TRANSICIONES EN EL FUTBOL

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1 LA FASE DE TRANSICIÓN EN EL FÚTBOL: ORGANIZACIÓN Y PROPUESTAS PARA SU ENTRENAMIENTO PARTE I: 1. El estudio de la fase de transición y su importancia en el juego actual. 2. La transición defensiva: 2.1. Formas de organización y actuación colectiva 2.1.1. Defensa circunstancial hacia la defensa presionante 2.1.2. Defensa circunstancial hacia la defensa de contención 3. La transición ofensiva: 3.1. Formas de organización y actuación colectiva 3.1.1. El contraataque o ataque rápido 3.1.2. La transición hacia el ataque organizado 4. El entrenamiento táctico de la fase de transición. 5. Ejercicios de aplicación práctica LUIS CASAIS Licenciado y doctor en Ciencias de la actividad física y el deporte. Licenciado en Psicología Profesor de Alto Rendimiento en Fútbol en la Facultad de Ciencias de la educación y el deporte de Pontevedra, Universidad de Vigo .Profesor de varios masters de fútbol: master universitario en Preparación Física de la RFEF, master de Dirección y entrenamiento de equipos de fútbol de la RFEF, master de detección y formación del talento en jóvenes futbolistas de la RFEF. Miembro del grupo de investigación “Análisis del rendimiento en deportes colectivos” de la Universidad de Vigo . Ex preparador físico de varios equipos de fútbol (segunda división, segunda B, tercera) . Autor de varias publicaciones y artículos relacionados con diversos aspectos del entrenamiento y enseñanza del fútbol . Ponente en congresos nacionales e internacionales

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LA FASE DE TRANSICIÓN EN EL FÚTBOL: ORGANIZACIÓN Y

PROPUESTAS PARA SU ENTRENAMIENTO

PARTE I:

1. El estudio de la fase de transición y su importancia en el juego actual.

2. La transición defensiva:

2.1. Formas de organización y actuación colectiva

2.1.1. Defensa circunstancial hacia la defensa presionante

2.1.2. Defensa circunstancial hacia la defensa de contención

3. La transición ofensiva:

3.1. Formas de organización y actuación colectiva

3.1.1. El contraataque o ataque rápido

3.1.2. La transición hacia el ataque organizado

4. El entrenamiento táctico de la fase de transición.

5. Ejercicios de aplicación práctica

LUIS CASAISLicenciado y doctor en Ciencias de la actividad física y el deporte. Licenciado en Psicología Profesor de Alto Rendimiento en Fútbol en la Facultad de Ciencias de la educación y el deporte de Pontevedra, Universidad de Vigo .Profesor de varios masters de fútbol: master universitario en Preparación Física de la RFEF, master de Dirección y entrenamiento de equipos de fútbol de la RFEF, master de detección y formación del talento en jóvenes futbolistas de la RFEF. Miembro del grupo de investigación “Análisis del rendimiento en deportes colectivos” de la Universidad de Vigo . Ex preparador físico de varios equipos de fútbol (segunda división, segunda B, tercera) . Autor de varias publicaciones y artículos relacionados con diversos aspectos del entrenamiento y enseñanza del fútbol . Ponente en congresos nacionales e internacionales

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1. EL ESTUDIO DE LA FASE DE TRANSICIÓN Y SU IMPORTANCIA EN EL

JUEGO ACTUAL.

En la mayoría de los juegos deportivos colectivos de participación simultánea y

espacio compartido, o juegos de invasión, como el caso del fútbol, a la hora de describir

funcionalmente el juego se suele asumir la presencia de cinco momentos o fases,

diferenciados en función de sus objetivos tácticos y los procedimientos empleados.

Intuitivamente, los primeros análisis llevaron a identificar dos fases: el ataque y la

defensa (Mahlo, 1981; Bayer, 1986; Hernández Moreno, 1994), aunque en deportes como

el fútbol, en los que el espacio es más amplio y la presencia de jugadores mayor, no

resulta fácil pasar tan rápidamente de una fase a otra, por lo que se requiere de un

tiempo de adaptación o re-equilibrio para resituarse desde el punto de vista táctico. Se

trata de la fase de transición, que engloba comportamientos diferenciados en el caso de

pasar a defender después de un ataque (transición defensiva o transición ataque-

defensa), o pasar a atacar después de una acción defensiva (transición ofensiva o

transición defensa-ataque). El quinto momento, diferenciado por sus especiales

características, sería el concerniente a todas

las situaciones a balón parado.

La definición operativa del

funcionamiento del equipo en estos cinco

momentos podría definirse como el modelo de

juego (que en la práctica puede llevarse a cabo

a través de uno u otros sistemas de juego).

La organización funcional de cada uno

de esto momentos es peculiar y se somete a

unas pautas tácticas especificas y propias de

cada momento, concretadas en los

procedimientos tácticos a emplear. En el caso

del fútbol, parece asumirse una jerarquía

proporcional de cada uno de ellos, ya que todos tienen una importancia teórica en el

juego.

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En la práctica, equipos y entrenadores proponen modelos bastante diferenciados

para la concreción de cada una de estas fases del juego, con diferentes organizaciones

funcionales, y formas de entrenamiento distintas. Así, no todas las fases del juego están

igualmente sistematizadas, no se reconoce la misma importancia a todas ellas, no se les

dedica (ni por asomo) el mismo tiempo de entrenamiento, etc... aunque es cierto que en

las prácticas de diferentes países, escuelas y entrenadores pueden observarse

importantes diferencias.

Es común reconocer que casi todos los equipos tienen una fase defensiva más

organizada a nivel táctico, con pautas más concretas de actuación (posicionamiento,

acciones a realizar, protagonistas,....), frente a un ataque más libre (aunque existen

casos de equipos que realizan ataque organizado, éste se ejecuta con premisas de

acción más amplias y abiertas que en el caso de la acción defensiva).

Las situaciones a balón parado, dado que existe un tiempo para su preparación,

permiten llevar a cabo disposiciones y acciones conocidas, siendo el momento del juego

más proclive a una organización más exhaustiva (tanto en ataque como en defensa los

jugadores suelen conocer sus zonas y momentos de actuación, los procedimientos a

emplear, etc...).

Las fases de transición (ofensiva o defensiva) son momentos del juego en los que

resulta más difícil ofrecer pautas de organización concretas, ya que, por su naturaleza,

son imprevistas, abiertas (se desconoce cuántos jugadores podrán participar, en qué

condiciones, en qué zonas, etc...) y lo que habría que añadir unas especiales

condiciones espaciales (la acción de juego en estos momentos se desarrolla en espacios

amplios) y temporales (se trata de acciones que suelen realizarse a altas velocidades).

En el fútbol actual, la importancia de las fases de transición se antoja decisiva,

ya que es uno de los momentos donde la organización colectiva es más difícil, y de su

resolución efectiva se derivan gran parte de las situaciones que desequilibran el

resultado final.

La media de los goles conseguidos en un partido ha bajado notablemente en los

últimos cuarenta años, situándose en una media bastante estable en los últimos 10

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años (en torno a los 2,2-2,6 goles por partido) (Gómez, 2000; Mombaerts, 2000; López,

2001; Casáis y Lago, 2006).

Del total de los goles conseguidos en un partido, entre un 25-40 % se originan

en situaciones a balón parado, y el 50% de los goles en acción de juego corresponden a

las fases de transición (ataques rápidos y contraataques), frente al resto de goles

conseguidos a través de ataques directos o ataques combinativos (Hughes, 1990;

Garganta, 1997; Romero, Utrilla y Morcillo, 1997; Mombaerts, 2000; Grehaigne, 2001;

Rincón y Ramos, 2002; Casáis y Lago, 2006).

Theodurescu (1984) ya avanzaba que la evolución táctica del juego podría

resumirse en base a una serie de conclusiones, entre las que destacaba la importancia

de las situaciones de transición, cara al ataque (contraataque), y cara a la defensa

(balance defensivo), ya que las acciones entre 2-3 jugadores, ejecutadas a gran

velocidad son la base de las acciones ofensivas que acaban en gol. Igualmente,

Mombaerts (2000), concluye que la duración de la fase ofensiva se caracteriza por su

brevedad, ya que la mayoría de los goles se consiguen en menos de 15 segundos (las

secuencias de pases reducidas resultan más eficaces: entre 1-4 pases se consiguen el

75% de los goles en juego).

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Grehaigne (2001) constata también la importancia de este aspecto, ya que los

ataques rápidos constituyen las acciones de ataque más peligrosas: las jugadas que

acaban en gol no sobrepasan los 3-4 toques (antes, ya Bate, 1988, en Garganta, 1997,

había observado que la probabilidad de marcar disminuye de manera espectacular sea

cual sea la zona de entrada del balón a la zona de finalización contraria si la acción

ofensiva supera los 5 pases, ya que daría suficiente tiempo a una reorganización

defensiva eficaz). Garganta (1997) muestra que la resolución de la acción ofensiva se

caracteriza por una corta duración (menos de 10 segundos) y una secuencia corta de

pases (5 o menos pases). Muchos otros autores (Romero Utrilla y Morcillo, 1997; Castelo,

1999) concluyen en líneas similares. En el reciente mundial, Alemania 2006, los goles

conseguidos con ataques rápidos o simplificados (secuencia de 4 pases o menos) han

supuesto un 33,3% de los goles (un 55,7% del los goles conseguidos en juego), siendo

marcados a través de juego combinativo un 26,5% de los goles (44,3% de los goles en

juego)

De esta manera, queda de manifiesto la imperiosa necesidad de dotar a los

equipos de unas pautas de organización del juego en estas situaciones: recuperar

rápidamente el equilibrio defensivo, y aprovechar al máximo la desorganización del

rival para realizar el ataque.

2. LA TRANSICIÓN HACIA LA

DEFENSA: DEFENSA

CIRCUNSTANCIAL O BALANCE

DEFENSIVO.

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El proceso defensivo representa la fase del juego en la cual el equipo lucha con

hacerse con la posesión del balón con la pretensión de realizar acciones ofensivas, sin

cometer infracciones ni permitir que el rival obtenga un gol (Teodurescu, 1984). Esta

fase defensiva se establece con

base a acciones de marcaje, que

plasman la presencia física de los

defensores sobre los atacantes

expresando una oposición colectiva

que persigue la anulación de

adversarios y espacios libres,

concretando así dos objetivos

básicos de la defensa: la

recuperación del balón (quitar la

iniciativa al adversario) y la defensa

de la portería (impedir el gol)

(Castelo, 1999). El objetivo básico

de la defensa es restringir el tiempo

y el espacio disponible de los

atacantes, manteniéndolos bajo

presión y negándoles la posibilidad

de poder progresar en el terreno de

juego.

La fase defensiva del juego puede desarrollarse siguiendo unas premisas de

realización concretas y cerradas (zona del campo en la que situarse, acciones a llevar a

cabo, protagonistas a intervenir, misiones especificas a realizar, ....) o dejarse a una

ejecución más abierta, basada en la interpretación del juego por parte de los jugadores-

equipo. Es lo que se conoce como defensa organizada o defensa libre, respectivamente.

Prácticamente todos los equipos se decantan por una forma colectiva organizada. Se

trata entonces de determinar el modelo táctico general o método de juego en defensa

(Garganta, 1997; Castelo, 1999; Grehaigne, 2001; Vales, 2004). Luego, habrá que

especificar los procedimientos a emplear de forma grupal o colectiva para llevar a cabo

el modelo táctico elegido: es lo que se conoce como medios tácticos, modelos tácticos

específicos defensivos, principios defensivos, procedimientos defensivos, etc. (Menotti,

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1988; Conde y Argibay, 1994; Vales, 1996; Mercé, 1998; Castelo, 1999; Martín, 2000;

Grehaigne, 2001; Cano, 2001).

Básicamente se puede hablar de dos maneras de organizar la acción defensiva:

La defensa organizada, en la que el equipo tiene tiempo para asumir una

ocupación del terreno y disposición de los jugadores más o menos eficaz para

establecer la fase defensiva, y ésta se desarrolla en base a unos criterios previamente

establecidos. En la defensa organizada, la estructuración de la fase defensiva está

prevista y definida de antemano, ya que se conoce la ubicación de los jugadores, la

colocación y posicionamiento del bloque defensivo, y las acciones colectivas a

desarrollar.

Se trata de adquirir una agrupación prevista y coordinada en espacio y tiempo

para obstaculizar la acción ofensiva del rival o impedirla (recuperar la posesión). Se

manifiesta cuando hay tiempo para organizarse colectivamente.

Dentro de la defensa organizada puede hablarse de varios tipos de organización:

- organización ofensiva o defensa presionante, en la que se busca recuperar la

posesión del balón, tomando la iniciativa del juego, para dirigir la acción ofensiva

del rival o para arrebatarle de forma activa el balón (no esperar a que lo pierda)

- organización en repliegue o defensa de contención, en la que se privilegia la

defensa de la portería propia, se la da la iniciativa y el espacio al rival.

La defensa circunstancial, es aquella en la que el equipo no tiene tiempo para la

reorganización defensiva, y debe hacer frente al ataque rival de forma rápida,

imprevista y muchas veces en inferioridad numérica o espacial. Se trata de la defensa

de urgencia en la fase de transición defensiva del juego.

2.1. Formas de organización y actuación colectiva en la defensa

circunstancial.

La fase de transición defensiva será el momento del juego que se sitúe entre la

pérdida propia del balón (interrupción del ataque) y la fase de defensa organizada. En

función del tipo de defensa organizada a asumir, podrán darse diferentes formas de

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reorganización defensiva en la fase de transición defensiva: transición hacia una

defensa presionante o transición hacia una defensa de contención.

La defensa circunstancial se da ante situaciones imprevistas y requiere de una

actuación adaptativa de los defensores, ya que no hay tiempo para la reorganización

defensiva y la ocupación óptima de los espacios defensivos. También se ha denominado

balance defensivo o recuperación defensiva (Castelo, 1996, 1999) que comienza tras la

imposibilidad de robar el balón o evitar la progresión del ataque, y lleva al equipo a la

ocupación del dispositivo defensivo previamente decidido, o defensa en persecución

(Mombaerts, 2000), caracterizada por una relación desfavorable al equipo defensor y

cuyo objetivo básico será frenar la acción del ataque y proteger la portería, ya que las

condiciones de tiempo, espacio, y efectivos numéricos no permiten otra cosa.

Se realizará a través de

diferentes procedimientos tácticos o

modelos tácticos específicos. Un

modelo táctico específico es un

conjunto de ejecuciones técnico-

tácticas, realizadas por el equipo sin

posesión del balón (formas de

organizar-llevar a cabo la defensa).

Son los instrumentos con los

que cuenta el equipo para llevar a cabo de forma individual, grupal o colectiva la idea

defensiva prevista. Desde la Escuela Nacional de Entrenadores se les denomina

principios defensivos, denominación que comparten Queiroz (1983), Conde y Argibay

(1994), Garganta (1997), Castelo (1999), Cano (2001), Martín (2001) o Lago (2001). .

La defensa circunstancial suele organizarse en dos momentos o subfases.

En un primer momento se busca neutralizar la acción ofensiva, ya que la situación

de la defensa suele ser deficitaria por existir inferioridad numérica o mala disposición

espacial (a través de faltas, provocar fuera de juego, interceptaciones)

Posteriormente busca facilitar-recuperar el equilibrio defensivo, que en esos

momentos está deteriorado (ganar tiempo para restablecer la estructura defensiva: a

través de la presión al portador del balón o de la temporización), de forma que el mayor

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número posible de jugadores pueda retornar (repliegue) a las posiciones defensivas

establecidas para la defensa organizada. Si ello se logra, finaliza la defensa

circunstancial y se pasa a establecer la acción defensiva en base al formato de defensa

organizada previamente determinada.

Existen diferentes opciones de realización,

que deben estar en sintonía con el planteamiento

defensivo seleccionado para llevar a cabo en la

defensa organizada, de manera que un equipo que

utilice la defensa organizada presionante buscará

fórmulas de actuación diferentes a las de un

equipo que emplee la defensa organizada de

contención.

2.1.1. Defensa circunstancial hacia la defensa

organizada presionante:

Este modelo defensivo busca limitar la

capacidad de acción del rival, cortando su

iniciativa y “atacando” la posesión del balón. Es

un planteamiento muy agresivo y con alto riesgo defensivo, ya que suele buscar una

recuperación inmediata del balón: en la zona donde se ha perdido, o forzando la pérdida

del rival. En realidad lo que se persigue es minimizar la propia fase de transición

defensiva, activando lo antes posible la defensa organizada presionante. Se pueden

emplear entonces varios procedimientos para organizar la transición hacia una defensa

presionante:

- los jugadores más cercanos al balón activan de forma instantánea el pressing,

mientras el resto de los defensores complementan la presión cerrando las posibles

líneas de pase, con un posicionamiento idéntico al que el equipo tenía al perder el

balón (se trata de no dar tiempo ni espacio al rival para iniciar la acción ofensiva)

- parte de los jugadores disponibles hacen presión al jugador con balón

disminuyendo la calidad del ataque y decelerando la progresión para dar tiempo a

un cierto repliegue defensivo. El resto de los jugadores repliegan y ocupan las

zonas previstas para activar el pressing.

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- parte de los jugadores hacen presión al jugador con balón para recuperar la

posesión y el resto adelantan su posición para provocar fuera de juego de los

posibles receptores

2.1.2. Defensa circunstancial hacia la defensa organizada de contención:

Utilizará medios tácticos que permitan ralentizar o anular en el inicio el ataque

rival, acudir rápidamente a las zonas de mayor compromiso defensivo, para poder

establecer una estructura defensiva de gran densidad y número de jugadores por

detrás del balón. Lo que se busca, fundamentalmente, es ganar tiempo para una

organización defensiva eficaz en las zonas cercanas a la portería propia.

Se pueden emplear entonces varios procedimientos para organizar la transición

hacia una defensa de contención:

- el defensor más cercano al jugador con balón intenta abortar el ataque realizando

una falta táctica, el resto de los compañeros repliegan o se sitúan por detrás para

reducir la gravedad de la sanción disciplinaria (evitar la expulsión).

- el defensor del jugador con balón realiza temporización defensiva para dificultar la

progresión directa y el resto hacen repliegue hacia la portería, colocándose en

disposición de realizar coberturas al defensor del jugador con balón.

3. LA TRANSICIÓN HACIA EL ATAQUE:

La otra perspectiva desde la que se debe analizar la fase de transición es la que

permite recuperar la posesión del balón y pasar a la situación ofensiva.

Para Castelo (1999) existen diferentes formas de organizar el ataque, lo que

entiende por métodos del proceso ofensivo:

- Contraataque: forma de organización caracterizada por una rápida transición

desde la fase defensiva a la ofensiva, inmediatamente después de la

recuperación del balón, con una disminución del tiempo de construcción del

ataque, elevado ritmo de circulación de balón y simplicidad del proceso

ofensivo (bajo número de jugadores)

- Ataque rápido: se fundamenta en un ataque rápido y vertical, con una alta

velocidad en la progresión del balón

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- Ataque posicional: caracterizado por una alta elaboración de la fase de

construcción del proceso ofensivo, con el equipo manteniendo un bloque

permanente para crear condiciones favorables para la progresión y

finalización de la acción ofensiva.

Mombaerts (1998, 2000) comenta dos formas básicas de establecer la acción

ofensiva: el ataque organizado o de posición, y el ataque rápido. El ataque organizado

se basa en una conservación colectiva del balón (a partir de apoyos, creación y

utilización de espacios libres..), para crear un desequilibrio en la defensa contraria (a

partir de la fijación y cambio de orientación, desdoblamientos, paredes, movilidad de

los jugadores..) con el fin de obtener situaciones de finalización claras. El ataque rápido

se basa en el aprovechamiento de la desorganización defensiva del rival para impedir

su reagrupamiento.

Konzag (1995), entiende que el ataque puede llevarse a cabo a través del ataque

rápido o contraataque, o bien con el ataque de posición (diferenciando un ataque con

foco de progresión más rápido y convergente, que sería el ataque por el centro, y un

ataque más elaborado con foco de progresión divergente, o ataque de banda).

Esta propuesta es básicamente respetada en diferentes escuelas: portuguesa, inglesa,

francesa, alemana, española, etc….. Se hará a partir de aquí una síntesis que permita organizar

mejor los diferentes modos de llevar a cabo la acción ofensiva (Alonso, 1996; Vales, 1996; Conde,

1998; Martín Doblado, 2000).

3.1. Formas de organización y actuación colectiva de la fase de transición

ofensiva. Al igual que se había hecho en el caso de la transición defensiva, se tendrá que

partir de dos elementos fundamentales. Por un lado determinar los medios tácticos

específicos o principios ofensivos a emplear, y por otro, adecuar su uso a la intención

táctico-estratégica del equipo, ya que el modelo táctico general ofensivo empleado

puede modificar los comportamientos a realizar por los jugadores.

De esta manera, habrá equipos que privilegien un uso inmediato y preferente del

momento de desorganización defensiva que se da en este periodo del juego para activar

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el contraataque, mientras que otros equipos, que opten por un mayor control del juego a

través del juego combinativo, emplearán la recuperación del balón como inicio del

ataque organizado con énfasis en la conservación y progresión controlada del balón.

3.1.1. El contraataque o ataque rápido

Se trata de un modelo táctico general ofensivo fundamentado en una transición

rápida después de la recuperación del balón, con el fin de aprovechar la

desorganización defensiva momentánea del rival que ha perdido la posesión. Se define

por necesitar un bajo número de participantes, con lo que no se altera la organización

defensiva propia, aprovechar los espacios libres dejados por el equipo rival, a través de

combinaciones y acciones rápidas y se fundamenta en una recuperación de balón en la

zona de inicio o construcción del ataque rival (poca distancia a la portería rival).

Para su aplicación se requieren de una serie de procedimientos tácticos:

creación, ocupación, y aprovechamiento espacios libres, desmarques, cambios de

orientación y paredes, principalmente. Se puede diferenciar entre:

Contraataque organizado:

En él se determinan las bases para la realización de la acción ofensiva: zona

prevista de recuperación, acciones de inicio y finalización del contraataque.

1. Robo de balón 2. Progresión rápida y finalización

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- Fase inicial: tiende a buscarse la recuperación del balón en zonas favorables:

dejar que el rival se despliegue en ataque y deje espacios a su espalda

- se necesita aplicar procedimientos de recuperación activos (presión)

- después de la recuperación se construye rápidamente el ataque a través de la

progresión individual o pases en profundidad, acompañados de desmarques

de ruptura

- Fase intermedia: busca la progresión hacia la portería rival en el menor

tiempo posible, aprovechando los espacios libres y la desorganización

defensiva del rival

- Los jugadores de segunda línea acompañan la acción para crear una línea de

rechace o para ofrecer una continuación de la jugada en caso de no prosperar

la progresión directa

- Finalización: los jugadores implicados en el contraataque deben buscar de

forma vertical la portería o a los últimos defensores, ya que usualmente se

encuentran en situación de desventaja (sin ayudas defensivas, sin posibilidad

de cobertura, con riesgo de expulsión por cometer una falta,…)

Contraataque libre o imprevisto:

Se configura por el robo en la línea defensiva del rival o tras errores no forzados, y

suelen requerir solamente de la finalización individual o de un pequeño número de

jugadores. No se conocen de antemano las acciones a realizar por los jugadores,

dejando a éstos la interpretación de la situación.

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3.1.2. La transición hacia el ataque organizado

Existen otros equipos que encaminan su filosofía ofensiva hacia el control del

juego, dejando de lado la realización del contraataque. Suelen ser equipos que, o bien

no están dotados de las condiciones necesarias para explotar con éxito el contraataque

(jugadores que recuperen activamente el balón a través de la presión, delanteros o

jugadores de segunda línea con altas prestaciones de velocidad,….) o bien consideran

que obtendrán mayor éxito en las acciones ofensivas a través del juego combinativo. Se

trata de equipos que buscan un mayor control del juego y que prefieren realizar una

acción ofensiva más organizada, buscando tiempo para activar los mecanismos que

utilizan para su idea principal de ataque. En el caso del ataque directo se hace llegar el

balón a los lanzadores del ataque y se deja que los jugadores protagonistas de la acción

ofensiva lleguen a sus posiciones prioritarias de actuación (jugadores de disputa,

jugadores de rechace o segunda línea). En el caso del ataque combinativo se pretende

una construcción, progresión y finalización ordenadas, buscando que los responsables

de dichas labores participen más activamente, para lo cuál debe darse tiempo para que

ocupen determinados espacios, etc.

En realidad, esta manera de entender la transición ofensiva deja un tanto de lado

las posibilidades de aprovechar la posible desorganización defensiva del rival,

priorizando totalmente la idea de ataque organizado.

Al igual que ocurría en la situación anterior, la transición hacia el juego

combinativo o directo se realizará a través de unos determinados procedimientos

tácticos: temporizaciones ofensivas, apoyos o ayudas permanentes, paredes, etc…

4. EL ENTRENAMIENTO TÁCTICO DE LA FASE DE TRANSICIÓN.

Un aspecto decisivo a debatir en el entrenamiento táctico es el uso de tareas de

entrenamiento táctico en consonancia con lo que solicita el juego, la competición. En la

práctica del entrenamiento táctico, es común el predominio de tareas encaminadas

hacia el modelo de ataque organizado y la defensa organizada, dando lugar a mejoras

funcionales en los equipos ante unas situaciones del juego determinadas, y, hasta

cierto punto, previsibles y estándar. Ello lleva a que sea habitual observar cómo los

equipos se manejan con criterio a la hora de defender en una primera fase de la acción

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defensiva, en la que el balón es puesto en juego por el rival por parte de su portero o la

línea defensiva, estando prácticamente todo el equipo defensor por detrás del balón.

Igualmente, a la hora de iniciar la acción ofensiva, ésta suele comenzar desde la

posición el portero o la línea defensiva, marcando claramente las pautas

comportamentales para llevar a cabo en la fase de inicio, construcción, y finalización.

Sin embargo, si se realiza un recuento de los volúmenes parciales dedicados en

las planificaciones tácticas a los distintos apartados que configuran el modelo de juego

de un equipo, puede observarse que muchas veces se dejan de lado otras facetas como

el ataque o la defensa en las fases de transición y en las acciones a balón parado, que,

paradójicamente, son los momentos en los que se genera mayor desequilibrio entre los

equipos. Este aspecto debe ser objeto de una necesaria reflexión, con el fin de dotar al

proceso de entrenamiento táctico de una verdadera coherencia, entrenando en su justa

medida, ya sea por razones probabilísticas o funcionales, todos los elementos que

configuran el juego.

Anteriormente se ha intentado justificar la importancia táctica de la fase de

transición, tanto desde el punto de vista ofensivo como defensivo, y se han mostrado las

diferentes posibilidades de organización de las mismas. A continuación, se presentan

algunas propuestas de tareas de aplicación para desarrollar este importante contenido

táctico.

EJERCICIOS DE APLICACIÓN PRÁCTICA

1.- TRANSICION ATAQUE-DEFENSA: transición hacia la defensa:

A continuación se muestran una serie de ejercicios de aplicación para la fase de

transición ataque-defensa. Se exponen siguiendo las diferentes posibilidades de acción

táctica, desde modelos con mayor riesgo (activación instantánea de la acción defensiva

tras pérdida del balón, modelos de activación rápida del pressing, o de recuperación del

balón a partir de provocar el fuera de juego), hasta modelos de menor riesgo que buscan

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neutralizar la acción ofensiva rival o ganar tiempo para organizarse a nivel defensivo y

pasar a realizar defensa organizada.

1.1- Activación instantánea de la acción defensiva presionante. Tarea 1: 9*9 +

1 comodín, en tres cuartos de campo.

El equipo oscuro inicia el ataque pasando a campo contrario, si se da pérdida de

balón los jugadores más cercanos al balón inician presión de forma inmediata, buscando

2*1, favorecidos por su superioridad numérica. La línea defensiva se posiciona adelantada

para reducir espacios.

1.2.- Facilitar el equilibrio defensivo para iniciar defensa organizada

presionante Tarea 2: 11*11 a todo el campo con un balón, más otro optativo.

Se comienza a jugar con un balón, mientras el entrenador tiene otro en la mano.

Interesadamente, el entrenador incorpora un nuevo balón, anulando la posibilidad de

jugar sobre el balón inicial. El equipo que recupera intenta atacar de forma rápida, y el

equipo defensor tiene la consigna de realizar presión sobre el jugador con balón. Mientras

el resto de jugadores se disponen por detrás del balón para acompañar la presión y la

línea defensiva adelanta su posición para limitar los espacios

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1.3. Neutralizar la acción ofensiva.

Tarea 3: 6*6 con 1 portería (tres cuartos de campo) buscando falta táctica o

provocar fuera de juego.

El equipo rojo comienza con la posesión del balón. Su objetivo es llegar con el

balón controlado hasta la línea de 65 metros. El equipo azul intenta recuperar. Al perder la

posesión, la consigna del equipo rojo es neutralizar la acción ofensiva del rival, mediante

una falta táctica, o adelantando la línea defensiva para provocar el fuera de juego (solo si

hay pase largo o desmarque de ruptura de los delanteros azules); si no se dan esas

condiciones se realiza repliegue colectivo priorizando cerrar el carril central, y uno de los

defensores más cercanos sale a intentar hacer falta de nuevo, hasta llegar al borde del

área propia. En esta zona ya no se busca falta.

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1.4.- Facilitar el equilibrio defensivo para iniciar defensa organizada de

contención:

Tarea 4: 6*8, en tres cuartos de campo con tres porterías.

El equipo rojo comienza atacando y puede hacer gol en 2 porterías laterales. Si

pierde la posesión, el jugador más cercano realiza una temporización (nunca una entrada),

mientras el resto de jugadores realizan repliegue colectivo hacia zonas cercanas al área

propia, priorizando cerrar el carril central y orientando el ataque hacia una de las bandas.

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Tarea 5: 9*9 a todo el campo, con 2 comodines que van siempre con el equipo

que tiene la posesión.

Cuando pierda la posesión repliego a campo propio para iniciar una defensa organizada de

contención, si me hacen gol de contraataque y tengo jugadores en campo de ataque, el

gol vale doble (para forzar a participar en el repliegue o la temporización a los jugadores

más adelantados).

2.- TRANSICION DEFENSA-ATAQUE: Transición hacia el ataque:

Se muestran ejercicios de aplicación que buscan una activación inmediata del

contraataque, o bien una transición más ordenada y segura, para iniciar un ataque

organizado.

2.1.- Transición rápida. Ataque rápido o contraataque.

Tarea 6: Inicio del contraataque: Recuperación y salida rápida. 4*6 llegando a

campo contrario o hacer gol de contraataque.

El equipo azul ataca en inferioridad 4*6, e intenta llegar al área rival (1 punto),

realizar una situación de finalización dentro del área (2 puntos), o conseguir gol (3

puntos). El equipo rojo, que está en superioridad, intenta recuperar el balón. Si lo

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consigue intenta llegar rápidamente al campo rival con el balón controlado (1 punto), a

través de un pase rápido y vertical a alguno de los 2 jugadores más adelantados, y/o

conseguir gol (2 puntos).

Tarea 7: Recuperación y salida al contraataque: 6*6, contraataque tras

recuperación de balón.

Dos equipos de 6 jugadores realizan una conservación en 40*40 m, en medio

campo, al recuperar el balón inician un ataque rápido hacia la portería correspondiente.

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Tarea 8: recuperación y contraataque: 4*4 en parcela central + 2*2 por

delante.

Dos equipos de cuatro jugadores disputan un balón en la parcela central (30*30m),

tras recuperación de balón se inicia el contraataque a los dos jugadores más adelantados,

luego, incorporar al resto de jugadores (2ª oleada del contraataque).

Tarea 9: Recuperación en banda y contraataque mediante cambio de

orientación

Se inicia con una conservación de 4*(2+2) en 25*25 en una banda, 4 del equipo

azul tienen posesión y 2 defensores rojos que reciben la ayuda de un delantero y un

mediocentro para

recuperar el balón. Si lo

consiguen, la consigna

es realizar un pase

atrás a nuestro defensa

y realizar un cambio de

orientación al otro lado,

para iniciar el

contraataque. A partir

de ahí sigue la acción

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de juego hasta intentar hacer gol (2ª oleada del contraataque), mientras el equipo azul

pasa a defender.

2.1.- Transición lenta, hacia el ataque combinativo.

Tarea 10: Conservación 5*5 en 30*30 metros. En cada cuadrado hay un jugador de

apoyo. Al recuperar el balón, el primer pase es a alguno de los otros cuadrados (enviar el

balón a una zona libre).

Tarea 11: Se inicia con una conservación de balón en zona central, 5*5. Al recuperar el

balón, dar pase atrás a alguno de los 3 defensas e intentar llegar a la línea de meta rival,

dando un mínimo de 5 pases, pasando a realizar un ataque 8*5.

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