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Universidad Veracruzana Facultad de Historia HISTORIOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA UNIDAD I CIENTIFICISMO DETERMINISTA HISTORIZANTE Versión Agosto 2015 Mtro. Raúl Romero Ramírez

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Universidad Veracruzana Facultad de Historia

HISTORIOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA

UNIDAD I

CIENTIFICISMO DETERMINISTA

HISTORIZANTE

Versión Agosto 2015

Mtro. Raúl Romero Ramírez

Las corrientes historiográficas del siglo XIX.

1.- Romanticismo2.- Liberalismo 3.- Cientificismo Determinista

Historizante (Positivo)Historicista (Narrativo)

Cientificismo Determinista (Historicismo Científico-Determinista)

Este pensamiento sobrevalora las cuestiones científicas; especialmente intenta un determinismo histórico-geográfico a fin de alcanzar un fin dichoso de la historia humana. El movimiento Cientista pretende alejarse del moralismo edificante y acercarse a la raza (biologismo), al medioambiente (natural, humano y geográfico) y al momento (un conjunto de acontecimientos dados e un determinado tiempo).

El determinismo se presentó en diversas expresiones científicas, como el “Espíritu Idealista” en Hegel (Fenomenología del Espíritu, 1807); el Espíritu Positivo en Comte (Curso de Filosofía Positiva,1830); la Libertad en Michelet (Historia de Francia, 1833); la evolución histórica en Quinet (La Revolución y la Creación, 1834); el principio de la estadística moderna en Quetelet (Ensayo de física social, 1835); la política extremista en Gobineau (Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas en 1853); la teoría económica de Marx (El capital en 1867) y los ciclos históricos de Spengler (La decadencia de Occidente en 1918). El cientificismo histórico puede encontrar su esencia en la corriente del Historicismo.

Cientificismo Determinista (Historicismo Científico-Determinista)

El Historicismo concibe el devenir como historia y utiliza más la ciencia del espíritu. Según el historicismo, la filosofía es un complemento de la historia. Su tarea consiste en llevar a cabo una teoría de la historia. Esta se propone efectuar una exploración sistemática de los hechos históricos. Los hechos políticos, científicos, técnicos, artísticos, religiosos, etc., pueden ser considerados hechos históricos porque tienen importancia para la vida del hombre.

Karl Popper definió al historicismo como: "Una aproximación a las ciencias sociales que asume que la predicción histórica es su objetivo principal, y que asume que su objetivo es alcanzable mediante el descubrimiento de los "ritmos", o los "patrones", las "leyes" o las "tendencias" que subyacen a la evolución de la historia" (Introducción a La miseria del historicismo).

Podemos definir el ‘historicismo’ como toda filosofía que reconozca como objetivo suyo exclusivo y fundamental, la determinación de la naturaleza y validez de los instrumentos del ‘saber histórico’. El historicismo se divide debido a su método y forma escrita en dos géneros en, el Género Metodológico-Científico Referencial Historizante (Positivo) y en un Género Narrativo- Literario Teorizante Historicista (Negativo).

Son de la tradición historizante: Comte, Quetelet, Ranke, Fustel de Coulanges, Langlois y Seignobos.Son de la tradición historicista: Hegel, Quinet, Michelet, Droysen, Meinecke, Burckhardt, Marx y Spengler.

Cientificismo Determinista HistorizanteGénero Metodológico Científico-Positivo.

Inglaterra:Augusto ComteJohn Stuart Mill

Prusia:Leopold Von Ranke

Francia:Gabriel MonodCharles Victor Langlois Charles Seignobos

Austria-Hungría:Joseph Alois Schumpeter

Auguste Comte, cuyo nombre completo es Isidore Marie Auguste François Xavier Comte (1798 - 1857). Se le considera creador del positivismo y de la disciplina de la sociología, aunque hay varios sociólogos que sólo le atribuyen haberle puesto el nombre. Junto con Agustín Thierry, fue secretario del conde Henri de Saint-Simon durante siete años y ambos se separaron de él debido a las muchas discrepancias que surgieron. Después de esta ruptura, Comte inició una etapa que calificó de "higiene cerebral" para alejarse de la influencia de las ideas de Saint-Simon.

Otra versión menciona que Saint-Simon cedió los derechos de su avance (los Principios de la sociología) a Comte, con la condición de que la mejorara y la diera a conocer al mundo entero, ya que Saint-Simon había dejado atrás o en el olvido toda su investigación. Por eso se considera a Comte el padre de la sociología.

La filosofía de Comte entronca con la revuelta moderna contra los antiguos que inició Francis Bacon y consistió, a grandes rasgos, en la asunción de la razón y la ciencia como únicas guías de la humanidad capaces de instaurar el orden social sin apelar a lo que él considera oscurantismos teológicos o metafísicos.

La evidente intención de reforma social de su filosofía se adhiere, sin embargo, a una postura conservadora y contrarrevolucionaria en claro enfrentamiento con las propuestas ilustradas de Voltaire y Rousseau. Tomando como trasfondo la Revolución francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad. La idea básica de Comte era que todas las ciencias formaban una jerarquía, de manera que cada eslabón dependía del anterior de acuerdo a la complejidad de los fenómenos estudiados. En la base estaban las matemáticas, seguida de la mecánica, la física, la química, la biología y por último, encabezando la pirámide de las ciencias se encontraba la Ciencia de la Sociedad; la Sociología.

Comte vio en esta ciencia las respuestas a los problemas del hombre y la sociedad. La exaltación de la Sociología le llevó a considerarla prácticamente como una nueva religión laica de la humanidad formándose así el positivismo.

Comte afirmó que “Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad”. Comte afirma que únicamente la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados momentos históricos llamados estados sociales.

Comte plantea tres estados del conocimiento humano: un estado teológico, un estado metafísico (concreto / abstracto) y un estado positivo, el más deseado y al que en teoría deberían tender los dos anteriores, ya que basa el logro del conocimiento en la razón aplicada.

Sus obras principales son: El Curso de filosofía positiva (1842), El Discurso sobre el espíritu positivo (1844), El Sistema de política positiva (1851-1854), El Catecismo positivo o Somera exposición de la religión universal (1852).

La Filosofía positiva como tipo de conocimiento propio del último de los tres estados de la sociedad según la ley de los tres estados, se define por oposición a la filosofía negativa y crítica de Rousseau y Voltaire, postura a la que Comte atribuye los males de la anarquía y la inseguridad social que caracterizan al período post-revolucionario.

El término positivo hace referencia a lo real, es decir, lo fenoménico dado al sujeto. Lo real se opone a todo tipo de esencialismo, desechando la búsqueda de propiedades ocultas, características de los dos primeros estados.

Lo positivo tiene como características el ser útil, cierto, preciso, constructivo y relativo (no relativista) en el sentido de no aceptar ningún determinismo absoluto a priori. Se podría afirmar también que la filosofía positivista lo que hace es basar su conocimiento en lo positivo, o sea en lo real, dejando a un lado las teorías abstractas como la del fenomenalismo kantiano, al considerarlas como metafísicas. Así pues, lo que busca la Filosofía positiva de Augusto Comte es una reorganización social, política y económica en el contexto de la Revolución industrial.

John Stuart Mill (1806-1873), fue un filósofo, político y economista inglés positivista y representante de la escuela económica clásica, teórico del utilitarismo, planteamiento ético propuesto por su padrino Jeremy Bentham, que sería recogido y difundido con profusión por Mill.

La declaración canónica del utilitarismo de Mill se puede encontrar en su libro El utilitarismo. La formulación se conoce como el "principio de la mayor felicidad" ("greatest-happiness principle"). Sostiene que uno debe actuar siempre con el fin de producir la mayor felicidad para el mayor número de personas, dentro de lo razonable. Argumenta la separación cualitativa de los placeres sosteniendo a los placeres intelectuales y morales como superiores a las formas más físicas de placer. Así, distingue entre felicidad y satisfacción, afirmando que la primera tiene mayor valor que la segunda, una creencia ingeniosamente encapsulada en la afirmación de que «...es mejor ser un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho; mejor ser Sócrates insatisfecho que un necio satisfecho. Y si el loco o el cerdo, tienen una opinión diferente, es porque sólo conocen su propio lado de la cuestión»

Mill consideraba que el conocimiento humano tenía su origen y su límite en la experiencia observable. Todo conocimiento parte de las impresiones sensibles de los sujetos y los conceptos más abstractos se forman a partir de las “asociaciones” de impresiones realizadas por la mente, este es el llamado asociacionismo psíquico. Según Mill, la inducción es el principio lógico que permite derivar conocimientos universales a partir de la observación de fenómenos particulares.

La obra Sobre la libertad, Mill se dirige a la naturaleza y límites del poder que puede ser ejercido legítimamente por la sociedad sobre el individuo. Uno de los argumentos que mantenía Mill es el principio del daño o principio del perjuicio (harm principle). Éste mantiene «que cada individuo tiene el derecho a actuar de acuerdo a su propia voluntad en tanto que tales acciones no perjudiquen o dañen a otros». Si la realización de la acción solo abarca la propia persona, esto es, si solo afecta directamente al individuo ejecutor; la sociedad no tiene derecho alguno a intervenir, incluso si cree que el ejecutor se está perjudicando a sí mismo. Mill excluye a aquellos que son "incapaces de autogobierno" de tal principio, tales como niños en edad temprana o aquellos que viven en "estados socialmente atrasados" (backward states of society). Para dichos estados atrasados Mill mantiene que el despotismo puede considerarse una forma de gobierno aceptable, siempre que el déspota tenga en mente los intereses del pueblo.

En Sobre la libertad Mill lleva a cabo una apasionada defensa de la libertad de expresión pues el discurso libre es una condición necesaria para el progreso social e intelectual porque «No podemos determinar con claridad que una opinión silenciada no contenga algún elemento de verdad» Además sostiene que el permitir divulgar opiniones falsas puede ser productivo por dos razones: En primer lugar, los individuos tenderán a abandonar creencias erróneas si están involucrados en un fecundo intercambio de ideas. Y en segundo lugar, forzando a otros individuos a reexaminar y reafirmar sus creencias en el proceso de debate, estas creencias se abstienen de desvirtuarse volviéndose meros dogmas.

No es suficiente para Mill la defensa de una creencia que casualmente sea cierta, el creyente debe comprender por qué la idea que sostiene es la verdadera.

Mill creía que "la lucha entre Libertad y Autoridad es el rasgo más destacable de las etapas de la historia". Para él, la libertad en la antigüedad era "un concurso... entre sujetos, o ciertas clases de sujetos, y el gobierno".

Mill definió "libertad social" como protección de "la tiranía del gobernante político« y presenta en su obra varias tiranías, entre las cuales están la tiranía social y también la tiranía de la mayoría.

La libertad social según Mill consistía en poner límites al poder del gobernante, de tal forma que no fuese capaz de utilizar su poder en beneficio de sus propios intereses y tomar decisiones que pudieran conllevar perjuicio o daño para la sociedad; en otras palabras, la población debe ostentar el poder de tomar parte en las decisiones del gobierno.

Mantuvo que la libertad social es "la naturaleza y límite del poder que puede ser legítimamente ejercitado por la sociedad sobre el individuo". Ésta se intenta lograr de dos maneras: la primera es la que recurre a la vía del reconocimiento de unas determinadas inmunidades, llamadas libertades políticas o derechos; la segunda recurre al establecimiento de un sistema de "comprobaciones constitucionales".

La concepción de Mill sobre la libertad, influenciada por Joseph Priestley y Josiah Warren consiste en el hecho de que el individuo ha de ser libre para hacer cuanto desee mientras no dañe al prójimo.

Leopold von Ranke (1795 -1886), historiador alemán, uno de los más importantes historiadores del siglo XIX y considerado comúnmente como el padre de la historia científica.

Ranke nació en Wiehe, en aquel entonces del reino de Prusia, hoy Unstrut, del estado de Thuringia, Alemania. Fue educado en casa y en el Instituto de Schulpforta, mientras era niño demostró un acercamiento a las culturas clásicas, al Griego, al Latín, pero además también a la Iglesia Luterana. Ranke durante toda su vida apreció estos conocimientos.

En 1814, Ranke entra a la Universidad de Leipzig, donde estudia a los Clásicos y Teología. En Leipzig, se convierte en experto de la filología y en la traducción de autores clásicos al latín.

Las circunstancias que le llevan a la Historia son personales. Se despierta su interés por las novelas históricas de Walter Scott, inventor de este género. Scott escribe Waverley en 1814, al final de las Guerras Napoleónicas. La historia en esta obra no es el telón de fondo, sino la protagonista. El novelista intenta recrear el pasado, reconstruyendo el conflicto entre ingleses y escoceses. Ranke lee estas novelas y se queda fascinado, y se le ocurre leer cosas del pasado real, para saber si el pasado era realmente así, descubriéndolo para sí aún más fascinante.

Por otra parte, Ranke es influenciado por la obra de Barthold Georg Niebuhr, (1776-1831).

Niebuhr llevó a cabo la reforma agraria en Prusia, ya que este país se encontraba en un sistema feudal y él lo condujo hasta una modernización. En su solución se interesa por la historia e intenta averiguar como se lleva a cabo la reforma agraria romana, para luego aplicarla a la suya y también analiza las reformas, por lo que acude a los historiadores romanos clásicos como Tito Livio llegando a la conclusión de que este método no era fiable, por lo que acude a los documentos contemporáneos, y aplicándoles el método filológico logra desentrañar la esencia del documento y las razones y acciones para realizar dicha reforma.

Como consecuencia de este estudio escribe una historia romana, en la que lo primero que intenta es reconstruir lo que ocurrió basándose en documentos de la época, pero, aunque no poseía las mismas cualidades metodológicas e historiográficas de Ranke, su labor inaugura el método historizante que Ranke va a llevar a su máximo esplendor en fechas posteriores.

En el año 1824 Ranke publica Historia de los Pueblos Romanos y Germánicos, siendo este el primer libro del tipo de historia historicista documental, (mas tarde denominada historizante) y va a incluir el programa ideológico de esa nueva historia. El contenido analiza un conflicto entre la monarquía francesa y la española por los territorios de Italia. La tesis de Ranke es que Europa surge como el conflicto entre los pueblos románicos y los germánicos. Lo importante del libro es el método, el enfoque que da al asunto. Por eso publica un apéndice donde expone sus métodos, a la vez que critica a los autores anteriores que habían escrito sobre esa historia, por ejemplo a Francesco Guicciardini, que en su Historia de Florencia hace algo que es insostenible, que es recurrir a las tradiciones, leyendas y novelas, ya que Ranke cree que hay que acudir únicamente a los documentos para saber con seguridad lo que había ocurrido, por lo que Ranke se basa para este libro en los informes de los embajadores venecianos.

Ranke obtiene un reconocimiento inmediato y es nombrado para ocupar la cátedra de la universidad de Berlín y se le considera como el gran maestro de la Historia de Alemania y servirá como punto de referencia para todo el mundo; sus obras completas abarcan 54 volúmenes y en ellas habla de la historia de Prusia, de Inglaterra y de los Papas, pero no escribe una historia universal, Ranke lleva a cabo una enseñanza partiendo del método de los seminarios, en los que adoctrina historiadores que trabajan codo con codo bajo el maestrazgo de Ranke. Era para la mentalidad epistemológica de la época Alemania un centro obligado de formación histórica.

Para Ranke no debe existir una teoría histórica con esquemas previos que imponga sobre el pasado, como se hacía anteriormente. Ranke dice que sea el pasado el que hable, el historiador no tiene boca. Pone de manifiesto un método: el filológico, que consiste en el recurso de presentación de los documentos.

Tal como la religión donde solo la Biblia debía ser escuchada e interpretada filológicamente, Ranke posee un alto componente religioso en la forma que tiene de ver la historia.

Ranke fue un hombre al que le interesaba la historia porque creía que era un vehículo para encontrar a Dios (consideraba que tenía una presencia en la historia a la manera cristiana, que diera sentido a ésta). Ranke cree que Dios está en los propios hechos de la historia siempre y cuando se deja hablar a la propia historia, la historia es una especie de jeroglífico divino que si se reconstruye se puede ver la presencia divina en la historia.

Ranke puso énfasis en la narración histórica, introduciendo ideas como la confianza en fuentes primarias, un énfasis en la historia narrativa y especialmente política e internacional (Aussenpolitik), y un compromiso para escribir historia "como realmente fue" (wie es eigentlich gewesen ist).

Empezando con su primer libro, la Historia de los pueblos latinos y germánicos de 1494 a 1514, Ranke hizo un uso extraordinariamente amplio de fuentes para un historiador de la época, incluyendo "memorias, diarios, cartas, las expediciones diplomáticas y de testimonios de primera mano de testigos oculares". En este sentido se apoyó en las tradiciones de Filología, pero dio énfasis a documentos mundanos en lugar de la literatura vieja y exótica. Entre 1834-36 publica Historia de los Papas, un valioso estudio del Papado y sus representantes en la Edad Moderna, desde el siglo XV a la primera mitad del XIX. Considerada en extremo crítica y sustancialmente escéptica, fue contestada ampliamente desde la historiografía católica del momento, en especial por el historiador Ludwig von Pastor y su monumental "Historia de los Papas desde fines de la edad media". En el centro de su método, Ranke no creyó en las teorías generales que pudieran cortar el tiempo y espacio. En cambio, habló de que la aproximación al tiempo histórico se hacía por fuentes primarias. Sobre la posibilidad de leyes que dirigieran la historia, dijo no saber de ellas y que prefería quedarse con un “empirismo de tonto”.

Gabriel Monod (1844 - 1912) fue un historiador francés educado en El Havre y enviado a París para completar su educación, alojándose con la familia Pressensé. La influencia de Edmond de Pressensé, pastor protestante y de su esposa Madame de Pressensé, mujer refinada que dedicó su vida a las tareas de caridad, le causó una gran impresión. En 1865 abandonó la escuela superior y se trasladó a Alemania donde estudió en la Universidad de Göttingen y en la Universidad Humboldt de Berlín. Las enseñanzas de Georg Waitz influyeron en la elección de los estudios de historia de la Edad Media. De regresó a Francia en 1868 fue elegido por Victor Duruy para dar lecturas de historia en la École pratique des hautes études. Al iniciarse la Guerra Franco-prusiana, Gabriel Monod junto a sus primos Alfred y Sarah Monod, organizaron una ambulancia con la que siguieron la contienda entera, desde Sedán a Le Mans. Escribió un pequeño libro de memorias de la guerra; su actitud fue más loable ya que su madre era originaria de Alsacia por lo que era incapaz de resignarse a la pérdida de Alsacia y Lorena.

Al finalizar la guerra Monod regresó a la enseñanza. Durante esta época de su vida escribió: Grégoire de Tours et Marius d'Avenche (1872); Frédégaire, una historia que publicó en 1885; una traducción del libro de W.Junghan, Histoire critique des règnes de Childerich et de Chlodovech (1879); Études critiques sur les sources de l'histoire carolingienne (1898); y Bibliographie de l'histoire de France (1888).

Intentaba enseñar a su alumnos la forma de estudiar y les animaba a desarrollar la idea del criticismo y de la verdad. Sus alumnos le mostraron su gratitud dedicándole un libro en 1896, Études d'histoire du Moyen âge y tras su jubilación en 1905 haciendo grabar sus enseñanzas en una losa. En 1875 fundó la Revue historique que pronto se convirtió en una autoridad en la educación científica. Algunos de sus artículos en esta y otras publicaciones se recogieron en un libro, Les Maîtres de l'histoire: Ernest Renan, Hippolyte Taine, Jules Michelet (1894).

Charles Victor Langlois (1863-1929) Historiador medioevalista, investigador de los Archivos Nacionales de el Public Record Office sobre la Inquisición y el Ducado de Bretaña. Es autor del III Tomo de la Historia de Francia (1901) sobre el periodo de 1226-1328.

Catedrático de la Sorbona que escribió junto con Seignobos una Guía redactada a la intención de los estudiantes en historia (1898).

Ambos habrían de idear un nuevo método para tratar la investigación histórica basado en las fuentes eran de origen institucional como en los Catálogos de Londres, París, Bruselas, Florencia, San Petesburgo, Sevilla y Roma; e idearon la ficha crítica agregándose la hermenéutica (idioma, condiciones y circunstancias de la redacción, intenciones del autor por verificar y elucidar) y propusieron una clasificación del trabajo historiográfico mediante el apoyo de obreros (apoyo logístico); archivistas y bibliotecarios; monografistas (escritores); estudiantes avanzados (licenciados y posgraduados) e investigadores jóvenes; bajo la dirección de un maestro experimentado (guía); y los generalistas o maestros comprobados y especializados.

Langlois y Seignobos mas tarde escribieron una Introducción a los estudios históricos, el manual perfecto de la historia positivista.

En ella, distinguen cuatro etapas del historiador: 1)Se trata en primer lugar de reunir los documentos; una técnica particular, la heurística, lo informará sobre los medios para lograrlo. 2)A continuación hay que tratar los documentos por una serie de operaciones críticas (autenticidad, restitución, procedencia, interpretación y credibilidad). 3)Después viene el despeje de los hechos (documentos indiscutibles) ; el historiador extrae los hechos por simple observación una vez despejados los hechos particulares se les organiza en un “cuerpo de ciencia” a través del método de “construcción histórica objetiva”. 4)Finalmente el historiador establece relaciones entre los hechos bajo la forma de un relato impersonal “...que evita el detestable estilo de los románticos que trataban de dar al lector la impresión de lo vívido”.

Se da así la ruptura con el Providencialismo cristiano moderno, el racionalismo progresivista comtiano y finalmente con el materialismo histórico; en contra del clericalismo y la monarquía; a favor de la República, de la escuela laica y obligatoria en pro del colonialismo y de un nacionalismo antigermánico.

Charles Seignobos. (1854-1942) Historiador modernista, autor de manuales de historia para la enseñanza secundaria.

Escribió una Historia de Europa en el siglo XIX (1897), Historia de fin del II Imperio y de la III República (1921); con Miliukov y Eisenman, escribió la Historia de Rusia (1921) y fue director de la obra monumental Historia de Francia contemporánea de la Revolución a la paz de 1919 en nueve volúmenes.

Su método lo describe en su obra célebre es La Escuela Metódica, prácticamente la “Biblia de la escuela positiva.

Catedrático de la Sorbona escribió, junto con Langlois, una Guía redactada a la intención de los estudiantes en historia (1898). Esta obra fue escrita a la forma y temática universitaria, con un control estatal republicano institucional rígido, objetivo, metódico y pedagógico.

Desde el punto de vista de Langlois y Seignobos, la “narración cronológica” favorece la explicación histórica porque explicar un hecho no significaba buscar sus causas profundas, simplemente consistía en unirlo o entrelazarlo con otro que le precede. El proceso se repite para terminar vinculando todos los hechos.

Como las leyes y generalizaciones les parecían imposibles en la historia, Langlois y Seignobos insistían en que un investigador serio debía limitar su trabajo de búsqueda de las causas a la identificación de acontecimientos que, a su vez, hubieran servido para detonar otros.

Este proceder frustraba al historiador pues su margen de maniobra se reducía a una búsqueda de causa - efecto.

Seignobos tuvo como objeto de estudio la Historia del Estado-Nación francés de la Revolución hasta el triunfo aparente al terminar la Primer Guerra Mundial; su cronología es la sucesión de los regímenes políticos y de los gobiernos; su problemática es la política y lo militar; finalmente su conclusión general es que la Monarquía, a través del progreso social, consumó en la República la grandeza de Francia.

Seignobos ejerció la docencia en la Universidad de París y escribió muchos trabajos sobre Francia y sobre la historia europea y la civilización. Varias de sus publicaciones se usaron como manuales de historia en Francia y Latinoamérica. Entre los libros más destacables de Seignobos sobresale Historia política de la Europa contemporánea (1897), usando una narración clara e imparcial, dando énfasis a la historia política en lugar de los procesos sociales y económicos. Fue maestro de Marc Bloch.