UTOPÍA CROMÁTICA, REMEMBRANZAS DE UN AYER...

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UTOPÍA CROMÁTICA, REMEMBRANZAS DE UN AYER

AMELIA ESPERANZA MEDINA PIZA

Trabajo de grado como requisito parcial para optar al título de Maestro en artes plásticas

y visuales

Asesores

ELSA PATRICIA CERVANTES BOTERO

Magister educación artística

DEYSI ELIZETH WILCHES CUELLAR

Especialista en fotografía

UNIVERSIDAD DEL TOLIMA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y ARTES

ARTES PLÁSTICAS Y VISUALES

IBAGUÉ - TOLIMA

2016

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A mi Meme, la Luz de mis ojos.

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CONTENIDO

Pág.

INTRODUCCIÓN 13

1. MI VIDA A COLOR (ANTECEDENTES) 14

2. EL COLOR Y LAS EMOCIONES 23

3. PINTO EL MUNDO, PINTO MI MUNDO (PROCESO) 25

4. UTOPÍA CROMATICA. REMENBRANZA DE UN AYER (PROPUESTA) 76

5. CONCLUSIONES 84

RECOMENDACIONES 85

REFERENCIAS 86

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LISTA DE FIGURAS

Pág.

Figura 1. Mi Meme 15

Figura 2. Mi Meme en Arte y flores Leo 16

Figura 3. Disfraz, Muñeca 17

Figura 4. Disfraz, Payasa 18

Figura 5. Disfraz, Espantapájaros 18

Figura 6. Disfraz, Ada madrina 19

Figura 7. Disfraz, Hawaiana 19

Figura 8. Disfraz, Dama Antigua 20

Figura 9. Disfraz, Guerrera Romana 21

Figuara 10. Disfraz, Coneja 21

Figura 11. Píntame la boca 1 25




Figura 15. Píntame la boca, acercamiento huella 27

Figura 16. Píntame la boca, Huella 28

Figura 17. Píntame la boca, restauración 28

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Figura 18. Payasa, Marcha carnaval 29

Figura 19. Autorretrato, Óleo sobre lienzo 30

Figura 20. Exposición, Museo de Arte del Tolima 31

Figura 21. Pintura Payasa, Acrílico sobre cartón 31

Figura 22. El gran sofá de la imaginación 32

Figura 23. El gran sofá de la imaginación, Elenco 33

Figura 24. El gran sofá de la imaginación, Lunet y Molly 33

Figura 25. Pintura, El niño del disfraz 34

Figura 26. Payasa Magenta 35

Figura 27. Confrontación 36

Figura 28. Mi yo mejorado 37

Figura 29. Pintándome 38

Figura 30. Yusxtaponiendo 39

Figura 31. Objeto pintado 1 40

Figura 32. Objeto pintado 2 40

Figura 33. Muñeco de payaso 41

Figura 34. Payaso pintado 41

Figura 35. Lata pintada 42

Figura 36. Mujer pintada 43

Figura 37. Hombre pintado 44

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Figura 38. Muñeca 44

Figura 39. Muñeca pintada 45

Figura 40. Práctica pedagógica 1 46

Figura 41. Práctica Pedagógica 2 47







Figura 48. Pintura viva 1 52




Figura 52. Exploración 1 54





Figura 57. Adecuación cuarto 1 57

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Figura 61. Levadura 59

Figura 62. Harina 60

Figura 63. Tapas 60

Figura 64. Anilinas vegetales 1 61

Figura 65. Anilinas vegetales 2 61

Figura 66. Preparación del pigmento 62



Figura 69. Boceto 1 64








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RESUMEN

Utopía cromática - remembranza de un ayer, es un proyecto que explora el color como

organismo vivo. La manera como esto se presenta en el proyecto es a través de la

expresión del color como representante de la sensación del recuerdo de lo que el color

logra en mí, y que ha estado presente en momentos trascendentales de mi vida.

El proyecto consiste en un video y dos lienzos que se presentan como testigos de una

acción. Esta acción presenta tres momentos: “La paleta”, “La composición” y “La

pincelada”.

Palabras clave: Cromático, remembranza, vivo, sensación.

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ABSTRAC

Utopia chromatic - remembrance of yesterday, is a project that explores color as a living

organism. The way this is presented in the project is through the expression of color as

a representative of the feeling of memories of what color does in me, and that has been

present in important moments of my life.

The project consists of a video and a painting presented as witnesses of an action. This

action has three stages: “The palette”, “composition” and “touch”.

Keyword: color, remembrance, live, feeling.

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INTRUDUCCION

El presente trabajo, “Utopía cromática, remembranza de un ayer”, es una investigación

del color a través de la pintura, un intento por reconstruir emociones pasadas. Para lo

anterior se hace necesaria la exploración con el color como materia viva, este proceso

se desarrolla en cuatro capítulos.

El primero contiene los antecedentes, allí se tocan factores espaciales, familiares y

emocionales, siendo esto lo que motiva la investigación; en el segundo se toca el color

como promotor de las emociones, cargado de significados; el tercero capitulo es el

que contiene todas las exploraciones con el color antes de llegar a la propuesta final,

es en este donde se hace evidente las múltiples necesidades que van surgiendo en la

marcha, que se van resolviendo en la práctica, finalmente, en el cuarto segmento se

desarrolla la propuesta plástica final, escenografía adecuada para la acción y el

montaje requerido.

La “pintura” más que materia, un ente vivo que quiere salir, y es capaz de transformar

lo que toca, de decidir que cubrir y de qué manera, uso colores intensos y

contrastados para lograr crear una atmosfera saturada.

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1. MI VIDA A COLOR, UN AYER

Recuerdo mi hogar… un lugar maravilloso de esos que hacen sonreír, mi niñez con mis

abuelitos maternos fue simplemente maravillosa; la casa en Girardot es inmensa…

bueno al menos cuando niña así la veía, quizá lo grande que se veía era porque en ella

habían demasiadas cosas, mi Abuelito siempre coleccionó objetos, desde canicas

hasta encendedores, pasando por monedas y llaveros, cierro los ojos y veo su gran

armario de madera, un espejo completo en una de sus puertas, por dentro estaba lleno

de varios tipos, formas, materiales y colores de cajas, en cada una habitaba una de sus

colecciones. Ese es mi Abuelito, un hombre que conoce y recuerda la historia de cada

objeto que llega a su armario; por otro lado mi Abuelita (Meme), guardaba cuanto

objeto encontrara. Siempre pensaba en una posible utilidad, solía pensar que en algún

momento le sería útil para cualquiera que requiriera: “las cosas son del que las

necesita”, decía. Ella, mi Meme, fue muchas cosas en su vida, secretaria, pastelera,

costurera, panadera, florista en fin una artesana, trabajó con alambre, arcilla, pintura,

tela, tull, cinta, flores, madera. Pasaba los días leyendo mientras pensaba en crear y

creaba cosas que pudiese vender, desde peluches, hasta floreros. El nombre de su

colección de libros más preciada se llamaba: “Manos maravillosas”. Sí, todo lo que

creaba era motivo de admiración. Dentro de sus producciones recuerdo, pesebres,

centros de mesa, muñecas, peluches, broches, arreglos florales y disfraces. Claro, todo

lo que ella elaboraba hacía que la casa permaneciera repleta de variedad de

materiales. Tenía múltiples lugares para colocar y guardar cosas: eran más de 4

repisas, un armario, 3 vitrinas, una carpa en el patio (las cosas más grandes estaban

ahí), en estos espacios reposaban desde agujas hasta sillas, desde cintas hasta

llantas; el estante principal, la repisa más grande de la casa, estaba llena de muchos

colores y brillos, era sencillamente mágico. Mis ojos se deslumbraban con tanto color.

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Figura 1. Mi Meme

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Figura 2. Mi Meme en Arte y flores Leo

Después de haber hecho muchos disfraces para sus hijos, nietos y sobrinos, mi Meme

decidió comenzar a alquilarlos pues ya tenía muchos guardados, y poco a poco

convirtió la casa en el alquiler de disfraces más grande de la ciudad. Cuatro

habitaciones, poco a poco, se fueron llenando de diferentes personajes, súper héroes,

animales, princesas, y mis favoritos los payasos. La casa entera continuamente estaba

saturada de color. Durante todo el año se preparaba para octubre: ella cosía,

remendaba, pintaba, construía cosas para nuevos o viejos disfraces, porque todos los

hacía ella misma. Así, por donde mirara había colores, estampados y texturas

diferentes. El día más especial en nuestra familia ha sido desde siempre Halloween.

Justo ese día, en que mi familia casi completa sale disfrazada por las calles de

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Girardot, mi abuelita nos dejaba elegir el disfraz que quisiéramos. Mirábamos en

revistas figurines o en la televisión; y ella lo fabricaba con mucha anticipación. Cuando

por fin llegaba ese tan anhelado 31 de octubre, nos tomábamos tiempo para

arreglarnos, nos sentábamos un rato en la puerta a repartir dulces y mirar pasar a la

gente disfrazada. Luego salíamos a pedir dulces y tomarnos la típica foto del día de los

niños. Muchos admiraban nuestros trajes, pues por lo general, eran originales, siempre

muy hermosos. Acostumbrábamos a ganar premios. Recuerdo haberme disfrazado de

espantapájaros, zanahoria, girasol y de tres o más estilos diferentes de payasa. Todos

esos fueron trajes con colores muy vibrantes y contrastados.

Figura 3. Disfraz, Muñeca

Fuente: Hernández (1994)

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Figura 4. Disfraz, Payasa


Figura 5. Disfraz, Espantapájaros

Fuente: (1999)

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Figura 6. Disfraz, Ada madrina

Fuente: (2000)

Figura 7. Disfraz, Hawaiana


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Figura 8. Disfraz, Dama Antigua

Fuente: (2004)

Figura 9. Disfraz, Guerrera Romana

Fuente: Hernéndez (2005)

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Figuara 10. Disfraz, Coneja


Mi cotidianidad ha sido siempre ver todo lleno de color, sin embargo, en el colegio,

donde pasaba la otra mitad de mi vida, debía llevar uniforme blanco, negro y azul

oscuro, aretes, moñas, diademas, hebillas y demás accesorios que debían también ser

de esos colores. No podía llevar el cabello suelto, porque al parecer mi pelo crespo

tiene tendencia a verse alborotado. Esta regulación en la manera de vestirme y de

comportarme, hacía que deseara más la libertad que me producía mi hogar y reiteraba

en hacer que Halloween se convirtiera, hasta la fecha, en mi día de escape.

Al entrar a la universidad mi vida dio un giro de 180 grados. Todo se invirtió: ahora vivía

en una casa con poco color, blanco y vació. Sin embargo, la universidad era un lugar

donde decidía como quería verme. Me vestía de muchos colores, con medias de

puntos y rayas, comencé a usar gorros, pañoletas, tirantes, y hasta a andar con el

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cabello suelto y alborotado. Empecé a pintarme el cabello, ojos y labios de colores,

verdes, morados, azules, cafés, plateados, blancos, negros, rosados. En fin, el color

comenzó a hacerse evidente en mi cuerpo. Girardot se compactó dentro de mí y en el

momento menos pensado, explotó, salió y me llenó de color. (Monet, s.f.) “El color es

mi obsesión diaria, mi alegría y mi tormento”. Para muchos mis espacios son un

tormento, el lugar en el que pocos quieren estar. Mis resguardos, pedacitos de mi

hogar.

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2. EL COLOR Y LAS EMOCIONES

A lo largo de la historia el color ha sido motivo de investigación. Científicos, filósofos,

psicólogos, artistas, entre otros, se han dejado contagiar de toda la incertidumbre que

en él se alberga. “El color es luz” dice Newton (Studio, 2015); “el color es el lenguaje

de los sueños”, dice Gauguin (Ocampo, 1985); y para Goethe, “es cuestión de

percepción individual” (Studio, 2015). Al ser luz, es también energía y esta nos afecta a

todos de maneras distintas. Algunos colores absorben y otros reflejan, y justo como

afirmaba Goethe, “es imposible darle al color un valor universal” (Studio, 2015).

“Muchos han intentado darle un significado y un valor emocional a los colores: en cada

ocasión de manera diferente el mismo rojo puede resultar erótico o brutal, importuno o

noble.” (Heller, 2004).

El color tiene la capacidad de cambiar emociones y sentimientos. Según Spath “el

sistema endocrino y hormonal controla las actividades vitales, y por ello, las funciones

visuales van más allá de la mera percepción visual, trabajan en red con el sistema

hormonal, que influye directamente nuestro bienestar físico” (Spath). Es decir el color

nos mueve desde adentro. “Para Kandinsky este efecto psicológico consiste en una

especie de vibración anímica que llega al alma. [utilizamos la terminología del propio

Kandinsky]. La resonancia que produce el color parece deberse a su asociación con

algún elemento conocido que lleva ese color.” (Ocampo, 1985)

Mi preocupación por el color es constante. Los momentos más significativos de mi

infancia los recuerdo a color. Cuando pienso en mi hogar solo tengo en mi mente un sin

número de sensaciones donde el color se desborda por todos los lugares, y provocaba

esa vibración anímica. El color saturado es para mí pinceladas de felicidad que logran

reconstruir un pasado cargado de sentimientos y emociones contundentes. Itten dice:

“El relámpago y el trueno asustan pero los colores del arco iris o de la aurora boreal

nos tranquilizan y nos subliman. El arco iris está considerado como un signo de paz.”.

(Itten, 2002), precisamente así me siento cuando estoy rodeada de color: tranquila,

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aliviada. Éstas son emociones y sensaciones que el color logra develar al respecto

Molina dice:

“Las emociones son la respuesta que aparece después de la percepción de la

sensación. Se manifiestan de manera abrupta y en ellas no interviene la parte

racional. Podríamos decir que se trata de la primera reacción frente a una

situación antes de actuar tras haber generado un pensamiento asociado. Al

tratarse de estados afectivos internos, nos indican necesidades, deseos,

motivaciones, ilusiones, etc.” (Molina, 2013)

Puedo decir que la necesidad de llenar todo de color se debe un anhelo por revivir

emociones pasadas, con las que me sentía feliz y amada; al recordar mi vida a color,

inconscientemente saturo de color todo a mi alrededor. Para sentirme acompañada,

ocupo los espacios vacíos con color, evito que el blanco predomine, el blanco en

términos de luz no es un color pues él es el que los contiene, en pintura el blanco se

usa como un color más para representar la luz, yo evito usarlo puro en mis pinturas, en

mí, el blanco simboliza vacío, me trasmite nostalgia y tristeza, quizá porque cuando el

blanco se apodero de mi viejo hogar fue cuando alguien y algo faltó. Así que cuando

veo blanco considero que le falta color y simplemente relleno de diversos tonos.

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3. PINTO EL MUNDO, PINTO MI MUNDO

Muchos de los trabajos realizados durante de mi carrera se caracterizan por la

presencia del color.

La acción llamada “Píntame la Boca”, fue mi primer acercamiento consciente al color y

a su carga emocional, un autorretrato que recopilaba la opinión de los demás sobre mí,

para logarlo, llevaba conmigo diferentes tipos de pigmentos y le pedía a los

participantes que me pintaran los labios del color que les suscitara, luego dejaba una

huella de a modos de beso sobre dos servilletas se las obsequiaba y la otra la

guardaba, con las que recolecte hice una especie de tapiz, para confrontar las

diferentes visiones.

Figura 11. Píntame la boca 1

Fuente: Autora (2011)

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Fuente: Autora



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Figura 15. Píntame la boca, acercamiento huella


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Figura 16. Píntame la boca, Huella


Figura 17. Píntame la boca, restauración


Ya en la realización del presente proyecto recordé que los orígenes de esta acción se

remontan a un momento de mi infancia. Viene a mi mente aquel día en que discutí muy

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fuerte con mi mamá. Me encerré en la que era nuestra habitación, lloré y lloré. Me miré

en el espejo de su tocador mientras seguía llorando. Miré su maquillaje, y simplemente

tomé uno de sus labiales. Recuerdo que ése era rojo, me lo aplique en mis labios; sólo

con verme la boca de color me tranquilicé, dejé de llorar. Fue como si el color me

hubiese cambiado el ánimo. “Los expertos aseguran que cuando estamos anclados en

un episodio de estrés o tristeza, el hecho de ponernos ropa de un color determinado o

cambiar el color de las paredes de casa, ayuda a salir del estado emocional adverso en

el que nos encontramos”. (Molina, 2013)

Figura 18. Payasa, Marcha carnaval


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Figura 19. Autorretrato, Óleo sobre lienzo


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Figura 20. Expoxicion, Museo de Arte del Tolima

Fuente: (2012)

Figura 21. Pintura Payasa, Acrilico sobre cartón


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Tiempo después diseñé un maquillaje de payasa; lo creé para disfrazarme en una

marcha carnaval, la primera a la que asistí. Este personaje al que llamo “Mi yo

mejorada”, seguí usándolo como personaje en mis pinturas.

Uno de mis programas favoritos en mi infancia era “El sofá de La imaginación”, un lugar

donde todos eran payasos y todos eran felices. Hoy al ver aquellos capítulos me hago

consciente de la fijación que desde niña tuve por el color y de nuevo entiendo que esa

payasa, es la posibilidad de colorear mi vida, de ser lo que quiero y verme como lo

deseo para sentirme aceptada.

No pretendo ser clown, es su intenso maquillaje, su caótico cabello y sus contrastados

trajes lo que me gusta de ellos.

Figura 22. El gran sofa de la imaginación

Fuente: http://popcultureandamericanchildhood.com (2015)

http://popcultureandamericanchildhood.com/

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Figura 23. El gran sofa de la imaginación, Elenco

Fuente: http://popcultureandamericanchildhood.com(2015)

Figura 24. El gran sofa de la imaginación, Lunet y Molly

Fuente: http://popcultureandamericanchildhood.com (2015)

Mi paleta cromática me complace. Suelo usar: blanco de titanio, amarillo limón (amarillo

frio con toque verdoso), amarillo cadmio (amarillo brillante y cálido), rojo cadmio (rojo

anaranjado intenso), rojo alizarina (rojo con matiz azul o rosado), azul cobalto (azul

medio) y azul de Prusia (azul obscuro y potente). Para el color piel, suelo mezclar



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blanco, un poco de amarillo cadmio, un poco de rojo de cadmio, una gota de amarillo

limón y para oscurecer un poco de azul cobalto. La totalidad compone una atmosfera

intensa y luminosa.

Figura 25. Pintura, El niño del disfraz


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Figura 26. Payasa Magenta


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El óleo tiene una consistencia suave, su medio es el aceite, tarda mucho tiempo en

secarse lo que permite que los colores se mezclen. La consistencia de los pigmentos

que aplico en mi rostro es muy similar a la de los óleos, espesa y brillante. Cuando me

pinto de payasa lo que realmente pinto es un “Yo mejorado”, un yo con labios

pronunciados, parpados de color y piel emparejada con blanco y violeta, un yo

despeinado, un yo más gestual, menos tímido y más sonriente. Construyo un yo

colorido y potente así me gusta ver y sentir mi realidad.

Figura 27. Cofrontación


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Figura 28. Mi yo mejorado


Todo lo que no me gusta o pretendo mejorar a mi modo de ver, lo pinto. Después de

todo la pintura tiene ese don, volver sublime todo lo que en ella se convierte, y aunque

mi interés no es ser sublime, me interesa la noción de mejorar, mejorar quizá para ser

aceptada, para sentirme feliz. Fascinada con la obra de Alexa Meade, quien hace

hiperrealismo invertido, más conocido como “pintura viva”, decido comenzar a intervenir

sobre mi cuerpo intentando verme como si fuera una de mis pinturas, un autorretrato,

con colores intensos y contrastados. Además de hacer un registro fotográfico dejo la

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huella de esta pintura sobre un lienzo. Me hago consiente de que hace falta crear una

atmosfera, hacer seguimientos de luz entre otras cosas, para logar crear el efecto

hiperrealista invertido.

Figura 29. Pintandome


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Figura 30. Yusxtaponiendo


Más adelante empiezo a pintar algunos de mis objetos con la idea de lograr crear

composiciones más complejas y escenarios más homogéneos. Quería lograr traer la

pintura del plano bidimensional al plano tridimensional, en ese punto concordaba con

lo que opinó (Mora, 2013) sobre la pintura “siempre había tenido un interés por la

pintura pero lo que si me interesaba era como trabajar con una pintura que estuviese

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presente, que no plantease nuevos espacios sino que yo quería que la pintura

estuviese aquí conmigo, con nosotros, que ocupase un espacio nuestro, no quería esa

idea de pintura como ventana hacia otros mundos”, quise dejar de pintar ventanas de

mi mundo ideal, ahora quería que ese mundo ideal fuera real.

Figura 31. Objeto pintado 1


Figura 32. Objeto pintado 2


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Figura 33. Muñeco de payaso


Figura 34. Payaso pintado


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Figura 35. Lata pintada


Pintaba todo a mi alrededor, así que decido pintar también a dos personas que hacen

parte de mi vida, a quienes convierto en cuadros vivos. Hago pruebas de luz, tomo

fotografías previas y lista con mi paleta, me dispongo a transfórmalos en mi visión de

ese mundo ideal, un mundo a color. El resultado fue asombroso, la felicidad que me

provoca ver una pintura en tres planos es increíble, que se movieran y que recorrieran

mi casa era un sueño, y reafirmó mi idea de que con pintura todo luce mejor.

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Figura 36. Mujer pintada


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Figura 37. Hombre pintado


Tomé algunas fotos a modo de registro, video quizá hubiese sido mejor para capturar el

movimiento no solo de ellos, sino también el movimiento de la pintura. Decido explorar

con el video a uno de mis muñecos. Dispuse un escenario, ubique la cámara y empecé

a derramar pintura sobre él. La pintura recorría el objeto y tomaba un rumbo azaroso

que me hizo pensar que la pintura tenía vida propia, que cubría lo que quería y no

donde to quería que cubriera. Ella tenía su propio camino y ritmo: "La pintura es más

fuerte que yo, siempre consigue que haga lo que ella quiere" (Picasso s.f.).

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Figura 38. Muñeca


Figura 39. Muñeca pintada


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Tiempo despues, en un lugar en donde trabajaba como docente, me propuse generar

un espacio que permitiera a los niños la constrruccion de su propia verdad. La

metodología consistía en contestar las dudas de una niña (Salomé) de 7 años. Durante

una semana exploré sus preguntas a partir de experiencias que le permitieran que ese

conociemiento fuera duradero y trascendental. Día a día se realizó registro de las

actividades realizadas, por parte de ella y por mi, y juntas escribimos una bitacora cada

noche. Esta exploracion me hizo relfexionar acerca de las preguntas de la vida misma y

todas las posibles maneras que existen para resolverlas.

Figura 40. Práctica pedagógica 1


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Figura 41. Práctica Pedagógica 2


Figura 42. Práctica Pedagógica 3


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Posteriormente, las preguntas que me suscitaba el espacio con Salomé, sumadas a las

que tenía desde mi práctica artística, las llevaba también a la biblioteca, donde impartía

talleres de pintura a niños de 8 a 16 años de edad. La experiencia que desarrollaba en

el salón de clase intentaba hacer diversas exploraciones del color. En una de esas

exploraciones salimos con los niños a realizar unos paisajes. Cuando di la indicación

de pintar las hojas y las flores, una de las niñas me preguntó si deberíamos pintar las

flores como tal, no su representación en el papel. Este encuentro de la voz de la niña

con mi pensamiento de ese momento con el hacer de la pintura, me invitó a trabajar

con los niños sobre objetos y sobre la piel, como ya lo había realizado anteriormente.

Empecé a experimentar con diversos materiales que no afectaran o irritaran la piel.

Experimenté con cremas, con anilinas, aceites, entre otros, hasta que la que mejor

funcionaba sobre la piel y que conservaba la vibración del color, era una mezcla de

anilinas con harina y agua. Esta mezcla preparada en botellas de gaseosa recicladas,

que por sus componentes y aumentado por el clima cálido de la ciudad de Ibagué, tiene

la característica de comportarse como una materia viva. El proceso de fermentación

natural de materias como la harina, hizo que las botellas empezaran a explotar.

Esta experiencia se convirtió en relevante. Quedé maravillada ante la explosión y el

revoloteo de los muchos colores. Era como si ese instante, que se detuvo ese día en mi

mente, se manifestara como emoción de lo que para mí significa el color.

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Figura 43. Práctica Pedágogica 4




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Figura 48. Pintura viva 1




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Así nace mi primera acción con pintura orgánica, una acción en un espacio abierto. El

propósito era pintar lo que me rodeaba: piso, plantas, piedras, espectadores y hasta el

mismo envase se llenaron de seis colores iniciales, que poco a poco se fueron

mezclando formando ríos de arcoíris. Que el pigmento saliera del envase con fuerza y

velocidad me entusiasmó bastante, fue como si la pintura gritara.

Figura 52. Exploración 1


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Figura 55. Exploracion 4




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Fue tanta la fascinación por esta manera en que se expresaba la pintura orgánica, que

decidí estudiarla. Convertí una habitación abandonada de mi casa en mi laboratorio.

Quería conocer a la perfección el material. Restauré aquel cuarto lo volví un “lienzo en

blanco imprimado, listo para ser pintado.

Figura 57. Adecuación cuarto 1




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Probé con la pintura elaborada en crudo, también cocida, con agua fría y caliente, dejé

que se fermentara en diferentes condiciones climáticas, a la intemperie y en la

habitación con diferentes cantidades de sus componentes. Además probé diferentes

envases que facilitaran su adecuado funcionamiento. Quise aumentar el proceso de

explosión y acelerarlo. Incluí entonces levadura y azúcar como parte de la elaboración.

Cuando me sentí segura del material y los tiempos que demoraba su fermentación bajo

diferentes condiciones, determiné que era el momento de hacer una acción en esa

habitación que pronto se convertiría en mi refugio.

Figura 61. Levadura


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Figura 62. Harina


Figura 63. Tapas


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Figura 64. Anilinas vegetales 1


Figura 65. Anilinas vegetales 2


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Figura 66. Preparación del pigmento




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Mi deseo era ser pintura, y ser pintada. Esta vez la pintura me pintaría literalmente.

Prepare “el pigmento” en 50 botellas plásticas con tapas de válvula a presión,

dispositivo que permitió que la pintura saliera en el momento que quisiera, lo que

evitaba que yo mediara ese momento.

Figura 69. Boceto 1


Figura 70. Boceto 2


Figura 71. Boceto 3

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Coloqué las botellas en el espacio, unas colgadas y otras en el suelo, la mayoría

ubicadas hacia el centro de la habitación, donde yo estaría vestida de blanco sobre una

silla que tiene valor histórico y emotivo en mi familia.


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Lo primero que imaginé al pensar la acción era de un momento muy feliz donde el color

salpicaba e impregnaba mi cuerpo. Sin embargo, la sensación del cuerpo en el espacio

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al explotar cada botella fue angustiante, lleno de violencia y agresión hacia mi cuerpo.

La sensación con el color y la pintura terminaron desdibujadas de la pretensión inicial.

Luego de realizar aquella acción entendí que no quería esa noción de agresión, de

disparo, de señalamiento:

“Dejo ahora el trabajo. Me he compenetrado del ambiente de una manera tan

suave, 'e, sin esforzarme, me siento cada vez más seguro. El color me

domina. No necesito ir en busca de él. Me posee, lo sé bien. He aquí el

sentido de este momento feliz: yo y el color somos uno. Soy pintor” (Klee,

s.f.).

Justo eso quería sentir, impregnarme del color suavemente y sentir que el color y yo

componíamos juntos para crear una pintura.

Reflexioné al ver el video, y vi mi cara de angustia, de temor. Eso no me satisfacía.

Concluí que no era la manera de accionar. También me encontré con la naturaleza de

ese elemento vivo, el cual tenía un olor dulce en el instante de ser preparado, pero que

se convertía poco a poco en uno potente como el pan. Pasado el tiempo empezaba a

oler a masato y se hacía más fuerte cada vez. Mientras más fermentaba, más se

apoderaban los hongos del color que también moría. Todo sucedía tan rápidamente

que el color se opacó en menos de dos días y el olor que emanaba era repugnante. El

color ya no era radiante, ahora era oscuro. No pretendía matar la pintura ni opacar el

color. Mi objetivo ahora era lograr que esa explosión de color se pudiese apreciar

largamente, y que su composición matérica no la opacara, ni la hiciera oler mal. Quería

verla y viajar en el tiempo una y otra vez.

Tomé la decisión de seguir accionando con la pintura, pues la sensación original aún

satisfacía mi deseo de experimentación con el color: vibrante, volátil, estridente e

histriónico. Determiné que el espacio de trabajo adecuado, dadas las características

físicas de la pintura explicadas anteriormente, era en el espacio público al aire libre. Al

accionar desde el exterior descubrí que gracias a las condiciones climáticas se

aceleraba el secado del pigmento y al mismo tiempo la calidad de la vibración. Sentí la

necesidad de lograr que perdurara para transportarla a otros espacios. La tela me dio

70

la opción de dejar la huella y el recorrido de la explosión. Es una manera de congelar

esa sensación detenida que se encuentra albergada en mi mente: el color volátil en el

espacio lleno de fuerza y vigorosidad. Con este material logré evitar que muriera

trágicamente.




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4. UTOPÍA CROMATICA, REMEMBRANZAS DE UN AYER

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“¿Quién le ha dicho que uno pinta con colores? Uno hace uso del color, pero pinta con

las emociones” (Siméon Chardin, s.f.)

.

La puesta en escena de este trabajo se presenta como testigo de una acción. Los

elementos que han participado en la construcción de esta puesta en escena han sido:

la paleta (la selección de los colores), la composición (la disposición de las botellas) y

la pincelada (obturación de las botellas). En ellos ha estado presente la idea del azar

controlado, el tiempo, y los colores de mi infancia que construyeron mi memoria.

Pintar un lienzo depende de muchos factores, tales como, lo que se quiere expresar, la

percepción personal y los pigmentos.

Mi interés era lograr traer del pasado los colores que construyeron mi vida, es por ello

que con la preparación explicada en el anterior aparte, imito los colores que utilizo en

mi paleta convencional de óleos, intentando lograr una relación con mis cuadros.

Para la preparación de los pigmentos, ocupo botellas plásticas transparentes con las

cuales se logra apreciar el cambio que poco a poco va teniendo la pintura. El plástico

soporta la presión que aumenta por la reacción química. Uso también las tapas a

presión nombradas anteriormente para que el color salga con fuerza justo cuando él lo

decida.

Para la primera acción decidí habitar un lugar en el que circulara fuertemente el aire

para controlar el secado de la pintura. Ubique un lienzo de 6 metros x 1,80 metros, de

manera que abarcara parte de piso pared y techo, esto con la intención de estar

inmersa en la pintura y ser parte de ella. Para este momento deseaba congelar los tres

momentos evitando que fuesen efímeros. Usé alrededor de 80 botellas que contenían

colores diferentes, el verde predominó aquella vez. Al mezclar el producto poco a poco

se develaba el color, decidía entonces en que parte del piso (sobre el lienzo) ubicarlo

intentando que todos los tonos y colores se repartieran de manera compensada.

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Rápidamente la levadura, la harina, y el azúcar se activaban con agua tibia para

explotar. La mezcla llegaba hasta el techo, se deslizaba por la pared y terminaba de

mezclarse en el piso con cada explosión. Lo azaroso radica precisamente en la

inexactitud de la reacción de cada mezcla. Si el color puede cubrir lo que deseo, si va a

llegar o no hasta el techo, si va a untar la pared, si estallará con potencia y rapidez o

con sutileza y lentitud; si a causa de la presión contenida el envase se va a mover, a

deformar, o a caer. Siento en ese momento que el color y yo componemos juntos una

pintura. Yo soy la mediadora pero es impredecible, y es precisamente eso lo que me

agrada de esa acción: pensar que el color quiere ser libre, quiere salir, llenar todo y

volverlo hermoso. Esa botella es una metáfora de lo que soy, de mi necesidad ver y

sentir todo maravilloso, de convertirlo en un pedacito de mi ayer, ese lugar mágico en el

que era feliz.

Todo esto sucedió frente a un público y con esto no me sentí cómoda, pues no

pretendo que la acción de pintar sea un espectáculo para otros. Me gusta que vean mis

pinturas y que me vean pintada, pero no me agrada que me vean construyéndola. El

acto de pintar y de pintarme pertenece a mi intimidad. Para la segunda acción decidí

utilizar un lugar amplio y privado. Controlé el secado de la pintura con la temperatura

climática y un ventilador. De este modo evité que la pintura muriera, que el color se

esfumara. El olor de la mezcla era como si aún estuviera viva. Esta vez predominó el

rojo. Realicé un registro de fragmentos de la acción que permiten entender cómo se

construye la pintura.


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5. CONCLUSIONES

Este proyecto me permitió durante su desarrollo hacer un reconocimiento de lo que soy, a partir de los recuerdos reconstruidos con imágenes llenas de color.

Investigar a modo de laboratorio posibilitó el acercarme no solo químicamente sino además plásticamente al color, entenderlo como materia pura, y como un compuesto cargado de significados.

Se lograron trasmitir emociones y sensaciones, que recopilaban un pasado nostálgico; como resultado, dos lienzos de gran formato y un vídeo testimonial creaban una atmosfera cargada de intenso color.

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RECOMENDACIONES

Es recomendable desarrollar diferentes formatos y distintos montajes con el fin de crear

una lectura más profunda frente a la acción. Además se debe intentar intervenir los

lienzos después de finalizados, para combinar técnicas que permitan composiciones

más sólidas.

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REFERENTES

Itten, J. (2002). EL Arte del color. mexico: Noriega editora.

Molina, C. (2013). Emociones expresadas Emociones superadas. Barcelona: Oniro.

Mora, G. (19 de Agosto de 2013). A la carta Televisión y radio. Obtenido de Metroplis:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/metropolis/metropolis-pintura-otra/1698762/

Ocampo, E. (1985). Apolo y la máscara: La estética occidental frente a las prácticas artísticas, .

Barcelona: Icaria Editorial, S.A.

Spath, D. (s.f.). Color Motion. Obtenido de http://www.colormotion.ch

Studio, I. (2015). Psicología del color. Obtenido de http://www.psicologiadelcolor.es/

UTOPÍA CROMÁTICA, REMEMBRANZAS DE UN AYER...

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