Un pavo real en el reino de los pingüinos

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Valorar la diversidad quiere decir apreciar y estimular el que la gente sea ella misma, y ayudarle a desarrollar todo su potencial y utilizar su talento, sus habilidades, sus ideas y su creatividad.

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Lin León 2012410

Heidy Bamaca 1026110

Mariluz Andrade 2011408

Mercedes Sosa 1207707

Leslie Mabelle Sosa 1149709

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Erase una vez, que los pingüinos dominaban en el Mar de las empresas,

siempre tenían el mando.

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A las aves se les incitaba a seguir el ejemplo de sus

jefes pingüinos.

Las reglas y las normas eran claras desde el

primer día.

Los altos ejecutivos y los gerentes usaban trajes de pingüinos.

Los obreros vestían con ropas y colores de acuerdo con su trabajo

y estilo de vida.

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“Asi hacemos las cosas aqui”

El que quiera triunfar tiene que ser como nosotros y

punto.

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Un dia las cosas empezaron a cambiar en el Reino de los Pingüinos...

A los mayores les dio por recorrer

otros lugares, donde conocieron aves que les llamaron la atención por su capacidad gerencial, su experiencia y sus

realizaciones.

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No son pingüinos pero podrían convertirse si las llevamos a nuestro país y las entrenamos

a nuestro modo.

Se acomodarán y adaptarán a nuestro clima y

costumbres para que lleguemos aun más lejos.

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Y así fue como Pedro, el pavo real,

llegó al Reino de los Pingüinos...

Era la antítesis de la pingüinidad: un ave llena de colorido, radiante y escandaloso.

Manejaba bien sus presupuestos; era creativo, imaginativo, sensato y práctico.

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“Sí, soy distinto, pero tengo un gran potencial”.

Queria alcanzar las promesas de: • llegar a ser alguien • hacer fortuna

• formar parte de una empresa grande y poderosa.

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Al principio, todo funcionó.

Jamás había visto tanta ceremonia y cortesía.

¡Qué trato!¡Qué modales!

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Le habían advertido cómo eran las reglas y el estilo de gobierno de los pingüinos.

De modo que mantenía las plumas recogidas la mayoría del tiempo.

Tenía la esperanza de que cuando lograra los resultados esperados,

seria aceptado con todo su esplendor

de pavo real.

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El Reino del Aprendizaje

Poblado por una variedad de aves: búhos, águilas, halcones, avestruces, cisnes, etc.

En él abundaba la actividad y la competencia. ¡El ambiente era estimulante, pero duro!

El lema del Reino era:

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Las aves se valían de la discusión, el debate y el enfrentamiento para introducir cambios y progresar.

La iniciativa, la creatividad y las realizaciones

eran los valores más preciados, sin distinción de clase o color de plumaje.

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Pedro aprendió a caminar, a hablar y a moverse como pingüino.

“Qué raro, ¡Todos son idénticos!

¡Parecen clones!”

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Cuanto más duro trabajaba y más logros cosechaba, más resaltaban sus plumas.

Su naturaleza llamativa y vistosa incomodaba a algunos de los pingüinos mayores.

Sin embargo, otros lo consideraban un

“soplo de aire fresco”

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Nos gusta tu trabajo, pero nos incomoda tu apariencia.

Trata de ser como el resto de nosotros

Aquí las cosas son así, y así son en el Mar de las Empresas.

Si no estoy cómodo no puedo trabajar.

¿Por qué no te pones un traje de pingüino?

¿Por qué no se fijan en mi trabajo en vez de

preocuparse por mis plumas? ¿No son más importantes mis

logros que mi aspecto?

Pingüinos trataron de instruirlo:

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Tuvo la sospecha de que podían tener razón, pero en el fondo de su corazón

no quería aceptarlo.

Les dio las gracias por sus consejos, y se fue a su nido a reflexionar.

Pasaban los meses, y el seguía discutiendo su dilema con otras aves de confianza.

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Eduardo, el aguilatambién lo estaban presionando

para que cambiara.

Helena, la gavilanahermosa y llena de energía, inteligente,

aguda y agresiva; hábil cazadora y con un instinto de competencia feroz.

Lo mandaron a un entrenamiento especial para pingüinos ejecutivos. Pero siguió siendo

un águila vestida de pingüino.

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Miguel, el pajaro burlonbrillante, creativo, imaginativo, impulsivo,

le atraían las ideas de vanguardia.

Sara, el cisneTenía Ideas interesantes, pero como las exponía con mucha suavidad, casi nadie las oía.

Volaba de prisa, trabajaba duro y revoloteaba por todas partes haciendo que pasaran cosas buenas

en el Reino de los Pingüinos

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Las aves exóticas seguían discutiendo sus frustraciones y desarrollaron estrategias para convertirse en “agentes de cambio”

Otras aves se esforzaban por volverse pingüinos.

Terminaban fracasando, pues no podían dejar de

ser ellas mismas.

“Trataremos de cambiar a los pingüinos sin ser demasiado obvios”

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Pedro y las demás aves, empezaron a caer en cuenta que no podían ser ellas mismas.

Algunas aves nuevas tomaron la iniciativa de irse del Reino de los Pingüinos. A otras

las echaron los pingüinos mayores.

Todas las aves que se fueron tenían una cosa en común: el dolor y la confusión de ser distintas, y la tristeza y la decepción

de no ser aceptadas por lo que eran.

“ustedes nos hacen sentir demas i a do incómodos.

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El Reino dela oportunidad

Pedro fue el primero en partir.

Aquí ni los trabajadores ni los jefes perdían tiempo ni energía tratando de aparentar.

Se necesitaban toda clase de aves para poder para triunfar. En una empresa son indispensables la aceptación y la confianza.

El lema era: “La diversidad engrandece”

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A medida que fueron pasando los años, uno a uno, Eduardo, el águila, Helena, la gavilana, Miguel, el pájaro burlón, y Sara, el cisne,

también se abrieron camino en el Reino de la Oportunidad.

Le habían oído hablar a Pedro de la libertad y de la amplitud que allí había.

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Pedro, el pavo real, desplegaba su cola de colores.

Eduardo, el águila, se remontaba por los aires, imponente y elegante.

Helena, la gavilana, siempre alerta, se dedicaba a la cacería.

Miguel, el pájaro burlón, daba rienda suelta a sus instintos creativos

y a sus ideas renovadoras.

Sara, el cisne, se dejaba arrastrar y nadaba con la corriente.

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Estas aves prosperaron y se desarrollaron como nunca.

Experimentaban una nueva libertad que les permitía volar,

cada una a su manera.

Sobre todo, sintieron la dicha de poder ser ellas mismas.