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SEMINARIO DIOCESANO DE TORREÓN
SANTA MARIA REINA
LICENCIATURA EN FILOSOFIA
LIBERTAD E IGUALDAD ATRAVES DE ADAM SLIMH
EDGAR FELIPE SANDATE RANGEL Maestro: PBRO. Salvador Sanchez Pérez. s.j
Torreón, Coahuila, a 17 de mayo del 2018
Introducción
La libertad constituye uno de los presupuestos del ser humano y con base en ella, pero
al lado de la dignidad humana, se ha construido la esencia de los derechos de la persona.
Las libertades públicas, ámbito de actuación del individuo oponible al actuar de las
autoridades, han sido una conquista histórica que ha ayudado a la reivindicación del ser
humano, razón por la cual resulta de especial importancia adentrarnos en los orígenes de
su concepción así como en la evolución que ha experimentado mediante el pensamiento
filosófico y político, para de esta manera poderla aplicar al pensamiento constitucional y
en especial a los derechos de libertad.
De ahí la importancia de que el Estado contemporáneo reconozca la individualidad del
ser humano en la sociedad pero sin desconocer los límites en el actuar del gobierno y,
para tal acción, debe partir de una base filosófica, que le permita establecer políticas
acordes a la tendencia protectora de la dignidad humana desde una perspectiva general
que tenga en cuenta la transición del pensamiento clásico al moderno en materia de
libertad.
En este artículo abordaremos la noción de libertad desde sus orígenes filosóficos con
base en las nociones de dos grandes pensadores; después nos adentraremos en el estudio
de la libertad desde el punto de vista de la filosofía de Adam Slimh.
VIDA DE HADAM SLIMH
La ciencia económica tiene una peculiaridad casi por aclamación reconocida; un padre y
fundador llamado Adam Smith. El aserto admite discusión, ya que algunos expertos han
sugerido otros nombres, pero la fama del escocés ante el desconocimiento casi
generalizado de los otros nombres da cuenta del triunfo de Smith.
Paradójicamente este reconocimiento le terminó jugando en contra, ya que con el paso
del tiempo su figura ha ido quedado asociada a la defensa de un capitalismo voraz y
desalmado, al encomio del egoísmo, el desinterés por el prójimo y al capitalismo salvaje
entre otras mentiras. Curioso suceso para el profesor de filosofía moral y hombre de
vastísima cultura que fue Adam Smith, autor erudito que abordó, además de la
economía, la filosofía, la jurisprudencia, la retórica y la historia, entre otras materias.
La Riqueza de las Naciones es con luz su libro más conocido, pero para comprender su
pensamiento es indispensable estudiar también La teoría de los sentimientos morales ya
que ambos formaban parte de un mismo curso que dictó como profesor de filosofía
moral de la Universidad de Glasgow.
Smith argumentó, con brillo y parsimonia, como el liberalismo era superior al
mercantilismo en retirada por entonces y a su inseparable congénere el estatismo. Dada
la naturaleza humana, la organización de un orden extendido a través de la cooperación
voluntaria de las personas es la mejor forma posible de organización social.
La mayor eficiencia del mercado, en contraste con la economía dirigida, es
consecuencia de que utiliza toda la información particular disponible por cada ser
humano al vincularse con los demás mediante un sistema que transmite esa información
a través de los precios. A su vez es éticamente superior, ya que cada persona es libre de
decidir sobre su propio destino y no le es asignada su función por alguien más como
ocurre bajo cualquier otro sistema de organización.
De allí viene el mal comprendido egoísmo de Smith y su deformada metáfora de la
mano invisible. Evidentemente no se refiere a indiferencia hacia los demás seres
humanos. Por el contrario, lo que afirma es que cada persona siguiendo su propio interés
en una economía de mercado es como mejor contribuye al desarrollo de la propia
sociedad, aunque esa intención no formara parte de sus planes.
En la teoría de los sentimientos morales Smith estudia el desarrollo de la simpatía entre
las personas. A muchos puede llamarles la atención que sean del autor de La Riqueza de
las Naciones frases como la parte principal de la felicidad humana consiste en la
conciencia de ser querido o el sentir mucho por los demás y poco por nosotros mismos,
el restringir nuestros impulsos egoístas y fomentar los benevolentes, constituye la
perfección de la naturaleza humana.
El mensaje de Smith, por tanto, dista mucho de la caricatura que hacen sus adversarios.
Es que el liberalismo es el único sistema que compatibiliza el progreso económico, que
permite ir erradicando el estado original del hombre que es la pobreza, con la dignidad
del ser humano y el derecho de cada persona a seguir su proyecto de vida. Adam Smith,
además de un intelectual extraordinario, es un defensor de la Libertad con valores
éticos, como los auténticos continuadores de sus ideas.
Adam Smith (1727-1790) nació en Escocia en Kirkcaldy, al norte de Edimburgo. Antes
de su nacimiento muere su padre, quien era un inspector de aduanas, casado con la hija
de un terrateniente. Adam Smith vivió durante casi toda su vida al lado de su veterana
madre quien murió seis años antes que Smith. Realizó sus estudios en el Glasgow
College donde tuvo clases de filosofía moral llevadas a cabo por Francis Hutcheson,
quien influyó en gran medida, al igual que su amigo David Hume, en el pensamiento de
Smith. Completó sus estudios en la Universidad de Oxford en 1740, con la ayuda de una
beca para la formación de ministros episcopalianos, sin embargo logró evadir la acción
de su consagración. Cuando terminó sus estudios universitarios en 1746, tuvo su regreso
a Escocia y en esa etapa se dedicó a escribir, a ofrecer conferencias y a intentar
conseguir un lugar como maestro, hasta que finalmente en 1751 obtuvo la cátedra de
lógica en el Glasgow College. Un año después logró obtener la cátedra de filosofía
moral, cargo que desempeñó hasta 1764. La filosofía moral reunía aspectos como la
teología natural, la jurisprudencia, ética y política; en esa última rama se encontraban
las lecciones de economía y hacienda pública. La teoría que realiza en 1759 acerca de
los sentimientos morales es fruto de sus enseñanzas de ética. Logró una gran fama con
la escritura de esta obra y debido a esto el duque de Buccleugh, el famoso político
Charles Townshend, le ofrece a Smith un trabajo como profesor privado de su hijastro
durante la educación de él en Francia. Smith se pensó la aceptación de ese empleo y
dejar la maestría en la universidad de Glasgow, debido a que el duque le ofrecía una
cantidad muy grande de plata con la que podía vivir de gran manera por el resto de su
vida, era un cifra que representaba el doble de sus ingresos en la universidad. Durante el
tiempo que estuvo en Francia, Smith realizó la escritura de un libro de economía, que
tenía como bases sus enseñanzas en Glasgow; se dedicó durante diez años a la
elaboración de esta obra tras haber finalizado las clases con el joven duque de
Buccleugh. Hacia 1776 Smith publicó en Londres ese gran trabajo que realizó bajo el
título de “Indagación acerca de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”. Es
nombrado comisario de aduanas de Edimburgo en 1777, puesto que le concede el conde
de Guilford. Así logró vivir tranquilamente desempeñando lo que más le gustaba, la
escritura y el estudio, sin embargo no publicó ninguna otra obra en vida. Antes de su
muerte mandó a quemar todos los escritos realizados en su vida, pero se salvaron seis de
sus ensayos sobre temas de filosofía, los cuales fueron publicados tras suceder su
muerte. Tres años antes de que muriera tuvo el gran honor de ser nombrado rector de la
Universidad de Glasgow.
CONTEXTO HISTÓRICO.
Adam Smith vivió cuando transcurría el siglo XVIII, durante el paso de este siglo la
burguesía se fue fortaleciendo cada vez mas y alcanzó puestos más altos en la escala de
poder, y de esta manera logró a medida del tiempo, convertirse en clase social
dominante. Las revoluciones que se presentaron en el siglo XVII en Inglaterra
consiguieron la conformación de un Gobierno parlamentario. La Revolución Gloriosa
tuvo como resultado la proclamación como reyes de Inglaterra a María Estuardo y
Guillermo de Orange y que la monarquía hereditaria de origen divino se fusionara hacia
una monarquía constitucional. Según Adam Smith, gracias a la actitud del rey fue que
Inglaterra pudo luchar para conseguir un sistema de libertad. De esta manera una gran
cantidad de conservadores terminaron por aceptar la doctrina liberal. En 1689 el
Parlamento escocés aceptó como soberanos a Guillermo y a María, sin embargo, el Acta
de Unión de ambos reinos no sería firmada hasta el 6 de marzo de 1707, así pues se
generó una unión política que conllevó a la formación del Reino Unido de Gran
Bretaña. Durante el transcurso de la época en la que vivió Adam Smith se afianzaron las
conquistas políticas del siglo XVII y se consolidaron los resultados de la revolución. El
ministro Walpole mantuvo la paz y defendió los intereses de los propietarios y
financieros mediante impuestos bajos sobre la tierra y eliminando los impuestos
indirectos sobre el consumo. La expansión en los negocios que hubo en el reino tuvo el
efecto de modificar las costumbres y los ideales de la sociedad inglesa de tal forma que
el hombre de negocios se convirtió en el ideal a imitar. Finalizando el siglo XVIII se
originaron los primeros síntomas de la revolución industrial promovida por la Nueva
Economía y los avances tecnológicos que se venían presentando. El primer ministro del
Reino, William Pitt, durante esa época se declararía discípulo de Smith. Teorías
económicas de Adam Smith Adam Smith enriqueció la economía con un nuevo
supuesto: en materia económica, el ser humano se mueve principalmente por su interés
individual antes que por el bien de los demás, explica esta teoría al señalar que el pan no
lo obtenemos en el Mercado por la benevolencia del panadero, ni la carne por la
benevolencia del carnicero, sino porque ellos también buscan una ganancia monetaria.
Este hecho se repite, según él, en todas las esferas del ámbito económico. Sin embargo,
no implica que las personas se muevan siempre egoístamente. A su juicio, el interés
propio se ciñe de manera exclusiva al ámbito económico, pero en otros aspectos de la
vida es perfectamente posible, y es incluso un deber moral ser generoso. La mano
invisible Smith se pregunta ¿Cómo es posible que una Sociedad donde cada uno vela
por su Interés económico funcione perfectamente? ¿Cómo es posible, por ejemplo, que
una persona pueda encontrar de todo para comprar sin habérselo dicho previamente a
nadie? La respuesta que da es que se logra gracias a una "mano invisible" que coordina
los mercados y los distintos intereses propios, los que, gracias a ella, se armonizan
espontáneamente. La importancia de la mano invisible aumenta en la medida en que la
Sociedad se va desarrollando y la división del Trabajo crece. Así, la labor de este
mecanismo viene a ser el uniformar información cada vez más parcializada y dividida
ente los individuos La división del Trabajo Para Adam Smith la División del Trabajo es
la principal fuente de Crecimiento y Desarrollo de un país. Esto es posible debido a que
aumenta la habilidad del trabajador al dedicarse a un número pequeño de operaciones.
Él propone como ejemplo una fábrica de alfileres. Si un alfiler fuera hecho íntegramente
por un trabajador, este hombre se demoraría mucho en estirar el alambre, luego en
cortarlo, luego en afilar la punta para finalmente ponerle una cabeza. Es decir, si diez
personas realizan aisladamente alfileres, podrían hacer sólo unos cuantos por persona;
en cambio, si trabajando juntos cada trabajador se especializa en una parte del proceso,
al final del día se tendría una producción muchísimo mayor. Ésta es la clave del
Crecimiento económico. Adam Smith considera que esta división es la causa principal
de que un grupo importante de la población se idiotice, al tener que realizar labores muy
mecánicas. Aquí radica la importancia que le da este autor a que el Estado incentive la
educación y la religión como una forma de mitigar este mal causado. El comercio
internacional Plantea la interacción entre comercio y crecimiento económico. Los
distintos bienes deberán producirse en aquel país en que sea más bajo su costo de
producción y desde allí, exportarse al resto de las naciones. Por tanto define la
denominada “ventaja absoluta” como la que tiene aquel país que es capaz de producir
un bien utilizando menos factores productivos que otros, es decir, con un coste de
producción menor. Defiende además el comercio internacional libre y sin trabas, para
alcanzar y dinamizar el proceso de crecimiento económico, y este comercio estaría
basado en el principio de la ventaja absoluta. Teoría del valor-trabajo La teoría del
valor-trabajo, también conocida como teoría laboral del valor, es una teoría que
considera que el valor de un bien o servicio depende de la cantidad de trabajo que lleva
incorporado. Ensayo sobre la naturaleza y las riquezas de las naciones En esta teoría, el
autor escocés enumeraba sus tres leyes básicas de la economía: la tendencia natural al
lucro de todos los seres humanos, la necesidad de la libre competencia y el imperio de la
ley de la oferta y la demanda a la hora de fijar los precios y salarios. En primer lugar,
defendía el papel del trabajo y la producción como las principales fuentes de riqueza.
Este argumento se mostraba contradictorio con el pensamiento de los fisiócratas
franceses, contemporáneos de Adam Smith que afirmaban la importancia de la tierra
como origen de la riqueza. En segundo término, establecía las bases de la economía en
la industria y el comercio, siendo la división del trabajo un factor muy importante para
generar el desarrollo de estas. Y por ultimo establecía que la propiedad privada era
indispensable para la existencia de lucro. El papel del Estado Adam Smith reservaba en
su teoría un papel muy limitado para las autoridades públicas. En La riqueza de las
naciones, indicaba que el Estado no debía intervenir en la vida social y económica. Para
el economista escocés, el papel de las autoridades se limitaba a los terrenos de defensa,
administración de justicia y a proporcionar servicios sociales y económicos con carácter
subsidiario.
EL PENSAMIENTO DE LA LIBERTAD EN LA FILOSOFÍA.
El estudio de lo universal encuentra una nota trascendental cuando se ocupa del derecho
o de las diferentes formas en que éste se manifiesta en la vida cotidiana. La libertad en
general ha sido una de las principales preocupaciones en el pensamiento filosófico
clásico cuyos máximos exponentes, a partir de las características de este trabajo, son
Aristóteles y Tomás Moro, bases del pensamiento filosófico liberal. Los autores en que
basamos el análisis de la libertad en general, desarrollan aspectos que, a pesar de los
siglos, no han perdido actualidad, sobre todo aquella reflexión que permite la
actualización constante del contenido esencial de la libertad cuya estrecha relación con
la posibilidad humana de hacer o abstenerse permite entender cómo es que ella funciona
frente a la necesidad de los límites que su propio ejercicio armónico impone.
Para comprender la idea de libertad y darle la protección teórica necesaria se debe
transpolar al campo de la realidad, lo que implica la propia libertad en su concepción
singular; y para ello nos apoyamos en el tratamiento que, a lo largo del tiempo, se ha
dado a la prerrogativa esencial sobre la cual se constituye el Estado democrático.
Una de las concepciones más antiguas y, por lo tanto, de las más recurridas cuando de
precedentes se trata, es la romana, con base en la cual se le ve como la facultad natural
en virtud de la cual el hombre puede hacer lo que quiera, salvo que lo prohíba la fuerza
o el derecho. Se trata de una noción restringida, pues aunque resulta una de las más
sólidas, encuentra en sí una limitación directa en la fuerza. Sin embargo, la concepción
filosófica de libertad habla simple y llanamente de la capacidad natural del hombre de
hacer, con lo cual queda claro que la libertad se ha considerado como intrínseca en la
misma condición de ser humano cuyas limitantes no se encuentran consideradas en
momento alguno, pues se contempla como la capacidad de obrar y decidir en la manera
que se desee, sin que al respecto pueda considerarse como límite la obligación interna
de actuar en la forma en que se ha decidido.
Desde esa perspectiva, la libertad se presenta como convicción individualizada que
conlleva al ejercicio racional de los pensamientos, no arbitraria, no insensible de la
naturaleza humana, sino como autodeterminación positiva de actuar de una u otra
forma.
Podría advertirse una gran diferencia entre lo que es la libertad y la necesidad causal,
pues puede considerarse al motivo como una condición previa a la existencia de la
libertad, pero, si eso fuera correcto, entonces no habría un individuo enteramente libre,
ya que estaría atado a las exigencias de las necesidades externas del hombre, lo cual es
relativo y no absoluto.
Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.)
Para el filósofo estagirita, la idea de libertad viene ligada a la esencia misma de ser
humano. La libertad aristotélica reconoce a la persona la capacidad para decidir
libremente y de manera racional frente a una amplia gama de opciones previamente
ofrecidas, incluso, la facultad de actuar según la decisión que haya tomado.
Si bien Aristóteles no contempló una definición concreta de libertad, lo cierto es que
ofreció una idea básica de ella.
En su obra clásica intitulada La política, planteó que el hombre es político por
naturaleza y, por ende, debe ser libre, es decir, no estar sometido a la potestad de
alguien más, por lo que la persona sujeta a la esclavitud o cautiva no tiene esa
naturaleza por estar impedido para participar en la vida social mediante la expresión de
sus propias ideas y decisiones.
Al igual que la concepción romana, la idea de libertad de que parte Aristóteles es
restringida, pues limita su ejercicio al hombre que no es esclavo o que no está cautivo,
sin considerar que ello es circunstancial a la calidad de vida humana y ajena a la
valoración que se da a la libertad como condición natural de todo hombre pues no debe
olvidarse que nacemos libres y, por lo tanto, capaces de relacionarnos y de vivir en
sociedad, sin perder total autonomía con independencia de que, a la larga, seamos
capaces de participar en la vida política de manera activa.
Aristóteles hace reflexionar sobre la condición mínima de libertad con la que debe
contar toda persona para poder ser parte integrante de la sociedad, para poder
desenvolverse con autonomía, pero no toma en cuenta un elemento fundamental que
permite valorar la libertad en sentido intrínseco a la condición humana para tener en
cuenta una de las condiciones que la vida en sociedad impone: la garantía de su
ejercicio por parte del Estado.
La garantía de que hablamos también tiene presente aspectos morales y la concepción
de la ética en cada ser humano, elementos que adquieren relevancia si recordamos que
Aristóteles sostuvo que la ética sería nada si no tuviéramos en determinado momento la
capacidad de ejercerla de manera racional y acorde a nuestros principios; decidiendo y
deliberando. De esa manera, la forma de actuar de cada ser humano, según el autor en
estudio, está ligada a su moralidad y a la rectitud de sus actos de ejecución.
Sin embargo, el ejercicio de la libertad no lleva implícita la facultad de actuar de la
manera que se desee, pues aun cuando exista racionalidad el sujeto debe atender a
factores o circunstancias que pueden advertirse como limitantes, que si bien no limitan a
la libertad de manera absoluta, sí acotan el campo de acción de cada ser humano que
debe ceder ante tales presupuestos.
Un individuo no puede, en ejercicio de sus libertades, tener mayores posibilidades,
beneficios o prerrogativas que los demás seres humanos en su misma situación.
De ocurrir lo anterior, estaría abusando de sus derechos de libertad; cosa distinta es que,
en ejercicio de la libertad misma, pueda optar por la búsqueda de los medios idóneos
para ampliar los beneficios individuales, pero sin demérito de los colectivos.
Conforme a ello, la libertad queda extendida a la capacidad de elegir bajo propias
circunstancias y determinaciones, pero nunca como capacidad absoluta de hacer lo que
se quiera. Con eso logramos que la libertad personal se amplíe junto con la de los
demás. De hecho, Aristóteles considera al abuso de la libertad como un atentado a los
principios morales, dado que transgrede las libertades de los demás y el sujeto adopta
una posición deshonesta al buscar beneficios por encima de sus semejantes al momento
de elegir y ejecutar.
2. Tomás Moro (1478-1535)
Este pensador opta por dar un tratamiento distinto al concepto de libertad y habla de
"poder listo para obrar", mismo que refiere a la capacidad de elección y a la libertad de
ejercer su voluntad sin coacción alguna.
La autonomía de que habla Tomás Moro es conjunta al uso de la razón en la valoración
de si se pretende llegar al bien a través de "la cultivación del espíritu y el desarrollo de
las facultades intelectuales en el estudio de las ciencias y de las letras". En pocas
palabras, se trata de una guía para llegar a la felicidad.
Lo anterior deviene completamente acorde con la tesis de Aristóteles solo que Tomás
Moro la plantea desde un punto de vista colectivo, pues a su modo de ver las cosas la
utopía tiende esencialmente a satisfacer las necesidades del consumo público para que
todos tengan tiempo de liberarse de las servidumbres físicas.
Al respecto, sabe que la capacidad de elegir obedece indiscutiblemente a un elemento
esencial del derecho de libertad, no obstante, esa elección debe ir acorde a cuestiones
trascendentales que tengan un impacto positivo en la vida y el actuar del individuo ya
que, de lo contrario, la libertad se estaría ejerciendo sólo de manera superflua.
La libertad y concretamente la de la voluntad o capacidad de elegir, aparecen como
presupuesto y punto clave en la ética de Tomás Moro, por eso le otorga protección en la
ley eterna y en la providencia de Dios, por ello adquiere amplitud y se considera, en la
vida y en la práctica, como el libre ejercicio de las motivaciones internas que suelen
presentarse, tales como la expresión de los deseos y el dominio pleno de la voluntad
individual para concluir y llevar a cabo las acciones que puedan surgir del ejercicio
mismo de la libertad.
En ese sentido, la libertad es considerada un don que se adquiere de forma divina y que
realza su significado cuando se traduce en la facultad de elegir sin coacción si desea
obrar o no. La libertad del hombre puede ser tan amplia que permite indistintamente la
posibilidad de pensar, decidir y actuar sobre lo pensado, de poder expresar lo que se ha
pensado, de actuar conforme a las propias convicciones pero teniendo en cuenta que su
libertad no debe contravenir los principios de verdad y de justicia y, claro, respetando el
o los derechos del prójimo.
Los peligros en el ejercicio de la libertad se reducen a que un individuo no sepa cómo
deba usarla y que su ejercicio sea desmedido.
La esencia misma de la libertad reside en la idea de poder actuar conforme a lo que
particularmente se desee y sin obstaculizar o perjudicar a los demás, los cuales se
encuentran en plenas condiciones de ejercer sus derechos y de reclamar su protección.
Ahora, la libertad que propone Tomas Moro se complementa con el derecho a expresar
las ideas, debido a la posibilidad de allegarse información y elegir qué es lo que se
quiere saber y qué no. En efecto, la libertad está relacionada con la construcción de los
pensamientos, pero esa relación no implica que el hombre pueda expresar sin limite su
odio, desprecio o las burlas que considere, pues ello haría que la libertad aplicada al
ámbito de la expresión verbal o corporal se torne ofensiva y contraria a una expresión
armónica a la libertad de los demás.
De esa manera, la expresión de las ideas debe darse en forma respetuosa y con empatía.
La imposición forzosa de ideas produce, de manera clara, actos soberbios que si los
miramos a detalle, desembocan en el actuar que cualquier tiránico aplaudiría.
Santo Tomás remarca la idea de que si en algún momento el actuar humano perjudica de
manera clara a las demás personas, entonces su derecho a la libertad debe limitarse, ya
que la independencia en el pensamiento y en las ideas y posteriormente, en la expresión
de las mismas: debe ser sin perjuicio de la dignidad humana, toda vez que el respeto a
ésta mantiene la paz social.
En realidad, el tratamiento objetivo de las libertades parte del respeto que se tiene por
los derechos de terceros, por la no transgresión ni vulneración que, para Santo Tomás,
adquiere relevancia en el momento en el que se deja a salvo la libertad de creencia y de
pensamiento.
LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE.
La concepción del hombre y de la sociedad de Smith La ética del siglo de Las Luces
contiene una serie de ideas comunes a esa época independientemente si se trata de Las
Luces escocesas o de Las Luces continentales. Así, el primado de la Naturaleza y de la
Razón en la explicación del mundo fundada a partir del método experimental, se
establece como forma dominante del pensamiento. Los esclarecimientos del origen de la
sociedad parten de esta base. La sociedad y la sociabilidad de la cual goza el hombre,
son naturales al igual que su moral. Las Luces retoman los valores morales del pasado
pero al mismo tiempo crean nuevos como la beneficencia y la humanidad o dándoles
nueva forma a los valores ya existentes. La diferencia entre Las Luces continentales y
Las Luces escocesas es que mientras las primeras toman a la razón del hombre como
premisa fundamental, las segundas las luces de los filósofos disidentes, establecen que
el hombre se caracteriza por las fuerzas de los instintos. Esos instintos son de dos
categorías: los primeros son los instintos egoístas –de conservación de la vida, de
conquista, de placer- los otros son los instintos altruistas- de sociabilidad, de sacrificio
por los semejantes-. Para esos filósofos de Las Luces escocesas, la conducta del hombre
está determinada por ese juego de fuerzas contradictorias que forman las dos categorías
de instintos. Esta concepción existe en un orden cósmico armonioso en todo lo
existente, producto de una concepción divina. De igual modo establece una teoría de la
virtud moral sentimentalista y racionalista. Esos elementos se encuentran en la obra de
Smith. Se piensa que tal concepción del hombre en los filósofos escoceses del siglo
XVIII pretende concebir al hombre de carne y hueso, hombre singular en sus relaciones
morales y económicas. Así para estos pensadores una de sus preocupaciones es de
explicar los mecanismos de la moral y los medios de aprenderla. Smith y Hume por
ejemplo, intentan explicar el mecanismo que rige el comportamiento moral, la
conciencia moral y el surgimiento de las reglas morales. Smith, como todo pensador
reflexiona a partir de su época. En ésta coexisten una misma realidad social y una serie
de ideas comunes a esta realidad. El hombre es un ser dotado de ciertas cualidades que
lo hacen diferente de los animales: las pasiones y la capacidad de resentir las pasiones,
la capacidad de simpatizar, la razón y la inteligencia, la búsqueda de la felicidad. La
conservación de la vida y el egoísmo son naturales. Smith, no más que los otros
pensadores de su época, no se pregunta cuál es el origen de esas cualidades que habitan
en el hombre y que lo definen. Ellas pertenecen a su naturaleza porque Dios o el Autor
de la naturaleza lo quisieron así. De ello resulta que la vida en sociedad es también una
facultad innata del hombre; lo mismo acontece con las cualidades las inclinaciones a
simpatizar con los otros, a efectuar intercambios o hacer el comercio. Así el hombre
tiene la posibilidad de ser conmovido por la desdicha o la felicidad, la belleza o la
fealdad. El hombre tiene la capacidad de sacrificar su interés individual en tanto que
simple simpatizante o empresario buscando el bienestar general o el de su prójimo.
Comprende en le interés el punto de coherencia y el regulador de las pasiones
contradictorias para los pensadores de la época de Smith.
Aportes de Smith para una teoría de la división del trabajo el primer fenómeno que
Smith ha planteado es el aumento de la productividad aparente del trabajo, o como lo
denomina, el progreso de las facultades productivas del trabajo. Incluimos junto a los
tres capítulos sobre la división del trabajo, el relativo a la moneda, por considerarla un
aspecto constitutivo de la división del trabajo. El trabajo ocupa un papel central en la
economía y en la teoría del desarrollo de Smith, ya que la riqueza de las naciones
proviene del mismo, en particular del trabajo que denomina productivo. La nación es
una comunidad de trabajo. Explica cómo la división del trabajo aumenta su
productividad. Señala que, en las grandes manufacturas, no es posible observar la
división del trabajo de una mirada, pero sí en un taller donde trabajan diez obreros
produciendo alfileres. Un solo operario puede, como máximo, llegar a producir veinte
alfileres por día, pero si se dividen las dieciocho operaciones necesarias para producir
un alfiler entre los diez obreros, la producción diaria estimada por día y por obrero
puede alcanzar a cuatro mil ochocientos alfileres. Si bien el ejemplo refiere a la división
de trabajo interna a la empresa, no ignora la división del trabajo entre empresas. Las
causas del aumento de la productividad obedecen a tres razones. La primera es que el
trabajador-productor puede aumentar su destreza en una tarea específica gracias a la
especialización: Un herrero corriente, que nunca haya hecho clavos, por diestro que sea
en el manejo del martillo, apenas hará al día doscientos o trescientos clavos, y aun éstos
no de buena calidad. Otro que esté acostumbrado a hacerlos, pero cuya única o principal
operación, no sea ésta, rara vez podrá llegar a fabricar al día ochocientos o mil. Por
mucho empeño que ponga en la tarea. Yo he observado a varios muchachos, menores de
veinte años, que por no haberse ejercitado en otro menester que el de hacer clavos,
podían hacer cada uno diariamente, más de dos mil trescientos, cuando se ponían a la
obra. Profundizan en los dos tipos de división del trabajo recién mencionados. En el
caso de la fábrica de alfileres, la división del trabajo depende del volumen de demanda
dirigida a la fábrica, en tanto que en el caso del herrero que produce clavos, se refiere
implícitamente a la especialización de una empresa, perteneciente a una misma
industria. El fenómeno de la división del trabajo está, entonces, vinculado a procesos de
cambio estructural de los sectores productivos. La segunda causa del aumento de
productividad resulta del hecho que al concentrarse en una sola tarea se ahorra el tiempo
de pasar de una ocupación a otra. La tercera consiste en la utilización de maquinaria que
facilita y abrevia la tarea. Destaca que muchas máquinas son inventadas por los mismos
obreros con el fin de facilitar y abreviar la parte que les corresponde de la obra. Pero
también por los llamados filósofos, hombres de especulación, cuya actividad no consiste
en hacer cosa alguna sino en observarlas todas. La importancia de estos filósofos
aumenta con el progreso de la sociedad, y la filosofía y la especulación dan lugar a
nuevas profesiones. Kurz también destaca que Smith anticipa la importancia de las
actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación, advirtiendo que las invenciones
no se reducen al aprender usando, sino que pueden ser el resultado del negocio de
filósofos u hombres de especulación. Incluso observa que Smith refiere a la metáfora de
la combinación para caracterizar el proceso de creación de nuevo conocimiento útil.
Smith sostiene un tipo particular de la actual tesis del derrame, al señalar que la
opulencia generada por el aumento de la productividad se derrama hacia las clases
inferiores del pueblo. El derrame proviene de las nuevas ocupaciones y tareas que
resultan de la sucesiva sub-división del trabajo que beneficia, al menos potencialmente,
a todos los individuos. Si bien las innovaciones exitosas dan lugar a beneficios
extraordinarios a la empresa innovadora, la competencia termina por establecer una tasa
de beneficio uniforme. Pero, por efecto de la mayor productividad del trabajo, es de
esperar la tendencia a la baja de los precios de los bienes existentes, junto a la aparición
de nuevos productos y métodos de producción. A pesar de la presencia de rendimientos
crecientes, implícita en la tesis del aumento de la productividad, Smith retiene el
concepto de una tasa uniforme de beneficios en condiciones de libre competencia, lo
cual supone que cada firma opera como si se tratara de rendimientos constantes, aunque
la producción total presente rendimientos crecientes. Para Smith, el proceso de cambio
técnico afecta a los tres principales sectores productivos: la agricultura, las
manufacturas y el comercio y servicios: El establecimiento de una nueva manufactura,
de un nuevo ramo de comercio o de una nueva práctica en la agricultura es siempre una
especulación en la que el empresario se promete ganancias extraordinarias. Estas son
unas veces muy grandes, pero en otras, que son las más, lo contrario, y siempre es cierto
que no guardan proporción con las de los otros negocios antiguos establecidos en la
comarca. Cuando el proyecto prospera, las ganancias son, por lo general, muy grandes
en un principio. Mas a medida que las respectivas actividades se asientan y llegan a
acreditarse, la competencia las reduce al nivel de los demás negocio. Se puede
caracterizar la división del trabajo como un fenómeno técnico, o división técnica del
trabajo, resultado de la organización del proceso de producción al interior de una
empresa, e incluso entre empresas. Pero conviene identificar el fenómeno de la división
social del trabajo. En tanto comunidad de trabajo, las tareas se reparten entre los
individuos, que pasan a desempeñar diferentes ocupaciones. Esta diversificación
refuerza su necesidad mutua: artesanos, herreros, carpinteros, albañiles, curtidores,
zapateros, sastres, carniceros, panaderos, cerveceros, filósofos, mozos de cuerda, etc., se
necesitan mutuamente. Como es de esperar, la división del trabajo alcanza mayor
amplitud en las naciones que logran mayor laboriosidad y progreso, y lo que hace un
individuo en una sociedad atrasada es la obra de muchos en una ¨sociedad culta. El
mercado es la forma institucional que define y asigna el reparto de los diferentes
servicios de trabajos conducentes a la producción y consumo. De esta manera, los
miembros de una sociedad o nación están vinculados por lazos mercantiles, que
permiten la provisión de los bienes necesarios para el consumo. El origen de la división
del trabajo. Sostiene que no se origina en la sabiduría humana, que de manera
consciente realiza la asignación de tareas, sino que es un resultado lento, gradual y no
buscado de la vida en sociedad. En uno de los párrafos más densos de la RN, por la
carga de conceptos vertidos, Smith reconoce que la división del trabajo puede deberse a
la ¨propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por otra. Aclara que no es su
propósito investigar si esta propensión es innata, aunque sostiene que es común a todos
los hombres y que no se encuentra en otras especies de animales, que no realizan
intercambios de objetos, ni ejercen la propiedad, ni usan el lenguaje. Sugiere que es más
probable que sea consecuencia de las facultades discursivas y del lenguaje. Incluso
compara el comportamiento de los animales con el de los humanos. Dice que: En casi
todas las otras especies zoológicas el individuo, cuando ha alcanzado la madurez,
conquista la independencia y no necesita el concurso de otro ser viviente. Pero el
hombre reclama en la mayor parte de las circunstancias la ayuda de sus semejantes y en
vano puede esperarla de su benevolencia. La conseguirá con mayor seguridad
interesando en su favor el egoísmo de los otros y haciéndoles ver que es ventajoso para
ellos hacer lo que les pide. Llama la atención el enfoque materialista para analizar este
fenómeno, pero al mismo tiempo, la visión social de la naturaleza del ser humano.
Viene a continuación el famoso pasaje, que se suele interpretar de forma reduccionista,
atendiendo al egoísmo más que a la mutualidad entre carnicero, cervecero, panadero
entre sí y con sus clientes: Dame lo que necesito y tendrás lo que deseas, es el sentido
de cualquier clase de oferta. Y así obtenemos de los demás la mayor parte de los
servicios que necesitamos. No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del
panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No
invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo, ni le hablamos de nuestras
necesidades, sino de sus ventajas. En este marco, concluye sobre la división del trabajo:
De la misma manera que recibimos la mayor parte de los servicios mutuos que
necesitamos, por convenio, trueque o compra, es esa misma inclinación a la permuta la
causa originaria de la división del trabajo. Es decir que el fenómeno de la división del
trabajo, y la forma de organización social mediante la cual los seres humanos aseguran
su subsistencia, imposible a nivel individual sin el concurso de sus semejantes, se
encuentran íntimamente ligados. ¿Cómo es que el trueque o intercambio permite a los
individuos lograr la cohesión social? Smith ha respondido que no es por una decisión
consciente a nivel social, sino por el efecto de la propensión al cambio. Sin duda se
puede interpretar esta explicación si se considera al mercado como la institución social
que ha hecho posible alcanzar niveles crecientes de opulencia a escala social. Para
comprender esta explicación, es preciso aventurarse en la antropología económica de
Smith, en particular en el egoísmo como parte de las pasiones que animan a los seres
humanos.
La antropología económica de Smith destaca la relevancia de la socialización para
explicar la diversidad de existencias humanas, a partir de postular la igualdad original.
Se pregunta si la división del trabajo obedece a las diferencias de talento propias de
cada ser humano, respondiendo que no, ya que las diferencias entre un filósofo y un
mozo de cuerda, por ejemplo, proceden del hábito, la costumbre o la educación, y es la
posición que cada uno ocupa en la sociedad lo que explica la diferencia de aptitudes. La
división del trabajo hace que: ¨el hombre vive así, gracias al cambio, convirtiéndose en
cierto modo, en un mercader, y la sociedad misma prospera hasta ser lo que realmente
es, una sociedad comercial. Es decir que el mercado, en tanto institución social, se
revela ante Smith como la forma más adecuada para conciliar un hecho propio de los
seres humanos, su necesidad de los otros para su supervivencia.
CONCLUSIONES
La historia de las libertades revela un indiscutible tratamiento conforme a los nuevos
acontecimientos. La adaptabilidad de los derechos al modo de vida en el que hoy nos
desarrollamos conduce a un camino garantista y proteccionista donde la libertad
intrínseca corresponde a la propia esencia del ser humano y a su capacidad para decidir
libremente, aspecto de una sociedad moderna que configura una preocupación estadual
constante e interinada.
Así, debe quedar claro que la libertad implica poder elegir de manera autónoma y sin
coacción en las expresiones de cada individuo. En ese sentido, la libertad de los
individuos se extiende al pensamiento, la decisión y la expresión de las ideas, resultado
de una construcción y materialización razonada que no cause perjuicio en los demás
individuos, esto es, autorregulación individual.
Por ello, la coexistencia entre pensamiento y expresión es de gran relevancia y entonces
resultaría inútil hablar de pensamientos si no es posible expresarlos, la construcción de
ideas y de pensamientos, representa parte fundamental de la libertad de expresión.
Uno de los principios fundamentales que también brindan base a la libertad de
expresión es que nunca debe aceptarse una información o limitación legal a la expresión
como completamente cierta o idónea, la veracidad de la información es discutible y el
individuo tiene derecho a una pluralidad de información para poder tener un criterio y
opiniones futuras, las cuales no podrán limitar en forma arbitraría.
Hoy, los derechos se encuentran por encima del poder político y constituyen el
fundamento de legitimación del poder, siendo los individuos quienes en ejercicio de sus
libertades, pueden emitir sus opiniones, expresarse respecto de la actividad de sus
gobernantes, sin repercusión alguna, y solicitar el reconocimiento y garantía de sus
derechos.
Muchas veces los individuos, por propia voluntad, acatan de manera tajante los
mandamientos de la autoridad pero, tratándose de libertad de expresión, el campo debe
quedar abierto a la duda. Habrá cuestiones que para el gobernante no serán tan cómodas
y tratarán que dicha cuestión no se haga más extensa ni llegue a más oídos o inclusive,
sin obrar de mala fe, puede suceder que la autoridad caiga en un error y silencie algo
que es totalmente verdadero.
De ahí la importancia especial que debe darse a la falibilidad de la autoridad y el
silenciamiento de la verdad por el error, pues todo lo humano es susceptible de
inexactitud.
En ocasiones sucede que el individuo tiene la intención de decir algo, pero sabe que al
decirlo implicaría ser sancionado por parte de su gobernante. Sabe que lo que desea
expresar es algo que puede beneficiar a sus iguales, pero también que puede perjudicar a
los que gobiernan y sabe que, de forma indirecta, su libertad está limitada, pues se
considera que tuvo total acceso a las fuentes de información, tanto públicas como
privadas, que trabajó en su idea, la analizó, la debatió, llegó a una conclusión y ahora su
pensamiento está completo, ha llegado el momento de expresarlo y hacer que todos lo
sepan pero puede detenerse porque piensa que habrá consecuencias.
Por eso, resulta indispensable que aquellos que van a decidir conozcan la baraja de
opciones y sean capaces de adoptar la mejor decisión de acuerdo a las propuestas y
alternativas que se les presentan y claro, sepan elegir las que mayor beneficio les pueda
traer.
Ocultar información, limitar su difusión o restringir el acceso a ella por cualquier
cuestión, son violaciones graves al derecho a la libertad de expresión, pues,
indirectamente, se está causando un agravio al individuo, toda vez que no se le permite
informarse, conocer, asimilar y compartir la información a la que, por principio de
cuentas, tiene derecho, dejándolo a ciegas y en un plano de ignorancia tal que resulta
demasiado complicado, si no es que imposible, que pueda tener conocimiento suficiente
sobre las situaciones que le atañen para poder entrar en campos de discusión y plantear
un punto de opinión crítico y personal.
BIBLIOGRAFIA
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http://www.eumed.net/cursecon/textos/Adam%20Smith.pdf