Traducción y Adaptación del Libro del Eclesiastés (Rodrigo)

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Eclesiastés (Asambleísta) 1 Palabras del Asambleísta -hijo de David- rey de Israel en Jerusalén. 2 ¡Vacío de vacíos –afirma el Asambleísta- vacío de vacíos, todo (está) vacío! 3 ¿Qué plenitud (existe) para el hombre en todo su esfuerzo con que se fatiga bajo el sol? 4 Una generación se va y otra viene, mas la tierra ha sido establecida para la eternidad. 5 El sol se eleva y el sol desciende: corre hasta su sitio y (desde) allí nace subiendo. 6 El viento marcha hacia el sur y da la vuelta hacia el norte. El viento gira haciendo círculos, y sobre sus giros vuelve. 7 Todos los ríos corren hasta el mar, pero el mar nunca será llenado: del lugar de donde los ríos bajan, (desde) allí vuelven a fluir. 8 Todas las palabras están entorpecidas: no tiene sentido de que el hombre las diga. Así también no se satisfacerán sus ojos de ver y no se saciará su oído de escuchar. 9 ¿Por qué lo que ha sido, eso mismo será? Y ¿por qué lo que se ha hecho, eso mismo será hecho? 10 El que dice y anuncia -“Mira esto: es novedoso”-, (eso mismo) ya ha existido en los tiempos que han transcurrido antes que nosotros. 11 No hay recuerdo de los antepasados ni tampoco para los que han de venir luego: no habrá para ellos memoria de parte de los que vendrán después. 12 Yo -el Asambleísta- llegué a ser rey de Israel en Jerusalén. 13 Y le permití a mi corazón buscar y analizar con sabiduría acerca de todas las cosas que han existido bajo el cielo ¡Qué pesada preocupación entregó Dios a los hijos de los hombres para tenerlos ocupados en esto! 14 Conocí a la vez todas las obras que se han hecho bajo el sol y apréndelo: ¡todas las cosas (son) vanas y albedrío de viento! 15 Lo que está desviado no puede ser corregido, y la incompletitud no puede ser medida. 16 Yo me hablé en mi interior para decirme: “Sábelo: yo me envanecí y me acostumbré al conocimiento por encima de todos los que estuvieron antes de mi en Jerusalén. Y mi corazón comprendió mucha sabiduría y ciencia” . 17 Y le permití a mi corazón conocer sabiduría y conocimiento, parábolas y ciencia. Entonces comprendí que esto es albedrío de viento, porque en la abundante sabiduría (hay) abundante reflexión; 18 pues quien añade saber, añadirá dolor. El Asambleísta Algunas palabras del Asambleísta, el hijo de David. El que también fue rey de Israel te dice: “¡Vacío de vacíos, vacío de vacíos. Todo está vacío! ¿Qué felicidad existe para el hombre luego de haberse desgastado bajo el sol?” Mi buen lector: una generación se va y otra viene, pues la tierra fue establecida para siempre. El sol sale y el sol cae: vuelve a su lugar y desde allí nace elevándose. El viento marcha hacia el sur y da la vuelta hacia el norte. Danza haciendo círculos, y sobre sus giros vuelve. Todos los ríos corren hacia el mar, pero el océano nunca será llenado: del lugar de donde los ríos bajan, desde allí vuelven a fluir.

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Eclesiastés (Asambleísta)

1 Palabras del Asambleísta -hijo de David- rey de Israel en Jerusalén. 2 ¡Vacío de vacíos –afirma el Asambleísta- vacío de vacíos, todo (está) vacío! 3 ¿Qué plenitud (existe) para el hombre en todo su esfuerzo con que se fatiga bajo el sol? 4 Una generación se va y otra viene, mas la tierra ha sido establecida para la eternidad. 5 El sol se eleva y el sol desciende: corre hasta su sitio y (desde) allí nace subiendo. 6 El viento marcha hacia el sur y da la vuelta hacia el norte. El viento gira haciendo círculos, y sobre sus giros vuelve. 7 Todos los ríos corren hasta el mar, pero el mar nunca será llenado: del lugar de donde los ríos bajan, (desde) allí vuelven a fluir. 8 Todas las palabras están entorpecidas: no tiene sentido de que el hombre las diga. Así también no se satisfacerán sus ojos de ver y no se saciará su oído de escuchar. 9 ¿Por qué lo que ha sido, eso mismo será? Y ¿por qué lo que se ha hecho, eso mismo será hecho? 10 El que dice y anuncia -“Mira esto: es novedoso”-, (eso mismo) ya ha existido en los tiempos que han transcurrido antes que nosotros. 11 No hay recuerdo de los antepasados ni tampoco para los que han de venir luego: no habrá para ellos memoria de parte de los que vendrán después. 12 Yo -el Asambleísta- llegué a ser rey de Israel en Jerusalén. 13 Y le permití a mi corazón buscar y analizar con sabiduría acerca de todas las cosas que han existido bajo el cielo ¡Qué pesada preocupación entregó Dios a los hijos de los hombres para tenerlos ocupados en esto! 14 Conocí a la vez todas las obras que se han hecho bajo el sol y apréndelo: ¡todas las cosas (son) vanas y albedrío de viento! 15 Lo que está desviado no puede ser corregido, y la incompletitud no puede ser medida. 16

Yo me hablé en mi interior para decirme: “Sábelo: yo me envanecí y me acostumbré al conocimiento por encima de todos los que estuvieron antes de mi en Jerusalén. Y mi corazón comprendió mucha sabiduría y ciencia”. 17 Y le permití a mi corazón conocer sabiduría y conocimiento, parábolas y ciencia. Entonces comprendí que esto es albedrío de viento, porque en la abundante sabiduría (hay) abundante reflexión; 18

pues quien añade saber, añadirá dolor.

El Asambleísta

Algunas palabras del Asambleísta, el hijo de David. El que también fue rey de Israel te dice:

“¡Vacío de vacíos, vacío de vacíos. Todo está vacío! ¿Qué felicidad existe para el hombre luego de haberse desgastado bajo el sol?”

Mi buen lector: una generación se va y otra viene, pues la tierra fue establecida para siempre. El sol sale y el sol cae: vuelve a su lugar y desde allí nace elevándose. El viento marcha hacia el sur y da la vuelta hacia el norte. Danza haciendo círculos, y sobre sus giros vuelve. Todos los ríos corren hacia el mar, pero el océano nunca será llenado: del lugar de donde los ríos bajan, desde allí vuelven a fluir.

Todas las palabras están agotadas: no tiene sentido para el hombre decirlas. Por tanto, no se satisfacerán sus ojos de ver y no se saciarán sus oídos de escuchar. ¿Por qué lo que fue volverá a ser? ¿Por qué lo que se hizo volverá a ser hecho? ¿Acaso no es verdad aquello de que cuando alguien pregona sobre algo, -“¡Miren esto, es la novedad!”-, ciertamente esa cosa ya existió en los tiempos que transcurrieron antes que nosotros? Más aún: ni siquiera ha de haber recuerdo de los antepasados, ni tampoco habrá para los que han de venir luego. No existirá para ellos memoria de parte de los que vendrán después.

Entonces le concedí a mi alma buscar y meditar con sabiduría acerca de todas las cosas que existieron bajo el cielo ¡Qué abrumadora preocupación ordenó Dios a los hombres para tenerlos ocupados en esta labor! En efecto, conocí todas las obras que se han hecho bajo el sol –y apréndelo, tú que lees-: ¡las cosas son vanas y querer atrapar la nada! Aquello que está desviado no puede ser corregido, y lo que está incompleto no puede ser medido. Ciertamente hablándole le confesé a mi corazón:

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“Sábelo, oh corazón mío: yo me envanecí pues alcancé conocimientos, más que todos los que me precedieron en Jerusalén. Y también mi mente retuvo mucha sabiduría y ciencia”.

Y de esta manera me permití continuar asimilando más saberes y más conocimientos -más discursos y más ciencia- para seguir descubriendo angustiosamente que esto siempre concluye en querer atrapar la nada. Pues en la demasiada sabiduría también hay demasiada reflexión dolorosa.

Resumo así: quien añade conocimientos, añade aflicciones.