XXIII Sínodo Diocesano en Burgos

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XXIII Sínodo diocesano en Burgos Constituciones Sinodales "Poneos en camino" (1995-1998)

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Sínodo diocesano en algunas parte de España

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  • XXIII Snodo diocesano en Burgos

    ConstitucionesSinodales

    "Poneos en camino" (1995-1998)

  • XXIII Snodo diocesano en Burgos (1995-1998)

    Observaciones previas a la lectura y recepcin

    1. El texto de las Constituciones Sinodales recoge tanto proposiciones teolgicas ydescriptivas como operativas. Estas ltimas vienen destacadas en un recuadrosobre fondo gris.

    2. Con el signo [* P *] se sealan las propuestas que han sido votadas comoprioritarias por el propio Snodo (tambin aparecen en el Anexo I, 167-172).

    3. Las Constituciones Sinodales forman un todo unitario con una lgica comnque ha ido condensando los diversos estratos depositados por el proceso sinodal.

    4. El texto base fue elaborado por las Comisiones Tcnicas para el trabajo de losgrupos sinodales. Progresivamente fue siendo enriquecido por las aportaciones delos grupos sinodales, Asambleas arciprestales y Snodo propiamente dicho.

    5. El texto final, que recoge todo este proceso, ha procurado conservar fielmentela peculiaridad de cada momento y de cada uno de sus protagonistas. Ello explicala diferencia de estilos, algunos paralelismos y repeticiones parciales.

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    XXIII Snodo diocesano

    Decreto de aprobaciny promulgacin

    de las Constituciones Sinodales

    DOCTOR DON SANTIAGO MARTNEZ ACEBES,POR LA GRACIA DE DIOS

    Y DE LA SANTA SEDE APOSTLICA,ARZOBISPO DE BURGOS:

    Como Pastor de esta Iglesia Particular y para ofrecer respuesta adecuada a lasnecesidades de nuestra Dicesis, en este momento histrico y de gracia del Seor, por Decretode 14 de agosto de 1995, vspera de la Asuncin de Nuestra Seora, Titular de la Catedral yPatrona de la Dicesis, anunciamos al Pueblo de Dios la celebracin de un Snodo Diocesanobajo el lema "Poneos en camino".

    Puntualmente se han ido cubriendo las etapas previstas en el Reglamento General:preparatoria y de discernimiento, de los Grupos sinodales y de las Asambleas arciprestales ysectorial, hasta la Convocatoria oficial del Snodo propiamente dicho el da 30 de septiembre de1997, que se ha celebrado durante los meses de febrero a mayo de 1998.

    La andadura lleg a la meta final el da 16 de mayo con la votacin por la Asambleasinodal de los textos definitivos, que se nos presentaron para su aprobacin en la solemneclausura del Snodo el domingo de Pentecosts, da 31 de mayo de 1998.

    Con la invocacin del Espritu Santo, cuya fiesta hoy celebramos, y encomendando elfruto del Snodo a la intercesin de Santa Mara la Mayor que nos ha acompaado en nuestrocaminar:

    Por las presentes, en virtud de nuestras facultades ordinarias, a tenor del canon 466 delCdigo de Derecho Cannico, aprobamos los textos y propuestas sinodales, que nos presentala Asamblea, con la denominacin de Constituciones Sinodales, que asimismo promulgamos,en la forma siguiente:

    1. Las Constituciones Sinodales del XXIII Snodo Diocesano de Burgos entrarn envigor el da 15 de agosto de 1998, Solemnidad de la Asuncin de la Santsima Virgen Mara.

    2. Tendrn valor de normativa de derecho particular dentro del derecho comn de laIglesia.

    3. Quedan abrogadas las normas y costumbres contrarias a estas Constituciones.4. Los organismos diocesanos establecidos, a tenor del Derecho, velarn por el

    cumplimiento de las mismas y evaluarn peridicamente su aplicacin.

    Burgos, 31 de mayo de 1998

    + SANTIAGO, Arzobispo de BurgosPor mandato de Su Excia. Rvdma.Pablo del Olmo AmoCanciller Secretario

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    0. Prembulo

    XXIII Snodo diocesano en Burgos

    1. El Snodo es expresin mxima de la vida de una iglesia local, tanto de su identidadcomo de su misin y, por eso, es el mbito privilegiado para la creacin y configuracin delderecho particular diocesano. Estas Constituciones recogen y reflejan la autoconciencia de laiglesia de Dios que peregrina en Burgos: ha celebrado y redescubierto con renovadoagradecimiento la convocacin de la Trinidad santa que la ha llamado a la existencia paraenviarla a este pueblo y esta tierra; y ha reafirmado su vocacin de testimoniar en medio delmundo la comunin que le ha sido regalada y su disposicin para servir a los hombres ymujeres desde sus expectativas y sus esperanzas. Este XXIII Snodo diocesano (1995-1998), encuanto memoria y camino, ser recibido y acogido por todos los cristianos de Burgos comoexperiencia de alegra compartida y de compromiso responsable.

    2. Estos textos son expresin de un genuino proceso sinodal. Las diversas comisiones quehan elaborado su redaccin inicial, los grupos sinodales que la reflexionaron y enriquecieroncon sus propuestas, las Asambleas arciprestales y sectorial que la evaluaron y matizaron,prepararon un precioso material que dejaba entrever el esfuerzo lcido de la conversin, lasexigencias ilusionantes de la esperanza, los anlisis clarividentes de la fe, el gozo inagotable delamor.

    3. Los trescientos cuarenta y siete miembros sinodales, representantes de todo el Pueblode Dios en Burgos en torno a su obispo que los presida en el ejercicio de su ministerioapostlico, recogieron los ecos y las resonancias de toda su iglesia y captaron la sensibilidad dela sociedad para perfilar con sus propuestas y con la fijacin de sus prioridades el rostro de unaiglesia que se lanza con serena confianza y con apasionada generosidad a recorrer los senderosdel tercer milenio.

    4. Este proceso sinodal ha sido vivido por esta iglesia que se encuentra en Burgos como lamejor preparacin para el Jubileo y para la nueva evangelizacin a la que el papa Juan Pablo IIha llamado a todas las iglesias. En el ao del Espritu recoge su fuerza y su aliento como unnuevo Pentecosts que la sigue abriendo a los caminos del mundo y a las encrucijadas de lahistoria.

    5. Como respuesta a la llamada a la nueva evangelizacin que debe caracterizar esteJubileo, el primero de los grandes temas de este Snodo se ha centrado en el Anuncio delEvangelio, que nos llevar a ser hoy Buena Noticia para todos. Desde esta ptica se deberanentender las reflexiones del proceso sinodal. Expresin clara de nuestra accin evangelizadora,hoy particularmente necesaria para nuestra iglesia segn detectaba el sondeo, ha de ser elcompromiso cristiano de cara a configurar una Iglesia samaritana y solidaria. Posteriormentese afronta la realidad y la identidad de la comunidad eclesial, de nuestra comunidad diocesanaen camino, pues ella es la protagonista de la evangelizacin y del testimonio comprometido.Finalmente se presenta la celebracin litrgica como mbito y alimento de la misin eclesial,desde la conviccin de que nosotros, como miembros de una iglesia, slo podemos evangelizary dar testimonio tras las huellas de Jess cuando celebramos el misterio de nuestra fe.

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    1. Ser hoy Buena Noticiapara todos

    6. En coherencia con la solicitud de Juan Pablo II, en TMA 21, el Snodo diocesano sitaen su prtico la urgencia evangelizadora que brota de su identidad eclesial. Redescubrir lafuente y el origen de la evangelizacin en las misiones del Hijo y del Espritu es la preparacinms adecuada para llevar adelante la tarea de la nueva evangelizacin.

    1.1. Punto de partida:"La Iglesia existe para evangelizar" (EN 14)7. Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes dela humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad (EN18). Como el Padre envi al Hijo, ste enva a la Iglesia con la fuerza del Espritu que le movaa l a "recorrer todas las ciudades y aldeas, enseando en las sinagogas, anunciando elEvangelio del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias" (Mt 9,35).

    8. El Sr. Arzobispo nos recordaba en su carta de convocatoria del Snodo: "Queremos serIglesia encarnada, lcida y realista para discernir en qu contexto socio-cultural nosencontramos". La realidad social a la que queremos responder nos exige adentrarnos en nuestrahistoria reciente y en el momento actual de nuestra sociedad burgalesa:

    * Segn se desprende del Informe Foessa de 1996, la poblacin de nuestra dicesistiende con mucha fuerza a disminuir y est bastante envejecida. El xodo rural vivido en losaos del desarrollo industrial ha transformado radicalmente el perfil tradicional de unapoblacin mayoritariamente rural: el 47,50% de la poblacin vive en Burgos capital. En zonasurbanas y semiurbanas, viven el 71,56% del total de la provincia. Hay, por tanto, una claraconcentracin en zonas urbanas y una gran dispersin de poblacin en muchos y pequeosncleos rurales.

    * Nuestro pueblo ahora se enfrenta a una prdida progresiva de derechos ante el nuevopanorama socio-laboral: precarizacin del trabajo, movilidad geogrfica y funcional, paro,empresas de contratacin temporal, reduccin del horario laboral, jornadas a turnos,flexibilizacin...

    * Una sociedad que se rompe y que aumenta las diferencias econmicas entre unreducido sector cada vez ms pudiente y unas clases cada vez ms desfavorecidas. Por esohablamos hoy de los nuevos pobres, de la marginacin creciente.

    * Unas sombras que oscurecen y marginan valores y criterios que hoy son arrolladospor otros: individualismo, competitividad, consumismo, superficialidad, esteticismo... Y quehacen mella en las personas: estrs, depresiones, ansiedad, vaco, carencias afectivas... y en lasfamilias: separaciones, divorcios, familias monoparentales, reduccin de la natalidad...

    Luces y sombras que se mezclan y que no son fciles de distinguir: llegada de lasgrandes superficies comerciales, movilidad social, nuevas formas de religiosidad, presencia deafricanos y latinoamericanos, nuevos hbitos y costumbres en el uso del ocio durante el fin desemana, implantacin de la LOGSE y sus repercusiones, influencia de los medios decomunicacin social, aparicin de las televisiones locales...

    En medio de todo ello hay luces que brillan con intensidad propia y que vislumbran unpanorama prometedor: una experiencia democrtica consolidada, el estado de las autonomas,la creacin de rganos sociales participativos, la llegada de la Universidad, el sentir creciente

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    de la paz, la prestacin social sustitutoria, el compartir papeles dentro de la familia, la presenciade la mujer en la vida pblica, la sensibilidad ecolgica, la solidaridad internacional, elvoluntariado, la autonoma de lo secular en asociaciones e iniciativas...

    9. Nuestro pueblo se ha expresado en el sondeo inicial sobre el talante evangelizador denuestra dicesis: los cristianos de Burgos nos sentimos, en buena parte, poco coherentes alllevar a la prctica el mensaje del Evangelio en la vida diaria (67%). Todo ello puede serdebido a las dificultades que experimentamos en nuestra tarea evangelizadora, principalmenteel poco convencimiento personal (30%), el ambiente hostil, pasivo o indiferente a lo religioso(29%) y la falta de preparacin personal (22%). A ello hay que aadir la actitud pocodialogante que mostramos con los no-creyentes y miembros de otras religiones (51%).

    Los sectores que nuestro pueblo considera ms necesitados de una urgenteevangelizacin en nuestra dicesis son: los jvenes (31%), nios y adolescentes (20%), losmatrimonios y las familias (19%) y los pobres y marginados (11%).

    Las urgencias que siente hoy nuestra dicesis para anunciar el Evangelio son: valentapara confesar la fe, aunque sea ir contra corriente (24%), que no exista contradiccin entre loque los cristianos vivimos y celebramos (24%), as como seriedad en la preparacin y vivenciade los sacramentos (13%). Tambin son percibidos como urgencias, aunque en menor grado: elcompromiso social de la fe (11%), la necesidad de una comunidad o grupo para vivir la fe (9%)y la formacin de los agentes de evangelizacin (10%).

    1.2. Jesucristo, referencia y contenidode la evangelizacin

    10. Jess es proclamado y anunciado como Buena Noticia porque es el Hijo eterno delPadre, hecho hombre por obra del Espritu Santo y porque predic la Buena Noticia del Reinode Dios, la nueva creacin. En Jesucristo Dios no slo habla al hombre sino que le busca (TMA7).

    1.2.1. Jess, ungido por el Espritu

    La Iglesia nace de la accin evangelizadora de Jess y de los doce (EN 15). Jess deNazaret: -ungido por Dios con el Espritu Santo y con su fuerza; -haba pasado "haciendo elbien y curando a todos los oprimidos por el diablo" (Hech 10,38); -haba sido "matado,clavndole en una cruz por manos de los impos"; -pero despus Dios lo haba resucitado"librndole de los dolores de la muerte" (Hech 2,23-34) y -constituyndole as "Seor y Cristo"(Hech 2,36).

    1.2.2. Jess y la Buena Noticia del Reino de Dios

    11. Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un Reino, el Reino de Dios; tanimportante, que en relacin a l todo se convierte en lo dems, que es dado por aadidura.Solamente el Reino es, pues, absoluto, y todo el resto es relativo (EN 8). Jess de Nazaret senos descubre en el contexto social de su tiempo: afirma la realidad del amor como nica tareadel hombre frente a los fariseos, anuncia el Reino de Dios presente en la historia frente a lascorrientes apocalpticas y los esenios y llama a la exigencia de renovacin de la sociedad y delhombre nuevo frente a la insurreccin y resistencia a Roma. Inaugura su actividad en orden a sumisin, no hablando de s mismo o simplemente de Dios, sino proclamando como Buena Nueva

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    la inminencia del Reino de Dios: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios est cerca:convertos y creed la Buena Nueva" (Mc 1,15). Una cosa aparece clara: Jess est apasionadopor una causa. La parbola del hombre que halla un tesoro escondido en el campo (Mt 13,34)ms que delinear la figura de los que acogen con entusiasmo su propuesta le describe a lmismo. Toda su vida se unifica en torno al servicio del Reino: "Mi voluntad es hacer lavoluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra" (Jn 4,34).

    12. * El Reino de Dios est en lo que Jess es, hace y dice. Jess en persona es la BuenaNueva, como l mismo afirma al comienzo de su misin en la sinagoga de Nazaretaplicndose las palabras de Isaas, relativas al ungido, el enviado por el Espritu del Seor (cf.Lc 4,14-21). Al ser l la Buena Nueva, existe en Cristo plena identidad entre mensaje ymensajero, entre el decir, el actuar y el ser. Su fuerza, el secreto de la eficacia de su accin,consiste en la identificacin total con el mensaje que anuncia; proclama la Buena Nueva noslo con lo que dice o hace, sino tambin con lo que es (RM 13).

    13. * El Reino de Dios, plenitud de vida de los hombres, exige la conversin. Para Jessel Reino de Dios equivale a plenitud de vida de los hombres, de cada hombre y de la humanidadentera. La gloria de Dios es la vida del hombre, y la vida del hombre es la visin de Dios, segnla bella expresin de San Ireneo. Se trata de una plenitud de vida referida a todas lasdimensiones de la existencia y engloba todos y cada uno de sus aspectos. Jess, realizando suapasionado servicio a la plenitud de vida de los hombres, especialmente de los ms necesitados,realiza tambin su servicio al designio del Padre que le ha enviado. La conversin por la venidadel Reino de Dios lleva consigo un vuelco radical de esta situacin: deber cambiarse cuanto enel mundo se opone a la realizacin de la causa de la vida de los hombres. No es otra cosa que elpaso del egosmo al amor como accin vivificante en medio del mundo. El anuncio de Jess sepresenta como alegre Buena Noticia, una propuesta para la libertad del hombre.

    1.2.3. La Buena Noticia experimentael conflicto y el rechazo: la cruz

    14. * La cruz y la muerte de Jess, expresin suprema de una existencia por el Reino.La coherencia de Jess por la causa del Reino, vivida hasta el extremo, es lo que le ha llevado ala cruz. Los autores de su condena son los jefes del pueblo y el mismo pueblo, que se sientenatacados, puestos en evidencia y denunciados por Jess. A pesar de su testimonio de vida, leabandonan incluso sus discpulos (Mc 14,50). l entrega la vida por todos. "Jess mismo,Evangelio de Dios, ha sido el primero y el ms grande evangelizador. Lo ha sido hasta el final,hasta la perfeccin, hasta el sacrificio de su existencia terrena" (EN 7).

    * Jess ante su propia muerte: herencia, memoria, anuncio. Jess en la cruz esverdaderamente "el cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29), en el sentido deque entrega su vida personal por todo lo que ha proclamado. Y evidencia as uno de losaspectos constitutivos del amor transformador: no se cambia el mundo sin dolor y sin fatiga o,en otras palabras, no se ama en serio sin sufrir.

    1.2.4. Dios supera definitivamente el rechazo:la resurreccin

    15. * La Resurreccin de Jess es una victoria total de la vida sobre la muerte. Elacontecimiento pascual consiste en la resurreccin de Jess. Por ella los discpulos constataronla victoria plena y definitiva de la vida sobre la muerte en el hombre y, adems, en un hombremarginado y completamente indefenso como era Jess. En la Pascua se anticipa en el mundo lanueva creacin.

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    * La Resurreccin, punto de partida para descubrir a Cristo. Si Jess ha sidoresucitado por el Padre, los discpulos comprenden que Jess tena razn, Dios est con l. Nodeben seguir esperando a ningn otro mesas. Las promesas de Dios han encontrado ya sucumplimiento en Jess. Es Jess el Mesas esperado, pero lo es de una manera que ha rebasadotodas las esperanzas del pueblo. El amor es ms fuerte que el dolor y la muerte.

    * El Resucitado, Buena Noticia para los hombres. Se podra decir que, mediante estaexperiencia, los discpulos llegaron a entender que Jess resucitado es el Reino de Dios enpersona y que lo que le ha sucedido personalmente a l es lo que Dios quiere para lahumanidad entera y para el mundo. Ahora sabemos que Dios no es capaz de defraudar lasesperanzas del hombre que le invoca como Padre. Dios es alguien empeado en salvar alhombre por encima de todo, incluso por encima de la muerte. Todos los que hayan credo enCristo y hayan vivido con su Espritu, un da sabrn lo que es vivir en plenitud. A partir de laresurreccin los discpulos vern con ms claridad y confesarn que Dios estaba con l y que elHijo ha sido constitudo Seor. As la Iglesia queda configurada, en torno a los apstoles, comola Iglesia de la Pascua. El crucificado sigue vivo, y desde entonces el Reino de Dios continaextendindose hasta alcanzar su plenitud al final de los tiempos.

    1.3. La Iglesia, ungida por el Espritupara la evangelizacin

    16. Los que se reunieron despus de la Pascua alrededor de los Doce, llamados por Jess(Hech 1,12-14; 2,41-47), forman la comunidad de discpulos. En estos hombres y por mediode ellos, el Espritu Santo sigue siendo el protagonista transcendente de la realizacin de esaobra en el espritu del hombre y en la historia del mundo (RM 21). Solamente despus de lavenida del Espritu Santo el da de Pentecosts los apstoles salen hacia todas las partes delmundo para comenzar la gran obra de la evangelizacin de la Iglesia (EN 75). La iglesiaparticular de Burgos est llamada a vivir hoy un nuevo Pentecosts y a continuar la tareaevangelizadora. Ello implica ser una comunidad evangelizada y evangelizadora, configuradacon el talante y actitudes que nacen de la fidelidad al Espritu y del seguimiento de Jess.

    1.3.1. En el Espritu de Pentecosts:convocados a la alegra

    17. La evangelizacin surge de una experiencia gozosa que no puede menos de dejar decomunicarse y de convocar a la alegra del Evangelio aunque ello exija renuncias, sacrificios yconversin (cf. Hech 5,41). La fuerza del Espritu da audacia y valor para la superacin de losobstculos al Evangelio. La alegra del Espritu se manifiesta en la comunicacin de la BuenaNoticia de Dios que ama al hombre con un amor sin lmites y que ha querido intervenirpersonalmente en su historia por medio de su Hijo Jesucristo. No basta con anunciar esa BuenaNoticia, es necesario verla hecha realidad. El anuncio de Jess resultaba creble porque lasgentes podan ver en l a un hombre que "pas la vida haciendo el bien" (Hech 10, 38). LaBuena Noticia debe ser proclamada en primer lugar mediante el testimonio; a travs de l loscristianos hacen plantearse, a quienes contemplan su vida, interrogantes irresistibles. Sinembargo el testimonio es insuficiente si no es esclarecido por un anuncio claro e inequvoco delSeor Jess (cf. EN 21s).

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    1.3.2. Evangelizada y evangelizadora

    18. "Evangelizadora, la Iglesia comienza por evangelizarse a s misma. Comunidad decreyentes, comunidad de esperanza vivida y comunicada, comunidad de amor fraterno" (EN15). La Iglesia es familia, Pueblo de Dios en comunin y misin donde todos somos agentes ydestinatarios del anuncio del Evangelio. Evangelizar no puede reducirse a divulgar dogmas ni aconseguir adeptos para la Iglesia. Es compartir con otros el asombro agradecido de haberrecibido, gratuitamente, el secreto de la esperanza y del gozo. Todo lo cual supone:

    * Beber en las propias fuentes, dejndose juzgar por el Evangelio, ir avanzando enradicalidad en la escucha de la Palabra. Como la lluvia y la nieve caen del cielo, y slovuelven all despus de haber empapado la tierra... as ser la palabra que sale de mi boca: novolver a m vaca, sino que cumplir mi voluntad y llevar a cabo mi encargo (Is 55,10s).

    * Estar abiertos al Espritu que nos precede y acompaa. As, el Espritu, quesopla donde quiere (Jn 3,8) y obraba ya en el mundo aun antes de que Cristo fueraglorificado, que llena el mundo y todo lo mantiene unido, que sabe todo cuanto se habla(Sab 1,7), nos lleva a abrir ms nuestra mirada para considerar su accin presente en todotiempo y lugar (RM 29).

    * Acoger los "signos de los tiempos". Es preciso estar atentos a las llamadas de Diosque nos vienen de la realidad misma. Porque nuestro Dios acta en la historia y desde ella nosllama a actuar con l. Una mirada teologal a la realidad es bsica para que nuestra iglesia vivaen actitud evangelizadora. Para cumplir su misin, es deber permanente de la Iglesia escrutara fondo los signos de la poca e interpretarlos a la luz del Evangelio (GS 4). Escrutando lossignos de los tiempos a la luz de la Palabra estaremos ms integrados en la vida de los hombres.

    * Urgir la conversin personal comunitaria e institucional de nuestra iglesia. En lacarta con motivo del Snodo de Cuaresma, el Arzobispo expresaba con claridad: "Es decisiva larenovacin callada, constante, jornada tras jornada, de persona a persona, en todos y cadauno de los mbitos de nuestra vida. La fe es como el agua: si no corre, se estanca y se pudre.Para evangelizar y ser evangelizadores debemos estar y haber sido evangelizados". Por tantolas estructuras y organismos eclesiales estn tambin necesitados de evangelizacin para hacerms transparente el servicio del Evangelio.

    * Transformar la realidad: El Snodo de los Obispos de 1971, hablando de la justicia,deca: "La accin en favor de la justicia y la participacin en la transformacin del mundo senos presentan claramente como una dimensin constitutiva de la predicacin del Evangelio, esdecir, como la misin de la Iglesia para la redencin del gnero humano y la liberacin detoda situacin opresiva".

    1.3.3. Viviendo en el Espritu

    19. Para evangelizar hace falta un estilo, un talante, un modo de ser y de estar que ha decaracterizar a los cristianos que se reconocen como evangelizadores.

    * Espiritualidad radical y evanglica. La radicalidad nos habla de races, que nostransmiten la savia, y de manantiales de los que brota el agua pura y cristalina, es decir, de logenuino y lo fundamental. Espiritualidad quiere decir vida en el Espritu y segn el Espritu.La espiritualidad radical es aquella que, por la accin del Espritu, vive de la iniciativa del Diosque ha intervenido personalmente en la historia de los hombres para salvarlos y conducirlos a laplenitud de la vida.

    a) El evangelizador ha de vivir la experiencia de filiacin porque Dios se le harevelado en Jesucristo como Padre. El Hijo experimenta la cercana amorosa y la ternuraentraable del Padre, que le suscita agradecimiento, alabanza y adoracin. La oracin es elencuentro con el Padre que va transformando la propia vida de modo escondido y misteriosopero real. Por eso la adoracin y la contemplacin expresan la actitud de recogimiento yconsuelo en ese Misterio Inefable que acoge y envuelve nuestra vida. Precisamente en un

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    mundo cada vez ms secular y profano hay que fortalecer la experiencia del encuentro con elDios Padre de Nuestro Seor Jesucristo. El mundo exige a los evangelizadores que hablen deun Dios a quien ellos mismos conocen y tratan con la familiaridad de hijos, como si estuvieranviendo al Invisible (EN 76).

    b) Dios no slo habla al hombre, sino que le busca en Jesucristo y se acerca a l de unmodo insuperable. El cristiano ha de ser consciente de vivir en la plenitud de los tiempos por laencarnacin de Jesucristo. De esa plenitud vive el cristiano y es la que ha de comunicar laevangelizacin. Ser cristiano es estar en Cristo, hacer de Cristo el principio de nuestravida, poder decir con San Pablo: "Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en m" (Gal 2,20). Y es, ala vez, descubrir la presencia constante del Seor en la historia y en el cosmos, pues"Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos" (Heb 13,8), vivir por eso a la espera de suretorno rezando incansablemente: "Ven, Seor Jess" (Ap 22,20).

    c) Es el Espritu el que hace posible que podamos dirigirnos a Dios llamndole Padre(Rom 8,14s), el que hace posible que podamos invocar a Jess como el Seor (1 Cor 12,3),el que hace que Cristo habite en nuestros corazones, y el que nos estimula a vivir el misterio deCristo como enviado y evangelizador. Al hacer al creyente templo del Espritu hace que toda lavida sea una alabanza a Dios, porque encuentra la santidad en su vida ordinaria y cotidiana.Pero al mismo tiempo el Espritu del Padre y del Seor Jesucristo llena el universo y por esoprepara los caminos del Evangelio y empuja a la Iglesia a entrar en contacto y dilogo contodo y con los otros. Es el Espritu el que acoge todo lo que existe para orientarlo a la gloria deDios, a la consumacin definitiva. Es el Espritu el que otorga a cada cristiano sus dones: labondad, la justicia, la piedad, el gozo, la alegra, la audacia, la santidad, la valenta, lamansedumbre y sobre todo la caridad (Rm 14,17; 2 Cor 6,6s; Ef 5,9; 1Tim 6,11), a fin de queviva profundamente su fe y para que se entregue a la tarea de la evangelizacin. Nuestra iglesiadiocesana est llamada a desprivatizar todo don, por naturaleza gratuito y concedido por elEspritu para el bien de todos, de manera que anuncie el intercambio de dones que crea espacioy es alimento para todos en la mesa que el Padre ha preparado a la humanidad.

    20. * Eclesialidad vivida. El cristiano, bajo la accin del Dios trino, ha de realizar suservicio a la evangelizacin como miembro de la Iglesia, es decir, eclesialmente, amandoprofundamente a la Iglesia. Ello quiere decir que nadie puede evangelizar por libre, de modoaislado y espontneo, sino como enviado por su comunidad eclesial (EN 60). Por eso ningunodebe anunciar sus propias ideas o sus interpretaciones particulares del misterio cristiano, sinola fe y la experiencia de la Iglesia. Es la comunidad la que se ve prolongada y enviada en losevangelizadores. Esta visin eclesial exige una preocupacin constante por la unidad de laIglesia. Es un antitestimonio reflejar divisiones y enfrentamientos, pues ello dificulta lacredibilidad del Evangelio y el atractivo que pueda ejercer la misma Iglesia, aunque el cristianodebe estar preparado para asumir los conflictos y tensiones que puedan surgir. Esta eclesialidadexige del evangelizador una participacin frecuente y asidua en la vida de la comunidad, en laLiturgia y en la vida sacramental.

    21. * La espiritualidad de encarnacin. La Encarnacin del Hijo es la expresin mssublime de la iniciativa del Dios Padre que busca a los hombres. La voluntad de acercamientoy aproximacin a la vida real de todos los hombres debe animar al evangelizador. ste debetener los mismos sentimientos de Cristo quien "tomando la condicin de siervo, hacindosesemejante a los hombres... se humill a s mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte decruz" (Fil 2,5 ss). La encarnacin recuerda que hay que adentrarse en las condiciones reales dela vida de los hombres, percibidas y analizadas con realismo. Cada hombre nos espera en sucircunstancia. La evangelizacin que se hace desde fuera o desde lejos es insuficiente einvlida. Debemos recordar el mtodo de San Pablo: "me hago todo con todos y para todos afin de ganarlos a todos para Cristo" (1 Cor 9,23). Es idea constante en la Iglesia actual quetodas las vas de la Iglesia conducen al hombre (RH 14). Y por eso la va del hombre y decada hombre es la va privilegiada que debe recorrer en el cumplimiento de su misin, va que

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    recorri el mismo Cristo y que inevitablemente pasa a travs de la encarnacin y la cruz, esdecir, de la cercana y de la disposicin a asumir y superar el rechazo y el sufrimiento.

    22. * Evangelizar en dilogo. Toda la historia de la salvacin es un dilogo constante eincansable de Dios con los hombres. El mismo Jess ofreca la salvacin de Dios y la vidanueva como una invitacin a la libertad del hombre. Propona, no impona. Se acercaba alhombre concreto para que sus palabras y sus acciones resultaran comprensibles, significativas.La actitud de dilogo exige no slo el acercamiento, sino tambin la acogida de la personapreocupada y desconsolada y la escucha de sus preguntas y de sus inquietudes. Elevangelizador no puede hablar un lenguaje extrao o unos trminos ajenos a la experiencia delos otros. La accin evangelizadora es un encuentro personal en el que se valora al otro. Elencuentro ha de ser siempre enriquecedor para ambas partes, por lo que se deben acoger susvalores, sus experiencias, sus ilusiones. Tambin la presencia del Espritu aletea en las hondasexperiencias de muchos hombres sinceros, honrados, generosos y comprometidos con sussemejantes. El dilogo ha de ser siempre dilogo salvfico, dilogo de salvacin. No se puedetratar de un mero intercambio de opiniones, ni de un debate sobre ideas, sino que ha de serocasin de comunicar la propia experiencia de salvacin y la capacidad transformadora delEvangelio. Por eso es necesario el discernimiento, es decir, la capacidad de evaluar y deanalizar la situacin de los otros para as descubrir lo que de novedad puede aportar el anunciode Jesucristo como Salvador del hombre.

    23. * Evangelizar desde el servicio. El cristiano comunica y anuncia lo que ha recibido. Ycomo lo ha recibido gratis lo comunica gratis. Sabe que la generosidad no es bsqueda deeficacia y que el autntico regalo no debe exigir nada a cambio. La evangelizacin consiste enel placer de dar, de comunicar, de transmitir. La gratuidad ha de ser la nota esencial de laespiritualidad del evangelizador porque precisamente en eso consiste la Buena Noticia. Elcristiano no slo da gratis su mensaje, se entrega l mismo en servicio de las necesidades delos dems. San Pablo lo deca con estas palabras: "queremos no slo daros el Evangelio deDios, sino an nuestras propias vidas. Tan amados sois" (1 Tes 2,8). "Yo me gastar ydesgastar por vosotros aunque amndoos con mayor amor sea menos amado" (2 Cor 12,15).El apstol tiene corazn de madre porque refleja la misericordia entraable de Dios queentreg al mundo lo mejor que tena, su Hijo Jess. El servicio lleva tambin a la solidaridad ypuede llevar a la denuncia. La solidaridad como expresin del amor fraterno que considera alotro como hijo del mismo Padre y que por ello se siente vinculado a sus problemas ynecesidades. La denuncia debe ser expresin del servicio cuando protesta contra todo lo queatenta a la dignidad de los hombres y a sus derechos fundamentales. Por eso la espiritualidaddebe incluir el riesgo de la propia vida, la pobreza que hace libres para los dems, el desapegodel propio inters para hacerse hermano de aqullos a los que ha sido enviado. El testigo quesirve ha de estar dispuesto a convertirse en mrtir que sufre y padece.

    24. * Opcin preferencial por los pobres. Los pobres se encuentran en el centro delcorazn de Dios. La evangelizacin de los pobres es el signo principal de la autnticaevangelizacin (cf. Mt 11,5; Lc 7,22). Slo una Iglesia que se acerca a los pobres y a losoprimidos, se pone a su lado y de su lado, lucha y trabaja por su liberacin, por su dignidad ypor su bienestar, puede dar un testimonio coherente y convincente del mensaje evanglico.Bien puede afirmarse que el ser y el actuar de la Iglesia se juegan en el mundo de la pobreza ydel dolor, de la marginacin y de la opresin, de la debilidad y del sufrimiento (IP 10). Estaopcin debe impregnar toda la actividad de nuestra dicesis, pues ha sido considerada lnea deaccin prioritaria. De modo ms profundo y concreto a la vez ser analizada ms adelante enel apartado 2.2.

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    1.4. La iglesia en Burgos quiere ser hoy Buena Noticia

    1.4.1. Comunidad evangelizadora

    25. Jess dijo a sus discpulos: "Poneos en camino" (Lc 10,3). "Encaminaos a todos loshombres, al mundo entero y a toda la creacin" (Mt 28,19). As se inici la historia de laevangelizacin. Esa historia es la que quiere prolongar nuestra iglesia diocesana, para ser hoymisionera de la propia realidad burgalesa y comprometida en la extensin del Evangelio enotras tierras y culturas, fiel a la tradicin misonera ad gentes. Por ello debemos

    26. Potenciar un mayor conocimiento, inters y ayuda de nuestra iglesia local hacia laIglesia misionera universal. La misin, que forma parte del ser de la Iglesia, est en suscomienzos. Por eso la perspectiva misionera ha de iluminar toda la programacinpastoral de nuestra dicesis. Es necesario pasar de cristianos que cumplen acomunidades que evangelizan. En este nuevo impulso nuestra dicesis ha de seguir fiela su gran historia misionera.

    27. Considerar la animacin y formacin misionera del Pueblo de Dios como algocentral de la vida cristiana, informando y formando para la misin universal de laIglesia y promoviendo la cooperacin para la evangelizacin.

    28. Mantener y potenciar el compromiso de relacin y comunin con los misionerosburgaleses, muy especialmente con los de carcter diocesano, ya sea en pases delTercer Mundo ya sea en otras iglesias particulares de Espaa, respaldando y apoyandotodas sus necesidades ya sean pastorales o personales, tanto en las iglesias en las que seencuentran como a su regreso a la dicesis por diferentes motivos.

    29. Continuar profundizando el compromiso de la dicesis de Burgos en la misin "adgentes" de la Iglesia universal, enviando misioneros, sacerdotes y laicos quevoluntariamente, y previa y adecuada preparacin y un proyecto fundamentado,puedan realizar la tarea evangelizadora en las iglesias de misin, bien a travs decauces directamente diocesanos o de otros cauces apropiados. Promuvanse lasvocaciones misioneras con la oracin, el testimonio de vida cristiana y la comuninsolidaria material.

    30. Para ser Buena Noticia nuestra iglesia debe dejarse transformar por el Espritu en suser y en sus expresiones (estructuras, organismos, instituciones...). Como recordaba elCongreso de Parroquia Evangelizadora: "Por muy importantes que puedan ser las acciones ylos gestos individuales de cada creyente, la responsabilidad y el impulso de la misinevangelizadora est en la comunidad. Por ello, donde no se construye comunidad deseguidores de Jess se est obstaculizando de raz la evangelizacin". Dentro de esteplanteamiento general la renovacin de medios y de cauces ha sido considerada lnea deaccin prioritaria.

    Para facilitar la evangelizacin nuestra iglesia ha de asentarse en la potenciacin degrupos que sean espacio de comunicacin cercana y personal y favorezcan comunidades detalla humana y el crecimiento de una fe personalizada y comprometida en el mundo, siendo deeste modo sal y fermento. Para ello se debe

    31. [* P *] Tender a una parroquia de comunin y corresponsabilidad donde todosparticipen en la marcha de la vida parroquial y en las acciones de evangelizacin,celebracin y compromiso cristiano.

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    32. Dar a conocer y fomentar el sentido de los ministerios de la comunidad, valorar losexistentes (catequistas, ministros de la comunin, visitadores de enfermos, animadoresde grupos...) y establecer otros nuevos en funcin de la misin.

    33. Dotar a los grupos de adultos de las parroquias, cuando no posean unaorganizacin supraparroquial, de una organizacin diocesana, que garantice elprotagonismo laical, la formacin integral, la presencia pblica en la sociedad, suparticipacin en la vida diocesana y su permanencia como grupos.

    34. Promover iniciativas de renovacin eclesial, como misiones populares renovadas,para evangelizar al Pueblo de Dios, hacer de las parroquias comunidades evangelizadasy evangelizadoras, suscitar agentes de pastoral, salir hacia los alejados, renovarse en lafe personal y comunitariamente, crecer en corresponsabilidad... secundando as losobjetivos del Snodo.

    35. Estudiar a lo largo de todo el prximo curso en todas las parroquias los documentossinodales, mediante fichas elaboradas por una comisin que ha de seguir el proceso, demanera que se contraste con cada realidad, se prioricen acciones y medios y se elaboreun proyecto parroquial a trabajar a medio plazo.

    1.4.2. Agentes de evangelizacin

    Para llevar a cabo esta tarea evangelizadora se ha de cuidar en primer lugar a losagentes de la evangelizacin.

    36. A/ Sacerdotes: El estilo evangelizador que se propone en nuestra dicesis exige en lossacerdotes una puesta al da permanente, renovacin constante en su ser y hacer ministerial,enraizados en una espiritualidad evanglica, superando estilos de mero cumplimientoadministrativo-funcional de servicios religiosos: testigos sencillos, con vida interior,disponibles y acompaantes. Y es que el sacerdote tiene un papel decisivo en la evangelizacin.Para que su ministerio dentro de la comunidad sea eficaz necesita una fuerte dosis decreatividad apostlica. Viviendo da a da la comunin, ha de ser capaz de trabajar en equipocon los dems sacerdotes, con los religiosos y con los seglares. La formacin permanente irorientada a la actualizacin en una pastoral cambiante. Tambin la formacin en el Seminario,de manera que los seminaristas, antes de ordenarse, tengan clara su identidad sacerdotal, sufidelidad pblica al magisterio de la Iglesia y una profunda vida interior. Para conseguirlo hayque

    37. Promover cauces para ayudar al crecimiento permanente y actualizado a nivelespiritual, afectivo, social e intelectual del sacerdote: equipos de trabajo y de vidasacerdotal, jornadas de espiritualidad presbiteral, formacin permanente. Establzcasecomo obligatorio, al menos cada 10 aos, un curso de renovacin.

    38. B/ Religiosos: La iglesia diocesana reconoce y agradece su entrega, tanto en la vidacontemplativa, mediante la oracin, el trabajo, la acogida en sus hospederas y el testimonio devida, como a los que trabajan especialmente en el campo misionero, de la caridad y enseanza,y desea que cada vez sean ms plenamente incorporados a la vida y pastoral diocesanaaportando y enriqueciendo nuestra iglesia con su propio carisma.

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    39. Nuestra dicesis es rica en comunidades contemplativas. Parece que es urgentepotenciar en ellas una formacin ms intensa, tanto cultural como teolgica, para quesigan hablando de Cristo en el aqu y ahora de la Iglesia y de la sociedad.

    40. C/ Laicos: Una iglesia que se propone su renovacin para la evangelizacin de lasociedad ha de fomentar la participacin de los laicos, facilitarles una formacin idnea,encomendarles misiones propias y acompaarles en su quehacer misionero. De cara a esteobjetivo proponemos

    41. Ofrecer, favorecer y garantizar una formacin adecuada a los agentes de pastoralconforme a sus distintos niveles. Para lo cual en los arciprestazgos se implantarncursos de formacin y actualizacin, y se contemplarn periodos intensos dedicadosespecialmente a ello.

    42. Elaborar y llevar a cabo un proyecto diocesano de formacin de laicos que facilitela vivencia de la identidad y la responsabilidad del laicado en el mundo y en la Iglesiade hoy, coordinado por la vicara de Pastoral y con el apoyo de la Facultad de Teologa.

    43. Facilitar la formacin especializada de agentes de pastoral para la evangelizacinen los diversos ambientes sociales. Que la vicara de Pastoral, en coordinacin con lasdelegaciones, elabore un proyecto que d a conocer los ambientes ms urgentes y sealelos pasos a seguir para realizarlo.

    La formacin ha sido considerada como lnea de accin prioritaria. Para coordinar yarticular todas las iniciativas orientadas en este campo, que surgirn a lo largo de estasConstituciones, este Snodo establece la necesidad de:

    44. [* P *] Crear el consejo diocesano de formacin, que entre otras desempee lassiguientes funciones: representacin de las tres vocaciones en la Iglesia (sacerdotes,consagrados, laicos); programacin general de formacin (planes); seguimiento yevaluacin de las acciones; realizacin de actividades conjuntas e intercambio conotras dicesis.

    1.4.3. En una nueva sociedad y una nueva cultura

    45. El mundo actual se est convirtiendo en la "aldea global", en un pueblo comn. Elmundo se est unificando cada vez ms por una nueva cultura que ir dando origen a unmundo nuevo, muy distinto del actual. Nuestra dicesis no es ajena a los cambios rpidos yprofundos que configuran la nueva cultura; debe tomar conciencia de esa novedad porque dealgn modo nos condiciona a todos, especialmente a los ms jvenes. Y por eso mismo debebuscar el modo de estar presente, como testigo del Evangelio, en esos lugares donde se crea, segenera y se elabora un mundo nuevo y una nueva cultura; todo lo cual slo se puede realizar sise afronta de manera conjunta y coordinada desde muchos mbitos de la pastoral. De estemundo y de esta nueva cultura destacamos especialmente estos aspectos:

    46. A/ La mundializacin a nivel econmico, social... que condiciona en gran manera lasrealidades y valoraciones cotidianas del hombre y mujer burgaleses. Una de las realidades msafectadas por esta mundializacin es el mundo del trabajo, sujeto a profundas transformacionesocasionadas por la implantacin de las nuevas tecnologas, y tanto en el campo como en laciudad. Esto provoca la dualizacin social: se abre una gran brecha entre los bien preparados einstalados y aquellos con menos posibilidades. Lo cual exige una postura clara de nuestra

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    iglesia diocesana para hacer que llegue a todos el Evangelio desde la opcin preferencial porlos excluidos.

    Esta mundializacin e intercomunicacin tiene una de sus expresiones en el desarrollode la actividad peregrinante por el camino de Santiago que cruza la dicesis de Burgos. Ellocomporta el paso, de manera creciente, de decenas de miles de personas de distintasnacionalidades y culturas. Por ello pedimos:

    47. Estudiar y planificar una pastoral especfica del Camino de Santiago.

    48. B/ Sociedad del ocio y del tiempo libre: Esta nueva sociedad est desarrollando unanueva cultura caracterizada por el ocio y el tiempo libre con una doble perspectiva: tiempo libreconsumista o liberador, que es al mismo tiempo posibilidad y obstculo para la evangelizacin.Como medio para dar una respuesta cristiana proponemos

    49. Ofrecer personas, espacios, estructuras (en las parroquias, arciprestazgos,asociaciones, movimientos e instituciones), procesos formativos y alternativasliberadoras para la convivencia y el tiempo libre de los jvenes y de los mayores.

    50. C/ Nuevos movimientos sociales: el actual panorama social est haciendo surgirnuevos modelos de organizacin entre los cuales adquieren preponderancia los nuevosmovimientos, al mismo tiempo que cuestionan el modelo social vigente. Son organizacionesque buscan la promocin de intereses ms especficos, por ejemplo la defensa del medioambiente (movimiento ecologista), la defensa de la mujer (movimiento feminista), la culturapor la paz (movimiento pacifista), la cooperacin y el desarrollo del Tercer Mundo (ONGs)...

    51. Estos nuevos movimientos aportan una novedad radical fundamentada no tanto en elmbito econmico y distributivo cuanto en las nuevas formas de vida: nuevo modo de entenderel empleo del tiempo, relaciones con los dems, relaciones con la naturaleza, con el otro sexo,con las otras razas, etnias y culturas. Detrs de todas ellas se est incubando la poltica delfuturo. Nuestra responsabilidad nos ha de llevar a

    52. Fomentar la implicacin de los cristianos en los nuevos movimientos sociales,Organizaciones no Gubernamentales y otros.

    53. Favorecer la educacin para la paz, la tolerancia, el dilogo (por ejemplo en lacatequesis de infancia a travs de juegos pacficos) y la presencia de los cristianos en losgrupos que promueven la paz.

    54. Realizar y potenciar las iniciativas de carcter ecolgico desde una perspectivacristiana, educando en el respeto, preservacin y cuidado de la naturaleza comocreacin de Dios.

    55. Colaborar de forma activa con las organizaciones que luchan por elreconocimiento, igualdad y promocin integral de todas las personas.

    56. D/ Secularismo e increencia: aparecen como fenmenos ascendentes en nuestrasociedad burgalesa que ha pasado de ser una sociedad de cristiandad a una sociedad plural ylaica, a pesar del alto porcentaje de bautizados. Hay muchos bautizados no evangelizados. Poreso se ve con gran preocupacin el alejamiento de la fe, la indiferencia ante la religin. Inclusose percibe un atesmo prctico creciente. Hay entre nosotros hombres y mujeres que, nacidos enfamilias y crecidos en ambientes catlicos, han ido volviendo la espalda a ese pasado y alcristianismo que en cierta medida impregna nuestra sociedad. Incluso veremos cada vez ms

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    personas que se educan al margen de la fe cristiana, que no son bautizadas, que defiendenvalores ajenos al Evangelio. Son los postcristianos porque viven en un mundo y en una culturaque prescinde de la tradicin cristiana. El nmero creciente de bautizados no convertidos(indiferentes, alejados, no practicantes...) son para nuestra iglesia diocesana un retoevangelizador de primer orden. Puede admitirse una Iglesia de pecadores pero nunca deincreyentes, de personas no convertidas al Evangelio. El renacer a la fe es una categora bsicaen la vida cristiana. Con este objetivo hay que

    57. Fomentar la relacin y apertura hacia los no-creyentes e indiferentes, facilitando eldespertar a la fe, realizando acciones de primer anuncio, desde la propia coherenciade vida y a travs de encuentros de colaboracin mutua en tareas comunes,favoreciendo el dilogo y la acogida personal.

    1.4.4. Sectores a tener en cuenta

    58. A/ Mundo rural. Si bien cuantitativamente (en nmero de habitantes), el mundo rurales una minora y en proceso de constante recesin, constituye el sustrato que configurahistricamente a nuestro pueblo, afectado en profundidad por la nueva cultura. Ya no se ve tanclaramente la distincin entre lo rural y lo urbano. Muchos pueblos experimentan el aluvin delfin de semana o del perodo de vacaciones. Y se instalan en ellos hbitos y costumbresprocedentes de la ciudad. De ah que sea importante establecer desde los distintos organismosdiocesanos un dilogo enriquecedor que responda a las dos realidades en que se vive: la ciudady los pueblos. Desde la perspectiva de la evangelizacin, el mundo rural reclama una opcinpreferencial y especfica de encarnacin y servicio y por ello se debe hacer que

    59. [* P *] Todas las delegaciones, especialmente las de Catequesis, Enseanza,Familia, Apostolado seglar, Juventud, Tercera Edad, Critas y el Seminario Diocesano,tengan muy en cuenta en sus objetivos, programaciones y actividades de talanteevangelizador-liberador, las caractersticas especficas del mundo rural, creando unmecanismo de control y seguimiento.

    60. B/ La familia. Las familias de nuestra tierra participan en lneas generales de la mismacrisis que afecta al matrimonio y a la familia en todo Occidente: se van abriendo paso otrasformas de matrimonio en las que prima ms la bsqueda de la felicidad que las referenciasinstitucionales. Sin embargo, y a pesar del cambio, la familia sigue siendo el marco natural paraque la persona obtenga el apoyo bsico para su crecimiento integral. Sigue siendo insustitubleen la educacin de valores. Consciente de que la evangelizacin pasa necesariamente por lafamilia, este Snodo ha visto ah una lnea de accin prioritaria. Referencias a esteprotagonismo de la familia aparecern varias veces en estas Constituciones. En este contextosealamos dos propuestas priorizadas:

    61. [* P *] Crear y potenciar en las comunidades parroquiales escuelas de padres,grupos y encuentros de matrimonios para su propia formacin como pareja, y queacompaen en la educacin y en la fe. Promuvase de modo especial la catequesisfamiliar. La delegacin de Familia ofrecer a las parroquias un proyecto concreto yanimar su puesta en prctica.

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    62. [* P *] Revitalizar y dar a conocer el centro de orientacin familiar que pongaen marcha programas de familia y ayuda a nuevas situaciones familiares a nivel dearciprestazgos.

    63. C/ Los jvenes. En el seno de estos cambios se encuentran los jvenes como actores ycomo espectadores, gozando y sufriendo a un tiempo. Sufren la coyuntura social, poltica,econmica y cultural por la que est pasando nuestra sociedad con un futuro preocupante eincierto. Nuestra iglesia diocesana asiste con preocupacin a esta realidad juvenil y manifiestael deseo de encontrar respuestas apropiadas para la evangelizacin de los jvenes a fin de quepueda construirse con ellos la Iglesia del futuro. Para facilitarlo proponemos

    64. En las comunidades cristianas y desde el Evangelio y valores cristianos, crearespacios y ofrecer grupos y procesos formativos a nuestros jvenes, especialmentealejados y marginados, ajustndose a un estudio de sus necesidades, problemticas ypreferencias en el que tenga cabida su realidad familiar haciendo partcipes a suspadres. Durante los procesos de formacin las parroquias ofrecern un abanico dembitos y lugares para la insercin comunitaria y el compromiso cristiano.

    65. Garantizar en nuestras parroquias procesos educativos que permitan lacontinuidad de los creyentes desde la infancia hasta la edad adulta. En este sentido sepotenciar y priorizar la propuesta pastoral para Grupos Parroquiales de Jvenes(GPJ) y Accin Catlica General de Jvenes planteada por los obispos de la Regin.

    66. [* P * ] Para llevar a cabo la evangelizacin de los jvenes se tendrmuy en cuenta la presencia e incorporacin de jvenes capacitados y preparados en losrganos de direccin y coordinacin de la comunidad cristiana en sus diferentesniveles. En los arciprestazgos rurales se priorizarn proyectos de pastoral juvenil quefomenten el proceso de evangelizacin entre los jvenes.

    67. Que haya una opcin clara por la delegacin de Juventud como mbito decomunin y relacin de todos los grupos, asociaciones, movimientos, parroquias... conel fin de avanzar hacia una pastoral de juventud articulada y coordinada. Esta opcinha de darse tambin por la Escuela Diocesana de Educadores de Juventud y la pastoraljuvenil de las parroquias, dedicando las personas y los recursos necesarios.

    1.5. Cauces y tareas

    68. Para que la accin evangelizadora de nuestra iglesia sea operativa y eficaz en estemomento de nuestra historia, es preciso renovar y adaptar los cauces (instituciones, grupos,personas...), as como promover tareas y acciones nuevas, y todo ello desde criteriosevanglicos, es decir, no apoyndose en los poderes de este mundo sino en la fuerza de Dios.

    1.5.1. Formacin y catequesis

    69. La iglesia en Burgos, evangelizada y evangelizadora, es consciente de que laformacin y la catequesis son pilares bsicos. Son muchos los esfuerzos y recursosempleados en la catequesis de infancia. Esta es la que ocupa gran parte de tiempo y de laspersonas de nuestras comunidades. Sin embargo no podemos olvidar que el paradigma de lacatequesis es la catequesis de adultos.

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    70. Para seguir avanzando se reclama un proceso catecumenal comn a toda la dicesis,continuado y planificado, que nos ayude a superar la dispersin y la vinculacin directa con larecepcin de los sacramentos. Para ello habr que

    71. [* P *] Elaborar un itinerario educativo de la fe para toda la dicesis que seaevanglico, priorizando el conocimiento y encuentro con el Dios-Amor. Este itinerariotambin ser gradual, permanente, actualizado y para todos, que empiece a aplicarsecomo mximo en uno o dos aos. La delegacin de Catequesis, en un plazo de dos aos,pondr en marcha el proyecto.

    72. Extender e implantar la catequesis de adultos en las parroquias, elaborando unplan diocesano de catequesis de adultos, aportando medios materiales y humanos a lasparroquias para que puedan realizarla.

    73. Revisar, actualizar y coordinar la catequesis de infancia e impulsar el MovimientoJunior como movimiento evangelizador de infancia.

    74. Que durante el prximo curso se fije un nmero determinado de escuelas decatequistas con programas y responsables y que cada parroquia garantice la formacinde los catequistas.

    75. Teniendo en cuenta que la formacin es un concepto ms amplio que el de catequesis,se constata la importancia y la insistencia sobre la misma. Los cambios que experimentamosreclaman que sea renovada y actualizada, fundamentada en las fuentes bblicas que se han deconocer mejor en contraste con la vida y desplegando la dimensin sociopoltica de la fe pararesponder mejor a los retos del momento, conociendo para ello la doctrina social de la Iglesia.Como medio hay que

    76. Ofrecer cursos que faciliten la lectura, estudio y comprensin de la Biblia desde lapropia vida.

    77. Para que la fe pueda crecer y dar fruto precisa estar bien arraigada y haber sido asumidavoluntariamente de modo que integre criterios, actitudes y opciones, superando el divorcio fe-vida y haciendo experiencia la tradicin recibida. Para ello proponemos

    78. Dar a conocer y practicar el mtodo de Revisin de Vida (ver, juzgar y actuar) enlos distintos grupos cristianos.

    79. Quienes ejercen tareas eclesiales y los agentes de pastoral han de cuidar de un modoespecial su actualizacin: las instituciones, escuelas y grupos que acompaan su labor han deponerse de relieve. En consecuencia se deber

    80. Aprovechar mejor y dinamizar, de cara a los nuevos tiempos, los recursos einstituciones ya existentes (Facultad de Teologa, escuela de catequistas, de tiempolibre...), extendiendo sus actividades a las diferentes parroquias y arciprestazgos detoda la dicesis.

    81. Cabe hacer una mencin del patrimonio religioso-cultural de la Iglesia que se haconvertido hoy en un signo de los tiempos, pero principalmente desde el aspecto cultural-artstico e histrico, olvidando o descartando el aspecto religioso, de fe, catequtico yevangelizador que le es propio, por el fin para el que fue creado. Por ello, los fieles han de

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    valorar este patrimonio como una gran herencia de la expresin plstica de fe-Evangelio credoy vivido de los cristianos que nos han precedido. Para ello se propone:

    82. Que la comisin de Patrimonio d a conocer este legado a los fieles en general y alas generaciones jvenes en particular, para que sepan conectar con las etapasanteriores de la Iglesia y estimular su conservacin, de manera que se aproveche estepatrimonio en la enseanza religiosa, en la catequesis de adultos y en la evangelizacinde cara al turismo de nuestros templos y museos.

    1.5.2. Liturgia

    83. Aunque esta dimensin ser desarrollada posteriormente, cabe apuntar brevemente sudimensin evangelizadora. Nuestras celebraciones son para muchos la nica referencia de loreligioso. Por ello se convierten en ocasiones propicias a cuidar. Su dinamismo, simbologa,lenguaje... pueden ser instrumentos de la Buena Noticia de Jess. Ello nos invita a prepararlasms y mejor, participando y hacindolas participativas, imprimiendo dinamismo vital ms alldel puro ritualismo. En definitiva debemos hacer de las celebraciones experiencias gozosas decomprensin y vivencia del paso de Dios por nuestra historia.

    1.5.3. Comunin eclesial

    Dicesis, arciprestazgo, parroquias, delegaciones84. Tambin este aspecto ser desarrollado ms ampliamente en otro momento. Pero no hade olvidarse que el fin de la comunin es la evangelizacin: Yo en ellos y t en m, para quelleguen a la unin perfecta, y el mundo pueda reconocer as que T me has enviado y que lesamas a ellos como me amas a m (Jn 17,23). En ese sentido se ve necesario planificar unapastoral de conjunto diocesana ms evangelizadora, que pasa por una mayor relacin, encuentroy coordinacin pastoral de grupos, movimientos, comunidades y parroquias; as como deparroquias, arciprestazgos y delegaciones. Ms en concreto, se siente la urgencia de hacer quelas parroquias sean evangelizadoras por la participacin y el compromiso, especialmente elsocial. Por ello pedimos

    85. Que los consejos parroquiales elaboren un plan de pastoral que incluya un anlisisde la realidad dando prioridad a la evangelizacin y al compromiso social, con ladebida planificacin y revisin, en sintona con el plan diocesano. Cada parroquia, alcomienzo de curso, presentar dicho plan a todos los miembros de su comunidad.

    86. Se pide reconsiderar y potenciar el funcionamiento de los arciprestazgos, mbitos paraaunar esfuerzos y complementarse en aquellos retos evangelizadores que superan el mbito olos recursos parroquiales. En cuanto a la dicesis, se reclama una renovacin de organismos,estructuras y pastores, para que sea una iglesia ms pobre de hecho y no de palabra y muestreuna mayor preocupacin por los problemas sociales de la gente. Como va proponemos

    87. Hacer un anlisis, con revisin peridica, de nuestra realidad pastoral diocesanacon vistas a la evangelizacin y que lleve a procesos de accin con prioridad hacia losms necesitados. Este anlisis se concretar en planes pastorales trienales, cuyodesarrollo y cumplimiento estudiarn y seguirn anualmente tanto el consejo Pastoraldiocesano como el consejo Presbiteral.

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    88. Dada la complejidad de nuestro mundo es cada da ms importante desarrollar unapastoral ms diversificada segn ambientes y sectores. Las delegaciones sectoriales son loscanales adecuados para ir suscitando y coordinando esta pastoral en las parroquias yarciprestazgos. Entre todas ellas, la delegacin de Apostolado seglar cobra un valor especial.Por tanto se deber

    89. Impulsar y reestructurar la delegacin de Apostolado seglar conforme a loscriterios establecidos por el CLIM a lo largo del prximo curso pastoral.

    1.5.4. Pastoral Familiar

    90. Dada la evolucin y los cambios experimentados en la familia, sta es motivo de fuertepreocupacin para nuestra iglesia diocesana. Para la formacin integral de la personaconsideramos que en la formacin a la vocacin matrimonial debe haber una ntima correlacinentre la pastoral juvenil, familiar y vocacional. El sentido de lo trascendente, el despertar a loreligioso, la iniciacin cristiana, la educacin en valores, el testimonio de compromiso... sedesarrolla especialmente en el mbito familiar. La familia, de esta forma, se convierte en elhumus necesario para la evangelizacin. Este tema ser retomado ms adelante.

    1.5.5. Pastoral educativa

    91. Saber dar razn de nuestra fe se convierte en algo necesario para cualquier cristianoque quiera entrar en dilogo con el mundo. Desde esa clave, el desarrollo de la cultura religiosa,la fundamentacin teolgica de nuestra fe, el conocimiento de la historia sagrada y de laIglesia... son equipaje imprescindible de todo evangelizador. Acompaar todo ese proceso en elmbito de la comunidad escolar, ms all de la asignatura de religin, apuntando a unaeducacin integral, es tarea especialmente a cuidar. Para ello

    92. La delegacin de Enseanza potencie la pastoral educativa escolar general yuniversitaria y la enseanza de la religin en el mbito de la nueva evangelizacin,seleccionando y formando a su profesorado y procurando que la enseanza religiosaescolar sea impartida preferentemente por laicos.

    93. La delegacin de Enseanza debe trabajar para que la asignatura de religin tengala misma validez y posibilidades de desarrollarse que el resto de asignaturas. Trabajepor el reconocimiento y dignidad de los profesores de religin, econmica ysocialmente, y favorezca la participacin de los padres cristianos en las escuelaspblicas.

    94. Como gesto de apoyo a los profesores de religin con dedicacin exclusiva enprimaria, la dicesis les asignar mensualmente un complemento econmico para quepuedan pagarse al menos la seguridad social y los desplazamientos. Cada caso serestudiado por la delegacin de Enseanza y la Administracin diocesana.

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    95. Atencin preferente al mundo universitario, desde el punto de vista deprofesionales, profesores y alumnos: a) potenciacin de los cursos de formacinteolgica dirigidos a universitarios sobre cuestiones de actualidad. b) Desde el punto devista pastoral, la potenciacin de la capellana universitaria: apertura permanente dela iglesia del Hospital del Rey, cursos de catequesis, atencin de sacramentos...

    1.5.6. Medios de comunicacin social (MCS)

    96. Observamos la fuerte incidencia de los medios de comunicacin social en la sociedadactual. Ellos configuran cada vez ms a la persona. Nuestra iglesia diocesana tiene que serreceptiva hacia los MCS, asumiendo que stos en ocasiones pueden ser crticos. Entrar en lanueva era de la comunicacin hace que se reclame un aprovechamiento mayor de los MCS enorden a la evangelizacin. Son uno de los arepagos de nuestra aldea global. Por ello decidimosque hay que

    97. Lograr una mayor presencia de la iglesia diocesana en los diversos MCS.

    98. Que el matrimonio y la familia catlica estn ms presentes en los diversos MCSacentuando y testimoniando los valores fundamentales del matrimonio y la familia.

    99. Favorecer la cualificacin de profesionales cristianos en los MCS.

    100. Que la hoja diocesana Sembrar sea rgano de comunicacin diocesana dandocabida en ella a cualificados profesionales y que se asuma as por toda la dicesis.

    101. Elaborar un plan de formacin en los MCS para el Seminario con carcterobligatorio de cara a concienciar y sensibilizar a los futuros agentes de pastoral.

    102. Potenciar el servicio de documentacin e informacin, a nivel interno y externo.

    103. Crear la figura del portavoz diocesano.

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    2. Iglesia samaritanay solidaria

    104. En el captulo anterior dedicado a la evangelizacin hemos ido descubriendo en quconsiste la Buena Noticia del Reino de Dios predicado por Jess y la Buena Noticia que es l,sobre todo en virtud de su muerte y resurreccin. Para que nosotros podamos ser tambinevangelizadores hemos conocido los destinatarios, actitudes y medios. Se hablaba de los pobresy necesitados como destinatarios privilegiados de la evangelizacin y de que la salvacincristiana afecta a todas las dimensiones de la vida humana. En caso contrario toda la obraevangelizadora de la Iglesia carece de credibilidad. En este segundo captulo, bajo el ttulo UnaIglesia samaritana y solidaria, abordamos esta realidad bsica del cristianismo bajo tresaspectos: sus principios generales, la dimensin de la caridad y el compromiso sociopoltico delos cristianos.

    2.1. Una Iglesia samaritana y solidaria

    2.1.1. "He escuchado el clamor de mi pueblo" (Ex 3,7)

    105. Al igual que Dios prestaba odo atento a la situacin de su pueblo Israel, esclavo enEgipto, los cristianos en el umbral del tercer milenio estamos llamados a atender los clamoresde la sociedad en que se enmarca nuestra dicesis de Burgos para ser sembradores de justicia,amor, fraternidad y solidaridad. Es tarea inaplazable amar nuestra tierra; pero, sobre todo,amar nuestro pueblo. Ello nos obliga a dirigir una mirada contemplativa, amplia, samaritana,transformadora, como la de Dios.

    Omos el clamor provocado por una sociedad donde el tener es elemento fundamental("cuanto ms tienes, ms eres") que nos lleva a encerrarnos en el individualismo. Omos elclamor sostenido de un futuro incierto: mezcla agridulce entre la posibilidad de ir abrindonosa la fraternidad europea, y el miedo por el precio que ello puede suponer de cara a laintegracin total en la Unin Europea. La mirada atenta a nuestra tierra y a nuestro pueblo deCastilla resulta dolorosa. Con un rico pasado histrico, cultural y religioso, se abre hoy a seriosinterrogantes sobre su futuro a nivel econmico, poblacional y cultural.

    Omos un clamor ms cercano, ms frecuente: nuestra provincia. Como tantas otras,se encuentra en creciente despoblacin y envejecimiento; la agricultura est pasando a serdeficitaria, las industrias no tienen grandes posibilidades... El paro sigue aumentando. Losservicios pblicos esenciales han avanzado, pero an no son suficientes; ms an, algunoscomienzan a ser cuestionados; los contratos laborales no son estables en gran nmero y muchossuponen un sub-arrendamiento del trabajo o bajos salarios; el transeuntismo avanza (con racesmanifiestas de alcoholismo, drogas o ruptura familiar); falta participacin en la sociedad; lainiciativa y creatividad en esta situacin cambiante es escasa o nula... Igualmente, el sondeorealizado con motivo del Snodo, ha puesto en evidencia un gran clamor entre los cristianosen Burgos: ms del 18% cree que nos movemos en el mbito del compromiso simplemente por"buena voluntad" y respondemos, segn el 28%, "dando limosna". La participacin de loscristianos en las asociaciones de carcter social se percibe mayoritariamente como "poco" o"nada", y casi el 42% cree que no se conocen los organismos eclesiales en esta lnea.

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    106. Todos estos clamores nos hacen reflexionar y contemplar la realidad como creyentes.Reflejo de ello son las aspiraciones, carencias, preferencias y urgencias que hemos idodetectando en el discernimiento sinodal:

    * Aspiraciones fundamentales: a) Mayor solidaridad personal y comunitaria. b)Potenciar una Iglesia misionera evangelizada y evangelizadora. c) Opcin preferencial personaly comunitaria por los pobres y ms desfavorecidos. d) Apertura y dilogo con el mundo y susproblemas.

    * Carencias: a) La estima de los pobres y necesitados en nuestra iglesia diocesanaoscila entre poco (44%) y bastante (30%). b) El asociacionismo y el nivel de participacin enlos sindicatos y partidos polticos bascula entre poco (42%) y nada (20%); en las ONGs y otrasasociaciones entre poco (35%) y bastante (25%). c) El conocimiento que se tiene de los gruposeclesiales e instituciones de compromiso caritativo-social se mueve entre poco (42%) y bastante(35%). d) El grado de formacin que reciben los cristianos de nuestra dicesis respecto a ladimensin social de la fe flucta entre poco (49%), bastante (32%), nada (4%). e) Nuestroscreyentes responden a las necesidades de los que menos cuentan en la sociedad: dando limosna(28%), compadecindose (15%), con la oracin y creando centros de atencin (11%),participando en las organizaciones (7%). f) Los cristianos de Burgos actan en la sociedadmovidos: por la buena voluntad, la colaboracin y la solidaridad (18%), por creer que elEvangelio de Jess libera, exige actuar y denunciar las injusticias (14%), por ayudar al pueblo obarrio (13%), por ganar influencia o inters (6%).

    * Preferencias: Las cuestiones, a las que los cristianos de nuestra dicesis dan hoy msimportancia, son la droga y el alcoholismo (26%), el paro (22%), el hambre en el mundo (19%),los enfermos y los minusvlidos (10%), los ancianos (7%), el pacifismo (3%), el mundo obrero,la ecologa, los presos, el mundo rural (1%). Consideran que deben estar presentes en lasinstituciones pblicas y sociales: a) luchando por la justicia y el bien comn (31%), b)colaborando en favor de una sociedad mejor y realizando con responsabilidad el propio trabajo(23%), c) denunciando los males e injusticias (16%), d) despreocupndose por esta presencia(3%). Otras apuntan a potenciar la pastoral obrera y las actividades socioculturales, presenciade los cristianos en los sindicatos, crear grupos de acompaamiento para los necesitados en elmundo rural, aportar las instituciones eclesiales el 0,7 %, actuar de forma organizada ycoordinada en todos los campos.

    * Urgencias: Se considera que la mejor manera de fomentar la solidaridad en laparroquia y en la comunidad diocesana es: estudiando las necesidades existentes (28%),implicando a los fieles en acciones concretas (22%), creando Critas y apoyando proyectos delTercer Mundo (16%), creando grupos de formacin social y obrera (12%). Se opina que lasinstituciones y los grupos cristianos deberan estar ms presentes en estos campos: enseanza(27%), marginacin y pobreza (24%), medios de comunicacin social (12%), sanidad y cultura(7%), mundo obrero y rural (6%). Otras: a) fomentar el voluntariado; b) educar en los valoresdesde la familia, la catequesis y la enseanza de la religin; c) potenciar la formacin,especialmente la doctrina social de la Iglesia, el asociacionismo a todos los niveles, Critasdiocesana, arciprestal y parroquial; d) realizar, a nivel diocesano, una opcin clara por los msdesfavorecidos.

    2.1.2. Una historia de misericordia entraable

    107. La historia de la salvacin es el relato del dilogo entre Dios y la humanidad y de lasrelaciones entre los hombres y las naciones, donde hay encuentros y desencuentros, gestos deamor y actos de violencia, iniciativas generosas e injusticias flagrantes... La Biblia nos habla deun Dios que se acerca al hombre para acompaarlo en su sufrimiento y en su bsqueda de

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    felicidad, para denunciar las injusticias y defender a los necesitados, para favorecer lacomunin y desterrar los enfrentamientos, para ofrecer su gracia y perdonar el pecado. Por esohablamos de misericordia entraable.

    108. * La vida del hombre, sueo de Dios. La creacin es una obra del amor de Dios, suprimer gesto de amor en favor de los hombres, para que fuera el hogar del hombre, vivieracomo una familia y nuestra tierra fuera un banquete donde la humanidad entera estaba invitadasin condiciones ni exclusiones. Al hombre y la mujer, creados a su imagen y semejanza (Gn1,26-31), les comunic la vida como el mayor regalo, para que descubrieran el gozo de vivirjuntos y reflejaran de este modo la realidad misma de Dios.

    109. * El drama de la armona perdida y recuperada. Pero el hombre, con una libertadquebradiza, con tendencia a buscar la fuerza y la seguridad en s mismo, a costa de Dios y delos dems, introdujo la historia dramtica del dolor y de la violencia, en un palabra, del pecado:se rompe la armona con la naturaleza; comienza la historia de los enfrentamientos y laconvivencia y la comunicacin entre los hombres queda rota por la violencia. No es lo que Diosquera. El hombre se aleja de Dios y de su proyecto de vida y amor. En medio de este caos aDios mismo se le conmueven sus entraas, cuando escucha los lamentos y quejas de sus hijoslos hombres, cuando constata la injusticia y opresin que dominan las relaciones entre ellos.Pues Dios no es pasivo: "He visto la afliccin de mi pueblo, he escuchado sus clamores,conozco sus angustias. Y he bajado para librarlo". Y promete: "Lo conducir a una tierrafrtil y espaciosa, que mana leche y miel" (Ex 3,7-9). Surge su Palabra recordndonos que Diosno es el culpable ni quiere la desgracia humana y que est dispuesto a hacer lo posible paraeliminarla. Y promete en el futuro la venida de un Salvador "que reinar como rey prudente yestablecer el derecho y la justicia en la tierra" (Jer 23,5). "Con amor eterno os he amado ypor eso mantengo mi favor" (Jer 31,3); esta promesa es el fundamento y la garanta de nuestraesperanza. Dios se presenta como la vida del hombre.

    2.1.3. Jesucristo, Buen Samaritano

    110. La ternura de Dios adquiere rostro y figura humanos en Jess, el Hijo enviado por elPadre y encarnado en la plenitud de los tiempos (Gal 4,4). Su misin consiste en mostrar elamor entraable de Dios y en el ofrecimiento de una vida que alcanza hasta la eternidad (Jn3,16). Este compromiso en favor de la vida y de la dignidad del hombre lo realiz desde elinterior de nuestra experiencia, se hizo un hombre cualquiera (Fil 2,6s). Acta como elsamaritano que es sensible a las necesidades de los hombres que se encuentran a la orilla delcamino. Por esta solidaridad su palabra resulta creble, y porque habla desde la situacin de sushermanos los hombres, es capaz de ayudar a todos los que lo necesitan (Hbr 2,17-18).

    111. * El jubileo del Reino de Dios. La situacin de la sociedad en tiempos de Jess no eramenos dura que la nuestra. l naci, actu y predic dentro de situaciones profundamenteconflictivas, cargadas de injusticias y de violencia. Los pobres eran parte amplia de lapoblacin y los numerosos enfermos estaban amenazados por el abandono o la indiferencia. Enaquel contexto Jess anuncia el gran jubileo. Un da Jess acude a la sinagoga de Nazaret yproclama unas palabras de un texto de Isaas 61: "El Espritu del Seor est sobre m y me haungido para anunciar la Buena Noticia a los pobres, me ha enviado a proclamar a los cautivosla libertad, a los ciegos la recuperacin de la vista, a los oprimidos la liberacin, a proclamarun ao de gracia del Seor". A continuacin Jess afirma: "Hoy se realiza ante vosotros estoque acabis de escuchar" (Lc 4,17-21). Este "hoy" no ha terminado todava, y por tanto siguesiendo actual: invita e interpela. Todos los jubileos, nos recuerda Juan Pablo II (TMA 11),

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    encuentran su punto de partida en este gran jubileo de Jess; y todos ellos, por ser un tiempoconsagrado de un modo especial a Dios, deben restablecer la igualdad entre los hombres yreinstaurar la justicia social.112. * El comportamiento samaritano de Jess. Lc 10,30-37 narra la parbola delsamaritano. De un lado presenta como modelo a un miembro de una raza despreciada por laopinin pblica juda pero que es privilegiado por Jess frente al sacerdote y al levita. De otrolado el samaritano muestra una sensibilidad que le conduce a la solidaridad activa: no slo secompadece, sino que se acerca y le cura, le dedica su tiempo y le ofrece su dinero, le entrega suamor y su persona. La conclusin de Jess resulta casi innecesaria: haced vosotros lo mismo.En medio de las discriminaciones que establece la injusticia humana Jess se sita siempre departe de los que han sido colocados en la orilla del camino. Jess no est contra nadie, peromuestra su predileccin por los marginados y excluidos, defiende la dignidad de las mujeres enuna sociedad machista, reivindica la fe de las prostitutas y de los paganos frente a la soberbiade los judos, acoge a los nios. Las Bienaventuranzas (Mt 5,1-12; Lc 6,20-26) son la cartamagna de ese gran jubileo, las pautas de la alternativa que ofrece Jess. Estas actitudes en favorde la vida humana, Jess las asumi de tal manera que llega a identificarse con el que sufrehasta el punto de estar realmente presente en l, haciendo que su causa sea la causa del mismoJess (no dice: "es como si me lo hicierais a m" sino "a m me lo hicisteis": Mt 25, 31-44).

    113. * La convocatoria para el envo y el seguimiento. Jess marca el camino desde lacredibilidad de su actitud. Llama a unos cuantos a ser sus discpulos, para estar con l y para lamisin: los enva a anunciar el Evangelio del Reino, expulsar demonios (Mc 3,14-15), curar alos enfermos y regalar gratuitamente el don que han recibido gratis (Mt 10,8s). Jess por tantollama al seguimiento de sus pasos, a poner nuestros pies en sus huellas a travs de los caminosde este mundo. El seguimiento es afrontar y compartir la suerte y el mismo destino de Jess,proclamar el mismo jubileo, realizar los mismos signos, alcanzar la misma credibilidad, vivir lamisma misericordia samaritana, defender con la misma pasin la vida de los hombres entregadapor el Dios de la vida. Cuando Jess resucitado enva a los discpulos a predicar, a bautizar y aproclamar sus enseanzas, les garantiza su presencia, su fuerza y su ayuda (Mt 28,19-20). Ellonos encamina a

    114. Educar y vivir una fuerte espiritualidad (especialmente en los planes de formacinde jvenes y adultos) desde el seguimiento de Jess, Buen Samaritano, que descubra alPadre como misericordia entraable y nos invite, por el Espritu, a hacer realidad elestilo de las Bienaventuranzas.

    115. Testimoniar personal, comunitaria e institucionalmente una vida de austeridad ysencillez, recuperando como testimonio de austeridad el trabajo por el Reino, sinmerma de la calidad y de la eficacia en los modos necesarios, que valore el compartirvida y bienes y que est arraigada en los sacramentos y en la oracin solidaria, quelleve al compromiso.

    2.1.4. La Iglesia, samaritana y solidaria

    116. La resurreccin de Jess es la ratificacin por parte del Padre de su modo de vida, lagaranta de que sigue apostando por el amor que dio origen a la encarnacin del Hijo y sucausa. El Resucitado sigue presente hoy en su Iglesia y con la fuerza de su Espritu contina eseproyecto de vida y reconciliacin del Padre en el mundo de hoy. Como comunidad de hermanosen torno a la mesa debemos hacer de la Eucarista manantial, fuerza y expresin de la caridad yla solidaridad. Desde ah es nuestra voluntad

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    117. Fomentar la Eucarista -centro y culmen de la vida cristiana- como doble altar(Jesucristo y los pobres) y como celebracin que responde a la vida: potenciando yexigiendo la salida hacia los necesitados y sintindonos samaritanos en las situacionesconcretas -desde un talante de gratuidad, esperanza y alegra-.

    118. Por el Amor que la convoca y la enva, la Iglesia no puede dejar de ser samaritana enlas circunstancias concretas. No puede hablar de un amor genrico ni atemporal. Corremos elpeligro de buscar a Dios "dentro" (entre los nuestros, en la familia, en la comunidad, en laIglesia), sin embargo muchas veces Dios nos espera "fuera" (entre los heridos en los senderosde la historia, entre los excluidos que hemos ido creando entre todos. Jess muere fuera de losmuros de Jerusaln). La Iglesia ha de ser servidora, en cuanto seguidora del Jess que no havenido a ser servido sino a servir. En cuanto servidora, la Iglesia es sacramento del amor deDios y, por eso mismo, hay que

    119. Potenciar una iglesia diocesana misionera, comprometida y pobre, que opte por laconversin personal y comunitaria; y que tenga en cuenta la vida, situaciones,aspiraciones e interrogantes de los hombres.

    120. Avanzar hacia una Iglesia servidora del Reino, que implante sus valores, teniendoel centro y horizonte en la promocin del hombre y de la vida, y que se sientacorresponsable en el desarrollo de una cultura de la solidaridad (llevada adelantepersonal y comunitariamente frente al individualismo egosta).

    121. La Iglesia, siendo samaritana y servidora, acta como madre: no slo porque engendrahijos de Dios por el bautismo sino porque abre sus brazos amorosos a todos los que estncansados por el peso de la historia y del peregrinar terrestre. Testimoniando su comportamientosamaritano y solidarizndose con los hombres, puede defender la verdad sobre el hombre ysobre la sociedad. Por eso no tiene miedo a levantar la voz denunciando todo lo que atentecontra la dignidad humana. La defensa de la verdad no es, por tanto, algo ajeno a la misin dela Iglesia, especialmente en una poca, como la actual, donde hay muchas opiniones acerca delhombre, no siempre acordes todas ellas con la dignidad de la persona humana tal como lapresenta la revelacin bblica. Para nuestra iglesia en Burgos esto se concreta en

    122. [* P *] Apostar por una opcin clara de iglesia diocesana hacia los ms pobresy desfavorecidos, que destine a su servicio ms recursos humanos y econmicos yavance hacia unas parroquias, movimientos e instituciones ms samaritanos yservidores.

    123. Como pueblo de Dios en camino entre los pueblos del mundo, la Iglesia (desde susconvicciones y testimonio) debe ir abriendo caminos y creando cauces de solidaridad adiversos niveles. Solidaridad supone respetar al otro en cuanto diferente y distinto. Lasolidaridad no consiste en imponer los propios principios sino en acudir a las necesidades delos otros, en colaborar en las grandes causas que ataen al hombre de hoy, en animar aintegrarse en grupos, movimientos y asociaciones que se hacen presentes en los espacios de ladesgracia humana. Y esto porque la Iglesia es comunidad, comunin, en la que elindividualismo y el actuar por libre nos estn "prohibidos". En suma, evangelizando, la Iglesiase evangeliza a s misma: da y recibe. Una Iglesia samaritana y solidaria, si quiere ser la Iglesiade Jess, debe encontrarse en actitud permanente de conversin, dadas las incoherencias dela vida de sus miembros; debe pedir perdn a Dios y a los hombres a la vez que vatransformando sus estructuras institucionales. Sinodalmente hemos decidido

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    124. [* P *] Que la iglesia diocesana, a travs de las cartas pastorales, homilas,hojas informativas y medios de comunicacin social se pronuncie y denuncie convalenta las injusticias y opresiones que sufren los hombres.

    125. Asegurar la coordinacin a travs del consejo Pastoral (diocesano, arciprestal yparroquial) de una mayor presencia del espritu samaritano y solidario en lasprogramaciones pastorales.

    2.1.5. El cristiano, samaritano y solidario

    126. La Iglesia no puede ser samaritana si no lo somos cada uno de los cristianos. Elbautismo, en cuanto participacin del misterio pascual, y la Eucarista, como insercin plena enla comunidad eclesial, nos transforman en nuevas creaturas; y por ello todo lo que hagamos hade ser para gloria de Dios (1 Cor 10,31), para que el mundo y las personas vivan. Esta nuevavida, en cuanto samaritanos, ha de entregarse en alma y cuerpo a la generosidad frente alegosmo; ha de ser coherente con su fe, pues sta sin obras est muerta (St 2,26), y ha deesforzarse por descubrir a los necesitados como sacramento de Dios. As se precisa

    127. Avanzar en coherencia fe-vida, que lleve al testimonio valiente y decidido.

    128. Este espritu samaritano y solidario necesita realizarse en la prctica desde unas clavespara asegurar su significancia y efectividad y conlleva unas propuestas de accin:

    * Vivir la dimensin poltica de la caridad (como veremos ms adelante).* Superar el mero asistencialismo, buscando ms bien la promocin de los pobres. * Realizar el discernimiento comunitario y proftico (CLIM 60).* Recibir una formacin a la luz de la doctrina social de la Iglesia que integre sus

    principios fundamentales, sus criterios de juicio y sus directrices de actuacin. Manifestacinde ello es nuestro propsito de

    129. Realizar jornadas de sensibilizacin y campaas de concienciacin sobre ladimensin social de la fe.

    130. Potenciar el discernimiento comunitario, realizado desde el compromiso y a travsde anlisis de la realidad.

    131. [* P *] Asumir y desarrollar en todos los procesos formativos (catequesis,jvenes, adultos, seminaristas, religiosos, etc.) la dimensin social de la fe,fundamentada en la Palabra de Dios y en la doctrina social de la Iglesia, medianteplanes y una comisin de seguimiento creada a tal fin.

    2.2. Samaritanos hoy ante el clamor de los que sufren

    2.2.1. El clamor de los pobres

    132. * Diversas situaciones de pobreza. Por pobreza entendemos la carencia de lonecesario para desarrollarse como persona en el medio en que a cada uno le toca vivir, as comoel no poder ejercer los derechos esenciales. Por tanto, no podemos hablar de pobreza en general

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    y ceirnos a lo estrictamente econmico, sino de distintas pobrezas, puesto que se trata de unfenmeno cambiante y complejo. Existen varios tipos:

    - Una pobreza econmica, donde se pueden distinguir distintos niveles: el umbral de lapobreza, en el que vive un tercio de la poblacin espaola y cuyos ingresos totales por personaestn por debajo de la mitad de los ingresos medios por persona en nuestro pas. Y en eseumbral la pobreza relativa o moderada y la pobreza extrema, situacin en la que seencuentra en nuestro pas medio milln de personas.

    - Una pobreza de exclusin social: indigencia, miseria y marginacin. Entre losindigentes se puede incluir a los llamados en otra poca pobres vergonzantes y, en laactualidad, con los reajustes sociolaborales, tambin estaran incluidos los nuevos pobres:parados indefinidos, algunos jubilados y los que perciben pensiones por motivos diversos(enfermedad, carencia de ingresos...).

    - Otras pobrezas: psicolgica: deficiencias, minusvalas, trastornos psquicos; cultural:30.000 analfabetos reales que hay slo en Castilla y Len, nios no escolarizados, fracasoescolar...; fisiolgica: enfermos crnicos, terminales, disminuidos psquicos, alcohlicos,toxicmanos; sociolgica: soledad, aislamiento, especialmente en el medio rural.

    133. * Pobrezas lejanas y cercanas. Los estudios econmicos y sociales nos hablan de1.300 millones de personas que viven en la pobreza absoluta, casi un tercio de la poblacinmundial, cifra que aumenta aproximadamente en 25 millones de personas cada ao. Y el 20%de la humanidad sobrevive con menos de un dlar diario. El hambre afecta a 768 millones depersonas todas ellas en pases empobrecidos del Sur. Este contexto nos exige

    134. A