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  Iconos. Revista de Ciencias Sociales Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Académica de Ecuador [email protected]  ISSN (Versión impresa): 1390-1249 ECUADOR  2004 Carlos Espinosa RESEÑA DE "TRAS LAS HUELLAS DE RUMIÑAHUI" DE TAMARA ESTUPIÑÁN Iconos. Revista de Ciencias Sociales, mayo, número 019 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Académica de Ecuador Quito, Ecuador pp. 154-156 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México  

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  • Iconos. Revista de Ciencias SocialesFacultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Acadmica de [email protected] ISSN (Versin impresa): 1390-1249ECUADOR

    2004 Carlos Espinosa

    RESEA DE "TRAS LAS HUELLAS DE RUMIAHUI" DE TAMARA ESTUPIN Iconos. Revista de Ciencias Sociales, mayo, nmero 019

    Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Acadmica de Ecuador Quito, Ecuador

    pp. 154-156

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

  • Tamara Estupin,Tras las Huellas de Rumiahui,FONSAL,Trama, Quito, 2003.

    Iconoclasia o cvica alternativa

    Tras las huellas de Rumiahui explora las ml-tiples y contradictorias imgenes de este per-sonaje que figura en las crnicas espaolas yen el imaginario nacionalista de mediados delsiglo XX. La minuciosa revisin de las fuentesescritas y de representaciones visuales permi-te a Estupin realizar una triple tarea: escla-recer quien fue el Rumiahui histrico, ex-plorar los sucesivos pasos del proceso de suidealizacin a manos de la historiografa na-cionalista y desmitificar esta visin mtica. Aldemostrar los errores de la visin oficial deRumiahui, Estupin toma distancia de lahistoriografa nacionalista de los aos 30 y40, aunque retiene su caracterstica aspiracinde que el pasado debe servir de gua cvica.

    La historiografa nacionalista que surgien torno a la crisis del estado oligrquico y laderrota del 41 ubic los orgenes de la nacinecuatoriana en pocas remotas y neg la con-flictiva diversidad de esta regin en la pocaprehispnica y colonial. Se postul una nacio-

    nalidad ecuatoriana homognea que siemprehaba existido -sea en calidad de colectividadindgena enfrentada con los espaoles o denacin mestiza-. El culto a Rumiahui es elproducto de la bsqueda de orgenes remotosy de la insistencia en la unidad de la patria.En la mitologa nacional, Rumiahui -comomuestra Estupin-figuraba como guerreroquiteo perteneciente a la estirpe dinsticashiri que combati a los espaoles en defensade la libertad de toda la nacin ecuatoriana.Pero, quin era el Rumiahui histrico? Larespuesta de Estupin, muy distinta a la ver-sin oficial, es que era un mitim oriundo delos Andes Centrales que luch contra los es-paoles no en nombre de los indgenas quite-os, o mucho menos de una aun inexistentenacionalidad ecuatoriana, sino de los miti-maes que conformaban el grueso de las fuer-zas de ocupacin incaicas en Quito.

    Tal desmitificacin de Rumiahui consti-tuye un golpe severo para el ciudadano pro-medio socializado en el imaginario naciona-lista y tambin para los maestros de escuela ycuidadores de monumentos que han servidode custodios de los smbolos patrios. Para losexpertos en historia andina, en cambio, elRumiahui de Estupin no es una sorpresa.El Rumiahui mtico era un subproducto delmito del reino de los shyris ya que era la su-puesta fusin de las dinastas Shiri e Inca quehaca creble la improbable figura de un gene-ral Inca de origen quiteo que logr aglutinara la nacin quitea detrs una accin despe-rada para salvar el dominio incaico. Pero elmarco interpretativo del reino de los shirisfue totalmente descartado por la historiogra-fa andina de los aos 80, tal como ya habaocurrido entre la generacin de historiadorespositivistas de la vuelta del siglo. No es casualque Frank Salomn, quien resalt la multipli-cidad de seoros prehispnicos en una obraclebre de los aos 70, luego calific a Rumi-ahui de general Inca y afirm que ste ylos otros generales incas movilizaron a lascolonias mitimaes contra los espaoles perono lograron aglutinar a los caciques quiteosque plegaron a los espaoles1.

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    1 Frank Salomn, Una nueva visin de la conquista,en La Nueva Historia del Ecuador, Corporacin Edi-tora Nacional, Quito, vol. 3, pp. 104-105.

  • A pesar de tener antecedentes, la lecturade Rumiahui elaborada por Estupin po-see matices fascinantes. Entre ellos se destacala demostracin de que Rumiahui buscproteger la dinasta de Atahualpa mientras s-te estaba detenido en Cajamarca, en lugar deusurpar el poder para fundar una dinastapropia. Ello explica -segn Estupin- porqu Rumiahui no asesin a los hijitos deAtahualpa que eran potenciales herederosdel Inca. Igualmente fascinante resulta la afir-macin de que el tesoro Inca de Quito nofue transportado, ni siquiera parcialmente, aCajamarca, sino que fue recogido y custodia-do por Rumiahui. Todo lector de las crni-cas sabe que Rumiahui se apropi de los te-soros y mujeres del Inca en Quito y se los lle-v a los Yumbos, pero ningn historiador an-terior a Estupin haba descartado de mane-ra tan categrica que ninguno de los bienessuntuarios posedos por Atahualpa fue envia-do a Cajamarca para pagar el rescate. Mi ni-ca crtica a la reconstruccin histrica querealiza Estupin es la forzada distincin en-tre el Quito aborigen y el Quito Inca. ElQuito aborigen es -de acuerdo al libro- elasentamiento de Quito al borde del Pichin-cha que llevaba ese nombre antes de la ocupa-cin Inca, mientras el Quito Inca era unajurisdiccin del imperio Inca correspondientea la sierra norte y central del actual Ecuador.Pero esta nomenclatura genera distorsionestales como calificar de Quito aborigen al mi-nsculo centro administrativo Inca que ope-raba en el entorno del Quito aborigen al bor-de del Pichincha o proponer que el tesoroguardado en dicho centro administrativo incaera aborigen porque se encontraba en este lu-gar. No habr consistido ms bien en objetosde oro y plata y ropa de estilo Inca que fun-cionaban como smbolos de poder y objetosde culto entre la elite incaica?

    El aporte ms valioso de Estupin, sin em-bargo, no es el esclarecimiento del Rumiahuihistrico -en contraste con el personaje mtico-sino la crtica a la memoria colectiva y la deta-llada genealoga de la progresiva idealizacinde Rumiahui en la historiografa nacional.

    El enfrentamiento con los mitos de la na-cin ha sido la tnica de las ciencias socialesecuatorianas desde la publicacin de EntreMitos y Fbulas del arquelogo Ernesto Sala-zar. El programa iconoclasta ha sido fructfe-ro ya que los mitos nacionales negaban la di-versidad y fomentaban un peligroso e impo-sible revisionismo territorial. Estupin enesta obra culmina el desmantelamiento de losmitos sobre la antigedad, extensin y eternaunidad de la nacin que se forjaron para le-vantar el ego colectivo y sustentar los recla-mos territoriales del Ecuador tras la derrotadel 41. No obstante, su desmitificacin correel riesgo de ser estril si es que su nico fin esservir al desgastado ideal positivista de la ob-jetividad. Estupin evade esta trampa al se-alar que sus crticas a la mitologa naciona-lista apuntan a una comunidad poltica quetal como la antigua Roma fue formada depersonas de distinta procedencia y siempre hasido por tanto irreduciblemente diversa. Latarea pedaggica de construccin de un nue-vo concepto de ciudadana -una suerte decurso de cvica alternativa-, que aceptara ladiversidad y fundamentara la convivencia noen una esencia compartida sino en un contra-to social, explica tanto la claridad de la prosadel libro como sus recursos didcticos (la cro-nologa y el cuadro sinptico de frases clavesde la crnicas).

    La genealoga de la progresiva mitificacinde Rumiahui es el corazn de este magnifi-co libro. Con el tiempo Rumiahui sufriuna transformacin: pas de ser el tiranocruel y usurpador que figura en las crnicasespaolas para legitimar la interrupcin de lasucesin dinstica incaica provocada por laConquista espaola, a ser un hroe militar deorigen quiteo que defendi el territorio na-cional. Llama la atencin la demostracin deEstupin de que esta visin idealizada deRumiahui no est presente en la obra crio-llista de Juan de Velasco -fuente de una bue-na parte del imaginario nacional ecuatoriano-. El Rumiahui hroe, si bien deba mucho ala ficcin del reino de los shiris, tuvo que es-perar -segn Estupin -la Revolucin Libe-

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  • ral y la Guerra del 41. Fue Gonzalo RubioOrbe quien en su Biografa de Rumiahui de1942 remat la idealizacin de Rumiahui alproponerlo como modelo para dejar atrs lasdivisiones internas y la cobarda que conduje-ron a la debacle del 41. Mi nica objecin ala genealoga conceptual expuesta por Estupi-n es que fue la crisis del estado oligrquicode los aos 30 y no la Revolucin Liberal laque prepar la respuesta historiogrfica a latragedia del 41. En toda la regin andina, losaos 30 atestiguaron una redefinicin de lacomunidad poltica que buscaba la inclusiny la cohesin. sta encontr en los indgenaso en el mestizaje la identidad apropiada paranaciones incluyentes y cohesivas.

    En resumen, Tras las huellas de Rumiahuies una obra importante que esclarece un per-sonaje histrico clave, devela su progresivamitificacin y lo desmitifica en nombre deuna cvica alternativa. En vista del virtual si-lencio de los historiadores en los ltimosaos, la obra de Estupin abre la posibilidadde una renovacin de la historiografa ecuato-riana. Esperemos que su ejemplo inspire unanueva ola de estudios histricos dotados desentido pblico.

    Carlos EspinosaPh.D en Historia de la Universidad de Chicago

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