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Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Departamento de Psicología Diana Milena Cortés Patiño Efectos de la Interacción Social en el Consumo y Elección de Dosis de Etanol Bogotá, 2012

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Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas

Departamento de Psicología

Diana Milena Cortés Patiño

Efectos de la Interacción Social en el Consumo y Elección de Dosis de Etanol

Bogotá, 2012

Diana Milena Cortés Patiño

Efectos de la Interacción Social en el Consumo y Elección de Dosis de Etanol

Tesis presentada a la Maestría en Psicología

de la Universidad Nacional de Colombia

como uno de los requisitos para obtener el

grado de Magister en Psicología

Orientador: Prof. Arturo Clavijo Álvarez

Bogotá, 2012

Resumen

Efectos de la Interacción Social en el Consumo y Elección de Dosis de Etanol

Investigaciones en psicofarmacología han mostrado una asociación entre interacción social

y autoadministración de etanol (ET), sin embargo, los hallazgos experimentales son

ambiguos. Esta ambigüedad puede ser resultado de las dosis administradas y las variaciones

en los tipos de alojamiento. En este experimento expusimos tres grupos de ratas, divididas

en las condiciones de alojamiento de Interacción (GI), enriquecimiento (GE) y aislamiento

(GA) a tres dosis de ET (5%, 10% y 20%) y evaluamos su consumo de ET. En la primera

fase, evaluamos el consumo de sacarosa (SAC) con el objetivo de determinar si existían

diferencias entre el consumo de ET y de SAC en función de las condiciones de alojamiento.

En la segunda fase las ratas fueron entrenadas para auto-administrarse ET usando un

procedimiento de fading. En la tercera fase, evaluamos la elección entre diferentes pares de

soluciones de ET usando programas concurrentes VR5-VR5 (5%-10%; 10%-20%; 5-20%).

El consumo de SAC fue significativamente menor en GE, sin embargo, durante el

entrenamiento en consumo de ET y la fase de elección (fases 2 y 3) GE y GI mostraron los

mayores niveles de consumo de ET. En la tercera fase, no hubo diferencia en la tasa relativa

por ninguna dosis de ET, ni dentro, ni entre los grupos. Estos hallazgos sugieren que

condiciones grupales (GE y GI) facilitan el consumo de ET, lo que no se observa con la

SAC, e indican que la interacción social afecta diferencialmente el consumo de diversos

recursos reforzadores.

Palabras Clave: Condiciones de alojamiento, consumo de etanol, elección, ratas

Abstract

Effect of social Interaction on consumption and choice of different dosses of ethanol

Psychopharmacological research has shown an association between social interaction and

ethanol (ET) self-administration; nevertheless, experimental finding are ambiguous. This

ambiguity might result from differences in administrated doses and housing variations. We

exposed three groups of rats divided in the housing conditions of interaction (IN),

enrichment (EN) and isolation (IS) to three doses of ET (5%, 10% and 20%) and evaluated

their ET consumption. In a first phase, we evaluated sucrose (SUC) intake to determine

differences between SUC and ET consumption in function of housing conditions. In a

second phase, we trained the rats to self-administrate ET with a fading procedure. In a third

phase we assessed choice between different pairs of ET solution using concurrent schedules

VR5-VR5 (5%-10%; 10%-20%; 5-20%). SUC consumption was significantly lower in the

EN groups; however, during the ET training and choice phases (2 and 3), the EN and IN

groups shoed higher ET intake levels. In phase 3, there was no difference in relative

response rate for any dose of ET between groups. These findings suggest that group

conditions (IN and EN) facilitate ET but not SUC consumption, and indicate that social

interaction affects differentially consumption of diverse reinforcement sources.

Key-words: housing conditions, ethanol consumption, choice, rats.

LISTA DE FIGURAS

Figura 1. Relaciones económicas entre los bienes. ………………………………….….8

Figura 2. Relación de sustitución entre X y Y…………………………………………...11

Figura 3. Proceso de adicción relativa……………………………………………...……..12

Figura 4. Alojamiento del grupo de enriquecimiento……………………………………..34

Figura 5. Alojamientos individuales………………………………………………………35

Figura 6. Diferencias en la frecuencia de respuestas por SAC10% ……………….……..42

Figura 7. Box plot de consumo neto de etanol (g/kg) durante las etapas del entrenamiento

en consumo………………………………………………………………………………...44

Figura 8. Tasa de respuesta por las soluciones de ET 10%, al disminuir la cantidad de

sacarosa……………………………………………………………………………………46

Figura 9. Dispersión de los sujetos en el consumo neto por grupo de alojamiento……..48

Figura 10. Dispersión de los sujetos en el consumo neto por de tipo de elección……….49

Figura 11. Media ± SD de la tasa de respuesta por la solución con mayor concentración de

SAC (28.65%)…………………………………………………………………………..…50

LISTA DE TABLAS

Tabla 1. Organización de las fases del experimento………………………………………37

Tabla 2. Subgrupos generados para balancear el orden de elecciones a las que serían

expuestos los sujetos………………………………………………………………………39

Tabla 3. Valores p asociados al test U de Mann Whitney para la diferencia en consumo

entre pares de grupos………………………………………………………………………44

APÉNDICES

Apéndice 1. Peso corporal en los diferentes grupos durante la fase de autoadministración

de SAC

Apéndice 2. Valores asociados a las pruebas de Kruskall Wallis para consumo neto de

etanol durante la fase de entrenamiento

Apéndice 3. Número de sujetos en cada grupo clasificados por la posible fuente de control

del comportamiento de consumo durante la fase de elección.

Apéndice 4. Desempeño característico del control por la posición.

Apéndice 5. Desempeño característico del control por consumo neto de ET.

Apéndice 6. Desempeño característico del control por la dosis.

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………..1

Reforzadores alternativos y consumo de sustancias...………………………….…2

El efecto de sustitución económica y la teoría de la adicción relativa …………7

Evidencias de la adicción relativa en modelos animales …………………….13

Aislamiento y consumo de ET …………………………………………..15

Interacción y Consumo de ET……………………………………………….17

Enriquecimiento y Consumo de ET…………………………………………20

DISEÑO EXPERIMENTAL……………….…………………………………………....27

Alojamientos……………………….………………………………………..……28

Auto-administración de ET……………………………………………………....29

Elección entre dosis de ET ………………………………………………….…..30

Auto-administración de SAC……………………………………………………..30

Objetivos …………………………………………………………………………31

MÉTODO …………………………. ……………………………………...…………....32

Sujetos………………………………………….………………………………...32

Materiales e Instrumentos……………………………………………….……….33

Alojamientos………………………………………………………………....33

Cajas de Alimentación………………………………………………………36

Cajas de Condicionamiento Operante………………………………………36

Procedimiento…………………………………………………………………….36

Análisis de Datos…………………………………………………………………39

RESULTADOS…………………………………………………………………………..41

Las ratas alojadas de GE ambiental se auto-administran menos SAC…………...41

El consumo total de ET (g/kg) fue significativamente menor en GA…………….43

Las ratas mostraron indiferencia ante dosis concurrentes de ET …………… …46

DISCUSIÓN………………………………………………………………………………51

CONCLUSIONES…………………………………………………………………….….58

REFERENCIAS…………………………………………………………………………..61

APÉNDICE…………………………………………………………………………..…….69

1

Desde los inicios de las investigaciones en abuso de sustancias en los años 50,

diferentes teorías y modelos han intentado explicar cómo un organismo se hace adicto. Si

bien dichos modelos divergen en el tipo de explicación, una tesis es compartida por todos,

el uso de sustancias es una condición necesaria pero no suficiente para desarrollar una

adicción, esto es, la droga en sí misma no es responsable por la dependencia (Vuchinich y

Tucker, 1996). Surge entonces una pregunta, ¿qué tipo de variables, además de las

características farmacológicas de las sustancias, promueven y modifican el consumo?

Aproximaciones desde el análisis comportamental han intentado responder esta

cuestión vinculando variables relevantes de los fenómenos de aprendizaje a la explicación

del uso de sustancias, y han mostrado que los comportamientos de consumo son

susceptibles a variaciones en contingencias tanto operantes (Sanchis-Segura y Spanagel,

2006) como pavlovianas (Siegel, 2001). Esto demuestra que, como otros comportamientos,

la búsqueda y el uso de drogas están sujetos a las leyes de aprendizaje, y que por lo tanto,

el grado de control que una droga ejerce sobre la conducta no depende exclusivamente de

sus propiedades farmacológicas, sino del contexto específico de consumo (Higgins, Heil, y

Lussier, 2004).

Una de las áreas del análisis de la conducta que ha realizado contribuciones

importantes en la comprensión de las adicciones es la economía del comportamieto.

Aproximaciones a la dependencia desde esta área se caracterizan por estudiar el consumo

de sustancias en contextos de elección, enfatizando en los factores ambientales que

modulan la asignación del comportamiento e integrando a la explicación del consumo

conceptos provenientes de la economía, como precio, ingreso oferta o escasez (Hursh,

1991).

2

Los aportes de la economía del comportamiento a la explicación del consumo

pueden ser agrupados bajo tres grandes cuestiones (Tucker, 2005). La primera se refiere a

la variación de las preferencias por la sustancia al alterar los constreñimientos en el acceso

a esta misma, ya sea por incrementar el precio, restringir la oferta o disminuir el ingreso. La

segunda se relaciona con la variación en las preferencias al cambiar los constreñimientos en

el acceso a bienes alternativos. Finalmente, la tercera procura explicar cómo cambia la

asignación conductual cuando los consumidores deben elegir entre reforzadores que varían

en la cantidad y/o demora con que son recibidos.

Diversos estudios han sido realizados para responder a la primera cuestión (para una

revisión véase Hursh, 1991; Hursh, 1993; Hursh, 2005), demostrando que, tal como

acontece con otro tipo de reforzadores como agua o comida, el consumo de sustancias

consideradas adictivas disminuye cuando el precio aumenta; sin embargo, el incremento en

el precio de algunas sustancias psicoactivas puede llegar a ser muy alto antes de originar

una disminución en su consumo –evidencia de esto es la persistencia en el empleo de

drogas a pesar de las pérdidas económicas, laborales o familiares que puede generar el uso

de una sustancia-; por ello, la importancia de la segunda cuestión: el consumo puede ser

aumentado o disminuido variando el acceso a reforzadores alternativos.

Reforzadores alternativos y consumo de sustancias

Según la economía del comportamiento toda situación de consumo es una situación

de elección –consumir un bien implica dejar de consumir otro- por ello, el uso de una

comodidad no depende únicamente de su precio en términos monetarios o

comportamentales, depende de su costo de oportunidad (Allison, 1983). El costo de

3

oportunidad es aquello a lo que un agente económico renuncia cuando toma una decisión de

consumo (Mankiw, 2004) y depende en gran medida de la cantidad de bienes disponibles

en el mercado. Por ejemplo, en mercados con un único bien disponible, el costo de

oportunidad originado por el consumo de este bien será nulo sin importar cuál sea su

precio, pues no existen comodidades alternativas a las cuales el sujeto renuncie por su

decisión de consumo. En contraste, en mercados con múltiples posibilidades de elección, el

costo de oportunidad generado por el consumo de este bien será mayor, pues elegir este

bien significa renunciar a los demás disponibles.

Teniendo en cuenta lo anterior, una conclusión al respecto de cualquier análisis

económico de consumo es que la asignación comportamental para un bien X, cuando son

considerados los costos de oportunidad, no depende de su precio nominal (e.g. $10 por un

plato de comida, o 5 presiones de barra por un pellet en el caso de un experimentos) sino de

su precio relativo, esto es, de la razón entre el precio del bien X y el precio de los otros

bienes disponibles en el mercado (Mankiw, 2004).

La inclusión de los costos de oportunidad en el análisis del consumo puede ayudar a

entender por qué el uso de sustancias persiste a pesar de los incrementos en el precio de las

drogas. Una posible explicación es que el costo de oportunidad por el consumo de

substancias para algunos sujetos puede ser cercano de cero, es decir, no existen en el

contexto otras opciones que generen el mismo tipo de utilidad que las drogas y, en este

sentido, el precio relativo de consumir permanece bajo a pesar de los incrementos en el

precio nominal.

4

Uno de los ejemplos más claros de cómo variaciones en el precio relativo pueden

afectar el consumo de sustancias es proporcionado por el caso de Vietnam (Robins, 1975),

conocido en el área de abuso de drogas porque sólo un porcentaje de los soldados

americanos que consumieron opio durante la guerra continuaron consumiéndolo al llegar a

sus hogares y desarrollaron dependencia. En este caso –que acontece en un momento de la

historia en el que se creía que el consumo de drogas de abuso era una condición necesaria y

suficiente para desarrollar una adicción- la diferencia de consumo entre los soldados que

desarrollaron dependencia y quienes no la desarrollaron no puede ser explicada por las

propiedades farmacológicas del opio, pues todos estuvieron expuestos a la misma sustancia.

La pregunta que surgió entonces fue, ¿por qué sólo algunos soldados continuaron

consumiendo al llegar a sus hogares?

Heyman (1996) propone que la respuesta a esta pregunta estaría en la diferencia de

reforzadores disponibles para los soldados durante la guerra en Vietnam y al llegar a sus

hogares, esto es, en la diferencia en el precio relativo del opio en estos dos contextos. Así,

durante la estancia en Vietnam, los soldados tendrían fácil acceso a los opiáceos y un

acceso más restringido a otro tipo de reforzadores como, por ejemplo, el soporte social, esto

es, el precio de los opiáceos en relación al precio del soporte social sería menor en

Vietnam. Al regresar a sus hogares, con el acceso a familia y amigos, el precio del soporte

social disminuiría y, como consecuencia, aumentaría el del opio. Esta variación en los

precios relativos habría revertido la preferencia por la droga y con ello, disminuido su

consumo. Sin embargo, para algunos de los soldados el precio relativo del opio podría no

haber disminuido necesariamente, pues el contexto en sus hogares no habría garantizado la

existencia de reforzadores alternativos y estos soldados tendrían más posibilidad de

5

desarrollar una adicción. Si bien, esta es sólo una hipótesis de lo ocurrido, la evaluación de

cómo la disponibilidad de otros reforzadores en el contexto del sujeto puede afectar el

consumo, sería de gran ayuda en la comprensión del uso y abuso de psicoactivos.

Investigaciones con modelos animales han sido realizadas con el objetivo de evaluar

los efectos de la disponibilidad de otros reforzadores sobre el consumo de sustancias. En

general, estos experimentos utilizan diseños en los cuales los sujetos tienen acceso a más de

un reforzador, y se observa cómo varía la asignación del comportamiento al restringir o

facilitar el acceso a uno de los reforzadores; para ello son utilizados principalmente

programas concurrentes de razón o de intervalo, y las variaciones en el acceso a

reforzadores son hechas al alterar los valores del programa. Ejemplos de estos

experimentos serán presentados a continuación.

Carroll y Lac (1998) demostraron que la disponibilidad de comida afecta la

autoadministración de cocaína durante la fase de adquisición. Los resultados muestran que

mientras el 100% de los sujetos de los grupos con restricción alimentaria alcanzaron el

criterio de adquisición (100 infusiones durante 5 días consecutivos) sólo el 76% del grupo

sin restricción de acceso a comida lo consiguió. Adicionalmente, el número de días para

alcanzar el criterio fue significativamente mayor en el grupo con comida ad libitum. Este

efecto de la disponibilidad de comida sobre el consumo de psicoactivos también se ha

replicado en opiáceos como el etonitazeno y drogas disociativas como la feniciclidina

(Carroll y Cambpell, 2000).

La disponibilidad de sustancias dulces como la sacarosa también ha mostrado incidir

sobre la autoadministración de drogas en la fase de adquisición. En un experimento con

6

programas concurrentes, Carroll, Lac y Nygard (1989) investigaron si la

autoadministración de cocaína era afectada la por disponibilidad de una solución de

glucosa+sacarosa. Los resultados mostraron que la concurrencia de sacarosa interfirió con

la autoadministración de cocaína, de manera que cuando la sacarosa fue presentada

concurrente las ratas no alcanzaron el criterio de adquisición. Cuando la solución de

glucosa+sacarosa fue retirada las ratas aprendieron rápidamente el comportamiento de

autoadministración.

Samson, Tolliver y Roehrs (1983) reportaron resultados similares con etanol y

sacarosa en programas concurrentes de razón fija. En una fase inicial, los sujetos podían

elegir entre dos sustancias –agua ó una solución de etanol al 5% (v/v) bajo programas de

razón fija con el mismo valor. En esta fase la tasa relativa de respuesta para la solución con

etanol se encontró entre .8 y 1. En la siguiente fase, el agua fue reemplazada por una

solución de agua con sacarosa cuya concentración iba incrementando progresivamente.

Para todos los sujetos, al aumentar la concentración de sacarosa, la tasa relativa de

respuestas para la solución con etanol disminuyó. Esto es, hacer disponible la opción de

sacarosa disminuyó la preferencia por el etanol.

Un aspecto importante en relación a la disponibilidad de otros reforzadores en

situaciones de consumo es que la presencia del reforzador alternativo no debe ser

concurrente para afectar la elección de un recurso adictivo. La disponibilidad de otro

reforzador en la historia previa del animal (momentos diferentes a la situación de elección)

también afecta la tasa de elección de la sustancia psicoactiva. Carrol y Lac (1993)

demostraron que sujetos con acceso a una solución de glucosa y sacarosa durante tres

semanas precedentes a la fase de autoadministración de cocaína intravenosa demoraron

7

significativamente más para alcanzar el criterio de adquisición y sólo un 50% de los sujetos

lo consiguió, en comparación con el 75% de aquellos que únicamente recibieron agua

previamente. Este tipo de hallazgos son importantes porque brindan una caracterización

molar del contexto de elección, es decir, la asignación que un sujeto hace de su conducta no

depende únicamente de los recursos reforzadores presentes, sino de su historia de

reforzamiento.

El efecto de sustitución económica y la teoría de adicción relativa

Como fue visto anteriormente, la disponibilidad de otros reforzadores interfiere con la

auto-administración de sustancias; sin embargo, no todos los reforzadores presentes en el

contexto afectan de la misma forma los comportamientos de consumo. En el experimento

descrito de Carroll y Lac (1993), mientras el acceso a sacarosa interfirió con la

autoadministración de cocaína, la disponibilidad del agua no mostró un efecto significativo

sobre este comportamiento. Este resultado revela una característica importante de las

situaciones de consumo: la disponibilidad de otros reforzadores puede tener efectos

distintos sobre el consumo de drogas, y, el tipo de efecto observado depende de los

reforzadores presentes en el contexto y de las relaciones entre ellos.

Según la teoría económica, tres tipos de relaciones determinan cómo la concurrencia

de reforzadores afecta la asignación del comportamiento: independencia, sustituibilidad y

complementariedad. La existencia de una u otra relación depende de cómo varía el

consumo de un bien al aumentar la disponibilidad de otro –o disminuir su precio (Figura 1).

En los resultados de Carroll y Lac (1993) pueden observarse dos tipos de relaciones. Para el

par de reforzadores agua-cocaína la relación es de independencia, pues el consumo de

8

cocaína no cambió al variar la disponibilidad de agua. En el caso de sacarosa-cocaína, la

relación existente es de sustitución, pues al aumentar la disponibilidad de sacarosa, la auto-

administración de cocaína disminuyó. La complementariedad entre reforzadores sería

observada cuando el aumento en la disponibilidad de un reforzador, incrementa el consumo

del reforzador alternativo.

Figura 1. Relaciones económicas entre los bienes. Los

cambios en el consumo de X1 al disminuir la

disponibilidad de X2 (movimiento de la línea de

restricción hacia la izquierda), dependen de la relación

entre estos bienes, ya sean de independencia (círculo

negro), sustitución (círculo blanco) o

complementariedad (círculo lineado).

9

Diversos estudios en economía comportamental han explorado la existencia de

relaciones de sustitución entre sustancias psicoactivas y recursos alternativos, buscando

identificar reforzadores que puedan ser utilizados en la prevención y tratamiento de la

dependencia de sustancias. En líneas generales, estos experimentos utilizan modelos

operantes en los que dos reforzadores son ofrecidos en programas concurrentes –de razón o

de intervalo-. La variable independiente es el precio de uno de los reforzadores, manipulado

al aumentar el requerimiento en un programa o la dosis, y la variable dependiente es la tasa

de respuesta para el segundo reforzador (Hursh, 2005).

Siguiendo esta línea de estudios, las investigaciones en sustitución farmacológica son

realizadas con el objetivo de identificar si relaciones de sustitución son observadas entre

sustancias con una acción farmacológica parecida o similar. En un experimento clásico con

monos Rhesus, Hursh (1993) estudió la relación de sustitución entre dos agonistas opioides

–hidromorfina y metadona-, observando cómo variaba el consumo de hidromorfina cuando

se aumentaban los valores de un programa de razón fija (RF) para autoadministración de

metadona. Los resultados mostraron que con los incrementos del RF para acceder a

metadona, disminuía su consumo y aumentaba el de la hidromorfina.

Resultados como los de Hursh (1993) son relevantes por sus implicaciones clínicas y

servir de base para las terapias de reemplazo o de sustitución farmacológica, en las que se

facilita el acceso controlado a un reforzador sustituto que comparte los mecanismos de

acción central con una sustancia objetivo, evitando con eso el consumo de la sustancia

ilegal y sus múltiples efectos adversos para el organismo (Greenwald y Hursh, 2006; Strain,

Stitzer, Leibson, y Bigelow, 1993; Vanichseni, Wongsuwan, Choopanya, y Wongpanich,

1991).

10

A pesar de la relevancia de los hallazgos en sustitución farmacológica, la relación de

sustitución no se evidencia únicamente entre recursos que comparten características

cualitativas, como la acción en el sistema nervioso central, también son encontrados entre

reforzadores que no comparten una dimensión aparente. Por ejemplo, en los experimentos

descritos de Carroll et al (1989) y de Samson et al (1983), la disminución en el precio de la

sacarosa (aumento de la dosis) generó una disminución en el consumo de la sustancia

psicoactiva (cocaína y alcohol, respectivamente), demostrando que, en situaciones de

elección, la sacarosa funcionaria como sustituto de algunas drogas a pesar de que su acción

central sea diferente. Esto muestra que la sustitución entre reforzadores es definida

funcionalmente, es decir, son los cambios comportamentales en términos de aumento o

disminución del consumo –y no las cualidades o propiedades de las sustancias usadas

como- las que determinan la existencia de esta relación.

Rachlin (2000) se basa en esta característica funcional de las relaciones de sustitución

para plantear la teoría de la adicción relativa. Según esta teoría, la adicción es el producto

de la demanda inelástica de un bien indefinido s, que está disponible únicamente a través de

las actividades de consumo X y Y. Éstas dos actividades –diferentes cualitativamente- son

mutuamente sustituibles únicamente en tanto suplen la necesidad de s, pero no son

sustitutas para ninguna otra actividad de consumo, es decir, no son sustitutos perfectos

(Figura 2). Rachlin (2000) propone que las actividades X y Y serían consumo de sustancias

e interacción social respectivamente, estos dos bienes serían sustitutos en tanto suplen una

misma necesidad s (elevación de ánimo y reducción de la ansiedad según Fisher,

Lichtenstein, y Haire-Joshu, 1993), por lo que el aumento en el precio de uno implicaría en

el aumento del consumo del otro.

11

Figura 2. Relación de sustitución entre X y Y. Aunque

no son sustitutos perfectos, ambos satisfacen la

necesidad de S.

Una de las características fundamentales de la teoría postulada por Rachlin (2000)

es que las actividades de consumo de sustancias e interacción social difieren en la forma

como varía la utilidad1 generada por su consumo repetido. Así, las conductas adictivas son

habituadas al precio, esto es, con su consumo repetido disminuye la utilidad reportada y el

sujeto debe gastar más para recibir los mismos beneficios, en otras palabras, con cada

consumo el precio aumenta. A diferencia del consumo de sustancias, la interacción social

es sensibilizada al precio, lo que implica que cuanto más se interactúa, se necesita hacer

menor para recibir determinada utilidad, por lo que podríamos decir que a mayor

interacción social, menor es el precio que debe ser pagado por la utilidad recibida.

De acuerdo con la teoría de Rachlin (2000), la dinámica entre la habituación al

precio del consumo y la sensibilización al precio de la interacción sería la responsable por

1 La utilidad es definida como el beneficio resultante del consumo de un bien

12

la generación de patrones adictivos, pues en determinadas etapas de consumo -a pesar del

aumento de precio de la droga por el efecto de habituación- sería difícil acceder a la

interacción social debido al efecto de sensibilización al precio. Por ejemplo, podríamos

plantear una situación donde inicialmente la interacción social es más barata que el

consumo de alcohol, pero una pérdida de un ser querido aumenta el precio extrínseco de la

interacción social. Aumentar el precio de la interacción se aumenta el consumo de alcohol,

producto del efecto de sustitución, razón por la cual sujeto empieza a consumir más

frecuentemente. El consumo repetido de alcohol disminuye la utilidad de ambos - el soporte

social y la ingesta de alcohol- porque al dedicar menos tiempo en la actividad social, ésta se

hace más costosa (debido al efecto de sensibilización al precio), y el alcohol también

aumenta su precio por el efecto de habituación (Figura 3).

Figura 3. Proceso de adicción relativa. Un individuo se

hace adicto cuando la tasa de sensibilización al precio es

más alta que la tasa de habituación.

13

Una de las ventajas de la teoría de la adicción relativa es que, además de proponer

una explicación de la permanencia en patrones adictivos, permitiría explicar la variabilidad

comportamental encontrada entre las personas que consumen algún tipo de droga, pues,

como señala Ahmed (2010), sólo una pequeña proporción de quienes usan psicofármacos

desarrollan dependencia. Este hecho sería explicado porque, debido a la relación de

sustitución, cualquier incremento en el precio de estos reforzadores llevaría al individuo a

distribuir su conducta para maximizar la utilidad recibida, aumentando el consumo de la

actividad cuyo precio sea menor. Este proceso de maximización puede resultar en patrones

de conducta adictivos (cuando la tasa de habituación es menor que la tasa de

sensibilización), en patrones principalmente de interacción (cuando la tasa de

sensibilización es menor que la tasa de habituación) o en un equilibrio entre estas dos

conductas, como es el caso bebedor social.

Si la hipótesis de sustitución entre estas dos conductas es cierta, se daría un paso

importante en la prevención y el tratamiento de la dependencia a drogas, pues al manipular

las variables implicadas, ya sea por precio o por disponibilidad, sería posible cambiar las

utilidades recibidas por la elección del consumo o de la interacción, facilitando una nueva

asignación conductual con un equilibrio de consumo diferente.

Evidencias de la Adicción Relativa en Modelos Animales

Estudios realizados con participantes humanos han mostrado correlaciones

negativas entre diversas medidas de relacionamiento social, como soporte social, soporte

parental, o integración social, y medidas de consumo de psicoactivos, como frecuencia de

14

uso o número de recaídas, (e.g Battistich y Hom, 1997; Brown y Riley, 2005; Frauenglass,

Routh, Pantin, y Mason, 1997). Estos encuentros ratifican la importancia de considerar

variables sociales en el análisis del abuso de drogas; sin embargo, no pueden ser tomados

como evidencia a favor de la hipótesis de la adicción relativa, pues, a partir de esos datos

correlacionales no es posible determinar la existencia de una relación de sustitución, esto

sólo es posible mediante el uso de diseños experimentales con modelos animales que

permitan especificar cómo cambian los valores de consumo cuando son manipuladas las

posibilidades de interacción

Actualmente, no se encuentran en la literatura experimental con modelos animales

estudios dirigidos a probar la hipótesis de adicción relativa; no obstante, existen múltiples

investigaciones en las que se evalúa la autoadministración de drogas en sujetos bajo

diferentes tipos de alojamiento –indivudual vs grupal-. Los resultados de estas

investigaciones permiten establecer si existen diferencias en el consumo de sustancias que

dependen de la manipulación de la interacción social, y en este sentido, serían una fuente de

evidencia para establecer la veracidad de la hipótesis postulada por Rachlin (2000).

A continuación, describiré resultados de tres líneas de estudios que evalúan cómo la

interacción social afecta el consumo de sustancias2: estudios en aislamiento, en interacción

y en enriquecimiento. A pesar de que en todas las líneas es comparado el consumo de ratas

en interacción vs ratas en aislamiento, la variable relevante al respecto de la interacción –

variable que guía la hipótesis de trabajo- es diferente en cada una, y con ella, el tipo de

interacción permitida. Así, estudios en los que el aislamiento es la variable principal no dan

2 Debido a que en el presente estudio se evaluó el consumo de alcohol, se priorizaron los estudios relativos a

esta sustancia.

15

mucha importancia a la expresión de comportamientos sociales y utilizan pocos sujetos en

el grupo control, generalmente pares. En las investigaciones de la línea de interacción, la

variable relevante es la expresión de comportamientos sociales y por ello garantizan

alojamientos grupales con un número de sujetos mayor. Los estudios en enriquecimiento

hacen énfasis en el tipo de ambiente en el que las ratas están alojadas y en la expresión de

comportamientos de la especie en condiciones naturales, por lo que son utilizadas colonias

de ratas en comparación con ratas en aislamiento.

Aislamiento y consumo de drogas

Los primeros experimentos en observar los efectos del tipo de alojamiento en el

consumo estaban interesados en determinar la acción del estrés por aislamiento en la

autoadministración de drogas. Estas investigaciones partían del supuesto según el cual

fuentes de estrés estarían asociadas a incrementos en el consumo de psicoactivos. Debido a

que pruebas fisiológicas habían mostrado que el aislamiento funciona como un evento

estresante, (Hatch, Wiberg, Balazs y Grice, 1963) se presumía que condiciones de vivienda

individual favorecerían niveles mayores de consumo. Parker y Radow (1974) evaluaron

esta hipótesis en un procedimiento en el que se observó el consumo de una solución de

etanol (ET) 25% (v/v) en ratas alojadas individualmente y en pares. La autoadministración

era realizada en sesiones de 16 horas, en las cuales los sujetos tenían acceso individual a

agua, comida y ET. Después de la sesión de autoadministración las ratas volvían a sus

respectivos alojamientos por ocho horas. Los resultados mostraron que ratas alojadas

individualmente tenían medias de consumo diario entre 10g/kg y 15g/kg, mientras que estas

medias para las ratas alojadas en pares se encontraban entre 5g/kg y 10 g/kg, evidenciando

mayores niveles de consumo en las ratas aisladas.

16

A pesar de que estos resultados parecen ir en línea con la hipótesis de la adicción

relativa, es necesario hacer ciertas consideraciones metodológicas al respecto de los

resultados. En primer lugar, resulta sorprendente que ratas se auto-administren una solución

con una concentración tan alta de ET (25% v/v) sin un entrenamiento específico de

consumo. Revisiones recientes muestran que concentraciones mayores a 12% son

aversivas para las ratas (Wolffgramm y Turyabahika-Thyen, 2006), así que no es claro bajo

qué condiciones fueron alcanzados niveles tan altos de consumo voluntario (entre 5g/kg -

15g/kg). Otra consideración está relacionada con la descripción de las viviendas, no es

descrito si las cajas de alojamiento para los dos grupos tenían las mismas medidas de área x

animal. Controlar esa variable sería fundamental, pues espacios muy restringidos podrían

generar otro tipo de estrés además del que se pretendía evaluar y podrían haber afectado los

valores de consumo.

Otros experimentos más recientes que han evaluado el efecto del aislamiento en el

consumo de alcohol muestran resultados variables y diferentes de los reportados por Parker

y Radow (1974). Por ejemplo, Thorsell, Slaweckia, Khoury, Mathe, y Ehlers (2005)

observaron que bajo las mismas condiciones de vivienda utilizadas por Parker y Radow

(1974), las ratas alojadas en pares bebieron más de una solución de ET 10% (v/v) que

aquellas alojadas individualmente cuando estaban en fases de consumo forzado; sin

embargo, no hubo diferencia en las medidas de consumo para los dos grupos cuando la

autoadministración fue voluntaria, esto es, cuando había otras fuentes de líquido

disponibles. En otro estudio cuyo objetivo era identificar diferencias en consumo de ET

(10% v/v) entre ratas de dos líneas genéticas diferentes -con preferencia por alcohol y sin

preferencia por alcohol- Ehlers, Walker, Pian, Roth, y Slawecki, (2007) observaron

17

diferencias en el consumo del ET dependientes del tipo de alojamiento (par vs individual)

en los sujetos pertenecientes al grupo con preferencia -las ratas aisladas bebieron más. Para

el grupo sin preferencia, no se observó ningún efecto del tipo de alojamiento sobre la

autoadministración de alcohol. Finalmente, Doremus, Brunell, Rajendran, y Spear (2005)

en un experimento que evaluaba los factores que influencian el consumo de ET en ratas

adolescentes y adultas, encontraron que en el grupo de adultas la autoadministración de una

solución de ET 10% (v/v) fue mayor para los sujetos alojados en pares. Esta diferencia no

se encontró en ratas adolescentes.

La variabilidad hallada tiene una implicación importante en el análisis de la

interacción social y el consumo de sustancias, el aislamiento, como privación de

interacción, no siempre favorece el consumo de psicoactivos –como era presumido en la

hipótesis del estrés por aislamiento-, pues los estudios muestran que alojamientos

individuales tienen efectos diferenciales (aumento, mantenimiento o disminución del

consumo de alcohol) que dependen de otras variables relacionadas, como la predisposición

genética, edad, o el tipo de consumo, i.e forzado vs voluntario.

Interacción Social y Consumo de drogas

A diferencia de los estudios en estrés por aislamiento, otra línea de investigaciones

hace énfasis en el comportamiento social como factor determinante en la

autoadministración de drogas. Aunque en estas investigaciones también se analiza el

consumo de sujetos en condiciones de alojamiento “individual” vs “interacción”, en los

grupos de interacción son utilizados por lo menos cuatro sujetos, esto con la finalidad de

permitir la aparición de conductas sociales como juego, exploración social y otros

18

comportamientos relacionados con la jerarquía como submisión o agresión (Wolffgramm y

Heyne, 1991)

Uno de los primeros experimentos de esta línea fue realizado por Deatherage

(1972), quien evaluó el consumo forzado de dos soluciones de ET (10% v/v y 20% v/v) en

ratas bajo condiciones de alojamiento individual y grupal (6 individuos). En su

procedimiento, el alcohol estaba disponible 24 horas en las cajas de alojamiento y no

existían otras fuentes de líquido disponibles. Los resultados mostraron que las ratas

alojadas individualmente preferían la solución más alta de ET (20%).

Resultados similares fueron obtenidos por Wolffgramm y Heyne (1991) quienes

analizaron el consumo voluntario de tres soluciones de ET (5% v/v, 10% v/v y 20%v/v) en

ratas bajo tres tipos de alojamiento: aislamiento (en el que no era posible interacción alguna

entre sujetos), contacto (en el que los sujetos interactuaban a través de una malla) y grupos

(en la que los sujetos interactuaban sin ninguna clase de restricción). Pruebas de ingesta

total de ET mostraron que las ratas aisladas bebieron significativamente más que las

agrupadas, además, y de acuerdo con los resultados de Deatherage (1972), las ratas

pertenecientes al grupo de aislamiento prefirieron la solución de alcohol 20% v/v, mientras

que las ratas en grupo prefirieron la concentración más baja (5%).

Uno de los datos más interesantes presentados por Wolffgramm y Heyne (1991) es

que el consumo de alcohol de los sujetos (g/kg de peso) variaba diferencialmente cuando

eran cambiadas las condiciones de alojamiento; así, en una fase del experimento en la cual

las condiciones de alojamiento eran revertidas, sólo se observaban incrementos en el

consumo cuando los animales pasaban de una condición de mayor interacción a una

19

situación de menor interacción (e. g. grupal para contacto, o contacto para aislamiento). En

las situaciones en las que pasaban de una situación de menor interacción a una de mayor

interacción, los niveles de consumo disminuyeron para algunos sujetos y permanecieron

constantes para otros. Daoust, Chretien, Moore, Saligaut, Lhuintre y Boismare (1985)

observaron este mismo patrón de resultados en un experimento que pretendía evaluar el

consumo de una solución de alcohol 12% al variar las condiciones de alojamiento de ratas.

Los resultados mostraron que cambios en la condición de alojamiento de individual para

grupal generaban disminuciones en el consumo de alcohol.

El efecto de condiciones grupales de alojamiento sobre el consumo de sustancias

también ha sido analizado con otros tipos de drogas como anfetaminas, opioides y cocaína

(Heyne, 1996, Heyne y Wolffgramm,1998; Ding, 2005) y se han encontrado resultados

semejantes a los descritos, señalando que alojamientos grupales –como oportunidad para

comportamientos sociales- tienen un efecto de disminución del consumo, lo que iría en

dirección de la propuesta de Rachlin (2000).

No obstante, otros estudios en los que la interacción social también es permitida en

ambientes semi-naturales no han mostrado un patrón consistente de resultados. Adams

(1996) realizó un experimento en el que ratas fueron divididas en tres grupos diferentes de

alojamiento (aislamiento, grupal y semi-natural) y se evaluó el consumo libre de una

solución de alcohol 10% (v/v). Los resultados evidenciaron que las ratas en alojamientos

semi-naturales bebieron significativamente más ET que las alojadas individualmente o en

grupo. Este hallazgo tiene una implicación en el análisis de los efectos de la interacción

social en el consumo de drogas, así como el aislamiento no siempre favorece el consumo de

drogas, la interacción social no siempre disminuye los niveles de consumo. Surge entonces

20

una pregunta ¿qué tipo de interacciones son necesarias para generar disminuciones en la

autoadministración de drogas?

Enriquecimiento Ambiental y Consumo de drogas

Los estudios sobre enriquecimiento ambiental iniciaron a mediados de los 60, cuando

Rosenzweig y su grupo de colaboradores realizaron una serie de estudios con el objetivo

de determinar si animales criados bajo condiciones diferenciales de estimulación eran

diferentes en cuanto a morfología y fisiología cerebral (Bennett, Krech y Rosenzweig,

1964; Rosenzweig y Bennett, 1969). En estos estudios, ratas alojadas en condiciones

estándares de laboratorio –criadas en aislamiento con acceso a agua y comida únicamente-

eran comparadas con ratas criadas en ambientes enriquecidos. El ambiente enriquecido era

una condición de alojamiento grupal con acceso a múltiples objetos inanimados –como

ruedas de actividad, juguetes o laberintos- que permitían que las ratas exhibieran

comportamientos asociados a la especie en condiciones naturales, como roer, corre o jugar.

Los resultados de estos experimentos demostraron que ratas mantenidas en ambientes

enriquecidos eran diferentes de ratas en ambientes pobres en medidas como el peso

cerebral, la espesura del córtex, la cantidad de conexiones sinápticas, el número de espinas

dendríticas y la actividad enzimática en diferentes áreas del cerebro.

Además de los efectos positivos en el desarrollo cerebral, reportados por los

experimentos iniciales de Rosenzweig (Bennett, Krech y Rosenzweig, 1964; Rosenzweig y

Bennett, 1969), el enriquecimiento ambiental ha demostrado tener efectos favorables en

variables comportamentales; por ejemplo, cuando son comparados con sujetos aislados, los

sujetos mantenidos en ambiente enriquecido muestran tasas de aprendizaje más rápidas y

21

respuestas de habituación más rápida a eventos estresantes (Pham, Winblad, Granholm, y

Mohammed, 2002; Mocek, Ducko, Johansson y Jezova, 2004). Otros estudios han revelado

que ratas criadas en ambientes enriquecidos exhiben menos patrones de comportamiento

anormales como estereotipia o inactividad motora en horas nocturnas (Olsson y Dahlborn,

2002).

Los efectos positivos del enriquecimiento ambiental en relación con otras condiciones

de alojamiento también se han observado cuando ratas en ambientes enriquecidos son

comparadas con animales criados en condiciones grupales, pero sin acceso a otras

actividades además de la interacción (Rosenzweig, Bennett, Hebert y Morimoto, 1978).

Este descubrimiento llevó a Rosenzweig et al (1978) a proponer que la variable relevante

de sus experimentos no era la interacción permitida entre los sujetos, sino todo el complejo

de estimulación característico de las condiciones de enriquecimiento.

Teniendo en cuenta los encuentros de Rosenzweig et al (1978) podríamos afirmar que

la interacción en condiciones pobres de alojamiento (sin otros reforzadores además de la

interacción social) es cualitativamente diferente de la interacción en situaciones de

enriquecimiento. En este sentido, es importante evaluar cómo el enriquecimiento ambiental

–diferente de otras situaciones de interacción- afecta el consumo de sustancias psicoactivas.

Rockman, Gibson, y Benarroch (1989) evaluaron los efectos del enriquecimiento

ambiental en el consumo de diferentes soluciones de ET en ratas Sprague- Dawley. En el

procedimiento, un grupo de machos fue criado en condiciones de enriquecimiento, el otro

grupo fue criado en condiciones de alojamiento individual. Después de 90 días en esas

condiciones –previo a la presentación de ET- la mitad del grupo de enriquecimiento fue

22

puesta en condiciones de aislamiento por el resto del experimento, mientras la otra mitad

permaneció en su alojamiento 8 horas al día y después fue aislada durante 16 horas para

realizar mediciones de consumo de alcohol. Los animales del grupo de aislamiento

también fueron divididos de manera que la mitad permaneció en sus condiciones originales

de alojamiento, mientras la otra mitad fue mantenida durante 8 horas en la colonia y 16

horas en aislamiento para tomar las medidas de consumo de alcohol. Esta división generó

cuatro grupos experimentales: enriquecimiento, enriquecimiento-aislamiento, aislamiento y

aislamiento-enriquecimiento para los que fueron analizadas la media de ingesta en g/kg de

ET y el porcentaje medio de consumo de ET con relación al total de ingesta de fluidos.

Los resultados mostraron que no hubo diferencias en el consumo entre los grupos

para las soluciones de ET3% y ET7%. Los sujetos de enriquecimiento-aislamiento

bebieron significativamente más de la solución de ET5% que los sujetos aislamiento-

enriquecimiento; sin embargo, esta diferencia no se encontró cuando fue presentada la

solución ET9%. Finalmente, el grupo que permaneció enriquecido durante todo el

experimento consumió significativamente más de la concentración ET 9%. Con base en

estos resultados, Rockman et. al (1989) afirman que condiciones de ambiente enriquecido

favorecen el consumo de dosis altas de ET.

Estos resultados van en contra de los hallazgos de Wolffgramm y Heyne (1991) que

muestran que ratas con acceso a interacción social consumen menos cantidades y prefieren

dosis menores de ET, por lo que el enriquecimiento ambiental sería caracterizado como una

situación de interacción diferente con efectos distintos sobre el consumo de ET. No

obstante, es necesario hacer algunas consideraciones metodológicas con respecto al

procedimiento de Rockman et. al (1989) antes de aceptar esta conclusión. En primer lugar

23

no es especificado cuantos animales habitaban en la colonia de ambiente enriquecido,

Deatherage (1972) mostró que la densidad poblacional favorece niveles altos de consumo

de ET, por eso es importante especificar el control de esta variable. La segunda –y más

importante- consideración está relacionada con el tiempo utilizado para medición de

consumo. Los investigadores realizaron las medidas de consumo en cajas individuales

durante 16 horas, esto implica que los animales de enriquecimiento eran sometidos a

cambios de condiciones de alojamiento cada vez que eran expuestos a alcohol. En

comparación con los otros grupos, aislamiento, enriquecimiento-aislamiento y aislamiento-

enriquecimiento, los sujetos que permanecieron todo el tiempo en enriquecimiento

experimentaron cambios de alojamiento durante todo el experimento y no únicamente

durante la fase previa a la presentación del alcohol, lo que pudo afectar los niveles de

consumo de ET.

Otros estudios realizados por Ellison y colaboradores en los años 80 sugieren que el

enriquecimiento ambiental puede favorecer niveles altos de consumo (Ellison, Levy y

Lorant, 1979; Ellison, Daniel y Zoraster, Ellison, 1981, Ellison, 1987). En estas

investigaciones se observó el consumo libre de ET10% y agua en ratas Long Evans bajo

condiciones de alojamiento seminatural –enriquecido- e individual. En el procedimiento los

animales tenían acceso a botellas con agua y ET10% dentro de su alojamiento y a través de

cámaras era estimado el tiempo de consumo de cada animal. Los resultados indicaron que

ratas aisladas bebían en promedio más agua y ET que ratas en colonias; sin embargo, las

ratas en colonias exhibían mayor variabilidad entre los individuos, esto es, dentro de las

colonias habían ratas que mostraban preferencia extrema por ET y otras que sólo

24

consumían agua. A diferencia de lo observado en las colonias, los animales alojados

individualmente no mostraron variaciones importantes en el consumo entre los individuos.

Los resultados de los experimentos Ellison y colaboradores tienen una implicación

importante en el análisis de la interacción social y el consumo: condiciones de interacción

pueden favorecer consumos extremos de alcohol. Ellison (1987) explica este tipo de

hallazgo refiriéndose a la organización social permitida por condiciones grupales de

alojamiento, pues el mantenimiento en colonias permite la expresión de comportamientos

sociales como los típicos de la organización jerárquica y esto genera variaciones en el

consumo de alcohol entre los individuos, de manera que ratas subordinadas beben

cantidades mayores de ET que ratas dominantes.

En un experimento más reciente, Fernández- Turuel et al (2002) crió ratas de dos

líneas genéticas seleccionadas de acuerdo con la “búsqueda por la novedad” en ambientes

enriquecidos y las comparó con ratas de esas mismas líneas criadas en duplas en cuanto a

consumo y preferencia de ET 10%. Los resultados mostraron que independientemente de la

línea genética, las ratas criadas en ambientes enriquecidos consumieron más ET que

aquellas alojadas en duplas. Este resultado también fue observado en consumo de

anfetaminas y cocaína (Bowling y Bardo, 1994; Bardo, Donohew y Harrington, 1996), por

lo que Fernánde-Turuel (2002) sugiere que el ambiente enriquecido podría favorecer

niveles altos de consumo de psicoactivos.

Hasta el momento los experimentos descritos nos llevan a las siguientes

conclusiones: (1) Los efectos del aislamiento en el consumo de sustancias son ambiguos,

algunos experimentos muestran que incrementa el consumo y otros que lo disminuye (2) La

25

interacción social –sin enriquecimiento- parece tener un efecto de disminución del

consumo (3) El enriquecimiento ambiental favorece niveles altos de consumo. A

continuación haré algunas consideraciones al respecto de estas conclusiones.

En primer lugar es necesario aclarar que los efectos del aislamiento son analizados en

relación con un grupo control (grupo de interacción). Debido a que las características del

grupo control pueden afectar diferencialmente el consumo de ET, cualquier estudio que

manipule el aislamiento debe considerar qué tipo de interacción está siendo permitida en el

grupo control para poder llegar a conclusiones válidas y replicables.

Con respecto a los estudios de interacción y enriquecimiento surgen dos

consideraciones. En general los estudios que centran su atención en la interacción social

utilizan un número pequeño de sujetos (entre tres y seis), los estudios en enriquecimiento

por su parte utilizan colonias que generalmente tienen más de 10 ratas. En este sentido las

diferencias entre estas fuentes de estudio pueden deberse al número de sujetos, y no a un

efecto especial del enriquecimiento. Como lo afirma Ellison (1987) las dinámicas de

jerarquía tienen efectos importantes en el consumo de ET, así que grupos pequeños en los

que los comportamientos de dominancia no son expresados totalmente son cualitativamente

diferentes de los grupos de enriquecimiento. Surge entonces la pregunta, qué sucede cuando

son comparados grupos de interacción y enriquecimiento con el mismo número de sujetos?

Otra consideración con respecto a los experimentos descritos es que todos utilizan

modelos de consumo libre para evaluar la autoadministración de ET. Estudios en

autoadministración de anfetaminas muestran que los efectos del enriquecimiento varían

cuando el consumo es libre y cuando el consumo es operante, de manera que, mientras en

26

situaciones de consumo libre, ratas en enriquecimiento se auto-administran más anfetamina

que ratas aisladas, cuando el consumo es operante el resultado se revierte. Teniendo estos

experimentos en cuenta es necesario evaluar como varía el consumo de ET en modelos con

autoadministración operante, pues este tipo de consumo se asemeja más al encontrado en

humanos, que deben pagar precios muy altos para acceder a psicoactivos.

En conclusión, los estudios que tuvimos en cuenta para evaluar la hipótesis de la

adicción relativa postulada por Rachlin (2000) muestran que la relación entre interacción

social y consumo de ET no es simple; por lo tanto, la evaluación de una relación de

sustitución entre estos dos comportamiento implica considerar no sólo situaciones de

interacción vs aislamiento, es necesario tener en cuenta el tipo de interacción del cual los

sujetos hacen parte para comprender los efectos que ésta pueda tener sobre el consumo. El

presente experimento pretende profundizar en las diferencias entre tipo de interacción y

consumo de alcohol.

27

DISEÑO EXPERIMENTAL

Dos características fueron observadas en las investigaciones presentadas en el

apartado anterior. En primer lugar, en la mayoría de los estudios son comparadas dos

condiciones, una condición de aislamiento y otra condición de interacción. La condición de

interacción varía entre los estudios, de manera que algunos experimentos utilizan

condiciones estándares de laboratorio con pocos animales y otros utilizan alojamientos

semi-naturales o enriquecidos en los que ratas habitan en colonias. Esta variación en los

tipos de interacción parece tener efectos diferenciales en el consumo en relación con

situaciones de aislamiento (Daoust et al, 1985; Wolfgramm y Heyne, 1991; Ellison, 1987);

sin embargo, pocos estudios comparan estas dos condiciones –interacción y

enriquecimiento- en relación con condiciones de aislamiento.

Otra característica observada en la mayoría de los estudios es que utilizan dosis

medias de ET (generalmente ET 10%), sin embargo, como muestran Wolffgramm y Heyne

(1991) las ratas muestran preferencias diferenciales por dosis altas o bajas de ET

dependiendo del tipo de alojamiento, de manera que al presentar una sola dosis para

consumo puede afectar los resultados obtenidos.

Teniendo en cuenta estas dos observaciones, el presente experimento pretendió

evaluar el consumo y la elección de dosis de ET en ratas, cuando son permitidas diferentes

condiciones de interacción. Para ello se utilizó un diseño de grupos con tres condiciones

experimentales correspondientes al tipo de interacción o alojamiento (Variable

Independiente): Grupo de Aislamiento (GA), Grupo de Enriquecimiento (GE) y Grupo de

Interacción (GI). Dos medidas fueron analizadas en cada uno de los grupos (variables

28

dependientes): el consumo total de ET (g/kg), y la preferencia por 3 diferentes dosis de ET

(5%, 10% y 20%) determinada a partir de la tasa relativa de respuesta en situaciones de

elección.

A continuación profundizaré en algunos aspectos relevantes del diseño

experimental.

Alojamientos

Debido a que el establecimiento de jerarquías lleva tiempo y a que los efectos del

enriquecimiento dependen del tiempo de exposición a este tipo de ambiente (Schenk,

Gorman, y Amit, 1990), ratas Wistar fueron colocadas en sus respectivas condiciones de

alojamiento poco tiempo después del desmame. Los alojamientos de GI y GE tenían las

mismas dimensiones y el mismo número de ratas, de manera que la única diferencia entre

estas dos condiciones eran los objetos ubicados dentro de la jaula de GE. Los alojamientos

de GA eran jaulas individuales que mantenían la misma área por rata que las otras

condiciones de manera que en esta condición las ratas tenían poca restricción de

movimiento (podían caminar y trepar en la jaula) evitando así la intervención de otras

variables que pudieran generar algún tipo de estrés (Rockman, Hall, y Glavin, 1986).

El enriquecimiento ambiental para GE fue construido de forma que permitiera que

las ratas realizaran comportamientos propios de la especie en condiciones naturales, así las

ratas en este grupo tenían material para construcción de nidos, lugares para esconderse,

materiales para roer y desgastar los dientes, una rueda para correr, y objetos varias con

varias texturas para interactuar. Con la finalidad de permitir comportamientos asociados a

29

la búsqueda de comida, los pellets eran distribuidos en diversos lugares de la jaula

(Hutchinson, Avery y Wanderwode, 2005).

Autoadministración de ET

Con base en las similitudes con el comportamiento de consumo de ET en humanos,

la autoadministración de ET en el experimento tuvo tres características: oral, operante, e

intermitente. Como Meisch (2001) señala, la auto-administración de ET por otras vías

diferentes a la oral no se asemeja al consumo humano, pues el olor y el sabor de la droga

deben hacer parte de la experiencia de consumo. En segundo lugar, se utilizó un modelo

operante en el cual las ratas debían emitir un número de respuestas para acceder a ET. Este

modelo no sólo simula las situaciones de consumo humano, además permite una mayor

precisión en las medidas de consumo individual. Finalmente, se utilizó un programa de

refuerzo intermitente (VR 5) pues como señala Hartnoll (1991) en el caso de los humanos

no todas las respuestas tienen como consecuencia alcohol, en muchas circunstancias la

exigencia comportamental para acceder a la sustancia es muy alta. En este sentido,

programas de refuerzo continuo tendrían menos validez en el estudio del consumo de

alcohol.

En general, las ratas muestran aversión a los sabores nuevos, por ello deben ser

utilizados procedimientos para facilitar la auto-administración de ET. Uno de los más

utilizados en el área de investigación en consumo es el procedimiento de fading en el que

el alcohol es presentado en una solución con sacarosa. Inicialmente el porcentaje de SAC es

mayor que el de ET y conforma avanzan las sesiones, el porcentaje de SAC en la solución

disminuye y el de ET aumenta hasta llegar al porcentaje deseado de ET con una

30

concentración mínima de SAC. Este procedimiento permite que los animales consuman

cantidades suficientes de ET para asociar el sabor, originalmente aversivo, a sus efectos. La

efectividad de este procedimiento ha sido probada incluso en situaciones sin privación de

agua y comida (Samson, Pfeffer y Tolliver, 1988).

Elección de dosis de ET

Teniendo en cuenta el resultado de Wolffggramm y Heyne (1991) que señala que en

modelos de consumo libre las ratas bajo diferentes condiciones de alojamiento muestran

preferencias diferenciales por dosis de ET, el presente experimento pretendió observar si

utilizando las mismas dosis usadas por Wolffgramm y Heyne (1991), ratas respondiendo en

programas operantes también muestran esas preferencias. La verificación de las

preferencias es importante, pues estudios muestran que la elección por sustancias

psicoactivas depende en parte del tipo de consumo (Deehan, Cain, y Kiefer, 2007), y hasta

el momento no se conocen estudios que evalúen la preferencia por dosis de ET utilizando

modelos operantes.

En este experimento se utilizaron programas concurrentes VR5-VR5 que

presentaban dos dosis diferentes de ET. En este caso, el precio en términos operantes

(número de respuestas) para ambas dosis se mantuvo constante. La preferencia por fue

determinada a partir la tasa relativa de respuesta por cada dosis en una sesión.

Autoadministración de SAC

Inicialmente, la auto-administración de SAC era parte del entrenamiento de

comportamiento operante previo a la presentación de ET, de manera que –como los datos

de moldeamiento- los resultados de esta etapa no iban a ser presentados como parte de los

31

objetivos del estudio; sin embargo, la observación temprana de los datos mostró que

existían diferencias en la tasa de respuesta por SAC dependientes del grupo de alojamiento,

por ellos se aumentó el número de sesiones y se analizó durante una semana la

autoadministración de SAC en programas VR5 para los diferentes grupos.

Objetivos

Con base en los elementos mencionados en el diseño, tres grandes objetivos fueron

planteados:

1. Determinar si existían diferencias en la tasa de respuesta por SAC entre los

grupos de alojamiento.

2. Determinar si existían diferencias en el consumo (g/kg) de ET entre los grupos de

alojamiento.

3. Determinar si existían diferencias en la elección de tres dosis de ET (5%, 10% Y

20%) dependientes de las condiciones de alojamiento.

32

MÉTODO

Sujetos

Treinta y seis ratas albinas Wistar, machos, obtenidas en el bioterio de Butantán (São

Paulo) permanecieron en el bioterio del Departamento de Psicología Experimental de la

Universidad de São Paulo en condiciones constantes de temperatura (21+2º) e iluminación.

El ciclo claro comenzaba a las 7:00 pm y finalizaba a las 7:00 am. Las sesiones

experimentales se realizaron durante la fase nocturna del ciclo de iluminación con el fin de

no interferir con los patrones de actividad de las ratas.

Después de tres días de habituación al bioterio, los animales fueron distribuidos

aleatoriamente en tres grupos: 12 sujetos fueron asignados al grupo de interacción (GI) 12

al grupo de enriquecimiento (GE) y 12 sujetos al grupo de aislamiento (GA). Durante todo

el experimento, los animales se mantuvieron en sus condiciones respectivas de alojamiento.

Los sujetos recibieron agua y comida ad lib por 45 días después de los cuales se inició la

fase de privación alimenticia. Durante la restricción, las ratas eran ubicadas

individualmente en cajas donde tenían acceso a comida y agua durante una hora al día, lo

suficiente para mantenerlas en aproximadamente el 90% de su peso. Una vez por semana,

recibían comida dentro de sus respectivos alojamientos, lo cual permitía comportamientos

de búsqueda de comida (foraging)

Antes de cada fase, el experimento era interrumpido y la privación suspendida por

una semana, esto con el objetivo de establecer nuevas líneas de base del peso y acompañar

el crecimiento de los sujetos.

33

Instrumentos

Alojamiento

Los sujetos pertenecientes a los grupos de interacción (GI, n=12) y enriquecimiento

(GE, n=12) fueron criados en jaulas de alambre con dimensiones de 100x50x50cms. Cada

alojamiento tenía cuatro bebederos localizados en el exterior de la caja. El alojamiento del

GE contenía diferentes objetos que eran reubicados y/o cambiados frecuentemente. Entre

los objetos se encontraban: juguetes de plástico y madera, escaleras de madera y metal,

cajas de cartón, escondites de plástico y cerámica, cuerdas, corchos, entre otros (Figura 4).

El piso de las cajas era cubierto con viruta y cambiado por lo menos tres veces por semana.

La única diferencia entre los alojamientos de GE y GI era la presencia de los objetos

característicos del ambiente enriquecido.

Los animales del grupo de aislamiento (GA, n=12) fueron criados en jaulas

individuales de alambre con dimensiones de 40x26x19 (Figura 5). Las cajas fueron

seleccionadas de manera tal que el área por rata se mantuviera homogénea en los tres

grupos experimentales (20.000 cm3 aproximadamente), evitando así que variables

relacionadas con el espacio, como la restricción de movimiento, intervinieran en los

resultados. Otro aspecto a señalar es que el aislamiento sólo impedía el contacto cuerpo a

cuerpo, pues, debido a las características de las cajas y su disposición en la sala, no existía

otro tipo de privación sensorial. Al igual que en los otros grupos, la viruta era cambiada por

lo menos tres veces por semana.

34

Figura 4. Alojamiento del grupo de enriquecimiento. Las

ratas tenían acceso constante a una rueda de actividad. El

alojamiento contenía objetos y juguetes que eran

cambiados frecuentemente

35

Figura 5. Alojamientos individuales.

36

Cajas de Alimentación

Las ratas se alimentaban en cajas individuales de polietileno, con dimensiones de

25x40x20cms. Las tapas de cada caja eran adaptadas para permitir la ubicación de comida

y una botella con agua. El piso de cada caja se cubría con viruta.

Cajas de condicionamiento operante

Se utilizaron 6 cajas experimentales de fabricación Med-Associates, de dimensiones

30X25X21cms, con control por microcomputador IBM-PC con la interfaz y los programas

de Med-Associates. Cada caja contaba con dos barras localizadas en los extremos derecho e

izquierdo de una de las paredes, a 8cms del piso. Bajo cada una de las barras se

encontraban los bebederos (a 2cms del piso). Sobre las barras estaba ubicada una luz blanca

que indicaba la disponibilidad del refuerzo. Cada caja tenía un ventilador que permitía la

circulación de aire y proporcionaba un ruido blanco.

Procedimiento

Todas las sesiones fueron realizadas entre las 9:00 am y la 1:00 pm, después de

iniciado el período nocturno. Las sesiones experimentales para cada sujeto ocurrían día por

medio, de forma que la mitad de cada grupo pasaba por sesión experimental un día y la otra

mitad el día siguiente. Después de las sesiones experimentales los sujetos eran ubicados en

las cajas de alimentación con acceso a agua y comida durante una hora.

La Tabla 1 muestra las diferentes fases del experimento con sus respectivas etapas.

37

Tabla 1. Organización de las fases del experimento.

Fase Etapas

1. Preparatoria y Auto-administración de SAC a. Moldeamiento

b. Auto-administración de SAC

2. Entrenamiento en consumo de ET a. SAC 10%

b. SAC 10% + ET 2,5%

c. SAC 5% + ET 5%

d. SAC 5% + ET 10%

e. SAC 2.5% + ET 10%

f. SAC 0.25% + ET 10%

3. Elección entre dosis de ET a. Elección 1

b. Elección 2*

c. Elección 3*

4. Elección entre dosis de SAC

*Los asteriscos indican las fases que no se llevaron a cabo

1. Fase preparatoria y autoadministración de sacarosa. El comportamiento de

presionar la barra fue moldeado usando un programa de razón continua. La

autoadministración de SAC se llevó a cabo durante 7 sesiones con un programa

concurrente VR5-VR5. Ambos bebederos presentaban una solución de SAC 10%

como reforzador.

2. Entrenamiento en consumo de etanol (ET)- Procedimiento de Fading. Debido

al sabor aversivo del alcohol, la autoadministración fue entrenada mediante un

procedimiento de fading en el que se aumentaba la concentración de ET conforme

se disminuía la cantidad de sacarosa en la solución. El procedimiento de fading

fue realizado manteniendo el programa concurrente VR5-VR5 de la fase anterior.

38

Una de las soluciones de SAC fue reemplazada por agua, mientras que la otra fue

sustituida gradualmente por una de ET endulzado de acuerdo con la siguiente

programación: 2 sesiones con solución de SAC 10%; 5 sesiones con solución

SAC 10%+ET 2,5%; 4 sesiones con solución de SAC 5%+ET 5%; 4 sesiones con

solución SAC 2,5%+ET10%; 8 sesiones con solución SAC 0,25%+ET 10%.

3. Fase de elección entre dosis de ET. Manteniendo el programa concurrente VR5-

VR5, cada bebedero ofrecía una de tres soluciones de ET (5%, 10% o 20%)

endulzado con SAC 0,25%; de esta manera, fueron obtenidas tres condiciones

diferentes de elección: (1) ET5%-ET10%, (2) ET5%-ET20% y (3) ET10%-

ET20%. El objetivo inicial era que todas las ratas pasaran por las tres condiciones,

por eso, cada grupo fue dividido en 3 subgrupos con el objetivo de balancear el

orden de elección al que los sujetos serían expuestos (Tabla 2).

Debido a la variabilidad intra-sujeto encontrada en la respuesta de elección

durante las primeras 10 sesiones de esta fase, se decidió aumentar a 14 el número

de sesiones con la primera condición de elección, después de las cuales se

suspendió el experimento, pues los sujetos dentro de todos los grupos no

mostraban preferencia por alguna dosis

39

Tabla 2. Subgrupos generados para balancear el orden de elecciones a las que

serían expuestos los sujetos.

Elección y número

de sesiones

Subgrupo 1

(GI=4, GE=4,

GA=4)

Subgrupo 2

(GI=4, GE=4,

GA=4)

Subgrupo 3

(GI=4, GE=4,

GA=4)

1 (10 sesiones) 5%-10% 5%-20% 10%-20%

2 (10 sesiones)* 5%-20% 10%-20% 5%-10%

3 (10 sesiones)* 10%-20% 5%-10% 5%-20%

* Los asteriscos muestran las etapas que no se llevaron a cabo

4. Fase de elección entre dosis de sacarosa. Un análisis final de preferencia

por dosis de sacarosa fue realizado con el fin de observar si la variabilidad

encontrada en la respuesta por dosis de ET se reproducía cuando se presentaban

dosis concurrentes de SAC. De esta forma, fueron presentadas en programas

concurrentes VR5-VR5 dosis de SAC 7.35% y SAC 28.65% (v/v). La

preparación de las soluciones de SAC se hizo de tal modo que una de las dosis

fuera isocalórica a una solución de ET5% y la otra a una solución de ET20%. En

esta fase todos las ratas se enfrentaron al mismo tipo de elección.

Análisis de datos

Para los datos de la fase de autoadministración de sacarosa, que cumplían con las

condiciones de normalidad y homogeneidad de varianza, se realizaron análisis factoriales

utilizando ANOVA. Las comparaciones planeadas fueron realizadas con pruebas t para

muestras independientes.

40

En las fases 2 y 3 -entrenamiento en consumo y elección de dosis de ET,

respectivamente-, el consumo de ET fue calculado en relación al peso corporal diario de los

sujetos. Debido a la varianza de los datos en estas fases, los análisis de consumo fueron

realizados con estadísticos no paramétricos. Las diferencias en consumo de ET entre los

grupos se estimaron por medio de pruebas de rangos de Kruskal Wallis. Las comparaciones

planeadas se realizaron con la prueba de Mann Whitney y las pruebas de medidas repetidas

con los estadísticos de Friedman y Wilcoxon.

Los datos de la fase de elección entre dosis de sacarosa fueron analizados por medio

de estadísticos ANOVA.

41

RESULTADOS

En relación con los objetivos determinados en el delineamiento experimental se

encontró que: (1) las ratas alojadas en condiciones de enriquecimiento se auto-

administraron menos SAC que las de los otros grupos (GA y GI). (2) El consumo total de

ET (g/kg) fue significativamente menor en GA que en los otros grupos. (3) Las ratas de

todos los grupos mostraron indiferencia ante las dosis de ET cuando fueron presentadas

concurrentes.

Las ratas alojadas en enriquecimiento ambiental se auto-administran menos SAC

La Figura 6 (a) muestra la media más error estándar del número de respuestas por

SAC para cada grupo. Un ANOVA mostró un efecto significativo de la condición

alojamiento sobre la varianza en la frecuencia de respuestas (F=7.033, p˂0.001) Análisis

post-hoc mostraron que las diferencias significativas se encontraban GE y GI (p˂0.01) y

GE y GA (p˂0.001), evidenciando niveles de consumo significativamente menores para las

ratas en la condición de enriquecimiento.

Análisis por sesión de auto-administración de SAC mostraron que en todos los días

las ratas de GE respondieron menos por SAC que las pertenecientes a GI y GA (Figura 6

b); sin embargo, comparaciones planeadas entre pares de grupo utilizando pruebas t con la

corrección de bonferroni para 7 factores mostraron que estas diferencias en el consumo

diario no fueron significativas en ningún día.

Un ANOVA reveló que no habían diferencias en el peso entre los grupos (F= 0.579,

p=0.548), de manera que las diferencias en el consumo de SAC encontradas entre las

condiciones de alojamiento no pueden ser atribuidas a esta variable. (Apéndice 1)

42

Figura 6. (a) Diferencias en la frecuencia de respuestas por SAC10% para

cada uno de los grupos. Se encontraron diferencias significativas entre GE

vs GA, y GE vs GI (F= 7.0336, p˂0.001). (b) Número de respuestas por

SAC por sesión en cada grupo. Pruebas t con corrección de bonferroni para

siete factores mostraron que las diferencias observadas no eran

significativas para ninguno de los días.

GI GE GA (a)

(b)

43

El consumo total de ET (g/kg) fue significativamente menor en GA

Análisis iniciales mostraron que los datos no cumplían con las condiciones de

normalidad y homogeneidad de varianza, por ello, se utilizaron pruebas no paramétricas de

Kruskall Wallis y U de Mann Withney, para establecer si existían diferencias entre los

grupos en esta etapa. Debido a que los todos los sujetos pasaron por las 5 etapas del

procedimiento de fading, se realizó una corrección de Bonferroni para 5 factores con el fin

de ajustar el nivel de significancia; de esta manera, fueron consideradas significativas

diferencias con p≤0.01

Los resultados mostraron diferencias en el consumo neto de ET que dependían del

tipo de alojamiento en 4 de las 5 etapas del procedimiento. En la primera etapa, con

ET2.5% v/v, no se encontraron diferencias significativas entre los grupos (H= 0.628,

p=0.73). En todas las etapas restantes, con concentraciones mayores de ET, se observaron

diferencias significativas en el consumo entre los grupos (p≤0.01, los valores del test y sus

niveles de significancia son presentados en el apéndice 2)

Al analizar las diferencias durante cada etapa del procedimiento de fading se encontró

que el grupo de aislamiento mostró los menores niveles de consumo durante todas las

etapas (Figura 7). Comparaciones planeadas usando la prueba U de Mann Whitney

mostraron que las mayores diferencias se encontraron entre el grupo de aislamiento (GA) y

el grupo de enriquecimiento (GE) (ver Tabla 3).

44

Figura 7. Box plot de consumo neto de ET (g/kg) para cada

grupo durante las diferentes etapas del entrenamiento en

consumo. Consumos menores son observados en el GA.

Tabla 3. Valores p asociados al test U de Mann Whitney para la diferencia en

consumo entre pares de grupos.

Solución Pares de grupos

ET % SAC GI-GE GI-GA GE-GA

2.5 10 0.53 0.47 0.86

5 5 0.03 0.519 ˂0.001

10 5 0.151 0.275 ˂0.01

10 2.5 ˂0.001 0.13 ˂0.001

10 0.25 0.9 ˂0.001 ˂0.001

*valores p significativos con la corrección de Bonferroni para 5 factores.

45

En la última etapa del procedimiento (ET 10%-SAC 0.25%), los sujetos de GA

disminuyeron significativamente la cantidad de alcohol consumida; de hecho, un análisis de

tasa relativa de respuesta, mostró que la preferencia por ET se revirtió y los sujetos

comenzaron a mostrar tasas de respuesta mayores por agua (Figura 10). Con el fin de

analizar si había diferencias en la tasa relativa de respuesta por ET dentro de los grupos

cuando era variada la concentración se sacarosa, se realizó una prueba de Friedman para

medidas repetidas. Los resultados muestran que para GI y GE no hubo diferencias (p=0.6

en ambos casos); sin embargo, para GA el valor p obtenido fue ˂0.001, lo cual indica que

dentro de este grupo hubo diferencias en la tasa de respuesta por ET dependiendo de la

concentración de sacarosa. Comparaciones pos-hoc utilizando la prueba de Wilcoxon con la

corrección de Bonferroni para 3 factores muestran que estas diferencias en el consumo de

ET ocurrieron cuando se varió la concentración de sacarosa de 2.5% a 0.25% (p˂0.001).

Una prueba adicional de Kruskal- Wallis mostró que no habían diferencias en el

consumo de ET dependiendo la localización de la barra de ET –derecha o izquierda-

(p=0.1). Tampoco se encontraron diferencias en los pesos entre los grupos (F=0.364,

p=0.69)

46

Figura 8. Tasa de respuesta por las soluciones de ET

10%, al disminuir la cantidad de sacarosa. Variaciones

mayores se encuentran en GA al cambiar la cantidad de

2.5% a 0.25%.

Las ratas mostraron indiferencia ante dosis de ET presentadas concurrentes.

Los análisis de tasa relativa de respuesta de la primera etapa de elección revelaron

que la mayoría de los sujetos era indiferente ante las dosis presentadas concurrentes. Sólo

tres de los 36 sujetos (dos de GE y uno de GI) mostraron preferencia por la dosis de ET5%.

Después de 4 sesiones adicionales con las mismas concentraciones, el experimento fue

suspendido con la finalidad de determinar porqué los sujetos no mostraban preferencias.

Un analisis caso a caso del desempeño de los sujetos durante las 14 sesiones que duró

la fase reveló que el comportamiento de autoadministración de ET estaba siendo controlado

por variables diversas, así, 16 sujetos estaban respondiendo de acuerdo con la posición de la

47

barra, 5 sujetos respondían de acuerdo con la cantidad total de ET ingerido (sin importar la

dosis) y sólo 3 respondían por la dosis. Para 11 sujetos no se consiguió establecer la fuente

de control. Los patrones de desempeño de cada tipo de control están incluídos en el

apéndice3 (apéndices 3,4,5 y 6).

Análisis de las sesiones por bloques de cinco minutos tampoco mostraron

preferencias por dosis en el inicio de la sesión. De hecho, la mayor parte de las ratas

dejaban de responder después de los primeros 5 minutos, por lo que la posibilidad de que la

indiferencia por las dosis dependiera del tiempo transcurrido de la sesión fue descartada.

Con respecto al consumo neto de ET (g/kg) en esta fase, los resultados muestran una

gran dispersión (Figura 9); no obstante, la observación realizada en la fase de

entrenamiento de que los sujetos pertenecientes al grupo de aislamiento consumían menos

ET se mantuvo en esta fase (triángulos blancos en la parte inferior de la Figura 9). Fueron

realizados análisis para confirmar esta observación. Un test de Kruskall Wallis con

corrección para 14 factores mostró que existían diferencias entre los grupos en el consumo

neto para esta fase (p˂0.001). Comparaciones planeadas usando la prueba U de Mann

Whitney evidenciaron diferencias entre GA y GE (p˂ 0.001), y entre GA y GI (p˂0.001).

La comparación entre GE y GI no reveló ninguna diferencia.

La Figura 10 muestra el consumo neto diario de todos los sujetos por tipo de elección

(10%-20%, 5%-10% y 5%-20%). A pesar de que pareciera que consumos más altos fueron

favorecidos por situaciones en las que se presentaban concurrentes las dosis 10%-20 y 5%-

3 Debido a que el experimento se detuvo en la primera etapa, sólo 4 sujetos de cada grupo pasaron por cada

tipo de elección, por ello no fue posible realizar análisis estadísticos con relación a los datos de esta fase. Los

desempeños individuales característicos de esta fase son incluídos en el apéndice.

48

20% (área superior de la figura), análisis estadísticos con el test de Kruskall Wallis –con

corrección para 14 factores- mostraron que no existen diferencias significativas en el

consumo neto relacionadas con el tipo de elección presentada (p= 0.021).

Figura 9. Dispersión de los sujetos en el consumo neto por grupo

de alojamiento. Niveles menores de consumo son observados en

sujetos pertenecientes al grupo de aislamiento (triángulos blancos

en el área inferior de la figura)

49

Figura 10. Dispersión de los sujetos en el consumo neto por

de tipo de elección. No se encontraron diferencias en el

consumo dependientes de los pares de dosis presentadas

50

El análisis final de preferencia por dosis de sacarosa (fase 4) fue realizado con el fin

de observar si la variabilidad encontrada en la respuesta por dosis de alcohol se reproducía

cuando se presentaban dosis concurrentes de sacarosa. Los resultados revelaron que, a

diferencia de la elección por dosis de ET, los sujetos de todos los grupos mostraron tasas de

respuesta mayores por la dosis más alta de sacarosa (Figura 18). Un ANOVA mostró que

no había diferencias en la tasa de respuesta por la concentración mayor que dependieran de

los grupos (F=1.574, p=0.21)

Figura 11. Media ± SD de la tasa de respuesta por la

solución con mayor concentración de SAC (28.65%). No

se encontraron diferencias entre los grupos

51

Discusión

Tres grandes resultados fueron obtenidos en relación con los objetivos planteados: (1)

Las ratas de GE se auto-administran menos SAC que las ratas de GI y GA. (2) Las ratas de

GA beben significativamente menos ET que las ratas de GI y GE y (3) Las ratas mostraron

indiferencia ante dosis concurrentes de ET. Iniciaré discutiendo los resultados relacionados

con el consumo y elección de ET –que hacen parte de los objetivos originales del estudio- y

después discutiré los datos relacionados con el consumo de SAC.

Con respecto a las diferencias en el consumo de ET entre grupos, los resultados

mostraron que los sujetos aislados (GA) consumieron cantidades menores de ET que los

sujetos de GI y GE. Estos encuentros coinciden con la mayoría de los experimentos en la

línea de enriquecimiento, que sugieren que ambientes enriquecidos pueden ocasionar

niveles altos de consumo. (Rockman et al, 1989, Ellison, 1987, Fernández-Turuel, 2002);

sin embargo, divergen de los resultados de los experimentos descritos en la línea de

interacción –sin enriquecimiento-, que señalan que situaciones que favorecen

comportamientos sociales disminuyen el consumo.

Una posible explicación con respecto a esta divergencia es que la mayoría de

experimentos en los que la interacción es manipulada son realizados con grupos pequeños

de ratas (entre dos a cuatro sujetos). Alojamientos con esta cantidad de sujetos podrían no

haber permitido el establecimiento de jerarquías observado en condiciones semi-naturales

de interacción. Al no existir jerarquías de dominancia, los consumos extremos tendrían

menos probabilidad de aparecer, y la media de consumo grupal sería menor. De hecho, en

52

los experimentos de Wolffgramm (1991) con grupos de cuatro sujetos en la condición de

interacción, no se observa la variabilidad intra-grupal encontrada en otros experimentos, lo

que sería un indicio de que las jerarquías no fueron establecidas y explicaría los bajos

niveles de consumo.

En el caso del presente experimento ambos grupos (GI y GE) tenían 12 sujetos y

observaciones anecdóticas mostraron comportamientos asociados al establecimiento de

jerarquías. Si como afirma Ellison (1987), las jerarquías de dominancia favorecen

consumos extremos, deberíamos esperar que sujetos en GI y GE mostraran niveles altos

de consumo en relación a GA, que fue lo observado.

Una variable que pudo haber incrementado los niveles de consumo en GI y GE fue la

agresión entre sujetos. En diversas ocasiones fueron observados ataques agresivos en estos

grupos, de hecho, en dos ocasiones animales tuvieron que ser retirados por algunos días del

experimento por presentar heridas graves. Este tipo de observaciones indican que el tipo de

dominancia en los grupos era caracterizada por comportamientos agresivos, y las

agresiones, como fuentes de estrés social, podrían haber afectado el consumo de alcohol en

sujetos de estos grupos. Aunque esta suposición es respaldada por estudios que muestran

que situaciones de estrés social afectan la actividad dopaminérgica y el consumo de alcohol

de animales alojados grupalmente (Blanchard , McKittrick y Blanchard , 2001; Blanchard.,

Hori, y Blanchard, 1987), serían necesarios estudios adicionales con mediciones de

respuestas fisiológicas características del estrés para corroborar esta hipótesis.

Otros experimentos que observan el consumo de alcohol en condiciones de

enriquecimiento y condiciones de aislamiento han reportado niveles de consumo mayores

53

en ratas en aislamiento (Deehan, 2007; Bernardes, 2008). Para explicar la divergencia con

estos estudios fueron revisadas las medidas de las cajas de sujetos en aislamiento y de

enriquecimiento, y se encontró que las cajas de aislamiento tenían un área por rata

significativamente menor que las cajas de enriquecimiento. Por ejemplo, en el experimento

de Deehan (2007) el área por rata en las cajas de aislamiento era de 8160 cm3, mientras que

las cajas de enriquecimiento era de 32400 cm3, esto quiere decir que las ratas en ambientes

enriquecidos tenían un espacio por rata casi cuatro veces mayor que las ratas en

aislamiento. En este caso la de movimiento –utilizada en experimentos para generar estrés-

podría haber sido una variable más relevante que el aislamiento (Rockman, 1986). En el

presente experimento esta variable fue controlada de manera que el espacio por rata se

homogeneizó para todas las condiciones.

Una observación importante relacionada con el consumo (g/kg), fue que, tanto en la

fase de entrenamiento como en la fase de elección, se encontró una gran variabilidad dentro

de todos los grupos en la cantidad de ET ingerida. De esta manera, en cada condición de

alojamiento existían quienes bebían menos de 0.5 g/kg (menores a la dosis activas de ET),

y quienes bebían cantidades superiores a 4g/kg (consumo identificado como alto por

Wolffgramm, 1991). En la condición de enriquecimiento, la variabilidad en consumo de ET

fue mayor que en los otros grupos, pues se encontraban bebedores extremos que ingerían

cantidades superiores a 7g/kg al día. Este resultado coincide con las observaciones

realizadas por Ellison (1987) que señalan que condiciones de enriquecimiento –debido a la

existencia de recursos para competir y al desarrollo jerarquías de dominancia- favorecen

consumos heterogéneos de ET dentro de la población. En sus estudios, Ellison realizó

análisis etológicos que demostraban que niveles extremos de ingesta de ET eran

54

encontradas en ratas subordinadas, mientras que ratas dominantes mostraban menores

consumos de ET. En este estudio no se realizaron dichas evaluaciones etológicas, sin

embargo, es propuesto que estudios posteriores con condiciones de alojamiento grupales

incluyan análisis de jerarquía para dar cuenta de la variabilidad en la ingesta.

La variabilidad en la ingesta de ET encontrada en los grupos reproduce los datos

epidemiológicos de uso de alcohol en humanos, en los que se observan hábitos

extremamente diferentes de consumo en una misma población. En este sentido, como lo

señala Carroll (1996), la variabilidad intra-grupo es un elemento que ratifica la validez de

los modelos con animales no humanos en el estudio del consumo y la dependencia de

psicoactivos.

Con respecto a la elección de dosis de ET, los resultados mostraron que las ratas no

tenían preferencia por ninguna dosis de ET. La pregunta que surgió entonces fue, si los

sujetos son indiferentes a las dosis presentadas, ¿qué variable está controlando su

comportamiento de consumo? Como se mostró en el apartado de los resultados, posibles

fuentes de control fueron encontradas, e.g. control por posición, por consumo total de ET, o

por dosis. La variabilidad en las fuentes de control y el hecho de que estos tipos de control

se encontraran dispersos en todos los grupos fueron una prueba de que la ausencia de

preferencia no se debía a errores metodológicos (podría haber sido el caso si todos los

animales tuvieran un sesgo de posición). Las pruebas de elección entre dosis de sacarosa

también descartaron esta posibilidad, pues al cambiar el reforzador los sujetos de todos los

grupos comenzaron a responder por la dosis más alta.

55

La pregunta siguiente –que continúa vigente- fue ¿por qué ratas en una situación de

elección con dosis concurrentes de ET no desarrollan preferencias? Una primera hipótesis

para responder esta pregunta, estuvo relacionada con el tiempo transcurrido de la sesión,

así, pensamos que podrían haber preferencias por alguna dosis en los primeros minutos de

la sesión y que con el paso del tiempo y los efectos del ET, los sujetos dejarían de

responder por la dosis y estarían bajo el control de otras variables. Como se mostró en los

resultados, análisis de las sesiones por bloques de 5 minutos evidenciaron que los sujetos

paraban de responder antes de los 10 minutos de la sesión, así que las diferencias

observadas no se debían al tiempo transcurrido.

Otras posibilidades de análisis deben ser consideradas en experimentos futuros. En

primer lugar, podría ser aumentado el número de sesiones de elección con el fin de observar

si los animales desarrollarían preferencias por dosis conforme el número de sesiones

aumentaba. Los experimentos de Wolffgramm y Heyne (1991) en los que se describen

preferencias por dosis en consumo libre, los animales son expuestos a las soluciones por 70

semanas, así que es posible que las ratas demoren un tiempo específico para desarrollar

algún tipo de preferencia. El incremento del número de sesiones tendría además otra

ventaja, posibilitaría el análisis de patrones de consumo y elección en series temporales.

Estos análisis permitirían observar si el comportamiento de elección de los sujetos se veía

afectado por el consumo de los días anteriores. Esto sería útil principalmente para analizar

explicar el comportamiento de los sujetos en los que no se encontró una fuente de control.

Una posibilidad para futuras investigaciones es el aumento del valor del programa de

razón, pues existe la posibilidad de que no se presenten preferencias por dosis de alcohol

cuando son utilizados programas de refuerzo con requerimientos bajos (Meish, 2001). En

56

experimentos realizados monos reshus Meish y Lemiere (1990) encontraron que cuando los

sujetos se enfrentaban a situaciones de elección entre una solución de pentobarbital+

alcohol y una solución de pentobarbital puro en programas concurrentes de razón fija

idénticos de valores bajos, no se observaban preferencias por ninguna de las soluciones; sin

embargo, con aumentos consecutivos en los programas de razón los sujetos preferían la

solución de pentobarbital+alcohol.

Con respecto a la autoadministración de SAC, los resultados sugieren que en

condiciones de enriquecimiento disminuye el consumo de SAC pues los sujetos el grupo

GE respondieron significativamente menos por SAC que los sujetos de los grupos GA y GI.

Este resultado coincide con los de Brenes, Rodríguez, y Fornaguera (2006) que muestran

como ratas criadas en ambientes enriquecidos beben menos SAC que ratas alojadas

individualmente o en tríadas, en pruebas de preferencia entre SAC32% y agua. Ellos

explican sus resultados como un efecto antidepresivo generado por las condiciones de

enriquecimiento. Infieren el efecto antidepresivo del hecho de que ratas en aislamiento con

comportamientos asociados a estados de depresión beben más sacarosa (Van den Berg,

Pijlman, Koning, Diergaarde, Ree, y Spruijt, 1999; Brenes y Fornagueira, 2009).

La economía del comportamiento ofrece otra explicación más parsimoniosa de este

hallazgo con el concepto de precio relativo. Para ratas en enriquecimiento ambiental con

acceso a múltiples reforzadores, el precio relativo de la sacarosa es mayor que para aquellas

con menos reforzadores disponibles, por eso la tasa de respuesta por SAC es menor –están

dispuestas a pagar menos-. Para ratas con pocos reforzadores disponibles la sacarosa tiene

un precio relativo menor que para aquellas con múltiples reforzadores en su alojamiento y

por ello muestran tasas de respuesta mayor.

57

La sacarosa es considerada un reforzador poderoso porque sustenta tasas de

respuesta altas cuando es ofrecida a ratas, debido a esto, es una de las sustancias más

utilizadas como reforzadoras en estudios de motivación vs anhedonia. Sin embargo, pocos

estudios evalúan qué tipo de variables ambientales afectan el consumo de SAC. En el caso

de los efectos del enriquecimiento, son encontrados pocos estudios que evalúen como varía

la autoadministración de SAC, cuando ratas son alojadas en condiciones diferenciales, por

lo que son necesarias investigaciones que evalúen más profundamente la interacción entre

estas variables.

58

CONCLUSIONES

La Real Academia Española define a la adicción como “el hábito de quien se deja

dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas”, sin embargo, estudios desde el

análisis comportamental muestran que el control que una droga puede ejercer sobre el

organismo depende del contexto del cual el sujeto hace parte y de los reforzadores

disponibles en él. Basándose en este hallazgo, Rachlin (2000) propuso su teoría de la

adicción relativa, según la cual, la interacción social y el consumo de psicoactivos

funcionan como sustitutos, de manera que al aumentar la disponibilidad de uno, disminuye

el consumo del otro. Múltiples estudios que evalúan la relación entre interacción social y

consumo de drogas han reportado resultados ambiguos en cuanto a cómo cambia el

consumo al aumentar la interacción, de manera que la relación de sustitución entre estos

reforzadores, postulada por Rachlin (2000), no ha sido verificada.

En el presente estudio se propuso que las divergencias encontradas en la literatura

podrían provenir de las diferencias entre los estudios en cuanto al tipo de interacción

permitida (e.g. número de sujetos, condiciones ambientales de enriquecimiento). También

se consideró que si, como otros autores proponen, las ratas muestren preferencias por dosis

altas o bajas dependiendo del tipo de alojamiento, utilizar una única dosis habría afectado

los resultados de dichos estudios.

Los resultados de este experimento mostraron que ratas en condiciones de aislamiento

beben significativamente menos ET cuando son comparadas con grupos de interacción y

enriquecimiento, mientras que las ratas en estas dos últimas condiciones (GE y GI) no

difieren en los niveles de consumo de ET. Estos resultados tienen dos implicaciones cuando

59

son analizados en el contexto de estudios anteriores. En primer lugar, los efectos

diferenciales de la interacción –sin enriquecimiento- y del enriquecimiento ambiental sobre

el consumo de ET, observados en la literatura, no fueron encontrados cuando los dos tipos

de interacción fueron comparados en un mismo experimento. Esto sugiere, en línea con los

planteamientos de Ellison (1987) que en grupos grandes el establecimiento de jerarquías

favorece niveles extremos de consumo, y que este efecto no está directamente relacionado

específicamente con la situación de enriquecimiento.

En segundo lugar, el resultado de que los sujetos de GA beben menos ET contrasta

con algunos estudios que sugieren que el aislamiento como fuente de estrés aumenta el

consumo. No obstante, en estos estudios –a diferencia del presente- no se especifica el

control sobre variables diferentes al aislamiento, como la restricción de movimiento, que

pueden afectar significativamente los resultados observados.

Con respecto a la preferencia por dosis, los resultados mostraron que las ratas eran

indiferentes a concentraciones diferentes de ET presentadas concurrentes. Análisis

adicionales son necesarios para comprender el porqué de este hallazgo, sin embargo, es

probable que la indiferencia observada se deba al requerimiento de los programas

concurrentes, pues como Mesch (2001) lo señala con valores de programas bajos pueden

afectar el desarrollo de preferencias.

Los resultados encontrados ratifican el carácter relativo de los recursos que

usualmente son indicados como reforzadores. A pesar de que en muchas situaciones la

interacción social es reforzadora, esta función no es intrínseca, de modo que sus efectos

dependen del contexto del que el organismo hace parte. En ambientes sociales con muchos

60

sujetos las situaciones de interacción pueden resultar aversivas, por lo que la interacción

social no funcionaría como sustituto del consumo de sustancias, al contrario, como se

observó en el presente estudio, podría funcionar como complemento.

61

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69

APÉNDICE 1

Peso corporal en los diferentes grupos durante la fase de

autoadministración de SAC. La figura muestra la media ± SD de

los pesos corporales. No se encontraron diferencias ente los

grupos (p=0.548)

70

APÉNDICE 2

Valores asociados a las pruebas de Kruskall Wallis para consumo neto de ET (g/kg)

entre los grupos de alojamiento, durante la fase de entrenamiento

% ET % SAC gl H Significancia

2,5 10 2 0.628 p=0.73

5 5 2 11.73 p˂0.01*

10 5 2 7.88 p=0.01*

10 2,5 2 27.9 p˂0.001**

10 0,25 2 63.34 p˂0.001**

*valores p significativos con la corrección de Bonferroni para 5 factores.

71

APÉNDICE 3

Número de sujetos en cada grupo clasificados por la posible fuente de control del

comportamiento de consumo durante la fase de elección.

Grupo de Alojamiento

Control Interacción Enriquecimiento Aislamiento

Posición 5 4 7

ET Neto ingerido 2 1 2

Dosis 1 2 0

Desconocido 3 5 3

72

APÉNDICE 4

Desempeño característico del control por la posición. El

sujeto 5A mostró (a) aumentos y disminuciones de la tasa

relativa de respuesta al cambiar la posición de ET10% de la

barra izquierda (I) a la barra derecha (D). (b) tasa relativa de

respuesta estable en la barra derecha.

73

APÉNDICE 5

Desempeño típico de control por la cantidad neta de ET para

el sujeto 6E en una situación de elección ET5%-ET10%. A

pesar de las variaciones en los patrones de elección por la

dosis del 5% (a), el consumo total de ET (g/kg) se mantiene

en rangos estables (b).

74

APÉNDICE 6

Desempeño típico del control por la dosis de ET para el sujeto 8E

en una situación de elección ET5%-ET20%. (a) A partir de la sexta

sesión la tasa de respuesta relativa por ET20% está ente .8 y 1,

además el consumo neto de ET permanece estable.

75

76