Trabajo Psicología Social
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Libro Psicología Social
Autor: Estephen Worche, Joel Cooper, George R. Goehtal y James M. Olso
Capítulo: 3 y 4. El Conocimiento del yo y La Presentación del yo.
3.1Valoración
Una forma de conocernos mediante la valoración social es averiguar lo que otros
piensan de nosotros. Ya que de acuerdo a la psicología social las opiniones de los
demás influye en nosotros. De acuerdo a Gergen, Existe un proceso llamado valoración
reflejada que hace asunción al proceso de percibir lo que otros piensan de nosotros.
Ampliando más este concepto, podrá entenderse de que esta forma de
autoevaluación están reflejadas las percepciones que los demás tienen del individuo.
Este concepto fue llamado por Charles Horton, reflejo del yo. Ya que para Cooley la
autoevaluación del individuo reflejara la percepción del grupo o que estas respuestas
estarán en gran medida condicionadas a las expectativas del grupo que
necesariamente no deberán ser reales sino en parte a las interpretaciones que haga el
individuo.
Por ultimo, existen estudio que manifiesta cuan nos afecta la valoración reflejado
como individuos y/o civiles. En un primer orden, la valoración reflejada podría ir
creando o reforzando patrones tanto favorables como desfavorable ya que dichas
valoraciones van degenerando en el potencial aprendizaje de conductas que podrían
ira determinando el papel del individuo en la sociedad.
3.2Comparación social
Otra manera comprender sobre nosotros en la interacción social es mediante el
proceso llamado comparación social. Uno de los psicólogos sociales más distinguidos,
León Festinger, quien formulo la teoría de los procesos de comparación que explica
cómo y cuando estas comparaciones con los demás influyen en nuestras auto
evaluaciones.
La idea original de la teoría de la comparación social de Festinger, es que
efectuamos comparaciones sociales porque tenemos una necesidad intensa de
evaluarlos y a veces debemos compararnos con los demás.
¿Que motiva a las comparaciones sociales? ¿Por qué comparamos nuestras
opiniones, capacidades, conductas desempeños, apariencias y salud con la de los
demás? El hombre mide su existencia o despeno de acuerdo a los demás por tal razón
estudios señalan diversos motivos esenciales tales como: para evaluarnos, para
mejorara y tercero para favorecernos.
De acuerdo a otros resultados hacemos comparaciones espontánea y sin esfuerzo
cuando vemos cuando se desempeña alguien. El punto clave es que en ocasiones la
comparación tiene lugar automáticamente aunque no siempre obedezca a nuestras
motivaciones. Por lo que primero comparamos y luego formulamos las preguntas.
3.3Las personas con baja autoestima tienden a compararse después de haber tenido
un acierto. En cambio las personas con autoestima elevada tienden más a
compararse después de haber fallado para compensar el fracaso encontrando que
salen bien librados al equipararse con los demás.
3.4Comparación social, autodefinición y autoestima
La comparación social proporciona información que influye tanto en la forma en que
nos definimos como en la de valorarnos. Por consiguiente, si usted es el único chico de
familia, ser hombre lo hace distinto y se convierte en parte de autoconcepto. De forma
similar, propendemos a mencionar nuestro grupo étnico si es una característica
distintiva o referimos que somos altos o gruesos si son cualidades notables.
La comparación con los demás influye en los rasgos o carateristicas que en nuestra
opinión nos describen y en que tan favorablemente nos evaluemos.
3.5Las hipótesis de similitud y de los atributos relacionados
Uno de los planteamientos centrales de la teoría de la comparación social es la
hipótesis de la similitud, que afirma que elegimos compararnos con personas parecidas
a nosotros.
La hipótesis de los atributos relacionados tiene que nos comparamos no solo con
quienes tienen un desempeño similar al nuestro sino también con aquellos cuyo nivel
debería ser equivalente dados su lugar en los atributos relacionados de desempeño.
Esta hipótesis también se aplica a la evaluación de opiniones. Aunque la hipótesis de
los atributos relacionados tiene mucho apoyo, las investigaciones también muestran
que buscamos compararnos con personas parecidas en características notables como
el atractivo personal y el sexo aunque no se relacionen concretamente con la habilidad
y opinión evaluada.
3.6Comparación descendente y mantenimiento de la autoevaluación.
En general nos comparamos con personas semejantes o ligeramente superiores, pero
en ocasiones realizamos comparaciones descendentes: Nos comparamos con
personas inferiores o perores que nosotros.
3.7Estimaciones de consenso falso
En ocasiones calculamos como se comparan las opiniones o conductas de otras
personas con las nuestras de maneras que nos hacen sentir bien e ignoramos las
información social que revela que quizás equivocamos. De acuerdo a Ross, (1977) El
consenso falso es la tendencia a sobre estimar el número de personas que concuerdan
con nuestras opiniones o se como nosotros.
Según Weintein, (1980), resulta que poseemos una tendencia general a vernos mejor
que el promedio y por lo tanto albergamos un optimismo poco fundado con respecto a
los acontecimientos venideros.
3.8Autoatribución
La noción básica de la teoría de autoatribución es que hacemos atribuciones a cerca
de nuestra propia conducta de la misma manera en que las hacemos con el
comportamiento de los demás.
3.9 Teoría de la autopercepción
Considerada como una de las teorías más estimulante de la autoatribución, la teoría
de autopercepción contempla la forma en que percibimos nuestras actitudes y
preferencias. Dice que no simplemente sabemos que no tenemos una idea muy buena
de nuestra opinión de las cosas con base no únicamente en nuestros sentimientos sino
que nos enteramos por medio de nuestra conducta de lo que nos gusta o no.
Sus factores básicos son: Primero, esta no es más que un caso especial de la
cognición social en la que nosotros somos objetos de la percepción, es decir que nos
percibimos exactamente como percibimos a los demás. Segundo, para conocer
nuestras actitudes preferencias y sentimientos consideramos dos factores: Nuestra
conducta y la situación en que tiene lugar. Solo cuando elegimos en forma libre nuestra
conducta inferimos que refleja nuestra actitudes y sentimientos.
3.10 La atribución de emociones
Las investigaciones de la autopercepción y la sobre justificación indican que
acostumbramos a inferir nuestras actitudes y sentimientos e incluso por qué no nos
engañan a partir de nuestras conductas y la situación en que tiene lugar. También
revelan que inferimos nuestras emociones de la información externa. Por tal razón no
siempre estamos seguros de lo que sentimos, y en tales casos, hacemos atribuciones
sobre nuestras emociones más que experimentarlas en forma directa.
Esta tendencia indica que las personas tienen la necesidad de comparar sus
emociones con quienes están en la misma situación que ellos para poder comprender e
interpretar sus sentimientos. Schachter (1964) propuso que si surge una emoción en
las personas pero no están seguras de lo que sienten, buscan claves en el entorno
como la conducta de los demás, con el objeto de dar con la interpretación correcta para
sus sentimientos ambiguos.
A partir de numerosos estudios se formuló la teoría bifactorial de las emociones que
postula que nuestras emociones se basan en dos componentes: estimulación
fisiológica y cogniciones sobre el significado de las estimulaciones. Por consiguiente,
tanto la estimulación como la interpretación o cognición son necesarias para
experimentar una emoción.
3.11 Transferencia de la excitación: de una emoción a otra
Esta teoría de la transferencia de la excitación sostiene que las emociones constan
de una componente excitatorio (en el que ocurre la estimulación) y otro experiencial (en
el que ocurre la excitación y se le atribuye la emoción). Por lo que la estimulación (de
acuerdo a esta teoría) puede transferirse si se hace una atribución equivocada.
3.12 Sesgos en la autopercepción: el yo totalitario
El yo totalitario se define como una organización del conocimiento caracterizado por
sesgos cognoscitivos cuyo objetivo es preservar nuestra coordinación de la información
social y los conceptos positivos de nosotros mismos. Green Wall detecta una
semejanza entre la forma en que el yo controla y sesga la información y el modo en
que los gobiernos totalitarios la trastocan y la manipulan. Dos de los sesgos con los
que el yo totalitario maneja la información son el egocentrismo y la beneficencia.
3.13 Egocentrismo: el yo como centro del conocimiento y la atribución
La mayor parte de nuestro conocimiento sobre el mundo que nos rodea es
autobiográfico, recordamos personas y acontecimientos de acuerdo con el rol que
tenemos en la interacción con ellos, incluida la influencia que proporcionamos o
recibimos. Esta tendencia a recordar mejor la información, cuando se relaciona con el
yo, se denomina egocentrismo.
Una de las consecuencias del egocentrismo es la tendencia a exagerar la
importancia del propio rol en la conformación de los sucesos.
3.14 Beneficencia: el sesgo de autosuficiencia.
Cuando tendemos a quedarnos con los éxitos y a negar la responsabilidad por los
fracasos, se le denomina, beneficiencia. El término obedece al hecho de que tendemos
a vernos positivamente en dos maneras: como benéficos, es decir útiles y morales;
como capaces, es decir, con eficiencia. En general, atribuimos nuestra conducta al
ambiente, y esta tendencia es más fuerte cuando nuestros actos negativos salen a la
luz, que cuando se consideran nuestras acciones positivas.
3.15 Autopercepción y bienestar psicológico
La valoración reflejada, la comparación social y la autoatribución ejercen un efecto
directo en cómo nos sentimos con nosotros, ya sea de manera de manera positiva o
negativa, y si nos sentimos agusto con la persona que somos. Pero más allá de las
repercusiones directas en la autoestima, los procesos de autopercepción cumplen una
función importante como causas de depresión, ansiedad y sentimientos de desamparo.
3.16 Autoatribución, sentimientos de control y desamparo aprendido
Las investigaciones han mostrado que cada cual tiene, de manera consistente,
diferentes percepciones de las causas de los resultados de su conducta. Rotter
argumentaba que nuestras experiencias nos llevan a abrigar esperanzas generalizadas
de que los resultados estén controlados desde el interior o el exterior. Este concibió
una escala que mide el grado en que percibimos un locus de control interno o externo.
Aquellos que perciben un locus de control interno, creen que lo que acontece en su
vida depende de cuánto se esfuercen y que nadie va a darles nada, pero que todo está
a su alcance si se empeñan. Por lo tanto, los internos trabajan. Las personas con un
locus de control externo perciben que su destino está controlado por factores fuera de
ellos mismos, ya que creen que no tienen control sobre lo que les sucede, o sea, no se
esfuerzan mucho en la vida.
Las investigaciones sobre el desamparo aprendido muestran que un individuo no
tiene que ser anciano para percibir que los resultados están más allá de su control y
que se vuelve pasivo e impotente. El que la gente se sienta desvalida o no después de
experimentar dificultades en la vida depende de las atribuciones que haga sobre las
causas.
Las atribuciones que hace la gente sobre las causas de su fracaso en alguna tarea
son extremadamente importantes. Lo crucial no es nada más que la anticipación de la
respuesta no relacionada con el resultado, sino que la autoatribución del fracaso refleja
la falta de una destreza que hace que la gente traslade el desamparo a otras
situaciones.
El modelo revisado del desamparo aprendido (R.D.A.) sugiere que la gente se torna
desvalida cuando atribuye sus fracasos y otros resultados negativos a causas internas,
estables y generales.
Otras investigaciones muestran que la dimensión general es importante en el
desamparo aprendido. Si la gente falla en una situación y hace atribuciones generales
es posible que se desempeñen mal en una gama amplia de situaciones y no solo en las
que se asemejen en las del fracaso inicial.
La autoatribución tiene efectos en el bienestar psicológico aparte de sus
repercusiones en el desamparo aprendido. También influye en la ansiedad y en la
resistencia psicológica.
En resumen, las pautas de autoatribución tienen un efecto significativo en una gama
de problemas psicológicos. Cuando la gente se muestra activa o desvalida, al abordar
sus problemas depende más de un solo proceso de atribución. Una variable clave, es
la autoeficiencia percibida, la confianza propia en la capacidad de producir un resultado
positivo.
3.17 Autoatribución y depresión.
Una de las primeras aplicaciones del concepto de desamparo aprendido, fue en el
trastorno psicológico de la depresión. La pasividad observada en los primeros estudios
sobre desamparo aprendido recordó muchas investigaciones sobre depresión. En
concreto, se ha ampliado e indica que las personas que hacen atribuciones, estables y
generales de los fracasos y otros resultados negativos, se deprimen.
El pesimismo y la rapidez con que asaltan la mente los pensamientos negativos, son
dos aspectos de la autopercepción que contribuyen a la depresión.
3.18 Complejidad autopercibida, discrepancias del yo y bienestar psicológico
La complejidad autopercibida nos protege de enfermedades relacionadas con el
estrés y la depresión. Todos tenemos que enfrentar situaciones tensas, pero sus
efectos varían con el grado de nuestra complejidad autopercibida. Los individuos con
poca complejidad. Responden a los grados elevados de estrés, consentimientos de
depresión y una notable incidencias de gripes y otras enfermedades.
Los individuos con niveles altos de complejidad, se entregan a otras actividades o
intereses cuando el estrés interrumpe parte de su vida. Quienes tienen poca auto
complejidad sufren en los aspectos físicos y psicológicos cuando el estrés altera uno de
los pocos aspectos de su existencia, ya que tiene poco a que acudir y se deteriora su
bienestar.
Otro aspecto de la autopercepción que influye en el bienestar psicológico, consiste
en la discrepancia del yo. De acuerdo con la teoría de las discrepancias del yo, el
bienestar psicológicos, sufren los efectos no solo autoconcepto y el yo, sino también de
la forma en que estos conceptos concuerdan o no con los dos tipos de guías del yo que
son el yo ideal (lo que aspira a ser) y el yo obligado (lo que consideramos o lo que
alguien piensa que es nuestro deber).
Las personas con guías del yo discrepante dan señales de estar en conflicto
perpetuo sobre cómo comportarse y se encuentran embrollados, indecisos, distraídos y
confundidos en cuanto a su propia personalidad. Un estudio importante muestra que la
autoestima se correlaciona con una discrepancia entre los yo real e irreal.