UNA EXPLORACIÓN SOCIOPOLÍTICA COMPLEMENTARIA SOBRE...
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UNA EXPLORACIÓN SOCIOPOLÍTICA COMPLEMENTARIA SOBRE EL PROCESO
DE PAZ EN EL GOBIERNO DE BELISARIO BETANCUR CON EL MOVIMIENTO 19
DE ABRIL (M-19).
LUIS LEONARDO FORERO OSPINA
CÓDIGO: 20101155026
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES
2016
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UNA EXPLORACIÓN SOCIOPOLÍTICA COMPLEMENTARIA SOBRE EL PROCESO
DE PAZ EN EL GOBIERNO DE BELISARIO BETANCUR CON EL MOVIMIENTO 19
DE ABRIL (M-19).
LUIS LEONARDO FORERO OSPINA
CÓDIGO: 20101155026
Monografía de Grado para optar al título de:
LICENCIADO EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES
DIRECTOR:
VÍCTOR MANUEL ÁVILA PACHECO
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES
2016
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DEDICATORIA
En primer lugar, este trabajo está dedicado a Dios, por permitirme la vida y el
mundo por conocer; a mi familia, quienes son la base formadora en amor y de
valores humanos y a todas las demás personas que estuvieron a mi alrededor
por ayudarme a hacerlo posible.
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AGRADECIMIENTOS
Agradezco en primer lugar a mis padres, a mi hermano y hermanas por toda una
vida de amor, paciencia y apoyo; también a la Universidad Distrital Francisco
José de Caldas por permitirme una formación académica para lograr ser
Licenciado en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales; gracias al
profesor Wilson Javier Torres, quien dirigió en un primer momento este proyecto;
al profesor Víctor Manuel Ávila por tomar las riendas y aceptar ayudarme a
culminar la monografía; a todos los demás profesores por sus enriquecedoras
ideas; a mis compañeros y compañeras de la academia, por su orientación y guía
cercana que facilitaron la aprehensión del conocimiento y a mis amigos y amigas
por hacer más grata la vida.
¡A todos, muchas gracias!
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TABLA DE CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN………………………………………….....................................Pág. 8
2. LOS PROTAGONISTAS………………………………….……………...………...Pág. 13
2.1. Contexto sociopolítico, precedentes al Gobierno Betancur……………....….....Pág. 13
2.2. Belisario Betancur………………………………………………………………....Pág. 17
2.3. El plan de Gobierno Betancur……………………….……………………………Pág. 19
2.4. El presidente en su trabajo por la paz…………………………………...…...…..Pág. 26
2.5. El plan político y accionar del M-19…………………………………….…....…..Pág. 28
3. EL PROCESO DE PAZ…………………………………………………….……….Pág. 48
3.1. La comisión de paz……………………………….………………….....…………..Pág. 48
3.2. La amnistía para organizaciones guerrilleras……………………………...…….Pág. 52
3.3. Primero fue la amnistía……………………………………………………...……..Pág. 55
3.4. Luego el indulto, última alternativa para la paz……………………………….…Pág. 69
3.5. El fracaso del proceso de paz con el M-19…………………………………….......Pág. 73
4. ÚLTIMAS CONSIDERACIONES…………………………………………..………Pág. 80
4.1. El caso del Palacio de Justicia (ayer y hoy)………………………………...…......Pág. 80
4.2. Perspectivas de paz………………………………………………………....…...….Pág. 90
5. CONCLUSIONES………………………………………………………………….…Pág. 97
6. ANEXOS………………………………………………..…………………...…..…….Pág. 102
6.1. Anexo No 1……………………………………………………………….….………Pág. 102
6.2. Anexo No 2……………………………………………………………..……………Pág. 103
7. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………...…………...……... Pág. 109
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RESUMEN
La presente monografía desarrolla un ejercicio que explora el contexto sociopolítico del proceso
de paz llevado a cabo por el presidente Belisario Betancur Cuartas (1982-1986) con el
Movimiento 19 de Abril (M-19), partiendo de la reconstrucción histórica de los acontecimientos,
con el fin de explicar las causas que constituyeron el fracaso de dicho proceso de paz. Se han
empleado declaraciones testimoniales de Laura Restrepo y Otto Benítez, nombrados por el
presidente Betancur para el comité negociador y del ex militante del “Eme” Francisco “Pacho
Paz”.
Este proceso de paz se caracterizó por la oposición de diversos sectores políticos y sociales que
coartaron el “proyecto” de paz, sumados a la dificultad económica del momento y la influencia
política internacional anticomunista, que establecieron un margen de condiciones sociopolíticas
adversas. Con el surgimiento de diferentes aberraciones durante las negociaciones, se demostró la
indisposición de las partes involucradas por concretar el proceso de paz, el cual termina
desastrosamente tras la toma del Palacio de Justicia en 1985.
Palabras clave:
Proceso de paz, conflicto armado, violencia política, Estado, y discurso político.
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ABSTRACT
The present monograph develops an exercise that explores the socio-political context of the peace
process carried out by President Belisario Betancur Cuartas (1982-1986) with the 19 de Abril
Movement (M-19), starting from the historical reconstruction of events, In order to explain the
causes that constituted the failure of said peace process. Testimonial statements by Laura
Restrepo and Otto Benítez, nominated by President Bentacur for the negotiating committee and
the former militant of the "Eme" Francisco "Pacho Paz" have been used.
This peace process was characterized by the opposition of various political and social sectors that
restricted the "peace project", added to the economic difficulty of the moment and the
international anti-communist political influence, which established a margin of adverse socio-
political conditions. With the emergence of different aberrations during the negotiations, it was
demonstrated the unwillingness of the parties involved to complete the peace process, which ends
disastrously after the taking of the Palace of Justice in 1985.
Keywords:
Peace process, armed conflict, political violence, state and political discourse.
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1. INTRODUCCIÓN
En el marco del conflicto armado colombiano, la búsqueda histórica por el fin de las hostilidades
de los distintos grupos insurgentes, ha conducido al desarrollo de una serie de diferentes
negociaciones con el fin de establecer acuerdos entre estas distintas partes, y así, resolver sus
diferencias. Los inconformes frente a las políticas del Estado, liderados por distintos
representantes y su contraparte encabezada por los gobiernos, han demostrado a través del
tiempo, la incapacidad para llegar a una solución, llevando a que perdure y se transforme las
dinámicas del conflicto, impidiendo al país establecer la paz interna que requiere toda Nación
para su apropiado desarrollo.
Esta investigación toma como estudio de caso, los diálogos liderados por el Presidente Belisario
Betancur en la década de los 80s con el grupo armado M-19 (Movimiento 19 de Abril). Durante
este periodo de diálogos, se transforma la política, principalmente militarista de lucha armada
para contrarrestar a los grupos armados insurgentes, a favor de un modelo más participativo
encaminado hacia un acuerdo, como una medida urgente para lidiar con la escalada de violencia
en el país y abrir nuevos espacios de negociación. Como veremos, el objetivo principal de
concretar las negociaciones para llegar a un acuerdo efectivo de paz fracasó, pero constituyó no
obstante, un interesante esfuerzo y una experiencia valiosa de comprensión de la difícil labor de
buscar un buen fin para el conflicto interno colombiano. Recordemos entonces que, a pesar de los
sesgos, el pasado moldea nuestro presente, en donde la exploración de este proceso de paz es
relevante ya que permite profundizar en nuestra memoria histórica, desde la proyección de una
visión sociopolítica complementaria y testimonial de lo acontecido, siguiendo la ruta
metodológica adaptada de la propuesta en investigación histórica de Marc Bloch, quien plantea el
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ejercicio de reconstrucción histórica desde la observación histórica, al contemplar la
imposibilidad en la que se encuentra el historiador de acercarse directamente a los hechos o
realidad estudiada teniendo por tanto que recurrir a los testimonios como fuentes vivas y
primarias de los mismos.
Por lo tanto, para comprender este caso de estudio, es importante tener en cuenta las políticas del
gobierno Betancur durante el proceso de paz y las estrategias emprendidas para administrar el
país y poder dar fin al conflicto. Será importante reconocer a su vez, la propuesta política del M-
19 con la finalidad de comprender los objetivos y alcances de su lucha. Ahora bien, no podemos
olvidar la incidencia de la política estadounidense contra las manifestaciones comunistas
en América, para delimitar su influencia en el desarrollo de los diálogos. Del mismo modo,
tendrá relevancia observar la incidencia del contexto social colombiano en las negociaciones,
para lograr reconstrucción sociopolítica complementaria del proceso de paz, estableciendo
algunos argumentos que dan razón del fracaso del proyecto de paz.
En el proceso de paz analizaremos también, ciertos aspectos de la violencia política, el Estado, el
conflicto armado, el discurso político, entre otros, partiendo del testimonio como reconstrucción
histórica, de diferentes personajes. Encontraremos a Otto Morales y Laura Restrepo, nombrados
por el presidente Belisario dentro del comité negociador, mientras que por parte de la guerrilla
del M-19, tendremos a Francisco “Pacho Paz”, un líder y ex militante del “Eme”1, cuyos
testimonios en conjunto, serán evidencia de gran importancia para ampliar nuestra mirada
sociopolítica sobre lo acontecido durante las negociaciones y su fracaso. Estos testimonios serán
1 Abreviatura para también referirse al Movimiento 19 de Abril (M-19).
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complementados por las observaciones realizadas por académicos como Ricardo Arias, Arrubla,
Bejarano, Sánchez y Mejía, entre otros. Así, tras la reconstrucción del proceso de paz, el contexto
y los testimonios de sus actores e intérpretes, podremos llegar a nuestras propias conclusiones.
En este contexto, a principios de los 80s, el Presidente Belisario Betancur, adelantó una serie de
discusiones pluralistas sobre la necesidad de una reforma política en el trato con el M-19 que
condujera a la paz. “Aunque estos esfuerzos no dieron resultados esperados, sí marcaron la nueva
etapa de búsqueda de paz”. (Ramírez. S. 2003). Como una circunstancia trascendental que marcó
el fracaso de las negociaciones, se destaca la falta de una apropiada representación política, pues
en su búsqueda por la pacificación del país, el jefe de Estado se encontró desde el principio,
frente a una amplia resistencia del bipartidismo aún imperante, del cual no se podía prescindir
para el proceso. El equipo negociador que organizó para los diálogos, incluía a algunos
personajes del bipartidismo pero marginaba a los directorios políticos, lo que generó una gran
indignación en los jefes de los partidos, constituyéndose en los primeros “enemigos de la paz”.
(R.S. 2003).
El discurso político del gobierno de Betancur se caracterizó principalmente por el diálogo como
forma de búsqueda de la paz del país. Para ello estableció la Cumbre Política Multipartidaria -la
cual no pudo contar con los instrumentos necesarios para desarrollar todas sus funciones- y
restableció la Comisión de Paz, que al ser conformada por miembros de diferentes ideologías
políticas y sociales, fue presa de contradictores que condujeron a la pérdida de legitimidad
saboteando el proceso. Betancur promovió un proyecto de amnistía ante el congreso, convertida
en la ley 35 de 1982, establecida principalmente como marco de referencia para promover las
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negociaciones con el M-19 y que contaba con el impulso y opinión de su Jefe Jaime Báteman,
quien había establecido unas negociaciones con Betancur previamente.
Sobre el Movimiento 19 de Abril, se reconoce su propuesta política y principalmente sus
intenciones de paz, pues “muestra luces acerca de las intenciones de un grupo opositor para hacer
democracia y construir país a través de la diferencia.” (Restrepo. L. 2005). El Movimiento se
reconocía internamente como el abanderado de una política del pueblo y para el pueblo, de una
política nacionalista capaz de resolver los problemas de la nación en superación de la
oligárquica. Aunque casi todas sus directivas y su milicia se encontraban en la cárcel hacia el
inicio de las negociaciones, la confianza en su Jefe Báteman, permitió que se generaran en
acuerdo con el jefe de Estado, las garantías para la amnistía del grupo guerrillero.
Es importante considerar la intervención internacional liderada por los Estados Unidos contra el
comunismo y sus diferentes expresiones, debido a que limitaba el alcance exterior de
reconocimiento al proceso de diálogo con el grupo insurgente. También veremos el efecto del
sector social en los diálogos, principalmente representado por la iglesia, en la cual, parafraseando
a Ricardo Arias (1993), las diferencias internas entre la jerarquía eclesiástica de quienes
apoyaban y quienes no la reintegración de los militantes del M-19 a la vida civil colombiana y la
negativa del partido conservador por llevar a cabo las negociaciones.
Finalmente, en medio de esta negativa y tras diferentes aberraciones en el proceso, conducen al
fracaso de los diálogos: “El proceso de paz culminó negativa y desastrosamente con la toma del
palacio de justicia por parte del M-19, en un intento de dicho grupo por presionar a Betancur a
decidir su posición frente a la presión del ejército.” (Arias R. 1993), sepultando nuevamente las
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expectativas del país por encontrar el fin del conflicto armado interno. Estas diferentes
manifestaciones de violencia política y de conflicto armado responden a objetivos y motivaciones
ideológicas, configurando el discurso político dividido que atravesó al proceso de paz, pero que
logró transformar el modelo militarista del Estado colombiano a favor de un modelo más
dialogante, el cual daba ya en el tiempo del M-19 sus primeros pasos.
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2. LOS PROTAGONISTAS.
2.1. Contexto sociopolítico, precedentes al Gobierno Betancur.
La relevancia de ciertos acontecimientos que antecedieron a la posesión de Belisario Betancur,
permiten entender la dificultad trascendental que afrontó en sus intenciones de paz tanto con el
M-19 como con los demás grupos insurgentes. Por ejemplo: durante el período del Frente
Nacional se intensificó la criminalización y persecución de grupos comunistas y de izquierda en
general, consecuencia de la injerencia de los Estados Unidos en la política de los países
latinoamericanos. En efecto, el gobierno norteamericano veía en los grupos insurgentes de esta
índole un riesgo para sus intereses en la región por la influencia y amenaza soviética, esto, como
parte de las características del discurso y las políticas predominantes en el entorno internacional
durante la Guerra Fría2. Con el fin del Frente Nacional, la violencia bipartidista aparentemente
concluye y el conflicto se vuelca sobre el hacer frente a los grupos insurgentes -cuyos cortes
ideológicos de tendencia marxista-leninista- que surgieron al combatir a las llamadas Repúblicas
Independientes3 durante los primeros años del Frente.
2 Disputa que enfrentó después de 1945 hasta 1991 a Estados Unidos y sus aliados, de un lado, y al
grupo de naciones lideradas por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), del otro.
No se produjo un conflicto militar directo entre ambas superpotencias, pero surgieron intensas
luchas económicas y diplomáticas. Los distintos intereses condujeron a una sospecha y hostilidad
mutuas enmarcadas en una rivalidad ideológica en aumento. Enciclopedia Encarta. (2009). Guerra
Fría. Recuperado el 15 de Enero de 2016 de la Enciclopedia Virtual Microsoft Encarta. 3 Fue un grupo de zonas compuestas por El Pato, Sumapaz, Riochiquito, la región del Ariari y la
intendencia del Vichada, organizadas durante el Frente Nacional por autodefensas campesinas de
corte comunista que gozaron de cierta independencia, pero fueron combatidas por las fuerzas
militares del Estado para recuperar su control y soberanía nacional. Forero, L. (2016).Repúblicas
Independientes. Teoría Fundamentada. Bogotá.
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Posteriormente, el primer presidente electo al finalizar la coalición política del Frente Nacional es
Alfonso López Michelsen (1974-1978), quien fue sucedido por Julio César Turbay en el período
presidencial de 1978 a 1982. Este último implementó el llamado “Estatuto de Seguridad” con el
cual buscaba hacer frente a los grupos insurgentes al conferir a la fuerza pública facultades
judiciales. Como consecuencia del estatuto se incrementó la intolerancia política que luego se
tradujo en detenciones, desapariciones y tortura. A su vez, se incrementó la respuesta armada por
parte de grupos insurgentes como el M-19, intensificando la violencia en el país. Este fenómeno
de confrontación lo comprenderemos como de conflicto armado, el cual, Carlos Medina (2010) lo
define como el conjunto de relaciones y acciones de tipo bélico entre diversas fuerzas sociales y
políticas, que difieren en su visión de la realidad social y del orden de sus elementos estructurales
y superestructurales y que enfrentan estas concepciones y objetivos políticos a partir del uso de la
guerra para la toma o sostenimiento del poder como objetivo estratégico en dicha disputa. Con
ello, la guerra tal como lo plantea Medina, tomaba una connotación moderna, puesto que se
engendraba y desarrollaba como un acto e instrumento político, definido y estructurado por los
objetivos políticos de las partes en confrontación.
Al comprender las características que marcaron los precedentes bajo los cuales llega Belisario
Betancur a la presidencia, encontramos que en el país durante 16 años de gobierno del Frente
Nacional, los dos partidos tradicionales (liberales y conservadores) habían acaparado todo el
escenario político colombiano, dejando a otras tendencias y movimientos políticos en la
marginalidad o la ilegalidad. Se tradujo este panorama en una desigualdad política real, que
promovió el crudo descontento en el pueblo, además sostenida por la presión política exterior que
hacía su parte promoviendo el conflicto ideológico interno. Finalizada la coalición política del
Frente Nacional, la violencia bipartidista -según los medios oficiales en aquel tiempo aseguraban
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que había desaparecido- y el conflicto se centraron en la lucha contra los grupos insurgentes de
corte marxista-leninista que aparecieron al combatir contra las llamadas “Repúblicas
Independientes”.
Según Acuña (2012):
“Cabe resaltar que durante el período del Frente Nacional se intensificó la criminalización y
persecución de grupos comunistas e izquierdistas en general, debido a la injerencia de los Estados
Unidos en la política de los países latinoamericanos, esto debido a que dicho gobierno veía en los
grupos insurgentes de esta índole la influencia y amenaza soviética característica del discurso y la
política predominantes en el entorno internacional durante la guerra fría”. (p. 312)
De los gobiernos del Frente Nacional, hay que rescatar, la estructuración de una política agraria
que pretendía solucionar el problema administrativo de las tierras, pero al recibir Betancur las
riendas del gobierno, Colombia atravesaba un momento de crisis social y económica. Según
Arrubla, Bejarano, Sánchez & Mejía (2007) en 1978 la tasa de crecimiento económico era del
8.9% pero en 1981 había descendido al 2.0, con lo que se implica una perturbación social.
Ahora bien, la conjugación entre la presión externa, la crisis interna que atravesaba el país y un
escándalo político, contribuyó por ejemplo, a que en medio del gobierno de Misael Pastrana
Borrero (1970-1974) -quien había derrotado en elecciones a la oposición del anterior gobierno en
cabeza del General Rojas Pinilla gracias a un fraude electoral- detonara la aparición y
organización del Movimiento 19 de Abril (M-19), nombre que acontece en memoria a tal
atropello a la democracia en la elección de Pastrana. Liderado por partidarios socialistas de
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la ANAPO4, que promovieron en nombre de la noble causa o la lucha del pueblo, su discurso
ideológico como forma de manifestar la rebeldía e inconformismo frente tales injusticias. Así en
su establecimiento surge como una fuerza armada en ejercicio de resistencia. Aunque por un
tiempo gozaron de cierto apoyo de la sociedad, no fue suficiente el reconocimiento del país, el
cual, era guiado por la corriente de discurso político dominante y conservadora. Como efecto de
esa corriente fueron perseguidos por las fuerzas militares del Estado y otras fuerzas paramilitares
que surgieron, dada la condición de ilegalidad y el riesgo político que implicaba el M-19 según
nos recordaba Ricardo Acuña (2012). Esto parecía incentivar al Estado a ocuparse por adoptar
una postura más fuerte contra los conflictos sociales y en el caso de los grupos insurgentes como
al M-19, a lanzarles fuertes ofensivas para suprimirlos por la vía armada. Dado que eran
concebidos como delincuentes organizados, frente a este movimiento armado de oposición al
Estado, por su perspectiva política de izquierda y de corte comunista, se justificaba la postura
militar.
Como veremos, según Jorge Orlando (1991), Betancur recibe un gobierno heredado de Turbay
Ayala bajo una percepción generalizada de intolerancia y corrupción administrativa, en donde
toda forma de violencia se hizo aceptable. Era de esperar escaramuzas y combates entre los
partidos tradicionales mientras que frente a las organizaciones al margen de la ley, Ayala
implementa el “Estatuto de Seguridad”, que facultaba cualquier medio, incluso de la violencia,
para la obtención de sus propósitos. Paralelamente las versiones oficiales promulgaban el fin del
conflicto bipartidista y la lucha conjunta contra las expresiones rebeldes de izquierda y
4 “(Acrónimo de Alianza Nacional Popular). Fue un partido político colombiano fundado como
movimiento en 1961 por el ex-presidente General Gustavo Rojas Pinilla y desaparecido en 1998.
Varios de sus dirigentes y militantes hacen parte hoy del partido de izquierda Polo Democrático
Alternativo”. Blog ANAPO.(2008) .Recuperado el 10 de Marzo de 2016.
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comunistas. Sumado a esto, el enriquecimiento ilícito de funcionarios a partir, por ejemplo, de la
incursión al narcotráfico, llevaron a convertir la política en una actividad clientelista. Aquí
observamos el foco de otra motivación para el M-19 demostrarse como manifestación del
descontento social: en realidad, toda forma de violencia se había hecho aceptable, incentivando la
intolerancia política expresada en detenciones arbitrarias, desapariciones y torturas. Cuando en
1982, asume la presidencia el conservador Belisario Betancur, a través de una coalición entre
partidos, denominado el “Movimiento Nacional”, se transforma la política del Estatuto de
Seguridad observando el fracaso que había tenido la lucha militar contra los grupos guerrilleros,
modificando radicalmente la forma violenta de proceder ante la insurgencia.
2.2. Belisario Betancur.
"Es mejor convencer que vencer"5.
Belisario Betancur.
Belisario Antonio Betancur Cuartas, nace el 4 Febrero de 1923, de raíces campesinas y oriundo
de Amagá, Antioquia, fue el Presidente de la República de Colombia entre 1982-1986; desde
joven fue un gran activista social y político, durante el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla (1953-
1957), fue miembro de la Asamblea Nacional Constituyente trabajando por el ordenamiento del
país. Luego, a finales del Frente Nacional, formado como gran abogado y brillante político, se
hace hombre de confianza del presidente Guillermo León Valencia (1962-1966), quien lo titula
5 Pensamientos Celebres (2016). Recuperado el 13 de Marzo del 2016 de
http://www.pensamientoscelebres.com/frase/esmejorconvencerquevencer/
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Ministro de Trabajo y de Seguridad Social (1963) y embajador en España en 1974. Fue varias
veces candidato presidencial en 1970 y en 1978 hasta vencer al expresidente Alfonso López
Michelsen en las elecciones de 1982. Asume como primer mandatario y forma un gobierno de
concentración nacional que permitió la participación de los liberales como una significativa
muestra de la superación de la violencia bipartidista. Forero, L. (2016).
A partir de la experiencia política de Belisario, comprenderemos ahora, gracias a Laclau (2000)
que, como “el discurso es pues la totalidad que integra al lenguaje hablado y a los actos de
sentido a los que está ligado, el discurso político se refiere también, a la estructuración misma del
discurso social (...)”. Esta perspectiva del discurso se verá reflejada en la insistencia de Belisario
por buscar ser consecuente entre sus promesas de gobierno y la realidad política y social que lo
esperaba. Belisario buscó que su gobierno ejecutará una administración pública más abierta y
moral, junto con la búsqueda de la reconciliación nacional.
De esta manera, da inicio a una apertura democrática en el país, con la participación de
integrantes de los diferentes sectores políticos y con la pretensión de incorporar a los principales
grupos y movimientos armados a la vida civil, entre ellos: las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), el Ejército Popular de Liberación (EPL), el
Movimiento 19 de Abril (M-19), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la Autodefensa
Obrera (ADO). En 1982 se decreta una amnistía con los grupos guerrilleros y firma un alto el
fuego en 1984, pero como se explorará más adelante, la crisis y división interna y la falta de
apoyo político al proceso, entre otras razones, llevaron al fracaso de las negociaciones de paz.
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Pero, también cabe mencionar que impulsó el Grupo de Contadora6 por la paz en Centroamérica,
razón por la cual, le valió el Premio de la Paz.
2.3. El plan de Gobierno Betancur.
“Aquí no se cumplió con la regla de oro consistente en que el Mundial debería servir a
Colombia y no Colombia a la multinacional del Mundial. Por esa razón, el Mundial de 1986
no se hará en nuestro país. Nuestras necesidades reales son otras. No hay tiempo para
atender las extravagancias de la FIFA y sus socios.”7
Belisario Betancur.
Se considera apropiado conocer los aspectos más importantes del plan de gobierno de Belisario
Betancur, por su valor transversal para comprender las medidas que tuvo que asumir en su
intención de lidiar frente a la crisis interna. Como eje de las consiguientes políticas de
negociación de paz con los grupos insurgentes, se asume el problema social y de derechos
6 Fue creado en 1983 para hacer frente a la situación explosiva que reinaba en América Central y
responder de manera ejemplar a una triple preocupación, a saber, poner fin a los terribles
sufrimientos que padecían los pueblos de América Central a causa de los conflictos militares de
sus países, defender el derecho de cada uno de ellos a la independencia y contribuir a la solución
de una crisis cuyas repercusiones implicaban graves riesgos para la paz en el mundo.
Organización de la Naciones unidas para la educación, la ciencia y la cultura (1985). El Grupo de
Contadora. Recuperado el 24 de Mayo de 2016 de http://portal.unesco.org/culture/es/ev.php-
URL_ID=9374&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html 7 Frases inmarcesibles de colombianos. (1982). Frases Inmarcesibles de Colombianos.
Recuperado el 1 de Diciembre del 2015 de
http://frasesinmarcesiblesdecolombianos.blogspot.com.co/2010/08/frases-inmarcesibles-de-
colombianos_29.html
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humanos en su plan presidencial, como alternativa a las expectativas guerreristas que lo
antecedieron. A este respecto, hemos de entender que:
Primero, la República de Colombia en el transcurso del siglo XX, antes de la proclamación de la
constitución de 1991, generó en algunas regiones del país desacuerdos y rivalidades entre el
gobierno central y el poder local, que se vieron reflejadas en conflictos de carácter político,
económico y social fundamentalmente.
Segundo, estos “vacíos” de poder en pequeñas partes del país dieron origen a gamonalismos y
posteriormente estructuras “privadas” que disputaban la influencia, control y desarrollo del
estado naciente, entre tanto estos grupos detentan el monopolio de la fuerza, el control sobre las
interacciones sociales y la recaudación de tributos que eran para el Estado. De este modo se había
legitimado una cultura de guerra para solucionar los conflictos.
Ahora, como una de sus herramientas para hacer frente a tal adversidad, bajo el lema de
“Gobierno Nacional”, Belisario ofrece algunos cargos administrativos a los diferentes grupos
políticos para promover el trabajo en conjunto en pos de la superación de la crisis. Esto se logró
al permitir la participación política de la oposición como del Partido Social de Trabajadores, el
Partido Comunista Colombiano y el MOIR, un ejemplo es el nombramiento de la líder de la
ANAPO. María Eugenia Rojas entre su equipo de gobierno para dirigir el Instituto de Crédito
Territorial (ICT).
También concedió cargos políticos a partidarios del conservatismo y al liberalismo oficial, que
tras su derrota y división interna entre candidatos, llevó a que sus representantes se mantuviesen
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al margen del proyecto. Este discurso político de inclusión anexó también a sindicatos,
periodistas y miembros académicos críticos frente al gobierno, como muestra de buena intención
para la pluralidad en la administración política. Aquí vemos por ejemplo a un personaje peculiar
como Bernardo Ramírez quien se desempeñó como ministro de comunicaciones y publicidad,
para quien según Pacho Paz (2015):
Ramírez era el hombre que estaba detrás del verdadero poder de Belisario, aunque su cargo
como ministro era muy modesto, era realmente el “patronum” del medio, del sistema, era el
hombre que le hablaba a Belisario mientras él atendía otros asuntos, era un tipo muy inteligente,
muy sagaz, sumamente agudo intelectualmente; tiempo después, será encargado por Belisario de
participar del Diálogo Nacional, sobre su importante papel en este proceso, veremos un poco más
adelante.
En otros aspectos, su gobierno buscó a partir del fortalecimiento de la industria nacional, al
generar empleos y reducir el impuesto público, estimular un cambio en la estructura social y
económica en crisis, pero a pesar de sus esfuerzos, el factor de influencia externa a partir de la
caída del comercio internacional no permitió que se dieran resultados significativos en su
programa, sumado a esto, según la deficiente administración del Ministro de Hacienda llevó a
una gran caída de las reservas internacionales del país en 1983 (Pérez L. 2010); cabe mencionar
que fue significativo el valor de importancia que le prestó a la política internacional, como en la
afiliación al grupo de países No Alineados y su participación dentro del Grupo de Contadora.
Continuando con otros elementos que nos permiten complementar, encontramos gracias al aporte
de la obra “Actualización para periodistas – siglo XX” (Arrubla, et al. 2007), una valiosa
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referencia para comprender la cuestión económica, a través de un proyecto que se desarrolló en
tres etapas casi diferenciadas. Durante la primera buscó resolver el problema financiero, la
inflación y la estimulación económica para incentivar la productividad. En la segunda intentó
frenar la caída de las divisas internacionales y el déficit fiscal. La tercera la empleó para afrontar
la presión de la devaluación.
También pretendió desarrollar un proyecto económico a largo plazo como base y en su análisis,
comprendemos que por circunstancias más allá de su poder, la realidad del contexto colombiano
para los próximos períodos, lo cual implicó la constante reformulación en los planes de gobierno
para que se adaptaran a los nuevos retos y prioridades políticas del momento; al respecto, Laclau
(2000), permite entender a través del análisis político del discurso como perspectiva de
investigación de procesos sociales, al destacar la dimensión política de cualquier discurso, es
decir, encontramos como Betancur enfocó las decisiones sobre la inclusión y la exclusión en
cualquier sistema de significaciones (por ejemplo, programas o proyectos).
Por otra parte, la inflación fue sin duda un factor importante que buscó manejar pero fue una
circunstancia muy desfavorable que presionaba a la sociedad por el deterioro de las condiciones
de vida, llevó a una recesión económica y también generó grandes focos de tensión e
inconformidad. Frente a la caída de las reservas internacionales provocada por el desbalance
entre las importaciones y exportaciones entre los últimos años y el incremento de los egresos
financieros, su plan de desarrollo busco un cambio frente a la política económica externa,
devaluando la moneda, controlando la entrada y salida de productos, manejando selectivamente
los giros al exterior y reestructurando el gasto interno, pero la continua caída de la demanda de
importaciones tuvo un efecto negativo en las divisas internacionales. El desempleo aumentó los
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índices de miseria en el país contribuyendo para el recrudecimiento de la violencia en Colombia
en tendencia de aumento junto con la recesión económica, sumado a la incapacidad estructural de
los sectores económicos de generar empleo para la fuerza de trabajo joven, la tendencia entre el
crecimiento económico frente a la oferta laboral, señaló un evidente problema en aumento que
por ende no alcanzó una suficiente solución.
Para comprender un poco sobre la problemática social que la desigualdad económica genera,
acudiremos parafraseando en dos momentos a Herrera Soto (1982). En el primero proclama que
la miseria es una injusticia social que requiere asumirse por el sujeto, pues en las nuevas
generaciones donde aumentan más los pobres que los ricos, son cada vez más los desocupados
que deambulan por las ciudades y campos. Aunque busca la concientización social, son estos
sujetos quienes veremos siendo seducidos por diferentes intereses y discursos políticos para
sumarse a la militancia de algún partido u organización armada. En segundo lugar, la necesidad
de una reestructuración en la administración de la economía permitiría la recuperación de la
población, por ello, resaltamos cuando afirma que la reforma agraria crea la paz social, pues
aquellas que históricamente han triunfado, genera largos tiempos de prosperidad reflejados en el
aumento de la salud, la educación e inversión en infraestructura; pero nos encontramos en
tiempos que requieren toma de medidas radicales (p.130).
Esto también nos aproxima a una disyuntiva en la que tendremos que decidir entre el respeto por
los intereses establecidos, que puede tener consecuencias explosivas, o un reformismo audaz,
única esperanza de evolución pacífica. (Herrera S. 1982), lo que implica también el control en
las relaciones laborales del campo, un problema que fue constante y que luego veremos,
contribuyó al aumento en la violencia a través de la persecución de los representantes
24
campesinos, entre otros crímenes; pero esta reforma no es una cuestión de favor para los más
pobres, en un dilema que al no atenderse apropiadamente, estimuló la creciente tendencia de
aumento en la violencia en los próximos tiempos a través del país.
Ahora, volviendo con Arrubla y analizando el problema con el sector agropecuario,
comprendemos que la crisis no alcanzó solución, en cambio, por su parte se agravó por motivos
que señala como, carencia de una política coherente, poca inversión pública, debilitamiento del
crédito e incremento de las tasas de interés, reajuste de los aranceles, aumento de los costos de
producción y creciente inseguridad en el campo (Arrubla, et al., 2007), estas fueron
circunstancias de un gran impacto negativo social que contribuyeron a la reducción en la
producción agrícola y al aumento del desempleo en dicho sector; esto señala una tendencia de
caída frente a las pasadas administraciones con disposición de continuar dada la baja producción
de alimentos, entre otras circunstancias, también se redujo la inversión pública por falta de
políticas coherentes y se sumó a la creciente inseguridad en el campo e incertidumbre en las
ciudades.
Finalmente, bajo este contexto, comprenderemos el aspecto que más se resalta de entre el plan del
gobierno Betancur; su principal énfasis por la pacificación del país, explicándose cómo la política
gubernamental para atraer a la vida civil a los diversos grupos armados que han operado en la
nación a lo largo de muchos años (Arrubla, et al., 2007); lo cual implicó el reconocimiento del
fracaso político que caracterizó al periodo antecesor por su pensamiento de enfoque militarista
como medio para obtener la paz, a entenderse como la derrota militar total de los alzados en
armas, propuesto por Turbay Ayala en el Estatuto de Seguridad; para dar paso a un modelo más
enfocado en el diálogo.
25
El Presidente Betancur basa pues, su solución política a partir del reconocimiento y pretensión de
finiquitar con las diferentes causas que generan la violencia e insurgencia a partir de una triple
estrategia que a continuación de su mención pasaremos a analizar; en primer lugar, establece una
amnistía amplia para los delitos políticos y conexos en 1982, segundo, realiza las respectivas
reformas sociales, económicas y políticas que requiere la Nación y tercero, restablecer las
operaciones de la Comisión de Paz en 1984 que entrará en contacto con los alzados en armas para
promover las negociaciones con éstos. Es pertinente agregar el componente de la democracia,
Como los sugieren Socorro Ramírez y Luis Alberto Restrepo (1998):
“En las condiciones colombianas es imposible pensar la paz sin que vaya acompañada por un
proceso de profundas transformaciones sociales y políticas. Hoy, en Colombia, paz, democracia y
justicia, o si se requiere, justicia, democracia y paz son inseparables. O se dan pasos adelante en
todas ellas, o se retrocede en las tres. (p. 270).”
Ahora, acudiendo a Pacho Paz (2015), ex militante del M-19, narra desde su perspectiva que el
mayor éxito de Belisario, fue demostrar que podía llevar al país a un proceso de paz y hubo “una
orgía de felicidad” con eso que fue el famoso cuento de “las palomitas de la paz” todo el mundo
se dedicó a pintar palomitas de la paz, en los andenes, en la calle, en las paredes, “el país se
enloqueció con el cuento de la paz” de ahí es que sale es dicho de que “la paz no es una palomita
pintada en las paredes”, se llenó Bogotá con miles de palomitas en todas partes, se volvió, como
el bum de la paz, eso salvo mucho a Belisario y es que iba pues a ser el hombre de la paz;
entonces digamos, llamando como éxito, Belisario “género expectativas mayores que las de
ahora, porque ahora nadie cree en el proceso de la paz, en ese entonces la gente creyó
26
masivamente y empezaron a pintar palomitas. Su fracaso más grande, (considera pacho) cree que
no fue tanto la ruptura de la tregua con el M-19 sino la toma del Palacio de Justicia, eso sí fue su
error fatal.”
2.4. El presidente en su trabajo por la paz
“Sí se puede”8.
Belisario Betancur.
En un acercamiento para comprender las negociaciones de paz del Presidente Belisario Betancur
con el movimiento M-19, acudiremos por ejemplo al columnista Ricardo Acuña, quien reconoce
la prioridad que tuvo desde el principio para el Presidente establecer un proceso de paz con los
grupos ilegales, entenderemos que irrumpen en el Estado como movimientos políticos y armados
insurgentes, con tendencia principalmente de izquierda de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC) , el Ejército Popular de Liberación (EPL), el Movimiento 19 de Abril (M-
19), el Ejército de Liberación Nacional y el Movimiento de Autodefensa Obrera (ADO), por lo
cual promulgó una reforma política que logró convertir en ley bajo el proyecto de amnistía que
permitiera facilitar el proceso de paz, incluso, luego lo intentó con un plan de indulto, pero
aquellos proyectos fracasó; aquí entonces es importante mencionar a Mauricio García (1992),
quien enseña que, partiendo de dos valores como justicia social y violencia mínima, existen en
primer lugar, espacios de distopias, caracterizados por tener bajo nivel de justicia social
y elevado nivel de violencia. En segundo lugar, existen los espacios que configuran las utopías,
8 Pensamientos Celebres (2016). Recuperado el 13 de Marzo del 2016 de
http://www.pensamientoscelebres.com/frase/esmejorconvencerquevencer/
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tanto aquellas factibles como aquellas que son referentes máximos de libertad y plenitud humana.
Entre ambos espacios se requiere hacer un camino de transición que está asociado a políticas que
permitan reducir al mínimo la violencia e incrementar al máximo la realización de las
necesidades humanas; por lo tanto, a pesar de las pretensiones de paz de Belisario e incluso de las
mismas organizaciones guerrilleras como el M-19, la difícil situación adversa del contexto
político y social del país era pues, una limitante trascendental de choque entre el ideal, frente a la
realidad.
Retomemos un apunte de Acuña, quien señala la carencia de interés y apoyo político fue la
principal causa en el fracaso de los diálogos, pues como representante del partido conservador era
mal visto por su partidarios el pretender dialogar con grupos de tendencia comunista; aquí es
apropiado indicar que la incidencia de la política internacional Estadounidense en su influencia
en el contexto social colombiano en los años 80, llevó a la separación y discriminación entre
capitalistas y comunistas, configurando las nuevas tendencias ideologías en las dinámicas de la
violencia política del país.
Por lo tanto, complementando lo mencionado, para el discurso político, de predominio
conservador, aunque aceptaba ciertas tendencias progresistas, en definitiva le era inconcebible la
negociación con grupos rebeldes, porque en principio, no reconocen la insurgencia y además,
entablar diálogos implicaría el reconocimiento del movimiento armado lo cual sería desfavorable
y mal visto desde el escenario internacional en aquel tiempo, esta contracorriente política marco
desde el principio una trascendente dificultad para el próspero desarrollo de los acuerdos llevando
al final fracasó en la administración de Betancur por concretar los diálogos de paz con estos
grupos ilegales.
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2.5. El plan político y accionar del M-19.
“No se puede hacer la revolución sin desatar los sentimientos y los afectos más profundos de
la gente”9.
Jaime Báteman.
Primero que todo, para esta parte comenzaremos acudiendo a dar una descripción sobre las
características generales del M-19 asistiendo a la perspectiva en la narrativa de Laura Restrepo y
explicando según avanza su descripción sobre ciertas característica de esta guerrilla, para luego
ser complementada con la participación de Francisco “Pacho Paz”, también de cierta información
que brinda el blog de la organización y otros medios informativos; para así explorar desde sus
perspectivas algunos elementos que permiten complementar la descripción de su plan político y
accionar, hasta llegar a conocer un poco sobre la vida y fin de sus principales líderes;
Para Laura Restrepo (1986):
“El M-19 ó Movimiento 19 de Abril, se identifica como guerrilla nacionalista y como
(democracia en armas). Surgen en 1973 como confluencia de ex militares de las FARC,
dirigentes inconformes del movimiento populista ANAPO y cuadros cristianos, estudiantes y
profesionales. Se estima tiene aproximadamente dos mil hombres-arma, concentrados
fundamentalmente en las zonas desarrolladas del centro del país. Es el grupo que cuenta con el
espectro más amplio de simpatía popular, y el único que ha logrado afianzarse políticamente en
las ciudades, su dirigente histórico, un costeño llamado Jaime Báteman Cayón, murió en el 82, a
9 Pensamientos Celebres (2016). Recuperado el 13 de Marzo del 2016 de
http://www.pensamientoscelebres.com/frase/esmejorconvencerquevencer/
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los cuarenta y cuatro años, en un accidente de aviación. Lo reemplaza un equipo de cinco
hombres, todos ex universitarios o profesionales: Iván Marino Ospina, Álvaro Fayad, Carlos
Pizarro, Antonio Navarro Wolff y Gustavo Arias Londoño”. (p. 22).
Sobre su visión y misión, Según el Blog del M-19 (2010), podemos entender que:
“Se entiende al movimiento como una organización político-militar, patriótica, antioligárquica,
antiimperialista, que lucha por la construcción de un poder de obreros, campesinos y trabajadores
en general, el cual destruyendo el actual estado oligárquico mediante una guerra en donde
participen todos los explotados, logre la liberación de nuestra patria y la instauración del
socialismo.” Aquí es apropiado mencionar también, como podríamos ver gracias a Medina
Gallego (2010), que para el análisis de la confrontación vivida en Colombia, es apropiado
contemplar cómo las realidades sociales que la alimentan y que se establecen como raíces y
elementos constantes en la historia del país, las dinámicas de exclusión política, social y
económica que demarcan la creación de formas alternas de participación social que
posteriormente se convierten en verdaderas alternativas de poder y sustitución social.
Acerca de la organización, Pacho Paz comenta que Jaime Báteman o “Pablo” como le decían
ellos, los definió de la manera perfecta: “el M-19 es el “sancocho nacional” porque en el M-19
cabían los católicos o no”, esto es complementado con la descripción que el blog de la
organización brinda: “Báteman es ese alto visionario que supo interpretar la realidad y la
necesidad de alimento del alma y la política de los pueblos” (Blog del M-19. 2010) Pacho, por
ejemplo, es un ateo militante y sin embargo nos cuenta que hasta misas realizaron, porque
entendían que la idiosincrasia del pueblo era el catolicismo, entonces en el Eme no había ningún
problema con los católicos,
30
Según Pacho Paz (2015):
“En el M-19 cabían los militantes del partido conservador; habían sectores de la ANAPO, más
aun, el Eme nace de cierta manera de la ANAPO, entonces lo que era bonito del M-19 es que era
muy eclético, en el M-19 cabía el liberal, el conservador, el comunista, el sin partido, el
seminarista e incluso fueron los primeros que trabajaron en la inclusión de la comunidad LGTBI.
con un escuadrón.”
Con respecto a su ideología, el blog de la organización explica que: “se inspira en los principios
del socialismo científico, aplicado a nuestras condiciones concretas. De ahí que las fuerzas
fundamentales de la revolución están constituidas por la clase obrera como fuerza de vanguardia,
en alianza con los campesinos y demás sectores populares.” (Blog M-19. 2010).
Al respecto, Pacho Paz (2015), nos complementa esta perspectiva política:
“Eso es justamente, lo que hace al M-19 un fenómeno único, en este país, <<y que fue lo que
particularmente lo llevó a militar en él>>; primero el M-19 tiene una característica y es que jamás
fue marxista-Leninista, nunca fue comunista, ni fue de la ortodoxia marxista, pero la gente
ignorante así los señalaban. El M-19 tenía dos características que los distinguían de todas las
demás guerrillas, primero no era marxista, y segundo era nacionalista en el sentido del rescate de
los valores auténticos de la nacionalidad, construyendo una patria para todos, y por lo tanto
también eran bolivarianos.” esta última idea también es señalada por Laura Restrepo y por el blog
de la organización al resaltar la búsqueda de establecer unidad a partir de conformar Nación y
patriotismo; pero también encontramos una contradicción entre la posición ideológica que nos
plantea Pacho Paz frente a la descripción que brinda el blog de la organización, por lo tanto, para
31
llegar a una conclusión de este punto, invitamos al lector a que a partir del análisis de lo expuesto
y de su propia indagación, establezca su propio juicio crítico al respecto.
Continua “Pacho Paz” aportándonos que habían unos elementos ideológicos básicos, sus obras
eran lo que en las conferencias nacionales producían, que eran los discursos de Pablo; en las
intervenciones de la organización, siempre insistían en los tres temas fundamentales del M-19
que eran: “primero, la búsqueda de la paz, el lema del M-19 era ese como tema central; segundo,
el rescate del ideario bolivariano, es decir, volver al pensamiento bolivariano, pues Bolívar no
solo interpreto lo que nosotros somos, sino que señalo el camino completo, lo que pasa es que lo
que muestran de Bolívar la oligarquía colombiana es el Simón Bolívar maluco, un Simón Bolívar
corroncho, que todos tenemos de cierta manera un lado corroncho, (…) el pensamiento
bolivariano, era por naturaleza, por lógica, la fuente de donde teníamos que beber, ningún Marx,
ni ningún carajo de esos; y tercero, la construcción de un movimiento político que no tuviera
puertas cerradas para nadie, por eso les decían los “sancocheros”, el sancocho nacional, ellos
recibían a todo el mundo, no les pedían que renegaran de sus creencias políticas. (2015). Es así
que el Eme establece y desarrolla su bandera revolucionaria, pues recordemos parafraseando a
(Medina G. 2010), que, en toda revolución se establece una unidad indisoluble entre credo
político-voluntad política-decisión política y acción política, esto con el propósito de llevar
adelante el cambio radical del orden político, social y económico, la legitimidad de la guerra
irregular se deriva de la fórmula política que la revolución busca realizar.
Ahora, sobre la concentración de “aproximadamente dos mil hombres-arma” que menciona Laura
Restrepo, tenemos que tener primero en cuenta que, como dato curioso, ella construye su
narración en el contexto del año de 1986, en donde por razones de seguridad se retira al exilio por
32
un tiempo a México luego del fracaso de las negociaciones de paz como mediadora del gobierno
con el M-19 al ser señalada de simpatizante y colaboradora de la guerrilla; en este caso podemos
evidenciar una forma de violencia política entendida por Ibarra, Pedro y Benjamín Tejerían
(1998), a partir del empleo de la violencia como un medio al servicio de la obtención de fines
políticos, por medio de “destruir o reprimir a un grupo humano (o persona) con identidad dentro
de la sociedad por su afinidad social política, gremial, étnica, racial, religiosa, cultural o
ideológica, esté o no organizado” cuyo costo dada su derrota como mediadora política , le valió
para ser perseguida. Luego regresa cuando años posteriores se da inicio a la tregua que derivaría
en la firma de paz; pero el M-19 se desmovilizó durante el Gobierno del presidente Virgilio
Barco, cuatro años después de publicada su obra experiencial de “Historia de una traición” (1986)
que, luego cambia por razones que ella misma contó: “una vez volvió a leer su libro, percibió que
a pesar de que el proceso de paz (en el que ella participó como mediadora) había fracasado por
las constantes traiciones del gobierno y los militares, lo que se contaba en él no era sólo esa parte
de la historia, sino también cómo había sido un momento de esperanza y de fervor, de entusiasmo
(…)” (A. Stefanoni y D. Lapunzina. (s.f.)), por lo cual, pasa luego a reeditarse con el nombre de
“Historia de un entusiasmo” (1998).
Acerca de la simpatía popular del M-19 y su afianzamiento político en las ciudades, Pacho Paz
nos cuenta que El Eme género en el subconsciente popular una relación, primero de mucha
fraternidad, a partir del proyecto que estableció Pablo Báteman, que se llamaba “la cadena de los
afectos” con lo cual la organización funcionaba mucho con eso, es decir al Eme les preocupaba
mucho el bienestar de la gente alrededor de sus “debutantes”, entonces, hacían cosas que se
“robaban el corazón de la gente”.
33
Para entender que el conflicto armado sostiene el carácter político que le da la legitimidad que
posibilita a sus actores acceder al estatus político o de beligerancia, según sea el desarrollo del
conflicto y el grado de reconocimiento y poder alcanzado por el actor insurgente. (Medina, 2010,
p.92). En medio del diálogo nacional, la organización se apoyó fundamentalmente en los sectores
sociales, es decir, no era que se reunieran con el directorio conservador, ni el liberal, no se
reunían con los parlamentarios, no se reunían con la sociedad económica amiga del país; sino que
se reunían en los barrios, en las casas, en los pueblos, en las fábricas, etc. “Entonces “digamos”
que el diálogo nacional tenía un ingrediente de participación social, restringido en la medida en
que el Eme no tenían acceso directo a los medios de comunicación para masificar el mensaje del
diálogo”, pero recurriendo a la capacidad de maniobra del M-19, lograron permear entre los años
84 – 85, el suficiente apoyo social, el cual se vería reflejado en el año de 1991 en medio de su
desmovilización como grupo armado a través de una gran acogida electoral de algunos de sus
representantes; la respuesta de masas por el M-19 había sido extraordinaria en todo el país,
fundamentalmente en tres ciudades que como Cali, Bogotá y Barranquilla, las cuales, “aún hoy
en día siguen siendo, las más cercanas a los afectos nuestros” como menciona Pacho, quien
también complementa comentando que: “nosotros teníamos, el “Pablito” por decirlo así, para
caerle bien la gente, porque éramos mamagallistas; mira la frase de Pablo, “la carrera de la
revolución es una fiesta” el Eme no decía “la revolución es una masacre”, no decían, “la
revolución es una guerra”; el M-19 decía “¡la revolución es una fiesta!””. Al respecto, en el blog
del M-19 encontramos que en cuestión del cómo del poder de resistencia e influencia de la
organización resumen en una idea similar. No se me ocurre otra cosa que recurrir a la magia del
Eme, a su locura y herejía, al hacer cosas venciendo el temor, a errar y seguir, asuntos necesarios
para poder entender esta maraña de acontecimientos, de encuentros y certezas.” (Blog M-19,
1991).
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Con respecto al costeño Báteman quien fue: “Fundador y líder del Movimiento 19 de Abril M-19,
nacido en Santa Marta, el 23 de Abril de 1940, muere el 28 de Abril de 1983. Conocido como "el
Flaco". Jaime Báteman Cayón nació en el seno de una familia de clase media, en Santa Marta, en
una casa colonial. Era el tercer hijo de Clementina Cayón, militante del Movimiento
Revolucionario Liberal (MRL) y defensora de los presos políticos.” (Gómez, 2005). El blog
invita a comprender a su líder desde una perspectiva amplia de su valor simbólico más allá de la
frontera nacional: “puesto que Báteman como Bolívar son de altura continental y universal,
Báteman es parte de esa geografía humana que por la mitad del siglo pasado floreciera en
América Latina; Báteman es el contexto y síntesis de liderazgos que como generación altiva
irrumpió desde la rebeldía y la creatividad, desde la irreverencia y el compromiso vital. (Blog M-
19, 1991).
El senador Germán Bula Hoyos, quien era el ponente del proyecto de amnistía para los presos
políticos, fue el primer hombre del gobierno que se sentó con Jaime para escucharle hablar sobre
dejar de hacer la guerra y dedicarse a la paz. Báteman tenía en ese momento la preocupación de
que el M-19 no tenía ninguna capacidad organizativa para construir un partido y ser una
alternativa. (Gómez, 2005). Pero el 28 de abril de 1983 murió, al estrellarse su avioneta cuando
viajaba rumbo a Panamá. Duró 9 meses desaparecido, sin que el M-19 o el gobierno nacional
encontraran sus resto; después sería llamada la madre, Clementina Cayón a Panamá, para que
reconociera los restos de su hijo, comandante principal del Eme hasta ese día.
Frente a estos acontecimientos, es importante por ello que tengamos en cuenta:
“La paz es un objetivo que se debe llegar construyendo en la sociedad las condiciones y los
espacios necesarios para que sea posible solucionar de forma negociada los normales conflictos
de forma tal que todos los sectores sociales tengan garantizado un derecho a una vida digna y
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justa. No podemos olvidar que la paz no es un fenómeno estático, sino un proceso, una dinámica
que puede irse ampliando en sus contenidos y exigencias en la medida que avanzan los procesos
de desarrollo de las distintas sociedades”10.
Podemos agregar que un personaje tan querido de la literatura colombiana como Gabriel García
Márquez, quien una vez tuvo la oportunidad de dialogar con Báteman en su mutuo propósito por
la paz interna del país, puede aportarnos que “Su concepción del cambio social dentro de las
condiciones propias del país y sin ninguna dependencia de ningún centro internacional de poder,
me pareció muy convincente.” (El Espectador. 1983) pero sobre el proyecto de amnistía no lo
vio Alderid Alderid muy seguro ni ya convencido de su alcance, cuestionando su indecisión por
parecer entrar en conflicto por contrariedades internas y externas propias, que ponían en riesgo
esta vía para la paz, “Sin embargo, nadie que hubiera hablado con Báteman aquellos días podía
poner en duda que su búsqueda de una solución para su incertidumbre era intensa y positiva, y
que su fe en el porvenir estaba fundada en una sola posibilidad: el diálogo.” (El Espectador.
1983). Pero sus dudas parecían tener suficientes argumentos, o por lo menos frente a la
disposición del Estado en aparente desinterés por el proceso de paz con la organización:
“Báteman había esperado en vano durante varios días a que el presidente de la Comisión de Paz,
Otto Morales Benítez, concurriera a una cita concertada con mucha dificultad y en todo caso muy
arriesgada. "Me puso conejo", fue la expresión muy colombiana que utilizó Báteman,
desahogándose de su rabia por lo que consideraba una burla oficial. Sin embargo, tal vez murió
sin saber que la verdad era todavía más extraña: Otto Morales Benítez no supo nunca que tenía
concertada esa entrevista. Ni tenía ninguna noticia de ella casi dos meses después de que debía
10 Fisas, V. (1987).Los conceptos de violencia y paz. Barcelona:Akal.
36
haberse realizado”. (El Espectador. 1983). Aun así, Báteman estaba siempre dispuesto a re
empezar los diálogos cuantas veces fuese necesario y busco tratar de encontrarse con Belisario
para sentarse con él personalmente a tratar la paz, pero siempre, por diferentes circunstancias el
espacio se escapaba.
Sobre ese activismo característico de Báteman, Pacho Paz nos cuenta entre sus experiencias, una
anécdota de cuando hubo al interior del M-19 una discusión muy fuerte, de ¿Cuál iba a ser el
himno de la organización? La cual perdió Pablo, porque “Báteman proponía y “algunos lo
apoyábamos” que el himno del m-19 fuera, y “para nosotros es” un vallenato que se llama “la ley
del embudo”, de todas maneras, al interior del Eme también había un “grupo de solemnes” que
resolvieron poner otro himno que fue el himno que en últimas gano porque “era más serio” que a
él (Pacho) le parece muy charro”. Aquí podemos ver una disputa por la hegemonía en el discurso
político de la guerrilla, del cual podemos entender,
según Laclau (2000):
“Como aquel intento de extender un conjunto relativamente unificado de discursos, como el
horizonte dominante de lo social, a partir de la articulación de elementos –diferencias no
articuladas discursivamente- en momentos parcialmente fijados, en un contexto atravesado por
fuerzas antagónicas”.
Pero Pablo decía que la revolución es una fiesta: “la ley del embudo es un vallenato buenísimo,
que dice lo que somos nosotros, entonces era ese temperamento lo que le permitía al m-19 tener
un impacto social muy fuerte, con tal magnitud que aun después 25 casi 30 años siguen siendo
del afecto popular”. (Pacho Paz, 2015).
37
Ahora, retomando a Laura Restrepo quien recordándonos, sin mayor detalle, que Báteman murió
en 1983, a los cuarenta y cuatro años, en un accidente de aviación; pero complementando con la
versión para Pacho Paz, esto no fue un simple accidente, y aunque sin tampoco entrar en mayores
detalles, parece darnos a entender que hubo una confabulación política en su contra: “cuando a
Pablo Báteman lo matan, ese atentado fue provocado, la avioneta en que se mató, esa avioneta lo
piloteaba un senador del partido conservador, llamado Enrique Escobar o de apellido Escobar y
dentro del M-19 había sectores del partido conservador” aunque no podemos hacer mayor
especulación al respecto, para pretender buscarle alguna idea que pueda apoyar la declaración de
Pacho Paz, solo recordemos que, como lo hemos mencionado antes, el partido conservador
representado en cabeza del presidente Betancur, aunque permitió la participación política de
liberales y demás sectores en su gobierno para abrir espacio al pluralismo político, para los
conservadores y un sector considerable de las fuerzas armadas, era mal visto la pretensión del
jefe de Estado por dialogar con organizaciones guerrilleras como el M-19 señalados por
revolucionarios y estar impregnados de tendencia comunista, recordando además, que la política
colombiana ha sido influenciada por la política internacional liderada por los intereses de los
Estados Unidos en un momento de lucha por diferentes medios contra formas de manifestaciones
comunistas entre los 80s hasta inicios de los 90s. Podemos observar en este conflicto, que
enfrentó tendencias ideologías contrarias, generó diversas dinámicas de violencia política, del
cual, por parte del Estado, se dio a partir del control monopólico absoluto de formas represivas y
su utilización bajo un ámbito de legitimidad, cuya acción estatal, va además acompañada de una
ideología que permite legitimar el ejercicio constante de la violencia (CEBB, 2001).
Retomando el caso de la muerte del líder Báteman, pues dada la demora bajo justificación
emocional por la tardanza de unos meses en dar las declaraciones “oficiales” por Alvaro Fayad,
(militante, cofundador y líder del M-19) sobre su fallecimiento, generó altos riesgos políticos de
38
especulación y desinformación por tan largo silencio: “Fue este el que hizo posible que
prosperaran tantas versiones perversas. Sobre todo la de que Báteman se había fugado del país
con los fondos del movimiento. La versión fue soltada por un noticiero de radio sin precisar la
fuente, y repetida por los periódicos más importantes y serios sin ninguna comprobación, pero
con un despliegue de primera página que no era en todo caso un ejemplo de buena fe. Por esa
brecha abierta para siempre no era difícil que se filtraran otros infundios: que Báteman había sido
ejecutado por la línea dura, que su avión había sido derribado por un cohete enemigo o destruido
por una bomba colocada en la cabina por la propia organización.” (El Espectador, 1983); por lo
tanto, la contemplación de un posible atentado contra el cabeza y líder ideológico del M-19 no
resulta ser descabellada si repasáramos otros episodios de la historia colombiana, aunque este
caso requeriría de mayor investigación.
Recordemos también a “Gabo”, para quien a pesar de la muerte de Báteman, parece dar luces de
una muestra de interés en la continuidad mutua por las partes de continuar con los diálogos, a
partir de un momento donde cambian los movimientos del conflicto: “Para mí, el aspecto más
serio y tranquilizador de la forma en que los sucesores de Báteman dieron al mundo la noticia de
su muerte, fue el hecho de que su decisión de diálogo se mantiene intacta. Más aún: la condición
original de retiro del Ejército de ciertas zonas de guerrilla parece haber sido sustituida por la de
una tregua en las hostilidades. Hay mucha distancia entre esas dos propuestas, y quienes
deseamos con tanto ahínco la felicidad de nuestras gentes no podemos menos que señalarlo con la
esperanza reverdecida.” (El Espectador. 1983).
Ahora, podemos entender una característica del proceso de paz, en donde, Gutiérrez Loaiza
(2012), nos enseña que: “En general, cuando un autor determinado intenta narrar los hechos
39
ocurridos en algún proceso de negociación de paz, tiende a mostrar cuáles son las principales
dificultades que tal proceso enfrentó, llamado aquí detonantes. Igualmente, dada la cantidad de
procesos de negociación de paz en Colombia, se tiene un cúmulo de conocimientos en la materia
o de lecciones aprendidas, de esta forma la negociación o el proceso en que esta se desarrolla
busca el fin de la guerra”.
Entonces, vemos como, volviendo con “Gabo”, la mayor duda es sobre todo, sobre el rumbo del
M-19 sin el liderazgo y proyección de Pablo; parece crearle un pesimismo argumentando, pues
primero, le dieron a la noticia del “accidente” mientras casi tres meses antes ya era del
conocimiento y especulación publica; y segundo, por la desaparición de su cadáver entre la selva
de Urabá como factor contra la verdad; pero parafraseando a Laura Restrepo (1998), comenta que
después de dos meses y millones de pesos en su búsqueda, en una zona de la selva, encontraron
restos del ala del avión en donde pereció, y solo hasta un año después, fue confirmado el hallazgo
de sus restos por unos indígenas quienes avisaron a la guardia y estos a su vez a los guerrilleros.
“Por lo visto, el destino de Báteman, desde su nacimiento, parecía no ser otro que el de la
leyenda. Quiera Dios que sus herederos tengan la grandeza de realizar sus sueños, que no eran
otros -aunque parezca increíble- que los de una paz justa y fructífera.” (El Espectador. 1983).
Gracias a Laura Restrepo (1986 ) observemos que, en medio de la violencia del país, Belisario
viaja a Estados Unidos para reunirse con el presidente Ronald Reagan, quien lo invita a emplear
la Asamblea de las Naciones Unidas como una herramienta de apoyo mediático en su discurso
político de apertura democrática, la cual también beneficiaria políticamente a Reagan por ser una
muestra del apoyo a la paz y de magnificencia frente a la subversión ante la opinión pública, “le
tranquilizan diciéndole que no perderá nada, pues las negociaciones deben entenderse
40
simplemente como un complemento de la acción militar, como un mecanismo adicional para
facilitar la derrota de las guerrillas. (p.181).
Entendiendo pues, que por las armas no se ganará la guerra, Belisario emprende a realizar los
acercamientos de paz con las guerrillas como el M-19 a través de la amnistía, de la cual
ampliaremos más adelante, la cual se concreta en medio de una zona de distención, con la
participación de un ministro, un representante de la iglesia y de los principales grupos
guerrilleros; como también veremos más adelante, ninguna de las partes estuvo dispuesta a ceder
más de lo que exigían, aunque cabe resaltar la creación del “Gran Foro Nacional”, aquel que
reuniría al Gran Dialogo Nacional entre las diferentes partes, incluyendo sectores políticos y de la
sociedad, pero ahora veamos que, este debía incluir el cese inmediato y total del suministro de
armas y municiones al gobierno por parte de los Estados Unidos, y la salida de los asesores
militares de ese país y también a la interrupción del sabotaje económico a las zonas guerrilleras,
de las desapariciones, torturas y asesinatos políticos, y al levantamiento del estado de sitio .
También incluía el cese bilateral del fuego, la delimitación de zonas de control y la participación
en el gobierno de toda fuerza política y social que estuviese en disposición de participar en las
negociaciones, la estructuración de las reformas constitucionales que la nación necesitaba y la
reorganización de las fuerzas armadas con su consentimiento, de ellos hablaremos más adelante.
Por último, cabe mencionar, que estas pretensiones se pasaron a improbables para Belisario, pues
era como si sus contendientes quisieran “el paraíso terrenal de la noche a la mañana” (et al. P.
184). Parafraseando a Restrepo, también comenta que para los asesores políticos, la ruptura del
presidente por continuar las negociaciones, obedeció a que la guerrilla toco ciertos puntos críticos
que el Departamento de Estado norteamericano había exigido, advirtiendo como inconcebibles,
porque significaría aprobar una derrota oficial: “el gobierno de coalición y la integración de los
41
Ejércitos, objetivos definidos por el Pentágono como un simple preludio para la toma del poder
por parte de los rebeldes” (et al. P. 184).
Ahora, podemos complementar esta perspectiva del conflicto desde la influencia estadounidense,
contrastándola con la experiencia que nos brinda Pacho Paz (2015) explicando:
“Directamente no tubo ninguno, en el sentido de que ellos “ni fu ni fa”, pero indirectamente los
Estados Unidos “han sido los gestores de la guerra en este país” primero, porque ellos son los que
se benefician del negocio, “cuando la gente oye que Colombia hiso un préstamo, que recibió…
haber, es que la gente es muy tonta, “Colombia recibe 50 millones de dólares de ayuda de los
E.U. para el plan Colombia”, entonces creen estos tontos, que llega un gringo con un maletín y lo
entrega y le dice, ¡tome se señor presidente los 50 millones de dólares!; No!, el negocio no es así,
el negocio es que ellos nos dan 50 millones de dólares ¡haya! <en E.U.>, es decir, les vendo
equipo militar por 50 millones de dólares, pero no es una plática entrando, entonces esos 50
millones de dólares les dan, 3 millones en botas, 2 millones en mira telescópica, 5 millones en
munición; entonces, mira como es el negocio, ellos en la ayuda, <los E.U.> de esos 50 millones
te dan digamos, mil miras de visión nocturna, para la lucha contra guerrillera en el campo, pero
resulta que esas miran no sirven sino para determinado tipo de fusil, no se pueden adaptar a
cualquier fusil, y ¿a que no adivinas quien vende ese tipo de fusil?, ¡a bueno!, pero esos no son
donaciones, son vendidos.”
Pacho Paz (2015), continúa comentando al respecto:
42
“Entonces como tal en el diálogo “ni fu ni fa” pero fueron los conspiradores de la famosa teoría
de la “seguridad nacional” en la “Escuela de las Américas, todos fueron entrenados los oficiales
del continente, es decir, del rio Bravo para abajo, hasta Argentina, ¡todos los oficiales del
continente pasaron por la escuela de las Américas!, el Plan Cóndor, se diseñó en la escuela de las
Américas, todos los “cabrones” de los oficiales de aquí pasaron por la escuela de las Américas,
toda la teoría contrainsurgente viene de la escuela de las Américas, toda la teoría que se aplica en
Colombia contrainsurgente ha sido hecha por asesores israelíes y gringos; desde ese entonces, la
contribución de los gringos era ver cómo nos ubicaban, como nos identificaban y así nos podían
matar mejor, esa fue su contribución, eso no nos engallemos, porque es que ellos están
defendiendo unos intereses, no solamente unos intereses económicos sino también unos intereses
geopolíticos y estratégicos, más en ese entonces que ahora, porque ya ahora con la distensión con
Cuba ya cambió un poco, pero en ese entonces no, porque no ve que nosotros nos íbamos a
entrenar a Cuba, entonces la participación de los E. U. ¡era ver como saboteaban cualquier
proceso de paz!, lo mismo que está pasando ahora, ¿usted cree de que van a ser tan huevones…
un helicóptero, el carmadic?> desarmadito sin los adornos vale 27 millones de dólares
<promedio>, con los adornos, es decir, artillado, con cohetes con miras infrarrojas, etc. Eso le
sube otros catorce millones de dólares, estamos hablando ya de 40 millones de dólares por
helicóptero; Colombia tiene, después de los E. U. la flota helicoportada más grande del mundo,
¿tú crees que los E. U. están interesados de perder ese comercio?, ni huevones que fueran; ahora
que les acaban de derribar unos helicópteros <al ejército colombiano> ¿Quién crees que se frota
las manos? Se frotan las manos dos personas: los gringos cierto, vamos a vender otros dos
helicópteros, y Luis Carlos Sarmiento Angulo, porque esa es una operación que se hace a través
de los bancos, no es un militar con un maletín que llega y bueno, aquí les mandamos para unos
helicópteros, es una operación bancaria que se hace a través del sistema financiero y por la cual
43
obviamente el sistema financiero cobra una comisión; esa gente no está interesada en el proceso
de paz, lo van a sabotear seguramente, acuérdate de mí, aunque prefiero creer que estoy
equivocado”.
Pasemos ahora a recordar la última descripción que brinda Laura Restrepo, menciona que a la
muerte de Báteman, lo reemplazan un equipo de cinco ex universitarios o profesionales como
Iván Marino Ospina, Álvaro Fayad, Carlos Pizarro, Antonio Navarro Wolff y Gustavo Arias
Londoño. En una breve descripción de estos personajes, primero, Iván Marino, de origen
campesino, nació en Roldanillo, Valle, en abril de 1940, fue criado en Tulúa y en Pereira, hijo de
la violencia liberal-conservadora. Se unió a los grupos guerrilleros de izquierda que empezaron a
surgir al margen del bipartidismo del Frente Nacional, y contra éste, ingresó primero a la JUCO
(Juventud Comunista), pasó por un tiempo en las FARC y luego junto con Báteman cofundaría el
M-19; sobre su asesinato hay dos versiones, una dada por el ejército y otra por parte del Eme, en
concreto, muere el miércoles 28 de Agosto de 1985. (Semana. 1985).
Sobre Álvaro Fayad Delgado o "El turco", como era llamado por sus compañeros,
mencionaremos que nace en Ulloa (Valle del Cauca), el 24 de julio de 1946: “Su juventud la
vivió en Cartago (…). En 1965 ingresa a la Universidad Nacional a estudiar sicología, allí conoce
a Camilo Torres y se hacen amigos pero no comparten la misma militancia. (…) Fayad ingresa a
la Juventud Comunista y allí se encuentra con Jaime Báteman, de quien diría "cambió el rumbo
de mi vida". Con Báteman ingresan a las FARC en donde permanecen hasta finales de 1969,
cuando deciden con otros compañeros ingresar a la ANAPO. y luego conformar el M-19, a raíz
de la discutida derrota electoral del general Rojas Pinilla en 1970.” (Colectivo L. Otero. 2009).
Cabe mencionar que participo en el robo de la espada de Bolívar el 27 Enero de 1974 y del robo
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de las armas del Cantón Norte el mismo año, también participaría de las conversaciones y
negociaciones de paz que condujeron al acuerdo de Corinto en Agosto del 1984; pero muere en
enfrentamientos con la policía el 13 de Marzo de 1986 en Bogotá.
De Carlos Pizarro, quien nace el 6 de junio de 1951 en Cartagena, podemos mencionar gracias a
Laura Restrepo (1998), que proviene de una familia aristócrata de larga tradición militar, su
primaria la curso en Washington, el bachillerato en un seminario interno y estudio Derecho en
una Universidad jesuita; luego de ser expulsado de ésta, se hace guerrillero de las FARC, pero no
le gusto y se escapa, se une luego a Báteman, con quien junto con otros, fundan el M-19. Era un
hombre que describen como seductor y encantador personal y políticamente: “Para ello contaba
con cincuenta y tres años cortos, indudable carisma, un discurso vibrante, y levemente
decimonónico y una apostura de facciones y proporciones clásicas y tonos latinos que le valieron
el apodo de “el divino””. (L. Restrepo, 1998). Era el hombre clave en la cuestión militar del M-
19, por su experiencia en militancia, era escéptico sobre los diálogos de paz y generaba dudas al
respecto “su dilema había sido no entre firmar o no firmar, sino entre firmar a cambio de menos o
firmar o a cambio de más” (L. R. 1998). Tiempo después de haber participado en concretar la
desmovilización del Eme en el caserío de Santo Domingo, Cauca, en Marzo del 90 y de una serie
de amenazas contra su vida, ya como civil; Pizarro se desplazaba desde la capital en un avión que
se dirigía a Barranquilla, en el cual, es ametrallado por un sicario y fallece el 26 de Abril de 1990
en Bogotá; al parecer su asesinato fue un complot frente a su aspiración como un serio candidato
a la presidencia de la República de Colombia. Por último, el blog del M-19 reconoce a Báteman y
a Pizarro como dos principales grandes líderes que dejaron la mayor herencia para la
organización, el primero por su proyección de unidad con el “sancocho nacional” y a Carlos por
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el paso trascendental político: “la desmovilización de sus armas en medio de la crisis de las
armas, de la guerra, del crecimiento de la violencia, (…)” (Blog M-19. 2007).
Ahora, sobre Antonio Navarro Wolff, quien nace en Pasto en 1948 y es de los pocos ex-
integrantes del M-19 que quedan vivos, gracias a la página periodística de “la silla vacía” (2013),
entendemos principalmente que estudió Ingeniería del Medio Ambiente en Loughborough
University en Inglaterra, pero luego de un periodo de participación en el movimiento estudiantil
de los setenta que lo acercó a la problemática política, en 1974 se une a la militancia activista en
el M-19, ascendiendo en la guerrilla hasta ser el segundo comandante bajo el liderazgo de Pizarro
hasta 1990 cuando el grupo firmó su desmovilización en el acuerdo de paz, en el 85 sufre un
atentado en Cali por la granada que le lanzó un militar en una cafetería que casi le arrebata la
vida, dejándolo con problemas vocales y con la pérdida de media pierna.
Durante su recuperación en el exterior, sucede la toma del Palacio de Justicia y concluye junto
con los demás sobrevivientes del M-19 que la lucha armada no era el medio para la apertura
democrática y se une a los diálogos de paz que concluirán durante el gobierno de Virgilio Barco.
Laura Restrepo (1998), lo describe como un hombre muy alto, muy delgado y radicalmente feo.
Pacho paz (2015) nos cuenta que le decían “Agustín” y que se “emberraca” cuando le preguntan
sobre reorganizar al Eme, Navarro te dice, “¡nosotros ya lo acabamos, ya el m-19 no existe!”;
jamás se nos ocurrió a ninguno de nosotros venir a revivir, a organizar las juventudes del Eme, se
organizan solas, aparecen solas”; esto es dado la alta acogida que tuvo en su momento esta
organización guerrillera, principalmente por el rescate actual de su ideal “sancochero”. Entre
otros datos relevantes, cabe mencionar que participó en la asamblea constituyente de 1991,
candidato a la presidencia en 1994, fue gobernador de Nariño en dos ocasiones, en el 2003 crea
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junto con otros senadores el Polo Democrático Independiente, se vuelve jefe del partido político
de los Progresistas en el 2012 y ya en el 2014 perdió en la disputa por la candidatura por la
presidencia, actualmente es Senador de la República por la Alianza Verde.
Finalmente, acerca del último personaje que menciona Laura Restrepo, Gustavo Arias Londoño,
apodado como “Boris”, nació el 27 de Septiembre de 1947 en Montenegro, Quindío, se graduó
como abogado de la Universidad Nacional en Bogotá y fue allí en donde empezó a relacionarse
con los grupos guerrilleros; junto con otros personajes mencionados, fue de los fundadores del
M-19 y era el principal dirigente del brazo armado de la organización, según el periódico “El
País” (1986): “Temido por radical y militarista, contrario a los acuerdos con el Gobierno,
Gustavo Arias se había separado, de la organización tras la firma de la paz con Belisario Betancur
en 1983, pero regresó después de la ruptura del pacto”. Ya en sus últimos años, fue un activo
combatiente y líder del Batallón América, una organización establecida por militantes de distintos
países latinoamericanos; muere en un enfrentamiento con la policía en la población de Antioquia,
Caldas, el 24 de Julio de 1986.
Hemos visto gracias a Laura Restrepo, Francisco “Pacho Paz”, el blog de la organización e
incluso personajes como Gabriel García Márquez “Gabo” y otras fuentes para que podamos tener
una perspectiva del plan político y accionar del M-19 comprendiendo su ideología, la misión y
visión y formas de proceder de la organización, rescatando principalmente la idea de Báteman de
que “la revolución es una fiesta” como principal referente y bandera de la organización, que sus
líderes y militantes buscaron permear en sus actividades en pos de buscar la paz; aunque sin
contar con gran presupuesto económico, un modesto número de militantes, pero con una gran
influencia popular, el Eme demostró como ninguna otra guerrilla, la capacidad de acogida y
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movilización de masas; pero los diferentes fenómenos que desató el conflicto armado durante el
gobierno Betancur, llevó al fracaso mutuo por parte de las partes involucradas por encontrar un
acuerdo efectivo para la paz y el asesinato de los principales líderes de la organización
guerrillera, es un claro ejemplo de la indisposición, principalmente del Estado y sus fuerzas
militares, ya sea por influencia de políticas exteriores y/o de intereses internos por llevar a cabo
este proceso de paz efectivo, en el que se destaca la dimensión política del discurso, enfocado
bajo las decisiones sobre la inclusión y en este caso sobre la exclusión en cualquier sistema de
significaciones (por ejemplo, programas o proyectos de paz y reforma constitucional) (Laclau.
2000), en donde se evidencia la violencia política a partir de dos bandos antinómicos que apelan
al uso de la violencia, bien sea en aras de garantizar el orden vigente, o como de transformarlo o
sabotearlo (CEBB 2001) en cuyo segundo caso de la guerrilla que recordemos que con la toma
del Palacio de Justicia, se constituyó como el último y terrible error del M-19 que le costó su
popularidad y sentenció la derrota de las negociaciones durante este periodo.
48
3. EL PROCESO DE PAZ.
3.1. La comisión de paz.
Como la búsqueda por el fin del conflicto interno colombiano fue el principal énfasis en que
opero el Gobierno Betancur, luego de su posición como primer mandatario, asumió entre una de
las primeras medidas para tal fin, la reintegración de la Comisión de Paz el 19 de Septiembre de
1982 (Véase Anexo 1), dio origen en ese mismo año a la Amnistía Nacional para los grupos
guerrilleros; la comisión había sido precedida por el ex presidente Carlos Lleras Restrepo (1966–
1970) y disuelta durante el periodo Turbay luego de su negativa frente a las recomendaciones que
sugería por considerarlas inconvenientes para sostener la moral de las fuerzas armadas, “por los
precedentes que establecía para la comisión de no improbables futuros delitos de la naturaleza de
los que quedarían castigados con simples penas condicionales” (Arias, G. 2008), y fue
consecuentemente abandonada tras sus pobres resultados.
Ahora, con la estructuración de la Comisión de Paz Asesora del Gobierno Nacional, bajo el
decreto 2711 de 1982, se abre paso de forma decisiva a la propuesta de “apertura
democrática” del Gobierno Betancur; ésta se caracterizó por estructurar y sugerir las propuestas
bajo las cuales se establecen las negociaciones del Estado con las organizaciones rebeldes, pero
recordemos que la falta de respaldo orgánico y las amplias resistencias políticas frente a los
posibles acuerdos, limito el alcance de la comisión a operar y lidiar en medio del enfrentamiento
de discursos políticos radicalmente opuestos.
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La Comisión de Paz fue conformada por 40 integrantes (Véase Anexo 2), miembros de diferentes
ideologías políticas y sociales, en cabeza del Expresidente Carlos Lleras Restrepo quien por
problemas de salud al cabo de 10 días cedió el cargo a Otto Morales Benítez, éste también cede el
cargo (por cuestiones que más adelante analizaremos), a otro antiguo integrante de la pasada
Comisión de paz, John Agudelo Ríos, quien asume la coordinación durante los últimos tiempos
del Gobierno Betancur ; de los miembros destacados, figura la designación de Nohemí Sanín
Posada, Socorro Ramírez, entre otros personajes como Bernardo Ramírez de quien trataremos
más adelante.
Sobre este aspecto, Mauricio Duran (1992) explica:
Que la negociación, se convierte en los acercamientos que permitan desarrollar diálogos en los
cuales se permita mediar y establecer la búsqueda de soluciones de las partes interesadas para
alcanzar un objetico común, en este caso la búsqueda de la paz; esta es una idea que se puede dar
sobre qué se entiende por negociación, importante para un proceso de paz, ahora bien es
necesario buscar un fundamento teórico que permita sustentar la anterior visión y que a su vez
manifieste la importancia del concepto negociación dentro del contexto de la violencia política en
Colombia y sus diferentes intentos de diálogos para alcanzar la paz. De ello, encontramos su
reflejo cuando el Presidente Betancur le encarga a la Comisión una serie de tareas fundamentales
para el desarrollo de los objetivos del gobierno; al respecto encontramos en su comprensión,
primero, que ésta debía “adelantar diálogos con los diversos sectores sociales sin limitación
alguna” (Afanador, 1993. P. 90) y en segundo lugar, debía acudir al presidente y proponerle
alternativas en cuatro materias;
50
Para Gerson Iván Arias (2008):
Estas labores consistían en “opciones de incorporación de áreas y estamentos a la vida política,
económica y social del país; opciones de recuperación y desarrollo de ciertas regiones,
subregiones y secciones del territorio; opciones de mejoramiento sustancial de la justicia y la
seguridad de los ciudadanos, tanto en las ciudades como en el campo; y opciones de promoción
de la eficiencia de la acción y del gasto público y de la actividad del sector privado en distintas
materias. (p. 13).
Entre otros hechos sobresalientes, cabe mencionar que Betancur, paralelo de la comisión, también
creo la Cumbre Política Multipartidaria con la participación de los diferentes miembros de
partidos y organizaciones políticas en Colombia cuyo fin era establecer las propuestas de cambio
al sistema político en procura de su aprobación en el congreso (Ramírez S. 1991. En: Medina y
Sánchez. P. 278); y también, a finales de ese mismo año estableció las bases del Plan Nacional de
Rehabilitación (PNR) para complementar el trabajo de la Comisión. (Arias G. 2008).
Por una parte, la cumbre duro poco tiempo y no opero correctamente, pues los proyectos de
reforma política que tenían que formular, fueron remitidos a expertos tras su incapacidad de
organización, aunque lograron presentarse ante el Congreso, ninguno logro ser aprobado.
Por su otra parte, para el fin de la paz, se dispuso al Ministerio de Gobierno para la toma de
medidas necesarias que blindaran a la comisión de medios para su desarrollo en carácter de
asesora, pero estos solo debían presentar las opciones de acuerdos bajo la dirección del
Ministerio. Encontramos entre algunas características presentes a lo largo del gobierno Betancur
y que contribuyeron al posterior abandono de la Cumbre y en los pobres resultados de la
Comisión, que la falta apoyo político, principalmente de los partidos tradicionales, demostraron
51
la imposibilidad de acercamientos prósperos entre discursos políticos fuertemente marcados por
corrientes opuestas, y recordando para agregándole a ello, el dominio del poder conservador en la
dirección del gobierno, la influencia de la iglesia en la opinión pública y en las decisiones
políticas, en medio de un contexto político internacional dominado en el mundo occidental por la
perspectiva capitalista, frente a su contraparte representado con el M-19 de corte izquierdista,
revolucionario y de influencia comunista.
Finalmente, para complementar entre uno de los principales tropiezos de la Comisión, fue el
inapropiado abordaje de los asuntos primordiales de acción frente a la población; Al respecto
Gerson Arias (2008) comenta:
“Dos días después de creada la comisión, de Gerardo Molina, uno de los designados para formar
parte de la Comisión, afirmaba en el periódico El Siglo, con relación al tema del proyecto de
amnistía que ya se encontraba tramitándose en el Congreso, que la Comisión había “llegado
tarde” a este proceso y que sin embargo su papel y actuación primordial se encontraba en las
reformas que hay que hacer para rehabilitar las regiones afectadas por la violencia, pero las
esperadas reformas tardaron en llegar y fueron ineficientes, mientras, se recrudecía la violencia
por el país.
52
3.2. La amnistía para organizaciones guerrilleras
“Quien gane la bandera de la paz, ganará la guerra11”
Jaime Báteman.
Es importante aclarar primero la comprensión que tendremos por amnistía, “entendidos como una
expresión del legítimo derecho a la resistencia contra la opresión, consagrado incluso en el
preámbulo de la Carta de Derechos de las Naciones Unidas de 1948.” (C. Alvear J. 2001); esta
forma de manifestación es valorada por su peso jurídico como herramienta en la solución de
conflictos, ella implica una serie de condiciones en la disposición por parte de la institución
estatal para su apropiada aplicación, para explicarlo acudimos a
Eduardo Umaña (1987), quien expresa:
“La amnistía es real, borra la criminalidad a que se refiera la norma legal concreta, es decir, el
Estado renuncia circunstancialmente a su potestad penal, con el fin de atender requerimientos de
interés público, en especial por motivación política, en búsqueda de ayudar a la concordia en
comunidad. Aquí no sólo se anula la acción penal, sino también la pena, y surte sus efectos sobre
el pasado: no sobre el futuro; o sea, que es ley transitoria. No le quita al hecho punible su esencia
jurídico-penal, sino que lo anula-en tiempo concreto-para luego la tipología que fue materia de la
amnistía volver a adquirir su antiguo y pleno valor político- jurídico”. (p.96).
11 Pensamientos Celebres (2016). Recuperado el 13 de Marzo del 2016 de
http://www.pensamientoscelebres.com/frase/esmejorconvencerquevencer/
53
Así entendemos la forma en su valor político que tiene la amnistía como herramienta transicional
en este intento para dar un paso hacia la paz.
Frente a este tratado para las organizaciones guerrilleras, para analistas como Socorro Ramírez
(1991), quien encontramos en concordancia con la postura de Medina y Sánchez (2003), plantean
que la amnistía del gobierno Betancur tuvo origen propio en el M-19, luego de que esta guerrilla,
quien se encontraba en una situación similar al presidente, (casi sin equipo político), ponía sus
esperanzas como organización en el respaldo de la opinión pública y en su Jefe en mando Jaime
Báteman Callón quien “planteaba la necesidad de realizar un diálogo nacional para buscar la
solución los problemas sociales y políticos de la nación. Estas proclamas tuvieron eco en la
opinión pública, inquieta por las medidas de excepción y por la incursión de los militares en el
terreno político, lo que originó un desgaste para el sistema que lo obligó a iniciar un proceso de
paz a pesar de las reticencias y hostilidad de los militares” (C. de Alvear J. 2001), Báteman
anticipadamente había organizado una propuesta de Amnistía en donde plantea la necesidad de
realizar un dialogo nacional para plantear soluciones al problema político y social de la nación,
ésta fue sorpresivamente aceptada por el Presidente Betancur quien se había propuesto de
antemano adelantar una serie de discusiones pluralistas sobre la necesidad de una reforma política
y la paz.
Aquí es importante entender, acudiendo nuevamente a Mauricio Duran (1992), acerca de los
diferentes niveles por los que pasan las negociaciones, que en este caso, se establecen con la
organización guerrillera del M-19: “el primer nivel es de negociación vertical, es el que se da
entre los actores de primer orden que están enfrentados, ósea, entre el supuesto enemigo del
Estado colombiano que son los grupos guerrilleros y el gobierno, el cual se materializa tras una
54
voluntad política con determinados intereses. En este caso es importante preguntarse ¿Qué se
negocia? ¿Quiénes negocian? ¿Qué se acuerda? ¿Cuál es la agenda de las negociaciones? ¿Cómo
se verifican las negociaciones? El segundo nivel es de negociación horizontal, es el que hace
relación a los proceso paralelos que se dan al interior de la partes negociantes. En términos
generales siempre se presentan diferencias o facciones en los actores involucrado que tienen
distintas vías de solución según la circunstancia. El tercer nivel es de negociación subterráneo es
el que se da con la base de apoyo humano a cada uno de los bandos enfrentados (sectores y
organizaciones sociales, opinión pública, etc.). Aquí es necesario distinguir los espacios de lo
global y nacional de lo sectorial y regional. Y el cuarto nivel es de negociación exterior: es el que
se da con las potencias que apoyan o influyen en el conflicto.”
Como hemos visto ya anteriormente, sobre ejemplos de la postura de los diferentes frentes en
contienda, ahora observemos que el presidente Betancur, tras luego de ser instalada la comisión
de paz, encarga al Congreso la tarea de definir el proyecto de amnistía y la creación de un sistema
político y jurídico ampliado, dejando a los primeros en cabeza de Lleras Restrepo, (quien luego
designará una serie de subcomisiones), con la responsabilidad de acercarse a los diferentes
sectores sociales presentando propuestas de acción apropiadas para su estudio entre las ramas del
poder público que permitan la reintegración de los subversivos.
Es importante, recordemos, que cuando el Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala permitió el
empleo de cualquier medio con el fin de acabar con las guerrillas, produjo un enorme repudio
entre la sociedad, la cual gradualmente empezó a reconocer a las guerrillas por acoger esta
preocupación entre su discurso político; según C. de Abogados y J. Restrepo (2001):
55
“las operaciones de la guerrilla tenían una repercusión nacional como no la habían tenido jamás.
El Movimiento 19 de Abril (M-19), llegó a despertar la simpatía de sectores recelosos de la lucha
armada, a través de un discurso nacionalista y poco ortodoxo en el cual criticaban la "democracia
restringida", proclamaban como única alternativa la acción guerrillera y reclamaban una
"apertura democrática" que les permitiera transformarse en partido de oposición legal (…) Así, se
inició un proceso lleno de ambigüedades y contradicciones”.
Así es como, en este proceso, vamos encontrando respuesta a ciertas inquietudes, como las causas
del acercamiento a los diálogos y la influencia del contexto colombiano, entre otras; quien en
medio de un Estado en proceso de superar su forma de proceder represiva, un pueblo acosado por
la violencia y el fortalecimiento de los grupos guerrilleros y ahora también paramilitares, fueron
problemas que con la llegada de Belisario, implicaron la búsqueda de soluciones con mayor
tendencia al dialogo “en teoría”, entre las distintas partes para buscar un acuerdo de paz dado el
fracaso de la pasada política de exterminio que termino por recrudecer el conflicto interno.
3.3. Primero fue la amnistía.
"La amnistía y la reforma en Colombia permiten cambiar la lucha armada en lucha
democrática.12"
Otto Morales
12 Morales, O. (1991). Papeles para la paz. Bogotá: Árbol que Piensa. Recuperado de: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/sociologia/papeles/papeles5.htm
56
Entre el impulso de Belisario Betancur, la disposición guerrillera y la expectativa social, el
Congreso de la República aprueba la ley 35 del 19 de noviembre de 1982 de amnistía amplia13,
general y sin condiciones para los alzados en armas que se acogieran entre su debido proceso
normativo; cabe mencionar, que el M-19 fue la única organización guerrillera con la que el
gobierno, representado en su comitiva de paz, negocio durante su trámite en el Congreso. “Ésta
otorgaba el perdón y olvido, automática e incondicionalmente, para todos los alzados en armas y
la cesación de todo procedimiento judicial con la consecuente libertad inmediata para todos los
presos políticos. No era necesario que éstos manifestaran su aceptación, les bastaba solicitar su
libertad al Tribunal Superior del respectivo Distrito Judicial en donde se adelantaba el proceso,
para gozar de libertad incondicional:” (Afanador, 1993); lo que parece que ello entra en
concordancia con las características de amnistía descritas previamente por Eduardo Umaña.
Entre las principales características que implico esta amnistía, presento primero que acogía a
aquellos autores y conexos, cómplices o encubridores de hechos constitutivos de delitos políticos
tipificados en el Código Penal como rebelión, sedición o asonada; y segundo excluía a los
homicidios fuera de combate. En relación con nuestra organización de estudio, esta amnistía
cobijó a los miembros del M-19 que se habían tomado el 27 de febrero de 1980 la embajada de la
República Dominicana para exigir la libertad de todos los presos políticos14. “Durante esta
13 Para conocer puntualmente los diferentes artículos que componen el proyecto de amnistía,
pueden consultarse en: Morales, O. (1991). Papeles para la paz. 14 En este contexto político, se dio la reacción del M-19 a la persecución de que fueron objeto
debido al robo de las armas del Cantón Norte. El 27 de febrero de 1980 un grupo de doce
guerrilleros al mando de Rosemberg Pabón, quien se hacía llamar Comandante Uno, asaltaron,
sorpresivamente y a plena luz del día, la Embajada de la República Dominicana mientras se
celebraba una recepción conmemorando la fiesta nacional de ese país. Entre los rehenes hubo 14
embajadores – como los de Estados Unidos, Diego Asencio, El Vaticano, Monseñor Ángelo
Acerbi, México, Venezuela, Brasil, Italia, Uruguay y Suiza- y a cambio de su liberación y la de
los demás diplomáticos tomados como rehenes; se pidió la de 311 miembros del M-19, que por
57
operación militar se presentaron homicidios, lesiones personales, toma de rehenes, destrucción de
bienes, rebelión, etc. Sin embargo, estas conductas se consideraron como actos de combate y
propios de la complejidad del delito de rebelión.” Parafraseando al (C.A. J. Restrepo. 2001),
entendemos que, cabe agregar que esta amnistía fue una clara muestra de las intenciones de
cambio del gobierno en las políticas de trato con los rebeldes, pero como entre los puntos se
negociaba el paso de los movimientos clandestinos a la legalidad, este factor impidió que
participaran del proyecto las FARC (quienes al principio habían mostraron interés de acogida) y
el ELN por considerarlo un gran engaño.
Ahora, respondiendo acerca de la influencia contextual de los diferentes sectores del país en el
proceso de paz, encontramos que la primera amnistía recibió un gran acogimiento por parte de la
sociedad civil y de la prensa, la iglesia por su parte aunque apoyaba la búsqueda de la paz, se
mostró pesimista y fragmentada cuando se establecieron los diálogos;
Según Ricardo Arias (1993):
Una vez que estos instrumentos para alcanzar la paz entran a funcionar, los jerarcas de la Iglesia
colombiana se dividen abiertamente. Las declaraciones que ofrecen a la prensa rinden testimonio
de estas profundas divergencias del alto clero frente al problema que plantea la guerrilla y su
posible reinserción a la sociedad civil.
Por otra parte, las fuerzas militares sin apoyar en gran medida el proyecto y menos tras luego del
robo de alrededor de 4000 armas del Cantón militar al norte de Bogotá en 1979 y de la toma a la
acciones realizadas bajo el Estatuto de Seguridad se encontraban encarcelados, y se exigió el
pago de 50 millones de dólares. (Gerson Arias 2008).
58
embajada dominicana, lo reconocían más como un proceso irreversible por voluntad del
gobierno, el Congreso y la opinión pública que por iniciativa propia, para quienes la solución
consistía en la derrota militar de la guerrilla. Las ambigüedades del M-19, quienes fuesen el
principal promotor de la amnistía, mostro una falta de coherencia entre su discurso político frente
a su puesta en práctica con el proyecto, al respecto, según Socorro Ramírez, el M-19 decepcionó
a la Nación. Por un lado se hacían beneficiarios de una parte de la Ley de Amnistía,
recobrando la libertad de muchos de sus detenidos. Y por otro lado se reunían en Panamá para
decidir reiniciar la lucha armada. (ICP. Echeverría H. 2005).
Es importante comprender, como hemos observado, la perspectiva que las distintas posiciones en
contienda tienen de este proceso de paz, pues permite entender que va más allá de un simple
dialogo, sino que éste se reafirma en diferentes etapas y modelos que siendo bien empleados
pueden generar grandes beneficios a la Nación colombiana, pero de no ser así, también puede
recaer en variantes negativas para la misma. El problema de la amnistía fue que olvido, por
diferentes razones incluir entre sus propuestas el trato trascendental de las reformas
constitucionales que requería la crisis del país, lo que demostró fue un acto de sobrevaloración
del alcance guerrillero: La amnistía tampoco cobijó medidas políticas, económicas y sociales que
facilitaran un verdadero proceso de paz y apertura democrática. El poder y los intereses de clase
estaban en juego y las élites dominantes no veían la necesidad de hacer concesión alguna cuando
la guerrilla no se encontraba cerca de tomarse el poder. (C. de A. Alvear J. 2001); esta
proposición afirma la idea central que hemos ido identificando, sobre la falta de apoyo político
como principal razón del fracaso en los intentos de acercamiento a los diálogos de paz; porque,
aun con la “Apertura Política” que permitió integrar a los diferentes movimientos nacionales y el
reconocimiento histórico del conflicto entre los problemas administrativos del país, la
59
discrepancia operativa entre los distintos discursos políticos (política interna más política
internacional) sumado a la información y/o desinformación de los medios de comunicación, llevo
a una gran polarización en la sociedad, lo cual impedía establecer un estable punto de acuerdo, y
si se permite, observamos ese contante e histórico estado burlesco para con el pueblo, al jugar
con las distintas pretensiones de paz que se han llevado a cabo.
Para finalizar contextualizando este primer proyecto del 82, es importante recordar que durante
este periodo se establecieron las primeras organizaciones de justicia privada, las fuerzas
paramilitares al margen de la ley, como medida cautelar frente al acoso de las guerrillas, llevando
la degradación del conflicto a nuevos niveles de guerra sucia.
Según J. Alvear (2001);
Durante ese año se da inicio a la conformación de los grupos paramilitares en el nivel nacional y
como una política de Estado. Efectivamente, se estableció que el MAS (Muerte a secuestradores)
estuvo dirigido por elementos castrenses y financiado por grandes ganaderos. Según informe de
la Procuraduría General de la Nación del 20 de febrero de 1983, del total de 163 personas
procesadas por su vinculación a este grupo paramilitar, 59 eran miembros activos de las Fuerzas
Armadas. Numerosos guerrilleros amnistiados o cuadros de izquierda cayeron víctimas de
asesinatos, las Fuerzas Armadas violaron la orden de cese al fuego y los campamentos de los
insurgentes fueron atacados; el número de muertes violentas en el país se duplicó de 10 mil a 20
mil por año. Estos grupos paramilitares tuvieron origen especialmente en el Magdalena Medio,
para los cuales, Betancur también designa en 1983 un Alto Comisionado de Paz que llevaran a
cabo las negociaciones y acuerdos en la región con estos grupos armados.
60
Acudiendo a la experiencia de Pacho Paz (2015), nos aporta desde su perspectiva sobre los
pobres efectos que tuvo la amnistía concebido al M-19, para quien, como veremos en realidad, no
fue positivo: “!ninguno, porque igual nos siguieron matando, ninguno!, o mejor dicho, si tuvo un
efecto, y es que aprendimos que no debíamos de ser tan confiados ni ser tan sinceros y que la
palabra del presidente valía huevo,” primero porque “confiamos” en esa amnistía y esa amnistía
fue que salieron a hacer política públicamente, pero se encontraron con todas las hostilidades del
mundo, con decir que: “nosotros públicamente, me acuerdo que en Zipaquirá, hicimos una
convocatoria para una manifestación, un sábado me acuerdo, cuando íbamos a conectar los
micrófonos, se había ido la luz en Zipaquirá” vainas así, “llegábamos, a una conferencia que
organizamos en el Jorge Eliecer Gaitán, estaban Antonio Navarro y otros en el teatro, cuando
llegamos ese día, el teatro no servía porque algo había pasado” entonces empezaron a darse
cuenta que eso “era pura… <mentira>” que realmente el tipo <Belisario> quería darse el bum de
que era el hombre que estaba dando garantías pero en la realidad “nuestra” no había ninguna
garantía, y el “cuento de la casa, carro y beca, pues yo no puedo decir que no haya faltado gente
oportunista, que de pronto se benefició de eso, ¡si, seguramente la hubo! Pero digamos los
cuadros auténticos y la gente real del M-19 no, de ahí nosotros salimos nuevamente para la
guerra” muy distinto de lo que paso en el año 91 que fue bien diferente…
Luego del fracaso de la amnistía, durante ese mismo año, se reúnen miembros de la comisión de
paz con líderes de las FARC y son nombrados Altos Comisionados de Paz para servir de enlace
entre la Comisión asesora y el presidente con la organización guerrillera (Véase Anexo 2), entre
otras tareas de la política de paz aunque sus funciones crearon cierta confusión entre la opinión
pública. Recordemos en ese mismo año, que Carlos Lleras Restrepo por problemas de salud, le
cedió el cargo de presidente de la Comisión de Paz a Otto Morales Benítez pero se desmoralizo
61
tras la falta de apoyo político en el proceso de paz. Para Gerson Arias (2008) Es necesario
recordar cómo la actitud soterrada o abierta, de muchos sectores de la sociedad y de la misma
clase dirigente –incluso sectores subordinados al Ejecutivo–, contrarios al proyecto de paz de
Betancur, motivaron la renuncia de Otto Morales Benítez el 25 de mayo del mismo año. Morales
es pues, un valioso ejemplo práctico en el que observamos como su actitud positiva choco con la
negativa ideológica dominante a partir de la noción que “toda ideología y toda política moderna
tienden a buscar reprimir a partir de prácticas hegemónicas, al sujeto” (Laclau E. (2000).
Este particular caso recibe nuestra atención por tratarse de un reconocido académico y político
que participo en las negociaciones con el M-19, Morales, quien vivió personalmente las
implicaciones de la administración en representación gubernamental para gestionar la comisión
de paz, además: “Su misión le lleva lo mismo a entrevistarse con los líderes de la guerrilla que
estudiar planes de rehabilitación para las zonas de combate” ( Cebeiro J. 1983) por lo tanto sus
observaciones serán de gran valor para acercarnos a los protagonistas de la historia analizando su
discurso político, al respecto es importante señalar que su designación es una muestra de la
integración participativa de la Apertura Política en el gobierno Betancur como comenta en la
entrevista que le realizo Jesús Cabeiro (1983): “P. Usted, que es liberal, ¿cómo es que se metió en
este compromiso con un presidente conservador? R. Porque creo en el proceso de pacificación
de Betancur, porque creo que es el camino para que el país se acostumbre al pluralismo político.”
Observemos como ejemplo a este personaje un momento, del que Ricardo Vélez (2007), nos
cuenta:
62
Otto Morales Benítez nació en Riosucio (Departamento de Caldas) el 7 de agosto de 1920. Cursó
los estudios primarios y secundarios en su ciudad natal y en Popayán (capital del Departamento
del Cauca). Se graduó de abogado en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín en 1944.
Actualmente ejerce su profesión en Bogotá, donde reside hace varios años. (…) Formó parte de la
Comisión Investigadora de las causas de La Violencia (nombre genérico con el que se designa al
sangriento conflicto civil que dejó alrededor de 300 mil muertos, entre 1948 y 1958). Esta
Comisión recorrió la totalidad del país y se entrevistó con todas las fuerzas guerrilleras que
actuaban en Colombia. Las conclusiones de la Comisión sirvieron para realizar obras y tomar
medidas importantes que aseguraron el proceso creciente de pacificación. Se planeó la política de
rehabilitación que, a pesar de la oposición de algunos grupos radicales, garantizó la paz en
Colombia a lo largo de las dos décadas siguientes. En sus últimos escritos, Otto Morales ha sido
uno de los incondicionales defensores de la pacificación colombiana, frente a la onda creciente de
violencia que se volvió a desatar a partir de los años 80.
A través del ejemplo en el discurso político de Otto Morales, podemos sugerir observar como el
discurso es co-extensivo con lo social e inscribe las identidades sociales "como posiciones
diferenciales dentro de un horizonte de significado y acción, sin fundamento" (Laclau E. 2000).
Se infiere entonces que para Laclau el discurso es una "totalidad relacional" de secuencias de
significantes. Las relaciones e identidades al interior de un discurso son necesarias, están
condicionadas las unas con las otras. Así, la formación de un discurso es siempre resultado de
una serie de articulaciones. Esta articulación es "cualquier práctica que establezca relaciones
entre elementos de manera que sus identidades sean modificadas como resultado de la práctica
articulatoria, práctica y estructura discursiva, una fijación parcial de sentido, que construye y
63
organiza las relaciones sociales”. Estas fijaciones parciales son necesarias porque sin ellas el flujo
mismo de las diferencias sería imposible.
Ahora, gracias a su experiencia, y aun luego de su designación como presidente de la Comisión
de Paz, Morales es realista frente a las diferencias del actual contexto, aunque en una de sus
primeras entrevistas se mostraba positivo pese a las dificultades y comprometido con la causa:
“El país tiene interés en la paz. Es la mayor aspiración de las gentes. Creo que es realmente un
propósito del Gobierno y todos estamos en la obligación de contribuir a ella. Alcanzarla es muy
difícil porque hay muchos escollos, dificultades, incomprensiones, pero vamos a insistir y no
habrá desaliento para nuestra acción". (Murcia C. 1982, en Morales O. 1991). Así observamos
que fue un gran entendido del dialogo, pues por una parte pidió paciencia con el proceso y en un
discurso muy incluyente, a la unión social: “Lo que se busca es que cada colombiano disfrute de
la paz, sin necesidad de tener otras reglas para obedecer que las leyes colombianas. Por ello el
alcanzarla, es una obligación, también de quienes presumen de estar en paz.” Es importante
agregar que trabajo con gran esfuerzo en realizar acuerdos además del M-19, con el grupo
paramilitar (MAS) y con la guerrilla de las (FARC); también consideraba que el mayor problema,
era la reincorporación a la vida civil, porque implicaba un gran empleo de tiempo y recursos para
generar las condiciones apropiadas: “Porque no se puede predicar la paz, sin entregar medios de
trabajo a quienes abandonan sus actividades guerrilleras. Por ello es bueno tener en cuenta la
complejidad de la labor, antes de emitir juicios apresurados.” (El Tiempo 1982 en Morales O.
1991).
También, Morales reconoce favorablemente el éxito de la amnistía como un paso mediador para
la paz: “Para algunos es comprensible que el pueblo colombiano no desea soluciones de fuerza y
64
ellos, también, quieren participar en ese sentimiento colombianista.” (El T. 1982 en M. O. 1991).
A continuación, Otto Benítez llevo a cabo una serie de negociaciones con las (FARC) en el que
se busca establecer puntos de común acuerdo: “se acentúa el apoyo a los cambios económicos y
sociales. Nos toca una etapa difícil en este proceso histórico colombiano. Durante años hemos
prometido y proclamado la necesidad de cambiar una sociedad caracterizada por muchas
injusticias. Vamos a continuar tomando la medidas que sabemos respalda el pueblo colombiano.”
(Belisario Betancur en carta a Otto Morales 1993) la comisión de paz analizó las propuestas
guerrilleras, pero estas cuestiones nunca llegarían a concretar algún resultado favorable frente a
las divergencias orgánicas entre los discursos políticos en confrontación; mientras tanto, en
medio de la confusión de información sobre los alcances de la amnistía, se rompen los pocos
acuerdos concretos como el fin de secuestros, extorsiones y muertes violentas, y las guerrillas
retoman estas formas de presión: “Es verdad que no ha hecho una declaración en este sentido,
pero gente que ha estado con ellos recientemente, y que merece toda mi confianza, me asegura
que no tiene un solo secuestrado. (Sólo dos días después de esta entrevista, el M-19 anunciaba
públicamente su vuelta a la lucha armada, rechazando la amnistía. La declaración estaba firmada
entre otros, por Alvaro Fayad y Carlos Toledo Plata, dos dirigentes que salieron de la cárcel en
virtud de la ley de amnistía, promulgada el 19 de noviembre)”. (Cebeiro J. 1983. "El País" en M.
O. 1991), por lo tanto, finalmente para Natalia Chaparro (2013), “esta actitud militarista le costó
una enorme pérdida de legitimidad ante la opinión pública que posiblemente fue determinante
para su desplome definitivo.”
Es importante agregar que lo mencionado anteriormente contribuye en la compresión del discurso
político de Otto Morales, quien finalmente para aproximarnos un poco mejor a su perspectiva,
brinda en declaración al periódico “El Espectador” al respecto: “Mi misión tenía un alcance de
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política para la paz y en su rumbo debe situarse la expresión de mis insatisfacciones y mis
perplejidades.” ("El Espectador 1983). Aquí podemos observar el trabajo de un profesional que
por encima de su afinidad política estuvo comprometido a trabajar por la paz del país, pero que,
comprendiendo gracias a Laclau (2000), sobre la deconstrucción de conceptos marxistas como
hegemonía o lucha, orientadas en este caso en el marco internacional de la Guerra Fría;
mostraron su influencia en la política del país en el que se evidencio como el antagonismo y la
negatividad articularon las equivalencias de lo social, en donde el pesimismo de los guerrilleros
sobre el verdadero alcance de la amnistía o de la iglesia por ejemplo, por su arraigo histórico
cultural tuvo gran impacto negativo en la expectativa de la población y en los medios de
comunicación y por otra parte, también una intervención política en este caso conservadora
influenciada en el discurso capitalista internacional orientada por los Estados Unidos de opresión
a las diversas manifestaciones comunistas.
Por todo esto, su labor de establecer espacios para relaciones prosperas con el M-19 se vio tan
torpedeado y frustrado por la presión desde diversos frentes; pero pues, “de todas maneras, se
hicieron esfuerzos por dimensionar el conflicto y por reconocer su complejidad.” (Arias G.
2008). Luego de su renuncia, Belisario nombra en su reemplazo a John Agudelo Ríos (1983 –
1986), otro antiguo integrante de la pasada Comisión de paz.
Retomando ahora con los hechos del 83, luego del fracaso de la amnistía y de ser asignado como
presidente Agudelo Ríos de la comisión de paz, otros factores también como el deterioro del
orden público en el país y las contradicciones políticas e ideológicas internas, llevaron a la
renuncia de todos los miembros de la comisión, para que, el Presidente Betancur la readaptara a
las nuevas circunstancias bajo la figura de cuatro Altos Comisionados representados por la Iglesia
66
Católica, las Fuerzas Militares, el sector empresarial y el estamento gubernamental: “A partir de
este momento se intensifican los acercamientos entre diversos actores de la insurgencia (M–19,
ADO, EPL, FARC–EP y algunos destacamentos del ELN) y el Gobierno Nacional, a través de
los dispositivos conformados.” (A. G. 2008), este proceso fue conocido como el “Dialogo
Nacional, pero solo duro por un par de años.”
Luego de la negativa por la amnistía del M-19, el gobierno decide romper súbitamente las
negociaciones con este grupo y las establece directamente con las FARC, de este acercamiento se
sentaron las bases para el acuerdo de la Uribe (1984), sumando un cese al fuego bilateral y el
compromiso del gobierno por adoptar una política reformista por la paz. Pero la realidad mostro
lo contrario, el acuerdo fracasó y la violencia continuo por el país despertando inquietud y
desconfianza en el proceso de paz en diferentes sectores como los gremios y la clase política
tradicional dejando sin su influyente apoyo al presidente Betancur, para Ramírez y Restrepo
(1991): “los gremios económicos y los dirigentes políticos, contando con todos los recursos de
poder a su disposición y, ante todo, con la colaboración de cierta gran prensa, sometieron al
gobierno a una presión desigual e insostenible”. Aquí, podríamos recordar a Laclau (2000),
cuando observamos frente a la postura de los protagonistas en el anterior caso, la adopción del
negativismo como forma para comprender la sociedad y su inconformismo, la cual, orientada por
intereses políticos, podemos encontrarlo expresado en un editorial, lanzado días después del
acuerdo, titulado "El derecho de desconfiar", el cual decía en particular que: "los que a conciencia
trabajan por la paz saben que nuestras colectividades disponen de muchos argumentos para
esperar [los resultados de las negociaciones] con la inevitable y legítima desconfianza" (El
Catolicismo. 1984).
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Es importante agregar que “con ocasión de estos acuerdos nacen los movimientos Unión
Patriótica (U.P), A Luchar y Alianza Democrática M-19, provenientes de las FARC, el ELN y el
M-19, respectivamente.” (Chaparro N. (2013): Estos nuevos grupos se constituirán en un claro
ejemplo del constante uso práctico de la violencia cuando los diálogos fracasan y difieren los
intereses políticos; mientras los discursos políticos chocan y establecen aparentes diálogos, sus
diferencias ideológicas impulsadas por los intereses políticos particulares o de influencia
internacional niegan la posibilidad de acuerdos; la búsqueda por las armas de buscar darle fin a
las guerrillas permitió el uso de diferentes medios violentos expresados por ejemplo en la
persecución y exterminio de la Unión Patriótica, hasta su reaparición en la participación política
del país en el 2013.
También es apropiado mencionar, que al tiempo que se desarrollaban las negociaciones con la
guerrilla, la intromisión del narcotráfico en la política colombiana despertó un nuevo fenómeno
en el agravo de la violencia; fue así como en mayo del 84 la mafia se manifiesta brutalmente
asesinando al ministro de Justicia Rodrigo Lara como una señal clara de su presencia y poder
arrollador que desestabilizo aún más al país, por lo cual el presidente Betancur se ve en la
necesidad de establecer diálogos con los representantes de estas mafias, pero nuevamente la
división de perspectivas era de esperar luego de las divergencias entre los discursos políticos de
los ponentes entre los apoyaban las negociaciones y los que rechazaban esta iniciativa.
Ahora, el presidente Belisario Betancur nombra a Bernardo Ramírez como uno de sus delegados
representantes a manejar el proceso de paz en la Comisión Nacional de Negociación y Dialogo
(Véase anexo 2); entonces, Pacho Paz (2015), explica al respecto que se establecen unos acuerdos
que consisten básicamente en lo siguiente: el M-19 concentraban sus unidades militares en una
región en Corinto, Cauca, en la que se definió un área donde se iban concentrar a todas las
68
unidades del Eme y se acordó con el gobierno, a través de Bernardo Ramírez, que a un grupo de
dirigentes del M-19, se les suspendía las ordenes de captura, se les daba unos salvo conductos,
para que salieran públicamente a llevar las propuestas a unirlas al dialogo nacional que se estaban
haciendo y en este grupo de dirigentes que salieron del caserío a la legalidad, entre ellos Pacho
Paz en el año 84, él ya llevaba 15 años en el M-19 y 5 de clandestinidad, era riesgoso para grupo,
pues tras varias órdenes de captura, era peligroso salir, pero confiaron en Belisario, entonces con
los estudiantes del cuartel salieron, iniciaron la campaña política en una manifestación pública en
Bogotá, el 15 de marzo de 1984 que, apoyándonos en fuentes historiográficas, podemos
confirmar que tuvo una afluencia total en su epicentro, la Plaza de Bolívar.
De esa manifestación, Pacho Paz cree, que fue cuando Bernardo Ramírez y Belisario empezaron
a “torcerse”, porque nunca pensaron que el M-19 llegara a tener una aceptación tan grande en
Bogotá, llenar la Plaza de Bolívar fue un reto que se consiguió sin necesidad de recursos
económicos ni propaganda en la TV, en medio de un momento en que se establecieron a partir
del acuerdo que se hizo con Belisario, lo que el M-19 llamaron “los campamentos de la paz” en
las principales ciudades del país, las más importantes estuvieron en Cali y Bogotá, en Bogotá
hicieron, tres campamentos, uno en el suroriente por el lado de Guacamayas, otro en Suba
pequeño, y el gran campamento de Bogotá era el de Ciudad Bolívar y en ese campamento él fue
el comandante, eran 150 hombres y organizaron un campamento al estilo del monte y “quedo
bonito”, no en el sentido estético, sino que el campamento quedo muy atractivo, y esa vaina se
convirtió en un circo y empezó a desfilar todo el mundo, a él le provocaba cobrar boleta, porque
se convirtió en un programa visitar el campamento de los guerrilleros, y pues claro, eran para
todos los usuarios, pero tenían que estar desarmados, obviamente, visiblemente no habían armas,
pero él tenía que tener una garantía de seguridad, y en ciudad bolívar tenían instalaciones, amigos
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y tenían algún armamento que no aportaban pero que en determinado momento podían usar, y
entonces empezó la gente a infundir en el periódico, eso era una romería, podían llegar a atender
a unas 3000 personas, y entonces, ahí reunían a la gente y les echaban el “carretaso” sobre el
grupo, sobre el proceso de paz, la situación de país, etc. En esos campamentos, dice, no porque
fuera el mando de ese, porque era un campamento más estratégico, porque primero quedaba en
Bogotá, segundo porque quedaba en ciudad bolívar, y tercero porque era numéricamente el más
grande, porque los otros campamentos eran pequeños, incluso sobre eso hay un el libro de Laura
Restrepo; en ese campamento se hacía un proselitismo muy fuerte, pero sobre todo, permitieron
que “Pacho” se convirtiera en autoridad en Ciudad Bolívar.
3.4. Luego el indulto, última alternativa para la paz.
Primero que todo, comprendamos que el indulto es un instrumento jurídico autorizado por la
constitución, usado para despenalizar o anular la pena por ciertos crímenes, “El indulto tiende a
ser usado al finalizar los procesos de negociación, cuando el Estado ha superado la crisis y busca
disminuir la enemistad y el encono de los derrotados.” (Aguilera M. 2001), Y es que, aunque las
negociaciones con las FARC no dieron los resultados esperados, no obstante los diálogos con el
M-19 se reanudaron en busca de un último aire que salvara el proceso de paz, ellos propusieron
retomar.
Ricardo Arias (1993) Señala:
“Para llevar a cabo las posibles reformas, el M-19 había insistido -y era parte del acuerdo firmado
entre ese grupo y el gobierno- en la necesidad de convocar un "Gran Diálogo Nacional" que,
70
reuniendo a los representantes de los más diversos sectores sociales, señalara los cambios que el
gobierno debía impulsar”. Aunque ya para a mediados del 84, luego de un análisis de los
resultados arrojados hasta ahora de los diferentes procesos de paz llevados a cabo, el resultado
favorable más evidente fue el cese al fuego bilateral que por periodos permitió vivir a la
población civil tiempos de relativa calma como indicio de reconciliación; pero fundamentalmente
continuaron sin evidenciarse los acuerdos concretos pacificadores como la reforma política y
económica, esta falta de compromiso por parte del gobierno, tendría un fatal agravante traducido
en la pérdida de confianza al proceso”.
También M. Afanador (1993); comenta que:
“La constante insistencia del M-19 por utilizar las armas, incluso luego del acuerdo de cese al
fuego con el Gobierno; dejaban claro que una vez más este grupo guerrillero desaprovechaba o
despreciaba la posibilidad de canalizar y expresar políticamente el descontento de sectores menos
favorecidos en las ciudades donde tenía influencia (Entre ellas Cali, Bogotá, Medellín, y
Zipaquirá)”. (p. 130).
Por su parte, el gobierno buscaba establecer los medios para concretar, en medio de las
dificultades que torpedeaban el proceso de paz con el M-19, la dejación de las armas por parte de
este último como señal de credibilidad por llevar a cabo los acuerdos a través de los diferentes
diálogos que se lograban establecer; pero la realidad nos demostraría que estas acciones
implicarían un mayor compromiso por parte del gobierno para brindar los medios apropiados
para su éxito, pues como veremos:
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“El proceso de desmovilización consiste en el acuartelamiento o acampamiento de las tropas en
zonas especificadas; la entrega, almacenamiento, custodia y eliminación de sus armas; y la puesta
en práctica de programas temporales para satisfacer sus necesidades inmediatas y para ayudarles
a su reintegración socioeconómica, de modo que sean capaces de mantenerse a sí mismos y a sus
familias. Estos programas suelen proporcionarles documentación, raciones de comida, vivienda,
material de construcción, acceso a la tierra e insumos agrícolas (semillas, herramientas), dinero,
microcréditos blandos para la reconstrucción de sus propiedades o para la creación
de microempresas, así como cursos de capacitación”15.
De esta forma y si se llevan a cabo la mayoría de pasos que conlleva la realización de un proceso
de paz, podrá decirse que fue un tanto exitoso y que dejo frutos para la sociedad, ahora bien hay
que tener en cuenta que en Colombia casi ninguno de los diálogos que se han llevado a cabo ha
resultado exitoso del todo pues siempre hay diversos factores que frenan este tipo de intentos por
alcanzar la paz, de esta forma podemos entender el proceso de paz en palabras nuestras como los
esfuerzos de las partes interesadas en alcanzar una salida duradera a los conflictos.
Pacho Paz (2015), nos cuenta entre sus experiencias, la propuesta que en concreto el gobierno le
ofreció a los principales cabecillas del M-19: “Belisario pensó que el Eme se iba a contentar
como dice el dicho con el discurso de “casa, carro y beca” y resulta, que, él <volviendo a pacho>
tuvo la oportunidad de decirle al ministro Ramírez, “oiga, nuevo ministro si yo pidiera casa, carro
y beca, pues para eso me pongo a robar para comprar el mejor carro del mundo; nosotros
queremos es otras cosas” entonces a él <pacho> le ofrecían y se lo decían, “pacho, ¿a qué país
15 Ball, N. (1997). Demobilizing and Reintegrating Soldiers. Londres: Lynne Rienner Publishers.
72
quieres irte, al paso que tú me digas, inmediatamente te colocamos haya ¡con todo!” ahí fue
cuando Pacho le dijo “no ministro, si fuera para eso con la plata que le quitamos a un gringo, nos
hubiéramos ido a vivir a París, no, yo no quiero eso”, pero los del gobierno le apostaron a eso.
Fue así que como parte del recurso final que se intentó aplicar en busca del cumplimiento a los
acuerdos pactados en este periodo, se establece el proyecto de indulto: “el gobierno impulsó la
filosofía de la amnistía mediante la presentación de un proyecto de ley de indulto que cubriera no
solo a quienes por cualquier razón no habían sido beneficiarios de la amnistía de 1982, sino
también a quienes a partir del 21 de noviembre de ese mismo año hubieren cometidos delitos
políticos o conexos. Luego de varios debates el Congreso aprobó la Ley 49 de 1985”. (Afanador,
1993. P. 131); para Mario Aguilera (2005), el indulto como reconocimiento del status de
delincuente político busco favorecer el diálogo y la negociación además de anular los delitos y las
penas. No obstante, como finalmente señala Carlos Ronderos (2003), “la política del perdón tiene
el efecto nocivo de imponerse a los ciudadanos y de suscitar reacciones negativas en los sectores
más radicales del bando político y militar contrario.” Es por ello que recordemos que la negativa
del conservatismo y del ejercito por llevar acabo los diálogos de paz y pretender reintegrarlos a lo
sociedad, sumado a la intromisión de las políticas internacionales de los Estados Unidos en su
lucha contra las manifestaciones comunistas presentes, por ejemplo, como en la bandera
ideología del M-19; se constituyeron como trascendentales obstáculos que limitaron concretar en
buena vid los diálogos de paz entre el gobierno Betancur y el Eme.
73
3.5. El fracaso del proceso de paz con el M-19.
“Así pues, la última fase del proceso de paz se inició el 6 de noviembre de 1985, con la toma
del Palacio de Justicia por el M-19. A partir de allí, la paz cedería su lugar a la guerra
sucia”16.
Socorro Ramírez.
Hemos visto como las diferencias entre los distintos intereses políticos, la presión social por la
crisis interna, junto a las continuas manifestaciones de violencia, han impedido lograr un
verdadero acuerdo de paz entre el gobierno de Betancur con el M-19 que condujese al fin del
conflicto, por lo tanto es de preverse que los diálogos, por lo menos durante este periodo, no
llegaran a buena vida; eso lo veremos ahora continuando con los acontecimientos; uno de los
cuales, como un hecho trascendental, tubo origen en medio de los diálogos con el Eme.
J. Gómez (2007) comenta:
El Ejército atacó el 14 de Diciembre de 1984 el campamento de esta organización acantonado en
el cerro de Yarumales aduciendo la ilegalidad de la existencia de repúblicas independientes. Pese
a que un nuevo pacto puso fin al incidente tras 26 días de combates, éste sería el preludio del
rompimiento de las conversaciones de paz con el M-19. (p. 2).
Conduciendo así al país a una nueva escalada de la violencia, marcada por la guerra sucia y el
terrorismo, “Guerra similar en sus prácticas y diferente solamente en sus legitimaciones
ideológicas”. (Ramírez V, Socorro y Restrepo M, Alberto L. 1989), fue la muestra de la
16 Frases de Ramírez, S y Restrepo, L. (1989). Actores en Conflicto por la Paz. Bogotá: CINEP-Siglo XXI
74
radicalización de aquellos sectores partidarios del tratamiento militar de la insurgencia que
también condujeron al recrudecimiento de las acciones guerrilleras y también, como otro efecto
colateral, se fortaleció el paramilitarismo para 1985 “a la sombra de la impunidad oficial,
evidenciada en su articulación con el ejército.” (C. de A. Alvear J. 2001); gracias a esta misma
fuente de información, comprendemos en consecuencia como para ese mismo año, los
paramilitares hicieron aún más sistemática su campaña de exterminio de guerrilleros y supuestos
simpatizantes suyos.
Pacho Paz (2015), agrega que se termina la tegua porque:
“específicamente porque un helicóptero militar ubica a una unidad del M-19 en el cañón de las
hermosas, y empiezan a “rapellar” (disparar), desde el helicóptero, que no es como los de ahora,
los de ese entonces no eran como los de ahora, eran comunes y corrientes y tenían una dificultar y
era que para que el artillero pudiera disparar, el helicóptero tenía que ladearse, porque la torreta
de la ametralladora estaba fija y tenían que abrir la compuerta y eso volvía al helicóptero muy
inestable y vulnerable, y como le entraba aire eso ayudaba a que se desestabilizara, cuando el
helicóptero empieza a “rapellar” a los “compitas nuestros” los compañeros, responden con
fusilería y lo derriban, se cae el helicóptero, y eso dos que eran soldados del m y 8 tripulantes
quedan muy mal heridos, entonces los compas cogen a esos tripulantes, a los heridos les hacen
unas “sariguellas” <como unos torniquetes para las heridas> y los llevan a un sitio en Rio blanco
y se los entregan a los campesinos para que los lleven al hospital, los campesinos les avisan al
ejército y cuando estos soldados heridos llegan al hospital de rio blanco, todos están muertos
fusilados, entonces, el periódico “El tiempo” que es de la responsabilidad de Enrique Santos, por
eso es que todos eso “cabrones” son los responsables de esto, sacan un titular que dice “El M-19
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derriba un helicóptero y quema vivos a los tripulantes”, “si tú vas a la meroteca, esa noticia debió
ser el 19 o 20 de julio del 85, ¡cuando nosotros los entregamos vivos!, heridos pero vivos los
entregamos ” y con esa disculpa, es que Belisario rompe ese día la tregua, mejor dicho, el
accidente es el 18 o 19 de julio, pero como el paro estaba llamado para el 20 de julio, la “rata” de
Belisario no fue capaz de decir, ( “rompemos la tregua por temor al paro nacional”, no,
“rompemos la tregua por la paz y por nuestras adoradas fuerzas armadas” pero los del m, ya
estaban enterados del rompimiento previo de esa tregua. )
Continuando con “Pacho” miramos como entonces, años después, no se acuerda él, porqué medio
fue, pero años después Enrique Santos reconoce que el periódico engaño a la opinión pública y
que eso no es así; pero bueno, esa fue la excusa para romper la tregua el 20 de julio del 85, pero
la razón real para romper la tregua es que, el sistema, no solamente Belisario, Belisario es solo un
títere más, se asustó mucho, porque jamás habían pensado que el apoyo popular al M-19 fuera tan
fuerte, “es que nosotros nos apropiamos de ciudad bolívar, de Cigoe y de agua blanca en Cali, en
barranquilla”, es decir se volvieron un poder popular muy peligroso, es decir, la consigna del
Eme en el dialogo nacional era “ser gobierno”, cuando el llego a ciudad bolívar la consigna
también fue “ser gobierno” y fue como un alcalde pequeño, es decir por el respaldo popular y esa
es una versión para romper la tregua.
Así pues, los jefes del M-l9 fueron asesinados uno a uno, empezaron por Iván Marino Ospina y
posteriormente cayó Óscar William Calvo, líder del EPL. El Ejército lanzó sofisticadas
operaciones de contrainsurgencia y el proceso de paz encontró un final trágico con la toma del
Palacio de Justicia efectuada por el M-19 en Noviembre de 1985, cuando los militares decidieron
asaltar el lugar con un alto costo en vidas humanas. La salida militar fue la respuesta al proceso
76
de negociación. (C. de A. Alvear J. 2001). Con lo cual además impulsó con mayor fuerza, tanto a
nivel de las fuerzas armadas como de diversos estamentos sociales (empresarios, la prensa), la
vieja concepción 'de liquidar militarmente la insurgencia izquierdista, echando en saco roto la
solución social y política, es decir, echando a un lado las connotaciones sociales y económicas
que han enmarcado a la violencia de tantos años. (Arrubla M, et al., 2007). También cabe
mencionar que el M-19, en 1985, a partir de la reunión del "Congreso de los Robles", pudo haber
derivado hacia una expresión política partidista como la de la UP, pero la prohibición por parte
del gobierno de llevar a cabo tal congreso eliminó esta posibilidad en su mismo origen, por lo
cual el M-19 enfiló su esfuerzo al fortalecimiento de la tendencia militarista como lo muestran la
serie de ataques y enfrentamientos militares con las fuerzas armadas (Arrubla M, et al., 2007).
Pero ya con el fracaso que representaba la Toma del Palacio, el Eme y el gobierno perdieron su
fuerza y credibilidad por lidiar con el conflicto “A partir de entonces, las críticas de amplios
sectores de la sociedad se tornaron aún más feroces; el apoyo al Presidente, que había venido
debilitándose a medida que la paz se alejaba, pareció desaparecer por completo. El Proceso de
Paz, entendido como un mecanismo que hacía del diálogo la herramienta central para acabar con
la guerra entre subversión y Estado, había llegado a su fin.” (Arias R. 1993).
Es por esto y a pesar de ello también, que de igual manera, es necesario que para comprender el
concepto de proceso de paz se necesita asumir dentro de estas fases los resultados que pueden
derivarse de las mismas las cuales hacen parte sin duda alguna de todo lo que conlleva el proceso
en sí, es decir el proceso no se queda simplemente en la firma de los acuerdos establecidos,
también consta del activar de los mismos en la práctica cotidiana de un país, y dentro de estos
accionares es importante analizar en si la desmovilización, que permitirá llevar a cabo el
cumplimiento de los compromisos de una forma más concreta; así pues entenderemos:
77
“La desmovilización de los soldados de los distintos bandos, y su posterior reintegración en la
vida socioeconómica del país, es una de las tareas más importantes, pero también más difícil
política y técnicamente, en los procesos de rehabilitación posbélica al acabar las guerras, sobre
todo tras los conflictos civiles. En muchos casos, la desmovilización suele llevarse a cabo bajo la
verificación de observadores militares de las Naciones Unidas y las condiciones en que se realiza
suelen detallarse en los acuerdos de paz firmados entre los contendientes, en el caso de que
existan. Su ejecución debe basarse en una clara comprensión de las condiciones locales y de la
dinámica del conflicto en el país, al tiempo que su éxito es esencial para que el proceso de paz
sea irreversible y evitar riesgos de rebrote del conflicto. Sin embargo, los procesos de
desmovilización y reintegración con frecuencia carecen de la planificación y de la coordinación
conjunta necesarias.17”
Para Pacho Paz (2015), las implicaciones del fracaso del proceso de paz van en un sentido,
preocupante mente más trascendente:
“Por lo mismo que va a fracasar este (proceso de paz del gobierno con las FARC en la Habana),
porque no hay voluntad de paz de la clase dirigente, lamentablemente esa es la razón” para que
un proceso de paz sea éxito necesita tres ingredientes indiscutiblemente, el primero, voluntad de
paz de la clase dirigente, porque la clase dirigente es la que se nutre económicamente y
políticamente de la guerra y esa clase dirigente, que no son los políticos, la clase dirigente, me
estoy refiriendo a los banqueros, a los industriales, a los ganaderos, es decir a los gremios: a
fenalco, a la andi, etc. Ellos son los que se lucran de la guerra y ellos son los que se nutren de
17 Pérez, C. y Arizaga, M. (2000). Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al
desarrollo.Icaria.
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toda esa situación social que generan, entonces, mientras “esa gente” no tenga voluntad política,
no va a ver proceso de paz; (…) segundo ¡una reforma agraria!, sin reforma agraria no hay
voluntad, es que parte de la voluntad es la reforma agraria, porque, el inmenso problema de
Colombia es el problema de la tierra, lo que pasa es que la gente de la ciudad, como en la ciudad
no sienten, aquí en Bogotá el problema de la tierra no lo entienden, pero en la realidad del país,
los que conocemos el país rural, juepucha, yo llevo 50 años en el país rural, sabemos que sin
reforma agraria no hay paz; y tercero: la despolitización de las fuerzas armadas porque las fuerzas
armadas son, además de formadas en la escuela de las Américas, son los que tiene la idea del
enemigo interno, que fue digamos producto de la Guerra Fría, de quitar no el enemigo exterior, si
no que había un enemigo interno que había que derrotar, entonces ideológicamente nuestras
fuerzas armadas están formadas y diseñadas para combatir al enemigo interno, que son los
sectores democráticos, entonces si no hay una depuración y un replanteo de las fuerzas armadas,
no va a ver paz, antes y ahora es exactamente lo mismo, por eso yo soy escéptico de este proceso
de paz, ¡siendo un hombre de paz!”
Así terminamos con el periodo presidencial de Belisario Betancur; ya durante el gobierno
entrante de Virgilio Barco, se consigue concretar en diálogos de paz con el M-19 la dejación de
armas de este grupo insurgente y llega a la candidatura presidencial Carlos Pizarro. (Chaparro N.
2013). Según datos de el periódico “El Tiempo” (2004) fueron unos 917 militantes del “Eme”
que se desmovilizaron; y aunque Pizarro es asesinado el 26 de Abril de 1990, en otro episodio
más de la violencia en Colombia, para dar un cierre más positivo, recordemos el éxito del M-19 a
través de varios de sus ex militantes como Francisco, “Pacho Paz”, quien hoy es un líder
comunitario y catedrático de la paz; o de Navarro Wolf, quien entre otros, en un acto
democrático, participaron con el gobierno junto a otros sectores políticos y sociales, en la
79
construcción de la Constitución Política de 1991 durante el gobierno de Cesar Gaviria (1990-
1994), la cual se ha establecido en garante a derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos
para con el Estado, en pos de una mejor democracia en nuestro país.
Hemos visto como el presidente Betancur bajo su propuesta de “apertura democrática” incentivo
la participación en los asuntos del país de diferentes sectores políticos y sociales, aunque como
hemos visto, de mayor influencia conservadora en el primero y principalmente de la iglesia en
representación del segundo. En medio de un ambiente sociopolítico adverso, reorganiza los
comités negociadores de paz con los diferentes grupos al margen de la ley, promoviendo la
amnistía para las diferentes organizaciones guerrilleras, pero diferencias ideológicas y otras
situaciones conflictivas coartaron el proyecto de paz con las FARC por ejemplo. Entonces, el
proyecto de negociación adelantado por Belisario Betancur se concentra pues en desarrollar el
proceso de paz con el Movimiento 19 de Abril en el que entran a participar Otto Morales y Laura
Restrepo, nombrados por el mismo primer mandatario, en representación política por parte del
gobierno en este caso, como negociadores y mediadores con la guerrilla del M-19, (mientras
Francisco “Pacho Paz” se encontraba militando en la clandestinidad con las fuerzas del “Eme”),
en el que se desarrolló un proyecto de amnistía y luego de indulto, los cuales fracasaron tras la
indisposición política de ceder a ciertas demandas del gobierno a la guerrilla y viceversa, sumado
a la falta de apoyo político al proyecto de paz, en que vimos una serie de aberraciones en el
proceso como la continuación de la violencia tras escaramuzas de enfrentamientos, el continuo
asesinato de los líderes del “Eme” y la falta de cumplimiento en la palabra de Belisario, demostró
la falta de garantías por llegar a un acuerdo llevando al fracaso del proceso de paz.
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4. ÚLTIMAS CONSIDERACIONES.
4.1. El caso del Palacio de Justicia (ayer y hoy).
Luego de una serie de intentos fallidos por establecer ciertos acuerdos entre el Gobierno de
Belisario Betancur y el grupo guerrillero M-19 que llevaran a la paz y a una reestructuración
política del Estado, en una de las acciones más controversiales de la historia reciente
colombiana, el 6 de Noviembre de 1985, la guerrilla del M-19 ocupa abruptamente el Palacio de
Justicia en Bogotá, sede de la Corte Suprema y el Consejo de Estado, durante 28 horas el país
vivió uno de los episodios más recordados de la violencia en Colombia; el Palacio quedo
reducido a escombros tras los enfrentamientos entre la guerrilla y el ejército durante la toma y la
retoma, costándole la vida, según datos de la revista “Semana”18, a casi 100 víctimas entre
magistrados, guerrilleros y civiles en diferentes servicios que en el momento se encontraron; la
claridad en los hechos aun hoy es un misterio, puesto que sobre cada versión oficial del asunto,
han surgido nuevos vacíos y evidencias que complejizan un capitulo viciado por la
desinformación, dado los diferentes intereses políticos que representa.
Comencemos con (Restrepo L. 1986), quien entendía que Belisario y la guerrilla del M-19 tenían
en sus manos el “ganar la bandera de la paz” como decía Báteman, la cual, bajo el entendimiento
de las consideraciones que presionaban y coartaban el proceso, implicaba que la supuesta victoria
18 Revista Semana. (2010). “La tragedia del Palacio de Justicia, un monumento a la impunidad”.
Recuperado de: http://www.semana.com/nacion/articulo/la-tragedia-del-palacio-justicia-
monumento-impunidad/124115-3.
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se daría entre una lucha violenta y una derrota política para quien resultase perdedor; pero aun
peor, quien abandonara el camino de las negociaciones seria visto como responsable por
continuar la guerra; pero el conflicto tendría uno de sus peores y más recordados episodios con la
toma del Palacio de Justicia, sobre la verdad y responsabilidad de los hechos, se quedaron entre
los escombros y pilas de muertos: “los guerrilleros que se lo tomaron habían hecho una sola
petición: que se diera a conocer la verdad, que se publicaran las actas de verificación, que se
hiciera un juicio para señalar y condenar a los autores del fracaso de la paz. Lo que pedían era
simple como una gota de agua. Como una palabra verdadera. Y, sin embargo, esa acción se
convirtió en el peor holocausto de la historia nacional. La verdad, como una diosa malcriada y
caprichosa, en vez de mostrarse quiso sangre y exigió la vida de los magistrados, de los
guerrilleros y de todos los que se inmolaron en ese terrible altar de sacrificios que fue el Palacio
de Justicia. Ahora la verdad está ahí, sucia de ceniza y sangre, atrapada entre los escombros”. (p.
13). Horas después de la toma, el presidente Betancur se pronuncia ante los medios asegurando
que “el proceso de paz continua inalterable” en medio de ello, el pueblo observaba el infierno que
allí se desataba, generando dudas sobre si tal proceso, en realidad alguna vez haya
existido.
Entre otros sectores, aquellos considerados “enemigos de la paz” nunca habían dejado de
manifestarse, y con mayor fuerza frente a la toma del Palacio, para Ricardo Arias (1993), la
jerarquía eclesiástica había aprobado el proceder de las fuerzas militares ante la acción terrorista
del M-19, y la condena por este hecho junto a todo el proceso de paz que para un clero
conservador, solo implicaba dar un contrapié más; este se manifestó a través de diferentes
Obispos, quienes comunicaron su descontento por la pasividad y permisividad del gobierno
frente a los subversivos para quienes sus fines eran los del crimen, el enquiquecimiento ilícito, la
82
lucha de clases, entre otros; pero no todos los miembros del obiscopado seguían esta corriente,
para Monseñor Revollo Bravo, había que conjurar todo esfuerzo para reconstruir el país en paz y
dignidad por medio de profundas reformas sociales; “La toma del Palacio significó un gran revés
para el Proceso de Paz, el más rudo golpe al primer intento conciliatorio por acabar con una de la
formas de violencia que sacuden al país desde hace ya varias décadas. La tendencia conservadora
seguía manifestándose, pero El Catolicismo, que había sido uno de sus máximos representantes,
había experimentado una notable evolución.” (Arias R. 1993).
Para Pacho Paz (2015), la cuestión del Palacio vemos que fue más delicada, pues implica
desocultar el papel protagónico de las fuerzas militares:
“Belisario menosprecio la capacidad de intriga de las fuerzas armadas <ejercito> y ese menos
precio, es que yo no creo que los ataques y hostilidades contra el M-19 Belisario los organizara
como tal, aniquílenlos, mátenlos, acábenlos a pedacitos, eso fue organizado propio de las fuerzas
armas, ¡ha, estos hp están allí, vamos a darles a si el presidente diga que no! y eso se vino a
comprobar con el Palacio de Justicia, “cuando los militares lo cogen y lo meten en un cuarto y le
dicen <al presidente> “¿sabe qué? ¡Usted se queda ahí y cállese!, esa fue la realidad, inclusive lo
de Teófilo, pero eso no lo sabe el país, llego un momento en que al tipo lo encerraron en la
oficina “usted no puede salir señor presidente””.
Este testimonio, puede recordarnos la contante indisposición de las fuerzas armadas por llevar a
cabo los acuerdos de paz, en un doble juego de discurso y acción política, librado entre quienes
acompañaban al presidente representados por medio de los líderes militares en las negociaciones
y por otro lado el ejército tomando su propio veredicto, sin que conozcamos con precisión de
dónde venían las ordenes.
83
Tengamos en cuenta que la manipulación mediática ha sido una herramienta constante y directa
para establecer unos valores de juicio frente a una situación en particular, y con los principales
aparatos mediáticos a disposición del Estado, otros posibles responsables como en el caso del
holocausto en el Palacio, han encontrado refugio en la práctica tras un discurso político amarrado
a la conveniencia de los implicados ocultos ajustando la notica del suceso; entendamos que para
Laclau (2000), la práctica se convierte en hegemónica cuando logra subvertir las prácticas
opositoras que compiten con ella por la articulación de lo social. Cuanto más abierto es lo social,
más espacio encuentra la dimensión hegemónica. Así, define a la hegemonía como aquel intento
de extender un conjunto relativamente unificado de discursos, como el horizonte dominante de lo
social, a partir de la articulación de elementos –diferencias no articuladas discursivamente- en
momentos parcialmente fijados, en un contexto atravesado por fuerzas antagónicas. Estos
antagonismos se realizan en la experiencia del límite de lo social, donde se evidencia la
imposibilidad de lo social al introducir la negatividad radical que implica la subversión de la
identidad social. Esta negatividad radical es la que provee la posibilidad a las fuerzas
hegemónicas de desplazar la no-sutura de lo social a su exterior constitutivo y substitutivo, la que
es vivenciada como el enemigo responsable de todo mal. Por eso, debemos ser críticos frente a la
información que brindan los medios de comunicación, pues, entre los distintos discursos en
confrontación, se esconde la verdad.
Otra perspectiva al respecto nos brinda el block del M-19 (2011), con respecto al Genocidio del
Palacio de Justicia, para quienes “las fuerzas mancomunadas del Estado decidieron masacrar a
los magistrados de la Corte, a los empleados y visitantes que se encontraban allí en esos
momentos y a la fuerzas insurgentes del M 19 destacadas para hacer una demanda armada al
Gobierno del Señor Belisario Betancur, violador de los pactos de Paz, acordados entre el Estado y
84
el pueblo Colombiano en esa época. Acto que sumió a nuestra Republica en la ilegitimidad. La
República de Colombia se sumió otra vez en la noche de horror desatada por el terror oficial. La
juridicidad desapareció como cuerpo de la República y aparecieron diversas formas de gobierno
en medio de la fractura del consenso social, la opinión pública justificó las diversas formas
populares que asumió el pueblo como embriones de un nuevo gobierno, de un nuevo contrato
social que surgiría en 1991 sancionado por el pueblo soberano en la Constitución de 1991.” Esto
puede recordarnos la lucha por la hegemonía en predominio del discurso político del que hablaba
Lacrau, por eso debemos ser críticos frente a los diferentes relatos y juicios que se establecen.
Otto Morales (1991) comenta:
Cuando se tomaron el Palacio de Justicia, el M-19 pedía al gobierno tomar medidas de
protección para los posibles extraditables por el delito del narcotráfico, puntalmente comenta que:
“En un libro que publicó la Procuraduría de la Nación, en agosto de 1986, registra cómo el 3 de
octubre de 1985, la H. Corte Suprema de Justicia comunicaba a la ciudadanía, por medio de la
prensa, que recibía graves, concretas y reiteradas amenazas de muerte contra los miembros de
este Organismo en relación con nuevas demandas de inconstitucionalidad del Tratado de
Extradición entre Colombia y los Estados Unidos". Para el Eme, consistía en una solicitud de
evitar la extradición de colombianos a Norteamérica pues la consideraban como “una renuncia de
la soberanía nacional”. Pero para el Ex-Presidente Carlos Lleras Restrepo: "...los asesinatos allí
cometidos no puede olvidarse que una de las cosas que el M-19 considera como causas
justificadas de sus crímenes es la existencia de un instrumento internacional que permite
perseguir delitos que tienen también carácter internacional.”
85
Esto, fue una puja de señaladores, víctimas y victimarios entre quienes hacían exhortaciones al
nacionalismo y quienes se escondían buscando la impunidad. “¿Y cómo ignorar que en los días
anteriores al asalto varios magistrados recibieron amenazas? ¿De dónde provenían éstas? ¿De los
narcotraficantes o del M-19? Y por último, ¿qué valor tiene el hecho de que a esas amenazas
siguiera, a los pocos días, el ataque y el sacrificio de los que debían calificar las solicitudes de
extradición?". (Morales O. 1991). Esto implicó la necesidad de replantear y hacer claridad en las
políticas, pues se vivía una guerra deshumana, cruel y despiadada que no obedece ni a reglas
mínimas del derecho de gentes; su logro concreto, al tenerse en cuenta, se alcanzó años después
entre la estructuración de la constitución de 1991.
Pacho Paz (2015), al respecto aporta otra perspectiva complementaria sobre el caso del Palacio
de Justicia:
“sobre “ese cuento” del negocio con los narcos, claro que hacíamos negocios con los narcos,
hasta se mandaron muchas caletas cargadas de coca, y no se regresaban vacías, regresaban con
munición, regresaban con armas, regresaban con cosas que el Eme necesitábamos, ¿quiénes
hacían negocio con los narcos?, hacia negocio con los narcos el M-19, el ejército, la iglesia, los
banqueros, los arquitectos, los importadores de carros, ¡todo el país!, todo el país ha hecho
negocio con los narcos, hacia negocio con los narcos el padre García Herreros, hacia negocio con
los narcos el Cardenal Castrillón que decía que cuando la plata de Pablo Escobar entraba a la
iglesia se limpiaba, hacia negocios con los narcos el presidente de la republica que llenaba el
avión presidencial de coca, hacía negocio con los narcos los almirantes de la armada que llenaban
el “Gloria” de cocaína, ¡entonces que no vengan a decir que era que nosotros <el Eme> hacíamos
negocio con los narcos, todo el país hacia negocio con los narcos”, el negocio con los narcos era
86
ese, “papito, llévese esto cargado y coca y tráiganos munición, tráiganos fierros, tráiganos
explosivos, tráiganos cosas, ¡eso si es una realidad!” pero ese mito de que pues nosotros hicimos
lo del Palacio de Justicia por Pablo Escobar, ¡eso no sé qué huevon de la cabeza fue!, para no
entender cómo era la relación en ese momento de los narcos con nosotros, había una relación
correlacional, pero lo demás de la relación con Pablo, nosotros nos habíamos ¡era matando!,
porque obvio, ellos nos mataban a nuestra gente, pero nosotros también los cascábamos, yo
mismo, aquí en Bogotá, tumbe con otro tipo, casi un cuarto de millón de dólares al narco en su
casa, entramos y le quitamos en su casa y lo robamos, porqué a él, sabíamos que el hombre no
podía poner la denuncia; nosotros con los narcos nos dábamos duro, pero también teníamos
negocio” lo mismo que sucede hoy, “por un lado se cascan y por el otro hacen negocios””.
Estas declaraciones nos han de dejar una visión más crítica frente los distintos discursos políticos
y las acciones de los implicados en el conflicto, pues representa una visión personal de los
hechos, frente a las declaraciones y posturas, como ya hemos visto, del bando contrario; para que
ahora cada quien pueda tomar sus propias conclusiones.
Siendo críticos con lo dicho hasta ahora, este último testimonio permitiría plantear la posibilidad
de un complot, en el que guerrilleros e incluso integrantes de la mismas fuerzas armadas
estuvieron involucrados sin que sepamos que otros sectores pudiesen estar implicados; esto se
podría sustentar gracias a las declaraciones dadas al periódico “El Tiempo” (2015), en el que
cuentan la incertidumbre que corre tras conocer información sobre el preludio al ataque: “Tres
días antes del ataque del M-19, la Policía que cuidaba el Palacio de Justicia fue relevada. Hasta
hoy, las autoridades militares y policiales de la época no han podido explicar por qué se tomó esa
decisión, que facilitó el asalto; más aún cuando había plena certeza de que la guerrilla intentaría
atacar a las altas cortes. Así lo admitió en un debate en el Congreso el entonces ministro de
87
Defensa, Miguel Vega Uribe, quien reconoció que se conocía por inteligencia de un plan del M-
19 para tomarse el Palacio y hacer rehenes a los magistrados.” Finalmente cierra contándonos
sobre la falta en la toma de medidas de los entes encargados tras el conocimiento de diversas
amenazas: “El 30 de septiembre de 1985, consta en expedientes, el tema fue examinado en un
consejo de seguridad al que asistieron los directores del DAS, de la Policía y el Ministro de
Gobierno. Incluso se envió una carta a la Corte Suprema para advertir sobre las amenazas que
pesaban sobre algunos magistrados. Un fallo del Consejo de Estado contra la Nación dice que,
sin embargo, se retiró la seguridad, “sin que al respecto se encuentre en el proceso justificación o
explicación alguna para tomar tan irresponsable determinación”” (Et al. 2015).
Pero la complicidad entre los señalados y otros quienes con el tiempo se fueron descubriendo,
han dado muestras de que este capítulo aún tiene mucho por resolver; entre ellos, las victimas que
no aparecen, los archivos desaparecidos, la supuesta infiltración de dineros de Pablo Escobar en
el asunto y la verdad entre los personajes involucrados; aquí vemos el caso del Coronel Alfonso
Plazas Vega, para quien se trató de una lucha en defensa de la democracia; el General Jesús
Armando Arias Cabrales, quien dio las ordenes de la retoma del Palacio de Justicia, ellos fueron
condenados entre 30 y 35 años de cárcel respectivamente por desaparición y responsabilidad en
la muerte de los presentes en el Palacio; de los guerrilleros del M-19 presentes en la toma,
ninguno quedo vivo, y los demás líderes posiblemente implicados, están ya muertos.
Finalmente, de entre los diferentes procesos llevados a cabo por esclarecer lo ocurrido en el
Palacio de Justicia luego de treinta años del holocausto, aún surgen versiones del evento que
estremeció a Colombia en los 90s; según el informe final de la Comisión de la Verdad sobre los
hechos, el cual “describe también eventos que determinan el contexto político y social previo a la
toma del Palacio y datos desconocidos como el retiro de la protección al Palacio por parte de la
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Policía el 5 de noviembre de ese año.” se establecen las primeras conclusiones, veremos como el
periódico “EL HERALDO (2015)” presenta 25 datos impactantes que reveló la comisión19, aquí
mencionaremos algunos:
1. De los 94 muertos, sólo 68 cadáveres fueron identificados. Gustavo Ramírez, visitante
ocasional, supuestamente fue identificado, con lo que la cifra ascendería a 69 personas, pero
nunca fue referido el protocolo de necropsia correspondiente con su nombre, y es posible que su
cuerpo haya terminado en la fosa común del Cementerio del Sur, Bogotá.
3. De los 68 identificados, 33 no presentaban quemaduras, y de éstos, 10 correspondían a
personas que laboraban en el Palacio, 6 a integrantes de las fuerzas del orden, 1 a un visitante, 1 a
un transeúnte y 15 a guerrilleros del M-19. En tanto que de los 35 restantes, 5 pertenecían a
miembros de las fuerzas del orden, 29 a personas que trabajaban en el Palacio y 1 a un visitante.
(…)
4. Según sostuvo el ex fiscal General de la Nación, Alfonso Gómez Méndez en su entrevista con
la Comisión de la Verdad, en el caso de la toma del Palacio de Justicia, el Presidente no abrió un
espacio para el diálogo. Afirmó que inicialmente pensó que la toma del Palacio tendría un
desenlace parecido al de la Embajada, "pero vi que se complicó y entonces llamé a “Gabo”, le
19 Para conocer mejor los diferentes puntos dados a conocer sobre el caso del Palacio de Justicia,
Periódico El Heraldo. (2015). 25 datos impactantes de la toma del Palacio de Justicia que reveló
la Comisión de la Verdad. Recuperado el 6 de Febrero de 2016 de:
http://www.elheraldo.co/nacional/25-datos-impactantes-de-la-toma-del-palacio-de-justicia-que-
revelo-la-comision-de-la-verdad
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expliqué lo que ocurría y le pedí que hablara con el presidente Betancur, luego me llamó y me
dijo que había hablado con el Presidente pero que la situación no estaba en sus manos".
(…)
9. Existen documentos que certifican el envío a fosa común de un total de 36 cuerpos entre
completos y carbonizados, unos identificados y otros como N.N. en cuatro fechas diferentes: 9,
14, 20 y 23 de noviembre de 1985. Sin embargo, al confrontar dicha documentación 98 con el
listado general de las necropsias, se observa que la información reseñada es contradictoria y está
incompleta. Así, en el oficio en mención se consigna el envío de 9 cuerpos completos
identificados y 27 cuerpos NN carbonizados. Comparada la información con el listado general y
los protocolos de necropsia respectivos, la situación muestra inconsistencias.
(…)
25. Tal como lo han reconocido diversos analistas y los propios ex integrantes de ese movimiento
subversivo, la toma del Palacio fue un craso error de cálculo político y militar de parte del M-19.
Dentro del movimiento, profundamente dividido en la época, triunfó el ala militarista en la
decisión de tomar por la fuerza el Palacio, con la convicción de que se repetiría el episodio de la
toma de la Embajada de República Dominicana y el de Yarumales.
El caso del holocausto en el Palacio de Justicia, queda marcado pues, como el punto de quiebre
en las relaciones de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y el grupo guerrillero M-19, el
intento por llegar a un acuerdo entre las partes en confrontación fue tan torpedeado desde
90
distintos sectores políticos, sociales y externos, hasta observamos el auto sabotaje; que fue pues,
imposible establecer un proceso de paz durante este periodo que condujese al fin del conflicto
armado interno.
4.2. Perspectivas de paz.
Frente al panorama político y social que empieza a surgir luego de una valoración de los alcances
del proyecto de paz de Betancur, podemos entender parafraseando a Ricardo Arias (1993), que a
proximidades de finalizarse el proceso de paz, aunque no quedaba para el país un panorama muy
alentador, pues las guerrillas como el M-19 seguían en pie de lucha y ahora la mafia de la droga
irrumpía a sembrar un nuevo terror a través del territorio; pero a pesar de las fallas y de las
contradicciones o aberraciones que atravesó el proceso, queda reconocer entre los puntos a favor,
primero, la organización de un partido político surgido de la guerrilla luego de su
desmovilización (la AD-M19 (Alianza Democrática M-19)) cuyas bases nacieron del dialogo
político entre las partes con el fin de la dejación de armas para dar paso a la participación
democrática, y segundo, por la inclinación histórica de amplios sectores políticos por hacer
conciencia del empleo del diálogo como instrumento trasversal, hasta entonces subestimado por
las clases dirigentes y por la mayor parte de la población urbana, para buscar la pacificación del
país. Esto lo observamos cuando Arias comenta que: “El presidente Barco, luego de haber
rechazado durante dos años la experiencia de su antecesor, terminó adoptando una Iniciativa de la
Paz, dentro de la cual las negociaciones políticas con la subversión permitieron la reinserción del
M-19 a la vida civil. El gobierno de Gaviria prosigue en ese camino: la solución debe buscarse,
en primera instancia, a través del diálogo; más aún: otros protagonistas de la violencia, como los
91
carteles de la droga, han entrado también en negociaciones.” Esta iniciativa del dialogo originada
por Betancur, tuvo tanto eco, que aun hasta los diferentes sectores tradicionalmente hostiles a las
negociaciones con las guerrillas de la sociedad colombiana han cambiado su perspectiva, como
por ejemplo, en aquellos voceros de la muy conservadora jerarquía eclesiástica colombiana de la
Iglesia Católica, que ahora encuentran frente a sus denuncias de un sistema político y social
excluyentes e injustos y de la necesidad de hacerle frente a la subversión, en la reconciliación a
través del diálogo. Si bien es cierto que aún existen sectores políticamente tradicionales, el
Presidente Betancur logró convencer a una buena parte de la muy conservadora Iglesia
colombiana que la solución no era, como pretendió serlo anteriormente, a sangre y fuego. (R.
Arias. 1993).
Por su parte, Laura Restrepo, junto a algunos miembros del equipo de trabajo que la
acompañaron en la construcción del relato en “Historia de una traición” (1987) fueron en su
momento reprochados por diversos sectores por su crítica frente a la propuesta de paz y solución
política que construía Belisario Betancur para quienes no llevaban en realidad a ninguna
solución, pero el tiempo les daría la razón; “Hoy sin ninguna petulancia, sin arrogarnos tener
conocimientos sutiles ni claves de misterios arcanos, volvemos a avisar que determinadas clases
políticas, determinadas ideologías y programas, determinados dirigentes y discursos,
determinados intereses que en el mundo son dominantes, jamás podrán construir –aunque
quisieran, ¡que tampoco quieren!- la paz del pueblo, la paz de los pueblos.
Por ello, es importante ver por ejemplo que para estudiosos en el tema como Galtung (1964), las
investigaciones sobre la paz han pasado de una concepción negativa como la ausencia de
violencia a una positiva de la paz como: “la paz es una situación, un orden, un estado de cosas,
92
caracterizado por un elevado grado de justicia y una expresión mínima de la violencia... Implica
la ausencia de violencia directa y estructural, o que supone la realización de la supervivencia, el
bienestar, la identidad y la libertad para todos, es decir, la satisfacción de las necesidades
humanas básicas.” De igual manera para comprender el concepto de proceso de paz es necesario
asumir dentro de estas fases los resultados que pueden derivarse de las mismas las cuales hacen
parte sin duda alguna de todo lo que conlleva el proceso en sí, es decir el proceso no se queda
simplemente en la firma de los acuerdos establecidos, también consta del activar de las mismas
herramientas en la práctica cotidiana de un país, y dentro de estos accionares, es importante
analizar en si la desmovilización, que permitiría llevar a cabo el cumplimiento de los
compromisos de una forma más concreta.
Ahora, parafraseando por parte a Otto Morales (1991), la pobreza no justifica las guerrillas, para
quien, las cuales tuvieron origen en la lucha de las repúblicas independientes durante el gobierno
del doctor Guillermo León Valencia (1962-1966) que trato militarmente recuperarlas, pero solo
desato la violencia que aun hoy continua, pero que con el ejemplo de diversos acercamientos a
diálogos de paz, el Estado ha logrado en un proceso transitorio, reestablecer un poco el orden:
"Debo aclarar que es inadmisible el principio de que la violencia se origina en la falta de servidos
sociales, en la miseria. Sería tanto como admitir que siempre habrá guerrillas, pues somos un
pueblo pobre y tendremos indigencia por muchos años. Entonces sucedería lo mismo en todos los
países, desde Haití y Bolivia hasta los Estados Unidos. Esa teoría hay que rectificarla. Admitirla
es justificar la violencia, sin discusiones. Lo que es una obligación de los partidos es pelear
contra la violencia y tratar de que desaparezca la miseria, pues es la causa de muchos
desequilibrios. Contra éstos debe tener una política muy enérgica el Estado. La riqueza tiene unas
93
obligaciones sociales y debe cumplirlas. Pero de allí a consentir que se justifica la guerrilla por la
existencia de la pobreza, hay un camino moral que se debe romper. Personalmente no estoy de
acuerdo con esta tesis y creo que es peligroso que se propague. Sería tanto como a través de esa
teoría, justificar la guerrilla permanente. Otra cosa es la lucha contra la desigualdad".
Por su parte, sobre la relevancia que tuvo la propuesta política del Eme, el block del M-19,
(2011) nos menciona:
“Las condiciones concretas de la realidad marcan el rumbo de los pueblos y hoy se abre camino
la consolidación de una revolución social mundial sobre determinada por el cumplimiento de la
Ley. El Movimiento 19 de Abril se ha caracterizado históricamente por su lucha para que la
Ley se respete y se cumpla. En 1970 el fraude electoral marco un camino de rebeldía del pueblo
colombiano y allí el M-19 surgió como una esperanza de cambio y transformación de nuestra
sociedad, la lucha de los colombianos nos permitió promulgar la Constitución de 1991. Hoy
luego de 20 años de existencia, de luchas, de resistencia, de soportar traiciones y acciones
delincuenciales en contra de nuestra Carta Magna, esta Constitución y el pueblo han triunfado.”
Ahora, podríamos concluir que para “Pacho Paz” (2015), la cuestión es generar conciencia en el
pueblo, pues:
“Mira, no lo digo eso es una frase muy famosa y muy repetida y es “pueblo que ignora su historia
está condenado a repetirla” y en la medida en que aquí se ha hecho un esfuerzo por parte del
Estado por borrar la memoria histórica y arreglarla a su acomodo, pues la gente justamente está
en el mar de babas en el que esta, (…); coge tu cualquier joven que no sea compañero de tu
carrera, e inclusive te pegunto, ¿tú que tanto sabes sobre Rafael Núñez? Y yo te digo esto, Rafael
Núñez fue 5 veces presidente de la república y la constitución que puso ese “cabron” duro 104
94
años vigente, hasta el año de 1991 ¡que la cambiamos nosotros!, porque esa es otra; la
constitución del 91 no es ese cuento dela séptima papeleta de los niños de la javeriana, que le
quieren vender a la gente “es que la constitución del 91 surgió porque los estudiantes de la
javeriana firmaron la séptima papeleta, ¡porque esa es otra!, ¿desde cuándo el Estado le da tanta
importancia a los estudiantes? ¡Los estudiantes le importan un culo! La constitución del 91 se
dio porque uno de sus elementos para la negociación del desarme nuestro <refiriéndose al M-19>
fue en parte que nosotros nos desmovilizamos, ¡pero llamamos a una constituyente! Pero no le
pueden dar ese triunfo al Eme, ¡no, eso fueron los niños de la javeriana con la séptima papeleta!”
Continuando con “Pacho”, ahora nos brinda esta observación:
“Entonces, el desconocer nuestra historia es gravísimo porque por ejemplo, “la gente me
pregunta, ¿usted porque se enguerrillo? Y yo podía decir, ¡no, es que a mí me encantan las
aventuras o Batman!, ¡no!, habían razones, razones objetivas; ¡que fue el frente nacional?, ¡no!, el
Frente Nacional fue una esclavitud muy hp, eso no se lo explican a la gente, ¡yo viví el Frente
Nacional como adulto!, ¿y qué pasaba? En el periódico salía la convocatoria, por ejemplo,
<”hipotético”> “la empresa de energía de Bogotá necesita ingeniero eléctrico de orientación
conservadora, o, la secretaria de educación necesita 15 profesores de afiliación liberal”, porque
solamente era legitimo en Colombia, incluso de en la constitución de la república, ser liberal o ser
conservador; los que no éramos ni liberales ni conservadores, ¡no teníamos derechos políticos!,
eso no se lo enseñan a la gente; entonces el mensaje para la gente fue, que es que nosotros nos
enguerrillamos por hps, de aburridos, de locos, de irresponsables; ¡nos enguerrillamos porque no
había otro camino! O volverme liberal o volverme conservador y católico, los que no pensábamos
así, no teníamos derechos civiles en Colombia, y eso no se lo dicen a la gente, entonces fíjate, en
95
estos espacios sociales… Colombia ha tenido tres hombres importantes, ni buenos ni malos en la
vida política de Colombia, bueno, cuatro con Bolívar, pero en su historia republicana que son,
Tomas Cipriano de Mosquera que fue fundamental, Rafael Núñez y este hp de Álvaro Uribe, así
no me guste” pero si tú le preguntas a la gente, ¿quién fue Tomas Cipriano de Mosquera? ¡Nadie,
nadie lo sabe de los jóvenes!; mira, la única revolución triunfante que se hizo en Colombia, en
todos sus años de vida republicana, la única revolución triunfante de izquierda que se ha hecho es
la de Tomas Cipriano de Mosquera, que fue quien hiso la reforma agraria que fue cuando
publico, la famosa “ley de bienes de manos muertas” cuando expulso a la comunidad religiosa
del país y se les expropio la tierra; él <Tomas C.> crea en 1873 la “constitución de rio Negro”
que es la constitución más liberal en el sentido filosófico que ha existido en Colombia.”
Finalmente “Pacho Paz” (2015), reconoce:
“El valor que el conocimiento de nuestra memoria tiene para la superación del pueblo, cuando
nos dice: Entonces, mientras la gente y los jóvenes desconozcan su historia, desconozcan lo que
ha pasado en este país, pues ahí van a seguir “mariquiando” con Higuita y con James Rodríguez;
es muy triste que el país más relevante de Colombia, el personaje del año sea este muchacho
James, que pues sí, es queridísimo, es un buen futbolista, ¡pero mierda! ¿Que sea el personaje
más importante de Colombia? ¡Eso es estar muy mal, pero muy mal! Es, pues sí, es un deporte
muy duro, pero cuando para un país su personaje es un futbolista, ¡algo está mal!, y es eso, no
conocer la historia y lograr que la gente sea critica, sea consiente; es, mostrándole a la gente lo
que la vivido este país que es, por ejemplo, la guerra de los mil días, la gente no lo sabe y aún
tenemos repercusiones, ¡la perdida de panamá!... ese es el problema que tenemos, es que tenemos
una gente nueva que son absolutamente ignorantes de su propia realidad.”
96
Para cerrar, cabe mencionar un valioso aporte de Otto Morales que brinda cuando le recuerda a
sus copartidarios del partido liberal su papel histórico en pos de buscar la igualdad:
“El partido tiene que pelear cada día contra poderes cada vez más fuertes: los monopolios, el
dominio exclusivo de la tierra por pocos propietarios, las transnacionales, las desviaciones de los
grupos financieros, la concentración de la riqueza en muy pocas manos, el abuso del poder
económico. Nosotros no estamos contra el trabajo, por el contrario, lo defendemos y lo
estimulamos pero no queremos que se constituya en ningún tipo de imperio.” Otto Morales
(1991).
Esta frase particularmente, nos puede recordar peculiarmente a las mismas consignas del
propósito de lucha del M-19, lo cual demuestra que en finales, se comparte por parte de
diferentes personajes de los diferentes sectores políticos y sociales, que, por encima de los
intereses egoístas de acumulación y explotación de unos pocos, debemos unirnos por buscar la
equidad e igualdad para todos los colombianos.
97
5. CONCLUSIONES
Hemos buscado reconstruir el proceso de paz, a partir de los testimonios de algunos actores
políticos que participaron en el proyecto de paz durante la administración del Presidente Belisario
Antonio Betancur Cuartas, entre su periodo de gobierno (1982-1986), con la organización
guerrillera del movimiento 19 de Abril (M-19), como Laura Restrepo y Otto Morales y del
testimonio brindado por el exmilitante del “Eme” como Francisco “Pacho Paz”, quienes junto al
aporte de análisis realizado sobre procesos de paz como el de este caso por académicos como
Ricardo Arias, Iván Arias, entre otros, permitieron la construcción de este ejercicio para brindar
una mirada sociopolítica complementaria de lo ocurrido, tomando en cuenta la propuesta en la
metodología de investigación histórica de Marc Bloch, para comprender, según lo mencionado,
las razones que llevaron al fracaso del proyecto de paz.
Por esto, gracias a ellos podemos entender que:
Primero, al observar el plan de gobierno Betancur y de las reformas necesarias bajo las cuales
operó la administración del Presidente para la construcción del proceso de paz, se comprende la
perspectiva y estrategias emprendidas por dar fin al conflicto. Aunque Belisario recibió una
nación que atravesaba la crisis económica y social, busco a través de su gobierno bajo el lema de
apertura política, la participación de amplios sectores políticos y sociales que contribuyeron en su
solución, así como también en la adopción de nuevas medidas para lidiar frente a las guerrillas
como el M-19. Para lidiar con la desigualdad generada por el desempleo, busco a partir del
fortalecimiento de la industria nacional generar empleos y reducir el impuesto público, pero la
caída del comercio internacional influyó para el bajo impulso de la competitividad y desarrollo
98
del país, el cual cada vez centraba más sus prioridades en la lucha armada interna y ahora frente a
la intromisión del narcotráfico en la política.
En la política de paz, el presidente plantea el reconocimiento y pretensión de finiquitar con las
diferentes causas que generan la violencia e insurgencia a partir de una triple estrategia, en primer
lugar, establece una amnistía amplia para los delitos políticos y conexos en 1982, segundo,
realiza las respectivas reformas sociales, económicas y políticas que requiere la Nación y tercero,
restablecer las operaciones de la Comisión de Paz en 1984 que entrará en contacto con los
alzados en armas para promover las negociaciones con éstos desarrollando proyectos como la
amnistía para organizaciones guerrilleras y el indulto, pero la falta de apoyo y garantías en el
proceso llevaron al fracaso de los proyectos.
Segundo, por parte del M-19, fue claro que no estaban en disposición de simplemente ceder a
dejar las armas sin tener las apropiadas garantías ni lograr algún efecto en la transformación
política del país y menos tras la muerte de su principal líder ideológico Jaime Báteman; aunque
también entendían que por las armas no se conseguiría ninguna victoria, buscaron a través del
diálogo y otras actividades en las comunidades generar un impacto ideológico de respaldo para
con el pueblo, el cual logró durante un tiempo ciertos frutos de acogida; pero las negociaciones
de paz no prosperaron y ciertas confrontaciones armadas continuaban, impactando
negativamente, en especial al M-19, que tras el asesinato de sus diferentes líderes y la cada vez
más evidente indisposición del gobierno por concretar los acuerdos, en uno de los mayores
errores de la organización, tras la toma del Palacio de Justicia como una forma simbólica de
presionar al presidente, perdieron pues su credibilidad y el apoyo popular, impactando al bajo
respaldo que tenían las negociaciones y concluyendo en fracaso el proceso de paz. Solo hasta la
99
administración entrante del liberal Virgilio Barco Vargas (1986-1990), es que se concreta la
desmovilización y acuerdo de paz del M-19 con el gobierno, cuyos representantes políticos dejan
como mayor fruto para nuestro país su contribución en la construcción de la constitución política
de 1991.
Tercero, en la comprensión de un marco general a ciertas circunstancias políticas y sociales por
las que atravesó el país en los 80s, observemos como distintos intereses que alimentaban
constantemente las diferencias ideológicas impregnados en sus protagonistas al momento de ser
consecuentes entre su discursos frente a los hechos, ya fuese por la fuerte tradición conservadora
interna, representada principalmente por la iglesia, a la que se sumó la influencia externa al país
del predominante discurso anticomunista estadounidense, para establecer un ambiente en
desacuerdo con el desarrollo de los diálogos, en el que la indisposición del gobierno y de la
guerrilla por brindar las garantías para aplicar paulatinamente los acuerdos; pero cierta parte de la
clase eclesiástica si apoyaba el proceso, y personajes populares como Gabriel García Márquez,
entraban a participar en apoyo al proceso; frente a ello, el aparente cambio repentino del parecer
social frente a las diferentes acciones de la guerrilla, primero alimentando la expectativa de paz
mientras se dilataban el proceso por otro lado con la continuidad de la violencia como la
desaparición y escaramuzas de enfrentamientos hasta que en definitiva, la indisposición llevó al
fracaso de las negociaciones, luego de las acciones de la toma del Palacio de Justicia como forma
para presionar al presidente, pero que le costó el apoyo popular al M-19.
Cuarto, como ya hemos observado, el proceso de paz se desarrolla en medio de un contexto
sociopolítico adverso; por un lado se encontraba la crisis económica que con el desempleo y
pérdida de calidad de vida del pueblo, alimentaba el descontento social y generaba cierto
100
ambiente de apoyo a la insurgencia. Mientras Francisco “Pacho Paz” se encuentra en la
clandestinidad militando con las fuerzas del M-19, el gobierno de Betancur por su parte
estructura los comités de paz con la esperanza de que la experiencia política de representantes
como Otto Morales y luego de Laura Restrepo como mediadora con la guerrilla del M-19,
lograran establecer canales de acercamiento, diálogo y entendimiento político para establecer los
acuerdos de paz; pero proyectos como la amnistía y el indulto no lograron tener suficiente apoyo
político ni las garantías para su desarrollo, en el que ciertas transgresiones por ambas partes en el
proceso demostraron la falta de disposición, lo que finalmente llevó al fracaso del proyecto de
paz.
Quinto, sobre el papel que cumplió los Estados Unidos en medio de los diálogos del gobierno
Betancur con la guerrilla del M-19, podemos decir que su intervención fue de una negativa
indirecta, principalmente, porque al ser la principal potencia del mundo occidental/capitalista que
se encontraba en “guerra fría” frente a la Unión Soviética y en lucha contra las diferentes
manifestaciones comunistas por el continente americano y sometido al reconocimiento de las
políticas internacionales en un contexto bajo conflicto, fue entonces casi inconcebible para ese
tiempo reconocer la causa de lucha del Movimiento 19 de Abril, cuya perspectiva ideológica de
izquierda en donde según el blog de la organización se inspira en los principios del socialismo
científico, aplicado a las condiciones concretas y según Francisco “Pacho Paz” que era
nacionalista en el sentido del rescate de los valores auténticos de la nacionalidad, construyendo
una patria para todos, y por lo tanto también eran bolivarianos; además , el país venia de un
precedente cuya principal política era el empleo de la fuerza armada para eliminar las
manifestaciones de insurgencia; esto generó un ambiente propicio para que ciertos sectores de las
fuerzas armadas, cuyos oficiales fueron entrenados en la “Escuela de las Américas” y de donde
101
proviene la teoría contrainsurgente por el continente, se manifestaran en contra del proceso de
paz con la guerrilla y hasta tomaran en ocasiones sus propios veredictos de acción, lo que
desestabilizó aún más al proceso de diálogo por falta de garantías.
Y sexto, aunque las políticas de gobierno precedentes buscaron en principio la solución al
problema del conflicto interno en cuestión de la presencia de guerrillas a través del empleo de la
fuerza militar, el gobierno Betancur, a pesar de las tergiversaciones en su proceso y aunque
continuaban ciertas confrontaciones armadas, busco el empleo del diálogo como herramienta de
acercamiento a organizaciones como el M-19 en medio de un contexto sociopolítico adverso, en
el cual se desarrollaron las herramientas jurídicas de la amnistía y el indulto, incluso se
establecieron zonas aptas para el diálogo en el que se concretó el cese al fuego y otros acuerdos,
pero la baja disposición del gobierno de ceder frente a ciertos planteamientos de la guerrilla, ya
fuese por presión interna o externa tras la negativa de la política anticomunista estadounidense,
contando ahora según hemos visto, con que las propias fuerzas militares parecían tener su propio
veredicto en ciertas situaciones, son muestra de ese conjunto de aberraciones por las atravesó el
proyecto de paz, los cuales llevaron al incumplimiento de los acuerdos pactados en su proceso.
Este proceso de paz liderado por el presidente Belisario con el Movimiento 19 de Abril (M-19),
mostró ser un paso importante para la transformación de la política militarista imperante hasta
entonces, en pos del empleo del diálogo como forma de mediación frente al conflicto interno
colombiano que, aunque no erradicó la insurgencia, fue una importante medida para lidiar frente
a la escalada en la violencia del país, lo cual abrió las puertas de participación en los asuntos
administrativos del gobierno a diversos sectores sociales y políticos del país y estableció las bases
de negociación con la guerrilla para lograr concretar el proceso de paz con la administración
entrante de Virgilio Barco Vargas (1986-1990).
102
6. ANEXOS.
6. 1. Anexo 1
Tomado de Arias, G. (2008). Fundación Ideas para la Paz. Una mirada atrás: procesos de paz y
dispositivos de negociación del gobierno colombiano. P. 33. Bogotá: Serie Working papers.
103
6.2. Anexo 2.
104
105
106
107
108
Tomado de: Arias, G. (2008). Fundación Ideas para la Paz. Una mirada atrás: procesos de paz y
dispositivos de negociación del gobierno colombiano. P. 36. Bogotá: Serie Working papers.
109
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