Verdad y Poder

Entrevista a

Michel Foucault

1977

Planteamiento del problema

Hacia 1950 se planteaba uno de los grandes problemas en relación al estatuto político de la ciencia y las funciones ideológicas que ella podría vehicular.

Durante mucho tiempo se han mantenido ocultas custiones que tienen que ver con “poder y saber”.

Problema difícil de analizar en el caso de la física teórica y de la química orgánica.

Sin embargo en el caso de la psiquiatría y la medicina, que están profundamente comprometidas en las estructuras sociales, el análisis podría ser menos complejo.

Consideraron en aquel tiempo que era un problema políticamente sin importancia y epistemológicamente sin nobleza.

Planteamiento del problema

Son tres las razones:

Los intelectuales marxistas en Francia sólo debian plantearse cuestiones y problemas dentro de los dominios que prescribía el Partido Comunista Francés (PCF), ni la psiquiatría ni la medicina se consideraban a la altura de las grandes formas del racionalismo clásico.

El estalinismo postestaliniano excluye del discurso marxista todo lo que no era repetición temerosa de lo ya dicho, no permitía abordar dominios todavía no explorados.

Un posible rechazo por parte de los intelectuales del PCF a plantear el problema del encierro, de la utilización política de la psiquiatría, de la cuadriculación disciplinaria de la sociedad.

Acerca de “Las Palabras y las Cosas”

En ciertas formas empíricas del saber como la biología, la economía política, la psiquiatría y la medicina, entre otras, el ritmo de las transformaciones no obedece a los esquemas dulces y continuistas del desarrollo que se admite habitualmente.

Tal es el caso de la medicina, a finales del siglo XVIII, cuando surge un cierto tipo de discurso que en un periodo relativamente corto (25 años) logra romper no solo con las proposiciones verdaderas, sino más profundamente, con las formas de hablar, con las formas de ver, con todo el conjunto de prácticas que servían de soporte a la medicina: no se trata simplemente de nuevos descubrimientos; es un nuevo “régimen” en el discurso y en el saber.

Lo esencial en éstos despegues bruscos, que no responden a la continuidad, es la modificación en las reglas de formación de los enunciados que son aceptados como científicamente verdaderos.

Lo que está en juego, es lo que rige los enunciados y la manera en la que se rigen los unos a los otros para constituir un conjunto de proposiciones aceptables científicamente y susceptibles de ser verificadas o invalidadas mediante procedimientos científicos.

A este nivel se trata de saber que efectos de poder circulan entre los enunciados científicos; cuál es de algún modo su régimen interior de poder; cómo y porqué en ciertos momentos dicho régimen se modifica de forma global.

Acerca de “Las Palabras y las Cosas”

La dicotomía estructuras (lo pensable) / suceso (lo irracional)

Lo importante es no hacer con el suceso lo que se ha hecho con la estructura, no se trata de colocar todo en un cierto plano.

Existe toda una estratificación de tipos de sucesos diferentes que no tienen ni la misma importancia, ni la misma amplitud cronológica, ni la misma capacidad para producir efectos.

El problema consiste al mismo tiempo en distinguir los sucesos, en diferenciar las redes y los niveles a los que pertenecen y en reconstruir los hilos que los atan y los hacen engendrarse unos a partir de otros.

Más que referirse al gran modelo de la lengua (dialética) y de los signos (semiótica) hay que referirse al de la guerra y de la batalla.

La historicidad que nos arrastra y nos determina es belicosa; no es

habladora. Relación de poder no relación de sentido.

La historia es inteligible y debe poder ser analizada hasta su más mínimo detalle a partir de la inteligibilidad de las luchas, de las estrategias y de las tácticas.

La dicotomía estructuras (lo pensable) / suceso (lo irracional)

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Planteamiento del poder

Foucault reconoce no ser el primero en haber hablado de lenguaje y poder.

Plantea que es imposible hablar de la historia de la locura, sin hablar de poder.

Pero ahora bien, tendremos la cuestión de plantearlo desde la derecha o bien desde la izquierda.

Dos caras del poder

Planteamiento del poder

No se especificaba la naturaleza de ese aparato de poder.

En realidad ambos lados se auto-legitimaban culpando al otro, criticando y desacreditándolo.

Por ejemplo: El régimen soviético era llamado totalitarista por occidente, y el régimen capitalista era llamado dominación de clase por la URSS y sus aliados.

Punto de inflexión

1968: El movimiento popular plantea la necesidad de un planteamiento

real del poder. Complementar el análisis político. Funcionamiento general de los engranajes del poder:

Internamiento psiquiátrico. Normalización mental de los individuos. Instituciones penales.

¿Obstáculos?

Marxismo Reenvía a lo económico, ideología, y juego de superestructuras

e infraestructuras.

Fenomenología Reenvía al sujeto constituyente.

Algunas definiciones Genealogía: Desembarazarse del sujeto constituyente, para llegar a

la trama histórica.

Genealogía: Una forma de historia que integra la constitución de saberes.

Ideología: Siempre se opone a alguna verdad. Esta al servicio de un aparato.

Represión: Se conjuga con los hechos que evidencian el poder.

Represión: No conviene abordar al poder a través de ella, pues se basaría en la negación.

El poder en los siglos XVII y XVIII

Poder: Se basa en el juego Vigilar-Castigar.

La monarquía genera aparatos de estado: ejército, policía y administración fiscal.

Economía del poder: Circulación ininterrumpida del poder de manera individualizada.

Manifestación universal del poder, ya no solo en el castigo ejemplar o en el espectáculo popular.

Papel del intelectual

De izquierda: ¿Representante universal? ¿Vocero de la verdad y la justicia? Marxismo insípido.

Ahora es un ligazón entre teoría y práctica.

Ahora se habla de “especialistas”, se deja atrás la universalidad.

Ya no sólo el escritor, también el sociólogo y el científico.

Desarrollo del intelectual específico.

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El intelectual

El intelectual “específico”: Surgió después de la 2da Guerra Mundial en occidente. Su discurso superó el ámbito de su especialidad y se convirtió en interés universal. Esto a su vez lo convirtió, por primera vez, en objeto de persecusión política, no por su discurso, sino por su saber, que lo constituía en un peligro.

Ej. Oppenheimer, físico atómico estadounidense, director científico del Proyecto Manhattan que desarrolló la bomba atómica (Hiroshima y Nagasaki). Después de la Guerra, ocupó el puesto de jefe consultor en la Comisión de Energía Atómica, posición que utilizó para apoyar el control internacional de armas atómicas y oponerse a la carrera armamentista nuclear entre EEUU y URSS. Esto despertó la ira de los políticos estadounidenses quienes lo despojaron de su jerarquía y nivel de seguridad, perdiendo así influencia.

El intelectual “universal” en occidente lo ubica a finales del siglo XIX y principios del XX. Se deriva de la figura histórica del “hombre de justicia” (siglo XVIII), aquel que ante el despotismo, arrogancia y demás injusticias opone la universalidad de la justicia (la equidad de una ley ideal).

Es la figura del jurista, el que hace uso de su saber y su competencia en orden a la verdad en las luchas políticas). Aquí intelectual se entiende en un sentido político. Su máxima expresión se haya en los escritores (portador de significaciones y valores).

Ej: Voltaire en Francia, quien fue historiador, filósofo y abogado y uno de los principales representantes de la Ilustración. Defensor de la tolerancia (“No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”) y enemigo del fanatismo.

El intelectual

Mientras que el intelectual “universal” deriva de la figura jurista-notable, el intelectual “específico” deriva del sabio-experto.

Con Charles Darwin y el evolucionismo se sucede que en nombre de una verdad científica se produce la intervención del sabio en las luchas políticas que le son contemporáneas. Esto se hace evidente en las tensiones surgidas entre los evolucionistas y los socialistas, la incursión de los físicos en el debate político, y la discusión entre los teóricos de la relatividad y los teóricos del socialismo.

El intelectual ya no es el “escritor genial”, ahora es el “sabio-absoluto”, aquel que posee con algunos otros, estando al servicio del Estado o en contra del mismo, poderes que pueden favorecer o matar definitivamente a la vida.

El intelectual

El intelectual específico ha adquirido relevancia desde la década del 40 y se ha acelerado desde la del 60, con el desarrollo en la sociedad contemporánea de las estructuras técnico-científicas, sin embargo, ha encontrado una serie de obstáculos y se ha expuesto a peligros (luchas de coyuntura, reivindicaciones sectoriales, manipulación de partidos políticos o aparatos sindicales, entre otras).

Es momento que la función del intelectual específico sea reelaborada, no abandonada. Su papel debe cobrar cada vez mayor importancia, a la medida de sus responsabilidades políticas (le agrade o no). No deberá excluirse o descalificarse aduciendo que es algo de especialistas que no le interesa a las masas, que sirve a los intereses del Capital o el Estado o que científico.

El intelectual

La verdad no está fuera del poder, ni carece de poder. La verdad es de este mundo; está producida aquí gracias a múltiples imposiciones y sus efectos están reglamentados por el poder.

Cada sociedad tiene su régimen de verdad y su “política general de verdad”, es decir, los tipos de discurso que acepta y que hace funcionar como veraces, los mecanismos y las instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos de los falsos, la manera de consagrar los unos y sancionar los otros, técnicas y procedimientos que son valorados para la obtención de la verdad, el estatuto de aquellos encargados de decir que es lo que funciona como verdadero.

La verdad

En las sociedades occidentales, la “economía-política” de la verdad se caracteriza por:

Está centrada en forma de discurso científico y en las instituciones que la producen.

Es necesitada tanto para producción económica como para el poder político.

Objeto de inmensa difusión y consumo (aparato educativo, aparato informativo).

Es producida y transmitida bajo el control no exclusivo pero si dominante de algunos aparatos políticos o económicos (universidad, ejército, medios de comunicación…).

Es el núcleo de todo debate político y de todo enfrentamiento social (luchas “ideológicas”).

La verdad

El intelectual no es el portador de valores universales, sino alguien que ocupa una posición específica ligada al dispositivo de verdad que maneje la sociedad en la que se encuentre (especificidad de su clase social, de sus condiciones de vida y trabajo ligadas a su condición de intelectual). Hay que pensar los problemas políticos de los intelectuales no en términos de ciencia / ideología, sino en términos de verdad / poder.

La “verdad” está ligada circularmente a los sistemas de poder que la producen y la mantienen, y a los defectos de poder que induce y que la acompañan. Es el régimen de la verdad.

El intelectual y la verdad

El problema político esencial para el intelectual no es criticar los contenidos ideológicos que estarían ligados a la ciencia o hacer que su práctica científica esté ligada a una ideología justa, sino el saber si es posible constituir una nueva política de la verdad, es decir, cambiar el régimen político, económico, institucional de producción de verdad que la gente tienen en su cabeza.

El intelectual y la verdad