TRES TEMAS SOBRE EL TAMUNANGUE

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Historiador Ramón Querales

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Ramón Querales

TRES TEMAS SOBREEL TAMUNANGUE (2)

Unidad del Cronista Municipal

Barquisimeto, 2002I

Aspectos históricos ydemográficos

En la indagación no muy profunda y menos aún completaque llevé a cabo para redactar estas notas obtuve ciertoscomponentes históricos y demográficos que la investigaciónmetódica deberá profundizar.

Desde el siglo XVI los hacendados diligenciaron la traídade negros para el trabajo de sus fincas, exigiendo que fueranindividuos principalmente de gentilicio urufara, bran, banol ymandinga o zafe.

En 1576 se pidieron 200 esclavos para El Tocuyo y 200para Nueva Segovia pero ignoramos si dicha solicitud secumplió totalmente o en parte.

En 1588 se solicitaron 3000 esclavos de Guinea de loscuales una parte estaría destinada a Barquisimeto, Carora y ElTocuyo.

No sabemos si esta, y muchas otras solicitudes oficialesque se realizaron, tenían la respuesta más conveniente a losintereses de los hacendados de esta región pero, por otrasvías, sabemos que los dueños de haciendas, obtenían lamano de obra esclava a través del contrabando holandés que,sin recato alguno, tenía su expresión en las costas marinas,cercanas a Nueva Segovia: Tucacas, Borburata, etc.

Y este tráfico ilegal de esclavos debió ser muy intensopues según datos aportados por Miguel Acosta Saignes en lasciudades pertenecientes hoy al Estado Lara y Yaracuy, elnúmero de esclavos ocupaba el segundo lugar en Venezuela

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después del Estado Miranda, con aproximadamente unos7000 esclavos cuyos gentilicios más frecuentes eran luango,mina, congo y tari, en primer lugar y angola, carabalí ymondongo en segundo lugar.

Esta población esclava era dedicada a oficios como laplatería, herrería, albañilería, carpintería, fabricación de tejas yladrillos, tejidos, agricultura, caballericeros y hasta maestrosde escuela los hombres, mientras las mujeres eran utilizadascomo cocineras, lavanderas, planchadoras y crianza de losniños.

Ermila Troconis de Veracoechea, en su libro Historia delTocuyo Colonial ofrece algunos datos estadísticos sobre lapoblación negra entre 1758 y 1800.

AÑO TOTAL NEGROS %1758 6532 1173 181768 8144 1100 13,51788 8829 1454 16,51800 9409 1460 15

Si discriminamos la población negra de 1758 constante de1173 individuos y la dividimos por sexo, edad y ubicacióntenemos los siguientes datos:

Hombres: 454 Mujeres: 466 para un total de 920 adultosNiños: 112Niñas: 139

Si tomamos esta población adulta de 920 individuos entrehombres y mujeres y la dividimos en población urbana ypoblación rural, tenemos los siguientes resultados:

Población urbana: Hombres: 197 {377 individuos, o, 2,46% Mujeres: 180

Población rural: Hombres: 257 {543 individuos, o,3,55%

Mujeres: 286

Vemos así que aunque la población negra adulta, situadaen el medio rural, fuente principal de la manifestación folklóricaen estudio, es mayor que la rural, en comparación con lapoblación negra total es infinitamente menor y mucho menoraun en relación con la población total del Tocuyo para 1758.

En los siguientes años la situación tiende a que elporcentaje sea más pequeño aun en cuanto al conglomeradonegro que pudiera tomarse como generador de expresionesculturales significativas en relación con su proyección ypermanencia en el futuro.

Sólo esto diremos por ahora de la población negra. Encuanto a la población autóctona el exterminio de indios fuegeneral y sistemático durante todo el siglo XVI a tal punto que,según una Relación elaborada por Diego de Villanueva yGijaba, para 1607 los encomenderos de El Tocuyo, unos 38,tenían a su servicio sólo unos 1300 indios y aunque lasautoridades españolas y los frailes se empeñaban en dictarmedidas tendientes a protegerlos, los encomenderos losobligaban a trabajar en sus hatos y haciendas en oficiosparecidos o iguales a los desempeñados por los negros.

Dice Ermila Troconis de Veracoechea, lo siguiente:

“Estaba prohibido que los indios molieran caña entrapiches de mazas y ruedas, por el peligro que ellorepresentaba; sin embargo, tales prácticas eran cosa comúnen la región, ya que el cultivo y transformación de la caña deazúcar representaba una riqueza regional que era necesarioaprovechar al máximo, aunque fuera en detrimento de lapoblación indígena” (Historia del Tocuyo Colonial, p. 117).

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La cohabitación compulsiva de indios y negros en lashaciendas y trapiches tocuyanos hizo inevitable el proceso demestizaje biológico entre ambos grupos humanos, pese a lasprohibiciones.

Para 1768, según Troconis, la población tocuyana teníalas siguientes características numéricas:

MESTIZOS

INDIOSLIBRES

MULATOS

NEGROS

TOTAL

HOMBRES

930 180 1000 500 2610

MUJERES 970 169 1100 600 2839TOTALES 1900 349 2100 1100 5449

La población blanca para ese mismo año era de2695 individuos, lo que totaliza una población de 8144personas donde puede observarse que la clase de losindios libres y negros eran numéricamente inferior a lade los blancos, mestizos y mulatos.

Este mestizaje biológico tan avanzado ya debió tenercomo consecuencia paralela para fines del siglo XVIII unmestizaje cultural muy pronunciado, de lo cual sería ejemplo lamúsica y danzas tocuyanas que ahora conocemos y cuyoorigen no puede estar sino en las manifestaciones,principalmente de tipo religioso que cada grupo aportó alproceso de criollización en El Tocuyo y, en el caso delceremonial católico su influencia para la dominaciónaculturadora y el aprovechamiento que hicieron los gruposdominados para simular sus propias creencias ymanifestaciones rituales.

Aquí creo conveniente mencionar el hecho de quelas fiestas a San Antonio el 13 de junio son muy

antiguas en El Tocuyo y que documentalmente estánregistradas desde el 10 de abril de 1666 en unexpediente sobre brujería donde se dice que un negroperdió la capa que su amo le había prestado pararepresentar la loa de una comedia durante las fiestasde San Antonio el 13 de junio de 1665.

Y agrego que en 1946 Raúl Agudo Fréitez escribióun reportaje sobre El Tocuyo y en él define eltamunangue como “coro y danza de ancestro afro-agareno” añadiendo que “por la sinonimia parece deprocedencia cuica ó curarigua”, en lo que no meextenderé porque eso corresponderá a quienesdediquen el tiempo y la paciencia necesaria para elestudio más extenso del tema.

IIAspectos lingüísticos

En la letra del tamunangue se encuentra una serie devoces sobre las que, según creo, nada o poco se hainvestigado y, ellas mismas, constituyen un posible campo deinvestigación sociológica e histórica pero principalmentelingüística de imponderables, por ahora, límites y posibilidadesfructuosas.

Para abordar este aspecto utilicé dos importantes obras deespecialistas reconocidos en la lingüística afro-cubana: a DonFernando Ortiz y su obra Glosario de afronegrismos,publicada en la Habana en 1991, reedición de la de 1924 y aDon Antonio Bachiller y Morales y su obra publicada en laHabana en 1883, titulada Cuba Primitiva: origen, lenguas,tradiciones e historia de los indios de las Antillas Mayoresy Las Lucayas.

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Las voces presentes en los cantos del tamunangue son:Chichivamos o Yiyivamos, Juruminga, Perrendenga, Oébangué, numá, tumbirá, ay to, ay tomé, la bella angoa y, claroestá, la voz tamunangue.

Examinando las obras mencionadas hemos conseguidoalgunas voces que parecen relacionarse con las deltamunangue ya anotadas:

Por ejemplo: jolé, en lengua yoruba, que significa ‘saludopor aclamación’ se parece fonéticamente al oé de la expresiónoé bangué del tamunangue y también su contenido semánticoparece coincidir.

En relación con la voz ‘tumbirá’, encontramos tres ofertasque pudieran contenerla o ser sus raíces lingüísticas:

Tumba, que es tambor africano y un baile afrocubano, asídenominado;

Matumba, es un pequeño tambor de madera y cuero deantílope usado en danzas ceremoniales en el centro de África;

Tumbé, es una ceremonia o fiesta de iniciación en ciertosritos negros pero también significa ‘bailar’ en varias lenguasbantúes, así como ‘hacer algo grande como ruido’.

Para la voz Chichivamos o Yiyivamos encontramos trescon las que pudieran estar relacionadas:

Chichi, o, xixi, significa en lengua conga ‘tizón con fuego’;Chichi, en Cuba es un insecto y la más próxima no sólofonética sino semánticamente: yeye que significa ‘baile denegros’ siendo también voz conga que significa ‘aquí’, que enGabón sirve para expresar alegría y entre los yorubas significa‘suavemente, finamente’.

Juruminga numá, dice la letra de este son. No hemosobtenido ninguna voz afro que se relacione con jurumingapero para numá, localizamos dos:

Nima, que en lengua conga significa ‘detrás, atrás’ y,Namá que en mandinga significa ‘al menos’.

Pero a lo mejor la voz no tiene nada que ver con losafricanos y sea simplemente una deformación de unaexpresión castellana: ‘nada más’. Juruminga y nada más,juruminga namá, Juruminga numá. Lingüísticamente laevolución de un vocablo o expresión cualquiera pueda tomarlas más sorprendentes derivaciones.

Para la voz bangué que se oye en el tamunangue junto aoé, oé bangué, tenemos cinco ofertas:

Nd-eñgué, es un sufijo despectivo en Angola.

Bangue-la, que es una región africana y nombre que se leda a los nativos de ella, Está situada en Angola, Sur delCongo.

Apo-banga es nombre de baile o danzón, aceptablefonética y semánticamente sin duda alguna.

Mor-angué, natural de esa región africana, son negroscongos del río Mubangué.

Mub-angué, río africano del Congo cuyo elemento bangué esfonéticamente semejante de un todo a la voz del tamunangue eincluso del elemento angue de la palabra que identifica estaexpresión folklórica se encuentra contenida en este vocablocongo.

El vocablo angoa pudiera ser simplemente la voz Angolaligeramente deformada, lo que no sería nada imposible sirepetimos lo dicho por Miguel Acosta Saignes en el sentido de

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que los descendientes de los esclavos transportados a estastierras pudieron conservar algunas canciones “poco a pocomodificadas hasta contener sólo reminiscencias a través devocablos africanos que perdieron su sentido...”

Y pudieran estar relacionadas con la voz tamunangue lossiguientes vocablos afros, afrocubanos y criollos:

Tango. Fiesta y baile de negros o gente del pueblo,significa también ‘toque musical’.

Tangu, tuñgu, en lenguas afro, significa bailar.

Guasanga es escándalo, alboroto, griterío.Tamtamgo, en lengua mandinga, significa tambor y es,

según lo veremos, el más inmediato antecesor de la voztamunangue.

Chango, es un baile afrocubano y proviene de la vozconga ‘sanga’ que significa ‘bailar’ y de Shango que es unaregión del Congo y significaría ‘baile de los congos shangos’.

Tamunango, según Lisandro Alvarado en su Glosario deVoces Indígenas, confeccionado antes de 1926, se llamabaasí un baile de negros en Coro que se hacía en honor a SanAntonio.

En las lenguas indígenas encontramos algunas palabrasque parecen contener las voces exóticas del tamunangue

Por ejemplo, que parecen relacionarse con Tumbirá,tenemos las tres siguientes:

Tembireco que en guaraní significa ‘mujer’.

Tumba que en pemón quiere decir ‘tocar, hacer ruidossonoros’.

Tuirá que en la creencias religiosas cubanas equivale alas deidades llamadas semi pero que otros creen esdenominación del diablo y así llamaron los indios a losespañoles.

Podrían estar relacionadas con el Yiyivamos deltamunangue las siguientes voces indígenas:

Chichi es en México raíz lingüística del verbo chichinarque significa ‘quemar’.

Yii, en lengua ayamán, y en varios otros idiomas ydialectos indígenas, significa ‘luna’.

Con el prefijo TAMU de la palabra tamunangue pudieraestar emparentado los siguientes vocablos indígenas:

Tamuda, que en lengua arawak significa, inclinar, arquear,encorvarse.

Tamure, adjetivo arawak que significa curvatura, curvado,deformado.

Finalmente, en la letra del tamunangue conseguimos queuno de los sones lleva por nombre perrendenga que nohemos encontrado relacionado o semejante ni en afro ni enlenguas indígenas pero sí en español una palabra que suenamuy parecido aunque su valor semántico no parece tenerrelación ni con fiesta, baile, canto o alegría. La palabra esperendengue que significa ‘pendiente, adorno femenino depoco valor’ y también se conoció con ese nombre una monedade vellón que valía 4 maravedis en tiempos de Felipe IV.

Aspectos culturales III

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Suscribo absolutamente una opinión del profesorFrancisco Tamayo según la cual para investigar y analizar eltamunangue, como producto de diversas confluenciasculturales, “es preciso conocer Etnografía, Folklore,Musicología, Coreografía, Lingüística, etc., para llegar arealizar un estudio completo”

Por supuesto que yo no voy a hacer un estudio del tipoque se supone deberían haber hecho ya equiposespecializados multidisciplinarios tal como lo concebíaTamayo. Apenas voy a referirme a algunos aspectos que muysuperficialmente he revisado y de los cuales quiero dejar anteustedes más que conclusiones, inquietudes e interrogantesque podrían servir tal vez para orientar trabajos rigurosossobre el tema.

En el tamunangue, nombre con el que se conocemodernamente esta expresión del folklore tocuyano, puedenpercibirse con la más simple observación la influenciadefinitiva de los grupos afro que compulsivamente formaronparte de la población tocuyana y de la población blancaespañola que desde 1545 se estableció en esa región, aorillas del río Tocuyo. El aporte cultural indígena es menosperceptible y así como hay autores que aceptan el aporteautóctono, por ejemplo R. D. Silva Uzcátegui, hay otros quecreen que ningún elemento indígena forma parte deltamunangue. Entre éstos está el profesor Francisco Tamayo,quien niega tan eventualidad como no sea la presencia de lasmaracas entre los instrumentos con la salvedad de que es “uninstrumento de uso universal entre los pueblos primitivos”

La guitarra de cuatro o cinco cuerdas, es, de losinstrumentos del tamunangue, el que define la influenciamusical española en esa expresión folklórica.

Las maracas, pudieran ser el elemento indígena noobstante el carácter universal de las mismas según loseñalado por Tamayo.

El tambor, el más importante de todos los instrumentosutilizados en la danza merece un comentario más extenso.

Silva Uzcátegui lo describe como de poco diámetro, unosveinticinco centímetros con largo de un metro para ser tocadocon la palma de las manos mientras, por un lado, es golpeadocon un pequeño bastón.

El consenso general entre quienes se han ocupado deestudiar esta expresión folklórica larense es que esteinstrumento es de origen afro, aporte de los negros esclavosde los cañaverales y trapiches tocuyanos y que del mismo levendría el nombre a la danza.

Puede ser aunque también es cierto que un florentinopresente en la fundación de El Tocuyo en 1545 llamadoGaleotto Cey, en una obra que escribió publicada en 1997 conel título de Viaje y Descripción de las Indias, dice losiguiente en referencia a instrumentos musicales indígenas:

“Muchos de ellos usan tambores: toman un tronco, o tallode árbol, lo vacían por dentro con fuego o con leños duros.luego, del lado hueco le tienden por encima una piel de siervobien estirada y pelada, amarrada alrededor bien apretada,después le dan allí encima con las manos... no son portátiles.Tienen otro que llaman guaide hecho de una concha detortuga entera... produce un sonido ronco que se escuchadesde muy lejos. Este les sirve de noche para sus bailes yreuniones, y con aquel llaman a todos y a los vecinos, sobretodo a las mujeres a donde harán sus fiestas y jolgorios” (p,112).

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Así que no fue difícil para los negros traídos comoesclavos al continente americano proveerse del principalinstrumento musical de sus bailes no sólo porque tuvieron a lamano, la madera que les proveía la ubérrima naturaleza queempezaban a conocer sino que, incluso, como lo dice GaleottoCey, los nativos los fabricaban para sus necesidades decomunicación y recreo, entre ellos uno de dimensionesparecidas a los que usaban en África.

Con el tambor y la nostalgia por sus tierras lejanas dedonde los arrebató la ferocidad inhumana de los mercaderesde esclavos, los negros esclavos de los cañaverales, ingenios,hatos, y minas, restablecieron en tierra ajena, los usosculturales que sus amos blancos les permitían o que ellospudieran continuar en muchos casos, a escondidas de lasautoridades, sacerdotes y dueños.

Miguel Acosta Saignes en su libro Vida de EsclavosNegros, publicado en 1967, dice que los esclavos

“... pudieron conservar los tambores, algunos bailes,canciones poco a poco modificadas hasta contenersólo reminiscencias, a través de vocablos africanosque perdieron su sentido, de otras tierras, de otrostiempos, de selvas libres, de antepasados felices”.

Pero volviendo a lo del tambor, siente uno la tentación depensar que si bien los negros lo usaron en Venezuela comoinstrumento esencial porque así lo hacían en África en laejecución de sus danzas y cantos, fue de los grupos indígenasque lo obtuvieron en Venezuela y así tendríamos un primermomento de mestizaje cultural cuando expresiones de lacultura africana se expresa con instrumentos de fabricaciónamericana que sustituyen válidamente a los del lejanocontinente,

A la hacienda, al hato, al cañaveral o labranza, convergen,a partir del siglo XVI, los seres humanos portadores deexpresiones culturales distintas: el indio encomendado que,pese a las prohibiciones gubernamentales, se obliga a realizarlabores de todo tipo, el negro, traído para trabajos específicosen la producción agrícola y minera del encomendero yesclavista cuyas expresiones culturales (vestuario, religión,comida, trabajo), trata de imponer a negros y esclavos para“cristianizarlos” y “civilizarlos” en la creencia absoluta de queles están haciendo un bien inestimable al procurar que olvidensus prácticas “salvajes” y superen su “ignorancia” y“primitivismo” cultural.

Negros e indios resisten al proceso aculturador cuyosagentes principales son los curas y frailes españoles. En ladocumentación de la época abundan los testimonios de laspersecuciones y castigos de que son víctimas los indígenas aquienes se les destruyen sus templos y adoratorios y losnegros que son castigados cruelmente por lo que losespañoles consideran prácticas de brujería, hechicería,herejías, etc.

A pesar de la persecución y los castigos infamantesnegros e indios, ocultándolas en la nocturnidad o en cuevas ymontes, realizan sus ritos y fiestas religiosas de donde, comoyo creo, emanan, en alto porcentaje, las expresionesfolklóricas larenses: de las prácticas religiosas indígenas, delas prácticas religiosas afro que, astutamente, se refugiantambién, en los ritos del ceremonial católico para evadir lapersecución de que eran objeto o porque en algún momentodel largo proceso de colonización hubo cierta permisibilidadpara los festejos de los negros tal como lo dice Miguel AcostaSaignes quien cita un documento del 10 de mayo de 1619 enel cual se autoriza “...que las cofradías de negros y mulatoshagan las danzas que se acostumbran”

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Las cofradías son organizaciones católicas en las cualesse reúnen determinados grupos sociales sujetos a normasestablecidas por la iglesia o parroquia, a la cual pertenecen ysu actividad está sujeta a la supervisión y autoridad delsacerdote o párroco.

Es de suponer que cuando en 1619 se autoriza que losnegros organizados en cofradías, realicen sus danzasacostumbradas, las mismas estarían, bajo la tutela delsacerdote católico, convenientemente despojadas de sumayor carga ritual propia y tenderían más al proceso decristianización de los esclavos que las realizaban.

Esta vía de despojar los ritos indígenas y afro de suscontenidos religiosos propios y cristianizarlos seguramente notuvo el resultado completo que se esperaba y por ello, se tomócon más frecuencia el expediente de las prohibiciones.

El 20 de mayo de 1761, por ejemplo, circuló un edicto delObispo Diez Madroñero prohibiendo los bailes popularesvulgarmente llamados fandango, zambingue, danza de morosy otros semejantes so pena de excomunión mayor.

El texto de dicho edicto es como sigue:

“Deseando a todos sus súbditos la salvación de sus almasy que la astucia diabólica del demonio no les engañedejándose llevar a pecar que les facilite la ocasión en losbailes llamados vulgarmente Fandangos, Zambingue, danzade moros y otros semejantes en cuia practica con grantribulación de hombres y mujeres ordinariamente se ofendemuy gravemente a Dios N.S. (...) en algunos de los pueblos deeste Obispado donde despreciando los divinos preceptos yproibiciones (sic) de derecho y olvidados de las penas pornuestros antecesores se ha vuelto a introducir la practicapecaminosa de aquellos bailes perjudiciales al bien espiritualde nuestras ovejas y ofensivas a la Majestad Divina tanto

perniciosos tanto más para colorear sus torcidos fines (...)Ordenando y mandando a todos los fieles de uno y otro sexoresidentes en las villas, pueblos y lugares donde estasnuestras letras fueren publicadas (...) en virtud con pena deexcomunión mayor Trine Canónica Admonitiones (...) seabstegan de aquella practica pecaminosa de los expresadosbailes, Caracas, 20 mayo 1761 (fdo) Diego Antonio, Obispo deCaracas”.

Miguel Acosta Saignes cita otro documento de 1771 quecirculó en Guanare en el cual se establece, seguramentecomo aplicación local del edicto de Diez Madroñero, “...que deningún modo se haga de noche ni de día bailes, fandangos, nidanzas de la especie que fueren en los arrabales desta dichaciudad ni en los pueblos, ni en los campos o despoblados”.

No se crea, sin embargo, que estas prohibicionesantipopulares de la iglesia hayan sido sólo en la época colonialdurante la cual resultaría interminable la lista de vetos ynegativas religiosas tratando de impedir la realización de losritos indios o negros, devenidos en festividades patronales enel transcurso del tiempo, pues igualmente en tiemposmodernos, durante la República independiente, se hanestablecido estos hechos.

En “Nota”, periódico barquisimetano, del 20 de junio de1918, Alcides Losada, firmando con el seudónimo Menelick,denuncia la actitud del padre Leña Mellado, contraria a lacelebración de los Tamunangues en la fiesta del 13 de juniodedicada a San Antonio. Dice Losada en su nota que la actituddel padre Leña es contraria a la tradición tocuyana pues LosTamunangues “siempre se han celebrado en El Tocuyo en lafiesta del 13 de junio en homenaje a San Antonio”.

Por cierto, Losada, en una segunda nota relacionada coneste suceso y publicada en el mismo periódico “Nota” del 30de junio, hace una afirmación que nos parece muy importante

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en relación en el baile llamado “La Batalla” que, según dice elescrito tocuyano, se hace frente a San Antonio, pero no espropiamente “El Tamunangue”

Llama la atención que en estas notas de Losada, se refierasiempre a “Los Tamunangues” en plural como dando aentender que no es una danza sola, un baile único, sinovarios, aunque igualmente podría ser que se llamara“tamunangues” a los participantes en esta danza. Es cuestiónde averiguar más.

Por cierto, en 1947, Pablo Pereira publicó un trabajo en“La Quincena Literaria” que editaba en El Tocuyo, el poetaRoberto Montesinos. También Pereira plurizaba el nombre deesta expresión folklórica tocuyana y escribe: “La pleitesía aSan Antonio –hecha misticismo patético en los tamunangues-hace historia y tradición en el país.

La otra información que debe destacarse es que Losada,en 1918, haga la advertencia que “la Batalla” no espropiamente tamunangue. ¿En que se diferencia? Tambiéndebería investigarse.

Concluyamos este aspecto de los aportes culturales quehicieron posible la expresión folklórica que hoy conocemoscomo tamunangue, reiterando nuestra creencia de que a élconfluyeron principalmente manifestaciones de tipo religioso,rituales y ceremonias que si algo festejan es el tipo de relaciónentre los hombres de los tres grupos humanos presentes apartir del siglo XVI en el valle medio del río Tocuyo y lasrespectivas divinidades de cada uno de esos grupos humanos:Dios y santos católicos del blanco, los orishás afro, la luna, elsol, Capu, de los pobladores autóctonos de la región.

En el caso del catolicismo con un propósito principal, comoes la dominación y utilización del negro y del indio comoinstrumentos de producción y en el caso de éstos, como

manifestación de supervivencia cultural y de resistencia étnicacontra el invasor español, encomendero y esclavista.

Por todo ello y mucho más que podría agregarse en ladirección de esa tesis, cuando el tamunangue deriva a ser unaexpresión artística simplemente festiva o de recreación, sedesvirtúan sus valores esenciales, sus característicasprimordiales de expresión religiosa e instrumento de rebeldía yafirmación étnica ancestral y lejos ya del tiempo del dominiocolonial, los venezolanos, habitantes de una Repúblicademocrática y bolivariana, esto es soberana, independiente yanticolonialista, paradójicamente consumamos, llevamos acabo, lo que el gobierno colonial español, lo que los frailesespañoles, misioneros y doctrineros, no lograron concluir:despojar al pueblo venezolano, despojarnos nosotros mismos,de nuestros instrumentos de resistencia que son lasexpresiones ancestrales del patrimonio cultural, como, porejemplo, lo es o fue, el tamunangue o los tamunangues.

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Impresión:Servicio Autónomo Imprenta

Oficial del Estado LaraDirector: Eleazar Arce U.

Diagramación: Dulce Rodríguez