UN ESPACIO PARA DIOS

3
Palabras para pensar - 8 Un espacio para Dios 20 UN ESPACIO PARA DIOS Me preparo a escuchar Probablemente has llegado al término de la jornada y si abres esta página eso es señal de que tienes deseos de reservar un poco de tiempo para ti mismo y para Dios. San Agustín encontraba a Dios en lo más hondo de sí mismo. Esto puede significar que si no somos capaces de entrar dentro de nosotros mismos, de pensar en nosotros, de descansar en nuestra interioridad, de silenciar todo lo que nos lleva fuera de nosotros…, difícilmente acertaremos a encontrar a Dios. Por eso, antes de empezar a leer y reflexionar en el texto evangélico de Lucas te invito a buscar un sitio apartado, a apagar todos los aparatos electrónicos que tienes alrededor, a adoptar una postura tranquila, y dejar que transcurran algunos minutos sintiendo y siguiendo el ritmo de tu respiración. Es importante que “permanezcas en silencio” para ponerte en actitud de escucha. Si quieres oír a Dios debes callarte, porque no se puede hablar y escuchar a la vez. Cuando te sientas suficientemente tranquilo: 1. Lee con mucha calma el texto del evangelio. Si es preciso, vuelve a leerlo más veces, pero siempre con calma. 2. Luego pon en marcha tu imaginación y trata de introducirte en la escena descrita en el evangelio. Si quieres, puedes meterte en la piel de un personaje con el que te sientas más en sintonía, viviendo el relato desde esa perspectiva. 3. Para terminar, toma de nuevo el texto y vuelve a leerlo. Quizá te sea útil subrayar las expresiones más significativas, las palabras que te parecen más reveladoras. ¡Habla, Señor, estoy dispuesto a escucharte! (Lc 5, 1-11) Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar." Simón le respondió: "Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes." Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: "Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador." Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas. Desde ahora serás pescador de hombres." Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

description

Probablemente has llegado al término de la jornada y si abres esta página eso es señal de que tienes deseos de reservar un poco de tiempo para ti mismo y para Dios.

Transcript of UN ESPACIO PARA DIOS

Page 1: UN ESPACIO PARA DIOS

Palabras para pensar - 8 Un espacio para Dios

20

UN ESPACIO PARA DIOS Me preparo a escuchar Probablemente has llegado al término de la jornada y si abres esta página eso es señal de que tienes deseos de reservar un poco de tiempo para ti mismo y para Dios. San Agustín encontraba a Dios en lo más hondo de sí mismo. Esto puede significar que si no somos capaces de entrar dentro de nosotros mismos, de pensar en nosotros, de descansar en nuestra interioridad, de silenciar todo lo que nos lleva fuera de nosotros…, difícilmente acertaremos a encontrar a Dios. Por eso, antes de empezar a leer y reflexionar en el texto evangélico de Lucas te invito a buscar un sitio apartado, a apagar todos los aparatos electrónicos que tienes alrededor, a adoptar una postura tranquila, y dejar que transcurran algunos minutos sintiendo y siguiendo el ritmo de tu respiración. Es importante que “permanezcas en silencio” para ponerte en actitud de escucha. Si quieres oír a Dios debes callarte, porque no se puede hablar y escuchar a la vez. Cuando te sientas suficientemente tranquilo: 1. Lee con mucha calma el texto del evangelio. Si es preciso, vuelve a leerlo más veces,

pero siempre con calma. 2. Luego pon en marcha tu imaginación y trata de introducirte en la escena descrita en el

evangelio. Si quieres, puedes meterte en la piel de un personaje con el que te sientas más en sintonía, viviendo el relato desde esa perspectiva.

3. Para terminar, toma de nuevo el texto y vuelve a leerlo. Quizá te sea útil subrayar las expresiones más significativas, las palabras que te parecen más reveladoras.

¡Habla, Señor, estoy dispuesto a escucharte! (Lc 5, 1-11)

Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar." Simón le respondió: "Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes." Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: "Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador." Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: "No temas. Desde ahora serás pescador de hombres." Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.

Page 2: UN ESPACIO PARA DIOS

Palabras para pensar - 8 Un espacio para Dios

21

Con un compañero de viaje

Quisiera invitarte a profundizar en este texto evangélico, concentrándote en tres momentos: Jesús sube a la barca, pide ir mar adentro y exhorta a no tener miedo.

Subió a una barca que era de Simón No sé que tipo de persona eres tú. A lo mejor eres uno de esos jóvenes que se esfuerza en los estudios, que hace bien su trabajo, que cultiva aficiones… Uno de esos jóvenes que la gente define como “buenos muchachos”. Eres como Simón. Pero ¿has pensado en la diferencia que hay entre trabajar para alguien y vivir para alguien? Quizá el Señor se ha cansado de verte echando siempre las redes en la misma parte, trabajando para él… Quizá desea, sobre todo, que permanezcas con él. Por esto te pide que le permitas subir a tu barca para poder entrar más plenamente en tu vida. Rema mar adentro Es la invitación a no morir de monotonía, a no repetir cada día las mismas actividad sin creatividad y sin impulso. Es la llamada a no dejarte condicionar por un pasado poco luminoso, a no pensar sólo en los fracasos y dificultades, sino a arrojarte al agua para aprender a nadar. Es la invitación de quien quiere que seas una persona realizada y feliz. Por eso te invita a arriesgarte, asegurándote que su ayuda nunca te faltará, que con él la pesca será extraordinariamente abundante. No temas A lo mejor has oído hablar de aquel grito que Juan Pablo II lanzó el famoso día 22 de octubre de 1978 en la plaza de San Pedro, y que luego repitió infinidad de veces, especialmente a los jóvenes: “¡No tengáis miedo! Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo”. Cuando, en la Biblia, Dios hace una llamada a alguno, la primera reacción es el temor. Y es normal. Dios siempre nos toma en serio y por eso nos pide cosas que nos comprometen. Pero el miedo nace cuando uno se mira a sí mismo, a sus propias fuerzas, cuando vuelve a pensar en la experiencia del pasado… Cuando andas en bicicleta no miras la rueda de delante, sino que vas mirando la dirección hacia donde quieres ir. Si no quieres que te entre el miedo, no te mires a ti, sino a él. ¡Pedro, no tengas ningún temor si el Señor ha elegido tu pobre fe para convencer al mundo!, dicen los versos de una canción. Ésta es la misma experiencia que ha vivido María: el miedo a dar el primer “sí” se transforma en un canto de alabanza porque el poderoso ha hecho cosas grandes en ella. Despacio, voy caminando Cuando estaba haciendo mis estudios, pude ver las contradicciones que viven tantos jóvenes. ¡Cuántas veces discutimos en clase, cuántas huelgas, cuántas manifestaciones me tocó organizar en los años de la escuela de Hostelería! Tratábamos de hacernos oír, de hacer ver a los “grandes” que nosotros teníamos unas ideas distintas de las suyas. Queríamos cambiar el mundo, o al menos eso era lo que pensábamos. Pero me he dado cuenta de que no basta con gritar algún eslogan o desfogar la rabia para conseguirlo. Es necesario lanzarse a ello de lleno, con toda el alma, una vida entera; no sólo con la cabeza, también con el corazón… Y no sólo durante 24 horas, sino los 365 días del año. Y las noches de sábado perdidas por no saber qué hacer ni adónde ir… actuando como

Page 3: UN ESPACIO PARA DIOS

Palabras para pensar - 8 Un espacio para Dios

22

una oveja dentro de un rebaño que te “obliga” a vestirte de una determinada manera, a frecuentar ciertos ambientes, a desmadrarte… Y así hasta que finalmente me dije: ¡quiero comprometerme en algo serio! Dejé de gritar y de perder el tiempo, y empecé a cambiar yo primero. Mandé todo al traste y, a los 24 años, comencé a vivir experiencias fuertes: presté mis servicios en el Cottolengo; viví en una comunidad de jóvenes comprometidos; estuve en África entre las buenas gentes de Malawi; conocí a centenares de jóvenes que me pedían que les ayudase a “volar”, a la vez que veía a otros muchos que apenas conseguían “mantenerse en pie”. Al final me di cuenta de que debía dar un paso adelante, y me fui “al convento”. ¡Qué suerte tengo! ¡No pararé nunca de proclamar mi agradecimiento! En estos momentos, despacio, voy caminando con intención de llegar a convertirme en hermano y, si Dios quiere, dentro de dos años alcanzaré este sueño. He comprendido que sólo con una vida puesta en juego hasta el fondo, por una causa grande, se puede cambiar el mundo. Ahora trato de dejar cada vez más espacio para Jesús en mi vida y percibo que cuando estoy con él mi espíritu se reconforta. Las cosas van mejor. Cierto, no todos tienen que hacerse sacerdotes y religiosos, pero todos deben aspirar a cosas grandes, y en base a grandes ideales perder la vida cada día.

Hasta otra, Luca Me paro a rezar Oh Señor, no te pido que me apartes de los peligros, sino que me ayudes a afrontarlos. No te pido que calmes mis sufrimientos, sino que me ayudes a superarlos. No te pido que me des aliados para los combates de la vida... sino sólo la fuerza que viene de ti. No te pido que me des la salvación cuando tengo miedo, sino paciencia para conquistar mi libertad. Ayúdame a no ser un bellaco que usurpa tu gracia en el éxito; te ruego que nunca me falte el auxilio de tu mano cuando me fallan las fuerzas.

Rabindranath Tagore Hoy quiero “perder” la vida Luca terminaba el relato de su experiencia con estas palabras: “No todos deben hacerse sacerdotes o religiosos, pero todos deben aspirar a cosas grandes, y en base a grandes ideales perder la vida”. Hoy puedes llenar tu jornada con muchas cosas normales, con banalidades…, pero también puedes utilizarla para realizar algo grande. Hay un proverbio que dice que la vida se construye a velocidad de 60 minutos por hora. ¡Así que no pierdas el tiempo!. Quisiera hacerte una última sugerencia: ¿Por qué no dejas a Jesús entrar hoy en tu barca para remar mar adentro con él? Con un compañero así, la palabra temor será un término que sólo encontrarás en el diccionario, ya que estará ausente de tu vida.

Hno. Onorino Rota