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UNA CRÓNICA DE LA BREVET 300 DEL GDC...
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UNA CRÓNICA DE LA BREVET 300 DEL GDC PUEBLO NUEVO
Algete‐Jadraque‐Atienza‐Sigüenza‐Masegoso de Tajuña‐Humanes de
Guadalajara‐Algete
Algete, 7 de Abril de 2018, 6 de la mañana
INTRODUCCIÓN
El día 7 de Abril, Sábado, San Juan Bautista de la Salle para más señas, tiene lugar
la primera brevet 300 de la temporada 2018 del GDC Pueblo Nuevo. Al evento
comparecen finalmente unos 18 ciclistas, todos ellos masculinos. No parecen muchos
para un 300 del mes de Abril… y en verdad es que son muy pocos. ¿La razón? .Un
invierno y primavera especialmente lluviosos están poniendo a prueba la resistencia a
la humedad de más de uno… y de más de dos. En la pasada brevet 200 de Loeches del
10 de marzo ya cayó agua hasta decir basta. Y en el 200 de Chamartín del pasado día 17
de marzo también estuvo pasado por agua. Por si esto fuera poco, a aquellos que fueron
al 300 de Murcia del pasado 3 de marzo también les cayó agua en abundancia.
Así, las cosas, muchos randonneurs reculan y se quedan a salvo en sus
madrigueras. Las previsiones meteorológicas no son halagüeñas. Va a llover sí o sí. La
duda es saber cuánto y a qué hora lloverá. La cosa tiene su gracia ya que, al menos en
Madrid, los días previos son propicios para la práctica del ciclismo, con ausencia de
precipitaciones y temperaturas frescas. Pero para el sábado la previsión es bien distinta.
Sea como fuere, antes del amanecer ya pululan por el polideportivo de Algete un
puñado de osados. Los que van a desafiar a los elementos.
Desde las 5 de la mañana algunos ya merodean por allí. A esa hora el GDC Pueblo
Nuevo ya está listo para hacer las inscripciones de los que se apuntan a última hora, aún
confiados en que la climatología mejore. Pero no parece que esto vaya a suceder. Así,
son pocos los que comparecen. Diego y Manolo se aprestan a hacer las inscripciones de
los más rezagados (pocos). Emilio también revolotea por allí. Uno se sorprende por el
incremento de precio, de 8 a 12 euros. “PA ESO TIENES LA GUÉ”, le aclaran.
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DESARROLLLO
Y, entonces, desde las 6 de la mañana, los ciclistas salen en dirección a Jadraque,
primer punto de control. A la altura de El Casar Emilio nos hace algunas fotos.
La brevet, a su paso por El Casar de Talamanca
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En El Casar
En estampida salen la mayoría. Por detrás nos quedamos Antonio Paredes,
Manuel Ruano, y servidor, Ricardo Agudo. Aún más atrás, Manuel Arias, Joaquín
Barradas y el incombustible Rupert Martin‐Clark.
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Manolo Arias y Joaquín Barradas
Aún no ha amanecido, pero no llueve. Y no hace demasiado frío, si bien el día
está completamente nublado. Tras una micción en la “nave de los perros” antes de llegar
a Puebla de Beleña, el terceto llega sin novedad a Jadraque, donde están advertidos de
nuestra llegada. A estas horas no está Gema, pero nos recibe, siempre serio a la par que
cordial, Alejandro. Allí nos reponemos del primer esfuerzo con las tortillitas individuales
y el preceptivo café. Ruano se aprieta un bocadillo. Y Paredes da buena cuenta de unas
tortas de aceite. Al poco, aparece Joaquín Barradas, quien ya no se separará de nosotros
en todo el 300.
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Café y tortilla en Jadraque
El día sigue feo pero de momento aguanta, si bien ya nos empieza a llover entre
Jadraque y Atienza. De camino a Atienza nos preguntamos si estará abierto el bar‐
restaurante Atienza XXI, un lugar clave para las brevets. Antes regentado por Galyna,
ahora es una incógnita. Por fortuna, el bar está abierto. Abrieron el pasado 6 de Junio,
según nos informa un camarero rumano muy amable. Muy poco después de que
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pasáramos por allí con la SR Sierra de Guadarrama. De nuevo, es momento de comer y
beber. Sólo llevamos unos 120 kilómetros.
El restaurante Atienza XXI, Atienza
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Atienza. De izquierda a derecha, Antonio Parees, Joaquín Barradas, Ricardo Agudo y Manuel Ruano
Al salir de Atienza, el tiempo empeora. Tenemos que desandar los kilómetros
que nos separan de la carretera CM‐110 para alcanzar el desvío que nos llevará a
Sigüenza. A esa altura la lluvia arrecia. Nos ponemos en modo lluvia.
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Antes de llegar a Sigüenza. De izquierda a derecha, Ricardo Agudo, Joaquín Barradas, Antonio Paredes
(oculto) y Manuel Ruano.
Por fin, en lontananza, se divisan las antenas que anuncian la presencia de
Sigüenza, la Ciudad del Doncel. Siempre es agradable llegar a Sigüenza en el transcurso
de una brevet, pero, cuando está lloviendo, pues mucho más. Sigüenza no suele ser
control en las brevets del Pueblo Nuevo, pero es una parada casi obligada. Todos
sabemos que merece la pena parar a alimentarse, otra vez, para afrontar los repechos
que terminan una vez se alcanza la A‐2. Así, visitamos la pastelería Sabores de Antaño,
donde ya, también, nos van conociendo (¡!). Su personal poco antes regentaba, en otro
local, la pastelería Irene.
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Café y croissant en Sigüenza
Seguimos. La lluvia no cesa. Afrontamos los repechos y toboganes que nos
acercan a la A‐2. Al cabo de unos kilómetros, nos adelanta un todoterreno de la Guardia
Civil. Y, poco más adelante, nos ordena parar. ¿El motivo? Que, disponiendo de luces,
NO LAS LLEVAMOS PUESTAS. Ante la obviedad, optamos por poner las luces y confiar en
que los agentes no nos multen. Por fortuna, sólo nos advierten, y, una vez puestas las
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luces, podemos continuar. Ya enfilando hacia la A‐2, Antonio teme que nos puedan
sancionar por rodar el tramo que tenemos que rodar por la A‐2, pero le tranquilizo
diciéndole que podemos circular por autovía siempre y cuando no exista vía alternativa,
como es el caso. A todo esto, sigue lloviendo. Alcanzamos la A‐2 y enfilamos hacia
Masegoso de Tajuña.
De izquierda a derecha, David, Fernando de la Calle, Manuel Burgos y David Rodríguez.
El terreno es ya favorable y estamos deseando llegar. A estas alturas ya estamos
bastante mojados. Así, llegamos a Masegoso empapados. Allí nos informa Manolo Arias
de cómo van los demás. Tras hacer unos 100 km. en bici, ha tenido el detalle de pasarse
por Masegoso para ver cómo iba la cosa. Nos pone en situación y ya, por fin, se vuelve
a casa tras saber que estamos razonablemente bien. Por detrás de nosotros cuatro ya
sólo queda Rupert, el inglés inexorable. En Masegoso, de tanto pasar, ya nos van
conociendo, también (¡!). Allí nos secamos un poco como podemos y salimos de nuevo,
esta vez para transitar casi paralelos al río Tajuña, en trazado suavemente descendente.
La lluvia sigue cayendo, fina, pero pertinaz.
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El cuarteto de marras, en Masegoso de Tajuña
Mas a la altura de Brihuega todo cambia, ya que nos aguarda la larga cuesta que
atraviesa el pueblo y termina en la rotonda donde muy cerca se halla el Bar El Alto,
posible punto de control en el 200. Desde aquí, el viento frena nuestro húmedo avance.
Bien mojaditos llegamos a Humanes, tras atravesar Cañizar y Torre del Burgo. Son
kilómetros fáciles y bonitos. Con todo, llegamos bien mojados a Humanes, donde ya está
cerrando el Bar El Rincón de La Estación.
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Humanes. El Rincón de la Estación.
Pero, nada, no importa, tenemos recursos. Nos acercamos al Bar‐restaurante
Meléndez, donde, a fuerza de pasar también nos van conociendo (¡!). El Bar está a
rebosar de clientes y a nosotros se nos mira con extrañeza. No en vano, no es muy
común ver a un puñado de ciclistas de paseo en un día como el de autos, pasado por
agua. El dueño del establecimiento charla con nosotros y pronuncia una de esas frases
que agradan al randonneur: “¿Habéis sellado todos?”. (Dicho sea de paso, este hombre
amable tiene un parecido razonable con José María Pou). Poco después, y una vez
alimentados ‐otra vez‐, salimos de nuevo a la húmeda carretera ante el asombro de la
mayoría. La noche ya se cierne sobre Humanes pero, por lo menos, deja de llover y, poco
a poco, nos vamos secando. A la altura de Málaga del Fresno la niebla nos impide ver
con claridad sus famosas paredes, pero también nos hace bajar más lentos en los
descensos. De cualquier manera, damos con nuestros aún mojados huesos en la salvífica
máquina expendedora de bebidas de Viñuelas, tras un largo repecho. Señal de que la
brevet ya está tocando a su fin. Desde aquí ya apenas nos queda desnivel: la cuesta de
Valdenuño, cruzar Alalpardo y la cuesta final que se encuentra entre Fuente el Saz y
Algete. Allí llegamos a las 23:50, sin novedad. Esta vez no es preciso rotondear: me salen
301 km. Brevet terminada.
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LA BREVET, UNO A UNO
Dado que ésta es una Crónica de retaguardia, la visión de la brevet y de sus
integrantes se hace fijando el foco sólo en el cuarteto que se formó desde Jadraque. Por
delante nuestro se sucedieron diversas escaramuzas de las que otros tendrán que dar
cuenta. Por lo tanto, se analiza ahora el comportamiento de
JOAQUÍN BARRADAS
El más joven de los cuatro y, a la vez, el más experto. No en vano, está
completando su segundo ciclo de randonneur 10000. Casí ná. De inicio anduvo cerca del
brujo Manolo Arias, pero en Jadraque ya compareció solo. De ordinario randonneur
solitario, optó esta vez por adaptarse a nuestro cansino pero muy seguro ritmo. Todos
sabemos que Joaquín es un lobo solitario. Un lobo bueno. Así, Joaquín estaba en su salsa.
No en vano, le gusta mucho rodar con lluvia. Cuanta más agua, mejor. Joaquin y su vieja
Colnago lo aguantan todo. Y, como los demás, no perdonó la parada de Sigüenza.
NOTABLE.
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ANTONIO PAREDES
El de Ciudad Real cuajó, de nuevo, una buena brevet. Ausente Emilio, su pareja
de baile habitual en estos saraos, formó grupito con Joaquín, Ricardo y Manolo Ruano,
el cuarteto de marras. Su misión en el mismo fue poner la salsa que de inicio le faltaba
a una brevet pasada por agua. En Jadraque ya se apretó un par de tortas de aceite. Y es
que Antonio no es sino un randonneur bon vivant, aspecto éste que, a menudo, saca de
quicio a Emilio. Pronto le preguntó a Ricardo que por qué sacaba los brazos (¡!). Aliviado
por la reciente apertura del bar de Atienza, su percepción del grosor de las gotas de la
lluvia que nos azotaba no era la misma que la del resto. Se pavoneó por llevar un culotte
rain, pero se mojó como el que más. Y aprendió algo (más) acerca de sus luces traseras.
En Sigüenza tuvimos que convencerle de que no era necesario sellar, QUE NO, ANTONIO
QUE NOOOO. En fin, las cosas de Antonio, un manchego para la eternidad. Otro
NOTABLE.
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RICARDO AGUDO
El Empecinado de Tres Cantos‐Pueblo Nuevo poco a poco va aprendiendo de qué
va esto. Algo tristón de inicio por la espantada de sus compañeros de su (otro) Club, se
fue animando conforme comprobó que no estaba lloviendo tanto como estaba previsto.
En Atienza exhibió de manera casi impúdica sus muslos, como una vulgar cabaretera, un
detalle que no pasó inadvertido. Allí departió con un amable camarero rumano.
Atormentado por la resistencia de sus guantes y cubrezapatillas, pronto comprobó que
sus manos y pies estaban ya mojados. Resignado, intentó secarse algo en Masegoso de
Tajuña utilizando el viejo truco de las servilletas de papel, pero la cosa funcionó a
medias. Departió, otra vez, breve pero amigablemente con la dueña del
establecimiento, que, también, ya nos va conociendo (¡!). Y aún departió otra vez más
con un locuaz vecino de Humanes que no daba crédito a lo que estábamos haciendo.
Marchando otro NOTABLE.
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MANUEL RUANO
Enigmático, el bueno de Manuel, a la chita callando, va acumulando brevets
como si tal cosa. Parco en palabras, cuando habla no deja a nadie indiferente. Nos dejó
a todos boquiabiertos con tres expresiones tres: “26”, “Sólo un equipo de Hacienda
podría enfrentarse al Real Madrid” y “Esto es en desagravio a Manolo”. Bien es verdad
que estas frases sacadas de su contexto no se entienden bien, pero hay que añadir que,
aun en su contexto, tampoco. En fin, Manolo es así. Tanto es así como buen compañero.
Es un placer rodar con él, pese a que, a veces, nos dice cosas extrañas. Además, en
algunos repechos, poco a poco, se quedaba sólo. Era, a la postre, el más potente de los
cuatro. Y eso que siempre lleva en su lomo su inseparable mochila. SOBRESALIENTE.
MANUEL ARIAS
El bueno de Manolo no completó la brevet, pero bien podría haber sido el Quinto
Jinete, la quinta pieza de un quinteto para la posteridad. Se preocupó del rollo de las
inscripciones, se vistió, pedaleó, se cansó, se volvió a casa y, ya de vuelta con su coche,
tensando la cuerda de su matrimonio, se cercioró de que los que sí estábamos
pedaleando estuviésemos bien. Incluso nos hizo algunas fotos. Por todo ello, se merece
un SOBRESALIENTE, si bien sus negociaciones meteorológicas no fructificaron y la
brevet fue pasada por agua (y un Notable para su mujer, un apoyo para todos en la
sombra). Si no, la matrícula de honor era suya.
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AUSENTES ILUSTRES, relación escueta
RAFAEL CORTEGANA
Nuestro máster, que no maestro, de la Larga Distancia, se tomó esta vez un
respiro. Se empapó a conciencia en el 200 del Pueblo Nuevo, el que salía de Loeches,
celebrado el 10 de marzo. No fue suficiente y se remojó, otra vez, en el 200 de Chamartín
del pasado día 17 de marzo. Y…¡Lo olvidaba!. Ya vino pasado por agua del 300 de Murcia
del día 3 de marzo. Así, dejó pasar el 200 de nuestros amigos gallegos del pasado 24 de
marzo y reculó de nuevo con este 300. Que, tonterías, las justas.
EMILIO ÁLVAREZ
Nuestro maestro, que no máster, de la Larga Distancia, estuvo ausente a medias
ya que, sin participar en la brevet, estuvo a las 5 de la mañana en Algete dispuesto a
todo. Hizo inscripciones, hizo fotos y casi nos dio un beso en la frente a cada uno antes
de salir. Aún renqueante de un accidente, amenaza con volver. Temblad, malditos,
temblad. Tan pronto partimos a enfrentarnos a la lluvia, se quitó el gorrito, se puso el
traje y la corbata y se fue a la boda de Sonia y Berrio. Una boda a pie de brevet,
precisamente.
Berrio y Emilio
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SONIA Y BERRIO, BERRIO Y SONIA
Esta pareja de randonneurs no compareció al evento alegando que se casaba.
Bueno, vale, tal vez sea una buena excusa, pero lo de casarse el mismo día de la brevet
y, además, EN UN RESTAURANTE A PIE DE BREVET, es algo que nos ha sentado mal a casi
todos. Vamos, eso ya no tiene perdón de Dios. Hay indignación en el seno de la Larga
Distancia. Y justificada. Además, el evento arrastró a algunos otros ciclistas. Un efecto
colateral dañino de un celebrado enlace. Desde luego…
Sonia y Berrio, en su boda