Tribunal Tokio

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Universidad de San Carlos de Guatemala Centro Universitario de Occidente Departamento de estudios de Postgrado Maestría en Derecho Penal TRIBUNAL PENAL MILITAR INTERNACIONAL PARA EL LEJANO ORIENTE (Tribunal de Tokio) Curso: Derecho Penal Internacional

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Resumen del origen, funciones y aportes del Tribunal Militar de Tokio

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Universidad de San Carlos de Guatemala

Centro Universitario de Occidente

Departamento de estudios de Postgrado

Maestría en Derecho Penal

TRIBUNAL PENAL MILITAR INTERNACIONAL PARA EL

LEJANO ORIENTE

(Tribunal de Tokio)

Curso: Derecho Penal Internacional

Docente: Dra. Sandra Acán Guerrero

Maestrantes: Lic. Herber Antonio Cajas Gómez

Lic. Herson José Argueta Ola

Licda. Brenda Guisela Limatuj Quemé

Lic. Erick Estuardo López Coronado

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TRIBUNAL DE TOKIO

ANTECEDENTES HISTORICOS1

El Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente fue el órgano jurisdiccional ante el

que se desarrollaron los Juicios o Procesos de Tokio, organizados contra los criminales de guerra

japoneses una vez terminada la Segunda Guerra Mundial.

Las causas de la Guerra en Japón dieron lugar a un proceso de modernización acelerado a partir

de la Era Meiji, que le llevó de ser un país feudal de economía agraria bajo el imperio de

Shogunato Tokugawa, a convertirse en la mayor potencia industrial del extremo oriente en

apenas 60 años. Y a pesar de existir una democracia parlamentaria, el ejército y la marina eran

dirigidos por los ministros de guerra y marina (que debían ser obligatoriamente generales o

almirantes retirados o en activo), los cuales no estaban sujetos a la autoridad del Primer Ministro,

sino directamente a la del Emperador. Los militares constituían un poder fáctico al margen del

control de los políticos civiles, que solo contaban con la asignación de presupuestos como

medida de presión e intervenían activamente en la vida política del país.

Esta anómala situación, combinada con el paso de un ejército permanente a otro reclutado (lo

que forzaba a instruir militarmente a todos los jóvenes), favoreció la progresiva militarización de

la sociedad japonesa; el ejército y la marina, escasamente controlados por el poder civil, definían

sus propios objetivos y se peleaban por los recursos presupuestarios disponibles, pero ambos

coincidían en su desprecio a la clase política. Se formaron grupos de opinión enfrentados dentro

de las fuerzas armadas (el revolucionario Ködöha y el llamado Tóseiha, respaldado el segundo

por el Emperador) que llevaban una política paralela a la del gobierno.

En 1894, Japón, que ya hacía tiempo que se disputaba la península de Corea con el imperio

chino, inició la primera guerra sino-japonesa con un ataque por sorpresa sin previa declaración

de guerra, aplastando las fuerzas del mastodóntico imperio chino, forzando un tratado de paz que

le supuso la cesión de Taiwán, de las Islas Pescadores y de Liao-Dong. La Rusia imperial

intentó limitar el dominio local de la emergente potencia: subvencionó el pago de las deudas de

guerra chinas con Japón y, apoyada por Alemania y Francia, humilló a Tokio e impuso la

restitución de Liao-Dong a China.

1 http://www.lasegundaguerra.com/viewtopic.php?f=244&t=9198, consultado el 04/08/2015

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Rusia y Japón se vieron desde ése momento implicadas en la lucha por la influencia en la parte

noreste de China. Rusia obtuvo la concesión para la construcción del ferrocarril

Transmanchuriano, y aumentó su presencia militar en el sector con la creación de una base naval

en Port Arthur, en la parte sur de la península de Liao-Dong. La política rusa se encaminaba a

desarrollar toda su influencia sobre toda Manchuria y Corea, Japón se inquietó e intentó en un

principio negociar una repartición de áreas de influencia en Manchuria, aunque sin éxito.

En 1,904 la Marina Imperial Japonesa atacó y destruyo la flota rusa estacionada en Port Arthur.

Japón estaba bien preparado, dominaba los mares de la zona en conflicto y sus bases estaban

cerca de la zona. En cambio Rusia estaba minada por tensiones internas, dirigida en ese por un

mando incompetente e incapaz de asegurar un enlace eficaz con el oeste, ya que el

Transiberiano era su única vía terrestre, por lo que no pudo plantar cara. Esta guerra terminó en

1,905, donde Japón salió vencedor con preeminencia absoluta sobre Corea. En 1,914 Japón

declaró la guerra a Alemania, consiguiente al final de la Primera Guerra Mundial las posesiones

alemanas del océano Pacífico septentrional.

En los años 30, la influencia política de los militares en Japón era más dominante. El poder

político estaba concentrado en el Ejército y la Armada, hasta el punto que hubo varios golpes de

Estado y atentado de éstos contra Ministros y altos cargos que estorbaban los intereses de las

camarillas militares, y esto le costó la vida a un Primer Ministro en el año de 1,932, por lo que la

sociedad civil sabía que emitir en público una opinión desfavorable hacía las fuerzas armadas

significaba arriesgarse a morir a manos de un ultranacionalista en un arranque de patriotismo.

ORIGEN2

Durante el transcurso de la guerra, los líderes aliados Roosevelt, Churchill y Stalin, emitieron en

1,942 una proclama en la cual anunciaban que terminado el conflicto, todos aquellos jefes o

líderes del militarismo de las naciones que conformaban el Eje, serían juzgados por sus delitos.

Esto fue ratificado durante las conferencias de Teherán (1,943), Yalta (1,945) y Potsdam (1,946).

Una vez terminada la guerra en Asia, el 15 de agosto de 1,945, el ejército de los Estados Unidos

ocupó la totalidad de Japón y gran parte de las antiguas colonias asiáticas de este país.

Desde ese momento se inició la persecución y detención de los altos miembros del Estado y

Ejército nipón. En paralelo con el Juicio de Nüremberg, se constituyó un Tribunal Penal Militar

2 https://es.wikipedia.org/wiki/Tribunal_Penal_Militar_Internacional_para_el_Lejano_Oriente, consultado el 04/08/2015.

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Internacional para el Lejano Oriente, con el fin de juzgar a los imputados de los crímenes

recogidos en el Estatuto o Carta de Londres del 8 de agosto de 1,945.

El Tribunal estuvo compuesto por un panel de jueces elegidos entre los países victoriosos de la

guerra. Estos países fueron: los Estados Unidos, la URSS, Gran Bretaña, Francia, los Países

Bajos, China, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, India y las Filipinas. El Tribunal se constituyó

por primera vez el 3 de agosto de 1946 en Tokio, y fue disuelto después de cumplir su labor el 12

de noviembre de 1948. Este proceso se aplicó sólo a la jerarquía residente en Japón mismo, ya

que se realizaron juicios ad-hoc en diferentes lugares de Asia contra individuos particulares

(miembros del Ejército y la Administración japonesa, por lo general).

La fiscalía del Tribunal estuvo dirigida por el estadounidense Joseph Keenan, y contó con fiscales

de todos los países que nombraron jueces en el Tribunal.

FORMACIÓN Y ATRIBUCIONES

El general MacArthur, comandante supremo de las fuerzas aliadas, crearía mediante una

proclama especial del 19 de enero de 1946, el Tribunal Militar Internacional Para El Extremo

Oriente (International Military Tribunal for the Far East).

El Tribunal de Tokio debía “…juzgar a las personas acusadas individualmente o a este doble

título, de crímenes, y principalmente de crímenes contra la paz”, es decir, se instauraba para

juzgar a los grandes criminales de guerra del extremo oriente.

Existen pocas diferencias de fondo entre los estatutos de Nüremberg y de Tokio. El Estatuto del

Tribunal Militar Internacional para el Extremo Oriente contempla las mismas categorías de

crímenes que el Estatuto de Nüremberg; esto es:

Crímenes contra la paz y crímenes de guerra, que se basaban en la existencia de una

premeditación para alterar la paz y la existencia de asesinatos, torturas, violaciones contrarios

a las Leyes de la Guerra.

Crímenes contra la humanidad, cuando se trataba del exterminio y muerte en masa.

Genocidio, cuando se trataba de la misma muerte en masa pero de grupos étnicos

determinados.

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Complot de guerra, entendido como proceso para atentar contra la seguridad interior de un

Estado soberano.

DOUGLAS MACARTHUR

Nació el 26 de enero de 1,880 y falleció el 5 de abril de 1,964; fue un militar estadounidense

condecorado con la Medalla de Honor. Actúo como Comandante Supremo de las Fuerzas

Aliadas en el Frente del Pacífico del Sur durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque perdió las

Filipinas durante las fases iniciales de la lucha, lideró con éxito la defensa de Australia y la

reconquista de Nueva Guinea, las Filipinas y Borneo. Era el Jefe previsto para dirigir las invasión

de Japón en noviembre de 1,945, por lo que, cuando el país se rindió, fue nombrado

representante de los aliados en la ceremonia de rendición del 2 de septiembre. Supervisó la

ocupación de Japón desde 1,945 hasta 1,951, y se le atribuye el mérito de los amplios cambios

democráticos realizados en el país durante esas fechas. Es el militar más condecorado de la

historia de los Estados Unidos de América. Mientras MacArthur mantuvo su cargo de

comandante supremo de los Estados Unidos en el Lejano Oriente, se vio envuelto con cierta

frecuencia en situaciones controvertidas. Una de las más sonadas se dio poco después de

iniciarse las hostilidades para los Estados Unidos, cuando desautorizó a su comandante del aire,

el general Lewis H. Brereton, que había pedido permiso para lanzar al ataque a la Fuerza Aérea

del Lejano Oriente, contra las bases Japonesas en la cerca Taiwán. MacArthur calificó el plan de

“suicidio”, y ordenó que los aviones fueran trasladados de inmediato para alejarlos de los ataques

nipones; durante el preludio de la invasión japonesa de Filipinas, solo la mitad habían sido

trasladados con éxito, y la práctica totalidad de los que quedaban por retirar fue destruida en

tierra.

El cuartel general de MacArthur en la campaña de las Filipinas de 1941-1942 fue la isla fortaleza

de Corregidor, su único viaje a la línea del frente en Bataan hizo que empezase a circular el mote

despectivo de “Digout Doug” (el enterrado Doug), Corregidor era constantemente bombardeado

por parte de las fuerzas aéreas japonesas, hasta el punto en que Manuel Quezón pidió

expresamente al general, que no se pusiera a sí mismo en peligro. En marzo de 1942, mientras

los japoneses ampliaban su control de las Filipinas, MacArthur recibió la orden directa de Franklin

D. Roosevelt de trasladarse a Melbourne, Australia después de que el presidente Quezón y su

esposa ya se hubieran marchado; tras muchas protestas él y su esposa, así como su hijo de 4

años y un grupo selecto de asesores y comandantes subordinados, huyeron de Filipinas y

lograron escapar de una intensa búsqueda japonesa en persecución del general estadounidense.

El general llegó a la isla de Mindanao el 13 de marzo y se embarcó 3 días después en un B-17

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Flying Fortress; el 17 de marzo llegó al aeródromo de Bachelor, en el Territorio del Norte

Australiano, desde donde se desplazó a Adelaida en ferrocarril. Su famoso discurso, en el que

dijo “salí de Bataan y volveré” se pronunció en Terowie, Australia Meridional, el 20 de marzo,

siendo condecorado por el presidente Quezón con la Estrella de Conducta Distinguida Filipina.

Fue nombrado rápidamente Comandante Supremo de todas las fuerzas aliadas en el teatro del

pacífico Suroccidental, y con el fin de eliminar cualquier posible ambigüedad, el primer ministro

de Australia, John Curtin, puso a las fuerzas armadas australianas bajo su mando, por aquel

entonces, los australianos formaban el grueso de las tropas disponibles en la zona,

complementadas con una pequeña cantidad de estadounidenses, holandeses, y el resto de los

aliados en proporción descendente. Una de las primeras tareas de MacArthur consistió en

aumentar la confianza de los australianos, que temían una inminente invasión japonesa. El 20

de julio de 1942 el cuartel general fue trasladado de nuevo a Brisbane, al edificio de la AMP

Insurance Company (que luego sería rebautizado como MacArthur Central, su nombre actual).

A finales de 1942 llegaron las victoria australianas en la batalla de la bahía de Milne y la

campaña del Sendero de Kokoda, las primeras de las fuerzas terrestres aliadas contra los

soldados japoneses, Cuando se les informó de que muchos oficiales de las 32 División de

Infantería habían actuado de forma incompetente durante la ofensiva aliada sobre Buna y Gona

(las mayores cabezas de playa japonesas en el nordeste de Nueva Guinea) MacArthur ordenó a

Robert L. Eichelberger, Comandante del I Cuerpo de los Estados Unidos, que tomase el control

directo sobre todas las operaciones aliadas en la zona.

En marzo de 1943, la Junta de Jefes de Estado Mayor de Estados Unidos, aprobó el plan

estratégico de MacArthur, conocido como operación Cartwheel, cuyo objetivo era capturar la

base principal japonesa en Rabaul a base de ocupar posiciones estratégicas para usarlas como

bases avanzadas. Durante 1944 se modificó el plan general a fin de sobrepasar Rabaul y dejar

sitiadas a las fuerzas japonesas fortificadas allí. Inicialmente la mayoría de las fuerzas de tierra

eran australianas, pero se incorporó al teatro de operaciones una cantidad cada vez mayor de

fuerzas estadounidenses, incluyendo el Sexto Ejército de los Estados Unidos y más adelante el

Octavo Ejército.

Las fuerzas aliadas, bajo el mando de MacArthur desembarcaron en la isla de Leyte el 20 de

octubre de 1944, cumpliendo su juramento de volver a filipinas. La posición en el archipiélago se

consolidó con la batalla de Luzón tras un fuerte combate, y a pesar de un contraataque masivo

japonés en la batalla del Golfo de Leyte; con la reconquista de las islas, MacArthur trasladó su

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cuartel general a Manila, con el fin de planificar la invasión de Japón, prevista para finales de

1945. Dicha invasión se anuló a consecuencia de la rendición japonesa tras los bombardeos

atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, y el 15 de agosto de 1945 MacArthur recibió la rendición

formal de Japón que dio por finalizada la Segunda Guerra Mundial.

Recibió la Medalla de Honor por su liderazgo en el teatro del pacífico suroeste. El Presidente

filipino Sergio Osmeña le condecoró también con la mayor medalla filipina, la Medalla al Valor de

Filipinas.

CRÍTICAS:

Norteamericanismo: El Tribunal y su fiscalía fueron dirigidas casi exclusivamente por

nacionales de los Estados Unidos, y fueron lo que tuvieron mayor peso a la hora de dictar las

condenas y su posterior indulto.

Unilateralismo: Sólo fueron juzgados los crímenes cometidos por los países del Eje, no así en

situaciones como el bombardeo atómico en Hiroshima y Nagasaki y el bombardeo aéreo

sobre Tokio, descritos como crímenes contra la humanidad o el ataque soviético que pudo

configurar un atentado contra la paz.

Casos de Corea y China: El Tribunal no investigó o lo hizo deficientemente cuando tuvo

delante las graves atrocidades cometidas por el Ejército Nipón cuando invadieron y ocuparon

militarmente China y Corea. Pese a esto, en el caso de China, se llevaron a cabo procesos

ante 13 tribunales propios que dieron como resultado 504 condenados y 149 ejecuciones.

Hirohito: El emperador nunca fue jugado en razón del ejercicio de la jefatura del Estado, y al

contrario, se le otorgó inmunidad.

Guerra química y bacteriológica (Shiro Ishii y escuadrón 731): Nunca se investigó o sancionó

los graves y dramáticos testimonios de pruebas biológicas en prisioneros y ciudadanos

comunes en China durante la ocupación. Se informó de aplicación de guerra química,

prohibida incluso antes de empezar la Segunda Guerra Sino-japonesa en 1937.

EL ERROR Y LA SUPUESTA RÉPLICA DE LOS PROCESOS

Para los estudiosos, como Charles Minear, un punto que debe dejarse bien claro en la

historiografía de los procesos internacionales es que si bien ha sido demostrado que había

existido entre ciertos dirigentes el deseo de asegura la dominación de Japón sobre otras

naciones asiáticas, ninguna prueba ha establecido la realidad de un “complot” en estricto sentido.

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El examen de diversos hechos y eventos relevantes no es suficiente para establecer la existencia

de un “complot”, y antes, al contrario, para Charles Minear, ese mismo examen nos debe llevar a

la conclusión de que no existía ningún plan concreto, ninguna decisión antes de 1941, que

hubiera llevado inevitable e inexorablemente al ataque de la base naval estadunidense de Pearl

Harbor.

Dentro de este mismo punto, la eminente historiadora, Isabelle Flandrois, sostiene que el error se

genera por el hecho de que el proceso de Tokio quiso ser copia fiel de Proceso de Nüremberg, y

esto provocó que se fabricara una imagen artificial de Japón, como una réplica de la Alemania de

III Reich, y este error proviene a su vez de una visión de la Segunda Guerra Mundial, concebida

como un gran y vasto “complot” contra la civilización entera.

Pero la guerra del Pacífico no se puede extrapolar a la guerra europea. El genera Tojo (Principal

Acusado) no era Adolfo Hitler, y no existía – continua diciendo la profesora Flandrois- en Japón

nada que se le asemejara al partido único sobre el cual habría podido apoyarse un füihrer nipón.

El acercamiento con los países del Eje no fue el resultado de una concordancia ideológica, sino

de intereses estratégicos de política internacional.

UNIDAD 731

Pero probablemente un aspecto todavía más grave que deliberadamente dejó de un lado la Corte

Militar de Tokio, fue el relativo a los experimentos biológicos y químicos conducidos por las

tropas japonesas, principalmente a través de la famosa “Unidad 731”, antes y durante la Segunda

Guerra Mundial.

El gobierno norteamericano, y el general MacArthur, verdadero pro-cónsul con autoridad

ilimitada, evitaron revelar las atrocidades de esta “Unidad 731” ante el Tribunal, de manera de

poder monopolizar las informaciones sobre las diferentes experiencias realizadas sobre seres

humanos. Se puede suponer que si estos hechos hubieren sido sometidos al Tribunal, los

abogados de la defensa habrían contraatacado, acusando a los Estados Unidos de haber

lanzado las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, además de que cuando en un

momento dado el proceso, alguien de la Defensa intentó acusar a los Estados Unidos por dicho

lanzamiento de bombas atómicas y la cuestión fue desechada aduciendo que la misma no caía

dentro de la jurisdicción del Tribunal de Tokio.

OPINIONES DISIDENTES EN TOKIO

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Por último, parece importante resaltar que los jueces del Tribunal de Nüremberg no emitieron

ninguna opinión divergente en cuanto a la competencia del mismo Tribunal, ni tampoco acerca de

los principios de derecho que fueron aplicados durante el proceso. Apenas el juez ruso emitió

una opinión diversa a la mayoría, en lo relativo a la absolución ciertos acusados y en particular

por la pena que había sido dictado contra de Rudolf Hess.

Sin embargo, esto no sucedió con el Tribunal Militar de Tokio, en donde las opiniones del juez

francés, holandés e hindú difirieron considerablemente del juicio del Tribunal en puntos de mucha

importancia.

Así, por ejemplo, el juez francés, Henri Bernard, emitió una opinión disidente, sosteniendo: “El

Estatuto del Tribunal no está fundado en ninguna regla de derecho existente al momento en que

las infracciones fueron cometidas y por lo demás tantos principios de justicia habían sido violados

en el curos del proceso que la sentencia del Tribunal sería sin duda anulada por razones de

derecho en la mayoría de los países civilizados”. En idéntica manera se pronunciaron los jueces

de Países Bajos y de la India.

El juez Henri Rolling (Países Bajos) declaró, además “…la preparación militar en vista de un

conflicto probable no implica necesariamente un complot con miras a llevar a cabo una agresión”.

En el mismo sentido se pronunció el juez Binod Pal, de la India, considerando que “en ausencia

de una definición internacionalmente admitida de la noción de agresión, todo proceso como el

que venía de llevarse a cabo ante el Tribunal Militar Internacional para el Extremo Oriente no era

más que el proceso del vencido por el vencedor”.

EFECTOS POSTERIORES:

El conjunto de procedimientos llevados a cabo tanto en Tokio como en Nüremberg, significaron el

establecimiento de reglas básicas de persecución de criminales de guerra y la determinación de

tales delitos.

En este sentido el Tribunal de Tokio contó con la ventaja de haberse iniciado con posterioridad al

juicio alemán, por lo que se pudo corregir parte de los errores que se cometieron en Europa. Por

ejemplo, no se buscó la persecución de las personas jurídicas y las absoluciones fueron

descartadas (pese a su posterior indulto).

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El legado de estos Tribunales Internacionales (Tokio y Nüremberg) sin duda es la Corte Penal

Internacional, establecida en Roma en 1998 y que cuenta como base fundante de sus reglas de

procedimiento los Estatutos de los Tribunales de Nüremberg, Tokio, ex Yugoslavia y Ruanda.

MACARTHUR, CRÍMENES DE GUERRA

Recibió órdenes de Washington el 29 de agosto de ejercer la autoridad final sobre el país a

través de la maquinaria de gobierno existente, incluyendo al figura del emperador Showa.

Algunos han comentado que este periodo como Comandante Supremo de las fuerzas aliadas en

Japón, en que dirigió con mano firme al país hacia un nuevo régimen político durante cinco años

y medio, es su mayor contribución a la historia. Sin embargo, algunos historiadores critican su

trabajo para exonerar de toda investigación criminal a Hirohito y al resto de miembros de la

familia Imperial implicados en la guerra, como a los príncipes Yasuhito Chichibu, Yasuhiko

Asaka, Tsuneyoshi Takeda, Higashikuni Neruhiko é Hiroyasu Fushimi. El veintiséis de noviembre

de 1945, MacArthur confirmó al Almirante Mitsumasa Yonai que la abdición del emperador no

sería necesaria.5 MacArthur no solo exoneró a Hirohito, sino ignoró los consejos de varios

miembros de la familia imperial e intelectuales japoneses, que pidieron públicamente la

abdicación del Emperador y el establecimiento de una regencia. Por ejemplo, el Príncipe

Takahito Mikasa, hermano del Emperador, llego a afirmar en una reunión del consejo privado, en

febrero de 1946, que Hirohito debía asumir la responsabilidad de la derrota; el reconocido poeta

Tatsuji Miyoshi escribió un ensayo en la revista Shinchó titulado “El Emperador debe abdicar

enseguida”.

Según el historiador Herbert Bix, MacArthur y Bonner Fellers habían preparado su propia

aproximación a la ocupación y reforma del Japón3, MacArthur proponía no modificar en lo más

mínimo la situación de la figura del emperador, se limitó a continuar la situación existente durante

el último año de guerra, resolviendo sus implicaciones a medida que las circunstancias lo

requieran. El plan de acción, llamado Operación Lista Negra, de manera informal consistía en

separar a Hirohito de los militaristas, manteniéndole como elemento de legitimación de las

fuerzas de ocupación aliadas, y usando su imagen para potenciar la transformación del pueblo

japonés hacia un nuevo sistema político. Meses antes en que iniciara sus actividades el tribunal

de Tokio, los más altos subordinados de MacArthur trabajaban en atribuir la responsabilidad

última del ataque de Pearl Harbor a Hideki Tojo.

3 Herbert Bix,Hirohito and the making of modern Japan, 2000, p. 544

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Citando los debates de Harrey S. Truman. Dwigth D. Elisenhower y el propio MacArthur, Bix

afirma que inmediatamente despue4s de desembarcar en Japón, Bonnie Fellers se pasó a

trabajar en la protección de Hirohito siguiendo el papel que había desempeñado durante y al final

de la guerra, permitiendo a los principales sospechosos de crímenes de guerra, coordinar sus

versiones, a fin de proteger al Emperador y evitar que pudiera ser juzgado.

Dice también John Dower. Esta exitosa campaña para absolver al Emperador de cualquier

responsabilidad de guerra no conoció límites. Hirohito no solo fue presentado como inocente de

cualquier actor formal que pudiere hacerle susceptible de ser juzgado por crímenes de guerra,

Fue convertido en una figura casi angelical que ni tan solo tenía una responsabilidad moral por la

guerra.

Con el apoyo completo del cuartel general de MacArthur, la acusación funciono, de hecho, como

un Abogado Defensor del Emperador.

A finales de 1945, los jurados militares aliados juzgaron a más de 4000 oficiales japoneses por

crímenes de guerra, Unos 3000 fueron condenados a cumplir sentencias de prisión, y 920 fueron

ejecutados, Los oficiales acusados se enfrentaron a cargos surgidos de múltiples incidentes,

incluyendo la masacre de Nankin, la marcha de la muerte de Batán y la masacre de Manila.

Voces críticas con el proceso, afirman que el general Tomoyuki Yamashita, comandante y efe

japonés en Filipinas, acusado de este último incidente, había perdido el control de sus hombres,

y por tanto no debía ser ejecutado. De hecho, las tropas responsables cometieron los crímenes

por órdenes del Conde Tereuchi y así lo declaró la defensa, Sin embargo, ya que Yamashita no

había dimitido de su puesto a pesar de su declarada incapacidad de controlar hombres, se le

considero responsable final de los actos de las tropas bajo sum mando y fue ejecutado; tales

voces críticas acusaban la sentencia como una venganza proferida por el orgullo del general

MacArthur, ya que el general Yamashita fue capaz de ofrecer una resistencia más eficiente y

duradera en la defensa de las Filipinas, que en su momento ofreció MacArthur en 1942. El caso

se convirtió en el precedente conocido como el “Estándar Yamashita”. Se aplicó el mismo criterio

de responsabilidad del mando al caso del general Masabaru Homma, quien también fue juzgado

y condenado por las atrocidades ocurridas durante la marcha de la muerte de Bataán,

considerando responsable al general de los actos de sus subordinados a pesar de no hallarse

presente, ya que en ese momento se encontraba liderando a sus tropas de la captura de

Corregidor. La PBS calificó los juicios de “apresurados”. Los críticos de MacArthur suelen

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deplorar el “doble rasero” empleado, al no llevar hasta sus últimas consecuencias el concepto de

“responsabilidad del mando” al mantenerse al margen del Emperador,

Para sus admiradores, los profundos sentimientos de MacArthur hacia el derrotado Japón, son

fácilmente visibles en las fotos de las ceremonias de la rendición en la que se mostraba de forma

prominente la bandera del comodoro Perry. Descendiente de los Perry der Massachusetts y

primo légano del comodoro, MacArthur, se veía a sí mismo más como un segundo “integrador”

de Japón a los países desarrollados que como un conquistador.

Indudablemente, MacArthur y el personal de su Estado Mayor ayudaron a un Japón devastado

por la guerra a reconstruirse, instituyendo en el proceso un gobierno democrático, establecieron

un plan de reconstrucción que convirtió al Japón en una de las principales potencias industriales

a nivel mundial. Lo estados Unidos, durante ese tiempo, mantuvieron un control firme del Japón y

supervisaron su reconstrucción, gracias al hecho de que MacArthur fue el líder interino del país

desde 1945 a 1948. En 1946, el personal de MacArthur, redactó una nueva constitución de Japón

que renunciaba a la posibilidad de declarar de nuevo la guerra, y reducía de forma considerable

el papel del Emperador. Dicha constitución se mantiene a la fecha vigente.

También impulso cambios en el parlamento de Japón, obligándolo a adoptar planes de

descentralización que dividieron a las grandes compañías japonesas (Zaibatsu) y promovieron la

creación de los primeros sindicatos de los trabajadores del país.

Estos planes de reconstrucción alarmaron a muchos en los departamentos de defensa y de

estado en los Estados Unidos, en el convencimiento de que entraban en conflicto con la intención

de convertir al Japón y su potencia industrial en un freno a la expansión del comunismo en Asia.

Algunas de las reformas de MacArthur, como sus leyes laborales, fueron rescindidas en 1948

cuando su control unilateral del país acabo a causa de las injerencias recientes del Departamento

de Estado. MacArthur devolvió el poder al recién formado gobierno japonés en 1949 y

permaneció en el país hasta que fue relevado del cargo de Jefe Supremo en Japón por Harry S.

Truman el 11 de abril de 1951, fecha en que el presidente Truman, remplazo a MacArthur por el

General Matthew Ridgway. En 1952 Japón era ya un estado soberano, regido por la Constitución

que MacArthur había redactado y defendido.

Hirohito: Nació el 29 de abril de 1901 y falleció el 7 de enero de 1989, fue el 124avo emperador

de Japón desde 1926 hasta 1989. Subió al trono tras la muerte de su padre Yoshihito. Tras su

fallecimiento y de acuerdo a la tradición japonesa, su nombre póstumo es el Emperador Showa

(Paz Ilustrada) y según los japoneses Akira Yamada, Akira Fujiwara, sostienen que fue Hirohito

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quien condujo a Japón a la guerra, el Emperador incluso, ratifico personalmente, el cinco de

agosto de 1937 la proposición de su ejército para eludir las restricciones del derecho

internacional sobre el trato a los prisioneros chinos, más aún, los trabajos de Yoshiaki Yoshimi y

Seiya Macsunu, muestran que Hirohito autorizo a través del ordenes especificas el uso de armas

químicas contra los chinos. Por ejemplo, durante la invasión de Wuhan, de agosto a octubre de

1938 el Emperador autorizo el uso de gas toxico en 375 ocasiones distintas, a pesar de la

resolución adoptada por la Sociedad de Naciones el 14 de mayo condenando el uso de gas

toxico por el ejército japonés.

Formó la orden en la que se debería de entrar en guerra con los países bajos, Reino Unido y los

Estados Unidos sus demandas de vía libre en China e Indochina, no eran satisfechas. Meses

antes los estadounidenses habían suspendido el envío de petróleo a >Japón como medida de

presión. El General Gideki Tojo, una de las figuras más destacadas del sector belicista,

encargándole la organización del ataque contra la flota Estadounidense en el pacifico. El uno de

diciembre en una Conferencia Imperial, celebrada en Tokio, Hirohito dio su aprobación al

comienzo de la guerra; así pues, el ocho de diciembre (7 de diciembre en Hawái) de 1941, se

atacó simultáneamente Pearl Harbor y todo el sur este asiático, el 15 de agosto de 1945 tras el

bombardeo nuclear y la entrada de la Unión Soviética en la guerra Hirohito anuncio por radio la

rendición.

A pesar de solicitarse su enjuiciamiento como criminal de guerra, el General Douglas MacArthur

insisto en conservar a Hirohito como Emperador, como símbolo de la continuidad y concesión del

pueblo japonés, así como para que aceptasen la ocupación más fácilmente.

El plan de acción, llamado “Operación Lista Negra” de manera informal, consistía en separar a

Emperador Showa de los militares, manteniéndole como elemento de legitimación de las fuerzas

de ocupación aliadas, y usando su imagen para potenciar la transformación del pueblo japonés

hacia un nuevo sistema político.

En el llamado ningen sangen, el Emperador Showa fue obligado a renunciar a sus estatus divino

que le daba la Constitución de 1889, como descendiente de Amaterasu, la soberanía imperial,

fue transformada en monarquía constitucional en 1946.

LA NOCIÓN DE “COMPLOT”

El tribunal de Tokio, de manera expresa, aprobó e hizo suya la Declaración del Tribunal de

Nüremberg, según la cual el pacto de Paris de 1928 había hecho ilegítimo el recurso a la guerra

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como instrumento de política nacional, habiendo establecido, además de la responsabilidad penal

de las personas que preparan y llevan a cabo una guerra de tal naturaleza; y avalado que el

alegato de la emisión de una orden superior-o acto de gobierno- no podrá en ningún caso se

invocado por los acusados como posible eximente de responsabilidad.

Por otra parte, el Tribunal de Tokio examinó más en detalle que el de Nüremberg, la noción de

“complot”, declarando principalmente que: existe complot en vistas de librar una guerra de

agresión a una guerra ilegitima cuando dos o más personas se ponen de acuerdo para cometer

dicho crimen. Sigue luego en el marco de este complot, la organización y preparación de dicha

guerra. Aquellos que participan en el complot en esta etapa pueden ser, ya sea los conspiradores

originales, o ya sea las personas que tiempo después ha adherido al complot mismo,. Si estos

últimos se unen a los fines del complot, adoptando los planes y preparando la ejecución,

devienen conspiradores.

INMUNIDAD DEL EMPERADOR

De los veintiocho acusados ante el Tribunal de Tokio, catorce de los tenían el rango de

Generales, ejercido la mitad de estos las funciones propias de un Ministro de guerra.

Sin embargo, su jefe supremo, en nombre del cual combatían y estaban dispuestos a sacrificar

sus vidas, el emperador Hirohito, no sería hecho comparecer ante el Tribunal, nunca seria

enfrentado a la justicia.

Nosotros conocemos ahora, gracias a los resultados de las investigaciones llevadas a cabo en

los últimos años—sostiene el profesor japonés Kentaro Awaya—el contexto histórico y las

razones que explican la inmunidad de la que se benefició el emperador.

Por razones puramente políticas, el gobierno norteamericano decidió abandonar toda diligencia

de persecución. En general MacArthur fue la figura principal para que se le acordara la inmunidad

a Hirohito y así seguir el mantenimiento del sistema imperial, necesario al buen funcionamiento

de la ocupación del Japón.

Una vez tomada esta decisión, la fiscalía eligió a los acusados, esto es, a los jefes de las

facciones militares que conspiraron, con fines de invasión contra países extranjeros. La

acusación se apegó a la tesis de complot conspiración, al quedar los jueces, en la imposibilidad

de condenar al sistema imperial en tanto tal por la guerra que había llevado a cabo.

ACTA DE ACUSACIÓN

Page 15: Tribunal Tokio

El tribunal Militar de Tokio, compuesto de once jueces provenientes de once naciones aliadas,

dictaría su veredicto final el 12 de noviembre de 1948. Ninguno de los 28 grandes criminales de

guerra pudo obtener una sentencia absolutoria. Los condenados a pena de muerte fueron

conducidos a la orca el 23 de diciembre de 1948.

El acta de acusación cubre un periodo que principio el 1 de enero de 1948, esto es que va mucho

más allá del famoso ataque a Pearl Harbor, para inscribirse en la fecha de la firma del pacto

Briand-Kellog, que había declarado, como vimos, la guerra como violatoria del derecho

internacional, y que había sido ratificado por Japón y más de sesenta países. El acta de

acusación describe una banda militar criminal, culpable de complot o conspiración contra la paz.

En este sentido es cierto que el punto clave en todo el proceso es el termino complot. De esta

suerte se estipula que “…todos los acusados han participado en la elaboración o en la ejecución

de un plan concertado o complot y son responsables de todos los actos cometidos por toda

persona con miras a la ejecución de dicho plan”. Toda esa preparación no era imputable a la

ambición de un solo hombre, sino de varios pero siempre actuando en virtud de un plan común

con un objetivo común; este objetivo (asegurar la dominación de Japón mediante guerras de

agresión) era criminal, y no se podía, se decía en el proceso de Tokio concebir crimen más grave

que una conspiración de tal naturaleza que amenazaba la seguridad mundial.

LOS ACUSADOS Y SUS PENAS

Durante mucho tiempo fue polémica la exclusión del tribunal del emperador Hirohito, siendo que

fue la cabeza visible del imperio en toda su expresión, y otorgo con su consentimiento tácito o

efectivo, de legalidad en los crímenes cometidos por sus conciudadanos. De los acusados

originalmente, murieron de causa natural durante el juicio el ex canciller Yosuke Matsuoka y el

almirante Osami Nagano. Okawa Shumei sufrió un colapso nervioso durante el juicio y no fue

inculpado. A diferencia de los juicios de Nüremberg, el Tiple (Tribunal) no absolvió a ninguno de

los acusados. La lista de inculpados y su condena es la siguiente: de los inculpados clase A,

estos fueron sus veredictos. Las condenas a muerte fueron ejecutadas por ahorcamiento en la

prisión Sugamo en Ikebukuro el 23 de diciembre de 1,948. En 1,950 es indultado Shigemitsu

Mamoru, quien se convertiría nuevamente en el año de 1954 en Ministro de Relaciones

Exteriores. En 1955 se perdonó a los que se encontraban cumpliendo sentencia, los cuales

salieron en libertad aquel año, salvo Koiso Shiratori, Umezu que murieron de causa natural en la

prisión, varios de los condenados en este proceso se encuentran enterrados en el santuario

Yasaukuni en Tokio.

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Nombre Cargo Sentencia

Hideki Tōjō Primer Ministro Muerte

Kenji Doihara Comandante del Servicio Aéreo del Ejército Muerte

Kōki Hirota Ministro de Relaciones Exteriores Muerte

Seishirō Itagaki Ministro de Guerra Muerte

Heitarō Kimura Comandante Fza. Exped. de Burma Muerte

Iwane Matsui Comandante Fza. Exped. de Shanghái Muerte

Akira Mutō Comandante Fza. Exped. de las Filipinas Muerte

Sadao Araki Ministro de Guerra Prisión perpetua

Kingorō HashimotoInstigador de la Segunda Guerra Sino-

JaponesaPrisión perpetua

Shunroku Hata Ministro de Guerra Prisión perpetua

Kiichirō Hiranuma Primer Ministro Prisión perpetua

Naoki Hoshino Secretario jefe del Gabinete Prisión perpetua

Page 17: Tribunal Tokio

Okinori Kaya Ministro de finanzas Prisión perpetua

Kōichi Kido Lord Guardián del Sello Privado Imperial Prisión perpetua

Kuniaki Koiso Gobernador de Corea y Primer Ministro Prisión perpetua

Jirō Minami Comandante del Ejército de Kwantung Prisión perpetua

Takasumi Oka Ministro de la Marina Prisión perpetua

Hiroshi Ōshima Embajador en la Alemania Nazi Prisión perpetua

Kenryō Satō Jefe de la Oficina de Asuntos Militares Prisión perpetua

Shigetarō Shimada Ministro de la Marina Prisión perpetua

Toshio Shiratori Embajador en Italia Prisión perpetua

Teiichi SuzukiPresidente de la Oficina de Planificación

del GabinetePrisión perpetua

Yoshijirō Umezu Ministro de Guerra Prisión perpetua

Shigenori TōgōEmbajador de Alemania, Unión Soviética,

relaciones exteriores20 años

Mamoru Shigemitsu Ministro de Relaciones Exteriores 7 años

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CONCLUSIONES

El Tribunal de Tokio, al igual que el de Nüremberg son el primer precedente de justicia

internacional, constituyendo la primera etapa de justicia internacional del futuro.

Tanto Tokio como Nüremberg demostraron que la existencia de un orden superior, como

causa de exoneración de responsabilidad de los acusados, no era en absoluto admisible, ya

que las obligaciones internacionales que se imponen a los individuos tienen primacía respecto

de su deber de obediencia hacia el Estado del cual son ciudadanos.

Los juicios de Tokio, con todas sus bondades y virtudes, también ha sido objeto de fuertes

críticas. La mayoría de los veredictos no habrían sido logrados sin el recurso de la teoría del

“complot”.

La culpabilidad de los acusados exigía la creación de un tribunal internacional, pues cualquier

otra solución no habría tenido el efecto político espectacular que se buscaba.

El no representar a gobierno alguno, ni estar vinculados por razones de Estado, ni por

obligación alguna de cualquier género, brindaba al Tribunal un imponente respecto ante la

opinión pública y ante la moral.

Page 20: Tribunal Tokio

BIBLIOGRAFÍA

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sobre la Corte Penal Internacional: Lima, Perú, 2,008.

Ambos, Kai y Guerrero, Oscar Julián. El Estatuto Penal de Roma, Primera Edición,

Editorial Universidad Externado de Colombia: 1,999.

Anello, Carolina Susana. Corte Penal Internacional, Editorial Universidad, Buenos Aires,

Argentina: 2,003.

Frank Michelin: “Le Proces des criminels de guerre japonais”, L’Historie.