TRABAJO PRÁCTICO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA (para HISTORIA SOCIAL GRAL)
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TRABAJO PRÁCTICO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Titular de la materia: Lucía Lionetti Ayudantes: Valeria Bruschi y Yolanda Paz-Trueba
Autor: Álvarez Manuel
Fecha de entrega: 29/6/2012
Carrera: Lic. en Historia
Consigna del trabajo:
Explicar y fundamentar por qué para el autor la revolución francesa había sido en su
núcleo esencialmente una ruptura socio-cultural y una revolución de la conciencia
político-social.
Bibliografía del trabajo: - Rolf E. Reichardt, “La Revolución Francesa y la cultura democrática: la sangre de la libertad”. Siglo XXI, Madrid, 2002. Capítulo dos: “Campos de la práctica de la cultura revolucionaria en Francia”, pp. 175-268.
La revolución francesa fue más que un conjunto de acontecimientos políticos que
llevaron al caos poblacional y generalizado. Esta revolución (como argumenta
Reichardt) “fue en su núcleo, muy esencialmente, una ruptura sociocultural, una
revolución de la conciencia político-social” (pp. 175) ¿Por qué? Es que la revolución se
produce en gran parte debido a un cambio de la mentalidad, fundamentalmente un
cambio en la mentalidad de las “clases” más bajas de la sociedad francesa y en la
mentalidad del llamado “Tercer estado”, integrado por la burguesía (la cual había
ascendido socialmente a través de los años y se encontraba con muchas aspiraciones y
ambiciones). Este cambio de mentalidad está propinado en buena parte por una
conciencia cada vez más fuerte de la posición privilegiada de la aristocracia en
detrimento de ellos, lo cual ya generaba desde hace tiempo un descontento general
considerable, e inspirados por las ideas liberales políticas dadas en la declaración de la
independencia de los Estados Unidos de América, se fue forjando un ideal liberador que
estuvo acompañado irremediablemente de un contexto económico y político que
posibilitó la oportunidad del cambio, y concientizó aún más las esperanzas de la
burguesía y del “pueblo” en busca de una modificación crucial en el sistema reinante
desde hace varios siglos.
Este contexto económico beneficiario para los ideales revolucionarios fue el de la
necesidad de afrontar la crisis económica dada por el apoyo francés en la guerra de la
independencia estadounidense del rival histórico de Francia, Inglaterra. Estas
situaciones fueron causales de una convocatoria a estados generales en 1789 que
condujo a partir de este acontecimiento a un irremediable avance emancipador de las
clases no aristocráticas.
Los tumultos generados por los desacuerdos llevaron a que se generara una situación
caótica en Francia que renovó la conciencia de las clases sometidas y produjo un
impacto cultural y social muy grande.
Así el “pueblo” se dio cuenta que era el momento de actuar y buscar su ideal
emancipador, apoyado por la burguesía, quienes tenían grandes aspiraciones políticas.
Se hizo corriente la publicación de panfletos, periódicos, imágenes, canciones, y
combinaciones de éstas en una verdadera revolución publicística que “cumplieron la
función de hacer público el nuevo <saber> con el efecto social más amplio posible” (pp.
195-196).
De este modo es como comenzó a producirse un quiebre cultural y social muy marcado,
el público estaba muy interesado en leer y enterarse de lo que sucedía, muy
identificados muchos con la revolución, comenzaron a formarse clubes sociales donde
se debatía ávidamente de política y cuestiones referentes a la revolución. Todo esto en
parte estuvo beneficiado por la libertad de prensa revolucionaria para que se genere una
opinión pública y el conocimiento no sea sólo un bien aristocrático.
Otro signo claro de una revolución en la conciencia político-social fue el que condujo el
público femenino, la mujer, que ante el clima democratizador de la época revolucionaria
sintió y dio cuenta de que era el momento de independizarse de la figura del hombre,
quien durante toda la historia la eclipsó. Así es como participaron y pidieron ante la
Asamblea cambios jurídicos sin precedentes, entre los cuales se encontraban la
habilitación a la mujer para el uso de pantalones, hasta el momento de exclusivo uso
masculino, también por la posibilidad de participar en el servicio militar, y por eliminar
cualquier privilegio de la entidad masculina por sobre la mujer. En parte, el pedido
peculiar de la mujer por la eliminación de la exclusividad masculina en el uso de
pantalones y el acceso al servicio militar eran más bien simbólicos en el ideal
emancipatorio de la mujer. A pesar de todo los logros de las mujeres no fueron muchos,
el más importante fue el de poder aprobar la ley de divorcio, por el cual miles de
mujeres se separaron de sus maridos. Más allá de las conquistas de la mujer en estos
años, el solo hecho de que la mujer haya tomado conciencia de su posición y haya
buscado mejoras en su posición es una muestra clara de que el contexto social ameritaba
cualquier anhelo liberal, y una muestra clara de lo que quiere expresar el autor
Reichardt en su obra, se había producido un verdadero quiebre sociocultural y una
revolución de la conciencia político-social que permitía (en este caso) a la mujer llevar
adelante estos proyectos en busca de su emancipación total.
Volviendo al rubro de las comunicaciones y a la revolución publicística, en este ámbito,
esta claro también la modificación cultural al encontrar tanta gente interesada en
conseguir panfletos colmados de publicaciones de índole democrática y en cantar
canciones revolucionarias, así como poder contemplar las ilustraciones que eran parte
de una nueva cultura francesa, asociada e identificada con el odio y desprecio
generalizado y enfatizado contra las clases dominantes del antiguo régimen, las clases
aristocráticas, a las cuales se las satirizaba, se las parodiaba y se las defenestraba
mediante representaciones artísticas tales como monstruos de varias cabezas haciendo
alusión a que estos estaban formados por las clases del clero y la nobleza con todos sus
defectos y sus maldades. Se hacían comparaciones y analogías de éstos con animales y
figuras indeseables, tales como algunos cargos políticos muy mal vistos en la época.
Así es como demuestra Reichardt que se produce una verdadera ruptura y quiebre
cultural en la sociedad francesa de fines del siglo XVIII.
Otra clara revolución cultural está especificada en los cambios lingüísticos propinados e
impulsados por los revolucionarios durante este período, “convencidos de que los
abusos del Antiguo Régimen procedían…de significados falsos de las palabras…
exigieron un diccionario propio para el <lenguaje de la libertad>” (pp. 228).
Entonces basándose en estos argumentos los revolucionarios fomentaron la idea de
modificar los significados de algunos conceptos claves como el de “nación” por ejemplo
y crear nuevos conceptos que sean claves en el devenir de la materialización de las
aspiraciones revolucionarias, tales conceptos como “república”, fundamental forma
política de gobierno con la que soñaban las clases populares. De esta forma llevaron
adelante proyectos para masificar los nuevos significados de conceptos que a su
perspectiva debían ser modificados y hasta imprimieron y publicaron un diccionario
propio.
Para continuar ahondando en los cambios culturales de la revolución nos dirigiremos a
la importancia de los símbolos y signos revolucionarios tales como las picas y las
escarapelas, la cual fue decretada obligatoria para todos los franceses desde abril de
1793. Se modificaron nombres de calles y de lugares, cuyas nomenclaturas
representaban y rememoraban a la monarquía o santos católicos, todo identificado con
el Antiguo Régimen, para dar nuevos nombres, los cuales se inspirarían en el calendario
republicano y nombres de los mártires de la revolución iniciada desde 1789, que se
llevo consigo la vida de varios revolucionarios. Incluso, el impacto del cambio cultural
llegó hasta tal punto en que la Ley del Calendario abolió la semana suplantándola por la
decena de días; y hasta se llegó a plantear la posibilidad de que 1792, año de la
declaración de la República. “En ningún otro acto de la Revolución se pusieron de
manifiesto de manera más clara y más general la conciencia y…la pretensión
sacrohistórica de sus protagonistas de inaugurar una nueva era de autorredención
humana.” (pp. 234).
Sin lugar a dudas queda a claras demostrado en la obra de Reichardt que hubo una
verdadera ruptura sociocultural y una innegable revolución en la conciencia colectiva de
las clases sometidas, que posibilitó que la Revolución francesa fuera lo que finalmente
fue, en el sentido democratizador, liberal y en toda la masificación que tomó hacia la
sociedad francesa, y como los grupos revolucionarios afrontaron este desafío que de
haber sido consumado con éxito hubiesen realmente acabado con los privilegios
aristocráticos y con el estado absolutista definitivamente.
Aquel ya lejano período de Francia que duró entre los años 1789 y 1799 (con el golpe
de estado de Napoleón Bonaparte que puso fin a toda revolución liberal) sentó las bases
de lo que sería un mundo democratizado y liberal en el futuro, y no pudo ser de otro
modo si no se hubiesen dado las condiciones del cambio de mentalidad y la toma de
conciencia que apoyadas y representados a su vez en los cambios culturales, culminaron
con una de las revoluciones más importantes de la historia, la Revolución Francesa.