Tucapel. La primera batalla militar en Chile.

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Tucapel, la primera batalla española en Chile: Lautaro y el triunfo araucano Leoncio CABRERO FERNÁNDEZ (*) Muy alejado de la realidad estaba Pedro de Valdivia cuando en octubre de 1550 le envió una carta al Emperador Carlos V, justificando su petición de desplazarse hacia el Sur de Chile, no por intereses personales y ambicio- sos, sino por servir a su emperador: «E no pido esta merced al fin que otras personas, de abarcar nuestra tierra, pues para la mía Siete pies bastas.» Desgraciadamente, como veremos, su cuerpo mutilado ni siquiera necesitó tan escasa tierra. Analizamos en este breve trabajo el internamiento de Valdivia y su vuelta al territorio araucano, en el que la resistencia del guerrero Lautaro condujo a la derrota española en la llanura de Tucapel. Fue la primera bata- lía, dura y sangrienta en la que junto a Valdivia murieron otros españoles, mientras que para los araucanos —los chilenos prehispánicos— supuso de- fender con valentía y bravura los límites de su territorio, que ni siquiera los incas, en su expansión, lo habían logrado. EL EJERCITO ARAUCANO Entre los araucanos no existió el concepto de milicia en la época prehis- pánica, fue posteriormente, con la presencia española cuando se organizaron para presentar un frente común de resistencia. A la llegada de los españoles actuaban según las necesidades y los acontecimientos. «Gobiernanse estos () Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. MIL/rA RU. Revista de Cultura Militar, n. 0 3, 53-59. Edit Univ. Compiut. Madrid, 1991

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Leoncio Cabrero Fernandéz

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  • Tucapel, la primera batalla espaola en Chile:Lautaro y el triunfo araucano

    Leoncio CABRERO FERNNDEZ (*)

    Muy alejado de la realidad estaba Pedro de Valdivia cuando en octubrede 1550 le envi una carta al Emperador Carlos V, justificando su peticinde desplazarse hacia el Sur de Chile, no por intereses personales y ambicio-sos, sino por servir a su emperador: E no pido esta merced al fin que otraspersonas, de abarcar nuestra tierra, pues para la ma Siete pies bastas.Desgraciadamente, como veremos, su cuerpo mutilado ni siquiera necesittan escasa tierra.

    Analizamos en este breve trabajo el internamiento de Valdivia y suvuelta al territorio araucano, en el que la resistencia del guerrero Lautarocondujo a la derrota espaola en la llanura de Tucapel. Fue la primera bata-la, dura y sangrienta en la que junto a Valdivia murieron otros espaoles,mientras que para los araucanos los chilenos prehispnicos supuso de-fender con valenta y bravura los lmites de su territorio, que ni siquiera losincas, en su expansin, lo haban logrado.

    EL EJERCITO ARAUCANO

    Entre los araucanos no existi el concepto de milicia en la poca prehis-pnica, fue posteriormente, con la presencia espaola cuando se organizaronpara presentar un frente comn de resistencia. A la llegada de los espaolesactuaban segn las necesidades y los acontecimientos. Gobiernanse estos

    () Catedrtico de la Universidad Complutense de Madrid.MIL/rA RU. Revista de Cultura Militar, n.0 3, 53-59. Edit Univ. Compiut. Madrid, 1991

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    brbaros monstruosamente. No reconocen superior, ni cabeza que losmande con imperio, ni hay en ellos forma alguna de rplica, horca ni cuchi-lo. No tienen juez que castigue delitos, ni otra sujecin que su apetto nims potestad a quien obedecer que a su misma naturaleza individual; y losque juntan ejrcitos, son los ms rcos o los ms valientes (Santiago de Te-lillo, p. 24).

    La lucha armada contra otra tribu obligaba a elegir a algn cacique quedirigiese las acciones, que reciba el nombre de toqut Su autoridad se exten-da sobre la parcialidad y que participaban en la guerra y conclua en el mo-mento que sta teminaba. El pueblo araucano careca, en suma, de unidadpoltica. Era slo un conjunto numerado de levas, razn por la cual los espa-oles afirmaron que eran gente de bebetria, expresando de esa forma sufalta de organizacin, jerarqua y cohesin (Villalobar, p. 75).

    Los ataques de otros grupos saban afectar solamente a algunos levas,que se aliaban eventualmente y se ponan a las rdenes de uno de sus caci-ques. Muy rara vez debieron formarse alianzas mayores que uniesen a ungran nmero de levas. Cuando estallaba el conflicto, el toqui enviaba unmensajero con una flecha ensangrentada, que recorra las diversas porcicil-dades, que manifestaba el lugar de reunin y el da sealado. Para que todosconcurriesen en la fecha precisa llevaba un quipu, en el que aparecan variosnudos; cada da que pasaba desataba un nudo y de esa manera se llevaba lacuenta perfecta.

    El da sealado los guerreros estaban todos reunidos. Portaban una pe-quea bolsa con algo de harina y aj, y antes de entrar en accin purgaban sucuerpo. Como vestiduras defensivas utilizaban gorras de cuero crudo, y unapieza de cuero duro, de lobo marino, que cubra el cuerno por delante y de-trs hasta la altura de las rodillas. Las armas ofensivas eran lanzas, hachasde piedra, hondas, porras y macanas. Valdivia nos ha dejado una descrip-cin: Veran en extremo muy desvergonzadas en cuatro escuadrones de lagente ms lcida, bien dispuestas, que se ha visto en estas partes, e ms bienarmada de pescuezos de carneros e ovejas (llamas) y cueros de lobos mari-nos, de infinitos colores, que eran en extremo cosa muy vistosa y grandespenachos, todos con celadas de aquellos cueros a manera de bonetes, que noson hechas de armas, por aceradas que sean, que haga dao de que lastrajere.

    ESPAOLES Y ARAUCANOS: EN UNA GUERRA CRUENTALas guerras de Arauco definieron en muchos aspectos a la sociedad chi-

    lena, en cuanto a su estructura social y econmica. La larga historia deavances y retrocesos en territorio mapuche conformaron un aspecto socialpeculiar.

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    A travs de toda la poca colonial se vivir pendiente de incursiones. Lamilitarizacin de la sociedad fue una constante, ya sea a travs del sistemade milicias vecinales como la llegada de nuevas tropas a las zonas ms con-flictivas, lo que hicieron de la regin una de las ms fortificadas y centro decontingentes militares ante el peligro de los ataques araucanos o de las in-cursiones de piratas ingleses, holandeses y franceses. Otro factor que permi-ti la larga resistencia araucana fue una especie de aculturacin selectivaque les permiti escoger las innovaciones de la cultura espaola que le fue-ron tiles a sus fines, y as vemos, como el uso del caballo, como posterior-mente las armas de fuego, les permitira combatir en igualdad de condicio-nes con sus enemigos (Esteve, p. 430).

    Una larga historia de combates y parlamentos de paz entre ambas par-tes, para iniciar las luchas unos aos despus, son las caractersticas de lossiglos coloniales. Los ataques araucanos a los jugladores espaoles influirnen el proceso de mestizaje de este pueblo, ya que es resto de mujeres blancasser uno de sus botines preferidos. La guerra har que se transforme suforma de vida, ante la imposibilidad de practicar una agricultura constantepor los efectos de la guerra, la ganadera se ir convirtiendo en la base desu economa.

    A Lautaro se le puede considerar como el hroe nacional de la primeralucha por la independencia chilena, el viriato araucano. En l, segnAlonso de Ercilla, se hermanaban inteligencia, belleza fisica y fuerza. Enga-osamente haba logrado captarse la confianza de Valdivia.

    A principios de 1553, Valdivia haba pensado en la conveniencia de au-mentar la guarnicin de uno de los fuertes ltimamente fundados, el de Tu-capel, y con ese motivo envi a Diego de Maldonado con cuatro o cincohombres de guerra. Pero entre Arauco y Tucapel vio interceptado su caminopor algunos indgenas hostiles. Esa derrota fue el punto de arranque de unaserie de reveses que condujeron a la muerte de Valdivia (Esteve, p. 431).

    La poblacin araucana entre los ros Itata y Tolten era la ms inmensa.Bibor, siempre atento a la realidad indgena, recuerda las primeras incursio-nes entre los ros Loja y Bio-Bio, sealando que haba una poblacin muynumerosa. Los testimonios respecto a la batalla de Andalien y el primer ata-que araucano contra la recin fundada ciudad de Concepcin nos dan la im-presin de que se trata de enormes masas guerreras que, de no haber sidopor la ausencia de caballos y arcabuces, hubieran eliminado a los espaoles.Valdivia en las Cartas se refiere a la gran poblacin de la Araucania esti-mando que su densidad era superior a la de Mxico (Villalobos, p. 4). Lamayor concentracin estaba en el Sitio que se extiende entre el Arauco y elro Caulin.

    El jesuita Diego de Rosales, buen conocedor del pueblo araucano, esti-maba un siglo despus de la conquista, que en el distrito de La Imperialsituado entre el Puren y el ro Tolten haba tantos indios que no caban en

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    la tierra, agregando que segn algunos autores haba 300.000. El pobreRosales nos da una idea de la densidad de poblacin al referirse a la enco-mienda concedida a Valdivia en el siglo XVI, 40.000 personas en la zonacostera hasta Arauco.

    A estas cifras citadas hay que aadir a la poblacin indgena del llanocentral, comprendido entre el ro Itata hasta la cuenca del ro Malleco, y losindgenas que vivan al pie de la cordillera de los Andes. Podemos estimarpues la poblacin araucana en 450.000 individuos (Villalobos, p. 94). Lapoblacin huilliche, situada desde el ro Tolten, al sur, era en cambio msreducida. La campaa efectuada por Garca Hurtado de Mendoza desde laregin de Valdivia hasta cl sitio de Reloncav, sin encontrar recursos ni ind-genas en largos trechos, constituye un dato muy significativo. No resultaaventurado suponer una poblacin de 120.000 individuos.

    La suma total de la poblacin aborigen que habitaba el actual territoriode Chile, podemos cifrara en 800.000 individuos. Es una cifra muy elevadasi se tiene en cuenta la geografa chilena: desiertos, montaas, selvas dondeno se podan obtener suficientes recursos econmicos, y los valles, donde sepodan recoger buenas cosechas, estaban infrautilizados. Los araucanos h-biles corredores, giles, cazadores fundamentalmente, numerosos como he-mos visto, no se asustaron ni amedrentaron ante la presencia espaola.

    La guerra, que se inici abiertamente entre las tierras comprendidas en-tre cl Arauco y Tucapel, fue el arranque de un largo conflicto blico. El ata-que preparado por los indgenas fue preparado a traicin, con el pretexto deabastecer de hierba al fuerte como era habitual, 100 indios ocultaron en ellasus armas, y una vez dentro, arremetieron contra los defensores. Fue elpunto de arranque de la sublevacin.

    LA BATALLA DE TUCAPEL

    El gobernador Valdivia, que se encontraba en la ciudad de Concepcin,decidi ir en persona a sofocar la rebelin. Valdivia no contaba con hombressuficientes, los cronistas en este dato varan: para unos 60, para otros 36. Loque s sabemos, con ms certeza, es que en Tucapel murieron 40 espaoles.

    El camino seguido por Valdivia desde Arauco a Tucapel estaba en si-lencio, apenas haba sensacin de vida humana. Dnde estaban los indge-nas? Estaban escondidos. Pero la seal de la violencia la vieron palpable-mente cuando descubrieron en medio del camino un brazo descuartizado deun espaol, que todava conservaba las mangas del jubn y de la camisa(Esteve, p. 439).

    Valdivia, excelente capitn, en quien la inteligencia y el valor personalse equilibraban, se encontraba ante un pueblo aguerrido y valiente: (

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    mejores cuerpos y ms belicosos y son mucho ms brbaros y temerarios,porque no creo se ha hallado alguna nacin que adorase alguna cosa y la tu-vieran por dios; stos, ni a sol ni a luna ni a estrellas. Otro cronista, Al-cedo, coincide con la descripcin belicosa de los araucanos dada por Valdi-via: stos son los ms valerosos y guerreros de toda Amrica que hanmantenido una continua guerra para no rendirse al dominio de los espaoles,de quienes los separan, el ro Bio-Bio, lmite de la parte que poseen stospues aunque en diferentes entradas han penetrado de la otra parte y estable-cido varias ciudades y fortalezas, todas han sido arruinadas y destruidas poraquellos valerosos defensores de su libertad y de su patria que son diestrsi-mos en el manejo de las armas, aunque tambin esas armas de fuego aunquepoco, porque dicen que son de cobardes. Son muy giles en montar a caba-lo y los tienen excelentes (Alcedo, p. 301).

    En Tucapel haba una inteligencia rectora por parte de los indgenas.Lautaro, que se alz con ventaja frente al mpetu, al valor, las armas supe-riores y la tctica de los espaoles, a quienes faltaba solamente el nmeropara decidir de su lado la victoria.

    Lautaro era un excelente estratega, gran conocedor de la psicologa delos espaoles, haba sabido aleccionar a sus seguidores de los puntos dbilesde los espaoles y la clave para Lautaro estaba en la resistencia fsica: losespaoles no eran invencibles y estaban sometidos al cansancio. El xito es-taba en cansar al enemigo, era la clave del indmito Lautaro. Si los arauca-nos lograban prolongar la lucha con incesante renovacin de fuerzas, los es-paoles que no podan ser reemplazados, porque eran escasos, seranderrotados tarde o temprano. Haba que continuar la lucha hasta lograr elcansancio de la reducida hueste blanca.

    Tras el cansancio y la fatiga quedaba ahora por parte de los araucanoselegir el lugar apropiado para dar la batalla y ese lugar fue una amplia me-seta que dominaba los valles y se alzaba en las ltimas estribaciones de lasierra costera, rodeada por un ro no muy caudaloso el Tucapel, en cu-yas orillas creca vegetacin abundante. El lugar reuna todas las circunstan-cias favorables: arbustos y pajonales espesos, propios para ocultar a los gue-rreros. En el campo de batalla no qued ni un solo espaol, haban cado enuna cruenta emboscada. Gngora Marmolejo nos ha dejado una descripcincompleta de todo lo ocurrido. No pudiendo sufrir el mpetu de aquellosbrbaros volvieron las espaldas por el camino que haban trado creyendoque pudieran llegar al Arauco; ms no le sucedi a Valdivia como l pen-saba, porque los indios le haban tomado todos los pasos por donde habande volver y las cinagas que haban de pasar, que donde quiera que llegabalo hallaba cerrado y puestos los indios a la defensa; y si dejaban el camino yse apartaban de l era peor, porque los caballos, como iban cansados, los in-dios que lo seguan, vindolos embarazados buscando caminos, los alcanza-ban cobrando ms nimo del que llevaban, les derrocaban de los caballos a

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    lanzadas, porque los indios que haban peleado, aunque les dej el bagaje,no se ocuparon de l, ms de dejar algunos principales con orden que loguardasen y recogieran el servicio que los cristianos traan; y los ms ligerosfueron siguiendo el alcance por la orden arriba dicha, los iban alcanzando ymatando. Valdivia, como llevaba tan buen caballo, pudo pasar algo msadelante, siguindole un capelln que consigo traa, clrigo llamado el padrePozo. Llegado a una cinaga atall el caballo con l. Acudieron los indiosque le estaban aguardando, y como estaba en aquella necesidad fatigado, loderribaron del caballo a lanzadas y golpes de macanas. Tenindolo en supoder lo desarmaron y desnudaron en carnes, y ataron las manos con unosbejucos y ansi atado lo llevaron a pie casi media legua sin quitarle la celadaDorgoona que llevaba, que aunque lo probaron muchas veces no acertarona quitrsela; y como era hombre gordo y no poda andar tanto como queran,llevbanlo algunas veces arrastrando, dicindole muchos vituperios y bur-lando de l hasta un bebedero, donde llegados con l se juntaron todos losindios y reporteros toda la ropa y despojo por su orden entre los seores y alyanacona Alonso, que despus se llam Lautaro, y sali en ser belicoso msque indio, porque les dio orden de pelear, le dieron la parte que l quiso to-mar... Mientras en esto estaban, hicieron los indios un fuego delante de(Valdivia) y con una cscara de almejas de la mar, que estos llaman perla ensu lengua, le cortaron los lagartos de los brazos desde el codo a la mueca,teniendo espadas, dagas y cuchillos con que poderlo hacer, no quisieron pordarle mayor martirio y los comieron asados en su presencia. Hechos otrosmuchos vituperios lo mataron a l y al capelln, y la cabeza pusieron en unalanza juntamente con las dems de los cristianos, que no les escap nin-guno (Gngora Marmolejo, p. 104-105).

    El cronista Gngora Marmolejo nos ha dejado una descripcin realistade los ltimos momentos del gran capitn que fue don Pedro de Valdivia:amputados los brazos desde el codo a la mueca, asados y comidos por losaguerridos araucanos en su misma presencia, y despus de la cruenta tor-tura, muerto, y su cabeza expuesta en lo alto de una lanza. As fue la muertedel valeroso Valdivia.

    Al da siguiente del desastre de Tucapel lleg al campo de batalla el ca-pitn Gmez de Almagro con un grupo de 13 soldados. Tan pronto apare-cieron en la sangrienta explanada, los indgenas continuaron en sus ataquescausando algunas bajas espaolas. Solamente quedaban cinco, decidiendohuir y alcanzar la recin fundada villa de La Imperial. Pasaron por el fuertede Purs, que haba sido abandonado ya por la hueste espaola tras haberresistido-los primeros-ataques-indgenas,- valindose de- un-rstico- -artilugioartillero que haba preparado un soldado, consistente en dos cueros de lobosmarinos, a manera de coraza, agujereados para dejar pasar las bocas de va-rios arcabuces. Pero a pesar del rstico can, tuvieron que escapar. Trasmil calamidades el valiente capitn Jun Gmez de Almagro, desnudo, des-calzo y mal herido, pudo alcanzar la villa de La Imperial.

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    La batalla de Tucapel fue el comienzo de una larga guerra en territorioaraucano. Gngora Marmolejo con tristeza recoge el pesar de los espaolesdio pena a todos ver que de nuevo se haba de volver a hacer la guerra.

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