virtud aristoteles

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6.2. La Ética aristotélica: virtudes éticas y virtudes dianoéticas Las virtudes éticas 1. A lo largo de nuestra vida nos vamos forjando una forma de ser, un carácter (éthos), a través de nuestras acciones, en relación con la parte apetitiva y volitiva de nuestra naturaleza. Para determinar cuáles son las virtudes propias de ella, Aristóteles procederá al análisis de la acción humana, determinando que hay tres aspectos fundamentales que intervienen en ella: la volición, la deliberación y la decisión. Es decir, queremos algo, deliberamos sobre la mejor manera de conseguirlo y tomamos una decisión acerca de la acción de debemos emprender para alcanzar el fin propuesto. Dado que Aristóteles entiende que la voluntad está naturalmente orientada hacia el bien, la deliberación no versa sobre lo que queremos, sobre la volición, sino solamente sobre los medios para conseguirlo; la naturaleza de cada sustancia tiende hacia determinados fines que le son propios, por lo que también en el hombre los fines o bienes a los que puede aspirar están ya determinados por la propia naturaleza humana. Sobre la primera fase de la acción humana, por lo tanto, sobre la volición, poco hay que decir. No así sobre la segunda, la deliberación sobre los medios para conseguir lo que por naturaleza deseamos, y sobre la tercera, la decisión acerca de la conducta que hemos de adoptar para conseguirlo. Estas dos fases establecen una clara subordinación al pensamiento de la determinación de nuestra conducta, y exigen el recurso a la experiencia para poder determinar lo acertado o no de nuestras decisiones. La deliberación sobre los medios supone una reflexión sobre las distintas opciones que se me presentan para conseguir un fin; una vez elegida una de las opciones, y ejecutada, sabré si me ha permitido conseguir el fin propuesto o me ha alejado de él. Si la decisión ha sido correcta, la repetiré en futuras ocasiones, llegando a "automatizarse", es decir, a convertirse en una forma habitual de conducta en similares ocasiones. 2. Es la repetición de las buenas decisiones, por lo tanto, lo que genera en el hombre el hábito de comportarse adecuadamente; y en éste hábito consiste la virtud para Aristóteles. (No me porto bien porque soy bueno, sino que soy bueno porque me porto bien). Por el contrario, si la decisión adoptada no es correcta, y persisto en ella, generaré un hábito contrario al anterior basado en la repetición de malas decisiones, es decir, un vicio. Virtudes y vicios hacen referencia por lo tanto a la

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6.2. La tica aristotlica: virtudes ticas y virtudes dianoticasLas virtudes ticas1.A lo largo de nuestra vida nos vamos forjando una forma de ser, un carcter (thos), a travs de nuestras acciones, en relacin con la parte apetitiva y volitiva de nuestra naturaleza. Para determinar cules son las virtudes propias de ella, Aristteles proceder al anlisis de la accin humana, determinando que hay tres aspectos fundamentales que intervienen en ella: la volicin, la deliberacin y la decisin. Es decir, queremos algo, deliberamos sobre la mejor manera de conseguirlo y tomamos una decisin acerca de la accin de debemos emprender para alcanzar el fin propuesto. Dado que Aristteles entiende que la voluntad est naturalmente orientada hacia el bien, la deliberacin no versa sobre lo que queremos, sobre la volicin, sino solamente sobre los medios para conseguirlo; la naturaleza de cada sustancia tiende hacia determinados fines que le son propios, por lo que tambin en el hombre los fines o bienes a los que puede aspirar estn ya determinados por la propia naturaleza humana. Sobre la primera fase de la accin humana, por lo tanto, sobre la volicin, poco hay que decir. No as sobre la segunda, la deliberacin sobre los medios para conseguir lo que por naturaleza deseamos, y sobre la tercera, la decisin acerca de la conducta que hemos de adoptar para conseguirlo. Estas dos fases establecen una clara subordinacin al pensamiento de la determinacin de nuestra conducta, y exigen el recurso a la experiencia para poder determinar lo acertado o no de nuestras decisiones. La deliberacin sobre los medios supone una reflexin sobre las distintas opciones que se me presentan para conseguir un fin; una vez elegida una de las opciones, y ejecutada, sabr si me ha permitido conseguir el fin propuesto o me ha alejado de l. Si la decisin ha sido correcta, la repetir en futuras ocasiones, llegando a "automatizarse", es decir, a convertirse en una forma habitual de conducta en similares ocasiones.2.Es la repeticin de las buenas decisiones, por lo tanto, lo que genera en el hombre el hbito de comportarse adecuadamente; y en ste hbito consiste la virtud para Aristteles. (No me porto bien porque soy bueno, sino que soy bueno porque me porto bien). Por el contrario, si la decisin adoptada no es correcta, y persisto en ella, generar un hbito contrario al anterior basado en la repeticin de malas decisiones, es decir, un vicio. Virtudes y vicios hacen referencia por lo tanto a la forma habitual de comportamiento, por lo que Aristteles define la virtud tica como un hbito, el hbito de decidir bien y conforme a una regla, la de la eleccin del trmino medio ptimo entre dos extremos."La virtud es, por tanto, un hbito selectivo, consistente en una posicin intermedia para nosotros, determinada por la razn y tal como la determinara el hombre prudente. Posicin intermedia entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto. Y as, unos vicios pecan por defecto y otros por exceso de lo debido en las pasiones y en las acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el trmino medio. Por lo cual, segn su sustancia y la definicin que expresa su esencia, la virtud es medio, pero desde el punto de vista de la perfeccin y del bien, es extremo." ("tica a Nicmaco", libro 2, 6)3.Este trmino medio, nos dice Aristteles, no consiste en la media aritmtica entre dos cantidades, de modo que si consideramos poco 2 y mucho 10 el trmino medio sera 6. ("Si para alguien es mucho comer por valor de diez minas, y poco por valor de 2, no por esto el maestro de gimnasia prescribir una comida de seis minas, pues tambin esto podra ser mucho o poco para quien hubiera de tomarla: poco para Miln, y mucho para quien empiece los ejercicios gimnsticos. Y lo mismo en la carrera y en la lucha. As, todo conocedor rehuye el exceso y el defecto, buscando y prefiriendo el trmino medio, pero el trmino medio no de la cosa, sino para nosotros"). No hay una forma de comportamiento universal en la que pueda decirse que consiste la virtud. Es a travs de la experiencia, de nuestra experiencia, como podemos ir forjando ese hbito, mediante la persistencia en la adopcin de decisiones correctas, en que consiste la virtud. Nuestras caractersticas personales, las condiciones en las que se desarrolla nuestra existencia, las diferencias individuales, son elementos a considerar en la toma de una decisin, en la eleccin de nuestra conducta. Lo que para uno puede ser excesivo, para otro puede convertirse en el justo trmino medio; la virtud mantendr su nombre en ambos casos, aunque actuando de dos formas distintas. No hay una forma universal de comportamiento y sin embargo tampoco se afirma la relatividad de la virtud.Las virtudes dianoticas1.Si para determinar las virtudes ticas parta Aristteles del anlisis de la accin humana, para determinar las virtudes dianoticas partir del anlisis de las funciones de la parte racional o cognitiva del alma, de la dinoia. Ya nos hemos referido estas funciones al hablar del tema del conocimiento: la funcin productiva, la funcin prctica y la funcin contemplativa o terica. A cada una de ellas le corresponder una virtud propia que vendr representada por la realizacin del saber correspondiente.2.El conocimiento o dominio de un arte significa la realizacin de la funcin productiva. A la funcin prctica, la actividad del pensamiento que reflexiona sobre la vida tica y poltica del hombre tratando de dirigirla, le corresponde la virtud de la prudencia (phrnesis) o racionalidad prctica. Mediante ella estamos en condiciones de elegir las reglas correctas de comportamiento por las que regular nuestra conducta. No es el resultado, pues, de la adquisicin de una ciencia, sino ms bien el fruto de la experiencia. La prudencia es una virtud fundamental de la vida tica del hombre, sin la cual difcilmente podremos adquirir las virtudes ticas. Aplicada a las distintas facetas de la vida, privada y pblica, del hombre tenemos distintos tipos de prudencia (individual, familiar, poltica).3.Por lo que respecta a las funciones contemplativas o tericas, propias del conocimiento cientfico, (Matemticas, Fsica, Metafsica,) la virtud que les corresponde es la sabidura (sopha). La sabidura representa el grado ms elevado de virtud, ya que tiene por objeto la determinacin de lo verdadero y lo falso, del bien y del mal. El hbito de captar la verdad a travs de la demostracin, la sabidura, representa el nivel ms elevado de virtud al que puede aspirar el hombre, y Aristteles la identifica con la verdadera felicidad.4.En efecto, el saber terico no "sirve" para nada ulterior, no es un medio para ningn otro fin, sino que es un fin en s mismo que tiene su placer propio; sin embargo, como hemos visto al analizar las virtudes ticas, el hombre debe atender a todas las facetas de su naturaleza, por lo que necesariamente ha de gozar de un determinado grado de bienestar material si quiere estar en condiciones de poder acceder a la sabidura. Ser un deber del Estado, por lo tanto, garantizar que la mayora de los ciudadanos libres estn en condiciones de acceder a los bienes intelectuales. Pero este es un tema que enlaza ya con la Poltica y con el sentido social de la vida del hombre, que veremos en el prximo apartado.http://www.webdianoia.com/aristoteles/aristoteles_etica_2.htm

ORA DE LA VIRTUD3.1 Definicin de virtud Aristteles define la virtud como la excelencia(aret), interpretada sta, siguiendo los principios de suFsicayMetafsica,no como una pasin, sino como una accin. De esta forma la virtud esla accin ms apropiada a la naturaleza de cada ser; el acto ms conforme con su esencia. Esta accin propia de cada ser que es la virtud, es tambin el bien propio de cada ser. En el hombre, por tanto, la virtud es la excelencia de su parte esencial que es elalma. Ahora bien, habiendo dos partes en el alma, as tambin habr dos tipos de virtudes. Lasvirtudes ticas,correspondientes a la parte irracional del alma, y lasvirtudes dianoticascorrespondientes a la parte racional del alma. Pero la parte irracional del alma debe seguir los dictados de la parte racional, luego las virtudes ticas responden en su excelencia al comportamiento guiado por la parte racional del alma.3.2 Virtudes ticas El libro II de latica a Nicmaco, define la virtud tica:la virtud es una disposicin adquirida de la voluntad, consistente en un justo medio relativo a nosotros, el cual est determinado por la regulacin recta y tal como lo determinara el hombre prudente. Por tanto, la virtud tica es unhbito,no un don de la naturaleza, y as mismo, se niega con ello la posibilidad defendida por los socrticos de que la virtud moral pueda ser susceptible de una elaboracin cientfica. Con ello, Aristteles pretende sealar el papel que las pasiones juegan en la realizacin de una vida virtuosa, pues muchas veces estas pasiones la obstaculizan, aun a sabiendas de que no es lo mejor. La moralidad por tanto, no pertenece nicamente al orden dellogos,sino tambin a lapasiny a lascostumbres(ethosen griego, de donde proviene la palabra tica). Diramos quela moral requiere, por tanto, de una educacin, fundamentalmente mediante el ejemplo, que tenga como principal objetivo introducir la razn en las costumbresde manera duradera, elaborando una serie de hbitos adecuados. La virtud es la racionalizacin de la parte irracional del alma, su domesticacin.Pero siendo el criterio la elaboracin de una regla recta, cabe decir que la racionalidad a la que apela Aristteles aqu es unaracionalidad prudencial. Este conocimiento prctico, est condicionado por el criterio de la eficacia y del ensayo-error, de ah que se organice en torno a normas determinadas por el hbito y la costumbre, y que su criterio de verdad corresponda exclusivamente con la experiencia pasada. Por ello, apela Aristteles para representar su concepto de virtud moral precisamente a la autoridad del hombre prudente; del hombre phrnimos. La autoridad es estrictamente ejemplar. Aristteles est convencido de que ningn sistema moral puede reemplazar entonces al consejo del hombre prudente.3.2.1 El trmino medio La norma de la virtud, sin embargo, se puede objetivar en el criterio del trmino medio. Cada virtud es un medio entre dos vicios: uno representa un exceso, el otro un defecto. El valor es un medio entre la cobarda y la temeridad, la generosidad un medio entre la prodigalidad y la avaricia, etc. La virtud se establece como un uso mesurado de las pasiones. Esto no significa, sin embargo, una defensa de la mediocridad, porque lo que es un medio desde el punto de vista de la esencia, es una cima desde el punto de vista de la excelencia. No se trata de un mximo, sino de un ptimo. El medio no se refiere a la media aritmtica (que quedara representada por el comportamiento de la mayora, sin ningn otro criterio sobre su excelencia) sino por un medio relativo a nosotros y a las circunstancias. Tngase en cuenta la dificultad de llevar a cabo esta definicin porque en el comportamiento prudente habr que considerar el uso de la mayora y la inevitable tendencia a la mediocridad, aunque eso no signifique un comportamiento moralmente correcto desde el punto de vista de la razn.3.2.2Moral circunstancial Las clasificacin que Aristteles propone para las virtudes se establece mediante elcriterio de las situacionesy no, como Platn, segn el criterio de las partes del alma. As, el peligro dar la medida del valor, la riqueza la de la liberalidad, el placer la de la templanza, la grandeza la de la magnanimidad, etc. La virtud existe slo si hay situacin. Por ello, Dios, al cual es ajeno cualquier circunstancia o situacin, no puede ser virtuoso. Las virtudes son estrictamente humanas. Por ello, tambin, la tica de Aristteles se ofrece aqu de una manera puramente descriptiva. Se trata de describir tipos de hombre virtuoso. En el libro V se refiere a la virtud de la justicia, y en l se manifiesta el verdadero poder de su interpretacin. La justicia no puede quedar encerrada en fomulaciones jurdicas, en leyes, puesto que no acoge todos los casos particulares, no puede prever todas las situaciones. La ley, por ser general, no puede prever todos los casos y deviene injusta. La justicia es equidad, y el valor de la equidad lo da cada situacin, pues de lo indeterminado (los casos particulares) la regla debe ser tambin indeterminada.3.3 Virtudes dianoticas. Aristteles aborda el tratamiento de este tipo de virtudes en el libro VI de latica a Nicmaco. De lo dicho anteriormente, se colige que la virtud fundamental de la parte racional del alma, que gua, por lo dems, a la parte irracional, debe ser precisamente laprudencia,expresada comophrnesis.Aristteles distingue, frente a Platn entrephrnesisysopha.La sabidura se refiere a lo necesario, lo que no nace ni perece; la prudencia, es la capacidad de deliberar sobre las cosas contingentes, es decir, sobre las cosas en tanto que pueden no ser. No es, por tanto, ciencia, sino juicio, discernimiento correcto de los posibles. La prudencia es la habilidad del virtuoso, que gua a la virtud moral indicndole los medios para alcanzar los fines. Como virtud intelectual, no es, sin embargo, la forma ms elevada del saber; es simplemente, la capacidad de discernir y realizar el bien del hombre, una virtud que no conocen ni los animales ni los dioses; es virtud media, como lo es la posicin del hombre en el universo.3.3.1 Felicidad En el libro X de latica a Nicmaco, define Aristteles la felicidad propia del hombre. La felicidad es la actividad de lo ms elevado que hay en nosotros. Lo ms elevado del hombre es el intelecto(nous)mediante el cual participamos de lo divino;la felicidad del hombre radicar entonces en la actividad contemplativa,que tiene, sobre cualquier otra actividad, la ventaja de ser ella misma su propio fin y de no necesitar mediaciones exteriores para ejercerse. Con ello, lleva coherentemente a su fin la distincin entrephrnesisysopha,que Platn no poda realizar. Aristteles est definiendo aqu la felicidad de una manera que tendr toda su resonancia en la mstica desde el neoplatonismo hasta el misticismo del siglo XVI, pasando por la tradicin teolgica medieval rabe y cristiana. El ideal de Platn era el Bien, definido desde la sabidura comophrnesis,y por tanto, su ideal de felicidad quedaba dentro de la vida poltica. El conocimiento dirige a los hombres hacia la virtud, en la medida en que aquel contribuya al bien. Y el bien slo puede entenderse desde la escala de la ciudad. Para Aristteles, el ideal es el conocimiento, pero la finalidad de ste ya no es el bien, sino la verdad. En el mito de la caverna cuenta Platn cmo el conocimiento que alcanzaba el esclavo liberado, slo lo era, en la medida en que se realizara como emancipacin, liberacin de los otros esclavos, en la medida en que el esclavo libre volva a la caverna. En Aristteles, el conocimiento lo es en la medida en que el esclavo se queda fuera de la caverna, contemplando la luz. Sin embargo, la visin mstica no llega a su culminacin con Aristteles que, como es coherente con su filosofa anterior, plantea esta felicidad como una tendencia problemtica. Porque la vida contemplativa est por encima de la condicin humana y el hombre, suponiendo que llegue a ella, vivir no en cuanto hombre, sino en cuanto que existe algo de divino en l. De nuevo, aparece como una propuesta moral, como un principio regulativo de la accin de los hombres. Se trata de concebir la vida humana como una tendencia a hacernos inmortales en cuanto sea posible, por la ejemplaridad de los actos y las obras. Este ideal haba sido ya representado por Platn, y como tal, nos vuelve a acercar las posturas de ste con las de Aristteles. Pues, cul puede ser el valor de esas obras y acciones excelentes, sino se mide en lo que ello puede representar como aportacin a los dems? Aristteles recoge as la sabidura de los lmites, representada por la moralidad griega: un humanismo trgico que invita a renunciar a las ambiciones desmesuradas, pero igualmente, segn Pndaro, a agotar el campo de lo posible.