VIDA Y MINISTERIO CRISTIANOS (16 -22 ABRIL )...

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Lectura de la Biblia (Marcos 1:1-15) 1 [El] principio de las buenas nuevas acerca de Jesucristo: 2 Así como está escrito en Isaías el profeta: “(¡Mira! Envío a mi mensajero delante de tu rostro, que preparará tu camino;) 3 ¡escuchen!, alguien clama en el desierto: ‘Preparen el camino de Jehová, hagan rectas sus veredas’”. 4 Juan el bautizante se presentó en el desierto, predicando bautismo [en símbolo] de arrepentimiento para perdón de pecados. 5 Por consiguiente, todo el territorio de Judea y todos los habitantes de Jerusalén salían a donde él, y eran bautizados por él en el río Jordán, y confesaban abiertamente sus pecados. 6 Ahora bien, Juan estaba vestido de pelo de camello y con un cinturón de cuero alrededor de los lomos, y comía langostas insectiles y miel silvestre. 7 Y predicaba, diciendo: “Después de mí viene alguien más fuerte que yo; no soy digno de agacharme y desatar las correas de sus sandalias. 8 Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con espíritu santo”. 9 En el transcurso de aquellos días Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue bautizado en el Jordán por Juan. 10 E inmediatamente que subió del agua vio que los cielos se abrían, y que, como paloma, el espíritu descendía sobre él; 11 y de los cielos salió una voz: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado”. 12 E inmediatamente el espíritu lo impelió a irse al desierto. 13 De modo que él continuó en el desierto cuarenta días, y fue tentado por Satanás, y estaba con las bestias salvajes, pero los ángeles le ministraban. 14 Ahora bien, después que Juan fue arrestado, Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios. 15 y diciendo: “El tiempo señalado se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas”. TESOROS DE LA BIBLIA “Tus pecados quedan perdonados” (10 mins.) [Ponga el video Información sobre Marcos]. Mr 2:3-5. Jesús se compadeció de un paralítico y le perdonó sus pecados (jy pág. 67 párrs. 3-5). VIDA Y MINISTERIO CRISTIANOS (16-22 ABRIL) MARCOS 1,2

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Lectura de la Biblia (Marcos 1:1-15) 1 [El] principio de las buenas nuevas acerca de Jesucristo: 2 Así como está escrito en Isaías el profeta: “(¡Mira! Envío a mi mensajero delante de tu rostro, que preparará tu camino;) 3 ¡escuchen!, alguien clama en el desierto: ‘Preparen el camino de Jehová, hagan rectas sus veredas’”. 4 Juan el bautizante se presentó en el desierto, predicando bautismo [en símbolo] de arrepentimiento para perdón de pecados. 5 Por consiguiente, todo el territorio de Judea y todos los habitantes de Jerusalén salían a donde él, y eran bautizados por él en el río Jordán, y confesaban abiertamente sus pecados. 6 Ahora bien, Juan estaba vestido de pelo de camello y con un cinturón de cuero alrededor de los lomos, y comía langostas insectiles y miel silvestre. 7 Y predicaba, diciendo: “Después de mí viene alguien más fuerte que yo; no soy digno de agacharme y desatar las correas de sus sandalias. 8 Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con espíritu santo”. 9 En el transcurso de aquellos días Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue bautizado en el Jordán por Juan. 10 E inmediatamente que subió del agua vio que los cielos se abrían, y que, como paloma, el espíritu descendía sobre él; 11 y de los cielos salió una voz: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado”. 12 E inmediatamente el espíritu lo impelió a irse al desierto. 13 De modo que él continuó en el desierto cuarenta días, y fue tentado por Satanás, y estaba con las bestias salvajes, pero los ángeles le ministraban. 14 Ahora bien, después que Juan fue arrestado, Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios. 15 y diciendo: “El tiempo señalado se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas”.

TESOROS DE LA BIBLIA

“Tus pecados quedan perdonados” (10 mins.)

[Ponga el video Información sobre Marcos].

Mr 2:3-5. Jesús se compadeció de un paralítico y le perdonó sus pecados (jy pág. 67 párrs. 3-5).

VIDA Y MINISTERIO CRISTIANOS (16-22 ABRIL) MARCOS 1,2

(Marcos 2:3-5) 3 Y vinieron unos hombres trayéndole un paralítico, llevado por cuatro. 4 Pero como no pudieron traerlo directamente a [Jesús] a causa de la muchedumbre, quitaron el techo por encima de donde él estaba y, habiendo cavado una abertura, bajaron la camilla en que estaba acostado el paralítico. 5 Y cuando Jesús vio la fe de ellos, dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados son perdonados”. *** jy cap. 26 pág. 67 párrs. 3-5 “Tus pecados quedan perdonados” ***

Mientras Jesús les predica, llegan cuatro hombres con un paralítico en una camilla para que Jesús lo cure. Pero la casa está tan llena que no pueden llevarlo hasta donde está Jesús (Marcos 2:4). ¡Qué decepcionados deben de estar! De todas maneras, no se dan por vencidos. Suben a la azotea de la casa, hacen una abertura en el techo y bajan por ella la camilla en la que está acostado el paralítico.

¿Le molesta a Jesús esta interrupción? No, todo lo contrario. La fe de estos hombres lo conmueve tanto que le dice al paralítico: “Tus pecados quedan perdonados” (Mateo 9:2). Pero ¿puede Jesús perdonar pecados? Los escribas y los fariseos creen que no y piensan: “¿Por qué habla así este hombre? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados aparte de Dios?” (Marcos 2:7).

Dándose cuenta de lo que están pensando, Jesús les dice: “¿Por qué están razonando eso en su corazón? ¿Qué es más fácil? ¿Decirle al paralítico ‘tus pecados quedan perdonados’, o decirle ‘levántate, recoge tu camilla y anda’?” (Marcos 2:8, 9). En efecto, Jesús puede perdonar los pecados del hombre basándose en el sacrificio que hará al dar su vida.

Mr 2:6-12. Al curar al paralítico, Jesús demostró que tiene autoridad para perdonar los pecados (nwtsty nota de estudio para Mr 2:9: “¿Qué es más fácil?”). (Marcos 2:6-12) 6 Ahora bien, estaban allí algunos de los escribas, sentados, y razonaban en sus corazones: 7 “¿Por qué habla este hombre de esta manera? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados sino uno solo, Dios?”. 8 Pero Jesús, habiendo discernido inmediatamente por su espíritu que razonaban de aquella manera dentro de sí, les dijo: “¿Por qué razonan estas cosas en sus corazones? 9 ¿Qué es más fácil?, ¿decir al paralítico: ‘Tus pecados son perdonados’, o decir: ‘Levántate y toma tu camilla y anda’? 10 Pero para que sepan ustedes que el Hijo del hombre tiene autoridad para perdonar pecados sobre la tierra... —dijo al paralítico—: 11 Te digo: Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa”. 12 Con eso, él sí se levantó, y tomó inmediatamente su camilla y salió andando delante de todos ellos, de modo que todos ellos simplemente se embelesaron, y glorificaron a Dios, y dijeron: “Jamás hemos visto cosa semejante”.

nwtsty nota de estudio para Mr 2:9 ¿Qué es más fácil?: Cualquiera podía decir que tenía el poder de perdonar pecados porque nadie esperaba una demostración de que lo hubiera hecho. Pero para decir Levántate [...] y anda hacía falta un milagro que demostrara que Jesús tenía autoridad para perdonar pecados. Este relato e Isaías 33:24 muestran que las enfermedades son consecuencia de la imperfección.

BUSQUEMOS PERLAS ESCONDIDAS

Mr 1:11. ¿Qué significa lo que Jehová le dijo a Jesús? (nwtsty notas de estudio para Mr 1:11: “de los cielos salió una voz”, “Tú eres mi Hijo” y “yo te he aprobado”). (Marcos 1:11) 11 y de los cielos salió una voz: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado”. nwtsty notas de estudio para Mr 1:11 De los cielos salió una voz: Esta es la primera de las tres veces mencionadas en los Evangelios en las que Jehová habló directamente con los seres humanos. Tú eres mi Hijo: Antes de venir a la Tierra, Jesús era el Hijo de Dios (Jn 3:16). Cuando nació como ser humano, Jesús pasó a ser un “hijo de Dios” igual que lo fue Adán antes de pecar (Lu 1:35; 3:38). Sin embargo, es razonable pensar que, con estas palabras, Dios no se limitó a identificar a Jesús. Al hacer esta declaración y derramar su espíritu santo sobre Jesús, Dios estaba indicando que ese hombre, Jesús, había sido engendrado como su Hijo espiritual, que había nacido de nuevo y ahora tenía la esperanza de volver al cielo para ser Rey y Sumo Sacerdote (Jn 3:3-6; 6:51; compare con Lu 1: 31-33; Heb 2:17; 5:1, 4-10; 7:1-3). Yo te he aprobado: O “estoy muy contento contigo; me complaces mucho”. La misma expresión se utiliza en Mateo 12:18, que es una cita de Isaías 42:1 en la que se hace referencia al Mesías prometido o Cristo. Al derramar su espíritu santo sobre Jesús y hacer esta declaración, Dios identificó claramente a su Hijo como el Mesías prometido.

ATENCION ESPECIAL AL TEXTO Mr 2:27-28

Mr 2:27, 28. ¿Por qué se llamó Jesús a sí mismo “Señor [...] del sábado”? (nwtsty nota de estudio para Mr 2:28: “Señor [...] del sábado”). (Marcos 2:27, 28) 27 De modo que siguió diciéndoles: “El sábado vino a existir por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado; 28 así es que el Hijo del hombre es Señor hasta del sábado”. nwtsty nota de estudio para Mr 2:28 Señor [...] del sábado: Jesús dijo esto de sí mismo (Mt 12:8; Lu 6:5), indicando así que podía utilizar el sábado para realizar la obra que su Padre celestial le había encargado (compare con Jn 5:19; 10:37, 38). Jesús realizó en sábado algunos de sus milagros más impresionantes, entre ellos algunas curaciones (Lu 13:10-13; Jn 5:5-9; 9:1-14). Así demostró lo que hará durante su reinado, un período de alivio parecido al descanso sabático (Heb 10:1).

¿Qué le ha enseñado sobre Jehová la lectura bíblica de esta semana?

¿Qué otras perlas espirituales ha encontrado en la lectura bíblica de esta semana? MARCOS 1

*** it-2 pág. 365 Mensajero ***

“Mensajero del pacto.” En cumplimiento de Malaquías 3:1, Juan el Bautista apareció como el mensajero que preparó el camino delante de Jehová y predispuso a los judíos para la venida del principal representante de Dios, Jesucristo. (Mt 11:10, 11; Mr 1:1-4; Lu 7:27, 28.) *** w87 15/6 pág. 12 Un tiempo de pruebas y zarandeos ***

El cumplimiento en el primer siglo 9 El Gran Juez, hablando desde su encumbrado trono en el cielo, dice: “¡Miren!

Estoy enviando mi mensajero, y él tiene que despejar un camino delante de mí”. (Malaquías 3:1a.) ¿Quién fue ese “mensajero”? Marcos, uno de los escritores de la Biblia, combina las profecías de Malaquías 3:1 e Isaías 40:3 y aplica ambas a Juan el Bautizante. (Marcos 1:1-4.) Jesucristo, también, identificó posteriormente a Juan como aquel “mensajero”. (Mateo 11:10-14.) Así sucedió que, en la primavera de 29 E.C., Juan el Bautizante empezó su obra como “mensajero”, precursor. Había de preparar el camino para la venida de Jehová en juicio por medio de preparar a los israelitas para la venida del Representante Principal de Dios, Jesucristo. *** it-1 pág. 290 Bautismo ***

El bautismo de Juan. Juan, hijo de Zacarías y Elisabet, fue el primer ser humano a quien Dios autorizó a bautizar en agua. (Lu 1:5-7, 57.) El mismo hecho de que se le conociese como “Juan el Bautista” o “el bautizante” (Mt 3:1; Mr 1:4) indica que el pueblo llegó a tener conocimiento del bautismo o inmersión en agua en especial a través de él. Además, las Escrituras prueban que su ministerio y bautismo provenían de Dios, no de sí mismo *** it-2 pág. 365 Mensajero ***

“Mensajero del pacto.” En cumplimiento de Malaquías 3:1, Juan el Bautista apareció como el mensajero que preparó el camino delante de Jehová y predispuso a los judíos para la venida del principal representante de Dios, Jesucristo. (Mt 11:10, 11; Mr 1:1-4; Lu 7:27, 28.)

*** w93 1/8 pág. 31 Preguntas de los lectores ***

Observemos que Mateo identifica a Juan como “el Bautista”. Mateo, que al parecer dirigía su relato a los judíos, debe de haber entendido que los judíos sabrían quién era “el Bautista”. Utilizó “el Bautista” como una especie de sobrenombre. Jesús y sus discípulos empleaban la expresión “Juan el Bautista”, lo mismo que los siervos de Herodes. (Mateo 11:11, 12; 14:2; 16:14.)

El discípulo Marcos deja constancia de un uso semejante de la expresión “el Bautista”. (Marcos 6:25; 8:28.) Pero cuando presenta a Juan, lo llama “Juan el bautizante”. (Marcos 1:4.) Las palabras griegas de Marcos 1:4 difieren levemente de las de los otros versículos. Este texto se podría traducir también “el que bautiza”. Marcos destacaba lo que hacía Juan: era el que bautizaba, el bautizante. *** it-2 pág. 930 Sandalia ***

Desatar las correas de las sandalias de otra persona o llevarle sus sandalias se veía como una tarea servil que a menudo hacían los esclavos. Juan usó este símil para indicar su inferioridad con respecto a Cristo. (Mt 3:11; Mr 1:7.) *** w95 1/7 pág. 9 párr. 2 Los Testigos cristianos con ciudadanía celestial ***

Cuando Juan el Bautizante preparaba el camino para Jesús, anunció que este realizaría algo nuevo. El relato dice: “[Juan] predicaba, diciendo: ‘Después de mí viene alguien más fuerte que yo; no soy digno de agacharme y desatar las correas de sus sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con espíritu santo’”. (Marcos 1:7, 8.) Anteriormente nadie había bautizado con espíritu santo. Era un nuevo procedimiento que implicaba al espíritu santo y tenía que ver con el propósito divino que estaba a punto de revelarse, a saber, preparar a seres humanos para la gobernación celestial.

*** w95 1/7 pág. 10 párr. 5 Los Testigos cristianos con ciudadanía celestial ***

Jehová engendró más hijos espirituales en el Pentecostés de 33 E.C. Se bautizó con espíritu santo a los discípulos fieles que estaban reunidos en un cuarto superior de Jerusalén. *** it-2 págs. 86-87 Jesucristo ***

Su bautismo. El derramamiento del espíritu santo en el bautismo de Jesús marcó el momento en que llegó a ser el Mesías o Cristo, el Ungido de Dios (cuando los ángeles usaron ese título al anunciar su nacimiento fue en un sentido profético; Lu 2:9-11; nótense también los vss. 25, 26). Juan había estado ‘preparando el camino’ para “el medio de salvar de Dios” durante seis meses. (Lu 3:1-6.) A Jesús se

le bautizó cuando tenía “como [...] treinta años”, a pesar de las objeciones iniciales de Juan, que hasta entonces solo había bautizado a pecadores arrepentidos. (Mt 3:1, 6, 13-17; Lu 3:21-23.) Sin embargo, Jesús no tenía pecado, así que su bautismo fue un testimonio de que se presentaba para hacer la voluntad de su Padre. (Compárese con Heb 10:5-9.) Después que Jesús “salió del agua”, y mientras oraba, “vio que los cielos se abrían”, el espíritu de Dios descendía sobre él en forma corporal de paloma y se oyó la voz de Jehová desde el cielo decir: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado”. (Mt 3:16, 17; Mr 1:9-11; Lu 3:21, 22.)

Es probable que el espíritu de Dios derramado sobre Jesús aclarara muchos puntos en su mente. Sus propias expresiones a partir de entonces y en particular la íntima oración a su Padre la noche de la Pascua de 33 E.C., muestran que recordaba su existencia prehumana y lo que había oído decir a su Padre y le había visto hacer, así como la gloria de que disfrutó en los cielos. (Jn 6:46; 7:28, 29; 8:26, 28, 38; 14:2; 17:5.) Es posible que se le devolvieran estos recuerdos cuando fue bautizado y ungido.

Cuando se ungió a Jesús con espíritu santo, se le nombró y comisionó para llevar a cabo su ministerio de predicar y enseñar (Lu 4:16-21), y para servir en calidad de Profeta de Dios. (Hch 3:22-26.) Pero, más importante aún, este ungimiento lo nombró y comisionó como el Rey prometido de Jehová, el heredero del trono de David (Lu 1:32, 33, 69; Heb 1:8, 9) y de un reino eterno. Por esta razón, más adelante pudo decir a los fariseos: “El reino de Dios está en medio de ustedes”. (Lu 17:20, 21.) De modo similar, a Jesús se le ungió para actuar como el Sumo Sacerdote de Dios, no como descendiente de Aarón, sino según la semejanza del rey-sacerdote Melquisedec. (Heb 5:1, 4-10; 7:11-17.) *** it-2 pág. 590 Paloma ***

En el bautismo de Jesús y su posterior unción con el espíritu santo de Dios, se hizo que este apareciera “en forma corporal como una paloma”, lo que quizás quiera decir que su descenso visible sobre Jesús fue similar al revoloteo de la paloma que se acerca al lugar donde se va a posar. (Lu 3:22; Mt 3:16; Mr 1:10; Jn 1:32-34.) Fue un símbolo apropiado, en vista de su ‘inocencia’ característica. (Mt 10:16.) *** w07 1/12 pág. 26 párrs. 1-2 ¿Apoya usted la soberanía de Jehová? ***

EN OCTUBRE del año 29 de nuestra era se produjo un suceso único en la historia. Fue tan importante que aparece en los cuatro Evangelios. Mateo lo relata así: “Después que Jesús fue bautizado, inmediatamente salió del agua; y, ¡mire!, los cielos se abrieron, y [Juan el Bautista] vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre [Jesús]. ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado’” (Mateo 3:16, 17; Marcos 1:9-11; Lucas 3:21, 22; Juan 1:32-34).

2 Cuando Jesús recibió visiblemente el espíritu santo, quedó claro que él era el Ungido, es decir, el Mesías o Cristo (Juan 1:33). ¡Por fin había aparecido la “descendencia” prometida! Allí, ante Juan el Bautista, estaba la persona que recibiría la magulladura de Satanás en el talón y que, a su vez, magullaría la cabeza del principal enemigo de Jehová y su soberanía (Génesis 3:15). A partir de entonces, Jesús no tuvo ninguna duda de cuál sería su misión: cumplir el propósito de Jehová con respecto a la soberanía y al Reino de Dios. *** w88 15/3 pág. 14 párr. 17 La confianza en Jehová lleva a la dedicación y el bautismo ***

Después de bautizarse, Jesús “subió del agua”. Esto indica claramente que fue sumergido en agua. (Marcos 1:9, 10.) De hecho, solo eso sería un bautismo, porque la palabra griega que se traduce “bautizar” significa “sumergir, zambullir”. (Hechos 8:36-39.) *** it-2 pág. 87 Jesucristo ***

Jesús había sido el Hijo de Dios desde su nacimiento, igual que Adán había sido “hijo de Dios”. (Lu 3:38; 1:35.) Antes de que naciera, Jesús fue identificado como Hijo de Dios por el ángel Gabriel. Por consiguiente, cabe pensar que la declaración que acompañó a la unción por el espíritu de Dios, cuando después del bautismo de Jesús se oyó decir: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado” (Mr 1:11), fue más que solo un reconocimiento de la identidad de Jesús. Según todos los indicios, entonces Jesús fue engendrado o producido por Dios como su Hijo espiritual, ‘nació otra vez’, por decirlo así, con el derecho de recibir vida de nuevo como Hijo celestial de Dios en los cielos. (Compárese con Jn 3:3-6; 6:51; 10:17, 18; véanse BAUTISMO; UNIGÉNITO.) *** w98 15/2 pág. 13 párr. 7 Jehová lleva a la gloria a muchos hijos ***

7 Jesús fue Hijo de Dios desde su nacimiento humano, tal como Adán en perfección fue “hijo de Dios” (Lucas 1:35; 3:38). Ahora bien, fue significativo que Jehová declarara después del bautismo de Jesús: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado” (Marcos 1:11). Esta declaración que acompañó al derramamiento del espíritu santo dejó claro que Dios había engendrado a Jesús como Hijo espiritual suyo. Por decirlo así, a Jesús se le dio entonces un “nuevo nacimiento” con el derecho de recibir de nuevo la vida como Hijo espiritual de Dios en el cielo. Sus 144.000 hermanos espirituales ‘nacen de nuevo’ del mismo modo que él (Juan 3:1-8; véase La Atalaya del 15 de noviembre de 1992, págs. 3-6). Dios también los unge como a Jesús y los comisiona para proclamar buenas nuevas (Isaías 61:1, 2; Lucas 4:16-21; 1 Juan 2:20). *** w88 15/11 pág. 10 párr. 2 ¿Quién alcanzará la aprobación de Jehová? ***

Después que, con modestia, Juan hizo lo que Jesús le pidió y Jesús salió del agua, “los cielos se abrieron, y él vio descender como paloma el espíritu de Dios”.

Más que eso, “hubo una voz desde los cielos que decía: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado’”. (Mateo 3:16, 17; Marcos 1:11.) *** w88 15/11 págs. 10-11 ¿Quién alcanzará la aprobación de Jehová? ***

¿Qué significaron Sus palabras? 4 En los informes evangélicos de las palabras de Dios: “he aprobado [a Jesús]”,

se emplea el verbo griego eu·do·ké·o. (Mateo 3:17; Marcos 1:11; Lucas 3:22.) Esto significa “hallarse complacido, considerar favorablemente, deleitarse en”, y su forma sustantivada tiene el sentido de “buena voluntad, beneplácito, favor, deseo”. Eu·do·ké·o no se limita a la aprobación divina. Por ejemplo, los cristianos de Macedonia ‘tuvieron gusto’ en compartir sus bienes con otros. (Romanos 10:1; 15:26; 2 Corintios 5:8; 1 Tesalonicenses 2:8; 3:1.) Con todo, la aprobación que Jesús recibió la expresó Dios, no el hombre. Con referencia a Jesús, este término se usa solamente después de su bautismo. (Mateo 17:5; 2 Pedro 1:17.) *** w86 1/2 pág. 9 El segundo milagro en Caná ***

DESPUÉS de una extensa campaña de predicación por Judea, Jesús regresa a su vecindad de procedencia, pero no para descansar. Más bien, vuelve a Galilea, donde se crió, para comenzar un ministerio en mayor escala. Sus discípulos, en vez de quedarse con él, regresan a sus respectivas familias y emprenden de nuevo sus anteriores ocupaciones. *** w08 15/2 pág. 28 Puntos sobresalientes del libro de Marcos ***

Respuestas a preguntas bíblicas:

1:15. ¿A qué se refería Jesús cuando dijo que se había cumplido “el tiempo señalado”? Jesús quiso decir que se había cumplido el tiempo señalado para que comenzara su ministerio. Puesto que él estaba presente como el futuro rey que Jehová había elegido, podía afirmar que el Reino de Dios se había acercado. Las personas sinceras que se sintieran motivadas por su predicación podrían entonces dar pasos para obtener la aprobación divina. *** w03 15/1 pág. 10 párrs. 1-3 ¿Realmente tiene fe en las buenas nuevas? ***

TRANSCURRÍA el año 30 de la era común; Jesucristo había emprendido su gran ministerio en Galilea. Iba predicando “las buenas nuevas de Dios”, y a muchos galileos les emocionó oír esta declaración: “El tiempo señalado se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas” (Marcos 1:14, 15).

2 Había llegado “el tiempo señalado” para que Jesús iniciara su ministerio y para que las personas tomaran una decisión que habría de granjearles la aprobación divina (Lucas 12:54-56). ‘El reino de Dios se había acercado’ en el sentido de que Jesús, el Rey nombrado, estaba allí, entre ellos. Su predicación impulsó al

arrepentimiento a los rectos de corazón. Ahora bien, ¿cómo demostraron “fe en las buenas nuevas” aquellas personas, y cómo la demostramos nosotros?

3 Al igual que Jesús, el apóstol Pedro instó a sus oyentes al arrepentimiento. A los judíos que se hallaban en Jerusalén en Pentecostés del año 33 E.C., les dijo: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán la dádiva gratuita del espíritu santo”. Miles de ellos se arrepintieron, se bautizaron y se hicieron discípulos de Jesús (Hechos 2:38, 41; 4:4). En 36 E.C., gentiles arrepentidos siguieron sus pasos (Hechos 10:1-48). Y en nuestros días, la fe está impulsando a miles de personas a arrepentirse de sus pecados, dedicarse a Dios y bautizarse. Han aceptado las buenas nuevas de la salvación y tienen fe en el sacrificio redentor de Jesús. Además, practican la justicia y se han puesto de parte del Reino de Dios. *** w86 1/2 pág. 9 El segundo milagro en Caná ***

¿Qué mensaje comienza Jesús a predicar? Este: “El reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse, y tengan fe en las buenas nuevas”. ¿Cómo respondieron los galileos? Favorablemente. Todos le tuvieron en honra. Sin embargo, esto no se debió a su mensaje, sino más bien a que unos meses antes muchos de ellos habían estado en Jerusalén durante la Pascua y habían visto a Jesús ejecutar milagros extraordinarios. *** it-1 pág. 424 Capernaum ***

Fue posiblemente en la cercana llanura de Genesaret, al SO. de Capernaum, donde Jesús se encontró de nuevo con Pedro y Andrés, ya discípulos suyos (Jn 1:35-42), y les extendió la invitación expresa de acompañarle en el ministerio, como hizo luego con Santiago y Juan. (Mr 1:16-21.) *** it-1 pág. 138 Andrés ***

Los dos hermanos regresaron a su negocio de la pesca, pero, de seis meses a un año más tarde, después de la detención de Juan el Bautista, Jesús los invitó, junto a Santiago y a Juan, para que fueran “pescadores de hombres”. Inmediatamente abandonaron sus redes y empezaron a acompañar a Jesús. (Mt 4:18-20; Mr 1:14, 16-20.) *** it-1 pág. 424 Capernaum ***

Fue posiblemente en la cercana llanura de Genesaret, al SO. de Capernaum, donde Jesús se encontró de nuevo con Pedro y Andrés, ya discípulos suyos (Jn 1:35-42), y les extendió la invitación expresa de acompañarle en el ministerio, como hizo luego con Santiago y Juan. (Mr 1:16-21 *** cf cap. 10 pág. 101 párr. 7 “Está escrito” ***

7 Las citas que Jesús hizo demostraban su profunda reverencia por la Palabra de Dios. Sus oyentes “quedaban atónitos por su modo de enseñar, porque allí estaba enseñándoles como quien tiene autoridad, y no como los escribas” (Marcos 1:22).

A los escribas les encantaba salpicar sus explicaciones con referencias a la llamada ley oral, para lo cual citaban las palabras de los instruidos rabinos de la antigüedad. Pero Jesús nunca se basó en la ley oral o en las ideas de algún rabino. Más bien, tomaba la Palabra de Dios como la autoridad final. Vez tras vez nos lo encontramos diciendo: “Está escrito”. Usó esa expresión y otras semejantes tanto al enseñar a sus discípulos como al corregir ideas erróneas. *** it-1 pág. 137 Andrés ***

(de una raíz griega que significa: “hombre; varón”; probablemente: Varonil).

Hermano de Simón Pedro e hijo de Jonás (Juan). (Mt 4:18; 16:17.) Aunque la ciudad natal de Andrés era Betsaida, él y Simón vivían juntos en Capernaum cuando Jesús los llamó para que llegaran a ser “pescadores de hombres”. (Mr 1:16, 17, 21, 29; Jn 1:44.) Ambas ciudades estaban en la orilla septentrional del mar de Galilea, donde los dos hermanos se ocupaban del negocio de la pesca en sociedad con Santiago y Juan. (Mt 4:18; Mr 1:16; Lu 5:10.) *** g01 22/7 pág. 11 Trabajo voluntario que aporta beneficios duraderos ***

A la mañana siguiente, “mientras todavía estaba oscuro”, Jesús se levantó silenciosamente, salió de la casa, se fue “a un lugar solitario” y “se puso a orar”. Al poco tiempo, los discípulos también despertaron, miraron hacia fuera y vieron una muchedumbre que esperaba en la puerta. ¿Qué harían? Jesús se había ido. Pedro y los que con él estaban lo localizaron enseguida y le dijeron: “Todos te buscan” (Marcos 1:35-37; Lucas 4:42). Es como si hubieran querido decir: “¿Qué haces aquí afuera? Las curaciones que efectuaste anoche fueron un gran éxito. Hoy tienes otra magnífica oportunidad de hacer lo mismo”. *** jy cap. 24 pág. 62 párrs. 4-5 Realiza su ministerio por toda Galilea ***

“Vámonos a otra parte, a los pueblos vecinos —les dice a sus discípulos—, para que también predique allí, porque para eso he venido”. Además, le dice a la gente que trata de retenerlo: “También tengo que anunciarles las buenas noticias del Reino de Dios a otras ciudades, porque para esto fui enviado” (Marcos 1:38; Lucas 4:43).

Así es, una razón muy importante por la que Jesús ha venido a la Tierra es predicar el mensaje del Reino de Dios. Ese Reino santificará el nombre de su Padre y acabará de una vez por todas con los problemas de la humanidad. Pero, entonces, ¿por qué hace curaciones milagrosas? Para dar prueba de que es un enviado de Dios. Siglos antes, Moisés también llevó a cabo obras asombrosas para demostrar que Dios lo había enviado (Éxodo 4:1-9, 30, 31). *** g01 22/7 pág. 11 Trabajo voluntario que aporta beneficios duraderos ***

No obstante, observemos la reacción de Jesús: “Vamos a otra parte, a las villas cercanas, para que predique también allí”. Esta respuesta es significativa. Jesús no volvió a la casa de Pedro para curar a los demás. Señaló la razón, al explicar:

“Con este propósito [el de predicar] he salido” (Marcos 1:38, 39; Lucas 4:43). ¿Qué quiso decir Jesús a sus discípulos? Que aunque veía la importancia de hacer buenas obras, su misión principal era predicar y enseñar la palabra de Dios (Marcos 1:14). *** w86 1/4 págs. 8-9 Por qué vino Jesús a la Tierra ***

De acuerdo con un relato bíblico, Jesús contesta a sus discípulos lo siguiente: “Vamos a otra parte, a las villas cercanas, para que predique también allí, porque con este propósito he salido”. A pesar de que las personas instan a Jesús a que se quede, él les dice: “También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado”.

Sí, Jesús vino a la Tierra particularmente para predicar acerca del Reino de Dios que vindicará el nombre de su Padre y curará permanentemente todas las dolencias del hombre. Sin embargo, para probar que Dios lo ha enviado, Jesús realiza curaciones milagrosas. De la misma manera, siglos antes, Moisés realizó milagros para establecer sus credenciales como siervo de Dios. *** w86 1/4 pág. 9 Por qué vino Jesús a la Tierra ***

Ahora bien, cuando Jesús parte de Capernaum para predicar en otras ciudades, sus cuatro discípulos van con él. Estos son Pedro y su hermano Andrés, y Juan y su hermano Santiago. Usted recordará que la semana anterior Jesús los había invitado a ser sus primeros colaboradores de viaje.

¡Jesús y sus cuatro discípulos logran tener gran éxito en su gira de predicación en Galilea! De hecho, el informe acerca de sus actividades se esparce por todo Siria. Grandes muchedumbres de Galilea, Judea y del otro lado del río Jordán siguen a Jesús y a sus discípulos. Marcos 1:35-39; Lucas 4:42, 43; Mateo 4:23-25; Éxodo 4:1-9, 30, 31. *** it-2 págs. 239-240 Limpio, limpieza ***

Lepra. Esta era la enfermedad más repugnante, y requería severas medidas de control, como un aislamiento prolongado, junto con cuidadosos y repetidos reconocimientos para determinar cuándo estaba curada la persona. (Le 13:1-46; Dt 24:8.) Por consiguiente, se requirió mucha fe para que el leproso inmundo le dijera a Jesús: “Señor, si tan solo quieres, puedes limpiarme”. Jesús no solo quería, sino que también mostró que podía curar esta enfermedad repugnante cuando ordenó: “Sé limpio”. Luego le dijo a este hombre ya curado: “Ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece la dádiva que Moisés prescribió”. (Mt 8:2-4; Mr 1:40-44; véase LEPRA.) *** w08 15/8 pág. 15 párr. 15 Honremos a Jehová actuando con dignidad ***

15 Veamos ahora la reacción de Jesús ante un leproso que se le acercó y le rogó que lo curara (léase Marcos 1:40-42). En vez de rechazarlo, trató al pobre hombre de forma digna y compasiva, pues vio su desesperación por sentir alivio.

Profundamente conmovido, Jesús actuó de inmediato: estiró la mano, tocó al leproso y lo curó. *** cf cap. 15 pág. 153 párr. 6 “Se enterneció” ***

6 En otra ocasión vino a él un leproso y le suplicó: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme”. ¿Cómo reaccionó Jesús? Recordemos que, por ser un hombre perfecto, nunca se había enfermado. Sin embargo, sintió mucha lástima, sí, “se enterneció” (Marcos 1:40-42). Entonces hizo algo insólito. Él sabía muy bien que la Ley consideraba impuros a los leprosos y que les estaba prohibido entremezclarse con la gente (Levítico 13:45, 46). Sin duda alguna, hubiera podido sanar a aquel hombre sin necesidad de tener contacto físico con él (Mateo 8:5-13). No obstante, prefirió extender la mano y tocarlo mientras le decía: “Quiero. Sé limpio”. Y al instante desapareció la lepra. ¡Cuánta empatía y ternura encierra este gesto de Jesús! *** jy cap. 25 pág. 65 párrs. 3-4 Se compadece de un leproso y lo sana ***

¡Qué fe tan grande tiene en Jesús! ¡Y qué lástima debe dar verlo así! En estas circunstancias, ¿cómo reacciona Jesús? ¿Qué habría hecho usted? Jesús se conmueve tanto que extiende la mano, toca al hombre y le dice: “Sí, yo quiero. Queda limpio” (Mateo 8:3). Aunque parezca increíble, la lepra desaparece por completo en un instante.

¿Verdad que le gustaría tener un rey así de compasivo y poderoso? Por la forma en que Jesús trata a este hombre tan enfermo, podemos estar seguros de que, cuando reine sobre toda la Tierra, se cumplirá esta promesa: “Sentirá compasión por el humilde y el pobre, y a los pobres les salvará la vida” (Salmo 72:13). Así es, cuando llegue ese día, Jesús hará realidad su deseo de ayudar a todas las personas que estén sufriendo. *** cl cap. 29 pág. 295 párrs. 11-12 “Conocer el amor del Cristo” ***

“También vino a él un leproso, y le suplicó hasta de rodillas, diciéndole: ‘Si tan solo quieres, puedes limpiarme’. Con esto, él se enterneció, y extendió la mano y lo tocó, y le dijo: ‘Quiero. Sé limpio’. E inmediatamente la lepra desapareció de él” (Marcos 1:40-42). Cristo sabía muy bien que era ilícito hasta que el leproso estuviera allí. Sin embargo, en vez de echarlo, se conmovió tanto que hizo lo impensable: lo tocó.

12 ¿Podemos hacernos una idea de lo que significó para aquel enfermo de lepra que Cristo lo tocara? Ilustrémoslo con una experiencia. Paul Brand, especialista en esta afección, nos cuenta el caso de un joven leproso al que trató en la India. Cuando lo examinó, le puso la mano en el hombro y le explicó mediante una intérprete qué tratamiento seguiría. El paciente rompió a llorar, de modo que el médico inquirió: “¿He dicho algo malo?”. La intérprete le preguntó al hombre en su idioma y luego respondió: “No, doctor. Dice que llora porque le ha puesto la mano en el hombro. Antes de venir aquí, llevaba años sin que nadie lo tocara”. Para el leproso

que se acercó a Jesús, ese gesto fue aún más importante, pues tras ello desapareció el mal que lo había marginado. *** w09 15/1 pág. 7 párr. 17 “Ven, sé mi seguidor” ***

17 Al comienzo de su ministerio, un leproso se acercó a Jesús y le dijo: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme”. ¿Qué le contestó Jesús? El relato indica que “él se enterneció”, y que a continuación hizo algo sorprendente: “Extendió la mano y lo tocó, y le dijo: ‘Quiero. Sé limpio’. E inmediatamente la lepra desapareció de él, y quedó limpio”. Jesús sabía que, de acuerdo con la Ley mosaica, los leprosos eran impuros. Sin duda alguna pudo haber curado a aquel hombre sin tocarlo. Sin embargo, no solo lo curó, sino que le permitió sentir el contacto de otro ser humano, tal vez por primera vez en años. ¡Qué acto tan compasivo! (Mar. 1:40-42.) *** w08 15/8 pág. 15 párr. 15 Honremos a Jehová actuando con dignidad ***

15 Veamos ahora la reacción de Jesús ante un leproso que se le acercó y le rogó que lo curara (léase Marcos 1:40-42). En vez de rechazarlo, trató al pobre hombre de forma digna y compasiva, pues vio su desesperación por sentir alivio. Profundamente conmovido, Jesús actuó de inmediato: estiró la mano, tocó al leproso y lo curó. *** cf cap. 15 pág. 153 párr. 6 “Se enterneció” ***

6 En otra ocasión vino a él un leproso y le suplicó: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme”. ¿Cómo reaccionó Jesús? Recordemos que, por ser un hombre perfecto, nunca se había enfermado. Sin embargo, sintió mucha lástima, sí, “se enterneció” (Marcos 1:40-42). Entonces hizo algo insólito. Él sabía muy bien que la Ley consideraba impuros a los leprosos y que les estaba prohibido entremezclarse con la gente (Levítico 13:45, 46). Sin duda alguna, hubiera podido sanar a aquel hombre sin necesidad de tener contacto físico con él (Mateo 8:5-13). No obstante, prefirió extender la mano y tocarlo mientras le decía: “Quiero. Sé limpio”. Y al instante desapareció la lepra. ¡Cuánta empatía y ternura encierra este gesto de Jesús! *** km 6/02 pág. 1 ¿‘Quiere’ ayudar a los demás? ***

¿‘Quiere’ ayudar a los demás?

1 Jesús tenía interés sincero en la gente. Cuando un leproso le suplicó que lo ayudara, Jesús extendió la mano, lo tocó, y le dijo: “Quiero. Sé limpio” (Mar. 1:40-42). ¿Cómo podemos imitar la actitud de Jesús al ayudar al prójimo?

2 Personas interesadas. Cada miembro de la congregación puede contribuir a que las personas interesadas lleguen a ser adoradoras de Jehová. Cuando los nuevos asistan a las reuniones, salúdelos y familiarícese con ellos. Busque maneras de animarlos. Encómielos por los comentarios que hagan. Dígales que aprecia sus esfuerzos por aplicar los principios bíblicos en su vida. Ayúdeles a ver las posibilidades que tienen de conseguir amigos verdaderos en la congregación.

3 Hermanos en la fe. Especialmente “los que están relacionados con nosotros en la fe” merecen nuestra ayuda de diversas maneras (Gál. 6:10). Muchos luchan con problemas de salud. Una visita edificante les permitiría disfrutar de compañía, algo muy necesario, y tal vez podríamos brindar ayuda práctica. Quizás algunos estén afrontando diferentes dificultades en la vida. Muestre su preocupación al dedicar tiempo a escucharlos y fortalecerlos (1 Tes. 5:14). Los ancianos también necesitan nuestra cooperación a medida que cumplen con sus responsabilidades (Heb. 13:17). Si demostramos un espíritu dispuesto y servicial, podemos llegar a ser “un socorro fortalecedor” para nuestros hermanos en la fe (Col. 4:11).

4 Familiares. También debemos esforzarnos por imitar a Jesús al interesarnos en los miembros de nuestra propia familia. El profundo interés impulsa a los padres a ‘seguir criando a sus hijos en la disciplina y regulación mental de Jehová’ (Efe. 6:4). Los hijos pueden colaborar al prepararse con prontitud cuando es hora de estudiar en familia, asistir a las reuniones de congregación o salir al servicio del campo. Los hijos adultos reflejarán la compasión de Jesús al ayudar a sus padres con ternura a hacer frente a los achaques propios de la vejez. Estas son solo algunas maneras de “practicar devoción piadosa en [nuestra] propia casa” (1 Tim. 5:4).

5 Al seguir el ejemplo de Jesús y ayudar a otros, tal vez podamos aliviar los problemas y unir más a nuestra familia, así como a la congregación. Sobre todo, honramos a Jehová, “el Padre de tiernas misericordias” (2 Cor. 1:3). *** w86 15/4 págs. 8-9 Compasión por un leproso ***

¡Qué fe tiene este hombre en Jesús! Sin embargo, ¡qué lastimosa ha de ser su apariencia debido a esta enfermedad! ¿Qué hará Jesús? ¿Qué haría usted? Movido por la compasión, Jesús extiende la mano y toca al hombre, diciendo: “Quiero. Sé limpio”. Y al instante desaparece la lepra del hombre.

¿Desearía usted que alguien tan compasivo como Jesús fuera su rey? La manera como él trató a este leproso es una garantía de que durante su reinado se cumplirá esta profecía bíblica: “Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre”. Sí, Jesús cumplirá con su intenso deseo de ayudar a todos los afligidos. *** jy cap. 25 pág. 65 párrs. 5-6 Se compadece de un leproso y lo sana ***

Como vimos, el ministerio de Jesús ya había despertado un gran interés entre la gente antes de este milagro. Y ahora también se enterarán de que ha curado a un leproso. Pero Jesús no quiere que las personas crean en él simplemente por lo que han oído. Conoce la profecía que dice que él no haría “oír su voz en la calle” para darse importancia (Isaías 42:1, 2). Por eso le dice al hombre que acaba de sanar: “No se lo digas a nadie. Pero vete a que te vea el sacerdote y presenta la ofrenda que Moisés mandó” (Mateo 8:4).

Sin embargo, el hombre está tan contento por lo que le acaba de pasar que no puede callarse. Va y le cuenta a todo el mundo lo que Jesús ha hecho por él, y esto hace que el interés y la curiosidad de la gente aumenten. La situación llega a tal punto que Jesús no puede entrar en ninguna ciudad tranquilamente, así que decide quedarse por un tiempo en lugares retirados donde no vive nadie. De todas maneras, personas de muchos sitios siguen llegando para escucharlo y para que las sane. *** it-2 págs. 239-240 Limpio, limpieza ***

. Luego le dijo a este hombre ya curado: “Ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece la dádiva que Moisés prescribió”. (Mt 8:2-4; Mr 1:40-44; véase LEPRA.)

En un principio, las disposiciones de la Ley prescribían una ceremonia elaborada que constaba de dos partes para que el leproso que se había curado pudiese volver a la vida normal. En la primera, el leproso ya sanado debía presentar al sacerdote en las afueras del campamento de Israel madera de cedro, fibra escarlata carmesí, hisopo y dos aves. Luego se mataba a uno de los pájaros sobre agua corriente, y su sangre tenía que recogerse en una vasija de barro, donde se sumergía el cedro, la fibra escarlata, el hisopo y el pájaro vivo; después el sacerdote salpicaba al leproso sanado siete veces con esta sangre, y el ave era liberada. Una vez que se declaraba limpia a la persona enferma, tenía que afeitarse, bañarse, lavar sus prendas de vestir y entrar en el campamento, pero debía permanecer fuera de su tienda durante siete días. En el séptimo día tenía que afeitarse de nuevo, incluso las cejas. Al día siguiente debía llevar dos carneros y una cordera de menos de un año junto con un poco de harina y aceite como ofrenda por la culpa, ofrenda por el pecado, ofrenda quemada y ofrenda de grano. La ofrenda por la culpa —que consistía en un carnero y aceite— la ofrecía el sacerdote en primer lugar como ofrenda mecida ante Jehová, y a continuación degollaba al carnero; luego ponía algo de esta sangre en el lóbulo de la oreja derecha, el dedo pulgar de la mano derecha y el dedo gordo del pie derecho del que había sido limpiado. Con el aceite se seguía un procedimiento similar: se añadía un poco de aceite a la sangre aplicada, y después se salpicaba siete veces un poco de aceite ante Jehová, y lo que restaba se vertía sobre la cabeza del que había sido limpiado. A continuación el sacerdote ofrecía el sacrificio quemado, el sacrificio de grano y el sacrificio por la culpa, hacía expiación por él y lo declaraba curado. Si la persona sanada carecía de medios, podía ofrecer dos tórtolas o dos pichones en lugar de la cordera y uno de los carneros para la ofrenda por el pecado y la ofrenda quemada. (Le 14:1-32.) *** w08 15/2 pág. 28 párr. 6 Puntos sobresalientes del libro de Marcos ***

1:44; 3:12; 7:36. ¿Por qué no quería Jesús que se dieran a conocer sus milagros? Él no quería que las personas llegaran a conclusiones basadas en informes sensacionalistas o posiblemente distorsionados. Más bien, quería que comprobaran por sí mismas que él era el Cristo y que tomaran su decisión en

consecuencia (Isa. 42:1-4; Mat. 8:4; 9:30; 12:15-21; 16:20; Luc. 5:14). Hizo una excepción en el caso del hombre del país de los gerasenos que había estado endemoniado, a quien curó y ordenó que fuera a contárselo a sus parientes. A Jesús le habían pedido que abandonara aquella región, por eso tuvo muy poco contacto, si acaso alguno, con sus habitantes. La presencia y el testimonio de un hombre al que Jesús había curado podrían servir para contrarrestar cualquier comentario negativo sobre la pérdida de la piara de cerdos (Mar. 5:1-20; Luc. 8:26-39). *** w86 15/4 pág. 9 Compasión por un leproso ***

Aun antes de curar al leproso, el ministerio de Jesús ha estado sembrando gran emoción entre la gente. En cumplimiento de la profecía de Isaías, Jesús da la siguiente orden al hombre sanado: “Mira que no digas nada a nadie”. Entonces le da estas instrucciones: “Ve, muéstrate al sacerdote y ofrece a favor de tu limpieza las cosas que Moisés prescribió, para testimonio a ellos”.

Pero el hombre está tan feliz que no puede evitar hablar acerca del milagro. Se va y comienza a proclamar las nuevas por todas partes, y parece que despierta tanto interés y curiosidad entre la gente que a Jesús ya no se le hace posible entrar abiertamente en ciudad alguna. De manera que Jesús permanece en lugares solitarios donde no vive nadie, y personas de todas partes vienen a escucharlo y para ser curadas de sus enfermedades. Lucas 5:12-16; Marcos 1:40-45; Mateo 8:2-4; Levítico 13:45; 14:10-13; Salmo 72:13; Isaías 42:1, 2. *** jy cap. 25 pág. 65 párr. 6 Se compadece de un leproso y lo sana ***

Sin embargo, el hombre está tan contento por lo que le acaba de pasar que no puede callarse. Va y le cuenta a todo el mundo lo que Jesús ha hecho por él, y esto hace que el interés y la curiosidad de la gente aumenten. La situación llega a tal punto que Jesús no puede entrar en ninguna ciudad tranquilamente, así que decide quedarse por un tiempo en lugares retirados donde no vive nadie. De todas maneras, personas de muchos sitios siguen llegando para escucharlo y para que las sane.

MARCOS 2

*** it-1 pág. 425 Capernaum ***

Después de la gira de predicación por Galilea acompañado de los cuatro discípulos llamados de la región de Capernaum, Jesús volvió a esta población, a la que para entonces se podía llamar “su propia ciudad”, el lugar donde podía decirse que estaba “en casa”. (Mt 9:1; Mr 2:1.) *** jy cap. 26 pág. 67 párr. 3 “Tus pecados quedan perdonados” ***

Mientras Jesús les predica, llegan cuatro hombres con un paralítico en una camilla para que Jesús lo cure. Pero la casa está tan llena que no pueden llevarlo

hasta donde está Jesús (Marcos 2:4). ¡Qué decepcionados deben de estar! De todas maneras, no se dan por vencidos. Suben a la azotea de la casa, hacen una abertura en el techo y bajan por ella la camilla en la que está acostado el paralítico. *** it-1 págs. 437-438 Casa ***

Techo y aposento de arriba. El pacto de la Ley requería que los israelitas protegiesen los techos, que en su mayoría eran planos, cercándolos con un pretil para prevenir accidentes. (Dt 22:8.) También se les solía dar una ligera inclinación a fin de que el agua de lluvia corriese. El techo se apoyaba en fuertes vigas de madera colocadas de pared a pared, atravesadas por cabrios que, a su vez, se cubrían con ramas, cañas, etc. Después iba una capa de tierra de varios centímetros de grosor cubierta con un enlucido grueso de arcilla o de arcilla mezclada con cal. De modo que era fácil excavar una abertura en un techo de tierra, como hicieron los hombres que intentaban llevar a un paralítico ante la presencia de Jesús para que pudiera ser sanado. (Mr 2:4.) Las vigas del techo solían descansar sobre una fila de postes de madera verticales que se apoyaban sobre bases de piedra. En estos techos podía brotar hierba (Sl 129:6), y era difícil evitar que gotearan. (Pr 19:13; 27:15; Ec 10:18.) Probablemente los techos se reparaban y se allanaban para permitir que corriese mejor el agua antes de que empezase la estación lluviosa. *** w89 15/10 pág. 30 Joyas del Evangelio de Marcos ***

El Hijo de Dios como obrador de milagros

Marcos relata los milagros que Cristo efectuó mediante el poder de Dios. Por ejemplo, en cierta ocasión había una multitud tan grande en una casa que hubo que bajar a un paralítico por una abertura cavada en el techo a fin de acercarlo a Jesús para que lo sanara (2:4). Debido a que la casa estaba atestada de gente, puede ser que subieran al hombre por una escalera de mano o por una escalera exterior que fuera parte de la casa. Pero ¿por qué fue necesario cavar por el techo? Pues bien, la mayoría de los techos eran planos y se apoyaban en vigas que iban de una pared a otra. Cruzaban las vigas unos cabios o listones cubiertos con ramas, cañas y elementos estructurales por el estilo. Encima había una capa gruesa de tierra cubierta por un enlucido de arcilla o de arcilla mezclada con cal. Por consiguiente, para poner al paralítico en presencia de Jesús, unos hombres tuvieron que cavar por el techo de tierra. Pero ¡qué bendición recibieron después, por lo que hicieron! Cristo sanó al hombre, y todos los presentes glorificaron a Dios (2:1-12). ¡Qué excelente garantía de que el Hijo de Jehová efectuará curaciones maravillosas en el nuevo mundo! *** w86 1/5 pág. 9 De regreso en Capernaum ***

Mientras Jesús enseña a la muchedumbre, cuatro hombres traen en una camilla a un hombre paralítico. Ellos quieren que Jesús cure a su amigo, pero debido a la gran cantidad de personas no pueden entrar. ¡Qué decepción! Sin embargo, no se

rinden. Se suben al techo plano, hacen una abertura en él por medio de quitar las tejas y bajan al paralítico en la camilla justo al lado de Jesús *** w86 1/5 pág. 9 De regreso en Capernaum ***

¿Se enoja Jesús por esta interrupción? ¡De ninguna manera! Por el contrario, está muy impresionado por la fe de ellos. Le dice al paralítico: “Tus pecados son perdonados”. Pero ¿realmente puede Jesús perdonar pecados? Los escribas y fariseos no lo creen. Razonan en el corazón así: “¿Quién puede perdonar pecados sino Dios solo?”. *** w86 1/5 pág. 9 De regreso en Capernaum ***

¿Notó usted cómo Jesús relacionó los pecados con las enfermedades y el restaurar la salud con el perdón de pecados? La Biblia explica que nuestro primer padre, Adán, pecó y que todos hemos heredado las consecuencias de aquel pecado, a saber, las enfermedades y la muerte. Pero bajo la gobernación del Reino de Dios, Jesús perdonará los pecados de todos los que aman y sirven a Dios, y entonces eliminará todas las enfermedades. ¡Qué maravillosa perspectiva! *** jy cap. 27 pág. 68 párr. 1 Mateo acepta la invitación de Jesús ***

Después de sanar al hombre paralítico, Jesús se queda algún tiempo por el área de Capernaúm, junto al mar de Galilea. De nuevo, muchísimas personas se le acercan, y él les enseña. Entonces, al pasar por la oficina de los impuestos, ve sentado allí a Mateo, también llamado Leví, y le hace la extraordinaria invitación: “Sé mi seguidor” (Mateo 9:9). *** it-2 pág. 339 Mateo ***

) Quizás para celebrar que le habían llamado para seguir a Cristo, “hizo un gran banquete de recepción”, al que asistieron Jesús y sus discípulos, así como muchos recaudadores de impuestos y pecadores. Este hecho molestó a los fariseos y los escribas, quienes murmuraron debido a que Cristo comía y bebía con los recaudadores de impuestos y los pecadores. (Lu 5:29, 30; Mt 9:10, 11; Mr 2:15, 16.) *** w86 15/5 pág. 8 Mateo recibe la llamada ***

Más tarde, tal vez para celebrar su llamamiento, Mateo hace un gran banquete de recepción en su casa. Además de Jesús y Sus discípulos, anteriores asociados de Mateo están presentes. Estos hombres por lo general son despreciados por sus compañeros judíos debido a que recaudan impuestos para las despreciadas autoridades romanas. Además, a menudo exigen fraudulentamente de la gente más dinero que la cantidad regular que deben pagar de impuestos. *** it-1 pág. 835 Escriba, escribano ***

) Por lo general pertenecían a la secta religiosa de los fariseos, pues este grupo reconocía las interpretaciones o “tradiciones” de los escribas, que con el transcurso del tiempo habían llegado a ser un laberinto desconcertante de reglas minuciosas y

técnicas. La expresión “escribas de los fariseos” aparece varias veces en las Escrituras. (Mr 2:16; Lu 5:30; Hch 23:9.) Este hecho puede indicar que algunos escribas eran saduceos, que creían solo en la Ley escrita, mientras que los escribas de los fariseos defendían con celo tanto la Ley como las tradiciones orales que se habían ido acumulando, ejerciendo una influencia aún mayor que los sacerdotes en la conciencia popular. Los escribas se encontraban sobre todo en Jerusalén, aunque también se les podía hallar por toda Palestina y en otras tierras entre los judíos de la Diáspora. (Mt 15:1; Mr 3:22; compárese con Lu 5:17.) *** jy cap. 27 pág. 68 párrs. 4-6 Mateo acepta la invitación de Jesús ***

Al ver que Jesús está comiendo con personas de esa clase, los fariseos, que se creen mejores que los demás, les preguntan a los discípulos: “¿Por qué come su maestro con cobradores de impuestos y pecadores?” (Mateo 9:11). Como Jesús los oye, les dice: “Los que están sanos no necesitan un médico, pero los enfermos sí. Así que vayan y aprendan lo que significan estas palabras: ‘Lo que quiero es compasión, no sacrificios’. Porque no vine a llamar a justos, sino a pecadores” (Mateo 9:12, 13; Oseas 6:6). Aunque los fariseos llaman a Jesús “maestro”, no creen que lo sea. Sin embargo, la realidad es que Jesús tiene mucho que enseñarles sobre lo que es justo.

Probablemente, Mateo ha invitado a estos cobradores de impuestos y pecadores para que puedan escuchar a Jesús y curarse en sentido espiritual, pues muchos de ellos lo siguen (Marcos 2:15). Y Jesús quiere ayudarlos para que tengan una buena amistad con Dios. A diferencia de los orgullosos fariseos, él no los desprecia; más bien, se compadece de ellos. Es como un médico al que pueden acudir todos los que están enfermos en sentido espiritual.

Jesús es compasivo con los cobradores de impuestos y pecadores, pero eso no significa que apruebe sus pecados, sino que siente el mismo cariño por ellos que por los que padecen enfermedades físicas. Recuerde, por ejemplo, cuando, totalmente conmovido, tocó a aquel leproso y le dijo: “Sí, yo quiero. Queda limpio” (Mateo 8:3). ¿No deberíamos nosotros esforzarnos por ser así de compasivos y ayudar a quien lo necesite, sobre todo en sentido espiritual? *** w89 1/11 págs. 28-29 ¿Se fija usted tan solo en las apariencias? ***

¡Qué diferente de los fariseos!, de quienes leemos: “Pero los escribas de los fariseos, cuando vieron que comía con los pecadores y recaudadores de impuestos, se pusieron a decir a sus discípulos: ‘¿Come él con los recaudadores de impuestos y pecadores?’. Al oír esto, Jesús les dijo: ‘Los fuertes no necesitan médico, pero los que se hallan mal sí. No vine a llamar a justos, sino a pecadores’”. (Marcos 2:16, 17.)

Por supuesto, esto no quiere decir que Jesús aprobaba tácitamente las prácticas poco honradas e incorrectas de aquellos pecadores y recaudadores de impuestos. Pero sabía que la gente puede envolverse en un estilo de vida incorrecto, quizás sin

querer o debido a circunstancias difíciles de controlar. Por eso él fue comprensivo y “se enterneció por ellos, porque eran como ovejas sin pastor”. (Marcos 6:34.) Amorosamente hizo distinción entre las malas acciones de la gente y el corazón de aquellas personas, que quizás era bueno.

Al tratar con sus seguidores, Jesús también veía más allá de las apariencias. Eran pecadores que a menudo cometían errores, pero Jesús no era un perfeccionista irrazonable que los regañara constantemente por cualquier pequeño error. Él sabía que las intenciones de ellos eran buenas, o, como diríamos hoy, que ellos tenían buen corazón. Lo que necesitaban era ayuda y estímulo; Jesús nunca fue mezquino al respecto. No hay duda de que vio a la gente como Dios la ve. ¿Nos esforzamos por imitar su excelente ejemplo? *** w86 15/5 pág. 8 Mateo recibe la llamada ***

Al ver que Jesús estaba en el banquete con tales personas, los fariseos preguntan a los discípulos: “¿Por qué come su maestro con los recaudadores de impuestos y pecadores?”. Al oír la pregunta, Jesús responde: “Personas en salud no necesitan médico, pero los enfermizos sí. Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’. Porque no vine a llamar a justos, sino a pecadores”.

Parece que Mateo ha invitado a estos recaudadores de impuestos a su hogar para que escuchen a Jesús y reciban curación espiritual. Por eso Jesús se asoció con ellos para ayudarlos a conseguir una relación saludable con Dios. Jesús no los desprecia, como lo hacen los santurrones fariseos. Más bien, movido por la compasión, les sirve de médico espiritual.

Así que al ejercer misericordia para con los pecadores, Jesús no estaba tolerando sus pecados, sino que estaba expresándoles los mismos sentimientos compasivos que había manifestado hacia los físicamente enfermos. Por ejemplo, recuerde la ocasión en que él compasivamente extendió la mano y tocó a un leproso, diciéndole: “Quiero. Sé limpio”. De igual manera, mostremos nosotros misericordia al ayudar a las personas necesitadas, especialmente en sentido espiritual. (Mateo 8:3; 9:9-13; Marcos 2:13-17; Lucas 5:27-32.) *** jy cap. 28 pág. 70 párr. 2 ¿Por qué no ayunan los discípulos de Jesús? ***

Ahora, cerca ya de la Pascua del año 31, algunos discípulos de Juan van a Jesús y le preguntan: “¿Por qué nosotros y los fariseos tenemos la costumbre de ayunar pero tus discípulos no?” (Mateo 9:14). Para los fariseos, el ayuno es solo una costumbre religiosa. Más adelante, el propio Jesús cuenta una historia de un orgulloso fariseo que oraba: “Oh, Dios, te doy las gracias porque no soy como todos los demás [...]. Ayuno dos veces a la semana” (Lucas 18:11, 12). Puede que, como este hombre, los discípulos de Juan ayunen por costumbre. O puede que lo hagan porque lamentan que Juan esté en la cárcel. En ese caso, quizás se pregunten por

qué los discípulos de Jesús no ayunan para mostrar también su tristeza por lo que le ha pasado a Juan. *** w86 1/6 pág. 9 Interrogado sobre el ayuno ***

Ahora algunos de los discípulos del encarcelado Juan se acercan a Jesús y le preguntan: “¿Por qué practicamos el ayuno nosotros y los fariseos, pero tus discípulos no ayunan?”. Los fariseos ayunan dos veces a la semana como rito de su religión. Y, de modo parecido, los discípulos de Juan tal vez observan dicha costumbre. Y probablemente estén ayunando en lamentación del encarcelamiento de Juan, a la vez que se preguntan por qué los discípulos de Jesús no se unen a ellos en tal expresión de congoja. *** w86 1/6 pág. 9 Interrogado sobre el ayuno ***

Como respuesta Jesús explica: “Los amigos del novio no tienen motivo para lamentarse mientras el novio está con ellos, ¿verdad? Pero vendrán días en que el novio les será quitado, y entonces ayunarán”.

Los discípulos de Juan deberían recordar que Juan mismo habló de Jesús como el novio. Así, mientras Jesús estuviera presente, Juan no consideraría que fuera apropiado ayunar, ni tampoco lo harían los discípulos de Jesús. Después, al morir Jesús, sus discípulos sí se lamentan y ayunan. Pero cuando se le resucita y asciende al cielo, no tienen por qué seguir tristes ni ayunando. *** it-1 pág. 568 Coser ***

Cuando Cristo Jesús explicó por qué sus discípulos no ayunaban como lo hacían los fariseos y los discípulos de Juan, dijo que si se cosía un remiendo de paño no encogido en una prenda de vestir vieja, se haría peor la rotura (Mr 2:18, 21), pues al lavar la prenda, el remiendo encogería y tiraría de la prenda de vestir vieja y la desgarraría. Esta ilustración debería haber ayudado a los que escuchaban las palabras de Jesús a reconocer que aquel era el tiempo para que se hiciesen sus seguidores y que era improcedente el que intentaran imponer las prácticas judías a sus discípulos. Juan mismo había explicado con anterioridad que su obra era una preparación para la venida del Cristo y, por lo tanto, de carácter temporal. (Jn 3:27-30.) *** w86 1/6 pág. 9 Interrogado sobre el ayuno ***

Luego, Jesús menciona estas ilustraciones: “Nadie cose un remiendo de paño no encogido en una prenda de vestir exterior vieja; porque su plena fuerza tiraría de la prenda de vestir exterior, y la rotura se haría peor. Tampoco ponen vino nuevo en odres viejos; pero si acaso lo ponen, entonces los odres se revientan y el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, el vino nuevo se pone en odres nuevos”. ¿Qué tienen que ver estas ilustraciones con el ayuno?

Jesús estaba ayudando a los discípulos de Juan a comprender que nadie debía esperar que sus seguidores se conformaran a las viejas prácticas del judaísmo,

como el rito del ayuno. Él no vino a remendar ni a prolongar los sistemas de adoración viejos e inútiles que estaban a punto de ser descartados. El cristianismo no habría de conformarse a aquel judaísmo con sus tradiciones humanas. No, no sería como un remiendo nuevo en una prenda de vestir vieja ni como el vino nuevo en odres viejos. (Mateo 9:14-17; Marcos 2:18-22; Lucas 5:33-39; Juan 3:27-29.) *** jy cap. 28 ¿Por qué no ayunan los discípulos de Jesús? ***

A continuación, Jesús les pone otros dos ejemplos: “Nadie cose un parche de tela nueva en un manto viejo, porque la tela nueva, al encogerse, tira de la prenda vieja y la rotura se hace mayor. Ni nadie pone vino nuevo en odres viejos. Si esto se hiciera, el cuero reventaría, el vino se derramaría, y los odres ya no servirían para nada. Por eso la gente pone el vino nuevo en odres nuevos” (Mateo 9:16, 17). ¿Qué es lo que quiere enseñarles Jesús?

Jesús quiere hacerles ver que sus discípulos no tienen por qué seguir las antiguas costumbres del judaísmo, como el ayuno. Él no ha venido a poner parches, por así decirlo, ni a alargarle la vida a un sistema religioso viejo y gastado que está a punto de ser rechazado. Más bien, fomenta una forma de adoración diferente al judaísmo de la época, que está lleno de tradiciones humanas. Es evidente que no está tratando de poner un parche de tela nueva en un manto viejo ni vino nuevo en un odre viejo y tieso. *** jy cap. 28 ¿Por qué no ayunan los discípulos de Jesús? *** ENSEÑA CON EJEMPLOS Y COMPARACIONES En esta ocasión, Jesús habla de algo tan cotidiano para sus oyentes como la costura. Si alguien cose un trozo de tela nueva en un manto viejo y usado, ¿qué puede pasar? Que, cuando se lave, el parche encoja, tire de la tela vieja y la rompa. Jesús también habla de los odres en los que a veces se guarda el vino. Con el tiempo, estos recipientes de cuero pueden endurecerse y perder su elasticidad. Poner vino nuevo en un odre viejo no es una buena idea. ¿Por qué? Porque el vino nuevo puede seguir fermentando y crear tanta presión que el odre viejo reviente. *** it-2 págs. 518-519 Odre ***

) Por regla general, los odres nuevos de vino podían resistir la presión interna del anhídrido carbónico generado por la fermentación del vino, a diferencia de los odres viejos, que con el tiempo se endurecían, perdían su elasticidad y podían reventar con facilidad. Jesucristo dijo apropiadamente: “Tampoco ponen vino nuevo en odres [una forma plural de a·skós; “cueros”, NBE; “pellejos”, BJ] viejos; pero si acaso lo ponen, entonces los odres se revientan y el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y ambas cosas se conservan”. (Mt 9:17; Mr 2:22; Lu 5:37, 38.) Esta ilustración era parte de la respuesta de Jesús en cuanto a por qué sus discípulos no se sometían a todas las costumbres y prácticas antiguas de los fariseos. Es evidente que Jesús quiso decir que la verdad

del cristianismo era demasiado poderosa y enérgica para que la retuviese el viejo sistema del judaísmo, que ya no tenía vitalidad ni elasticidad y que estaba desvaneciéndose rápidamente. (Mt 9:14-16.) *** it-2 pág. 1207 Vino y bebidas alcohólicas ***

. La palabra griega ói·nos (que se corresponde básicamente con el término hebreo yá·yin) aparece por primera vez en los comentarios de Jesús sobre lo imprudente de utilizar odres viejos para el vino nuevo, que no ha fermentado del todo, pues la presión que genera la fermentación reventaría los odres viejos. (Mt 9:17; Mr 2:22; Lu 5:37, 38.) *** w86 1/6 pág. 9 Interrogado sobre el ayuno ***

Luego, Jesús menciona estas ilustraciones: “Nadie cose un remiendo de paño no encogido en una prenda de vestir exterior vieja; porque su plena fuerza tiraría de la prenda de vestir exterior, y la rotura se haría peor. Tampoco ponen vino nuevo en odres viejos; pero si acaso lo ponen, entonces los odres se revientan y el vino se derrama y los odres se echan a perder. Más bien, el vino nuevo se pone en odres nuevos”. ¿Qué tienen que ver estas ilustraciones con el ayuno?

Jesús estaba ayudando a los discípulos de Juan a comprender que nadie debía esperar que sus seguidores se conformaran a las viejas prácticas del judaísmo, como el rito del ayuno. Él no vino a remendar ni a prolongar los sistemas de adoración viejos e inútiles que estaban a punto de ser descartados. El cristianismo no habría de conformarse a aquel judaísmo con sus tradiciones humanas. No, no sería como un remiendo nuevo en una prenda de vestir vieja ni como el vino nuevo en odres viejos. (Mateo 9:14-17; Marcos 2:18-22; Lucas 5:33-39; Juan 3:27-29.) *** it-1 pág. 21 Abiatar ***

En Marcos 2:26 la mayoría de las versiones dicen, citando a Jesús, que David entró en la casa de Dios y comió los panes de la presentación “siendo Abiatar sumo sacerdote”. Puesto que en aquel tiempo el sumo sacerdote era Ahimélec, el padre de Abiatar, tal traducción resulta en un error histórico. Es digno de notarse que varios manuscritos primitivos omiten la mencionada frase y que esta no se halla en los pasajes correspondientes de Mateo 12:4 y Lucas 6:4. Sin embargo, en Marcos 12:26 y Lucas 20:37 se presenta una estructura griega similar, y en estos casos muchas traducciones usan la frase “en el pasaje de” (AF, BI, CI, DGH, FF, LT, Mod, UN). Por eso parece que es propio traducir Marcos 2:26 como lo hace la Traducción del Nuevo Mundo, que lee: “Que entró en la casa de Dios, en el relato acerca de Abiatar el sacerdote principal”. Puesto que el relato de las primeras hazañas de Abiatar comienza inmediatamente después del registro de la entrada de David en la casa de Dios para comer los panes de la presentación, y como Abiatar llegó a ser el sumo sacerdote de Israel en el reinado de David, esta traducción mantiene la exactitud histórica del registro.

*** it-2 pág. 881 Sábado ***

Restricciones rabínicas del sábado. El propósito del sábado en sus comienzos era el de ser una ocasión de gozo y edificación espiritual. No obstante, el afán de los guías religiosos judíos por distinguirse al máximo de los gentiles los llevó —sobre todo a partir del regreso del exilio babilonio— a ir aumentando las restricciones sabáticas hasta alcanzar el número de treinta y nueve, con innumerables restricciones subsidiarias, que convirtieron el sábado en una carga. La compilación posterior de estas restricciones llenaba dos grandes volúmenes. Por ejemplo, estaba prohibido atrapar una pulga debido a que era cazar. No se podía atender a un enfermo a menos que estuviese en peligro de muerte. No se permitía colocar en su lugar un hueso dislocado, ni tampoco vendar una torcedura. Los guías religiosos judíos habían anulado el verdadero propósito del sábado, puesto que habían convertido al pueblo en esclavos de la tradición, en vez de dejar que el sábado les sirviese para honrar a Dios. (Mt 15:3, 6; 23:2-4; Mr 2:27.) Cuando los discípulos de Jesús arrancaron espigas y las frotaron con las manos para comérselas, por lo visto se les acusó de dos cosas: de cosechar y de trillar en día de sábado. (Lu 6:1, 2.) Los rabinos tenían un dicho: “Los pecados del que observe escrupulosamente toda ley del sábado, aunque sea idólatra, son perdonados”. *** rs pág. 339 Sábado (Día de descanso) ***

Un descanso “sabático” de mil años espera a la humanidad

Mar. 2:27, 28: “[Jesús] siguió diciéndoles: ‘El sábado vino a existir por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado; así es que el Hijo del hombre es Señor aun del sábado.’”

Jesús sabía que Jehová había instituido el sábado como señal entre Dios e Israel, y que el propósito del sábado era proporcionarles alivio de sus labores. Jesús también sabía que su propia muerte proveería la base para que la Ley de Moisés fuera removida como cumplida en él. Comprendía que la Ley, con su requisito sabático, proveía “una sombra de las buenas cosas por venir” (Heb. 10:1; Col. 2:16, 17). Con relación a estas “buenas cosas” hay un “sábado” del cual él ha de ser el Señor.

Como Señor de señores, Cristo gobernará sobre toda la Tierra por mil años (Rev. 19:16; 20:6; Sal. 2:6-8). Mientras estuvo en la Tierra, misericordiosamente Jesús ejecutó en sábado algunas de sus obras de curación más asombrosas, y así demostró la clase de alivio que proporcionará a gente de todas las naciones durante su Reinado Milenario (Luc. 13:10-13; Juan 5:5-9; 9:1-14). Los que aprecian el verdadero significado del sábado también tendrán la oportunidad de beneficiarse de ese descanso “sabático *** w08 15/2 pág. 28 párr. 7 Puntos sobresalientes del libro de Marcos ***

2:28. ¿Por qué se llama a Jesús “Señor hasta del sábado”? El apóstol Pablo escribió que “la Ley tiene una sombra de las buenas cosas por venir” (Heb. 10:1). Tal como estipulaba la Ley, el sábado venía al cabo de seis días de trabajo, y Jesús realizó muchas de sus curaciones en sábado. Aquello prefiguró el descanso pacífico y otras bendiciones que la humanidad disfrutará bajo el Reinado de Mil Años de Cristo una vez termine la opresiva dominación de Satanás. Por lo tanto, el Rey de ese Reino es también “Señor del sábado” (Mat. 12:8; Luc. 6:5).