Vida Parada -Guion-

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VIDA PARADA

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Guion del cortometraje Vida Parada escrito por Vier Castellanos

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ESCENA 1 - Interior. Día. Empresa Estamos en un recibidor de una empresa, hay varios butacones y frente a MARTA se ve una puerta en ese momento cerrada. En uno de los butacones está sentada MARTA. La puerta se abre y por ella empieza a salir un HOMBRE MAYOR. Veremos que su rostro concentrado muestra impotencia mientras camina decaído. De dentro se escucha la VOZ DEL ENTREVISTADOR. El rostro del HOMBRE MAYOR va cambiando con lo que escucha, el hombre se hace cada vez más pequeño. A la vez MARTA se levanta para entrar ella y camina hacia la puerta. Ambos se cruzan y MARTA sigue hacia la puerta.

VOZ DEL ENTREVISTADOR ¿Qué verá este hombre cuando se mira en el espejo? Ni para traerme un café me sirve ya. Se habrá creído que esto es una ONG. (Subiendo la voz) ¡Qué no estoy aquí para perder tiempo! (Recuperando el tono) A ver si tengo suerte y la siguiente es una tía con unas buenas tetas, cortita y ligera de cascos. De las que follan a la primera.

Se escuchan las risas de la VOZ DEL ENTREVISTADOR. MARTA aún no ha entrado. ESCENA 2 - Interior. Día. Vemos una puerta cerrarse, luego otra, después otra y una cuarta. Cada una de ellas se ha cerrado con más violencia. Escuchamos siempre el portazo. El último queda resonando como si fueran mil puertas que se le han cerrado a MARTA. ESCENA 3 - Exterior. Día. Parque Es invierno, MARTA está sentada en un banco de un parque. Está nerviosa. Rebusca en un paquete de tabaco, pero está vacío. Lo arroja al suelo. Mira al horizonte, con la cabeza levemente levantada hacia el cielo. De pronto se vuelve hacia la cámara, la mira de frente y dice:

MARTA El paro me está matando. (Pausa) Cada día más aislada, más sola, más inútil. (Baja la vista hacia el suelo mientras se frota la parte superior de los brazos con las manos contrarias) ¿Qué me queda, desenganchada del mundo?

Se hace un instante de silencio. Después MARTA levanta la vista. Mira con ansiedad de un lado para otro. En el plano, por la parte izquierda de MARTA, entra RAMÓN caminando despacio. A la vez, el TRANSEÚNTE 1 aparece por la parte derecha caminando rápido. MARTA les mira y después lo hace a la cámara, como si fuera a decir algo más aunque no lo hace. Después mira el reloj. MARTA se levanta con cierta

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torpeza y comienza a caminar tras RAMÓN dejándole unos metros de ventaja. ESCENA 4 - Exterior. Día. Calle MARTA camina tras RAMÓN. MARTA mira fijamente a la cámara mientras camina.

MARTA Me he preguntado muchas veces por qué les sigo. No puedo responderme con sinceridad. No sé que busco. (Se encoge de hombros) Empiezo labores que nunca acabo porque me quedo sin fuerzas en el camino. Asfixiada, siento el tiempo detenido a mi alrededor. (Mira hacia delante para no perder a RAMÓN) Sé que me calma y eso me basta. Me voy tras un caminante cualquiera, confiando que su vida sea mejor que la mía.

La cámara vuelve con RAMÓN y vemos tras él, a unos pocos metros, a MARTA. ESCENA 5 - Exterior. Día. Calle Siguen caminando. La cámara se va con MARTA. Ella la mira de frente.

MARTA ¿Debería dejar de lado mis exigencias?, ¿dejarme denigrar?, ¿que me humillen?, ¿aceptar lo que sea? Puedo trabajar; ser productiva. No quiero nada más, tan solo que me dejen demostrarlo. Estoy cansada ya de entrevistas inútiles.

Caminando por la calle, de pronto RAMÓN se cruza con un cartel en la pared que recuerda a Marcelino Camacho. Se detiene frente a él y en señal de respeto se santigua. Luego sigue caminando. ESCENA 6 - Exterior. Día. Portal TRANSEÚNTE 2, se cruza con RAMÓN y la cámara se va con él. TRANSEÚNTE 2 se detiene en el portal más próximo. Pulsa el timbre. Suena la VOZ TELEFONILLO

VOZ TELEFONILLO ¿Quién es?

MARTA entra en plano y lo va a cruzar mientras TRANSEÚNTE 2 responde:

TRANSEÚNTE 2 Nazareth, dile al perro que baje.

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ESCENA 7 - Interior. Día. Vemos a MARTA sentada en una silla contando su curriculum. Mientras vemos la mano del ENTREVISTADOR que desde atrás se ha colocado sobre el hombro de MARTA y lo acaricia. El ENTREVISTADOR no sale en plano. En el momento que se posa la mano en el hombro, decae la entonación de MARTA, aunque el gesto no varía: sigue mirando al frente, a un ENTREVISTADOR que ya no está en su silla. Sus manos se cierran lentamente crispadas.

MARTA Mi último trabajo fue en el turno de noche de una residencia de ancianos de las monjas Ursulinas.

ESCENA 8 - Exterior. Día. Calle MARTA sigue caminando tras RAMÓN. Mira a la cámara con odio.

MARTA Siempre es igual: babosos cargados de prejuicios que se otorgan el poder de juzgar quién puede trabajar y quien no. (Con cierta vergüenza deja de mirar a la cámara, pero sigue hablando) Algún día terminaré accediendo agotada de tanto suplicar. No será porque haya perdido mis escrúpulos, será por desesperación. Todos terminamos cediendo. Mira a esos trabajadores que por miedo a un despido se han bajado el sueldo o acaban haciendo doce horas diarias. Las suyas y las de los compañeros que el empresario ha ido despidiendo.

ESCENA 9 - Exterior. Día. Banco RAMÓN se detiene. Mira a su derecha y al fondo vemos la fachada de un banco. MARTA se para y le mira a él. RAMÓN saca un pasamontañas y se lo pone. De debajo del abrigo saca una escopeta. Con ella en ristre camina decidido hacia el banco. MARTA duda, pero al final se decide.

MARTA ¡Eh, usted! ¡Espéreme!

MARTA echa a correr hacia RAMÓN. RAMÓN se para, se vuelve con sorpresa para ver que le llaman a él. Espera a que MARTA llegue a su altura y la mira perplejo. Cuando están frente a frente ella se quita una media y se la pone en la cabeza, luego mete la mano en el bolsillo de su abrigo y hace como si llevara allí dentro una pistola.

MARTA (Hablando con dificultad bajo la media)

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¡Siempre serán mejor dos que uno!, ¿no le parece? ¿A medias?

RAMÓN la mira perplejo. No dice nada. Vuelve a revisarla de arriba abajo y al final hace una mueca de asentimiento.

RAMÓN No, tendrá que ser 80-20. Es lo justo. En realidad no necesito un ayudante. Lo que te estoy haciendo es un favor. Además, ten en cuenta que el único que arriesga aquí su prestigio soy yo.

MARTA ¿70-30?

MARTA extiende la mano.

RAMÓN Vale, trato hecho. Pero yo soy el jefe.

RAMÓN aprieta efusivo la mano de MARTA en señal de aceptación. ESCENA 10 - Interior. Día. Banco RAMÓN y MARTA entran por ese orden. Se escucha una conversación ya empezada entre el EMPLEADO DEL BANCO y el DESAHUCIADO. El resto de personajes -VIUDA CON UN CARRITO DE BEBÉ, JOVEN, MUJER EMBARAZADA e INMIGRANTE- van levantando las manos y apartándose hacia la pared. El EMPLEADO DEL BANCO y el DESAHUCIADO no parecen darse cuenta de la situación. El EMPLEADO DEL BANCO tiene una carta entre sus manos.

EMPLEADO DEL BANCO Mire, lo siento mucho. (Subiendo la voz y vocalizando) Pero yo no puedo hacer nada por usted. No paga, se queda sin piso. Yo no he hecho la ley. Las condiciones las tenía delante cuando firmó, así que la culpa es suya por no cumplir con sus responsabilidades.

DESAHUCIADO No nos pueden echar de nuestra casa. Algo se podrá hacer, aún. EMPLEADO DEL BANCO (Levanta la carta que tiene en la mano y después se la devuelve al DESAHAUCIADO) Los plazos son los plazos y si no paga hoy el próximo viernes nada detendrá el desahucio.

El DESHAUCIDADO mira directamente al EMPLEADO DEL BANCO, pero éste ha bajado su mirada

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DESAHUCIADO Míreme a la cara. Déme una solución.

El EMPLEADO DEL BANCO le devuelve la mirada, pero ha perdido por primera vez su tono altivo.

EMPLEADO DEL BANCO Si ya se lo estoy diciendo, pero usted no me escucha: la única solución es pagar. No hay otra. (Pausa) No se puede hacer más, así que haga el favor de no molestarme más, que me está quitando un tiempo que no tengo.

El DESAHUCIADO mira hacia el suelo y mientras levanta la cabeza dice bajando la voz:

DESAHUCIADO ¡De dónde saco el dinero! ¡Como si fuera fácil ganarlo cuando se ha perdido el trabajo y lo único que tiene uno son deudas!

El EMPLEADO DEL BANCO se da cuenta en ese momento de la presencia de RAMÓN y MARTA que han estado escuchando pacientemente sin interrumpir. El DESAHUCIADO da vuelta para salir, pero se detiene sorprendido ante los dos encapuchados en medio de la sucursal. MARTA se lo impide deteniéndole con una mano de una manera suave, como pidiendo que se espere. El EMPLEADO DEL BANCO no se ha inmutado, como si todos los días entrasen clientes con pasamontañas, medias en la cara, manos levantadas y escopetas.

EMPLEADO DEL BANCO (Con voz algo titubeante y volumen más bajo con respecto a su anterior conversación) Siguiente.

Todos los que están dentro del banco se apartan aún más y hacen gestos a los enmascarados para que pasen ellos.

RAMÓN Buenas tardes, que la educación y la compasión no han de faltar. Verá, yo le explico, mi compañera y yo, en los buenos tiempos teníamos un trabajo decente, pero esto de la crisis nos ha llevado a cambiar de sector. Ahora nos dedicamos a lo que viene siendo los atracos. (Le apunta con el arma y sigue hablando) Hemos venido con la intención de llevar a cabo nuestro trabajo en esta sucursal bancaria. Así que no se ponga nervioso y colabore, que en nuestra situación la cárcel tampoco es una mala solución. (Baja la escopeta)

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Entiéndanos, no lo hacemos por vicio, todo lo contrario, por pura necesidad. Ya sabe cuando el hambre aprieta se recurre a todo lo que esté al alcance de uno. No me vaya a hacer una tontería de la que luego se arrepienta. Piense, piense con cabeza. No es su dinero el que nos vamos a llevar, así que en el fondo ni le va ni le viene lo que ocurra. Además se puede quedar tranquilo, mañana mismo el seguro le habrá reembolsado a su banco la cantidad que nos llevemos. Tal vez les suban las pólizas. Tal vez su jefe le tire de las orejas. Vamos, nada que usted no pueda soportar. (Levanta la escopeta apuntando de nuevo al EMPLEADO DEL BANCO) Si es tan amable de acercarme lo que tenga en la caja…

El EMPLEADO DEL BANCO le ha dejado hablar sin entrometerse.

EMPLEADO DEL BANCO (Con voz algo titubeante pero con intención de hacerse el valiente y un poco arrogante) Pues han elegido un mal día, no debe haber casi nada en la caja. Hace media hora que vinieron con el furgón a recoger la recaudación.

RAMÓN Bueno, tampoco somos avariciosos, ni pretendemos hacernos ricos en una mañana. Sabremos conformarnos.

El EMPLEADO DEL BANCO abre la caja y le da dos fajos de billetes. RAMÓN estira el brazo y recoge el dinero. Después con un gesto de escopeta le indica que se tumbe en el suelo. Lo hace y queda oculto, EL EMPLEADO DEL BANCO no va a ver el resto de la escena. A partir de aquí y hasta el final, la escena va a ser vista desde la cámara de seguridad.

RAMÓN Y si valora en algo su salud, no se le ocurra levantarse hasta dentro de veinte minutos.

RAMÓN mira a MARTA, se hacen un gesto de complicidad y se dirigen a la salida. Cuando pasan a la altura del DESAHUCIADO que está pensando en sus cosas, cada uno pasa por un lado de él. MARTA estornuda, el DESHAUCIADO la mira y RAMÓN, sin que le vea el DESAHUCIADO, le cuela uno de los fajos en el bolsillo de su abrigo. El resto de personajes ha visto el gesto, así que se van acercando con timidez, gesticulan y extienden las manos porque ellos también necesitan ayuda. RAMÓN y MARTA se miran, se hacen gestos y comienzan a sacar billetes del fajo que les queda. Los van

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repartiendo hasta que se quedan sin nada. RAMÓN abre las manos vacías, MARTA levanta los hombros. Los dos salen. ESCENA 11 - Exterior. Día. Banco RAMÓN y MARTA se detienen ante la puerta del banco, ya fuera. Se quitan el pasamontañas y la media. RAMÓN saca su cartera y le da diez euros a MARTA por su ayuda. Luego le dice:

RAMÓN Los trabajos hay que pagarlos siempre, siento no poder darte más. Si te va bien mañana, nos vemos en el café Gijón a las diez. Pero esta vez vente con una pistola de juguete. Hay que parecer profesionales para ganarse la vida.

MARTA asiente y dibuja una sonrisa. Se dan la mano y cada uno comienza a caminar en una dirección. Se oyen unas sirenas de policía lejanas. Aparecen los títulos de crédito mientras los dos van saliendo de plano.

FIN