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La imaqen, tantas veces refleiada en entrevistas v reportaies, es todo un rito. Echar la cantidad exacta de picadura sobre el papel de fumar v, poco a,noco. dar forma al ciqarrillo. Un ciparrillo larpo, fumado lentamente, encendido por tres veces. porQUe no tira bien v atendido casi con mimo, retirando. de cuando en cuando, la ceniza de la brasa con la uña. Una imagen que es todo un rito. M IGUEL DELI B ES,DEFE N SOR DE L A NA TURALEZ A DESDE EL PESI M IS M O • "Yo miro a Castilla desde un punto de vista sociológico, y la Gene- ració^t del 98, desde una vertiente paisajística ". Los FF. CC. Secundarios de Castilla, el viejo "tren burra ", un re- cuerdo entrañable de su infancia y juventud. D,^ los países que ha visitado, Chile le gustó por su gente; Suecia, por su Naturaleza irtcortaminada. Consaqrado con su primera novela, "La sombra del ciprés es alarqada". Pre- mio Nadal en 1948. Delibes recuerda, a treinta y dos años vista, el momento en que supo que un Jurado reunido en un hotel barcelonés había eleqido su obra. "Llegué esa noche al periódico y estuve más activo que de ordinario. Me levan- taba a cortar las noticias del teletipo con más frecuencia que otras veces, y en una de mis incursiones -explica- estaban dando el fallo. Todavía era el 'antefallo', porque decía: 'En la penúlti- ma votación del Premio Nadal, ha dado el siguiente resultado: Miguel Delibes, con 'La sombra del ciprés es alargada", cuatro votos. 'Hospital General', de Pombo Angulo, cuatro votos; 'Los Abel', de Ana María Matute, dos votos. Dentro de unos minutos daremos la votación fi- nal entre Manuel Pombo Angulo y Mi- guel Delibes'. Yo no había dicho nada del libro hasta entonces -continúa-. sólo lo sabían mi mujer y mis padres, así que salí a la Redacción y dije: 'Estoy en la final del Premio Nadat'. AI principio, no lo creían; luego se armó el alboroto y el director Ilamó a Barcelona, donde le dijeron que yo había quedado en primer lugar. Cogí la bicicleta, porque entonces iba en bicicleta al periódico, y me pre- senté en casa. Mi mujer estaba esperan- do: '^Qué ha pasado?'. 'i Nos lo han da- do !"'. EL NADAL, PREMIO DESCUBRIDOR Delibes se pierde en el recuerdo. Con una media sonrisa revive aquellos mo- mentos. "Fue una emoción indecible, porque yo no confiaba en que me dieran el premio. Tenía cierta esperanza en que el tema de la novela Ilamara la atención, por ser distinto al de los temas entonces ^

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La imaqen, tantas veces refleiada en entrevistas v reportaies, es todo un rito.Echar la cantidad exacta de picadura sobre el papel de fumar v, poco a,noco. dar forma

al ciqarrillo. Un ciparrillo larpo, fumado lentamente, encendido por tres veces.porQUe no tira bien v atendido casi con mimo,

retirando. de cuando en cuando, la ceniza de la brasa con la uña.

Unaimagenque estodoun rito.

MIGUEL DELIBES,DEFENSOR DE LA NATURALEZADESDE EL PESIMISMO

• "Yo miro a Castilla desde unpunto de vista sociológico, y la Gene-

ració^t del 98, desde una vertientepaisajística ".

• Los FF. CC. Secundarios deCastilla, el viejo "tren burra ", un re-cuerdo entrañable de su infancia yjuventud.

• D,^ los países que ha visitado,Chile le gustó por su gente; Suecia,por su Naturaleza irtcortaminada.

Consaqrado con su primera novela,"La sombra del ciprés es alarqada". Pre-mio Nadal en 1948. Delibes recuerda, atreinta y dos años vista, el momento enque supo que un Jurado reunido en unhotel barcelonés había eleqido su obra."Llegué esa noche al periódico y estuvemás activo que de ordinario. Me levan-taba a cortar las noticias del teletipo conmás frecuencia que otras veces, y enuna de mis incursiones -explica-estaban dando el fallo. Todavía era el'antefallo', porque decía: 'En la penúlti-ma votación del Premio Nadal, ha dadoel siguiente resultado: Miguel Delibes,con 'La sombra del ciprés es alargada",cuatro votos. 'Hospital General', dePombo Angulo, cuatro votos; 'Los Abel',de Ana María Matute, dos votos. Dentrode unos minutos daremos la votación fi-nal entre Manuel Pombo Angulo y Mi-guel Delibes'. Yo no había dicho nada

del libro hasta entonces -continúa-.sólo lo sabían mi mujer y mis padres, asíque salí a la Redacción y dije: 'Estoy enla final del Premio Nadat'. AI principio,no lo creían; luego se armó el alboroto yel director Ilamó a Barcelona, donde ledijeron que yo había quedado en primerlugar. Cogí la bicicleta, porque entoncesiba en bicicleta al periódico, y me pre-senté en casa. Mi mujer estaba esperan-do: '^Qué ha pasado?'. 'i Nos lo han da-do !"'.

EL NADAL, PREMIO DESCUBRIDOR

Delibes se pierde en el recuerdo. Conuna media sonrisa revive aquellos mo-mentos. "Fue una emoción indecible,porque yo no confiaba en que me dieranel premio. Tenía cierta esperanza en queel tema de la novela Ilamara la atención,por ser distinto al de los temas entonces ^

en boga, pero no esperaba el premio".Desde entonces, otros premios, mu-

chos años de dedicación a la literatura vuna treintena larqa de obras publicadasialonan su carrera. La decisión de un Ju-rado nos pudo costar un escritor. "Yoenvié la novela -dice- con la humil-dad suficiente como para desistir siaquel Jurado, que yo consideraba inteli-gente, la olvidaba en el pelotón de lostorpes y dispuesto a no volverme a acor-dar de mi afición a escribir novelas".

EI escritor considera que los premiosson casi el único camino que un autorioven tiene para darse a conocer. "Real-

ocho era el noventa por ciento de escri-tores noveles".

CON PLUMA Y EN PAPEL MALO

MiQUeI Delibes habla lentamente, conuna ^^oz de nota profunda, liqeramentepa5tosa. "La inspiración es ponerse aescribir todos los días. Viene de la inin-terrupción del quehacer -explica-.Cuando uno deja una temporada largasin escribir, la inspiración no viene a Ila-mar a la puerta ningún díá'.

Escribe con pluma, no se ha acos-tumbrado a la máquina. "Con pluma y

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EI "Tren de Tierra de Campoŝ ' o"tren burra" ( FF. CC. Secundarios de Castilla ► ,que con tanta nostalgia evoca M. D., dejó de funcionaren julio de 1969. Se había inaugurado, por el Rey Alíonso XIII, en 1912.

mente, es un camino difícil -comen-ta-.^ero me parece que era más difícilentonces, porque en el momento en queyo lo hice no había más que el PremioNadal, y ahora hay cincuenta premios,aunque quizá por haber tantos el hechode conseguir uno no consagre".

"EI Nadal nació como descubridor deescritores muy jóvenes. EI primero fuepara Carmen Laforet, que apenas teníaveinte años; el segundo, para Tapia, unmuchacho que murió joven, el tercero,para Gironella, que tendría treinta años,y el cuarto, para mí, qué tenía veintisie-te. En fin, que el Premio Nadal era unpremio descubridor de valores, aunqueluego se han echado por otros derrote-ros, pero me dicen que la gente no escri-be, es decir, que hoy Ilegan al Nadal undiez por ciento de obras de jóvenes,cuando en mil novecientos cuarenta y

en cuartillas de papel malo. Me habituéen el periódico al papel un poco espon-joso. Necesito el trazo grueso de estasmalas cuartillas para sentir la fluidez dela tinta y de las ideas".

Se lamenta sin pena no tener un mé-todo de trabaio, "cada día trae su afán".Diez cuartillas escritas a mano es su me-dida normal en un día de trabaio. "Antesno reescribía nada, pero ahora, desdeque han empezado con las tesis y tesi-nas, que son todos estos trabajos quetengo aquí -señala con amplio qesto laestantería inferior de la librería, que cu-bre toda una pared del despacho v en laoue se alinean cientos de volúmenes-,me siento más obligado, más coaccio-nado. He perdido la libertad silvestre delprimer momento y hoy día tengo máscuidado con lo que escribo, aunque nopor eso sale mejor".

No se acerca Delibes a la novela es-pontáneamente. deiando correr la ima-Qinación y oue la "'criatura" vava toman-do la forma aue desee sobre el papel.Sus obras son producto de mucho tiem-po de almacenaie en el cerebro, formán-dose poco a poco. "Generalmente no esla tarea que te Ileva más tiempo la deescribir la novela - dice-, sino la depensarla. Tienes dentro de ti un magmaque poco a poco va cobrando forma, en-trada, salida y un buen día necesitas ex-pulsarlo. Una vez uno elige este instru-mento de expresión, el escribir es unanecesidad de comunicación con los de-más. Si a mí me preguntas por el motivode que yo escriba, te diría que es por lanecesidad de comunicarme, de comuni-car mis problemas, mis angustias, missinsabores, mis depresiones, mis ale-grías..: '.

En su novela aparece con frecuencia

el personaie primario, aferrado a unmundo casi anulado por la civilización,pue se resiste a inteqrarse en una socie-dad ciue no le qusta y que, en contrastecon la normalidad que le circunda. ad-quiere ciertos matices de irrealidad. "Nosiempre es así -explica-, pero yo norehúyo este tipo de personajes que es-tán totalmente marginados. Es el ratero,de 'Las ratas'; es el señor Cayo, de 'EIdisputado voto del señor Cayo'; es elviejo Eloy y su criada 'la' Desi en 'La ho-ja roja'. Quizá esta sea una actitud críti-ca a esta sociedad que elimina a estaspersonas que no le son necesarias porsu anormalidad, por su vejez o por suspocos años, y yo siento como una satis-facción moral reivindicarlos ante los ojosde los demás".

UNA CIVILIZACION aUE DESTRUYE

EI discurso de inqreso en la Real Aca-demia de Miquel Delibes versó sobre elqroceso de destrucción de la Naturaleza.a la que el pro4reso desaforado de la ci-vilización industrial nos Ileva. Todo eltexto es una exposición tremendamentepesimista del avance de las técnicas vde la paulatina aniQUilación de nuestroentorno natural. Después cte leer el dis-curso, queda una sensación de desaso-sieqo. de estar en el aire, de oue esto seacaba y no existen demasiadas solucio-nes. "Sí, quizá sea pesimista la vissión,pero es que yo soy pesimista y lo queveo, lo veo en pesimista. En este sentidodel progreso desaforado, yo no soy oqti-

a

mista. Quizá el discurso sea un pocoapocalíptico, pero lo que es evidente esque hay quien te dice que tenemos quin-ce o veinte años para salvar la Naturale-za. A mí no me importa que sean quince,veinte o cien; lo que es cierto es que nosestamos destruyendo".

'Te puedo contar dos detalles que ri-man perfectamente con lo que denuncioen el discurso -son dos detalles que aMiquel Delibes le duelen, se ve clara-mente, aunque ni su voz ni su qesto sehan alterado-. Donde yo tengo la casa,que es en Sedano, en Burgos, hay unacarretera estrechita de dieciséis kilóme-tros que estaba sombreada por unos ár-boles añosos, tilos, castaños de Indias,olmos... iuna maravilla de árboles!; puesaquí, en lugar de poner al comenzar lacarretera y al terminar: 'Precaución: ca-rretera estrecha. Sesenta kilómetros a lahora', para evitar accidentes, lo que seha hecho es talar todos los árboles, cen-tenares de árboles desde que entra lacarretera hasta que sale".

EI otro eiemplo no es menos ilustrati-vo. "Acabo de leer que se ha aprobadoen Soria la desviación de la carretera yel puente por la zona Sur que pasa porSan Saturio y afea también el Monte delas Animas..., esto lo habíamos denun-ciado unos cuantos escritores e intelec-tuales como un atropello, es decir, queponer todo al servicio del automóvil yIlenar de coches esos lugares recoletosque^cantó Machado, que cantó Bécquer,nos parecía una barbaridad, porque lospuentes se pueden hacer por cincuentasitios, y las carreteras, también. Sin em-bargo, toda esta denuncia no ha servidode nada. Naturalmente, yo, ante esta va-loración tan equivocada de las cosas,me sublevo. Siempre que se plantea unpleito entre la materia y el espíritu, tenla seguridad de que va a ganar la mate-ria".

Mipuel Delibes, en su discurso de in-qreso se declaraba partidario del Mani-fiesto para la Superviviencia, en el quese propuqna consequir un desarrollo

cero y ordenar nuestra existencia conbase en otros principios: "Bueno, esodel 'desarrollo cero' sólo hasta ciertopunto. Lo que pienso es que los pueblosque no están destruyendo su naturalezaes porque no pueden; no es porque noquieran, pero es la lógica aspiración; es-tos pueblos quieren salir de la miseria. EIhambre es la peor contaminación, se hadicho, y es verdad, es verdad - repi-

Miguel Delibes habla lentamente, con una voz de notaprofunda, ligeramente pastosa...

te-. Lo ideal sería que, una vez que sa-bemos dónde han tropezado los paísespoderosos, evitar esas mismas piedras alos que empiezan a desarrollarse ahora.Esto, o se afronta con un criterio de sal-vación mundial, o no se afronta".

^ME HACES FOTOS?

En la puerta del despacho ha apareci-do Panchito, el nieto de Miquel Delibes.En palabras de un personaie de su abue-lo, se puede decir de él pue "es más bo-nito que un San Luis".

Con él ha entrado alqo muv cálido enla habitación, el ambiente se ha disten-dido por completo. EI "^me haces fo-tos?" con que nos ha saludado ha rotola seriedad de las respuestas. MiquelDelibes lo sienta en sus rodillas v empie-za a hacerle esas prequntas aue siemprese les hacen-a los niños.

Panchito. con sus cuatro años, con suinqenuidad, contesta un poco abstraído,con la mirada fiia en la cámara de Isabel."ZQuién trae truchas?" -prequnta el es-critor-. "EI abuelo y papá", responde elniño. "^Y perdices?". "íTú!". La adora-ción es mutua.

A poco aparece Cam en la habitación.Panchito explica en sequida pue su her-mano "tiene dos años". También el pe-aueño se sienta sobre las rodíllas del es-critor y posa sin ninqún embarazo paralas fotoqrafías.

Panchito se ha convertido en el por-tavoz de su hermano, y nos explica que"va al cole". Alquien les Ilama, precisa-mente para Ilevarlos al coleqio; v seroarchan. Panchito, alqo remiso, porque

auiere Ilevarse las revistas en las queaparece el tren... ^

EL ABANDONO DE CASTILLA

Hablar con Miquel Delibes sin hablarde Castilla, de esa Castilla que él refleiacon tanta asíduidad en su obra, es impo-sible. AI comparar su visión de Castillacon la ctue tuvo la Generación del 98, élve la diferencia en que "yo miro a Casti-Ila desde un punto de vista sociológico yellos desde una vertiente paisajística y,en este sentido, mis libros pueden daruna impresión más verdadera de lo quees Castilla".

"Yo creo que Castilla es una regiónmuy deprimida que sigue siendo prefe-rentemente agrícola, pero a la que laemigración está postrando de manerapreocupante. Pienso que en los pueblosde Castilla, dentro de quince o veinteaños, no va a quedar gente. EI problemaes cómo se van a explotar estas tierras osi se van a abandonar y se van a dejarconvertidas en un pajonal, sólo apto pa-ra que pasten los rebaños de ovejas. Nolo sé, esta es la disyuntiva a cortoplazo".

EI abandono de los pueblos no estámotivado, seqún Delibes, tanto por lasduras condiciones de la vida en el cam-po como "por las condiciones de aban-dono en que están nuestros pueblos. Nohay el menos estímulo cultural, recreati-vo o deportivo. No hay estímulos de nin-gún tipo, y aquí los pueblecitos estánabandonados a su suerte y la gente seaburre mortalmente, y fuera del alcoholy del sexo no queda ningún aliciente". ^

"Los protagonistas de mis libros quese resisten a abandonar los pueblos, sal-vo el Nini, el niño de 'Las ratas', que esun amante de la Naturaleza, son gentevieja, apegada a esta tierra donde hannacido y a esas costumbres. Yo conozcoviejos -explica- a los que han trasla-dado a Barcelona o a Madrid y que sehan muerto al poco tiempo. Ellos añoranla solana, la nogala a cuya sombra sesentaban, las meriendas y las cangreja-das al lado de los arroyos... Esta genteque yo he salvado de la 'débacle' de laemigración son gente ya vinculada a unpueblo, a unas circunstancias y a unascostumbres y les permanecen fieles, pe-ro el problema es cuando esa gente de-saparezca..: '.

LA MUERTE DE UN IDIOMA-No hay derecho -murmuró, v re-

costó la nuca en el respaldo del asiento.-^A qué no hay derecho, macho?-A esto -diio Víctor apuntando a

los últimos edificios del pueblo-. A quehayamos dejado morir una cultura sinmover un dedo.

Esta queia que expresa Víctor, uno delos protaaonistas de "EI disputado votodel señor Cayo", es una queia Que se re-pite en los labios de su autor. "EI idiomacastellano, el rico idioma castellano, seestá perdiendo. De la propiedad con quehabla el hombre maduro de Castilla a laimprovisación con que hablan los jóve-nes hay un abismo. Nos vamos olvidan-do de cómo se Ilama cada cosa, de ma-nera que yo pienso que, para entenderalguna novela mía, como, por ejemplo,'Las ratas', habrá que echar mano deldiccionario".

Panchitoy Camposan,sin embarazo,juntoa su abuelo.

EI escritor refuerza sus afirmacionescon una anécdota muy siqnificativa. "Undía que iba cazando con un viejo de pue-blo, cada vez que salía una perdiz decía:'Otra a la pobeda'. Yo pensaba: '^Quéserá esto de la pobeda?'. Se lo preguntéy me dijo que eran 'los árboles de ahíabajo'. Creí que sería un dicho local, pe-ro al Ilegar a casa y mirar el diccionariode la Real Academia, encontré:'Pobeda:tierra sembrada de pobos. Pobo: álamoblanco'. Es decir, que una pobeda es unaalameda conforme al diccionario de laLengua. Esto lo uti^zaba aquel campe-sino como una palabra normal, comonosostros decimos cama o mesa, y conuna exactitud rigurosa. Ahora esta pro-piedad y este habla tan sugestiva, tan ri-ca, se está perdiendo díá a día, por nodecir que se ha perdido ya".

Enlazando Castilla y el ferrocarril, aMiquel Delibes le traen buenos recuer-dos los entrañables 'Secundarios deCastilla'. 'i EI tren burra'! EI tren burraera una estampa inolvidable del Vallado-lid clásico que ha desaparecido. Yo nopodré olvidar jamás aquel trenecito queIlevaba un hombre delante, en el tope dela máquina, con un cornetín, y atravesa-ba la ciudad tocando la corneta para quela gente se apartara; aquello era unaverdadera delicia. Las antiguas máqui-nas de vapor conservan para mí un airede encanto indecible, tal vez porque merecuerdan mi infancia y mi juventud".

DIRECTOR DEL "NORTE"

En "EI Norte de Castilla" recibió lanoticia de su primer premio. Más tardeIleqó a ser director de este diario valli-

soletano; en la actualidad torma partede un comité asesor. "La etapa demayor agrado fue quizá cuando fui nom-brado director y puede echar mano deuna serie de nombres que entonces nohabían escrito nada, que tenían veinte,veintitantos años, y los incorporé a lastareas de 'EI Norte'. Estos hombres deque te hablo son hoy gentes importan-tes, como Francisco Umbral, ^José LuisMartín Descalzo, José Jiménez Lozano,Manuel Angel Leguineche, Arrizabalaga,Pérez Pellón, César Alonso de los Ríos...,gentes que hoy están de directores deagencia, de periódico, que son grandesplumas, grandes escritores. Con esteequipo pudimos dar al periódico unaorientación distinta. Llevábamos una se-rie de páginas especiales como eran lasde Artes y Letras, con una crítica litera-ria de alta calidad. 'EI Caballo de Troya',que era una página de crítica socialavanzada para el momento en que la hi-cimos, en que la censura era muy rígida.Hicimos otra página que se Ilamaba'An-cha es Castilla', en la que se denunciabael abandono de los pueblos castellanos.Para mí, como periodista, el momentomás culminante fue este. Por entoncesdecía 'La Croix' que 'EI Norte de Castilla'era un periódico de gran independenciay que cuando Ilegaba a Madrid, la gentelo recogía en los quioscos y se iba aleerlo a casa como si Ilevara en el bolsi-Ilo algo prohibido".

VIAJERO IDEAL

Como viaiero, Miquel Delibes es elviaiero ideal. "Bueno, a mí no hay paísesque me gusten poco. En todos la nove-dad me Ilena el ojo de entrada. En todosencuentro la nota particular que es sufi-ciente para atraer mi atención y que megusten".

"En Chile me encantó el pueblo chile-no, la catle. Como buenos hispanoameri-canos, viven volcados en la calle y lageografía chilena, que es una maravilla.Hay de todo: valles, cordilleras inmen-sas, volcanes, lagos, un maravillosomuestrario geográfico. En Europa, Iospaíses del Norte. EI año pasado visitéSuecia, que me causó una impresión ex-celente. Mantienen la Naturaleza apa-rentemente incontaminada: ríos timpios,bosques enormes, rebaños de renos, re-baños de alces. En estos tiempos estoes realmente maravilloso". n AMPAROSUAREZ. Fotos: ISABEL PERALEDA.

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