Urpy y la piedra mágica del AmazonasResumen 1, 2, 3, 4 y 5

Había una niña llamada Urpy. Un día después de sus clases, se fué a descansar en un árbol frondoso. Ella escuchó una voz diciendo ¡Socorro! ¡Ayúdanos por favor! y se fue a ver que era; entonces encontró dos niños tirados en el césped: Marcelo y Pilar. Los llevó a su casa porque estaban débiles y no les podía hacer preguntas.

Después que se sanaron, Marcelo le contó que hombres malvados habían atrapado a muchos niños para hacerlos esclavos. Urpy habló con el jefe de la comunidad para pedirle ir a rescatar a los niños y éste le dijo que a los niños atrapados se los llevaban al lugar del “no retorno” y era imposible rescatarlos.

Al día siguiente Urpy se fue a pescar y pescando oyó una voz diciendo ¡Urpy! ¡Urpy! Ella se asustó mucho. Era un pez dorado. Tenía una piedra mágica y le dijo que no la perdiera.

Después una urraca se llevó la piedra mágica.

Nino era un delfín que salvó a Marcelo y a Pilar de los malvados y le dijo a Marcelo que Urpy estaba triste y en problemas. Luego Nino llevó a Marcelo al lugar donde estaba Urpy y éste la consoló diciéndole que van a hacer algo para recuperar la piedra, ya que con eso podía rescatar a los niños.

Nino el delfín conocía al brujo Rufino y los llevó hacía él y éste les dijo que la urraca carroñera es de Tony Farfán, el jefe de los malvados.

El brujo les prestó un talismán de plata a los niños para que se pudieran comunicar con los animales con la promesa de que cuando encuentren la piedra mágica del pez dorado, antes de devolverla se la presten para que él pida un deseo. Los niños aceptaron con la condición de que ese deseo sea un deseo bueno y partieron.

Al partir, Marcelo llamó a su amigo Tico Tico el loro para que los acompañara. Subieron a espaldas de Nino el delfín y marcharon por el río. En el camino se encontraron con un remolino que los jalaba hacia el centro del río en donde los esperaban las pirañas. Escaparon de éstas y de unos caimanes. Al llegar a la orilla ya era de noche y decidieron descansar.

Tony Farfán, estaba molesto porque le faltaban niños para completar la cuota del mes. Él capturaba a los niños y los llevaba a trabajar a lo más profundo de la selva como ayudantes de los garimpeiros para buscar oro. Los esclavizaba y los hacía trabajar de sol a sol por un plato de comida, un poco de agua y una cuantas monedas.

Al día siguiente, a los chicos los despertó una manada de monos tití. Urpy se hizo amigo de una de ellos, el más pequeño, que se llamaba Pilón. Éste decidió acompañarlos en el viaje. Durante el camino, Marcelo se dio cuenta quelas aves en el cielo estaban alborotadas y no le pareció normal. Entonces vieron al gavilán colorado y le preguntaron qué pasaba. El gavilán les contó que el ayudante de Tony Farfán y muchos hombres estaban robando niños por las aldeas para entregarlos como esclavos.

Escucharon la atronadora descarga de los fusiles y sintieron escalofríos. Nino sugirió que había que avanzar con cautela y se acercaron a la orilla del río.

CAPITULO VII

Los Niños Cautivos

Urpy y sus amigos corrieron hacia la barcaza del capataz, pero ya no estaba. Pototo les contó que la barcaza tiene varios motores que le hacen ir muy veloz, como si volara sobre el agua y que Tony Farfán renueva su barcaza cada año.

Urpy le dijo a sus amigos que partieran ya pero Pototo les dijo que no podían ir porque si lo hacían los atraparían; lo mejor sería esperar a que lleguen hasta las minas y así poder seguirlos por detrás.

Los niños que trabajaban para los garimpeiros andaban semidesnudos con un pantalón corto, viejo y deshilachado, con el torso sin cubrir y los pies descalzos. Trabajaban desde muy temprano y les daban de comer las sobras del día anterior. Trabajaban hasta el caer de la tarde y descansaban en barracones donde dormían unas horas en un hacinamiento total.

El capataz llega a las minas y saluda a Tony Farfán blandiendo su gorra de pirata al aire. El capataz le dice a los niños que miren como los caimanes devoran la carne y si ellos intentan escapar los arrojarían a los caimanes. Los niños temblaron y no dijeron ni una palabra.

El delfín rosado y sus amigos llegaron al anochecer hasta las inmediaciones del campamento de Tony Farfán. Marcelo dijo que mejor era saber dónde estaban los niños y luego planear una estrategia de fuga. Tico Tico iría por el aire y Nino por el agua apenas oscurezca, pero no muy tarde.

CAPITULO VIII

La Estrategia

Urpy y sus amigos hicieron un plan. Tico Tico iría volando hasta encontrar la habitación de Tony Farfán y Nino cautelosamente iría por el agua hasta encontrar donde estaban secuestrados los niños. Luego de su travesía, volvieron con la noticia de que Tony Farfán estaba en su habitación, la cual tenía una ventana abierta por la que vio que había guardado la piedra mágica en su cajón. Nino encontró el lugar donde estaban hacinados los niños pero el lugar estaba custodiado por tres hombres con armas. Cuando regresaron le contaron todo esto a Urpy y Marcelo. En ese momento planearon la estrategia que iban a tomar para rescatar la piedra y los niños. Pototo dijo que podía derribar fácilmente a los tres guardias con armas, pero ¿quién se iba a encargar de rescatar la piedra mágica?... Pilón alzó la voz y dijo ¡YO ME ENCARGO!. Manos a la obra. Pototo montó el lomo de Nino y Pilón cogió los árboles. Así se dirigieron cada uno a sus lugares según lo planeado. Pototo derribó a los tres guardias y sacaron a los niños. Niño tuvo que hacer varios viajes hasta llegar a la otra orilla con todos los niños. Por su parte, Pilón llegó a la habitación de Tony Farfán. Lo encontró dormido y se percató que la caja donde estaba la piedra mágica estaba semi abierta. Entro fácilmente a la caja, cogió la piedra mágica y salió disparado de la habitación, volvió a los árboles y llegó al punto de reunión con sus amigos. Ahora el problema estaba en el escape final: sacarlos del campamento. Estando en la orilla del río Nino les dijo: no hagan ruido, ya volveré antes del amanecer y se hundió en las aguas.