»2.

En el curioso libro de Tomás González, titulado Registro y re-lación general de Minas de la Corona de Castilla, pueden recogerse no-ticias interesantes, relacionadas con concesiones y explotaciones deminas de clases distintas, donde se ve la mención de «MineralAzul», hecha en una Real Cédula que data del año 1569.

3. Jesús Evaristo Casariego expone lo siguiente:

«La noticia más antigua que he podido pesquisar rela-tiva al carbón asturiano data de fines del siglo XV. Por estasfechas el fraile carmelita, Fray Agustín Moreno del Conven-to de Valladolid, descubrió y hasta parece que benefició unyacimiento superficial en el lugar de Arancés, en el Concejode Castrillón. Tal versión, que incluye en sus libros Arambu-ru y otros autores, no he podido comprobarla en documentosfidedignos, pero aun en el caso de que fuera exacta, no pasóde un hecho esporádico y aislado que sólo tiene un valoranecdótico dentro de lo que podría muy bien llamarseprehistoria de nuestra minería»3.

02 Julián G. MUÑIZ, La industria hullera, Sama de Langreo, Im-prenta Moderna [s.f.]. Deducimos que hubo de ser publicado en torno a1930, ya que aporta datos estadísticos correspondientes al año 1929.

03 Jesús Evaristo CASARIEGO, El Marqués de Sargadelos o loscomienzos del industrialismo capitalista en España, Oviedo, IDEA, 1950, pp.94-95. Hace una llamada Casariego y dice: «Aramburu, Félix –Monografíade Asturias. Oviedo, 1899– da la noticia del fraile carmelita, sin indicarfuentes. Canals S. Fernández. Perdones, etc., también la citan, pero tam-bién sin referir fuente. «Apuntes históricos sobre la minería asturiana»[Estudio deficiente y anónimo publicado en dos hojas sin indicacionesbibliográficas, ni documentales en 1844].

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4. Salvador Fernández Penedo utilizará la prensa regional para darsu opinión bien documentada:

«Toda vez que, según documentos del Archivo Na-cional de Simancas, sabemos con certeza que mucho antesdel incendio del monte de El Carbayín y del regreso a Astu-rias del Cura de El Viso, concretamente el 13 de diciembre de1569, el 11 de setiembre de 1593 y el 15 de noviembre de 1615se habían dado licencias para beneficiar minas de hornague-ra [minas de carbón de piedra] en las localidades asturianasde Arancés (Castrillón), Llaneza y Arenas (Siero).

«[…] Así pues, es nuestro parecer que (oficialmente)se debe de considerar la mina de Arancés (Castrillón) comola explotación de carbón de piedra más antigua de Asturiasy de España, y la fecha del 13 de diciembre de 1569, comoaquélla en que se ha de iniciar toda la historia documentaly seria, sin leyendas pueblerinas, de nuestra minería delcarbón.

«[…] y puestos ya a concretar, creemos a su vez jus-to que se considere como legítimo y efectivo descubridorde nuestra riqueza carbonífera, al nominal de la licenciareal para la explotación hullera de Arancés, fray AgustínMontes (o Montero?) carmelita descalzo, del Convento deValladolid, natural de San Román de Naveces (Castrillón),del cual se sabe además que continuó arrancando mineralhasta (por lo menos) el 1581 ya que en tal año, y por man-dato del Rey su Señor [Felipe II cargó en Avilés y SantaMaría del Mar dos navíos de hornaguera para Portugal,reino que desde algunos meses antes había quedado uni-do a España.»]4

Las primeras explotaciones de carbón de piedra en Asturias 35

04 Rafael FERNÁNDEZ PENEDO, «Ante nuestro Polo de Desarro-llo Industrial: Dos antecedentes históricos. La canalización del Nalón y lafundación de Trubia, en los finales del siglo XVIII y el restablecimiento dela Fábrica Nacional de Cañones, en mayo de 1844». La Nueva España, 1 y2 de diciembre de 1969.

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5. Rafael Anes Álvarez expone lo siguiente:

«Aramburu en su Monografía de Asturias dice que ya afinales del siglo XV Fray Agustín Montero, que pertenecía ala Orden de Carmelitas de Valladolid, descubrió una mina decarbón en Arancés (Castrillón) y que por orden del rey cargódos barcos con destino a Portugal. Los datos que nos ofreceTomás González, que recogió Canga Argüelles en su Diccio-nario de Hacienda, señalan que desde el siglo XVI ya se explo-taban minas de carbón de piedra en Asturias: Arancas (1530),Arones (1625) y Avilés (1655); en Sevilla: Villanueva del Río(1604) y en Soria, Preiano (1609). Estas fechas no concuerdancon las que da Salvador Fernández Penedo en su artículo“Trubia: los primeros hornos altos de coque y la primera ace-ría de España”, pues señala que las localidades de Asturiasen que se beneficiaron minas de carbón fueron: Arancés(1569), Llanera (1593) y Arones (1625). No obstante en otrasfuentes se indica que el conocimiento de la existencia dedichos recursos en Asturias, hay que buscarlo en fechas pró-ximas a la década de 1790»5.

6. Para completar esta investigación he examinado el Registro de TomásGonzález6 en lo que a Asturias se refiere, donde se afirma lo siguiente:

«Arancas. En San Lorenzo el Real, a 11 de setiembre de1593. Licencia a Fray Agustín Montero, de la Orden de NuestraSeñora del Carmen de Valladolid, para que pudiese beneficiaruna mina de carbón de piedra que descubrió en términos deArancés, jurisdicción de Avilés, Principado de Asturias7.

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05 Rafael ANES, Historia de Asturias. Edad Contemporánea II, Avilés,Ediciones Ayalga, Tomo IX, 1977, p. 4.

06 Tomás GONZÁLEZ, Registro y Relación general de minas de la Co-rona de Castilla. De orden del Rey N. S., Madrid. Por don Miguel de Burgos.Año de 1832, 2 vols.

07 Ibidem, vol. I, p. 191.

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«Avilés. En 13 de diciembre de 1569. Se dio carta paraque don Pedro de Solís, beneficiase por término de treintadías una mina que descubrió en los concejos de Avilés y Lla-nera, Principado de Asturias (Indica Lanera, puede ser unerror y ser Llanera). Tampoco dice de qué era la mina8.

«Oviedo. En Madrid a 15 de noviembre de 1625 Cédula deS. M. para que Andrés Martínez Ballesteros beneficiase las minassiguientes que había descubierto en la jurisdicción de Oviedo».

A continuación viene una larga relación de minas y lugares9

y entre ellas: «otra de carbón de piedra, desierta y antigua, en elConcejo de Arones, en el término de dicho lugar».

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08 Ibidem, vol. I, p. 195.09 OVIEDO (Partido de). En el año de 1437 se arrendó por tiempo

de cuatro años la renta del azabache de las cuatro sacadas de Asturias deOviedo, en precio cada uno de ellos de mil doscientos ochenta y un ma-ravedí y cinco dineros: fue arrendador mayor Juan de Amandi, hijo de Fe-rrán Álvarez de Amandi, y su fiador con él de mancomún y principal pa-gador, Ferrán Gutiérrez de Jerez.

En Madrid a 15 de noviembre de 1625. Cédula de S. M. para queAndrés Martínez Ballesteros pudiese beneficiar las minas siguientes quehabía descubierto en la jurisdicción de Oviedo: una en el lugar de Friol,concejo de Pravia, la cual era de topacios, antigua y desierta: otra de cris-tal, desierta y antigua, en el concejo de Pilonga, a la bajada del puerto queva desde Villar de la Cuesta, pasado el dicho puerto: otra de carbón depiedra, desierta y antigua, en el concejo de Arones, en el término de dicholugar: otra de azabache y caparrosa en el término de Cadavedo, concejode Val: otra de oro y plata, desierta y antigua, en el lugar de Celerio, con-cejo de Cangas de Onís: otra de metal de oro en una fuente arrimada a lascasas de Rodrigo de Labra, nueva, y sale el metal en pelotas sueltas entrebarro negro; y en el concejo de Pravia, en la feligresía de Soto de Luna,una de S. M., antigua y desierta, que era de azogue.

En 13 de mayo de 1637. Cédula de S. M. concediendo licencia alos capitanes Jorge Ferrás de Vega, y Alonso Balvín para beneficiar dosminas de plata, plomo, cobre y otros metales; la una en término de laciudad de Oviedo, en la partida que llaman la cuesta de Naranco, hacia ellugar de Fitoria; y la otra en término del lugar de Rocadas, jurisdicción dela villa y concejo de Villaviciosa (Ibidem, vol. I, p. 564).

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En 15 de noviembre de 1625 se publica una cédula de S. M.para que Andrés Martínez Ballesteros pueda beneficiar las minassiguientes que había descubierto en el Principado de Asturias, yentre ellas: «en el de Avilés una de carbón de piedra»10.

7. A modo de conclusión. De todo cuanto llevamos expuesto solamentehe podido comprobar, como vemos por el «Registro», lo siguiente:

a) Una mina en el término de Arancés, jurisdicción de Avi-lés, Principado de Asturias. Licencia a Fray AgustínMontero el 11 de setiembre de 1593.

10 Tomás GONZÁLEZ, Registro…, o. c., vol. I, pp. 193-194. ASTU-RIAS (Principado de). Véase GALICIA. «En 15 de noviembre de 1625. Cé-dula de S. M. para que Andrés Martínez Ballesteros pudiese beneficiar lasminas siguientes que había descubierto en el Principado de Asturias yotros puntos: una de plata en término de Cadavedo, en el concejo deCastrillón; en el concejo de Cabrales algunas minas de oro, plata, plomoy hierro, y en particular en el lugar de Asiego, del dicho concejo; en lostérminos de Teona una de mineral de cobre; y en las marinas entre Gijóny Villaviciosa unas minas de azabache; en término de Cabrales una minade cobre, dos de plata, y otra de plata, plomo y cobre; en término de Gue-vara una mina de plata; en el de Tresviso, Astigueros y Cabrales dosminas de plomo y oro: en término de Mora otra de oro y plomo, en el deCabrales dos de diversos metales; en el de Avilés una de carbón de piedra;en el de Pinos y Villafeliz y Valle de Ajo dos minas de almagre, todasminas viejas, antiguas y desiertas; y asimismo otra mina en el lugar delPozo, y otra en término de Monegro, en tres partes, de cobre y alcohol; yen el de Losil del Pardillo otra de cobre; y otra en el lugar de Con, juntoal mismo lugar; y en término de Inguanzo, donde dicen el Bajo, de cobrey plata; y otra mina nueva de plata que estaba en una corriente que bajabade las Peñas Bermejas, en el término del lugar de Espinama».

«En Reino de Galicia dice: Por Real Cédula dada en Madrid a 31de marzo del año 1525 se hizo merced de juro a Mercurinus de Gatinara,gran Canciller, de los mineros de oro, plata, hierro, cobre, latón, azul, azo-gue, bermellón, alumbre, cardenillo, y otros metales del reino de Galiciay Principado de Asturias de Oviedo, pagando la décima parte a S. M.».(Tomás GONZÁLEZ, o. c., t. I, p. 355 y p. 356).

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b) Una mina, que no indica el mineral explotado, en losconcejos de Avilés y Lanera (¿Llanera?). Licencia de 30días a don Pedro de Solís el 13 de diciembre de 1569.

c) Una mina de carbón de piedra, desierta y antigua, en elconcejo de Arones, en el término de dicho lugar. Licenciaa don Andrés Martínez Ballesteros el 15 de noviembre de1625.

d) Una mina de carbón de piedra en el Concejo de Avilés.Licencia a don Andrés Martínez Ballesteros el 15 de no-viembre de 1625. Por la coincidencia de persona y fechas.¿Serán la misma mina, las indicadas en los apartados c)y d)?

Por consiguiente, como decía al comenzar este apartado, lasreferencias no son claras ni concretas; y así queda resumido todocuanto he podido encontrar sobre este tema, ya que en el ArchivoGeneral de Simancas, a pesar de haber investigado sobre el tema,no fui capaz de hallar nada en concreto con respecto a minas decarbón de piedra.

Para terminar esta primera época sobre las demás minasasturianas, doy a continuación referencia de las que menciona el«Registro» de Tomás González, que no son de carbón:

En Gijón. Dice en el índice: de oro y plata; pero comohace una llamada (Véase Asturias), al buscarla indica: «entreGijón y Villaviciosa una mina de azabache»11.

En Luarca. En 3 de marzo de 1575. Carta para que lasjusticias dejasen beneficiar a Diego Vélez de Guevara unamina de plata que había descubierto en término de la Villa deLuarca, junto a Rionegro12.

En Cabrales. Dice en el texto: Cabrales (Véase Asturias).En 13 de enero de 1575. Carta para que Pedro Bueno deEscandón pudiese beneficiar una mina de plata y otra de plo-

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11 Tomás GONZÁLEZ, o.c., vol. I, p. 358.12 Ibidem, p. 514.

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mo que descubrió en término del lugar de Cabrales, en elPrincipado de Asturias.

En 12 de enero de 1576. Carta para que el referido Escandónpudiese beneficiar otra mina de cobre y plomo en término de dicholugar de Cabrales.

En 20 de febrero de 1577. Carta para que el dicho Escandónpudiese beneficiar una mina de piedra azul muy fina para pintoresque halló en el término de Cabrales, labrando las minas que que-dan dichas anteriormente.

En 28 de mayo de 1578. Carta para que el dicho Escandóncontinuase beneficiando dos minas que había descubierto en tér-mino de Cabrales que había renunciado en la corona, y ademásotra de plomo que había descubierto en término de Aliba, en unmonte.

En 20 de enero de 1582. Carta para que las justicias dejasenbeneficiar al referido Pedro Bueno de Escandón, vecino de Valla-dolid, ciertas minas que tenía descubiertas, algunas de ellas arribade la venta del Sol, y otras en medio de Inguanzo, término de Ca-brales, Principado de Asturias: otra de azogue, arriba de Inguanzo,en un camino que llaman Camino Rabioso: otra de plata en Ho-yarbueno: otra en el Pielagonegro de oro y cobre junto al monte deloro, con otras que estaban en término de Cabrales; otra de azogueen Peñarrubia; y otra en Tresviso.

En 17 de agosto de 1587. Carta para que las justicias dejasenbeneficiar a fray Agustín Montero, en nombre del Monasterio delCarmen de Valladolid, una mina de metal campanil y cobre, térmi-no del lugar de Cabrales.

En 14 de enero de 1588. Carta para que las justicias del con-cejo de Cabrales dejasen beneficiar al mismo fray Agustín, ennombre del referido monasterio, ciertas minas que descubrieron entérmino del dicho concejo, nombrando una persona que se hallasea la fundición de los metales, y enviase relación y dinero de lo quede ellas procediere de cuatro en cuatro meses. En 21 de marzo delmismo año carta para que las justicias dejasen beneficiar a Francis-co Lamberti ciertas minas de cobre, plata y plomo en término delconcejo de Cabrales, las cuales dijo estaban la una encima de la la-

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guna de las Huertas, término de Pandriello; otra en el lugar llama-do Canal de Cuadrado, debajo del collado de las Lucías, términode Poó; otra en el Bello de Inguanzo, encima del río al mediodía,término de Inguanzo; otra antigua junto a las peñas de las Lucías,término de Carreño; otra en el valle de Trastayedo, término deArenas, que tenía a la parte de arriba el cueto de Tratayedo, y a laparte de abajo el río de Vélez; y otra en la selva del Poó, como nofuese de las que beneficiaba en dicho término fray Agustín Monte-ro, de la orden del Carmen13.

I.2 UN PIONERO EN EL VALLE DE LANGREO

Entre otros pioneros de la minería, también debemos de citar latradición recogida sobre José Muñiz Riera14, natural de El Viso (Langreo).

En Villanueva del Río donde se comenzó en Andalucía la ex-plotación del carbón de piedra, habitaba un sacerdote que no sepuede afirmar si era oriundo de Asturias; en su compañía se fue avivir José Muñiz Riera, quien, ayudado por su tío, estudió la carrerade sacerdote. Espíritu observador, fijó su atención en la extracciónde carbones, que por aquel entonces se hacía en Villanueva del Río.Esto le hizo recordar que en los días de su niñez y en sus correríaspor los prados y montes de su aldea natal le pareció haber vistoafloramientos que mostraban al exterior una sustancia terrosa y ne-gra, completamente semejante a la que aparecía a su vista y queaquellos hombres recogían como producto básico para emplearloen una serie de actividades. De regreso a nuestra región, el enton-ces ya sacerdote don José Muñiz Riera, dedicó algo de su tiempo ala exploración por los campos y montes de Asturias buscando los

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13 Tomás GONZÁLEZ, Registro…, o. c., vol. I, pp. 216-217.14 José MUÑIZ RIERA, La industria minera es la obra que aporta

más detalles de esta tradición, pero no sabemos con qué fundamento; detodas formas aquí los recojo. Se hace eco de esta tradición Jesús EvaristoCasariego (El Marqués de Sargadelos…) y también en la Monografía de la Mi-nería del Carbón, publicada por el Ministerio de Industria, 1960.

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afloramientos que había visto de niño, y en efecto los encontró.Descubiertos los afloramientos, inició inmediatamente la explota-ción de los mismos, dirigiendo él las labores de extracción, segúnlos métodos que recogió en Villanueva del Río.

Supongo que esto debió de ocurrir entre los años 1760 y 1770,pero solamente lo apunto basándome en los informes de donAntonio Carreño y Cañedo de 1787 y de Jovellanos de 1789 que ve-remos más adelante.

I.3 LAS APORTACIONES DEL CONDE DE TORENO

Por una orden del Consejo de Castilla, promulgada en el año1777, se mandaba al regente de la Audiencia que investigase si enel Principado de Asturias había minas de carbón de piedra. Quedóencargado de cumplir esa tarea don Joaquín José Queipo de Llanoy Valdés, V Conde de Toreno, Alférez Mayor del Principado de As-turias, y a él se une el monje benedictino, Fray Íñigo Buenagua delReal Monasterio de San Juan de Corias15.

Como consecuencia de sus investigaciones, remiten a Ma-drid un cajón con muestras de carbón de piedra y otros minerales.

15 Este investigador de rocas y minerales ya había escrito una «Re-lación» sobre las minas de amianto de Asturias, haciendo mención deotras de jaspes y mármoles, de metales, piedras figuradas, cristales, piri-tas, marcasita y otros fósiles; como también de varios arbustos, plantas yanimales de que habla don Gaspar Casal en su Historia Natural de Astu-rias, como anteriormente hemos indicado.

Del Doctor Casal se publicó el libro póstumo Historia Natural yMédica del Principado de Asturias, obra científica muy notable, que aunquehabía sido escrita (según Casariego) en el segundo cuarto del siglo XVIIIno se publicó hasta 1762. En ella al tratar de los minerales dice: «En mu-chos parajes carbón de piedra» y en las notas del mismo capítulo añade:«Carbón de piedra, azabache, sucino… Son ciertas grasas o aceites bitu-minosos congelados». Lástima fue, para la historia de la minería, que lagran capacidad de observación y análisis del médico de Oviedo no hu-biese dedicado un poco más de atención a los productos minerales.

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A la vista y examen de los mismos, el Consejo de Castilla ordena ala Diputación Asturiana que continúa los trabajos que vuelven aencomendarse a estas dos personas.

I.4 PRIMER INFORME DEL CONSEJO DE CASTILLA SOBREEL CARBÓN DE PIEDRA

En el que puede considerarse el primer informe sobre el car-bón de piedra en Asturias16 se cuenta cómo hace unos cincuentaaños (sería aproximadamente hacia 1737):

«tomó fuego el monte del Carbayín sito en la parroquiade Valdesoto, y por casualidad lo comunicó, a unas minas decarbón de piedra que allí había, adquiriendo tal incrementoel fuego, que duró cinco meses».

Cazaba por aquellos lugares el abuelo paterno del Alférez,don Francisco Carreño Peón, y advirtió que se hundía el terrenobajo los pies y, observando con mayor atención, conoció que habíafuego. Buscó un palo de cuatro varas y lo pudo meter en el terrenosin dificultad. Asombrado ante aquel hecho, preguntó a los paisanosla historia de aquel suceso y sacó la consecuencia que el fenómenotenía que ser producido por una mina de carbón de piedra por lanoticia que había adquirido de ellas en la lectura de algunos autoresingleses. En aquella época de la Ilustración Asturiana, era frecuen-te el contacto de los hidalgos asturianos con la literatura europea.

Don Francisco Carreño hizo cavar en la parte del terreno queresistía más la sonda; y, en efecto, descubrió el carbón del que ex-trajo varias muestras, conservando el fuego el resto hasta que lasnieves del invierno lo apagaron. Presentó las muestras a la Diputa-

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16 Informe sobre minas de carbón de piedra y otras especies, dado con or-den superior, por don Antonio Carreño y cañedo, alférez mayor perpetuo de laciudad de Oviedo, diputado del Principado de Asturias e individuo de la real so-ciedad (Oviedo, 28 de marzo, 1787).

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ción General de la Provincia, de quien a la sazón, era individuo; lasnoticias se fueron extendiendo, mientras los asturianos ibanreconociendo minas; de esta manera comenzó una incipiente ex-plotación, que por entonces, no tuvo más uso que las fraguas de losherreros17.

I.5 EL GOBIERNO ESPAÑOL COMIENZA A INTERESARSEPOR LAS MINAS DE CARBÓN DE PIEDRA

Como consecuencia de todo esto, toma cartas en el asunto elGobierno Español, comenzando a interesarse por el subsuelo astu-riano; hacia 1773, se envía desde Madrid a un facultativo (en elinforme de Carreño no indica su nombre18) para que estudiasegeológicamente los terrenos, si le era posible, y que examinase lasminas de carbón de Asturias. Este facultativo encontró un elevadonúmero de minas, de muy diversas calidades, y entre ellas, selec-cionó las de la expresada parroquia de Valdesoto y del Concejo deLangreo, considerándolas tan buenas como las de Inglaterra, a lavez que excluía otras de igual y superior calidad por estar más dis-tantes al mar, como era el caso de las minas de las cuencas del ríoAller, y más adelante, las del río Caudal. También consideró comoinútiles algunas otras, sitas en los concejos de Gijón, Avilés y Villa-viciosa, a pesar de estar tan próximas al mar, por su baja calidad.

Como resultado de su visita y de sus informes, se sacó a re-mate por la Real Hacienda un asiento (contrata) para abastecer de

17 Al final de este capítulo se recoge íntegramente este Informe dedon Antonio Carreño y Cañedo.

18 Véase Salvador FERNÁNDEZ PENEDO, en su artículo titulado«Ante nuestro Polo de Desarrollo Industrial. Dos antecedentes históricos.La canalización del Nalón y la Fundición de Trubia, en los finales delsiglo XVIII, y el restablecimiento de la Fábrica Nacional de Cañones, enmayo 1844». Publicado en el periódico La Nueva España de Oviedo, el 2 dediciembre de 1969; este químico facultativo debía de pertenecer al grupoy laboratorio de don Pedro Francisco Dávila de Madrid.

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carbón de piedra al Departamento de El Ferrol y fábricas de La Ca-vada (Santander), con la precisa condición de que el carbón fuesede los yacimientos de Valdesoto o Langreo.

I.6 SITUACIÓN DE LAS MINAS ADOPTADAS

La descripción que hace don Antonio Carreño y Cañedo es lasiguiente:

«Tiene principio la situación de las minas adoptada enla Venta de la Cruz, que se halla en el confín de los concejosde Siero y Bimenes, en una montaña seguida que, desdedicha Venta, se entra por la Parroquia de Valdesoto y va a ter-minar en la de San Andrés del Concejo de Langreo, junto alpuente de la Oscura. Será toda ella de dos leguas y media delargo, y un cuarto de legua de alto, y toma diferentesnombres, de los lugarcillos que contiene a saber: La Cruz, LaLlobera, Saus, El Carbayín, La Comba, La Horría, El Rose-llón, Baeres, Riparapio, Pajomal, Las Piezas, Camponada yLa Oscura»19.

En su entusiasmo e ingenuidad, dice después Antonio Ca-rreño:

«Contiene esta montaña, en el frente del Norte, sufi-ciente carbón para abastecer muchos siglos toda Europa,pues no bajan de quinientas sus minas, aunque suele unamisma parecer tres o cuatro, por estar abierta en otras tantaspartes. No se ha hallado hasta ahora el fondo de algunas deellas, y su espesor horizontal es desde dos hasta ocho, diez yaún más varas, de que creo que haya pocos ejemplares en elmundo».

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19 Muchos de estos nombres tienen un sabor y un historial mineromuy grandes.

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I.7 COMIENZAN LOS ALDEANOS A BENEFICIAR LAS MINASDE CARBÓN DE PIEDRA

Los aldeanos, sin ningún conocimiento apropiado para laexplotación de las minas de carbón de piedra, comienzan a benefi-ciarlas, conformándose con ir descubriendo las vetas por encima yextraer el carbón hasta que llegado un momento, en que ya tienenmucha tierra sobre ellas, la abandonan.

Otras veces ocurrían accidentes, en los cuales quedabanatrapados algunos mineros, al producirse desprendimientos detierra. Y así, en el corto tiempo que llevaban en explotación lasminas, había habido ocho muertos y numerosos accidentados,algunos de los cuales habían quedado incapacitados para el tra-bajo20.

I.8 TRANSPORTE DEL CARBÓN A GIJÓN Y NECESIDAD DEUN CAMINO CARBONERO

El carbón era transportado a Gijón en carros y caballerías,buscando la natural salida al mar por el lugar más cercano a las mi-nas. Los Asentistas (Contratistas) pagaban el quintal de carbón acuatro reales; y éstos, a su vez, comenzaron vendiéndolo en El Fe-rrol y La Cavada a veinte reales, que después fue descendiendo atrece, a diez, a ocho y, finalmente, llegó a venderse aproximada-mente a seis reales.

20 Este informe es del año 1787, y ya habla de 8 muertos. En la des-cripción del horno de cok proyectado por Fernando Casado de Torres seconsideran como primeras víctimas de la minería las correspondientes auna mañana lluviosa del mes de noviembre de 1789, en la mina denomi-nada «Riega del Coplu», puesta en explotación por la Compañía de SanLuis y que después continuó siendo explotada por la Empresa de RealesMinas de Langreo, también llamada Departamento de la Marina en el RíoNalón. Estas víctimas correspondieron a una empresa semipública; peroen minas particulares ya se habían producido bastantes víctimas en otrosaccidentes ocurridos anteriormente, como arriba hemos expuesto.

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Para conseguir se bajase el precio, era necesario que las labo-res mineras se hiciesen con unas normas y no con la total anarquía,en que entonces se desarrollaban, y que algún facultativo enviadopor el gobierno enseñase las reglas convenientes, para que laprofundización de las galerías y pequeños pozos guardasen un mí-nimo de seguridad y de eficacia. Con esto se podría disminuir enun cuartillo el precio del quintal.

I.9 PRODUCCIONES OBTENIDAS EN 1786

Desde que comenzaron los asientos (contratas) se extraía to-dos los años considerable cantidad de carbón; así en el año 1786salieron 76.000 quintales. Además, se comenzó a pensar entoncesque el Rey había de abastecer los departamentos de Cádiz y Carta-gena; como se suponía que éstos podían consumir aproximada-mente lo mismo que El Ferrol y La Cavada, habría necesidad dealcanzar una producción de unos 132.000 quintales. De esta forma,se podría enviar carbón de piedra a los puertos de Vizcaya y a otrosde Francia, que carecían de él; una venta a mejor precio que los in-gleses, que regularmente vendían el suyo allí entre siete y nuevereales el quintal; mientras que el carbón asturiano, podría ponerseen aquellas regiones entre cinco y medio reales y siete.

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CAPÍTULO IICAPÍTULO II

Los comienzos de la explotacióndel carbón de piedra en el resto

de España

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LÁMINA 2

EL PENITENTE INFLAMANDO EL GRISÚ

Este arriesgado y peligroso puesto, denominado del «Penitente», estaba a cargo de unapersona cuya misión era penetrar el primero en la mina y detectar la existencia del gas,corriendo en cada una de las exploraciones que hacía un gran peligro por su vida.Llevaba en la mano una larga pértiga encendida, que acercaba a las zonas en donde podíahaber grisú; y se recubría de sacos muy bastos y empapados en agua para evitar, en loposible, las quemaduras que se producían al inflamarse el gas.Por su peligrosa misión tenía un jornal especial, más elevado que el que obtenían todos losdemás mineros y conseguía además una estimación importante de todos sus compañerosde trabajo.En general, era una persona de un vivir más desgarrado que cualquier otro minero, ya quecomo se jugaba la vida con tanta frecuencia pretendía apurar los días con todo género deexcesos y diversiones.Si se producía una explosión, generalmente no solía con vida el «Penitente».Del libro «La vie subterránea», de L. Simomin.

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II.1 FUENTES: EL TRATADO DE GARZA

Estamos penetrando en unos momentos de la historia mineramuy importantes. Vamos a ver en el resto de España qué conceptotenían del carbón y qué formas utilizaban de explotación. Se vis-lumbraba un cambio radical en las formas de vida de la humani-dad; se presagiaban otros horizontes y una nueva era industrialcomenzaría en un breve espacio de tiempo a despuntar. España te-nía delante una excelente oportunidad para marchar al lado de lasnaciones más avanzadas en aquel progreso científico e industrialque se desarrollaría en Europa. Creo que para conocer la situaciónen cuanto a la minería del carbón y las opiniones que corrían sobreel carbón y la manera que consideraban mejor, así como para su in-troducción y puesta en uso, son excelentes las referencias que nosda don Francisco Carlos de la Garza, contemporáneo de aquellaépoca, que preparó un tratado sobre el reconocimiento y descubri-mientos de las minas de carbón de piedra, efectuados en las inme-diaciones de Almadén; dicho tratado se elaboró por orden delBaylío Frey don Antonio Valdés y Bazán, del Consejo de Estado deS.M. y Secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina yencargado de la Secretaría de Guerra y Hacienda, de Indias, y Su-perintendente General de Azogues y Minas de aquellos Reinos1.Este interesantísimo estudio se fecha en Almadén, a 24 de mayode 1789.

Por tanto, nos situamos en el momento que más nos interesa,pues es a partir de 1790 cuando se intenta comenzar a explotar car-bón de piedra en las minas de Penagos (Montañas de Santander) afin de ver la forma de llegar a vencer el enorme problema que seestaba presentando con la devastación de los bosques y montes,

01 Este libro manuscrito e inédito se conserva en la Biblioteca delInstituto Minero y Geológico de España. Signatura VII. Ar. 3.19. «BreveHistoria del carbón de piedra. Almadén, 24 de mayo de 1789. Firmado: Francis-co Carlos de la Garza».

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pues toda la madera disponible se la tragaban los hornos altos de Liér-ganes y La Cavada, así como los de la fábrica de anclas de Marrón.

II.2 HACIA UN ESBOZO DEL TRATADO DE GARZA

Ofrecemos a continuación un resumen o esbozo de los pun-tos fundamentales tratados por Garza. La deforestación, a la queacabamos de aludir, ocurría con las talas y los desmontes en las re-giones próximas a las de Almadén, que necesitaban leña y hacíangran consumo de ella «para la explotación del Azogue» y tambiénpara «los interiores reparos de las minas en Ademación y Encamos;y para usos exteriores de útiles pertenecientes al beneficio del Azo-gue; Edificio y Oficinas anexas a aquel manejo y Administración: yel principal que se espera de la Máquina de Fuego, que se está colo-cando, para la extracción de aguas y minerales, de dichas minas2.

Pues bien, nuestro hombre, don Francisco Carlos de la Garzalo primero que hizo fue comenzar a recoger muestras de mineralesy rocas de diferentes puntos de aquellas regiones; pero en principioen todas las muestras «se evidenció ser muy ajenas del pretendidocarbón mineral». Por fin se le presentaron muestras de los Montesde las Villas de Espiel y Belmez3 en cuyos reconocimientos y prue-

02 Éste era el nombre que se daba a las máquinas de vapor, queentonces iban a iniciar sus primeros balbuceos. Seguramente sería un con-junto formado por una caldera, que produciría el vapor necesario paramover una bomba, preparada para el desagüe de la mina y una especiede máquina de extracción de minerales.

03 En la Villa de Espiel se descubrió una veta de carbón el día 15 demayo de 1788, cuya disposición, la describe, Garza, de la forma siguiente:

«Debajo de la capa superficial de piedra aglomerada, sigue otrade tierra blanca de una y media vara de grueso; a la que sigue otra de pi-zarra parda, poco compacta, desmoronable, inflamable y ya carbonizada.Por debajo de ésta se halla la veta de carbón de piedra mucho más fino,compacto, brillante y más inflamable. Tiene esta veta dos varas de espe-sor. Separa estas dos vetas una pequeña capa de tierra blanca gredosa deuna pulgada de grueso. Hechas las pruebas correspondientes observaron:

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bas, mandados practicar por «el Caballero Gobernador», se encontróabundante carbón de piedra, que en nada cedía a otros conocidosde España e Inglaterra.

Garza pensó que teniendo en cuenta que el vulgo se creía a«pies juntillas» la malignidad mefítica de este carbón tanto para ellaboreo de las minas, cuanto para hacer uso de él, consideró seríaconveniente explicar «la verdadera índole de este mineral, lainocencia y facilidad de trabajar sus minas y las utilidades que re-sultaran al público en valerse de él para sus usos, suspendiendo, enlo posible, las excesivas “cortas” en sus montes y así evitar la des-trucción total de los bosques».

Los comienzos de la explotación del carbón de piedra en el resto de España 55

01º Que tardaba algún tiempo en encenderse.02º Que daban bastante olor a azufre, pero sin incomodar a los

circundantes.03º El humo era espeso y ceniciento.04º Después de encendido el carbón, cesó humo y olor.05º Se caldeó con este carbón el hierro más grueso con mucha

prontitud.06º También con prontitud y firmeza, pegó al hierro el acero.07º El hierro que sufrió esta prueba quedó, desde luego, muy

suave y maleable.08º El hierro se dejó batir con más facilidad que con otro car-

bón, quedando al mismo tiempo muy limpio.09º La escoria que resultó de este carbón después de apagado

fue una masa muy ligera, muy esponjosa, cenicienta y desi-gual superficie.

10º Fue la duración y fuerza de este carbón mucho mayor queen el carbón de encina.

El 20 de junio del mismo año 1788 se descubrió otra veta de car-bón mineral a una legua a Poniente de la Villa de Belmez, y a medio cuartode legua de un cortijo llamado Peña-arroya. Esta veta estaba descubierta enla superficie, en unos terrenos que formó el agua de un arroyo, llamadoHontanilla. Al día siguiente, se descubrió otra veta de carbón a la parte deLevante del citado pueblo de Belmez y a medio cuarto de legua, en un sitiollamado Cerro del Almagre. Además de las tres referidas que se hallan rela-cionadas, hay en el mismo valle señales de otras, que no se han reconocido.Así parece que comenzó la minería del carbón en la cuenca de Peñarroya».

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II.2.1 Breve historia del carbón mineral y descripción del mismo

Comienza Garza haciendo diversas consideraciones filosóficas,muy propias de su época, sobre el porqué del carbón subterráneoy oculto hasta entonces para el hombre, y dice que no quiere pro-fundizar en esos temas por lo que pasa a continuación a recordar adiversos antiguos autores que tratan de este tema.

A continuación comienza Garza su descripción del carbón deesta manera:

«Ofrece el mundo subterráneo, entre sus infinitas pro-ducciones, una materia negra consistente y, a veces, foliada,después de algunos abrigos superficiales o de poca profun-didad… Esta materia, arrimándole fuego, arde, especialmente,si primero se rocía con un poco de agua. Los principios deuna mina, ni son fastidiosos al olfato, ni molestos a los ojos,ni incómodos a la cabeza, por no advertirse en dicho sitio ex-halación corrosiva que perturbe a alguna de dichas tres deli-cadas regiones, muy prontas por su particular organización aser alteradas por cualquier objeto de mordaz impresión. Pro-fundizándose la mina, especialmente si no se laborea ésta,con prevención a que se ventile, se advierte ya vapor queincomoda, según su mayor o menor altura, mayor o menorrespiración, mayor o menor cantidad y pureza del betúninflamable; y finalmente, según varias circunstancias queconcurren en una mina, las que el más digno “Laccopluto”,ni minero curioso, ha podido penetrar. Tratada esta materiaentre las manos, vapor ninguno despide, violento, nocivo, niingrato. Encendida en los hogariles o braseros, despide elmismo mal olor o tufo que el carbón de la leña, y dura igual-mente hasta que está del todo encendida y disipada la materia,que lo hace ofensivo».

II.2.2 Clases de carbón

Garza hacía una distribución de tres clases de carbón:

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1ª Clase: Tierra gosa; tizna mucho las manos.2ª Clase: Materia arbórea mineralizada.3ª Clase: Materia petrificada. A esta última la considera Garza

«muy admirable», pues se parece a «un cristal blanco en materianegra».

1ª Clase.– Nota que el carbón de la primera clase se desmo-rona entre los dedos, que se inflama pronto, pero que no es tanactivo su fuego, ni de tanta duración como los otros. Observa tam-bién que deja mucho de tizne «por razón de estar el betún pocointroducido y radicado en las partes todavía terrosas».

2ª Clase.– El «Carbón mineral de leña fósil», que es el mismode la clase segunda, llamada antes «materia arbórea mineralizada».Dice: «se hallan a no mucha profundidad de la tierra, conocidosfragmentos de árboles, reducidos a carbón mineral. Son mayores omenores estos fragmentos, pero conocidamente arbóreas, pues seles advierte en muchos, aquellos lineamentos naturales a sus árbolesoriginales… Este carbón guarda en muchos fragmentos sensible-mente la lineación fibrosa de los árboles de que dimana». «Lamasa corpórea del tronco o rama mineralizado, se observa la mis-ma que tenía antes de mineralizarse»4.

3ª Clase.– Con respecto a la tercera clase del carbón de pie-dra, dice: «se halla después de los de tierra y de leña fósil en susminas; es más duro, más compacto y consistente que los otros; es-tá algunas veces tan reluciente que parece cristalizado; siempre semanifiesta foliado; alguna vez, entre dos de estas foliaciones ocubiertas, se advierte un carbón muy delicado, muy negro y bri-

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04 Para Garza resulta muy curiosa esta clase y por eso, dice másadelante:

«Le veo con delineamentos de troncos o ramas de árboles, conefigies de hojas de encina, lentisco, helechos, etc. Como es natural, aún notenían una clara concepción de los fósiles, pero su afán y estudio de todaslas cosas naturales, geológicas, biológicas, físicas y zoológicas eran paraellos, tan absorvente y al mismo tiempo tan organizado y tan metódico;que en no muchos años consiguieron obtener unos conocimientos impor-tantísimos, en todas estas materias».

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llante y poco menos que reducido a cristal». Su actividad es muchomayor que la del carbón de tierra y de leña fósil; caldea más queéstos al hierro y acero y con más prontitud. Llegado a encender,dura más su fuego que el de los dos referidos.

II.2.3 Cómo eran los carbones del sur de España

«El carbón de Villanueva del Río, inmediata a Sevilla,es –según explicaba Garza– más constante que el traído deInglaterra a estas Reales Minas, pero el de Inglaterra es másbrillante y más fácil a encenderse que el citado de Villanue-va; y los carbones de Espiel y Belmez exceden en una y otracualidad a los referidos anteriormente».

II.2.4 Señales de la existencia de minas de carbón

El señor Yalmont de Bomare, siguiendo la historia del carbónmineral en su Breve historia del carbón de piedra, con la misma proli-jidad que acostumbra en todas las materias de su Instituto deDiccionario Universal de Historia Natural, no olvidó esta incidenciapara cumplidamente instruir al público de una materia, en querealmente tanto interesa. Consiguiente a su propósito dice:

«Que a más de las señales comunes, que conducen alconocimiento de minas en general, los que más particular-mente caracterizan las del carbón son:

1º Haber en las inmediaciones de éstas algunos descu-brimientos de esta calidad de mineral.

2º Encontrar piedras cargadas de figuras de helechoso de plantas del mismo género.

3º Hallarse el aire, durante los fuertes calores del verano,saturado de vapores y exhalaciones sulfurosas.

4º Estar impregnado el terreno de betún o tierraaluminosa.

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5º Experimentar sequedad.6 Hallar las aguas de los montes (en los cuales se

sospecha haya carbón) que dejan sedimentos ne-gruzcos, o contener ocre amarillo que después deseco y calcinado, juega con el imán5.

II.2.5 Utilidad del carbón mineral. Necesidad de beneficiar sus minas

Hace nuestro autor un recuerdo de hechos, entre mitológicosy de los tiempos antiguos, pues le gusta mucho extenderse en con-sideraciones de este tipo, mezcladas con disquisiciones filosóficasy siempre con alguna referencia de orden espiritual, que, por cierto,las incrusta muy acertadamente y siempre para tratar de mostrarla grandeza de Dios.

Su objeto en este capítulo o apartado es defender en primerlugar a los bosques, a las selvas, a los montes, comenzando por re-cordar a los Reyes Católicos, don Fernando y doña Isabel, que yainiciaron y propugnaron una política de repoblación y conserva-ción de los mismos «poniendo mucho cuidado en esta admirableproducción de la naturaleza, a fin de no hacer desperdicio de ella,ni de tan grande providencia, de Nuestro Grande Dios, en haber-nos preparado unos tan útiles recursos, para nuestro auxilio, en lasmuchas urgencias, que cercan a nuestra vida».

Los Reyes Católicos establecieron ventajosas ordenanzas parala subsistencia de los bosques, y entre ellas, la dada en la ciudad deCórdoba, el día 31 de mayo de 1492. Estas ordenanzas, además dehaberlas adoptado muchos de sus sucesores, permitieron un extraor-dinario desarrollo de la navegación, ya que, en 1586, contaba Españacon más de 1.000 naos de altobordo, propiedad de particulares6.

Los comienzos de la explotación del carbón de piedra en el resto de España 59

05 No se comprende claramente qué relación pueda tener esto úl-timo con un yacimiento de carbón.

06 Arte para fabricar, fortificar y aparejar Naos de Guerra. Impreso enSevilla en 1611, en 4°. Por el Capitán ordinario del Rey y diputado de laUniversidad de la carrera de las Indias: Thomé.

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Tanto cuidado se puso en aquel entonces en cuidar de losbosques que en las ordenanzas dadas el 31 de mayo de 1558, porCarlos V como Rey de España, acompañado de la Reina doña Juana,su madre, las penas que se imponen a los violadores o taladores delos bosques pueden parecer durísimas, pues llegaban al terriblecastigo de hacer cortar la mano al delincuente. Ya Felipe II, en sunueva Ordenanza, dada en Madrid el 16 de diciembre de 1567,aunque reduce mucho las penas que podían imponerse a los queprodujesen daños en los montes, aun quedaban establecidos: losazotes, destierros y galeras. Lo que parece claro es que con aquellaabundancia y cuidado de nuestra riqueza forestal la mayor partede la magnífica flota, que tanto del Estado como de los particularestenía España, era en su inmensa mayoría de madera, procedente debosques españoles, y no maderas extranjeras. Así continúan nuestrosReyes, cuidando de los bosques, y aparecen nuevas ordenanzassucesivamente en las siguientes fechas y lugares. En Buen Retiro,el 7 de diciembre de 1748; en Aranjuez, el 15 de junio de 17887.

Siempre, en este curioso libro que venimos reseñando, se re-cuerda a menudo el mal ejemplo que sufrió Inglaterra, que descui-dó sus bosques y padecía una enorme falta de ellos. Pasa despuésa hacer un canto elogioso de la vegetación en la naturaleza, en susmontañas, valles y ríos, en sus arroyos, cascadas, torrentes y fuen-tes y en los animales, a los que sirve de sustento, en sus praderas,páramos y jardines, etc., y repara el autor que no se ha tenido encuenta el sumar a esta exposición apologética la parte tan impor-tante que como combustible reportaba a la humanidad, que son tannecesarias para el hombre, pues le ayudan en precisos «usoscomunes y domésticos para aderezar sus alimentos, cocer el pan,calentar aguas para regulares usos caseros, defenderse de los fríosen invierno, alumbrarse con teas, no sólo los gentiles, allá en laantigüedad, en sus sacrificios nocturnos, y los Romanos en sus ca-

07 En esta última se habla con bastante extensión del manteni-miento y progreso de los plantíos, cultivos de los mismos, podas, cortas yen fin de cuanto es necesario para su mejor conservación y adelanta-miento.

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samientos, sino muchísimos pueblos de nuestro continente, que noalcanzan para nuestros usos el poder utilizar aceites, sebos, ni otrosuntos inflamables para sus candiles». Hace después Garza unaexhortación para que todos gasten lo menos posible de leña y pon-dera a continuación la enorme cantidad que utilizaban; y parademostrarlo hace un cálculo aproximado poniendo como ejemploal pueblo de Almadén: «quemará diariamente de leña cortada den-tro de sus términos 50 carros, que al año asciende a 18.250 carros,prohíbanlo o no las ordenanzas, y celen o no los guardas destina-dos a precaver destrozos, lo menos que introducen (en el pueblo,en cada carro) son dos o tres pies de marca mayor y tenemos ya de-rrotados, en un solo pueblo de corto término, 36.500 árboles (alaño), que en lo sucesivo pudieran servir para bellota o ganado decerda, edificios, máquinas y reparación de minas, y para otros efec-tos que no tienen presente los mozos de servicio. En este cálculo nose incluye la leña que gastan las fábricas, cortada dentro de la ju-risdicción de esta Villa, tanto para quemar como para encamar enla mina, ni se comprende tampoco la que se conduce acá de losmontes consignados (a las minas) que son en 14 leguas en circun-ferencia para el reparo interior de mina, ni tampoco se incluyen lascantidades de leña para obtener carbón culinar, que abastezca laReal Cárcel de Forzados y Hospital Real, ni tampoco la leña debrezo para las herrerías de la Real Hacienda y las particulares»8.

Los comienzos de la explotación del carbón de piedra en el resto de España 61

08 Vemos que realmente el consumo de madera en leña era impor-tantísimo. Así es que, con claridad, se veía que los bosques se devastabany acabarían destruyéndose. Por eso el comienzo del uso del carbón depiedra fue providencial para restablecer el equilibrio ecológico de lanaturaleza que estaba en trance muy grave de ser desestabilizado, de for-ma radical. La alarma es general y se citan casos, como por ejemplo, todala tierra de labor de Almadén y parte de la villa de Chillón, que hacía 700años se dieron a la orden militar de Calatrava; era de bosques de encinasy que en 1789 no quedaban más que algunas aisladas, como vestigio deaquella antigua riqueza. Otro caso era el siguiente: los antiguos vecinosde Almodovar del Pinar recordaban que hace 80 años tenían la obligaciónde conducir a las minas de Almadén algunos carros de maderas, lo traíandel lugar llamado Barbudillos, que sólo distaba un cuarto de legua de Al-

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También, en este asunto, las ordenanzas eran muy duras,pues condenaban a los carboneros de brezo en ciertos casos hastapagar multas de 4.000 reales, un año de destierro y los azotes dadospúblicamente. Ante tamañas calamidades, propone el autor se esta-blezcan en todos los pueblos, por una Real y General Pragmática,almacenes de carbón mineral, y que han de acudir a ellos el vulgopara surtirse. «¿Quién provee de sal, tabacos, plomos, pólvora yazogue, sino en sus respectivos almacenes y administraciones?».

II.2.6 Disgusto y rechazo de la gente para dedicarse a trabajar enlas minas de carbón

Corrían rumores de ser mortíferos sus vapores, o por lo me-nos sumamente perjudiciales a la salud de los operarios. En suforma habitual, Garza hace una defensa del trabajo en las minas ypregunta cuáles han sido los estragos que ha producido. Explicatambién la riqueza que de él se ha derivado, y cita el caso deInglaterra con el enorme consumo que del carbón se hace en Lon-dres; en sus ingenuas manifestaciones, dice que a pesar de vendersediez millones y ochocientas mil fanegas de carbón mineral, en esaciudad, no se han infeccionado sus operarios. Y en su entusiasmohacia la bondad del carbón, dice después: «que en Irlanda se hadescubierto un carbón de tierra, tan inocente, en medio de su granabundancia, que se pretende tener la ventaja de purificar el aire,pues sus habitantes y vecinos a estas minas gozan una atmósferaclara y tensa, mientras en lo restante del Reino es nebulosa y crasa

madén; y en la fecha indicada no se encontraba ni siquiera un palo, te-niendo que ir a por ella, a 12 o 14 leguas de distancia. En esta exposiciónde calamidades por falta de leña, también comenta el autor que está arrui-nada la mina rica de cinabrio de Huancabélica, en el Perú, por no tenermontes con leña para poder repararla. La más cercana madera y leñaestaba en Atunjauja a 80 leguas de distancia y teniendo que atravesarmontes, por los cuales no pueden andar los carros. Y como sumo, comomáxima dice: «si se hunde la casa, son necesarios 150 años para que se críeuna nueva viga».

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en invierno: y que dichos vecinos gozan robusta salud, sin estarexpuestos a crónicas enfermedades: añadiendo del Dr. Mead que sise usase de este carbón en Londres se purificaría su aire, arrojandolos vapores infectos, y que desaparecerían los males consiguientesal ambiente espeso, que allí respiran»; continúa poniendo estupen-dos ejemplos de los benéficos efectos del carbón, aunque al final deaquella disertación reconoce que también puede en algunos casosser perjudicial. Entonces cita una serie de ejemplos que, a pesar desu malignidad, no han impedido continuar la explotación de lasminas; entre ellos nos fijamos en los siguientes:

«Las Minas de Huancabélica tenían un atroz vaporque, según don Antonio Ulloa en sus noticias de América, eranecesario cazarle con un candil encendido, colgado al extre-mo de una larga pértiga para, cuando se apagaba, suspenderlos trabajos y retirarse los trabajadores; y ardiendo continuarde nuevo el mismo9. Era tanto su rigor que mataba de re-pente al minero que sorprendía en el tajo.

«La Mina de Cinabrio de Hidria ha dejado de prose-guirse por haberse experimentado en ella entre otros rigoresque un hombre que las trabajó, un moderado tiempo,blanqueaba una moneda de cobre, trayéndola por un cortoespacio de tiempo en su propia boca.

«El maligno tornillo de los Fucares en nuestras minas tanperjudicial por sus hálitos que, para maniobrar en él, era necesa-rio descolgar por una cuerda una luz a fin de conocer, cuando seapagaba, hasta dónde llegaba lo nocivo de su perversa exhalación.

«¿La arsenical vaporosa respiración del cobalto impidióalguna vez trabajar sus minas, purificar el mineral y aprove-char con mucho fruto, al mismo arsénico? No por cierto.

«Los riesgos de la química son grandes y el hombre lospreviene, y sabe defenderse de ellos. ¿Por qué ha de ser tan

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09 Podría ser gas explosivo. En las minas de Villanueva del Río,para comprobar la existencia del grisú, existía un peligrosísimo puesto ocargo, llamado del «Penitente».

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espantosa esta fiera del carbón de piedra, que ha de excederel miedo que se le tiene a tan inminentes riesgos referidos?».

Concluía esta exhortación diciendo:

«¿Y por qué ingleses, alemanes, suecos y sajones han deser más animosos que los españoles en emprender una obraque solamente el vulgo la mira, no sólo ardua sino espantosa?Cuando son tan ventajosas las utilidades del carbón mineral,¿por qué habemos de abandonar un beneficio tan grande co-mo el que el Creador nos franquea para nuestras urgencias? Siel laboreo de sus minas se concibe tan perjudicial, está el artede dirigirlas, para darles una cómoda ventilación, que hagadesaparecer toda aprensión. Para esta diligencia no necesitaEspaña valerse hoy de naciones extranjeras, pues tiene en susjóvenes instruidos y operarios idóneos que pueden desempe-ñarla a toda satisfacción. Si se pudiera pensar que el uso de lasmaderas tuviese que ser muy cuantioso en las minas, puede lamampostería suplir gran parte de la madera, que se acostum-bra consumir en este ejercicio. Por muy consistente que sea elcarbón de piedra, muy raro será que resista el pico, picayo, pa-lanqueta y a otros instrumentos agudos, para su disfrute. Deeste modo no son necesarios los barrenos dados a pólvora,que pudieran quebrantar la mampostería, y cuando en algúnsitio fuese precisa la madera, siempre sería infinita la que seexcuse, usando en muchos trabajaderos la obra de mamposte-ría. Los arcos escarrazanos y rebajados son muy a propósitopara sostener astiales que hagan alguna inclinación, por susrespectivos empujes externos, que los opriman; y los de mediopunto y góticos, sostener inmensos terraplenes por acomo-darse grandemente sus correspondientes bóvedas a recibir loscielos o techos de las galerías o cañas de estas minas»10.

10 La experiencia que se tenía de aplicar mampostería en las minas deAlmadén parece que era ventajosa, tanto por su economía como por la fir-meza, y finalmente porque eran mucho más permanentes que las de madera.

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CAPÍTULO IIICAPÍTULO III

Métodos de explotación

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LÁMINA 3

MÉTODO DE EXPLOTACIÓN DE UNA MINA DE CARBÓN A FINALES DEL SIGLO XVIII

Biblioteca del Instituto Minero y Geológico de España. Signatura VII Ar. 3.19. Del Libromanuscrito e inédito titulado: «Breve historia del carbón de piedra», de Francisco Carlosde la Garza. Fechado en Almadén el 24 de mayo de 1789.

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Me parece interesantísimo exponer los procedimientos quedescribe Garza en su tratado, y que nos permiten vislumbrar lasideas, métodos y formas que utilizaban aquellos pioneros de la in-cipiente minería del carbón, a fines del siglo XVIII.

III.1 MÉTODOS DE EXPLOTACIÓN

III.1.1 Método por «hueco de torno»

«Descúbrese la vena con un torno o pozo perpendicularque carga sobre ella; por este pozo se construye una bajadacon dos divisiones. Una llamada “hueco de torno”, de tresvaras de largo y dos de ancho, que sirve para extraer de loprofundo escorias, mineral, aguas, etc., y para bajar a los tra-bajadores, herramientas y otros útiles preciosos; y la otra allado de ésta, llamada bajada, porque sólo se usa para bajar ysubir los operarios. Tiene esta bajada dos varas en cuadro. Eluso del “hueco del torno” es por medio de maromas, con ci-lindros horizontales armados de cigüeñuelas o manubrios. Yel uso de la bajada es por medio de escaleras, casi perpendi-culares, fijadas en los astiales. Desde el piso de dicho torno seforma una caña o galería principal de dos varas de alto y dosde ancho, que sigue en la misma vena y dirección de ella, demodo que al mismo tiempo de hacer dicha galería, se va dis-frutando del carbón. Esta caña o galería debe tener su piso enel astial yacente o suelo del carbón, y, con la citada caña o ga-lería y torno, se queda descubierto el grueso de la veta, el quedeberá manifestar toda la galería sino fuese excesivo. El refe-rido torno se señala, a una distancia correspondiente de lacabeza, como de 80 a 100 varas.

«A otra distancia, igual a ésta, se señalará otro torno,que se comunique con dicha galería principal, para lograrcon éstos la ventilación más pura y proporcionar al mismotiempo más sitios de disfrute. Donde el terreno permita por

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su desnivel colocar un socavón, es mucho más ventajoso, porrazón de comenzar a disfrutar el carbón desde el principio dela excavación y excusar la construcción del primer torno y laextracción de aguas por ellos. Se principiará en tal caso el so-cavón, en la misma vena de carbón, siguiendo su direcciónya una mediana profundidad de la mayor altura cabeza ocresta de la vena, como de 700 varas. La anchura de este so-cavón será la misma que la de la caña o galería principal y lomismo su altura, comunicando un torno superficial a las 100varas de longitud, que desde la superficie caiga en el mismosocavón para la ventilación. Sígase el método primero osegundo, en el intermedio o distancia de torno a torno, o deboca de socavón al torno de ventilación referido, se comen-zarán uno o dos tajos de cuatro varas de largo, en la longitudde la caña principal; caminando hacia la superficie, teniendoestos tajos ocho o diez varas de longitud, se comienzan teste-ros o trabajaderos de dos o tres varas de altura, con los quese logra el fácil disfrute o beneficio del mineral.

«Según se va disfrutando el carbón, se enzafra el vacíoque se forma, poniendo antes en la caña principal arcos demampostería, embovedando los intermedios de modo que sesostenga el enzafre y quede siempre libre dicha caña para lamás pronta extracción y circulación del aire. Entre el enzafrey tajo que se lleva se deja un intermedio o galería de dos va-ras de ancho, y otras dos de alto, para que los operarioslogren sana ventilación y pronta extracción del mineral.

«Llegando el caso de que los tajos que se benefician es-tén muy distantes de la caña o galería principal, o del pie delos tomos de ella, por donde precisamente han de subir a lasuperficie a mucha costa, será bueno abrir a la superficie untorno de extracción (pozo) que caiga sobre los tajos de aquelsitio, que mejor discurra el Director de dicha mina, con el ob-jeto de no tener que conducir el mineral desde los trabajaderosa la caña principal, y juntamente dar nueva ventilación».

Todo lo dicho lo manifiesta con más claridad, la lámina 4 enla que:

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«A. Es la veta de carbón que cae sobre la galería prin-cipal hacia la superficie.

B. Es la misma veta que cae debajo de dicha caña ogalería.

C. Tornos superficiales que caen sobre la galería ocaña principal.

D. La caña o galería principal formada entre los dostomos superficiales.

E. Los arcos y bóveda de la mampostería para sostenerlos enzafres que caen o corresponden a la caña ogalería principal, dejando a ésta libre su paso,para los usos de la mina.

F. Enzafre sobre dichos arcos y bóveda.G. Galería que queda entre el enzafre y mineral (en la

parte izquierda de la lámina; pueden verse lasentibaciones de los tajos o «trabajaderos»).

H. Es el torno de extracción.

La entrada del socavón, en lugar de uno de los tornos(situado a la derecha de la lámina). La causa de disfrutar deeste mineral en tal disposición es con el objeto de quitar el es-torbo de las aguas subterráneas y ahorro de enmaderaciones,pues se ve que la parte A de la veta está desaguada con el so-cavón o con las bombas colocadas en uno de los dos tomos,y el ahorro de madera consiste en las mamposterías y enza-fres. Para disfrutar la parte baja de la veta B (que está en laparte inferior del socavón) se puede ejecutar de dos maneras:Una de ellas es profundizando un pozo o torno, en la mismaveta y con la misma inclinación de ella, y desde ese tomo opozo y bancos a uno y otro lado de él; en lugar de los teste-ros ya citados; colocándose bombas para extracción de lasaguas, en este mismo tomo o pozo.

«Con este método se necesita más enmaderación, parasostener los enzafres que se ponen en el vacío hecho con losbancos. También carecen de ventilación los trabajaderos: eldesagüe es más penoso por estar colocadas las bombas en laobliquez de la veta».

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LÁMINA 4

OTRO MEDIO DE EXPLOTACIÓN

Biblioteca del Instituto Minero y Geológico de España. Signatura VII Ar. 3.19. Del Libromanuscrito e inédito titulado: «Breve historia del carbón de piedra», de Francisco Carlosde la Garza. Fechado en Almadén el 24 de mayo de 1789.

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III.1.2 Explicación de otro método

El segundo método es profundizando dos tornillos subterrá-neos perpendiculares, en el mismo socavón de ocho a diez varas deprofundidad, con 80 varas de distancia de uno a otro. Desde el pi-so de estos tornillos saldrán dos cañas traviesas con dirección a laveta hasta tanto que la crucen, en cuyo caso se hará otra cañaprincipal igual a la anteriormente referida en la misma veta con co-municación de una a otra traviesa.

Desde esta caña principal, se toman tajos, caminando hacia elprimer piso o hacia la superficie; la extracción de las aguas se eje-cuta por uno de estos dos tornillos, hasta el socavón, por el quecorren a la superficie, con cuyo método fácilmente se desagua ungran terreno de disfrute; como demuestra la lámina 2ª en la que:

A B. La veta con su declinación (inclinación).C. Uno de los tornillos o pozos subterráneos.D. Denota el socavón.E. La caña o galería traviesa, que sale del tomillo a comu-

nicarse con la veta.F. Los testeros o trabajaderos, hacia la superficie o a cielo.G. El tomo superficial.

De todo lo referido se evidencia que nunca puede faltar ven-tilación en esta clase de minas. La dirección de los trabajos hacia lasuperficie o a cielo consta ser así para ahorrar maderas, que enotras minas y con otra clase de trabajo se gastan en abundancia enperjuicio de la buena economía y posibilidad de incendios, puesbasta algún estemple o contrapunta de corta longitud, en caso deno poderse ejecutar, prontamente el enzafre.

Los tornos siempre es mejor forrarlos en mampostería, sien-do febles sus costados y para arrancar el carbón no se necesitapólvora, pues basta con hacer descalce con picos a la parte yacentede la veta, de modo que luego con cuñas y palanquetes se puedendesprender grandes porciones de carbón, por hallarse dichas venassiempre en lienzos inclinados y fáciles de arrancar.

Métodos de explotación 73

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CAPÍTULO IVCAPÍTULO IV

Minas de carbón de piedradescubiertas en Llanes

y Ribadesella

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LÁMINA 5

UNA MÁQUINA DE EXTRACCIÓN PROYECTADA EN EL AÑO 1700

Lámina nº 9 del libro «Speculum metallurgie politissimum» (Biblioteca de la EscuelaTécnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid).

La lámina es un proyecto de máquina de extracción, en donde el movimiento del tambor sehacía por hombres que empujaban los grandes listones colocados en su parte inferior.Todo el conjunto estaba resguardado dentro de un gran tendejón.

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IV.1 MINAS DE CARBÓN DE PIEDRA EN LLANES

Ramón Quintana Fuentes1, desde Madrid y con fecha 15 dejunio de 1783, informa y describe los carbones encontrados en la ju-risdicción de Llanes; eran los siguientes:

«1º Al Oriente del lugar de Cué, distante un cuarto delegua de dicho puerto y en la ería llamada Ballota, se halla ungran mineral de carbón, que desde luego se descubre en la ci-ma del camino carretil que comienza a la misma entrada dela ería y baja de Poniente a Oriente. Habiendo empleado dospeones para descubrir más la veta, se experimentó durantecuatro días que a medida que era mayor la profundidad eratambién mayor la extensión y limpieza de aquella calidadmás especial, por su ligereza y negrura, que parece intermi-nable por donde quiera que se la busque, no encontrándosepor sus inmediaciones más que el puro carbón, sin mezcla depeña, ni tierra. Está a un tiro de piedra de una abra del mar,donde se puede cargar en lanchas, al puerto de Llanes, ade-más de tener el referido, corto y buen camino carretil que hayhasta el embarcadero. Esta villa y puerto sólo dista de San-tander catorce leguas: cuando el de Avilés, que ahora surtecarbón a la Real Fábrica de La Cavada, está veinte y nueve atreinta; de lo que se deja conocer con cuanta mayor conve-niencia se pudiera surtir desde Llanes.

«2º Como a dos tiros de fusil y a medio día del mineralde arriba, se halla otro igual, a la falda de una gran canterade jaspes con manchas encarnadas y otras varias; mediandoentre los dos, la obra referida, con fuentes alrededor y pastoscomunes para ganados. Uno y otro carbón, han merecido la

1 Descripción de los minerales de carbón de piedra que se hallan en la ju-risdicción de la Villa y Puerto de Llanes, Capital de su Concejo, en el Principadode Asturias, 1783.

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aprobación de la Real Sociedad Bascongada, a donde losremitió, el sujeto que los descubrió y esto escribe, comparán-dolos a los mejores de Newcastle, en Inglaterra.

«3º A dos leguas de la misma villa y puerto se halla, porel Poniente, el lugar de Cardoso, muy inmediato al mar y enel paraje de su orilla, llamado Castro de Molina; aquí hayotro abundante mineral de carbón de piedra, que siguiendode Oriente a Poniente, indica ser inacabable. Los herreros ycerrajeros de aquel lugar y otros contiguos trabajan con él so-lo, hachas, rozones, herraje y clavazón de carro y toda obrabasta, y mezclándolo con cuarta parte del de leña, todogénero de herramientas. También dispone de abra para em-barcadero».

Termina su Descripción, diciendo: «A esta relación acompañola prueba de todo, con el deseo de hacerlo útil».

IV.2 ÓRDENES QUE SE EXPIDEN PARA «PERFECCIONAR»ESTE DESCUBRIMIENTO

Al tener conocimiento el Rey de estos descubrimientos, no sesabe por qué causas, tardó en contestar. Es posible que se preten-diese previamente concretar más sobre las citadas minas, o sehiciesen otras investigaciones en otros lugares de España. Pero elcaso fue que hasta enero de 1790 no se tomó este asunto en consi-deración y que, con esa fecha, se manda que se proceda a perfec-cionar el descubrimiento y su utilidad, dando cuenta de los gastosque sean necesarios hacer para disponer su abono. También que,cuando haya oportunidad de embarcarlos, se envíen a El Ferrol; yno solamente éstos, sino otros que puedan encontrarse en las in-mediaciones del mar o de río navegable; que se enviasen muestrasen cantidades suficientes para hacer pruebas de comparación enaquel arsenal.

Tal era el interés por este tema que también se encargaba alRegente de la Audiencia de Asturias a fin de que auxiliase, concuantas providencias pudiese, todo lo concerniente a este asunto.

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Finalmente, también se comunica la correspondiente orden a laJunta de Marina de El Ferrol para que, según el informe que se dédel ensayo, se haga allí; se producirá o no, la competente Real Re-solución.

IV.3 INFORME DEL MINISTRO DE MARINA JOSEF DE PILES

El Ministro de Marina de la Provincia de Ribadesella, don Jo-sef de Piles2, realizó un informe sobre las minas descubiertas enaquella zona, algunos de cuyos puntos más importantes son lossiguientes:

«1ºMinas de Ballota y Castro Molino. Comienza el MinistroPiles describiendo estas minas, que ya habían sido reconoci-das por don Ramón Quintana. Para un mejor conocimientodel tema, lleva Piles consigo a Francisco Rodríguez, hombremuy experimentado en estas materias, pues ya había descu-bierto varias vetas y enviado algunos miles de quintales aBilbao y San Sebastián, en cuyos puertos habían tenido bue-na venta. Es curioso lo que refiere sobre este reconocimiento,texto que transcribo literalmente:

«[…] he pasado a los minerales de carbón de piedra dela Ería de Ballota y Castro Molino, con el Conde de la Vega,como Juez de Llanes, a cuyos reconocimientos asistió donRamón Quintana; y aunque éste se empeñaba con tesón serel carbón de superior calidad, según su descripción del 15 dejunio de 1783 que recibí en copia, con la misma Real Orden,se reconocieron inútiles estas minas, por horizontales3.

«2º Minas de Ontoria, Pría y Obio. En las Parroquias deOntoria y Pría, del mismo Concejo de Llanes, «con aproba-

Minas de carbón de piedra descubiertas en Llanes y Ribadesella 81

2 Informe de don Josef de Piles, dado en Ribadesella el 24 de febrero de1790.

3 No alcanzo a comprender por qué las minas horizontales soninútiles; algo más tendría que haber.

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ción del Ministerio de Hacienda, se está sacando carbón»; yen Obio tenía almacenados unos 7.000 quintales de carbón,«una compañía de la cual es Director don José Gruña Puma-rejo, quien en el verano anterior, denunció algunas minas»,que son, en las que están trabajando con varios operarios ydos ingleses4. También en el abra de Niembro tenían almace-nados otros dos mil quintales, para un posterior embarque.

«3º Minas de Belmonte y Piñeres. El carbón de estas mi-nas, es considerado de superior calidad.

«4º Yacimiento del Sable en el Puerto de Llanes. En el Sablede Pazones, pegante a la entrada del Puerto de Llanes, se en-cuentra un mineral que descubrió Rodríguez, el propio año1786 y denunció al Ministerio de Hacienda, pero no usó deaquel, por ser estrecha su veta, y además, porque habiéndo-se de valerse precisamente de pólvora para su rompimiento,al profundizar, quedaba al nivel del mar y por tanto inútilpor imposibilidad de uso.

«5ºCarbones de los alrededores del puerto de Ribadesella. ElMinistro Piles, acompañado del práctico Francisco Rodrí-guez, examinó estos carbones y los encontraron de superiorcalidad, considerando que, para perfeccionar el descubri-miento, era necesario profundizar los pozos de 6 a 8 estados,y efectuar una inversión entre los cuatro mil y cinco mil rea-les, que en gran parte serán compensados, con la venta de1.500 a 2.000 quintales de carbón, que serán extraídos en esaprofundización de la mina».

Considera Piles que también puede desazufrar el carbón yser enviado para su utilización en los Hospitales del Ferrol, en lasenfermerías de los navíos y en las cocinas. Propone, finalmente,que todas las vetas y minas de carbón, que quedasen inmediatas al

4 Aquí aparece la primera noticia de la famosa Compañía de Pu-marejo, que después se llamaría de San Luis y que tanto Jovellanos comoCasado de Torres denunciaran con mucha dureza, por sus desafueros ytropelías.

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mar y también las situadas a un cuarto de legua de un río navega-ble, quedasen para la Marina. Le parece a Piles que estos carbones,puestos en las Capitales de los Departamentos, saldrán más bara-tos que los de Langreo, que se hallan entre cinco y siete leguasdistante del puerto de Gijón. Pide, finalmente, le autoricen aprofundizar los pozos, como antes indicaba, porque si no, le resultaimposible poder enviar algunos quintales de carbón de muestra, aEl Ferrol5.

Minas de carbón de piedra descubiertas en Llanes y Ribadesella 83

5 Jovellanos, en su Diario Primero (Año 1790), «Itinerario III de Gi-jón a Covadonga y regreso. Primera expedición de Minas», dice: «Minasde carbón de Piedra contenidas en la representación o informe del Sr.Piles, de 24 de febrero de 1790.

– En la Ería de La Ballota y Castro Molina en el partido de Lla-nes.

– En las Parroquias de Ontoria y Fría en el mismo Concejo. – En Orio y Picodes, en Abra de Niembro, Belmonte y Piñeres.– En el Sable de Pazones a la entrada del puerto de Llanes.En la jurisdicción de Ribadesella; en el monte del Corvero y

otras partes, a poca distancia de esta villa de Ribadesella, 22 de setiembrede 1790. En el Mesón de Bárbara, a medio día parecieron los dos jueces.El primero llamado don Manuel González Gra, natural y residente enSoto, y el segundo, don Francisco Pendás Prieto, natural y vecino de Ri-badesella. Preguntados acerca de las minas del partido, dijeron no tenernoticia de más mina de carbón descubierta y beneficiada que la del lugarde Soto, situada a media legua de esta villa, entre Mediodía y Poniente.

Esta mina la trabajó Rodríguez, por orden del Sr. Piles y sacó al-gunas porciones de carbón; cesa los trabajos por junio. También estuvo enella un inglés por cuenta de la Compañía de Oruña el cual trabajó tam-bién en Camango. Por el puerto se han extraído algunas cantidadestraídas del Concejo de Llanes; sacado del mineral que se halla allí, en laparroquia de Orio. No saben qué cantidades; ni por cuenta de quién.

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CAPÍTULO VCAPÍTULO V

Nuevos informes y acuerdossobre las minas de carbón

asturianas y contratas (asientos)que se van realizando

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LÁMINA 6

PORTADA DE LA «MEMORIA SOBRE EL CARBÓN FÓSIL» DE JOSÉ VICENTE PEREDA

Estudio presentado en virtud de encargo de la Junta General Extraordinaria delPrincipado de Asturias, en el que se describe la difícil situación de la minería del carbónde piedra en el año 1804 después de los gigantescos esfuerzos durante trece años por partedel Estado a través de la Real Armada y de la Real Hacienda.Hace Pereda una descripción del concejo de Langreo y dice no poder comprender el temorque pudo producir al abandono de «unas minas verdaderamente prodigiosas». Llega ainsinuar que podría ser un golpe político dado por los ingleses a los que no les interesabaen absoluto la competencia española en este campo.Realiza en su estudio diversas consideraciones sobre las minas y termina indicando que esnecesario comenzar de nuevo a desarrollar rápidamente la explotación de las mismas.

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V.1 CONSULTA AL MINISTRO DE MARINA DE AVILÉS

Con motivo de haberse propuesto un asiento o contrata pa-ra el transporte y entrega en Cartagena, del quintal de carbón a 12reales, enviando ocho mil quintales (8.000) para el suministro delaño 1788, se preguntó a don Modesto M. Vegue, Ministro de Marinaen Avilés sobre:

– El costo de la «saca» y conducción hasta el embarcaderode cada quintal de carbón.

– El flete a que resultaría, poco más o menos, a los arsenalesde Cádiz y Cartagena.

– Si había abundancia de este género.– Si había embarcaciones para el transporte.– Si se podría aprovechar el retorno, con sal común de

Cádiz y del Mediterráneo.

Responde el Ministro lo siguiente:

– Cada quintal de carbón puesto en Cádiz saldrá a 9 reales.– Cada quintal puesto en Cartagena saldrá de 10 1/2 a 11 reales.– Que la «saca» y conducción hasta Gijón no pasa de 4 reales1.– El transporte hasta El Ferrol no excede de 2 reales en tiem-

pos de paz, ni de 4 reales, en tiempo de guerra; siendo decuenta de los patronos el riesgo de mar de sus buques, yde los asentistas el del carbón.

– El flete de Cartagena puede considerarse en 6 1/2 reales.– El flete a Cádiz a 51/2 reales, sobre más o menos, pues

aunque hay muchas embarcaciones en Asturias, como sonpequeñas ganan poco.

1 Ya hemos visto en el Informe sobre Minas de carbón de piedra dedon Antonio Carreño y Cañedo que el quintal de carbón podría tenerlo elRey o sus asentistas (Contratistas), a la orilla del mar, por tres reales y uncuartillo.

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Estas cifras se entienden asegurando carga de sal para el re-greso, a los que la quieran tomar. Considera conveniente que en ElFerrol se hiciese un depósito para cada uno de aquellos Arsenalesal raso. Expone algunas advertencias y reflexiones sobre la formade llevar la buena marcha de las minas.

V.2 INFORME A LA JUNTA DE MARINA DE EL FERROL

Con este informe se previno a la Junta de Marina de El Ferrol,con fecha 6 de noviembre de 1787, que, de acuerdo con el citadoMinistro de Avilés, preparase un depósito de carbón en ese arsenal,para en su día remitir a los de Cádiz y Cartagena, y que meditase ypropusiese el modo de trabajar con utilidad las minas de Asturias.También se remitió una propuesta de don Pedro Fernández de laJuncal, vecino de Oviedo, y don Pedro González Carbajal, estable-cido en Ferrol, que eran los asentistas de suministro de carbón deAsturias para La Cavada y El Ferrol en aquellos momentos; en lacual, se ofrecían a suministrar a los Departamentos de Cádiz y Car-tagena por 8 o 10 años, a 6 reales quintal, satisfaciéndoles el excesode flete comparado, con el que pagan, en el que remiten a El Ferrol;y el 4% más, como comisión. En tiempo de guerra, la conducción se-ría de la Real Hacienda, con descuento del flete que pagan ahoradesde Gijón a El Ferrol. La Junta pide informes, otra vez, a don Mo-desto M. Vegue, Ministro de Marina de Avilés; y al ingeniero donLuis de Meovilhon, de Oviedo; que a continuación exponemos.

V.3 CARTA-INFORME DE DON MODESTO M. VEGUE2

Teniendo en cuenta el acuerdo de la Junta de este Departa-mento del 15 de noviembre pasado, cuya copia se envía también adon Modesto M. Vegue, todo ello relativo al fomento del buen uso

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2 Archivo. Museo don Álvaro de Bazán. El Viso del Marqués (C.Real) Arsenales. Leg. Carbón de piedra nº 139.

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del carbón de piedra de Asturias, se le pide informe sobre el modode beneficiar, con el menor riesgo de los que trabajan las minas,«con poco o ningún conocimiento»; y, por consiguiente, sin apro-vechamiento de las capas de carbón, de una manera exhaustiva yeficaz. Informa Vegue diciendo:

«Los bancos de este carbón siguen sus direcciones, unasverticales, otras diagonales y pocas horizontales. A éstos conpequeña excavación se ve franqueada su superficie, queregularmente no es de igual calidad al que se le sigue; y pro-gresivamente va a más fino, cuanto más se va profundizando.A los dos primeros les sucede lo mismo, en razón de ir a mejor,cuanto más se acerca el trabajador a las entrañas de la tierra.Supuesto que los que extraen y trabajan las minas de carbónde piedra son los naturales, que con sus carros y caballerías lellevan al Puerto de Gijón (es el más inmediato embarcadero)vendiéndolo allí según pueden ajustar con los compradores,sin que haya absolutamente ningún hombre culto que dirijasus fatigas, con las precauciones que corresponde, y sonprecisas para no abandonar las minas, sin más causa que ladificultad de subir a la superficie de la tierra».

Y algo más adelante explica:

«[…] y también, porque haciendo excavaciones con laboca correspondiente a su profundidad, no se desgaje su cir-cunferencia, por no tener el declivio o escape proporcionadoa su profundidad, dejando sepultados a los mineros, por sucorto discurso, como se ha visto algunas veces.

«El carbón se considera inagotable en sólo los concejosde Langreo, Siero y Bimenes, en distancia a Gijón desde sie-te hasta cuatro leguas de caminos regulares del país.

«Pero, para que así sea, considero preciso se nombrendos sujetos de respeto e integridad, naturales inmediatos alas minas, que sólo cuiden de la buena dirección de la aber-tura de ellas, y seguirlas cuanto sea posible, sin disimular eneste particular el más leve defecto. Que señalándoles alguna

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ayuda de costa y el Fuero de Marina, no dificultó encontrarsujetos de toda probidad y conocimiento, que desempeñenlas obligaciones que se les imponga; que contemplo sea el deque las minas han de tener de escarpe desde 22 1/2 hasta 45grados, según la calidad de los terrenos, y tal vez menos, sison abiertas, en piedra floja, como hay muchas. El uno de losdos sujetos debe cuidar de todas las minas del concejo deLangreo, y el otro de las de Siero y Bimenes; haciéndoles res-ponsables de cualquier defecto u omisión en la explotaciónde las minas, con lo que no dificulto se vea perpetuada laabundancia de carbones, no sólo para todas las Fábricas Rea-les sino para las Herrerías o Fraguas de los particulares quequieran usarle, como lo hacen, sin restricción, ni necesidadde que la haya, por el que ningún riesgo de que falte, siem-pre que, como queda dicho, se cuide de las minas.

«Para que el carbón logre mayor bondad y se precavael que se incendie con la humedad que puede contener o ad-mitir en la estada larga de Depósito, considero que con sólodejarlo expuesto al descubierto, que lo laven las aguas y lossoles lo purifiquen de sus impurezas; que cuantos más añosesté sin uso tanto más ha de lograr ser más fino, precavien-do, con algún pequeño muro, el que las gentes del Arsenal lopisen y deshagan».

Termina su carta-informe señalando que adjuntaba un esta-do, en el cual se indicaba la situación, jurisdicción, parroquias ydistancias de las diferentes minas que estaban en explotación alembarcadero de Gijón.

V.4 DICTAMEN EMITIDO POR EL INGENIERO DON LUIS DEMEVOILHON

Don Luis Mevoilhon emite un informe desde Oviedo el 15 dediciembre de 1787, en respuesta a los oficios y acuerdos de losseñores de la Junta de Marina de El Ferrol del 15 y 22 de noviembrepasado y dirigido a don Tomás Bryant.

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Comienza indicando que el carbón asturiano es de la mejorcalidad que puede encontrarse en Europa; sin embargo, algunasminas se tienen por mejor calidad que otras, por la falta de conoci-miento que tienen los naturales del país en esta materia. Continúadiciendo:

«[… ] pues luego que descubren alguna mina, quierenque la superficie sea de tan buena calidad, como en el centro,o en la raíz; esto se prueba claramente en muchas minas quetienen dos y más leguas de largo y están abiertas por dife-rentes partes, y con diferentes nombres; y se hallan unasmejores que otras, siendo una mina, como sucede en elConcejo de Langreo; pero tengo observado que las que estánmás profundamente trabajadas son de mejor calidad; perolos naturales, en no saliendo al principio buenas o bien ten-gan alguna dificultad, las abandonan y van a otras».

Afirma después que nadie sabe el número de ellas; cree quepasa de 500, pues apenas hay concejo en donde no «se encuentren in-finitas» y que, si se buscasen, aún se encontrarían muchas más, puesson inagotables; trabajándolas como se debe, podrían surtir a todoslos Arsenales de la Marina, Parques o Atarazanas de Artillería,fundición de La Cavada, cocinas de los buques del Rey, fraguas departiculares, etc., y además podrían exportarse al extranjero «sin rece-lo, que en muchos siglos, falte carbón de piedra en este Principado».

Vuelve a insistir en el peligro que se produce en la explota-ción de las minas, pues el método que se sigue

«es como si fuese una cantera de piedra o pizarra, y poresto, cuando se profundizan algunas varas, ya están los tra-bajadores en peligro de su vida; porque con las lluvias, se caetodo el terreno encima y suele atrapar a muchos. Esto tam-bién es la causa que el carbón, que llega a los Arsenales, esmuy menudo, y mezclado con tierra».

Considera necesario que se nombre una persona que entiendasobre este tema, y bajo su dirección se trabaje en las minas, princi-

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palmente las que deban proveer a los Artesanales, procurando quese exploten con método,

«formando sus bóvedas, galerías, etc. y concediendotodas las regalías que, con Cédula Real del 15 de agosto de1780, ha concedido S.M. a todos los dueños de las minas, co-mo igualmente licencia para poder cortar las maderas que senecesiten».

Además de las minas del concejo de Langreo, considera queen el futuro deberán también explotarse las de: Villaviciosa, Piloña(que por río pueden salir por Ribadesella), Llanera, Avilés, Quirós,Olloniego –cerca del río– y otras varias. Cree que lo más conve-niente sería hacer las contratas del carbón de piedra solamente hastaponerlo en los embarcaderos del Principado, y que desde allí seríatransportado el carbón a los departamentos por cuenta de la RealHacienda. Para El Ferrol se podría hacer también otra contrata conocho o diez patrones de las embarcaciones del país, que segura-mente, con que se les pague a real y medio el quintal –como sucedíacon los Asentistas actuales– aceptarían gustosos el transporte.Después desde El Ferrol se podría conducir el carbón a los demásdepartamentos en los buques de guerra, que tuviesen que ir a esosdestinos. Además, como todos los años venían a nuestros puertosembarcaciones desde el Mediterráneo, unas cargadas con sal, otrascon tabaco desde Sevilla, con vinos y variados efectos, muchos ca-talanes, a todos para el retorno, les interesaría encontrar esta carga,pues en general se volvía en lastre a sus puertos de origen; con to-da seguridad la aceptarían a medio flete.

Continuaba después don Luis de Mevoilhon:

«Si se quiere hacer un Asiento General para ocho o diezaños, como piden los actuales Asentistas, lo pretenderánhacer con respecto al carbón que se extrae de las minas delConcejo de Langreo, que dista desde 4 leguas hasta 7, y porconsiguiente se han de arreglar los precios a estas distancias;pero luego procurarán buscar otras minas más inmediatas almar; entonces abandonarán aquéllas, por lo que la ganancia

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de los Asentistas será excesiva y se perderán las minas que enel día están en uso».

Por otra parte consideraba muy difícil que todo el carbónfuese de las minas de Langreo, pues se necesitarían 120.000 quin-tales al año, y su transporte a Gijón requeriría mucho ganado ypastos para el mismo, que no se encontraría en las inmediaciones.

Proponía se hiciese un depósito, en los puntos de embarco,en donde se recibiría el carbón del grueso que se contratase, porconsiguiente limpio de tierra y polvo; aunque de los departamentosllegase bastante deshecho, se procuraría coger el carbón de trozosmayores en los depósitos para su envío a La Cavada.

V.5 ACUERDO DE LA JUNTA DE MARINA DE EL FERROL

El 14 de enero de 1788 la Junta de Marina de El Ferrol emiteun acuerdo. Este acuerdo –firmado entre otros por Máximo deBouchet, Antonio Arce, Juan Ordóñez, Gabriel Aripizabal, ThomasBryant, Francisco Varela y Romany– se propone que sea la Socie-dad Económica de Amigos del País de Oviedo la que se encarguedel examen, estudio y providencias de las minas de carbón.

Comienzan indicando que

«aunque Mevoilhon y Vegue hablan de un modo que in-dica su tintura en principios especulativos, no es, con todo,aquella la extensión clara y distinta que se requiere, pues elasunto es muy digno de ser mirado y tratado con ojos filosófi-cos y raciocinios congruentes sobre los varios puntos de que ensí consta; y en verdad de que de todo esto pudiera el primerohaberse ilustrado en Mr. Morand, a quien en algún lugar cita,para llenar mejor la idea de su encargo. La junta quisiera en-tregarse a las más seguras investigaciones para formar un planbien concebido, pero le es absolutamente impracticable, a pesarde sus deseos, semejante estudio y tarea, porque requieremucho tiempo, proporción de medios, abstracción de otros cui-dados y observación de las minas con todas sus circunstancias.

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«[…] Pasando pues a raciocinar sobre lo que exponenMevoilhon y Vegue, se halla repugnante la propuesta quehacen de que se encarguen el cuidado y dirección de las ope-raciones de las minas a uno o dos sujetos del país; antes bien,parece como absolutamente preciso que, habiendo enOviedo Sociedad de Amigos del País, se confieran a ésta elexamen, arreglo y providencias económicas de las Minas deCarbón para su metódico beneficio y precaución de desgra-cias en los obreros, por el tufo o vapor, derrumbamientos delos terrenos, meteoros, desagües, etc., siguiendo y observan-do la práctica de Inglaterra, Alemania y Francia».

Y más adelante continúa el dicho acuerdo:

«[…] pues, además de ser muy propio semejantepunto de la atención de aquel cuerpo patriótico, le serátambién muy fácil atenderlo sin pensión del erario, mediantesus comisiones de instituto y llevarlo hasta la posible per-fección, para que en hornos, fraguas, cocinas, y cualquieraotro fuego doméstico se haga uso de este pábulo, con aho-rro del de leña, que conspira a la ruina de los bosques; nosin detrimento sensible de las maderas, tan necesarias,para la conservación e incremento de las Armadas Nava-les».

La Junta de Marina considera que la Sociedad Económica deAmigos del País de Oviedo debe hacer también los Reglamentos, alos cuales deben someterse todos los empresarios de minas de car-bón. No está de acuerdo con Mevoilhon en la forma que exponerealizar las contratas, a la vez que considera el sitio más adecuado,para hacer el depósito de carbón que se destine a surtir a Cádiz yCartagena, el de la cerca que ocupó el antiguo Cuartel de Presidio,para, de esta manera, desviar todo riesgo del arsenal. También con-sideran que es mejor el envío directo del carbón desde los puertosasturianos a Cádiz y Cartagena, evitándose así embarques ydescargas que tanto lo deterioran, indicando que, en los bajeles deguerra, cabría poco carbón.

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Después comentan la solicitud que han presentado don Pe-dro Fernández de la Juncal y don Pedro González Carbajal, a fin deque se les dé el asiento para el suministro de carbón a los tres De-partamentos y a la Fábrica de La Cavada; coinciden con Vegue enque no debe de haber diversidad de Asentistas, sino muy pocos,máxime teniendo en cuenta que aspiran a que se les otorgue elasiento por un plazo de ocho a diez años. Por lo tanto, creen con-veniente que queden muy bien concretados todos los puntos quese discutan; proponen que, en principio, la contrata podría ser porcuatro o seis años, quedando bien claros los envíos anuales a cadauno de los puntos de descarga y los precios, en cada caso. Así co-mo también, «la obligación de que sigan las vetas de las minas, quese los señalaren, sin recurso de abrir otras arbitrariamente para au-mentar su ganancia, por hallarse tales más próximas al mar». Fi-nalmente el acuerdo se refiere a los precios del carbón y a losbuques que podrán hacer los transportes.

El citado acuerdo de la Junta de Marina de El Ferrol, enviadoa Madrid, provoca la intervención centralista con una Comunicaciónde S.M. el Rey a la Sociedad Económica de Amigos del País de Oviedo,encargándoles de la investigación de las minas de carbón, por los mediosque les dicte su instrucción y celo, y que den cuenta de los resultados (ElPardo, 11 de febrero de 1788). Ante este comunicado la Sociedad ove-tense contesta explicando todo el esfuerzo que ha desplegado, conel máximo interés, para efectuar todo tipo de pruebas y ayudas.Comentamos a continuación algunos pasajes de este informe.

V.6 INFORME DE LA SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOSDEL PAÍS

Este informe está fechado en Oviedo el 23 de febrero de 1788con la firma de don Bernardino Antonio de Sierra, Director de laSociedad, y el Conde de Marzel de Peñalba, Secretario. El informeva dirigido a don Antonio Valdés.

Se alude al hecho de que uno de los individuos de «este pa-triótico cuerpo» [la Sociedad de Amigos] hace años que manteníaalgún contacto con la Academia de las Ciencias de París, y tenía no-

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ticias de que se había hallado el modo de despojar al carbón de pie-dra de «las partículas bituminosas y sulfúreas, que producían sutufo». Para llegar a un exacto conocimiento de todo esto, la Sociedadsolicitó del Conde de Aranda, embajador en París, que les enviasetoda la documentación posible sobre este importante tema. A esto,contestó el Embajador diciendo que tenía puesta a disposición dela Sociedad, en el Puerto de Bayona, una colección considerable delas mejores Memorias y producciones publicadas, en aquel Reino,por los autores más célebres; no medió mucho tiempo cuando lasingular liberalidad de S. E. remitió también el modelo de un hor-no para verificar la extracción del betún y alquitrán por destilación,y la del azufre por evaporación.

El informe continúa señalando que,

«con la instrucción que de uno y otro se ha podido to-mar, se hizo un horno de dimensiones normales, que a pesarde toda la exactitud posible para su construcción, que desa-rrollaron los artesanos encargados de ello y a la que se unierontambién los socios que promocionaron este proyecto, el ensayono surtió el efecto que se deseaba; y sí que reventase el horno,bien puede ser lo motivase lo forastero a la Empresa, para losque la ejecutaban, pero también pudo causarlo no darseinstrucción sobre la manera de amasar el barro, del cual seformaba el horno, o bien, que el barro de estas inmediacionesno sea capaz de sufrir la actividad del fuego necesario a latentativa; mas con todo no piensa la Sociedad descuidar enlos conocimientos que su continuación podrá producirla».

La Sociedad de Amigos del País termina su informe indicandoque le era imposible hacer más en esta cuestión, pues no disponede medios para seguir adelante sus investigaciones.

Posteriormente, en el mes de abril, de nuevo dicha Sociedadpresentaba una instancia a S. M., en la cual, después de exponer lariqueza minera de carbón de Asturias, cómo se hacía el transportea Gijón en carros y caballerías, la posibilidad de hacer un caminodesde las minas a Gijón, por la venta de La Rodriguera, pedía queel Director General de Minas, don Francisco de Angulo, que estaba

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en Galicia, pasase a Asturias para la inspección de las minas y pa-ra que investigase si también hay minas, «de mineros de hierro»3.

Como consecuencia de esta instancia, se indica que pase aAsturias don Francisco de Angulo. Se le comunica a don AntonioValdés este viaje de Angulo, que lo efectuará en el mes de agosto.Al mismo tiempo se propone que, como se necesitan sujetos inteli-gentes que permanezcan en Asturias y que sean capaces de dirigirlos trabajos, sería conveniente que, si alguno de ellos practicó enesta clase de minas, sería lo mejor fuera a encontrarse con Anguloa Monterrey en Galicia, y que juntos pasasen después a Asturias.También se pregunta si entre dichos mineros hay algunos que seanbuenos fundidores de cobre, plomo o estaño; afirma que podríanpasar algún tiempo en las minas de Río Tinto, Linares o Monterrey,yacimientos que se explotan por cuenta de la Real Hacienda, pues,aunque se intentó traerlos de Hungría, no lo permitió el Emperador4.

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3 Instancia fechada en Oviedo el 8 de abril de 1788 y firmada porel Conde de Marzel de Peñalba y don Antonio Carreño.

4 Oficio de don Pedro de Lerena, fechado en Aranjuez el 29 demayo de 1788 y dirigido a don Antonio Valdés. Estos documentos se en-cuentran en el Museo-Archivo Álvaro de Bazán del Viso del Marqués.

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Segunda parSegunda partete

LAS MINAS EN ASTURIAS EN LA ÉPOCADE JOVELLANOS

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CAPÍTULO VICAPÍTULO VI

El minero y contratista gijonésdon Juan Bautista González

Valdés: sus problemasy dificultades

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LÁMINA 7

CONJUNTO DE EXPLOTACIÓN DE UNA MINA EN EL AÑO 1768

Lámina nº 1 del libro Recueil de planches sur les sciences les arts liberaux et les artsmechaniques, avec leur explication. París, 1768.(Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid).

Se observa en el grabado la explotación de tres galerías perpendiculares al plano en cadauna de las cuales se ven mineros trabajando, en la superficie aparece el torno de extraccióny el transporte se realiza con caballos. En Asturias los arrieros hacían el transporte del carbón desde Langreo hasta el puerto deGijón, al que llegaban todos los días doscientos carros y quinientas caballerías, segúnindica Jovellanos.

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VI.1 SOLICITUD PARA LA EXPLOTACIÓN LIBRE

El primer contratista que aceptó la obligación de suministrarel carbón de piedra necesario a las Reales Fábricas de La Cavada yal departamento de El Ferrol fue don Juan Bautista González Val-dés, vecino de Gijón, el cual con la ayuda de un cuñado suyo estuvopor mucho tiempo desempeñando esta función. Al mismo tiempo,durante numerosos años, ya venía dedicándose a explotar, a suspropias expensas, varias minas de carbón de piedra situadas en losconcejos de Langreo y de Siero. Ellos eran considerados descubri-dores de las más importantes minas de aquellos valles.

Pues bien, este antiguo minero y asentista presentó una soli-citud quejándose de la prohibición que subsistía todavía, por estaVía Reservada, para la mencionada extracción lo cual constituía unobstáculo capaz de desalentar a cualquiera para explotar lasminas, sin que, por otra parte, resultase de ella beneficio para laMarina, ya que la misma abundancia que había de carbón, si sepudiese explotar con libertad, tendría como resultado un preciomás barato del mismo. Terminaba su solicitud pidiendo se derogasedicha prohibición.

VI.2 CONTESTACIÓN DE LA SECRETARÍA DE MARINA

En el expediente sobre este asunto aparece una nota que dice:

«No se encuentra en esta Secretaría de Marina noticiaalguna de haberse prohibido la extracción del carbón, niparece tampoco oportuno se hubiese dado tal providencia».

En vista de esto y un tanto sorprendidos, escriben al Subdele-gado de Gijón, para que se informe, en una conversación o porescrito, con el propio Juan Bautista González Valdés, en qué razonesse fundaba para asegurar dicho señor que, por esta vía reservada, sehabía prohibido la mencionada explotación de minas de carbón.

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VI.3 NUEVA CONTESTACIÓN DE DON JUAN BAUTISTAGONZÁLEZ VALDÉS

En un escrito Juan Bautista González enumera una serie depuntos en relación con dicha prohibición:

«1º […]que bien le constaba se impedía por los Minis-tros de Marina de Asturias [la explotación libre delcarbón] con el fin de reservarlo para los arsenales.

2º Él había presentado un oficio dirigido al Ministrode las Reales Fábricas de Artillería de La Cavada,cuando aún dependían del ejército –siendo enton-ces asentista de las minas González Valdés en elsuministro de carbón de piedra–; al cual acompa-ñaba una Real Orden, en donde el Ministro de laGuerra ordenaba se facilitase la conducción delcarbón para el consumo de dichas fábricas.

3º En este documento se decía además que los Directoresde las fábricas habían sido quienes los que habían fo-mentado la explotación de estas minas de Asturias.

4º Que, a pesar de todo esto, el Subdelegado de Avilés,ponía serias dificultades al transporte.

5º Que en dicha subdelegación había otros documentosque acreditan esta oposición.

6º Que ha notado cómo los asentistas actuales se opo-nen al libre comercio del carbón, alegando que nopueden desempeñar bien sus contratas, si a todosse les permite el acopio de este mineral, porque seproducirán alteraciones en los precios, sobre todoen el transporte por tierra y mar de los carbones delas minas de Langreo, que eran las aprobadas parael suministro a las Reales Fábricas».

VI.4 INFORME DEL SUBDELEGADO DE MARINA DE AVILÉS

El 7 de febrero de 1789 se imite un informe desde la Subde-legación de Marina de Avilés. Comienza indicando que, aunque

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aseguran que por estos parajes las minas son abundantísimas, nopuede afirmarse que sean inagotables, porque no se sabe a dóndellegan las vetas de las ya descubiertas y las que se puedan ir des-cubriendo. Siguen otras consideraciones que pasamos a enumerar:

«– Que siendo tan necesario este mineral para las Rea-les Fábricas, no le parece justo se desprenda de él laMarina por ahora, concediéndose franquicia parasu exportación a países extranjeros, pues podría lle-gar el caso de que, escaseando el carbón de buenacalidad, tuviésemos que recibirlo de nuevo deInglaterra, con perjuicio del Erario; que aún seríamayor, en el caso de una guerra.

– Que esta prohibición evitaría también los perjuiciosque los recursos de la concurrencia de muchos sujetoscon facultad de explotar carbón ocasionarían a losasentistas.

– Que, sin embargo, los asentistas deberían tener lamisma prohibición para no vender el carbón, ni co-merciar con él, como están haciendo hasta ahora.Pues de esta manera se hacen dueños privativos deeste comercio, sin tener derecho, ni trabajo alguno,pues los vecinos de los pueblos inmediatos son losque utilizan como mineros, y les pagan a razón de4 maravedíes la arroba.

– Que, en cuanto a las minas, «hay con abundancia enlas vertientes del monte de Valdesoto, que caen ha-cia el Concejo de Gijón a distancia de tres a tres ymedia leguas de aquella Villa; las de los Concejosde Nava, Villaviciosa, Colunga y otras muchas, lascuales no están declaradas de tan buena calidad co-mo las de Langreo; podrían resultar su explotaciónde mucho lucro y utilidad, así dentro como fuera deEspaña».

– Por tanto considera que debe admitirse la propuestade Juan Bautista González Valdés, en cuanto a estasminas; y aún convendría preferir en los acopios, a

El minero y contratista gijonés don Juan Bautista González Valdés… 109

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los que se dediquen a descubrirlas para animarlos apromocionar estas investigaciones, con el estímuloy la esperanza de obtener después una contrata».

VI.5 SE CONSULTA CON DON GASPAR MELCHOR DEJOVELLANOS

Para encontrar una solución a este grave problema se con-sulta con Jovellanos, pues, con los informes recibidos, no quedabala cosa clara, y era necesario –en un momento tan importante comoaquel, en que se iniciaba una nueva era para la minería del carbón–exponer los criterios y las ideas y lo mismo las leyes en cuanto a lasposibilidades que tendrían los ciudadanos para dedicarse a estasartes mineras.

Jovellanos escribe el 9 de abril de 1789 un luminoso informeque transcribimos en el Capítulo X; como consecuencia del mismo,se redactó la Real Cédula del 26 de diciembre de 1789 sobre el librebeneficio y comercio del carbón de piedra que se reproduceasimismo en dicho capítulo.

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CAPÍTULO VIICAPÍTULO VII

Significación de la obrade Jovellanos

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LAMINA 8

GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS

Grabado reproducido en el libro «Crónica General de España. Historia ilustrada yDescriptiva de sus Provincias» (Madrid, 1865). Lit. J. Donon, Madrid.

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No podemos seguir adelante sin comentar, aunque sea bre-vemente, la personalidad de don Gaspar Melchor de Jovellanos. Sibien en otras obras –El Puerto de Gijón y otros puertos asturianos1– he-mos dedicado unas 90 páginas a Jovellanos, cuando estudiábamoslos comienzos del puerto de Gijón, del camino carbonero a Langreoy la carretera general a Castilla creo que es necesario extendernosalgo más sobre tan importante figura de la Ilustración asturiana.Para ello he considerado conveniente reproducir tres capítulos, dellibro que publiqué en 1969, titulado Noticias y Comentarios sobreasuntos y realizaciones asturianas» (Pasado, Presente y Futuro de Astu-rias). El primero es «sobre la figura de don Gaspar Melchor»; elsegundo es «sobre la Asturias bucólica y pastoril de la época deJovellanos» y el tercero, que corresponde al sexto capítulo, de lasegunda parte del citado libro y titulado: «Ideas, mejoras yproyectos que preconizaba Jovellanos».

VII.1 OPORTUNIDAD DE LA PRESENCIA DE JOVELLANOS

En la Providencia de Dios se ve claramente cómo van surgiendolos hombres que podemos designar como claves, en los momentosmás oportunos. Por eso el Principado de Asturias, en la última partedel siglo XVIII y principios del XIX, necesitaba un hombre-clave queencauzase, diera normas, orientase, pusiese los fundamentos para elproceso de la industrialización de Asturias, que en aquellosmomentos se iniciaba de forma incipiente, pero decidida. Era la épo-ca de la Ilustración, nuevas corrientes de ideas se enseñoreaban delmundo y, como es natural, también de España. Asturias iba a dar unsalto brusco, pasando de un régimen pastoril y patriarcal, a unproceso de industrialización que avanzaría sin descanso.

1 Luis ADARO RUIZ, El Puerto de Gijón y otros puertos asturianos.Tomo l. Imprenta Tipo-Offset La Industria. Gijón, 1976. Primera Parte, pp.143-237 y 285-288.

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Precisamente en esos momentos surge la egregia figura de donGaspar Melchor de Jovellanos, hombre extraordinario, dotado deunas cualidades excepcionales en todos los órdenes, que se adelan-tó a su tiempo en 200 años, pues muchas de las cosas que dice yexplica a finales del siglo XVIII tienen hoy máxima actualidad. Esincreíble que aquel hombre haya tenido una mirada de águila tanpenetrante, para ver el porvenir con claridad y apuntar certeramen-te todos los caminos que se debían seguir, indicar soluciones a todoslos problemas, informar con acierto total, con prudencia y mesura detodos los asuntos que afectasen al Principado, ya sea de carreteras,de minas, de ríos, de industrias, de estudios, de enseñanzas, deimpuestos, de urbanizaciones, etc., y, finalmente, tenemos que pas-marnos, pues también concibió con toda claridad y efectividad, loque son las sociedades de desarrollo y promoción que hoy existen,como más adelante expondremos. Además era hombre que se ex-presaba, tanto al escribir, como al hablar, con claridad y energía, di-ciendo siempre la verdad, aunque al decirla tuviese que producir es-cozor a muchos, pero siempre que fuese conveniente al bien del paísy de la región, arremetía de una forma considerada y razonada,contra lo que fuese necesario, con magníficos argumentos2.

VII.2 ENEMISTAD DE LOS CORTESANOS

Por todas estas circunstancias, no es de extrañar que du-rante su estancia en Madrid, donde su actividad era asombrosa

2 Según Julián Marías, en los años correspondientes al reinado deCarlos III, España inicia la fase quizá más sana y equilibrada de toda suhistoria; la generación de Jovellanos comienza en esa misma época; perocuando va a iniciar su plena actuación histórica, cuando su generación vaa «estar en el Poder» sobreviene la doble crisis: sustitución de Carlos IIIpor su hijo Carlos IV y el comienzo de la Revolución francesa. GregorioMarañón añade, a este respecto, que a Jovellanos, miembro de esa gene-ración, «también le ocurre que en aquel enorme cambio, como toda laobra de los precursores, la suya se amasó con amargura… pero tambiéncada día está más vigente».

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en todos los campos y órdenes, destacando siempre en todaspartes, se fuese produciendo contra él una intensa ola de envi-dias y resquemores.

Porque un hombre tan portentoso entre aquellos cortesanos,algunos de ellos con miras pequeñas, con aspiraciones a niveles nomuy elevados, no podían comprender la talla humana, la grandezade miras del insigne Jovellanos. De ahí el odio, la calumnia yfinalmente el destierro de la corte, encubierta bajo el pretexto deenviarle a Asturias a informar sobre el estado de las minas decarbón, que acababan de ser descubiertas3.

Significación de la obra de Jovellanos 117

3 En su carta del 24 de mayo de 1790, fechada en Madrid y diri-gida al Baylío don Antonio Valdés, le manifiesta que recibió, con fecha 30de noviembre de 1789, comunicado del Duque-Presidente del Consejo deÓrdenes, adjuntándole una orden de S. M., que había recibido por la víade Gracia y Justicia, con fecha 28 del mismo mes; referente a otra, que elpropio Baylío don Antonio Valdés había enviado al citado organismo confecha 18 de noviembre; en la cual, entre otras instrucciones, se le dice aJovellanos que pase a Asturias; para que, de acuerdo con el informe quedio con fecha 9 de abril de 1789, proponga sobre el terreno, lo más con-veniente para su desarrollo. Dice Jovellanos que cuando recibió esteaviso estaba nombrado por S. M. para pasar a arreglar en Salamanca losestudios domésticos de los tres Colegios de las Órdenes Militares. Pien-sa Jovellanos que estará en Salamanca, de dos a tres meses, para podercumplir su misión y que regresará a Asturias a principios de julio. Pideque al llegar se encuentre con uno o dos sujetos inteligentes y prácticosen el conocimiento de las minas de carbón de piedra y en su beneficio yextracción; pues sin este auxilio no podrá asegurarse, ni de la calidad, nide las facilidades y proporciones de aprovecharlas. También solicita quele presten auxilios la Diputación y el Regente de Oviedo, para que pormedio de los Justicias respectivos presten los auxilios que necesite; ytambién a los Ministros y Subdelegados de Marina en Asturias y a losAdministradores de Rentas, por la necesidad que puede haber de efec-tuar exportaciones de carbones. Termina diciendo: «pues no puedo dejarde exigir los medios y auxilios, sin los cuales sería de ésta lo que de otrasmuchas comisiones; esto es fatigarse en vano, escribir, proponer muchascosas y no hacer nada».

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VII.3 LABOR RECTORA DE JOVELLANOS

Es indiscutible que, para Asturias y los asturianos, fue una au-téntica bendición de Dios que Jovellanos tuviera que venir a recluirseen el Principado, pues así le tuvimos como gran campeón de todas lascausas asturianas, en unos momentos cruciales para la región, que,ojo vigilante de todo lo que pasa, informa al Rey y a sus ministros decuanto ocurre en Asturias. Visita, inspecciona, corrige, aconseja conti-nuamente. Jovellanos es un infatigable viajero y escritor. Gran obser-vador, plasma después maravillosamente con la pluma todo cuantove. Su labor no ha sido aún valorada en todo cuanto merece.

Como demostración de esta enorme actividad de Jovellanospodemos señalar la carta que escribe desde Gijón el 15 de junio de1791, dirigida al Baylío Frey don Antonio Valdés, acompañada denueve informes, que son los siguientes:

«1º Informe general sobre los medios de fomentar elcultivo de las minas de carbón de piedra de Astu-rias y el comercio interior y exterior de este abasto.

2º Copia del informe hecho a S. M. por la vía reservadade Hacienda, sobre una representación del DirectorGeneral de Minas.

3º Reflexiones sobre el Real Decreto del 18 de agostode 1790 y demostración de la necesidad de dero-garle, en la parte que limita el derecho y libertad delos propietarios en el cultivo de las minas de carbónde piedra.

4º Proposición de un camino para abaratar la conduc-ción de los carbones desde las minas a la capital y atres puertos de extracción.

5º Proposición de varias gracias en favor de la Marinacarbonera para fomentar la baratura de los fletes.

6º Proposición de una Escuela de Náutica y Física paraeducar buenos Pilotos y buenos Mineros.

7º Proposición de los medios para dotar el Camino yEscuela de los números 4° y 6° y para la ejecución yplanificación de uno y otro.

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8º Copia de una orden de la Dirección General deMinas sobre la contribución del carbón de piedra.

9º Plan de la Obra de Mr. Venel, sobre el uso delcarbón de piedra en las artes y oficios, y en todoslos usos domésticos».

Y al final le dice:

«que habiendo aprobado el Consejo de Órdenes la visi-ta general y la reforma de estudios que hice en el año pasadodel Colegio de Calatrava de Salamanca; me ha nombrado denuevo para hacer igual visita y reforma en los Colegios Mili-tares de Santiago y Alcántara. En consecuencia, deseo sabersi he de pasar desde luego a Salamanca a desempeñar estenuevo encargo o esperar aquí la resolución de los puntos quepropongo, relativos a la presente comisión, por si hubiere deejecutar algunos de ellos».

Jovellanos estaba dispuesto siempre a ejecutar y emprendertodo tipo de empresas y acciones que redundasen en el bien generaly la prosperidad del país.

VII.4 VISIÓN EXTRAORDINARIA DEL FUTURO

Nosotros, hombres del siglo XXI, cuando leemos los progra-mas, las ideas, los proyectos tan modernos por su actualidad, queaquel hombre del siglo XVIII comenta y explica con claridad pas-mosa, tenemos que sentirnos sobrecogidos de asombro ante la po-tencia intelectiva, ante la talla descomunal de Jovellanos. Repito,por tanto, que para Asturias no pudo ocurrir cosa mejor que enmomentos en donde tenía que producirse el natural desconciertopor la enorme ruptura que iba a tener lugar entre el pasado devida bucólica y el porvenir trepidante del desarrollo industrial,apareciese la cabeza extraordinaria, fulgurante, clarividente y almismo tiempo pensadora, prudente, metódica y organizadora deaquel hombre sin par que fue Jovellanos. Es casi seguro que sin él

Significación de la obra de Jovellanos 119

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el desconcierto y la desorganización total hubieran presididolos comienzos, al dotarnos de un Jovellanos que regulasemetódicamente y organizadamente nuestros albores de industria-lización.

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CAPÍTULO VIIICAPÍTULO VIII

La Asturias bucólica y pastorilde la época de Jovellanos

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VIII.1 ASTURIAS EN LA ÉPOCA DE JOVELLANOS

Para situarnos un poco y conocer cómo se desarrollaba la vi-da en Asturias, en los años anteriores al descubrimiento del carbónde piedra y comienzo de su extracción, nada hay más claro que lasexplicaciones que Jovellanos da en sus largas cartas a don AntonioPonz, en las cuales le va relatando todo lo que es y tiene estaregión. Para ello hago una exposición que he entresacado de lasllamadas Cartas de Jovellanos a don Antonio Ponz, conocidas tambiéncomo Cartas de Asturias:

a) Carta sexta: Agricultura y propiedades de Asturias.b) Carta séptima: Industrias de Asturias.c) Carta octava: Romerías de Asturias.

A través de estos relatos creo que el lector se situará en aque-lla época y podrá tener una idea somera de la forma de vivir deaquel entonces. Llegaremos a la conclusión de que la vida en As-turias era patriarcal, bucólica, sencilla y honesta. Las gentes, engeneral, vivían con un nivel de vida bastante bajo, pero felices ycon buenas y sanas costumbres. La vida se desarrollaba con calmay serenidad, placenteramente; los días se sucedían tranquilos eiguales, sin que ningún acontecimiento importante los hiciese variar.El cambio que se avecinaba en aquellos momentos era muy grande.

VIII.2 AGRICULTURA

La principal ocupación de todos los habitantes del Principadoera la agricultura. Los terrenos en cultivo se extendían por todaspartes, los cerros, las cañadas, los montes, todo había sido rotura-do y cultivado, porque la cantidad de habitantes hacía necesario alas familias labradoras cultivar más terrenos para poder subsistir.Los mayorazgos y los monasterios e iglesias eran los casi únicospropietarios de Asturias. Esto traía un gran inconveniente, pues las

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tierras no se vendían. Como es natural, si hubiese habido compra-dores y por otro lado vendedores, los primeros tratarían de sacarlemayor rendimiento a las fincas que acababan de comprar. Habríahabido un estímulo y un deseo de superación, del cual habría salidobeneficiada la agricultura. Además, por la escasez de tierras enventa, eran de elevado precio las que se vendían, y este mal aúncrecía, porque en Asturias todo el dinero efectivo sobrante lodestinaban sus habitantes a la compra de tierras.

Eran frecuentes las trasmigraciones a América, y aunque lainmensa mayoría de los que fueron para hacer fortuna no la consi-guieron, sin embargo, de cada centenar que iban, no era raro quedos o tres volviesen cargados de oro.

Los propietarios no labraban sus tierras, sino que las teníanen arrendamiento. Por eso, en las tierras no se veían las obras im-portantes, que únicamente un propietario de fuerte capital seríacapaz de impulsar, como por ejemplo: cañerías o canales de riego,desmontes importantes, paredones de retención, buenas cercas, te-rraplenes, grandes plantaciones, etc. Por otra parte, las tierras delPrincipado estaban tan divididas como las de Valencia, Murcia ydemás zonas de regadío.

VIII.3 NACIMIENTO DE LOS FOROS

En un principio, la población de Asturias era muy escasa. Lasdonaciones tan grandes que hicieron, primero los reyes astures ydespués los posteriores de Castilla, demuestra que las tierras dedominio particular eran poquísimas y, por tanto, también muy pe-queño el número de labradores. Los antiguos monasterios rompíany cultivaban una parte de sus tierras y daban en foro el resto de lasmismas a otras personas, para que a su vez también las rompieseny cultivasen. Las iglesias y los señores hacían lo mismo, ya queellos estaban continuamente empleados en la guerra contra losmusulmanes. Por este medio se fue estableciendo la primera divi-sión de las tierras de Asturias.

Pero a su vez estos foros se fueron subdividiendo, pues eranmuy grandes y cada vez había nuevas familias que asentar. Y lo

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que era en un principio bueno, porque desarrollaba la agricultura,a la larga llegó a ser tan grande la división, que ya los terrenos quetenía una familia labradora no daban lo suficiente para que pudie-sen subsistir sobre ellos.

VIII.4 COSTUMBRES PATRIARCALES

Los propietarios trataban muy bien y con mucha herman-dad a los colonos. Éstos, siempre que tenían problemas o apuros,recurrían con toda confianza a sus propietarios, que rápidamenteprocuraban darles protección y resolución a los problemas queplanteaban.

El día primero del año se reunían en casa del propietario to-dos los caseros con sus mujeres e hijos. Cada familia llevaba un pe-queño presente, de aves, huevos o fruta, como reconocimiento delseñorío y protección en que vivían. Este día se destina particular-mente al arreglo de los negocios e intereses de los renteros entre síy con el señor, y en él se trataba de mejoras, repartos, aumentos, di-visiones de las caserías, ajuste de cuentas, avenencias de discordiasy encuentros entre vecinos y confinantes y, en fin, de los interesesrecíprocos de dueños y colonos. Al mediodía, se ponía una mesacomún a lo largo de la mayor sala del palacio o casa, a la cabecerase sentaba el señor, después su mujer e hijos y enseguida todos losaldeanos, a un lado los hombres y al otro las mujeres, sin más dis-tinción que la que dan los años. Comían todos al mismo tiempo, lamisma comida y allí reinaba un gran contento y alegría, durantetoda la comida. Los buenos propietarios recibían aquel día las ben-diciones de toda aquella grande y numerosa familia, que sentíaimpaciencia en manifestarle su amor y reconocimiento.

Al hacer todas estas descripciones, Jovellanos utiliza mar-betes como «El respeto de las canas», «el vigor de la juventud»,«la amabilidad de la hermosura», expresiones con un valor se-mántico más difícil de explicación. «Yo conservo –dirá Jovellanos–todavía la memoria de las dulces sensaciones que siendo niñoexcitaba en mi corazón este grande y tierno espectáculo». Yterminaba exclamando:

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«¡Dichoso el pueblo donde reinan todavía tan santascostumbres, y desgraciado si llegase alguna vez a perderlas!»1.

VIII.5 INCIPIENTE INDUSTRIA ASTURIANA

Parece natural que, teniendo en cuenta la abundancia depoblación que en muchos concejos tenía el Principado, «que ya em-pezaba a rebosar y mirarse como un mal político», se comenzasetambién a desarrollar la industria, aprovechando esta mano deobra que empezaba a sobrar, pero, sin embargo, industrialmenteAsturias era en aquellos momentos una de las provincias más atra-sadas de España2. Solamente había en Asturias dos tipos de industria,que Jovellanos clasificaba en «industria rústica» e «industriapopular».

1 Jovellanos en su Introducción a un discurso sobre el estudio de laEconomía Civil –según Julio Somoza, este título fue preparado por Agus-tín Ceán Bermúdez y así aparece en sus Memorias, y redactado el año1776– decía lo siguiente:

«Sean las que quieran las ideas de los hombres acerca de la mo-ral, es innegable su influjo en la prosperidad de los Estados. Bastaría pa-ra demostrar esta verdad que no hay especie de verdadera felicidad individualsobre la tierra que no se derive de las ideas y sentimientos morales del hombre.Pero si esto es cierto en el individuo considerado en sí solo, lo es muchomás en una sociedad o en un número dado de individuos consideradoscolectivamente. Porque supóngase una nación populosa y rica, pero almismo tiempo corrompida. ¿Puede dudarse que el lujo absorberá su opu-lencia y la corrupción debilitará su poder? ¿Que faltando éste, el gobier-no y la magistratura, guía saludable, el mando será arbitrario, injusto,opresivo, y que quitando este freno a los que mandan la obediencia (será)incierta, forzada y tumultuosa? ¿De qué servirán las leyes sin costumbres,o qué serán las costumbres sin ideas y sentimientos morales? Pero… ¿acasola moral pende de la instrucción? Sin duda. No hay moral sin principios,ni principios sin alguna especie de instrucción».

2 El hombre debe vivir del producto de su trabajo. De este princi-pio se deriva el derecho que tiene todo hombre a trabajar para vivir, de-

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VIII.5.1 Industria rústica

La primera clase de estas industrias era la derivada de laagricultura, que se ocupaba únicamente en preparar para el con-sumo los productos de la tierra. Había gran cantidad de ganadoen nuestras montañas que producía buena leche. Aunque los na-turales no desperdiciaban este buen alimento, estaban muy lejosde sacar todas las máximas posibilidades que de él podían deri-varse. Se hacían buenos quesos, entre los cuales eran famososlos de Caso y los de Cabrales. Se vendía mucha mantequilla enlos mercados de Castilla y aun en la propia capital de España,pero sin otra preparación que cocerla y «entriparla», pero encambio no se conocía la fabricación de quesos que pudieranconservarse largo tiempo, como los de Holanda, ni se salaba lamanteca para venderla en barriles, como ocurría con las que ve-nían de Irlanda y de Flandes. De esta manera, la mantequilla as-turiana que se vendía en Madrid tenía un precio de 32 cuartosen el peso real, mientras la mantequilla salada extranjera valía68 cuartos. Lo mismo que se desaprovechaba esta buena posibi-lidad de duplicar el precio de venta de un producto, también seperdía la posibilidad de las salazones de los peces de sus ríos ycostas, que eran abundantísimos, pues las artes de secar, salar ycurar, ahumar, arencar y escabechar, eran casi totalmente desco-nocidas en el Principado. Lo mismo ocurría con el aprovecha-miento de la sidra, que, siendo abundantísima y de muy buenacalidad, no podía llevarse a otros lugares adonde fuera necesa-rio un largo transporte, porque no tenía duración en buenascondiciones. También abundaban mucho las frutas, de las cualesno se sacaba buen rendimiento porque no se sabían transformaren pasas y confituras, que en aquella época se consumíanmucho.

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recho absoluto, que abarca todas las ocupaciones útiles y tiene tanta ex-tensión, como el de vivir y conservarse. Por consiguiente, poner límites aeste derecho es defraudar la propiedad más sagrada del hombre, la másinherente a su ser, la más necesaria para su conservación.

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VIII.5.2 Industria popular

La segunda clase de industria era la que se producía en elseno de las familias. Todo cuanto era necesario para el uso de unavida sencilla y laboriosa se fabricaba en Asturias. Los lienzos, lasestameñas, los paños bastos y sayales, las pieles, medias y todocuanto era necesario para el calzado y vestido, los muebles, los va-sos, los instrumentos rústicos para cualquier trabajo y para pescar,en una palabra, todo lo necesario para un pueblo que se dedicabaa la agricultura, a la pesca y a la cría de ganados se fabricaba en laregión y generalmente se hacía de muy buena calidad.

Podía asegurarse de Asturias lo que casi seguro no podía de-cirse de ninguna otra provincia de España, y es que la subsistenciade los asturianos no dependía de ninguna otra región, porque sealimentaban, vestían, calzaban y tenían todo lo que necesitabangracias a su propia industria y producción. Es muy posible quecontribuyese a esta situación el aislamiento muy grande en que laregión se encontraba con el resto del país, por las dificilísimas co-municaciones que teníamos, debido a nuestras grandes cordillerasy montañas, divisorias con las provincias limítrofes.

VIII.6 JOVELLANOS ABOGA POR EL ESTABLECIMIENTODE INDUSTRIA EN ASTURIAS3

Pero estas industrias no bastaban al desarrollo de la región,que tenía tan abundante mano de obra y tantas posibilidades; por

3 Jovellanos en su Introducción a un discurso sobre el estudio de laEconomía civil decía:

«Si la riqueza está en proporción del trabajo, el trabajo estará enproporción absoluta de los brazos que trabajan, y aquella nación tendrámás trabajo que tenga más trabajadores o, lo que es lo mismo, que esté máspoblada. Luego la población es la primera fuente de la riqueza pública».

Y considera que hay además otras fuentes que llama secunda-rias y que son las siguientes:

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eso Jovellanos clamaba por la creación de industrias importantes,en las cuales se invirtiesen grandes capitales, que darían riquezay trabajo a tantas personas. Aboga Jovellanos por el estableci-miento de fábricas que aprovechen las riquezas del país, comopor ejemplo las maderas de tantos montes, en fábricas de tabla-zón, duelas y muebles; las pieles tan abundantísimas del ganado,en tenderías y fábricas de curtidos; el hierro y otros metales denuestros yacimientos, en fábricas de quincalla; los linos y cáña-mos, las buenas aguas y la variedad de los colores minerales, enfábricas de pintado y en tejidos de lienzo; nuestros mármoles,azabaches, etc., deberían extraerse y ser aprovechados en indus-trias de la construcción. En una palabra, Jovellanos pedía crearindustria transformadora. Hasta nuestras ferrerías consumíanhierro traído de Somorrostro, de Vizcaya. La sidra se embotellabaen botellas traídas de fuera. Las causas de este atraso industrialeran, por una parte, la falta de capitales, pues los propietarios no

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«La Agricultura, decía yo, es el arte de aplicar el trabajo al culti-vo de la tierra o, mejor decir, a la multiplicación de sus productos. La In-dustria. Es el arte de aplicar el trabajo a dar forma a estos productos delcultivo, o bien a otras producciones espontáneas de la naturaleza. El Co-mercio y la Navegación, el arte de aplicar el trabajo al transporte, distribu-ción y venta de los productos de cualquiera otro trabajo empleado en laagricultura y en la industria, etc. Luego estas profesiones a que llamamosfuentes de la riqueza pública no son otra cosa que el arte de aplicar el tra-bajo de una nación al producto de su riqueza. Luego, el que descubriereel medio de perfeccionar este arte habrá dado con la primera fuente de lariqueza pública. ¿Quién será el que no convenga en esta conclusión? Aunlos patrones de la población deben ceder a ella, puesto que los productosdel trabajo, cualquiera que sea el objeto de su aplicación, no será en razónsimple del número de los brazos empleados en él, sino en razón com-puesta de este número y de la perfección con que se aplicare este trabajo.Mil hombres trabajando como los turcos no sacarán de su trabajo un pro-ducto tan precioso como el de cien hombres que trabajan como los ingleses,y esto aun cuando uno y otro trabajo se emplee en iguales objetos, porquela diferencia que haya en la aplicación del trabajo la habrá necesariamenteen la cantidad y en el valor de su producto».

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los tenían. Tampoco los tenían los comerciantes, porqueprácticamente no los había, ni los podía haber, porque no existíanartículos de explotación, y el comercio con otras provincias eranulo porque, como ya indicamos, el asturiano vivía sólo de lo quecultivaba y producía.

Ante este cuadro, Jovellanos se preguntaba: ¿Dónde encon-trar los capitales necesarios para promover los establecimientosindustriales? ¿Cómo formar empresas grandes y de mucho capital?¿Cómo atraer los instrumentos, las máquinas, las luces y conoci-miento que faltaban?

«Otra causa de nuestro atraso era –dirá Jovellanos– lapereza, que no se movía si no veía grandes compensaciones,la preocupación que produce cualquier novedad, y que pre-fería una ignorancia que la lisonjease, a una ilustración que leacusase; la envidia que nada dejaba crecer, ni madurar, y queluchaba continuamente para sofocar en la cuna todos los es-tablecimientos en donde pudiera hacer fortuna su vecino».

Jovellanos habla siempre claro y es duro en sus deduccionesy consecuencias.

VIII.7 AUMENTO DE LA CULTURA

De todo lo que venimos relatando saca Jovellanos la conse-cuencia de que lo primero que era necesario era extender la Ilus-tración por toda Asturias. Pero ya veremos más adelante las ideas,los proyectos, las proposiciones que hizo al Rey, a las autoridadesy a los asturianos el insigne Jovellanos para favorecer el desarrolloeconómico de Asturias y de la cultura.

VIII.8 COSTUMBRES ASTURIANAS: LAS ROMERÍAS

El pueblo asturiano era en aquella época de costumbres sa-nas y sencillas, buena gente, amable y laborioso, cuyas únicas di-

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versiones eran las «romerías». Así llamadas porque eran unas pe-queñas peregrinaciones que en días determinados y festivos se ha-cían a los santuarios de la comarca con motivo de la solemnidaddel santo titular que se celebraba en ella. Por lo general se escogíapara lugar de reunión el sitio más llano, frondoso y agradable delas inmediaciones de la ermita, y en él se colocaban a la redonda lastiendas, los comestibles, los toneles de sidra y vino, y todas las de-más cosas necesarias para celebrar. Casi todas las romerías eranpor el verano, y ya desde la víspera acudían al sitio acostumbradolos buhoneros, tenderos y vendedores de frutas y licores, y tambiénalgunos de los romeros, que formaban debajo de los árboles sus pa-bellones para pasar la noche y guarecerse en el siguiente día de losrayos del sol o de las lluvias, que eran frecuentes y repentinas entodas las estaciones. Pasaban la noche en baile y gresca alrededorde una gran hoguera, que hacía encender el mayordomo de la fies-ta, y resonaba por todas partes el tambor y la gaita, los cánticos dealgazara y bullicio, que eran precursores de la fiesta del día si-guiente.

VIII.8.1 El comercio en las romerías

Después de cumplida esta obligación o deber, todo el mun-do se dedicaba a la negociación y a la compra y venta. Cada ro-mería venía a ser una feria general, en donde se venden ganados,ropas y alhajas, pudiéndose cifrar en ellas todo el comercio inte-rior que se hacía en Asturias, a excepción de los mercados sema-nales. Estas ferias o romerías eran de gran utilidad para los paisanos,porque estando la población dispersa y dividida en pequeñoscaseríos era de gran dificultad a la gente aldeana trasladarse aotros pueblos para hacerse sus compras y surtirse de los objetos deconsumo que no se vendían en sus comarcas, ya que estos puebloseran pocos y muy dispersos. Por este motivo, se reservaban parael tiempo de las romerías el hacer las compras y el suministro delos artículos necesarios. También otros paisanos llevaban a venderlos productos que habían ido fabricando durante el año, desde laromería anterior.

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VIII.8.2 Mediodía en la romería

De esta manera, entre la visita a la ermita, la misa, la proce-sión que siempre se organizaba en los alrededores de la ermita ylas compras y ventas, se pasaba la mañana. Al mediodía exacta-mente, las familias y amigos se reunían debajo de algún frondosoárbol a orillas de un río, de un arroyo o de una fuente, para hacerlas comidas. ¡Magnífico espectáculo, realmente bucólico, presenta-ban los campos de la romería, por el colorido de los trajes, elcontento reinante y la felicidad de los allí reunidos! La frugalidadde la comida era grande y en ellas se alternaban la leche, el queso,la manteca, las frutas verdes y secas, el buen pan y la buena sidra.

VIII.8.3 Las danzas

Después de haber sesteado un rato por los lugares amenos ysombríos de aquellos contornos, se empiezan a preparar para lasdanzas que ya continúan ininterrumpidamente durante toda latarde. Las danzas eran también muy sencillas y agradables. Cadasexo formaba las suyas separadamente, sin que hubiese recuerdode que una mala nota se hubiese producido jamás. Aunque se pa-recían bastante las danzas de los hombres a las de las mujeres,también había en ellas algunas diferencias. Se asemejaban en quetodos los danzantes se unían en una rueda, asidos de las manos, ygiraban en rededor con un movimiento lento y acompasado. Te-nían y tienen estos bailes astures recuerdos de danzas antiquísimas.

VIII.8.3.1 Danzas de mujeres

Las danzas de las asturianas eran muy vistosas, y se hacíansiguiendo la música. Cantaban durante ella una poesía de un solocuarteto o copla de ocho sílabas por verso, que generalmente se re-fería al amor, aunque a veces mezclaban sátiras o invectivas. Lasmismas mozas eran las que componían los versos y los tonos de lascanciones durante la romería y generalmente se referían en su co-

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pla a alguna persona determinada que sobresalía el día de la fiestapor su aspecto, sus amores u otra causa singular.

Describe Jovellanos dos casos de estas coplas, hechas al mo-mento por mozas y ocurridas en su tiempo. En una de las romeríasse había presentado una moza fea, llevaba una redecilla en el pelomuy bonita y con color muy llamativo. Al instante de ser notada,las mozas le pegaron esta banderilla:

Quítate la banderilla negray ponte la coloradapara que llucia la redelo que non lluz la tu cara.

En otra ocasión el ilustrísimo señor Julio Manrique de Lara,Obispo de Oviedo, se encontraba en Contrueces, en su finca, muycerca de Gijón, el día de san Miguel. Se celebraba aquel día una fa-mosa romería, y las mozas, como queriendo festejar a su ilustrísi-ma, formaron su danza debajo de los mismos balcones del palacio.El buen prelado, que estaba conversando con sus amigos, cansadode tanto bullicio y griterío, dio orden a que uno de sus capellanesretirase de allí aquellas danzas para otro lugar no lejano y desdeel cual pudiesen ser oídas; de nuevo siguieron cantando esta mis-ma letra:

El señor obispo mandaque s’ acaben los cantares;primero s’ an d’ acabarobispos y capellanes.

Una copla que el señor obispo oyó con gusto y celebró mu-cho la ocurrencia de las mozas.

Las canciones las llevaban de ordinario tres o cuatro mozas,de más gallarda voz y figura, y las demás hacían de coro con losestribillos. Resonaban las canciones con una dulce armonía, pe-netrando en aquellos opacos y silenciosos bosques. Las danzaseran con movimientos lentos y ordenados, que tenían cierta so-lemnidad.

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VII.8.3.2 Danzas de hombres

Los hombres danzaban al son de un romance de ocho sílabas,cantado por algún mozo de buena voz, y a cada copla o cuartetadel romance respondían los demás formando coro con una mediacopla de dos versos nada más. Estas danzas varoniles solían termi-narse muchas veces a palos. Ésta era la única arma que usaban losasturianos y que nunca soltaban. Mientras bailaban, todos los dan-zantes llevaban su garrote al hombro, que sostenían con dos dedosde la mano izquierda, mientras que con los otros dos dedos libresse enlazaban en la rueda para seguir danzando con gran seriedady mesura.

Resultaba a veces que en medio de la danza, algún valentón,caliente de cascos, comenzaba a vitorear a su lugar o concejo. En-tonces los del concejo colindante, por lo general rival del anterior,comienzan a vitorear al suyo. Se enardecen más y más los ánimosy crece el griterío y la confusión; los menos valientes huyen, el másatrevido enarbola su palo y lo descarga sobre quien mejor le pare-ce; finalmente, se arma una pelea a garrotazos en donde no deja decorrer la sangre.

Como todos los pueblos fuertes, los astures se interesabanen estas peleas y los espectadores las seguían con el máximo deatención. Eran duras competiciones en donde se ensayaba elpoder y el vigor de los mozos de los diferentes pueblos y con-cejos4.

4 Habían adquirido tal fuerza de costumbre estas peleas que fuenecesario que el Consejo de Castilla dictase decretos prohibiendo las reu-niones de asturianos en Madrid el año de 1787. Decía así: «Decreto de laSala mandando se inserte en el bando de las vísperas de San Juan y SanPablo un párrafo prohibiendo que se junten los asturianos en el prado lla-mado del Corregidor o en otros puntos a bailar la danza prima y a clamarunos a ¡Viva Pravia! y otros ¡Viva Piloña!, de que resultan siempre qui-meras» (Archivo Histórico Nacional, Consejo de Castilla, Sala de Alcalde,T-II. ff. 1.284-1.292).

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VIII.8.4 Atardecer de las romerías

Al caer la tarde, llegaban a dar una vuelta por la romería lasdamas y caballeros del contorno, que nunca dejaban de participaren las fiestas populares. Las señoras no saldrían de sus casas sin unséquito de muchos caballeros acompañantes, y llevaban los caballosmejores y con buenos atavíos. De estas comitivas (que llamabantropas) suelen acudir a las romerías cuatro o seis, lo cual le daba alambiente todavía un mayor colorido y tipismo.

Era el momento culminante de la romería; juntos cantaban ydanzaban; otros jugaban a la barra; allá estaban hablando de inte-reses y contratos; en otro lado unos beben, otros comen, tambiénquien reñía, pero en general reinaba un espíritu de unión, de ale-gría, de júbilo, que todo lo animaba y el espectáculo promovía hondaemoción y entusiasmo. Los honrados y pobres labradores asturianostrabajaban con gusto todo el año pensando en los dos o tres días deromerías que tendrían en el verano.

Creo que con lo dicho hasta aquí es suficiente para dar unaidea de nuestra Asturias. El insuperable Jovellanos aún relata másdetalle, costumbres y cosas, pero por no hacer más larga esta parte,considero que es bastante y la doy por terminada.

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CAPÍTULO IXCAPÍTULO IX

Ideas, mejoras y proyectosque preconizaba Jovellanos

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En su infatigable trabajar, el inmortal Jovellanos lo abarcatodo. Es impresionante observar con el acierto, la claridad que seva expresando en todas las materias y además la extraordinariaactualidad que mantiene. Diríase que escribía en aquel entoncespara hoy, para nosotros. Aunque para muchas personas sea yaconocido, expondré brevemente sus pensamientos sobre unascuantas materias (entre las muchísimas sobre las cuales escribió)que me parece tienen más relación con nosotros.

IX.1 SOBRE EL ESTABLECIMIENTO DE NUEVAS INDUSTRIAS

Hablando del establecimiento de nuevas fábricas, hacía el si-guiente comentario:

«La Sociedad Económica de Amigos del País fomentacon infatigable celo estas útiles ideas y todo al parecer anun-cia una feliz revolución en el ramo. Pero recelo mucho que seadelante poco, mientras no se empiece a curar el mal por la raíz.Cuando mis paisanos tengan matemáticos, físicos, químicos,mineralogistas y dibujantes, cuando aprendan a emplear másútilmente los fondos, cuando sepan alcanzar del gobierno losauxilios que nunca niega a los que buscan con justicia opor-tunidad, entonces tendrán fábricas y artefactos, podránemplear en ellos un doble número de familias y la poblacióny la riqueza crecerán como la espuma, pero mientras faltentales auxilios, los progresos serán muy escasos. Algo adelan-tarán la imitación y el ingenio, pero nada inventarán de sólido,ni de nuevo. Nada lograrán cuya subsistencia no sea precariay dependiente de favorables y pasajeras circunstancias»1.

1 Precisamente en Asturias siempre adolecemos del defecto de nodarle importancia a las gestiones en la capital de España para conseguirbeneficios para la provincia. Sin embargo, hacer esto es fundamental. Las

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IX.2 ALGUNAS INDUSTRIAS DE AQUELLOS AÑOS

Entre ellas, destaca Jovellanos:

«Don Juan Cónsul, sin otro auxilio que su tenacidad ytrabajo, logró establecer en su casa de Villar, concejo de Sierra,una fábrica de loza fina, en donde producía magníficas piezascon muy hermoso color y buen vidriado. Otro hombre em-prendedor, llamado Dóriga, estableció otra fábrica de loza enlas cercanías de Oviedo, a imitación de la de Bristol y puso alfrente de la misma a un técnico conocedor del oficio que trajode Inglaterra. También en Oviedo se fabricaban tejidos de lienzo,cotonias, colchas, mantelerías panas y otros géneros de exce-lente calidad. Don Francisco Oabell y Vallet beneficiaba unamina de Karabe o Succino en las Guerrias y pensaba establecervarias manufacturas de este mismo producto, pero pocodespués, por causas que se desconocen, abandonó la mina».

IX.3 SOBRE LA PROMOCIÓN DE LA AGRICULTURA Y DE LAINDUSTRIA

Para el desarrollo de Asturias se creó la «Real Sociedad deAmigos del País de Asturias», y Jovellanos, en el discurso que le di-rige el 22 de abril de 1781, dice entre otras cosas:

«Para conocer la situación de una provincia no basta ha-ber vivido en ella largo tiempo. Hay muchas gentes que sonsiempre forasteras en su propio país, porque nunca se aplica-ron a conocerle. Tampoco basta haberle recorrido de un caboal otro, si esto no se hizo inquiriendo, observando y apuntan-

provincias que más se han movido, más han conseguido. Asturias debeestar presente continuamente en los ministerios, organismos centrales,etc., para exponer sus problemas, conseguir las atenciones que sean con-venientes para nuestra región. Debe hacerse sin descanso y con tenacidad.

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do lo más notable. El que viaje sólo por divertirse, el que atra-viese muchas veces un país sin más objeto que el de atendera sus particulares negocios, sólo podrá decir que lo ha visto.

«El buen socio debe tener este conocimiento local, o pro-curarle si no lo tiene, pues sin él, estará a riesgo de equivocar-se en cuanto medite o emprenda. Pero este conocimiento escasi inaccesible a los particulares; a unos, porque no puedenhacer largos y costosos viajes; a otros, porque no saben los ob-jetos a que deben aplicar sus observaciones con preferencia, ya otros, finalmente, porque no es dado a todos poder juzgar delas cosas sin más diligencia que observándolas, ni el descubrirlas causas por la simple observación de sus efectos.

«De aquí es que la Sociedad, antes de trabajar sobre ob-jeto alguno, debe tomar un perfecto conocimiento del estadoactual del Principado, y hacer de él una puntual y exacta des-cripción. Para este trabajo deberá comisionar un númerodeterminado de individuos que, recogiendo las noticias porparroquias y conceptos, las reúnan después y las ordenen enlas correspondientes clases. Los socios establecidos en lospuertos de mar, villas y cabezas de concejo, podrán servirmuy útilmente a este objeto; pero la Sociedad deberá cuidarmucho de elegir solamente aquellos que, por su talento yconocimiento práctico del país, puedan desempeñar cumpli-damente sus encargos».

En la Historia Natural y Médica de Asturias, escrita por el doctordon Gaspar Casal, hay muchas noticias relativas al conocimiento detierras, minerales, aguas, árboles, plantas y otras producciones denuestro Principado. La Sociedad pudiera aprovechar estas noticias,pero no deberá contentarse con ellas, sino trabajar una descripciónmás individual y completa, sin la cual nunca podrá adquirir el per-fecto conocimiento de la provincia que debe ser objeto de sus tareas.

Los temas que debe comprender esta descripción son los si-guientes:

«Primero una idea de la situación topográfica de Astu-rias, con expresión de sus límites, extensión y figura, para lo

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cual podrá aprovecharse del mapa que últimamente ha pu-blicado don Tomás López, dedicado al serenísimo Príncipe deAsturias nuestro señor. A esto se seguirá la división de todo elPrincipado en concejos, valles o jurisdicciones, y la subdivi-sión de éstos en feligresías y parroquias, con los vecindariosde cada una, divididos en sus clases; y el cálculo general dela población de cada concejo y de todo el Principado, el esta-do actual de la agricultura, la extensión y calidad del cultivo,la naturaleza de las tierras, montes, brañas, bosques y valles,las producciones de cada uno de estos terrenos, las de sus ríosy mares adyacentes a sus costas deben estar también exacta-mente averiguados y separadamente contenidos en estadescripción. Lo mismo sucederá respecto de la industria, trá-fico interior y comercio activo y pasivo de cada concejo y detodo el Principado, pues la descripción deberá contener unapuntual noticia de todas sus manufacturas vastas y finas, delas ferias y mercados en que se consumen y de las que pormedio del comercio exterior se extraen, ya por tierra a Casti-lla u otras provincias confinantes, o ya por mar desde lospuertos del Principado a otros de la Península o al extranjero.

«Una descripción como ésta presentaría el estado ac-tual de cada uno de los ramos a cuyo adelantamiento debeaplicar la Sociedad su atención. Por ella vería cada socio deuna ojeada dónde se necesitaba de fomento y auxilios la agri-cultura, dónde podía promoverse y mejorarse la industria ydónde se podría extender y adelantar el comercio. Por ella sefacilitarían los cálculos sobre la población general del Princi-pado, sobre las clases y ocupaciones de sus habitantes, sobrela porción de frutos y materias necesarias para el consumo, ylas sobrantes para destinar al comercio. Finalmente, esta des-cripción sería para la Sociedad y los socios de una utilidadmás fácil de concebir que de explicar»2.

2 Vemos la enorme visión de Jovellanos. Precisamente en 1964 laSociedad francesa S.O.D.I.C. «Société pour la Conversion et le Dévelop-pement Industriel» de París, dentro del marco del Programa de Asisten-

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IX.4 SOBRE EL PATRIOTISMO

Descripción interesante ésta que realiza Jovellanos, haciendouna cabal distinción entre el verdadero y el aparente patriotismo.

XI.4.1 Del verdadero y aparente patriotismo

«Una provincia retirada del Norte de España, distantede sus primeras capitales, y separada del comercio con ellaspor su distancia, por la aspereza de sus puertos y por la fra-gosidad de su terreno, debe ser muy amada de sus naturales,cuyos recíprocos intereses están tanto más reconcentradosen su recinto, cuanto tienen menos relación y dependenciacon los intereses generales de la nación. Por otra parte, lasglorias y antiguos timbres del Principado, las ventajas de suconstitución particular, sus privilegios, usos y antiguascostumbres, la varia y hermosa amenidad de su terreno, elgenio vivo y alegre, y las sencillas inclinaciones de sus natu-rales, todo contribuye a hacer más intensa esta especie deamor a la patria, que los corazones asturianos tienen en ungrado eminente.

«Pero yo no hablo de este amor patrio, que es algunavez injusto, y por lo común estéril e ineficaz. Hablo sí deaquel noble y generoso sentimiento que estimula al hombrea desear con ardor y a buscar con eficacia el bien y la felici-dad de su patria, tanto como el de su misma familia; que le

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cia Técnica de la Organización de Cooperación y Desarrollo EconómicoO.C.D.E. para España en 1963 y 1964, ha hecho por encargo de la Excma.Diputación de Asturias dos trabajos muy importantes, que fueron: 1. Lasposibilidades de expansión de las industrias de transformación en la provincia deOviedo, editado en castellano por la Excma. Diputación. 2. Les possibilitésd’implantation industrialle à Gijón. Se hizo una pequeña tirada en ciclostyle,en castellano, por la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegaciónde Gijón.

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obliga a sacrificar no pocas veces su propio interés al interéscomún; que, uniéndose estrechamente a sus conciudadanos einteresándose en su suerte, le aflige y le conturba en los ma-les públicos, y le llena de gozo en la común felicidad. Hablo,finalmente, de aquella virtud que en los buenos tiempos pro-dujo a España tantas glorias, tantos héroes y tantos célebrespatriotas. Sólo un patriotismo de esta clase puede servir deapoyo a las sociedades económicas».

Nos parece que exactamente ésta es la definición precisa yperfecta, la que todos los asturianos debemos sentir en nuestros co-razones.

IX.5 SOBRE LA EDUCACIÓN

Sobre este punto, pide Jovellanos:

IX.5.1 Educación de la nobleza

«La educación de la nobleza es un artículo de grandísi-ma importancia, porque de esta clase esperamos que salgancon el tiempo los celosos e ilustrados patriotas que trabajenmás útilmente por el bien de nuestra patria. Un seminario,erigido sobre los mismos principios que el que tiene a su car-go en Vergara la Sociedad Vascongada, llenaría del todonuestros deseos. La educación doméstica, generalmente ha-blando, nunca podrá dar la copia de conocimientos y buenasmáximas que proporciona la de un colegio, donde la abun-dancia e ilustración de los maestros, el método uniforme dela enseñanza, el recogimiento, la emulación, el buen ejemploy otros bienes de que carece la educación solitaria y libre delas familias, contribuyen considerablemente al aprovecha-miento de los jóvenes».

«No sería menos importante un colegio de niñas noblespara los mismos fines. La primera educación se recibe siem-

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pre de las madres, a cuyo cargo corren los niños hasta ciertaedad; esta educación sería perfecta cuando las madres lahayan recibido tal. La utilidad de este establecimiento seríatanto mayor, cuanto la falta de medios u otras razones nopermitirán a muchos padres enviar a sus hijos al seminario,y entonces es indispensable que las madres tengan tambiénmucha parte en la educación doméstica que se ha de dar a es-tos niños. Estos dos colegios adelantarían considerablementela instrucción general de la nobleza, y puestos al cuidado dela Sociedad, nadie debería dudar del buen desempeño de losmaestros y directores encargados de la enseñanza».

IX.5.2 Estudio de las ciencias

«Pero sobre todo convendrá que se promuevan en As-turias los buenos estudios, y especialmente el de aquellasciencias que se llaman útiles, por lo mucho que contribuyena la felicidad de los estados. Tales son las matemáticas, lahistoria natural, la física, la química, la mineralogía y lametalurgia, la economía civil. Sin ellas nunca podrá perfec-cionar debidamente la agricultura, las artes y oficios, ni elcomercio».

IX.5.3 Educación popular

«Las escuelas patrióticas y otros establecimientos per-tenecientes a la enseñanza del pueblo son asimismo de muygrande utilidad. Este punto está demostrado por nuestrosocio compatriota, a cuyo excelente discurso sobre el particularnos remitimos».

Es una lástima que, al referirse al discurso de su socio com-patriota (que no sabemos cuál fue), Jovellanos no se extendiesesobre tan importante tema, que en caso de exponerlo, nos hubiesedado tantos detalles, según su forma de desmenuzar los asuntos.

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IX.6 SOBRE LOS EMIGRANTES

Indica Jovellanos:

«Usted oirá decir muchas veces que Asturias y las pro-vincias sus confinantes son unos países miserables o infelicesque tienen que arrojar de sí a sus hijos porque no pueden ali-mentarlos, y de aquí viene que se hallen en otras provinciastanto número de asturianos, gallegos y montañeses ocupa-dos en los más viles oficios y ministerios. Así se discurre porallá, y así poco más o menos discurren aquí los que juzgan delas cosas por la corteza y no saben subir a la indagación desus causas.

Ahora bien: si es verdad que la población de un país esla medida de su riqueza, y si estas provincias además de loque necesitan para llenar todas sus ocupaciones, tienen toda-vía un sobrante para llenar el vacío de la población, de otrasprovincias donde van a trabajar, ¿cuáles, pregunto, de unas yotras se podrán decir más ricas? ¿Las que no tienen habitantesque mantener, o las que después de mantener a los habi-tantes necesarios tienen otros muchos mantenidos por susvecinos?

[…] y ¿cree usted que entretanto queda el país abando-nado o desierto? ¿O que sus campos desamparados por loscolonos quedan yermos y sin cultivo? Nada menos. Los quepasan allá, o no tienen caserías, o la tienen de tan corta ex-tensión y producto, que no necesitando del trabajo del colo-no por todo el año, le permiten que vaya a llevar una partede él a otra provincia, y a feriar por este medio lo que le fal-ta para sustentar su familia. Así se nota lo primero, que lamayor parte de los que van a residir por allá son de aquellosconcejos, destinadas muchas tierras a pastos y prados para lacría y granjería de mulas y otros ganados, quedan menos tie-rras laborables, menos número de caserías, y por consiguien-te menos proporción para aumentar el acomodo de nuevasfamilias. Note usted lo segundo, que si de estos u otros con-cejos vienen algunos vecinos, de aquellos que tienen a su car-

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go alguna renta, su venida es siempre a trabajar en la siega uotra faena de temporada en los campos de Castilla, y volver-se luego a mantener el resto del año su familia con el fruto desu sudor y trabajo. Note usted lo tercero, que los que perma-necen allá por más largo tiempo, no tienen por lo común otraambición que la de juntar algún caudalillo para volverse a sucasa, comprar alguna tierra, algún ganado, y proporcionarasí un establecimiento en que puedan mantener su familia.

«Bien sé que las emigraciones tienen sus inconvenientes;pero no me parecen comparables al mal que en el presenteestado producirá su cesación. Cuatro o seis jóvenes entrega-dos al vino y al desarreglo de los que van a trabajar por esospaíses; cuatro o seis mujeres abandonadas porque sus espo-sos perecieron por allá a manos de la enfermedad, de lasfatigas extraordinarias o de la corrupción, son seguramenteun mal ocasionado por estas emigraciones; pero ¿qué bienpolítico no halla usted mezclado con semejantes inconve-nientes?

«Harto más digna de consideración es la influencia quetienen estas emigraciones en las costumbres generales. Cuan-do vuelven de ellas algunos de estos mozuelos que habíansalido de su país inocentes y bozales, suelen traer ya toda latintura de la picaresca castellana, y el trato con ellos no dejade alterar algún tanto la sencillez e inocencia de las costum-bres originales de sus paisanos. Pero ni estos ejemplos sonmuy frecuentes, porque la pobreza y el trabajo son en todolugar un gran preservativo contra la corrupción, ni por otraparte sabré yo decir a usted cómo podría un gobierno evitaresta especie de males, que andan siempre unidos con las mis-mas ventajas que busca.

«Es ciertamente innegable que la multiplicación de loshombres engendra nuevas pasiones; que su asociación au-menta el fuego y la cavidad de ellas; que del fomento de laindustria deben nacer precisamente el comercio, del comer-cio la riqueza, y de la riqueza el lujo, enemigo y corrompedorde las costumbres. Sea, pues, un problema digno de especu-lación de los filósofos saber si un cuerpo político debe re-

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nunciar a todas las ventajas que son incompatibles con laconservación de las puras y primitivas costumbres de unpueblo o si cuando trata de aumentar la población por el úni-co medio que ofrece la economía, esto es, aumentando losmedios de subsistir, debe prescindir de tales inconvenientes.Pero entre tanto oigamos nosotros la voz de la humanidad yaun de la religión, que nos dicen que el cuidar de que loshombres se multipliquen, vivan y no perezcan, es el primerode todos sus preceptos».

Aquí toca Jovellanos una cuestión verdaderamente vital; elporqué los pueblos, al elevar el nivel de vida, van relajando susbuenas y tradicionales costumbres y se van volviendo más inmo-rales y con menos apego a la familia, a la patria, a todo lo que fuesu proceso histórico ascendente.

Este candente problema, que ya examina Jovellanos con sugran clarividencia, se mantiene con la misma actualidad que cuan-do él lo planteaba.

IX.7 SOBRE LA PREPARACIÓN DE HOMBRES CON TÉCNICASY CONOCIMIENTOS ACTUALIZADOS

En el discurso pronunciado en la Sociedad de Amigos delPaís de Asturias sobre la necesidad de cultivar en el Principado elestudio de las Ciencias Naturales, el día 6 de mayo de 1782, decíaentre otras cosas:

IX.7.1 Creación de industrias que produzcan productos para todoel pueblo

«Se debe empezar por aquellas manufacturas ordina-rias cuyo consumo es general, y fomentarlas con preferenciaa las que sirven de material de lujo de los ricos. Aquellaespecie de industria produce una riqueza tanto más prove-chosa, cuanto más bien repartida, pues se derrama por todas

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las clases del estado, y tanto más libre de riesgos y menosca-bos, cuanto el consumo de sus productos no está expuesto alas alteraciones de la moda, sino asegurado sobre las cos-tumbres de los pueblos, que son tan tenaces en conservar sususos, cuanto propensos los poderosos a seguir las novedadesque introducen el capricho y el gusto dominante».

«Sin embargo, cuando una provincia ha logrado exten-der su industria popular hasta el punto que yo supongo enAsturias, no debe perder de vista el fomento de la otra espe-cie de industria, que es siempre muy lucrativa. Asturias tienedoble motivo para pensar de este modo, porque en sus linosy en sus metales tiene seguras las primeras materias para losgéneros más preciosos. Por eso me parece que el momento depensar en el establecimiento de algunas fábricas ha llegadoya, y yo se lo anuncio con la mayor satisfacción, no para quepiense desde ahora en los ramos que debe fomentar con pre-ferencia (porque estas operaciones son demasiado importantesy delicadas para entrar en ellas a ciegas), sino para quedesde luego procure atraer y derramar por esta provinciaaquellas luces y conocimientos sin los cuales podría errar enla elección y dirección de las empresas».

IX.7.2 Estimula al estudio de las Ciencias Naturales

«Yo no me detendré en asegurar a la Sociedad que es-tas luces y conocimientos sólo pueden derivarse del estudiode las ciencias matemáticas, de la buena física, de la químicay de la mineralogía; facultades que han desterrado del mun-do muchas preocupaciones perniciosas, y a quienes la agri-cultura, las artes y el comercio de Europa deben los rápidosprogresos que han hecho en este siglo. Y en efecto, ¿cómo se-rá posible sin el estudio de las matemáticas, adelantar el artedel dibujo, que es la única fuente donde las artes pueden to-mar la perfección y el buen gusto? Ni ¿cómo se alcanzará elconocimiento de un número increíble de instrumentos y má-quinas, absolutamente necesarias para asegurar la solidez, la

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hermosura y el cómodo precio de las cosas? ¿Cómo, sin laquímica, podrá adelantarse el arte de teñir y estampar lasfábricas de loza y porcelana, ni las manufacturas trabajadassobre varios metales? Sin la mineralogía, la extracción y be-neficio de los más abundantes minerales ¿no sería tan difícily dispendiosa, que en vano se fatigarían los hombres parasacarlos de las entrañas de la tierra? ¿Quién, finalmente sin lametalurgia, sabrá distinguir la esencia y el nombre de los me-tales, averiguar así las propiedades de cada uno, y señalar losmedios de fundirlos, mezclarlos, purificarlos y convertirlos,y los de darles color, brillo, dureza o ductilidad, para hacer-les servir a toda especie de manufacturas?».

IX 7.3 Estudios en el extranjero

«Pero yo no debo cansarme en persuadiros de la utili-dad de unos estudios de cuya necesidad estáis convencidos.Lo que conviene es buscar los medios de atraerlos a esta pro-vincia y arraigarlos en ella. Ved aquí lo que voy a proponerosen este instante; y para no vaguear inútilmente en discursossuperfluos, reduzco mis ideas a esta proposición. Para que laSociedad pueda hacer a este país el beneficio de atraer a él lasciencias útiles, conviene que abra una suscripción para juntarel fondo necesario a dotar dos pensionistas, que salgan de laprovincia a estudiarlas, y adquieran viajando los conoci-mientos prácticos que tengan relación con el adelantamientode las artes.

«Para que esta proposición no parezca extravagante,voy a exponer por partes su contenido, y a indicar los mediosde verificarla:

«1) Se buscarán dos jóvenes naturales de este país, debuen conocimiento y que hayan estudiado biengramática, las humanidades y la lógica, y se les se-ñalará una pensión competente para que puedanpasar a la ciudad de Vergara, y estudiar en ella: pri-

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mero, un curso completo de matemáticas; segundo,otro curso de física experimental; tercero, otro dequímica; cuarto, otro de mineralogía y metalurgia.

2) Acabados estos cursos deberán los pensionistas ha-cer un viaje a Francia, Inglaterra y algunas otrasprovincias del Norte, para examinar en ellas las mi-nas de diferentes metales que allí se extraen, las fá-bricas de loza y porcelana, los tintes de sedas y lana,las oficinas de estampados de lienzo y algodón, ylos talleres de diferentes artistas; tomando razón delos métodos, operaciones, máquinas e instrumentosusados en otros países, y haciendo de ellos una des-cripción la más exacta y completa que fuera posible,para presentarla a su vuelta en esta Sociedad.

3) Para que los pensionistas puedan aprovechar ensus estudios, la Sociedad deberá recomendarlos ala de los amigos del país vascongado, suplicándolese digne tomar a su cargo el velar sobre la conduc-ta de ellos, por medio de los individuos que cuidandel colegio de Vergara y de los maestros que ense-ñan allí las facultades que van mencionadas.

4) Asimismo deberá la Sociedad dirigir una represen-tación al excelentísimo señor conde de Florida-blanca, recomendando a los pensionistas cuandollegue el caso de que salgan a viajar fuera del reino,y suplicando a su excelencia los tome bajo su pro-tección y los recomiende a los ministros y cónsulesde su majestad residentes en las provincias pordonde hubieren de viajar, para que les faciliten laproporción de ver y observar todos los objetos re-lativos a su estudio, y la de tomar la demás ins-trucción y conocimientos que fueren análogos a él.

5) Durante el tiempo que consumieran los pensionis-tas en estudiar y viajar, la Sociedad deberá pensarseriamente en el establecimiento de un seminariode nobles, y si para entonces se hubiere verificado,se podrá establecer en él la enseñanza de las referi-

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das facultades, nombrando por maestros en ellas asus pensionistas con alguna dotación competente.

6) Si la erección del seminario no puede verificarse, laSociedad deberá pensar en los medios más oportunospara dotar una o dos cátedras donde se enseñen lasreferidas facultades, destinando a este objeto lospensionistas.

7) Para el arreglo de todos estos artículos, cuidado yasistencia de los pensionistas, gobierno de la sus-cripción y demás puntos relativos a ella, deberá laSociedad nombrar una comisión de cuatro o seisindividuos, con el nombre de Junta de Suscripción,a cuyo cargo correrá todo lo que sea respectivo aeste objeto, bajo la aprobación de la Sociedad, aquien se dará cuenta de todo lo acordado.

8) Respecto de que para el estudio de las facultadesque se le han señalado podrá bastar el tiempo decuatro años, y el de uno para hacer el viaje quetambién se ha indicado, la cantidad señalada a lospensionistas pudiera ser de cuatrocientos ducadosanuales a cada uno de ellos, por el tiempo de los es-tudios, y de mil para el año de viaje; cuyas canti-dades, con más otros mil ducados a cada uno parael viaje de ida y vuelta a Vergara y para la comprade libros e instrumentos necesarios, compondríanla suma total de siete mil y doscientos ducados,que hacen sesenta y nueve mil y doscientos reales,los cuales, divididos en cinco años, resulta que lasuscripción necesitará de quince mil ochocientos ycuarenta reales anuales.

9) Para facilitar este pensamiento se podría extendere imprimir un plan de esta suscripción por la co-misión encargada de ella, y convidar por medio deél nuestros socios de número y honorarios, y a lasdemás personas pudientes, naturales de este país,para que concurran a suscribirse, con lo cual seríafácil juntar el número que va señalado».

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Exactamente esta idea ha venido siendo desarrollada desdeentonces hasta nuestros días, con resultados magníficos, por cuantoshan enviado a preparar hombres a otros países, en sus universida-des, colegios, fábricas, escuelas especiales, etcétera.

Precisamente Jovellanos no llegó a ver coronada su idea,porque aunque su discurso fue impreso por orden de la mismaSociedad, el pensamiento aplaudido y adoptado, la suscripciónabierta y algunas firmas y fondos recogidos, sin embargo, por ladesconfianza, la pereza, y, según parece, por otros motivos menoshonrados, pusieron la proposición en descrédito y en olvido.

Sin embargo, la idea fue seguida por muchísimos hombresdesde algunos años más tarde, hasta nuestros días, acreditándola ydemostrando lo acertado que estuvo al emitirla el insigne Jovellanos.

IX.8 SOBRE MEJORAS EN LA VILLA DE GIJÓN

Solicita Jovellanos que se prorrogue el arbitrio de vino y si-dra, para con estos recursos continuar el embellecimiento de Gijón.Cuenta que ya con los productos de este arbitrio se hicieron dosfuentes, que eran muy necesarias, y que ahora debe hacerse otracon más cañerías para abastecer de agua a Gijón. También sugiereque se haga el empedrado de las calles, del que sólo hay hecho lamitad, y cuya terminación considera de gran importancia.

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CAPÍTULO XCAPÍTULO X

El Informe de Minasde Jovellanos (9 de abril de 1789)

y la nueva Real Cédula parael libre beneficio y comercio

del carbón de piedra(26 de diciembre de 1789)

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LÁMINA 11

EL PUERTO DE GIJÓN EN LA ÉPOCA DE JOVELLANOS

A Gijón llegaban todos los días, según manifiesta Jovellanos, doscientos carros de bueyesy quinientas caballerías cargados con carbón de piedra.De estos carros los que menos transportaban cargaban unas 30 arrobas y los que más 40arrobas, teniendo estos últimos que ayudarse, durante todo el trayecto de Langreo a Gijón,con cuatro bueyes para poder vencer las pendientes y obstáculos que complicaban muchola circulación. El transporte por carro llevaba entre 340 y 460 kilos.

Las caballerías que hacían el porte cargaban entre 7 y 10 arrobas, es decir, entre 80 y 115kilos.

Jovellanos, para dar mayor estímulo a este comercio, proponía señalar una gratificación alos dueños de embarcaciones de construcción española que acreditasen haber hecho en eltranscurso del año cuatro viajes con carga de carbón a cualquier puerto e indicaba queacaso podrían ser las gratificaciones siguientes: 4 maravedíes para puerto de España, 6para los de Portugal, Vizcaya y Bretaña de Francia, 8 para los demás puertos de Europa y16 para todos los de América, pues indica que ya se llevó este fósil a Filadelfia.

Panorámica del puerto durante la carga del carbón en los barcos.(Representación de J. Antonio Álvarez Cuervo).

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X.1 INFORME SOBRE EL BENEFICIO DEL CARBÓN DEPIEDRA Y UTILIDAD DE SU COMERCIO: PRESENTADOPOR DON GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS ENMADRID EL 9 DE ABRIL 1789

«Señor: con Real Orden del 28 del pasado, comunicadapor el baylío Frey don Antonio Valdés, se sirvió Vuestra Ma-jestad dirigirme copia de la instancia de don Juan BautistaGonzález, comerciante de la Villa de Gijón, en que solicitaque, por los subdelegados de marina, no se le impida a él, niotro alguno de los naturales de aquel país, la libre extracciónpor mar del carbón de piedra que beneficiaren o compraren,y acompañando un informe original del subdelegado delpuerto de Gijón sobre la misma instancia, me manda vuestramajestad que en vista de uno y otro exponga cuanto juzgaremás útil al Estado y ventajoso al mismo principado de Astu-rias, bajo el supuesto de no haberse prohibido hasta ahora,por la vía de Marina, la extracción de este mineral».

X.1.1 Jovellanos propugna dejar en completa libertad laexplotación del carbón de piedra

«El beneficio de este fósil debe ser enteramente libre,pues cualquiera de los vasallos de vuestra majestad tiene de-recho a buscarle, extraerle y aprovecharse de él, siempre quese halle en tierra de su propiedad, o que se convenga con eldueño del suelo ajeno, en que se encontrare.

«El carbón de piedra, no se puede contar entre los me-tales ni semimetales. Es una sustancia inflamable á causa delbetún y aceites que contiene, y se halla de ordinario en lospaíses montuosos y en lugares altos expuestos al Norte. Noestá por consiguiente comprendido en la ley hecha á instanciade las Cortes de Alcalá, era 1386, que declaró pertenecientesal señorío y patrimonio real todas las minerías de oro, plata,

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plomo y otros metales que se descubriesen en el reino; no loestá en la incorporación hecha de ellos a la Real Corona enausencia del señor don Felipe II por la señora princesa doñaJuana en cédula expedida en Valladolid a 10 de enero de1559, ni en fin está sujeto a las reales ordenanzas de minasque se hallan recopiladas en el título 13, libro 6.° de la Nue-va Recopilación, ni a las reglas y contribuciones al fisco realque disponen las mismas.

«Por tanto el beneficio de este fósil debe ser libre ypermitido por todo el reino y a todos los vasallos de vuestramajestad, así como se dignó declararlo su augusto padre enla Real Cédula que expidió á este fin, dada en San Ildefonso,a 13 de agosto del año pasado de 1780.

«El uso de esta libertad sólo podrá circunscribirse porel derecho de propiedad, el cual dará siempre la facultad deaprovechar exclusivamente los mineros de este fósil al dueñode las tierras que le produjeron, así como se le da a todas lasproducciones espontáneas o industriales de la misma tierrapor razón del dominio».

X.1.2 Deducciones que de este principio de libertad de explotaciónexpone Jovellanos

«De este principio se sacan las siguientes deducciones:

1º Que el derecho de beneficiar las minas de carbón depiedra pertenecerá exclusivamente a los propietariosde las tierras en que se hallaren, los cuales podránusar de ellas libremente por sí o por medio de otraspersonas a quienes las quisieran ceder, vender oarrendar, ajustándose o concordándose antes, comomejor les conviniere, sin que para esto hayan menes-ter licencia de justicia, ministro ni tribunal alguno.

2º Que este derecho pertenecerá siempre al señor deldominio directo del fundo y nunca al arrendatarioni al enfiteuticario o señor del dominio útil, pues

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siendo este solamente dueño superficiario, no pue-de tener más aprovechamiento en su tierra que elque es o puede ser proporcionado al uso y cultivo dela superficie.

3º Que en las tierras de propios y concejiles, la mina yel derecho de beneficiarla será del pueblo ó comuni-dad a quien pertenecieren, y estos podrán usar de élcediéndole o arrendándole a la persona ó personasque mejor condición le hicieren, con previa licenciadel Consejo, bajo cuya mano y la de sus fiscales estála administración, recaudación o inversión de lospropios del reino.

4º Que en los terrenos baldíos y comunes cuyo apro-vechamiento pertenece por las leyes a los vecinos decada pueblo en su término y distrito, el de los mine-ros de carbón tocará también a los mismos vecinos,siendo de cargo de las respectivas justicias distribuirequitativamente este derecho entre ellos, en caso deser muchos los que aspiraren a disfrutarle, ó dearrendarle a forasteros en beneficio de los vecinos, siéstos por falta de medios ó por otra cualquiera cau-sa no lo pretendieran.

5º Que el derecho de buscar este mineral debe sujetar-se a los principios anteriores, y por lo mismo, nadiepodrá en suelo ajeno hacer calas y catas, apoderarsede ningún minero, denunciarle ni propasarse á ha-cer su extracción y beneficio, sin licencia de la per-sona o comunidad á quien perteneciere su dominiodirecto, o de la justicia del pueblo, si el terreno fue-se comunal.

6º Que el descubrimiento, denuncia ú ocupación de lamina no prestará al descubridor, título, derecho, nipreferente facultad alguna para beneficiarla, si antesno los tuviese por virtud de su propiedad, ó no loshubiere adquirido por medio de contrato o avenen-cia celebrada con el dueño a quien la mina pertene-ciere».

El informe de minas de Jovellanos (9 de abril de 1789) y la nueva Real Cédula… 163

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X.1.3 Deben ser divulgados estos principios

«Estos principios, Señor, deducidos de las leyes de Cas-tilla, deberían ser generalmente más conocidos, pues la igno-rancia ó el olvido de ellos tienen persuadidos a muchos sujetosaplicados a que no pueden darse a esta especie de industriasin las formalidades prevenidas en la Ordenanza general deminas, y sin que proceda licencia de la junta general decomercio a quien su ejecución está encargada. Las justicias delos pueblos viven también en la errada opinión de que sinestos requisitos no pueden permitir a nadie el beneficio desemejantes minas. y finalmente, hacen creer a los que lasconsideran verdaderamente tales, que basta el descubri-miento y denuncia de ellas, para dar al descubridor untítulo de propiedad y el derecho de hacer exclusivamentesu beneficio.

«Tales errores son muy perjudiciales, pues desalen-tando la industria de los particulares, estorban el descu-brimiento y beneficio de los mineros de carbón que buscaríany aprovecharían con ansia los propietarios, á no estarpersuadidos que no les es permitido el uso de este derechosin que procedan tantas, tan prolijas y dispendiosas dili-gencias.

«Convendría por lo mismo que vuestra majestad, endeclaración de Real Cédula de 15 de agosto de 1780, se dig-nase expedir otra que pusiese más en claro el derecho de susvasallos y los animase con las gracias y auxilios que se ex-presarán más adelante, removiendo de una vez todos losestorbos que se oponen a los progresos de un ramo decomercio que puede ser de la mayor importancia.

«La necesidad de esta providencia está bastante justifi-cada con la general escasez de carbón de leña que se experi-menta en el reino; pues aún en las provincias que abundanlos montes, han crecido enormemente los precios de la leña ycarbón, y en otros obliga su falta a traerlo desde veinte otreinta leguas de distancia».

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X.1.4 Necesidad de cuidar nuestros montes y bosques

«España menos cultivada que ahora, en los siglospasados, estaba llena de montes y bosques; pero la grandeextensión que ha tomado el cultivo, el mayor gasto de co-cinas y chimeneas, el gran número de fábricas, fundicionesy fraguas, y sobre todo los arsenales y astilleros de cons-trucción, que desde el tiempo de los Reyes Católicos se fueronoriginando, apuraron considerablemente sus montes, almismo tiempo que ha ido a menos el cuidado de conser-varlos y replantarlos, acaso porque oponiendo las leyes ylas ordenanzas de la marina real, algunos estorbos a la li-bertad de los propietarios en su uso y aprovechamiento,entibiaron aquel poderoso estímulo con que el interés muevea los hombres a sacar de su propiedad la mayor utilidadposible, siempre que la importunidad de los reglamentosno les salga al paso.

«Como quiera que sea, esta necesidad de leña sentida ylamentada ya en tiempo del señor don Felipe II, como pruebala sabia instrucción que dirigió al célebre don Diego Cova-rrubias cuando le elevó a la presidencia del Consejo Real, ysin duda más urgente ahora que entonces, hace muy reco-mendable el aprovechamiento del carbón de piedra, que esya indispensable para muchas fábricas, y que dentro depocos años lo vendrá a ser para el uso común de cocinas ychimeneas».

X.1.5 Beneficios que recibirá la industria con la utilización del carbónde piedra

«La industria, señor, será la que reciba el primer bene-ficio de la abundancia de este fósil, pues siendo muchas lasfábricas que necesitan de carbón, es imposible que se sosten-gan alimentadas con el de leña, que sobre más costoso es demenor actividad, y hace enormemente caros los génerospara cuya labor es necesario. Todas las artes y oficios que tra-

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bajan en hierro1 las fábricas de vidrio y cristal, las de barro yloza2, las de teja y ladrillo, y aún los hornos de cal3 ganaránmucho en su uso y los importantes artículos de consumo in-terior y exterior que resulten de ellas, lográndose por estemedio a más cómodo precio, abrirán muchos de comercioimportantísimo y casi desconocidos hasta ahora.

«Vuestra Majestad podrá comprobar esta verdad por elconsumo4 que hacen ya del carbón de piedra sus reales fun-diciones, maestranzas y departamentos y la simple compara-ción de los precios de él, con los del de leña, demostraráconcluyentemente la utilidad que puede resultar de suconsumo general en todos los usos a que es aplicable.

«Ni aún será éste el mayor beneficio que resulte al es-tado de la abundancia del carbón fósil, pues él solo conside-rado como un ramo de comercio exterior, podrá atraer aEspaña sumas inmensas. Los carbones de Alemania no están ensituación de acudir al surtimiento de Europa; los de Inglate-rra son caros, ó por el enorme consumo que se hace de ellosen aquel reino, ó porque abundando más allí el numerario,son también más caros los jornales que se consumen en subeneficio, los franceses, o no los tienen o no los aprovechan,pues sus fábricas de loza y baterías de cocina se surten delcarbón inglés, a pesar de los derechos de entrada que la im-pericia o el descuido de su gobierno cobra todavía sobreellos; finalmente, los portugueses carecen de él, le desean y lepiden con ansia, en grandes cantidades. ¿Qué consumo,pues, tan inmenso no pudiera tener el carbón de España, lle-

01 Casi todas las fraguas en Galicia y Asturias lo consumen.02 En Gijón se usa en la de loza, como la de Bristol, y acaso en las

de Miranda de Avilés.03 Están en uso en Asturias, señaladamente en el concejo de Siero,

con increíble ventaja de precio, seguridad y tiempo por tentativa de donJuan Cónsul; la hizo también en Gijón mister Price.

04 Con el de reales fábricas y particulares, pasa ya de un millón dereales.

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vando a todos los puntos donde su baratura desterrase el delos ingleses y le asegurase una preferencia decidida?

«Esta, Señor, es una riqueza depositada en las entrañasde la tierra en que vuestra majestad felizmente reina, y nadaserá más propia del ardiente deseo que manifiesta de la feli-cidad de sus vasallos, tan bien acreditado desde los primerospasos de su gobierno, que entregaría a su aplicación e indus-tria, para que sean ellos más venturosos y la nación más ricay opulenta».

X.1.6 Debe divulgarse el uso del carbón de piedra entre todos losciudadanos

«A este fin no bastará remover los estorbos que se opo-nen al beneficio de este mineral, acaso más precioso que eloro y la plata, sino que es menester animar a los pueblos, au-xiliarlos y como llevarlos de la mano hasta que el interés abrasus ojos y conozcan su objeto, pues entonces se podrá sinriesgo confiar a su propia actividad todo el cuidado de apro-vecharle y promoverle.

«El primer paso, Señor, será enseñarles el conocimien-to de este mineral, en cuyo punto todo está por hacer. Unacasualidad hizo conocer en Asturias habrá poco más de me-dio siglo, que las entrañas de sus montes encerraban esta ri-queza, y un excelente físico que llevó allí otra casualidad,descubrió su increíble abundancia, ya demostrada hoy porla experiencia y de todos conocida, aunque apenas se bene-fician más que dos o tres minas harto ricas. ¿Qué abundan-cia, pues, no debe suponerse en otras muchas provincias,singularmente en las que están sobre el mar Cantábrico, si-tuadas en la misma exposición y clima que Asturias? Pero loque no se conoce no se desea, y es por lo mismo absoluta-mente necesario señalar con el dedo a los naturales de estasregiones dónde se hallan, y cómo deben aprovecharse las ri-quezas, que los pueden hacer algún día felices, y hoy tienenen tan poco.

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«Es aún más necesaria la enseñanza del beneficio de es-tas minas, porque al fin el conocimiento de ellas puededeberse a la tradición, a la experiencia y aún a la casualidad;pero la explotación es un arte que tiene principios ciertos, y sepuede decir que el hacerla con exquisita economía es una ver-dadera ciencia. En el día, abandonada a gentes pobres e inex-pertas, que buscan el carbón como un recurso para ganar elsustento, se extrae este fósil de las minas con un desperdicio yuna fatiga increíbles. Nadie sabe la arquitectura subterráneaque es tan necesaria; nadie encetar las minas; nadie desaguar-las; nadie abrir y asegurar galerías; nadie construir y usar delas máquinas convenientes; nadie, en fin, aquel aprovecha-miento económico del mineral, ni aquel ahorro de tiempo ydesperdicio, en que consiste principalmente la baratura de ungénero que por sí tiene apenas valor, y cuyo precio no es otracosa que la representación de los gastos hechos en su benefi-cio, conducción y fletes. Tales son, Señor, tan escasos e imper-fectos los conocimientos de este arte importantísimo en elPrincipado de Asturias, que es el más rico en minas de carbón,y en donde en cierto modo se puede decir que se ha adelan-tado más que en otra parte en su beneficio. La medida de esteadelantamiento se puede tomar del progreso de los preciosque ha tenido sucesivamente el carbón, pues el que desde elprincipio de su consumo se pagó en El Ferrol a veinte, diez yocho, trece, diez, y ocho reales el quintal, corre actualmente aseis, y no dudo que podrá bajar a la mitad si se verificasentodos los auxilios que voy a proponer a vuestra majestad.

«Es preciso anticipar los remedios más prontos, porqueel mal es urgente y la dilación, sobre privar al Estado degrandes utilidades, podría además producir graves inconve-nientes y perjuicios».

X.1.7 Debe hacerse un reconocimiento general de las minas asturianas

«Por esto convendrá ante todas cosas enviar a Asturiasal director general de minas, o bien a otra persona instruida

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en la mineralogía, y que tenga conocimientos prácticos acer-ca del beneficio de las minas de carbón de piedra, para quereconozca las que al presente se benefician en aquel Princi-pado, corrija los defectos del método actual, y enseñe otrosmás económicos y menos arriesgados, visite los lugares de laprovincia donde hay descubiertas otras minas que indica elsubdelegado de Gijón, gradúe la extensión, la abundancia yla calidad del mineral de cada una, haga calicatas para des-cubrir otras, singularmente en los lugares vecinos a la costa ypuerto, donde su conducción pueda ser más barata y suextracción más fácil, y en fin, preste a aquellos pobres natu-rales, todas las luces de que necesitan, y que no puedenadquirir por otro medio. Esto se puede verificar desde luego,y desde luego producir las grandes ventajas que se desean».

X.1.8 Deben de abrirse caminos firmes y cómodos

«Pero con otro auxilio más esencial puede Vuestra Ma-jestad animar este útil ramo de industria y de comercio enAsturias, cual es abrir caminos firmes y cómodos para con-ducir el carbón desde las minas a los puertos de extracción.Como todas se encuentran en lugares altos, y el terreno quemedia entre ellos y la costa sea de ordinario áspero y frago-so, es increíble el afán y dispendio con que se hace la con-ducción de este fósil, y esta es precisamente la causa de queproviene su alto valor. Por lo común las conducciones no sepueden hacer sino en los meses de verano, y en carros muypequeños y con muy corta carga5 ¡cuanto no abaratarían los

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05 El carro con dos bueyes carga de veinticuatro a veintiocho arro-bas, y con cuatro bueyes de treinta y seis a cuarenta. El porte es de cincoy medio cuartos hasta nueve por arroba. También se portea con caballe-rías que cargan desde siete y media hasta diez y media arrobas. Aún conlos estorbos llegan a Gijón por día doscientos carros y quinientas caballe-rías con carbón.

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portes, y por consiguiente los precios del carbón, si se abrie-sen caminos firmes y cómodos por donde pudiesen transitarcarros de cubo, llevarían triple cantidad de materias en me-nos tiempo y con mayor facilidad!

«Semejante auxilio, Señor, que es inaccesible a las fuer-zas de los particulares se debe esperar del ilustrado y benéfi-co Gobierno de vuestra majestad, como indispensable paraasegurar un ramo de comercio tan importante y provechoso.La preferencia en el consumo de este género sólo podía de-berse a su bondad y baratura».

X.1.9 También deben hacerse canales y caminos de hierro

«A uno y otro la deben actualmente los ingleses, cuyagran economía resulta y proviene de semejantes auxilios. Nosólo han abierto canales hasta el mar para aprovechar las mi-nas más interiores de Escocia, sino que han construido cami-nos de hierro de una y dos leguas para conducir el carbóndesde ellas a los canales. Dos barras paralelas sentadas sobreel terreno a la distancia que señala la extensión del eje, reci-ben las ruedas, cuyo calce corre encajado en una muesca desu misma anchura abierta en la barra. Resulta, pues, una fa-cilidad increíble en el movimiento de los carros, los cualesdeslizándose rápidamente sobre las barras no sólo hacen suviaje con la mayor celeridad, sino que también llevan con pocoganado y sin fatiga una carga enorme. Tales son los mediosque toman las naciones ilustradas para asegurar a los efectosde su comercio una concurrencia segura y ventajosa».

X.1.10 Informe del Subdelegado de Marina de Gijón que opina nodebe darse libertad de explotación del carbón

«Entre estos medios, Señor, no puedo dejar de contar lalibertad absoluta de la extracción. Que no la había de hechoen Asturias, resulta, no sólo de la instancia de don Juan Bau-

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tista González, sino también del informe del subdelegado demarina de Gijón, ¿y qué importa para el caso que la extracciónsea libre, y no esté en manera alguna prohibida por el Go-bierno superior, si contra sus justas intenciones, y por mediosindirectos, se oponen estorbos que destruyen la libertad?

«Lo que yo tengo entendido es que en los asientos ce-lebrados para surtir de este fósil a El Ferrol y La Cavada seinsertó la condición de que solo al asentista fuese lícito ex-traer el carbón. Si no fuese así, los subdelegados no tendríandisculpa en haber autorizado al último asentista para hacerexclusivamente la extracción, lo que se debe mirar de partede éste y de cuantos le hubiesen auxiliado, como un excesodigno de la animadversión más severa.

«Lo más singular es que el subdelegado de Gijón opinatodavía por la prohibición, y no sólo la juzga útil, más biennecesaria. Su fundamento no es otro que el miedo de que fal-te este fósil para el uso de la marina. Confiesa que hay en As-turias muchas minas sin beneficiar; que las que se beneficianson abundantísimas; que esta es la opinión de cuantos las co-nocen y aprovechan; pero dice que nadie puede asegurar queson inagotables y de aquí deduce que la marina no se debedesprender de las mejores. Semejantes máximas, tan contra-rias a la razón y a la equidad, como frecuentes a algunosministros inferiores, encargados de varios ramos de la RealHacienda, deben ser condenadas y proscritas en un reinadojusto y benéfico, como el de vuestra majestad. Las minas deAsturias, Señor, se pueden decir y son efectivamente inago-tables6, y no es menester penetrar ni revolver todas las entra-ñas de sus montes para asegurarlo así, porque la naturalezasiempre obediente a las leyes que la gobiernan, siempre una,siempre uniforme en sus producciones, presenta al hombreen ciertas e infalibles señales los más escondidos tesoros quetiene en su seno, y le convida por este medio a la posesión delas riquezas de que le apoderó su Criador.

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06 Se cuentan ya a centenares los montes, donde se sabe, haber minas.

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LÁMINA 12

LOS PROLEGÓMENOS DEL FERROCARRIL

Grabado nº 34 del libro L’art d’exploiter les mines de charbon de terre, M. Morand,1773.(Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid).

En esta lámina se puede observar cómo se deslizaban las vagonetas cargadas de carbón porun trazado descendente. El conductor iba sentado sobre el freno. Una vez descargada, enla subida hasta la boca de la mina se utilizaba el caballo.Jovellanos, en uno de sus informes sobre las minas de carbón, hace referencia a este nuevoprocedimiento de transporte del mineral, que estaba en uso en New Castle (Inglaterra).

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«Ni cuando fuesen fundados los temores del subdele-gado acerca de la abundancia de las minas, bastaría para jus-tificar la prohibición de su extracción, porque vuestra majestadjamás aspira a economías fundadas en el perjuicio de susvasallos, ni quiere otras que las que pueden conciliarse consu bien y prosperidad. Por lo mismo convendrá declarar enla célula que va propuesta que la extracción y comercio decarbón de piedra son absolutamente libres en todas partes, ya todas partes, y expedir los correspondientes avisos a lasjustas de los departamentos y demás que convenga, para queen los asientos o contratos que se celebren en adelante, no seponga límite alguno a esta libertad general, con ningún pre-texto de necesidad o beneficio de la Real Hacienda.

«Acaso, Señor, los reales establecimientos en que seconsume el carbón fósil podrían surtirse más cómoda y se-guramente de él si no le sujetasen a asiento, porque la mismalibertad llevaría a ellos muchos vendedores, y esta concu-rrencia proporcionaría la facultad de comprar lo mejor y lomás barato. Los asientos son siempre contrarios al bien de losparticulares, no sólo por las ventajas que saca el asentista, enel precio y condiciones de su contrata, sino porque poseyen-do un grueso capital para conducir su empresa, está másexpuesto a darse al monopolio, abarcando los géneros queforman su objeto, y alzando después los precios según sualbedrío7».

X.1.11 Desgravaciones a dueños de embarcaciones de construcciónespañola que transportasen carbón

«Pero nada daría mayor estímulo a este comercio, queel señalar alguna gratificación, a los dueños de embarcacio-nes de construcción española, que acreditasen haber hecho

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07 Hoy se regula en cien mil quintales la extracción, anual, ¡Qué se-ría si hubiese entera libertad!

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en el discurso del año, cuatro viajes con carga de carbón acualquiera punto de España, fuera de la provincia de dondehubiere salido; dos al reino de Portugal y uno a cualquieraotro puerto de Europa, fuera de los dominios de VuestraMajestad8. No me atrevo yo a señalar el tanto de estas grati-ficaciones por falta del conocimiento del costo de semejantesempresas; pero no puedo dejar de exponer a Vuestra Majes-tad dos verdades igualmente convincentes sobre este punto;una, que este es el medio que han adoptado todas las naciones,para animar a sus individuos, a los ramos de comercionuevos e importantes; otra, que las ventajas que producenlas gratificaciones, ofrecen una recompensa muy superabun-dante de cuanto se impende en ellas, a las naciones sabias ygenerosas que se animan a establecerlas.

«El Principado de Asturias puede aspirar con doble ra-zón a este auxilio, no sólo porque es el poseedor de tanprecioso tesoro, sino porque siendo sus puertos pequeños ymalos, sus comerciantes pocos y pobres, y su marina mer-cante casi ninguna, sólo al favor de un estímulo poderoso podráconcurrir al pronto incremento de este importante comercio.«Si en él abundase el numerario, si hubiese capitalistas queabrazasen estas empresas, la libertad y el interés harían todolo demás. Pero careciendo de todos estos indispensablesauxilios, los progresos serán siempre lentos y tardíos, porqueimporta poco que el interés vea su utilidad, cuando le faltanlos medios de caminar hacia ella y alcanzarla9».

08 Convendría fijarla a cuatro maravedíes para puerto de España,seis para los de Portugal, Vizcaya y Bretaña de Francia, y ocho para todosotros puertos extranjeros, y dieciséis para todos los de América, pues yase llevó este fósil a Filadelfia.

09 Es muy interesante que hace doscientos años Jovellanos tratasede estimular el desarrollo de la industria y del comercio por medio dedesgravaciones, cuando hoy en día nos ocurre todo lo contrario; cuyasconsecuencias vemos se producen con una crisis industrial que alcanzacaracteres pavorosos.

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X.1.12 Desarrollo del Principado de Asturias con estas medidas

«Pero, Señor, cuando estos medios abundaren en el Prin-cipado de Asturias, crea vuestra majestad que la nación tendráen él un ramo de comercio de los más vastos y florecientes, ycuya extensión no tendrá otro límite que el que le señalare elconsumo de este deseado fósil. ¡Qué número tan inmenso dehombres no se podrá ocupar en el beneficio de las minas!¡Cuántos carros en su conducción a los puertos! ¡Cuántas em-barcaciones pequeñas10 no podrán emplearse en su transportea otras provincias! ¡qué incremento no recibiría la marinería deaquella provincia! ¡Cuánto no crecerán en consecuencia la in-dustria, el comercio, la población y la riqueza del Estado!»

X.1.13 Debe establecerse en Asturias la enseñanza de las cienciasnaturales y de las prácticas de la minería

«Tales son, Señor los medios que bastarán por ahorapara dar un pronto fomento a este importante ramo del co-mercio; pero no puedo dejar de indicar otro, que aunque máslento y difícil, es en mi dictamen indispensable para asegu-rarle permanentemente al Principado de Asturias.

«Los conocimientos que pueden llevar a él las personasque vuestra majestad destinase a este objeto, serán puramen-te prácticos, pues las que deben recibirlos no son capaces deotros. Por consiguiente, serán muy cortos y expuestos a erro-res y descuidos. Es necesario que en aquel país haya perso-nas instruidas en la teórica de este arte, que le sepan porprincipios científicos, y que le adelanten más y más cada díapor medio de la aplicación de ellos, de la observación y la ex-periencia. De otro modo, el estímulo será siempre incompletoy su utilidad corta y precaria.

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10 En Gijón ya hay tres de su matrícula, una de ellas hecha por susasentistas, que les aumentó mucho la ganancia y es de setenta toneladas.

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«Convendrá, pues, establecer en Asturias la enseñanzade la mineralogía, erigiendo una escuela teórica y práctica deesta ciencia. Semejante establecimiento hará á aquella pro-vincia un bien inestimable, pues no sólo perfeccionará hastael mayor grado posible el beneficio económico de sus riquí-simos mineros de carbón de piedra, sino también el de otrosmuchos excelentes minerales de que abunda, sin excluir losmás ricos y preciosos que tanto cebaron en otro tiempo lacodicia de los romanos, como atestiguan sus escritores, y se-ñaladamente Floro y Plinio.

«Es verdad que esta escuela supone la previa enseñan-za de las matemáticas y la física. Pero tales estudios, comorecíprocamente indispensables, pueden y deben establecerseunidamente y en una misma escuela, siendo entonces, nosólo más provechoso sino más fácil y menos dispendioso suestablecimiento.

«Un medio obvio y oportuno, de lograr el que llevopropuesto, a vuestra majestad, seria la erección del consula-do en el puerto y villa de Gijón11 ya su cargo una escuela quecomprendiese la enseñanza de las ciencias exactas y natura-les bajo de un sistema bien regulado. Entonces no habría ra-mo de cuantos pueden influir en el bien de aquella provincia,que no se adelantase y prosperase a la luz de estas ciencias;la aritmética y la geometría, para fijar ideas de verdad en eldiscurso y en las obras; la mecánica para animar las artes yoficios; la navegación, para buenos pilotos; la química, paramejorar los tintes y blanqueos; la mineralogía, para extraerlos minerales; la metalurgia, para perfeccionar el conoci-miento y uso de los minerales; todos los ramos de útil yprovechosa industria aprovecharían estas luces, y con ellasrecibirían un aumento increíble. Si, Señor, este es el grande,el importante medio a que deben su opulencia y sus ventajaslas naciones sabias e industriosas, y este es el que deben es-

11 Los marineros retirados pueden emplearse en algunas clases dela enseñanza.

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perar los vasallos de vuestra majestad de su real beneficen-cia, y sin el que las provincias más pobladas y laboriosas,continuarán en la pobreza y desaliento, en que hoy se hallan.

«Los fondos señalados a la erección del consulado, de-berán servir a este primero y tan importante objeto12. ¿Quéotro será más digno de su celo, ni más análogo a los fines desu institución? ¿Cuál otro más acreedor a la generosidad ypaternal amor de vuestra majestad a sus vasallos?»

X.1.14 Comentarios finales

«Esto es, Señor, lo que juzgo digno de elevar a su altacomprensión en desempeño de la confianza con que VuestraMajestad me ha honrado, pidiéndome este informe. Nada di-go en él acerca de la particular instancia de don Juan Bautis-ta González, porque juzgo que el comercio de carbón se debepromover por gracias y providencias generales, y no por dis-tinciones y favores particulares. Cuando Vuestra Majestadhubiere asegurado a sus vasallos la enseñanza y la facultadde beneficiar las minas de carbón y la libertad de comerciarcon él por todo el mundo, González será comprendido, comovasallo de Vuestra Majestad, en estas gracias, y gozará delbeneficio general según su aplicación y su industria. VuestraMajestad, enterado de todo, resolverá lo que fuere de su ma-yor agrado. Madrid, 9 de abril de 1789».

X.2 RESOLUCIÓN DE LA JUNTA SUPREMA DE ESTADO

Reunida la Junta Suprema de Estado, el 17 de agosto de 1789,examinó el expediente, que presentó don Antonio Valdés sobre lasminas de carbón de piedra en Asturias. El asunto tuvo principio,

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12 Y entre tanto, imponerse en el banco para su aumento; pues semalogran en el depósito del Administrador de Aduanas de Gijón.

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(como ya hemos explicado) en una representación de don Juan Bau-tista González Valdés, vecino de Gijón, después en la oposición delSubdelegado de Marina de Avilés; y de los asentistas que en aquelmomento tenían a su cargo suministrar el carbón a las fábricas deLa Cavada y a los Arsenales de El Ferrol, y, finalmente, en el dicta-men emitido por don Gaspar de Jovellanos, Consejero de Órdenes.

Resolvió la citada Junta:

1º «Que no siendo el carbón de piedra metal ni semi-metal, ni otra ninguna de las cosas comprendidasen las Leyes y Ordenes que declaran las minas pro-pias del Real Patrimonio, sea libre su beneficio y sucomercio por mar y por tierra para todo el Reino, yno se impida su extracción por mar para comerciarcon él, en países extranjeros.

2º Que estas minas deben pertenecer a los propieta-rios de los terrenos donde están, entendiéndosepropietario el dueño directo y no el arrendatario oenfiteuta, sin que para beneficiarlas, arrendarlas,venderlas ó cederlas, haya necesidad de pedir li-cencia a Justicia, Ministros o Tribunal alguno.Pero si el propietario, una vez descubierta la mina,se negara a usar de su utilidad, de alguno de dichosmodos, tenga el Consejo, el Intendente ó Corregi-dor del partido, la facultad, para adjudicar su ex-plotación y beneficio, al descubridor, dando éste alpropietario, la quinta parte del producto de ella.

3º Que en los terrenos propios de los pueblos, sean deellos las Minas de carbón, y se beneficien ó arrien-den, de su cuenta, con previo permiso del Consejo.En los terrenos comunes, sea el aprovechamientode los vecinos, distribuyéndola, a los que quisierenbeneficiar las minas o arrendándolas en utilidad detodos. Pero sean de propios ó de Comunes, si ellosno las beneficiaren o arrendaren, se adjudiquen aldescubridor, en los mismos términos que las depropietarios particulares.

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4º Que nadie pueda hacer calas y catas en terreno aje-no sin licencia de su dueño, ni extraer carbón conpretexto de descubridor de minas; pues el serlo nole prestará facultad alguna para aprovecharse deella.

5º Que a fin de que todo lo referido sea notorio, y ten-ga generalmente cumplimiento, desimpresionandoa algunas gentes del error en que están de que no sepuede beneficiar las minas de carbón de piedra, sinlas formalidades que prescribe dicha ordenanza; sepublique por Real Cédula, con inserción de la del 15de agosto de 1780, que trata del asunto.

6º Por lo que mira a los medios que propone Jovellanospara fomentar el beneficio y aprovechamiento de es-tas minas, y ejecutarlo con arte, pareció que el Sr.don Antonio Valdés vea si el propio Ministro, comopatricio y celoso, se querrá encargar de facilitarlos.

7º Por lo respectivo a que se establezca en Asturias,una enseñanza de Mineralogía y de los conoci-mientos Matemáticos y Físicos que ello supone; seprocure abreviar el establecimiento del Consuladode Gijón; con cargo de fundar y mantener estas es-cuelas, por lo útiles que han de ser a la Industria yComercio del Principado. Firmado por Eugenio deLlaguno»13.

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13 S. M. el Rey aceptó en todo este acuerdo, y ordena a Jovellanosque pase a Asturias para proponer sobre el terreno lo que juzgue más con-veniente para la mayor prosperidad de las minas y de todo lo demás quepropone en su dictamen. También ordena se den las demás providenciasrelativas a la libertad del comercio del carbón y del laboreo de las minas.Fechado: el 18 de noviembre de 1789.

El Conde de Floridablanca, desde San Lorenzo de El Escorial,comunica al Ministro de Gracia y Justicia, con esta misma fecha, las dis-posiciones ordenadas por el Rey. Análogamente, por Juan Ibáñez de laRentería, en la misma fecha se le comunica a la Secretaría de Marina, a lade Guerra y Hacienda de Indias que se procure abreviar el establecimien-

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X.3 PREGUNTA A JOVELLANOS

Se le pregunta a Jovellanos qué deben contener y cómo de-ben ser redactados los puntos o artículos, que formarán la NuevaReal Cédula14. A esta pregunta, Jovellanos contesta, desde Madrid,el 13 de noviembre de 1789, indicando lo que debe contener laReal Cédula, y dice entre otras cosas, lo siguiente:

to del Consulado de Gijón para que éste se ocupe, a su vez, de la rápidafundación y mantenimiento de las Escuelas de Mineralogía y de los co-nocimientos matemáticos y físicos, por la utilidad tan considerable quevan a reportar la Industria y Comercio del Principado. También se oficiaal Consejo de Castilla para que expida la correspondiente Real Cédula.

14 La carta donde se pide su parecer a Jovellanos es la siguiente:«9 de noviembre de 1789; Sr. don Juan Ibáñez de la Rentería.Amado Rentería: Ha visto el Jefe estos reparos de Vd. sobre la

resolución relativa al carbón de piedra, y dice su Excelencia que extiendaVd. el aviso a Jovellanos de lo acordado en Su Junta Suprema, con pre-vención, de que exponga lo que se le ofrezca sobre los puntos que ha decontener la nueva Cédula, arreglados a dicho acuerdo para que S. M.determine y disponga lo conveniente a que se expida por el Consejo deCastilla, como corresponde. De Vd. affmo. Firmado. Riva.

Pero resulta muy interesante examinar cuáles son los «reparos»que manifestaba Rentería, y que, por lo visto, no se tuvieron muy en cuen-ta. En el legajo correspondiente, a continuación de la carta anterior, hayun trozo de carta, sin fecha, ni firma, dirigida a un «Excmo. Señor» que nosabemos quién es, donde se dice:

«Lo que se pretende ahora ya fue concedido por 20 años a donJoseph Ulacia y Cía.; era el privilegio a beneficiar la mina de Villanueva delRío, de cuyo privilegio renuncia ahora y cede su acción al Rey, en conse-cuencia de lo resuelto por su Majestad a consulta de la Suprema Junta deEstado; y por otra parte no es enteramente conforme a mi entender –diceel que escribe– el espíritu de la referida cédula con lo que ahora propone lamisma Junta Suprema y manda S. M. se observe en este punto; según pue-de V. E. servirse reconocer, por el extracto que acompaño de sus artículos.

He creído, por tanto, conveniente suspender el curso de la men-cionada resolución y hacerlo presente a V. E. para la determinación que ensu vista juzgue más oportuno (adjuntaba un extracto de los artículos 1.°,3.°, 6.°, 8.° y 11.° de la Real Cédula del 15 de agosto de 1780)».

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«Que la nueva Cédula, deberá reducirse a insertar, co-mo está mandado la del 15 de agosto de 1780 (en relación o ala letra), dando noticia del recurso de don Juan Bautista Gon-zález, expresar la resolución de Su Majestad, con la mismadivisión de artículos que contiene, y concluir derogando la ci-tada Cédula de 1780, en cuanto sea conforme con la presente».

Y dice a continuación:

«Yo hubiera extendido la plantilla ó forma de esta cé-dula, y enviándola a V. E. si no lo considerase poco decoroso,para el Consejo de Castilla, que debe expedirla. Lo común esque S. M., explique su Real voluntad y que los tribunales, leden la forma de ley y la publiquen como de costumbre» (Car-ta dirigida al Baylío Frey don Antonio Valdés)».

X.4 REAL CÉDULA DE S. M. Y SEÑORES DEL CONSEJO EN QUESE ESTABLECEN LAS REGLAS QUE HAN DE OBSERVARSEEN EL MODO DE BENEFICIAR LOS MINERALES DECARBÓN DE PIEDRA EN LA CONFORMIDAD QUE SEEXPRESA. EN MADRID EN LA IMPRENTA DE DON PEDROMARÍN. AÑO DE MDCCLXXXIX

«Don Carlos por la gracia de Dios, Rey de Castilla, deLeón, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Nava-rra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Ma-llorca, de Menorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, deCórcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras,de Gibraltar, de las Islas de Canarias, de las Indias Orientalesy Occidentales, Islas y Tierra-firme del Mar Océano, Archi-duque de Austria, Duque de Borgoña, de Brabante y Milán,Conde de Abspurg, de Flandes, Tirol y Barcelona, Señor deVizcaya y de Molina, & c. A los del mi Consejo, Presidente yOidores de mis Audiencias y Chancillerías, Alcaldes, Alguacilesde mi Casa y Corte, y a todos los Corregidores, Intendentes,Asistente, Gobernadores, Alcaldes mayores y ordinarios, y

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otros qualesquiera Jueces, y Justicias de estos mis Reynos, asíde Realengo, como de Señorío, Abadengo, y Órdenes, y atodas las demás personas de qualesquier grado, estado, ocondición que sean, a quienes lo contenido en esta mi Cédu-la toque, o tocar pueda en qualquier manera: SABED: Queteniendo presente la abundancia de minas de carbón de pie-dra que hay en las Provincias del Reyno, y las considerablesventajas que precisamente deben resultar de su beneficio porsu escasez de montes y aumento del consumo de leña, así pa-ra el surtimiento de los Pueblos, como para el de las fábricasnuevamente establecidas, pudiéndose contar por esta razónel carbón de piedra entre los géneros de primera necesidad,tuvo a bien mi augusto Padre (que esté en gloria,) oído el dic-tamen de la Junta general de Comercio y Moneda, de pres-cribir en Real Cédula de quince de Agosto de mil setecientosy ochenta las reglas que habían de observarse en el modo debeneficiar la mina de carbón de piedra de Villanueva del Río,y todas las demás que se descubriesen, concediendo a todoslos vasallos que se dedicasen al cultivo y beneficio de ellas,varias gracias y franquicias, con el objeto de que se promo-viesen estos útiles descubrimientos por el interés general delos Pueblos, cuya deliberación no tuvo el efecto deseado enquanto a esta última parte, consistiendo principalmente en elerror en que muchos se hallan de que tales minas no se pue-den beneficiar sin las formalidades que disponen las leyes yordenanzas de minas propias del Patrimonio Real. Habién-dome representado Don Juan Bautista González, vecino y delComercio de la Villa de Xixón, en Asturias, se había dedica-do a romper y beneficiar a sus propias expensas variosminerales de carbón de piedra en aquel Principado, siendo elprimero que se obligó a surtir de dicho género a la Real Fá-brica de La Cabada y departamento de El Ferrol, y que por elconocimiento práctico que adquirió a que dichos mineralesdescubiertos y otros que no se conocen todavía son suficientesa proveer los reales Departamentos y Maestranzas y pro-porcionar un ramo de comercio de extracción importante amis vasallos, mandé se examinase este punto en mi suprema

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Junta de Estado, la cual me propuso que le pareció condu-cente para allanar las dificultades ocurridas en el uso de se-mejantes minerales y simplificar el método de beneficiarlossin perjuicio de los propietarios y con utilidad pública; y con-formándome en todo con su dictamen por Real Ordencomunicada al mi Consejo en veinte y ocho de noviembrepróximo que fue publicada y mandada cumplir en él enprimero de este mes, he venido en resolver declarar y man-dar por punto y regla general lo siguiente:

I

«No siendo el carbón de piedra metal, ni semimetal, niotra alguna de las cosas comprendidas en las leyes y orde-nanzas que declaran las minas propias del Real Patrimonio,sea libre su beneficio y tráfico por mar y tierra para todo Rei-no y no se impida su extracción por mar, para comerciar conél en Países extranjeros.

II

«Estas minas deben pertenecer a los propietarios de losterrenos donde están, entendiéndose por propietario el due-ño directo, y no el arrendador, o enfiteuta, sin que parabeneficiarlas, arrendarlas o venderlas o cederlas, haya nece-sidad de pedir licencia a justicia, o tribunal alguno; pero si elpropietario, una vez descubierta la mina, se negare a usar desu propiedad de alguno de dichos modos, a fin de que se si-ga el efecto de beneficiarla, el mi Consejo, el Intendente de laProvincia, o el Corregidor del Partido, tengan facultad paraadjudicar su beneficio al descubridor, dando éste al propietariola quinta parte del producto de ella.

III

«En los terrenos de propios de los Pueblos sean deellos las minas de carbón, y se beneficien o arrienden de su

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cuenta con previo permiso del consejo; y en los comunessea el aprovechamiento de los vecinos, distribuyéndolo alos que quisieren beneficiar las minas, o arrendándolo enutilidad de todos; pero sean de propios o comunes, si ellosno las beneficiaren o arrendaren, se adjudiquen al descubri-dor en los mismos términos que las de los propietariosparticulares.

IV

«Nadie puede hacer calas, ni catas en terreno ajeno sinlicencia de su dueño, ni extraer carbón con pretexto de des-cubridor de la mina, pues el serlo no se prestará facultadalguna para aprovecharse de ella.

V

«Para evitar dudas en la execución de todo, derogo yquiero quede sin efecto la citada Real Cédula de quince deAgosto de mil setecientos ochenta, y qualquier otra provi-dencia anterior, o posterior a ella, en quanto no sean conformescon lo que queda establecido.

«Y para que esto sea notorio y tenga general cumpli-miento, se acordó expedir esta mi Cédula; por la qual osmando a todos, y cada uno de vos en vuestros respectivosdistritos y jurisdicciones, veáis la expresada mi Real Resolu-ción, y la guardéis, cumpláis y executéis, y hagáis guardar,cumplir y executar, sin permitir de modo alguno su contra-vención; antes bien, para que tenga puntual observancia, da-réis las órdenes, y providencias necesarias, por convenir así ami servicio, y al bien y utilidad de la causa pública, y ser es-ta mi voluntad; y que al traslado impreso de esta mi Cédula.Firmado de Don Pedro Escolano de Arrieta, mi Secretario,Escribano de Cámara más antiguo, y de gobierno de mi Con-sejo, se le dé la misma fe y crédito que a su original. Dada enMadrid a veinte y seis del mes de diciembre de mil setecien-tos ochenta y nueve. Yo el Rey: Yo Don Manuel de Aizpun y

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Redio, Secretario del rey nuestro Señor, lo hice escribir por sumandato: El Conde de Campomanes: Don Juan AntonioVelarde y Cienfuegos: Don Francisco García de la Cruz:Don Josef de Zuazo: Don Pedro Andrés Burriel: registrada.Don Leonardo Marqués: Por el Canciller mayor: DonLeonardo Marqués. Es copia de su original, de que certifico.Don Pedro Escolano de Arrieta».

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CAPÍTULO XICAPÍTULO XI

Fernando Casado de Torresy Antonio Valdés Bazán

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LÁMINA 13

FERNANDO CASADO DE TORRES

Retrato del ingeniero Fernando Casado de Torres (1757-1829) realizado por EusebioZarza, que se conserva en el Museo Naval de Madrid. Destaca en el cuadro un busto deJovellanos.Casado, Comandante General de los Ingenieros de la Armada, Señor de la Solana,Diputado en Cortes, es autor de Informes, Memorias y Proyectos de la mayor importancia.Descubrió y explotó las minas de Langreo y intentó sin éxito hacer navegable el río Nalónpara transportar el carbón hasta el puerto de San Esteban de Pravia en contra de laopinión de Jovellanos que defendía la construcción de una carretera hasta el puerto deGijón.

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XI.1 FERNANDO CASADO DE TORRES

Aparece ahora un nuevo personaje que tendrá transcenden-cia en sus realizaciones en Asturias; se trata de Fernando Casadode Torres, Ingeniero Naval, que ingresó en el Cuerpo de la Marinade Guerra. Don Fernando Casado de Torres, como Ingeniero de laArmada, vino a nuestra provincia comisionado por el Ministro deMarina, el Baylío Frey don Antonio Valdés.

A la sazón, se encontraba organizando la explotación de lasminas de carbón de piedra de Penagos en las Montañas de San-tander, pues se había recibido una Real Orden por la cual debía deser sustituido el carbón de leña por el de piedra para uso de lasReales Fábricas de La Cavada análogamente debían de procederlas fábricas de Liérganes y la de Anclas Marrón. El objetivo de sunuevo destino1 era ocuparse de la puesta en explotación y poste-rior inspección de las minas de carbón de piedra asturianas, laposible instalación de una fábrica de municiones gruesas, y, en ge-neral, examinar todas las posibilidades que nuestra región ofrecíapara el desarrollo de la explotación del carbón de piedra y de losminerales de hierro, y para la obtención del hierro y del acero.

1 En el informe de Jovellanos sobre la navegación del río Nalón,fechado en el año 1797, comienza diciendo: «En 1789 fui nombrado paravenir a este Principado a promover el cultivo y comercio del carbón depiedra y proponer al Gobierno cuanto creyese necesario a este objeto.»Más adelante continúa diciendo: «Antes de resolver estos puntos y porReal Orden de [aparece en blanco] se nombró a don Fernando Casado deTorres, entonces Ingeniero en segundo, para que viniese a este Principa-do, me ayudase en mis encargos como facultativo, y esto, a tiempo, quese me mandó partir a Salamanca a desempeñar otra comisión». Y seguirádiciendo: «Los míos, en Salamanca, no me permitieron salir de allí hastael 13 de noviembre de 1791; ni los suyos a Casado, a abocarse conmigohasta principios de enero de 1792». Hace impresión clara de que don Fer-nando Casado de Torres nunca aceptó estar a las indicaciones y consejosque le hiciese Jovellanos; y actuó siempre por su cuenta y razón.

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Hombre enérgico y emprendedor, entraba a fondo en los asuntosque promocionaba, y los vivía intensamente, manteniendo sobreellos un control efectivo y constante; pero en parte era soñador yutópico en sus ideas, por eso Casado de Torres comenzó algunosproyectos, como fueron la navegación del río Nalón y el horno decarbonizar, para obtener el «coak» que no se vieron coronados porel éxito. Fernando Casado de Torres, antes de ingresar en el Cuer-po, había ya servido en el ramo de la guerra, realizando viajes adistintos países extranjeros, con objeto de estudiar sus adelantosmilitares. Ingresó al servicio de la Marina en 1789, ascendiendo re-glamentariamente a Brigadier en 1796 y a Jefe de Escuadra en18152. Intentó establecer en el Arsenal de La Carraca una máquinade aserrar, que había ideado en 1788, movida por una bomba dedoble inyección, pero no llegó a verla terminada. Eligió como lugarmás idóneo, para la instalación de la fábrica de municiones grue-sas, las cercanías de la confluencia de los ríos Nalón y Trubia, y,aunque fue nombrado Director de aquella fábrica, no llegó a tomarposesión de ese puesto, pues no pudo volver a Asturias, ya que ha-cía algún tiempo se había ausentado de la misma para reponerse

2 Ingresó Casado de Torres en la Marina, como Ingeniero ordina-rio, el 16 de marzo de 1789. El l de mayo de 1790 es ascendido a Ingenie-ro en 2º. Con fecha 5 de octubre de 1791, nuevo ascenso a Graduado deIngeniero en Jefe. Al año siguiente, el 21 de abril de 1792 pasa a Ingenie-ro en Jefe y el 3 de diciembre de 1793, a Ingeniero Director. Aproximada-mente tres años después, el 9 de noviembre de 1796, asciende a Brigadier.Vemos que su carrera es meteórica, pues en poco más de seis años llega aBrigadier. Después continúa desempeñando este cargo por espacio de 18años, 8 meses y 9 días; al cabo de los cuales fue ascendido a Jefe de Es-cuadra el 18 de julio de 1815, cargo en el cual permaneció hasta su falle-cimiento el 25 de julio de 1829, desempeñándolo por espacio de trece añosy medio, aproximadamente. Cuando ingresó en el Cuerpo de Ingenierosde Marina estaba pensionado por Guerra de Indias con 12.000 reales alaño, concedidos por S. M. En el año 1784, con cuya pensión continuó, enconsideración a sus importantes servicios, principalmente prestados du-rante sus viajes a Rusia, Alemania, Suecia, Dinamarca, Holanda, Franciae Inglaterra.

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de una enfermedad3. Formó parte de la Comisión de Límites entreEspaña y Francia, y en el año 1822 ocupó la Comandancia Generaldel Cuerpo de Ingenieros Navales. Falleció en Murcia en 1829.

XI.2 EL BAYLÍO FREY DON ANTONIO VALDÉS

Reducidas casi a la nulidad las fuerzas navales de España,pues sólo se contaba con un pequeño número de bajeles, cuandoocurrió la muerte del último Rey de la Casa de Austria, y el adve-nimiento al trono de San Fernando, de la dinastía de Borbón, fuepreciso que crease Felipe V la marina desde los primeros cimien-tos. Por eso, la historia moderna de este Cuerpo debe de comen-zarse a principio del siglo XVII.

El genio emprendedor y resuelto del Cardenal Alberony, Mi-nistro Universal de aquel monarca, secundado después por los cé-lebres don José Patiño y don Zenón de Somodevilla, Marqués de laEnsenada, que ocuparon más tarde el Ministerio de Marina, y quefueron, por decirlo así, los fundadores de la Marina Borbónica, le-vantaron ésta de la postración en que se encontraba, y no sólo cons-truyeron gran número de embarcaciones de todos los portes, sinoque además crearon los tres Departamentos Navales de la Penín-sula, con sus arsenales, diques, gradas de construcción, estableci-mientos científicos y todo lo demás que era conveniente al aprestode una importante flota.

Después de estos célebres personajes, ninguno se había seña-lado más como Ministro de Marina que el baylío Valdés, no sóloporque siguió las huellas administrativas que le habían trazado suspredecesores, sino porque poniendo en uso sus vastos conocimien-tos, como entendido Jefe Naval, protegió la instrucción científicade la juventud de la Marina, atendió a la organización de la mismasin descuidar el progreso de la parte material, abasteció los arsena-

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3 Esta enfermedad, que debía de ser de carácter bronquial, se lerecrudeció de manera importante con motivo de una «asfixia» que pade-ció dentro del horno de hacer «coak».

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les de los repuestos y surtidos convenientes a una poderosa Arma-da, y dejó a su salida del Ministerio, ya entrado el reinado de Car-los IV, una marina de guerra que vio multiplicarse el número desus oficiales hábiles, y a contarse hasta 80 navíos (entre armados,desarmados y en construcción), 54 fragatas y el correspondientenúmero de buques menores.

Había nacido don Antonio Valdés y Bazán en Burgos, y supadre, don Fernando Valdés Quirós, fue asistente de Sevilla y delConsejo de Hacienda de Su Majestad. Sus hermanos, Rafael y Fer-nando, fueron Mariscal de Campo y Brigadier, respectivamente.Dada su natural inclinación al mar sentó plaza de guarda-marinaen el Departamento de Cádiz, el 26 de octubre de 1757. Ascendidoa Alférez de fragata el 29 de junio de 1761, pasó a embarcarse en elnavío «Conquistador» y con la escuadra del Marqués del RealTransporte, navegó al puerto de La Habana, cuando la guerra conlos ingleses. Allí estaba, cuando fue atacada la plaza, y luchó congran valor hasta la conclusión del sitio y rendición de la plaza, ycomo prisionero, en virtud de la capitulación, fue transportado consus compañeros de armas al puerto de Cádiz.

Destinado después al apostadero de Algeciras, tuvo quesostener repetidas acciones contra los piratas berberiscos en el Me-diterráneo y costa de Argel principalmente, consiguiendo extraerbajo los fuegos de esta plaza una embarcación española, que habíanapresado los enemigos; por cuya acción, que fue muy celebrada,obtuvo su ascenso a Alférez de Navío el 17 de setiembre de 1767.

Continuó después desempeñando mandos de navíos y divi-siones, mayorías de escuadras y departamentos, inspecciones dearsenales y escuadras; comisiones todas de mucha importancia ensu cargo de capitán de Navío. Finalmente asciende a Brigadier el 5de mayo de 1781. En el año 1781 Su Majestad Carlos III le nombródirector de la fábrica de La Cavada, que entonces estaba bastantedeteriorada, restableciendo la fábrica en su buena marcha, y esnombrado Inspector General de Marina el 1 de marzo de 1783, yaascendido a Jefe de escuadra. Pasa después a ser nombrado Secre-tario de Estado y del Despacho Universal de Marina, y desde estepuesto desarrolló una ingente labor para afianzar la independenciade nuestra marina, sin tener que depender de artículos extranjeros,

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LÁMINA 14

ANTONIO VALDÉS Y FERNÁNDEZ-BAZÁN

Retrato realizado por Goya de Antonio Valdés (1744-1816), Ministro de Marina yCapitán General de la Armada.Antonio Valdés se interesó vivamente por los comienzos de la minería e industriaasturiana y fue su apoyo fundamental ante el Gobierno español; alentó y promocionómúltiples iniciativas para todo cuanto fuese favorable al desarrollo industrial y minero deAsturias.En Valdés encontró Casado de Torres su apoyo principal.Mantuvo también contacto con Jovellanos para la regulación y ordenación de todas lasincidencias mineras.

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también realizó eficaces obras y buenos establecimientos para lasciencias y enseñanza e ilustración de los hombres de la Armada,promoviendo expediciones científicas y fomentando todos los ra-mos que podrían contribuir a la mayor perfección de la marina deguerra y adquiriendo costosos armamentos. Satisfecho el Rey Car-los III de la forma de desempeñar su cargo Antonio Valdés no du-dó el encargarle también de la Secretaría de Estado y del DespachoUniversal de Indias, al fallecimiento de don José Galves, y cuyopuesto desempeñó desde 1787 hasta 1790, sabiendo rodearse de Je-fes beneméritos en la gobernación de los países americanos. Se leconfirmó la plaza efectiva en el Consejo de Estado el año 1787. As-cendió a Teniente General por su antigüedad en 1789 y fue promo-vido a Capitán General de la Armada ya en el reinado de Carlos IV,en el año 1792, siendo tan sobresaliente el concepto de que disfru-taba el Baylío Antonio Valdés que este ascenso lo consiguió pasandopor delante de otros doce Tenientes Generales entre los más escla-recidos de la marina, sin que se produjese la menor reclamación.

Al terminarse la guerra con Francia por la paz de Basilea sele concede el Collar de la Orden del Toisón de Oro. Redactó nume-rosos informes sobre la marina, sobre el Almirantazgo y otras di-versas cuestiones. Alguno de estos informes, redactados con todala franqueza y lealtad que era normal en el Capitán General Valdés,hirieron la susceptibilidad de varios personajes que figuraban a lacabeza de la Armada, y sobre todo al Príncipe de La Paz, Godoy, yaconvertido en General-Jefe de todas las Armas de mar y tierra; porlo cual, para evitar disgustos a su persona y otras providencias,fruto de las envidias y enconos que se fomentaron, se retiró a Bur-gos, hasta que fue llamado a servir su plaza de Consejero de Esta-do, al poco tiempo de ocupar el trono el Rey Fernando VII; peropor las intrigas de aquella época no llegó a ocupar dicho puesto.

Durante la guerra de la Independencia, suscitada por la in-vasión de los franceses, se retiró desde Burgos a Palencia, en don-de fomentó la insurrección contra los invasores. Enterados éstos,enviaron una división de su ejército, compuesta de 12.000 hom-bres, con el objeto de apoderarse de su persona y familia. Pero Val-dés, exponiendo una vez más su vida, parte para León, en dondele nombran Presidente de la Junta de Gobierno, y al frente de ella

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trabajó con todas sus energías contra los invasores. Fue nombradomiembro de la Junta General Gubernativa del Reino, desde dondeprocuró promover el bien general. Una vez instalada la primeraRegencia, su natural tendencia a la vida privada y lo quebrantadaque tenía su salud, después de 55 años de servicios a la Patria, sindescanso, le resolvieron a trasladarse a Gibraltar. Pero ni aun allí ledejaron en paz, y volvió a ser blanco de numerosas calumnias, quese cebaron en él. En vista de ello, hizo multitud de reclamaciones ala Regencia y a las Cortes, hasta que desde Cádiz, y firmado por Jo-sé Vázquez de Figueroa, recibió una Real Orden en la cual se le re-conocía toda su excelente actuación a lo largo de toda su vida,siempre al servicio de España. Evacuada Andalucía por los enemi-gos, se trasladó Valdés al Puerto de Santa María, y desde allí, ennoviembre de 1813, a Madrid. Vuelve a tener el aprecio y confian-za del Rey, que lo recibe en Aranjuez, y le nombra Lugar-Tenientede gran Prior de Castilla en la Orden de San Juan y es repuesto ensu plaza de Consejero de Estado. También se le quiere nombrar Mi-nistro Decano del Consejo Supremo del Almirantazgo, pero por sudelicada salud dimite de tan importante puesto. En el ejercicio desus altas funciones, como vocal más antiguo del Consejo de Estadoy Presidente de la Asamblea de S. Juan, fallece Valdés a la edad desetenta y dos años, en el año 1816.

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CAPÍTULO XIICAPÍTULO XII

Expediciones de Jovellanospara visitar las minas de carbón

de piedra

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LÁMINA 15

POZOS Y FORMAS VARIAS DE ENTIBACIONES PROYECTADAS EN 1700

Lámina 25 del libro «Speculum Metallurgie Politissimun».

Puede observarse en la lámina diversas formas de efectuar el revestimiento de los pozos conmadera. Se colocaba siempre una escalera para la entrada y salida de los mineros que no lohacían aprovechando el torno, por la falta de seguridad y de potencia del mismo.En nuestras minas, como ya hemos indicado, los procedimientos de explotación eran de lomás rudimentarios, pero, sin embargo, hombres clarividentes como Jovellanos yavislumbran los nuevos métodos a emplear en el futuro; en su informe a S.M. en respuestaa una representación del Director General de Minas decía:«Es verdad que un aumento tal de consumo, haría indispensable llevar el trabajo de lasminas a mayor profundidad, introducir el auxilio de máquinas e instrumentos y establecermétodos y economías, no conocidas hasta ahora.Mas cuando haya en Asturias las luces y conocimientos necesarios para proporcionar estosauxilios. ¿Por qué no se esperarán de los ricos propietarios y empresarios? Su mismointerés los buscará, y se dará prisa para establecer, sin que para esto se necesiten másfondos que los que darán sus empresas. Multiplíquense estos conocimientos por medio deuna enseñanza metódica, y todo estará hecho».

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En los interesantísimos Diarios de Jovellanos, que co-mienzan el 20 de agosto de 1790, encontramos en su «Diarioprimero» tres «expediciones de minas», en donde nos va des-cribiendo, con detalles muy interesantes, las minas de carbónde piedra de Asturias entonces en explotación. Hay que recor-dar que había sido comisionado por el Gobierno para haceruna visita de inspección a las minas de carbón del Principadoy redactar un informe sobre las mismas, comisión que fue enparte el pretexto para su destierro. Estas tres expediciones fue-ron:

1) Desde el 19 al 28 de setiembre, desde Gijón a Oviedo,Nava, Sorribas, Ribadesella, Covadonga y regreso aGijón.

2) Desde el 11 al 15 de octubre, desde Gijón a Carrió,Avilés, Oviedo.

3) Desde el 20 al 25 de octubre, desde Oviedo a Valde-soto y Valle de Langreo y regreso a Gijón.

XII.1 PRIMERA EXPEDICIÓN DE MINAS

Describe Jovellanos la existencia de seis minas abandonadasen ese momento, pero que habían sido explotadas hasta hacía muypocos meses. La primera descubierta en marzo o abril de aquelmismo año (1790) en el lugar de Piñera, en la parroquia de Sebares,en la Ería de la Vega, perteneciente al mismo lugar y al margen delrío Color que desemboca después en el Piloña y que, a su vez, va averter sus aguas en el Sella, por un tal don Manuel, vecino del lu-gar, y que el Ministro Piles mandó beneficiar a don FranciscoRodríguez, natural de Llames de Parres, el cual parte de lo queexplotó lo llevó en chalanas a Ribadesella y otra parte quedó allíapilada cuando efectuó la visita de inspección Jovellanos. Le dije-ron que el carbón era de excelente calidad, pero que la conducciónera cara, porque las chalanas cargaban poco, hasta llegar al Sella en

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Arriondas, donde según Jovellanos «los barcos tienen ya másagua».

La segunda mina, en el lugar de Montes, parroquia de Villa-mayor, como a un cuarto de legua de la anterior. También la bene-fició Francisco Rodríguez. Jovellanos opinaba que podían estoscarbones transportarse en carros hasta Arriondas y de allí en«barcos» a Ribadesella. Como la distancia de las minas a Arriondasera de una legua, calculaba Jovellanos el costo de este carbón de lasiguiente forma:

«Costo de una carrada de 44 arrobas de carbón, enun carro tirado por 4 bueyes y recorriendo una legua yconducido por un hombre que también hacía la saca: 22reales.

Costo de un “barco” con tres hombres, que llevaría 88arrobas a Ribadesella: 44 reales.

Costo total de conducción y saca: un real por arroba».

La tercera mina de carbón que visitó fue la del lugar de Soto,a media legua de Ribadesella, también explotada por FranciscoRodríguez, pero pronto abandonada. En ella trabajó también uninglés por cuenta de la Compañía de San Luis.

La cuarta mina, en la parroquia de Obio, con buen carbón, deexcelente calidad, con fácil conducción a Niembro y a Ribadesella,pero con difícil explotación por su profundidad. La explotó primeroFrancisco Rodríguez, después Orduña por medio de los ingleses,pero cuando éstos se marcharon a otras explotaciones, se hundió elterreno y la mina se cegó.

Las siguientes minas de que da noticia están en Caravia deArriba. Allí se hospeda Jovellanos en casa de don Vicente Duyos,«indiano que trajo de América un caudalejo» y que le presentó ados mineros de aquella zona.

La sexta mina estaba en el lugar de la Riera de Colunga, enlugar muy fragoso; es beneficiada por don Cosme de Canga, veci-no de Libardón; en dos sitios se hicieron excavaciones, próximas eluno al otro y en una misma veta, que allí estaba casi horizontal.Cangas sacó 700 quintales que envió a Santander.

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XII.2 SEGUNDA EXPEDICIÓN DE MINAS

Describe Jovellanos, en esta segunda expedición, la existen-cia de dos minas que estaban en explotación.

«1ª Mina. En la parroquia de Tamón, con veta casi ho-rizontal. Tenía encima una capa de piedra arenisca. MandóJovellanos que, como prueba para ver la calidad del carbón,se quemase en un calero que había próximo y que le infor-masen del resultado.

2ª Mina. En el lugar de San Martín de los Pimientos, auna legua de Santa María del Mar, más allá de Avilés y Sali-nas. Era una gran mina con excavación por dos partes, conveta de mucha anchura. Como estaba muy cerca de la playa,en buen tiempo se podía cargar en gabarras remolcadas has-ta Avilés. Había dado ya bastante carbón cuando la visitóJovellanos. El carbón no parecía todo igual, ni todo bueno.Indica Jovellanos que se necesitaba una mano inteligente parael desagüe, el apuntalamiento y el ahorro de excavación».

XII.3 TERCERA EXPEDICIÓN DE MINAS

Las minas descritas son las siguientes:

1º «Grupo de minas. En la subida al monte del Carba-yín por su vertiente norte encuentra Jovellanos «una abun-dancia increíble de minas abiertas».

a) «Mina de la Riega del Coplu, colocada su «veta»verticalmente. Excelente carbón. Los mozos sacabanel carbón en cestos y lo vertían en los carros hastallenarlos. Los carros, tirados por dos bueyes, carga-ban de 32 a 36 arrobas y los tirados por cuatro bueyesde 50 a 54. El cargador cobraba un cuarto por cadaarroba (se calculaba el peso a ojo), de forma que porllenar los primeros carros suelen cobrar una pesetay por los segundos seis reales.

Expediciones de Jovellanos para visitar las minas de carbón de piedra 205

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Jovellanos relata que estuvo hablando con PedroCarreño que cargaba un carro, y que con el mismo,tirado por dos bueyes, había llevado 46 arrobas decarbón desde Lieres a Gijón.

b) «Mina del Soldado, que estaba en la Riega de Carbayín.c) «Mina del Castañedo de Alfonsón. Mina grande en

el monte que fue explotada por los ingleses, perocuando llegó Jovellanos estaba cegada. Indica tam-bién que encontró «horno para ensayo, pequeño,muy rebajado, sin respiradero, con boca en arco».Se trajeron muestras de carbón y de «quats (co-cas)», esto es, «crudo y desazufrado».

2º «Grupo de minas En la parroquia de Feleches habíacuatro minas grandes. No da más explicaciones.

3º «Grupo. Mina grande del monte de Lieres. En laparroquia de Lieres «a un tiro de fusil del Plantío Real» estáesta mina, que fue explotada por los ingleses, en galerías o«cuevas». Estaba al frente de la explotación Policarpo Fernán-dez, por estar ausente el inglés. Los cavadores cobraban dejornal cinco reales y trabajaban veinte en la mina. En casi cin-co meses había enviado a Gijón mil quintales. El transporte encarros lo hacían por el camino de La Rodriguera y al llegar aLa Barrera se incorporaban al camino de las otras minas.Comenta después Jovellanos: «El carbón es excelente, peroblando, se deshace al aire y queda sólo para uso en caleros,pero se sacan grandes témpanos y es también extraíble».

4º «Grupo. Mina del Solano, situada en el confín de losconcejos de Siero y Nava. Fue probada por los ingleses y pos-puesta a las anteriores.

5º «Grupo. El Valle de Langreo. Cuando de Aramil su-be a los montes Jovellanos, para pasar al valle de Langreo,dice que ve el incendio del lugar del Corripio. En aquellasépocas ocurrió en varias ocasiones que se incendiaba unmonte y se mantenía el fuego durante meses, porque estabaquemando una mina de carbón, como ya antes hemos indi-cado. Al bajar al valle, ve varias minas casi horizontales. Des-

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pués de faldear el valle por la izquierda, sube a los montes,en donde están las minas más abundantes que reconoció. Di-ce que hay muchas y verticales, altas en las cañadas de lasvertientes, bastante anchas y de buen carbón.

6º «Mina del Madrilanu. Tiene este nombre, por el mo-te de la persona que la explotaba en el sitio del Soforu, llena-ba con 34 arrobas, sacaba cada carro con los cuatro bueyes,hasta la altura, allí cada yunta tomaba su carro y marchabanpor Siero a salir bajo La Rodriguera, al camino nuevo y des-de allí a Gijón. «Tenía enfrente otra mina, que también ex-plotaba él mismo y quería hacer allí su casa y abrir un trozode camino. Pero a pesar de ser un lugar común, era estorba-do por un vecino [pequeño detalle que describe Jovellanos]».

XII.4 ZONA DE MIERES

Fuera ya de las tres expediciones de minas que acabamos deexponer, en otro lugar de sus Diarios nos indica la existencia deotras dos minas de carbón, situadas sobre el camino entre Santu-llano y Mieres, llamadas de Brañanocedo, por ser éste el nombredel monte en donde estaban situadas. Por un real y medio, le saca-ron al constructor de una presa que allí se estaba haciendo, cada ca-rrada de carbón. Este carbón se utilizaba allí para hacer toda la calque se consumió en la obra antes citada. Años más tarde, en 1793,Jovellanos describe otra visita que efectúa a una mina.

XII.5 VISITA AL HORNO DE SAN JULIÁN DE TUDELA

Jovellanos –según cuenta en sus Diarios– visita el horno desan Julián de Tudela y la mina que estaba más próxima; se aloja enla casa rectoral de San Julián de Tudela, con Casado de Torres, y aldía siguiente, acompañados del cura párroco, visitan el famoso«horno de carbonización» y después visitaron la mina más cercanaal horno. Describe la visita a la mina, Jovellanos, de la manera si-guiente:

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«Vimos después la mina del nivel, cuya galería tendrácomo seis pies de ancho y su longitud será ya como de seis-cientos. Entramos hasta el fondo, con dos velas, y ya hacia elfin va volviendo sobre la izquierda, tomando dirección semi-circular. Dice Casado que estando ya bajo el fondo de la mon-taña no continuaría el apuntalamiento, que ciertamente escostoso. Dicen que hay minas mucho más profundas. A lavuelta venimos observando la montaña, que toda es caliza, yluego termina en las peñas de almedrón, que Casado llama“pudim”, y dice que son señales de la proximidad de las car-bonerías, y en efecto, luego se ve la piedra de grano y las pri-meras minas. Esta visita la realiza Jovellanos el viernes 29 denoviembre de 1793».

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CAPÍTULO XIIICAPÍTULO XIII

Las Reales Fábricas de Liérganesy La Cavada; las minas de carbón

de piedra de Penagos en lasmontañas de Santander

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LÁMINA 16

HERRAMIENTAS...

Herramientas mineras, accesorios y carretillas para las explotaciones.

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XIII.1 LOS ESTABLECIMIENTOS DE LIÉRGANES Y LA CAVADA

Para dar una idea de lo que fueron estas fábricas, nada me-jor que el interesante libro de José Alcalá-Zamora y Queipo de Lla-no, titulado: Historia de una empresa siderúrgica española: Los AltosHornos de Liérganes y La Cavada, 1622-1834. Al hacer lo que él llamalos «números grandes de La Cavada», se expresa de la siguientemanera:

«Veintiséis mil cañones útiles para el servicio; muni-ciones de variado tipo, para realizar seis millones de dispa-ros (bastantes a treinta navíos de línea en cien prolongadasbatallas); muchos millones de piezas destinadas a usos co-merciales, domésticos, industriales o de lujo. Trescientasmil toneladas de mineral de hierro, doscientas cincuentamil de carbón vegetal y quince mil del de piedra, consumi-das en los altos hornos, reverberos y fraguas, a fin de pro-ducir cien mil de hierro colado (equivalentes a un bloque demetal de treinta por treinta por quince) elaboradas en unasciento cincuenta campañas de fundición, a lo largo de dos-cientos años.

«Diez millones de árboles carboneros podados, y enbuena parte perdidos con asolamientos de cincuenta milhectáreas de bosque, en una zona principal de ciento cua-renta mil, aparte de otras devastaciones parciales. Alrede-dor de veinte millones de jornales pagados, de los cuales untercio en las mismas fábricas y el resto, en actividades com-plementarias; con una inversión acumulada próxima a losciento veinte millones de reales de mediados del sigloXVIII».

Creo que este resumen, tan bien hecho, demuestra la impor-tancia de aquellos establecimientos siderúrgicos.

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XIII.2 UN POCO DE HISTORIA SOBRE LOS ESTABLECIMIENTOSDE LIÉRGANES Y LA CAVADA

Felipe II se interesa grandemente por la fundición de hierro,pero no consigue nada concreto en este tema. Es necesario que pa-sen bastantes años hasta que Juan Curcio, fuerte industrial de Liejay antiguo proveedor de los ejércitos de Flandes, entable relacionescon los representantes españoles, cerca de los Archiduques Albertoe Isabel para estudiar la posibilidad de promover unos estableci-mientos siderúrgicos en España. Es posible que como consecuenciade la paz hispano-holandesa atravesasen un período de crisis lasfundiciones de Lieja, y ante esto, buscase Curcio una inversión enEspaña, sabiendo lo necesitada que estaba de cañones para de-fender sus rutas marineras.

Ya en España, y resueltos los trámites oficiales, seguramentehacia fines del año 1616, intentó instalar su fábrica en Vizcaya, te-niendo en cuenta su proximidad al mar y la concurrencia de agua,bosques, mineral de hierro, y una mano de obra preparada en esteoficio, pero los vizcaínos, temerosos de la competencia que estenuevo método siderúrgico pudiera ocasionar a sus instalacionestradicionales y otras razones de tipo localista y sus controversiascon el poder central se negaron a admitir a Curcio. El pleito susci-tado duró varios años. Sin embargo, no se desanimó Curcio y pasóa la provincia de Santander, en donde encontró sitio adecuado, enel lugar de Liérganes, a orillas de río Miera. Comenzó a buscar ya-cimientos de carbón y canteras, a realizar pruebas de carbón, ensa-yos de fundir, etc., pagando todas estas operaciones de su bolsillo,y alcanzando la elevada suma de 10.000 ducados. Reclamó a Ma-drid se le confirmasen los privilegios prometidos; y por una RealCédula del 9 de julio de 1622 se accedía a las pretensiones de Cur-cio. Titánica fue la lucha emprendida por este hombre para montaraquella empresa en la cual perdió su salud y su capital. En el año1628 parece ser que estaba al borde de conseguir su objetivo, pero,sin recursos, tuvo que ceder todos los derechos de explotación delos dos altos hornos levantados, en condiciones muy duras, a ungrupo integrado por: El Contador Salcedo Aranguren y tres fla-mencos, muy adictos a la causa española: Charles Bandequin, gen-

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tilhombre belga; Jean de Croy, conde de Solre, hombre de la diplo-macia de Felipe IV; y Jorge de Bande, luxemburgués y nuevodirector en funciones de Liérganes.

Este nuevo grupo consigue un pedido para la artillería espa-ñola de doscientos cañones; el nueve de julio de 1630 entregaronlas primeras veinticinco piezas. Bajo la dirección de Bande co-mienza un período de gran actividad y progreso para esta fábrica,que llega a aumentar su productividad del orden del seis por uno,gracias a la instalación de una nueva fábrica, denominada SantaBárbara, con otros dos altos hornos que sería la futura Cavada, si-tuada a cinco kilómetros aguas abajo de Liérganes en el término deRiotuerto1.Y así fueron los comienzos de este importante estableci-miento siderúrgico, que durante doscientos años desarrolló suactividad en las montañas de Santander.

XIII.3 MINAS DE CARBÓN DE PIEDRA DE PENAGOS

Casado de Torres recibe una Real Orden en la cual se lecomunica el proyecto de sustituir el carbón vegetal por el carbónmineral, en los hornos de fundición de La Cavada; y con este finprepara un informe, con las observaciones y experimentos, que harealizado con los carbones de piedra de Penagos y de Gijón. DesdeLondres, en donde se encuentra, el 22 de enero de 1790 escribe adon Antonio Valdés, sobre este tema, y entre otras cosas le dice:

«Los experimentos que V. E. hallará extractados, aun-que no tienen nada de maravilloso creo merecerán su aten-ción, pues sobre ser un trabajo enteramente nuevo, descubren

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1 Para hacer este pequeño resumen he seguido el libro de don Jo-sé Alcalá-Zamora y Queipo de Llano: Historia de una empresa siderúrgica es-pañola: los altos hornos de Liérganes y La Cavada, 1622-1834, editado por laDiputación Provincial de Santander. Centro de Estudios Montañeses. Ins-titución Cultural de Cantabria del Consejo Superior de InvestigacionesCientíficas, 1974.

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felizmente los datos que nos faltaban para determinar, conexactitud, la cantidad de aire atmosférico que debe emplear-se en la ignición de los carbones minerales para que la des-composición del aire vital produzca el mayor efecto posibleen las fundiciones; problema que pienso haber resuelto com-pletamente en la teoría que doy de la combustión del coak».

Y termina su carta diciendo:

«En fin, V. E. verá, recorriendo mi memoria, que todoqueda determinado, excepto las dimensiones que deben tenerlos hornos para sujetar la circulación del aire, que arrojan losbarquines en el hogar, a una ley constante, sin lo cual siemprehabrá una cantidad considerable de gas oxígeno que escapa-rá, sin descomponerse, con perjuicio de la economía de lasfundiciones; pero como nos faltan los principales datos, y co-mo para hallarlos es indispensable recurrir a experimentosque exigen un aparato costoso, me fue preciso renunciar a laidea que tuve de emprender este trabajo importante».

Vemos, por tanto, que estaban estudiando, en la medida queles era posible, los procesos de combustión; pero, como era natural,se encontraban con grandes dificultades.

XIII.4 NUEVAS GESTIONES DE CASADO

Con este fin Casado escribe al Embajador de España en aquellugar, Marqués del Campo, desde Londres, una nueva carta con fe-cha del 8 de febrero de 1790 indicándole que ha pasado de Birmin-gan a la provincia de Staffordschire para buscar una persona conamplios conocimientos en la explotación de minas de carbón. Queestableció contacto con varios mineros, que se presentaron ofre-ciéndose a pasar a España, pero que no le pareció prudente aceptara ninguno, porque pedían cantidades exorbitantes para suremuneración y otros exigían entrar como accionistas o tenerparticipación en los beneficios de las minas que dirigiesen en con-

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diciones muy duras; y además que pudo observar que los queparecían más acreditados no tenían otra instrucción que aquellosconocimientos prácticos que habían adquirido con la pala y el picoen la mano. Pues comentaba a continuación:

«En Inglaterra, todos los empleados en la explotaciónde minas de carbón, principian por ser meros jornaleros y sinsalir del trabajo material de las excavaciones, llegan a ser ma-estros, Ingenieros de Minas sin haber ‘saludado’ la Geome-tría subterránea. Hay en toda Inglaterra, una infinidad deminas de carbón inutilizadas por falta de inteligencia, en losque, las dirigían»2.

Ante todo esto, creyó conveniente Casado que, considerandomuy difícil encontrar en aquel país un minero que reuniendo la teo-ría y la práctica de «la arquitectura de minas» pudiera desempeñaren España las comisiones que se le dieren, y dudando mucho que losmineros ingleses, sacados de sus abundantes canteras de carbón y desu práctica viciosa de «conejeras y pozos», acierten a dirigir nuestrasminas de carbón con el arte y economía que exige la naturaleza delterreno, sería mucho más acertado escoger alguno de los excelentesmineros de las provincias francesas de Saint Etienne en Foret o si node los del Obispado de Lieja en donde, con ocasión de sus viajes, ha-bía encontrado sujetos muy instruidos en la «arquitectura subterránea».Sin embargo, sí aconsejaba que habiendo encontrado en los estable-cimientos de Staffordshire personal con gran destreza en preparar el«coak» para las fundiciones, le parecía conveniente la adquisición deuno u dos de aquellos operarios, que carbonizaban al aire libre loscarbones de piedra que eran extremadamente laboriosos.

Como consecuencia de todo esto, recibe Casado una Real Or-den expedida el 15 de abril del citado año, en la cual se le mandaque puede hacer el contrato con uno o dos facultativos de acredita-

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2 Dice Casado: «Sólo en el territorio de Bradley he encontradocinco hundidas; por no haber sabido; ni aún hacer uso de las enmadera-ciones» [quiere decir de las entibaciones].

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dos conocimientos en la explotación de minas de carbón, pero queno sean ingleses o franceses. Se propone pasar a Wesphalia a buscaresos mineros entre los alemanes que trabajan aquellas minas paraestar de regreso en España en un plazo de tres a cuatro semanas3.

La persona escogida finalmente por Casado fue FranciscoStievenard, facultativo experimentado en las minas de carbón yque resultó ser un hombre de excelentes cualidades y conocimien-tos; que rindió un extraordinario servicio, tanto en las minas de Pe-nagos, como luego después, cuando pasó a Asturias, al frente delas minas de Langreo. Procedía Stievenard de Valenciennes, endonde se encontraba trabajando cuando fue contratado.

XIII.5 REGRESO A ESPAÑA DE CASADO DE TORRES

Al llegar a España, encarga en Bilbao los utensilios para laexcavación de las minas, de acuerdo con las normas dadas por Stie-venard, y al mismo tiempo en San Sebastián preparó las plantillasde las palanquetas, roscas y demás piezas accesorias para la sierrade maderas que espera instalar en el arsenal de La Carraca, en Cá-diz. Los modelos para los engranajes y reguladores de la «bombade fuego» que se colocaría en la sierra de maderas, los había cons-truido en Londres, y de este país había importado las hojas de sie-rra que necesitaba para serrar las maderas. También había hechoconstruir en Londres un instrumento de la invención de Mr. D’as-tier para medir mecánicamente los declives de las galerías y obrassubterráneas en las minas, y con el cual esperaba trazar las obrasque proyectaba realizar en las minas de Penagos4. Con todo este

3 Su carta desde Londres el 24 de junio, dirigida al Baylío don An-tonio Valdés.

4 Es muy curioso lo que dice Casado en su carta a don AntonioValdés, fechada en San Sebastián el 6 de setiembre de 1790: «… pero co-mo V. E. no me autorizó a construir dicho instrumento, las catorce librasy diez y ocho chelines, que costó, no se han puesto en cuenta, ni las pon-dré, si V. E. no determina hacer la adquisición de este alhaja para el ser-vicio de la mina de carbón de Penagos por cuenta de la Real Hacienda».

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bagaje de instrumentos y utensilios, con la compañía de Stievenardy con las órdenes que el Baylío ha dado a los ministros de La Ca-vada y Santander para que le proporcionen todos los medios quenecesite para desempeñar su comisión, espera Casado de Torresprincipiar los trabajos en la mina sin pérdida de tiempo en cuantollegue para tenerla en explotación a finales del mes de diciembre.

XIII.6 COMIENZO DE LA EXPLOTACIÓN DE LA MINA DECARBÓN EN PENAGOS

El 18 de noviembre llegaron Casado y Stievenard a La Cava-da transportando con ellos 753 herramientas y 208 cuñas de hierropara la explotación de las minas de Penagos. El día 22 comenzaronlos desmontes, y, aunque las grandes lluvias molestaron y entor-pecieron los trabajos, consiguieron abrir la brecha de la galeríatransversal. Casado manifiesta que está muy satisfecho de Stieve-nard porque trabaja con amor por el Real Servicio enseñando prác-ticamente a los jornaleros cómo deben manejar los instrumentos deexcavación y trabajando como un simple peón. Los trabajos se con-tinuarán en diciembre.

XIII.7 CASADO PASA A ASTURIAS

Casado pasará ahora a Asturias para comenzar la explota-ción del carbón de piedra; se comunica a don Wolfgando deMucha, Director General, que construya las herramientas y útilesnecesarios para la excavación en las minas, con arreglo a las ins-trucciones que vaya dando Stievenard, y que si no tuviese allíquien pudiera hacerlo, se las pueden encargar a un herrero que hayen ese lugar, según ha indicado Casado de Torres, facilitando elhierro y el acero necesarios; en caso de que tuviese dificultadespueden también recurrir a un cerrajero que hay en Santander,llamado Quintan, quien parece tiene habilidad para ello.

Casado considera que para Asturias el mejor mes es agosto,pues parece el mejor momento para comenzar las excavaciones,

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«por hallarse entonces la tierra menos cargada de humedad que enlos demás meses del año». Pasa también a Asturias Stievenardpara ponerse al frente de las explotaciones mineras; en su lugarqueda encargado de las minas de Penagos don Juan Penzel.

Con estos hombres van a comenzar en Asturias los estableci-mientos de las minas de la Marina que darán lugar después anavegación del río Nalón, el horno de cok para depurar el carbóny finalmente a la fábrica de municiones de Trubia.

XIII.8 CONTRATO PARA LA FABRICACIÓN DE HERRAMIENTASDESTINADAS A LAS EXCAVACIONES DE LAS MINASDE CARBÓN DE PIEDRA EN ASTURIAS

A continuación recojo este documento para que se vea cuáleseran los elementos que se tenían en las minas para poder realizarla explotación y arranque de los carbones asturianos:

«Razón de las herramientas que por Real Orden, se meha encargado, tenga hechas a mi satisfacción para el laboreode las minas de carbón de piedra del Principado de Asturiasa cargo de don Fernando Casado de Torres, segundo en In-geniero de Marina y comisionado por S. M. de dichas minas;a saber:

01º Veinte picazos que pesan cinco a seis libras cada uno.02° Veinte y cuatro azadones.03° Diez y ocho azadas que pesan cuatro libras cada

una.04º Cincuenta picos de dos puntas; veinte que pesan

cinco libras y treinta de cuatro libras.05º Treinta palas.06º Ocho mazas que pesan cinco libras cada una.07º Ocho hachas.08° Veinticuatro barrenos, doce de dos pies de largo y

doce de tres pies.09º Seis picadores de tres pies de largo.

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10º Ocho agujas.11º Ocho cucharas.12° Veinte cuñas, diez de cuatro libras y diez de tres li-

bras.13° Doce carretillos.14º Doscientas cuñas chiquitas.15º Seis barras de hierros, como las de Penagos,

firmado: Francisco Stievenard».

«Teniendo yo entera confianza de que hará las herra-mientas antecedentes, el Maestro herrero Fernando de la Sie-rra, vecino del lugar de Pamanes, a toda satisfacción y segúnlas advertencias que me será más fácil darle por tenerle, a lamano, puede hacerse con él, la correspondiente contrata, ex-cluyendo las palas, carretones de mano y barras de ‘fierro’, yme parece que para todo lo demás sería equitativo a la RealHacienda el precio de catorce cuartos por libra, uno con otro,siendo de cuenta del Maestro herrero, el ‘fierro’ y acero quenecesiten en caso de que se le suministre por la Real Hacien-da a costo y costas. Francisco Stievenard.

«Digo yo, Fernando de la Sierra, Maestro-herrero, veci-no del lugar de Pamanes, que con mi persona y bienes, meobligó a hacer de mi cuenta con inclusión de ‘fierro’, acero ydemás, a toda costa, arregladas a lo que disponga el Directorde Minas de Penagos, don Francisco Stievenard y a enteradisposición suya, las herramientas expresadas en la razónque antecede, a excepción de las tres clases prevenidas en sunota, siendo el destino de todos consecuente a la Real Ordende nueve del corriente, para los trabajos subterráneos de mi-nas de carbón de piedra, que debe emprender en Asturias, elIngeniero en segundo de Marina don Fernando Casado deTorres, para cuya construcción se me han de suministrar porla Real Hacienda, en estas fábricas, a costo y costas todo el‘fierro’ y acero que necesitare, y bajo este concepto é ajustadoque se me ha de satisfacer cincuenta y seis maravedíes porcada libra que pesaren todas las referidas herramientas, una

Las Reales Fábricas de Liérganes y La Cavada; las minas de carbón de piedra… 221

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clase con otra indistintamente, dándolas enteramente con-cluidas todas y entregándolas en estos Almacenes; para el díaveinte y cuatro del mes de junio próximo venidero.

«Y para que puedan franqueárseme desde luego el‘fierro’ y acero necesarios, doy por mi fiador a don DomingoBentura Díez, vecino del lugar del Arenal, y sujetándonosambos juntos demancomún y cada uno de por sí, insolidan ala Jurisdicción y fuero de las fábricas, lo firmamos en este Re-al Sitio de La Cavada a diez y siete de mayo de mil setecien-tos noventa y uno. Firmado: Fernando de la Sierra. DomingoBentura Díez. Aprueba esta contrata, a nombre de la Real Ha-cienda. Firmado: Bernardino de Covera».

Con fecha 2 de junio del citado año, y desde Aranjuez, se re-cibe la aprobación de S. M. de la contrata que acabamos de expo-ner, en carta dirigida al Ministro de La Cavada.

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CAPÍTULO XIVCAPÍTULO XIV

Informe de Casado de Torressobre el uso del carbón de piedra

en toda España

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LÁMINA 17

PROYECTO DE BOMBA DE FUEGO

Lámina 14 del libro Voyages Metallurgiques ou recherches et observations sur lesmines, M. Jars. Lyon, Francia, 1774.

Fernando Casado de Torres, en su carta al Baylío Frey Antonio Valdés, fechada en SanSebastián el 6 de septiembre de 1790, le comunicaba que había traído de Londres losmodelos para los engranajes y reguladores de la «Bomba de fuego» que se colocarían en lagran sierra de maderas que esperaba instalar en el Arsenal de La Carraca (Cádiz).

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XIV.1 LAS POSIBILIDADES DE USAR EL CARBÓN DE PIEDRA

Casado de Torres dice que el carbón de piedra en España essuficiente para alimentar las fraguas en los tres DepartamentosMarítimos de la Nación; y así lo demuestran los dictámenes de losMaestros de Fraguas consultados sobre este tema. Asimismo afir-ma que también hizo en su día experiencias sobre los carbones deVillanueva del Río (Andalucía), cuando estuvo en estas minas, eninspección. Añade que el de Langreo es generalmente preferido atodos los demás que han sido encontrados en Asturias. Que le pa-recieron de análoga calidad los carbones de Villanueva del Río enlas pruebas que hizo en el Arsenal de La Carraca de Cádiz, perosupone que éste saldrá más caro por no haberse hecho las excava-ciones en forma adecuada y en cambio se abrieron varios pozos.

Hay que vencer el recelo de los Maestros de Herrería y Ce-rrajería del Arsenal de La Carraca, que se inclinan por usar en vezdel carbón la leña de retama, de la cual se suministran en la rayade Portugal. En cambio en Cartagena está ya más propagado el usodel carbón de piedra, y establecido totalmente en El Ferrol.

De todo esto, saca la conclusión de que no existe razón algu-na para dejar de establecer, en general, el uso del carbón de piedrade Asturias y Villanueva del Río en los tres Departamentos, conaplicación de las Fraguas, Herrerías, Cerrajerías, Fundiciones yHornos de Reverbero.

Que la repugnancia a usar el carbón de piedra, en determi-nadas obras, provenía de una infundada timidez. Y por este moti-vo, los maestros, para realizar cualquier manufactura, mezclabanen partes iguales el carbón de Asturias y el inglés; pero como aho-ra no disponían de este último empleaban para la mezcla algo decarbón vegetal, aunque en mucha menos proporción.

Por eso propone que en los Presupuestos anuales no se in-cluya ninguna partida dedicada a la compra de carbón vegetal, yque con esto se conseguirá un considerable ahorro y además un ali-vio a los montes, tan deteriorados por las terribles talas.

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XIV.2 INVESTIGACIÓN SOBRE LA POSIBILIDAD DE ALIMENTARLAS FRAGUAS EN LOS TRES DEPARTAMENTOS CONCARBÓN DE PIEDRA; Y SI EL DE ESPAÑA ES SUFICIENTE(INFORME DADO EN EL FERROL POR DON JOSEFROMERO Y LANDA EL 20 DE AGOSTO DE 1791)

XIV.2.1 Carbón de piedra de las minas de Villanueva del Río

«Las Minas de carbón de piedra de Villanueva delRío situadas una legua poco más o menos del Guadalqui-vir, y cerca de Sevilla, producen un excelente carbón parael uso de las fraguas, cuya muestra hizo venir al Intenden-te don Joaquín Gutiérrez de Rubalcavar, a petición mía, encantidad suficiente para alimentar varias fraguas para todoun día, las cuales manufacturaron toda suerte de herrajescon igual bondad que si lo hubiesen practicado con carbónde piedra inglés. Este feliz éxito me condujo a la necesidadde indagar la proporción que había para la extracción deestos carbones llevándolos a La Carraca. Al intento escribílo conveniente al expresado Intendente, y también lo eje-cuté en derechura con el Ministro de Sevilla, el Comisariode Guerra don Francisco Antonio de Mendoza, el cual merespondió:

«Las minas de Villanueva del Río son manejadas poralgunos particulares, los cuales no las siguen con formalidady porque sus fuerzas no permiten gastos mayores, y sí sólo elde abrir varios pozos con la incertidumbre de dar o no con lamina. Sus carbones los llevan a Sevilla y se gastan en las fra-guas con estimación; en cuanto al costo de llevarlos a LaCarraca, no pudo el expresado Mendoza dar una razónpositiva, pero concebía no bajaría el quintal de 7 a 8 reales devellón en el caso de que este ramo de acopio se pusiese porasiento. Bien conozco que esta sucinta exposición no es sufi-ciente para caracterizar de útiles las minas de Villanueva delRío, y que exige la materia más prolija investigación, pormedio del citado Ministro, o comisión de algún Ingeniero deMarina del Departamento de Cádiz».

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XIV.2.2 Opiniones de los Maestros de Fraguas y Herrerías

«En La Carraca. Se necesitan 40 fraguas de obra negra, y8 de cerrajería, porque su Maestro Gabriel Antonio Malbarezmanifestó una extrañísima repugnancia en condescender enque todas ellas se sostuviesen con carbón de piedra, alegandomil frivolidades en contrario y prefiriendo el carbón de brezo,que se provee de la raya de Portugal. Con mayor empeño se sos-tuvo el uso preciso del brezo, por el Maestro Mayor de Cerraje-ría Manuel Vázquez. De consiguiente quedó en La Carracaindeciso, el utilísimo establecimiento de alimentar toda fraguacon carbón de piedra; bien sea para obra negra o para Cerrajería.

«En Cartagena. Encontré mucho más propagado el usode carbón de piedra, porque el Maestro Mayor de Herrerías,Pedro Aguirre, conocía radicalmente sus utilidades y la insus-tancialidad de los alegatos en favor del carbón de pino, siendode dictamen de que no ofrecía obstáculo emplear el de piedraen todas las fraguas de obra y Cerrajería, pero añadió que siem-pre sería conveniente acopiar alguna porción de carbón ingléspor ser más conducente que el de Asturias para ciertas obras.

«En El Ferrol. Se halla en tranquila posesión del uso delcarbón de piedra de Asturias para todas las 52 fraguas de He-rrería y 18 de Cerrajería, sin que a sus Maestros Juan Obertín,Juan Gorrondo y Domingo Antelo se les ofrezca embarazo deconsideración en ellos como lo acreditan sus exposiciones, quea la letra se copian, con el fin de corroborar sus dictámenes».

a) Dice Juan Obertin

«Señor Ingeniero General de Marina: En obedecimien-to a la Orden, que V. S. se sirve darme, con fecha 9 del co-rriente debo manifestar: Que el carbón de Langredo1 es el de

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1 En el original manuscrito pone de Langredo ¿será reminiscenciagallega?

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mejor calidad que ha venido del Principado de Asturias conel que se han construido los Herrajes necesarios en la Fábricade Bajeles y otras atenciones de este Departamento, conside-rando que no es nada pernicioso el tufo del carbón de piedraa la salud de los operarios que con él trabajan; y que lomismo se verificará en Cartagena y La Carraca.

«Una fragua grande con chica, proporcionalmente eninvierno, primavera, verano y otoño necesita para alimentarsecada día la cantidad de dos quintales de carbón de piedra de As-turias, pero si fuese puro inglés necesitaría solamente sietearrobas. La situación que debe darse a este carbón de Asturiaspara no exponerlo a que se incendie debe ser a la inclemencia, yque no exceda en su acopio a la altura de vara y media, con cu-ya precaución tendrá el viento la acción de filtrado. Las muestrasde carbón de Langredo remitidas a esta Intendencia, han sido detanta bondad y con los mismos usos, que el carbón verdaderoinglés, y por lo que respecta al de madera llamada Torgo, nopuedo informar por no haber experimentado su calidad.

«Que es cuanto puedo informar a V. S. en el particular.Ferrol 20 de julio de 1791. Juan Obertin».

b) Dijo Juan Gorrondo

«Señor Ingeniero General: A la primera pregunta que V.S. me hace, respondo: Que computada una fragua grande,como chica en día de verano, primavera, otoño e invierno, senecesita para ella 2 1/2 quintales de carbón; ó lo que es lomismo 35 quintales; para mantener 50 fraguas en el espaciode 280 días que tiene el año laborables.

«A la segunda pregunta digo: que el carbón de Langre-do es el mejor que viene de Asturias, pero en el día lo quetraen a este Arsenal es algo más flojo que el primero que vi-no para prueba, puede que sea el que se saque de otrosminerales, o puede ser de la misma mina de Langredo, Y sertambién más flojo, por la saca que hubo anteriormente, perosin embargo de su bondad, el inglés excede.

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«El carbón de madera llamado Torgo no es a propósitopara trabajar obra gruesa, por ser muy flojo, por cuya causase suele usar para obra menuda, particularmente de acero.Este siempre es más caro que todos los de piedra.

«A la tercera: que jamás he visto enfermar operario al-guno de las Herrerías por causa del tufo del carbón de pie-dra, y sí por lo recio del trabajo de fragua; bien es verdad quetanto el carbón de Langredo como los demás del Principadode Asturias, causan más llama que el verdadero Inglés y portanto resulta mayor calor en el obrador.

«A la cuarta: Que para no incendiarse el carbón de As-turias por sí mismo, debe depositarse al descubierto, sin quepase de la altura de cuatro pies su espesor sobre el terreno,precaviendo el apartar el grueso para fundiciones y reverbe-ro, en el mismo acto de la descarga de las embarcaciones quelo conducen al Departamento a fin de evitar el que se cabe yrevuelva en su depósito con lo cual lo echan a perder.

«A la quinta: Que con el legítimo carbón de piedra deLangredo puro se puede trabajar en todos los tres Departa-mentos toda suerte de obras; pero machos y hembras de timónpara Navíos y Fragatas; curvas de sierra para el yugo princi-pal; Cañas de timón, Anclotes y los herrajes para la puerta delos Diques, son obras arriesgadas en las cuales no hay una to-tal seguridad en salir con ellas trabajándolas con puro carbónde Asturias, y por esta contingencia soy de opinión se mezclecon el inglés por mitad para dichas obras solamente.

«A la sexta y última pregunta de V. S. expongo: que silos operarios de La Carraca temen tanto trabajar con el car-bón de Asturias es muy fácil el mandar allí otros vizcaínos ogallegos que no se acomoden a trabajar con el de madera;además de que yo tengo entendido que en Cádiz no se tra-baja en las Herrerías con otro carbón que el de piedra; y, portanto, encuentro infundada la oposición, que V. S. me dicetienen los Herreros de La Carraca, al carbón de piedra, prefi-riendo el de brezo.

«Que es cuanto puedo exponer en obedecimiento de laorden de V. S. El Ferrol, 18 de julio de 1791. Juan Gorrondo».

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c) Dice Domingo Antelo

«Señor Ingeniero General de Marina: A la primera pre-gunta que V. S. me hace, digo: Que computada una fraguagrande con chica, en día de verano, primavera, otoño e in-vierno, se necesita para las 18 fraguas de que se compone laCerrajería 18 quintales de carbón de piedra de Langredo, queregulado su total por 280 días, que tiene el año laborables,importa 5.040 quintales; pero siendo otros minerales que noigualen al de Langredo son necesarios para las 18 fraguas 27quintales cada día, por ser una tercera parte más flojo en sucalidad que computado también su total por los mismos 280días laborables, importa 7.660 quintales.

«A la segunda: que si subsistieran las remesas delCarbón de Langredo, conforme a la muestra que anterior-mente se presentó para prueba, era tan bueno como el in-glés, de modo que con él se podía trabajar toda clase deobra, y aún la más fina, como son las púas para peines yrastrillos; y las Barretas para agujas de marcar; pero el queen el día conducen es muy diferente; causa de que no sepuedan hacer con él, dichas púas y Barretas, y con bastan-te trabajo el Herraje de Cerrajerías; motivo por que en lospresupuestos se pide el de Torgo, que es más caro, y por lomismo ignoro si será procedido de la mina de Langredo, ode otra parte2.

«A la tercera: Que por llama y tufo que hiciese el car-bón de piedra de Asturias jamás he experimentado que ope-rario alguno hubiese enfermado por este motivo, pues hamuchos años que varios Médicos me expusieron que el car-bón de piedra era más saludable para trabajar los operariosque no el de Torgo, por ser más dañoso su tufo; y si el carbónde piedra llega a incendiarse por sí mismo es dimanado queal tiempo de su descarga lo ponen en montones crecidos y lo

2 Parece ser que el Maestro Domingo Antelo ignoraba que el car-bón de Torgo no era de piedra, sino carbón de madera.

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pisan con los pies, cuando vacían los cuezos, de modo quecon el agua se recuece hasta que con la fuerza del calor llegaa incendiarse; y para evitar este perjuicio debe situarse cuan-do se descarga de tres pies de alto, separándole las piedrasmás gruesas para las fundiciones en montón aparte, puestambién se evita de que cuando las escojan para este efectopisen el carbón, y así mismo el ahorro de jornales que en és-te se emplean.

«A la cuarta y última pregunta: expongo que con elcarbón de Langredo, puro, se puede trabajar en Cádiz, yCartagena, lo mismo que actualmente se hace en este Depar-tamento. Y cuando a los operarios no les acomode de trabajarcon dicho carbón, hallo por conveniente vayan operarios aimponerles en el modo de trabajar con él, que vengan ainstruirse a este Departamento.

«Que es cuanto puede exponer en obedecimiento de laOrden de V. S. El Ferrol 19 de julio de 1791. Domingo Antelo».

d) Dictamen de Romero y Landa

«En vista de cuanto llevo expuesto en este expedientey en los informes que he tomado de los Oficiales del Cuerpode Ingenieros, concluye mi Dictamen asegurando que no haymotivo de fuerza para dejar de establecer por punto generalel uso único del carbón de piedra de Asturias y Minas de Vi-llanueva del Río, en todos tres Departamentos, con destino alas Fraguas de Herrerías, Cerrajerías Fundiciones y Hornosde Reverbero. Que la repugnancia manifiesta en el empleo delos dichos carbones en determinadas obras, pende de unanimia timidez, y que así como antes de ahora la tenían losMaestros para practicar cualesquiera manufactura con purocarbón de Asturias, hallando por forzoso mezclarlo con mi-tad inglés; y que por falta la desempeñan con el de Asturiassolamente; lo mismo sucedería con la generalidad de todaslas obras de Herrerías y Cerrajerías, si S. M. tuviese a bienmandarlo expresamente; prohibiendo el que en los presu-

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puestos anuales, se incluya partida alguna de carbón de ma-dera; de lo cual resultaría mucho ahorro de caudales y alivioa los montes de la Península.

Ferrol, 20 de agosto de 1791. Josef Romero y Landa».

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CAPÍTULO XVCAPÍTULO XV

Comienzos de la explotacióndel carbón de piedra en minas dela Marina de Guerra en Asturias

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LÁMINA 18

PROYECTO DE CHALANA ESPECIAL PREPARADA PARA SU BUENA NAVEGACIÓN

POR EL RÍO NALÓN

Explicación de este primer plano mirado de perfil donde se representa la chalana sobre elagua navegando contra corriente y vientos; por medio de la máquina y su marinero oagente; dedicadas al Excelentísimo Señor Frey don Antonio Valdés Flórez y Bazán,inventada por don Antonio Calzón para el logro y facilidad del regreso de chalanas o barcosque transportan el carbón de piedra por el río Nalón de este Principado de Asturias. Aexpensas de Su Majestad que Dios guarde.A: Representa una de las 2 ruedas verticales con paletas por los dos costados de babor yestribor, concéntricas o en el mismo eje de la rueda también vertical de dientes.B: Rueda que consta de 64 dientes que es movida por la jaula o piñón.C: Piñón o jaula que contiene 16 dientes, el cual está también sobre su eje fijo yproporcionado por sus enganches por cuyo extremo:D: El agente con auxilio de la palanca-manubrio le comunica su fuerza con menos trabajoque si tuviera que remar; pues con cuatro vueltas del piñón (C) la rueda dentada (B) dauna; porque 4 veces 16 de ue se compone el piñón hacen 64 que son los que correspondena la rueda dentada; por consiguiente darán otra las dos ruedas de las palas por estarconcéntricas. Estas tienen ocho palas cada una y por su equivalencia a muchos remos yrestitución que hacen sobre las columnas de agua, que cogen sin perder tiempo, vencen lacorriente y obran con más facilidad contra vientos y calmas por ser de menos frotamientoen su vaso EE.

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XV.1 CARTA DE CASADO

Antes de venir a Asturias Casado de Torres realiza las comi-siones reservadas, que le hicieron ir a La Cavada, y consiguerestablecer la buena armonía entre los diferentes jefes de dichos es-tablecimientos, que eran: Bernardino de Corvera, Miguel Dalmau,Wolfgando de Mucha que estaban muy alterados, a causa enprimer lugar, de unos despidos de personal que había efectuadouno de ellos y que no aceptaban los otros; y, en segundo lugar, poruna serie de competencias, poderes y atribuciones, que los trespretendían poseer y que era causa muy principal de su discordia.

Deja después todo dispuesto para la buena marcha de los tra-bajos en la mina de Penagos y en las excavaciones, que se estánefectuando en la Sierra de Acevedo, «para que, con el menor gastoposible, se prosigan las labores, hasta encontrar el filón principaldel carbón»1. Casado está esperando la llegada de Francisco Stie-venard, que desembarcará en Avilés u otro puerto asturiano; mientrastanto, dice en su citada carta: «…iré recorriendo estas abundantesminas de carbón y elegiré las que tengan mayores ventajas yproporciones para su explotación y para la conducción de loscarbones hasta el embarcadero; y así podrán principiarse los trabajosde explotación cuando V. E. tenga por conveniente autorizarme ymandar se me reconozca como Jefe de éstas, y que se me den losauxilios y fondos necesarios».

XV.2 CONTESTACIÓN DEL REY A ESTA CARTA DE CASADODE TORRES

En carta fechada en La Granja de San Ildefonso –9 de setiem-bre de 1791– manifiesta Su Majestad «que para determinar los au-

1 Carta desde Pravia, el 26 de agosto de 1791, de Casado de To-rres, dirigida al Baylío don Antonio Valdés.

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xilios, fondos y demás cosas que son necesarias para efectuar lasexplotaciones de las minas de carbón de piedra de Asturias, infor-me Vd. de las ventajas que puedan resultar de este gasto y a cuan-to ascenderá; proponiendo si han de ser por cuenta de los pueblosinteresados en el beneficio de ellos o por la de particulares o com-pañías, pues la Real Hacienda no puede empeñarse en obras, quedirectamente no sean rentables para la utilidad del Servicio».

XV.3 NUEVA CARTA DE CASADO Y NUEVAS INVESTIGACIONES

El 8 de setiembre de 1791 Casado anuncia que ha descubier-to 25 minas de carbón en las inmediaciones del río Nalón, en Bli-mea, de Langreo. Después de comunicar la llegada a Gijón deFrancisco Stievenard, dice Casado que se reúne con él y que co-mienzan a hacer calicatas a orillas del río Nalón. También mani-fiesta que ha descubierto 25 minas de carbón, muy buenas, y queestán ventajosamente situadas para poder hacer el transporte poragua hasta el embarcadero2.

El 11 de setiembre del mismo año comunica Casado de Torresque lleva descubiertas, en el concejo de Langreo, 82 minas decarbón de piedra de excelente calidad, todas cerca del río Nalón,entre las cuales ha escogido 25, que, por estar a la orilla del río,pueden beneficiarse con mucha ventaja, y espera puedan trans-portarse desde la boca de la mina al puerto de San Esteban dePravia. Considera, que «entre la colina que abriga este fondeaderoy la que enfrente de Soto corta la dirección de las aguas es en don-de convendría establecer el depósito general de los carbones; pero,como quiera que sea, deberá estar en la ría de Pravia, porque bajana sus aguas las de los concejos de Siero, Laviana, Lena, Quirós,Olloniego, Tudela, Llanera, Las Rieras, Grado, Trubia y Tineo; to-dos ricos en minas de carbón, mas, aunque sólo fuesen las de Lan-

2 Se queja Casado de no haber recibido ningún crédito, y que pa-ra subsistir ha tenido que tomar dinero prestado, y poder pagar los gas-tos diarios.

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greo, en donde es difícil hacer una excavación de 5 varas en cuadrosin encontrar carbón, es cuanto puede decirse para dar una ideaexacta de la abundancia de este precioso combustible hasta parapoder bajar anualmente a la ría de Pravia, más de diez millones dequintales de excelente carbón»3.

Francisco Stievenard trabajaba con infatigable actividad, ytambién ayudaba mucho el cura párroco de Blimea, don Juan de laCruz Rodríguez.

Como el tiempo era excelente, se pudo adelantar mucho enlas excavaciones de las primeras 12 minas, que se estaban abriendo;y consideraba Casado de Torres que se había gastado muy pocodinero, ya que se habían empleado treinta mil reales de vellón, enunas obras, que, según él, en el momento de reconocerlas se esti-maban en ciento setenta mil reales.

Esperaba Casado que, antes de fin del año 1792, ya habría sa-lido de los desmontes de las 12 minas, y ya estarían terminadas lasgalerías de desagüe, de modo que quedasen «francas las brechasde los filones». También pensaba que a medida que avanzasen lasgalerías, tanto menos, se gastaría «en las enmaderaciones que erannecesarias para sostener las costeras».

XV.4 OTRAS OPINIONES E IDEAS DE CASADO DE TORRES

1º «Que cuando los aldeanos, a fuerza de ver trabajary de trabajar ellos mismos en las minas de S. M. ha-yan adquirido la práctica necesaria para hacer conarte y economía los desmontes, galerías de desa-güe, socavones, cañas y demás excavaciones,entonces sí que veremos bajar por las aguas delNalón montes de carbón de piedra y propagarse entodo este Principado la felicidad que he venido atraerles, envuelta en el plan general de explotación

Comienzos de la explotación del carbón de piedra en minas… 241

3 El optimismo de Casado de Torres vemos que es manifiesto ymuy grande.

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de Minas y navegación de sus ríos, que estoy for-mando de orden de S. M.

02º Que ya se han conseguido, en la preparación de estas12 minas, obtener mil quinientos quintales decarbón.

03º Que en la galería de donde se extrae el carbón,sólo han trabajado tres hombres cuyos jornales,desde el 23 de octubre, hasta ayer a medio día, im-portaban 180 reales.

04º Que las “enmaderaciones” pertenecientes al trozode galería, que se ha ido formando al extraer el car-bón, han tenido de coste 133 reales.

05º Que en la preparación de herramientas se han gas-tado seis reales y medio; y en los clavos empleadosen las “enmaderaciones” y talones de los puntales,doce reales y medio.

06º Todas estas cantidades suman solamente 332 realesde vellón, de forma que el quintal ha salido escasa-mente a cinco maravedíes.

07º Que se debe tener en cuenta que a medida que lasgalerías avancen, tantas menos enmaderaciones seemplearán para sostener las costeras con lo cual, elcosto del quintal de carbón será menor.

08º Que espera llegar a sitios (como ya le ocurre en lasminas cerca de Sama) en que las capas corren conpoca inclinación entre “costeras cuarzosas”, quepodrán sostenerse sin entibaciones, disponiendolas galerías en bóveda.

09º De todo esto deduce que llegará el tiempo en queno costará al Rey, el quintal de carbón a boca de mi-na, dos maravedíes.

10º Siguiendo sus cálculos manifiesta a continuaciónque los particulares venden el carbón a boca de mi-na, en ese Concejo y en los próximos, a medio real devellón; por tanto, como la Marina va a necesitar enbreve período de tiempo dos millones de quintalesde carbón se conseguirá un ahorro de 58.823 pesos.

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11º No se puede argumentar aquí pensando en lossueldos del Director de las minas y demás emplea-dos necesarios para atender a las cuentas de ex-plotación, porque éstos suponen al día comomáximo 100 reales. Pero estos 3.400 maravedíes,repartidos entre los siete mil quintales de carbón,que producirán diariamente las minas, no salecargado cada quintal, ni en medio maravedí.Estos cien reales de sueldos se distribuyen:

a) Director de las Minas: treinta reales.b) Encargado de cuenta y razón: veinte reales.c) Carpintero entibador: ocho reales.d) Sobrestantes y capataces: cuatro reales.

(Serán ocho hombres distribuidos en los sitiosque se determinen para el buen gobierno de lostrabajos y para pasar las listas.)

e) Almacenero: diez reales.

12º También reconoce: «que en el día suplía muchísimoel cura de Blimea, pues con su entusiasmo hacía lasfunciones de oficial de detall de las minas de Sama,de guarda-almacén, de interventor y hasta de con-tramaestre para la corta de las maderas que seempleaban en las minas; y todo ello realizado sincobrar nada, ‘et pro amore Regis’, como él decía.

13° Hay que tener en cuenta que además estas minas,explotadas por la Marina, la inclinación de sus ca-pas, que van subiendo hasta las cimas de aquellasmontañas, facilitaban el rápido desagüe de losmanantiales que taladran regularmente todas lasregiones de este betún mineral.

14º Que como las minas están al borde de las orillasdel río Nalón, el transporte en las chalanas hastaSan Esteban de Pravia no llegará a un real de ve-llón, el quintal, cuando se habilite la navegacióndel citado río».

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Para ello proyecta:

a) «Abrir un camino o sendero de sirga, a lo largo detoda la orilla.

b) Franquear los rabiones y obstáculos considerables,«que la desidia de estos Concejos ha dejado se formenen varios parajes del río, que antes era navegable».

15º Con esta navegación del río, la Marina ganaría mu-cho, aun cuando no se tratase de conducir los car-bones de las minas de Langreo, porque sólo lamadera de construcción que baja en chalanas desdemás arriba de Blimea, hasta el dique de Soto dePravia, dejaría un beneficio de más de veinte realespor cada codo cúbico; de manera que cuando se ve-rificase la conducción de las maderas, reconocidaspor Delgado4 en estos montes, importará muchosmiles de pesos.

16° Compara este transporte por el río con el que tam-bién se podrá hacer en la carretera proyectada porJovellanos, y asegura que no podrán bajar medioreal por quintal, en el transporte de carbones desdeLangreo a Gijón; ni tan siquiera los carbones delConcejo de Siero, que están cerca de dos leguasmás próximos.

4 Don Pedro Delgado era el Ingeniero sucesor de don Luis Meu-vilhon, en la Comisión de maderas, que ordenaba todas las talas y trans-portes de las maderas reales en Asturias. Por encargo de la Superioridadrealizó, años más tarde, un importante proyecto-informe sobre una fábri-ca de hierro que tituló: Descripción de un establecimiento en Asturias parasurtir a la Marina de hierro y armas con aprovechamiento de las proporciones queofrece el país, 1795. Situaba el futuro establecimiento a orillas del río Eo, enel sitio que llaman El Fornacho, concejo de Castropol, parroquia de Abres,aprovechando la presa de unos molinos pertenecientes a don García Val-deón. Situada a 3 leguas de la orilla del mar. Por circunstancias que des-conocemos no se llegó a levantar esta factoría.

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Pues desde Oviedo a Gijón no hay más que cuatroleguas y cuarto de carretera, la más bella que dar sepuede, y, con todo eso, se estará pagando el trans-porte de los efectos de comercio, a poco menos depeseta el quintal; antes de la carretera se pagaban acuatro reales.Sáquese ahora la cuenta sobre unas seis leguas de ca-mino que hay desde el puente de Turiellos a Gijón,por más que aseguren que no hay más de cuatro ymedia, y además en un terreno quebrantadísimo, yse conocerá la indispensable necesidad de principiardesde luego a habilitar la navegación del Nalón, cu-ya obra tengo calculada por aproximación en tresmillones cuatrocientos mil reales, aprovechando lascincuenta y cuatro sextaferias del año próximo de1792; en cuyo verano puede quedar concluido lomás preciso para que las chalanas bajen cargadas decarbón y suban a la sirga tiradas por caballos.En caso que por hallarse demasiado reducidas lasdotaciones de los departamentos, no pudiese V. E.costear toda la obra yo tengo pensado un arbitrio, queno es malo para hallar todos los fondos que exija estaimportante obra, sin gravamen de la Real Hacienda.

17° Finalmente destaca la ayuda que le prestaron dospersonas, que fue muy importante:

a) Don Juan de la Cruz Rodríguez, cura-párrocode Blimea, pues considera que, sin su ayuda, talvez no tendría el Rey abiertas tres minas, y sucelo ha llegado a tanto que en el tiempo que es-tuve sin auxilio alguno para seguir haciendo«castas» y desmontes para descubrir las minasque estoy abriendo ahora, suplió parte de losgastos y me ofreció cien mil reales para conti-nuar las excavaciones, en caso que no llegasentan pronto los auxilios de esa Superioridad; ac-ción que tiene mucho mérito en un eclesiástico.

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b) Don Juan de Dios de Quirós y Navia, que per-mitió se le inutilizasen tres hermosas posesionesde su mayorazgo, por los desmontes y excava-ciones de seis minas que se abrieron en susterrenos, situados en la parroquia de Riaño.Además animaba a Casado a cortar sus árbolespara el servicio de las minas, después de haber-le ya cortado doce grandes castaños, que hubonecesidad de utilizar para sostener un terreno,que amenazaba sepultar una mina. Finalmente,estaba dispuesto a facilitar más terreno paraconstruir en él los almacenes».

Por todos estos servicios solicitaba Casado se les concedieseuna condecoración a cada uno, como por ejemplo la de Carlos III;terminaba diciendo:

«y así creo que V. E. haría bien en satisfacer con una co-sa que no cuesta dinero las miras con que estos dos amigosdel carbón de piedra están trabajando gratis en bien del RealServicio, pues, con este ejemplo, se esforzarían los demásvecinos de este Concejo a facilitar maderas, terrenos, etc.; ytodo iría bien»5.

Entre las notas que aparecen en el Archivo, después decomentar todas estas últimas cartas e informes que venimos expo-niendo, hay una que dice:

«Ya parece era tiempo de que dijese su sentir acerca delexpediente que se le remitió de Jovellanos; bien que indirecta-mente da ya a entender que no se conforma en algunos pun-tos con lo que este tiene expuesto para hacer prosperar unramo de comercio tan interesante; y aún se nota cierta oposi-

5 Carta del 11 de setiembre de 1791, desde Sama de Langreo, deCasado de Torres al Baylío Frey don Antonio Valdés.

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ción, que no corresponde al concepto de Casado de Torres, nia la memoria con que parece debía explicarse para rebatir laopinión sensata de Jovellanos a quien de justicia le correspon-día mejor trato, respecto de que siendo facultativo, por no serde su profesión, no acierte merecer consideración el mayor es-tudio que debe creerse habrá hecho de la historia natural de supaís, la notoriedad de su talento e instrucción poco común».

«Fuera de que estando comisionado por Real Orden, envirtud de acuerdo de la Junta de Estado, para perfeccionar eldescubrimiento de minas de carbón en Asturias, y que con suextracción logre el Principado todas las ventajas que puedefacilitarle esta producción de su suelo, redundaría en desairede un Ministro tan recomendable que Casado de Torres, se-gún se descubre, que intenta siguiese en sus investigacionese incidencias políticas sin acordar con él, como le está man-dado, para que se logre el mayor acierto, en cuanto no searelativo, a elaboración y a toda operación facultativa».

XV.5 RESOLUCIÓN DEL REY

Enterado el Rey de cuanto expone Casado de Torres, y antesde resolver decididamente lo que se ha de hacer, quiere:

1º «Que haga un dictamen sobre este proyecto, mani-festando su opinión Jovellanos, conferenciandocon él previamente, los puntos que lo merezcan6,para no hacer cosa que no sea de conformidad, oaún más útil que lo que él propuso.

2º Que la concesión de la Cruz de Carlos III para losdos individuos que recomienda, aunque dignos deellas por su amor al Rey, debe recaer en sujetos con

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6 Seguramente que las difíciles y duras reuniones que tuvo conJovellanos en los días 29 y 30 de diciembre de 1792 fueron como conse-cuencia de esta decisión real.

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notoria distinción y algún carácter, por lo que quie-re Su Majestad se informe de las circunstancias deambos y las exprese con reserva y separadamentepara concederles esta gracia.

3º Que la Real Hacienda no haga el gasto de los3.400.000 reales, que se han regulado como necesa-rios para llevar a cabo la obra de hacer navegableel río Nalón. Que sin duda dejó de expresar el totalde esta idea, y que ahora se le pide desarrolle todosu pensamiento con más claridad, y lo mismo hagacon la idea que tiene de costear esta obra sin gastoalguno o con el menor posible.

4º Que proponga el sujeto, que deba encargarse de lacuenta y razón; que puede ser don Joaquín Valdés, sile pareciese conveniente; pues el Rey quiere, queen este asunto obre con entera libertad; para que no re-caiga la elección en sujeto, que no sea de su aprobación.

5º Que aunque S. M. considera digno de un Premiopor su celo a don Francisco Stievenard, no pareceque hasta ahora es acreedor a la graduación militar,para lo cual lo propone7, pero que no rehusará S.M. concedérsela cuando ya esté planteado este útilproyecto y se vean los buenos resultados de su in-teligencia y celo».

Todo esto se le comunicará a Casado de Torres para que, a lavista de sus contestaciones a estos puntos, tome S. M., con acierto,las convenientes resoluciones. Estamos a 30 de noviembre de 1791.

7 Casado de Torres, también en su carta, ya citada (además de lascondecoraciones para los dos individuos ya por nosotros conocidos), pe-día para Francisco Stievenard se le admitiese como Oficial de la Armada;graduándole de Alférez de Navío, por su infatigable actividad en todo loque se pone a su cargo; por sus conocimientos en arquitectura subterrá-nea y su probidad y desinterés en todas sus cosas. Podía ser agregado ala clase de Ingenieros Extraordinarios.

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Casado de Torres contesta a estos extremos de la siguienteforma:

«Que en cuanto al Sr. Cura de Blimea, adjunta carta delObispo de Oviedo, quien, después de elogiar su mérito en loespiritual y temporal, le parece será recompensa más apre-ciable al interesado el que se le conceda un beneficio simplecomo de 4.000 reales de las vacantes del Obispado, porqueconsidera que la condecoración no puede mantenerla con eldecoro que corresponde.

«Que en cuanto a don Juan de Dios Quirós y Navia, notiene este problema, porque posee bienes suficientes, y es elheredero de todos los mayorazgos y foros que posee su pa-dre, el cual es Regidor perpetuo de Oviedo; además nuestropersonaje está casado con una sobrina del Arzobispo de Se-villa.

«Como consecuencia de todos estos datos, cree en elcaso del primero el Sr. Obispo; y en del segundo, Casado deTorres, que si se publican ambas gracias en la gaceta, conexpresión del antecedente que las motiva, sería de la mayorsatisfacción de los dos interesados. Insiste después en queservirá de estímulo a otros muchos en el Principado paradedicar sus talentos y facultades en hacer prosperar lasexplotaciones mineras del carbón de piedra y otras indus-trias en que caben muchas mejoras.

«Que en cuanto a sus relaciones con Jovellanos, exponehaber conferenciado con este ministro, y que le agradó mu-cho el pensamiento de extraer los carbones de Langreo por elrío Nalón, asegurando también que estaban de acuerdo entodas las ideas y planes de explotación de aquellas minas,preparados por Casado de Torres. La contestación tuvo lugarel 20 de enero de 1792».

(Por los Diarios de Jovellanos podemos observar que no pare-ce estuviese de acuerdo en la proyectada navegación del río Nalón.)

* * *

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«Por la Superioridad se pasó oficio al Ministro de Gra-cia y Justicia; para que en cualquier vacante de Obispado,cuando no pueda ser en el de Oviedo, se le consignen 4.000reales de pensión vitalicia o renta simple equivalente al Curade Blimea; y que se le confiera a don Juan de Dios Quirós yNavia la Cruz supernumeraria de Carlos III con opción apensión, si no la hubiese en el día de las asignadas a caballe-ros particulares. 30 de enero de 1792».

* * *

Me parece que con todas estas noticias podemos hacernosuna idea aproximada de cómo aquellos hombres comenzaron laexplotación del carbón; cuáles eran sus afanes, sus ideas, susproyectos, sus ilusiones; cómo trabajaron y cuáles fueron las difi-cultades con las cuales tuvieron que luchar. Desde luego, su es-fuerzo no fue baldío; pues, gracias a ellos, ha podido continuar laminería del carbón por espacio de doscientos años.

XV.6 VIAJE DE INSPECCIÓN DE JOVELLANOS8

Al mismo tiempo que Fernando Casado de Torres comenza-ba la explotación de las minas, Jovellanos había efectuado ese im-portante viaje de inspección por Santander, Vizcaya y Guipúzcoapara conocer cuál era el consumo del carbón asturiano. Como re-sumen del viaje, Jovellanos decía:

1° «Que se entrevistó con Casado de Torres en La Ca-vada y también en Santander para tratar de losasuntos de sus comisiones.

2° Que siguió viaje a Bilbao y San Sebastián, indagandoen todas partes las ideas que se tenían en Vizcaya y

8 Carta de Jovellanos al Baylío don Antonio Valdés, fechada enValladolid el 7 de setiembre de 1791.

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Guipúzcoa acerca del carbón de Asturias y el esta-do de su consumo.

3º Que, como resultado de estas indagaciones, puedeafirmar que en Santander está ya del todo desterra-do el carbón inglés e introducido gradualmente el deAsturias en el horno permanente de cal, en las fábri-cas de cerveza y en las fraguas de todos los herreros.

4° Que en Bilbao, después de muchos esfuerzos he-chos por los ingleses para conservar la introducciónde sus carbones bajando mucho el precio, llegandoalguna vez hasta bajarlos a 4 1/2 reales de vellón elquintal castellano, al final venció el asturiano por subuena calidad y constante precio, de forma que seconsume por todos los herreros, cerrajeros y ancle-ros; se están haciendo tentativas para consumirlotambién en las herrerías, en donde parece ser lo hanhallado ventajoso, no para la primera fundición dela vena sino para los caldeos, que exigen la sucesi-va maniobra de dividir la zamarra y sus tochos enbarras.

5° Pero sucede lo contrario con Guipúzcoa, donde pu-do observar que las fábricas de Anclas de Villabona,Ernieta y Hernani, la Fandería de Rentería y mu-chas fraguas pertenecientes a industrias del hierrosólo usaban carbones ingleses, pues sus directivosdijeron que eran mejores para sus actividades yademás por ser más barato.

6° Por tanto consideraba Jovellanos muy importanteconseguir fletes más económicos para el transportedel carbón, ya que el carbón inglés se pagaba a 12reales el quintal macho (de 155 libras), lo que equi-valía a menos de 8 reales el valor del quintal caste-llano, y que a este precio no llegaba a Guipúzcoaningún carbón de Asturias, pues le aseguraron, queel más barato se vendió a 9 reales, el quintal de 100libras, lo que suponía un precio de 12 reales, para elquintal mayor».

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CAPÍTULO XVICAPÍTULO XVI

Compañía de Pumarejo, despuésdenominada Compañía

de San Luis.Nuevo informe de Jovellanos

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LÁMINA 19

SISTEMAS DE ENTIBACIÓN DE GALERÍAS MINERAS

El libro del ingeniero C. P. Brard, publicado en el año 1829, es uno de los tratados másantiguos que se conocen sobre la explotación de minas.Su autor aclara en la introducción que si bien existen grandes obras sobre las técnicasmineras, aún no se había preparado un libro documental, portátil, completo y poco costosoque fuera dirigido al hombre en general que quisiera ocuparse de minas y al maestro-obreroque busca instruirse en este tema. De ahí su estudio Elemens pratiques d’exploitationeditado en París, en el que se describe los medios empleados para la explotación y eltransporte subterráneo de los minerales, las diversas formas de entibar, tabicar, ventilar ydesecar las minas; los métodos de auxiliar a los heridos, quemados y asfixiados y hastanociones de administración y contabilidad para llevar correctamente el negocio minero.

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Para la explotación de minas de carbón de piedra de lasmontañas de Santander y Asturias, se había fundado una sociedadtitulada Compañía de Pumarejo, que después pasó a denominar-se Compañía de San Luis. Participaron técnicos ingleses para laexplotación de los yacimientos de Asturias. Pero eran tan grandeslas aspiraciones de esta Compañía y también su desorganización,que no llegaron a ningún resultado práctico. Se comenzó explo-tando la mina de Obio, partido de Llanes, que abandonaron pronto.Siguió después una mina del monte Carbayín, que abandona-ron también, y finalmente se fijaron en la mina Grande de Lie-res, que era la más rica de todas las descubiertas. En esta últimamina tuvieron un pleito escandaloso con los vecinos propieta-rios de la misma, que más adelante se relata. Reconocieronasimismo con los ingleses las excelentes minas de Viacaba enVillaviciosa y del Solano en Nava, pero tampoco hicieron nadaen ellas.

La Compañía de San Luis, como ya indicamos antes, tuvodemasiadas aspiraciones; y, como decía Jovellanos: «pues aspi-ró a poseer las mejores minas de Asturias, aspiró a abarcar todoslos asientos de la Real Hacienda, aspiró a tener el privilegioexclusivo de la exploración de todo el carbón de piedra; en unapalabra, aspiró a refundir en sí todo ese importante ramo delcomercio»1.

XVI.1 VISITA DE JOVELLANOS A LAS MINAS DE LA COMPAÑÍA

También expresa Jovellanos en el citado informe su extra-ñeza al llegar a visitar la mina de Lieres, porque, cuando hacíasus viajes reconociendo el estado de las minas, rudeza y sencillezde los trabajos con que los naturales del Principado las benefi-

1 Informe elevado a S. M. sobre una representación del DirectorGeneral de Minas. Gijón 10 de mayo de 1791.

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ciaban, aumentaba su deseo de llegar a Lieres, donde por la resi-dencia de los mineros ingleses y por los fondos de la Compañíaempresaria, pensaba encontrar algunos edificios, máquinas einstrumentos, métodos y economías, que le diesen una mayorinstrucción y conocimientos sobre la minería del carbón. Grandefue su sorpresa cuando en Lieres, que es la única mina que be-neficia la Compañía, no encontró ninguna casa, barraca, horno,ni almacén, ninguna máquina, ni torno, ni establecido ningúnmétodo. Tres solos cavadores trabajaban allí en aquel momento.Lo que sí observó fue que las galerías y cámaras estaban apunta-ladas con arte, y los trabajos se hacían con más seguridad y me-jor dirección que en otras partes. Pero a continuación indica: «Notuve el gusto de observar ninguno de aquellos medios debido ala pericia del arte para sacar con mayor abundancia y a menorgasto los carbones, ni para custodiarlos y conducirlos con buenaeconomía. Júzguese por aquí de los progresos de la Compañía deSan Luis».

Por otra parte, parece ser que los dos mineros ingleses, quevinieron como técnicos a la Compañía, no se portaron bien. HablaJovellanos de su «mala fe», nunca quisieron fijar su trabajo en unlugar determinado, hicieron varias tentativas para escaparse, yque uno de ellos llegó a realizar; mientras que el otro era muy flo-jo y tenía continuas ausencias del lugar de trabajo, hasta que al fintambién se ausentó, aunque con promesa de volver, que luego nocumplió.

La mina de Lieres tenía una veta de 28 a 30 pies de ancho,tendida casi horizontalmente, ceñida de buenos costeros, sin rocas,sin aguas, ni otro estorbo alguno.

Don Francisco de Angulo, Director General de Minas en1791, era también uno de los socios fundadores de la Compañía deSan Luis, y Jovellanos le va explicando todas estas cosas de la cita-da compañía, porque le parecía que el Señor Angulo no estaba bieninformado de los hechos, y creía que debía saberlos tal cual eran,con absoluta exactitud.

De todo lo que venimos explicando se deduce que la Com-pañía de San Luis se fundó con la pretensión de crear un gran mo-nopolio de la minería del carbón.

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XVI.2 APODERADO, DIRECTOR Y OFERTAS DE LA COMPAÑÍA

Era apoderado y socio de esta Compañía don Antonio Josefdel Castillo, Diputado General del Real Consulado de Santander,que presentó un cajón de muestras de carbón, preparado en nue-vos hornos, para que con él, hiciesen las pruebas que considerasenconvenientes, en las Reales Fábricas de La Cavada. Este carbón era«desazufrado» y esperaban que los resultados serían tan buenosque, como consecuencia de ello, podrían obtener una contrata, pa-ra suministrar todo el carbón que necesitasen aquellas fábricas2. Seencargó a Fernando Casado de Torres el examen de este coak ycontesta diciendo: «que esta sustancia carbonosa está perfectamen-te preparada para el uso de las fundiciones, y que no le cede, enbuena calidad, al coak de Staffordshires»3; pero también indicaCasado que él opina se obtendrá más economía, si se hacen las ex-plotaciones de las minas y el transporte por cuenta de la Real Ha-cienda, como ya ha expuesto, en su informe del 30 de marzo de 1791.

Como contestación a su instancia, recibió la Compañía de SanLuis un comunicado de S. M. en donde se pide se diga el precio a quepodrá surtir de esos carbones a la fábrica de La Cavada, y si fuese pre-ciso también a los Departamentos, así como la cantidad que puedesuministrar4. Pero habiendo fallecido don Antonio Josef del Castillo,por aquellas fechas, se nombra Director de la Compañía a don Josefde Oruña y Pumarejo. Este consideraba conveniente reorganizar laCompañía, que está muy deteriorada y desprestigiada, y contesta aesta petición diciendo: «que agradece mucho la Compañía la distin-ción de haber sido consultada, y que con toda diligencia prepara to-dos los datos necesarios y ofertará con la mayor brevedad posible»5.

Compañía de Pumarejo, después denominada Compañía de San Luis… 259

2 Instancia de don Antonio Josef del Castillo, fechada en Madridel 21 de marzo de 1791.

3 Carta de Casado de Torres, dirigida al Baylío don Antonio Val-dés, fechada en Madrid el 25 de julio de 1791.

4 Oficio fechado en San Lorenzo del Escorial el 15 de noviembrede 1791.

5 Instancia de Josef de Oruña y Pumarejo, desde Santander el 20de diciembre de 1791, dirigida al Baylío don Antonio Valdés.

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Por fin presenta oferta la Compañía de San Luis, el 29 de marzo de1792, fechada en Santander6.

XVI.3 COMENTARIOS FINALES DE JOVELLANOS

Ante los atropellos que estaba cometiendo la Compañía deSan Luis, basándose en la Real Cédula de 1790, y además con elapoyo que le prestaba la Real Junta de Comercio, Monedas y Mi-nas, el clamor iba en aumento. No podía seguirse así por muchotiempo; porque además, las explotaciones que ponía en marcha lacitada compañía, eran realmente insignificantes. Por eso, cuandodon Francisco de Angulo, Director General de Minas y socio de laCompañía de San Luis, propone el afianzamiento de las antiguasleyes mineras, que beneficiaban el monopolio, Jovellanos entra enliza, en defensa del régimen de libertad en materia de minas, comoveremos a continuación.

Comprendiendo Jovellanos que sólo bajo el régimen de li-bertad, en materia de minas, podría alcanzar la producción hulle-ra, entonces incipiente, todo el desarrollo necesario al porvenir in-dustrial y mercantil de Asturias, partidario de legislar poco y deestimular mucho las iniciativas individuales, y conocedor de lasrectas intenciones y elevado espíritu del Rey Carlos III, contestacon un luminoso informe que, aunque vamos a transcribir entero,en el apéndice que va a continuación, no queremos aquí dejar deponer de manifiesto las razones alegadas por Jovellanos para com-batir las dos proposiciones de la Dirección General de Minas, for-muladas en los siguientes términos:

1º Que las minas de carbón de piedra pertenecen al pa-trimonio de V. M. así como las de oro, plata y otrosmetales.

6 Al mismo tiempo, también presentaba oferta para suministrarcarbón de piedra a La Cavada; de la mina que explotaba don Luis Co-llantes y Fonegra, vecino de Reinosa.

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2º Que cuando no perteneciesen, la libertad de beneficiarlasconcedida a los propietarios, por la Real Cédula del 26 dediciembre de 1783, sería contraria al fomento de su bene-ficio y cultivo.

Jovellanos, en su brillante informe, apoyado en la legislaciónespañola y extranjera y en consideración de orden moral, demues-tra que esas proposiciones son «aventuradas y sin fundamento», yen uno de sus párrafos dice:

«y en efecto, Señor, si valen algo las luces que la ob-servación, el estudio y la experiencia me han dado en esteramo, V. M. puede asegurarse en fe de ello de que cuandoen todos sus departamentos, fundiciones y maestranzas, seconsuma el carbón de Asturias; cuando todos los buquesde la Marina Real lo usen en sus fogones como hace la in-glesa; cuando se multipliquen y establezcan bombas de va-por, abastecidas con él, para el desagüe de todos los di-ques, cuando toda la Marina Mercante, todas las fábricas,todos los hogares del Reino consuman ese fósil, se hallaráen los puertos de Asturias todo lo necesario, de excelentecalidad y a más bajo precio que ningún otro carbón delmundo. No hay, pues, motivo para lastimarse tanto denuestro atraso».

Y a continuación también indicaba Jovellanos:

«Es verdad que un aumento tal de consumos haría in-dispensable llevar el trabajo de las minas a mayor profundi-dad, introducir el auxilio de las máquinas e instrumentos, yestablecer métodos y economías no conocidas hasta ahora».

Como consecuencia de este informe, se tomaron medidasque repercutieron en beneficio de la minería carbonera; y se pro-mulga la Real Cédula de 24 de agosto de 1792, muy importantepara la expansión de este sector, que tanto ha contribuido al desa-rrollo industrial de Asturias.

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XVI.4 INFORME HECHO A SU MAJESTAD, POR DON GASPARMELCHOR DE JOVELLANOS, COMO RESPUESTA AUNA REPRESENTACIÓN DEL DIRECTOR GENERAL DEMINAS, FECHADO EN GIJÓN EL 10 DE MAYO DE 1791

XVI.4.1 Punto de partida de Jovellanos

«Señor: Al poner el pie en este Principado por setiem-bre del año anterior, recibí la Real Orden que con fecha de 7de aquel mes me dirigió el Secretario de Estado y Real Ha-cienda don Pedro de Lerena, en que después de enterarme delo resuelto por Vuestra Majestad, a consulta de su Real Juntade Comercio y Moneda, sobre que se formasen nuevas orde-nanzas generales de toda especie de minas, y especialmentede las de carbón de piedra, me dirige copias de la represen-tación que en 30 de abril del mismo año, hizo a vuestra realpersona el director general de minas don Francisco de Angu-lo y del decreto del 18 de agosto expedido a su consecuencia,mandándome que con presencia de éste y considerando so-bre el terreno mismo lo alegado en aquella contra la Real Cé-dula de 26 de diciembre de 1789, informe a Vuestra majestadcon imparcialidad de ministro y patricio lo que se me ofrez-ca y parezca.

«Para desempeñar dignamente esta confianza, me pa-reció indispensable anticipar el reconocimiento de las minasdel carbón que hay en este Principado, y el examen de todoslos puntos que tienen relación con su beneficio y tráfico, puessólo así podría hablar con algún fundamento en materia queen muchos respectos es ajena de mi profesión y estudios. Loque hice para conocerla, y lo que juzgo que conviene hacerpara arreglarla y fomentar el importantísimo ramo de indus-tria y comercio que puede fundarse en ella, llegará a la su-prema noticia de Vuestra Majestad por la vía de Marina, dedonde dimana mi principal comisión, y adonde con estamisma fecha dirijo el informe general que abraza todos susramos por mano del Secretario de Estado y de Marina elBaylío Frey don Antonio Valdés.

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«En el presente me ceñiré a los puntos contenidos en larepresentación de don Francisco de Angulo, como se memanda, y expondré cuanto se me ofrece, acerca de los princi-pios y argumentos en que está fundada, procediendo conaquella imparcialidad que es propia de mi ministerio y micarácter, y que Vuestra Majestad me recomienda particular-mente para este caso.

«La citada representación se dirige a persuadir estasdos proposiciones:

«Primera: Que las minas de carbón de piedra, pertene-cen al patrimonio de Vuestra Majestad, así como las de oro,plata y otros metales.

«Segunda: Que cuando no perteneciesen, la libertad debeneficiarias, concedida a los propietarios por la real cédulade 26 de diciembre de 1789 sería contraria al fomento de subeneficio y cultivo.

«Esta misma división seguiré en mi informe para de-mostrar que ambas proposiciones son aventuradas y sin fun-damento».

XVI.4.2 Falsedades de Francisco de Angulo

«Poco importaría que los principios de don Franciscode Angulo fuesen directamente contrarios a los que tuve elhonor de exponer a Vuestra Majestad, en el informe de 9 deabril de 1789, si no lo fuesen a los que Vuestra Majestad, ensu vista y a consulta de su Suprema Junta de Estado se dig-nó, adoptar y establecer en la real cédula de 26 de diciembredel mismo, y sobre todo si no lo fuesen también a la verdady a la justicia; que Vuestra Majestad tan religiosamente pro-fesa. Esta consideración me obliga a entrar en un examenmás detenido de ellos, porque no conviene dejar correr unerror cuyas consecuencias, sin ser provechosas al patrimoniode Vuestra Majestad, pueden ser funestas al interés de susvasallos. Don Francisco de Angulo, funda su doctrina en laautoridad de nuestras leyes y en el ejemplo de las leyes y cos-

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tumbres de otros pueblos; y yo deduciré de estas mismasfuentes las conclusiones que la destruyen, sin pretender poreso que las equivocaciones en que este Ministro ha incurridocomo jurisconsulto, mengüen el crédito que pueda merecercomo mineralogista».

XVI.4.3 Ideas fundamentales sobre las cuales se basa el derechocomún sobre las propiedades de los vasallos

«Ninguna mina, de cualquiera naturaleza que seapertenece por Constitución ni por leyes fundamentales yprimitivas de Castilla al Patrimonio Real. Conforme a ellasy a nuestro derecho común, las propiedades de los vasallosde Vuestra Majestad, son libres, alodiales y perfectas; abra-zan el fondo y superficie de las tierras, y todos los derechosanejos al dominio pertenecen exclusivamente a sus dueños,sin que ninguno se haya reservado en ellas los soberanos.Esta verdad es tan constante, que se verifica no sólo en lospaíses que jamás han sido conquistados, como el que ahoraescribo, sino también en los países de conquista, y tanto enlas tierras repartidas por los soberanos a consecuencia deella, como en las donadas y concedidas por mercedesposteriores, salvo sólo los casos de excepción y reservasexpresamente enunciadas en las mismas mercedes, comoexplicaré después.

«Por una consecuencia de este principio, el dominioútil y directo de las tierras, se entienden reunidos entre no-sotros en todo propietario, si algún contrato no los ha sepa-rado, y por lo mismo el de la superficie y del fondo; no hay,pues, sobre la tierra, ni en sus entrañas, cosa que no perte-nezca a sus dueños, según las leyes; y esto es en tanto grado,que hasta los tesoros puestos a mano en la tierra y compues-tos de materias extrañas y heterogéneas a su sustancia, per-tenecen originalmente a su dueño, siempre que no lo tenganconocido, como resulta de la ley 45, Tit. XXVIII de la PartidaIII, que también explicaremos más adelante.

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«Ni esta, Señor es una máxima peculiar de la legisla-ción castellana; es un principio de derecho público reconoci-do en todos los países de derecho libre y territorio alodial, adiferencia de los que viven y se gobiernan por las leyesfeudales donde el alto dominio de las tierras reside en lospríncipes y altos señores, y los dueños y terratenientes parti-culares no tienen más que su dominio útil y superficiario».

XVI.4.4 Caso especial de los metales, destinados a ser en el tráficogeneral, signos representativos del valor de todas las cosascomerciales

«Sin embargo, una razón política fundada en la natu-raleza de los metales, y particularmente en el destino que lesdio el derecho de gentes, a ser en el tráfico general signosrepresentativos del valor de todas las cosas comerciales,introdujo en diferentes tiempos la costumbre casi general deaplicar a la soberanía el derecho de extraerlos y beneficiarlosasí como el de acuñarlos y reducirlos a moneda, haciéndoseestas reservas en diferentes tiempos y por distintos medios,como acredita la historia de todos los pueblos cultos de Eu-ropa. De la reserva e incorporación de los metales preciosos,se pasó en algunas partes a la de los demás metales, y aún deaquí a la de otras sustancias escondidas en la tierra: que aun-que menos estimables, eran de valor conocido y de usogeneral en el comercio; bien que en esto último no ha sido lacostumbre ni general ni uniforme, como en los metales pre-ciosos, según se manifestará después.

«Como quiera que sea, semejantes reservas en los pa-íses libres no se han fundado en un derecho de propiedad,que los señores Reyes tuvieron ni creyeron tener en las mi-nas. Fundáronse en aquella suprema autoridad que es pro-pia e inseparable de la soberanía para proveer y ordenarcuanto es necesario a la conservación y sustentación del es-tado, a la cual están sujetas todas las personas, todas laspropiedades y todos los derechos particulares, y de la cual

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nace el de gravarlos y modificarlos según las exigencias delEstado, el de imponer tributos y establecer estancos y el desacar de las tierras, y sus productos, así como de las perso-nas y del producto de su industria y trabajo, renta y patri-monio público.

«Entre nosotros, desconocido en lo antiguo el arte debeneficiar los metales, cobrados los tributos y aun las rentasen frutos, y reducida la nación, a un corto comercio interior,y a una más escasa circulación de numerario por falta de es-pecies y de cuño, se tardó mucho tiempo en considerar losmetales como aplicables al Patrimonio Real, y cuando an-dando el tiempo se pensó en este arbitrio, fue reservando ex-presamente en las mercedes reales esta regalía, como indicala ley 3ª Tit. XIII, del Lib. VI de la Recopilación, hasta quedespués se declaró por punto general la aplicación de todoslos mineros de metales a la Corona, según consta de la ley 2ªdel mismo título».

XVI.4.5 Resumen de las Leyes otorgadas sobre las minas y mineros

«Esta primera ley general otorgada, por el Señor DonAlfonso XI, a petición del Reino junto a las Cortes de Alcaláen 1348, dispuso que nadie, sino los que para ello tuviesenprivilegio real, pudiesen descubrir ni beneficiar ninguna mi-na de oro, plata, plomo, ni otro metal, cualquiera que fuese,aplicándose también en aquellas Cortes a la Corona todas lassalinas del reino.

«Pero el corto ó ningún fruto de esta disposición, obli-gó a alterarla muy luego, esto es, a los treinta y nueve años;pues en el de 1387 el Sr. Don Juan I restituyó a los propieta-rios el derecho original y primitivo de beneficiar sus minas,convirtiendo la incorporación de ellas en la imposición de lostercios de su producto líquido que hizo en favor del Erario,como acredita la citada ley 3ª del mismo título.

«Ya se ve que un impuesto equivalente a 66 2/3 por100 de la utilidad del cultivo, lejos de estimular, debía retra-

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er a los propietarios, cuyo interés se pretendía poner en mo-vimiento por medio de la libertad; y este inconveniente eratanto mayor, cuanto el atraso de los conocimientos físicos ymecánicos de aquella edad hacía infinitamente más dispen-dioso el beneficio de las minas, pues aunque era grande en-tonces el valor del dinero, eran también por lo mismo, másraros y escasos los capitales, que son el alma de todas lasempresas.

«No fueron, pues, beneficiadas las minas en aquel sigloni en el siguiente, ni por los propietarios ni por los privile-giados o concesionistas, que mientras aquellos dormían ibanombrando la corte, sin embargo de haberse dado a estasmercedes tan grande extensión, que según acredita la ley 4.3del titulo de los Tesoros y Mineros, se había repartido en to-do el reino por provincias, arzobispados y obispados, el de-recho de beneficiar las minas de su comprensión.

«Fue necesario, que descubierta y conquistada laAmérica, el aprecio de las riquezas peregrinas despertaseel de las que desperdiciábamos dentro de casa, que la codi-cia adelantase mucho el arte de beneficiarlas, y que el ejem-plo de algunos extranjeros que las empezaron a cultivaracá con grande utilidad, inspirase la idea de agregar otravez esta riqueza al Erario. Se verificó así, incorporando a laCorona todos los mineros de oro y plata y azogue y otrosmetales, por ley general, que la princesa gobernadora Do-ña Juana de Austria, expidió en Valladolid a 10 de enero de1559, y es la citada ley de 4ª Tit. XIII del lib. VI de la Reco-pilación.

«En todas estas leyes se habla sólo de los metales, ex-presando señaladamente los más preciosos y conocidos, co-mo oro, plata, plomo, azogue y cobre, y comprendiendo losdemás bajo la enunciativa general y otros metales de cual-quiera cosa que sea. De forma que no se puede dudar que to-dos los metales, de cualquiera naturaleza y calidad que sean,estén comprendidos en la disposición general de esta ley,bien que por una costumbre casi general no se miren comotales los mineros de hierro».

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XVI.4.6 No se puede extender la ley a todas las sustancias delsubsuelo

«No me atrevería yo a contradecir el que quisiere com-prender también en esta incorporación los semimetales,puesto que esta voz, inventada por los naturalistas y los quí-micos para clasificar los mixtos o entes naturales, indica unassustancias que participan de la naturaleza y propiedades delos metales, y que viniendo a serlo, aunque imperfectamentepueden muy bien entenderse contenidos bajo aquella enun-ciativa general; y otros metales de cualquiera cosa que sea.

«Pero, Señor, extender esta ley a todas las sustanciasque encierra las entrañas de la tierra como pretende el direc-tor general de minas, es para mí una opinión tan nueva, tancontraria a la letra y tenor de las leyes y tan repugnante a larazón y al buen sentido que admiro cómo pudo caber en laidea de un sujeto de la moderación y de las luces de donFrancisco de Angulo.

«Dejóse llevar de una expresión contenida en la ley 3ªdel Título de los Tesoros que cita en apoyo de su doctrina enla cual no sólo se mencionan los mineros de metales sinotambién de piedras y entendiendo esta palabra en sus másamplia significación discurre así: ‘No me parece puede que-dar la menor duda de que en la voz mineros de piedra estáncomprendidas las de lápiz, plomo, azufre, piedras preciosas,carbón de piedra y otras semejantes; y aun cuando se quisie-se tomar la voz piedras en su significación propia, se seguiráclaramente de aquí, que si hasta las canteras de piedra estáncomprendidas, entre las demás minas del Real patrimonio,con igual ó con mayor razón deberán estarlo también las decarbón de piedra».

XVI.4.7 Sigue Jovellanos rebatiendo a Francisco de Angulo

«Yo prescindiré de que la mencionada expresión mine-ros de piedras, no se halla ni en la ley del Sr. Don Alfonso XI

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que aplicó los mineros de metales a la Corona, ni en la ley dela Princesa Doña Juana, que los incorporó solemnemente enella, en 1559, y que por lo mismo no puede servir de apoyo alos nuevos principios de don Francisco de Angulo.

«Prescindiré también, de que la única ley en que se ha-lla es la del Sr. Don Juan I, aquella en que se restituyó a lospropietarios el dominio y libre disposición de sus minas; porlo cual, si algo probase, probaría contra la intención del mis-mo Angulo. Pero ¿cómo se podrá prescindir de que teniendoesta expresión una significación clara y sencilla, un sentidonatural sin la menor ambigüedad, se la fuerza y atormentade propósito para que diga lo que no dice, y sirva de apoyoa una opinión tan nueva como injusta?

«La palabra ‘piedras’, no puede entenderse allí, sinopor piedras metálicas o minerales, esto es, aquellas piedras osustancias petrosas, en que los metales están contenidos co-mo en sus matrices; cualquiera otra interpretación será for-zada, e inconciliable con el claro y natural sentido de la ley,la cual, atendiendo lo que precede y lo que sigue, lo que re-fiere y lo que dispone, no habla ni puede entenderse sino demetales o cosas pertenecientes a metales.

«Como quier (dice el Sr. Don Juan I) que por nos ó losreyes onde nos venimos, en los privilegios que se han dadode mercedes, se han reservado para nos los mineros de oro yplata y otros cualesquiera metales, es nuestra merced que deaquí adelante todas las dichas personas y otra cualquier delos dichos nuestros reinos puedan buscar, catar y cabar ensus tierras y heredades las dichas mineras de oro y plata, y deazogue, y de estaño y de piedras y de otros metales, etc., decuyas palabras se deducen naturalmente dos consecuencias:

Primera: Que pues la ley habla de las mineras que esta-ban reservadas al patrimonio Real y solamente lo estaban lasmineras de toda especie de metales, la disposición de la leysólo se podrá entender de metales y de sustancias metálicas.

Segunda: Que pues la ley dice, mineros de oro y plata,y de azogue, y de estaño y de piedras y de otros metales, es

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claro que bajo la palabra piedras, entendió piedras metálicas,pues de otro modo no diría ‘y de piedras y de otros metales’,sino de piedras y de otras cualesquiera sustancias».

XVI.4.8 No puede pretenderse, como manifiesta Francisco de Angulo,que todas las sustancias del subsuelo sean de la Corona

«Pero dejando explicaciones gramaticales, ¿cómo esposible dudar de la inteligencia de esta ley a vista de suespíritu y objeto? si la ley del Sr. Don Juan I restituyó a lospropietarios la libertad de cultivar sus minas, que les habíaquitado la del Señor Don Alfonso, ¿qué debemos ver en ellamás que la sencilla revocación de una ley por otra? Y si elobjeto de la primera se circunscribía a los metales ¿de quépodía hablar la ley reciente sino de metales o de cosas perte-necientes a metales?

«Finalmente, Señor, si la disposición de la ley alegadapor don Francisco de Angulo se quiere extender a las piedraspropiamente tales, entonces se seguirá, no que las minas depiedras pertenecen a la Corona, pues tal cosa no se declara nidispone allí ni en otra parte, sino que los dueños que benefi-ciasen las minas o canteras de piedras, deberían contribuir ala Corona con las dos terceras partes de su producto liquido,pues esto es lo que la ley dispone. ¿Quién habrá pensado has-ta ahora semejante absurdo?

«Mas ya no son las piedras solamente las que don Fran-cisco de Angulo halla aplicadas a la Corona; son todas lassustancias que la tierra encubre, como si los soberanos de Es-paña, no contentos con la gloriosa extensión de sus domi-nios, hubiesen querido por medio de aquella ley buscar otroimperio en el centro de la tierra. ‘Prescindiendo, dice, de queno pudo ser otra la mente de los predecesores de Vuestra Ma-jestad al formar las ordenanzas de minas, que la de apropiarel Real Patrimonio (a ejemplo de todos los soberanos de Eu-ropa) todo aquello que teniendo algún valor, sea el que fuere(pues esto depende de la convención general, la cual varía en

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cada siglo) se halla oculto en las entrañas de la tierra, etc. Tales su opinión, según la cual los soberanos de Castilla, no só-lo se habían apropiado los mineros de oro y plata y otros me-tales o semimetales, sino también las canteras de mármoles ypiedras, de cualquiera naturaleza que sean, los fósiles, crista-les, betunes, azufres y otros cualesquiera mixtos; las arcillas,margas y gredas, las arenas y tierras de toda especie; lasfuentes y manantiales de aguas; en una palabra, cuanto sehalla bajo la superficie de los dominios españoles, puesto quenada encubren que no tenga o pueda tener algún uso, y porlo mismo algún valor, y esto, según Angulo, hasta para atri-buto de la pertenencia».

XVI.4.9 Consecuencias nefastas que se seguirían, de aplicar estadoctrina

«¿A quién, Señor, no escandalizarán las consecuenciasde esta doctrina? Nadie, según ella, podrá sin real permiso ca-var en sus tierras para buscar las sustancias que encierran; na-die aprovecharlas para sí, ni venderlas a otro, sin defraudarlos derechos de la soberanía. Por consiguiente, la incorpora-ción de las minas habrá absorbido todo el dominio directo ydel fondo del territorio de España, habrá reducido los vasa-llos de Vuestra Majestad al estado de meros superficiarios, óterratenientes de sus propiedades, habrá anulado y destruidolos feudos de Aragón, los alodios de Cataluña, los señoríossolariegos de Castilla, todos los foros y enfitéusis, todas lasdaciones a tributo perpetuo y censo reservativo; en suma, to-dos los derechos y contratos cuya esencia se apoya en aquelladistinción tan vulgar como frecuente en nuestro derecho, deldominio útil y el directo, y la legislación y jurisprudencia es-pañola, habrán tomado un nuevo aspecto. ¡A tan absurdasconsecuencias conduce el olvido de los principios de equidady justicia sobre que están fundadas nuestras leyes!

«El ejemplo de los tesoros alegado por don Francisco deAngulo, lejos de probar su intención, le destruye. Por nuestras

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antiguas leyes, los tesoros sin dueño conocido, pertenecían alde la tierra que los encubría. Si se buscaba de propósito y sinsu consentimiento, se aplicaban al propietario íntegramente.Si la descubría la casualidad, se partían por mitad entre él y eldescubridor, como en premio del hallazgo, y sólo se confisca-ban y aplicaban al fisco cuando (según la superstición deaquellos tiempos) se creían hallados por encantamiento, co-mo en castigo de las malas artes empleadas en su busca; tal esel tenor de la ley de Partida que arriba citamos.

«Esta legislación estuvo en vigor, aún después de la in-corporación de las minas; y cuando el señor Rey Don Juan I,aplicó los tesoros a la Corona, no los aplicó como cosas exis-tentes en la tierra, ni propias ni extrañas de ella, sino comocosas mostrencas y que carecían de dueño conocido. Aun es-ta aplicación se hizo al mismo tiempo, que aquel prínciperestituía a los propietarios el dominio de sus minas, y la li-bertad de beneficiarlas, antes circunscrita por su abuelo.¿Qué consecuencia, pues, se podrá sacar de este ejemplo enfavor de los principios de don Francisco de Angulo?»

XVI.4.10 Otras sustancias, que considera Jovellanos, que tampocoestán incorporadas a la Corona por ley alguna

«Otro apoyo buscó en el ejemplo de algunas sustanciassubterráneas incorporadas al Real Patrimonio, discurriendoasí ‘Nadie ha dudado hasta ahora, dice, de que las minas deazufre, alumbre, lápiz, plomo y otras pertenezcan al Real Pa-trimonio, no obstante que no son estas sustancias metálicasni semimetálicas, ni están especificadas por su nombre en lasordenanzas de minas del Reino’. Lo que dice Angulo, que na-die ha dudado, es para mí muy dudoso, pues creo que lassustancias que cita no están incorporadas a la Corona por leyalguna; si lo están de hecho, esto será por órdenes ó decretosparticulares, o bien por costumbre, y entonces nada probaránen cuanto al carbón de piedra, que se puede mirar como unasustancia nueva y de libre aprovechamiento entre nosotros.

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Pudieron también creerse aquellas sustancias del real Patri-monio, sin serlo, por la buena fe de las justicias, o tratarsecomo tales de hecho por los mismos descubridores, no siendorara ni desconocida entre nosotros esta combinación deignorancia y codicia para oscurecer la claridad de las leyes yconfundir los derechos más ciertos de la propiedad».

XVI.4.11 Ejemplos de otras legislaciones. Inglaterra

«Tampoco favorecen la doctrina del director de minaslos ejemplos de otras legislaciones. Aun cuando fuesen con-formes a ellas las leyes extranjeras, nunca tendrán bastanteautoridad para apoyarla. Más por desgracia estas leyes sonmuy contrarias a sus principios.

«Ya confiesa, que la legislación de Inglaterra y de Lieja,favorecen la libertad de los dueños de minas de carbón fósil;y siendo estos los dos países de Europa que más ventajas hansabido sacar del beneficio de sus carbones, debería bastar suejemplo, para que no clamase tanto contra la justa libertad,protegida por Vuestra Majestad, en sus dominios.

«Para evitar esta reconvención, dice Angulo, que elderecho de regalía (Royalty), pertenece originalmente en In-glaterra a la soberanía. Pero ¿qué infiere de aquí? Tambiénpertenece originalmente a la soberanía toda propiedad, tododominio en los países de conquista; pues no hay derecho deesta especie que no se derive ó de los pactos que precedierona ella, como en la de Valencia, o de los repartimientos y do-naciones reales, o por lo menos de una posesión inmemorialque supone estos títulos. En Inglaterra, como país feudal,reside este derecho, o unido a la corona como en Staffort,Newcastle y otros territorios realengos, ó ha pasado a losgrandes feudatarios, como señores director y territoriales, óse ha consolidado con la propiedad, y pertenece a los dueñosparticulares, que le adquirieron en uso con el dominio de sustierras, pues de todo hay ejemplos abundantes, lo que con-firma maravillosamente, los principios que hasta aquí hemos

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sentado, al mismo tiempo que destruye, los del directorgeneral de minas».

XVI.4.12 Legislación de Lieja

«Menos se conforma todavía con estos últimos la legis-lación de Lieja, donde están más religiosamente conservadosy distinguidos los derechos de la propiedad que en partealguna. Se debe contar allí, con el dueño director del fundocomo propietario de las minas, para adquirir el derecho debeneficiarlas, con el superficiario, para satisfacerle toda espe-cie de daños al doble, y esto, así como la conducción de lasaguas, la apertura de caminos, el depósito de tierras y es-combros en terrenos contiguos a las minas, se arregla entera-mente por contratos libres y privados entre empresarios ydueños, sin que la autoridad fuerce a ninguno, salvo en lospormenores y fórmulas establecidas de largo tiempo y auto-rizadas por la admirable policía de aquel país, que en dicta-men de un célebre escritor es la mejor del mundo.

«Con ella se conforma también la de los condados deLimburgo, Arlon y Rolduc, con la singular circunstancia deconservarse allí en uso y observancia la que fue establecidapor un edicto del Señor Don Carlos II, Rey de España, expe-dido a consulta del consejo de Brabante en 10 de marzo de1694, el cual, entre otras cosas de que hablaré después,preservó religiosamente a los propietarios particulares el de-recho de beneficiar sus minas o contratar con otros estafacultad por medio de convenciones libres, sin que a nadiesin su noticia y consentimiento sea lícito entrometerse en ellos».

XVI.4.13 Legislación francesa

«Por fin ni la legislación francesa favorece los principiosdel director Angulo. La más antigua de sus leyes u ordenan-zas, que es de 1413 imponiendo la contribución de una déci-

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ma en favor del Erario, confirmó el derecho y libertad de lospropietarios para el beneficio de las minas escondidas en sustierras. El gran Enrique IV suprimió este mismo por el Artícu-lo 2.0 de sus letras patentes de 1601, y dejó a los propietariosla absoluta libertad de beneficiar sus minas como quisiesen, loque se confirmó por otras del 13 de mayo de 1698, en que fue-ron revocados todos los privilegios y concesiones dadas en es-ta razón. Es verdad, que por el decreto de 14 de enero de 1744,se limitaron aquellos reglamentos, estableciéndose entre otrascosas la necesidad de real licencia, para proceder a la aperturade cualquiera mina de carbón; pero, salvo esta venia, no sóloquedó libre y confirmado el derecho de los propietarios, sinoque se mandó por el artículo 11 que los privilegiados que sehallasen beneficiando alguna mina en virtud de antiguasconcesiones, indemnizasen completamente a sus propietariospor avenencia o justiprecio, quedando religiosamenteresguardadas la libertad y los derechos de la propiedad.

«¿Y quién será tan forastero en el derecho y costumbresde Francia que ignora los ruidosos pleitos entre propietariosy concesionistas, que han suscitado los privilegios, ni losclamores de los escritores de aquella nación contra ellos,mirándose de mucho tiempo a esta parte como una de lasprimeras causas de su atraso, en el beneficio de estas minas?».

XVI.4.14 Las minas de carbón de piedra no pertenecen por ley alRey

«Otros apoyos pudiera citar en apoyo de los justos yequitativos principios de la real cédula de 26 de diciembre de1789, y en ruina de los que Angulo expuso para combatirlos;pero conozco que no se trata de materia que deba regularsepor ejemplos, y hubiera excusado la molesta citación de tan-tos, a no tener que interpretar los alegados en contrario. El ce-lo por las ventajas del patrimonio de Vuestra Majestad, llevóal director de minas demasiado adelante; más como yo estépersuadido a que no haya ventaja ni bien alguno fuera de la

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verdad y la justicia, que sea aceptable a Vuestra Majestad, fal-taría a su real confianza, y a mi obligación, si no expusieracuanto es conforme a ellas con el candor y buena fe propias demi oficio. Las minas de carbón de piedra, no pertenecen porlas leyes a Vuestra Majestad, sino a los dueños directos de lastierras en que se hallan, y aunque no es dudable que el dere-cho de incorporarlas a la Corona, cuando el bien público loexija, reside en la soberanía de Vuestra Majestad, lo es menosque no lo han sido hasta ahora, ni por leyes ni por costumbre».

XVI.4.15 Jovellanos rebate los argumentos de la segunda proposiciónde Angulo

«Pero don Francisco de Angulo por último esfuerzo pre-tende que cuando estas minas no estén incorporadas, por lomenos deberán estarlo, empleando varios argumentos parapersuadir esta segunda proposición. Mi sentir es tan contrarioal suyo en este punto, como el antecedente; y las reflexionescon que voy ha responder sus fundamentos harán ver a Vues-tra Majestad, con cuán poca razón se propasó a censurar unaley tan conforme a los principios de justicia, como a las más sa-nas máximas de economía pública. En esta parte me reducirétambién a responder a sus argumentos; y aunque el real decre-to de 18 de agosto librado a instancia suya, dé ocasión a máslargas reflexiones, reservaré para lugar más oportuno las queno pertenezcan al escrito a que voy respondiendo. Las objecio-nes en que funda don Francisco de Angulo la segunda parte desu representación, se pueden reducir a seis, las cuales resumi-ré, no en el orden en que las propone, sino en el que pide lamateria, satisfaciendo a cada una de ellas separadamente.

«La primera se reduce, a que siendo antes de la real cé-dula libre a todo el mundo la facultad de hacer calas y catasen cualquier terreno, el haberla circunscrito a un corto nú-mero de propietarios, es un verdadero estanco, contrario alespíritu de la ley 3 del título de las Minas, que por esta mis-ma causa revocó los privilegios y exclusivas.

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«Esta razón es más espaciosa que sólida, pues vale tan-to como si se dijera que la facultad de labrar las tierras estaríamejor distribuida si no se circunscribiese a los propietarios.En efecto, prescindiendo de que la justicia pide esta circuns-cripción, porque las minas son una parte de la propiedad, esclaro, que el propietario que no pueda, ó no quiera beneficiarsus minas, buscará quien las beneficie, así como el de la tierra,busca quien la labre cuando no puede ó no quiere labrarla porsí mismo. De este modo queda siempre abierta a todo el mun-do la facultad de hacer descubrimientos, pues la Real Cédulano dice que sólo el propietario puede hacer calas y catas, sinoque nadie pueda hacerlas sin licencia del propietario».

XVI.4.16 No disminuirá el número de descubrimientos de minas

«Ni por esto, se hará menor el número de descubri-mientos, como teme Angulo, sino mucho mayor, porque en elestado antiguo nadie tenía interés en ellas, sino los que quisiesendarse al beneficio de estas minas y ahora le tienen los mismosy además le tienen todos los propietarios, porque declaradapor suya esta riqueza, ¿quién será tan insensible que no labusque en su propiedad cuando la vea en la de su vecino?

«Ni obsta que los propietarios sean poco a propósitopara estas empresas, pues el más desidioso hará el descubri-miento (cosa no difícil ni dispendiosa) sino para beneficiar lamina, al menos para arrendarla ó venderla, como sucede enLieja; y sucederá donde quiera que la ley, no amortigüe elinterés ni ate las manos del propietario».

XVI.4.17 En Asturias habrá más descubrimientos, por estar laspropiedades más divididas

«Esta razón es mucho más poderosa en el país de As-turias, donde las propiedades están divididas hasta el mínimoposible y creciendo el número de los propietarios en razón de

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esta división, crecerá también el de los descubridores, y porlo mismo el de los descubrimientos. Verdad de que puedodeponer por experiencia, pues veo el afán con que se buscanestas minas, aunque falta todavía cuanto puede hacerlasvaler».

XVI.4.18 La recompensa señalada a los propietarios, en la RealCédula del 26 de diciembre de 1789, es muy gravosa, paralos mineros

«La segunda objeción de Angulo se reduce a que la re-compensa señalada a los propietarios en la real cédula esmuy gravosa, pues sólo una mina abundantísima y facilísimade trabajar, podría sufrir la contribución de un 20 por 100.

«En esto tiene razón el director general de minas; peroaunque acerca de este punto estén mis principios de acuerdocon los suyos, no lo están en sus consecuencias. La Real Cédu-la fijó esta indemnización sólo para el caso en que el propieta-rio y el empresario no se aviniesen, y dejó abierto el caminopara huir de la contribución cuando pareciese gravosa, lo cualbasta forzar al propietario a reducir su recompensa a lo justo».

XVI.4.19 Recompensas que estaban establecidas en otros países

«Es verdad que derivándose la justicia de esta pensiónde su proporción con la abundancia y calidad de sus vetas,parece que se encontraría mejor siguiendo el ejemplo de la deFlandes, donde la recompensa del propietario crece o men-gua según ellas. En los territorios de Limburgo, Arlon y Rol-duc, según el edicto del Sr. Don Carlos II, que Angulo citamuy equivocadamente, la contribución es de 1 por 80 en lasminas pobres, 1 por 40 en las medianas y 1 por 20 en las ri-cas; infiriéndose de aquí no ser tan gravosa como ponderaAngulo la del quinto establecida en la última real cédula deVuestra Majestad, porque reputándose en Flandes minas po-

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bres aquellas cuyas vetas no pasen de dos pies de grueso,medianas las que no pasen de tres, y ricas las de tres a cua-tro, se puede asegurar que en este Principado no se beneficiaveta alguna que no exceda mucho en anchura de esta últimaproporción: lo que no ignora el director de minas, pues la quebeneficia actualmente su compañía, tiene una veta de veintey ocho a treinta pies de ancho».

XVI.4.20 Nuevas consideraciones sobre las recompensas

«Sin embargo, no puedo dejar de decir que este puntonunca estará más bien regulado, que cuando se deje entera-mente el arbitrio de las partes, según propuse en mi informe de9 de abril de 89, pues ellas en el ajuste y regateo fijarán el justoprecio de las rentas o arriendos según la abundancia o escasezde la mina, la facilidad o dificultad de su beneficio en el costode los transportes, las proporciones del consumo, el precio delos carbones y comestibles, y las demás circunstancias que es-tablecen el equilibrio de los valores locales de todas las cosas.

«Por esto la pensión del 10 por 100 sustituida por el re-al decreto de 18 de agosto del año pasado, no es más justaque la del 10 por 100 de la real cédula de 26 de diciembre de89, ni lo sería otra cualquiera mayor o menor que fuese fija ogeneral; porque habiendo tanta diferencia en la situación,abundancia y calidad de las minas, es preciso que haya tam-bién en el producto y utilidad de ellas; y como la pensiónmás justa será la que tenga más proporción con estos, es cla-ro, que ninguna que sea fija y general para todas podrá serjusta, sino que será equitativa para unas, baja para otras, ypara otras acaso exorbitante y subida».

XVI.4.21 Jovellanos rebate la tercera objeción del director general

«Esta reflexión basta para destruir la tercera objecióndel director de minas, reducida a que el alto precio de la re-

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compensa, encareciendo los carbones, encarecerá también losproductos de la industria que los necesite, y perjudicará losintereses de la Real Hacienda, por ser en el día el principalconsumidor.

«No puedo callar, que las máximas de don Francisco deAngulo son tan buenas como mal aplicadas. El alto precio dela recompensa legal, a tener algún efecto, no será la carestíade los carbones, sino el abandono de las minas. El empresa-rio que no pudiese pagar el quinto no acometería su empre-sa, y forzaría al propietario a una recompensa más justa obien a renunciar el aprovechamiento de su mina. Tal es elefecto de toda tasa en las cosas que no son de absoluta nece-sidad. Ni sabemos por qué razón, da el director de minas a larecompensa, el nombre de sobreprecio; cuando en ningún ca-so puede ser otra cosa que una parte del precio natural delcarbón, pues así, éste, como el de los demás frutos, es sólo larepresentación del fondo y el trabajo empleados en su pro-ducción. El trigo, por ejemplo, representa el valor de la tierraque le da, esto es, el fondo del propietario y del cultivo, estoes, del trabajo empleado en su producción, que es el fondodel colono. ¿Quién, pues, podrá decir que la renta pagada, aldueño de una heredad, es un sobreprecio del trigo?

«De aquí es que ni los consumidores, serán perjudica-dos por la fijación de la recompensa, a ser ella justa, ni esta fi-jación deja de serlo, porque agravie a los consumidores, sinoporque dar un precio fijo y general a cosas que tienen unvalor diferente y variable, desde el ínfimo al sumo, nuncapuede ser compatible con la justicia».

XVI.4.22 No se produce el perjuicio tan grande, que se cita, a lafábrica de La Cavada, por la indemnización señalada alos propietarios

«Hay también equivocaciones de hecho en los cálculosde Angulo, por cuanto supone que el sobreprecio resultanteal carbón de la indemnización señalada por la Real Cédula a

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los propietarios, causaría a Vuestra Majestad en sólo el con-sumo de La Cavada un perjuicio de doscientos mil realesanuales. Pero con decir a Vuestra Majestad, que todo el con-sumo de este departamento, no asciende anualmente al im-porte de dicha suma (según las noticias que se me han dado),se verá con cuanta voluntariedad, se han ponderado estosperjuicios, para fortificar una objeción que no sólo destruyenlos raciocinios, sino también los mismos hechos».

XVI.4.23 Posibilidad de crear grandes compañías mineras quereporta la libertad de los propietarios

«La cuarta objeción con que se combate la libertad delos propietarios es la regular impericia y pobreza de éstos, deque dice Angulo resultará infaliblemente el abandono desemejantes trabajos, que de suyo requiere fondos y luces,sólo conciliables en los ricos capitalistas o las compañías.

«En este punto estoy también de acuerdo con las ideasde Angulo, aunque no con su aplicación. ¿Por ventura elinmenso cultivo que se hace en Lieja, en Limburgo, en Ingla-terra, de las minas de carbón por compañías y gruesos capi-talistas, es ni ha sido jamás incompatible con la libertad delos propietarios, sin cuyo consentimiento nadie puede buscar,descubrir ni beneficiar mina alguna? Entre doscientospropietarios que tienen las minas ya descubiertas en Astu-rias, contando las concejiles, ¿qué campo tan abierto no tienenlas compañías y ricos empresarios para comprar o arrendar,la que mejor les acomodare?

«La Real Cédula, no se propuso, que los propietariosbeneficiasen sus minas, solamente les declaró el derecho debeneficiarlas, venderlas o arrendarlas como un fruto de supropiedad; y en esto, además de seguir los principios de ri-gurosa justicia, se conformó también con los del interés y laconveniencia pública. Angulo sabe muy bien por experienciaque esta adquisición no es ni dispendiosa ni difícil, ¿qué im-porta, pues, que los propietarios sean pobres e inexpertos?

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Para vender o arrendar el derecho de estas empresas, ¿quiénnecesitará luces ni fondos?»

XVI.4.24 Las minas de Asturias están todavía intactas

«Sin embargo, no puedo dejar de reflexionar, que en eldía, ni se necesitan grandes caudales, ni grandes talentos, pa-ra aprovechar esta riqueza. Las minas de Asturias están to-davía intactas; las hay muy copiosas en vetas de una increíbleanchura, unas perpendiculares, otras horizontales, las mássuavemente inclinadas, y todas a flor de tierra; su beneficioes todavía muy fácil a brazo, sin necesidad de caballos, detomos, de máquinas, de desagües, ni de otras obras e inven-ciones, que el apuro de los minerales ha hecho indispensableen otras partes. No diré yo por eso, que tales auxilios, no se-an, en gran manera convenientes, y menos que, fomentandoeste cultivo, no llegará el caso de que sean necesarios; perodiré que sin ellos se saca actualmente en Asturias, y se pue-de sacar por mucho tiempo y a buenos precios, todo el car-bón necesario para el actual consumo y para diez tantos más.El precio general de saca, es en el día, en todo este Principa-do, de diez y seis maravedíes el quintal. ¿Puede pedirse unaprueba más clara de la abundancia de este fósil y de la facilidadde sacarle? Es, pues, claro que ni los propietarios por faltade luces y fondos dejarán de beneficiar las minas, nicuando no las beneficien faltarán personas que abracentales empresas».

XVI.4.25 Se saca de las minas asturianas cuanto carbón se necesitapara los suministros que se le demandan

«No puede desvanecer esta esperanza, el argumentoque hace Angulo en quinto lugar, fundado en el atraso deesta industria en Asturias. Si este atraso se entiende por laabsoluta ignorancia de todas las luces y conocimientos nece-

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LÁMINA 20

COMPOSICIÓN DE UNA MINA CON SU POZO Y SU GALERÍA

Grabado del libro Recueil de planches sur les sciences les arts liberaux et les artsmechaniques, avec leur explication. París, 1768.

Se puede observar todo el conjunto de una explotación minera; en la parte central el pozoentibado con las escaleras para subir y bajar el personal. El torno se distingue en la zonaprincipal de la explotación utilizándose para recoger los productos mineros.Jovellanos se sorprendía en 1791 al comprobar que las instalaciones de las minasasturianas dejaban mucho que desear en cuanto a su equipamiento al advertir la ausenciade barracas, hornos, máquinas, tornos, almacenes y método alguno de trabajo tras la visitaa las minas de la Compañía de San Luis que en aquellos años estaba considerada como lamejor empresa minera de España.

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sarios para perfeccionar el arte de cultivar las minas, lo queexpuse acerca de él en mi informe de 9 de abril de 1789, prue-ba hasta qué punto estoy convencido de su existencia. Allí yen el informe general que dirijo a Su Majestad por la vía demarina, apunté los medios de evitar este mal, no indirectos yparciales, cuales indica Angulo, sino seguros, y tales cualespide la importancia y urgencia del objeto. Más si el atraso deque se queja Angulo dice relación al desaliento y lentitud deesta industria, es preciso responder que está mal informado.

«En Asturias, señor, se saca en el día cuanto carbón sepide para los reales arsenales de La Cavada, Ferrol, Cádiz yCartagena, cuanto se pide para Bilbao, Santander, La Coruña,y otros puertos del reino; cuanto quieren extraer los buquesextranjeros que vienen a sus puertos, como ha sucedido conalgunos de Portugal y Filadelfia; cuanto consumen los herreros,herradores y cerrajeros del país, las fábricas de loza, cervezay sombreros de esta villa, algunos, aunque pocos, hogares ychimeneas donde se va introduciendo; y finalmente, lasinmensas cantidades que consumen para caleros, los labra-dores y dueños de obras, en los concejos de Villaviciosa,Nava, Siero, Langreo, Oviedo, Lena y otros; y siendo estoslos puntos que limitan el consumo, si no se saca más carbón,es porque nadie le quiere; siendo máxima constante en eco-nomía, que tanto se cultiva, cuanto se consume.

«Don Francisco de Angulo, sabe también, que el desa-liento de su decantada compañía no nace de otra causa quede la falta de mayores consumos, y que todo su afán se re-duce a buscar nuevos puntos en que hacerlos. Es, pues,injusto e hiperbólico en demasía, cuanto dice del atraso deeste cultivo en Asturias. Y en efecto, Señor, si valen algo lasluces que la observación, el estudio y la experiencia, me handado en este ramo, Vuestra Majestad puede asegurarse, en fede ellos, de que cuando en todos sus departamentos, fundi-ciones y maestranzas se consuma el carbón de Asturias;cuando todos los buques de su real armada le usen en sus fo-gones, como hace la inglesa; cuando se multipliquen y esta-blezcan bombas de vapor abastecidas con él para el desagüe

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de todos los diques; cuando toda la marina mercantil, todaslas fábricas, todos los hogares del reino consuman este fósil,se hallará en los puertos de Asturias, todo el necesario de ex-celente calidad y a más bajo precio, que ningún otro carbóndel mundo. No hay, pues, para lastimarse tanto de nuestroatraso.

«Es verdad que un aumento tal de consumo haríaindispensable llevar el trabajo de las minas a mayor profun-didad, introducir el auxilio de máquinas e instrumentos, yestablecer métodos y economías, no conocidas hasta ahora.Más cuando haya en Asturias las luces y conocimientosnecesarios para proporcionar estos auxilios. ¿Por qué no seesperarán de los ricos propietarios y empresarios? Su mismointerés los buscará, y se dará prisa por establecer, sin quepara esto se necesiten más fondos que los que darán sus em-presas. Multiplíquense estos conocimientos por medio deuna enseñanza metódica, y todo estará hecho. El aumento deconsumo supondrá un aumento de riqueza y de fondos, yeste un empleo de las luces y auxilios que hubiere propor-cionado la enseñanza».

XVI.4.26 Jovellanos censura duramente a la Compañía de San Luis

«Réstame satisfacer el último argumento de don Fran-cisco de Angulo, fundado en el desaliento que dice causó lapublicación de la real cédula a la Compañía de San Luis, cu-yas empresas y designios recomienda muy encarecidamente.Confieso que para responder a este artículo, no quiero ver aAngulo incluido en aquel establecimiento, pues a pesar delconcepto que tengo de su rectitud y de la imparcialidad desus dictámenes, querría más bien dirigir mi censura contra eldirector de minas, que contra un socio de la Compañía deSan Luis. Sólo diré, que lo que dice Angulo acerca de ella,prueba para mí que no se le ha informado bien de su estadoy progresos. Yo expondré cuanto sé de ellos, para desempe-ño de mi obligación y para su desengaño.

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«Es cierto, Señor, que los designios de la Compañía deSan Luis, han sido muy grandes. Aspiró a poseer las mejoresminas de Asturias; aspiró a abarcar todos los asientos de RealHacienda; aspiró a obtener el privilegio exclusivo de desazu-frar todo el carbón de piedra; en una palabra, aspiró a refundiren sí, todo ese precioso e importante ramo de comercio. ¿Quéprosperidad, qué opulencia, no hubiera resultado a estaCompañía de tan escandaloso monopolio? La Compañía deSan Luis, publicada la Real Cédula, vio huir de sus manos, lapresa en que tenía clavada la vista, y la pérdida de tan ricaesperanza desanimó sus esfuerzos; y he aquí la verdaderaexplicación del hecho con que cierra su alegato contra la realcédula, el director general de minas».

XVI.4.27 Inspección de Jovellanos de las instalaciones y minas dela Compañía de San Luis

«¿Pero cuáles fueron estos ponderados esfuerzos a quesu representación se refiere? Yo les diré, pues que los he exa-minado con no pequeña admiración. Cuando hacía mis via-jes para reconocer el estado de las minas de este Principado,la rudeza y sencillez de los trabajos con que los naturales lasbeneficiaban, aumentaba mi deseo de llegar a la de Lieres,donde por la residencia de los mineros ingleses y por los fondosde la Compañía empresaria, me prometía observar algunosedificios, máquinas e instrumentos, métodos y economíasque me diesen mayor conocimiento e instrucción, de la quehasta entonces tenía en este objeto.

«Mas ¡cuál fue mi sorpresa al advertir, que en esta mi-na, la única que beneficia la compañía, no se había edificadoninguna casa, barraca, horno ni almacén, construido ningunamáquina, ni tomo, ni establecido ningún método, ningunosinstrumentos desconocidos en las demás! Tres solos cavado-res trabajaban allí bajo la dirección de Policarpo Fernández,por estar ausente el minero Moisés; y aunque la galería y cá-maras estaban apuntaladas con arte, y los trabajos se hacían

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con más seguridad y mejor dirección que en otras partes, notuve el gusto de observar, ninguno de aquellos medios debi-dos a la pericia del arte, para sacar en mayor abundancia y enmenos gasto los carbones, ni para custodiarlos y conducirloscon buena economía. Júzguese por aquí de los progresos dela Compañía de San Luis.

«No negaré que la mala fe de los mineros ingleses,siempre repugnantes a emprender y fijar sus trabajos; las ten-tativas que hicieron para escaparse, y que puso en efecto, eluno de ellos; la flojedad y continuas ausencias del otro, queal fin se ausentó también, aunque con promesa de volver; ysobre todo la riqueza de la misma mina, cuya veta tiene deveinte y ocho a treinta pies de ancho, tendida casi horizon-talmente, ceñida de buenos costeros, sin rocas, sin aguas, niotro estorbo alguno, hicieron por una parte difícil, y por otramenos necesaria el establecimiento de edificios, máquinas ynuevos métodos; pero ¿para qué se ponderan unos esfuer-zos, que sólo han estado en la intención de la Compañía?

«También confesaré que mientras la Compañía notenga seguridad de mayores consumos, no podrá ni deberáemprender grandes sacas, porque estas piden grandes dis-pendios, y sólo se pueden compensar con grandes ganancias.Pero si, como se asegura, reúne su cuerpo luces y fondos,siempre será muy raro que siendo el carbón de Asturias elmejor y el más barato del mundo no le haya transportado desu cuenta, a las muchas provincias que lo necesitan; porquereducirse a ser sacadora del carbón, y esperar que se le vengana pedir a la boca de la mina, es no hacer sino lo que hace elmás pobre e inexperto propietario».

XVI.4.28 Trayectoria seguida por la Compañía de San Luis

«Por último, lo que puedo asegurar solemnemente aVuestra Majestad, es que cuando esta Compañía, haya senti-do algún otro estorbo a los progresos de su celo, no podráachacarle con verdad, ni a la Real Cédula de 26 de diciembre

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de 1789, ni a las justicias de este Principado, donde susencargados hallaron cuanto quisieron. El Director don JoséOrduña empezó trabajando en la mina de Ovio, partido deLlanes, que abandonó muy luego; siguió en la mina grandedel Carbayín, que abandonó también, y últimamente se fijaen la de Lieres, que es la más rica de todas las descubiertas;ajustando su beneficio alzadamente y en la corta cantidad demil reales al año. Reconoció asimismo, con los ingleses, o porsu medio, las excelentes minas de Viacaba, en Villaviciosa, ydel Solano en Nava, y hubiera podido adquirirlas con igualequidad. No sé, aunque lo he preguntado con la mayorcuriosidad, que en parte alguna se le hayan hecho requeri-mientos, puesto estorbos, ni dificultades en sus reconoci-mientos, ni por las justicias, ni por particulares. Sé y meconsta, al contrario, que ha habido sujetos celosos del bienpúblico, que auxiliaron y auxilian con grande empeño susesfuerzos, ayudándolos a establecerse ventajosamente, con elfin de domiciliar, aquí los fondos las luces y los métodos quefaltan, y suponen en la Compañía y sus acreditados mineros;y esto me persuade, a que al director Angulo, no se le hainformado con fidelidad de los hechos, acaso porque la tibieza,con que han procedido los encargados de la Compañía, no seaviniesen bien con su celo y sus deseos».

XVI.4.29 Jovellanos no cree conveniente un reglamento sobre lasminas

«Explicados los principios y satisfecho las objecionesde don Francisco de Angulo, resta decir algunas cosas acercade los medios que propone para arreglar la policía de este ob-jeto. Es ciertamente doloroso para mí tener que contradecir acada paso los dictámenes de un sujeto celoso del bien públi-co, y a quien por otra parte profeso particular inclinación.Pero Vuestra Majestad, se ha dignado pedir el mío, acerca delo que alega contra su Real Cédula de 26 de diciembre de1789; y cuando tan respetable orden no me obligase a expo-

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nerlo con toda claridad, la obligación de mi oficio y el bien dela causa pública tampoco me permitirían callar, lo que alcanzoen materia tan importante y de tan largas consecuencias.

«Supone don Francisco de Angulo, que nada se ade-lantará en ella si no se forma un reglamento que abrace todossus ramos, y no se crea un cuerpo de facultativos capaz de in-formar a Vuestra Majestad con exactitud del estado de talesestablecimientos, de proponer los medios de perfeccionarlos,y de restablecer con sus luces la confianza pública; ideas queparecen buenas, y que tal vez lo serán aplicadas a otra espe-cie de minas, pero que seguramente no lo son hablando delas de carbón de piedra.

«Por lo que toca a reglamento, no puedo dejar de decira Vuestra Majestad, que cualquiera que se forme en el día, se-rá muy funesto al progreso de esta industria. ¿Cuál ha de sersu objeto? ¿Dirigir los trabajos? Esto no se hace bien con leyes,ni por medio de reglamentos. La pericia de los encargados deellos, aplicadas a las circunstancias de cada terreno, es la úni-ca que puede perfeccionarlos, y sin ésta, de nada servirán losmás sabios reglamentos. La Legislación de Lieja, que pasa porla más perfecta, nada prescribe en este punto, abandonándo-le a la inteligencia de los empresarios o sus mineros, y si al-gún artículo coincide con él, es en aquella especie de axiomasque cinco siglos de experiencia han canonizado en el país queme servirá, pues, en Asturias un reglamento técnico para elcultivo de las minas? Los libros están llenos de estos métodos,y en mi informe general, indico el medio de extender suconocimiento, sin necesidad de leyes ni ordenanzas.

«Pero si el objeto del reglamento, ha de ser la justicia delas operaciones, considerada con respecto al derecho de laspartes, esto es, de los propietarios de los terrenos ó de las mi-nas, de los empresarios y sus propuestos, de los trabajadores,conductores y cargadores, como en los reglamentos de Liejay Limburgo, ¿qué ordenanza se podrá formar hoy para unobjeto que no ha nacido todavía? La primera bondad de lasleyes, Señor, se cifra en su conveniencia con los objetos a quese aplican; deben tener un fin, esto es, evitar algún mal, o

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proporcionar algún bien cierto y conocido; deben ser pro-porcionados a este fin, y contener los medios más directos deconseguirle; la justicia y eficacia de estos medios, deben na-cer de las circunstancias locales, de la continua observaciónde repetidas experiencias, pues ellas solas pueden descubriraquella relación que las proporcione con el fin a que van di-rigidas. ¿Qué sería, pues, de una ordenanza anticipada paraevitar unos inconvenientes que no se conocen todavía?»

XVI.4.30 Insiste Jovellanos en el derecho y libertad de los propietariosy que no se promulguen reglamentos

«Por esto, Señor, en mi informe de 9 de abril de 1789 nopropuse a Vuestra Majestad más leyes que una, dirigida a es-tablecer el derecho y la libertad de los propietarios, dejandotodo lo demás al arbitrio de las partes, para que ellas por me-dio de contratos y avenencias libres, concordasen y fijasenentre sí, sus mutuos intereses. Cualquiera otra ley será perni-ciosa en el día, y no podrá dejar de entibiar el ardor, con quese corre a aprovechar las utilidades de este ramo. Si la liber-tad produce algún inconveniente, la experiencia le descubrirá,y si fuere tal que tenga su remedio en la autoridad, se podráhacer una ley para evitarlo. Si la experiencia descubriesemuchos de la misma clase, se reprimían por otras leyes; ycuando fueren tantos que piden un reglamento; la ilustraciónque habrá dado la experiencia misma dictará sus artículos.Pero la anticipación de las ordenanzas será un golpe dado aciegas, y siempre funesto para las minas de carbón».

XVI.4.31 Su opinión sobre el cuerpo de facultativos que proponíael director general

«Lo mismo digo en cuanto al cuerpo de facultativosque propone el director general. La nación, Señor, está cierta-mente muy necesitada de esta especie de conocimientos, y el

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multiplicarlos y extenderlos, no sólo en la corte, sino por to-das las provincias, es una empresa digna del grande y bené-fico corazón de Vuestra Majestad. El gobierno necesita lucesy conocimientos, para dirigir sus especulaciones y arreglarsus providencias económicas; pero un cuerpo cual pide donFrancisco de Angulo, no haría más que añadir un embarazoal sistema político interior, sin ninguna ventaja conocida. Lasluces son utilísimas, son necesarias; pero no estancadas en undepósito sino difundidas por todas partes. Media docena dehombres entendidos en la arquitectura subterránea, en la me-cánica, en la física y química, en la mineralogía y metalurgia,harían un bien increíble en Asturias, y ninguno ó casi ningu-no en Madrid. Por esto lo que conviene únicamente es esta-blecer la enseñanza metódica de las ciencias útiles en todaspartes, así como propongo en mi informe general, por lotocante a Asturias».

XVI.4.32 Comentarios finales

«Por tanto, Señor, sin embargo de cuanto expone donFrancisco de Angulo, en su representación de 30 de abril delaño pasado, no sólo soy de parecer que conviene confirmar yllevar a debido cumplimiento cuanto está mandado en laReal Cédula de 26 de diciembre de 1789, excepto la facultaddada a los extraños, de beneficiar las minas, sin consenti-miento de los propietarios; sino también suspender el efecto,del real decreto de 18 de agosto del mismo año pasado entodas sus partes, y la formación de nuevas ordenanzas parael gobierno de las minas de carbón de piedra, anunciadas enél, fiando enteramente el fomento y prosperidad de esteobjeto, al interés y libertad de los propietarios, y a los con-tratos y avenencias libres que hicieren con los empresarios,así como lo está en los países de Europa, donde más floreceeste comercio. Gijón, 10 de mayo de 1791. Señor don GasparMelchor de Jovellanos».

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CAPÍTULO XVIICAPÍTULO XVII

Los problemas de las minasde Valdesoto

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LÁMINA 21

MECANISMO DE UNA EXPLOTACIÓN MINERA. MÁQUINA PARA EL DESAGÜE DE UNA MINA

Lámina 13 del libro Berchtvom Bergbav, 1769.(Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid).

Fernando Casado de Torres, preocupado por la importancia de un correcto desagüe de lasminas, informa al Baylío Frey Antonio Valdés en septiembre de 1791 que había descubiertoya 82 minas de carbón de piedra de excelente calidad, todas cerca del río Nalón, entre lascuales había escogido 25 que por estar a orillas del río podían ser explotadas con ventaja yesperaba pudiese transportarse ese carbón desde la boca de la mina, por el río Nalón, hastael puerto de San Esteban de Pravia.En esta carta dice Casado que «hay que tener en cuenta que además estas minas, por lainclinación de sus capas, que van subiendo hasta las cimas de aquellas montañas,facilitaban el rápido desagüe de los manantiales que taladran regularmente todas lasregiones de este betún mineral».De esta forma se evitaba el uso de bombas de desagüe en gran parte de las minas deAsturias.

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XVII.1 CONSULTAS DEL AYUNTAMIENTO DE SIERO

En el continuo florecimiento de litigios y pleitos con el co-mienzo de la minería del carbón, seguía siendo necesario ordenartoda la legislación para tener unas bases claras en que apoyar lasdecisiones de la Justicia en aquellas materias. Por eso Josef GarcíaArgüelles, como Comisionado del Ayuntamiento del Concejo deSiero, hacía las dos consultas siguientes:

1º Solicitaba una declaración de lo dispuesto en las últimasReales Cédulas acerca de la pertenencia del importe de lasventas o alquileres, de las minas descubiertas en terrenoscomunes, pues dudaba el citado Ayuntamiento, si debíaser adjudicado a los Concejos, o a las Parroquias, en cuyodistrito se encontrasen.

2º Que como don Antonio Carreño, Regidor de Siero, ofrecea S. M. la mina que tenía descubierta en la Parroquia deFeleches, de este mismo Concejo, se consulta que seríamás conveniente si explotarla por cuenta de S. M. o si lohiciera el Concejo de Siero.

XVII.2 DICTAMEN DE JOVELLANOS SOBRE LA PRIMERACUESTIÓN1

Consultado Jovellanos, contesta a la primera consulta quecon la lectura de la Real Cédula del 26 de diciembre de 1789 se des-vanece toda duda, declarando a las Comunidades o concejos, lapropiedad de las minas situadas en terrenos concejiles. Que estoaún está más claro, por lo que se dice de las minas situadas en bal-díos, pues se conceden dos opciones:

1 Dictamen de Jovellanos, fechado en Gijón el 13 de diciembre de1792.

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1ª «Pueden los vecinos explotar, las que estén situadas enterrenos de su Concejo.

2ª Pueden venderla o arredarla, y en ese caso, recibirán co-lectivamente el importe de la venta o arriendo.

3ª Que la última Real Cédula en nada altera esta disposi-ción, antes la confirma.

4ª Que además, no permitiría otra solución la constitu-ción política de Asturias, donde los lugares y parro-quias no formaban por sí comunidades separadas, nitenían representación alguna civil, pues había queconsiderarlas como porciones o miembros de la muni-cipalidad o concejo que los abrazaba y comprendía ensu distrito.

5ª Que la dispersa población del Principado había dado lu-gar a ésta bien establecida policía, porque no estandoreunida en pueblos, como en las provincias abiertas, si-no derramada por los campos en caserías y barriadas,había sido necesario formar el gobierno municipal pordemarcaciones, siendo así ordinario que un concejoabrazase 2 ó 3 ó más parroquias, y cada una de ellas mu-chos lugares.

6ª Que si se diese lugar a la aplicación del valor de la ventade las minas a las parroquias, vendrían luego solicitán-dolo los lugares en cuyo término se hubiese descubierto,porque había parroquias de dos o más leguas de exten-sión que abrazan 10 ó 12 o más lugares, y que si lo localdiera un derecho no sería más cierto el de las parroquiasque el de los lugares.

7ª Que por todo lo cual concluía Jovellanos manifestandoque juzgaba infundada la duda del Ayuntamiento delConcejo de Siero, y que se le debía responder que el im-porte de las minas concejiles o comunes pertenecen a labolsa común y no a los lugares ó parroquias, en cuyo par-ticular distrito estuviesen».

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XVII.3 REPRESENTACIÓN DEL TENIENTE-CURA DE SANTIAGODE ARENAS2

Se decía de esta representación que el Ayuntamiento deSiero intentaba privar a un lugar del beneficio de las minas y desu producto, por titularse dueño de los comunes del Concejo. Pe-dían se los amparase en la propiedad de las minas que se halla-ban dentro de los límites de su Parroquia, y que el referido Ayun-tamiento no se mezclase en la percepción del producto de laventa o alquiler de las minas, pues pensaban destinar dichoimporte en el sostenimiento del culto de su parroquia con ladecencia debida, debiendo seguirse el ejemplo de la de Lieres, endonde la mina Grande la tomó la Marina con el canon anual de3.000 reales.

XVII.4 DICTAMEN DE JOVELLANOS3

Sobre esta pretensión dice Jovellanos que la adjudicación a losvecinos de Lieres ha sido contraria a lo declarado en las expresadasdos Reales Células, según las cuales la adjudicación debe hacerse alConcejo y no a la Parroquia, y que tal ejemplo no puede alterar elderecho establecido ni conceder a los vecinos de Santiago de Arenasel derecho que no tienen por las leyes. Rebatía también Jovellanosotra razón que alegaban, indicando los vecinos que el aprovecha-miento de los términos públicos se hacía en aquel concejo por Pa-rroquias y no en general por los vecinos de la Comunidad, expli-cando que esa división era accidental, y por lo mismo no fundabaderecho. Era natural, según Jovellanos, que el aprovechamiento delos pastos comunes se hiciese por los vecinos que estaban al lado deellos, con preferencia a los que estaban distantes, y que esto pudo

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2 Se transcribe en su totalidad en este mismo capítulo.3 Dictamen de Jovellanos, fechado en Gijón, el 31 de octubre de

1792.

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ser la causa de introducir su división por Parroquias. Pero que deesto no se infiere la posesión de la propiedad, lo prueba el mismorecurso. Sientan en el mismo que para acotar algún terreno con des-tino a labor o plantación no sólo se necesitaba licencia del Ayunta-miento, sino también pagar un canon a la bolsa del concejo.

¿Por qué no se hacía lo mismo; indicaba Jovellanos, cuandose destina o acota algún terreno para beneficiar minas de carbón?Terminaba esta parte de su razonamiento Jovellanos diciendo: Si lapropiedad reside en el cuerpo moral de la Municipalidad, como esinconcusa en Asturias, el precio o venta de ella sólo puede perte-necer al mismo cuerpo.

Concluye manifestando, que le parece no se deben hacer no-vedad en lo mandado y que conforme a ello, el producto de las mi-nas situadas en los términos públicos de Santiago de Arenas, debenentrar en la bolsa común del Concejo de Siero4.

XVII.5 DICTAMEN DEL SR. OBISPO DE OVIEDO

El Prelado decía:

– «Que, aunque las Parroquias no puedan alegar po-sesión inmemoria porque es de memoria de hom-

4 Jovellanos también diría que estos problemas y pleitos no se de-bían resolver por providencias particulares, sino por reglas generales quese observasen uniformemente por todos los Ayuntamientos. Estas provi-dencias deberían ser propuestas a S. M. o al Consejo de Castilla. En el ex-pediente sobre todo este asunto, que se conserva en el Museo-ArchivoÁlvaro Bazán (Viso del Marqués - Ciudad Real), hay una nota sobre estepunto que dice: «Este último [el Consejo] parece más propio por ser el Tri-bunal de la Nación ejecutándolo Jovellanos de acuerdo con la Audienciadel Principado evitar retardos y contradicciones; y que consultado el con-sejo se expida por Gracia y Justicia la resolución que fuere del Real Agra-do, como materia civil, en que nada tiene que entender la Marina; mayor-mente teniendo dicho el Asesor general y Fernando Casado de Torres queno se hallan instruidos en la organización y leyes municipales de Asturias».

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bres y no muy antigua el descubrimiento de las mi-nas de carbón en el Principado, tenían aquellas des-de sus comienzos la costumbre de disfrutar todaslas minas que se descubrían en los términos comu-nes de ellas.

– Que así lo principiaron a realizar en las primerasminas que fueron las del Concejo de Castrillón, ydespués, siguieron la misma costumbre, las de losConcejos de Langreo, Siero, Llanera y otros.

– Que en todos estos Concejos las Parroquias habíandisfrutado de sus minas sin ninguna contradicción.

– Que en los principios los Ayuntamientos no hicie-ron gestión ninguna sobre esta propiedad, porqueno tenía importancia lo que se podría obtener deella; pero que a medida que el incremento y la esti-mación fue tomando importancia en el carbón depiedra, los Ayuntamientos intentaban por todos losmedios, privar de este beneficio que la naturalezahabía dado a las Parroquias».

Como ejemplo a favor de las Parroquias, el Sr. Obispo exponía:

1º «Que las cortas de madera para la Marina, efectua-das en terrenos comunes de Asturias, su importefue percibido en todas, por las Parroquias, sin ha-ber intentado jamás los Concejos privarles de aquellucro.

2º Que había en su favor, también la inmemorial cos-tumbre que se observaba en las montañas y Parro-quias de donde iban a pastar las ovejas merinas enel verano, cuyos pastos que rendían mucho dinero,lo disfrutaban las respectivas parroquias. Y última-mente afianzaba este razonamiento el reciente suce-dido de que habiendo el Concejo de Somiedo, quecomprendía varias parroquias que tenían estos pas-tos, intentado que los pastos sobrantes del consumode los naturales fueran para la bolsa común de

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aquel Concejo, lo resistieron las Parroquias y venti-lado con tesón por una y otra parte el pleito; decla-ró en favor de las parroquias el Consejo de Castilla,de quien tienen su ejecutoria.

3º Que podrían examinarse otros productos, pero conlos dos enumerados parece suficiente para que con-serven la posesión de un bien, que la Providenciapuso a la puerta de sus casas, y le sería muy gravo-sa la enajenación, pues además del uso domésticode este combustible, también lo utilizan ventajosa-mente para hacer la cal, que tan grande utilidadreportaba a la labranza y a los labradores para elabono de sus tierras.

4º Que, aunque en las parroquias hubiese muchasminas y de buena calidad, el importe que pudie-sen obtener en todas ellas, ya fuese por arriendo oventa, lo invertirían ellos en el arreglo de sus ca-minos y puentes, pues los tenían en muy mal es-tado.

5º Que había de tener además en cuenta que las Parro-quias tenían ciertas obligaciones del vecindario queles eran gravosas como las sextaferias para la com-postura de sus caminos, pues aunque, en general,era tiempo perdido el que ocupaban en esto, por fal-ta de dirección, si se reuniesen durante algún tiem-po los fondos obtenidos, pudieran ser bastante parallevar un Arquitecto, comprar pólvora para los ba-rrenos y algunos instrumentos de hierro, con lo quecon aquellos trabajos personales se irían poniendolos caminos en buenas condiciones.

6º Que de esos mismos fondos debería salir dinero pa-ra beneficiar en forma metódica y segura, las minasde carbón de piedra, para que no se perdiesentantas minas, como se han perdido, y cesasen lasmuertes que habían ocurrido con no poca frecuen-cia por profundizar las mismas sin conocimientoalguno».

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XVII.6 NUEVO DICTAMEN DE JOVELLANOS

Sobre este extremo dice:

«Josef García Argüelles ofrece la mina, que descubriódon Antonio Carreño, a S. M. y hay que considerar este asun-to en dos conceptos, a saber, si es conveniente a S. M. o si loes al Concejo de Siero. Discurre Jovellanos, que si en Asturiasse hubiesen ya extendido los conocimientos necesarios paracultivar las minas de carbón de piedra, con buena técnica yeconomía; ó si algún capitalista quisiera emplear en ellas suscaudales; opinaría abiertamente que S. M. no debería explo-tar ninguna mina de su cuenta, pues por una parte, no creeque por cuenta del rey pudiera conseguirse la severa y exac-ta economía que un hábil empresa busca y alcanza por el só-lo estímulo de su interés, y por otra cree que siempre ganamás S. M. enriqueciendo a sus súbditos, entregándoles estaindustria que en los escasos ahorros que puede sacar de ellos.Pero que mientras las minas de Asturias no se exploten con-venientemente, sería muy conveniente que se cultivasen al-gunas por cuenta del Rey, no para obtener beneficios, sinopara que los conocimientos relativos al arte de la explotaciónse propaguen y extiendan en toda la región, lo que a la largasería tan útil para los naturales; como la Real Hacienda. Poreso cree que la Marina ha hecho al Principado el bien másgrande y digno de reconocimiento, porque la superior técni-ca del facultativo que ha destinado a estos bajos estaba co-municando ejemplos muy prácticos para general remedio dela ignorancia que sobre la explotación de las minas tenían losnaturales del país. Que estaba difundiendo el conocimientode los instrumentos, máquinas, métodos y operaciones nece-sarias que antes desconocían todos. Sigue después comen-tando cómo se desperdician y estropean muchas minas, lasrecompensas que se ofrecen a los propietarios que, aunquelos resarzan de su justo valor, no les dará en cambio más es-peranzas de las ganancias que entrar a formar parte de todonegocio, etc., etc. Después de otras muchas consideraciones y

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comentarios, finaliza indicando tres normas que deberían serpromulgadas en una Real Orden. Fechado en 18 de enero de1793».

XVII.7 DICTAMEN DEL CONDE DE CAMPOMANES

Considera el Conde de Campomanes que, como consecuen-cia de este largo expediente con tantas implicaciones como tenía,debería expedirse una nueva Real Cédula por el Consejo de Casti-lla, en declaración y ampliación de las dos anteriores.

– «Que, en cuanto al punto segundo referente a la minadenunciada por don Antonio Carreño, tenían reglas esta-blecidas en las dos citadas Cédulas, a las cuales debíasujetarse el concejo de Siero, pero sería útil prevenir que,cuando se trate de enajenación de minas, cuya propiedadpertenezca al Concejo, se proceda con mucha circuns-pección para evitar perjuicios al común, a causa de nohallarse este importante ramo bien conocido, ni sabersetodavía con exactitud el verdadero valor y beneficio de lasminas, lo que se espera, quedará conseguido, cuando sehaya establecido en el Principado la enseñanza y arte deexplotarlas.

– Que en cuanto al tercer punto, se refiere a la cesión que elConcejo de Siero hace a S. M. de la mina «Grande» de Lieres,situada en su jurisdicción, le parece acertado el dictamende Jovellanos, por el cual debe el Rey reservarse estacesión, según conviniere en adelante». Pero con estemotivo, hace dos consideraciones:

1ª «Una de economía para la Mina, que ya lo apuntaJovellanos, y es que, mientras se pusiese corriente lanavegación del río Nalón, se beneficien las minas decarbón más cercanas al mar, como son las de Siero yen cambio, una vez facilitada la citada navegación,serían preferibles las minas de Langreo.

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2ª Que a la llamada Compañía de San Luis no debeconsentírsele adquiera en propiedad ninguna mina,porque finalmente podría levantarse con las mejores,más ricas y cercanas al mar, abusando de la facilidado ignorancia de los Concejos o de los propietarios,haciendo estas adquisiciones descubiertamente opor interpuestas personas5. Que, así como sería per-judicial que la Compañía se alzase por cualquier me-dio con la propiedad de las minas es, sin embargo,conveniente permitirle las pueda arrendar sin pre-ferencia, ni tanteo por un tiempo determinado queno exceda de nueve años; con lo cual los propietariosde las mismas adquirirán un conocimiento del ver-dadero valor de su explotación y la Compañía deSan Luis empleará su capital en el beneficio del car-bón de piedra».

Por último, si esta observación mereciese la Real aproba-ción, podría incluirse como un capítulo de la nueva Cédula quese expida extensiva a todo el Reino. Fechado el 22 de marzo de1793.

Hubo reunión del Consejo de Estado el 22 de marzo del cita-do año. Presidió el Rey, y asistieron los señores Conde de Aranda,don Antonio Valdés, Campo de Alange, Gardoqui, Alcudia, y Acu-ña. Se examinó todo el expediente que venimos comentando, pre-sentado por don Antonio Valdés y se aprobaron todas las medidasya expuestas, dándose las órdenes respectivas para el cumplimien-to de esta Real resolución. Firma el Acta como secretario don Eu-genio de Llaguno. Se transmitieron estas órdenes a los Ministerios,Departamentos y Secciones correspondientes, con fecha 11 de abrilde 1793; y más adelante, se promulgó la Real Cédula del 5 de agos-to del mismo año.

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5 De los manejos de la Compañía de San Luis ya hemos visto mu-cho anteriormente a propósito de las durísimas denuncias de Jovellanosy de Casado de Torres.

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XVII.8 CÉDULA REAL DE 5 DE AGOSTO DE 1793

«DON CARLOS por la gracia de Dios Rey […] YaSABÉIS, que en la expedida en veinte y quatro de Agosto delaño próximo pasado se comprenden las reglas que han deobservarse en el modo de beneficiar las Minas de Carbón dePiedra; se permite el libre comercio de este genero, y concedenvarias gracias para promover su tráfico, y la extracción fueradel Reyno, previniéndose particularmente en el artículo se-gundo: que la Corona conservará la suprema regalía de incor-porar en sí la mina o minas que necesitare o la conviniere pa-ra el uso de la Marina Real, fundiciones, máquinas, y otroqualquier objeto del servicio público; y las que estuvieren enterrenos valdíos se incorporarán sin recompensa; pero si fue-ren de Concejos, Comunidades propietarios particulares, seles satisfará su justo valor y en el tercero: que los dueños di-rectos propietarios de los terrenos donde haya minas de Car-bón, sean Concejos, Comunidades o particulares las podrándescubrir, laborear y beneficiar por sí propios; o permitir queotros lo executen, arrendarlas o venderlas a su arbitrio sin máslicencia ni formalidad que la que necesitarían para beneficiar,arrendar o vender el terreno que las contenga, haciéndose to-do por contratos y avenencias libres en que las partes se con-cierten entre sí sobre las condiciones, el tiempo y el precio, opor almonedas públicas, quando los terrenos sean concegiles,y en los demás casos que previenen las Leyes. Con este moti-vo se me dio cuenta en el mi Consejo de Estado de veinte y dosde Marzo de este año de lo expuesto por Don Josef García Ar-güelles á nombre del Ayuntamiento del Concejo de Siero enAsturias, por el Teniente-Cura y Parroquianos de Santiago deArenas anexo de la Parroquia de Valdesoto del mismo Conce-jo, y por el Procurador general de éste Don Josef Vigil Palacio,solicitando declaración de la referida Real Cédula a cerca de lapertenencia de minas de Carbón de piedra en aquel Principa-do, por dudarse si de las que se han descubierto o descubrie-ren en terrenos comunes deben pertenecer a los Concejos, o alas Parroquias en cuyo particular distrito se hallen. Y en vista

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de los dictámenes que sobre este punto principal y otros acce-sorios han dado Ministros y personas de mi confianza; oído eldel mi Consejo de Estado, he tenido a bien de resolver en de-claración del artículo segundo de dicha Real Cédula lo si-guiente: Que aunque la Corona conservará la suprema regalíaque la pertenece de incorporar en sí algunas de las expresadasminas, no lo executará sino en caso dé necesidad, satisfacien-do al dueño de ellas su justo valor o admitiendo la cesión. queespontáneamente se la haga. Que en declaración del artículotercero se entienda que el usufructo y aprovechamiento de lasminas de Carbón de piedra debe pertenecer al Concejo Parro-quial, Lugar, Comunidad o persona á quien perteneciere elusufructo y aprovechamiento de las demás cosas que produceel terreno en que se hallan, sin diferencia alguna Y que losConcejos, Parroquias o Lugares no puedan vender ni enagenarsus minas sin facultad expedida por el Consejo Real, que laconcederá si hubiere motivos justos y útiles; pero en caso deno quererlas beneficiar sus vecinos por sí propios, podránarrendarlas a subhasta por tiempo prefinido, que no pase denueve años, sin que nadie tenga derecho de preferencia ni tan-teo, empleando el producto en cosas necesarias y útiles al co-mún, como será construir puentes, abrir ó componer caminos.

«Estas declaraciones las comunicó de mi orden al Conse-jo el once de Abril de este año Don Antonio Valdés, mi Secreta-rio de Estado, y del Despacho Universal de Marina para que seexpidiese la correspondiente Real Cédula[…] Yo el Rey…».

XVII.9 REPRESENTACIÓN DEL PROCURADOR GENERALDEL CONCEJO DE SIERO, PIDIENDO PROTECCIÓNPARA LOS MINEROS PARTICULARES

«Excmo. Señor.Don Josef Vigil Palacio Procurador general del Concejo

de Siero, en el principado de Asturias, expone a V. E. con elmayor respeto que en desempeño de su empleo se ve preci-sado a representar las trabas y perjuicios que el interés parti-

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cular va oponiendo al comercio de carbón de piedra contralas intenciones de S. M.».

XVII.9.1 Forma en que se procedía en los terrenos comunes delAyuntamiento

«En este Concejo, Señor, no hay terrenos algunos pro-pios de Parroquias, pues todos sus baldíos o terrenos que noson de dominio particular pertenecen al Ayuntamiento comocomunes, y así es que cuando alguno intenta establecerse enellos, y reducirlos a cultivo acude al Ayuntamiento quien pormedio de dos comisarios les señala una porción de terreno yle impone el canon que debe contribuir anualmente; y a másde esto, los vecinos de cualquier parroquia del concejo apa-cientan sus ganados indistintamente en cualquier baldíos ocomunes, aunque se hallen comprendidos en los términos deotra diferente de la suya; y de consiguiente con arreglo a lasReales resoluciones expedidas sobre el particular; todos losminerales de carbón de piedra, que se hallan en los baldíos ócomunes de ese Concejo pertenecen al Ayuntamiento».

XVII.9.2 Medidas adoptadas por el Ayuntamiento para las minasde carbón de piedra

«Luego que comenzó a extraerse carbón, adoptó elAyuntamiento la sabia máxima de permitir que cualquier ve-cino beneficiase cuantas minas le pareciese y pudiese hallaren los comunes de este Concejo, proponiéndose que estesería el mejor modo de descubrir muchas; y reservando im-ponerles alguna contribución para cuando ya descubiertas,adquirido el conocimiento de sus labores y facilitada suconducción, pudiese darse el carbón con conveniencia enconcurrencia con el extranjero, y así se verificó que el de esteconcejo nunca ha excedido de 16 maravedíes quintal al pie deMina, cuyo precio es sólo la representación del moderado

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jornal que saca el minero, pues de otro modo nunca hubieraprosperado la extracción hasta el punto en que hoy se halla,y que debe esperarse aumente mucho si se remueven los es-torbos que empiezan a aparecer».

XVII.9.3 Los vecinos de Lieres se sobrepasan de su propia autoridad

«En este estado se hallaban las cosas, cuando los veci-nos de Lieres se propasaron de su propia autoridad, y sin no-ticia alguna dada al Ayuntamiento han arrendado las minasde los baldíos o comunes, comprendidos en su parroquia re-matándolos en Bernardo Rodríguez, vecino de la de Feleches,por el precio de 600 reales anuales, aplicados a la fábrica de suIglesia; y habiendo llegado entonces, por primera vez, loscomisionados y facultativos de la Compañía de San Luissubarrendaron al expresado Bernardo Rodríguez las referidasminas en la cantidad de 7.000 reales, y desde luego comenza-ron sus labores por un orden arreglado y desconocido hastaentonces en esta provincia, aplicándoles a una mina abun-dante; y que, por tal motivo llamaron la «Grande», invirtiendocrecidos caudales en prepararla; pero cuando llegó el caso decomenzar sacar utilidades de ella, feneció el arrendatario delprimer año, y los vecinos de Lieres intentaron que la Compa-ñía les pagase tres mil reales anuales por ella sola; en que noquiso convenir; y como la orden que gobernaba había vueltoa establecer a los descubridores de las minas en su uso, tomóel arbitrio la Compañía de comprarla a dos vecinos delmismo Lieres que la habían descubierto anteriormente, y deaquí resultó el ruidoso pleito de que V. E. tendrá noticia».

XVII.9.4 El Ayuntamiento de Siero no actúa y queda a la expectativade lo que ocurra en el pleito

El Ayuntamiento, firme siempre en su primer propósito,no hizo alteración ni pidió paga alguna por las demás minas,

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que se beneficiaban en los comunes comprendidos en otras pa-rroquias del Concejo, estando a la mira del resultado de la dis-puta entre la Compañía y los vecinos de Lieres, por no perder elfruto que los naturales sacaban de la enseñanza que los faculta-tivos de la Compañía les proporcionaban, con su arreglado mé-todo de cultivo.

1º «Que, aunque a S. M. en virtud de su alto dominiole pertenece el tanteo de cualquier mina, sólo usaráde este derecho en caso de necesidad, y que enton-ces satisfará todos los costos y gastos que hayatenido el que se halle beneficiándola, indemnizán-dole con consideración al estado de producción enque se halle, y pagando el canon a su dueño si fue-se de dominio particular, y ninguno si se hallaresituada en término baldío ó común en atención alderecho que S. M. tiene sobre dichos comunes, y ala gratuita oferta que de ellos le ha hecho el Ayun-tamiento de Siero.

2º Que todas cuantas minas se hallen en los comuneso baldíos del Concejo de Siero pertenecen a suAyuntamiento, y que éste las pueda arrendar a suarbitrio; pero que los particulares que se hallen be-neficiando minas no deban ser despojados de ellas,y se les mantenga en su beneficio, pagando a la bol-sa el canon estimado por peritos, con consideraciónal precio en que se hayan arrendado las demás porel mismo Ayuntamiento.

3º Que todo el rendimiento de las minas situadas enlos comunes o baldíos le invierta el Ayuntamientoen el reparo del camino más proporcionado paraconducir el carbón al embarcadero».

«Acaso también convendría mandar que no se permi-tiese beneficiar las minas sino a quien lo haga con arreglo,modo y arte, porque realmente los paisanos las echan a per-der con sus excavaciones arbitrarias, y no se nota mejora en

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la providencia, debiendo atenderse aquí el cultivo que se es-tá haciendo de cuenta de la Real Hacienda, y que se hizo porla Compañía de San Luis, que enseñaron el método que debeseguirse, a un número de sujetos suficiente para dar el frutonecesario.

«Así lo pide y suplica a V. E. el Procurador General, ennombre de todo el vecindario del Concejo de Siero. Diosguarde la importante vida de V. E. muchos años.

«Pola de Siero, diciembre 24 del 1792. José Palacio Vi-gil. Excmo. Señor Ministro de Marina».

XVII.10 CARTA QUE SE ACOMPAÑABA A LA SOLICITUD DELSR. TENIENTE-CURA DE SANTIAGO DE ARENAS

«Excmo. Sr. don Antonio Valdés:Don Francisco Arboleya, Teniente de Cura de Santia-

go de Arenas, anexo de Valdesoto: Juan Díaz y Juan Sán-chez, Comisarios de ella, y Manuel Sánchez, su Mayordomode fábrica, ponen en conocimiento de V. E. cómo el Ayunta-miento del Concejo de Siero, en donde está inclusa esta Pa-rroquia, intentaba el privarnos del beneficio de las minas ysu producto, a causa de titularse dueño de los comunes, ycómo allí existe la administración de Justicia harán ejecutarcuanto les parezca6 en perjuicio de nuestras regalías y lasdel servicio de S. M. y mediante V. E. y protector de dichasminas, por lo interesante que es su carbón para las RealesFábricas.

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6 Es curiosísima esta frase, y supongo que no sería realmente enla práctica lo que aquí se pretende insinuar, pues venimos observandoque todas las propuestas, soluciones e indicaciones que redactó Jovella-nos fueron siempre aceptadas por la Superioridad. Todos sabemos quesus propuestas eran honradas, pues Jovellanos era un hombre justo e ín-tegro. Lo que es de admirar, y se puede captar a lo largo de la lectura detodas estas cartas, es la libertad y dureza de expresión que en las mismasutilizaban.

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Esperamos ponga en consideración de S. M. las razo-nes que le exponemos en la adjunta representación a fin deque se nos administre Justicia quedando siempre a las órde-nes de V. E. los suplicantes.

Valdesoto y setiembre 29 de 1792. Firmado: FranciscoAntonio Arboleya y Manuel Sánchez».

XVII.11 SOLICITUD DEL TENIENTE-CURA Y PARROQUIANOSDE SANTIAGO DE ARENAS

XVII.11.1 Comienzan exponiendo cuáles son sus derechos y costumbresSeñor

«Don Francisco Arboleya, Teniente de Cura de Santia-go de Arenas, anexo de San Félix de Valdesoto en el Concejode Siero, Obispado de Oviedo y Principado de Asturias, Ma-nuel Sánchez Mayordomo de fábrica de dicha Iglesia, JuanDíaz y Juan Sánchez, comisarios de dicha feligresía, hacenpresente a S. M., cómo los vocales del Ayuntamiento de di-cho concejo a consecuencia de la última orden, que S. M. sesirvió expedir sobre la propiedad y aprovechamiento de lasminas de carbón de piedra de que están llenas estas dos pa-rroquias, intentan apropiárselas sólo con el título de decirsedueños y administradores de los comunes, sin hacerse cargoque nuestras feligresías están demarcadas con sus apeos ymojones, que, dentro de éstas, los pastos y sus aprovecha-mientos son propios y peculiares de sus vecinos, tanto queéstos han llenado los baldíos y despoblados de árboles frutalesy no frutales, con exclusión de los vecinos de distintas parro-quias sin que a ellos se les niegue la propiedad de los árbolespuestos, ni el aprovechamiento de éstos ni de sus frutas. Só-lo si algunos; caso de cerrar alguna porción de terreno, hanhecho la acción de ocurrir a dicho Ayuntamiento ofreciendocierto canon para que de ese modo no les impidiese por otroconvecino el aprovechamiento peculiar de dicho terreno, encuyo hecho es donde funda todo su derecho dicho Ayunta-

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miento, como así habrá informado a V. M. su comisionado eindividuo de el don Josef García Argüelles.

«Pero ni este hecho prueba a favor de dicho Cuerpo,ni menos las demás razones que a su favor han expuesto,porque para su convencimiento bastaba sólo el ejemplarque V. M. ha hecho con la mina de Santa María de Lieresconfinante con las nuestras, la que por estar en los comunesde dicha Parroquia, y sus vecinos tener destinado el pro-ducto de ella a favor de esta fábrica, tuvo a bien S. M. pa-garles sin embargo de la soberana y suprema Regalía, tresmil reales».

XVII.11.2 Consideran que sus minas son tan buenas como la deLieres

«Nuestras minas no son de peor condición que aqué-llas, ni su destino es lo acordado para peor fin para que elAyuntamiento intente despojar nuestra Parroquia del granbeneficio con que la ha dotado la naturaleza.

«Este debe de conceptuarse administrador tan sólo deaquellos terrenos que no están inclusos dentro de las parro-quias de dicho Concejo, como son los de la Loma y otros; siallí hay minas, y se hacen otros productos está muy bien queperciban algún canon; pero no de las producciones que naceny salen de nuestra propia Parroquia. Pues si se verificase eldeclarar a dicho Cuerpo por dueño de aquéllas, sería cortartan gran beneficio y cultura, como hoy se verifica en esta di-cha Parroquia; Lieres, Feleches y Langreo las que solas, ysegún las reconoció don Fernando Casado de Torres, daráncarbón para cuantas fábricas tiene V. Majestad; y, en fin, eldestino del producto de dichas minas, dado por nuestrosconvecinos, es piadoso como para la fábrica de su Iglesia,que está tan pobre que no tiene luz sino mientras se celebrael Sacrificio de la Misa y para reparo de los caminos y salidasde las minas hasta incorporar con el camino carretero y usualpor cuyo hecho».

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XVII.11.3 Petición final

«A Vuestra Majestad suplicamos se sirva ampararnosen la propiedad de las minas que se hallan dentro de los lí-mites de nuestra Parroquia, sin que el Ayuntamiento tengaque mezclarse en la percepción del producto que éstas pue-dan producir por el beneficio de las minas; en lo que recibiránmucho favor los suplicantes y vecindario quienes quedansiempre postrados a los P. de V. M.

Valdesoto, y setiembre 29 de 1792. Firmado: FranciscoAntonio Arboleya, Manuel Sánchez y Juan Díaz».

XVII.12 CARTAS DE JOVELLANOS

Jovellanos interviene en estos asuntos dando dictamen sobrelos derechos que deben tener los propietarios de las minas y sobrela petición que han hecho el Teniente de Cura y parroquianos deSantiago de Arenas. Estamos a 13 de octubre de 1792.

«EXCMO. SEÑOR«La representación de don Josef García Argüelles, Re-

gidor del Concejo de Siero que V. E. se sirve remitir a mi in-forme con su oficio del 3 del corriente y que ahora devuelvo,tiene dos objetos de que hablaré separadamente.

«El primero se reduce a solicitar una declaración de lodispuesto en las últimas Reales Cédulas acerca de la perte-nencia del precio de las minas de carbón de piedra, descu-biertas en terrenos comunes, por haber dudado aquel Ayun-tamiento si debía adjudicarse a las Parroquias, en cuyoparticular distrito se encontrasen. Esta duda se desvanece ala simple lectura del artículo 3° de la Real Cédula de 26 dediciembre de 1789 que, declarando a las comunidades o Con-cejos la propiedad de las minas situadas en terrenos concejiles,no deja lugar alguno a dudar sobre la aplicación de su utili-dad que debe ser enteramente de la Comunidad propietaria.Aún esto es más claro por lo que se dice de las minas situa-

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das en baldíos, pues por una parte concede la facultad deaprovecharlas a los vecinos del Concejo en cuyo término sehallen, y a los mismos colectivamente aplica el precio de suventa o arriendo, en el caso de que no se cultivase por los ve-cinos. La última Real Cédula en nada altera esta disposición,y conforme a ella esté dictado su artículo 3°».

XVII.12.1 Dispersión de la población del Principado y ante ello,política adoptada

«No permitía otra inteligencia la constitución políticade Asturias, donde los lugares y Parroquias no forman por sícomunidades separadas, ni tienen representación alguna ci-vil, sino que se consideran como porciones o miembros de lamunicipalidad o concejo que los abraza y comprende en sudistrito.

«La dispersión de la población del Principado ha dadolugar a esta sabia política, porque no estando reunida en pue-blos como en las provincias abiertas sino derramada por loscampos en caserías y barriadas, fue necesario establecer elgobierno municipal por demarcaciones; siendo ordinarioaquí como sabe V. E. que un concejo abarque veinte, treinta omás parroquias, y cada una de ellas muchos lugares».

XVII.12.2 Si se aplica el precio de las minas a las parroquias vendríandespués solicitándolo los lugares

«Si se diese lugar a la aplicación del precio de las minaspor parroquias, vendrían luego solicitándola también los lu-gares en cuyo término se hubiesen descubierto, puesto quehay parroquias de dos y más leguas de extensión, que abra-za diez, doce ó más lugares; y ciertamente que si la localidaddiese un derecho no sería más cierto el de las Parroquias queel de los lugares. Juzgo por lo mismo infundada la duda delAyuntamiento de Siero».

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LÁMINA 22

DELIMITACIÓN DE UNA PERTENENCIA MINERA A COMIENZOS DEL SIGLO XVII

Grabado del libro L’art d’exploiter les mines de charbon de terre. M. Morand.(Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid).

En la parte superior se ve la delimitación de una pertenencia minera, clavando las estacas;en el suelo pueden observarse trazadas de puntos las líneas que podían indicar cómo seríanlas disposiciones de las capas y terrenos geológicos debajo del mismo.

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XVII.12.3 Si en Asturias hubiese empresas con facultativos bienpreparados no debería S. M. beneficiar ninguna mina porsu cuenta

«El segundo objeto de su representación se dirige aofrecer a S. M. la mina de la cuestión y esta oferta se puedeexaminar en dos conceptos, a saber: si es conveniente a S. M.

«Si en Asturias hubiese ya los conocimientos necesa-rios para cultivar las minas de carbón con economía e inteli-gencia o si hubiese capitalistas que trayendo a su costa facul-tativos se dedicasen a estas empresas, empleando en ellas suscaudales diría yo abiertamente a V. E. que S. M. no debía be-neficiar ninguna mina de su cuenta. Por una parte, no puedopersuadirme a que en este beneficio pudiese establecer aque-lla buena y exacta economía que todo hábil empresario buscay alcanza por el solo estímulo de su interés, y, por otra parte,creo que siempre ganará más S. M. en enriquecer a sus vasallos,abandonándoles esta industria, que en los cortos ahorros quepuede sacar de ella».

XVII.12.4 Pero, mientras las minas de Asturias no se beneficiencon arte, es muy conveniente que se cultiven algunas decuenta de S. M.

«Pero mientras las minas de Asturias no se beneficiencon arte, es muy conveniente que se cultiven algunas decuenta de S. M. no para ganar en este objeto, sino para quelos conocimientos relativos al arte de la explotación se pro-paguen y familiaricen en el país, lo que a la larga será tan útila los naturales como a la Real Hacienda. En esta parte creoque V. E. ha hecho a este Principado el bien más grande ydigno de su reconocimiento, porque la superior inteligenciadel facultativo que ha destinado a este ramo, las luces quecomunica su ejemplo son un suplemento y remedio de la ge-neral ignorancia que hay en la gente del país, difundiendo elconocimiento de los instrumentos, máquinas, métodos y

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operaciones necesarios y antes ignorados de todos. Goberna-do por este principio, creo que puede convenir a S. M. y alpúblico que se cultiven de cuenta de la Real Hacienda algu-nas minas en el Concejo de Siero, y me inclino tanto más aeste dictamen cuanto me persuado a que la Marina evitarápor este medio grandes desperdicios.

«Las minas de Langreo que se cultivan actualmente decuenta de S. M. merecían esta preferencia cuando se hayaconseguido el grande objeto de franquear la navegación delNalón, porque situadas sobre las orillas de este río darán suscarbones al pie del mismo embarcadero, lo que facilitará ad-mirablemente su transporte. Pero mientras no esté corrienteesta navegación temo mucho que el cultivo de aquellasminas sea muy gravoso a los intereses de S. M.».

XVII.12.5 Precio a que paga la Marina la conducción de los carbonesque saca de su cuenta

«Oigo decir que la Marina paga por un asiento alzado,la conducción de los carbones que saca de su cuenta, a razónde un real de vellón la arroba, esto es, una cuarta parte máscara del precio común y corriente de conducción, que es ac-tualmente a seis cuartos la arroba y si lo es al Concejo de Siero.Hablaré también de uno y otro con distinción.

«Deseoso de averiguar la causa de este desperdicio, hehallado que los asentistas no sólo se han obligado a traer loscarbones de la mina de Lieres, y de las abiertas en Langreo deesta parte del Nalón, sino también las explotadas de la otraparte del río, sobre su orilla occidental, y que para compen-sar la carestía de la conducción de estos últimos, se ha hechoun precio común para todos, que no pudo ser más equitati-vo. Pero siendo este precio común una cuarta parte más caroque el de las conducciones ordinarias de Siero, es visto cuan-to pierde la Real Hacienda en beneficiar minas tan distantes.

«No digo esto para censurar a nadie como acaso pre-tenderán los que se han atrevido a tacharme de parcialidad en

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mis dictámenes, dígolo cediendo a la fuerza de la verdad quees palpable y al impulso de mi celo que no me deja callarla».

XVII.12.6 Deben buscarse por los facultativos de los reales Servicioslas minas convenientes para ser explotadas, pero no debenapropiarse las minas pertenecientes a particulares

«Infiero, por conclusión, que en el presente estado delas cosas y hasta la total abertura de la navegación proyecta-da, la Real Hacienda debe preferir el beneficio de las minasmás inmediatas al mar y que pues lo son indispensablementelas de Siero, debe buscarlas el facultativo en este Concejo,donde no son menos abundantes que en Langreo.

«Repito que debe buscarlas, porque fuera de un caso denecesidad absoluta, jamás creeré conveniente que S. M. seapropie las minas pertenecientes a particulares, ya sea porderecho territorial o por título de adquisición.

«La declaración contenida en el artículo 2º de la RealCédula de 21 de agosto último no puede dejar de entibiarmucho el celo de los particulares y retraerlos de esta indus-tria, porque ninguno quería destinar a ella sus fondos, siteme que después de descubrir una buena mina, la RealHacienda la querrá para sí.

«Es verdad que la Real Cédula ofrece recompensar alos propietarios su justo valor, pero semejantes recompensas,aún cuando se hagan con la más rigurosa justicia, sirven só-lo para resarcir el daño, pero jamás resarcen las esperanzasdel provecho que entra en toda especulación.

«El derecho de S. M. a esta especulación, supuesta sunecesidad, es un derecho ordinario, innegable y generalmentereconocido. Esto mismo hacia excusada su declaración parael caso de necesidad, pero la declaración se extiende el casode conveniencia, y en esto ha causado tanto más sobresaltocuanto el público nunca supone en los empleados de la RealHacienda la misma equidad y desinterés que en S. M. y losMinistros.

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«Las minas, Señor Excmo., son frecuentes así en Sierocomo en Langreo; las encuentra cualquiera que las busca; seencuentran aun buscadas sin inteligencia, ¿cuánto mejor seencontrarían con ella? Es, pues, claro que no conviene que S.M. recurra al medio de la incorporación sino al del descubri-miento; y que si le conviniese alguna mina de propiedad par-ticular, la compre o la arriende al propietario pues no es detemer que se la nieguen por su justo valor. La incorporacióndebe reservarse para un caso de conocida necesidad».

XVII.12.7 Debe el Rey poner minas en explotación en el Concejo deSiero

«Con esto ya conocerá V. E. mi modo de pensar, encuanto a la utilidad que la oferta del Ayuntamiento de Sieropuede traer a su común. Tendrala muy grande en que V. E.mande al facultativo que está bajo sus órdenes; que descubray beneficie algunas buenas minas en Siero para la interinaprovisión de los Departamentos y fundiciones, satisfaciendoal Concejo su valor como está mandado. Esta providencia leproducirá dos bienes, uno acercar a sus vecinos los conoci-mientos del arte de cultivar las minas y otro multiplicar yponer en valor las que no están cultivadas, con aumento dela renta de los propios».

XVII.12.8 La Compañía de San Luis debe estar muy desengañadade sus proyectos

«Esta será su verdadera utilidad y no la de evitar losriesgos que con poco fundamento tome el Concejo. La Com-pañía de San Luis debe estar muy desengañada de la vani-dad de sus proyectos, como yo anuncié en mis informes delaño pasado, singularmente al número y no es temible quevuelva sobre ellos. Si volviere tanto mejor para el Concejo.Las Compañías son muy dañosas al comercio y la industria

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cuando tienen privilegios; sin ellos pueden serles muy favo-rables particularmente en países pobres, porque reúnen loscapitales que no hay en ellos. Entonces pueden acometer em-presas inaccesibles al poder de los particulares, y haciéndolosin privilegios ni preferencias y con sujeción a las reglas co-munes, hay mucho que esperar y nada que temer de ellas.Nunca serán monopolistas, por que el monopolio desapare-ce a vista de la libertad, y la última Real Cédula ha fundadola libertad sobre los cimientos más sólidos.

«Teme el Concejo también desperdiciar el gran valor desus ricas minas, y en esto procede también con mucha equi-vocación. esta propiedad no tiene valor en el día o le tienemuy ínfimo y sucederá lo mismo por mucho tiempo. Larazón es porque los carbones por su abundancia y por lafacilidad de su explotación apenas tienen más precio que elde saca, los cuatro maravedíes que vale cada arroba al pie dela mina representan solamente o casi, el trabajo del sacador yno el valor de la propiedad. Es, pues, claro que ésta no tienevalor o casi no lo tiene».

XVII.12.9 Cuando las minas se exploten con más arte, entonces daránmayores beneficios

«Cuando las minas se beneficien con arte, cuando pormedio de instrumentos, máquinas y métodos sabiamente in-ventados se saque mucho carbón con poco trabajo, entonceslas ganancias hechas en la explotación, se podrán partir entreel propietario y el empresario, y entonces la propiedad val-dría más, porque el trabajo valdrá menos. En este sentidonada conviene tanto al Concejo como abrir la mano a laconcesión de sus minas, sacando de ellas la utilidad que elpresente estado de las cosas permita, porque si retrae el celode los empresarios las perderá para sí y para ellos.

«Estos son, Señor, mis principios; si V. E. se dignase deadoptarlos y acomodar a ellos sus providencias no puede ocu-rrir tropiezo de jurisdicción alguna con su Departamento».

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XVII.12.10 Dictamen resumido que aconseja Jovellanos

«Resumiendo, pues, mis dictámenes concluyo:

1º Que conviene responder a la Justicia y Ayuntamien-to del Concejo de Siero que el valor de las minasconcejiles o comunes de su comprensión pertenecena la bolsa común y no a los lugares o Parroquias encuyo particular distrito estuviesen, conforme al Ar-tículo 3° de la Real Cédula de 26 de diciembre de1789, y al 3° de la de 21 de agosto último.

2º Que en el caso particular de la mina que se dice des-cubierta por el Regidor don Antonio Carreño, searregle a lo dispuesto en los citados artículos.

3º Que S. M. se reserva aceptar la oferta que le hace elConcejo de sus minas para cuando las necesite.

V. E. resolverá sobre todo lo que estimase más justo.Gijón, 13 de octubre de 1792.Excmo. Señor. Firmado: Gaspar Melchor de Jovellanos».

XVII.13 NUEVA CARTA DE JOVELLANOS. GIJÓN, 31 DE OCTUBREDE 1792

XVII.13.1 No debe adjudicarse el valor de las minas a las Parroquias,sino al Concejo

«Excmo. Señor«Devuelvo a V. E. el original del recurso del Teniente de

Cura y Parroquianos de Santiago de Arenas anejo de la Pa-rroquia de Valdesoto del Concejo de Siero que se sirve remi-tir a mi informe en real orden del 20 del que acaba. Dije otravez a V. E. que el precio de las minas comunes no debe adju-dicarse a las Parroquias, sino al Concejo en cuyo distrito sehallasen, porque en esta parte el derecho establecido en lasúltimas Reales Cédulas es tan claro como justo, según la ex-

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posición, que hice a V. E. en mi último informe y no repitopor no molestar».

XVII.13.2 Confirma la predicción que hizo

«Allí predije que si esta adjudicación se hiciese por Pa-rroquias vendría luego pretendiéndose por lugares, y el pre-sente recurso confirma mis predicciones pues ya la solicitanlos vecinos del lugar de Arenas, anejo de la Parroquia de Val-desoto. Sin embargo como se fundan en razones particulares,diré a V. E. lo que me parece acerca de ellas. Alegan el ejem-plo de la mina de Lieres de que yo no tengo más noticia quelos rumores particulares, según los cuales habiéndola reser-vado S. M. para sí, señaló en recompensa la renta de 3.000reales anuales, aplicados a los vecinos de aquella Parroquia.Siento fuese así, la adjudicación ha sido contraria a lo decla-rado en el Artículo 3º de la Real Cédula de 26 de diciembrede 1789 y confirmado en el 2º y 3º de la de 21 de agosto último.Según los cuales la adjudicación debió hacerse al Concejo yno a la Parroquia. Si hubiese entendido yo en las disputasocurridas entre la Compañía de San Luis y los vecinos de Lie-res, o bien en la incorporación de la mina a la Real Haciendahabría deshecho la equivocación, sobre que ahora se quierefundar un derecho nuevo. Pero mi comisión se reducíaentonces a proponer y no me permitía mezclarme en losprocedimientos de otros tribunales. Sea como fuera, esteejemplo no puede alterar el derecho establecido, ni dar a losvecinos de Arenas el que no tienen por las leyes».

XVII.13.3 El fundamento que emplean no es general y, por tanto, nofunda derecho

«Fúndase también en que el aprovechamiento de lostérminos públicos se hace en aquel Concejo por Parroquias yno en general por los vecinos de la Comunidad. Esta división

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es accidental y por lo mismo no funda derecho. Es naturalque el aprovechamiento de los pastos comunes se haga porlos vecinos que están a par de ellos, con preferencia a los queestán distantes y esto pudo introducir su división para Pa-rroquias si es que existe. Pero de aquí no se infiere la divisiónde la propiedad y la prueba de ello está en el mismo recurso.Siéntase en que para aceptar algún terreno con destino a laboro plantaciones no sólo se necesita licencia del Ayuntamiento,sino también pagar un canon de la bolsa del Concejo ¿porqué no se hará lo mismo cuando se destina y por decirlo asíse acota algún terreno para beneficiar sus carbones? Si lapropiedad reside en el cuerpo moral de la municipalidadcomo es inconcuso en Asturias, el precio o renta de ella sólopuede pertenecer al mismo cuerpo».

XVII.13.4 Otros fundamentos que utilizan

«Fúndase por último en una razón de piedad y conve-niencia, a saber, el buen destino que podrían tener esos fon-dos a la fábrica de la Iglesia o al reparo de los caminos, y enesta parte creo que podrían ser atendidos los vecinos de Are-nas, según la justicia y derecho establecido. Estos fondosdeben entrar siempre en la bolsa común y ser distribuidospor los Concejales para dar a su inversión alguna preferenciaa las necesidades locales de los territorios que los han pro-ducido ni tendría inconvenientes ni dejará de ser conformesa equidad. Más esto no se deberá hacer por providenciasparticulares, sino por reglas generales que se observen uni-formemente por todos los Ayuntamientos las cuales propondréyo a S. M. o al Consejo si a V. E. pareciere. Entre tanto, juzgoque no se debe hacer novedad en lo mandado y que conformea ello el producto de las minas situadas en los terrenos parti-culares de Arenas, debe entrar en la bolsa común del Consejode Siero.V. E. resolverá lo que juzgare más justo.

Gijón, 31 de octubre de 1792. Excmo. Sr. Firmado: DonGaspar Melchor de Jovellanos».

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CAPÍTULO XVIIICAPÍTULO XVIII

Entran en la normalidadlas Reales Minas de Langreo

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LÁMINA 23

MUJERES PREPARANDO CARBÓN PARA FABRICAR BRIQUETAS

Lámina del libro L’art d’exploiter les mines de charbon de terre. M. Morand.(Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid).

En la parte superior unas mujeres extienden con palas el carbón en el suelo para formarun círculo. Hasta ese lugar lo transportan en carretilla. Abajo vemos a tres mujerespisando el carbón para pulverizarlo mientras otras ayudan a removerlo y humedecen laspalas en el caldero para que, al contacto con el carbón, se vaya disminuyendo la producciónde polvo.

Estas briquetas eran utilizadas para sustituir la leña en los servicios propios de una casay también en las bombas de fuego.

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XVIII.1 CASADO ENVÍA MUESTRAS DE CARBÓN A MADRID

Casado de Torres envió al Baylío don Antonio Valdés un ca-jón conteniendo dos muestras de carbón de piedra de las RealesMinas de Langreo para que, si lo consideraba conveniente, losmostrase al Rey, y así conociese la excelente calidad de estas dosvariedades del carbón con las que, según Casado, no pueden com-petir los mejores carbones de Newcastle, ni tan siquiera el decan-tado «Cannel Coal» de Lancashire, en Inglaterra.

«Cada uno de los dos pedazos lleva pegado –según ex-plicaba Casado1– un papelito con la explicación correspondien-te de sus cualidades y esencia de sus principios constituyentes,arreglada a los análisis que tengo hechos de los carbones de es-te Principado en enero y febrero de 1792 y en especialidad de losde las 83 minas, que beneficia por su cuenta la Real Armada».

XVIII.2 PRODUCCIONES OBTENIDAS POR LAS REALESMINAS DE LANGREO HASTA DICIEMBRE DE 1793

Indica Casado «que ya se han extraído dos millones de quintalesde carbón; y de ellos, 1.650.000 son de igual calidad que el pedazo delas minas de Langreo; y los otros 350.000, de la misma especie y varie-dad que el pedazo “de las minas de la Riera”, según un cálculo bastanteaproximado hecho por mí con presencia de los diarios de las minas».

XVIII.3 MINAS EN EXPLOTACIÓN A FINES DEL AÑO 1793

Manifiesta Casado de Torres que además de las 83 minas, quese estaban explotando en Langreo por cuenta del Rey, había descu-

1 Carta fechada en Oviedo el 21 de diciembre de 1793.

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bierto algunas más en el mismo Concejo, pero, como la calidad delas minas era inferior, no le había parecido oportuno explotarlas.

De esta forma, en los carbones que se llevaban extraídos porcuenta de la Real Armada no había mezcla de malos y buenos; yaseguraba Casado: «todos son excelentes como los pedazos delcajón que remito a V. E., los cuales ni aún he permitido que seescojan, si no que de los primeros que se presentaban a la vista secortase un cubo de un pie poco más o menos para acomodarlos enel cajón».

XVIII.4 CALIDAD DEL ‘COAK’ QUE SE OBTENÍA

«El coak que sale de estas dos variedades de carbón depiedra, es de la mejor calidad que se conoce –afirmaba Casa-do de Torres– para las fundiciones y demás tratamientos delhierro, especialmente de la de las minas de Sama, que es unaverdadera Lithanthrax athipha, tan apreciada entre los ingle-ses, y aún más que el Welch Coal» del Principado de Gales».

XVIII.5 COSTO DEL CARBÓN DE PIEDRA DE LANGREO

Terminaba su carta Casado comentando el costo del carbón ydecía:

«Como ya tengo expuesto a V. E. que cada quintal deestos carbones minerales viene a costar unos cinco marave-díes de extracción de mina; y que aun no sale su conducciónpor agua hasta San Esteban de Pravia a real y medio el quin-tal; es inútil cansar aquí la atención de V. E. hablándole de lasventajas y grandes utilidades, que debe esperar la RealArmada de este establecimiento proyectado, propuesto,aprobado, planteado y cuasi llevado a su perfección enmenos de dos años».

* * *

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En el expediente archivado en la Sección Arsenales –Asuntosparticulares, Legajo 1.794, Nº 54 (Archivo-Museo don Álvaro deBazán. El Viso del Marqués) aparece una nota junto a esta carta quedice:

«S. M. se ha enterado de lo que expone y está muy sa-tisfecho de todo, como se lo tiene ya manifestado, esperandoque con la misma felicidad que hasta aquí, se verá concluidoel proyecto del río Nalón. Fechado el 8 de enero de 1794».

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TTerercera parcera partete

LOS COMIENZOS DE LOS HORNOS DE COK

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CAPÍTULO XIXCAPÍTULO XIX

Horno de «coak» ideado porFernando Casado de Torres

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XIX.1 CONSTRUCCIÓN DEL HORNO Y PRIMEROS ENSAYOS

Sobre sus estudios y proyectos; desarrolló Casado de Torresuna idea que la plasmó en un horno para obtener «coak», con suscajas de condensación1. Era el primer ensayo que se hacía en Espa-ña; era, por tanto, un ensayo incipiente que no tendría éxito; peroconsidero que fue muy importante, porque, sin ningún género dedudas, marcaba el comienzo de una nueva época, la del desarrollosiderúrgico. Podemos decir que aquel rudimentario horno era elprecursor de las futuras y grandes baterías de cok. Estaba situadoeste horno a una distancia de mil varas S. E. del estrecho de Barri-pies, formado por el Nalón, la montaña de este nombre y la de Frie-

1 Comunicaba Jerónimo Tavern al Baylío don Antonio Valdés, encarta del 26 de abril de 1794, que este horno era la mejor obra de esta cla-se que hay en Europa y le decía que le parecía magistral. Jerónimo Tavernera un Teniente de Navío que se encontraba como Gobernador del Casti-llo de la Trinidad de Rosas, cuando fue reclamado por Fernando Casadode Torres para ponerle al frente de la dirección técnica de las obras y ex-plotaciones del carbón de piedra y navegación del río Nalón con fecha 2de agosto de 1792. Había comenzado su carrera Jerónimo Tavern, comoOficial del Ejército de Tierra, y estando en situación de Subteniente de In-fantería ingresa en la Armada y es destinado al departamento del Ferrol.Pasa de ingeniero extraordinario a ordinario, entre otras comisiones, unade las más importantes que desempeñó fue la dirección de las Reales Mi-nas y Establecimientos del Río Nalón. Es nombrado Capitán de Fragatapor Real Orden del 28 de marzo de 1794 y continuó en Asturias con igualencargo hasta el 29 de setiembre de 1800 en que pasó a ser ComandanteMilitar de la Provincia de Palamós. El 29 de octubre de 1810 fue destina-do a la dirección del Astillero de Mallorca. Obtiene cuatro meses de li-cencia para restablecer su salud, a fines de 1811. Se embarca el3 de juniode 1812 en el navío Neptuno hasta el año 1819. Falleció el 4 de julio de1827, cuando se encontraba en Barcelona, como Capitán de Navío, gra-duado y retirado. Era natural de Toulouse (Francia) (De su nota de servi-cios. Sección: «Cuerpo General». Archivo-Museo don Alvaro de Bazán. ElViso del [Marqués. Ciudad Real.)

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res en la Parroquia de Riaño. En la carta que se cita de Tavern se di-ce que Casado de Torres ha conseguido «reducir en coak unos milquintales de carbón, ha sacado la nafta alkalina, el aceite y el al-quitrán». Aunque añade a continuación, que de estos últimos pro-ductos, no se obtuvo mucha cantidad por estar aún colocadospocos tubos condensadores, y faltar las cajas de condensación2.

Para atender a todos estos servicios que se programaban; yque eran los siguientes:

a) La carbonización en el horno de La Riera, del carbón depiedra.

b) El transporte del carbón depurado o «coak» por el río Na-lón desde La Riera hasta el Depósito general de Omedielloen la ría de Pravia.

Solicitaba Casado de Torres al Interventor General de las mi-nas de Langreo, don Benito Fernández, la suma de 30.000 realesmensuales, además de los otros 30.000 reales que ya se consumíanen las citadas minas de Langreo. Fernando Casado de Torres que,como ya hemos dicho, era hombre que entraba a fondo en los asun-tos que él promocionaba, al encontrar dificultades para conseguirla buena combustión del carbón y su perfecta transformación en«coak» (cosa que no conseguía) estaba inspeccionando el hornodurante las «carbonizaciones» y se metía por las parrillas y por laboca de carga; como resultado de todo esto, padeció una «axfisia,de resultas de su demasiada asistencia en el horno de carbonizado»y por este motivo, aproximadamente hacia mediados de abril delaño 1794, se marchó a Madrid, para después seguir viaje a la fábri-ca y arsenal de La Carraca, esperando así conseguir su total con-valecencia con el cambio de clima, «lo que no hubiera conseguido

2 Ya Casado de Torres anunciaba en su carta del 9 de noviembrede 1793, dirigida al Baylío don Antonio Valdés que está rematada la cajadel horno y en todo aquel mes de noviembre, lo estarían sus parrillas,puertas, ceniceros y que esperaba a fines del próximo mes de diciembreprincipiar a «carbonizar en él», es decir, comenzar a obtener cok.

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jamás aquí por la humedad de la atmósfera y por las incesantes ta-reas, que se tomó desde su venida a Asturias»3.

Al marcharse Casado de Torres dejaba todos los planos, queesperaba los seguiría literalmente y sin ninguna dificultad, al Ayu-dante de minas don Rosendo Gómez, que venía trabajando bajo susórdenes en todas las manipulaciones que se habían practicado en elhorno, y quedaba bien enterado de todas las operaciones. Considera-ba Casado de Torres que tenía los conocimientos necesarios de Mate-máticas y Química para desempeñar esta misión a entera satisfacción.

En el Archivo General de la Zona Marítima del Cantábrico, en ElFerrol, he encontrado en uno de los 47 planos del Río Nalón que allí seconservan una preciosa acuarela con el famoso «horno de carbonizar».

XIX.2 DESCRIPCIONES DEL HORNO PARA OBTENER «COAK»

He encontrado dos descripciones del citado horno, construidopara intentar obtener “coak”. La primera es la de Gaspar de Jovella-nos, que lo describe en sus Diarios, cuando visita la nueva fábrica paraobtener hierro, levantada en Trubia y también el horno. Hace la visi-ta en compañía del párroco de San Julián y de Fernando Casado deTorres, el día 29 de noviembre de 1793. La segunda, es la que existe enla Real Academia de la Historia, entre los documentos que allí se ar-chivan, y que fueron coleccionados por Martínez Marina para su Dic-cionario Histórico Geográfico de España, y que no llegó a publicarse.

Transcribo la descripción que hace Jovellanos.

XIX.2.1 Descripción de Jovellanos en sus Diarios del horno paraobtener cok

El 19 (viernes) de noviembre de 1793 sale por la mañana encompañía del Cura-Párroco de San Julián y de Fernando Casado deTorres, para visitar el horno de carbonización y dice así:

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3 De la citada carta de Jerónimo Tavern del 26 de abril de 1794.

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«Salimos por la mañana a ver el horno de carboniza-ción, acompañados del párroco de San Julián. Pasamos el Na-lón por un puente de madera, y subimos un camino que lla-man de las Sienrras, la mayor parte abierto reciente yprovisionalmente en la piedra caliza, que en muchas partes esbuen mármol y, aunque estrecho y molesto, es tolerable paraprovisional. Pasado más de un cuarto de legua, llegamos alhorno. El horno es un cilindro como de cuarenta pies de altoy de quince a veinte de diámetro, todo de sillería por dentroy fuera, de piedra de grano, bien trabajada. En la parte inferiortiene su cenicero, al cual se entra por una puerta de excelen-tes cortes de piedra, y es una bóveda muy rebajada, en cuyocentro hay una abertura circular, donde está colocada la rejilla,que es de barras cuadradas de hierro, como de dos pulgadascada frente. Tiene después y sobre ella el alto en que debe co-locarse el carbón, con su puerta, que ha de ser de hierro, y seestá actualmente trabajando. En derredor hay, a diferentes al-turas, varios órdenes de agujeros, que penetran el horno departe a parte para la respiración, y en la superior hay una bó-veda rebajada y cerrada, aunque tiene dos aberturas, una a unlado, circular, que tiene una puerta de hierro, y por la cual seha de cargar el horno, y otra al otro, que sirve de boca a un tu-bo de piedra de dos pies de diámetro en lo interior, que ha dedar salida al humo, puesto que los agujeros se han de taparcon barro, y sólo abrirse cuando para la combustión sea nece-sario abrir uno u otro, lo que se hará por medio de unos grandespunzones que penetren hasta el centro. A este fin debe haberdos galerías en derredor, sostenidas sobre unos estribos quese están construyendo, y estos servirán también para apoyarun tinglado que debe cubrir el horno para defenderlo de laslluvias. Por el tubo saldrá el humo mezclado con el petróleo ypasará a un lavadero; por dentro del cual han de penetrarotros tubos de barro cocido para irse refrescando y cuajandoel petróleo, que ha de salir a caer en sus receptáculos. Sobre lapuerta del cenicero hay un arco para apoyar el tubo, y él estáapoyado en la montaña, como lo estará también el lavadero.Éste se formará con un paredón de veinte pies de grueso y

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que tendrá aún más altura para recoger en su nivel de unaparte el agua, que baja de un arroyo de la montaña; y de otra,el humo que vendrá por los tubos en la forma dicha. Es en to-do obra de muy gran mérito».

XIX.3 RESULTADOS OBTENIDOS CON ESTE HORNO

No se consiguió nunca buen cok a partir de este horno. Mu-cho se discutió sobre el mismo. Las pruebas, que con este cok se ha-cían después en los hornos de fundir, daban un producto malo. Nose obtenían buenas fundiciones, como se conseguían con el carbónde leña. Se mezcló también por mitades con carbón vegetal, sin re-sultados positivos.

XIX.4 OTRA VERSIÓN SOBRE EL HORNO DE COK DE CASADODE TORRES

XIX.4.1 Prolegómenos para la construcción del horno

La Comisión de Estudio creada por la Marina para que dicta-mine sobre las obras del río Nalón y su posterior ejecución, tambiénencargó que se ensayasen las posibilidades de uso del carbón astu-riano en los no muy antiguos hornos altos de las viejas fábricas decañones de hierro batido, y de hierro fundido, que como sabemostenía la Armada, desde el año 1622, en las localidades santanderi-nas de Liérganes y La Cavada, pues podría ser de notable utilidad,para la conservación de los ya esquilmados montes del lugar, susti-tuir la leña por hornaguera antes despojada de sus partes azufrosasque la hacen dañosa para las fundiciones. El competente y resolutoCasado, a la par que había acometido la gigantesca empresa del Na-lón, iniciaba la construcción del primer horno para la obtención decoque que se erigía en España, eligiendo para su establecimiento lasinmediaciones de Sama de Langreo, y preparando a tal fin unos te-rrenos comunales cercanos a la margen izquierda del nuevo canal,en la ladera por donde bajaba el camino de Corros y Quintana.

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XIX.4.2 Detalles de la construcción del horno

A fin de facilitar la carga de coquización, basculando direc-tamente los carrillos en que se transportarían los carbones desdela era de machaqueo, en una abertura circular que quedaría al re-matar la bóveda de aquella con una corona de dovelas, se aprove-chaba el desnivel que allí permitía lograr la pina ladera, haciendoen ella un desmonte y levantando un sólido muro de contenciónde unos cuatro metros de espesor medio y una altura de nuevemetros, que dejaría a su vez libre un buen espacio llano para ha-cer la cimentación del horno. Además de estas razones, ya de porsí importantes, justificaba también el que Casado se hubiese deci-dido a construir el sin duda costoso paredón, pues se extendía a lolargo de veinticinco metros la posibilidad de poder desviar y em-balsar con él un arroyo que bajaba hacia el Nalón, y que sería ne-cesario más tarde para la refrigeración de los tubos colectores dehumos y gases, en los que se recuperarían los alquitranes y aguasamoniacales.

El horno propiamente dicho se construía seguidamente, uti-lizando para su fábrica areniscas refractarias de la zona, y dándoleforma cilíndrica, con un diámetro exterior de seis metros y una al-tura de unos doce metros para rematarlo con la ya citada bóvedaprovista de tapa a través de la que se haría la carga, y a la que sehabía adaptado también un tubo de salida de gases, labrado enpiedra y con un diámetro de 600 milímetros, cuya prolongación abase de tubos de barro en forma de U se apoyaba en el estanqueformado en la ladera.

La parte inferior se estructuraba a modo de cripta, separán-dola de la cámara de coquización por un emparrillado de hierroslabrados de dos pulgadas de escuadría y dotándola de una puertade servicio, hecha de fundición y revestida de arcilla. Todo alrede-dor de la cripta y bajo el techado de un atrio que rodeaba el hornose disponían una serie de respiraderos, que se taparían en princi-pio con barro y se irían punzando más tarde convenientemente pa-ra dar entrada al aire necesario.

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XIX.4.3 Inauguración oficial del horno de cok

La inauguración de este primer horno español para la obten-ción de coque tenía lugar en noviembre de 1792, resultando un com-pleto éxito y llegando a convertirse en acontecimiento de tal trascen-dencia que, poco después, por aquel rincón langreano desfilaríanbuen número de personalidades que comenzaban a preocuparse porlas ciencias experimentales, olvidadas o, al menos, pospuestas hastaentonces a las disciplinas teológicas y metafísicas. El mismo Jovella-nos, que lo visitaba el 29 de diciembre de 1793, anotaba en su Diario:«Es todo una obra de gran mérito». Y por otro lado, el presbítero donJosé Vicente Pereda, más conocido por «el cura de les mines» y al quetanto deben las cuencas del Caudal y del Aller, tras una visita que ha-bía realizado años más tarde, el 2 de julio de 1804, aún escribía lo si-guiente: «He visto el horno de carbonización que estableció don Fer-nando Casado de Torres. En su construcción se descubre el rastrobrillante de las producciones teóricas que debe poseer este profesor.Es a propósito para reducir el carbón a coaks por medio del resudor»4.

XIX.4.4 Modificaciones de orden técnico efectuadas en el horno

Llegados a este punto consideramos interesante aclarar quesi bien en lo esencial el horno continuaba siendo más o menos lomismo, en el no muy largo período comprendido entre una y otrade estas dos visitas anotadas se había hecho en él importantes mo-dificaciones de orden técnico, consistentes en la disposición, porcasi toda la obra, de una serie de ingeniosas «entradas de hombre»,que a la par de facilitar la limpieza interior de la tubería colectorade gases y de la zona media de la bóveda, actuasen en caso nece-sario a modo de válvulas de seguridad, aminoradoras de los efec-tos de una posible explosión.

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4 Sin embargo, de ninguna de ambas frases de deduce que el hor-no haya resultado un elemento práctico. Es más, don José Vicente Peredahabla «de las producciones teóricas que debe poseer este profesor».

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XIX.5 LAS PRIMERAS VÍCTIMAS DE NUESTRA MINERÍA

La razón de haber abordado estos costosos trabajos en pro dela seguridad del personal se debía a que en la noche del 5 de octu-bre de 1794, por haber acercado imprudentemente uno de los hor-neros un velón encendido al chorro de gas, se había producido unagran explosión en la cámara principal, que además de reventar losmuros de fábrica había causado dos muertos y tres heridos graves,dos por quemaduras y uno por traumatismo.

Abordado con esto el tema de los accidentes de trabajo, apro-vecharemos la oportunidad que se nos brinda para dejar consigna-do también en estos breves reportajes que los primeros mineros as-turianos muertos en acto de servicio de los que tenemos referenciaescrita, lo fueron por un derrabe ocurrido en una lluviosa mañanadel mes de noviembre de 1789 en la mina que entonces se denomi-naba «Riega del Coplu» sita en el tantas veces citado monte de ElCarbayín, que había sido puesta en explotación por la «Compañíade San Luis» y que más tarde trabajaría bastante tiempo para el,llamado «Departamento de la Marina en el Nalón. Por lo leído, és-ta era, sin duda, la mejor mina asturiana de aquella época, explo-tándose mediante ella una veta de cinco cuartas de ancho, que pro-fundizaba en dirección sudoeste unas 60 varas, estando constituidoel fondo de su galería principal por un cuevón de unas dos varasde ancho, en el que se iban recogiendo a su vez las abundantesaguas de filtración, para achicarlas desde allí por medio de unascuantas bombas sencillas acopladas en serie5.

XIX.6 COMENTARIOS FINALES

Pero, a pesar de todos los brillantes comentarios que aquí sehacen sobre la bondad y exuberancia de este horno, la realidad es

5 Creo que estas serían las primeras víctimas de una empresa se-mi-pública; pero es seguro que entre los labradores que explotaban minasya se habían producido bastantes más accidentes mortales.

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que no se consiguió nunca con él obtener un cok adecuado paraque después en el horno alto se consiguiese producir un hierro enbuenas condiciones y útil para obtener fundiciones que reuniesenlas condiciones óptimas para atender a las necesidades que enton-ces se precisaban, y que, sin embargo, se conseguían cuando se uti-lizaba el carbón vegetal.

Claramente lo expresa, en otro párrafo José Vicente Pereda,en su memoria6, cuando dice:

«Podría serlo más útil, si se hubiese construido con otrasencillez y menos dispendioso, y sin embargo de que hasta lahora presente no se hayan verificado constantemente las fun-diciones de hierro por medio del cocas» [esto se escribe en1804].

Después Pereda expone su punto de vista sobre los diferen-tes carbones y sus distintas propiedades, indicando las posibilida-des que algunos tienen de obtener con ellos un buen cok, diciendo:«no lo tengo por imposible ni aun por muy dificultoso, bajo ciertasconsideraciones que es necesario tener presente»7.

* * *

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6 Memoria sobre el carbón fósil presentada en virtud de encargo a la Jun-ta General extraordinaria del Principado de Asturias, celebrada con aprobaciónde S. M. en 1804 por su autor el Presbítero don José Vicente Pereda. Impresa deorden del Sr. Intendente Interino don Pedro Collingh de Salazar. Oviedoen la oficina de Prieto. Año 1814. Publicada en edición facsímil, en «Bi-bliófilos Asturianos». Volumen IV, titulado De la Antigua Minería Asturia-na, por Luis Adaro Ruiz. Imprenta de Heredera de don Raimundo P. delRío. Luarca, 1973.

7 El Cura Pereda es el primero que nos intenta hablar de la exis-tencia de carbones térmicos y de carbones siderúrgicos, aunque no aca-ba de exponerlo con claridad y se pierde en sus explicaciones en una se-rie de vaguedades, de las cuales no se puede llegar a una clasificacióndefinitiva.

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LÁMINA 25

EXPLOSIÓN PROVOCADA POR POLVO DE CARBÓN EN UNA EXPLOTACIÓN MINERA

El grabado representa una explosión en una mina de carbón. Publicado en la revistaalemana Der Anschnitt Jahrgang en un artículo titulado «El desarrollo de la seguridaden la cuenca del Ruhr entre los años 1855 y 1885».La explosión de polvo de carbón puede prolongarse a distancias ilimitadas mientras semantengan las condiciones necesarias para ello. La velocidad de la propagación de laexplosión de grisú no excede en general los 20 metros por segundo, mientras que la depolvo de carbón crece hasta cifras de 1000 metros por segundo. Los peligros derivados del grisú en la minería fueron reconocidos ya relativamente pronto;sin embargo, la influencia del polvo de carbón en el conjunto de explosiones en las minasde aquella época era menos conocida.

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Con todo esto damos por terminada la información sobre es-te famoso «horno de carbonizar», que fue el asombro de propios yextraños. Todos se hacían lenguas en Asturias comentando la for-midable construcción instalada en la margen del río Nalón. Eranunos momentos de cambio de la humanidad; se hacían esfuerzosen todas direcciones tratando de encontrar los mejores caminos. Esindiscutible que, aunque cargados de una ingenuidad, que a mí meparece cautivadora, aquellos hombres se afanaban en buscar deverdad, el progreso y bienestar de los pueblos.

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CuarCuarta parta partete

LA NAVEGACIÓN DEL RÍO NALÓN

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CAPÍTULO XXCAPÍTULO XX

El proyecto de Fernando Casado

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LÁMINA 26

PLANO DEL PUERTO DE SAN ESTEBAN (ZONA DE LOS DEPÓSITOS DE MADERAS)

Las maderas para la Real Armada, correspondientes al Rey, tenían un depósito en elPuerto de San Esteban de Pravia.Lo mismo ocurría con las maderas destinadas a la construcción de barcos particulares;existía otro depósito con este fin.

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Vamos ahora a examinar un intento casi increíble: el trans-portar el carbón por el río Nalón con chalanas canalizando el ríodesde Langreo al puerto de San Esteban de Pravia. Durante 7 añosaproximadamente se mantuvo una titánica lucha con el río Nalónpara poder conducir el carbón por sus aguas. Después de la enor-me avenida del año 1800, que se llevó casi todo por delante, demuy mala manera, se continuó algún tiempo más. Vamos a cono-cer a los hombres que más intervinieron en esta empresa, losproblemas y dificultades que tuvieron que vencer, los pleitos y dis-cusiones que originó el discurrir de las chalanas por el río, y en fin,la inmensa mayoría de los detalles de esta empresa que, como todaslas de los hombres, estuvo llena de contradicciones y vicisitudes.

XX.1 PROYECTO DE CANALIZAR EL RÍO NALÓN

Fernando Casado de Torres se trasladó al Principado de Astu-rias hacia fines del verano de 1792. Poco tiempo después se celebra-ba una reunión de diversas personalidades en los salones de la casade Flórez, en Pravia; se discutieron los problemas y proyectos can-dentes en aquellos momentos con motivo de la explotación de las mi-nas de carbón. Entre los asistentes estaba Fernando Casado de Torres.Se hablaba de las posibilidades de navegación de los ríos asturianos.Don Narciso López preguntó si se podría hacer un canal sobre el ríoNora. Para examinar la cuestión se trajo un plano de Asturias, y so-bre él, observó Casado el curso del río Nalón, desde Langreo a Pra-via, y anunció que aquel río sería posible hacerlo navegable, porqueél había visto bajar chalanas con madera1. Días más tarde, Casado re-corría la margen del río, llevando el mapa que le habían dejado en la

01 Diarios de Gaspar Melchor de Jovellanos –Tomo II– p. 363. Lu-nes 10 de julio de 1797. Diario Séptimo. Itinerarios XIII-XIV. Instituto deEstudios Asturianos. Patronato José María Quadrado.- Consejo Superiorde Investigaciones Científicas. Diputación de Asturias. Oviedo, 1954.

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reunión de la casa de Flórez, y después de examinar el cauce y traza-do del mismo, decidió hacer la canalización y llevar las chalanas concarbón a lo largo del río, desde Langreo hasta la ría de Pravia, en SanEsteban. En principio, deseaba Casado de Torres que la canalizacióncomenzase lo más arriba posible, en la misma Pola de Laviana, y queademás se extendiese a los afluentes Aller y Trubia, pero de momen-to se concretó al trozo de Sama de Langreo a San Esteban de Pravia,cuya longitud calculó en doce leguas2. Con este objeto preparó suproposición y la remitió a Madrid el 11 de noviembre de 17923.

Con fecha 2 de agosto de 1793, Jovellanos dice en sus Diarios:

«Llega el correo con la noticia de estar aprobada la ideade hacer navegable el Nalón y que vendrán delineadores alevantar el plano topográfico de los caminos que cruza, ynivelar su corriente, todo sin perjuicio de las carreteras nece-sarias para conducir los carbones, que entretanto irán por Gijón.No hay más explicación y se espera para el próximo año4».

XX.2 DISCUSIONES QUE SE PRODUJERON

Los días 29 y 30 de diciembre de 1792, Casado sostuvo dosentrevistas muy interesantes, una con Jovellanos y su hermano, yotra, ambos solos. Casado mantenía su idea de canalizar el Nalón;Jovellanos y su hermano consideraban más razonable y económico

02 En alguna de sus cartas, habla Casado de que la distancia son 14leguas. Es decir, no hay una cifra única en sus escritos pero también pu-diera ser que unas veces toman como punto de partida Langreo y otrasPola de Laviana. De ccn ccn ccn eeuaeeuaeeuaeeuaaapqaapqaapqaapqe-et eet eet eet aatraatraatraatreerseerseerseersoottoottoottoott a a a aeguas.

03 Informe remitido a la Superioridad para proponer la canalización delrío Nalón y hacerlo navegable para el transporte del carbón de piedra al puerto deSan Esteban de Pravia. 11 de noviembre de 1792.

04 Diarios de Jovellanos. Tomo l. Página 321.Diario Cuarto (Año1792) Itinerario VIII. La Región Praviana, IDEA, Oviedo, 1953.

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hacer la carretera de Langreo a Gijón; después llamada «CarreteraCarbonera»5. Las discusiones fueron moderadas por Jovellanos, yaque su hermano y Casado de Torres, sostenían muchas disputas yél procuraba suavizarlas para que no se «enzarzaran»6.

XX.3 IDEAS DE CASADO DE TORRES

Casado decía que los carbones de Langreo eran excelentes yque el resultado de sus análisis los hacía superiores a los de New-castle. Aunque en general encuentra: «que no son muy anchasnuestras minas» (se refiere al espesor de las capas de carbón); habíahallado alguna de mayor anchura que las de las Minas de Lieres.Afirmaba que el carbón sacado de su cuenta le saldrá al Rey a cin-co maravedíes por quintal. Suponía que sólo en Cádiz necesitaría elRey, dentro de dos años, dos millones de quintales para la nuevasierra que trabajará por inyección con bomba de agua, que estabapor él proyectada y estaría concluida, en el año 1792. Además de es-to, consideraba que era necesario proveer los otros DepartamentosMarítimos y los fogones de los navíos, pues según sus cálculos ibana gastar también. Deducía de todo esto que tanto carbón no podríasalir por Gijón, pues para eso sería necesario emplear diez mil ca-rros diarios para el transporte, y consideraba que no los había entretodos aquellos concejos, y como consecuencia, que era preciso pen-sar en la navegación de los ríos Nalón, Aller y Trubia.

El proyecto de Fernando Casado 357

05 Las ideas y estudios de Jovellanos, sobre «La Carretera Carbo-nera» puede verse en El Puerto de Gijón y otros puertos asturianos, Tomo 1.Gijón 1976, por Luis Adaro Ruiz. Capítulo XIII. Comunicaciones con el puer-to gijonés (II parte). La Carretera Carbonera; y apéndice a dicho capítulo ti-tulado: «Sobre la Carretera Carbonera y el transporte del carbón, pp. 225-237.

06 Diarios de Gaspar Melchor de Jovellanos. Tomo 1. Apéndice I alDiario 4º (Año 1792) Itinerario VII. La Región Praviana (El citado apéndi-ce se titula: «Casado de Torres y el Nalón».- Instituto de Estudios Astu-rianos.- Patronato José M. Quadrado.- Consejo Superior de Investigacio-nes Científicas.- Oviedo, 1953.

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XX.4 SE ACALORAN EN LAS DISCUSIONES

En este momento de las conversaciones, las disputas llegarona su grado máximo; Jovellanos trataba de calmar los ánimos; Fran-cisco de Paula, hermano de Jovellanos, se excitaba considerandoinadecuada la obra. Casado de Torres explicaba que la obra era fá-cil. También Casado despotricaba contra la «Compañía minera deSan Luis», y de sus maniobras para apoderarse de las Minas de Lie-res, y, en presencia de todos, zahirió a algún asturiano, que ayuda-ba a la citada Compañía, lo cual iba directamente expresado parael Sr. Carreño, que estaba presente en aquellos momentos; aunquelo oyó perfectamente, se desentendió del tema. Al fin, todo termi-nó pacíficamente aquella tarde; quedaron de acuerdo Jovellanos yCasado de reunirse de nuevo al día siguiente, a las nueve de lamañana, y continuar durante todo el día las conversaciones.

XX.5 NUEVA REUNIÓN DE CASADO DE TORRES CONJOVELLANOS

En efecto, el día 30, a las nueve y media, se reunían los dossolos. Comenzó Jovellanos manifestándole estar comisionado porla Superioridad para la inspección de todos estos asuntos y le pi-dió a Casado que le enterase de cuáles eran las suyas. Contestó quela suya estaba concebida en los mismos términos; pero añadió queantes de su viaje a Cádiz (por el mes de julio del año anterior 1791)tenía ya encargo de venir aquí para ver si podrían hacer navega-bles estos ríos para el transporte de los carbones7. También le indi-

07 Parece algo extraño lo que aquí indica Casado, pues él, segúnnoticias de que disponemos, no concibe este proyecto sobre la posibilidadde hacer navegables los ríos asturianos, especialmente el río Nalón, hastaque a principios del otoño de 1791, asiste a la reunión con diversas per-sonalidades en la Casa Flórez, a la cual antes nos hemos referido. No cree-mos que la información que le dio don Narciso López, presente en aque-lla reunión, a Jovellanos fuese equivocada.

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có a Jovellanos que cuanto le proponían le parecía excelente y dig-no de ser adoptado en todos sus puntos. Que el camino o carrete-ra carbonera era indispensable para dar salida a los carbones deValdesoto; que también le parecían bien las franquicias que propo-nía, y que él había propuesto además premios para los mayores ex-tractores de carbón y gratificaciones para los fletes. Finalmente quehabía recomendado altamente como muy importante el Real Insti-tuto Asturiano de Gijón para las enseñanzas de la Náutica y Mine-ralogía, de las Ciencias Exactas y Naturales, para la preparación dediestros pilotos que condujeran nuestras naves a todas las nacionesy de hábiles mineros para sacar del seno de los montes el carbónmineral. A este fin sacaba el ejemplo de muchas escuelas estableci-das en los puertos de Francia, que impartían estas enseñanzas. Pe-ro al mismo tiempo, también había observado otras salidas al mar,por Pravia, Ribadesella, Villaviciosa, Avilés, distinguiéndose entretodas ellas la del río Nalón.

Aunque sea adelantar algunas ideas que en otro lugar co-mentaremos, creo es interesante exponer en su totalidad, aquellaimportantísima conversación, sostenida entre Jovellanos y Casadode Torres, porque fue como la base de los puntos de vista, que ibana sostener denodadamente. Pero los hechos fueron demostrandoque la razón la tenía Gaspar Melchor de Jovellanos.

XX.6 FORMA DE TRANSPORTAR EL CARBÓN DE PIEDRA

Decíamos antes que Casado consideraba que la obra era fá-cil. Se reduciría a estrechar el cauce del río con estacas, limpiandola zona encauzada que quedaría de 40 pies de ancho y por la cualpodrían cruzarse dos chalanas, una en sentido ascendente y otradescendente. Estas chalanas deberían tener 16 pies de manga. Estecanal se haría sólo donde hubiese vega y no donde el río estuvieseencajonado en su cauce. El canal estaría al lado de una de las ori-llas y en ellas se abriría un camino para caballos que deberían tirarde la sirga en posta, situando puntos de cambio y descanso en ca-da legua. Dos caballos podrían tirar por más de una chalana, yen-do las otras amarradas a la anterior. Calculaba que cada una podría

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llevar 400 quintales y que para manejarlas se traerían gentes deFrancia, acostumbradas a navegar el Ródano8.

XX.7 FINANCIACIÓN DE LA OBRA SEGÚN CASADO DE TORRES

El coste de las obras lo fijaba Casado en tres millones y me-dio de reales; concurriendo además los vecinos con el trabajo de lassextaferias del año por todos los concejos adyacentes. Como el tra-bajo se haría por el verano, opinaba que a este tiempo deberíanllevarse todas las sextaferias del año y que este ahorro sería muyconsiderable9. Pensaba pedir anticipado el precio de los millonesde quintales de carbón, que necesitaba Cádiz (esto reportaría unosonce millones de reales) y con este dinero, ofrecía terminar la obray poner el carbón en este Departamento Marítimo, conducido porbuques de la Real Armada. Jovellanos deducía de todo esto que ese

08 En carta de Fernando Casado de Torres al Baylío Frey don An-tonio Valdés Bazán del 27 de noviembre de 1793 le comunicaba que habíacomenzado el transporte del carbón por el río Nalón, y que las chalanasmás grandes transportaban 200 quintales cada una. Por tanto, se ve quesu primitiva idea de llevar por chalana 400 quintales tuvo que ser reduci-da a la mitad.

09 Se llama sextaferia al día que tradicionalmente dedicaban loscampesinos asturianos al arreglo de los caminos vecinales. Era una insti-tución con mucho arraigo en Asturias; se dedicaban a este trabajo en to-dos los concejos el sexto día de la semana. En el «Reglamento de Sextafe-rias», dispuesto y aprobado por la Diputación Provincial, el año 1839, lodefine de la siguiente manera: «Reuniones periódicas y vecinales de cos-tumbre inmemorial y nunca interrumpida hasta el día: para preparar loscaminos públicos conservarlos en buen estado y construir de nuevo losque la conveniencia pública reclame». Tal prestación se practicó en mu-chos pueblos con el calificativo de «jornal gracioso». En algunas ocasio-nes, cuando no acudía personalmente el vecino a la prestación de su tra-bajo, se le autorizaba, en sustitución, a pagar un jornal o un jornalero. Elnombre de sextaferia, lo toma del sábado, día señalado para realizar esaprestación personal.

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mismo carbón puesto en Gijón costaría sólo 6.500.000 reales, por locual el Rey tendría que pagar 4.500.000 reales más de su valor. Porotra parte, también calculaba que la obra en realidad no costaría3.500.000 reales, sino 8.000.000 reales.

XX.8 ARREGLO DEL PUERTO DE SAN ESTEBAN DE PRAVIA

Además era necesario arreglar el puerto de San Esteban dePravia cortando la barra y eliminando las peñas que interceptabanen parte la entrada de la ría. Para eso pensaba en un ingeniero dela armada, don Josef Muller, que parecía ser tenía una nueva má-quina en El Ferrol, con lo cual se podrían eliminar todos aquellosobstáculos naturales.

XX.9 NUEVAS DISCUSIONES

Pero entre ellos no llegaban a un acuerdo; por eso Casado de-cía que no concebía, «cómo con tan buenas y patrióticas ideas», co-mo siempre tenía Jovellanos, había podido pensar en el monopoliodel comercio del carbón en favor de Gijón. Jovellanos le contesta ha-ciendo referencia a las «Memorias»10 que había escrito sobre el par-ticular, y de las cuales se deducía que no había pretendido en favorde ese puerto ninguna exclusiva, pues todas sus doctrinas eran de li-bertad; y que además, cuando él llegó, ya halló establecido en Gijónese comercio, y que para él había pedido las franquicias que necesi-taba y que eran justas. Que la naturaleza de las cosas habían dado aGijón esta preferencia, porque las minas de Ribadesella y Piloña eraninútiles por su profundidad, las de Avilés por su calidad, las de Le-

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10 Sobre este tema, Jovellanos escribe una multitud de informes,representaciones, cartas, a cual más interesante, y en donde nos describelas minas, los problemas de las mismas y nos facilita una serie de datos,así como las necesidades del puerto de Gijón y sus posibles ampliacionesy la imperiosa necesidad de construir un camino carbonero.

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na por su distancia, quedando sólo las de Langreo y Siero que no te-nían otra salida más cercana que el puerto de Gijón; y concluyó di-ciendo que no había pensado en la navegación de nuestros ríos, por-que proyecto tan quimérico, aun en boca de un ingeniero de tantocrédito como Casado hubiera sido objeto de mofa proponerlo por unparticular de otra carrera, como él era. Se desprende, por lo tanto, delo que llevamos dicho, que la conversación fue incisiva11, pero cadauno sostuvo sus ideas, y que las propondría a la superioridad.

En la tarde de aquel 30 de diciembre salieron a pasear en co-che, y Casado le propuso a Jovellanos que en su correspondenciaconfidencial escribiese a don Antonio Valdés indicándole que habíanhablado, y que Jovellanos estaba de acuerdo en sus ideas. Esto no legustó a Jovellanos, que le respondió indicándole que todo se lo en-viase a informe, y entonces examinaría si era oportuno aceptar susideas o no darles su conformidad. Tampoco esto fue del agrado deCasado, que calló de momento, y después dijo que todo aquello nolo propondría por oficio para que la Superioridad no creyese que es-taban ambos de acuerdo. Rápidamente Jovellanos le replicó que esomismo sucedería si él anticipase este aviso. De forma que la cosa que-dó en tablas y dispuestos a mantener cada cual sus puntos de vista.

Por otra parte, para la ejecución del proyecto de la navega-ción del río Nalón, Casado de Torres pensaba en un ingeniero reti-rado y gobernador de Rosas, llamado don Jerónimo Tavern (queluego tendrá importantísima participación en las obras del río Na-lón), y, como ya hemos visto, en don Josef Muller y en otro perso-naje llamado Muxa. Sin embargo Jovellanos le repitió insistente-mente que no le pusiese nada más que aquello que pudieseejecutar por sí mismo, pero esta idea no era aceptada por Casado.

XX.10 DISCUSIÓN SOBRE EL CAMINO CARBONERO

Pasaron a discutir sobre la longitud del camino carboneroque Casado consideraba mucho mayor que Jovellanos. Comenzó

11 Jovellanos dice en su Diario: «La conversación fue muy salpicada».

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Casado diciendo que en la medida efectuada de la longitud desdeLangreo hasta Gijón se habían equivocado, y que seguramente talequivocación era del orden de diez mil varas. Jovellanos le pre-gunta si lo había medido; Casado contesta que no, pero que lo ha-bía andado. «También yo», le replica Jovellanos, y que además,aunque no por él, lo había mandado medir por otros. Reconocíaque aquella medida no se había hecho con «podómetro» ni «con elrigor geométrico del arte», sino con «soga y por gentes del campo»,y que, por lo tanto, podría haber algún error en ella, pero nuncatanto como Casado decía. Explicaba Jovellanos que la medida da-ba como treinta y seis mil varas de Gijón al puente de Turiellos, locual hacía cuatro y media leguas carolinas (25 kilómetros); y quenadie echaba mayor distancia a aquel trayecto, pues todos los co-nocedores del terreno calculaban de cinco a cinco y media leguascomunes12, las cuales andaban siempre entre cinco y siete mil va-ras y que, por lo tanto, aceptando un término medio, haría unastreinta y tres mil varas13. Concluía Jovellanos diciendo que la me-dida de ese recorrido dada por él estaba por estos motivos másconforme con el sentir general que la que proponía Casado. No leagradó a Casado de Torres esto, pero no expresó en aquel momen-to su opinión.

XX.11 DESNIVEL DEL RÍO NALÓN SEGÚN CASADO DE TORRES

A continuación, le preguntó Jovellanos si había hallado eldesnivel del río Nalón, y le contestó que sí, y que el resultado erade cuatro pulgadas en cien varas; y que en los canales de Francia,donde apenas había corriente, se calculaba un desnivel de dos pul-

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12 La legua es una medida itineraria de 20.000 pies o 6.666 varas ydos tercias, equivalente a 5.572 metros y 7 decímetros. La legua más co-múnmente empleada en España era la denominada de veinte al grado yequivalía a 6.650 varas castellanas.

13 La vara castellana estaba dividida en 3 pies o 4 palmos y equi-valía a 835 milímetros y 9 décimas.

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gadas por cada doscientas Toesas14. Aquí Jovellanos, en sus Diarios,aparece como si quedase dubitativo; termina este párrafo con la si-guiente frase: «No quisiera que en esto me equivocase, mas tal creoque le oí».

XX.12 A MODO DE COMENTARIO

Con todo lo que hemos resumido, entresacado de los Diariosde Jovellanos, tenemos una clara idea de lo que fue aquella extra-ordinaria concepción de Fernando Casado de Torres, empeñado ensacar el carbón de piedra asturiano, principalmente por la ría dePravia. Ya indicamos anteriormente que se trataba de hombre em-prendedor y tenaz; por eso no se amilanó ante las dificultades y lu-chó esforzadamente con ellas. Llegó a establecer la navegación enel río Nalón, pero a la larga las grandes avenidas del río y los nomenores problemas de todo tipo que se fueron presentando, acabócon la «Empresa del río Nalón» como también se la llamó. Una vezmás Jovellanos con su clarividencia había perfectamente percibidoque el transporte de carbón había que hacerlo por la carretera deLangreo-Gijón, la tantas veces nombrada «Carretera Carbonera», yque, en cambio, el transporte por el río Nalón sería una empresacarísima y descabellada.

14 Antigua medida francesa de longitud, equivalente a 1.949 metros.

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CAPÍTULO XXICAPÍTULO XXI

Las obras de canalizacióndel río Nalón

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XXI.1 DIFICULTADES PARA COMENZAR LAS OBRAS

En un principio se pensó que las obras de canalización delrío Nalón se iniciasen el primero de mayo de 1793, pero debido alas abundantes aguas que traía el río por la gran cantidad de nieveacumulada en las montañas durante el invierno, y que en aquellaépoca estaban en el deshielo, así como también por el temporal delluvias reinante en aquella primavera, no pudo ser. Había que es-perar a que mejorasen las condiciones hidrográficas de la región.Sin embargo, como había impaciencia en comenzar, nuevamente seprueba el día diez de junio, y también hubo que suspender de nue-vo, porque los operarios no podían soportar la frialdad de lasaguas. Entre tanto, todos estos retrasos dan tiempo a que llegue aLangreo Fernando Casado de Torres para ponerse al frente de la di-rección de todas las obras de la «Empresa del río Nalón». Calcula-ba Casado que las obras del río Nalón tardarían en terminarse unoscuatro años.

XXI.2 CASADO DE TORRES PIDE UN RÁPIDO SUMINISTRODE PÓLVORA

En carta que dirige al Baylío Frey don Antonio Valdés y Ba-zán, Ministro de Marina (6 de junio de 1793), le indica que necesi-ta para las obras, doscientos quintales de pólvora al año, durantecada uno de los cuatro que durarán las obras; le indica que, hastael momento, solamente se han recibido 12 quintales, a cuenta delaño; y que, por lo tanto, necesita recibir rápidamente los 188 quin-tales restantes. Las estafetas de correos reales debían de funcionarmuy bien, pues con fecha 20 de julio, y desde El Ferrol, comunicadon Antonio Arce al Baylío Sr. Valdés que el envío de los 188 quin-tales se efectuará en dos remesas, una inmediatamente, y otra en elmes de agosto.

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XXI.3 COMIENZAN LAS OBRAS

Fernando Casado de Torres, anuncia en carta escrita en SanJulián de Tudela al Baylío Valdés Bazán, que después de inspeccio-nar los trabajos de las minas de Langreo y dispuesto lo más conve-niente para el mejor servicio de S. M., se ha encargado de la direc-ción de las Reales Obras del río Nalón «con el ardor y celo que yaes conocido por el Sr. Baylío, y que siempre despliega».

El tiempo fue favorable y los auxilios del Sr. Obispo, para ob-tener gente útil, tan oportunos que se pudo avanzar mucho en lasobras y ya comenzaban a navegar, sin tropiezo alguno, las chalanasdesde Sama a Tudela; esperaba, si el tiempo continuase bueno, po-der llegar a Udrión antes de concluir esta primera campaña. Si es-to lo conseguía, pensaba Casado hacer un esfuerzo aunque fueseen invierno para bajar por el río el carbón que necesitasen las fá-bricas de La Cavada en Santander. Con lo cual se conseguiría unahorro de más de la tercera parte en el coste del transporte y ade-más el beneficio de no desmenuzarse el carbón, como indicaba Ca-sado de Torres, sucedía en la conducción por tierra hasta Gijón.Calcula que todo esto producirá una economía de 50.000 pesos alaño, una vez establecido el uso del cok. Después indica que conti-nuará informando de todo cuanto ocurra en esta difícil y atrevidaempresa; pero afirma, a renglón seguido, «que todo saldrá muchomejor, de lo que se esperaba».

XXI.4 SE ORDENAN LOS PAGOS PARA HACER FRENTE ALAS OBRAS

Para poder llevar adelante todas estas obras se pide al Rey,además de la consignación para las fábricas de La Cavada y libra-miento extraordinario, tres millones de reales (uno para el año encurso (1793) y los otros dos para los siguientes años (1794 y 1795);se aumente, hasta ciento cincuenta mil reales al mes, la citada con-signación mensual que hasta este momento era de cien mil reales;y esto se haga a partir del primero de junio de aquel año. El Reyaceptó estas nuevas consignaciones y libramiento extraordinario,

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pero manifiesta que no es su intención la suspensión de las obrasdel río Nalón, sino que se continúen como hasta aquel momento, acosta de la consignación ordinaria de La Cavada que, como acaba-mos de ver ahora, se aumenta tan considerablemente. Que, por lotanto, ya no se pueden aceptar nuevos gravámenes del erario ni sepermiten nuevas consignaciones para tales Empresas1.

XXI.5 SE CONSIGUEN DOMINAR LOS TRES PELIGROSOS«RABIONES» DEL RÍO NALÓN

Se acometen las obras para cortar el peligroso «rabión»2 delPalomar, situado en el Concejo de la Ribera de Arriba, que, porhallarse en una garganta estrecha, formada por dos peñascos cor-tados a pique, entre los cuales se precipitaba el Nalón; «Cayendoen forma semejante, a las cataratas del río Danubio»3 constituíauno de los peores pasos del río, y una de las mayores dificultadesque existían para llevar a feliz término el plan trazado de hacernavegable el río. Para hacer esta operación se sumergieron feliz-mente, y sin la menor avería, tres conos4 o espigas cónicas y seprepararon los «estaqueados» de los estribos de esas espigas có-nicas, y –comunica Casado– que el embarengado lo estará paramediados del mes de octubre, «de forma que espera concluir es-ta atrevida obra para el primero de noviembre». «Están trabajan-

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1 11 de setiembre de 1793 –Orden que se pasa al Ministro de Ha-cienda.

2 Término que se emplea para designar la corriente de río en losparajes donde, por la estrechez o inclinación del cauce, se hace muy vio-lenta o impetuosa.

3 En su carta fechada el 2 de octubre de 1793 desde Palomar delNalón al Baylío Valdés Bazán.

4 No he podido saber cómo eran estos conos o espigas cónicas,que coloca Casado en el río. Supongo que serían tallados en grandes pie-dras, en forma cónica con lo cual al obstruir en parte el curso de las aguas,éstas tendrían que tomar un nivel más alto y su paso se haría más tran-quilo, y menos rápido e impetuoso.

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do casi dos mil hombres en aquel momento»; y aún quería Casa-do agregar otros quinientos para hacer con prontitud los terra-plenes y «encajonados». Espectáculo desconocido en aquellas fe-chas era ver aquel enorme enjambre de hombres, trabajandoafanosamente en las obras del río Nalón. Se pretendía adelantarlas fechas de terminación de aquellos acondicionamientos del le-cho fluvial para ver si era posible concluirlos entre el 19 y el 20 deaquel mes de octubre.

Otra de las grandes dificultades que presentaba el río era elrabión o catarata de Entrecuevas, más abajo de Olloniego. Se con-siguió vencerla mediante el empleo de barrenos de 8 y 12 pulgadascon siete pies de línea de menor resistencia, que se dieron, y delplano inclinado que se formó para llegar a cortarla.

El tercer obstáculo que se oponía a la navegación del río, queen un principio los facultativos consideraban insuperables, era elrabión de Barripies. Casado no hace ninguna explicación con res-pecto a él ni a cómo fue superado.

XXI.6 QUEDAN HABILITADAS CINCO LEGUAS PARA NAVEGAR

De esta forma quedó completamente habilitada la navega-ción del río Nalón en las cinco leguas que había desde Sama deLangreo hasta Cazes en la Ribera de Abajo; Casado de Torres con-sideraba que lo que faltaba por hacer, desde allí hasta el puerto deSan Esteban de Pravia (para que las chalanas carboneras navega-sen a la sirga con seguridad), era empresa fácil, y que cualquier in-geniero podría ejecutar las obras proyectadas, teniendo posibili-dades económicas y buen tiempo. Había delineado por sí mismola limpieza provisional de siete leguas del río para que por él pu-diesen bajar las chalanas; también había colocado las estacas y de-más utensilios que habían de servir para la obra. Lo mismo hizotambién Casado con los canales, dándoles la dirección tanto aunos como a otros que debían llevar en lo sucesivo la madre delrío; ya hemos visto cómo este hombre, tenaz e ingenioso, acome-tió el arreglo de los pasos inaccesibles, según el juicio de los quelos conocían.

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XXI.7 SE SUSPENDEN LAS OBRAS DEL RÍO NALÓN POR LALLEGADA DEL INVIERNO

En su carta del 9 de noviembre de 1793 anunciaba Casado deTorres que se suspendían las obras en ese mes hasta que pasase el in-vierno con sus avenidas en el río y temporales y poderlas iniciar denuevo en el próximo verano. Dice también: «que se marcha a la fá-brica de La Cavada y de allí pasará a plantear la máquina de sierrasde maderas con su bomba de inyección para La Carraca, en Cádiz (deacuerdo con el encargo que le había hecho el Baylío don Antonio Val-dés); también espera dejar al corriente el horno de carbonización yenseñado a hacer el «coak» para las fundiciones de Liérganes», indi-cando «que ya está rematada la caja del horno y, en todo este mes, loestarán las parrillas, puertas y ceniceros, de forma que a fines de di-ciembre próximo, creen que ya podrán principiar a carbonizar en él».

XXI.8 ENTUSIASMOS POR LOS COMIENZOS DE LA NAVEGACIÓNPOR EL RÍO NALÓN

El comienzo de la navegación por el río Nalón, por las pri-meras leguas preparadas, despertó el asombro y el entusiasmo detodos. El Sr. Obispo tuvo el gusto de navegar las cinco leguas, atra-vesando aquellos tres antiguos malos pasos («o deshechas cata-ratas», como dice en su carta Casado de Torres) en una chalana delas que habían de cargar diez toneladas o doscientos quintales decarbón. Pero los que verdaderamente quedaron admirados de laobra eran los hombres, que en los años anteriores habían bajadopor el río las maderas para el arsenal de El Ferrol, que decían:«Ahora ya tenemos las vidas aseguradas», señalando los lugaresanteriormente peligrosos y en donde se había ahogado algunos deellos. Además aseguraban: «bajaremos las maderas por la mitad deprecio, y en un día llegaremos desde Sama hasta Pravia», que, co-mo hemos dicho, serían unas doce leguas. Ante este acontecimien-to, fueron muchísimas las personas que visitaban las márgenes delrío para comprobar la marcha de las chalanas y como decía su pro-motor, «y así todos creyeron que la empresa no fue tan temeraria».

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XXI.9 COMIENZA LA NAVEGACIÓN DEL RÍO NALÓN

Al fin, después de tantos esfuerzos, las chalanas navegabandesde las minas de Langreo hasta San Esteban. Cuando las prime-ras chalanas cargadas de carbón llegaron a Pravia todo el pueblolas esperaba en las orillas, con gran alegría y hubo vítores y salvasde fusilería. La obra no estaba acabada, pero se utilizaba al máxi-mo las posibilidades que presentaba el río para hacer el transportedel carbón de piedra. Las obras provisionales que se hicieron en elrío Nalón para facilitar el paso de las chalanas pronto demostraronque no bastaban para el gran transporte que por el río se queríaefectuar. No se llegó a realizar la construcción del camino de sirgay tampoco se acometieron las obras definitivas. Este camino de sir-ga no podía hacerse, porque en bastantes lugares las peñas bajabandesde bastante altura en fuerte pendiente hasta el río. En algunostramos, que el terreno lo permitía, las chalanas se arrastraban des-de la orilla por tracción animal. Después de varios años, los De-partamentos Marítimos de España se tenían que seguir surtiendode carbón por el puerto de Gijón. Se establecieron unos modestosmuelles fluviales, a los cuales se bajaba el carbón desde las minasen carros, tirados por bueyes.

XXI.10 UN CURIOSO ESPECTÁCULO DEL RÍO NALÓN

Resultaba un curioso espectáculo el ambiente del río Nalóncon gran número de chalanas subiendo y bajando; con los hombresluchando contra la corriente para desembarrancarlas y hacerlasavanzar; con las cuadrillas reparando las canalizaciones. Era un in-cesante ir y venir de hombres y animales, transportando materia-les y elementos de reparación. La navegación de las chalanas, co-mo ya hemos indicado, se hacía con dificultad. De cada unadependían seis hombres, cinco sirgaban por la orilla y el sexto semantenía vigilante dentro de la chalana. En los rabiones de pasodifícil y más intensidad de corriente, los cinco hombres de la orillase metían dentro del río para tirar mejor de la embarcación. Así locomentaba Jovellanos:

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«Mañana nebulosa. Aparecen ocho chalanas subiendoel río; trato de bajar a verlas, se paran y dan tiempo. Se vanlas chalanas. A vestirme de prisa, al río, las alcanzo al fin dela vega, las veo pasar el rabión; paso el Barco de Forcinas ylas alcanzo en Beifar»5.

Aquellas chalanas tardaban tres días en bajar el río, a favorde la corriente, y quince en subirlo, como término medio; pero, enocasiones, cuando había dificultades, por exceso de lluvias, etc.,llegaban a tardar cinco días en bajarlo y veinte en subirlo. El traba-jo se efectuaba de sol a sol. En general no se pesaba el carbón; se re-gulaba por la cabida de las chalanas y según su carga. En las em-barcaciones más grandes no se llegaba a cargar 200 quintales. Laspequeñas cargaban cincuenta quintales. Continuamente había bri-gadas de veinte hombres reparando los puntos que indicaban loscabos de las chalanas, pero en algunos lugares se empleaban en lasreparaciones hasta 200 hombres, pues en cada crecida o avenidadel río se producían grandes desperfectos en las obras de canaliza-ción. Era una lucha continua, y además cuanto más tiempo pasaba,más claro se veía que la canalización no podía mejorarse. El mismoJovellanos se percata de ello. Así lo testifica en sus Diarios:

«Sábado, día 8 de julio de 1797. Tarde, paseo en la Vega.Las chalanas duermen hoy junto al pueblo. Los chalaneros adormir en Forcinas, Peñaullán y Quinzanes, a que pertenecen.Volverán por la mañana; su trabajo de sol a sol. Los hijos deltío Antonio se quedan a guardarlas. Conversación con ellos;que no se pesa, ni mide el carbón; que se regula por la cabidade las chalanas y según su carga; que aunque dicen que en lasgrandes vienen doscientos quintales, ninguna llega a ellos, ymenos las medianas; que los cabos traen papeleta y tornan re-cibo, que la vuelta nunca baja de doce días ni la venida detres; aquélla es más lenta algunas veces y entonces tarda quin-ce días y más, ésta cuatro o más; que desde el Barco de Udrión

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5 Diarios de Jovellanos, 3 de julio de 1797, edic. citada, tomo II, p. 359.

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arriba es más difícil y lenta que abajo; que el reparo del río escontinuo; que hay para él brigadas de veinte hombres que ha-cen el trabajo en los puntos que señalaban los cabos de laschalanas; que suelen emplearse en varios puntos más de dos-cientos hombres, pues toda llena altera estas obras y renuevala necesidad de reparo; que las grades (llenas) allanan el río;que hay algunas obras de firme y muy durables».

Es curioso que al día siguiente, domingo, nueve de julio, pa-seando Jovellanos con el Teniente don Juan María de Vega y Rato,éste dice: «que las chalanas suben en nueve días», y comenta Jove-llanos: «puede ser que suceda alguna vez, los chalaneros echanmás largo y lo saben mejor».

La empresa parecía cada vez más descabellada. La experien-cia comprobaba que la razón la tenía Jovellanos. Aquella obra no seacabaría nunca y resultaba antieconómica. Los muelles y murosduraron muy poco tiempo hasta San Esteban de Pravia, y se con-servaron durante algunos años hasta la Real Fábrica de Municio-nes Gruesas de Trubia, pero finalmente acabaron por desaparecertotalmente.

Una vez más Jovellanos, con su clarividencia, había perfecta-mente percibido que el transporte del carbón había que hacerlo porla carretera Gijón-Langreo, la «Carretera Carbonera», y que, en cam-bio, su conducción por el río Nalón era empresa ilógica y carísima.

XXI.11 PRIMEROS PROBLEMAS EN LA NAVEGACIÓN DELRÍO NALÓN

Fernando Casado de Torres va experimentando los contra-tiempos que, uno tras otro, se van presentando en su obra deltransporte del carbón de piedra por el río Nalón. Ahora apareceuno nuevo; y son los abusos y desórdenes que se han introducidoentre los chalaneros por no haber un Comandante con autoridadpara dirigir la Navegación. Era imposible que Jerónimo Tavern di-rigiese las obras hidráulicas del río y, a la vez, llevase la Coman-dancia de la navegación, cuya dificultad fue la causa de haberse ex-

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perimentado el último verano atrasos importantes en los viajes, yque, como consecuencia, el transporte del carbón haya resultadomucho más caro que el año anterior, durante el cual estaba en As-turias Casado de Torres. Al enterarse de todo esto, propone al Te-niente de Fragata don Sebastián Fernández para servir la citadaComandancia; por la experiencia que tiene, ya que este Oficial es-tá destinado a sus órdenes en Cádiz, ayudándole en la comisión deestablecimiento de sierras. Dice también que debe incorporarse aAsturias sin pérdida de tiempo y mantener continuamente contac-to con él para seguir todas las instrucciones que le vaya dando.Propone se le dé una gratificación de 60 reales de vellón diarios6.Le contestan de la superioridad, diciéndole que si es necesario otroOficial en Asturias para la navegación del río Nalón, sería conve-niente que estuviese a las órdenes de Tavern para evitar disputas ycontroversias hasta que Casado de Torres regrese allí. Rápidamen-te contesta Casado de Torres exponiendo:

«que sí ha propuesto poner un Comandante de la Na-vegación del Nalón, subordinado directamente a sus órde-nes, como lo está Tavern, en el ramo de obras hidráulicas quedirige, ha sido porque conoce y está íntimamente persuadidoque hay necesidad de ello, y porque, sin duda, resultaríanventajas considerables a la Real Hacienda. Que, aunque estádistante de Asturias, dejó de tal modo dispuestas las cosasque nada se hace, que él no sepa, y como además sigue dan-do todo el impulso a aquellos nuevos establecimientos de laMarina, y continúa calculando sobre datos positivos el siste-ma de orden y economía que debe hacerlos prosperar, le pa-recía que debía saber mejor que otro alguno lo que se necesi-taba en cada ramo. Por eso el de la Navegación del Nalóndebía de ser, según su sentir, totalmente separado y distintodel de las obras hidráulicas, y exige un Comandante activo einteligente en las faenas de la navegación de los ríos y quetenga toda la autoridad necesaria para que los chalaneros o

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6 Carta del 19 de febrero de 1795.

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marineros de agua dulce que tripulan las chalanas carbone-ras (las cuales ya eran en número de 50, y deberían llegar conel tiempo a 400) le obedezcan y le tuviesen la subordinacióndebida. Esto no podría verificarse siendo éste un subalternode Jerónimo Tavern, porque eludirían la subordinación conlas apelaciones y tramoyas, que ya había observado Casadode Torres varias veces en aquella gente chalanera, que esmuy mala y de genio caviloso».

Él considera que don Sebastián Fernández reúne excelentesdisposiciones y además le ha instruido mucho y pensaba acabar deinstruirle en estas cuestiones desconocidas en España; pero si nojuzgase la Superioridad a propósito esta persona, pueden enviarotro; pero él no lo conocía, no sabía en quien pudiera recaer mejorla elección, por los principios que éste ya posee; aunque tiene con-tra sí el ser de menor graduación; como a esto nunca le dio mayorimportancia, no tuvo reparo en proponerlo lisa y llanamente.

Reflexiona Casado de Torres

«que, debiéndose de bajar anualmente por el río Nalóndos millones de quintales de carbón de las Reales Minas deLangreo, es importante sostener en el mejor pie de economíay orden la navegación de las chalanas carboneras, pues delmenor abuso y desorden, se seguirían, beneficios, gastos ygravámenes considerables para la Real Hacienda. Con medioreal que sólo suba el transporte del quintal de carbón, ya seapor falta de método, ya sea por cualquier otra causa, saldríaperjudicado el Real Erario en más de un millón de reales alaño. De esta forma, aunque se dotase bien al Comandante dela Navegación del río Nalón de dos ayudantes y de los su-balternos necesarios para mantener el orden y la economíaen todos los puntos del trayecto, quedarían más de 800.000reales de beneficio en el caso que indica».

Reconoce, a continuación, que, por no haber podido atenderdebidamente este servicio Jerónimo Tavern, en la última campañaha salido cada quintal de carbón cargado dos reales de vellón más

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caro que lo calculado, y, por lo tanto, que se producirá una pérdi-da de cuatro o más millones si se siguiese en el abandono que loschalaneros tienen y no se cortasen los abusos y la holgazanería, quele avisan se ha introducido desde que pasó a Cádiz.

Vemos, por tanto, que las primeras cifras de los costos deltransporte por el río Nalón, que calculó Casado de Torres, se habíaincrementado de una manera considerable y que además necesita-ba de un importante número de personas para mantener el ordeny la disciplina en las 12 o 14 leguas del trayecto del río por tan di-versos motivos, como a lo largo de estas páginas van apareciendo.Además, como hombre experimentado en andar por las riberas delNalón, para arriba y para abajo, sabe lo que necesita un hombremoderado para pagar las posadas y demás gastos cotidianos quese producen. «El que manda a los chalaneros, si sigue como debela marcha de las flotillas carboneras, tiene muchos gastos; por esole parece que la gratificación de 60 reales de vellón diarios, para elque tenga esta misión ya sea subalterno u oficial de graduación, esbastante moderada; y si no fuese porque se estaba en tiempos y cir-cunstancias tan críticas, hubiera propuesto que se le señalase 80reales de vellón, porque realmente se necesitaban en ese destino».

Apoyaba esta opinión en que teniendo el Comandante de laNavegación del Nalón que comer en una posada, cenar en otra ysiempre bajando y subiendo por el río, tendría que hacer gastosconsiderables; y que si no tiene suficiente con lo que el Rey le da,sería preciso o que lo gastase de lo suyo, lo cual es injusto, o querobase o estafase, «lo que es muy criminal»7, o también que, si hade hacer, por ejemplo, cuatro viajes por mes desde las minas alPuerto de San Esteban de Pravia, no haga más que dos o tres. Afir-ma a continuación que esto «es perjudicial a la Real Hacienda enmuchos miles de reales, porque anden poco o anden mucho, laschalanas carboneras, el jornal o salario de los chalaneros corresiempre igual, y los demás gastos son también constantes»; y siguediciendo:

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7 Carta de Fernando Casado de Torres al Baylío don Antonio Val-dés del día 12 de marzo de 1795.

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«Si estas cosas se pudiesen prever todas, sin duda hu-biera V. E. aprobado la propuesta que hice en 1793 de darveinte reales de vellón diarios, tanto al Capataz como alGuardián que pasaron destinados a Asturias desde El Ferrol,y sirven de Cabos de Brigada de los chalaneros, porque porhaberles señalado cuatro reales, o cosa así, ha experimentadomuchos atrasos el Real Servicio, y pérdidas considerables laReal Hacienda. Aquellos infelices no tienen lo suficiente pa-ra comer, y como esto es preciso en los que trabajan, tienenque ser los compañeros y no los jefes de los chalaneros, «acosta de la necesidad que tienen de aprovecharse de las ‘fa-bes’ y del ‘tocín’ que a éstos les sobra.

«Un cura párroco, hombre de probidad, a quien tengoencargado me comunique lo que pasa por allí me lo ha es-crito; y yo me creo obligado a participarlo a V. E. no para quese castigue un exceso que tiene quasi legítima disculpa, sinopara que no crea el Rey que el dar 4 reales de vellón al quegana y merece 20 es una economía y un ahorro; es, al con-trario, autorizar al hombre que no tiene una entereza gran-de y moral severa a ser infiel, o a perder el amor y celo a suReal Servicio.

Termina su interesantísima carta diciendo:

«En fin que V. E. hará lo que hallare más conveniente,pero yo no puedo menos de exponer con el debido respetoque si no se siguiese mi plan en aquellos establecimientos deAsturias no deberá hacérseme cargo de los desórdenes quesobrevengan en ellos, ni tampoco, si en esta campaña próxi-ma y en las venideras saliese el transporte del carbón sobre-cargado en 5 ó 6 reales de vellón por quintal».

Aparece muy preocupado el Ingeniero Director de los Esta-blecimientos del río Nalón; las cosas, hace la impresión, de que vande mal en peor; aquellos hombres que pedía el Capitán General deEl Ferrol que fueran «duros, rayanos en la ferocidad», como acaba-mos de ver, por el motivo que fuese no resultaron, y ahora solicita

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un Comandante y una serie de auxiliares para supervisar la laborque tenían que hacer aquéllos. Además las cifras a que va a resul-tar el transporte del carbón empiezan a ser impresionantes8.

Como consecuencia de esta carta que acabamos de transcri-bir, S. M. decide que el Alférez Fernández pase al servicio que le se-ñala Casado de Torres; pero, como es de mucha menor graduacióny mando que Tavern, su gratificación será de 40 reales de vellóndiarios; y que se marquen y delimiten perfectamente las misionesque tienen que realizar cada uno de ellos para que no entren en dis-cusiones que siempre redundarían en perjuicio del servicio.

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8 Aquí no podemos por menos de quedar altamente sorprendi-dos ante las manifestaciones tan dispares que viene realizando el Inge-niero Director don Fernando Casado de Torres, pues en su carta al Baylíodon Antonio Valdés, del 27 de noviembre de 1793, nos dice que: «esperano llegue a un real de vellón el transporte del quintal de carbón desde lasMinas de Langreo hasta el Depósito General de Omediello en la ría dePravia»; y en esta nueva carta, del 12 de marzo de 1795, dice que puedellegar a costar entre 5 o 6 reales de vellón. Ya en su carta anterior del 19de febrero de 1795 anunciaba que en la última campaña el quintal de car-bón de piedra, puesto en la ría de Pravia, había resultado dos reales máscaro de lo calculado. Lo que queda completamente claro es que, por lascircunstancias que fuesen, no se conseguía controlar los costos del trans-porte del carbón de piedra en las chalanas, ni los demás gastos que se pro-ducían en aquellos establecimientos.

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Quinta parQuinta partete

LA CARRETERA CARBONERA

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CAPÍTULO XXIICAPÍTULO XXII

La Carretera Carbonera

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XXII.1 PROYECTO DE LA CARRETERA CARBONERA

Aprovechándose de la estancia en Asturias del insigne Jove-llanos y habiéndose producido varias reclamaciones de comercian-tes de Gijón, como consecuencia de las trabas que les ponían a laexportación y envío por mar, del carbón de piedra que habían des-cubierto y beneficiado a su costa el ministro Baylío Valdés, dispu-so que Jovellanos reconociera las minas y dictara las medidas másoportunas para su explotación. Después de muchos viajes y largasinvestigaciones, redactó y sometió a la aprobación superior su fa-moso informe– al que ya se hizo alusión en capítulos anteriores– enel que entre otras cosas proponía la construcción de una carreteradesde la cuenca de Langreo a Gijón.

Aquella sería la Carretera Carbonera, y sobre el proyecto dela misma hizo todas las precisiones necesarias, indicando los luga-res más accesibles para su paso las distancias que existían entre losdiferentes puntos de tránsito, la longitud total de la ruta, el costode la misma y haciendo todas las observaciones convenientes parasu buena ejecución y mejor utilización. Con ella se daría una fácilsalida a los carbones asturianos por el Puerto de Gijón.

Vino entretanto a Asturias el ingeniero de marina, Casado deTorres, en comisión para auxiliar a Jovellanos, y, durante una au-sencia de éste, propuso al gobierno hacer navegable el río Nalónpara transportar el carbón por él, por medio de barcas y chalanas;a pesar de todas las discusiones que sostuvieron entre ellos, puesJovellanos veía claramente que la solución del transporte del car-bón no estaba en el río Nalón, sino en la carretera carbonera, se hi-cieron las obras. Éstas resultaron de un coste mucho más elevadodel previsto y, por otra parte, la obra emprendida se presentó máslarga e incierta de lo que pensaba Casado. De todo ello se dio cuen-ta en los capítulos anteriores. Aunque llegó a transportarse carbónpor el río, las dificultades demostraron que la obra era descabella-da y antieconómica. Todas las obras realizadas en el río fueron de-sapareciendo poco a poco, hasta no quedar al cabo de pocos años,absolutamente nada. Pues bien, a pesar de todos sus esfuerzos, tra-

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bajos y estudios, Jovellanos no llegó a poder ver realizada su fa-mosa Carretera Carbonera.

El camino, por el que tanto clamó Jovellanos, se construyó cin-cuenta y un años más tarde. En cuanto quedó terminado, se demos-traron las excelentes ventajas que tenía para transportar el carbón yabaratar su precio. Es seguro que si se hubiese hecho cuando lo pro-yectaba Jovellanos, el desarrollo minero, industrial y comercial deAsturias, se habría adelantado considerablemente. Fue construidopor Alejandro Aguado, Marqués de las Marismas del Guadalquivir.

XXII.2 FASES DEL TRANSPORTE DEL CARBÓN

El transporte del carbón de Langreo, como es natural, fue de-senvolviéndose al paso del tiempo por diferentes fases, desde lasmás rudimentarias hasta las que la investigación y la ciencia fue-ron poniendo al servicio de la industria y la minería. Estas fases po-dríamos considerarlas constituidas por cuatro períodos, muy dife-renciados entre sí, que son los siguientes:

1. Conducción del carbón desde las minas a hombros depersonas o por caballerías o por carros de bueyes.

2. Transporte del carbón por medio de chalanas a lo largodel río Nalón a Trubia y a San Esteban de Pravia.

3. El tráfico carbonero, a partir de 1841, se efectúa en su ma-yor parte, con destino al puerto de Gijón, por la reciénconstruida carretera llamada «Carbonera».

4. Con la inauguración del Ferrocarril de Langreo, en 1852,todo el carbón es transportado por él y desaparecen todoslos medios de conducción empleados anteriormente.

Conviene resaltar que las fases 3 y 4, que fueron las definitivas,pudieron realizarse única y exclusivamente por la existencia del puer-to de Gijón. En la primera fase, la mayor parte del carbón transporta-do venía también a Gijón y el resto comenzaba a llevarse a Trubia. Encambio, en la segunda fase, una parte considerable del carbón extraí-do se dirigía a Trubia y San Esteban de Pravia. Pero la navegación del

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río Nalón, proyectada y realizada por el ingeniero Fernando Casadode Torres, como ya anteriormente hemos indicado, aunque estabaideada con los mejores deseos, no tuvo en cuenta el gran desnivelexistente, la velocidad de la corriente y las cantidades de piedras ymaderas que arrastraba en las grandes crecidas. Todo esto hizo quelas importantes obras realizadas fueran rápidamente destrozadas,porque no fueron capaces de resistir a las embestidas del río. Comoconsecuencia se gastaron catorce millones de reales sin ninguna utili-dad. Por otra parte, como resultado de esta famosa navegación, eraque cada quintal de carbón de piedra puesto en San Esteban de Pra-via costaba a Su Majestad, más de doce reales, siendo en cambio elcosto del transporte a Gijón en carros y caballerías, entre 3 y 4 reales.

XXII.3 FORMA DE EFECTUAR EL ARRANQUE Y TRANSPORTEDEL CARBÓN

El carbón, extraído de las minas a golpe de picos, se sacaba alexterior en cestos para cargar los carros que esperaban en la boca-mina. La carga del carro se calculaba a ojo, de acuerdo minero y ca-rretero, y se solía cobrar un cuarto por arroba. Generalmente se ve-nía a cobrar cuatro reales por la carrada de dos bueyes y seis realespor la de cuatro animales. A pesar de lo incómodo, poco práctico ydeficiente de estos transportes, su volumen llegó a ser relativamen-te elevado, pues por los datos que hemos podido recoger, se dedu-ce que llegarían al puerto unas 80 u 85 toneladas diarias. Sin em-bargo, tenemos que tener en cuenta que en gran parte del año sereduciría bastante esta cifra, debido al mal tiempo que impediría enmuchos días casi totalmente el movimiento de carbones, y así se cal-culaba que el carbón llevado por estos procedimientos de Langreoa Gijón no excedería de las 17.000 toneladas métricas al año.

XXII.4 JOVELLANOS Y LA CARRETERA CARBONERA

A continuación transcribimos varios documentos muy inte-resantes de las exposiciones, apuntes, cálculos, etc., que presentó

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Jovellanos para informar sobre la conveniencia de la Carretera Car-bonera.

XXII.4.1 Borrador de la exposición al Rey sobre construcción de uncamino carbonero a Langreo, 1791

«Señor:La necesidad de construir un camino firme, breve y ac-

cesible a toda especie de carruajes para conducir el carbón depiedra desde las minas al puerto de extracción más próximo,queda indicada y demostrada en mi Informe nº 4 y por él ve-rá V. M. la influencia que este auxilio puede tener en el pre-cio de los portes y, por consiguiente, en el comercio interior yexterior de este fruto, y cuán pequeño debe parecer el sacri-ficio de su costo a vista de la utilidad que promete. Mas, porfortuna, esta utilidad no se reduce tan sólo al tráfico del car-bón, sino que se extenderá al de la avellana y al de otros pre-ciosos frutos que desde los Concejos de Laviana y Langreoasí como Siero, Bimenes, Nava y otros adyacentes bajananualmente a este puerto en grandes cantidades para expor-tar a Inglaterra y Holanda. Por otra parte, unido este caminoal de La Pola en El Rebollar, como V. M. verá en la descrip-ción de su rumbo que incluiré aquí, y estando abierto ya unbuen camino desde aquella villa a la ciudad de Oviedo, elcarbón de los concejos nombrados proveerá también la capi-tal y sus inmediaciones a precios económicos. Con este cami-no se debe asimismo reunir otros dos igualmente importan-tes, a saber: el que se está construyendo bajo las órdenes delsuperintendente general de Caminos, desde Villaviciosa a laPola y el que se trata de construir bajo las del Consejo Realdesde Oviedo a Avilés. De forma que por medio del que aho-ra propongo tendrán las minas más ricas de Asturias comu-nicación directa con la capital y con tres de sus puertos másfrecuentados.

«Otro ramo de comercio activo promete también un ca-mino de considerable importancia en la exportación de la cal.

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Asturias, que en el día provee de este abasto a gran parte dela costa de Galicia y de Cantabria, ¿qué extracciones no po-drá hacer cuando aplique el carbón de piedra a la cochura dela cal?

«Una experiencia ya generalmente reconocida de losconcejos de Langreo y Siero ha demostrado que el ahorro queproporciona el empleo del carbón fósil en los caleros, respec-to de la leña o rozo, es de tres cuartas partes del gasto, cuan-do los caleros están próximos a las minas; y aunque esta ven-taja disminuirá en razón de lo que se alejen de ellas, por elsobreprecio de los portes, quizá se verificará una grande eco-nomía en este uso, porque uno de los efectos del camino, sipuede decirse así, es acercar las minas a los puntos de ex-tracción y consumo.

«Construido el camino propuesto, las fábricas de car-bón se establecerán preferentemente en los términos de Fanoy Quintana, por donde pasará a una legua y media de esta vi-lla. La abundancia y excelencia de la piedra caliar que hay enellos dará a sus territorios una preferencia tanto más segura,cuanto que va fundada no en ventajas accidentales, sino en lanaturaleza misma.

«Pero el beneficio será natural. La cal es ya un fruto deestado necesario en muchos concejos de Asturias para elabono de las tierras. El cultivo se ha extendido y divididotanto en él, que los abonos naturales y artificiales no alcanzana la mitad de los que se desean y necesitan. En este apuro, seha acudido al uso de la cal, que la naturaleza arenosa de lastierras y la humedad y frescura del clima hacen singular-mente a propósito para el abono. ¡Qué bienes, pues, no pro-ducirá a la agricultura el empleo del carbón de piedra en lacochura de sus caleros, con ahorro de una mitad de tiempo ytrabajo! Sólo quien ve de cerca el afán que cuesta hacerla conrozo, los riesgos que corre y el tiempo que consume puedecalcular esta ventaja.

«Fuera de esto, la misma extensión del cultivo, que au-mentó las exigencias del abono rompiendo las tierras bravas,ha disminuido el rozo, que sirve no sólo para borronar las he-

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redades, llenar las estradas, y hacer los abonos artificiales, si-no también para mantener el ganado, que se apacienta de ár-goma mayada o cortada gran parte del invierno; y como, porotra parte, la multiplicación de los caleros ha concurrido tam-bién a la disminución del rozo, el uso del carbón en la co-chura de ellos, vendrá a ser no ya útil, sino del todo necesa-rio para la agricultura.

«En fin, Señor, como en los territorios que debe recorrereste camino ha depositado la naturaleza materiales aptos parael empleo de varias artes que necesitan de carbón, por ejemplolos barros y gredas para los tejares, hornos de ladrillo, fábricasde ollería y loza ordinaria, no dudo en asegurar a V. M. que lasventajas de este camino son tan grandes como notorias.

«Para lograrlas se ha proyectado el principio del cami-no en el puente de Turiellos, situado dentro del valle de Lan-greo y al pie de los montes que cierran una muchedumbre deminas abundantísimas y de excelente calidad, puestas actual-mente en cultivo, y su curso dirigido con respecto a la breve-dad y comodidad del tránsito, ya naturalmente visitando lasfaldas adonde deben bajar los carbones de aquel Concejo,quedando las comunicaciones con las minas a cargo de losmismos interesados, que las abren con gran facilidad, porquecomo los carros suben de vacío y sólo traen carga bajando, laaspereza de los sitios no constituye el mayor obstáculo.

«Desde que el camino gana la altura del Monte del Car-bayín, empezará a recibir los carbones de las minas del con-cejo de Siero, situadas a la larga de este monte, y que no ce-de en número, en abundancia, ni en buena calidad, a las deLangreo.

«Cuando llegue el camino al Rebollar, recibirá allí porla derecha todo el carbón de las minas de Lieres, una de lascuales sobrepuja en riqueza a todas cuantas se conocen enAsturias. Distan de este sitio como tres cuartos de legua decamino llano y firme; y como en el dicho lugar se halla el ca-mino de La Pola, que va por la izquierda, éste será el puntode reunión de los tres Concejos, así para el abasto de la capi-tal como para el de esta villa y puerto.

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«Siguiendo por Fano y Quintana, el carbón de Lieres ySiero, que sólo habrá andado dos leguas, casi hasta allí, po-drá tener un precio tan cómodo que la cal cocida con él baja-rá, por lo menos una mitad de lo que vale…

«Últimamente, Señor, los portes que ahora hacen, porlo menos de cinco leguas y media a seis de Lieres y Siero, yde seis y media a cuatro, desde los primeros puntos, y cuatroy media, desde los segundos; y el precio de conducción, asípor éstos, como por la mayor facilidad que proporcionará lasolidez y comodidad del camino, deberá bajar cerca de unamitad. De forma que, costando ahora los portes del carbónde seis a siete cuartos en arroba hasta el puerto, es de esperarque bajen a cuatro cuartos o medio real, por lo menos, y queel quintal de carbón, añadidos los cuatro maravedís en arro-ba por el precio de saca y supuesta la franquicia que tengopropuesta sólo cueste aquí dos reales y medio, precio con queno puede competir en el día ningún carbón del mundo.

«Por esto, Señor, no puedo dejar de repetir aquí la ne-cesidad de franquear el carbón de todo género de impuestos,como propongo en mi Informe.

«El Erario puede perder muy poco en ello por el cortovalor de la materia, la cual debe toda su estimación a la gran-de extensión que puede admitir su consumo. Pero como estaextensión no puede verificarse sino al favor de la baraturadel género, cualquiera gravamen será un obstáculo insupera-ble a ella. El bien público clama por esta gracia, y yo no pue-do dejar de recomendar a V. M. con el mayor encarecimientola necesidad de concederla.

«El costo de este camino podrá, tal vez, ser de un millónde reales. A construirse con toda la solidez que sería de dese-ar, yo propondría a V. M. una doble suma, porque conozcoque en un país como este de suelo flojo y deleznable, dondellueve en todos los meses del año y con gran abundancia des-de el principio del otoño al fin de la primavera, son muy po-co durables los caminos que no se construyen de planta y conbuen cimiento. Pero la dificultad de hallar fondos para tantosobjetos me ha hecho reducir a la suma indicada.

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«Sin embargo, considerando por una parte la dificultadde reunir tan grande capital, y por otra, que se puede ocurrira la presente necesidad construyendo el camino de planta enaquellos sitios más ásperos y flojos y reparando los demáscon buena economía, juzgo que podría bastar un millón dereales, poco más o menos.

«Los arbitrios para reunir este fondo y el método que de-be llevar en su inversión, así como cuanto es relativo a la ejecu-ción completa de esta obra, van propuestos separadamente en elpapel número. Una providencia juzgo del todo indispensable enfavor de la buena economía, y es que siendo preciso para dar alcamino una buena dirección competente tomar algunas tierrasde particulares, se digne V. M. mandar que, en lugar de recom-pensar a los dueños con dinero, lo que sería muy dispendioso,se les compensase con terrenos comunes de las inmediaciones,adjudicando a cada uno, a juicio de peritos, lo que bastase a in-demnizarle competentemente por el valor de su propiedad. En-tonces ganaría el público por el aumento de cultivo y ganaríantambién los particulares, porque así este medio permitiría quelas recompensas se hagan con mayor generosidad.

«V. M. en vista de todo, se dignará resolver lo que juz-gare más conveniente».

XXII.4.2 Nuevos apuntes de Jovellanos. Apuntes varios sobreLangreo y Gijon (1791-1793). Idea para una carreteradesde Gijón a Langreo para conducir el carbón de piedra

«Saliendo de Langreo se entra en Arenas, que es hijuelade Valdesoto, y sigue a la iglesia matriz, de donde corre alpuente de Vergueres, ya en la parroquia de Pola de Siero, a cu-ya capital continúa la línea; y de aquí, por las Carnicerías, sigueal sitio del Asomo, que es ya término de San Martín de Vega dePoxa, Y desde aquí va a los Campos de Ribota, en su dicha pa-rroquia y se baja a la Collada de Abajo por su parte de Medio-día. Desde La Collada pasa al lugar de Quintana, de la parro-quia de Santa Eulalia de Baldornón, y de ella a la confinante de

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LÁMINA 29

LOS CAMINOS CARBONEROS DE LANGREO A GIJÓN

INFORME DE DIRECCIÓN Y DIMENSIONES

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Fano, de Oriente a Poniente, siguiendo de Fano a Linares, de laparroquia de Caldones; luego a la Vega y de ésta a la de Gran-da, para pasar entre Castiello y Ceares y venir a La Guía o a SanNicolás, y por el Arenal a la Nueva Puerta del Real».

XXII.4.3 Distancias de esta carretera

Leguas

De la Comba y Candanal, minasprincipales de Langreo y Arenas, hastala Iglesia de Valdesoto ................................. 3/4

De dicha iglesia a la villa de La Pola,en donde se halla ya el Puente deVergueres, de tres ojos, muy firme ybien construido ........................................... 1/2

De la Pola a los Campos de Ribota ......... 3/4

De dichos Campos a Quintana ................ 1/2

De Quintana a Vega ................................... 1/4

De Vega a Gijón .......................................... 3/4

Total .............................................................. 5 1/2 (sic)

«Cálculo de los carros y caballerías existentes en losconcejos de Gijón, Siero y Langreo, con separación de los des-tinados al transporte de los carbones que se embarcan en elpuerto del dicho Gijón y número de quintales que podránconducir en cada año.

Concejo de Gijón .................................. 1.300 carrosConcejo de Siero ................................... 1.800 “ Concejo de Langreo ............................. 800 “Concejo de Siero ................................... 150 caballeríasConcejo de Langreo ............................. 250 “

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«De manera que en dichos tres concejos se pueden con-tar 3.900 carros y 400 caballerías, las cuales se ocupan todasen dichos transportes; pero no así los carros, pues en el con-cejo de Gijón se podrán rebajar ochocientos, que nunca hanacarreado carbón; en Siero, trescientos, y en Langreo, qui-nientos; con que quedan, carros en uso de acarretar este fósil:dos mil trescientos.

«De estos carros, exceptuando el tiempo de cosecha,hay algunos que hacen dos viajes a la semana, y son por loregular los que están más inmediatos a las minas, por laproporción que tienen sus dueños de saber cuándo hay car-bón sacado y cuándo lo pagan a un precio regular los asen-tistas, pues los más distantes suelen contenerse por el rece-lo de no hallar carga o de que el asentista se aproveche desu necesidad de vender para pagar el carbón a un preciomuy bajo, como por lo regular acontece siempre que losasentistas tienen provisión bastante para cargar dos o tresnavíos si se les piden. Pero a la hora que hubiera seguridadde hallar siempre carbones que cargar y precio fijo paravender, se dedicarían todos los dos mil trescientos carros aportearlos sin intermisión, y lo mismo las cuatrocientas ca-ballerías, en cuyo supuesto vamos a calcular muy modera-damente el número de quintales que los carros y caballerí-as que están en uso de conducir carbón al puerto de Gijónpueden llevar a él en cada un año, para lo que suponemos,rebajando tiempo e cosecha y todas las demás labores de unaldeano en estos concejos, que podrá conducir una carradacada quince días, que constará de ocho quintales castellanosy las caballerías hacer dos viajes cada semana llevandoocho arroba cada una.

Carros en uso ...................................... 2.300

Deben portear con una carrada de 8quintales castellanos cada 15 días ... 270.400 quintales

Caballerías en uso .............................. 400 “

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Deben portear con dos viajes en cadasemana a dos quintales castellanoscada uno .............................................. 81.600 quintales

Total de quintales que reguladosmoderadamente pueden conduciren cada un año al puerto de Gijón,los carros y caballerías que estánen uso ................................................... 352.000 “

«NOTA. Si se franquease el camino llevaría cada carrode los que están en uso, diez quintales castellanos y aun más,y cada caballería dos y medio, y a más de esto, los carros ycaballerías de los concejos que ahora no acarretan, lo harían situvieren seguridad de transportes, y los particulares estable-cerían carreteras al uso de Soria, e introducidos por estemedio los carros de cubo, subiría el número de quintalestransportados en carros, un tercio más. Y sobre todo, abiertaslas minas de Olloniego, que se van a poner en cultivo, condu-cirán al mismo puerto los concejos de Oviedo, Llanera y eldicho de Olloniego la mitad de lo que pueden conducir lostres que van calculados, y de todo se puede concluir, que a losdos años de abierto el camino, habrá facilidad de transporte aGijón, de millón a millón y medio de quintales anualmente».

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Sexta parSexta partete

EL REAL INSTITUTO

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CAPÍTULO XXIIICAPÍTULO XXIII

La creación del Real Institutode Náutica y Mineralogía

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LÁMINA 30

La primitiva sede del Real Instituto Asturiano, en fotografía de principios de este siglo.A la derecha se ve una parte de la casa de los Jovellanos.

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XXIII.1 PROYECTO DE CREACIÓN DEL REAL INSTITUTOASTURIANO

En su famoso discurso del 6 de mayo de 1782, que pronun-ció Jovellanos en la Real Sociedad de Amigos del País de Oviedo,anunció su idea de crear el Real Instituto Asturiano para dar al pa-ís diestros pilotos y hábiles mineros, mejorar en general la educa-ción pública, instruyendo a la juventud en todas las clases de cien-cias útiles. También tenía como objetivo la preparación dehombres, que pudiesen ponerse al frente de los negocios y explo-taciones del carbón de piedra, que estaban comenzando en Astu-rias. Como ideas fundamentales sobre la creación de este Instituto,decía Jovellanos lo siguiente:

«Todos los Institutos literarios se proponen enseñar laverdad, como término de su enseñanza y la verdad cualquie-ra que ella sea, siempre concurre a cultivar la razón y a per-feccionar la especie humana. Sin embargo, la clase de instruc-ción que cada Instituto se propone debe establecer entre ellasotros puntos. No sólo ha preferido muchas veces lo aparente alo sólido, lo agradable a lo útil, y lo menos a lo más provecho-so, sino que tal vez se ha ido tras de las opiniones estériles conun afán, con un empeño de que sólo podían ser dignas lasverdades útiles. Así como en los siglos pasados, las ciencias in-telectuales tuvieron casi una exclusiva protección, y como suobjeto es tan sublime, su doctrina es más recóndita y su cono-cimiento menos comunicable; su influencia no podía descen-der a aquellas profesiones y objetos ordinarios de la vida civil,que, por más que parezcan llanos y humildes, constituyen elsólido poder de los Estados y la felicidad de sus miembros. Esnecesario que haya estos estudios, pues la prosperidad de lospueblos los necesita. Prescindiendo pues de los vicios quepueden degradar tan sublimes ciencias. ¿Qué sería de una na-ción que en vez de geómetras, astrónomos, arquitectos y mi-neralogistas, no tuviesen sino teólogos y jurisconsultos?».

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La creación del Instituto fue propuesta por Jovellanos al ReyCarlos IV, primero en 1789 y después en 1791. En el año 1792, sefundaba el Real Instituto Asturiano con tres Cátedras básicas deMatemáticas, Náutica y Mineralogía, comprendiendo esta últimala Física y Química, y era dotado de laboratorio químico, colecciónde instrumentos y máquinas, biblioteca de Ciencias Exactas y Na-turales, gabinete mineralógico, etc., pero la inauguración con elcomienzo de las clases no pudo hacerse hasta el 7 de enero de1794.

XXIII.2 DIFICULTADES QUE SE FUERON PRESENTANDO

Como sucede siempre en toda empresa humana, se presen-taron muy diversas dificultades, antes de conseguir el objetivo. Fuenatural que al enterarse de esta idea y de la petición formulada porJovellanos al Rey, Oviedo solicitó que dicho Real Instituto tuviesepor sede aquella ciudad, porque además Jovellanos pedía que delos 500.000 reales de rentas, que tenía el Hospicio de Oviedo, 50.000reales pasasen a ser la dotación del Real Instituto de Gijón. Todo es-to levantó aguda polémica y suscitó una serie de solicitudes y pe-ticiones que fueron enviadas al Rey por:

1° «El Rector y Claustro de la Real Universidad Litera-ria de Oviedo.

2° La Ciudad de Oviedo.3° La Diputación del Principado de Asturias1».

1 Hubo varias «representaciones», suscritas por miembros de dis-tintas entidades ovetenses para que Gijón no fuera la sede del proyectadoInstituto.

Representación del Rector y Claustro de profesores de la Uni-versidad Literaria de Oviedo, suplicando no se instale en Gijón la Escue-la de Matemáticas de Náutica y Minas, sino en Oviedo. Fechada en Ovie-do el 19 de diciembre de 1792 y firmada por don Manuel AntonioGonzález Rodríguez Granda y don Antonio Francisco de Prado entreotros, por acuerdo del Claustro.

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Representación que se reiteró después, con una representa-ción conjunta de la Universidad, la Diputación y la Ciudad deOviedo, en la cual vuelven de nuevo a pedir a S. M. que la ya fa-mosa Escuela o Instituto, se instale en Oviedo2.

XXIII.3 CARTA DE JOVELLANOS AL BAYLÍO DON ANTONIOVALDÉS

Jovellanos escribe al Baylío notificándole los acuerdos delAyuntamiento de Oviedo y dándole nota detallada de todo; dice así:

«Excmo. Señor. Luego que se publicó en Oviedo la RealOrden de S. M. que Vuestra Excelencia se sirvió comunicar-me con fecha 12 del pasado mes de diciembre, conocí que elestablecimiento de la Escuela de Náutica y Física había exci-tado los celos de algunos cuerpos y personas de Oviedo sólopor haberse concedido a Gijón. En efecto, a poco de haber lle-gado a ésta la Real Orden, el Ayuntamiento de la Ciudad for-

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Representación de la Ciudad de Oviedo, suplicando lo mismo.Fechada en Oviedo el 9 de enero de 1793 y firmada por sus comisariosdon Francisco Arias de Velasco y Josef García Argüelles.

Representación de la Diputación del Principado de Asturias, so-licitando lo mismo, fechada en Madrid, el 18 de febrero de 1793 y firma-da, como apoderado y comisionado del Principado en la Corte, don San-tiago Fernández de la Reguera.

2 Representación del Principado de Asturias, de la Ciudad deOviedo y de su Universidad. Fechada en Madrid el 20 de febrero de 1793y firmada por:

Como Apoderado y Comisionado en la Corte del Principado:Santiago Fernández de la Reguera.

Como Comisionado por la Ciudad de Oviedo: Francisco Heviay Noriega.

Como Comisario de la Universidad de Oviedo. Manuel de Torres.(Archivo-Museo de Bazán. Marina de Guerra. Legajo Arsenales.

Asuntos particulares. Construcciones. Acopios 1793, Nº 45).

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mó el acuerdo del que remito Copia Nº 1 y me pasó el OficioNº 2, al que respondí con el del Nº 3; y, aunque me persuadíaque mi condescendencia y mis razones hubiesen satisfecho asus dudas, supe que después de muchas disputas habíanacordado lo que consta en el Nº 4.

«Supe también que la Universidad había acordado re-presentar contra el citado establecimiento, con la singulari-dad de haber echado del claustro en que trató este asunto alDoctor don Manuel Rodríguez, sin otra causa que la de sernatural de esta villa.

«Por fin, se me asegura que la Diputación del Principa-do ha ocurrido también a S. M. con igual contradicción y cier-tamente ignoro que puedan fundarla en razones superiores alas que tengo expuestas en mi oficio a V. E. del 28 de no-viembre del año pasado, y en el del Nº 3.

Si, no obstante, hubiese logrado inspirar alguna duda,tendría la mayor satisfacción en que V. E. se dignase comu-nicármela no tanto por poner a cubierto mi imparcialidad,cuanto para no aventurar el suceso de un establecimientoque hace tanto honor a V. E. y que puede traer tanto bien aeste Principado.

Nuestro Señor guarde a V. E. muchos años. Gijón, 19 deenero de 1793. Gaspar Melchor de Jovellanos».

XXIII.4 CARTA DE JOVELLANOS SOBRE LA DOTACIÓNECONÓMICA DEL INSTITUTO O ESCUELA DE FÍSICAY NÁUTICA, Y SOBRE EL LUGAR DE SU EMPLAZAMIENTO

«Excmo. Señor:Entre los medios de fomentar el cultivo y comercio del

carbón de piedra, que propuse a S. M. en el informe generalde mi comisión, fue uno el establecimiento de una Escuelacombinada de física y náutica para criar en este país buenosmineros, y buenos pilotos, de la que dirigí un plan expresivoen la memoria número 6º. S. M., dignándose adoptar este pen-samiento, ha fijado su ejecución al celo de V. E. como indica el

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artículo 8º de la Real Cédula de 21 de agosto último, y esto memueve a elevar a su superior atención algunas reflexiones».

XXIII.4.1 La dotación económica y el lugar de su emplazamiento

«Dos objetos la reclaman desde luego; uno la dotación deesta Escuela; y otro la elección de lugar para su establecimiento».

XXIII.4.2 Rentas posibles de la Escuela o Instituto

«En cuanto al primero, me bastaría referirme a lo quedije a V. E. en mi memoria Nº 7 en que propuse a S. M. los di-ferentes medios de asegurar el fondo necesario para dotaciónde esta Escuela, así como para la del Camino Carbonero quetambién propuse, y de que habla el artículo 7º de la Real Cé-dula ya citada. En este punto sólo añadiré que habiéndosepedido por V. E. informes a varios cuerpos de este Principa-do sobre uno de los medios propuestos por mí, a saber, sobredotar este establecimiento con una parte de las Rentas delHospicio, he visto confirmado mi pensamiento por la opi-nión pública siendo general el concepto de que ninguna in-versión más útil, ni más justa se podría dar a una porción deaquellas pingües rentas que en un objeto tan provechoso ydeseado en esta Provincia. Recelo, sin embargo, que las reco-mendaciones que lleva consigo tan piadosa institución hayaofrecido algún pretexto para combatir esta desmembración;y, si así fuere, no habría que imputarlo a los celosos ministrosque gobiernan el Hospicio, sino a los dependientes inferioresque manejan sus rentas».

XXIII.4.3 Las rentas que percibe el Hospicio

«Mi obligación es de hacer ver a V. E. esta prevención,que creo tanto más justa, cuanto por una parte he averigua-

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do que las Rentas del Hospicio son aún mayores de lo que di-je en mi memoria, y, por otra, he visto por mí mismo que esmuy difícil que se pueda invertir la mitad de ellas en los ob-jetos que son de su cargo. Alguno me ha ponderado el grannúmero de Expósitos que cría el Hospicio; porque averi-guando el gasto que hace en su manutención, he descubiertoque la mayor parte de ellos se cría en las aldeas, y que sólo seabona un real al día por cada uno, de forma que, por estacuenta, con 4.000 ducados se pueden criar 200 expósitos encada año. No saldrá mucho más cara la sustentación de losque están en el Hospicio, puesto que cada una de las pocasamas que viven dentro de él, cría dos y aún tres niños a lavez. Acaso de este principio viene la gran mortandad, que seexperimenta en estas inocentes criaturas, siendo muy rara laque no perece en alguno de los dos períodos de su residenciaen el Hospicio, y de ello es buena prueba que jamás se en-cuentra un hospiciano, ni para las artes y oficios, ni para latropa, o marina, ni para los servicios domésticos, todos mue-ren en flor, y desaparecen. Preténdese también para rebajar larenta del Hospicio, descontar de ella la parte que no puedecobrarse, y esta rebaja es justa, pero es muy difícil señalar lasquiebras, o desfalcos que está expuesta la del Hospicio.

Se compone esta renta de tres objetos:

1º Los bienes de las malaterías, que se le han aplicado.2° De varias contribuciones que pagan los concejos

para la crianza de expósitos.3º La renta de los aguardientes; todos estos objetos

son por su naturaleza muy seguros.

«Lo es el primero, porque ninguna renta tiene menoscontingencia que las territoriales, especialmente en un paísdonde se pagan en grano. Lo es el segundo, porque los con-cejos pagan de sus propios, y en su defecto por repartimien-to. Y lo es el tercero, porque la renta del aguardiente corre acargo de asentistas que sobre ser abonados, aseguran conbuenas fianzas sus pliegos y contratas. Es verdad que donde

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hay asientos hay también reclamaciones; pero no es menoscierto que donde no hay colusiones, se hace pagar a los asen-tistas. Se dirá que se trata de remediar abuso y dar otro pie aeste piadoso establecimiento; quiéralo Dios para bien de lahumanidad; pero entonces será cuando la desmembración sehaga con menos riesgo. La mejor reforma de un Hospicio nopuede recaer, sino sobre dos objetos: su economía y su disci-plina. La del 1° asegurando la buena inversión de las rentashará más con menos, y proporcionará grandes ahorros. Ladel 2° mejorando la educación de los hospicianos, introduci-rá en el Hospicio útiles trabajos, y estos trabajos harán quelos pobres ganen en la casa una parte de su subsistencia, almismo tiempo que aprenden a ganarla para subsistir fuerade ella. Porque si esta reforma se ha de reducir como otras aproyectos que aumenten el gasto, sin aumentar el provecho,será mejor que no se hagan. Debo decir esto para que V. E. re-suelva el expediente con todo conocimiento y se persuadaque la dotación de la Escuela no podrá dejar indotado el Hos-picio».

XXIII.4.4 Emplazamiento de la Escuela o Instituto

«Siempre estuve persuadido, y aún di por supuestoque la enseñanza combinada de física y náutica se debía es-tablecer en Gijón, porque me merecía que no podía caber du-da en esta situación. Ahora concibo que se pueden formar so-bre ella otros dictámenes y juzgo de mi obligación fundar elmío. Por más que se discurra, esta escuela sólo se podría es-tablecer en tres partes, Oviedo, Muros o Gijón; trátase, pues,de ver cuál de las tres conviene más al objeto.

«Oviedo no tiene en su favor otra ventaja que la de seruna ciudad de estudios públicos, cuya circunstancia llama alparecer a su centro, todos los establecimientos dirigidos a lapública instrucción. Esta razón para mi juicio no sólo es depoco peso, sino que prueba en contrario. Los estudios que sehacen en Oviedo son de las ciencias intelectuales, que lejos

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de avenirse bien, están siempre reñidas con las demostrati-vas. El escolasticismo que reside en unas es enemigo irrecon-ciliable del espíritu geométrico que reina en otras, y la geri-gonza de los silogismos dista tanto de la grave sencillez delas demostraciones, como las categorías de Aristóteles de losproblemas de Euclides. Esta diferencia no produciría una no-ble emulación, sino una plebeya rivalidad muy contraria alos fines de una y otra enseñanza. Los escolásticos despreciantodo lo que ignoran, y en esta parte no puede ser sospechosomi dictamen porque hice mis estudios en Universidad».

XXIII.4.5 Una anécdota

«¿Quiere V. E. una prueba irrefragable de esta verdad?Hela aquí. Hace más de un siglo que hay en Oviedo una Cá-tedra de Matemáticas; pues señálese un sólo matemático quehaya aprendido en ella, y yo confesaré que son compatiblesunos y otros estudios. ¿Pero cómo lo pueden ser? Mil testigospodrían asegurar a V. E. que en un Auto Mayor de matemá-ticas sostenido en aquella Universidad, al oír pronunciar lapalabra hipotenusa, todo el mundo soltó la carcajada. Ni es-to se entienda sólo de la Universidad de Oviedo, sino de to-das. La de Salamanca está llena de estas Cátedras y jamás seha aprendido en ellas sino a hacer Kalendarios. Fuera de es-to ¿de qué servirá en Oviedo una Escuela de pilotos? ¿Podríahallar discípulos en una ciudad interior? ¿Podrían ir a bus-carla tan lejos los hijos de marineros y pescadores? ¿No seríamonstruoso preferir para este establecimiento una ciudad in-terior a un puerto marítimo? No juzgo, pues, convenienteque las nuevas Cátedras se establezcan en Oviedo».

XXIII.4.6 Tampoco el puerto de San Esteban

«Cuando se verificase la composición del puerto deSan Esteban, cuando estuviese corriente la navegación del

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Nalón, cuando estas dos imponderables ventajas arrastrasenallí el mayor comercio de Asturias, entonces la Escuela no es-taría mal situada en Muros. Todo esto tiene muchas contin-gencias, y pide largo tiempo pero si sucediese, no hay dudaque San Esteban merecerá un consulado de comercio, mere-cerá todas las señales de protección que debe el gobierno alcomercio y a la navegación, y entre ellas una escuela náutica.¿Pero anticipar estos establecimientos a aquellas ventajas, nosería una cosa aventurada y ridícula…?».

XXIII.4.7 Por tanto considera Jovellanos que debe ser instalada enGijón

«Resulta pues que la fundación de la Escuela se debehacer en Gijón, que es el único puerto de Asturias, donde hayalgún comercio y alguna navegación; el único por donde hansalido y salen todos los carbones que se exportan por mar; elúnico por donde saldrán eternamente los de Siero, y Bime-nes, aun después de franqueado el Nalón; el único habilitadopara el Comercio de Indias, el único que merecía un Consu-lado, y que le tendría ya, habiendo logrado así la protecciónque ya disfrutan los demás puertos habilitados del Reino; elúnico, en fin, que la merece por su situación, su población ysus naturales ventajas».

XXIII.4.8 Comentarios finales

«Estas reflexiones excluían en mi opinión toda dudaacerca de la situación de la Escuela, y las esperanzas que na-cieron después para el puerto de San Esteban, no las desva-necen. Si se realizaren, no será difícil trasladar a Muros esteestablecimiento con los demás que le convengan. Si en estepaís no fuese muy común atacar los dictámenes, por la di-rección local del beneficio que prometen; si el puerto de Gi-jón no fuese por este motivo continuo objeto de contradiccio-

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nes, nacidas de parcialidades y de envidia, mal cubiertas concapa de celo y de justicia, no tendría yo que hacer a V. E. es-ta exposición con aire de Apología. Pero siempre he queridoque se me juzgue por mis razones, y nunca me han inspira-do mayor confianza que cuando van a la imparcialidad, y arecta censura de V. E.

Dígnese, pues, de someter a ella estas reflexiones y deresolver en su vista lo que estimare más justo.

Gijón 28 de noviembre de 1792. Gaspar Melchor de Jo-vellanos. Excmo. Sr. Baylío Frey don Antonio Valdés».

XXIII.5 REPRESENTACIÓN DE LA DIPUTACIÓN DEL PRINCIPADODE ASTURIAS SOLICITANDO QUE LA ESCUELA OINSTITUTO SE INSTALE EN OVIEDO

XXIII.5.1 La Diputación manifiesta haber recibido la Real Ordensobre el establecimiento en Gijón de la Escuela deNáutica y Minas

«La Diputación del Principado de Asturias, por mediode sus Comisarios, con la mayor veneración representa a S.M. haber recibido la Real Orden que con fecha de 12 del co-rriente se le comunicó por el Ministerio de Marina, relativa ahaber aprobado V. M. la erección y establecimiento de la Es-cuela y Cátedras de Matemáticas, Física, Química, Mineralo-gía y Náutica, encargándose al Ministro del Consejo de Or-denes, don Gaspar de Jovellanos, la formación del Plan yordenanzas para realizar dichas Escuelas, separando para elefecto, de la renta de los aguardientes, agregada al del Hos-picio de esta Ciudad, 50.000 reales de vellón anuales; que sehabrán de entregar a la persona a cuyo cargo se pusiese el go-bierno de estas Escuelas, cuyo establecimiento ordena V. M.sea en la villa de Gijón, en la casa que para el efecto ofrece elCapitán de Navío don Francisco Jovellanos, hermano de donGaspar, encargándose el don Francisco de algunas partes dela enseñanza».

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XXIII.5.2 La Diputación considera perjudicial el establecimientodel Instituto en Gijón

«El Principado, Señor, tributa a V. M. las más reverentesgracias por el particular favor que recibe en el establecimien-to de estas Cátedras, que serán, sin duda, importantísimas ala ilustración y a los intereses de esta provincia, según mani-festó su Procurador general en la representación que presen-tó a la Diputación, cuando se trató de evacuar los informesque se le pidieron, y que él mismo remitió a Vuestro Ministe-rio de Marina; mas no puede menos de hacer presente a V. M.los perjuicios que resultarían al Principado en el caso que elestablecimiento de las Escuelas se verificase en Gijón, y quesu separación de la Universidad y de la ciudad, cabeza delPrincipado, no sólo se opone a los deseos de todos sus pue-blos y a lo que siempre esperó la Diputación con referencia alo expuesto por su Procurador General en su informe o repre-sentación, sino también a lo que parece persuaden la Justiciay la Razón, por las consideraciones siguientes».

XXIII.5.3 Razones por las cuales no debe ser establecido el Institutoen Gijón

«Es constante, Señor, que cuando la Diputación Generaldeliberó a favor del establecimiento de las Escuelas a costa de50.000 reales anuales, fue con el objeto de difundir por todo elPaís los conocimientos útiles y de que las ciencias exactas ylas artes derivadas de ellas no fuesen forasteras a los natura-les del Principado, antes bien, supuesto el establecimiento delas Cátedras, tuviese en su propio seno, comodidad y facili-dad para instruirse y hacer progresar en estas ciencias; su-puesto este principio, Señor, ¿cómo se puede dudar que Ovie-do deba ser el domicilio de estas Escuelas? Este pueblo es laúnica Ciudad del Principado, situada en su centro, el cual co-mo a punto de reunión concurren indistintamente las gentesde toda la Provincia atraídas de los pleitos, de los estudios de

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su Universidad, de Comercio y de la curiosidad; aquí, en don-de asisten en las temporadas de estudio 1.600 estudiantes, delos cuales los más aplicados o aquellos que se aficionan a lasciencias exactas y naturales disfrutarán, sin duda, el beneficiode su enseñanza establecida ésta en la Capital, y haciendocompatibles con ella los demás estudios, como es muy fácil.En la ciudad reside la principal nobleza del País, y concurrentodas las demás en varios tiempos, y el proporcionar la ins-trucción que se trata a los jóvenes nobles del Principado ha si-do uno de los objetos primarios de la Diputación. En Oviedohabita regularmente el Coronel y Plana Mayor del Regimien-to de Milicias y concurren con motivo de sus Asambleas, susoficiales y cadetes, a todos los cuales, según su respectivaaplicación y curiosidad, puede caber más o menos parte enlas ciencias de Física y Matemáticas. La porción numerosa dehombres de talento e instrucción que se halla en el Clero y queasisten en la Capital, por ser residencia de su Obispo y sitio desu Iglesia Catedral, quedaría igualmente privada para siem-pre de esta instrucción, que en nada se opone a su profesión,antes bien la decora y adorna, y nadie ignora que sobre todolos curas párrocos instruidos en la Física, Agricultura y otrosconocimientos de este género pueden ser valiosísimos a la So-ciedad, porque son los que se hallan con más aptitud para di-fundir en el pueblo estas importantes luces».

XXIII.5.4 Comparación entre el edificio de la Universidad y susinstalaciones y la casa que puede ofrecer Jovellanos enGijón

«La Capital tiene una Universidad magnífica, edificiodel mejor gusto, comodidad y capacidad; una excelente y co-piosa Biblioteca y 70.000 reales anuales de renta para instru-mentos Matemáticos, cuyas ventajas son de mucho momen-to y, al mismo tiempo, podrán hacer a V. M. que ni la casaofrecida por don Francisco Jovellanos podrá ser nunca de laamplitud y comodidad de la Universidad, ni tampoco el

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Principado espera que V. M. bien informado permita que seseparen los estudios que van a establecerse de una casa, aquien mira con la mayor ternura y a cuyo Magisterio debe dealgunos siglos a esta parte su ilustración y enseñanza, bienacreditada en los sabios que ha producido, y aún en los Ma-gistrados que se señalan hoy día en el servicio de S. M. comoes notorio».

XXIII.5.5 Dificultades que presentaba al encargarse de parte de laenseñanza don Francisco Jovellanos

«Igualmente la oferta de encargarse don Francisco Jo-vellanos de alguna parte de la enseñanza, sólo podría tenerefecto durante su vida y salud, y para en lo sucesivo no seríafácil proporcionar en Gijón quién pudiera desempeñar igua-les obligaciones; pero la Universidad tiene un respetable Rec-tor y Claustro, a quienes, por Vuestras Reales Ordenes estáparticularmente encargado el cuidado de la educación ycumplimiento de sus respectivos Catedráticos, además deque la oferta de don Francisco como precisamente temporal,no tiene proporción con la naturaleza del establecimientoperpetuo de que se trata, ni tampoco la enseñanza gratuitaque promete, parece debe dar lugar a tener consideracióncon su propuesta y fines particulares, cuando el Principadono apetecía Cátedras de balde, sino pagadas y dotadas consus propios fondos».

XXIII.5.6 Podría ser utilizada la Escuela de Náutica y Pilotaje enla enseñanza y formación de niños expósitos del RealHospicio

«Establecida la enseñanza en Oviedo, los expósitos quese crían en el Real Hospicio tienen a la mano la instrucciónNáutica y Pilotaje; y serían muy útiles para la Real Armada,beneficiándose por este medio, uno de los Estatutos del mis-

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mo Hospicio y consiguiendo que los 50.000 reales que de susfondos se destinan a este objeto, se convertirían en particularutilidad de los Expósitos, los cuales por serlo y por miembrosdel Hospicio contribuyente, fundan de derecho esta ense-ñanza, y por lo mismo son muy acreedores a que la Real Pie-dad de V. M. los atienda muy particularmente. Su númerosólo será muy superior al de todos los oyentes que en la Vi-lla de Gijón concurriesen a las Cátedras».

XXIII.5.7 No deben don Francisco de Jovellanos y su hermano tratarde arrancar del centro del país el establecimiento de estaEscuela

«Si don Francisco Jovellanos y su hermano contemplanconveniente en Gijón la enseñanza de algunos principiosnáuticos, parece que este pensamiento podría tener lugar, sinquerer arrancar del centro del País el establecimiento magis-tral de estas Escuelas, pues estando el mismo don Franciscodispuesto a enseñar y dar graciosamente una casa que surtade Aulas, ninguno le estorbaría el que enseñase en la mismavilla todo lo que fuese útil, lo que podría hacer desde luego,y sin que semejante enseñanza trastorne las miras generalesde la Provincia acerca de sus Escuelas».

XXIII.5.8 Consideran que estos Señores están arrastrados de unafecto verdaderamente ciego y desordenado hacia Gijón

«Pero la verdad es Señor que estos dos sujetos, aunquede celo y prendas recomendables, arrastrados de un afectoverdaderamente ciego y desordenado hacia su lugar y terri-torio particular, quieren, socolor de la oferta de una casa queno se necesita y de una enseñanza gratuita que servirá de po-co, fijar las Escuelas, según sus particulares ideas y conside-raciones, en menoscabo de la general utilidad. La ciudad, co-mo el pueblo que contribuye en razón de su mayor consumo

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de aguardientes, parece que funda en justicia el sentimientoque manifiesta de que se alejen de sus muros estas Escuelas,privándola al mismo tiempo de las obenciones que las ex-pensas de los estudiantes y el capital mismo de la dotaciónde las Cátedras le proporcionan».

XXIII.5.9 Establecimiento de un tercer Batallón, fijo en la Capitalasturiana

«El Principado está tratando en la actualidad de solici-tar de V. M. el establecimiento de un tercer batallón fijo, en laCapital del Regimiento de Asturias con arreglo a las últimasórdenes de V. M. sobre esta materia, y siempre que llegue es-te caso, los Cadetes y Oficiales de este batallón que constaríade la principal nobleza del País, tendría en Oviedo radicadasallí las Escuelas, proporción de instruirse en las Matemáticas,tan esenciales a su profesión, y parece no sería justo defrau-darles de tan grande beneficio sin necesidad alguna».

XXIII.5.10 Oviedo está mejor situado, por su cercanía a las minasy al río Nalón

«Oviedo se halla a mucha más inmediación que Gijónde las minas de carbón mineral, y a una legua del Río Nalón,por el cual se ha de exportar, después que su navegación es-té corriente por la beneficencia y generosidad de V. M.; todolo cual facilita las especulaciones mercantiles sobre el carbóny dispone la voluntad de las gentes ricas hacia las fábricascon el favor de este utilísimo fósil, y creando en la capital losmás ricos propietarios, y los mayores capitalistas, será muyconveniente a la provincia y al Estado inspirarles los conoci-mientos físicos y químicos para que formen los proyectos re-lativos a las Artes y al Comercio, que son el último fin de es-tas Escuelas; y no habiendo en Gijón minerales de carbón, nidebiendo ser su puerto el conducto para su exportación, no

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descubre a la verdad de parte de don Francisco y don Gasparde Jovellanos motivo alguno sólido para querer que se fijenen aquella Villa las Escuelas, contra las intenciones de todossus compatriotas».

XXIII.5.11 Finalmente la Diputación pide que el establecimientode las tantas veces citadas Cátedras se ejecute en laUniversidad de Oviedo

«Por todo lo dicho, la Diputación suplica humildemen-te a V. M. que, no obstante la Real Orden comunicada el 12del presente, el establecimiento de las Cátedras se ejecute enla Real Universidad de esta Capital, bajo de las reglas y pre-venciones que fuesen del superior agrado de V. M.; a lo me-nos, antes de resolver V. M. lo que fuese más conveniente, sesirva tomar informes sobre el particular de cualesquiera Pre-lados, Magistrados, Cuerpos Eclesiásticos o civiles que V. M.juzgue a propósito para asegurar el acierto.

«Así lo espera la Diputación de la Superior providenciade V. M. de su constante amor a aquellos Pueblos.

«Madrid y febrero 18 de 1793. Señor como Apoderadoy Comisionado del Principado en la Corte Santiago Fernán-dez de la Reguera».

XXIII.6 REPRESENTACIÓN DE LA CIUDAD DE OVIEDOSOLICITANDO QUE LA ESCUELA O INSTITUTO SEINSTALE EN OVIEDO

«Señor:La Ciudad de Oviedo, llena de la mayor sumisión y pe-

netrada del más profundo respeto, se acerca a la Real piedadde V. M. y por medio de sus Comisarios representa: Que al pa-so que le ha sido de la mayor satisfacción, la particular bene-volencia que el Real y piadoso ánimo de V. M. dispensa por suReal Orden de 12 de diciembre del año próximo pasado, sir-

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viéndose mandar se estableciese en este Principado la Escue-la de Matemáticas, Física, Química, Mineralogía y Náutica decuya enseñanza carecía, recibiendo ahora con tan singular be-neficio el testimonio más auténtico de la predilección con queV. M. mira a este Principado, que como tan interesado no pue-de dejar de tributar a V. M. el más alto agradecimiento, perpe-tuando en su memoria, un inviolable reconocimiento».

XXIII.6.1 Expresan su gran sentimiento por su establecimiento enla Villa de Gijón

«Le ha sido, sin embargo, del mayor sentimiento la se-gunda parte de aquella Real Orden, por la que se previeneque este establecimiento se fije en la villa de Gijón, ocasio-nando esta providencia una privación casi absoluta de ad-quirir los conocimientos de esta enseñanza a todos o la ma-yor parte de los hijos de esta Ciudad; a cuantos son capacesde adquirirlos entre los Huérfanos del Principado que abrigael Real Hospicio de esta Ciudad, sus expósitos, y a toda laProvincia en común, como se propondrá adelante, motivoque impele a la ciudad dirigir a V. M. esta reverente súplicay humilde representación, exponiendo y fundando las pode-rosas causas que la asisten para inclinar su Real Animo a queel establecimiento se verifique en esta Capital; como que noofrece duda alguna de que si V. M. hubiese estado enteradode las razones que militan para no preferir a Gijón, ni a otrocualquiera pueblo de la Provincia en competencia de estaCiudad, hubiera desde luego al parecer prevenido el estable-cimiento en ella».

XXIII.6.2 La población de la ciudad de Oviedo es la vigésima partede la población de Asturias

«Es, Señor, la población de esta Ciudad, como una vigé-sima parte de la que comprende todo su Principado, y de con-

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siguiente como la más numerosa en vecindario, la más perju-dicada en que se aleje la enseñanza de esas ciencias de su sue-lo, imposibilitando por ese motivo a la mayor parte de sus na-turales poder lograr jamás sus conocimientos, porque nohallándose con medios suficientes para auxiliar fuera de ella alos gastos que se ocasionen y manutención precisa de los hijosque quieran dedicar a alguna de estas profesiones, se hace in-dispensable dirigirles a otro destino o inspirarles los mismosoficios que profesan, sumergiéndoles con ello en la mayor mi-seria, que se verifica siempre que la multitud de artesanos seaumenta, al paso que crece la indigencia en los Pueblos».

XXIII.6.3 Demasiados gastos para el Real Hospicio

«El Real Hospicio, que de su propia sustancia extrae elcaudal para la dotación y subsistencia de estas Cátedras, queparecía ser de Justicia el más acreedor a disfrutar de su ense-ñanza y podría dar a S. M. muchos profesores hábiles y va-sallos útiles, queda absolutamente privado, porque no pare-ce regular establecerle en la villa de Gijón manteniendo enella a los que se contemplan aptos, porque sobre ser un cos-to que ocasionaría crecido dispendio, es constante que en lasactuales circunstancias, no quedan fuerzas a la expresada ca-sa para poder soportar sus gastos».

XXIII.6.4 No hay otra Universidad, si no es a más de 40 leguas

«El Principado en general y no pequeña parte de susProvincias contiguas con la oportunidad de la Universidad,que tiene esta ciudad, establece aquí una multitud numerosade sus familias, a seguir la carrera literaria; como que no tieneabsolutamente otro paraje a la distancia 40 leguas. Estos mis-mos Escolásticos, que por curiosidad algunas veces y otras porafición concurrirían a las Aulas de esta enseñanza, estando es-tablecida en su Universidad en comunión o separadamente en

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algún Seminario o edificio, que en esta Ciudad se destinase alefecto, emulada del deseo de instrucción y de unos conoci-mientos tan útiles, procurarían ocupar varias horas que tienendestinadas al ocio, dedicándose a estas profesiones, y logra-rían los que menos una tintura, que aun después de retiradosconcluida la carrera de su principal objeto, les sería de muchointerés y mérito. Otros, hallándose más gustosos en adquirirlos conocimientos de esta Escuela que seguir la carrera de lasciencias mayores, se detendrían por sus fines particulares aperfeccionarse en ella para emprender después prácticamentela Náutica, establecerse en Minas o dedicarse al Real Servicio,pero todo esto que proporcionaría la presencia de las mismasAulas, faltaría alejándose su establecimiento».

XXIII.6.5 Existen en esta ciudad de Oviedo muchas personas doctasy preparadas par impartir estas enseñanzas

«Esta Ciudad, que por residir en ella los Cuerpos Civi-les, Magistrados, Comunidades Eclesiásticas y Regulares, es-tá adornada de personas sabias en toda literatura, parece quedebe atraer a sí el establecimiento de esta enseñanza, porquea su vista es bien consiguiente el mayor desempeño de suscatedráticos por libertarse de una verdadera crítica, si fuesenomisos en su cumplimiento».

XXIII.6.6 Se expone lo que puede suceder con la casa ofrecida pordon Francisco de Jovellanos y con sus clases gratuitas

«El edificio o casa que ha ofrecido don Francisco dePaula Jovellanos, Capitán de Navío retirado y su enseñanzagratuita de la Cátedra de Matemáticas, al paso que es una ac-ción generosa, como efecto de su amor acreditado al Real Ser-vicio, es de cualquier modo un beneficio temporal y casi mo-mentáneo, como pendiente de su salud y vida, que encompetencia de un establecimiento perpetuo, nada contrape-

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sa para atraerle al pueblo de su naturaleza y fija residencia,causando las imposibilidades apuntadas, debilitando por es-te medio el número de los profesores y terminándose acasoen su muerte. La Ciudad por lo que respecta a la casa para es-tablecer las Aulas, tiene más de lo que necesita, pues cuandopor alguna incompatibilidad, que no alcanza, debiesen estarestas Escuelas separadas de la Universidad, le proporciona elColegio de los Jesuitas, como que está hoy inhabilitado en to-do lo que la Sociedad no ocupa. Cuantas piezas sean necesa-rias y de otra comodidad, que no tiene la ofrecida por donFrancisco Jovellanos, y en realidad, que si a los cincuenta milreales destinados a esta dotación se incorporasen los treintamil que tiene la obra pía de Escuelas y Latinidad fundada endicho Colegio, y de unas y otras profesiones se hiciese un Se-minario de similitud del de Vergara, sería un establecimien-to útil en que lograría este Principado singulares ventajas, ymucho interés V. M. por formarse en él, con otra educaciónmás pura y rectificada, una multitud de jóvenes que se di-fundirían después en la Real Armada y Ejército».

XXIII.6.7 Son muy convenientes las Cátedras de Química y Físicaen la Universidad de Oviedo

«Siendo la Química y Física experimental unas cien-cias, cuyo conocimiento es de mucha importancia a los pro-fesores de Medicina de que hay Cátedra, en esa Universidad,sería muy sensible privarles de la proporción de instruirse enaquéllas, como indefectiblemente se verificará, establecién-dose la Escuela de ellas en la Villa de Gijón».

XXIII.6.8 También lo es la Cátedra de la Mineralogía, por encontrarsemás minerales inmediatos a Oviedo que a Gijón

«El estudio de la Mineralogía, a quien presta tambiénsus luces el de las dos insinuadas facultades, que se persua-

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de la Ciudad deberse establecer en ella, por las razones le lle-va expuestas, proporcionaría en ésta más facilidad a los quese dedicasen a él para ejercitarse en la observación de mu-chos y varios minerales, que se encuentran a mayor media-ción de esta Capital que de la Villa de Gijón».

XXIII.6.9 Se explica por qué es conveniente poner otra Cátedra deMatemáticas en la Universidad de Oviedo

«Podrá pretenderse, tal vez, que es por demás ponerEscuela de Matemáticas en la Universidad, respecto que yase enseñan en ella; pero es preciso advertir que estando es-ta cátedra unida a la Biblioteca, y con sólo la dotación demil y quinientos reales, jamás podrá producir sucesos feli-ces en cuanto no se ponga a su frente un facultativo, que,sin otra ocupación, se dedique a su enseñanza con el cime-ro y eficacia que exige la materia, dotándole competente-mente para que siempre recaiga en un sujeto de mérito so-bresaliente».

XXIII.6.10 Se pide también el establecimiento en la Universidad deOviedo de la Cátedra de Física experimental

«No habiendo en la Universidad de esta Ciudad másCátedra de Física que la de Goudín prevenida por VuestroReal y Supremo Consejo de Castilla, solamente útil para cur-so de la carrera Literaria, siendo la de la Física experimentalla que únicamente se abre camino al conocimiento de lasciencias naturales, cuya instrucción es tan necesaria por laspreocupaciones que destierra y ventajas que reporta, se haceindispensable; se lograría el estudio de esta facultad todo elfruto que se podría esperar de su establecimiento en ella pa-ra que los cursantes hermanando la una con la otra, en cuan-to sea compatible, puedan hacerse útiles a unos y otros res-pectos».

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XXIII.6.11 Gijón por su corta población y escasa marinería tampocodebe tener la Escuela de enseñanzas náuticas, lo cualaconseja se instale también en Oviedo

«Gijón como puerto de mar se podría mirar como más apropósito para la enseñanza de la Náutica, pero su corta pobla-ción y escasa marinería hacen temer que no lograría el estudiode esta facultad todo el fruto que se podría sacar de su estable-cimiento en otro pueblo de más gentes y concurrencia, como loes esta Capital. En ella muchos que viven sin ocupación o cesanen las que han tomado, por no ser conformes a su inclinación, seinstruirían en los conocimientos teóricos de este arte, que redu-cirían después a prácticas, con provecho suyo y del Estado. ElReal Hospicio podría dedicar a este destino un número conside-rable de los jóvenes que alimenta, el cual además de ser confor-me al espíritu de sus ordenanzas, y en alivio del dispendio quesufre, contribuiría con abundancia a la Marina Real y Mercantil,de sujetos útiles, sin perjuicio de la Agricultura y demás artes».

XXIII.6.12 Se finaliza pidiendo que esas Cátedras se establezcantodas en la ciudad de Oviedo

«Por último, Señor, la ciudad se reduce por ahora a lasrazones que lleva expuestas, absteniéndose de producir otrasde que le sería fácil valerse, por no molestar más la soberanaatención de V. M., al paso que llena de confianza en el pater-nal amor y distinciones que siempre la ha dispensado en susjustas solicitudes, se promete; siéndolo tanto la presente quehallará la más benigna acogida en V. M. dignándose mandarque el establecimiento de estas Cátedras se haga en esta Ca-pital, bajo el Plan que sea de Vuestro Real Agrado, lo que ce-derá en singular beneficio de V. M. de este numeroso puebloy de los demás del Principado.

«Nuestro Señor guarde L. C. R P. de Vuestra Majestadmuchos años para dicha de esta Monarquía. Oviedo y enero9 de 1793.

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Señor A L[os]. R[eales] P[ies]. DE V[uestra]. M[agestad]Vuestra muy leal ciudad de Oviedo y en su nombre sus

Comisarios Josef García ArgüellesFrancisco Arias de Velasco».

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CAPÍTULO XXIVCAPÍTULO XXIV

La inauguración del Real Institutode Náutica y Mineralogía

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LÁMINA 31

PLANO PROYECTO DEL REAL INSTITUTO JOVELLANOS

En Bocetos del Instituto Jovellanos, 1878.

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Por fin, después de toda esta extensa polémica, pudo co-municar Jovellanos, en un «Aviso al Público», que el Real InstitutoAsturiano abriría sus puertas el 7 de enero de 1794.

XXIV.1 INAUGURACIÓN DEL REAL INSTITUTO ASTURIANO

Señalada para el día 7 por Real Orden que comunicó a Jove-llanos el Excmo. Señor Baylío Frey don Antonio Valdés, se publica-ron avisos impresos, circulados por todos los concejos del Principa-do y los puertos de mar, y desde el día 6, a la hora del mediodía, seanunció en Gijón, con un repique general de campanas y con salvasde artillería, que las baterías del puerto hicieron en honor del Rey.Al salir de la Iglesia empezó la iluminación general, no sólo en lascasas particulares, sino también en las del Ayuntamiento, torre pa-rroquial, muelle y su dársena, puerta de la villa, fuentes y demás lu-gares públicos. La alegría de todo el vecindario de Gijón era muygrande, y se demostraba en los risueños semblantes de los morado-res de la villa. También para exteriorizar aún más la general satis-facción, había música durante la noche. El Real Instituto1 tenía ilu-minada su fachada, con transparentes muy hermosas y en sus ochoventanas se había repartido la siguiente inscripción:

CARLOS IV PROTECTOR DE LAS CIENCIAS,PADRE Y DELICIA DE SUS PUEBLOS,

FUNDA EN ASTURIAS Y ESTABLECE EN GIJÓNUN INSTITUTO DE NÁUTICA Y MINERALOGÍA

PARA ENSEÑAR LAS CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES,PARA CREAR DIESTROS PILOTOS Y HÁBILES MINEROS,

PARA SACAR DEL SENO DE LOS MONTES EL CARBÓN MINERAL,PARA CONDUCIRLE EN NUESTRAS NAVES A TODAS LAS NACIONES.

1 Esta casa, como ya hemos indicado, en diversas ocasiones, fuedonada por don Francisco de Paula Jovellanos.

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En una de las puertas principales se veían las armas del RealInstituto. Estas armas eran las siguientes: un escudo dividido endos carteles. El primero contiene un hombre con la espada desnu-da en la diestra y la Cruz enarbolada en la siniestra, que son las ar-mas de la Villa de Gijón. El segundo cartel contenía una pirámide,en cuya base está esculpido el nombre de matemáticas, en lo altode ella el de Náutica y al pie un Genio con un estilo en la mano, enacción de acabar de escribir; en medio el de Mineralogía. En la or-la del escudo se leía la inscripción: QUID VERUM, QUID UTILE, yen lo alto del mismo se repite esta misma en castellano: A LA VER-DAD Y A LA UTILIDAD PÚBLICA. En la otra puerta principal seveía la cifra del nombre de Valdés, dentro de una corona de olivo,y debajo se levantaba, sobre trofeos militares y navales, un ara enque ardía el fuego de la gratitud y en el frente tenía esta dedicación:«A la gloria del ministro patriota, protector del Instituto, su pro-motor, su director y alumnos». De esta forma, también se rendíahomenaje al Excmo. Sr. don Antonio Valdés, Ministro del Rey Car-los IV, que tanto ayudó a la creación del Instituto.

XXIV.2 CONTINÚAN LOS ACTOS INAUGURALES AL DÍASIGUIENTE

El día 7, a las ocho de la mañana, Gaspar Melchor de Jovella-nos y el Director don Francisco de Paula Jovellanos, con los demásempleados, recibieron en la casa del Instituto, en su sala de mate-máticas, a las personas convidadas a este acto, al cual asistieron:

– El Juez Noble y Párroco de la Villa.– El Comandante de las armas del Principado.– Dos miembros de su Diputación General.– Dos miembros del Ayuntamiento gijonés.– Dos representantes del Clero.– Dos comerciantes de la localidad. – Dos miembros del gremio de mareantes.– El Juez Subdelegado del citado gremio.– Don Fernando Casado de Torres.

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– El Teniente Coronel del Regimiento Provincial.– y un numeroso grupo de personalidades del Principado y

de la Villa de Gijón (2).

Se inició la ceremonia, con un discurso leído por Jovellanosen donde clamaba por el estudio de las ciencias prácticas («útiles»las llamaba él). Hablaba del futuro de Asturias y con toda la ener-gía de su expresión pedía la colaboración de todos, la unidad en laacción y una mentalidad abierta y progresiva, que fructificara enbuenas y eficientes obras. A continuación, pasó toda la comitiva ala Iglesia Parroquial, donde se celebró una Misa cantada, repitién-dose después el repique de campanas, las salvas de artillería y des-cargas de fusilería por las compañías del Regimiento provincial,que estaban de guarnición en esta Villa.

En la sesión de la tarde en el Instituto2 se leyeron los princi-pios y objetivos del mismo y también todos los documentos y Rea-les Órdenes relativos a su establecimiento. Después se recitó unacanción lírica por un alumno, y se cerró la sesión con un discurso deagradecimiento, pronunciado en nombre de todo el pueblo, por el li-cenciado don Manuel González Recondo, médico titular de la Villa.

En el muelle estuvo todo el día enarbolada la bandera delGremio de Mareantes, empavesados los buques del puerto; por latarde se repitieron las descargas de artillería y fusilería.

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2 Asistieron al Acto: – El Conde de Marcel de Peñalba y don Pedro Unquera, en re-

presentación de la Diputación General del Principado.– Don José García Cienfuegos y don Miguel de Cifuentes, por

el Ayuntamiento de Gijón.– Doctor don José Carlos de Bances, Cura Rector de la villa,

don Antonio Vigil y don Toribio García Jove, en presentacióndel Clero.

– Don Mateo Rodríguez y don Carlos Suárez, por el comerciolocal.

– Don Baltasar López del Vallado, primer Juez noble de la vi-lla. Reseña histórica del Instituto de Jovellanos de Gijón, RafaelLama y Leña. Gijón. Imprenta de Lino V. Sangenis, 1902.

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Continuó por la noche la iluminación general, con música,lumbradas y danzas populares. El pueblo de Gijón manifestaba suregocijo en las fiestas. Se concluyó con «Refresco general» y baileen la casa de los Jovellanos. La serenidad de aquella noche la hi-cieron memorable en la mente de aquellos buenos gijoneses.

XXIV.3 EN LOS DÍAS SIGUIENTES SE PREPARA EL COMIENZODE LAS CLASES EN EL INSTITUTO

Con la precisión clásica de Jovellanos en todas sus actuacio-nes en los días siguientes, ocho y nueve, se realizaron las siguientes:

– Se leyó la Ordenanza provisional, formada de Real Orden,por don Gaspar de Jovellanos para gobierno del Instituto,y aprobada por S. M.

– Se puso en posesión de sus destinos a los empleados.– Se publicaron las listas de alumnos y oyentes matricula-

dos para los nuevos estudios.– Se anunció el principio de las lecciones, de Aritmética pa-

ra el lunes, día 13.– Se dio razón de varios presentes de libros y alhajas hechos

al Instituto, y se anunciaron otros que el comercio y algu-nos sacerdotes ofrecen para su uso.

En fin, todos rivalizaban para extender su ayuda al Instituto,del cual se sentían tan orgullosos. Terminaremos este capítulo conun párrafo de Jovellanos, en uno de sus escritos, en donde dabacuenta de los acontecimientos que acababa de vivir su pueblo natal:

«Todas las demostraciones públicas se hicieron a nom-bre y a costa del Ayuntamiento, Clero y Comisión de la villa,en perfecta unión; en todas fue muy numerosa la concurren-cia y en todas manifestó el público, con las más vivas señalesde júbilo, la gratitud con que vio arraigado un estableci-miento, que la piedad del Rey Nuestro Señor erigió y dotópara su instrucción y provecho».

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De esta manera, a los doce años de haber propuesto su ideade levantar el Instituto de Gijón, Jovellanos lo conseguía, gracias asu gran tesón, constancia y entusiasmo.

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Bibliografía selecta

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A continuación se indica la documentación consultada quesirvió de soporte al discurso descriptivo de este trabajo. Se señalanlos archivos, bibliotecas y otros centros en donde estos documen-tos están depositados, lugares que visitamos en su momento a finde que la elaboración de un trabajo, de naturaleza prioritariamen-te divulgativa, tuviese el fundamento científico necesario sin queaparezca un aparato crítico prolijo en notas que siempre dificultauna lectura de corrido. También se recogen aquellas aportacionesbibliográficas más directamente relacionadas con este tema.

I. RELACIÓN DE LOS ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y OTROSCENTROS CONSULTADOS PARA OBTENER DOCUMENTACIÓN

A) Archivo-Museo de Álvaro de Bazán (el Viso del Marqués)Ciudad Real

I) Carbón de Piedra de Asturias y Obras del río Nalón.Arsenales1. Carbón de Piedra 1790-1792.2. Construcciones y Acopios. 1793. Leg. nº 45.3. Varios 1794. Leg. nº 54.4. Acopios 1794. Leg. nº 55.5. Varios 1795. Leg. nº 57.6. Acopios 1797. Leg. nº 64.7. Acopios 1798. Leg. nº 69.8. Acopios 1799. Leg. nº 70. 9. Empresas 1804. Leg. nº 78.

II) Fábricas de La Cavada y Liérganes.

1. La Cavada-Liérganes 1792-II.2. La Cavada-Liérganes 1793-I y II.3. La Cavada-Liérganes 1794-I.4. La Cavada-Liérganes 1796-1797.

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5. La Cavada-Liérganes 1799.6. La Cavada-Liérganes 1801-1803.

B) Archivo Histórico Nacional. Madrid.

Sección del Clero-Leg. 5.145.

C) Biblioteca Nacional.

Documentos coleccionados en el Manuscrito Ms. 7.295.

D) Real Academia de la Historia.

Documentos coleccionados en los Manuscritos:

Ms.9 -6.035.Ms.9 -6.036.Ms.9 -6.037.

E) Archivo General del Departamento Marítimo de El Ferrol.

Numerosos planos relacionados con el Río Nalón en sus di-ferentes tramos.

F) Archivo General de Simancas

G) Biblioteca de la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid.

H) Biblioteca del Instituto Geológico y Minero de España.

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II. INFORMES, DICTÁMENES, REPRESENTACIONES, ESTADOSDE CUENTAS, ACTAS Y NOTAS CORRESPONDIENTES ALPERÍODO COMPRENDIDO ENTRE LOS AÑOS 1780 Y 1810

– Acta de la reunión del Consejo de Estado: Consejo de Estado de22 de marzo de 1793. Presidió el Rey. Se vio la representación de don Jo-sef García Argüelles. Se vieron los dictámenes que sobre este punto prin-cipal y otros accesorios dieron Jovellanos, el Rvdo. Obispo de Oviedo yel Sr. Conde de Campomanes. Se toman acuerdos concretos sobre estostemas.

AGUIRRE, Juan Bautista

– Informe sobre la marcha de los Establecimientos del río Nalón.27 de julio de 1803. Archivo don Álvaro de Bazán (El Viso del

Marqués) Ciudad Real.– Plan de abandono de las empresas de la navegación del río Nalón

y explotación de las Minas de Langreo a consecuencia de la Real Orden de1 de enero de 1803.

Enviado al Excmo. Sr. don Domingo de Grandallana desde La Ca-vada el 11 de Octubre de 1803.

Leg.- Cáñamos, Varios. 1803.11 Nº 76 Nalón y sus empre-sas. Archivo don Álvaro de Bazán. El Viso del Marqués. CiudadReal.

– Informe del reconocimiento del Monte alto del Mosquil y otrossitios, que abrazan legua y media, hecho por orden del Capitán de Fraga-ta y comisionado por S. M. don Juan de Aguirre, con el objeto de exami-nar las maderas de construcción naval, sus especies, dimensiones, canti-dades y calidades.

Sama de Langreo, 16 de marzo de 1804.– Informe del reconocimiento del Monte alto de Pan do y otros si-

tios, hecho con objeto de examinar las maderas de construcción naval, susespecies, dimensiones, cantidades y calidades.

Sama de Langreo, 16 de marzo de 1804.

Bibliografía selecta 441

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– Presupuesto general de los costos que tendrá el beneficio de losMontes de Mosquil y Pando; así de los 7.083 codos cúbicos de maderas pre-ferentes, como de los otros 125.921 codos cúbicos de las demás maderas.[Van los presupuestos por separados de cada monte; así como tam-bién del coste de los caminos necesarios para la conducción de lasmaderas. Asciende el presupuesto total a 12.139.211 reales de vellón].

Sama de Langreo. 19 de marzo de 1804.

ÁLVAREZ TOLEDO, Manuel

– Instancia del Celador don Manuel Álvarez Toledo, en la cual ex-pone sus quejas sobre el funcionamiento de los Establecimientos del RíoNalón.

Sama de Langreo. Enero de 1801.– Curiosa petición de Manuel Álvarez Toledo que, siendo Celador del

río Nalón, solicitaba ser a la vez Guarda-Almacén. [Dos puestos que eranmarcadamente incompatibles, pues mientras estuviese vigilando enel río, no podría atender la entrega de productos en el almacén].

Sama de Langreo. 16 de abril de 1801.

ARBOLEYA, Francisco

– Representación de don Francisco Arboleya, Teniente-Cura de San-tiago de Arenas, aneja a la Parroquia de Valdesoto; protestando que el Ayun-tamiento de Siero intentaba privar a un lugar del beneficio de las minas y desu producto; por titularse dueño de los comunes del Concejo y solicitabanfueran ellos amparados en la propiedad de las minas, que se hallasen dentrode los límites de su Parroquia. Valdesoto, 29 de setiembre de 1792.

BARRERA, Hermenegildo

– Nota en donde se explica que estando decretado el abandono de laempresa de las minas de carbón del Principado y habiendo bastantes exis-tencias en los depósitos se hagan contratas para llevarlas rápidamente a

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los desembarcaderos de La Cavada y Marrón. La contrata la toma Fran-cisco de la Vega Villaverde, como apoderado de don José de Lema. Aran-juez, 15 de enero de 1804. Firmado: Hermenegildo Barrera.

CASTILLO, Antonio Josef del

– Petición del Apoderado de la Compañía de San Luis, primero lla-mada Compañía de Pumarejo creada con el fin de explotar con buen mé-todo varias minas de carbón de piedra de las montañas de Santander y deAsturias. Que habiendo emprendido de nuevo con más rigor dicha explo-tación para aumentar la extracción de carbón crudo, así como también pa-ra la obtención de carbón desazufrado, sea admitido este último a pruebaen La Cavada, en lugar del carbón de leña, para la fundición en los hor-nos altos, como ya se había admitido antes en los hornos de reverbero. En-vían unas muestras, preparadas por el Director de la Compañía, en nue-vos hornos, que con este fin, han sido construidos. Que espera, el buenresultado de este «coak»; y proponer una contrata para el abastecimientode este género, a aquellas Reales Fábricas, que resulte ventajosa para lasmismas.

Madrid, 21 de marzo de 1791.

CALZÓN UZQUIANO, Antonio

– Propuesta de don Antonio Calzón Uzquiano, maestro-relojero dela Ciudad de Oviedo, para efectuar el transporte de carbón de piedra deLangreo en una galera de su invención, cuyo experimento hará a su cos-ta. Oviedo, 8 de enero de 1803.

CARREÑO y CAÑEDO, Antonio

– Informe sobre Minas de Carbón de Piedra y otras especies dadocon orden superior por don Antonio Carreño y Cañedo, Alférez Mayorperpetuo de la Ciudad de Oviedo, Diputado del Principado de Asturias eIndividuo de la Real Sociedad. 28 de marzo de 1787.

Bibliografía selecta 443

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CASADO DE TORRES, Fernando

– Informe enviado a la Superioridad para proponer la canalizacióndel Río Nalón y hacerlo navegable para el transporte del carbón de piedraal puerto de San Esteban de Pravia. 11 de noviembre de 1792.

– Carta-Informe en la que comenta las Memorias del Ministro delConsejo de Órdenes don Gaspar Melchor de Jovellanos, que envía desdeSama de Langreo el 14 de marzo de 1792 al Baylío don Antonio Valdés.

– Instrucción para el régimen y gobierno de las Reales Minas decarbón de Langreo, que deberá observarse al pie de la letra y sin interpre-tación alguna, interim no determinase S. M. mandar otra cosa.

Sama de Langreo, 15 de febrero de 1792.

CIFUENTES, Juan Francisco

– Carta de compromiso de contrata de carbones efectuada por JuanFrancisco Cifuentes desde Gijón, el 31 de diciembre de 1803 y dirigida aJuan B. de Aguirre. Entregaría el carbón en Tijero (depósito de La Cavada)o en La Cavada, hasta donde llegaran los lanchones a 7 reales y 29 mara-vedíes el quintal de 100 libras castellanas, en dinero efectivo y no en ValesReales; y en la Fábrica de Anclas de Marrón a 7 reales y 17 maravedíes.

COMPAÑÍA DE MINAS Y FUNDICIÓN DE HIERRO

– Informe sobre la creada «Compañía de Minas y Fundición de Hie-rro» y de los derechos que tiene la Real Armada; dirigido al Excmo. Señordon Luis María de Salazar, Secretario de Estado y del Departamento deMarina. Madrid, 21 de enero de 1830.

Leg. Fábrica de La Cavada, 1820-1830. Archivo don Álvarode Bazán (El Viso del Marqués) Ciudad Real.

FERNÁNDEZ, Benito

– Pliego de condiciones preparadas por don Benito Fernández,Oficial primero del Ministerio de Marina y Ministro de la Real Ha-

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cienda de los trabajos de las Reales Minas de carbón de piedra del Con-cejo de Langreo para la conducción de seis mil quintales de dicho gé-nero, que en virtud de R O. del 12 de diciembre de 1792, que me co-municó el Excmo. Sr. Baylío don Antonio Valdés Secretario de Estadoy del Despacho Universal de Marina. Deben remitirse al Puerto de Gi-jón con destino a los Reverberos de La Cavada bajo los cuales debe que-dar obligado, aquel en quien se remate la referida conducción. Sama deLangreo.

Sama de Langreo, 24 de diciembre de 1792.– Cuentas de las Reales Minas de carbón de piedra correspondien-

tes a los Concejos de Siero y Langreo, en el Principado de Asturias, desdeel 1 de mayo de 1792, hasta el treinta y uno de diciembre del mismo añocon la cantidad de quintales de carbón que se han sacado de dichas minas,en el referido tiempo.

Sama de Langreo, 30 de enero de 1793.

FERNÁNDEZ ANGULO, Juan Fermín

– Representación de don Juan Fermín Fernández de Angulo, Ad-ministrador General de Rentas Provinciales, quejándose de los agraviosque se le han hecho en la explotación de los molinos de Aniebes del Con-cejo de Tudela, con motivo de la navegación del río Nalón, y pidiendo sele abone lo estipulado, o en caso contrario se le tasen dichos molinos y sele abone su valor intrínseco.

Madrid, 4 de mayo de 1794.

FERNÁNDEZ DE LA JUNCAL, Pedro; GONZÁLEZ CARBAJAL,Pedro

– Propuesta que hacen estos señores que eran asentistas de sumi-nistro de carbón de Asturias para La Cavada y El Ferrol en aquellos mo-mentos; y en la cual se lo ofrecían a suministrar a los Departamentos deCádiz y Cartagena.

20 de octubre de 1787.

Bibliografía selecta 445

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GARCÍA ARGÜELLES, Josef

– Representación sobre minas de carbón de piedra, que hace don Jo-sef García Argüelles, como Comisionado del Ayuntamiento del Concejo deSiero, solicitando una declaración sobre lo dispuesto en las últimas RealesCédulas, sobre si el precio de las minas debe pertenecer a los Concejos o alas Parroquias.

Madrid, 18 de enero de 1793.– Estado que para presentar el Rey Nuestro Señor que Dios guarde

y en virtud de su Real Orden, que se me ha comunicado por el Excmo. Sr.don Domingo de Grandallana, su Secretario de Estado y del DespachoUniversal de Marina en el 24 de setiembre de este año, yo, don Josef Gar-cía Argüelles, Comisario de Provincia de Marina Graduado; encargadopor S. M. de la Economía, Cuenta y Razón; en las obras de la habilitacióndel río Nalón, doy de los caudales propios cuentas, y que se hallan exis-tentes en mi poder, tanto en metálico como en vales reales con expresiónde algunas deudas, que resultan contra sí y su favor.

Madrid, 8 de octubre de 1803.

GONZÁLEZ, Pedro; ARIAS, Matías; DÍAZ, Julián

– Representación sobre daños y perjuicios que representarán a laCorona y Vasallos, a causa del canal que se intenta construir en el río Na-lón, que deben hacerse patentes a su Excelencia, a fin de que se digne pa-sarlos a la noticia del Soberano, y solicitar en aquel Supremo Solio su efi-caz remedio.

[Durísimo ataque a los Establecimientos del Río Nalón]. Pa-rroquia de Soto (Ribera de Abajo. Noviembre de 1794).

GONZÁLEZ VALDÉS, Juan Bautista

– Solicitud presentada por Juan Bautista González Valdés, vecinode Gijón, descubridor de las más importantes minas de los Concejos deLangreo y de Siero; primer asentista (contratista) que aceptó la obligaciónde suministrar el carbón necesario a las Reales Fábricas de La Cavada y

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Liérganes, y también al Departamento de El Ferrol; en la cual se quejabade la prohibición que aún subsistía para la extracción del carbón, lo cualconsideraba un obstáculo, para desalentar a cualquiera a explotar minas.

Diciembre 1788.

IBÁÑEZ, Antonio Raimundo (Marqués de Sargadelos)

– Informe elevado a la Autoridad de Marina, sobre el beneficio ytransporte del carbón asturiano1792.

– Proposición de Antonio Raimundo Ibáñez, a la Real Hacienda,para un asiento general mediante el cual la prevea de todo el carbón fósilque necesite. San Ildefonso, 23 de agosto de 1796.

Leg. 1796-1797. Sección Fábrica de La Cavada y Liérganes.Archivo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués) Ciudad

Real.

MENÉNDEZ VALDÉS Y MANZANO, Ramón Ventura

– Representación de don Ramón Ventura Menéndez Valdés y Man-zano, Juez Noble y Ordinario de la Villa y Concejo de Grado, quejándosede que no fue cumplido lo pactado en las presas de los molinos harinerosde la Parroquia de Pintoria, de propiedad de su Sr. padre; y que fueron de-vastadas por los chalaneros, produciéndole muchos perjuicios, por los quepide reparación. Madrid, a 21 de setiembre de 1794. Firmado por Poder.Mathías Antonio Álvarez Taranga.

MEVOILHON, Luis de

– Dictamen emitido por el Ingeniero de la Comisión de Maderasdon Luis de Mevoilhon desde Oviedo, el 15 de diciembre de 1787 en res-puesta a los oficios y acuerdos recibidos de los Sres. de la Junta de Mari-na de El Ferrol del 15 y 22 de noviembre pasados y dirigido a don TomásBryant.

[Sobre las minas de carbón de piedra de Asturias].

Bibliografía selecta 447

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LA VIÑETA Y MACHIN, Josef María

– Solicitud de la plaza de sobrestante de la fábrica de carbón de pie-dra de la Villa de Grado en el Principado de Asturias, y en la cual, expo-ne sus desgracias y desventuras. Madrid, 19 de setiembre de 1798.

[Acompaña relación de méritos suyos y de sus antepasados].

ORUÑA Y PUMAREJO, Josef de

– Oferta de la Compañía de San Luis, para abastecer a los departa-mentos de Marina de carbón de piedra y de carbón desazufrado; presenta-da por don Joseph de Gruña y Pumarejo; al Baylío don Antonio Valdés yBazán, fechada en Santander el 29 de marzo de 1792.

POLLEDO Y CUETO, Manuel

– Petición de Manuel Polledo y Cueto, vecino de la Villa de Nore-ña en el Principado de Asturias, que manifiesta «fue el primero que en elaño 1787 hizo navegable el río Nalón tirando con cuarenta y ocho chala-nas desde Laviana hasta el Dique de Muros las maderas que allí se corta-ron para vuestras Reales Haciendas».

[Solicitaba el puesto de Interventor de los Establecimientosde minas (Ramo de Navegación y Obras del Río Nalón) que estabavacante].

Noreña, 28 de febrero de 1801.

QUINTANA FUENTE, Ramón

– Descripción de los minerales de carbón de piedra que se hallan enla jurisdicción de la Villa y Puerto de Llanes Capital de su Concejo en elPrincipado de Asturias.

[Se explica cómo se fueron trabajando y poniendo al descubier-to las minas de aquella localidad]. Firmado: Ramón Quintana Fuente.

Madrid, 15 de junio de 1783.

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REAL INSTITUTO ASTURIANO

– Representación del Rector y Claustro de profesores de la Univer-sidad Literaria de Oviedo, suplicando no se instale en Gijón la Escuela deMatemáticas, Náutica y Minas sino en Oviedo.

Oviedo, 19 de diciembre de 1792.– Representación de la Ciudad de Oviedo y en su nombre sus Co-

misarios Joseph García Argüelles y Francisco Arias de Velasco en la cualpiden para Oviedo el establecimiento de la citada Escuela, y exponen lasrazones por las cuales no debe ser ubicada en Gijón.

Fechada en Oviedo, el 9 de enero de 1793.– Representación de la Diputación del Principado y en su nombre

su Apoderado y Comisionad del Principado en la Corte don Santiago Fer-nández de la Reguera, en la cual exponen también los argumentos y ra-zones, por los cuales la ya citada Escuela no debe instalarse en Gijón y síen cambio lo debe ser en Oviedo.

Fechada en Madrid, el 18 de febrero de 1793.– Representación del Principado de Asturias, de la Ciudad de Oviedo

y su Universidad, en la que vuelven a pedir a S. M. que la Escuela de Mate-máticas, Náutica y Física se establezca en Oviedo. Firman: Como Apoderadoy Comisionado en la Corte del Principado: Santiago Fernández de la Regue-ra. Como Comisionado por la Ciudad de Oviedo: D. Francisco Hevia y No-riega. Como Comisionado de la Universidad de Oviedo: Manuel de Torres.

Madrid, 20 de febrero de 1793.

RIVA VALDÉS, Fernando de la

– Solicitud de don Fernando de la Riva Valdés, Regidor perpetuo delConcejo de Cangas de Tineo en la cual pide se les satisfaga por la Real Ha-cienda, la quinta parte del importe del carbón explotado en la mina de su pro-piedad desde que se comenzaron a beneficiar en el año 1792 hasta el año 1802.

Madrid, 12 de agosto de 1803.

ROMERO Y LANDA, Josef

– Informe de Josef Romero y Landa de la Junta de Marina del De-partamento Marítimo de El Ferro sobre la posibilidad de alimentar las fra-

Bibliografía selecta 449

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guas de los tres Departamentos con Carbón de Piedra; y si el de Españaes suficiente.

Fechado el 20 de agosto de 1791.

ROMERO, Manuel

– Noticia de lo trabajado en el levantamiento de planos del Río Na-lón, desde Puente del Arco del Concejo de la Pola de Laviana y lo que fal-ta por levantar hasta la salida del Concejo de Langreo con expresión de lasvaras que contiene en cada Concejo, los planos que están trabajados y losdías poco más o menos que necesitarán para trabajar los que faltan para elcompleto a los dos Concejos.

Sama de Langreo, 10 de febrero de 1793.

SALVATIERRA, Manuel de

– Informe que, como Gerente Interino de la Real Audiencia deOviedo, envía para conocimiento de la Real Junta de Comercio, Moneda yMinas; de los atropellos que está cometiendo la Compañía de San Luis.

Oviedo, julio de 1791.

SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS

– Informe de la Sociedad Económica de Amigos del País, fechado enOviedo el 23 de febrero de 1788, y dirigido a don Antonio Valdés, Secre-tario de Estado y del Despacho de Marina. Firmado por don BernardinoAntonio de Sierra, Director y el Conde de Marzel de Peñalba, Secretario.

[Sobre las explotaciones de carbón de piedra].

VIGIL PALACIO, Josef

– Representación de don Josef Vigil Palacio, Procurador General delConcejo de Siero, al Ministro de Marina sobre asuntos de la propiedad delas minas de carbón, si por Concejos, parroquias y lugares.

Pola de Siero, 24 de diciembre de 1792.

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TAVERN, Jerónimo

– Informe sobre la propuesta de don Antonio Raimundo Ibáñez, re-lativa al asiento del beneficio de las minas de carbón de piedra, abiertas decuenta de S. M. en el Concejo de Langreo, y a la conducción de este fósilpor el río Nalón al puerto de San Esteban de Pravia en Asturias: dado deorden de los señores de la Junta del Departamento de El Ferrol, por el Ca-pitán de Fragata don Jerónimo Tavern, encargado interinamente de lasempresas del expresado río

29 de agosto de 1796. l Leg. 1796-1797. Sección Fábrica de LaCavada y Liérganes.

[El Viso del Marqués. Archivo don Álvaro de Bazán; en 29 folios].

TEJADA, Félix de

Informe del carbón mineral de Asturias fechado en Madrid a 3 defebrero de 1791 por don Félix de Tejada y dirigido al Baylío don AntonioValdés.

[Interesante informe; habla del número de las minas, del hor-no, de la Sociedad de Amigos del País, etc. Hay nota: ‘Que devuel-ve informado y con lo que se debe de hacer el Inspector General dela Marina’].

III. BIBLIOGRAFÍA DESCRIPTIVA

Podríamos extender esta bibliografía hasta extremos insos-pechados; pero no me parece oportuno; creo es mejor limitarme aun pequeño marco dentro del cual espero haber expuesto algunosde los más representativos en las cuestiones que aborda este libro.

Obras de Gaspar Melchor de Jovellanos

Para los textos de Jovellanos sigo las ediciones de CándidoNocedal y Miguel Artola publicadas en la Biblioteca de Autores Es-

Bibliografía selecta 451

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pañoles Tomos I -II -III- IV -V correspondientes a los tomos de lamisma bajo el título general de Obras Completas de don Melchor de Jo-vellanos con los números XLVI -L -LXXXV -LXXXVI y LXXXVII,Madrid, Ediciones Atlas, 1951-1952-1956.

ADARO Y MAGRO, Luis de

– Los carbones nacionales y la Marina de Guerra, Escuela Tipo-gráfica del Hospicio Provincial. Oviedo, 1912.

– Criaderos de hierro de Asturias –Tomo II. Memorias del Insti-tuto Geológico y Minero de España. Tomo XXVII. Prólogo e Intro-ducción de don Gumersindo Junquera Blanco. Bibliografía de donLuis Adaro, Establecimiento tipolitográfico, Sucesores de Rivade-neyra, Impresores de la Real, Casa. Madrid, 1916.

ADARO RUIZ, Luis

– Bosquejo histórico de la minería asturiana. Catálogo Generalde la I Feria Internacional de la Maquinaria para Minas, Yacimien-tos y Canteras. Ferias nacionales de Muestras de Asturias. Gijón,1967.

– 175 años de la siderometalurgia asturiana, Cámara Oficial deComercio, Industria y Navegación de Gijón. Imprenta La Indus-tria. Gijón, 1968.

– Noticias y comentarios sobre asuntos y realizaciones asturianas(Pasado, Presente y Futuro de Asturias, Cámara Oficial de Comercio,Industria y Navegación de Gijón. Imprenta La Industria. Gijón,1969.

– De la antigua minería asturiana. Bibliófilos Asturianos. Volu-men IV. Imprenta Heredera de Ramiro P. del Río. Luarca, 1973.

– El puerto de Gijón y otros puertos asturianos, Cámara Oficialde Comercio, Industria y Navegación de Gijón: Feria Nacional deMuestras de Asturias y la Hemeroteca Provincial de la Cámara Ofi-cial de Comercio de Gijón. Imprenta La Industria. Gijón. 2 Tomos.1976-1979.

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– Datos y Documentos para una historia minera e industrial deAsturias, Gijón, Suministros Adaro, Imprenta La Industria, 1981,5 vols. [Esta obra es la base de documentación científica dondese apoya la versión más divulgativa que se ofrece en esta publi-cación].

ADÚRIZ, Patricio

– «Plazuela de Jovellanos», El Comercio, Gijón, 29 de setiem-bre de 1968.

– «Jovellanos», El Comercio, Gijón, 1 y 8 de diciembre de1968.

– «Día de Jovellanos», El Comercio, Gijón, 6 de agosto de 1969.– «Juan Agustín Ceán Bermúdez», El Comercio, Gijón, 24 y 31

de enero; 14, 21 y 28 de febrero; 7 y 14 de marzo de 1971.– «Inauguración de la estatua de Jovellanos», El Comercio, Gi-

jón, 27 de junio; 4,11, 18 y 25 de julio de 1971.– «Lucienne Domergue en torno a Jovellanos», El Comercio,

Gijón, 11 de marzo de 1973.– «Jovellanos o la previsión del futuro», El Comercio, Gijón, 9

de setiembre de 1973.– «Centenario de Jovellanos», El Comercio. Gijón, 10, 17 y 24

de febrero; 3, 10, 17, 24 y 31 de marzo; 7, 14 y 21 de abril de 1974.– «Jovellanos (1744-1811)». El Comercio, Gijón, 5 de enero de

1975.– «165 aniversario jovellanista», El Comercio, Gijón, 28 de no-

viembre de 1976.– «Jovellanos», El Comercio, Gijón, 7 de agosto de 1977.– «Bibliografía critica de Jovellanos (1901-1976)», El Comercio,

Gijón, 23 de octubre de 1977.– «Homenaje a Jovellanos en Puerto de Vega», El Comercio,

Gijón, 9 de setiembre de 1979.– «Quintana y Jovellanos», El Comercio, Gijón, 14 de octubre

de 1979.– «Nuevo aniversario jovellanista», El Comercio, Gijón, 25 de

noviembre y 2 de diciembre de 1979.

Bibliografía selecta 453

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454 Jovellanos y la minería en Asturias

AGRICOLA, Georgius

– De re metallica, Basilea 1556, Cum privilegio Imperatorisin annos V & Galliarum Regis ad Sexennium [edición facsímil,traducción de Carmen Andreu, edición revisada por Juan CarlosParedes, Catedrático de la Escuela Superior de Ingenieros deMinas de Madrid, Madrid, Unión Explosivos Río Tinto, S. A.,1972.

ALCALÁ-ZAMORA y QUEIPO DE LLANO, José

– Historia de una empresa siderúrgica española. Los altos hornos deLiérganes y La Cavada, 1622-1834, Diputación Provincial de Santan-der. Institución Cultural de Cantabria, del Consejo Superior de In-vestigaciones Científicas. Centro de Estudios Montañeses, GráficasCampher. Guarnizo (Santander), 1974.

ALMUNIA, Joaquín

– Contribución de la Real Sociedad Vascongada al progreso de la si-derurgia española a fines del siglo XVIII (1771-1793), Instituto del Hie-rro y del Acero II Asamblea General, Consejo Superior de Investi-gaciones Científicas, Patronato «Juan de la Cierva» de InvestigaciónTécnica, Gráficas Jesús Álvarez, Madrid, 1951.

ALONSO BARBA, Álvaro

– Arte de los metales en que se enseña el verdadero beneficio de losde oro y plata por azogue. El modo de fundirlos todos, y como se han derefinar y apartar unos de otros, Imprenta del Reino. Madrid, 1640. [Nue-va edición patrocinada por la Escuela Especial de Ingenieros deMinas de Madrid. Impresa en la Casa de C. Bermejo. Madrid,1932].

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ALVARADO Y DE LA PEÑA, Santiago de

– El reino mineral o sea la mineralogía en general y en particularde España, Imprenta de Villaenil, Calle Jacometrezo, 15. Madrid,1832.

ANES ÁLVAREZ, Rafael

– Los comienzos de la industrialización en Asturias, en Historia deAsturias -Edad Contemporánea II. Tomo IX, Avilés, Ayalga Ediciones,Heraclio Fournier, S. A Vitoria, 1981.

ARAMBURU Y ZULOAGA, Félix de

– Monografía de Asturias, Oviedo, Establecimiento tipográficode Adolfo Brid, 1899.

ARMAYOR, Oliva

– «Del tema de la arriería», Boletín del Instituto de Estudios As-turianos Nº 48 de abril de 1958.

Ayuntamiento de Gijón

– Museo de Gijón -Casa Natal de Jovellanos -Pinacoteca Munici-pal, Imprenta Love, Gijón, 1978.

BEN, Johann Jacob

– Speculum metallurgice pollitissimum, Oder: Hell -Polierter.Berg Bau Spiegel, Bindlern. Dresden, 1700.

Bibliografía selecta 455

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456 Jovellanos y la minería en Asturias

BEUDANT, F. S.

– Traité élémentaire de Minéralogie, París, Chez Verdiere, Li-braire –Editeur Quas de Agustins Nº 25, 1850, 2 vols.

BERICHF VOM BERGBAU

– Im Berlage der Churfurftl, Gachf Bergafademie zu Frenberg 1769.

BETANCOURT Y MOLINA, Agustín

– Memoria sobre el método de construir y usar los hornos para ex-traer el betún que tiene el carbón de piedra, quedando éste purificado almismo tiempo. [Lleva varios planos. Fue redactado a finales del Si-glo XVIII y, por ese motivo, consideramos la fecha como hacia el1796, a consecuencia del encargo que le dio el Conde de Arana pa-ra que examinase en el jardín del Rey, en París, los hornos que conel objeto indicado construyó Mr. Fars].

BUENAGUA, Fray Iñigo de

– Relación sobre las minas de Amianto de Asturias, haciendo men-ción de otras de jaspes y mármoles, de metales, piedras figuradas, crista-les, piritas, marcasita y otros fósiles: como también de varios arbustos,plantas y animales de que no habla don Gaspar Casal en su Historia Na-tural de Asturias. Año 1772. (Manuscrito).

CASARIEGO, Jesús Evaristo

– El Marqués de Sargadelos o Los comienzos del industrialismo ca-pitalista en España.

(Obra premiada y publicada por el Instituto de Estudios As-turianos.) Oviedo. Imprenta Gráficas Summa. 1950.

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CASAL, Gaspar

– Historia natural y médica del principado de Asturias, Ediciónpatrocinada por la Excma. Diputación Provincial de Oviedo, conocasión del 11 centenario de la muerte del Doctor Casal, en setiem-bre de 1959, una vez agotada la edición que la misma corporaciónhabía publicado en el año 1900.

CEÁN BERMÚDEZ, Agustín

– Memorias para la vida del Excmo. Señor don Gaspar Melchor deJovellanos y noticias analíticas de sus obras. Madrid, 1814 [edición fac-símil, Gijón, Ateneo Jovellanos, con introducción de María TeresaCaso Machicado, 1999].

COLL MARTÍN, Sebastián

– Jovellanos y la Minería Asturiana. Textos inéditos de don GasparMelchor de Jovellanos, Oviedo, Centro de Estudios del Siglo XVIII, 1984.

COLLADO Y ARDANUY, Benito del

– Apuntes para la Historia contemporánea de la minería españolade 1825 a 1849, publicados en la Revista Minera de 1852 y ahora impre-sos con notables correcciones y ampliaciones para mejor conocimiento dela época a que se contraen por don Benito del Collado y Ardanuy, Inspec-tor General Jubilado del Consejo de Ingenieros de Minas.

Imprenta del Colegio de Sordo-Mudos y de Ciegos. Calle delTurco, Nº 11, Madrid, 1865.

DELGADO, Pedro

– Descripción de un establecimiento en Asturias para surtir a laMarina de hierro y armas, con aprovechamiento de las proporciones queofrece el país. Ribadeo. Setiembre 1795.

Bibliografía selecta 457

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458 Jovellanos y la minería en Asturias

Archivo Museo don Álvaro de Bazán. Madrid. Signatura:Ms. 2175, Fol. 25.

DÍAZ-FAES INTRIAGO, Manuel

– La minería de la hulla en Asturias.(Un análisis histórico, Ovie-do, Servicio de publicaciones de la Universidad de Oviedo, 1979.

DUHAMEL

– Geométrie souterraine élémentaire théorique et pratique, L’Im-primerie Royale. París, 1787. 2 vols.

ELHUYARDN, Fausto de

– Memoria sobre el influjo de la Minería en la Agricultura, Indus-tria, Población y Civilización de la Nueva España en sus diferentes épo-cas, con varias disertaciones relativas a puntos de economía pública cone-xos con el propio ramo, por don Fausto de Elhuyar, Ministro honorario dela Junta de Comercio, Moneda y Minas, Director del Tribunal General deMinería de Méjico, Socio literato de la Sociedad Vascongada, e individuode la Naturalista de Berlín, de la Wemeriana de Edimburgo y de la deMarburgo. Dedicado al Rey Nuestro Señor. Madrid. Imprenta de Ama-rita, Placenda de Santiago, Nº 1. Año 1825.

EZQUERRA DEL BAYO, Joaquín

– Minas de carbón de piedra de Asturias, Imprenta de don JoséCollado. Madrid, 1831.

– Datos y observaciones sobre la industria minera», con una des-cripción característica de los minerales útiles, cuyo beneficio puede formarel objeto de las empresas. Imprenta de don Antonio Yenes, Calle deSegovia, Nº 6. Madrid, 1844.

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FERNÁNDEZ PENEDO, Salvador

– Ante nuestro Polo de Desarrollo Industrial: dos antecedentes his-tóricos. La canalización del Nalón y la fundación de Trubia, en los finalesdel siglo XVIII y el restablecimiento de la Fábrica Nacional de Cañones enmayo de 1844. Publicado en 24 capítulos en el periódico La NuevaEspaña, Oviedo, entre el 2 y el 30 de diciembre de 1969.

FUERTES ACEVEDO, Máximo

– Mineralogía Asturiana (Catálogo descriptivo de las sustanciasasí metálicas como lapídeas de la provincia de Asturias, seguido de brevesconsideraciones acerca de su importancia industrial.) Imprenta del Hos-picio Provincial de Oviedo, 1884. Reeditado por Hunosa. EmpresaNacional Hulleras del Norte, S. A. para celebrar el 10º aniversariode su fundación. Prólogo de don José Manuel Fernández Felgue-roso. Imprenta «Heredera de Ramiro P. del Río». Luarca, 1977.

FUERTES ARIAS, Rafael

– Asturias Industrial (Estudio descriptivo del estado actual de laIndustria Asturiana en todas sus manifestaciones). Imprenta F. de laCruz. Magdalena, 25. Gijón, 1902.

GALEOTI, Juan Bautista

– Informe sobre las canteras de mármol de Asturias. 12 de junio de1784. [El Intendente de las Reales Obras del Palacio de Madrid, donFrancisco Sabatini encargó a Galeoti le informase sobre la calidad delos mármoles asturianos y de los emplazamientos de las canteras].

GARZA, Francisco Carlos de la

– Breve Historia del carbón de piedra (Manuscrito). Almadén, 24de mayo de 1789.

Bibliografía selecta 459

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(En la Biblioteca del Instituto Minero y Geológico de España.Signatura VII. Ar. 3.19.)

M. DE GENSSAME, Mr. de [Concessionnaire des Mines d’Alsace-Com-té de B’ourgogne correspondant de l’ Academie Royale des Sciences]

– Traité de la fonte des mines par le feu du charbon de terre ou trai-te de la constructión. Usage de foumeaux propres a la fonte. Affinage demetaux. -Des mineraux par le feu de charbon de terre, avec la maniere derendre ce charbon propre aux memes usages auxquels on emploie le Char-bon de bois. Chez Vallat -La Chapelle, Libraire Sur le Perron de la SainteChapelle, au Château de Champlatreux. París. Año 1770.

GILYMAESTRE, A., DE CORTAZAR, D. [Ingenieros Jefes delCuerpo de Minas].

– Historia, descripción y crítica de los sistemas empleados en elalumbrado de las excavaciones subterráneas. Nuevo método de ilumina-ción en las minas. Memoria premiada por la Escuela Especial de Ingenie-ros de Minas en el concurso público de 1879 y publicada por la misma acuenta del legado Gómez Pardo, Imprenta y Estereotipia de Aribau yCía. Impresores de Cámara de S. M., Duque de Osuna, 3. Año 1880.

GONZÁLEZ, Tomás

– Registro y relación general de minas de la Corona de Castilla. De or-den del Rey Nuestro Señor, Madrid. Por don Miguel de Burgos. Año 1832.(2 Tomos).[Comprende los registros, relaciones y despachos tocantes aminas, en que se expresan los pueblos y sitios en que se hallaron.

GONZÁLEZ DE RECONDO, Manuel María

– Oración gratulatoria que en la abertura de los estudios del RealInstituto Asturiano establecido en esta Villa de Gijón dixo a nombre de

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sus paisanos. Dedicada al Excmo. Sr. don Antonio Valdés. Por donFrancisco Díaz Pedregal. Madrid, Año 1795.

HERNÁNDEZ SAMPELAYO, Primitivo

– Hierros de Galicia, Sargadelos, Gráficas Reunidas, S. A Ma-drid, Tomo II, 1921. Tomo II.

JARS [De l’Academie Royale des Sciences de París, de celle deLondres pour l’encouragement des Arts Associé de l’Academie desSciences, Belles-Lettres Arts de Lyon]

– Voyages metallurgiques ou recherches et observations sur les mi-nes…, etc., P. Fr. Didot Jeune, libraire. Imprimeur. Quai des Augus-tins, L. Cellot, Libraire. Imprimeur Dauphine, París, 1781.

KARSTEN C. J. B.

– Manuel de la metallurgie du fer. [Traducido del Alemán.] Mr.Thiel. Editor, 1830.

MAÑANA VÁZQUEZ, Ramón

– Luis Adaro y Magro (1849-1915). Ingeniero de Minas, agente in-novador de la primera revolución industrial asturiana, Oviedo, Institu-to Geológico y Minero de España- Consejo Superior de Colegios deIngenieros de Minas de España, 2002.

MARTÍNEZ, Elviro

– Los documentos asturianos del Archivo Histórico Nacional, Mo-numenta Histórica Asturiensia. Edición Ilustrada por Manuel Ma-rola. Imprenta Flores. Gijón, 1979.

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462 Jovellanos y la minería en Asturias

MINISTERIO DE INDUSTRIA

– Monografía de la Minería del Carbón, Nuevas Gráficas, S. AMadrid, 1960.

MORAND, le Medecin

– L’Art d’exploiter les mines de charbon de terre. Première partiedu charbon de terre et de ses mines. 1768.

– L’Art d’exploiter les mines de charbon de terre. Seconde partie del’extraction de l’ usage et du commerce du charbon de terre. 1773.

– L’Art d’exploiter les mines de charbon de terre. Seconde partie. IIIsection. Exploitation, commerce et usage du charbon de terre en France. 1774.

MORAND [Pensionnaire ordinaire de l’Academie Royale desSciences]

– L’Art de explotier les mines de charbon de terre. Secondie partie,suite de la quatrième section. Essai de Theorie -Pratique sur les differen-tes manieres d’employer le charbon de terre pour les manufactures, atte-liers et usages domestiques. 1777.

MUÑIZ, Julián

– La Industria Hullera, Imprenta Moderna. Sama de Langreo, 1929.

PEREDA, José Vicente

– Memoria sobre el carbón fósil. Presentada en virtud de encargo ala Junta General Extraordinaria del Principado de Asturias, celebrada conaprobación de S. M. en 1804. Impresa por orden del Sr. Intendente In-terino don Pedro Collingh de Salazar, en Oviedo, en la Oficina dePrieto. Año 1814.

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PONSON, A. T. [Ingeniero Civil de Minas]

Atlas traité de l’exploitation des mines de houille, Lieja -Chez E.Noblet Editor, Rue Sto Remy 18. [Se ofrece, por medio de ejem-plos, los aparatos, herramientas, útiles, explotaciones, etc., de losestablecimientos más notables de Europa. Es un conjunto com-pletísimo de todos los trabajos relativos al arte de la minería de laHulla].

QUEIPO DE LLANO, Joaquín José [Conde de Toreno].

Descripción de varios mármoles, minerales y otras diversas pro-ducciones del Principado de Asturias y sus inmediaciones. Edición fac-símil. Prólogo de Emilio Marcos Vallaure. Biblioteca Popular Astu-riana. Oviedo, 1978.Imprenta Mercantil. Garcilaso de la Vega, 4.Gijón.

REAL TRIBUNAL DEL IMPORTANTE CUERPO DE MI-NERÍA, con notas puestas por el Sr. Licenciado don Joaquín Velázquezde León, Director General de dicho Importante Cuerpo del Consejo de S.M. Alcalde honorario de esta Real Audiencia. Año 1778. Real Tribunal deMinería de México. 26 de mayo de 1778. [Dentro de este libro, se en-cuentran también: Real Orden del 8 de diciembre de 1785 y declaracionesen su cumplimiento hechas para adaptar la ordenanza de minería de Nue-va España a el Virreinato de Lima. Año 1786.

RODRÍGUEZ CAMPOMANES, Pedro [Conde de Campomanes]

– Discurso a la Real Sociedad Económica de Asturias, sobre el es-tado actual de la Agricultura, Industria y Oficios del Principado y medi-das para fomentar su progreso. 1731.

– Discurso sobre el fomento de la Industria Popular, 1774 [ediciónfacsímil, Oviedo, Centro de Estudios del Siglo XVIII, Banco de As-turias, 1979.

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464 Jovellanos y la minería en Asturias

RÚA FIGUEROA, Ramón

– Ensayo sobre la historia de las minas de Río Tinto, Madrid, Im-prenta de la Vda. de don Antonio Yenes, 1859.

SANTULLANO, Gabriel

– Historia de la Minería Asturiana, Gijón, Ayalga Ediciones,Colección Popular, 1978.

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Otras publicaciones, artículosy conferencias del autor

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LIBROS

175 años de la Siderometalurgia asturiana. Editado por la Cámara Ofi-cial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón, 392 pp. y33 láminas. Gijón, 1968.

Noticias y comentarios sobre asuntos y realizaciones asturianas (pasado,presente y futuro de Asturias). Editado por la Cámara Oficial deComercio, Industria y Navegación de Gijón, 550 pp. y 66 lá-minas. Gijón, 1969.

Breve resumen sobre las comunicaciones sociales y los comienzos del pe-riodismo en el mundo. La Hemeroteca Provincial de la Cámara Ofi-cial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón. Editado por laCámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gi-jón, 302 pp. y 55 láminas. Gijón, 1972.

De la antigua minería asturiana… Prólogo y bibliografía minera ygeológica asturiana, con algunas noticias históricas sobre eldesarrollo industrial de la provincia. Editado por BibliófilosAsturianos. Volumen IV, 217 pp. Luarca, 1973.

Historia de las Ferias de Muestras de Asturias (segunda época, 1965-1974). Editado por la Cámara Oficial de Comercio, Indus-tria y Navegación de Gijón, 206 pp. y 42 láminas. Gijón,1974.

El Puerto de Gijón y otros puertos asturianos. Tomo I. Editado por laCámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gi-jón; las Ferias Nacionales de Muestras de Asturias y la He-meroteca Provincial de la Cámara de Comercio de Gijón, 821pp., incluidas 131 láminas. Gijón, 1976.

Gixa Moderna. Gregorio Menéndez Valdés. Edita Monumenta His-tórica Asturiensia. Volumen II, 118 pp. Gijón, 1977.

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La Empresa Municipal de Aguas de Gijón. Editada por la Empresa deAguas de Gijón, 272 pp. Gijón, 1979.

El puerto de Gijón y otros puertos asturianos. Tomo II. Editado por laCámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gi-jón, las Ferias Nacionales de Muestras de Asturias y la He-meroteca Provincial de la Cámara de Comercio de Gijón, 825pp., incluidas 163 láminas. Gijón, 1979.

Datos y documentos para una historia minera e industrial de Asturias.Tomo I. Editado por Suministros Adaro, S.A., 942 pp., inclui-das 158 láminas. Gijón, 1981.

Historia resumida del desarrollo económico y minero industrial de Astu-rias en los siglos XVIII y XIX. Editado por Suministros Adaro,S.A., 203 pp., incluidas 41 láminas. Gijón, 1983.

El Puerto de Gijón y otros puertos asturianos. Tomo III. Editado por laCámara Oficial de Comercio, Industria, y Navegación de Gi-jón, las Ferias Nacionales de Asturias y la Hemeroteca Pro-vincial de la Cámara de Comercio de Gijón, 868 pp., inclui-das 156 láminas. Gijón, 1984.

Los comienzos de las fábricas de municiones gruesas de Trubia y de Armasde Oviedo. Publicado en el Boletín del Instituto de Estudios As-turianos IDEA nº 118, 112 pp., 7 láminas (en la edición especialcomo separata se agregaron 14 láminas más). Oviedo, 1986.

El Puerto de Gijón y otros puertos asturianos. Tomo IV. Volumen I.Editado por la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Na-vegación de Gijón, las Ferias de Muestras de Asturias y laHemeroteca Provincial de la Cámara de Comercio de Gijón,538 pp., 102 láminas. Gijón, 1986.

Edición de Historia antigua de Gijón, de Gregorio Menéndez Valdés.Tomos I y II. Editada por Monumenta Histórica Asturiensia,122 pp. y 127, respectivamente. Gijón, 1986 y 1987.

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El Puerto de Gijón y otros puertos asturianos. Tomo IV. Volumen II.Editado por la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Na-vegación de Gijón, las Ferias de Muestras de Asturias y laHemeroteca Provincial de la Cámara de Comercio de Gijón,536 pp., 84 láminas. Gijón, 1987.

Documentos inéditos de Jovellanos relativos al Real Instituto Asturianocon prólogo de don Evaristo Casariego. Instituto de EstudiosAsturianos (IDEA), 130 pp., 21 láminas. Oviedo, 1988.

Historia de la Sociedad Duro-Felguera, conferencia pronunciada en elacto de la entrega de la Manzana de Oro del Centro Asturia-no de Madrid a la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera el 4de agosto de 1987 en la Feria Internacional de Muestras deAsturias, 60 pp. y 24 láminas. Editada por la Asociación deEmpresarios de Gijón-Avilés (AEGA). Gijón, 1988.

Consideraciones de un investigador de temas históricos (sobre la minería,la industria, las obras portuarias y el Real Instituto de Asturias).Discurso pronunciado en el acto de toma de posesión de aca-démico de número de la Real Academia de Doctores y con-testación del Excmo. Sr. D. Juan Manuel López de Azcona. 14de marzo de 1988. Gijón, 1988.

Sobre la historia de la minería prehistórica y de la edad antigua. Confe-rencia inaugural del VIII Congreso Internacional de Mineríay Metalurgia. Oviedo, 17 de octubre de 1988. Asociación Na-cional de Ingenieros de Minas de España. Publicación patro-cinada por el Instituto Tecnológico Geominero de España.Madrid, 1988.

Datos y documentos para una historia minera e industrial de Asturias.Tomo III, 505 pp., 116 láminas. Gijón, 1989.

Asociación Gijonesa de Caridad (1890-1990. 100 años de existencia).Editado por la Asociación Gijonesa de Caridad, 142 pp., con35 láminas incluidas. Gijón, 1990.

Otras publicaciones, artículos y conferencias del autor 469

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Datos y documentos para una historia minera e industrial de Asturias.Documentación de la minería asturiana (1802-1845). Tomo IV,595 pp. y 26 hh. Gijón, 1994.

Introducción a la edición facsímil del Catálogo de manuscritos e im-presos notables del Instituto de Jovellanos de Gijón, seguido de uníndice de otros documentos inéditos de su ilustre fundador por DonJulio Somoza de Montsoriú. LXI + XXII + 257 pp. Gijón, Sumi-nistros Adaro, S.A., 1996.

CONFERENCIAS

Entre los numerosos discursos y conferencias pronunciadosse exponen los siguientes:

«Algunos documentos y planos relativos a asuntos mineros, in-dustriales, portuarios y de vías de comunicación de Asturiasen los pasados siglos, coleccionados en los Archivos yBibliotecas de España». Discursos de ingreso como miembronumerario en el Real Instituto de Estudios Asturianos, IDEA.Junio de 1981.

«Historia y desarrollo futuro del puerto de Gijón». Lección de clau-sura del curso académico en la Escuela de Formación Profe-sional Náutico-Pesquera de Gijón. Junio 1981. Publicada des-pués en la revista Hoja del Mar nº 192.

«Los comienzos de las explotaciones del carbón de piedra y de loshornos de cok en Asturias». 1780-1800. Conferencias pronun-ciadas en el Colegio Oficial de Ingenieros de Minas de Ovie-do (diciembre 1981) y en el Centro Asturiano de Madrid(conferencia inaugural del VII ciclo de Temas Asturianos).Enero de 1983.

«Las Reales Minas de Langreo y Establecimientos del río Nalón».Conferencias pronunciadas en la Cámara Oficial de Comer-

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cio, Industria y Navegación de Oviedo (organizada por elCírculo de Estudios Gaspar Melchor de Jovellanos). Marzode 1982. Y en la sociedad La Montera, de Sama de Langreo(noviembre, 1982). Publicadas en Industria Minera, Boletín In-formativo del Consejo Superior de Colegios de Ingenieros deMinas de España. Madrid. Año XXV nº 227, abril de 1983.

«Bosquejo histórico, minero e industrial de Asturias». Conferenciapronunciada en el primer ciclo de conferencias de Santa Bár-bara en Cangas de Narcea, organizado por la Asociación Pro-fesional de Ingenieros Técnicos en Minería (APITEM), 26 denoviembre de 1985.

«Minería e industria en tiempos de Jovellanos». En el ciclo de con-ferencias organizado con motivo del 175 Aniversario de lamuerte de Jovellanos, organizado por el Seminario GonzaloAnes de Historia Económica, en la Escuela Universitaria deEstudios Empresariales e Informática Jovellanos de Gijón, el 3de diciembre de 1986.

«Bosquejo de la historia industrial y minera de Asturias». Confe-rencia pronunciada en actos conmemorativos del 75 aniver-sario de la sociedad La Montera, de Sama de Langreo, el 17 demarzo de 1987.

«Diversos aspectos históricos del desarrollo asturiano». Conferen-cia pronunciada en el Instituto Bernaldo de Quirós, de Mie-res del Camino, el 31 de marzo de 1987.

«La participación de técnicos y empresarios extranjeros en los co-mienzos de la minería y la industria asturiana». Conferenciainaugural del ciclo Asturias y el carbón, pronunciada el 22 de di-ciembre de 1987 en el Centro Cultural y Deportivo de Mieres.

«Sobre la epopeya española en América». Conferencia pronuncia-da en el acto final del curso 1988 en el Colegio Valmayor (So-mió) Gijón. Junio de 1988.

Otras publicaciones, artículos y conferencias del autor 471

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«Razones que aconsejaron la creación de las fábricas de municionesde Trubia y de armas de Oviedo y su establecimiento». Con-ferencia pronunciada en el ciclo de actos conmemorativos del190 aniversario del General Elorza. Casino-centro Recreativo yCultural de Trubia. 2 de diciembre de 1988.

«Historia del Carbón, artífice del desarrollo asturiano». Lección fi-nal de curso en la entrega de títulos a la XXVII promoción deIngenieros de Minas, en la Escuela Técnica Superior de Mi-nas de Oviedo. 29 de junio de 1993.

«La Minería española en América durante la colonización (1492-1800)». Conferencia pronunciada en el acto promovido por elColegio Oficial de Ingenieros de Minas del Noroeste de España,en el Hotel Reconquista, de Oviedo. 29 de noviembre de 1993.

«Jovellanos y los comienzos de la minería del carbón en Asturias».Conferencia pronunciada en el Ateneo Jovellanos, de Gijón,con motivo del 250 aniversario del nacimiento de este ilustreprócer. 25 de marzo de 1994.

«Jovellanos y los comienzos de la minería del carbón en Asturias».Conferencia pronunciada en el Centro Asturiano de Madrid.8 de febrero de 1994.

ARTÍCULOS

«Algunas consideraciones históricas y actuales sobre Asturias y so-bre su IX Feria General de Muestras de Asturias». En el Catá-logo de IX Feria General de Muestras de Asturias, 1965.

«Industrias transformadoras». En Asturias, sus hombres y sus hechos, 1965.

«Recuerdos del pasado asturiano y comentarios sobre el momentoactual de Asturias». En el Catálogo de la X Feria General deMuestras de Asturias, 1966.

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«Bosquejo histórico de la minería asturiana». En el Catálogo Generalde la I Feria Internacional de la Maquinaria para Minas, Yaci-mientos y Canteras, 1967.

«El Puerto de Gijón», artículo publicado en el diario El Comercio, de15 de agosto de 1967.

«Resumen histórico de las comunicaciones en Asturias», en el Ca-tálogo General de la XI Feria de Muestras de Asturias, 1967.

Memoria-resumen de 62 años de actuación de la Asociación Gijonesa deCaridad. 1905-1967, 41 pp. y 20 láminas, tamaño folio. Edita laAsociación Gijonesa de Caridad, 1967.

«Las Ferias de Muestras de Asturias». En el Catálogo General de laXII Feria de Muestras de Asturias, 1968.

«Las Ferias de Muestras de Asturias frente al polo de desarrollo as-turiano». En el Catálogo General de la XIII Feria de Muestras deAsturias, 1969.

«Proceso de desarrollo y futuro de las Ferias de Muestras de Astu-rias y del Pueblo Asturiano». En el Catálogo General de la XIVFeria de Muestras de Asturias, 1970.

«Consideraciones sobre las Ferias y Exposiciones de Asturias». Enel Catálogo General de la XV Feria de Muestras de Asturias,1971.

«La Feria de Muestras de Asturias y otras actividades de la Cáma-ra Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Gijón». Enel Catálogo General de la XVI Feria Nacional de Muestras de As-turias, 1972.

«Comentarios sobre los certámenes asturianos y otras actividadesde interés cultural e industrial». En el Catálogo General de laXVII Feria Nacional de Muestras de Asturias, 1973.

Otras publicaciones, artículos y conferencias del autor 473

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«Once Ferias de Muestras en nueve años». En el Catálogo General dela XVIII Feria Nacional de Muestras de Asturias, 1974.

«Resumen histórico del Puerto de Gijón». En la revista Puertos es-pañoles. Julio-agosto, 1974.

«Las Ferias Nacionales de Muestras de Asturias». En la revista Me-talurgia y Electricidad. Septiembre, 1974.

«Comentarios sobre las Ferias Nacionales de Muestras de Asturiasy el actual momento económico». En el Catálogo General de laXIX Feria Nacional de Muestras de Asturias, 1976.

«Algunas observaciones sobre la actual situación económica y so-bre las Ferias Nacionales de Muestras de Asturias. En el Ca-tálogo General de la XXI Feria Nacional de Muestras de Asturias,1977.

«Comentarios sobre las Ferias de Muestras de Asturias y la crisiseconómica que atraviesa la nación». En el Catálogo General dela XXII Feria Nacional de Muestras de Asturias, 1978.

Discursos de inauguración de las Ferias Nacionales de Muestras de As-turias de 1976, 1977, 1978. Prólogo l. Ramón Lueje. Editadopor las Ferias Nacionales de Muestras de Asturias, 53 pp.,1978.

«El Puerto». En El libro de Gijón, Ediciones Naranco, S. A. Oviedo,1979.

«Breve historia del Puerto de Gijón». En Boletín nº 2 de la Parroquiade Jove. Editado por el Departamento de Cultura de la Aso-ciación de Vecinos Santa Cruz de Jove. Gijón, 1981.

«El Puerto de Gijón, fundamental para el desarrollo asturiano».En la revista Tesón nº 328. Año XXVIII. Mayo de 1981.Oviedo.

474 Jovellanos y la minería en Asturias

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«Recuerdos sobre las Ferias Nacionales de Muestras de Asturias».En Asturias Empresarial. Boletín informativo de la FederaciónAsturiana de Empresarios, F.A.D.E. Oviedo, agosto 1981.

«Breve resumen sobre las Ferias de Muestras de Asturias y algunoscomentarios sobre el desarrollo regional». En revista Raíces.Gijón, 1982.

«Historia Industrial de Asturias». En la primera semana de Astu-rias en Málaga. Málaga, 1984.

«Don Alejandro Aguado. Marqués de las Marismas del Guadal-quivir». En la revista Asturias en Sevilla. 20 de abril de 1993.

Otras publicaciones, artículos y conferencias del autor 475

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Fundación Foro Jovellanos.Publicaciones

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01. DISCURSOS de Puerto de Vega. Gijón, Foro Jovellanos, 1996, 32págs., 20 cm (AGOTADO).

02. CARANTOÑA, Francisco. La estancia de Jovellanos en Muros de Ga-licia. Francisco Carantoña. Gijón, Foro Jovellanos, 1997, 56págs., il., 24 cm. (AGOTADO).

03. SAGREDO, Santiago. Jovellanos y la educación en valores:(antecedentes en la reflexión y práctica de un Ilustrado). Prólogopor Francisco Carantoña. Gijón, Foro Jovellanos, 1998, 139págs., 24 cm. Trabajo premiado en el Concurso Nacional«Contribución de la obra de Jovellanos y del pensamientoilustrado español a la mejora de la enseñanza en España»(AGOTADO).

04. MORATINOS OTERO, Orlando; CUETO FERNÁNDEZ, Vicente. Bi-bliografía jovellanista. Prólogo, Ana RODRÍGUEZ NAVARRO; ilus-traciones, Juan MARTÍNEZ RIONDA y Nacho NORIEGA IGLESIAS.1ª ed. Gijón, Foro Jovellanos, 1998, 277 págs., il., 24 cm. + 1 cd-rom. ISBN 84-920201-4-8 (AGOTADO).

05. JOVELLANOS, Gaspar Melchor de. El «Diario» de los viajes. Intro-ducción, selección, estudios y notas de Jesús MENÉNDEZ PE-LÁEZ. Gijón, Foro Jovellanos, ALSA Grupo, 1998, 238 págs., il.,25 cm. (AGOTADO).

06. CASO GONZÁLEZ, José Miguel. Biografía de Jovellanos; adapta-ción y edición de María Teresa CASO; prólogo, Jesús MENÉNDEZ

PELÁEZ. Gijón, Fundación Foro Jovellanos del Principado deAsturias, 1998, 122 págs., il., 24 cm.

07. BOLETÍN JOVELLANISTA.

08. JOVELLANOS y el siglo XXI. Conferencias organizadas por la Funda-ción Foro Jovellanos del Principado de Asturias. Gijón, Foro Jove-

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llanos del Principado de Asturias, 1999, 106 págs., 24 cm. Con-tiene los textos de las conferencias pronunciadas por FranciscoÁLVAREZ-CASCOS, Fernando MORÁN LÓPEZ, Agustín GUZMÁN

SANCHO, Antonio DEL VALLE MENÉNDEZ y María Teresa ÁLVA-REZ GARCÍA.

09. CORONAS GONZÁLEZ, Santos M. Jovellanos, justicia, estado y cons-titución en la España del Antiguo Régimen. Gijón, Fundación Fo-ro Jovellanos del Principado de Asturias, 2000, 353 págs., 28 h.de lám., 24 cm. Obra galardonada con el Premio de Investiga-ción Fundación Foro Jovellanos. ISBN 84-607-0169-7.

10. INFORME de la Sociedad Económica de Madrid al Real y SupremoConsejo de Castilla en el expediente de Ley Agraria / extendido porsu individuo de número el Sr. D. Gaspar Melchor de Jovellanos. Gi-jón, Fundación Foro Jovellanos, 2000, 192 págs., 21 cm. + 1 fo-lleto. Reprod. facs. de la ed. de Palma, Imprenta de MiguelDomingo, 1814.

11. BOLETÍN JOVELLANISTA.

12. GUZMÁN SANCHO, Agustín. Biografía del insigne jovellanista DonJulio Somoza y García-Sala, correspondiente de la Academia de laHistoria, Cronista de Gijón y de Asturias, escrita y anotada porAgustín Guzmán Sancho para la Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias. Gijón, Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias, 2001, 427 págs., il., 24 cm. ISBN 84-607-2737-8.

13. ÁLVAREZ-VALDÉS Y VALDÉS, Manuel. Jovellanos: enigmas y cer-tezas. Pról. de Gonzalo ANES Y ÁLVAREZ DE CASTRILLÓN. Gijón,Fundación Alvargonzález y Fundación Foro Jovellanos delPrincipado de Asturias, 2002, 585 págs. + 2 hh.- 24 × 17 cm.ISBN 84-922-159-2.

14. JOVELLANOS y la Educación Física. Estudio introductorio, selec-ción y comentarios de José Gerardo RUIZ ALONSO. Gijón, Fun-

480 Jovellanos y la minería en Asturias

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dación Foro Jovellanos del Principado de Asturias, Real Gru-po de Cultura Covadonga y Fundación Ángel Varela, 2002,154 págs., 24 cm. ISBN 84-607-6207-6. (AGOTADO).

BOLETÍN JOVELLANISTA

BOLETÍN Jovellanista. Año I, nº 1. Gijón, Fundación Foro Jovellanosdel Principado de Asturias, 1999, 125 págs. [Publicación núm. 7].

BOLETÍN Jovellanista. Año II, nº 2. Gijón, Fundación Foro Jovellanosdel Principado de Asturias, 2001, 177 págs. [Publicación núm. 11].

BOLETÍN Jovellanista. Año III, nº 3. Gijón, Fundación Foro Jovellanosdel Principado de Asturias, 2002, 242 págs.

Fundación Foro Jovellanos. Publicaciones 481

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Se terminó de imprimir este libro de Jovellanos y laminería en Asturias en los Talleres de Gráficas

Apel, S.L., de Gijón, el día 18 de abril de 2003,coincidiendo con el CCII aniversario

de la llegada de Jovellanos a laCartuja de Jesús Nazareno en

el Valle de Valldemuza,en Mallorca, a los

treinta y seis días deobligado y molesto

viaje desdeGijón.

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