Vlad la ultima confesion del conde dracula c c humphreys
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Transilvania, 1501. Tras un arduo viaje, el príncipeHorvathy ha llegado alcastillo de Poenari, en los Cárpatos, con la misión de conocer la verdadacerca del condeVladTepes, antiguovoivoda de Valaquia. Para lograr suobjetivodeberáentrevistarsecon las trespersonasmáscercanasalcondedurantesutormentosaexistencia.
ElprimeroenaparecerenIonTremblac,unantiguocaballero,elmejoramigodeVlad,quehapasadoañosenprisióndespuésdequeéstelotraicionara.Lasegundaesunamujer,abadesadeunconvento,denombreIlonaFerenc.Mitadhúngara,mitadvalaca,IlonafueraptadaparaconvertirseenconcubinadelsultánMehmet,destinodequelasalvóVladparahacerlasuamante.ElterceroenhablareselhermanoVasilie,unermitañoqueduranteaños fueconfesor de Drácula. También está presente el cardenal de Urbino,DomenicoGrimani,quienencalidaddeenviadopapalaconsejaaHorvathysobreladecisióndeperdonaronolospecadosdeVlady,enfuncióndeesto,permitirqueresurjalaordendelDragón.
Tres testimonios se entrelazan para generar un retrato del legendariopersonajeVladTepes,elsanguinarioempalador,quehadadoorigenalmitodelvampiromásfamosodetodoslostiempos:elcondeDrácula.
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C.C.Humphreys
Vlad.Laúltimaconfesióndelconde
Drácula
ePubr1.1Maki10.11.14
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Títulooriginal:Vlad:thelastconfessionC.C.Humphreys,2009Traducción:SebastiánCasasRetoquedecubierta:Maki
Editordigital:MakiDigitalización(ScanyOCR):maperusaRevisiónycorrección:simioePubbaser1.2
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AAlmaLee,literata,consejerayestímulo,y
enmemoriadeKateJones,lamejoragenteliteraria,lamejoramiga,aquienechomuchísimodemenos
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Dramatispersonae
LosDraculestiVladDrácul,elDragónLoshijosdelDragón:MirceaDráculaVladDráculaRaduDrácula
LostestigosIonTremblacIlonaFerencHermanoVasilie,elErmitaño
LosqueoyenlaúltimaconfesiónPetruIordache,spatardelcastilloPoenariJanosHorvathy,condedePecsCardenalDomenicoGrimani,legadopapal
EnlacorteturcaAghaHamza,despuéspachaHamzaMuradHan,sultándeRumSuhijo,MehmetCelebi,queprontoseráFatih(«elConquistador»)Abdulraschid,sufavoritaHibah,amadeconcubinasTarub,criadaAbdulkarimoSweyn,elSueco,jenízaro
LosrehenesenEdirneLoshermanosMardic,serbiosConstantin,bosnioZoran,croataPetre,transilvano
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EnTokatAbdul-Mahir,torturadorWadi,torturadorSamuil,elmártircristiano
LosboyardosvalacosAlbucelMare(«elGrande»)UdristeCodrea,vornic(juez)TurculGalesBuriu,spatar,comandantedecaballeríaDobritaCazan,logofatocancillerdeDráculElmetropolitano,jefedelaIglesiaortodoxaenValaquia
LosvitesjideDráculaElNegroIlieElRisueñoGregorStoica,elCallado
PretendientesaltronovalacoVladislavDanBasarabLaiota
OtrosMatíasCorvino,elCuervo,reydeHungríaHermanoVasilie,confesordeVladThomasCatavolinos,embajadorAbdulmunsif,embajadorAbdulaziz,embajadorMihailogluAliBey,comandantedelejércitodeRaduJanJiskra,comandantemercenariodeCorvinoElisabeta,primeramujerdeDráculaVlad,hijodeDráculaIlonaSziagy,segundamujerdeDrácula
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JanosVarency,cazadordeladronesRoman,moldavoElViejoKristo,guardiánHekimYakub,médico
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Allector…
Enelgélidoinviernode1431,enelpueblodeSighisoara,nacióunsegundohijodeVladDrácul, voivoda (o caudillo) de Transilvania. Lo bautizaron comoVlad y, aligualqueasuhermanomayor,ledieronelapellidoDrácul-a:«hijodeDrácul».
En su lengua, la «limba romana», Drácul significaba «el Dragón». O «elDemonio».AsíqueVladDráculaeraelHijodelDemonio.
Ensuvidaadquirióotrostítulos.VoivodadeUngro-Valaquia.SeñordeAmlasyFagaras. Hermano de la secreta fraternatis draconem: la Orden del Dragón. Lossuyos lo llamabanVladTepes. Sus enemigos turcos lo llamabanKazikluBey.Losdosnombressignificabanlomismo:elEmpalador.
LatierraqueconquistóyperdióygobernófueValaquia,laprovinciacentraldelaactual Rumanía. Atrapados entre el reino húngaro en expansión y los arrolladoresturcos,entre laMediaLunay laCruz,seesperabaquelospríncipesvalacosfueransumisosvasallosdeéstosodeaquéllos.
Dráculateníaotrasideas.Otrasmanerasdeejecutarlas.Muertofinalmenteenbatallaen1476,lecortaronlacabezayselamandaronde
regaloasumásenconadoenemigo,Mehmet,sultándelosturcos.LaclavaronenunaestacasobrelosmurosdeConstantinopla.Allísepudrió.
Algunoslloraronsumuerte;nolamayoría.Yono lo juzgo.Dejoesoenmanosdequienesoyeronsuúltimaconfesión…y,
porsupuesto,enlastuyas,lector.
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PrólogoCONFESIÓN
¿Has cometido un pecado? Entonces entra en laiglesiayarrepiéntetedeél.Porqueaquínoestáeljuezsinoelmédico:aquínosenosinvestigasinoquesenosperdonanlospecados.
SanJuanCrisóstomo
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ILacitación
Valaquia,marzode1481
Nadasemovía.Acababandecaerlosúltimoscoposdelarepentinanevada.Todosehabíadetenido.
En la horquilla de una haya roja había un hombre sentado. Tenía los brazoscruzados, las manos enguantadas apoyadas en los muslos, la derecha debajo parasostener el peso del azor posado en la izquierda.Llevaban allí un largo tiempo, eltiempoquehabíaduradolaventisca.Hombreypájaro:partedelaquietud,partedelsilencio.Losdosteníanlosojoscerrados.Ningunodormía.
Esperabanelprimersonido.Algoquelespermitierareconocerquehabíapasadolatormenta,serlosprimerosenmoverseantesdequellegaralapróxima.
Allí.Unpequeñotemblordenariz,elrosacomoúnicocolorenunmundoblanco.Una nariz que husmeaba: el primer sonido, seguido por unamuy ligera brisa quesubíaporelvalle.Laliebrenopodíaoleralosqueteníadetrás.
Apenaseraunsonido,perotantoelhombrecomoelhalcónabrieronlosojos.Losojosdelaveeranrojos,rojoscomoelfuego,rojoscomoelinfierno,porque
eravieja,teníanueveaños,cincomásqueensumejormomento,cuandopodíacazardiezliebres,mediadocenadeardillasyunpardearmiñosenunsolodía.Noporlacarne,quenonecesitabatanto.Noporlaspielesquevestíaelhombreencuyopuñoestabaposada.Porelsimpleplacerdematar.
Cuatroojosmiraronhacialanievedelclaro,buscandolafuentedelsonidoquenopodíanhaberoído.
La liebre sacó la cabeza atravesando la capa de nieve. La tormenta la habíasorprendido entre las hileras de hayas y álamos, cavando en busca de una raíz.Sorprendidapor la repentina ferocidadblanca, sehabíaquedado inmóvil.Lanuevacapa era tan alta como su cuerpo, pero apoyaba las patas en la capamásduraquehabía debajo. El refugio quedaba a sólo veinte saltos de distancia. Allí, entre lasramasylosárbolescaídos,estaríasegura.
Enelárbol,elhombrelevantóelpuño,desprendiendodelbrazounacascadadenieveblanda,untruenoenelsilencio.
Laliebresaltó.Joven,rápida,estabaamitaddecaminodesusalvacióncuandoelhombrealargóelbrazoyelavesearrojódesdeelárbolybatiólasalascincovecesantes de planear. La liebre zigzagueó, tan flaca a causa del invierno que al llegarcerca del límite del bosque apenas rozó la blanda superficie. Delante de ella, unaramacaídacreabaunarco,comoelpórticodeunacatedral.
Elhalcónatacó,clavandolasgarrasenlapiel,enlacarne.Laliebreseretorció,escapandodeuntríodeuñas,dejandounrastrodesangre,unapuntadeflechaque
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señalabahacialaoscuridadyelrefugiodelbosque.Cuandocesaronlassacudidastodovolvióaquedarinmóvil.Elhombrebajóconcuidadodelárbolyapesardelablanduradelanievesobrela
queaterrizó,soltóunquejido.Desuabrigo,de las tirasalternasde liebre,ardillaycomadreja,delapirámidedepieldeloboquellevabaenlacabeza,cayóunacascadadenieve.Avanzódespacio, cepillándose la suciayespesabarbablancaque,ya sinnieve,selerizabahastalospómulos.
Se inclinó, rodeó con los dedos el lomo del ave y la levantó con suavidad. Elhalcónylaliebreseelevarondesdelanieve.Elavesoltóinstantáneamentelapresa,clavandolamiradaenlabolsadecueroqueelhombrellevabasujetaalacintura.Conlamanolibre,elhombresacódeellauntrozodecarnefresca.Elavelaagarróconelpico,haciendounpequeñoruidoconlagarganta.
Laliebremiróhaciaarribasinpestañear,dominadaporelterror.Poruninstanteelhombreledevolviólamirada.Después,consuavidad,bajóelpulgarporelcuellodelanimalyseloquebró.
Un ruido apenas audible.Demasiado débil para que el chasquido que se oyó acontinuación fuera un eco. El hombre escuchó…, y pronto oyó a hombres quetratabandepasarinadvertidos.
Otrochasquido,estavezdesdeelextremoinferiordelvalle.Máshombresallí,yconesocomprendió.Habíapocacazaenesapequeñamontañaalfinaldelinvierno;aquelloshombreslobuscabanaél.
Le sorprendía que vinieran en esemomento, por la nieve recién caída. Pero laventiscahabíasidoalgorepentino,elúltimogolpedelinvierno,asíqueeraprobableque aquellos hombres se hubieran puesto en marcha antes de la tormenta. Habíapocossitiospordondesalirdelamontaña,ysiél losconocíaunoporunosuponíaqueaquienesloperseguíanlespasabalomismo.Seextenderíancomounaredentrelosárboles,soldadosyleñadoresygitanos.Tendríanperros…Allí.Deabajollegóunbreve ladrido, al que respondió otro desde arriba, y un tirón de cadenas que llegódemasiadotardeparaimponersilencio.
Sabíaquetardeotempranoiríanabuscarlo.Soltóelcuerpodelaliebreenelbolsoycerróelpuñoizquierdo.Elhalcónsaltó
sobreélalinstante,mirándoloconojosenrojecidos.—Hallegadoelmomento—susurróelhombre.Elaveladeóunpocolacabeza,comosiesperaramásinformación.Perosabíalo
mismoqueél.Laventiscasólohabíasidounecodelinvierno.—Vete—dijoelhombre—.Buscauncompañero…Se interrumpió. La soltaba cada primavera y después, al final del verano, le
buscabaelnido,lequitabaelpolluelo,loadiestrabaylovendíaauncomerciantedelpueblopor unadocenade piezas de oro, tal era el valor de unhalcón amaestrado.Pero¿quépasaríaeseaño?Elaveeraviejayquizánoseaparearía.Ademásestabanlos hombres que se acercaban desde abajo y desde arriba.Quizá le tocaría a él no
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poderregresar.—Vete—repitió,yextendióelbrazo.Cincogolpesdealaydespuéselplaneo.Peroantesdepasarentredosárbolesy
quizásalejarseparasiempredesuvida,diounabrevevueltaenelairecomosifueraaatraparunapalomayestirólasgarras,unaespeciedesaludo.Despuésdesapareció.
Elhombrecerrólosojos,escuchóydespuésarrancóendirecciónopuestaalaquehabía seguidoelhalcón.Los troncos estabancadavezmás apretados, las ramas seentrelazabanalláarribaylanievenoeratanespesa.Echóacorrerdandotraspiés.
Ahoraéleraelcazadorcazado.Ahoraéleraquienbuscabarefugio…
Se disipó la niebla.A pesar de los tapices en las paredes, de las pieles de carnerodebajodelospies,el inviernosefiltrabaenlaceldadelamujer.Elaguadelatinaenviaba hacia arriba su calor, que al encontrarse con la piedra se condensaba. Lasgotasseunían,resbalabanysedeteníantransformadasenhielo.
Sehabíaquitadotodalaropamenoslaenagua.Temblando,conunpiesobreelotro,esperó.Elaguaacababadehervirycasinosepodíatocar.Peroteníaqueretenerelcalorporquelamujernecesitabameterseenelladurantemuchotiempoparaaliviarlosdolores,porplacer.
Metiódentrounbrazo.Elbrazosepusorojoperonolosacó.Faltabapoco.Destapó un frasco y lo inclinó con cuidado, mirando cómo salía el viscoso
líquido.Dos latidosdelcorazón, tiemposuficiente,yelvaporquedóperfumadodemanzanilla, salvia, sándalo. Cerró los ojos, llenándose los pulmones, y expulsó elaire.Habíaenaquello frescuray juventud,perocarecíadealgobásico.«Aceitedebergamota»,pensó.NoloconseguiríahastaquellegaranloscomerciantesturcosalaFeriadelaPrimavera.Faltabaunmes.
Ahora temblaba de frío, pero siguió esperando. Le habían enseñado —hacíamuchotiempo,personasquelosabíanmuybien—queelplacerpostergadoesdobleplacer.Perotambiénesperabaporotrarazón.Alquitarselaenaguavolveríaaverseelcuerpo. En el convento no había espejos. Ella, que solía mirarse encantada en elmejor cristal veneciano, llevaba diecinueve años sinmirarse en ninguno, desde suordenación.Elcuerpoenuntiempodisputadoporpríncipeshabíacambiado.
Volvióatemblar,nosóloporelfrío.Eraelmomento.Elaguaestabaperfecta.Lamezcla de perfumes, perfecta. Su cuerpo… el que era. Cruzó los brazos, aferró laprendaalaalturadelasanchascaderas,lalevantóylasacóporencimadelacabeza.Miró.
Unmes antes, en un pueblo cerca deTargoviste, habían aparecido estigmas enunaestatuadelaVirgen.HeridasdeCristoelHijoenMaríalaMadre,enlaspalmasde lasmanos, en los tobillos, lágrimasde sangre.Miles depersonashabían idodetoda Valaquia a ver el portento, atravesando incluso los penosos desfiladeros deTransilvaniaaunquetranscurríaelpeorinviernodelqueseteníamemoria.
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¿Cuántosiríanaverleaellalasheridas?Agachó el cuerpo metiéndose despacio en la tina, gimiendo al sentir aquel
exquisito dolor. Finalmente se recostó y siguió con la punta del dedo las líneasmoradasquesedestacaban,orgullosas,enlapielcadavezmásrojayqueelrepentinocalorhacíadoler.Dolermásqueelrecuerdodelhombrequeselashabíaproducido.Dolersobretodocuandorecordabalasotrasmanerasenlasqueéllatocaba.
El agua la inundaba, entraba en ella, le aliviaba las heridas y los recuerdos.Elperfumeyelcalorhacíanquesumentesealejaradeldoloryseacercaraalplacer,yde allí a la alegría. Sus huérfanos eran cada día más vigorosos; sólo tres, que lehabíanllevadodemasiadotardeynohabíapodidocuidar,sehabíanperdidoacausadel invierno. El resto, los cinco, crecían con fuerza. En el catre había una trenzahecha con ramitas de romero, que la más pequeña, Florica, le había regalado esamismamañana.Llevabaenhebradounmechóndesupelotrigueño.Laniñateníadesobra,tantocomoellaantesdecasarseconCristo.
Sintió y oyó almismo tiempo elmartilleo en la puerta principal del convento.Tresgolpesqueviajaronsubiendoporlapiedraylamaderayrizaronlasuperficiedelagua.Peroellanoabriólosojos.Unratoanteslacampanademaitineshabíallamadoarezaralosnovicios.Nosepermitiríalaentradadeningúnvisitanteantesdelalba,porheridoqueestuviera.
Pum.Pum.Pum.Quienquiera que fuese no usaba la aldaba de hierro contra lamadera.Entonces,alreconocerelsonido,ellaselevantó.Lohabíaoídootravez,eldíaquelehabíanprovocadolasheridas.
Golpeabanlapuertaconelpomodeunaespada.Oyó el lejano roce contra la reja de la puerta, el quejido de Kristo, el viejo
guardián,ydespuésunaordenemitidaporunavozgrave.Nooyólaspalabras.Perosabíacuáleseran.Siemprehabíacreídoquellegaríaaoírlas.
—Porordendelvoivoda,hevenidoaarrestar…La puerta se estaba abriendo mientras ella se levantaba. Había sábanas donde
secarse, pero apenas llegó a usarlas. Era más importante estar vestida, oculta.Entonces,cuandoseibaaponerlaenaguaporlacabeza,sedetuvo.Porqueelhombrecuyocalzadometálicoarrancabachispasalaslosasdelpatioquizásupieraquiéneraella.Ibaainterrogarlasobreelúltimohombrequelahabíavistodesnuda,elprimeroenverlelasheridas.Elhombrecuyocadáverellahabíapreparadoparalatumbahacíacincoaños.
Todollegaasufin.Sehabíanacabadodiecinueveañosdevidaenelconvento.Monja,abadesa,noeranmásquetítulos,quequedabanenelpasadojuntoconotros:esclava, concubina, amante real. Lamentaba no estar allí para ver crecer a sushuérfanos,perosindudaotrosseocuparíandeellos.
Notemblaba.Yderepentesepreguntócómoseríaversedenuevo,versedesnudaenelespejodelamiradadeotrohombre.
Tirólaenaguayrecogióla trenzahechaconromeroypelorubiodelaniña.El
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romero,lehabíadichoesamañanaaFlorica,eralahierbadelrecuerdo.Yahora,conél en lamano, recordó todoy se volvió sonriendohacia la puerta que empezaba aabrirse…
Enlaperfectaoscuridaddelamazmorra,elcaballeroandabadecaza.Nosemovió.Nosóloporqueestabaciegosinoporqueesoallí importabapoco.
Pero cada terreno exigía una habilidad especial, cada tipo de presa, una técnicadiferente.Aunasselasperseguía,aotrasselasatraía.Enloscincoañosquehabíavivido en noche constante había aprendido el funcionamiento de ése, su mundo,comoanteshabíaleídovallesybosques,desiertosymares.Peroconloqueteníaasualcancelehabíadadoforma.Nohabíancambiadolosjuncosdesdeelotoñoyestabanllenosdemugre;cuandolatemperatura,comoesedía,subíaporencimadelpuntodecongelación,sevolvíanmaleables.Asíquehabíaconstruidoconellospasillosenlosque una criatura hambrienta como él podía guiarse. Esos pasillos se curvaban yretorcían por la celda, un laberinto en cuyo centro estaba él. No lo había hechodemasiadofácilporquetodapresaeracautelosa;elhambreloeramenos,yhabíapanenmohecidoasuspies.
Esperó, perono en lamazmorra.Nonecesitaba estar allí.Unaparte suya teníaquequedarseyescuchar,peroelrestopodíairsecontotallibertadaotrosterrenosdecaza,abuscarpresasmayores.Enelrecuerdonosóloseimaginabaenotraparte.Ibaadondequería,conquienquería.
Unosiempreestabaallí.Deniño,dejoven,demayor.¡Sí!Ahora están en las Fagaras, entre aquellos picos, bajando a toda prisa por
aquellosvalles.Sonniñosdeapenasdiezaños,perohandejadomuyatrásal restoporquetienenlosmejorescaballosymáshabilidadparamanejarlos.Ysudeseonoessólomatar.Esganaralotro.Porahora,parasiempre,loqueimportaesganar.
Buscanjabalíes.Hayunoquevieronyperdieronantesenesevalle,unbichodelomogrisconcolmilloscomocimitarras.
Eljabalísalealdescubierto.Conelesfuerzoporllegarprimero,lasespuelastiñende rojo los flancosde los sementales.Pordelantehayunbosquecillo, cuyas ramasentrelazadas cerrarán el paso al cazador y el corcel pero no a la presa. Así queespoleanavanzandoalargossaltos.Eslaúltimaoportunidad.Élloalcanza,yconlalanza le corta el lomo gris, haciendo brotar sangre con el filo, reduciendo suvelocidad pero sin detenerlo. Su compañero, su hermano en todomenos la sangre,tambiénhausadolalanza,peroconmejorpuntería.Eljabalísecaeyruedayelárbolque lohubiera salvado lecierraelpaso.Agoniza,pero sigueviviendo.Yesen losúltimosmomentosdesuvidacuandosevuelvemáspeligroso.
—No—susurra él, asustado de repente, mientras su compañero desmonta delcaballoconotralanzayaenlamano—.Esperaaqueestémuerto.
Quéraro.Lamayoríade losrostrosdesaparecíande lamemoria,de lossueños.
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Hasta losmás familiares: los de los padres, hijos, amantes, enemigos. El suyo nohabíadesaparecidonunca.
Ahora sedetieney levanta lamirada, aquellosojosverdesdetrásdeaquelpelonegro.Aparecelasonrisa.
—Cuántas veces, Ion—dice con voz inexpresiva—. Cuántas veces tienes quemirarlosalosojosmientrasmueren.
En el recuerdoqueno se diferencia de un sueño su amigo avanza.El jabalí selevanta, rugiendo, soltando sangre por la boca, sacudiendo la saeta que lleva en elcostado.Atacamientraselniñoseplantaconlalanzabienfirme.Elanimalvirayelniñoladealalanzayselaclava.Elfiloconformadehojasehundeenelpechoperono detiene al jabalí.Después del acero va desapareciendo el astil amedida que elanimalseintroduceelarmaenelcuerpo.Sólocuandollegaalamanofirme,cuandosehametidocasitodalamadera,frenaelimpulso,agachalaenormecabezayapoyauncolmilloenlamano,consuavidad,comounacaricia.
—Quetengasunabuenamuerte—diceelhijodelDragón,sonriendo.Alláarribaalguienquitóuncerrojo.Fueunsusurro,peroenaquelsilenciosonó
como un chillido. Mientras cazaba en otro sitio había oído que otro animal seescapabaporeldesagüe.Elruidolohabíaahuyentado.Soltóungritodefrustración;lallegadadeunnuevoprisionero,destinadoaunaceldamuyporencimadelasuya,lehabíaquitadolaposibilidaddeconseguircarnenueva.
Entoncesseabrióotrapuerta,ylevantólacabezacomosiquisieraveratravésdelaspiedras.Pocasvecesllegabaunprisioneroalsegundonivel.¿Acasosetratabadealguiendemayorrango,oalguienquehabíacometidouncrimenmásatroz?Soltóunsuspiro.Se recortaríauna rejaenel segundonivel,yaunqueahora teníamuymalavistapercibiríaloscambiosdeluzenelretazodecielo.Mejoraún,podríaoler…lapieldeunperrodecazamojadaporlanieve,maderademanzanoardiendo,ponchedevinocalienteyespecias.Oír…elbufidodeuncaballo,elllantodeunbebé,larisaanteunabroma.
Entonces, en el nivel que tenía encima abrieron un cerrojo. Ahora estabanervioso,yhabíaolvidadolapresa.Esedíanoletocabacomer;perollegabaalguien.Levantó los párpados con los dedos y los pulgares para estar seguro de que noparpadearía.Elpocofrecuentedestellode luzdelotro ladode larejaabiertaera loúnicoqueleimpedíaquedarciegodeltodo.
Searrodillóyapretóloslabioscontraeltecho,mojándolosconelmusgohúmedo.Lapuertade laceldaquehabíaencimaseabrióconuncrujido.Peroentoncesoyóuna sola pisada… y se encogió de miedo soltando un grito. Porque los guardiassiemprellegabanenparejas.Sólounsacerdoteounasesinollegaríasolo.
Ahora tenía losojosmuyabiertos sinnecesidaddeusar losdedos, aterrorizadopor el ruido que hacía el hombre acercándose a la piedra redonda que había en elsuelo.Porquenoeraunsacerdotesinounasesino…
Buscó a tientas el hueso afilado, lo apretó con la mano y apoyó el extremo
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puntiagudoenlavenaquele latíaenelcuello.Habíavistoaprisioneros torturadoshastalamuerte.Élmismohabíatorturadoaalgunos.Siemprehabíajuradonomorirdeesamanera.
Peronoseclavabaelhueso.Sepodíahabermatadoantes,haberacabadoconesesufrimiento.Pero¿antesdehacersuúltimaconfesión?Enesecasolostormentosquehabíasufridoduranteesoscincoañosduraríantodalaeternidad.¡Peoraún!Amenosque lo absolvierande suspecados, el destinoque le aseguraría el suicidiono seríanada comparado con el suyo: porque el noveno, último y más hondo círculo delinfierno,comolamazmorradelcastillodeBucarest,estabareservadoalostraidores.
Oyóuntintineometálico.Noeraelpestillodelareja.Eraunabarrametidapordebajodeungancho.Yentonceslapiedraquenadiehabíalevantadodurantecincoañossemovió.
La antorcha que ardía allí arriba era como un sol de desierto al mediodía. Lososteníaenaltounafiguraoscura.¿Sacerdoteoasesino?
Apretó la punta de hueso contra la carne. Pero no podía clavársela; sólo podíaexpresarconungruñidosuúltimayúnicaesperanza.
—Padre,hepecadocontraelcieloyanteti.Durante unmomento de silencio nada semovió. Entonces, despacio, un brazo
empezóaalargarsehaciaabajo…
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IIElaposento
Pocoantesdedespertarlabuscóconlamano,comohabíahechotodaslasmañanasduranteveinteaños.Poruntiempohabíatenidoalladoaotrassinnombre,yaltocarsu cuerpo suave a veces lo confundía con otro, y por un momento se despertabacolmado de felicidad. Pero la amargura que seguía, desesperado al descubrir laverdad,significabaquehacíamuchotiempoquehabíatomadoladecisióndedormirsolo. Las compañeras eran despachadas después de cumplir su función, demitigaralgunanecesidad.Durantediezañosnisiquierasehabíamolestadoentenereso.
JanosHorvathy,condedePecs,alargó lamano,comprendió…peronoabrióelúnicoojo.TratabadeverelrostrodeKatarina.Aveces,duranteesebreveinstantedebúsqueda,decomprensión,lolograba;sóloenesosmomentos.Teníasuretrato,peroesosólomostrabasubellezaynadadeloqueélamabadeverdad:lasensacióndesupiel,sucalma,surisa.
No.Esamañananoaparecería,nisiquieraporunbreveinstante,antesdequesusrasgossedisolvieranenunrecuerdodepinturainadecuada.Unabrisahacíaaletearelenceradoenelventanuco,dejandopasarunpocodeluz,haciendoquelahabitaciónfuera aún más fría. Al principio se preguntó por qué sus criadas no lo habíanarreglado;entoncesrecordóquenoestabaensupropiocastillo,enHungría.Estabaenelcastillodeotrohombre,enotropaís.
Yentoncesrecordóporqué.Recordóqueesedíapodríaempezaradesaparecerlamaldiciónquehabíamatadoasumujerhacíaveinteaños;quehabíaenviadoa sustreshijosalpanteónfamiliar,unoperdidoalnacer,otroenunabatallayelotroconlapeste.
Llamaronalapuerta.—¿Sí?—gritó.Entró un hombre. Era Petru, el joven spatar que cuidaba esa fortaleza para su
príncipe, el voivoda de Valaquia. Estaba en la entrada, cambiando incómodo depostura, tannerviosocomocuandohabía llegadoelcondeeldíaanterior.Horvathyentendíaporqué.NotodoslosdíasibaunodelosprincipalesnoblesdeHungríaaunsitio tanremotoporunmotivocomoése.Yantesdesu llegada,Petruhabía tenidoqueencargarsedemuchospreparativos,enelmayorsecreto.
—¿Estátodolisto?—preguntóHorvathy.Elhombreserelamió.—Creo…creoquesí,miseñor.Leagradecería…Señalólaescaleraquehabíaasusespaldas.—Sí.Espérame.El caballero hizo una reverencia y se marchó cerrando la puerta. Horvathy se
deslizósaliendodedebajodelaspielesysesentóduranteunratoenelbordedela
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cama,frotándoseelpelocanoso.Elaposento,aunquehelado,noestabamásfríoqueelsuyoenPecs.Además,habíadescubiertohacíamuchotiempoqueelcastilloquehabía cambiado por su alma no se calentaría nunca si ningún ser amado podíasobrevivirenél.
Sevistió rápidoyse fueabuscarcalor.Noparasucuerpo,quenunca lohabíanecesitado.Parasualma.
—Miseñor—dijoeljovenspatar,empujandolapuertahaciadentroydandounpasoatrás.
Horvathy entró. La sala, iluminada por cuatro antorchas de juncos y la luz delamaneceralotroladodelosventanucos,eratanmodestacomoelrestodelcastillo:unacámararectangulardeveintepasosdelargoyunadocenadeancho,conparedesforradas de tapices baratos y el suelo cubierto de pieles para intentar retener, sinmayor éxito, el calor del enorme fuego que ardía en el extremo este. Era una salafuncionalenelcentrodeunafortalezasencilla.Normalycorriente.
Peroloquehabíanmetidoenlasalahacíaquenofueranormalycorriente.Miróalrededorydespuésaljovenqueteníadelante.—Dimequéhashecho.—He obedecido las órdenes de mi príncipe, el voivoda de Valaquia. —Petru
mostróunmanojodepergaminos—.Creoquealpiedelaletra.—¿Ycómotellegaronesasórdenes?—Lasdejaronporlanochedelantedelapuerta,hacetressemanas,enunbolso.
Llevanelsellodelvoivoda,pero…—Sehumedecióloslabiosconlalengua—.Perootropapeladvertíaquenohabíaquevolveraponerseencontactoconelvoivodanimencionarlo.
Horvathy asintió. El voivoda sabía tan bien como cualquiera el peligro queentrañabaesejuego.
—¿Dejaronalgomás?—Sí,miseñor.—El joven tragósaliva—.Elbolsoestabasujetoporelpesode
varias partes de una espada de mano y media. Una hoja, guardamanos, el pomo.Habíaunaordenparavolveraforjarla.TuvequehacertraerunherrerodesdeCurteadeArges.Llegóestamañanaysepusoa trabajar.Aquínuestra forjaespobreperodicequetienetodolonecesario.
—No todo—respondióHorvathymetiendo lamano en el jubón—.Necesitaráesto.—Sacódoscírculosdeacerodel tamañodel índiceyelpulgar juntos.Teníanbordesásperosporquehabíansidoraspadosdelpomodeunaespada—.Toma—dijo—.Llegaronamismanosconlaordenquemetrajoaquí.
Habíaclavadosuúnicoojoenlosdeljoven,esperandolareacción.Lareacciónfueungritoahogado.—¡ElDragón!
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—¿Loreconoces?—Con toda certeza, mi señor. —Petru dio vuelta a las piezas con los dedos,
haciendomuecasmientras los bordes dentados le hacían sangrar—. Es el símbolotanto del hombre que construyó este castillo como de la Orden que conducía. ElhombreylaOrden,ambosdesacreditados,ambosdeshonrados…
LarepentinareaccióndeHorvathyasustóaPetru.Elcondelellevabaunacabezaalcaballero,yseinclinósobreél:
—Yo usaría con prudencia palabras como descrédito y deshonra, spatar —exclamó, con la cara llena de cicatrices a una mano de distancia—. Porque yotambiénsoyunDragón.
Lesostuvolamiradaechandochispasporaquelúnicoojogris,queresultabaaúnmásbrillanteporcontrasteconlaotraarrugadacuenca.
—Yo… yo… no quise ofenderlo, condeHorvathy—tartamudeó Petru—. Sólorepetí…loqueheoído…
Lamiradasiguiófirme.—Nohacesmás que repetir habladurías—dijo el hombremayor, dandomedia
vuelta y bajando la voz—, sacadas de cuentos sobre unDragón,VladDrácula, tuantiguo príncipe. Pero parte de lo que dices es verdad: sus oscuras hazañas hanmanchado laOrden a la que prestó juramento.Cuentos que han estado a punto dedestruirla.
—¿Apunto?—dijoPetruconcautela—.Lahandestruidodeverdad,meparece.Elhúngaroaspiróhondo.—MientrasnoledémuertelalanzamágicadesanMihail,unDragónnopuede
morir.Sóloduerme.Duermequizáparadespertarundía…LavozdeHorvathyseapagódetrásdelamanoquesehabíallevadoalrostro.—Miseñor…—Petrudiounpasohaciaelconde—.Meeducaronparahonraral
Dragón —dijo con cautela—. Soñaba con entrar en la hermandad. Si pudieradespertar,conhonor,montaríacontentobajosubandera.Ynomontaríasolo.
Horvathyvolviólacabeza.Vioelanheloenlamiradadeljoven.Enuntiempoélhabíasentidolamismased,lamismaambición.Cuandoteníadosojos.AntesdequefueraunDragón.Antesdesufrirlamaldición.
Aspiró hondo.Esa ira repentina también lo había sobresaltado.Y sabía que nodebíadescargarlaeneljovenqueteníadelantesinoensímismo.Levantóunamanoysepasóundedoporlacicatrizqueocupabaelsitiodeunojo.Quizáfueraéseeldíade la redenciónde todos lospecados,elprincipiode laesperanza.Otrosdebíandehaber pensado lo mismo. De lo contrario, ¿para qué todos esos preparativos tanrebuscadosysecretos?
Volvióaconcentrarseenlasituación.—Dimequéotracosahashecho.El joven asintió, con el alivio dibujado en la cara. Señaló el estrado levantado
delantedelachimeneaylostressillonescolocadosencima.
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—Nossentaremosallí,señor,lomáscercaposibledelcalor.Lossillonessonlosmáscómodosquetengo.Amimujerlecostócederelsuyoporqueestámuypesada,esperando nuestro primer hijo…—Se interrumpió, sonrojándose, y para ocultar lavergüenzafuehastaunamesainstaladajuntoalestrado—.Yaquíestálomejorqueunahumildefortalezaalacabarelinviernopuedeproporcionarcomosustento.
Horvathymiróhacialamesaqueestababiensurtidadevino,pancasero,quesode cabra con cáscara de ceniza, embutidos con hierbas. Entonces vio lo que habíajuntoalacomida.
—Yéstos—dijo,aunquelosabía—,¿quéson?—Vinieronenelbolso,miseñor.Elvoivodaordenóqueseexhibieran.—Petru
levantóelqueestabaencima.Enlaprimerapáginaungrabadotoscorepresentabaaunnoblecenandoentrehilerasdecuerpostemblorososclavadosenestacas.Delantede él un sirviente amputabamiembros, cortabanaricesyorejas—.«Lahistoriadellocosanguinario»,—leyóPetruenvozalta;despuésofrecióelpanfletoalconde—.¿Quiereleerlo,miseñor?
—No.—RespondióbruscamenteHorvathy.Yaloshabíavistomuchasveces—.Yahora…—dijo,dandomediavuelta.
Había evitadomirarlos después de la primera ojeada a la sala, aunque eran losobjetosmás grandes quehabía allí. Porque expresaban condemasiada claridad suspensamientos más profundos. Sobre el pecado, sobre la redención, sobre laabsolución,tanbuscadaynuncaencontrada.
Los tresconfesionariosestabanen filaenelcentrode la sala,mirandohaciaelestrado.Cadaunohabíasidodivididoendoscubículos,unoparaelsuplicanteyelotroparaelsacerdote.LascortinasestabanabiertasyHorvathyvioquehabíansidoadaptadosparaestarallísentadodurantelargosperiodos.Habíaalmohadillas,pielesdelobo.
—¿Para qué son? —dijo con suavidad, avanzando, pasando la mano por lamaderateñidadeoscuro.
—Ordenó traerloselvoivoda,mi señor—dijoPetru, acercándosea él—.Yésafue la orden más difícil de cumplir. Como usted sabe, los que profesamos la feortodoxanousamoseso,peronotenemosinconvenienteenarrodillarnosdelantedenuestros sacerdotes, a la vista, en la puerta mosquitera del altar. Así que me viobligado a recurrir a esosmalditos sajones católicos al otro ladode la frontera, enTransilvania, y que me engañaron como hacen siempre… —Se interrumpió,sonrojado—.Noesmiintenciónfaltarlealrespeto,condeHorvathy.Séquepertenecealaferomana.
Horvathyhizounademánquitandoimportanciaalasunto.—Notepreocupes,spatar.—Semetióenelcubículo,porelladocorrespondiente
alsacerdote—.¿Quéesesto?—dijo,plegandounamesaconbisagras.—Yo las hice poner. Según las órdenes se sentarían ahí unos escribas. Las
confesionestienenquequedarporescrito,¿noesverdad?
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—Sí.Yohe traídoa losescribas.Acertaste.—Horvathy se levantócon rapidez——.¿Yaquelloúltimo?—Bizqueóhacialassombrasenelotroextremodelasala,frentealachimenea—.¿Quéhayallí?
—Ah.Quizáseaésalaúnicavezquemeexcedícumpliendolasórdenes.—Conun ademán pidió a Horvathy que lo siguiera hasta otra mesa—. Hay comida mássencilla para los escribas, para los… testigos. —Tragó saliva—. Pero no dominomuchoellatínynosabíabienquéqueríadecirelvoivodaconlapalabra…quaestio.Porsiestáprevistoalgúntipodeinterrogatorio,pensé…
Señaló los objetos que había sobre la mesa. Horvathy alargó la mano, tocó lajaulacranealmetálica,pasó lapuntadeundedopor lasespuelasquehabíadentro.Echóunaojeadaalasotrasherramientas:labotadeaplastarhuesos,lasempulgueras,lastenacillas.Unequipopococompleto;apenas,sinduda,loquellevabaencimaelspatar en sus viajes a las aldeas de la zona para hacer cumplir la voluntad delvoivoda.
Mientras se chupaba el dedo —las espuelas le habían hecho saltar sangre—asintió.Nopensabaquetodoesofueranecesario.Peronoqueríacensurarelcelodelspatar.Entoncesnotó,delotroladodelamesa,algoincrustadoenlapared.
—¿Quéeseso?—susurró.Eljovensonrió.—Unacuriosidad.Secuentaqueelantiguovoivodacastigóalosnoblestraidores
obligándolosconsusfamiliasatrabajaraquícomoesclavosyconstruirestecastillo.Comotantascosasquesecontabandeél,nolocreí.Hastaqueencontré…esto.—Sacóunaveladelbolsillo,laencendióenunadelasantorchasdejuncosqueardíaenuncandelabrodelaparedyvolvió.Sindejardesonreír,bajólaluz—.Vea,miseñor—dijo—.Ytoque.
Sinpensar,Horvathyhizolasdoscosas.Enelactosupoquéeraloquesobresalíadelaargamasaentredosladrillos.
Eralamandíbuladeunniño.Retiró de golpe lamano, dejando una pequeñamancha de sangre en un sucio
diente del niño. Él también había oído la historia de la construcción del castillo.Como tantas cosas que se contaban sobre Drácula, siempre le había parecidoinverosímil.Comotantas,erasindudaverdad,almenosenparte.
JanosHorvathy,condedePecs,miróatravésdelasalahacialosconfesionarios.Las historias que saldrían de ellos serían parecidas. Y peores. Mucho peores. Derepente, la esperanza que había abrigado al recibir los adornos de la espada delDragón, laesperanzaque lohabíasostenidomientrasatravesaba losnevadosvallesdeTransilvaniahastaesa remota fortalezaenValaquia, sehabíadesvanecido.¿Quécosas podrían surgir allí que exculparan semejantemal? ¿Qué confesión se podríahacerqueliberaralaOrdendelDragóndesudesgracia…yaéldesumaldición?
Llevóeldedohastaelojoausente,pusoallíunagotadesangreydespuésfrotóparaquitarla.
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—Mandaelrestodelaespadaalherrero.Yllámalos.Llámalosatodos.Trasunareverencia,Petrudiomediavueltaysalióaobedecerlaorden.
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IIIConfesiones
Los primeros en llegar fueron los escribas, monjes tonsurados, cada uno con suescribanía,supergamino,susplumasysuscortaplumas.Fueronhastaelladodelosconfesionarioscorrespondientealsacerdote,apoyaronlasherramientasenelestante,bajaron el escritorio con bisagras que Petru les había puesto, se acomodaron ycorrieronlacortina.
UnratomástardeaparecióBogdan,númerodosenPoenari.Lohabíanmandadoaencontrarseconelgrupodelcondeaundíadedistanciayguiarlohastaelcastillo.DuranteelviajeHorvathylehabíapreguntadoporlosprisionerosquehabíareunidoporordendelvoivoda,elprimerodeloscualesestabaahoraentrandoenlasala,casiarrastradoporBogdan.Esehombre—unantiguocaballero,habíaoídoHorvathy—seagachóuninstanteenlaentrada,incapazdesostenerseenpiedespuésdepasarcincoañosenunamazmorra,unaceldaque tenía lamitaddesualtura.Esoexplicabasumaneradeandar,comouncangrejoen laplaya,ysucasiceguera,porque raravezhabía visto la luz. También explicaba su olor, que apenas empezaba a disminuiraunquelohabíancepilladoenelbebederodeloscaballosdentrodelpatiodelcastillo.
AyudadoporBogdan,elprisionerosesubióalasientodelprimerconfesionarioyse quedó allí sentado con los pies debajo de la enagua que llevaba puesta. Se leiluminaronlosojosalinhalarelaromadelinciensoylacera.Alargólamanoytocólarejaydespuéssoltóungorjeodealegría.Bogdancorriólacortina.
Elsegundoprisionero,lamujer,tambiénteníapuestaunaenagua.Bogdanhabíarelatadosuentradaenelconventoabuscaralaabadesaycómonohabíaencontradounaviejadamareverentesinouna locadesnudaque leofrecióuna trenza.Élno lahabíaaceptado,porquecomotodoelmundosabíaésaeraunadelasprimerasformasque tenía una bruja de atrapar a la víctima. No se había detenido a observar sudesnudez.Sehabíalimitadoaenvolverlaenmantasytirarlasobreuncarro.
Lamujerteníaahoralacabezadescubierta,ydebajodelpelocortolapielbrillabaalaluzdelfuego.Losojostambiénbrillaban,mientrasmirabaloqueteníadelante.Bogdan no la tocaba ni la guiaba. Petru, de pie junto al estrado, señaló elconfesionariodelmedioyretrocedióalpasarellapordelante.Cuandoellasehubosentado,corriólasegundacortina.
Finalmente llegó el ermitaño, una hedionda mata de pelo que caía sobre ojosabatidos,unabarbaquesemovíaalrededordelaboca,palabrasqueseformabanenlabios ocultos, silenciosamente.Desde quePetru lo había capturado personalmente—en una cueva dentro del bosque que rodeaba el castillo Poenari—el hombre nohabíadichounasolapalabra.
Petrumiróalconde.—¿Empezamos, mi señor? —Horvathy asintió y Petru se volvió hacia su
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lugarteniente—.VeadecirleaSuEminenciaquetodoestápreparado.Tras una reverencia el soldado desapareció. Ahora que todo estaba a punto de
ponerseenmarcha,Horvathynosentíanada, salvouncurioso letargo.Alclavar lamiradaenunpuntocercadelospies,suúnicoojoadquirióunaspectovidrioso.Asualrededor,lasalaestaballenadepequeñosruidos.Crujidosdellamasenelfuegoyenlasantorchas,el rocede lasherramientasalafilarplumasdeave,undébilquejido.Después,porlosventanucos,oyóelprimergraznidodeuncuervoyacontinuaciónelchillido de un halcón cazador.Levantó la cabeza.También a él le hubiera gustadoestarcazando.
Seabriólapuerta.Entróunhombre.Unhombretanfueradelugarenaquellasalapocopobladacomounpavorealen
ungallinero.Encontrasteconloshombresvestidosdegrisqueloesperaban,llevabaropadeunvivocolorescarlata,ycomparadoconlaflacuralobunadelosdemás,eragordo, un novillo, ni siquiera un toro. Al subir a la plataforma respiraba condificultad,comosiestuvieratrepandoaunatorre.Alecharsehaciaatráslacapucha,la cara que apareció se hundió enunapapaday los ojos negros se perdieron en lacarnecomouvaspasasenunpastel.Debajodeunagorrarojasupeloeracorto,rubioyespeso.Sedesplomóenlasilla.
Conun ademán, el húngaro indicó al spatar que se sentara.Él no se sentó. Sedirigióalostresconfesionarios.Mientrashablaba,llegarondecadaunolosarañazosdelaplumadeaveenelpergamino.
—HagosaberquesoyJanosHorvathy,condedePecs—dijohablandodespacio,conclaridad—.Hesidoenviadoaquíporordendemiseñor,mirey,MatíasCorvinode Hungría para… para interrogaros.—Tartamudeó un poco al decir lamentira ydespuéshizounademánabarcandolasala—.Yaunqueestemétodomeresulta…unpocoextraño,nocuestionolasórdenesdelvoivodadeValaquia,encuyaesferayporcuyagraciatienelugaresteinterrogatorio.—Hizounmovimientodecabezahaciaeljoven—.QueconstequePetruIordache,spatardePoenari,hacumplidolasórdenesdesusoberanohastaelúltimodetalle.
Sesentóydespuésmiróalcardenal.—¿Deboempezar?—preguntóconunsuspiroelbovinoeclesiástico.Horvathyseñalólosconfesionarios.—Todo quedará anotado. Usted tiene que rendir cuentas y yo también.
Necesitamostenerunregistroexacto.—Ah, ¿un registro? —Con una mueca, mientras se inclinaba hacia delante y
apoyabapartedelpesoen lospieshinchados,elhombreescupió—:Entonces,paraque conste, soyDomenicoGrimani, cardenal deUrbino, y como legadopapal a lacortedel reyMatías, representoaSixtoIV.Yparaqueconste,piensoqueelSantoPadreseasombraríadevermeaquí,enestasmontañasbárbaras,participandoenun…¡espectáculo!
—¡Unespectáculo!
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ElcardenalnoseacobardóanteelrugidodeHorvathy.—Usted, conde, me pidió que lo acompañara en este viaje. Dijo que se me
necesitaba para juzgar algo. Pero el frío, las deplorables fondas, los espantososcaminos… casi me han hecho olvidar para qué estoy aquí.—Se llevó una manogorda a la frente e hizo como que pensaba—. ¿Era para oír la historia de unmonstruo?¿Eraparaversipodemos rehabilitaraDrácula?—Elcardenalsoltóunacarcajada y señaló con la mano—. ¿Y todo esto? ¿Fue organizado para que lahermandadsecretaquedirigíayqueenterróconsushorrorespuedarenacer?—Ahoraelcardenalsesacudíaderisa—.Paraqueconste…¿aquiénleimporta?
—¡Amí!—rugióelhombrequeteníaallado—.Quizánoseacuerda,aunquelodudo, de que la hermandad de la que se burla es fraternatis draconem, la sagradaOrden del Dragón. A la que con orgullo mi padre y yo pertenecíamos…¡pertenecemos! Fundada con el propósito único de combatir al Infiel y al hereje.Como usted sabe, cardenal Grimani, los enemigos de Hungría, los enemigos deCristo, los enemigos del Papa.—La voz deHorvathy perdió volumen, aunque nopasión—. Y el hombre del que usted habla no fue su líder sino su miembro másfamoso durante un tiempo. Fue el último que cabalgó bajo la bandera delDragóncontralosturcos.Ybajoesabanderaestuvoapuntodevencerlos.Quizáloshabríavencido si el Papa, mi rey y, sí… —vaciló—, sus compañeros dragones no lohubieranabandonado.
Asícomoelcardenalhabía tembladoderisa,elcondetemblabaahoraderabia.Peroaspiróhondo,serecostóenlasillaysiguióhablandoconmáscalma.
—Ylerecordaréporquéestáaquí,cardenal.Porquéaceptóacompañarmeaesta«bárbara»comarca.—Seinclinóhaciadelanteyhabló tantoa losescribascomoalromano—.EsporqueunarestauradaOrdendelDragónpodríavolveraconvertirseenlavanguardiadeCristo,uniendoaloslíderesdetodoslosestadosdelosBalcanesydepaísesmás lejanosbajonuestrabandera.Ayudandopor lo tanto,¿acasonecesitorecordárselo?,aapartarlacimitarraqueamenazalagargantadeRoma.
—MiseñorHorvathy—respondióelcardenal,cambiandoel tonogélidoporuntonozalamero—,aceptemisdisculpas.NoqueríacalumniarsuOrden,quesindudafue un arma importante en la causa de la cristiandad. Pero estoy confundido…Blanquearelnombredealguientannegro,¿noseráunatareaimposible?Elmundoconocebienlainfamia,lacrueldadyladepravacióndeDrácula.
—Loqueelmundoconoce—eltonodelcondetambiéneramástranquilo—eslahistoria que contaron sus vencedores. Y como controlaban tantas imprentas, susrelatosfueronlosquemássedifundieron.—Señalólamesa,lapiladepanfletosquehabíaallí—.PerosielSantoPadrequisieraperdonar…¿porquénohay imprentastambiénenRoma,enBuda,listasparaimprimirotrashistorias?Unaversióndiferentedelaverdad.
—Ah,laverdad.—Elcardenalsonrió,estavezdemaneravisible—.Laverdaddelahistoria.Muchasvecesmehepreguntadocuálserá.¿Eslaverdadloquebuscamos
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aquí?¿Osólounaversiónqueseajusteatodasnuestrasambiciones?—Dejóescaparun suspiro—. Pero tiene razón, conde Horvathy. Las imprentas tienen tanto podercomolossablesylashachas.Enalgunossentidos,más.Muchasveceshepensado:sielDemoniohubieraimpresounaBiblia,¿seríatanimpopularcomoloesahora?—SonrióalverquePetruahogabaungrito.Despuésseinclinóhaciadelante—.¿Cuálesentonceslaverdadquequeréisquecuenten?
—La que oiremos —respondió el conde—. Quizá no sea posible lo quebuscamos. Quizá del relato no salga más que el monstruo. Pero como los turcostienenahoraunasideroenItalia,enOtranto,yelestandartedelsultánhasidoizadoante las murallas de la perdida Constantinopla, y quién sabe adónde llevará suejército,¿noesunahistoriaquedesesperadamentenecesitamosoír?
Grimaniseechóhaciaatrásenlasillamostrandoahoraunasonrisaconciliadora.Cuandohablólohizodespacioyconclaridad.Paraqueconstara.
—Muybien,miseñor.Reconozcoquelostiempossonpeligrosos.Mehapedidoquevinieraaquíparahacerdejuez.Pongamosentoncesmanosalaobra.—Mirólahileradeconfesionarios—.¿Quiénesesperandetrásdeesascortinas?¿Yporquéhansidoelegidosparacontarnosestahistoria?
—Quecontestenellos.ElcondehizounaseñaaPetru.Elspatargolpeóconfuerzaenelprimerconfesionario.—¿Quiénerestú?—exigió.Elcaballerohabíaestadoescuchandolasvoces.Habíaoídotantasenundíaque
nosabíabiensieranreales.Peroderepentehabía reconocido lavozdeunode losjueces;másaún,sedabacuentadequehabíaconocidoaesehombre,enlostiemposen losqueveíaypecaba.Eso,yelhechodequeahoraentendíaporqué lohabíanrescatadode las tinieblas,hizoque sumente,quedurante largosañoshabíaestadodandovueltasenestadodedemencia,empezarapocoapocoadetenerse.
—MellamoIonTremblac—dijo,yaldecirlorecordóqueeraverdad.Hubogritosdeasombrocontenidos,unodelcondealreconocertambiénesavoz,
yunodemujer,delconfesionariodelmedio.—¿Y cómo conociste a Drácula, el antiguo voivoda de Valaquia —prosiguió
Petru—,cuyahistoriaqueremosoírenestedía?—¿Cómo?Desde la infancia loacompañéen todo.Cabalguéconélestribocon
estribo en la caza, en la guerra.Sufrí torturas, compartí los triunfos.Era su íntimocompañero.—Elhombreseechóallorar—.Ylotraicioné.¡Lotraicioné!
Casi silencio, violado sólo por el sonido de otras lágrimas en el segundoconfesionario. Horvathy se volvió hacia allí y Petru lo golpeó una vez y despuésvolvióasusitio.
—¿Ytú,señora,quiéneres?Ellatambiénhabíaestadoallíescuchando,comprendiendo.Siemprehabíasabido
queundíatendríaquerendircuentasynosóloensusoraciones.Estuvopreparada,
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tranquila,dispuesta…hastaqueoyóunavozquehabíacreídonovolveraoírnuncamás, la voz del único hombre que había considerado amigo, un hombre que habíacreídomuertodurantemuchotiempo.Aspiróhondoparacalmarse,sepasóunamanoporlacaraycuandoestuvolista,habló.
—Durante muchos años se me ha conocido sólo como la abadesa de lasHermanas de la Caridad en Clejani. Pero debajo del velo siempre he sido IlonaFerenc.Ydesde elmomento enque lo vi por primera vez, cuando era esclavadelsultán,hastalahoraenlaquepreparésucuerpoparalatumba,loamé.Porqueerasuquerida.
Ahoraelquecontuvoungritofueelllorosocaballero,queseguíasinsabersialgoera real, si no estaba todavía en la celda, entre los fantasmas.Porque lamujerqueacababadehablarestabamuerta.Lahabíavistoasesinada…brutalmenteasesinada.Lamentándose,empezóagolpearlacabezacontralamadera.
Del último confesionario no llegaba ningún ruido, ningún movimiento. AlgolpearloPetru,elermitañonosemovió.
—¿Ytú?¡Habla!—ordenó.Silencio.—Miseñor—dijoPetru,volviéndose—,nocreoquepuedahablar.Havividoen
unacuevadeestamontañadurantemuchosañosynadiehaoídosuvoz.Horvathyseinclinóyhablóconmásfuerza.—¿Y tú, hombre? También se dio la orden de que se te trajera aquí. ¿Puede
decirnos quién eres? ¿Qué relación tuviste con la persona que estamos aquí parajuzgar?
Lasplumasdejaronderasparlospergaminos.Elsilencioseprolongó.Entonces,cuandoPetruestabaapuntodealargarlamanoyarrastraralermitañohastaelotroextremo de la sala, donde estaban las herramientas de coacción, se oyó una voz.Ronca por la falta de uso, apenas audible. Pero debido a la perfecta acústica de lasala,llegóalosoídosdetodos.
—Lo conocí. En algunos sentidos, mejor que nadie. Le oí contar todas sushazañas. Le oí dar todas sus razones.—El tono de voz se volvió más intenso—.PorqueminombreeshermanoVasilie.Yerasuconfesor.
Las plumas empezaron a moverse de nuevo, una por una, a medida que losescribasanotabanesasúltimaspalabras.
—Interesante —dijo el cardenal—, y dejando de lado, por el momento, quetraicionaráslossecretosdeconfesión…—Seacomodóenlasilla—.Bueno,¿quiénseráelprimeroenhablar?¿QuiénempezarálahistoriadeDrácula?
Enelprimerconfesionario,IonTremblacseadelantó,empujandolacortinaconlacara.Todosveíansusrasgoscontralatela,labocaquesemovía.
—Empezaréyo—seapresuróadecir.Habíaesperadotantotiempo.Cincoañosdeoscuridad.Ahora,allí,porfin,podía
ver algo de luz. Había un sacerdote en la sala; él estaba en un confesionario. No
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importabaquesehubieracriadoenlafeortodoxa,queprescindíadeellos.Dios,encualquiermanifestación,lohabíaabandonadohacíamuchotiempo.Peroporgrandesquefueransuspecadosésaerasuúnicaoportunidaddearrepentirse,derecuperarlo.DerecibirSuperdón.
—Empezaréyo—volvióadecirIon,antesdequeotroseleadelantara—.Porqueocurrequeloconocídesdeelprincipio…
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PrimeraParteELNOVATO
Resultamuchomásfácildefendersedelosturcosaquien está familiarizado con ellos que a quien noconocesuscostumbres.
KonstantinMihailovic,jenízaroserbio
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1Elrehén
Edirne,capitaldelImperioturco,septiembrede1447
—Aver.¿Quiéndevosotros,zoquetes,mepuedeleerestoenvozalta?IonTremblacmirólos trazosrizadosydescendentesdelas letrasarábigasdela
tablilla que tenía delante y soltó un suspiro. Un suspiro silencioso, porque no leconveníaquesenotarasudesesperación.Sinopodíadarunarespuesta,almenosseleexigíauncalladoyesmeradoempeño.Perolasletrasquehabíacopiado,envezdesercadavezmásclaras,seibanvolviendomásconfusas.¡Teníatanllenalacabeza!Losmuchachoshabíanentradoenelaulaalamaneceryelsolestabaahorallegandoasu cenit. Primero habían tenido griego, después matemáticas, después un poco dediabólicapoesíapersa.Terminadoeso, losmaestroshabían empezadoa levantarse,suponiendoporlaposicióndelsolenelcieloquehabíaterminadoeldíayquedabanlibres. Pero entonces Hamza, su agha, su tutor, los había mirado con una sonrisaburlona.
—AcabemoseldíaconlaspalabrasdeAláelMisericordioso,elTotalizador.SólounpequeñoversodelCorán.
Alserbio,Mardic,selehabíaescapadounquejidoyesohabíamerecidoungolpe.Por eso el suspiro contenido de Ion. Quería que el bastinado de madera quedescansabajuntoalcojíndeltutorsiguieraallí.
—Aver,misnovatos,misjóveneshalcones.Vuestralentitudpondríaapruebaalimán de Tabriz, cuya serenidad ni siquiera fue alterada por los bárbaros que lequemabanlacasayalosquesólopidióquenoabrieranlaventana.
Hamza rió en voz baja y se echó hacia delante sobre las piernas cruzadas,mirandodesdeelestrado las sietecabezas inclinadashaciaabajo.Eraevidentequeesperabaalgunareacciónasuspalabras.Noseoyóninguna.
—¿Nadie habla? —Ahora le tocó suspirar a Hamza—. Entonces, testarudos,podéis iros. ¡A ver si el aire puro del Misericordioso os limpia la cabeza!—Porencima del alboroto de los muchachos, que no podían evitar pequeños quejidosdespuésdetenerlaspiernascruzadastantotiempo,añadió—:Perovolveremosaestoporlamañana.YmientrasnoacabemosnohabráhistoriasdeHeródoto.
Nadiese levantabamásrápidoqueIon.Tambiénhabríasidoelprimeroensalirpor la puerta, encabezando su Orta hasta el pasillo central del enderun kolej,sumándose a la multitud de las demás ortas liberadas de sus estudios. Ahora queestabadepielosveíaporencimadelostabiquesbajosqueseparabanlasclasesenlaenorme sala, y se moría por ir con ellos. Cumpliendo las órdenes, todos estabancallados, pero les veía la continencia en el rostro, el grito que brotaría en cuantosalierandeallí.Peroélnopodíairse.Nopodíahacerloporqueelqueteníasentadoal
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ladoestabatodavíaestudiandolaspalabras.Ionhizochasquearlosdedosdelantedelacaradesuamigo,unaobviaseñal.
Su impaciencia no produjo ningún efecto.Hamza, que se había levantado y seestabaestirandolosmiembrosacalambrados,miróaIonyasucabizbajocompañero.Observóconatenciónlacabezainclinada,elpelonegrocomolamedianochequelecaíacomounvelosobreelrostro,ysonrió.
—¿Lohasconseguido,muchacho?Loslabiosdeljovensemovieronunavezmás,recitando,antesdequelevantara
lamirada.—Creoquesí,aghaHamza—dijo.—Entonces,¿porquénolorecitastedelantedetuscondiscípulos?«Mierda»,pensóIon.¿Acasonoeraevidente?Siquisiera,suamigopodríahaber
contestado la mayoría de las preguntas. Pero el resto de la Orta, compuesta porrehenescomoellos,yateníasuficientescelos.Avecesquedarsecalladoeramásfácilymenosdoloroso.
Hamzabajódelestradohastaunrayodeluz.Debajodelturbantenegrosusojosazulesbrillaronenelrostrooscuro,ensayandounadébilsonrisaqueleabriólabarbarubia.Al verlo conmás claridad, Ion sedio cuentadeque suagha eramayorqueellos, por supuesto, pero quizá sólo siete años. Hasta su ascenso, tres años antes,habíasidoescanciadordelsultán.
—Pues bien—dijoHamza apuntando hacia abajo con lamano—.Recítamelo,VladDrácula.QuierooírdetubocalasabiduríadelsagradoCorán.
Antesdehablar,Vladseaclarólagarganta.—«Sipidenconsejosobreelvinoyeljuego,diles:Hayalgúnprovechoenellos
paraloshombres,peroelpecadoesmásgrandequeelprovecho».—Bien.—Hamzaasintió—.Pronunciastemalquizátrespalabras.Peroelhecho
dequepuedaspronunciarelarábigomeasombra.—Seacercómásyseagachó—.¿Cuántosidiomashablas?
Vladseencogiódehombros.—Griego,latín,franco…—dijoIon,excitado,hablandoennombredesuamigo.Vladlelanzóunamirada,pidiendosilencio.Ionconocíaesamiradayobedeció.—Y,porsupuesto,hablasconfluidezosmanlica.Pero¿arábigo?—Hamzasoltó
unsilbido—.¿Estásintentandoserunhafiz?—¿AlguienquepuederecitartodoelCorán?—Vladnegóconlacabeza—.No.—Peropuedesrecitarmuchomásquecasi…todoslosmuchachosqueconozco.Mientrashablaba,HamzadescargóderepenteunpuñetazoenelhombrodeIon.
Cuandoésteseapartódeellos,losdos,conungritodeindignación,seecharonareír.—Yo…yoloadmiro—respondióVlad—.Ylorecitoporquelaspalabrasylos
pensamientos contenidos en esas palabras son hermosos y fueron creados pararecitarlosenvozalta,comose losrecitóelángelGabrielalProfeta,quelapazseaconél.Enunapáginanosonmásquepalabras.Ahí…—Señalóconlamanoelaire
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delantedeél—…Ahísonenergíaliberada.—Creo, joven,queestás intoxicadodepalabras.—Hamzaapoyó lamanoenel
hombrodeVlady se inclinóhaciaél—.Enesosomos iguales.Quizá suverdad telleveaotrasverdades.InclusoaAlá.
—Ah, esono.No es ése elmotivopor el que aprendo a recitar. Sí, admiro laspalabras,pero…
La sonrisa deHamza no se borró. La duda era buena, un traspiés pero no unacaída.
—Pero…Vladlevantólamiradayoyócomosalíanlasúltimasortas,losgritos,lasrisasy
losdesafíosdelosjóvenesenjauladosqueestallabanrecuperandolalibertad.—Aprendoaconocerte—dijo—.Aconocertedeverdad.Porquelosturcossonel
poderquesacudeelárboldelmundo,yloquelosmueveeslafe.Sinoséeso,sinoaprendo todo lo relacionado con vosotros, bueno…—Se volvió ymiró al hombremayordirectamentealosojos—…¿Cómovoyaconseguirdeteneros?
Los dos oyentes estaban boquiabiertos.Hamza fue el primero en recuperarse yretirólamano.
—¿Notemesquetecastiguepordeciresascosas?Señalóelbastinado,quehabíadejadojuntoalcojín.—¿Porqué,effendi?—Portuspensamientosrebeldes.Vladfruncióelceño.—¿Por qué habrían de sorprenderte? Todos los rehenes son hijos de rebeldes.
Para eso somos rehenes: para que nuestros padres, que gobiernan sus países porgraciade los turcos, sigan reconociendoasuverdaderoamo.Drácul,mipadre,medejó a mí y a mi hermano Radu a tu… cuidado, hace cinco años. No para querecibamoslamejoreducaciónposiblesinoparaque,sivuelvearebelarse,túpuedasmatarnos.
Ionalargólamanoyletocóuncodo.—Basta…Vladseencogiódehombrosynolehizocaso.—¿Porqué,Ion?ElaghaHamzaconocenuestrahistoria.Ha visto como los rehenes van y vienen, viven y mueren. Ayuda a darnos lo
mejordetodo:comida,lenguaje,filosofía,lasartesdelaguerraylapoesía.—Señalólatablilla—.Nosexponenasufe,unafedetoleranciaycaridad,perononosobliganaconvertirnos,porqueesocontradicelapalabradelsagradoCorán.Sitodosalebien,nos envían de vuelta a nuestros países para ocuparnos allí de sus problemas, parapagarlestributoenoroyenmuchachos,yparadarleslasgraciasporelprivilegio.Sitodo sale mal, bueno… —Sonrió—. Entonces salpicarán el suelo con nuestroseducadoscerebros.—Diomediavuelta—.¿Digoalgoquenosealaverdad,effendi?Enesecaso,porfavor,dameunabuenapalizapormentiroso.
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Hamzaloobservóunlargoratoconrostroinexpresivo.—¿Quéedadtienes?—dijofinalmente.—Cumplirédiecisieteenmarzo—fuelarespuesta.—Eresdemasiadojovenparatenerpensamientostancínicos.—No,aghaHamza—dijoVladconvozsuave—,sólosoydemasiadojovenpara
ponerlosenpráctica.Se miraron fijamente un largo rato. Después los dos volvieron a sonreír; Ion,
excluido,semostrócelosoderepente.Nuncapodríatenerelintelectodesuamigo,yveíacontodaclaridadqueHamzayVladcompartíanalgoenloqueélnuncapodríaparticipar.
Elsilencioduróhastaqueelturcoselevantóydiomediavuelta.—Vete, halcón mío —dijo por encima del hombro—. Tu compañero está
desesperadoporvolar.Vladtambiénselevantó,peronosemarchódeallí.—Effendi,¿nonosdejasdemasiadopronto?Eltutorseestabaagachandopararecogerloslibros.Seenderezó.—¿Cómo tehasenteradodealgoqueapenasacabadedecidirse?—Alverque
Vlad sólo se encogía de hombros, hizo un gesto de incredulidad con la cabeza ysiguió hablando—. Es verdad. Viajo al final de la semana. Siguiendo órdenes delsultán,queAláledésiempresalud.Sabesquenosoyunaghanormalycorriente.
—Lo sé. También eres uno de los mejores halconeros del Elevado. ¿Es algorelacionadoconesoloquevasahacer?
Ion se movió incómodo. Con un agha lo normal no era hacer preguntas sinocontestarlas.Preguntarseconsiderabaunaimpertinencia,yerapunible.
Peroelturconoagarróelbastinadoqueteníaalospies.—Mevoyacazar—dijoenvozbaja—,peronopájaros.Ionvolvióacambiardepostura,deseandoaúnmásirsedeallí,alejarsedeltono
de advertencia. Todos sabían queHamza era un poder emergente en el estado. Sutítulodehalconeroerareal,porquetodosloshombresteníanunoficioporsillegabanmalos tiempos, hasta el propio sultán, porque Murad trabajaba el metal haciendoherraduras,puntasdeflecha.TodossabíantambiénquesiHamzaandabatrabajandoparaelsultán,setratabadecosasdeintrigaypeligro.QueVladestuvierapensandoeneso…
Perosucompatriotanisiquierapestañeó.—Noobstante,quizátengaslaoportunidaddevolar.Yenesecaso…—Semetió
lamanodentrode lacamisay lahundióhastadondeseencontrabaconelholgadoshalvarirojoqueleenvolvíalaspiernasysacóunbultoenvueltoenunatelaazul.Seloofrecióalagha.
Hamzaalargó lamanoyaceptó loque leentregaban.Quitó lacintadesedadecolor cerezaconunpequeño tirónydesenrolló la tela.Porunmomentoestudió loqueteníaenlamano…Despuéssepusoelguante.
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—Nosabíabienlasmedidasylohiceaojo—dijoVlad—.Esperoque…Hamzalevantólamanoyflexionólosdedos.—Tienesbuenojo,joven.Mecalzacomo…¡unguante!—Sonrió,cerróelpuño
ylolevantóhastaelrayodesolparapoderestudiarelcuerolustradodelapunta,lapielquedebíaresistirlafuerzadelagarra,gruesaycondoblecostura.Perodebajo,enelcueromássuavequedabaalladointeriordelamuñeca…—.¿Quéesesto?—preguntó,mirandoconatención.
Ionviounasfigurasdibujadasconhilodeoro.Sabíamáspersaquearábigoyesolepermitióreconocerlas;después,cuandoHamzalasrecitóenvozalta,entendiólaspalabras.
—«Estoy atrapado. Encerrado en esta jaula de carne. Sin embargo, afirmo quesoyunhalcónquevuelaenlibertad».—Elmaestrolevantólamirada—.CelaleddinRumi.Mipoetafavorito.
—Tambiénelmío.Elturcovolvióaleerlainscripciónensilencio.—Tetomastelibertadesenlaúltimalínea.¿Acasoelpoetanodicesimplemente
«ave»?Vladseencogiódehombroscomoúnicarespuesta.—Muybien.—Hamza levantó el guante y lo hizo girar a la luz—.Un trabajo
exquisito.Ahora sé cuál es tu oficio,VladDrácula, si lleganmalos tiempos.—Sequitóconcuidadoelguanteydespuéslevantólamiradaysonrió—.Gracias.Desdeahora,cuandocace,lousaré.Yenesemomentoterecordaré.
—Esmiúnicodeseo,effendi.Conunaligerareverencia,Vladdiomediavueltayechóaandarhacialapuerta
deltabique,seguidoporunaliviadoIon.CasihabíanpasadoalotroladocuandolasuavevozdeHamzalosdetuvo.—Joven,¿teconsiderasenjaulado?¿Porquetucuerpoesrehéndelsultán?Vladnovolviólacabeza.—Sabes qué más hay escrito, effendi —dijo en voz baja—. «Yo no tengo
halcones.Loshalconesvivenconmigo».—Esbozóunasonrisa,quesólovioIon—.Yyovivocontigo—añadió,atravesandolapuerta—,porahora.
Entoncesseviocaminandoapasoslargosporelpasillo.Ion lo seguía, encorvando los hombros mientras esperaba la orden de volver,
quizáparaencontrarseconelbastinado.Laordennollegó.
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2Rivales
Vlad se quedó un momento en la entrada, parpadeando ante la luz del sol,acostumbrandolosojos.PensandoenHamza.
Loecharíademenos.Porlasabiduríadesusenseñanzas,impartidascasisiemprecon palabras y no con golpes. Por el amor que compartían por muchas cosas: lapoesíasufí,lafilosofíagriega,lacetrería.Sólohabíancazadojuntosunavez,cuandoHamzahabíasacadosuortadelkolejylohabíallevadoalascolinas.Loshalconesque había sacado de las caballerizas del sultán toleraron a los forasteros en cuyospuñosibanposados,ytresdeellos,incluidoeldeVlad,habíamatadoavutardas.PeroHamzateníaunshungar,unhalcónblancocomolasnievesdelasqueprocedía.Esehalcón cazaba aves y conejos, una y otra vez, pero siempre regresaba al puño yacariciaba la mano con el pico pidiendo carne. Fue entonces cuando Vlad vio elguante gastado de suagha. Esa noche había puestomanos a la tareamientras losdemásdormían.
Unaburlainterrumpiósusrecuerdos.—«Y yo vivo contigo… por ahora» —remedó Ion con un susurro mientras
avanzabanhaciaelsol—.¿Quiereshacerteelmisteriosoconellos?—Sí,quieroqueelenemigosehagapreguntasacercademí.—¿TuenemigoesHamza?—Porsupuesto.Esturco.Peroigualmecaebien.Vladsaliódelasalaalpatiointerior.Elsoldelmediodíaproyectabasusombra
detrásdeél,sobresuotrasombra.SentíalaspreguntasqueseagitabandentrodeIonysonrió,tratandodeadivinarcuálseríalaprimeraensaliralasuperficie.Miróhaciaatrásydespuéshaciaarriba.¿Habíacrecidosuamigodelanochealamañana?Losdoshabíancrecidoduranteloscincoañosquellevabancomorehenesdelosturcos,peroelcrecimientodeIonhabíasidocasiexclusivamentehaciaarribaysóloenlosúltimostiemposhaciafuera.Todavíacaminabaconelpasotorpedeunpotroqueaúnnosehaacostumbradoalaspataslargas.Él,encambio…,nuncamiraríadesdearribaamuchoshombres.Lamayoríatendríaqueapartarseparaverquéhabíadetrásdeél,pero…¡lehabríagustadoserunpocomásalto!
Derepentesedetuvo.Ion,sumidoensuspensamientos,tropezóconél.—Eh —dijo, sorprendido, instantáneamente receloso, dando un paso atrás,
mirandolasmanosdeVlad.—¿Dóndeestás,Ion?—¿Dónde? —Ion miró alrededor y entonces entendió lo que quería decir su
amigo—.¿Elguante?¿Cuándo…cuándo…?Vladechóaandardenuevo,seguidoporlasdossombras.—¿Cuándohiceelguante?Cuandoestabasenlataberna,babeándoteporAisha,
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la de la piel morena. ¿Por qué? —Caminó más despacio—. Yo mismo me lopregunto.
—Dímelo,Vlad—rogóIon—,porquetúnohacesnadasinunmotivo.—¿De veras?—Vlad suspiró—. Quizá tengas razón. Quizá piense mucho. La
verdad…—Hinchóloslabios—.Lohiceporquepuedo,ymeencantóhacerlo.SelodiaHamzaporquemecaebien.—Levantólamirada—.¿Esésarazónsuficiente?
—No,Vlad.Porqueyotecaigobien.Ynuncamehashechounguanteniningunaotracosa.
—Escierto.—Dimeentonceslaverdad.—Deacuerdo.—Vladaspiróhondo—.Yaquequieressaber,tediréqueapartede
queHamzamecaebienhayotrasdosrazones.Unaesevidenteparacualquieraquenoseaunbobalicón.Laotraloesmenos.
Ionpasóporaltolaburla.—¿Cuáleslaevidente?—Hamza es un poder en este país. Fue el escanciador deMurad y ha seguido
subiendoenlacorte.NoestámalparaelhijodeunzapateroremendóndeLaz.Esunhombre que hay que conocer. Respetarlo y ganar su respeto. Quizá tengamos quetratarconélalgúndía.
—¿Nosotros?—LosDraculesti.Mipadre,mishermanosyyo.LospríncipesdeValaquia.—¡Ajá!¿Ylaotrarazón?—¿NoterecuerdaalDragón?Ionsedetuvo,boquiabierto.—¿Tupadre?—Ensayóunasonrisaburlona—.VladDráculesrechoncho,como
tú…—¿Rechoncho?¡Tencuidado!—Pelonegrocomoeldemonio,ojosverdes,pielmorena,excesivamentevelludo,
comotú…—¿Estásdescribiendohombresomonos?—MientrasqueHamza—Ionlevantóunamano—esalto,delgado,rubioycasi
tanguapocomoyo.—Sepasólamanoporellargopelodoradoylosacudió—.Élyyopertenecemosaunarazadeángeles,mientrasquelosDraculesti…
No tendría que haber apartado la mirada mientras insultaba al amigo. Vlad leagarróunbrazo,seloretorcióyenuninstantelotiróbocaarribaenelpolvo.SucaraestabaaunamanodedistanciadeladeIon.
—Loquedicesdemipadreescierto.Peroyohablodelinterior.Ambosamanlavida, cadaunode sus aspectos.Pero ambos la sacrificarían, incluido todoplacer ytodovicio,porloqueconsideranjusto.
En la espaldade Ion seclavóunapiedra.LapresióndeVlad sobreelbrazo leproducíadolor.
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—Penséqueodiabasatupadre—escupió,irritado.El rostrodeVladcambió.Desaparecióelgestoburlón.Se levantó, ayudandoa
Ionaponersedepie.—¿Odiarlo?¿Porquédiceseso?Ionsecepillóelpolvodelosshalvari.—Porque teentregóa tiya tuhermanoa los turcoscomorehenes.Tealejóde
todoloquequerías:tucasa,tumadre,tushermanas…Vladselimpióelpolvodelasmanos.—Meprodujoodioloquehizo.Cómolohizo.—Nolequedabaotroremedio.—No—dijoVladconvozsuave—.Cuandoestásatadoa la ruedadeuncarro,
besandoelculodelsultán,nopuedescontrolarmucholoquehaces.Ion lamentó instantáneamente despertar ese recuerdo de cinco años atrás. La
invitacióndelsultánanegociarenGallípoli.ElDragónllevandoasusdoshijosconélenlaembajada.Sóloquenoeraunaembajada.Eralamaneradellamaralordenaunvasalloquehabíaestado jugandodemasiadodel ladodelmayorenemigode losturcos:Hunyadi,elCaballeroBlancohúngaro.Drácul,encadenadoeimpotente,hizoloqueselepedía.Jurópagarsutributoanualenoroyprometióenviaramuchachosparaelenderunkolej.Juróapoyarsóloalsultánenlaguerra.Finalmentelequitaronlas cadenas y lo dejaron volver a su país. Pero tuvo que dejar a sus hijos comorehenespararespaldarlapalabraempeñada.
Vladsehabíavueltoaponerenmarcha.Ionloalcanzó.—Losiento…—No.Notieneimportancia—respondióVlad—.Siloquehizomeprodujoodio,
esoperteneceahoraalpasado.Comprendosusrazones.Hizolonecesarioparaseguirenlibertadycumplirconloqueconsiderabajusto.Algoquetodosdebemoshacer.—Miróhaciaatrás—.MelohaenseñadoelaghaHamza.Unguante,eltrabajoquemediohacerlo,esunpequeñoprecioporsemejanteconocimiento.
Habían llegado al extremo de los jardines del patio interior. Al salir al patioexterior, el repentino aumento del ruido les hizo detenerse. Cientos de jóvenes detodas las ortas se mezclaban allí, levantando voces y polvo. Cerca de la entradaestaban los demás estudiantes de su propiaorta.Vlad e Ion trataronde avanzar alunísonoendireccióncontraria.Demasiadotarde.
—¡Vladia!¡Ay,Vladia!—Seoyeronunosruidosdebesos—.¡Quémarróntieneslanariz!¿Hastadóndeselametisteenelculoalaghaestavez?
Vladsedetuvo,asíqueIontuvoquehacerlomismo.Despuésdevariosañosenlamismaorta,todoslosrehenesconocíanlospuntosdébilesdelosdemás.LanarizdeVladeraunodeellos.SurelaciónconHamza,otro.GheorgheMardic,elserbio,lehabíatocadolosdos.
Conun suspiro, Ion siguióaVladhastaelgrupo,donde todos tenían lamismasonrisa burlona en la cara, lamisma excitación en los ojos. Ese enfrentamiento se
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habíaestadopreparandoduranteunasemana,desdeeldíaenelque,enloscombatesdeluchalibre,VladhabíaderribadoalosdosMardicydespuésa todoslosdemás,unotrasotro.Porseparadonopodíanvencerlo.Juntos…
Vladsedetuvoaunospasosdedistanciaconlasmanosaloslados.—¿Tienesalgoquedecirme,MardicMaximus?Elmásgrandedeloshermanosserbios—ylosdoserancorpulentos—asintiócon
lacabeza.—Ya me oíste, Vlad… ¡Narizota! —Ante ese título se produjeron algunas
carcajadas—.Perorepetirécongustomispalabras.Esacosaenormequellamasnarizestácubiertademierda.Mierdaturca.—Loescudriñóconexageradaatención—.Yahora que estás cerca veo… ¡cejas marrones! ¡Marrón en el pelo! —Hizo unmovimientoafirmativoconlacabeza—.¿Metistetodalacabezaenelculodelagha?
Iondiounpasoal ladoparapodermirarmejoraVlad.Alverqueéstesonreía,Ionsepreparó.Eraunaespeciedeseñal.
Los demás debían de haber pensado lo mismo porque de repente se apiñaroncomo una punta de lanza: los serbios delante, Petre el transilvano a la derecha, elcroataZoranalaizquierdaydetráselbosnioConstantin,queeramáspequeño.
—Cincoados—exhalóVladsindejardesonreír.—Cincoatres,hermano.Lavozestridentesaliódelcentrodeotraorta.—Radu—dijoVladsinmirar—,notemetas.Estoescosanuestra.—¿Quieresquemepierda ladiversión?—Elmuchachosecolocóal ladodesu
hermano,ofreciendouncontrasteinmediato.PorqueRadueradepielmásclaraqueVlad,conpeloigualdelargoperonodecolornegromedianochesinocastañooscuroconmechones rojos; sus ojos eran azules así como eran verdes los delDragón; sunariz era pequeña y proporcionada con una cara de piel rosada y sin manchas—.Además—dijo,poniéndosecómodo,imitandolaposturadesuhermano,losbrazosalos lados, una pierna ligeramente adelantada, el peso repartido— aprendí ayer unnuevomovimiento:«CómoDerrengaraunBosnio».—MiróaConstantin—.Estoydeseandoprobarlo.
Vladcambióunpocodepostura.Noeralaprimeravezquecombatíancomotríoyeseesfuerzosiemprehabíatenidouncosto.Raduteníaapenasonceañosycuerpomásdeniñoquedemuchacho.Subellezaproducíaenlosdemástantodeseocomoenvidia.Enunapeleatrataríandeestropeársela.VladeIon,aldefenderlo,terminabancon frecuencia resultando vulnerables. Pero al mismo tiempo estaba orgulloso detenerallíasuhermano,losDraculestiunidos.
—Estábien,hermano,muéstranosloquehasaprendido.Vlad esperó. Los hermanos Mardic arrastraron los pies. Era evidente que no
teníanningúnplan,quenisiquieraseleshabíaocurridoquepodríannecesitarlo.Losocho jóvenes semiraronmutuamente.Entonces todos tomaron consciencia
delruidoquehabía idoaumentandodesdehacíaunrato, lavibracióndebajodelos
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pies.Seibaacercandosinpausa.Losdosgruposdieronsimultáneamentedospasosatrás,poniéndoseasalvodelrepentinoataque.Entoncessevolvieronparamirar.
Delantedeellosestabaelparqueecuestreporelqueavanzabaunanubedepolvopoblada de formas en movimiento, de la que brotaba un griterío. Todos queríanapartarse de su camino, de ese torbellino con forma de cono que sólo se espesócuando los caballos que lo producían fueron frenados de repente y levantaron laspatasdelanteras.El polvomezclado con escombrosgolpeó al grupodemuchachoscegándolos,asfixiándolosyhaciéndolessaltarlaslágrimas.Entonceslanubeempezóaposarseyvieronaquienesibanenelremolino.
Jinetes,porsupuesto.Unoenespecialmantuvolaspatasdelanterasdelmagníficocaballoárabeblancoenelairemuchomástiempoquelosdemás.
—Mehmet—dijoVladconunjadeo,atragantándoseconelnombre,conelpolvo.
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3Eldesafío
Vladmiróalpríncipeturco,quefinalmenteaflojólasriendasydejóquesumonturaapoyara las patas delanteras. Hacía más de un año que no lo veía pero no habíacambiado mucho, al menos de aspecto. Tenía la barba un poco más roja, máspoblada,mejorrecortada.Sunarizseguíasiendounpicodelorometidosobreunoslabios carnosos.Perohabíaun indudable cambioen suporte.Nuncahabía sidounjoven modesto. Pero dos años antes, su padre, Murad, había abdicado de formainexplicableyhabíahechosultánasuhijo.Mehmethabíasidoeducadoparaejercerelpoderdesdelacuna,peroaúnnoeramásqueunadolescentedecatorceañosquegobernaba uno de los imperios más poderosos del mundo. Había ignorado a susconsejeros, perdido el apoyo de sus tropas más leales, los jenízaros, alentado adelirantesmísticosde lasmontañas, libradoguerras insensatas.ElDiván—consejodel sultán— había suplicado a Murad que regresara, y Murad había aceptado.Mehmet volvía a ser un simple príncipe, heredero del trono que había ocupadodurante dos años. Humillado por tener que doblegarse de nuevo ante tutores,obedecermásquemandar.YVladveíaahoracómosentabaesoenelrostrodeaquelniño-hombre:nadabien.
—Drácula—exclamó el príncipe, devolviendo la mirada—. Dos Drácula. Doshijos del Demonio… y su pequeña banda de diablillos.—Echó una mirada a losdemás, descartándolos, yvolvió a fijarse enVlad—.Mealegrodeque tupadre sesigaportandocomounaovejaparaquesuscorderospuedanseguirviviendo.
—Ytupadrevuelveagobernar,Mehmet—respondióVladsinalterarse—,pararegocijouniversal.
La rojez del príncipe se acentuó.Acercó un pocomás el caballo, obligando algrupoacederespacio.
—Yovolveréasersultán—siseó—,perotúseguirássiendorehén.¡Rehénmío!Yharéquemelamaslatierradelospies.
—Entonces,sinundedo,tendrásdificultadesparacaminar.Ionsepusotenso,esperandolaexplosión.PerodespuésdeunmomentoMehmet
sonrió.—PequeñoDragón—dijo—.Siempretanosado.Cosafácilsiteocultasdetrásde
tuestadoderehén.Sabesquenopuedotocarte…porahora.—Séquenoloharásnunca,principito.—¿No? —La sonrisa de Mehmet se agrandó—. ¿Ni siquiera con esto? —El
príncipesepasólamanoporencimadelhombroysacóalgodeunavainaquellevabaen laespalda.Todos laconocían, la jabalinaque teníamásomenos la longituddelbrazo del joven—. Pero tú nunca podrías tocarme con un jerid, ¿verdad?—Miróalrededor—. Vosotros, la escoria balcánica, no tenéis destreza suficiente con el
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caballooconelarmaparasiquieraacertar…unavezdecadaocho.Ionoyólaastuciaenlapregunta.Vladtambiéndebíadehaberlaoído.Apesarde
esohabló.—¿Asíqueunavezcadaocho?Noestámal.—No,Vlad…UnamanolevantadadetuvolaspalabrasdeIon.—¿Nosotrosochocontratiylostuyos?—dijoVladconvozsuave—.Creoque
lopodríamoshacer.Elrugidodelosturcosacaballotapólossilbidosdelosrehenes.Porencimadel
alboroto,Mehmetgritó:—Pero¿quéesunjeridsinunaapuesta?—¿Túqueofreces?—Bueno…—Mehmetmiróhaciaelcielo—.Medicenqueeresamigodelagha
Hamza.Quecompartessuamorporloshalcones.Silograsacertarunavez,tedarémipreciosidad,miamadaSayehzade.
Montadosenloscaballos,todosahogaronungrito.PorelpreciodeunavecomoaquéllasepodíacomprarunacasaenEdirne.HastaVladestabaatónito.
—Yo…tengopococomparablequeofrecer…—¡Exacto!—cacareóMehmet—.Tienesunhermano…pequeño.RaduelBonito.
ApuéstalocontramiSayehzade.Raduescupió.—Nosoyobjetodeapuesta.Jamás…ElbrazodeVladrodeóloshombrosdeRadu.—Mihermanonoesmíoynopuedodarlo.¿Quéotracosaaceptaríasdeél?—Bueno…—LamiradadeMehmetpasómuyintencionadamentedelainglede
Radu a la de su hermano—. Tienes ahí un pedazo de piel que es tuya. Una cosapequeñaqueseinterponeentretiyAlá,elMisericordioso.SedicequeleeselCorántanbiencomoyo.¿Porquénodarentonceselpasoquefalta?Mipadreteorganizaráunagranceremoniadecircuncisióncuandoingresesenlafeverdadera,unavezquenuestros jerids hayan encontrado sus ocho blancos. —Se inclinó hacia abajo,sonriente—.¿Quéteparece?
«Noaceptes»,pensóIon,observandoasuamigo,temiendolarespuesta.Queseprodujo.
—Puedoofrecermiprepucioporqueesmío,príncipe.Yloofrezco.Nuevasexpresionesdeasombroentrelosrehenes,gritosdealegríadelosturcos.—Tratohecho—chillóMehmet,dandoexcitadounavueltaconelcaballo—.Si
nonosgolpeaningúnjeridantesdequeoshayagolpeadoatodosvosotros,ordenaréque fabriquen los manteles de cuero. ¡Yomismo afilaré el cuchillo!—Diomediavuelta—.Traedvuestrasmonturas;osesperaremosenelcampo.
Dichoesovolvióagirarconelcaballoycondujoasushombrespordondehabíanvenido,perdiéndoserápidamenteentreelpolvo.
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—¿Quéhashecho,valaco?—Elserbiomayor,Gheorghe,escupiólaspalabras—.Contraellosnopodemosniacertarunavezenveinte,ymuchomenosunaenocho.¡La oferta que te hizo es tramposa!Llevan practicando desde la infancia,mientrasquenosotros…
—Nosotrosmontamosacaballo tanbiencomoellos—respondióVladconvozfirme—.Arrojamostanbiencomoelloseljerid.Loquenohacemosesunirnoscomoellos. Aquí, en el campo de la disputa. Allá, en nuestras llanuras, en nuestrasmontañas.—Vladseñalóhaciaelnorteyempezóaavanzarenesadirección,hacialas líneas de caballos, sin dejar de hablar—. Luchamos como serbios, croatas,transilvanos,valacos…yhúngaros,francos,venecianos.Todoslospaísescristianos.Por separado nos destrozan. Pero de vez en cuando nos unimos. Y cuando lohacemos,conquistamosJerusalén.Peronopermanecemosunidoseltiemposuficienteparaconservarnuestrasconquistas.
—¿Qué teparecesiempezamospor tuprepucio,Vlad,yconquistamosmañanaTierraSanta?
TodosrieronaloírlascansadaspalabrasdeIon.HastaVlad.—EntoncesnoluchamosporlaSantaCruzsinoporelSantoPrepucio,¿esasí?—
dijoelcroataconunarisaalegre.—No—dijoVlad,recuperandolaseriedad—.Luchamosporque,pormuchoque
nosodiemosentrenosotros,tenemosqueodiarlosmásaellos.Ellossonelenemigo.DenuestrafeenCristo,másalládesisomosortodoxosocatólicos.Ypornuestrospaíses.Paraverloslibresynosometidosalyugodelislamydelosturcos.
Habían llegado a las líneasde los caballos.Unosmozosde cuadra, quehabíanvistocomoseacercaban,lesestabanpreparandolasmonturas.
—Pero¿cómoharemosparavencerlos,estemosonounidos?—preguntóPetre,eltransilvano.
—Paraesotengoalgunasideas—dijoVlad—.Recordadquenecesitamosmarcaruntanto.Unosólo.
A su alrededor los demás rehenes estaban montando, controlando cada uno elcaballoasumanera.Todossehabíanpuestoespuelasylasclavabanenlosflancos,tirandocon fuerzade los frenos,dominando los animales.Vlad sabíaque sepodíamandarauncaballodeesamanera,condolorycrueldad.Asíobedecíanlasórdenesdesusjinetes.Peronoseesforzaríanporlograrloquenolesgustaba.
AlgomuydiferenteocurríaconKalafat.Cadavezqueveíasucaballorecuperabaalgodelasombroquehabíasentidoalconocerlo.Lehabíanpermitidoelegirunoenlos propios establos deMurad, y se habían reído de su elección, porque el caballoescogidoeraunayegua,yni siquieraadulta,yde raza turcomana;por lo tantoeramucho más pequeña y ligera que los destriers, los enormes caballos de guerra,elegidosporlosdemásrehenes.Peronolahabíaelegidoporsubelleza,aunqueteníapielgrismoteadayunaespesacrinblancaqueledabaelnombre:Kalafat,eltocadomás llamativo. La había elegido porque había visto en ella lo que buscaba en un
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caballo desde el momento en que había empezado a cabalgar, más o menos unasemana después de empezar a caminar: espíritu. No buscaba dominio sinocolaboración.Cuandolamontabaeracomosisefundieraconella,transformándoseenuncentauro,noenunhombreacaballo.Susmanoseranunsusurrollevandolasriendas,susmuslos,unacariciaenlosflancos.Ynousabaespuelas.
Losdemáspasaronpordelantededondeestabanexpuestaslasjabalinasytodosseinclinaronparasacarunaydespuésavanzaronhaciaelcampo.VladestabaapuntodeseguirloscuandoIonloretuvotirándoledelamanga.
—¿Porquéhacesesto?Vladmiróhacialolejos,elpuntodondeunanubedepolvomostrabalosinquietos
yalborotadizosturcos.—Kismet.—¿Qué?—Lotratamoslasemanapasada.—Recuerdo que hablabas de eso con Hamza. La conversación pronto aburrió
mortalmentealrestodelaclase.—Ionsoltóungruñido—.Eseldestino,¿verdad?—Una forma de destino. Todos nacemos con nuestro Kismet marcado. No
podemosalterarlo.Peropodemosprepararnosparaloquenosdepara.—Señalóhaciala nube de polvo—. El destino para el que nací es enfrentar turcos guerreros. YMehmet,quetienelamismaedadqueyo,iráalfrentedeellos.
—¿Quétieneesoqueverconeljerid?—Tengo que aprender a vencerlo. Para eso siempre habrá que correr un gran
riesgo.Algúndíaseráporalgomásqueunpequeñotrozodepiel.Convieneentoncesempezarahora.
Ionhizoungestodedesaprobaciónconlacabeza.—Estásloco.Vladsonrió.—¿Cuándotedistecuenta?Se puso en marcha y se inclinó sobre el pescuezo deKalafat para sacar una
jabalina.Laarrojóconfuerzaalaire,ymientrasmirabacómocaíalevantólamanoparaagarrarla…yseleescapóalsuelo.
Ionenarcólascejas.—¡Vlad!Elpríncipelesonrió.—Queestéloconosignificaquenotengamiedo.Dio una orden a la yegua, una serie de chasquidos con la garganta.
Inmediatamente,Kalafatseinclinóhastaelsuelo,recogiólajabalinaentrelosdientesylevantólacabeza.Vladseechóhaciadelanteyselaquitó.
—Alcampo—dijoasuyeguayamiga.
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4Jerid
Cabalgaron hasta el campo ecuestre, un rectángulo polvoriento e irregular que ibadesdelosmurosdelpatioexteriordelkolejhastalasprimerascasasdeEdirne.Teníaunoscientoveintepasosdelargoylamitaddeancho.Mientrasibanhacialosmurosdelkolej pasaron por delante del poste rojo que señalaba la pequeña zona neutral,dondenosepodíaalcanzarconlajabalinaaningúnrival.
Losotrosrehenesformaronunsemicírculodentrodeella.Vladfuehastaelcentrodelcírculo.
—Escuchadmeconatención—dijocontonodeurgencia,señalandohaciaelotroextremodelcampodondeMehmetysussietecompañerosestabanreunidosdetrásdesu propio poste rojo, en lugar seguro—, porque tengo una manera sencilla devencerlos.
Bajó al suelo y con la punta del jerid dibujó en la tierra seca el desigualrectángulo del campo deportivo,marcando con un tajo, en los extremos, las zonasneutrales.
—Todos conocemos elmétodo turco. En el jerid, como en la guerra, vienen acaballodesdesustierras…—pinchóconlabarralazonadeseguridadturca—.Ynosdesafíanunoporuno.¿Yquécaballerocristianopuedenegarseauncombatedeunocontrauno?Asíqueunoacepta,persiguealretador,arrojalajabalinaynormalmenteno acierta… y entonces aparece otro turco a caballo y lo alancea. Pero no hayninguna norma que diga que tenemos que combatir por separado. ¿Qué pasaría sisaliéramos los ocho y desafiáramos a ocho de ellos a combatir? ¿Qué pasaría silucháramosjuntosporunavez?¿Quépasaríasivosotros,losMardic,elgrandeyelpequeño,encabezaraiselataqueporelhonordeSerbia,ylosdemás…?
—Os escondéis detrás de nosotros —lo interrumpió Gheorghe— mientrasponemos el cuerpo para recibir las jabalinas.Después nos sentamos amirar cómosalesfurtivamenteaarrojarlatuyayasalvartuvirilidad.
—¡No! ¡Escucha! ¡Escucha! Esto va a funcionar. Una barrera, sí, pero armaday…
—Y tú detrás—se burló el transilvano—.Como hizo tu padre cuandomi tío,Hunyadi,elCaballeroBlancodelacristiandad,lonecesitóenVarna.NodesplegóelestandartedelDragón,seescondióydejóqueotroscorrieranelriesgo…
—¿Seescondió?—exclamóelDráculapequeño,adelantandoelcaballo—.¿Mipadre?Yaverás…
—¡Escuchad!—gritóVlad,envano.Ya era demasiado tarde. Su voz no podía sofocar el tumulto. Pero lo hizo el
sonidodeuncuernodecaza.Todosmiraron. Había dos jinetes a cuarenta pasos de distancia. El que estaba
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apartandoel instrumentodeloslabioseraAbdullah-i-Raschid.ElactualfavoritodeMehmet, un esclavo de origen griego con cara olivácea enmarcada por hileras deordenadosrizos.
—¡Príncipesinsignificantes!¡Humildesrehenes!¡Escoria!—Hizounareverenciaburlona. Tenía la voz tan engrasada como el pelo—. ¿Hay entre vosotros doshombres?¿AlgunoseatreveráadesafiaralosguerrerosdeMehmet?
—Espera—advirtióVlad—.Escojamos…—¡Escoge tú!—ElMardic mayor clavó las espuelas, tiró de las riendas y su
montura soltó un relincho agudo levantándose sobre las patas traseras.Mientras elcaballovolvíaaponerseacuatropatas,elserbiogritó—:¡PorSerbiaysanSava!
Y espoleó el animal con más fuerza. Su hermano hizo lo mismo. Ambos seapresuraronaentrarenelcampo.
Esonosorprendiónadaalosturcos,queestabanpreparados.Conunmovimientoderiendasdieronmediavuelta,yalostrespasosyaibanalgalope.Lacargahabíaacercadoa losserbios losuficientepararealizarun lanzamiento,yelmás jovendelosMardicseechóhaciaatrásyarrojóeljerid,quesaliótotalmentedesviado.Tiródelacabezadelamonturaparahacerladarmediavuelta,perounturcofuemuchomásrápidoysesituóparaleloaldesesperadoserbioquetratabadepasaralotroladodelposte rojo. Sin rapidez suficiente, sus frenéticos movimientos no consiguierondistraeraladversario.Lajabalinaledioenelcostadodelcuerpotrespasosantesdealcanzarlaseguridad.
Se oyeron gritos en el otro extremo, y entre los muchos espectadores queatestaban la pasarela encima de las líneas de partida de los caballos. Gritosredoblados de júbilo cuando elmayor de losMardic, persiguiendo al zigzagueanteAbdullah, lanzó la jabalina en elmomento en el que el griego entraba en la zonasegura,aunquedetodosmodosnoleacertóeinmediatamenterecibióelimpactodellanzamiento de otro turco. Cabizbajo, se acercó a su hermano y trotó hasta losestablos,tratandodepasarporaltolosabucheosdelosespectadores.
—Ahora—gritóVlad—,¿mevaisaescuchar?Aúnquedamosseis…—Demasiadotarde—dijoIonseñalando.Todos miraron. Otros dos turcos se habían unido al que acababa de lanzar la
jabalina,galopandoasuladomientrasseinclinabaenlasillademontaryagarrabasujeridyloblandíatriunfalmenteenelaire,entremásvítores.Pasóaveintepasosdelazona segura de los rehenes, a quienes dedicó con los labios una inconfundiblepedorreta.
—¡Acabaréconél!—gritóZoran,elcroata.—¡Esmío!—chillóelbosnio.—No.¡Esmío!—exclamóeltransilvano.—Esperad—gritóVlad.Demasiado tarde. Al atacar los tres, sus adversarios se separaron, dos a la
izquierdayunoa laderecha,peronoalgalope tendidosinoconsuficiente lentitud
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paracrear la ilusióndequesepodríahacerblancoenellos.Volaron tres jerids; lostres fallaron.Los cristianos trataron de alejar sus caballos de la línea de seguridadturca, yvolvergalopandoa la suya.PeroMehmet,Abdullahyotro sepusieron enmarcha,nocondemasiadarapidez,manteniendounavelocidadconstante,porquelacortadistancianorequeríalavelocidadextraquepodríadesarrollarsucaballo.
Almenosunajabalinaerróelblanco…porunpelo.DuranteunsegundoparecióqueelpequeñoZoranescaparía.Peroloscaballosturcoseranmásrápidosyestabanmejorconducidos.
Uno se le atravesó por delante, asustando sumontura; había arrojado el únicojeridpermitidoynopodíarepetirellanzamiento.Tampocoelotro,elqueibaporelotro lado de Zoran, encerrándolo. Pero lo llevaron hacia un hombre que sí podíaatacar:Mehmet,quehabíarecogidoel jeridconelquenohabíaacertadoy teníaelcaballoinmóvilenelcentrodelcampo.
Vladylosdemásnadapodíanhacer.Sólolesquedabamirarcómolosdosjinetesentregaban el croata a su príncipe, como perros de caza que acercan la presa a laflechadelcazador.Mehmetdijoqueseacercaramás,más,yderepenteseechóhaciaatrásylearrojóelarma.Lajabalinadestrozólacaradelmuchacho.Porsugritodeagonía,pocoantesdecaerdelcaballo,todossupieronqueestabaheridodegravedad.Alllegaralsuelodejódemoverse.Mehmetlevantóunbrazotriunfalmientrasvolvíaasulínea.
Empezaronasaliresclavoscorriendo.Eljuegosiempresedeteníacuandohabíaunherido,asíqueVladylosdemásapuraronsuscaballosyllegaronjuntoalcaídoantesqueaquelloshombres.Vladdesmontóconunsolomovimiento,yconotrodiovueltaalmuchachoyleapoyólacabezaensuregazo.
—Diosme salve—murmuró, persignándose. La cara estaba destruida, la narizaplastada de lado sobre lamejilla, un ojo ya negro y cerrado por la hinchazón.Elmuchacho se ahogaba y Vlad hizo que se incorporara y le palmeó con fuerza laespalda.
Unchorrodesangreydehuesossaltóalpolvo.—Jesús—dijoIon,desmontandoyarrodillándose.Sobreelcaballo,Radudiomediavuelta.—¿Cómo…?Mientrasseacercabanhombrescorriendo,mientraslasmanosintentabanlevantar
almuchachoinconsciente,Vladsealejóunospasosyseinclinó.—Aquí está la explicación—dijo, recogiendo el jerid deMehmet. La capucha
acolchadade cuero que habría impedido la peor parte del daño colgaba a un lado,dejando al descubierto la torcidapunta de álamo—.Ha arrancado los remaches—dijo—.Lonegará,porsupuesto,pero…
—¡Malditoperro!—dijoIon,levantándose,temblandodefuria—.Lovoya…—¡Espera! —dijo Vlad mientras volvía a montar—. Haremos esto. Pero lo
haremosbien.—Losmiróacadaunoporturno—.¿Teharáncasoporlomenoslos
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valacos?Losdosjóvenesasintieron.MientrassellevabanaZoran,fueronaocuparsulínea
conloscaballos.AlmirarhaciaatrásVladvioaMehmetapeadodelcaballo,rodeadoporsussietecompañeros.Sepasabanentreellosunabotelladepiel,celebrandoyalavictoriaseguraconlechefermentadadeasna.Porunmomento,Vladsintióunaclaratensiónenlaingle.Despuéssedominóysedirigióalosdemás.
—Escuchadconatención.Tendremosquehacer con tres loquehabíaplaneadoparaocho.
—Pero, hermano —murmuró Radu, todavía con emoción en la voz, mirandonervioso hacia el otro extremo del campo—, ninguno de ellos ha sido alcanzado.Puedenveniraatacarnoslosocho.Notenemosningunaposibilidaddeganar.
—Conoceatuenemigo,Radu.Mehmetnoperderálaoportunidaddehaceralgúnalardeantesugente…—Vladseñalóalosespectadoresconunademán—,lagenteala que gobernaba hace dos meses y que sin duda volverá a gobernar. Querrádemostrarqueesinvencible.Yquerrávencerme,hombrecontrahombre.Sipudierausarelcuchillo,ycortarloquemeseparadeAlá,loharía.—Vladensayóunamueca—.Elorgulloessupuntodébil.Sisalimostresadesafiarlos,sólotresaceptaráneldesafío.Élestaráentreellos.Asíqueestoesloquetenemosquehacer.
Hablóconrapidez,empujadoporlanecesidad.Eraunplanmuysencillo.Unavezsupadrelehabíadichoqueenelcampodebatalla,consusinfinitascomplicaciones,la sencillez era casi siempre lomejor. Esperaba que en el campo del jerid tuvieraaplicaciónelmismoprincipio.
—Estánsubiendoaloscaballos—dijoIon.—Nosotrosyahemossubido—respondióVlad—.Apoderémonosdelespacio.TocandoconlostaloneslosflancosdeKalafat,Vladguióasuscompatriotas.Mehmetselevantóapoyándoseenlasespuelas.—¿Losientes,hijodelDragón?—gritó,apretándoselaingleconlamano—.Te
puedoasegurarqueseandamuchomejorsinesecolgajoquetesobra.—Sé que eres un experto en cortar cosas, Mehmet. He visto pruebas.—Vlad
arrojóalaireeljeriddelpríncipeturcoylacapuchadecueroseapartódelapunta—.Peromeparecequenotevoyadaresaoportunidad.
El jerid le cayó en lamano. Con un solomovimiento se inclinó hacia atrás yarrojólajabalina.Mehmetagachólacabeza,soltandounchillidoderabia.
—Notienespermitidoatacarnosdetrásdelposte—gritó.—Ynolohice—dijoVlad,girandoyapartandodeallíaKalafat.Laindignación
habíaparalizadoaMehmet,ypermitidoquelostresvalacossealejaranporelcampoantesdelarranquedelosturcos.
—Toma—dijoIon,entregándoleotrajabalina,mirandohaciaatrás—.¿Ahora?—Ahora…¡espera!Radugritó«arre»,apretólostalonesehizogiraralcaballo,describiendounarco
hacialaizquierda.Losiguióunturcoquearrojólajabalina,erróelblancoysevolvió
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hacialalínea.Raduseechóaperseguirlo.Todos avanzaban ahora a la mayor velocidad posible. Mehmet y Abdullah
estaban a treinta pasos de distancia, una distancia larga pero no imposible para unbuen jugador de jerid. Sin embargo,Vlad contaba con la furia deMehmet, con sunecesidadderematarbienlafaena.AsíqueseagachósobreelpescuezodeKalafatycabalgó codo contra codo con Ion, usando el cuerpo alto del amigo como barreraentreélyeladversario.
Seveíanobligadosairhaciaeloeste,hacialaslíneasdeloscaballos.Allípodríansalirsedeloslímites,parasuvergüenza.O…
—Ahora—gritóVlad, e Ion torció la cabeza de lamontura hacia la izquierda,para reanudar la persecución, con Vlad a su lado, todavía protegido. Entonces, aveintepasosyganandoterreno,Vladseadelantóunpocoyselevantó.
Larepentinacercanía,elrepentinoblanco;losdosturcosecharonhaciaatrás.Elesclavoarrojóprimero, inclinándosehacia el lado,y su jabalinavolócon fuerza, apocaaltura,ygolpeóaIonenelcostado.Vladoyóelporrazoyelgritoestridentedesu amigo. Pero tenía los ojos clavados en Mehmet mientras avanzaba a todavelocidad.
Todosevolviólentoyelruidosealejó,comosi losvítoresdelosespectadoresfueranahorasusurros,comosiloscaballosestuvieranconteniendolosgruñidosyloshombres,losgritosdedolorodetriunfo.LoúnicoqueVladoíaconclaridaderalallegadadeljeriddeMehmet,elvientoquesilbabaenlaacolchadacapuchadecueroqueibayveníagolpeandolapunta.Vladsoltósupropiajabalina…
Entoncestodovolvióamoverseagranvelocidad.Elarmaqueseacercabaasucabeza,surepentinainclinación,elbrazoquesedisparabaparaatrapareljeridenelespaciovacíoqueteníaencima.Unajugadaquemuchosintentabanypocoslograban,que arrancó aplausos hasta en el equipo deMehmet. No del propio príncipe, queestabamuyocupadotirandodelacabezadelcaballoparacambiarderumboyllegarasupropioextremodelcampo,alaseguridaddesulíneadepartida.
Pero aún estaba dando la vuelta. Vlad seguía avanzando en línea recta,acercándosemásymás,hastaqueestuvoa tres caballosdedistancia;no tancercacomoparaqueparecieraindecoroso.Lobastantecercacomoparanoerrarelblanco.
UntirónderiendashizomoverlacabezadeKalafathacialaderecha.Entonces,usandotodoelimpulsoqueledabaelcaballoysupropiocuerpo,seechóhaciaatrásydespuéshaciadelante,yantesdequeelturcoatravesaralalíneadeseguridadarrojóeljeriddirectamentealcentrodelacolumnavertebraldeMehmet.
Vladtuvoelplacerdeoírelgolpesecodelamadera,queporloqueveíahabíaarrojadoconsuficiente fuerza.Lomismo teníaquehaberpensadoMehmet,porquesoltóunpotentegritoysaliócomovolandodelasillademontaryrodóvariasvecesenelpolvo.Vladmiróhaciaatrásysintióalivioalverqueelcuerposemovía:nocreíaqueeldestinodelosdosincluyeralamuertedeMehmetesedía,amanosdeunrehén.Perosintiómásalivioaúncuando,caminóasuextremodelcampo,alargóla
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5Laconcubina
La mayoría de los espectadores se adelantaba corriendo a ver lo nunca visto: unpríncipe caído. Sólo unos pocos frenaban la marcha del grupo, manos que sealargaban para estrechar las suyas, para palmearles la espalda. En su mayoríaesclavos cristianos temporalmente liberados por ese raro triunfo. Pero Ion se abríapaso como podía, consciente de que debían darse prisa. Pronto empezaron a pasarentrelosquehabíanestadodemasiadoatrásparaverlosynolosconocían.
Subieron por la escalera hasta la pasarela que se levantaba sobre el parqueecuestre,enpartealmenaparadefenderelcascodelaciudad,enpartepasadizosobrelascallesatestadas.Allíarribahabíapuestos,yseacomodaronalasombradeltoldodeunvendedordezumos,medioocultosporunpalanquínconcelosíaabandonadoenaquel lugar: sus portadores estarían sin duda entre la multitud que parloteabaintrigada y maravillada mirando hacia el otro extremo del campo. Bebiendogranadina,ellostambiénmiraban,yvieroncomodabanvueltaaMehmetyloponíanbocaarribaydespués,despacio,lolevantaban.Mehmetestabainclinado,lasmanosenlasrodillas,hablandosinparar.Sushombresmirabanasualrededor—Vladsabíaa quién buscaban— y se encogían de hombros antes de agacharse para dar suinforme.Vieron como el príncipe le pegaba a uno y después retiraba lamano conevidentedolor.
—Compadezcoasusesclavos—dijoIon—.Estanoche,ensusaray,habráunascuantaspalizas.
—Ysefollaráunascuantasveces—dijoRaduexcitado—.Loshombresalosquepegará,lasmujeresalasquefollará.Aunquepodríaseralrevés.
Se sonrojó de repente, al recordar lo que habría pasado en caso de perder laapuesta.
—¡Tantofollar!—gimióIon—.Dicenqueyatienecincoconcubinas.¡Consólodieciséisaños,comonosotros!—Soltóunquejido—.Yyo,quenisiquieraconsigoquelamorenaAishadelatabernaserevuelqueconmigounasolavez.
Vladsonrió.—Almenoseresexigente,Ion.Mehmetnonecesitahombresymujeres.Escapaz
defollarseunpostedemaderasiestásuficientetiempoalsol.Lacarcajada,grave,intensaysonora,lossobresaltó.Noporquehubierasalidodel
palanquínquecreíanvacío.Noporquefuerademujer.Lossobresaltóporquehabíanestadohablandoensulenguamaterna,la«limbaromana»deValaquia,lalenguadesussecretos,ynuncahabíanconocidoanadieenEdirnequelahablara.Hastaahora.
Elpalanquíneraunacajaconcelosía,montadasobrevaras,quellevabadentrounasiento y en los lados escenas pintadas del natural: caza, cetrería, fiestas.Almirardesdemás cerca, Vlad vio algo que antes se le había escapado: dentro había una
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persona.Miró más lejos, a los portadores, uno de los cuales intentaba convencer a los
demásdequeteníanquevolveradesempeñarsufunción.Peroseresistían,atraídostodavíaporelespectáculoquehabíaallíabajo.
—¿Quiéneres?—susurróVlad,acercandolacabeza.Unlargosilencio.Porúltimo,envozbaja,unainesperadarespuestaensulengua.—Soyunaconcubina.—¿Dequién?—preguntóVlad.Larespuestavolvióatardar.—Delhombreque,porloquedicelamultitud,muerdeahorasinhonraelpolvo.—¿Mehmet?—Sí.Soysunuevagodze.Oloserémañanaporlanoche.¿Conocesesapalabra?—Muchachaelegida.—Sí.AmedidaqueavanzabalaconversaciónIonseasustabacadavezmás.—Vamos —dijo, tirándole del brazo—. Sabes la paliza que te espera si te
descubrenhablandoconuna concubina.Sobre todo si esdeMehmet.Salgamosdeaquíantesdeque…
Vladsesoltóelbrazoyseacercómásalacelosía.—Hablasnuestralengua.¿Dedóndeeres?—DeunpueblocercadeCurteadeArges.Está…—Yasédóndeestá—dijoVlad—.Mifamiliatienetierrascerca.—¿Ytúquiéneres?—Drácula—musitóVlad—.Vlad…Lointerrumpióelgritoahogadodelamujer.—¡ElhijodelDragón!—Sí.Delparqueecuestrebrotóunpotentegrito.Sehabíaamontonadotantagenteenel
bordedelapasarelaquenoseveíanada.—Radu,veaverquépasa.Demalagana,Raduselevantó.—Sí,hermano.Vladmiródenuevohaciaelpalanquín.—¿Cómotellamas?—MinombredeesclavaesLama.—«OscuridaddeLabios»—dijoIonconunsusurro.—Sí.PeromebautizaronconelnombredeIlona.—Ilona—repitióVlad—.Esoeshúngaro,significa«Estrella».—¿Hablaselidioma?—Bastante.—Mipadreerahúngaro.Mimadre,valaca.
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—¿Yteatraparon?—Enunaincursiónturca.Teníadiezaños.Mecompróunmercaderparaquele
limpiara la casa. Después a lamujer delmercader le pareció que yo era bonita…demasiado bonita…yme vendieron a una antigua concubina del viejo sultán. Esamujermecrió,meenseñóabailar,acantar,aagradarconlapoesíayconellaúd.—La mujer bajó más la voz. En tono ronco, añadió—: Y cien otras maneras decomplaceraunhombre.
Apesardelainquietud,Ioncambiódepostura,acercándoseunpocomás.—¿Has…conocidoamuchoshombres?—preguntóVlad.Habíaundejodetristezaenlapregunta,quearrancóunasegundacarcajada.—Aninguno…¡aunquetesorprenderíaverlacantidaddejuguetesquehayenla
calle de los Alfareros!—La risa cesó—. Y una no regala aquello por lo que loshombrespaganmás.Midueñotelopuedeexplicar.Asíquetodavíasoyvirgen.HastamañanaporlanocheenelsarayideMehmet.
No había pasado de la alegría la tristeza.La alegría seguía allí.Y eso apenó aVlad.
—¿Esestoloquedeseas?—¿Loquedeseo?—dijolamujer—.Yono…deseo.Existoparaeldeseodeotras
personas.Éseesmikismet.Tengoqueaceptarlo.—¿Kismet?—dijoVlad.Despuésdeecharunaojeadaalamovedizayexcitada
multitudque los rodeaba, se inclinómás todavía, hasta tocar casi con los labios lacelosía—.¿Quépasaríasituvierasundestinodiferente?¿Quépasaríasituvierasunaoportunidad?
Unresoplidodeimpaciencia.—Nuncahetenidounaoportunidad.¿Cómopodríatenerlaahora?—Porquetelapodríaofreceryo.AlladodeVlad,Ionseechóhaciaatrás.Porunratosehabíaperdidoenlavozde
lamuchacha,enlaimagendeloslabiosquelehabíandadoelnombre.Peroentoncessediocuentadequeseestabaarriesgandoaúnmásquealpeligrodelaconversación.¡Muchomás!Volvióaaferrarleelbrazo.
—¡No!EstavezVladnohizonadaparaquelosoltaran.Sólosevolvióhaciaélylomiró.
Sindecirnada,Ionabriólamanoylaapartó.CuandoVladmiródenuevohacialacelosía,seoyóotravezlavozdelamujer,
muydébil.—¿Quéclasedeoportunidadmeofreces?Vladsonrió.—Laqueestáentreloquelosdemásdecidenportiyloquetúdecides.Silencio de nuevo en el palanquín, mientras alrededor empezaba a elevarse el
murmullodelamultitud.—¡Mehmet!¡Mehmet!—decíanlosgritos,másymáscerca.
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Los hombres retrocedían subiendo por la escalera. El príncipe y su comitivadebían de estar subiendo detrás. Radu regresó y confirmó la noticia levantando elpulgar.
—Tengoaquíaunamigo—prosiguióVlad,sinlevantarlavoz—,unmercaderdenuestratierra.Tienelabarcazaenlosmuelles.Odiaalosturcosyamalaplata.Plataesloqueledarámipadresitellevaacasa.
—¿A casa? —preguntó la mujer, como si desconociera la palabra—. Pero sihablamosdedecidir,erestúquiensigueteniendoelpoder—dijolamujer,levantandolavoz,conundejodeindignación—.¿Harásonoharásloqueprometes?
Ambosparesdelabiosseapretabanahoracontralacelosía.Sólolosseparabaunadelgadaláminademadera.
—Yahetomadoladecisión—susurróVlad—.Ahoratefaltaatidecidir.—¿Quéhaceélahora?—preguntóRadu,nervioso.Iondijoquenosabíaconlacabeza.Lamareadegentealcanzóelparapeto.MuchossaltaronalsuelocuandoMehmet
llegóalpuntomásalto.Teníalacaradeformadaporeldolor.Abdullahlososteníaporladerecha.Conlamanoizquierda,usabaunbastinadoenlosqueseacercabanmás.
—¡Perros!—gritaba—.Chacales.El gentío empezó a circular por la pasarela; los golpes, las blasfemias y las
oracionessefueronaplacando.Losportadoresdelpalanquín,conelpechodesnudo,seestabanacercando.Vladsehabíaescondidoentre lassombrasdel toldomientraspasabaMehmet.Despuésvolvióaacercarse.
—Decídete—dijo.Losportadores se inclinaronpara agarrar lasvaras.Su jefepuso lapuntade la
porraenelpechodeVlad.Vladseapoyóenellamientras levantabanelpalanquín,esperandotensounaspalabras.Cuandoloshombreslevantaronlacaja,lasoyó.
—Venabuscarme.Y la mujer se había ido. Miraron el lento avance de la litera entre la densa
multitud.AlverqueVladempezabaacaminarenlamismadirección,Ionloagarródelamanga.
—Nopuedeshacereso…—dijo.Vladmiróasuamigo;ensusojosverdesnohabíaningunaexpresión.—¿Porqué?—Vencer a Mehmet en el jerid es una cosa. Todo el mundo vio que fue una
victorialimpia.Secuestrarasuconcubina…—Aquellamiradanocambiaba—.Vlad,éseeselhombretanenamoradodesuhuertoquecuandoledesaparecióunodelospepinos más preciados, personalmente abrió el estómago de siete hortelanos parabuscarlo.
—Medijeronquelohabíaencontrado.¿Yqué?—¿Yqué?¡Noeselhombrequemásconvienetenerdeenemigo!—Yaloes.Nadaquehagayopodrámejoraroempeoraresaenemistad.¿Ysabes
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unacosa?—SevolvióparamirarhaciadondeibanlosseguidoresgritandotodavíaennombredeMehmet—.Estoy totalmenteconvencidodequeundíaunodenosotrosserálamuertedelotro.—Alargólamano,levantóelvasodegranadinaylovaciódeuntrago.Ellíquidorojobrilló,manchándolelosdientes,enlasonrisaqueaparecióacontinuación—.Peroolvidemostodoeso,amigo,porque…¿nooístesurisa?
AntesdequeIonpudieraresponder,Vladhabíadejadoelvasoenlamesa.—Vamos—dijo—, tenemos que seguirlos. Tenemos que saber dónde vive ella
parapoderrobarla.Vladechóaandar.Poruninstante,IonyRadunosemovieron;sólosemiraron.—¿Nosotros?—dijeronalunísono,convozapenasaudible.
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6Laelegida
Noeranadadesagradableprepararlaparaladesfloración.Eraciertoquelahabíandespertadotemprano,enelmomentoenelqueelmuecín
llamaba a los más fieles a ofrecer las primeras oraciones. Ilona habría seguidodurmiendoconfacilidad,comosiempre.Peronoesedía.
El aireestaba fríocuando fuerona sacarlade la camaquecompartía conAfaf,quiendespuésdesoltarungruñidosiguiódurmiendo.Lacubríaunacapaperonoleestabapermitidovestirseporquenecesitabanestudiarlecadaparte.Laguiaronhastala losaquehabíaen laentradadelpequeñohamamde lacasay lehicieronsubiraella.Lequitaronlacapaysequedóallídepietratandodenotemblar,lamiradabaja,elrostroinexpresivo,lasmanosabiertasaloslados,elpesodelcuerpoapoyadoenelpie derecho torcido hacia fuera para que todo quedara al descubierto. Las criadasandabanalrededor,pellizcandoaquí,pinchandoallí.Tratabandeestartranquilas:confrecuencia enviaban a una muchacha que sería la concubina de algún victoriosogeneralogobernadorprovincial.Aveces,raramente,unaesposaparaunfuncionariodeestado.Perohoyeradiferente,eIlonanotabalaexcitación.Alospocosminutoshastalascriadasmásreservadassehabíanpuestoacharlar.
Hoyenviabanunamuchachaalsultán.¿Deveraseraelsultán?Ilonafruncióelceño,yentoncesserelajóalrecibiruna
orden repentina. Lo había sido dosmeses antes. Y ahora se decía que lo sería denuevo,conlagraciadeAlá.Esolaconfundíaperonoteníaningunaimportancia.Loque de veras importaba era que él la había escogido por alguna razón, por algunafacetaquequizáno lograbacomprender.HabíanhechodesfilaraveintemuchachasenelsaraydeMehmet.Ella,porsupuesto,nolohabíavisto,peroéllahabíavistoaella.Ahoraeragodze,laelegida.
De ahí la excitaciónde las criadas que andaban a su alrededor, y la atención acada detalle de la muchacha. Le habían dicho lo que eso podía significar: quizáshabía ya cinco concubinas en el saray de Mehmet, pero ninguna le había dadotodavía un hijo. Si ella lo complacía lo suficiente, y lo llevaba con suficientefrecuenciaasudivánparaqueéllaembarazaraconunniño…¡bien!Lasconcubinasqueteníanhijosvaronesamenudoseconvertíanenesposas.Alasesposasselesdabalibertadypoder.
Libertad.Contuvounsuspiro.¿Quéeraeso?Miróentrelaspestañascaídascómoentrabalakahyakadin,lamismísimaHibah.
Amade lacasaen lacalledelNéctar,pocasvecesperdíael tiempoen losdetallespequeños. Pero ahora se detuvo, cruzando los brazos sobre el enorme estómago, yladeólacabeza.Entoncesbatiólaspalmasdelasgruesasmanos,haciendotintinearlaspulserasdeoro.
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—¡Comenzad!—exclamó—.Bañadla.Traedla.Noeranadadesagradablelavidadeunaesclava.Enlosprimerosdiezañosdesu
vida,mientrasselaconsiderabaunapersonalibre,nuncasehabíadadounbaño.EnlacasadelacalleRahiqsedabaunodiarioyleencantaba:elcalordeliciosodeunazambullida,elvigorizante impactodeotra;elvaporquelaenvolvíay leabríacadaporo; el agua fría con que la enjuagaban antes de envolverla en las sábanas mássuaves y calientes.Hoy le dedicaban aúnmás tiempoy cuidados.La frotaronmástiempoconexfoliantes,conjabonesaromáticos;lerasparoncadaparte,leabrieronyexploraron cada grieta. Le lavaron el pelo grueso, de color avellana, en agua delavanda,yselodejaronentirabuzónsobrelaespalda.Entoncessetendióenundivánmientras unas mujeres pequeñas con manos fuertes la frotaban y acariciaban y laapretabanhastaelpuntodecausarledolor,ydespués,despacio, repetían todasesasaccionesconlamayordelicadeza.Finalmenteleaplicaronlosaceites.Habíahabidopreocupaciónporbuscarunperfumecuyahuelladurarahastalanoche.YentoncesunjenízaroconocidodeHibahledijoquehabíaluchadoconMehmetlasemanaanterioryeljovenolíaajengibreyasándalo,combinaciónfrancamentemasculina.Hibahsearriesgó:loqueagradabaenunaformadeluchaagradaríaenotra,yordenópedirunbotealospropiosperfumerosdelsultán.
Finalmente Ilona se sentó en otra silla, aún desnuda pero no fría, porque lahabitaciónestabacalentadaporlosbraserosyporlapresióndelasmujeres,tantolasquelaatendíancomolasquedabanórdenes.Estasúltimasdescansabanendivanes,comiendodulcesybebiendotédemanzana,aunqueaIlonasóloselepermitíacomerunapizcadecadacosa.Lefrotaronelpelohastasecárseloydespuésselopeinaronconrizos.Aparentemente,lafavoritaactualdeMehmet,Abdulraschid,llevabaasíelpelo.Sediscutíamuchoquépareadodequépoeta se leescribiríaen lapiel, enunremolinoquelebajaríadelanucaylepasaríasobrelacurvadelpechoyelvientrehastaelclímaxdelpubis,larojezdejadaallíporlascremascáusticasquelehabíanquitadotodoelvellodosdíasantesdedesaparecer.Lacalígrafaesperabapacienteladecisión.CuandosedecidieronporCelaleddin—algorelacionadoconelvuelo;Ilonanoentendíaelpersa—,tratódenoreírsemientraselpincellebailabasobrelapiel.
Lospreparativosparasudesfloraciónlesllevarontodoeldía.Undíadealegríaymúsica, porque todo el tiempo sonó la ney, notas tocadas con flauta de caña quesubían ora alegres, oramelancólicas. En unmomento le ordenaron bailar. Apenaspararecordarqueeraunadelasmejoresquehabíantenido.Nolosuficienteparaquellegaraasudar.
Unaporuna,lascriadasterminaronsutareaysefueron,hastaquesóloquedaronlastres:Hibah,quelavendería;Tarub,laalegre,quelaacompañaríahastaeldivándelpríncipe,eIlona.
Ella había vuelto a adoptar una actitud neutra, lamirada baja, mientras Hibahdabavueltasyvueltasasualrededor,agregandountoquemásdepinturaalabiosqueno la necesitaban, cambiando un anillo de plata de un dedo de un pie por otro,
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asegurándose de que cada campanilla del cinturón repicara de manera invitadora.Todasmenosuna,quenosonaba.
Hibahlatocóconeldedo.—¿Puedesencontrarla?¿Enlaoscuridad?—Sí,ama.—Cierralosojosymuéstrame.Pusieronelcinturónenelsuelo.Conlosojoscerrados,Ilonaseinclinó,buscócon
losdedos,encontrólamuescadelatora,metiódebajounauñapintada.—¿Laabro,ama?—¿Quieresmanchartelosvelos?¡No,noseastonta!Loúnicoimportanteesque
recuerdeshacerloantesdequedartedormida.Aloshombreslesgustaver,alaluzdelalba,quehanposeídoaunavirgen.Asíquesinotienessangrepropia,cosaposible,usalasangredepalomaquehayahídentro.Frótalaentucuerpo,perosobretodoenel cuerpo de él. Embadúrnale la cimitarra. —La mujer se rió socarronamente ydespuéssedirigióaTarub—.¿Noshemosolvidadodealgo?
Tarubsonrió.—Comosiempre,miLamaemitelaluzpuradellucerodelalba.—¡Hummm!—gruñóHibah—.Lapurezaestábienalaluzdeldía.Peroporla
nocheloshombresprefierenalgodiferente.—SevolvióhaciaIlona—.¿Recordarástodoloquetehemosenseñado?
AIlonaselehabíasecadolaboca.Tragósalivayasintió.—Creo…creoquesí,ama.—¿Crees? —dijo Hibah con aspereza—. Tienes que saber que debes estar
preparada para cualquier cosa. En cuanto a deseos, todos los hombres sondiferentes…ysedicequeMehmetesmásdiferentequelamayoría…¡variablecomoelvientode levante!Alomejorquiereescribirtepoemasyadorartecomosi fuerasunaestrellaoriental,yseinclinaantetipararezar…¡aquí!—LamujerdeslizóporelvientredeIlonaundedoquefueapararasupubis—.Puedequererposeertecomosifuerasunmuchacho…¡poraquí!—Eldedoavanzó,empujó,eIlonasintióqueseleretorcíanlastripas—.Puedequerertuslágrimas,turisaolasdoscosas,unatrasotra.¿Estáspreparadaparadarletodoloquedesea?
Volvióelmiedo,elmiedodelquelahabíandistraídoloslentospreparativosdeldía.Miedo…yalgomás.
—¿Acasopuedohacerotracosa?—dijosinpensar.Ante ese estallido, Tarub ahogó una exclamación. Hibah levantó una mano y
despuéslabajó,reaciaamarcarlamercadería.—¡Muchachaestúpida!¿Dóndecreesqueestás? ¡Loúnicoquepuedeshaceres
interpretarsusdeseos!—MiróaTarub—.¡Ponleelvelo!Tarub fuehastaelestanteydobló las rodillaspara levantarel tocado, talerael
pesode lasmonedasdeplataybronceque lecolgabande la frente.EraunpedidoextrañoaunemisariodeMehmet,porquelasmonedasseusabanhabitualmentecomo
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dote…o lasusaban lasprostitutasparamostrarsuriquezaysuhabilidad.Conunarisita,HibahhabíasugeridoquequizásesoeraunindiciodelpapelquetendríaquedesempeñarIlona:esposaoprostituta.Quizásambascosas.Lagorradecuerohabíasido adaptada antes a la cabeza de Ilona, y ahora le calzaba perfectamente. Lasmonedaslecolgabanpordelantedelacara,oscureciendotodo.Hibaheraunasiluetaquediounpasoatrásparaevaluarsuobra.
—Muybien—dijopor fin suvoz—.Puedes irte,Lamade losLabiosOscuros.Esperoquenoshagassentirorgullososdeti.QueAlátebendigaentuaventuraytepremieportudestreza.
Alentrarenelpasilloprincipaldelacasafuesaludadaconsuspirosysusurros.Sólo podía ver retazos de imágenes entre el vaivén de las monedas, pero oía yreconocíalasvocesdelasmuchachasconlasquehabíavividoenlosúltimoscuatroaños. No las vería nunca más. Le asomaron lágrimas en los ojos y las contuvo,usandolarabiaquehabíasentidouninstanteantes.Teníalosojospintadosytampocoelladebíaarruinar lamercadería.Éseerasudestino,esedía, lapróximanoche.Undestinoescrito.Inalterable.Noteníaalternativa.
Entonces ahogó un pequeño grito. Acababa de recordar lo que le había hechoolvidar la actividad del día. Alguien que le había hablado de elegir. Que le habíaofrecidoloquenuncalehabíandado.
Alcerrarselapuertaydejardeoíradiosessusurrados,mientrasesperabaaqueseabriera la que comunicaba con la calle del Néctar, sintió que recuperaba aquellasorprendente rabia. ¿Qué derecho tenía eseDrácula a infundirle esperanzas? ¿Quépodíahaceresehombre,unrehén?Pocomásqueunprisionero,nomuchomásqueunesclavo.Loquedefiníaaunesclavoerahaberperdidoelderechodeelegir.AellalallevaríanenunpalanquínhastaelsaraydeMehmet.Éllaposeeríacomoledieralagana.Ella,sinosangrabalosuficiente,leromperíaencimaunaampollaconsangredepaloma.Noteníaningunaposibilidaddeelegir.
Seabriólapuertaprincipaldelacasadelasconcubinas.Lasilla,vislumbradaatravés del movedizo velo, estaba allí esperando. La custodiaban seis guardias delpalacio, armados con alabardas. Otros cuatro, con el pecho desnudo, corpulentos,esperabanjuntoalasvaras,entrandoysaliendodesucampodevisión.Ilonasesintiómarcadaysetambaleó.LamanodeTarubleaferróelcodoyleayudóarecuperarelequilibrio,ylaguiópasoapaso,comoharíaalolargodetodoelcamino.Hastaelúltimo.
Diouno,empezandoabajar lasescaleras.Entonces,amitaddecamino,algolehizodetenerse.Miróporencimadeltechodelalitera,haciaelotroladodelacalleestrecha, lapuertadeenfrente,amediadocenadepasosdedistancia.Allíhabíaunhombre.Tambiénconlacaracubierta,conlacabezaenvueltaenunpañuelo.Sóloseleveíanlosojos.Yaunquelohubieravistounasolavez,porunacelosíayconpocaclaridad,loconocía.
Volvióbruscamentelacabezaparatratardeverlomejor.Lasmonedasoscilaron,
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ocultándolo.Aloscilarhaciaelotroladonovioanadieenlapuerta.Asíquepodíarecordarlodeunsolovistazo.RecordarojostanverdescomounaladerademontañaprimaveralenValaquia.Recordarlamirada,elardorquehabíaenellos;lasonrisa.
Sonriópordentro,parasusadentros.Sonrióalarabia,quedesaparecióderepentecomounapalomaarrebatadaporlasgarrasdeunhalcón.
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7Elrapto
Éllahabíavisto,peronosabíasiellalohabíavistoaél.Mientrasprecedíaelpalanquínporlacalle,Vladsonreía.Porsupuesto,laverdad
era que no la había visto. Nunca. Mientras hablaban, ella había estado encerradadetrásdesucelosía.Ahorallevabaunvelometálico.Vladsepreguntabaquéaspectotendríadetrásdeesevelo.¿Ysieraespantosa?¿Ysiaquellavozmelodiosasalíadelacaradeunaaspiranteabruja?
Negóconlacabeza.Parecíaimprobable.SesabíaquelosgustosdeMehmeteranextrañosperonuncahabíaoídoquefueranporelladodelofeo.Además,elaspectoqueellatuvieranoloafectaríalomásmínimo.Eraunadamadesutierra,enpeligro.Yaunquehabíaoídomuchoscuentosmaravillososduranteeltiempoquellevabaconlos turcos, los que más le gustaban seguían siendo las leyendas de su infancia,cantadasantelachimeneadesupadre.Yenlascortesdelmundocristianoloquemásinspiraba eran las historias de Arturo y sus caballeros. Ahora se veía como unLancelotcomprometidoantesuGinebra.
Pero¿habríasidodiferentelahistoriasiGinebrahubierasidounabruja?¿HabríacaídoTroyasilanarizdeHelenahubieratenidounaverrugaenlapunta?Nodeberíatener ninguna importancia.No la tenía. Lo único que importaba era la promesa, ycómosecumplía.Nadamás.
Para el saray de Mehmet había dos rutas. Una obvia, otra no tanto. Vladnecesitabaqueelpalanquínfueraporestaúltima.
La largay torcidacalledelNéctar sebifurcabaal llegar auna fuente.Hacia laizquierda salía una avenidamás ancha, aunque estaba algo estrechada por puestosinstaladosaambosladosygenteagrupadaalrededor,comprandoprovisionesparalacena.Lacallequesalíahaciaelotro lado,másestrecha,subía ligeramentepasandopordelantedeunamescidy,sinninguna lógica,unahilerade tabernasquehabíaacontinuación.Mirando hacia esta calle, esperando que resultara favorable,Vlad sedeslizó entre la gente amontonada delante de los puestos. No tenía ningún planpreciso,másqueelcaos.Pero¿cómopodríaprovocarlo?
Elprimerpuestopertenecíaaunvendedordesandías,enterasoporpiezas.Atadoaesepuestohabíaunburro,enlaposturacaracterísticadeesetipodecriaturas,unapata trasera apoyada en la punta, la cabeza baja y la mirada vidriosa, masticandonada.Animalaburrido,pensóVlad,oyendoporencimadel regateoyel tintineodemonedaselavanceconstantedehombresconbotasyelgritode«¡Abridpaso!».
Echó una ojeada hacia atrás y vio el tocado de plata y la pluma de garza delbolukbasi,eljefedelosguardias,aveintepasosdedistancia.Mordiéndoseellabio,volvió a mirar hacia delante y se le ocurrió algo. Sacó el bastinado del cinturón,levantóel rabodelburroymetió elpalo,del largode suantebrazo, enel culodel
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animal.Secumpliósudeseo.Caosinstantáneo.Unapatavoladoralepasóaunmilímetro
delacabeza.Retrocediódeunsalto,metiéndoseenelrefugiodeunapuerta,asalvode laspatadas.Seguía recibiendogolpesdecosasquehabíanempezadoa saltar—trozosdelpuestoqueelburrohabíadestruido;sandías—,perocomoelanimalestabaatadoalpuesto,tambiénloibaarrastrandohaciaelcentrodelacalle.
Porentrelosescombros,Vladmiróalosguardias,detenidosadiezpasos,enelcruce. Entre los relinchos del animal, los gritos del dueño y los aterrorizadoscompradores,lavozdelbolukbasiseguíaresonando:«¡Despejalacalle,imbécil!».
Elvendedordesandías,unviejoconunajoroba,diounpasohaciaellosehizounareverencia,juntandolasmanosdelanteenactituddesúplica.
—Lointentaré,effendi,peroesteanimal,malditodeAlá…Fuetodoloquepudodecirantesdequeelburroledieraunapatada,lanzándolo
contraelpuestodeenfrente,quecasisederrumbódeltodo.Elsuyoloarrastrabaporlacalleelenfurecidoanimal,quefinalmentesesoltóysealejóalgalope,golpeandoalosespectadoresconelpuntalarrancado.
Despuésdeobservaresadestrucción,elbolukbasihizoungestodedesaprobaciónconlacabezaygritóunaorden:
—¡Poraquí!Acontinuacióncondujoasushombresporlaotracalle.Vladdejóqueseadelantaranveintepasosydespuéslossiguió.—¿Estáspreparada?—susurró.
—¿Nada?Radu dijo que no con la cabeza. Había ido cuatro veces hasta el cruce. Se
desplomóeneltaburetealladodeIon.—Quizásehanidoporlaotracalle—dijoentredientes.—No.Vladhabríavenidoabuscarnos.Sabequetenemospocotiempo.Ionvolvióamirarlamescid,alladodelataberna.Elmuecínhabíaterminadode
llamar a la oración hacía sólo unosminutos.Como era viernes, los rehenes teníanpermiso para quedarse en el pueblo hasta que terminaran las oraciones. Si seexcedían,noseliberaríandelcontactodelbastinadodealgúnagha.
NoerasóloladurezadeltabureteloquehacíaqueIoncambiaracontinuamentede postura. Se volvió y miró entre las movedizas cabezas de los ocupantes de lataberna y vio a Aisha, la todavía inalcanzable, con un mechón de pelo castañomojadosobrelafrente.
Mirócómoselosecabaconunpañuelorojo,yvioqueunhombrelequitabaeltrapoycongranostentaciónlochupaba,antelacarcajadadeellaydelosdemás.
AIonseleescapóunquejido,queRadumalinterpretó.—¡Yasé!Siélnoviene,¿todaestagentenoharácasoalmuecínyseiráadecir
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susoraciones?—¿Esa gente?—Ion, con esfuerzo, dejó demirar a su amada—.Sonbektashi.
Rezandeotramanera.—Pensabaqueeranjenízaros.—Loson.—¿Yacasolosjenízarosnosontodosmusulmanes?—Sí.Vengandedondevengan,paraentrarenlasortastienenqueconvertirseal
islam.Radumiróarrugandoelceño.—¿YnoesqueelCoránprohíbebeberlicoresyvino?—Sí,loprohíbe.Tuhermanotepodríacitarelversículo.Peroesonoimpideque
muchosdeellosbeban.Dicenquehastaelsultán,Murad,esdadoa losexcesos.Ymuchos jenízaros pertenecen al culto derviche de bektashi. Son musulmanes perodiferentes.Losdela…—Bizqueóalverelmúsculodesnudodeunapantorrillaconun elefante tatuado—. Los de la orta 79 han adoptado las costumbres bektashi.Mujeressinvelo.—MiróconamarguraalarisueñaAisha—.Pelosuelto.Bebiendo.
—Pero…Ionlevantóunamano.Unavezqueempezaba,lacataratadepreguntasdeRadu
noteníafin.—Vedenuevoalcruce.—Peroacabodevolver.—¡Veotravez!—Aquí,¿quiéneselhijodelpríncipe?—sequejóRadu,peroselevantó.IonmiróhacialatabernadenuevoperonovioaAisha.Quizáshabíaidoabuscar
másraki.Élhabíatomadovariasjarras;«yescaparalasllamas»,segúnlaspalabrasdeVlad.Teníaplanesparatodo,desdeganaralosdadoshastarobarlospichonesdeloshalconesdelnido.PerolaconcubinadeMehmetnoeraunpichónenloaltodeunárbolquesepudierarobardespuésdelprimercambiodeplumas.
Ion sólo esperaba que lo que estaba planeado ocurriera pronto, antes de queacabaran lasoracionesqueoíaen lamesciddeal ladoycayeraelprimergolpedebastinadoensuscristianostraseros.
Entonces vio queRaduvenía corriendopor la calle.Detrás de él, unaplateadaplumadegarzasemeneabasobrelamultitud.SelevantóehizoloqueVladlehabíadicho.
—¡Mirad!—gritó—.¡AhívienenunoslameculosdeMehmet!
Vlad,adiezpasosdetrásdelpalanquín,oyóelgrito,vioquelosprimerosclientesdela taberna salíande debajo del toldoy sonrió.La rivalidad entre los jenízaros y laguardiapersonaldelpalacioera intensa.Todoserantropasdeélite, laselegidasdelsultán. Pero los peyk, alabarderos de la guardia, eran casi todos turcos y hombres
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libres; los jenízaros eran todos cristianos conversos y aún esclavos, a pesar de suestatus.Esoempeorabalaenemistadentrelosgruposyquizáfavoreceríasucausa.
Avanzóhastasituarseaunburrodedistanciadelaliteracubierta;atravésdelosplieguesdelpañueloveíadeperfilalbolukbasidelospeyks.Elhombreseesforzabapor ignorar los comentarios sobre su virilidad, su familia y su predilección por labestialidad.SabíaqueteníasusórdenesyquenopodíapermitirqueloarrastraranalareyertaenlatabernaqueVladnecesitaba.Tambiénsabíaquesilapeleanoempezabasola,éltendríaqueprovocarla.
La guardia avanzaba llevando el paso, y ante una orden enérgica bajó lasalabardas. Por unmomentoVlad pensó que quizá se irían sólo acosados por unosinsultos, hasta que apareció en la calle un hombre enorme… que se levantó lacamiseta.
—¡Miraquésuavetengolapiel!—gritó—.Miralaexuberanciademipelo.—Sepasó losdedosporunaespesamaraña rubia,de la inglealpecho—.Muéstrame lotuyo,effendi.¡Comparemosnuestrosencantos!
Vlad sabía quién era ese hombre. Su nombre de esclavo era Abdulkarim,«SirvientedelosPoderosos».Perotodosloconocíanporsunombreyporsupaísdenacimiento:Sweyn,elSueco.Nadiesabíaporquéextrañoscaminoshabíallegadoasersoldadoyesclavodelsultán.Perotodossabíanporquémostrabalapiel.PorqueMehmet,ensusdosañoscomosultán,habíaadoptadotantolascostumbrescomolavestimenta griega. Para rodearse de hombres que fueran felices, les hacía quitar elbazo, eliminando así en los que sobrevivían a la operación—muchos, porque loscirujanospersaseranmuybuenos—elesplín,elorigendeltedio.
Aparentemente,laprovocaciónnohabíafuncionadoconelbolukbasi.—¡Quítatedeahí,perrodescontrolado!—bramó,agarrandolaempuñaduradela
espadaenvainada—.Antesdequetearranqueelbazoylamitaddelastripas.—¡Oh, terror!—exclamó el sueco, abanicándose con la camiseta levantada—.
Pero¿nomepodríassacaralgunashemorroides?Dichoeso,sediomediavueltaymostróelculo.Másburlas.Másrisas.Porunmomento,Vladpensóqueelbolukbasiibaasacar
laespadayclavarlaenaqueltentadorblanco.Peroelsuecoseenderezó,sevistióy,entreruidososvítores,empezóaapartarsedelacalle.Eloficialsevolvióydioasushombreslaordendeponerseenmarcha.
Vladmiróalrededor,buscandodesesperadoalgoqueno sabíaquéera.Vioquealgunos de los jenízaros más jóvenes seguían aferrando taburetes de tres patas,dispuestosaluchar.Peromientrasmirabaempezaron,demalagana,adejarlosenelsuelo.
AsíqueVladseinclinóyarrebatóuno.Éltambiénhabíavistolostatuajesdelaortaqueadministrabalataberna.
—¡Elefantes!—exclamóyarrojóeltaburetealacabezadelbolukbasi.Elbolukbasilovioveniryseagachólosuficienteparaquelepegaraenelyelmo
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ynoenlacara.Peroelruidodemaderacontrametalsonócomootrogritodeguerra.Unaoladetaburetes,tazas,jarras,volaronestrellándosecontralosguardias.
Muchos dieron contra el palanquín, que rápidamente había sido soltado porhombresquetratabandeprotegerse.Dedentrosalíangritos.
—¡Amí!—chilló elbolukbasi, mientras la sangre le brotaba de la frente y lebajaba por la cara. Los hombres se concentraron a su alrededor, apartando con lasalabardaslasangrederramada,amenazandoconlaspuntasalosjenízaros.
Vladhabíabuscadorefugiodelotroladodelalitera.SeleunieronIonyRadu.—¿Quéhacemosahora?—gritóIon.Estabanenelladoopuestoalapuerta.Vladmiróporlacelosía.Viodossiluetas
dentro.—Esto—dijo,sacandoladagayclavándoladebajodeltecho.Del interior salieron gritos de una mujer, que de repente cesaron como si le
hubieran tapado laboca. Ion sepuso tambiénacortarporelotro lado, abriendo ladelgadaláminademadera.Cuandollegóabajo,Vladyaestabacortandoelbordedeltecho.AlllegaralcortedeIon,lostresmetieronlosdedosenlaaberturaytiraron.
La pared de la litera cedió con un sonoro desgarrón. Y allí, en el suelo delpalanquín, estaba agachada una hurí pintada y enmascarada, amordazando con lamanolabocadeunacriada.Atravésdelvelodemonedasbrillabanunosojos.
—Vamos —dijo Vlad, hablando osmanlica—, date prisa. Y tú… —añadió,tocandolaempuñaduradeladagaquehabíavueltoaenvainarymirandoalacriadatendidabocaabajo—,¡silencioomuerte!
ApretandolamanodeIlona,lasacódeldestrozadopalanquín.Del otro lado, el peyk había empezado amarchar hacia la taberna. Lamadera
habíasidosuperadaporelmetal,lasheridasporlasangre.Todosestabancentradosenlapelea,ensobreviviraella,asíquenadievioalascuatrofigurasdisfrazadasqueseescabullían.
ArrimadosalnuevopuentedepiedraquehabíaconstruidoMuradsobreelríoErgenehabía una aglomeracióndemuelles, contra los que chocabanunasbarcas de fondoplano.
Conlacaídadelanocheylostrabajadoresatraídosporlamezquitaolataberna,pocosobservaronsupasohastaciertoembarcadero.
—¡Os habéis retrasado!—exclamóAlexandru, el capitán—.Estaba a punto dezarpar.—Miróalamujerdelvelo—.¿Esella?
—Sí.—Queembarqueentonces,parapoderpartir.Loquehashecho,VladDrácula,es
muypeligroso.MibarcotieneordendezarpardelpuertodeEnezdentrodedosdías,conosinmí.
—Aquíestáloqueteprometí.
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Elcapitánsopesólabolsaenunamano.—Pareceliviana.—Escierto.Contienelamitaddeloqueteprometí.—¿Lamitad?Vamosaver…—Mipadretedarálaotramitadcuandoselaentregues…juntoconestacarta.—
Lediounsobresellado—.Además,dicesquenohacesestosóloporplata.ElcapitánmiróhacialostejadosdeEdirne.—Pasécincoañosencadenadoalbancodeunadesusgaleras.Asíquesipuedo
pagarconlamismamonedaaesosfolladoresdecabras…—VolvióamiraraVlad—.¿Dicesqueestolesharádaño?
—Sí—dijoVlad—.Creoquemucho.—Muy bien. Entonces que suba a bordo. Y la otra mitad del pago saldrá del
tesorodelDragón,otelacobraréaticuandoregrese.Dichoeso,volvióacubiertayordenóasutripulaciónquesepusieraatrabajar.Vlad,quenohabíasoltadolamanodeIlona,leayudóacaminarhacialarampa.Porprimeravezellaseresistió.—¿Túnovienes?—dijo.Vladsedetuvo,retenidoporella,poraquellavozyporlasprimeraspalabrasque
ellahabíadichodesdeelrapto.—Nopuedo.Soyrehényhedadomipalabra.Alosturcos.Amipadre.Además
—tragósaliva—,elsultánnoesalguienaquiensedebacontrariar.Hacedosaños,otros rehenes, hijos del déspota serbio Gheorghe Brankovic, trataron de pasarinformación a su padre acerca de los preparativos de guerra de los turcos. En elterriblecastillodeTokat,leshizometerenlosojosunhierroalrojovivo.Asíque…porfavor…
Volvióatirardeella.Ilonaseresistiódenuevo.—¿Notecastigarán?Porloquehashechohoy.—Creoquenonosvieron.Hastalamujerqueibacontigonosvioconropaturca
yelrostrooculto.Sólotúyelcapitánnosconocen.Yél,aunqueunpocohosco,esunbuenvalaco.
Capazdellevaracasaaunacompatriota.—¿Ydespués?Vladsacóotrorollodepergaminodelabolsa.—Aquítienesunacartaparamipadre.Seocuparándeti.—Nomereferíaaeso—dijoIlona—.Merefería…asivolveréaverte.—SiAlá loquiere—respondióél—.Mejordicho, siDiosquiere—añadiócon
unasonrisa—.Laverdadesqueheestadodemasiadotiempoentreesagente.Perosí,creoquemikismetesregresaramipaísundía.
—Kismet —repitió ella, cediendo por fin a la presión de la mano de Vlad ysubiendoporlarampa—.Elmíocambiólaprimeravezquetevi.
—Elkismetnocambia—dijoél—.Todoestoestabaescrito.
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Despuésdeayudarlaallegaralacubiertadiomediavueltaybajódeinmediato,yencuantolarampaquedólibrelasubieron,soltaronamarrasymetieronlosremosenelagua.Labarcaempezóaapartarselentamentedelmuelle.
Estabantodavíanadamásqueaunbrazodedistanciacuandoaellaseleocurrióalgo.«¡Élnomehavisto!».
Alvivirsiempredetrásdeunvelo,estabaacostumbradaaobservardeesamaneraa loshombres,nuncaaque laobservaran.Perosiélno laveíaahora,¿cómoharíadespuésparaencontrarla?
—Vlad—gritó, levantando el velo con lasmanos. Las tintineantesmonedas leacariciaronlacara,ydejócaertodoenlacubierta.
Todavía estaba lo suficientemente cerca para ver el cambio en aquellos ojosverdes.
—Ah—dijoélenvozbaja—.Sí.Sí,yaveo.Se le acercó Ion, ahogandoungritodeasombro.Conmiraruna solavezaquel
rostro,selefuerondelacabezatodaslaschicasdelataberna.PeroellamirabaaVlad,sóloveíalosojosdeVladmientraslabarcasedeslizaba
siguiendo la corriente. Los vio cuando el rostro de Vlad ya no era más que unamanchaborrosa.Losviocuandolabarcapasópordebajodeunarcodepiedra.
YVladseguíaviendodeellalosojosytodolodemás.
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8Urdimbreytrama
CastilloPoenari,1481
—¿Quéeseso?¿Uncuentodeamorcortés?Sihubiéramosqueridooíralgoasí,¿nopodríamoshabercontratadoauntrovador?
Lasduraspalabrasdelcardenal loshicieronvolvera todosa lasaladelcastilloPoenari, donde ninguno de ellos había estado del todo durante algún tiempo. Sehabíanmetidoenelcuento,inventándoloentretodos,tantonarradorescomooyentes.
IonhabíaestadoallídenuevojuntoaVlad,sirviendoaVlad,conociendoaVlad.También Ilona, contando lo que había pasado entre ellos. Los dos habían estadoabsortosenél.Quiénhabíasido.Aunquellevabacincoañosmuerto,habíavividoenellos.
LosoyenteshabíanestadofabricandosupropioVlad,segúnsusnecesidades.ParaPetruerasencillo.Élqueríaqueelhombrequehabíaconstruidoelcastillodondeélmandaba fuera un héroe; más todavía, un héroe valaco. Había oído hablar de untiempo de justicia, orden y fuerza en su tierra. En el que se había golpeado a losenemigosdeCristo.Élqueríaquevolvieraesetiempo.
Para el conde de Pecs, no era sencillo, y ante el arrebato del cardenal se echóhaciadelanteenlasillaymirónerviosocómoelitalianoselevantabadelasuyaeibacaminandocomounpatohasta lamesa.Necesitabaqueelhombrecomprendiera,yquesujuiciofuerafavorable.DeseabaquerehabilitaranalDragón,noquelelavaranlasangre.¿Aquiénpodríaservirsemejantebestialisiada?Perosipudieralevantarsenocondepravaciónsinoconfuria,noconbarbariesinoconpoder…Ysisepudieraperdonar aDrácula—aunque fueraparcialmente, sólo a efectosde su relación conDiosyelHombre—,quizátambiénlopodríanperdonaraél.Quizápodríanquitarlamaldiciónquepesabasobrelavidadesufamilia.
Elcardenal,juntoalamesa,sacóhojasdeortigadeunatajadadequesodecabray después aplastó la acre blancura sobre el pan basto. El conde lo acompañó y sesirvióunpocodevino.
—¿Eminencia?—dijo.Ante la señal afirmativa de la cabeza del cardenal,Horvathy llenó otra copa y
ambosbebieron.Petru,mientrastanto,indicóconungestoaBogdanquellevaraaguaa los confesionarios, tanto para los prisioneros como para los escribas. No erabondad. Petru habría hecho lo mismo con el ganado, para que siguiera vivo ycumplierasupropósito.Despuésfueaacompañaralosdemás.
Elcardenalbajólavoz.Notodoteníaquequedargarabateadoenpergaminos.—Conde,todoestoesmuyentretenido.Ymegustatantocomoacualquieraque
mecuentenuncuentoundíadeinvierno.Peromeparecequenoesésteelcuentoque
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hemosvenido a escuchar.—Alargó lamano, recogió el primer folleto de la pila yleyó en voz alta—: «La historia de un loco sanguinario llamado Drácula deValaquia».—Estudióelgrabadoquehabíadebajodeltexto,cuerposqueseretorcíanclavadosenestacas—.¿Usteddicequeestamosaquípararefutaresto?
—No…no exactamente para refutarlo.No todo, almenos.—El condemordióuna salchicha—. Para escuchar una versión diferente. Quizá para atenuar lo peor.Paraseñalarlomejor.
—¿Parareescribirlahistoria?—Eminencia,comodijoustedantes,esoesloquetodoshacemosconlahistoria.
Utilizarlaparanuestrospropiosfines.—Levantóotrofolleto—.Eso,sinduda,esloque hicieron los hombres que escribieron estas cosas. Para sacar un beneficio. Porvenganza. La historia es una herramienta; un arma, incluso. Para nosotros. Para laIglesia.
—¿Para la cruzada?—El italiano negó con la cabeza—. Como usted sabe, labanderadelacruzadaeslamásdifícildetejer…Esmuchomáscomplejaqueesastoscaspiezas.—SeñalólostapicesquerevestíanlasaladePoenari—.SilaurdimbredelabanderaeselblancopurodeDios, laCruzes la tramaroja,yestácompuestapordocenasdehilosytonosdiferentes.Miseñor,elPapa.Elsuyo,elreydeHungría.Los príncipes, los nobles… y sí, los financistas de Europa, todos tienen que estarcuidadosamentereunidosyalineadoseneltelar.¿Verdad?
Horvathyasintió.—Escierto.Perorecuerde,Eminencia,quelosBalcanessonsiempreelcrisolde
laGuerraSanta,ysuslídereslaprimeralíneaenlaluchacontraelInfiel.—Sí,sonhilosesenciales.—Grimanitragóylaacidezdelvinolehizofruncirel
entrecejo.Despuésvolvióamiraralcondealúnicoojo—.¿YustedcreequepuedeuniraesoslíderesbajolaimagendelDragón?
—Ruegoqueasísea.Aunque,comoustedsabe,casisiemprehacefaltaalgomásqueruegos.—Señalóconlacabezalosconfesionarios—.Loúnicoqueimportaeslahistoriaqueoímos.Yloquedeellapodremostransmitiranuestrosseñores.
Grimanitambiénmiróhaciaallí.—Ypordivertidoquehayasidohastaahoraelcuento,pocoheencontradoenél
quemepermitaopinarorecomendar.—Señalóconlamanolostapicesdelapared,laescenadecazaquehabíaallí tejida—.¿Quépasasi iniciamoslapersecución?Esosbatidores han hecho salir la presa. ¿No le parece que es hora de cobrar la primerapieza?
Horvathyvaciólacopayladejóenlamesa.—De acuerdo. —Volvió a subir al estrado, y antes de hablar esperó a que
volvieranysesentaran losotrosdos—.Bastadesueñosde juventud.De torneosybúsquedasyamores.Ahoraqueremosoírrelatosdecrueldad.Demuerte.
Hubo un rato de silencio. Los dedos de los escribas se detuvieron sobre lostinteros. Se había asignado un color diferente a cada narrador.Negro para el cojo.
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Verdeparalaconcubina.Laspreguntasdelosjueces,cuandoseproducían,quedabanregistradasenazul.Perofuealcuartotintero,elmenosutilizadohastaesemomento,alqueapuntaronalacabarelsilencio.Porqueahora le tocabahablaralconfesordeDrácula.Suvozeratodavíaroncaporfaltadeuso.Aunasí,llegóalasala.
—Esextrañoquesehagaesapregunta—susurró—,porqueesadondeestábamosapuntodellegar.
Porelpergaminocorrieronpalabrasrojas.
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9Elherrero
Fueron a buscarlo al amanecer. Había pasado una semana desde el rapto y Vladapenasempezabaadormirconlosdosojoscerrados.
Llegaronenlaoscuridadporelpasillocentraldelenderunkolej,caminandoporelpulidosuelodemaderaconcalzadosilencioso.Pasaronpordelantedelamayoríade las aulas tabicadas, donde estudiaba y dormía cada orta, sin que sus pasosdespertaranaunsolopaje.Sólocuandosereunieronenunhuecoentrelostabiques,dondedormíalaortadelosrehenes,seoyósusurrarunapalabra.
—Ahora.Vladlaoyóysedespertó,demasiadotardeparahaceralgo.Noeramucholoque
sepodíahacer,condoshombresantecadacolchón.Unoparalevantarelcobertordelana,otroparaapoyarladagacurvaenlagarganta.
Losgritosdeterrordespertaronatodoelkolej.Losdoseunucos,quedormíanencamas elevadas en el centrode la sala, sedespertaron chillandoparaproteger a suprole. Lo mismo hicieron los dos aghas superiores, que salieron corriendo de suaposentoconcelosíaalfinaldelasala.Perocuandovieronquiéneshabíanllegado,alaluzdelosfarolesahoraencendidos,sólovolvieronagritarunavez,paraacallarlosaterrorizadossusurrosdelosmuchachos.
Vlad,comotodos,reconociólaschaquetasrojas,losshalvariazulvivoylasbotasamarillasdelaguardiapersonaldelsultán.Duranteunmomentodepánico,mientrasdespertaba,pensóquequienestabaenlaentradapodíaserelbolukbasidelospeyks.PeroentoncesrecordóqueaqueldesgraciadohabíasidodestripadoenlaplazacentraldeEdirne,juntocontodasucompañía,paraexpiarsufracaso.
Elhombrequeestabaenlaentradanoibaafracasar.—¿CuáldeestosperrosincircuncisosesDrácula?—rugióaleunucoqueteníaal
lado.El hombre señaló con el dedo.Vlad fue inmediatamente arrancadodel colchón
porlospelosyarrastradoporelsuelohastalaentrada.—¿Yelhermano?—Él…él…estáconlosmuchachosmásjóvenes,effendi—farfullóeleunuco—.
Iré…iréabuscarlo.—Se lo entregarás amis hombres—dijo el capitán—.Y tú—alargó lamano,
agarró un brazo de Vlad y lo levantó, torciéndoselo sobre la espalda—, vendrásconmigo.
Conelbrazoestiradoylevantadodetrás,ylaotramanodelcapitánenelcuello,Vlad fue llevado por el pasillo, entre hileras de estudiantes boquiabiertos, hasta laentradaprincipal.AllíloreunieronconunpálidoRadu,tratadodelamismamanera.Sin perder tiempo los sacaron al patio interior y les hicieron atravesarlo. Allí se
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amontonaronmientrasunasustadoguardiánbuscabalasllaves.Alencontrarsealladolacabezadesuhermano,Vladsusurróensupropialengua:
—¡Recuerdaloquedijimos!Noreconozcasnada.—¡Silencio!—gritóelcapitán,torciéndolemáselbrazo.Vlad no pudo contener el grito. Salieron por la puerta al parque ecuestre y
empezaron a atravesarlo con rapidez. Al guardián, presa del pánico, se le habíancaídolasllaves.AlinclinarsearecogerlasnovioquesalíaIon.
El grupo avanzó hacia la línea de partida de los caballos. Más adelante, laspuertasdelosestablosfueronabiertasdeparenpar.Dentro,bajolaluzcegadoradeantorchasdejuncos,ibanyveníanhombresycaballos.Metieronalosprisionerosylosllevaronhacialaderecha,porunsitioenelqueVladhabíapasadoalgúntiempo:las aulas de los halcones. Vlad, torcido, mirando hacia arriba, vio sacres con lacabezaencapuchadaqueseinclinabanaloírelruidodehombres,buscandoenmediodelaceguera.PorextrañoqueparecierasepreguntócuálseríaSayehzade,laapuestadeljeridqueMehmethoscamentesehabíanegadoahonrar.Unaveempezóachillar,abriendo lasalas,hastaquecayóde laperchayquedópatasarriba,colgandode lapihuela.Vladviopiernasqueseacercaban,alguienquealargabalamanoyrecogíaalgo.
Después de pasar las jaulas, los gritos perdieron intensidad pero no cesaron, yluego otro sonido. Éste era rítmico, el golpe de metal sobre metal. Sólo entoncescomprendióVladadóndelohabíanllevado,ysintióterror.Nuncaselehabíaocurridoqueelcastigoporloquehabíahechoseríalamuerte.Loúnicoqueteníavalorparalosturcoserasuvida,ylosturcoseranmaestrosdelcastigo.Lehabíahabladodeunoa Ilona en el muelle. Los hijos rehenes del déspota serbio Brankovic habían sidosorprendidostratandodeenviarmensajesasupadre.Noloshabíanmatado.Sóloleshabíanmetidounhierrocandenteenlosojos.
Elcalordelafraguafuecomounabofetadaenlacara.Mientrasloobligabanaarrodillarse, al lado deRadu, alcanzó a ver dos cosas, dos personas:Mehmet, conchaquetadebrocadoytúnicagriega,sonriendo;yasulado,elherrero,encapuchadocomounhalcón,sacandoalgobrillantedelfuego.
Vladsintióqueseleaflojabanlastripas.Surivaleneljerideralaúnicapersonaquenoqueríaverallí,entremetalescalientes.Cómodetestabaelmiedo,recurrióaldesafío.
—Medebesunhalcón—gritó.Logolpearonyloarrojaronsobrelatierraapisonadadelantedelyunque.Quedó
allí tendido, bizqueando, hipnotizado por el rojo fundido y se preguntó, en unarrebatoquelehizosudarcadapartedelcuerpo,siesoseríalaúltimacosaqueveríaensuvida.Asulado,Radulloraba.
Entoncessediocuentadequenoeran losúnicos tiradosenelsuelo;que todosallí se ibanarrodillandoycayendobocaabajo.Finalmente,hastaMehmetpermitióquesurelucientechaquetaseapoyaraenelpolvo.Hastaquequedóunsolohombre
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depieenlafragua.Elherrero.El hombre iba vestido como todos los de su oficio. Un delantal de cuero lo
protegíadesdeelcuellohastalasrodillas,teníalasmanosmetidasdentrodegruesosguantesyunacapuchasobrelacara,conunaaberturacubiertaporunamallametálicadelantedelosojos.Losojosbrillaban,reflejandoelhierrocalientequesosteníaconunastenazasyqueestudióporunmomentoantesdeapoyarloenelyunque.Sobreélempezóacaerelmartillo,engolpesrítmicos.Despuéslastenazaslevantaronelmetaly lo sumergieron en un pilón.Mientras dejaba el martillo y levantaba las tenazashastalaaberturadelosojosydabavueltasalmetal,selotragóunanubedevapor.
Vlad no había vistomás que un hierro. Lo había imaginado con la formamástemible:unatizadorconlapuntafundida.Ahora,yafrío,violaformaverdaderadeaquello,ysupoquéera:unaherradura.
Con un suspiro, el herrero la dejó sobre una pila de herraduras, levantó deinmediatootrabarrametálicaylametióentrelasbrasas.Después,mientrashablaba,selevantólacapuchadelacabeza.
—Aláseaalabadoporelméritodeestetrabajo.Porquesuyaesladestreza,míonadamásqueelservicio.
La capuchaquedó a un lado.El hombre diomedia vuelta.YVladvio por quétodossehabíanpostradoanteél.
—¡Murad!—dijoenvozbaja,paraquenopudieranoírlo,mientraselEsplendordelMundo,elFarodelaCreación,elsultándelosturcos,seapartabadelyunque.
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10Castigos
En la oscuridad, dentro de las puertas abiertas de la fragua, con un ojo apretadocontrauna rendija, Ionvaciló.Sehabíadeslizadodetrásdelgrupomientrasmetíanallíalosotros.Siavanzaraahorayseacostaraenlatierra,quizápensaríanqueestabacon ellos desde el principio. Aferrando el borde de la puerta, espió hasta el másmínimomovimientodelassombrasdetrásdelafragua.Habíaallídosfiguras,unaacada lado de Murad. Dos de los arqueros del sultán, su escolta personal, con lasflechaspreparadas.Ionsabíaqueunodisparabaconlamanoizquierdayelotroconladerecha,yasícubríanasuseñor.Tambiénsabíaquenuncaerrabanelblanco.
Siguió vacilando, y pasó la oportunidad. Murad estaba ahora de frente,caminando,eIonnopodíadejardemiraralaRocadelMundo.Antessólolohabíavisto dos veces, y de lejos. Allí, desde tan cerca, todo lo que Ion había oído seconfirmaba.Parecíatan…normalycorriente,comocualquierobreroenlascallesdeEdirne.Deestaturamedianaperopechoyhombrosanchosybrazosmusculososdeherrero, teníaunadesaliñadabarbagris,griscomolosojosdeaquellacararedondatanpocointeresante,con todos losrasgosmanchadosdehollín.Sedecíaquepodíaandar entre su gente en una calle atestada y no ser descubierto. Que lo hacía amenudo.Yque,adiferenciadelpavorealdesuhijo,laropaquellevabadebajodeldelantaldeherreronollamaríanuncalaatención.
¡Unhombrecomún!Peroqueno loera.PorqueesehombrehabíaconvocadoaGallípolialguerreromásfuertequeIonhabíaconocido—VladDrácul,voivodadeValaquia—ylohabíaencadenadoalaruedadeuncarroduranteunasemana.Porqueesehombre,dosañosantes,enVarna,sehabíaenfrentadoalejércitomáspotentequeloscristianoshabíanorganizadoenmásdeunsigloy lohabíabarrido.Unhombrequecasideinmediato,demaneraincomprensible,habíaabdicadoenfavordesuhijode catorce años para poder retirarse a su isla deManisa y dedicar su tiempo a lospoetas,alacontemplaciónyalvino.UnhombrequesehabíavistoobligadoavolveralpoderdebidoalmalgobiernodeMehmet.
Ese hombre que ahora se adelantaba y apoyaba el pie en el cuello de Vlad.Duranteunratonohabló.Cuandolohizo,suvozfueapenasunsusurro.
—Drácul-a —dijo, pronunciándolo como si fueran dos palabras y en «limbaromana», la lengua deVlad; no enosmanlica, la lengua de su país—. El hijo delDragón.
HabíaalgoeneltonoqueIon,esperandounsalvajecastigoporsudelito,nohabíaesperadooír:ciertatristeza.
—Losaghasdelenderunkolejmedicenqueeresunodesusmejoresestudiantes.Querecitasmaravillosamente laspalabrasdelSantoCorán, lomismoque lapoesíadePersiaylasfilosofíasdeAtenasyRoma.Que,previendoeldíadeldesastre,eres
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tan hábil con los hilos como yo con la fragua. Y que sobresales en muchasactividades:enlaluchalibre,conarcoacaballo,coneljerid.—Echóunaojeadaalachaquetadebrocadorojodesuhijoyporsucarapasóunasonrisafugaz—.Perotediréquéesloquenomegusta.
Muradhizounapausayempujómásconelpie.«Ahíviene»,pensóIon,tragandosaliva.Conocíaloscastigosturcos.Habíasufridounoscuantos.Peroninguno,estabaseguro,comolapenaporrobaraunaelegida.
Muradretomólapalabra.—Nomegustaqueseas¡elhijodelDragón!Gritólasdosúltimaspalabras.Lomismoquelaorden:—¡Arriba!Seleobedecióalinstante,aunquetodossepusieronsóloderodillasydespuésen
cuclillas, esperando, la cabeza inclinada; entre ellos Vlad, con los brazos todavíasujetosalaespaldaylacabezaahoralibre.Sóloestabandepieelsultán,suescoltaenlassombraseIondetrásdelaspuertasdelafragua.
Muradvolvióahablar,sinlevantarlavoz.—¿AcasocreyóDráculque,comollevabalabanderadelDragónplegada,yono
descubriría que su hijo mayor, tu hermano Mircea, me enfrentaría en Varna a lacabezadelastropasvalacas?¿Acasonosabequeentodaspartestengoespíasquemeinformande cadaunode susmovimientos?—Le lanzóunamirada feroz—.YmecuentanqueaunqueDráculdiceodiartantocomoyoamimásimplacableenemigo,Hunyadi, el maldito Caballero Blanco, acaba de hacer un pacto con él. Parasuministrarletropasquemarcharíanbajounabanderarecogida.Paraacelerarsupasoporpuertasquetendríanqueestarcerradasparaél.
Muradvolvióalafraguayempezóaponerselosguantesquesehabíaquitado.—Parece haber olvidado lo que significa la palabra «rehén»… en cualquier
idioma.Tienequeenterarsedelasconsecuenciasdeloquehace.Mientrashablaba,levantódelasbrasaslastenazascalientes.—¡Padre!—exclamóMehmetexcitado—.¿Puedo…?—Hijomío, tu destreza es para las plantas, no para losmetales—dijoMurad
bruscamente—, y cuando pueda enseñarte a dar la vuelta a una semilla de pepino,podrásveniratrabajaramifragua.—Acercólastenazasymiróconatenciónelmetalqueardíaenlapunta—.Yaunquenoesmideseocastigar,¿acasolosmandamientosdeMoisés,honradoentrelosprofetas,nohablandelospecadosdelospadresysusconsecuencias para los hijos? —Se volvió hacia Vlad, llevando delante el metalardiente—.HayqueenviarunmensajeaDrácul.Unmensajeinequívoco.
Detrásdelapuerta,Iontemblaba.Teníaunadagaenelcinturón.¿Nodeberíadarun salto, acuchillar aMurady salvar losojosde suamigo?Moriría sinduda,perocomounhéroe,sitambiénmoríaMurad.Perosumanonuncallegóalcinturón.Nadase movió, fuera de una lágrima que le bajó por la mejilla, mientras el sultán seinclinaba, acercando su cara a la deVlad lo suficiente para que el brillantemetal
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alumbraralasdos.—Esto os digo, hijos del Dragón. A los dos. Vuestras lecciones aquí han
terminado.Empiezanotras. Seréis trasladados a la fortaleza deTokat.Tendréis allídiferentes aghas, y aprenderéis diferentes asuntos. Menos refinados. Igual deedificantes. Y vuestro padre aprenderá, a costa de vuestro sufrimiento, lasconsecuencias de la traición. —Levantó las tenazas y enderezó el cuerpo—.Llevadlos—dijo.
LoshombresquesosteníanaVladlolevantarondegolpe.Sacaronunasesposasyse laspusieronen lasmuñecas.Loshombresque teníanal todavía llorosoRadu lohicierongirarhacialapuerta.
PeroentoncesMehmetsecolocódelantedeellosylevantóunamanoparadeteneralaguardia.
—Unfavor,padre—exclamó.Muradsevolvióhaciaél.—Pídelo.—¿No hay diferentes maneras de enviar el mismomensaje?—Miró a Vlad y
sonrió—.NosemeocurrenadamásbeneficiosoquelasleccionesqueleesperanenTokat. Pero a éste…—Alargó lamano y apoyó un dedo en los rizos castaños deRadu,ydespués fuebajando, siguiendoelbordede lanarizhastadetenerse en loslabios—.¿NohaymásqueunamaneradesometeraunDragónalospropiosdeseos?
Hastaesemomento,Vladsentíacomosiundjinnlohubierahechizado.Noeranlos hombres quienes lo sostenían, sino su propia voluntad, paralizada. Ése era sudestino,sercegadoporelsultán.Nadapodíahacerparasalvarse.Entoncessudestinocambió y, de nuevo, no tuvomás remedio que aceptarlo. Pero cuando fue otro elamenazado—suhermano,susangre—,elhechizoserompió.
Conunrugido,seinclinóyarrancólasmanosesposadasdelapresióndelhombreque tenía a la izquierda, y se enderezó de repente para golpear con la cabeza lamandíbula del otro, que cayó hacia atrás. El primer hombre intentó sujetarlo denuevo,peroVladlevantólasesposasmetálicasyselasestrellóenlacara.ElhombrecayóyVladquedó libre,yavanzóhaciaMehmet, tansensibleahoraacadasonidocomo insensiblehabíaestadoantes:el llantodesuhermano, losgritosde todos,elcrujidodelosarcosdobladosporhombresenlassombras.
—¡Esperad!—gritóMuradlevantandounamano.Nohacíanfaltalasflechas.Vladerafornido,conformadetoro.Peronisiquiera
pudoembestiralamediadocenadehombresquesaltaronhaciaéldandopuñetazosypatadasyfinalmentederribándoloalsuelo,aunbrazodedistanciadesumeta.
PeroMehmethabíaretrocedido,preparándose.YaunquetodavíateníaunamanoapoyadaenRadu,yanoloapretaba.Almenosnolosuficienteparaimpedirqueeljoven Drácula agarrara el mango enjoyado del cuchillo que Mehmet tenía en elcinturón.
—Suéltame—chillóRadu,sacándolo,haciéndoleuncorteenlamanoquetrataba
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detocarlo.Mehmetgritó.Aparecieronmásguardias.DesarmaronaRaduyloinmovilizaron
contraelsuelo.—¿Estásmuyherido,hijo?—dijoMurad,acercándosedenuevo.—Bastante—gimióMehmet,mostrandoelcorteenlapalma.Muradleagarrólamanoyselacerró.—Sobrevivirás. Y hemos aprendido algo: que hasta el menor de los Dragones
tienedientes.—Sonrió—.¿Todavíaloquieres?Mehmetasintióconunbrilloenlosojos.—Másquenunca.—Entoncesserátuyo.—Muradlevantólavoz—.Llevadloalsaraydemihijo.El
otro,aloscarros.Seirádeinmediato.Elrestosemarchará.SólosequedaráMehmet.—¡Vlad!—gritóRadu.En el suelo, el grito del hermano le llegó a través de la niebla que habían
producidolosgolpes.Intentóatravesarla,volveraluchar.Perolasórdenesdelsultánfueronobedecidasdemanera instantánea,comosiempre.Loshombres levantaronalosdosmuchachosylossacarondeallí.
Enuninstantesefuerontodos.Todosmenoselsultánysuhijo,ylasdossombrasque aflojaron la tensión de las cuerdas de los arcos. E Ion, que seguía paralizadodetrásdelapuerta.
Poruninstantereinóelsilencio.Ionestabasegurodequeoiríansurespiración,lacaída de sus lágrimas. Entonces, por el suelo de tierra, se acercaron unos pasossuaves.Entróunhombreconunazorenelpuño.
—Y bien, agha Hamza —dijo Murad—, ¿mi audaz Zeki está preparado paravolar?
—Estápreparado.Paravolarporti.Paramatarporti,enishte.«Lo llamaenishte, “tío”», pensó Ion. Entonces recordó que hacía pocoHamza
habíasidonombradohalconero.Antes,guapohijodeuncurtidordeLaz,habíasidoelescanciadordeMurad.Ysedecíaquetambiénotrascosas.
ElsultánsacóuntrozodecarnecrudadelabolsaquellevabaHamzaenlacinturayconélatrajoelpájarodelguantedelhalconeroalsuyo,facilitandoeltrasladodelaspihuelas.Conelpájaroacomodadoenlamano,Muradlevantólamirada.
—Y a este otro halcón, al valaco, ¿lo podrás educar para que aprenda a sersumiso?¿Undíairátambiénamatarparamí?
—Creo…creoquesí,enisthe.Tengoalgunasideas.Muradrióentredientes.—Nolodudo.Tú,sobrino,siemprefuisteelmáslistodemismuchachos.—Miró
haciaunladoyelafectoledesapareciódelacara—.Muchasvecesrecomendéamihijo que te estudiara.—MientrasMehmet se sonrojaba, su padre volvió amirar alagha—.Esasideas.¿Podríascompartirlasconmigo?
—Es lo que dices, señor. Drácula es un halcón. Hay muchas maneras de
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adiestrarlo.Algunascondureza.Algunasconafecto.Algunasconunacosaydespuéslaotra.Comoenestecaso.—Suspiró—.CreoquepodemosdejarquelosaghasdeTokatseocupendeélprimero.
—Cómomegustaríavereso—mascullóMehmet.Muradfruncióunpocoelceño,aunqueno,aparentemente,porlainterrupción.—¿Tepreocupa,Hamza?¿Lamentaslasleccionesqueelrehénvaaaprender?Hamzaseencogiódehombros.—Aveces,conunaveorgullosa, laúnicamaneradequebrarlaesempaparlaen
agua y después quedarse con ella toda la helada noche. Yo también lo lamento,aunqueavecesreconozcoqueesnecesario.
MuradseinclinóhaciadelanteylevantólamanoenguantadadeHamzahaciaelfuego.
—«Estoy atrapado—leyó en voz alta—.Encerrado en esta jaula de carne. Sinembargo,afirmoquesoyunhalcónquevuelaenlibertad».—Levantólamirada—.¿Esestoloquetecosió?
—Sí.Muradvolvióaleerensilencio.—Celaleddin.Sehatomadoalgunaslibertadesconelverso.—Selodije,enishte.Muradsoltólamano.—¿Verdadquesienteportiunafectodecolegial?Hamzaseencogiódehombros.—Talvez.Muradsonrió.—Bueno, acabasde explicar cómoalgunas avesnecesitan cariñodespuésde la
dureza.Losdoshombressehabíanvueltohacialafraguaparaqueelsultánpudieraleer.
Mehmet,procurandonoquedarexcluido,sehabíaacercado.Ionvioquelostrescasitapaban a los arqueros que estaban en las sombras, así que empezó a deslizarsesaliendodedetrásdelapuerta.
Lo siguieron unos ojos.No humanos. El azor era sin duda un regalo de algúnpríncipevasallodelnorte,porquevolabapor losmismoshayedosde losqueveníaIon.Mientrassemovía,rezabaporlobajopidiendoelsilenciodeuncompatriota.
Esesilencionofuerespetado.Cri-ak,cri-ak,sonóelgritodecaza.Ion dio un salto. Y sus rodillas, debilitadas por el temblor, cedieron… y le
salvaronlavida,porqueunaflechalepasóaundedodelacabezayseclavóenlapuerta.
—¡Espera!—El grito deMurad iba dirigido al segundo arquero, que se habíaapartadode lacortinadecuerpose ibaadisparar—. ¡Guardias!—gritó,yentraroncorriendocincohombresparaatraparalvalacocaído.
—Tú—dijoMurad,volviéndosehaciaelprimerarquero—estásexpulsadodemi
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servicio por no haber acertado. Y tú…—prosiguió, volviéndose hacia Ion—, venaquí.
Mientras se marchaba el deshonrado arquero, arrastraron fuera a Ion y loinmovilizaronenelsuelo.Muradseinclinóylolevantóporlospelos.
—Unjoven—dijo—,yvestidocomoestudiante.¿Loconoces,sobrino?—Sí,enishte.Se llamaIonTremblac.EshijodeunboyardodeValaquia,y fue
enviadoparaacompañaraVlad.—¿Ah,sí?—Muradloestudióunrato—.Yahorasehaconvertidoenespía.Ion miró los ojos grises del sultán. Sabía que su muerte estaba en ellos.
Curiosamente,ahoraqueesoerainevitable,sentíamenosmiedo.—Nosoyespía,MuradHan.Sólosirvoconlealtadamiseñor,amiamigoVlad
Drácula.Las palabras fueron dichas con insolencia, quizá con mayor dureza de la que
buscaba.Todossepusierontensos,esperandoeljustocastigo.PeroMuradhablóconvozsuave.
—Elmuchachotienecoraje,Hamza.¿Estantalentosocomoaquélalquesirve?—No.Niremotamente.Peropocosloson.Mehmetseadelantó.—Fue uno de los que conspiraron para hacerme daño en el campo del jerid,
padre.Yaunespíahayquesilenciarlo.Dámeloamí…Una mano levantada acalló las palabras. Como si no las hubiera oído, Murad
prosiguió:—Seríaunapenaapagaresachispa.Ynospuederesultarútil.—¿Enquésentido,enishte?—¿ÉlsabeloquehacenenTokat?Hamzaasintió.—Todoslosaben.Porlanoche,enelenderunkolej,seasustanmutuamentecon
historiasdeesasmazmorras.—Muy bien. —Murad sonrió—. Nuestro mensaje al Dragón será mejor
comunicado por uno de los suyos. Este muchacho le puede contar lo que estásucediendo a sus hijos. Él adivinará las intenciones queMehmet tiene con Radu.Sabrá qué lecciones aprenderá el mayor en Tokat. Les contará cómo nos hemoscontenidoparanocastigarlos…porahora.
El sultán volvió ameter lamano en la bolsa queHamza llevaba en la cintura.Sacómáscarneyseladioalavequeseguíadescansando,muytranquila,ensupuño.
—Mehmet,ocúpatedepreparartodoparaelviajedenuestromensajero.EshoradequeHamzayyoprobemoslavalíadeestaave.¡Alacaza!
Fuehastalaentrada.Loprotegíanguardiasaamboslados,alosquesesumóelúnicoarquerocon la flechapreparada.En laentrada,Muradsedetuvoymiróa suhijo,quehabíadadounpasohaciaIon,tendidobocaabajo.
—Recuerda,Mehmet.Elmensajeroqueyo envíe tieneque estar vivoparaque
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hable.Dichoesosemarchó,acompañadoporHamzaylamayoríadelosguardias.Sólo
quedaronlosdosquesosteníanaIon.YMehmet.IonmirólosojosmarronesdeMehmet.Teníalamismafiguraqueelpadre.Pero
enMehmet no había ningún rastro de humor ni de compasión. Levantó unamanocomosifueraagolpearloydespuéslabajódespacio,leagarróelpeloyseloapartóconsuavidaddelacara.
—Perro,setehaperdonadolavida.Asíquepodrásladrarleelmensajeatuamo.—Sonrió—.Peroesonosignificaqueelmensajedebaconsistirsóloenpalabras.—Recorriólafraguaconlamirada,quefinalmentesedetuvoenlasbrasasardientes—.Sostenedloconfuerza.Delacabeza—dijoderepente.
Su orden fue obedecida. Mientras lo arrastraban, sin que dejara de forcejear,Mehmetfueaunestanteysepusoarevolverentrevarillasmetálicas.Entonces,conun grito de júbilo, sacó una y la metió en el fuego.Mientras se ponía un par deguantes,volvióahablar.
—Sabes,perro,quecadasultántienesutugra,unsímboloúnicoqueimprimeenlosdocumentos,comolossellosdetuspríncipes.Bueno,avecesnecesitamosmarcarcon un hierro candente nuestra propiedad: nuestras ovejas, nuestros camellos,nuestroscaballos.Creíaquecuandomipadremequitóeltronosehabíadeshechodemimarca.—Hizogirarelhierroentrelasbrasasardientesydespuéslolevantóylesoplólapunta,quesevolvióaúnmásroja—.Parecequeno.
Ionnadapodíahacer.Lapresiónde lasmanosque loapretabanera invencible.Sólo le quedaba cerrar los ojos y suplicar que el destino de los hijos ciegos deBrankovic no fuera ahora el suyo.Murad había dicho que tenía que poder hablar.Pero¿tendríaquever?
Hubounaliviomomentáneoantesdequeelcalorseleacercaraalacara,cuandooyó y olió cómo se le tostaba el pelo. Fue sólo unmomento, y después la agoníamientrasMehmetlechamuscabalacarneconsutugra.
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11Tokat
En unmundo para siempre oscuro, Vlad no teníamanera de registrar el paso deltiempo. En el carro cerrado que lo había llevado a Tokat entraba un poco de luz.Entreloslistoneshabíavistoamanecersieteveces.Peroalsacarlodelcarrolohabíanvendadoylohabíanllevadoporcorredoresdepiedra,bajandointerminablestramosdeescaleras.Yenlasparedesdesuceldanohabíanilamenorgrieta.Laconocíasólopor el tacto, exploración que le había llevado apenas un rato. Era un cilindro depiedrainclinado,conunaprofundidadequivalentealdobledesualtura.Haciaarriba,amitaddecamino,sobresalíaunaespeciedeestanteenelquepodíaencaramarseydormirsiseacurrucabaconlasrodillascontraelmentón.Perosisedormía,tardeotemprano se caía y despertaba con la carne rasguñada contra la piedra áspera,hundiendo lospiesy lasmanosen laasquerosapajaquecubríaelsueloyconteníatodossusexcrementos.
Nohabíamaneradecontarlosdíasporlacomida.Podíallegaralamismahoratodas lasmañanaso sólounpardevecespor semana.Novariaba.La sopamenosespesaposibledecebada fría, en laque flotabanunoshilosdealgoquepodría sercarne; un trozode pan aplanado sobre piedra queolía amoho.Lo comíade todosmodosybebíalajarradeaguamalolientequeveníaconél.Erademasiadopoco,peroteníaquemantenerselomásfuerteposibleparaloqueviniera.ConocíalashistoriasdeTokat,delasceldasdetortura.Pasarhambrenoleayudaríaasobrevivir.
Nuncaveíaaquienletraíalacomidaynisiquieraoíalospasos,sólolatrampillacircularqueseabría rápido, lacomidaquebajabagolpeando lasparedesmetidaenunared,latrampillaquesecerrabadegolpe.Gritaba,suplicaba,amenazaba.Nuncateníarespuesta.Sehundíasobreelestanteyseponíaatiritar.Seguíausandolamismaropa que llevaba en el enderun kolej, y el frío era el compañero constante de laoscuridad.
Loúnicoqueoíaaveces,enlosbrevesmomentosenlosquelatrampillaestabaabierta,erangritosalolejos.
Unavez,furioso,recogiódelsuelounpuñadodesupropiamierdayesperó,conmás paciencia que ante lamás escurridiza presa, y cuando se abrió la trampilla lalanzóporallí soltandounpotentealarido.Elgritoqueprovocó fue tangratificantecomoeldeMehmetalrecibireljeridenlaespalda.Perosubieronlaredycerraronlatrampilla.Detodosmodos,podía llevar lacuentadel tiempodeunamanera:porelhambrevorazqueibaaumentando.
En la oscuridad perfecta, la luz sólo llegaba en sueños indistinguibles de lavigilia. Entonces, un día o una noche, empezaron a salir voces de la potenteluminosidad, hablando un idioma que no entendía, como el gorjeo de unosestorninos.Bizqueóantelaluzytratódedistinguirrostrosentrelaslágrimas.Nunca
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pudo.Hastaqueundíaounanochellegóasusueñoelruidodeunacadena,elchirrido
demaderacontrapiedra.Luz,luzgrisperoreal,noluzdevisiones,ydelantelaformadelacabeza.Ylapronunciacióndeunapalabra,unapalabraqueentendía.
—Ven.Manosextendidasquetirabandeélhaciaarriba.Seagachóylosdoshombresque
teníaacadaladolosostuvieronporquenohabíapodidoestardepieeneltiempoquehabía pasado bajo tierra. Los miró bizqueando, entornando los ojos ante ladeslumbrante luzde lasantorchasde juncos.Loarrastrarony losdedosdesuspiesrasparon las losas irregulares, tratandodehacer fuerzacontraellasparasentiralgo.No sabía qué le esperaba al final de aquellos húmedos y oscuros corredores, peroqueríaenfrentarseaello.
Aloprimeroqueseenfrentófuealagua.Susguardias—derostrosdelgados,conturbantes, con dedos de acero doblado—, lo arrojaron en una celda. En el centrohabíaunpilóndepiedra.Conlosbrazoscruzados,loshombresdieronunpasoatrásyesperaron.
Vladavanzótropezandoymetióallíunamano.Elaguaestabaapenastibia,peroaélleparecióelhamammáscalientedespuésdelmundoglacialquehabíahabitado.Habíatambiénmanoplasdetelabastaynodemasiadolimpias,peroquealpasarlasporlapiel…¡ah!Despuésdequitarselosharaposenlosquesehabíanconvertidosucamisaysushalvari,Vladempezóalavarse.Elaguasepusomarrónporlamierda,yrosadaporlascostrasdesangrededecenasdepicadurasdepulgas.Perolasangrelotranquilizaba.Significabaqueestabavivo,cosadelaquemuchasveceshabíadudadoenlacelda.Yestarlimpiosignificabaquevolvíaaserunhombre.Avecestambiénhabíadudadodeeso.
Al terminar le arrojaron encima una gruesa gomlek de lana, la túnica hasta larodillaalegrementecálidadespuésdelosharapos.Tambiénsandalias,quesepusoenlosdestrozadospies.Después,pocoapoco,sefueenderezandohastaquedarverticalporprimeravezenunaeradetinieblas.Encuantohizoeso,loshombrescalladosseleecharonencima,loagarrarondelosbrazosylollevaronporelcorredorhastaotraentradabaja.Seinclinaronyloarrojaronenlahabitación.Ladebilidaddelaspiernaslehizotropezarycaerderodillas.Aquellotambiénestabaoscuro,malventilado,casicomosucelda.Perohabíaunaluz,ysumiradalaencontró.Elresplandorrojodeunbrasero.
Cuando se le acostumbraron los ojos, miró alrededor, y vio que estaba en unsótano sin ventanas, suficientemente grande para que el techo se perdiera entre lassombras…peronoloquecolgabadeél:poleas,cadenas,sogas.Contralasparedeshabíamáscosasamontonadas:barrasmetálicas,tenazas,unportacuchillos.Tambiénalgo parecido a un diván con patas altas. A su lado estaba el esqueleto de unaarmadura.
Su mirada volvió al brasero. Detrás de él habían aparecido dos figuras, una
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grandeyotramáspequeña;quizáshabíanestadoallítodoeltiempo.Mientrasmiraba,lafiguramásgrandesemovió,metiendounabarrametálicaentrelasbrasas.Aquelloprodujounaerupcióndechispas,unrepentinoaumentodeluz,yVladvioquelasdosfiguraseranhombres.
Unodeellosseadelantó.—Bienvenido,principito.BienvenidoaTokat.Eraunavozsorprendentementegraveteniendoencuentalapequeñaestaturade
quienhabíahablado.CuandolosojosdeVladseacostumbraron,vioqueelhombrenoeraunenano,queno teníaningunode losrasgoshinchadosde losenanos,peroque no era mucho más alto que ellos. Era como cualquier otro hombre, pero enminiatura,connarizganchudayojosdepárpadoscaídoscomosi tuvieranecesidadde dormir. Llevaba una gruesa chaqueta de lana, abotonada hasta el cuello. Esachaqueta estaba cubierta de hilos de colores, minuciosamente cosidos formandofigurasqueparecían,aprimeravista,unaescenadecazadeciervos.
El segundo hombre se había inclinado sobre el resplandor rojo. Si el otro erapequeñodemás,ésteeragrandedemás,ymostrabalacurvadesnudadelestómagodebajo de un pecho ancho ymusculoso. Ambos estaban cubiertos de tatuajes quemostrabancriaturasdelmitoydelarealidad.Unbasiliscoperseguíaaunamantícorahacialaaxila.Untigresalíadelacuevadelombligo.Habíacosasescritassobresuenormecabeza, que era calva.En realidad, no teníapelo enningunaparte aunque,curiosidaddecuriosidades,llevabapintadasdoslíneasrojasdondedeberíanestarlascejas.
—ÉlsellamaMahir—dijolavozgrave—,quesignifica«experto».Y,comoyaverás,esexpertodeverdad.Peronotelodirá,porquenopuedehablar.Muéstraleporqué,Mahir.
Elhombreseinclinósobreelbrasero.Abriólaenormeboca.Dentro,losdienteseranblancos,casidemasiado.Esoquizásedebíaaqueestabanenunacaverna tanvacíayoscura.Elhombrenoteníalengua.
—NofuelaprimeracosaqueperdióMahir—dijoelotrohombre,soltandounarisita—.PorquedurantemuchosañosfueeunucoenelharéndeEdirne.Entoncesvioalgoquenodeberíahabervisto,sepusoahablardeesoy…¡zas!—Sacólalenguacomosifueraunaculebra—.Selatuvoquecortarélmismoconlosdientes.¿Teloimaginas?¿Tegustaríaintentarhacerlomismo?¿No?—Otravezlarisa—.Detodosmodos,lavidadeMahireraunavidaperdida,parloteandotodoeltiempoenelharén.Perdiólalenguayencontróotrashabilidades.Comoprontodescubrirás.
ElcalorquehabíasentidoVladselehabíaidodelcuerpo.Ahorasabíaquéeraloqueantes sehabíanegadoaver.Cadaartículoquehabíaenaquellacámaraerauninstrumentodetortura.Yestabaapuntodeenterarsede lafuncióndecadauno.Elcastigo de los pecados paternos contra el sultán. Trató de decir algo, de protestar,quizádesuplicar.Peronolesalíalavoz.
Elhombrediminutohablódenuevo.
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—YyomellamoWadi,quesignifica«eltranquilo»…—Seinterrumpió—.Pero¿paraquétetraduzcoestascosas?Túhablasbiennuestroidioma,¿verdad?
Vladlogródecirdospalabras.—Bastantebien.EntoncesMahir,quesehabíaquedadoconlabocaabierta,lacerródegolpeyse
acercó al brasero. Empezó a colocar instrumentos metálicos en una parrillasuspendidaencimadelasbrasas.
—Hablas conmodestia—prosiguióWadi—, porque dicen que eras uno de losestudiantes más competentes del enderun kolej. Bueno—dijo el hombre con unasonrisa—,ahoraestásenunkolejdiferente.Tusestudiostambiénserándiferentes.Denaturalezamás…—Señalólasherramientasmetálicasqueseestabancalentando—.De naturaleza más práctica. Y Mahir y yo no somos como esos aghas que teenseñaronhastaahora.
Dichoeso,batióderepentelaspalmas.Unasolavez,sobresaltandoaVladcomosifueraunaexplosióndepólvora.«Estoempieza»,pensó.Queríacorrer,huirdeesesitio.Quizápodíaagarrarunabarrametálicay luchar.Perodescubrióquenopodíamoverlaspiernas.Aunqueseabriólapuertayentraronunamediadocenadejóvenesmásomenosdesuedad.Esosjóvenesnoloatacaronnilosujetaronnilotiraronalsuelo.Formaronunsemicírculo,searrodillaroneinclinaronlafrentehacialapiedra.
Wadiinclinósucabeza.—Tuscompañerosdeestudios—anunció—.Noesunaortadelnivelalqueestás
acostumbrado.Éstossonmuchachoscampesinosquenosabenleer,escribir,citarelCorán, hablar de poetas. Pero son fuertes y aprenden con rapidez. Y en su propiaespecialidadtendránelmismotalentoquecualquierotrograduado,aunquenovayana trabajaren ingeniería,administracióno idiomas.Quizáviajarán tanto,yserán tannecesariosparaeléxitodenuestrosultánenelámbitode laguerracomocualquiersoldado. Porque, como bien sabes, o sabrás muy pronto, toda sociedad necesitatorturadores.
Volvióunavezmásalbrasero.—Bueno,estudiantes—prosiguió—,demoslabienvenidaaunnuevointegrante
de nuestra orta. Está un poco atrasado en los estudios, pero no dudo de que leayudaréisaponersealdía.Yesunhonorparanosotros,porquesetratadelhijodeunpríncipedeValaquia.¿Nohabéisoídonuncahablardeesesitio?Noimporta,apocosles ha pasado. Es un país de poca importancia, que debe todo a la indulgencia deMuradHan,AsilodelMundo,queAláleguardeelreino.EselMuyBenditoquiendeseaqueenseñemosalprincipitoloquesabemos.Yobedecemossuorden.
El hombrecito batió las palmas de nuevo.De inmediato, los hombres delgadosaparecieron en la entrada, llevando entre ellos a otro hombre. Ese hombre lloraba.Wadisonrió.
—Sí,bienvenido,VladDrácula.Bienvenidoatunuevaescuela.
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12Laelección
ComolamayoríadelospastoresdeAnatolia,estabavestidoconunshalvaridelanayunchalecodepieldecarnerosobreunacamisateñidaderojo.Lequitarontodoesorápidamente, reduciéndolo a carne temblorosa. Se protegió la ingle con lasmanos,atrayendolasburlasdelosestudiantes.Parpadeabasinparar, reflejandoel terrorenlosgrandesojosmarrones.Eraregordete,encontrasteconloshombresquetodavíatenía al lado y que, ante una señal de Wadi, inmediatamente lo obligaron aarrodillarse.
—Cualquierimbécilpuedeinfligirdolor,príncipe—dijoelagha—,perosólounhombrehábillopuedemantener.—Sedetuvojuntoalhombrepostrado,quelomirópestañeando—.Enesoescomocualquierarte.Sepulsandetalmaneralascuerdasdeun laúd que sus armonías vibran en el aire.No punteamos ni enfriamos las notas,interrumpiendolamaravilla.Tratamosdequeseprolonguen.
De repente, Wadi alargó la mano y pellizcó un pliegue de carne en la partesuperiordelbrazodelhombre,quegritóalgoeneldialectodesu lugar.Wadihizocomosinolooyera.
—Peromuchodependede los instrumentos con losquepracticamos.Lasnotasdelmejor laúdsesostendránmás.—Soltó lapieldelhombreysevolvióhacia losalumnos—.Asíqueestudiadbienvuestrosinstrumentos.Hayqueadvertirsugradodesalud,sutipodecarne,sugradoderesistencia.Ydespuésponerseajugar.
Vladsesorprendiódiciendoalgoantesdepensar;suvozfueungraznido.—¿Quédelitohacometido?Enlafrentedelhombreaparecieronunasarrugas.—¿Delito?¿Quéimportanciatieneeso?Nosomosjueces.Bastaconqueotroslo
hayanjuzgado.Lopodríanhabercolgadodeunárbol.Peroloenviaronaquí,porquesabenquesomostanpartedelajusticiacomoellos.
Dio una indicación a los dos hombres, que inmediatamente levantaron alcampesino.Unolecolocóesposasenlasmuñecasyelotrofuehastalaparedyvolvióconunacuerdaquepasabaporunachirriantepoleafijadaaunrielalláarriba.Ataronuna punta a las esposas y después los dos hombres buscaron la otra, tiraron ylevantaronlosbrazosdelhombredesnudoporencimadesucabezahastaquequedóapoyadoenlaspuntasdelospies.Asísiguiócolgando,losojoscerrados,moviendoloslabiosmientrasrezabaosuplicabaalgo.
Wadihabíarecogidounavara.Seacercóalhombrecolgado.—He oído que en los países cristianos se usa el tormento para arrancar una
confesión. Más aún, que lo usan sobre todo en personas de otras religiones.¡Barbarie! —exclamó—. Dejando aparte la sabiduría tal como existe en nuestrosultanato de Rum, por la que todos los hombres pueden conservar la fe que han
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adoptadosinserperseguidos…aunquelosmássabiosprefierenaAlá,alabadosea…—¡Alabadosea!—…¿paraquésirveunaconfesiónarrancadamediantetormentos?Loshombres
dicen cualquier cosa para escapar del dolor. Las mujeres también. Si yo tuvieradurante una hora, en esta habitación, a los santos cristianos Pedro y Pablo, podríahacerles renegar de su Dios, de su Salvador, y reconocer su amor por Satán. —ObservólosrostrosatentosquelorodeabanysumiradasedetuvofinalmenteenVlad—.Dime,principito…,¿enelenderunkolejnodividíaneltiempoentreloprácticoylofilosófico,entrelageometríaylosdiálogosdeSócrates?Bueno,ennuestrasclasespasalomismo.Nosotrostambiéntenemosnuestrafilosofía.Lafilosofíadeltormento,alaquehededicadotodaunavidadeestudio.—Hizounmovimientoafirmativoconlacabeza—.Torturamospordosrazones.Laprimeraesparasacarinformación.Enlaguerra, para descubrir dónde se preparan las emboscadas o el punto débil de unafortificación.En lapaz,paradescubrirdóndehanescondidounniñoomercaderíasrobadas. El tormento tiene que ser rápido, intenso, insoportable, porque sólo sebuscanhechos.Pero lasegundarazóndel tormento, laquenos lleva,comocon lasnotas del laúd, a prolongarlo todo lo posible…—Sonrió—. Quiero decir, todo lohumanamenteposible…esésta.
Levantólavarayporseñaspidióa losestudiantesquehablaran.Lohicieronalunísono.
—Torturamosalosdemásparaquelosdemásnopuedantorturarnos.El grito retumbó en la estancia de piedra. Despertó al hombre colgante, que
reaccionócomosilohubieranllamado.Wadiasintió.—«Torturamos a los demás para que los demás no puedan torturarnos».Como
todas las grandes respuestas, esmuy sencilla. ¿Por québuscamos lasmanerasmásingeniosasdeprolongareldolor?Noporeldolorensí.No,esoseríasimplecrueldad.Lohacemoscomoadvertencia:estoesloqueteocurrecuandoteoponesamí.Ésteserá tudestino.—Miróa losalumnosconunasonrisa radiante—.Bueno—dijo—,bastadefilosofía.Pasemosalapráctica.
HizounaseñaconlacabezaaMahir,quesehabíaquedadoallíquieto,haciendounchasquidoconlagargantaydespuésdandogolpecitosconsuvaraenlamesa.
—Vamos,estudiosos—dijoWadi—.Quecadaunorecojasuvara.Todosseadelantaronconentusiasmoysacaronalgodeunabandeja.SóloVladse
quedódondeestaba.—¿No,príncipe?—dijoWadiconunasonrisa—.Noimporta.Tepuedoasegurar
queprontonos imitarás.Cuandoveas lodivertidoquees.Cuandocomprendasqueesto…—Golpeóelcuerpodesnudoque teníaal ladoyelhombresoltóungrito—.Queestoyanoeshumano.Nisiquieraanimal.Esunconcepto.Y,porsupuesto,unejemplo.Paranuestrosenemigos.Quizá,sobretodo,paranuestrosamigos.
Habíanformadounsemicírculoalrededordelcampesino.Wadiabriólapuertade
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unfarolylolevantó.MahirseacercóyVladvioahoraloquellevabaenlamano,loquetodosteníanenlamano.Eraunbastinado,peronolavarademaderaconlaquesecastigabaenelenderunkolej.Éstaeraunadelgadabarradeacerodellargodeunantebrazoynomásanchaqueunpulgar.Mahirgolpeóconaquellolabarrigaunavezyelhombre soltóungañido,abriendomucho losojos.Entonceselmaestrodiounpasoatrás.
—Estudiantes,¿habéismiradoconatenciónelgolpedeMahir?Nimuyfuertenimuysuave.Eljustoequilibrio.Nuncasedeberomperlapiel.¿Veislamarcaquehadejado?—Wadiusósubastinadoparaseñalarla—.Prácticamentenada.Unpequeñocardenal, producido por la ruptura de los vasos sanguíneos que están debajo de lasuperficie.Perocuandoselesumaotro,yotromás,cuandonoquedaniunmilímetrode piel limpia… —Golpeó junto a la marca de Mahir, arrancando otro grito yañadiendo otro cardenal—. Bueno, ya veréis lo que sucede cuando un hombre setransformaenuncardenalviviente.—Llamóporseñasa losestudiantes—.Buscadunazona.Trabajadsobreella.Perorecordad:¡nadadesangre!
Empezaron los golpes. Wadi hacía comentarios, recomendando energía omoderación.Unratomástardelosgritosdelhombresetransformaronentoses.Vladno semovíaynoapartaba lamirada.Queríahacerlo,másquecualquierotra cosa.Peronolesmostraríaesadebilidad.
Lehabíanmetidounbastinadoenlamano.Ylohabíaagarradosinpensar.Cadagolpelollevabaaapretarloconmásfuerza,agarrotandolosdedoscontraelacero.
Eneltormentohabíaalivio.Enlaoscuridadhabíaluz.Enlasoledadhabíacompañeros.Lellegabanensueñosysequedabandurantelavigilia.Cadaunorespondíaalas
necesidadesdelmomento,quecambiabansegúnlahoradeldíaodelanoche.—Pero¿cómopuedessaberlahora,hijomío?VladDrácul,supadre,estabaallí,compartiendosuestantedepiedra.Apesardel
abultadotamañodelpechoyloshombros,teníansitioparaponerseencuclillas,alamaneraturca,elmuslocontralapantorrilla.
—Por el tipo de tormento—dijo Vlad, impaciente por complacer a su padre.SabíaquealDragónleinteresaría—.Lasmañanasdeinviernosonfrías.Aprovechanentoncesparapracticarlosestilosmáscalientes.Paralosquenecesitanllamas.
—Buen muchacho. Observador. Obsérvalos con atención, Vlad. Sólo si losconocespodrásderrotarlos.—Lepasóunamanocargadadeanillosenjoyadosporelpelonegroyrizado—.¿Quémássabesdeellos?
—Séqueestánobsesionadosporlacomida.¿Acasonoseconocealoscoronelesde los jenízaroscomo«cocinerosdesopa»?Tratan lacarnehumanacomotratanelcordero.Lahierven.Laadoban.Laasan.
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—¿Ytambiénlacomen?—Esonolohevisto.Curiosamente,supadreseechóa llorar.Vlad lohabíavistoreír,muchasveces.
Nuncallorar.Esoloperturbó.—Porfavor…no…—Tehe fallado,muchacho—dijoVladDrácul sin dejar de llorar—.Por culpa
míatienesquevertodoeso.Tienesqueestaraquí.Nopudemantenerelequilibrio.SinohubieraayudadoaHunyadi,loshúngarosmehabríancomidoyhabríanescupidomishuesos.Pero se enteraron los turcos.Me castigaronusándote a ti.Y todoparanada. Mi tiempo se ha acabado. Es demasiado tarde. —Hundió la cara entre lasmanos y gritó—: ¡Demasiado tarde! He rezado todas las noches, a Dios, a sanGheorghe,paraqueprotegieranamisvaliososmuchachos.Peroaquíestás.¡YRadu!¡Radu!
Vladseestremeció.—¿Mihermano?¿Quépasóconmihermano?Lavozlellegóentrelosdedos.—Lodejaste.Melodejasteamí.Elidiomaeradiferente.Tambiénlacaraqueaparecióahora.Mehmetsonrióysepasólalenguaporloslabioshinchados.—Yahora esmío…ymuchomás dulce que cualquier prostituta que se pueda
robar.—¡No! —gritó Vlad, dando un salto, las manos preparadas para forcejear y
desgarrar.Pero no encontró nada, resbaló y su cabeza chocó contra la piedra. Sintió la
humedadpegajosaenlafrenteylevantóunamanoparapalpársela,perootramanosele adelantó, tocando aquí, acariciando allá. La reconoció de manera instantánea,porqueeralaúnicaquelotocabaasídesdelamuertedesumadre.
—Ilona—susurró,buscandolamanoquenoestabaallí—.Estrella.—Miseñor—musitóella,asomandolacaraalaluz.Hacíatiempoqueéllehabíasoltadoelpelo,quelehabíadeshecholosapretados
rizos pedidos por Mehmet. Ahora el pelo le caía en ondas de color avellana,enmarcandoelóvalocasiperfectodeunacaraquenoteníaniunrastrodepinturayquenolanecesitaba.
—¿Estássegura,estrellamía?—Estoysegura,miseñor.Seguraennuestropaís.Teesperoaquí.—¿Meesperas?¡No!Noesperes.Túerespura.Inmaculada.Inocente.Noesperes
aunmonstruo.—¿Tú?Túeresmihéroe.Misalvador.Mipríncipe.—¡Monstruo!—gritóél,alargandolamano,tratandodealejarla.Perosusmanos
sóloencontraronaire,ylasretiróysetapólacara—.Monstruo—repitió,bajandolavoz—.Porquemeheconvertidoenunodeellos.
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—¿Cómo?Nosabíaquévozhabíahecholapregunta.Ahorayanoimportaba.Selocontaría
atodos:aIlona,asupadre,aMehmet.Alosdemás.
Wadi estaba delante del horno encendido,Mahir, en la oscuridad detrás de él y elresto de la orta, dispuesto en semicírculo. El hombre pequeño tenía un cardenalamoratadoenelpómulo.
—A ver, principito—escupió en cuanto los carceleros metieron a Vlad en lacámara—, hacemeses que no participas en nuestras lecciones. Que te limitas a…observar.—Dijoesaúltimapalabracondesdén—.Peronoestásaquíparaeso.Paraobservar.Noesesoloquesetepide.Tampocoamí.—Levantólamanoysetocóelcardenal del pómulo—. Algunos se están impacientando. Yo me estoyimpacientando. Por lo tanto es hora de que nuestras lecciones se vuelvan más…directas.
Hizounaseñalcon lacabezaa loscarceleros,quesalieronyvolvieronaentrarenseguida llevandoentreellosaotrohombre,yVladviode inmediato lodiferentequeeradelospobrestrabajadoresconlosquesolíanpracticar.Deedadmediana,esehombre tenía barba recortadaybigote sobrepiel pálida e ibavestido con ropasdeOccidente:jubóndeterciopeloverde,calzasyzapatosconhebillas.
—Un regalo, estudiantes—exclamóWadi—.Mercader y capitán, nada menosquedeRoma.Unhombreeducadopero lobastanteestúpidopara intentarpasardecontrabando especias y esclavos y no pagar la tarifa. Así que la pagará ahora.—Sonrió—. Sus gritos y sus oraciones serán una novedad después de los habitualesgruñidos campesinos, ¿verdad? Será un placer oírlos. O… no. —Se volvió haciaVlad,llevándoseunamanoalcardenalqueteníaenlacara—.Porquetambiéntúereseducado.Quizátusgritosseríanaúnmásentretenidos.
Vladtragósaliva.—Noteatreverías.—¿Deveras?—LarisadeWadisonóáspera—.Estereino,principito,esmío,no
tuyo.Yenélpuedohacer todo loquemedé lagana.—Sevolvióhacia laorta—.Desnudadlosalosdos.
Los estudiantes se rierony losdesnudaron.Unos instantesmás tardeVlady elmercaderestabanfrenteafrente,desnudossalvoporuntaparrabosyconlosbrazosinmovilizados.
Wadibuscóalgoconlamanoasusespaldasydespuésseadelantó.SólollegabaalpechodeVladylomiróalosojos.
—¿Cuálesellemadenuestrokolej?Dilo,principito.Dilo.Vladapartólamirada,sinhablar.—¿No?¿Lohasolvidado?—WadimiróalosestudiantesquesosteníanaVlad—.
Decídselo.
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Losmuchachosgritaronellema.—Torturasalosdemásparaquelosdemásnopuedantorturarte.—Torturasalosdemásparaquelosdemásnopuedantorturarte—repitióWadien
vozbaja.Después levantó lamanoy apoyó algo frío contra la piel deVlad.Bizqueando
haciaabajo,Vladvioqueerauncuchilloconunahojanomáslargaquelapequeñapalmadelamanodelhombre;esahojasecurvaba,ensanchabayterminabaenunapuntacuadrada.Loreconoció…porqueélmismohabíausadounohacíapoco,paracortartirasdecueroparaelguantedelaghaHamza.
Duranteapenasunmomentoestuvoallíapoyado.Entonces,derepente,Wadi leclavóunaesquinadelapuntaenelpecho.Conellacortó,empujóyrebanóunatiradelanchode lahojaydel largodeundedoantesdequeapenas tuviera tiempodesalirelgritodeVlad.
Wadiseapartóysevolvióhacia losdemás, llevandoenalto la tira.Levantó lavozporencimadelosgemidos.
—¿Habéisnotadoconquéfacilidadsalelapiel?Apenasmetílapuntaplanadelahoja.Nousémifuerzasinoelfilodelcuchillo.Estatécnicasellamadesollar.YsedicequeenellejanoEstepuedenmantenerconvidaaunhombredurantemilcortes.¿Podemoscreerlo?¿Podemossuperarlo?¿Estamosdispuestosaprobarlo?
—¡Sí!—fueelgritounánime.Wadi tiró la piel al brasero. Allí chisporroteó, tostándose con rapidez y
oscureciéndose,ardiendoconunolorpestilenteydulzón.—Soltadlos—dijoaquienessosteníanalosprisioneros.Los hombres obedecieron y Vlad se llevó unamano a la herida. La sangre le
corrióentrelosdedos.Apesardeldolorsemantuvoerguido,ymirócómoWadiseacercaba,seinclinabaydejabaelcuchilloenelsuelodepiedraentrelosdoshombresdesnudos.
—Unodelosdosdesollaráalotro—dijoWadi,dandounpasoatrás—.Ycomotúereselhuéspeddehonor,principito,yélelcriminal,laelecciónestuya.
Vladdejócaer lamano, sincambiardepostura.Entre las lágrimasnoveíaconclaridadaltorturador,perosuvozfuepotente.
—No—dijo.Wadisonrió.—Interesanteelección—dijo,volviéndosehaciaelmercader,cuyorostroestaba
distorsionadoporelterroryformabaconloslabiospalabrasquenadiepodíaoír—.Recogeelcuchillo.Silepuedesquitardieztirassinmatarlo,quedasenlibertad.
Vladmirólosojosdelmercader.Viocomoelterrorquehabíaallíseconvertíaendesesperaciónydespués en algoasí comoesperanza.Vio como se adelantabay seinclinaba hacia el cuchillo. El dolor del pecho era insoportable. Algo le cambiódentro.
—No—volvióadecir.Demaneradiferente.
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Seinclinóconrapidezmientrashablaba.Levantóelcuchillo.
Seguía apretando la mano de ella. La apretaba con tanta fuerza que pensó que leromperíalosdedos.
—Antes había usado uno, Ilona —musitó—, para fabricar un guante dehalconero.Perolacarneera…diferentedelcuero.Yhabíasangre—sollozó—,tantasangre…
—¡Miamor!¡Nosigas!¡Nosigas…!—¿Ysabesunacosa?—susurró—.Fuesóloelprimero.AhoraqueWadihavisto
loquepuedohacerconuncuchillo,melosiguemetiendoenlamano.Lapresiónquesentíaenlamanocambió.LapieleramásásperayVladsintiólas
cicatricesenlapalmaantesdequesesoltara.—Jesús—dijoVlad, asombrado jubiloso. Levantó lamirada, pero la forma se
habíadisueltotransformándoseenluz.Unamaravillosaluzdorada.Nunca antes lo había visitado el Salvador, aunque Vlad se lo había suplicado.
Habíadesatendidosusplegariasdesdelamuertedesumadre.Peronoahora,enesacelda.
—Estoyaquícontigo,hijomío—dijolavoz—.Entiendotusufrimiento.Porque,¿acasomipadrenomeenviótambiénasufrir?
Vladsearrodilló,hundiendolapielenlapiedraáspera.—Señor,perdónamelospecados—dijo.—Estás perdonado, hijo mío —fue la respuesta—. Porque pides, porque te
arrepientes,porqueteenmiendas,setequitanlospecados.Sinembargo…—Lavozseendureció—.Sinembargo…estanpocoloquehayqueperdonar.Porque,¿noeraunromanoaquien torturaste?Losromanos,¿nomeclavaronaunacruz?¿NoestáescritoenelEvangeliodesanMateoquerecogeréentodoelmundolosescándalosyalosobradoresdeiniquidadylosarrojaréenelhornodelfuego?
—¿Señor?—Bizqueando,Vladmiróhacialaluz—.¿Dices…?—Recuerdamisacrificio.Recuerdaquiéntediolalibertad.Amímetorturarony
measesinaronparaqueelHombrepudieravivir.Oyóqueseacercabanunospasosporlaslosasquehabíaencima.—Señor—exclamóVlad—,¿quémeestásdiciendo?Levantaronlatrampillademadera.Habíaluz,unaluzgrisácea,nocelestial.Eso
seesfumó.Peroaldesaparecerllegaronunasvoces:supadre,Ilona,Mehmet,Jesús.Hablandoalunísono.
—Torturasalosdemásparaquelosdemásnotetorturen.Entraronunasmanos.Manosverdaderas,quetiraronsacándolodelacelda.
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13Primeravez
Duranteeltiempo—Vladnopodíacalcularlo—quehabíaestadopreso,surecorridosiemprehabía sidodescendente, y cada tramode escaleras lo internabamás en lasentrañasdeTokat.Estavezlollevaronhaciaarriba.Leasustóesecambioderutina.Nosabíaquépodíasignificar.Nocreíaquefuerabueno.
Y entonces lo empujaron por un pasadizo hasta la luz del día.Después de unavidadeoscuridady llamas, se sintió encandilado.También eramaravilloso, el airelibre de toda pestilencia, un viento desapacible que le hacía temblar de frío y deplacer.Husmeabacomounperro,abríalossentidosatodo:alvientoqueleclavabacristales de hielo en la cara; a las revueltas nubes grises; al perfume del aire quehablabadeotropaís,deotraestación…
«Seacercalaprimavera—pensó—.Mehantenidoaquíprisionerocercadeseismeses».
Miró alrededor. Estaba en una entrada abovedada del patio principal de lafortaleza.Lasparedescercabanelsitioconformadeestrella,dondeseamontonabanlashabitualeschozasdetechodepaja,apoyadasunasenotras.Poralgunasandabancaballos, por otras, soldados. En una ardía un fuego, delante del que se veía a unherrero manejando el martillo. En otra, unos esclavos hacían girar una rueda,moliendocebada.
ParalosojosdeVlad,ávidosdevida,todoeradelicioso.Hastaquemiróhacialasfiguras que había en el centro del patio. Los estudiantes de su orta estaban allí,apiñadosparacombatirelfrío,conWadienelcentro.WadivioenseguidaaVladylollamóporseñas.
—¡Ah,quésuerte!Venaquí,principito—gritó—.Hoytengoalgoespecialparanosotros.
Elgrupo se abrióparadejarlo entrar, y allí sentado,ocultohasta esemomento,estabaMahir,elpechodesnudocomosiempreapesardelalluviahelada.Sobrelasrodillassosteníaunalargaestacademadera.Laestacateníalalongituddeunhombrealtoyunamitadmás,ysucircunferenciaeracomoladelcarnosoantebrazoquelasostenía. Le habían tallado un extremo, dejando una punta redondeada, a la queMahiraplicabaunguantemetálico,alisándola,eliminandolosbordes,dándoleformadesemiesfera.
—Hoy,aquí,principito,serástestigodealgoextraordinario.Casiunexperimento.PorqueMahir nunca ha practicado esta variante de su oficio, que no se ha usadomucho en laMorada de Paz aunque sí amenudo, por lo que nos cuentan, en losrudimentariosreinosdelotro ladodelDanubio.Detodosmodos,queremosadoptarlasmejoresideasdenuestrosvasallosdelnorte.
Mahirsoltóelguante,pasóeldedoporelextremodelaestacaysoltóunchillido
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agudo,sumaneradehablar,paramostrarqueestabalisto.—Excelente—dijoWadi—. Pero antes de empezar, recordemos que no somos
sóloartesanos.Somoshistoriadoresyfilósofos.Yloqueemprendemoshoytieneunalargahistoria.Porque,¿acasoelpoderosoSennacherib,reydelosasirios,nopracticóesta técnica con los israelitas? ¿Acaso los israelitas no aprendieron la lección y lausaron a su vez? Su Torá habla de pecadores clavados en maderos. —Batió laspalmas,tantoparadarunaseñalcomoparaexpresarsuplacer—.Sí,alumnosmíos,volvéisaheredarunaantiguatradición.¡Mirad!
Elruidodelasmanosatrajoahombresquehabíanestadoesperandoesaorden.Elprimerosaliódeunachozallevandounascuerdas,otrotraíaunburrosacadodelosestablos,mientrasquedelpasajeabovedadoveníaungrupoconlacaravueltahaciaelcentro,mirandoaalguienquetrasladabanentreellos.EntoncessesepararonyVladvio a un joven nomuchomayor que él, con pelo rubio largo, sin turbante. No seresistió mientras lo conducían hacia los aprendices de torturadores; de hecho, noparecíatenermuchaconcienciadeloquepasabaasualrededor.Mirabalasnubes.
—Se llama Samuil —dijo Wadi, iniciando el habitual resumen del tema—, yviene,quizácomolapropiatécnica,delotroladodelDanubio.Capturadopornuestrosultán,BálsamodelMundo,enunadesusmuchasyexitosascampañas.
Vladseleacercó.ValaquiaestabadelotroladodelDanubio.—Yes,porsupuesto,seguidordeCristo—prosiguióWadi—.Noveonadamalo
eneso.MuchossonlosquehabitanenlaMoradadePaz.Yloúnicoquelespedimosesqueseguardensusconvicciones.—Señalóaljoven—.PeroésteseniegaacallarselabocayatenerparasísuProfeta.Harecibidocastigos,azotes,selohaprivadodecomida.Peronopuededejardehablar.
Vladmiróelrostroerguidodelhombre.Ahorateníalosojoscerradosymovíaloslabios.
—Asíquenoslohanconfiadoparaquelocastiguemos.¡YfueMahirquientuvolaideadequelohiciéramosconesto!
Habíallegadoelburro,quefueguiadohastaelcentrodelcírculo,lacabezabaja,taninconscientedelasituacióncomoeljoven.Alverlo,Vladrecordóotroburro,enelmercadocallejerodeEdirne,yloquelehabíahecho.Seestremeció.
Mahirmetiólasmanosenlasalforjasysacódosartículos:unanavajayunfrasco.Metió la primera debajo del cinturón y sacó el tapón al frasco y derramó el verdecontenidoenelextremolisodelaestaca.Todossintieronelaromadulzóndelaceitedeoliva.
—¿Estamospreparados?Mahirdijoquesíconunchillido.Dejólaestacaenelsuelo,selevantó,seacercó
aljovenylearrancóladelgadagomlek.Eljovennotratódecubrirsudesnudez.NoreaccionócuandoMahirlolevantóyloacostóenelsuelo,bocaabajo,lacabezaentrelaspezuñastraserasdelburro.
Envezde sillademontar, elburro llevabaamarradaencimaunaarmazón, a la
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queMahir ató las cuerdas, asegurándolas conun triplenudo.Despuésató lasotraspuntas en la mitad de la estaca antes de colocarla entre las piernas desnudas yseparadasdeljoven.Levantólamiradaysoltóunchillido.
Wadisonrió.—Muybien,Mahir.Empecemos.Eltorturadorpidióporseñasalosdemásqueseacercaran,unoparasostenercada
pierna,otroparasentarseenlaespalda.Entoncessacólanavajadelcinturón…yenesemomento,finalmente,losojosdeljovenseabrieronyrecorrieronlascarasqueloestabanobservando.SumiradasedetuvoenVlad.Ydijounapalabra.
Vladseadelantóunpaso,levantóunamanoyladejócaer.Sabía que de todos los que estaban allí era el único que había entendido la
palabra,dichaenlalenguadeValaquia.«Salvación».Y la palabra se perdió entre gritos mientras la navaja le cortaba el ano para
facilitarlaentradadelalubricadaestacadepuntaroma.Mahircontrolóladirección,chillandoaWadi,queempezóatirardespaciodelburro.Elanimalnoreaccionabaalosgritos,a los temblores,a lasvibracionesqueviajabanpor lascuerdas.Loúnicoquehizofueavanzarcontorpeza,tirandodelaestaca,apesardelaligeraresistencia,queibacediendo.
Vlad vio cómo el joven se desmayaba cuando la estaca le llegó a lamitad delcuerpo.Sabíaquenoestabamuertoporelpulsoquelelatíaenlasien.FueentoncescuandoMahir desató las cuerdas y llamópor señas a los otros estudiantes. Juntos,anteunaorden, levantaron laestacaysucargaenelaire,guiando lapunta inferiorhaciaunagujerocavadoparaesefin.Erguidoahora,elcuerpoempezóadeslizarsehacia abajo por su propio peso. Pero Mahir, aunque era un novato en el arte deempalar, entendía su oficio. Cuando los pies del joven llegaron a la mitad de laestaca, los agarró y los asentó sobre un peldaño que había clavado en la madera.Después,contresrápidosgolpesdemartillo,metióunlargoclavoatravésdelosdospies,fijándolosalamaderaquehabíadebajo.
—¡Salvación!EsogritóVlad,porqueahoraaljovenleresultabaimposiblehacerlo,conlapunta
romadelaestacasaliéndoleporlaboca.LogritóporlosdosyporJesús,quehabíaestadoensuceldayahoraestabaallí,tomandodelamanoaotromártir,comohabíatomado la del otro Samuil, el primer mártir cristiano. ¡Eso era gloria! ¡Eso erasacrificio!JesúsporelHombre;elHombreporJesús.TodoelsufrimientodedicadoaDios.
—Salvación—gritódenuevo—.¡Alabadosea!¡AlabadoseaDios!Wadinopodíasaberloquedecía.Peroveíaeléxtasisenaquelrostroylooíaen
suvoz.—Sí,principito—exclamó—,ahoraves.Ahoraentiendes.Vladentendía.Peronoenelsentidoqueledabasuagha.Yfuesusentido,noel
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deWadi, el que se llevó con él cuando finalmente lo derribaron y cinco hombresforcejearonconélparatrasladarlodevueltaalacelda.Nopodíaparardegritar.Nopodíadejardealabar.
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14Elhalcónperegrino
Tardaronvariosdíasenvolverabuscarlo,aunqueenunmundodenocheperpetuanopodíaestar seguro.Le llevabanel caldoyel agua turbiay él labebíayaveces laderramaba.Consusexcrementossemanchabaelcuerpoymanchabalasparedes.Losexcrementoshabíancubiertoalmártir,asíquetambiénlocubríanaél.
Eso a él no le preocupaba, pero preocupaba a los guardias, que trataron variasvecesdesacarlodelagujero.Echandopestes,alfinallohabíanlogrado.
Se acurrucó sobre las losas del corredor, desnudo y sucio, murmurando. Noparabademirarhaciaatrás,esperandoalosotros.Peronadieselesumabaenlaluz.Preferíanquedarseenlaoscuridad.
Al fin sediocuentadequehabíaalguiendelantedeél,hablándole.Levantó lamiradayvioaunhombrecuyonombrehabíaconocidoperonopodíarecordar.
—Vlad—dijoelhombreconvozsuave.Vladvolvióamirarhaciaabajoysiguiómascullandosusoraciones.Seoyódenuevolavozdelhombre.—Quizánoshemosexcedido—murmuró.Después, envozmásalta, añadió—:
Llevadlo al hamam. Limpiadlo. Afeitadlo. ¡Así no! Con cuidado. Tratadlo consuavidad.Dadleropanuevayponedloadormirenmishabitaciones.
Vladviocomoeljovenaltoyguaposealejabaporelcorredor.Comparadoconloshombrescetrinos,decaraenjuta,queestabanasulado,elreciénllegadoparecíaundiosantiguo.
—Hamza—graznó.
—¿Adóndemellevas?Enlasillademontar,Hamzasesobresaltóysevolvióparamiraraljovenqueiba
allado.ÉsaseranlasprimeraspalabrasqueVladpronunciabaunasemanadespuésdehaberlosacadodelacelda.Elbuentratamientoquesiguió—comidaybebidadelamejor calidad, el baño diario, las sedasmás suaves y los cobertoresmás calientesparadormir— fue recibido con lamismamiradabaja, elmismo silencio.Hablaba,perosóloconsigo;almenosHamzaveíaqueselemovíanloslabios.Peronobrotabaningúnsonido.Hastaahora.
—Notellevo,joven.Meacompañas.Vladlevantólamirada:otrocomienzo.—¿Entoncespuedomontarendireccióncontraria?—Bueno…—Hamza inclinó la cabeza, sonrió—. ¿Para qué hacer eso si yo te
prometounamagníficadiversión?Señaló hacia atrás, los tres carros que venían a espaldas de los seis sirvientes
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montados que los seguían. Del primero sobresalía toda la parafernalia delcampamento: ollas, palos, lonas y alfombras. El segundo tintineaba con cadamovimiento, cargado de barriles y jarras que harían grato el campamento. PeroHamzasereferíaal tercercarro.Lasgruesascubiertas,estiradassobrearmazonesysujetasalaestructura,impedíanlaentradadelaluz.Peronoimpedíanlasalidadelossonidos, los chillidos que habían empezado poco después de salir de Tokat y que,medio día más tarde, en ese camino que llevaba a las montañas, no se habíanaplacado.
Vladmiró.—¿Quéson?—¿No tedas cuentapor los chillidos? ¡Uf!—Hamza se tapóunaoreja conun
dedo—.Sacres.Pichonessacadosdelnidoenelúltimoveranoymaltratadosporelimbécil a quien se los compré.Quizáno tengan remedio, como todosnosotros.—Miró hacia allí—. ¿Les daremos una oportunidad? ¿Me ayudarás a redimirlos,príncipe?
Vlad se quedó callado tanto tiempo queHamza temió que hubiera vuelto a suautismo.Peroalfinabriólaboca.
—¿Todoestoes…paraadiestrarhalcones?—Eso sería una tontería. No. Los traigo para divertirnos mientras esperamos.
Hay, ésa es mi esperanza, otros halcones en el sitio adonde vamos. Ellos son elmotivodenuestroviaje.
Esonoeracierto.Elmotivoerael jovenque llevabaal lado,y loshalcones,elpretexto.
—¿Ycuálesnuestrodestino?Hamzaseñalóconeldedo.—Allí.Vladmiróhaciaarriba.Elcaminodemontañaibasubiendodesdehacíaunrato.
Delante,lasubidaeramuchomáspronunciada.—AkDaghari.ElpuntomásaltodeestapartedeAnatolia.Llegaremosmañanaalanochecer.—¿Yallínosencontraremoscontushalcones?—Sí, si Alá quiere. Allí viven hombres. Hombres extraños, que hablan una
lenguabárbarayvienendel lejanonorte,deunsitio llamadoPaísesBajos,unsitioquepareceelculodelmundo.—Soltóunacarcajada.ComoVladnohizolomismo,siguióhablando—.Perotienenunararahabilidadparaatraparhalconesperegrinos.YhacenunviajetanlargoporqueMurad,LuzdelaTierra,losrecompensamejorquecualquiermonarcacristiano.Sedicequesiatrapantresavesenunveranohanhechosu fortuna.—Hamza suspiró—. Pero han subido ahora, al derretirse las primerasnieves, y quizá todavía no hayan sido bendecidos. Pero igual encontraremos lamaneradedivertirnos,¿noteparece?
Señaló las jaulasmóvilesperoVladnoreaccionó;se limitóabajardenuevo la
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mirada.Hamza loobservó,preguntándosesi sospecharíaalgo.Entoncesseencogióde hombros. No tenía importancia. Lo único que pasaba con un halcón era queaprendíaavolaryaregresaryposarseenelpuño.Y,porsupuesto,antesdevolvermataba.
NolesesperabaningúnaveenlacimadeAkDaghari.Sólotreshombresrechonchosy barbudos que apestaban como las cabras que cuidaban, y que respondían a losademanes deHamza congruñidos y ademanes propios, ya que ningunohablaba elidiomadelotro.
—Noestoymuyseguro—Hamzanegóconlacabeza—,perocreoquemedicenquehanavistadoloshalconesperonohanpodidoatraerlos.
—¿Cómolosatraen?Hamzasediolavuelta,encantadoanteunadelasraraspreguntasdeVlad.—Iremosamirar conellos…aunqueesuna tarea aburrida.Tres enunverano,
¿recuerdas?Peromepareceque la teoríaesqueatanunpájaroseñueloaunposte.Conunasogalarga,paraquealeteeyvuele.Unhalcónlove,ataca.Ellosobservandesdeunesconditeylanzanunaredoculta…—Mientrashablaba,HamzacondujoaVladdevuelta al campamento, instaladoenundesfiladerodebajode la cumbre—.Perodisfrutemosdeloquetenemosynodeloquenotenemos,¿noteparece?
Rodeó con un brazo los hombros de Vlad. El joven se puso tenso, hasta quereconocióelprimercontactoensiglosquenoeraungolpe.
Dos de los carros habían sido vaciados y su contenido transformado en unpequeñopabellón,totalmentealfombrado,conlujosostapicesdesedaenlasparedesy peludas pieles sobre los dos divanes, uno para cada uno. Habían montado otratiendamásgrandeytoscaparalossirvientes.HamzallevóaVladpordelantedelasdos, hasta el carro cerrado y aún intacto. Allí empezó a desatar con cuidado lascorreas de las cubiertas. Pero a pesar de su delicadeza, los chillidos, que habíancesadoaldesengancharelcarro,empezarondenuevo.
Con un suspiro,Hamza se puso a desatarlas ya despreocupadamente, haciendoruido.
—Es el problema con los sacres sacados demasiado pronto del nido. Gritanllamandoalamadre.Loshalconesperegrinossonmuchomejores.Casinuncagritan.Y,porsupuesto,yasabenmatar.
LevantólacubiertaeinvitóaVladaentrar;despuésladejócaerdenuevo.Todoestuvooscurohastaqueabrieronlapuertadeunfarolysederramóalgodeluz;poca,pero suficiente para mostrar el origen de los chillidos: dos halcones posados enperchas,moviendolacabezaencapuchadaparatratardelocalizardedóndeveníaelalboroto.Unoempezóaaletear,deslizándosehastael límitede lapihuela,yquedócolgandopatasarribamoviendolasalasabiertas.
—Chsss.Chsss.Miperla.Mijoya.¡Quieto!¡Descansa!
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Hamzahablabaconvoztranquilizadoramientrasseponíaelguante.Fueverelpoema,elpoemacuidadosamentecosidoconhilodeorosobrecuero
bientrabajado,loquehizoquelamentegiratoriadeVlad—queacelerabayfrenaba,acelerabayfrenabadesdequehabíavistoempalarauncompatriota—sedetuvierademanera completa y definitiva. No se le notó en la cara, aunque el cuerpo se leestremeció un poco. Pero al hablar sintió, por primera vez en un siglo, que era élquienhablabaynootrapersona.
—¿Lousas?Hamza se volvió al oír la diferencia de tono. Vio, incluso con aquella pobre
iluminación,queeljovenlomirabaaélynoatravésdeél.Sonrió.—Siempre. Si se incendiara mi casa, creo que buscaría esto antes de salir
corriendo.Empezó a desenrollar la pihuela del pájaro que seguía aleteando, sin dejar de
chasquearconlalengua.—ÉstesellamaErol,«Fuerte»o«Valiente».Unnombredadoperonoprobado,
¿verdad,preciosura?—Mientrashablabasoltóelpájarodelaperchaylogróqueseleposaraenelpuño,dondeseempezóacalmarcuandosacóuntrozodecarnecruda.Señalócon lacabezaotroguanteyVladse lopuso—.Ésaespara ti.Unahembra,muchomásgrande.CreoquenuncaseráSayehzade,lamaravillaqueMehmetperdiócontigojugandoaljeridyquenuncateentregó.Perotambiénpuedeserviralsultán.—Sonrió—.SellamaAhktar,quesignifica…—Supájaroempezóaaleteardenuevo—.¡Quieto!¡Tranquilo!
—Estrella —dijo Vlad, terminando de nombrarla. Pero mientras desataba laspihuelas,antesdellevarelsacrealpuño,volvióasusurrarlapalabra,enotroidioma.Unadelaspocaspalabrasquehabíadichoenvozaltadurantemeses.
«Ilona».Los halcones teníanmuy poca instrucción, sólo la necesaria para posarse en el
puñoyarrancarlacarnedecorderodelosdedos.Porlotanto,duranteunpardedías,los dos hombres estuvieron todo el tiempo dentro del carro, alimentando a lospájaros,hablándoles.Altercerdíalossacaronyanduvierondandovueltasconellos,pero sin quitarles la capucha. Dos días más tarde, al anochecer, les quitaron lascapuchas un rato, tiempo que se fue prolongando en las tardes siguientes. Prontoempezaronapasearalrededordelcampamento,porlasorillasdeunarroyodenievederretida, mientras Vlad imitaba a Hamza: quitando las capuchas, poniéndolas denuevo;dandovueltaalospájarosmientrascaminabanyobligándolosaresituarse.Ytodas las noches, después de devolver los halcones a sus jaulas, regresaban alpabellón a comer cosas buenas y sencillas, al calor del braseroy a las palabras deHamzasobreeladiestramientodeavesyotrasfilosofíasdelavida.Vladescuchabaperohablabapoco.
Aldécimodíanohabíanatrapadoningúnpájaroenlacimadelamontaña.Peroerahoradehacervolaralosquetenían.
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—Llególahoradelriesgo—dijoHamza,mientrassalíanalasprimeraslucesdela mañana—. Espero que el pájaro nos conozca lo suficiente y que nos tengasuficienteconfianzapararegresar.Perohayunasolamaneradeestarseguro.
Salieron a otra cima, casi desnuda, cubierta sólo por un puñado de árboles. Lahabíanelegidoconcuidadoysedetuvieronasólounospasosdelacumbre.
—¿VolaráprimeroelValienteparahacerhonorasunombre?—dijoHamza,ydeinmediato empezó a aflojar las pihuelas. Después, sosteniéndola apenas con losdedos,sacólacapuchaaErol.Elpájaropestañeóvariasveces,haciendogirarlosojosparaabarcarel repentinoespacioquese leabríadelante.Hamzalediounpequeñotrozode carne.Después levantó el brazoy lo lanzó al aire—.Vuela,BazShah—gritó,dándoleelnombredelreypersadeloshalcones—.¡Vuela!
Duranteunlargomomentonadasemovió.Entoncesunpuntonegroseseparódeuna rama, y a fuerzadevelocidad lamanchapasó a ser pájaro.Y cuando atacó elseñuelo,Hamzacayóderodillas.
Erolempezóacomer.—AlabadoseaAlá—exclamóHamza,encantado.Duranteunratomiraroncómo
elhalcónrasgabaydesgarraba.Después,Hamzaseinclinó,recogiólaspihuelasylotentóparaqueselesubieraalpuño,dondetendríacarnemásfácil.Sonriendo,miróaVlad—.Ahoratetocaati.
Vladseadelantó,aflojandolascorreasquelouníanconelave.Despacio,sacólacapucha.Comoelotro,elsacreparpadeóymiróalrededor.
Vladhablóenvozmuybaja,paraquesóloelavepudieraoírlo.—Vuela,mipreciosidad.¡Vuela,mi…estrella!Yaldecirlapalabraestiróelbrazo.Vieroncomolaformacambiabadepájaroapuntoydespuésanadamientrasse
deslizabasobrelacrestadelamontaña.MiraroncómoseibayVlad,presintiéndolo,noseinclinóparalevantarelseñuelo.
Esperaronunrato.—Bueno—dijo finalmenteHamza—. Son cosas que nos pasan.A losmejores
hombres.Alosmejorespájaros.Laprimeravezeslaquetienemásriesgo.Vladechóaandarconrapidezmontañaabajo.Hamzacorrióparaalcanzarlo,yse
sorprendió al verle la expresión de la cara. No encontró allí las lágrimas queesperaba.Encontróalgoqueniloschistesnilaspalabrasnielentusiasmolehabíanproducido.
—¿Estássonriendo?
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15Iniciación
Los esperaban dos hombres en el campamento. El primero era uno de losincomprensiblestramperos.Teníaconsigosuprimeréxito.
—Un azor —exclamó Hamza, con alegría, agarrando el pájaro atado yencapuchado,examinándoloconatención,unacalmaazulgrisáceaen lasmanos—.Hembra,yporelpesodiríaquededosaños.—Levantólamirada—.Vlad,alazorlollamanelavedelcocinero.Porloquetraealacazuela:mataunayotravezysólodeja dematar cuando está agotado.Ya tendrá un cierto tinte amarillo en los ojos.Cuandocumplanueveañosserán totalmente rojos.Sediceque llenosdesangredesus víctimas. —Sonrió—. El sultán dejará de sentir tristeza por su sacre perdidocuandoveaestahermosura.
La sonrisa le desapareció al ver al segundo visitante, un hombre que parecíahechoconpolvodeloscaminos,tanmanchadoestaba,delturbantealospies.
—UnmensajerodeMurad—mascullóHamza.Devolvióelazoreindicóporseñasaltramperoquefueraalsitiodelasjaulase
invitóalmensajeroaentrarenelpabellón.Vlad,llevandoahoraaErol,acompañóalcazadordepájaros.Tratabadecontener
elsacre.Tambiénencapuchado,noveíaelazorperolopercibíay,chillando,saltódelpuñodeVladyaleteóhastaellímitedelaspihuelas.
Elazorfueauncompartimientodistinto.Vladestabaayudandoacerrarlastapasde las jaulas cuando oyó unos pasos a sus espaldas. Al darse la vuelta vio lapreocupación en el rostro de Hamza, reemplazada de inmediato por un aire deneutralidad.
—Noticias.SemepidequevuelvaaEdirney…Vlad, sintiendo que le daba un vuelco el corazón, adivinó a qué se debía la
preocupacióndeHamzaylointerrumpió.—YmemandasdevueltaaTokat—dijoentonosevero.Hamzadijoquenoconlacabeza.—No.Tellevaréconmigo.Ocultando el alivio,Vlad estudió aquel rostro, el conflicto que escondía.No le
preguntaríanadaporelmomento.—¿Nosvamosya?—Alamanecer—fue larespuesta—.Esmásprontode loqueyoquería,por tu
bien.Meparecequetodavíaestás…cansado.—Unasonrisaahuyentóelceñoensucara—. Al menos no regresamos con el puño vacío, ¿verdad? Regresamos con elmagníficohalcónperegrinoquevendrádetrásdenosotros,elregalodeAláaMurad.—Apoyóunamanoenelhombrodeljoven—.Estanoche,paracelebrarlo,haremosunafiesta.
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Lossirvientesencendieronunafogataalbordedelarroyoquebajabadelamontaña.Calentaronaguaenlasenormesollasdecocinarylaecharonenunagujeroanchoypocoprofundoquecavaronenlaorillaybordearonconcuerodecamellocurtido.Enlacurvanaturaldelarroyosehabíaformadounaespeciedepiscina.
—Primero,lainmersiónfría.Vamos—dijoHamza,empezandoadesvestirse.—¿Debo hacerlo? —dijo Vlad, quitándose de mala gana la piel de carnero,
mirandolaverdosaaguaderretida.Aunqueelcalordelaprimaverapermanecíaenelaire,elanochecertraíaunrecuerdodelinvierno.
—Noes,porsupuesto,mihamamenEdirne,alqueteinvitocuandoregresemos,pero sirve.Además—dijo, alargando lamanoparaayudar a terminardequitarle aVladelgomlekporencimadelacabeza—,queestemosacampandoentrecabrerosnosignificaquetengamosqueolercomocabras.
DichoesoapoyóunamanoenelpechodeVladylohizocaerdeespaldaenlacharca.
Había pasado frío en el agujero de la mazmorra. Ése era otro tipo de frío,repentinoeintenso.Tratódesalir,peroHamzaseguíacerrándoleelcamino.
—¡Follacamellos,quéfríoestá!—chillóel turco.PerocuandoVladintentabairpara un lado él lo empujaba hacia atrás—. ¡Espera! ¡Cuantomás sufres aquí en latierra,másplacerestendrásenelparaíso!
Siguió allí unminuto, mientras la piel se le ponía azul y le castañeteaban losdientes.Finalmente,Hamzaselevantó,mirandohaciaabajo.
—Ven —dijo—, antes de que nuestras virilidades desaparezcan del todo ysirvamossóloparatrabajarenelharén.
A poca distancia del agujero cavado por los sirvientes, tambaleándose, llegó aotro tipo de dolor. El calor era casi insoportable, y a pesar de los temblores sólopodían hundirse en el agua despacio. Finalmente el agua les llegó a la barbillamientraslosenvolvíaunanubedevapor.
—Ah—suspiróHamza,inhalandoelairecaliente,cargadodefragancias:aceites,bergamota,sándalo.Bajólamano.
»Ahora está mejor. Mis mujeres no tendrán que buscar a otro hombre parasatisfacerse.
—¿Cuántasmujerestienes,Hamza?—Sólodos,alabadoseaAlá.Suvoluntadmepermitedosmás,yademáspodría
tenerconcubinas.Nolastengo.¡Mujeres!—gritóderepente,echandolacabezahaciaatrás—.Benditassean,porquealegrannuestrasnoches.Perolosdías…¡Señor,cómohablan! Sin parar, durante horas. ¡Y de nada! —Miró a Vlad—. ¿No estás deacuerdo?
—Yo…—Vladsesonrojó—.Yonunca…—¿Qué? ¿Nunca? —Hamza estiró los brazos por el borde de la charca—.
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¿Ninguna muchacha de taberna? ¿Ninguna concubina abandonada que te hayatentado desde detrás de los postigos?—Vlad dijo que no con la cabeza—. Y ahítenemos a Mehmet con sus seis mujeres… no, cinco, en realidad, ya que una seperdió misteriosamente. —Miró a Vlad, que no vio nada especial en la cara deHamzaysemantuvoinexpresivo—.Mehmetyaespadrey…¿Nosoisdelamismaedad?
—NonecesitoseguirelejemplodeMehmetennada—dijoVladconconvicción.—Notecaebien.—Loodio.Esunmatónyunabestiay…—Vladvaciló.Habíaalgoquetodavía
nosehabíaatrevidoapreguntar—.Mihermano,Radu.¿Cómoestá?Hamzacerrólosojos,volviendoametertodoelcuerpoenelagua.—Creoquebien.Mehmethasido…consideradoconél.—Volvióaabrirlosojos
—. Pero no deberías quitar importancia a Mehmet con palabras fáciles. ¿Matón?Quizá.¿Bestia?Aveces.Pero tieneunamente taneducadacomo la tuya,ysueñostangrandescomolos tuyos.Ynoolvidesnuncaquealgúndía tendráelpoderparamaterializarlos.
—Merecuerdasqueyonotengoninguno.Quesoyunsimplerehén—dijoVladconamargura.
—Otrapalabrafácil:«simple».Noesasí.Túeresrehéndealgoimportante.Erespríncipe.Erespoder.
—PeronotengoelpoderquetieneMehmet.—Eso no.—Hamza negó con la cabeza—. Y no olvides esto: con ese poder,
Mehmetplaneaconquistarelmundo.Dichasesaspalabras,batiópalmas.Unservidorqueandabamerodeandoporallí
aparecióconunosguantesexfoliadoresenlamano.Envezdeentrarenlacharcayrestregarlaespaldadesuamo,elservidorentrególosguantesaHamzayseretiró.
—Toma—dijo el turco, ofreciéndole lo mismo—. Algunas veces necesitamosensuciarnoslasmanosparalimpiarnoslaespalda.
Atravesó la charca y se acercó por detrás a Vlad, que se puso tenso. Pero lascariciasquesiguieronnoeranlascivassinoduras,directas,tanbrutalescomolasdecualquier tellak en los baños de Edirne. La presión le hacía aflojar los músculos.CuandoHamza ofreció su espalda, le devolvió el favor con un vigor que lo hacíagemir.
Después de un rato, Hamza levantó una mano y apretó la muñeca de Vlad,deteniendosusmovimientos.
—Acompáñame,joven—dijoconsuavidad—,aotrosplaceres.
Su pabellón había sido transformado. Las sencillas pieles de carnero en las quedormían habían sido enrolladas y servían de cabezal a alfombras de IzmirimaravillosamentetejidasqueVladnuncahabíavisto,deslumbrantesporlasfigurasy
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losmatices.Entre losdosdivaneshabían colocadounamesabaja.En las esquinasardíanfaroles,mientrasunosbraserosquemabanaceitesaromáticos.Latiendaestabadeliciosamente caliente después de la helada caminata desde la charca, y lesesperabanunasgruesasbatasforradasdeseda,juntoconpantuflasdelanadecordero.
Hamza batió palmas y los sirvientes trajeron comida. Comida distinta de laversión común y corriente que había conocido hasta esemomento: carne de cabraperokebabs conhierbas envezdeguiso; arroz salpicadodepistachos, uvaspasas,albaricoquessecos;panesrellenosdemermeladadesemillasdeamapola,recubiertosderomeroyglaseadosconmiel.Yenvezdelalimpiaaguaderíoquesolíanbeber,tomaronsorbetesdenaranjaygranadina.
ParaVladsólofaltabaunacosa,ysupersistentemiradaaunacopavacíaprovocólapreguntadeHamza.
—Tienesantojodevino,¿verdad?—¿Antojo?No.¿Deseo?Bueno…Seencogiódehombros.—¿Cómoeraelversocoránicoquetanbiencitasteenelenderunkolej?Vladseaclarólagarganta.Elárabelesalíaconfacilidad.—«Sipidenconsejosobreelvinoyeljuego,diles:Hayalgúnprovechoenellos
paraloshombres,peroelpecadoesmásgrandequeelprovecho».—¿Túcreeseso?—No.Peroyonosoymusulmán.Además…Hizounapausa.Hamzaseinclinóhaciadelante.—Además,muchosmusulmanesnoobrandeacuerdoconlaley.¿Esesoloque
ibasadecir?—Quizá.—IncluidoMurad,AsilodelMundo,nuestrosultán,queamaelvino,segúnme
hansoplado,hastaenexceso.—¿Yati,Hamza,notegusta?—No.PeronoestantoporlaspalabrasdelProfeta,aunquelascumplo.—Sonrió
—. Sencillamente nome gusta el efecto que produce en los hombres. Algunos sevuelvensensibleros,sentimentaloides,yselessueltalalengua.Otrosquierenpelearsinningúnmotivo.—Sereclinó—.No,sihedeviolarlosmandamientosdelsagradoCorán,creoquehaymanerasmejores.
Vladfruncióelceño.—¿Quémaneras?En vez de responder,Hamza batió palmas.Al instante llegaron unos sirvientes
quesellevaronlosrestosdelacomida.Unoaparecióconunpequeñobrasero,otrocon un cacharro metálico y un tercero con un frasco. Hicieron una reverencia ydespuéssemarcharon.
Hamzahurgóenunapetaca.Sacóunterrónparduscoylolevantó,sosteniéndolo
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entreeldedoíndiceyelpulgar.—¿Quées?—preguntóVlad.—Otros placeres—musitóHamza, alargando lamanopara desmenuzarlo en el
cacharropuestoalfuego—.Hachís,delLíbano.¿Loconoces?—Sí.No—respondióVlad—.Algunos chicosdelkolej iban a ciertas casas en
Edirne,peroyo…—Negóconlacabeza—.¿Aquéseparece?—A un sueño. —Hamza echó un poco de líquido del frasco—. Ésta es una
destilacióndelhigo—dijo.Alcalentarseelcacharro,añadióotrascosas.Vladoliónuezmoscada,clavode
olor.Hamzarevolvióensilencioydespuésdeunratosacóelcacharrodelbrasero.Acontinuaciónmetiódentrouncucharóndebronceyvertióellíquidoendospequeñascopas.Laslevantóyofrecióunaporencimadelamesa.
Vladserecostóyrechazólasuyaconlapalmadelamano.—Nobebo.Hamzanobajólacopa.—Sólo te ofrezco un olvido temporal.Un sueño,Vlad.Una fuga del presente.
Nadamás.—CuandoVladdijoquenoconlacabeza,Hamzainsistióconsuavidad—:NopuedoniimaginarloshorroresquehabrássufridoenTokat.LepedíaMuradHanquemepermitierahaceresteviajeyacabarconellos.Estacopateayudaráacurarte.—Hizounmovimientoafirmativoconlacabeza—.Confíaenmí.
Volvióaofrecerlacopa.Despuésdeuninstante,Vladlaaceptó.Hamzalevantólasuya.
—Porlossueños.VladimitóaHamza,bebiendodespaciohastavaciar lacopa,disfrutandodelos
sabores,losqueconocíayhastadelunpocoamargoquedesconocía.—¿Puedobebermás?—preguntó,ofreciendolacopa.Hamzalaagarróyladejósobrelamesa.Levantóelbraseroylollevóaunrincón
delatienda.—Espera—dijo—.Recuéstate.Vladobedeció.Porunrato,losmiembros,quenisiquierasehabíanaflojadocon
el calor del agua, lo mantuvieron rígido. Y entonces, de repente, cedieron, y sehundióenlosblandoscojines.Sinembargo,teníalamenteclara.Muyclara.Fueradeeso,ydelarelajación,nonotóningunadiferencia,niningunodelosexcesosdelosquesolíanhablarlosestudiantesdelaorta.
Empezóasentirseengañado.—¿Estoestodo?—Espera.Y…¡mira!Hamza señaló hacia arriba. Las llamas de la intrincada rejilla del brasero
dibujabanformasmóvilesenlalonadeltecho.Vladmiró,enfocólamiradaydespuésno la pudo enfocar más. Sentía que observaba las figuras y al mismo tiempoempezabaaflotarentreellas.
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Se oyó una voz. Parecía venir de muy lejos. Pero era clara, pura, como unacampanadeplatarepicandoenelcampanariodeunaiglesia.
—¿Veseso?—Sí—dijoVlad,sorprendidoporelvolumendesuvoz—.Estrellas.—¿Estrellas?—dijoHamza—.Yohablabadecamellos.—¿Quécamellos?Peroderepentesíviocamellos.Dos,lascabezascerca,lasjorobasquesefundían
y semultiplicaban.Entonces se echóa reír ante lo absurdode la situación, ante laestupidezdeaquellasbestias.Ylarisaeracomounmiembroquenohabíasidousadodurantemuchotiempoyqueempezabaafuncionar.Unavezquehuboempezadonopodíaparar,noqueríaparar.MiróaHamzaporencimadelamesa.¡Aquellacara!Sehabíaampliadotoda:labarba,lanariz,lascuencasdelosojos,elextraordinarioazulde los iris. Pero no semantenía como antes, no seguía siendoHamza.Había otrascaras…
Ladesupadre.LadesuSalvador.—No —dijo Vlad, tratando de incorporarse. Movió la cabeza y entonces lo
dominó otro ataque de risa. Hamza seguía allí, pero sus dientes eran grandes yamarillos como los de un camello—. Me prometiste olvido —exclamó Vlad—.¡Quieroolvido!¡Esmiderechocomopríncipe!
—¿Derecho?—gritóHamza—.Tengoaquítuderecho.Muertoderisa,setiróencimadeVlad.Unchoquedemiembros.Brazosqueenvolvían,dedosqueapretaban,resbalaban,
encontraban, perdían.Hamza era alto, de piernas y brazos largos como resortes deacero.Vladeradeestaturamásbaja,compacto,conlafuerzacentrada.Seesforzabanpor dominar al otro, debilitados por la risa, y después más allá de la risa, serios,excitadosporcadaderribo,cadacaídaqueesparcíaloscojines,lasangrelatiéndolesenlosoídoscomotambores.
Hamza lo tenía inmovilizado,unapiernametidaentre lasdeVlad, lasmuñecasaferradas,empujandohaciaabajo,narizcasitocandonariz.EntoncesVladsintióunaola de energía, la atrapó, se centró en ella y la usó, retorciéndose hacia arriba,presionando. Encontró un eje, hizo fuerza y de repente fue Hamza quien quedódebajo,losbrazosenlaalfombra,lacaraaundedodedistancia,tancercaqueaunenlapenumbradelatiendaveíalasfinasespiralesverdesdelosojoscolorcobaltodelturco.
Dejarondeluchar,deesforzarse.Manteníanlaposición.Entonces Hamza logró levantarse un poco, sólo un poco. Lo suficiente para
apoyarloslabiosenloslabiosdeVlad.—No.Vladsoltólosbrazosquesujetabayseincorporóconrapidez.Peronoencontraba
fuerzasparaalejarseniparaimpedirqueHamzaseledeslizarapordetrás,pasándolelasmanosporelpecho,reteniéndolo.
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—Estás tan solo, Vlad —susurró Hamza—. Siempre. Has visto tantas cosas.Aquí.EnTokat.
Derepente,Vladempezóasollozar.—Vi…cosasterribles.Sí…Loahogabanlaspalabras,losrecuerdos,laslágrimas.—Yalosé—dijolavoz.LavozdeHamzaperoquenoeralavozdeHamza.LamanodeHamzaperoque
noeralamanodeHamzaavanzandohaciaabajo.—No—volvió a decir Vlad, tratando de detener el deslizamiento de lamano.
Peronoteníafuerzasnivoluntadparahacerotracosaquedecireso.—Elfindelasoledad,príncipe—dijoHamzamientrasinclinabaaVladsobrelos
cojines.Noeraelolvidoquelehabíanprometido.Elsitiodondecayóeraunsitiooscuro,
peroaúnsentía,primerounpocodedolorydespuésunpocodeplacer.Y tambiénoía,lavozquedecíaqueamabayquepedíaamoracambio.Oíalavozquerespondía—lasuya,peronolasuya—diciendo:
—Sí.Sí.Ahora.Parasiempre.Sí.
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16MoradadeGuerra
Salieronconlasprimerasluces:Hamza,Vladytresdelosguardias.Elcampamentoviajaríadetrás, a supropio ritmo.La llamadadel sultán eraurgente.Si cabalgabanrápido,dormíanpocoyhabía caballospreparados en los caravasares a lo largodelcamino,estaríanenEdirneencincodías.
Andabanrápido,forzandolasmonturasallímite,nuncamásallá.Lavelocidaddesu avance impedía la conversación y, durante los descansos en el camino,Vlad laevitaba.
—Mimuchacho—dijoHamza, alargando lamanomientras descansaban sobrelasmantasenelprimercrepúsculo.
Vlad,silencioso,seenvolvióbienysevolvióhaciaelotrolado,ofreciendosólolaespalda.
Viajabanporunpaísenlacúspidedelaprimaveraypreparándoseparalaguerra.Comolosriachuelosquebajabandelasmontañascoronadasdenieveparaunirsealos ríos, supequeñapartidaeraunhilitoqueprontoseconfundióconuna riadadehombresyanimales.Eltugdelsultán,suestandartedeseiscolasdecaballo,sehabíalevantadodelantedesutiendadeguerraenEdirneymuchosdelosguerrerosdelanacióncorríanhaciaallí.Debajodelascolas,repicabancampanasdeplata.SedecíaquesusuavemúsicaseoíadesdelasmáslejanasislasdelEgeohastalaspirámidesdeEgipto.DesdelasmontañasdeTartariahastalosoasisdeldesiertodelSinaí.EraunllamadoalaMoradadeGuerraqueretumbabadesdelosdesfiladerosdeTransilvaniahastalascortesdelosreyesylospalaciosdelosobispos,pasandoporloscorredoresdepiedradeloscastilloscarpatianos.VieneelGranTurco,advertíanlascampanillas.Entérateydesespérate.
HamzaquizánopodíahacerqueVlad levantara lamirada.PeroVladsímirabacuandoqueríaparadisfrutardelasmaravillasyparaempezaracontarlosenemigos,paraconocerloscomolehabíapedidosupadre,elDragón.Haciadondemirarahabíacaballos:monturas altas y flacas de las llanuras deAnatolia; animales pequeños ypeludosdelasmontañas.Montabanlosprimerossipahis,caballerosturcos,hombresdealtorangoqueibanalasbatallasconcotademallayyelmodehierroperousabanla ropa y los turbantes con los que andaban por casa. Ignoraban a cualquiera pordebajodelsultánquese lescruzaraenelcamino.Montaban lossegundoshombrestribales, amenudo tártaros, seres violentos de ojos rasgados que consideraban unaofensaquealguienselesadelantarayquepasabanalladodesugrupounayotravez,reivindicandoeltriunfoconestridentesaullidos,chocandoespadascontraescudosohaciendoseñasconunanubedeflechasquepasabanincómodamentecerca.
El arroyo se transformó en río y el río se transformó en torrente y cada vezresultaba más difícil avanzar. Cuando al mediodía del tercer día tuvieron que
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detenerse en el puente de Ilgaz, la única manera de atravesar el río Gokirmak,bloqueadoporunmillardejinetesarremolinadosyblasfemos,Hamzaordenóhacerunaparadahastaelanochecer.Alsalirlalunareanudaronlamarcha,yviajarontodala noche hasta bastante después del amanecer, y repitieron el mismo plan alencontrarseconunbloqueoparecidoalahoradecruzarelSakarya.
Encadaparada,Hamzatratabadehablar.Nodeloquehabíapasadoentreellos.EraevidentequeVladnohablaríadeltema.Perolorelacionadoconloshalcones,conla guerra, con las armas, provocaba la misma respuesta: silencio. Sólo cuandoestuvieron en la orilla del Bósforo, en un acantilado sobre el pequeño puerto deUskudar,abriólabocaVlad.Paradecirunapalabra.
—Constantinopla—masculló.Hamza siguió la dirección de sumirada. La ciudad era una brumosa visión de
torresymurallasalaluzdelatardecer.—¿Sueñasconvisitarlaundía,muchacho?Esperaba que pasara por alto su pregunta, como siempre. Se sorprendió. Dos
veces.—Sueño con rezar… allí—Vlad señaló con lamano—, ante el altar de Santa
Sofía.—¿De veras?—Aunque él rezaba las obligatorias cinco veces por día, nunca
habíavistoasucompañeroarrodillarse—.¿Yporquérezarásallí?El jovendiomediavuelta.Porprimeravezentresdías,aquellosojosverdesse
clavaronenlosdelhombremayor.—Porlasalvación—respondió.Desconcertado,Hamza apartó lamirada, volviendo a fijarse en la cúpula de la
enormeiglesia,queresplandecíaalaluzdelatardecer.—SabesqueelsueñodelossultanesesconvertirSantaSofíaenmezquita—dijo
—. Y con los griegos más debilitados cada año, perdiendo sus territorios,abandonadosporsusaliados,traicionadosporlossuyos…
PeroVlad ya se había puesto enmarcha, llevando su caballo por el empinadosenderoqueconducíaalmuelleyalabarcaallíanclada.HamzalanzóotramiradaalarelucienteConstantinopla,soltóunsuspiroysiguióasucompañero.
Dos mañanas más tarde coronaron la última montaña antes de llegar a Edirne,esperandoverlaciudad…yvieronantesdeellaotraciudad.Elríodeguerrerosdelislam,congregándoseanteelestandartede lascolasdecaballo,desembocabaenelturbulentomardelcampamentodeguerra.Parecíaelcaos.Laszonasexterioreseranuna mezcla de pequeños campamentos y líneas de caballos donde acampaban losgazis,demiradatansalvajeytanpeludoscomosusmonturas,impulsadosporlafe,lechefermentadadeburrasyelparaísoquelesesperabaenvidaoenlamuerte.Losrelinchos de los corceles de guerra no eran los únicos gritos de animales, ya que
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largas filas de camellos tosían, escupían y berreaban, los burros rebuznaban susquejasyperrossarnososaullabanypeleaban.
Alprincipiosóloreinabaelordenenelcaminoporelquebajabanellos,unodelos cuatro que separaban los sectores del campamento y tenían que mantenerdespejadospara losmensajerosdel sultánque llegabande todos los rinconesdesureino y del de los enemigos. Pero después de un largo viaje entre las multitudes,llegaron al fin a una barrera. La barrera estaba hecha con seda y en ella unfuncionariofuertementearmadoexaminósucitaciónescrita.Losdejaronpasar.
Laempalizadade seda separaba el caosdelorden.Detrás, la ciudadde tiendasestabadispuestaenprecisoscírculosconcéntricos.Alprincipio,enlaparteexterior,las tiendaseranmáspequeñasymás sencillas,peroamedidaque se internaban seibantransformandoenpabellonesmásgrandesyopulentos,salpicadosdecoloridostapices, donde cabría un centenar de hombres pero en los que, sabía Vlad, casisiempredormíaunosolo:elbelerbey,gobernadorprovincialalrededordecuyatiendasecongregaban,enversionesmásmodestas,lossipahis.Cadapabellónteníadelanteel estandarte del gobernador, y la cantidad de colas de caballo iba aumentando amedidaqueavanzaban.Cuandovieronunoconcincolosdetuvierondenuevo,estavezporordendeun corpulento funcionario conun alto sombrero cónico rematadoporlaplumadegarza,elkalafatquehabíadadonombrealcaballodeljeriddeVlad.De laparte traseradel sombrerocolgaba lamanga rojaque indicaba lapertenenciadelhombrealaordensufíBektashi.ÉlyseissoldadosregistraronminuciosamenteaHamza y a Vlad, explorando bruscamente con las manos debajo de la ropa,quitándoleslasbotasyconfiscándoleslasdagas.Finalmenteselespermitiópasar.
—Jenízaros—comentóHamza.Información innecesaria, porqueVlad conocíamuybien a los soldadosde élite
delsultánysehabíaadiestradoconellosponiendoelmismoempeñoenelusodelaespada, el arco y el caballo que en el estudio del latín y del sagrado Corán en elenderunkolej.
Lastiendasdelosjenízaroseranmásbajas,conosdecueroparadoshombresqueseextendíanalrededordelospabellonesdesucomandante.Porgrandesquefueranlosúltimospabellonesquehabíandejadoatrás,noerannadacomparadosconaquélalqueHamza yVlad se acercaban ahora, al final del camino; de todos los caminos,porqueloscuatrorayosdelaruedaterminabanallí,enelotakdeMurad,queerauninmenso y espléndido palacio, sostenido por tres enormes postes y donde extensascapas de seda ocultaban hasta el último rincón de lona, representando grandescantidadesdeárbolesyflorescomosisetrataradelmásexuberantejardín.
Y allí, delante de la entrada, estaba el tug deMurad, su estandarte de guerra.Debajo de las seis colas de caballo colgaban hileras de campanas de plata,produciendoeldulcesonidoquehabíareunidolashordasdelislamjuntoasujefeyhabíahechotemblarasusenemigos.
Muradestabaapuntodeiralaguerra.YtendidoenelsueloalladodeHamza,
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venerandoeltug,Vladsepreguntódoscosas.¿Contraquiéndirigiríantodoesepoder?¿Ycómoharíacualquierfuerzaenelmundoparadetenerlo?
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17Laoferta
Sesentaronenelsueloconlaspiernascruzadasyobservaroncómolasombradeltugsemovíaporelsuelo.Seacortóhaciaeloeste,desaparecióalmediodíayreapareciópoco después y se deslizó hacia el este,mientrasbeys, soldados y esclavos iban yvenían a Zancadas, desfilaban o se escabullían entrando y saliendo del otak deMurad.Nosehabíanolvidadodeellos;lesllevaronaguaalmediodía,unpinchodecarneypan.Peronolosllamaronhastaquelasombracasihubotocadolascuerdasmásorientalesdelatienda.
Aparecióunsirvienteylosllamóporseñas.Soltandounquejidoporlarigidezdelos miembros, Hamza se levantó y se cepilló el polvo de la ropa. Vlad se quedóacuclilladounpocomás,aspiróhondoydespuéstambiénselevantó.
Alprincipiocostóreconoceralsultán,tantaeralamultitudquelorodeaba.Jinetessipahisconbotasyropademontar,capitanesjenízarosconpetoycotademalla,elatecibari,jefedecocinadelejército,conlossímbolosdelcargo,cucharasycuencoscolgándole del cinturón, indicando a todo el mundo que su padre, el sultán,alimentariaalejércitoenterodurantelacampaña.Allílapresenciadeljefedecocinaeratanfundamentalcomoladecualquierilustreguerrero.
Y entonces Vlad vio a Murad, llamativo porque, como siempre, no llamabaprecisamentelaatenciónconaquellasencillatúnicaazuloscuroquelellegabahastalasrodillas.Estabasentadoaunamesa llenademapasy listas,enelcentrodeunamultituddefuncionarios.Asuizquierda,unjilguerocomparadoconelgorrióndesupadre,estabaMehmet.
El hombre que era sultán y el hombre que lo había sido y, Alá mediante, lovolveríaaser,levantaronlacabezaalentrarVladHamza.Mehmet,inmediatamente,la bajó de nuevo, peroMurad sostuvo lamirada de Vlad hasta que se arrodilló yapretólafrentecontraelsueloalfombrado.
—Estábien.—LavozsuavedeMurad llegóa losdoshombrespostradosbocaabajo—.Todospuedenirse.
—Padre…—Todos,hijomío.Perotúpuedesregresar…conelhermanodeestehombre.—Élnodesea…—Nomeimportansusdeseos.Quieroquevenga.Ya.Lavoznohabíasubidodevolumen.Pero todosoyeron laenergíaquehabíaen
ellayreaccionaron.Abajo,enelcampodevisióndeVlad,aparecieronunasbabuchasdecoloreschillones.SintióundébilolorajengibreyasándaloydespuésMehmetsemarchó.
Otropardebabuchas.Desimplecuero.—Sobrino.
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—OjodelaTormenta—respondióelhalconero,adelantandolacabezaparabesarlababucha.
—PríncipeDrácula.Vladsehabíaestadopreparandoparaelbesocuando le tocara.Peroelusopor
parte deMurad de un título que nunca había oído antes le hizo titubear. Luego seinclinóhaciadelanteybesóconmásfervordelquehabíaplaneado.
Lasbabuchassealejaron.—Levantaos. ¿Los dos tomaréis vino? —Murad se volvió hacia la mesa,
indicando con lamano a un sirviente que se fuera y levantando élmismo el jarro.Detrásdeél,conunaudiblecrujido,dosarquerosaflojaronlatensióndelosarcos—.Ah, tú no,Hamza.Tu obediencia a la palabra delMásMisericordioso es, ¡ay!, unreproche para los que somos pecadores. —Miró a Vlad—. Pero tú no meavergonzarásaúnmásobligándomeabebersolo.
—No.—Muybien.—Mientrasunsirviente le traíaunsorbeteaHamza,Muradsirvió
doscopasyseacercóconellas—.Bebeagusto,príncipe—dijo,entregándoleuna.Vladtomóuntrago.Elvinoeratanbuenocomoesperaba;unnéctardespuésde
seismesesdeabstinencia.Muradbebió,observándolo.—Bebemás.Meparecequelovasanecesitarparaoírlanoticiaquetevoyadar.LacopaestaballegandoalabocadeVlad.Detuvoelmovimiento.—¿Quénoticia,sultán?MuradmiróaHamza.—¿Noselohasdicho?—Éseeratudeseo,enishte.Yaunquehubieradecididodesobedecer…—Echóun
vistazoaVlad—.Noencontréelmomentoadecuado.—Yaveo.—Muraddetectóalgoeneltonodelhalconeroyenarcóunaceja.Miró
de nuevo a Vlad—. Muy bien. Tengo la desgracia de ser el portador de malasnoticias.Esperoqueperdonesalmensajero.—AnteelsilenciodeVladdiounsuspiroantesdecontinuar—.Tengoquecontartedoscosas,príncipe.Laprimeraesque tupadreestámuerto.
Vladsólomovióunapierna,adelantándolaparaestarpreparado.—¿Cómomurió?—preguntóconvozsuave.—Lodecapitaron.Vladlevantólacopaybebióunlargotragoantesdehablar.—¿Cómo?Todossabíanquenosereferíaalosdetallesprácticos.—Lo ordenó Hunyadi. —El sultán esperó la reacción. No hubo ninguna—.
Hunyadi—repitió—,alque llamanCaballeroBlancohúngaroyqueenvistade lanegruradesucorazón,desucrueldad,desutraición…—Seinterrumpió—.Peroatite formaron para que lo vieras como un héroe, un paladín, ¿verdad? La Llama
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Purificadoradelcristianismo.Vladseguíasinreaccionar.MuradmiródenuevoaHamzayprosiguió.—Pero lo que hayas pensado de él no tiene ninguna importancia. Tampoco es
necesarioqueacepteslaopiniónquetengodemienemigo.Sólonecesitasdescubrirporquédeberíasodiarlotúmismo.Ydescubrirloatravésdeunodelostuyos.
Encontrasteconlastúnicasdelosturcos,elreciénllegadollevabaunpesadoyacolchado jubón.Elsudor lebrillabaen laalta frenteabovedaday lebajabaporelpeloblancoquelerodeabalassienescomounalborotadoflequillo.
—¿Recuerdas…? Lo siento, los títulos en tu lengua me confunden. Vosotrosllamáis boyardos a vuestros nobles, ¿no es así? Pero él es un… jupan. ¿Correcto?¿Sí?Bien.EljupanCazan.Quizánosepasquehacepocofueelcancillerdetupadre.
Elhombrehizounareverencia.—PríncipeVlad.El hecho de que ese hombre lo tratara también de príncipe aumentaba la
confusióndeVlad.Habíaallíalgomásqueelasesinatodesupadre.Peroantesdequepudierapensarqué,Cazanseestabaarrodillandodelantedeél,
extendiendoundeformerollodetelarojaquellevabaenlamano,hablandodenuevo.—Vlad, hijo de Drácul, te traigo de tu desdichado país las plegarias de sus
ciudadanosyestaesperanzaparatodosnuestrosfuturos.Delsaténsalióacero.Dentrodelatelahabíaunselloestatalyunaespada.Ambos
llevabanelmismosímbolo,grabadoenelmetal.ElDragónsacandolalengua,lacolaescamosalevantadayrodeándoleelcuello,ysobreellomolacruzdeCristo.Alverlamarcadelafamilia,Vladcomprendióquehabíaunerror.
—Te has equivocado deDrácula, Cazan—dijoVlad, sin levantar la voz y sincambiardetono—.Tendríasquehaberentregadoestoamihermanomayor,Mircea.
Eljupantragósaliva,vaciló,miróaMurad.—Yésaeslasegundacosaquetengoquecontarte—dijoelsultán—.Tuhermano
Mirceatambiénestámuerto.—¿Decapitado?Vladtratódequenoselequebraralavozperosóloloconsiguióamedias.—Ay,no.—Muradhizounaseñaconlacabezaalotrohombre—.Díselo,jupan.
Tomaestevinoydíselo.Un sirviente entregó la copa a Cazan, que la vació de un trago, derramando
líquidoeneljubón.MientrasselimpiabalabocamiróaVlad.—Fue, príncipe… antes de que capturaran a tu padre—dijo—.Mircea estaba
soloenelpalacio,enTargoviste.TodossabíanqueHunyadiveníaconelhombrequequeríainstalareneltronovalaco:tuprimoVladislavdelclanDanesti.Demodoquelos boyardos…—Tragó saliva—.Algunos boyardosmataron a los pocos guardiasquequedaban,sacaronaMirceadelacamay…
ElhombremiróaMurad,quehizounaseñalafirmativaconlacabeza.—Sí.Necesitaoírtodalahistoria.
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—Primero lo cegaron. —Las palabras de Cazan salían a borbotones—.Atizadoresalrojovivoenlosojos.Ydespués…
Lointerrumpiólatos.—Ydespuésloenterraron.Aparentementeaúnestabavivocuandolohicieron.—
Muradmeneólacabeza—.Bárbaros.Cazanselimpiólosojosydespuésseinclinóhacialosobjetosqueteníadelante.—Así que te traje el sello y la espada de tu padre. Te la ofrezco a ti, última
esperanzadelosDraculesti.Conunmovimiento tan repentinocomo lentoshabíansido todos losanteriores,
Vladse inclinóyaceptó laespada.Eraunarmapesada, larga,demanoymedia,ycuandolasujetótambiénconlaotramanoylalevantó,sintiócomosideprontolehubieran devuelto un miembro perdido. Recordó que su padre la había bautizadocomolaGarradelDragón.
—¡Esperad!La orden de Murad detuvo las flechas que habrían matado al hombre que
levantabaunarmacercadelsultán.Enelsilencioquesiguióalgritoloúnicoqueseoyó en la tienda fue el crujido de las cuerdas que sostenían las lonas y las de losarcos.
Entonces,sinlevantarlavoz,hablóMurad.—Ésta, príncipe, es la espada de tu padre.Ahora es tuya.Lo conocí, un poco.
Hicimoslaguerraelunocontraelotro.Hicimoslaguerraelunoalladodelotro.Porun tiempo también hicimos las paces, para beneficio de los dos y para júbilo denuestrospueblos.Duranteesosdíascanicularesfue,comoelquemás,unhombredesumundo.TratabadeconservaresaespadacuandoHunyadi,elCaballeroBlancodecorazón negro, le cortó la cabeza y enterró vivo a tu hermano.—Despacio, se leacercó—.Dráculnuncahabría levantadocontramílaespadaqueahoralevantas; lahabríalevantadocontrasusverdaderosenemigos, loshombresquehanusurpadosutrono.Eltronoahoraestuyo,siloaceptas.
LlegójuntoaVlad,lamanotodavíaenaltoparadetenerlasflechas.—NopuedocoronartepríncipedeValaquia.Esosólopuedeocurrirentupaísy
sólolopuedehacertupueblo.Peropuedodarteelmandodeunejército.YmientrasvoyaSerbiaaenfrentaraeseodiadoCaballeroBlanco,túpuedesiratupatriayusarlaespadadetupadreparareclamarloqueestuyo.Eltrono.Lacabezadeasesinosytraidores.
Vladhabíatenidolaespadaapuntandoaltecho,inmóvil.Peroacausadelpeso,deldolorcontenido,empezóatemblar.YMurad,asulado,
levantólasmanosyconsuavidadlapasóalassuyas,reemplazandolasdeVlad,quepocoapocolefueroncayendoalosladosdelcuerpo.
—Quéarma—dijoMurad, inclinándolaa la luzde lasantorchas—.PiensoquelosmaestrosespaderosdeToledo superanenel arte inclusoa losdamasquinos.—MiróaVladjuntoalabrillantehoja—.Cuandosenombracomandantedemiejército
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aunbey, se le da un tug, para que sus hombres sigan su cola de caballo hasta lavictoria.Perovosotroshacéis lascosasdeotromodoenvuestra tierra,¿verdad?—Dio media vuelta—. ¿Hamza? Cuando se arma a un caballero en el país de losfrancos,¿noesquesearrodillayrecibelahojasobreelcuerpo?
—Sí,sultán.¿AcasonolohemosleídoenlasgrandesleyendasdeKralArtus,aquiénelpríncipellamaArturo?
—Sí, es cierto.—Murad bajó la espada hasta que la punta tocó la alfombra yentoncesdejólasmanosdescansandoenloslargosguardamanoscurvos—.¿Quieresqueteentregueelmandodelamismamanera,hijodelDragón?
TodosmiraronaVlad.Teníalosojosverdesclavadosenelsuelo,taninmóvilescomoelcuerpo.Noreaccionabaanteloqueacababadeoír.Derepentetodostomaronconscienciadelascuerdasdelatiendaydelosarcos.
YentoncesVladsemovió.Searrodilló,inclinólacabeza,conelcuelloalavista,losbrazosabiertosaloslados.Suvoz,cuandosalió,fuefirmeypotente.
—Dame tus órdenes, oh Pilar del Mundo. Préstame tu fuerza para que puedavengarmedemisenemigos.
Muradsonrióylevantólaespada.ComohabíadichoHamza,conocíalashistoriasde la ceremonia para armar un caballero, los tres golpes de espada que rendíanhomenajealaTrinidadcristiana.AsíqueapoyóelladoplanodelahojaenelhombroizquierdodeVladydijo:
—Tomami fuerza,VladDrácula, príncipe deValaquia.—Levantó la hoja y laapoyóenelotrohombro—.YtenombroKilicBey,portupoderosaespada,ytodosteconoceránporesenombreentuejército.—Volvióalevantarlaespadaylaapoyóenel pelo oscuro y espeso. Pero antes de que pudiera emitir la bendición final, losinterrumpióunavoz.
—¡Vlad!¡Vlad!Vladmiróhaciaallí,todavíaconelpesodelaceroenlacabeza.Enlaentradade
latiendaestabaMehmet.Asulado,conlasmanosdelturcoenloshombros,estabaRaduDrácula.
ElmuchachohabíacambiadoenelmedioañoqueVladhabíadejadodeverlo.Habíacrecidoyyacasiteníalamismaestaturaquesuhermano.Supelocastaño,queantes lecaíasueltosobre loshombros,ahoraestabarizadoyengrasadoenelestilogriego.Ibavestidodemaneramuyparecidaaladelhombrequeloabrazaba,conunchalecodebrocadorojoadornadoconextravaganteshilosdeoroyunshalvariqueleenvolvíalaspiernasenunazuloscuro,cerúleo.
Habíaalgomásenél,ensupostura,enlanaturalidadconqueaceptabalasmanosque se le apoyabanen el cuerpo, lamismanaturalidad conque suhermanomayorllevabaelacerosobrelacabeza.Duranteesalargamirada,Vladentendiótodo.Cómolos dos hijos sobrevivientes del Dragón habían sucumbido a los turcos. Y en elmomentodeprestarjuramentoanteMurad,prestóotrojuramentoantesímismo.Queniélnilossuyosvolveríanaserimpotentes.
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Muradalzólaespada.—Levántate,KilicBey.Vlad se levantó. Radu se soltó. Al principio, al pronunciar su nombre, había
parecidoqueseiríaaestrecharenunabrazoconsuhermano.Peroavanzódespacio,conlosbrazosextendidos.
—Hermano,¿estásbien?—dijoconunavozquefluctuabaentregraveyaguda.Vladloaferróporloscodosylosdossedieronunapretón.—Nadamal, hermano.—Sin soltarlo, se volvió haciaMurad—. Poderosísimo,
¿puedopedirtemiprimerrecluta?Susangre,comolamía,clamavenganza.VioqueRaduempezabaa temblar.Teníaquehaberseenteradohacíaun tiempo
del destino de su padre,mientrasVlad aprendía las lecciones en Tokat. Tenía queestarmáspreparadoqueelpropioVladparaactuar.
PerohabíamalinterpretadoeldisgustodeRadu.Elbrazodesuhermanoempezóaretirarseyél loapretóconmásfuerza, tratandoderetenerlo.Entonces lovioconsuspropiosojosylooyódelabiosturcos,depadreehijo.
—Sequedaconmigo.—Pordesgracia,príncipe,unodevosotrostienequequedarse.VladsoltóelbrazodeRaduyviocómovolvíaalconsuelodeMehmet,queno
hizonadaporocultarsuvictoria.UnDráculacabalgaríaalfrentedeunejércitoturco.Otroseguiríaallícomorehén…yalgomás.YmientrasVladpaseabalamiradaentreel sultánysuherederoymirabaporúltimavezasuhermano, repitióel juramentoquesehabíahechoasímismo,peroenvozaltadijopalabrasdiferentes.
—¿Cuándomevoy?
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18Primerreinado
Targoviste,diciembrede1448,nuevemesesmástarde
Ion Tremblac se detuvo a veinte pasos de las puertas de la principesca corte deTargoviste,mirandolalluvia.Caíaamaresyhacíaratoquelehabíatransformadolacapa enun empapadobulto de lana.Sehabía quedado allímientras se acercaba latormentaennubesqueborraban lasestrellas,envientoqueprimerohabíasidounacariciaydespuésunaseriedegolpesquelehabíanhechotambalearse.Alempezarlatormenta,losotrosescasosobservadoreshuyeron.Élnopodíahacerloantesdeperdertodaesperanza.Quizá sihacíaguardia, si resistía todo loqueDios le impusiera, elTodopoderososeablandaríayenviaríaalmensajero.
PeroelCaminodelOesteestabavacío.Ningúnhombresensatoandaríaporélesanoche. Sólo alguien con una necesidad imperiosa y un mensaje que entregar. Unmensajedeesperanzaodedesesperación.
Ionlevantólamanoyapartóelempapadomechóndepeloquelecaíasobrelosojosyloechóhaciaatrás,ungestotannaturalenélcomorespirarylarazónporlaquemanteníaelpelotanlargo.Lamarcaquellevabaenlafrentenoeralamarcadeuncriminal;peroeraunamarcaylaodiaba.
¡Eso!Unagrietaabiertaenlasnubesporelvientorevueltoyunfugazdestellodeluna. Pero bajo esa momentánea luz vio que un caballo se encabritaba y oyó unrelincho de terror. El animal corrió describiendo un círculo y después se zambullóhacialapuerta.Ion,conlaemocióndelaplegariaatendida,sólotuvouninstanteparaapartarsedeunsalto.Delantedelacasadelguardia,eljineteseesforzópordominaral animal enloquecido. Finalmente, el caballo se detuvo y el jinete se desmoronósobreelpescuezo.
—¿Quénoticiastraes,amigo?Ionseadelantó,agarrólasriendascolgantes,levantandounamanoparaacariciar,
paratranquilizar.—Sóloqueesunanochecruel,Ion.Yquetodosdeberíamosestarenlacama.Esperabaaunhombre,aundesconocido.Sehabíaequivocadoenlasdoscosas.—Ilona—exclamó,alargandounamanoyayudándolaabajar.Lasostuvoconun
brazomientras ella se apoyaba agotada contra su cuerpo, ymientras llamaba a unmozodecuadraunayotravez,hastaqueporfinapareció,unniñodenomásdediezaños.
»Ocúpatedeestecaballo—dijoentregándolelasriendas.El niño, con los hombros encorvados bajo la tormenta, los ojos muy abiertos,
cogió las riendas y se alejó corriendo. Ion rodeó a Ilona con un brazo y caminóllevándolahastaelabrigodetrásdelacasadelguardia.
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—Estásempapada,Ilona.—Quéraro—mascullóella—.Noentiendoporqué.Entoncesseechóareír.Esarisa,oídaatravésdeunacelosíaenEdirne,unaño
antes, no había sido nunca olvidada por el hombre que ahora le miraba el rostromojado,tandiferentedelquehabíavislumbradoydespuésamadomientrasunabarcase la llevaba. Ni pintado ni depilado, enmarcado por pelo de color avellana,empapadoysuelto,queleoscurecíaojosdecoloravellana.Comolarisa,noeraunrostro fácil de olvidar. Ion no lo había olvidado.Y sospechaba que el hombre queestabaarriba,apesardetodassuspreocupaciones,tampocolohabíaolvidado.
—Acompáñame—dijo, llevándola del brazo—, tenemos que encontrarte ropaseca.
Ellaseresistióunpoco.—¿Estáaquí?—Ilona…—¿Estáaquí?—Sí.Peronoteverá.Noveanadiemásquealosmensajeros.—Amímeverá—dijoella,avanzandohacialasgrandespuertasdemadera—.Si
ledicesquiénsoy.Ionnoestabadeacuerdo.—Hacambiado, Ilona.Lehanpasado tantas cosas.Cosasde las quenoquiere
hablar.Yahoraesperaqueledigansisuejércitomarchaconélocontraél.Siseguirásentadoen el trono amedianoche, despuésdehaberse sentado en élmenosdedosmeses.—Ionseacercóaella,leapretólamano—.Esperaunmomentomejor.
—He estado esperando esos dosmeses a queme llamara—respondió Ilona—.Dos meses con monjas, rezando y cosiendo, cosiendo y rezando. Buena vida —añadióconunacarcajada—.Entendíaporquénodebíaatravesaracaballounpaísenguerra,quemipríncipeteníaotraspreocupaciones.Peroahora,deunamanerauotra,laguerrapareceestaracabando.Nohabráningúnmomentomejor.
Élprobódenuevo.—Turopa…—Simeve,melacambio.Sinomeve…—Seencogiódehombros—.Bueno…«Puta», pensó Ion, adelantándose a ella de repente y abriendo de golpe las
puertas, que se estrellaron contra la pared del otro lado. ¿Quémás podía esperar?Despuésdetodo,¿nohabíanrescatadoaunaconcubina?¿Quéeraesosinounaputa?
Entoncescaminómásdespacio,permitiendoqueella loalcanzara,aunqueno lamiró, ni siquiera cuando ella lo cogió del brazo. Porque recordaba cómo la corteentera de Drácul había tratado de corromperla durante el año después de que elcapitán la hubo entregado.Uno era elDragón; la había nombrado camarera de supropiamujerparatenersiempreaccesoaella.PeroIlona,consuavidad,confirmeza,loshabía rechazadoa todos,delvoivoda paraabajo…hastaa Ion.Desesperado, élhabíallegadoapedirsumano,ungranhonorparalahijadeuncurtidorviniendodel
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hijodeunboyardo.Demaneradelicadapero firme,ella lohabía rechazado.Habíaestadoesperandoaunhombre.Paraunanoche.Ésa.
Mientras atravesaban el palacio, Ion tuvo consciencia de dos cosas. Loscorredoresvacíosquedeberíanestaratestadosdesoldados;ylacertezacadavezmásclaradequeelhombrequeesperabaarribarechazaríatodoloquelosdemáshabíandeseado.ÉlnohabíamentidoalcontarleaIlonaqueVladhabíacambiado.Cuandoeso se demostrara, cuando ella fuera rechazada, Ion estaría esperando.De repente,llenodeconfianza,empezóacaminarmásrápido.
AlmenoshabíaguardiasdelantedelaposentodeVlad,dosjóvenesnerviososquebajaronlasalabardasencuantoellosaparecieronporunaesquina.
Entonceslevantaronlasalabardas.—Pasa,miseñor.Habíauna silla al ladode lapuerta. Ioncogióde lamanoa Ilonay la invitó a
sentarse.—Esperaaquí—dijo—.Quenosemuevadeestesitio—añadióalosguardias.Después golpeó la puerta. Al cabo de un rato oyó un gruñido del otro lado.
Empujólapuerta,entróeibaacerrarla.Peroladejóabierta.
Vladestabadepieantelamesa,dondehabíapasadocasitodalanoche,apoyandoelpeso en los puños colocados a los ladosdelmapa.Hacíamucho tiempoquehabíaperdido la sensibilidad en los nudillos. Pero no los movía, y ofrecía esa pequeñaincomodidad, ese pequeño sufrimiento, junto con las oraciones. Quizá lacombinaciónharíaaparecerunejércitodesdelosentintadoscontornosdesureino,desuValaquia,queseextendíabajosumirada.UnejércitoqueseuniríabajolabanderadelDragón.Peroelúnicoqueveíatodoeltiempo,avanzandodesdeeloeste,eraelejército de su enemigo, de su primo Vladislav del clan Danesti, al que se habíasumadoelsuyo,elquehabíamandadoainterceptarlo.
¿Qué había hecho? ¿Por qué había fracasado? Dos meses antes había entradomajestuosamenteenTargovistebajolamismabandera.Nisiquierahabíatenidoquedesenfundar la Garra del Dragón y la gente bordeaba las calles y saludaba. LosboyardossearrodillaronanteélenlaBisiericaDomnescayjuraronlealtad.Nohabíasido coronado. El pretendiente, Vladislav, todavía tenía en su poder la corona, ladiademadeoroque el príncipedeUngro-Valaquiadebía llevar.Pero susnobles ledijeron que pronto la tendría. Uno de ellos, el más poderoso, Albu celMare («elGrande»),habíajuradoqueselatraería,aúnpuestaenlacabezadeVladislav,enunmes.Vladhabíadespedidoasusaliadosturcos,porqueelvoivodadeValaquiateníaque resolver las cosas solo. Se había quedado en Targoviste para consolidar sureinado y había despachado aAlbu y a tres cuartas partes de su ejército hacia losdesfiladerosoccidentales.
Ése había sido su gran error. Porque aunqueVladislav y su protectorHunyadi
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habían luchadoyperdidoanteMuradenKosovoPolje,elCampode losMirlosenSerbia, dos meses antes, Vlad no había recibido noticias de su muerte. HabíadespachadoaAlbucelMareantesdedescubrirque seguíanconvida.Yallí, enelextremooccidentaldesureino,HunyaditeníasufortalezadeHunedoara.Allíhabríaido,allísehabríaencontradoconélCelMare…ytambiénVladislavDan.Queyanoerapretendiente.Volvíaaserrey…sielhombrecuyasbotasoíaahoranoletraíalanoticiadequesusplegariashabíansidoatendidas.
—Mipríncipe.VladlevantólamiradaytratódeleerunejércitoenelrostrodeIon,comohabía
tratadodeencontrarloenelmapaqueteníadelante.Fracasódenuevo.—¿Quénovedadeshay?—Nohayninguna.—Perooíuncaballo.¿Quiénvino?O…—Suvozseconvirtióenunsusurro—.
O…¿quéotrosefue?—Vinoalguien.Ella…—¿Ella?¿Quién?—Ilona.Vladserestrególosojos.—¿Quién?—repitió.Vladbajólamirada.Porunmomentosequedócontemplandoelvacío.—Ah—fuesuúnicocomentario.—Dice que quiere verte.—No hubo respuesta. Ion sintió que aumentaban sus
esperanzas—.HavenidoacaballodesdelasHermanasdelaMercedenRucar,dondesehaestadorefugiandocontumadrastra.—Nadatodavía—.¿Quieresverla?
DerepenteVladsesentó.Ionviolarojezylahinchazónenlasmanosqueahoraletapabanlacara.
—No—dijoconvozsorda—,noveréanadiequenoseaunmensajerode…noveréanadie.
—¡Mipríncipe!Elgritoentróporlapuertaabierta,dondelosdosguardiastratabanderetenerla.—Tepedíquetequedarasahí—dijoIon,acercándoseaella,losbrazosabiertos
—.Elvoivodanoquiereveranadie.Un soldado entregó su alabarda al otro, se inclinó y rodeó con los brazos la
cinturade Ilona.Ella chillóydiopatadas; elhombre soltóunaullidoyapretóconmásfuerza.
—Suéltala—dijoVladlevantándose.—Yome encargaré de ella—dijo Ion, desesperado, yendo hacia Ilona—.Ven,
Ilona…—Dijequelasoltarais—rugióderepenteDrácula—yquenosdejéisenpaz.—Pero,mipríncipe…Ion no pudo terminar la frase. Se lo impidió lamano de Vlad en la garganta.
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Quedó apoyado en las puntas de los pies con dedos como barras de aceroclavándoseleenlapiel.
—Mientrasyoseavoivodanosemecuestionará.Sólosemeobedecerá.Hazesooabandónamecomo todos losdemás,meda igual.Yvuelveaquí sólo sivieneunmensajerodeloeste,osivienemienemigo.
Dicho eso, flexionó un poco las rodillas y arrojó a Ion de espalda contra losguardias.ElquereteníaaIlona lasoltó,y lamuchachacayóalsuelo.Entonces lostreshombressalierontropezandoycerraronlapuerta.
Vlad volvió a lamesa, se sentó y se concentró de nuevo en elmapa que teníadelante. Ilona, todavíaenel suelo, lomiróyporun ratonohabló,nopudohablar;todoloquehabíaplaneadodecirsehabíaperdidoalverlo.Ionteníarazón.Aunquesólolohabíaobservadounavez,enaquelmomentoenEdirneantesdequelabarcasehubieraperdidodevista,notóquehabíacambiado.Por laposturaqueadoptaba.Por la concentrada inmovilidad. Había desaparecido el muchacho; mejor dicho,comprendióenuninstante,selohabíanarrebatado.
—Príncipe—susurrófinalmente.Vladsesobresaltóylevantóunamanocomoparaprotegersedeella.—Mehabíaolvidadodequeestabasaquí—dijo.—Entoncesamímepasaalgodistinto—dijoella,levantándose—.Desdequeme
ofrecisteunaoportunidadenEdirne,nohahabidoun solomomentodeningúndíaquetehayaolvidado.
Ella se acercó y él la observó sin ninguna expresión en aquellos enormes ojosverdes.Alllegarjuntoaél,nolomiróalacarasinomásallá,haciaelmapa.
—¿Estátodoperdido?—preguntó.Vladsiguióconlosdedoselcontornodesureino.—Sí—respondióconvozsuaveydespuéslamiró—.Ereslaprimerapersonaa
quienseloreconozco.Antes,incluso,queamímismo.¿Porqué?—Quizáporquecontárseloaotroseríacomodarleunarmaquepodríausarcontra
ti.Peroyonotengopoder,asíquenopuedohacernadaconunarma.—Talvez.—Vladvolvióabajarlamirada—.¿ConocesaAlbucelMare?Ilona asintió con un estremecimiento, recordando a aquel hombre enorme y
lascivoquelelastimabaelmuslopordebajodelamesadelDragónmientrassumujerestabadelotrolado.
—Tengocasilacertezadequefueunodelosquemataronamipadre—prosiguióVlad— y enterraron vivo a mi hermano en un sitio que todavía no he podidoencontrar.
—¿Yapesardeesoleentregastetuejército?—No teníamuchodedóndeescoger.Losboyardos seponendel ladodequien
sacanmásprovecho.Creíaquelehabíadadolosuficiente.AsíqueaceptésubesodelapazaunquemequemólacaracomohabráquemadolacaradenuestroSalvadorelbeso de Judas.—Levantó unamano y se tocó la mejilla—. Yme dijo lo que yo
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necesitaba oír: queme traería la cabeza demi primo clavada en una estaca.—Seestremeció—. Mientras la cabeza de mi padre está perdida en alguna pocilga,alimentandolosperros.Perroscomoél.
Hundióelrostroentrelasmanos.Despuésdeunratoellaselastocóyleapartólosdedosyleapoyólasyemasenlafrenteantesdemetérselasentreelpeloespesoynegro. Al sentir eso, Vlad recordó Tokat, el contacto de ella en la celda, el brevealivioqueofrecíaunaternuraimaginaria.Larealidaderadiferente.
Nada…tierna.Éllecogiólamano,tiróunpoco,ellaseinclinó…ydelacabezadeIlonacayóaguaenlasuya.
—Mujer—exclamó,poniéndosedepie—,estásempapada.—Esloquepasacuandounaandaacaballoduranteunatormenta.—Tenemosqueconseguirteropaseca.Ven…Vladsevolvióhacialapuertamientrasellalemetíalosdedosenlaboca.—Nonecesitootraropa,mipríncipe.Sólonecesitoquitarmelaquellevopuesta.Vladlamiróyvolvióasentirlomismoqueantes,peroconmásfuerza.Leapretó
labocacontralosdedos,exhalando,yellaleacaricióloslabios,empujándolehaciaabajoelinferior.Vladseinclinó,lalevantórodeándolaconlosbrazospordebajodelasrodillas;losbrazosdeellalerodearonelcuello.
—Hayaquíunachimenea—dijoél—.Tedarácalor.—Sí—dijoella,riendo—,perocreoquetúmedarásmás.—¿Cuántosañostienes?—preguntóVlad,sonriendomientraslallevabahacialas
llamas.—Yamelopreguntasteunavez,enEdirne.Ahoratengounañomás,diecisiete.
Losmismosquetú.—Bueno—dijo él mientras se le oscurecía la mirada—, si la experiencia nos
envejece,yotengootraedad.—Entonces, mi príncipe, hacemos una buena pareja —dijo ella, buscando el
cinturóndelatúnicadeVlad—,porqueyotambiéntengoexperiencia.AVladseleagrandaronlosojos.—¿Quétipodeexperiencia?Ilonaseechóareír.—Sólo en algunas cosas mundanas. Pero no… en el amor, salvo lo que me
enseñaron.Túloimpedistealrobarme,¿teacuerdas?—Sequitóelcinturónylodejócaeralsuelo—.¿Ytú?
Volviólaoscuridad,quedesaparecióalsonreírVlad.Ilonavioloexcepcionalqueeraaquello,yquelaesperahabíavalidolapena.
—Claroquehacemosunabuenapareja—dijoél,quitándolede loshombros lacapaempapada.
Entoncesempezóabesarla,abesarlaconpasión,conbesosdehombrejoven.Yella,aquienhabíanenseñadomilmanerasdecomplaceralsultán,prontoseolvidódecasitodas.Casitodas.PorqueenlacasadelacalleRahiqlehabíanadvertidodela
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urgenciadelosdeseosdeloshombres,laprisaporsatisfacerlos.Lehabíandichoquemuchoshombresdespuéssesiententristes,yellayahabíavistosuficientetristezaenlosojosde supríncipepara saberquecuandovolviera loarrastraríadenuevoa sucausa:unafamiliaquenohabíasidovengada,untronoobtenidoyperdido.Peroporelmomentoellalomantuvoallí,delantedelfuego…
—Despacio,Vlad—lesusurróenlaoreja.Sintióqueélseponíatensoysepreguntósiseríaunerrorhablarle.Peroalsentir
queelcuerpodelhombreserelajaba,seechóhaciaatrásparaverlelacara.Vladsonreíadenuevo.—LoqueordenemiEstrella—dijo.Obediente, la desnudó tan despacio como ella lo desnudaba a él, riendo juntos
cuandolablusaempapadaenvolviólacaradeIlona,atrapándola.Peroalterminardequitarla,larisadeVladhabíacesado.Yalaluzdelfuegoellavioalgomás,algoquenuncahabíavistoenlosojosdeunhombre.Nolujuria,alaqueestabaacostumbrada.Loqueveíaeradeseo,deseodeverdad.
—Oh,Ilona—dijoVlad,buscándolaconlasmanos.Pero ahora fue ella quien se movió rápido, deslizándose por aquel cuerpo,
apretándole ladureza, losmúsculos adiestradosy condicionadospara la lucha; ellatampocoera laniñadesvalidadecuando lahabíaelegidounsultán.Ahoraeraunamujer,ysecomplementabanentodo,loblandoconloduro,lasedaconelacero.
Lohúmedoconloseco.Éllarecorrióconlaboca,bordeandoconlalengualospechos,elvientre,hasta laentrepierna.Yallísedetuvo,respirandohondo, losojosmuyabiertos.Despuéslevantólacabezaparamirarlaymurmurarunasolapalabra:
—Refugio.—Tuyo—susurróIlona.Vladlevantólabocahastalabocadeella.Unidosdeesemodo,lalevantóyella
lerodeólascaderasconlaspiernas.Éldiolosdospasoshastalaparedalladodelachimeneaylaapretócontrael tapiz.Movióelcuerpo,cerniéndosecomounhalcónenelmomentoantesdecaersobrelapresa.Hastaqueellabajóunamano,loaferróyloguió.Ycuandoélsehundióenella,avanzandomásdespacioquecualquierpájarode presa, ella jadeó, con algo de dolor, con placer, ante la presión, la invasión. Élsiguió despacio, y cuando se detuvo, cuando ella lo tuvo dentro, todo, apretó laspiernasylohizoentraraúnmás.
Sequedaronasíunrato,inmóviles,losojosmuyabiertos.Entoncesempezaronamoverse,sinpoderparar,ytodoseempezóavolverborroso,frenético,yellaolvidótodoloquehabíaaprendido.Derepenteéllalevantó,apartándoladelapared,yellatuvo que sujetarse con fuerza al cuello, mientras él caminaba marcha atrás y laacostaba en la mesa debajo de él. Mientras le lamía de nuevo los pechos, ella leapretólacabezaylorodeóconlaspiernas.
Vladnuncahabíaexperimentadoeso;sólolohabíasoñado.Unapartesuya,unaparte pequeña, lo observaba desde fuera, asombrándose de la entrega de su carne.
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Entoncestuvoquevolverbruscamentealarealidadporqueellaseretorció,haciendogirar lascaderas,arrancándoleungritodesorpresayalgodedolor.Fueobligadoasalirdeella,quesedeslizóallídelanteyapoyólospechosenlosmapas.
Ilonalomiróporencimadelhombro,sonriendo.—Ven—invitó.YVladnoestabaallí.Otro recuerdo,otras caricias…otrapersona inclinadade
esamanera.Lasllamassemovieron,proyectandosussombrasunidascontraunatela.Nountapiz:lona…
Ellaesperabadeleiteenaquellosojosverdes.Peroviootracosa:denuevoaquellaoscuridad,multiplicada.Asíqueenel instanteantesdequese lo tragara,sevolvióponiéndosebocaarribaytiródeélconfuerza,haciéndoloentrardenuevo.
—Sí,Vlad—susurró,mordiéndolelaoreja—.Sí.Laoscuridaddesapareció.Sabíaqueenalgunosmomentosélhabíaobedecidoy
lahabíacuidado.Ahoranoqueríaeso.Éltampoco.
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19Elfugitivo
Ellanosehabíaequivocadoencuantoalatristeza.Después,tendidaenelcalordeloscuerpos,sobrealfombrasdelvalledeOlttan
maravillosamentetejidasconfloresqueparecíanestaracostadosenlaorilladeunríoy no delante de una chimenea, sintió que el cuerpo que tenía tan bien abrazadocambiaba,recuperandoelqueseguramenteerasuestadonatural,unarígidatensión.Notóquesepreparabaparalevantarseyloapretóaúnconmásfuerza.
—Vlad—susurró—.Príncipe.¿Quévasahacerahora?—Ponermelaarmadura.Reuniralospocosquetodavíamesiguen.Morirconla
espadademipadreenlamano.Ahorahablabaconfrialdad,ydenuevotratódelevantarse.Ellavolvióaimpedírselo.—¿Esésalaúnicaopción?—Noveootra.No iréa refugiarmeentre los turcos,averdenuevoaMehmet,
disfrutandodeloquelehatocadodelbotíndeKosovo,manoseandoamihermano.Seapartó,selevantó,seenvolvióenunacapaysedejócaersobrelasilla.Ilona recogió la túnica de Vlad y se la puso por la cabeza, disfrutando de su
perfume.Seacercóaél,lelevantóelpeloylepusolasmanosenelcuello.—¿YnopuedeshacerlaspacesconVladislav?Soisparientes,¿verdad?—Primos.PeroelclanDanestiodiayodiósiemprealDraculesti.Lomismoque
nosotros a ellos.—Aferró los brazos de la silla—. Y sólo uno de nosotros puedeposeereltrono.
Apareciólarabia,ytambiénlatristeza.—Tuvidavalemásqueeltrono.—El trono es de mi padre. Mío ahora. Él tendrá que quitármelo. Pero para
lograrlotendráquematarme,sinolomatoyoantes.—Príncipe…—Ilonaseacercóporunladodelasillaysearrodillóparamirarloa
los ojos esquivos—. No te dará la oportunidad. Hunyadi, el Caballero Blanco, loapoyacontodasufuerza.Vladislavtienesupropioejército,yquizátambiéneltuyo,conAlbucelMarealacabeza.Loapoyarántodoslosdemásboyardos.
—Sí.Chacalescarroñeros.—Asíqueloquebuscasnoeslavictoria.Sóloelmartirio.Vladlafulminóconlamirada.—¿Meestáscuestionando?—Perdóname, señor—dijo Ilona,bajando lamirada—.Perocuandocuenten tu
historiadespuésdemuerto,¿quieresquehablendeunburroodeunleón?—Noseatrevióamirarlo;oyóqueélaspirabahondo,con fuerza.Siguióhablandomientrastenía la oportunidad—.Un león se tomaría su tiempo, reuniría fuerzas, esperaría a
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queloschacalesestuvieranentretenidosconotrocadáveryentoncesatacaría.Habíaidodemasiadolejos.Losabíaporlossonidosquesalíandelaagarrotada
gargantaallíarriba,lafuriaapuntodedesatarsesobreella.YentoncesreconocióelsonidoylevantólamiradayvioqueVladseestabariendoylacaraselellenabadearrugasnuevas.
—Bueno,Estrellademinoche—dijo—,quizásaquienrescatéfueaMehmetynoati,siesasícomohablasaunpríncipe.¿Asíqueunburro?—Vladselevantóconrapidezypinchóelmapaconundedo—.Allí,alnoroeste.Moldavia,dondegobiernaBogdan,mi tío.Allípuedo refugiarme…—Sevolvióhacia Ilona—.Hastaque loschacalessevuelvanacomerentreellos.
Entonces los dos lo oyeron, el ruido de cascos de caballo sobre el empedrado.Vladfuejuntoalachimeneaycogióelarmaqueestabaallíapoyada.
—Siesmienemigo,moriréconesto,laGarradelDragón,enlamano.—Dejólaespada al alcance de la mano—. Si es un mensajero para confirmar lo que yasospecho,iréacaballoalacortedemitío…aesperarotraoportunidad.
Mientras hablaba se empezó a vestir y le indicó a ella que hiciera lo mismo.CuandoIlonaibaasacarsesutúnica,ladetuvo.
—Te daríamás seguridad vestirte como un hombre, porque esta noche sólo latormentaysanCristóbalteprotegenenelcamino.—Fueaunarcónylevantólatapa—.Aquíhaymásropamía.
Los dos se vistieron con la misma rapidez con que se habían desvestido. Seestabanatandolasbotascuandooyeronpasosdealguienqueseacercabacorriendoporelpasilloydespuésgolpesenlapuerta.
—Quédate detrás de mí —dijo Vlad, desenfundando la enorme espada—.Adelante—rugió.
Ionsemetiódeprisaysedetuvoalverlos.—¿Hanllegadomisenemigos?—preguntóVlad.—No,príncipe.Perosíhallegadounlealmensajero.DicequeAlbucelMarese
haunidoalosDanestiyquemarchansobreTargoviste.Estaránaquíantesdelalba.—Ajá.IonmiróaVlad.Despuésmiróalamujerquelosdosamaban.Vioqueestaban
diferentes,losdos.Lapostura.Sintocarse.Sinalejarse.Asintióyrespiróhondo.—¿Luchamos?—¿Túyyocontraunejército,Ion?—Morircomounhéroe.—No—dijoVlad, echando unamirada a Ilona—, comoun burro.—Hizo que
ellaseadelantara—.Contaránlahistorialosvencedores,ynodiránquemorícomoun héroe.—Miró a Ion—. ¿Te encargarás de guiar a Ilona de vuelta al convento,juntoamimadrastra?¿Ydespuésmeacompañarás?
—¿Adónde?—Juntoamitío,enMoldavia.
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Ionseencogiódehombros.—Túmandas,príncipe.Amísólomequedaobedecer.Vladhizoungestocontrariado.—Al amanecer ya no seré príncipe sino un fugitivo que va por un camino.—
Levantó lamanopara tocar la garganta del otro, en el sitio dondeun rato antes lehabíadejadouncardenal—.Uncaminoquecontodaprobabilidadterminaráenalgúncallejónsinsalida,anteelcuchillodeunasesino.Ycomoyanoserépríncipe,Ion,nopuedo ordenarte que emprendas una vida así.—Sonrió—. Pero te lo puedo pedircomoamigo.
Ionapretólamanoqueteníaenlagarganta.—Estoycontigocomosiempre,Vlad.—Bien.—VladestrechóbrevementelamanodeIonydespuéspusoenellalade
Ilona—.Ahorapodéisiros.—¡Espera!—EraIlonaquienseresistíaamarcharse—.¿Acasoporquesoymujer
ydébilnopuedocompartiresecamino?—No—respondióVlad—,esporque teamo,ysimisenemigosseenteraran te
usaríanparahacermedaño.Yomoriríaenalgunahabitaciónencimadeunataberna,en algún callejón, tratando de protegerte. Por ahora sólo me puedo proteger a mimismo.
—Muy bien—dijo ella con cierta ligereza, marchándose—. Te esperaré en elconventoyrezarétodoslosdíasporturápidoregreso.
Éllecogiólamano.—Noesperes,Ilona.Sisobrevivo,regresarésólocuandotengasuficientefuerza
para recuperar el trono…y conservarlo.—Le apretó lamano—.Eso puede llevaraños.
—Entonces esperaré esos años.—Ilona sonrió—.Es la ventaja de servir a unaseñoraqueviveenunconvento.—Miróaunhombreydespuésalotro—.Nadadetentaciones.
LevantólamanodeVlad,labesóysindecirotrapalabrasalióporlapuerta.—Asegúratedequelleguesanaysalva—dijoVlad—.Yalcánzameenlacorte
demitíosinopuedesenelcamino.—Mipríncipe.Mientras se apagaban los pasos de Ion, Vlad juntó un pocomás de ropa y la
envolvióenunadelasalfombrassobrelasquehabíanestadoacostados.Sepusolacapa,cogiólaespadaybajóporlospasillosdesiertos,dondedescubrióquelosdosúltimosguardiassehabíanmarchado.Desdelassombrasdeunpórtico,viocomoIoneIlonasalíanacaballo.Despuésfuealosestablos.
Kalafatestabaallí,cepilladayalimentada.Alverlo,contenta,empezóasubirybajarlacabeza.Apartedelossoldados,ellaeraelúnicofavorquelehabíapedidoaMurad.Leacariciólacrindoradaydespuéslaensilló.Creíaquetodoslosmozosdecuadrasehabían idoperoentonces,uno,unniñodenomásdediezaños,apareció
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conlágrimasenlosojosyalgoenvueltoenlasmanos.—Elotrohombredijoquetedieraesto,señor—dijo,antesdetirárseloaVlady
alejarsecorriendo.Vlad levantóunaesquinade la telaoscurayentrevióalgodeplata,curvadoen
formadegarradedragón.Eralabanderadesupadre,ahorasuya,yhabíaondeadodurantedosmesessobresupalacio.
Vladsearrodilló.Yallí,sobrelapaja,hizounjuramento.—PorDiosTodopoderoso,aquienadoro.Pormipadre,aquienaméenvidaya
quienveneroenlamuerte.PorValaquia,mipaís,quesemerecealgomejorquesergobernado por chacales que se pelean por las sobras que les tiran los turcos y loshúngaros.PortodoestoyporlasangredelosDraculesti,juro:volveré.
Despuésmontó enKalafat. Como un susurro, la yegua turca salió a la nochelluviosa,llevandoaljineteyaellamismaaundestinodesconocido.
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SegundaParteELEMPALADOR
Concluyo que, como el amor depende de lavoluntadde loshombresyel temerde lavoluntaddelpríncipe,unpríncipeprudentedebeapoyarseenlosuyoynoenloajeno.
NicolásMaquiavelo,Elpríncipe
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20Latravesíadeldesierto
CastilloPoenari,1481
En la sala del castillo era la mujer la que más había estado hablando. Aún se leentrecortabalavoz,yloqueenuntiempohabíaatraídoapríncipesañadíaencantoala historia.Las plumasde los escribas registraban las palabras, se ceñían al relato;pero la historia crecía tanto en la mente del narrador como en la de los oyentes.Dentrodeellos,cadaunocreabaunaversiónalgodiferente,segúnsusnecesidadesydeseos.
Todossehabíansobresaltadocuandoporfinhablóelermitaño.Pocohabíadichoantes. Pero parecía queVlad no había contado a nadie su experiencia en Tokat; yaunquelasdospersonasmáscercanaslehabíanleídoenlassombrasdelosojosquehabíasufridoallíhorrores,ningunosabíaenquéconsistían…hastaesemomento.Ymientrasescuchabanlesbrotaronlaslágrimas.
Noobstante,cadaunorecreabaelrelatoasumanera,yteníasuspropiasrazonesparaescuchar.Ycuandoacabóelprimeroyfugazreinado,todosestiraronlaspiernasyrecordaroncuáleseranesasrazones.
IonacababadepronunciareljuramentoporelqueVladhabíaprometidovolver.Tomándolocomounaseñal,Horvathyselevantóyfuealamesa.Conungruñidodedoloralapoyarlospieshinchados,elcardenalhizolomismo.
Petru indicó por señas a su ayudante que llevara más agua y comida a losconfesionarios.Despuéssesumóalosdemásenlamesa.
—¿Todoesoesverdad?—soltó.Elcondelomiró.—¿Aquéterefieres,spatar?—dijoconlabocallenadepanyquesodecabra.Petruseñalómalhumoradolostresconfesionarios.—¿QueDráculallegóalpoderporuncaprichodelosinfieles?¿Querenunció…
sinunamasacre?—Laprimeravezsóloreinódurantedosmeses—gruñóHorvathy—.Organizar
unamasacrerequieretiempo.—Pero¿losturcos…?—Joven, todos hacemos acuerdos con los turcos.—El cardenal tomó un largo
trago de vino. Ahora lo disfrutaba más. No tenía, por supuesto, la texturaaterciopelada del que producían cerca de su casa en Urbino. Pero su acidezconcordabadealgúnmodoconelescenarioyconlahistoria,quehabíaempezadoafascinarlo—.¿QuédijeronlosintegrantesdelaIglesiagriegaenConstantinoplaantesdesucaída?«¿Antesqueunamitrapreferimosun turbanteenSantaSofía?».—Serelamióloslabios—.Bueno,selescumplióeldeseo.Porquelaquealgunosllamaron
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lamásgrandecatedraldelmundoahoraesunamezquita,laAyaSofyaCamii.—Seleescapóunsuspiro—.Elproblemadelospoderescristianosesquenormalmentenosodiamostantoentrenosotroscomoalosmahometanos.LoqueoímosdeciraVladenelcampodelajabalinaesverdad:podemosunirnosyconquistarJerusalén;peronopodemospermanecerunidoseltiemponecesarioparanoperderla.—Hizounapausa,tomóotrotragoyprosiguió—:Siemprehemosnecesitadoalgoespecialparaunirnos.
Elcondemiróconatenciónalclérigo,buscandoesperanzaensuspalabras…paralacausade losDragones;para la redenciónde sualma.Paraesoestabanallí,paraconvenceraesehombre,quedespuésconvenceríaalPapa.
—¿ElDragón,quizás,Eminencia?—dijoenvozbaja,inclinándosehaciaél.Grimanilevantólamirada.—Pero¿cómohizoDráculaparapasardeese títere—interrumpióbruscamente
Petru,masticandounasalchicha—,deesecatamita turco—escupió lapalabra—alEmpaladordeleyenda?
—Sicallasunmomento,spatar—respondióelconde,furioso—,creoqueesesoloquevamosaoír.—PerocomoGrimaninodecíanadayseguíametiéndosequesoenlaboca,Horvathysoltóunsuspiroysiguióhablando,impaciente—.Permítasemealmenosdaralgunosdetalles,paraquenotengamosquerememorarcadadíadecadaañodelavidadeDráculaeneldesierto.
Acabó la copa de vino, la dejó sobre lamesa y volvió a su silla. Lo siguió elcardenal,rascándoselacabeza.
—¿Eldesierto?Creíaquesehabíarefugiadoconsutío.Horvathymiróhacialosconfesionariosylevantólavoz.—Para que conste—anunció, y los escribas empezaron a trabajar—, el tío de
Drácula, el príncipeBogdandeMoldavia, fue asesinadopor un hermano tres añosdespuésdelallegadadeDráculaasucorte,en1451.Vladvolvióahuir,estavezconsuprimoStephen,hijodeBogdan.
Elspatarsonrió.Alfinalguiendequiennosepodíadudar.—StephencelMare.—Sedirigiódenuevoalcardenal—.Significa«elGrande»,
Eminencia.Yloes.MartillodelosTurcos.Elmayordeloshéroescristianos.—¿Deveras?—Elcondefruncióelceño—.¿Oapenasotropragmatista?Porque
él también trató con los turcos cuando quiso robar tierras de otros cristianos. Heluchadoasulado,contraél…¡Vaya!—Seencogiódehombros—.Peroen1451noeramásqueotropretendiente,mientrasunabolsa llenadeoro esperaba al hombrequepudierallevardevueltasucabezaaMoldavia.ComoloeraVlad,acompañado,supongo, por el hombre sentado ante nosotros. —Lanzó una breve mirada alconfesionario de Ion y después levantó de nuevo la voz para que lo oyeran losescribas—.Losfugitivosdeambulaban,desesperados,casisindinero,protegiéndosemutuamentelasespaldasdelcuchillodelasesino.Habíanaprendidoadormirconunojoabierto.
Petrucambiódeposturaenlasilla.
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—Peroregresó.Recuperóeltronocomohabíajurado.—Sí.Yparaesaépocatambiénhabíaaprendidoaconservarlo.—¿Cómo?Horvathymiróalhombremásjoven.—¿Recuerdasporcasualidadloqueocurrióen1453?—dijo,convozcargadade
sarcasmo.Elspatarpescóeltono.—Claroquesí—contestóbruscamente—.CayóConstantinopla.—¡Biendicho!Sí,Muradhabíamuerto,sedicequedeapoplejíadespuésdeuna
excesiva borrachera, yMehmet volvía a ser sultán. Y tenía las manos libres paraintentarcumplirelsueñodeserelnuevoAlejandro,elnuevoCésar.Sepreparóbien,duranteun largo tiempo, reunióunenormeejército,hizo traeralmejorartillerodelmundo,queconstruyóelcañónmásgrandejamásvisto…
—Un húngaro, ¿verdad, conde Horvathy? —interrumpió el cardenal con vozsuave.
—Sí.—Fuelarespuesta—.Yelcañónfueforjadoporalemanes,deesteladodelafrontera,enSibiu,mientraslosserbiosmandabanminerosacavarbajolasmurallasdeConstantinopla,quelosvalacosescalaronalcompásdel tamborkos…yelPapano envió un solo barco ni una sola unidad de soldados para defenderla. ¿Qué esentoncesloquequiereustedseñalar?
—Ah,nada.—Elcardenalsonrióyse recostóen lasilla—.Por favor,continúeconsuadmirableresumen.
Elcondesoltóungruñido.—Nohaymuchomásquecontardelalegendariaciudad—prosiguió—.Mehmet
laasedió,finalmentederribósusmurallasconelcañón,lainvadióylaarrasó.Cayóla Roma del Este. Y los líderes cristianos, que se habían lavado las manos,comprendieronqueaunAlejandronolebastaconunaciudad,porfabulosaquesea.Necesitaconquistarelmundo.Yquesinodejabansus rencillasyhacíanun frentecomún, los vencería uno por uno.—Se humedeció los labios—. Era hora de quetodoslosqueodiabanalosturcosseunieran.
Petruseinclinóhaciadelante,entusiasmado.—YnadieodiabamásaMehmetqueVladDrácula.—Sí.MientraselhombrequelehabíarobadoeltronodeValaquia,Vladislavde
los Danesti, se había peleado con su mentor, Hunyadi, y firmaba tratados con elInfiel. Así que el Caballero Blanco necesitaba un nuevo protegido. Necesitaba aDrácula.
—Pero…pero…—tartamudeóelspatar—.HunyadihabíaasesinadoalpadreyalhermanodeDrácula.
—Casicontodacerteza.—Debo decir—intervino el cardenal— que vosotros, los balcánicos, mostráis
una…flexibilidadeneltratoquenoavergonzaríaaningunacortedeItalia.
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Horvathyprosiguió,sinprestarleatención.—AsíqueDráculajuróenemistadconlosturcosyeternaamistadconHunyadiy
suseñorfeudal,mipropiosoberano,elBaluartedelCristianismo,elreydeHungría.Apoyadoporesoshombres,queleproporcionabandineroysoldados,en1456Vladestaba preparado para intentar recuperar el trono. Y con los chacales dentro deValaquia peleándose de nuevo por los despojos…Bueno, no conozco los detalles.Sóloqueríaahorrarnosunpocodetiempo.—Seinclinóhacialosconfesionariosylosmiróunoporuno—.¿Quiénvaahablardelosacontecimientosde1456?
Losescribasnonecesitabanqueelcondelesdijeraenvozaltaloqueteníanquehacer.Dejaronlaplumaconlatintaazulyesperaronaoírlasiguientevozparasaberquécolordebíanusar.
Lostrestestigoshabíanestadocomiendo,bebiendo,preparándose.Nohabíasidofácilvolveravivir loquesehabíavividounavezcondolor.Todossabíantambiénque si aquello nohabía sido fácil aúnpodía ser peor.Pero cadauno, a sumanera,estabapreparado.
La cabeza de Ion dejó de dar vueltas y se detuvo. ¡1456! Era sumomento. Elmomentodelosdos.UnmomentoenelqueélyVladhabíanmaterializadotodoslossueños que los habían acompañado durante la travesía del desierto. Los dos conveinticinco años, con cuerpos endurecidos por el sufrimiento y adiestrados para laguerra. Impaciente, se inclinó hacia delante,mientras sumente volvía a un día dejulio,alaprimerabatallaenlaquehabíaluchado…yauncometaqueardíaenloscielosvalacos.
—Yo.—Susurró—.Yohablaré.Latintanegracreófigurasenelpergamino.
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21Elcometa
Juliode1456:ochoañosdespuésdelcomienzodelexiliodeDrácula
Vlad encontró el punto débil que había estado buscando, en el hombre, en suarmadura.Apoyándosederepenteenlarodillaizquierda,torcióhaciaabajolamanodelhombrequeteníaladaga,haciéndoleperderelequilibrio.Almismotiemposoltósumanodeuntirónylevantóconfuerzasudaga,metiendolapuntaporlapequeñahendedura que había descubierto en la cota demalla del hombre a la altura de lagarganta.Losremachescedieronreventadosporelacerotemplado.Lacarnepresentómenosresistencia.
Elhombretratódegritarperosuvozseperdióentrelasangre.Vladselevantóylo sujetó tan de cerca que por el estrecho visor le veía los ojos llenos de terror.Después miró más allá e hizo girar el cuerpo hacia un lado y hacia otro comoproteccióncontraotrosenemigos.Lehabíanenseñadoque,cuandounolograbamataraotro,lomásprobableeraqueunomuriese.Comoésaerasuprimerabatalla,noibaaponerloenduda.
Pero detrás del hombre moribundo todos sus compañeros huían. Como sihubieran tomado lamisma decisión, como una bandada de pájaros que de repentegiraenelaire.Ningunogritaba;todoshabíandadomediavueltayhuido.
Miródenuevoporelvisorydescubrióqueseapagabalaluz.Uninstantedespuéselhombreeraunpesomuerto.Vladlodejócaeryseapartóblandiendoladaga,perononecesitabausarla.Elenemigobajabacorriendoporlalevecuesta,esquivandoloscadáveres que ya habían llenado el valle cóncavo en las tres horas de batalla ysubiendo por la de enfrente. Los más rápidos alcanzaron a sus compañeros encuarentalatidos.
Noerasólolasangreenlosojos.Cadavezresultabamásdifícildistinguiraloscombatientesindividualesenaquelestrechovalle.Prontoseríadenoche.
Miróbruscamentehaciaelnordeste…yallíestaba.Enelcielorojizo,cercadelhorizonte,elcometadedoscolasardíacomotodaslasnochesdesdequesuejércitohabía atravesado los desfiladeros deTransilvania. Sus hombres lo habían saludadocomoDragón, señal segurade lavirtudde sucausa.Vladestaba segurodeque suprimoVladislav,delclanDanesti,enmediodesuejércitoenlamontañadeenfrente,creíaexactamentelomismo.
—¿Príncipe?Vladsevolvióaloír lavoz.Agrupadosdetrásdeél,comosiempre,estabansus
compañeros más cercanos: el Negro Ilie, un enorme transilvano contratado comoguardaespaldas durante sus años de fugitivo y que gastaba casi todo (nomucho a
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veces)envinoycomida;elRisueñoGregor,lacaracubiertadesangre,sinperderlapermanenteydesdentadasonrisa;yStoica,elCallado,suayudadecámara,unmudoque no necesitaba la voz para reaccionar ante cualquier necesidad de su amo.Llevabanarmadurasdesiguales,peroalmenoserannegras,comoladesupríncipe.
QuienlohabíallamadoeraIlie,conunavozquesalíaretumbandodeunacaratanoscura que se decía que tenía sangre africana en las venas. Pero era Stoica quienllevabaloqueaéllehacíafalta:laGarradelDragón,laespadadesupadre,caídaalsuelo cuando un enemigo se escabulló entre su guardia y necesitó encontrarse conunadaga.Lacogióylalevantóparameterlaenlavainaquellevabasobrelaespalda,sindejardemiraralrededorenbuscadelapersonaquemásnecesitaba.
—¿DóndeestáIon?—Aquí,príncipe.VladfruncióelceñoalverapareceraIon.—Estásherido.Alargó lamanoy torció la cara de su amigo.Unaherida del largode undedo
índiceydeunauñadeprofundidadlebajabadelpómuloalamandíbula.—Me descuidé un poco—dijo Ion—. Olvidé que un hombre no está muerto
mientrasnoestámuerto.—Simepermites,jupan—dijoIlie—,noestátanbonitocomoantes.—Gracias a Dios—dijo Gregor con una carcajada—. Ahora los demás quizá
tendremosmáséxitoconlasmuchachasdelataberna.VladmirabaaIonsinsonreír.—Huyeron.¿Yningunodenuestroshombreslospersiguió?—No,señor.Metemoqueseleshaacabadoelánimodecombatir.—Oeldinero—añadióGregor.Vlad miró hacia la cresta de la montaña. Fuera de sus compañeros y quizá
quinientosvalacosexiliados,elrestodelejército,unosseismilhombres,estabanallípagadosporsuspatrocinadores:losbanquerosdeBrasovySibiu,elreydeHungríayelCaballeroBlanco,JanosHunyadi,elantiguoenemigodeVladyahorasualiado.Los hombres eran capaces de luchar por dinero, incluso con ferocidad, pero sólodurante un tiempo. Muchos estaban ahora quitándose los yelmos, sentados encuclillas, bebiendo vino.Vlad vio queGregor tenía razón: estaban convencidos dequeyasehabíanganadoelororecibido.
Ionvioladesesperaciónensusojos.—Siesonospasaanosotros,aelloslespasalomismo—dijo,señalandoelotro
extremodelvalle—.Lamismacantidaddemercenarios en las filasde losDanestisentiránquehanhecholosuficienteporsusueldo.Novolverán.—Seacercóybajólavoz—.Podemosesperarhastalanocheydespuésescabullirnosyconcentrarnosenlasmontañas.
VladhabíaestadomirandoporencimadeIonhaciaelcometa,cuyobrillohabíaaumentadomientrashablaban.Sentíaquehabíaentradoconsuscolasgemelasenel
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corazóndesupaís.Yquetodavíaestabavolandohaciasusenemigos.—¿Tantas ganas tienes de volver a ser fugitivo? Si retrocedemos ahora, si
desbandamos esta fuerza, eso es lo que seremos. Y quizá no tengamos otraoportunidad.
—Quizásí—loalentóIon—.Mientrasqueaquí…Señalóelcampo,losmuertos.Vladmiróydespuésmirómásallá,elestandartedelÁguilaNegraenlamontaña
deenfrente,haciaelsur.AdiferenciadeVlad,Vladislavnohabíasalidonuncadesusombraparacombatir;sehabíalimitadoamandarasushombresalamuerte.
Sumiradapasóalamontañamáspequeñaqueformabaelladoestedelvalle.Allíondeabanotrosestandartes.AlgunosdelosboyardosdeValaquialuchabandelladode los Danesti. Muy pocos, exiliados como él mismo, servían en las filas de losDraculesti. Muchos, los más importantes, se habían quedado mirando desde lamontaña, sin tomar partido; comiendo, bebiendo y comentando. Divertidos por elespectáculo de dos primos enfrentados, sin importarles demasiado el resultado.Aceptaríancomovoivoda a quien sobreviviera, hasta que apareciera otro lídermásgeneroso.
—Tengolavistanublada—dijoVlad,levantandounamano,limpiándoseelsudor—.¿Quiénestátodavíaallísentado?
Gregorsiguióladireccióndeldedo.—Albu,elGrasiento…perdón,elGrande.Codrea.Gales.Udriste…—Todos los más poderosos, príncipe —lo interrumpió Ion—. Esperando,
mirando,sinmoverse…—Unmomento—dijoelNegro Ilie dandoun paso adelante—. ¡Mirad quiénes
muevenelgordoculo!Vladmiró.Por lacuestabajabanvarioshombresacaballo.Un jinete llevaba la
banderadeAlbucelMareconlacabezadeloso.Otro,unsencillotrapoblanco.—Quierenparlamentar—dijoIon.—Alasarmas—gritóVlad—,porsiestoesunatraición.Sus compañeros y algunos otros respondieron. La mayoría no hizo caso. El
escuadrón,compuestoporunosveintehombres,atravesóelvalleysubióenseguidaporsuladeraysedetuvoadiezpasosdeellos.Enmediodelosjinetes,bajolasdosbanderas, iba un hombre enorme, montado en un caballo de guerra igualmentegrande.Levantóelyelmo.
—ElpropioAlbucelMare—escupióIon—.Elhombrequesellevótuejércitoyteabandonóhaceochoaños.
—Meparecequenoselovoyarecordarahora—murmuróVlad.Elhombrecorpulentorefrenóelcaballo.—¿CuáldevosotroseselmuchachoDrácul?—gritó—.Noloveodesdequeera
unjovenzueloenclenque.—Soyyo—dijoVlad,dandounpasoadelante.
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—Hummm.—Albumirócondesdénysevolvióhaciauncompañeroy,sinbajarmucholavoz,dijo—:Nohacrecidomucho,¿verdad?—Despuéssevolvióhaciaél—.JupanDrácula—dijo,llamándolosólo«señor»—,parecequeenestedíahemosllegadoaunpuntomuerto.
—Eldíaaúnnohaterminado,jupanAlbu.¿Porquénovienesyloacabamos?—Extraño —dijo con una carcajada el hombre montado—, pero eso es
exactamente loquemepidió tuprimoquehiciera.—SeinclinóhaciaVlad—.Yledijeloqueahoratedigoati:estandifícilelegirentrelaproledeMircea,elGrande.¿Paraquéfavoreceraunoantesdeponerloaprueba?
—¿Noesestopruebasuficiente?Vladseñalóloscuerposdesparramadosdetrásdelosjinetes.Albunisiquierasediolavuelta.—¿Mercenarios muertos? No. —Suspiró—. Pero la guerra no es buena para
nuestra tierra, para nuestras arcas.Necesitamos a unvoivoda quehayademostradoserlobastantefuerteparaconservareltrono.
—¿Porquénoloerestú,AlbucelMare?—dijoVladsinlevantarlavoz.—¿Sabes una cosa? Todo el mundo me lo pide. —Se rascó la barbilla—.
Demasiadaresponsabilidad.Demasiadas…reuniones.Prefieroaconsejar,influir…—Andarpormisfincasfollandoovejas—murmuróGregor.Ilieseechóareír.Albuoyóeso,nolaspalabras,peroseleendureciólacara.—Entonces, ¿cuál de vosotros es el más fuerte? ¿Drácula o Dan? ¿Vlad o
Vladislav? Como no podéis conducir vuestros ejércitos para demostrarlo, quizádeberíaisdemostrarlocomohombres.—Volvióasonreír—.QueDiosdecida.Selosugeríatuprimoyaceptódebuenagana.
—¿Quieresquenosmatemosentrenosotrospordiversión?—No.—Lasonrisadelhombredesapareció—.Unodevosotrostendríaquematar
alotroporlacoronadeValaquia.Noeranadararoproponeruncombatecuerpoacuerpoconellíderenemigo.Lo
raroeraqueseaceptara.Ionvioquesuamigovacilaba.—Príncipe—dijoenvozbaja—,no…LamanolevantadadeVladcortólaspalabras.—¿Dóndeycuándo,jupanAlbu?Lasonrisaseagrandóenaquelrostroenorme.—Yaqueestamostodosreunidosyquedatodavíaunpocodeluzenelcielo…—
Lasonrisareapareció—.¿Porquénolohacemosaquíyahora?Ion quería hablar, protestar. Pero la mano de su amigo seguía levantada,
obligándoloacallar.—¿Conquéarmas?—preguntóVlad.—Bueno—dijoeljineteconvozcansina—,¿quéteparecelanzasparaempezar?
Por pura fórmula. Y después, si hace falta —se encogió de hombros—, lo quequieras.
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Vladcasinoesperó.—Deacuerdo.Conunacondición.—¿Cuál?—Nolucharéconélmientrasllevelacoronaqueusómipadre.Ponlaaunladoen
elcampo,comopremioparaelganador.—Aceptado.Digamos…—Miróalrededor—.Cuando la sombradeaquel roble
toqueelarroyo.Esonosdaríasuficientetiempoparaquitardelcampoalosheridosyalosmuertos,yavosotrosparaprepararos.
—Comodigaeljupan.—Muybien.—Albuhizogirarlacabezadelcaballoydespuésmiróhaciaatrás
—.Noteparecesmuchoatupadre.¿Tieneslamitaddesudestrezaenlaslizas?Vladsonrió.—Prontolosabrás,jupanAlbu.Elboyardoasintióyespoleólosflancosdelcaballo.Mientrassealejaban,izaron
tresveceslabanderablancadeparlamento;eraunaevidenteseñal,porqueeláguilade Vladislav fue levantada una vez en respuesta. De inmediato, algunos soldadosDanestibajaronalvallearecogeralosheridosyalosmuertos;otrossedistribuyeronsobre la cresta de la montaña. De su lado, los gritos rápidamente confirmaron lanoticia que había empezado a circular, y el ejército de Vlad empezó a hacer lomismo:ocuparsedeloscompañeroscaídos;buscarunsitioconmejorvista.
Vladdiomediavuelta,bajandolamano.—¿Ybien,Ion?—¿Qué puedo decir ahora?—respondió su amigo—. Has aceptado el desafío
delantedetodos.Ahora,aunquequisierasirte…—No loharé.—Vladmiró sobre el valle ydespuéshacia arriba—.Esto acaba
hoy. Conmi Dragón en el cielo, sobremi cabeza.—Empezó a andar hacia atrás,sobrelacumbre;másallá,KalafatestabaatadayStoicareuníayatodolonecesarioparauncombateacaballo—.Ion—dijo—,¿tienesalgomásquepedirme,ademásdeprudencia?
—Nomucho—dijoIon—.Vladislavesmuybuenocomocompetidordejustasyconfrecuenciahavencidoenlaslizas…
Seinterrumpió.—En cambio, yo, ibas a decir, no he tenido tiempo para practicar torneos y
códigosdecaballería.—Sonrióylevantóunamanoparainterrumpirlasdisculpas—.Peroéstanoesunajustadecorosa,porlossedososfavoresdeunadama.LuchamosporlacoronadeValaquia.Porlacoronademipadre.—Lasonrisaloabandonódenuevo,antesdevolveramirarlabrillanteluzquehabíaenelcielo—.Yyolaganaré.
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22Combatesingular
—Lasombradelrobletocaelarroyo.Eslahora.Vlad se levantó al oír la voz de Ion. Se le escapó un gruñido.No tendría que
habersearrodillado,nisiquierapararezar.Habíacombatidotodalatardeyaunquenoestabaheridoteníaelcuerpotenso,agarrotado.
Torcióeltroncoaunladoyaotro,seinclinósindoblarlaspiernas,hizooscilarlosbrazosycuandoestuvolistoloslevantó.Stoicaseleacercóparavestirloconlaarmaduranegra.Sólolesentabaunpocomejorquelasqueseponíanloscompañerosysólohabíantenidotiempoparaalisaramartillazoslasabolladurasmásgrandes.AlmenosStoicahabíalogradosacarlelamayorpartedelbarro.Duranteaños,Vladnohabía tenidodineroparacomprarunaarmaduramejor,ycuandoaparecióeldineroparalainvasión,decidiógastarloenotrascosas:porejemplo,mássoldados.Mientrasselaponían,volvióadarsecuentadequenoteníanadadelequipoespecialnecesarioparauntorneo.Suescudoerasólido,porqueunonoandabaahorrandoenescudos—unrectángulodemaderaremachadoconfrentedemetal,conelbordesuperiorcurvo—,peronoteníaunhuecoparaapoyarlalanzadetorneo.Ningunacapametálicademásreforzabaelladoizquierdodelaarmadura,dondeprobablementelogolpearíalalanzadeladversario.ElyelmoeraelmismoqueteníaalllegardeEdirneparaocupareltrono,ochoañosantes:unturbanteturcodemetalconelcuelloprotegidoporcotademalla,lacaraabierta,nocerradacomoseestilabaenlostorneos,paraprotegerladeposiblesastillasde las lanzas.Stoicase locolocósobre lacabezayquedó listo.Armado. No habían tardado mucho tiempo. Ion lo miró y no pudo contener unsuspiro.
Kalafat lo vio cuando estaba a cuarenta pasos de distancia y se puso a bailar,subiendoybajandolacabeza,descubriendolosdientes,lanzandopequeñosgruñidosdebienvenida.Éllefrotólasorejasylechasqueólalengua.
—¿Estás seguro de que no quieres usar el mío? —le había dicho Ion antes,ofreciéndole el caballo de guerra, que era macho y enorme. El mismo queseguramentemontaríaVladislav.
YVlad,quenoeraelmásalto,pareceríapequeñoencima.—No—respondió—. No es momento para aprender las mañas de un caballo
nuevo.Además—seinclinóhaciadelanteybesóaKalafatentrelosojos—,lamontéunavezenuntorneo.
—Yonoibaamencionareso—mascullósuamigo.Ilieseadelantóahuecandolasmanos.Vladpusounpieenellasyaquelhombre
corpulentololevantóhastalasillademontar.—Ya te lo dije, Ion. Entonces, enmi único torneo, perdí porque el premio no
valíanada.Elpañuelodeunadama.Yonisiquieraconocíaaladama.Peroahorano
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perderé.TocandolosflancosdeKalafatconlostalones,subióporlaligerapendientehasta
lacrestadelamontaña.Ambos ejércitos habían estado ocupados en el corto tiempo que Vlad había
empleadoenrezaryarmarse.Elsuelodelvallehabíaquedadolibredecuerpos.Delatierracalentadaporelsoleimpregnadadesangrebrotabaninsectosylasgolondrinasiban y venían velozmente entre ellos. Los supervivientes se habían distribuidoalrededor del valle, donde se mezclaban los ejércitos, porque casi todos eranmercenarios y se reunían con viejos camaradas. Sólo unos pocos en la cima de sucolina y otros pocos en la cima de la colina de losDanesti semantenían leales ydistantes. Vlad veía sobre todo a hombres bebiendo, comiendo, riendo… y seestremeció.Miróhacia lacolinadeenfrenteenelmomentoenelquesalíandeallíunosvítoresylabanderadelÁguilaseponíaenmarcha.Algobrillabadebajodeella.El valle corríamás omenos de norte a sur, así que a ningunode los caballeros ledaría el sol plenamente en la cara, Pero los rayos de sol aún destellaban en laarmaduraquecubríatantoalhombrecomoalcaballo,haciendoqueparecieranmásgrandes.Recordaba haber estado con su primo algunas veces, las pocas veces quehabíareinadolapazentrelosclanesdeDracyDan.Vladislavteníadiezañosmás,lellevabaunacabezayteníaexperienciaentorneosybatallas.YllevabamuchosañosgobernandoValaquia.¡Claroqueteníalamejorarmadura!
Mientras miraba sonaron unas trompetas. Se acercó un escudero, llevando labanderadelÁguila.Amediogalope,fuehastaelpiedelaladera,levantóelastaylaclavóenelsuelo.Diomediavueltayregresópordondehabíavenido,dejandoqueelÁguilaondearaenlabrisaentrelasrápidasgolondrinas.
—Ilie—gritóVlad.Su portaestandarte salió de las filas. A su espalda ondeaba el Dragón. Cuando
llegóalsuelollanofrenóelcaballoehizoquesealzarasobrelaspatastraseras.—A-Drácula—gritóantesdeincrustarelmástilenlatierra.—Tartamudo—dijoGregorconunacarcajada.Másarriba,alaizquierda,asomarondosclarinesquetocaronelmismoestribillo.
Lajuergaylasrisasseinterrumpieroncuandoentrelosdostrompetistasaparecióotrohombre. Él también llevaba una bandera, enrollada en un mástil, y al desplegarlatodos vieron que no tenía ningún escudo de armas boyardo sino que eracompletamentenegra.
—¡Hastalamuerte!—murmuraronmilesdegargantas.MientrasIliesubíasonriendo,Iondijo:—¿Quéotraarmallevas,príncipe?VladseñalóloqueStoicayateníaenlamano.—LaGarradelDragón.La espadademipadre, para reclamar la coronademi
padre.ElarmafueentregadaymetidaenlavainaqueVladllevabaalaespalda.
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Gregorlepasóunalanza.—Tukebab,miamo—dijo—.Sólonecesitapincharunpocodecarnedecordero.VladmiróaIon.—¿Algúnconsejofinal,viejoamigo?—Sí—respondióIonconungruñido—,quenotematen.—Harétodoloposible.Un rebuzno de trompetas. Por la cuesta de enfrente empezó a bajar una figura
plateada.Anteuntoque,Kalafattambiénsepusoenmarcha.—Ve con Dios, príncipe —gritó Ion, adelantándose—. Pero lucha como tu
padre…¡elDemonio!Seprodujosilenciomientrasbajabanlosdosjinetes.Losúnicossonidosqueoía
Vladeranlosgritosagudosdelasgolondrinas,elsusurrodelaguaenelarroyo,loschasquidosdelasbanderasenlabrisa.PerocuandollegóalaalturadelmástilysuDragón,oyóunasvocesquegritabanyrepetíandosnombres.
—Dan.Dan.Dan.—Drácula.Drácula.Drácula.Entonces, como si se hubieran puesto de acuerdo, las voces cesaron almismo
tiempo. Vlad miró al hombre a escasos cien pasos de distancia. El voivoda deValaquia.Suprimo.Suenemigo.Loenvolvíaelsolponiente,transformandoenfuegosuarmadura.
Vladmiróhaciaatrás,haciaeleste.—Quetengaelsol—masculló—,porqueyomontoenelcometa.Ungritolehizovolverlacabeza.Vladislavhabíaespoleadoelcaballoyganado
terreno.Aferrandolalanza,VladapretóconlostaloneslosflancosdeKalafat.Un hombre rápido podía haber recorrido esa distancia en diez segundos. Los
caballos,adiestradosparaelgalopeinstantáneo,seencontraronendos.Laluzdelsoldestellóenlasarmadurasdeacero,enlaspuntasdeacerodelaslanzas.Deslumbrado,Vladbuscóunblancoysepusoentensiónparaelimpacto.
Nuncahabíarecibidoungolpetanfuerte.Elestruendofuepotente,repentino,unchillido al chocar una punta metálica contra un escudo metalizado; seguido desilencioyalgorojoenloquetodosemovíadespacio.Supropioescudoseleestrellócontraelcuerpoydespuésseleescapódelamano,arrancándolecarnedelosdedosatravés del guante porque lo apretaba conmucha fuerza; los pies que salían de losestribos;laespaldasobrelasancasdeKalafatydespuésfuera; lospiesqueeranloprimeroentocarelsuelo,demaneraquecasiparecíaquenoperderíaelequilibrio;lacaída, dura, boca abajo en la tierra seca; girando despacio de lado. Nunca se lecerraronlosojos,asíqueveíalascarasenlacolina, lasbocasabiertas lanzandoungritoquenopodíaoír.Perolosveíacomoatravésdeunvelodesedarojo.Veíalabanderanegralevantadaporlabrisa;semovíatandespacioquenoflameaba.
La tierra temblaba. Sentía la vibración, un ruido que volvía a medias, gritoslejanos,losresoplidoscadavezmáscercanosdeuncaballo.Unasombraseinterpuso
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entreélyelsol,algorelucióyélsevolvióyviocomolapuntadelalanzasehundíaexactamentedondehabíaestado.Alsacarla,antesdedesaparecer,lapuntaarrancóunpocodecésped.Vladsintiólavibracióndeloscascos;unterrónlegolpeólacaraydealgúnmodoleaclarólavisiónrojayledevolviólossonidos.
—¡Dan!¡Dan!¡Dan!Ahoranadiegritaba«Drácula».Esolehizoponersederodillas.Miróelbrilloque
sealejabadeélyvioqueseconvertíaenunhombreacaballoquesedeteníadebajode la bandera del Águila. Allí el hombre hacía unas señas y un escudero bajabacorriendo por la ladera de la colina llevando algo en la mano y se lo entregaba.Entonceselhombre—suprimo—dejócaerloqueleacababandedaryVladvioquéera:unaboladehierrotachonadadeafiladospinchosconunacadenadeunbrazodelargounidaalpaloqueVladislavllevabaenlamano.
—Mazadebola—dijoVladenvozalta.Ynombrarunarmalehizorecordarotra.Mientrassuprimohacíagirarelcaballoyempezabaatrotarhaciaél,Vladlevantólamanoysacólaespadadelavainaquellevabaenlaespalda;agradecido,vioquenosehabíadobladonirotoconlacaída.
Estabatodavíaderodillas.Nopodíalevantarse,sólomantenerlaespadadelante,enángulorecto.Vladislavsevioobligadoainclinarsemuchoparagolpear,haciendogirarconelbrazolaenormebolayfinalmenteimpulsándolahaciaabajocontodasufuerza.AVladnolequedómásquedeslizarsehaciaunlado,conlaespadaorientadahaciaabajoparaimpedirqueelgolpelarompierayalmismotiempodesviarlodesucuerpo.Labolachocócontraelguardamanoizquierdo,peronolorompiósinoquelodobló.
Vladislav dio por terminado el ataque y describió un amplio círculo paraprepararse antes de iniciar el siguiente. Espoleó el caballo, pero había dado unmomento de respiro a Vlad. El tiempo necesario para ponerse de pie, plantarsesólidamente y quitarse la última niebla de los ojos, y cuando el jinete lo atacó denuevo, blandiendo la bola, no se alejó sino que se acercómás, la espada sobre lacabeza,lapuntaenlaotramanoconguantelete.Nochocóconellalabola,quehabríapartido lahoja,sino lacadena,queporel impulsoque llevabayelpesode labolahizo que se enrollara en la espada. En cuanto se detuvo, Vlad tiró con fuerza,empleandotodosupeso,yarrancódelasillademontaraljinete.
Enlacaída,lacorreaquesujetabalabolaalamuñecasedeslizóyelarmacayójunto con el hombre. Vladislav logró de algún modo quedar de pie, tropezando,llevando la mano a la espada. Estaba a medio camino de la funda cuando Vladrecordóqueéltodavíasosteníalaespadaconlasdosmanos;yentonceslevinoalamente, de los tiempos de adiestramiento con el maestro de lucha suevo, un golpeespecial.Esegolpehabíasidounodelosfavoritosdelosalemanes.Teníaunhombrealemán.
Mortschlag.Sacólamanoderechadelaempuñadurayaferróconellalahoja,pordebajodela
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vuelta de cadena. Después levantó bien alta el arma y descargó la punta delguardamanoderecho,quenoestabadoblado,enlapuntadelyelmodeVladislav.
Un momento de quietud, en el que ninguno de los dos se movió. El únicomovimientoeraeldelacadena,desenredándosealfinaldelahoja,ylabolaquecaíasordamente al suelo. Y sólo entonces cayó también Vladislav, como si se hubierasentado,aferrandotodavíaunaespadaamediodesenvainar.
El guardamano de Vlad estaba todavía clavado en el yelmo. Con esfuerzo,moviendolaespada,finalmentearrancóunmetaldeotrometalabollado.Despuésdiovueltaalarmaylaempuñó.Elhombrequeteníadelante,conlacabezainclinada,nosemovía.Con cuidado,Vladmetió la punta de la hoja debajo del visor y empujóhaciaarriba.
Elvisorselevantó.SuprimoteníalosojosabiertosyVladvioqueerancasidelmismoverdequelossuyos.Tambiénvioqueibanperdiendovida,ymientrasmirabaunchorrodesangrelebajódesdelafrenteyseleencharcóenlascuencasdelosojos,enrojeciendoelverde.
Porfinelcuerpocayódelado.Vladsearrodilló,clavandolapuntadelaespadaen la tierra para apoyarse en los guardamanos, uno torcido y el otro recto. Sóloentoncessediocuentadequecantabanalgo,unnombre.Sunombre.
—Drácula.Drácula.Drácula.Miró alrededor. Todos parecían corearlo. Su ejército. El ejército de su primo.
Miró hacia arriba. Las golondrinas seguían dando vueltas en el cielo, entre él y elcometa,sinimportarleselhombre.
EntoncesaparecióIon.—Vlad—susurró—.¡Vlad!Vladdejóque lo levantaran.Llegaronotros, suscompañerosmáscercanos. Ilie
levantólabanderaylahizoondearconjúbilo.GregorcogiólasriendasdeKalafat.Stoicaleentregóunabotadevinoytomóunlargotrago.Cuandoestuvopreparadohizo una seña con la cabeza y el grupo subió por la colina entre los dos ejércitossilenciososhastaelsitiodondeestabaclavadalabanderanegra.
Vlad no la había visto antes porque eramuy pequeña. Pero sobre la punta delmástilhabíaunadelgadadiademadeoro,sinningúnadornofueradeunaesmeraldadeltamañodeunhuevodegaviotaenelcentro.
—Lacoronadetupadre…príncipe.—AlbucelMareseadelantóyhablóenuntono diferente. En su mirada había desaparecido el desdén—. Por supuesto, nosignificanadahastaqueelmetropolitanotelapongaenlacabezayseasungidoenlacatedraldeTargoviste.
—Significa…todo—respondióVlad,cogiéndola,apretándola.Levantóbienaltoelcírculodeoroygritó—:Reclamoeltronodemipadre.Reclamosutítulo,voivodadeValaquia.
Huboaplausosyvítoresalrededor.Deambosejércitos;hastadelosboyardos,conAlbuenelcentro:almenosdelosquenosehabíanretirado,porqueVladveíaque
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algunos se habíanmarchado almorirVladislav, para ofrecer su lealtad al próximopretendiente.Pero casi no era consciente del ruido.Dandomediavuelta, hundió elrostroenelpechodeIon.
Pocos lo vieron. Estaban rodeados por hombres de gran estatura. La ovacióncontinuaba.Entodoslosañosquellevabanjuntos,Ionnuncalohabíavistollorar.Asíqueselimitóaabrazarlo,mirandoconferocidadporencimadesucabezaaAlbucelMareyalosboyardosy,entrelaslágrimas,losdesafióaqueseburlaran.
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23Preparativos
CorteprincipescadeTargoviste,domingodePascuade1457,nuevemesesmástarde
—¿Estátodopreparado?—Sí,mipríncipe.Todoloqueyopuedohacersinsabertodo.—Notienesquesaber todo, Ion.Yyosóloséunpocomásque tú.Porquecasi
todoestáenmanosdeDiosyporlotantoesincognoscible,¿verdad?Vladsonrió,mirandodenuevoporlarejillaquehabíaenelcentrodelapuerta.A
sulado,IlonadejódemirarelGranSalónatravésdelamallametálicaylomiróaél.—Estanocheestásalegre—dijo.—¿Por qué no habría de estarlo? —dijo Vlad—. ¿Acaso el metropolitano de
nuestroreino,cabezasupremadelaIglesiaortodoxa,nomehacoronado«SoberanodeUngro-ValaquiaylosducadosdeAmlasyFagaras»?—Vladpronunciólostítulosimitandodemaneraperfectaelchillidonasaldelmetropolitano,haciendoreíraIlona.Sevolvióhaciaella—.¿Yacasoelvientredelamujerqueamonollevaamiprimerhijo?
—Eso no puedes saberlo —dijo ella, tocándose con la mano y sintiendo unapatada—.Hastaahorasólohastenidoniñas.
—Ay,Ion,comohavividoenunconventodemonjasduranteochoañoscreequeyotendríaquehabervividocomounmonje.
Ellaledioungolpecitoenelbrazo.Peronoleimportabaloqueélhabíahechoenlosañosquehabíanvividoseparados.Élhabíavueltoconella,algoquenadiehubieracreído.Vladerasuyodenuevo,yesetiempodeseparaciónparecíahaberduradosóloundía.
Mirandootravezporlarejilla,hizounamueca,sindejardesonreír.—Yaquíestánmisamigos, loshombresmásnoblesdemireino, reunidospara
celebrarconmigo.Pormifelicidad.PorlaResurreccióndeCristo.—¿Amigos?—Porsupuesto.¿Acasolosamigosnonosayudanacumplirlosdeseos?Paraeso
están aquí reunidos. —Ilona volvió a apretarse el vientre y Vlad la guióinmediatamentehastaunasilla—.Descansa,miEstrella.DejaqueIonestéallídepieycuentemisamigos.
IonocupóelsitiodeIlona, juntoaVlad,paraescudriñarpor lamirilla.EsoeraotracosaqueVladhabíacopiadoalosturcos,porquesedecíaqueMehmetespiabaasíasuconsejo,elDiván.Yabajo,enlaGranSaladelaCortePrincipescaestabanreunidos los miembros del equivalente valaco, el SfatulDomnesca, junto con susmujeres, algunos con los hijosmayores. Si les preocupaba queVlad pudiera estar
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observándolos,esemomentohabíapasadohacíaratoenlasdoshorasdecelebración,mientraselvoivodaseocupabadeasuntosdeestado.Lascopasdelosinvitados,pormuy rápido que las vaciaran, no estaban nunca vacías. Actuaban malabaristas yacróbatas.Losmúsicos,traídosdelosestadosDraculestidelvalledeArges,tocabansincesarlamúsicacampesinadeesaregiónconlaflautatilinca,conlascuerdasdelacobzaylostonosmásgravesdelatrompetataragot.Losboyardoslosignorabanengran medida, porque preferían los rebuznos de sus conversaciones, expresar susruidosasopinionescuandono tenían laboca llenadecomida.Llegabaunplato trasotro:brochetasdepájarocantor,luciorellenodetrigobúlgaroconperejil;sobretodocerdo en todas sus formas.Morcillas, tiras de oreja envinagre,morros rellenos demollejas,asadoquebrillabacubiertodegrasaquemada.Siseproducíaalgunapausaen la conversación, cualquier boyardo hambriento o compañera podía ir y servirseunatajadadecabezadejabalímontadaenunaestacaenelcentrodelasala.
El ruidohabía idocreciendo,desde suaves susurroshastaun incesantegriterío.Los nobles trataban de tocar a las camareras, ante lo que hacían la vista gorda lasmujeres,ocupadasenesquivarlosplatosqueibanyvenían.
—¿Amigos?—bufóIon—.Noveoaninguno.Sóloaunoscuantosquequizásonmenosenemigos.
—Quécínicoeres,Ion.Sepodríapensarquehastenidounavidadura.VladpasóundedoporlalargacicatrizqueIonteníaenlamejilla.Eldedotocó
debajodelespesomechóndepeloysedeslizóenelsurcodelamarcaantesdequeIonapartaradegolpelacabeza.
—Voivoda—dijo,dandounpasoatrás,alisándoseelpelo.Detestaba losmomentosen losquesupríncipeseponía juguetón.Casisiempre
anunciabanquealgoibaasuceder.Algoanteloqueéltendríaquereaccionar.Ungritoespecialmentefuerteleshizovolveralarejilla.Unhombre,perceptible
porlaenormebarrigayelcuellogrueso,habíaconseguidodealgúnmodosubiralamesaalaqueestabasentado,enelcentrodelafiestayalgomásaltaquelasdemás.Intentabadaralgunospasos,porquelosmúsicostocabanunadanzadecampesinos,lamocaneasca.Oíancomocrujía lamaderabajoelpesodeaquelcuerpo, inclusoporencimadelestruendoydelascarcajadas.
—Ten cuidado,Albu—dijoVlad con el ceño fruncido, reflejando alivio en lacarasólocuandoaquelhombrecorpulentohizounareverenciaybajó,acompañadoporunaovación.
—ElGrandesedivierte.—¿Porquéno?Disfrutademásbeneficioscontigoquecontuusurpador.Cuando
todoscreyeronquelomatarías,lohicisteaúnmásrico.—Porsupuesto.AlbucelMareesalguienpoderosoenestepaís,sólomenosque
yo.Aesoshombreshayque…—Seinterrumpióyvolviólacabeza—.¿Quétalestoydeaspecto?
El amor de Ilona llevaba un jubón tan oscuro que lamayoría pensaría que era
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negro.Perocuandoseacercabaalasantorchasdejuncos,lasllamasmostrabanrojoenelterciopeloacolchado.Laprenda,flojaparaocultarloshombrosyelpechoqueselehabíanagrandadoenormementeacausadelusoincesantedearmas,lellegabaalamitaddelmusloysesuperponíaalascalzasrayadasdecolorcarmesíynegroquele alargaban un poco las piernas. Su único adorno estaba debajo del hombroizquierdo, donde un dragón no más grande que la palma de su mano había sidodibujadoconhilodeplata: lacolaescamosaseleenroscabaenelcuelloysobreellomollevaba,enrojo,lacruzdesanGheorghe.
Surostrohabíaperdido toda lasuavidad juvenildurante losañosfugitivos,yelpelolecaíaenespesasondassobreloshombrosyhastalamitaddelaespalda.Aloslados de la nariz, sus ojos eran brillantes esmeraldas… que casi opacaban la quelevantabaahora,asentadaenelcentrodeunaestrelladeoro,asuvezincrustadaenunabandadeexactamentetrescientasperlasderíoqueellaconocíaporquelashabíacosidounaporunaenelborde.Elbonete,hechoconelmismoterciopelodeljubón,estabarematadoporunaplumadeavestruz.
Ilonavolvióamirarloyvioquelapreguntaseguíaallí.—Príncipedecaboarabo—dijo,empezandoalevantarse.Élseloimpidióarrodillándose.—Sabesque,sipudiera,mecasaríacontigo.Ilonaseechóareír.—¿Conmigo?¿Conlahijadeuncurtidor?Nopuedes.Elmatrimonioespara ti
otra arma que puedes usar contra ellos. —Señaló con la cabeza hacia la sala—.Tendríasquecasarteconladamaquemeesperafuerayqueportuculpatengoquesoportar.
—¿LadamaElisabeta?Paracasarmeconunayegua,prefieroamiKalafat.—Losdosserieron—.Perolaamantedeunpríncipedebetenerunadamadelacortequelatutelecuando…
Leapoyóunamanoabiertaenelvientre.—Entoncesescierto.Amanteonoamante,sillegamosatenerunhijovarón…—Asíserá.—¿Podráheredar?—ÉsaeslanuevaleydeValaquia.Aquíhangobernadoinnumerablesbastardos.LasonrisasóloestabaenlosojosdeVlad.Ilonarióporlosdosydespuéssuspiró.—Entoncesyotendréqueaguantarami…caballo.Vladlevantólamirada.—Ionsecasaríacontigo.¿Verdad,amigo?Ionasintió.—Ayermismoselopropuse.Yameharechazadocuarentaveces.—Deesamanera—dijoVlad—tendrásaalguiencuandoyoestémuerto.AIlonaseleborrólasonrisa.—¡SantaTeresa!Nodigaseso.Nisiquieraenbroma.
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Soltóunquejidoyseapretóelvientre.VladsevolvióhaciaIon.—Llamaasudama.Intentólevantarla;ellaseresistió.—No, señor. Déjame descansar hasta que hayas hecho todo lo que tienes que
haceraquí.EchóunvistazoalaGranSalayvolvióamiraraVladatiempoparanotarlela
oscuridadenlosojos.Yalgomás,cercanoalaexpresiónqueteníacuandoseuníanenelamor.Untipodiferentedeavidez.
—No—dijoVlad—,quieroqueestésseguraentucasa.SiDiosmelopermite,iréareunirmecontigomañana.
—Amén—dijoella,preocupada.Eralaprimeravezqueélexpresabaalgunaduda.Apareció la dama Elisabeta, incapaz, como siempre, de alejar el desdén de su
rostroequino.—¿Mellamaste,mipríncipe?—Sí—dijoVlad,levantándose,ayudandoaIlonaaponersedepie—.Llevaami
mujerasucasa.—Príncipe.Ellahizoapenasunareverenciaydiounpasoadelante.PeroIlonaseaferróaél,pegándoseasucuerpo.—Tencuidado—susurró.—Siempre.Elisabetallegó,cogióaIlonadelbrazoysefueconellahacialapuerta.Alllegar
allí Ilonasedetuvoymiróhaciaatrás.Suamorseestabacolocandojuntoa laotrapuerta, acomodándose una capa negra azulada que se había puesto.Al terminar sevolvióhaciaIon.
—Abrelapuerta—dijo—ydespuésveteatupuesto.Esperamiseñal.Semiraronduranteunmomento.EntoncesIonhizounareverencia.—Mipríncipe.Vladmirólapuertaqueteníadelante.HizounaseñalconlacabezaeIonquitólos
trescerrojos.Loscerrojosestabanengrasadosysedeslizaronsinproducirruido.Lapuertaseabrió,dejandopasarelestruendo,unaráfagadeairecalientedefragua.
Vladsalióporella.Ionlacerróasusespaldas,dejándolasincerrojos,yseacercóaIlona.
—Teacompañaríaatucasa…—Vete a tu puesto, Ion —respondió ella, controlando los espasmos que
empezabanasacudirleelcuerpo—.Yoiréalmío.Ionhizounareverenciaysefue.ElisabetasostuvolapuertaabiertaperoIlonanopasóporella.—Déjameaquí—dijo.
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—Perolaordendelvoivoda…—Miraréunratoydespuésvolveréallamarte—dijoIlona—.Llevalasillahasta
aquellapuertaydéjamesola.—Pero…—Hazloquetedigo.—Comoquieralaseñora—dijoElisabetaconfirmeza.Cogióunasillaylallevóhastadondelehabíanpedido.Ilonalasiguiódespacioy
sesentóenellaagradecida.Mientraslaotrapuertasecerrabaasusespaldas,Ilonaseinclinóhaciadelanteylevantólapequeñaplacametálica.Alprincipioloúnicoquevioporlarejillafueunaoscuridadazulada.Entoncesseencendiólaluz,mientrassupríncipeempezabaabajarporlaescalerahacialaGranSala.
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24Resurrección
No lo vieron enseguida, tan silencioso entró, tan absortos estaban ellos en engullircosas. Y él sabía que de todos modos pocos lo reconocerían de inmediato. En elmedioañoquehabíapasadodesdelacoronaciónsólounavez,aldíasiguiente,habíaconvocadoelSfatulDomnesca.Loshabíaenviadodevueltaasusestadosconvagosrecuerdosdeunjovendepelonegroquebebíapocoyhablabamenos.Estabasegurodequesiporcasualidadpensabanenélsóloeraparacompararlodesfavorablementeconsupadre,elDragón.Ionlehabíacontadoelchistequecirculabaporloscastillosdetodoelpaís:queDrácul,inclusosincabeza,lellevabaporlomenosunacabezaaVlad.Era el doble en todo sentido.A ese joven se lo podríamanejar. Si resultabamolesto,ingrato,sedesharíandeél.Enunpaísdondelabastardíanoeraunobstáculopara llegar al trono, siempre se podía encontrar a otro bastardo, a otro títere, ymoverleloshilosmientraslosgrandeshombresserepartíanelbotín.
Sabía lo que pensaban de él los boyardos. Y mientras andaba entre ellos,sirviendovinodeunajarraqueencontró,inadvertidocomocualquieresclavo,volvióapensar en ellos.Enesa clasedehombres a losquepoco les importaba supaísynada su príncipe. Que se arrodillaban ante Dios y después violaban todos susmandamientos. Que creían que el sacrificio hecho por Jesús en su día—del quecolgabasobrelachimeneaunasangrientarepresentación—eraparadaresperanzaalos esclavos y así tenerlos tranquilos hasta que llegaran sus amos. Antiguamente,Valaquiahabíasidolaencrucijadadelmundoylariquezallegabaalpaís.Esoyanoocurría.Noocurríadesdequelosbandidosylosladroneshabíanhechointransitablesloscaminosparatodosmenosparapequeñosejércitos.Ylosprincipalesdelincuentesestabanahorasentadosalrededordesumesa,losrostrosrelucientesdegrasadecerdoyencendidosdevino.
«Se interponen en mis sueños —pensó Vlad, sirviendo otra copa, todavíainadvertido—.Hoytengoquepasarlesporencima…ono».
Tragó saliva, sin terminardeconvencerse.Miróhacia suapoyo;hacia Ion,queacababadeaparecerenlaentradaalasalapequeña,dondelosguardaespaldasdelosnoblescelebrabanconlosdeDrácula.Ionlomirabaahoraenarcandolascejas.
Había que hacerlo. Más aún, tenía que ser bien visible. El poder sin sudemostracióneraunpoderdesaprovechado.NoerasóloelsagradoCoránquehabíaaprendidoenlacorteturca.«Además—pensó,pasándoselalenguaporloslabios—,heesperadomuchotiempoestanoche.Voyadisfrutarla».
MiródenuevoaIon,moviónegativamentelacabezaydespuéssevolvióhaciaelúnicootrohombrequelohabíaestadoobservandodesdeelmomentodesuentrada.Eraelguslar,elcantordebaladas,quetambiéndirigíaalosmúsicos.Preguntándoseporunmomento si alguien escribiría algunavezunabalada sobre esanoche,Vlad
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hizounaseñalafirmativaconlacabeza.Lamúsicaseinterrumpióenlamitaddeuncompás.Perotanensordecedorerael
ruido de las voces que todos tardaron un rato en darse cuenta. La dama Udriste,sentada a aquellamesa un pocomás alta, cansada de la conversación que tenía sumaridosobrelanzasparajabalíes,finalmentelevantólamirada…ysesobresaltó.Supadrehabíamuertoelañoanterior,habíasidoenterradoderojoydesdeentoncesellahabíavistosuespíritutresveces.Parecíaquequeríaadvertirledealgoperoellanoleoía.Perocuandosediocuentadequiéneraelhombreletiródelamangaalmarido.Irritado,élsediolavueltaymiróhaciadondeseñalabaellaconlacabeza.Despuéssusurróalgoalhombrequeteníaallado.
Elrugidosetransformóenunaseriedecuchicheosydespuésensilencio.Vlad,conlacabezainclinada,unalevesonrisaenloslabios,dejóqueelsilenciosealargaraunoscuantoslatidosantesdehablar.
—Bienvenidos,noblesboyardosyhermosasdamas,obisposdelaSantaIglesia.Bienvenidostodosloslealescompatriotasquequierencompartirconmigoestedía,elmássagradodetodos.CuandoCristoselevantódenuevoentodasugloriaynosdioeldondelavidaeterna.¡Alabadosea!
Lapalabra«amén»resonóentodalasala.Vladprosiguió.—Séquehemos rezado juntosenestedía.Osvi a todosbeber su sangreen la
Bisierica Domnesca. Colmándolo de alabanzas —señaló el crucifijo con Jesúsensangrentado—,pidiéndolequenosperdonelospecados.Rezandotambiénporotraresurrección: porque Valaquia vuelva a ser un país fuerte y pacífico. Libre de lacriminalidadquenosempobrece,porqueunhombrenosepuedealejarunamilladelacasasintemora losbandidos.Porjusticiadentrodenuestrasfronterasyporquelosdefueranointentenutilizarnoscomocombustibleparasusfuegosdeguerra.Porlaprosperidadqueesnuestroderecho,compartidaconnuestropueblo,noacumuladaenunaspocasmanosovendidaamercaderesextranjerosporunamiseria.Porunpaísúnico,unidobajounpríncipefuerte.
Vladhizounapausaymiródeunextremoalotrolamesaalta,antesdeañadirenvozbaja:
—Almenosyorecéporeso.¿Yvosotros?—Levantóel jarro,semetióentreelnobleyladamaquehabíasidolaprimeraenreconocerloylesechóvinoenlascopas—.¿Rezasteportodoesto,ManeaUdriste?
El boyardo, con la cara delgada asomando de un cuello de armiño al que lesobrabantresnúmeros,sonrió.
—Porsupuesto,voivoda.Portodasesascosas.Yportuconstantesalud.—Ah, qué leal eres.—Vlad avanzó otro poco y sirviómás vino—. ¿Y tú,mi
vornic,Codrea?¿Rezasteporloqueteincumbe,lajusticiaentupaís?Elboyardo,conaquellacaramofletuda,porcina, ruborizadaporelvino,asintió
conlacabeza.—Príncipe,comopresidentedelTribunalSupremolasleyessontodoparamí.
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—Sí,claro.—Vladsiguióhastaelcentrodelamesaaltaymiróporencima.Sielhombreque acababadehablar era corpulento, el de enfrente era enorme.Ocupabacasitressitiosysumujer,lamitadmás.NoeransólolashazañaslasqueledabanelnombredelGrande—.¿Ytú,AlbucelMare?¿Tusoracionesfuerontannobles?
—Supongoque habrán bastado—respondió el hombre con tono aburrido—.Yporlogeneralconsigoloquequiero.Perotúyalosabes,¿verdad,Drácul-a?
Significaba sencillamente hijo del Dragón. Pero todos sabían que tendría quehabersidoprecedidoporuntítuloyoyeronelénfasisenla«a».Haciaunextremodela mesa, alguien ahogó una risita. Aparecieron sonrisas, algunas disimuladas,mientras los dos hombres, el joven y el viejo, el delgado y el gordo, se mirabanfijamente.
—Túconsiguesloquequieres,AlbucelMare.—Énfasisigualmenteligeroen«elGrande»—. Claro que sí. Hace poco conseguiste las aldeas de Glodul e Hintea,¿verdad?
—Lindabanconmistierras.—Ahorasí.—Vladladeólacabeza—.¿Ylagentequevivíaenellas?CelMarehizochasquearlosdedos.—Desapareció.Fueunagransorpresa.—Deveras.DesapareciócomoelorodelmonasteriodeGovara.—Ah,no.—Elhombreenormeseechóhaciadelantemientrasseleagrandabala
sonrisa—.Esoestáenmisótano.Cuandoelmonasterioardiómisteriosamentefuemidebercristianodarrefugioaeseoro.
Mientras hablaba había mirado el crucifijo, y se santiguó. Más risas, menosreprimidas.YVlad,despuésdemiraralrededor,tambiénseechóareír.
Arriba, estupefacta, Ilona acercómás el ojo a la rejilla. Su príncipe a veces lesonreía. Era algo raro y que valía la pena esperar. Pero se reía con tan pocafrecuencia.Ynuncadelantedelosdemás.Apoyólasyemasdelosdedosenlamallaysintiódentrodelcuerpolapresióndeundolor.
Abajo,el silencio reemplazó las risas.Vladse inclinóy llenó lacopaque teníadelante.
—Entonces brindemos por eso, Albu. Por los deberes cristianos.—El hombregrandenocogiólacopadevino—.¿Nobebes,miseñor?
Albusonrió.—Beberésibebestú.Vladseñalólospequeñosárbolesmetálicosdispuestoscadapocospasossobrelas
mesas. La luz de la única vela colocada en la punta de cada uno brillaba en lospequeñostrozosdecarnerojaquehabíaenellos.
—¿Noconfíasenelfrutodelárbol,miseñor?Albugruñó.—Las lenguas de serpiente colgadas de languiers son una cosa.Muchos dicen
que pueden detectar los venenos. Pero nadie los detecta mejor que un hombre
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bebiendoloqueofrece.—SeñalóeljarroqueVladteníaenlamano—.¿Vasabeber?—Porsupuesto.¿Porquébrindamos?¡Ah,sí,poreldebercristiano!Vladlevantóeljarro,bebió,derramandovinoporelanchoborde.Trasunapausa,
Albutomóuntragoydejóeljarroenlamesa.—El deber —masculló Vlad—. Quiero preguntarte algo. A todos. —Miró la
mesa,deladoalado,ydespuéslasalaalrededor—.Alolargodetuvida,¿acuántospríncipesvalacosleshasprometidocumplircontudeber?
Los hombres miraron para otro lado, evitando los ojos de Vlad. Sólo Albu lesostuvolamirada.
—¿Príncipes?—dijo con voz potente—.He perdido la cuenta. ¿Diez? ¿Doce?Cuestarecordarlo.Vanyvienen.
Ahoranadiereía.—Vanyvienen—repitióVlad—.Y túpermaneces.—Volvióamiraralrededor
—.Y todos vosotros permanecéis.—Entonces volvió amirar al hombre que teníadelante y habló en voz tan baja que los de las otrasmesas tuvieron que estirar lacabezaparaoír—.Heoídootrahistoriaacercade ti,Albu.QueestabasallícuandomuriómihermanoMircea.
Los invitados contuvieron la respiración. Todo el mundo observaba a los doshombres,quesemirabanfijamente.
—Noescierto—dijoelhombregrande.—¿No?—Vladinclinólacabeza—.Entoncesseequivocómiinformante.Porque
dijoqueestabastúallí,juntoconmilealManeaymidispensadordejusticia,Codrea.Echóunbrevevistazoalosdoshombres,queseestremecieronylodesmintieron
conunmurmullo.—Pruébalo,Drácula.—AlbucelMaresehabíaapartadodelamesaparaabarcar
lasala.Peronoseveíaningúnguardia.Sólotreintaboyardosyalgunosdesushijos,incluidos los propios. Cada uno tenía delante un cuchillo de trinchar. Y estabaDrácula, solo, con nadamás que un jarro en lasmanos.Albu, al ver todo eso, secalmóysonriódenuevo—.Pruébalo.
Detrásdelarejilla,Ilonalanzóungrito.Lehabíavueltoeldolor,undolordoble,intenso.Sabíaquepodíallamarasudama.Peronopodíairse.Noviendoasuleónrodeadodetantoschacales.
—No sé si podré probarlo —dijo Vlad, sin levantar la voz, dejando el jarro,alargando lamanohacia la esquinadelvivomantel adamascado,unode los tantosquecubríanlamesaalta,yfrotóunaborladoradaentrelosdedos—.Quizáno.Perosinopuedoprobarquiénestuvoallí,quizápuedaprobarotrahistoriaqueoí:laformaenquemurió.Porquemedijeronquenolodecapitaroncomoamipadre.QueMirceafuetorturado,quelequemaronlosojos…yquedespuésloenterraronvivo.
—Yo también oí ese rumor, príncipe—dijoCodrea, el presidente del TribunalSupremo,mirandoincómodoaunoydespuésalotro—.Loinvestigué,comoeramideber. Pero fue imposible llegar al fondo, porque por desgracia nunca apareció su
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ataúd.—Tienesrazón.Noapareciónunca…—Vladmiróhacialasalaehizounaseña
con la cabeza a Ion; después volvió amirar elmantel que tocaba con lamano—.Hastaahora.
Dichoeso,Vladarrancódegolpeelmantel.Copasycubiertos, jarrosyárbolesconlenguasdeserpientevolaronyempaparonygolpearonyseestrellaron.
Yentoncestodosvieronquelosinvitadosmásnoblesnohabíanestadocenandosobreunamesa.Habíanestadocenandosobreunataúd.
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25«Cristoharesucitado»
Todoeracaos.Gritosdemujeresydehombres;sillasarrojadasconfuerza,cuerposque tropezaban; fuentes y candeleros que se estrellaban contra el suelo. Boyardos,blasfemando, ahora muchos de ellos con cuchillos en las manos, se habíanamontonadodelantedelasmujeres.ElúnicoquenosehabíamovidoeraVlad,queseguíamirandohaciaabajo.
Unbramidodetoroatravesóeltumulto.—¿Quéquieresdecirconesto,Drácula?—gritóAlbu.Vladlevantólamirada.—Tevibailarantes,AlbucelMare.Quéraroquenosupierasquebailabassobre
unatumba.Unatumbaqueayudasteacavar.—Nome quedaré aquí a oír tus acusaciones—gritó Albu. Se volvió hacia el
pasajeabovedadocentralquellevabaalaotrasala—.¡Miklos!—gritó—.Traealoshombres.Nosvamos.
Todos,menosVlad,sehabíanvueltohaciaelpasaje,asíquetodosvieronentrarporélaunhombre.Elhombre llevabapuestoun jubónblanco,coneldibujode lacabezadeunoso,señaldesulealtadaAlbucelMare.
—¡Miklos!—chillósuseñor—.¿Dóndeestánlosdemás?Elhombrequeentrabanorespondió.Miróasuamoydespuéssemiró laparte
delantera del jubón, inmaculadamente blanca.Ymientras lamiraba se volvió roja,inundadadesdedentro.Algoselesoltóporabajo,algoqueintentóynopudodeteneraunqueprontoloacompañócayendosobresuspropiasentrañas.
Másgritostaparonelruidodehombresqueavanzabanporlasgaleríassuperioresyahogaronel ruidodearcos tensados.Pero todos losvieron,a los treintahombreselegidos—losllamabanlosvitesjisdeDrácula—,vestidosconloscoloresdesuamo,los abrigos de color negro y carmesí engalanados con un dragón de plata. Comoahorahabíaunaflechaapuntandoalpechodecadahombreenlasala,esoshombreshabíanbajadolentamenteloscuchillosyloshabíansoltadoenelsuelooenlamesa.Sólodoscuchillosquedabanahoraenmanosdealguien:eldeIon,goteandosangrecuandoseacercólimpiándoloenlamangayelquesacóDrácula.
—Codrea—dijoVlad.Elvornicdiomarchaatrás,aplastándosecontrasumujer.—¿Mi…mi…mipríncipe?—¿Dijiste que si hubieras podido encontrar el ataúd de mi hermano habrías
investigadomásafondoelcrimen?—Vladapoyólosdedosenlatapademadera—.¿Meayudarásainvestigarloahora?
—Pero… pero…—Codrea tragó saliva—.Han… han pasado diez años desdela…ladesdichadadesaparicióndeMircea.¿Quépuedo…?
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Señalóconlosdedoselataúd.—Si es cierto quemi hermano fue torturado, que le sacaron los ojos antes de
enterrarlovivo,debendehaberquedadoalgunasseñalesdeeso.—¿Se-se-señales,mipríncipe?—¿Porquénomiramos?Tucuchillo,Codrea.No,no,recógelo.Ayúdale,Ion.El vornic, sudando copiosamente, fue arrastrado hacia delante y obligado a
empuñaruncuchillo.Vladmetiólapuntadesudagaenlarendijaentrelatapaylapared.
—Túempiezaporeselado.Sacaronlosclavos,unoporuno,mientrasIonhacíalamayorpartedeltrabajode
Codrea.Cuandoestuvieron todosfuera,Vladmiróalrededora lagentede lasalaymetiólosdedospordebajodelbordeylevantólatapa,sóloalaalturadeundedo.
Hubounainmediatabocanadafétida.Nodealgopodrido,pueshacíayamuchotiempo que los gusanos habían hecho su trabajo. Algo corrupto, como carneincorrectamentesalada.
—Hummm—dijoVlad,tratandodelevantarunpocomáslatapa—.Tienealgopegado.Ion,Codrea.Ahoraconcuidado.
Los tres hombres empujaron hacia arriba. Se oyeron gritos al subir la tapaarrastrando algo: los huesos desnudos de dos manos pegados a ella como siestuvieran soldados, comosi lapersonametidaallídentro lesayudaraa levantarla.Entonces, de repente, algo se rompió y las manos cayeron con un estruendo dehuesos.
Vladdejólatapaverticalymiródentro.Unasolaarticulacióndeundedoseguíaallípegada;latocóunmomentoylogrósepararla.
—Astillas—dijo,mirandoconatención—.Debendehaberlefundidolasmanosconlamadera,sobretodocuandolasuñaslesiguieroncreciendo.¿Veis?—Levantólaarticulaciónparaquetodospudieranver lauñaamarillentayretorcida—.SéqueMirceateníalargaslasuñasdelamanoderecha,porquetocabamaravillosamenteellaúd.Perono tan largas.—Puso laarticulacióna la luz—.Esextrañopensaren lahermosa música que este dedo arrancó en otro tiempo a una cuerda.—Colocó elhuesoconcuidadodentrodelataúdydespuéspasólosdedosporelladointeriordelatapa—.Yestas rayasaquí,Codrea.Comodeunagubia,¿verdad?¿Quéconclusiónsacasdeesto,juezprimero?
Elvornicteníalosojosmuyabiertosyselehabíacaídolamandíbula.—Que…queloenterraronvivo,mipríncipe.Ytratódesaliraarañazos.Vladasintió.—Pienso lo mismo. Es una conclusión razonable. Por lo tanto —dijo
enérgicamente, recorriendo la sala con lamirada—, sabemosya cómomurió.Pero¿antes de morir? ¿Qué más notas, vornic? Ven, desde aquí puedes investigar.Ayúdalo,Ion.
ArrastraronalhombrehaciadelanteyunadelasmanosdeIonseleapoyóenel
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pescuezo,inclinándolosobreelataúd.—¿Quéves?—prosiguióVlad—.Másquemihermano,sinduda.Porqueaunque
laparteblandasederritióhacetiempo,estaraspaduraenlacuencadelojo,estehuesodescascarillado, esta zona ennegrecida… ¿Acaso se podrían explicar por el uso deunabarradehierroal rojovivometidaahídemasiado tiempo?¿Eseso loqueves,Codrea?¿Unhombrecegadoantesdemorir?
—¡Diosmisericordioso!—gritóCodrea,tratandodeapartarse.Pero Ioneramacizoy fuerte, y lo teníabien sujeto.Vladhizouna señacon la
cabezaeIlieyStoica,vestidostambiéndenegro,seacercaron.Cadaunoloagarródeunbrazo.
—Tienesrazón—dijoVlad,acercándosealaantorchadejuncosenelcandelabrocentral de la pared y metiendo la punta del cuchillo en la llama—. Cristo esmisericordioso. Pero conMirceaDrácula no hubomisericordia. Tampoco la habrácontigo.
—¡No!¡No!¡No!¡No!—chillóCodreamientrasIlieyStoicalodoblabansobreelataúd.
ElgritosubiódetonomientrasVlad,muydespacio,lemetíalapuntaardientedelcuchilloenelprimerojo,ladejabaallíunossegundosydespuéslametíaenelotro.
Dos de los espectadores, un hombre y unamujer, se desmayaron y cayeron alsuelo,dondeselessumóCodrea,gritando,apretandolaspalmasdelasmanoscontraloquelequedabadelosojos.
—Llevadloafuera—dijoVlad—.Allíloesperasuataúd.Nadiemássemoviómientraslosdoshombresselollevabanarrastrándoloporel
pasillo. Se estremecieron al oír que su cabeza rebotaba en cada escalón. El ruidoresonóconclaridadentodalasalayllegóalasalasuperior,dondeIlonatratabademantenersedepieynopodía,yalmismotiemponolograbaapartarlamiradadelarejillayde la escenadelhombreque amaba, el hombrequenoconocía, losdedosapoyadosenlarejilla,haciendotantapresióncomosifueralatapadeunataúd.
Finalmenteseprodujounsilencio.Vladselimpióladagaenlacapa.—Yahora…—dijo.Lointerrumpióotrogrito.—¡No!Salió de Marea Udriste, que sacó una espada corta del abrigo con cuello de
armiño.EstabaatrespasosdeVladydiounoantesdequeloalcanzaranlasflechas,unaenel cuelloy laotra enelpecho.Habían sidodisparadasdesdediezpasosdedistancia, con un arco turco que podía disparar una flecha a quinientos y perforartodavíalacarne.Ésashicieronmásqueperforarlo:loderribarondeespaldasobrelasilladondequedósentado,boquiabiertoporelsusto.
Vladse inclinó rápidamenteymiró.E Ionrecordóde repenteunacaceríaen laquehabíanparticipado cuando eranpocomásqueniñosyVlad sehabía inclinadosobreunjabalíqueélacababadeherir.
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—¿Noteacuerdas?—habíadichoconaquellavozsuave—.Tienesquemirarlosalosojoshastaquemueren.
Su príncipe no dijo nada esta vez. Se limitó amirar al hombre hasta que se leapagaronlosojos.Despuésselevantó.
—Quépena—masculló—.Teníaplaneadoalgomejorparapremiarsu…lealtad.Detrásdelasilladesumaridomoribundo,ladamaUdristesupoderepentequé
eraloqueelfantasmadesupadrehabíaestadotratandodedecirle.Conunchillido,saltóytratódearrancarlasflechasquesujetabanalmaridoalasillaperonolaspudomover.Gregorseacercó,laagarróylalevantó.Mientraspataleaba,lasacódelasalaylahizocallartapándolelabocaconlamano.
—¿Yquétienesplaneadoparamí,hijodelDemonio?VladmiróaAlbucelMare, alhombrecorpulentoque lomirabadesafiante.Se
tomósutiempopararesponder.—Loquetemereces.—¿Teatreveríasalucharconmigo,VladDrácula?Aquí,ahora,concuchillos.Despacio,acercólamanoaladagaquellevabaenlacintura.Todosoyeroncómo
se tensaban lascuerdasde losarcoshastaqueVlad levantóunamanoparaquenodispararan.LamanosiguiólevantadaauncuandoAlbuhubosacadoelcuchillo.
—¿Atreverme? —dijo Vlad—. Claro que me atrevo, pero ¿para qué serviríamatartedeesamanera?
—Demostraríaqueeresunhombre.—Bueno,supongoquetodoelmundolosabe.—Vladnegóconlacabeza—.Pero
tedaríaunaoportunidadyunamuertedigna.Cuandotutraiciónnomereceningunadelasdoscosas.
AntesdequeAlbupudieraresponder,Ionseadelantóydescargóelpomodesudagaenlagordamuñeca.Elarmadelboyardocayóalsuelo.
—Mátame,entonces—aullóelboyardo—.Córtamelacabeza.Fuelamuertequedi a tu padre, elDragón—se burló—.Y él era el doble del hombre que tú jamásserás.
—Cabezaporcabeza—dijoVlad—.¿Teparecequeconesomepuedodarporvengado?—Asintió, dio un paso y se quedó pensando—. Pero… sería demasiadodigno,demasiadorápido.Además,lavenganzaporlavenganzanosignificanada.Lavenganzadebedeciralgoalmundo.—ObservóelrostrodoloridodeAlbuyelrestodelascarasquemirabanparaotrolado—.Nopuedohacerquemequeráis—dijo—.Loshombresy lasmujeresamancomoellosquieren.Pero temencomosupríncipequiere.Ysitemenlosuficiente,noseatreveránatraicionarme.—Sevolvióhacialaentrada principal, donde había cuatro de sus hombres—. Traedla —dijo—. Traedtodo.
Todoelmundolooyó,elextrañoruidoenunasalallenadepersonas,elcontinuogolpeteodehierro en lapiedra, el resoplidoque anunciaba el caballo antesdequeentraraenlasala.
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—ÉstaesKalafat—dijoVlad,acercándoseaella,cogiendolabrida—.Lamontodesde los tiempos en que estuve con los turcos. Puede ser veloz como el viento ylucharcomoelhijodelDemonioquelamonta.—Levantólamanoylarascóentrelosojos—.Perotambiénpuedesersuaveymoversedespaciosiguiendomisórdenes.
Bajaban más hombres por la escalera trayendo cuerdas, poleas, madera. Otrosusabanalabardasparaarrearalagentehaciaunextremodelasalamientrasalgunosmáslimpiabanelcentro,apartandolamesa, lassillas,elataúdydejandoaIonconAlbu,aVladconKalafatobservandocómosushombresactuabancumpliendoloqueleshabíaenseñado,atandocuerdasa lamaderaya lasillademontar.CuandotodoestuvopreparadosevolvióhaciaelhombrequesosteníaIon.
—¿Nosperdonarás,AlbucelMare,sisomosunpocotorpes?Sólovihacerestounavez.
Arriba,incapazdeapartarelojoolosdedosdelarejillaapesardelaangustiaqueleaumentabaenelcuerpo,Ilonaseasombraba.Supríncipenosereía.Nosereíaasí.SupríncipenoestabaallímientrasIoncogíaladagaycortabalaropadelhombreylaarrancaba de su enorme cuerpo. Su príncipe no se arrodillaba entre las piernasdesnudasdelhombre—piernasqueerangordas,conuntinteazuladoymanchadas—aquienessusguardiashabíantiradobocaabajo.
Vio que la daga bajaba pero el cuerpo de Vlad le impidió ver el resto. Sinembargo,oyóelgritoterriblequeaumentóysevolvióaúnmásterriblemientrasotroshombres bajaban una estaca desafilada y se inclinaban sobre el enorme cuerpodesnudo y Vlad se acercaba a la cabeza de la yegua y le susurraba algo al oído.CuandoKalafat empezó a avanzar, despacio, logró cerrar los ojos, pero no pudocerrarlosoídosalllantodehombresymujeres,alintensorugidodeAlbucelMare,quesubióhastatransformarseenunchillidoagudo.
—¡Miseñora!EralavozdeElisabeta,queseimponíaporencimadelruido,cargadadehorror.
PeroladamadehonornoveíalasangreenlasalasinolasangrequeseacumulabaalpiedelasilladeIlona.YentoncesIlonasintióquelaagarrabanunasmanos,tratandode levantarla,yabrió losojosdenuevoyvioqueabajounasmanos levantabanunmaderoyotrasmanostirabandecuerdas.Oyóquesupríncipedecía«Éstaeslapartemás difícil», mientras Albu celMare subía y después se deslizaba bajando por elmaderoyleaferrabanlospiesyselosclavaban…yentoncesIlonacayó,resbalandoentre las manos de su dama, esperando encontrar el olvido, que no llegó deinmediato.Noantesdeoírdenuevoaquellavozclara, tranquila,porencimadelosgritos.
Enlasala,VladquitólascuerdasdelasillademontardeKalafat.—¿Lotienesahora,Ion?—Creoquesí,príncipe.—Entonceslodejaréentusmanos.Sumujerysuhijononecesitaránuncaballo.
De todos modos, para acelerar las cosas, debemos aprender a usar sólo hombres.
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PonerlosalosladosdelGrande.Comoélpareceestartodavíavivo,¡unararasuerteenmiprimerintento!,puedemirarcómomueren.
Vlad montó, hizo girar la cabeza de Kalafat, miró hacia atrás al grupo depersonas,queensumayoríallorabaenelsuelo;despuésmirómásallá,detrásdelagenteydelhombreenlaestaca,alhombreenlacruz.AlsufrienteJesús.
—Cristoharesucitado—gritó, tocandoconlos talones losflancosdeKalafatysaliendodelaGranSala.
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26Penitencia
El canto fúnebre llenaba la habitación, tan pesado para los oídos como el inciensoparalosojos.Ambossalíandelsacerdoteinclinadosobrelacamahaciendooscilarelpesadoincensario,cantandolacancióndelamuerte.
Llevabasotanagris,quecontrastabaconelvestidoblancodeIlona,elcuartoquesehabíapuestoyelúnicoquenohabíamanchadoporquefinalmentehabíadejadodesangrar.Demasiadotarde,pensabanlasmujeres,yllamaronalsacerdote.Mientrasloesperaban le habían atado el pelo detrás de una caramás blanca que su ropa y lehabíanpuestoenlasmanosinertesunramitoderomeroyuncollardecuentas.
El hombre cantaba ymovía el incensario. Dos de las damas lloraban, pero noElisabeta,lahijadelboyardo.
Alguien golpeó la puerta y después se oyeron unas botas que subían por laescalera. La puerta se abrió de golpe. Las mujeres arrodilladas se levantaron,apiñándoseychillandoalverelhombrevestidodenegroysalpicadodesangrequejadeaba en la entrada.Vlad soltó un grito y tambaleándose atravesó la habitación;apartódeuncodazoalsacerdote,cogiólasmanosdeIlonayaplastóelromeroyelrosario.
—Ilona—murmuró,apoyándolelacabezaenelpecho.Despuésdeunosinstanteslalevantódegolpe—.Estáviva—gritó.
Elisabetaseacercó.—Sí,estáviva.Príncipe…—Entonces,¿quésobrasbuscaestecuervo?Vladsevolvióparafulminarconlamiradaalsacerdote.—Mellamaronyvine—respondióelhombresinlevantarlavoz—.Yaunqueno
soymédico he visto amuchos pasar de la vida a lamuerte. Estamujer está en lafronteraylapreparoparalatravesía.
—Sinoeresmédiconoaceptarétupalabradequeyaestápreparadaparairse.—Vladmiróalasmujeres—.¿Vinoalguno?
—Mipríncipe,vinounohaceunahoraysefue.Hizolopocoquesepodíahacer.—Esdecir,nohizonada.—VladmiródetrásdeellosalNegroIlie,queestabaen
la puerta—. Hay una mujer sabia que vive a la vuelta de la esquina en StradaScaloian.SellamaMarca.Tráela.
Elhombregrandehizounareverenciaysefue.Elsacerdoteahogóungritodeasombro.—¿Llamasaunabruja?¿EstandoyoaquíytransmitiendolaspalabrasdeDios?—Sí, esunagitanayecha lascartas.Poreso laconozco.Ycuraconhierbasy
oraciones. Si eso es brujería, la quiero aquí. —Se levantó y se acercó tanto alsacerdote que sus narices casi se tocaron. Eran de la misma estatura, quizá de la
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mismaedad,aunquelabarbaespesadelsacerdotelohacíaparecermayor—.YtediréquesoycapazdehacerunpactoconeldiablosiayudaaqueIlonasigaviviendo.Asíqueteconvieneirte.
Peroelsacerdotenosemovió.—No, príncipe—dijo sin levantar la voz—, conviene que me quede. Alguien
tienequeestarparadefenderelalmadeesaniñadelhijodelDemonio.AElisabetase lecortó la respiración.StoicayGregorseacercaronconrapidez
paracumplirlaseguraordendelpríncipeparacastigaresedesafío.PeroVladnodioningunaindicación;selimitóaseguirmirando.
—¿Sabesquéhiceestanoche?—dijofinalmente.—Heoído.Yveo.Todavíatienessangreenlacara.Vladlevantólamano,sefrotóyestudiólasescamasdecolorrojopardoquetenía
enlaspuntasdelosdedos.—Albu cel Mare. —Miró al hombre que tenía delante—. Podría ordenar que
tuvieraselmismodestino.—Séquelopuedesordenar,príncipe.Peronocreoquelohagas.—¿Piensasquenomeatrevería?—Noeseso.Dráculamatacuandoesnecesario.Paramostrarsufuerza.Nohace
faltamatarmeamí.Noseríaningunademostracióndefuerza.Vladdiounpasoatrásparaestudiarmejoralsacerdote.—Parecequemeconoces.—Unpoco.Teheobservado.Elañopasado,cuandoelcometaestabaenelcielo,
marchéentuejército.—¿Soldadoysacerdote?—Ahora sólo sacerdote. —El hombre cerró los ojos—. Lo que vi en aquella
campañamellevóaesto.—¿UnrelámpagoenelcaminoaDamasco?—No,príncipe—respondióelhombreconsuavidad—.Demasiadasangre.Vladlomiróuninstante.—¿Cómotellamas?Elhombrevaciló.—Ahoramellamo…hermanoVasilie.Abajoseabriólapuertadelacalle.Lasescalerascrujieron.—Meinteresas—dijoVlad,dandomediavuelta—.Quédate.Ilie hizo entrar a la vieja en la habitación. Su vestido era una deslumbrante
superposicióndetelasdediferentestonos,yelpañuelodesucabeza,entretejidoconhilo de plata, brillaba como si tuviera pequeños espejos. Una mujer rica,recompensada por su destreza para la profecía, para leer el destino. Y por otrashabilidades, que ahora motivaban su presencia en ese lugar. La seguía una niña,vestida de la misma manera aunque no con tanta riqueza. Ambas hicieron unareverencia a Vlad y se persignaron al ver al sacerdote, antes de que la mayor se
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acercaraalacama.AllílevantólospárpadosdeIlona,lepusounamanoenlafrenteyenelcorazónyseinclinóparaolerleelaliento.Despuéssedirigióalasdamasylesbalbuceó una pregunta en su propia lengua. La más joven y oscura tenía, porsupuesto,algunasangregitana,ylecontestó,señalóalgoylamujerselevantóyfuehastauncuboquehabíaenunrincóndelahabitación,levantólatapayestudióloquehabíadentro.Despuésbajólatapaydijoalgoalaniña,queasintióconlacabezaybajócorriendoporlaescalera.
Vladpalidecióyseñalóconlamano.—¿Qué…?—Unadelasdamasempezóasollozar—.¿Qué?¡Contadme!Conunrugido,atravesólahabitaciónyagarródelbrazoaElisabeta.Lamujergritócuandolosdedosselehundieronenlacarne.—¡Príncipe!Es…eratuhijo.Vlad la soltó y se desmoronó como si hubiera recibido un golpe. El hermano
Vasiliepasóasuladoyseinclinóparalevantarelcubo.—Mellevaréesto.Esagitanalohavisto.Séquelosgitanosusanlagrasadelos
bebésnonatosensuspocionesinfernales.Loharé…Vladalargóelbrazoylodetuvo.—Déjamever—susurró.—Príncipe…Vladlomiró.—VeréquéhicimosIlonayyo.QuénoshasacadoDios.—Asintióconlacabeza
—.Ábrelo.Conunsuspiro,Vasilieobedeció.Losdoshombresmiraron.Duranteunlargorato,Vladmovióafirmativamentelacabeza.—Un hijo —dijo—. Con el pelo negro de los Draculesti. —Miró a la figura
tendidaenlacama—.Ledijequeestaveztendríaunhijo.—¿Esta vez?—El sacerdote volvió a bajar la tapa del cubo—. ¿Has cometido
antesestepecado?Vladledevolviólamirada.—¿Pecado?—¿Tienesotroshijos?Vlad,conlosojosvidriosos,asintió.—Doshijas.Esoestodoloquesé.—¿Ynoestabascasadoconsusmadres?¿Tampococonestamujer?—Sabesqueno.—Pecados.Todos esperaban la tormentaque sedesataría sobre la cabezadel sacerdote.La
tormentanollegó.—¿Túcreesqueésteeselcastigopormispecados?¿Habiendotantosquepecan
todos los días y sin embargo tienen a los bastardos dando vueltas alrededor de las
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rodillas?Vasilienegóconlacabeza.—NopuedoasegurarqueentiendalavoluntaddeDios.Aquiéndecidecastigary
porqué.Peroquizásaunpríncipeseleexijamás.—Pecados—mascullóVlad,mirandodenuevoaIlona.Despuésvolvióamiraral
sacerdote—.¿Ysiyoexpiaramispecados?¿PerdonaríaDioslavidadeestamujer?—ConDiosnosenegocia.—¿Deveras?—Vladhizoungestocontrariadoconlacabeza—.Creoqueeslo
que hacemos cada vez que rezamos. Decimos: «Cederé en esto, Señor, si me dasaquello».
—Laoraciónessólounaparte.Tienesqueconfesarte,hacerpenitencia…—¿Confesarme?—dijo Vlad, interrumpiéndolo, acercándose—. Sí. Hace años
quenotengoconfesor.Asíquetenombromiconfesor.Elsacerdotediounpasoatrás,conelsustopintadoenlacara.—No, príncipe. No estoy… preparado. Soy nuevo, sin experiencia. Tengo mi
parroquia…—Ypuedesquedarteenella.Sólotienesaunnuevofeligrés.—Pero…—Elsacerdoteseencogiódehombros,impotente—.¿Porquéyo?—Eresunexsoldado.Hasvividounavidadehombre.Entenderáslospecadosde
unhombre.Además…nadiemehahabladocomotúdesdequeeraestudianteenelenderunkolej.
—Nopuedo…Abajoseabriódenuevolapuerta.Seoyeronunospasos.ElrostrodeVladperdió
elcolor,laluz.Volviólaoscuridadmientrasmirabahacialacama.—Basta—dijo—.Estádecidido.Meconfesarécontigoyexpiaréestepecado.Y
aunquenosepuedanegociarconDios, juroanteÉlquesidejaviviramiIlonanotendrémáshijosfueradelmatrimonio.Ysabequecumplomispromesas.
Entró la niña trayendo un pequeño cubo. Por debajo de la tapa salía vapor. Lagitanaviejaloagarróyfuedirectamentealacamaysesentó.LevantólacabezadeIlona,selapusoenelregazoyleacercóelcuboaloslabiosexangües,mascullandoalgo.Partedellíquidosederramó.PeroIlonaseatragantóytragó.
Vasiliesoltóunsuspiro.Nopodíahacernadamás.—Recemos—dijo—por lapalabraqueunpríncipehaempeñadoanteDios.Y
porlavidadesupobremujer,enSusmanos.Todossearrodillaron,menoselsacerdote,quedejóelotrocubodetrásycogióde
nuevo el incensario. Haciéndolo oscilar, deteniéndolo de golpe para que soltara elhumoysudulcearoma,empezóasalmodiarmientraslosdemásrespondían.Cerca,lacampanadeunaiglesiadiolasseis.
Seguíanarrodillados,rezando,cuandoempezaronatocarsietecampanadas.Perosólohabíansonadotrescuandollegóunquejidodelacama.EnuninstanteVladsehabía levantado,había idohasta allí y sehabíaarrodilladodenuevo, apretando las
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manoscadavéricamenteblancas.—Miamor—dijoconvozsuave—.Vuelveconmigo.LosojosdeIlonaparpadearonyseabrieron.—Mipríncipe—suspiró.Vladvioluzenellosantesdequesecerrarandenuevo.La miró durante un rato y después se volvió hacia la vieja gitana que seguía
acunandolacabezadeIlona.—¿Vivirá?Lamujerseencogiódehombros.—Sitúloquieres,príncipe.Elsacerdoteseacercó.—EstáenmanosdeDios.—Yenlasmías—dijoVlad,apretandoconmásfuerza.
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27Laprimeraconfesión
—Padre,hepecadocontraelcieloydelantedeti.—Príncipe,¡levántate!—No.Derodillas,aquíyahora.Almenosestaprimeravez.Nopuedogarantizar
quesiempretengamosestelujo:unacapillatranquila,unaalfombraparalasrodillas.Peroahora,estaprimeravez…
—Entoncesyotambiénmearrodillaré.Paraquepodamosrezarjuntos.Los dos hombres estaban frente a frente en la entrada del dosel del altar. La
iglesiaestabaahoravacía;losfeligreseshabíanllegado,cantado,compartidolahostiayelmisterioysehabíanmarchadorefrescadosyrenovadosenlafeylaesperanza.Vlad no había probado la hostia sagrada ni el vino sagrado. Había pasado tantotiempodesdesuúltimaconfesión.Yhabíaquehablarprimerodevariospecados.
Desde los frescos, en las paredes, los santos miraban en varias etapas debeatificaciónodemartirio.Detrásdel sacerdoteydeldosel, sobreelaltar,colgabaCristoenlacruz,conlaagoníaenlacara,representadaencoloryesculpidaenyeso.Delante de él el humo del incienso subía en un hilo constante. Junto al incensariohabíauncálizdeoroqueVladhabíaregaladoalaiglesiaesamañana.
—Príncipe—dijoelsacerdote—,antesdeempezardebopreguntartedenuevosideverasquieresqueyoseatuconfesor.¿Estáseguroelvoivodaquenoquierequesuconfesorseaalguiencomoelmetropolitano,lacabezadelaIglesiavalaca?Alguienqueentiendadeelevadosasuntosdeestado,elcontextodetussupuestospecados.Yonosoymásqueunhombresencillo…
—¿Quealgunavezfuesoldado?—Sí.—¿Pecador?—Todosloshombresnacenpecadores.—Pero¿eresunhombrequehamatado?—Sí,queDiosmeperdone.—¿Quehaamadoaunamujer?—Sí.Hecometidolamayoríadelospecadoscomunes.Yalgunospococomunes.
—Tosió—.Cacéconhalcones.—¿Creesqueesoespecado?—Loescuandoselohacedemaneraobsesiva.Cuandoserenunciaatodopara
encontrarelaveperfecta.—Entoncesnosparecemosmásquenunca.Ycreoquetenemoslamismaedad.—Algoasí,supongo.Pero…—Yononecesitoaunviejoquehaolvidadolosimpulsosylasambicionesdela
juventud.Quepiensasobretodoenlaeternidad.Necesitoaalguienquevivaahora.Y
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encuantoalcontextodemispecados,essencillo.—Vladseinclinóhaciadelante—.Deboreinar.
—Sí,debes.—No.Estoysentadoeneltrono.Enelcentrodelpaísmásanárquicodelmundo.
Ymehanpuestoenélparacambiaresasituación.Éseesmikismet.—Noconozcolapalabra.—Es una palabra de los turcos. Una traducción aproximada sería «destino
inalterable». Dado por Dios al nacer. —Cerró los ojos—. Según un dicho deMahoma,unodeloshaditha,«Cadahombrellevaeldestinoatadoalcuello».
—¿Quieresdecirqueloqueunohaceesinevitable?—Sí.—Eso no es lo que enseña nuestra Iglesia, nuestra fe. Cada hombre tiene la
opcióndeobrarbienomal.—QuizáyomeapartedelaIglesiaortodoxaenesepunto.Porqueséquéesloque
estoydestinadoahacerycómohacerlo.Nopuedohacerotracosa.Elsacerdoteselamióloslabiossecos.Losdosveíanquediscreparíanencuantoa
ladoctrina.YhabíamuchosrumoressobreVladysuobjetodeadoración.AlgunosdecíanqueelDemonionosóloestabaensunombre.Otrossusurrabanquesumadrehabía profesado la odiada fe romana, así que él sólo fingía ser un buen hijo de laIglesiagriegaqueeralafedesutierra.Otroshablabandeunaherejíaaúnmayor:quesehabíavistoobligadoaacudiraAláantesdequelosturcosledieranunejército.
Peronoestabanallíporcosasdedoctrina.Yelvoivodanoestabaarrodilladoenunaiglesiagriega.
—¿Cuálesentoncestukismet?—ServiraDios.Elsacerdotefruncióelceño.—Peroéseeselkismetdetodos.Todoslosagricultorescreen,odeberíancreerlo
mismo.—Tienesrazón.PeroalhabernacidocomoDráculamidestinoesdiferentedelde
losagricultores.Yonopuedoalabarloyquedarmearandoloscampos.TengoqueserlaespadabrillanteyluminosadeDios.Yparaesotengoprimeroqueafilarlamía.
—¿Cómo?—Entrespasos.—Vladselevantóydespuéssepusoencuclillascomolosturcos
—. Primero tengo que devolver la justicia a nuestro país.Y debo empezar pormimayoramenaza:losboyardos.
—¿FuejusticialoquerecibióAlbucelMareanoche?—Por supuesto.Reconocióel asesinatodemipadreydemihermano.Merecía
morir.—¿De esa manera? —El sacerdote se estremeció—. Decidiste humillarlo,
poseerlocomounhombreposeeaunamujer,prolongarelsufrimiento…—No.¡Sí!Peroéseessólounodelosobjetivos.
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—¿Cuálessonlosotros?Vladseinclinóhaciadelante.—Unavez,gentequeconocíasuoficiomeenseñóunafrase:«Torturasparaque
otrosnopuedantorturarte».—¿Asíquetedeshacesdeunenemigodeunamanerahorribleantesdequeélse
deshagadetidelamismamanera?Vladasintió.—Sí.Yalmismotiempoofrecesalagenteunaalternativasencilla:obedecesal
ungidodeDiososeráscastigado.Además,castigadodetalmaneraquesipecassetehacevislumbrarunaseriedetormentosqueteesperanparatodalaeternidad.
—Pero¿acasonuestroSalvadornohablódelamorcomolaúnicamaneraseguradeencontrarelcaminodelasalvación?
Vladcerrólosojos.Tuvoqueapoyarunamanoenlaalfombraparanoperderelequilibrio…porquelaúltimapalabralehabíatraídounavisióndelapersonaquelahabíadicho:laúnicapalabrapronunciadaporesehombreyentendidasóloporVladenelpatiodeTokat,antesdequeleintrodujeranlaestaca.Vladtragósalivayvolvióaabrirlosojos.
—Sí.Peroyonopuedocontrolarelamordeloshombres;sólopuedocontrolarsumiedo.Elamorcambia.Elmiedoestanconstantecomounaestrella.
—¿Entoncesquieresquetupueblovivaconmiedo?—Megusta que viva con certezas.Que sepa su sitio en el reino deDios.Que
obedezca,sinrechistar,lasleyesqueyohagoenSunombre.—Vladasintió—.Yquesi deja de obedecer será castigado de talmanera que hará pensar a otros antes depecar,onopecarenabsoluto.
—¿Porquédelitosaplicarásesecastigo?—Portodos.—¿Todos?¿Ysialguienrobaraunavaca?—Seloempala.Silecortaslamanoaunladrón,tienesunmendigoquenopuede
trabajar.Peromientrasestéenlaestacaesunejemplo.—¿Rapiña?—Empalamiento.—¿Falsificación?¿Timo?¿Motín?—Empalamiento;Empalamiento.Empalamiento.Elsacerdotesesentóysoltóunsuspiro.Laconfesiónsehabíaperdidoenalguna
parte.—¿Deverasvasahacereso?—Claroquesí.Valaquiafueunavezelcrucedelmundo.Ahoraelmundopiensa
que somos todos bandidos y lleva la riqueza a otra parte, empobreciéndonos,limitandomipoderpara reinar,porque¿quépoder tieneunpríncipeenbancarrota?Pero¿vesesecálizdeoroenelaltar?Dentrodecincoañospondréunomuchomáslujoso,tachonadodepiedraspreciosas,enelpozodeTargoviste,paraquelousetoda
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lagente…ynadielorobará.—Esonoocurrirá.—Tejuroaquí,anteCristo,quesí.Duranteunmomentoelsacerdotesequedómirando,esperandounabravataoun
destellodefanatismoenaquellosojosverdes.Perosóloviocerteza.—Sin embargo—prosiguió el sacerdote—, aunque impongas orden aquí, hay
cosas y personas que no puedes controlar. Por ejemplo, las que están fuera de tusfronterasyquierenquefracases.¿Quévasahacerconellas?
—Lasmismasreglas.Elmismocastigo.Elejemplorepetidomilveces.—Tuintención…—MiintencióneshacerfrentealossajonesquecontrolanTransilvaniadesdesus
ciudades amuralladas: Brasov, Sibiu y demás. Si siguen estrangulando nuestrocomercio…empalando,porcierto,cualquiermercadervalacoqueencuentranensudominio…—Vlad asintió—.Claro que sí. El empalamiento es un castigo alemán,partedelaLeydeIglau,yaplicadoallímuchoantesdequeyolotrajeraaValaquia.Losturcosloaprendierondecristianoscomonosotros.
—Noimportaquiénlopractique,siguesiendounaabominación.—Cierto.YsilossajonesdeTransilvaniasiguendandorefugioatodoslosrivales
demi tronoyconspiranparafrustrar larealizacióndemidestino, lescaeréencimacomo Aníbal sobre Roma y los asolaré con la espada, el fuego y mil estacasdesafiladas.
Silencio de nuevo.Los hombres semiraron hasta que el sacerdote encontró unpocodesalivaparahablar.
—¿Ydespués?Haspacificadotupaís.Hasrestablecidoelordenylaley…porelmedio que sea.Has sofocado a los sajones que estrangulan su comercio.Valaquiavuelveaserunpaísrico.¿Habrásrealizadotudestino?
—No —respondió Vlad con luz en los ojos—. Apenas habré empezado. Laespadaestáafiladaperosigueenlafunda.LaespadadeDiosylaGarradelDragóntienen la misma hoja. Pero cuando finalmente la desenvaine daré tal golpe quecualquier pecado que haya cometido será eliminado, dejando sólo redención. —Levantó unamano, adelantándose a cualquier pregunta—. ¡Ya sé! Simi kismet esinalterable,¿cómoesquemisaccioneslopuedenalterar?Esunacontradicción.Perotambiényosoycontradictorio—dijoconunasonrisa.
—Peroparaeliminartodoslospecados…uncaballerotieneunasolamaneradeconseguirelperdóntotal.
—Sí,escierto.Lodijeronalunísono:—Lacruzada.Vladasintió.—LaGuerraSanta.Yovolveré a colocar la cruz deCristo en el altar deSanta
SofíadeConstantinopla.
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Elsacerdotesequedóboquiabierto.Habíaesperadobravuconadas,fanatismo,enaquellosojosverdes.¿Cómonohabíapensadoenlalocura?
—Esimposible.—¿De veras? Decían que Constantinopla no caería nunca, pero Mehmet la
conquistó.—PeroestapequeñaValaquiacontra…—Elsacerdoteseinterrumpió—.Sedice
quelosturcospuedenorganizarejércitosconeltamañodetodanuestrapoblación.—Noestoytanseguro.Peroaunquete loparezca,noestoyloco.Valaquiaserá,
comosiempre,lapuntadelalanza.Peroelcristianismoseráelastaylafuerza.—¿Yéseestudestino?—Sí.—Vladmiróporencimadelsacerdote—.Lohesabidodesdemistiempos
derehén.Desdequerecibílas…bendicionesdesueducación.—Laoscuridadnoleapagabala luzde losojos—.YconozcoaMehmet,elhombrealquellamanFatih,«elConquistador».Esdeunavanidadinimaginable.Poresoselopuedebatir,comolobatióHunyadielañopasadoenBelgrado.—Laoscuridadseacentuó—.Todavíaretieneamihermano.Peroconlagraciadivinaalgúndíalotendréaunaespadadedistancia.Yentonces…
Seinterrumpió.—¿Yentonces?—Moriré contento en el instante en que se cumpla mi destino. Moriré como
cruzado,conlospecadostotalmentelimpios.MoriréenlosbrazosdeDios.Silenciodenuevo.Losdoshombresmirabanahoramásalládelosmurosydelas
palabras.Entonceselsacerdoteseinclinóhaciadelante.—Vinisteaquíaconfesarte.Yelpropósitodelaconfesiónennuestrafe,laúnica
fe verdadera, es que puedas seguir adelante, con todos los pecados perdonados.Limpiartede todos tus…propósitos.—Tuvoun ligero estremecimiento—.Cuandohayas sentido la gracia de Dios, cuando te hayas confesado y hecho penitencia yprobado de nuevo el cuerpo y la sangre de nuestroSalvador quizá pienses de otromodoacercadetus…métodos.
Vladlevantólamirada,fijándolamásalládelsacerdoteenelcrucifijoqueestabasobreelaltar,enelCristosufriente.Finalmentedijounapalabra:
—Quizá.—RecuerdaasanLucas:«Nadiequeponelamanoenelaradoymirahaciaatrás
esaptoparaelReinodeDios».—Elsacerdotetragósaliva—.Háblameentoncesdelospecadosquehascometido.Paraquepodamosmirarhaciadelante.
Vladmoviólacabezamientrasseledibujabaunalevesonrisa.—¿Pordóndeempezar…?Seoíaruidofuera.Pasosqueseacercabanalapuertadelaiglesia.Vladsevolvió
haciaeseruido.—Me llaman.—Se arrodilló de nuevo—. Pero ven conmigo, sacerdote. Quizá
tengasquejuzgarmeanteunjarrodevino.
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—No soy yo quien te juzga, Vlad Drácula —dijo con severidad el sacerdotemientrasselevantaba—,sinoDios.
—Escierto—dijoVladsindejardesonreír—.PeronopuedobeberconÉl.—¿Unablasfemia,príncipe?—Sí.—Lasonrisacreció—.Perdóname,padre,porquehepecadocontraelcielo
ydelantedeti.Lapuertadelaiglesiaseabrió.AllíestabaIon,pestañeandohacialapenumbra.
Porfinvioalafiguraarrodilladaantelapuertadelaltar.—Voivoda—dijo,adelantándose—,llególahora.Vladlevantólamirada.—Yavoy,Ion.Tambiénirámiconfesor.—¿Confesor?Vladmiróhacia atrás.En lapenumbramás intensa,delotro ladodeldoseldel
altar,nohabíanadie.—Noimporta—dijoVlad,levantándose—.Estaráallícuandolonecesite.
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TerceraParteCRUZADA
Primero Moloch, rey horrible, embadurnado desangredesacrificioshumanosylágrimasdepadres.
JohnMilton,Elparaísoperdido
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28Lacopa
Targoviste,diciembrede1461,cuatroañosmástarde
HabíancaminadohorasporloscallejonesylasvíaspúblicasdeTargoviste,salidodela ciudad por la puerta este, atravesado el pequeño puente sobre el río Lalomita yparadoacalentarseunratoenelcaravasarinstaladoallíparaviajerosymercaderesquenohabíanpodidoonohabíanqueridoentrarenlaciudadantesdequecerraranlaspuertasporlanoche.Elposaderocasinosehabíafijadoenellos,fueradellujodesuropadebajodelascapas;esoconveníaparahacermejoresnegocios,servirmejorvinoycobrarpreciosmásaltos.Noerangentefueradelonormal,porqueesaposadateníabuena reputaciónymuchosmercaderes ricosparabanallí.Esanoche, aunqueera una helada noche de invierno, estaba casi llena. La bendición de la paz, laprosperidad que traía, lo había hecho tan rico como muchas de las personas queservía. Recordando agradecer tanto a Cristo como a san Nicolae, patrono de losprestamistas—porque eran las ganancias de ese oficio, que había ejercido en losmalos tiemposantesde la llegadadelpríncipeDrácula, lasque lehabíanpermitidoinvertir en la taberna—, el posadero guardó en el bolsillo la moneda de oro quedejaronylosbendijoalosdos.
Si hubiera sabido que los dos hombres habían estado hablando de la mejormaneradeacabarconesapaz,podríahaberrezadofervientementealaVirgen.
Vlad e Ion regresaron a la ciudad, y las puertas se les abrieron como no seabrirían para ningún otro.Mientras atravesaban la plaza delante de la catedral, laBisierica Domnesca, la puerta de una de las grandes tabernas se abrió de golpe,golpeando la pared del edificio. Siguieron ruidos y gritos de personas borrachas,pasostambaleantes.VladarrastróaIonalassombrasdelgranpozo.
—Losboyardos,príncipe—advirtióIon.—Nos han esperado todo este tiempo. Un poco más los hará aún más…
receptivos.Además,megustaoírloquedicelagente.Encuclillasalamaneraturca,elmuslocontralapantorrilla,laespaldacontrala
pared,losdoshombresescucharon.Laprimeravozlesllegópastosaacausadelvinoydeltimbreguturaltípicodel
paísdequienhablaba;unbúlgaro,sinduda.—Boñigas—exclamóelhombre—.Otradelasmuchasmentirasquesecuentan
sobreél.—Esverdad,miamo—dijounsegundohombre,notanborracho,convozmás
agudayenelacentodelpueblo—.Haceunañoquelapusieronaquíyaquísigue.—Boñigas—repitióelprimerhombre,yescupióenelsuelo—.¿Dónde?—Allí.
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Unmomentodesilencio,untitubeo.—¡Cristoacaballo!—exclamóelbúlgaro.—¿Nolaves,amo?—Perfectamente, a la luz de la luna…—Elhombre soltó un silbido—. ¿Dices
queesdeoropuro?—Sí.—¿Yéstasquéson…?¿Perlas?Ja.¿Yestasotras?Noentiendoquéson.—Hayrubíes,zafiros,unaesmeralda…—¡Lacopadeunemperador!Yladejaaquíparaquelausenloscampesinos.—
Elhombrejadeó—.Quépesadaes.Ynoestáencadenada.—Bebedeella,amo.Elaguade la fuenteesmásdulcequeelvinoquehemos
tomadoestanoche.—Lovoyahacer.Loshombresqueescuchabanoyeronquealguiensorbía ruidosamente. Ionhizo
unaseñaproponiendoirse.Conlamano,Vladlepidióqueesperara.Lavozvolvió,menosestridente,menospastosa.—Por el valor de esta cosame podría comprar un palacio enSofía—gruñó el
hombre—.¿Dicesquenuncalarobaron?—Dijequenunca se la quedónadie.La robarondosveces.Laprimera, undía
despuésdequeelvoivodalapusieraaquí.Unasemanamástardevolvíaaestarenlapareddelpozo…conelladrónytodasufamiliaallado,clavadosenunadocenadeestacas.Lasegundavezserecuperóenundía.Elpropiopadreentregóalladrón,demaneraquesólohizofaltaunaestaca.
Lavozsetransformóenunsusurro.—Pero ¿cómo se entera? Yo podría desaparecer mañana, en cuanto abran las
puertas.—Agítala,amo.—¿Qué?—Agítala.Elhombrehizoloquelepedían.Seoyóunadébilcampanada.—¿Quéeseso?—Mira.Enelpie.Unacampanadeplataenunajauladeoro.Sedicequenuestro
voivoda laoyecadavezquese la levanta.Quepodríaseguirelsonidohastadondefuera.Yqueleclavaríaunaestacaaquiendelataralacampana.
Elhombrelaagitódenuevo.—¿Tantolegustaempalar?—dijoconasombro.—Esposible,amo.Perodeloquenohaydudaesdequedetestaeldelito.Quese
ha acabado en nuestro país. Todo el mundo circula con libertad y seguridad. ElcomercioytodossusbeneficioshanvueltoaValaquia.Esunaépocaaúnmejorquecuandogobernabasupadre,elDragón.Poresoestásaquí,¿verdad?
Elasombroseguíaenlacaradelhombre.Elorobrillóalponerlobajounrayode
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luna.—¿Quiénhizoesto?—El gremio de los orfebres de Brasov. Fue parte del tributo que enviaron los
pueblos sajones cuando nuestro voivoda les impuso la paz. Liberaron a losmercaderes valacos que tenían en prisión y ahora los dejan circular en libertad.Pagaronunafortunaparaqueunejércitovigilaralasrutascomerciales.Yleenviaronestoparalamesa.
—Yélselaregalóalpueblo.—Elhombreescupiódenuevo—.¿Quérecibieronlossajonesacambio?
Elotrohombresoltóunacarcajada.—Dejarondeempalarlospormillares.Ionvolvióasugerirporseñasquedebíanirse.Denuevo,Vladlocontuvoconla
mano.—¿Quépasaríasimelametieradebajodelacapa—dijoelbúlgaro—ymefuera
alamanecer?—Laestaríasmirandodesdeunaestacaalmediodía.—Elhombreriódenuevo
—.Tómateunbuentrago,amigo,conlacopadelemperador.Despuésdéjalaahíparaloscampesinos.
Loshombresqueesperabanoyeroneltintineodelmetalaltocarlapiedra.—Noquieromásaguasucia.¡Damemásvino!Suvozsonabaahoraenfadada,comosidealgúnmodolohubieranhumillado.—Por supuesto, amo —dijo el hombre de Targoviste—. Y mientras bebemos
quizápodamosseguirbuscandolamaneradeayudarteenelasuntodelasminasdecobre.Losdueñostienenfamade…
Lavozsefueapagando.Seabrióunapuertayporellasalióelruidodelataberna,quecesóalcerrarse.
VladeIonselevantaronycaminaronalrededordelafuente.Ionlevantólacopa,lallenóyselaofrecióaVlad.
—UnlealhijodeValaquia.¿Ohabrásabidoquealguienloescuchaba?—dijo.—Claroquelosabía.—Vladvaciólacopaylaagitó.Seoyóeldébiltintineo—.
Porque siempre escucho.—La dejó sobre la piedra—.Ahora, Ion, iremos a ver aotroshijosdenuestropaís.Quizámenosleales.
Caminandoconrapidez, losdoshombresatravesaron laplazaysedirigieronalpalacioprincipesco.
EnlaGranSalanohabíanencendidolosfuegos.Elalientodelosboyardosformabanubes en el aire. A pesar de las pieles y de las botas forradas de lana, todos losmiembros del Sfatul Domnesca estaban sentados en sus sillas de respaldo alto,congelándose.
—Quizátendríaquehabercalentadolasala—dijoVladmirandoporlamallade
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larejilla—.Nopuedohablarconbloquesdehielo.—Si estuvieran calientes—razonó Ion— quizá discutiríanmás. Así aprobarán
todoloquedigasparavolverasentarsedelantedesuschimeneas.Vladseapartóunpocoparaquetambiénsuamigopudieramirar.—¿Quiénesseránlosmásdispuestosadiscutir?Ionbizqueó.—Lostresgrandesjupans:Turcul,suhermanoGalesyDobritasonlosquemás
tienenqueperdersilaguerraseponefea.Sondueñosdemáspropiedadesquenadie.—También son losquemás tienenqueganar si laguerravabien. ¿Y losotros
ciudadanossuperiores?—Buriu,comospatar,manda lacaballería,¿yquéesuncaballerosinbatallas?
Cazan,tucanciller,sepreocuparápensandoenquiénpagarátodo…—Setranquilizarácuandolehabledemisplanesdesaqueo.¿Yelresto?—Todossonhombrestuyos,todoshanjurado.—¿Yél?Vladseñalóconlamano.—¿Elmetropolitano?—Ion suspiró—.Leprometes loquemásdebedesearun
eclesiástico:laGuerraSanta.PerotieneaúnmáspropiedadesqueeljupanTurcul,ymonasteriosqueseríansaqueadossi laguerrasevolvieracontranosotros.—Ionseencogiódehombros—.Sinembargo,esunhombredevotoqueodiaalInfiel.Podríainclinarseenunauotradirección.
—Bueno—dijoVlad,dandounpasoatrás—,obispooseñor,todossonhombres.Ylosllevaréacumplirmivoluntadconlosmedioshabituales.
IonlevantólacapacortadeVladyselaechósobreloshombros.—¿Cuálesson?—Lacodiciayelterror.—Vladabriólosbrazos—.¿Quéaspectotengo?Vlad llevaba un jubón de seda negra debajo de la capa; sobre las piernas, un
livianoshalvariturco.Ionseestremeció.—Desólomirartemedafrío.Vladsonrió.—Excelente.Esavez,adiferenciadeciertaPascua,Vladnoentrócalladoenlasala,sinoque
abrióruidosamentelapuerta.Ionentródetrás.Abajo,loshombressesobresaltaronyse apresuraron a levantarsemientras suvoivoda bajaba la escalera y caminaba conrapidezhastasusillaenlacabeceradelamesa.
—Misseñores, lealesboyardos,SantoPadre…,pidoperdónporhaberloshechoesperar.Llegaron algunosmensajeros con noticias calientes que necesitaba saber yquevosotrostambiéndebéisoír.Porfavor,sentaos.
Loshombresobedecieron.—¿Quénoticias,príncipe?—Elquehabló,entonounpocoirritado,fueTurcul
—.Esperoqueseanlobastantecalientescomoparaencogerlashemorroidesqueme
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hansalidodesdequeestoysentadoenestasilla.—Quizátesirvan.—Vladasintióconlacabeza—.Sehaencendidounfuegopara
quenoscalentemostodos.—Seinclinóhaciadelante—.ElCuervovuelahaciaelsurenprimavera.
Los hombres se quedaron boquiabiertos, mirándolo,mirándose entre ellos. Ionestudiósusreacciones,unamezcladedeseoyterror.SielreydeHungríaacudíaensuayuda,atravesandoconunejércitolospasosalproducirseelprimerdeshielo,notendríanmás remedioque luchar.Dehecho, comoya leshabíapedido suvoivoda,tendríanqueempezaryaacombatir.
PeroIontambiénsabíaqueCorvinonohabíaofrecidoeso.—Ésta es la noticia que estábamos esperando, ¿verdad, señores? —prosiguió
Vlad—. Mientras otros príncipes en Alemania, Polonia, Venecia, Génova e Italiavacilan,Hungría se pone enmarcha.Con esa fuerza detrás, podemos vencer a losturcos.
«Muy detrás de nosotros», pensó Ion. Estacionada enBuda y esperando a queVladalimentaralachispahastaconvertirlaenllama.SóloentoncesMatíasCorvino,elastutoCuervo,decidiríasisalirdelnido.
—Poreso,señores,repitoconurgencia:llegóelmomentodelaguerra.—Vlad,quenosehabíasentado,seinclinóhaciadelanteyapoyólaspuntasdelosdedosenlamesa—.MehmetFatihacabadehaceruntratoconlosuzbecosdelaOvejaBlancaeneleste.Fuesusublevaciónloqueloobligóafirmaruntratadoconnosotroshacedosaños,untratadoquenotieneintencióndecumplir.Ahoraexigeloqueacordamos:eltributoenoroquedebemospagarcomovasallos.—Eltonoeraburlón—.Peoraún,ha vuelto a emplear el devsirme. Debemos enviar desde nuestras tierras a milquinientos de nuestros mejores, más fuertes y más talentosos niños para seradiestrados como guerreros del sultán, para vivir como esclavos del sultán. Yopreferiríaquefueranguerrerosvalacos…¡ylibres!
Hubounmurmullodeaprobación.LalevadeniñosquelamayoríadelosestadosvasallosenviabanalaSublimePortechupabalasangrevitaldelpaís.
—Nuncalosheenviado.Séloqueseaprendebajosu…tutela—prosiguióVladenvozbaja—.Lamayoríasucumbe.Algunos,muypocos,no.
—Ytú,príncipe, fuisteelDráculaquenosucumbió,¿verdad?—Quienhablabaera otro boyardo,Dobrita—.Mientras que tu hermanomenor,Radu, se arrodilló yofrecióelculoalsultán.
Seoyóunarisasuave.Vladseenderezó.—Mi hermano sigue siendo príncipe de este reino, Dobrita. Y cualquiera con
sangreDraculestidebesertratadoconrespeto.Elboyardosesonrojó.—No…no…noquiseofenderte,príncipe…Esque…Vladlointerrumpió.—No tiene importancia.Mihermanocabalgará al ladodeMehmet.Muchosde
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losenemigosnoseránturcos,pero¿quéimporta?SehansometidoalaMediaLunayquierenclavarsusestandartesconcolasdecaballoennuestrosmurosylevantarunminarete sobre lacúpulade laBisiericaDomnesca comoyahicieron con laHagiaSophia.Asíquedebemosserlosprimerosenacudiralllamamientoalacruzada.Pornuestropaís,nuestropueblo,nuestrafe.
—¿Qué fe, voivoda? —Quien hablaba ahora era el metropolitano, con vozahuecadaportodaunavidacantandosufe—.EstacruzadafuepedidaporelobispodeRoma.—Dijoeltítulocondesdén—.Ynosotros,losdelaIglesiaortodoxa,¿quétenemosqueverconél?¿Quétienestúquever?
Laatencióndetodos,centradaenelprelado,pasóalpríncipe.Eraunapreguntaquetodossehabíanhecho.Perosóloelmetropolitano,quenohabíasidonombradoporVlad,quecontrolabacasitantariquezayrecursoscomoél,seatrevíaahacerlaenvozalta.SiemprehabíancirculadorumoresacercadelascreenciasdeVlad.
—Sabesquecreolomismoquetú,Eminencia—dijoVladsinlevantarlavoz—.Quemientrasno reconozcan suserrores, lasdos religionesdeben seguir separadas.Creo que los romanos están aprendiendo de manera lenta. —Asintió—. Pero elllamadodelpontíficeenMantuanopuedetenerunarespuestalenta.Oídloquedijo.—Vladlevantóunpapelqueteníadelante—.«Mehmetamasdepondrásusarmasamenosquelogrelavictoriaoladerrotatotal.Cadavictoriaseráparaéluntrampolínalasiguientehastaque,sometidostodoslospríncipesdeOccidente,hayadestruidoelEvangeliodeCristoeimpuestoenelmundoenterolaleydesufalsoprofeta».
Dejóelpapelylevantólamirada.—Pormuchoqueseequivoqueencuantoaladoctrina,elobispodeRomatiene
razón cuando habla del peligro que corre el cristianismo. Lo que Mehmet quieredestruireselEvangeliodeCristo,noimportacómolointerpretemos.HaráflamearlaMediaLunaennuestrosagradoMonteAthosyenRoma.Cadapaísintermedionoesmásqueunescalónpara llegaralsiguiente.Yloprimeroquepisaríaes lapequeñaValaquia.
Vlad salió de lamesa y fue hasta la apagada chimenea. Sobre la repisa estabatodavía el crucifijo, como aquel domingo de Pascua casi cinco años antes, con lasmarcasdelsupliciobienvisiblesenelcuerpodeCristo.
—Tenemos que elegir, señores —dijo Vlad, mirando hacia arriba—. ¿Nosllamamosmahometanosocombatimos?—Sevolvióhacia loshombres reunidos—.Mehmet me ha convocado a una reunión con sus embajadores en su fortaleza deGuirgui,sobreelDanubio,lafortalezaqueconstruyómiabueloMircea.Quierequele lleve el tributo en niños y oro.Mi idea es responderle con hombres y acero.YdespuéspasarGiurgiu,hastalastierrasbúlgarasquelosturcosgobiernanyempezarallíadestruiramisenemigos.Nodarlesorosinoquitárselo.Matarasusniñosantesdequeesclavicealosnuestros.
Levantóelcrucifijodelarepisa.—¿Quién me seguirá por la gloria de Cristo? Por la redención de todos los
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pecados.PorValaquia.Lamitad de los hombres se levantó y lo vitoreó, aunque sus vítores no fueron
muyanimados.Vladdejóentonceslacruz,fuealotroladodelachimeneaylevantóalgo que había allí: un sólido palo de fresno de la altura de un hombre y medio.Estabamanchadoderojoydemarrón.Teníalapuntadesafilada.
Levantandoalmismotiempolacruzylaestaca,gritó:—¿Quiénnoseguiráasupríncipehastalagloria?Aparentemente ninguno, porque el resto de los hombres se levantó y los tres
jupanes lo ovacionaron con tanto entusiasmo como elmejor. Los gritos pronto seredujeronaunapalabra,quesetransformóenuncanto.
—¡Cruzada!¡Cruzada!¡Cruzada!
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29Despedidas
Despuésdedespacharalosboyardosparaquefueranaanimarasusseguidoresyalmetropolitanoparaque fuera a buscar oro,Vlad e Ion se sentaron en laGranSalaperocercadeunachimeneaahoraencendida.Planificaron,estudiaronmapasylistas.Llamaban ymandabanmensajeros. Sólomuy entrada la noche pudieron hacer unapausayhablardeotrascosas.
Ionsirvióvinoenlasdoscopas.—NuncamedijisteantequérepresentanteilustredeMehmetnostendremosque
arrastrar.Vladteníaenlamanolacopadevino.Ladejósinhaberempezadoatomar.—ElpacháHamza.Ionsoltóunsilbido.—¿Nuestro viejo maestro? ¿El halconero? ¿Y ahora es pachá? Cómo ha
ascendido.Vladclavólamiradaenelfuego.—Siempre fue mucho más que un halconero, aunque tenía para eso grandes
habilidades. Mehmet lo nombró alto almirante en Constantinopla durante el sitio.DesdeentoncessehahechocargodeunadocenadeembajadasparalaSublimePorte.Sehaconvertidoenpachá.Serumoreaqueundíaserágranvisir.Sóloungradopordebajodelsultán.
—Unhombreeminente.¡QuéhonorparalapequeñaValaquia!Vladnegóconlacabeza.—Es una jugada en el tablero de ajedrez. Mehmet envía a alguien que yo…
recuerdo.Ion levantó lamirada.Había algo en la voz deVlad que no entendía. Pero su
príncipeyamigoseguíamirandolasllamas.—Porsupuesto.Túfuistealgomásquealumnosuyo,¿verdad?Vladleclavólamirada,dondeseguíanardiendolasllamas.—¿Quéquieresdecir?Ionseestremeció.—No… no quiero decir nada. Sólo recuerdo que no hablabas con él como
hablabanlosdemás.¿Nolehicistealgo?—Unguanteparacetrería.LamiradadeVladvolvióalfuego.—Eso.¿YnoterescatódeTokat?—No—mascullóVlad, tomandopor finun trago—.Fueabuscarme.Noes lo
mismo.Habíaalgoquesuamigonodecía,peroesonoeranadararo.
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—¿CreesqueHamzavieneplaneandounatraición?—No lo sé.QuizáMehmet esperequeyobese lospiesde su embajadoryque
entregue todo lo quemepidan.Es lo que harían enmi posición lamayoría de laspersonas.
—Esposiblequetodavíatengalamarcadetujeridenlaespalda.Estoysegurodequerecuerdatucarácter.
—Cierto.Yaunquenoplaneematarme,¿porquénohacerlomismoquehizosupadreconelmíoenGallípoli?AtaralDragónalaruedadeuncarroduranteunmes.Llevarseasushijoscomorehenes.
—Túnotieneshijosquepuedallevarse.—No.Claroqueno.Vladlomiróuninstanteydespuésselevantóderepente.—IlonaLeprometívisitarlaestanoche.—Príncipe—dijoIon,siguiéndolohastalaescalera—,debesdescansarunpocosi
quieressaliralamanecer.Vladabriólapuertadesuaposento.Sevolvióyasinlaoscuridadenlacara.—Despuésdetodoestetiempo,¿todavíasiguestratandodesepararnos?Ionbajólamiradaymascullóalgo.—No,claroqueno.Yo…—Hacetreceañosqueesmiamante.¿Tútodavíasiguesenamoradodeella?Ionlomiró.—Mecasaríaconellamañana—dijosinlevantarlavoz.—Ah.—Vladcogiólacapademontar—.¿Elhechodequeyaestéscasadonote
afectaenesesentido?—Conseguiríalaanulación.—¿Porquémotivo?Ionfruncióelceño.—Noconsumación.—Entiendo.¿Ytustreshijas?—Todasdealumbramientovirginal.YasabescuántorezamiMaríaasutocaya.Losdoshombres seecharona reíryVladapoyóunamanoenelbrazode Ion.
Cuandocesólarisalamanosiguióallí.—Sabes,avecesdesearíaquenofueramíasinotuya.Creoqueseríamásfeliz.—No.—Ionnegóconlacabeza—.Desdeaquellaprimeramiradaenelmuellede
Edirnesólohuboparaellaunapersonaenelmundo:tú.Vladapretóelbrazodelamigo.—Si todo… si todo fracasa en Guirgui. Después. ¿Cuidarás a Ilona? Los
boyardos laodian.Creenquemiamorporellame impidecasarmeconunade sushijasconcaradeyegua.—Sonrió—.Quizátenganrazón.
—Mataréacualquieraquelehagadaño.Seaquiensea.—IonapoyósumanoenladeVlad—.Telojuro,mipríncipe.
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—Muybien.—Vladsepusoenmarcha—.Estéenelcielooenel infierno,meencargarédequecumplasesejuramento.
La luz de las velas la hechizaba. Había algo en la danza de las llamas que latranquilizaba,dejándolairadondequeríaalrededordelhaloamarillo,elnúcleoazul.Suvidaandabaporallí,comohabíasidoycomopodríahabersido.Comoera.
Suvidaeraeso.Esperarlo,esperarsusvisitascadavezmenosfrecuentes.Habíaperdidolacuentadelasvecesquelehabíaprometidoirynolohabíahecho.Sabíaqueestabaocupado,sabíatambiénquenopuramenteencosasdeestado.Teníaotraamante,quizámás.
Cómopodríahabersidosuvida.Conoceraalguiencomo…Ion,quelaamaría,quizás incluso a ella sola. Habría tenido sus hijos y los habría criado en algúntranquilorincóndelreino…
Parpadeó para disolver la visión. No, nunca habría conocido al hijo de unboyardo.Criada en una aldea remota, hija de un curtidor, se habría casado con unaprendizdecurtidoraloscatorceañosyhabríadadoalbrutounadocenadehijos.Sihubieralogradosobreviviraellosahoratendríalaespaldatorcida,pelocanosoyseríagorda.No estaría en su propia casa, todavía bastante bonita, el pelo todavía coloravellana, vestida con un lujoso damasco. Aunque ya tenía treinta años, no losaparentaba.Esolepasabapornotenerhijos.Notenerhijosyllevarunavidafácil.
Movió lamano y vio que la llama se alargaba de lado, cambiando la historia.Nunca habría conocido al aprendiz de curtidor. Como era bonita la habríanesclavizadoy lahabríanpreparadoparaunavidade concubina.Mehmet, entre susmuchasotrasesposas,susotrasamantesysuschicos, lahabríavisitadoaúnmenosque Vlad. Habría vivido su vida en la indolencia del saray, primero en Edirne,después enConstantinopla, hasta que tuviera algún hijo o la dieran comomujer aalgúnfuncionarioosoldadoprovincial.
Lallamavolvióaestirarse.Quizásenalgúnsitiodelacasaalguienhabíaabiertounapuerta.Se estremecióy se envolvió enuna alfombra; después se inclinóhaciadelanteyapagólavela.Élyanovendría.Lahabíaolvidado…ohabíadecididoiraotrositio.Habíaelegidoaalgunaotra.
Entoncesseabriólapuertayallíestabaél.Noleveíalacaraconlavelaapagadayelfuegomortecino,perolaantorchadejuncosalumbrabaelpasilloquehabíamásalláyseveíaconclaridadsusilueta.
—Ilona.—Príncipe.Vladsequedóenlapuerta,detenidoporlafrialdaddeltítulo.—Losiento—murmuró—.Esque…—Dejaquebusqueunaluz—dijoIlona,cogiendounaveladelamesayyendo
haciaelpasillo,detrásdeVlad.
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Peroél laagarródelbrazoy la retuvo.Lediounpocode luzen lacarayellaenseguidasearrepintiódelafrialdad.
—Quedémonosenlaoscuridad—susurróVlad.—Perotengocomidaparati,vino…—Nada—dijoVlad,atrayéndolacontrasucuerpo—.Nadamásquetú.Mientras la llevaba hacia la cama, volvió a sentir rabia. ¿Acaso no tenía
prostitutasparausarlasdeesamanera?Perocuandolaacostóyélseacostóal ladocomprendióquelohabíamalinterpretado.
—Ah—gimióVlad—,alabadoseaDiosporlasuavidaddelplumóndeganso.—¿Mipríncipenonecesitamásqueplumaspara la espalda?—preguntó Ilona,
divertida.—¿Quétepareceunaalmohada?—Cuandoellaintentócogeruna,élledetuvola
mano—.No.Aquí—dijo, levantando la cabeza.Ella semetió debajo y él bajó sucuerpoconunsuspiro—.YalabadoseaDiospor lasuavidadde losmuslosdeunamujer.
—¿Decualquiermujer?—preguntóella,levantandolosdedosqueacariciabanlafrentedeVladydescargándolosconfuerza.
—¡Ay!—chillóél—.No,detusmuslos.Sólolostuyos,Ilona.Ella decidió no señalarle que quizá no era cierto. Pero quizás él sentía que la
almohadaseibaendureciendo.—Amormío, sóloaquí, tendidodeestemodo, tengopaz.Laúnicapazeneste
anchomundo.—Adulador—dijoella,volviendoameterlelosdedosentreelpeloespeso.—Digolaverdad—susurróél.Mientras lo acariciaba, Ilona oyó que la respiración deVlad era cada vezmás
pausada, que aflojaba el cuerpo sobre ella.Después de un rato pensóque se habíadormido.Entoncesvioqueabríadespaciolosojos.
—Sabesquemevoymañana.Hoy.Dentrodeunashoras.—¿Entoncesvaahaberguerra?—Vaahaberunacruzada.—AVladletemblabalavoz—.EltriunfodelaÚnica
Cruz ante la Media Luna. El Dragón encaramado en la cola de caballo. Mehmetdoblegadoantemiespada.
—Detodosellos,¿esteúltimonoeselmáspoderoso?—Quizá.—Vladsonrió—.ComoguerrerodeCristo séquesólodebería serun
conducto para su gloria. Pero busco la mía. La busco con pasión. Conquistar alConquistador.
—¿Ypodrás?—dijoellaconsuavidad,apartándoleelpelohaciaunlado—.¿Nosonmuypoderososlosturcos?
—¿Poderosos?Sí.¿Invencibles?No.LoqueHunyadihizoenBelgradoyenNis,loqueSkanderbeghaceunayotravezenAlbania lopuedohaceryoaquí.Conunpocodeayuda.
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—¿Deloshúngaros?—Sí.Yopuedoempezarlaguerrayprosperarduranteuntiempo.PerosiCorvino
noempiezaausartodoeloroqueelPapalehadadoparaluchar…—¿Quépasaríaentonces?—Estaríamos perdidos.—Vlad levantó la mirada—. ¿Entiendes que sólo a ti,
aquí,tepuedodecireso?—Sí.Ilonaloacarició.Despuésdeunratoelladijo«¿Vlad?»,peroélnosemovió.Le
quitó lasbotasyun ratomás tarde ella sequitó el vestido, dejándose sólo el viso.DespuésechóencimadelosdosunaalfombradeOlteniayseacurrucócontraél.
Ella creía que no había dormido. Pero al abrir los ojos vio que había un débilresplandordetrásdelospostigos.Despacio,seapartódeélylosabrióunpoco.Habíadeverasluzhaciaeleste.
—¿Eselamanecer?—preguntóélconvozdesueño.—No, mi amor —dijo ella cerrando los postigos, volviendo a su lado—, es
Targovisteenllamas.Siguedurmiendo.—Bien.—Vladrespiróotravezydijo—:Esbroma,¿verdad?—Sí.Siguedurmiendo.Unratomástardepreguntó:—¿Nopodríastenerlospiesmásfríos?—Sonbrasascalientescomparadosconmismanos.¡Siente!Ilonadeslizóunamanodentrodelshalvariylecogiólapolla.—¡Jesús!—chillóél,incorporándoseyvolviendoaacostarse—.¿Quémehaces?—Esto—dijoella,moviendolamano—.Bueno,parecequenoteimporta.—Ilona—gruñóVlad,volviéndosehaciaella,metiéndoletambiénunamanopor
debajodelviso.—Ahora,¿quiéntienelasmanosmásfrías?—dijoellariendo,apretandomás.—¿Temolesta?—Nomemolestanadadeloquemehashecho.Nadamemolestaránunca.—¿Deveras?—Deveras—respondióella—.Soytuyadetodaslasmanerasquedesees.Aquí.
Ahora.Parasiempre.—Conelaquíyahorabasta—dijoVlad,arrancándoleelviso.Éllahabíaposeídodemuchasmaneras.Habíanhechoelamordemuchasformas.
Peroéstaeralaquemáslegustabaaella:perdidosenunarrebato,sobretodoél.Élnuncaestabaenotraparte, conningunaotra,yella lo sabía.Él siemprenecesitabamostrarunacaraalmundo,peronoaquí,conella.Queseperdieraenellalaexcitabaamásnopoder.Porquesiélsedescontrolabatambiénellapodíahacerlo.
Semovieron, arriba, abajo, frío contra caliente, calentándosemás.La débil luzexterioraumentódelotroladodelospostigoseIlonasoñóqueTargovisteestabaenllamas,llamasdevoradorasquelosconsumiríanalosdos.Entoncessintióqueélse
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ponía tensomientras trataba de retirarse, como hacía desde que había jurado a unsacerdotequenotendríamásbastardossiellaseguíaconvida.Ytambiénsabíaqueahora,cuandoquizánovolveríaaverlo,nopodíadejarquesefuera.
—No,mipríncipe,quédate—susurró,envolviéndoloconlosmuslos.—Ilona…—gruñóVlad.—Esseguro,miamor.Esseguro.Conozcomistiempos.—¿Esverdad?—Nuncatementiría.—No, claro que no. Eres la única persona que no lo haría. Por eso eres mi
refugio.—Vladsonrió—.GraciasaDios—exclamó,aflojándosedenuevo.La pausa les dio un momento que se alargó. Después hubo gritos mientras la
carneseaunabaysemezclaba.
Sequedaronunidos,apretados,sintiendoqueloscorazonesseibantranquilizandoylarespiraciónsehacíamásreposada.Vladteníaotravezlosojoscerradosyelrostrotranquilo. Los ojos de Ilona estaban abiertos para observarlo. Casi parecía elmuchacho que era cuando se había quitado el velo de monedas y lo había vistoadecuadamenteporprimeravez.
Conocía las historias.Había habidomuchagente en la corte dispuesta a relatarsus hazañas: la más dispuesta, hasta que ella se lo había impedido, había sido sudama, Elisabeta, hija del jupan Turcul. Pero las que conocía —de crueldad o deespantososcastigos—noencajabanconelhombrequeteníaentrelosbrazos.Élnohablabaallídeesascosasnidenadaparecido;nuncalehabíareveladolafuentedelaoscuridadquelepodíainundarlosojosenuninstante.Esaspalabrasnoeranparaellasinoparaelconfesoralquesupuestamenteacudía,yparaDios.Vladdecíaqueellaera su refugio.Entonces,dijeran loquedijesen sobrecosasqueélhabíahecho,noviolaríaelúnicositiodondeélsesentíaseguro.
Porlacalleseacercóuncaballo.«Sigue—rogóIlona—,notedetengas».Peroelcaballosedetuvo.Seoyóunavozdelotroladodelospostigos.
—¿Príncipe?Ilonaletapólosoídosconlasmanosperoéloyódetodosmodos.—Yavoy—dijo.Elcaballosealejó.Nomucho.Vladtratódelevantarseyellaloretuvo.—Amormío—dijoél,apoyandolasmanossobrelasmanosdeella.—Quédate.—Nopuedo—dijoélconfirmeza—.Diosmellama.—QuéraroqueDiosuselavozdeIon.Vlad se rió, se soltó de ella, se levantó y se vistió rápido mientras ella lo
observaba,estudiandocadacurvadecadamúsculo,notandocadacicatriz.Nohabíaningunanuevaquepudieraañadiralmapaqueteníaenlacabeza.
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Alverlaintensidaddeaquellamirada,Vladsevolvióconunabotapuesta.—¿Quépasa?—preguntó.—Vuelveaquí—susurróIlona.Vladsepusolaotrabotaysesentóenlacama.—Volveré—dijo—,ysinolohago,Ionhajurado…Ilonalepusoundedoenloslabios.—Yalosé.PerosospechoquesitúnovuelvesIontampocovolverá,porquenolo
veoconvidasitúmueres.—Éltratódeinterrumpirlaperonopudo—.Estarésegura.MevestirédenuevocomounmuchachoeiréarecluirmeconlasmonjasdeClejani,cuyos claustros has dotado de manera tan generosa. ¿Acaso no es el sitio dondeterminantodaslasamantesreales?
Vladsonrióanteesademostracióndecarácter,leapartólosdedos,selosbesó.—Noteimaginousandoungriñón.Ilonanosonrió.—Sinovuelvesmeafeitarélacabezayusaréunohastaquemuera.Vladletocóelpeloyselolevantódeloshombros.—Vendréaunquesóloseaporeso—dijo.Ellaleapoyólacabezaenlapalmade
la mano. Vlad se inclinó y le besó los ojos cerrados—. Quédate así—susurró—.Cuandolosabrasestaréaquídenuevo.
Comosiempre,ellaobedeció.Oyóqueabríanlapuertadelahabitaciónydespuésladelacalle,dondehubounintercambiodevoces.Mientrasloscaballossealejaban,siguióconlosojoscerrados,tratandodecontenerlaslágrimas.Vladjamáshabíarotoconellaunapromesa,ymientraspudieracreeríaquenoloharíanunca.
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30Gritosnocturnos
Fueelgritoloquelodespertó.AlprincipioHamzanosuposielchillidodelhalcónhabíavenidodedentroodefueradelsueño.Siveníadedentrosignificabaquelooíaenellugardelossueños,lasdunasalpiedelosmurosdeLaz.Entonces,siveníadedentro,quizápodíaregresarallí,asulugardenacimientoaorillasdelmarMuerto,enelcortotiempoquelequedabaantesdequeelmuecínconvocaraalaoración.Unosinstantes de calor, de luminosidad, antes de que se levantara al aire helado y alaburrimientodelcastilloGuirgui,dondelaspilasdepielesdecarneroquelocubríannolograbanimpedirqueelfríodelríoselemetieraenloshuesos.
Sielgritoveníadefuera, lomásprobableeraquesetrataradelsacrequeteníacon él. Aunque el título de cakircibas —halconero principal— era ahora en granmedida honorífico, debido a su participación en múltiples asuntos de estado y alcumplimientodeórdenesdelsultán,todohombreteníaquepracticarsuoficiocuandopodíapara estarpreparadopor si llegabanmalos tiempos.AlpropioMehmet se loencontrabaen loshuertos, con lapalaen lamano.Conmucha frecuencia,hayquedecirlo, porque todo lo que crecía le encantaba. Sus emisarios tenían la orden debuscarlasplantasmásrarasenlospaísesquevisitaban.
EsaembajadaledabaaHamzaunabuenaoportunidaddeprepararunavedecazapara la primavera y el puño de Mehmet. Pero era un polluelo, robado del nidodemasiadoprontoyporlotantonerviosoydemalgenio.Hastaesemomentosutratobondadosohabíafracasado.Prontohabríaqueusarelrigor.
Ahoraestabadespierto,soñandoconunmarcálidofueradesualcance.Enunosinstantesseveríaobligadoaponersederodillas,ylaalfombrilladerezoloprotegeríamuy poco de las losas. Aunque ahora estaba enmanos turcas, Guirgui había sidoconstruidoporlosfrancosunosañosantesyaesagentenoparecíaimportarleelfrío.
Otrogrito,peroestavezmásparecidoaunarisitaycerca.Hamzagiróenlacamayvioelperfildeunacabezasobrelaalmohada,rodeadaporlaaureolarojadeaquelpelotanvaliosoycuidado.Adivinabaquétipodesueñoteníaelhombreacostadoasulado.Unsueñoenelquehabríadolorcausadoporalguien.
ThomasCatavolinos.Aunquedespuésde lacaídadesuciudad,Constantinopla,sehabíaconvertidoalislamismoparaserviralsultán,yadoptadoelnombredeYunusBey,Hamzatodavíapensabaenélporsuantiguonombre.Catavolinoshabíahechopocas concesionesmás a la fe, seguía con lamisma ropa, el pelo descubierto y elplacer griego por todo lo tortuoso. Y había llegado muy alto porque tenía ciertashabilidades…
Hamzasuspiró.SabíaporquéMehmethabíapuestoalosdosenelyugodeesaembajada.Comohalconero,élhabíausadoamenudounarataciegaatadacercadelnidodeunsacreparaatraparunaveadulta.Éleraesarata,paraatraeraaquélcon
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quien querían encontrarse. El hombre que tenía al lado había sido enviado por sutalento especial. Las órdenes del sultán habían sido claras: una vez que hicieranprisioneroalpríncipedeValaquiahabíaquequebrarlo.Comoconelhalcón,Mehmetno tenía tiempo de inculcar personalmente obediencia en el enemigo. Sólo queríadisfrutar de los resultados. Y nadie era más experto en quebrar hombres que esegriego.
Hamzaseestremeció.Noeraalgoenloqueélestaríaimplicado,alabadoseaAlá,elMásMisericordioso. Recordaba lo que había costado quebrar al joven. ¿Cuántomás esfuerzo habría que aplicar ahora que era un hombre? Un hombre que habíagobernado y de quien ahora… se contaban historias inquietantes. Una parte suyaesperaba que el príncipe no acudiera, que no bastara el señuelo de su presenciatranquilizadora.Pero¿quéopciónlequedabaaVlad?Hamzateníaespíasentodaslascortes de Europa. Todos le contaban lo mismo. Que aunque Vlad rabiara porenfrentar al enemigo, todos los demás monarcas miraban para otro lado. SóloHungríahabíaempezadoamoverse.PeroCorvinohabíaaceptadotantooropapalquenecesitabamontarunespectáculo.Hamzaestabasegurodequenoteníaintencionesdeiralaguerra.
Vladdebíadesabereso.Dehecho,suespíaenTargoviste,unboyardo llamadoDobrita, lehabíahabladode loaisladoqueestabaelpríncipe, inclusoensupropiopaís.Elpríncipetendríaqueacudir, traeruntributoenmonedasyniñosydoblarlacerviz.Ynoleserviríaparanada.Mehmethabíadecididoqueel tronodeValaquianecesitaba otro ocupante más sumiso: su amante, el hermano de Vlad, Radu celFrumos(«elHermoso»),máshermosoahoraquecuandoeraunmuchachobonitoydelquetodavíaestabaenamorado.Conelqueaúncompartíaconfrecuenciaeldiván.
Otroruido,ungemidoestavez.Hamzamiródenuevo,indignado.Nohabíasidocapaz de negar a su coembajador la comodidad y el calor de la única cama deGuirgui,yaqueteníanelmismoestatus.Suponíaquepodíahaberdecididodormirenlosestablos.Peroelinviernoestabaresultandoduro.
LaprimeranocheenGuirguihabíasospechadoqueelgriegointentaríaseducirlo,yhabíaestado tensoen lacama,preparadopara rechazarlo.Peroen lasemanaquellevabanenlafortalezahabíallegadoalaconclusióndequenoleinteresabanniloshombresni lasmujeres…enese sentido.Sólo le interesabael sentidodeldolor.YHamzasabíaque supropioapetitopor loshombresnuncahabía sido fuerte.En suvida sólo había… amado. A sus cuatromujeres, sobre todo la primera, Karima; aMurad, el viejo sultán, cuando era su escanciador. Durante un tiempo, al que lehabían enviadoallí para su servicio.Yelúnicohombre en el que avecespensabatodavía,porlanoche,eraeljovendeojosverdes.
Hamzaseestremeció.«Quizánovenga»,pensó.Yentoncesllegódenuevo,elgritoquelohabíadespertadoyquelehizosalirde
lacamaenuninstante,apesardelaireescarchadoydelaspiedrasheladas.¡Porqueelavequegritabanopodíaestarallí!Sólounagarzarealounáguilaratonerapodía
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andarcazandoeneldeltadelDanubioendiciembre.Nounazor.Esepájarodeberíaestarcalienteycómodoenlosbosquesdelnorte,esperandolaprimavera.
Alguiendebíadehaberlotraído.Encontró babuchas, una túnica, y subió por la escalera que llevaba de la
habitación a la plataforma del torreón, allá arriba. A la última luz de una lunamenguante,elDanubioteníaunresplandorplateadoenlostresladosdelaisla—losque podía ver— sobre la que estaba construida la fortaleza. Pero Hamza nomiróhacia el agua sino hacia la tierra, hacia la llanura aluvial que subía suavementebordeadadeespadañashastaunahileradesaucesblancosaunosdoscientospasosdelestrechopuentequeuníalaislaconlaorilla.Laluzdelalunagrababalosárbolesenplataalrededordenúcleosdeoscuridad.
Y entonces una sombra se separó de los sauces, de manera que su silueta serecortabacontrael incipienteamanecer.Cuandolasilueta levantóunbrazo,Hamzasupo que no estaba mirando a un animal sino a un hombre, tan negro como laoscuridaddelaquesalía.Seoyóungrito,elmismoquelohabíadespertado;unpocodiferente,porqueésesalíadeunagargantahumana.
—Cri-ak,cri-ak.Fuesóloporquelalunabrillabatodavíaysuvistaerabuenaymirabacontanta
concentraciónquedescubriólafigurarápidabajandoenpicadoyvioqueelhombreseinclinabaparaabsorberlavelocidaddelaterrizajedelazor.Elhombreseenderezóyporuninstantetodosedetuvo.DespuésdesaparecióentrelosárbolesyHamza,quehabíaestadoconteniendoelaliento,losoltóformandounasolaylentapalabra.
—Drácula.
—¿Voivoda?¿Dóndeestás?EldurosusurrodeIonseperdióbajolossauces.Supríncipehabíaestadoconél
unosminutosantes.Yde repente, silenciosamente,habíadesaparecido,yelprimerruido que había oído era el grito de caza de aquelmaldito halcón queVlad habíainsistidoenllevar.Ioncompartíalapasióndesuamigoporlacetrería.Pero¿eraéseelmomentoyellugarparahacerlo?
—Voivoda—volvióasusurrar.—Aquíestoy.VladaparecióalladodeIontansilenciosocomohabíadesaparecido.—¿Quéhasestadohaciendo?—Cazando.—Vladlevantóelpuñoizquierdo—.PeromihermosaKaraKhanno
hatenidoéxito.—Por supuesto—dijo Ion, exasperado—. ¿A qué tonto se le ocurre cazar con
halconesporlanoche?Vladsonrióylebrillaronlosdientes.—A un tonto como yo.—Lanzó un débil silbido y de inmediato su halconero
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sirviente,StoicaelCallado, salió de las sombras, reflejando la luna con la cabezacalva.
»Tómala—dijoVlad,yelhombreasintió,elúnico tipoderespuestaquepodíadaryaquelossacerdoteslehabíancortadolalenguaporblasfemia.
ApretósuguantecontraeldeVlad,atrayendoalaveconcarnedeunabolsa,ydespuésseretiródenuevoalassombras.
Ionnoestabasatisfecho.—¿Notepreocupaquetehayanvisto?—¿Porlanoche,aestadistanciadelcastillo?—Alguien te puede haber visto. Incluso te puede haber reconocido. E ir a
contárseloalpacháHamza.—Yasabequevengo.Noesunsecreto.—Pero quizá le preocupe que ninguno de sus hombres le haya advertido de
nuestracercanía.—Quizá.—Vladvolvióasonreír—.¿Tieneslaropa?Iondijoquenoconlacabeza.—LatieneallíStoica.Vladsilbódenuevo.—Te preocupas demasiado, amigo —dijo mientras su sirviente, sin el pájaro,
aparecíallevandoropayarmadura.Vladagarróelpetoyseloapoyóenelpecho—.Muybien—dijo—.Mepreocupabaquenoencontráramosunodeltamañoadecuado.¿Seráposiblequelosturcoshayancrecido?
Empezó a quitarse la ropa negra y a entregársela a Ion, mientras Stoica leentregabaloqueseibaaponer.
—Selasacamosaunodelosquematamosanoche—dijoIon,mirandocómosupríncipe se transformaba en guerrero turco. Se quitó el taparrabos y se puso dostúnicasdealgodón,yencimauncapinatde lanahasta la rodilla.Sobre todoesosecolocólacotademallaquelocubríadeloshombrosalaespinillayacontinuación,elpetoyelespaldar.MientrasStoicaleatabalascorreas,VladmiróaIon—.Vamos,beyIon,antesdequetehernies.Diloqueestáspensando.
—Bueno,yaqueestamosusandotítulosturcos…Hospodar—dijobruscamente—.Creoqueestoesunalocura.
—Yolohedichomuchasveces.Aunquenuncadelantedeloshombres.—MiróaStoica, que seguía atando correas—. Ni siquiera de los mudos. Pero ya te lo heexplicado: necesito asegurarme del castillo. Serámi base para todo lo que vendrádespués.
—Esoloentiendo.Loquenoveoesporquénopuedoiryoatomarlo.—¿Y que yo me quede en la seguridad del campamento? —Vlad hizo un
movimiento negativo con la cabeza mientras Stoica se arrodillaba y empezaba aponerlelasespinilleras—.Despuésdetodoestetiempo,¿aúnnotehasdadocuenta?Yonoconduzconiconducirénuncadesdeatrás.Mikismetyaestáescrito.Si tengo
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quemorirhoy,nadapuedohacerparaimpedirlo.—Quizánomueras.Quizátereconozcanytetomenprisionero—gruñóIon.—¿Qué? ¿Con este ingenioso disfraz? —Mientras hablaba, Stoica le ató un
pañuelodesedaalrededordelacaraydespuésleofrecióelyelmoturbante.CuandoVladselohubopuestoenlacabezayextendidosobreloshombroslamallametálicaque llevaba incorporada, sólo le brillaban los ojos, un verdor pálido a la luz deltempranoamanecer.Losseñalócondosdedos—.Además,sialgunosefijaenéstos,que para Ilona son lo mejor que tengo, espero que use los suyos para miraros avosotros.
Ionsuspiró.—Setevealegre,mipríncipe.—Claroquesí.Apuntodeempezaramatarturcos.—Diounpasoatrás—.¿Qué
talestoy?Ionpensóunpoco.—Comounburrosodomita—dijoalfin.—Excelente—exclamóVlad—.Voyapasarinadvertido.Stoicahabíavueltoalosarbustos.Regresóconunmontóndearmas.—¡Ah!—dijoVlad,apoyandolamanouninstanteenlaGarradelDragón.—Príncipe…—advirtióIon.—Tienesrazón,amigo.Quizánomereconozcanlosojos,perounyayaconuna
espadademanoymediaconlamarcadelDragón…—Suspiróymiróaloscielos—.Pronto,padre—murmuró,ydejóelarmaycogióelsablemamelucoconlahojayelpuño ligeramente curvos y lo descargó con fuerza, cortando el aire—. Buenequilibrio,pero…no—dijo—,porqueadondevamoscreoqueconvieneestamaza—sopesólapesadaporraconcabezadehierroestriado—yunadaga.
Semetió la daga de hoja larga y la porra bajo el cinturón, diomedia vuelta yempezóaavanzarentrelosárboles,aplastandoconlospiesladelgadacapadehielosobreelagua.Ionlosiguióyprontollegaronaunacharcacóncavarodeadadesaucesyconapretadosjuncosenlasorillas.SentadosentrelosárboleshabíaveintehombresvestidoscomoVlad.Delasramascolgabaelmismonúmerodehombres,desnudosyconlaslenguasnegrasasomandoentrelabioshinchados.
LossoldadosselevantaroncuandoVladeIonentraronenelcírculo.Sulídersetomósutiempoparamiraracadaunoalosojosyhacerunaseñaconlacabeza.Esoshombreselegidos,esosvitesji,lohabíanacompañadoduranteuntiempoylehabíanayudadoarecuperareltronoyconservarlo.TreintadesuscompañerosquedabanenTargoviste, controlando a los boyardos. Los que estaban en ese lugar, casi todosvalacos,habíansidoelegidosporquehabíanpasadoalgúntiempoentrelosturcos—comosoldadosycomoesclavos—yhablabansuidioma.
Vladllamóaunoporseñas.—Ilie—dijoalhombrequeestabaasu ladoyqueparecía tenereldobledesu
estaturayeradesmesuradamenteoscuro—,¿lohasdominadoya?
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—No,voivoda.—Lavozdelhombreeratanoscuracomosucara.Ofrecióloqueteníaenlamano—.Algonofunciona.Nosepuedetensaralmáximo.
—¿Deveras?Ilie apretó la cuerda, aspiró y tiró. Pero no la pudo hacer pasar de la barbilla.
Despuésdetemblaruninstante,laaflojó.—¿Ves?—gruñó—.Estároto.—Miróalrededor—.Todoelmundohaprobado.
—Aldarlavuelta,sumiradaseencontróconladeVlad—.Menostú.Despuésdeclavarlamiradaenlosojosnegrosdelhombre,Vladhizolomismo
con el resto; ahora todos tan callados como Stoica, con ojos atentos. SóloGregorsonreía, como siempre. Ion hizo un leve gesto negativo con la cabeza. Él tambiénhabíaprobadoelarcoyfracasado,yleestabarecordandoaVladqueelarcoturcoeraun arma muy especial. Para usarlo hacía falta una habilidad que pocos hombresteníansinopracticabandesde la infancia.Porquenoexigíasólo fuerzasino fuerzaatenta.Y elmovimiento de cabeza también había sido para recordarle aVlad otracosa:quelossoldadossiemprebuscanseñalesfavorablesantesdeentrarenbatalla.El líder que no puede estirar la cuerda de un arco, aunque antes todos hayanfracasado…
Ionnegóconlacabeza.No,dijeronsusojos.Vlad cogió el arco.Enseguidavioqueunode loshombres colgados allí detrás
debía de haber sido rico porque el arma era de la mejor calidad. La maderaseguramente de arce, y el tendón que se extendía encima seguramente de búfalo.Parecía viejo, aunque con un arco turco no se podía saber bien. Se decía que losmejorespodíandurardoscientosaños.
Sin volverse, Vlad aceptó el arma. Stoica le puso el anillo para flechas en lamano.LoteníadesdeEdirne,cuandounfabricantedearcosselohabíaajustadoenundedoconlacre.Despuésdeponérselo,cogióunadelasflechaslargasdepinoqueleofrecíaelsirvienteypasóeldedopor laplumadecisne.Volvióamirar losojosnegros de Ilie. Después colocó la flecha, tiró de la cuerda, hizo una pausa dondehabíaparadoIlie,conlamanoenlabarbilla,aspiróhondo…ydespuéssiguiótirandohastallegarconlamanoalaoreja;ladejóallíunmomentoantesdesoltarlavara.Laflechasusurróentrelossaucesvolandohaciaelrío.
Vladbajóelarco.—Mequedoconélsisemepermite.—Estuyo,voivoda.ElNegroIliesonrió,hizounareverenciaydiounpasoatrás.—Sigamos la flecha —dijo Vlad, y cuando los hombres se inclinaron para
recogersusarmasélsevolvióhaciaotrohombre,vestidoconlaropaylaarmadurade un valaco, su comandante de caballería—. Tú, Buriu, conoces la señal. Ten aStoicadelantedelosárbolesparaverlobien.—Hizounaseñaconlacabezaalmudo—.Ycuandovengas,hazlorápido.
—Voivoda—respondióBuriu.
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Despuéslosdoshombreshicieronunareverenciaantesdedesaparecerentre losjuncosparasumarsealsegundogrupodehombres,muchomásnumeroso,ocultoenunpequeñovalle.
LosvitesjideVladformabandosfilas.Diounpasohaciaelfrente.LamanodeIonloretuvo.—Príncipe…—dijo.Vladapoyósumanosobreladesuamigo.—Dentro de una hora, Ion. En el castillo que construyó mi abuelo. Esto
comienza.Ysepusoenmarcha, seguidopor las filasde suscombatientes.Elhuecoentre
dos sauces era estrecho,y loshombrosde los soldadoshacíangirar endireccionesdiferentesa losdoshombresquecolgabanallí.Cuandohubopasadoelúltimo, Ionlevantólamano,agarrólospiesdesnudosylosdetuvo.
—IdconDios—murmuró.Despuéssiguióconsutarea.
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31Troya
ParaHamza,elpaisajealrededordeGuirguieratanaburridoalaluzdelsolcomolohabíasidoa la luzde la luna.Las interminablesmatasde juncos todavíaondeabanempujadas por el austru, el glacial viento sureste. Entre ellas aún se movía elDanubio,perezosoygris.Enlacrestadelapequeñacolina,lossaucesylosálamoseranesqueléticos,aúnmáspeladosahoraquelasramashabíanperdidolashojas.
Almenosenesemomentohabíaalgodevida,algodemovimiento.Enelagua,lasbarcaspartíansincesardelacostatraciallevandoprovisionesyhombres.Habíavistoalmenosdosbarcascargadasdesoldados.Aunqueapenasestabaempezandoelinvierno,Mehmetyasepreparabaparalaguerrayhabíaquereforzaresafrontera.
«Una guerra que podría no tener lugar si Vlad Drácula forma parte del otromovimiento,elquetienelugarenelpaís»,pensó,ynotóqueleproducíadiferentessensaciones.
—¿Esél?Lavoz lo sobresaltó,porqueelgriego, calzadoconbabuchas,había subidopor
losescalonesdepiedrahastalasalmenas.Despuésdemesarselabarbatresveces,ungestoque—habíadescubiertoconfastidio—sehabíaconvertidoenhábito,Hamzamiró un instante a Thomas Catavolinos y después al grupo de hombres queempezaban a bajar entre los árboles, los doce jinetes y tres carruajes, el último unpalanquíncubiertodenegro.
—Quizá—dijo—el tributovieneen losdoscarruajes.Yelpríncipecomunicóqueestabaenfermo,¿teacuerdas?Asíquealomejorestáenelúltimocarruaje.
—Pero ¿dónde están los niños? —dijo Thomas, apoyándose en una de lasalmenas.
—Vendrándetrás.Nuestros espías dicenque el príncipeDrácula los ha andadobuscandopuebloporpueblo.
Hamzamiróconatenciónalhombrequeteníaallado.Sehabíaestadoarreglando,porquesupelovolvíaacaerlemansoenespiralesrojassobreloshombros.YlosojosconlosquemiróaHamzateníanunasombracarmesí.
—Debesdeestarmuyexcitado,enishte.Volverásaveratuviejoamante.Hamzasoltóungruñidoymiróhaciaelotrolado,alasbarcasahoraamarradasy
vaciandosucargamentodesoldados.Detestabaqueotrossupierancosasdesuvida,sobretodoelhombrequeteníaallado.Porsupuesto,nohabíaocultadoalviejosultánladomesticaciónfinaldeDrácula.MuradselohabíacontadoasuhijoyMehmetlohabía contado a los griegos.Desde la caída deConstantinopla, el sultán había idoincorporando cada vez más nobles conquistados a su círculo íntimo. Costaba yaencontraraalguienenelDivánquehablaraosmanlicaconfluidez.
—¿EsverdadqueesteDráculaestudióuntiempoenTokat?
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Hamzaasintió.—Sí.Demalagana.—Yo también estudié. Pero no de mala gana. —Batió palmas con alegría—.
Estoysegurodequehemosañadidoalgunosrefinamientosdesdequeélpasóporallí.Meencantaráhacerleunademostración.Sobresucuerpo.
SeriódenuevoyHamzaseestremeció.Sabíaquelasórdenesdelsultándebíansercumplidassindiscusión.HabíavistoloquelespasabaaquienesdesobedecíanaMehmet.Peronoteníaporquégustarlesupapel.Ytodavíaestabapreocupadoporsucumplimiento.ElVladque recordabaera cualquier cosamenosestúpido.Sabría loqueMehmettodavíapensabadeél.Yloshabíasorprendidoenelpasado.RaduhabíacontadolaasombrosahistoriadelraptodeunaconcubinaenlascallesdeEdirne.
Quizá los sorprendieraahora.Quizás iba, sí, enelpalanquíncubiertodenegro,con la fiebre anunciada. Y si acaso iba…Hamza echó un último vistazo al patio.Había,naturalmente,hombresportodaspartes,realizandosustareas.Peromuchos—sushombres—,estabanquietos;mirandoyesperando.Esoeraciertosobre todoenrelación con la torre principal de la entrada, casi una fortaleza aparte dentro de lamayor.Miró hacia sus almenas. En cada una había un soldado. Pero Hosnick, sucomandante,había sindudadecididoponera trabajar inclusoa los recién llegados,porqueungrupodehombresnuevosseacercabaalatorredesdeelladodelmuelle.
Todoestabapreparado.Ahora le tocabaaDráculasorprenderlosodefraudarlos.Hamzasemesótresveceslabarba.Nosabíaquéprefería.
Miróhaciaelcamino.Elgrupovalacohabíapasadoentre laschozasagrupadasalrededor de la vía de acceso y estaba ahora preparándose para cruzar el estrechopuentequellevabaalafortalezadelaisla.AunquenoeraVlad,sualtocomandanteteníaunairefamiliar.
—¿Vamosasaludaranuestrosinvitados?—dijo.Bajaronporlaescalera,precedidosyseguidosporsuguardiaceremonialdeseis
alabarderos. Llegaron al patio del castillo cuando el primer jinete entraba por lapuerta.Hamzanotuvoquemirarparadescubrirquesushombresestabanpreparados.Oíaellevecrujidodedecenasdearcosaltensarlascuerdas.Entonces,derepente,seoyóunruidomásfuerte,alguienaquienselecaíalaarmaduraenloaltodelatorre.Asustado,miróhaciaarriba…peroallíestabaHosnick,asomandolacabezaporunhuecoentrelaspiedras,conunamanolevantada.
El grupo que estaba delante se había detenido. Todos estaban desmontando obajandodeloscarruajes.Hamzaseadelantó.
—QueAlá, elMásElevado, sea alabadoporvuestra llegada sanosy salvos—dijo.
El líder de los valacos entregó las riendas a uno de sus hombres. Se quitó elyelmo,diomediavueltayhabló.
—YqueelMuySantoPadrebendigaestareunióndeamigos.Hamzasedetuvoamediadocenadepasos.
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—¡Porlasbarbas!¿Ion?¿IonTremblac?—Elmismo,pacháHamza.Tuestudiantemásestúpido—respondióIon.Los dos se saludaron tocándose la cabeza, la boca, el corazón con las manos
abiertasenseñaldebienvenida.—No es cierto, Ion. A veces el árbol más fuerte sale de un árbol joven poco
prometedor.Ymírate,unbuenroblevalaco.—Hamza,quenoseconsiderabadebajaestatura,seencontrómirandohaciaarribalosojosdeIon.Buscólatugradelsultándebajodelflequillodepelolargoyrubio,perolamarcaestabaoculta—.Perdóname.Micoembajador,YunusBey.
Elgriegohizoelmismosaludoydespuésseacercómás.—AntesdequeelmuygloriosoMehmetFatihmequitaralasescamasdelosojos
y me condujera a Alá, el más misericordioso —dijo—, me llamaba ThomasCatavolinos.Yacostumbrabasaludardeestemodoalosotroscristianos.—Tendiólamano—.¿Esasí?
—Desde luego, señor.—Thomas le estrechó lamano y le sorprendió la fuerzaquehabíaensuapretóndehombrefemenino—.Esparamíunhonor.
—Paramítambién.Lasmanosbajaron.Lostressemiraronduranteunratoensilencio.—¿Ymiotroestudiante?—dijofinalmenteHamza—.Tupríncipe,Drácula.¿Está
bien?—Por desgracia, enishte —dijo Ion, dando un paso atrás—, todavía está
debilitadoporelataque.Peronoqueríadejardevenir.—¿Estáaquí?—Sí.—Iontragósaliva,levantandolamirada.Entoncesechóaandar,ylosotros
losiguieron.Losllevósiguiendolahileradecarruajescubiertos,pasandojuntoalossoldados desmontados que, advirtió Hamza, estaban armados nada más que condagas,comosehabíaacordadoen lascartaspreliminares.Mientrascaminaban, Ionfue hablando—.Estos dos carruajes contienen no sólo las diezmil coronas de orosinoalgunosregalosparavosotrosy,porsupuesto,paraelsultán.
—Quéagradable—murmuróHamza.—Eldevsirmevienemásatrás.Yasabeslodespacioquecaminanlosniños.Mil
quinientosdenuestrosmejoresjóvenes.—Muygratificante—dijoelgriego.Habían llegado a la altura del palanquín. Ion empezó a desatar las correas que
sosteníanlatelanegra.Deinmediatollegóunruidodedentro,unsusurro.—Tranquilo, príncipe, tranquilo —murmuró Ion. Los dedos le temblaban
mientrasdeshacíanudos.Hamzafruncióelceñoaloíreltonoapaciguadordelavoz.¿Tendríaaquelloque
verconlaenfermedadquehabíacontraídoelpríncipe?LashistoriasquellegabandelacortedeVladerancadavezmásextrañas.Sedecíaquedurantesusataqueshacíalascosasmásterribles.Muchoshablabansintapujosdeunhombrequehabíaperdido
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la razón.Sin embargo, en laMoradadePaz, a los locos se los trataba con respetoporque,alhaberperdidocontactoconestemundo,secreíaqueestabanunpasomáscerca del paraíso. Así que mientras Ion conseguía desatar las últimas correas,mientrasempezabaalevantarlatela,Hamzasepreparóparaunavisión.NoladeunviejoamorsinoladealguienamadoporDiosyahoraperdido.
Yviounhalcón.Enelcentrodelcarruajeporlodemásvacíohabíaunapercha.Atadoaellahabíaunazor,untiercel,poreltamaño.Elavelevantólasalasdecolorazul pálido, ahuecó las plumas blancas y negras del pecho y soltó un chillido deindignación—«¡Cra!¡Cra!¡Cra!»—anteesarepentinaexposiciónalaluz.
Ion se había puesto el guante que había dentro. Después, haciendo ruidostranquilizadores con lagarganta, sacóelpestillode laparedconcelosía, abrióunapequeñapuerta,metiólamano,sacólaspihuelasypasóconsuavidadelavealpuño.Eltiercelbajólacabezaypicoteóconfuerzaelcuerogruesodelpulgar.Apesardelasorpresa,sesosegóconrapidez.Muybienadiestrado,vioHamzaenelacto.
Thomas, que obviamente no era halconero, se había alejado rápidamente delpájarochillón.AhoramirabaaHamza.
—¿Quéesesto?—dijo.—Unazor.Unabelleza.—Alargóunamanoyelhalcónlamiró,buscandocarne.
Hamzalaretirósonriendo.Habíadecididonomostrarningunasorpresa—.¿SindudaunregalodeDráculaparamí?
Ionnorespondió.Perolohizootravoz,desdearriba.—No,enishte.ElPríncipeNegroesmío.El turcomiróhacia arribayviodos cosas.Laprimera fue aHosnick, echando
sangreporlagarganta,cayendocabezaabajoenelpatio.Lasegundafueelhombrequehablaba,elrostroocultoporunpañuelo,sacandounpuñoconguante.
Ionseapartódelcarruajeyabrióelbrazo.KaraKhan,elPríncipeNegro, salióvolandocon rapidez.Sólo tuvoquebatir cuatroveces las alaspara llegar a laotramano.Perosólosequedóallíuninstante,antesdeserlanzadodenuevoalaire.
—Buenacaza—gritóDrácula,mientraselmundoenloquecía.
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32Latorre
Encimadelatorredeentradacadaalmenaestabaahoraocupadaporunvalaco,todoscon los arcos estirados almáximo, losmás bajos subidos, para ganar altura, a loscuerposdelosturcoscuyasgargantashabíancortado.
Vlad había arrojado su banco escalón al patio. Saltó al hueco, se quedó allíhaciendoequilibrioydisparó.ElalabarderoqueestabaaladerechadeHamzatratódearrancarseunaflechadelpechomientrascaíadeespalda.
Nohacíafaltadarórdenes.Cadavitesjisabíaconexactitudquéhacer.IonrodeólagargantadeHamzaconunbrazo.
—Sitemueves,temueres—siseó,apoyándolelapuntadeladagaenlaoreja.Paralizado,Hamzamiró loqueestabapasando.Otras flechasquederribabanel
resto de los guardias. Los valacos del patio que corrían a los dos carruajes,arrancaban las fundasysacabanespadasyescudos.Losescudosquese levantabansobresuscabezasyalrededor,yélyThomasenelcentrodeunabarricadacrecientedemaderarodeadademetal,laespaldaapretadacontraelpalanquín.Paraagarrarunescudo,IontuvoquesoltarlagargantadeHamza.Yelturcovioque,silocapturaban—siDráculacapturabaGiurgiu,porqueesoerasindudaloqueestabasucediendo—,erahombremuerto.Deesoseencargaríaelpríncipeoelsultán.AsíqueuninstanteantesdequeelescudodeIonllegaraparaimpedirveryoírelmundo,gritó:
—¡Aellos!El extraño silencio que había durado unos instantes después de la caída de
Hosnick,quesólohabíasidoocupadoporloscrujidosyloszumbidosdelascuerdasylosarcosylasflechasylosgemidosdeloshombresderepenteheridosdemuerte,sehizoañicosanteesegrito.
Todos los ocupantes del castillo se pusieron a gritar al mismo tiempo, todosmenos el príncipe deValaquia y sus hombres, que disparaban una flecha tras otramientrasteníanoportunidad.Muchoscaían.PeroVladsabíaqueeraunaguarniciónde trescientos, y que eran turcos, los conquistadores del mundo. Sabía que susoficialeshabríanreconocido lavieja táctica romanadel testudo,que temporalmenteprotegía a Ion y a su trofeo.Quemuchos habrían también reconocido una historiamásantigua:ladelCaballodeTroya.Veintehombresnotomabanunafortaleza.Peropodíantomaryconservarunatorredeentradahastaquellegaraunejército.
Cuando la primera flecha turca rebotó en la almena que tenía delante, Vladretrocedióyfueauncostadodelatorre;desdeallívioloqueesperaba:losoficialesya estaban apostando hombres en la torre oeste, a lo largo de las almenas.Quizáshacíanlomismoenlatorreeste.
—¡Espadas,amí!—gritó.Lamitaddeloshombressesumóaél—.¡Allí!Vlad señaló y sus hombres dispararon flecha tras flecha a los turcos que
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empezabanacorrerpor lasalmenashaciaellos.Muchoscaían,otros tropezabanenloscuerpos.Perolamayoríalevantabalosescudos.YVladtambiénvioquealgunosllevabanunarieteenelmedio.
Porelotrolado,otrasalvadeflechas,otracargadañadaperonodetenida.Habíallegadoelmomento.Despuésdedispararunaúltimaflecha,nisiquierasedetuvoaversihabíadadoenelblanco.
—¡Ahora!—gritó, y sus hombres lo siguieron, dejando sólo a los «arcos», losseismejoresarqueros,parahostigarlos.
Habíamiradounavezhaciatierra.KaraKhandebíadehaberencontradolamanodeStoicaporque estaban saliendo atacantes de la líneadevegetacióny avanzandodespaciocomodebíanparano torcerseunapiernaen losarroyosycharcosocultosentrelosjuncos.Tardaríanalgunosminutosenllegaraunazonadegalope.Minutosenlosquehabíaquemantenersebajoelpuentelevadizo.
Loscuatrohombresdejadosenlasalademáquinashabíanhechotodoloposible.Barriles,cajasycuerdasestabanapiladascontralaspuertasdemaderaenrejadas,alesteyaloeste.Ahorasietehombresseenfrentabanacadaunadelaspuertas,yVladse dirigió a aquella de donde se había oído el primer porrazo. De la correa detransporte del cinturón sacó la maza. De la vaina, la daga larga. No se habíaequivocado al elegir las armas, porque en esos sitios pequeños no había espacioalrededordelenormecabrestantequelevantaríaelpuente.Suespadabastardahabríaresultadodifícildemanejar.
Miróasushombresaloírelsegundoporrazo.Lamayoríahabíatomadolamismadecisión: habían dejado las espadas turcas que eran parte del disfraz y habíanagarradohachas,espadascortasydagas.SóloelenormeNegroIliellevabaunarmaacordeconsutamaño:elhachadeasta,consuafiladahoja,supuntadelanzaysupúadetope.SonrióaVladysaludóinclinandolapunta.Yentoncesfuederribadalapuerta este. Había resistido durante un rato a causa de los barriles amontonadoscontra ella. Entonces la levantaron y la arrojaron dentro. Vlad y sus hombres seapartaron para esquivarlamientras entraba el primer turco. El turco tropezó en unrollodecuerdayVlad,conunrápidomovimientodemaza,leclavóelyelmoenlacabeza.
Detrásesperabanmuchosmás.—Allah-u-akbar—gritabanlosturcosantesdearremeter.—SanGheorghe—chillabanlosvalacos,yendoasuencuentro.Vlad estaba en el centro. Siempre era igual. La batalla simplificaba todo,
reduciendoelmundoaunospocossonidosnítidos:elrocedeacerocontraacero,elruido secodeunhueso roto, losgritosde rabia, dolor, terror.No sentíani rabianimiedo,sóloganasdequitarlelavidaaotroenemigo.Unoounciento,ledabaigual.Alguienqueintentabademostrarqueeramásfuerteynololograba.
Comohacíanesoshombres,llegandounotrasotro,muriendounotrasotro.Peroeléxitovalaco—sushombresmatabantantoscomoél—tambiénlesestabacreando
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un problema. El montón de cuerpos crecía, pero era una barrera móvil que ibaacorralandoalosdefensores.Yentoncesunenormeturco,rugiendodefuria,corriósobre los cuerpos de sus compañeros y derribó a Ilie con el escudo y descargó laespadaconuninconteniblegolpehacialacabezadeVlad.Nohabíamásremedioqueretroceder.Supie tocó laplataformadel cabrestantey lahojade la espada lepasórozandolacarayseclavóenelsuelo,ylamaderalaretuvoeltiemponecesarioparaqueVladleclavaraladagaenelcuello.
Pero la puerta que tenía delante estaba abierta y por donde había entrado unoentraronahoratres.
—¡Conmigo! —gritó Vlad, enfundando la daga y arrebatando el escudo delhombre.Loarrojóa la caradeotro, esquivóelgolpedeun segundoydescargó lamaza en la rodilla de un tercero. Por los dos lados pasaban espadas haciendoretrocederalosturcos.
—Voivoda—gritóalguiendetrás.Vladsevolvióydescubrióqueenlaotrapuerta,laoccidental,losdoshombres
que había dejado allí se apartaban al ver que las hachas, cuyo ruido sordo habíasentido en medio del alboroto, terminaban de reducirla a astillas y rompían eltravesañopor lamitad.Susdoshombresmatarona losdosprimerosenemigosqueentraron.Perohabíamásesperandoenlapuerta.Muchosmás.
—¡Aresistiraquí!—ordenóVlad—.¡Gregor!¡Ilie!¡Gheorghe!¡Conmigo!Deunvistazosupoquesuscatorcehombressehabíanreducidoadiez.Cincopara
cadapuerta.«¿Sehabráacabadoesto?»,pensóVladconlamismaclaridad,lamismafaltadepasión.Arrancóotroescudoymiróporencimaalprimerodelosenemigos,unbrutobarbudoquevacilabaenlapuertaoeste.Nofaltabamucho.Losturcosnuncavacilabantantotiempo.
Yentoncesloslabiosdelhombresesepararonysusojosseabrieron,espantado,sinduda,porlapuntadelaflechaquelesalíatantocomounamanodelagarganta.Por unmomentomiró hacia abajo para ver qué era lo que asomaba allí. Entoncescayó y los hombres que tenía a los lados saltaron alejándose de su cuerpo,arrojándose desde las almenas delante de la puerta, prefiriendo caer antes quearriesgarsea las flechasqueveníandesde lapasareladeatrás.Vladviouna flechaquepasabapor el sitiodondehabía tenido la cabeza, que se salvóporunpelo.Aldarselavueltavioaunenemigoqueintentabasacarseunadelojo,serendíaycaía.MásalláveníaIonconsutestudo,escudosjuntosparaaporrearalosturcosdesdelapasarela.
Vlad se sentía cansado. Se arrodilló lo mismo que los hombres que teníaalrededor.
—¿Estásherido,mipríncipe?Ionsepusoencuclillasasulado.Vladnegóconlacabeza.—¿Elcastillo?—Casi es nuestro. Algunos grupos resisten; la mayoría huye. Buriu los está
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matando.—¿Hamza?—Seguro.LotieneStoica,lomismoquealotro,elgriego.—¿YmiPríncipeNegro?—Devueltaenlapercha.OfrecióunbrazoyVladsefuelevantando.—Muybien—dijo—.Vaatenerhambre.
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33Mensajes
Vladsupoqueeramediodíaporque,parasusorpresa,elmuecínhabíaempezadoaconvocar a la oración.Eso a sus hombres les había parecido inoportuno en lo queahoraerauncastillocristianoyduranteunratohabíanutilizadoal imánparahacerprácticasdetiro.Mártirqueteníaaseguradoelparaíso,debíadehabermuertofeliz,apesardelaintromisióndelasflechas.
Vladhabíaacabadodeimpartirsusórdenes.Cuántosmataríanydequémanera;cuántosmutilaríanyenviaríanalmundo.Losprisionerosmásfuertesseríanllevadosa Targoviste porque sobrevivirían más tiempo y, si todo salía bien, podrían sercanjeadosporlospocosqueMehmetestaríadispuestoaofrecer.Sitodosalíamal…bueno,yasevería.
—Voivoda —dijo Ion, entrando en la sala principal de Guirgui, después deesquivar el andamiaje que cubría la entrada; los turcos habían estado haciendotrabajosdereconstrucciónyhabíaherramientasdeobrerosdispersasportodaspartes—,¿losquieresahora?
Vladbajólamiradaypensóuninstante.Encircunstanciasnormalesseprocedíacondecoroanteesasembajadas,seseguíaunprotocolo.Porlogeneralnosesaludabaalosembajadoresconeljubónmanchadodesangreysesosdesusservidores.Peroaquéllaseran,porsupuesto,circunstanciasanormales.
—Sí,miamigo.Tráelos.Los cuatro estaban sujetos por sus hombres armados de flechas y espadas,
vestidos de nuevo con sus uniformes negros. Los subieron al estrado y quedaronjuntoalamesacubiertademapas,listas,sobrasdepanydecarne.VladlosmiróconatenciónyvioelcardenalqueteníaHamzaenlacara; laextraordinariaabundanciadepelorojodelgriego.NoloconteníaunturbanteyVladsospechóque,apesardesuconversiónalislamismo,unpelotangloriosoraravezestabaoculto.AHamzaselehabíacaídoelturbante,quizáporobradelgolpequelehabíaprovocadoelcardenal.Vlad se sorprendió al ver lo canoso que tenía ahora el pelo. Los otros dosembajadoresseguíanconlosturbantespuestos,aunqueunpocoladeados.
Mirólamesaqueteníadelante.Comoentrabaunabrisaporunodelosgrandesarcos de piedra, Vlad había sujetado los papeles con una maza y con clavosabandonadosporalgúnobreroenfuga.Sacóunodelospapelesquehabíadebajoyestudió losnombresque figurabanallí.AAbdulaziz lo recordabaamedias: eraunfuncionariomenordeMuradquehabíaascendido.AAbdulmunsif,elmásjovendelosdos,noloconocía.Cogiólapluma,lamojóenlatintayvacilóuninstanteantesdetacharunodelosnombres.Después,sinlevantarlamirada,dijoenvozbaja:
—Lonormal,¿noesdescubrirseenpresenciadeunpríncipe?Levantólosojos.Loscuatrohombreslomiraban,preguntándoseaquiénsehabía
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dirigido.Vladdecidióespecificarlo.—Abdulmunsif.Significa«ServidordelJusto»,¿verdad?Elhombretragósalivayasintió.—Sí,señor.—Ysindudaemulasatuamo.Porlotanto,trátameconjusticia.¿Nosedescubre
unoenpresenciadeunpríncipe?Elhombrepestañeó.QuienrespondiófueHamza,convozroncadetantogritar.—Túsabesporquéno,príncipeDrácula.—PorelejemplodelProfetaenpresenciadeAlá,elmásmisericordioso.—Vlad
bajó del estrado y se quedó delante de él con las manos juntas—. Pero así comotenemos la certeza de que el príncipe está aquí, ¿qué certeza tenemos de que estéDios?Aquíyahora.
Hamzasehumedecióloslabios.—Blasfemas.Loquedicesespecadoentureligiónyenlanuestra.—Noestoy seguro.QuizáDios, con el nombreque le queramosponer, está en
otro sitio en este momento. Ocupado con otros pecadores. —Se acercó aAbdulmunsif—.Justo,¿meharásjusticia?¿Tedescubrirás?
Elturcoempezóaestremecerse,buscandoaHamza,quehabíavueltoabajar lamirada.
—¡Effendi!¡Señorpríncipe!No…nopuedohacerlo.LoprohíbeAlá.Vladasintióysonrió.—Erestanvalientecomojusto.Abdulmunsifnoeraunhombrepequeño.PeroVladlolevantóconfacilidadpor
elcuellodelaropahastaelestrado,delantedelamesa.Hizounaseñaasushombresydosdeellosseadelantaronysujetaronalturcoporlosbrazos.Vladcogióunodelosclavoslargos.
—Admiroelvalor—dijo—,asíqueteayudaréamantenertefirmeentufe.Levantó elmazo, apoyó una rodilla en la nuca del turco, lo obligó a poner la
cabezaenlamesaydeungolpe,atravésdelturbante,lemetióelclavoenelcráneo.El grito del hombre fue corto. Las piernas se le agitaron un ratomásmientras loshombreslosostenían.Cuandofinalmenteseaquietó,Vladcogióotrostresclavosyselosmetiótambiéndeunsologolpe.Despuésseapartó.
—Abdulaziz—dijo.—¡No,señor,no!¿Ves?¿Ves?—Elhombre,máspequeñoymásviejo,estabade
rodillas,sinelturbante,mostrandolacalvicie—.Tesuplico.Teruego…Vladasintióydosdesushombresllevaronalhombrehastalamesayloarrojaron
encima.Vladseinclinó.—¿Abdulaziz?—dijoconsuavidad.El hombre, los ojos cerrados y balbuceando oraciones, no reaccionó. Vlad,
entonces,logolpeóunpocoenlasienconelmartillo.Ellloriqueocesó.—Muybien—dijoVlad—.Ahoraescucha.Noestukismetmorirestedía,sinoel
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díaqueDiosdecida…sihacesexactamenteloqueyotediga.Teacompañaránparacruzarelríoyotropocoporelcamino.Despuéscontinuaráshastallegaratuamo.Noirássolo,porquetucompañero,eljustoservidor,irácontigo,exactamentecomoestáahora.—Vlad se agachó y apoyó elmartillo contra el cráneo del hombre—. Peroescúchamebien.No,Abdulaziz,abrelosojosylosoídosyescúchame.—Elhombrelevantólamirada—.SinoentregasaAbdulmunsifaMehmetexactamentecomoestá,me enteraré y entonces…—Dio un sonoro golpe con el martillo—. Entonces teencontraré.Yesavezrezarásparaquehayaclavos.¿Entiendes?
—Sí,effendi.Sí,príncipe.¡Gracias!Sí…sí…Vladlevantóelmartillo,cortandoelflujodelaspalabras.—Llevadlo—gritó.Dos hombres levantaron al turco y lo arrastraron sacándolo de la sala. Vlad
esperóaquesecerraranlaspuertasantesdevolverahablar.—¿ThomasCatavolinos?Tragandosaliva,elgriegomirócómoseleacercabaVlad.—Tengolacabezadescubierta,príncipeDrácula.—Claroquesí.—Vladsonrió—.Yademás,unchistecomoésesóloesdivertido
laprimeravez.—Sedetuvodelantedelhombrearrodillado—.HeoídoqueestuvisteenTokat.
—Otrograduado.—Sí.Aunqueestoysegurodeque túestuvisteallíporvoluntadpropia.—Echó
unaojeadaaHamza,queseguíaarrodillado,mirandohaciaabajodesdeelgolpedemartillo—.Megustaríatuopiniónsobreelempalamiento.Creoquehehechoalgunasmejoras.He logradoacelerarelproceso.Práctica,quizá.—Volvióasonreír—. Ion,lleva a nuestro guapo amigo al patio.Asegúrate de que esté en un buen sitio paraverlotodo.
Ionseadelantó,agarróalgriegoporelpeloylolevantó.—¿Yése?—dijo,señalandoaHamzaconlacabeza.—Déjameloamí.Elrestopodéisiros.Ionfruncióelceño.—Dejarédosguardias…Vladnegóconlacabeza.—No,amigo.Miviejomaestroyyotenemosmuchodequehablar.Mejorquelo
hagamosasolas.YpacháHamzanoesdelosquematan.—Vladmiróhaciaabajo—.Miente.Corrompe.Peroseencargadequeseanotroslosqueasesinan.Vete.
Los hombres se fueron. La sala quedó vacía, salvo por los dos hombres, unoarrodilladoyelotrodepie.Vladvolvióalamesaycogióunjarroquehabíaallí.
—¿Un poco de vino, Hamza? ¡No, por supuesto! Tú eras uno de los pocoshombresenlacortedeMuradquenobebían.
Hamzalevantólacabezaycarraspeó.—Loshombrescambian.
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Sepusodepieyseacercó.—Vayasicambian.Vladllenódoscopasyofrecióuna.Hamzaesperóantesdetomar,mirandolamanodeVlad.—Nisiquieratetiembla.¿Sehavueltotanfácilparatimataraunhombrequeya
nivacilas?Vladleentrególacopayconunademánloinvitóasentarse;Hamzaaceptó.—¿Por qué habría de vacilar? Si alguna vez me ocurrió eso fue hace mucho
tiempo.Antes de que empezaran las lecciones.Y tú fuiste uno demis primeros ymejoresmaestros,aghaHamza.
—Yonoteenseñéeso.Tratédeenseñarteotrascosas.—¿Porejemplo?—Lasfilosofíasdelamor.Delacompasión.Talcomolasexpresanuestrosagrado
Corány tupropiaBiblia.En losversosdeCelaleddinyHakimOmarJayyam.¿Nolosrecuerdas?
—No—dijoVlad,acercándose,hablandoconsuavidad—.Loúnicoquerecuerdoahoraeslalecciónquemeenseñastecuandomehicisteinclinarsobreloscojines…
—Basta —dijo Hamza, apartando la cabeza—. No fue así, Vlad. Nosotros…compartimos…
—¿Cómoestámihermano?Lainterrupción,elrepentinocambiodeconversación,hizopestañearaHamza.—Radu…prospera.Elsultántieneporélunagranestima.—Nolodudo.¿Sontodavíaamantes?—Me…meparecequeno.—No.Radutieneahoraveinticincoaños.Mehmetbuscarálacompañíadealguien
másjoven.—VladllenódenuevolacopadeHamza,queyaestabavacía—.¿Ycómoestá mi viejo compañero de clase? Ahora, después de Constantinopla, lo llamanConquistador.MehmetFatih. Pero la necesidad de conquistar se puede volver tancompulsivacomolanecesidaddevino.—Levantólacopa—.¿Saciaráalgunavezsudeseo?
—Creoque…—He oído que se hace llamar Alejandro. Que no se detendrá hasta tener un
imperiotanextenso.Yaquíestoyyo.Yoymipequeñopaís.Ensucamino.—Todavía hay tiempo, príncipe. —Hamza dejó la copa en la mesa—. No lo
enfrentesenunaguerraquenopuedesganar.Ríndete.Envíaeltributo,elimpuestoenniños.Noloprovoquesmás.
—Creo que ya no hay vuelta atrás, maestro —respondió Vlad, doblando unpergaminoparadesviarunhilodesangredeembajadorque ibahaciaél—.Cortarélas narices de todos estos hombres y se las mandaré en bolsas. Le quemaré lascosechas,lemataréelganado.Empalaréasussoldados,ysilagenteseacostumbraaesoinventarémétodosnuevosymejoresdemuertelenta.
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—Pero…¿porqué?—Hamzatragósaliva—.¿Porquéeste…exceso?—Para hacer exactamente lo que me dices que no haga: provocarlo. Para
obligarloavenirapormícuandoaúnnoestápreparadodeltodo.—Vladasintió—.¿SabesquénoshacíancantarenTokat?«Torturasaotrosparaqueellosnopuedantorturarte».Eraellemadeaquelsitio.—Vladsonrió—.¿YnoeraesoloqueMehmethabíaplaneadoparamí?Lepodríahaber traído todoelorodeValaquiaydiezmilniñosdeprimera,yalanochecerestaríaenunajaulayelgriegotrataríadequebrarmecamino a Constantinopla. Prepararme para que Mehmet… pudiera divertirse conmayorfacilidad.¿Noescierto?
Teníapocosentidonegarlo.Hamzaasintióconlacabeza.—Por supuesto. Sabes que Mehmet y yo nos entendemos. Nos mandamos
mensajes. —Vlad se inclinó sobre la mesa—. Suena tan glorioso: el NuevoAlejandro. Pero la historia ya no nos cuenta cuántosmurieron demanera horriblepara que el macedonio pudiera construir su imperio. Y este Fatih… ¿cuántaspersonasfueronmatadasbrutalmentealabrirlosmurosdeConstantinopla?¿CuántosniñosyniñasfueronvioladosesedíaenelaltardeSantaSofía?—Vladselevantó—.Si fuera a seguir algún ejemplo histórico, no sería el del macedonio sino el delcartaginés.
Hamzatambiénselevantó.Letemblaronlaspiernasyseapoyóenlamesa.—¿Aníbal?¿Porqué?¿Nofueelmáscrueldetodos?—Porque fue elmás cruel de todos.AtacóRoma, una nación cinco vecesmás
grande, y la golpeó una y otra vez. Hacemenos de cien años, un pastor del este,Tamerlán,hizolomismo,aplastandoalosturcos,matandoalsultán.—LosojosdeVladbrillaban—.Yonopretendo serAlejandro.Peropuedo serAníbal.Puedo serTamerlán.
—No,Vlad—dijoHamza,acercándose,cogiendoalmásjovendelbrazo—.Túserásloqueyatellaman:KazikluBey,«elPríncipeEmpalador».¿Eséseelnombreporelquetegustaserrecordado?
—Hamza—dijoVlad,levantandolamanodelotroysosteniéndola—,sitriunfo,sólosemerecordarácomoelhombrequeliberóValaquia.
Semiraron unmomento y entoncesVlad le soltó lamano, volvió a lamesa ycogiólamazaqueestabaallí.Cuandovolviósonreía.
—¿No tepareceextrañoquesemeconozcaporunahabilidadqueaprendícasisentado en tus rodillas?Pero si uno tiene reputaciónde algo, debe cuidarla.—Fuehacialapuerta—.Ven.Tengoalgoquemostrarte.
Hamzanolosiguió.—Yahevistoempalamientos,príncipe.—¿Tedascuenta?Conocenaunoporalgoy…—Vladhizoungestodetristeza
—. No, agha Hamza. Te iba a mostrar otros frutos de tus enseñanzas. Tú siguessiendoelhalconeroprincipal,¿verdad?
—Tengoeltítulo.Peromequedamuypocotiempoparadedicarloalasaves.—
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Hamzaempezóaseguirlo—.¿Túcoses?—Ay,tengoelmismoproblemadetiempoquetú.—Abriólapuerta—.¿Tienes
todavíaelguantequetehice?—Lollevoconmigo.Nuncaviajosinél.—¿Deveras?—Vladinclinólacabeza—.Esparamíunhonor,enishte.Salieronal patio.Hamzamiró alrededor.Enel ladooeste, los integrantesde la
guarniciónquenohabíanmuertoonohabíanlogradohuirestabanreunidos.Valacosconflechaspreparadaslosvigilaban.Otrosestabanalladodecaballos.Desenrollabancuerdas. Había manojos de estacas apoyados unos en otros como pajares de lasgranjasvalacas.Nadiesemovía.Hamzaseestremeció.
Vlad no había mirado. Siguió caminando, entró por la puerta de la torre este,subióporlaescalerahastalahabitaciónquehabíanocupadorecientementeHamzayThomas.El turcovioquesuscosashabíandesaparecido.EnsulugarhabíaunbaúlconunDragóndeplatarepujadoenlatapa.
Nosedetuvieronenlahabitación.Siguieronhastaeltorreón.—VistemihermosoPríncipeNegroperonoloconociste—dijoVlad.Fuehastalaperchaquehabíaallíinstalada,sepusounguante,alargólamanoy
desatólapihueladelaveylahizosubirasumano.—Es una verdadera belleza —murmuró Hamza, admirando otra vez el azor
tiercel—.¿Polluelooperegrino?—Peregrino, alabado sea Dios. Capturado el año pasado. Tiene ya unos cinco
años,¿noteparece?¿Veseltinterojoenlosojos?Aquellosojossemovíanconrapidez,buscandocarne.Vladmetiólamanoenuna
bolsaquecolgabaallíylediounbocado.—Lo tenía un imbécil que trató de adiestrarlo. No pudo. Yo sí. —Inclinó la
cabezahaciaelpájaro,arrullándoloconsuavidad—.¿Siguesadiestrandosobretodosacres,Hamza?—preguntó,sindejardemirarelpájaro.
—Dehecho,tengouno…Seinterrumpió.HabíaalgoenlosojosdeVlad,untinterojocasicomoeldelave.—¿QuieresvercómocazaKaraKhan?—dijoVlad—.Esunverdaderopájarode
cocineros.Lohevistocazardiezconejosenundía,tresliebres,palomas…—Laspalomassonduras—dijoHamza,incómodo,aunquenosabíaporqué.—Yrarasenestaépocadelaño.Noséquépodríamos…Vladsoltóderepenteunsilbidoagudo.Yenla torredelaentrada,cercadelas
almenas, se abrió un postigo. Por el hueco salió un ave, y por la manera en quevolabaHamzasupodeinmediatoqueeraunsacre.Susacre.
—Mata—dijoVlad,levantandoelpuño.No fue una persecución larga. El sacre acababa de salir de las jaulas,
desorientado,volandosobreterritorionuevo,territorioqueelazoryahabíarecorrido.Sinembargo,elsacrevioqueseacercabaelotro,cincogolpesdealayplaneo.Tratódesubir,devolarmásrápido,deusarlasalasmásgrandes.Peroalazorlegustael
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vientre. Otros cinco golpes de ala, vuelta patas arriba, planeo. Garras extendidasclavándose.
Lasdosavesbajaronenespiral.Pocoantesdellegaralsueloelazordiolavueltaparaquedarencimaysoltóalotropájaro,quequizáyaestabamuerto,peroloestuvodefinitivamente cuando chocó contra el suelo helado junto al pequeño puente. ElPríncipeNegroseposó,plantandounagarramientraselvientoquellegabadelríoleacariciaba las plumas. Miró alrededor una vez y después hundió el pico paradesgarraryarrancar.
Antesdehablar,Hamzaseaseguródequepodíacontrolarlavoz.—Vuelabien.¿Nolovasallamar?—No—dijoVlad,quitándoseelguanteydejándoloallí—.Quesealimente.Dio media vuelta y fue hasta el lado del castillo. Todos los hombres miraban
haciaarriba.Prisionerosatados.Guardiasconcuerdas,poleas,estacas.Esperando.Elsilencioeratotal.Vladlevantóunbrazo…
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34Guerra
Juliode1462,sietemesesmástarde
ElcrepúsculoestabaafectandolosojosdeIon.Cadavezquemirabaaunode loscompañeros, lacaracambiaba, los rasgos se
convertíanenotrosrasgos.AlNegroIlie,allísentadoconaquellacaraoscura,selealargaba la nariz, se le hundían los ojos, se le aclaraba el pelo… y en su lugaraparecíaGheorghe.Gheorghe,aquienunaflechahabíaatravesadolosdospulmonesmientrastratabadedeteneralenemigoenelvadosobreelDambovnic.Habíapasadotresnochestosiendosangreperolohabíanllevadoconellosmientrasretrocedíananteelavancedelenemigo,dejandosu recuperaciónenmanosdeDios.Perocuandoalcuartodíanohubosignosdemejoría,Ionrecibiólabendiciónahogadaensangredesucompañeroylecortóelcuello.Nopodíaseguir.Ynodejabananadiealosturcos.
Por eso no debería estar allí. Porque Ion creía que Gheorghe se habíatransformado en un varcolaci, uno de los muertos vivientes, a quien el abrigo deDragón negro se le estaba convirtiendo en piel de lobo, y quemostraba un deseoevidenteenaquelrostrotanpálido:quelovengaranenquienlohabíamatado.PorquecuandoIonllevólamanoalcinturónnofueparasentirelconsuelodelaespadasinodelcrucifijo.
Miró:losrasgosserealinearon.EraIlieaquienteníadenuevoenfrente,Iliequedecía:
—¿Estásbien,vornic?Ion asintió, apoyó la cabeza en las rodillas y cerró los ojos. ¿Cuándo había
dormido por última vez, dormido de verdad? ¿Cuándo había dormido alguno deellos? Pasaban la mayoría de las noches haciendo todo lo posible para retrasar alenemigo. Quemando todas las cosechas que había en los campos ya en julio.Vaciando las granjas, tanto las pequeñas propiedades de campesinos como lashaciendasdelosboyardos,detodoloquesepudieracomerobeber.Empujandoalagentedelantedeellosconlopocoquepudierallevarse,matandoalosanimalesquenosepodíatrasladar,tirandoloscadáveresenpozosousándolosparataponararroyosy envenenar toda el agua.Si nodormían, almenos comíanbienybebían antesdeenvenenar. Los turcos, en el veranomás caliente que se recordaba,mataban a susperrosycamellos,asícomoaloscaballosquemoríandesed,yasabanlacarnesinnecesidaddefuegosobrelosardientespetos.
Yduranteeldíaluchaban.Nolibrandobatallas,desdeque,tratandodedeteneralenemigo, habíanmatado a tantos soldadosque elDanubio sehabía teñidode rojo.Losvalacoscombatíanporasalto,saliendodedebajodehayasyroblesparaatacaracualquieraqueseapartarade lacolumnabuscandodesesperadamenteaguapotable.
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Tendían emboscadas en los barrancos, echando a rodar troncos para aplastar lastropas,usandoarcabucesparadisparar, aterrorizandoahombresyanimalescon lasexplosiones de la pólvora. Atacaban con enfermedades, enviando a los enfermosvestidos de turcos hacia el campamento enemigo, ofreciéndoles como premio elmartirio simorían y oro si lograban regresar con vida. Y a todos esos hombres ymujeresquetosían,Vladlosbesabaconfuerzaenloslabiosylosbendecía.CuandoIonintentódisuadirlo,elpríncipesólodijounapalabra:
—Kismet.Pero pormucho que combatieran, pormuchos quemataran, los turcos seguían
llegando.SerumoreabaquehabíanatravesadoelDanubionoventamil.Losvalacosnuncasumabanmásdeveintemil.Yaunqueelenemigoestuvieradiezmadoporlasbatallas,lasenfermedades,elhambreyelterror,almenoslamitadseguíaavanzandodemaneraimplacablehaciaTargoviste.Ionsabíaqueelejércitovalacoenretiradanollegabaacincomilcombatientes.
Ionvolvióa levantar lamirada; sino lohiciera sequedaríadormido.Vioa losoficialesdeaquelejércitomenguantesentadosencírculosconcéntricosalrededordelacuencadeunpequeñoclaro.Enlosbordes,elrestodelejércitoestabafuertementeunido,siguiendolasórdenesdeVladantesdepartirtresdíasantes.
—Regresaréantesde lapuestadesoldel tercerdía, Ion.Quenosemuevandeaquí—habíadichoantesde irse,vestidode turcoyacompañadonadamásqueporStoica.
Y de algún modo Ion había logrado retenerlos no cerrando los ojos, conamenazas, con promesas, con llamados a la lealtad a su príncipe y a laVerdaderaCruz.PerosiVladnoregresabaesanochesóloquedaríaDios.YÉlnobastaríaparamantenerlosunidos.
Unavozlehizolevantarlacabeza.—Vornic —dijo un hombre que tenía enfrente—, se está poniendo el sol. No
vendrá.Elhombrehabíahabladoenvozbaja.Perotodoslossonidossepropagabanenel
cuencodelclaroylosdoscientosoficialeslevantaronlamirada.—Todavíahayluzenelcielo, jupanGales.Nuestrovoivodasemereceunpoco
derespiro.—Nomucho—mascullóGalesenvozlobastantealtaparaquetodoslooyeran.Ionloobservóconatención.Eraunhombrebajoyredondo,deunagorduraque
las privaciones y la campaña poco habían podido reducir. Uno de sus ojos era demadera, pintado.Aseguraba que lo había perdido luchando porDrácula unos añosantes,aunquelamayoríacreíaenelrumordequelohabíaperdidoalcaerborrachosobre una estaca de una cerca.Muchas veces Ion se preguntaba por quéGales sehabíaquedado.Eraunodelosdosúnicosboyardosqueseguíanenelejército;elotroeraCazan,cancillerdeDráculytanlealalhijocomoalpadre.Losotroscincohabíandesertado de inmediato, discretamente, dejando papeles donde detallaban diversos
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pretextos,llevándoseasushombres.PeroGaleseraelhermanodeStepanTurcul,yStepan,elTurco,llamadoasíporeltiempoquehabíasidoprisionerodeguerra,eraelmásgrandedelosboyardos,elsegundohombredelreino.Ionsuponíaquemientrasno derrotaran por completo a Vlad, o lomataran, sobre todo, ninguno de ellos seatreveríaadesobedecerle.
AhoraparecíaqueGalessepreparabaparaesadesobediencia.EIonsabíaquesino loparabaya,almenos lamitadde losoficialesqueestabanallí sentadosse iríaconél.Peroelagotamientoleatabalalengua.¿Quépalabraspodríausar?
Sin embargo, no fueron necesarias. El Negro Ilie, sentado a la derecha delboyardo,alargóelbrazo,apoyólaenormemanoenelsuyoyloapretó.Galessoltóunchillido y el único ojo se le encendió en señal de dolor y protesta. Pero no siguióhablando,eIonsonrió.Unosañosantes,cualquiercampesinoqueosarasiquieratocara un boyardo colgaría pronto de la ramamás cercana. Pero Ilie estaba vestido denegroyllevabaeldragóndeplata;eraunodelosvitesjideVlad,unodesuselegidos.Hacíantodoloquesuvoivodalesordenaba.Galeshabíavistoloqueesosignificaba,ysecalmó.
Ionmiróhaciaeloesteyfuelaprimeravezquenonecesitóprotegerselosojosconlamano.Elsolseestabametiendopordetrásdelbordedelcuenco.Prontoseríadenoche.Vladnohabíaregresado.
Entonces, con los últimos destellos del sol, algo semovió. Ion vio una siluetaconocida, un turbante enemigo. Iba a gritar que habían sido sorprendidos por eladversariocuandolafigurasaliódeldestelloeIonvioquiénera.
—Todosenpieporelpríncipe—gritó.Loshombresselevantarondeunsalto,cepillándoseelpolvodelaropa,mirando
entodasdirecciones,tratandodeverentretodoaquelmovimientounoenespecial.Elhombrequeavanzabaentreellosnollamabaespecialmentelaatenciónylamayoríabuscaba a su voivoda vestido de negro. Pero todos vieron finalmente a alguienvestidocon la ropa turcamássencilla.Nounguerrerosipahi,nisiquieraunakincireconociendoelterreno.Unartesanoquellevabaunturbantegris,unatúnicaamarillamanchada, shalvari anchos y alpargatas. Pero detrás de él, vestido con uniformenegro,ibaunasombra,StoicaelCallado,llevandolaGarradelDragón.Loshombresreconocieronalamoporelhombre…yporelarma.
Ion, como todos, hizo una profunda reverencia al reconocerlo.Agarró lamanoqueletendíanyVladloatrajohaciaél.
—¿Todavíaestáisaquí?—susurró,aceptandoelodredeaguaqueIonleofrecíaantesdetomarunlargotrago.
—Porpoco—respondióIon.—Muybien—dijoVlad,apartándose.Levantólamano,sequitóelturbanteyel
largopelonegro lecayósobre laespalda.Después,con losbrazosabiertosdiounavuelta completa,mostrándose—.Compatriotas—gritó—, os traigo buenas noticiasdelcampamentoturco.Todosquierenvolveracasa.
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Gritosdeasombro,dealegría.—Sólotenemosquedarlesunpequeñoempujón—añadióVlad.—¿Pequeño?¿Dequétamaño,voivoda?—resonóungritodesdelasladeras.—No muy grande —respondió Vlad—. Lo único que tenemos que hacer es
matarlesalsultán.Gritosahogadosdeasombro,algunascarcajadas.Seoyódenuevoaquellavoz.—¿Podemosentonceshacerquevengaaquí?Micaballotienediarrea.Risasmásfuertes.—Entonces tendrás que conseguir otro, Gregor. Porque tendremos que ir a
buscarlo.—¿Quéplanhasconcebido,voivoda?NohabíahumorenlavozdeGales.Envezdecontestar,Vladdiomediavuelta,entregóelturbanteaStoicaysacóla
espadaque llevabaen lavainasusirvientey la levantóenelaire.Gales retrocediótropezando,peroVladnofuehaciaél.
—Acercaos—gritó—,paraquetodospodáisver.Entonces,conlapuntadelaespada,enlaarenadellechosecodelarroyo,dibujó
lacircunferenciadeunarueda,conundiámetrodeldobledelaalturadeunhombre.Despuésempezóahacerloscuatrorayos.
Cuandosushombresterminarondereunirseentresapretadoscírculos,elprimeroymásapretadoformadoporlosvitesjiylosdosboyardos,Vladhabíaterminadolafigura.Entoncessecolocóenelcentro.
—Mehmet—dijosinlevantarlavoz,clavandolaespadaenlatierra.Seapartóylaluzcrepuscularproyectóuncrucifijomóvilenelsuelo.—Laespadaeseltugdelsultán.Selevantadelantedesupabellónenelcentrodel
enormecampamentoquesemontacadanoche.AquísesientaMehmet,rodeadoporsu ejército.Aquí toma sus sorbetesmientras sus hombres semueren de sed.Aquíentretieneasus…amigos.Aquítienecuarentamilrazonesparacreerqueestáseguro.—Vladlevantólamirada—.Peronoestáseguro.
Fuehastaelbordedelcírculo,seinclinóycogióunpuñadodeguijarros.—Estas líneas—dijo—son los cuatroprincipales caminospara llegar.Aunque
alrededor hay una telaraña de cuerdas que sostienen una ciudad de lonas, esoscaminossiempretienenqueestardespejados.Paralosmensajeros.ParaMehmet,quepuedederepentedecidirsaliracaballoycazaropracticarlacetrería.Esoscaminossonsuvíadesalida.—Sonrió—.Tambiénsonnuestravíadeentrada.
Empezóacaminaralrededordelacircunferencia,dejandocaerguijarros.—Enelbordeexteriorestánlasmasasdereclutas,lainfanteríayayadeAnatolia.
También susakincis, los exploradores e invasores que vienen de las montañas deTartaria y los sueltan delante del ejército.—Vlad sonrió—. Los hemos matado amillares.—Echóaandarhaciaelcentro,esparciendoguijarros—.Aquílosbelerbeysdelasprovinciasinstalansuspabellones,rodeadosporlosguerrerossipahisquehan
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traído…deAnatolia,deRumelia,deEgiptoydelasorillasdelmarRojo.Amedidaquelosnombrabaibacayendounapiedraencadacuadrante.Ion,alver
queelpríncipeteníalasmanosvacías,buscómásguijarros.Vladloscogióysiguiótirandoynombrando.
—Aquí,máscerca,estánlasortasde los jenízaros,yaquí losquesonaúnmásselectos.Aladerechadeltug,laderechadeMehmetporquesutiendamirahaciaLaMeca, está plantada la oriflama roja del ala derecha de la caballería familiar.A suizquierda,elestandarteamarillodelalaizquierda.
VladseapoyóenlosguardamanosdelaGarradelDragón,elizquierdodobladoparasiempre,recordatoriodeltriunfosobresuprimoVladislavencombatesingular.Fuedejandocaerlosúltimosguijarros.
—Aquí,enelcorazóndelcampamento, rodeandolosdospabellonesqueusaelsultán,unoparadormir,elotroparasuConsejo,estánloshombresmáscercanosalsultán.—Unguijarro—.Losmuteferrikasconsusalabardas.—Otroguijarro—.Susguardiaspeyks, losqueno tienenbazo.—Guijarro—.Aquí, lossolaks,queusanelarco con lamanoderecha, y aquí los que lo usan con la izquierda, demaneraquesiempre está protegido.—Guijarro. Guijarro—.Y aquí, en el centro de todo, estáMehmet.—Vladapoyóelúltimoguijarroenelmetalydejóquesedeslizaraporlahojahastaelsuelo—.Unhombre.
Vladdiounpasoatrásyseñalóconlamanoelcaminosur.—Marcharemosporallícon la lunaanuestraespalda.Séque losakincishacen
aquí su trabajo de mala gana. Los sipahis, que están más allá y vienen del este,sufrieronlamayorpartedelaguerradelañopasadocontralosuzbecosdelaOvejaBlanca.Notodoestábiendebajodelaoriflamaamarilladelalaizquierda.Mehmethizoqueestrangularanasuveteranocomandanteconunacuerdadearcodesedaelañopasado,ysusucesorha tratadodecompraramorconraki,quebebenahoraenvezdelaguaquedebenguardarparaloscaballos.
Ante sus palabras iba creciendo un murmullo, un zumbido de asombro. Vladlevantóunamanoparahacerloscallar.
—Y aquí están los peyks. La extirpación del bazo quizá les haya dado untemperamentomásconciliador.Quizáleshayaquitadotambiénferocidad.Yalfinalsólo ellos se interpondrán entreMehmet y yo.Un hombre.—Vlad se enderezó—.¿Alguienquierehacerpreguntas?
Gales,elboyardo,diounpasoadelante.Perofue lavozgravedelNegro Ilie laqueresonóprimero.
—Voivoda,algunoshemosvisitadocampamentos turcos.Algunoshemosvividoenellos.Pero¿cómo,porlasgigantescaspelotasdeSansón,sabestodoesto?
Cuandocesólarisa,Vladsonrió.—Eso tiene respuesta fácil. Había un desgarrón en la pared de la tienda de
Mehmet.Yolareparé.Vlad dejó que las expresiones de asombro duraran más que la risa y después
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prosiguió.—Todos sabéis que los turcos tienen dos campamentos, uno que están
construyendoyotrodesmontando,yvansaltandounosobreelotrodemaneraqueelejército pueda avanzar con facilidad. Esta mañana entré en el que estabanconstruyendo.Paséeldía recorriéndolo,hablandocon lossirvientesy losesclavos.EntoncessemepidióquecosieraelrasgóndelapareddeMehmet.—SevolvióhaciaIon—.Parecequenoheolvidado todas lashabilidadesaprendidasenEdirneporsilleganmalostiempos.Aunquenohicebieneltrabajo.Unonuncasabesivaaquerersalirdeuncampamentoporlasparedesenvezdeusarlapuerta.—Miróalrededor—.¿Máspreguntas?
FueGalesquienhabló.—Noestoysegurodeentenderbien.¿Cuántoshombreshayensucampamento?—Tienen gente dispersa por todas partes.Hay fuerzas empleadas para capturar
diferenteslugares.Calculoquehabrácercadetreintamilpersonasalrededordeltug.Másomenos.
—Más o…—El boyardo quedó boquiabierto—. ¿Y planeas entrar allí con loscuatromilquequedamos?
—No—dijo Vlad—. Irán dos mil conmigo desde el sur. Un poco después túllevaráslosotrosdosmildesdeelnorte.
—Yo…yo…—farfullóGales—.Peroaunqueelaccesoalsultánestébloqueadopor hombres incapaces, borrachos… sin bazo, todavía quedarán cerca de diezmilsóloenesazona.—Pensarenesolequitóelmiedo—.¿Hasperdidoeljuicio?
Loshombresempezaronacuchichear.Vladnosesumóaellos.—¿Y tú has perdido el ánimo? —dijo, acercándose a él. Eran de la misma
estatura, y se miraron fijamente—. Has visto lo queMehmet hizo a nuestro país.Sabesloqueharátodavíasinoselodetiene.Nopodemosvencerloacampoabierto.Sólopodemosretrasarsuavanceconataquesydestrucción.—Lebrillaron losojos—.Pero lopodemosdetenerconunasolaestocada.Enel terrorde lanoche,enelcaos de su campamento, un puñado de hombres que saben exactamente qué hacerpuedenacabarlaguerra.Puedensalvarsupaís.Puedenquizásalvarelcristianismo.
Habíahabladoconelboyardoperotodosloshombresqueestabanallílooyeron.Sevolvióhaciaellos.
—Cruzados—gritó,conunavozqueresonómásalládelclaro,subiendoporlasladerashastalossoldadosquesehabíanreunidodelotroladoalcircularlanoticiadesuregreso—,nuestrodestinoestáenlapuntadenuestrasespadas,levantadasalpiede la cruz de Cristo. Simorimos en estaGuerra Santa,morimos comomártires yvamos al cielo y nos sentamos a la diestra de Dios y se nos perdonan todos lospecados.Sivencemos,vengamosConstantinopla.ConquistamosalConquistador.—Sacólaespadaylasostuvoenalto,elevandolavoz—.¿SeguiréisalhijodelDragónhastalavictoriaohastaelParaíso?
El grito había volado hacia el otro lado del claro. Entonces hubo un ruido de
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vocesquebrotabandelosoficialesqueestabandentroydeloshombresqueestabanmásalládelborde.
—¡Victoria!Vladdejóquelasvocesretumbaranduranteunratoydespuéslevantóunamano
pidiendosilencio.—Acercaos a vuestras fogatas, afilad vuestras hojas. Alimentad a vuestros
caballos,comedloquepodáis,dormidsipodéis.HacedlaspacesconDiosyconelprójimo.Reuníosenellindeorientaldelbosquedoshorasdespuésdemedianoche.Ypreparaosparamarcharhacialagloria,enestemundooenelotro.
Lasvocesvolvieronaresonar:—¡Victoria!Losoficialesdieronmediavueltayempezaronasalirdelclaro.Unosequedó,conelúnicoojodesorbitado.—¿Estanoche?¿Atacasestanoche?—Atacamos,jupan.¿Oacaso tendráquecomandarotro las fuerzasdeAmlasy
Fagaras?Aquelojoúnicosecentró.—Yolascomandaré,príncipe.Comosiempre.Despuésdiomediavueltaysiguióalosdemásporlaladera.VladeIonmiraron
cómoseiba.—Nointervendrá—dijoIon.—Creoquesí.Sabeloquelepasaráasufamiliayaélmismosiyotriunfoyél
mehafallado.Perosinolohace…—SevolvióyentregósuespadaaStoica,quelametióenlavaina,inclinólacabezaysemarchócorriendo.Vladempezóaseguirlo,subiendodespacioporlaladerahaciasupropiocampamento.Ionveíalocansadoqueestabasuamigo,ahoraquehabía trazadoel rumbo—.Sino lohace, túestarásallíparamatarloyconducirasushombres.
Ionsedetuvo.—¿Yo?Yoestaréatuladoparaprotegerte,comosiempre.Vladsedetuvotambiénymiróhaciaatrás.—Esta vez no, viejo amigo.Necesito tu espada en la espalda o la garganta de
Gales.Necesitoqueocurraelsegundoataque.—¿Entoncesporquénomedejasqueyolocomande?—Lo harás, en los hechos. Pero Gales tiene que aparecer al frente. Los otros
boyardos están dudando. Sobre todo en Targoviste. Si el jupan Turcul ve que suhermanosigueluchandoamilado,quizásemantenganfirmesunpocomás.Entoncessítendrélaespaldacubierta.
Habían llegado a la cresta. Los senderos surcaban la tierra dentro del espesobosque de robles y hayas deVlasia, ocultando el ejército valaco a los ojos turcos.Unollevaba,apocospasosdedistancia,alatiendadeVlad.
Ya losdoshombresquehabíadelante.Alprincipio Ionno lesvio lacara, tan
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rápido había oscurecido entre los árboles. Se dio prisa, preparándose paraahuyentarlos sin importar quénoticias tuvieran, porque el príncipedebía descansarparapoderconducir suejércitoa labatalla enunaspocashoras.Peroentoncesvioquiéneseranynopudodecirnada.
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35Promesas
Vladtambiénlosvio.—Eminencia—dijo,arrodillándoseparabesarelanillodelmetropolitano—,¿qué
tetraedesdeTargoviste?Elsacerdoteeraaltoydelgado,ytomabaconmásseriedadsupapelespiritualde
representantedeDiosquemuchosdelosquehabíanengordadoconlosbeneficiosdesuposición.Surostroserioestabaahorapreocupado.
—Tengonoticias,príncipe.Ynopudeconfiarennadieparaquetelastrajera.—Entiendo. Un momento. —Se volvió hacia el otro hombre, metido en una
abollada armadura incrustada de polvo y con el rostro tan sucio que casi no se loreconocía—.¿Ytú,Buriu,elmáslealdelosboyardos?¿Tampocopudisteconfiarennadieparaenviartusnoticias?
—Ay, príncipe—respondió el hombre—, no me quedaba nadie vivo en quienconfiar.
Ion se estremeció.Vlad se había visto obligado a enviar aBuriu al este con lamitaddesuejércitoparadefenderlafortalezaclavedeChilia.Nodelosturcos.Desupropioprimo,suantiguocompañerodefuga,StephendeMoldavia,quehabíaelegidoesemomento para traicionarlo y, por amor deDios, tratar de apoderarse de lo quemásquería.QueBuriuestuvieraallídenuevo,solo…
Vladdebíadehaberpercibidolomismo.—Entremos,amigos.Yhablemostranquilos,osloruego.Lasnoticiasdelviejoboyardofueron transmitidascondiscreciónyrapidez.No
habíamuchoquecontar.—Los hombres que envié a hacer un reconocimiento no volvieron. Sabía que
tenía que actuar con rapidez, para que el maldito moldavo no se apoderara de lafortaleza.Perodebedehabersidoélquienavisóalosturcos…—LavozdeBuriusequebró—.Nosesperaronentrelosjuncosalosdosladosdeunpuente.Dejaronpasaralamitaddemishombresyentoncesatacarondesdeamboslados.Nossuperabanenproporcióndecincoauno.Yo…estabaenlaretaguardia.Todavíanosécómoescapé,porquésemeperdonó…
Elviejoseechóallorar.Vladsesentóasuladoylepusounamanoenelhombro.—Nomoriste,spatar,porque tenecesitabaami lado,comoamigomásantiguo
deDrácul.Elviejolevantólamiradaysesecólaslágrimas.—¿Esciertoloqueheoído?¿Quemarchasestanochecontraelcampamentode
Mehmet?—Sí,escierto.Elviejoboyardoselevantó;lecrujíantodaslasarticulaciones.
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—Entoncestengoqueiraquemequitenlasabolladurasdelaarmadura.—Miseñor.—Vladselevantótambién—.Hashecholosuficiente.Descansaesta
noche.—¿Cuando la bandera del Dragón flamee contra el enemigo? —Ensayó una
pequeñasonrisa—.Tupadrenomeloperdonaríanunca.Seagachóparasalirporlapuertadelatienda.Stoicaentrócargadodepan,carne
yvino.Vladdiomediavuelta.—¿Medisculpas,Eminencia,si…?Elsacerdotehizounademánhaciaelqueso.—Necesitarás sustento, príncipe, para el intento de esta noche. Y también, lo
siento,paraloquetengoquedecirte.Vladsesentóysepusoabeberyamasticar.—Teescucho.—Sabes que cuando subiste al trono yo no estaba seguro de tus intenciones.
Pensabaquequizánoerasmásqueotrodelostantosvoivodasquebuscanelpodernadamásqueparasupropiagloria.
—¿Yahora?—Hevistoloquehaslogrado.Puedohabercuestionadoalgunodetusmétodos…
—Elpreladotragósaliva—.Perohevistolosresultados.Unpaíslibredebandidos,dondeloshombresylasmujerespuedenvivirsinmiedoaqueotrohombrelesrobelopocoquetienen.UnpaísdondelaIglesiaprospera,porquehassidounentusiastabenefactor.Yloquevasaemprender,estacruzada…
Conunsuspiro,Vladlointerrumpió.—Eminencia,me alegro de queme apruebes. Siempre he tratado de seguir los
dictadosdelaIglesia,haciendoalgunasadaptacionespersonales.—EchóunamiradaaIon—.Perodentrodeunashorasmeenfrentaréamimayorenemigo,ysinotriunfoseperderátodamiobra.Ylamiradaquetienesmellenademiedo.Nolanecesito.Porfavor,dimeporquéviniste.
Elsacerdoteasintió.—Entoncesescuchaesto:losboyardosconspirancontrati.Vladsonrió.—Podrías haberte ahorrado el viaje desde Targoviste. Cada vez que grazna un
cuervoenelbosquemecantalamismacanción.—Peroahoracreenquetienenunarmaconlaquepuedenatacarte.—¿Quéarma?—Lamujer,IlonaFerenc.Iondiounpasoadelante.Vladselevantó.—¿Estábien?—Miseñor,estáencinta.Vladcerrólosojos.Porunmomentonoestuvoallí,ydejódeserunpríncipeque
sepreparabaparaunabatalla.PorunmomentoestuvodevueltaenlacasadeIlona,
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ensucama,sólounamante,eIlonaleprometíaalivio,sinconsecuencias.«Esseguro,miamor.Esseguro.Conozcomistiempos».Habíamentido.Laúnicapersonaquenolementiríanuncalohabíahecho.Elsacerdotemirólostemblorosospárpadosdelpríncipe.EchóunaojeadaaIonysiguióhablando.—Ylosboyardos,quesiemprelahanodiadoporlainfluenciaquetienesobreti,
porelhechodequenotecasarásnuncaconningunadesushijasmientrasellaviva,venestocomounaoportunidadparahacertedaño.
Vladcerrólosojosyasintió.—Pormijuramento.—Sí.Tu juramentodequeno tendrásmáshijosbastardos,pronunciadoante tu
confesory reafirmadoantemíenel altardeBisiericaDomnesca. Siguen creyendoque no te casarás con ella. Que romperás la promesa y te deshonrarás y ladeshonrarás a ella.Y que sobre todo romperás tu pacto conDios cuandoValaquiamáslonecesita.
—Entiendo.—Vladlevantólacabezayescuchó.Detrásdelalonaunejércitosepreparaba para la batalla. El silbido del acero rozado por la piedra de afilar. Losgolpesdemartilloenlasarmadurasparaquitarlasabolladuras.Cerca,enalgúnsitio,unhombrecantabaunadoina,untristelamentodepastorporunamorperdido.Vladescuchóuninstantelalastimeramelodía,esperólaarmonía…quellegó,perfecta,deunavozmásaguday juvenil.Despuésasintió,aceptó lavoluntaddivinaygritó—:¡Stoica!
Susirvienteapareció.Llevabaungambesón.Vladempezóaquitarseelatuendoturco.
—Eminencia,cuandonosreunamosbendeciráslahostiaybesaráslabanderadelaSantaCruz.DespuésregresarásaTargovisteyteencargarásdelospreparativosdenuestraboda.—Reducidaahorasuropaaunblusón,VladabriólosbrazosyStoicalepusoencimaelgambesónyde inmediatoempezóacinchar lascorreasdecuero—.Dentrodeunasemana,almediodía,enlaFiestadelossantosJuanySimeón,iréalaBisiericaDomnesca.Iréenelataúdoapie.Siocurreloprimero,quieroquesecanteunamisapormialma,porquehabrémuertocomopríncipeguerrerodeValaquia.Siocurrelosegundo…bueno,quesuenenlascampanasnupciales.
Stoica, habiendo terminado la primera tarea, recogió las piezas de acero, losescarpesylascanillerasparalaparteinferiordelaspiernas.Vladmirólaarmaduranegra apilada a su lado. Por ella habían pagado una fortuna a los artesanos deNúremberg.Muydiferentede lascosasprestadasque sehabíapuestopara subiraltrono.
«Quélargohasidoelcaminodesdeentonces—pensó—.Tantospecados».DetuvolasmanostendidasdeStoica.—Eminencia,¿escucharíasmiconfesión?—preguntó,arrodillándose—.Aunque
nosésitendrétiempoparacumpliralgunapenitencia.
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Porprimeravezelmetropolitanosonrió.—Trae la cabeza deMehmetFatih a la fiesta de tu boda, príncipe Drácula, y
habráshechopenitenciaparatodaunavida.—Noestoytanseguro.Tengomuchoqueexpiar.Yhabrámástodavía.—Vladse
persignó—.Perolointentaré.PoramoraDios,portodosmispecados,lointentaré.
Se reunieronbajo lascopasde losárboles,en la largacrestadondeelbosquedabapasoaldeclivedelprado.Enelcielodespejadounalunallenaplateabaloscontornosdelpaisajeylorayabadenegro.Parecíacomosialláabajo,lejos,cienmilestrellassereflejaran en el centro de la llanura. Pero era el campamento turco, con los cuatrocaminosformandounacruznegradentrodelcírculo.
VladhacíaavanzaraKalafat,seguidoporIonyGales.—Nosllevarádoshorasdarlavueltaporelladosur.Después,conlalunadetrás,
atacaremosporesecamino.JupanGales,siguehastaelcrucedelrobleheridoporunrayo.Encuantooigasqueempieza labatalla,de loque supongo se encargarán losaullidos del enemigo, ataca por el camino norte. Con la gracia de Dios, nosencontraremosbajoeltugdeMehmet.
—Voivoda, ¿cómo reconoceremosa tushombres en el fragorde la lucha, en laoscuridad? —dijo Gales—. Tu excelente armadura es, por supuesto, muycaracterística. Pero muchos de nuestros hombres han recogido armaduras delenemigoporelcamino.
—Mehepreparadoparaeso.—Vladlevantólavoz,quecirculóconclaridadporellindedelbosque—.Quecadahombredesmonteahoray,arrodillado,pidaperdónporsuspecados,pagadosconsangreinfiel.Yquecadahombreatealyelmounacintablanca,símbolodelapurezadeMaría,laSantaMadre.
Laorden fue llegando a quienesno la habíanoído.Los soldadosdesmontaron,salierondedebajodelosárbolesysearrodillaronenlasladeras.Sacerdotesconaltasmitras, llevandoelbáculode la fe, caminabanentre ellos impartiendobendiciones,repartiendopañuelosblancosdesedaqueloshombresseatabanalosyelmos.
Vlad e Ion, arrodillados juntos, recibieron la bendición del metropolitano, selevantaronyvolvieronjuntosasusmonturas.Losdossepusieronacontrolarcorreasyarmas.
—¿Sabesquiénesprobablequeestéallí,bajoel tugdelsultán?—preguntóIonenvozbaja.
Vladasintió.—Hace años que sueño con liberar ami hermanodel abrazodeMehmet.Sólo
espero que, cuando volvamos a vernos, Radu recuerde que también es hijo delDragón.—Cogióel arco turco,elque llevabaconsigodesdeGuirguiyqueningúnotrohombrepodíatensar,sepasólacuerdaporencimadelacabezayseaseguródequeelarmafueracómodamenteapoyadaenlaespalda.Despuésvolviólacabeza—.
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Ion,teveréallí.LarespuestadeIonfueenvozbaja,paraquesólolaoyeraunhombre.—Enelcentrodelalucha,Vlad.Comosiempre.Supríncipesonrióydespuésviocomolabanderablancaconlacruzrojaondeaba
unaúltimavezantesdellevarladenuevoalbosque.VladesperóaquelellegaraelmomentoaCristo.Entoncessevolvióhacialaizquierda,haciaelhombreenormeyoscuro.
—Ahora—dijo.ElNegro Ilie inclinó la cabeza y después espoleó el caballo antes de detenerse
veintepasosdelantedelbosque.Alavistadetodoslosqueestabandentro,selevantósobre los estribos y empezó a hacer girar el alto mástil desenrollando la tela quellevaba sujeta. Cuando estuvo toda desplegada se inclinó hacia atrás y echó haciadelante la bandera. Iluminado por la luz de la luna, el dragón plateado empezó avolar.
—¡Drácula!—gritóIlieconaquellavozpotenteygrave.—¡Drácula!—repitieroncuatromilgargantas.Y tras el grito, con el Dragón volando delante, la hueste de Valaquia bajó
corriendoporlaladera.
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36KazikluBey
Habían marchado a un cómodo medio galope, rodeando a bastante distancia elcampamentoturcoyhechounapausaparareagruparseenlacabeceradelvallequedesembocabaenlallanura.Ahoraquevolvíanacabalgarcuestaabajo,acercándose,empezaron a ganar velocidad, aunque sin llegar al galope tendido. La forma delterreno, que se iba estrechando, los obligaba a juntarse, una falange de hombres ycaballos.Cuandoacabóelvalleysalieronalatierrallana,loshombresseabrieronaambosladosdeVlad,encolumnasdedoscientoshombresydiezenfondo.
Losmás cercanos a él eran sus vitesji, los cincuenta que quedaban de los cienoriginales,ymáscercanosaúneranlosabanderados:elNegroIlie,elRisueñoGregoryStoicaelCallado.Loscincuenta,comosulíder,ibanarmadosconelmejoracerodeNúremberg,elmáslivianoyresistentequesepodíacomprar.Detrásdecadaunodeellosibaunescudero,tambiénconarmadura,aunquenodetanbuenacalidad.Cadaunodeesoshombresmásjóvenesllevabaunaantorchaalquitranada,encendidaantesdeiniciarlabajada,ylasllamassealargabanhaciaatrásacausadesuvelocidad.
Todos habían visto el cometa de dos colas que había atravesado los cielos deValaquiaelañoenqueelhijodelDragónhabíarecuperadoeltronodesupadre.Sedecía entonces que Vlad había ido montado en él a su victoria. Para quienes loseguíanahora,eracomosipasaradenuevoelcometa,conVladmontadodenuevoahorcajadas.
Elsuelodelvalleestabatanresecocomoelrestodelpaís,conunaspocasmatasaferradasalpolvoqueselevantabaylosseguíaformandounaenormeyturbianube.Fueeso loprimeroquevioelenemigo,ypensóqueeraunanubede tormenta, losfuegosqueibandentro,losprimerosdestellosdelosrelámpagosyelruidodecascos,el gruñidodel trueno.Alverlo, hasta elDragón sepodía explicar, porque aquellosnómadastártarossabíanquelosdragoneshabitabanenlospicosdesusmontañasybajabanachuparloshuesosdeloshombres.Nisiquieraempuñaronlasarmas,porqueningunaespadademortalpodíamatarsemejantebestia.Lomásseguroeraquedarseinmóvil junto a los caballos y esperar que la bestia eligiera a otro para saciar suhambre.Algunosmurieronesperando,víctimasnodeunagarradedragónsinodelasflechas que los compañeros de Vlad disparaban. No muchos. Por delante habíablancosmásimportantes.
Fue un yaya de las llanuras de Anatolia, un pobre granjero que acababa dedespertardeunsueñodecultivosydeaguafrescaensupropiopozo,elprimeroendarsecuentadelaverdad.SuhermanohabíadesaparecidoenlasmazmorrasdeTokaty no había vuelto nunca más, y desde entonces él vivía con terror a los castigospracticadosenaquellugar.AsíquecuandoviolabanderadelDragónsupoquenoeraunanimalniunatormentasinoalgomuchopeor.
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—KazikluBey—gritó,dandoeltítulodeVladensupropialengua.«PríncipeEmpalador».Habíanentradoporel ladoporqueenelextremoexteriordelcaminohabíamás
guardias. Pero ya habían traspasado las primeras líneas, los akincis, que dormíanjuntoasuscaballosalairelibre,yalosyaya,quedormíanenenormestiendasfácilesdeesquivar.Sinembargo,lastiendaserancadavezmáspequeñasymásapretadas,ylascuerdas,unatrampaparalosvelocescascos.
ElNegro Ilie lomirabaconatención,pegadodetrásdeél,demodoquecuandoVladgiróa laderechalabanderadelDragónviróalmismotiempoy lafalangedehombreslosiguiórumboalcamino.
Había llegado elmomento. Vlad no necesitaba buscar a Stoica. El hombrecitocabalgabadelotrolado,consurobustotarpáncasialgalopeparaseguirelritmodeKalafat. Hacia dondemirara ahoraVlad, las llamas subían hacia los codos de susvitesjis,queloimitaban,sequitabandelhombrolosarcos,buscabanenelcarcajlasflechasconcabezadetrapomojadoenaceite,lassacabanyconunsolomovimientopasaban la cabeza por el fuego y después las cargaban y tiraban enseguida de lacuerda. No hacía falta apuntar mucho. Todas las flechas daban en el blanco: lospabellonesde los jinetes sipahis.Un instantemás tarde, las lonas calafateadas conbreaseincendiaban.
—¡KazikluBey!Elgritosalióahorademuchasbocasenmediodeunevidenteterror.—¿Meoyesllegar,Mehmet?—susurróVlad.Llevaba la visera todavía levantada y sus ojos se movían constantemente,
buscando objetivos para sus flechas normales, de punta de hueso; buscando sobretodoelcambiodetiendasquelepermitiríasaberdóndeestaba.
Apareció.Detrásdelospabellonesmáspequeñosdelossipahishabíahilerasdeconosdepelodecamelloquellevabanaunpabellónsolitarioymásgrande.DelantedeélhabíaunastayalaluzdelalunaVladviolabanderaqueteníaenlapunta,elelefantequesedestacabacontraelfondoamarilloyverde.Hastarecordó—porquecuandoera estudiantehabíaveneradoa esoshombres—aquéorta representaba labandera.
«La79»,pensó,yrecordólaúltimavezquehabíavistoelelefante,delantedelataberna de Edirne donde había robado a Ilona. El pensamiento estuvo allí ydesapareció al gritar «¡Jenízaros!», y poner una flecha y disparar, poner otra ydisparar.Recibióuna,laprimeraquelehabíaacertadojamásyquelerebotóenlosplanosestriadosdelpeto.Bajólavisera.Sumonturallevabapocaarmadura,porqueVladnoqueríalimitarlaagilidaddeKalafat.Peroteníapuestaunagruesamantadepielacolchada,tachonadadepequeñaspiezasmetálicasyunprotectordeaceroparala cabezay la nariz.Esoy la estaca afiladadel largodel antebrazodeunhombre,sujetaencimadelosojos,latransformaba.Loqueveíanlosturcoseraununicornioconundemonionegroenlaespalda,galopandobajoundragónplateado.
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Olas de hombres chillones habían huido de la tormenta, derribando palos detiendas, arrancando cuerdas. Vlad los vio chocar contra hombres que trataban dereorganizarse y vio como esos jenízaros rebanaban a los desertores. Alguienaporreabaelenormetamborkos;lossoldados,algunosconyelmo,algunosconpeto,lamayoría conningunade lasdos cosaspero todos armados, se abríanpasocomopodíanhaciaelestandartedelelefante.
Sudeseoeracombatirymatarsóloaunhombreesanoche.Peroesosjenízaroseranelcorazóndelejércitoenemigo.YseinterponíanentreélyelcaminoaMehmet.
—Amí—gritó,aunquenohacíafalta,porquesushombresloseguíanrodeandomuydecerca,sobretodoloscompañerosdearmaduranegra.Hubotiempoparaunaúltimadescargadeflechas.Despuésecharonlosarcosalhombroyuninstantemástardehabíandesenvainadolasespadas.
—Drácula—chillaron,yarremetieroncontralosjenízarosconcentrados.Habíaquizá trescientos jenízaros,quizámás.Los segaroncomosi fueran trigo.
Losvitesjishundíanysacabanlasespadas,cosechandosangre.YVladlogróatravesaraquello,acompañadoporlamayoríadesushombres,yel
camino era de ellos, suficientemente ancho para admitir de a veinte en fondo.Despuésdealgunosempujonesloscaballosylosjinetesseorganizaronyempezaronaavanzarconcrecienterapidez,unaespadallameantequeibaclavandoenelcorazóndelosenemigosdeDios.
El fuego que ellos llevaban no era el único. La avenida estaba bordeada porambosladosconfaroles,enlosqueardíantraposempapadosenaceite.LavelocidaddeVladlehacíapensarquetambiénsemovíanlasluces,bolasdefuegoquecorríanhaciaelfinaldelcamino:elpabellóndeMehmet.
A lo largo del frente cabrían cien hombres acostados tocando pies con cabeza.Veíalasparedesquehabíaayudadoacosereldíaanterior,laentradadedosescalonesqueeralapuerta.Estabalobastantelejosparaversóloelmástilperonoloquehabíaenlapunta,perosabíaqueeltugteníaseiscolasdecaballo,lamedialunadeorodeCibelesyunmillardesonorascampanasdeplata.Yveíaaloshombresquesehabíanreunidoalpiedeella.Quizásunoeraelquebuscaban.
Dos, trató de no olvidar, mientras las flechas volaban desde ese lado y seagachaba contra la cabeza deKalafat como había hecho al jugar al jerid. DondeestuvieraMehmetestaríaRadu,elhermanoquenohabíapodidorescatar.Otraoleadadegente,elespacioconsumidoporlavelocidaddeKalafat,yhabríallegadoadondeestabanellos.
Entonces cambió de opinión. Donde sólo había antes unas pocas figurasinterpuestasentreélyeltug,ahorahabíaunabarreradejinetes.Veíacomolaluzdela luna centelleaba en petos y yelmos, hombres que habían sido advertidos contiemposuficienteparaarmarseaunquefueraparcialmente.Nodistinguíaelcolordesuestandarte,perosabíaqueseríaamarillo:laoriflamadesedadelaguardiarealdeAnatolia.
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Habíacontadoasushombresqueesossoldadosestabandescontentos,resentidoscon su comandante, quizá borrachos. No había necesitado decirles que igual eranexcelentesguerreros,entrelomásselectodelaguardiadeMehmet.Ydetrásdeellos,formandotambiénunapiña,vioalainfanteríaconalabardasenlamano:lossinbazo,lospeyks.
Nohabía tiempoparadetenerse,paradesmoralizarse.Vladcolocó laespadademanera horizontal junto a la cabeza deKalafat, ofreciendo al enemigo estocadasparalelasdecuernodeunicornioyGarradelDragón.
Fuehaciaunhombre,unoficialconyelmodecrestaypluma.Suenemigoteníaunalanzayporlotantomásalcancequeél,perohabíamanerasdeeludireso,sobretodoporqueelhombreestabaempezandoaponerseenmovimientoyVladyaibaagran velocidad. Cuando se acercaron, Vlad hizo una finta hacia la derecha paraobligar a rebotar la punta de la lanza en su escudo; de repente viró a la izquierda,dejando que el arma se lemetiera por debajo del brazo que empuñaba el escudo;entonces lo bajó e hizo frenar de golpe aKalafat, paralizando el arma y haciendoperderelequilibrioalturco.Bajóelpomodelaespada,conlapuntahaciaarriba.Laclavóentrelacotademallaylabarbillayempujó.
Unmovimientogiratoriodehojayunenemigoquecaíamientrasbuscabaotroenmediodelalboroto.Asulado,Stoicametiólaantorchatodavíaencendidaenlacaradeunenorme turcoquechillóycayócon labarbaen llamas.Detrásvio la risadeGregor mientras aplastaba el turbante metálico de un guerrero con la maza. ElDragónavanzóaprovechandolapuntadelanzadelestandartequellevabaIlie;otroinfielmuertoquealegrabaelcorazóndeDios.Yentonces llegó lasiguienteoladevalacos,quebarrióalosanatolianosdelalaizquierda.
Hombresmontados en enormes caballos de guerra se adelantaron aVlad.Unapresiónde los talonesyKalafat empezó a alcanzar a sus hermanosmás grandes ymáslentos.Peroaunquenoestabaenlaprimeraolaquechocócontralospeyks,Vladvio los destrozos provocados por las alabardas con cabeza de hacha: los garfioslaterales que arrancaban a los hombres de las sillas de montar, los martillosposterioresqueaplastabanyelmos,laspuntasqueatravesabanvisores.
Perolas tropasenemigasprontosedesorganizaronyterminaronenunaseriedecombates individuales,y losvitesjisdeVladno lohabíanperdidodevista.Ellosymuchosmás seguían ahora al hijo delDragón y la bandera delDragón abriéndosepasoentreloscombatientes.
Hastaelespacioabiertoylaluzdelaluna.AhoraVladestabalobastantecercaparaverlascolasdecaballodeltug,aloshombresconcentradosdelante.Reconocióallí a los solaks, los arqueros jenízaros de la guardia, entre sipahis montados ydesmontados. En cuantoVlad y sus hombres salieron del remolino se encontraronconmilpuntasdeaceroenflechas,lanzasyespadasdirigidashaciaellos.
Mirómás allá y en ese sitio, por fin, estaban los dos hombres que buscaba, elsentido de toda esamuerte.Mehmet, con una bata de noche violeta, adornada con
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brocado de oro y plata y el enorme yelmo dorado con un remate de pluma deavestruz,blandíaunaespada.Asulado,vestido,comoél,empuñandounarco,estabaunhombrequeenelúltimoencuentroVladhabíaconsideradounniño.SuhermanoRadu.
Le acudieron lágrimas a los ojos. Levantó la visera para secárselas y miró aderechae izquierdabuscandoasushombres.Algunos todavíaestabanocupadosendiversospuntosdelcamino.Algunoshabíanhuido.Muchosestabanmuertos.Delosdosmilquehabíaniniciadoaqueldescabelladoviajequedabanquizádoscientosasulado. Pero por algún sitio, más allá del pabellón del sultán, Ion debía de estarllegandoconotrosdosmil.
Nopodía esperar a averiguarlo.Miró a los hombresquehabía buscadoy a loshombresqueteníandelante.Noreinabaelsilencio;laluchayelmiedoloimpedían.Peroel ritmode lamatanzahabíaaflojado lo suficienteparaqueVladdistinguieraalgomás:elrepiquedecampanasdeplata.
Sóloduróunmomento,yentoncesllegóelpotentegrito.—Allah-u-akbar—rugieronlosturcos,desafiandoaloscristianos.La respuesta no se hizo esperar en hombres que habían visto el efecto que
producíaenelenemigo.—Kaziklu Bey —gritaron los hombres de Valaquia, y siguieron al Príncipe
Empaladorenelataque.PeroVladysusvitesjishabíanenvainadolasespadas.Volvíanatenerlosarcosen
lamano.Mientrasrecibíanunalluviadeflechasdepuntadehueso,respondieronconotra descarga. Pero las flechas de ellos llevaban de nuevo fuego en la punta y semetíanenelpabellóndelsultánachicharrandoenuninstantelassuntuosassedasquedecoraban las paredes, ríos de fuego que corrían por cuerdas impregnadas enalquitrán.Encuantodisparó,Vladsecolgóelarcoysacólaespada,bajólacabezayarremetiócomosisalieraauna tormentadeaguaynodehuesos.Bajo la lluviadeflechas, su única esperanza era que la armaduramás cara de su país le alejase lamuertedelacarne.
Un golpe en el pecho lo echó hacia atrás en la silla de montar. Recuperó elequilibrio y Kalafat tropezó pero siguió avanzando. Se metieron en la tormenta,atravesando las filas enemigas, sin espacio suficiente para que volaran las flechas.Erahoradematardeotrasmaneras.
El ataque lo había llevado a internarse entre el enemigo. Hizo queKalafat selevantara sobre las patas traseras y agitara las delanteras. Sentía la cercanía de sushombres y de repente empezó a sentir poco más que los golpes, que desviaba odevolvía.
Mataba.Eraalgoenloquesiemprehabíasidobueno.Entonces,perdidoenlanieblasangrientaenlaquesehabíahundido,recordópara
quéestabaallí,ymiróporencimadelalborotoyvioaMehmetunadocenadepasosdetrásdeél, rodeadodearqueros solaks y algunosalabarderos.Tenía labarbamás
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largaydeunrojomásoscuro.Losojosmáshundidos,loslabiosaúnmáscarnosos.Peroeraelmismojactanciosoquehabíaconocidoensujuventud,elmismomatón.Elhombrequehabíaidoasupaísamatarlo.QuequizáshabíadestruidoalhermanodeVlad.Volvióasentirfuria,peroestaveznolocegó.Envezdeesorecordócómolohabíavencidounavez,enelcampodel jerid.Asíquecuandodosdesusvitesjisrompieronelcercoyatacaron,éllossiguió,usándolosdepantallacomohabíahechounavezconIonyRadu.
Cayerondoscuerpos,unoacadalado.Doscaballos,aizquierdayaderecha,seasustaronyhuyerondelasflechasylasespadas.PeroVladsemetióporelmedioyse enfrentó con violencia al enemigo. Las filas implosionaron y los arqueros sinarmadurahuyeronde laspatasdelcaballoyde losgolpesdelacero.Losquenosedispersaron murieron, mientras sus hombres, viendo que se rompían las filas, losiguieronenelataque.
Vladhabíaperdidodevistasusobjetivos.Entonceslosvio:elsultánlodesafiabaa gritos mientras el último de sus guardaespaldas lo arrastraba alejándolo de allí,acompañadodeRadu.
—Mehmet—gritóVladconalegría,tocandoconlospieslosflancosdeKalafat.Cinco trancosy lo tendríaa sualcance,así comoKaraKhan atrapaba supresa
concincogolpesdealayunplaneo.PeroKalafatnosemovió.Suspatasdelanterasparecieronhundirseenelsuelo.
Searrodillóde repente, tosiendo sangreentredientesdescubiertos.Vladbajóde lasilla y vio lo que no había visto antes: lamanta de piel acribillada de flechas. Lamayoría no había penetrado. Tres se habían clavado más y la última le habíatraspasado el corazón. Mientras Vlad daba un paso atrás, Kalafat rodó sobre uncostadoycerrólosojos.
No había tiempo para duelos ni para pensar. Sólo para reaccionar ante los doshombres que corrían hacia él con sables curvos mamelucos. Apoyando la manoizquierdaenlamitaddelahojadesuespada,Vladseagachóysaltóentrelosbrazoslevantados del primer hombre, pinchándole la garganta con la punta, apenas lonecesario.ElhombregritómientrascaíaperoVladnoseapartó, salióalencuentrodelotrohombreque loatacóporencimadelcompañerocaído,peroerróelblanco.Mientraslevantabaelarmaparaatacardenuevo,Vladagarrólaespadaconlasdosmanos por la cara de la hoja y la descargó como si fuera un hacha, clavándole elturbantealhombreenlacabezaconelpesadopomo.UnavezhabíamatadoasíaunpríncipedeValaquia.Conlosesclavosdabaelmismoresultado.
Antesdequeningunodeloshombresllegaraalsuelo,Vladsiguióadelante,haciaelfuriosoenemigoquearrastrabanhaciasupabellón.Aquelloestabaenllamas,peronolalonaprincipal.Mientraslometíanporlapuertadedosescalones,Vladvioquelosguardaespaldasno tenían intencióndedetenerseallí.Laentrada trasera,menor,estabaabierta,yelgrupobuscabaprecipitadamentelaseguridad.
«¿DóndeestáGales?»,sepreguntóVladporunmomento.Entoncestuvodosde
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sushombresasulado,elpequeñoStoicayelRisueñoGregor,ylostresalcanzaroncon rapidezalgrupoque ibadelante.Habíaochoguardias, armadosconespadasypicas, y los enfrentaron en el centro del pabellón, delante de la cama elevada,mientrasalrededorcaíancuerdasardientesempapadasenalquitrán.Eranochocontratres,pero los tres llevabanarmaduray losochoestabanmedioatentos al furiosoyagresivosultánqueteníanenelmedio.
ElRisueñoGregormuriósindejardereír,conlamazatanclavadaenuncráneoquenolapudosacarparadetenerlaestocadaqueacabóconél.Stoicacayó,golpeadoporelmangodeunapica,ymientrascaíamatóalhombrequelohabíaatacado.Vladteníaaotrosdosguardiasdelante,yblandiendolaespadabastardaconambasmanosembistióaunoporarribayalotroporabajo.
Yentoncesquedaronsólodos.Lomiraron,unovalacoyelotroturco,ambosvestidoscomogriegoscontúnicas
decolorpúrpura,oroyplata.Nohabíavistoasuhermanodesdequeteníaonceaños.La cara de ángel había madurado transformándose en cara mitológica, en héroeateniense. Lo llamaban Cel Frumos («el Hermoso»), y lo era, con aquellos ojosturquesa del Bósforo, aquel cuidado y espeso pelo castaño que le caía sobre loshombrosyaquellabarbaexquisitamenterecortada.Asulado,Mehmet,conlanarizmarcadamentecurva,loslabioscarnososylabarbaespesaparecíatantoscoycruelcomosureputación.Losdosblandíanlasespadascurvasdelosturcosenposicióndelucha,lashojasdetrás,lasmanosextendidas.
Delotroladodelatiendaenllamasyllenadehumollegabanlosruidosdeunaferozbatalla.Volvíaasonarelgrantamborkos.Despuéssonóunatrompeta—valaca—, instandoa la retirada.Ninguna trompetaanunciabaotroataque.Galesnohabíallegado. Pero no importaba. No importaba teniendo a su mayor enemigo a unaestocadadedistancia.
Vlad levantó la visera y avanzó un paso. Los hombres que tenía delanteretrocedieron.
—Hermano—dijoVladconlavozempañadaporunarepentinapenaantetodosesosañosperdidos—,porfinereslibre.
PermitequeloshijosdeDráculaúnvivosseunanymatenjuntosaltirano.Radutragósalivaymiró.QuienhablófueMehmet.—Ahoraeshermanomío,VladDrácula.Tuyonoloseránuncamás.Ylevoya
dareltronodeValaquia.—Nolopuedesdarporquenoestuyo,MehmetCelebi—dijoVlad,volviéndose
haciaél,usandounviejonombre—.YmihermanotodavíatienesangredeDragón,pormuchoquelohayascorrompido.—Selequebrólavoz—.Séloquehassido—prosiguió—.Así que no le pido que temate. Sólo que se—apartemientras yo lohago.
Aloíreso,Raduseapartó.Mehmetlomiró,volvióamirarloylanzóungruñido.
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—Mientraslointentas,KazikluBey.Porqueyosoytanguerrerocomotú.—Esoestáporverse—dijoVlad,poniendolavisera,bajandolaespadadelantey
dandounpaso.Estaba tan concentrado en el hombre que odiaba que no vio el destello de la
espada hasta que casi fue demasiado tarde. Saltó hacia atrás, levantando su propiaespada… pero tenía doblado un guardamanos, que nunca había enderezado enmemoriadesu triunfosobreVladislav.AsíquenoestabaallíparadetenerelacerodamascenodeRaduqueleatravesóelguantelete,cortándoleeldedomeñiquedelamanoizquierda.
Eldedocayóalsueloalfombrado.Lostreshombreslomiraron.—Radu…—dijoVladconunjadeo.—¡No!—gritó su hermano—.Nunca viniste a buscarme.Me abandonaste… a
ellos.Bueno,ahoralespertenezco.Yeltronodemipadreserámío.Mehmetse le ibaacercandoconunasonrisa.Vladtodavía tenía laespadaenla
manoderecha.Lalevantó,aunqueparecíapesareldoblequeantes.—Radu…—tosió,yentoncesunenormetrozodelonaardientesedescolgódel
techoybajóentreellos,llameandoallíuninstanteantesdecaeralsuelo.Elhumoyelincendioleimpedíanver.Habíafigurasenmovimiento,vocesque
gritaban,hombresqueentraban.Eraimposibleavanzar,oretroceder.Empuñandolaespada,resbaladizaahoraacausadesupropiasangre,fuetropezandohastaelladodela tiendaqueardíaperoaúnsin llamas.Nopodíarespirar;sumente,yaparalizada,estabaapuntodeperderlaconsciencia.Entoncesviounremiendomalcosidoenunpanel; loreconociócomoobrasuya.Asfixiándose, lopateóhastaquecedióypudosalirporallígateando.
Con la vista borrosa a causa del humo y de las lágrimas, levantó la mirada yencontróasusvitesjistodavíaluchando.Latrompetavalacasonóunavezmás,parapedirlaretiradadelabanderadelDragónquetodavíaondeaba.Vladfuetropezandohacia allí. Pero los turcos también se estaban concentrando y algunos se volvieronhaciaél,quetratódelevantarlaespada.
A su derecha se oyó un grito detrás de lo que quedaba de la tienda del sultán.Vlad miró hacia donde deberían estar entrando dos mil guerreros y vio uno,cabalgandoentredosortasdejenízaros.
—Ion—gritóVlad, y de algúnmodo su amigo lo vio y lo oyó e hizo girar elcaballoparairhaciaél.
—Vlad—exclamóIon.Pero los jenízaros se estabanacercandoynopodíanesperarmás.Agarrando la
manotendidadesdeelcaballo,conungritodedolor,VladsaltóyseinstalódetrásdeIon.
Ionmirólamanoquehabíaapretado.—Mipríncipe.¡Estássangrando!—Notedetengas—susurróVlad,apoyandolacabezaenlaarmadurafrescadesu
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amigo.—¿Lograste…?—Notedetengas—dijodenuevoVlad,conlosojoscerrados.Ion espoleó los flancos del caballo, que arrancó metiéndose de cabeza en el
conflicto. En el centro, el Negro Ilie blandía una espada con las dosmanos. ParahacerlohabíaclavadoenlatierralabanderadelDragón.Ionlaarrancóygritó:
—¡Valacos!¡Amí!Pocos lo podían haber oído. Pero la imagen de la bandera alejándose eramuy
clara,y losquepudieronfuerondetrás.Unafalangemuchomáspequeñaempezóadesandarelcaminopordondehabía llegado.Como lamayoríahabíahuidoantesullegada,pocosintentarondetenerlosahora.
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37Moloch
—Vlad—dijoella,tratandodelevantarsealoírqueseabríalapuerta.—No,Ilona.Sólosoyyo.—Ionseacercóaella,lepusounamanoenelhombro
—.Descansa.Ilonatratóderesistirinclusoaquelladébilpresión.—Debedeserlahora.Yotendría…—No es la hora. Y tendrás que quedarte allí de pie. El calor es terrible en la
iglesia.Aquíseestámásfresco,ytúnotienesfuerzas.Descansa.—Estoymejor—mintióIlona,hundiéndose—.Dentrodeunratotengoque…—
Pusounamanoencimadelaqueteníatodavíaenelhombro—.Mebuscaráencuantollegue,comosiempre.Noquisieradefraudarlo.
—Siviene—dijoIon,sentándose,apoyándoseenlamesaparahundirlacabezaentrelasmanos.
Hacía meses que estaba cansado. Desde que los turcos habían atravesado elDanubio.
—¿Siviene?¿Hasoídoalgomás?IonmiróeltemordeIlona.—No.Sólolosmismosrumores.Ellaapartólamirada.—Losqueafirmanqueyaestámuerto.—ComoIonnodijonada,cerrólosojos
—.Cuéntamedenuevo.—Ilona…—Cuéntame.Delaúltimavezquelovistevivo,haceunasemana.Cuandohablas
deeso,loveoaquí.—Sepasólamanoporlospárpadoscerrados—.Yentoncessiguevivo,aquí.
Ion suspiró.Ojalá pudieramentirle. Pero durante todos los años que se habíanconocido, durante todo el tiempo que habían pasado juntos—tiempo queVlad nopodíapermitirse—,nohabíapodidocontarleniunasolamentirareconfortante.
—Nos persiguieron los turcos. Caballeros sipahis. Invasores akincis. TuvimosquecombatirparapoderregresaralbosquedeVlasia.Duranteuntiempo,apesardetodo, penséqueVlad sehabíaquedadodormido, tan callado iba sobremi espalda.Peroalllegaralbordedelbosque,acincopasosdelaseguridad,unodesusvitesjis,Nicolae,recibióunaflechaenlagargantaycayómuertodelcaballoanuestrolado.YVladdespertóysaltósobreaquelcaballo.Sehabíasacadoelguanteletedelamanoderechayselohabíapuestoinvertidoenlamanoizquierdaparaintentarrestañarlasangre. Pero yo veía que goteaba…—Ion se calló.Debía de ser el cansancio.Nocontar mentiras no significaba contar todo—. Me gritó: «Vete a Targoviste». Ydespuésdiomediavueltapara luchar,paramatar,parahacerentrarenelbosqueal
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restodeloshombres.Yleobedecí.—Tragósaliva—.Ylodejéallí.Ilonaseguíaconlosojoscerrados.Eracomosiestuvieraestudiandoalgodentro
deellos,levementeinclinadahaciadelante,manteniendovivoaVladconsuvisión.—«VeteaTargoviste»—repitióenvozbaja.Entoncesabriólosojos—.Ysiguen
combatiendo.Esodicenlosrumores.Ionasintió.—Ha regresado el Infiel, pero ahora viene mucho más despacio. El ataque
nocturno los ha crispado. Si alguien está matando turcos, creo que ese alguien esnuestropríncipe.
—Yotambiénlocreo.¿Yelataquenocturno?¿Casituvoéxito?—Casi. Si hubiera ido Gales en vez de esconderse en algún agujero… Si yo
hubiera podido detenerlo… —Movió negativamente la cabeza mirando hacia lapuerta—. Pero—casi no es suficiente. Sobre todo para esos chacales. Para ellos,«casi»equivaleaunaderrota.
Ilonaalargóelbrazoyleapretólamano.—PoresotemandóaTargoviste.Poresotuvistequeobedecerleyabandonarlo.
Paragarantizarlalealtaddelosboyardos.IonpusolaotramanoencimadeladeIlona.—También me mandó para la boda. —Sonrió—. Vlad entiende una de las
principales lecciones del arte de gobernar: para unir a un pueblo un príncipe sólonecesitaunaguerra…ounaboda.Ymira…¡tenemoslasdos!
Debíadeserelcansancio.Derepenteseecharona reírconganas.Larisadurócinco latidos del corazón, y se fue con la misma rapidez con que había llegado.Alarmado por la oscuridad que había en aquellos ojos, Ion trató de retenerle lasmanos,peroellalasapartó.
—FueunaordendeVlad—dijo—,porqueteama.—Oh,Ion.—LarisadeIlonaeraahoraamarga—.Laordenfueporeljuramento
quelehizoaDios,noamí.ADios,queahoranecesitamásquenunca.ElvoivodadeValaquiajamásabandonaríasucruzadaparacasarseconunaplebeyasinofueraporesejuramento.—Señalóconlamanohacialaiglesia—.Ytodavíalesharíaabrigarlaesperanzadequeelegiríaaunadesushijasyacercaríaaunadesusfamiliasaltrono.
Ionseencogiódehombros.Nuncahabíapodidomentirleynopodíaempezarahacerloahora.Sehabíanesforzadotantoportenerlaalejadadelapartidadeajedrezquecadavoivodajugabaconlosboyardos.Nolohabíanconseguido.EIonsabíaque,aunque ocurriera un milagro y Vlad apareciera para casarse con ella ese día, ellanuncaseríareinasinoapenasunpeón.
Ilonacerrólosojos.—Aestahorayahabríavenido.Novendrá.Ionnosuposienesesusurrohabíaesperanzaoterror.—Desdequeloconozco,Vladnuncahallegadoenhoraaningunacosa.Siempre
llegaasuhorapropia.—Volvióasonreír—.Mevuelveloco.
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Ilonalomiró.Habíaevidenteesperanzaytemorensurostro,másblancoqueelvestidoqueteníapuesto,másblancoqueeldecualquierestatua.Yentoncessonóunacampana.Tresveces.
—Lasdocemenoscuarto—dijo—.Tengoqueirme…—Ilona…—No—dijoella,tratandodelevantarse—.Dameelbrazooapártate,Ion,porque
tengoqueirasaludaramipríncipe.
Ilona se tambaleó. De nuevo, la mano de Ion la sostuvo hasta que recuperó elequilibrio.
—Tevoyatraeruntaburete—ledijoenvozbaja—.Todoscomprenderán.Ella no aceptó. No podía aceptarlo. Si se sentaba, sabía que no se volvería a
levantar ese día. Si se sentaba, temía que la sangre, que ahora salía por gotas, setransformaraenunrío.Quepormuchascapasdelinoblancoquetuvierasuvestido,lamanchalasatravesaría.Insigniadesupena,colordesuvergüenza.
«Nodebevereso.NoaquídelantedelaltardelaBisiericaDomnesca.Noeneldíadelaboda».
Cerrólosojosyaspiróhondoparacombatirlanáusea,agradecidaporlapresióndelamanodeIonenelbrazo.Pasólasensación.Losabriódenuevo,entornándolospara soportar el brillo de las llamas en los candelabros y el sol que atravesaba losenormesvitralesque lamoteabandeazul, rojo,verde,amarillo,comosisuvestidofueraunarcoirisynodeunblancoinmaculado.
Ojalápudiera tambiénentornar lanarizy tratarde respirarsólopor laboca.Lacatedralerael sitiomás frescodeTargoviste,yapesardeesoelcalorallíeracasiagobiante.Hombressudorososconropadecorte,mujeressudorosasconlasuya,elhedormoderadoporpocionesylafraganciadelsándalo,lamirraylalavandametidaen el humo que echaban los oscilantes incensarios de los sacerdotes. Pero eso nodisipabaelolorpestilente.Enrealidad,porcontraste,lorealzaba.
La luz cegadora le obligó a apartar la mirada; a Ion, a su lado, siempre fiel,sosteniéndola. Detrás de él estaban todos los miembros de su familia que habíanviajado desdeCurtea deArges. Tíos, primos, todos artesanos, todos sudando tantocomocualquiernoble;más,quizá,porqueestabanpocoacostumbradosausar ropatan lujosa. Pero su príncipe los había sacado de la pobreza y tenían que lucir susfavores.
Ilonamiróhaciadondeseagrupaban.Losboyardos.Todosevitabanobservarla,todosevitabanfijarseenaquelladirecciónporquetemíanquesumiradadecampesinalosmancillara.
Cómo laodiaban.Aunquenohabíahechonadaynoqueríani sus títulosni suposiciónsocial.Loúnicoquequeríaeraqueladejaranenpaz,paraesperaresosrarosmomentosenlosquesuamoribaavisitarla.
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¡Vaya!Unoledevolviólamirada.JupanTurcul.ElsegundohombredeValaquia.Suhermano, jupanGales,quehabíavueltode laguerracon laspeoresnoticias,noestabapresente.GaleshabíaabandonadoasuseñorenelcampodebatallaysindudaVlad lo mataría sin previo aviso, fuera o no el día de su boda. Pero su príncipetodavíanecesitabaalosotrosboyardos,ysobretodoaTurcul,elmásrico.Ydetodoslosnobles,quienmás laodiabaeraTurcul, aunquehabíadadoa suhija,Elisabeta,paraquefuerasudoncella.Ahoralateníaallado,yellalesusurrabaalgoenlapeludaoreja.YmientrasIlonamirabahaciaallí,Elisabetaechóunvistazoensudirección.Noasucara.Másabajo.
A pesar del calor, Ilona sentía escalofríos. Notó que la sangre le subía a lasmejillas, comosiellos la llamarancon lamirada.Seapoyómásen Ionycerró losojosanteelresplandoririsado.
«Quizánovenga.SagradoJesús,quenovenga.SagradaMaría,quenovenga».Yentoncesllegó.Nosabíaquémetalhabíaoídoprimero,sieltañidodelagrancampanadelatorre
o los golpes de las herraduras en el empedrado de la plaza. Desde entonces sealternaron, hierro tras hierro, hasta que uno de ellos cesó, dejando que sólo laduodécimayúltimacampanadarompieraelsilencio.
El eco se perdió entre las enormes columnas de piedra de la catedral.Volvió asonarelmetal,elpomodeunaespadagolpeandomadera.Tresveces,separadasporeltiempoquesetardaenrespirarunavez.Lossacerdotesempezaronacorretear.Lasdosenormespuertasdelaiglesiaseabrieron.
Se había apoyado en la puerta antes de golpear. La docena de escalones lo habíaagotado,ysacarlaespadaparecíaimposible.Amenosquefueraausarlaparamatar.Eraelúnicomomentoenelquesesentíadespierto,cuandoelInfielestabaalalcancedesuacero.Elrestoeraunsueñodevidaporelquepasabatambaleándose.
¿Cuándohabíadormidoporúltimavez?No lo recordaba.Sehabíaolvidadodecómosehacía.Cerrabalosojos…peroesonobastaba.Porquedetrásdelospárpadosseguíasiendodedía.Yveníantodos.
Kalafat,suqueridayegua,quecerrabalossuavesojosmarronesmientrasseibaarrodillandodespacioparaqueélpudierabajardesulomoantesdequeellamuriera;Hamza,atadoaunasillademontar,tropezandoenelpolvodelcamino;casielmismohombre: Mehmet tan cerca que Vlad olía el jengibre y el almizcle, y Radu, elhermosoRadu,labellezaretorcidaporelodio.Radudescargandolaespadadesdeloalto.
Susojosseabríanyveíansangre,sangredeverdad,supropiasangre.Laheridadonde había tenido el dedo no se restañaba. Le habían dicho que esamano debíadescansar.Élsehabíareído.MatabaconlaGarradelDragónyparaesonecesitabalasdosmanos.
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Peronoerasusangrenilasangredelosdemásloqueloatormentabadeverdad.Ni siquiera el cortemás cruel, el de un hermano a otro. Era elmomento anterior.CuandoMehmetelConquistadorestuvoaunaespadadedistanciaysusdestinossecruzaron.Habíahabladotodasuvidadekismet,desudestino.Eldestinohabíasidoese momento. Pero entonces… en vez de embestir, golpear, matar… se habíadetenido.Otrohabíadadoelgolpe.
Seguíacombatiendo,seguíamatando.Peroahoraloquebuscabanoeralamuertedelosdemás.Eralasuya.Ykismetlenegabainclusoeso.
Vladabriólosojos,pasandodeaquelmomentoaunapuertademadera.Oyóqueuncaballoresoplabaallídetrásymiró.Sushombres,susvitesjis,juntoalacabezadesus monturas, lo miraban en silencio. Stoica, que había logrado huir de la tiendaincendiada del sultán y volvía a estar con él; el Negro Ilie; el resto. Ahora sóloquedabanveinte,y susarmadurasestaban tanabolladasy suciascomo la suya, tanmanchadasdesangre.
Buscóunarespuestaenaquellosojos.¿Porquéestabaallí?¿Noquedabanturcosquematar?¿Quépuertaeraaquélla?
Entoncesrecordó.Estabaallíparaunaboda.Suboda.Yentretodaslastraiciones,otra.Enalgunossentidos,lapeor.
Ellalehabíamentido.Peroélhabíahechounjuramento.Sacólaespada.
Sequedóallí,recortadocontralaluzdelsol,conlaGarradelDragónextendidahaciaunlado.
Drácula.Supríncipe.No era el hombre más alto. Pero era ancho y fuerte, y su armadura azabache
producíalasensacióndequehabíaungigantenegroenlaentradadelaBisierica.Ycuandolovio,sucorazón,comocadavezqueseseparabanporuntiempo,seaceleró,y se quedó sin respiración.Y, como siempre, recordó la primera vez que lo habíavisto:moteadoporelsolturco,entrelastablillasdeunalitera.Lohabíavueltoaverdetrásdeunaristrademonedasdeorocuandolarescató;peroporúltimoycontodaclaridadsólocuandolabarcasealejabadelmuelle.Yesaúltimamiradahabíafijadoelrumbodesuvida.Éllollamabakismet.
Sus hombres se le acercaron por detrás, haciendo tiesas reverencias,persignándoseantesdedispersarsealfinaldelanave.
Elsilencioduróunlargomomento.SerompiócuandoDráculaenfundólaenormeespadayechóaandarporelpasillocentral.Caminabadespacio,mirandofijohaciadelante,sinprestaratenciónaloscampesinosyboyardosquesepostrabanasupaso.Amedidaqueseacercaba,ellafueviendoelcansancioquehabíaenél,loscardenalesnegrosdebajodelosojos,llamativosenaquellacaratanpálida,tanoscuroscomolaarmadura cubierta de polvo. Se iba acercando cada vez más. A su lado, Ion leapretaba el brazo y ella levantó lamirada y vio que él sonreía porque su príncipe
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estabavivo.Ilonasesentíacontentadequefuerasupadrinodeboda,porquenoteníapadre.Loúnicoque lamantenía enpie era suúnico amigoy suúnico amor.DiezpasosyDráculaestaríaasulado.Sólodiez…
Nuncalosdio.Unhombreseinterpusoentreélysuamor.—Hasvenido,voivoda—dijoeljupanTurcul—.Nocreíamosquelohicieras.Larespuestatardóunrato.Nuncalevantabalavoz,yestavezllegóentreelpolvo
delcaminoylosestragosdelagotamiento.—¿Acasounhombrenodebeirasuboda?Laspalabraseranparaelboyardo.Perosusojos,aquellosenormesojosverdes,
eransóloparaella.—Pero¿puederealizarseesaboda?¿Conella?Todoeldesprecioseconcentróenlaúltimapalabra.Losojoscambiaron.Elfríoquepodíadisipartodocalorseapoderódeellosypor
primerayúnicavezenlavida,Ilonasintiólástimaporeljupan.—¿Con ella?—Ahoranohabía cansancio en la voz—.Por supuesto.Sólo con
ella.El boyardo tragó saliva. Era un hombre poderoso, sólo por detrás del propio
Dráculaentodoelreino.PeroestabadetrásdeDrácula.—Mipríncipe—masculló—,sóloquieroprotegertuhonor.—Ojalá fueraverdad.—Laspalabras salieroncomounsusurro,peroseoyeron
conclaridad—.Explícamequéquieresdecir,jupan.Ahora.El boyardo vaciló. Pero había llegado demasiado lejos. Y viendo hasta dónde
estaba dispuesto ese hombre a arriesgarse, Ilona comprendió, por primera vez, elgradodepeligroquecorría,yenmediodeaquelcalorsintióunescalofrío.
—Te ha traído aquí con falsedades, mi príncipe. Te ha engañado para queaceptarasestaboda.
—¿Engañado?Nadiemeengaña.—Ungritorepentino—.¡Nadie!—Sinembargo…Hubounmovimientoborroso,unasombraquepasabaentrelosrayosdesol,una
manoconguanteletequeapretabaunagarganta.Turcullellevabaunacabeza,peroseagachócomounmuñecoparaqueDráculapudieramirarlodesdearriba.
Otros nobles se movieron incómodos. Cada uno tenía una espada al lado.Ningunolaempuñó.Quizáfueporelruidodehombresconarmaduranegraponiendoflechasenlosarcos.
Otravezelsusurro.—Explícamequéquieresdecir.Ungorgoteo.Losdedoscubiertosdepolvoseaflojaronlosuficienteparapermitir
algúnsonido.—Mintió.Porquenoestáencinta.—¿Mintió?—Lapalabraresonóentrelaspiedras—.Ilonanuncamiente.—Vlad
miróalrededor—.Elúnicoque…que…
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Todoslovieron,cómovacilaba,tropezandohaciadelante,soltandoalhombre.—Entonces pregúntaselo, príncipe. —Turcul resollaba en el suelo—.
Pregúntaselo.Lamiradavolvióaposarseenella,conunaoscuridadenlosojosquehabíavisto
ofreceraotrosperonoaella.Nuncaaella.Sintióquesequedabasinaliento,comosisehubieraolvidadodecómorespirar.—Unapalabra,Ilona.Terminaestoconunapalabra.—Bajódenuevolavoz—.
¿Esperasunhijomío?Entonces ella estuvo a punto de desmayarse a causa del calor, de la repentina
oleadadesangreallíabajo,delaterribleoscuridadenaquellosojos.—Mipríncipe…—¡Unapalabra!—gritóahoraVlad—.¿Esperasunhijomío?Ilona lo sintió. El vacío dentro. En la mirada que le había dirigido la hija de
Turcul.En la ropa sucia sobre el vientre.En el pequeño cambio de presión de losdedosdeIonsobreelbrazo.Estabaenunarcoirisyderepentecaíaenlaoscuridad.Pero no podía ir allí hasta que le hubiera respondido. Había pedido una palabra.Siempreleobedecía.
—No.Lapalabraquedóallíflotando,comounamotadepolvoenuncoloridorayode
sol.YtodosvieronelefectoqueproducíaenDrácula,queseencorvócomosidentrodelaarmadurasucarnesehubieraencogido,retrayéndosedelcontactoconelmetal.
—No—repitióél.Despuéscerrólosojosysusurró—:Otramentira.Turculse levantócomopudoyfueareunirseconlosotrosnobles,rodeadopor
unafalange.—¿Ycómosolucionarásesto,miseñor?Laoscuridadseguíaallí.«¿Miseñor?»,queríagritar Ilona.Es tupríncipe.Pero
sabíaquéeraloqueestabahaciendoTurcul.LeestabarecordandoaDráculaqueélnoeramásqueprimusinterpares,elprimeroentreiguales,yquelesdebíalacorona.
—¿Solucionar?—El cansancio volvía a estar en su voz, en su cuerpo—. ¿Mepreguntasesoahora,conlosturcosaundíadeTargoviste?—Anteesaspalabrasseprodujounmurmullo—.¿Mepreguntasesotú,quedeberíasestarenestemomentoreuniendoatushombresyponiéndotelaarmaduraparaseguirme?
Otravoz,otronoble.—¿Cómopodemosseguiraalguienquetoleraestatraición?¿Quiéneselqueno
hacelodebido?Sesumaronotrasvoces,conelcorajedelajauría.Vlad los hizo callar levantando un puño. E Ilona notó entonces cómo el dedo
meñiqueestabavendadoconeldeallado.Brillabaalaluzdelasantorchasylavendaestabaempapadaensangre.LaspalabrasdeVladtardaronensalir.—¿Elquenohacelodebido?
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Erauneco,infinitamentefatigado.Peronoeraunapregunta.YentoncesDráculasemovióconlamismarapidezquecuandoenfrentóaTurcul.
Másrápido.YcogióaIlonaporelbrazo.—¡No!—Ion la había soltado y se había adelantado tratando de interponerse
entre el hombre de la armadura negra y lamujer del vestido blanco—. ¡Príncipe!¡Vlad!¡No!Ella…
LamanoquehabíaaplastadolagargantadeunnobleseestrellócontralacaradeIon,quecayóhaciaatrás,desplomándosesobrelaspiedras.EntoncesVladarrastróaIlona,lametióporlapuertamosquiteraylehizosubirlosdosescaloneshastaelaltar.Delante, la arrojó al suelo. Nadie entró en el espacio al lado de la puerta, ni elmetropolitano, a pesar de que estaba en su esfera, ni el jupan Turcul ni los otrosnobles.Seagolparonallíperonocruzaronelumbral.
Porunmomento,Dráculamiróelcrucifijosobre lamesaelevada,con lafiguradelSalvadortorturadoencima.Porunmomentosedetuvo.Despuéscerrólosojos…ysacóunestilete.
Esa arma de hoja estrecha tenía grabada la misma imagen del Dragón que laespada,yelmismofilo.Lalevantóalaalturadelacruzqueteníadelanteygritó:
—¡Moloch!Elgrito resonóen lagranbóvedadepiedrade lacatedral.Todos sabían loque
significaba:loshombresagolpadosjuntoalapuertamosquitera,losfeligresesenlanave,elhombrequeescupíadientesysangredondehabíasidoarrojadoporelgolpedeVlad.
Eranloscananeosarrojandoasushijosalfuego.Eraelsacrificiodeloquemásseamaba.La daga cayó. No sobre la carne. No todavía. Se hundió en la ropa blanca,
cortándola,conunrápidoyúnicomovimiento,delcuelloalruedo.LaropaseabriócomounaBiblia.
Teníanlascarastancercaqueellalopodríahaberbesado.Ellasequedóallí,sinforcejear, paralizada por los ojos del hombre que amaba. En ellos había algo quenuncahabíavistoantes.No,noalgo.Unaausenciadealgo.Devida.
Estabatancercaquesóloellapodíaoírlo.—Notemuevas—susurróél—.Niunpelo.Yentoncesleclavólapuntadelestileteenelpecho.
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38Unaúnicalágrima
CastilloPoenari,1481
—¡Basta!¡Yabasta!—gritóPetruponiéndosedepiedeunbrinco.EllohizoqueelcondedePecsregresara,derepenteyconintensidad,alcastillo
Poenari,alostresconfesionarioscubiertosporunacortinayalahistoriadelhombreque surgía de ellos.Hacía tiempo que no estaba allí, perdido, perdido como todosellos en laúltimaconfesióndeDrácula relatadapor las trespersonasquemejor lohabíanconocido.Inclusohabíaolvidadolosmotivosquelollevabanaescucharesoshorrores…hastaqueesteúltimohorror resultó imposiblede superarparaun jovenquien,comoahora recordabaHorvathy, teníauna jovenesposaenelpisodearribaembarazadadesuprimerhijo.
—Paz,spatar—dijo, levantándose de la silla y aferrando el brazo del hombremásjoven.Eltoquesilencióalcaballero,aunqueHorvathypercibíacuántolecostabaguardar silencio a través del temblor que lo agitaba—. Todos sentimos tu mismarepugnancia, pero a fin de cuentas no estamos aquí para sentir. Estamos aquí parareflexionar,parajuzgar,¿noesasí?
Horvathy dirigió sus palabras al spatar, pero también estaban dirigidas al otrohombre presente, el que aún estaba sentado. Porque quien debía de encargarse deemitirun juicioeraelcardenalGrimani,el legadopapal;ydespuésdeaconsejaralPapa si debía permitir que el Cruzado deCristo emergiera de estas historias y asípermitirque laOrdendelDragónvolviera a surgir, uniendoa losBalcanesbajoelestandartedelaGuerraSanta.Ysiasílojuzgaba,silospecadosdeDráculahabríandeserperdonados,entonces…talvezHorvathypodríaperdonarseasímismo.
ElcondesedirigióaGrimaniy,delmismomodoquelohabíaintentadodetantoen tanto amedida que la historia transcurría, trató una vezmás de vislumbrar unadecisión en el rostro del italiano, pero como siempre, la expresión del cardenalresultabaindescifrable.Sehabíandescritohorrores,peroinclusotrasesteúltimo,estesacrilegio,laexpresióndeGrimaniapenascambió.Suslabiosesbozaronloquequizáfuera una sonrisa, sus párpados estaban entrecerrados, como si durmiera, pero pordebajosusojosbrillabancomosiempreysemovíandeunladoaotro.
—¿Juzgar?—exclamóPetru,desprendiéndosedelamanodelconde—.¡Trasestosólopuedehaberunúnicojuicio!Eraelmismísimodemonio,nosólosuhijo.¿Anteelaltarmayor?¡Fueunablasfemia!
—Quizá. —El tono bajo del cardenal resultaba tan chocante como si hubieragritado.
—¿Quizá?—barbotóPetru—.¿UnhombredeDiospuededecirsemejantecosa?—SoyunhombredeDios—contestóelcardenal—.Yamimanera,tambiénsoy
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unguerrerodeCristoyséloquesignificaqueelInfielpropinepatadasamipuerta.Pero¿queestéapuntodeatravesarla?—dijo,sacudiendolacabeza.
—¿Acaso consideras que esta obscenidad es una necesidad? —dijo Petru—.CondeHorvathy,apeloati.
Elcondehabíaestadoobservandoalitalianoyalbergandoesperanzas.—Lo dicho, comparto tu disgusto, spatar —dijo—, pero Su Eminencia tiene
razón. Ten en cuenta la amenaza a la queDrácula se enfrentaba. ¿Alguna vez hasvisto lo que ocurre cuando el turco saquea una ciudad?—Se estremeció—. Estaobscenidad,comotúlallamas,desapareceríaentrelasmilesqueleseguirían.
—Esonojustifica…Horvathyalzóunamano.—Drácula era unpropagandista, spatar.Necesitaba que los boyardos reunieran
sus fuerzasy losiguieran.LoshombresnosuelenhaceresoporamoryavecesnisiquieraporDios—dijo,cerrandosuúnicoojo—.Peroamenudohesidotestigodequelohacenporterror.
—Pero¿nosenosestáescapandoalgo,señoría?—dijoelcardenal—.Enmuchaspartes de Italia celebramos la Fiesta de los Necios, en la que los locos reciben elpermiso de comportarse según su locura durante un día. ¿Acaso no celebráis algoparecido en Valaquia? Según nos han comentado, Drácula estaba loco, al menosentonces.¿Nodeberíamosotorgarleelpermiso?
—Ambas cosas son incompatibles, señorías—gimoteóPetru—.Unpragmáticodementenopareceunacombinaciónprobable.
—Al contrario, muchacho. La mayoría de los príncipes de Italia que conozcosuponenexactamenteesacombinación.—Grimanirióyprosiguió—.Perohayalgoquedespiertamicuriosidad.Aligualquealgunosdeesosotroshorrores,heoídounaversiónanteriordeéste.Perohablabadelasesinatodeunaamante—dijoysevolvióhaciael confesionariodelmedio—.Sinembargo,aquíestá,y lo relataellamisma.¿Quéhemosdecreer?
Entonces todos se volvieron hacia el confesionario. En su interior, en realidadIlonanohabíaestadoescuchandosuspalabrassinomásbienlaslágrimasdeIonquecaían en el que él ocupaba. Al oírlas, recordó otras. Las suyas propias, aquel día,debido al dolor, a la pena. Las dos veces que había llorado desde entonces. Laprimeratraselcorte,decaminoalconvento,cuandocomprendióexactamenteloqueélhabíahechoyporqué,yquenuncalepermitiríanvolveraverlo.Ylasegundavez,cuandoresultóquesehabíaequivocadoylovio.Almenosunapartedeél.
Noobstante,elcardenalhabíahechounapreguntaquesóloellapodíacontestar.Asíquecontestó.
—Creedesto,así lo sabréis todo—dijoenvozbaja—.Mehizouncortedeunpechoalotroydespuéscompletóelcrucifijohaciéndomeuncortedesdelagargantahastaabajo,hastaabajodeltodo…
—¡Blasfemia sobre blasfemia!—Petru se acercó al confesionario ocupado por
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Ilona con los brazos estirados a ambos lados, como para detener sus palabras—.¡Basta!¿Quémáspodríasdecirnos?
—Sóloesto.—Lavozde Ilona subiódevolumen,puestoque loque teníaquecontarleslahabíasostenidodurantetodaslasnochesdeoscuridad—.Cuando,apoyósucuchillo…aquí,cuandomecortóahí,eldolorfue…—Lanzóunsuspiro—.Peroalfinalnofueelcuchilloquemedevastó,fuelaúnicalágrimaquecayóenmipiel.Laúnicaquejamásleviderramar.
Silencio, el susurro de una llama era el único sonido, incluso las plumas delescriba se acallaron.Trasunos instantes, ella siguióhablandopero envoz tanbajaquetodostuvieronqueinclinarsehaciadelanteparaoírla.
—Dijoqueyoerasurefugio.Enesaúnicalágrimaestabantodossusadioses.Unadiósalaúnicapazquehabíaconocido.
—¿Leperdonas?—¿EsquenoesesoloquetodosloshijosdeDioshandehacer,Ilustrísimo?—Pero…¿perdonarle?«¿Cómohacerloscomprender?¿Acasoalfinalnoeratansencillo?».—Loamaba—dijo—,yjamáshedejadodeamarlo.—Es imposible —musitó Petru—. Nadie que haya sufrido semejantes heridas
podríasobrevivir.Entoncesseoyóotravoz:ladeIon,rotaporeldolor.—Sóloélpudoinfligirlasydejarquealguienviva.AprendiólaleccióndeTokat
demasiadobien.Conocía,mejorquenadie,ellímiteentrelavidaylamuerte.Vivíaahorcajadasdeaquél.QueDiosmeperdone,leayudéahacerlobastanteamenudo.
Hubo otro silencio, más prolongado que el anterior. Y el grito que acabó porinterrumpirlonoproveníadelinteriordelahabitaciónsinodelexterior.
—Cri-ak,cri-ak.Cuantosfueroncapacesdehacerloalzaronlavistahaciaelgraznidodelhalcón.A
travésdelatelaenceradayopacaquecubríalaaspillerasefiltrabauntenuerayodeluz.Habíanhabladoduranteundíaaymedianoche,peroningunosentíacansancio.
Elcondeseñalólasmesas.Petrureprimiósurepugnancia,sevolvióylesdijoasuscriadosquellevarancomidaybebidaalosconfesionarios.Horvathyatravesólahabitaciónysesirvióvino.Grimaniseaproximósilenciosamente.Elojonoafectadodelhúngaronocontemplabaalitaliano,queobservóelotrocuencoarrugadoantesdehablar.
—Señoría —dijo cuando Pecs se sobresaltó y se volvió—. Antes de queprosigamos,hayalgoquequieropreguntarte.
Elcondebebióunsorbo.—Pregunta—dijo.Grimaniechóunvistazoporencimadelhombro;nohabíanadiecerca,perobajó
lavozhastaconvertirlaenunmurmullo.—HasdejadoclaroquedeseasquevuestraOrdendelDragónrecuperelagloria.
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Juzgasquesemejanteresultadoresultavitalparaeléxitodelacruzadaqueesperamosemprendercontraelturco:líderesdetodoslosBalcanesunidosbajoelestandartedelDragón. Puede que tengas razón—dijo, inclinándose hacia él—. Pero yo imaginoalgodiferente,condeHorvathy.Looigoen loquedicesyencómolodices.Puedequesobretodoenloquenodices.
Elcondeguardósilencio.Grimaniprosiguió.—Albergasunansiaquevamásalládel sueñodeunahermandad restauraday
que incluso puede que seamayor que tu amor aDios.Y veo que dicha ansia estáarraigada en el dolor. —El cardenal oprimió el brazo del conde con suavidad—.¿Acasonotengorazón?
Elojoúnicoloobservabafijamente,reflejandolarojizaluzdelaantorcha.—Talvez.Elcardenalapoyólamanoenelbrazodelhombredemayorestatura.—Hijo mío, además de sacerdote soy juez. Y tú eres el leal hijo de la Santa
Iglesia.—Suvozeraacaramelada—.AntesdequeprocedamosconlaconfesióndeDrácula, ¿deseas que oiga la tuya? ¿Que te alivie de la carga que llevas?—dijo,indicando los confesionarios—. Podemos decirles a todos que abandonen lahabitación y sentarnos en uno de ellos, sin necesidad de que quede escrito en unpapel.
Horvathysedesprendiódelbrazodelotro.—Hablaré de ello llegado el momento. No falta mucho. Y hablaré de ello en
público, para que todos puedan escucharme y juzgarme por mis pecados. Tú,cardenal.ElSantoPadre.Estaspersonas.
—Muy bien. —La voz de Grimani se endureció—. En ese caso, por Jesúsmisericordioso, procedamos con rapidez, porque permanecer sentado me afecta eltrasero.
Horvathy asintió con la cabeza y bebió otro sorbo de vino.Dejó la copa en lamesaysedirigióalatarima.Grimanilosiguió,lamediasonrisasehabíaborradoytomóasientosoltandoungruñido.ElcondeaguardóquePetrusesentaraydespuéshabló.
—Bien.¿Quiénprocederáacontarestahistoria?Mijovenamigohadicholoquetodosdebemosdesentir:queloqueacabasdedescribiresunablasfemiaademásdeunacrueldad.¿Hayalgopeor?¿Oesqueestoeslomáximo?
Entoncesseoyóunavozmenosfrecuente.—Noeslomáximo,señoría—dijoelermitaño—.Niporasomo.Horvathyasintióconlacabeza.—Habla,pues.—Loharé.
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39Elbanquetenupcial
Cuando acabóde cortar a Ilona,Vlad se pusode pie y arrancó el pañoblancodelaltar, la cubrió con él e inmediatamente la sangre formó un crucifijo. Lo observóduranteuninstanteydespuéssevolvióconlentitud,conelpuñalaúnenlamano,ycontemplólosrostroshorrorizadosdelosboyardosapiñadosjuntoalaltar.
—Amí—exclamó,comoexclamaríaenmediodelabatalla,ylosnoblesfueronempujados a un lado cuando sus veinte compañeros corrieron hacia él. Se inclinósobreStoica, susurrando.Asintiócon lacabezayelhombrecillo se inclinó,alzóelpaño empapado en sangre y el cuerpo y lo llevó hasta la habitación del sacerdotedetrásdelaltar.
»Bien—exclamóVlad—,¿acasonoestamosaquíparapresenciarunaboda?Doscientas caras se alzaron y lo contemplaron con espanto. No todos habían
visto,pero todoshabíanoído losalaridos,y los testigos tambaleándosehaciaatrás,pálidosyvomitando.
—¡Venga!—Vladdiounpasoadelante—.Buscounanovia.¿Acasonoesloquetodosqueríais?¿Quemecaseconunadelasvuestras?¡Bien,puesaquíestoy!—dijoabriendolosbrazosysoltandounacarcajada—.¿Quiénsecasaráconmigo?
Todosintercambiaronmiradas.Vladdescendióalanave.—¿Señora?—dijo,señalandoaunadelasmujeresconelpuñalensangrentado—.
No.Yaestáscasada.Ysinembargo…¿esése tuesposo,mivisitante, Iova,queseacurruca a vuestras espaldas? ¿Qué, te convertiré primero en viuda y después ennovia?¿Dudas?Muybien.—Avanzóa lo largode lanave—.¿Tú?No,demasiadovieja.Necesitohijos,paraquelosDraculestireinenenValaquiaparasiempre.¿Tú?—La hija de un boyardo, aullando demiedo, hundió el rostro en el hombro de supadre—. ¡No! Demasiado joven. Tengo ciertos… gustos y no tengo tiempo deenseñarlos.
Sedetuvo,giróencírculohastaquesumiradasefijóenunhombre.—JupanTurcul.¿Asíqueconseguisteloquequerías,eh?Nomehecasadocon
mi amante. Debes estar contento. ¿Cómo puedo aumentar tu contento? —dijo,acercándosealboyardo—.¿Aquiénprotegescontucuerpo?¿Podríaser…?—Pasódetrásdelhombre—.¡Elisabeta,claro!LacriadadeIlona,quesiemprelaaborreció.¡Perfecto!—dijo,aferrándoladelbrazoyarrastrándolahaciadelante.
—¡Príncipe!¡Porfavor!—Turculagarróelotrobrazodesuhija—.¡Porfavor!,nopuedes…
—Tehemostradoloquepuedohacer,jupan—dijoVladentonohelado—.HaspresenciadomisacrificioaMoloch.Ahoraelamorhamuertoysóloquedaeldeber.Eltuyoconmigo.ElmíoconDios.¿AcasoteinterpondrásentreÉlyyo?
—Príncipe…—dijoTurculconvozquebrada.
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PerosoltóasuhijayVladarrastróalamujerllorosahaciadelanteylaarrojóalsuelodelantedelaltar,alospiesdelmetropolitano.
—Cásanos—dijo.—No…nopuedo.—ElancianoalzóelcrucifijocomosirechazaraalDemonio
—.¡Traseste…sacrilegio!—exclamó, indicandoelaltaryelhilillodesangrequemanchabalaalfombraderojo.
—¿Qué? —gritó Vlad—. ¿Te preocupa un poco de sangre? ¿Y la sangre deCristo?¿YSusufrimiento,Susacrificio?CristolosabíatodoacercadeMoloch.—SearrodillóyarrastróaElisabetajuntoaél—.Yahoratútambiénlosabes.
—¡Príncipe!No…nodebo…—Cásanos—contestóVladenvozbaja,peroselooíaentodoslosrinconesdela
iglesia—,oquemarélacatedralcontodosvosotrosdentro.AbandonaréaDiosymeconvertiré enquiendecísque soypara siempre…¡elhijodelDiablo!—Suvoz seconvirtióenungrito—.¡Cásanos!
No llevó mucho tiempo. Vlad descartó toda pompa, redujo la oración y labendicióny sólo permitió lomínimonecesario.Hizo los votos y confirmóque lossollozos entrecortados de Elisabeta fueran los suyos. En cuanto el metropolitanocolocólacoronadoradadehojasderobleyhiedraensucabeza,elpríncipesepusodepieysedirigióalamultitud.
—El turco seencuentraaundíadeTargoviste,hededetenerlo.No…nosotroshemosdedetenerlo,puestoqueahoratodosestamosunidos.¿Verdad,suegro?
Turculasintiólentamente.—Así que poneos las armaduras, reunid a vuestros criados… —Se oyó un
murmullo—. Pero no temáis. No pienso conduciros a otro ataque nocturno. Misplanes han cambiado. ¡Moloch me ha inspirado! —Se volvió hacia la sollozanteElisabetaaúnacurrucadaenelsueloylerozóloscabellosmanchadosdesangre—.Hemosdecelebrarunbanquetenupcial.—Susojosbrillaban—.Cincomil regalos.¿Ion?—gritó.
Nadiesemovió.Nadieacudió.PorfinelNegroIliediounpasoadelante.—Voivoda—dijoenvozbaja—,elvornicsehamarchado.VladsetambaleóyElisabetasoltóungritocuandosumanoaferrósuscabellos.
Despuéssepusoderecho.—Hasdehacerlo,Ilie.Esunaorden.Reúnelastropas.Vacíalascárceles.Todos
losturcosprisioneros.Todoslosdesertores,todosloscriminales,hombresomujeres.Todos.
—¿Yadóndelosllevamos?—AlCampodelosCuervos—dijoVlad.—Príncipe.—ElNegro Iliehizounareverencia,sevolvió, indicóa lamitadde
losvitesjisquelosiguieranyabandonólaiglesia.Vlad rodeó aElisabeta con el brazo y la sostuvo, le sonrió y después volvió a
dirigirsealamultitud.
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—¡Venid,todos!—exclamó—.¡Venidalbanquetenupcial!Las mesas fueron llevadas al Campo de los Cuervos, ante las puertas de
Targoviste.Vladhizoquelasdispusieranconlaprecisióndeuncampamentoturco,peroenformadecrucifijo,noencírculo.Lamesaprincipalsecolocóenelcentro,donde hubiera estado el altar si fuera una iglesia. Los espacios que la rodeabanquedarondesocupados.
La comidano era lo que se dice suntuosa.Los invitados, todos quienes habíanocupado la catedral, comieron lo que come el ejército: todas las partes del cerdo,carnehervida,asada,picadaycolocadaenpinchos.Lacabezadecerdomásgrandehabía sido asada para poder cortar rodajas de las grasientasmejillas.La exquisitezestabaenelcentrodelcrucifijo,clavadaenunaestaca.
Sóloeralaprimera.Laescasezdelbanqueteapenasteníaimportancia,porquelosúnicosquecomían
eran el novio y sus soldados, con el apetito de hombres en campaña que habíaningeridoescasosalimentosdurantesemanas.Losdemás invitadospermanecíancasiinmóviles, aferrando cubiertos que no utilizaban, con la mirada fija como si lasalvaciónsóloseencontraraenelrostroqueteníanenfrente.
Permanecieronasíhastaqueempezaronlosalaridos.Llegaron los prisioneros. Primero los turcos, en su mayoría soldados, hechos
prisionerosapartirdelacaídadeGuirguiycuandohabíatiempodurantelaguerradeataquesyemboscadasquelesiguió.Estoshombresorgullosos,guerrerosdelaMediaLuna,intentaronmarchar,parainjuriarasusguardias…hastaquevieronhaciadóndeavanzaban.Entonceslasplegariasreemplazaronalasmaldiciones.
Lessiguieron losvalacos:hombresymujeres,siervosygitanos,criminalesquehabíanpermanecidoensusceldas,sufriendoseguramente,peroalbergandounpocodeesperanza.PorqueapartirdeldíadelacoronacióndeDrácula,lajusticiasiemprehabía sido rápida y los delincuentes eran ejecutados el mismo día que erancondenados.Peronadiehabíasidoajusticiadodurantelossietemesesdelaguerra,asíque ahora sus ruegos eran los habituales: comida que pudieran oler, agua queansiaban.
Sus gritos cambiaron al ver las estacas, que estaban dispuestas en hileras y lasbases tocaban los agujeros excavados justo detrás de lasmesas y recorrían todo elcrucifijoentresfilas,unadetrásdelaotra.
Aunquelosinvitadosalabodapodíancerrarlosojos,nopodíancerrarsusoídos.Alosgritos.AlaspalabrasdeDrácula,quesepusodepieconunpinchodecarneenlamano.
—Haydosclasesdeempalamiento—declaró—,ydifundenlamentiradequeyosóloutilizounodeéstos.Meconvienequemisenemigoslocrean,perolarealidadesqueelverdaderoempalamiento,eltrussusinanum…—dijoagitandoelpincho—,aligualquecualquierdestrezadifícil,requieretiempo,manodeobrayexperiencia.Estádestinadoalosratosdeocio.Ycomolosturcosestánamenosdeundíademarcha…
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Alzóelpincho,miróalolargodelcrucifijoyaloshombressituadosdetrásdelasmesas. Formaban grupos de cuatro, dos aferraban los brazos del prisionero, dos loalzabanentrelaestacaafiladaconlasmiradasdirigidasalpríncipe.Detrásdeellos,otros soldados con picas controlaban a los desgraciados que lloraban y rezaban,esperandosuturno.
—Bien—dijoVlad—,tendremosquearreglárnoslascomopodamos.Bajó el brazo y entonces a lo largo de todo el crucifijo, parejas de hombres
corrieronhaciadelanteyclavaronlasestacasenloscuerposdelosprisioneros.—Elproblemaconestemétodoesdoble—dijoVlad,alzandolavozporencima
de los alaridos, los vómitos y los aullidos de los prisioneros y los invitados—. Elprimeroesquelamayoríamueredeinmediato,comotodospodéisver.Elsegundoesqueunavezquelasestacasestánclavadasensusagujeros…sí,comoesadeallí,unabotelladevinoparatiytushombres,NegroIlie,¡porserelprimero!…loscuerposempiezanadeslizarsehaciaabajo.Silaestacaeslisa,uncadáverpodríacaeralsuelojuntoconlasentrañastrasunahora,loqueestropearíaelefecto.—Vladalzólacopa,bebió y después continuó—. Pero nuestros carpinteros resolvieron el problemacortando todas las ramas, pero sólo hasta la altura de un hombre. ¿Ves como elpecadorseatascaenellas?Mira,esposa,cómoseretuerceaquél,queseretuerceperosólohastaciertaaltura.No,no,¡teruegoquemires!
Dráculaseinclinó,apartólasmanosdelrostrodeElisabetaylaobligóavolverlacabeza.Ellamiró,sollozando,ydespuésseapartó,vomitando.
Noeralaúnica.Alolargodelashileras,loshombresylasmujereslaimitaban.—Sí.—Drácula asintió con la cabeza,mirando aderecha e izquierda—.Todos
estáistanagradecidosdequehayarestauradolaleyenValaquia.Dequeloscaminosestén limpios de bandidos y mendigos, de que podáis cabalgar seguros desde lasmontañasdeFaragashastalallanuradelDanubio.Peroningunodevosotrostuvoencuentaelprecio.Hastaahora.
Otraoleadadeprisioneros fuearrastradahaciadelanteydespachada,ydespuésuna tercera. En el campo crecía un bosque de madera, sangre y carne. Vladpermanecía sentado en silencio con la mirada clavada en el vacío mientras losalaridosaumentabandevolumen,bajabanyfinalmentecesaban.Aúnseoíanllantos,aún había algunos que vomitaban, pero algo parecido al silencio se produjo paracuandoelNegroIliesecolocójuntoasupríncipe,seinclinóylesusurróaloído.
Drácula asintió, se puso de pie y siguió hablando como si no se hubierainterrumpido.
—¿Cómo podría haberos negado la visión de aquello que me ha vuelto tan…famoso?Elmotivopor el cualme llamáisTepes, elmotivopor elqueel turcomellama Kaziklu Bey —dijo, sonriendo—. Así que he reservado tres prisionerosespecialesqueseráncolocadosaquí,enelcentrodelcruceydelacruz.
Hizo una señal y los criados se llevaron lasmesas y las sillas, todos se vieronobligadosaponersedepieytambalearsehaciaatrás,aunqueelcercodeestacasles
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impedíaalejarse.Losasistentesalbanquetepermanecieronmáscerca,rodeadosporelcírculodevitesjis.SóloDráculasequedóensusitioconlacabezagacha.
Enlabasedelacruzhabíaunhueco.Ahoraloatravesabaunhombre,arrastradoyarrojadoa lospiesdeDrácula,que se inclinóy le levantóel rostroparaque todosvieranquiénera.
EraGales,elboyardo.—Sí,tuhermano, jupanTurcul.Ésedelquedijistequenosabíasdóndeestaba.
Alguien lo sabía y lo extrajo de un agujero… para llevarlo hasta otro —dijo,indicandoatrescriadosqueexcavabanconrapidez.
—Príncipe,teloruego…tenpiedad—lloriqueóelhombrearrodillado.Dráculahizocasoomisodeél.—Estehombremeabandonóenelcampodebatalla.Cuandolavictoriaestabaa
mialcance,melaquitó.Nosólotraicionóasupaísyasuvoivoda,sinoalmismísimoDios,cuyoungidosoy,cuyacruzcargocontraelInfiel—dijo,mirandoentornoalosboyardosyasusfamilias,alalargafilaqueseextendíaalolargodelcrucifijohechodemaderaycarne—.AlgunosdevosotrosvisteiseldestinodeAlbu,quesellamabaa sí mismo «el Grande». Al parecer no aprendisteis la lección, así que habrá querepetirla.
Galessollozaba.Suhermanoavanzóunpasoysearrodilló.—Príncipe,teloruego…—¿Qué?¿Unlugarjuntoaél,suegro?Porsupuesto.Allíestá,sitantoloansías…Turculsepusodepie,trastabillóyarrancósumantodelamanodesesperadade
suhermano.DráculalehizounaseñalaIlie.Seishombresavanzaron,todoscubiertospor una armadura negra. Eran hombres diestros. Llevaban una estacamás grande,cuerdasypoleas.Unoconducíauncaballoconanteojeras.
TuvoquealzarlavozparaquelooyeranporencimadelosgritosdeGales.—¿Veiscuánto tiempo lleva?¿Cuántoesfuerzo?—Vladmiróen torno, a todos
losrostrosapartados,ydespuésrugió:»Osordenoqueobservéis.Queobservéisyaprendáiselpreciodelajusticia.Unaauna,lascarasblancasyhúmedassealzaronparamirarlo.Vladgesticulóe
indicóquemiraranalprisionero.—Bien.—Dráculaasintióytambiénlomiró.Sólocuandolevantaronlapuntade
laestacaylametieronenelagujero,cuandolosclavosatravesaronlospies,diounpasoadelanteyalzólavista.
—Muerto—murmuró—,ocurre.—Sevolvióyentonomássuavedijo:»Ilie,procuratenermáscuidadolapróximavez.—Príncipe.Arrastraron a un segundo hombre ante Drácula. El exquisito cabello rojo de
ThomasCatavolinosestabacubiertodelamugredelaceldaenlaquehabíayacidodurantelosúltimossietemeses.Susfinasropasestabanhechasandrajos,peroensurostromanchadodesuciedad,sumiradaeradesafiante.
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Dráculalomiró.—¿Tienesalgoquedecir,embajador?—Sólo esto, Empalador. —El griego se inclinó hacia delante y olisqueó
exageradamente—.Aquíhayunpestazoespantoso,ycreoqueemanadeti.Losdemásrespiraronentrecortadamente.Dráculaselimitóaasentir.—Debedeserdifícilparati,acostumbradocomoestásalosperfumesdeOriente
—dijo,bizqueandoalaluzdelsol—.Estoysegurodequeallíarribaelaireesmásdulce.
Sevolvióaloshombresqueesperaban.—Buscadunaestacamáslarga.Le obedecieron. Los hombres procedieron con mayor cuidado y los ojos de
Thomasestabanabiertoscuandoelevaronlaestaca,peroelúnicoquepodíadecirsiallíelaireeramáspuroatravésdelaestacaqueleatravesabalabocaeraél.
—Yahora—dijoDrácula,volviéndoselentamente—,porfin.Hamza había recibido un trato mejor que los otros prisioneros. Vlad lo había
ordenadoeIonsehabíaencargadodeello,devezencuandovisitóasuantiguoagha,sequedabaacharlarconél,lellevabamejoresalimentosyaguamáspura.Lasropasque llevaba cuando cayó prisionero en Giurgiu estaban hechas jirones perorelativamentelimpias;llevabalabarbarecortadaysusojosazulpálidoeranlímpidos.Miróentornoylosvalacosledevolvieronlamirada,peronolosmilesdemuertos.También alzó la mirada y contempló a su compatriota embajador y por fin a suantiguodiscípulo.
—¿Hallegadolahora,Vlad?Unsusurroespantadorecorrióalosobservadores.Elpríncipesóloasintióconla
cabeza.—Eshora,aghaHamza.—Ysinembargo—dijoHamza,lamiéndoseloslabios—,noquisieramorirhoy.
—VolvióamiraraThomasCatavolinosyrápidamenteapartólamirada—.Yasabescómovanestascosas.¿Dequésirveeste…ejemplo…sinoinformandeello?Dejaque regrese junto ami amo.Élme escucha.Puedopersuadirlo…¿quizáde acabarconestaguerra?¿Dequetedejeenpaz?Élmeescucha—repitióysuvozsevolviómásdébil—.Porfavor.DéjameirjuntoaMehmet.
Hubo un silencio. Soplaba una brisa, pero no refrescaba. Agitaba las ropasempapadasdesangre,levantabaelpelomojado.PorfinuncuervolointerrumpióyseposóenlaestacadeThomasantesdesoltarungraznidoronco.
Vladalzólavistaycontemplóalcuervo.Despuésdijo:—No,amigomío.EsmejorqueMehmetvengaati.Sushombresavanzaron,learrancaronlaropayloarrojaronbocaabajodelantede
Drácula.Hamzaexclamó:—¡Allí,príncipe!¡Dentrodemicinturón!¡Allí!Vlad levantó unamano y sus hombres se detuvieron de inmediato. Se agachó,
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tanteólasropasyseenderezó.Enlamanososteníaelguantedeunhalconero.—¿Recuerdascuandolohicisteparamí?—dijoHamza,tratandodemirarloalos
ojos.—Sí.—Vladhizogirarelguante—.Eradiestroenmitarea,¿verdad?—Loeras.¿Yrecuerdaselverso?Vladasintióyloleyóenvozalta.—«Estoy atrapado. Encerrado en esta jaula de carne. Sin embargo, afirmo que
soyunhalcónquevuela».—Vladsonrióysearrodillójuntoalhombretumbado—.Celaleddineranuestropredilecto,¿verdad?Elpoetadelosmísticosyloshalconeros.
—Comonosotros.—LoshombreshabíansoltadoaHamzaparaquepudieradarselavueltaycontemplarlosojosverdesdesuantiguoalumno—.Nomemates,Vlad—rogó.
Cuandoelpríncipenosemovióniparpadeó,susurró:—Antañodijistequemeamabas.Vladsiguiómirándolounosinstantesmás,ydespuésdijo:—Teamaba.Teamo.Quetengasunabuenamuerte.Despuésseinclinóhaciaatrásydeslizóelguanteporencimadelapuntaromade
laestaca.
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40Eltraidor
Ionllorabamientrasmontaba.Porsupaísdevastado.Porsupríncipe,idoalinfierno.Porsímismo.Sobretodo,porIlona.
Aún lloraba cuando los akincis lo encontraron. Eran tártaros montados en susponis peludos y sin herrar. Aparecieron de pronto y lo rodearon. Debatieron si loasarían en su hoguera; al final, asaron a su caballo porque los grandes caballos deguerraquemontabanlosInfielesnolesservían.Perolaordeneratransportaratodoslosprisionerosconvidaalcampamentodelsultán.Alomejorhubierandesobedecidola orden si no fuera porque temían al Ojo que Todo lo Ve que, según contaban,Mehmethabíatomadoprestadodeuncélebregenio.Ysinofueraporlamonedadeoroqueofrecíanacambiodelosprisionerosmásvaliosos.Ionloparecía,ajuzgarporla armadura que le quitaron. Les gustaba el oro; se podía cambiar por buenoscaballos, a diferencia de éste, cuyos huesos chuparon antes de atarle a Ion lospulgaresalosdedosdelospiesconcuerocrudoycargarloaespaldasdeunburro.
Ionestabatumbado,conlavistafijaenlabellezadeunaorquídeaqueformabapartedelmotivodeunaalfombradeIzmiri.Lehabíandesatadolospulgares,asíqueaúnpodía moverlos, pero no sentirlos, sólo las nuevas ligaduras que le sujetaban lasmuñecasalostobillos.
En la tienda del sultán reinaba el silencio. Los hombres que se lo habíancomprado a los tártaros no creían que hablara turco, ni les importaba, porquehablaban abiertamente de que su amo había salido con los halcones, no tanto pordeportesinoparaconseguirunapresaquemeteren laolla.PuedequeKaziklu BeyhayadevastadolatierrayelaguadeValaquiaanteelenemigoqueavanzaba,dejandopoco parameter en la olla—incluida la del sultán—, pero ni siquiera el hijo delDiablopodíadevastarelaire,yMehmetintentabacazarperdicesypalomasconsushalcones.
Quizás Iondormía, quizá no, pero contemplaba la orquídea y las aclamacionessubíandevolumen.Despuésseoyóeltintineodelosarreosdeuncaballo,risasenlaentrada rápidamente interrumpidas y entonces se vio rodeado de zapatillas y lasbocamangasdelosshalvaricubiertosdepolvo.Ioncerrólosojos.
—¿Loconoces,almamía?IonjamáshabíaolvidadoelsonidodelavozdeMehmet;eracuriosamenteaguda
para ser ladeunhombre tan robusto,y extrañamente suavepara ser ladeuno tancruel.Perodesdelaúltimavezquesevieron,lavozdeRaduhabíadejadodeserladeunmuchachoyeraladeunhombre.
—SellamaIonTremblac—dijoRadu—,yeslamanoderechadelEmpalador.
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—Hoynecesitaunaentera,desdequelequitasteundedo—rióMehmet—.Quetambiénhayaperdidoesto…—dijoyseinclinóparaexaminarlo—.Recuerdoaéste,¿sabes?Estudiabaenelenderunkolej.Compitiócontigoenunjerid.
—Asíes,amado.—¡Espera!—MehmetsearrodillóyquitóloscabellossudadosdelafrentedeIon
—.¡Yameparecíaqueeraelmismo!¿Loves?Todavíallevamitugra.—Dejóqueelpelovolvieraacubrirlamarcahechaafuego,sepusodepieyselimpiólamanoenelshalvari—.¿Quéhaceaquí?
Ionlevantólacabezaparamiraralsultán.—HevenidoparaofrecermeaDrácula…aRaduDrácula.¿Medesatarásparaque
puedaarrodillarmeanteél?Radusoltóungruñidodesorpresa.Mehmetsonrió.—Mi tatarabuelo,MuradelPrimero, que su recuerdo siempre sea alabado, fue
asesinado por un serbio en su tienda tras la primera batalla de Kosovo. Estoyconvencidodequehayvalacosdispuestosahacerlomismo.Sinembargo,tetrajeronunos tártaros que te habrán quitado cualquier objeto punzante. Que le corten lasligaduras.
Lo obedecieron. Tras diversos intentos, Ion logró ponerse de rodillas.Mehmetocupabaunornamentadodivándecolorpúrpura.Raduestabadepiejuntoaéste.Conlavistabaja,Ionempezóahablar.
—Teofrezco todo,príncipeRadu.Guiaré a tu ejército a travésde lospantanosqueelEmpaladorhacreadoentucamino.Temostrarélosfososexcavadosparaquetuscaballosnocaiganenellos.Tellevarémásalládelasfuentesenvenenadas,hastalasocultasdondeel aguaespura.Te llevaréhasta laspuertasdeTargoviste.Élnotieneplaneadodefenderlaytampocolacorteprincipescaensuinterior.Ningunadelasdosresistiríaunasedio.Perosicierranlaspuertaslasabriréyteconduciréhastaelsótanodondeélhaocultadoeltronodetuspadresparaquepuedassercoronadoenél.
Radulocontemplóduranteunbuenratoantesdehablar.—¿Y por qué harás todo eso, Ion Tremblac? Tú, que permaneciste junto a él
mientrascometíalospeorespecados…»Quienloscometióasulado,yconalegría.»Entonces,¿porqué?¿Porquéahora?¿Porqueestávencido?Ionsacudiólacabeza.—Noloestá.Ysiloestuviera,hubierapermanecidoasuladocomosiempre,le
hubieracuidadolasespaldascomosiempre,hubieraaceptadolamuertedestinadaaél.
—Bien—dijoRadu,avanzandoeinclinándosehaciaabajo—,¿quéhahechomihermanoparaperdersemejantelealtad?
Porfin,Ionalzólavista.—Asesinóalamujerqueamo.
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Lamujerasesinadasoltóungemido.Un rostro se inclinaba por encima de ella, un rostro de sus pesadillas. Calvo,
mudo, carraspeóy fue reemplazadopor otro horror: lamujer gitana con el vistosopañuelo que la había cuidado cuando perdió el primer hijo deVlad. La cogió delcuello,lalevantóyleapoyóunabotelladeaguaenloslabios.Ellíquidosederramócuandoelcarropasóporencimadeunbache.Unpocosevertióensugarganta.Ilonasoltóungemidoylagitana,creyendoquegritabadedolor,laobligóatragarunpocomásdellíquidoreparadorantesdetenderlacuidadosamenteenelfondodelcarro.
Pero no era el dolor, disminuido gracias al elixir, lo que la hizo gemir. Ni lahemorragia,quesehabíadetenidopocodespuésde loscortes,puestoqueélno loshabíahechomuyprofundos.
No,supenaproveníadelrecuerdodeunalágrimayunapalabra.—Adiós—habíadichoél,justoantesdequelalágrimacayera,antesdeasestarle
lapuñalada.Volvióagemir.Atravésdelaslágrimasvioalmudo,Stoica,golpearelhombro
delagitana,suplicandoconlasmanos,yvioqueéstaseencogíadehombroscomotoda respuesta. Habían hecho todo lo que podían hacer. Le habían vendado lasheridas,lahabíanhechodesaparecerdelaciudaddelamuerteylatrasladabanaundestinoignoto.
Su amante había desaparecido. Se había despedido con una lágrima, con unapalabra,consangre.Yahoralloraba,peronodedolor,sinoporquesabíaquejamásvolveríaaverlo.
Habíanvistolaformadelacruzdesdelacresta.Elperímetrohabíasidomarcadoporantorchas cada doce pasos, pero la oscuridad de la medianoche ocultaba todo lodemás,hastaqueseaproximaron.
Losexploradoresakincishabíaninformadodelapresenciadelbosquedemuertosantelaspuertasabiertasdelaciudaddesierta.Perodadoqueentalescircunstanciastendían a hablar en el lenguaje de los mitos, de demonios y fantasmas, resultabadifícil entenderlos.Veteranos oficiales habían cabalgado hasta la cruz y regresado,pálidos y temblorosos, procurando diferenciar entre los hechos y el horror.Impaciente como siempre, Mehmet había ignorado sus murmullos, espoleó a sucaballoconIonyRaduasulado,rodeadodelosarquerossolaks.Másalládelaluzproyectadaporlasantorchas,laguardiadelejércitodelsultán,cincohilerasformadasporcincomildesusguerrerosmásferocesrodearonelcrucifijodeespaldasaéste,conlossablesdesenvainados.Apartirdelataquenocturnoyelchoquecausadoporlaproximidaddelenemigo,aMehmetlehabíacostadoconciliarelsueñoyserodeódehombresqueraravezdormían.
Lasfilassesepararonparadarpasoalostresyaunarqueroacadalado.Entraron
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alpiede lacruz.Elcostadoestabaformadopor treshilerasdemuertos.Casi todosestabanempaladosatravésdelpechoyahorapermanecíaninclinadosconlosbrazosylaspiernascolgando.Aalgunoslaestacalesatravesabalaespaldaycolgabandelrevés.
Lasantorchasestabansituadasdentrodelacruzylaluzsereflejabaenlosojossinvida…enlosdequienesaúnlosposeían.Sóloloscuervossemovíanlentamente,hinchados tras el festín.Algunosgraznaronalpasode los jinetes, susprotestas tanlánguidascomosusmovimientos.
Ensumayoría,losquecolgabandelasestacaseranturcos,ytantoMehmetcomoRadu soltaron un gemido al reconocer a algunos. Pero también había valacos:traidores,ladrones,desafortunados…yentreellosalgunasmujeres.
Trasmiraraderechaeizquierda,Mehmetdirigiólavistaalfrente,haciaelcentromásiluminadodelacruz.Ionmiró,contó,ydejódecontar.Silacifrademuertoseraidénticaaambos ladosde lacruz,almenoscincomilhabíansidoempaladosenelCampodelosCuervos.
Enelcentroladensidaddeloscadávereseramenor.Sólohabíatresestacas.Ionreconocióalhombredeladerecha:eraGales,elboyardodesertor.Alaizquierdaviolos harapos de un manto griego. Por fin contempló la última estaca y a quien laocupaba:estabaempaladoalamaneratradicional,comolosqueloflanqueaban.
Los ojos del jefe de los halconeros estaban abiertos, los cuervos no los habíandevorado. No parecían muertos, parecían fijos en lo que emergía de su boca. Adiferencia de los hombres a su lado, lo que sobresalía no era el habitual trozo demadera ensangrentada, sino unamano que la sangre había vuelto rígida. Como sialguienhubieraatravesadoelcuerpodelturcoyempujadosusentrañashaciafuera.
Ion se volvió hacia el sultán. Sabía que era un hombre acostumbrado a lacrueldad,queamenudohabíamatadoconsuspropiasmanos,peroahoravioquelaexpresión habitualmente tranquila deMehmet se crispaba.Y cuando habló, su vozparecíaungraznido.
—PacháHamza—exclamóMehmet.Tras el grito, el cuerpo se agitó. Todos alzaron la vista y vieron la sangre
coagulada que recorría la estaca, vieron los ojos demirada fija.De la garganta nopodíasurgirningúnsonido,ningunoeranecesario.
—¡No!—chillóMehmet, asustando a su caballo que avanzó hacia las estacashastaqueelsultánlorefrenó—.¡No!Nopuedo…Meniego…
SevolvióhaciaRadu.—Esto no sólo es una blasfemia contra tu Dios —aulló—. Es una blasfemia
contralahumanidad.Nopuedo…MeniegoRegresaréamipalacio,amisarayi,misjardines… —ahora estaba enfurecido—. Y si quieres quedarte con este lugarespantoso,puesquédatelo.
—Amado…—¡No!—exclamó,espoleandoasucorcelygalopandoalolargodelaavenida
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delosmuertos,Mehmetdesapareció.Susarqueroslosiguierondejandosolosaambosvalacos,cuyasmiradassiguieron
a Mehmet y después se cruzaron entre sí. No alzaron la vista. Ambos guardaronsilencio.Porfin,IonsólologróalzarlamanoeindicarlaspuertasdeTargoviste,másalládelasestacas,abiertasdeparenpar.
Cuandocabalgaronhacialaspuertasdejandoelcrucifijodecarneasusespaldas,uncuervosoltóungraznido.
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41Laúltimabatalla
—¿VieneCorvino?Era la pregunta que planteó por primera vez en junio, junto a las orillas del
Danubiomientrasobservabalasbarcasdelgranejércitoturcobuscandounlugarparaamarrar. Volvió a hacerla muchas veces mientras se retiraba a través de su país,retrasandoalenemigocuantopodía:confuego,peste,hambre,sed,pólvora,flechasyespadas. Con terror. El turco había pagado por cada kilómetro de tierra valacaquemadaycadakilómetromantenidofueradesucontrolequivalíaadiezkilómetrosque el ejército húngaro podía conquistar mientras cabalgaba para socorrer a suscompañeroscruzados.
Ahora Vlad volvió a hacerla, a finales de agosto, en la sala principal de lafortalezaenlacimadelamontañallamadaPoenari,situadaalotroladodesureino.DesdeelcastillopodíaobservarsutierraalolargodelvalledelríoArges.Tambiénveía las montañas Fagaras al norte. Más allá se encontraba otra provincia:Transilvania,sutierranatal.
Vlad miró a los veinte hombres sentados alrededor de la larga mesa, ante losrestos de una sencilla comida. La primera vez que hizo la pregunta comandaba aveintemilhombres.Hoylequedabanestosveinte,algunosdeloscualesaúnllevabanlas últimas piezas de armadura negra. Éstos, y treinta soldados patrullando lasmurallas, era todo loque lequedaba.Habíaconstruidoel castilloPoenariparaquepudieraserdefendidoporcincuentahombres.Ahoralodemostraría.
SiCorvinoacudía.TodoslosrostroscontempladosporVladeranunreflejodelsuyo.Élapenashabía
dormido en los últimos meses, y sus vitesjis tampoco: lo demostraban los ojoshundidos en sus cuencas, en las carnes grises quemadas por el sol aún intenso delverano.
Perosabíaqueseguiríanluchandojuntoaélacondicióndequelesdieraunpocode esperanza. Por eso hizo la pregunta en voz alta, una pregunta que sólo solíahacerse a símismo.No quería consejos. En realidad ya no era una pregunta, peroestoshombres, estosúltimosyescasos situadosenunextremode supaísycasi alfinaldesusfuerzas,debíanseranimadosalucharunaúltimabatalla,debíapedirlesquelecreyeranunaúltimavez.
HabíaconstruidoPoenariparaquecincuentahombrespudierandefenderlo,peroteníanqueluchar.
Lapregunta,quenoeraunapregunta,flotabacomoelhumodeunhogar.Vladseinclinó,apoyandolospuñosenlamesa.
—Ha de venir. Tiene que venir. Alzó el estandarte de la cruzada al igual quenosotros,y seríaundeshonor si laplegara sin luchar.Elúltimo informeque recibí
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situabaalreyenSzegedhacetressemanas.Aúnensupropioreino,esverdad.Peromis mensajeros deben de haberle informado del peligro que corremos. Si hubieraactuadodeinmediato,puedequeuncaballoyahubieraatravesadoTransilvaniayseaproximaraaFagaras.Puedequellegueantesdeunasemana.
Hubounsilenciomomentáneo.Despuéssurgiólapregunta.—¿Ylohará,voivoda?AhoraVladmanteníalavistaclavadaenlamesa,comosisumiradalaatravesara
hastaloprofundodelamontaña.Hubootrosilencio,queseprolongó.Loshombresempezarona removerseya intercambiarmiradas.Todoshabíanvistoa supríncipeconlavistafija,avecesduranteminutos.Aveces,más.
—¿Voivoda?—¿Sí,Ion?Elhombrealtoymorenomiróentornoconinquietud.—SoyIlie,príncipe.Ion…sehamarchado.Vladenfocóalhombredepieanteél.—Sí,Ilie.Corvinovendrá.
—AlasaluddelCuervo,Corvino—bramóTurcul—,ysusalascortadas.Resonó una ovación, se alzaron una docena de copas. Ion bebió junto con los
demásyrióconellos.—¿Dóndeestaba,voivoda,cuandorecibisteislaúltimainformación?—prosiguió
Turcul.Todos dirigieron la mirada hacia Radu, príncipe de Valaquia, sentado en la
cabeceradelamesa.Éstesonrió.—Todavía está en cuclillas en la frontera deHungría, jupan. De su lado de la
frontera.—¿Asíquesiteníalaintencióndeluchar,yaesdemasiadotarde?—Jamáslatuvo—dijoIon,ytodosloshombreslomiraronfijamente—.Usaráel
orodelPapa,peronoparalacruzadasinoparacomprarlelacoronadesanEstebanalemperadoryasegurarseeltronodeHungría.
—¿Entoncesquéharáahora,IonTremblac?—preguntóRadu.—CruzaráaTransilvania.Essu feudoy lo reforzaráencasodequedecidamos
avanzar hacia el norte. Si no avanzamos, regresará a casa, aBuday contará cómoVladlotraicionó,aélyaDios.
Raduseinclinóhaciadelante…—¿Cómosabesqueharáeso?—¿Acaso no lo harías tú, príncipe? ¿No es lo que hacen todos los hombres
cuandounacausaestáperdida?¿Distanciarsedelperdedor?—¿Como lo has hecho tú? —Radu sonrió e Ion se ruborizó antes de que
prosiguiera—.¿YquécreesqueharáelCuervo?
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—Hacerlaspacesconelvencedor.Contigo,voivoda.Encuantohayasdevueltoelejércitoqueteprestóelsultánparaconquistartupropiopaís.
Radufruncióelceno.—Miejércitotambiénesvalaco,spatar.Ionasintióensilencio.Otrohombretomólapalabra:eraMihailogluAliBey,elcomandanteturco.—YMehmetFatih,alabadoseaelnombredelConquistador,sólonosmantiene
aquíparaquerealicemoslaobradeDios,paraliberaralasufrientetierradenuestroshermanosdelabestia.
Turculgolpeólacopacontralamesa.—¿Yquéharemossicogemosalabestiaconvida?—dijoconmiradaardiente.—Sucabezahadeserentregadaalsultán.—Dijoelturco.—Por supuesto —contestó el jupan con una sonrisa—, pero no es necesario
separarladelcuerpodeinmediato.—¡Hadeserclavadaenunaestaca!—gritóotroboyardo.Todosasintieronyañadieronotrosrefinamientossugeridosagritos.Enmediodel
griterío, Ionexaminóel rostrodelotroDrácula.Subellezano revelabanada.Raduescuchabaladescripcióndecadamutilaciónalaqueseríasometidoelcuerpovivodesuhermanoosucadáverdespedazado,ynisiquieraparpadeó.
Finalmentepusofinaladiscusiónalzandounamano.—Todavía hemos de capturarlo—dijo Radu—, y es hora de revelar cómo lo
haremos,inclusomañana.—Contodaseguridad,nuestrosaliadosselanzaráncontralasmurallasyformarán
unpuenteconsuscuerpos,comolohicieronenConstantinopla—seburlóTurcul—.¿Acasotodosellosnoansíanmorircomomártires?
—Sí—dijoMihailogluAliBey,poniéndosedepie—,peronomorircomonecios.—Tendió el brazo, cogió la copa de Turcul y derramó el contenido en la mesa,manchandosu jubón—.Ytúhasbebidodemasiadosicreesquepuedesburlartedenosotrosynuestrafe.
TurculpalidecióymiróaRadu.—Príncipe…meopongo…—Calla,Turcul,antesdequeconfirmeslaopiniónqueBeytienedeti.—Cuando
el jupan volvió a sentarse, Radu continuó—: Y el martirio no resulta necesariocuandodisponemosdelatraición.—EchóunvistazoaIon,quedesviólamirada—.Cuando mi hermano eligió Poenari, eligió bien, construyó bien. Las laderas sondemasiadoabruptas,lasmurallasdemasiadoaltasparasertomadasmedianteunmeroataque. Pero hay un punto débil, cuya existencia sólo compartió con un hombre.Dinos,IonTremblac,cuáles.
Elloformabapartedelcastigoporsutraición:admitirloenpúblico.Ionloaceptóyhabló.
—Junto a Poenari sólo existe la cima de una colina que predomina sobre el
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castillo.Sólohayunsenderoquellegaalacimaylaentradaestáocultaporespinos.Elsenderoestanempinadoquesólolorecorrenlascabras,elbosquequelorodeaestan espeso que llevaría un ejército para ensancharlo—suspiró—. Pero allí dondepuedeirunacabra,puedeirunhombreysivanlossuficientesynoteimportaperderalgunos,puedenarrastraruncañón.Encasodequeunejércitoleabraelpaso.
Yentoncesseoyóelruidodeunaúnicahachagolpeandomadera.Despuésotrogolpe, y otro más hasta que resultó evidente que allí fuera había un ejércitoblandiendohachas.
—Trabajamosalaluzdelasantorchas,quemandoalgunosárbolesytalandootros—dijo Radu—. Para la madrugada, habremos abierto un sendero y un campo defuego para mediodía. Entonces empezará el bombardeo. Las murallas son altas ygruesas,peroafindecuentassólosondeladrilloytierra.Sólolatorredelhomenajeesdegranito,yunavezquelasmurallasexterioreshancaído,pues…
Raduseinterrumpió,sonriendo.QuienacabólaoraciónfueMihailogluAliBey.—Amontonaremostodala leñacortadaalrededorde lasparedesdela torrey lo
asaremosvivo.—Elturcosepusodepieyalzósucopa—.Paramañanaporlanochea esta hora, estaremos contemplando su cuerpo achicharrado o clavándolo en unaestaca.Talvezambascosas.
Loshombressepusierondepie,losbrindiscontinuaron.Ioneraunodeellos,peronopudohablar:laemociónleatenazabalagarganta.Le
lanzó una mirada a Radu, que ahora sonreía ampliamente. Ion levantó la copa ybrindóporéleinclusosonrióantesdecerrarlosojos.
Lasovaciones,lasrisasylosbrindiscontinuaron,yloshombresabandonaronlamesa formandoun grupo. Ion se unió a las ovaciones y rió. Pero se le revolvía elestómagopesealvinoquebebióparaconvencersedequeseencontrabadondedebíaencontrarse, junto al Drácula correcto. Cuando se aseguró de que ninguno de losborrachosloobservaba,abandonólatienda.
Sedirigióalaorilladelrío,seinclinóyvomitóhastavaciarelestómago,teníalaboca llenadebilis.Era amarga, el saborde su traición al parecer, así queno se laquitódeloslabios.
Aborrecía a Vlad. Lo aborrecía tan absolutamente como se aborrece a alguienantes amado. Y el odio había reemplazado el amor en un instante, en ese únicoinstantemientrasestabatendidoenlaslosasdelaBisiericaDomenescayoyóelgritodemuertedeIlona,elhorrorde loqueocurríadetrásde lacortina.Daba igualquenuncahubierasidosuya,quenuncalosería.Lahabíaamado.SiahoraVladestuvierafrenteaélloapuñalaríaenuninstante,conalegría.
Y sin embargo… esos traidores de rostros rubicundos, esos turcos que todo loconquistaban, ese bello hermano, todos dispuestos a torturar a su príncipe hasta lamuerte…AsuVlad,cuyavidahabíasalvadoencallejonesycamposdebatalla,queasu vez lo había salvado a él y llevaba las cicatrices que lo demostraban. Habíanluchadoelunoporelotroinnumerablesveces.
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Alzólavista.Desdeelrío,elbosqueylasmontañasocultabanlacima.PeroVladestabaallíarriba,juntoconlosdemásantiguoscamaradasdeIon.
PorfinIonsequitólabilisdeloslabios.Aborrecíaalhombrequeesperabaallíenla cima. Si podía, sería el primero en superar lamuralla ymatarlo, pero no podíaquedarsealmargenyobservarcómolodespedazabanunoschacales.
Se dirigió a su tienda y escribió.Después agarró un arco turco y se dispuso aremontarlamontaña.
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42Unaflechaenlanoche
Era un sonido normal: un hacha clavada en la madera. Un ejército requería leña,comocombustible,paradefenderse,sobre todosiconstruía líneasdeasedio.Cortarleña de noche era menos habitual. Después, cuando las hachas eran dos, diez,cincuenta,innumerables,seacercóalaaspillera,miróhaciafueraytratódecalculardóndecaíanyporqué.
Debiódehaberdormitado.Ungemidolodespertóysevolvióabruptamente,conla mano en el puñal. Pero sólo era la mujer tendida en el lecho que sufría unapesadilla…locontemplóunsegundoydespuésvolvióaescuchar lashachasturcasenlaladeradelamontaña.
Volvióagirarsealoírungolpeenlapuerta,seacercóypreguntó:—¿Quiénva?—Ilie.Vladlevantólapesadatrancaylaapartó,desenfundóelpuñalyretrocedió.—Pasa.Lapuertaseabrióconuncrujido.Ilieestabaallí.Vladestabaapuntodedecirle
queoíaelruidodelashachas,quenohabíanadaquetemer,cuandonotólassombrasdetrásdeIlie.
—¿Quiénteacompaña?—dijo,blandiendoelpuñal.—Hombres—dijoIlie—.AldeanosdeArefu.—¿Cómolograron…?—empezóadecirVlad,ysedetuvo.LosaldeanosdeArefuerancompatriotassuyos,lomáspróximoapartidariosque
tenía.Habían amadoalDragón.Amabana suhijo; eraunode losmotivospor loscuales había construido el castillo donde lo había construido. Así que resultabainnecesario preguntarse cómo se habían abierto paso a través del ejército invasor.Éstaerasumontaña.
—¿Loshanregistrado?—Elotroasintió—.Entonceshazlospasaryponteamiladoconlaespadadesenvainada.
Tres hombres entraron a empujones. Los dos primeros eran obviamentehermanos,quizámellizos.Pastores,unavidadedicadaaltrabajoduro,podríanhabertenidoentretreintaysetentaaños.
Detrás de ellos, una sombra entre las sombras, había otra figura que llevaba elhábito sencillo de color marrón de un monje; la capucha ocultaba su rostro. PeromientrasDrácula loobservaba fijamente, lacapuchase levantó…y las rodillasdelpríncipecedieron.Soltóungrito,setambaleóychocócontraIlie,quelosostuvo.
Drácula jadeaba. Trató de controlar su respiración cerrando los ojos. Cuandopudo,volvióaalzarlavista,peroahoralacapuchavolvíaaestarbaja,lacara,oculta.Peroélsabíaloquehabíavisto:losojosdesupadre,delmismoverdeDraculestique
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lossuyos.Devezencuandolohabíavisto,durantelasnochesdeinsomniodelaconstante
guerra,eneldolordelasheridasyenlaspocionesingeridasparaprocuraraliviarlas.Inclusohabíahabladoconél, como lohizoen laceldadeTokat.Pero jamáshabíavistoalDragónencompañíadeotros.Hastaahora.
Ilieaúnlososteníaconlamano.MurmuróunaspalabrasyDráculacontemplólosrostrossorprendidosdelospastores.
Inspirando profundamente, y asegurándose de mirarlos sólo a ellos y no a susombra,dijo:
—Salud,padres.¿Quéqueréisdemí?Los dos hombres avanzaron, se arrodillaron, besaron el anillo del Dragón y
apoyaronlafrentesobrelospiescalzadosconzapatillasdeVlad.Lafiguracubiertaporlacapuchapermanecióinmóvil.
—Novenimosapedir sino aofrecer, príncipeVlad—dijounode loshombresconeldejeguturaldelaregión—.Aofrecertelasalvación.
—Paraesodispongodeunconfesor—contestóVlad—,aunquealparecersemehaperdidoporelcamino.
—No es tu alma la que intentamos salvar, voivoda, sino tu cuerpo —dijo elsegundohermanoenelmismotono—.Podemossacartedelcastillodelmismomodoqueentramos.Hayunsenderoquesólonosotrosconocemos.Corredesdeunacuevadebajodelasmurallashastaelrío.
Vlad tragó saliva. Trató de mantener la mirada fija en los pastores, no en lasilenciosafiguraasusespaldas.
—Conozcoestamontaña,nohaytalsendero.Elsegundohombresepasólalenguaporloslabiosymiróalprimero.—Perdona,señoría,mipecadoalcontradecirte.Pero…sílohay.Hasdeconfiar
en nosotros y en que te acompañaremos hasta el pie de la montaña y en quedisponemosdeunadocenadecaballosqueesperanjuntoaotrosguíasparallevarteaFagarasyponerteasalvo.
—Aquíestoyasalvo.—Quizánodurantemuchotiempo.—Nonecesitomuchotiempo.Corvinoestáapuntodellegar…—entoncesviola
miradaqueintercambiaron—.¿Sabesalgomás?—Nada con c-c-certeza, príncipe—tartamudeó el primero—, sólo hemos oído
quesullegadaestáenduda.—Puesnoloestá—dijoVladalzandolavozparaquelooyeranmásalláde la
habitación.—Diosquieraqueseaasí,señoría—dijoelsegundohombreentonomáscalmo
—.Peroloquesíesciertoesquepodemossacartedeaquíestanoche.Despuésdeestanoche…—Seencogiódehombrosyechóunvistazoatravésdelaaspillera.
Duranteunmomento,Vladlosmirófijamente.
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—¿Porquémeloofrecéis?Espeligroso.—Siemprehemosamadoatufamilia,príncipe.Y…—¿Y?—Ytufamilianoshaamadoanosotros.Tupadrenosconcedióderechossobre
diezcimasdemontañasde losalrededores,pradosdondepastannuestrasovejasenverano.El…murióantesdequepudieraautorizarlo.YahorajupanTurculafirmaquenuncanosloprometió.Sitú…—dijo,echandounvistazoalanillodelDragónenlamanodeVlad—…entoncesnosotros…
Dejólapromesaflotandoenelaire.Vladmiróentorno,atravésdelaaspilleraendirección a las hogueras de los turcos y el sonido de las hachas, a las vigas porencimadesucabeza.Yotravezaloshombres.Porfin,cuandoseaseguródeestarpreparado, más allá de los hombres. Entonces desenvainó el puñal, atravesó lahabitaciónentrespasos,agarróalafiguraenvueltaenelhábito,retirólacapuchayalzóelpuñaldispuestoaatacar…
Elisabeta, tendida en la cama, soltó un chillido.Ambos pastores retrocedieron.Todosse limitaronamiraraDrácula…yaun joven inclinadoanteél,gimoteandoanteelpuñalalzado.
EntoncestantoIliecomoElisabetasoltaronungritoahogado.—¿Quiéneres?—susurróVlad.Unodeloshombresavanzómediopaso,recordóaIlieysedetuvo.—Éstees…tuhijo,príncipe.Elisabeta volvió a gritar y se incorporó para mirarlo. El muchacho, que había
cerrado los ojos anticipando la puñalada, los abrió ante la suavidad de la voz deDrácula.
—¿Quiénerasumadre?—SellamabaMariaStanctu.Muriócuandoélnació.—Nolarecuerdo.—No,príncipe.Lentamente,Dráculabajóelarma,laenvainóyalzólabarbilladelmuchachocon
suavidad. Era el rostro de un joven, no el de un hombre, con la suavidad de lajuventud,perotambiéneraunespejo…yunregresoalpasado.Losmismospómulos,lamismafrentealta,lamismanarizalargada,elmismocabelloycejasoscuras.Sólolos ojos eran diferentes, las cuencas no eran profundas pero el color era elmismoverde;yalverlos,Vladasintióconlacabeza.
—Ahoralarecuerdo—dijo,ylarecordaba.Habíaacudidoaquídurantesuprimerbrevereinadoen1448,hacíacatorceaños,paravisitarelpueblodelDragónylatorredel homenaje construidapor su abuelo.Unabonita pastora, un joven solitario, unanoche.
—¿Cómotellamas?—preguntó,sinsoltarlabarbilla.—MimadrepidióquemebautizaranconelnombredeNicolae,queeraeldesu
padre —dijo el muchacho. Entonces su mirada cambió y su voz se volvió más
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profunda—.PeroyosiempremehellamadoVlad,queeselnombredelmío.Silencio.Todosvolvieronaoírlosgolpesdelashachas,elgritodeloshacheros.
Ydespuésunsonidodiferente,agudo,repentinoyacabadoenungrito.Unaflechaatravesólaaspillerayseclavóenelcabezaldelacama,aunpalmo
delrostrodeElisabeta.
Ionserestrególosojosybajóelarco.Siemprehabíasidounbuenarquero,casitanbuenocomoVlad.Nosoplabaelviento.Peroeraundisparonocturnoadoscientospasosdedistancia,decimaacima,yélapuntabaaltitilardeunavelaatravésdeunaaspillera.Sabíaquelasdosprimerasveceshabíaerradoysólohabíaescritolanotatresveces,elnúmerodelaSantísimaTrinidad,eldelasalvación.
«UnaparaDios,unaparaelHombre…yunaparaelDiablo»,pensóalvolveralevantar el arco por última vez y apuntó. Pensó en esta última flecha con el papelenvuelto alrededor, que llevaba el destino deDrácula. Espiró, disparó… y casi deinmediatooyóel chillidodeunamujer.Habíadadoenunblanco.Eldestinohabíadecididocuál.
Nooyómás gritos y lo agradeció.Le recordarían los gritos de otra y ya habíaolvidadoloqueeradormir.
Vladreconociólaletra.ÉleIonaprendieronaescribirjuntosalossieteaños.—¿Quépone?—susurróElisabetaconvoztemblorosa.—Léela—dijoVlad,pasándosela—.Envozalta.—«El cuervo está sentado en su nido. Las hachas despejan un prado que será
sembradodecañonesquefloreceránbajoelsol.Estánafilandounaestacaparati.Sipuedes,vete».—Elisabetaalzólavista.
»¿Quéharás?Todoslomiraronfijamente,yéllesdevolviólamiradaacadauno:alospastores,
aIlie,asuhijo,peronomiróalaprincesa.—Meiré.Iliehabíaagarradolanota.—Eslaletradelvornic,voivoda.—Sí.—Entonces… —El hombre fornido titubeó. Los otros vitesjis sabían que era
mejornomencionaraIonysutraición.Sinembargo…—¿Ysisetrataradeuntruco?—dijo,mirandoalospastores—,¿sitodoformara
partedeunamismatrampa?Dráculareflexionóunmomentoydespuéssacudiólacabeza.—Sipudiera, IonTremblacmearrancaríael corazón,y talvez lo intentealgún
día.Peronosequedaríaobservandocómootroslohacen.Losé.—Seacercóaambos
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ancianos—.¿Unadocenadecaballos,dices?EllosasintieronyVladsedirigióaIlie.—Tú, Stoica y ochomásme acompañaréis.Que los otros vitesjis lo jueguen a
suertes.Ymellevaréamihijo—añadió,volviéndose.Elmuchachosoltóungritoahogado.Ilieasintióconlacabeza.—¿Ylosdemás?—Han de ocupar lasmurallas hasta que hayamos escapado, y después tendrán
quevérselasconelturco.—¿Yyo?—Elisabetaavanzóy,convozaguda,dijo—:¿Acasoyotambién?Vladlesindicóatodosquesemarcharan.SuhijoseresistíaamarcharperoIlielo
empujófueradelahabitación.Cuandotodossehubieronido,Vladvolvióacolocarlapesadatrancayempezóareunirloesencial,hablandosinalzarlamirada.
—Tu padre está allí fuera, señora, esperando para disfrutar demi derrota.Mishombresaguardaránunratoydespuéstratarándehuiroserendirán.Sitienessuerteyelenemigoofreceuntrato,estoysegurodequeeljupansealegraráderecuperarte.Porquecomoambossabemos,vuestravirginidadtodavíaestáenventa.
—Sitengosuerte…—dijoellaentonoasombrado—.¿AcasomeodiastantoquetearriesgaríasavermevioladaporlosInfieles?
Vladseguíasinmirarla.—¿Odiarte?Nohepensadoentilobastantecomoparaodiarte.—Eres el auténtico diablo —exclamó ella. Después echó a correr hacia las
escalerasqueconducíanalatorreylasremontó.Vladsiguióempacando…hastaqueempezaronlosgritos.
Despuéssubiólasescalerasatodacarrera.»¡Padre!—gritóElisabeta—.¡JupanTurcul!¡Ayúdame!—Loshachazoscesaron
yenel silencio subsiguiente suvoz seoía conclaridad—.Padre.Eldiablo intentaescapar.¡Ayúdame!¡Ayuda…!
Unamanolecubriólaboca.—Silencio,señora.Mihuidayaserábastantedifícilsin…Peronopudosofocarunaullidodedolor.Elisabetalehabíaaferradolaotramano
ytironeódeella.Sóloteníatresdedosysiempreledolía.Jadeando,Vladlasoltó.Ellasesoltóycorrióalotroladodela torre.Bajola tenueluzquesefiltrabaa
travésdeltechodemadera,brillabaunpuñal.—Creoque es la primera vez queme tocas—dijoElisabeta en tono amargoy
empezóagritarendirecciónalaluzdelasantorchasturcas—.Ayúdame,padre.Élvieneestanoche.Dráculahuye…
Élseabalanzósobreellayellasearrojóhaciaatráscondemasiadaviolencia;suspiesseenredaronensulargovestidohaciéndolatrastabillarycayóenelhuecoentredoscontrafuertesdepiedra.
Vladaferróelbordedesuvestido…peronologrósostenerlacontresdedosyun
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pulgar. Elisabeta cayó. La torre del homenaje tenía la altura de seis hombres peroestaba construida al borde del precipiciomás abrupto de lamontaña, y ella no segolpeócontralasrocasnidejódegritarhastarecorrerlamitaddelaaltura.
Vladmantuvolavistaclavadaenlaoscuridaddurantelosinstantesentreelcesedel grito y el renovado ruido de los hachazos. Después se volvió y descendió laescaleraconrapidez.
Sólolellevóunmomentoacabardeempacar.Recordóqueunfugitivonecesitabamuypocas cosas y guardó lo realmente importante junto a su cuerpo: laGarra delDragóncolgabadesuhombro,elanillodelDragónrodeabaelúnicodedomeñiquequelequedaba.Abajo,ensualforja,IlieyahabríaplegadoelestandartedelDragón.
Una puerta posterior daba a la ladera de la montaña quemiraba al norte, unaladeratanabruptaqueningunatorrehabíasidoconstruidaparaprotegerla.Quizásunhombrepodíaescalarlaaferrándoseconlasmanos,odescenderporella.Muchomásabajo,elríoArgesseondulabacomounacintaplateada.
Vladmiró hacia abajo y después hacia arriba. Los que no lo acompañarían seasomabanalasalmenas.Cumplíansusórdenes…portemor,poramor,portodoslosmotivos entre ambos. Comprendían por qué sólo los diez que ahora lo rodeabanpodían marchar. Y Vlad sabía que su juramento de lealtad acababa cuando losfugitivosalcanzaranelvalle;quetomaríansuspropiasdisposiciones.Algunos,talvezlamayoría,vivirían.Losturcosapreciabanalosesclavosyloscuidabanbien,aligualqueasusmanadas,aunqueVladnoestabasegurodequelomismoseríaciertoenelcasodelosvalacosquetambiénesperabanmásallá,ávidosdevenganza.
Miróentornoaloselegidos,alospastoresquelosguiaríanyporúltimoasuhijo.Susojosbrillabanenmediodelespejoquesuponíasurostro,yenésteVladsevioasímismodemuchacho,cabalgandoorgullosamentejuntoasupadreparaencontrarseconel sultán.Comosuhijoantesqueél,Vladenaquel entoncesnohuía sinoquecabalgabahaciaundestino ignoto.Hacia sukismet.Yen aquel espejo comprendióqueaúnlohacía.
Acompañadosporelruidodelashachasyelgraznidodeloscuervos,elhombreyelmuchachosedeslizaronladeraabajo.Lapartemásabruptaacababaenunacuevaydesdeallíunpequeñosenderoserpenteabahastaelrío.Habíacaballosamarradosenlaorilla.Noerancaballosdeguerrasinodurostarpandelasmontañascuyaspezuñasestabanenvueltasenpañosparaquenohicieranruidoalpisarlosguijarrosdellechodelrío,conducidosporloshombresdeArefu.
Enciertopunto,elríotrazabaunacurva.Anteellos,otrasmontañasocultabanelvalle. Por detrás, se apreciaba un último panorama del castillo. Vlad refrenó sucaballoydejóavanzaralosdemás;despuésalzólavista.Lalunaformabaunamedialunaturcayunextremoseapoyabaenlasalmenas.Cuandonoeramuchomayorqueel muchacho que acababa de pasar junto a él, ocupó el trono por primera vez ydespuésloperdióporprimeravez.Enaquelentonceshabíajuradoqueregresaría.Eljuramento de un joven.Ahora que eramayor, no se prometió nada a símismo, y
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tampocoaDios.Espoleóasucaballo—quenoeraKalafat—yseinternóenlaoscuridadjuntoa
losdemás.
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43Latraición
Brasov,Transilvania,seissemanasdespués
—¿Quéaspectotengo?StoicaeIlieseencogierondehombros.Hablareraimposible,noosabanhacerlo,
pero su gesto expresaba lo que pensaban con toda claridad: que si el voivoda deValaquiaseencontrabaconlosemisariosdelreyMatíasyconelConsejodeBrasovdebíaestarespléndidamentevestido,comolecorrespondíaaunpríncipe.
Amboshombressabíanqueteníaunmaravillosotrajedesedanegra,mandadoahacereldíaquellegóaBrasovhacíacincosemanas,entregadounasemanadespuésypagadoporloshabitantesdeBrasov.Noseatrevieronadecirlequeno,teniendoencuentaloqueleshabíahechohacíasólotresaños,medianteelfuegoylaleña.
Perohoyeltrajecolgabaenelarmario.Elpríncipesehabíapuestosuarmadura.NisiquieralehabíapermitidoaStoicaqueeliminaralasabolladurasconunmartillonilavaraelbarroylosrestosdesangrequeparecíanorín.
Laelocuenciadesusgestos lehizosonreíraVlad,peroél sabíaalgoqueellosignoraban:elfuncionamientodelamentehumana.SisepresentabaanteelConsejoylos embajadores de Hungría vestido como un cortesano, sólo parecería unpretendientemás,suplicandoporarmasyoropararecuperaruntrono.Enfundadoenunadesgastadaarmaduraaúneraunguerreroyaúnmásimportante:unguerreroconunaguerraencurso,sólointerrumpidabrevemente.
Tambiénlesrecordaríaalgomás,loqueélmejorsabíahacer:matar.Sevolvióyclavólamiradaenlapuerta.Recordóotromomento,otrapuerta, la
queconducíaalaGranSaladeTargoviste.HabíaestadoanteellaenPascua,cuandoestabaapuntodedescenderyderrocaralosboyardos.LehabíapreguntadoaIonquéaspectotenía.Ionselohabíadichoytambiénlohubierahechoahora,sinahorraseelhalagonielinsulto.
Su sonrisa se desvaneció. Ion no estaba allí. Vlad estaba solo, a excepción deestosdos,lealesycríticos.Todoslosdemáshabíandesaparecido,peroenunaspocashoras debiera disponer de algo parecido a un ejército y del oro para pagar por él,puestoquelaguerrasólosehabíainterrumpidobrevemente.
—Laespada—ordenó.Stoica le trajo laGarradelDragónyajustóelcintoporencimadelhombrodel
príncipe. Vlad lo detuvo con lamano, la izquierdamutilada, la alzó y recorrió elemblemadelpomo,elDragónquevolabaallí, con tresdedos,pensandoenelotrodragónqueaguardabaenlaSaladelosOrfebres,entreelConsejodeBrasov.
JanosHorvathy.Lohabíaconocidosuperficialmente,cuandoVladeraunexiliadoenlacortedeCorvino.Unodelasdocenasde«hombresnuevos»querodeabanalrey,
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porqueMatías desconfiaba de la antigua nobleza, sólo quería hombres leales a él,nobles de menor rango que querían ascender. Para haber sido enviado en unaembajadatanimportantecomoésta,debíadehaberiniciadoeseascenso.
Noobstante,noeraeljuramentoprestadoporHorvathyantesureyloqueahorahacíasonreíraVlad.Eraotrojuramento, juradoantelahermandadalacualambospertenecían.
—HermanoDragón—había dichoHorvathy hacía una semana, la primera vezquesaludóaVlad.ElapretóndemanosespecialqueelcondedePecslehabíadadofuecálido,comosubesodebienvenidaysusonrisa.Aldíasiguientehabíanegociadocon dureza en nombre de su soberano. PeroVlad sabía que tras la insistencia delhúngaroenlascondicioneshúngarasresidíaunaprofundalealtad.Másprofundaenmuchosaspectosyamarradaporelmássagradodelosjuramentos.
—HermanoDragón—murmuróVlad.Stoica,sinescucharnicomprender,creyóqueledabaunaordenyvolvióaalzar
el cintode la espada.EstavezVladdejóque lo sujetara alrededordelhombroyatravésdelpecho.Elextremodelarmagigantescacasillegabaalsuelo.
Vlad tocó la empuñadura junto a su hombro. Podría haber desenvainado en uninstante,peroestabaallísóloparacompletarlaimagendeunguerrerodispuesto.Nolanecesitaría.NocuandoelDragónloaguardabaenlaSaladelosOrfebres.
—Vamos—dijo.
Janos Horvathy se restregó los ojos, pero seguía viéndolo todo borroso. Sólo loremediaríaelsueñoyhabíadormidomuypocodurantelasemanadenegociaciónconDrácula;ynohabíadormidoniunsegundodurantelostresdíasdesdequesuamo,Matías Corvino, rey de Hungría, decidió que la negociación había acabado. Sinembargo, no eran las otras disposiciones, pormás detalladas que fueran, lo que lehabíaimpedidoconciliarelsueño.Eraelrecuerdodeunjuramento.
—¿Conde?¿Mehasoído?LavozsobresaltóaHorvathy,habíaolvidadoqueJiskraestabapresente.Ahorasu
vistaporfinenfocólosdetallesdelrostrodelviejoguerrero:lanariz,torcidahacialaizquierdadebidoaungolpeolvidadohacíatiempo;lapielsonrosadayescamadaquelemanchabalaropacomosifueraharina,labarbagrisespesaydescuidada,losojospequeñosyjuntos.Losdetallesacabaronconlavisiónborrosa.
—¿Quéhasdicho?—Dijequeerahora,Horvathy.Todoestádispuesto.—¿ElConsejo?—Losmiembroshanocupadosusasientosenlacámara.—¿Tushombres?—Ensuspuestos.—¿Estássegurodequesonsuficientes?
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Jiskrabufó.—Por la Sangre de Cristo, ¿es que todos tienen tanto miedo de este valaco?
¿PorquehatenidociertoséxitosconelTurcoyhausadoalgunos…métodosduros?—Jiskrarió—.Puesyoestabamatandoturcos,¡condureza!,cuandoDráculachupabala teta de su nodriza.Además, sólo lo acompañan esos dos, y yo sé lo que he dehacer.
—Claro que sí. Sólo que… —El conde hizo una pausa—. ¿No lamentas lanecesidad?
—¿Lamentarlanecesidad?¿Quétonteríaesésa?—leespetóelviejoguerrero—.Unhombreactúasegúnlodecidido,NuestroreyhadecididoqueesteDráculasuponeun bochorno. ¡Y lo es! ¡Y además es un necio! ¿Exigir que elCuervo respete suspromesas?—dijoen tonodeburla—.Losreyesnorespetan laspromesas,amenosque lesconvenga.Actúansegúnlesconviene.Noresultaconveniente ira laguerracontraelTurcoenrealidad,elCuervonuncatuvoesaintención.Tieneotrosusosparasussoldados,enelnorte.Ymejoresmanerasdegastarsuoro.NoocuparáeltronodeHungríasinriesgohastaquelacoronadesanEstebanestéencimadesucabeza.ElnotanSacroEmperadorRomanoexigeochentamilcoronasporsudevolución.Conesasuma,elCuervopuedecomprarunapequeñaguerra,juntocontodoslosriesgosquesupone. O puede desempeñar su corona. Además… —añadió, carraspeando yescupiendoenelhogar.
—¡Losé,losé!—Horvathyalzólamanoparainterrumpireltorrentedepalabras.Unavezpuesto ahablar, si lodejaban Jiskra era capazde seguirhablandodurantedíasenterosde las«realidadesde lapolítica»—.Sólo lamentodeverdadque tengaqueserdeestemodo—añadió,señalandolostresrollosdepergaminoencimadelamesa.
Jiskraseencogiódehombros.—¿Quémásdanunascuantasmentirasmás?Estevalacoestáarmandoalboroto
con sus peticiones al Papa y a otros soberanos. Debemos demostrar que hatraicionadolacausaparapoderdesembarazarnosdeél.
—¿Traicionado?¿Quiénesaquíeltraidor?—murmuróHorvathy.—¡Hombre! —gritó Jiskra y alzó la vista—. Se supone que eres uno de los
hombresdelfuturoaquienesCorvinoestáascendiendo.Unodesushombres.¿Acasonodesempeñará tucastillo,al igualquesucorona,cuandolohayashecho?Pues tedigolosiguiente:nodurarásniunasemanaenelnidodevíborasdelacortedeBudasitratasdemantenerlimpiatuconciencia.
—Peronoessóloalreyaquienledebolealtad—replicóelcondeentonoairado—. Porque Drácula y yo somos miembros de la misma hermandad, la Orden delDragón.CreadaparalucharcontraelInfiel.Conjuradosparaayudarnosmutuamente.Heprestadounjuramento…
—Alamierdacon tu juramento—bramóJiskra—.Yonopertenezcoaningunaorden,sirvoaunsoloDiosyaunsolohombreysóloprestojuramentoaellos,para
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nocomplicarlascosas.Asíqueahoraesaellosaquienesobedezco.Suenemigohadeseracusadoyarrestadoenpúblico,paraquetodosseantestigosdesu traiciónyconozcansuvergüenza—dijo,inclinándosehaciadelante—.¿Estásdispuestoahacerlo necesario? ¿O prefieres esconderte aquí arriba junto con tus juramentos y tuconcienciamientrasyomeencargodelosasuntossucios?
Horvathysepusodepieycogiósuespada.—No,Jiskra.Haréloquedebohacer.Notengoelección.—Nolatienes.—Lapuertaseabrióyaparecióunsoldado.Jiskrasevolvió—.Y
Dráculaestáaquí.
La puerta de la Sala de los Orfebres se abrió. De inmediato, los miembros delConsejo de Brasov, sentados en hileras a ambos lados del salón, callaron y sevolvieron hacia la puerta. También Horvathy, de pie en el estrado situado en unextremo de la sala, deslumbrado por el sol. Entonces la oscura figura atravesó lapuerta y el conde la vio con claridad: la armadura abollada y elmantomanchado.Sonrióal comprender loqueDrácula estabadiciendo,perodespués recordóque loquedecíaesedíanosignificabanada.
Miró aderecha e izquierda, contemplando losmiembrosdelConsejo, sus ricosmantosysusfigurasrubicundascontrastabanconladelgadaymanchadafiguradelguerreroqueahoraseacercabaalamesacentralflanqueadoporsusdosguardias.Lamayoríalomiróconexpresiónderepugnancia,detemor,puestoquehacíatresañoslos forzóaaceptarun tratomedianteel fuegoy laestaca.Ahoraestabaaquícomosuplicante.Horvathycomprobóquelosrostrosdelospocosalosquefuenecesarioinformarexpresabanuntriunfoapenasoculto.
Vladmantuvolavistaalfrente.CaminóhastaelcentrodelasalaysedetuvoantelamesasobrelacualseapoyabanlospesadostomosencuadernadosencuerodelasactasdelConsejo.JuntoaestossímbolosdelariquezadelaLigaytambiénejemplosdesusproezas,reposabandosobjetos.Unoeraunalunadoradaenvueltaenhojasdeparra.El otro eraunhalcón cuya envergadura eradeunpalmode ancho inclinadasobreunaliebre,ambosexquisitamentedetallados.
Durante unmomento, Vlad examinó la talla, la expresión del cazador y de lapresa.Despuésmiróalosconsejerosquemandaronrealizarlatallayviolassonrisasquealgunosnosemolestaronenocultar;dirigiólamiradaalotroladodelamesa,alhombre sentado allí, y vio la tristeza de la mirada del conde. Vio que Horvathyechabaunvistazoalaizquierda,aJanJiskra.Yentoncescomprendió.
Ladocenadehombresavanzórápidamenteatravésdelosrayosdelsol,algunoscon espadas, otros con garrotes. El Negro Ilie vio acero, trató de desenvainar elpropio.Losgarrotesgolpearonlasmanos,elestómago…eIliecayó.UnaespadaseapoyabacontralagargantadeStoicaylequitaronsupuñalconrapidez.SóloDráculapermanecía intacto, aunque los aceros le apuntaban, quizá porque había alzado los
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brazosenseñalderendición.Dejóqueelalborotopasaraantesdehablar.—¿Porqué?—dijo.ElConsejosehabíapuestodepie,peroVladnosedirigíaaellos.Supreguntaera
paraelhúngaro,depieadiezpasosdedistanciaalotroladodelalargamesa.Horvathy inspiró y se aseguró de hablar con tranquilidad antes de contestar.
Habló con lentitud, para que los escribas ubicados alrededor del recinto pudieranapuntarloquedecía.
—VladDrácula,antiguovoivodadeValaquia,hemosdescubiertotutraicióncongrantristeza.Tú,quepretendesserunguerrerodeCristoyunlealvasallodelbuenreyMatías,hasdemostradoseruntraidordeambos.
CuandoVladhabló,suvoztranquilacontrastabaconeltemblordeladelhúngaro.—¿Demostrado?¿Cómolohedemostrado,cuandotodamividahademostradolo
contrario?—Tenemoscartas,Drácula.—¿Quécartas?—Éstas.—El conde indicó los tres rollos de pergamino encima de lamesa—.
Unaque leescribisteaEsteban,voivodadeMoldavia, tuprimo igualmente traidor.Una segunda que enviaste a Mamoud, Gran Visir de los turcos, y la última almismísimo sultán, el hombre que afirmaste era vuestro enemigo mortal. Las tresatestiguan vuestros planes traicioneros. Que aprovecharías las fuerzas que mipoderoso soberano os prestaría y las volverías en contra de Su Majestad. Queemplearías el oro ofrecido por Brasov para corromper a hombres leales.Y final yatrozmente—Horvathy recogió uno de los papeles—, que planeabas raptar al reyMatíasyentregarlodesnudoyatadoalTurco.
Ante las palabras del húngaro, los consejeros empezaron a murmurar y ahoramuchos a gritar, maldiciendo al traidor. Envalentonados, algunos incluso seinclinaronhaciadelanteparaescupirle.Vladpermaneció inmóvil, sólomirabaaunhombre.
Ésealzólamanoparadetenerelalborotoydespuésprosiguió.—Estátodoescritoaquí,firmadoconvuestronombre,selladoconvuestrosello.
Será incorporadoa las actasdelConsejodeBrasov,y se imprimiránydistribuiránpanfletosparaqueelmundoconozcavuestrainfamia.
Alnotarquesumanotemblaba,Horvathydejóelpapelquesosteníaencimadelamesay,entonomásbajodijo:
—¿Tienesalgoquedecir?—Sólo esto. —Vlad se inclinó y apoyó las manos en la mesa. Aunque sus
movimientoseranlentos,lossoldadosseaproximaronconlasespadasenalto—.SéporquéloshombresdeBrasovhacenesto,puestoquehacetiempoquemeaborrecen.También sé por qué lo hace el rey deHungría, puesto que su trono no es firme ynecesitaelorodelPapa,queaceptóparadirigirunacruzada,paraapuntalarlo.Pero
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ignoroporqué lohaces.Opermitesquesehaga.Porquees imposibleque ignores,hermano Dragón, que estas falsificaciones supondrán la vergüenza para lahermandad.Ésaeslaverdaderatraición,ycondenaráatodoslosDragonesytalvezdespuntarálapuntadelalanzadeCristo,justocuandoesmásnecesaria.
Horvathy sintió que sus rodillas cedían. Se inclinó por encima de la mesa ydirigiólamiradaalhombreenelotroextremo,unidoaélporlatablademadera.
—Hagoloquedebehacerse,Drácula.Porelreino.Pormirey…—Yportimismo.Estoysegurodequealentregarmedeestamanera,ascenderás
más,ymás rápidamente,en lacortedelCuervo.Pero también tedigo losiguiente,JanosHorvathy…—YentoncesVladseenderezóyestirólamanomutiladaconlostresdedosyelpulgarextendidosenungestodeadvertencia—.Jamásencontraréissatisfacción en vuestro ascenso, porque mi maldición siempre os acompañará. Temaldigo. Te maldigo a ti y a vuestra familia… ¡para toda la eternidad! Y prontocomprenderéisquemimaldiciónestanrealcomofalsassonestasmentiras.¡QuehaymotivosporlosquemellamanelhijodelDiablo!
Lamaldiciónsehabíaconvertidoenungrito.—¡Cogedlo!—exclamóJanJiskra.Cuandoun soldado seacercó,Vlad seagachópordebajodelbrazoestirado, lo
agarró, loquebróyarrojóalhombrequeaullabadedolorcontraelsegundoque leseguía. Entonces, en un instante, Vlad agarró el halcón dorado y lo arrojó al otroextremodelamesa.Elpicodorado,dispuestoaclavarseenlacarnedelaliebre,seclavóenelojoizquierdodeHorvathy,quesoltóunalaridoysetambaleóhaciaatráscuandolossoldadoscayeronsobreDrácula,queahoracallaba,porfindesprovistodesupoder.
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CuartaParteLAÚLTIMACRUZADA
Mipecadotedeclaréynoencubrímiiniquidad…ytúperdonastelamaldaddemipecado.
Salmos32:5
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44Elexilio
CastilloPoenari,1481
—Yquedódemostradoqueteníarazón.Silencio,alfin,enlasaladePoenari.EralaprimeravezqueHorvathydejabade
hablar, y las exclamaciones proferidas ocasionalmente por el ermitaño en suconfesionariotambiénhabíancesado.Peroamedidaquellegabaalfinaldesurelato,Horvathy había hablado con rapidez cada vez mayor y ahora los escribasaprovecharonparaestirarsusdedosacalambradosyafilarotrapluma.
Despuésretomólapalabra.—Esto—dijo, tocandolaarrugadacicatrizenlaquesehabíaconvertidosuojo
izquierdo—fuelodemenos.Dráculateníarazón,puestoqueascendíconrapidezyPecsdejódeserunpoblachoempobrecidoparaconvertirseenelfeudoprincipaldelpaís,mientras yo permanecí detrás del trono y ayudé aMatías a convertirse en elpoderosomonarcaactual.Peroamedidaqueascendía,lamaldiciónmeacompañó.
Horvathycerróelojosano.—Mimujer,muertaalosveinticinco.Nuestrosdoshijos,muertos,unoheridoen
laguerra,elotrosucumbidoalapeste.Nuestrahijamuriótratandodedaraluzasuprimerniño,quemuriójuntoaella.Soyyseré,elúltimodelosHorvathy.
Elsilenciovolvióareinarhastaquelointerrumpióotravoz.—Un hombre de menos valía hubiera sucumbido debido a la pena, conde
Horvathy—dijoelcardenalconsuavidad—.MasaquíestásyaúnprocurascumplircontusjuramentosatureyyaDios.
—No,cardenalGrimani.Quizá les sirvohaciendo loquehagoaquí,peroansíocumplirconotrojuramento.ElquequebréanteuncompañeroDragón.Aquélporelque estoy maldito, por el que jamás he sido perdonado—dijo, abriendo el ojo ymirandoalitaliano—.Aunquetalvezaquí,enloquehedicho,enloque,terecuerdo,aúntienesquejuzgar,lamaldicióndesaparezcayleseguiráelperdón.Elperdón…y,unavezmás,elizamientodelestandartedelDragón.
Grimanidesviólamiradadelúnicoojoydesusúplicaconrostroinexpresivo.—Aúnhemosdetomarunadecisiónalrespecto—dijo—.Porquealparecer,esta
confesión está llegando a su fin. Sugiero que procedamos con rapidez—echó unvistazo a la aspillera y a la luz que aumentaba en el exterior— para que puedamarcharme con mi recomendación para el Papa, antes del siguiente ocaso. Sinembargo… —añadió, e hizo una pausa—, ciertas inconsistencias del relato handespertado mi curiosidad. ¿Dónde estabas tú, sacerdote? —dijo, mirando elconfesionario.
—¿Dónde?—graznóelermitaño.
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—Sí.Recientemente,cuandorepetistelodichoporDrácula,dijistequeelvoivodate«perdió».¿Dónde?
—Yo…—el ermitaño tosió—.Cuandome dijeron lo que había ocurrido en lacatedral,meuníalosmilesquehuyerondeTargovisteanteelataquedelTurco.
—¿Asíquenovistela…boda?¿Nielempalamientodelantedelaspuertas?—No.—Peroleshasayudadoaestosotrosadescribirloendetalle.—¿Aquéterefieres?—dijoelconde,inclinándosehaciadelante.—Sóloaqueinclusoestetestigo,queavecesparececonocerelalmadeDrácula,
amenudohabladeoídas.—GrimaniseñalóelconfesionariodeIon—.MientrasqueaquéloptaporhablarennombredelTurco,depachaHamza.
—Loconocía—protestóIon—,lovisitabaconfrecuenciaensucelda.Amboshombreshicieroncasoomisodeél.—¿Yporconsiguiente?—preguntóHorvathy.—Porconsiguiente—contestóelcardenal—,sutestimonio,todossustestimonios
handesercuidadosamenteconsiderados.—¿Esqueno lohemoshecho?¿Conseguirque tresopinionescoincidanenuna
combinada?—En efecto. —El cardenal se inclinó hacia atrás en la silla—. Me limito a
plantearlo.Paraqueconste.Afindecuentas,lasopinionesdelagenteselimitanasereso.Bien—dijoconunasonrisa—,portantolasconclusionesquesaquemospodránserlasnuestraspropias.
Horvathyasintió.—Lasquenecesitamosquelosean.—Enefecto.Petru,menosversadoenpolítica,creíaenverdadesmássencillas.—¡Pero este hombre era su confesor! Dice lo que ha oído. E incluso si es un
pecadoqueahora reveleesasconfesiones,hemosdecreer loque tienendeverdad.Unhombrenolemienteasusacerdoteenelconfesionario.
—¿Ah, no? —El cardenal sacudió la cabeza—. Conozco hombres que hanexageradosuspecadosengranmedida,porquecreenquecuandorecibenelperdónello les otorga cierta libertad de acción. Si lo peor ha sido perdonado, un pecadomenorcometidomásadelante…
Petruestabaindignado.—PuedequeesoseaciertoencuantoalaIglesiadeRoma…Elcondelointerrumpió.—Esciertoencuantoa todos loshombres,spatar.Estoyconvencidodequeen
suspropiosrituales,losturcoshacenalgosimilar:perdonarseasímismosporqueloquetodavíahandehacer.—Carraspeó—.Perolacuestiónestáplanteada.Constaenacta.Y estoy de acuerdo con Su Ilustrísima. Procedamos con rapidez—dijo, y sevolvió—. Y yo tampoco tengo claro cierto asunto, ermitaño. ¿Cuándo volviste a
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reunirteconDrácula?—Fuiasuprisión—graznóelermitaño—.AVisegrad.—Enjauladounavezmás—murmuróelcardenal.—NoesTokat,precisamente—comentóelconde—,esmásunpalacioqueuna
prisión.Lasventanascarecendebarrotes.Losjardinessonbellosydeestiloitaliano.¡Y el campomás allá! Lleno de caza para el sabueso y el halcón.Allí un hombrepodríavivircontento.
—¿Contento?—barbotóPetru—.¿Trashabermatadoa tantagente,despuésdequetodoloqueansiabaseredujoacenizas,sutrono,perdido,suamor…mutilado?Sumejoramigosentadoantenosotrosesuntraidorqueintentajustificarsutraición—dijo, sacudiendo la cabeza—.¿Decísque se conformóconvivir lavidadeun…caballerodeprovincias?
Horvathysoltóungruñido.—¿Conforme?Nolosé.Quizásucumbióalairaduranteuntiempo.Peroalfinal,
¿quéotraopciónlequedaalavecantoraexceptocantar?Elmundohabíacambiado.Tú lo has dicho: Drácula lo perdió todo: el trono, el poder, el apoyo, el amor dequienesamaba—dijo,echandounvistazoaambosconfesionarios—.Yaconocíalavidadeunfugitivoyahorahabíadiezmilenemigosmásacechandoenlascallejuelas,armados con cuchillos, ansiando vengarse. Recuerda que una jaula, además deencerrarte,evitaqueotrospenetren.
—¿Ynoesposiblequesesintieracansado,señoría?—dijoelcardenal—.InclusoDrácula.¿Cansadodetantasangre?
—Puesesoseríaunanovedad—dijoHorvathy,lamiendosuslabiosresecos.Petrudirigiólamiradaalaestrechaaspillera,alapálidaluzdelamanecer.—¿Pasamosacuartointermedio?Hemoshabladoduranteundíayunanoche.¿A
lomejorpodemosescucharelúltimopuntotrashaberdormidounpoco?Horvathymiróalcardenal.—No, estoy de acuerdo con Su Ilustrísima. Escuchemos el final. No tardarás
mucho en volver a acurrucarte junto a tu joven y bonita esposa. Y nosotros noshabremosido,yyanointerrumpiremostusueño.Peroalmenosdéjamequeacelereelproceso.Conozcoalgunosdetallesdeloocurridodespués,porqueasistíalacortedeCorvinoyoíotraversióndelosrelatosqueacabamosdeoír.Leedlospanfletos—dijo,señalandolamesa—,quemaldijeronelnombredeDráculaentodoelmundo.Yque Dios me perdone, fomenté mi maldición y la de mi hermandad ayudando adifundiralgunasdelashistorias.Perohapasadoeltiempoyprontohubootrosogrosenquienescentrarnos.Elcristianovolvióaatacaral cristiano,mientrasel Infiel sereía.
—Comosiempre—murmuróelcardenal—.¿Yentonces?—Entonces,unoscuatroañosmásadelante—prosiguióelconde—,cuandotodo
elmundomirabahaciaotrolado,DráculafuetrasladadosilenciosamentedeVisegradaPest, situado a la orilla opuesta del río donde se encuentra el palacio del rey, en
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Buda.Ledieronunacasa.Esmás,ledieronunaprimadelreycomoesposa.—¿Qué?—exclamóPetru—.¿Porqué?—Seguía sujetado a una correa, pero estaba más floja. Porque Corvino luchó
contraEstebandeMoldavia,elprimodeDrácula,quien,comorecordarás,traicionóal príncipe en el punto álgido de su cruzada, obligándolo a dividir su diminutoejército.AsíqueDráculavolvióaserunaamenaza…alomejorunaamenazaaserdesatada.Después,cuandoambosmonarcascristianossereconciliaronyvolvieronaconsiderar al Infiel, les resultó conveniente que Drácula siguiera suponiendo unaamenaza.
—¿Lovistes?—preguntóelcardenal.—No —dijo Horvathy sacudiendo la cabeza—. El rey me ahorró sus poco
frecuentes visitas a la corte. A veces lo exhibían, en general cuando llegaba unaembajada del sultán. Al rey le divertía ver como los emisarios del Gran Turco lodescubríanyseapresurabanaquitarselosturbantes.—Horvathyrió,perosurisaeraamarga—. Pero sólo ejercer una amenaza durante cierto tiempo: después has deponerlaenpráctica.
—Enefecto.—¿Puesentoncesquéocurrió?—preguntóPetru.—¿Que qué ocurrió?—repitió el conde—.Que elmundo volvió a cambiar—
dijo,mirandoalosconfesionarios—.¿Cuáldevosotrosquieredecirnoscómo?
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45ElDragóndormido
Pest,Hungría,febrerode1475,treceañosdespuésdelarrestodeDrácula
AnochecíacuandoIonllegóalamansiónenlasafuerasdelaciudad.Hubieraqueridollegarmástemprano,paratransmitirsumensajeyregresaralpalaciodelreyenBudaantes de que oscureciera. Nadie viajaba de noche a solas en los alrededores de laciudad.
El viaje, iniciado un mes antes con los pasos de los Alpes transilvanosbloqueados,habíaresultadofrustrantehastaelfinal.ElpuentequeatravesabaelríoqueseparabaBudadePestsehabíaquemadohacíapoco.Esonohubierasupuestounproblemaporque,engeneral,elhieloeralobastanteespesoparasoportarelpesodeunhombreacaballo.Peroundeshielorepentinoytempranolohabíavueltodelgadoypeligroso,ysinembargodemasiadogruesoparadejarpasarunabarca.Tuvoquedirigirseríoabajo,hastaunpuntodondeeramásestrechoydondehabíanabiertounpaso,tuvoquepagareldobleporelferryyremontarlaorillaopuestaacaballo.Esteúltimo retraso supuso pasar la noche en una posada de Pest, porque se negaba apasarlabajoeltechodelhombrequehabíaidoaver.
Esetechoeraidénticoalossituadosaderechaeizquierda,abruptoydepizarragrisysólidosgabletesdemadera.Lascasaserancuadradasycadaunadisponíadeunapuertadeentradaenformadearcolobastanteanchaparapermitirelpasodeuncarruaje;laspersianasseelevabanalolargodeparedespintadasdecolorocre,todascerradasparaevitarlaentradadelgélidoaireinvernal.Lasmoradasnoteníannadadeparticular.Seguramentealgúnmercaderoburguésocupabalasquelaflanqueaban.
Le había llevado un mes llegar hasta aquí y ahora Ion tenía pocas ganas dedesmontarpesea lanieblaque introducíasusheladosdedosdebajodesuspielesypellizcaba sus innumerables cicatricesyhuesos fracturados.Cada inviernoeramásduroqueelanterior,estabamenosflexible,suscabellossevolvíanmásgrisesaunqueaúneranespesosyocultaban lamarcaa fuegoqueMehmet lehabíagrabadoen lafrentehacíacasitreintaaños;ahoralosbordeshabíanadoptadouncolorvioletayseconfundíanconlasarrugasdesurostro.
Alzólamanoyrecorriólacicatrizconlosdedos.¿Porquétitubeabajustoahora,cuandonosehabíadetenidodurantetodoelviaje,exceptocuandonolequedómásremedio,elviajequeempezóhacíacuatrosemanasenlacortedeEstebancelMare,enSuceava?
Bajó lamano. Sabía por qué.No había visto al hombre quemoraba dentro deestasparedesentreceaños.Desdeundíamuydiferente,unoterriblementecaluroso,enTargoviste.Siporélfuera,nuncahubieravueltoaverlo,perounreyyunpríncipe
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deseaban locontrario,ycreíaqueDios también.Teníaquecreerlo.De locontrarioseríaincapazdecabalgarhastaesaspuertasdemadera,desmontar,hacergirarelgrananillodehierro,levantarlo…
Nuncalodejócaer,porquedetrásdelapuertaoyóunossonidosfamiliares:metalgolpeandocontrametal;hombresquegritaban.Alguienluchabaallídentro,luchabacondureza.Conelinstintodeunsoldado,Ionatóelcaballoydesenvainólaespada.Apretólaorejacontralarejillayoyópasosapresurados,unchillidodeterror.
Ionnohabíarecorridotodoesecaminoparahablarconunmuerto,pormásqueloaborreciera.Quizásunodesusnumerososenemigoslohabíadescubierto.Hizogirarelanillodehierrodelpomoysesorprendiócuandolapuertaseabrió.Laabriódeparenparporque ignorabacuánrápido tendríaquesalir,ypenetróenun túnelcortoyoscuro en el que resonaban los gritos. En el otro extremo brillaba una luz que lodeslumbró:proveníadelpatioiluminadoporantorchas.Seprotegiólosojosyviodosfiguras que corrían a través del patio.Ambas sostenían espadas demano ymedia.Unatratabadesesperadamentedepararlosgolpes,laotraarremetíaalto,bajo,cerca,lejos.
Ionavanzóconcautela,dejandoque susojos seacostumbrarana la luz, con laespada en alto.Ahora los hombres luchaban enotra parte del patio y sus golpes ygritos rebotaban contra las piedras.Apoyó lamano en la pareddel pasadizo, tomóalientoyseinclinóhaciadelante…
Observadopor Ion, unode los hombres se colocódebajodeun saliente con laespadaenalto.Elacerochocócontraelaceroyambosseenzarzaron,forcejeandoycasipermanecieroninmóvilesmientrasluchabanpordominaraladversario,eIonlosvioconclaridad.Unollevabaunjubóndecueronegroyuncascolecubríalacara.Suadversario,deespaldasa Ion, estabadesnudohasta la cinturay sus largoscabellosnegroscaíansobreunaespaldamusculosadelacualsedesprendíaelvaporenmediodelairegélido.
No sabía qué hacer. ¿Quiénes luchaban, y por qué? Estaba a punto de gritar,intervenir, distraer… cuando dejaron de forcejear, el hombre del casco dobló lasrodillas, se estiró con rapidez y arrojó al otro hacia atrás. El del torso desnudotrastabillóalrededordeunamesaydespuéssevolviólevantandolaespada…
EraDrácula.Ion soltó un grito ahogado. ¡Era imposible! Porque éste era el príncipe que él
recordaba,elcuerpodetoro,elpeloyelbigotenegroscomolamedianoche.Alaluzde lasantorchasseveíacadacicatrize Ionpudierahabernombradoelarmaque lacausó,lacallejuelaoelcampodebatalladondelahabíasufrido.
MaselhombrequeveíanoeramásviejoqueelquehabíavistoporúltimavezenTargoviste.¡Ylopeoresqueparecíatodavíamásjoven!
Ionsepersignóunayotravez,murmurandounaplegaria.Muchosdecíanqueelpríncipeerafamiliardeotro,queesodehijodelDiablonoerasólounmote.Nuncalohabíacreído…hastaahora.Lapruebaestabaantesusojos:Dráculahabíafirmado
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unpactoconSatanás,habíacambiadosualmaporlainmortalidad.—¡SantoPadre,protégeme!—exclamó.Los luchadores, que se habían embestido como toros y volvían a forcejear, lo
oyeron.Conlasespadasaúnenalto,sevolvieronalmismotiempo.EntoncesDráculasoltó lamanode suadversario,bajó la espadaydiounpasoatrás.Yelotro, cuyacabezacubiertaporelcascotambiénsehabíavuelto,volvióagirarse.Bajólaespada,flexionólamuñecayseinterpusoentreIonyDrácula,quesoltóunalaridodedoloryentonces Ion vio el motivo: una delgada línea roja le atravesaba el estómago, lasangremanódeinmediato.
Dráculasoltóotrogrito,dejócaerlaespada,sellevólasmanosalestómago,setambaleóhaciaatrásycayósobreunbancodemadera.Eldelcascoseinclinósobreél y empezó a desatar las correas que sujetaban el casco. Habló en voz baja peroclara.
—¿Es que nunca aprenderás? No has de detener la lucha, sea cual sea ladistracción,cuandounaceroestácercadetugarganta.
—¡Mehasherido!—chillóDrácula.—Asíes—dijoelotro,quitándoseelcasco—,ylacicatrizharáquelorecuerdes
yalomejortesalvalavidaenotraocasión.Cuandoelcascorevelóelrostrodelhombre,lapesadilladeIonaumentó,porque
eraidénticoaldeDrácula,aunquesólosiunrayorepentinolahubierailuminadoenunanocheoscura.Todoloqueeranegroenunodeloshombreserablancoenelotro:el bigote, las cejas, el espeso cabello que le cubría la espalda, blancos como unacalavera. Y entonces, cuando Ion volvió a soltar un grito y los miró másminuciosamente, vio que no eran idénticos, que los rasgos del mayor eran unacaricaturadelosdelmenor:losojoshundidosenlascuencas,lanarizmásdelgada,lascarnesmásflojas.Yloreconocióinclusoantesdequehablara.
—Bienvenido,Ion—dijoelauténticoDrácula—.Teestabaesperando.Trasunabrevepresentación,elhombremásjovenfueenviadoabuscaralamade
llaves. Ambos vieron que el corte no significaba nada para un hombre al que lehabíanclavadounacero.Eracomosiun trozodepergamino lehubiera rasgado lapiel.
Losotrosdosobservaroncómosemarchaba.—Queríaquefuerasacerdote—dijoVlad—,peroélinsisteenserunguerrero,así
queleenseñoaluchar…ysiemprelerecuerdoelcoste.—Tuhijo—dijoIon.Noeraunapregunta—.Nosabíaque tuvierasunodeesa
edad.¿Cuántosañostiene?—Veintiséis.Un regalodeArefu.Vinoamí lanochequeabandonéel castillo,
cuandotuflechanodioenelblanco,Ion.—Nosédequéhablas.—¿Ah,no?—Vladlomiróduranteunossegundosydespuésdesviólamirada—.
Tengootroshijos,dosmáspequeños.¿Ytú,cuántoshijostienes?
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—Ninguno,tengocincohijas.—¿Cinco?Tuhogarhadesermuyruidoso.—Tantocomoeltuyoessilencioso.Vladasintióconlacabeza.—Los chicos andan por ahí. Mi mujer los esconde cuando entrenamos. Suele
haber sangre, a veces incluso la mía, porque empiezo a volverme lento —dijo,cogiendoaIondelbrazo—.¿Tequedarásacenar?
Ionbajólavistaycontemplólamanoquelocogía.Tresdedosyunmuñón.—No.Mehanordenadoquetransmitaunmensaje,perocomodondeelijocomer.
Yconquién…señoría.Lamanomutiladaleapretóelbrazo.—¿Señoría?Aúnsoyunpríncipe,IonTremblac.—Peronoelmío.Ahorasirvoaotro.Vladnosemovió,perosurostropálidoseruborizó.—Lo sé. Mi primo Esteban de Moldavia, al que ahora llaman «el Grande»,
debidoasusvictoriassobreelTurcoyelHúngaro.EstebancelMare—susurró—.Mientras que mis victorias permanecen olvidadas y me llaman Vlad Tepes («elEmpalador»). Sólo recordado por una herramienta para hacer justicia que antañoempleé.
—Te recuerdan por muchas cosas, señoría —dijo Ion, desprendiéndose de lamano.
Vladpercibiólaamarguraenlavozdelhombremásalto,ensumirada.Despuésasintióyhablóentonoenérgico.
—Bien,noreciboembajadasconelcuerposudorosoylagargantasecacomoeldesierto.Asíquetequedarásacomeroregresarásotrodía…spatar.
Trasunapausa,Iondijo:—Mequedaré.—Bien.—Vladbatiólaspalmas—.¿RecuerdasaStoica?Unhombreemergiódedebajodelbalcón.Adiferenciadesuamo,elpequeñoy
calvocriadonoparecíahaberenvejecidomuchoeIonsóloviolasfinasarrugasquelerodeabanlosojoscuandoloiluminólaluzdelasantorchas.
—Desdeluego.¿Cómoestás?Elmudoseencogiódehombrosyaguardó.Vladprosiguió.—Reconocerás más caras en Pest. Media docena de mis vitesjis viven en los
alrededores. El Negro Ilie vive aquí, todavía es mi guardaespaldas, aunque tienemujer y familia en la ciudad. —Se dirigió a Stoica—. Lleva su caballo a lascaballerizasysuscosas,alahabitacióndehuéspedes.
—Dijequecomeríacontigo—protestóIon—,noquepernoctaríaaquí.—Noquerrásrecorrerlascallesasolasdenoche.EstonoesTargovisteen1462.
Peropuedesdecidirlodespuésdecenar.
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—AsintióconlacabezayStoicahizounareverenciayseretiró.Vladyasealejabaentrelassombras.—Iránabuscartecuandolacampanadélasocho—dijoydesapareció.Vinootrocriadoylollamóconlamano.Ionenvainólaespada—habíaolvidado
queaúnlasostenía—,seestremecióylosiguió.
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46Lapersuasión
Dráculaestabasolo.Estabasentadoenunextremodeunamesacortayrectangular.CuandoIonentró,noalzólavistaylamantuvoclavadaenlallamadelasvelas.Sóloalzó los ojos verdes cuando Ion tomó asiento en el extremo opuesto de la mesa,aunquenoparecía reconocerlo, tantoaél comoa supresencia.Desconcertado, Ionaceptó la copa de vino caliente que le tendió el criado antes de retirarse, pero nobebió.
Para escapar de la mirada fija, contempló la mesa. En ella reposaban escasosobjetos:dosollashumeantes,unaconteníavinoperfumadoconelaromadelenebro,laotraolíaaguiso,probablementedecaza,delatadoporelligeroolorapodridodeuna liebre o un conejo correctamentemanidos.Había cuencos demetal, cuchillos,cucharas,doscandelabrosyunsoportemetálicoenformaderobleeninviernocuyacorteza resquebrajada y cuyas ramas desprovistas de hojas estaban diestramentelabradas.Laluzdelasvelasacariciabalaslenguasdeserpientecolgadasdeél.
PorfinIonalzólavistaylafijóenaquellosojosinexpresivos.Señalóelsoporteyhablóenvozmuyalta,paraponerfinalsilencio.
—¿Asíqueaúntemesqueteenvenenen?Dráculaseremovió.—Noletemoanada—contestóenvozbaja—,peronocreoquemidestinosea
morirasesinadodeesamanera.Asíquerecurríalaserpienteparaquedetectaralosvenenos.Yalunicornio—añadió,alzandolacopayhaciéndolagirarbajolaluz—.Ésteesuntrozodesucuerno,aligualqueeldetucopa.
Ionviolasestríasdelcuernoclavadoenlacopadeplata.—Caro—dijo.—Esdemimujer.—¿Noseuniránanosotros?¿Ellaytuhijo?—MihijosehaidodejuergaaPestconsusamigosyparajactarsedesuúltima
cicatriz.Me dicen que hace años que no compra una jarra de vino, porque todospagan por ver lasmarcas de la Garra del Dragón en su piel. Eso esmucho vino,porqueelmuchachosedistraeconfacilidad,comohabrásobservado.
Dráculaalzólacopaybebió.—Ymimujernosvisitará,peronocomerá.Unodelosotroschicosestáenfermo
y no lo dejará solo mucho tiempo… y aquí está.—Vlad se puso de pie con unasonrisa—.Pasa, queridamía, tepresento aunviejo…amigo, IonTremblac. Ion…éstaesIlona.
¡Esenombre!Apenashabíadejadodepensarenéldesdequepartió,comosi lasintiera a su lado a cada paso, con sus heridas clamando una venganza que él nopodíacobrar.Asíquenologróevitarunligerotambaleoalponersedepieyvolverse
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hacialoimposible.Masallínohabíaningúnfantasma,sólounamujer.Susemblanteeratanblanco
como la nieve más allá de las paredes, sus ojos oscuros brillaban, su nariz eraalargadaysuspómulos,angulosos.Noteníacejas,comoeracostumbreenlacortedeBuda,ysufrenteeraelevadabajounacofiadebajodelacualseadivinabaunmechónde cabellos oscuros. El contraste con la otra Ilona, la que siempre ocupaba suspensamientos,eranotable.Peroaunquenoerabella,cuandoavanzóhacia la luzdelasvelasIonvioquesumiradaerabondadosa.
LetendióunamanoeIonseinclinóparabesarla.—Sé bienvenido, señor—dijo en húngaro y en tono cálido—.He oído hablar
muchodeti.Ion estaba desconcertado. ¿Qué le había dicho su marido de él? Ion le había
habladomuypocoasumujeracercadelhombrequeantañoamó,yamenudosurgíacomo un grito tras beber en exceso, o tras despertar de un sueño profundo, vil ytorturadoporelodio.
—Ojalá…ojalállegaraaconocerosmejor,señora.—Yotambién loespero.Quizápronto.Pero tengounniñoenfermoyuno…—
dijo,tendiólamanohaciaatrásydeprontosurgióunrostrojuntoasucadera,conelpeloylosgrandesojosdelmismocolorquelosdesumadre,elcolordelanoche,unniñodeunoscuatroaños.Seasomóconlavistafijaenelextraño,antesdedirigirlamiradaalamesa,laslenguasdeserpienteysupadre.
—¿Puedotocarlas,padre?—susurró.—Sí—dijoDrácula—,perotencuidado:¡aúnpican!Suhijoestiróelbrazo,tocóunalenguayrió.Supadreestirólamanoysoltóun
grito.—¡Ay!—chilló,retirandolamano—.¡Mira!¡Mehacomidoundedo!Estirólamanoconelmuñónhaciadelanteyelniñochillóencantadocuandosu
padrelerevolvióelcabello;despuéscorrióarefugiarsedetrásdesumadre.Ellaloabrazó,sonriendo.—¿VendrásaveraMircea?Vladasintió.—Iré,mástarde.Cuandohayaacabadoconmisasuntos.—Asuntos—repitió Ilona, frunciendo el ceño—. No…—se interrumpió y se
volvióhaciaIon—.Noentretengasamimaridodurantedemasiadotiempo,señor.—Noloharé,yaquemelopides,señora.—Dijo,yseinclinó.Ella inclinó la cabeza y abandonó la habitación, empujando a su hijo, reacio a
marcharse.Vladlasiguióconlamirada.Cuandohabló,lohizoenlalenguadesupaís.—Esunamujersabia.Suspalabras,lasnodichas,suponenunaadvertencia.Indicólaollaconlasopayuncriadoseacercó,llenódoscuencosyletendióuno
acadahombre.Dráculaseñaló lapuertayelcriadosemarchó.Despuéssesentóy
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empezóacomerinmediatamente.—¿Frenteaquéteadvierte?—preguntóIon,tomandoasiento.—Meindicaqueseacautocontigo,yconaquellodelocualquizámepersuadas
quehaga.Ioncogiólacucharaperonocomió.—¿Ycómosabríaquées?Dráculasoltóunbufidoycomióotrobocado.—Eslaprimadelrey.UnaSzilagidelamismafamiliadeCorvino.Asíqueesmi
mujer,ytambiénunaCuervo.Ysabeloquehacenloscuervos:dejarqueotrosmatenpor ellos para después presentarse al banquete y devorar los restos. —Miró porencimade lacuchara llenaehizounapausa—.¿AcasonoestásaquíparapedirmequeproporcioneunacenaaCorvino?
Iontodavíanocomía.Ahoradepositósucucharaenlamesa.—NosirvoalreyMatías,sinoaEstebandeMoldavia.Dráculasorbiólasopa.—A quienMatías aborrece y ama, contra quien lucha y abraza según sople el
viento de Constantinopla. Y ahora el Grande y el Cuervo vuelven a necesitarsemutuamente,yentreamboshandecididoquetambiénnecesitanalEmpalador.
—Nocreoquecomprendas…—Lo comprendo todo —gritó Drácula; sus ojos verdes brillaban entre los
mechones de pelo blanco como la nieve—.Recuerda que he sido el prisionero deCorvinodurantetreceaños,desdequemetraicionó,traicionóalacruzadanegándoseamarcharenmiayuda;desdequemandófalsificarcartasdondeafirmabaqueyoeraeltraidor.Yusóaunhombreaquiencreíaunhermanoparacometeresatraición.
Arrojólacucharadentrodelcuenco.—Durante cuatro años permanecí en Visegrad, donde suponía un bochorno,
esperandoquellegaranmisasesinos.Peroentonceselvientocambiódedirección.ElCuervoluchócontraelGrande,contraelTurco,yelEmpaladorvolvíaaserútil.Noparahacerusodesu«especialidad»—dijo, sonriendoamedias—,sóloparausarlacomoamenazacontraquienquieraqueeligieraCorvino.Miprisióncambió.Inclusome proporcionó un compañero de celda. Me mantuvo cerca, pero no demasiadocerca,alotroladodelrío,paraserexhibidocomounmonstruo,unagrotescafiguradeferiacampestre.
Vladselevantó,seacercóaunarcón,loabrióyrebuscóensuinterior.—Temostraréunacosa—dijo,regresóalamesayarrojóencimaunpaquetede
papeles—. Panfletos. Confeccionado primero pormis enemigos enBrasov y Sibiutrasmicaída.Esossajonestienenbuenosmotivosparaodiarmedespuésdelmodoenqueevitéquedominaranelcomerciovalaco.Yloshúngaros,algunosdeellosinclusoeranmishermanosDragones,ayudaronadifundirestospanfletosportodoelmundo,parajustificarsutraición.—RecogióunpanfletoylosostuvobajolanarizdeIon—.¿Hasleídoalguno?
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Ionapartóelpapel.—LosencuentrasenlacortedelpríncipeEsteban,ytambiénenotraspartes.—Asíquesabesloquedicenacercadeloquehicimos,loquenosotroshicimos,
Ion—dijo, arrojando un panfleto en la mesa—. Éste habla de los treinta mil queempaléenBrasov.
—¿Recuerdascuántosetardaenempalaraunhombre?—Lorecuer…—¡Treintamil!Todavíaestaríaallí,cargandoconestacas.—¡Zas!,otropanfleto
aterrizó en la mesa—. Éste habla de las madres cuyos pechos cercené y de lascabezasdesusbebésintroducidasenlosagujeros.¿Lorecuerdas?
—No,yo…¡Zas!—Y éste habla de cómo corté las cabezas de los boyardos y las utilicé para
cultivarcoles.¡Coles!—gritó—.Nisiquieramegustanlascoles.SeinclinabaporencimadeIon,jadeando.Despuésseapoyóenlamesayregresó
asusilla.Nosesentó,sóloseapoyóenlosnudillosantesdecontinuarenvozbaja.—Sé que hicemuchas cosas… dudosas. También sé quemuchas cosas fueron
hechasenminombre,porqueloúnicoqueteníaquehacererasoltarlelacorreaalabestia.
—¿Labestia?—«¿Quién es como la bestia? ¿Quién es capaz de hacerle la guerra?»—dijo
Drácula—.ElApocalipsis.Loleoconstantemente,porquenosdicequesielDiabloqueda en libertad, miles le seguirán, lo imitarán, incluso procurarán superarlo. ElDiablo…oelhijodelDiablo.Ytodoslosquemecondenaronenestosescritosconfinespropios—añadió,señalandolospanfletos—,tambiénsabenquelosiguienteesverdad:cuandolaCruzdelaCruzadaseelevaporencimadelahostia,labestiaacudeysecobijapordebajo.Yentoncestodoshacencosasqueotrosquizá…cuestionen.
Soltóunaduracarcajada.—Así que me he convertido en una historia para divertir a burgueses gordos
durantelacena,yparaacallarasushijosyasustarloscuandosenieganadormir.—Alzósucopa,bebió,yladejóenlamesa—.Todoloquehice,todaslasmedidasquetoméporValaquiacontralosladrones,lostraidoresylosInfieles,sereduceaesto.—Señalólospanfletos—.Yo,reducidoaserunmonstruochupasangre.
Porfinsesentóconlavistaclavadaenlamesa.Ionloobservaba,inquieto.Ésteno era el hombre que recordaba, ni siquiera el que odiaba. Pese a sus miles depecados, Drácula era un hombre que no se justificaba por nada de lo que hacía yjamáslesechabalaculpaaotrosqueactuabanensunombre.¿Quiéneraeste…estedespojodecabellosblancosqueclamabacontraunmundoquenolocomprendía?
Cuando estaba a punto de hablar de provocar, de comprobar si aún le quedabafibra,Dráculavolvióahablar.
—YahoratehanenviadoapedirloquemiprimoelGrandeyelCuervoyame
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hanpedidoyyoherechazado:queelmonstruosealiberadodesuscadenas.Otravez.—Cogiólacucharayempezóasorberlasoparuidosamente—.¿Conquéfin?¿Paraquepuedanescribirmásmentirassobremíparaasustarasushijos?
Alzólascejasblancas.—Éstees todoel reinoqueahoranecesito.Leo,pienso,veocreceramishijos.
Tengocincocriados,doscaballosyunhermosoazor,quiennosproporcionalacenadeestanoche.Controlo todo loquequiero.Allí fuera…nocontrolonada.Asíquedime:¿porquéhabríaderenunciaraello?
Ion había sido advertido por Esteban antes de partir, por Matías al llegar. ElEmpalador estaba viejo y cansado de la sangre.Miró el montón de panfletos. Engeneral,eranloqueDráculahabíadicho:exageracionessensacionales.Peroestabanbasadasenlaverdad,laverdaddeinnumerablespecados.Y,comoambossabían,lospecadospuedenserperdonados,sieranexpiados.Sobretodouno.
Ionseinclinóhaciadelanteyhablóenvozbaja.—Tediré,VladDrácula,porquéloharás.LoharásporIlona.Drácula,quehabíaabiertolosojosalhacersuspreguntas,losentrecerró.—¿Ilona?—murmuró.—Nomerefieroa…—Ionseñalólapuerta.—Séaquiénterefieres—dijoDráculaentonoairado.Reinó el silencio entre ambos mientras los embargaban los recuerdos y acabó
cuandolalenguadeunaserpiente,demasiadopróximaalallama,sequemóycayódesuramametálica.
DespuésIonretomólapalabra.—¿Aúnteconfiesas?—Miconfesorestáaquí.Lomantengo…cercademí.Perosólohablo.Nopuedo
confesarme. ¿Quépenitenciapodríahacer? ¿Caminardescalzohasta Jerusalén?Noavanzaríaniunkilómetroantesdequealguienmeclavarauncuchillo.No,nohaynada,nohayperdónparamispecados—dijo,mirandoaIon—.Poréseniporningúnotro.
Ionsacudiólacabeza.—Teequivocasencuantoalapenitencia.Hayuna,siemprelahubo.AlgotitilóenlamiradaverdedeDrácula,ensuvoz.—¿Cuál?—Emprenderunacruzada.—Oh—dijoDrácula, dejándose caerhacia atrás en la silla—.Lohe intentado.
Nofunciona.Emprenderunacruzadanobasta.Hasdevenceromoriryyonologréhacerningunadeambas.
—Peroestavezsípodemosganar—dijoIon,estirandounamano—.MoldaviayHungría nunca han estado tan unidas y esta vez Corvino vendrá. Es más, laencabezará,yValaquiavolveráaprosperarbajoelestandartedelDragón.
Vladnegóconlacabeza.
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—Olvidasqueyalohace,porquemihermanogobiernayéltambiéneselhijodeunDragón.
—Perotetraigonoticias,príncipe—dijo,usandoeltítuloporprimeravezycondeliberación—.Tuhermanoyanogobierna.Tuhermanoestámuerto.
Dráculaparpadeó.—¿Quiénlomató?—Dios—dijo Ion, encogiéndose de hombros—. Había perdido casi todas las
tierras que gobernaste. Se las quitaron los boyardos, los turcos, los pretendientes.SólolequedabaGuirgui,lafortalezaquetomastemedianteelsigiloyelvalor.Izóelpuente levadizo, a salvo de sus enemigos. Pero no deDios.La enfermedad que leafectóhaceañosdevorósuscarnes,destruyólabellezaqueantañosedujoaunsultán.Uncastigo adecuadopor lospecadosde la carne cometidos conMehmet.Al final,Radu,elHermosonoteníanariz,orejasnimandíbula…
Dráculaalzólamano.—¡Basta!Séquetúvesaunpecadorcastigado,peroyosóloveoaunhermano
amado, muerto. Horriblemente muerto.—Se llevó la mano mutilada a los labios,besóelmuñónysusurró—:Radu.
Despuésvolvióaalzarlavista.—¿QuiéngobiernaTargovisteahora?—Otrodetusprimos,BasarabLaiota.Estebanqueríaqueocuparaeltronoyque
tuhermanodesapareciera.Peroahoraquehaocurrido,eltítereseniegaabailarparaeltitiritero.HafirmadountratadoconMehmet,queleenvíaoro,muchachos…
Dráculainclinólacabezahaciaatrásymiróelcieloraso.—Asícontinúaeternamente,laDansemacabre.Losmuertoscogendelamanoa
los vivos y retozan encima de la tumba del Dragón. ¿Y tú quieres que vuelva aunirme a la danza? ¿Qué corra la misma suerte que toda mi familia: Drácul,decapitado;Mircea,enterradovivo,Radu…putrefacto?
—No,príncipe—contestóIoncasisintitubear—.Estavez,graciasaestaalianzapodemos tomaryconservar las tierrasdelDragón,expulsaralusurpador,acabar loqueempezamosparaqueValaquiavuelvaaserseguraypoderosa.
—¿Nosotros,Ion?—dijoDráculayacercósurostroalasvelas—.¿Tú,quemeodiasmásquenadie,volveríasaponerteamilado?¿Porqué?
Ionnoaguantólamiradafijadelosojosverdesybajólavista,contemplandolaslenguasdeserpienteylasopaqueseenfriaba.Despuéshablóenvozbaja.
—Lo haría por mi tierra, que se merece algo mejor que ser gobernada porembaucadoresytiranos.LoharíaporlacruzdeJesús,elevadaentriunfoporencimade Sus enemigos. Y lo haría para expiar innumerables pecados. Los míos… ytambién los tuyos.YsiDiospuedeperdonar tantos…entoncesa lomejor…puedeperdonaruno.
—PerdonarmeporIlona—dijoDráculaenvozaltayclara.—Sí—contestóIon,volviendoamirarloalosojos—.PorIlona.
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Durante un largo momento, ambos hombres se miraron fijamente. DespuésDráculasedejócaerhaciaatrás,cogiólacopaybebió,yporfinhablóenvozbaja.
—Bien, lo que ofreces es mucho. Más de lo que me ha ofrecido cualquierpríncipe.Pero¿perdón?Noestoysegurodequepuedahaberunperdónparanosotros,Ion,aeste ladodel infierno—dijo,yse restregó losojos—.Y tediré losiguiente:inclusosiquisierahacerlo,¿cómopodríahacerloquemepides?Nosoyelhombrequeera—dijo,yagitólacabezahastaqueloscabelloscasilecubrieronelrostro—.¡Mírame!Unancianodebieraconformarseconvivirensupropioypequeño reino.Satisfecho con lo que puede controlar.Me temo que elDragón ha estado dormidodurantedemasiadotiempoparadespertar.
—Tienesmimismaedad,príncipe—protestóIon—,cuarentaycuatroaños.Perositupadre…
Vladsequitóelpelodelacara.—Anciano—interrumpió, volviendo a coger la cuchara y a sorber la sopa—.
Emprendercruzadasesparalosjóvenes.Ion lomiró fijamente. Quería hablar, insistir, emplear algún argumento final e
imposiblede rebatir.PerosiDráculanoestabadispuestoahacerloporsupaís,porDioseinclusoenúltimainstanciaporIlona…
Silencio.Otralenguadeserpientesequemóycayó.Yentonceselsilencioseviointerrumpido por sonoros golpes de metal contra madera y por gritos. Aún ensilencio,amboshombressepusierondepieydesenvainaronlasespadas.
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47Lainvasión
Bajaronal patio iluminadopor las antorchas;puestoquevariosde los extraños lasllevaban,aexcepcióndelgigantecuyasmanosestabanocupadasenasfixiaraStoica.
Surgieronde entre las sombrasdebajodelbalcónyde inmediato les apuntarondosballestas.Alzaronsusespadasenseñaldedefensa.
—Paz—exclamóDrácula.—Siesoesloquequieres—gritóelhombretón—,bajalasarmas.¡Ahora!Lasdepositaronenlamesadelpatioconlaempuñaduraapuntandohaciaellos.—¿Yahoraestásdispuestoasoltaramiadministrador?—dijoDrácula.—¿Qué?—Eloficial (veíansucadenadeoficialde laciudaddePestcolgando
encimadesupecho)bajólavistacomosihubieraolvidadoloquehacíansusmanos,peronosoltóalhombremedioasfixiado—.Tratódeprohibirmelaentrada.¡Amí!
Despuéssenegóaresponderamispreguntas.—Esmudo.—Oh—gruñóeloficial,dejandocaeraStoicacomosisufrieraalgunadolencia.
Elcalvorodópordebajode lamesaagarrándose lagarganta—.Pues túno loeres.¿Acasomandasatuscriadosanegarleelpasoaloshombresdelrey?
—Ésteesmireino—dijoDrácula—.Escostumbrepactarparaentrar.Elhombresoltóunacarcajada.—¿Así que reino, eh? Vosotros los mercaderes de Pest, todos os consideráis
príncipes—dijoyserascólaespesabarba—.EnlasemanaquehepermanecidoaquíhevistomáspresunciónqueenlamayoríadelascortesdeEuropa.Yhevistounascuantas.
—Noobstante…—¡Silencio,anciano!—Eloficialeramuyaltoydepechomuyancho,asulado
Dráculaparecíapequeñocuandoelotroseinclinóyacercósucaraalasuya—.Noestoyaquípara«pactar»contigo.Hevenidoenbuscadeunladrón.
Seenderezóymiróasushombres.—¡Buscadlo!—Nodebes…—¡Silencio, he dicho!—El oficial alzó una mano enguantada y la luz de las
antorchasbrillóen las tachuelasdemetal—.Amenosquequierasrecibir lomismoquetucriado—dijo,volviéndose—.¡Registrad!
Ionmiróasuantiguopríncipe.Nadielehabíahabladodeestemodo,jamás,nilosboyardosnilosturcos,nisiquieralosreyes,peroDráculanohizonada,noexpresónada,selimitóamirarfijamente.Comodurantelacena,Ionintentóverunallamaenlamirada,perosóloviosureflejo.Ysuausenciaconfirmóloquehabíaempezadoasospechar:quehabíacabalgadodurantecuatrosemanas,peroenvano.
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—¿A quién buscas? —preguntó Drácula mientras los guardias registraban lashabitaciones.
El oficial se dejó caer en una de las sillas del patio y apoyó sus largas piernascalzadasdebotasenlamesa.
—Oh, aunconocido ladrón.Teestoyhaciendoun favor, viejo.EstevillanoharobadoenlamitaddelascasasdePest.Lapolicíalocalnosabíaquéhacer,poresome mandaron buscar a mí —dijo, golpeándose el pecho—. Soy Janos Varency,¡cazadordeladrones!
—¿JanosHorvathy?—dijoDráculaenvozbaja.—¿Eh?No,Varency. ¿Esque estás sordo?—Eloficial sequitó losguantes, se
sonólanarizyselimpiólosdedoseneljubón—.Debesdehaberoídohablardemí.Soyelmejor.
—Esteladrón—dijoDráculaconlavistabaja—,¿porquécreesqueseencuentraaquí?
—Unaratadetabernanosadvirtióqueestanocheestabaapuntoderobarenlacasaanexa.Aguardamosallífuera,Jesús,hacíaunfríocomoparacongelarlasbolasdeunaestatua,¿verdad?,hastaquelodescubrimos.Peroéltambiénnosdescubrióanosotros,brincósobretutechoy…—dijo,abriendolosbrazos—,aquíestamos.
Por todas partes resonaba el estrépito de puertas que se cerraban, postigos ycofresqueseabrían.Yelruidodeunplatoroto,seguidodeunacarcajada.
—Mimujerymishijosestánenlaplantasuperior.Dudodequesigandurmiendo,perohedesubirytranquilizarlos.
Varencyretirólaspiernasdelamesa.—Noirásaningunaparte.Serántraídosaquí.—No—dijoDráculaconsuavidad—.Nodebenversangrederramada.Ion,quehabíabajadolavistacontemplandoelfracaso,ahoralaalzóytambiénel
oficial.—No habrá sangre—dijo Varency—. Bueno, tal vez un poco. Pero la ciudad
quiere vivo a este follador de cerdos para hervirlo en aceite en la plazamayor elpróximodomingo,comoejemplo.
—Noestabahablandodesusangre—dijoDrácula.—¿Qué?—Varencyfruncióelceñoyentoncesempezaronlosgritosdetriunfoy
de desesperación. Dos guardias emergieron de la cocina empujando a un tercerhombre.
»¡Teatrapé!—Varency sonrióy se levantócuandoel ladrón fuearrojadoa suspies.Lealzóelmentónconlapuntadelabota.Elladrónllevabaunabrigoacolchadoysucio,gruesasmediasdelanaybotasrotas.Elrostroangulosoestabacubiertodegrasientoscabelloscastaños.Eraapenasunadolescente.
»¿Esél?—Varencyfrunció lanarizalexaminar loque tocabasubota,comosifueraalgotraídodelascloacasalairelibre—.¿Estegusano?
Se había vuelto a poner los guantes tachonados y ahora se agachó, agarró al
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muchachoqueselamentaba,lolevantóylepegóunpuñetazoenlacara.Elgimoteocesóyelcuerposedesplomó.
Varencylodejócaer,selimpiólasangrequelemanchabalachaquetaygritó:—Arrastradlofueraporlostalones.Dosdesushombresseapresuraronaaferrarunabotacadauno.—¡Esperad!Nadieoyó aDrácula excepto Ion, quehabía estado escuchando, esperandouna
palabra.Asíquelorepitióentonomásalto,diounpasoadelanteyaferróalarquerodelhombro.
Alnopodersedesprenderdelamano,elhombresesorprendió.—¿Señor?—exclamó.Eloficial,queyahabíadadounpardepasoshaciael túnel, sedetuvo,al igual
queloshombresquearrastrabanalmuchacho.—¿Quéocurre?—Sécómotellamas,JanosVarency,perotúnosabescómomellamoyo.—¿Yporquéhabríadeimportarme?Ysueltaamihombre—contestóeloficial,
regresóyapoyólamanoenlaempuñaduradesuespada.Dráculalosoltóyseacercóalamesa.—Debieradeimportarte—dijo—,porquemellamoDrácula.Los otros hombres que estaban en el patio titubearon. Uno soltó un silbido.
Varencyrió.—¿Qué?¿ComoelEmpalador?—Sí,esunode losnombresporelquesemeconoce.PerootroesPríncipede
Valaquia. —Miró en torno—. Y cuando dije que éste es mi reino, quise decirexactamente eso. Mientras yo lo pise, éste es un trozo de Valaquia y él —dijo,señalandoalprisioneromediodesmayado—buscórefugioaquí,enmipaís.Asíqueeselpríncipequiendecidesipuedesllevártelo,ono.
—¿Quesipuedollevármelo?—dijoVarency,atónito.Despuésbramó—:¿Acasoeresestúpidoademásdesordo?EnPest,yosoylaley.
—AcabodedecirtequeestonoesPest.EsValaquia.Yosoysupríncipe,asíqueaquíyosoylaley.
Elasombrosehabíaconvertidoenira.—PuesmedaríaigualquefueraseljodidoPapa—dijoVarency,dandounpaso
adelante—.SieresDrácula,erespocomásqueunprisionerodelreyaquiensirvo.Yahora—continuó,pegándoleunapatadaalmuchachoycausandounchillidodedolor—,cuandoentregueestabasuraenlacárceldelaciudad,acambiorecibiréunsacollenodeplata.Unsacobastantegrande.Yningúnasíllamado«PríncipedeValaquia»meloimpedirá,¿comprendido?
Sevolvióhaciasushombresyrugió:—Sacadlodeaquí.—Ydesenvainósuespada.—Pueseso—murmuróDrácula—suponelaguerra.
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—¡Veteatomarporculo,Empalador!—dijoVarency,yésasfueronsusúltimaspalabras.
DráculaentróenaccióncontantarapidezqueIondudóqueVarencyvieraalgo.LaespadadeDráculaestabaenlamesa,despuésensusmanosyyahabíadadounbrinco, porque Varency era alto, y había blandido la espada al mismo tiempo, yentonceslacabezadeVarencyrodóporelsuelo,aunqueelcuerpopermaneciódepieduranteuninstanteantesdecaer.
Iontambiénhabíacogidosuespada,porsiacaso,peroningunodelosdemáslohabía imitado. Se limitaron a retroceder a lo largo del túnel y después, como sihubieranrecibidounaseñal,todosecharonacorrer.
Elladrónaúnestababocaabajoenelsuelo,contemplandolamiradaasombradadeVarency.CuandoDráculaseinclinóporencimadeél,alzólavista.
—Buscaotraciudaden lacual robar—ledijo,empujándolocon lapuntade laespada.
Elmuchachodesaparecióenunsantiamén.Vladsequedómirandolosojosaúnabiertosdelacabezacercenada.Despuésse
enderezóyleindicóaStoicaquesalieradedebajodelamesa.—Tráemeuncubo.Conunatapa—leordenó.Elmudosemarchó,amboshombrespermanecieronensilenciohastaqueregresó.
Elpríncipehizoungesto,Stoicaagarrólacabezadelalargacabellera,ladepositóenelcubobajólatapa.
—Puede que Corvino quiera ver a este oficial —dijo Drácula, envainando laespada—, y nosotros hemos de verlo a él.Ahoramismo. Esta noche.—Se volvióhacia Ionyensu rostro, susojosbrillabanenmarcadospor suscabellosblancos,ysonrió—.Porquealparecersigosiendoelmismo,despuésdetodo.
ElCuervonoseparecíaenabsolutoasuapodo.Eraalto,delgadoyrubio,nobajo,rechoncho y negro; sus cabellos formaban una mata de rizos rubios y antiguascicatricesynuevosgranosmarcabansurostro.Ahorasedestacabanenunsemblanteenrojecido,tantoporelcalordesulechoreciénabandonadocomoporlaira.
Un criado tembloroso no lograba sujetar el cordel del camisón alrededor de lacinturadeCorvino.Traselúltimovanointento,elreydeHungríaleapartólamanoylosujetóélmismosindespegarlamiradadelosdoshombresdepieanteél.
—Bien,primo—dijoentonoduro—,esperoquetengasunexcelentemotivoparasacarmedellechoaestahora.
Ionexaminóal rey.Ya lohabíavistovariasveces,durante las embajadas.Yelencuentromás reciente había sido el día anterior, cuando llegó conmensajes de lacortedeMoldaviaylosdetallesdesumisión.Corvinoteníadiezañosmenosquelosotros dos, y parecía veinte vecesmenor.No sólodebido a su cutis de adolescente:másqueunguerrero,eraunintrigantesiemprecautoy,adiferenciadeHunyadi,su
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padre—elCaballeroBlancoqueraravezdormíaencamasdeplumasdeganso—,sehabíapasadolavidaenpalacios,raravezencampamentosdelejército.
—Un muy buen motivo, Majestad—dijo Drácula haciendo una reverencia—.Consideréquedebíasoírdosnoticiasdemispropioslabiosynodelosdeotros.
—¿Noticiasquenopodíanesperarhastamañanaporlamañana?—dijoCorvinoentonomalhumorado.
—Losiento,pero…—Dráculaseencogiódehombros—.Primero,¿conocíaisaunoficialllamadoJanosVarency?
—¿Elcazadorde ladrones?Desde luego.Loenviéa…—se interrumpió—.¿Aquéosreferíscon«conocíais»?
—Lamentoinformaros,Majestad,dequeVarencyestámuerto.—¿Ah,sí?¿Ycómomurió?—Sesuicidó—dijoDráculayquitólatapadelcubo.Corvinopalidecióyluchóporrecuperarelcontrol.—Eso parece improbable—dijo entre dientes—, puesto que le han cortado la
cabeza.—No,no.Fueunsuicidio,seguro—dijoVlad—.Sesuicidóal invadirelhogar
deunmonarca.Yomelimitéa…ayudarle.ElCuervoalzólapálidamirada.—Ayudaraunsuicidanodejadeserunpecado,príncipe.—Porelcualharépenitencia…rey.Ambos hombres se contemplaron durante un largo momento. Ion observó el
rostrodeCorvino,observóelprincipiodeunasonrisa,seguidadeunacarcajada.—Primo—exclamóelrey—,soistanincreíblecomosiempre.—MealegrodecomplaceraVuestraMajestad.Lasonrisasedesvaneció.—Eso aún está por verse.—Corvino rodeó el cubo, se abrió paso entre ambos
hombresysedirigióaunamesa.Llenótrescopasdevino,sevolvióylesindicóqueseacercaranyeligieranunacopa,cogióladelaizquierdaybebió.
»Oiremos el resto de esta historia conmás detalle—dijo, indicando la cabezacortada—. Pero lo que necesito saber es si la embajada de este hombre ha tenidoéxito—añadió,lanzándoleunvistazoaIon—.¿OsunísalaCruz,ono?
Dráculaasintióconlacabeza.—Ésaesmisegundanoticia,Majestad,queeclipsalaanterior.Meuniré…bajo
ciertascondiciones.—¿Cuáles?—dijoCorvino,dejandolacopaenlamesa.—Lucharéenvuestronombreyenelmíopropio,bajolosestandartesdeHungría
ydelDragón.PeromeniegoasercomandadopornadiequenoseaVuestraMajestad.Meniegoaseguir lasórdenesdemiprimo,EstebandeMoldavia.Ycomoengranparteestaréaquí,almargendeizaralgunosestandartes,sabéisquecomandaréisenelcampodebatalla.Ytodasmisórdenesseránobedecidas.Todas.Porquesóloconozco
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unamaneradeluchar:sinmisericordia.Lamisericordiaesparalostiemposdepaz,enlaguerranohalugar.
Elreyechóunvistazoalcubodescubiertoyseestremeció.—¿Acasoyaestáisafilandoestacasademásdeespadas,VladDrácula?Ésteesbozóunasonrisa.—VuestraMajestadsehaconfundido.Lasestacashandeserromas.—Lasonrisa
desapareció—.Peroestoydispuestoahacertodoparaquenuestracruzadatriunfe.Loúnicoqueimportaeslavictoriaysilaalcanzamos,nadadelohechoporalcanzarlaserárecordado.Jamásloes.
Miróaambosporturnoydespuésextendióelpuñomutilado.—¿Estamosdeacuerdo?—Loestamos—dijoIon,apoyandolamanosobreladeDrácula—.Ennombrede
EstebandeMoldavia,juroqueharemostodolonecesarioparatriunfar,inclusohastalamuerte.
Corvinocubriólasmanosconlasuya.—Y yo juro por la Santa Cruz y en nombre de toda la cristiandad, que
comandaréis las fuerzas que necesitáis para recuperar el trono de vuestros padres,matar al usurpador y arrojar a los Infieles al otro lado del Danubio. Volveréis aconvertirValaquiaenelbaluartequesiempredebeserfrentealTurco—dijo,alzandolaotramanoyapoyándoladebajodelastres—.Jurohacertodolonecesario,inclusohastalamuerte.
—Yyojurolomismo—dijoDrácula,echandounvistazoaIon—,pararedimirmispecados.
—Entoncesmarchaos—dijoCorvinoalzando todas lasmanosy sosteniéndolasenloaltoduranteunmomentoantesdesoltarlas—,tomadmisejércitosyayudadamisenemigos…asuicidarse.
Elreyregresóasulecho.VladeIonsalieronporlapuertaprincipaldelpalacio.Enelesteasomabalaaurorayamboshombreslacontemplaronatravésdelabrumaqueseelevabaporencimadelríoqueempezabaadescongelarse.
—Bien,príncipe—dijoIon—.¿Soltamoslascadenasdelinfierno?Dráculanegóconlacabeza.—No, Ion. Desplegaremos el estandarte de mi padre. Elevaremos la Cruz de
Cristo.Yobservaremoscómolabestiaacudeyseagazapabajoambas.
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48Dansemacabre
Bucarest,diciembrede1476,veintidósmesesdespués
Desde las almenas, Ion observó al último hombre que cabalgaba a través de laspuertas.ElhúngaroalzóelbrazoperoIonnoquitóelsuyodedebajodesugruesomantoparadevolverelsaludo.Enprimerlugar,hacíademasiadofríoyensegundo,habíahechotodoloposibleparaqueelhombre—ysussoldados—nosemarcharan.¡Nipensabasaludarlo,condenadosea!
Como si percibiera su disgusto, Esteban Bathory, voivoda de Transilvania, seencogiódehombrosyespoleósucaballo,atravesólaspuertasyprocuróalcanzarasuescolta.El restodesuejércitohabíaemprendidocaminoa lospasosdemontañaeldíaanterior,unospasosque,milagrosamente,aúnnoestabancubiertosdenieve.FueesecasimilagroloquehizoqueelhúngarodecidieraregresaraBudayalacortedesureyparalafestividaddelNacimientodelSalvador.Porquéoptóporllevarseasuejércitonoquedabaclaro.AlomejordecidióqueloqueerabuenoparaEstebancelMare,quesehabíamarchadoaMoldaviaunosdíasantes,tambiénerabuenoparaél.
—Tehasdespertadotemprano.Lavozsurgíaasusespaldas,peronotuvonecesidaddevolverse.—Aligualquetú,príncipe.—¿Yo?—Elhombresepusoasulado—.Yonohedormido.Aldarselavuelta,IonvioqueDráculavestíaigualquelanochepasadaduranteel
banquetededespedida:susropasforradasdecuerotannegrocomosupelo.Teñirlofuesuprimeraaccióncomocruzado,juntoconsuscejas,aunquenopudoteñirseelbigoteasíqueseloafeitó.Suhijoloimitódeinmediatoyseafeitóelsuyo.
Eltintenosedebíaalavanidad,elpríncipecarecíadeella.Sinembargo,yanoerameramenteunhombre,eraun líderquedebía servirde
inspiración, uno que sabía que los soldados eran reacios a seguir a un hombre debarbacana.
Ion lomirófijamente.Lafaltadesueñoloatontaba, lohacíasentirseviejoy ledolíanloshuesosylasantiguascicatrices,peroDráculaparecíavolversemásjoventodos losdías.El colordel cabello era lodemenos: las carneshinchadas, losojoshundidos,lapalidezgrisáceasehabíandesprendido,comolapieldeunlagarto.Eraelefectodelaguerrasobrequienesdescollabanenella.YdesdequeelestandartedelDragónylaSantaCruzhabíansidoizadosenBudahacíaunañoymedio,todohabíasidoguerra,loscruzadoshabíanatravesadoBosniacomounvendaval,masacrandoalTurcoen todaspartesconDrácula siempreenprimera línea. Ion intentóadvertirlo,inclusocriticarlo,afirmandoqueexponersecontantafrecuenciaalasespadasdelosinfieles era una vanidad, quemás que luchar, la tarea del comandante consistía en
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conducir.LodijoporprimeravezenSrebrenicacuandosupríncipesehabíapuestodelantedeélconelcabellocubiertoporun turbante,cubriéndoseunavezmásconunaarmaduraturcadispuestoainfiltrarseenlaciudadysorprenderalaguarnición.Dráculahabíarecogidosuarco,elmismoarcoturcoquesóloélpodíatensaryhabíasonreído.
—EstoyenlasmanosdeDios,Ion.Mikismet,comosiempre,yaestáescrito—habíadichoentonces.
»He estado cazando —dijo Drácula ahora, apoyándose contra las almenas—.¿Recuerdas ese azor enfermo que encontramos en Kuslat? Se ha recuperado yemprendesusprimerosvuelos.Yvuelamejorcuandoelcieloestáapenasiluminado.
Ionseapartó,estremeciéndose.NoeraloúnicoquehabíanencontradoenKuslat,Zwornik, Srebrenica y otra docena de ciudades y campos de batalla. Habían dadomuerteamiles:turcos,búlgarosyvalacostraidores.Comodecostumbre,elpasodelaCruzestabamarcadoporsangreyestacas,yconducíahastaaquí,aBucarest,unaciudad por la que ahora Vlad mostraba su preferencia, en vez de por Targoviste.Decía que era porque estaba cerca del Danubio y proporcionaba noticias mástempranasdelenemigo,peroIoncreíaquesedebíaaqueeraunlugarmásnuevoquealbergabamenosrecuerdos.
La puerta de la fortaleza que acababa de cerrarse volvía a abrirse. Durante uninstanteesperanzado,Ioncreyóquedabapasoalhúngaro,aBathory,queregresabatras admitir el peligro presente y decidía pasar el invierno en Valaquia. Pero seequivocó:lapuertadiopasoaotroDráculaysustresacompañantes,tambaleantesysoltandorisitas.
—VeoquemihijoestácelebrandonuestravictoriasobreelTurco.—Nosotrosnunca celebrábamosel triunfode laCruz en compañíadeputas—
gruñóIon.Vladsonrió.—Teestáshaciendoviejo,amigomío.—Puesnolohacíamos,¿verdad?—dijoIonconunsaboramargoymalhumorado
avinoagrioenlaboca.—Nolonecesitaba,teníaamiamor…—seinterrumpióVlad—.¿Aquiéntenías
tú,Ion?«Yotambiénteníaamiamor»,pensóIon,peronolodijoysintióunainmediata
punzadaenelestómago.Vieron como el Drácula más joven trastabillaba a través del patio. Al sentirse
observado, se detuvo, alzó la vista, hizo una exagerada reverencia, rió y avanzódandotumbos.Habíaluchadobien,conformeconsuslimitaciones.Noerasupadreysentíaunaprecioexageradoporlajuerga,peroahorallevabacicatricesnoinfligidasporsupadre.Habíaenvejecidoamedidaquesupadreparecíarejuvenecer.Eracasicomosisehubieranencontradoamitaddecamino.
IonyVladnoeranlosúnicosqueobservaban.Ellahabíasidomencionaday,en
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las escasas ocasiones en las que lo era, siempre se interponía entre ambos: unrecuerdodelamor—ydelodio—deIon.Cuandosededicabanaaquelloquesiemprehabían hecho juntos: cazar, luchar, gobernar, era como si nada hubiera cambiadoentre ambos desde los días en el enderun kolej, desde el pasado. Y entonces unapalabra, una sombra en lamirada la volvía presente, y con su presencia llegaba elodiodeIoncontodassusfuerzas,aúnsinmitigar.AligualqueeldedoqueRadulehabíacortadoaVlad,laheridanocicatrizaba.Sinembargo,hastalaheridamáscruelacababaporcicatrizar,peroladeIonjamáslohabíahecho.
EracomosiDráculapercibiera loquehervíaenelotro, sintiera lapresenciaaligualqueIon.Yaquíyahora,porprimeravez,decidióhablardeello.
—Ilona—dijo,carraspeando—.Hayalgoquedebierassaber.—No…—dijoIon—,teloadvertí.Notratesdedisculparte,deexplicar,de…Nopudoseguir.Lapuertaqueseabriódegolpepor terceravezlo interrumpió.
Estavezlaatravesóunúnicojinete.Mientrasloobservaban,sedeslizódelcaballoyseapoyócontraélduranteunossegundos,exhausto.
—Cabalgóduramente—dijoIon,haciendocasoomisodeloqueleatenazabalagarganta—.Debedetraernoticiasimportantesacercadelusurpador.
Dráculaleclavólamiradaduranteunmomentoydespuésvolvióabajarlavistaantesdehablar.
—Vayamosaescucharlas.Bajaron hasta el salón principal para oír las noticias que no eran noticias. El
mensajero informó de lo que sus espías habían visto y oído:BasarabLaiota hacíallamamientos a los boyardos desafectos de Valaquia para que se unieran a él; susaliadosturcosestabanreuniendotropasjuntoalDanubioparaapoyarlo.
—¿Loves?—Esonosignificaquelocruzará,Ion.Nosamenazaparamantenernosojoavizor,
comoloharíayo.—Noobstante,nodebiéramoshaberpermitidoqueloshúngarosylosmoldavos
semarcharan—dijoIon,golpeandolamesa—.Siviene…—Nosenfrentaremosaél—dijoDrácula,ymojóuntrozodepanenelvinotibio
—. ¿Cómo podríamos haber conservado a nuestros aliados basándonos en esosrumores?QuierencelebrarlafestividaddelNacimientodeJesúsconsusfamilias.Túdebierashacerlomismo,regresaraSuceavajuntoatuscincohijas.
—¿Ytú?NoregresasaPest.—Sabesquenopuedo.—Ytampocomandasabuscaratufamilia.—No.Pero…—Entoncesyotampocoiréaningunaparte—dijoIonysedejócaerenlasilla.—Sabesquenoesépocadeluchar.Losejércitosraravezatacaneninvierno.—¿Comonosotros,enGiurgiu?—bufóIon—.¿Comonoatacasteelañopasado
enBosnia?
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—Bien…—Vlad se encogiódehombros—.Estamos enmanosdeDios, comosiempre.
—Sí. Pero ése no es motivo para sentarse sobre las tuyas propias—dijo Ion,poniéndosedepie—.Comotulogofat,hedeorganizarmuchascosas.Loprimeroesenviar un mensaje a todos los boyardos que te han jurado lealtad de que han dedemostrarloenviandohombresydineroahoramismo.
Vladdejóelpanenlamesa.—Yotambiénhedeescribircartas.LossajonesdeBrasovySibiuaúnretienenel
oro que prometieron para la cruzada. Y después me encargaré de mi azor. TienepiojosyStoicaencontróunareservademercurioconelquefrotarlelasplumas.
Ionsacudiólacabeza.—¿Creesqueeselmomentodededicarsealosazores,voivoda?Vladsonrió.—Siempreeselmomentoadecuado,logofat.¿Acasoaúnnolosabes?
Unasemanadespuésllegaronmásnoticias.Noticiasquesíloeran.Comosiempre,Ionloencontróenlascaballerizas,conelazorposadoensupuño.
Cuando Ion irrumpió, intentó echar a volar y se quedó boca abajo, chillando ycolgadodelascorreas.
—¡Tranquilo,precioso!¡Tranquilo,amadomío!—canturreóDrácula.—¡Príncipe!Lamanomutilada,quenollevabaguante,leindicóquesesentara.—Paz—dijoDráculaenelmismotonoempleadoparatranquilizaralave—.¡Y
espera!Ionsequedódepie, abriendoycerrando lospuños.Echóunvistazodetrásdel
príncipe…ysesobresaltóalveralNegroIlieyaStoicaenlaoscuridad,lassombrasconstantes de Drácula. El hombretón lo saludó con la cabeza, el otro se limitó aclavarle la vista. Los últimos de los vitesjis no se habían alegrado de que Ion, eltraidor,volvieraaestarjuntoalpríncipe.Aaquélledabaigual,ningunodelosotrosdosteníanlosmismosmotivosqueél.
El ave se tranquilizó gracias a las suaves palabras y los trozos de carne queDráculaledio.Prontosededicóadevorarlosyadejarseacariciarporundedo.
—Tranquilo—dijoDrácula.Ioncomprendióquesedirigíaaél.—Hancruzado…—barbotó.—¡Tranquilo!Ion cerró los ojos, inspiró profundamente y abrió los puños. Cuando habló, lo
hizoenvozbaja.—BasarabLaiotahaatravesadoelDanubio.—¿Concuántoshombres?
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—Losinformesvarían.Almenostresmil.—Nosontantos…¿Yelboyardoaquienleordenéqueobservarayretrasaraal
enemigo?Gherghina,elquemejurólealtaddurantemicoronación.—Sehapasadoalusurpador.—Comprendo.¡No,tranquilo,bonito,tranquilo!—Vladnolevantólavista—.¿Y
losdemásboyardosaquienesllamasteparaquesereunieranconnosotrosaquíparacelebrarelNacimientodelSalvador?
—Mehanaseguradoqueemprendieronelcamino,peronadiemeha informadodequealgunoefectivamentelohayahecho.
—¿Deveras?—Vladsonrió—.Sediríaquetengofamadeserpocohospitalario.Ionseruborizó.—Telotomasconmuchacalma,príncipe.—¿Quéquerríasquehiciera?—Loquehasdehacer.—Ionacercóuntabureteysesentó—.Heordenadoque
lastropasdelasquedisponemossereúnanaquí.Estaremospreparadosparamarchardentrodeunahora.
—¿Adónde?—¿Adónde?—dijoIon,frunciendoelceño—.ATargoviste,porsupuesto.Sial
menos algunos de los boyardos se unen a nosotros allí, y el usurpador no reciberefuerzos,podemosdefenderlaCortePrincipescahastaqueregresenloshúngaros.Sinorecibimosmásapoyo,ymetemoquenolorecibiremos,podemosretirarnoshastaPoenari. En cierta ocasión, dijiste que podrías defenderlo con cincuenta hombres.Creoquenosquedanquinientos,asíque…
—¿Quinientos?—Porfin,Dráculaapartólamiradadelave—.¿YLaiotadisponede tres mil? Eso significa uno a seis. Una buena probabilidad. Una probabilidadvalaquiana. Cuando cabalgamos desde el bosque de Vlasia y atacamos elcampamentodeMehmetéramosunocontraveinte.
Ionseestremeció.—Aqueldíaperdimos,príncipe.—Porpoco.—Túsóloperdisteundedo—dijoIonentonobrutal—,yaúnosfalta.Entre las sombras,elNegro Ilie se removió y dio un paso adelante.Drácula le
indicóqueseacercaraconlamano.—¿Y qué? Nos arriesgamos y fracasamos. Si volvemos a arriesgarnos, el
resultado puede ser otro. —Hizo un gesto con la mano para evitar que lointerrumpieran—.No,Ion.Novolveréaarrastrarmealolargodelamismarutaviejay aburrida: de Targoviste a Poenari y a Pest. Un fugitivo, pronto un exiliado ydespuésunavezmáselparientepobredeunrey;unmonstruoaexhibirparaasustaraloshuéspedesdelbanquete…hastaquehayanaprendidoareírsedemí.No.Sabrásqueenciertaocasión,alguienmepreguntósipreferíaserunleónounasno.Puesserunleóntodoeltiemporesultacansado—dijo,sacudiendolacabeza—.Todamivida
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heprocuradoliberarmedelasatadurasquesujetanaunvoivodadeValaquia,tratédenobailaralsondeunsultánounreysinosóloanteelllamadodemikismet,dictadoporlavoluntaddeDiosymispropiosactos.Peroestoyhartodeocupareltronoparadespuésperderlo…—Vladse interrumpió—.Enalgúnmomento,esecírculohadeser roto, asíque iréaecharunvistazoaBasarabLaiotay sus tresmil turcos.Ysipuedo,lomataré.
—¿Ysiéltemata?—preguntóIonenuntonosuavecomoeldelpríncipe.—Entoncesestarémuerto.Ymispenassehabránacabado.—Dráculachasqueó
lalenguaparacalmaralave,cuyasplumasseerizaronaloírlo.Sedesatóloslazosdeldedo,losatóalapercha,cogióuntrozodecarnecrudayselatendióalazor—.Perono hablemos de mi muerte, sino de lo siguiente: volveremos a enviar mensajes aBathoryyaMoldavia.Insistiremosantelosboyardosparaqueseunananosotros…ysilaCruznolosatrae,puedequelaestacalohaga,¿eh?—Sonrió—.Créeme,nobusco lamuerte de un asno, sólo un final a esta…Dansemacabre. ¿Lo buscarásconmigo?¿Duranteunpocomás,almenos?
—¿Acasotengounaopción?Drácula, que se había vuelto e indicado a Stoica que se aproximara, se dio la
vueltayensumiradabrillabaalgodiferente.—¿Unaopción?—dijo,pasándoleelaveaStoica—.¿Recuerdasaquelmomento
enEdirne,cuandoleofrecíunaopciónaIlona?Elnombreloenardecióylaira,comosiempre,fueinstantánea.—¿Quéopciónlediste?—gritó.—Lamismaquetodostenemos—contestóDrácula—.Quedarseomarcharse.La
mismaquetútienesahora.—Lamiradaverdeseoscureció—.Porlaqueyaoptasteunavezconanterioridad,¿recuerdas?
Elnombredeella,sudestino,elrecuerdodesutraición,queahoraDráculahacíasurgir.Elmotivoporaquellatraición,quesiempreseinterponíaentreambos.
Algose removióensu interior,hirviendo juntoa labilisy la sangreyestiróelbrazoyaferróalotrohombredelcuellodesuabrigoyloatrajohaciasí.ElNegroIlieavanzó un paso soltando una maldición, pero el príncipe lo detuvo de inmediatoalzandounamano.
—¡Aguarda!—exclamóymiródirectamentealosojosdeIon—.¿Quées?—dijoenvozbaja—.¿Quéesesoquesiemprehasqueridodecir?
Duranteuninstante,Ionfueincapazdehablar.Despuéslohizo.—Una vez te juré que mataría al hombre que le hiciera daño a ella. Es un
juramentomásqueheroto.Peroahoratedigo,Vlad…—tosióyvolvióarecobrarlavoz—.Novuelvasamencionarlanuncamás,pedazo…de…hijodeputa—susurró—.Nohablesdeellajamásnitratesdeafirmarquelaamabas.Silohaces,volveréaabandonarte,¡yestavezparasiempre!—Acercóelrostroaúnmás,hastaquesunariztocólaotra—.¡Peroantesdemarcharmeobservarécómomueres!
Arrojó a Drácula hacia atrás; éste tropezó e Ilie impidió que cayera. Ambos
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chocaron contra la percha y el ave se agitó y soltó un chillido con las alasdesplegadas.Ionsevolvióysaliócorriendodelacaballeriza,cerrandolapuertadeungolpe,peroelchillidodelazorlatraspasóytambiénlamiradaverdequeseclavóensuespalda.
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49Laúltimaestaca
Iontropezócolinaarriba,cegadoporlanieve.Latormentayelvientoquecambiabaora de aquí, ora de allá, lo había atontado. Su yegua se negó a avanzar; tuvo quecubrirlelosojosyconducirla,unamanoaferradaalasriendas,laotratanteandolostroncosheladosdelashayascuyasramasdesnudasnoproporcionabanrefugiofrentea laarremetidablanca.Lavista resultaba inútil;hacía ratoquesehabíaenvuelto lacara con la bufanda debajo del casco. Su única esperanza era que los árboles aúndelinearanelsenderoalolargodelqueDráculalohabíaconducidoenunamañanaclara y soleada hacía cinco días para espiar al enemigo acampado en la colinaopuesta.
Hacía una semana que el ejército de Laiota permanecía allí, obviamenteaguardando la llegadade refuerzosantesdeavanzarsobreBucarest. Ionhabíasidoenviadoenunúltimointentodereunirrefuerzospropios.Habíafracasado.Elúnicoqueregresófueélmismo,heladohastaloshuesos.
Yentonceselúnicosentidoqueaúnfuncionabaleadvirtiódelpeligro.Elcrujidodeunaramayelrepentinorelinchodelayeguahicieronquedesenvainaralaespada.Hacía tres días que se había marchado y el enemigo bien podía haber ocupadotambiénestacolina.Sidescubríanqueestabaallí,Dráculanodisponíadehombressuficientesparadefenderla.
Searrancólabufandayescudriñólablancura.—¿Amigo?—exclamó,peroelvientoborrólapalabra.Apoyólaespaldacontra
untroncoylarepitióenvozmásalta.—¿Amigodequién?—contestóunavozprofundae Ion sepreguntóquédecir.
Cuando partió, el cielo estaba despejado y el aire era cálido aunque estuvieran endiciembre.Noseleshabíaocurridoestablecerunacontraseñaparalosciegos.Ionsepusoencuclillasyalzólaespada.
—¿AmigodelDragón?—dijo,yseencogióesperandoelgolpe.—¿Logofat?—Eraunavozconocida,ladeunmoldavollamadoRoman,unode
losdoscientoshombresqueEstebancelMaresedignódejarallí.—Sí,soyyo—dijoIon,poniéndosedepie—.¿Elvoivodaaúnestáaquí?—Tellevaréconél,damelamano.YIonenvainólaespadayestrechólamano
delotro.Arrastrandoasuyeguaconunamano,fueconducidoentrelosárbolescolinaarriba.Ya veía un pocomás y vio que aquí, amayor altura, había pinos entre lashayas que bloqueaban parte de la nieve. De repente pisó una zona llana, tropezócayendoderodillasysedesprendiódelamanoqueloguiaba.Alalzarlavistaviolasllamasdeunahoguera.
—Ven,logofat—dijolavoz—,Dráculaestáallídentro.Eraunacuevagrandepuestoquealmenosmediadocenadehoguerasardíanmás
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allá y sus llamas se reflejaban contra las paredes de la cueva separadas por veintepasoscomomínimo.Noveíaeltecho,sólocolumnasdehumoascendiendoenespiralhaciagrietasoagujerosnaturales.Encuantopenetródocepasos,sucaraseentibióylanievequelecubríalascejassederritió.AlseguiraRomanhastalasprofundidadesdelacuevacomprendióqueelcalornosóloestabageneradoporlashogueras.Tuvoque pisar con cuidado, porque había muchos hombres tendidos uno junto al otro.Sabía que el ejército valaco sólo consistía en quinientos hombres y la mayoríaocupabaestacueva.Yallí, encimadeunsaliente,comounestradoporencimadelsuelodelacavernayantesupropiahoguera,estabaagazapadoDrácula.
—Bienvenido —dijo incorporándose y después alzó la mano cuando Ion sedispusoahablar—.Todavíano.Siéntate,come,bebeyentraencalor.
Agradecido, Ion se sentó en el suelo.Stoica acudió condos cuencos, sumergióuno en cada una de las pequeñas ollas que colgaban de un enrejado metálico, letendió el primero e Ion tragó vino caliente, se atragantó y bebió un pocomás. Elsegundo cuenco contenía una especie de guiso de carne de caza e Ion se lo tragó,suspirando.
—Príncipe—empezóadecir,peroDráculavolvióadetenerloconlamano.—Come.Bebe.Entraencalor—repitió.Pocoapoco,sedesentumecióypudovolverausarlosdedosparadesprenderel
manto, quitarse el casco y depositar ambos en el suelo. Cuando los cuencos sevaciaron,Dráculaleindicóquesecallarayquelosiguiera.Seretiraronmásalládelaluzdelasllamasyseacurrucaronbajolasparedesinclinadasdelfondodelacueva.UnacorrientedeairepenetrabaatravésdeunadelasgrietasocultaseIonvolvióatiritar.
Lecontólasnoticiasconrapidezysencillez.Dráculaasintióconlacabeza.—Asíquenovendrániunodemisboyardos.—Noeraunapregunta.—Envíanmensajesdiciendoquesí,príncipe,inclusodicenquesimulanreunirse,
perocuandoabandoneBucarestningunohabíacabalgadofueradesuscastillos.—Ionlanzó un suspiro—. Y debido a esta horrorosa tormenta, puede que nuestrosmensajeros ni siquiera hayan alcanzado a los húngaros ni llegado a la corte deSuceava.
—La noche se llevará la tormenta—dijoDrácula—. ¿No lo hueles?—añadió,olisqueando—.Yestamossolos,comosiempre.
Recorriólacuevaconlamiradaydijo:—Bien.—¿Nopiensasluchar?—preguntóIon.—Nuncapiensoenotracosa—dijoVlad,riendoenvozbaja.—Perosiellosrecibenrefuerzos…—Yaloshanrecibido.HacedosdíasdosmilturcosmásatravesaronelDanubio.
Agarramosaunospocos,matamosaunospocos;Lamayoríalogróllegarhastaaquí,alpuntodereunión.HoypartiránhaciaBucarest.
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—¿Ynosotros?—dijoIon,peroyasabíalarespuesta.—Losdetendremos.Alomejorerainútilperoteníaqueintentarlo.—Ellostienencincomilhombres,príncipe.Nosotros,quinientos…—Cuatrocientosnoventaynueve.—¿Quéquieresdecir?—ElNegroIlieyanoestá.—¿Hamuerto?—Hadesertado.—¿Ilie?—Ionsedetuvo.Elgigantetransilvanoeraelprimerodelosvitesjis,ély
Stoica. Y el último. Era el portaestandarte, había permanecido durante todo loocurrido,durantelopeor.IonmiróaDrácula.
—¿Quélehiciste?—Leofrecíunaopción.Quedarseymorir.Regresar juntoa sumujerenPesty
vivir.Eligiólavida.Iondirigiólamiradaalahoguera,alhombrepequeñoysilencioso.—¿YStoica?—Stoicanotieneanadie.Perotú,sí.Debierashacerlomismo.AntesdequeIonpudieraresponder,Dráculasepusodepie.—Veaverquiénviene.Era el Drácula más joven que corría hacia ellos, su capa y su casco estaban
cubiertosdenieve.—Mepedistequeteinformara.—¿Sí?—Elenemigoempezóa levantarelcampamento.Yla tormentaestáamainando
—dijo,quitándoselanievederretidadelafrente—.¿Atacamos,padre?—Iremos a echarles un vistazo. Diles a mis capitanes que despierten a los
hombres.Saludóysealejó,gritandoexcitado.—Estáloco—dijoIon.—Porsupuesto—dijoDrácula—.Lollevaenlasangre.
Seencontrabanjustoenellindedelbosque,sombrasentresombras.Elgriscielodelamaneceramenazabamásnieve,lanievequeyacubríatodoslosarbustosytoconesde la ladera hasta el lecho del valle. Allí el enemigo se disponía a marchar: losakincis, devastadores tártaros envueltos en piel de camello con sus cabezas queparecíangrandesbolasde lana; lossipahis,cuyasarmadurasestabanrecubiertasdegruesos abrigos de lana. Pero lamayoría de los hombres reunidos en el camino aBucarest oculto por la nieve no eran turcos. Búlgaros, serbios, montenegrinos,croatas…yvalacos,vestidoscomolosvalacosquelosobservaban,conlana,cueroy
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pañointroducidoencualquierhuecoquepudieradejarpasoalvientoquesoplabadelremotoycongeladoDanubio.
Ionmiróasuspropioshombresydeprontorecordóotralíneadeárboles,enotrotiempo,hombresquehubierancabalgadodesnudosparaescapardelhorrorosocalorsino fuerapor losacerosa losqueseenfrentaban.PeroaqueldíaenelbosquedeVlasia,justoantesdeatacarelcampamentodeMehmet,nopudoverelfinaldelasfilas de los cruzados, sólo sabía que cuatro mil hombres esperaban la señal paraatacar;sinembargoaquíveíaelextremodeunaúnicafilacontodaclaridad,apesardelaescasaluzdelamanecer.Allíaguardabansóloquinientos.Menosdequinientos,comolehabíandicho,yaúnmenosahoraalverquealgunossituadosenlosextremosretrocedían,yoyóelcrujidoapagadodelasramasbajolanievecuandoéstoshuyeronentrelosárboles.
Volvió a lanzar una mirada impaciente a los dos hombres a su lado, losDraculesti,padreehijo,ensusarmadurasnegras iguales.Peromientrasqueelmásjoventiritabaymascullabamaldiciones,elmayorpermanecíainmóvilyensilencio.Uncarámbanohabíaempezadoaformarseenlapuntadesunarizalargada.
«Hallegadolahora—pensóIon—,lahoradeseguirelejemplodelosmássabiosymásalejadosdelcentro,deretrocedersilenciosamenteatravésdelbosque».
—¿Príncipe?Drácula se removió y su mirada se centró. Levantó la mano para quitarse el
carámbano.—¿Eslahora?—murmuró,sinalzarlavista.—Sí. Si trazamos un círculo por delante de ellos, alcanzaremos el camino a la
ciudadantesqueellos,reuniremoslaguarnición,yavanzaremoshacia…Sedetuvo.Habíaalgoenese rostropálido, enesosojosverdes,que lodetuvo.
EntoncesDráculadijo:—Noeslahoraderetroceder,Ion,esladeatacar.—No,príncipe—dijo,señalandolacolinaopuesta—.Sondemasiados.—Allí arriba sí, pero allí abajo… —Se inclinó ligeramente hacia delante—.
Infieles a quienes matar —dijo, volviéndose hacia su hijo—. Susurra la orden:primerolasflechas,desdeaquí.Despuéslasespadas.
—¡Espera!—Ionaferróelbrazodelhombremásjovenymiróalmásviejo—.Nolohagas.Unoscuantosmuertosmásnosupondránunadiferencia.
Lamiradadelotronocambió.—Piensa en tupaís, príncipe, unavezmás sometidoal usurpador.Piensa en tu
familia…—Lohago.—LavozdeDrácula erahelada—.Piensoenmipadre,decapitado
por unos traidores. Pienso en uno de mis hermanos, con los ojos arrancados yenterradovivo.Piensoenotrohermano,conelrostrodevoradoporunaenfermedadquelecontagióunsultán.—Señalóhaciaabajo—.Allíabajopodrévengartodoesounayotravez.Allíabajomoriránturcosytraidores.
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DesprendiólamanodeIondelbrazodesuhijoyrepitió:—Dalaorden.Flechas,luegoespadas.El Drácula más joven se alejó, susurrando. El primer hombre asintió con la
cabeza, cabalgó en dirección opuesta e hizo lomismo. Los hombres empezaron asacarlosarcosdesusfundasdecuero.
—¿Paraqué?—dijoIon,sacudiendolacabeza.—Porqueeselmomentodeelegir,Ion.Paratodosnosotros.Yoheelegido.¿Ytú?
¿Cabalgas?Iontragósaliva.—¿Hacialamuerte?—Todoslosdíascabalgamoshacialamuerte.Talvezlatuya,allíabajo.Talvez
lamía.Ambas.—Susojosverdeslocontemplaron—.Asíqueelige.—Yo…—Ionhizounapausa.Yduranteesapausa,elmundocambió.—Demasiado tarde.—Drácula se inclinó hacia atrás y desvió lamirada—.He
elegidoporti.Tedespidodemiservicio.Vetecontumujerytushijas.Muereentulecho.
—N…no—tartamudeóIon—.Yo…—¿Nomecomprendes?—Dráculasevolvióyahorasumiradaexpresabacerteza
y también ira—. No te quiero aquí. ¿Por qué habría de permitir que un traidorcabalgaraamilado?
—¿Porqué…?—dijoIonentonoentrecortado.—PorIlona.Elnombrequenodebopronunciar.Temarchastedebidoatuamor
porIlona—ysuvozadoptóuntonodespectivo—.AhoratehablarédeIlona,tediréloquetenegasteaescuchar.Cómo…
—Nolo…—…lamaté…—Lo…sé…—No, te han contado lo que hice. Vislumbraste el resultado antes de echar a
correrhaciamisenemigos,sollozando.Perocómolohice…—rió—.Clavéelpuñalenunodesusexquisitospechos.Elderecho.Ydespués…
—¡Basta!—Iontratódealejarse,peroDráculaseaproximóylerodeóelpechoconunbrazoylecubriólabocaconlamano.Ionpodríahaberluchado,quizápodríahabersedesprendido,perolamiradadelotroseloimpedía,losojosverdesbrillantes,esavozsusurrante…
—Le hice un corte de un pecho al otro, después apoyé la punta debajo de subarbillaycortéhaciaabajo…
—¡Basta!—suplicóIon,pordebajodelamano.Peroelabrazoylavozylamiradaeranimplacables.—… y cuando acabé, reí. Porque era igual que al hacer el amor con ella.
Disfrutabahaciéndoledaño.Aellalegustaba,legustabaquelehicieradaño.Ionsoltóungemido,peronologrózafarse.
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—Esverdad. ¿Acaso no hemos hablado siempre de la opción? Pues ésa fue lasuya.Permaneceramilado,dejarquelehicieradaño,cuandopodríahabersecasadocontigo,seramadaporti.Meeligióamí.Eligióeldolor.¡Cómoreíaalhacerledaño!Unayotravez,ynuncatantocomocuandodescubríellugardesutraición,dedondesedeslizaronmisbastardosmedioformados…
—¡No!Ionsedesprendiódelabrazo,delamano,lamiradaylavozqueloaprisionaban.
Peroelpríncipeloalzóconfacilidadyloarrojóalsuelo;despuésseinclinóhastaqueestuvieronnarizcontranariz.Elterriblesusurrovolvió.
—Se ha acabado, Ion Tremblac. Todo el amor, toda la lealtad, toda la verdad.Sólo queda lamuerte: la de Ilona, la del Infiel. Lamía.Voy hacia ella. La abrazocomoantañoabracéamiamante.Ahoramoriré,sieslavoluntaddeDios.
—¿Dios?—siseó Ion—. Dios no quiere saber nada de ti. Tú, entre todos loshombres,arderásenelinfierno.
—Bien.—Los ojos verdes no parpadearon—. Entonces te aguardaré entre lasllamas.
Drácula se incorporó, alzó a Ion y lo empujó hacia su caballo. Maldiciendo,sollozando,Ionrebuscósuespadadebajodelasmantas,lasdesató,ladesenvainóydiounpasoatrás.PerotuvoquedetenerseparasecarselaslágrimasydespuésvioqueDráculayahabíamontadoydirigíasucorcelmásalládellindedelbosque.
La espada se deslizó entre sus manos. Sólo pudo tambalearse hacia delante,apoyarse contra un árbol y observar cómo los hombres deValaquia cabalgaban ensilencioparaunirseasuvoivodaenlaladera.Dirigiólamiradaalvalle,vioqueunturcoalzabalavista,labajaba,volvíaaalzarlaysoltabaungrito.
—¡KazikluBey!Entonces el Empalador levantó su arco, uno de los casi quinientos que se
levantaron.—¡Disparad!—gritó y soltó la flecha un poco antes que los demás.Dio en el
blanco: el primer turco que lo aclamó, que cayó, tratando de arrancar una flechaclavadaenelojo.Entonceslasflechasoscurecieronaúnmáselcielogris,losarcossetensaron y se aflojaron hasta que los carcajes se vaciaron y hombres y bestiasaullabanalunísonoenelvalle.
—¡Espadas!—gritóDrácula,bajandoelvisordelcascoencuantosuhijocabalgóhastasulado.Peroélnodesenvainó,seinclinóaunladoyrecogióunalanzaclavadaenlatierra,envueltaenunatela,peroDráculalahizogirarcincovecesconlasmanosyladesenrolló,elvientodelDanubiolaextendióyelDragónvolvióaondear.
»¡Drácula! —gritó, y sus hombres lo imitaron. Después espoleó a su caballocolinaabajo.
La mayoría de los que estaban en el fondo del valle, los que estaban vivos,tratabandehuirhaciaelcampamentoenlacimadelacolina.Perodeaquéltambiénbajabanhombres,ymuchosfugitivosescapandodelamuertelaencontraronbajolos
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cascos de los corceles de sus camaradas. El enemigo estaba preparado y aunquecargabanenescuadronesseparados,Ionvioqueeranmiles.
Maslosvalacosdisfrutabandelimpulso,elchoqueyelterror.Losquenohabíanhuido, los que trataron de resistir, fueron barridos. Chocaron contra los primerosenemigosylosobligaronaretroceder.Entoncesllegóelgruesodelturcoylameléeseconvirtióencientosdebatallasindividuales.Entrelamasadehombresvestidosdecueroylanayacero,queconvertíanlanieveenlodobajosuscascos,IonsólologródistinguiralDragón,agachándose,agitándose,levantándoseparavolveracaerhastaqueporfinfuearrojadoalaire,aferradoyaprisionadoeIonvislumbrólaGarradelDragón,laespadadeDrácula,elevadaduranteuninstante.
Entonces el resto del enemigo, todos sipahis con pesadas armaduras, cargarondesdeunflancoyseacercaronalestandarte.Seabrieronpasoatravésdelamultitud,derribandoalamigoyalenemigo,dirigiéndosedirectamentehaciaelestandarte.Ionvioquelosencabezabaunenormeturcoenvueltoenropasblancas,desdesucascoenforma de turbante y el velo que le cubría la cara hasta las espuelas. Sostenía unainmensa hacha de guerra y se acercó a la figura de la armadura negra, de repentesolitariabajoelestandartedelDragón.Elhachachocócontralaespadayladerribó,pero Ion vio queDrácula volvió a blandirla. Entonces algo le ocurrió al acero: sedeslizó bajo el brazo del guerrero vestido de blanco, que hizo girar el cuerpo y alcaballoyarrancóelarma.Duranteuninstante,IonvioqueDráculaestabadesarmadoconlamiradadirigidasobreunhachaalzada.Peroinclusomientraselhachacaía,larefriegavolvióaconcentrarseydejódeverelestandarte,alpríncipeytodolodemás.
—¡No!—aullóIon.Enunmomentohabíamontadoycabalgabaladeraabajo.Nisiquierasedetuvoarecogersuespada.Noteníatiempo.
Seacercóconrapidezpuesnosedetuvoa intercambiargolpesyelbordede labatallaempezabaadespoblarseporquelosvalacosquehabíanvistocaerelestandarteempezaron a huir, los que podían. Los que no habían sido derribados del caballoahora estaban tumbados de espaldas, retorciéndose en el suelo mientras cuatrosoldadosaferrabanacadaunoyclavabanpuñalesatravésdelosvisores.
Ionlogróacercarse.Peroentoncesalgunoshombressevolvieron,unoagarrólasriendas de su yegua y la hizo caer. Otro le cercenó las patas y la yegua cayó,chillando,yloarrojóhaciadelante.Segolpeócontraelsuelo,elcasco,quenotuvotiempodeamarrar,tambiéncayóyunturcoleasestóungolpeconlaalabarda,peroIontodavíaseguíarodandoyelgolpeerró.Peronoelmango,quelolanzódecaracontraelbarro.Sabíaqueestabaapuntodemorir,violamismaalabardaquevolvíaaalzarse y aguardó que cayera, esta vez con el filo, en un mundo convertido ensombra…
… y entonces, más allá, vio otra cosa, algo que impidió que perdiera laconsciencia,alguien…Drácula,surgiendodelatierraconloslargoscabellosnegroscomo un velo cubriéndole medio rostro, la mitad que estaba destrozada. La otra,limpia,inmaculada,conelúnicoojoabierto,brillanteyverde,mirándolofijamente.
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Yentoncesvioelresto,lopocoquequedaba:uncuelloatravesadoporunalínearoja;nadamás.Ycuandolaluzseapagaba,cuandolaalabardavolvióacaerenmediodelapenumbra,Ionviounaúltimacosa…LacabezadeDráculaclavadaenunaestacaydespuésizada.
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50Lamortaja
Estabasoñandoconél.Éllatocabasuavemente,comoacostumbrabahacer…yellasintióelmismodeseodesiempre.Peroqueríaquefueramásrudo.
EnlacasadelacalledelNéctarlehabíanenseñadocómohabérselasconeso,unpapelqueinterpretar,trucosparaaumentarelplacerdesuamo,peroellasabíaquesilos realizaba correctamente, también aumentaría el suyo. Ahora no deseaba sutristeza, no quería ser el refugio de nadie.Quería ser tomada con dureza, rápida ycruelmente,queríasatisfacersusansias,suvacío.Queríaqueélledieralavuelta,leabriera las piernas, le levantara la cabeza tirando de los cabellos y lemordiera elcuello mientras la penetraba. Si lograba cogerle la mano, la mano herida, y darledolorpordolorydespuésdecidircuáldelosmilyuntrucosintentaríadespués.
Ladespertóungrito.Nodeplacernidedolor.Eraungemidode terrore Ilonadespertódeinmediatoycreyóquetalvezhabíavueltoaatacaraquiencompartíaellechoconella.Noocurríaamenudoperosíconbastantefrecuenciaparaquealgunossenegaranacompartirsulecho,puestoqueeninviernolasmonjasdormíandeados,delocontrariohubieranmuertodefríoensusceldas.
IlonasediocuentaquequienestabaasuladoeraMaria—lacharlatanaygorditaMaria—yesperónohaberlehechodaño.Leteníaafecto.Ylasonrientecampesinaeralaquemáscalorirradiabadelconvento.
Maria no reía, gimoteaba.Tal vez atrapada en su propio sueño. Ilona tendió lamanoparacalmarla.
—¿Quéocurre,niña?—susurró.—¿Nolohasoído,hermanaVasilica?—Lajoventenía lacarnedegallinaysu
voztemblaba.Ilonaescuchó.Latormentahabíapasado,elvientoyanoagitabalosárbolesmás
alládelosmurosdelconventonisilbabaenlaschimeneas.Nooyónadaexceptoelsilencio apagado, sabía que en el exterior, elmundo estaba cubierto por unmantoblanco.Laprimeragrancaídadenievehabíaaisladoelconvento.ViviríandelopocoqueteníanhastaqueelcaminoaClejaniquedaradespejadotraselprimerdeshielo.
Y entonces también oyó lo que había oídoMaria y se estremeció. Tres golpescayeronsobrelagranpuertaderobledelconvento.Ycuandoregresóelsilencio,noeraabsoluto.Ambasoyeronelgruñidodeunanimal.
—¡Varcolaci!—chillóMariaysetapólacabezaconlamanta.Ilona la acarició, murmurando palabras tranquilizadoras. Algunas de las otras
monjasjóveneshabíansusurradohistoriasaterradorasdespuésdelasoraciones,sobremerodeadoresnocturnos: losmuertosvivientesqueduermenensus tumbascon losojos abiertos y deambulan bajo la luna llena para robar bebés de sus cunas ychuparleslasangre.
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No se trataba de que Ilona no creyera en los que caminan de noche, pero elllamadorítmicohizoquepensaraquequienllamabaeraunserhumanovivo,nounosurgidodelatumba.Elconventoeraremoto,inclusocuandononevaba.Sólolosmuynecesitadosacudíanen losdíasmásclaros.Paraquealguienacudaa travésdeunatormentadenieve,denoche…
Lanecesidadlaconmovía.Siemprelohabíahecho.—Iréaver—dijo,ysaliódedebajodelasgruesasmantas.—¿Quieresqueteacompañe?—dijoMariaconvozaúntemblorosa.—No,niña—dijoIlona,sonriendo—.Manténlacamacaliente.—Apoyólospies
enelsuelodepiedrayagarrósuhábito.
ElViejoKristo,elportero,yelúnicohombrequemorabadentrodelosmuros,estabadelantedelaspuertasderoble,losojoslegañososylamiradaborrosadebidoallicordeciruela.
—Ledije aquienquieraque está allí fueraquevaya a las caballerizasy esperehastaelamanecer,hermanaVasilica—murmuró,labocadesdentadallenadesaliva—,peronorespondióy…—gesticulóylosgolpesrítmicosserepitieron.
—¿Cuántosson?—preguntóIlona,indicandolamirilla.—Uno, sólo he visto a uno. Pero podría haber otros, ocultos. —Se rascó el
mentónhirsuto—.¿Despiertoalaabadesa?Ilona negó con la cabeza. La madre Ignacia era vieja y difícil de despertar;
ademástrasladabacadavezmásdecisionesala«hermanaVasilica».—No —dijo, se acercó a la mirilla y la abrió—. Yo iré, si no queda más
remedio…Elrostrodetuvosuspalabras, impidióquerespirara.Stoicahabíaenvejecidoen
los catorce años que pasaron desde que la llevó al primer convento; las cejas sehabíanvueltogrises,el rostro, surcadodearrugas.Pero losojosazulesy lacabezacalva eran losmismos que ella recordaba y también su gesto al asentir cuando lareconoció,apesardelosgrandescambiossufridosporIlona.
Cerrólamirilla,apoyólafrentecontraelheladometalyeldolorardienteenlapiel.Erareal,eldolor,adiferenciadetodoslospensamientosquesearremolinabanensucabeza.Elconventoeraremoto,perofinalmente,lasnoticiasllegaban.Sehabíaenterado de que él se casó un año después del evento; que se había convertido enpadre.CuandoinvadióValaquiaaprincipiosdeañoyderrotóasurivalenlabatallayvolvióasentarseeneltronodesupadre,secantaronréquiemsparaalabarlo,inclusoenelconventodeClejani.Antesdequelanieveempezaraacaer,unleñadorhabíatraídonoticiasjuntoconlaleña:queelusurpadorregresabaalacabezadeunejércitoturco,queelvoivoda seenfrentaríaaél.Entonces Ilona rezósuspropiasplegarias.Por él, por ella. Porque en alguna parte de aquel remolino había una pequeñaesperanza. Él no necesitaría una amante. Hacíamucho que sumaravilloso cabello
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color caoba había sido cercenado y ahora era corto y gris, caminaba encorvadadebidoalascicatricesylacarnenocortadapendía.Almirarla,élnoveríanirastrodela joven concubina, ni siquiera de la amante que mantenía en Targoviste. Perosiempre la había llamado su refugio. Tal vez, perseguido por tantos enemigos,volveríaanecesitarlacomotal.¿YStoica?¿Quésignificabasupresenciaaquí?Sólopodíasignificarquesupríncipeaúnsabíadóndeseencontraba,quelehabíaseguidoelrastromientrasellasetrasladabadeunconventoaotro,hastaquetodosquienesnola conocían sólo como hermana Vasilica quedaron atrás. Nadie había visto suscicatrices,peroéllashabíarecordado…yaella.
Ilona tomó aire, inspiró esperanza, y le indicó aKristo que abriera las puertas.Levantólapesadatranca,ladejóaunladoyempezóatirar.Lapuertaseabrióylanievepenetróhastalaalturadelarodilla.Ellanonecesitólaantorchaofrecidaporelanciano porque la luna llena brillaba en un cielo ahora libre de nubes. Ilona serecogióelhábitoypasóporencimadelanieveacumulada.
Stoicainclinólacabezayseapartó,yleindicóloquelaestabaesperandoconelbrazo:unburro,con lanieveque le llegabahasta lacruz.Sucorazónseaceleróalpensarquenopodíamarcharseahoramismo,estanoche.Habíaqueabastecerseparaelcamino,pielesconlasquecubrirseporelfrío.Ysinembargo,silanecesidaddeéleratanta…
Entoncesvioconquécargabaelburro.Eraunconodepielydetelaatadoalasillademontar.Ilonasedetuvo.—¿Qué…?—susurró.Stoicaquitólalonaheladayellaviolospiesdesnudosyazules.Juntoalapuerta
habíaunbebederodepiedra,elaguacongeladaensuinterior.Ellasedejócaerenelbebederoyelhielocrujióperonoserompió.
—¿Esél?—dijoenvozbaja,ydespués recordóqueStoicaeramudoyalzó lavista.
Élasintióunavez.—¿Tepidióque…?—Ilonatragósaliva—,¿queyoprepararasucuerpoparaser
enterrado?Stoicavolvióaasentir.Sólo tardó un momento en comprender que su deseo se había cumplido. Su
príncipelanecesitaba,unaúltimavez.—Entonces eso es lo que haré—dijo, se enjugó los ojos y sus articulaciones
crujieronal levantarsee indicaraStoicaquepasara.Él ladetuvoalzando lamano,señalóelotroflancodelanimal,lacondujoallíyvolvióaalzarlatelarígida.
Loprimeroqueviofuelamanocortada,laizquierda,laquehubieratenidosólotres dedos, cortados para apoderarse del anillo del Dragón. Lo segundo fue peor,porqueunodesusúltimosdeseoserabesarsuslabios,pormásfríosqueestuvieran.Pero la cabeza había desaparecido y sólo quedaba un agujero lleno de sangrecoaguladaycongelada.
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—Amormío—suspiróellayapoyóunamanoenelhombro,rozandounacicatrizque creía recordar. Entonces Stoica cogió las riendas y ambos acompañaron elcadáverdeDráculadentrodelconvento.
IlonaseocupódeDráculaasolas.Stoicasemarchótanrepentinamentecomollegó,volviendoaintroducirseenlanocheconelburro.Lasotrasmonjas,alenterarsedelapresenciadelcuerpoquesupusieroneraunodelosparientesdelahermanaVasilica,ofrecieron su ayuda. Ella les dijo que hicieran hervir agua en un gran cazo y lollevaranaunaceldavacíajuntoalacocina,ylespermitiócortarsábanasencientosdetrozos.Perodespuéslesdijoatodasquesefueran.Durantemuchotiempohabíasoñadovolveraestarasolasconélyahoraloestaría.
Sucuerpohabíacambiado ligeramente,ademásdeestarcongelado, tantoporelinviernocomoporlamuerte.Perohabíanpasadoquinceañosdesdequeloabrazarapor última vez, e Ilona sabía cuánto había cambiado ella misma en ese lapso.Recordabaciertas cicatrices,unasqueantaño recorrió coneldedoy lapuntade lalengua; también había otras nuevas. Una vida de lucha tallada en la carne. Ahorallegadaasufin.
Sucuerpoestabacurvadocomounarco,elrigormortismanteníalacurvaqueelcuerpo adoptó colgado por encima del lomo del burro, así que tuvo que dejarlotendidodecostado.Almojarelprimerpañoenelaguaytocarsupielensangrentada,Ilona empezó a cantar. En Edirne le habían enseñado mil y una canciones paraagradaraunhombre,peroéstaeraunacancióndesuinfancia,desualdeanatal:unadoina,nanaylamentoalavez.
No se apresuró; empezó por los pies y avanzó, lavando y cantando. Recordócuandolalavaronaella,eldíaqueélvinoarobarla.Darlelavueltaeradifícil,perolo logró,porqueapesarde laedady lasdolencias seguía siendo fuerte.Cuando lasangredesaparecióyelaguadelcazosehabíavueltodecolorrosa,empezóacoserlasheridasqueloatravesaban.Cubriólagranheridadelcuelloconungorrodehiloylo cosió a los hombros.Después cogió aceite perfumado con salvia y bergamota yvolvióafrotartodoelcuerpohastaquebrillóbajolaluzdelaslámparas.Habíasidoungidocomopríncipe,yahoravolvíaaserungido,paralamuerte.
Cuando la pálida luz invernal lo iluminó, Ilona estaba cansada. Pero tenía quehacerunaúltimacosa,unúltimoesfuerzo.Cogióunasábanaydespuésdeforcejear,logróenrollarloenella.Despuésdoblólosbordesylossujetóconungruesocordel,sellándolodentrodesumortaja.
Sealejódelamesa,sefrotólaespaldadolorida.Elmurmulloantelapuertahabíaaumentado.Ahoraaceptaríaayuda.
—Pasa—dijo.
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Entonaronplegariasaltransportarsucuerpoatravésdelaspuertas,encabezadasporIlona,seguidadeseisdelasmonjasmásjóvenesydespuésdelrestodelconvento.Unpocomás adelante, junto al sendero que descendía la colina, había un árbol y loshombres de los jardines y las caballerizas estaban apostados debajo del árbolsosteniendopalas.Habíanquitadolanieve,encendidounfuegoparacalentarlatierra,aunquesólolasuperficieestabacongeladadebidoalorepentinodelinvierno.Habíanexcavadounagujeroyellavioqueeramás largode lonecesario,porqueélnuncahabíasidomuyaltoyahora…Ilonanopudoevitarunasonrisa.Eralaclasedebromaque su príncipe hubiera apreciado. Casi oyó esa risa poco frecuente, doblementemaravillosacuandoacontecía.
Lotendieronalbordedelagujero;ensuinteriorviobellotas,porqueelárboleraun roble. Sabía que a él le gustaría fundirse con la tierra de su Valaquia. De élsurgiríanotrosárboles.
Cuando los cánticos aumentaron de volumen a su alrededor, ella se arrodilló yapoyóunamanoenelpechodeDrácula.
Puedequesucabezafaltara,perosabíaquesucorazónaúnestabaallí.—Descansa en paz, amor mío—susurró. Después, a solas, empujó el cuerpo
amortajadodeDráculayéstecayóensutumba.
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51Laabsolución
CastilloPoenari,1481
Lo último había sido contado, almenos para ella. Acabó cuando el cuerpo quedócubiertodetierra.Nuncasecolocóunalápida.Ellasiempresabíaexactamentedóndeyacía,porquedeunade lasbellotascrecióun roble.Ahoramedíacincovecesmásqueellargodelantebrazodeunhombre,unoporcadaaño.Sabíaqueprontoelárbolmásjovencompetiríaconelmayordelcualhabíabrotado:asíeran,tantolosárbolescomo los hombres.No dudaba de que, alimentado por la sangre de su príncipe, elárboljovenprosperaría.
Ilonapensabatodoesto,peronolodecíaamedidaquelasplumastrazabansusúltimaspalabrasylaúltimacaídadeDráculacontintaenelpergamino.Despuéselsilencioreinóenlasala,aunquemásalláseoíanlosruidoscotidianos.Latormentaque trajo consigo la última gran nevada había pasado. El sol había regresado a latierra, lo bastante cálido para iniciar el deshielo. Todos permanecieron en silenciounos momentos, escuchando el goteo, y entonces oyeron la caída de un grancarámbanodesdelatorrehastalasrocaspordebajodelcastillo.
Quienrompióelsilenciofueelconde.Sevolvióhaciaelcardenal,buscandounareacción, una esperanza, pero el rostromofletudo del italiano seguía tan impasiblecomo siempre.Horvathy tragó saliva y, antes de hablar, comprobó que su voz erallana.
—¿Hayalgomásquenecesitéissaber,Ilustrísima?—Dráculaestámuerto—contestóelcardenal—.Peroresultóinteresantesaberlo
que ocurrió con su cuerpo. Tal vez puedo proporcionar el último detalle, para queconste en acta. —Sonrió—. Su cabeza cortada, como todos saben, fue enviada aMehmet.Mecontaronquefue laúnicavezqueelGranTurcoestuvoencantadoderecibiralgoquenofueraunaplantaexóticaparasusjardines.Tantoquelaconservóasu lado durante una semana antes de permitir que la clavaran en una estaca y lacolocaranenlasmurallasdeConstantinopla—dijo.Sepusodepieyseestiró—.Asíque ahora su última confesión ha acabado. Aunque he de decir que siento ciertacuriosidad, y no es necesario que los escribas tomen nota de ella, acerca de cómosobrevivieronnuestrostrestestigos,ycuálhasidosuvidaestosúltimoscincoaños.
Mássilencio,hastaquePetruseinclinóhaciadelanteygritó:—¡Contesta!Ilonavolvióahablar.—Losabes,porquefuerontushombresquienesmetrajeronaquí.Dondeerauna
hermana,ahorasoyabadesadeClejani.—Y cuántos secretos ocultan nuestros hábitos, ¿verdad, Reverenda Madre?
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Aunque puede que vuestras cicatrices sean más interesantes que las mías. —Elcardenal se enfrentó al confesionario de la izquierda—. ¿Y el amigo de Drácula?Segúnvuestrahistoriahubiéramossupuestoqueestabasmuerto.Peroevidentementenoesasí.¿Quésehizodelnobletraidor?
LamentedeIon,quehabíaflotadocomounahojadesdequehablódelaúltimaestaca,regresóaloírlapalabra.
—¡Ojaláhubieramuerto!Peroésenoeramidestino.Elmíoeraconvertirmeenelprisionero de Basarab Laiota, enterrado al mismo tiempo que Drácula… peroenterradovivo,comosuhermano.MasadiferenciadeMircea,conairepararespirary así sobrevivir apenas. Olvidado en mi tumba viviente hasta hoy. Y ojalá aúnsiguiera olvidado. —Su voz se quebró e Ion sollozó—. ¡Y si sentís algunamisericordia, volveréis a dejarme allí ahora y dejaréis de atormentarme con estosrecuerdos!
Impaciente,elcondeHorvathydirigiólamiradaalúltimoconfesionario.—¿Y tú, confesor? Poco dijiste durante esta última hora. ¿Puedes satisfacer la
curiosidaddeSuIlustrísimaydejarqueabandonemosestelugar?—¿Quéqueríaisquecontara?MedejaronenPestyDráculasemarchóalaguerra
sinpedirlaabsolución,asíqueignorosusúltimospensamientos.—Pero después de sumuerte viajaste hasta aquí, ¿verdad?, a la cueva de esta
montaña.Norecibiórespuesta.—¡Habla con rapidez! —ladró Petru. Le quedaba una última tarea y tras
permanecersentadotodalanoche,estabaansiosoporrealizarla.—Vineaquí.Elcardenalvolviósucuellogruesoybajólavista.—Unacuriosidadespecialentrelasmuchas.¿Porquéharíaseso?—Porqueconsideréquetalvezaquí,enestelugarqueélamaba,quizápudieraoír
sus últimos pensamientos.—Soltó una carcajada, la primera, un sonido extraño—.¿Yacasonoteníarazón?
—Basta—dijoelcondeentonosecoysepusodepie.Sevolvióhaciaelhombrea su lado. Horvathy estaba más exhausto que nunca, pero sabía que sólo lograríadormirsinfantasmasgraciasalregalodelhombreasulado—.Vuelvoapreguntaros,Ilustrísima:¿hayalgomásalládelasatisfaccióndevuestracuriosidad,algomásquequeréisoír?
Elcardenalmiródirectamentealojo,únicoyllenodeesperanza,delconde.—No—contestó.Horvathy titubeóycontemplóel semblante inescrutabledelhombremásbajoy
másrechoncho.—¿Y podríais decirnos cuál sería vuestra conclusión? —dijo, frotándose la
cuencadesuúnicoojo—.Séqueestanochehemosoídounahistoriaaterradora,perotambiénhemosoídohablardeunpríncipecruzado,unGuerrerodeCristo,matandoa
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sus enemigos bajo el estandarte del Dragón. Muriendo por fin bajo el mismoestandartey aunmatando infieles.Con la exoneracióndelPapaynuestrooroparacontrarrestarlasmentirascontadas,ymitigarlospeoresaspectosdelaverdad,elhijodelDragónpodríavolverasurgir.YentoncestambiénelDragónytodasucría.—Hizounapausayexaminó losojosdelotro,buscandounaseñal—.Bien,Grimani.Miorden,¿seelevaocae?
Elcardenaldirigiólamiradaalcondeydespuésalhombremásjovencuyorostrobrillabaconlamismaesperanzayporfinalostresconfesionarios.
—Nilounonilootro—dijo,ypasóporencimadelgritoahogadoquesiguióasuspalabras,diciendo—:porahora.
Bajódelestradoyseacercóalapuerta,perosedetuvoysediolavuelta.—De verdad, conde Horvathy, no puedes esperar que tome una decisión
inmediatabasadaensemejantesrelatosydespuésdeunanochetanlarga.Ysabesqueenúltimainstancia,nosetratademidecisión.Representoalaautoridad,peronosoysuvozmásaugusta.VolveréaleertodolonarradoaquíestanocheydespuéshablaréconelPapa.Apartirdeesaconversación—dijo,volvióamirarlosconfesionariosehizo la señal de la cruz— ha de venir una absolución.O no. Sólo el Santo PadrepuedeperdonaraunpecadorcomoDráculadesemejantes…pecadosespectaculares.
Horvathyseaproximó.—¿Puedoalbergarunaesperanza?¿Paramí?¿ParalasagradaOrdendelDragón?—Bien—dijoGrimani—,hayprecedentes.Asíquepreparaeloroparatuorden.
Ylaesperanzaparati.Horvathyasintió.Habíahechotodoloposible.—Reuniremos las confesiones y marcaremos las tres con nuestros tres sellos.
Entoncespodréisllevarosuna.YollevaréunaaBudaparaqueseaimpresaensecretoydejaremosunaaquí,dondelahistoriafuenarrada.
—Bien—dijoGrimani volviendo amirar los tres confesionarios—. ¿Y, esto…aquelotroasunto?
—Nosencargaremosdeelloaquí,Ilustrísima—dijoHorvathy,mirandoaPetru.Duranteunossegundos,elcardenallosmirófijamente.—Porsupuesto—dijoenvozbaja—,cadaunoseencargadeloquesabehacer,
¿verdad?—Alzódosdedosunidosydijo—:Dominusvobiscum.—Ehizolaseñaldelacruz.
—Etcumspiritutuo—dijoHorvathy,haciendounareverencia.Conunaleveinclinacióndelacabeza,elcardenalGrimaniabandonólasala.La figura musculosa de Bogdan, el subalterno de Petru, lo reemplazó en el
umbral. Alzó las cejas y Petru asintió. Bogdan le indicó a dos soldados que seacercaran:unoerajovenydispuesto,elotro,mayorynervioso.
Detrás de los guardias había otro hombre. Llevaba ropa muy diferente: undelantaldecuerolocubríadesdelanucaal tobillo.Teníalacaratiznadaysosteníauna espada. La empuñadura del arma estaba a la misma altura que sumentón, la
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puntaestabaapoyadaenelsuelo.Horvathysonrió.—LaGarradelDragón—dijo—,habíaolvidadoquevolvíaaserforjada.Leindicóalherreroqueseacercara,cogiólaespadaconambasmanosylaalzó.—¡Quéarma!—semaravilló,haciendogirarlahojaparaatraparunrayodesol
quepenetrabaatravésdelaaspillera.AltocarlaempuñaduralosDragonesaamboslados parecieron levantar vuelo—. Sabes, Petru, quienes nunca han sostenido unaespadabastardacreenqueserápesadaporquelablandesconambasmanos.Peroestátanexquisitamenteforjadaqueresultaligeraypuedesvolveraalzarlaunayotravez.Puedematarunayotravez.
Lalanzóalaire,larecogióysuspiró.—ConestosolosientoquepuedotomarConstantinopla.—¿Señoría?HorvathymiróaPetru.Elhombremásjovenestirólasmanos.Cuandoelhúngaro
nobajólaespada,Petrudijo:—EslaespadadeValaquia,señoría,yperteneceamipríncipe.Elcondeentrecerróelojo.Despuésseencogiódehombros,bajóelarmaysela
tendióaPetru.Éstelasostuvounossegundosantesdedepositarlaencimadelasillacentral.Despuésleindicóalherreroquesemarcharaycerrólapuerta.
Elcondeinspiróprofundamenteantesdebajardelestrado.—El testamento —dijo, y de inmediato, la cortina que ocultaba al sacerdote
dentrodelprimerconfesionariofueretirada.Laluzmásintensadelasalahizoparpadearalmonje,queyahabíaenrolladolos
pergaminosyloshabíasujetadoconunacinta.Horvathyloscogió.»Graciasportutrabajo.Serásrecompensado.Teruegoquesalgasyaguardesallí.El monje se puso de pie y se colocó ante Petru y sus hombres. El conde se
aproximóalsegundoyaltercerconfesionario,donderepitiólosmismosactosylasmismas palabras. Durante todo el proceso, los tres monjes, al igual que losprisioneros, sólo habían recibido permiso para salir en dos ocasiones, y parecíancansadosyhambrientos.Petruindicólamesamáspequeñaenelotroextremodelasala.
—Allíhaycomidayvino.Servíos.—Losmonjes,vigiladosporlossoldados,seacercaronalamesa.
Horvathyaferrabalostresrolloscontrasupechoconunamano.Conlaotraretirólaprimera cortinaquequedaba. Ionparpadeóy alzóunamanoparaprotegerse losojos de la luz.En el breve tiempo transcurrido fuera de la celda, había recuperadopartedelavisión.Inclusodistinguíalosrostrosdeunsemblante,unóvalobordeadodeluz.
Sindecirunapalabra,Horvathysiguióadelanteydescorrióotracortina.Ilonanoalzó la vista ni abrió los ojos. Sus labios semovieron, pero Horvathy no sabía siestaba rezando o repetía el lamento que había entonado por encima del cuerpo de
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Drácula.Dentro del último confesionario, el confesor de Drácula no levantó la cabeza.
Debajodelacapucha,elhúngarosóloveíaqueloslabiosylabarbillaensombrasdelhombresemovíanensilencio,comolosdelaabadesa.
Titubeóuninstanteydespuéssediolavueltaydejólostestamentosensusilla.AgarróaPetrudelbrazoylocondujohastalapuerta.
—Hazloquehasdehacer—susurró.—Yo…—Elhombremás jovenmirópor encimadel hombroy se recorrió los
labios con la lengua—. Sólo lo lamento… por la mujer—masculló—. Parece unpecado.
—Has oído su confesión. Sus pecados son innumerables—dijo el conde y leapretóelbrazo—.Yrecuerdalosiguiente:todosnuestrospecadosseránperdonadosdurantelacruzada.CuandoelDragónylaCruzvuelvanaondearjuntasybarranalInfieldelosBalcanes.
Petrutragósalivayasintióconlacabeza.—Loquehedehacer—repitió.Horvathcogióelpomodelapuerta…peroPetru
impidióquelaabriera—.¿Notequedarás,señoría,parasertestigo?Horvathy lo miró a los ojos y allí vio el deber, cierta aprensión pero también
ansia. Petru había cumplido con los extraños deseos de su voivoda conescrupulosidad y lealtad, pero el húngaro sabía que también quería pertenecer a laOrdendelDragón,sirecuperabaelpermisoderesurgir.Ysiresurgía,sitodoloquehabíanhechoallíesanochetuvieraéxito,seríaunabuenaideadisponerdeunDragónquecomandaraunpuesto fronterizo tanvaliosocomoPoenari en lacruzadaque leseguiría. El joven spatar había demostrado su capacidad organizativa, pero ¿eracapazdematar?Merecíalapenasaberlo.
Horvathyretirólamanodelpomo.—Me quedaré. ¡Pero date prisa!—dijo, y recogió los rollos de pergamino—.
ÉstoshandeestarfirmadosyselladosantesdequeGrimanilleveunoaRoma.Yelitalianoestáansiosopormarcharse.
Petruasintió,cerrólapuertaycontemplólosconfesionariosysustressilenciososocupantes.Después dirigió lamirada al otro extremode la sala, donde losmonjescomían,observadosporlossoldados.
—Bogdan—lollamó,ycuandoelhombrelomiró,alzólamano.Pasó con rapidez sin mucho sufrimiento, juzgó Horvathy. Observaba los
confesionariosparaversiquieneslosocupabanreaccionabananteelruidorepentino,el grito ahogado, el curioso sonido delmetal contra la garganta, el boqueo.Nadieparecíaoír,selimitabanaseguirconloqueestabanhaciendo:murmurando,mirandofijamente.Cuandovolvióamirar,losguardiasestabanjuntoadoscuerposqueaúnseagitaban, mientras que Bogdan se agachaba para levantar la losa junto a la paredmedianteunaanillademetalintroducidaenlamisma.PetruyHorvathyobservaroncómo se agachaba, arrastraba algo y lo empujaba. El cuerpo del primer monje
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desapareció con rapidez. El hombre cuya confesión habían oído esta noche habíaconstruido el desagüe por encima del precipicio, para deshacerse de lamugre.Nocabía duda de que también había servido para deshacerse de otros cuerpos. Aúnservía.
Cuando el último cuerpo desapareció—un brazo agitado parecía despedirse—,lossoldadosseacercaronaPetru.
—Venid—dijoysuvozsequebróalacercarsealosconfesionarios—.Venid—repitióentonomásfirme—.Lostreslohabéishechomuybien.Lacomidaosesperaenelotroextremodelasalayunlugarconfortableparadescansarunosdías.Despuésregresaréis a vuestras casas. Aunque tú, Ion Tremblac, dispondrás de un lugar dehonor junto a un hogar en Suceava. —Las mentiras tranquilizaron a quien laspronunciabaysuvozsevolviómásfuerte;inclusosonrió—.HabéishecholatareadeDiosestanocheyestedía.Venid.
Dentro de su confesionario, Ion no pareció oírlo, parecía contemplar formasdibujadasenelinteriordesuspárpados.Petruasintióconlacabezayeljovenguardialoarrastró fuera.Permaneciócolgadode subrazoporque suspiernasdébilesno losostenían,yelsoldadodejóquesedeslizaraalsuelo.
Ilonaselevantósinlaayudadenadie,permaneciódelantedelconfesionarioysevolvióparacontemplaralhombreasuladoporprimeravez.Suvoz,sullanto,surisadementelahabíanpreparadounpoco,peronoparaeldespojoqueahoraveía.
—Oh, Ion—murmuró, se arrodilló y lo abrazó.Las lágrimas escaparonde susojoscerrados.
—Y tú, ermitaño… Padre—se corrigió Petru. El hombre que había creído undemente solitario antaño había sido un sacerdote.Como la abadesa, era unmotivoparaquematarlofueramásdifícil.
Elermitañonosemovió,manteníalacabezagachayloúnicoquedejabaverlacapuchaerasumandíbulaysuboca.Sonreíaligeramente,yentoncesPetrurecordóaldementeynoalsacerdote,ydijoentonomásbrusco:
—Poneosdepie.—Irritado,sevolvióylehizoseñasaBogdan,quediounpasoadelante.
Peroentonceselermitañosepusodepie,diounpasodetrásdelconfesionarioypermanecióallí,taninmóvilcomocuandoestabasentado,conlacabezagachaylasmanosquietas.
«Seríamejormatarlosdondehanmatadoalosmonjes»,pensóPetru.Inclusoencasodenousareldesagüe—porquenopodíancorrerelriesgodequeestoscuerposfueran encontrados— eramejor que lasmanchas de sangre permanecieran en unazona.Además,allíjuntoalestradoeradondecenabany,desdesuembarazo,sumujersentíanáuseasconmuchafacilidad.
—Venid—dijoPetru,recuperandolacalma—,acompañadmealbanquete.Elhombrelossiguió.Ionhabíaempezadoaarrastrarse.Bogdanloagarródeunbrazoyelotrosoldado
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lo agarró del otro. El tercero caminaba junto a Ilona y Petru vio que el joven yansioso imbécil ya había desenvainado su puñal. No asustabas a los animales quellevabasalmatadero,yesoeradoblementeciertoenelcasodeloshumanos.
Entonceselermitañohabló.—Esperad—dijo.Hablóenvozbaja,perotodoslooyeronysedetuvieron.Horvathy,depiejuntoalapuerta,seenderezó.Enmediodelsilencioquereinaba
en la sala, el único ruidoproveníadel exterior, de loshombresquepreparaban loscaballosparalapartida.Ymásallá,elgraznidodeunúnicopájaro.
—Cri-ak,cri-ak.Elermitañosevolvióhaciaelgraznidoydespuésvolvióagirarsecuando,trasun
gestodePetru,elguardiamásviejoabandonóaIonyseacercó.Elhombrenoeratansutilcomosucomandante.
—Vamos,tú—ladróyestiróelbrazo;despuésdiounpasoatrásybajólavista—.¿Qué…?—exclamó, desconcertado, y entonces de pronto se sentó con unamanoaferrandoelpuñalqueteníaclavado.
El ermitaño lo rodeó. Había ocurrido con tanta rapidez que ninguno de losguardias comprendía lo que habían visto. El primero en reaccionar fue Petru.Desenvainólaespadaygritó:
—¡Detente!—Ydiounpasoadelante.PeroelermitañoseagachópordebajodelaceroyforcejeóconPetru:lemetiólamanoizquierdaenlaaxila,leaferrólamanoque sostenía la espada con la derecha y la retorció. Petru gritó de dolor y soltó laespada.Elermitañolarecogióyahoralaespadaapuntabaendirecciónopuesta.
Losdemásentraronenmovimiento.ElguardiamásjovenderribóaIlona,diounbrincoycogiólaballestacargadaconunaflecha,siempredispuestaparadefendersedeunataquerepentino.LaagarróyBogdanchilló:
—¡Suéltalo!—desenvainósuespadayavanzó.PeroelermitañoclavóelhombroenelpechodePetruysevolvió.Laespadaaúnapuntabaendirecciónopuesta,peroBogdan no lo vio ni pudo hacer nada para evitarlo. Su jubón de cuero no logródetenerelaceroysoltóunalarido,setambaleóhaciaatrás,cayóaferradoalarmadelacualelermitañohabíadesprendidolasmanos.
Petruseagitóycasilogrózafarse.—No—aullócuandoelguardiaapuntóconlaballestaysoltóelgatillojustoenel
instanteenqueelermitañodiounpasoatrás,abrazadoaPetru.Laflechaleatravesólagargantayacabóconsuvida.El ermitaño dejó caer al spatar moribundo, que aterrizó cerca de donde yacía
Bogdan.Lasmanosdelsubalternoestabanaferradasalrededordelaempuñaduradela espada cuya hoja sobresalía el largo de un antebrazo de su espalda, como si nosupiera si arrancársela o no.Entonces, antes de que pudiera elegir, cayó de lado ycerrólosojos.
Elermitañodirigió lamiradahaciaatrás.Elprimerguardiaaúnestabasentado,
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pero tenía los ojos cerrados y ya no se debatía. El guardiamás joven dejó caer laballesta,diounpasoatrás,comprendióqueallínohabíasalidaeintentóavanzar.Peroelermitañoavanzóunpasoyrecogióelpuñalqueel jovendejócaerparacoger laballesta.
—¡Ayuda!¡PoramordeDios,quealguienmeayude!—aullóeljovenmirandoaHorvathy.Peroelcondenosemovió,nopodía.Ylosqueestabanarribaseguramenteesperabansemejantesgritosyhacíancasoomiso.Cuandollegóhastalaparedopuestayamedidaqueelermitañoseacercaba,elguardiacomprendióquesólolequedabaunlugary,lanzandounúltimogritodesesperado,searrojóaldesagüe.
Elgritoseprolongómientraselhombrecaíamontañaabajo;despuésdeprontoseinterrumpió. El ave volvió a soltar un graznido y ése también se interrumpió. Yentonceslascuatropersonasqueaúnestabanconvidasemiraron.
—¿Quién…?—susurróIon,aunquelosabía,nopodíacreerquefueraverdad.Horvathy también lo sabía.De repente, clara e indudablemente.Y fue él quien
musitóelnombre.—Drácula.—Sí—surgiólarespuestabajolacapucha.—No—dijoHorvathy,dejandocaerlospergaminos.Sólollevabaunpuñalenla
cinturay,despuésdeloqueacababadever,noparecíasuficienteycorrióalestrado,alasillacentral,alaespadaapoyadaenlosbrazos.Lacogió,sevolvió…
YseencontróconDrácula.—Esoesmío—dijoconsuavidad.Horvathyalzólaespada,laalzóhastaquelapuntaestuvoaunpalmodelrostro
delotro.—No…—susurró.—¿Quenocojaloqueesmío?—dijoDráculayseacercó.Horvathynopudogolpear, arremeter, cortar.Sólopudoclavar lamirada en los
ojosverdesyenrojecidosdelotro,observarcómoalzólasmanosylequitóelarmaalhúngaro.
Drácularetrocedió,alzólaespada,ylaexaminó.—ElherrerodeCurteadeArgeshahechounbuentrabajo—sonrió—.Yahora
vuelvoasentirmeentero.EchóunvistazoaHorvathyyelhúngarovioloqueesperabaverenlafijamirada
verde:lamuerte.Alverla,eltemorloabandonó.Sesintiótranquiloydijo:—Hazloquehasdehacer,Drácula,puesmeenvíasjuntoamimujer.PeroDráculanegóconlacabeza.—Mehandichoquetumujereraunamujerpiadosa,condeHorvathy.Seguroque
estásentadaaladerechadeDios,mientrasquetudestinoesotro:eldeesecírculodelinfiernoreservadoalostraidores.
Eltemorregresó.Horvathylevantólamano.—HermanoDragón…—dijo.
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—Yamehasllamadoasíenotraoportunidad—dijoDrácula.Elgolpe fue rápido,desde arriba.La espada le atravesómediocuerpoantesde
que el conde cayera de rodillas, sólo sostenido por el acero. Pero su único ojopermanecíaabiertocuandoDráculalomiró.
—Ynosoytuhermano—mascullóyarrancólaespada.Despuéssevolvióparamiraralasdospersonasquepermanecíanvivas.
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52Deentrelosmuertos
PorfinIonveíaconclaridad,peronopodíacreerloqueveía.Sólohabíaconocidoaun hombre capaz de matar como había visto matar a esos cuatro hombres. Esehombreestabamuerto.Ionhabíavistosucabezaclavadaenunaestaca.
Entonces comprendió. Quienquiera que depositaba la espada encima de losapoyabrazos y se acercaba hacia él era el varcolaci: el que no había muerto,levantadodesutumbaparadevorarlacarnehumana.
Perolamanoqueseapoyóensuhombroparecíareal,aligualquesustresdedos,elpulgaryelmuñón.Laapretóconlasuyaymurmuró:
—Vlad.—Sí—contestóDrácula, alzandoaldébilprisionero,medio llevándolohastael
confesionarioydepositándoloallí.—¡No!—Ilona lloraba al aproximarse—. ¡No! ¡Es imposible! ¡MadredeDios,
protégenos, pues tú estásmuerto! ¡Muerto!Yo te enterré.—Soltó un último grito,corrió hacia él y retiró la capucha… y se quedó boquiabierta. Porque no era uncadávervivientearrancadodelamortajaqueellacosióquienlamiraba.
El rostro no estaba podrido, ni comido por los gusanos. Era más viejo, másarrugadoytodoloqueellahabíaconocidocomonegroerablanco:elpelo,lascejas,labarba,peroerasurostro,nocabíaduda.YdeprontoIlonasupoqueaquélnoeraningún monstruo nocturno sino un hombre de carne y hueso, el que ella siemprehabíaamado.
—Teenterré—volvióasollozar.Dráculabajólamirada.—Enterraste a mi hijo. Fue su cabeza la que se pudrió en la estaca, en las
murallasdeConstantinopla.—¡No!—dijoIon—.Vicomotederribaban…—Visteaunenormeturcocercenarunacabeza.Peronovistealqueestabadebajo
delcascodelturco:alNegroIlie,aquienlanocheanteriorlepedíquesevistieradeturco,quemehicieraeseúltimofavor.
Ilonasetambaleóhaciadelantehastadejarsecaerenelasientodelconfesionario.—¿Matasteatupropiohijo?Dráculaseencogiódehombros.—No.Muriócomoquiso,enlabatalla.Porunacausa,lacausadesupadre.—Pero¿porqué?—preguntóIon—.¿Porqué?—Porque decidí vivir… decidí comprobar cómo sería una vida que yo podía
controlar.Mireino,unacueva.Miúnicocriado,unhalcón.Yfuebueno.Duranteuntiempo.
—¿Duranteuntiempo?
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—Sí.Después…despuésfuiavenderunpichónenlaFeriadeOtoñodeCurteadeArges,comosiempre.Unborrachoempezóaleerunpanfletoenunataberna,másmentirasbasadasenalgunasverdadesdemivida.Otroslohicieroncallar,porqueéstaesmipartedelpaísysusgentessiemprehanamadoalosDraculesti.Peropenséenlosdemás,enloslugaresenlosquejamáshabíanoídohablardeValaquia,riendoensus palacios, sus tabernas, sus casas. Y comprendí que esas… historias no sóloestaban condenando mi nombre, condenaban la Orden a la que pertenezco,despuntando lo que había sido la punta de lanza de la cristiandad. En vez de uncruzado,mehabíaconvertidoenunmonstruo,enalgopeorquecualquiertraidor.
Ionseestremeció.PeroDráculamirómásallá,alcharcodesangrecadavezmásamplioconelhúngaromuertoenelcentro.
—Quería lomismo queHorvathy, unDragón resurgido. Quería quemis hijos,cuandosehicieranmayoresdeedad,cabalgaranconorgullobajosuestandarteyelnombre de su padre. Pero no sabía si lo que yo quería era posible. Estaba…confundidoporlasmentirasdichas,yanosabíaquiénera,quéhabíasido.Asíquelespedí a quienesmejorme conocían que confesaran. Y a quienes sacarían elmayorprovecho,quemejuzgaran.
—¿Confesar?—dijoIon—.Jamáshubounconfesor,¿verdad?—Sólo una vez, enTargoviste, esa noche cuando…—Dráculamiró a Ilona—.
¿Dequéhubieraservido?Ningúnhombrepodíajuzgarmisactosymismotivos.SóloDios.
—Asíquetodoesto…—Ionseaferróalconfesionario,¿lodispusistetú?—ConservéelsellodelvoivodadeValaquia,asíquepodíaconfeccionarcualquier
documento.ConocíalossistemassecretosdelosDragonesdeshonradosyteníaelorosuficiente…porque hace cinco años que entreno y vendo azores. Es bastante fácildisponer estas cosas… cuando conoces tanto el hambre como el terror de loshombres.
Fuera,aúnseoíanlosruidosdelapreparacióndelapartida.Dráculaescuchóunmomento.—Nosésiserásuficiente.ElcardenalllevaráeltestimonioaRoma,juntoconsus
opiniones.AlomejorelPapaconsideraráqueresultaprácticoredimiraestepecador,que su nombre y su Orden vuelvan a surgir. Quizá no. No es algo que puedacontrolar.Hehechotodoloquehepodido.
—Pero¿cómoexplicaránesto,príncipe?—dijoIlona,indicandoloscuerpos.—¿Una pelea por el botín?—dijoDrácula esbozando una sonrisa—. ¿Por una
espada,talvez?—SeñalólaGarradelDragónapoyadaenlasilla—.¿Húngaroversusvalaco, romano versus ortodoxo, como siempre,mientras el Turco se regocija?—Dráculaasintió—.Peronosotrosnoshabremos idoycreeránqueestamosmuertos,comolosescribas.Porqueestecastilloyestahabitacióndisponendeotrassalidas,ysóloyolasconozco.
Sedirigióalapuerta,pasandojuntoalcadáverdelcondeydelcharcodesangre,
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ydescorrióelcerrojocorridoporPetru.—Prontovendrán—dijo—.Yquerrán…¡esto!—Seagachóyrecogióunodelos
pergaminos—. «La última confesión de Drácula». ¿Creéis que resultaría un buenpanfleto? ¿Que la gente asustará a sus hijos para que se duerman, contándolesmiverdaderahistoria?Quizánoeslobastantesangrienta,¿eh?—dijo,sonriendo.
Se oyó el grito de un ave cazadora. Drácula dejó el pergamino en una silla,introdujo la mano debajo del jubón, extrajo un guante y se lo calzó en la manoizquierdamutilada.Despuésseacercóalaaspillera,seasomóysoltóungritosonoro:
—¡Cri-ak!¡Cri-ak!—Ymetiólamanoenlaaspillera.Todosoyeronloquepodíaserunecoperoeraunarespuesta.Dráculaseinclinóy
despuéssedeslizóhaciaatrás.Ensupuñoestabaposadounazor.Elaveparpadeóalveralosdemásyestiróelcuelloparadevorareltrozodecarne
queDráculasacódeunbolsocolgadodesucintura.—Preciosamía—susurró,ydespuésalzólavistaporqueIlonaseponíadepie.—Antañomellamasteasí.Ahorayanopodrías.Élmirócómoseacercabacojeando.—Paramísiempreseráshermosa,Ilona.Iontambiénsepusodepieysearrastróhaciadelante.—¿Y yo, príncipe? ¿Aún soy tu siervo? ¿O acaso sólo seré tu traidor, ahora y
siempre?—No,Ion.Comoesperoquemeperdonen,hedeperdonar.Hicisteloquetenías
quehacer.—EchóunvistazoaIlona—.Poramoryporodio.Perosiemprefuisteyeresmiúnicoamigo.
Ionseapoyóen lamesay logróerguirseamedias.Ahorasediocuentadequerealmenteveíamejorporquedistinguíarostroscomosilosvieraatravésdelabrumae incluso distinguía el color de sus ojos. Los de Ilona, que lo habían hechizadodurantetantotiempo,aúndecolorcastaño.Losdelazor,rojos.¿YlosdeDrácula?Sesorprendióalverqueyanoeranverdessinorojoscomolosdelazor.
—¿Yahora,qué?—dijo.Dráculaalzólaotramano.—Escuchad—dijo—.¿Losoís?Inclinaronlascabezasyoyerongritosyunrelincho.—¿Oírqué,príncipe?—LascampanillasdelestandartedeMehmet.Haizadosutugdepelodecaballo
antelosmurosdeConstantinopla.Marchaalaguerra—dijo,volviéndosehaciaIon—.¿Recuerdasnuestrapartidadejerid,Ion?¿LoqueapostamoselTurcoyyo?
Ionserestrególosojos.—No…Espera,¡sí!Apostastetuprepuciocontra…unave,¿verdad?—Unhalcón.YMehmetnuncarespetóunaapuesta,asíquehallegadolahorade
obligarlo a respetarla—dijo, se inclinó hacia delante y sus ojos rojos brillaron—.Mehmetmedebeunhalcón.
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Epílogo
Gebze,Anatolia,cercadeConstantinopla,cuatrosemanasdespués
Durantemuchorato,elsonidoeraimposiblededistinguirenmediodelrugidobajodecampamentoturcopreparándoseparapasarlanoche.Inclusoseoíanotrosgritos.Deburrosycaballos,decamellosyhombres.Perocuandoelhombrecuyooficioeracoser cuero atravesó lentamente la red cadavezmás gruesa formadapor las sogasquesosteníanlastiendas,losruidosempezaronadesvanecerse.Máscercadelcentro,loshombresmascullaban,peropara sus adentros, raravezentre ellos,mirabanporencima del hombro y gesticulaban como queriendo alejar el sonido cada vezmásintenso a medida que el hombre se aproximaba: los aullidos de agonía de otrohombre.Máscercadelcentro,loshombresmirabanhaciaéste,depieoencuclillas,lamayoríaderodillas,algunosensilencio,otrosmurmurandoplegarias.
Nadieleprestómuchaatenciónalbajoyayaysutúnicaremendadaymanchadadebarro,suturbantedesteñido,barbaralaypiesdescalzos.Nollevabaunarma,sólounpequeñosacocolgadodelhombroconmuchosde los instrumentosde suoficiopegadosalexterior:agujasdehuesodetodoslostamaños,ovillosdepelodecamello,tiras de cuero y un punzón de acero, Si alguien lo hubiera mirado con mayoratención,habríavistoquedelsacogoteabaunlíquido,peronadielohizo.
Le resultó más fácil que la última vez que intentó acercarse al sultán. Ahoraatravesó elmismo orden que antaño: líneas de asaltantesgazis yakincis entre lospabellones cada vez más espléndidos de los belerbeys, alrededor de los pequeñosconos de cuero en los que dormían los jenízaros. Tomó nota de algunos de susestandartes: la torre, la rueda, el medio sol, incluso el familiar elefante de ladecimoséptima orta. Cuando vio la amarilla oriflama del ala izquierda supo queestabacerca.Aunqueelsilenciodelosguerrerossipahistambiénselohubieradicho,ademásdelosespantososalaridos,queahoraestabanmuypróximos.
Noeraunhombredegranestaturayaquellosentrelosqueseabríapasoeranlaélite del ejército turco,muchomás altos que él, así que tuvo que pasar entre ellosantesdeverloquesusoídosledecían,unsonidosuaveocultodebajodelotromásfuerteyterrible.
Atravesó la última hilera de guerreros y allí estaban: las campanillas querepicabanenel tugdel sultánpordebajode lasseiscolasdecaballo.Elestandarteestabadelantedeunpabellónidénticoalquehabíaprendidofuegohacíaveinteaños.
Nadie lo detuvo cuando avanzó hacia las puertas escalonadas, aunque losguerreros lo rodeaban con las espadasdesenvainadasy los arqueros solaksestabandispuestos a disparar sus flechas. Nadie se movió, porque todos sentían que si lohacían,elequilibriodelmundopodríacambiarysusultán,elMuyElevadoMehmet
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elConquistador,serendiríaantelosdemoniosqueledestrozabanlastripasymoriría.Asíquesinquealguienseloimpidiera,Dráculalevantóelbordedetelayentró
enelpabellóndelsultán.Accedióaunmundodiferente,porqueenéstehabíamovimientoyruidos,ensu
mayoríaprocedentesdeldivánsituadoenelcentrodelainmensatiendaydelhombrequeseagitabaencimadeaquél.Hombresvestidosdeblancoconlasfajasvioletasdelosmédicostratabandeintroducirunlíquidoenlabocadelenfermo.Peroelsultángritaba,unamezcladeobscenidadyplegaria,ehizocaerlacopaqueletendían.Lesirvieron otra y Mehmet tragó un poco de líquido y después un poco más, sedesplomó contra el diván, un poco más tranquilo pero aún pataleando, como siquisieraescapardellechomanchado.
Los alaridos se habían reducido a un gemido; los médicos retrocedieron,secándoseelsudordelafrente.Unhombrealto,vestidoconlaselegantesropasdeunvisir,aunqueinclusoéstasestabanmanchadasdeamarilloymarrón,apartóaunodeellosymasculló:
—¿Quémás,HekimYakub?Elmédicosacudiólacabeza.—No lo sé. Fui llamado muy tarde e ignoro lo que mi estimado colega
HamiduddinalLarilehaadministrado.—Estimado gilipollas—siseó el visir—.Le arrancaré sus tripas de follador de
camelloshastaquemelodiga…silogroencontrarlo.¿Creesqueesveneno?—Quizá.—¿Cuántotiempo?—Nolosé.Elvisirmaldijoenvozbaja.Despuésalzólavistaycontemplólosrostrosdelos
sirvientes,esclavos,soldadosymédicos.Unosveintehombresqueledevolvieronlamirada.
—Nadiehadeabandonarestatienda.Niunapalabradeestohadesalir.SisuhijoBayezidseenteradeestoantesdequelogrecomunicarmeconelpríncipeCem…—dijo,recorriendocadarostroconlamirada;yentonces,alveraDrácula,exclamó:
»Portodoslosdiablos,¿quién…?¡Agarradlo!—rugió.Vladlanzóelsacoaunladoantesdequeloscuatrohombresseabalanzaransobre
él, cada uno agarrara un miembro y lo arrojara al suelo. No se resistió. No teníasentido…ynohabíaacudidoparaeso.
—Traigo laLuzdelMundo,Excelencia—dijoDrácula con el deje durode uncampesinoturco—.Sólocreceenunvalledelmundo.AlotroladodelDanubio,enValaquia.
El visir lo miró fijamente, boquiabierto. Todos sabían que Mehmet era unaficionadoalajardinería,sumaneradedefendersedeldesastre.Pero¿ahora?Porfinencontrólaspalabras.
—¿Qué?¿Dicesqueletraes…unaflor?—Miróentornoysoltóunchillido—.
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Esunmentiroso,unlocoounespía.Hacedlecortes,unoenlosojos,otroenlasbolasyotroenelcorazón,ydespuésarrojadsucadáveralosperros.¡Ahora!
Los soldados lo obligaron a ponerse de pie y empezaron a arrastrarlo hasta laentradadelatiendacuandoelvisirrecordólodichoyrugió:
—¡Imbéciles!Dijequenadiedebíasalir.¡Hacedloallí,enaquelrincón!Dos lo mantuvieron erguido, dos sacaron los puñales y entonces una voz,
debilitadatrastantogritar,susurródesdeeldiván.—¡Espera!TodossevolvieronaexcepcióndeloshombresqueaferrabanaDrácula.—¡Amo!—Elvisirseacercóaldiványsearrodilló—.Hasvuelto.—Traedloaquí—musitóMehmet.—¿Aquién,amo?—Alquetrajoelregalo.El visir se encogió de hombros, desconcertado, se volvió e indicó que se
acercaran.Drácula fue arrastradohacia el diván, unhombre aún lo agarrabade unbrazoacadalado.Yentoncesbajólavista…
La última vez que vio aMehmet fue hace veinte años, aquella noche en otratienda,enotropaís.Enaquelentoncesamboseranjóvenesysosteníanespadas.Sabíaloquelosañoslehabíanhechoaél…perohabíansidoaúnmenosbondadososconelsultán. Años o enfermedades, o ambas cosas. El cabello rojo había desaparecidoexcepto por un mechón por encima de cada oreja. La piel de color bronce ahoraestabapálidayamarillenta.Yelcuerpoágildeljugadordejeridsehabíaconvertidoenunamasablanduzcaehinchadatumbadaensábanasdesedamanchadasdesangreyexcrementos.
Perosumiradaeraclara.Miróalcampesinoyasintióconlacabeza.—¿Quémehastraído?—Estáallí,SeñordelHorizonte.Enmisaco.—Traedlo.LosguardiasaúnaferrabanaDrácula.Otrofueabuscarelsaco.—Abridlo—suspiróMehmet,yunespasmolosacudió.El guardiametió lamano en el saco con cuidado—todos sabían que el sultán
amaba las plantas ymás de un guardia había sido despellejadopor su torpeza—yextrajounapequeñabolsadetelallenadetierrahúmeda.Enelcentrohabíaunaflordiminutaysuspétalosdecolorlilaestabanplegados.
—¿Quées?—susurróMehmet.—Esunazafrándeprimavera.Seacabadeabrirenelvalledelqueoshablé,al
otro ladodelDanubio.Aquí,bajoel sol,volveráaabrirseymostraros sus lenguasamarillasycarmesíes.Enlatínsellama«pallasii».
Elvisiryelmédicoobservaronalcampesinoparloteandolatín.Mehmetclavólamirada en la planta durante mucho rato y después en el hombre que la trajo. Sevolvió,vomitóunhilillodebilisverdeydespuésgraznó:
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—Dejadnos.—¿Quieresque lomatemosen tupresencia,amo?—Elvisir levantóunamano
paraindicarquelohicieran.—Él no. Todos vosotros, marchaos. Él no. ¡Todos… vosotros! —Mehmet se
incorporó con los ojos brillantes de furia y después cayó hacia atrás y su enormevientreseagitó.
—Nadie se alejará más allá de las puertas —siseó el visir. Uno por uno, loshombressalierondelatienda.Elvisirlanzóunaúltimamirada,sacudiólacabezaydesapareció.
Sequedaronasolas.Silencioenelexteriordelatienda,ytambiénensuinterior,a excepción de los ruidos de las tripas de Mehmet y de sus piernas rozando lassábanas. Ambos hombres se miraron fijamente y entonces Mehmet rompió elsilencio.
—Drácula—dijo.Elpríncipe se sobresaltó.Noesperaba ser reconocido,porque siMehmethabía
cambiado, él también.Y no disponía de ningún plan, a excepción del azafrán y elamordeMehmetporlasplantas.Lohabíadejadotodoenmanosdelkismet,delsuyoydeldeMehmet,quedealgúnmodoeraelmismo.
—¿Mereconoces?—Séquiéneras.Séqueestásmuerto,asíqueséquehasvueltodelmásallá.Con
unmensajeparamí.Dráculaseinclinóhaciaabajo.—No,MehmetCelebi—dijo,empleandoelnombreantiguo—.Estoyvivo.Note
traigoningúnmensajedelosmilesquehasmatado.—¿Yquédelosquematastetú,Drácula?Matastetantoscomoyo,¿verdad?,atu
manerayentupequeñopaís.Hevistotuhileradeestacas.—Unespasmovolvióasacudirlo,yseinclinóparavomitar.
—Meencontraréconellosbastantepronto,Mehmet,pero tú teencontraráscontusvíctimasantesqueyoconlasmías.
Mehmetsoltóalgoparecidoaunacarcajada,queseconvirtióenunataquedetos.Peroserecuperóyalzólavista.
—¿Acaso crees que será otra cosa que la bendición de Alá cuando llegue mimuerte?—dijo,clavándolelavista—.Asíqueestásvivo,¿eh?Notengotiempoparaasombrarme,sóloparapreguntarteporquéestásaquí,Empalador.
Dráculasonrió.—Hevenidoaporelhalcónquemedebes…Conquistador.—¿El…halcón?—Lo que apostamos durante nuestra partida de jerid. Mi prepucio contra tu
pájaro,Sayehsade.Yogané.Medebesunpájaro.—¿Sayehsade? Hija de las sombras.Mi preciosa.—Mehmet puso los ojos en
blancoysuvozeraungraznido.Despuésgritó—:HaceveinteañosqueSayehsade
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hamuerto.—Entoncestomaréotro.Ambossemiraron.DespuésMehmetgesticulóhaciaunlado.—Bajo el diván. Un cajón. Ábrelo. —Drácula lo abrió—. Allí hay un objeto
negro,deónice,conmitugragrabada.—Sí.—Sóloyoymijefedehalconerospodemosusarlo;selodamosaalguienquenos
sirve para que nos traiga un halcón, un halcón que nosotros le decimos que elija.Tómalo,puedeselegirelquequieras.PerotediríaquepidasaHama.
—«¿Elavequetraealegría?»—Dráculaasintió,recogiendoelobjeto—.¿Ymelatraerá?
—Es joven y feroz y sólo está entrenada a medias, pero creo que si lograssometerla a tu voluntad,matará para ti como ninguna otra… desdemiSayehsade.Perotendrásqueesforzarte.¿Disponesdeltalentonecesario?
—Puede ser. Ojalá pachá Hamza regresara de ultratumba para ayudarme aentrenarla.Eraelmejorhalconeroquejamásheconocido.
—¡Hamza! —El nombre brotó junto a otro espasmo. Mehmet se oprimió elvientre,susentrañasseagitabanbajosusdedos—.Túlomataste.
—Sí.Loamabaylomaté.TúamabasamihermanoRaduylomataste.—¡No!No lo…—De repenteMehmet se encogió aullando de dolor. Después
recuperóelcontrolyaferrólamanodeDrácula,ladelostresdedosquesosteníaelobjeto negro, y lo atrajo hacia sí hasta que sus caras casi se tocaron. El príncipepercibíaelpestazodelastripasdelsultányeltormentoasomadoasusojos.
»Elavetieneunprecio,hijodelDragón.Aunquenolocreas,porquehasesperadotodatuvidaparapagarlo.Mátame—siseó—,mátame.
Dráculaclavó lamiradaen ladelotro.A lo largode losaños,habíaclavado lamiradaenmuchasotrasde losqueestabanapuntodemorir.Enunaestaca.Por laespada. Solía saber cuánto le quedaba de vida a un hombre y vio que aMehmetaún…lequedabaunpoco.
—Eslaotracosaquevineahacer,Mehmet.Quitartelavida,sipodía.Morirfelizenelmismomomento.Y tienes razón,hesoñadoconellocasidesdeelprimerdíaquenosvimos.Casitelaquitoantes,eldíaqueperdíesto—dijo,sedesprendiódelamanodelsultányelevólasuya,mutilada—.Ysinembargo,alvolveraverte…creoquesólotomaréloquemedebes—dijo,sonriendo.
Resultaba difícil comprender lo que Mehmet gritaba cuando sus médicos,sirvientesyoficialesentraroncorriendo.Eraconfuso:elnombredeunviejoenemigomuerto gritado una y otra vez. Hakim Yakub se lo adjudicó al opio, pero leadministró un poco más aunque comprobó que el efecto era cada vez menor. Siduplicabaladosis,Mehmetpodíamorir.Seríamisericordioso.Perounonomataaunsultán,nosiquiereseguirconvida.
Pasó unmomento antes de que el visir recordara al campesino, pero no estaba
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oculto en el pabellón y no había pasado junto a los guardias. Un registro másminuciosorevelóunpequeñocorteenlalonacercadelsuelo,delladooccidentaldelatienda.Elvisirsedisponíaamandarqueregistraranelcampamento,perodespuésrecordóquenadiedebíaabandonarelpabellóndel sultán;nadie sabíaqueMehmetagonizaba.Tendríanqueesperarhastaquemuriera.
Encuantoalcorte,alguienlocosería.Habíamuchoshombresquepracticabaneloficiodelacostura.
EsperandoaDrácula.A Ion le pareció que se había pasado la vida esperándolo. Nunca esperaba
volverloaverysesorprendíaalverlo.Ahoranosuponíaquelovería.Elpríncipenolehabíapedidoqueloacompañara
en esta última incursión contra el Turco. Ion había insistido. Debido a su vistaafectada por la prisión y sus piernas aún débiles no resultaba el mejor de losguardaespaldas,peropodíaseruntestigo.
Desde la roca bajo la cual se cobijaba, veía que las sombras cubrían una zonacadavezmásgrandedelvalle.Dijoqueregresaríaconlacaídadelsol.
—Sinohellegadoparaentonces,todoestádecidido.Mehmetsiguevivo,talvezambos estemosmuertos.Yo lo estaré, con toda seguridad—había dicho—.Dile aIlona…—despuéssonrió—,quemorícomounleón,nocomounasno.
Ion escudriñó el valle, peronoveíamucho.Veíamejor de cerca.La ciudaddeGebze era una sombra a la izquierda, el campamento turco formaba una muchomayoraladerecha.Serestrególosojos…
Y uno de los caballos soltó un relincho de advertencia. Ion agarró el arco.Cualquierexploradorakinciquelodescubrieraseríaunaimagenborrosa,peronolosabría.
—¿Quiénva?—exclamó.—Soyyo—dijoDrácula,acercándosealaroca.—Hasregresado—dijoIon,bajandoelarco.Noseleocurrieronotraspalabras.—Sí—dijoDrácula,poniéndoseencuclillas.—¿YMehmet?—Mehmetestávivo.—Ah.—Siempre había sido un sueño delirante. Nadie lograba acercarse a un
sultán a menos que así lo ordenara, para ser castigado, por placer, para obedecer.Escudriñóelrostrodelpríncipe,aestadistancialograbaverlo.Losojosverdes-rojoseran inexpresivos. Ion supuso que durante la larga caminata de regreso habíaenterradosudesilusión.
EntoncesviolasombraposadaenelbrazodeDrácula.—¿Quéeseso?—exclamó,aunqueloveía.—Ésta—contestó—esHama.
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—¿ElhalcóndeMehmet?—No.Elmío.Ionseacercóyviounlomomarrónoscuro,unpechoblancoconmanchaspardas.
Elaveteníalacabezacubiertaperolopercibióyextendiólasalas,agitólacabezaysoltóunchillidoáspero.
—Esunabelleza—murmuróIon.—Sí. Fuerte. Feroz. Pero obstinada, me dicen.—Drácula acercó un dedo a la
capuchayelavelepegóunpicotazo—.Empecéaentrenarlaalregresar.Lepuselacapuchayselaquité,variasveces.Lahicegirarentodasdirecciones;Lediunpocodecarne.
—Bueno, veoque es joven.—Ion sepusodepie soltandoungemido—.Bien.HasconseguidoloqueMehmetapostóenlapartidadejerid.¿Lorobaste?
—No,melodio.—Oh.—Estosuponíaunalección,peroIonnoveíaporquénopodíaaprenderla
sentadoanteelhogardeunaposadaparacaravanas.Elsolsehabíapuestoyelfríolehacíadolerloshuesos.
»¿Vamos?—dijo,dandounpasohacialoscaballos.Dráculanolosiguió.—¿Notegustaríaverlavolarprimero?—dijoylequitólacapuchaalhalcón.El
avegirólacabezayloobservótodo:loshombres,loscaballos,elvallecadavezmásoscuro.
Dráculasaliódedebajodelasalienterocosaydesatóloslazosquesujetabanelavealostresdedosdesumano.
Ionlosiguió.—Puedequenoregrese,Vlad—dijoentonosuave.—Esverdad—contestóDrácula—,puedequeno.Yentoncesextendióelbrazo.
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Notadelautor
No habléis mal de los muertos, porque han ido areunirseconloqueenviaronantesí.
dela15,odichosdelProfeta
Éste ha sido conmucho el libro quemás trabajome costó escribir.Que estémuyorgullosodelresultadofinalnoquitaqueeltrayectohayasidoduro.
Para empezar, trataba no con una sino con dos figuras mitológicas: elcontrovertido—loqueespocodecir—caudillovalacodelsigloXV.Yademásaquelvampiro.
Empecemosporelchupasangre:esverdadqueelmaravillososthrillergóticodeBram Stoker retrata a un fascinante vampiro llamado Drácula, pero la brillanteprofesoraElizabethMillerhademostradoqueStokerno sabía casinadaacercadelverdaderovalacodelsigloXV.
Originalmente, Stoker decidió que el villano se llamaría Conde Vampyr, perodescubrió el relatodeunviajero inglésdeunviaje a travésde losCárpatos en losañosveintedelsigloXIX,enelquehacíaunabrevemencióndeunpersonajedemalafamapertenecienteaunsigloanterior,unhombrecélebreporsubrutalidad.Tambiénescribióqueel significadode«Drácula»en la jerga local era«hijodelDiablo», loqueresultabaidealparalavisióndeStokerencuantoalaluchaentreelbienyelmal.Usóelnombre,unaregiónconocidaporsufolcloregóticoypocomás.
Peroyonoteníaintencióndeescribirsobreunvampiro.NecesitabasaberquiénhabíasidoelauténticoDrácula,yunavezmásmeencontréconunmito,historiasdeuna depravación y un horror casi increíbles, incluso para una región del mundoacostumbradaaambos.Meviobligadoaleermuchísimoyahablarconmuchagente.Noquería«hablarmaldelosmuertos»,perotampocoqueríadisminuirsuspecadosdiciendo cosas como: «Sí, pero después de todo, a Hitler le gustaban los niñospequeñosylosperrospolicía».
Durantemuchotiempo,nosemeocurriónada.Desesperado,leconfeséaMarinCordero,unademisconsejeras,cuyodetalladoconocimientodelperiodomellenadehumildad,quetemíahumanizarlo.
—Nopuedes—medijo—.Puestoqueyaeshumano.—Soyunhombre.Nadahumanomeesajeno—dijoTerencio,elromano.Así,lahistoriadeVladquizánosea«ajena»,peronodejabadeserunhechomuy
oscuro. Como en mi corazón sigo siendo un actor, siempre enfoco los personajescomoloharíaunactor:atravésdelamotivación.¿Quéacontecimientosyrelacionesdieron forma a sus vidas y afectaron sus actos? ¿Qué los impulsaba? Busqué lasmotivaciones de Vlad en oscuros documentos históricos, traté de pergeñar una
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«justificación»plausible para sus actos. Fuemuydifícil.Y entonces, cuandohabíaescrito alrededor de dos tercios del primer borrador—escrito amano por primeravez,enunintentodeconectarlaimaginaciónconelcorazónylamano—,sufríunaepifanía: decidí no juzgarlo. Decidí que mostraría lo que hizo y dejaría depreocuparme del porqué. En esencia, dejé que fuera quien era, sea lo que sea,escenificarsusactossegúnloquesesabíadesuvidayenelcontextodellugarylaépocabrutalenlosquevivió.Yqueellectordecidiera.
Tras aquella decisión, la novela se volvió más fácil de escribir, borrador trasborrador,amedidaquecadapiezadelpuzleencajabaensulugar.Noescribíelfinalhastanohaber acabadoel segundoborradory lo cambié en los tres siguientes.Noporquetitubearasinoporquenodejabadedescubrirmásymáscosassorprendentesychocantes.
Tambiénpretendía no alejarmede los documentos históricos, ¡en todo caso, delosconocidos!Yahedichoqueelautordenovelashistóricashabitaesehuecoqueexisteentrelosasí llamados«hechos».Yenestecasoloshuecoseranenormes.Enparte por lo poco que había sido apuntado y en parte porque mucho consistía enpropaganda relatada por sus enemigos y vencedores. Tenían buenos motivos paradesprestigiarlo y no digo que no haya cometido barbaridades con los turcos, lossajones de Transilvania y su propio pueblo. Pero cuando por fin lo derrotaron,quienesrelataronsuhistoriafueronsusenemigos.
Perosuoscura famanosóloseextendiódebidoa lapropaganda.LaderrotadeVlad ocurrió en una época en la que empezaron a surgir nuevas tecnologías. Laimprentadetiposmóvileshabíasidoinventadaen1440y,aligualqueesetremendoavance tecnológico que supuso Internet, la nueva tecnología empezó a producir loque se consideraba que la gente deseaba: Biblias, tratados religiosos, algunosmanuales.PerotalcomoocurrióconInternetenelsigloXX,enelsigloXV loquelagentequeríadelaprensaerasexoyviolencia.LahistoriadeDráculaproporcionabaambosdemaneraespectacular,ysusenemigosinundaronEuropaconelequivalenteal vídeo de la época: ¡los panfletos! Y como todos los grandes manipuladorespolíticos,losenemigosdeVladseapropiarondesuhistoriayla«modificaron»confinespropios.
Claro que yo he hecho lo mismo, pero procuré no apartarme de los datoshistóricosconocidos.Yalparecer,todolosiguienteocurriódeverdad:
La época que pasó como rehén, primero como alumno privilegiado en elenderunkolej,despuésenelinfiernodeTokat.QueRaduhirieraaMehmet.ElcometaqueanuncióelregresodeVlad.ElempalamientodelosboyardosenelgolpedeldíadePascua.QueasuhermanoMircealearrancaranlosojosyloenterraranvivo.La imposición de la ley enValaquia y la copa de oro colocada encima de la
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fuentedelpueblo.Queclavaranlacabezadelemisarioenlamesa.ElataquenocturnocontraMehmet.Loscortesquelehizoaunaamante.ElempalamientodemilesdepersonasantelaspuertasdeTargoviste.Elhombreempaladoamayoralturaparaquedisfrutaradelairemáspuro.Sumujer,quesedespeñódesdelasalmenasdelcastilloPoenari.Laconcesióndepradospara lasovejasa loshombresdeArefuporayudarleaescapar.LascartasdetraiciónfalsificadasqueVladsupuestamenteescribió.ElasesinatodeloficialenPestque«irrumpió»ensuhogaryalquedenominó«suicidio».Susupuestadecapitacióndurantelabatallafinal.
Parallegarhastaestas«verdades»tuvequeleermuchosinformesquecompetíanentresí.Claroquelehedadomipropio«giro»,puestoquemiobjetivo,másqueunvilipendioounapiezapropagandística,eraescribirunabuenahistoria.
Heperdido la cuenta de los libros que leí, los sitioswebquevisité. Perodebomencionarcuatrolibrosmuyútiles: laobradeKurtTreptowVladIII -TheLifeandTimesoftheHistoricalDrácula;laingeniosayampliaVladtheImpaler:InSearchoftheRealDrácula; laoscuraybrillanteObservationsonEasternFalconry deD.C.Phillot, y por fin, una copia muy hojeada de El Príncipe de Maquiavelo, escritoalrededordecincuentaañosdespuésde lamuertedeVlad,peroqueestárepletadeobservacionesacercade larealpolitik ydecómosobrevivirqueelvoivodahubieracomprendidoperfectamente.Peguécitasdellibroenlapareddelantedemiescritorio.
Pero la inspiraciónno sóloprovienede los librosy a ese respecto,miviaje deinvestigaciónaRumaníayEstambulresultaronesenciales.Primeromealojéencasade los Tomescu, Gheorghe y Maria, en la aldea de Arefu, cerca de Poenari, elauténtico castillo deDrácula (olvida Bran: ¡es Drácula-Disney y puede que jamáshaya estado allí!). La aldea es un lugarmaravilloso donde la gente sigue viviendocomo lo ha hecho durante siglos, recorriendo las calles sin asfaltar en carrosarrastradosporbueyes,comiendoloquecultivan,locualenabrilsignificaverdurasensalmueraytodaslaspartesdelcerdo,acompañadodetuicacasero,unfuertelicordeciruelas.YlascincohorasquepasécasiensolitarioenelcastilloPoenarimedioenruinas:1400peldañosmontañaarriba,meproporcionaronlaescenayelambienteparaminovela.
VisitélaestupendaciudadamuralladadeSighisoara,enTransilvania,dondebebíunacervezaenlacasanataldeVlad.AldíasiguientedisfrutédelaCortePrincipescadeVladenTargoviste,ycomoestabasolopudesentarmedondesesentabaVladeidear la escena del golpe del día de Pascua. Además, estaba empecinado encomprender losmotivos religiososque impulsaban a los cruzados.En la iglesia de
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ArefumequedépensandoyenunadiminutaiglesiaparroquialdeBucarestescuchélabellamisacantadamientrascontemplabalosfrescosdelossantos.
Sin embargo, una de las imágenes más importantes se me ocurrió mientrasconversabaconNicolaePaduraru,quemededicó su tiempoy susconocimientosyquehaorganizadoexcursionesrelacionadasconDráculadesdelosañossesenta.Mecontóque lasemanaanterior,elParlamentohabíaacusadoalpresidente rumanodediversos delitos y que se celebraría un plebiscito. Sus partidarios realizabanimportantesmanifestacionesdeapoyoyenvezdeestandartesllevabandosretratos:eldelpresidenteyeldeDrácula,porqueelantiguovoivodaaúnesconsideradocomounpuntodereferenciaencuantoalaprobidad,lajusticiayelorden.¡Losrumanosdehoyendíasientennostalgiaporunaépocaenlaquesepodíacolocarunacopadeoroenlafuentedelpuebloytodospodíanbeberdeella!
Estambul,lagloriosaConstantinopla,esunlugarimpresionanteysensual,dondeunorealmentesientequeseencuentraenelepicentrodelmundo.Dioformaatodoloqueescribí sobreelenemigo turcodeVlad,enespecialMehmet,y sirvióparaquecomprendieracómolavidaentrelosturcosdebedehaberafectadoaljovenvalaco.TuvelasuertedequemiguíafueramigranamigoAllanEastman,directordecine,autordelibrosdeviajesyagudoobservadordetodoslosaspectosdelavida.
Ya hemencionado a la profesoraElizabethMiller, gran especialista en todo lorelacionado con Drácula. Y a Marin Cordero, quien con mucha generosidad ¡eingenio!, compartió sus profundos conocimientos acerca de los turcos y losDraculesti,y fue lobastanteamablepara revisarelmanuscritoycorregircualquiererror.Perohubomuchosmásquetambiénmeayudaron.MiesposaAletha,quetuvoquesoportarmiobsesiónconestelibro,mayorqueconcualquierotro,ymásviajesemprendidosdemadrugadaymisnochesde insomnio.Hastaciertopunto, siempremeacuestoconlospersonajesacercadelosqueestoyescribiendo.CuandosetratadeJack Absolute, no pasa nada. Pero cuando se trata de Drácula, no es lo mismo.También debo agradecer al doctor Howard McDiarmid y a su hijo CharlesMcDiarmid,quesonlospropietariosyadministradoresdelmaravillosoWickaninnishInn de Tofino, Columbia Británica, Canadá.Me prestaron la cabaña de su familiacercanaalaposadaparaqueacabaraelprimerborradorenunlugarcuyabellezamedistraíaperoqueacabópor inspirarme.Tambiénquieroagradecerlea lamujera laqueeste libroestáparcialmentededicado:AlmaLee,quienno sóloorganizódichoretirosinoqueademásmehaproporcionadomuchaayudayconsejosalolargodelosaños,yelgranregaloquesuponesuamistad.
Cuando estaba a puntode acabar la novela, ocurrió una tragedia:mi estupendaeditora, Kate Jones, murió de cáncer. Lo repentino de su muerte supuso un granchoque, porque no sólo perdí a mi guía y tutora, alguien muy responsable de laorientacióndemi carrera y de esta novela enparticular, sino también a una amigagenerosa,encantadorayllenadehumor.Suinfluenciaresultapatenteencadapáginaylaechodemenostodoslosdías.
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Hay muchos otros que me prestaron ayuda. Mis primos noruegos, que mellevaronala«caceríadelhalcón»enOppland,Noruega,ymeproporcionaronunadelasprimerasideas.RachelLeyshon,quemeacompañadesdequeescribímiprimeranovelaymeaconsejóconsuhabitualcomprensiónysabiduría.AtodoslosdeOrion,desdelosmiembrosdeldepartamentodeadministraciónhastalosdeldemarketing,ventas,publicidadyderechosenelextranjero,quehanhechounaexcelentetarea.AligualqueKimMcArthur,mieditoracanadiense,quesiempreactuóconentusiasmoydestreza.
Peroenúltimainstancia,quieroagradeceraJonWood,eleditor,porquesinél,ellibronohubieraexistido.Duranteunalmuerzoprolongadohacedosaños,fueaélaquienseleocurriólaideadeescribiracercadelauténticoDráculaydespuésapoyósuintuicióncongenerosidadybuenosconsejos.Sutoqueeditorialsiemprees ligeroybien humorado, y refrena admirablementemi tendencia a la épica hollywoodiense.¡Desencadenadelinfierno,yalocreo!
En cuanto almismoDrácula, no lo juzgo: que lo haganquienes escucharon suúltimaconfesión…yporsupuestousted,ellector.
C.C.HumphreysVancouver
Canadá
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Bibliografía
DráculayValaquia:KurtTreptow,VladIII.TheLifeandTimesoftheHistoricalDracula.M.J.Throw,VladtheImpaler.InSearchoftheRealDracula.ElizabethMiller,Dracula.SenseandNonsense.RaduFlorescuyRaymondMcnally,Dracula,PrinceofManyFaces.MayMackintosh,Rumania.ConstantinRezachevici,VladTepesandhisUseofPunishments(ensayo).TheBorgoPost,variosnúmeros(directora:ElizabethMiller).JournalofDraculaStudies,variosnúmeros(directora:ElizabethMiller).
Losturcos:FranzBabinger,MehmettheConqueror.AndrewWheatcroft,TheOttomans.JasonGoodwin,Losseñoresdelhorizonte.UnahistoriadelImperiootomano.GodfreyGoodwin,TheJanissaries.DavidNicolle,Constantinople1453.JohnFreely,Enelserrallo.LavidaprivadadelossultanesdeEstambul.
Tiemposmedievales:JohanHuizinga,ElotoñodelaEdadMedia.HansTalhoffer,MedievalCombat.MichaelWalsh,WarriorsoftheLord.GeorgeRileyScott,AHistoryofTorture.
Cetrería:D.C.Phillott,ObservationsofEasternFalconry.TheHonourableGeraldLascelles,TheArtofFalconry.
Religión:ElCorán.LaBibliaortodoxa.
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Psicología:CarlGoldberg,SpeakingwiththeDevil.StevenEgger,TheNeedtoKill.
Inspiraciones:NicolásMaquiavelo,ElPríncipe.Dante,LaDivinaComedia(ilustracionesdeGustaveDoré)Rumi,Poemas.OmarJayyam,Rubayat.BramStoker,Drácula.
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Glosario
Notasobreellenguaje:
Losvalacoshabríanhabladounaformaoraldelrumanoactualconocidocomo«limbaromana»o«lenguarumana».Habríanescritoeneslavoeclesiástico,lalenguadelafeortodoxa,oenlatín.
«Osmanlica»eralalenguadelaCasadeOsmán,ysehablabaentodoelpaís.Eraen gran medida turca pero con muchos préstamos del árabe y del persa. Parasimplificar,laherepresentadosinsusnumerosastildes:cedillas,diéresis,etcétera.
«Griegos»significahabitantesdeConstantinopla.Enesaépocanoselosllamaba«bizantinos».
acemoglan—reclutajenízaroagha—maestrosuperiorakincis—invasoresespadabastarda—tambiénconocidacomo«demanoymedia»bastinado—bastónBektashi—cofradíasufíbelerbey—gobernadordeprovinciabey—señorBisiericaDomnesca—catedralenTargovistebolukbasi—capitándelaguardiaboyardo—señorfeudalvalacocakircibas—halconeroprincipalcaravasar—posadadestinadaalascaravanascariye—sirvientedelharéncobza—instrumentodecuerdadarulharb—MoradadeGuerradarulIslam—MoradadePazderviche—miembrodeungrupomísticomusulmándestrier—caballograndedeguerradevsirme—reclutamientodejóvenescristianosdoina—canción/lamentovalacodonjon—torrecentraldelcastilloenderunkolej—EscuelaInterioreffendi—señorenishte—tío
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eyass—polluelodehalcónsacadodelnidofalchion—dagalargadehojaanchaFatih—elConquistadorfranco—nombrequelosturcosdabanalamayoríadeloseuropeosgazi—guerrerosantogomlek—túnicadelanagodze—elegidahaditha—dichosdelProfetahafiz—elquepuederecitarelCorándememoriahamam—bañosturcosharén—departamentodelascasasopalaciosdondevivenlasmujereshospodar—gobernadordeValaquia;señordelaguerraimán—sacerdoteymaestromusulmánjenízaro—soldadodeélitedelejércitoturco;antiguoesclavojerid—juegodejabalinaacaballojupan—«señor»:títulodelosgrandesboyardoskahyakadin—anfitrionadelharénKazikluBey—PríncipeEmpaladorkilic—espadalaladaslar—condiscípulosdelenderunkolejlanguier—árbolparalenguasdeserpiente:detectoresdevenenologofat—cancillervalacomameluco—miliciaegipciamescid—mezquitapequeñametropolitano—jefedelaIglesiaortodoxa,Valaquiamuecín—sacerdotequeconvocaalaoraciónney—flautaturcaorta—compañíadejenízaros;grupodealumnosoriflama—estandartedeguerraosmanlica—idiomadelosturcosotak—pabellóndelonapalanquín—carruajecubierto,confrecuenciatransportadoamanopachá—funcionarioturcodelmásaltorangopeyk—alabarderodelaguardia,aquienhanextirpadoelbazoquillon—guardamanosroma—gitanosaray(i)—palacioSfatulDomnesca—consejovoivodashaffron—armaduraparalacabezadeloscaballosshalvari—pantalonesturcossueltossipahi—soldadodecaballeríaconarmadura
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solak—arquerodelaguardiaspatar—comandantedecaballería/caballerotaragot—trompetatellak—encargadodelosbañosTepes—«Empalador»testudo—«tortuga»romana:defensajuntandolosescudosTracia—Turquíabúlgaratilinca—flautatug—estandartedeguerraconcolasdecaballotugra—símbolodelsultán;marcaosellovarcolaci—losmuertosvivientesvitesji—guardaespaldasdelvoivodavisir—altofuncionariovoivoda—comandantedeunafuerzamilitarygobernadorvornic—concejalsuperior/juezyaya—reclutascampesinos
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Chris (C.C.) HUMPHREYS nació en Toronto, vivió hasta los siete años en LosAngelesycrecióenelReinoUnido.Todossusabuelosfueronactoresyunodeellos,deorigennoruego, fue tambiénunescritordeéxito.Además,supadre tambiénfueactor,porloquereacasiinevitablequeélnosiguieraeloficiofamiliar.Haactuadoentodoelmundo:desdelosescenariosdelWestEndlondinensehastalosplatósdelaTwentiethCenturyFox,enHollywood.
Comenzósucarreracomoescritorenlosañosnoventa,haeditadonumerosasnovelasentreellasBloodTiesyThefrenchExecutioner,sobreelhombrequeasesinóaAnaBolena, por la que fue finalista del SteelDagger en 2002.A ésta siguió una seriesobreel«007de1770»,JackAbsolute,unéxitodepúblicoycrítica.Destacaporsusnovelashistóricasparaadultosyporsuslibrosdefantasyjuvenil,todostraducidosavariosidiomas.
Enlaactualidad,viveenVancouver,Canadá,consumujerysuhijopequeño.
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