Una amenaza de muerte
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La Muerte en Samarra
Gabriel García Márquez
Este cuento se trata de un criado y su amo. Un día, el criado le dice al amo que la
Muerte le hizo una señal de amenaza en el mercado. El amo le da un caballo y
dinero para que huya a Samarra. Así lo hace el criado.
En la tarde de ese mismo día, el amo va al mercado y le pregunta a la Muerte por
qué amenazó a su criado. La muerte le dice que no fue de amenaza, sino de
sorpresa, porque esa tarde lo tenía que recoger en Samarra.
Con base en el cuento anterior, se creó este cuento:
Una amenaza de muerte
Fernanda Díaz y Daniela Hernández
Todo había comenzado como un día normal, me levanté, admiré el paisaje
desde mi ventana y bajé a desayunar.
Como de costumbre, mi criado todavía no estaba en la casa, ya que cada
mañana lo mando a la plaza por las cosas del mandado. La plaza está a unos 750
metros de La Vista, el fraccionamiento donde vivo.
Mi criado… mi pobre criado. Él es un hombre muy alto y flaco, su piel es de
un color tan moreno a causa de todo el trabajo que ha realizado en su vida, por la
misma razón se ve más grande de lo que es. Es tan amable que todas las
personas que tengan el placer de conocerlo son muy afortunadas, también es tan
leal que no sé cómo agradecerle, siempre ha estado para mí incluso en los
momentos en los que me pongo como un ogro.
Me sorprendí mucho cuando esta mañana llegó a mi casa extremadamente
aterrorizado.
-Señor – dijo- me ha pasado algo horrible, he visto a la Muerte en la calle mientras
caminaba y me ha hecho una señal de amenaza. Tengo que admitir que yo
también me asusté al escuchar esto. ¿Cómo le pudo haber pasado algo así? Para
que pudiera escapar de su horrible destino en Puebla le dije:
- Toma el auto rojo que está estacionado en el patio y toma también esta tarjeta de
crédito. Huye al Distrito Federal, solo está a unas pocas horas de aquí,
entroncando por el periférico. No vuelvas hasta que el peligro haya pasado.
Más tarde ese día fui a la plaza y me encontré a la Muerte, decidí hablarle y
reclamarle por haber amenazado a mi criado.
-Esta mañana le hiciste una señal de amenaza a mi criado – le dije.
-No era exactamente de amenaza – contestó la Muerte- sino de sorpresa, porque
estaba aquí, tan cerca de mí y esta tarde tenía que ir a recogerlo al D.F., pero
hace unas horas me llegó una nota de que hubo una equivocación, así que ya no
tendré que ir al D.F. hoy.
Al oír esas palabras me quedé atónito. Había
mandado a mi criado al D.F. para que se salvara y lo había
logrado, pero si él no moriría hoy, y hoy no le toca morir a
él, eso significaba que alguien iba a morir en su lugar. Me
sentí triste por esa persona, pero no había nada que
pudiera hacer. Seguí caminando, reflexionando todo lo
relacionado con la muerte y el destino.
-Oye, Jorge – dijo la Muerte, interrumpiendo mis pensamientos- te veo más tarde.
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