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ESTRATEGIA SEDEVITA DE GUERRA ESPIRITUAL Enfrentando y derribando el engaño de Satanás Hay una gran guerra que está siendo librada en el mundo hoy. No es un conflicto entre naciones, contra grupos de guerrilla o líderes rebeldes. Es una poderosa e invisible batalla que se está librando en el mundo espiritual. Esta es la batalla por el dominio del territorio de la mente con sus pensamientos y creencias. En este sentido el Apóstol Pablo afirma: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Desde la época de los primeros cristianos y a lo largo de todo el Nuevo Testamento se resalta la realidad de una guerra por el control de nuestros pensamientos. Dime qué piensas recurrentemente y te diré quién controla tu mente Las respuestas que ofrece la Biblia acerca de cómo enfrentar esta guerra se centran en acercarse a Dios y vestirse con su armadura. Desde el Antiguo Testamento se insiste en “buscar a Jehová”, “Invocar su ayuda con oración, ayuno y ruego” y “limpiar el corazón de los comportamientos de pecado y desobediencia”. Para enfrentar esta guerra espiritual, la Biblia ha dado a los creyentes de todas las épocas instrucciones precisas sobre cómo combatir y batallar sin ser derrotado ni destruido. Precisamente, una de las principales causas por la cual los creyentes son derrotados en esta lucha espiritual es por la falta de conocimiento o entendimiento sobre lo que dice la Biblia que realmente tienen que hacer un cristiano en una guerra espiritual. Cuando desconocemos o ignoramos contra qué o quién estamos luchando, exponemos nuestras vidas a la derrota y el fracaso. Por eso el profeta Oseas declara: Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento... (Oseas 4:6) Ignorar la realidad de la guerra espiritual no nos libra de ella ni de sus consecuencias. En estos tiempos posmodernos suele creerse o considerarse como fanatismo o religiosidad innecesaria dedicar tiempo para orar o enfrentar con “oración, ayuno y ruego” las diferentes

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ESTRATEGIA SEDEVITA DE GUERRA ESPIRITUALEnfrentando y derribando el engaño de Satanás

Hay una gran guerra que está siendo librada en el mundo hoy. No es un conflicto entre naciones, contra grupos de guerrilla o líderes rebeldes. Es una poderosa e invisible batalla que se está librando en el mundo espiritual. Esta es la batalla por el dominio del

territorio de la mente con sus pensamientos y creencias. En este sentido el Apóstol Pablo afirma:

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).

Desde la época de los primeros cristianos y a lo largo de todo el Nuevo Testamento se resalta la realidad de una guerra por el control de nuestros pensamientos.

Dime qué piensas recurrentemente y te diré quién controla tu mente

Las respuestas que ofrece la Biblia acerca de cómo enfrentar esta guerra se centran en acercarse a Dios y vestirse con su armadura. Desde el Antiguo Testamento se insiste en “buscar a Jehová”, “Invocar su ayuda con oración, ayuno y ruego” y “limpiar el corazón de los comportamientos de pecado y desobediencia”.

Para enfrentar esta guerra espiritual, la Biblia ha dado a los creyentes de todas las épocas instrucciones precisas sobre cómo combatir y

batallar sin ser derrotado ni destruido.

Precisamente, una de las principales causas por la cual los creyentes son derrotados en esta lucha espiritual es por la falta de conocimiento o entendimiento sobre lo que dice la Biblia que realmente tienen que hacer un cristiano en una guerra espiritual. Cuando desconocemos o ignoramos contra qué o quién estamos luchando, exponemos nuestras vidas a la derrota y el fracaso. Por eso el profeta Oseas declara:

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento... (Oseas 4:6)

Ignorar la realidad de la guerra espiritual no nos libra de ella ni de sus consecuencias. En estos tiempos posmodernos suele creerse o considerarse como fanatismo o religiosidad innecesaria dedicar tiempo para orar o enfrentar con “oración, ayuno y ruego” las diferentes circunstancias y problemas del día del creyente.

Con frecuencia Los cristianos actuales están ocupados con un sinnúmero de actividades que los distraen de la gran batalla espiritual que se está librando alrededor de ellos.

Es tal la complejidad de esta problemática, que cantidades enormes de creyentes ni siquiera saben que hay una intensa guerra espiritual contra ellos en los aires, y que ésta es comandada por el mismo Satanás. Incluso una buena parte de los cristianos se ha retirado de las líneas del frente de batalla y se

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han refugiado en la comodidad de su vida religiosa y un aparente bienestar general, creyendo que no necesitan nada más de Dios, pues se consideran a sí mismos ricos y bendecidos (Apocalipsis 3: 17).

En la medida en que Satanás arrecia su guerra contra los cristianos y la humanidad en general es importante que los creyentes entiendan la peligrosidad de los tiempos que

está viviendo la iglesia actual.

El Apóstol Pablo nos advirtió:

También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1).

Afirmar o creer que la vida cristiana es un

camino de rosas, que por ser cristiano solo recibiremos aplausos de admiración y palmaditas en la espalda, y que el mundo y la cultura se rendirán por sí solos antes nuestros pies es una total y completa mentira. Por el contrario, la vida cristiana es una guerra continua.

El mismo Señor Jesucristo nos advirtió acerca de ello cuando dijo:

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (Mateo 11:12).

Satanás, el mundo, la cultura, y aún nuestra carne jamás estarán dispuestos a rendirse o doblegarse ante nosotros por el solo hecho de considerarnos cristianos. Debemos ser conscientes que la realidad del pecado y la desobediencia nos ponen en el lado equivocado del conflicto. Es decir, es como si en medio de una guerra, de repente quedáramos rodeados de enemigos feroces y bien armados, sin la más mínima oportunidad de salir victoriosos.

Arrebatar el reino de los cielos significa reconocer que nuestro lugar correcto es al lado del comandante y jefe Jesucristo; entender que el mundo, la cultura y nuestra carne son el terreno del enemigo, y que mientras tratemos de estar en ese lado, estaremos expuestos a ser derrotados y avergonzados.

Satanás, el mundo, la cultura, y aún nuestra carne jamás estarán dispuestos a rendirse o doblegarse ante nosotros por el solo hecho de considerarnos cristianos.

Es fundamental entender que nuestra actitud violenta consiste en considerar y enfrentar al mundo, la cultura, nuestra carne y al mismo Satanás como lo que realmente son: enemigos de Dios y su reino, y que solo con oración, ayuno y ruego podremos vencer a estos enemigos y alinearnos de manera correcta en el ejército de Jesucristo.

Hoy debemos reconocer la realidad de que estamos en guerra espiritual. Sin bien, nuestro país camina hacia unos acuerdos de paz con las guerrillas, no podemos olvidar que en el mundo espiritual jamás habrá reconciliación ni paz. Mientras vivamos en este mundo siempre tendremos que enfrentar guerra espiritual.

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Por eso, durante el resto del año estaremos enfocados en la necesidad de orar, interceder y buscar la presencia del Señor, solo estando en el lugar correcto y del lado del Señor enfrentaremos sin temor las batallas que tengamos que enfrentar, lucharemos en oración y prevaleceremos porque el Señor Jesucristo es nuestro capitán.

Sedevitas: somos el ejército de Dios