Tronco: Infraestructuras Cuando nuestros antepasados se unieron para resolver sus problemas les fue bien, aunque no siempre esperaron que la solución les viniera de fuera. Generalmente la buscaron ellos. Viales Necesitaban transitar. ¿Cómo hacerlo con comodidad y seguridad? En los caminos establecen casas de postas (la Burrera?) y Ventas (de Marzo y de Corrales). También construyen Puentes (Divina Pastora, Corcot…)

Obra Civil Necesitaban asegurar trigo para la siembra y se unieron para ello. Tenemos constancia que desde principios del S.XVI existió un Pósito de Trigo que actuaba como Banco local, pues de él cada uno sacaba prestado trigo y lo devolvía con intereses tras la cosecha. La misma operación se repetía al año siguiente.

Obra Religiosa: Querían vivir consecuentes con su religiosidad y trabajaban por ello. El Arzobispo les ordena ampliar la Iglesia y en ello unen sus esfuerzos. El dinero, cuando no lo tienen lo piden prestado mancomunadamente. La mano de obra, la ponen en parte los jóvenes. Además sufragan un Convento, construyen ermitas, y cuando un terremoto destruye en parte su obra, tardan poco en reagruparse para reconstruir lo dañado.

Defensiva: Necesitaban protegerse contra elementos extraños. Edifican un castillo que les permite mantenerse unidos y plantarle cara al mismísimo Jaime I

Tiempo después, cierran el casco urbano controlando su acceso a través de portales y postigos, como el existente bajo la Ermita de la Santa Cruz para entrar a la población desde el Llano, así como el del Corcot (C/ S.Antón), Portal de Almansa (Barrereta) y los dos de las Eras (C/ Sta. Bárbara y Dr.Albiñana)

Seguridad: ¿Cómo evitar el robo de la cosecha? Enterrándola en silos o “tinajas” como se ha dado en llamar a las oquedades excavadas en algunos campos, cubiertas luego con losas de piedra

Explotaciones económicas: Tan pronto pudo, la villa compró al Conde algunas de sus regalías como las Tiendas y los Hornos, aunque para ello tuvo que pedir dinero prestado. En cuanto al aceite, ha llegado hasta nosotros una larga tradición de cultivo y molturación. Tras las experiencias de pequeñas almazaras, la actual Cooperativa ha demostrado una vez más que la unión hace la fuerza.

Pero solo del campo no se podía vivir. ¿Cómo conseguir un segundo medio de vida? Ya desde el S.XV tenemos constancia de peraires en Enguera, que se agruparon en un Gremio para defender sus intereses. Han llegado hasta nosotros diferentes Ordenanzas, y Pragmáticas Reales fruto de su coordinado y buen hacer en las altas esferas de la Corte.

Por contra otros artesanos como herreros y carpinteros no se asociaron ni tuvieron el suficiente impulso personal, y aunque dejaron constancia de su buen hacer en rejas de forja y portales, se perdió la oportunidad de una industria local de mayor calado- Lo mismo podemos decir de Caleras y Carboneras. Las primeras, imprescindibles para producir el material de construcción por excelencia hasta el descubrimiento del cemento: cal. Las segundas para generar el elemento más preciado en la generación de calor hasta la revolución del petróleo: carbón. Incluso hay restos de antiguos ingenios hidráulicos en zonas de agua abundante, como el Molino de Benalaz y varios más en Navalón.

La Revolución Industrial no pueden afrontarla solos. Tan pronto como se pone en práctica la máquina de vapor, nuestros antepasados constituyen una Sociedad, e instalan en Enguera una de las primeras máquinas de Vapor que en España se dedica a la actividad textil

Suministros básicos. El agua El agua siempre ha sido un bien escaso en Enguera. ¿Qué hacer para asegurar su suministro? Había que excavar pozos. Antanilla, Benifalda, La Mota en sus diferentes etapas son ejemplo de ello, proyectados y sufragados en régimen comunal. En el caso más reciente del Sorior (Matadero), tenemos los detalles de la sociedad que se constituye para llevarlo a cabo.

Una vez encontrada el agua, había que almacenarla. Además de muchos “viveres” particulares, tenemos los Aljibes municipales de la Mota como obra magistral. Todo un monte horadado, con altas chimeneas para respiradero.

Y cuando hablamos de agua no es solamente para beber. Hasta que hubo agua corriente en todas las casas, las mujeres necesitaban lavaderos para asegurar unas mínimas condiciones higiénicas en sus familias. A fin de evitar la caminata hasta el río, se habilitan espacios en Cañez, Convento (lavadero viejo), Cruz de Piedra, Llano

Tambien hay que mantener el buen estado de los animales. A los múltiples abrevaderos del término municipal, se suman otros en las salidas de la población. Oliveta, Cañez, S.Antón, Plaza del Convento, S.Jaime, Divina Pastora

Y finalmente el Consistorio culmina la perforación de Albalat en 1929, que permite abordar la Red de agua potable y acaba con el trasiego de los cántaros por la calle.

Otro suministro básico. Electricidad Viene el progreso, con él la electricidad y nuestros ancestros no se achican. Vuelven a agruparse y constituyen una Sociedad (Eléctrica Enguerina) para garantizar, y sacar provecho, de su distribución.

Servicios Sociales: No se olvidaron de las diversas necesidades sociales de la comunidad. Hay datos muy antiguos de contratación municipal de organistas, médicos, guardas y maestros. En el caso concreto de la educación ha habido un fuerte impulso privado, que explica el elevado número de estudiantes que ha tenido Enguera. El primer Dr.Albiñana (doctor que lo fue del pueblo) creó ya en el S.XIX el Colegio S.Fernando donde varios jóvenes enguerinos se prepararon para la Universidad, al igual que lo haría después la Academia de Santamaría, precursora del actual Instituto. Pero los comienzos de la enseñanza fueron municipales. Uno de los motivos que convencen a los Carmelitas para asentarse en Enguera, es la contribución anual del pueblo a cambio de clases de Humanidades por parte de los monjes cultos. Y no digamos del tema sanitario. Las visitas de la Orden en el S.XVI ya hablan del Hospital ubicado en la actual casa abadía, que Sepúlveda mejora siglos después y sirve de base para la creación a finales del XIX del actual Asilo S.Rafael a suscripción popular, pues es el pueblo entero quien responde y se convence a una comunidad de monjas para su implantación. El Ayuntamiento no se queda atrás y crea un lazareto municipal en el barrio de Orán, según describe el Dr. Albiñana.