Una experiencia que nos acerca al universo de BorgesEl Parque de los Laberintos propone un espacio de experiencias y sensaciones para el disfrute de toda la familia. Un lugar donde el contacto con la naturaleza se entremezcla con el arte y la literatura.

La propuesta se enmarca en el aniversario de los 30 años de la partida de Jorge Luis Borges y forma parte de una serie de

homenajes que destacan todo lo que nos ha dejado la más grande figura literaria de nuestro país.

Compuesto de diferentes instalaciones artísticas contemporáneas sobre la idea del laberinto, el parque es un recorrido inclusivo y participativo que estimula el acercamiento de grandes y chicos a la figura de Borges, desde una experiencia lúdica e interactiva

que a la vez proyecta nuevas formas de transmisión de cultura.

En homenaje al genio universal, el Parque de los Laberintos es una nueva atracción que llega a Tecnópolis para invitarnos a descubrir el legado borgeano y sus múltiples posibilidades estéticas, emocionales y de encuentro con los otros.

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En el Parque de los Laberintos los contenidos están distribuidos a partir de tres ejes:

Educativo Interactivo Lugar de encuentro y dispersión

educativoEspacio para pensar y redescubrir el surgimiento del laberinto, sus orígenes y diversas formas a través del tiempo y espacio. Una invitación a compartir el universo borgeano a través de los laberintos físicos y conceptuales.

interactivo Programa de talleres y actividades en donde se invita a los niños a involucrarse en la configuración de laberintos de muchas maneras.

lugar de encuentro y dispersión Cuatro sorprendentes laberintos realizados por artistas convo-can al público a vivir distintas experiencias laberínticas a través de sus múltiples propuestas.

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SignificadoDel latín labyrinthus, aunque con origen más remoto en la lengua griega, el laberinto es un lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar con la salida.

Laberinto como símboloEl laberinto es visto como un símbolo ligado a lo espiritual en diversas culturas ancestrales, representa el universo en su mundo exterior e interior. Demuestra la satisfacción de una vida en el camino hacia el exterior e interior: el camino hacia el centro es para cumplir objetivos con humildad, sencillez y confianza. Por su parte, el camino hacia el exterior representa la reflexión y la fortaleza.

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Distintos tipos de laberinos

LABERINTOS UNICURSALESSon aquellos que permiten, al ingresar en él, transitar todo el espacio hasta llegar al centro a través de una sola vía o camino, es decir que no existen caminos alternativos que generen confusión. Es difícil perderse en esta clase de laberinto, ya que cuentan con una única entrada, la cual es la misma por donde se sale.

LABERINTOS MULTICURSALESEstán compuestos por caminos alternativos, que hacen que una vez dentro de él se tenga la opción de escoger por una vía u otra, la cual permitirá la salida o no del laberinto.

LABERINTOS ROMANOSLo más característico de estos tipos de trazados es que se dividen fácilmente en cuadrantes.

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LABERINTOS CLÁSICOS

Son aquellos que tienen 7 caminos concéntricos.

LABERINTOS ACTUALES O CONTEMPORÁNEOSExiste una gran variedad de diseños. Ya no se busca tanto un aprovechamiento del espacio para incluir el máximo recorrido posible, sino que se busca otro tipo de cuestiones más simbólicas y estéticas.

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HistoriaLas primeras construcciones laberínticas datan de finales del Neolítico y principios de la Edad del Bronce (aproximadamente en el II milenio a.C.). Los laberintos más antiguos se encontraban ubicados en Egipto y eran de forma cuadrada o rectangular. Fue a finales del siglo VII a.C. cuando aparecieron los de forma circular.La expansión de la cultura romana lleva consigo la expansión del símbolo y del mito del laberinto. El mito del minotauro y su representación se encuentra en el centro de casi todos los laberintos de esta época.

LABERINTO DE CRETAEs uno de los laberintos más conocidos de la mitología griega. Fue diseñado por Dé-dalo a petición del rey Minos de Creta (de allí el nombre) para custodiar al Minotauro (criatura mitad hombre y mitad toro). Este laberinto estaba formado por numerosos pasillos en direcciones diferentes, uno de los cuales conducía al centro de la estruc-tura en donde se encontraba el Minotauro.

LABERINTO DE CHARTRESEn el siglo III, los cristianos de Europa acostumbraban a peregrinar hasta Tierra

Santa. Debido a las dificultades por las cruzadas, surgió el laberinto como recurso simbólico y místico, el cual se construía en algunas catedra-

les, y cuyo recorrido reemplazaba la peregrinación.El laberinto de la Catedral de Chartres

(Francia) fue construido en el año 1220 en la nave mayor de la Catedral. Este laberinto es uno de los más famosos del

mundo y es de los pocos que perduraron con el paso del tiempo. Actualmente es visitado y admirado por visitan-tes de todo el mundo.

Laberinto de la Catedral de Chartres

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LABERINTOS EN EUROPA En el norte de Europa los laberintos conocen su mayor auge en los siglos XVI y XVII. Siendo en su gran mayoría construidos en piedra, siguen la tradición cultural desde la Edad del Bronce y la herencia “pagana” la cual se había mantenido viva en distintas manifestaciones populares.Los laberintos en jardines comienzan a emplazarse a finales del medievo. Se da un nuevo apogeo constructivo en los laberintos de setos en los siglos XVII y XVIII, y por la influencia del colonialismo se extienden a otros continentes, en algunos de los cuales habían existido en épocas pasadas tradiciones autóctonas de laberintos.

LiteraturaLa humanidad ha elaborado laberintos fundamentalmente con dos usos: el uso ritual y el uso lúdico. Sin embargo, un tercer uso ha surgido de la imaginación canalizándose a través de la literatura, la pintura y los mitos que han logrado alentar e introducir la idea del laberinto como prisión, aunque jamás ningún edificio ha sido en verdad construido con ese fin.

La casa de Asterión, eufemismo del laberinto, retenía en la ficción de Jorge Luis Borges al Minotauro, ser mitad humano mitad toro, con el objetivo de alejarle de la vida pero también de la muerte, manteniéndolo vagando por sus inextricables pasillos. Fue esta una moderna reinterpretación del mito griego del Minotauro y el héroe Teseo, que encontró en el hilo de Ariadna la estrategia adecuada para salvarse.

Victoria de Teseo sobre el Minotauro, en presencia de Atenea. Copa de Aisón,siglo V a.C. (M.A.N. Madrid)

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La casa de Asterión(El Aleph 1949)

Y la reina dio a luz un hijo que se llamó Asterión.Apolodoro: Biblioteca, iii, I.

Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito)[1] están abiertas día y no-che a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida). Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mue-ble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisio-nero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una

cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron

las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero

el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó en el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera.

El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres;

como el filósofo, pienso que nada es comunicable

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por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.

Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos). Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: “Ahora volvemos a la encrucijada anterior” o “Ahora desembocaremos en otro patio” o “Bien decía yo que te gustaría la canaleta” o “Ahora verás una cisterna que se llenó de arena” o “Ya verás cómo el sótano se bifurca”. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.

No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.

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Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor. Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.—¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo—. El minotauro apenas se defendió.

[1] El original dice catorce, pero sobran motivos para creer inferir que, en boca de Asterión, el número catorce vale por infinitos.

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tecnópolis.com.arAv. Gral. Paz y ConstituyentesVilla Martelli - Buenos Aires

Presidente de la Nación Mauricio MacriVice Presidente de la Nación Gabriela MichettiJefe de Gabinete de Ministros Marcos PeñaTitular Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos Hernán LombardiSecretaría de Contenidos Públicos Gabriela RicardesDirectora Nacional de Parques Temáticos Alejandra Cuevas