El deseo de DiosEste título resume el detonante que removió una falsa premisa que me impedía ampliar el universo de mis creencias: ¡admitir que Dios tiene deseos era volver a la mitología!... Todas las religiones denostan la palabra deseo. ¿…?... … Pero si lo piensas bien, te das cuenta que no hay ningún impedimento para tener deseos sin tener necesidades. Puede que estemos acostumbrados a que nuestros deseos surjan de nuestras necesidades, pero no es lo forzoso. Es más, lo natural es que los deseos tengan vida propia y no se enfoquen en cubrir alguna necesidad… … Y si lo piensas mejor, te das cuenta de que no puede haber creación sin deseo… El miedo a desear traduce la creencia de que no tenemos el poder de crear nada nuevo. Si no somos creadores, mejor no desear… Pero, ¿y si fuéramos creadores como Dios, qué aportaría el deseo? ¿…? Aportaría eternidad a la creación.

En el ABSOLUTO no hay experiencia, sólo conocimiento. El conocimiento es un estado divino, pero la más grandiosa alegría está en el ser. SER es algo que se alcanza únicamente por la experiencia. La evolución de la conciencia no consiste en aumentar los conocimientos, sino en experimentarlos y hacerlos SER.El SER no puede cambiarse a Sí Mismo. Simplemente ES. Pero puede experimentarse a Sí Mismo. Puede experimentarse en lo que ES y en lo que No Es. Puede experimentarse en la luz y en la oscuridad, en la alegría y en la tristeza, en la abundancia y en la escasez, en el amor y en la falta de aprecio por uno mismo, en reconocerse y en negarse a sí mismo, en… Y el SER desea experimentarse a Sí Mismo. Y lo hace: de una manera absoluta, perfecta y total.Así, pues, aunque el Todo de Todo (el SER) no tiene necesidades, porque lo Es Todo, si tiene deseos. Deseó conocerse experiencial-mente. Esta energía -pura, invisible, inaudible, inobservada y, por lo tanto, desconocida por cualquier otra energía- deseó

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experimentarse a Sí Misma como la total magnificencia que era. Para ello, se dio cuenta de que habría de utilizar un punto de referencia interior, un artificio. Tenía que dividirse: CREAR partes de sí mismo. MANIFESTARSE.Así es como, con este artificio llamado MANIFESTACIÓN, aparecieron almas que sabían que ellas eran la Luz. Pero todo lo que supieran al respecto y todo lo que dijeran al respecto no podía sustituir a la experiencia. Y en la esfera de la que surgieron estas almas no había sino la Luz. Todas las almas eran grandiosas, todas las almas eran magníficas, y todas las almas brillaban con el brillo imponente de la LUZ. Las almas en cuestión, eran como una vela en el sol. En medio de la más grandiosa Luz -de la que formaban parte-, no podían verse a sí mismas, ni experimentarse a sí mismas como Quien y Lo Que Realmente Eran.Estas almas sabían que como parte de la LUZ, eran perfectas. Como eran perfectas, no tenían necesidades; pero si tenían deseos, como su Padre. Deseos que, automáticamente, ÉL hacía suyos, porque así garantizaba la libertad como fundamento de la CREACIÓN.Y el Padre les dijo -¿Sabéis, Pequeñas, qué deberíais hacer para satisfacer vuestro deseo de experimentaros en lo Que Sois?-¿Qué, Dios Mío? ¡Queremos satisfacer nuestro deseo!- dijeron las Pequeñas Almas.Debéis re-crearos en lo que ya Sois –respondió. -Debéis separaros del resto de nosotros y luego debéis surgir por vosotras mismas en la oscuridad por el propio impulso de vuestros deseos. -¿Qué es la oscuridad, oh, Santo?- preguntaron las Pequeñas Almas.-Lo que vosotras no sois - les respondió Dios y las almas lo entendieron.En el mundo de lo Absoluto no existen los opuestos. Sólo existe el SER. Así, pues, para experimentaros en lo que no

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sois, tenéis que descender aún más al mundo de lo relativo, -les dijo Dios; porque ya tenéis un pie en ese mundo.¿Cómo? –resonó la sorpresa de las Pequeñas Almas.- En el mundo de lo absoluto sólo existe el UNO. El muchos, que es su opuesto, y en el que os reconocéis vosotras, pertenece ya al mundo de lo relativo –apuntilló Dios.-¿Qué es el mundo de lo relativo? –respondieron.-El mundo de lo relativo es una ilusión, -respondió Dios.-¿Una ilusión?-Sí; permite experimentar lo que no existe. Vosotras sois el Amor y podréis experimentaros en el miedo. Sois la Perfección y podréis experimentaros en la imperfección. Sois la Dicha y podréis experimentaros en la tristeza. Sois la Luz y podréis experimentaros en la oscuridad… Sólo así podréis conocer experiencialmente lo que Realmente Sois.-¿Cómo? Explícanoslo. ¿Cómo podemos experimentar lo que no existe? –dijeron.-Crearemos la ilusión de que existe, -respondió Dios. Pero no será una ilusión completa. Os dejaré pistas para que podáis reconocer, si ese es vuestro deseo, el mundo de lo relativo como una ilusión.

Reconociendo el mundo de lo relativoReconocer lo real como real y lo ilusorio como ilusorio, no es iluminarse. La iluminación es recuperar la conciencia del Ser y residir en ese estado de “sensación-realización”, donde ya no hay preguntas, porque todo está claro.

En el mundo de lo relativo todo tiene su opuesto. Puedes afirmar, por ejemplo, que lo opuesto de la luz es la oscuridad, -argumentaba una Pequeña Alma encarnada.Pero aquí hay una buena pista para reconocer que el mundo de lo relativo es una ilusión, porque la oscuridad, el opuesto de la luz no existe; es una ilusión, -siguió

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diciéndole a otra Pequeña Alma que le escuchaba sonriente.Empecemos. Ten un poco de paciencia que el asunto no es largo ni complicado, -dijo el Alma que se había apropiado el papel de profesora y que por ello ya no dejó hablar más al Alma Sonriente.-Cuando se afirma que todo tiene su opuesto se está enunciando una verdad, pero una verdad que es relativa. Fíjate bien: luz y oscuridad no están al mismo nivel. Ésta es la clave: la luz existe, la oscuridad no.-No quiero explicarte el significado de luz y oscuridad, aunque transitaré por esta senda. Lo que quiero es que descubras que el mundo de lo relativo, como se llama al mundo de nuestra experiencia, es una ilusión. Y lo hago con el ejemplo más sencillo, demostrando que la luz es, y que la oscuridad es una ilusión.-Tú tienes un interruptor para llenar una habitación de luz, pero no tienes un interruptor para llenarla de oscuridad. Si quieres hacer oscuridad en un cuarto lleno de luz, tienes que bajar bien las persianas. Es decir, tienes que interrumpir el paso de la luz. No creas oscuridad, ocultas la luz.-Ya sé, ya sé. Te estarás diciendo que el interruptor enciende la luz y la apaga. Y sin luz, hay oscuridad. ¡Se hizo la oscuridad!-No, no es lo mismo. Lo que hace el interruptor es poner o quitar más luz de la habitación. Pero siempre hay luz.-No fastidies, pensarás. Seguro que hay un medio de quitar toda la luz de un sitio… y tener la oscuridad.-Pues no. Si no me crees, pregúntale a un físico. Él no es sospechoso de querer confundirte mediante la retórica, te lo aseguro. Ha sido entrenado para tener fobia a esas cosas.-Si le preguntas a un físico se le hará la boca agua. Te va a dar la lección de su vida. Te explicará qué es la luz, cómo se produce, de qué está hecha, cuál es su espectro, como

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se trasmite, a qué velocidad, su profunda interconexión con el electromagnetismo… No le dejes hablar mucho, te aturdirá.-Sé inteligente, en cuanto te deje meter baza (seguro que no es tan listo como yo, y te deja), pregúntale si puede crear un espacio sin luz. Puede que dude, pero entrará al trapo enseguida, porque te va a demostrar lo inteligente que cree que es.-Te dirá que se ha intentado denodadamente hasta constatar que no sé puede. No le dará importancia a este hecho fundamental, y se pondrá a explicarte por qué. Te hablará de que la radiación esta asociada a la transmisión de energía, que todos los cuerpos radian, te hablará del ‘cuerpo negro’, de que…-Pregúntale que es lo que le impide crear oscuridad. Te dirá, muy serio, que lo impiden las leyes de la naturaleza… En presencia de materia, imposible. Ésta siempre radia, ya que no podemos enfriarla completamente… Y el vació, no es tal, está lleno de una radiación de fondo y se ha mostrado lleno de vida virtual…-Bien, bien. Ya estás llegando al final. No te quedes prendado de sus modelos y teorías. Fíjate en la esencia de lo que te ha dicho: Conceptualiza la oscuridad como la ausencia de luz; es

decir, no le da la categoría de lo existente. Pese a haberlo intentado deno-dadamente no ha conseguido tener oscuridad en ningún sitio; y tiene la profunda convicción de que es imposible conseguirlo.

-Un místico te dejará aún más perplejo sobre este tema. Te dirá, que no existe luz sin oscuridad, ni oscuridad sin luz. Porque si quieres EXPERIENCIAR la luz necesitas poder EXPERIENCIAR la oscuridad –sólo un cuarto oscuro se deja iluminar-, y si quieres EXPERIENCIAR la oscuridad necesitas EXPERIENCIAR la luz. Te pondrá un ejemplo, –un ciego, que no vive en la luz, no vive psicológicamente en la oscuridad, porque no sabe qué es la oscuridad; lo que no está experienciando precisamente es la oscuridad, sólo

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un vidente puede experienciar la oscuridad… Se sonreirá y se irá a lo suyo. Son poco amantes de hablar mucho.-Y tú habrás aprendido algo importante: no puedes partir un imán en busca de un solo polo. Cuando lo haces siempre tienes dos imanes nuevos. Los dos o ninguno. Ésta es la Ley de la Dualidad, la que opera en el mundo de lo relativo. Ya está, fin. Si tu mundo permite conceptualizar la dualidad, es un mundo de lo relativo: UNA ILUSIÓN que te permite experimentar lo que no existe, -concluyó la Alma Profesora, mientras la otra, son-riente, hace tiempo que se había ido con su presencia a otra parte.

La finalidad de la ilusiónBueno-malo, luz-oscuridad, arriba-abajo… son los dos polos de realidades únicas que no se dejan partir en dos sin caer por ello en el mundo de lo relativo, en el mundo de la ilusión. Pero sólo la mente humana, que carece de toda la información, se permite juzgar al mundo de lo ilusorio como imperfecto e indeseable. Es perfecto, porque santa y legítima es su misión: tener un conocimiento experiencial de las cosas. Agradécelo y bendícelo, pues, como algo sagrado; pero reconócelo como lo que es. Porque la finalidad de la ilusión no es que quedes atrapado en ella. Como te digo, luz y oscuridad son los dos polos de una realidad superior: que aquí estoy llamando Luz. Pero es la oscuridad la que te permite intuir el concepto de Luz. Algo que está, seguro, más allá de la mente dual. No te confundas. No estás aquí para descubrir lo real; porque ya sabes lo que Es real. No se te está ocultando nada para que demuestres lo listo que eres al encontrarlo. Estás aquí para jugar un juego. El juego que te permite experienciarte en lo que no eres y re-crearte en lo ya eres. Y para eso te has comprometido en este juego, el juego de la ilusión. Un juego eterno que permite experimentar tus deseos y expandirlos. Un juego que tú eliges jugar, cada vez, con un propósito concreto.

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La verdadera utilidad del perdónAunque estamos aquí para experimentar(nos), seguro que habrás sentido, como yo, el fuerte deseo de poner fin a alguna de las experiencias que estás teniendo. Quiero, si me lo permites, explicarte con palabras sencillas que esa es la verdadera utilidad del perdón. El perdón permite que no quedemos atrapados en experiencias que ya no deseamos.Perdonar no es aguantar estoicamente comportamientos injustos. Ni disculpar, ni ignorar actuaciones dañinas… Ni renunciar a nuestros derechos, ni cumplir la voluntad de Otro… No es ignorar lo que está mal, ni decirnos que no tiene importancia… No es dejar de respetar nuestros sentimientos y acallarlos porque los juzguen de inapropiados… No, no es nada de eso. Perdonar es volver a recordar que estamos jugando un juego que permite experimentar lo que no existe: la culpabilidad. Y su finalidad es liberar y liberarnos de una experiencia que ya ha dado su fruto; decir adiós a algo que ya no queremos seguir experimentando. El Perdón pone fin a la ilusión de la culpabilidad y restaura nuestra libertad permitiéndonos volver a elegir nuevamente (como si hubiéramos hecho reset en nuestro sistema)

La ilusión de la culpabilidadHABIA UNA VEZ UNA Pequeña Alma que dijo a Dios:-¡Ya sé quien soy!Y Dios le contesto:-¡Maravilloso! ¿Quién eres?La pequeña alma contesto a toda voz.-¡Soy la Luz¡Dios sonrió ampliamente:

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-Así es -exclamo-. Tú eres la Luz.La pequeña alma estaba feliz, porque había comprendido lo que todas las almas ya saben. Se puede saber mucho sin comprender nada, así que tenía motivos para estar feliz.-¡Hurra! ¡Esto es fantástico¡Pero poco después ya no le basto con comprender quién era. Sentía cierta inquietud en su interior, porque quería sentir lo que era. Así, la pequeña alma volvió a hablar con Dios (lo cual no es mala idea para todas las almas que quieren sentir Quienes Son realmente), para comunicarle sus ideas:-¡Hola, Dios! Ahora que ya comprendo quién soy, ¿es bueno serlo?Dios respondió:-¿Quieres decir que deseas saber si deseas ser Quien Ya Eres? -Pues... veras. Una cosa es comprender Quién soy, y otra muy distinta es serlo realmente. Quiero sentir como es ser la Luz.-Pero si ya eres la Luz -repitió Dios, sonriendo otra vez.-¡Sí, pero quiero saber cómo se siente serlo! -exclamó la pequeña alma.Creo que debí imaginármelo -repuso Dios, riendo-, Tú siempre has sido de natural aventurero ---y, tras un instante, la expresión de Dios cambió-. Pero hay una cuestión...-¿Qué es? pregunto la Almita.-Que no existe otra cosa además de la Luz. No creé otra cosa que lo que tú misma eres. Así, no hay un modo sencillo para que experimentes Quien Eres, puesto que no hay nada que no seas.-¿Cómo? -repuso la Pequeña Alma inocente, estaba un poco confundida.-Piénsalo de este modo. Eres como una vela en el sol. Ya estas allá, junto con millones y millones de otras velas que forman el sol. Y el sol no podría serlo sin

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ti, porque le faltaría una de sus velas, y así no podría brillar tanto. Pero experimentar que eres la luz estando dentro de la luz... ése es el problema.-Tú eres Dios, ¡ya se te ocurrirá algo!Dios volvió a sonreír:-Ya pensé en algo. Puesto que no puedes sentirte la Luz al estar en ella, te rodearé de oscuridad.-¿Qué es la oscuridad? -Es aquello que tú no eres, -respondió Dios.-¿No me has dicho que lo soy todo, que no hay nada que no sea? ¿No me has dicho que sólo existe la Luz? ¿Cómo podrás rodearme de lo que no existe?Entonces Dios explicó que, para poder experimentar cualquier cosa, se requiere de su opuesto. Y que los opuestos sólo existen en el mundo llamado de lo relativo, de las formas o de la ilusión…Me parece que tendremos que crear el mundo de la ilusión –dijo la Almita. Lo que sea que me permita experimentar lo Que Soy.Éste es un gran don –siguió diciendo Dios, porque sin él no podrías conocer como es todo lo demás. No podrías saber qué es lo Caliente sin lo Frío, el Arriba sin el Abajo, lo Rápido sin lo Lento. No podrías saber que es la Izquierda sin la Derecha, el Acá sin el Allá, el Ahora sin el Después… …-¿Tendré miedo de la oscuridad?, gimió la Almita.-Sólo si así lo quieres -respondió Dios-. Recuerda que eres tú la que eliges lo que quieres experimentar, SIEMPRE. A decir verdad, no hay nada que temer, a menos que así lo decidas.¡Ah! -exclamó la pequeña alma, que ya se estaba sintiendo mejor.Y así -concluyó Dios-, al verte envuelta en la oscuridad, no cierres el puño ni alces la voz para maldecirla. Más bien, sé Luz entre las tinieblas, y no te enojes por ello. De ese modo sabrás Quien Eres Realmente, y también los demás lo recordarán. Permite que tu luz brille para que todos

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recuerden lo que tendremos que hacer que olviden, Quién Eres realmente.-¿Quieres decir que está bien que los demás piensen que soy alguien muy especial?- inquirió la Pequeña Alma.-¡Por supuesto! -rió Dios- ¡Tienen libertad de pensar lo que quieran! Pero recuerda que no hay nadie "especial"; habrá muchos que no lo recuerden. Entenderán que no hay nadie especial cuando tú mismo sepas que no eres especial.-¡Fantástico! -exclamó la almita, quien bailaba, reía y daba saltos de felicidad -¡Haré que recuerden que pese a que podamos desear cosas distintas, no hay nadie especial! ¡Que todos somos iguales!-Sí, y puedes empezar a plantear tus deseos desde ahora mismo, - agregó Dios, quien bailaba y saltaba y reía con la pequeña Alma-¿Qué parte de lo que eres quieres experimentar?-¿Qué parte de lo que soy? No te entiendo. -Verás...- le explicó Dios- eres la Luz, y eso está hecho de muchas partes. Ser Luz es ser generoso. Ser Luz es ser amable. Ser Luz es ser creativo. Ser Luz es ser feliz. ¿Se te ocurren otros modos de ser Luz? La pequeña Alma quedo en silencio por un instante.-¡Se me ocurren muchas formas de experimentar ser Luz! Y luego exclamó. -Dicha, placer, alegría, confianza, aprecio, amor, bienestar, salud, abundancia…-¡Así es!- convino Dios-. Y tú puedes experimentar todas esas cosas, o cualquier otra parte de lo que significa ser Luz, en cualquier momento. Eso significa experimentar ser la Luz.-¡Ya sé lo que quiero experimentar!- anuncio la Pequeña Alma, muy emocionada-. Quiero experimentar la parte de ser Luz llamada "perdonar". ¿No es perdonar una parte de ser Luz?-Pues, no - aseguró Dios. -Esa es no es una parte de ser Luz. YO no soy el Perdón , no reconozco la culpabilidad en nada.

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-Entonces, ¿no lo puedo experimentar? Quiero experimentar el perdón. Quiero experimentarme a mí misma de ese modo.-Bien- dijo Dios, puedes experimentar ser Quieres Eres y experimentar ser quién No Eres. Pero ten en cuenta lo que ya te he dicho. -No hay nada ni nadie a quien perdonar. -¿Nadie, ni nada?- dijo la Pequeña Alma, que aunque sabía que era cierto, quería una ratificación de Dios.-¡Nadie!- repitió Dios. Todo cuanto hice es perfecto. No hay una sola alma en toda la creación que sea menos perfecta que tú. Mira a tu alrededor. ¡Todas encarnan el Amor, todas me encarnan a Mí!Entonces la Pequeña Alma se dio cuenta de que se había reunido una gran multitud. De todo largo y ancho, de todos los rincones del Reino, habían venido almas, porque se había corrido la voz de que la Pequeña Alma sostenía una extraordinaria conversación con Dios, y todos querían oír lo que decían.Viendo a las incontables almas reunidas, la almita tuvo que coincidir: nadie parecía ser menos maravilloso, menos magnífico o menos perfecto que ella misma. Tal era el esplendor de las almas reunidas y tan brillante era su Luz, que la Pequeña Alma apenas podía sostener su mirada. ¡Eran Amor Puro!-¿Qué y a quién perdonar entonces?- preguntó Dios.-¡Oh, creo que esto será muy aburrido! -gruñó la Almita. -Quería experimentarme como El Que Perdona. Quería re-descubrir lo Que Soy, experimentándome en lo que No Soy. Y, así, de paso, supo cómo es estar triste.Pero entonces un Alma Amistosa salió de entre la multitud:-No te preocupes Pequeña -le dijo-. Yo te ayudaré.-¿De verdad? -replicó, con el rostro iluminado-. ¿Pero qué puedes hacer Tú para ayudarme?-Puedo darte a alguien para que lo perdones.-¿Puedes?

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-¡Desde luego! -canturreó el Alma Amistosa-. Puedo ir contigo al mundo de lo relativo, al mundo de la ilusión y hacer algo para que lo perdones.-Pero... ¿Por qué habrías de hacerlo? -preguntó la Pequeña Alma-. ¡Tú que eres un Ser de tan absoluta perfección! ¡Tú que vibras con gran rapidez creando una luz tan brillante que apenas puedo verla! ¿Qué podría hacer que frenaras tu vibración hasta que tu luz se hiciera oscura y densa? ¿Qué podría motivarte a ti, que eres tan ligera como para bailar en las estrellas y desplazarte por el Reino a la velocidad del pensamiento, te volvieras pesada como para entrar en el mundo de lo relativo donde existe la ilusión del mal y ser malvada?-Es muy fácil -repuso el Alma Amistosa-. Lo haría por amor.A la Pequeña Alma no le sorprendió la respuesta.-Recuerda- le dijo el Alma Amistosa-. Tú hiciste lo mismo por mí. ¿No lo recuerdas? Hemos bailado juntas muchas veces, por eones y eras. Durante todos los tiempos y en muchos lugares hemos jugado juntas. Simplemente no lo recuerdas. Ambas hemos sido todas las cosas. Ya fuimos el Arriba y el Abajo, la Izquierda y la Derecha. Fuimos el Acá y el Allá, el Ahora y el Después, fuimos lo Masculino y lo Femenino, lo Bueno y lo Malo. Tú y yo fuimos la víctima y el villano. Así, nos hemos reunido muchas veces, la una dando a la otra la oportunidad exacta y perfecta para expresar y experimentar Quienes Somos Realmente.De ese modo -añadió el Alma Amistosa-, llegaré a tu próxima vida y seré el "malo". Haré algo realmente terrible, y entonces podrás experimentarte como El Que Perdona.-¿Qué harás?- preguntó la Pequeña Alma, un poco nerviosa-. ¿Qué puede ser tan terrible?-Oh, no es difícil, me volveré inconsciente. La inconsciencia crea bastante maldad, ya lo comprobarás, -replicó el Alma amistosa. Segundos después, pareció tornarse muy seria y murmuró:-Tienes razón en algo.

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-¿En qué? -quiso saber la almita.-Tendré que frenar mi vibración y hacerme muy pesada para entrar en el mundo de lo relativo y hacer ese algo no tan bueno. Y, como ya te he dicho, para hacer bien mi papel tendré que olvidar Quien Realmente Soy, tendré que encarnar la inconsciencia. Por eso te pediré un favor a cambio.-¡Si, lo que quieras! -exclamo la Pequeña Alma y comenzó a cantar y bailar- ¡Podré perdonar, podré perdonar!Pero notó que el Alma Amistosa seguía muy callada.-¿Qué quieres? -le preguntó-. ¿Qué puedo hacer por ti? ¡Eres todo un ángel por estar dispuesta a hacer tal cosa por mí!-¡Claro que el Alma Amistosa es un ángel! -interrumpió Dios- ¡Todos lo sois! Recuerda siempre eso, que todos sois ángeles.Y así, la Pequeña Alma quiso más que nunca satisfacer la petición del Alma Amistosa:-¿Qué puedo hacer por ti? -volvió a preguntar.-En el momento en que golpee y despedace tu cuerpo -repuso el Alma Amistosa-, cuando te haga lo peor que pudieras imaginarte, en ese mismo instante...-¿Qué? -interrumpió la Pequeña Alma-. ¿Qué...?El Alma amistosa estaba aun más seria: -Recuerda quien soy realmente.-¡Si, así será! -exclamo el Alma Inocente-. ¡Te lo prometo! Siempre te recordaré tal y como te veo aquí y ahora.-Muy bien -repuso el Alma Amistosa-, porque pondré tanto empeño en fingir, que olvidaré quien soy. Y si tú no me recuerdas como soy realmente, no podré acordarme durante mucho tiempo. Y si olvidas quien soy, incluso tú olvidaras Quien Eres, y las dos estaremos perdidas. Entonces necesitaremos que venga otra alma para que nos recuerde a Ambas Quienes Somos.-¡No, no será así! -prometió otra vez la Pequeña Alma-. ¡Te recordaré! Y te estaré eternamente agradecida por darme

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ese don, la oportunidad de experimentarme como Quien Soy.Así acordaron, y La Pequeña Alma fue hacia una nueva vida, emocionada por ser la Luz, que era lo que Realmente Es, y por poder experimentar el Perdón.Y deseó ansiosamente poder experimentarse como el Perdón, y agradeciendo profundamente la disposición de la otra alma entró alegre en el mundo de lo relativo que lo haría posible.En todo momento de su vida, cada vez que apareció en escena una nueva alma, ya fuera que trajese felicidad o pesar (y especialmente si traía pesar), la Pequeña Alma intentó no olvidar. Se mantuvo firme y no olvidó el plan que habían trazado y quién era el actor que lo representaba. -“Todos sois ángeles”, -le había dicho Dios.Alma Amistosa encarnó muy bien la inconsciencia, y de esa profunda inconsciencia brotó a raudales la maldad; así, la Pequeña Alma pudo experimentar el mal cómo jamás hubiera imaginado. Comprobó, una vez tras otra, que si no caía en la ilusión de la culpabilidad, no había nada ni nadie a quien perdonar (es como cuando padeces desastres naturales, nunca sientes la necesidad de perdonar a la Naturaleza porque no la culpabilizas)Se dio cuenta de que para poder perdonar tenías que ver culpabilidad en las acciones de los demás, olvidar que todos somos ángeles teniendo experiencias y representado papeles. Sin olvido, no había perdón. Y fue entonces, cuando cansada de experimentar la maldad, decidió perdonarse a sí misma, es decir, decidió volver a recodarse a sí misma que lo mismo que había deseado experimentar la maldad, podía desear no experimentarla ya más. Y al elegir de nuevo, la maldad desapareció de su vida…Lo que ocurrió fue que, de alguna manera, el Alma Amistosa sintió el perdón de la Pequeña Alma y recobró la consciencia de quién era. Su papel había terminado.

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Estaba liberada de su compromiso y pudo volver a ser lo que Realmente Era: el Amor.Fue, así, como la Pequeña Alma aprendió una lección; la lección de esa vida: si no ves culpabilidad, no puedes perdonar; y, si te perdonas a ti misma la elección que has hecho, ésta desaparece.

El poder liberador del perdónSi no caemos en la ilusión de la culpabilidad, no tenemos nada ni a nadie que perdonar. Por eso Dios no es el Perdón… Si caemos; perdonar es volver a recordar, porque lo habremos olvi-dado, que estamos jugando un juego, el juego de la ilusión, que permite experimentar lo que no existe: la culpabilidad.El efecto del perdón es TERAPÉUTICO, resetea nuestro sistema poniendo fin a experiencias que no se dejan finalizar (como programas contaminados con virus – ira, rabia, resentimiento, rencor, deseo de venganza…–), para, una vez restaurado el sistema, poder elegir de nuevo libremente.

Disfrutando del juegoCuando Pequeña Alma volvió al cielo, fue inmediatamente a ver a Dios (no había perdido esa costumbre) y le dijo, -¿Ha sido buena idea querer experimentar el Perdón?- Ya te he explicado que bueno y malo pertenecen al mundo de lo relativo. Yo no puedo juzgar nada, porque no reconozco esos términos, -le contestó Dios.- ¡Pero yo no he podido experimentar el Perdón!, se lamentó la Pequeña Almita.-Porque no has olvidado Quienes Somos. No has caído en la ilusión de la culpabilidad, -le contestó Dios.-¿Pero si hubiese olvidado Quienes Somos, como podría haber perdonado?, -replicó la Pequeña Alma, que se había dedicado a la Filosofía durante su pasada vida.- Volviendo a recordarlo, -le contestó Dios sonriendo.

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- ¿Cómo se puede recordar lo que se ha olvidado?, -le espetó Pequeña Almita en plena vena filosófica.- Ya veo por dónde vas, -dijo Dios. -Tenemos un bonito juego de palabras: si olvidas no puedes recordar, si recuerdas no puedes olvidar. Bien, cambia recordar por descubrir de nuevo, y no seas tan quisquillosa.-Pero no es lo mismo, -respondió muy digna la Pequeña Almita.- ¿A dónde quieres ir a parar?, -espetó Dios, siempre amigo de ir al grano.- ¿Si lo olvido completamente, volvería a elegir ser lo Que Soy?, -contestó Pequeña Alma, que aceptó el reto de no seguir yéndose por las ramas.-Buena pregunta, ya veo que no has perdido el tiempo estudiando Filosofía, -le dijo Dios, con el brillo del amor en lo ojos.-Toda buena pregunta merece una buena respuesta, -sentenció la que ya sin duda era toda una Alma Filósofa.-Bien, así sea, -replicó Dios, quien siguió diciendo. Nadie puede dejar de ser lo Que Es por olvidarlo. Un loco no deja de ser un hombre porque se crea un perro. Lo que Es, ES. - Yo no digo ser, sino elegir ser, -replicó Alma Filósofa, un poco quisquillosa. -Un loco puede elegir ser un perro si le dejas.-Vamos a ver, -dijo Dios. Aquí no está en cuestión que lo Que Es, ES. ¿O sí?-¿Quieres decir que no hay alternativa al SER?, -contestó Alma Filosófica muy animada por haber llegado a este punto de la conversación.-¿Cómo podría haberla si el SER es Todo lo Que Hay?, -espetó Dios, casi retadoramente.-Va veo que el SER no puede dejar de elegir Ser Lo Que Es, -sentenció Alma Filosófica, casi como un reproche.

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- Ja, ja… (o algo así), -sonó la risotada de Dios. ¿Me reprochas no poder elegir dejar de ser Todo lo Que ES? Esto sí que me limitaría.Ahora sí que Alma Filósofa, quedó un poco tocada. A decir verdad, no había visto así las cosas. Porque en verdad que si Dios elegía ser otra cosa de lo ya ES, sería sólo una parte de lo que ES. -¿Se puede ser una parte de lo se ES?, -musitó un poco rendida Alma Filósofa. -Se puede experimentar ser una parte de lo de se Es, pero Ser se es lo Que se Es, -dijo Dios, un poco cansado de dar vueltas al mismo asunto.-¿Y elegir Ser?, -musitó, Alma Filósofa, que ya se daba cuenta de que Dios se empezaba a cansar de esta charla.-Sólo el que es Todo de Todo, ha podido elegir Ser, -sentenció Dios, riendo de nuevo, y apostilló. -Si alguien no es el Todo de Todo, es que no ha podido elegir ser lo que Es, sobre todo si tiene toda una eternidad para estar eligiendo. - Explícate mejor, -pidió Alma Filósofa, que había aprendido que en el fenómeno didáctico hay dos actores, y no siempre falla el mismo.- Uno que es pobre y puede escoger ser rico, y, después cansado, puede volver a elegir ser pobre, y… ¿qué es, rico o pobre? –preguntó Dios, aceptando el nuevo reto de mejorar su didáctica.- Pobre unas veces y rico otras, -respondió Alma Filósofa dispuesta a demostrar que estaba a la altura.- ¿Y si puede desdoblarse, y ser rico y pobre a la vez?, -volvió a preguntar Dios, mientras simulaba un golpe de esgrima.-No seas juguetón, se supone que Dios es serio. Además, ya he cogido el touché que me has lanzado, -gruñó Alma Filósofa, un poco dolida.- ¿Quién afirma que Dios es serio? ¿Cuántas veces he de decir que Yo simplemente SOY? Todo lo demás pertenece al mundo de lo relativo, el mundo de la forma… -dijo Dios,

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poniendo cara con mueca de seriedad, para después estallar en una sonora carcajada. Además, -añadió, no has respondido a mi estocada.-Es que es muy buena, -dijo Alma Filósofa, cambiando de estra-tegia, y poniendo carita niña confundida, ya que sabía que a Dios le gustan sobremanera los niños. -Supongo que sería como esas partículas cuánticas de que las que oí hablar en mi última vida a los físicos teóricos, que mantienen activas todas sus posibilidades hasta que se las observa, -añadió Alma Filósofa, presumiendo de estar a la última, como le corresponde todo buen filósofo, en física.-¿Estás diciendo que no son nada hasta que se la observa?, -preguntó Dios, simulando perplejidad.-Bueno, son onda y partícula, las dos cosas. Lo que sucede es que unas veces se comportan como onda y otras como partícula dependiendo de las condiciones del experimento al que se ven sometidas, -puntualizó Alma Filósofa, un poco ufana de poder soltar lo que, en verdad, no comprendía muy bien.-No te vayas por la tangente, -replicó Dios. Lo que te estoy preguntando es qué son mientras no se las observa.-Bueno, basta ya, sabes de sobra que no estoy fuerte en física, -gruño Alma Filósofa, teniendo que admitir que estaba hablando de lo que no comprendía ni bien ni mal, porque se situaba fuera de esa categoría del A o no A, si no A, luego A,… tan querida por sus maestros de lógica. No había llegado a la `lógica borrosa´.-No te enfades, Pequeña, -dijo Dios, volviendo a mostrar un infinito cariño en sus palabras. Cuando uno es rico y pobre a la vez es alguien que no está en el mundo de lo relativo, -apostilló.-Me gustaría volver `al escoger´, -dijo Alma Filósofa, también de manera reconciliadora. -Si el loco escoge ser perro, pero cansado, vuelve a escoger ser hombre, será, como muy bien dices, hombre unas veces y perro otras. Si escoge ser las dos cosas a la

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vez… -se cortó Dios para añadir, -¿has oído hablar de los universos paralelos en esta última vida que tanto te ha perturbado?... ¿y de las once dimensiones?...-Sí, la Teoría de Cuerdas admite la posibilidad de la existencia de universos paralelos que nos permitirían vivir todas esas posibili-dades cuánticas que tenemos a nuestra disposición sin tener que descartar… -estaba diciendo Alma Filósofa, cuando se cortó en seco. Acababa de darse cuenta que había respondido su propia pregunta. -Voilà, -dijo Dios, guiñando uno de esos ojos que no tiene.-Uhmm, así que, -empezó a farfullar Alma Filósofa, hasta que Dios la cortó para seguir diciendo.-Sí, Pequeña, sí. Hay más posibilidades de las que te imaginas para conseguir experimentar todo lo que se quiera experimentar. Y Yo me las sé todas, -dijo Dios, algo socarrón.-O sea, ¿qué al final vamos a acabar experimentándolo todo?, -dijo más alegre Alma Filósofa.-Me temo que sí, -dijo Dios con ese infinito amor que pone en sus Pequeñas, como Él las llama. –Es más, terminarás por Serlo Todo, -añadió, un tanto enigmático.-¡Ya… veo!, -dijo Alma Filósofa. Si tenemos una eternidad para seguir eligiendo, al final seremos Todo lo Que se puede Ser. Seremos Dioses, -añadió casi sin atreverse. -Sí, Pequeña, -que era como a Dios le gustaba llamar a esta Almita. Me temo que así serás, perdón, que así ERES. Porque en la eternidad no hay tiempo.-Bueno, si en la eternidad no hay tiempo… -empezó a decir Alma Filósofa.-¡Deja el tiempo para otro día!, -cortó Dios; y en su afán de plantear otras alternativas, añadió, -¿no tienes ganas de escuchar música?-Ya he captado la indirecta, ahora me voy con la música a otra parte, -respondió Alma Filósofa; pero no pudo reprimir la última pregunta de ese día, -¿Qué hacemos

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jugando un juego que ya sabemos cómo termina? ¿Qué lo impulsa…?-JUGAR, Pequeña, jugar. Jugar y disfrutar del juego. Porque Yo disfruto siendo, disfruto experimentándome, disfruto extendiéndome, disfruto creando y disfruto jugando… Y este juego está impulsado por nuestros deseos.

RECORDAR: Volver a restaurar en la mente lo que ya está allí (Un Curso de Milagros)

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