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Un mundo que se moviliza. La transición a las redes móviles y su uso en la educación. Rafael Fernández Flores Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Computación, UNAM [email protected] (Texto de la conferencia plenaria impartida el 25 de mayo del 2015 en el 2do Congreso y 17º Simposio de Estrategias didácticas en el aula, organizado por el Colegio de Ciencias y Humanidades. ) Resumen: Se analiza la transición de las redes de cómputo cableadas a las redes inalámbricas, en particular el acceso que los estudiantes y profesores tienen mediante dispositivos personales como tabletas y teléfonos digitales a materiales educativos. Se analizan cuatro aspectos importantes de esta transición: a) la infraestructura física, b) la existencia de materiales educativos adecuados, c) la metodología de uso de esos materiales y d) la capacitación a los docentes y a los estudiantes en el uso de esos materiales. Introducción. El mundo en red será tu escuela. Quiero empezar agradeciendo a los organizadores del 2º Congreso de Estrategias Didácticas y 17º Simposio de Estrategias Didácticas en el Aula su invitación a dar esta plenaria. Me parece que esta intervención me brinda una buena oportunidad de repasar y poner en orden mis ideas y mis acciones en el uso de las redes en la educación. El resultado de esa revisión es lo que voy ahora a compartir con ustedes.

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Un mundo que se moviliza.

La transición a las redes móviles y su uso en la educación.

Rafael Fernández FloresDirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Computación, UNAM

[email protected]

(Texto de la conferencia plenaria impartida el 25 de mayo del 2015 en el 2do Congreso y 17º Simposio de Estrategias didácticas en el aula, organizado por el Colegio de Ciencias y

Humanidades. )

Resumen: Se analiza la transición de las redes de cómputo cableadas a las redes inalámbricas, en particular el acceso que los estudiantes y profesores tienen mediante dispositivos personales como tabletas y teléfonos digitales a materiales educativos. Se analizan cuatro aspectos importantes de esta transición: a) la infraestructura física, b) la existencia de materiales educativos adecuados, c) la metodología de uso de esos materiales y d) la capacitación a los docentes y a los estudiantes en el uso de esos materiales.

Introducción. El mundo en red será tu escuela.

Quiero empezar agradeciendo a los organizadores del 2º Congreso de Estrategias Didácticas y 17º Simposio de Estrategias Didácticas en el Aula su invitación a dar esta plenaria. Me parece que esta intervención me brinda una buena oportunidad de repasar y poner en orden mis ideas y mis acciones en el uso de las redes en la educación. El resultado de esa revisión es lo que voy ahora a compartir con ustedes.

En 1999 la UNAM me publicó un libro llamado “Para conversar de ciencia” en el que se compilaban artículos de divulgación que había yo escrito y publicado en diferentes medios, entre ellos la revista RED. Los que hablaban de temas de cómputo los agrupé en un capítulo que titulé “Un mundo que se enreda”, porque el fenómeno que dominaba en esos momentos era el surgimiento de la red, o para decirlo con un “pochismo” de la web.

El libro se hizo viejo y hubo que revisarlo y actualizarlo para pensar en una nueva edición. Para poder llevarla a cabo, decidí hacerla capítulo por capítulo. Así nació el libro “Dime abuelita por qué” a partir de los textos del capítulo de ese nombre.

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Aún no empiezo a actualizar el capítulo relativo a los textos de cómputo pero, como el que no tenía coche y ya tenía el aire para las llantas; así yo, por lo menos ya tengo el título: “Un mundo que se moviliza.” Es que el énfasis ha pasado de la red, a la red móvil.

Antes de que la UNAM publicara el libro de “Para conversar de ciencia”, como secretario académico de la FES Cuautitlán había lanzado un proyecto para usar las PCs para la adquisición de datos, en los laboratorios de docencia. Eso me llevó, gracias a la generosidad del Dr. José Laguna, a la entonces DGSCA donde creamos el Laboratorio de Enseñanza y Aprendizaje Asistidos por Computadora (LEAAC).

El LEAAC fue por cierto un lugar donde varios profesores de CCH de aquellos tiempos realizaron estancias dentro de programas de formación. Los primeros programas, como los de Vernier, para adquisición de datos estaban desarrollados para el sistema operativo DOS y no para Windows, asi que como verán me ha tocado presenciar la evolución de estas herramientas tecnológicas y como profesor, su uso ha sido a la vez un enorme apoyo y un gran reto.

Más recientemente, cuando me encontraba de año sabático, se acercaron conmigo unos amigos para que los ayudara a organizar un congreso sobre Educación y Tecnologías. Lo primero que tenía que hacer era encontrar un nombre para el evento y crear un “slogan”. Sugerí como título #EducacionYFuturo y como Slogan “El mundo en red será tu escuela”. El congreso resultó exitoso, pero lo que quiero destacar es que ya hablábamos entonces de un mundo en red que se convertiría en un elemento educativo importante.

I El falso dilema

El debate que normalmente se da cuando se habla de la tecnología en la educación es el de la preponderancia de uno de los dos factores. Se insiste -con razón, a mi juicio- en que la tecnología no puede ser el factor dominante. Es cierto, no se trata -por una parte- de tener un software capaz de hacer maravillas y ver con que calzador lo introducimos en la práctica docente; pero por la otra, tampoco se trata de desaprovechar las posibilidades que el uso de las tecnologías en el aula ofrecen al profesor. Para convencerse basta ver el uso que “de facto” ya los estudiantes hacen de sus redes sociales, de sus celulares y sus tabletas digitales en sus actividades académicas.

Cuando hablo de las posibilidades que ofrece la tecnología me refiero también a los materiales que esta pone a nuestra disposición, a una metodología para usarlos y a la capacitación de los profesores.

Podríamos decir que se trata de una serie de etapas en que los distintos factores interactúan para conseguir un mejor resultado del proceso de enseñanza- aprendizaje.

Para mí el dilema de si la tecnología es más importante que lo educativo o viceversa es falso, porque no existen sólo dos factores, sino múltiples y no hay preponderancia de ninguno, sino armonía entre ellos.

II Los cuatro factores.

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Existen al menos cuatro factores o capas, como si se tratara de un modelo OSI, que incluye la capa ocho. Voy, antes de detallarlos, a tratar de explicar este chiste para informáticos. El modelo OSI toma su nombre de las siglas de Open System Interconnection y es un estándar para la operación de las redes. El modelo describe siete capas, que van desde la capa física, que son los “fierros” hasta la capa de aplicaciones que son los programas que manejan, por ejemplo, el correo electrónico.

El chiste usual cuando algo falla en una red es decir que la culpa es de la capa ocho. ¿Cuál es esa capa? El ser humano que opera la red.

Por eso decía, al hablar de los cuatro factores o capas para el uso de la tecnología en el aula, que hay que incluir la capa ocho, es decir a nosotros los profesores que vamos a hacer uso de la tecnología.

Voy ahora a enumerar y describir cuales pienso que son esos cuatro factores mínimos para el uso de la tecnología en la educación:

La infraestructura Tecnológica. Los materiales educativos adecuados. La metodología de uso de esos materiales. La capacitación a los profesores y a los estudiantes en el uso de esos materiales.

Como puede verse, la “capa ocho” queda incluida en estas cuatro componentes.

La Infraestructura tecnológica.

No la llamo Infraestructura física, para incluir en este apartado, además de los equipos que permiten el acceso a los contenidos educativos, también a los programas con los que se hace. Para las redes móviles esos equipos incluyen dispositivos como Lap Tops, teléfonos celulares y tabletas, pero también los puntos de acceso (Acess Points) para conectarse inalámbricamente a Internet.

Los programas de la infraestructura tecnológica pueden incluir herramientas para subir contenidos a sitios Web o para almacenar documentos en la nube.

En el caso de la comunidad universitaria, el acceso a la red puede realizarse a través de la Red Inalámbrica Universitaria (RIU). De acuerdo a los datos del portal de la RIU (2015), “en las instalaciones de la UNAM, se cuenta con mil 99 puntos de acceso a la RIU, localizados en las áreas de mayor afluencia de la comunidad universitaria para dar el mejor servicio posible”. De acuerdo a los datos del mismo portal existen en los planteles del Colegio de Ciencias y Humanidades 39 puntos de acceso a la RIU, distribuidos de la siguiente manera:

Azcapotzalco 4 Naucalpan 9 Oriente 8 (2 en la biblioteca)

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Sur 9 Vallejo 9

Los datos están tomados de la página web y aunque está pudiera encontrarse desactualizada, es evidente que sería conveniente aumentar el número de puntos de acceso a la RIU, no sólo en los planteles del bachillerato, sino en toda la UNAM.

Vale la pena sin embargo aclarar que los puntos de acceso de la RIU no son la única manera de acceder a Internet desde las instalaciones universitarias. En casi cualquier dependencia de la UNAM es posible hacerlo desde otra serie de puntos de acceso, la mayoría de las veces, de uso restringido.

Todos quienes tenemos un dispositivo móvil que permite la conexión mediante Wi-Fi podemos ver, al encender esa función, cuáles son los puntos de red que se encuentran disponibles y sus condiciones de seguridad.

También es posible tener acceso a Internet desde dispositivos móviles a través de las redes 3G o 4G, estos son los servicios que normalmente se contratan con los proveedores de telefonía móvil. Usualmente la velocidad y cobertura de esas redes es menor que la del Wi-Fi

Por supuesto no es necesario estar dentro de las instalaciones universitarias para tener acceso inalámbrico a Internet. Es común ver fuera de ellas a personas que asisten a cafés que ofrecen el acceso de Wi-Fi a sus clientes.

Durante los últimos tres años la UNAM ha realizado un estudio en el que junto con las habilidades de tecnologías digitales que poseen los estudiantes de primer ingreso al bachillerato, se evalúa el acceso que los estudiantes tienen a las TIC fuera del ámbito escolar.

A continuación reproduzco (Figs 1-3) tres de las gráficas del estudio realizado en 2013 a estudiantes de primer ingreso a la universidad. TICometro (2013):

Fig 1. Frecuencia con la que asiste al café Internet.

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Fig. 2 Internet en casa

Fig. 3 Dispositivos de acceso a la red

Como puede verse un 84 % de los estudiantes encuestados tienen acceso a Internet desde sus casas y el resto desde cafés internet.

A partir de los datos de la figura 3 puede hacerse una comparación entre el acceso vía dispositivos de escritorio y dispositivos móviles (Fig 4), que muestra que casi tres de cada cuatro accesos de los estudiantes del estudio a la red, se realizan desde dispositivos móviles.

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Fig 4. Acceso desde equipos móviles vs acceso desde equipos de escritorio

Es interesante comparar los resultados de acceso a computadoras e Internet del estudio realizado a 31,939 estudiantes de primer ingreso a la universidad con los que reporta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía INEGI (2013) para esos mismos indicadores en el Distrito Federal y el Estado de México. El Distrito Federal y el Estado de México son las dos principales entidades de donde provienen los estudiantes de la UNAM:

Tabla 1. Comparación del acceso a las computadoras y a Internet de los estudiantes de primer ingreso a la UNAM con respecto a la población de las dos principales entidades de las que provienen y a la media nacional.

Población % Acceso a computadoras % Acceso a Internet

Distrito Federal 54.8 50.2

Estado De México 43.6 29.3

Media Nacional 35.8 30.7

Estudiantes de primer ingreso al bachillerato de la UNAM

98.82 84

A lo dicho anteriormente sobre las posibilidades de acceso a la red por parte de los estudiantes, podemos agregar que muchos de los materiales didácticos no requieren que el usuario este en

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línea a la hora de utilizarlos, sino que se pueden descargar a la computadora, por ejemplo de las redes inalámbricas de su escuela y ejecutarse después localmente.

Para finalizar el apartado sobre la infraestructura tecnológica quiero mencionar lo que para mí es otra falso creencia: “La tecnología en la educación es excluyente”. Fuera de la UNAM y a la escala nacional se han realizado esfuerzos tanto públicos como privados para proporcionar acceso a las redes de cómputo a la población en general.

e- México y Únete son dos buenos ejemplos de los esfuerzos públicos y privados respectivamente.

Mientras pensaba en los temas de esta plática, asistí un domingo al museo Soumaya y de repente en el área de la tienda del museo di con un anuncio del aula digital Telmex que promovía el préstamo de equipos móviles a domicilio. Lo cual me convenció de que al menos en el área metropolitana las dificultades para acceder a los contenidos de la red son superables.

Por supuesto faltan muchas cosas por hacer, pero entre ver el vaso medio vacío y medio lleno, prefiero verlo medio lleno.

Los materiales educativos adecuados.

La disponibilidad de toda esta infraestructura tecnológica ha modificado el proceso de enseñanza/aprendizaje y transformado los roles tradicionales del profesor y del estudiante. Por ejemplo el documento de la Secretaría de Educación Pública (SEP) “Las Competencias Genéricas en el Estudiante del Bachillerato General DGB-SEP (2012) dice del nuevo rol del profesor: “el trabajo del docente no es enseñar, sino propiciar que sus alumnos aprendan” y detalla las actividades que deberá llevar a cabo:

“Motivar el aprendizaje empleando problemas y situaciones de la vida real como material de trabajo.

Iniciar el aprendizaje comunicando instrucciones e información correcta, clara y concisa.

Facilitar el aprendizaje: no dar al estudiante toda la información que necesita, pero si orientarlo hacia donde pueda encontrarla.

Evaluar el aprendizaje de manera colaborativa”.

Para llevar a cabo estas nuevas actividades, el profesor va a requerir contar con materiales adecuados. Materiales cercanos a las vivencias de los estudiantes, con mayor interactividad, con un mayor contenido visual, con un carácter lúdico, que fomenten el pensamiento crítico y vinculados a los planes de estudio.

Existen infinidad de materiales valiosos en la red que pueden ser utilizados por los profesores en su quehacer docente. Algunos ejemplos son los de las revistas ¿Cómo ves? y Educación Química o los materiales producidos por el proyecto Cienciorama.

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Uno de los problemas que plantea esa abundancia de materiales es el de su catalogación y vinculación al temario de las diferentes asignaturas de un plan de estudio. Ese problema lo está enfrentando la RUA. Probablemente alguno de los profesores que están aquí ha participado en la catalogación o calificación de esos materiales1.

Yo mismo he participado con mi granito de arena a la producción de contenidos. Algunos quizás conocen el cómic de divulgación científica Dime abuelita por qué, accesible en formato digital. Recientemente hicimos una serie de videos que cubren el temario de física del bachillerato2 y materiales para la enseñanza del curso de transferencia de energía3.

La metodología de uso de esos materiales.

Los roles del profesor y del estudiante no son lo único que está cambiando, también lo hace la manera de usar los materiales en el salón de clase.

Durante la presentación del cómic Dime abuelita por qué en el Museo de Tecnología (MUTEC) de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de manera un tanto sorprendente, unas maestras de enseñanza primaria4 nos hicieron saber que habían venido usado el cómic, pensado para estudiantes de bachillerato, para enseñar temas de ciencia en primaria. Cuando les preguntamos cómo conseguían hacerlo, nos contestaron que el punto clave era justamente usarlo como un material que vincula los temas de ciencia con el mundo del niño, que ayuda a provocar su curiosidad. Una vez creado el interés las maestras continuaban guiando el proceso de aprendizaje.

Si bien es cierto que son muchos los profesores que con las herramientas tecnológicas en las manos se aventuran, como las maestras a diseñar experiencias docentes, también lo es, que no todos lo hacen y que a muchos les gustaría conocer más de las experiencias de otros colegas acerca de nuevos materiales, de la manera como se vinculan a los temas del programa y de las actividades que se pueden realizar en el salón de clase con esos materiales.

Una manera de motivar a los estudiantes y orientarlos, puede ser proporcionarles por adelantado materiales para ser leídos, de manera previa a la cita en el salón de clase. Posteriormente la reunión en el aula puede aprovecharse para realizar discusiones grupales sobre la lectura o trabajar la solución de problemas. A esta manera de proceder, que invierte el orden tradicional de clase teórica-sesión práctica, se le ha llamado Fipped-Classroom o aula invertida, en español.

En este enfoque, materiales como el cómic Dime abuelita por qué o la serie de videos mencionada, pueden servir como los detonadores de una clase a la inversa.1 Sobre el tema de la RUA hemos escrito recientemente un artículo (Fernández Flores, R. y Bracho-Carpizo 2014) 2 A propósito de esta experiencia se escribió un artículo para ser presentado en Edulearn15 (Fernández Flores, R. 2015)3 Esta experiencia se describe en el texto “Physics to Go “ enviado al congreso XXX (Fernández Flores, R. y Hernández_Morales, B 2015)

4Se trata de la Profesora Noemí Morales Montesillos quien lo uso con su grupo de sexto grado de la generación 2012-2013 en la Escuela Primaria Ejercito Mexicano.

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Existe sobre esta metodología una amplia bibliografía, por ejemplo Flipping 2.0 , compilación de Jason Bretzmann (2013), que recoge los ensayos y errores de profesores que han adoptado está práctica y compartido sus experiencias. He escogido este libro para ejemplificar sobre el auge del fipped classroom, no únicamente por sus contenidos sino por la manera como se escribió: en la introducción se platica que el libro surge del deseo de poner al alcance de más personas, las participaciones que profesores que habían “invertido su clase” hacían en Twitter, es decir es una manera relativamente novedosa de construcción colectiva de conocimiento en la que cada participante de la ciber conversación es a la vez expositor y escucha.

En la década anterior Stephen Downes (2006) del National Research Council de Canada se había ocupado del fenómeno de las redes de aprendizaje y de una nueva metodología de aprendizaje a la que se ha dado el nombre de conectivismo. Dice Downes que el conectivismo “afirma que el conocimiento – y consecuentemente el aprendizaje o conocimiento- es distributivo, es decir no está localizado en ninguna parte (y por lo tanto no puede transferirse per se) más bien se trata de redes de conexiones formadas por la experiencia y de interacciones con una comunidad de conocimiento”.

Del nuevo aprendiz, dice Downes que es “miembro de una nueva generación que piensa e interactúa de forma diferente” y de su acercamiento al aprendizaje: “está basado en la comunicación y en la interacción, en compartir, en la creación y la participación; en el aprendizaje no como una actividad separada, sino más bien inmersa en actividades significativas, como juegos o flujos de trabajo”.

Por supuesto la red móvil no es indispensable para participar en redes de aprendizaje, pero cuando vemos la velocidad con la cual se dan las respuestas en algunos grupos de discusión y la forma como actúan nuestros estudiantes, miembros de esa nueva generación, terminamos de darnos cuenta que la presencia de las redes móviles es un elemento muy útil en su vida cotidiana y por lo tanto de gran ayuda para crear actividades significativas de aprendizaje.

La capacitación a los profesores y a los estudiantes en el uso de esos materiales.

En toda época de transición los viejos métodos coexisten con los nuevos. El rol de los profesores está cambiando, pero cuando se trata de capacitar a los profesores muchas veces procedemos de la manera tradicional: en un salón de clases y con una disertación.

Hace unos meses dimos un curso a profesores sobre la enseñanza de ciencias, usando materiales educativos en formato de cómic. La experiencia resultó muy interesante y ha sido documentada en un artículo que se presentó en el congreso de la redpop 2015. Fernández-Flores et al.(2015).

Las cosas funcionaron muy bien, la evaluación del curso fue muy positiva, algunos profesores pidieron que la experiencia se repitiera en otros planteles...en fin, que todo parecía ser inmejorable. Déjenme sin embargo hacer un poco de autocrítica: Durante el curso hicimos un foro en Moodle, para seguir comunicando nuestras experiencias de clase, al aplicar lo visto en el curso. ¿Saben lo que pasó? El foro se murió.

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Se murió por exceso de entusiasmo o para decirlo menos bonito, por ser una actividad improvisa-

da, producto de la emoción del momento. Cuando la emoción pasó y todos volvimos a nuestros

quehaceres ya programados, rápidamente nos dimos cuenta que no teníamos el tiempo (y proba-

blemente tampoco una razón clara) para mantener el foro funcionando.

En el próximo apartado me voy a ocupar de cómo hacer esto de mejor manera, la próxima vez. Por

ahora me gustaría decir algunas palabras más acerca de la capacitación de los profesores en el uso

de las tecnologías para la educación.

La Dirección General de Cómputo y Tecnologías de la Información y la Comunicación (DGTIC), de la

UNAM ha venido realizando tareas de capacitación a los profesores del bachillerato desde 2009 y

a los de licenciatura, desde 2010. A septiembre de 2014 se habían capacitado directamente5 por

la DGTIC 7, 518 profesores, de los cuales el 66% pertenece al bachillerato.

La oferta de formación en el uso de las tecnologías para la enseñanza incluye talleres, diplomados,

microtalleres y cursos de Inducción, los detalles pueden ser consultados en la página de Educatic

(2014)

III El futuro.

Dicen que la mejor manera de predecir el futuro es creándolo. ¿Qué futuro querría yo para el uso

de las tecnologías en la educación en la UNAM? La respuesta quizás no sea tan complicada: Que

sirvan para crear comunidades de gente aprendiendo los unos de los otros en el marco de los pro-

gramas de estudio. Más difícil puede ser la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo lograrlo?

Una perspectiva interesante sería construir comunidades de instructores/aprendices para el desa-

rrollo de contenidos que pudieran más tarde ser accesibles mediante dispositivos móviles capaces

de conectarse a diferentes redes y que se compartieran en esquemas de Creative Commons.

Desarrollar con detalle ese modelo sería materia para otras varias conferencias y otros artículos,

pero con el fin de esbozar la idea voy a platicarles algunos detalles de la experiencia de producir

los 20 videos de temas de física para cubrir el programa de física del bachillerato.

Como puede apreciarse en la Fig. 5 los materiales desarrollados pueden después subirse a la RUA

para que los alumnos los descarguen a sus dispositivos móviles.

5 Los planteles de bachillerato tienen también programas de capacitación de sus profesores en el uso de diferentes herramientas tecnológicas.

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Fig. 5 Imagen de uno de los videos producidos, descargada a un dispositivo móvil.

El grupo que produjo los videos tuvo como cabeza del proyecto a un doctor en física, con varias

décadas de experiencia docente. Dos diseñadoras gráficas, con experiencia en diseño web, una

guionista con experiencia en redacción de guiones de divulgación de la ciencia y un becario de co-

municación que grabó y editó los audios de los guiones. Ninguno de los miembros del equipo es-

taba dedicado a esa tarea de tiempo completo.

Un equipo como ese puede estar desarrollando materiales para un curso a razón de dos por se-

mana, trabajando tiempo completo en eso o uno por semana haciéndolo medio tiempo.

La participación de los alumnos en estos equipos de producción es algo que debe aprovecharse

más. Hoy en día los estudiantes regularmente usan sus dispositivos móviles para realizar y entre-

gar las tareas escolares. Su integración, bajo la guía de sus profesores, en equipos para desarrollo

de materiales para su propia clase, los haría sin duda ser más participativos en los cursos.

En ese futuro que me gustaría, los centros de producción de contenidos serían desplazados por

coordinaciones, no es sólo cuestión de palabras, lo es de concepciones. Los centros tienden a vol-

verse cuellos de botella al requerir que todos los participantes de un proceso pasen por él. Las

coordinaciones se encargan de que no haya anarquía entre los actores del proceso, pero no los

remplazan.

En ese mismo futuro ni la tecnología, ni los contenidos, ni la capacitación son más importantes que

la educación, tampoco esta es más importante que aquellos.

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Es un futuro que tendríamos que apurarnos a construir, antes de que nos alcance el futuro que

otros hayan construido.

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Referencias.

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R. Fernández-Flores (2015) PHYSICS TO GO, EDULEARN15 Proceedings, pp. 3288-3295.

http://www.riu.unam.mx/cober/cober.php Consulta realizada el 9 de mayo del 2015