Unidad 3

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QUINTO CURSO DE LA LICENCIATURA EN CIENCIAS POLÍTICAS Y DE LA ADMINISTRACIÓN UNIDAD DIDÁCTICA Nº 3. TEMA 3: LA EFICIENCIA DEL MERCADO. Nota previa El presente documento resume, enfatiza y/o subraya conceptos de interés extraídos de la bibliografía básica indicada como tal en el programa de la asignatura. Se trata de un documento de trabajo realizado para ayudar en el proceso de aprendizaje del alumno/a, y está elaborado a partir de estas referencias. No sustituye, por tanto, a la bibliografía básica, sino que constituye un complemento que, junto con el estudio de las referencias bibliográficas, ayuda a conseguir los objetivos específicos de aprendizaje.

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QUINTO CURSO DE LA LICENCIATURA EN CIENCIAS POLÍTICAS Y DE LA ADMINISTRACIÓN

UNIDAD DIDÁCTICA Nº 3.

TEMA 3: LA EFICIENCIA DEL MERCADO.

Nota previa

El presente documento resume, enfatiza y/o subraya conceptos de interés extraídos de la bibliografía básica indicada como tal en el programa de la asignatura. Se trata de un documento de trabajo realizado para ayudar en el proceso de aprendizaje del alumno/a, y está elaborado a partir de estas referencias. No sustituye, por tanto, a la bibliografía básica, sino que constituye un complemento que, junto con el estudio de las referencias bibliográficas, ayuda a conseguir los objetivos específicos de aprendizaje.

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I.- INTRODUCCIÓN La economía del bienestar se dedica a estudiar cuestiones normativas tan

importantes como la forma en qué debe gestionarse la economía eligiendo entre las posibles opciones en que las autoridades pueden hacerlo. Para evaluar las distintas alternativas la mayoría de los economistas sugieren la aplicación del criterio de eficiencia en el sentido de Pareto.

En este tema estudiaremos las condiciones que deben verificarse para que los

mercados sean considerados eficientes. Pero en la medida en que los mercados pueden no cumplir estas condiciones generarán resultados no eficientes que tendrán consecuencias directas sobre la sociedad. Parece razonable en este caso plantearse si el Sector Público puede actuar de manera que asegure que los mercados se comporten de forma eficiente.

Por último analizaremos un nuevo tipo de bienes que son los preferentes así

como el papel que desempeña el Estado en su distribución.

II.- OBJETIVOS ESPECÍFICOS Al finalizar esta unidad didáctica el alumno debe ser capaz de:

1. Conocer los conceptos básicos de la economía el bienestar. 2. Interpretar el criterio de eficiencia en el sentido de Pareto. 3. Comprender los motivos por los que aparecen los fallos del mercado. 4. Identificar los distintos tipos de fallos de mercado. 5. Deducir las distintas medidas que pueden aplicarse desde el Sector Público para corregir los fallos del mercado. 6. Entender el concepto de bienes preferentes. 7. Comprender las implicaciones que tiene sobre el sector público la existencia de bienes preferentes.

III.- ESQUEMA 1 La economía del bienestar.

1.1. La eficiencia en el sentido de Pareto. 1.2 Teoremas fundamentales de la economía del bienestar.

2 La intervención pública para lograr la eficiencia: Los fallos de mercado. 2.1 Fallo de competencia. 2.1.1 El monopolio natural 2.2 Bienes públicos. 2.2.1 Características que presentan los bienes públicos. 2.3 Efectos externos.

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2.3.1 Formas de resolver las externalidades. 2.3.1.1 Soluciones privadas: - internalizar la externalidad - Los derechos de propiedad. - Utilización del sistema jurídico. 2.3.1.2 Soluciones del sector público - soluciones de mercado - La regulación directa. 2.4 Mercados incompletos. 2.5 Fallos de información. 2.6 El paro, la inflación y los desequilibrios.

3. Los bienes preferentes 3.1 Características de los bienes preferentes. 3.2 Implicaciones para el sector público de la existencia de los bienes preferentes.

IV.- CONTENIDO

1. LA ECONOMÍA DEL BIENESTAR

La economía del bienestar es la rama de la microeconomía que se ocupa de explicar el nivel de bienestar colectivo de que disfruta una sociedad. Se dedica a estudiar cuestiones normativas tan importantes como la forma en que debe gestionarse la economía eligiendo entre las posibles opciones en que las autoridades pueden hacerlo. Trata de dar respuestas a las siguientes cuestiones:

1. Una vez alcanzada la asignación de recursos correspondiente a la situación de equilibrio

a. ¿Qué podemos decir de su optimalidad desde el punto de vista social? b. ¿Será dicha asignación la mejor de todas las posibles para la

sociedad? 2. Se trata de abordar la valoración de una determinada situación social desde

el punto de vista colectivo: es necesario contar con criterios de ELECCIÓN SOCIAL. El problema es encontrar un mecanismo general que transforme el conjunto de órdenes de preferencia individuales en un orden de preferencia para toda la sociedad.

Actualmente, la mayoría de las economías occidentales son mixtas, es decir, el

Estado toma algunas decisiones, pero son las empresas y las economías domésticas las que toman la mayor parte de ellas. Pero existen muchas combinaciones a la hora de tomar estas decisiones. ¿Cómo evaluamos las distintas combinaciones? La mayoría de los economistas defiende un criterio de eficiencia llamado eficiencia en el sentido de Pareto en honor de Wilfredo Pareto (1848-1923).

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Una asignación es eficiente en el sentido de Pareto1 si 1. No es posible mejorar el bienestar de todas las personas involucradas en un

intercambio o no es posible mejorar el bienestar de una de ellas sin empeorar el de alguna otra.

2. Se han agotado todas las ganancias derivadas del comercio. 3. No es posible realizar ningún intercambio mutuamente ventajoso. 4. No se desperdician recursos haciendo máximo el bienestar de todos los

individuos. Por otra parte, aparece una mejora en el sentido de Pareto cuando es posible

que mejore el bienestar de algunos individuos sin que empeore el de ningún otro. Los economistas siempre están buscando mejoras en el sentido de Pareto. La creencia de que estas mejoras deben realizarse se conoce como principio de Pareto.

Es importante destacar que un conjunto de cambios puede constituir una mejora en el sentido de Pareto aunque cada uno de ellos por separado no lo constituya. Así, por ejemplo, aunque la reducción del arancel sobre el acero no sería una mejora en el sentido de Pareto, ya que empeoraría el bienestar de los productores de acero, sería posible, por ejemplo, reducir el arancel y subir algún impuesto, utilizando los ingresos recaudados para subvencionar la industria siderúrgica. Esta combinación de cambios podría mejorar el bienestar general y por lo tanto constituir una mejora de Pareto.

El criterio de eficiencia en el sentido de Pareto es individualista en dos sentidos: a) Sólo se ocupa del bienestar de cada persona y no del bienestar relativo de las

diferentes personas. No se preocupa por la desigualdad. Una medida que mejore a los ricos y no perjudique a los pobres puede suponer una mejora en el sentido de Pareto.

b) Lo que cuenta es la percepción que tiene cada persona de cada bienestar. Esta idea es acorde con el principio general de soberanía del consumidor, según el cual los individuos son los que mejor pueden juzgar sus propias necesidades y deseos.

Dos de los resultados más importantes de la economía del bienestar describen la

relación entre los mercados competitivos y la eficiencia en el sentido de Pareto. Estos resultados se denominan teoremas fundamentales de la economía del bienestar.

1. El primer teorema del bienestar nos dice que bajo ciertas hipótesis que garantizan el funcionamiento de la “mano invisible” de Adam Smith la asignación de mercado competitivo es EFICIENTE en el sentido de Pareto.

2. El segundo teorema del bienestar muestra que toda asignación de los recursos eficiente en el sentido de Pareto puede conseguirse a través de unos mercados competitivos con una redistribución inicial de la riqueza. La idea es redistribuir la riqueza, si no se está de acuerdo con ella, y dejar que las fuerzas del mercado actúen puesto que de esta manera se alcanzará una nueva asignación eficiente en el sentido de Pareto.

1 Esta es la concepción de eficiencia a la que normalmente se hace referencia cuando los economistas hablan de eficiencia y lleva incorporada la idea de que no se desperdician recursos haciendo máximo el bienestar de todos los individuos.

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Este segundo teorema tiene una importante implicación y es que todas y cada una de las asignaciones eficientes en el sentido de Pareto pueden alcanzarse por el mecanismo de mercado. Esto es, en un sistema en que tanto las decisiones de producción como las de consumo son tomadas por empresas y economías domésticas respectivamente. Este teorema nos muestra que para asignar eficientemente los recursos con la distribución deseada de la riqueza no es necesario que exista un planificador central, ya que las empresas competitivas al tratar de maximizar los beneficios, pueden hacerlo tan bien o incluso mejor que un planificador central. Este segundo teorema del bienestar nos proporciona una importante justificación para utilizar el mecanismo de mercado. Si fueran válidas las condiciones de este segundo teorema, el estudio de la Hacienda Pública se limitaría a analizar las retribuciones correctas de recursos. El segundo teorema establece que, de la totalidad de posibles resultados que son eficientes en el sentido de Pareto, se puede lograr uno específico a través de simplemente alterar las condiciones iniciales y posteriormente dejando que el mercado actúe libremente. En otras palabras, que se puede “escoger” uno de esos resultados a través de la distribución o redistribución general a la población de una “suma de riqueza” adecuada. Por ejemplo si se distribuye toda la riqueza de la sociedad igualmente entre sus miembros, esa distribución llevará, de acuerdo al argumento, a un óptimo de Pareto. Y, si se asume además que se está en una situación de competencia perfecta, esa distribución será estable y tenderá a perpetuarse en el futuro.

Los resultados que acabamos de señalar son teoremas, es decir, proposiciones

lógicas en las que las conclusiones se derivan directamente de los supuestos. Entre estos supuestos encontramos que en la economía hay muchas empresas y hogares, de manera que ninguno de ellos puede influir en el precio de venta del producto. Además todos ellos tienen información perfecta sobre todos los bienes que existen en el mercado y sus precios… Cuando eliminemos algunos de estos requisitos veremos que los resultados se ven ampliamente afectados.

Para poder comprender por qué en condiciones ideales la competencia conduce a la eficiencia tenemos que comprender primero por qué los mercados competitivos no son eficientes en algunas circunstancias.

Recordemos que el mercado está en equilibrio cuando oferta y demanda son iguales, es decir en aquella situación en la que el beneficio marginal que obtiene el empresario es igual al coste marginal de producción e idéntico al precio de venta. Para analizar más profundamente la eficiencia en el sentido de Pareto tenemos que

1.- ANÁLISIS DE LA EFICIENCIA DESDE LA PERSPECTIVA DE UN

ÚNICO MERCADO (análisis del equilibrio parcial) En el equilibrio de mercado tenemos que

- Los individuos para decidir la cantidad que van a demandar, igualan el beneficio marginal que les reporta el consumo de una unidad adicional y el coste marginal (que es igual al precio) que tienen que pagar.

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- Las empresas para decidir la cantidad que van a ofrecer igual el beneficio marginal (que es igual al precio) y el coste marginal.

2.- ANÁLISIS DE LA EFICIENCIA DESDE LA PERSPECTIVA DE diversos MERCADOS (análisis del equilibrio general). Para llevar a cabo este análisis tenemos que proceder estudiando a las dos partes que constituyen los mercados oferentes y demandantes.

Supondremos que en la economía

- Existen dos individuos A y B. - Se producen dos bienes: naranjas y manzanas. - El mercado es competitivo y los precios de los bienes son PN = `precio de las

naranjas y PM = precio de las manzanas. a) La economía debe lograr la eficiencia en el intercambio, es decir, los bienes

deben ir a las personas que más los valoren.

La eficiencia en el intercambio se refiere a la distribución de los bienes. Dado un conjunto de bienes, la eficiencia en el intercambio establece que esos bienes se distribuyan de tal manera de tal forma que no es posible mejorar el bienestar de ninguna persona sin que empeore el de ninguna otra. La eficiencia en el intercambio exige pues, que no sea posible realizar intercambios que mejoren el bienestar de las partes simultáneamente.

Es importante matizar que estamos considerando un conjunto dado de bienes. Suponemos dos individuos A y B que tienen unas dotaciones iniciales de recursos (naranjas y manzanas). Si el individuo B valora mucho las naranjas puede estar dispuesto a renunciar a una cierta cantidad de manzanas por tener más naranjas. Si el individuo A tiene gastos opuestos, estaría dispuesto a llegar a un acuerdo con el individuo B y de esta manera habrá un intercambio en el que ambos individuos alcanzarán una mayor utilidad. Pero llegará un momento en el que a no habrá intercambio, la valoración subjetiva que tienen cada uno de los individuos de su combinación de bienes hace que ya no sea necesario seguir intercambiando. ¿Cuándo ocurre esto? Cuando las valoraciones subjetivas de los dos individuos coincidan, es decir cuando coinciden las relaciones marginales de sustitución de los dos individuos.

BA RMSRMS

En un contexto de mercado en el que hay precios, estas valoraciones en el equilibrio deben ser iguales a su vez al cociente entre los precios de los dos bienes (relación objetiva que proporciona el mercado).

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MANZANAS

NARANJASA

P

PRMS

MANZANAS

NARANJASBA

P

PRMSRMS

MANZANAS

NARANJASB

P

PRMS

La condición anterior no es más que la obtenida cuando estudiábamos la

condición de maximización de la utilidad por parte del consumidor y que podíamos (y podemos) resumir en el siguiente gráfico:

Cuando se verifica la condición anterior decimos que los mercados son

eficientes en el intercambio. b) Debe haber eficiencia en la producción. Dados los recursos de la sociedad, no

debe ser posible producir una cantidad mayor de un bien sin reducir la de otro. Para elegir la mejor combinación de productos que puede obtener una economía es necesario averiguar si es técnicamente viable y además cuales son las preferencias de los individuos. A partir de la tecnología podemos averiguar cual es el nivel máximo de producción de naranjas en relación a cada nivel de producción de manzanas (viene recogida por la frontera de posibilidades de producción). Además sabemos que la relación marginal de transformación (RMT) nos muestra la pendiente de la curva frontera de posibilidades de producción. Cuando la economía está produciendo sobre la frontera de posibilidades de producción, para aumentar la cantidad que se produce de uno de los bienes tiene que reducirse la cantidad del otro bien. Este es el motivo por el que la curva frontera es decreciente: con todos los recursos utilizados si queremos más naranjas tendremos que renunciar a algunas manzanas. Por ello, la frontera de posibilidades de producción ilustra el coste de

X

Y

R/PX

R/PY

I3

C

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oportunidad que soporta la sociedad a la hora de asignar los recursos. El coste de oportunidad de más naranjas está constituido por las manzanas a las que hay que renunciar y viceversa, y esto es así porque para aumentar la producción de un bien hay que detraer recursos de la producción del otro. Es importante mostrar también que conforme nos vamos moviendo a lo largo de la frontera el coste de oportunidad va aumentando ya que cuanto más escaso es un bien más lo valoramos comparativamente. Esta circunstancia se conoce como ley de costes relativos crecientes: cuando todos los recursos están empleados (eficiencia), por cada unidad adicional que obtengamos de por ejemplo manzanas habrá que renunciar a una cantidad de naranjas que será tanto mayor cuantas más unidades tengamos manzanas. El coste de oportunidad de un bien respecto al otro puede medirse como la pendiente de la curva frontera de posibilidades de producción. La ley de costes relativos crecientes se refleja en el hecho de que la frontera sea una curva cóncava: al ir aumentando la cantidad de manzanas, el coste de oportunidad va haciéndose mayor, y la curva por tanto más inclinada. Si la frontera fuese una recta, el coste de oportunidad sería constante, ya que no cambiaría la pendiente. Por otra parte el coste marginal nos muestra el incremento en el coste total cuando la producción aumenta en unida unidad. Recordemos que en economía utilizamos para valorar el criterio de coste de oportunidad (no de coste histórico como en contabilidad), es decir, a aquello a lo que renuncia la empresa por utilizar unos determinados factores productivos. Debemos dejar constancia que en gran parte de las ocasiones los criterios de costes contables y de oportunidad coinciden. Así tenemos que la pendiente de la frontera de posibilidad de producción es igual al cociente de los costes de oportunidad (que a su vez es igual al cociente de los costes marginales)

M

N

CMg

CMgRMT

Por otra parte en las economías competitivas sabemos que las empresas estarán maximizando sus beneficios si producen aquella cantidad en que el coste marginal es igual al precio. Concretamente para el caso que nos ocupa tenemos que

MM

NN

PCMg

PCMg

Por lo que se deduce que

M

N

M

N

P

P

CMg

CMgRMT

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c) La economía debe lograr la eficiencia en la combinación de productos de

manera que los bienes producidos sean los que desean los individuos. La eficiencia en la combinación de productos requiere que pendiente de la curva frontera de posibilidades de producción (relación marginal de transformación, RMT) sea igual a la pendiente de la curva de indiferencia más alejada posible al origen para cada uno de los consumidores (relación marginal de sustitución)

La eficiencia en la combinación de productos requiere que RMTRMSRMS BA .

Naranjas

Manzanas

Curva de indiferencia

Frontera de posibilidades de producción

Eficiencia en la combinación

Naranjas

Manzanas

Frontera de posibilidades de producción

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Haciendo uso de la condición de que en un contexto competitivo los precios de los productos deben ser iguales a los costes marginales de producción de cada uno de ellos (maximización de los beneficios de la empresa competitiva) la condición anterior puede reescribirse de la siguiente forma:

MANZANAS

NARANJAS

MANZANAS

NARANJAS

CMg

CMg

P

P

La eficiencia en el sentido de Pareto exige que los precios relativos sean

iguales a los costes marginales y la competencia perfecta garantiza esta condición. Por lo tanto, si los consumidores que se enfrentan a un mismo conjunto de preferencias maximizan su utilidad y los productores los benéficos, se obtendrá una asignación eficiente (prueba del primer teorema del bienestar, también denominado de la mano invisible). Así, bajo determinadas condiciones, existe un equilibrio competitivo de mercado tal que la multiplicidad de los individuos y empresas, enfrentados a un mismo conjunto de precios, tomarán decisiones descentralizadas (orientadas a la consecución de sus propios objetivos) que agotarán las oportunidades mutuamente beneficiosas. Para que esto ocurra es necesario que se verifiquen los siguientes supuestos:

Los individuos y las empresas son precio aceptantes. Existe un sistema de derechos de propiedad adecuadamente definido para

que todas las relaciones económicas se desarrollen en un contexto de mercado y que queden por lo tanto reflejadas en un sistema de precios.2

Existe información completa y perfecta tanto por parte de consumidores como de productores.

Cuando uno varios de los supuestos anteriormente mencionados se incumplen el

sistema de precios deja de ser un mecanismo adecuado de asignación de recursos, ya que no es un bien transmisor acerca de las preferencias, la tecnología o la escasez.

2. LA INTERVENCIÓN PÚBLICA PARA LOGRAR LA EFICIENCIA.

Los mercados bajo las condiciones ideales que hemos analizado en el apartado

anterior garantizan que la economía sea eficiente en el sentido de Pareto. Pero en ocasiones, los resultados del mercado no son satisfactorios. En los últimos 50 años los economistas han realizado enormes esfuerzos para comprender en qué circunstancias los mercados producen resultados ineficientes y las circunstancias que hacen que sea así.

El primer teorema de la teoría del bienestar establece que la economía sólo es eficiente en el sentido de Pareto bajo determinadas circunstancias3. Vamos a pasar a estudiar seis importantes condiciones para las cuales los mercados no son eficientes en el sentido de Pareto.

1. FALLO DE COMPETENCIA. Para que los mercados sean eficientes en el sentido de Pareto debe haber competencia perfecta (las

2 Como estudiaremos en el apartado siguiente, este supuesto implica que estamos considerando en todo momento bienes privados puros que cumplen por lo tanto las propiedades de rivalidad y exclusión. 3 La clasificación que a continuación se enumera es la que realiza Stiglitz en su libro referenciado en la bibliografía.

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características de este tipo de mercado ya se estudiaron en el tema 1). Sin embargo observamos que en la realidad la mayor parte de las empresas no se adecuan a este contexto, de hecho encontramos monopolios, oligopolios. En todos estos casos, la empresa tiene cierto poder sobre el precio de venta de los productos (P>CMg). Sin embargo, para que exista eficiencia en el intercambio, en la producción y en la combinación de productos, condiciones necesarias para que exista eficiencia es necesario que ningún agente económico pueda influir sobre el precio.

En algunas ocasiones la competencia limitada tiene justificaciones: El monopolio natural, situación en la que los costes medios de

producción disminuyen a medida que aumenta el nivel de producción. Se da sobre todo en empresas que requieren una gran inversión en capital fijo y el coste variable de producción es muy pequeño. Ejemplo serían las empresas eléctricas. En esta situación puede ser eficiente que el mercado esté abastecido por una única empresa.

Puede ser eficiente que una empresa abastezca a todo el mercado si los costes de transporte son muy elevados.

Algunas imperfecciones de la competencia se deben a la intervención del Estado. Claro ejemplo es la concesión de patentes a los innovadores. Las patentes son un incentivo a la innovación pero un obstáculo a la competencia. De todas formas y aunque sea sin patentes si una empresa tiene unos conocimientos de los que carecen sus competidores puede acceder a una posición privilegiada en el mercado. La competencia imperfecta lleva a la ineficiencia económica puesto que las empresas fijan un precio que es superior a su coste marginal de producción. La ineficiencia que aparece por fallo de competencia se puede resumir de la siguiente manera: si comparamos las situaciones de competencia perfecta con las de imperfecta tenemos que estas últimas implican un nivel de producción menor y un precio de venta mayor. 2. BIENES PÚBLICOS. Se trata de bienes que o son suministrados por el

Estado, o si son suministrados por la iniciativa privada la cantidad generada es ineficiente. Los bienes públicos cumplen dos propiedades:

No rivalidad en el consumo. Una vez producida una cierta cantidad de bien público, ésta puede ser consumida simultáneamente por todos los individuos. Esto implica que el coste marginal de que un individuo se sume al consumo es cero, o lo que es lo mismo, el consumo de un bien por parte de un individuo no disminuye la cantidad disponible para el resto de los individuos. Ejemplos son un programa de televisión, la aprobación de una ley…. En contraposición a un bien público, cada unidad de un bien privado sólo puede ser utilizada por un individuo. Así, si me como una manzana no te la comes tú. Sin embargo si el bien es público los dos podríamos consumir simultáneamente la misma unidad del bien: podemos escuchar cada uno en nuestra casa el mismo programa de radio.

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La no rivalidad estricta es un caso extremo. En la realidad lo más frecuente es que el consumo de una unidad del bien por parte de un individuo adicional sí disminuye la cantidad disponible para el resto, así por ejemplo llega un momento en que si se siguen incorporando coches a una carretera habrá que disminuir la velocidad (congestión). Estos bienes se denominan bienes públicos impuros.

No exclusión. Los bienes públicos son no excluibles cuando a

un precio razonable, no se puede impedir que consuma el bien quien no ha pagado por él. Ejemplo sería la defensa nacional. La provisión privada de un bien no excluible es prácticamente imposible, ya que no se puede evitar el consumo de quien no paga. Consecuentemente, el individuo trataría de ser un consumidor gratuito del bien público y si todos se comportan de esa manera la empresa al final dejaría de producir ese bien. El ejemplo de un bien público proporcionado por una empresa privada típica es el de un faro. Una compañía naviera que tuviera muchos barcos que utilizaran el faro podría llevar a que se plantease su construcción; aunque ello le reporte costes los beneficios asociados podrían ser mucho mayores. Pero una vez puesto en funcionamiento el faro, éste podría ser utilizado por otros barcos aunque no paguen por ello.

La provisión privada de bienes públicos es ineficiente, puesto que el nivel de producción será ineficientemente bajo. La incapacidad del sector privado de proveer efectivamente bienes públicos da lugar a un fallo del mercado y por lo tanto abre la posibilidad a que la intervención pública mejore la asignación competitiva. Sin embargo, esta ganancia sólo se producirá si el Sector Público es capaz de establecer un mecanismo de provisión que garantice a todos los individuos el nivel eficiente. La provisión eficiente de un bien público implica que no se deba excluir a nadie de consumir el bien. La condición de Samuelson para la provisión eficiente de bienes públicos establece que la producción de un bien público debe llevarse a cabo hasta el punto en que la suma de las valoraciones marginales individuales (la denominada valoración marginal social) se iguale al coste marginal de producción del bien público en términos privados. La eficiencia exige entonces que la producción de un bien público se lleve hasta el punto en que el beneficio marginal social del consumo sea igual a su coste marginal de producción.

3. EFECTOS EXTERNOS. Existen casos en los que los actos de una persona o empresas afectan a otras personas o empresas. Existen dos tipos de externalidades.

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Externalidades negativas. Son aquellas acciones que imponen un coste a una persona o empresa sin que por ello el agente perjudicado reciba ningún tipo de retribución. Ejemplo sería una empresa que contamina un río que es propiedad de una colectividad.

Externalidades positivas. Son aquellas acciones que suponen un beneficio para una persona o empresa. Por ejemplo si planto un jardín delante de mi casa, mis vecinos se benefician de contemplarlo.

Cuando existen efectos externos, la asignación de recursos que realiza el mercado no es eficiente, ya que no recaen sobre los individuos el total de los costes (para las externalidades negativas y lo contrario sobre las positivas). En otras palabras el origen de los efectos externos se encuentra en a) los precios de mercado no reflejan los costes y beneficios adicionales

(externos) a la transacción. b) Hay un problema de delimitación de los derechos de propiedad ¿Qué ineficiencias generan los efectos externos? En general que se produce poco de lo bueno y mucho de lo malo. La cantidad eficiente sería aquella en que el beneficio marginal social y el coste marginal social son iguales. Siendo el beneficio marginal social la suma del beneficio marginal privado más el beneficio marginal derivado del efecto externo y el coste marginal social la suma del coste marginal privado más el coste marginal generado por el efecto externo. En lo esencial, los efectos externos son consumos no rivales. La contaminación o el ruido afectan simultáneamente a muchos individuos, lo que los hace similares a los bienes públicos. De hecho, los bienes públicos se pueden definir como efectos externos puros, aunque las externalidades suelen ser consecuencias no deseadas de una actividad. Consideremos el caso de una empresa que debido a su proceso productivo contamina un río, si instala una depuradora la sociedad lo agradecería pero el empresario tiene poco incentivo a realizar este desembolso. Con estas condiciones el equilibrio de mercado sería el siguiente:

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En el gráfico anterior para construir la curva de oferta sólo se han tenido en cuenta los costes privados de las empresas y no se han incorporado los costes que debe pagar la sociedad (el río está más sucio) por la actividad de la empresa. Si la empresa se hace responsable de sus actos y “limpia” tenemos ahora una curva de oferta situada más a la izquierda que lo anterior y en la que se incluyen tanto los costes privados de las empresas como los costes sociales que recibe la sociedad por la actividad de la empresa. Si la empresa tiene en cuenta todos los costes, tenemos un nuevo equilibrio en el mercado en el que el nivel de producción es menor y el precio mayor que en la situación en la que la empresa no tiene en cuenta los costes privados.

Una importante causa de efectos externos viene dada por los recursos de propiedad común, es decir, un grupo de recursos escasos cuyo acceso no

P

Q

D

P0

Q0

OPRIVADOS

P1

Q1

OTOTALES

P

Q

D

P0

Q0

O

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está restringido y por lo tanto todo el mundo tiene acceso a él. Ejemplo: en un río o lago en el que se puede ir a pescar, cada barco adicional reduce las capturas de los demás. El pescador sabe que lo que no pesque él no se quedará incrementando el banco de peces y con ello sus posibilidades de pesca futura sino que será pescado por otro pescador. De esta manera existe un incentivo a seguir y seguir pescando. El problema como es fácilmente deducible ha aparecido porque los derechos de propiedad no estaban bien definidos, el río es de todos y por lo tanto es de nadie. El teorema de Coase (1960) establece que si la información es perfecta y la negociación entre las partes no es demasiado costosa, la asignación de derechos de propiedad redundará en la internalización de los efectos externos. Para resolver el problema de los efectos externos la forma más sencilla es internalizando la externalidad. Para ello se deberían formar unidades económicas de tamaño suficiente para que la mayoría de las consecuencias de cualquier acción quedaran dentro de la unidad definida. En nuestro ejemplo de la pesca, la solución sería la aparición de una cofradía de pescadores. Pero cuidado porque siempre debe existir alguna forma de hacer respetar el acuerdo colectivo por parte de todos los miembros, puesto que en caso contrario siempre habrá algún individuo que se salte el acuerdo. En este caso se debería recurrir al sistema jurídico para garantizar que se cumplen los términos del acuerdo. El Sector Público tiene también otras formas de corregir los efectos externos entre ellas destacamos las siguientes:

Por lo que respecta a externalidades negativas se puede regular la actividad que las genera, así por ejemplo imponer niveles máximos de emisión para los automóviles o regular la contaminación del aire y del agua.

También se puede utilizar el sistema de precios, para de esta manera influir en los incentivos que lleven a conseguir unos resultados económicamente más eficientes. Estariamos ante la imposición de multas o sanciones e impuestos. Un ejemplo de este tipo de intervención sería el cobro por el uso de una carretera en una hora punta para que los usuarios se conciencien de los costes de congestión.

Siempre que existe una externalidad hay una diferencia entre el coste social y el coste privado y entre los beneficios sociales y privados. Una multa o impuesto bien calculados muestran al individuo o empresa los verdaderos costes y beneficios sociales de sus acciones. Los impuestos pigoviuanos o correctores estan diseñados de manera que tratan de igualar los costes y los beneficios sociales. Un ejemplo de estos impuestos es la denominada Ecotasa. Si por el contrario una actividad genera efectos externos positivos debería subvencionarse Nota: mientras que los impuestos se traducen en un aumento de los precios, las multas afectan a la cantidad total que se puede contaminar.

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Subvenciones. El empresario reduce su contaminación con la ayuda

del Estado, con ello se abarata el coste social y se pueden reducir también los costes privados.

Permisos transferibles. Lo que hacen estos permisos es limitar la cantidad de contaminación que puede emitir una empresa (lo que le interesa al Estado es la cantidad total de contaminación) y se permite a las empresas intercambiar permisos. Una empresa puede no utilizar todos sus permisos y venderlos a otra que quiera aumentar su producción. Una empresa querrá vender parte de sus permisos cuando le sobren o si se plantea que el precio de mercado de los mismos es superior que el coste marginal de reducir la contaminación (en caso contrario querría comprar permisos). Por lo tanto, en condiciones de equilibrio, cada empresa reducirá su contaminación hasta el nivel en que el coste marginal de reducción de la contaminación sea igual al precio de mercado del permiso. Con los permisos transferibles, al igual que con las multas, el mecanismo de mercado hace que el coste marginal de reducción sea el mismo para todas las empresas.

La ventaja de los permisos transferibles frente a las multas es que si el Estado conoce “la cantidad correcta de contaminación” los permisos transferibles que se concederán serán por esa cantidad no habiendo peligro de que la contaminación sea excesiva. Sin embargo, en el caso de las multas el precio de las mismas puede no ser lo suficientemente alto y la contaminación puede seguir siendo excesiva. Problemas que plantean los permisos: La asignación inicial de los mismos. Pero además hay un problema adicional y es que aún suponiendo que la asignación inicial sea correcta, las empresas que hayan gastado mucho en control de la contaminación en períodos precedentes contaminan menos en la actualidad y por lo tanto reciben menos permisos, por lo que de alguna manera se las está penalizando. Los permisos transferibles funcionan bien cuando no importa dónde se produzca la contaminación, cosa que no es cierta.

Información tanto a empresarios como consumidores para que se conciencien de sus actos y actúen de forma socialmente deseable.

4. MERCADOS INCOMPLETOS. Los bienes y servicios públicos puros

no son los únicos que los mercados suministran inadecuadamente. Siempre que los mercados no suministran la cantidad que se demanda de un bien o servicio existe un fallo de mercado, aparece lo que llamamos mercados incompletos.

Un mercado es completo cuando suministra todos los bienes y servicios cuyo coste de suministro es inferior al precio que los individuos están dispuestos a pagar.

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Un ejemplo ampliamente estudiado de mercados que han funcionado mal en la provisión son los denominados mercados de seguros o préstamos, lo que justificaría la intervención del Estado. El mercado privado no proporciona un seguro para muchos riesgos importantes a los que se enfrenta la sociedad hoy en día, por lo que los gobiernos han puesto en marcha toda una variedad de programas de seguros, motivados en gran medida por este fallo del mercado. Por ejemplo, los gobiernos han creado fondos de garantía de depósitos para asegurar a los depositantes ante la posible pérdida de sus ahorros provocada por la insolvencia de los bancos. También han establecido seguros sobre inundaciones, seguros de desempleo, seguros sanitarios…..En este tipo de mercados suele ser frecuente la existencia de asimetrías de información. La compañía de seguros suele tener menos información sobre la naturaleza de algunos riesgos que el propio demandante de la póliza acerca de los riesgos que puedan llevar al incumplimiento del contrato. En el mercado de capitales, otro ejemplo de mercados incompletos, los prestamistas temen no recuperar el dinero. Pueden además no ser capaces de saber qué individuos van a devolver y quienes no el dinero recibido, sobre todo si no existe ninguna garantía o aval de este préstamo. Entonces el banco puede cuestionarse subir el tipo de interés para cubrirse de los préstamos impagados pero entonces: Habrá individuos que desisten pedir prestado (normalmente los que

devolverían el préstamo) Los que no tenían intención de devolverlo seguirán pidiendo prestado

porque les da lo mismo que haya aumentado el tipo de interés. El banco se encuentra en este caso en una situación que se denomina de selección adversa.

5. FALLOS DE INFORMACIÓN. Algunas actividades del Estado se

justifican porque los consumidores tienen una información incompleta y por la convicción de que el mercado suministra por si sólo demasiado poca información. Así por ejemplo, las empresas están obligadas a facilitar en las etiquetas cierta información. Esta información aparece como un bien público.

Para nosotros es especialmente reseñable que los dos teoremas fundamentales de la economía del bienestar se basan en la existencia de información perfecta, y más concretamente en que nada de lo que hacen las empresas o las economías domésticas influirá en las creencias o en la información. Pero en la realidad se necesita mucho esfuerzo para la obtención de información. Ejemplos claros son que los empresarios quieren saber quienes son los buenos empleados; si tenemos algún dinero ahorrado buscamos la mejor manera de rentabilizarlo….En otros temas profundizaremos más acerca de los problemas que genera los fallos de información.

6. EL PARO, LA INFLACIÓN Y OTROS DESEQUILIBRIOS. La

mayoría de los economistas utiliza los altos niveles de desempleo tanto

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del factor trabajo como del capital para mostrar que algo en el mercado no funciona bien. Estos problemas relacionados con el paro nos acompañan desde hace 200 años, si bien es verdad que desde la II Guerra Mundial y las medidas sociales que desde esa fecha se aprobaron, las consecuencias de las recesiones sobre la población han sido mucho menos dolorosas.

NOTA IMPORTANTE: LOS FALLOS DE MERCADO ANALIZADOS NO SON MUTUAMENTE EXCLUYENTES.

3. LOS BIENES PREFERENTES

Los fallos de mercado analizados hacen que la economía no sea óptima en el

sentido de Pareto a no ser que intervenga el Estado para cubrir estos fallos. Pero aún cuando el mercado nos proporcione una solución eficiente quedan dos argumentos que justifican la intervención del Estado:

1. La distribución de la renta. El saber que una economía es eficiente no

nos proporciona ninguna información acerca de cómo se distribuye la renta en ella. De esta manera podemos encontrarnos con una distribución muy desigual de la renta y que muchas personas carezcan de lo mínimo para vivir. Esto hace que un papel importante que juega el Estado es el de redistribuir la renta. Ejemplo serían los programas sociales de transferencias.

2. El individuo puede no siempre actuar en su propio interés. Así el consumidor puede actuar “mal” aunque posea información completa. Ejemplo: sigue sin ponerse el cinturón de seguridad.

Hay estudiosos que opinan que el Estado debe intervenir no sólo suministrando información sino actuando directamente. Siguiendo con el ejemplo de los cinturones de seguridad, imponiendo su uso obligatorio.

Los bienes que el Estado obliga a consumir, como los cinturones de seguridad o la educación se denominan bienes preferentes. La idea de que el Estado debe intervenir porque conoce mejor que los ciudadanos lo que les conviene se denomina paternalismo. En contraposición con esta idea, hay economistas que consideran que el Estado debe respetar las preferencias de los individuos y que también es posible que los grupos de presión utilicen el papel paternalista del Estado para defender sus propias ideas sobre la forma en que deben actuar o consumir los individuos. En esta corriente de pensamiento que se denomina pensamiento libertario, el Estado no debe interferir en las decisiones de los individuos. Sin la intervención estatal los bienes preferentes se demandarían en una cuantía insuficiente por distintas razones:

a) Generan efectos externos positivos. b) Se trata de bienes que constituyen valores o derechos fundamentales.

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c) Los consumidores no tienen una buena información acerca de las ventajas de tener estos bienes.

Los teoremas fundamentales de la economía del bienestar nos muestran que en ausencia de fallos de mercado o bienes preferentes, lo único que tendría que hacer el Estado es ocuparse de la distribución de la renta, puesto que las empresas privadas en su interacción en el mercado garantizarían el uso eficiente de los recursos. La actuación del Estado en la economía de mercado se justificaría ante la existencia de importantes fallos en el mercado, pero además debe verificarse que:

existe, al menos en principio, una forma de intervenir en el mercado que mejora el bienestar de alguna persona, sin empeorar el de ninguna otra persona; es decir, si se logra una mejora en el sentido de Pareto.

El propio proceso político real y la estructura burocrática de una sociedad democrática son capaces de corregir el fallo y lograr una mejora en el sentido de Pareto.

V.- BIBLIOGRAFÍA BÁSICA ALBI, E. Y OTROS (2000) Economía Pública I. Capítulo 3. Ariel Economía. ROSEN, H.S. (2002) Hacienda Pública. Capítulos 4, 5 y 6. McGraw Hill. STIGLITZ, J.E. (2000) La Economía del Sector Público. Capítulos 3, 4 y 9. Antonio Bosch Editor.

VI.- ACTIVIDADES El seguimiento de los materiales debería ser teórico-práctico, es decir, estudiar el concepto y aplicarlo a las cuestiones o ejercicios que a continuación se proponen.

VII.- EJERCICIOS

1.- ¿Por qué se afirma que hay un fallo de mercado cuando existen externalidades positivas? ¿Qué medidas de intervención puede tomar el sector público? 2.- Comente la veracidad o falsedad de la siguiente afirmación: Una situación puede calificarse de óptima en el sentido de Pareto cuando al menos una persona puede obtener beneficios sin que alguien resulte perjudicado. 3.- Comente la veracidad o falsedad de la siguiente afirmación: En el caso de que sólo existan dos personas y dos bienes, el criterio de eficiencia paretiano exige que los precios de ambos bienes se igualen con la inversa de sus costes marginales. 4.- Comente la veracidad o falsedad de la siguiente afirmación: La existencia de un fallo de mercado justifica siempre la intervención del sector público.

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5.- Comente la veracidad o falsedad de la siguiente afirmación: Si una actividad de producción o consumo origina efectos externos negativos, el funcionamiento del mercado proporcionará un suministro del bien inferior al deseable. 6.- Comente la veracidad o falsedad de la siguiente afirmación: Los bienes públicos pueden ser considerados como una categoría especial de efecto externo. 7.- Comente la veracidad o falsedad de la siguiente afirmación: Los efectos externos negativos en actividades de producción originan una asignación ineficiente de recursos, porque el precio de mercado es mayor que el deseable desde el punto de vista social. 8.- Una fábrica productora de celulosa vierte sus residuos a un río de las proximidades, contribuyendo a contaminar sus aguas y con ello a la desaparición de los peces en una zona de gran tradición pesquera, lesionando los intereses de los pescadores. Indique qué medidas puede adoptar el Sector Público para garantizar el equilibrio entre los intereses de la empresa propietaria y de los pescadores, indicando las ventajas relativas de cada una de ellas (Mendel, 1979) 9.- Señale la justificación teórica de las siguientes políticas públicas desde la perspectiva de los fallos del mercado: a) Regulación del uso obligatorio del cinturón de seguridad en los automóviles. b) Asistencia sanitaria a personas “sin techo”. c) Deducción fiscal por alquiler de vivienda habitual. d) Penalización del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. 10.- Señale la justificación teórica (en términos de fallos de mercado) de las siguientes políticas públicas: a) Regulación de la publicidad comercial. b) Defensa nacional. c) Regulación de las tarifas telefónicas. d) Prestación por desempleo