Tribunal Tokio
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Universidad de San Carlos de Guatemala
Centro Universitario de Occidente
Departamento de estudios de Postgrado
Maestría en Derecho Penal
TRIBUNAL PENAL MILITAR INTERNACIONAL PARA EL
LEJANO ORIENTE
(Tribunal de Tokio)
Curso: Derecho Penal Internacional
Docente: Dra. Sandra Acán Guerrero
Maestrantes: Lic. Herber Antonio Cajas Gómez
Lic. Herson José Argueta Ola
Licda. Brenda Guisela Limatuj Quemé
Lic. Erick Estuardo López Coronado

TRIBUNAL DE TOKIO
ANTECEDENTES HISTORICOS1
El Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente fue el órgano jurisdiccional ante el
que se desarrollaron los Juicios o Procesos de Tokio, organizados contra los criminales de guerra
japoneses una vez terminada la Segunda Guerra Mundial.
Las causas de la Guerra en Japón dieron lugar a un proceso de modernización acelerado a partir
de la Era Meiji, que le llevó de ser un país feudal de economía agraria bajo el imperio de
Shogunato Tokugawa, a convertirse en la mayor potencia industrial del extremo oriente en
apenas 60 años. Y a pesar de existir una democracia parlamentaria, el ejército y la marina eran
dirigidos por los ministros de guerra y marina (que debían ser obligatoriamente generales o
almirantes retirados o en activo), los cuales no estaban sujetos a la autoridad del Primer Ministro,
sino directamente a la del Emperador. Los militares constituían un poder fáctico al margen del
control de los políticos civiles, que solo contaban con la asignación de presupuestos como
medida de presión e intervenían activamente en la vida política del país.
Esta anómala situación, combinada con el paso de un ejército permanente a otro reclutado (lo
que forzaba a instruir militarmente a todos los jóvenes), favoreció la progresiva militarización de
la sociedad japonesa; el ejército y la marina, escasamente controlados por el poder civil, definían
sus propios objetivos y se peleaban por los recursos presupuestarios disponibles, pero ambos
coincidían en su desprecio a la clase política. Se formaron grupos de opinión enfrentados dentro
de las fuerzas armadas (el revolucionario Ködöha y el llamado Tóseiha, respaldado el segundo
por el Emperador) que llevaban una política paralela a la del gobierno.
En 1894, Japón, que ya hacía tiempo que se disputaba la península de Corea con el imperio
chino, inició la primera guerra sino-japonesa con un ataque por sorpresa sin previa declaración
de guerra, aplastando las fuerzas del mastodóntico imperio chino, forzando un tratado de paz que
le supuso la cesión de Taiwán, de las Islas Pescadores y de Liao-Dong. La Rusia imperial
intentó limitar el dominio local de la emergente potencia: subvencionó el pago de las deudas de
guerra chinas con Japón y, apoyada por Alemania y Francia, humilló a Tokio e impuso la
restitución de Liao-Dong a China.
1 http://www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?f=244&t=9198, consultado el 04/08/2015

Rusia y Japón se vieron desde ése momento implicadas en la lucha por la influencia en la parte
noreste de China. Rusia obtuvo la concesión para la construcción del ferrocarril
Transmanchuriano, y aumentó su presencia militar en el sector con la creación de una base naval
en Port Arthur, en la parte sur de la península de Liao-Dong. La política rusa se encaminaba a
desarrollar toda su influencia sobre toda Manchuria y Corea, Japón se inquietó e intentó en un
principio negociar una repartición de áreas de influencia en Manchuria, aunque sin éxito.
En 1,904 la Marina Imperial Japonesa atacó y destruyo la flota rusa estacionada en Port Arthur.
Japón estaba bien preparado, dominaba los mares de la zona en conflicto y sus bases estaban
cerca de la zona. En cambio Rusia estaba minada por tensiones internas, dirigida en ese por un
mando incompetente e incapaz de asegurar un enlace eficaz con el oeste, ya que el
Transiberiano era su única vía terrestre, por lo que no pudo plantar cara. Esta guerra terminó en
1,905, donde Japón salió vencedor con preeminencia absoluta sobre Corea. En 1,914 Japón
declaró la guerra a Alemania, consiguiente al final de la Primera Guerra Mundial las posesiones
alemanas del océano Pacífico septentrional.
En los años 30, la influencia política de los militares en Japón era más dominante. El poder
político estaba concentrado en el Ejército y la Armada, hasta el punto que hubo varios golpes de
Estado y atentado de éstos contra Ministros y altos cargos que estorbaban los intereses de las
camarillas militares, y esto le costó la vida a un Primer Ministro en el año de 1,932, por lo que la
sociedad civil sabía que emitir en público una opinión desfavorable hacía las fuerzas armadas
significaba arriesgarse a morir a manos de un ultranacionalista en un arranque de patriotismo.
ORIGEN2
Durante el transcurso de la guerra, los líderes aliados Roosevelt, Churchill y Stalin, emitieron en
1,942 una proclama en la cual anunciaban que terminado el conflicto, todos aquellos jefes o
líderes del militarismo de las naciones que conformaban el Eje, serían juzgados por sus delitos.
Esto fue ratificado durante las conferencias de Teherán (1,943), Yalta (1,945) y Potsdam (1,946).
Una vez terminada la guerra en Asia, el 15 de agosto de 1,945, el ejército de los Estados Unidos
ocupó la totalidad de Japón y gran parte de las antiguas colonias asiáticas de este país.
Desde ese momento se inició la persecución y detención de los altos miembros del Estado y
Ejército nipón. En paralelo con el Juicio de Nüremberg, se constituyó un Tribunal Penal Militar
2 https://es.wikipedia.org/wiki/Tribunal_Penal_Militar_Internacional_para_el_Lejano_Oriente, consultado el 04/08/2015.

Internacional para el Lejano Oriente, con el fin de juzgar a los imputados de los crímenes
recogidos en el Estatuto o Carta de Londres del 8 de agosto de 1,945.
El Tribunal estuvo compuesto por un panel de jueces elegidos entre los países victoriosos de la
guerra. Estos países fueron: los Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña, Francia, los Países
Bajos, China, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, India y las Filipinas. El Tribunal se constituyó
por primera vez el 3 de agosto de 1946 en Tokio, y fue disuelto después de cumplir su labor el 12
de noviembre de 1948. Este proceso se aplicó sólo a la jerarquía residente en Japón mismo, ya
que se realizaron juicios ad-hoc en diferentes lugares de Asia contra individuos particulares
(miembros del Ejército y la Administración japonesa, por lo general).
La fiscalía del Tribunal estuvo dirigida por el estadounidense Joseph Keenan, y contó con fiscales
de todos los países que nombraron jueces en el Tribunal.
FORMACIÓN Y ATRIBUCIONES
El general MacArthur, comandante supremo de las fuerzas aliadas, crearía mediante una
proclama especial del 19 de enero de 1946, el Tribunal Militar Internacional Para El Extremo
Oriente (International Military Tribunal for the Far East).
El Tribunal de Tokio debía “…juzgar a las personas acusadas individualmente o a este doble
título, de crímenes, y principalmente de crímenes contra la paz”, es decir, se instauraba para
juzgar a los grandes criminales de guerra del extremo oriente.
Existen pocas diferencias de fondo entre los estatutos de Nüremberg y de Tokio. El Estatuto del
Tribunal Militar Internacional para el Extremo Oriente contempla las mismas categorías de
crímenes que el Estatuto de Nüremberg; esto es:
Crímenes contra la paz y crímenes de guerra, que se basaban en la existencia de una
premeditación para alterar la paz y la existencia de asesinatos, torturas, violaciones contrarios
a las Leyes de la Guerra.
Crímenes contra la humanidad, cuando se trataba del exterminio y muerte en masa.
Genocidio, cuando se trataba de la misma muerte en masa pero de grupos étnicos
determinados.

Complot de guerra, entendido como proceso para atentar contra la seguridad interior de un
Estado soberano.
DOUGLAS MACARTHUR
Nació el 26 de enero de 1,880 y falleció el 5 de abril de 1,964; fue un militar estadounidense
condecorado con la Medalla de Honor. Actúo como Comandante Supremo de las Fuerzas
Aliadas en el Frente del Pacífico del Sur durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque perdió las
Filipinas durante las fases iniciales de la lucha, lideró con éxito la defensa de Australia y la
reconquista de Nueva Guinea, las Filipinas y Borneo. Era el Jefe previsto para dirigir las invasión
de Japón en noviembre de 1,945, por lo que, cuando el país se rindió, fue nombrado
representante de los aliados en la ceremonia de rendición del 2 de septiembre. Supervisó la
ocupación de Japón desde 1,945 hasta 1,951, y se le atribuye el mérito de los amplios cambios
democráticos realizados en el país durante esas fechas. Es el militar más condecorado de la
historia de los Estados Unidos de América. Mientras MacArthur mantuvo su cargo de
comandante supremo de los Estados Unidos en el Lejano Oriente, se vio envuelto con cierta
frecuencia en situaciones controvertidas. Una de las más sonadas se dio poco después de
iniciarse las hostilidades para los Estados Unidos, cuando desautorizó a su comandante del aire,
el general Lewis H. Brereton, que había pedido permiso para lanzar al ataque a la Fuerza Aérea
del Lejano Oriente, contra las bases Japonesas en la cerca Taiwán. MacArthur calificó el plan de
“suicidio”, y ordenó que los aviones fueran trasladados de inmediato para alejarlos de los ataques
nipones; durante el preludio de la invasión japonesa de Filipinas, solo la mitad habían sido
trasladados con éxito, y la práctica totalidad de los que quedaban por retirar fue destruida en
tierra.
El cuartel general de MacArthur en la campaña de las Filipinas de 1941-1942 fue la isla fortaleza
de Corregidor, su único viaje a la línea del frente en Bataan hizo que empezase a circular el mote
despectivo de “Digout Doug” (el enterrado Doug), Corregidor era constantemente bombardeado
por parte de las fuerzas aéreas japonesas, hasta el punto en que Manuel Quezón pidió
expresamente al general, que no se pusiera a sí mismo en peligro. En marzo de 1942, mientras
los japoneses ampliaban su control de las Filipinas, MacArthur recibió la orden directa de Franklin
D. Roosevelt de trasladarse a Melbourne, Australia después de que el presidente Quezón y su
esposa ya se hubieran marchado; tras muchas protestas él y su esposa, así como su hijo de 4
años y un grupo selecto de asesores y comandantes subordinados, huyeron de Filipinas y
lograron escapar de una intensa búsqueda japonesa en persecución del general estadounidense.
El general llegó a la isla de Mindanao el 13 de marzo y se embarcó 3 días después en un B-17

Flying Fortress; el 17 de marzo llegó al aeródromo de Bachelor, en el Territorio del Norte
Australiano, desde donde se desplazó a Adelaida en ferrocarril. Su famoso discurso, en el que
dijo “salí de Bataan y volveré” se pronunció en Terowie, Australia Meridional, el 20 de marzo,
siendo condecorado por el presidente Quezón con la Estrella de Conducta Distinguida Filipina.
Fue nombrado rápidamente Comandante Supremo de todas las fuerzas aliadas en el teatro del
pacífico Suroccidental, y con el fin de eliminar cualquier posible ambigüedad, el primer ministro
de Australia, John Curtin, puso a las fuerzas armadas australianas bajo su mando, por aquel
entonces, los australianos formaban el grueso de las tropas disponibles en la zona,
complementadas con una pequeña cantidad de estadounidenses, holandeses, y el resto de los
aliados en proporción descendente. Una de las primeras tareas de MacArthur consistió en
aumentar la confianza de los australianos, que temían una inminente invasión japonesa. El 20
de julio de 1942 el cuartel general fue trasladado de nuevo a Brisbane, al edificio de la AMP
Insurance Company (que luego sería rebautizado como MacArthur Central, su nombre actual).
A finales de 1942 llegaron las victoria australianas en la batalla de la bahía de Milne y la
campaña del Sendero de Kokoda, las primeras de las fuerzas terrestres aliadas contra los
soldados japoneses, Cuando se les informó de que muchos oficiales de las 32 División de
Infantería habían actuado de forma incompetente durante la ofensiva aliada sobre Buna y Gona
(las mayores cabezas de playa japonesas en el nordeste de Nueva Guinea) MacArthur ordenó a
Robert L. Eichelberger, Comandante del I Cuerpo de los Estados Unidos, que tomase el control
directo sobre todas las operaciones aliadas en la zona.
En marzo de 1943, la Junta de Jefes de Estado Mayor de Estados Unidos, aprobó el plan
estratégico de MacArthur, conocido como operación Cartwheel, cuyo objetivo era capturar la
base principal japonesa en Rabaul a base de ocupar posiciones estratégicas para usarlas como
bases avanzadas. Durante 1944 se modificó el plan general a fin de sobrepasar Rabaul y dejar
sitiadas a las fuerzas japonesas fortificadas allí. Inicialmente la mayoría de las fuerzas de tierra
eran australianas, pero se incorporó al teatro de operaciones una cantidad cada vez mayor de
fuerzas estadounidenses, incluyendo el Sexto Ejército de los Estados Unidos y más adelante el
Octavo Ejército.
Las fuerzas aliadas, bajo el mando de MacArthur desembarcaron en la isla de Leyte el 20 de
octubre de 1944, cumpliendo su juramento de volver a filipinas. La posición en el archipiélago se
consolidó con la batalla de Luzón tras un fuerte combate, y a pesar de un contraataque masivo
japonés en la batalla del Golfo de Leyte; con la reconquista de las islas, MacArthur trasladó su

cuartel general a Manila, con el fin de planificar la invasión de Japón, prevista para finales de
1945. Dicha invasión se anuló a consecuencia de la rendición japonesa tras los bombardeos
atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, y el 15 de agosto de 1945 MacArthur recibió la rendición
formal de Japón que dio por finalizada la Segunda Guerra Mundial.
Recibió la Medalla de Honor por su liderazgo en el teatro del pacífico suroeste. El Presidente
filipino Sergio Osmeña le condecoró también con la mayor medalla filipina, la Medalla al Valor de
Filipinas.
CRÍTICAS:
Norteamericanismo: El Tribunal y su fiscalía fueron dirigidas casi exclusivamente por
nacionales de los Estados Unidos, y fueron lo que tuvieron mayor peso a la hora de dictar las
condenas y su posterior indulto.
Unilateralismo: Sólo fueron juzgados los crímenes cometidos por los países del Eje, no así en
situaciones como el bombardeo atómico en Hiroshima y Nagasaki y el bombardeo aéreo
sobre Tokio, descritos como crímenes contra la humanidad o el ataque soviético que pudo
configurar un atentado contra la paz.
Casos de Corea y China: El Tribunal no investigó o lo hizo deficientemente cuando tuvo
delante las graves atrocidades cometidas por el Ejército Nipón cuando invadieron y ocuparon
militarmente China y Corea. Pese a esto, en el caso de China, se llevaron a cabo procesos
ante 13 tribunales propios que dieron como resultado 504 condenados y 149 ejecuciones.
Hirohito: El emperador nunca fue jugado en razón del ejercicio de la jefatura del Estado, y al
contrario, se le otorgó inmunidad.
Guerra química y bacteriológica (Shiro Ishii y escuadrón 731): Nunca se investigó o sancionó
los graves y dramáticos testimonios de pruebas biológicas en prisioneros y ciudadanos
comunes en China durante la ocupación. Se informó de aplicación de guerra química,
prohibida incluso antes de empezar la Segunda Guerra Sino-japonesa en 1937.
EL ERROR Y LA SUPUESTA RÉPLICA DE LOS PROCESOS
Para los estudiosos, como Charles Minear, un punto que debe dejarse bien claro en la
historiografía de los procesos internacionales es que si bien ha sido demostrado que había
existido entre ciertos dirigentes el deseo de asegura la dominación de Japón sobre otras
naciones asiáticas, ninguna prueba ha establecido la realidad de un “complot” en estricto sentido.

El examen de diversos hechos y eventos relevantes no es suficiente para establecer la existencia
de un “complot”, y antes, al contrario, para Charles Minear, ese mismo examen nos debe llevar a
la conclusión de que no existía ningún plan concreto, ninguna decisión antes de 1941, que
hubiera llevado inevitable e inexorablemente al ataque de la base naval estadunidense de Pearl
Harbor.
Dentro de este mismo punto, la eminente historiadora, Isabelle Flandrois, sostiene que el error se
genera por el hecho de que el proceso de Tokio quiso ser copia fiel de Proceso de Nüremberg, y
esto provocó que se fabricara una imagen artificial de Japón, como una réplica de la Alemania de
III Reich, y este error proviene a su vez de una visión de la Segunda Guerra Mundial, concebida
como un gran y vasto “complot” contra la civilización entera.
Pero la guerra del Pacífico no se puede extrapolar a la guerra europea. El genera Tojo (Principal
Acusado) no era Adolfo Hitler, y no existía – continua diciendo la profesora Flandrois- en Japón
nada que se le asemejara al partido único sobre el cual habría podido apoyarse un füihrer nipón.
El acercamiento con los países del Eje no fue el resultado de una concordancia ideológica, sino
de intereses estratégicos de política internacional.
UNIDAD 731
Pero probablemente un aspecto todavía más grave que deliberadamente dejó de un lado la Corte
Militar de Tokio, fue el relativo a los experimentos biológicos y químicos conducidos por las
tropas japonesas, principalmente a través de la famosa “Unidad 731”, antes y durante la Segunda
Guerra Mundial.
El gobierno norteamericano, y el general MacArthur, verdadero pro-cónsul con autoridad
ilimitada, evitaron revelar las atrocidades de esta “Unidad 731” ante el Tribunal, de manera de
poder monopolizar las informaciones sobre las diferentes experiencias realizadas sobre seres
humanos. Se puede suponer que si estos hechos hubieren sido sometidos al Tribunal, los
abogados de la defensa habrían contraatacado, acusando a los Estados Unidos de haber
lanzado las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, además de que cuando en un
momento dado el proceso, alguien de la Defensa intentó acusar a los Estados Unidos por dicho
lanzamiento de bombas atómicas y la cuestión fue desechada aduciendo que la misma no caía
dentro de la jurisdicción del Tribunal de Tokio.
OPINIONES DISIDENTES EN TOKIO

Por último, parece importante resaltar que los jueces del Tribunal de Nüremberg no emitieron
ninguna opinión divergente en cuanto a la competencia del mismo Tribunal, ni tampoco acerca de
los principios de derecho que fueron aplicados durante el proceso. Apenas el juez ruso emitió
una opinión diversa a la mayoría, en lo relativo a la absolución ciertos acusados y en particular
por la pena que había sido dictado contra de Rudolf Hess.
Sin embargo, esto no sucedió con el Tribunal Militar de Tokio, en donde las opiniones del juez
francés, holandés e hindú difirieron considerablemente del juicio del Tribunal en puntos de mucha
importancia.
Así, por ejemplo, el juez francés, Henri Bernard, emitió una opinión disidente, sosteniendo: “El
Estatuto del Tribunal no está fundado en ninguna regla de derecho existente al momento en que
las infracciones fueron cometidas y por lo demás tantos principios de justicia habían sido violados
en el curos del proceso que la sentencia del Tribunal sería sin duda anulada por razones de
derecho en la mayoría de los países civilizados”. En idéntica manera se pronunciaron los jueces
de Países Bajos y de la India.
El juez Henri Rolling (Países Bajos) declaró, además “…la preparación militar en vista de un
conflicto probable no implica necesariamente un complot con miras a llevar a cabo una agresión”.
En el mismo sentido se pronunció el juez Binod Pal, de la India, considerando que “en ausencia
de una definición internacionalmente admitida de la noción de agresión, todo proceso como el
que venía de llevarse a cabo ante el Tribunal Militar Internacional para el Extremo Oriente no era
más que el proceso del vencido por el vencedor”.
EFECTOS POSTERIORES:
El conjunto de procedimientos llevados a cabo tanto en Tokio como en Nüremberg, significaron el
establecimiento de reglas básicas de persecución de criminales de guerra y la determinación de
tales delitos.
En este sentido el Tribunal de Tokio contó con la ventaja de haberse iniciado con posterioridad al
juicio alemán, por lo que se pudo corregir parte de los errores que se cometieron en Europa. Por
ejemplo, no se buscó la persecución de las personas jurídicas y las absoluciones fueron
descartadas (pese a su posterior indulto).

El legado de estos Tribunales Internacionales (Tokio y Nüremberg) sin duda es la Corte Penal
Internacional, establecida en Roma en 1998 y que cuenta como base fundante de sus reglas de
procedimiento los Estatutos de los Tribunales de Nüremberg, Tokio, ex Yugoslavia y Ruanda.
MACARTHUR, CRÍMENES DE GUERRA
Recibió órdenes de Washington el 29 de agosto de ejercer la autoridad final sobre el país a
través de la maquinaria de gobierno existente, incluyendo al figura del emperador Showa.
Algunos han comentado que este periodo como Comandante Supremo de las fuerzas aliadas en
Japón, en que dirigió con mano firme al país hacia un nuevo régimen político durante cinco años
y medio, es su mayor contribución a la historia. Sin embargo, algunos historiadores critican su
trabajo para exonerar de toda investigación criminal a Hirohito y al resto de miembros de la
familia Imperial implicados en la guerra, como a los príncipes Yasuhito Chichibu, Yasuhiko
Asaka, Tsuneyoshi Takeda, Higashikuni Neruhiko é Hiroyasu Fushimi. El veintiséis de noviembre
de 1945, MacArthur confirmó al Almirante Mitsumasa Yonai que la abdición del emperador no
sería necesaria.5 MacArthur no solo exoneró a Hirohito, sino ignoró los consejos de varios
miembros de la familia imperial e intelectuales japoneses, que pidieron públicamente la
abdicación del Emperador y el establecimiento de una regencia. Por ejemplo, el Príncipe
Takahito Mikasa, hermano del Emperador, llego a afirmar en una reunión del consejo privado, en
febrero de 1946, que Hirohito debía asumir la responsabilidad de la derrota; el reconocido poeta
Tatsuji Miyoshi escribió un ensayo en la revista Shinchó titulado “El Emperador debe abdicar
enseguida”.
Según el historiador Herbert Bix, MacArthur y Bonner Fellers habían preparado su propia
aproximación a la ocupación y reforma del Japón3, MacArthur proponía no modificar en lo más
mínimo la situación de la figura del emperador, se limitó a continuar la situación existente durante
el último año de guerra, resolviendo sus implicaciones a medida que las circunstancias lo
requieran. El plan de acción, llamado Operación Lista Negra, de manera informal consistía en
separar a Hirohito de los militaristas, manteniéndole como elemento de legitimación de las
fuerzas de ocupación aliadas, y usando su imagen para potenciar la transformación del pueblo
japonés hacia un nuevo sistema político. Meses antes en que iniciara sus actividades el tribunal
de Tokio, los más altos subordinados de MacArthur trabajaban en atribuir la responsabilidad
última del ataque de Pearl Harbor a Hideki Tojo.
3 Herbert Bix,Hirohito and the making of modern Japan, 2000, p. 544

Citando los debates de Harrey S. Truman. Dwigth D. Elisenhower y el propio MacArthur, Bix
afirma que inmediatamente despue4s de desembarcar en Japón, Bonnie Fellers se pasó a
trabajar en la protección de Hirohito siguiendo el papel que había desempeñado durante y al final
de la guerra, permitiendo a los principales sospechosos de crímenes de guerra, coordinar sus
versiones, a fin de proteger al Emperador y evitar que pudiera ser juzgado.
Dice también John Dower. Esta exitosa campaña para absolver al Emperador de cualquier
responsabilidad de guerra no conoció límites. Hirohito no solo fue presentado como inocente de
cualquier actor formal que pudiere hacerle susceptible de ser juzgado por crímenes de guerra,
Fue convertido en una figura casi angelical que ni tan solo tenía una responsabilidad moral por la
guerra.
Con el apoyo completo del cuartel general de MacArthur, la acusación funciono, de hecho, como
un Abogado Defensor del Emperador.
A finales de 1945, los jurados militares aliados juzgaron a más de 4000 oficiales japoneses por
crímenes de guerra, Unos 3000 fueron condenados a cumplir sentencias de prisión, y 920 fueron
ejecutados, Los oficiales acusados se enfrentaron a cargos surgidos de múltiples incidentes,
incluyendo la masacre de Nankin, la marcha de la muerte de Batán y la masacre de Manila.
Voces críticas con el proceso, afirman que el general Tomoyuki Yamashita, comandante y efe
japonés en Filipinas, acusado de este último incidente, había perdido el control de sus hombres,
y por tanto no debía ser ejecutado. De hecho, las tropas responsables cometieron los crímenes
por órdenes del Conde Tereuchi y así lo declaró la defensa, Sin embargo, ya que Yamashita no
había dimitido de su puesto a pesar de su declarada incapacidad de controlar hombres, se le
considero responsable final de los actos de las tropas bajo sum mando y fue ejecutado; tales
voces críticas acusaban la sentencia como una venganza proferida por el orgullo del general
MacArthur, ya que el general Yamashita fue capaz de ofrecer una resistencia más eficiente y
duradera en la defensa de las Filipinas, que en su momento ofreció MacArthur en 1942. El caso
se convirtió en el precedente conocido como el “Estándar Yamashita”. Se aplicó el mismo criterio
de responsabilidad del mando al caso del general Masabaru Homma, quien también fue juzgado
y condenado por las atrocidades ocurridas durante la marcha de la muerte de Bataán,
considerando responsable al general de los actos de sus subordinados a pesar de no hallarse
presente, ya que en ese momento se encontraba liderando a sus tropas de la captura de
Corregidor. La PBS calificó los juicios de “apresurados”. Los críticos de MacArthur suelen

deplorar el “doble rasero” empleado, al no llevar hasta sus últimas consecuencias el concepto de
“responsabilidad del mando” al mantenerse al margen del Emperador,
Para sus admiradores, los profundos sentimientos de MacArthur hacia el derrotado Japón, son
fácilmente visibles en las fotos de las ceremonias de la rendición en la que se mostraba de forma
prominente la bandera del comodoro Perry. Descendiente de los Perry der Massachusetts y
primo légano del comodoro, MacArthur, se veía a sí mismo más como un segundo “integrador”
de Japón a los países desarrollados que como un conquistador.
Indudablemente, MacArthur y el personal de su Estado Mayor ayudaron a un Japón devastado
por la guerra a reconstruirse, instituyendo en el proceso un gobierno democrático, establecieron
un plan de reconstrucción que convirtió al Japón en una de las principales potencias industriales
a nivel mundial. Lo estados Unidos, durante ese tiempo, mantuvieron un control firme del Japón y
supervisaron su reconstrucción, gracias al hecho de que MacArthur fue el líder interino del país
desde 1945 a 1948. En 1946, el personal de MacArthur, redactó una nueva constitución de Japón
que renunciaba a la posibilidad de declarar de nuevo la guerra, y reducía de forma considerable
el papel del Emperador. Dicha constitución se mantiene a la fecha vigente.
También impulso cambios en el parlamento de Japón, obligándolo a adoptar planes de
descentralización que dividieron a las grandes compañías japonesas (Zaibatsu) y promovieron la
creación de los primeros sindicatos de los trabajadores del país.
Estos planes de reconstrucción alarmaron a muchos en los departamentos de defensa y de
estado en los Estados Unidos, en el convencimiento de que entraban en conflicto con la intención
de convertir al Japón y su potencia industrial en un freno a la expansión del comunismo en Asia.
Algunas de las reformas de MacArthur, como sus leyes laborales, fueron rescindidas en 1948
cuando su control unilateral del país acabo a causa de las injerencias recientes del Departamento
de Estado. MacArthur devolvió el poder al recién formado gobierno japonés en 1949 y
permaneció en el país hasta que fue relevado del cargo de Jefe Supremo en Japón por Harry S.
Truman el 11 de abril de 1951, fecha en que el presidente Truman, remplazo a MacArthur por el
General Matthew Ridgway. En 1952 Japón era ya un estado soberano, regido por la Constitución
que MacArthur había redactado y defendido.
Hirohito: Nació el 29 de abril de 1901 y falleció el 7 de enero de 1989, fue el 124avo emperador
de Japón desde 1926 hasta 1989. Subió al trono tras la muerte de su padre Yoshihito. Tras su
fallecimiento y de acuerdo a la tradición japonesa, su nombre póstumo es el Emperador Showa
(Paz Ilustrada) y según los japoneses Akira Yamada, Akira Fujiwara, sostienen que fue Hirohito

quien condujo a Japón a la guerra, el Emperador incluso, ratifico personalmente, el cinco de
agosto de 1937 la proposición de su ejército para eludir las restricciones del derecho
internacional sobre el trato a los prisioneros chinos, más aún, los trabajos de Yoshiaki Yoshimi y
Seiya Macsunu, muestran que Hirohito autorizo a través del ordenes especificas el uso de armas
químicas contra los chinos. Por ejemplo, durante la invasión de Wuhan, de agosto a octubre de
1938 el Emperador autorizo el uso de gas toxico en 375 ocasiones distintas, a pesar de la
resolución adoptada por la Sociedad de Naciones el 14 de mayo condenando el uso de gas
toxico por el ejército japonés.
Formó la orden en la que se debería de entrar en guerra con los países bajos, Reino Unido y los
Estados Unidos sus demandas de vía libre en China e Indochina, no eran satisfechas. Meses
antes los estadounidenses habían suspendido el envío de petróleo a >Japón como medida de
presión. El General Gideki Tojo, una de las figuras más destacadas del sector belicista,
encargándole la organización del ataque contra la flota Estadounidense en el pacifico. El uno de
diciembre en una Conferencia Imperial, celebrada en Tokio, Hirohito dio su aprobación al
comienzo de la guerra; así pues, el ocho de diciembre (7 de diciembre en Hawái) de 1941, se
atacó simultáneamente Pearl Harbor y todo el sur este asiático, el 15 de agosto de 1945 tras el
bombardeo nuclear y la entrada de la Unión Soviética en la guerra Hirohito anuncio por radio la
rendición.
A pesar de solicitarse su enjuiciamiento como criminal de guerra, el General Douglas MacArthur
insisto en conservar a Hirohito como Emperador, como símbolo de la continuidad y concesión del
pueblo japonés, así como para que aceptasen la ocupación más fácilmente.
El plan de acción, llamado “Operación Lista Negra” de manera informal, consistía en separar a
Emperador Showa de los militares, manteniéndole como elemento de legitimación de las fuerzas
de ocupación aliadas, y usando su imagen para potenciar la transformación del pueblo japonés
hacia un nuevo sistema político.
En el llamado ningen sangen, el Emperador Showa fue obligado a renunciar a sus estatus divino
que le daba la Constitución de 1889, como descendiente de Amaterasu, la soberanía imperial,
fue transformada en monarquía constitucional en 1946.
LA NOCIÓN DE “COMPLOT”
El tribunal de Tokio, de manera expresa, aprobó e hizo suya la Declaración del Tribunal de
Nüremberg, según la cual el pacto de Paris de 1928 había hecho ilegítimo el recurso a la guerra

como instrumento de política nacional, habiendo establecido, además de la responsabilidad penal
de las personas que preparan y llevan a cabo una guerra de tal naturaleza; y avalado que el
alegato de la emisión de una orden superior-o acto de gobierno- no podrá en ningún caso se
invocado por los acusados como posible eximente de responsabilidad.
Por otra parte, el Tribunal de Tokio examinó más en detalle que el de Nüremberg, la noción de
“complot”, declarando principalmente que: existe complot en vistas de librar una guerra de
agresión a una guerra ilegitima cuando dos o más personas se ponen de acuerdo para cometer
dicho crimen. Sigue luego en el marco de este complot, la organización y preparación de dicha
guerra. Aquellos que participan en el complot en esta etapa pueden ser, ya sea los conspiradores
originales, o ya sea las personas que tiempo después ha adherido al complot mismo,. Si estos
últimos se unen a los fines del complot, adoptando los planes y preparando la ejecución,
devienen conspiradores.
INMUNIDAD DEL EMPERADOR
De los veintiocho acusados ante el Tribunal de Tokio, catorce de los tenían el rango de
Generales, ejercido la mitad de estos las funciones propias de un Ministro de guerra.
Sin embargo, su jefe supremo, en nombre del cual combatían y estaban dispuestos a sacrificar
sus vidas, el emperador Hirohito, no sería hecho comparecer ante el Tribunal, nunca seria
enfrentado a la justicia.
Nosotros conocemos ahora, gracias a los resultados de las investigaciones llevadas a cabo en
los últimos años—sostiene el profesor japonés Kentaro Awaya—el contexto histórico y las
razones que explican la inmunidad de la que se benefició el emperador.
Por razones puramente políticas, el gobierno norteamericano decidió abandonar toda diligencia
de persecución. En general MacArthur fue la figura principal para que se le acordara la inmunidad
a Hirohito y así seguir el mantenimiento del sistema imperial, necesario al buen funcionamiento
de la ocupación del Japón.
Una vez tomada esta decisión, la fiscalía eligió a los acusados, esto es, a los jefes de las
facciones militares que conspiraron, con fines de invasión contra países extranjeros. La
acusación se apegó a la tesis de complot conspiración, al quedar los jueces, en la imposibilidad
de condenar al sistema imperial en tanto tal por la guerra que había llevado a cabo.
ACTA DE ACUSACIÓN

El tribunal Militar de Tokio, compuesto de once jueces provenientes de once naciones aliadas,
dictaría su veredicto final el 12 de noviembre de 1948. Ninguno de los 28 grandes criminales de
guerra pudo obtener una sentencia absolutoria. Los condenados a pena de muerte fueron
conducidos a la orca el 23 de diciembre de 1948.
El acta de acusación cubre un periodo que principio el 1 de enero de 1948, esto es que va mucho
más allá del famoso ataque a Pearl Harbor, para inscribirse en la fecha de la firma del pacto
Briand-Kellog, que había declarado, como vimos, la guerra como violatoria del derecho
internacional, y que había sido ratificado por Japón y más de sesenta países. El acta de
acusación describe una banda militar criminal, culpable de complot o conspiración contra la paz.
En este sentido es cierto que el punto clave en todo el proceso es el termino complot. De esta
suerte se estipula que “…todos los acusados han participado en la elaboración o en la ejecución
de un plan concertado o complot y son responsables de todos los actos cometidos por toda
persona con miras a la ejecución de dicho plan”. Toda esa preparación no era imputable a la
ambición de un solo hombre, sino de varios pero siempre actuando en virtud de un plan común
con un objetivo común; este objetivo (asegurar la dominación de Japón mediante guerras de
agresión) era criminal, y no se podía, se decía en el proceso de Tokio concebir crimen más grave
que una conspiración de tal naturaleza que amenazaba la seguridad mundial.
LOS ACUSADOS Y SUS PENAS
Durante mucho tiempo fue polémica la exclusión del tribunal del emperador Hirohito, siendo que
fue la cabeza visible del imperio en toda su expresión, y otorgo con su consentimiento tácito o
efectivo, de legalidad en los crímenes cometidos por sus conciudadanos. De los acusados
originalmente, murieron de causa natural durante el juicio el ex canciller Yosuke Matsuoka y el
almirante Osami Nagano. Okawa Shumei sufrió un colapso nervioso durante el juicio y no fue
inculpado. A diferencia de los juicios de Nüremberg, el Tiple (Tribunal) no absolvió a ninguno de
los acusados. La lista de inculpados y su condena es la siguiente: de los inculpados clase A,
estos fueron sus veredictos. Las condenas a muerte fueron ejecutadas por ahorcamiento en la
prisión Sugamo en Ikebukuro el 23 de diciembre de 1,948. En 1,950 es indultado Shigemitsu
Mamoru, quien se convertiría nuevamente en el año de 1954 en Ministro de Relaciones
Exteriores. En 1955 se perdonó a los que se encontraban cumpliendo sentencia, los cuales
salieron en libertad aquel año, salvo Koiso Shiratori, Umezu que murieron de causa natural en la
prisión, varios de los condenados en este proceso se encuentran enterrados en el santuario
Yasaukuni en Tokio.

Nombre Cargo Sentencia
Hideki Tōjō Primer Ministro Muerte
Kenji Doihara Comandante del Servicio Aéreo del Ejército Muerte
Kōki Hirota Ministro de Relaciones Exteriores Muerte
Seishirō Itagaki Ministro de Guerra Muerte
Heitarō Kimura Comandante Fza. Exped. de Burma Muerte
Iwane Matsui Comandante Fza. Exped. de Shanghái Muerte
Akira Mutō Comandante Fza. Exped. de las Filipinas Muerte
Sadao Araki Ministro de Guerra Prisión perpetua
Kingorō HashimotoInstigador de la Segunda Guerra Sino-
JaponesaPrisión perpetua
Shunroku Hata Ministro de Guerra Prisión perpetua
Kiichirō Hiranuma Primer Ministro Prisión perpetua
Naoki Hoshino Secretario jefe del Gabinete Prisión perpetua

Okinori Kaya Ministro de finanzas Prisión perpetua
Kōichi Kido Lord Guardián del Sello Privado Imperial Prisión perpetua
Kuniaki Koiso Gobernador de Corea y Primer Ministro Prisión perpetua
Jirō Minami Comandante del Ejército de Kwantung Prisión perpetua
Takasumi Oka Ministro de la Marina Prisión perpetua
Hiroshi Ōshima Embajador en la Alemania Nazi Prisión perpetua
Kenryō Satō Jefe de la Oficina de Asuntos Militares Prisión perpetua
Shigetarō Shimada Ministro de la Marina Prisión perpetua
Toshio Shiratori Embajador en Italia Prisión perpetua
Teiichi SuzukiPresidente de la Oficina de Planificación
del GabinetePrisión perpetua
Yoshijirō Umezu Ministro de Guerra Prisión perpetua
Shigenori TōgōEmbajador de Alemania, Unión Soviética,
relaciones exteriores20 años
Mamoru Shigemitsu Ministro de Relaciones Exteriores 7 años


CONCLUSIONES
El Tribunal de Tokio, al igual que el de Nüremberg son el primer precedente de justicia
internacional, constituyendo la primera etapa de justicia internacional del futuro.
Tanto Tokio como Nüremberg demostraron que la existencia de un orden superior, como
causa de exoneración de responsabilidad de los acusados, no era en absoluto admisible, ya
que las obligaciones internacionales que se imponen a los individuos tienen primacía respecto
de su deber de obediencia hacia el Estado del cual son ciudadanos.
Los juicios de Tokio, con todas sus bondades y virtudes, también ha sido objeto de fuertes
críticas. La mayoría de los veredictos no habrían sido logrados sin el recurso de la teoría del
“complot”.
La culpabilidad de los acusados exigía la creación de un tribunal internacional, pues cualquier
otra solución no habría tenido el efecto político espectacular que se buscaba.
El no representar a gobierno alguno, ni estar vinculados por razones de Estado, ni por
obligación alguna de cualquier género, brindaba al Tribunal un imponente respecto ante la
opinión pública y ante la moral.

BIBLIOGRAFÍA
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sobre la Corte Penal Internacional: Lima, Perú, 2,008.
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Editorial Universidad Externado de Colombia: 1,999.
Anello, Carolina Susana. Corte Penal Internacional, Editorial Universidad, Buenos Aires,
Argentina: 2,003.
Frank Michelin: “Le Proces des criminels de guerre japonais”, L’Historie.