Tráfico marítimo en el golfo de California en la primera ... · 3 Es a partir de los años...

21
1 Tráfico marítimo en el golfo de California en la primera mitad del siglo XIX Dení Trejo Barajas IIH/UMSNH Introducción El tráfico marítimo en el golfo de California en el siglo XIX tiene una diferencia notable con respecto al que se llevó a cabo en los siglo coloniales. Si estos se caracterizaron por la presencia hispana que buscaba extender y afirmar sus dominios fundamentalmente de manera política (reconocimientos geopolíticos, toma de posesión de territorios, colonización, control monopólico del comercio), en el siglo decimonono la franca intromisión de las marinas mercantes de países en plena expansión comercial, como Inglaterra, Francia y Estados Unidos, así como los cambios políticos que se suscitaron en la América hispana en las primeras décadas de dicho siglo que facilitaron las relaciones mercantiles y por tanto el tráfico marítimo con este carácter en las costas del noroeste mexicano. 1 Desde las últimas décadas del periodo colonial el noroeste atrajo a intereses extranjeros por diversas razones: la escasa presencia de población hispana en las costas; las dificultades del gobierno español para guarecer estas zonas, incluso donde habían logrado establecer poblados, misiones y presidios; la existencia de minas de plata y oro en la región; el descubrimiento de actividades marítimas que resultaban fructíferas, como la caza de nutrias y ballenas en el extremo noroeste (Alta California y Alaska) que empezaron a combinarse con la venta de bienes manufacturados a las poblaciones costeras de esos territorios. Hay que decir que las costas del golfo de California parecían tener menos atractivo que las de la Alta California, sin embargo navegantes ingleses, franceses, norteamericanos, entre otros, pronto descubrieron que por sus áridas playas podían establecer contacto con gente de tierra adentro e intercambiar manufacturas por plata y algunos otros productos primarios. La preciada plata sin duda fue uno de los móviles del tráfico marítimo y del poblamiento costero del golfo, que empezó a ser más notable a partir de los años treinta del siglo XIX. 1 Nos referimos a la introducción del libre comercio y al establecimiento naciones independientes del dominio español.

Transcript of Tráfico marítimo en el golfo de California en la primera ... · 3 Es a partir de los años...

1

Tráfico marítimo en el golfo de California en la primera mitad del siglo XIX

Dení Trejo Barajas

IIH/UMSNH

Introducción

El tráfico marítimo en el golfo de California en el siglo XIX tiene una diferencia notable con

respecto al que se llevó a cabo en los siglo coloniales. Si estos se caracterizaron por la

presencia hispana que buscaba extender y afirmar sus dominios fundamentalmente de manera

política (reconocimientos geopolíticos, toma de posesión de territorios, colonización, control

monopólico del comercio), en el siglo decimonono la franca intromisión de las marinas

mercantes de países en plena expansión comercial, como Inglaterra, Francia y Estados

Unidos, así como los cambios políticos que se suscitaron en la América hispana en las

primeras décadas de dicho siglo que facilitaron las relaciones mercantiles y por tanto el

tráfico marítimo con este carácter en las costas del noroeste mexicano.1

Desde las últimas décadas del periodo colonial el noroeste atrajo a intereses

extranjeros por diversas razones: la escasa presencia de población hispana en las costas; las

dificultades del gobierno español para guarecer estas zonas, incluso donde habían logrado

establecer poblados, misiones y presidios; la existencia de minas de plata y oro en la región;

el descubrimiento de actividades marítimas que resultaban fructíferas, como la caza de

nutrias y ballenas en el extremo noroeste (Alta California y Alaska) que empezaron a

combinarse con la venta de bienes manufacturados a las poblaciones costeras de esos

territorios.

Hay que decir que las costas del golfo de California parecían tener menos atractivo

que las de la Alta California, sin embargo navegantes ingleses, franceses, norteamericanos,

entre otros, pronto descubrieron que por sus áridas playas podían establecer contacto con

gente de tierra adentro e intercambiar manufacturas por plata y algunos otros productos

primarios. La preciada plata sin duda fue uno de los móviles del tráfico marítimo y del

poblamiento costero del golfo, que empezó a ser más notable a partir de los años treinta del

siglo XIX.

1 Nos referimos a la introducción del libre comercio y al establecimiento naciones independientes del dominio

español.

2

En otro trabajo expuse cómo en las dos primeras décadas del siglo XIX,

principalmente en el periodo de las guerras de Independencia, fue favorecido el tráfico

marítimo de Panamá y Perú a San Blas, lo que a su vez dio lugar a que se incrementara el

comercio de cabotaje entre el puerto de la Nueva Galicia y algunos embarcaderos como

Mazatlán, Guaymas y La Paz.2 Este fenómeno hizo que aflorara el interés de comerciantes

extranjeros y de localidades cercanas a las costas por asentarse en estos lugares que prometían

convertirse en puertos bajo la reciente actividad marítima. Y no obstante que el comercio de

los panameños declinó hacia 1818, lo cierto es que los lazos establecidos e inclusive la

migración de varios comerciantes sudamericanos hacia Guadalajara, San Blas y otros puertos

del noroeste permitió la continuación del tráfico.

El establecimiento formal de la nueva nación en 1821 facilitó este proceso de

interconexión comercial que bajo el dominio español se había visto como un evidente

contrabando, razón por la que había sido muy combatido por los comerciantes asociados en

los consulados de México y Veracruz.3 El estado mexicano, en cambio, reconoció a los

principales puertos del golfo (Mazatlán, San Blas y Guaymas en 1821 y La Paz y Loreto en

1828) para el comercio internacional,4 mientras los países interesados en ese comercio

establecían al poco tiempo cónsules en ellos que por lo general eran comerciantes que ya

sabían de los movimientos mercantiles en la zona y ya habían establecido nexos con

comerciantes de la región. Algunos de ellos, como el de Guaymas, fue uno de los primeros

pobladores del puerto sonorense en ciernes.5

2 Trejo, Dení, “Del Caribe al Mar del Sur. Comercio marítimo por el Pacífico mexicano durante las guerras de

Independencia”, en Moisés Guzmán, Entre la tradición y la modernidad. Estudios sobre la Independencia,

Morelia, Mich., UMSNH-IIH, 2006, p 353-380. Hay que señalar que durante las últimas décadas del periodo

colonial estos embarcaderos fueron reconocidos en sus posibilidades para convertirse en puertos y se hicieron

mapas por los ingenieros de la marina española. Asimismo algunas embarcaciones inglesas y bostonianas

llegaron a realizar comercio de contrabando. 3 Trejo, Dení, “Pugna por el libre comercio en las postrimerías del virreinato. La Nueva Galicia y las Provincias

Internas frente a los comerciantes de la ciudad de México, 1811-1818”, Estudios de Historia Novohispana 51,

julio-diciembre de 2014, pp. 107-130. 4 El decreto de habilitación de los puertos en 1821, en Lerdo de Tejada, Miguel, Comercio exterior de México

desde la conquista hasta hoy, México, Banco Nacional de Comercio Exterior, 1967, p. 30. El decreto de 6 de

febrero de 1822 confirmó dicha habilitación y el establecimiento de aduanas. Dublán y Lozano, Manuel,

Legislación mexicana, o colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la independencia

de la República, México, Dublán y Lozano, 1876-1912, t. 1, f.2. El de La Paz y Loreto lo conocemos por un

documento del subcomisario subalterno de Guaymas. AHPLM, v. 21, doc. 397, Octubre 24 de 1828, “Respuesta

de Ignacio Pérez al subcomisario subalterno de Loreto sobre los puertos habilitados al comercio de altura en la

península.” 5 Juan Alfredo Robinson, nativo de Nueva York, relata haber sido uno de los primeros pobladores del puerto de

Guyamas y haber sido cónsul americano en dicho puerto durante 15 años. Aunque llegó a Sonora desde 1821,

3

Es a partir de los años treinta que podemos advertir que en las antes desoladas playas

de algunos de los embarcaderos y puertos del golfo poco a poco la población se acrecienta.6

Los principales habitantes eran individuos que construyeron casas de comercio, seguramente

en sus inicios muy rústicas, cómo lo hacen notar Hardy y Cipien Combier en sus respectivos

viajes al noroeste de 1825 y 1830.7 Varios de esos comerciantes habían andado antes en la

navegación de cabotaje y luego decidieron establecerse ante la oportunidad de obtener un

lugar donde construir una casa y/o bodega para bajar y depositar sus mercancías.8 Otros son

comerciantes de la región, de tierra adentro, ya sea de zonas mineras o de ciudades del interior

que tenían un núcleo de población importante y que ven en la habilitación del puerto la

posibilidad de convertirse en intermediarios dispuestos a recibir manufacturas extranjeras

para llevarlas a las poblaciones de tierra adentro, las cuales desde luego eran pagadas con

metales preciosos.

Esta situación la podemos advertir en los distintos puertos del golfo, aunque serán

San Blas y Mazatlán los que concentren el arribo de naves extranjeras para de ahí, a través

del cabotaje, distribuir las mercancías hacia Guaymas y las dos Californias.9 Hay que insistir

sin embargo que los buques extranjeros en muchas ocasiones arribarán inclusive a puertos

peninsulares y a Guaymas con la idea de obtener directamente ciertos productos locales,

como cueros de res y sebo, en el caso bajacaliforniano, aunque de manera principal plata,

al parecer se estableció primero en la zona minera de Álamos y fue hasta 1832 que se asentó en el puerto donde

tuvo casa comercial “como importador y comisionista”. Relato de Juan Alfredo Robinson (traducción de

Horacio Vázquez del Mercado, cronista oficial de la Heróica Guyamas de Zaragoza), en:

http://www.genealogy.com/users/r/o/b/Federico-Robinson-bours/FILE/0025page.html , consultado el 2 de

febrero de 2014. 6 El puerto de Mazatlán tendría aproximadamente 500 habitantes en 1828; Guaymas para la misma fecha reunía

aproximadamente mil habitantes, con la salvedad de que la municipalidad estaba integrada por dos poblados,

el propio puerto (con 25 a 30 familias) y la villa de San José de Guaymas. De La Paz tenemos noticias de su

población hasta 1836, cuando reunía alrededor de 780 personas. Trejo, “Comercio marítimo y nacimiento de

los puertos del golfo de California”, en Lourdes de Ita, Organización del espacio en el México colonial. Puertos,

ciudades y caminos, México, IIH-UMSNH, 2012, pp. 296-297. 7 Hardy, R.W., Viajes por el interior de México en 1825, 1826, 1827 y 1828, México, Trillas, 1997 [1829], pp.

100-102. Combier, Cyprien, Voyage au Golfe de Californie, Paris, Arthur Bertrand, Editeur, sin fecha, p. 174.

Ambos viajeros llegaron al noroeste con evidentes intenciones de realizar transacciones mercantiles. Hardy con

la intención de establecer una compañía de extracción de perlas; Combier llegó con un barco repleto de

mercancías que logró vender en la zona. 8 Fue el caso de Antonio Rufo (procedente de Guayquil), quien en una declaración ante las autoridades cuenta

que anduvo en el comercio de cabotaje antes de decidirse a establecerse en el puerto de La Paz. AHPLM, V.

50, doc. 382, La Paz, 1837, “Solicitud de carta de naturalización”. 9 Otros autores, refiriéndose a Mazatlán, hablan de puerto de depósito de mercancías para el noroeste, Mentz,

Brígida, Verena Radkau y GuillermoTurner, Los pioneros del imperialismo alemán en México, México, Casa

Chata, 1982, pp. 128-130.

4

que en muchas ocasiones obtenían de contrabando, como lo atestiguan algunos pocos casos

registrados al respecto y el hecho de que la plata sin quintar que salía de la península muy

seguramente no llegaba a las cajas para el pago de derechos sino que era desviada por los

buques de cabotaje hacia otras embarcaciones.10

En un excelente trabajo, Araceli Ibarra Bellon expuso las cifras de importaciones y

exportaciones de los puertos del Pacífico para este periodo, que aunque incompletas por falta

de fuentes,11 permitieron advertir a la autora el ascenso de las importaciones de

manufacturas.12 También a través de sus cifras es posible advertir cómo el predominio de

San Blas empieza a declinar para adquirirlo Mazatlán. Finalmente la autora reconoce la

presencia dominante de Inglaterra en el tráfico internacional seguido de países como Francia,

Alemania y Estados Unidos. La presencia de este último país se hace dominante en la guerra

de 1847 debido a la toma de los puertos mexicanos del Pacífico por naves de guerra

estadounidenses y a la introducción masiva de mercancías provenientes de ese país.

No obstante esta perspectiva que nos habla ya de la característica principal del tráfico

marítimo en la zona (la exportación de plata y la importación de manufacturas), en este

trabajo me interesa destacar algunos rasgos del más o menos intenso movimiento marítimo

comercial, principalmente el de cabotaje, que nos permite advertir las redes de comercio de

10 En junio de 1832, en Guaymas, se seguía proceso por el decomiso de 30 piezas de plata que embarcó

clandestinamente el extranjero Adolfo Humel (¿?). A José Ma. Gaxiola, como administrador y promotor fiscal

del reparto del decomiso, le correspondían un mil seiscientos cuarenta y seis marcos tres ochavas onzas de plata,

de la cual fue fiadora la casa de los señores Andrade e hijos. AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, Año de 1832,

Protocolo de Instrumentos Público, en la villa y puerto. De San Fernando de Guaymas, a los 7 días del mes de

julio de 1832, “Fianza otorgada sobre el decomiso de plata al extranjero Adolfo Humel”; En otro caso se

denunció la salida clandestina de 18 mil y más pesos que en plata y oro embarcó D. Joaquín Lostanau. AHGS,

Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1832, Protocolo de Instrumentos Público, en la villa y puerto de San

Fernando de Guaymas, a los 30 días del mes de noviembre de 1832, “Denuncia de contrabando de plata”. Sobre

el contrabando de plata en Sonora y los intentos por controlarlo, véase Salmerón, Rubén, La formación regional,

el mercado local y el poder de la oligarquía en Sonora: 1740-1840, Sonora, Cuadernos del Instituto de

Investigaciones Históricas, UNISON, 1990, pp. 79-81. El contrabando de plata en la península californiana se

facilitaba por el hecho de que el pago de derechos no tenía que hacerse necesariamente en la comisaría local,

pues si la plata estaba sin quintar estaba permitida su extracción en buques de cabotaje con las guías pertinentes

para que se pudieran pagar en las cajas de la República los derechos correspondientes a la federación. AHPLM,

v. 21, doc. 388, Guaymas, octubre 21 de 1828, “Comunicado de Ignacio Pérez, responsable de la Aduana de

Guaymas al subcomisario subalterno de La Paz”. 11 En buena medida esta falta de información se debe a las exportaciones clandestinas de plata (contrabando) y

a que muchas cifras de las guías de importación eran falseadas para hacer disminuir las cargas impositivas

derivadas de introducción de manufacturas. 12 Ibarra Bellon, Araceli, El comercio y el poder en México, 1821-1864, México, Fondo de Cultura Económica,

1998, pp. 547-550.

5

la época. 13 Me centraré principalmente en los puertos de Guaymas y La Paz, de menor

importancia frente a los grandes comerciantes asentados en San Blas y Mazatlán, pero cuyos

movimientos de orden mercantil hemos podido conocer a través de la fórmula del

otogamiento de poderes y a través de las guías aduanales. Este seguimiento nos ha permitido

conocer la red de lazos que tejieron los comerciantes para sacar a flote sus negocios. Me

animo a decir que en los ejemplos que voy a exponer, aunque proceden principalmente del

Archivo del Estado de Sonora y del Archivo Pablo L Martínez de Baja California Sur, se

hacen patentes los movimientos marítimos y de interés comercial entre Guaymas, Loreto, La

Paz, San Blas-Tepic y Mazatlán, los cuales se hicieron cada vez más intensos a partir del

segundo lustro de los años veinte hasta el periodo de la guerra con Estados Unidos en el que

hay una fractura de ese comercio, aunque debo reconocer que para este trabajo expondré

información relativa únicamente a los años veinte y treinta.

Sabemos que en el primer lustro de los años veinte los asuntos de orden político

administrativo del puerto de Guaymas se ventilaban todavía en la vecina villa San José de

Guaymas, pese a que se había establecido una aduana en el puerto en 1823 y en 1825 se

determinó que ambas villas formaran una sola municipalidad;14 ante el crecimiento

poblacional del puerto y de los asuntos de índole comercial que debían resolverse con

prontitud, a partir de 1826 un juez de paz empezó a atender diversos problemas que tenían

que ver con los intereses de los comerciantes ahí establecidos. Esta situación favoreció muy

probablemente el interés de individuos de distintos lugares por asentarse en este lugar, pese

a la precariedad que caracterizaba la zona por su característica aridez y el peligro que todavía

representaban los indios no sometidos.

Comerciantes y compañías de comercio

Un asunto que salta a la vista es la formación temprana de compañías de comercio en

Guaymas. Tenemos noticias por ejemplo de que hacia 1826, un comerciante de origen

13 La importancia del comercio de cabotaje en el puerto de Guaymas ya ha sido destacado por Salmerón, Rubén,

La formación regional…, p. 43. 14 Respecto de la aduana decía Juan Alfredo Robinson que era una casa a la cual acudía un oficial cada vez que

llegaba un barco al puerto. En el archivo del Estado de Sonora los registros aduanales de Guaymas inician en

1830. Relato de Juan Alfredo Robinson (traducción de Horacio Vázquez del Mercado, cronista oficial de la

Heróica Guyamas de Zaragoza), en: http://www.genealogy.com/users/r/o/b/Federico-Robinson-

bours/FILE/0025page.html , consultado el 2 de febrero de 2014.

6

norteamericano, Santiago Johnson ya hacía negocios en el puerto,15 y que llegó a formar

parte de una de las primeras compañías de comercio formadas en Guaymas integrada por el

propio Johnson, Teodoro Salazar y Antonio Aguirre. Dicha compañía se encargaba de llevar

mercancías (textiles principalmente) para su venta tanto a la Alta como a la Baja

Californias.16

Otra temprana casa de comercio fue la de Guillermo Duff y Co., con igual presencia

en Mazatlán, de la cual era socio Ricardo Yeoward, quien se encargará en estos años de los

negocios marítimos en el puerto sonorense.17Para los años cuarenta se le encuentra como

comerciante de Mazatlán, y en 1845 asociado al comerciante filipino Machado.18

Me detendré un poco más con una sociedad comercial que tuvo asiento en Guaymas

en esos años, la formada por Manuel Íñigo y Joaquín Lostanau, Este último era un navegante

español que le abrió el panorama del comercio marítimo a Íñigo, que era un comerciante de

tradición y poder en Horcasitas y Hermosillo. Hemos podido reconocer que Lostanau tenía

nexos comerciales importantes en el puerto de Valparaíso, en Chile, lo que le permitió hacer

negocios importantes a él y a su socio en dicho puerto, por ejemplo para la compra de

embarcaciones de aquella procedencia.19 Por su parte Íñigo capitalizó a la sociedad con

préstamos que consiguió con comerciantes de la villa minera de Álamos20 o en transacciones

15 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, en la villa de S. José de Guaymas a los 4 días del mes de agosto de

1826, “Venta de casa por Santiago Johnson”. 16 En el año de 1834, cuando se disuelve, la compañía tenía en su haber dos embarcaciones de cabotaje (El

Facio y La Victoriana), una casa en Guaymas y otra en La Paz, un rancho y algún tipo de establecimiento en la

Alta California. Contaba, además, con mercancía de importación china, manufacturas textiles diversas, un

rancho, una casa, un coche, más de mil doscientas reses herradas, sebo, una embarcación y existencias por

cobrar en Alta California por varios miles de pesos. Salazar vendió finalmente todo la parte que le correspondía

de los bienes de la compañía a Johnson. AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1834, Protocolo de

Instrumentos Públicos, a partir del día 3 de febrero de 1834, “ajuste den cuentas y cierre de la Compañía de

Comercio que tienen Antonio Aguirre, Teodoro Salazar y Santiago Johnson”. Véase también Salmerón, Rubén,

La formación regional, p.75-76. 17 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, en la villa y puerto De Guaymas, a 21 días del mes de febrero de 1831,

“Otorgamiento de poder”. 18 Ibarra Bellon, El comercio…, p. 398 y Carrillo, Arturo y Guillermo Ibarra, Historia de Mazatlán, México,

Universidad Autónoma de Sinaloa, Ayuntamiento de Mazatlán, 1998, p. 96. 19 Ïñigo adquirió en esos años las embarcaciones Rosita y General Vivero, véase: AHGS, Notarías, Caja 23 ,

Libro 178, Año de 1830, Protocolo de Instrumentos Públicos, en la villa de San Fernando de Guaymas, a los

once días del mes de octubre de 1830, “venta de la goleta chilena Rosita a Manuel Íñigo”. AHGS, Notarías,

Caja 23, Libro 178, Año de 1835, Protocolo de Instrumentos Público, en el puerto de San Fernando de Guaymas,

a los 24 días del mes de enero de 1835, “Compra del bergantín General Vivero por Manuel Íñigo y Joaquín

Lostanau”. 20 El préstamo que le otorgó Pascual Gómez de la Madrid, vecino y del comercio de Álamos, fue por 12 263

pesos 4 reales 8 granos en barras de plata quintada a su ley. Notarías, Caja 23, Libro 178, Año de 1835, Protocolo

de Instrumentos Público, en el puerto de San Fernando de Guaymas, a los 3 días del mes de marzo de 1835,

7

de compra-venta de propiedades en el puerto, como cuando vendió una propiedad situada

“en la plaza de esta villa”…a los señores José Ma. Díaz y Mariano Paredes del comercio de

Hermosillo.21 A su vez compró una casa y huerta en San José de Guaymas,22 y un año después

compró a don Ignacio Díaz y dña. Josefa de Oviedo una huerta en Hermosillo por quinientos

pesos.23

Otro tipo de transacciones que solían hacer Íñigo y Lostanau era actuar como

apoderados de comerciantes chilenos para hacer negocios en Guaymas o en San Blas,

delegando a la vez su poder en otros. Esta relación triangular se puede advertir en el poder

que les otorgó el sr. don Juan Ramón Sánchez, apoderado a su vez del general de Manuel

Bringas, ambos vecinos y comerciantes de Valparaíso, para que hicieran la venta de la goleta

Veloz Manuela. Íñigo y Lostanau a su vez otorgaron poder para esa venta a Eustaquio Barron,

del comercio de Tepic, quien vendió la embarcación a Mariano Paredes de Guaymas, pero

como la escritura, según el poder, debía otorgarla Barron, Paredes se vio en la necesidad de

otorgar un poder a Guillermo Forbes para que tramitara la escritura y la nacionalización de

la embarcación.24 En otros casos Íñigo y Lostanau otorgaron poder a los comerciantes

chilenos que se los habían otorgado a ellos. Así sucedió cuando quisieron vender su bergantín

“Préstamo otorgado a Manuel Íñigo”. Un segundo préstamo les fue otorgado por el mismo comerciante de

Álamos en 1839, por la cantidad de 56 000 pesos “en barras quintadas puras a su ley y en oro quintado”. AHGS,

Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de Guaymas, 14 de

febrero de 1838, “Préstamo otorgado a Manuel Íñigo y Joaquín Lostanau”. Véase también Rubén Salmerón,

La formación regional, p. 77. 21 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1834, Protocolo de Instrumentos Público, En el puerto de San

Fernando de Guaymas, a los 2 días del mes de septiembre de 1834, “Venta de propiedad por Manuel Íñigo”. 22 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, Año de 1835, Protocolo de , Instrumentos Público, en el puerto de San

Fernando de Guaymas, a los 13 días del mes de marzo de 1835, “Compra de casa y huerta por Manuel Íñigo”. 23 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de

Guaymas, 22 de enero de 1838, “Venta de huerta a Manuel Íñigo”. 24 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de

Guaymas, En la villa y puerto de Guaymas, 30 de agosto de 1837, “Otorgamiento de poder a Eustaquio Barron”;

AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de Guaymas,

En la villa y puerto de Guaymas, 31 de agosto de 1837, “venta goleta chilena Veloz Manuela y otorgamiento

de poder a Guillermo Forbes”. Sobre Barron, Forbes y Cía., una de las más importantes compañías de Tepic-

San Blas, pueden consultarse los siguientes trabajos: Meyer, Jean, “Barron, Forbes y Cía. El cielo y sus primeros

favoritos”, Nexos, IV, 4, 1981, consultado el 30 de julio de 2011 en www. Nexos.com.mx/?P=leer

articulov2print&article=266284; Mayo, John, “Imperialismo de libre comercio e imperio informal en la costa

oeste de México durante la época de Santa Anna”, Historia Mexicana, vol. XL: 4, 1991, COLMEX, pp. 673-

696; Bernecker, Walter L., Contrabando, ilegalidad y corrupción en el México del siglo XIX, Universidad

Iberoamericana, 1994, pp. 72-83; Ibarra Bellon, Araceli, El comercio, pp.422-442; Mayo, John, Commerce and

Contrabando on Mexico´s West coast in the era of Barron, Forbes & Co., 1821-1859, New York, Peter Lang

Publishing Inc., 2006.

8

llamado Sonorense y otorgaron poder para ello a Bringas y Sánchez del comercio de

valparaíso.25

Fuera de la sociedad Íñigo-Lostanau, actuaba por su cuenta un hermano del primero,

Pascual Íñigo, quien ya estaba radicado en el puerto hacia 1830 dedicándose a algunos

negocios con comerciantes de cabotaje.26 Además compró a uno de ellos, de apellido Coll,

la goleta nacional Pulga en 1834.27

Comerciantes de otras poblaciones, como la propia villa de San José de Guaymas,

Álamos o Hermosillo se interesarían también en el comercio del puerto de San Fernando de

Guaymas. En particular para comprar embarcaciones que dedicarían al comercio de cabotaje.

Fue el caso de un vecino de la vieja villa de San José de Guaymas, Felipe Maytorena, y quien

en estos años, seguramente por la importancia que adquiría el comercio de cabotaje, compró

en el puerto una goleta peruana en siete mil pesos.28 Por las mismas fechas otro comerciante

de cierta importancia de Hermosillo, Antonio Andrade, compraba otra goleta chilena.29 Es

interesante hacer notar que la mayor parte de las embarcaciones vendidas en esos años en

Guaymas eran de esas procedencias, lo que nos permite destacar las secuelas que había

dejado el comercio de los “panameños” en la guerra de Independencia, ahora claramente

extendido hasta el puerto chileno de Valparaíso.30

El otorgamiento de poderes como vía para finiquitar las transacciones comerciales

25 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de

Guaymas, 29 de marzo de 1838, “Otorgamiento de poder a Bringas y Sánchez por parte de Íñigo y Lostanau”. 26AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, Año de 1830, Protocolo de Instrumentos Públicos, En la villa de San

Fernando De Guaymas, a los 24 días del mes de febrero de 1830, “Otorgamiento de poder del contramaestre

Luis Acosta a Pascual Íñigo”. 27 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, Año de 1834, Protocolo de Instrumentos Público, En el pto. De San

Fdo. De Guaymas, a los 25 días del mes de junio de 1834, “Venta de la goleta nacional Pulga”. 28 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, En la villa y puerto de S. Fdo. De Guaymas, a los 22 días del mes de

agosto de 1828, “Compra venta de la goleta peruana “La Avispa” por Felipe Maytorena”. La familia Maytorena

procedía de Horcasitas, Sonora, y con su establecimiento en Guaymas crecerá su prestigio y poder económico

y político, al respecto véase, Alarcón Menchaca, Laura, José María Maytorena. Una biografía política, México,

COLJAL, COLSON, Universidad Iberoamericana, 2008, pp. 36-38. 29 En este caso es de interés referir que el capitán y sobre cargo de la goleta vendida, Joaquín Lostanau, tenía

ya para esa fecha relación de parentesco con Andrade al haberse casado con su hija. AHGS, Notarías, Caja 23,

Libro 178, Año de 1830, Protocolo de Instrumentos Públicos, en la villa de San José de Guaymas, a los 11 días

del mes de octubre de 1830, “Venta de la goleta chilena Veloz Josefina, alias Escupefuego”. 30 Hay que recordar que no sólo eran comerciantes de Panamá los que lo efectuaron pero fue característico que

los identificaran como tales o como peruanos cuando en realidad también los había de Guayaquil y de

Valparaíso.

9

Decíamos al inicio de este trabajo que la mayor parte de los asuntos que hemos rastreado

tienen que ver principalmente con otorgamiento de poderes para que los comerciantes fueran

representados en sus intereses en el puerto, si ellos iban a salir de éste, o en otros puertos o

en tierra adentro, ya fuera para la venta de artículos de su propiedad o para que cobraran

deudas que no les han sido cubiertas. Esto sin duda delata una de las características del

comercio de esta época, la venta a crédito y las dificultades que los comerciantes tenían para

recuperar lo invertido.

En general el modelo que seguían los otorgamientos de poderes con el objeto de delegar en

otro la función de cuidar de los intereses del otorgante se expresaba de la siguiente manera:

El c. Francisco Aguilar de esta vecindad y comercio … dijo: que teniendo que

retirarse de este punto …a expedicionar, y no queriendo dejar en oscuridad el manejo

de sus intereses, cobro y pago de todas sus cuentas, y procurando evitar en lo posible

los daños y perjuicios que se le puedan ocasionar, conociendo que el medio único de

conseguirlo es elegir sujeto en quien concurran apreciables circunstancias de

integridad y pureza, inteligencia en negocios, actividad y prudencia que son las que

constituyen un buen apoderado y administrador general y que mediante hayarse

adornado de ellas don Filomeno Oseguera, vecino de esta villa, y no dudando que con

el celo y esmero correspondiente a la confianza que de el hace …ha liberado conferir

amplias facultades …otorga quedar todo su poder…al expresado Filomeno

Oseguera…31

De los numerosos casos de este tipo hemos seleccionado algunos que ponen en evidencia el

tráfico marítimo y la red de relaciones de comercio asociadas a dicho tráfico, por ejemplo, el

de uno de los comerciantes más notables del periodo y del cual empezamos a tener noticias

desde 1826, el escocés Tomas Spence,32 quien tenía negocios tanto en San Blas como en la

Alta California. Esto lo podemos apreciar en los poderes que otorgó, primero a José Cubillas,

del comercio de Tepic, para que atendiera algunos de sus negocios,33 y años más adelante a

Ricardo José Palacio, en la Alta California, quien al decir del primero, por ser sujeto

31 Notarías, Caja 23, Libro 178, Año de 1835, Protocolo de Instrumentos Público, En el puerto de San Fernando

de Guaymas, a los 3 días del mes de abril de 1835. Las cursivas son nuestras. 32 Spence constantemente hace movimientos de carácter comercial: vende casas de su propiedad, presta dinero,

etc. AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1834, Protocolo de Instrumentos Público, En el puerto de

San Fernando de Guaymas, a los 23 días del mes de abril de 1834, “Venta de casa de Tomas Spence a Ricardo

Yeoward”. 33 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, Protocolo de instrumentos públicos, villa de San José de Guyamas a

los seis días del mes de marzo de 1826, “Otorgamiento de poder ante el juez constitucional de la villa de San

José de Guaymas”.

10

instruido, podría resolverle sus asuntos de comercio.34 A su vez sabemos que el vecino de

Tepic, Cubillas, tenía intereses en Guaymas porque ahí había nombrado un apoderado, el ya

conocido por nosotros Santiago Johnson, quien en 1827 vendió en Guaymas una goleta de

Cubillas a un comerciante de Acapulco.35

Incluso capitanes de buques extranjeros llegaron a otorgar poderes en Guaymas para

comerciantes de San Blas que pudieran atender sus intereses. Fue el caso Santiago Frazer,

capitán de la goleta inglesa John K. Cane, quien otorgó poder a don Guillermo Forbes, del

comercio de San Blas, para que “recaude y aperciba de la Aduana Marítima de aquel puerto

el número de 49 paquetes de pañuelos de seda que fueron embargados o detenidos en dicho

puerto el año de 1826.36

Uno de los casos que nos permiten advertir cómo los comerciantes marítimos

buscaban mercado en el interior del territorio es el de Antonio Rufo, quien hacía viajes

marítimo-comerciales desde Guayaquil, probablemente desde los años de la guerra de

Independencia. En 1828 Rufo nombró un apoderado en el puerto de Guaymas para que

cobrara las deudas que tenían con él algunas personas del interior (se mencionan los pueblos

de Nacameri y Ures) por más de dos mil pesos.37 Otro caso fue el de Manuel Coll, quien

otorgó poder especial a favor de los ciudadanos José Ma. Retes, del comercio del pueblo

minero de Álamos, y a Nicolás Lastra, para que de común acuerdo o cada uno por su parte,

luego de conseguir un pasaporte ante el gobernador, se internaran en el estado con su “crecido

giro de comercio”.38 Es probable que Coll, que era comerciante de cabotaje, hubiera llevado

mercancía al puerto y se hallara en la necesidad de venderla con rapidez, y una opción era

internarla en las zonas mineras y en otros pueblos, inclusive en Hermosillo. En otro caso, en

34 AHGS, notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1834, Protocolo de Instrumentos Público, en el puerto de San

Fernando de Guaymas, a los 2 días del mes de abril de 1834, “Otorgamiento de poder”. 35 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, Protocolo de instrumentos públicos, villa de S. José de Guaymas a los

16 días del mes de octubre de 1827, “Venta de goleta de José Cubillas por su apoderado Santiago Johnson”. 36 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1832, Protocolo de Instrumentos Público, En la villa y puerto

de San Fernando de Guaymas, a los 25 días del mes de abril de 1832, “Otorgamiento de poder a Guillermo

Forbes”. 37 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, en la villa y puerto De Guaymas a los 6 día del mes de noviembre de

1828, “Otorgamiento de poder de Antonio Rufo”. Hay que mencionar que Rufo se estableció y puso casa

comercial en el puerto de La Paz en 1832. Trejo, Dení, Espacio y economía de la península de California. 1785-

1860, México, UABCS, 1999, p. 239. 38 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, villa y puerto de S. Fernando de Guaymas a los 21 días del mes de julio

de 1828 “Se otorga poder para conseguir pasaporte para realizar comercio en varios puntos del Estado de

Occidente”.

11

1831, Dña. Ma. Carmen Ruiz otorgó poder a Antonio García Noriega, del comercio de

Hermosillo, para que cobrara deudas contraídas con su finado esposo, tanto las referentes a

mercancía enviada a Hermosillo y que no le había sido pagada, como los compromisos de

comerciantes del interior de llevar cargas de harina para su venta en Guaymas.39 Igualmente

en 1834, Juan Llugard vecino del comercio de Hermosillo, otorgó poder a Domingo

Danglada, residente del puerto, para que se hiciera cargo de compras, ventas, comisiones,

cobros y pagos que fueran de su interés.40

Expongo un caso de otorgamiento de poderes que me parece de interés por la red de

intereses que se triangulan entre Mazatlán, Guaymas y Pitic (Hermosillo) y que luego se

extiende hasta Valparaíso, en Chile: Francisco Aguilar, residente en el puerto, se presentó

ante el juez diciendo que tenía endosado a su favor, por los sres. Barre y Kennedy, del

comercio de Mazatlán, el resto de un pagaré de trece mil doscientos noventa y nueve pesos

tres granos otorgado por D. Bartolomé Dous en 20 de abril de 1832 a Estanislao Carboneri

por saldo que resultó a favor de este último en la cancelación de sus cuentas corrientes.

Asimismo señalaba estar autorizado por una carta poder de los señores Barre y Kennedy para

exigir del modo más conveniente al referido sr. Dous la suma de cuatro mil novecientos

treinta y nueve pesos cinco reales nueve granos que le faltaba cubrir. Debido a la necesidad

que tenía de cobrar a Dous decidió otorgar un poder amplio al c. José Ma. García del Pino

(?), del comercio del Pitic, para que en su nombre actuara y cobrara a don Bartolomé Dous

la cantidad ya expresada.41 Por su parte Dous otorgó poder a Manuel Íñigo para que negociara

este asunto. Debido a los buenos nexos de su yerno Lostanau en Chile, Íñigo le otorgó un

poder a este último para que “vea si puede conseguir con el sr. Doortehe (?) del comercio de

Valparaíso, una transacción sobre el asunto que tiene ya en trámite relativo a una deuda en

que está pendiente [Bartolomé Dous] con la casa mortuoria del finado don Estanislao

Carbonari”.42

39 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1831, Protocolo de Instrumentos Público, en la villa y puerto

de San Fernando de Guaymas, a los 7 días del mes de diciembre de 1831, “Otorgamiento de poder”. 40 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1834, Protocolo de Instrumentos Público, En el puerto de San

Fernando de Guaymas, a los11 días del mes de abril de 1834, “Otorgamiento de poder” 41 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1835, Protocolo de Instrumentos Público, En el puerto de San

Fernando de Guaymas, a los 3 días del mes de enero de 1835, “Presentación de documentos y otorgamiento de

poder a José Ma. García del Pino”. 42 Notarías, Caja 23, Libro 178, Año de 1835, Protocolo de Instrumentos Público, en el puerto de San Fernando

de Guaymas, a los 2 días del mes de abril de 1835.

12

En otro ejemplo en el que la relación comercial se extiende hacia Guayaquil,

Francisco Espriú, como apoderado general de don Manuel Antonio de Lizárraga, vecino de

Santiago de Guayaquil, otorgó su poder a don Manuel Bracho del comercio guaymeño para

que “en representación de su persona, derechos y acciones del sr. don Manuel Antonio de

Lizárraga …demande, cobre, y perciba…de todas y cualesquiera personas de este

departamento …las cantidades de pesos , efectos, bienes raíces…que por escritura, vales,

conocimientos, facturas, letras…le deban o debieren en dicho departamento”.43

Muestra de que el comercio de cabotaje era una actividad de mucho interés para los

residentes en la zona, lo muestra no sólo las varias compras de embarcaciones sudamericanas

que se hicieron en estos años sino también la necesidad de solicitar la nacionalización para

que pudieran navegar con bandera mexicana, cosa que por lo general hicieron a través de un

apoderado que se encargase de los trámites en la Comandancia de Marina de San Blas, como

lo hicieron los dueños de las recién compradas goletas Veloz Josefina y Lemoyana,44 y

también Francisco Monteverde, vecino y comerciante de Hermosillo, y don José Ma.

Oseguera, del de Tepic, dueños en propiedad del bergantín chileno nombrado

Constituyente.45 Asimismo en 1835 Ricardo Yeoward, como apoderado de don Manuel

Requena, dueño del bergantín goleta nacional Margarita, ante la necesidad de dar la vela para

el puerto de Valparaíso con cargamento de frutos del país, pero ante la dificultad de arribar

al puerto de San Blas por el mal tiempo y el retraso de la expedición, solicitaba se le expidiera

en Guaymas la patente del Supremo Gobierno a favor del capitán don Enrique Rosas para

que éste pudiera continuar libremente la navegación.46 Hay que decir que para que se

expidiera la patente tenían que afianzar la embarcación, así que en este caso fue Manuel Íñigo

43 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de

Guaymas, En la villa y puerto de Guaymas, 4 de agosto de 1837, “Otorgamiento de poder a don Manuel

Bracho” 44 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1831, Protocolo de Instrumentos Públicos, en la villa y puerto

de San Fernando de Guaymas, a los 24 días de mayo de 1831, “ Otorgamiento de poder”; en el caso de la goleta

Veloz Josefina, para el trámite ante la Comandancia de Marina debía pagarse una fianza que de manera

provisional pagó Barron, Forbes y Co. AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1831, Protocolo de

Instrumentos Públicos, en la villa y puerto de Guaymas, a los cuatro días del mes de abril de 1831”Solicitud de

patente de navegación y compromiso de fianza” . 45AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, Año de 1831, Protocolo de Instrumentos Público, en la villa y puerto.

De San Fernando de Guaymas, a los 20 días del mes de abril de 1831, “Otorgamiento de poder a Mariano

Oseguera del comercio de Tepic”. 46 Notarías, Caja 23, Libro 178, Protocolo de Instrumentos Público, En el puerto de San Fernando de Guaymas,

Guaymas octubre 10 de 1835, “Solicitud de Ricardo Yeoward al Comandante del Puerto, de habilitación de

patente de la goleta nacional Margarita”.

13

uno de los que pagó 3 500 pesos por la mitad de la fianza, haciendo, decía él, “deuda ajena

suya propia”, aunque sin lugar a dudas con algún tipo de ganancia a futuro.47

La red de intereses con Baja California

Baja California era una zona que dependía en gran parte del avituallamiento de los puertos

continentales del golfo, pues su producción agrícola era sumamente limitada, sin embargo

contaba con una pequeña producción de plata, sal y cueros, lo que le permitió tener algún

intercambio y acrecentarlo en estos años. Esto último atrajo a los comerciantes de cabotaje

quienes, igual que en Guaymas, empezaron a establecer pequeñas casas de comercio hacia el

segundo lustro de los años veinte principalmente en el puerto de La Paz, y en menor medida

en San José del Cabo y Loreto.48

Los casos que vamos a referir muestran estos nexos comerciales establecidos en estos

años entre individuos de uno y otro lado del golfo. Tenemos noticias de embarcaciones de

cabotaje, propiedad de comerciantes de diverso origen, que circulaban en el golfo entre los

distintos puertos distribuyendo mercancías y que con regularidad llegaban a puertos

bajacalifornianos. Es el caso del comerciante Juan Gómez, al parecer comerciante de Tepic,

que comerciaba en villas de Sonora y Chihuahua, a la vez que tenía embarcaciones de

cabotaje y extraía sal de Isla del Carmen (Loreto); probablemente el mismo que finalmente

adquirió terrenos en Baja California.49

También tenemos casos de compraventa embarcaciones del comercio de cabotaje. En

el que exponemos a continuación se descubren por cierto las formas de pago en moneda y en

bienes primarios de Sonora, como eran las harinas, tan necesarias para la sobrevivencia de

47 Notarías, Caja 23, Libro 178, Año de 1835, Protocolo de Instrumentos Público, En el puerto. de San Fernando

de Guaymas, a los 29 días del mes de octubre de 1835. 48 El puerto de La Paz funcionaba como embarcadero para desembarcar mercancías que se dirigían a la zona

minera de San Antonio. En 1823 se hace un llamado para colonizar la bahía, que rápidamente es atendido por

varios comerciantes interesados, aunque será hasta 1828 que se le habilite temporalmente como puerto de altura

y se establezca una aduana a partir de 1829. Mientras La Paz acrecentó su población y poder en estos años,

Loreto se veía disminuido al dejar de tener importancia como sede misional y presidial. En 1830 la capital de

la antigua California pasará de Loreto a La Paz. Trejo, Dení, Espacio y economía… p. 122-123; de la misma

autora, “Comercio marítimo y establecimiento de los puertos del golfo de California”, en Lourdes de Ita,

Organización del espacio en el México colonial. Puertos, ciudades y caminos, México, IIH-UMSNH, 2012,

pp.295-296. 49 Gutiérrez, “Comerciantes marítimos del noroeste (1810-1835”, Siglo XIX. Cuadernos de Historia, año V,

núm. 13, septiembre-diciembre de 1995, UANL, p. 52; Trejo, Espacio y economía, p. 109, 115 y 239; Lassepas,

Ulises, Historia de la colonización de Baja California y decreto de 10 de marzo de 1857, Mexicali, Baja

California, UABC, 1995[1859], p. 281.

14

los pobladores de Baja California. Transcribimos textualmente una parte del acuerdo de

compra venta que suscribieron los interesados:

El ciudadano José Ma. Padrés comandante principal de este territorio de la Antigua

California…otorga que da todo su poder …al ciudadano Juan Esquer de esta vecindad

para que a su nombre y representando su propia persona …con objeto de celebrar

venta de la goleta San Ignacio de su propiedad al ciudadano Manuel Jacinto Bracho

vecino de Guaymas a virtud de la propuesta que hizo desde ese puerto en carta de 28

del último mayo con cuyo contenido se conforma, con sólo la diferencia de que de

los setecientos pesos que había de cubrir en harinas entregue una parte en efectos de

Europa o Asia a precios cómodos a satisfacción de Esquer o del modo que a este

parezca más conveniente.50

La goleta sería vendida finalmente en Guaymas en el mes de julio, en la cantidad de mil

cuatrocientos pesos, “la mitad de la suma en oro de mina al precio de 14 pesos onza”, y la

segunda parte “el citado comprador se obliga a entregarla en harinas al precio de catorce

pesos carga puesta en el puerto en todo el mes de octubre del presente año”.51 Hay que decir

que ambos productos, oro y harina, eran de producción común en la Sonora de aquellos

tiempos.

En otro caso, un comerciante establecido en La Paz, de origen peruano, pero con

antecedentes de trabajo en la zona minera peninsular, Manuel Amao, tenía claros nexos

comerciales con Pascual Íñigo, a quién nombró como su apoderado en Guaymas y quien

afianzó dos facturas de mercancía enviada desde Guaymas a Amao por la compañía de los

comerciantes Manuel Pozo y Augusto Labal.52 Las facturas referidas revelan el envío a Baja

California (en dos embarcaciones, una de un tal Chasaigne y la otra del propio Amao), de

textiles y granos (tapalos, camisas, un abrigo, cordobanes, pita y seda por valor de poco más

de 400.00, además de maíz y frijol al que se hace referencia en el documento aunque no en

las facturas porque al parecer llegó en mal estado).53

50 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, puerto de Loreto, en 14 de junio de 1826, “Otorgamiento de poder del

comandante principal de Baja California, José María Padrés al ciudadano Juan Esquer”. 51 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, San José de Guaymas, a los tres días del mes de julio de 1826, “Venta

de la goleta San Ignacio”. 52 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1831, Protocolo de Instrumentos Público, en la villa y puerto

de San Fernando de Guaymas, a los 20 días del mes de octubre de 1831, “Otorgamiento de poder de Manuel

Amao a Pascual Íñigo”. Sobre Amao, véase Dení Trejo, Espacio y economía…, p. 238. 53 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1831, Protocolo de Instrumentos Público, en la villa y puerto

de San Fernando de Guaymas, a los18 días del mes de octubre de 1831, “Otorgamiento de fianza”.

15

En otro ejemplo, Benito Fernández de Peredo, residente del puerto de Guaymas,

confirió su poder especial a Victorino Legaspi, vecino del Puerto de La Paz, para que a su

nombre y representación “…cobre y demande contra d. José Ma. Rábago de la propia

vecindad ante los SS. Jueces dela Rep. Mexicana y del territorio de la Baja California los

intereses del referido Peredo”.54 Victorino Legaspy era un comerciante de origen filipino,

asentado en la península de tiempo atrás, en la ex misión de Todos Santos, que se dedicó en

estos años al comercio de cabotaje.55 No sabemos exactamente qué le reclamaba Fernández

de Peredo a Rábago pero es casi seguro que fueran mercancías dejadas para su venta en Baja

California y que aquél no había pagado.

Asimismo Ricardo Yeoward, de la casa de comercio de don Guillermo Duff y Co.

otorgó poder a Juan José López, vecino de La Paz, para que cobrara, de Tirso Hidalgo,

reconocido comerciante de este puerto y con intereses en la minería, las deudas que tenía

contraídas con la casa de Duff y Co.56 En otro caso ligado a esta misma compañía Salvador

Aguiar, vecino del presido de Loreto, se presentó como representante y gestor de Ignacio

Gatelum, quien como propietario de la goleta nacional o del cabotaje Joven Teresa, que

estaba embargada, otorgó poder a Santiago Duff , natural de Inglaterra, para que con los

documentos referidos se presentara ante la autoridad, representando a Gastelum.57

En 1837, el ya referido comerciante de La Paz, Manuel Amao, hacía varias

transacciones en Guaymas: por un lado compraba dos embarcaciones de cabotaje, la llamada

Guaymeña a Tomas Spence en el plazo de ocho meses “en pesos fuertes, pastas, a precio de

plaza o en la moneda que el otorgante y comprador convenga”,58 y la conocida como Nuestra

Señora de los Ángeles a Pascual Íñigo (con quien sabemos tenía buenas relaciones por lo

menos desde principios de la década), a quién pagó la mitad en el momento de la venta y la

54 HGS, Notarías, Caja 23, Libro 178, Protocolo de instrumentos públicos, villa y puerto de de S. Fernando de

Guaymas a los cuatro días del mes de julio de 1828 “Otorgamiento de poder a Victorino Legaspy”. 55 Sobre Legaspy, véase Pablo L. Martínez, Guía familiar de Baja California. 1700-1900, México, Editorial

Baja California, 1965, p. 23 y 137. 56 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1832, Protocolo de Instrumentos Público, en la villa y puerto

de San Fernando de Guaymas, a los 28 días del mes de noviembre de 1832, “Otorgamiento de poder”. Tirso

Hidalgo era originario de Tepic. Trabajó en la zona minera de San Antonio, en Baja California, y junto con su

hermano Manuel establecieron una casa de comercio en La Paz que tenía claros nexos con comerciantes de

Mazatlán. Trejo, Espacio y economía…, p. 240. 57 AHGS, Notarías, Caja 23 , Libro 178, Año de 1835, Protocolo de Instrumentos Público, En el puerto de San

Fernando de Guaymas, a los 4 días del mes de marzo de 1835, “Otorgamiento de poder” 58 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de

Guaymas, 17 de enero de 1837, “Venta de la goleta Guaymeña”.

16

otra parte la comprometía “hasta el mes de octubre”.59 Meses después Amao vendía en el

mismo puerto de Sonora la goleta Elena que había comprado con anterioridad en San Blas.60

Un caso que me parece interesante de relatar porque evidencia las formas de evadir

los controles de las autoridades portuarias y de los dueños de las embarcaciones en el tráfico

de mercancía, es el que se descubrió cuando Francisco Espriú, dueño de una embarcación, se

enteró por unos marinos que su nave, en vez de dirigirse a Perú, como estaba acordado

seguramente con el capitán del barco, había ido a Loreto. Espriú solicitó entonces a las

autoridades de Guaymas citaran a los marinos de la embarcación que había llegado a

Guaymas procedente de Loreto, Baja California, para que declararan si en efecto habían visto

en el puerto bajacaliforniano una embarcación de su propiedad que hacía ocho días había

salido hacia Lima. Dos de los marineros dijeron que en efecto la habían visto en Loreto

cargando cueros. Por la actitud preocupada del dueño de la embarcación uno puede inferir

que los marinos habían decidido hacer por su cuenta el cargamento de cueros, retrasando la

navegación hacia Lima que era del interés de Espriú y con seguridad vendiendo mercancía

que estaba fuera del control del dueño de la embarcación. 61

El tráfico a través de las guías aduanales

Las guías de aduana con las que contamos no nos permiten hacer un seguimiento continuo,

sin embargo con los datos que expresan podemos saber de los comerciantes que recibían

mercancías, qué tipo de productos se consumían, de dónde procedían, las embarcaciones que

las habían conducido y en ocasiones el costo de los productos. Con esa información hemos

podido advertir que Guaymas recibió, entre 1830 y 1834, mercancías de Guadalajara, San

Blas, La Paz, Mazatlán, México, Acapulco, Valparaíso y Lima. El mayor número de

embarcaciones procedía de San Blas y Mazatlán. El destino era el propio puerto de Guaymas,

la internación en el territorio (no se especifican los lugares) y Hermosillo. Los comerciantes

que aparecen como consignatarios de la mercancía son, entre otros, algunos de los

59 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de

Guaymas, a los 19 días del mes de enero de 1837, “Venta de la goleta Nuestra Señora de los Ángeles”. 60 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de

Guaymas, “Venta de la goleta Elena”. 61 AHGS, Notarías, Caja 23, Libro 179, Protocolo de Instrumentos Público, 1837, en la villa y puerto de

Guaymas, Guaymas 14 de septiembre de 1837, “Solicitud de Francisco Espriu para que se interrogue a los

marinos de la goleta nacional Atanay”.

17

mencionados en los apartados anteriores, como Ricardo Yeonard (Duff y Co.), Felipe

Maytorena, Manuel Íñigo, Joaquín Lostanau, José Antonio Aguirre, Francisco Aguilar,

Bartolomé Dous, Benito Peredo, Pascual Íñigo, Tomas Spence, Juan Alfredo Robinson, por

lo que suponemos que algunos de ellos eran tanto los dueños de las embarcaciones como a

los que estaba consignada la mercancía. Una misma embarcación podía traer productos para

distintos consignatarios, como cuando la goleta nacional Guadalupe dejó mercancía en

Guaymas para distintos comerciantes en 1834:

Mercancía dejada en Guaymas por la goleta Nacional Guadalupe

Consignatario y

fecha

Tipo de

mercancía

Valor de la

introducción

(pesos, reales

y granos)

Embarcación Procedencia Destino de la

mercancía

Don Pablo Juan 38 tercios de

azúcar y

zarzaparrilla

Goleta Nacional

Guadalupe

José Antonio

Aguirre

6 bultos de

cacao de

Tabasco

Goleta Nacional

Guadalupe

Miguel Arce 9 bultos

efectos del

país

Goleta Nacional

Guadalupe

Sres. Paredes

Zelayeta y Juan

Robinson

120 bultos

efectos

extranjeros y

58 cajones de

vino

Goleta Nacional

Guadalupe

Hermosillo

AHS, Fondo Ejecutivo, tomo 108, exp. 15, doc. 067944, Noticia que la Intervención por el Estado en Guaymas

forma y remite a la tesorería General del mismo Estado en cumplimiento de lo dispuesto por el Supremo

Gobierno en orden de 24 de septiembre último comprehensiva a 8 días contados desde el 17 del corriente a la

fecha, Guaymas el 10 de marzo de 1834.

En esta guía es notable que el tipo de mercancías es más preciso, pues se mencionan

cantidades de bultos o cajones y el tipo de mercancía: azúcar, zarzaparrilla, cacao de Tabasco,

vino, efectos del país y efectos extranjeros.

Las embarcaciones que hicieron travesía para llegar a Guaymas en el primer lustro de

los años treinta, según las guías de mercancías presentadas en la Aduana de Guaymas, fueron

los siguientes: Bergantín general Bravo, Balandra Sirena, Veloz Manuela, Balandra

Mariquita, Goleta águila, Goleta Dorotea, Bergantín Margarita, Buque Gabriela, , Goleta

Josefina, Bergantín Flora, Bergantín francés “Mexicano”, Goleta Ángeles, lancha Horcasitas,

Bergantín nacional Constituyente, Lancha Loretana, falucho Exhalación.

18

Una de las guías más completas con las que contamos corresponde al año de 1833, y

en ella se puede advertir que el valor total de la mercancía introducida fue de $27 529.00.

Una cifra significativa si observamos que el total de las mercancías eran “artículos

extranjeros”, lo cual nos habla de la importancia que estaba adquiriendo en esos años la

introducción de manufacturas importadas. Según la guía la mayor parte de los efectos fueron

introducidos en territorio sonorense, otra parte se quedó en el puerto y finalmente una porción

menor fue destinada al comercio marítimo.

Introducciones a Guaymas en el año de 1833

Consignatario y

fecha

Tipo de

mercancía

Valor de la

introducción

(pesos, reales

y granos)

Embarcación Procedencia Destino de la

mercancía

Miguel Arce

01/15/1833

Artículos

extranjeros

256.6 Balandra

Mariquita

Guyamas

Manuel Iñigo

01/15/1833

Artículos

extranjeros

240.5.8 Balandra

Mariquita

Guyamas

Ricardo Yeoward

02/12/1833

Artículos

extranjeros

169.1.6 Goleta águila Guyamas

Joaquín Loustanau

02/26/1833

Artículos

extranjeros

2 812.7.8 Goleta Dorotea Mazatlán Consumido

una parte en

Guaymas y

otra internada

con guía

terrestre

José Antonio

Aguirre

02/28/1833

Artículos

extranjeros

5 485.4.8 Reembarcados

en La Paz

Consumido

una parte en

Guaymas y

otra internada

con guía

terrestre

Cosme Echeverría

04/03/33

Artículos

extranjeros

1 819.1.10 Bergantín

Margarita

Francisco Aguilar

04/25/33

Dos cajones

de

sombreros

finos

extranjeros

200.0.0 San Blas internados

con guía

terrestre

Manuel Cejas

4/26/33

Artículos

extranjeros

117.5.8 Balandra

Mariquita

Antonio Aguirre

04/26/33

Artículos

extranjeros

318.1.6 Buques

Mariquita y

Gabriela

Liberato Ortiz

05/10/33

Artículos

extranjeros

Goleta

Guadalupe

La Paz Guaymas

José María Esquer

05/27/33

Artículos

extranjeros

4 570.2.6 Goleta

Guadalupe

Mazatlán Consumido

una parte en

Guaymas y

19

otra internada

con guía

marítima

Ricardo yeoward

y Santiago Duff

07/15/33

Artículos

extranjeros

493.1 Mazatlán Consumido

una parte en

Guaymas y

otra internada

con guía

terrestre

Bartolomé Dous y

Serapio Eguequiza

07/15/33

Artículos

extranjeros

1092.1.9 Consumido

una parte en

Guaymas y

otra internada

con guía

terrestre

Ricardo Yeoward

a nombre de

Carlos Zimerlin

07/16/33

Artículos

extranjeros

71.1 México Consumido

una parte en

Guaymas y

otra internada

con guía

terrestre

Benito Peredo

08/07/33

Artículos

extranjeros

419.7.7 Goleta nacional

Josecita

Guaymas

Pascual Iñigo

08/14/33

2 038.6.10 Buques Águila

y Guadalupe

Consumido

una parte en

Guaymas y

otra internada

con guía

terrestre

Manuel Iñigo

08/21/33

1046.1.8 ½ Goleta Josefina Mazatlán Consumido

una parte en

Guaymas y

otra internada

con guía

terrestre

Alonso Morgado

09/03/33

1 805.6.4 Goleta

Margarita

Acapulco Consumido

una parte en

Guaymas y

otra internada

con guía

terrestre a

Hermosillo

Alejandro Peridier

09/04/33

Artículos

extranjeros

1 565.0.7 Goleta Águila Mazatlán Guaymas

Francisco Aguilar

10/10/33

Artículos

extranjeros

2 139.2.4 Bergantín Flora Consumido

una parte en

Guaymas y

otra llevada a

La Paz

Filomeno

Oseguera 10/24/33

Artículos

extranjeros

24.0.7 Balandra

Mariquita

Guaymas

Manuel Mallén

11/08/33

Artículos

extranjeros

595.7.11 Mazatlán Consumido

una parte en

Guaymas y

otra internada

20

con guía

terrestre a

Hermosillo

Pascual Iñigo

12/17/33

Artículos

extranjeros

20.0 Goleta Águila Guaymas

Tomás Spence

12/17/33

Artículos

extranjeros

236.5.3 Balandra

Mariquita

Guaymas

AHS, Ejecutivo, Tomo 108, exp. 11, docs. 067819-067823v, Cuenta general del derecho de uno por ciento de

consumo a municipalidades que Fdo. Escobosa interventor por el Estado en la Aduana Marítima de Guaymas

ha llevado del ingreso y egreso a este ramo desde 10 de enero a 31 de diciembre de 1833, Guaymas,l 31 de

diciembre de 1833.

Una situación particular se advierte en la mercancía consignada a Aguirre, integrada por

efectos extranjeros reembarcados en la Paz. Esto quiere decir que una embarcación extranjera

los había dejado en el puerto bajacaliforniano y de ahí habían sido trasladados a Guaymas.

Esta situación pudo darse legalmente por varios años, mientras La Paz mantuvo la

habilitación para importar efectos extranjeros, pero los puertos continentales, Guaymas entre

ellos, se resistirían y combatirían con el tiempo ese privilegio del puerto peninsular por

considerar que contribuía al contrabando.

De algunas otras embarcaciones tenemos noticias de la propia aduna de la fecha de

su llegada y del tipo de mercancías que introducían, así se decía por ejemplo que el bergantín

goleta Margarita, procedente de Mazatlán, había fondeado el 22 de enero de 1834 y que había

introducido 185 bultos efectos extranjeros; que el bergantín francés “Mexicano” llevaba

cargamento de efectos extranjeros que no se especificaban, y que la goleta Guadalupe,

procedente de San Blas con escala en Mazatlán y La Paz había fondeado el 2 de marzo de

1834.62

Conclusiones

El planteamiento de esta ponencia, sugerido en la información vertida en los poderes y en las

guías, alude a una situación muy particular que se gestó durante algunas décadas del siglo

XIX en la que el comercio de cabotaje adquirió gran importancia en esta zona. Fue el tráfico

marítimo comercial de las embarcaciones de cabotaje el que intensificó el movimiento de

62 AHS, Ejecutivo, Tomo 108, exp. 15, docs. 067935, 067938 y 067940, “Introducciones a Guaymas en el año

de 1834.”

21

personas y efectos de comercio y el que dio vida a los puertos, incluso a los pequeños

embarcaderos donde se realizaba el contrabando. Las grandes embarcaciones extranjeras

llegaban momentáneamente y era el comercio local el encargado de distribuir las mercancías.

Por lo general era este comercio local, integrado por grandes y pequeños comerciantes, al

que estaban consignados los bultos y cajones de efectos extranjeros o los productos primarios

que se intercambiaban entre los puertos vecinos.

El ascenso de este comercio se advierte también en la disposición de los comerciantes a

asociarse, a capitalizarse (a veces no muy legalmente) y a cuidar de sus intereses en todos los

lugares posibles de hacer negocios.

Finalmente habría que decir que el tráfico marítimo conectó lugares y personas, y generó una

compleja red de intereses entre los puertos del golfo y algunas otras poblaciones de las

Californias, Sonora, Sinaloa y Jalisco. A su vez esa red estaba estrechamente ligada a los

intereses comerciales internacionales, como se pudo advertir en el hecho de que un buen

sector de negociantes era de origen extranjero con nexos en sus respectivos países, y en los

estrechos lazos de algunos comerciantes con puertos como Lima y Valparaíso, este último

también muy ligado al comercio inglés.