Un pueblo sin estado. Mapuche, gente de la tierra

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Ediciones apestosas Un pueblo sin Estado Mapuche, gente de la tierra. 1

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extractos del libro “Un pueblo sin Estado: Mapuche, gente de la tierra” de la Editorial Catalonia.

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Ediciones apestosas

Un pueblo sin EstadoMapuche, gente de la tierra.

……por que diez veces triunfaremos !!!

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¿Quién es el cobarde? ¿Quién es delincuente? ¿Quién es terrorista? ¿Quién mata a la gente? ¿Quién es invasor? ¿Quién llego primero? ¿Quiénes impusieron esas leyes que ellos dicen que mi pueblo esta rompiendo?

¿Quiénes son violentos? ¿Ellos o nosotros? ¿Quiénes son los mentirosos? ¿Quién les pidió su dinero, sus enfermedades, su gobierno y sus empresas

forestales? … Todo lo que el winka toca lo destroza: aire, rio, suelo, bosque, choza, roca, toda nuestra historia, una sola cosa; roba y hace tierra, mata

como agua venenosa…Subverso, del disco “Newen Peñi”

Extractos del Libro: Un pueblo sin Estado-Mapuche, gente de la Tierra.

PRELUDIO Un testimonio de tortura

Testimonio de la tortura a Felipe Huenchullán por parte de la Policía de Investigaciones y las fuerzas especiales de Carabineros en el año 2009.

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Todo comenzó alrededor de las cinco de la tarde del día miércoles 14 de octubre del 2009, momento cuando nos encontrábamos en la avenida principal de la cuidad de Ercilla a un costado del furgón rojo que estaba estacionado en dicha avenida de propiedad de don José Millanao, listos para dirigirnos a la comunidad junto a los demás peñi, con quienes habíamos estado participando durante la mañana de una audiencia en el tribunal de la cuidad de Collipilli.

Repentinamente, fuimos rodeados por un gigantesco grupo de policías civiles, PDI y del GOPE de carabineros, quienes salieron de los negocios y casa del lugar, fuertemente armados, y de manera muy violenta nos obligaron a tirarnos al suelo. En todo momento nos apuntaban con sus armas, bajo amenaza de matarnos; fuimos subidos amarrados a los carros policiales y a la parte trasera de las camionetas. Todo este procedimiento lo realizaron enfrente de todas las personas que a esa hora pasaban por el lugar.

Posteriormente fuimos llevados, bajo fuertes medidas de seguridad, hasta la comisaria de la ciudad de Collipulli, donde nos interrogaron bajos golpes de patadas y puños por policías de civil. Después nos llevaron al hospital de la cuidad, supuestamente para la constatación de lesiones, pero en este lugar el médico solamente nos miro y le entrego un documento a uno de los civiles que nos custodiaba. Luego fui devuelto al calabozo de la comisaria. Mientras tanto seguían sacando a los demás peñi de a uno; los otros que iban quedando escuchaban como continuaban los golpes. A esta altura los carabineros y los detectives estaban totalmente descontrolados, nos golpeaban sin justificación y se burlaban de nosotros, dentro de las amenazas que nos decían “ahora vamos a ir a sus casas y los vamos a cargar a todos y van a cagar, indio de mierda”.

A eso de las ocho de la mañana del día siguiente fuimos casados por otro grupo de civiles y fuerzas especiales de Carabineros de la comisaria de Collipullli, sin saber hacia dónde éramos llevados; luego de unos treinta minutos llegamos a otro lugar; a un policía se le escucho decir que estábamos

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en Victoria. De la misma manera entre golpes y amenazas nos ingresaron amarrados a diferentes calabozos.

Después de unas dos horas aproximadamente en el calabozo amarrado, fui llamado por el Fiscal Miguel Ángel Velásquez a una oficina donde se encontraba el y unos quince policías de civil, quienes me rodearon y comenzaron a grabarme. El Fiscal me obligó a declarar amenazándome que si no lo hacía la pasaría aún más mal; de la misma forma los policías me obligaban a declarar, apagaban la luz y algunos de ellos me golpeaba en la oscuridad, después se sentía que se cambiaban de lugar y prendían la luz nuevamente, así estuve unos quince minutos, luego me llevaron al calabozo, pasaron otros diez minutos, llego otro grupo de policías, a dos de ellos los identifiqué porque en una oportunidad estuvieron en Ercilla entrevistando a unos peñi de la comunidad.

Este grupo de policías, cuando me fue a buscar al calabozo, me dijo que era para que conversáramos un poco; me sacaron de la comisaría de Victoria, me subieron a una camioneta roja, me sentaron al medio de dos policías en los asientos traseros y aquí uno de ellos me dijo que agachara la cabeza y comenzara a decirle lo que yo había hecho el día sábado, donde estuve y cómo había quemado el camión; se pusieron muy violentos, el policía de adelante saco su arma y me pego en la cabeza, me dejo un momento inconsciente, llegamos a un camino de ripio, me sacaron las zapatillas y me pusieron un cordel en el cuello y me hicieron correr descalzo por las piedras mientras me sacaban fotos y unos grababa con su cámara; los otros corrían apuntándome con sus armas al lado mío, así estuvimos unos veinte minutos, luego me llevaron a otro lugar, que no pude identificar, un policía me agarro de la cabeza, me llevaba rápido y les decía: “háganle un cerebrito”, esto consistía en caminar rápido entre los brazos del policía cabeza abajo semi ahorcado y parar repentinamente, sentía que me arrancaban la cabeza y perdía de a poco la conciencia. Me decían que contara todo, “porque tu no la vai a sacar barata como tus cagás de hermanos”, (se referían a Jorge y Rodrigo Huenchullán, quienes han sido absueltos en varias oportunidades), te

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vamos a matar, te tiraremos a un rio donde nadie te encontrara, pero si tu reconoces, esto no pasara, pero si no, también podrás pasar el resto de tu vida preso, indio de mierda, a tu cagá de familia la vamos a cagar a todos, y si alguien nos hace algo a nosotros, nosotros vamos y los hacemos polvo, porque somos muchos y ustedes un par de pelagatos, solo esperamos matarlos a todos”

Uno de estos policías decía: “estamos a cargo de hacer una investigación por las amenazas que les hicieron a ustedes nuestros amigos de la “Hernán Trizanos”1, pero esto no lo haremos porque lo único que queremos es que los maten a todos, indio flojo, cobarde y muerto de hambre, ustedes no deberían existir.”

A esta altura ya no podía sostenerme solo de pie por lo que dos policías me seguían interrogando y golpeando, me sentaban y aplastaban, hacían una y otra vez el cerebrito, hasta que uno de ellos recibió un llamado y ordeno que me devolvieran rápido al cuartel. En la camioneta de vuelta, uno me decía: “mira indio de mierda, mañana nosotros estaremos en la audiencia y si te atreves a denunciarlo, te volvemos a sacar y te torturaremos mucho más, estai en nuestras manos conchetumadre”

Capítulo 1

EL CONFLICTO MAPUCHE

Lo que está ocurriendo ahora no es nuevo, dice Leonel Lienlaf, protagonista de Mapuche Gente de la Tierra. Han pasado veinte años y el joven poeta que me guió por los senderos de la Araucanía hoy accede a iluminar la experiencia

12 Organización ultranacionalista de agricultores del sur. 5

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del pueblo mapuche no es para él sino una guerra sucia, no de ahora sino de siempre.

- Hay un proceso de aniquilación sistemática y policial del pueblo mapuche. Es una realidad. Esto que sucede ahora no es la primera vez, lo mismo pasó en los años treinta. Viene ya desde hace mucho rato. Cuando Manquilef empezó a plantear el tema del nacionalismo surge a necesidad de criminalizar, de transformar al pueblo mapuche en terroristas, delincuentes. El mismo tema de la Pacificación de la Araucanía: hay que exterminarlos. Es una guerra sucia, racial del Estado chileno contra el mundo mapuche.

Antes de que se cumpliera los quinientos años del arribo de Colon, voces indígenas se escucharon en toda América reivindicando su cultura, su territorio, su derecho a la autonomía. Un levantamiento, dijeron los Estados nacionales dijeron los Estados nacionales. Una reafirmación, dijeron ellos. En Bolivia condujeron a Evo Morales a la misma Presidencia de la Republica. En Chile, los Mapuches aparecieron, como si hubieran estado ocultos en los pliegues de la tierra, de repente se hicieron visibles, se escucharon de nuevo los nombres de sus autoridades y el reclamo de sus tierras, lo que ha originado numerosos episodios de violencia. Las imágenes en la televisión chilena muestran a diario los enfrentamientos con la policía en que, sin duda, los mapuches son los malos. Mientras tanto los medios extranjeros acusan a la policía chilena de ser excesivamente brutal. Their response has rarely been proportionate to the violence of which de Mapuche are accused, escribe en inglés Kaitlin Porter y se publica urbi et orbi. En la Internet, desde luego. En castellano lo que dice es que la respuesta de la policía raramente ha sido proporcional a la violencia de que se acusa a los mapuches. Y continúa: después de años de intervenciones no violentas, cuando nunca fueron escuchados y, en

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cambio, fueron reprimidos, no es sorprendente que la población local recurra a medidas violentas para hacerse oír.

En este nuevo capítulo doy la voz una vez más a Leonel Lienlaf, ahora un hombre maduro, padre de tres niños hombres a los que educa a la vez amorosa y rudamente. Un mapuche capaz de contar con autoridad este proceso que él llama una Nueva Pacificación.

- Hemos tenido asesinados siempre. Torturados. Y desaparecidos. Los chilenos reclaman porque tienen torturados y desaparecidos después del 73. Para nosotros eso siempre ha estado ocurriendo. En 2010 y en 1881.

Y sin dar respiro continua,

- Chile empobreció a la nación mapuche. ¿Por qué nosotros tendríamos que aportarle al Estado de Chile? ¿Qué es ser chileno? Un pasaporte, tener un numero. ¿Bailar cueca el dieciocho? Chile es una idea de pueblo que aun no cuaja. Se está hablando del bicentenario ¡doscientos años! ¡Que son doscientos años! En un contexto incluso de pueblos mínimos, se requiere una formación de al menos mil años para que empiece a construir su propia lengua. Chile no existe, es una idea ficticia, existe como Estado, pero no como pueblo. Estado que se impone a través de un proceso de negación de lo otro. El Estado necesita negar lo preexistente para justificarse.

- Un pueblo no intenta construir Estados porque es un pueblo en si mismo. Lo que si necesita es un territorio y ahí está la diferencia de lectura. Cuando se habla de autonomía mapuche, cuando se habla de un país mapuche o de la nación mapuche se está hablando en términos de pueblo. Por eso es tan importante la palabra pueblo porque el pueblo no obedece a la dinámica del Estado, sino a la tradición cultural. Ahora, lo que se entiende por tradición desde el punto de vista antropológico, arqueológico y político es algo que

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molesta al mundo mapuche. La idea teórica es que la tradición para los pueblos indígenas debería permanecer lo mismo de antes, o sea no se les permitiría evolucionar. El pueblo mapuche tiene una tradicionalidad y se manifiesta en ciertas relaciones cultuales y en términos culturales, pero, obviamente, todo pueblo evoluciona incorporando otras cosas. No está en la negación de los pueblos el incorporar o no. Pero no por decreto sino por costumbre. Por vivir. Por formas de vivir. El pueblo mapuche ha estado en constante evolución, en contacto con otras culturas, incorporando y, además, entregando. Sobre todo en tecnologías que se adaptan a las formas de vivir mapuche. Eso también es tradición: cómo uno adapta los cambios a su forma de ser pueblo. Es una manera de relacionarse. Y está la relación con el territorio. El mundo de los Estados no habla de territorios sino más bien de terrenos medidos, se cuantifica en términos económicos, principalmente. En cambio, el territorio para el mapuche es una significación cultural. Una racionalidad distinta. Tiene que ver con un arraigo mucho más antiguo, una forma de vivir. De ser.

A una pregunta responde rápido.

- ¿Que es lo que busca el pueblo mapuche? Primero sacar esos señores con smog mental sentados entre cuatro paredes que no sacan nada con tener Internet porque no están conectados con el mundo. Es una elite dominante seguida por todo un país que tiene poca conciencia de sí mismo. Eso demuestra que no es un pueblo todavía, es un Estado.

Pero la historia es larga y hay que contarla una y otra vez.

- El proceso de Pacificación o Eliminación empezó en 1860 y culmino en 1883. Trajeron colonos para que sirvieran al Estado chileno, cosa que el pueblo mapuche no hacia porque era un territorio

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independiente. Un pueblo que tenía sus propias leyes, sus propias reglas, el comercio. Y era muy rico. Las riquezas mapuches fueron confiscadas por el Estado chileno. Con eso se subsidia la Guerra del Pacifico y toda la colonización alemana. Nos robaron.

Nos expropiaron, literalmente. Hasta ahora. Lo que está quedando de riqueza esta en territorio mapuche, por eso viene este proceso de nueva pacificación, nueva aniquilación. La idea es destruir el movimiento mapuche, hostigarlo, tiranizarlo, hacer una campaña de desprestigio, porque eso es lo que hacen. Lo que está haciendo el Ministro del Interior, lo que están haciendo los fiscales es guerra sucia contra el pueblo mapuche. El mismo calificativo de terrorista a la Coordinadora Arauco Malleco… La pregunta es la siguiente ¿ha matado a alguien la Coordinadora? Sin embargo, los mapuches tenemos tres muertos, gente asesinada por la espalda, torturada, allanamientos todos los días, niños maltratados.

- La violencia viene del Estado. No hay una resolución judicial que diga que los mapuches que están encarcelados son culpables de quemar casas y camiones. La mayoría son montajes que nunca han llegado a nada. Todos los procesos están acusados por asociación ilícita y por pertenecer a un movimiento mapuche. Por eso son presos políticos. Juicios con testigos falsos, pero no hay pruebas. Los jueces locales, que están un poco más insertos en la realidad, nunca han fallado en contra de los mapuches. Todo termina en la Corte Suprema, que al final se ha trasformado en una corte política, entonces los mapuches han pasado diez, quince años encarcelados sin haber sido efectivamente condenados.

- Cuando se habla de la Coordinadora y la violencia, judicialmente no se ha probado. Lo que si se ha hecho en un juicio político. No hay pena de muerte, pero se aplica igual. El asesinato ha sido, en todos los casos, con alevosía. Después de muerto, a Mendoza Collío lo

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patearon y eso quedo demostrado en el Instituto Médico Legal. Los hematomas que presenta ocurrieron después de muerto.

- La violencia está instalada en el Estado chileno. Y frente a este exterminio se trata de autodefensa absolutamente necesaria.

La violencia ha sido tan extrema con el mundo mapuche que este se ha mostrado demasiado pacifico en relación a la que han ejercido sobre él. Y no estoy hablando de los últimos tiempos, estoy hablando desde 1900, de la finalización de la guerra. Igual en el lado chileno que en el argentino. Hay una coordinación entre los Estados. La operación Cóndor durante la dictadura no es nada más que la réplica de lo que ya había hecho con el pueblo mapuche y de lo que se sigue haciendo hoy día. Están deslegitimando los movimientos a través de sus ideólogos, a través de la prensa. Eso es un hecho concreto.

- Pero la supervivencia del pueblo mapuche no depende del Estado Chileno no del argentino. Ni su aniquilamiento. Puede ser… pero le va a costar demasiado caro. Y ya le está costando. Porque el mundo mapuche también ha evolucionado y de eso no se han dado cuenta. Se dice que la gente que ha salido de las comunidades no es mapuche porque está en Santiago. Es como decirle a una jirafa que no es jirafa porque es de África y está en un zoológico.

Ser mapuche no es cuestión de donde se viva ni de apellidos sino de una concepción del mundo como un ser. En Santiago hay machis, se hacen Nguillatún.

- Paso en 1930. Los mapuches siempre han usado el tema territorial, se jugaba palín en la Quinta Normal hasta los años cuarenta.

Los que ha hecho el Estado es ir arrinconándolos. Allí había una ruca y esa ruca la sacaron y está destruida en el museo de Historia Natural. Los mapuches siempre han ido construyendo territorio.

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Después de la persecución trataron de borrar todo vestigio de donde se hacían ritos, pero la gente mapuche urbana continuaba juntándose y los hacía igual. Muchas comunidades están subsidiadas por gente que trabaja afuera, por el mismo mundo mapuche que vive en las ciudades. En verano se produce el regreso masivo cuando la gente vuelve a su comunidad a reencontrarse con los suyos, participar en las ceremonias y colaborar en la cosecha.

- Los mapuche, es cierto, todos tenemos distintos puntos de vista, pero hay una capacidad de ponerse de acuerdo. Un pueblo no es una secta, por lo que están representados todas las ideas y todos los movimientos. Los objetivos son comunes: el establecimiento y la autonomía como pueblo, y territorialidad.

- El autogobierno es poder decidir sobre sí mismo y sobre su territorio. No puede ser que lleguen tres tipos de afuera, se junten con un poder del Estado y sin pedir ni siquiera autorización entren a las comunidades. Hay un ejemplo reciente de lo que pasa con el doble discurso vacío hacia el mundo mapuche. Del gobierno, particularmente. Un hecho bastante ridículo: mientras la Presidenta hablaba sobre el Convenio 169 y el respeto a los pueblos indígenas, paralelamente se hacia una licitación internacional, sin consultarle a las comunidades, en que el Estado estaba vendiendo el subsuelo o el territorio de todas las comunidades de la cordillera de Melipeuco, con una licitación que afecta a dieciséis comunidades y a una de Curarrehue. Si la gente no se hubiera dado cuenta nadie se habría enterado porque todo se hizo entre gallos y medianoche y el día de mañana veremos gente entrando a nuestros hogares, como ha pasado en Panguipulli donde llegan los de la empresa eléctrica en helicóptero hasta dentro de las comunidades. Eso es ultraviolento. Lo otro es discurso bonito. Para la foto. El Convenio 169 no tiene validez con la Constitución de Pinochet. La palabra pueblo no existe en la Constitución. Gano un juicio una machi porque los jueces le dieron la

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razón, pero no por pertenecer a un pueblo sino por la cultura. Puede servir en otros casos, pero no se puede invocar la palabra pueblo.

- En cuanto al territorio hay un espacio que tiene que ver con lo sagrado, y lo sagrado no entendido desde una visión teológica. Esa es otra confusión. Lo sagrado esta visto desde una perspectiva de mirar el mundo, de relacionar al otro como ser viviente que también tiene su propia racionalidad. Un árbol tiene su propio espíritu, su forma de ser, es planta. Eso tiene que ver con los remedios. Cuando la machi dice que necesita sus remedios viene el ingeniero agrónomo y le propone que por qué no los planta en su huerta. Pero el poder de la planta no está en el cultivo del huerto sino donde se ubica en un determinado lugar. El llantén no es el mismo llantén alrededor de una cascada con ciertos poderes que un llantén cultivado en el jardín. Pueden tener las mismas propiedades físicas o químicas, pero hay otros espacios que no están presentes. Y ahí entramos a otro punto: la necesidad de la propiedad colectiva, sobre todo de las montañas. O el agua. Es una aberración que en Chile haya gente que sea dueña de montañas. ¡Qué decir del agua!

Las montañas deberían ser colectivas, salvo el espacio de tierra donde uno vive. El mundo mapuche tiene una relación colectiva que implica también cuidar esos lugares, lo que no ocurre en el mundo chileno, eso se ve en los espacios públicos. Tienen que aprender a cuidar colectivamente.

- ¿Qué estamos subdivididos? Ese es un asunto que habrá que resolver de alguna manera. La población aumenta. A lo mejor el proceso está en cómo hacer eficiente ese tipo de tierra.

La pregunta es si la gente necesariamente tendrá que vivir de la tierra o vivir en la tierra en términos concretos. Como incorporamos nuevas tecnologías para hacer más eficiente en vivir en la tierra. Una porque

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estamos reducidos en el territorio, y cada vez está más reducida. De todos modos la población mapuche ha crecido exponencialmente, lo que sí ha variado es la propiedad y la tenencia de la tierra aunque por lógica debería haber aumentado. Hoy día hay otras cosas con las cuales se puede vivir, y eso hay que incorporarlo.

- Una y otra vez la prensa amarillista nos critica porque la tierra que entrega el Estado queda botada. Que no la trabajamos. Y ponen el ejemplo del fundo Alaska. El fundo Alaska tiene su historia. Fue destruido por Mininco. Eran grandes bosques, los cortaron, no los aprovecharon, los quemaron. Luego la forestal de los Matte plantó pinos con el 70 por ciento de subsidio del Estado, destruyó las tierras, las cabeceras de agua, los lugares sagrados y después se lo vendió a un precio carísimo al Estado, que se lo entregó a las comunidades pelado. Debieron haberle cobrado a la empresa __ que son verdaderas mafias, carteles legales__ para que recuperara las tierras. Se necesita mucha inversión y mucho tiempo. Cincuenta a cien años. ¡Todo el daño y desastre y el empobrecimiento que dejaron! Eran bosques preciosos y los quemaron en la década de los setenta para aprovechar el DL 701. Originalmente pertenecía a las comunidades, pero por la ley 2568 de Pinochet no se respetaron los títulos de merced. Obligó a la división.

Las plantaciones empobrecieron al pueblo mapuche. La octava y la novena región, que es donde más producen las forestales, son las más pobres. ¿Cuál es el real aporte que ha hecho la industria forestal?

Le planteo el tema de los colonos, que viven allí hace cien años.

¿Qué culpa tienen ellos? La respuesta suena como un disparo.

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- Sobre los pobres colonos a quienes nosotros estamos expulsando de nuestro territorio, hay que decir que los Urban, los Luchsinger,2 los que han tenido problemas, no es que no tengan ninguna culpa. Son los que han generado conflicto, nunca han estado relacionados de buena forma con las comunidades, han tenido siempre una política agresiva como todo latifundista. No son blancas palomas ni pobres señores que han hecho una vida abnegada, ese es un cuento. La mayoría de los que llegaron al sur, a la frontera, actuaban acorde al tema de frontera, que siempre fue conflictivo. Todos los grandes señores que se enriquecieron eran unos tránsfugas, que hicieron su fortuna a base de especulación, explotación de su propia gente, corriendo cercos, robando engañando, entonces no es tan simple. Uno lo ve todavía en los colonos ultranacionalistas. Por otro lado, son los que destruyeron todo, cambiaron el bosque nativo por pino y eucalipto. Otra gente que vino a colonizar, pero que no se hizo rica, que vive en el sur, ha tenido otra relación y ellos son los que cuentan cómo eran y cómo son, sobre todo en los pueblos donde todo se sabe.

Capitulo 2(capitulo 4 en el libro)

SE HA DESPERTADO EL AVE DE MI CORAZÓN

- El libro lo escribí en Temuco, producto de la nostalgia. Cuando a los diez años llegue al Internado de los Capuchinos, a Padre Las Casas, sentí la necesidad de estar cerca de lo que era mío. Ahí empecé a escribir.

Ahí despertó el ave de su corazón, que en esa lengua poética, el mapudungun, se refiere a un súbito chispazo, una iluminación que abre un ámbito nuevo a la conciencia.

2 Conocidos agricultores afectados por la reivindicación mapuche de las tierras.14

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La historia de este joven mapuche se fue dibujando de a poco.

Una personalidad que no deja a nadie indiferente. Ni siquiera cuando mira al vacio y apenas contesta, o simplemente se queda mudo. Hay conversaciones que no le interesan.

Más de alguna vez le comenté la fama de flojo que tiene el mapuche. “¿La flojera? Yo no tengo esa categoría. ¿Quién hace más? ¿El que está todo el día haciendo plata destruyendo el bosque o el que está sentado sin hacer nada? ¿Quién lo determina? El mapuche es más contemplativo. Desde el punto de vista del sistema winka, por supuesto que es flojo, pero no dentro de la sociedad mapuche, que es un sistema donde yo actúo en función de la naturaleza. Tomo lo que necesito y tengo lo que necesito. No trabajo para un después. El mapuche vive. Eso es lo que hay que mirarle.

Le preguntan que por qué no siembra mas para poder vender y que al año siguiente no tenga problemas económicos. Lo más seguro es que conteste, si es que contesta, que si tiene para vivir este año ¿para qué quiere más? Le basta con lo necesario y eso todavía está en el pueblo mapuche. Por eso es raro el mapuche que salga adelante económicamente, salvo alguno que se mete en el sistema del dinero por ignorancia o porque quiere tener más plata. La mayoría se ha metido por ignorancia, pero hay otros que por arribismo”.

La ignorancia – señala– es una pérdida de conciencia.

La pobreza es otra cosa. “Hasta que el Estado chileno confisco los bienes, el pueblo mapuche vivió en auge de la ganadería y la latería. A partir de la invasión, en la llamada guerra de la Pacificación no ha podido levantarse. Muchos han tenido que dejar sus tierras demasiado estrechas, para vivir en la cuidad como si estuvieran integrados. Pero es una integración a medias; fue en la ciudad donde nacieron las organizaciones mapuche, producto de una necesidad.

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Uno se siente como un exiliado. A mi no me gusta la ciudad, pero tampoco puedo quedarme ajeno a ella: es un presente que nos toca vivir y tenemos que vivirlo. Pero uno tiene la necesidad de pertenecer. Yo me doy cuenta que de allí no soy”.

“Las circunstancias me han llevado a ser un intelectual, pero me gustaría no considerarme como tal. Siempre he cultivado la poesía de las cosas sencillas. La sencillez en el sentido del pensamiento. Porque la intelectualidad es complicarse la existencia.”

Con Leonel fui aprendiendo a conocer a esta etnia olvidada: “Al mapuche no le interesa caer bien. Y cuando le interesa, lo hace mal. Si se enoja, se enoja. No traiciona su sentir y eso prueba la individualidad. Uno es libre; la comunidad no tiene poder para mandarlo. Por eso le cuesta mucho tener patrón. Incluso la autoridad del padre le cuesta al hijo. Y recurre a sus propios medios, que son validos, y el padre recurre a los suyos, que también lo son.

Generalmente ganan los padres porque a los hijos les falta experiencia. Siempre es lo mismo: se mantiene el orden natural de las cosas. Después le va a tocar a los hijos con sus hijos”.

Otra característica de los mapuches, según Leonel, es que se pueden pelear muy fuerte y al poco tiempo se olvidan. “Por ejemplo en mi familia, mi papá y su hermano que vive más abajo se pelearon casi a muerte. No se querían ver. Y un día llegue a mi casa y encontré a mi tío allí, como si nada hubiera pasado. No existe la recriminación: llega el día en que se dicen todas las cosas, como un ritual. La pelea es un ritual y familia que no pelea no es familia”.

La relación de pareja es un asunto tan obvio que no le merece mayores comentarios, salvo para compararla con la que se estila en la

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cultura que vivimos. “Se dan muy pocos fracasos aunque ahora hay mas porque todo es a locas no mas. Los mapuches son muy severos consigo mismos. La elección es algo muy serio, que tiene que ver no solamente con un estudio de la personalidad sino con el entorno social. Del micro al macro universo. El hombre occidental busca que otro me sirva a mí. Es una cuestión de ego. Entonces ya no es una unión sino una confrontación. No hay conciencia de individualidad como la hay en el pueblo mapuche. Generalmente se busca en el otro lo distinto. Hay una complementación real y no teórica.

El mundo está visto como una complementariedad, entonces no se aspira a la igualdad con el otro. Mientras más opuesto, mejor”.

Pone el ejemplo de sus propios padres. “Mi mamá tiene un carácter tranquilo, pero también fuerte. La tranquilidad no implica sumisión. Y una vivencia espiritual profunda. Ella es más demostrativa, mas abierta. Mi padre era todo lo contrario: rudo, de carácter fuerte, un típico hombre mapuche. A nosotros nunca nos pego; no fue necesario hacerlo porque el carácter mismo se impone. Nunca experimente miedo con él; siempre respeto. Era introvertido y con una claridad increíble en las cosas materiales. En temas tan concretos como las matemáticas, era un experto. Tenía una rapidez cerebral sorprendente: le ganaba a las calculadoras. Yo hice la prueba”. [. . . ]

El tema de la violencia lo tocamos muchas veces. “No podemos hablar de paz si no hemos conocido la guerra. Ni siquiera vivir la paz, ni querer la paz si no hemos conocido la violencia. No podemos condenar la guerra ni la violencia porque eso es hipocresía y es falso; no lo sentimos. Por eso me indigna cuando dicen: “yo condeno la violencia venga de donde venga”. “¡Si viene de uno mismo, en el fondo! De abajo, inchen, que significa dentro de mí.

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Se hacen los que no saben. Hacer conciencia de lo más profundo, de lo que está oculto de eso se trata. No de lo de arriba porque allí esta lo superficial y es obvio conocerlo. Se trata de bajar hacia el abismo de la sabiduría y el conocimiento, tanto de lo bueno como de lo malo. Porque sabiduría no significa ser bueno”.

- Pero la violencia es un extremo.

- Es la oposición. Una explosión de lo negativo. Pero no por eso hay que condenarla; hay que entenderla. Y ha que tratar de parar ese proceso; pero no sacamos nada con deplorarla. Además que la gente que habla contra la violencia generalmente no la ha vivido: no tiene problemas económicos, jamás le han allanado su casa, no tiene gente desaparecida ni torturada. Los que la han vivido, nunca dicen que condenan la violencia y no es porque a ellos les guste. Es una cuestión lógica: el hombre acostumbra a no valorar las cosas que tiene hasta cuando eso está en jaque.

La compasión cristiana le parece hipócrita. “Como una limosna que se da a un pobrecito. A lo mejor se puede comprender el sufrimiento de otro, pero es posible sentir con el otro porque somos unos e individuales. No podemos ser iguales que otro, ni nadie puede ser igual a mí. Puedo estar con el otro, ayudarle en el buen sentido: mostrarle al menos lo que a mí me sirvió. Pero, en definitiva, cada uno decide su camino extremadamente solo. Terriblemente solo. Es una soledad absolutamente terrible y por eso no cabe la compasión. Más que ayudar es mostrar. Ser uno mismo el ejemplo. Suena pretencioso, pero eso es: mostrar una alternativa. Ayudar sí que es pretencioso. ¿Cómo yo voy arrogarme el ayudar? En cambio ser ejemplo implica ser. Como una luz, como una forma de la cual pueden tomarse ciertas cosas y otras no”.

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Tan individualistas son los mapuches que, si bien participan en el movimiento indigenista internacional, lo hacen desde una perspectiva muy especial. Según Leonel, existen dos corrientes: la de los pueblos originarios y la de los indianistas. “Hay los que dicen: como indios nos conquistaron y como indios nos vamos a liberar.

Nosotros no tenemos nada de que liberarnos. Vamos a reafirmar nuestro ser. La reafirmación del ser mapuche – de ser pueblo y Nación – es lo que lleva a la liberación. El término indio es ambiguo, se debe a la imposición de un sistema y se refiere a alguien que carece de verdadera identidad”.

La diversidad de grupos al interior de la sociedad mapuche es casi tan grande como el número de individuos que la componen.

Lo que los aglutina es la lengua, mas habitualmente la idomia. El idioma, que guarda en su seno la totalidad de la cultura, por eso, si eso se pierde, es mucho lo que se pierde. Otras minorías culturales y étnicas, como los tibetanos, se empeñan también en transmitir el conocimiento en su extrañísima lengua; para que no se pierda nunca, porque ahí se conserva la esencia espiritual. Los mapuches, con más razón, porque va quedando un puñado. No más de tres cuartos de millón que hable y entienda mapudungun y viva su cosmovisión.

Algunos, como Leonel, lo están resucitando.

- La primera manifestación del proceso de creación y recreación esta en el lenguaje. Esa es mi tesis. El mapuche re-crea el lenguaje porque el idioma es ideográfico (ese es un término que aprendí estudiando castellano; no es un término mapuche). Lo grafico se expresa en ideas. Por eso el mapudungun nunca se ha escrito. Porque es un idioma de creación; una lengua poética. Se va creando en la medida que se habla, porque se entiende en término de ideas; no de palabras exactas. En los Nguillatunes, por ejemplo, las palabras en sí

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no tienen significado alguno. Lo tienen en término de ideas, en un contexto. Porque se van juntando palabras, se van deshaciendo, se va creando un movimiento de lenguaje que no se puede poner en una regla. Si alguien empieza a traducir palabra por palabra no va a entender nada. El mapudungun es un proceso de comunión espiritual que de cuestiones materiales.

Capitulo 3

En la ruka mapuche, la vivienda humana más orgánica que conozco, me sentí acogida. Una casa que emerge de la tierra como una callampa de cuento. Durante las noches largas junto al fogón, sorbiendo el mate que pasa de mano en mano, me di cuenta, por primera vez, de la afinidad natural con nuestra raza raíz, algo muy familiar, como si la escena de la mujer inclinada sobre la marmita negra, el rostro transfigurado por el fuego, hubiera estado inscrita en mis células desde un lejano tiempo. Poco a poco, durante los cuatro años, cuando conviví con ellos en distintos periodos, los fui conociendo más. Hice amigos entrañables. Y tal vez algún enemigo… La ruka que es la cocina y la pieza donde se vive, esta aparte de la otra, tan pequeña como aquella, que es dormitorio y bodega.En el valle es distinta que en la costa, y bastante diferente a la de la cordillera: el clima es el que decide los materiales a usar. Si barro y coligue y paja, si tabla forrada en papel, o gruesos troncos laboreados allí donde el crudo invierno exige una fortaleza. Siempre pobres, más aún desde nuestra perspectiva del consumo y el confort.Lo justo e indispensable.

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Disimuladas en el paisaje, naturalmente camufladas, es difícil descubrir las rukas sin algún experto guía. La providencia, esta vez, me puso uno especial, hecho de plata pulida, que eso significa en su lengua el apellido Lienlaf. Por el padre y por la madre Leonel es Lienlaf: fulgores de estrella traían para este muchacho mapuche que a los veinte años apenas ya era todo un personaje. Ganador de un premio importante…

Don Toribio, el padre de Leonel, ha permanecido en silencio mirando desde un rincón con el único ojo que le dejo un accidente en el mar. Interviene hacia el final para poner las cosas en claro: nosotros somos los verdaderos chilenos, nacidos y criados en la tierra. Los españoles son de otra parte y vinieron a quitarnos estas tierras. Son agregados. No acepta que a ellos les digan indios. Indios no hay aquí en Chile. Nosotros somos netamente mapuches. Y a mí me gusta seguir así, Tal como nos dejo Dios. “¡Cuando van a progresar!”, diría algún ciudadano de la civilización del progreso (ese que sin darse cuenta ha transformado la Tierra en un inmenso basural). La tensión entre la visión de mundo indígena y la civilización occidental se manifiesta con mucha fuerza entre esta gente porfiada, raíz de la raza chilena. Su historia lo explica bien: más de trescientos años lucharon, tres siglos en pie de guerra. Generaciones tras generación el mapuche nacía destinado a la pelea. Murieron cientos de miles por defender su territorio, su cultura, su idioma. Su manera de vivir. En el sur húmedo y verde, donde el continente termina, me empapé de su paisaje y de su gente. El bosque nativo, confieso, me enamoró para siempre: el coligüe, el roble, la lenga, la magnífica araucaria. Leonel Lienlaf se fue dibujando como un personaje inolvidable, infinito como sus versos: Vengo de las tierras de Alepúe, diré/ avanzo, avanzo/ quiero llegar muy lejos/ mas allá del umbral de las estrellas. […]

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Leonel nunca dejo pasar mis comparaciones. Durante los años que demoro mi trabajo sobre la cosmovisión indígena fui conociendo en forma paralela a aymara y mapuche, y alguna vez dije que a mí me parecía que la falta de grandiosos monumentos, como los que exhiben las culturas altoandinas del norte, mostraba un grado de evolución inferior de la raza mapuche. Como gallo de pelea henchía y me rebatía: “Yo mido el grado de evolución por la cuestión intelectual. Todo lo que se dio en las culturas de la alta civilización en América tenía un defecto: habían logrado establecer un orden jerárquico similar al de Europa. Un defecto, desde mi punto de vista, porque esa fue una de las causas por la que se rindieron de inmediato. Cayeron debido a que había un poder político que, como tal, estaba expuesto a la corrupción”. Confirma mi teoría de que toda organización estructurada de esa manera – el modelo de los incas, los mayas, los aztecas- no tiene conciencia de libertad. Es cierto que su capacidad creativa estaba más desarrollada, y con una espiritualidad más avanzada que la que existe ahora. Pero lo interesante es que estos pueblos del sur, que aparentemente no tenían una organización política, resistieron trescientos años, y más, porque había un concepto de libertad diferente. No eran esclavos unos de otros. La libertad no es un valor así no más. Los mayas, los aztecas, los incas, endiosaron a los españoles. Los recibieron como a dioses y por eso se debilitaron. En cambio, los pueblos primitivos e involucionados del sur, no lo hicieron. El mapuche fue capaz de contemplar los acontecimientos, de cuestionarlos inteligentemente, y de enfrentar a los intrusos, que eran mucho más fuertes, que traían armas de fuego, caballos y maquinarias. Mestizo cultural, profundo conocedor de la cultura occidental (a los quince años ya se había leído los veinte tomos de la Historia de Encina y devorado cuánto libro caía en sus manos, desde Mafalda a Zaratustra), Leonel critica con argumentos contundentes el sistema que impera. Lo más peligroso de la sociedad occidental no es tanto el consumismo sino que se fundamenta en una filosofía del futuro, estamos siempre viviendo para el mañana. […]

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Esta gente de los bosques más hermosos del planeta son auténticos sobrevivientes. Los que viven en el Tren Tren. La montaña virgen e el último refugio del pino araucaria o pehuén, que les permite subsistir cuando ya no queda nada. Ni las catástrofes naturales ni los errores humanos que han arruinado el entorno parecen poder alcanzar a esta raza de hombres libres: el pan les llueve del cielo. El fruto del árbol-madre, el generoso piñón, es capaz de protegerlos contra cualquier adversidad, pan postrero de la patria, lo llamó Neruda en su Oda a la Araucaria. Pan de valientes. […]

Gente brava, estos mapuches. Con propiedad, araukanos, si se acepta que esa denominación viene del término quechua auka, que significa salvaje, incivilizado. La conquista inca no logro penetrar el territorio mapuche, pero algunas voces y algunos mitos llegaron hasta nuestros días. Así, más de una vez, escuche, refiriéndose a las riquezas qe esconden aquellas montañas, que el oro y la plata que antiguamente se encontraban a flor de tierra, se habían escondido en las profundidades a la muerte de Atahualpa. Para el mapuche su mapu es la tierra donde el habita: su tierra, la que ocupa su linaje y nada más. Así hay mapuche picunche si se ubican más al norte, y huilliche, los que viven más al sur. Puelche o pehuenche los que habitan al oriente y lafkenche al occidente.Incluso los mapuches del valle tienen su propio nombre: serán nagche o wenteche. Abajinos o arribanos. A los que no comparten ningún rasgo cultural con ellos se les denomina winka, quien es un no hombre y representa un peligro. Sinónimo de extranjero ladrón.Siempre ha venido a matar y a robar, la característica principal del winka es su palabra sin valor: la mentira. Se calcula que existen en Chile unos ochocientos mil mapuche, repartidos en dos mil doscientas reducciones, y también en las ciudades: sin duda, la minoría étnica más importante del país y una de las sociedades indígenas más grandes que todavía funcionan en América. Quinientos años después aun conservan la lengua, en la cual están inscritas las coordenadas lógicas de su pensamiento. El núcleo de su cultura es el Nguillatún, el rito comunitario que

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se celebra cada año, a campo abierto, para invocar a Ngenechén, que es el Señor de la gente. En esta gran ceremonia, que cautela, al mismo tiempo, la espiritualidad y la lengua, se atrincheró durante siglos la resistencia mapuche. La historia del pueblo mapuche la damos por conocida, pero lo que en verdad tenemos son ciertos estereotipos que nos fueron transmitidos. De valientes guerreros a indios flojos y borrachos, pasando por la etapa de bandidos sangrientos, la percepción del chileno fue cambiando en el tiempo. Pero ellos, ¿Quiénes son? ¿Cuál es su verdadera historia? Mientras duró la Colonia siguieron siendo una Nación. Del Biobío al Toltén mantuvieron su territorio. Tratados van, tratados vienen, nunca lograron del todo una paz verdadera. Sin embargo, siempre alertas con sus lanzas, pudieron defender su tierra, su organización social, su particular visión del mundo. La independencia de Chile significo para el pueblo mapuche una segunda Conquista. La Patria Nueva enarboló sus banderas, uso los nombres de sus héroes y termino arrinconándolos en las ultimas ciénagas de América. Muy distinta ha sido la historia de los mapuches respecto de los demás pueblos originarios del continente, que sufrieron la derrota a manos de los españoles y no de los criollos. Fue el ejército el que por fin doblegó a estos altivos guerreros que resultaban incómodos para la sociedad chilena. La guerra de la Pacificación, liderada por el general Cornelio Saavedra bajo distintos gobiernos, se cuenta de manera muy diferente según quien la cuente. La historia oficial de Chile prefiere apenas nombrarla, pensando que los mapuches tal vez la hayan olvidado. Pero ellos no la escriben en libros sino que la van archivando en la memoria genética. De generación en generación, hasta llegar al presente, se cuentan junto al fogón los horrores que sufrieron. En 1883 se libraron en Villarrica las últimas batallas entre un ejército profesional, victorioso en la Campaña del Pacífico, y un puñado de indígenas dispuestos a morir peleando. Fue la época expansionista de la republica que, en 1879, emprendió la guerra del salitre contra Perú y Bolivia, anexando, con el triunfo, los amplios territorios de Arica y Antofagasta. (Así fue como llegaron los aymara a ser chilenos.) Por el sur había que abrir las ricas tierras

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ganaderas y trigueras para poder alimentar al capitalismo naciente. Estos mapuche primitivos, con otra cosmovisión, impedían el progreso. Se trajeron colonos europeos para habitar sus tierras y asegurar la productividad de una Nación que emergía. En el amanecer del tercer milenio el re-despertar mapuche se inscribe en el de machos pueblos que reclaman su autonomía. A veces, en forma violenta. Florece el árbol humano con sus particularidades en la nueva aldea global. […] En Temuco, capital de la Araucania, se levantó sorpresivamente un joven líder mapuche que anunció a los cuatro vientos que la Guerra de Arauco aun estaba vigente. Era la punta del iceberg de una conciencia mapuche que se ponía en marcha. Un líder personalista con un discurso brillante. Un volcán en erupción. Mensajero con plenos poderes del Consejo de Todas las Tierras, la renovada organización estructural de los lonkos y las machis. Sin duda, un agente de cambios este Aukán Wilkamán, vestido con negra manta y frente surcada por un trarilonko. Muy pronto aparecieron otros. El movimiento indigenista ha ido fraguando lentamente en toda América, de Canadá a los últimos confines de Brasil, Guatemala o Bolivia. Periódicamente se llevan a cabo reuniones internacionales entre los representantes de los pueblos originarios y se ha ido dando forma a una Internacional Indígena.

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ÍNDICE

PRELUDIO - Un testimonio de tortura Por Felipe Huenchullán………………………………………Pág. 2

Capítulo 1 El conflicto Mapuche………………………………………………………………Pág. 5

Capítulo 2 Se ha despertado el ave de mi corazón……………………………………Pág. 14

Capítulo 3……………………………………………………………………………….Pág. 20

Este cuadernillo es un extracto de algunos capítulos del libro “Un pueblo sin Estado: Mapuche, gente de la tierra” de la Editorial Catalonia.

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¿Cómo hacer cuadernillos? (en computador)

1-. Pasar el texto que se quiere editar a un documento Word.2-. Ir a archivo/configurar pagina: presionas donde dice libro plegado y el texto en forma automática estará en forma horizontal. Los valores son: Superior: 0,63 Inferior: 0,64 Interior: 1,5 Exterior: 1,5 luego presiona ACEPTAR…

3-. Ir a insertar/ numero de paginas la idea es que salga el total de paginas en números pares y perfectamente múltiplos de 4 (16-20-24-etc.)4-. Cuando todo lo anterior este listo, imprimes. Cuando salga una hoja, esa misma la das vuelta y la imprimes por el otro lado, para que así luego al doblar las hojas queden en forma de libro.Ahora puedes ir a fotocopiar y volverte loquill@ sacando todas las copias que quieras

Fotocopia y difunde !!!28

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Ediciones Apestosas

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