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David Hume

COMPENDIO DE UN TRATADO DE LA NATURALEZA HUMANA

Prrafos 1-25

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[1] Este libro parece haber sido escrito bajo el mismo plan que otros trabajos que han estado miuy de moda en los ltimos aos en Inglaterra. El espritu filosfico, que tanto ha mejorado en toda Europa en los ltimos ochenta aos, se ha extendido por este reino como en cualquier otro. Nuestros escritores parecen incluso haber iniciado un nuevo tipo de filosofa que promete ms tanto para el entretenimiento como ventajas para la humanidad que cualquier otra[filosofa] que el mundo haya conocido hasta ahora. La mayora de los filsofos de la antigedad que se ocuparon de la naturaleza humana mostraron [una] mayor delicadeza de sentimiento, un preciso sentido moral o grandeza del alma, que profundidad en el razonamiento y la reflexin. Ellos se contentaron con representar con la mxima claridad, con los mejores medios del pensamiento y de la expresin, el sentido comn de la humanidad [pero] sin seguir correctamente una cadena de las proposiciones, ni reuniendo las diversas verdades en una ciencia normal. Pero valdra la pena intentar [averiguar] si la ciencia del hombre no admite la misma exactitud que otras partes de la filosofa natural [la fsica] han demostrado tener. Parece que tendremos toda la razn del mundo si imaginamos que esa [ciencia del hombre] puede llevarse al mayor grado de exactitud. Si, al examinar distintos fenmenos, encontramos que se resuelven en un principio comn, y podemos [a su vez] descubrir este principio en otro, alcanzaremos finalmente esos pocos y sencillos principios de los cuales depende el resto. Y aunque nunca alcancemos los ltimos principios, resulta ser una satisfaccin ir tan lejos como nuestras facultades nos lo permitan.

[2] Tal parece haber sido el propsito de nuestros recientes filsofos y, entre ellos, el de este autor [del Tratado]. l propone hacer la anatoma de la naturaleza humana de una manera sistemtica y promete no sacar conclusin alguna en la que no haya sido autorizado por [la] experiencia. Habla con disgusto de las hiptesis, e insina que aquellos compatriotas nuestros que las han desterrado de la filosofa moral han hecho un mejor servicio al mundo que Lord Bacon, a quien l considera el padre de la fsica experimental. Menciona, en esta ocasin, al seor Locke, a Lord Shaftesbury, al Dr. Mandeville, al seor Hutchinson, al Dr. Butler, los cuales, aunque difieren entre s en muchos puntos, parecen [no obstante] todos ellos estar de acuerdo en fundar enteramente en la experiencia sus precisas disquisiciones sobre la naturaleza humana.

[3] Adems de la satisfaccin de familiarizarse con lo que ms prximamente nos concierne, puede afirmarse con seguridad que la mayora de las ciencias estn comprendidas en la ciencia de la naturaleza humana y que dependen de ella. El nico fin de la lgica es explicar los principios y operaciones de nuestra facultad de razonar y la naturaleza de nuestras ideas; la moral y la crtica hacen referencia a nuestros gustos y sentimientos; y la poltica considera a los hombres unidos en sociedad y dependientes entre s. Parece, por tanto, que este tratado de la naturaleza humana intente [la elaboracin de] un sistema de las ciencias. El autor ha completado lo que corresponde a la lgica y ha puesto las bases de las otras partes en su recuento de las pasiones.

[4] El celebrado Sr. Leibnitz ha sealado como un defecto en los corrientes sistemas de lgica que sean muy extensos cuando explican las operaciones del entendimiento en la formacin de las demostraciones, pero que son demasiado breves cuando se ocupan de las probabilidades y de aquellas otras medidas de evidencia sobre las cuales la vida y las acciones dependen enteramente y que son nuestras guas en la mayora de nuestras especulaciones filosficas. En esta censura [crtica], l [Leibniz] incluye el ensayo sobre el entendimiento humano, la investigacin sobre la verdad y el arte de pensar. El autor del tratado de naturaleza humana [Hume] parece haberse dado cuenta de este defecto en aquellos filsofos y se ha esmerado tanto como ha podido en suplirlo. Como su libro contiene un gran nmero de especulaciones enteramente nuevas y muy notables, va a ser imposible ofrecer al lector una nocin detallada de la totalidad. Nos centraremos, por tanto, principalmente en su explicacin de nuestros razonamientos de la causa y el efecto. Si conseguimos hacrsela inteligible al lector, [bien] podr servir como muestra de la totalidad.

[5] Nuestro autor [Hume] comienza con algunas definiciones. l llama percepcin a cualquier cosa que est presente en la mente, tanto si empleamos nuestros sentidos o actuamos bajo la pasin, o ejercitamos nuestros pensamiento y reflexin. l divide nuestras percepciones en dos tipos, a saber, impresiones e ideas. Cuando sentimos una pasin o emocin de cualquier tipo, o tenemos imgenes de cuerpos externos comunicadas por nuestros sentidos, a la percepcin de la mente l la llama una impresin, palabra que emplea en un sentido nuevo. Cuando reflexionamos sobre una pasin o [sobre] un objeto que no est presente, esta percepcin es una idea. Las impresiones, por tanto, son nuestras percepciones vividas y fuertes; las ideas son ms suaves y dbiles. La distincin es evidente; tanto como la que existe entre sentir y pensar.

[6] La primera proposicin que l adelanta es que todas nuestras ideas, o percepciones dbiles, se derivan de nuestras impresiones, o percepciones fuertes, y que no podemos pensar en nada que no hayamos visto fuera de nosotros o sentido en nuestras mentes. Esta proposicin parece ser equivalente a aquella que al seor Locke le cost tanto establecer, a saber, que no hay ideas innatas. Debe sealarse, como una incorreccin de ese famoso filsofo, que l [Locke] incluye todas nuestras percepciones bajo el trmino idea, lo cual hace falso que no tengamos ideas innatas. Pues es evidente que nuestras percepciones ms fuertes, o impresiones, son innatas, y que las afecciones naturales, [como] el amor a la virtud, el resentimiento y el resto de las pasiones, surgen inmediatamente de la naturaleza. Estoy persuadido de que cualquiera que examine la cuestin bajo este punto de vista podr fcilmente reconciliar todas las partes. El padre Malebranche se encontrara con dificultades si tuviera que sealar cualquier pensamiento de la mente que no represente algo anteriormente sentido por ella, bien internamente o bien por medio de los sentidos externos, y debera aceptar que cualquiera que sea la manera como compongamos, mezclemos, aumentemos o disminuyamos nuestras ideas, que todas se derivan de esas fuentes. El Sr. Locke, por otra parte, aceptara inmediatamente que todas nuestras pasiones son un tipo de instintos naturales derivados nicamente de la constitucin original de la mente humana.

[7] Nuestro autor piensa, "que ningn descubrimiento hubiera sido hecho con ms felicidad que ste, para decidir todas las disputas con respecto a las ideas: que las impresiones siempre tienen anterioridad sobre ellas [las ideas] y que cada idea con la que nuestra imaginacin est dotada tiene primero su aparicin en una impresin correspondiente. Estas ltimas percepciones [las impresiones] son todas tan claras y evidentes que no admiten controversia alguna; aunque muchas de nuestras ideas son tan oscuras que resulta casi imposible incluso para la mente, que es quien las forma, decir exactamente [cul es] su naturaleza y composicin". Consecuentemente, por muy ambigua que una idea sea, l [Hume] tiene siempre el recurso a la impresin, que ha de hacerla clara y precisa. Y cuando l sospecha que cualquier trmino filosfico no tiene una idea conectada (lo cual es muy corriente) siempre pregunta: de qu impresin se deriva esta pretendida idea? Y si no puede sealarse impresin alguna concluye que es un trmino totalmente sin significado. De esta manera l examina nuestra idea de sustancia y esencia; y fuera deseable que este riguroso mtodo fuera ms practicado en todos los debates filosficos.

[8] Es evidente que todos los razonamientos referentes a las cuestiones de hecho estn basados en la relacin de causa y efecto y que nunca podremos inferir la existencia de un objeto a partir de otro si no estn conectados entre s, bien mediata o inmediatamente. Por lo tanto, al objeto de entender estos razonamientos, debemos familiarizarnos perfectamente con la idea de causa; y con tal fin debemos mirar en nuestro alrededor para encontrar algo que sea la causa de otra cosa.

[9] He aqu una bola de billar en reposo sobre la mesa, y otra bola movindose con rapidez hacia ella. Las dos chocan, y la bola que anteriormente estaba en reposo adquiere ahora un movimiento. Es este un ejemplo perfecto de la relacin de causa y efecto como cualquier otro que conozcamos, sea por sensacin o por reflexin. Examinmoslo, por lo tanto. Es evidente que las dos bolas se tocaron antes de que el movimiento fuera comunicado y que no hubo intervalo alguno entre el choque y el movimiento. Contigidad en tiempo y lugar es, por lo tanto, una circunstancia requerida para la operatividad de todas las causas. Es igualmente evidente que el movimiento que fue la causa es anterior al movimiento que fue el efecto. Prioridad en el tiempo es, por lo tanto, otra circunstancia requerida en cada causa. Pero esto no es todo. Intentmoslo con otras bolas del mismo tipo y en una situacin parecida, y siempre encontraremos que el impulso de una [la primera bola] produce movimiento en la otra. Aqu hay, por tanto, una tercera circunstancia, a saber, una conjuncin constante entre la causa y efecto. Todo objeto que sea similar a la causa siempre produce algn objeto semejante al efecto. Ms all de estas tres circunstancias de contigidad, prioridad y conjuncin constante no puedo hallar nada en esta causa. La primera bola est en movimiento, toca a la segunda, inmediatamente la segunda se mueve y cuando intento el experimento con