Toda la verdad - Educalibreescuchando: los rusos, los chinos. Ésa es la principal razón por la que...
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ÍNDICEPORTADASINOPSISPORTADILLADEDICATORIACITAESTOYENLAPUERTADELAHABITACIÓN...DOSDÍASANTES
Capítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16
Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24
UNAÑODESPUÉSCapítulo25
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SINOPSISVivianMilleresunabrillanteanalistadecontrainteligenciadelaCIA,dondeseencargadedestaparcélulasdeespíasrusosencubiertosenEstadosUnidos.Trasaccederalordenadordeunposibleagente,Viviandescubreunarchivoconcincofotografías.Unclicmástarde,suvidasedetiene:quienlesonríedesdeunadelas imágenes es su marido. Marido perfecto. Padre perfecto. ¿Perfectomentiroso?
KARENCLEVELAND
TODALAVERDAD
TraduccióndeMaríaJoséDíezPérez
ParaB.J.W.
Cuando uno está enamorado, siempre comienzaengañándoseasímismoyterminaengañandoaotros.Esoesloqueelmundollamaamor.
OSCARWILDE
Estoy en la puerta de la habitación de los gemelos viendo cómo duermen,tranquiloseinocentes,atravésdelasbarrasdelacuna,quemerecuerdanalosbarrotesdelaceldadeunacárcel.
Una lámpara nocturna baña el cuarto en una suave luz anaranjada. Elpequeño espacio está atestado demuebles, demasiados para una habitación deeste tamaño. Dos cunas, una vieja y otra nueva; un cambiador, paquetes depañales aún por estrenar. La estantería queMatt y yo montamos hace siglos.Ahora los estantes están combados, sobrecargados de unos libros que podríarecitardememoriaalosdosmayores;unoslibrosquemeheprometidoleermásamenudoalosgemelossiconsigosacartiempo.
Oigo los pasos de Matt en la escalera y mi mano aprisiona el lápiz dememoria.Confuerza,comosipudieradesaparecersiapretaralosuficiente.Todovolverá a ser como antes. Los dos últimos días se borrarán, como si sólohubieransidounapesadilla.Peroahísigue:dura,palpable,real.
El suelo del pasillo cruje donde lo hace siempre. No me vuelvo. Se meacercapordetrás,tantoquehueloelgeldeduchaqueutiliza,elchampú,eseoloraélquecuriosamentesiempremeharesultadotanreconfortanteyqueahora,demanerainexplicable,hacequemeparezcamásextrañoaún.Notoquevacila.
—¿Podemoshablar?—pregunta.Lodiceenvozbaja,peroelsonidobastaparahacerqueChasesemueva.
Suspira mientras duerme y se calma, aún aovillado, como si se estuvieraprotegiendo. Siempre he pensado que se parece mucho a su padre, los ojosserios, percatándose de todo. Ahora me pregunto si alguna vez llegaré aconocerlo de verdad, si guardará unos secretos tan pesados que aplastarán acualquieraqueseleacerque.
—¿Quéhayquedecir?Matt da un paso más, me agarra levemente el brazo. Yo me aparto, lo
bastante para que deje de tocarme. Su mano queda suspendida en el aire ydespuésbajaalcostado.
—¿Quévasahacer?—inquiere.Miro la otra cuna, aCaleb, boca arribay con supijamita; los angelicales
rizosrubios,losbrazosylaspiernasabiertos,comosifueraunaestrellademar.Tienelasmanosabiertas,losrosadoslabiosabiertos.Nosabelovulnerablequees,locruelquepuedeserelmundo.
Siempredijequeloprotegería.Queledaríalafuerzaqueaéllefalta,measeguraría de que tuviera todas las oportunidades posibles, haría que su vidafueselomásnormalposible.¿Cómovoyahacerlosinoestoy?
Haría cualquier cosa por mis hijos. Cualquiera. Abro la mano y miro ellápizdememoria,eserectangulitoanodino.Tanpequeñoperocontantopoder.Poderparaarreglar,poderparadestruir.
Unpococomounamentira,sisepiensa.—Sabesquenotengoelección—contesto,ymeobligoamirarlo,aél,mi
marido,elhombrealqueconozcotanbienyalquealmismotiemponoconozcoenabsoluto.
DOSDÍASANTES
1—Malasnoticias,Viv.
OigolavozdeMatt,unaspalabrasquehorrorizaríanacualquiera,peroeltono es tranquilizador.Desenfadado, como de disculpa. Es algomalo, seguro,pero que se puede solucionar. Si fuera algomalo de verdad, su voz seríamásgrave. Utilizaría una frase completa, un nombre completo: «Tengo malasnoticias,Vivian».
Sujetoelteléfonoconelhombro,ruedoconlasillahastaelotroladodelamesa con forma de ele, hasta el ordenador, que se halla centrado bajo losarmariosaltosygrises.Llevoelcursorhastaeliconoconformadebúhodelapantallayhagoclicdosveces.Siesloquecreoquees—loqueséquees—,noestarémuchoaquítrabajando.
—¿Bella?—pregunto.La vista se me va a uno de los dibujos hechos con pinturas que están
afianzadosconchinchetasdecoloresalasaltasparedesdelcubículo,unanotadecolorenmediodeestemargris.
—Treintayochoyunasdécimas.Cierrolosojosyrespirohondo.Nonospillaporsorpresa.Lamitaddelos
desuclasehanestadoenfermos,han idocayendocomofichasdedominó,asíque sólo era cuestión de tiempo. Los niños de cuatro años se contagian conmuchafacilidad.Pero¿hoy?¿Teníaquepasarhoy?
—¿Algunomás?—Sólo la fiebre.—Haceunapausa—.Lo siento,Viv.Parecíaqueestaba
biencuandolahedejado.Trago saliva a pesar del nudo que noto en la garganta y asiento, aunque
Mattnomeve.Cualquierotrodíairíaélabuscarla.Puedetrabajardesdecasa,almenos en teoría. Yo no, y agoté todos mis días libres cuando nacieron losgemelos.PeroMattestállevandoaCalebalcentroparalaúltimarondadecitasmédicas.Hacesemanasquemesientoculpablepornopoderestar,yahoranoestaréyademásseguirétomándomeundíaquenotengo.
—Llegaréantesdeunahora—aseguro.Según lasnormas,disponemosdeunahoradesdeelmomentoenquenos
llaman.Si tenemos en cuenta loque se tarda en llegar allí y el paseohasta elcoche —está en los confines de los vastos aparcamientos de Langley—,dispongo de unos quince minutos para dar por concluida la jornada. Quinceminutosmásqueañadiramisaldonegativo.
Mirodereojoelrelojdelaesquinadelapantalla—lasdiezysieteminutos— y a continuaciónme fijo en la taza de Starbucks que tengo junto al cododerecho,elvaporqueescapaporelorificioquehayen la tapadeplástico.Ungusto que me he dado, un capricho para celebrar este día que tanto tiempollevaba esperando, un chute de energía para hacermás llevaderas las tediosashorasqueseavecinaban.Unosminutospreciososdesperdiciadosenunacolaquepodría haber empleado en examinar los archivos informáticos. Tendría quehaberme limitadoa lodesiempre,a lacafeterachisporroteantequedejapososflotandoenlasuperficiedelcafé.
—Esloqueleshedichoalosdelcolegio—respondeMatt.Enrealidadel«colegio»eslaguarderíadondepasanlosdíasnuestrostres
hijosmáspequeños,perolallamamoscolegiodesdequeLuketeníatresmeses.Leíquepodíafacilitarlatransición,aliviarelsentimientodeculpapordejaratuhijo ocho o diez horas al día.No ayudó demasiado, pero supongo que cuestacambiarelchip.
Hayotrapausa,yoigoaCalebbalbuceandodefondo.AguzoeloídoyséqueMatt está haciendo lo mismo. Es como si estuviésemos condicionados ahacerlocuandopasaeso.Peronosonmásquesonidosvocálicos,siguesinhaberconsonantes.
—Séquesesuponequehoyeselgrandía...—dicealfinalMatt,dejandolafrasesinterminar.
Estoy acostumbrada a esos vacíos, a las conversaciones evasivas cuandohablamos por mi línea no segura. Siempre doy por sentado que hay alguienescuchando:losrusos,loschinos.ÉsaeslaprincipalrazónporlaqueelcolegiollamaprimeroaMatt cuandosurgeunproblema.Prefieroquehagade filtroyevite que algunos de los detalles personales de los niños lleguen a oídos denuestrosadversarios.
Llamadmeparanoica,ollamadmesimplementeanalistadelosserviciosdecontraespionajedelaCIA.
PerolociertoesqueesoestodoloquesabeMatt.Nosabequeheestadointentando destapar una red de agentes encubiertos rusos, en vano. O que hedesarrollado unametodología para identificar a las personas que forman partedelprogramasecreto.Sólosabequellevoesperandomesesaquellegueestedía.
Queestoyapuntodeaveriguarsidosañosdedurotrabajovanadarsusfrutos.Ysitengoalgunaposibilidaddelograreseascensoquetantafaltanoshace.
—Sí,bueno—respondo,moviendoelratónadelanteyatrás,viendocómocargaAthena,elcursorconformaderelojdearena—.HoyloimportanteeslacitadeCaleb.
Mis ojos vuelven a centrarse en la pared del cubículo, los vivos dibujoshechosconpinturas.EneldeBella,undibujodenuestrafamilia,losbrazosylaspiernassonpalitosquesalendirectamentedeseiscarasredondasyfelices.EneldeLuke,algomásrefinado,hayunaúnicapersona,gruesostrazosdentadosparacolorear el pelo, la ropa y los zapatos. Pone MAMI con grandes letrasmayúsculas.Desuetapadesuperhéroe.Soyyo,conunacapa,lasmanosenlascaderasyunaSenlacamiseta:Supermami.
Noto una sensación familiar en el pecho, la opresión, la necesidadapremiantedellorar.«Respirahondo,Viv.Respirahondo.»
—¿LasMaldivas?—sugiereMatt,ysientoqueunamagodesonrisaafloraamislabios.
Siemprehaceesto,encuentralamaneradehacermesonreírcuandomáslonecesito.Mirodereojolafotografíadenosotrosdosquetengoenunrincóndelamesa,mi preferida de la boda, hace casi una década. Los dos tan felices, tanjóvenes.Siempreestábamoshablandode iraalgún lugarexóticoparacelebrarnuestro décimo aniversario. Desde luego, ya no es posible, pero soñar esdivertido.Divertidoydeprimente.
—BoraBora—propongoyo.—Nomeimportaría.—Vacila,yeneseintervalovuelvoaoíraCaleb.Más sonidos vocálicos. «Aah, aah, aah.»Calculomentalmente losmeses
queChasellevahaciendosonidosconsonánticos.Séquenodebería—todoslosmédicosdicenquenodebería—,perolohago.
—¿Bora Bora? —oigo detrás de mí, fingiendo incredulidad. Tapo elmicrófonoconlamanoymevuelvo.EsOmar,mihomólogoenelFBI,conunaexpresióndeguasaenlacara—.Creoquevaaserdifíciljustificarlo,hastaparalaAgencia.—Esbozaunaanchasonrisa.Contagiosa,comosiempre,ymehacesonreír.
—¿Quéhacesaquí?—pregunto,lamanoaúntapandoelmicrófono.Calebbalbuceaenmioído.Estavezsonoes:«Ooh,ooh,ooh».
—TeníaunareuniónconPeter.—Daunpasomás,sesientaenelbordedelamesa.Leveo lasiluetade la fundade lapistolaen lacadera,a travésde lacamiseta—.Puedequelahorafueraunacoincidenciaopuedequeno.—Miradesoslayolapantallademiordenadorylasonrisaseleborrauntanto—.Erahoy,¿no?Alasdiezdelamañana.
Mirolapantalla,oscura,elcursoraúnconformaderelojdearena.—Era hoy.—El balbuceo ha cesado. Hago rodar la silla para volverme,
ligeramente, apartándomedeOmar, y quito lamanodelmicrófono—.Cariño,tengoquedejarte.HavenidoOmar.
—Salúdalodemiparte—replicaMatt.—Loharé.—Tequiero.—Yyo a ti.—Dejo el teléfono en la base ymevuelvo haciaOmar, que
sigue sentado en mi mesa, con las piernas, enfundadas en unos pantalonesvaqueros,extendidasycruzadasenlostobillos—.SaludosdepartedeMatt—lecomunico.
—Aaah, así que él es la conexión con Bora Bora. ¿Pensáis iros devacaciones?—Lasonrisahavueltocontodasufuerza.
—En teoría—contesto, con una risa poco entusiasta. Suena tanmal quenotoqueelcolormesubealasmejillas.
Omarmemirauninstanteydespués,porsuerte,seconcentraensumuñeca.—Bien,sonlasdiezydiez.—Descruzalaspiernasylascruzahaciaelotro
lado. Luego se echa hacia delante, el inconfundible entusiasmo de su cara—.¿Quétienesparamí?
Omar lleva haciendo estomás tiempo que yo. Por lomenos una década.Está buscando a los agentes encubiertos que están en Estados Unidos, y yointentodestapar a los quedirigen la célula.Ningunode los dosha logrado suobjetivo.Nuncadejadesorprendermequesigasiendotanentusiasta.
—Todavíanada.Nisiquierahepodidomirar.Señalolapantalla,elprogramaqueaúnseestácargando,ydespuésmirola
fotografíaenblancoynegroque tengoen lapareddemicubículo, juntoa losdibujos de los niños: YuryYakov. Cara regordeta, expresión dura. Unos clicsmásyestarédentrodesuordenador.Podréverloqueélve,navegarporlaredcomoél,rebuscarensusarchivos.Y,consuerte,demostrarqueesunespíaruso.
—¿Quién eres y qué has hecho conmi amigaVivian?—pregunta Omarrisueño.
Tiene razón. De no ser por la cola del Starbucks, habría entrado en elprogramaalasdiezenpunto.Habríatenidounosminutosparaecharunvistazo,porlomenos.Meencojodehombrosyseñalolapantalla.
—Estoy en ello.—Después señalo el teléfono—. De todas formas, va atenerqueesperar.Bellaestáenferma.Tengoqueirabuscarla.
Exhalacongestodramático.—Esosmocosos...Siempretanoportunos.Unmovimientoenlapantallallamamiatención,yacercolasilla.Athena
está cargando por fin. Hay banners rojos por todas partes, un montón depalabras,cadaunaparaindicaruncontroldistinto,uncompartimentodiferente.Cuantomáslargaeslacadenadepalabras,tantomásclasificadoeltexto.Yéstaesbastantelarga.
Hagoclicenunapágina,enotra.Cadaclicesunaconfirmación.Sí,séqueestoyaccediendoainformacióncompartimentada.Sí,séquenopuedorevelarsucontenidooiréalacárcelymepasaréallímuchotiempo.Sí,sí,sí.Túllévamedeunavezhastalainformación.
—Seacabó—afirmaOmar.Meacuerdodequeestáahíy lomiroconelrabillodelojo.Éldesvíalavistaapropósito,evitandocontodassusfuerzaslapantalla,dándomeintimidad—.Lopresiento.
—Esoespero—farfullo.Yloespero,peroestoynerviosa.Conestametodologíanoslajugamos.Ydequémanera.Creéunperfilpara
contactos sospechosos: centros educativos, estudios y titulaciones, centrosbancarios,viajesaRusiayalextranjero.Elaboréunalgoritmo,identifiquéaloscincoindividuosqueencajabanmejorenelmodelo.Posiblescandidatos.
Loscuatroprimerosresultaronserpistasfalsas,yahoraelprogramaestáenla recta final: tododependedeYury, el número cinco.El ordenador en el quemáscostóentrar,enelqueyoteníamásconfianza.
—Ysino—añadeOmar—,habráshechoalgoquenadiehasidocapazdehacer:tehabrásacercado.
Tratar dedescubrir a los contactos es un enfoquenuevo.Durante años elBuróhaestadointentandoidentificaralosagentesencubiertosensí,peroestántan integrados que es prácticamente imposible. La célula está estructurada deformaqueestosagentesnoserelacionenconnadiesalvoconsucontacto,peroincluso esa relación esmínima.Y laAgencia se ha centrado en los jefes, lostipos que supervisan a los contactos, los que están en Moscú y que tienenvínculosdirectosconelSVR,elserviciodeinteligenciaruso.
—Acercarse no cuenta—observo en voz baja—. Tú lo sabes mejor quenadie.
Másomenoscuandoempecéatrabajarenesasección,Omareraunagentenuevo muy ambicioso. Había propuesto una iniciativa novedosa: invitar aagentesencubiertosarraigadosaque«salierandelfrío»yseentregaranacambiodelaamnistía.¿Sulógica?Teníaquehaberalmenosunoscuantosagentesquequisieran convertir su tapadera en realidad, y quizá nosotros pudiéramosaveriguarlosuficientedeellosparainfiltrarnosenlaredensutotalidad.
Elplan seejecutócondiscreción,yuna semanadespués sepresentóantenosotros un hombre llamado Dmitri. Dijo que era un contacto de nivelintermedio, y nos dio información sobre el programa que corroboró lo que
sabíamos: había otros contactos como él responsables de cinco agentesencubiertos cada uno; él informaba a un jefe que era responsable de cincocontactos.Unacélulaautónomaporcompleto.Eso llamónuestraatención,porsupuesto.Después llegaron las afirmacionesdescabelladas, la informaciónquecontradecía todo cuanto sabíamos que era verdad, y por último desapareció.DmitrielAnzuelo,lollamamosaraízdeeso.
Ése fue el final del programa. La idea de reconocer en público que enEstadosUnidoshabíaagentesencubiertos,deadmitirnuestraincapacidaddedarconellos,difícilmentepodíaserdelagradodelospecesgordosdelBuró.Entreesoylaposibilidaddequelosrusosnosmanipularan—ofreceraagentesdoblesde anzuelo que proporcionaran pistas falsas—, el plan deOmar fue objeto deduras críticas y acabó siendo rechazado. «Nosveremosdesbordados conotrosDmitris», adujeron.Y así fue como se estancó la que en su día había sido laprometedora trayectoriaprofesionaldeOmar.Cayóen el olvido,bregandodíatrasdíaconunalaboringrata,frustrante,imposible.
Lapantallacambia,yapareceuniconitoconelnombredeYury.Amíestosiempremeelectriza,verahíelnombredemisobjetivos,saberquetenemosunaventanaquenospermiteasomarnosasuvidainformática,alainformaciónqueconsideranprivada.Eneseprecisoinstante,Omarselevanta.EstáaltantodelosesfuerzosqueestamosrealizandoparadescubriraYury.FormapartedelpuñadodeagentesdelBuróquesabedelaexistenciadelprograma,yessumayorfan,lapersonaque cree en el algoritmo,y enmí,másqueningunaotra.Aunasí, nopuedeaccederaéldirectamente.
—Llámamemañana,¿vale?—medice.—Claro—contesto.Damediavueltaynadamásverlelaespalda,alejándose,centrolaatención
enlapantalla.Hagodoblecliceneliconoyapareceunrecuadroconunreborderojo que refleja el contenido del portátil deYury, un espejo exacto que puedopeinar. Sólo tengo unosminutos antes de irme, perome bastan para echar unvistazo.
Elfondoesazulmarinoyestásalpicadodeburbujasdedistintostamaños,endiversastonalidadesdeazul.Hayiconosalineadosencuatropulcrasfilasaunlado, la mitad de ellos carpetas. El nombre de los archivos está en cirílico,caracteresquereconozcoperonoséleer,almenosnoencondiciones.Haceañoshice un curso de ruso para principiantes, pero luego nacióLuke y lo dejé. Séalgunasfraseselementales,reconozcoalgunaspalabras,peroesoestodo.Paraelrestocuentoconexpertosenidiomasoprogramasdetraducciónautomática.
Abroalgunascarpetasylosdocumentosdetextoquecontienen.Páginatraspáginadedensocirílico.Mellevounagrandecepción,unadecepciónqueséque
esabsurda.¿Cómoibaaescribireninglés,adejarconstanciadealgoeninglés,«ListadodeoperativosencubiertosenEstadosUnidos»,unrusosentadodelantedesuordenadorenMoscú?Séqueloquebuscoestáencriptado.Sóloesperoveralgunapista,algúnarchivoprotegido,algoconunencriptadoobvio.
Graciasainfiltracionesdealtonivelllevadasacaboalolargodelosañossabemosquelaidentidaddelosagentesencubiertoslaconocenúnicamenteloscontactos, y que los nombres se guardan endispositivos electrónicos, a escalalocal.No enMoscú, porque el SVR temeque haya topos dentro de su propiaorganización.Estantoelmiedoquelestienenqueprefierenarriesgarseaperderagentes encubiertos a tener los nombres en Rusia. Y sabemos que si a uncontactolepasaraalgo,eljefeaccederíaalosarchivoselectrónicosysepondríaencontactoconMoscúparaobtenerunaclavededesencriptado,unapartedeunprotocolo de encriptadomulticapa. Tenemos el código deMoscú, pero nuncahemostenidonadaquedesencriptar.
El programa es hermético: no podemos entrar en él.Ni siquiera sabemoscuál es su verdadero objetivo, si es que lo hay. Podría ser tan sólo recabarinformaciónpasiva,opodría ser algomás siniestro.Pero,puestoque sabemosqueeldirectordelprogramarindecuentasnadamenosqueaPutin,meinclinoapensarqueeslosegundo,yestoprecisamenteesloquemequitaelsueño.
Sigomirando,leyendocadaunodelosarchivos,aunquenoestémuyseguradeloqueestoybuscando.Entoncesveounapalabraencirílicoquereconozco.Друзья:Amigos.Elúltimo iconode laúltima fila, unacarpeta amarilla.Hagodoble clic, y la carpeta se abre y despliega un listado de cinco imágenes enJPEG, nadamás.Mi corazón empieza a acelerarse. Cinco.Hay cinco agentesencubiertos asignados a cada contacto; lo sabemos por múltiples fuentes. Yademásestáeltítulo:«Amigos».
Abro la primera imagen: se ve un plano de la cara de un hombre demediana edad, anodino, con gafas redondas.Me pongo nerviosa. Los agentesestánbien integrados.Adecirverdad, sonmiembros invisiblesde la sociedad.Éstepodríaserperfectamenteunodeellos.
Lalógicamedicequenomeemocionedemasiado:todalainformaciónqueposeemosafirmaquelosarchivosdelosagentesencubiertosestánencriptados.Sinembargo,miinstintomedicequeestoesalgogordo.
Abro lasegunda:unamujer,pelirroja,conlosojosmuyazules, lasonrisaancha.Denuevo,una instantáneade lacabeza,otroposibleagenteencubierto.Lamirofijamente.Measaltaunaideaqueintentopasarporalto,peronopuedo.Son sólo imágenes.No hay nada sobre su identidad, nada que el jefe pudierautilizarparaponerseencontactoconellos.
Apesar de ello. «Amigos.» Imágenes.Así quepuedequeYuryno sea el
escurridizocontactoqueyoconfiabaendesenmascarar,aquelalquelaAgenciaha asignado recursos, porque quiere dar con su paradero. Pero ¿y si es unreclutador?Yestascincopersonasdebendeserimportantes.¿Objetivos,talvez?
Abrolaterceraimagenyenmipantallaapareceunacara.Unainstantáneade la cara, un primer plano. Tan familiar, tan esperada..., y sin embargo no,porqueestáaquí,dondenotienequeestar.Lamirosorprendida,una,dosveces,mi cerebropugnandopor tenderunpuente entre loque estoyviendoy loquesignifica.Enese instante juraríaqueel tiemposedetiene.Unosdedosheladosaprisionanmicorazónyloestrujan,yloúnicoqueoigoeselruidodelasangrequesemeagolpaenlosoídos.
Laquetengodelanteeslacarademimarido.
2Lospasosseacercan.Losoigo,atravésinclusodelmartilleodelasangreenmisoídos.Elaturdimientoquesientocristaliza,enuninstante,enunaúnicaorden:«Ocúltala».LlevoelcursorhastalaXqueapareceenlaesquinadelaimagenyhagoclic,yelrostrodeMattdesaparecesinmás.
Mevuelvohacia el sonido, la partición abierta demi cubículo.El que seaproximaesPeter. ¿Lohabrávisto?Miro lapantalla: nohayninguna imagen,sólolacarpeta,abierta,ycincolíneasdetexto.¿Lahabrécerradoatiempo?
Unamolesta voz interiorme pregunta qué importancia tiene. Por qué hesentido lanecesidaddeocultar la imagen.EsMatt,mimarido. ¿Nodebería ircorriendoaSeguridad,apreguntarporquélosrusostienenensupoderunafotodeél?Empiezoasentirnáuseasenlomásprofundodelestómago.
—¿Vienes a la reunión? —pregunta Peter, con una ceja enarcadasobresaliendoporencimadelagruesamonturadesusgafas.
Lo tengo delante de mí, con sus mocasines, sus pantalones de vestir decolorcaquiyunacamisaabotonadacasihastaarriba.Petereselanalistajefedelasección,unareliquiadelaerasoviéticaymimentordurantelosúltimosochoaños. No hay nadie que sepa más de contrainteligencia rusa. Callado yreservado,resultaimposiblenorespetarlo.
Y ahoramismo no hay nada raro en su expresión. Tan sólo la pregunta.¿Voyaasistiralareuniónmatutina?Nocreoquelahayavisto.—Nopuedo—contesto, y la vozme sale extrañamente aguda. Procuro bajarla, intento evitarquemetiemble—.Bellaestáenferma.Tengoqueirabuscarla.
Asiente, o más bien ladea la cabeza. Su expresión parece serena,imperturbable.
—Esperoquesepongabien—dice,ydamediavueltaparamarcharsealasaladereuniones,esecubodeparedesdecristalqueesmásapropiadoparaunastart-updetecnologíaqueparalacentraldelaCIA.Losigoconlamiradahastaasegurarmedequenosevuelve.
Mevuelvohaciaelordenador,a lapantalla,en laqueahoranohaynada.
Lasrodillasmeflaquean,menotolarespiraciónacelerada.LacaradeMatt.EnelordenadordeYury.Ymiprimerinstinto:«ocúltala».¿Porqué?
Oigoamiscompañerosdeequipo,quesedirigenalasaladereuniones.Micubículo es el más próximo a ella, todo el que quiere ir a esa sala pasa pordelante.Por lo general, aquí nohaymucho jaleo, son los confines delmar decubículos,amenosquelagentevayaalasaladereunionesoalasaladeaccesorestringido, la habitación que hay justo detrás, el lugar donde los analistas sepuedenencerrarparaverlosmásconfidencialesdelosarchivosconfidenciales,los que contienen una información tan valiosa, tan difícil de obtener, que losrusosnodudaríanenlocalizarymataralafuentesisupieranquelateníamos.
Cojoaire connerviosismo,unavez,otra.Mevuelvocuando lospasos seacercan. La primera es Marta. Trey y Helen, juntos, manteniendo unaconversaciónenvozqueda.RafaelydespuésBert,nuestrojefedesección,quehace pocomás que revisar documentos. El verdadero jefe es Peter, y todo elmundolosabe.
Los siete somos el equipo de agentes encubiertos. Un grupo rarito, laverdad,porquetenemosmuypocoencomúnconlosotrosequiposdelCentrodeContrainteligencia, sección de Rusia. Ellos tienen tanta información que nosabenquéhacerconella;nosotrosnotenemosprácticamentenada.
—¿Vienes? —me pregunta Marta, parándose en mi cubículo, mientrasapoyaunamanoenunadelasaltasparedes.
Cuando habla me llega su aliento, que huele a menta y enjuague bucal.Tieneojeras,yllevaunagruesacapadecorrector.Ajuzgarporsuaspecto,ayerporlanochesetomóunacopademás.AMarta,antiguaagentedeoperaciones,legustanenigualmedidaelwhiskyyrevivirsusdíasdegloriasobreelterreno.Enunaocasiónmeenseñóaabrirunacerraduraconunatarjetadecréditoyunahorquillaquemeencontréporcasualidadenelbolsoquellevoaltrabajo,delasqueusoparahacerleelmoñoaBellacuandovaaballet.
Niegoconlacabeza.—Tengoalaniñaenferma.—Songérmenesandantes.Baja la mano y sigue su camino. Sonrío al resto a medida que van
desfilando:aquínopasanada.Cuandoestán todosenelcubodecristalyBertcierra lapuerta,mecentrodenuevoen lapantalla.Losarchivos,elgalimatíascirílico. Estoy temblando. Miro el reloj de la esquina de la pantalla: deberíahabersalidohacetresminutos.
Elnudoquetengoenelestómagoesfuerteydenso.Yodiríaqueahoranopuedo marcharme, pero no tengo elección. Si llego tarde a buscar a Bella,recibiréun segundoaviso.Y, al tercero,hastanunca: el colegio tiene listasde
esperaparatodaslasclases,ynoselopensaríadosveces.Además,¿quéharíasimequedase?
Sólohayunamaneraseguradeaveriguarexactamenteporquéestáahí lafoto deMatt, y no es revisandomás archivos. Trago saliva, siento náuseas ycierroAthena con el cursor y apago el ordenador.Después cojo el bolso y elabrigoymedirijohacialapuerta.Mattesunobjetivo.
Cuando llego al coche, con los dedos como carámbanos, el alientoformandopequeñasbocanadasblancas,estoysegura.
Noseríaelprimero.Losrusossemostraronmásagresivosquenuncaelañoanterior.EmpezaronporMarta.UnamujerconacentodeEuropadelEstesehizoamiga suya en el gimnasio, tomó algo con ella enO’Neill’s.Después de unascuantascopas, lamujer lepreguntódirectamentesi le interesaríaseguirconsu«amistad»yhablarsobreeltrabajo.Martasenegóynolavolvióaver.
ElsiguientefueTrey.Aúnenelarmarioporaquelentonces,siempreveníaa loseventosdel trabajoconsu«compañerodepiso»,Sebastian.Undía lovi,descompuesto y pálido, subiendo a Seguridad. Después me enteré de que lohabíanintentadochantajear:leenviaronalcorreoelectrónicofotosdelosdosensituacionescomprometidasy loamenazaronconenviárselasasuspadressinoaccedíaareunirseconloschantajistas.
Demaneraquecabesuponerquelosrusossabenquiénsoy.Ysisabeneso,llegar hasta Matt sería pan comido. Como también lo sería averiguar dóndesomosvulnerables.
IntentoarrancaryelCorollaemitesuruidohabitual,comosiseahogase.—Vamos—farfullo, haciendo girar la llave de nuevo, escuchando cómo
vuelvealavidaelmotor,condificultad.Segundos después, una ráfaga de aire gélido entra por las rejillas de
ventilación. Pongo la calefacción al máximo, me froto las manos y meto lamarchaatrás.Deberíaesperaraquecalentara,peronohay tiempo.Nuncahaysuficientetiempo.
El Corolla es el coche de Matt, el que tenía antes incluso de que nosconociéramos. Decir que está en las últimas es quedarse corto. Del mío nosdeshicimos cuando estaba embarazada de los gemelos, y compramos unmonovolumen,desegundamano.Mattutilizaése,elcochefamiliar,porqueesquienmásvaallevaryarecogeralosniños.
Conduzcoaturdida,comounaautómata.Cuantomásavanzo,másseaprietaelnudoquetengoenelestómago.LoquemepreocupanoesqueMattseaun
objetivo. Es esa palabra: Amigos. ¿Acaso no sugiere cierto grado decomplicidad?
Mattesingenierodesoftware.Nosabelorefinadosquesonlosrusos.Lodespiadadosquepuedenser.Queaprovecharíanlamenoroportunidad,lamenorseñal de que podría estar dispuesto a colaborar con ellos para explotarla, paratergiversarlayobligarloairamás.
Llegoal colegio condosminutosde antelación.Cuandoentro,me recibeuna bocanada de aire caliente. La directora, unamujer de rasgosmarcados ysiempreceñuda,miraelrelojdesoslayo,intencionadamente,ymeobservaconseveridad.Noestoyseguradesimequiereinsinuarqueporquéhetardadotantooquesihevueltotanprontoesevidentequelaniñayaestabaenfermacuandolahemos dejado aquí. Al pasar por delante le ofrezco una sonrisa bastantedesganadaamododedisculpa,aunquepordentroestoyquetrino.SealoquesealoquetieneBella,lohacogidoenestesitio.
Enfilo el pasillo, repleto de cosas que han hecho los niños—huellas demanos que han convertido en osos polares, copos de nieve con purpurina yacuarelas de manoplas navideñas—, pero tengo el pensamiento en otro sitio.«Amigos.» ¿HizoMatt algo que les indujera a pensar que estaría dispuesto acolaborar con ellos? Lo único que necesitarían sería unamínima señal. Algo,cualquiercosa,quepuedanexplotar.
Llego a la clase deBella: sillitas, casilleros y organizadores de juguetes,unaexplosióndecoloresprimarios.Estáenelrincónmásalejadodelaula,solaen un sofá de tamaño infantil de un rojo vivo, en el regazo un libro ilustradoabierto.Alparecer,apartadadelosotrosniños.Llevaunosleotardospúrpuraquenoreconozco;recuerdovagamentequeMattmencionóquelahabíallevadodecompras.Sí,locomentó.Selehaquedadotodalaropapequeña.
Voy hacia ella con los brazos abiertos y una sonrisa exagerada. Mi hijalevantalacabezaymemiraconcautela.
—¿Dóndeestápapi?Mehundopordentro,perosigoconlasonrisaenlacara.—PapáhaidoalmédicoconCaleb.Hoyhevenidoabuscarteyo.Cierraellibroyloponeenlaestantería.—Vale.—¿Medasunabrazo?—Sigoconlosbrazosabiertos,perodesanimada.La
niñalosmirauninstanteyserefugiaenellos.Laestrechoconfuerza,enterrandolacaraensusuavepelo—.Sientoquenoteencuentresbien,cariño.
—Estoybien,mamá.«¿Mamá?»Mequedohelada.Estamismamañanaeramami.Porfavor,que
nodejedellamarmemami.Noestoylistaparaeso.Ymenoshoy.
Lamiroyesbozootrasonrisa.—Vamosabuscaratuhermano.Bellasesientaenelbancoquehayalapuertadelauladebebésmientrasyo
entroabuscaraChase.Hoylahabitaciónmedeprimetantocomomedeprimióhacesieteaños,cuandodejéaLuke:elcambiadordepañales,lahileradecunas,lahileradetronas.
Chase está en el suelo cuando entro. Una de sus profesoras, la joven, locogeantesdequellegueyoaél,loachuchayledabesosenlamejilla.
—Esuncielo—afirma,sonriéndome.Sientounapunzadadeenvidiaalverlos.Éstaeslamujerqueloviodarsus
primerospasos,aquéllahaciacuyosbrazosélfueconpasoinseguromientrasyoestaba en la oficina. Actúa con tanta naturalidad con él, parece tan cómoda...Claro,esnormal:estáconéltodoeldía.
—Síqueloes—contesto,ymivozsuenarara.Enfundo a los dos niños en sendos plumíferos, les pongo el gorro—hoy
hace un frío que no es normal, estando en marzo— y los siento en susrespectivassillasenelcoche,esasquesondurasylobastanteestrechasparaquequepantresenlapartedeatrásdelCorolla.Lasbuenas,lasseguras,estánenelmonovolumen.
—¿Quéhashechoestamañana,cariño?—pregunto,mirandoaBellaporelretrovisormientrassalgodelaparcamiento.
Guardasilenciouninstante.—Soylaúnicaniñaquenohaidoayoga.—Losiento—digo,yencuantolaspalabrassalendemibocaséquenoson
lasadecuadas,quedeberíahaberdichootracosa.Elsilencioquesigueesdenso.Pongomúsica,ladelosniños.AtravésdelretrovisorveoqueBellaestámirandoporlaventana,callada.
Deberíapreguntarleotracosa,hacerquemehabledesudía,peronodigonada.Nopuedoquitarmelafotodelamente.LacaradeMatt.Reciente,creo.Tendráunaño,aproximadamente.¿Cuántotiempollevanvigilándolo,vigilándonos?
Elrecorridodelcolegioacasaescorto,elcaminoserpenteaporbarriosqueson el espíritu de la contradicción: McMansiones de nueva construcciónentremezcladas con casas más antiguas, como la nuestra, que es demasiadopequeñaparaseispersonas,tanviejaquemispadrespodríanhabersecriadoenella.TodoelmundosabequelaszonasresidencialesdeWashingtonsoncaras,yBethesdaesunadelaspeores.Sinembargo,loscolegiossondelosmejoresdelpaís.
Llegamosanuestracasa,delíneaspuras,similarauncubo,conungarajededosplazas.Hayunpequeñoporchequeañadieronlosanteriorespropietarios
enlapartedelantera.Nopegamuchoconelrestodelacasa,ynolousamosnilamitaddeloquepenséqueloutilizaríamos.Compramoslacasacuandoyoestabaembarazada de Luke, cuando, teniendo en cuenta los colegios, parecía quemerecíalapenapagarlabarbaridadquepagamosporella.
Miro la bandera que ondea cerca de la puerta principal. La colgó Matt.Sustituyó la quehabía cuandoperdió el color.Matt no accedería a trabajar encontradenuestropaís.Séquenoloharía.Pero¿hizoalgo?¿Hizolosuficienteparaquelosrusospensaranqueseríacapazdehacerlo?
Hayunacosaqueséacienciacierta:esunobjetivopormí.Pormitrabajo.Yporesoheocultadolafoto,¿no?Siestáenunaprieto,esculpamía.Ytengoquehacerloquepuedaparasacarlodeahí.DejoqueBellaveadibujosanimadosenelsofá,unostrasotros.Normalmentelolimitamosaunepisodio,unpremioparadespuésdecenar,peroestáenferma,yyo no consigo pensar en nada que no sea aquella imagen. Mientras Chaseduerme y Bella está embobada delante de la tele, limpio la cocina. Paso unabayeta por las encimeras, las azules, que cambiaríamos si tuviéramos dinero.Quitomanchasdelosfogones,alrededordelostresfuegosqueaúnfuncionan.Organizo el armario donde guardamos los tuppers de plástico, poniendo cadatapaconsurecipiente,metiendounosdentrodeotros.
PorlatardeabrigoalosniñosyvamosandandohastalaparadadelautobúsabuscaraLuke.MesaludaigualqueBella:
—¿Dóndeestápapá?—PapáhaidoalmédicoconCaleb.Le preparo algo de merendar y lo ayudo con los deberes. Una hoja de
ejerciciosdematemáticas,sumarnúmerosdedoscifras.Nosabíaqueyaestabancondoscifras.Porlogeneral,esMattquienlosayuda.
Bella oye la llave en la cerradura antes que yo, sabe que esMatt, y saledisparadadelsofáparairalapuerta.
—¡Papi!—exclamacuandoabreél,conCalebenunbrazoycomidaenelotro.
Aunasí,selasarreglaparaagacharse,darleunabrazoypreguntarlecómoseencuentramientraslequitaelabrigoaCaleb.Apesardetodo,lasonrisadesucaraparecegenuina,esgenuina.
Selevanta,seacercaamíymedaunbeso.—Hola,cariño—saluda.LlevalosvaquerosylasudaderaqueleregaléporNavidad,lamarróncon
cremallera en la parte de arriba, encima un chaquetón. Deja la bolsa de lacompraenlaencimerayseacomodaenlacaderaaCaleb.Bellaseabrazaauna
pierna,yélponelamanoquelequedalibreensucabezayleacariciaelpelo.—¿Cómohaido?—CojoaCalebycasimesorprendequeaccedaavenir
conmigo. Lo abrazo y le doy un beso, aspiro el olor dulzón del champú paraniños.
—Pues la verdad es que muy bien —me contesta Matt, quitándose elchaquetónydejándoloenlaencimera.SeacercaaLukeylealborotaelpelo—.Quépasa,chavalote.
Lukelevantalacabezaymuestraunasonrisaradiante.Veoeldientequelefalta,elprimeroqueselecayó,quefueaparardebajodesualmohadaantesdequeyollegaraacasadetrabajar.
—Hola,papá.¿Jugamosalbéisbol?—Dentrodeun rato.Primeroquierohablarconmamá.¿Ya tehaspuesto
coneltrabajodeciencias?«¿Hayuntrabajodeciencias?»—Sí—respondeLuke,ymemira como si se lehubieraolvidadoqueyo
estoydelante.—Dilaverdad—lepido,lavozmásásperadeloquepretendía.Nuestras
miradasseencuentran,yveoqueenarcaunpocolascejas,peronodicenada.—Heestadopensandoeneltrabajodeciencias—oigofarfullaraLuke.Mattvuelvealaencimerayseapoyaenella.—El doctor Misrati está muy satisfecho con los progresos. La eco y el
electroestabanbien.Quierevolveravernosdentrodetresmeses.EstrujodenuevoaCaleb.Porfinbuenasnoticias.Mattempiezaasacarla
compra: cinco litros de leche, un paquete de pechugas de pollo, una bolsa deverdurascongeladas.Galletitasdelapanadería,delasquesiemprelepidoquenocompre,porquepodemoshacerlasnosotrospormuchomenosdinero.Tarareaalgo,unacanciónquenoidentifico.Estácontento.Tarareacuandoestácontento.
Seagacha,sacaunacazuelayunasarténdelagavetadeabajoylasponealfuego.BesodenuevoaCalebmientras loobservo.¿Cómosemaneja tanbiencontodoesto?¿Cómopuedetenertantasbolasenelaireyquenoselecaigan?
MedesentiendodeélparamiraraBella,quehavueltoalsofá.—¿Estásbienahí,cariño?—Sí,mamá.VeoqueMattpara,dejadehacerloqueestáhaciendo.—«¿Mamá?»—repiteenvozbaja.Mevuelvoyveolapreocupaciónescrita
ensucara.Me encojodehombros, pero estoy seguradequeve enmis ojos queme
duele.—Supongoquenohabíamásdías.
Matt deja el paquete de arroz que tiene en la mano y me abraza, y derepente el muro de emociones que se ha estado levantando en mi interioramenazaconvenirseabajo.Oigoloslatidosdesucorazón,notosucalor.«¿Quéha pasado? —me entran ganas de preguntarle—. ¿Por qué no me lo hascontado?»
Mecontengo,respiroymeaparto.—¿Teayudoconlacena?—No hace falta.—Se vuelve, enciende el fuego, se inclina y coge una
botelladevinodelbotellerometálico.Veocómoladescorchaysacaunacopadelarmario.Lallenahastalamitad,concuidado,ymelada—.Toma,bebealgo.
«Sisupierascuántafaltamehace...»Lededicounasonrisatímidaydoyunsorbo.
Leslavolasmanosalospequeñosylosacomodoenlastronas,unoacadaladodelamesa.Mattllenaunoscuencosconloquehasalteadoynoslostraealamesa.EstáhablandoconLukedealgo,yyopongolacaraquehayqueponer,como si formara parte de la conversación, pero tengo la cabeza en otra parte.Hoyestátancontento...Últimamenteestámáscontentoquedecostumbre,¿no?
Me acuerdo de aquella imagen. El nombre de la carpeta: «Amigos». Nocreoquehaya accedido anada, pero estamoshablandode los rusos.Loúnicoque tendría que haber hecho es darles la menor oportunidad, la más leveindicacióndequepodríapensárseloyseleecharíanencima.
Me corre la adrenalina por el cuerpo, tengo una sensación parecida a ladeslealtad.Esaideanisiquieradeberíapasársemeporlamente.Perosemepasa.Yestáclaroqueeldineronoshacefalta.¿Ysipensóquenosestabahaciendounfavor, proporcionandootra fuente de ingresos? Intento acordarmede la últimavez que discutimos por dinero.Al día siguiente vino a casa con un billete delotería,quedejóenlanevera,bajounaesquinadelapizarrablancamagnética.Enlapizarraescribió:«Losiento»,ydibujóunacaritasonrientedebajo.
¿Y si lo reclutaron y él pensó que era como ganar la lotería? ¿Y si nisiquierasabequeloreclutaron?¿Ysiloengañaron,sicreequesehahechoconuntrabajoextraperfectamentelegítimo,quenosayudaallegarafindemes?
PorDios,alfinaltodosereducealdinero.Cómoodioquealfinaltodosereduzcaaldinero.
Si lo hubiera sabido, le habría dicho que tuviera paciencia. Las cosasmejorarán.Esverdadqueahoraestamosennúmerosrojos,peroBellacasivaapreescolar,ylosgemelosprontodejaránelauladebebésyahorraremosalgo.Elaño que viene estaremos mejor, mucho mejor. Éste es un año complicado.Sabíamosqueseríaunañocomplicado.
Ahora Matt está hablando con Bella, y su vocecita dulce se abre paso
lentamenteatravésdemineblinamental.—Soy laúnicaniñaquenoha idoayoga—cuenta, lomismoquemeha
dichoamíenelcoche.Mattcomeunpoco,masticandoaconciencia,sindejardemirarlaenningún
momento.Yocontengoelaliento,esperandoaverquécontesta.Alfinaltragaydice:
—¿Ycómotehassentido?Bellaladealacabezadeunamaneracasiimperceptible.—Bien,creo.Mehandejadosentarmedelanteenlahoradeloscuentos.La miro, el tenedor suspendido en el aire: no le ha importado. No
necesitaba una disculpa. ¿Cómo es que Matt siempre encuentra las palabrasadecuadas,siempresabequédecir?
Chase está tirando al suelo lo que le queda de cena con sus manosregordetas,manchadasdecomida,yCalebseechaareír,estampandolasmanosen su bandeja y haciendo que la salsa del salteado salga volando.Matt y yoapartamos la silla a la vez y nos abalanzamos sobre el papel de cocina paraempezar a limpiarles la caray lasmanos llenasde salsaypegotesde comida,una rutinapara laqueaestasalturas tenemosbastantepráctica, la limpiezaentándem.
DamospermisoaLukeyaBellaparaqueselevantendelamesayvayanala sala de estar.Cuando los gemelos están limpios, los dejamos en esamismasalaynosponemosarecogerlacocina.Hagounapausapararellenarmelacopamientrasmetolosrestosenrecipientesdeplástico.Mattmeobservaymelanzaunamiradainterrogativaaltiempoquelimpialamesadelacocina.
—¿Hastenidounmaldía?—Un poco—contesto, e intento pensar en cómo habría respondido esa
preguntaeldíaanterior.¿Quémás habría dicho?No es que le dé aMatt información clasificada.
Quizá alguna anécdota de mis compañeros. Insinuar cosas, mencionarproblemas, como la tremenda carga de información de hoy. Pero sonmigajas.Nadaquepudierainteresaralosrusos.Nadaporloquepagarían.
Cuando la cocina por fin está limpia, tiro el último trozo de papel a labasura y me dejo caer en mi silla frente a la mesa. Miro la pared, la pareddesnuda.¿Cuántosañosllevamosyaaquí,ytodavíanolahemosdecorado?Dela sala de estarme llega el sonido de la televisión, el programa de camionesmodificados,elquelegustaaLuke.Lasuavemelodíadeunodelosjuguetesdelosgemelos.
Matt se acerca, saca su silla y se sienta. Me observa, con cara depreocupación, esperando a que hable. Tengo que decir algo. Tengo que saber
toda la verdad. La alternativa es acudir directamente a Peter, a Seguridad,contarlesloquehedescubierto.Permitirqueempiecenainvestigaramimarido.
Debe de haber una explicación inocente para todo esto. Todavía no hanabordadoaMatt.Lohanhecho,peroélnosehadadocuenta.Nohaaccedidoahacernada.Seguroquenohaaccedidoahacernada.Apuroloquemequedadevino.Lamanometiemblacuandodejolacopaenlamesa.
Miro a mi marido, sin saber lo que voy a decir. Ya se me podría haberocurridoalgoentodasestashoras,seríalológico.
Su expresión parece absolutamente franca.Debe de saber que se avecinaalgogordo.Estoyseguradequemelonotaenlacara.Peronoloveonervioso.Noloveodeningunamanera.SóloveoaMatt.
—¿Cuántohacequetrabajasparalosrusos?—pregunto.Laspalabrassinfiltrar,sinprocesar.Peromehansalido,asíqueestudiosu
caraatentamente,porquesuexpresiónmeimportamuchomásquesuspalabras.¿Verésinceraperplejidad?¿Indignación?¿Vergüenza?
Noveo nada.A su rostro no asomaninguna emoción.No cambia.Y esohacequeelmiedomeasalte.
Memirasinalterarse.Tardaunpocoenresponder,demasiado.—Veintidósaños.
3Es como si el suelo desapareciera bajomis pies. Como si estuviera cayendo,flotando,suspendidaenunespacioenelquemeveoamímisma;veocómosedesarrollaesto,peronoformopartedeello,porquenoesreal.Sientounpitidoenlosoídos,unextrañosonidometálico.
Nomeesperabaunsí.Cuandohepronunciadoesaspalabras,conlasqueloacusaba de la peor transgresión posible, he creído que quizá admitiría algomenos importante.«Unavezquedéconalguien—diría—.Pero te juroquenotrabajoparaellos,Viv.»
Oque simplemente se indignaría, con toda la razón: «¿Cómohas podidopensartalcosa?».
Deningúnmodoesperabaunsí.Veintidós años. Me centro en el número porque es algo tangible, algo
concreto.Treintaysietemenosveintidós:teníaquinceaños.Ibaalinstituto,enSeattle.
Notienesentido.Alosquinceañosjugabaalbéisbolenjuveniles.Tocabalatrompetaenla
bandadelinstituto.Cortabaelcéspeddelosvecinosparasacarseundinerillo.Noloentiendo.«Veintidósaños.»Mellevolosdedosalassienes.Elpitidonocesa.Escomosihubieraalgo,
una certeza, sólo que es tan espantosa que no soy capaz de aceptarla, dereconocerqueesreal,porquetodomimundosevendráabajo.
«Veintidósaños.»Sesuponíaquemialgoritmome llevaríahastaunagente rusoque trataba
conagentesencubiertosenEstadosUnidos.«Veintidósaños.»Entoncesmeacuerdodeunafrasedeunviejoinformedeinteligencia.Un
activodelSVRfamiliarizadoconelprograma.«Reclutanachavalesdetansóloquinceaños.»
Cierrolosojosypresionoconfuerzamissienes.Mattnoesquiendiceser.Mimaridoesunoperativoencubiertoruso.
Eldestino.Asíescomosiemprepenséquenoshabíamosconocido.Comoenlaspelículas.
FueeldíaquemetrasladéaWashington.Unlunesporlamañanadejulio.SalídeCharlottesvillealamanecer,contodasmiscosasenelAccord.Aparquéendoblefila,conlaslucesdeemergenciapuestas,delantedeunviejoedificiodeladrillo recorrido por desvencijadas escaleras de emergencia, lo bastante cercadel zoo como para olerlo. Mi nuevo apartamento. Iba por el tercer viaje delcoche a la puerta, por la acera, cargada con una gran caja de cartón, cuandochoquécontraalgo.
Matt. Llevaba unos pantalones vaqueros y una camisa azul clara con lasmangassubidashastaloscodos,yacababadetirarleporencimaelcaféqueibabebiendo.
—¡Ay,Dios!—exclamé,dejandodeprisalacajaenelsuelo.Élsosteníaunvasode caféquegoteabaenunamano, la tapadeplástico ahora a suspies, ysacudía la otra, haciendo que saltaran gotas de líquido. En la cara tenía unamuecadedolor.Variosmanchurroneslehumedecíanlapecheradelacamisa—.Cuántolosiento.
Mequedéallíparada,sinpoderhacernada,conlasmanosextendidashaciaél,comosidealgunamaneramismanosdesnudaspudieranhaceralgoenunasituaciónasí.
Él sacudió el brazo un par de vecesmás ymemiró. Sonrió, una sonrisaencantadora a más no poder, y juro que el corazón se me paró. Esos dientesblancosperfectos,losintensos,brillantesojoscastaños.
—Notepreocupes.—Tengopapeldecocina,siquieres.Debedeestarenunadelascajas...—Nopasanada.—¿O prefieres quitarte la camisa? Puede que tenga una camiseta que te
valga...Semirólacamisayguardósilenciouninstante,comosiseloplanteara.—Deverdadquenopasanada.Perogracias.—Medirigióotra sonrisay
siguiósucamino.Yomequedéplantadaenmitaddelaacerayloseguíconlamirada,esperé
para ver si se volvía, si cambiaba de opinión, durante todo ese tiempoinvadiéndomeunaabrumadorasensacióndedecepción,unanecesidadimperiosa
dehablarunpocomásconél.«Amoraprimeravista»,dijemástarde.El resto de lamañana nome lo pude quitar de la cabeza. Esos ojos, esa
sonrisa.Esamismatarde,conmiscosasabuenrecaudoyaenmiapartamento,investigabaminuevobarriocuandolovi,hojeandolibrosenuncajónquehabíaa la puerta de una pequeña librería. El mismo chico con una camisa nueva,blancaestavez.Totalmenteabsortoenloslibros.Esdifícildescribirloquesentí:excitación,adrenalinayunaextrañasensacióndealivio.Despuésdetodo,ibaatenerunasegundaoportunidad.Respiréhondo,fuihastadondeestabaymepuseasulado.
—Hola—losaludérisueña.Memiró,enunprincipioconcarainexpresiva,peroluegocayó.Sonrióasu
vez,dejandoalavistasusdientesperfectosyblancos.—Ah,hola.—Estaveznohaycajas—comenté, y sentí vergüenza: ¿eso era lomejor
quesemeocurría?Seguíasonriendo.Carraspeé.Nuncahabíahechoeso.Señaléelcafédeal
lado.—¿Teapeteceuncafé?Creoquetedebouno.Miró el toldodel café y luego amí, la expresión cautelosa. «Madremía,
seguroquetienenovia—pensé—.Nodeberíahabérselodicho.Menudocorte.»—Ounacamisa.Creoquetambiéntedebouna.—Sonreí;habíaintentado
quitarlehierroalasuntobromeando.«Bien pensado,Viv. Le acabas de dar una escapatoria. Se puede tomar a
risalainvitación.»Paramisorpresa,dijoalgoquemehizosentiralivio,ilusiónypurovértigo.—Lodelcafésuenabien.Nossentamosenunrincóndelfondodelcafé,hastaquelanochecayóenla
ciudad.Laconversaciónfluía,nohabíasilenciosincómodos.Teníamosmuchascosasencomún:éramoshijosúnicos,católicosnopracticantes,apolíticosenunaciudad política. Los dos habíamos viajado por Europa solos, con muy pocodinero. Nuestras madres eran profesoras, ambos habíamos tenido un goldenretriever de pequeños. Las semejanzas casi eran inquietantes. Que noshubiésemos conocido parecía cosa del destino.Matt era divertido, encantador,listoyeducado,yguapoamásnopoder.
Luego, cuando hacía ya tiempo que habíamos terminado el café y unaempleadalimpiabalasmesasanuestroalrededor,memiró,conunnerviosismoincontrolableescritoenlacara,ymepreguntósiqueríacenarconél.
Fuimosaunpequeñorestaurante italianoquehabíaal lado, tomamosuna
cantidadingentedepastacaseraconunabotelladevinoyunpostrequenonosentraba a ninguno de los dos, pero que pedimos de todas formas, amodo deexcusaparaseguirallí.Enningúnmomentonosquedamossinconversación.
Estuvimoshablandohastaqueelrestaurantecerró,despuésmeacompañóacasa,cogidosde lamano.Nuncamehabíasentidomásagusto,más tranquila,másfeliz.Mediounbesodebuenasnochesenlaacera,delantedemiedificio,en el mismo sitio donde le había tirado el café. Y cuando me quise quedardormida esa noche, supe que había conocido al hombre con el queme iba acasar.—Viv.
Parpadeoyel recuerdosedesvanece,así, sinmás.De lasaladeestarmelleganretazosdelamúsicadelprogramadecamionesmodificados.Balbuceos.Unjuguetegolpeandootro,plásticocontraplástico.
—Viv,mírame.Ahora veo el miedo. Su rostro ya no es inexpresivo. Tiene la frente
fruncida, esas líneas onduladas que le salen cuando está preocupado, másprofundasahoraquenunca.
Se inclina hacia delante en lamesa, pone unamano sobre lamía. Yo laquito,aprietoambasmanosenelregazo.Pareceasustadodeverdad.
—Tequiero.Nopuedomirarlo,nosoportoverlafuerzadesumirada.Observolamesa.
Hayunamanchaderotuladorrojo,pequeña.Lacontemplo.Sehametidoenlavetadelamadera,unacicatrizdealgunamanualidad,dehacetiempo.¿Cómoesquenuncalahevisto?
—Estonocambialoquesientoporti,lojuroporDios,Viv.Túylosniñoslosoistodoparamí.
Losniños.Diosmío, losniños. ¿Qué lesvoyadecir?Levanto lacabeza,mirohacialasaladeestar,aunquenolosveodesdedondeestoy.Oigoquelosgemelosestánjugando.Losdosmayoresestántranquilos,sindudaentretenidosconelprograma.
—¿Quiéneres?—susurro.Notengointencióndesusurrar,peroescomomesale.Comosinopudierahacerquemebrotaralavoz.
—Soyyo,Viv.LojuroporDios.Meconoces.—¿Quiéneres?—repito.Estavezsemequiebralavoz.Me mira, los ojos abiertos como platos, la frente fruncida. Lo miro
fijamente, intentandoaveriguar loquedicen susojos, perono estoy seguradepoderhacerlo.¿Algunavezhepodido?
—Nací en Volgogrado. —Habla en voz baja, serena—. Me llamabaAlexanderLenkov.
«Alexander Lenkov.» Esto no es real. Debe de ser una pesadilla. Es unapelícula, una novela. No es mi vida. Miro de nuevo la mesa. Hay unaconstelacióndepequeñasmarcasdondeunodelosniñosclavóuntenedor.
—MispadressellamabanMijaílyNatalia.«MijaílyNatalia.»NoGaryyBarb.Missuegros,laspersonasalasquemis
hijos llaman abuelita y abuelito. Miro las muescas de la mesa, esos cráteresminúsculos.
—Murieronenunaccidentedecochecuandoyoteníatreceaños.Noteníamásfamilia.Acabéenuncentrodeacogida,yunosmesesdespuésmellevaronaMoscú.Poraquelentoncesnomedicuentadeloqueestabapasando,peromemetieronenunprogramadelSVR.
Siento una punzada de compasión al imaginar a Matt como un niñohuérfanoasustado,peroseveeclipsadadeprontoporunaabrumadorasensacióndetraición.Aprietolasmanosconmásfuerzaaún.
—Pasé dos años de inmersión total en la lengua inglesa. Cuando teníaquinceaños,mereclutaronoficialmente.Medieronunanuevaidentidad.
—MatthewMiller.—Denuevounsusurro.Asienteyseinclinahaciadelante,lamiradavehemente.—Notuveelección.Viv.Memirolosanillosquellevoenlamanoizquierda.Recuerdoesasprimeras
conversaciones,enlasquemedicuentadequeteníamostantascosasencomún.Parecía tan real... Pero era todo inventado: había ideado una infancia que nohabíatenido.
Depronto,todoesmentira.Mividaesunamentira.—Miidentidadnoerareal,perotodolodemássí—asegura,casicomosi
meleyeraelpensamiento—.Missentimientossonreales.Telojuro.Eldiamantedemimano izquierdaatrapa la luz;miro las facetas,unapor
una. Soy vagamente consciente de los sonidos que llegan de la sala de estar.Sonidos nuevos,más altos. Luke y Bella se están peleando.Dejo demirar elanillo, y veo que Matt me está observando, pero tiene la cabeza ladeada, lobastanteparaquemedécuentadequeestáescuchandoalosniños.
—Vosotrosdos,dejaddepelearos—dice,sinapartarlosojosdemí.Nosmiramos,ambosescuchandoalosniños.Lapeleasubedetono,yMatt
sealejadelamesayvaaejercerdemediador.Oigofragmentos,cadaunodelosniños intentando ganarse a Matt con sus argumentos, él regañándolos,sugiriéndolesquebusquenunasoluciónintermedia.Menotoconfusa.Puedequeseaelvino.
MattvuelveconCalebysesienta.Calebmesonríe,semeteunpuñollenodebabasenlaboca.Soyincapazdesonreír,asíquemiroaMatt.
—¿QuiéneselverdaderoMattMiller?—pregunto.Piensoenlapartidadenacimientoquetenemosenlacajafuerte.Latarjeta
delaSeguridadSocial,elpasaporte.—Nolosé.—¿QuéhaydeBarbyGary?—pregunto.Losveoalosdos:lamujerconpintadematrona,lasblusasdecolorpastel
quesiempremerecuerdanaalgoquepodríahaberllevadomiabuela.Elhombrecon la barriga colgando por fuera del cinturón, la camisa siempremetida pordentro,loscalcetinessiempreblancos.
—Tambiénsoncomoyo—contesta.Chaseempiezaallorar,unadistracciónque,curiosamente,resultagrata.Me
levanto y voy a la sala de estar. Está en el suelo, cerca del sofá donde estánsentadosLuke yBella, y entreveo una pelotita azulmetida debajo. La saco ydespuéslocojoaélymeloacomodoenlacadera.Ahorasehatranquilizadounpoco,tansólogimotea,lapelotabienagarrada.
Estoy hecha un auténtico lío. ¿Cómo me han podido engañar con tantafacilidad? Sobre todo en lo que respecta a Barb yGary. Está claro que habíacosasraras:nolosconocíhastaeldíadelaboda.SólohemosidoaSeattleunavez,yellosnohanvenidonuncaavernos.Habíamotivos,desdeluego.Motivosqueporaquelentoncesteníansentido,queahoranoparecenmuysólidos:aBarbledamiedovolar.Nodisponíamosdebastantesdíasdevacaciones.Tuvimosunhijo trasotro, ¿yquién sequierearriesgarameteraunniñoqueberreeenunvueloalotroextremodelpaís?
Mesentíaculpable.Veramispadrestanamenudoyalossuyostanpoco.Inclusomedisculpé.«Lavidatienelamalacostumbredemetersepormedio»,dijoMattconunasonrisa.Unasonrisauntantotriste,sí,peronuncaparecióquelepreocuparamuchoelasunto.Lesugerílasvideollamadas,peroaellosnoleshacíamuchagracialatecnología,seconformabanconhablarporteléfonocadaquincedías.YaMatttambiénleparecíabien.
Yyonuncainsistí.¿Noinsistíporqueenmifuerointernomealegraba?Mealegrabadenotenerquealternarlasnavidades,denotenerquearruinarnosparacruzar el país cada dos por tres, de no tener unos suegros que semetieran entodo.QuizáinclusomealegraradequeMattnotuviesesusafectosdivididos.Dequesevolcaraporcompletoenlosniñosyenmí.
VuelvoalacocinaymesientoalamesaconChaseenelregazo.—¿Ytodasesaspersonasquefueronanuestraboda?—Habíamásdeuna
veintenadefamiliares.Tías,tíos,primos.
—Igual.Imposible.Niego,comosiasísepudieradotardeciertoordenatodosesos
datos aleatorios. Algo que tenga sentido. He conocido a más de veinticincoagentes encubiertos. ¿Cuántos tienen los rusos aquí?Muchos más de los quepensábamos.
«DmitrielAnzuelo.»De pronto, sólo puedo pensar en él.Dijo que habíadecenas de células de agentes encubiertos en EstadosUnidos.Nos dijo tantascosasqueno teníansentidoqueacabamosconvencidosdequeeraunanzuelo:queloscontactosllevabanencimalaidentidaddelosagentes,entodomomento,cuando sabíamos que las guardaban en dispositivos electrónicos.El código dedesencriptado,quenocoincidíaconelquehabíamosobtenidodeotrasfuentes.Yesasafirmacionesdescabelladas:quehabíaagentesencubiertosinfiltradosenelgobierno,cadavezmásarriba.Quehabíadecenasdecélulasaquí,enEstadosUnidos,cuandonosotrospensábamosquesólohabíaunaspocas.
Porlovisto,despuésdetodoestoúltimonoeratandescabellado.Entoncescaigoenotracosa.
—Eresunespía—afirmoenvozqueda.Heestadotancentradaenlamentira,enelhechodequenoeraquiendecía
ser,quenohabíaasimiladoporcompletoloevidente.—No quiero serlo. No hay nada que quieramás que serMattMiller, de
Seattle.Librarmedeellos.Tengo una sensación de opresión en el pecho, como si casi no pudiera
respirar.—Peroestoyatrapado.—Parecetansincero,datantapena...Claroqueestá
atrapado.Nopuededejarlosinmás.Haninvertidodemasiadoenél.Chase se retuerceenmi regazo,quierebajar.Lodejoenel sueloy seva
gateando,lanzandogrititosdealegría.—Mementiste.—Noteníaelección.Túmásquenadiedeberíasentenderlo...—Noteatrevas—locorto,puesséadóndequierellegar.Nosveo,hacetantotiempo,enlamesitaenelrincóndelcafé,delanteunas
tazasdecaféenormes.—¿Enquétrabajas?—mepreguntó.—Acabo de terminar el posgrado —contesté, con la esperanza de que
bastara,sabiendoquenoseríaasí.—¿Tienesalgúntrabajoenmente?Asentí.Bebíunsorbodecaféparaganartiempo.—¿Haciendoqué?—insistió.Mirélataza,elvaporhumeantequesalía.
—Consultoría. Una empresa pequeña —repuse, la mentira me sabíaamarga.Peroeraundesconocido,ynoibaacontarleaundesconocidoquemehabíacontratadolaCIA.
»¿Ytú?—preguntéamivez,yporsuertelaconversaciónpasóacentrarseenlaingenieríadesoftware.
—Noeslomismo.Noesniparecido—digoahora—.Hastenidodiezaños.Diezaños.
—Losé—respondearrepentido.Ahora es Caleb el que se retuerce. Se retuerce y me sonríe, sin duda
preguntándoseporquénosonríoyo.Estiralosbrazoshaciamí,yMattlolevantay me lo pasa por encima de la mesa cuando hago ademán de cogerlo. Seacomodaenmiregazo,tranquilo.
—¿Esoesloquehacéis?¿Fingirserlafamiliadealguien?—inquiero.No sé por qué es importante. Por qué quiero saber precisamente eso, de
todaslascosasposibles.Niegaconlacabeza.—Noquerríanquecorrieraeseriesgo.Por supuesto que no. Esmás valioso que eso, claro. Porque está casado
conmigo,yyotrabajoparalaCIA.Dios, los rusos se anotaron un buen tanto con él. Deben de estar dando
palmas. Menuda suerte, un operativo encubierto casado con una analista decontrainteligenciadelaCIA.
Enesemomentomerecorreunfríosimilaraunadescargaeléctrica.Nosveoalosdos,enmiapartamento,pocassemanasdespuésdequenos
conociéramos. Sentados frente a frente, a la mesa plegable del rincón delestudio,comiendopizzaenplatosdesechables.
—Nohe sidodel todo sinceracontigo—admití, estrujándome lasmanos,preocupadaporcómoreaccionaríacuandoreconocieraquehabíamentido,peroaliviadaporaclararlascosas,demodoquenotuvieraquevolveramentirnuncamásaesehombre—.TrabajoparalaCIA.
Recuerdoperfectamentesucara,enunprincipioigual,comosilanoticianolosorprendiera.Luegoviundestelloensusojos,ypenséquehabíatardadounpelínenasimilarlainformación.
Peronofueasí,no.Yalosabía.Sientoopresiónenelpecho.Cierrolosojosymeveoenelsalóndeactos
delaescueladeposgrado,enlapresentacióndelreclutadordelaCIA.Lacertezadequeesoeraloquepodíahacerconmivida,unaformadecambiarelmundo,de prestar un servicio a mi país, de conseguir que mi familia se sintieraorgullosa.Pasóalgúntiempo,despuésdepresentarlasolicitud,deserobjetode
unainvestigación,delasartadeevaluaciones.Hastaqueundía,unañodespués,cuandoyapensabaquenohabíanadaquehacer,recibíunacarta,remitidadesdeunadireccióngubernamentalgenérica.Elpapelblanco,normalycorriente,sinmembrete. Tan sólo la fecha en que empezaría, el sueldo, instrucciones. Y laoficinaalaquemehabíanasignado:elCentrodeContrainteligencia.
EsofuedossemanasantesdequemetrasladaraaWashington.YconocieraaMatt.
Ahoramenotolarespiraciónacelerada.Enmicabezaestoyenaquelcafé,sentadaenaquelrincón,reviviendolaprimeraconversaciónquetuvimos,enlaquedescubrimosloparecidosqueéramos.Nosólomesiguióeljuego,tambiéncreó un personaje amedida que iba hablando: fue el primero en decir que lohabían educado en el catolicismo, que su madre era profesora, que tenía ungoldenretriever.Lodijoporqueyasabíaesascosasdemí.
Me llevo una mano a la boca y soy vagamente consciente de que metiembla.
Los rusos no tuvieron suerte: fueron concienzudos. Todo fue deliberado,planeado.Nofueeldestino.
Yoerasuobjetivo.
4Matt se echa hacia delante de nuevo, las arrugasmás profundas, los ojosmásabiertos.Estoyconvencidadequemeleeelpensamiento,dequesabedeloquemeacabodedarcuenta.
—Juro que todo lo que siento por ti y por los niños es real. Lo juro porDios,Viv.
Hehechocursosdedeteccióndementiras,ysoyvagamenteconscientedequenomuestraningunaseñalquedelatequeestámintiendo.Dicelaverdad.
Claroque¿nohabrárecibidoéllamismaformación?Esprobablequemás.¿Nosabrámentirdemaneraconvincente?
¿Acasonolollevahaciendoveintidósaños?Calebmemuerdeeldedo,losdientecillospuntiagudosclavándosemeenla
piel.Eldolormeresultaextrañamenteagradable,ynoloregaño,porqueahoramismoesloúnicoquemeparecereal.
—Eldíaquenosconocimos...—empiezo.Ynopuedoseguir.Noconsigoterminar,preguntarloquequieropreguntar,loqueenelfondoyasé.Mesupera.
Tardaunmomentoencontestar.—Tehabíaestadoobservandotoda lamañana.Cuandoteviconesacaja,
me planté delante de ti. —Parece culpable cuando lo dice. Al menos parececulpable.
Piensoenlacantidaddevecesquehecontadocómonosconocimos.Enlacantidad de veces que lo ha contado él. En cómo nos reímos cuando nosteníamosquereír,interviniendoparaaportarnuestropuntodevistaalrespecto.
Todoeramentira.—Erasmiobjetivo—afirma,ymequedohelada.Quelohayadichoprueba
queestásiendosincero.Loprueba,por fuerza.Peroes laesposa laquehabla,claro.Laanalistadecontrainteligenciadicequemeestácontandoloqueyasé.Eltrucomásviejodelmanual,unaformadeintentarparecermássincerodeloque en realidad es—. Pero luego me enamoré de ti—añade—.Me enamorélocamentedeti.
Parecesincero.Yestáclaroquemequiere.Unonosepasadiezañoscasadoconalguienaquiennoquiere.Niegocon lacabeza.Yanoséquépensar.Ylaideadequequizánomequieraesmásdeloquepuedoasimilar.
—En un principio, no me podía creer la suerte que había tenido. Tardémuchoenserconscientedeloespantosoqueesquenuestrarelaciónestébasadaenunamentira.Yunamentiraquenopuedocompartirconnadie,porquesi lohagotodosevendráabajo...
Paradeprontoycentralaatenciónenunpuntodetrásdemí.MevuelvoyveoaLukeen lapuerta,ensilencio.Mepreguntocuánto llevaahí.Quéhabráoído.Mira aMatt y luego amí, lamirada grave queme recuerda tanto a supadre.
—¿Osestáispeleando?—preguntaconunhilodevoz.—No, cariño —respondo. Y el corazón se me parte por él, aunque mi
cerebronoescapazdeprocesardeltodoporqué—.Sóloestamosmanteniendounaconversacióndeadultos.
Nodicenada,selimitaaobservarnos,yporprimeravezmedoycuentadequenosoycapazdeinterpretarsuexpresión,noséloqueestápensando.EselhijodeMatt,siempreseráelhijodeMatt.Quizánollegueasabernuncaloquepiensa,simeestádiciendolaverdad.Tengolainquietantesensacióndequetodamividaseescurreentremisdedosynopuedohacernadaparaevitarlo.
—Papá,¿podemosjugaralbéisbolahora?—pregunta.—Ahorano,hijo.Estoyhablandoconmamá.—Peroloprometiste.—Hijo,no...—Ve —digo, interrumpiéndolo. Es lo que necesito ahora. Que no esté.
Tenertiempoparapensar.Lomiroconserenidadyañado,máscalmada—:Nocreoquequierasmentirleaél.
Veoquesesientedolido,claroqueesloqueyopretendía.Quesientadolor.Noesnadaencomparaciónconelquesientoyo.
Y sigomirándolo con serenidad. De pronto, estoy enfadada con él.Muyenfadada.Hatraicionadomiconfianza.Mehamentidodurantediezaños.
Parecequevaadeciralgo,perono lohace.Sigue teniendoesaexpresióndolida.Selevantasinañadirnada,dalavueltaalamesa,hastadondeestoyyo.Continúomirandoalfrente,alaparedahora.Encuantollegaamiladovacila,despuésmeponeunamanoenelhombro.Denuevomerecorreunescalofrío.
—Yahablaremosdetodoesto—afirma.Sumanopermaneceenmihombrouninstanteydespuésladejacaer,sale
detrás deLuke.Mequedo en lamesa, aúnmirando al frente, y oigo cómo seponen las cazadoras, cogen dos guantes de béisbol y una bola y salen fuera.
Espero hasta que se cierra la puerta, me levanto, me acomodo a Caleb en lacadera y me acerco al fregadero. Los miro por la ventana. Padre e hijo,lanzándose una y otra vez una bola de béisbol en el jardín trasero, la nochecayendoa sualrededor.Una instantáneaperfectadeEstadosUnidos.Sóloqueunodelosdosnoesestadounidense.
Entoncescaigoenlacuenta,ylaverdadmegolpeacontantafuerzaquemeagarroalbordedel fregaderoparanoperderelequilibrio.Estonoes sólounatraición.Noesalgoquesevayaasolucionarconunapeleaounaconversaciónoalgoporel estilo.Nosepuede solucionar,punto.Tengoqueentregarlo.Esunespía ruso, y tengo que entregarlo. La ira parece desvanecerse y da paso a ladesesperanza.
Miromimóvil,en laencimera.Elquecontieneunaserie interminabledemensajes con Matt, infinidad de fotos de nuestra familia, de nuestra vida encomún.Debería cogerlo.Debería llamar aSeguridad ahoramismo.AlFBI.AOmar.
Miro fuera de nuevo: Matt sonríe a Luke mientras echa atrás un brazo,despacio,y lanza labola.Tanrelajado, tancómodo.Yestámal, todoestoestámal,porquelosagentesencubiertossalencorriendo.Intentansubirseaunaviónquelosllevedevueltaacasaantesdequelasautoridadesseloimpidan.
PeroMattnosalecorriendo.Nosevaaningunaparte.Calebbosteza,ylocambiodeposturaparaquepuedaapoyarlacabezaen
mipecho.Seacurrucaydejaescaparunlevesuspiro.SigomirandoaMattporlaventana.VeoqueenseñaaLukeamantenerlas
piernas relajadas y flexionadas, a echar el brazo atrás de la misma manera.Parecedelomásnormal.
Alcabodeunrato,mirahacialacasa,alaventanadelacocina,amí,comosi supiese que estaría ahí. Nos miramos, y no aparto la vista hasta que él sevuelve,denuevocentradoeneljuego.Despuésechounojodenuevoalmóvil.Matt sabe que estoy aquí, sola, con el teléfono. Un agente encubierto no lopermitiría.Unagenteencubiertoseprotegería.Todoelloesunapruebamásdeque éste esMatt.Mimarido, el hombre al quequiero.Alguienqueno saldríacorriendonunca.
«Yahablaremosdetodoesto.»Suspalabrasresuenanenmiinterior.Esloquenecesito,¿no?Necesitoescuchar loque tengaquedecir.Ydespués tendréqueentregarlo.
Meapartodel teléfono.No lopuedocoger.Ahorano.Nohastaquehayahabladoconél.
Yéllosabe,claro.Elpensamientomeasalta espontáneamentey se aloja enmi cabeza.Matt
meconoce.Meconocemejorquenadie.¿Ysinosalecorriendoporquesabequeyonocogeríaelteléfonoahoramismo,quenoloentregaría?
Menotoatontada.Estonopuedeestarpasando.Salgodelacocina,mealejodelaventana,mealejodelteléfono.Voyala
saladeestar.Bellaestáhechaunovilloenelsofáconunlibroparacolorear,laspinturas desplegadas en los cojines. Dejo a Caleb en el suelo, junto a susjuguetes,ymesientoenelsofá,asulado.Letocolafrente,ahoramáscaliente.Bellamequitalamano,ylaabrazo.
—Para, mamá. —Me aparta con desgana, después se ablanda y se dejahacer,lapinturasuspendidaenelaire.
Labesoenesepeloquehueleachampúparaniños.Supreguntadeantesresuenaenmiinterior:«¿Dóndeestápapi?».Luegooigootrafrase,unaquenohapronunciado,peroaunasímelaimaginodiciéndola:«¿Porquésefuepapi?».
Calebestáentretenidoenelsuelo,golpeandola tapadesuclasificadordeformascontralabase,aunritmoconstante.Chasesehaacercadoymordisqueaunadesustazasdeapilar.Sondemasiadopequeñosparaquesepuedanacordardeesto, claroestá.De lonormalqueesnuestravidaahora.VeoaBellahacergarabatos,apretandoconfuerzalasgruesaspinturas,enlacaraunaexpresióndeconcentración máxima, y se me saltan las lágrimas. Dios mío, ojalá pudieraprotegerlosdeesto.
Oigoqueseabrelapuertatrasera.LasvocesdeMattyLuke,sosteniendounaconversación,algosobrelaLigaMenor.Mattseráentrenadoresteaño.Ibaaserlo.Melevantoantesdequelaslágrimasvayanamás.
—Hola—mesaludaalentrarenlahabitación.Parecevacilante,inseguro.—Voyabañaralosgemelos—respondo,rehuyendosumirada.Cojoaunoencadabrazo,dándolelaespaldaaMatt,ylossuboalcuartode
baño.Abroelgrifo,añadounchorrodegel,dejoqueelaguavayallenandolabañeramientraslosdesvistoylesquitolospañales.MetoaChaseenelaguaydespués aCaleb, les paso la esponja distraídamente por la piel suave, por loshoyuelos de losmuslos y el trasero, las regordetasmejillas, la papada. Pareceque fue ayer cuando eran minúsculos recién nacidos, prematuros, cuando losllevábamos al médico para que les controlara el peso. ¿Cómo ha pasado tanrápidoeltiempo?
MellegalavozdeMattdesdelasaladeestar.Uncuento,unoqueséquelesheleídoalosniños,peroahoramismonorecuerdocuáles.OigolasrisitasdeBella.
Mepongoencuclillasyveojugaralosgemelos.Chaseseagarraalbordede la bañera, se levanta, ríe encantado. Caleb está sentado sin hacer ruido,hipnotizado, maravillado con las salpicaduras que levantan sus manitas al
golpear el agua una y otra vez. Sólo los bañamos cuando estamos los dos encasa,cuandounode losdossepuedeocuparde lospequeñosyelotro,de losdosmayores.SeríamuchomásdifícilsinMatt.
Todoseríamuchomásdifícil.Envuelvoalosgemelosensendastoallasylespongoelpijama.Oigoque
Mattestáenlahabitacióndeallado,preparandoaBellaparaquesemetaenlacama.
—¿Yonomebaño?—pregunta.—Hoyno,princesa—lerespondeMatt.—Peromequierobañar.¿Cuándohaqueridobañarse?—Mañanaporlanoche—proponeél.Mañanapor lanoche. ¿Seguiráaquímañanapor lanoche? Intentoverme
bañando a los niños sola, entreteniendo a los gemelos mientras lavo a Bella,metiéndolosenlacamaatodos,sola.Laideameabruma.
Meto a Caleb en una cuna, a Chase en la otra, los beso en la mejilla,aspirandosuolordulzón.Enciendolalamparitayapagoladeltecho,yentroenlahabitacióndeBella,cuyadecoraciónibaagirarentornoalsol.Teníapensadopintarnadamenosqueunmural,pintarelventiladordeltecho,todo.Luegolascosas se complicaron en el trabajo, y ahora es un cuarto amarillo: paredesdesnudasamarillas,alfombraamarilla.Esoestodoloquelleguéahacer.
Está en su camita,Matt sentadoa su lado, conun libro ladeadoparaqueella pueda ver las ilustraciones. Es el de la princesa bombero, el que llevaeligiendocadanochedesdehaceunasemanaymedia.
La niña se vuelve para mirarme, los párpados pesados. Le sonrío y mequedo en la puerta, observándolos. Matt está poniendo las voces que ponesiempre,yBella se ríe,conesa risitaagudasuya.Todoparece tannormalqueverloduele.Laniñanosabenada.Nosabequetodoestáapuntodecambiar.
Mattterminaellibro,ledaunbesodebuenasnochesymedirigeunalargamirada al ponerse de pie.Me acerco a la cama yme arrodillo. La beso en lafrente,tancalientecontramislabios.
—Queduermasbien,cariño.Meechalosbracitosalcuello,abrazándomeconfuerza.—Tequiero,mami.«Mami.» Siento que podría ablandarme, que la emoción que he logrado
conteneraduraspenaspodríaarrollarme.—Yotambiéntequiero,cariño.Le apago la luz y salgo al pasillo. Matt está ahí, cerca de la puerta del
cuartodeLuke.
—Lehedadomediahoramáspara leer si semetíaen lacamapronto—diceenvozbaja—.Hepensadoqueasípodríamoshablar.
AsientoypasopordelantedeélparaentrarenlahabitacióndeLuke,todaazulydedicadaalbéisbolyalfútbol.Estásentadoenlacama,conunmontóndelibrosallado.Ahoramismoparecemuymayor.Lobesoenlacabezaynotootrapunzadadedolorenelpecho.Élseráelquepeor lo lleve,claro.De todos losniños,élseráelquelollevarápeor.
Bajo y entro de nuevo en la sala de estar. La casa está sumida en esesilencio inquietanteque sehace al pasar tandeprisadel caos a la calma.Mattestáenlacocina,fregandolosplatos.Yomepongoarecoger,metiendoensuscajas los distintos juguetes de plástico de colores vivos, desperdigados,separando las vías de madera del tren de Bella, una por una. Ahora estamossolos,losdos.Podemoshablar.
«¿Quéimportanciatiene?»Deboentregarlo,digaloquediga.Enelfondolosé.Perohayunapartedemíquenoquierecreerlo.Queconfíaenquehayaunaformadesalirdeésta.
Lomiro,aúnenelfregadero,ahorasecandounasarténconunpaño.Dejodedesmontarlasvíasdeltrenymesientoencuclillas.Medoycuentadequenisiquierasépordóndeempezar.
—¿Quéclasedeinformaciónlesdas?—pregunto.Dejadehacerloqueestáhaciendoylevantalamirada.—Nadaimportante.Cómoestáelambiente.Siestásestresadaeneltrabajo
ocontenta.Cosasasí.—Tienesquedarlesmáspor fuerza.—Meparoapensaren loquepuedo
habersoltadoalolargodelosañosyquenodeberíahaberdicho,ymeacuerdodemiscompañeros.Elalmasemecaealsuelo—.Diosmío.Marta,Trey.Túeresel motivo de que los abordaran, ¿no? Nosotros somos el motivo de que losabordaran.
Asurostroasomaunaexpresióndesorpresa,despuésdeconfusión.—No.Ledoyvueltascomounalocaaloquepuedohaberlecontado.QueMarta
siempreeslaprimeraensugerirunacopaenlaoficina,esosmomentosrarosenlosqueunadecenadepersonassesientamediahorapor la tardeen lasaladereuniones,conbolsasdepatatasfritas,avecesunasgalletitas,unasbotellasdevino.Queellasuelellevardosysiemprecaenalfinaldelajornada,aunquelamitaddelaoficinanobebeyellaeslaúnicaqueserellenaelvasitodeplástico.Y la botella dewhiskyque guarda en el cajónde abajo, eso también se lo hecontado.Ylavezquelaviecharseunpocoenelcafé.
YTrey.Recuerdoclaramenteunaconversaciónquemantuvimoshaceaños.
«Dice que Sebastian es su “compañero de piso” —le comenté a Matt,entrecomillando las palabras con los dedos y guiñandoun ojo—. ¿Por qué noadmitelaverdaddeunavez?Comosianosotrosnosimportara.»
—Te conté esas cosas en confianza —ahora susurro; me invade unaabrumadorasensacióndetraición.
—Viv,telojuro,nodijeunasolapalabradeeso.—Los abordaron, Matt. ¿Se supone que tengo que pensar que es una
coincidencia?—Mira,yonosénadadeeso,peroteprometoquenuncahedichonadade
ellos.Lo miro. Parece sincero. Pero ya no sé qué creer. Niego con la cabeza,
observo las vías del tren, sigo separando piezas.Oigo que vuelve a ponerse asecarlosplatos,ameterlosensuscorrespondientesarmarios.
Guardamossilenciounosminutos,hastaqueélvuelveahablar.—Teestoydiciendolaverdad,Viv.Noleshecontadonadaútil,ynoparece
importarles.Creoquemeconsideranunavictoria.—Porqueestáscasadoconmigo.—Sí.—Pareceavergonzado.Echolasúltimasvíasensucaja,latapoylapongocontralapared.Asíes
comoorganizamosestasala:cajasdeplásticotransparenteconjuguetes,apiladoscontralapared.
—¿Eres leal... a Rusia? —Las palabras suenan extrañas saliendo de miboca.
—Soylealati.Piensoen labanderaqueondeafuera, losdesfilesdelCuatrode julio, las
bengalas.Mattquitándoselagorra,llevándoselamanoalcorazónmientrascantaelhimnonacionalenlospartidosdebéisbol.LavezqueoícómoledecíaaLukequetenemosmuchasuertedevivirenelmejorpaísdelmundo.
—¿RusiaoEstadosUnidos?—EstadosUnidos.Sinduda,EstadosUnidos.Meconoces,Viv.Sabesenlo
quecreo.—¿Deveras?—Eraunniño,huérfano.Notuveelección.—Siempresepuedeelegir.—EnRusia,no.Nodigonada.—Tulealtad.EnsudíafueparaRusia.—Claro. Al principio creía en lo que estaba haciendo. Era ruso, y me
habíanlavadoelcerebro.Peroalviviraquí...,verlaverdad...
Descubrounatetinadetrásdelacocinitadejugueteylacojo.—¿Porquénomelocontaste?—¿Cómoteloibaacontar?—Hastenidodiezaños.Cualquierdíadelosúltimosdiezaños.«Viv,tengo
algoquecontarte.»Ylodicessinmás.Seacercaysesientaenelbrazodelsofá,elpañodecocinaalhombro.—Queríahacerlo.Porfavor,Viv,¿acasonocreesquequería?Yheestadoa
puntomuchasveces,peroentonces¿qué?Veocómomemiras,comomeestásmirando ahora. Traicionada, tremendamente dolida. Y lo temía. Estabaaterrorizado. ¿Qué harías? ¿Coger a los niños e irte? No podía perderte. Nopodíaperder a losniños.Túy losniños—lavoz se lequiebra— lo sois todoparamí.Todo.
Nodigonada.Despuésélañade:—Tequiero,Vivian.—Lomiro,esamiradaqueparecetansincera,ypara
mítodoescomohacediezaños.Unmesdespuésdeconocernos,unmesdevernosprácticamenteadiario,
me acompañaba a casa por la noche. Nos veo en la calle, delante de miapartamento, los árboles a cada lado meciéndose con la brisa, las farolasarrojando una luz tenue. Su brazo rodeándome la cintura, el paso lento,acompasado.Seacababadereírdealgoquehabíadichoyo,algoqueyasemeha olvidado. «Te quiero, Viv», dijo, y después guardó silencio. Los dos nosquedamoscallados.Depronto,lanocheestabaencalma.Viqueseruborizaba.No tenía intención de decirlo. Se le había escapado, y eso hizo que fuera aúnmástierno,porquelodijosinpensar,ydebíadesentirlo.Imaginéqueintentaríarecular. «Me encanta tu sentido del humor, Viv. Me encanta pasar tiempocontigo.»Algoporelestilo.Peronolohizo.Paró,memiróymeestrechócontraél.«Tequiero,Vivian.Deverdad.»
Bajo la vista. Aprieto la tetina con tanta fuerza que se me tensan losnudillos.Apenaspuedopronunciarlassiguientespalabras.
—¿Cómohaspodidometeralosniñosenesto?—Porque quería tener una vida contigo.Quería que tuvieras todo con lo
quesiempresoñaste.—Peroseguroquesabíasquealgúndía...—No—me corta, con voz firme—. No lo sabía. Creía firmemente que
podría hacer esto hasta que te jubilaras.Hasta que yome jubilara.Y despuéspodríalibrarmedeellos.
Guardo silencio. Guarda silencio. En la casa entera reina un silenciodesconcertante.
—Habríandejadoquemequedara—afirmaenvozqueda—.Yahapasado
antes.Podríahabervividoloquemequedaradevidaymorirynadielohabríasabido.
Podría, habría. El tiempo verbalme chirría. Sabe que no podemos hacercomosiestonohubierapasado,comosinomehubieseenterado.Sabequetengoqueentregarlo.
Mededicaunasonrisasinfuerza.—Ojalánofuerastanbuenaentutrabajo.Laspalabrashacenquesemerevuelvaelestómago.Sinohubierainsistido
en ese algoritmo, no habría pasado nada de esto. Llevo la tetina a la cocina,desenroscolapartesuperiorymetoambaspiezasenellavavajillas,arriba.Mattmeobserva,ensilencio.Cierroellavavajillasymeapoyoenlaencimera.
Viene a la cocinay se sitúadetrásdemí.Con aire vacilante, como si noestuviese seguro de lo que haré yo, de cómo reaccionaré. Yo tampoco estoysegura,peronomemuevo.Lodejoqueseacerque,quemepongalasmanosenlos hombros y las baje hasta mis caderas, que me abrace. El cuerpo se meablanda al notar el familiar abrazo y, cuando cierro los ojos, seme saltan doslágrimas.
Estoydenuevoenesacalle,delantedemiapartamento.Devolviendoesebeso,pegadaaél,conganasdemás.Entrandoeneledificioprecipitadamente,subiendolaescaleradandountraspié.Sintiendosuscaricias,viendosumirada,rebosante de deseo. Y después, tendidos juntos en el lío de sábanas,entrelazados. Despertando entre sus brazos, viendo cómo abría los ojos yasimilabaqueyoestabaconél;lasonrisaqueasomópocoapocoasucara.Todoaquelloerareal.Teníaqueserlo.
—¿Quésesuponequevoyahacerahora?—preguntoenvozbaja.Enrealidadesunapreguntaretóricaqueleplanteoamimejoramigo,ala
persona a la que siempre he acudido, en la que siempre he confiado. Micompañero,miroca.
Opuedequeseaunsalvavidas.«Sácamedeésta.Dimequétengoquehacerparaqueestodesaparezca.»
—Sólopuedeshacer una cosa.—Entierra la cabeza entremi cuello ymihombro,ynotolabarbita,quemeraspa.Unescalofríomerecorreelcuerpo—:Entregarme.
5Laspalabrasnoparecenrealesalprincipio.Sesuponeque tendríaque intentarconvencermedequenolohaga,peroenvezdeesohaysilencio,ungranagujeroenlugardelaconversaciónquedeberíahaber.Ytengolasensacióndequeestoysuspendidasobreelborde,apuntodeperderlotodo.
Entonces sufrouncambio repentino.Comosi fueseun interruptorque seacciona.Giro en redondo paramirarlo. Él no se aparta, sigue cerca demí, lobastanteparapercibirsuolor,notarsucalor.
—Hadehaberotramanera—aseguro.Mattnodeberíaestaradmitiendosuderrota,tirandolatoalla.
Se separa, y noto una ráfaga de aire frío donde antes estaba él. Va alarmario y saca una copa de vino, que pone junto a la mía. Lo observo, micerebrotratadeponerenordenloqueestápasando.Sirvevinoenlasdoscopas,medalamía.
—Nolahay.—Siemprehay...—No la hay, Viv, confía en mí. Lo he estado pensando todo con
detenimiento.—Cogesucopaybebeuntragolargo—.Hetenidomuchotiempoparapensarenello.Enloquesepodíahacersillegabaestedía.
Miromicopa.Nodeberíabebermás.Ahoramismonecesitopensarconlamayorclaridadposible.Pero,almismotiempo,laideadebeberlobastanteparahacerquetodoestodesaparezcasemeantojaextrañamenteatractiva.
—¿Quémásquieressaber?—preguntaenvozbaja.Ya está pasando al punto siguiente. Esa parte de la conversación ha
concluidoparaél.Entregarlo,esloquesesuponequetengoquehacer.Mattnotieneunplan,unaformadesacarnosdeésta.
Paramínohaconcluido.Enabsoluto.Niegoconlacabezaconterquedadysopeso supregunta. ¿Quémásquiero saber?«Quiero saber si estás siendodeltodosinceroconmigo.Simepuedofiardetialcientoporciento.Sideverdadestamosenelmismoequipo.»Levantolamiradaymetopoconlasuya.
—Todo.Élasiente,comosiseesperaraesarespuesta.Remueveelvino,dejalacopa
yseapoyaenlaencimera.—Tengouncontacto.SellamaYuryYakov.Permanezcoimpasible.—Háblamedeél.—Pasa el tiempo entreRusia y EstadosUnidos. Es la única persona que
conozcoqueestáimplicadaenesto.Estátodomuycompartimentado...—¿Cómooscomunicáis?—Buzones.—¿Dónde?—Enelnoroestedelaciudad.Ennuestroantiguobarrio.—¿Dóndeexactamente?—¿Teacuerdasdeledificiodelbancoquehacíaesquinayqueacababaen
unaespeciedecúpula?Enunlateralhayunjardincito,condosbancos.Pueselde la derecha, el que mira a la puerta. El buzón está debajo del banco, a laderecha.
Es muy concreto. Y parte de la información la desconocía. Es nueva,valiosa.
—¿Concuántafrecuenciaosveis?—Cuandounodelosdoshacelaseñal.—Másomenos.—Unavezcadadosotresmeses.¿Cada dos o tres meses? Trago saliva, me noto un nudo en la garganta.
Siempre hemos dado por sentado que los contactos pasan la mayor parte deltiempo en Rusia, que no se reúnen amenudo con los agentes encubiertos enEstadosUnidos—cada año o dos años— o en terceros países. Yury tiene unhistorialreducidodeviajesaEstadosUnidos,viajescortos.Loquesignificaqueestáaquíconunaidentidadfalsa,claro.
—¿Cuáleslaseñal?—quierosaber.—Unamarcadetizaenelbanco.Comoenlaspelículas.—Esbozaunaleve
sonrisa.Podría insistir. Podría averiguar si se trata de una tiza especial, dónde se
hacelamarcaexactamente,cómoes.YconesainformaciónbastaríaparallevarallíaYury,darconél,detenerlo.
Pero la analista que hay en mí piensa: «O me la jugaría, me daríainstruccionesparaquesedieracuentadequeestáenpeligro.ParaasegurarsedequeYurydesaparezca».Elnudoenlagargantameoprime.
—¿Quédejas?¿Quérecoges?
—Lápicesdememoriaencriptados.—¿Cómolosdesencriptas?—¿Sabeselarmarioquehaydebajode laescalera?Hayuna tablaquese
levanta;enelhuecohayunportátil.Las respuestas son muy rápidas, no hay nada que indique que me está
mintiendo.Intentopasarporaltoelhechodequeeseportátilestéescondidoennuestracasaypensarenlosiguientequevoyapreguntar.
—Ynoledicesnadadeloqueyotecuento,¿verdad?Niegaconlacabeza.—No,Viv,telojuro.—¿NuncahasmencionadoaMartaoaTrey?—Nunca.Miroelvino.Lecreo.Deverdad.Perono sé si tiene sentido.Levanto la
vista.—Dimequésabesdelprograma.—Probablementetúsepasmásqueyo,laverdad.Esjerárquico,autónomo.
YosóloconozcoaYury.Apartedeeso,nosénada.Remuevoelvinoyreparoencómoseadhierealcristal.Meveosentadaa
mimesa,losvacíosdeinformaciónquetengo,lascosasquesiemprehequeridosaber.Alzolavistadenuevo.
—¿Cómo te pones en contacto conMoscú?Si algo le pasara aYury, porejemplo.¿Conquiéntepondríasencontacto?¿Cómo?
—Noloharía.Nohastaquehubierapasadounaño.Tenemosinstruccionesestrictasdenohacerlo.Pornuestrapropiaseguridad.PorsihaytoposenelSVRo lo que sea. Se supone que no debo hacer nada, tan sólo esperar hasta quealguienocupeelsitiodeYuryysepongaencontactoconmigo.
Eso es lo queme temía. Una respuesta—un diseño de programa— queindicaquedarconcontactosy jefesescasi imposible.Perosemehaquedadograbadoalgoquehadicho.Algonuevo:«Unaño».
—¿Quésucedecuandohapasadounaño?—Restablezcoelcontacto.—¿Cómo?—Hayunadirecciónde correoelectrónico. Iría aotro estado, crearíauna
cuentanueva...Haytodaunalistadeprotocolos.Lo que dice tiene sentido. Siempre me he preguntado qué pasaría si el
contacto sustituto no pudiera acceder a los nombres de los cinco agentes. Alparecer,lospropiosagentesrestableceríanelcontacto.
—Sientonosabermás,perocreoqueesintencionado.Así,siunagenteseaparta de la manada, el programa permanece intacto... —Deja la frase sin
terminar,seencogedehombros,enlacaraunaexpresióndeimpotencia.Claroqueesintencionado.Esosíquelosé.Mehacontadotodoloqueyo
podíaesperarquesupiera.Sinvacilar,sinseñalalgunadeengaño.Apuraelvinoydejalacopaenlaencimera.—¿Algomás?Veo laderrotaescritaensu rostro, lamiradadeunhombrequenopuede
hacernadaparaayudar.Mattnuncaesasí.Éleselquepuedearreglarcualquiercosa,resolvercualquierproblema,haceralgo.Niegoconlacabeza.
—Nolosé.Memiraunratoybajalavistaalsuelo,denuevoseencogedehombros.—Entoncesvamosalacama,anda.Lo sigo hasta nuestra habitación, nuestros pasos más pesados que de
costumbreenlaescalera.Mevienealamenteelportátilqueestáescondidoenelarmariobajolaescalera.UnportátildelSVR,enmicasa.Quemimaridoutilizaparaintercambiarmensajessecretosconsuscontactosrusos.
Ya en nuestro dormitorio,Matt va al vestidor y yo hacia el otro lado, alcuartodebaño.Cierro lapuertaymequedoensilencio,solaporprimeravez;despuésmedejocaeralsueloymesientoapoyadaenlapuerta.Estoyagotada,exhausta, sobrepasada. Las lágrimas deberían llegar. La emoción que se haestadoacumulandodeberíadesbordarse.Noobstante,no lohace.Simplementemequedosentada,mirandoalanada,ida.
Al cabo de un ratome obligo a levantarme.Me cepillo los dientes ymelavo lacara.Luegosalgodelcuartodebaño,dispuestaacederleelabarrotadoespacioaMatt,paraqueentreantesdeacostarse.Sinembargo,cuandosalgonoloveo.Noestánienelvestidornienlacama.¿Adóndehaido?Enfiloelpasilloyloveo.EstáenlapuertadelahabitacióndeLuke.Loveodeperfil,peronomehacefaltavermás.Laslágrimaslecorrenporlasmejillas.
Mellegaalalma.Enlosdiezañosquehacequeloconozco,eslaprimeravezqueloveollorar.Enlacama,ensilencio,escucholarespiracióndeMatt,regularperorápida,yséqueestádespierto.Yoabroycierrolosojosdenuevoenlaoscuridad,mimentepugnandoporconvertirlasideasenpalabras.Tienequehaberotrasolución.Noesposiblequelaúnicaopciónseaentregarlo.
Mepongodelado,decaraaél.Conlaluzdelalámparanocturnaqueentradelpasillobastaparaquelevealacara.
—Podríasdejarlo.Mattsevuelvehaciamí.
—Sabesqueesonolopuedohacer.—¿Porqué?Quizá...—Probablementemematarían.Ocomomínimomehundirían.Observosurostroconatención,lasarrugasdelafrente,esosojosquedanla
impresióndeestarprocesandolasugerencia,analizandolasconsecuencias.Miradenuevoaltecho.—MattMiller no existe sin el SVR. Sime quitanmi identidad, ¿adónde
iría?¿Cómoviviría?Metumbobocaarriba,tambiénmirandoaltecho.—En ese caso, podríamos ir al FBI.—Acudir aOmar, nuestro amigo, el
hombrequequeríapermitirquelosagentesencubiertossalierandelassombraseintercambiaraninformaciónporinmunidad.
—¿Yquélesdiría?—Lesdiríasquiéneres.Lesdaríasinformación.Haríaisuntrato.—Incluso
aldecirlas,laspalabrassuenanvacías.ElBurórechazóelplandeOmar,deprisaydeplano.¿Cómopuedoestarseguradequeaccederían?
—No tengo bastante que darles. No tengo nada que valga para hacer untrato.
—PuesentoncesalaAgencia.Podríasofrecertedeagentedoble.—¿Ahora?Quémedicesdelmomento.Dosdécadasde silencioy ahora,
cuandomeestáscercando,meofrezcoparatrabajardeagentedoble.Nocreeríanque estoy siendo sincero.—Se vuelve paramirarme—.Además, siempre dijequenoharíaeso.Sifueseyosolo,vale,peronoosharíacorrerunpeligroasíatiyalosniños.Elriesgoesexcesivo.
Digo,conpesar:—Pues entonces lo dejaré yo. Si no estuvieras casado con alguien de la
CIA...—Saben que no lo harías. Saben la situación económica en la que nos
encontramos.Me recorre una sensación extraña al pensar que los rusos conocen los
detallesdenuestravida,denuestrospuntosflacos.Deloatrapadosqueestamos.Procuropasarlaporalto,centrarmeenelproblemaquenosocupa.
—Enesecaso,haréquemedespidan.—Seloolerán.Y,aunquelohicieras,después¿qué?¿Ysimeordenanque
tedeje?La puerta de nuestra habitación cruje levemente, y al mirar veo a Bella,
enmarcada en la luz que entra del pasillo, apretando contra el pecho su raídodragóndepeluche.
—¿Puedo dormir con vosotros?—pregunta, sorbiéndose la nariz.Mira a
Mattparaqueleconteste,perosoyyoquienresponde.—Claro,cariño.—Cómonovaapoder,siestáenferma.YmepreocupatantoMattquenoleheprestadoatenciónaBella,nolehe
hechomimos.Sesubealacamaysemeteenmedio.Seponecómoda,sesubelasábana
hastalabarbillayhacelopropioconeldragón.Despuésenlahabitaciónvuelvea reinarel silencio.Clavo lavistaenel techo,asolasconmismiedos.SéqueMattestáhaciendolomismo.¿Cómoíbamosadormirenunmomentoasí?
Noto el calor de Bella a mi lado. Escucho cómo se va ralentizando surespiración, que se vuelve cadavezmás suave.Lamiro, la boquita abierta, elhalodesufinocabelloinfantil.Seagita,lanzaunlevesuspiro.Mevuelvo,mirode nuevo al techo. Casi no soy capaz de pronunciar las palabras, pero debohacerlo:
—¿YsinosvamostodosaRusia?—susurro.—Nopodríahacerosesoa tiya losniños—respondeenvozbaja—.No
volveríasavera tuspadres.Ningunodevosotroshabla ruso.Laeducacióndeallí...,lasoportunidades...,yCaleb.Losmédicos,lasoperaciones...Notendríalamismavidaallí.
Volvemosasumirnosenelsilencio.Notoelescozordelaslágrimas,eslasensacióndeimpotencia.¿Cómoesquenohayotrasolución?¿Cómoesqueéstaeslaúnicaopciónquetenemos?
—Probablemente abran una investigación—dice. Me pongo de lado, decaraaél,conBellaentremedias.Éltambiénsevuelveparamirarme—.CuandohablesconSeguridad.Vigilarán todocuantodigayhaga,nosédurantecuántotiempo,peronopodremoshablarnipalabradeesto.Enningunaparte,enningúnmomento.
Imaginonuestracasapinchada,unahabitaciónllenadeagentesescuchandocada frase que digamos a los niños, entre nosotros. Todo siendo transcrito.Analistas como yo estudiando cada palabra. ¿Durante cuánto tiempo?¿Semanas?¿Mesesincluso?
—Noadmitasquemelodijiste,nunca—continúa—.Esprecisoquesigasallí,porlosniños.
MicabezavuelvealaspantallasdeadvertenciadeAthena,loscontratosdeconfidencialidad que he firmado. Era información clasificada. Informaciónsecreta,compartimentada.Ylahecompartido.
—Prométemequenoloadmitirás—pide,lavozteñidadeurgencia.Elnudodelagargantasemehaceinsoportable.—Teloprometo—susurro.Veoelalivioescritoensucara.
—Yotampocolodiré,nunca,Viv.Telojuro,yonuncateharíaeso.Mattsequedadormido.Nosécómo,porqueyosoy incapaz.Observoel reloj,cómovanpasandolosminutos,hastaquenopuedomás.Bajo,lacasaaoscuras,sumida en un profundo silencio que resulta de lo más solitario. Enciendo eltelevisor,ylahabitaciónseinundadeunatenueluzazulada,titilante;pongounrealityabsurdo,mujeresenbiquiniyhombressincamisetaquebeben,discuten.Cuando soy consciente de que nome estoy enterando de nada, apago la tele.Vuelvelaoscuridad.
Debo entregarlo. Los dos lo sabemos. Es la única solución. Intentoimaginarmehaciéndolo.SentadaconSeguridad,oconPeter,oBert,contándolesloqueheaveriguado.Semehaceimposible.Traición.EstoyhablandodeMatt,elamordemivida.Yluegoestánnuestroshijos.IntentoimaginarmediciéndolesqueMattsehaido,queestáenlacárcel,quemintió,quenoeraquiendecíaqueera. Y después, cuando averigüen que yo fui la responsable de que loencarcelaran,dequecrecieransinpadre.
OigoeldespertadordeMattalasseisymedia.Unminutodespuésseoyeladucha, comocualquierotramañana, como si estono fueramásqueun sueño.Subo a vestirme, me pongo mi traje de chaqueta y pantalón preferido. Memaquillounpoco,mepasouncepilloporelpelo.Mattsaledeladuchaconunatoallaalacinturaymebesaenlacabeza,comotodaslasmañanas.Hueloelgeldeducha,veosusmovimientosenelespejo,vaalvestidor.
—Bellaestáardiendo—afirma.Meacercoalacamayletocolafrente.—Puessí.—Meinvadeunsentimientodeculpa:nisiquierahepensadoen
comprobarlo.—Mequedarétrabajandoencasa.¿Puedesdejaralosgemelosdecaminoal
trabajo?—Claro.Loobservoenelespejoymeasaltaunasensacióninquietante,comoside
verdadestopudieraserunsueño.¿Cómoescapazdeactuarcomositodofueranormalcuandonuestravidaestáapuntoderomperseenpedazos?
Durante el resto de la mañana reina nuestro caos habitual. Vestimos ydamosdedesayunara losgemelosyaLuke,nuestra trillada rutinaenequipo.Mesorprendomirándolomásdelodebido,comosiencualquiermomentofueraaencontrarmeaunapersonadistinta.Perono.EsMatt.Elhombrealquequiero.
BajoaBellaalsofá,latapoconunamantayledejolaspinturasyellibrodecolorearallado.Medespidodeellaconunbeso,yledoyotroaLuke.Luego
cojoaCaleb,MattsujetaaChase,y,sindecirpalabra,losacomodamosensussillitas del coche. Cuando están listos,Matt y yo nos quedamos parados a laentrada,incómodos,soloslosdos.
Voyahacer esto, claro.Nohayotraopción.Querríaque semeocurrieraalgunacosa,algunasolución,peronolahay.Necesitodecirlealgo,peronosoycapazdeencontrarlaspalabrasadecuadas.
Medirigeunasonrisatriste,casicomosimeleyeraelpensamiento.—Nopasanada,Viv.—No se me ocurre otra cosa—alego, la voz cargada con el peso de la
disculpa—.Leheestadodandovueltastodalanoche...—Losé.—Sisólofuéramostúyyo,irnos...,allí...,seríaunaopción.Perolosniños,
sobretodoCaleb...—Lo sé, y no pasa nada,Viv, de verdad.—Vacila, y sé que quiere decir
algomás.Abrelabocaylacierra.—Dime.—Es sólo que... —Deja la frase sin terminar, empieza a retorcerse las
manos—.Iremosjustosdedinero—acabadiciendo.Ydespuésdejaescaparunsollozo ahogado, queme aterroriza, porqueMatt no pierde así el control.Meacercoaél, loabrazopor lacintura,mimejillacontrasupecho.Notoquesusbrazosmerodean,esegestoquesiempremehahechosentirtansegura,tanencasa—.Dios,Viv,losiento.¿Quéhehecho?¿Cómoafectaráestoalosniños?
Noséquédecir.Y,aunquelosupiera,seríaincapazdearticularlo.Seapartayrespirahondo.—Ojalánohubierapasadonadadeesto.—Unaúnicalágrimalecorrepor
la mejilla—. Sea lo que fuere lo que encontraste, ojalá pudiera hacerlodesaparecer.
—Ojalá, sí—susurro. Veo que la lágrima se abre paso hasta llegar a labarbilla.Hayalgomás, algoquenecesitodecir, perono sé cómo.Al finalmeobligo a pronunciar las palabras—. Te puedes ir, ¿sabes?—No puedo evitarpensar en lo extraño que es, y triste, que hayamos llegado a esto. Diez años,cuatrohijos,unavidaencomún.Y,ahora,¿unadiósalapuertadecasa?
Memirasindarcréditoyniegaconlacabeza,entristecido.—Allínotengonada.—Loentendería.Meponelasmanosenloshombros.—Mividaestáaquí.—Parecesinceroaldecirlo.—De todas formas, si cambias de opinión..., al menos llama a una
canguro...
Bajalosbrazos,escomounanimalherido.NisiquieraestoyseguradeporquéhedichoesocuandonocreoquefueraadejarsolaaBella.
No sé qué más decirle. Y, aunque lo supiera, no sé si me saldrían laspalabrassinderrumbarme.Asíqueapartolamirada,mesuboalcoche,metolallaveenelcontacto.Arrancaalaprimera.¿Yquémásda?Metolamarchaatrásy veo quememiramientras salgo, alejándome por el camino de la vida queconozco,laquehemosconstruidojuntos,ysóloentoncesrompoallorar.Una hilera continua de coches pasa por los controles, a cuyo cargo estánhombres armados. Los aparcamientos, que responden a un código de color,empiezanallenarse:enlacentraltrabajanmilesdepersonas.Desdemiplaza,enuno de los aparcamientos más apartados, camino hacia la oficina, aturdida,atontada.Menotolospasospesados.Otrosmeadelantanporambosladosdelaancha acera de hormigón. Miro los cuidados jardines que se extienden a miderecha, lasplantas, loscolores,porqueesmejorquepensaren loquevieneacontinuación.Esmejorfingirquenadadeestohapasado.
Recibounabofetadadeairecalienteal cruzar laspuertasautomáticasdelrecibidor.Centro la atención en la enormebandera suspendida del techo en elpatiocentral.Hoymepareceominosa,insultante.Estoyapuntodetraicionaralhombre al que más quiero en el mundo. Porque no tengo elección. Por esabandera,pormipaís,yporelhechodeque,adecirverdad,noessupaís.
Los responsables de seguridad están junto a los torniquetes, vigilando,observando,comosiempre.Ron,alqueveoaquícasitodaslasmañanas,elquenosonríenunca,nisiquieracuandoyo lesonrío.Molly, laquesiemprepareceaburrida. La gente hace cola, a la espera de pasar por el escáner deidentificacioneseintroducircódigos.Mepongoalacola,mequitoelgorroylosguantes,mealisoelpelo.¿Porquéestoynerviosa?Comosiestuvierahaciendoalgomalo.Notienesentido.Ninguno.
IréaveraPeterprimero.Lohedecididoporelcamino.Tengoquepracticarlas palabras antes de decirlas a Seguridad, porque aún no soy capaz deimaginarme pronunciándolas: «He encontrado la foto demimarido...».No sécómolovoyahacersinvenirmeabajo.
Enfilo el largo pasillo hasta llegar a mi cámara: la serie de cubículos yoficinas cerrados, situadosdetrás deunapesadapuerta acorazada, como todoslos demás. Otra identificación, otro código. Paso por delante de Patricia, lasecretaria, y por delante de los despachos de los jefes, entre las hileras decubículos,hastaelmío.Eseenelquehepuestotantoempeñoparaquemehagasentir comoen casa: los dibujos conpinturas, fotos demis hijos, deMatt.Mi
vida,afianzadaconchinchetas.Enciendoelordenador,otra seriedecontraseñas,yme levantoapreparar
cafémientrasesperoqueelsistemamedéacceso.Elordenadortardamenosqueelcafé;abroAthena.Máscontraseñas.Mesirvounpocoenmitaza,laquemeregalóMattporeldíadelamadre,laquetienelafotodenuestroshijos.Unadelasrarasocasionesenqueloscuatroestánmirandoalacámara,ytresdeellosincluso sonríen. Tardamos diez minutos en tomarla, yo haciendo ruiditosabsurdosyMattdandosaltitosymoviendolosbrazosdetrásdemí;estoyseguradequecualquieraquenosviesepensaríaqueestábamoslocos.
Athenaseabreyvoyhaciendoclicenlaspantallasdeadvertencia,lasquepaséporaltoayercuandohabléconMatt.Suspalabrasresuenanenmí, tienenvidapropia.«Yo tampoco lodiré,nunca.Te lo juro.»Yno lohará,estáclaro.Tambiénresuenanotraspalabrassuyas:«Soylealati».Esolocreo.Firmemente.
VuelvoaestarenelordenadordeYury,elmismoqueayer.Elmismofondoazul,lasmismasburbujas,losmismosiconosordenadosencuatrofilas.Mefijoenelúltimo:«Amigos».Lacámaraestátranquila.Echounvistazo,nohaynadiecerca.Hagoclicdosvecesylacarpetaseabre,desplegandoellistadodecincoimágenes.Abrolaprimera:elmismotipo,eldelasgafasredondas.Despuéslasegunda: la pelirroja. Mis ojos se detienen en la tercera, la que contiene laimagendeMatt,perono laabro.Nopuedo.Pasoa lasiguiente, lacuarta,unamujer de tez blanca y cabello rubio escaso. La quinta es de un joven con elcabellodepunta.Lacierro,cierrolacarpetaymequedomirandolapantalla,lasburbujas azules, el icono de la carpeta. «Amigos.»Todos agentes encubiertos.¿Cómoesposible?
Pasoalapartesuperiordelapantalla,aladerecha.Dosbotones.ActivoyPasivo. El Pasivo está resaltado, es el único modo que podemos utilizar losanalistas, el quecreaunespejode lapantalladelobjetivo,quenopermite sermanipulado.Sinembargo,eselbotónActivoelquemellama,elquehacequenopuedaapartarlosojosdeél.
Oigoalgodetrás.MevuelvoyveoaPeter.Mepongoatemblar,aunqueesimposiblequehayavistoloqueestabamirando,cuáleramifocodeatención.Esimposible que sepa lo que estoy pensando. Mira de soslayo mi pantalla yexperimentounsubidóndeadrenalina.Lacarpetaestáahímismo.Perosóloesunacarpeta,ysólohasidounamiradadesoslayo.Susojosvuelvenamí.
—¿Quétalestálaniña?—preguntaconinterés.—Confiebre,peroporlodemásbien.—Procuroquemivozparezcalomás
tranquilaposible—.Mattsehaquedadoencasaconella.—Matt.Tragoelnudoquesemehaformadoenlagarganta.
—Tinasepasóayer—señala—.Quiereverte.
—¿Por qué?—digo deprisa. Demasiado deprisa. Tina es la directora delCentrodeContrainteligencia.Temible,seriayeficiente.Fuerteyresuelta.
Peterparececonfuso.—Sabe que estamos analizando el ordenador y quiere saber qué hemos
encontrado.—Peronohetenidotiempo...—Yaselohedicho,notepreocupes.Hepasadolareuniónamañanaporla
mañana.Sóloquieresabersihayalgoqueparezcaprometedor.—Esque...—Sóloserándiezminutos.Ponteaescarbarhoy.Estoysegurodequedarás
conalgo.«¿Comoporejemploimágenesdecincoagentesencubiertos?¿Unodelos
cualesesmimarido?»—Vale.Vacila.—¿Quieresqueteecheunamano?Siquieresmepongoaello.—No—respondo,nuevamentedemasiadodeprisa, condemasiado énfasis
—.No,no tepreocupes.Túya tienesbastantecon lo tuyo.Daréconalgoquellevarle.
Peterasiente,peropareceraro.Inseguro.Titubea.—¿Teencuentrasbien,Vivian?Lomiroconcaradeasombro,yséloquetengoquedecir.Debohaceresto.
Notengoelección.—Tengoquehablarcontigo.Enprivado.—Elestómagosemerevuelveal
decirlo,perodeboacabarconestodeunavezportodas,antesdequemefalteelvalor.
—Damediezminutos.Teavisocuandoestélisto.Asientoylosigoconlamirada,vaasudespacho.Acabodeponerestoen
marcha.Diezminutos.Dentrodediezminutosmimundocambiará.Todoserádistinto.Lavidatalycomolaconocíahabráterminado.
Mecentrodenuevoenlapantalla.Enlacarpeta«Amigos».Luegomiroaotrolado,porquedebohacerlo.Alaparedquetengomáslejos,pasandoporaltolas fotosdemi familia, porqueahoramismono laspuedomiraromevendríaabajo.Medetengoenunpequeñográfico,algoquellevaahíañossinquelehayahechoelmenorcaso.Unahojadeuncursodeformaciónsobrerigoranalítico.Me fijo en ella ahora, por primeravezdesdehace años, algoquenomehagapensarenlarealidad.«Tomeenconsideraciónimplicacionesdesegundoytercerorden...Pienseenlasconsecuenciasimprevistas...»
MeacuerdodelaspalabrasdeMattestamañana,delantedecasa.«Iremos
justosdedinero.»Perderemossusueldo,esoyalohetenidoencuenta.Tendréque sacar del colegio a los tres más pequeños, eso sin duda, probablementecontratar a una niñera, una que no salga muy cara, y tendré que tragarme elmiedodequeunadesconocidacuidedemishijos,queloslleveporahí.
Sinembargo, ahoracaigoenqueyo tambiénperderémiempleo.Tinanoconsentirá que me quede, de eso no cabe la menor duda, no permitirá queconservemiautorizaciónestandocasadaconunespíaruso.UnacosaesperderelsueldodeMatt,pero¿cómosobreviviremossitambiénperdemoselmío?
Diosmío,perderemosmiseguromédico.Caleb.¿YlaatenciónmédicaquenecesitaCaleb?
Veo a Matt desmoronándose. «¿Cómo afectará esto a los niños?» Depronto, veo el futuro ante mis ojos. El espectáculo mediático que sin dudaacabará siendo esto.Mis hijos sin padre, sin dinero, privados de todo cuantoconocen. La mala fama que los perseguirá siempre. La vergüenza, el recelo,porquedespuésdetodosoncarnedesucarne.Loshijosylahijadeuntraidor.
Elmiedomeparaliza.Nadadeestodeberíahaberpasado.Denohabermetropezadoconlafoto,denohabérsemeocurridoesepuñeteroalgoritmo,denohaberentradoenelportátildeYuryno sabría lodeMatt.Nadie lo sabría.Meacuerdodesuspalabras.«Ojalánofuerastanbuenaentutrabajo.»
Mi mirada vuelve a detenerse en los botones de la parte superior de lapantalla.Activo. Pasivo.No puedo hacer esto.No puedo. Sin embargo, estoyllevandoelcursorhastaahí,hastaquelaflechasesitúaenActivo.Hagoclic,yelrebordedelapantallapasaderojoaverde.Elsentimientodeculpaamenazacon sobrepasarme. Recuerdo mi primer día de trabajo, levantando la mano,prestandojuramento.
«...protegerydefenderlaConstitucióndeEstadosUnidoscontratodoslosenemigos,extranjerosynacionales...»
PeroMattnoesunenemigo.Noesmalo.Esunapersonabuena,honrada,alguiendequienseaprovecharoncuandoerapequeño,quesehavistoatrapadoenunascircunstanciasqueescapanasucontrol.Nohahechonadamalo,nohacausadoningúndañoanuestropaís.Noloharía.Séquenoloharía.
Guío el cursor hasta la carpeta. Hago clic con el botón derecho, bajo laflechahastaelcomandoEliminar.Ladejosuspendidaahí,lamanometiembla.
Tiempo.Sólonecesitomás tiempo.Tiempoparapensar,paraentender lascosas,paradarconunasolución.Tienequehaberunasolución,unamaneradesalirdeésta.Unamaneradequelascosasvuelvanasercomoantes.Cierrolosojos y me veo en el altar conMatt, mirándolo a los ojos, pronunciando misvotos.
«...enlobuenoyenlomalo...»
Prometí serle fiel, todos los días de mi vida. Después oigo su voz, estanoche.«Yotampocolodiré,nunca,Viv.Telojuro,yonuncateharíaeso.»Noloharía,seguro.Yaquíestoyyo,apuntodehacérseloaél.
Pormicabezadesfilanimágenesdenuestroshijos.Cadaunadesuscaras,taninocentes,tanfelices.Estoacabaríaconellos.
Después,otrorecuerdodenuestraboda,nuestroprimerbaile, loqueMattmedijoaloído,unaspalabrasquedurantetodosestosañosnohantenidoningúnsentido.Cuyosignificadoentiendoderepenteconclaridad.
AbrolosojosyvandirectosalapalabraEliminar.Destacada,elcursoraúnencima.Piensoenmáspalabras,ynisiquierasésisondeMattomías,siacasoimporta.«Ojalánohubierapasadonadadeesto.»
«Ojalápudierahacerlodesaparecer.»Yhagoclic.
6Lacarpetahadesaparecido.
Contengo la respiración ymiro la pantalla, a la espera de que pase algomás.Peronopasanada.Lacarpetahadesaparecidosinmás,comosinadadeestohubiesesucedido.Justoloqueyoquería,¿no?
Respiro de nuevo, cojo aire deprisa, atropelladamente. Llevo el cursorarriba,albotóndelapartesuperiordelapantalla.Pasivo.Hagoclic,yelbordesevuelverojo.
Ylacarpetanoestá.Sigomirandoellugardondedeberíaestar,dondeestabahaceunmomento.
Las mismas burbujas azules de fondo, un icono menos en la última fila. Unteléfono suena unas hileras más allá. Un teclear en ordenadores cercanos. Lacabeceradeuncanaldenoticiasdeveinticuatrohoras,unodelostelevisoresqueestásuspendidodeltecho.
Diosmío,¿quéacabodehacer?Measaltaelpánico.Heeliminadoarchivosdel ordenador de un objetivo. Pasar al modo Activo, entrar en territoriooperacional: sólo eso bastaría para que me despidieran. ¿En qué estabapensando?
Miro a la parte superior izquierda, el familiar icono, el símbolo de lapapelera.Estáenesapapelera,sinduda.Nomehedeshechodeella,nodeltodo.Hagoclicdosveceseneliconoyahíestá:«Amigos».Elarchivo.
Miro los botones de nuevo. Activo. Pasivo. Podría restaurar el archivo,fingirquenohapasadonada.Opodríaeliminarlodemaneradefinitiva,acabarconloqueheempezado.Encualquiercaso,debohaceralgo.Nopuedodejarlascosasasí.
Eliminarlo definitivamente. Eso es lo que quiero hacer, lo que necesitohacer.Siloheeliminadohasidoporalgo,paraprotegeraMatt,amifamilia.Mevuelvo:nohaynadie.HagoclicenelbotónActivo,muevoelcursor,hagoclicenEliminarycambioamodoPasivounsegundodespués.
Listo. Me quedo mirando la papelera vacía y me devano los sesos
intentandorecordarloquesédeeliminararchivos.Elqueheborradosigueahí,en alguna parte. Podría recuperarlo un software de recuperación de datos.Meharáfaltaalgoparasobrescribirlo.Algocomo...
Oigounpitidoyenelcentrodemipantallaapareceunpequeñorecuadroblanco. De mí se apodera el miedo. Se acabó, es una señal de que me hanpillado,dequemehandescubierto.PeroenelrecuadritoestánlacaradePeterylaspalabrasquehaescrito:«Venaverme».
Flaqueo. Sólo es Peter. Se me había olvidado que le he pedido quehablemos.Cierro el recuadro y bloqueo el ordenador, lasmanosme tiemblan.Despuésvoyasudespacho.
¿Qué le diré? Reproduzco mentalmente la conversación que hemosmantenidohaceunosminutos:«Tengoquehablarcontigo.Enprivado».Madremía,¿quédemonioslevoyadecir?
Tienelapuertaentreabierta.Loveodelantedelordenador,deespaldasamí.Llamodeprisaalapuerta,ysevuelveenlasillaparamirarme.
—Pasa.Abro lapuerta.Sudespachoesminúsculo—todos loson—, tansólohay
unamesa,modularygriscomolamía,yunamesitaredonda,llenademontonesdepapeles.Mesientoenlasillaquehayasulado.
Petercruzalaspiernasporlostobillos,memiraporencimadelasgafas.Séque está esperando a que hable. Me noto la boca seca. ¿No debería haberpensado en lo que iba a decir antes de entrar?Me devano los sesos. ¿De quéhablalagenteconsujefeenprivado?
—¿Quéocurre?—mepregunta.Sécuálessonlaspalabrasquedeberíadecir.Alasquellevotodalamañana
dándolesvueltas:«Encontréunafotodemimarido».Peroyaesdemasiadotardeparaeso,aunquepudieraobligarmeapronunciarlas.
Miro los mapas que recubren las paredes. Grandes, de Rusia. Mapaspolíticos, de carreteras, topográficos. Reparo en el de mayor tamaño, en elcontornodelpaís.MecentroenlafranjadetierraqueseextiendeentreUcraniayKazajistán:Volgogrado.
—Tengounproblemafamiliar—comento.Distingoaduraspenaslasletrasdelmapa.Noséadóndevoyallegarconesto.Notengounplan.
Élsueltaelaireconsuavidad.—Ay,Vivian.—Cuando lomiro, susojos rebosanpreocupación, empatía
—.Loentiendo.Tardouninstanteenasimilar loquemedice,ycuandolohagomesiento
culpable.Miro las fotografías enmarcadas que tiene en la mesa, detrás de él.Todas de lamismamujer. Una imagen amarilleada de ella con un vestido de
encaje blanco. Una instantánea informal de ella abriendo un regalo, con unjerseyexagerado,unpeinadoexagerado,laexpresióndepurodeleite.Unamásreciente, de ella y Peter, con unas montañas de fondo; los dos parecen muycómodos,relajados,felices.
TragosalivaymirodenuevoaPeter.—¿Cómoestá?¿CómoestáKatherine?Mirahaciaotrolado.Katherinetienecáncerdemama.Enelestadiotres,se
lodiagnosticaronelañopasado.Todavíameacuerdodeldíaenquenoslocontóatodos.Unareunióndeequipoenlasaladereuniones.UnsilencioanonadadoalverquePeter,elestoicoPeter,sederrumbabayseechabaallorar.
Pocodespués, sumujer entró enun ensayo clínico.Peter nuncahadichograncosaalrespecto,perodabalaimpresióndequeellaestabapeleando.Luego,haceunassemanas,faltóaltrabajounascuantasveces—algonadapropiodeél—,ycuandoporfinvolvió,pálidoycansado,nosdijoquesumujeryanoestabaen el ensayo. Esta vez no hubo lágrimas, pero sí se hizo el mismo silencio.Sabíamos lo que significaba eso: el tratamiento no estaba surtiendo efecto.Sumujersehallabaalfinaldelcamino.Sóloeracuestióndetiempo.
—Esunaluchadora—contesta,perosusojosdicenqueesunabatallaqueKatherinenopuedeganar.Aprietalamandíbula—.Comotuhijo.
Porunmomentomesientoperpleja,despuéscaigoenello:sabequeCalebteníacardiólogoayer.Hasupuestoquehasufridounrevés.Deberíasacarlodesuerror,peronolohago.Bajolamiradayasiento,elestómagorevuelto.
—Sihayalgoquepuedahacer...—ofrece.—Gracias.Sehaceunapausaviolentaydespuéshabla.—¿Porquénotevasatucasa?Ocúpatedeeseasunto.Levantolamirada.—Nopuedo.Nomequedandías...—¿Cuántosañostehaspasadohaciendohorasquenohaspedido?Ledirijounasonrisapocoentusiasta.—Muchos.—Tómatelibreelrestodeldía.Estoy a punto de decirle que no, pero vacilo. ¿De qué me preocupo?
¿Perder mi trabajo por esto? ¿No pasar la siguiente prueba del polígrafo poresto?Notoquepartedelatensiónmedesaparece.Estoesloquenecesito,salirdeaquí,despejarme,intentaraveriguarquévoyahacerdespués.
—Gracias,Peter.—Rezaréporti—añadeenvozquedacuandomepongodepieparairme.
Memiraunbuenrato—.ParaqueDiostedéfuerza.
Vuelvoamimesa.HelenyRafhansalidoconlasillaalpasillo,cercademicubículo, están charlando.Ahora no hay nada que pueda hacer respecto a esearchivo.Nosinqueelloslovean.
Mañana.Meocuparédeellomañana.Trasvacilarunmomento, apagoelordenadorycojoelbolsoyel abrigo.
Mequedomirandolapantalla,esperandoqueseponganegra.Ymientrastantolosojossemevanalaesquinadelamesa,alafotografíadeMattymíadeldíadenuestraboda,ymeasaltaunasensaciónextraña,lasensacióndequehemosesquivado una bala, pero que no sé cómo, de manera inexplicable, estoysangrando.AlosseismesesdeconocernosporfinibaaverelentornodeMatt.Conocerasus padres, ver la casa donde creció, su instituto.Conocer a sus amigos de lainfancia.Teníaunasemanalibre.Mattcomprólosbilletes,oalmenosesodijo.Yyoestabaentusiasmadaconelviaje,apenasmepodíacontener.
Élacababadeconoceramispadres:habíamospasadolaNavidadjuntosenCharlottesville, y la cosa fue mejor de lo que podría haber esperado. A mispadreslesencantó.Yverloconelloshizoqueyoloquisieramásaún.Sabíasinlugaradudasquequeríacasarmeconél.Sinembargo,dabalaimpresióndequecomprometernos era cosa de un futuro lejano. Yo ni siquiera conocía a suspadres, y desde luego nome iba a comprometer con nadie sin conocer a suspadres. No me parecía bien. Y se lo había dicho a él. O por lo menos esopensaba.
Estábamosenelaeropuerto,undíaglacialdeenero.Mehabíapasadohorasdecidiendo lo queme iba a poner, llevaba unos pantalones y una chaqueta depunto,unasprendasbonitasperoconservadoras,quehabíaescogidoparacausarbuenaimpresiónamis—conunpocodesuerte—futurossuegros.Estábamosenlaserpenteantecoladelcontroldeseguridad, tirandodesendasmaletasnegrasconruedas.Mattestabamuycallado.Parecíanervioso,yesomeponíanerviosaamí,porque loúltimoquequeríaeraque lepreocuparaquefueraaconocerasuspadres.Quetuvieradudassobrelonuestro.
Cuando ya casi nos tocaba, me acordé de que él tenía mi tarjeta deembarque,lahabíaimprimidoantesdesalir.
—¡Ay!—exclamé—.¿Medaslatarjetadeembarque?Mediounpapeldoblado,sindejardemirarme,esforzándoseporponeruna
carainexpresiva.Esaactitudmepusomásnerviosaaún.—Gracias—ledije.
Dejédemirarloyojeélatarjetaparaasegurarmedequemehabíadadolamía y no la suya, ya que lo había hecho sinmirarlas. Leími nombre,VivianGrey,ytresletras,grandesyennegrita,quenotendríanqueestarahí:HNL.
ÉsenoeraelcódigodelaeropuertodeSeattle,hastaahíllegaba.Mequedémirandolasletras,intentandoubicarlas,intentandoaveriguarsusignificado.
—Honolulu—dijoMatt,ynotéquemepasabalosbrazosporlacintura.—¿Cómo?—Girésobremistalonesparamirarlo.Sonreía.—Concretamente,Maui.Cogeremosunavióncuandolleguemos.—¿Maui?Medioungolpecitoconelcodoparaqueavanzara.Sorprendida,miréyvi
queme tocaba pasar el control. El agente de la TSAmemiraba con cara depocosamigos.Ledi la tarjetadeembarquey saquéelcarnetdeconducir, contorpeza,conlasmejillasalrojo,muyconfusa.Elhombremesellólatarjetaymedirigíhacialacintatransportadora,dondeempecéaquitarmeloszapatos.Mattsemeacercóysubióalacintamimaletayluegolasuya.Actoseguidosentíquemeabrazabadenuevo,pegandosumejillaalamía.
—¿Qué teparece?—mepreguntó,elalientocalienteenmioreja.Suvozmerevelóquesonreía.
¿Quequémeparecía?QuequeríairaSeattle.Queríaconocerasuspadres,conocersuentorno.
—Perotufamilia...Paséyoprimeroporeldetectordemetales,despuéslohizoél,yvolvimosa
estarjuntoscuandomimaletallegóalextremodelacinta.—NopodíapermitirquepasarastodastusvacacionesenSeattle—adujo.¿Qué iba a decir yo? ¿Que habría preferido Seattle? ¿No sería una
desagradecida? Me acababa de regalar un viaje a Maui. ¡Maui! Y habíarenunciadoapasaresetiempoconsufamilia.
Porotrolado,¿acasonosabíaloimportantequeeraparamíconocerasufamilia? ¿Y que ahora Seattle tendría que esperar, durante meses, hasta queconsiguierareunirmásdíaslibres?
Dejóelequipajeenelsuelo.—He rehecho tumaleta—afirmó.Y levantóel asaehizogirar lamaleta
haciamí—.Ahoraestá llenaderopadeverano.Hemetidomuchosbañadores.—Sonreía,yactoseguidomepegóaél,miscaderascontra lassuyas—.Claroqueloqueesperoesquepasemosmástiemposinella.—Losojoslebailoteaban.
—No sé qué decir —contesté, preguntando mentalmente a gritos: «¿Esdemasiadotardeparacambiarlosbilletes?».
Lasonrisaseleborródelrostro,ydejócaerlosbrazos.
—Ah—dijo.Una sola sílaba.Y entoncesme sentí culpable, teniendo encuentaloqueacababadehacerpormí.
—Essóloque...teníamuchasganasdeconoceratuspadres.Parecíatotalmenteabatido.—Losiento.Deveras.Penséqueesto...,penséque...—Negóconlacabeza
deprisa—.Anda,ven,vamosaversipodemoscambiarlosbilletes...Lecogílamano.—Espera.—Nisiquierasabíaporquéloparaba,quéibaadecir.Sólosabía
quenomegustabanadaverleesacara,quenomegustabanadacómolohabíahechosentir.
—No, tienes razón.Nodebería haber hecho esto.Es sóloquequería quetodofueraperfectocuandotepidiera...—Frenóenseco,poniéndoserojo.
«Cuandotepidieraquetecasarasconmigo.»Casieracomosihubieseoídolaspalabras.Estabaseguradequeesoera loquevendríaacontinuación.Sentíqueelcorazónsemeparaba.Clavélavistaenél,suexpresióndepánico;nuncalehabíavistolasmejillastanrojas.
Madre mía, me iba a pedir que me casara con él. Nos íbamos a Hawáiporquehabíaplaneadolapeticióndemanoperfecta.Unaplaya,unlugarexótico.Nadamehabríagustadomás.Ymelohabíacargadoyosolita.
—Pídemelo—dije.Laspalabrasmesalierondelabocaantesdequetuvieratiempodepensarlas.
Pero,unavezfuera,teníansentido:elviajehabríasidodelomásincómododespuésdeloqueacababadepasar.Laúnicaformadesalvarloeradándoleungiro.Librarnosdelelefantequehabíaenlahabitación.
—¿Cómo?—preguntó.—Pídemelo—repetí,conmásconfianza.—¿Aquí?—Parecíanodarcrédito.Teníadelantealhombreconelquemeibaacasar,elhombrealquequería
contodamialma.¿Quémásdabadóndenosprometiéramos?Asentí.La vergüenza dio paso a una sonrisilla, a una expresión de asombro, de
entusiasmo,ysupequehabíatomadoladecisiónadecuada.Despuésdetodo,lasituaciónsepodíasalvar.
Mecogiólaotramano.—Vivian,tequieromásqueanadaenelmundo.Mehacesmásfelizdelo
quenuncacreíposible,másdeloquemerezco.Semesaltaronlaslágrimas.Éseeramifuturo,elhombreconelqueibaa
pasarelrestodemivida.—Nadame gustaríamás que pasar la vida contigo.—Entoncesme soltó
unadelasmanos,metiólasuyaenelbolsilloysacóunanillo.Unanillosinmás,
sin caja; debía de haberlo dejado en la bandeja al pasar por el detector demetales,juntoconlacarteraylasllaves,yyonisiquieralohabíavisto.Apoyóuna rodilla en el suelo y me lo ofreció, tan esperanzado, tan vulnerable—.¿Quierescasarteconmigo?
—Claro que quiero —susurré, y vi que a su cara asomaban alivio yfelicidadcuandomeloponíaeneldedo.
Oímosaplausos anuestro alrededor, deunamultitudqueno sabíaque sehabíaformado.Mereíaturdida.AbracéaMatt,lobesé,allímismo,enmediodelaeropuerto. Me miré el anillo en el dedo, el diamante que brillaba bajo losfluorescentes.Yenesemomentonomeimportólomásmínimoquenohubiesevistonadaenabsolutodesupasado,porqueelfuturoeratodocuantoimportaba.Metoelcocheenelgaraje.Estoycompletamenteaturdida.Hehecholocorrecto,creo.Merefieroaquehasidounimpulso.Ymañanatendréquehaceralgopararematarlo,paradeshacermedefinitivamentedeesearchivo.Perohehechobienhaciéndolodesaparecer.Paraquenuestravidasigaigual.
Sólo que tengo la abrumadora sensación de que debería haber pensado afondolascosasantesdeactuar.Dequeahora,cuandomenos,tendréquepensarafondolasconsecuencias.Sinembargo,micerebrosemuestrareacio.Escomosisupieraquenopodrécontrolarloqueaverigüe.
Entro y veo aMatt por la puerta de la cocina, que está entreabierta.Memira,conunpaño,secándoselasmanos.Parecesereno,sumamentesereno.Nocomo si fuera alguien que pensara que lo acabo de entregar. Todo en la casaparece normal. Me llega el murmullo de la televisión de la sala de estar, elprogramasobrelospeluchesquecobranvida.
—Llegaspronto—comenta.Claro que cuando hablamos dijimos que mantendríamos la normalidad.
Para protegerme.Es probable quedé por sentadoquehay alguien escuchandoahoramismo,inclusoviéndonos.Mequitoelabrigoylocuelgoenelpercheroquehayjuntoalapuerta.Dejoelbolsoenelsuelo,allado.Luegomeacercoaél.
—Nohepodidohacerlo—admitoenvozbaja.Elpañosequedaquieto.Matttardauninstanteenhablar.—¿Quéquieresdecir?—Nohepodidohacerlo.Nohepodidoentregarte.Doblaelpañodecocinaylodejaenlaencimera.—Viv,lohablamos.Tienesquehacerlo.Hagoungestodenegación.
—No.Mehedeshechodeél.Memiracontalfuerzaquemerecorreunescalofrío.—¿Tehasdeshechodequé?—De...loque...terelacionacontodoesto.—¿Quéhashecho?—Lohehechodesaparecer.—Elpánicotiñemivoz.Peronolohehecho.
Onodeltodo.¿Acasopuedohacerquedesaparezca?Losojoslebrillan.—¿Quéhashecho,Viv?«¿Quéhehecho?»Diosmío.Sepasaunamanoporelpeloysetapalaboca.—Sesuponíaquedebíasentregarme—diceenvozbaja.—Nohepodido—respondoconvozqueda.Yeslaverdad.Enelfondosabíaqueeraloqueteníaquehacer.Loúnico
quepodíahacer.Perocuandohallegadoelmomentodelaverdad,deponerenmarchaunabolaqueyanopodríaparar,quenosaplastaríaatodos,nohesidocapazdehacerlo.
Niegaconlacabeza.—Lascosascomoéstanodesaparecensinmás.—Daunpasohaciamí—.
Acabarásaliendo,antesodespués.Averiguaránloquehashecho.Escomosialguienmeestrujaraelcorazón.Nopodránaveriguarlo.Nadie
podráaveriguarlo.—Necesitabaquesiguierasallíporlosniños—afirma.—Hehechoestoporlosniños—replico.¿Cómoseatreveaactuarcomosi
yonoestuvierapensandoen losniños?Loúnicoquehe tenidoenmentees anuestrafamilia.
—¿Yahoraqué?¿QuéserádelosniñoscuandonoscondenenalosdosporespiarparaRusia?
Mesientocomosinotuvieraaireenlospulmones.Apoyounamanoenlaparedparanoperderelequilibrio.EspiarparaRusia.Espionaje.¿Esesoloquehehecho?
¿Qué sería de los niños? ¿Los enviarían a Rusia? ¿A un país que noconocen,conunidiomaquenoentienden,truncandotodossussueños?
Estoyaterrorizada,perotambiénenfadada,furiosaconél,yesestapartedemílaqueacabasaliendo.
—Siteentregara,¿quéseríadelosniños?¿Quéseríadenosotros?—Esmejorque...Doyunpasohaciadelante.—Perderíamos tu sueldo, a míme despedirían y también perderíamos el
mío.Perderíamoselseguromédico,lacasa.Parecehechopolvo,sequedablanco.Ymegusta.Megustaverloasí, tan
desesperadoyabatidocomoloestoyyo.—Seríanpara toda lavida loshijosdeunespíaruso.¿Cómolesafectaría
eso?Sepasa lamanoporelpelootravez.Se leve inseguro.Muydistintodel
Mattqueconozco,tanimperturbable,siempretanserenoycompuesto.—Noteatrevasaecharmelaculpadeesto—añado.Parezcocombativa,soycombativa,peroenelfondoestoyaterrorizada.Sus
palabras vuelven a mí. «Necesitaba que siguieras allí por los niños.»«Necesitaba»,pretéritoimperfecto.Noqueríaquitarlesasupadre,pero¿ysihehechoalgomuchopeor?
Ocultar pruebas intencionadamente. Conspiración, espionaje: estaríamoshablandodetodoesto.¿Ysivoyalacárcelporello?
—Tienes razón—admite.Lomirosorprendida:estáasintiendo.Asucarahavueltolaconfianza.Ytambiénladeterminación.Comosisupieraloquetienequehacer—.Estoesculpamía.Tengoquearreglarlo.
Es justo lo que necesito oír. «Sí, arréglalo. Sácanos de ésta.» Noto queempiezoasentirmenostensiónenloshombros.Mehaarrojadounsalvavidas,justocuandoelahogamientoparecía inevitable.Yyaestoyalargando lamano,yameestoyaferrandoaél.
Bajalavozyseechahaciadelantehastaquesucaraestájustodelantedelamía.
—Peroparahacerlonecesitoquemelocuentestodo.Quemedigasquéhasaveriguado.Ycómolohashechodesaparecerexactamente.
7Clavolamiradaenél.Meestápidiendoquecompartainformaciónclasificada.Quemeconviertaenlaclasedepersonaalaquemehepasadotodamicarrerapersiguiendo.Yéllosabe.«Teestámanipulando»,meadvierteunavozdentrodemí.
Sin embargo, no da la impresión de estar manipulándome. Parece tansincero, tandesesperado... Intentadarcon lamaneradesacarnosdeésta.Algoqueahoramismoyonosécómohacer.Ylaverdadesquetienesentido.Debodecirleloquesé.Sino,¿cómovaapoderhaceralgo?
Ya he cruzado unas líneas que no debería haber cruzado: contarle quedescubrí quién era.Eliminar el archivo.Pero ¿esto?Explicarle exactamente loque averigüé y lo que hice? En ese caso estaría revelando información sobreAthena, uno de los programasmás confidenciales de laAgencia. Informaciónquejuréproteger.Tragosaliva,lagargantatantensaquecasimeatraganto.
Necesitopensar.Necesitoprocesarsiestodeverdadtienesentido.Pasopordelantedeél,sindecirnada,yvoya lasaladeestar,dondeBella,envueltaenunamanta,estáviendolatele.Meobligoasonreír.
—¿Cómoestás,cariño?Me mira y esboza una sonrisa, y de sonreír pasa deprisa a hacerse la
enferma.—Mala,mami.Lasemanaanteriormehabríacostadonoreírmealverelteatro,peroahora
medejahelada,porqueestámintiendo,desdeluego.Algoqueasupadreseledamuybien.
Sigoconlasonrisaenlacara.—Sientomucho que no te encuentres bien—contesto. Lamiro un poco
másyveoquecentralaatencióndenuevoenlapantalla.Estoyintentandodotardeciertoordenamispensamientos.DespuésveoaMatt,y ledigoaBellasindejardemirarlo—:Papiyyovamosasalirfueraacharlar.
—Vale—farfulla,losojosfijosenelprograma.
Salgo por la puerta principal, dejándola abierta.Matt me sigue, cierra alsalir.Sientounabofetadadeaire frío.Tendríaquehabercogidoel abrigo.Mesientoenel escalóndearribadelporcheymeabrazoel cuerpo,mehagounabola.
—¿Quieresquetetraigaelabrigo?—preguntaMatt.—No.Se sienta a mi lado, tan cerca que nos rozamos. Noto el calor que
desprende,lapresióndesurodillacontralamía.Miraalfrente.—Séque espedirmucho, peronecesito tenermás información si quieres
quearregleesto.«Manipulación.» Pero ¿lo es? No sé por qué recuerdo el día que nos
prometimos. Ese momento en el aeropuerto, nosotros dos. Toda esa gente anuestro alrededor, dispersándose, conuna sonrisa en la cara.Yo también teníauna sonrisa en la cara.Mirando ese anillo, viendo cómo reflejaba la luz, tannuevo,tanpuro,tanperfecto.
Entoncescaigoenello:meprometísinconocerasuspadres.Algoqueeramuyimportanteparamí.Yesoqueselohabíadicho.Notéquesemeborrabalasonrisa de la cara. Sentí su brazo rodeándome los hombros, alejándome,adentrándonos en el aeropuerto, yendo hacia nuestra puerta de embarque.Estábamosprometidos,íbamosaHawái,comoélquería.
Almismotiempo,sinembargo,mehabíaorganizadounapeticióndemanoperfecta. ¡En Hawái! Y tenía pensado sorprenderme con ella. Lo miré, vi lasinceridadescritaensu rostro, la felicidadyelentusiasmo,y lesonreí.Estabasiendo ridícula. Vale, sí, Matt había cometido un error. Yo ni siquiera estabacompletamente segura de haber mencionado que quería conocer a sus padresantesdeprometernos.Quizánolohubierahecho.
Sinembargo, lasdudasnuncasedespejarondel todo.A lo largode todosesosdíasquepasamosenlaplaya,lasexcursionesalascascadas,lascenasalaluz de las velas, la idea seme olvidó.Me había prometido en un aeropuerto,delante de unmontón de desconocidos, sin tan siquiera haber conocido a suspadres.Noeraesoloqueyoquería,deningunamanera.«Perotúloanimasteapedírtelo,eneseprecisolugaryeneseprecisoinstante»,medije.
Llegónuestraúltimamañana.Estábamos fuera,enelbalconcito, sentadoscon sendas tazas de café, viendo cómo se mecían las palmeras, dejándonosacariciarporlacálidabrisa.
—Séquequeríasconoceramispadresprimero—dijoderepente.Lomirésorprendida.Asíquelohabíadicho,yéllosabía.—Pero soy yo, Viv. Sean quienes sean mis padres. —Me miró con tal
vehemenciaquemequedédesconcertada—.Elpasadoeselpasado.
«Se avergüenza de sus padres—pensé—. Le preocupa lo que yo puedapensardeellos.Loquepuedapensardeélcuandoloshayaconocido.—Memiréelanillo—.Aunasí,¿quéhaydeloqueyoquería?»
—Peroloquehiceestuvomal—admitió.Lomiré,vilasinceridadensusojos.Elpesar,tantopesar—.Losiento.
Queríaquelasdudassedisiparan.Loqueríacontodamialma.Matthabíacometidounerror.Lohabía reconocido, sehabíadisculpado.Pero lociertoesquenuncasemeolvidódeltodo.Quesupieraqueyoqueríaconocerasuspadresprimero, que se adelantara y me propusiera matrimonio igualmente. Tenía lasensacióndequemehabíamanipulado.
Sinembargo,ahora,cuandomiroelanillo,esediamanteyanobrillatantocomoantes,enunamanoqueesmuchomayor.Noesasí.Tengolasensacióndequefuesincero.
Siésosnoeransusverdaderospadres,¿acasonoeramáshonradoquenolosconocieseantesdeprometernos?Quizáhubieraninfluidoenloqueopinabade él, lo que sentía por él. Y, a decir verdad, ¿no habría sido ésa lamanipulación?
Me vuelvo hacia él y me separo lo bastante para poder mirarlo concomodidad, demanera que pueda ver su expresión. Parece sincera, franca.Lamismaqueteníacuandomepidióquemecasaraconél.Lamismaquevieldíade nuestra boda, hace tantos años. Nos veo delante del sacerdote, en la viejaiglesia de piedra deCharlottesville, veo lamiradaquepuso cuandopronunciósusvotos.Unasinceridadasínosepuedefingir,¿oacasosí?Tragosalivaapesardelaopresiónquenotoenlagarganta.
Nolosé.Lociertoesquenosésicreerloono,peronecesitoquemeecheuna mano. Necesito ayuda. Me he metido en un agujero y se ha ofrecido aayudarmea salir de él.Supregunta sigue atormentándome:«¿Qué seráde losniñoscuandonoscondenenalosdosporespiarparaRusia?».Nopuedopermitirqueesoocurra.Debocreerenél.
—HemosaccedidoalordenadordeYury—cuento,ydecirlomecuestamásdeloquepensaba.
Concadasílabaquepronunciotengolasensacióndequeestoycometiendoundelito.Estoycometiendoundelito.Estoyrevelandoinformaciónclasificada,infringiendolaLeydeEspionaje.MuypocagenteenlaAgenciaestáaltantodeloqueescapazAthena,setratadeunprogramasumamenterestringido.Lagentevaalacárcelporcompartirestaclasedeinformación.
—Estaba echando un vistazo y he encontrado una carpeta con cincoimágenes.—Lomiro—.Latuyaeraunadeellas.
Mattestámirandoalfrente.Asienteligeramente.
—¿Sólolafoto?¿Habíaalgomás?Hagoungestonegativo.—Nomehetopadoconnadamás.—¿Encriptada?—No.Guardasilenciouninstanteysevuelveparamirarme.—Dimequéhashecho.—Laheborrado.—¿Cómo?—Yasabes,hehechoclicenEliminar.Laheeliminado.—¿Ydespuésqué?—Despuéslaheeliminadodelapapeleradereciclaje.—¿Y...?—preguntaconaspereza.Tragosaliva.—Nada más, de momento. Sé que tengo que hacer algo, sobrescribir el
discoduro,oalgoporelestilo.Perohabíagentecercaynohepodidohacerlo.Desvíolamirada,hacialacalle.Oigounmotor,unvehículoqueseacerca.
Sigomirandolacalleyloveo,unafurgonetanaranja,elserviciodelimpiezaqueutilizan muchos vecinos. Para delante de la casa de los Parker. Veo que tresmujeres con un chaleco naranja se bajan de la furgoneta y sacan de atrásartículos de limpieza. Cuando están dentro y la puerta se cierra, en la callevuelveareinarelsilencio.
—Quedará constancia de que lo has eliminado —afirma Matt—. Esimposiblequenoregistrenlaactividaddelosusuarios.
Veoquemialientocristalizaenelaire,ennubecitas.Esoyalosé,cómonolovoyasaber.¿Acasonoheidohaciendoclicenpantallasquemeadvertíandequemisaccionesquedanregistradas?¿Enquéestabapensando?
Nopensaba.Éseeselproblema.Sóloqueríaqueaquellodesapareciera.ObservoaMatt,quetienelavistafijaalfrente,elceñofruncido,concara
deestarmuyconcentrado.Elsilencioquenosrodeaesdenso.—Vale—dicefinalmente.Meponeunamanoen larodilla,melaaprieta.
Se vuelve para mirarme, las arrugas de la frente pronunciadas, la miradaempañadaporlapreocupación—.Tesacarédeésta.
Seponedepie,entraencasa.Yomequedosentada,temblando,recordandosuspalabras.«Tesacarédeésta.»
«Tesacaré.»¿Porquénohahabladoenplural?
SigoenelescalónunosminutosdespuéscuandoMattvuelveconlasllavesdelcocheenlamano.Sedetieneamilado.
—Regresarédentrodeunrato—dice.—¿Quévasahacer?—Notepreocupesporeso.Podríamarcharse.Subirse aun aviónyvolver aRusia, dejarmeparaque
seayoquienseenfrentealasconsecuencias.Peroélnoharíaeso,claroqueno.Sin embargo, ¿qué piensa hacer? ¿Ypor qué no lo hizo desde un primer
momento?—Creoquetengoderechoasaberlo.Echaaandar,vahaciasucoche,aparcadodelante.—Cuantomenossepas,mejor,Viv.Melevanto.—¿Quésesuponequesignificaeso?Separa,sevuelveparamirarmeycontestaenvozbaja:—Elpolígrafo,unjuicio.Esmejorsidesconoceslosdetalles.Seguimos mirándonos el uno al otro. Parece preocupado. Enfadado,
incluso.Ymeponefuriosa.—¿Sepuedesaberporquéestásenfadadoconmigo?Levantalasmanos,lasllavesdelcocheestántintineando.—¿Queporqué?Porquesimehubierashechocaso,noestaríamosmetidos
enestelío.Nosmiramoshechosunafuria,elsilenciocasiesopresivo.Entoncesniega
con lacabeza, comosi lohubieradecepcionado.Veoque seva sindecirnadamás.Misemocionesestánagitadas,confusas,notienenningúnsentido.Celebramosnuestroprimer aniversario en lasBahamas, cincodías tomandoelsolconunsinfíndebebidastropicalesyalgúnqueotrochapuzónenelocéanopararefrescarnos,dondeno tardábamosenbuscarnos,encontrandounos labiosquesabíanaronyasal.
La última noche que pasamos allí estábamos en un bar en la playa, unchiringuitoenlaarenaconeltejadodepajaehilerasdelucecitasycóctelesconfrutas. Estábamos sentados en unos taburetes descoloridos, lo bastante cercacomo para que nuestras piernas se rozaran, sumano pudiera descansar enmimuslo,untantodemasiadoarriba.Recuerdoqueescuchabaelsonidodelasolasalromper,respirabaelairesalado,todomicuerpoacalorado.
—Dime...—empecé,pasandoundedopor lasombrillitaquedecorabamicopa,formulandolapreguntaalaquellevabadandovueltastodalanoche,ala
que había estado dando formamuy despacio, durante semanas,meses. Intentéencontrarlamejormaneradeplantearla,ycuandonofuicapazlasoltésinmás—:¿Cuándodeberíamostenerunhijo?
Matt prácticamente escupió en su copa.Memiró, los ojos abiertos comoplatos,rebosantesdeamor,desinceridad,deexcitación.Luego,algocambió,ysumiradasevolviómáscautelosa.Miróhaciaotrolado.
—Los hijos suponen dar un gran paso —contestó, e incluso con elaturdimiento provocado por el ronme sentí confusa: le encantaban los niños.Habíamoshabladodetenerlos.Doscontodaprobabilidad,quizátres.
—Llevamoscasadosunaño—aduje.—Todavíasomosjóvenes.Mirémicopa,algorosa,ymovíloscubitosdehielomedioderretidosconla
pajita.Noeraésalarespuestaqueesperaba.Enabsoluto.—¿Quépasa?—Essóloquecreoquenohayprisa,¿sabes?Podríamosesperarunosaños,
centrarnoseneltrabajo.—¿En el trabajo? —¿Desde cuándo quería que nos centrásemos en el
trabajo?—Sí.—Rehuíamimirada—.Aver,estáeltuyo.—Bajólavoz,seinclinó
haciamí y esta vezmemiró fijamente—: África. ¿De verdad es la parte delmundoenlaquetequierescentrar?
Desvié la mirada. Estaba encantada de la vida con mi trabajo decontrainteligenciaen laseccióndeÁfrica.Bastabapara tenermeocupada,parahacer que mis días fueran interesantes. Tenía la sensación de que estabaaportandomigranitodearena,aunquenofuesegrancosa.Yesoeratodoloquequería.Áfricanoeratanimportantecomoalgunasdelasotrassecciones,peroamímedabalomismo.
—Claro.—Merefieroasinoseríamásinteresantetrabajarenalgocomo...¿Rusia?Bebíuntragolargoporlapajita.Desdeluegoqueseríamásinteresante.Y
más estresante también. Habría que echarle más horas, eso seguro. Y habíamuchas personas trabajando en esa sección; ¿qué huella dejaría una únicapersona?
—Supongoquesí.—Yquizáfueramejorparatucarrera.Paraascenderydemás.¿Cuándo le habían importado los ascensos? ¿Y por qué pensaba queme
importabanamí?Sieldinerofuesemiobjetivo,nomehabríametidoatrabajarparaelgobierno.Elcalorcitoquesentíaestabaempezandoabajaruntanto.
—Está claro que es cosa tuya, desde luego, cariño. Es tu trabajo. —Se
encogió de hombros—. Sólo creo que seríasmás feliz si hicieras algomás...,importante,¿sabes?
Esaspalabrasmehirieron.Eralaprimeravezqueteníalaimpresióndequemi trabajo no era lo bastante bueno paraMatt. De que yo no era lo bastantebuena.
Su expresión se suavizó, y puso una mano en la mía y me miró congravedad. Como pidiendo disculpas, como si supiera que había herido missentimientos.
—Essóloque...queahíesdondeponenlamiralosmejoresanalistas,¿no?EnRusia.
¿Aquéveníaeso?Estabamuyconfusa.Ciertoquesetratabadeunaseccióncompetitiva, muy codiciada, pero también tenía sus ventajas trabajar en unamenos importante.Asegurarse de queno se colabanada, de queno se pasabanadaporalto.Poderverlahuellaqueestabadejando.
—Eresunadeesaspersonasquesiemprequierenserlamejor.Esoesloquemegustadeti.
¿Esoeraloquelegustabademí?Elcumplidofuecomounabofetada.—Y probablemente sea más complicado hacer ese movimiento cuando
tengamoshijos—continuó—.Asíquequizáseapreferiblequelleguesadondequieras llegar primero y después nos planteemos lo de los hijos.—Se puso aremoverlacopaconlapajitaaldecirlo,evitandomirarme.
Apuréloquequedabadelamía;eldulzorhabíadesaparecido,yasólohabíaamargor.
—Vale—repuse,mientrasmerecorríaunescalofrío.En cuanto los pilotos traseros del coche deMatt dan la vuelta a la esquina ydesaparecen, entro en casa. Voy a ver cómo está Bella, que sigue delante deltelevisor,ydespuésal armariobajo la escalera.Tengoqueverquéhayeneseportátil.
Esunespacioreducido,llenodecajasdeplásticoazulapiladas.Tirodelacadenapara encender la luzymiro al suelo, a la pequeñaparte dondenohaycajas.Nada llamalaatención.Mepongoagatasyvoypalpandohastaquemetopoconunatablaqueestálevantadaligeramenteporunlado.Pasolamanoporellaparaintentarquitarla,peronoloconsigo.
Miroamialrededoryreparoenundestornilladorquehaysobreunadelascajasdeplástico.Loutilizoparasacarlatablahaciendopalanca.Despuésmirodentro:algoreflejalaluz.Metolamanoysacounpequeñoportátilplateado.
Me siento cruzando las piernas a lo indio, alzo la tapa y lo enciendo.
Arrancadeprisa,yveounapantallanegraconunaúnicabarrablanca,uncursorqueparpadea.Nohaytexto,peroestáprotegidoconunacontraseña;hastaahí,todoclaro.
Pruebo con las contraseñas habituales deMatt, las que utiliza para todo;varias combinaciones del nombre y la fecha de nacimiento de nuestros hijos.Despuésprueboconlacontraseñaqueutilizamosparalascuentasquetenemosen común. Nada. Claro que es normal. Pienso en otras combinaciones:«Alexander Lenkov. Mijaíl y Natalia. Volgogrado». A saber en qué estaríapensandoMatt cuando eligió la contraseña, eso si es que la eligió él. Lo queestoyhaciendonovaleparanada.
Frustrada,cierroelportátilylodejotodocomoloheencontrado.DespuésvoyalasaladeestaravercómosigueBella.
—¿Teencuentrasbien,cariño?—lepregunto.—Sí—farfulla,sinapartarlosojosdeltelevisor.Mequedouninstanteysuboanuestrodormitorio,medetengoenlapuerta.
PrimeromeacercoalamesilladeMatt.Abroelcajón,fisgo:recibosarrugados,calderilla,unosdibujosquelehahechoBella.Nadaniremotamentesospechoso.Miro debajo de la cama, saco una caja de plástico. Está llena de su ropa deverano:bañadores,pantalones cortos, camisetas.Lacierroy lavuelvoameterdebajo.
Abroelprimercajóndesucómoda.Revuelvoelmontóndecalzoncillos,lapiladecalcetines,buscandoalgoquemellamelaatención.Hagolomismoconelsegundocajón,yconelsiguiente.Nada.
Entro en el vestidor. Paso la mano por sus perchas: polos, camisas,pantalones.Nisiquieraestoyseguradequéestoybuscando.Algoquedemuestrequenoes lapersonaquecreoquees;oquenoexistaesealgo.¿Bastaríaparademostrarqueesquiencreoquees?
Arriba,enlabalda,hayunaviejabolsadedeporte.Lacojo,labajoyladejoenlaalfombra.Abrolacremallerayrebusco:unmontóndecorbatas—quehaceañosquenoutiliza—yalgunasgorrasdebéisbolviejas.Abrotodoslosbolsillosyloscompruebo.Nohaynada.
Pongolabolsaensusitioybajounapiladecajasdezapatos;mearrodilloenlaalfombraconellas.Laprimeraestállenadefacturasantiguas.Lasegunda,de recibos. En la tercera están sus zapatos de vestir, relucientes y negros.Meacuclillo con la caja en el regazo. ¿Qué estoy haciendo? ¿Cómo he llegado aesto?
Estoyapuntodeponerle la tapacuandoalgome llama la atención.Algonegrodentrodeunodeloszapatos.Séloqueesantesinclusodecogerla.
Unarma.
La saco por la culata y la miro. La corredera metálica negra, el gatilloancho.UnaGlock.Deslizolacorredera,veolatóndentro.
Estácargada.Mattguardaunarmacargadaennuestrovestidor.Oigo que Bellame llama. Conmanos temblorosas,meto la pistola en el
zapato, pongo la tapa y devuelvo las cajas de zapatos al estante. Les echo unúltimovistazo,apagolaluzybajo.Mattvuelvetreshorasdespués.Entraagitado,sequitaelchaquetón,mesonríeamododedisculpa,incómodo.Luegosemeacercaymeabraza.
—Lo siento—me dice, la boca contrami pelo.Viene con frío de fuera;tienelasmanosylasmejillasheladas.Meestremezco—.Nodeberíahaberdicholoquehedicho.Noesjustoquelopaguecontigocuandoestoesculpamía.
Meapartoylomiro.Pareceundesconocido,tengolasensacióndequeesundesconocido.Loúnicoqueveoesesapistolaenelvestidor.
—¿Hashecholoqueteníasquehacer?Baja lasmanosy se vuelve, perono antes de quevea la expresiónde su
cara:tensa.—Sí.—Entonces...,¿todoenorden?Vuelvo a ver el arma. Ya hace unas horas de eso, y sigo sin saber qué
pensar. ¿Es la prueba de que Matt no es quien yo creo que es? ¿De que espeligroso? ¿O es un modo de protegernos, de proteger a su familia de laspersonasquedeverdadsonpeligrosas?
Estámuycallado,deespaldasamí.Veoque sushombros subenybajan,comosihubierarespiradohondoyechadoelaire.
—Esoespero.A lamañanasiguiente, cuando llegoamimesaveoque la lucecita rojademiteléfonoparpadea:elbuzóndevoz.Reviso las llamadas: tresdeOmar,dosdeayeryunadeestamañana.Cierrolosojos.Sabíaqueestopasaría,losabía.Oalmenosdeberíahaberlosabidosihubierapensadobienlascosas.
Cojoelteléfonoymarcosunúmero.Necesitoterminarconesto.—Vivian—dicealcogerlo.—Omar. Lo siento, acabo de ver las llamadas. Ayer me fui pronto, he
llegadohaceunminuto.—Notepreocupes.—Hayunapausa.
—Aver,elordenadordeYury.—Meclavolasuñasenlapalmadelamano—.Noparecemuyprometedor.Metemoquenohaynada.
Odioesto,tenerquementirle.Meacuerdodeunaimagendenosotrosdos,hace tantos años, desanimados cuando el Buró rechazó su plan operativo,comentándolo. Y las demás veces, en O’Neill’s y en la oficina, o incluso ennuestrasrespectivascasas,compartiendonuestrafrustraciónalnosercapacesdeencontrar nada que valiera la pena. Nuestra convicción de que los agentesencubiertos constituyen una amenaza seria y nosotros no podemos hacer nadapara detenerla. Una amistad cimentada sobre una sensación de inutilidadcompartida. Y ahora que por fin tengo algo, no me queda más remedio quementirle.
Guardasilencioalotroladodelalínea.Cierrolosojos,comosidealgúnmodoasífueramásfácilmentir.—Evidentemente, tenemos que esperar a que todo se haya traducido y
analizado, pero por el momento no he encontrado nada interesante. —Porextrañoquepudieraparecer,mivozsuenabastantesegura.
Otrapausa.—¿Nada?Meclavomáslasuñas.—Siempre cabe la posibilidad de que haya algo oculto en los archivos,
esteganografíaoalgoporelestilo.Peroporelmomentonoheencontradonada.—Túsiempreencuentrasalgo.Ahorametocaamíhacerlapausa.Ladecepciónlaentiendo,perohayalgo
más.Algoinquietante.—Ya.—Con los otros cuatro. Encontraste algo en cada uno. Lo bastante como
paraquemerecieralapenapedirunatraducciónurgente.—Losé.—Peroconéstenada.—Esunaafirmación,nounapregunta.Yperciboen
suvozuntonodeescepticismoinequívoco.Menotoelcorazóndesbocado.—Pues no —contesto, esforzándome para que no me tiemble la voz—,
todavíanomehetopadoconnada.—Mmm—replica—.NoesesoloquehadichoPeter.
Escomosimehubierandadounpuñetazoenelestómagoymehubieraquedadosinaire.Tienenqueserlasimágenes.Encontrólasimágenes.SealoquefuereloquehizoMatt,nobastó.Y,depronto,medoycuentadequehayalguiendetrásdemí.MevuelvoyesPeter.Depie,ensilencio,mirándome.Escuchando.
—No sabía que había encontrado algo—afirmo al teléfono, sin dejar demiraraPeter,permitiendoqueoigaloquedigo.Menotolabocamuyseca.
Peterasiente,imposibledescifrarlaexpresióndesucara.Omar está hablando, dice algo de pasarse por la central, de una reunión,
peronoescucholaspalabras.Elcerebromevaatodavelocidad.¿EncontróPeterla foto deMatt? Imposible, porque de ser así ya habría acudido a Seguridad.¿Vioqueeliminéel archivo?Unavezmás,habría idoaSeguridad.Noestaríaaquí,hablandoconmigo.
—Vivian...Sorprendida,intentocentrarmeenlaconversación,escucholavozdeOmar.—¿Nosvemosluego?—Sí—musito—.Nosvemosluego.Cuelgo y uno las manos en el regazo para que Peter no vea que me
tiemblan.Despuésmevuelvoyesperoaquedigaalgo,porqueyosoyincapazdehacerlo.
—Estabas al teléfono antes de quepudiera hablar contigo.He entrado enAthena estamañana para echar un vistazo. Supuse que no te vendríamal unaayuda,alguienquetealigeraralacarga.
PorDios,deberíahaberimaginadoqueloharía.—Encontréunarchivo.Lohabíaneliminado.Mis hijos. Voy viendo a cada uno de ellos: sus sonrisas, sus miradas
dichosas,inocentes.—...llamado«Amigos»...Lukeeslobastantemayorparaentenderlo.¿Cuántasveceslehemosdicho
quenomienta?Yahorasabráquetodalavidadesupadre,elmatrimoniodesuspadres,todoeramentira.
—...cincofotos...YBella.BellaadoraaMatt,essuhéroe.¿Cómoleafectaráesto?—...reuniónalasdiezconelBuró...Chase y Caleb. Son demasiado pequeños para entenderlo, demasiado
pequeñosparaconservarrecuerdosdesufamiliaantesdequepasaraesto.—...estaráOmar...Omar.OmarconoceaMatt.Yolospresenté,cuandoOmaryyoempezamos
apasardemasiadotiempojuntos.Haestadoennuestracasa,nosotrosenlasuya.QuizáPeternoloreconocería,peroOmarsí.Y,encualquiercaso,siestoyenlahabitacióncuandoenseñensuimagen...
Necesitofingir.Hacermelasorprendida.—¿Vivian?Mesobresalto.Petermeestámirandomientrasenarcalascejas.
—Losiento—digo—.¿Qué?—¿Estarás?¿Enlareunión?—Sí.Sí,claro.Vacilauninstante, tienecaradepreocupación.Luegosemarcha,vuelvea
sudespacho.Clavolavistaenlapantalla,intentandorecordarcómomesentíalver la caradeMatt, porquevoy a tenerqueponer esa expresión exactamente:incredulidad,confusión,miedo.
Loquepensédespués:lohanabordado.Podríapedirverelarchivoahora,fingirqueeslaprimeravezqueloveo,
delantedePeter.Peroseríamejordejarquevieramireacciónmásgente,quemevieranprocesarlasemociones.
Siesquelopuedohacerdemaneraconvincente.«Siesque»,no,cuandolopuedahacerdemaneraconvincente.Tengoque
hacerlodemaneraconvincente.Porquesi lesdoylamásmínimaimpresióndequeya lo sabía,no tardaránmuchoendarse cuentadequeno fueYuryquieneliminóelarchivo.
Sinoquefuiyo.Peter vuelve a las diezmenos cinco. Enfilamos el pasillo juntos, rumbo a lasdependencias que albergan las oficinas ejecutivas del CIC, el Centro deContrainteligencia.
—¿Te encuentras bien, Vivian?—me preguntamientras vamos andando,mirándomeporencimadelasgafas.
—Sí—contesto.Mentalmenteyaestoyen la salade reuniones,viendo laimagendeMatt.
—Sinecesitasmástiempolibre,pasarmástiempoconCaleb...Niego con la cabeza; ahora mismo no me saldrían las palabras. Debería
haber hecho lo quedijoMatt.Debería haberlo entregado.De todas formas, lovanadescubrir,yahorayotambiénestoymetidaenunlío.¿Porquénolehicecaso?
Entramos,ylasecretarianosacompañaalasaladereuniones.Yaheestadoaquíunascuantasveces,ycadaunaesigualdeintimidadoraquelaúltima.Másoscuradelonecesario,unamesademaderaquebrillademasiado,sillasdepielmuycaras.Cuatrorelojesenlapared:Washington,Moscú,Beijing,Teherán.
Omar está en lamesa, junto con otros dos tipos trajeados del Buró. Susjefes,creo.Mesaludaconunainclinación,peronoconsusonrisahabitual.Tansóloesegesto,sinapartarlosojosdemí.
Mesientoalotroladodelamesaymedispongoaesperar.Peterseacerca
alordenador,loenciendeyveoquelagranpantalladelaparedcobravida.LoveoirhastaAthena,abrirelprograma,yclavolavistaenelreloj,elquereflejalahoralocal.Veocómodalavueltaelsegundero,meconcentroeneso,porqueséquesipiensoenMatt,enlosniños,mevendréabajo.Todosevendráabajoynoconseguirésalvarlasituación.Ytengoquesalvarlasituación.
Tinaentrainstantesdespués,seguidadeNick,eljefedelCICparaRusia,ydosasistentes,ambosconuntrajenegro.Saludaacadaunodelosqueocupamosla habitación y se sienta a la cabecera de la mesa, en la cara una expresióndesagradable.Desagradableeintimidatoria.
—Demaneraqueestamosenelportátilnúmerocinco—observa—.Confíoenquehayamostenidomássuerteconéstequeconlosotroscuatro.—SusojosescudriñanlasalaysedetienenenPeter,queseaclaralagarganta.
—Sí,señora—dice,yseñalalapantalla,lapáginadeiniciodeAthena.HaceclicdosveceseneliconoconelnombredeYury,einstantesdespués
veo el espejo del portátil de Yury, las burbujas azules, tan familiares a estasalturas.Mis ojos van a la última hilera de iconos, allí donde debería estar lacarpetaynoestá.
Peter está hablando, pero no escucho las palabras. Estoy concentrada encómomeharélasorprendida,intentandoparecerimpasible,porqueséqueOmarmeestáobservando.Veoquelapantallaseconvierteencadenasdecaracteres:elprograma de recuperación de datos en funcionamiento. Instantes despuésreaparecelacarpeta«Amigos».
Seacabó.Lavidaquellevoyconozcosehaterminado.Intentoolvidarlacaradelosniños.Respirarporlanariz,inspirar,espirar.Hace clic dos veces y veo el listadode cinco imágenes.Mueve el cursor
hasta la parte superior, cambia elmodo de visualización de texto a iconos degran tamaño.Depronto, aparecen cinco rostros en la pantalla.Soyvagamenteconscientedelasgafasredondasdelprimero,elvivopelorojodelsegundo.Peromisojossecentraneneltercero,enMatt.
SóloqueyanoesMatt.
8EsalguienquesepareceaMatt.Porlomenosunpoco:cabelloyojososcuros,sonrisafranca.YdesdeluegotieneunairealafotodeMattqueestabaenestesitio,conunarchivoconestemismonombre.Lamismainclinacióndecabeza,lamisma distancia a la cámara, el mismo fondo. Sin embargo, los rasgos sonclaramentedistintos.Esunapersonadistinta.Noesmimarido.
Parpadeo. Una, dos veces. No doy crédito a mis ojos. Después, poco apoco, la sensación pasa a ser de alivio. Un alivio abrumador, de lo másestimulante.FuecosadeMatt.Élloarregló,comodijoqueharía.Nosécómolohizo,perosuimagenhadesaparecido.Nuestrafamiliasigueintacta.
Estamosasalvo.Cuandopor fin logroapartar losojosde la foto,miroa la izquierda, a la
primeraysegundaimagen,elhombredelasgafasredondas,lamujerpelirroja.Ymequedosinaliento:elhombretieneunosrasgosmásmarcadosqueayer,unamandíbulamás cuadrada.Lamujer tiene lospómulosmás altos, la frentemásancha.Ellostambiénsondistintos.
Miroaladerecha,alasdosúltimasimágenes, lamujerdetezblancayelhombreconelpelodepunta,aunqueyaséloquevoyaver.Rasgossimilares,ángulosdecámarasimilares,peronolasmismaspersonasdeayer.
Diosmío.Matteraunacosa,pero¿otroscuatroagentesencubiertos?Sientounaopresiónenelpecho,unapresiónaplastante.Ynoséporqué.
Eliminé las otras cuatro fotos cuando eliminé la de Matt. Estaba dispuesta aocultarlasparaprotegeramimarido,entonces¿porquémepreocupaahoraverquesonotrasimágenes?¿Porquéesestodistinto?
Unasvocesseabrenpasoentrelabrumademiinterior.Unaconversación,TinayPeter.Siéstossondeverdadagentesencubiertos.Mirodenuevo,procurocentrarme.
—Peroelarchivonoestáencriptado—aduceTina.—Cierto, y según toda la información que tenemos debería estarlo —
respondePeter—.Sinembargo,alguienloeliminó.Tinaladealacabeza,elceñofruncido.—¿UnerrorporpartedeYury?Peterasiente.—Podría ser. Alguien subió sin querer el archivo o el encriptado falló o
algoporelestilo,ylarespuestadeYuryfueeliminarlo.—Sindarsecuentadequeseguiríaahí—añadeTina.—Exacto.—Ydequenosotrosloencontraríamos.Peterasientedenuevo.Ellasellevaelíndicealaboca,elrojovivodelalacadeuñasreflejandola
luz.Sedaungolpecito,dos.LuegomiraalosrepresentantesdelBuró,lostresagentessentadosenfila,contrajeoscuro,lasmanosentrelazadas.
—¿Algunaidea?Eldeenmediocarraspeaydice:—Parecesensatoconsiderarqueesunapistaquenosllevaráhastaagentes
encubiertosrusos.—Coincidoconusted.—Haremoscuantoestéennuestramanoparaidentificaraesosindividuos,
señora.Tinaasienteconsequedad.Lacabezameestalla.Éstosnosonagentesencubiertos.Esposiblequeni
siquiera sean personas reales.Collages de individuosmodificados pormediosinformáticos,pistasqueelBuróseguiráparanada.
Yenúltimotérminolaresponsablesoyyo.Reveléinformaciónclasificada.Lohiceparaprotegeramifamilia,sí,peroahorahemosperdidolainformaciónqueteníamosparaaveriguarlaidentidaddeotroscuatroagentesrusos.Aprietoelbrazodelasilla,deprontomareada.¿Quéhehecho?
Másconversación.Intentocentrarmecontodasmisfuerzas,oigoelnombredeYury.
—...enMoscú—dicePeter.—¿SabemosdóndeenMoscú?—inquiereTina.—No. Desde luego asignaremos recursos adicionales a lo largo de los
próximosdíasparadarconsuparadero.—¿Elordenador?¿Sabemosalgodelaubicación?—No.Nolohautilizadoparaconectarseainternet.«Está aquí», exclamo mentalmente. En Estados Unidos, en la zona
metropolitana.Conpapeles falsos.Pasándosepor laplazoletadeunbancodelnoroeste cada pocos meses, o cuando mi marido se lo indica. Aprieto la
mandíbula, y cuando levanto la mirada veo que Omar me está observando.Fijamente,sinsonreír.Elrestodelaconversaciónsedesvanece,hastaquetodocuantooigoeslasangremartilleándomelosoídos.Tan pronto como termina la reunión salgo al pasillo, intentando volver a todaprisaamimesa,peroOmarmedaalcance,casial trotepara lograrlo.Notoelcorazóndesbocado.Noséquélevoyadecir,quémevaadecirél,cómovoyapoderresponderasuspreguntas.
—¿Teencuentrasbien,Vivian?Mevuelvoyloveopreocupado,oquizáfinjaestarlo.Derepentesientola
bocamuyseca.—Sí.Essóloquetengomuchascosasenlacabezaahoramismo.Unospasosmás,aúna lapar,y llegamosalascensor.Pulsoelbotón,veo
cómoseilumina,confíoenquenotardeenllegar.—¿Cosas de casa? —inquiere. Su forma de decirlo, esa mirada
cuidadosamente inexpresiva, me recuerda a un interrogatorio, una de esasprimeras preguntas inofensivas cuya finalidad es empatizar... o tender unatrampa.
Desvíolamirada,lafijoenlaspuertasdelascensor,cerradas.—Sí.Bellahaestadoenferma,Calebhaestadoyendoalmédico...—Dejo
la frase sin terminar, preguntándome irracionalmente si no estaré gafando susaludconestasmentiras.Elkarmaydemás.
Conelrabillodelojoveoqueéltambiénmiraalfrente.—Losiento.—Acontinuaciónmemiradesoslayo—.Somosamigos,nolo
olvides.Sialgunaveznecesitasalgo,loquesea...Asiento deprisa y observo los números que están sobre el ascensor. Veo
cómosevaniluminandounodetrásdeotro,perodespacio,demasiadodespacio.¿Qué ha querido decir con eso? ¿Si alguna vez necesito algo, lo que sea?Estamosunoalladodelotro,esperando.
Alfinalseoyeunsonidometálicoylaspuertasseabren.EntroyOmarmesigue.Pulsoelbotóndemiplantaylomirodereojo.Deberíadeciralgo,sacaralgúntemadeconversación.Nopodemosirenelascensorensilencio,noseríanormal.Intentopensarquédecircuandosemeadelanta:
—Hayuntopo,¿sabes?—¿Cómo?Meestámirando.—Untopo.EnelCIC.¿Por quémedice esto? ¿Es que sospechan demí?Hago un esfuerzo por
parecerimpasible.—Nolosabía.Asiente.—ElBuróestáinvestigandoaalguien.Peronoesposiblequeseayo.¿Cuáleslarespuestaapropiada?—Menudodisparate.—Ya.Secalla,ynoséquédeciracontinuación.Enmediodeesesilencioestoy
seguradequeOmaroyecómomelateelcorazón.—Quesepasqueherespondidoporti—afirma,hablandodeprisayenvoz
baja—.Dijequeerasmiamigayquetúnoharíasestodeningunamanera.Quenodeberíasserunaprioridadenlainvestigación.
Elmovimientocesa.Norespiro.Estoyparalizada.Laspuertasdelascensorseabren.
—Pero está pasando algo, lo veo. —Baja la voz—. Y al final acabaráninvestigándote.
Me obligo a mirarlo. Parece preocupado, y comprensivo, y por algúnmotivoesomeresultacasimásinquietantequelamerasospecha.Llevalamanoa un lado, tapando los sensores para que no se cierren las puertas. Salgo delascensor,esperandoquemesiga.Cuandomedoycuentadequenolohace,mevuelvo.Susojosmeatraviesan.
—Si tienes algún problema—dice al mismo tiempo que retira la mano,permitiendoquelaspuertascomiencenacerrarse—,yasabesdóndeestoy.El resto del día se vuelve borroso. En nuestros cubículos la actividad esfrenética,todoelmundohabladelascincoimágenes,decuáleslamejormaneradedarconYury,estrategiassobrecómollegarasucontacto,alescurridizojefe.Yyoloúnicoquequieroesquetodoesodesaparezcasinmás.Tenertiempoparapoderpensar,tiempoparaprocesartodoloqueacabadeocurrir.
LaconversaciónconOmar,paraempezar.¿Porquémehaadvertidodequehayuntopo?¿Yporquéhaactuadocomosisospecharaquemiintegridadsehavistocomprometida?Sipiensaqueyosoyelagentedoble,¿porquéseinterponeentremipersonaylainvestigación?
Notieneningúnsentido.Porotrolado,estánMattylasfotos.Nosécómolohizo.Enteoría,notenía
acceso al ordenador de Yury. Parece más probable que hablara con el propioYury.PeroMattnometraicionaríaasí,creoyo.Prometiónocontarlonunca.
Me invade una sensación de pesadez. De oscuridad. Las cinco imágenesmodificadas.Sielobjetivoeraprotegeranuestrafamilia,sóloteníaquecambiar
lasuya.Modificandolascincohahechoalgomásqueprotegeranuestrafamilia:haprotegidoelprogramadeagentesencubiertos.
Mefijoenlafotografíadelrincóndemimesa,ladenuestraboda.MiroaMattalosojoshastaquesumiradacasimepareceinsultante.«¿Estásintentandohacerlomejorparanosotros?—pienso—.¿Oparaellos?»DescubríqueestabaembarazadadosmesesdespuésdedarelsaltoalaseccióndeRusiadecontrainteligencia.Recuerdoestarsentadaenelbordedelabañera,mientrasmiraba lapequeña tira, la líneaazulquese ibavolviendomásoscurapocoapoco,lacomparabaconeldibujodelacaja,yexperimentabaoleadasdeincredulidadyentusiasmo.
TeníaunmontóndeideassimpáticasparadarlelanoticiaaMatt,cosasquehabíaoído,leídoeninternet,quehabíaidoguardandoenlamemoriaalolargodelosaños.Peroalveresarayita,alsaberquellevabaenmivientreaunniño,anuestro hijo, no pude esperar. Salí atropelladamente del cuarto de baño.Mattestabaenelvestidor,abrochándoselacamisa.Vaciléunmomentocuandolotuvedelante,perodespuéssostuvelatiritaenalto,enlacaraunasonrisaancha.
Susmanossedetuvieron.Miró la tiray luegomicara,yabriómucho losojos.
—¿Seguro?—preguntó.Y,cuandoasentí,asucaraasomólamayorsonrisadelmundo,unasonrisaquesabíaquenoolvidaríanunca.
DesdelasBahamasmeatenazabaelmiedodequequizánoquisiera tenerhijostantocomoyopensaba,tantocomolosqueríayo.Sinembargo,esasonrisahizoquecualquierdudaquepudieraalbergarsedisipara.Eradealegríapuraydura.Nuncalohabíavistotanfeliz.
—Vamosatenerunhijo—afirmó,ypercibíensuvozelmismoasombroquesentíayo.
Hiceungestoafirmativo,yseacercóamí,meabrazó,mebesócomosidepronto yo fuese algo frágil, y sentí que el corazón se me hinchaba como unglobo,queamenazabaconsalírsemedelpecho.
Mepasé eldía trabajandoenunestupor feliz,me sorprendía con lavistafija en lapantalladelordenadorhorasyhoras, lamismapágina, sinvernada.Cuandonadiemiraba,abríelmanualdelempleadoonlineyfuialasecciónquese ocupaba de la baja pormaternidad y después a la de las excedencias.Di aImprimirymemetílashojasenelbolso.
Salí del trabajo pronto y disfruté de una agradable cena con Matt, quepreparóél.Debiódepreguntarmemediadocenadevecescómomesentíay sinecesitabaalgo.Despuésmepuseunospantalonesdechándal,saquélaspáginas
del manual y me las llevé al sofá, con Matt, que saltaba de programa enprogramaenelDVR.Paróunmomento,mirólashojasyluegomemiróamí.Nofuicapazdeinterpretarlaexpresióndesucara.
Sedecidióporunprograma,unodeesosconcursosdecocina,yyo loviconél,aovilladaasulado,apoyadaensupecho.Cuandocasihabíaterminado,cuando todos los concursantes estaban alineados delante de la mesa de losjueces,lopusoenpausa.
—Necesitamosunacasa—aseguró.—¿Cómo? —Había oído lo que había dicho, pero la noticia era tan
inesperadaquenecesitabaoírladenuevoparaquetuvierasentido.—Unacasa.Nopodemoscriaraunniñoaquí.Señalóellugarenelqueestábamos,laplantaprincipaldelapartamentoen
elquevivíamos.Vielsalón,lacocinayelcomedordeunsolovistazo.Nuncamehabíaparecidotanpequeña.
Claroque,porotraparte,noestábamosatados.Noteníamossobrenosotroselpesodeunahipoteca,vivíamoscercadelaciudad.Yonuncahabíasentidoelimpulsodecomprar,ycreoqueéltampoco.
—Bueno,losprimerosaños...—empecé.—Necesitamosespacio.Unjardín.Unbarriodeverdad.Parecíatanfirme,tanpreocupado...Yalfinalestaríabientenertodasesas
cosas.Meencogídehombros.—Supongoquepormirarnoperdemosnada.Alasemanasiguienteteníamosaunagenteinmobiliario,unhombretímido
conuncabellocanoso raloqueyomirabadesdeelasiento traserodesusedándurante los largos recorridos por los alrededores deWashington. Empezamoscercadelaciudad,sinsalirnosdelpresupuestoquemanejábamos.Lascasaseranpequeñas.Parareformar,ensumayorparte.LacaraqueponíaMattcuandolasveíamosme decía que no le gustaban nada.Que no le gustaba ninguna. «Esaescaleranoseríaseguraparalosniños—alegaba—.Necesitamosmássitio.Nocabenunoscolumpios.»Siemprehabíaalgo.
Asíquenosalejamosdelaciudad,dondelascasaseranmásgrandes,perono necesariamente mejores. O mejores, pero no más grandes. Despuésampliamos el presupuesto. Pensé que de esa manera tendríamos opcionesviables. Anticuadas quizá, lo cual sería frustrante, pero habitables. Nodispondríamosdemuchoespacio,peropodríamosarreglárnoslas.Enlasafueras,peroningunodelosdosutilizabaeltransportepúblico.
Sin embargo, en cada una de ellasMatt encontraba algo inaceptable: undescansilloque seríapeligrosoparaunniñoquegateara,unaparte traseraquedaba a un riachuelo, ¿y si los niños se caían a él? Nunca lo había visto tan
quisquillosoconnada.—Noencontraremosnadaperfecto—advertí.—Sóloquierolomejorparaelniño.Paralosotrosniñosquetengamos—
contestó.Ymemirócomodiciendo:¿noesesoloquetúquieres?Si el agente inmobiliario no hubiese sido tan pasivo —y si no fuera a
llevarseuna suma tan elevada cuandopor fin tomásemosunadecisión—, juroquenoshabríadejado.Peroseguíamosbuscando.Subimosnuestrotopeunavezmás, miramos más lejos aún, zonas que eran medio urbanas, medio rurales.«Áreasresidenciales»,nosexplicóelagente.
Matt empezó a parecermás interesado.Le gustaban las grandes casas deestilocolonial,losgrandesjardines,losbarriosllenosdeniñosquemontabanenbicicleta. A mí me echaban para atrás los precios, lo lejos que estaban de laciudad.«Túpiensaenlobuenoqueseráparalosniños»,razonó,¿ycómoibaadiscutiryoeso?
Entonces encontramos una: la distribución estupenda, anticuada, en unacallesinsalida,conárbolesenlapartedeatrás.Porlacaraquepuso,supequeMattpensabaqueeraperfecta,yamítambiénmegustaba.Podíavernoscriandoallíaunafamilia.Y,aunquenoloadmitiríanunca,estabaharta,másqueharta,debuscar.Queríaestarencasa,leyendolibrossobreniños.Esanochedecidimosqueharíamosunaoferta.
AlamañanasiguientecuandobajéviqueMattteníaelportátilabierto.Sucaramedijoquepasabaalgo.Dabalaimpresióndenohaberdormido.
—Loscolegios—explicó—.Sonhorribles.—Mesituétrasélparaecharunvistazo y vi la clasificación en la pantalla. Tenía razón: eran malos—.Necesitamosbuenoscolegios—aseguró.
Se centródenuevoen lapantalla.Minimizó esaventanay aparecióotra:unacasa.Pequeña,bastanteinsulsa,comolasqueveíamoscuandoempezamosabuscar.
—EstáenBethesda—contó—.Todos loscolegiossondediez.—Sonabaentusiasmado, igualquecuandohabíamosentradoen lacasadeestilocolonialperfecta—.Éstaesnuestracasa,Viv.
—Espequeña.Notegustabannadalascasaspequeñas.—Losé.—Seencogiódehombros—.Notendremosmuchoespacio,niel
jardín más grande. No tendré todo lo que quería. Pero los colegios sonimpresionantes.Valdrálapena,porlosniños.
Miréconmásatención.—¿Hasvistoelprecio?—Sí,noesmuchomásaltoqueeldelaúltima,laqueestábamosdispuestos
acomprar.
Notaba que el corazón me daba volteretas. ¿No mucho más? Eran casicincuentamildólaresmás.Ylaúltimacasayasobrepasabaconcrecesnuestropresupuesto,ynuestropresupuestoyasehabíadisparadomuchomásdeloqueyopensabaquenospodíamospermitir.Nopodíamos comprarnos esa casa, deningunamanera.
—Nos la podemos permitir —aseguró Matt, como si me leyera elpensamiento. Abrió otra pantalla, una hoja de cálculo—. ¿Ves? —Era unpresupuesto.Lohabíapresupuestadotodo—.Prontomedaránunaumento,yatite subirán el sueldo todos los años, y acabarás ascendiendo. Podremosarreglárnoslas.
Mirespiracióncasieraentrecortada.—Sólonoslasarreglaremossiyosigoeneltrabajo.Sehizounsilencioextraño.—¿Loquieresdejar?—No.Dejarlono.Quizápedirunaexcedencia...Supongoqueeraalgodeloquenohabíamoshablado.Sencillamentedipor
sentadoquemequedaríaencasaalgúntiempo.Ydiporsentadoqueeraalgoqueél también quería.Tanto sumadre como lamía habían estado en casa cuandonosotros éramos pequeños. No teníamos a la familia cerca. Y no estábamosdispuestosallevaralniñoaunaguardería,esoseguro.
—Túnoeresdelasquesequedanencasa,¿no?—quisosaber.«¿Delasquesequedanencasa?»¿Quésesuponíaquesignificabaeso?—No estoy hablando de quedarme en casa para siempre. —Era como
reviviraqueldíaenlaplaya,lasensacióndequenoeralobastantebuena,dequeMattcreíaquesehabíacasadoconalguienmejor—.Sóloduranteuntiempo.
—Peroteencantatutrabajo.Nomeencantaba,yano.NodesdequehabíapasadoalaseccióndeRusia.
Nomegustabanelestrés,lacantidaddehorasqueechaba,lasensacióndequepormucho que trabajaba no sacaba nada en limpio. Y sabía queme gustaríamenosaúncuandohubieraunniñopormedio.
—Me encanta la idea de aportar mi granito de arena, pero desde queempecéatrabajarenRusia...
—Tienes el mejor trabajo de la Agencia, ¿no es verdad? El que todo elmundoquiere.
Vacilé.—Esunabuenasección,sí.—¿Yestaríasdispuestaadejarlaparapasarteencasaeldíaenteroconun
niño?Lomiréfijamente.
—Connuestrohijo.Ysí,esposible.Nolosé.Enlahabitaciónvolvióainstalarseesesilencioextraño.—Si no trabajas, ¿cómo ahorraremos para la universidad? ¿Cómo
viajaremosconlosniños,cómoharemosesaclasedecosas?—preguntó.Por primera vez desde que la prueba de embarazo había dado positivo
empecéasentirnáuseas.Antesdequepudieradecirnada,Mattañadió:—Viv, todos los colegios sondediez. ¡Dediez! ¿Nosería estupendo?—
Alargó el brazo yme puso unamano en el vientre al mismo tiempo quemedirigíaunamiradaelocuente—.Yosóloquierohacerlomejorparanuestrohijo.—Yenelsilencioquesiguióquedósuspendidalapreguntatácita:«¿Túno?».
Naturalmente que yo quería eso mismo. ¿Por qué ya estaba teniendo lasensacióndequenoeraunamadrelobastantebuena?Mirélapantalladenuevo.Volvíaaestarlacasa.Lacasaqueyaparecíaunacarga,ynisiquieralahabíamosvisto.Cuandohablé,lohiceconvozahogada:
—Vamosaverla.Esanochellegoacasamástardequedecostumbre,ylosveoatodossentadosalamesadelacocinanadamásentrar;losrestosdeespaguetisconalbóndigasenvivoscuencosdeplásticoyenlabandejadelastronas.
—¡Mami!—exclamaBella,yalmismotiempoLukedice:—Hola,mamá.Los gemelos están sin camiseta, tienen toda la cara pringada de salsa de
tomate, con trocitos de pasta pegados en sitios inverosímiles: en la frente, loshombros,elpelo.Mattmesonríe,comositodofueranormal,comosinadadeestohubierapasado, luegose levanta,vaa lacocinaymesirve lacenaenunplato.
Dejo el abrigo y el bolso al lado de la puerta y entro en la cocina,obligándome a sonreír.Beso aBella, luego aLuke.Saludo con lamano a losgemelos,unoacadaladodelamesa.Chasemesonríeenseñandolosdientesygolpealabandeja,haciendoquevariasgotasdesalsasalganvolando.ApartomisillaymesientocuandoMattmeponedelanteelplatodepasta.Sesientafrenteamíylomiro,notandoquemiexpresiónseendurece.
—Gracias—digo.—¿Vatodobien?—preguntacauteloso.Evitolapregunta,mevuelvohaciaBella.—¿Cómoteencuentras,cariño?—Mejor.—Bien.
MirouninstanteaMatt.Meestáobservando.CentrolaatenciónenLuke.—¿Cómotehaidoenelcolegio?—Muybien.Intento pensar en algo más que preguntarle, algo concreto. Sobre un
examenounadeesasactividadesen lasqueunniño llevaunobjetoaclaseyhabladeéloalgoporelestilo,peronoséquépreguntar.Asíqueme limitoacomerespaguetistibios,cuidándomemuymuchodenomiraraMattalosojos.
—¿Vatodobien?—preguntadenuevo.Masticodespacio.—Pensé que no, pero mira por dónde todo va bien, estupendamente—
contesto,volviendoamirarlo.Loentiende.Veoqueloentiende.—Mealegraoíreso—replica.Sehaceunapausaincómoda,yesBellaquienalfinalrompeelsilencio.—Papi,yaheterminado—indica.Lamiramoslosdos.—Esperahastaquemamitambiénhayaterminado,cariño—lepideMatt.Niegoconlacabeza.—Dalomismo.Vacila, y lomiro comodiciendo «deja que se vaya.Que se vayan todos,
paraquepodamoshablar».—Vale—medice,ydespuéssedirigeaBella—:Llevaelcuencoalapila,
porfavor.—¿Mepuedoiryotambién,papá?—preguntaLuke.—Claro,hijo.LukeyBellase levantan.Mattcogeunas toallitashúmedasy le limpia la
caraylasmanosaChase.Comounpocomás,mirandocómolimpiaaChase,losacade la tronay lodejaenelsuelo.Memiradesoslayouninstanteantesdecentrarse en la cara de Caleb. Al final dejo el tenedor en el plato. No tengoapetito;noquierocomermás.
—¿Cómolohiciste?—quierosaber.—¿Cambiarlasimágenes?—Sí.AhoraseestáocupandodelasmanosdeCaleb,limpiandoentrelosdeditos
regordetes.—Tedijequetesacaríadeésta.—Ya,pero¿cómolohiciste?Noresponde,nomemira,siguelimpiandolasmanosdeCaleb.Aprietolosdientes.—¿Teimportaríacontestarme?
SacaaCalebde la tronay se sienta conél en su silla.Caleb semete losdedosenlabocayempiezaachupárselos.
—Teexpliquéqueeramejorquenosupieraslosdetalles.—Nomevengasconésas.¿Fuistetúoselodijisteaalguien?EmpiezaahacerleelcaballitoaCaleb.—SelodijeaYury.Mequedohelada,esunapuñaladatrapera.—Asegurastequenoselodiríasanadie.Asurostroasomalaconfusión.—¿Qué?—Meprometistequenoselodiríasanadie.Memirasorprendidoydespuéscaeenlacuenta.—No,Viv,prometíquenoselodiríanuncaalasautoridades.Mequedomirándolo.Calebseretuerce,sequierezafardeMatt.—Debía contárselo a Yury. No tenía elección —aduce. Caleb gimotea,
ahora se retuerce conmásganas—.Ahora vuelvo—musitaMatt, y sale de lacocinaconCalebenlacadera.
Me miro las manos, la alianza. ¿Así es como se siente uno cuando loengañan?CuandomecaséconMatt,penséqueseríalobastanteafortunadaparano sentirme nunca así. Ni en un millón de años me imaginaba que pudiesetraicionarme.Apoyolamanoderechaenlaizquierda,elanillodesaparecedemivista.
Vuelveuninstantedespués,solo.Sesientadenuevo.Escucholossonidosquellegandelaotrahabitación:LukeyBellajugandoalPesca.Bajolavoz,meinclinohaciadelante.
—Asíqueahoralosrusossabenquetediinformaciónclasificada.—Yurylosabe.Niegoconlacabeza.—¿Cómohaspodidohacereso?—Sihubierapodidosolucionarloyosolo, lohabríahecho.Peronopodía.
LaúnicamaneraeraacudiendoaYury.—¿Ycambiartodaslasfotos,lascinco?Seretrepaenlasilla,memira.—¿Quéesloquequieresdecir?Nolecontesto.¿Quéquierequediga?¿Quenoestoyseguradequemesea
leal?—No habría pasado nada de esto si me hubieses entregado.—Me mira
comosiélfueraeltraicionado.Pero tiene razón. Y noto que parte de la ira que siento empieza a
transformarseensentimientodeculpa.Cierto,medijoqueloentregara.NofueaveraYurydeinmediato.Lasfotosnocambiaronelprimerdía.
Silepreocuparamáselprogramaqueyo,habríahechoalgoalrespectoelprimerdía.
—Asíqueahoratodoestáenorden,¿no?—consigodecir.Intento no pensar en la cara de los otros cuatro agentes encubiertos, el
hechodequevayanaseguirocultos,pormiculpa.«Fuiste túquieneliminóelarchivo,Viv.Quieneliminóprimerolasfotos.»
—¿Estamosasalvo?Mirahaciaotrolado,yantesdequediganadaséquenoloestamos.—Laverdadesquenodeltodo.Nodeltodo.Medevanolossesos.—Porqueaúnpodránsaberque fuiyo laqueeliminóel archivo,¿no?—
VeoaSeguridadinterrogándome,diciéndomequehandescubiertoqueborréelarchivo.Puedodecirquefueunaccidente.Quenosabíaquelohice.Podríaser,y podría pasar a estar bajo sospecha, temporalmente. Pero al menos noencontraránlafotodeMatt.
—Sí—replica—.Peronosóloeso.Athenaregistralaactividaddelusuario.¿Cómoesqueconoceesenombre,Athena?Estoyseguradequeno lohe
mencionadonunca.—Asíqueexisteunregistrodeloquevisteconexactitudenelordenador
de Yury, Viv. En teoría, alguien podría entrar y ver cuáles fueron tusmovimientosenelordenadordeYury,verlosarchivosqueabriste.
—Podríanverqueabrítuimagen.—Sí.—Asíquetufotosigueestandoenelservidor,¿no?—Sí.Lo que significa que también están las otras cuatro fotos. No sería
demasiado tarde para poner las fotos auténticas enmanos del FBI.Aún tengounaoportunidadpara confesarlo todo, informar a laAgenciadequehayotroscuatroagentesencubiertos,ytambiéndeMatt.Hacerlocorrecto.
Ynohabrásidonada.Quizámepuedanperdonarqueeliminaraelarchivo.Unactoimpulsivodeunaesposaasustada.
Pero lo cierto es que no. Porque sólo hay una explicación para que esascincofotoshayancambiado:lescontéalosrusosdetallessobreunprogramaquees alto secreto.Cometí traición.Ya sólo esome llevaría a la cárcel.Elmiedohacequesemehielelasangreenlasvenas.
MeacuerdodeOmar,suformademirarmeestosdosúltimosdías.«Hayuntopo en el CIC.» Si sospechan de mí, lo único que tienen que hacer para
confirmarsussospechasesecharunvistazoaeseservidor.—Hayunaformadesalirdeésta—afirmaMatt—.Unaformadeborrarlo.
—Parecepreocupado,reticente.—¿Cómo?—pregunto,mivozapenasesunsusurro.Semete lamano en el bolsillo y saca un lápiz dememoria.Un pequeño
rectángulodeplásticonegro.Losostieneenalto.—Aquíhayunprogramaqueborrarátuhistorialdelosdosúltimosdías.Lomiro.EsoeliminaríacualquierpruebadequediconlafotodeMatt.No
tendríannadaparadeclararmeculpable.Paraapartarmedemishijos.—El tuyo y el de todo el mundo —añade—. Hará que los servidores
retrocedandosdías.Lomiro.«Haráquelosservidoresretrocedandosdías.»Dosdíasdetrabajo
perdidos,paralaAgenciaentera,todaesagente,todoesetrabajo.Peronoesparatanto,dadalasituación.Mantendría a mi familia unida. Borraría la foto deMatt de una vez por
todas.Tambiénborraríalafotodelosotroscuatroagentesencubiertos,loquenosignifica que quiera que los rusos lo usen. Eso no tengo ni que pensarlo.Permitiría que esos otros cuatro agentes encubiertos no fueran identificados acambiodemantenerunidaamifamilia.Séqueestámal.Ysientoquesoyunatraidorasóloporpensarlo.Peroestamoshablandodemishijos.
—¿Ycómolopiensanhacer?—pregunto—.¿Loconectaránsinmás?—Bueno,ésaeslacuestión.—Memira—.Loconectarástú.
9Dejaellápizdememoriaenlamesaymequedomirándolocomosifueraalgoquepudieraestallar.
—Conestonopuedohacernada.Losordenadoresestánmodificados.Nohaypuertos...
—Hayunoenlasaladeaccesorestringido.Lomiro.¿Hemencionadoalgunavezlasaladeaccesorestringido?Desde
luego,nohedichonadadelosordenadoresquehayenella.Sinembargo,Matttienerazón,esoseguro.Hayunordenadorapartequeseutilizaparasubirdatosqueserecabansobreelterreno.
—Peroda lomismo.Elordenadorestáprotegidoconunacontraseña.Notengoautorización...
—Noimporta.Elprogramaseejecutasolo.Únicamentehayqueconectarellápiz.
Lamagnituddeloquemepidemedejasinpalabras.—MeestáspidiendoquesubaalgoalaredinformáticadelaAgencia.—Borrarálaspruebasquedemuestranqueeliminasteelarchivo.«Tambiénborrarálasfotos.Lascinco.»Mirohaciaotroladoydespuésdigo
loqueestoypensando,aunqueséquenodebería.—Eresunagenterusoymeestáspidiendoquesubaunprogramaaunared
delaCIA.—Soytumaridoyestoyintentandoquenotemetanenlacárcel.—Pidiéndomequehagaalgoporloquepodríanencerrarmedeporvida.Estiraelbrazoyapoyaunamanosobrelamía.—Si descubren lo que hiciste, tal y como están las cosas pasarásmucho
tiempoentrerejas.OigoaBellaenlaotrahabitación.—¡Noesjusto!—diceagritopelado.«Tienes razón—pienso,con lamiradaclavadaenel lápizdememoria—.
Noesjusto.Nadadeestoesjusto.»
—¡Papi!—chilla—.¡Lukehacetrampas!—¡Noesverdad!—gritaLuke.Sigo mirando el lápiz. Noto que Matt me observa. Ninguno de los dos
piensa levantarsepara ir aponerpaza laotrahabitación.Losniñoscontinúandiscutiendo, pero ahora ya no gritan. Cuando su conversación vuelve a lanormalidad,mezafodeMattyentrelazolasmanos.
—Dime,¿quécontienedeverdad?¿Algoquepermitiráquelosrusosentrenennuestrossistemas?
—No. Para nada. Te juro que es sólo un programa que reseteará losservidoresylosdejarácomoestabanhacedosdías.
—¿Cómolosabes?—Lohecomprobado.Heejecutadounapruebadediagnóstico,yestodolo
quehay.«¿Y por qué iba yo a creerte?» No lo digo, pero no es necesario. Estoy
seguradequesemeveenlacara.—Sinolohaces,irásalacárcel.—Parececompletamentesincero,franco.
Ytambiénasustado—.Deestaformatelibras.Vuelvoamirarel lápizdememoria,deseandoquedesaparezca,deseando
quetodoestopudieradesaparecer.Tengolasensacióndequeestoycayendoenunpozosinfondo,ynosoycapazdefrenar lacaída.¿Deverdadpodríahaceresto?
Levantolavistaylomirounbuenrato.Suspalabrasresuenanenmí:«Heejecutadounapruebadediagnóstico».
—Enséñamelo.Parececonfuso.—¿Qué?—Hasdichoquehasrealizadoundiagnóstico.Enséñamelo.Haceunamueca,comosilehubieradadounabofetada.—Nomecrees.—Loquieroverconmispropiosojos.Nosmiramos,sinpestañear,hastaquealfinaldice:—Vale.Se levanta y sale de la habitación, y yo me levanto y voy detrás. Va al
armario que hay bajo la escalera. Enciende la luz, coge el destornillador, elmismoqueutilicéyo.Loveolevantarlatabla,sacarelportátil.Sevuelveymemira,unamiradalarga,quenoséinterpretar,despuéspasapordelantedemíyvahacialamesa.
Abrelatapadelordenadorysesientadelante.Yomesitúodetrás,viendolapantalla.Aparece labarrablanca, el cursorparpadea.Miroel teclado, sigo las
teclas que pulsan sus dedos, despacio y deliberadamente. Un patrón quereconozco, una de sus contraseñas habituales: los cumpleaños de los niños.Tecleaalgomásalfinalytardouninstanteendarmecuentadeloquees:eldíadenuestroaniversario.Despuésdetodo,estabapensandoennosotros.
—Nocreoqueentiendasnadadeesto,¿vale?—observa,sinvolverse.Le agradezco queme dé la espalda, porque tiene razón.Lomío no es la
tecnología,notendréclaroslosdetalles.Peronosetratadeeso.Setratadevercómoactúaahora,loquemevaaenseñar.Entenderélobastanteparasabersideverdadrealizóundiagnósticoosimemintió.Yquizábasteconeso.
—Sémásdeloquecrees.Abreunprograma,tecleaunaordenyporlapantallaempiezaadesplegarse
untexto.—Un registro de la actividad del usuario—musita. Señala una línea: la
fechadehoy.Otra:unselladodetiempodehaceunashoras.Vabajandoporlapantalla,señalaunaseccióndetexto.—Loquecontieneellápizdememoria—asegura.Miro el texto, la mayor parte es indescifrable, pero algunas cosas tienen
sentido, concuerdan con lo que ha dichoMatt. Nada parece indicar que hayaalgomás.
Ylomásimportante:elselladodefechayhora.Elhechodequetengaalgoqueenseñarme.Haejecutadounapruebadediagnósticodellápiz,comomehadicho.
Nomentía.Sevuelveenlasillaparamirarme.Veoqueestádolido,yellohacequeme
sientaculpable.—¿Mecreesahora?Doylavueltaalamesaymesientoenfrentedeél.Vaciloantesdehablar.—Sonbuenos,¿sabes?LosdelaAgencia.¿Ysiestolosconducehastamí?—Noseráasí—diceenvozbaja.—¿Cómopuedesestarseguro?—Piensaenloquetehedicho.Enloquesabenlosrusos.—Estiraelbrazo
yunavezmásponesumanosobrelamía—.Ellostambiénsonbuenos.Esanochetampocoduermo.Deambuloporlacasadescorazonada.Observoalosniños,queduermen,elpechosubiendoybajando,esascarasqueparecenmásinfantilesmientrasdescansan.Recorrolospasillosmirandocadaunadelasfotosquehayen lasparedes, todosesosmomentosfugaces, lassonrisas felices.Losdibujosdelaneverasujetosconimanes.Losjuguetes,esperandoociososenla
oscuridad.Sóloquieroquetodoestocontinúeigual.Lavidanormal.Pero lo cierto es que podría ir a la cárcel. Casi con toda seguridad si
averiguan loquehice.Revelar informacióncompartimentada,ponerenpeligrooperaciones de la Agencia. Y si esto sucede, seránmuchas las cosas quemeperderé.Laemociónmeembargasólodepensarlo:losprimerospasosdeCaleb,susprimeraspalabras.El primerdienteque se le caiga aBella, su entusiasmocuando llegue el ratoncito Pérez. Los bailes, el béisbol infantil, aprender amontar en bicicleta. Sobre todo estos pequeñosmomentos.Abrazarlos cuandotienen una pesadilla o cuando no se encuentran bien. Oírles decir «te quiero,mami»y loquehanaprendidoenelcolegio, loque les ilusiona, loque lesdamiedo.
Sí, esto significará que el Buró no les echará el lazo a unos agentesencubiertos a los que podría haber cogido. Pero, tal y como están las cosas,¿acaso importa mucho? En mi boda había, literalmente, decenas de agentesencubiertos.Esteproblemaesmuchomayordeloquesuponíamos.Cincoesunaminucia.
Estoy sentada en el sofá en la oscuridadqueprecede al alba cuandobajaMatt.Enciendelaluzdelacocina,parpadeamientrassusojosseacostumbranalaclaridad.Loobservoensilencio.Cuandoporfinmeve,separaymemira.Lesostengo la mirada. Luego, despacio, levanto la mano, sujetando el lápiz dememoriaconelíndiceyelpulgar.
—Dimequétengoquesaber.Voyahacerlo.Lagravedadescasiapabullante.MiroaMatt,quelimpiaellápizcon un paño de los que usa para las gafas de sol. «Para borrar las huellas»,aclara.A continuación, lo deposita en el doble fondodeunvaso térmicoparacafé.Reluciente,metálico,unoquenohabíavistoantes.¿Dóndeestaba?¿Dóndeguardaestascosas?
¿Cómohepodidoestartanciega?—Loúnicoquetienesquehaceresconectarellápizdememoria—asegura
mientras me entrega el vaso de café. Lo cojo. Me veo reflejada en él,distorsionada. Soy yo, pero parezco otra—. Hay un puerto USB en la partedelanteradelterminal.
—Vale.—Sigomirando el reflejo en el vaso, esta imagen demí que enrealidadnosoyyo.
—Conéctalo,esperaalmenoscincominutos,nomásdediez,yquítalo.Alos diez, los servidores empezarán a resetearse. Si el lápiz sigue conectadocuandohayafinalizadoelreseteo,podránllegarhastaelordenador.
¿Cincominutos?¿Tengoquequedarmesentadaallí cincominutos,conellápizconectado?¿Ysialguienlove?
—Enesecaso,loharéfueradelhorariodeoficina.Mattniegaconlacabeza.—Imposible.Esnecesarioqueenelordenadorsehayainiciadolasesión.—¿Cómo?Sus palabras hacen queme invada el miedo: eso significa en horario de
oficina.Petereselúnicoque tieneautorizaciónparahacerlo,ysuele iniciar lasesiónporlamañana,bloquearloduranteeldíaycerrarantesdemarcharse.LoqueMattmepidemeparecemuyarriesgado.
—¿Ysialguienmeve?—Eso no puede pasar—replica, y veo el miedo reflejado en su cara, el
primeratisbodeincertidumbredesdequemehaenseñadoel lápizdememoria—.Nopermitasquepase.Tengoelvasoamilado,enelportavasosdelcoche,decaminoalaoficina.Loagarrocon fuerzacuandoechoaandardesdeel aparcamiento, conmás fuerzaaúnalentrarenelrecibidoryverlabanderasuspendidadeltecho.Meconcentroenparecertranquila,impasible.
Alentrarpasopordelantedetresletreros—nomehabíadadocuentanuncade que fueran tantos— en los que se muestra una relación de artículosprohibidos. La lista es larga, cualquier dispositivo electrónico, cualquiera.Aunque el lápiz de memoria estuviera vacío, introducirlo seguiría estandoprohibido.Ynopuedodecirquenolosupiera.
Mepongoa lacolade los torniquetes.Aladerechahayunamujermásomenosdemiedadalaquehanapartadoparaefectuaruncontrolaleatorio:Ronleestárevisandoelbolso.Alaizquierdaleestánpasandoundetectormanualaun señor demás edad, otro control aleatorio.Desvío lamirada.Noto quemesudalafrente,ellabiosuperior.Cuandomellegaelturno,sitúolaidentificaciónsobre el lector e introduzcomi código en la pantalla táctil. Los torniquetes seabrenymedejanpasar.
Lossensoressuenan,unpitidograve,ydosagentesa losquenoconozcomemiran.Elcorazónmelateconfuerza,tantoqueestoyseguradequelagenteque tengo al lado lo oye. Pongo cara de asombro, durante una décima desegundo, y sonrío, sosteniendo el vaso en alto, para que lo vean. «Ay, sólo esesto.Noospreocupéis,noesnadaelectrónico.»Todoelmundosabequeesossensores,losquedetectandispositivoselectrónicos,soncaprichosos.
Unodelosagentesseacerca.Cogeundetectormanual,melopasaporel
cuerpo, arriba y abajo, por el bolso. Sólo pita en el vaso. Con expresión deaburrimientomeindicaquepase.
Le sonrío, hago un gesto afirmativo. Sigo por el vestíbulo, a un ritmoregular,conpasouniforme.Cuandonomeve,meenjugoelsudorde lafrenteconeldorsodelamano,temblorosa.
Vuelvo a pasar la identificación para acceder a la cámara, introduzcomicódigo. La pesada puerta se abre, y la empujo. Veo a Patricia en el acto. Lesonríoalpasar.Ledoylosbuenosdías,comosiempre.Luegovoyamicubículoyenciendoelordenador.Larutinanormal,lossaludosnormales,todonormal.
Mesientoalamesaymequedomirandolapuerta.ACCESORESTRINGIDO,engrandesletrasrojas.Aunladoloslectores:unoparaescanearidentificaciones;elotro,huellas.Enmipantallahayunprogramaabierto,peronoloestoymirando.No efectúo ninguna búsqueda, no abro los correos electrónicos. Simplementemirolapuerta.
Pocodespuésde lasnueve llegaPeter.Veoque acerca la identificación auno de los lectores, introduce un código y apoya el dedo en el otro lector,dejándolouninstante.Entraycierralapesadapuerta.MinutosdespuéslapuertaseabredenuevoyPetersemarcha.
Miroelvasotérmico,lotengodelante,enlamesa.Lasesiónestáiniciada;puedohacerlocuandoquiera.Tengoquehacerlo.Cojoelvaso,lorodeoconlosdedos.Casimecuestalevantarmedelasilla,hacerquelaspiernascaminenhacialapuerta.
Acercomiidentificaciónallector,despuéscolocoeldedo.Lapesadapuertaseabre, tirodeella.Dentroestáoscuro.Enciendo la luz.Esun sitiopequeño,másinclusoqueeldespachodePeter.Dosordenadores,unoalladodeotroenunamesa, las pantallas en ángulo, cada unamirando hacia un lado.Un tercerordenador,contralapareddeenfrente.Éseeselquellamamiatención.VeoelpuertoUSBenlapartefrontal.
Me siento ante uno de los otros dos ordenadores, dejo el vaso delante.Inicio sesión: si alguien entra, debo dar la impresión de que estoy trabajando.Buscolainformaciónmáscompartimentadaalaquetengoacceso,esaquesólopuede ver un puñado de personas en toda la Agencia. Una información tanconfidencial que no tendríamás remedio que pedirle a cualquiera que entraseque semarchara, que volviera cuando yo hubiese terminado. Después respiroconsuavidad,desenroscolaparteinferiordelvaso.Unavezabierto,veoellápizdememoria.Me tapo lamano con lamanga de la chaqueta, cojo el lápiz dememoriayenroscoelfondo.
Mequedoquietaunmomento,aguzandoeloído,peronoseoyenada.Me levanto de la silla y me acerco deprisa al tercer ordenador. Con la
mangatapándomelapuntadelosdedos,introduzcoellápiz,rápidayfácilmente.Enelextremoseenciendeunaluzanaranjadacasienelacto.Estoydevueltaenmisillaunossegundosdespués.
Temblando.Nohetenidotantomiedoenmivida.Todo sigue en silencio.Miro el reloj que hay en la parte inferior de mi
pantalla:cincominutos.Estodoloquenecesito.Sólonecesitoestarsolacincominutos,retirarellápiz,volverameterloenelvasoyhabréacabadoconestodeunavezportodas.Comosinuncahubierapasado.
Miroel lápiz,elextremoanaranjado.¿Quéestaráhaciendoahoramismo?Colándoseenlosservidores,supongo.Preparándoseparaborrarlosdosúltimosdías.Peroesoestodo.Madremía,esperoquesí.
Pasaunminutoqueescomounaeternidad.Calculoeltiempomentalmente.Unaquintapartelista.Veinteporciento.
Entonces se oye un pitido al otro lado de la puerta, una identificación seacercaallector.Mequedoquietayluegomevuelvohacialapuerta.Tranquila.Tengoqueestartranquila.Cuatrominutos.Sólonecesitocuatrominutosmás.
Lapuertaseabre,esPeter.Diosmío,esPeter.Elmiedomeatenaza.Peterestáaltantodetodocuantoséyo,asíquenotengoningunaexcusaparaimpedirqueentre.Ninguna.Sesentaráanteelordenadordeal lado,yentonces¿cómopodréyoiralotroysacarellápizdememoria?
—Hola,Vivian—saluda.Simpático,normal.Confíoenquenosedécuentadelmiedoquetengo.Deloaterradaqueestoy.
—Hola.—Hagounesfuerzoparaquemivozparezcaserena.Entra, se sienta ante el terminal de al lado y empieza a teclear sus
contraseñas.Yonopodríasermásconscientedellápizdememoriaqueestáenelordenadorquetenemosdetrás.ClaroquenohayningúnmotivoparaquePeterlouse.Pero¿ysilove?
Miroelreloj:yahanpasadotresminutos.Sesentaporciento.Dosmásy...—¿Vivian?—preguntaPeter.—¿Sí?—Mevuelvohaciaél.—¿Te importaría perdonarme unos minutos? Necesito consultar cierta
información.JusticiaEagle.Un compartimento que yo no tengo. Está haciendo exactamente lo que
pensaba hacer yo: excluir a todo aquel que carezca del debido grado deautorización.Consultodenuevoelreloj:faltantresminutos.Juroqueeltiemponoavanzacomodebería.
—¿Podríasdarmeunosminutosparaquetermine?Yacasiestoy.—Ojalápudiera,pero tengoqueecharleunvistazoaestoantesdequese
reúnanlosjefesestamañana.ÓrdenesdeNick.
No.No, esto no puede estar pasando. ¿Ahora qué hago? ¿Qué demonioshagoyoahora?
—¿Vivian?—Sí,claro.Espera,quecierrolasesión.—Sinoteimportabloquearloporelmomento...Deverdadquetengoque
verestoydeprisa.Dudo.Elcerebronomefunciona,nosemeocurreabsolutamentenadaque
hacer,apartedeceder.—Vale.Bloqueoelequipo,Control-Alt-Supr.Melevantoy,cuandoestoyabriendo
lapuertaparamarcharme,reparoenellápizdememoria,aúnenelordenador,elextremotodavíaconesaluzanaranjada.
Vuelvoalamesaymesiento,aturdida.Consultoelreloj—cincominutos—ydespuésmirolapuerta.Estoycomoparalizada,incapazdedarconalgoquepuedahacer.RecuerdoloquemehadichoMattestamañana:«Cincominutos...Nomásdediez...Losservidoresempezaránaresetearse».
Yavan seisminutos, y la puerta sigue cerrada. ¿Y siPeter ve el lápizdememoria?
Sieteminutos.Estoyaterrorizada,nopodríatenermásmiedo.Ochominutos. ¿Podría hacerlo salir?No sé cómo. ¿Y si espero sinmás?
Mefiguroqueacabarápronto,tienequeacabarpronto.Nueveminutos.Estoyhelada,nomepuedomover.Meobligoaapartarla
silla,aponermedepie.Diréquesemehaolvidadoalgo:elvaso.Luegolotiraré,cercadelordenador,sacaréellápizdememoriacuandomeagachepararecogerelvaso...
Un fogonazo delante de mí llama mi atención. Un cambio de color, decontraste.Lapantallasevuelvenegra,uninstante.Girosobremistalones,mirolahileradecubículosyveoque lasdemáspantallas también seponennegras.Consecutivamente,unadetrásdeotra.Undestellovelozque recorre lacámaracomosi fueraunacorrienteeléctrica.Vuelvenlaspantallasnormales.Lagentemiraasualrededor,murmura:«¿Quéhapasado?».
Diosmío.Salgo disparada hacia la puerta de acceso restringido. Acerco la
identificación, pongo el dedo en el lector.Me acuerdo de las instrucciones deMatt: «Si el lápiz sigue conectado cuando haya finalizado el reseteo, podránllegarhastaelordenador...».
Lapuerta seabre justocuandosedesbloquea, justocuandoyoempiezoaempujar,ycasipierdoelequilibrio;prácticamentemeechosobrePeter.
—¡Vivian!—dice sobresaltado. Se sube las gafas por el caballete de la
nariz.—Elvaso.Semehaolvidadoelvaso—digodeprisa.Demasiadodeprisa.Élmelanzaunamiradaburlona,teñidadesospecha.Peroahoramismono
importa,noimportanadasalvollegarhastaeselápizysacarlo.Meapartodesucamino,esperoaquepase,cadafraccióndesegundoesuntormento.
Alfinalsaledelahabitación,entroyoycierrolapuerta.Estoyenelsueloun instante después, tirando del lápiz de memoria, cogiendo el vaso,desenroscandoelfondo,metiendodentroellápiz,enroscandolabase.
Después me dejo caer en la silla, absoluta, completamente agotada. Metiemblaelcuerpoentero.Mecuestarespirar.
El terror no se va, ni siquiera cuando dejo de temblar. Y no sé por qué.Deberíadesaparecer:tengoellápiz,asíqueestoyasalvo.Elreseteonohasidocompleto.
Y sin embargo me invade la extraña sensación de que no estoy a salvoaunquehayasalidocomosesuponequedebesalir.Lahabitaciónrepletadeanalistasnotardaendeterminarquehadesaparecidoeltrabajo de los dos últimosdías.Todo elmundo lamenta que se hayanperdidodocumentos, presentaciones en PowerPoint. Pronto se corre la voz de que elapagónhaafectadoatodoelsistema.Abundanlasteoríasdeconspiraciones,deservicios de inteligencia extranjeros a piratas informáticos y empleados delDepartamentodeInformáticadescontentos.
Peter va de cubículo en cubículo para ver si todas las cuentas de susanalistassehanvistoafectadasdemanerasimilar;escucholasconversacionesenvozbaja,oigoqueseacerca.Cuandollegaamicubículo,sequedaunbuenrato,observándome,ensilencio.Sucaraesinexpresiva,perodealgúnmodoconsiguemetermemiedo.
—¿Igual,Vivian?—mepregunta—.¿Dosdíasdetrabajo?—Esoparece.Asiente,aúninexpresivo,ysigueadelante.Leveolaespaldayelmiedopasaaserunafuertesensacióndenáusea.De
pronto, estoy segura de que voy a vomitar. Tengo quemarcharme, tengo quesalirdeesesitio.
Me aparto de la mesa, echo a correr por el pasillo, entre las hileras decubículos,ysalgoporlapuertadelacámara.Pongounamanoenlaparedparanoperderelequilibrio,yvoyalaseodeseñoras.Entro,pasodeprisapordelantedeladoblefiladelavabos,ladoblefiladeespejos,yllegoalafiladeinodoros.Memetoenelmásapartado.Echoelcierre,mevuelvoyvomito.
Cuandotermino,melimpiolabocaconeldorsodelamano.Laspiernasmetiemblan;sientoelcuerpoenterodébil.Meincorporoyrespirohondo,procurocalmarlosnervios.Hafuncionado,tienequehaberfuncionado.Yyotengoquetranquilizarme,conseguiracabarlajornada.
Al final me obligo a abandonar la seguridad del cubículo e ir hacia loslavabos. Me sitúo delante del más próximo, me lavo las manos. En el otroextremo hay alguien, una chica que parece recién salida de la facultad. Mededicaunasonrisillaenelespejo.Seladevuelvoymemiro:tengoojeras,estoypálida.Horrible.Parezcounatraidora.
Aparto los ojos, saco una toallita de papelmarrón, rasposo, me seco lasmanos. Necesito tranquilizarme. Necesito parecer tranquila. Estoy rodeada deanalistasdecontrainteligencia,porelamordeDios.
«Respirahondo,respirahondo,Viv.»Vuelvoami sitioymeabrocaminohasta el fondo, intentandonooír las
conversaciones,elnerviosoparloteosobreelapagón.Miscompañerosestánenel pasillo; me sumo a ellos, cerca de mi cubículo. Están hablando, pero yoapenas presto atención, cojo alguna que otra cosa, asiento cuando tengo queasentir,hagolasexclamacionesoportunas;oalmenosesoespero.Soyincapazdequitarlelosojosalvaso,oalreloj.Memuerodeganasdesalireirmeacasa.Devolverle el lápiz dememoria aMatt, deshacerme de la prueba, acabar conesto.
—¿Quiénpensáisquehasido?—preguntaMarta,medioenbroma,lavozatravesandolabrumaquemenublalacabeza—.¿Losrusos?¿Loschinos?
Nosvamirandoatodos,peroesPeterquiencontesta.—Si los rusos pudieran entrar en nuestros sistemas, harían algomás que
borrarel trabajode losdosúltimosdías.—LodicemirandoaMarta,noamí,peroaunasísuexpresiónbastaparaquemedéunescalofrío—.Sihansidolosrusos,estonoserátodo.Desdeluegoqueno.Voydecaminoacasa,yelvasovuelveaestarenelportavasos,amilado.Partedelatensiónsedisipa,semevadeloshombros,peronohelogradodeshacerelnudoquetengoenlabocadelestómago.¿Quéhehecho?
Mismanos agarran con fuerza el volante. Las emocionesme desbordan:alivio,incertidumbre,remordimientos.
Puedequefuncione.Puedequenovayaalacárcel.Pero¿novivirésiempreconmiedodequemecojan?Conseguirévercreceramishijos,pero¿noseveráenturbiadotodo?¿Cadamomentodulcenoseráalgomenosdulce?
¿Deberíahaberoptadoporelcastigo?
Tengolavagasensacióndequetendríaquehabérmelopensadomejor.Dequeheactuadoimpulsivamente.
Llego a casa. El coche de Matt está aparcado fuera, como siempre. Haoscurecido, y la casa se halla vivamente iluminada. Las cortinas de la cocinaestándescorridas,ylosveoallí,aloscinco,alrededordelamesa.
Demaneraquenuncamesentirécómodaalcientoporciento,contentaalcientoporciento.Peromishijossípodrán.¿Yacasonoeséseelpropósitodeserpadre?
Apagoelmotor,salgodelcocheyvoyalbuzón.Veoelmontónhabitualdesobresypublicidad.Yarribadel todoun sobre finodepapelmanila, dobladoparaqueentreenelestrechobuzón,encajado.Losaco todo, lavista fijaenelsobre.Sinfranquear,sinremitente,tansóloconminombredepila,escritoconrotuladornegro,enletrasmayúsculas:VIVIAN.
Mequedohelada.Clavolavistaenelsobre,inmóvil,yobligoamispiernasamoverse,aquemellevenalporche.Mesiento,dejoelrestodelcorreoalladoy me limito a coger el sobre. Le doy la vuelta e introduzco un dedo bajo elprecinto.
Yaséloquees.Lociertoesquesólohayunaposibilidad.Sacoelcontenido:papeles,tresocuatrohojas,nadamás.Tengounnudoen
el estómago. Lo primero es una captura de pantalla: mi ordenador. Barras declasificación en las partes superior e inferior, mi número de identificación deempleado.Athenaestáabierto,yenélseve la imagendelordenadordeYury.Unarchivoabierto,«Amigos».
Levanto la primera hoja para ver la siguiente. Las mismas barras declasificación, el mismo número de identificación de empleado, el mismoarchivo.Sóloqueestavezunade las imágenesestáabierta,yunprimerplanollenalapantalla.
Delantetengo,unavezmás,lacarademimarido.
10No puedo respirar. Pero ¡si lo he borrado!He hecho exactamente lo que dijoMatt,hecorridoelriesgo,heintroducidoeselápizdememoria.Ysinembargoaquíestá,delantedemí.Enelregazo.Lapruebaquepodríallevarmealacárcel.Quealguienhatraídohastaaquí,amicasa.
Levanto la hoja para ver la siguiente, y la otra. Lenguaje informático,cadenasdecaracteresquenoentiendodeltodo.Nifaltaquehace.Esunregistrodemiactividad,demisbúsquedas.LapruebadequevilafotodeMatt.Dequeheeliminadoelarchivo.
Oigoquelapuertaseabreamiespalda.—¿Viv?—diceMatt.No levanto la vista. No soy capaz. Es como si de pronto me hubiera
quedadosinenergía.Ningunodelosdosdicenada,yloimaginodetrásdemí,parado en el porche, observándome,mirando los papeles, entreviéndolos. ¿Leafectarátantocomomehaafectadoamí?
Notoqueseacercamás,yactoseguidolotengoamilado,sentado.Todavíanolehemirado.Nopuedo.
Haceademándecogerlospapeles,ylodejo.Losmira,pasandolashojassindecirnada.Nipalabra.Despuéslasmeteenelsobre.
Más silencio. Me concentro en respirar, veo cómo sale el aliento ydesaparece. Ni siquiera sé qué preguntarle. Cómo procesar la maraña depensamientosparadarformaaalgocoherente.Asíquemelimitoaesperaraquehableél,aquerespondaalaspreguntasquenolehago.
—Esunseguro—afirma.«Unseguro.»Peronoloes.Esmásqueeso.Muchomás.—Unaadvertencia—continúaMatt.Yañade, envozmuchomásbaja—:
Quierencerciorasedequenodicesnada.Mevuelvo hacia él.Tiene lasmejillas rojas, la nariz roja del frío.Noha
cogidoelchaquetón.—Esunchantaje—corrijo;lavozsemequiebra.
Me sostiene la mirada un instante, y yo intento desesperadamenteinterpretar la expresión de su cara: ¿preocupación?No lo sé.Mira hacia otrolado.
—Sí.Esunchantaje.Observo la calle, la acera por la que empujamos el cochecito de los
gemelos,dondeLukeaprendióamontarenbicicleta.—Hanestadoaquí—comento—.Sabendóndevivimos.—Lohansabidosiempre.Laspalabrascaencomounmazazo.Claro.Derepentenadapareceseguro.—Losniños...—consigodecir.Conelrabillodelojoveoqueniegaconfirmeza.—Losniñosnocorrenpeligro.—¿Cómolosabes?—susurro.—Trabajoparaellos.—Asumododever,losniñosson...,suyos.Séquesesuponequeesaspalabrasdeberíantranquilizarme,peromedejan
másaterrada incluso.Meabrazoelcuerpoyvuelvoamirar lacalle.Uncochevienehacianosotros,elmotormetiendoruido,losfarosdejándosever:elcochede losNguyen.Se abre la puerta del garaje y el coche subepor el caminodeaccesohastallegaradentro.Lapuertadelgarajesecierraantesinclusodequeelmotorseapague.
—Loquehehechohoy...—empiezo,luegomefaltanlaspalabras.Pruebodenuevo—.Sesuponíaqueborraríaesto.
—Losé.—¿Porquénomedijistequetendríanesto?—Nolosabía.—Arrugalafrente,tieneelceñofruncido—.Telojuro,Viv,
no lo sabía.Debende tener accesoalprograma,no sé cómo.Oaalguienquepuedeentrarenlosregistrosdebúsqueda.
Otros faros. Un coche que no reconozco. Pasa por delante, continúa sucamino.Losigoconlamiradahastaquedesaparecenlaslucestraseras.
—No creo que vayan a hacer nada con ello—afirma—.Se cargaríanmitapadera.
Una idea empieza a tomar forma, algo que dota de sentido a todo esto.Intentodejarquemicerebrolaprocese.
—Novanatirarporlabordaveintidósaños...—asegura.Yoaúnsigoprocesandolaidea,traduciéndolaenpalabras.Encinco.Cinco
palabrasqueloexplicantodo.Laspronunciodespacio,sílabaasílaba.—Metienenensusmanos.¿Cómohepodidoser taningenua?Soyanalistadecontraespionaje,porel
amordeDios.Sécómofuncionanestosserviciosdeinteligencia,losagresivos.
Consiguenquehagasalgoydespuéstetienenensusmanos.Techantajeanparaquehagasmás.Ymás,ymás,ymás.Nohayescapatoria.
—Noeseso—objetaMatt.—Síqueloes.—Metienenamí.Túeresmimujer,noteharíanalgoasí.—¿Enserio?—Mirointencionadamenteelsobre.«Porquenoesesoloque
parece.»Algose lepasapor lacabeza—¿incertidumbre?—,perodesaparece igual
derápido.Mirahaciaotrolado,hacialacalle.Losdosguardamossilencio.Esascincopalabrasahoracasiresultanensordecedoras,semofandemí.«Metienenensusmanos.»
—Mepediránquehagaalgo—digo.Élniegaconlacabeza,peronodemanerafirme,nocomosilopensarade
verdad.Contodaprobabilidadporqueenelfondoéltambiénlosabe.«Metienenensusmanos.»
—Sólo es cuestión de tiempo—preciso—.Me pedirán que haga algo y,entonces,¿quéharé?
—Lo solucionaremos —responde Matt, pero es una promesa que suenahuera—.Estamosenestojuntos.
«¿Ah,sí?—pienso.Veoqueunafarolaparpadeayluegoseapaga—.¿Lohemosestadoalgunavez?»Algo cambió enmí el día que nació Luke. Enmodo alguno estaba preparadaparaelamorapabullante,abrumador,absorbentequesentíporeseserdiminuto.Esanecesidaddeprotegerlo,deestarparaél.
Su primer mes de vida fue maravilloso. Agotador, sin duda, peromaravilloso.Elsegundoyelterceronotanto.Cadadíamedespertabasabiendoque me quedaba una jornada menos para volver al trabajo. Para dejarlo alcuidadodealguienquenoerasuprogenitor,alguienquenopodíaquererlocomolo quería yo, durante todas esas horas, esos días tan largos. ¿Y para qué?Noteníalasensacióndeestarcambiandonada.Yano.
MehabríagustadoseguirtrabajandoenÁfrica,peroelpuestoyanoestabalibre,lohabíanocupado,y,porotrolado,¿acasonoeraestolomejor?Cuandoporfinllegóeldía,yoestabatodolopreparadaquepodíaestarlo.Íbamosadejara Luke en la mejor guardería de la zona, la que tenía la lista más larga dereconocimientos,unareputaciónimpecable.Yohabíadejadoelcongeladorllenode leche materna. Biberones cuidadosamente etiquetados. Una sábana para lacuna, pañales y toallitas, todo lo necesario, preparado y listo. Y me había
compradoropanueva,unablusadesedayunospantalones,algoquedisimulabaesoskilosdemásqueaúnteníadelembarazo,algoqueconfiabaenquemedieralaseguridadquenecesitabaparaenfrentarmeaunodelosdíasmásdifícilesdemivida.
Al parecer no estaba preparada en absoluto. Nada podría habermepreparadoparaloquesentícuandodejéaLukeenmanosdeunamujeralaqueno conocía.Cuandomedi la vuelta en la puerta y vi quemi hijomemiraba,alerta,casiconfuso,sinapartarlosojosdemí,preguntándome:«¿Adóndevas?¿Porquémedejas?».
Mederrumbéencuantosecerrólapuertadelaula.Fuillorandoaltrabajo,lleguécon losojos rojosehinchadosyconmarcasde lágrimasen lablusadeseda, sintiéndome como sime faltase una extremidad.Esamañana se pasarontrespersonasaverme,adarmelabienvenida,apreguntarmeporLuke.Ycadaunadeesasvecesmeechéallorar.Alfinaldebiódecorrerselavoz,porquemiscompañeros se esforzaron por evitarme el resto del día, lo cual me parecióestupendo.
Cuandolleguéacasaesatarde,Lukeestabadormidoensucuna.Nohabíadormidoenlaguardería,asíquecayótemprano.Meloperdí.Meperdípasarundíaenteroconél.Undíaquenorecuperaríanunca.¿Cómoibaapodersoportaresomismocincodíasalasemana?¿Verlotansólounahoraaldía?MederrumbédenuevoenbrazosdeMatt.
—Nopuedohaceresto—dijellorando.Élmeabrazó,meacaricióelpelo.Esperéaquemedieralarazón.Esperéa
quedijeraqueeradecisiónmía.QuesiqueríaquedarmeencasaconLuke,noslas apañaríamos. Si quería cambiar de trabajo, sobreviviríamos al recorte desueldo.Venderíamoslacasa,nosiríamosdeesazona,noslasarreglaríamossinviajar,sinahorrarysincomerfuera.Haríamosloquehiciesefalta.
Cuandohabló,manifestóconvozforzada:—Yaveráscomolacosamejora,cariño.Mequedécallada.Luegolomiré,queríaquemevieralacara,quevieralo
seriaqueestaba.Meconocía,loentendería.—Matt,deverdadquenopuedo.Vireflejadomidolorensusojos.Volvíaenterrarlacabezaensuhombroy
sentí que empezaba a relajarme. Lo entendía. Sabía que lo entendería. Meacaricióelpelodenuevo,ensilencio.
Pocodespuéshabló.—Tú aguanta —dijo, y las palabras me atravesaron como si fuesen un
cuchillo—.Yaveráscomotodomejora.
Pasandías,semanas.Heidoatrabajartodoslosdías,aestetrabajoqueahoraesunamentira.Sialgosesalva,esquenohaynadaqueindiquequehayanseguidolapistahastaelordenadordelasaladeaccesorestringido.Alparecer,ellápizdememoria no ha causado grandes daños, aparte de borrar esos dos días. Heprestadoatenciónalosrumoresquecorren,heleídolosinformesconlosquehepodidohacerme.Y,apartedelsobre,nohesabidonadamásdelosrusos,lagentedeMatt.
Enunprincipio,laAgenciateníalamirapuestaenYury.Intentabadarconél, enMoscú.YelBuróestabaempecinadoen tratarde identificara lascincopersonas de las imágenes: hasta hace apenas una semana, cuando un analistadescubrióporcasualidadqueesasmismascincofotossehallabanenmanosdeunconocidoreclutador.Condetalles.ElBuróaveriguóelparaderodelascincopersonasencuestión,hablóconellasyconcluyóquenoteníanningunarelaciónconYuryyqueprobablementesólofueranindividuosquelosrusosconfiabanencaptar.YurynotardóenperderimportanciaenlalistadeprioridadesdelBuró—sólo era un reclutador de pocamonta—, y poco después también en la de laAgencia.
Suspiréaliviada.Cuantomenorfuerael focodeatención,mejor.Además,cuando elBuró determinó queYury no estaba involucrado en el programa deagentes encubiertos, las sospechas deOmar parecieron disiparse, almenos untanto. Desde entonces he hablado con él unas cuantas veces, nuestrasconversacionespocoapocohanvueltoasermáscordiales,másnormales.Aúnsospechoquenoconfíadeltodoenmí,perolascosasestánmejorando.
YPeter.Petersehaausentadobastante.Katherinehabíaempeorado,noslocontóBertenunadelasreunionesmatutinas,eltercerdíaquefaltabaPeter.Enla sala se hizo el silencio. Helen se echó a llorar, y al resto también se nossaltaronlaslágrimas.Díasmástarde,Katherinefalleció.Petervolvióaltrabajoal cabo de un tiempo, pero desde entonces parecía vacío. Está destrozado.Loúltimoenloquepiensaesenmí.
Mattyyomantenemosuna relación frágil.Leecho laculpade loquehapasado.Nosólodequemehayaengañadoduranteaños,dequenoshayametidoen esto, sino también de que acudiera aYury, de que se lo contara todo a losrusos,dequemevendiera.
Lacasayanomeparecesegura.Mandécambiarlascerraduras,instalarmáscerrojos.Dejolaspersianasbajadas.Apaguélatableta,elportátil,losaltavocesinalámbricos,lometítodoenunacajaylallevéalgaraje.Cuandoestamostodosjuntos,losniños,Mattyyo,apagoelmóvilylequitolabatería.YobligoaMattahacerlomismo.Memiracomosiestuvieraparanoica, loca,comosinadade
estotuvierasentido,peromedalomismo.Noséquiénestávigilando,quiénestáescuchando,perotengoquedarporsentadoquealguienloestáhaciendo.
Undía,nomuchodespuésdequellegaraelsobre,salídeltrabajoprontoyfui a una tienda de telefoníamóvil de un centro comercial situado en la otrapuntadelaciudad.Measegurédequenomeseguíanadie,compréunmóvildeprepagopagandoen efectivo, un teléfonodeusary tirar que tengoescondido.No se lo conté a Matt, y ni siquiera estaba segura de por qué lo hice.Sencillamentemeparecióquedebíatenerlo.
Losniñossonmiúnicasalvación.Mesorprendomirándolos,grabandoenmimemoriacadainstante,porpequeñoquesea.Lastareasdomésticas,cocinar,limpiar,nadadeeso importa ahora.HedejadoqueMatt recoja laspiezas,quemantenganuestrasvidasunidasmientrasyomelimitoaobservar.Melodebe.
Ylosabe.Mehatraídoflorestodaslassemanas,tienelacasainmaculada,lascomidassiempre listas, la ropa limpiaydoblada.Sequedaconelniñoquemás guerra esté dando, media cuando se pelean, los acompaña a casa de susamigoscuandoquedanparajugaryalasactividadesextraescolares.Comosidealgúnmodoestascosaspudierancompensarlasmentirasquehanestadoapuntodehundirnos,queaúnpodríanhacerlo.Esviernes,hanpasadocincosemanasdesdequeencontrélaimagen,desdequenuestra vida cambió.Los días ya sonmás largos, hacemás calor.Los árbolesvuelvenaestarverdes.Lahierbaesexuberante.Laprimaveraporfinhallegado,y yo por fin empiezo a sentir que también para nosotros empieza un períodonuevo.Unnuevocomienzo.
He salido del trabajo unas horas antes para llevar a los niños a la feriacomarcal. Hemos aparcado en una pradera amplia, largas filas demonovolúmenesyrancherasalosqueunosvoluntariosprovistosdeunchaleconaranja ayudan a encontrar hueco.Hemos echado a andar,Matt empujando elcochecitodobleporelcampo,yollevandodelamanoalosdosmayores.Bellaprácticamente iba dando saltos, de lo entusiasmada que estaba. Sin dejar dehablarenningúnmomento.
Hemos pasado la tarde viendomontar a los niños en las atracciones: lastazas locas, lossinuosos toboganes, laminimontañarusaconformadedragón.Ver su cara de alegría ha hecho quemereciera la pena pagar por unos ticketsdemasiadocaros.Hemoshechofotosconelmóvil,compradobuñuelosparalosseisyreídoalverlacaradelosgemelosllenadeazúcarglas.
Ahoraestamosdelantedeltrenecito,lospequeñosvagonesquecirculanporlavía.Laúltimaatraccióndelatarde.Sehanmontadoloscuatroniños:Lukey
Caleb en un coche; Bella y Chase en otro. Y los cuatro sonríen. Creo que elcorazónpodríaestallarmeliteralmentedealegría.
Mattmecogelamano,ungestotanfamiliarysinembargotanajeno.Llevosemanasevitandoquemetoque,perohoyledejo.Dejoquesusdedosrodeenlosmíos,sientoelcalorylasuavidaddesupiel.Luego,derepente, larealidadseimpone: recuerdo a los rusos, la mentira. El lápiz de memoria y la amenazainminente de la cárcel. Todas las cosas que llevan semanas consumiéndome,peroenlasquenohepensadoduranteesteúltimopardeestupendashoras.
Miinstintoesapartarlamano,peronolohago.Ladejodondeestá.Mattmesonríeymeestrechacontraél,yporunmomentosóloestamosély
yo, como antes. Noto que la tensión que no sabía que aún sentía empieza adesvanecerse.Puedequehayallegadoelmomentodeperdonar.Elmomentodeavanzar, de aceptar esta vida, de dejar de vivir con miedo. Puede que Matttuvieserazón,queelsobresólofueraunaadvertencia.Unaadvertenciaquenoeranecesaria,porquenisemeocurriríaentregarlo.Yahoraquesélaverdad,talvez nos dejen en paz y podamos dar con lamanera de hacer borrón y cuentanueva.
Eltrensedetieneenelpuntodepartida.VoyacogeraCaleb.Losotrostressebajansolos,Chaseandandocontorpezadetrásdesusdoshermanosmayores.Sentamosalosgemelosenelcochecitoyentoncesatravesamoslapraderaparair hasta el coche.Bella agarra con fuerza un globo, yLuke lleva un casco debomberodeplástico,insistíaenqueerademasiadomayorparallevarlo,perohaacabado aceptando.Los gemelos van tranquilos en el cochecito, que avanza asacudidasporelaccidentadocampo.Cuandollegamosalmonovolumen,losdosestándormidos.
CojoaChase,yMattaCaleb,ylosentramosconcuidado,condelicadeza,en el coche. Hacemos callar a Bella y a Luke con sonrisas, intentandoaquietarlos, pues siguen entusiasmados.Veo que Luke se abrocha el cinturón,comprueboquelohayahechodebidamente.
—Bienhecho,hijo—digo.Miro aMatt, que está en el otro lado, abrochándole el cinturón a Bella,
asegurándosedemeterelglobosinquelepasenada.Despuésabrolapuertadedelante.
Yloveo.Unsobredepapelmanila,conminombreenletrasmayúsculas,escritocon
rotulador.Enmiasiento,igualqueelotroestabaenelbuzón.Me quedo helada. Mirando fijamente el sobre, mirándolo sin más. La
cabezameestalla, losoídosmezumban.Sólooigoesezumbido.Lasvocesdelosniñoshandesaparecido,nooigonadaexceptoesemartilleo.
«Haz algo—medice el cerebro—.Cógelo.»Lohago.Cojo el sobre,mesuboalcoche.Soyvagamenteconscientedelasvocesquemellegandeatrás,dequeMattabrelapuertadesulado,sesubealcoche.Peronomevuelvo.Estoycontemplando el sobre que tengo en el regazo.Veo con el rabillo del ojo queMattsequedaparado,inmóvil.Yséqueéltambiénlohavisto.
Me obligo a mirarlo a los ojos. Nos miramos un buen rato, una miradapesada,conpensamientosquenoexpresamos.
Nos llegan voces del asiento trasero. Bella pregunta por qué no nosmovemos.Lukepreguntaquépasa.
—Está bien, está bien —responde Matt, el tono deliberadamentedesenfadado,peromedoycuentadequenoestábien—.Yavamos,yavamos.—Introducelallave,arrancaydamarchaatrás.Yoestoymirandootravezelsobre.Sabiendoquenecesitoabrirlo,verquéhaydentro.
¿Quién lo ha puesto ahí? ¿Yury? ¿Otra persona? ¿Cómo han abierto elcochesiestabacerrado?Debendehabernosseguido.¿Nosestánvigilandoahoramismo?
Ledoylavueltaalsobreeintroduzcoeldedobajoelprecinto.Levantolasolapayechounvistazo:hayunlápizdememoria.Negro,comoelquemedioMatt,elque llevéal trabajo.Lodejocaeren lamano.Conélcaeunpapelito.Unanota,conlasletrasmayúsculastanfamiliares:
«IGUALQUELAOTRAVEZ».
11Clavolavistaenellápizdememoria,enlanota.Deberíatenerlasensacióndequemimundosevieneabajo.Deberíaestarpensando:«¿Ahora?¿Justocuandoporfinvolvíaapermitirmedisfrutardelavida?».Sinembargo,loquemeinvadeesunaextrañasensacióndecalma.Enelfondosabíaqueestoibaapasar.Desdequevielprimersobreenelbuzón.Puedequenosupieraqué formaadoptaríaexactamente,perosiempresupequeestoacabaríapasando.Yqueporfinhayasucedidomeproporcionaciertapaz. Igualquesaberalgo,aunqueseamalo,esmejorquenosabernada.
Mattmiraalfrente,losojosenlacarretera.Estápálido,deunblancocasicadavérico,peronosésiseráporlaluzdelaluna,ytienelamandíbulatensa.
—¿Lohasvisto?—pregunto,convozahogada.Veoquetragasaliva.—Sí.—Sabíaqueloharían—susurro.Miraalosniñosporelespejoretrovisoryluegomemiraamí.—Losolucionaremos.Mirohaciaelotrolado,porlaventanilla,contemplolasfarolashastaqueno
sonmásqueborrones.Mattguarda silencio, losniñosestáncallados, loúnicoque se oye es elmotor del coche, el ruido de la carretera.Cierro los ojos. Seacabó. Esto es lo que estaba esperando. Casi me siento justificada, hedemostrado que tenía razón, pero no por ello me siento satisfecha. Nada enabsoluto.Sólomenotovacía.Yesasensación,unavezmás,dequetodocuantoquiero,todoloquemásmeimportaenelmundo,estánapuntodearrebatármelo.
Cuando llegamos a casa, Bella también se ha dormido. Metemos a loscuatro niños en la cama, por suerte esta noche lo hacemosmás rápido que decostumbre. Después de darle un beso de buenas noches a Luke, cojo elvigilabebésysalgoporlapuertatrasera.NoesperoaMatt.Mesientoenunadelassillasdelporcheymequedomirandoeljardín,enlaoscuridad,echandounvistazodevezencuandoalintercomunicador,laimagengranuladaenblancoy
negro que va cambiando y permite ver las habitaciones donde duermen losniños. En el aire flota un olor dulzón: nos llega la fragancia de las flores deljardín de al lado.Las cigarras cantan.Reinan la paz y el silencio, un silenciointerrumpidoúnicamentecuandoseabrelapuertatrasera.Nomevuelvo.
Mattseacercaysesientaenlasilladeallado.Nodicenadaenunrato,sequedasentadoconmigoensilencio.
—Losiento—sedisculpa—.Nocreíqueestofueraapasar.—Yosí.Conelrabillodelojoloveoasentir.—Losé.Nosquedamoscallados.—PodríaintentarhablarconYury—proponealfinalMatt.—¿Paradecirlequé?Sehacedenuevoelsilencio,yséquenotieneniidea.—¿Intentardisuadirlo?Me ríoyparezcocruel.Ni siquiera tiene sentidoqueconteste, la frasees
ridícula.—Nocreoquepuedan contar nada.No sin desvelarmi identidad—dice,
casialadefensiva.—¿Quémás les da desvelar tu identidad?—pregunto con dureza—. Por
favor. Si no pueden sacarme nada a mí, ¿qué sentido tiene que se quedencontigo?
Mattmueveconlapuntadelpieunpocodetierra.Nocontesta.Contemplo la oscuridad, dejo que el silencio nos envuelva, denso y
consistente.—¿Quéhayenellápizdememoria?—inquiero.—Lopuedocomprobar—responde.Trasunapausa,susillaarañalamaderaalapartarse.Seponedepieyentra
encasa.Nomevuelvo,nolomiro,noveocómoseva.Mequedodondeestoy,contemplando la silueta de los árboles en la oscuridad, a solas con mispensamientos.Me quedé embarazada por segunda vez cuando Luke tenía dos años. En esaocasiónnoselodijeinmediatamenteaMatt.Mereservélanoticiaparamíeldíaentero, mi pequeño secreto. Cuando regresaba a casa paré a comprarle unacamisetaaLuke:HERMANOMAYOR,ponía.Esanochelobañé,lepuseelpijama.Lospantalonesdefranelacondinosaurios,peroenlugardelapartedearribalepuselacamiseta.
—Veaenseñarleapapilacamisetanueva—lepedí.Yloseguíconlamiradamientrasibacorriendoalasaladeestar,sacando
pecho.AlverlaMatt, noté cómo le cambiaba la cara.Memiró,y en susojos se
reflejaba la misma dicha incontenible que cuando le enseñé aquella primerapruebadeembarazo,tresañosantes.
—¿Estamosembarazados?—inquirió,conlacaradeunniñolamañanadeNavidad.
—Estamosembarazados—confirmérisueña.Pasaron semanas. La ropa me iba quedando cada vez más apretada, la
barrigacadavezabultabamás.Alfinalguardélospantalonesquesolíaponermey saqué los elásticos de premamá. Me hicieron una ecografía, vimos aquellacosita minúscula. Supimos que era una niña, nos pasamos las tardes muertasmirandolibrosdenombres,soltandoopciones.ALukelegustabadarmebesosen la barriga, envolverla con sus bracitos y decir: «Te quiero, hermanita». Laprimerapatadaquenotéfuecontrasumano.
Lavidamesonreía.—Cuandonazcalaniñametomaréalgúntiempolibre—ledijeaMatt,una
nocheenlacama.Eraalgoaloquellevabamesesdandovueltas,yporfinhabíareunidoelvalornecesarioparadecirlo—.Llevaralosdosniñosalaguarderíasecomeríacasitodomisueldo...
Élnodecíanada.Lomiré,apenasleveíalacaraenlaoscuridad.—¿Cuántotiempo?—Unañoodos.—¿Podrásconservartuempleo?Meencogídehombros.—Noestoysegura.Corríanrumoresdequeseavecinabanrecortesdepresupuesto,deesosque
haríanquecontratar—yrecontratar—fuesecasiimposible.Secallódenuevo.—¿Deverdades loquequieres,cariño?Has trabajado tantopara llegara
dondeestás...—Estoysegura.—Noloestaba,nodeltodo,peromeparecíaqueeraloque
teníaquedecir.—Vale—replicó,confirmeza—.Siesoesloquequieres...De manera que elaboramos un presupuesto nuevo, que dependía por
completo del sueldo de Matt. No puse a la niña en la lista de espera de laguardería. Hice planes para pedir una excedencia, pensé en lo que diríaexactamente.
Despuéspasóloquedeberíahabermefiguradoqueacabaríapasando.—Están reduciendo plantilla —comentó Matt un día en la cena—.
Despidiendoagente.—Suboca,tensa,medijoqueestabapreocupado.Sentí que el corazón seme paraba, un instante. El tenedor se me quedó
suspendidoenelaire.—¿Túestásasalvo?Paseabaelpurédepatatasporelplato.Nomemiraba.—Creoquesí.Después,cadanoche,Mattteníamásnoticias.Habíandespedidoaéste.Era
posiblequedespidieranaaquél,lodecíatodoelmundo.Ycadanochemesentíaun poco más desesperada. No lo hablábamos, pero lo sabía. No me podíamarchar,aúnno.Mitrabajoeraseguro.Tendríamosdoshijos.Necesitábamosalmenosunsueldo.
De manera que esperé. Y esperé. La niña, y la barriga, continuabancreciendo. La apuntamos a la guardería, por si acaso. Pronto me vi yendo altrabajocaminandocontorpeza,yendoalaseodeseñorascadahora,visitandoaRecursosHumanosparaprogramarmibajapormaternidad.Parafijarmivueltaaltrabajo,tresmesesdespuésdequenacieramihija.
Ésefueeldíaenquecobrórealidadelhechodequenomeiría.Dequelavida,unavezmás,noestabasaliendocomoyohabíaplaneado.SelodijeaMattesanoche,durantelacena.
—Hoyhepuestolafechadevuelta—informé,comositalcosa.Partedemíconfiabaenquemedijeraquenolohiciese,perosabíaquenoseríaasí.
—Seráalgotemporal—aseguró—.Cuandoacabenlosdespidos...—Losé—dije,aunquenofueraasí.Aquello era permanente. Llevaría a otro hijo a la guardería. Después de
todo,nopodríapasarencasaeltiempoquequería.NiconlaniñaniconLuke.—Losiento,cielo—sedisculpó.Yparecíasentirlo.Meencogídehombrosydejéeltenedorenelplato.Semehabíaquitadoel
apetito.—Nomequedamásremedio.
LapuertaseabreyapareceMatt.Heperdidolanocióndeltiempo.¿Hapasadounahora?¿Dos?Ahoramismonadaparecereal.Lalunaestáaltaenelcielo,ungajodeluz.Lascigarrasyanocantan,yanosoplalabrisa.Sesientaamilado.Loveo,esperoaquedigaalgo.No lohace, tansólo ledavueltasalanillodebodaeneldedo.
—¿Tanmaloes?—pregunto.
Él sigue dándole vueltas a la alianza, más y más vueltas. Es como siquisieradeciralgo,peronolodice.
—¿Quépasaría?—inquieroconvozinexpresiva.Cogeaireconsuavidad.—Lesdaríaaccesoatodoslosprogramasdelared.—Programasclasificados.—Sí.Loquesuponía.Loqueharíayodeserellos.Asiento.Menotoatontada,
comosiestonofuerareal.—Asíquelesestaríadandoinformaciónclasificada—añadoenvozbaja.Mattvacila.—Másomenos.—Ypodríanhacerloquequisieran.—Hastaquevuestrosinformáticosdetectenlaintrusiónylosechen.Intentopensarenquéseríaloprimeroqueharíanalacceder:aprendertodo
lo que pudieran de nuestros agentes en activo, de la información queproporcionan.DarconsuparaderoenRusia.Meterlosenlacárceloalgopeor.
Resetear los servidores era una cosa, pero ¿esto? Con esto podría morirgente.
Se levanta un aire que me hace tiritar. Me abrazo el cuerpo, escucho elsusurro de las hojas. ¿Cómo voy a hacer esto? ¿Cómo voy a vivir conmigomismasilohago?
—Vuestros informáticos son buenos—afirma Matt—. Probablemente sedencuentadeprisa.
—Losvuestrostambiénsonbuenos.Túmismolodijiste.—Meabrazoconfuerza.Necesitocalor,protección,yoquésé—.¿Ysisonmejores?
Semiralasmanos,nodicenada.Caigoenquehedichoquelosrusossonlossuyos.Yenquenomehacorregido.
Clavolavistaenlaoscuridad.¿Cómohellegadoaestepunto?Aestepuntoenqueestoysentadaaquí,pensandoseriamenteenhaceralgo tanhorrible, tantraicionero,quenoestoyseguradesipodríaseguirviviendoconmigomismasilohiciera.
Porquefuidébil.Porquenomeplantéenunprincipioehiceloquedebía.Mefuienfangandomásymás,ycadavezeramásdifícilsalir,asíquenisiquieralointenté.Melimitéacontinuarenterrándome.
Llegaotraráfagadeaire,conmásfuerzaestavez.Serompeunaramitadeunodelosárboles,seoyeunlevegolpesordocuandogolpeaelsuelo.
Claroqueeslomismoquehehechoconmivida.Fueronmuchaslasvecesquedeberíahabermeplanteado,haberhecholoqueenelfondosabíaqueestaba
bien.Nocomprarlacasa,insistirentomarmealgúntiempocuandonacióLuke,cuandonacióBella.Silohubierahecho,lavidahabríasidomuydistinta.
Notoquemecaeunagota, luegootra, comoalfilerazos fríos.Lacosanoacabaráconesto.Silohago,sóloestarécavandounhoyomásprofundo.
—Nopuedohacerlo—digo.Másgotasdelluvia,ahoracaenmásdeprisa.Lasoigogolpearlamaderadel
porche, noto que me empapan. No puedo ser responsable de esto. Poner enpeligro vidas. Y añado, en voz más alta esta vez, decidida, como paraconvencerme:
—Noloharé.
12—¿Nolovasahacer?—repiteMatt.Einclusoaoscurasveosucaradesorpresa.Cambiadelantedemí,pasaaserotracosa:frustración,creo—.Nopuedes...,nohacerlo.
—Talvezsí.Melevantoyentroencasa,tantoparaescapardeélcomoparaescapardela
lluvia.Parezcomásseguradeloquemesiento.Lacuestiónesquenosésipodréhacerlo.Nicómo.NegarmeaobedecerlaordendeYury,peronoiralacárcel.Continuar con mis hijos. Sin embargo, no quiero que Matt me diga que nopuedo.
Mesigue,cierralapuertaalentrar,acallandoelsonidodelalluvia.—Haránqueacabesentrerejas.No digo nada, voy hacia la escalera y subo al dormitorio. «No si
contraataco»,pienso.Peronolodigo.Séconloquemeencontraría:unaburla.Comosifueraimposible.Comosinotuvieraelección.
Bueno,puesesposiblequelohaga.Esposiblequepuedapelear.QuizáseamásfuertedeloqueMattpiensa.
Nos estábamos peleando el día que Luke casi se muere. No me acuerdoexactamentedeporqué:algofrívolo,lafrutaecológica,quizá,elhechodequegastáramos tanto en la frutería. Estábamos en el garaje. Le había quitado elcinturónaLuke,lohabíasacadodelcoche,lohabíadejadoenelsueloyhabíacogidounabolsade la compradelmaletero.Matt estaba sacando la sillitadelniñodelcoche,Bellaasalvoenlasuya,profundamentedormida.NingunodelosdosnosdimoscuentadequeLukehabíasalidoconsubicidelgarajeyestabaenelcaminodeacceso.Tampocovimosquesesubióaella,elmanillarapuntandoalacalle.
Lo oí antes de verlo: la bici bajaba hacia la calle.Los ruedines contra elhormigón.Giré sobremis taloneshaciael lugardeprocedenciadel ruido.Allí
estabaLuke,sujetandoconfuerzaelmanillar,labicicletacobrandovelocidad.Ytambiénalgomás:uncochequeveníacalleabajohacianuestracasa.
Juroqueeltiemposedetuvo,sólouninstante.Loviacámaralenta,labicitambaleándose, el cocheavanzando, losdosporelmismositio, el choquequeestabaapuntodeproducirse.Luke.MiLuke,micorazón,mivida.Nollegaríaatiempo.Labicicletaibademasiadodeprisa.Nopodríapararlo.
Asíquegrité.Ungritoespeluznante,tanestridente,tananimalquehoyporhoynomecreoquesalierademí.Yechéacorrerhaciaélaunavelocidaddelaquenosabíaqueeracapaz.ElsonidosobresaltóaLuke,tantocomoparaquesevolviera hacia él, hacia mí, el manillar girando con él, lo bastante paradesequilibrar labicicleta,parahacerlacaer.Fueapararalsueloenelarranquedel camino, con fuerza, la bici cayéndole encima, el coche pasando a todavelocidadunsegundodespués.
Actoseguido,yoestabaasulado,cogiéndoloenbrazos,dándolebesosenla cara, en las lágrimas, enel arañazoque sehizoen la rodilla.Al levantar lacabeza vi con nosotros a Matt. Él también se agachó, abrazó a Luke, quecontinuabasollozandoporlarodillaraspada,sinserconscientedelocercaquehabíaestadodemorir.Tambiénmeabrazóamí,porqueseguíaaferradaaLuke,no quería soltarlo. Vi la sillita en la puerta del garaje, Bella aún dormíaplácidamente.
—¡Diosmío!—exclamóMatt—.Porpoco.Yonopodíahablar.Medaba la impresióndequeapenaspodíamoverme,
no podía reaccionar. Sólo era capaz de abrazar a Luke, como si no fuera asoltarlonunca.Sielcoche lohubieraatropellado,habríaqueridomorirconél.Nopodríahaberseguidoviviendosilohubieraperdido.Deverdadqueno.
—Lohevisto,labici,elcoche—dijoMatt,lavozahogadaalestarlostresabrazados—.Hevistoloqueibaapasar.Hevistoquenopodíamoshacernada.
ApretéconmásfuerzainclusoaLuke.MicerebroseesforzabaporprocesarloquehabíadichoMatt:violoquehabíaestadoapuntodepasar.Lovioynohizonada.Ynolopuedoculpar:noesqueyopensaralascosasantesdegritar.Lohiceporinstinto.
Teníaeseinstinto,elquelesalvólavida.Ynisiquieralosabía.Esa noche duermo profundamente y me despierto con una sensación dedeterminación.Convencidadequeestoesloquetengoquehacer.Perotambiénigual de convencida de que no permitiré que me aparten de mis hijos. Nopermitiréquememetanenlacárcel.
MeestoycepillandolosdientescuandoMattentraenelcuartodebaño.
—Buenosdías—saluda.Nosmiramosenelespejo.Parecequehadescansado,másdeloquedebería
contodoesteestrés.Meinclinohaciadelanteyescupoenellavamanos.—Buenosdías.Amilado,cogeelcepillodedientesyseechaunpocodepasta.Despuésse
lavalosdientes,conenergía.Lomiroenelespejo,yélmemiraconelcepillosuspendidoenelaire.
—¿Yahoraqué?Meparouninstanteysigocepillándome,tomándomemitiempo.¿Yahora
qué?Ojalátuvieralarespuesta.Elhechodequenoseaasímefrena.Alfinalmeinclinoymeenjuago.
—Nolosé—admito,yabroelgrifoparaaclararmelaboca.Mirohaciaabajo.Sumiradameestáincomodando.—Hazmecaso,cariño,nopuedeshaceroídossordos.Dejoelcepilloenlaencimeraypasopordelantedeélparasalirdelcuarto
debaño.Voyalvestidorycojounablusadelpercheroyunospantalones.Matttiene razón. Yury sabe todo lo que he hecho: revelar información clasificada,eliminarelarchivo,introducirellápizdememoria.Ylopuededemostrar.Tieneunaspruebasconlasquemecondenarían.Yoloséyéllosabe.
Lacuestiónes¿quépiensahacerconellas?—Tengotiempo—alego,denuevoconmásconfianzadelaquesiento.Pero es cierto. Yury no se deshará de Matt enseguida. No me perderá.
Intentaráconvencermedequeobedezcasusórdenes.Loquesignificaquetengotiempo.
—¿Tiempoparaqué?Memiro los botones de la blusa, los emparejo debidamente y empiezo a
abrochármelos.—Paraidearunplan.—Paraconvencerlodequemedejeenpaz.Sóloque
notengolamásmínimaideadecómolograrlo.Mattseacercaysedetieneenlapuertadelvestidor.Tieneelpelodepunta
pordetrás,comosiemprecuandoseacabade levantar,antesdeducharse.Estácasiguapo,denoserporlaexpresióndesucara:exasperada.
—Nohayningúnplan,Viv.Me miro otra vez los botones. Tiene que haber una salida. Yury posee
informaciónqueyonoquieroquesalgaa la luz.¿Ysiyo tuviera informaciónqueélnoquisieraquevieralaluz?
—¿Ysillegáramosaunacuerdo?—¿Unacuerdo?
—Sí,comosilencioacambiodesilencio.Mattniegaconlacabeza,conairedeincredulidad.—¿Yquépodríasdarletú?Sólosemeocurreunacosalobastantevaliosa.Meestirolablusaylomiro.—Elnombredeljefe.
Cuandoyatengolaidea,meaferroaella.Estoyseguradequeesbuena,dequeeslaúnicaformadesalirdeestelío.Demaneraquevoyatrabajar,díatrasdía,echándolehoras,buscandoaljefe.
Creootroalgoritmo,lamismaideaqueelúltimoperounpocomodificada:amplíoelradiodeacción,conlaesperanzadeatraparacualquieraquepudieraostentar ese papel crítico, que supervise a contactos como Yury, que recibaórdenesdirectamentedelSVR.
Lo ejecuto, lo vinculo a cualquiera que se haya puesto en contacto conYury,oconloscontactosdeYury,oinclusoconloscontactosdesuscontactos.Y obtengo una larga lista de posibles candidatos, demasiado larga. Necesitoencontrarlamaneradehacerunacriba,perohastaquedéconella,hastaquesemeocurra,mepongoainvestigar.Creoperfilesdecualquieraquepudierasereljefe:fotos,datospersonales,pistasdeoperaciones.
He pillado a Peter mirándome varias veces, parecía confuso. «¿Por quéahora?»,mepreguntóenunaocasión.«Necesitodarconestetío»,lecontesté.
Casinohevistoalosniñosestosdías.Cuandollegoacasasehanacostadohacerato.Aveces,Matt tambiénseha idoa lacama.Loodia,nosoportaquetrabaje tanto.Noesque lohayadichoabiertamente,peroséquepiensaque loquehagoesinútil.QuedeberíahacerloquemeordenaYury.Peronopuedo.Ynoloharé.
Cuandotermino,imprimoelresultadodemispesquisas,cientosdepáginas.Lashojeo,voyviendounacaraairadatrasotra.Unodeestostíosesel jefe.Ycuandoaverigüequiénes,cuandoseacapazdeconvenceraYurydequeestoyapuntodeponeraldescubiertotodalared,podrécomprarsusilencio.
El problema es que hay demasiada información. Con una crecientesensación de desesperación, sigo pasando hojas.Necesito dar con la formadereducirla aún más, pero me llevará tiempo. ¿Y de cuánto tiempo dispongo?¿CuándoesperaráYuryquelleveacaboloquemehaencomendado?¿Cuándorecibiré el siguiente sobre? Me siento sobrepasada. Frustrada. Aterrada. Perotengoclaroquellegaraunacuerdoesmiúnicaesperanza.
Meto los papeles en una carpeta, gruesa y voluminosa. Pongo unamanoencimaymesientotranquilamentealamesa.Necesitoalgo,unasalida.Alfinal
metolacarpetaenunodeloscajonesdelamesa,locierroycojomiscosas.Esa noche llego a casa más desanimada que de costumbre. Espero
encontrarmelacasaaoscuras,ensilencio,perohayunaluzencendidaenlasaladeestar.Mattsiguedespierto,enelsofá.Conlateleapagada.Tienelasmanosentrelazadasymueveunapiernaarribayabajo,unticnerviososuyo.Entroconrecelo.
—¿Quépasa?—pregunto.—Yuryestádispuestoahaceruntrato.Meparo.—¿Cómo?—Que está dispuesto a hacer un trato.—La pierna sube y baja conmás
furiaahora.Meobligoaseguiravanzando,aentraren lahabitación,asentarmeenel
sofá.—¿Hashabladoconél?—Sí.Nosésicentrarmeenesepuntoocontinuar.Lodejoestarporelmomento.—¿Quéclasedetrato?Ahoraseretuercelasmanos,lapiernaaúnmoviéndose.—Matt...Cogeaire,estremeciéndose.—Esloúltimoquetepediránquehagas.Mequedomirándolo.Depronto,estáquieto.—Si lohaces,Viv,destruiránesascapturasdepantalla.Elarchivoentero.
Nohabráningunapruebadeloquehiciste.—Loúltimo—repitoyafirmo,nopregunto.—Sí.Permanezcocalladaunrato.—Traicionaramipaís.—Volveratenerunavidanormal.Enarcolascejas.—¿Normal?Seinclinahaciadelante,haciamí.—Conestodejaríanqueme retirase.Viv,despuéspodríamos librarnosde
ellos.Echo el aire despacio. «Podríamos librarnos de ellos.» Es lo único que
quiero.Quieroque semarchen.Quierounavidanormal.Quieroquenoexistanadadeesto.Cuandohablo,mivozespocomásqueunsusurro.
—¿Deverdadhanaccedidoaello?
—Sí. —Veo el entusiasmo escrito en su cara, la sensación de que haencontradounasolución,dequelohaarregladotodo—.Despuésdeestonoslohabríamosganado.
«Nos lo habríamos ganado.» Me recorre un escalofrío. «Pero ¿a quéprecio?»
Y, además, ¿quién dice que cumplirían el trato? Sé cómo funciona estagente, me he pasado años estudiándola. Saldrían con otra cosa. Quizá nomañana, quizá no este año. Pero lo acabarían haciendo. La cosa no habríaterminado.Yentoncessíquetendríanventaja.
Memiraexpectante,esperandoaqueresponda.Esperandoaqueacceda,aquepreguntequéhayquehaceracontinuación.
—No—contesto—.Larespuestasiguesiendono.
13El sedán negro está a la puerta del colegio, aparcado en paralelo en una calletranquila, festoneada de árboles. El motor ronronea con suavidad, el sonidoapenasaudibleconelestruendodelosautobusescercanos,losgritosdefelicidadyelparloteodelosniñosquevanllegando.
—Esése—afirmaYury.Quitaunamanodelvolanteyseñalaporlaventanilladelacompañante.Hay
un acceso circular, una fila de autobuses amarillos.Una valla blanca rodea elcolegio.
Suacompañante,Anatoly,bajalavistaalbrazoquetieneextendidodelantedelpechoydespuésporlaventanilla,haciadondeseñalaeldedo.Sellevaunosprismáticosalosojos.
—Eldelacamisetaazul—puntualizaYury—,lamochilaroja.Anatolyenfocaconlosprismáticoshastaqueelniñocobranitidez.Estáen
la acera, casi al ladode las puertas del autobús.Conuna camiseta de un azulvivoyunospantalonesvaqueros,yunamochilaquecasiparece ridículamentegrande.Seríedealgoquehadichosuamigo;seveelhuecodeldientequeselehacaído.
—UnAlexanderenminiatura—farfulla.Ahoraelniñoestáhablando,animadamente.Suamigoescucha,seríe.—¿Está aquí todas lasmañanas?—preguntaAnatoly.Mira hacia la valla
máscercanaalosautobuses,auntirodepiedradedondeestáelchico.—Todaslasmañanas.Anatolydejalosgemelosenelregazo.Después,sinsonreír,sinpestañear,
sigueobservandoalniño.
14Eneltrabajo,aldíasiguienteyalotro,recuerdolaspalabrasdeMatt.«Conestodejaríanquemeretirase.Viv,despuéspodríamoslibrarnosdeellos.»
Cada una de esas veces intento apartar las palabras, la idea. Es lo quequiero,librarmedeellos.Pero¿cómovoyahacerlo?¿Cómopodríahacerloqueme piden que haga? Subir el programa. Ser la responsable de que los rusosdescubrannuestrossecretos,perjudicaranuestrosagentesenactivo.Nopuedo.Sencillamente,nopuedo.
De manera que me pongo a trabajar. Introduzco nombres en la barra debúsqueda, uno tras otro.Leo todo lo que logro averiguar de cadaunode esostíos.Buscoalgo,cualquiercosa,queapunteaqueunodeellospodríasereljefe.Oalgoquemepermitaeliminarlosdelalista,cribarelarchivo.
Sin embargo, cuando finaliza la semana apenas he hecho mella en él,apenashetachadonombres,nohedadoconunasolapersonaquecreaquepuedesereljefe.
Esdesesperanzador.Mecuestavolveracasaesanoche,unavezmásdespuésdequelosniñosse
hayan acostado.Mattme está esperando, despierto. Está en el sofá, viendo latele,unprogramade reformasencasa.Cuandoentro,apuntaalaparatoconelmandoylaimagendesaparece.
—Hola—saludo,yadentrodelahabitación;mequedocercadeltelevisor.—Hola.—¿Losniñosestánbien?—Sí.—Pareceausente.Nopondríalamanoenelfuego,peroalgovamal.
Noesélmismo.—¿Quépasa?—pregunto.—Notepreocupes.Abrolabocaparahablar,parapedirlequenomedigaquenomepreocupe,
peromecontengo,lacierro.—Vale. —Ya tengo bastantes cosas de las que preocuparme, y estoy
agotada.«Vale.»Nos miramos unos instantes, incómodos, luego se levanta, coge el
vigilabebésdelaencimeradelacocinaysedirigehacialaescalera.Sedetieneenelprimerescalón,sevuelve.
—¿Loharás?—¿Introducirellápizdememoria?—Sí.Lomiroconatención.Desdeluegoestáausente.Lepreocupaalgo.—No puedo hacerlo. Sé que crees que debería, pero sencillamente no
puedo.Meobservaunbuenrato,lafrentesurcadadearrugas.—Estábien.Y hay algo en sumodo de decirlo, tan resignado, tan definitivo, que yo
tambiénmequedomirándolo,inclusocuandoyaniloveo.Eldíasiguienteeneltrabajoestaninútilcomolosanteriores,yesanochenomequedo hasta tarde. Vuelvo a casa temprano y cuando entro la casa está ensilencio.
Escasilahoradelacena.LukeyBelladeberíanestarpeleándose;ChaseyCaleb, chillando, metiendo ruido.Matt debería estar en la cocina, cocinando,mediando,lograndohacermalabarescontodo.
Peroenlugardeesoreinalacalma.Empiezaainvadirmeunasensacióndemiedo.Algovamal.
—Hola...—saludoalvacío.—Hola,mamá—oigo.EntrounpocomásyveoaLukea lamesade lacocina,con losdeberes.
MiroynoveoaMatt.Nialosotrosniños.—Hola,tesoro.¿Ypapá?—Noestáaquí.—Lukehafijadolavistaenelpapelquetienedelante,un
lápizsuspendidoenelaire.—¿Dóndeestá?—Elpánico se apoderademí.Luke tiene siete años.No
puedequedarsesoloencasa.¿Ydóndeestánlosotrosniños?—Nolosé.Elpánicoahoraesterrorpuroyduro.—¿Tehaidoabuscaralaparadadelautobús?—No.Casinopuedorespirar.—¿Eslaprimeravezquenotevaabuscar?
—Sí.El corazónme late deprisa.Busco elmóvil en el bolso, lo saco, doy con
Mattenlalistademarcaciónrápida.Mientrassuena,memiroelreloj:elcolegiocierra dentro de diecinueve minutos. ¿Estarán aún allí los niños?Me salta elbuzóndevoz;cuelgo.
—Vale,cariño—ledigo,procurandoquenosemenoteelpánicoenlavoz—.Vamosabuscaratushermanosalcolegio.
Enelcoche,prueboallamardenuevoaMatt.Mevuelveasaltarelbuzóndevoz.«¿Dóndeestá?»Adelantoaotroscochesatodavelocidad,elpiecomosifueradeplomosobreelpedal.¿Seguiránlosniñosenelcolegio?Nisiquieraséporquéestoypensandoeso,perolohago.Porfavor,Diosmío,queesténallí.
Necesito llegar cuanto antes para averiguarlo. Cojo otra vez el teléfono,marcootronúmeroen la listademarcaciónrápida:elcolegio.Lasecretaria locogealaprimera.
—SoyVivianMiller—ledigo—.Noconsigolocalizaramimarido,ymepreguntabasihaidoabuscaranuestroshijos.—Pidoensilencio,unayotravez:«Porfavor,Diosmío,queesténallí».
—Espereunmomento,voyaver—responde.Oigopapeles,yséqueestácomprobandolaslistasquehayenfrente,lasqueutilizamosparafirmarcuandoentranysalenlosniños—.Nolocreo—añade.
Cierrolosojosymerecorreunasensacióndealivio,ademásdeunmiedodistinto.
—Gracias—ledigo—.Voyparaallá.Losniñosestánallí.GraciasaDios,losniñosestánallí,aunquemesentiré
mil vecesmejor cuando los vea. Pero ¿por qué siguen allí? El colegio está apunto de cerrar. Matt conoce las normas. Y no tenía forma de saber que yollegaríaatiempoderecogerlos.Ajuzgarporcómohaidolaúltimatemporada,deberíahaberdadoporsentadoquenoseríaasí.
Elterrormerecorrecomosifueraelectricidad.Lukesoloenlaparadadelautobús,soloencasa.Losotrosniños,enelcolegio,muchodespuésdelahoraalaquesolemosirabuscarlos.
Mattsehaido.Diosmío,Mattsehaido.—¡Mamá!—LavozdeLuke,desdeelasientotrasero,mesobresalta.Miro
porelespejoretrovisor:mihijomeobservacon losojosmuyabiertos—:Estáverde.
Loobservoconcaradesorpresayactoseguidodirijolavistaalfrente.Elsemáforoestáverde,cambiandoaámbar.Detrásdemíalguienmepita.Pisoelaceleradorycontinúo.
Mevienenalamemorialasúltimaspalabrasquenosdijimosporlanoche.Yo,quenoharíaloquequierenquehaga.Suformadedecir«estábien»,lacaraque tenía. ¿Acaso se dio cuenta de una vez por todas de que no podríaconvencerme para que subiera el programa y ya no tenía sentido seguirconmigo?Peroesosignificaríaquehabríadejadoalosniñossolos,queledabalomismoloquelesocurriera.YMattnoesasí.
Paramos al llegar al colegio, subiéndonos en el bordillo.Memeto en unhueco,aduraspenasentrelaslíneas;frenocondemasiadafuerza,haciendoqueelbolso salgadisparadodel asientodel acompañanteycaigaal suelo.Saco lallave,metoprisa aLukeparaque sebajeycorroa lapuertaprincipal.Veoelreloj con el rabillo del ojo—dos minutos tarde, segundo aviso y una multa,cincodólaresporminutoyniño—,peromedalomismo.Losveoalostresnadamásentrar,enrecepción,esperandoconladirectora.
Mesientoaliviada,ynoséporqué.Noséporquémealiviatantoverlos.¿Acasopensabaquelosrusospodríanhacerlesdaño?PorquenoesquepensaraqueMattselosfueraallevaroalgoporelestilo...Nolosé.Ahoramismosoyincapazdedotardesentidoalamarañadecosasquetengoenlacabeza,ymedalomismo.
Los abrazo, estrechándolos a todos contramí, sin preocuparmede que ladirectora piense que estoy loca; el abrazo familiar en la entrada, queprobablemente nos cueste otrominuto, otros quince dólares. Ahoramismo loúnicoquemeimportaesqueestánaquí,conmigo.
Ynunca,jamás,permitiréquemeseparendeellos.Tardamos mucho más de lo debido en hacer testamento. Lo cierto es quetendríamosquehaberlohechoantesdequenacieraLuke,perohastaquetuvimosdosniñosnofuimosalcentro,albufetedelaplantaaltadeaqueledificiodelacalleK,asentarnosconunabogado.
Eltestamentoensífuefácil,casinollevótiempo.Nombramosamispadresalbaceasdelaherencia,encasodequenossucedieraalgoalosdos.Tutoresdelosniños.Noeraunasituación ideal,peroningunode losdos tienehermanos.Tampoco teníamos amigos en los que confiáramos lo bastante, ni otrosfamiliares.
Saquéeltemacuandovolvíamosacasadesdeeldespachodelabogado,elhechodequemispadressequedaranconlosniñossinospasabaalgoalosdos.
—NosécómoselasapañaríanconlasrabietasdeLuke—comentérisueñamientrasmevolvíaparamirarlo,enelasientotrasero,dormidocomountronco—.Serámejorquenosaseguremosdequequedaunodelosdos.
Mattteníalosojosfijosenlacarretera,nomemiró.Lasonrisasemeborródeloslabiosalverlo.
—¿Teencuentrasbien?—lepregunté.Losmúsculosdelamandíbulaseletensaron,lasmanosapretandoconmás
fuerzaelvolante.—¿Matt?Memiródereojo,deprisa.—Sí,sí,estoybien.—¿En qué estás pensando? —quise saber. Se estaba comportando de
manerarara.¿Eraeltestamento?¿Quemispadresfueranlostutores?Vaciló.—Sólopensabaenquésucederíasimepasaraalgo,¿sabes?—¿Cómo?—Merefieroasóloamí.¿Ysidesapareciera?Soltéunarisitanerviosa.Élmemiró,congravedad.—Lodigoenserio.Mepuseamirarporelparabrisas,veíacómonosadelantabancochesporla
izquierda.Laverdaderaquenomehabíaparadoapensarlonunca.Enlosniños,claro.Desde el principio, cuando eran recién nacidos yme inclinaba sobre lacunaparaasegurarmedequerespiraban.Cuandoempezaronacomeralimentossólidosyseatragantaban.Elmiedo,siemprepresente, irracional,dequesemecayeran al suelo. Su vida siempre me parecía tan delicada, tan frágil... Sinembargo, nunca me planteé qué pasaría si perdiera a Matt. Era mi roca, lapresenciaconstanteenmivida,lapersonaquesiempreestaríaahí.
Ahorameloplanteaba.Quépasaríasirecibíaunallamada,siunagentedepolicía me decía que había muerto en un accidente de coche. O si me veíadelantedeun cirujanoqueme informabadequehabía sufridoun infarto, queestaban haciendo todo lo que podían. El vacío que se abriría en mi vida, loincompletaqueestaría.Yrespondíconsinceridad:
—Diosmío,nolosé.Nocreoquepudieraseguiradelante.Yelhechodequelodijera,dequelocreyera,meafectó,mehizopensar
que ya no me conocía. ¿Qué había sido de la chica que se recorrió cuatrocontinentessola,queteníadostrabajoscuandoestudiabaelposgradoparapodervivir sola? ¿Cómo era posible que en unos pocos años hubiese llegado ainvolucrarmedetalmodoconalguienquenomeimaginabaestandosola?
—Tendríasquehacerlo—afirmóenvozbaja—.Porlosniños.—Sí, losé.Essóloque...—Lomiré.Mattseguíaconlamiradaalfrente,
losmúsculosdelamandíbulaaúnentensión.Perdíelhilodemispensamientos
ynodijenadamás,volvíamirarporelparabrisas.—Simepasaalgo,Viv,hazloquehagafaltaparacuidardelosniños.Lomirédesoslayo,viqueteníalafrentefruncida,lapreocupacióngrabada
enelrostro.¿Acasonocreíaquepudieraocuparmedelosniñossinél?—Puesclaro—repuse,aladefensiva.—Loquehagafalta.Tendríasqueolvidarmeyhacerlo,sinmás.Nosabíaquépensar,porquémedecía todoeso,porquéhablabadeesas
cosas.Nosabíaquédecir.Sóloqueríaquelaconversaciónterminara.Memiró, apartando losojosde la carreteraduranteun tiempoque seme
hizolargoeincómodo.—Prométemelo,Viv.Prométemequeharáscualquiercosaporlosniños.Agarré lamanilla de la puerta y la apreté con fuerza. ¿Por qué tenía que
prometerle eso? Pues claro que lo haría. En ese momento me sentíabsolutamenteincompetente.Cuandohablé,mivozapenaseraunsusurro.
—Teloprometo.Llevoaloscuatroniñosacasa,calientolacenaenelmicroondasylossientoalamesa.No han parado de preguntarme por él: «¿Dónde está papá? ¿Cuándovienepapiacasa?».Ynoséquécontestar,salvo laverdad:«Nolosé.Esperoquepronto».
Lukecasinotocalacena.Bellaestácallada.Ynoesquemesorprenda:élessuroca.Lapersonaconcuyapresenciacuentan.
Lamíaesimpredecible;lasuya,no.Losbañoylespongoelpijama,atodos.Mepasotodoeltiempoesperando
queMattentrepor lapuerta.Esperandoquemesueneel teléfono.Noparodemirarlo, como si pudiera llegarme un mensaje y no lo oyera, aunque hecomprobadoelvolumenmediadocenadeveces.Abrootravezelcorreo,aunquecreoquenomehaescritounemailenaños.
Sepondráencontactodealgunamanera,digoyo.Nopuededesaparecersinmás.
Porúltimo,losmetoenlacamayvoyabajo,sola.Lavolosplatos,losseco.En la casa reina el silencio, una quietud solitaria, apabullante. Recojo losjuguetes,lospongoensusrespectivascajas.Escomosiestuviesesuspendidaeneltiempo,comosisóloestuvieraesperandoaqueentraraporlapuerta,medieraunabrazoysedisculparaporllegartantarde.Escomosifueraconscientedequecabelaposibilidaddequenovuelva,dequehayahuido,peronosoycapazdeprocesareso,nosoycapazdecreerlo.
Me viene a la memoria aquel extraño trayecto en coche, hace años. La
conversación. «¿Qué sucedería sime pasara algo? ¿Y si desapareciera?» ¿Eraunaadvertencia?¿Sumododedecirmequeundíaseiría?
Niegoconlacabeza.Notienesentido.Nodelaformaenquesehaido.Élnodejaríaalosniñosasí.
Elinstintomedicequelehaocurridoalgo.Queestáenpeligro.Pero¿quésesuponequepuedohaceryo?Nopuedoacudiralasautoridades.Nosécómodarconél,ynoselopuedocontaranadie.Nisiquieraséacienciaciertasiestáenpeligro.
Elmiedoyladesesperanzaseapoderandemí.Recuerdoel pánicoquemeha entradocuando iba a laguardería.Por los
niños.Si pensabaqueMatt estaba enun apuro, que lehabíapasadoalgo, ¿nodebería haber sentido el mismo pánico por él? ¿No debería estar sintiéndoloahora?
Puedequemeequivoque.Puedequeenelfondocreaquesehaido.Puedequeinclusomealegredequeseaasí.
Enesemomento,measaltaunaidea.Algotanevidentequenosécómonosemehaocurridoantes.Echoaandarhacianuestrodormitorio.Voyalvestidor,saco lacajadezapatosdelestante, lade loszapatosdevestir.Mesientoen laalfombra con ella encima. Casi me damiedo abrirla. Tengomiedo de lo quepuedoencontrar,aunqueyalosé.
Levantolatapa,veoloszapatos.Dentronohaynada.Elarmanoestá.Estonoesreal,nopuedeserlo.Mequedomirandoeseespacioahoravacío,
comosi el armapudiera aparecer.«Matt seha ido.»Me llevo lasmanosa lassienes,comosidealgúnmodopudieranacallaresepensamiento.Nosehaido.Noseiría.Tienequehaberotraexplicación.
Memetolamanoenelbolsillotrasero,sacoelteléfonoybuscounnúmeroenlalistademarcaciónrápida.
—Mamá...—digo,aloírlavozdemimadre.—Cariño,¿quésucede?Medejapasmadaquesepaquepasaalgosóloconpronunciaresapalabra.
Tragosaliva.—¿Podéisvenirpapáytúaquedarosunosdías?Nomevendríamalqueme
echaraisunamanoconlosniños.—Puesclaro.¿Vatodobien?Losojossemehumedecen.Nosoycapazdedarformaalaspalabras.—¿Cariño?¿DóndeestáMatt?Intento controlarme con todas mis fuerzas, al mismo tiempo que intento
encontrarmivoz.
—Sehaido.—¿Cuántotiempoestaráfuera?Profieroungritoahogado.—Nolosé.—Ay,cariño—dicemimadre,lavozteñidadedolor.Ynopuedoaguantar
más. Rompo a llorar en silencio en esa casa oscura, solitaria, hasta que laslágrimasmenublanlavista.
15La noche pasa sin que sepa nada deMatt, y por la mañana ya he dejado deesperaracadamomentoquevayaatenernoticiassuyas.Sigosinsabersisehaidoo sihaocurridoalgo.Yno séporquénoestoymásdesesperada,porquétengolasensacióndequenadadeestoesreal.
Loscuatroniñosestánsentadosalamesadelacocina,sendoscuencosconcereales delante de los dos mayores, cereales O’s y arándanos espachurradosdesparramadosenlasbandejasdelosgemelos.Estoyenlaencimera,preparandolacomidadeLuke—otradeesascosasquesuelehacerMatt—ytomándomelasegunda tazadecafé;otranocheenvela.Llamana lapuerta,con losnudillos,deprisa.Belladaungritoahogado.
—¡¿Papi?!—exclama.—Papánollamaría—lediceLuke,ylasonrisaseleborra.Abro la puerta y entra mi madre, dejando una estela de perfume, con
abultadasbolsasenambosbrazos,llenasdenoestoyseguraqué.Probablementeregalosparalosniños.Mipadrelasiguedecerca,vacilante,másincómodoquedecostumbre.
No les dije a los niños que venían. No estaba segura de cuándo iban allegar.Peroaquíestán,ylosniñosseponencontentísimos,sobretodoBella.
—¡Laabuelayelabuelohanvenido!—gritaalverlos.Mimadrevadirectaalamesadelacocina,dejalasbolsasenelsuelo,al
lado,yabrazaaBellayaLukeydespuésbesaenlacaraalosgemelos.Lesdejamarcasdecarmínenlasmejillas.
—Mami,¿porquéhanvenido?—mepreguntaBella,volviéndosehaciamí.—Vanaecharmeunamanomientraspapinoestá—contesto.Mirouninstanteamimadrealosojos,mientrasuntopanconmermelada,y
despuésretirolamiradadeprisa.Mipadrerevoloteacercadelacafetera,comosinosupieraquéhacer.
—¿Cuántosevanaquedar?—inquiereBella—.¿Cuántovaaestar fuerapapi?
En la habitación se hace el silencio. De pronto, mis padres están muycallados.Notoquememiran.Todoelmundomemiraesperandoaqueresponda.Y lo único que puedo hacer es contemplar el sándwich que tengo delante,porque, por más que lo intento, soy incapaz de recordar si a Luke le gustacortadoentriángulosorectángulos.Mimadremeechauncable.
—¡Regalos!Oshetraídoregalos.Mete lamanoen lasbolsas, y losniños empiezanapedir avoces loque
quiera que haya dentro.Echo el aire despacio, y cuando levanto la cabezamipadreaúnmemira.Medirigeunasonrisadesganada,violento,ydespuésmirahaciaotrolado.
Cuando losniños tienen sus regalos—peluches, rotuladoresy librosparacolorear, enormes tubosdepinturaparapintar con lasmanos—y terminandedesayunar,preparolamochiladeBella, laayudoaencontrarunobjetodelquepuedahablarenclase:hoy toca la letrav, asíquenosdecidimospor suvaritamágicadeprincesa,laquebrilla.DoyabrazosybesosaLukeyalosgemelos,yllenodecaféelvasotérmicodeltrabajo.
Luego les recuerdo amis padres a qué hora llega el autobús deLuke, laesquinaenlaquepara.
—¿Estáis seguros de que no os importa quedaros con los gemelos? —pregunto.
SeofrecieronparacuidartambiéndeBella,peroestar todoeldíacondosniñosparecíabastantemásfactiblequelidiarcontres,asíquelesdijequenosepreocuparan,queBellapodíairalcolegio,comodecostumbre.
—Claro—replicamimadre.Vacilo,conlasllavesdelcocheenlamano.—Gracias—lesdigo—.Porvenir.—Notoqueestoyapuntodequeseme
saltenlaslágrimas,ybajolavista,porquemeaterraque,sicontinúomirandoamimadre, sepuedanabrir lascompuertas.Las siguientespalabrasno sonmásqueunsusurro—.Nopodríahacerlosola.
—Bobadas.—Mimadre extiende el brazo yme aprieta lamano—.Puesclaroquepodrías.Bella no tenía ni un año cuando me quedé embarazada por tercera vez. Laverdadesquefueunaccidente.Nohabíamoshabladodecuándotendríamosuntercerhijo—nitansiquieradesilotendríamos—,ydesdeluegonolohabíamosestado intentando. Pero había guardado mi ropa de premamá en una caja deplástico,aligualquetodalaropitadereciénnacido.Nomehabíadeshechodenada,yMatt tampocolosugirió.Sencillamentefuetodoapararalsótano,a la
zonadealmacenaje,juntoconlabañeraportátilyelbalancínytodolodemás.Demaneraquesupongoquelosdosdábamosporsentadoquetendríamosotro,enalgúnmomento.Sóloquenotanpronto.Desdeluegonotanpronto.
Ese día salí del trabajo temprano, y de camino a casa le compré unacamisetaaBella.Mecostólomíoencontrarunatanpequeña,peroalfinaldiconella:unacamisetitarosaqueponíaconletraspúrpura:HERMANAMAYOR.LepuseaLukesucamisetadeHERMANOMAYOR,quetodavíalevalía.CuandoMattllamóparadecirqueveníapara casa, el corazónempezóa latirmecon fuerza.Sabíaquesepondríacomolocodecontento.Seasustaríaunpoco,sesentiríaunpocoabrumado,comoyo,perosepondríacomoloco.
Cuandooílallaveenlacerradura,fuiaporlosniñosymeasegurédequelosdosestuvierandecaraaél:Bellaenmisbrazos,Lukeamilado.Mattentró,lossaludóconentusiasmo,comosiempre,yseinclinóparabesarme.Entoncesviquereparabaenlascamisetas,primeroenladeLuke, luegoenladeBella.Sequedó helado, la cara, el cuerpo entero. Esperé a que apareciera la sonrisa, ladichaquelehabíainundadoelrostroenteroconlosdosprimerosniños,peronoapareció.
—¿Estásembarazada?—fuetodocuantodijo,casientonoacusador.«Estás embarazada.» Las palabras me atravesaron. Con los otros dos
embarazos dijo «estamos embarazados» tantas veces que me acabó haciendodaño en los oídos. En un par de ocasiones incluso le solté una fresca,recordándoleque erayo laque teníanáuseaspor lasmañanas, ardor, dolordeespalda.Sinembargo,ahoradeseabamásqueningunaotracosaquevolvieraapronunciaresaspalabras.Queestuviéramosenestojuntos.
—Sí—repuse,intentandonohacercaso.«Está asustado. Está preocupado. Dale unminuto, deja que se haga a la
idea,dejaqueseilusione.»—Estás embarazada —repitió, aún sin sonreír. Y después, sin emoción
alguna,un—:Vaya.Esanocheempecéasangrar.Recuerdoverlasangreenlaropainterior,el
pánicoquesentí.Parduscaenunprincipio,rojacuandoempezaronlosespasmos.Llaméalmédico,porqueesloquesehaceenesoscasos.Latristevozquemecontestó:«Nosepuedehacernada».Luego, laestadística:unodecadacuatro.Comosidealgunamaneraesohicieraquefuesemássencillo.Recuerdohacermeunovilloenelfríosuelodelcuartodebaño.Sintomarnadaparaeldolor,porquequeríasentirlo.Selodebía,almenoseso.
A la niña, porque era una niña. Lo presentía. Veía su carita, una vidatruncada.
No fui capaz de despertar a Matt para contárselo. No después de cómo
había reaccionadocuando ledi lanoticia. Imaginé la caraquepondría, loquediría:nosentiríaelmismoniveldesufrimientoabsolutoquesentíayo.Deesoestabasegura.Necesitabahaceresoyosola.Perderamihija,llorarsupérdida.Laexperienciamásdolorosaydesgarradorademivida,yqueríapasarporellasola.
«Lo siento», le susurré a mi hija cuando los espasmos se intensificaron,cuandoeldolorsevolviócasiinsoportable,cuandolaslágrimasmecorríanporlacara.Nisiquierasabíaporqué.LareaccióndeMatt,supongo.Enesabreveexistencia,¿nodeberíahaberconocidoúnicamenteamor?¿Entusiasmo?¿Dicha?«Losientomucho.»
Después, el dolor, que pensé que no podía empeorar, empeoró. Estabadobladasobremímisma, inmovilizada,sudando,apretandolosdientesparanogritar.Supeque ibaamorir,hastaesepuntomedolía.Había sangrepor todaspartes,muchísimasangre.Nadiemedijoqueseríacomodaraluz,queseríaasíde horrible. Después no pude aguantar más. Justo cuando estaba a punto dechillar,viaMattenelsuelo,amilado,rodeándomeconlosbrazos,casicomosidealgúnmodopudierasentirmidolor.
—Nopasanada,nopasanada—musitó,ynoeranlaspalabrasadecuadas,noloeran,porquesíquepasabaalgo,pasabamucho.
Semecióconmigo,adelanteyatrás,enelsuelo.Yentoncestodalaemociónquesentíasedesbordó,yunosprofundossollozosmesacudieronelcuerpo,unossollozosquenopodíacontrolar,porquenoqueríaqueMattestuvieseahí,porquehabíaperdidoalaniña,porquelavidanoerajusta.
—¿Porquénomehasdespertado?—inquirió.Enterrélacabezaensupecho.Oíaloslatidosdesucorazón,lavibraciónde
suspalabrasalhablar,casiconmásfuerzaquelaspalabrasensí.Meseparé,lomiré,ledijelaverdad:—Porquenolaquerías.Él se echó hacia atrás, abriendomucho los ojos.Vi el dolor reflejado en
ellos, y entonces me asaltó el sentimiento de culpa. Ésa también era su hija.Claroquelaquería.¿Podríahaberdichoalgopeor?
—¿Porquédiceseso?—preguntó,lavozapenasaudible.Miréalsuelo, lasjuntasdelasbaldosas,ysehizoundensosilencioentre
ambos.—Meheasustado—admitió—.Nohereaccionadobien.Lomiré,peroeldolorqueviensusojoseramásdeloquepodíasoportar,
asíquemeapoyédenuevoensupecho,enlacamisetaqueahoraestabahúmedapormis lágrimas.Noté que vacilaba, luegome abrazó, y por primera vez esanochetuvelaimpresióndequetodoiríabien.
—Lo siento —musitó, y en ese momento supe que me equivocaba. Nodeberíahabermepuestoenlopeor.Nodeberíahaberpasadoporesosola—.Tequiero,Viv.
—Yotambiéntequiero.MimadrellamaamediatardeparainformarmedequehaidoabuscaraBellaalcolegio,dequemipadrehaidoabuscaraLukealaparadadelautobúsyestánencasa,quenosabecómoperoLukehaextraviadolamochila;sinembargotodoelmundoestáencasa,sanoysalvo.Exhalounsuspirodealivio.«Lamochiladaigual —le digo, exasperada, cuando lo menciona por tercera vez—. Lecompraremosotra.»Loquemeimportaesquelosniñosesténbien.Nisiquieraera consciente de que estaba esperando a que llamara, esperando para estarseguradequetodohabíaidobien.
Paso el día trabajando como una loca. Tecleando nombres en barras debúsqueda, peinando registros, intentando con desesperación encontrar al jefe,hacer algún progreso, tener el control. En vano. Otro día infructuoso debúsqueda.
Otrodíaperdido.Salgo del trabajo al cabo de ocho horas exactamente.Cuando llego ami
calleyaestáoscureciendo.Enfiloelcaminodeentrada,dejoelmotorencendidoun momento mientras miro la casa. Dentro las luces están encendidas, lascortinassonlobastantefinasparapermitirmeverlassiluetasdemispadres,demishijos.
Entoncesme fijo en algo: una figura en el porche.Sentada enunade lassillas,sumidaenlassombras.
Yury.Nomehacefaltaversusrasgosparasaberqueesél.Escasicomounsexto
sentido.Elcorazónmedaunvuelco.¿Quéestáhaciendoaquí?Aquí,enmicasa,a
escasosmetrosdemishijos.¿Quéquiere?Sinpensar,sacolallavedelcocheycojoelbolso,noapartolosojosdeél.Mebajoyvoyalporche.
Está sentadosinmoverse,mirándome.Parecemáscorpulentoenpersona.Mala persona. Lleva unos pantalones vaqueros y una camisa negra, los dosúltimosbotonesdesabrochados,unacadenadeoroalcuello,uncolgante.Unasbotasnegras,militares.Meparodelantedeél, rezandoparaque lapuerta sigacerrada,paraquelosniñosnosalgan.
—¿Quéestáshaciendoaquí?—pregunto.—Ven a sentarte, Vivian. —Tiene acento, pero no tanto como cabría
esperar.Señalalasilladeallado.Misilla.—¿Quéquieres?—Hablar.Haceunapausa,mirándome,esperandoaquemesiente,perono lohago.
Luegoseencogeligeramentedehombrosyseponedepie.Metelamanoenelbolsillotraseroysacaunpaquetedetabaco.Tienealgocompactoenlacadera:distingolasiluetaatravésdelacamisa.
Unapistolera,probablemente.Ahoraelcorazónmelatedesenfrenado.Da unos golpecitos a la cajetilla contra la mano, una vez, dos.Memira
comosiquisieradeterminarmivalía.—Serérápido,porqueséquetushijosteesperan.Siento un escalofrío cuandomenciona amis hijos, ymis ojos vuelven a
bajarhastasucadera.Abreelpaquete,sacauncigarrillo,locierra.Nohaynadarápidoenloque
hace,nadadenada.—Voyanecesitarqueteocupesdeeselápizdememoria.Pienso,duranteuninstante,quenodeberíafumaraquí.Quenoquieroque
eloloratabacosequedeenelporche,cercadelosniños.Comosiesodebierapreocuparmeahoramismo.
Seponeelpitilloenloslabios,metelamanoenelbolsillodelanteroparasacarunencendedor.Elbordedelacamisaselelevantalobastanteparaqueyoveaelplásticonegrodelacadera:sindudalafundadeunapistola.
—Silohaces,losdostendremosloquequeremos.—Elcigarrosubeybajacuandohabla.
—¿Losdos?Le da almechero una vez, dos veces, y aparece una llama. La acerca al
extremodelpitillohastaqueseveunaluznaranja.Luegomemira,seencogedehombros.
—Losdos, sí.Yo consigoque se suba el programa; tú recuperas tu vida.Paraestarcontushijos.
«Contushijos.»Nocontumaridoytushijos.—¿Y Matt? —Las palabras me salen antes de que pueda censurarlas,
pensarlasbien.—¿Matt?—Asurostroasomaunabreveexpresióndeperplejidad.Luego
seríe,sesacaelcigarrillo—.Ah,Alexander.—Niegaconlacabezarisueño—.Laverdadesqueeresmuyingenua.ClaroqueAlexandercontabaconeso.
Meentranganasdevomitar.Daunacalada,echaunabocanadadehumo.—¿Acasonofueélquientemetióenestelío?¿Elquetetraicionó?—Mattnuncametraicionaría.
—Yalohahecho.—Otrarisotada—.Noshaestadocontandotodoloqueledices.Duranteaños.
Meniego.«Imposible.»—Tuscompañerosdetrabajo.¿Cómosellaman?¿Marta?¿Trey?Notoquemequedosinaireenlospulmones.Mattnegóhaberhechoeso.
Melojuró.Yyohabríajuradoquedecíalaverdad.Lasonrisaseborradel rostrodeYury,desaparece,dejandounaexpresión
fría.Entornalosojosysesacaelpitillodelaboca.—Vamos a dejarnos de tonterías. Hablemos de un profesional de la
inteligenciaaotro.¿Noquieresqueestotermine?Esperamirespuesta.—Sí—reconozco.—Sabesquenotieneselección.—Síquetengoelección.Esbozaunasonrisasarcástica.—¿Lacárcel?¿Deverdadesloqueelegirías?Elcorazónmelatedeprisa.—Siteniegasacolaborar,¿porquénoibaacompartirlosresultadosdeesa
búsquedaconlasautoridades?—Matt—susurro,peronadamásdecirloséquenoesunmotivo.Yuryseríeydaotracaladaconfuerzaalcigarrillo.—Tumaridosefuehacetiempo,Vivian—asegura,laspalabrassaliendoen
mediodeunhilodehumo,deesequesecuelaentodaspartes.—Nomelocreo—musito,aunqueyanoséquépensar.Meobservafijamente,conunaexpresiónquenosoycapazde interpretar.
Despuésdaunosgolpecitosenelcigarroparaquecaigalaceniza.—Peroqueríaquecuidáramosdeti.Sostengosumirada,conteniendoelaliento;esperoaquecontinúe.—Te pagaremos. Lo bastante para que te puedas ocupar de tus hijos,
durantemuchotiempo.Veo que da otra calada, expulsa el humo por la nariz despacio,
contemplandolacalle.Luegotiraelcigarroalporche,loaplastaconeltacóndelabota.Melanzaunamiradapenetrante.
—Erestodoloquelesquedaatushijos.Noloolvides.Despuésdesufrirelaborto,estabaseguradequequeríatenerotrohijo.Medolíapensar en el que había perdido, en la niñita con cuyo rostro seguía soñando.Cadavezqueveíaaunaembarazada,comparabasubarrigaconlaquedebería
ser lamíaysemeencogíaelcorazón.Queríaseryo laque llevarapantalonescon goma en la cintura, la que tuviera los tobillos hinchados. Quería estarconvirtiendo el cuarto de invitados en la habitación del bebé, doblando laminúscularopitadereciénnacido.
Y,sobretodo,queríaunhijo.Sabíaquenuncalatendríaaella,alaniñaquehabíaperdido,peroqueríaotro.Unniñoalqueabrazar,mecer,amar,proteger.Queríaotraoportunidad.
Podíamospermitirnosllevaradosniñosalaguardería,peronoatres.Mattseapresuróaseñalarlo,yyonopodíaolvidarmedecómohabíareaccionadoconelúltimoembarazo.Demaneraque,aunqueloquemásqueríaenelmundoeraquedarmeembarazada, esperamoshastaqueLuke estuviera enpreescolar paraprobardenuevo.
Y esta vez, cuando la rayita se volvió azul, me sentí aterrorizada. Meaterrabaquepudieraperder tambiénaestehijo.QueMatt reaccionaracomolaúltimavez.Asíquenoledijenada,nielprimerdíanielsegundo.Contabaconqueempezaraasangrar,ycuandonofueasídecidíqueteníaquecontárselo.
Noplaneélamanera.LodelacamisetadeHERMANAMAYOReraunrecuerdodoloroso.Cuando los niños se quedaron dormidos, y estábamos los dos solos,acurrucadosenelsofáviendounratolateleantesdeacostarnos,sostuveenaltolapruebadeembarazoypermanecíalaespera.
Mattmirólapruebayluegoamí.—Estamos embarazados —susurró, y a su rostro asomó una sonrisa,
despacio.Luegomediounabrazo,tanfuertequecasitemíporlapequeñavidaquellevabadentro.
Unas semanas después fuimos al ginecólogo por primera vez. Yo habíaestado contando los días que faltaban, desesperada por oír que todo iba bien,aterradacadavezqueibaalcuartodebañoporsiveíasangre.Cuandomesentéjuntoalecógrafo,measaltóotromiedo:queelcorazónnolatiera,quealgofueramal.
LadoctoraBrowncomenzóahacermelaecografía.Mattmecogiólamano,yselaapretéconfuerzamientrasmirabalapantalla,elpánicoapoderándosedemí. Esperé a que la neblina cobrara nitidez al tiempo que ajustaba la sonda,buscando el lugar adecuado, la imagen adecuada. Desesperada por vermovimiento,loslatidosdeuncorazón.Entonceslovi,unamanchitablanca,uncorazónquepalpitaba.
Yallado,otro.Mirélapantallafijamente,sabiendodesobraloqueestabaviendo.Luego
desvié lamirada yme centré enMatt: también lo veía. Se puso blanco, ymededicóunasonrisa,peroforzada.
Esposiblequeélestuvieraasustado,nervioso,loquefuera,peroyoestabaentusiasmada amás no poder: gemelos.No un bebé al que abrazar, sino dos.Casi como si tuviera una segunda oportunidad con la niña que había perdidohacíaunaño.
De camino a casa fuimos callados en el coche, cada uno absorto en suspensamientos,hastaquealfinalhablóMatt.
—¿Cómovamosahaceresto?Noestabaseguradesi se referíaacriaracuatrohijos,aocuparsededos
reciénnacidosquesedespertaranporlanoche,aldinerooaqué.Sinembargo,contestéaloqueyopensabaqueélteníaenmente.Aloqueyoteníaenmente:
—Mequedaréencasa.—Mattapretabaelvolantecontantafuerzaqueveíalapieltiranteenlosnudillos—.Almenosduranteuntiempo...
—Pero¿noloecharásdemenos?Miréporelparabrisas.—Puede.—Lodejéahí.Sabíaqueloecharíademenos.Echaríademenoslapromesadecambiarlas
cosas.Deversilanuevametodologíaquehabíadesarrolladonosllevaríahastaalguienqueestuvieseimplicadoenelprogramadeagentesencubiertos.
—Peroecharíamásdemenosalosniños.—Peroalcabodeuntiempo...—Alcabodeuntiempopodrévolver.Almenosesoesperaba.Cuandotodos losniñosfueranalcolegio,cuando
notuvieralasensacióndequeeltiemposemeescurríaentrelosdedosantesdeque pudiera retenerlo. Cuando pudiera centrarme de verdad en el trabajo,concederle la atención que merecía, y no tener la impresión de que estabahaciendounalabormediocreentodoslosaspectosdemivida.
—Pero¿podrás?—Memiródesoslayo.Guardé silencio. La verdad era que no había ninguna garantía de que
pudiera volver. Los recortes de presupuesto, un rumor que llevaba circulandoalgúntiempo,yaeranunarealidad,ynosecontratabaanadie.Simemarchaba,quizáfueraparasiempre.
—Elseguromédicoseráunproblema—apuntó—.Menosmalquetenemoseltuyo.Micoberturaespésima.Lasprimasestánporlasnubes.
Dejédemirarloparaecharunvistazoporlaventanilla.Eracierto:eltrabajodeMatt teníaalgunasventajas,peroelseguromédiconuncahabíasidounadeellas.
—Estamossanos—afirmé.Noqueríaoírpegasenesemomento.—Essóloqueconlosgemelosavecessurgencomplicaciones...Uncochepasóatodavelocidadporelcarrildeallado,demasiadodeprisa.
Norespondí.—Yacostumbrarnosacontarsóloconunsueldonosvaacostar.Medieronnáuseas,sentíunaopresiónenelpecho,lobastanteparaquepor
uninstantetemieraporlosniños.Nopodíaestresarmeasí,teníaquecalmarme.Respiréhondounavez,otra.
—Losniñosnoseránpequeñossiempre,¿sabes?—añadióMatt.—Losé—repuse,mivozunsusurro.Fueratodoeraborroso.¿Ysinohacíaunparónúnicamenteenmicarrera?
¿Y si no podía reincorporarme?Mi trabajo era parte demi identidad. ¿Estabadispuestaadejarlo?
Queríalasdoscosas:pasartiempoconlosniñosyunacarreragratificante.Peronoparecíaposible.
InstantesdespuésMattmecogiólamano.—Essóloquenosécómolovamosahacer—explicóenvozbaja—.Sólo
quieroqueestemosbien.VeocómosealejaYury,vahaciauncochequeestáaparcadoalotroladodelacalle, un sedán negro de cuatro puertas. Con matrícula de Washington: roja,blancayazul.Leolachapaylarepitosinaliento,unavez,dosveces.Veoquesesepara del bordillo, enfilami calle hasta que los pilotos traseros desaparecen.Metolamanoenelbolso,sacounboliyunpapelyapuntolamatrícula.
Luego me vengo abajo. Me siento en el suelo y me abrazo las rodillas.Tiemblodemaneraincontrolable.¿Deverdadestápasandoesto?
LaúnicarazóndequeestémetidaenestelíoesquequeríaprotegeraMatt,queríaqueestuvieraaquí,porlosniños,quenuestravidasiguierasiendolomásnormalposible.Yahorasehaido.
MemintiósobrelodeMartayTrey.LehablóaYurydeellos,claroquelohizo.¿Cómopudesertaningenua?¿Yporquénomedijolaverdad?Noconsigoolvidarmedesucara,decómomemirócuandomejuróquenohabíahabladodeellos.Sinquemeolieraelengaño.Laverdadesquenosédistinguirlamentiradelaverdad.
Ylosniños.Diosmío,losniños.«Erestodoloquelesquedaatushijos.»Yurytienerazón,desdeluego.¿Quéseríadeellossiyofueraalacárcel?
Oigoquelapuertaseabredetrásdemí,esecrujidoquehayquearreglar.—Vivian...—Lavozdemimadre.Yluegopasos,queseacercan,elolorde
superfumecuandosearrodillaamilado—.Ay,cariño—musita.Meabraza,comonolohacíadesdequeyoerapequeña.Entierrolacabeza
ensuplácidocuerpo,comosivolvieraaserunaniña.
—Vivian,cariño,¿quépasa?¿EsMatt?¿Hassabidoalgodeél?Escomosimeestuvieraahogando.Ledigoqueno,aúnentresusbrazos.
Meacariciaelpelo.Notoelamorquedesprende.Laabrumadorasensacióndequequierearreglaresto,disiparmidolor.Dequeharíacualquiercosapormí.
Meseparodespacioylamiro.Dealgúnmodo,enlaoscuridad,porlaformaen que la luz que sale de la puerta le da en la cara, por la forma en que lapreocupación le deforma los rasgos, parece mayor. ¿Cuántos años de buenasalud les quedarán ami padre y a ella?No los suficientes para cuidar demiscuatrohijos.Paracriarlos.
Ysimevieraniralacárcel,nimeimaginocómolesafectaría.—Tendrásnoticiassuyas,cariño.Estoysegura.Sin embargo, tiene la duda escrita en la cara. Conozco esa mirada. La
incertidumbre.LaposibilidaddequequizáMattnoseaelquepensabaqueera,porque el hombre quepensabaque era nodesaparecería sinmás.Ynoquieroverla.Noquieroesaduda,ni lasmentirasquesesuponequehandehacerquemesientamejor.
Pasadeestararrodilladaasentarse,pegadaamí.Permanecemossentadasen silencio. Tiene una de lasmanos enmi espalda, describiendo círculos consuavidad,comoyoleshagoamishijos.Oigolascigarras.Lapuertadeuncochequeseabreysecierra.
—¿Quéhapasado?—diceenvozbaja,porfinformulandolapreguntaqueséquelepreocupadesdequelallamé—.¿PorquésehaidoMatt?
Miro al frente, a la casa de los Keller, las contraventanas azules, laspersianasbajadas,laluzcolándoseporalgunasventanas.
—Sinoteapetecehablardeello,nopasanada—añade.Símeapetecehablardeello.Sientounanecesidadimperiosadeempezara
hablar, de soltarlo todo, de compartir los secretos. Pero no sería justo echarsemejantepesosobremimadre.No,nopuedohacereso.Estacargalatengoquellevaryosola.
Noobstante,hededecirlealgo.—Hayalgunascosasde supasado—señalocon tino—.Cosasquenunca
mecontó.Veoconelrabillodelojoqueasiente,comosifueseloqueesperabaoír,o
almenoscomosinolesorprendiera.Losimaginoamipadreyaellasentadoslanochequellamé,intentandodarconunaexplicaciónparalosucedido.Reprimoelimpulsodereírme.«Ay,mamá,noesloquepensabas.»
—¿Antesdequeosconocierais?—inquiere.Hagoungestoafirmativo.Tardaunmomentoenresponder,comosiestuviesepensando.
—Todoshemoscometidoerrores—asegura.—Elerrorfuenodecirmelaverdad—afirmoenvozqueda.Porquees así.Loquehahechoqueestemosenestepuntonoha sidoun
únicoinstantededebilidad,sinodiezañosdementiras.Veo que asiente de nuevo. Todavía me acaricia la espalda, un sinfín de
círculos.EnunadelasventanasdelacasadelosKellerseapagalaluz.—Aveces pensamos que si ocultamos la verdad, protegeremos a los que
másqueremos.Mirolaventanaaoscuras,eserectangulitoahoranegro.Esoesloquehice
yo, ¿no? Intenté proteger a mi familia. Me veo delante del ordenador en eltrabajo,elcursorencimadelateclaSuprimir.
—Nosélosdetalles,claroestá—añade—.PeroelMattqueyoconozcoesunabuenapersona.
Asiento,notandoelescozordelaslágrimas,haciendotodoloposibleparanoderramarlas.ElMattqueyoconozcotambiénesunabuenapersona.Alguienquenodesapareceríasinmás.
Pero¿ysielMattquelasdosconocemosnohaexistidonunca?Cuando los niños están en la cama ymimadre ymi padre se han retirado alimprovisado cuarto de invitados, el rinconcito con el sofá cama, me siento asolasenlasaladeestar,elsilenciopesado.
Yury ha venido ami casa. Esto no ha terminado.Nome dejarán en paz,comohicieronconMartayTrey.
Hice algo ilegal, y disponen de las pruebas que podrían mandarme a lacárcel.
Estoyensusmanos.RecuerdolaadvertenciadeYury:«Erestodoloquelesquedaatushijos».
Es verdad. Matt se ha ido. No puedo seguir esperando a que vuelva, queaparezcaderepenteymesaquedelapuro.Hedehacerloyo.
Debopelear.Nopuedoiralacárcel.MientrasYurytengapruebasdeloquehice,seguirlibrepareceimposible.
«MientrasYury tenga pruebas.» La idea es como si recibiera un golpe. ¿Y sidejaradetenerlas?
LaCIAnotienenadacontramí,sólolosrusos.SóloYury.Debedeguardarunacopiadeloquemedejóenelbuzón.Esospapelesque
demuestranquevilafotodeMatt.Esloqueestáutilizandoparachantajearme.¿Ysi encuentro esa copiay ladestruyo?Deesemodoperdería laventajaque
tiene.De todas formas, podría contárselo todo a las autoridades, pero sería supalabracontralamía.
Esoes.Ésaeslasolución,lamaneradenoiralacárcel,decontinuarconmishijos:acabarconlaspruebas.
Loquesignificaquehededarconél.Laadrenalinamecorreporlasvenas.Melevantoyvoyalaentrada.Meto
lamanoenelbolsodeltrabajoysacoelpapelenelqueheapuntadolamatrículadeYury.
Actoseguidovoyalarmariodelcuartodelosgemelosysacounacajadeplásticodelestantemásalto.Ropaqueseleshaquedadopequeña.Revuelvoenellay encuentro el teléfonodeusary tirar.Vuelvo a la salade estar, busco elnúmerodeOmar,sacolabateríademimóvilyhagolallamadaconelteléfonodeprepago.
—SoyVivian—digocuandolocoge—.Necesitounfavor.—Dime.—Necesitoquemebusquesunamatrícula.—Vale.—Vacila,laprimeravezquelohace—.¿Mepuedesdecirporqué?—Hoyhabíaun coche enmi calle.—Laverdad, demomento—.Parado.
Mehaparecido sospechoso.Probablementeno seanada, perohepensadoqueme gustaría comprobarlo.—La mentira me sale con más facilidad de lo queesperaba.
—Sí,claro.Unsegundo.Oigopasosdefondo,me lo imaginoabriendoelportátil,entrandoenuna
basededatosdelBuró,algoquerecaba informaciónde todaspartes, todos losdatosqueexisten.Lamatrículamedaráunnombreyunadirección.Elaliasqueesté usandoYury en EstadosUnidos, si tengo suerte. Y, aunque nome dé sudirecciónactual,almenosobtendréunapista.Algoquebuscar.
—Listo—diceOmar.Le leo el número de la matrícula y escucho cómo va escribiendo en el
teclado. Se produce una pausa larga, seguida demás teclear. Luegome lee elnúmero,mepreguntasiestoyseguradequeesése.Vuelvoamirarelpapel,ledigoquesí.
—Mmm—dice—.Quéraro.Contengolarespiración,esperandoaquecontinúe.—Nuncamehabíapasadoesto.Elcorazónmelatecontantafuerzaquepuedooírlo.—¿Qué?—Noconstaenningunapartequeesamatrículaexista.
Alamañanasiguienteestoysacandounatazadecafédelarmariocuandoveoelvasotérmico.Elmetalrelucienteenlabalda.Mequedohelada.
Esa matrícula era la única pista que tenía para llegar hasta Yury. No sécómoencontrarlo,cómodestruirlaspruebasquepodríanmetermeenlacárcel.
Acerco una mano al vaso, despacio. Lo cojo del estante y lo dejo en laencimera.
Podríahacerlo.Podríallevarellápizdememoriaaltrabajoeintroducirloenelordenador.Comolaotravez.Ytodoestoacabaría.Mattlodijo,Yurylodijo.
«Tepagaremos.Lobastanteparaquetepuedasocupardetushijos,durantemuchotiempo.»MevienealamemorialapromesadeYury.Engranparte,ésefueelmotivoporelquenodelatéaMatt:elmiedodenopodersacaradelantealosniñosyosola,siélnoestaba.Ahorasehaido.YYurymehaofrecidounamaneradehacerlo.
LuegoestánlaspalabrasdeMatt,hacetantotiempo,aqueldía,enelcoche:«Simepasaalgo,hazloquehagafaltaparacuidardelosniños».
«Loquehagafalta.»—Vivian...Mevuelvoyveoamimadre.Nisiquieralaheoídoentrarenlacocina.Me
estámirando,concaradepreocupación.—¿Teencuentrasbien?Miroelvasotérmico,meveoreflejadaenél,laimagendistorsionada.Ésa
nosoyyo,¿verdad?Yosoydistinta.Másfuerte.Meolvidodeélymecentroenmimadre.—Estoybien.
Mesientoamimesaconuncafédelante,enlasuperficieflotanposos.Clavolavistaenlapantalla,enlaqueheabiertouninformedeinteligencia,unoalazar,paraquesialguienmiradélaimpresióndequeestoyleyendo,aunquenoesasí.Intentoconcentrarmeportodoslosmedios.
Tengoqueencontraresaspruebas.Tengoquedestruirlas.Peronosécómo.Omarmirómásbasesdedatosyaunasínodioconlamatrícula.«Vivian,
¿qué está pasando?»,me preguntó. «Debí de apuntarmal el número», le dije.Pero sabía que no había sido así, y el hecho de que la matrícula no estéregistradameaterra.
Por un instanteme planteo coger a los niños y huir, pero no puedo. Losrusossonbuenos:nosencontrarían.
Necesitoquedarmeaquíypelear.
Esanoche,tarde,cuandolosniñosymispadresestándormidos,mequedosolaen la saladeestar, conunprogramade televisiónabsurdopor compañía,paraevitarelpesadosilencioqueseciernesobre lacasacuandonoestáencendida.Un programa de citas, decenas demujeres compitiendo por un único hombre,todasellaslocamenteenamoradas,aunqueniunasolasepadeverdadquiéneselhombre.
El teléfono vibra, bailoteando un tanto en el cojín del sofá, a mi lado.«Matt»,pienso,porqueeselúnicomotivodequelosigateniendoencendidoaestashoras.Sinembargo,enlapantallaponeDESCONOCIDO,enlugardeverseunnúmero.«NoesMatt.»Continúavibrando,unzumbidopersistente.Lequitoelvolumenal televisory locojo,acercándomeloconcuidadoa laoreja,comosifuesealgopeligroso.
—¿Diga?—Vivian—dice esa voz inconfundible, con acento ruso. Seme hace un
nudoenelestómago—.Hapasadootrodíaytodavíanohashecholoquedebeshacer.—Eltonoesamable,familiar.Laverdadesqueresultadesconcertante,yaquelaspalabrassonamenazadoras,acusatorias.
—Hoynohe tenidoocasión—miento,porqueenesemomentodar largasparecelaúnicaopciónposible.
—Ya—responde,unasílabarápidaquedealgúnmodomehacesaberquenomecree—.Bueno,tevoyapasarconalguienque...—haceunapausa,comosibuscaralaspalabrasadecuadas—quizálogreconvencertedequeencuentreslaocasión.
Se oye un clic en la línea, luego otro. Un ruidito. Espero, tensa, y laescucho:eslavozdeMatt.
—Viv,soyyo.Misdedosaprietanconfuerzaelteléfono.—¿Matt?¿Dóndeestás?Unapausa.—EnMoscú.«Moscú.» Imposible.Moscú implica que se ha ido.Que dejó a los niños
solosesedía,sinunprogenitor.Hastaestemomentonohabíasidoconscientedequenomeloacababade
creer.Dequeaúnmeaferrabaa laesperanzadequevolvieraconnosotros,dequenosehubieseido.
—Escucha,tienesquehacerlo.Estoy aturdida. Atónita. «Moscú.» Tengo la sensación de que esto no es
real.
—Piensaenlosniños.«Piensaenlosniños.»¿Cómoseatreveadecireso?—¿Acasolohicistetú?—espeto,mivozendureciéndose.VeoaLuke,soloalamesadelacocina,eldíaqueMattdesapareció.Los
trespequeñosesperandoenrecepciónenelcolegio.Nocontesta.Creoque looigo respirar, opuedeque sea la respiraciónde
Yury,noestoysegura.Yenelsilencionosveoalosdosenlapistadebaileeldíaquenoscasamos,loquemedijoaloído.Yanoséquécreer.
—Tepagarán—afirma—.Lobastanteparaquepuedasdejareltrabajo.—¿Cómo?—inquiero.—Parapasarmástiempoconlosniños.Comosiemprehasquerido.Noesasícomoloquería.Enabsoluto.—Queríaqueestuviéramosjuntos—musito—.Túyyo.Nuestrafamilia.Seproduceotrapausa.—Yotambiénloquería.—Suvozespesada,meimaginolacaraqueestá
poniendo,lafrentefruncida.Losojossemellenandelágrimas,lavistasemenubla.—Por favor,Vivian—pide,y laurgencia, juntocon ladesesperaciónque
perciboensuvoz,hacequesientamiedo—.Hazlopornuestroshijos.
16Sigoconel teléfonopegadoa laorejamuchodespuésdeque la llamadahayaterminado.Alfinallosuelto,lovuelvoadejarenelcojín,amilado,ymequedomirándolo. Las últimas palabras deMatt, su forma de decirlas, el miedo queteñíasuvoz.Algovamal.
Deberíahacerloquemepidenypunto.Sonmuchaspromesas:esloúltimoquetendríaquehacer.Mepagaríanbien.Podríasacaradelantealosniños.Estarparaellos.Sólohedeintroducireselápizdememoriaenesepuerto, lomismoqueyahiceenunaocasión.
Pero no puedo. No puedo ser la responsable de causar daño a nuestrosagentes, a mi país. Y tampoco puedo confiar en que sean sinceros, en quedespuésnomepidanotracosasiemprequesurjalaoportunidad.
Sesuponequedebosentirquenotengoelección.Queestoysolayquenosoylobastantefuerteparahacerestopormicuenta.
Peroseequivocan:síquetengoelección.Ycuandosetratademishijos,soymásfuertedeloquepiensan.
Estabaembarazadadeveintesemanasexactamentecuandorecibílallamada.Almóvil, alvolver a casadel trabajo.Unnúmero local: con todaprobabilidad laconsulta del ginecólogo. Me habían hecho otra ecografía esa mañana: lamorfológica,laquellevabasemanasconganasdequemehicieran.
Enelasientodealladoteníaunalargaristradefotosborrosasenblancoynegro.Carasqueporfinparecíannítidas,brazosypiernas,ydeditosdepiesymanos minúsculos. El ecografista captó a uno de ellos sonriendo; al otrochupándoseunpulgar.MemoríadeganasdeenseñárseloaMatt.
Y el sobre. Liso, blanco, con la palabra «sexo» escrita delante. Cerrado,para que no pudiera echarle un vistazo, porque nome fiaba demímisma.Loabriríamoscuandollegaraacasa:todosjuntos,Matt,losniñosyyo.
—¿Diga?—pregunté.
—¿Señora Miller? —oí decir a una voz que no reconocía. No era larecepcionista, laque llamabaparaasuntos rutinarioscomoéste,paradecirquetodoibabien.
Apretéconfuerzaelvolante.Teníalavagasensacióndequedebíaparar.Dequefueraloquefueseesto,noibaaquereroírlo.Casihabíaempezadoacreerquetodoibaasalirbien,incluso.
—Sí...—conseguídecir.—SoyladoctoraJohnson,decardiologíapediátrica.Cardiologíapediátrica.Fuecomosisobremícayeraunpeso,pesadoamás
nopoder.Esedíahabíanhechounecocardiogramafetal,despuésdelapruebadeultrasonido. «No se preocupe—medijo la enfermera cuandome acompañabaporelvestíbulo—.Cuandohaygemelosavecesquierenverlotodomejor.»Ylacreí. Creí que no debía preocuparme. Creí que los ecografistas sólo estabansiendoreservados,quenolesestabapermitidodecirmenada,quetodoibabien.
—Unodelosfetosnopresentaanomalías.—LavozdeladoctoraJohnsonerapesada.
«Unodelosfetos.—Unaideavagamemartilleabauntantolamente—:Loquesignificaqueelotrosí.»
—Vale—repuse,mivozpocomásqueunsusurro.—SeñoraMiller,nohayunamanerafácildedeciresto.Elotropresentauna
cardiopatíacongénitagrave.Norecuerdohaberparado,perolosiguientequesupefuequeestabaenel
arcén,conlaslucesdeemergenciapuestas,loscochespasandoatodavelocidadamiizquierda.Fuecomosimehubieranpegadounpuñetazoenelestómago.
Ladoctorahablabayhablaba,yretazosdeloquedecíacobrabansentido,me llegaban al cerebro: «... válvula pulmonar..., cianosis..., dificultad alrespirar...,cirugíainmediata...,dichoeso,hayopciones...,sideciden...,dosfetosvarones...,abortoselectivo...».
«Dosfetosvarones.»Esofueloquesemequedógrabado:erandosniños.Noharíafaltaquenosapiñáramosalrededordelsobre,LukeyBellanolanzaríangritosdeentusiasmo.Claroquede todas formasno loshabrían lanzado. ¿Quéimportanciateníaelsexoconunanoticiaasí?
—¿SeñoraMiller?¿Sigueahí?—Mmm.—Elcerebromeibaatodavelocidad:¿tendríalamismavidaque
losotrosniños?¿Podríacorrer,hacerdeporte?Esmás,¿sobreviviría?—Sé que es una noticia dura. Sobre todo para recibirla por teléfono.Me
gustaría concertar una cita lo antes posible. Puede venir a vernos, podemosbarajarlasopciones...
«Lasopciones.»Mirélasfotosqueteníaallado,lasonrisaenlacaradeuno
delosniños,elotroconelpulgarenlaboca.Cerrélosojosylosvimoviéndoseenlapantalladelecógrafo.Escuchéelsonidodeuncorazón,¡pum,pum!,¡pum,pum!,ydelotro,¡pum,pum,pum!Despuésmepuseunamanoenlabarrigaynotéquesemovían,losdosahídentro,buscandoespacio.
Nohabíaopciones.Estabahablandodemihijo.—¿SeñoraMiller?—Lovoyatener.Se hizo una pausa, breve, pero lo bastante larga para que percibiera la
crítica.—Bien,enesecaso,seríabuenaideaquenossentáramosparahablardelas
expectativas...Laodié.Odiéaesamujer.Supe,acienciacierta,quemeaseguraríadeque
cada cita que tuviese a partir de esemomento fuese con otra persona, no conella.Estabahablandodemihijo,yesehijodesarrollaríatodosupotencial.Yolomantendríaasalvo,ledaríafuerza.Loharía,pasaraloquepasase.
La voz de la doctora se coló en mis pensamientos: «... una serie deoperacionesenelfuturo...,posibleretrasoeneldesarrollo...».
Fuecomosimegolpearandenuevo.Operaciones.Tratamiento.Paratodoesoharía faltadinero.Unsueldoestable,que fueraenaumento.Haría faltaunbuen seguromédico, como el queme proporcionabami empleo. No uno quetuviéramosquepagardenuestrobolsillo,esonosarruinaría,ynorecibiríamoslamismaatenciónmédica.
Elplandequedarmeencasaconlosniñossefuealgarete,así,sinmás.Peroharíaloquefueranecesario.Estábamoshablandodemihijo.
Continúo mirando el teléfono, a mi lado, en el cojín del sofá. En mi cabezaempiezaatomarformaunplan.
Podríafuncionaropodríaestallarmedemaneraespectacularenlacara.Sinembargo,ahoramismono tengootraopción.NecesitodarconYury.Ypor fintengootrapista.
Saco la batería del móvil y cojo el de prepago. Marco un número,sosteniéndolocontralaoreja,oigoqueOmarlocoge.
—Tengoquehablarcontigo—susurro—.Enprivado.Instantesdespuéslooigodecir:—Vale.—¿Quétepareceenelestanquereflectante?¿Mañanaporlamañanaalas
nueve?—Perfecto.
Hagounapausa.—Túyyosolos,¿vale?Misojosdescansanenunafotoquehayenlarepisadelachimenea,Matty
yoennuestraboda.OigolarespiracióndeOmar.—Deacuerdo—contesta.
Llego antes que él, me siento en un banco cerca del centro del estanque. Elparque está tranquilo; los árboles, inmóviles. El aire es fresco, pero preludiacalor.Los turistas se arremolinan cerca delmonumento aLincoln, puntitos decolor, pero esta parte del parque está desierta, a excepción de alguna que otrapersonaquehasalidoacorrer.
En el estanquehay tres patos, formandounapequeña línea recta, el aguaondulándoseasualrededor.Quéagradableseríaestaraquíconlosniños,tirandotrocitosdepanalagua,viendoalospatosabalanzarsehaciaellosycomérselos.
NoveoaOmarhastaquelotengoallado.Sesientaenelotroextremodelbanco, nomemira, y por unmomento es como si estuviera en una película,comosinadadeestofuerareal.Luegomemira.
—Hola.—Hola.—Lomirouninstantealosojos.Enellosobservoalgún recelo, aunquenocomohaceunosmeses, cuando
logramos entrar en el ordenador deYury.Miro al frente, al agua.Uno de lospatossehaseparado,sehadadolavueltahaciaelotrolado.
—¿Quéestápasando,Vivian?¿Porquéhemosquedadoaquí?Ledoyvueltasalaalianzaeneldedo.Unavez,dos,tres.Noquierohacer
esto.—Necesitoquemeayudes.Nodicenada.Loheasustado.Estonosaldrábien.Tragosaliva.—Necesito que localices una llamada.Que averigües todo lo que puedas
delnúmero.Trasuninstantedevacilación,contesta:—Vale.Meaclarolagarganta.Existeunriesgo.Nosésiestoesloquedebohacer.
Loquesíséesqueesloúnicoquesemehaocurrido,laúnicamaneraquetengodedarconYury.Yéleslaúnicapersonaalaquepuedorecurrir.
—La hicieron a mi teléfono, la otra noche. El número era desconocido.DesdeRusia.
Abreuntantolabocaylacierradeprisa.
—Puedohablarconmijefe...—No.Nopuedesdecírseloanadie.Suexpresiónsevuelvesombría.Enarcaunaceja.Veolapreguntareflejada
ensucara,sinnecesidaddequediganada.Notoqueelsudormeperlalafrente.—¿RecuerdasquedijistequehayuntopoenelCIC?Puestambiénhayun
topo en tu departamento. LaAgencia lo está investigando.—Procuro parecerfranca,sincera.Omarsabeverlasmentiras.Nolepuedodarningunamuestradeello.
Desvíalamiradayseremueveenelbanco,atodaslucesintranquilo.—Ereslaúnicapersonadelaquemefío.Estodebequedarentrenosotros
dos.Miraal frente,alestanque. Igualqueyo.Lospatosvuelvena formaruna
línearecta,ahoralejosdenosotros,moviéndosedeprisa.—Lo queme pides que haga, localizar una llamada que te han hecho al
móvil,sindejarconstanciadeello,esilegal.—Necesitoayuda.Noséaquiénmásacudir.Seniega.—Tienesquecontarmemás.—Losé.Soyconscientedequeleestoydandovueltaseneldedootravezamianillo
decasada.Séqueloqueestoyapuntodehacerestámal.VuelvoaescucharaMatt, las palabras de hace tanto tiempo. «Lo que haga falta. Tendrías queolvidarmeyhacerlo,sinmás.»
—Eslacéluladeagentesencubiertos.Creoqueestoyapuntodedestaparla.—¡¿Cómo?!—exclama.—Hayalguienimplicado.—Vacilo—.Alguienqueesimportanteparamí.—¿Quién?—Susojosescudriñanlosmíos.Niegoconlacabeza.—Primero necesito estar segura. No estoy preparada para hablar de ello.
Aúnno.—«Nohastaquehayadestruidocualquiercosaquepuedanutilizarparachantajearme.»
Unamujerseacercacorriendoporelsendero,conunospantalonescortosdeunrosavivoyauricularesenlasorejas.Lavemospasar,suspasosgolpeandoelsuelodetierraantenosotros,despuésperdiéndoseenladistancia.Despuésmevuelvohaciaél.
—Telocontarétodo,teloprometo.Peroprimerodejaquelleguealfondodelasunto.
Omar se pasa una mano por el pelo, y al levantar el brazo veo la parte
inferiordelafundadelapistola,leasomaporlacamisa.Mequedomirándola.—Nopuedopermitirquehagasestosola—asegura.Lomiroalacaraylededicomimiradamássincera, intentandocanalizar
todamidesesperación.—Porfavor.—Noselocontaréanadie.Loharemostúyyosolos,Viv.Podemos...—No.—Hagounapausa—.Escucha,somosamigos.Poresoheacudidoa
ti.Dijistequesialgunaveznecesitabaayuda...Sevuelveapasar lamanoporelpelo.Meobservaduranteunbuen rato,
con vehemencia y preocupación al mismo tiempo. Lo va a hacer, seguro. Lotienequehacer.
Vacila.Demasiadotiempo,comosifueraadecirmequeno.Necesitoprobarconotra cosa.Algoque le importe lobastante comopara infringir lasnormaspor mí. Recuerdo la conversación quemantuvimos en el ascensor, hace unosmeses.«HayuntopoenelCIC.»
«Sitienesalgúnproblema,yasabesdóndeestoy.»Semehaceunnudoenlagarganta.—Tenías razón con lo del topo en elCIC.—Tengo que prometerle algo.
Necesitoganartiempo—.Sabrémássimelocalizasestenúmero.—¿El número está relacionado con el topo? ¿Y con la célula de agentes
encubiertos?Asiento.Susojosescudriñanlosmíos,yveoelentusiasmo,laavidez.Lehe
puesto una zanahoria delante, y la quiere. La quiere lo bastante para hacercualquiercosa,enseguida.
—Sólodameunpocodetiempo—pido.Expulsaelaire.—Veréquépuedohacer.
Vaa investigarelnúmeroporsucuenta.Séque lohará,nomecabe lamenorduda.Hepuesto algo enmarcha, he iniciadoun cronómetro quemepermitirálocalizaraYuryantesdequeelBurócaigasobreél.Sólonecesitoconseguiresaspruebasantesqueellos.
PuedequeacudiraOmarhayasidounaequivocación,peromeencuentroen una situación insostenible. Esa llamada es la única pista real que tengo,necesitoexprimirla.
De vuelta en la oficina, me quedo mirando el teléfono, esperando quesuene.Mesorprendohaciéndoloymeobligoavolverdenuevoconlacarpetadeposibles líderes, esa que he conseguido que abulte un pocomenos, peromuy
poco.Cadavezquesuenaunteléfonopegounrespingo,peronuncaeselmío.Intento imaginar lo que estará haciendo Omar, rezo para que no se lo estécontandoasussuperiores,paraqueellosnollamena losmíos,porquealguienmeharía hablar, alguien localizaría aYurypor su cuenta, ¿yqué sería demí?Acabaríaenlacárcel.
Otrallamada,éstaporfinmía.Tengolamanoenelaparato,locojocuandonisiquierahaterminadodesonarelprimertimbre.
—¿Diga?—Tengo lo que necesitas —dice Omar—. ¿En O’Neill’s dentro de una
hora?—Ahíestaré.
Entro enO’Neill’s sesentaminutos después, puntual. Suenan unas campanitascuandoseabrelapuerta,peronadiemira.Lacamareraestáapoyadaenlabarra,escribiendo un mensaje en el móvil con los pulgares. Hay un hombre solosentadoenelcentrodelbar, inclinadosobreunvasoconun líquidoambarino.Juntoalaventanadelanterahayunapareja,hablando.
Sigo andando, dejando que mis ojos se acostumbren a la penumbra.Escudriño el bar, neones de cerveza, matrículas antiguas y recuerdos de otradécada,yloveoalfondo,soloenunamesaparados,mirándome.
Meacercoymesientoenfrente.Tieneunvasodelante.Algotransparente,conburbujas.Tónica,quizá,oaguacongas.Nolevamuchoelalcohol.Ydesdeluegonoesdelosquebebencuandoestántrabajando.
Me dirige unamirada serena, difícil de interpretar.Aunque creo que haydesconfianza. Aprieto las manos en el regazo. Espero que esto no sea unatrampa. ¿Le habrá contado a alguien del Buró la conversación que hemosmantenido?
—¿Quéhasencontrado?—pregunto.Memiraunbuenrato,sindecirnada.Despuésmetelamanoenunmaletín
quetienealospies,sacaunpapeldobladoendosylodejadelantedeél,enlamesa.Veoquehayunnúmerodeteléfono,escritoamano,elcódigodeáreadelaciudad.
—Unteléfonodeprepago—cuenta,locualnomesorprende,aunquesímellevounapequeñadecepción—.Sinhistorialdellamadas.
Asiento.«Porfavor,quehayaalgo.Algoquepuedautilizar.»—Compradoaquí, en la ciudad,haceuna semana.CellphonesPlus, en el
noroeste.Enlatiendanohaycámarasdeseguridad,losregistrossonirregulares,como mínimo. Nunca hemos tenido suerte cuando hemos intentado localizar
teléfonosdeusarytirarquesehayanvendidoenesesitio.Notoquemevoydesinflando,laesperanzameabandona.¿Cómosesupone
quevoyadarconYuryconesto?Omarmeobserva,conunaexpresiónquenopuedodescifrar.Despuésme
pasa el papel por la mesa. Lo cojo, lo desdoblo. Hay un mapa, una secciónseñaladaenrojo.Miroamiamigo.
—Lallamadaserealizóahí,segúnlatorredetelefoníaquesonó.Miroelpapeldenuevo,examinoelmapaconmásatención.Elnoroestede
Washington.Unradiodeunasdocemanzanas.Yuryestabacerca.MirodenuevoaOmar.
—Gracias.Élmemirafijamenteysuspira.—¿Quévasahacerconesto?¿Porquénomedejasayudarte?—Dijiste queme darías tiempo—le recuerdo—.Por favor, tú sólo dame
algodetiempo.Asienteligerísimamente,ungestoresignado,sindejardemirarme.—Tencuidado,Vivian.—Lotendré.—Dobloelpapelendosy lovuelvoadoblar, lometoenel
bolsodeltrabajo,quetengoalospies,yapartolasilla,poniéndomedepieparairme—.Graciasunavezmás,deveras.
Él se queda sentado, observándome. Me echo el bolso al hombro y mevuelvo,y,cuandoestoyapuntodedarunpaso,suvozhacequemedetenga.
—Unacosamás—añade—.Delallamada.—Medoylavuelta,yélniegaconbrío—.NolahicierondesdeRusia.
17Mesuboalcocheyvoyacasaaturdida.Conduzcocomolotengoquehacer—voy por el camino adecuado, me paro en los semáforos en rojo, pongo elintermitente—, pero lo hago como una autómata. Todo a mi alrededor sedesdibuja.
NollamarondesdeRusia.LoquesignificaqueMattnoestáenMoscú,sinoen el noroeste deWashington, en ese barrio señalado en rojo.ConYury. Pero¿porqué?
¿Y por qué me mintió? Algo va mal. El miedo me acecha, intentandoabrirsecamino.
Cuandollegoacasa,mimadreestáenlacocina,alosfogones.ElsitiodeMatt.Llevamidelantal,elquetengodesdehaceaños,queporlogeneralestáenuncajón,intacto.Losoloresqueinundanlacocinamedevuelvenalainfancia:pastel de carne, el que lleva haciendo desde que yo era pequeña, y puré depatatas,deldeverdad,conunmontóndemantequilla.Nocomoelquecomproyo, precocinado, de microondas. Hay algo sumamente familiar en ello,sumamentereconfortante.
Lasaludo,doyunabrazoalosniños.Meobligoasonreír,asientocuandodeboasentir,formulolaspreguntasadecuadas:«¿Quétalelcolegio?¿Cómosehanportadohoylosgemelos?».Estoyahí,perosólodecuerpo.Micerebroestáconesepequeñorecuadrorojo.Mattseencuentraallí,enalgunaparte.
MipadreocupaelsitiodeMattenlacena.Semehaceraroverloahí,comosiestuvierafueradelugar.MimadreseacomodaaduraspenasalotroladodeBella.Demasiadagentealamesa,peronoslasapañamos.
PorlacabezasemepasanimágenesdeMatt.Atadoenalgunaparte,conunarma apuntándolo mientras hablaba por teléfono y me decía que estaba enMoscú. Porque ésa es la explicación, digo yo. La única que tiene sentido, laúnicarazónporlaquementiríaasí.Miroelpasteldecarne,heperdidoelapetito.Entonces¿cómoesquenoestoyaterrada?¿Nodeberíaestarlo?
Mimadrelespreguntaalosniñosquétalleshaidoeldía,intentandollevar
la conversación, intentando llenar cualquier silencio con palabras, connormalidad.Mipadreestácortandoelpasteldecarneentrocitospequeñosparalosgemelos,queselosmetenenlabocaapuñados,alamismavelocidadalaquelosparteél.
Bella contesta sus preguntas, parloteando alegremente, pero Luke estácallado,mirandoelplato,moviendolacomidaconeltenedor.Noparticipaenlaconversación, no come.Ojalá pudiera evitar este dolor.Ojalá pudiera traer devuelta a su padre, hacer que todo fuera normal de nuevo. Traer de vuelta susonrisa.
Bellaseponeacontaralgoquehapasadoenelrecreo,cuandojugabanalpillapilla.Lamiroydigo loque tengoquedecircuando tengoquedecirlo, laspequeñasfrasesquelehacenpensarquelaestoyescuchando,quehacenquelaniñasigahablando,peromientrastantonoparodemiraraLuke.Enunmomentodado,levantolavistayveoquemimadremeobserva,concaradepreocupación.PorLuke,pormí,nolosé.Lamiroalosojosysostengosumiradauninstante.Y sé que le gustaría evitarme el dolor igual que amímegustaría evitárselo aLuke.
Esa noche, más tarde, tres de los cuatro niños están abajo y yo estoyarropandoaLuke.Mesientoenelbordedesucamayveoquesehametidoconsu viejo osito de peluche. Está hecho polvo, el relleno se le sale por undescosido, donde la oreja se une a la cabeza. Antes siempre andaba con él acuestasporlacasa,lollevabaalcolegioparadormirlasiestaconélylometíatodaslasnochesenlacama.Hacíaañosquenoloveía.
—Dimeenquéestáspensando,cariño—lepido,intentandodarconeltonocorrecto:suave,dulce.
Él abraza conmás fuerza al oso. Tiene los ojos abiertos en la oscuridad,grandes,castañoseinteligentes,comolosdeMatt.
—Séqueteresultadifícilquepapánoesté—empiezo.Notoquedoypalosdeciego.¿Cómosesuponequevoyahacerquesesientamejorcuandonoséquédecir?Nolepuedoasegurarquesupadrevaavolver,nolepuedodecirquevaallamar,ydesdeluegonolepuedocontarlaverdad—.Notienenadaquevercontigo,nicontushermanos—aseguro,yactoseguidomearrepientodehaberlodicho.¿Porquélohedicho?Sinembargo,¿noesloquedicenquehayquehacercuandounodelospadressemarcha?¿Asegurarlesalosniñosquenoesculpasuya?
Aprieta los ojos y se le escapa una lágrima. El mentón le tiembla. Estáhaciendo un esfuerzo supremo por ser fuerte. Le acaricio lamejilla, deseandocontodamialmapoderevitarleesedoloryasumirloyo.
—¿Es eso? —pregunto—. ¿Te preocupa que papá se haya ido por ti?
Porqueesonoeslo...Niegafirme.Sesorbelanariz.—Entonces¿quées,cariño?¿Essóloqueestástriste?Abrelaboca,muypoco,ylabarbillaletiemblamás.—Quieroquevuelva—susurra.Ymáslágrimasleruedanporlasmejillas.—Losé,cariño,losé.—Verloasímerompeelcorazón.—Dijoquemeprotegería.—Suvozestanbajaquedudodesiheoídobien.—¿Queteprotegería?—Deesehombre.Laspalabrasmeparalizan.Elmiedohacequemequedehelada.—¿Quéhombre?—Elquefuealcolegio.—¿Fueunhombreatucolegio?—Notounmartilleoenlosoídos,lasangre
corriéndomeconfuerzaporlasvenas—.¿Hablócontigo?Elpequeñoasiente.—¿Quédijo?Pestañea deprisa, y a sus ojos asoma una expresión sobria, como si
estuvierahaciendomemoria.Recordandoalgodesagradable.—¿Quédijoesehombre,cariño?—Sabíacómomellamaba.Dijo:«Dalerecuerdosatumadredemiparte».
—Vuelveasorberselanariz—.Fueraro.Hablabararo.Conacentoruso,sinduda.—¿Porquénomelodijiste,cariño?Parecepreocupado,asustado,comosihubierahechoalgomal.—Selodijeapapá.Juroqueelcorazónsemedetieneduranteunsegundo.—¿Cuándopasóesto?¿Cuándoselodijisteapapá?Separaapensarunmomento.—Eldíaantesdequesefuera.
Despuésdequenacieranlosgemelos,Mattyyotardamoscincomesesensalirdecasajuntos,solosélyyo.MispadresvinierondeCharlottesvilleapasarelfinde semana. Por fin teníamos una rutina nocturna: los gemelos dormían en suscunas, casi de un tirón por la noche, no se despertaban hasta medianocheaproximadamente.Todoapuntabaaquemispadrespodríanmantener el fuerteesavelada.
Mattdijoquehabíahechoplanes,yyoestabaencantadadedejarmellevar,conganasdequemedieraunasorpresa.Creíaquehabíareservadomesaenel
restaurante italiano nuevoque yo tenía ganas de probar, el que era demasiadoíntimoparallevaralosniños.
No me iba a decir adónde íbamos. A mí me pareció todo un detalle,divertido,megustabaquememantuvieraenvilo.Esdecir,hastaquellegamosalsitioencuestiónymedicuentadecuáleraelverdaderomotivo:sabíaquesimehubieracontadoadóndeíbamos,mehabríanegado.
—¿Una galería de tiro?—pregunté,mirando el letrero de la fachada, unalmacéngrandeyfeo,elaparcamientoconelsuelodetierrallenodecamionetas.FueconelCorollahaciaunhueco,dandosacudidas,sincontestarme—.¿Éstaeslasorpresaquemeteníaspreparada?
Odiabalasarmas.Élsabíaqueodiabalasarmas.Siemprehabíanformadopartedemivida:mipadreeraagentedepolicía,llevabaunarmaadiario,ymehabía pasado todos los días de mi infancia preocupada por que recibiera unbalazo.Cuandosejubiló,siguióllevándola.Erauntemaespinosoentrenosotros:yonoqueríaqueenmicasahubieraarmas,yélnoqueríasepararsedelasuya,asíquehicimosuntrato:podríatraerelarmacuandovinieraavernossi—ysólosi—estabadescargadaydentrodeunestuchecerradoentodomomento.
—Tienesquepracticar—afirmóMatt.—No.Habíallegadoadominarloensudía,durantelosprimerosañosquepaséen
la Agencia, cuando quería marcar todas las casillas, estar preparada paracualquiermisión.Sinembargo,dejéquelalicenciacaducara.Estabaencantadadelavidaconmitrabajosedentario,cercadecasa.Hacíaañosquenotocabaunarma.
Aparcóelcocheysevolvióhaciamí.—Tienesquehacerlo.Notéqueempezabaaenfadarme.Loquemenosmeapetecíadelmundoen
esemomentoeradisparar.Noeraasícomopensabapasarlanoche.Yéltendríaquehaberlosabido.
—Nopiensohaceresto.Noquiero.—Esimportanteparamí.—Medirigióunamiradasuplicante.Oíunecodedisparoseneledificio,yelsonidomepusolacarnedegallina.—¿Porqué?—Portutrabajo.—¿Pormitrabajo?—Nopodíaestarmásconfusa—.Soyanalista.Mepaso
eldíasentadaenunasilla.—Esnecesarioqueestéspreparada.Paraentoncesyaestabaexasperada.—¿Porqué?
—Porlosrusos.Elarrebatomedejóatónita.Nosabíaquédecir.—Aver,estás trabajandoconRusia,¿no?—preguntó,suavizandoel tono
—.¿Ysialgúndíavanaporti?Vi que estaba preocupado. Nunca había sido consciente de que le
preocupabamiseguridad.—Pero¡quédices!No...—Oaporlosniños—dijo,interrumpiéndome—.¿Ysivanaporlosniños?Me entraron ganas de argumentar, de soltarle que no sabía lo que estaba
diciendo,quelosrusosnoiríanaporunanalista,nodeesamanera.Quedesdeluegonoiríanapornuestroshijos.¿Deverdadpensabaqueyotendríauntrabajoquepusieraenpeligroanuestroshijos?Sinembargo,algoensuexpresiónmeloimpidió,hizoquemequedarasinargumentos.
—Porfavor,Viv—pidiódenuevo,conesamiradasuplicante.Eraimportanteparaél,algoquelepreocupaba,algoquenecesitaba.—Estábien—accedí—.Estábien,practicaré.
SihayalgodeMattdeloqueestoyseguraesdequequiereanuestroshijos.
En el fondo demi corazón creo que tambiénme quiere amí. Puede quealberguealgunaduda:despuésdetodoyoerasuobjetivo.Pero¿losniños?Estoyabsolutamenteconvencidadequelosquiere.Suformademirarlos,deactuarconellos:todoesoesreal.Poresomecuestatantocreerquesehayaido,quedejaraqueLukevolvierasoloacasadesdelaparadadelautobús,quedejaraalosotrostresesperandoenlaguardería.
Yésaeslarazónporlaqueahorameresulteimposiblecreerlo.PorquesisupoquealguienhabíametidoaLukeenesto,nohabríasalidocorriendo,nonoshabríadejado,deningunamanera.
Habríaidodetrásdelqueabordóanuestrohijo.Esanoche,tarde,cuandolacasaestáensilencio,bajolaescalerasinhacer
ruidoyechounvistazoalrincóndelsalóndondeduermenmispadres,enelsofácama.Mipadreroncaconsuavidad,yveoqueelpechodemimadresubeybaja.Meacercoconcuidadoalladoenelqueduermemipadre:hayunllaveroenlamesita.Locojo.
Losronquidoscontinúan,sininterrupción.Mirodesoslayoamimadre,veoque el pecho le sigue subiendo y bajando a un ritmo regular.Me acerco a suequipaje,contralapared,yabrolamaletamásgrande.Sacoalgunasprendasderopadobladaymepongoarevolverhastaqueloveo:elestuchedelarma,enelfondo.
Losacoconcuidado.Agarrolallavemáspequeñadelllavero,laintroduzcoen la cerradura y la hagogirar, escucho el clic quehace al abrirse.Mequedoquietaymiro amispadres: duermen.Abro el estuchey saco el arma, la notoligeraysinembargopesadaa lavez.Cojo loscargadores, lacajadebalas.Lopongotodoenlaalfombra,cierroelestucheconllaveyloguardoenlamaleta,donde estaba, con la ropa encima. El trato es quemi padre no puede tocar elarmamientrasestéenmicasa:nisiquierasabráquenoestá.
Dejo las llaves en la mesita, tratando de no hacer ruido. Me meto loscargadoresylacajadebalasenlosbolsillosdelalbornozysalgodelasalaensilencio,igualqueheentrado,empuñandolapistolaconfuerza.
18Esanochepermanezcodespiertaconelarmaenlamesilladenoche,amilado.La miro en la oscuridad. Todo esto es surrealista. Ahora los niños estánimplicados.Puedequenohayasidounaamenazaexplícita,peroelsignificadoquedaclaro:utilizaránamishijosparaejercerinfluenciaenmí.Yesolocambiatodo.
No puedo dejar de pensar en el día que fuimos a la galería de tiro.Mattqueríaquepracticara.Ymencionódeformaespecíficaa los rusos.Escomosisupieraqueestedíapodíallegar,comosisupieraquedebíaestarpreparada.
Metumbodelado,deespaldasalarma,haciadondedeberíaestarMatt.Lacamapareceespecialmentevacíahoy,especialmentefría.
Alfinalmelevanto.Micerebroseniegaadesconectar,adejarmedormir.Camino por la casa, silenciosa. Echo un vistazo a los niños, compruebo lascerraduras de las puertas y las ventanas, por tercera vez esa noche. Voy alrecibidor,sacoelpapeldobladodelbolsodeltrabajo.Lollevoalasaladeestar,dondesuelenjugarlosniños,dondehatranscurridotantotiempodenuestravida.Me siento en el sofá y lo desdoblo, me quedo mirando el mapa, el recuadroseñaladoenrojo.
Yury está ahí, en alguna parte. El hombre que abordó a mi hijo, que loasustó.YMatttambiénestáahí.Lehapasadoalgo.Estáenunapuro.
Miro las calles, sudisposición.Veoque la demi antiguo apartamento, lacalle en la que nos conocimos, entra dentro del recuadro rojo. ¿Cómo hemospodido llegar a esto? ¿Quiénhabría pensado, hacediez años, queunbuendíaestaríamosasí,chantajeadosporlosrusos,apuntodeperderlotodo?
Entro en la cocina y dejo el mapa en la encimera. Enciendo la cafetera,escuchoelruidoquehaceelaguaalcalentarse,elborboteodelcaféalsalir.Sacodelarmariounatazayveoelvasotérmico.Dudo,duranteuninstante,ycierrolapuerta.
Conelcafélistoylatazaenlamano,vuelvoalaencimera,mirounavezmáselmapa.Hacetiempocaminábamosporesascalles.Mattyyo.Estáahí,en
algunaparte.Sóloquenosécómoencontrarlo.Noséquéhacer.Terminoelcaféypongolatazaenelfregadero.Luegocojoelvigilabebés
de la encimera,me lo llevo arriba y lo dejo en el lavamanos.Memeto en laducha, cierro los ojos y dejo queme caiga encima el agua caliente, el vaporascendiendoamialrededor,hastaqueelaireestandensoycalientequecasinopuedover,casinopuedorespirar.—Noquieroquenadie, salvo laspersonasdecontactoencasodeemergencia,recojaamishijos—informoaladirectoradelaguarderíaalamañanasiguiente,temprano.
Llevo a Bella cogida de la manita, con fuerza, tanto que se ha quejadocuando hemos ido corriendo desde el aparcamiento. De la otra mano llevo aLuke.«Mepuedoquedarenelcoche»,hafarfullado,peroyonohequeridonioírlo.Esamañanano.
—Esdecir,mispadresymivecinaJane.Sumiradabajademisojerasamimanoizquierda.—Sitienequeverconlacustodia,necesitaremosqueuntribunal...—Mimarido y yo y las personas de contacto en caso de emergencia—
repito, apretando con más fuerza si cabe la mano de mis hijos—. Si alguienviene,pídalequeseidentifiqueyllámemeinmediatamente.—Apuntoelnúmerodelmóvildeprepagoylededicolamásglacialdelasmiradas—.Nadiemás.
Llevo a Luke al colegio, y se muestra hosco, porque quiere coger elautobús.Miroalolargodelavalla,alacallellenadeárboles,ylohagoentraren el edificio a toda prisa, pasándole un brazo por los hombros. Cuandollegamosalapuertadesuclase,meagachoparamirarloalacara.
—Silovuelvesaver,llámameinmediatamente—lepido.Ledoyunpapelconelnúmerodelteléfonodeprepago.Duranteuninstante
loveopreocupado,yenesemomento tienemenosaños,vuelvea serminiñopequeño, y no lo puedo proteger. La desesperaciónme invade cuando abre lapuertadesuclase.
Encuanto lapuertasecierra,medirijohaciaeldespachodeldirector.LecuentoqueaLukeloabordóundesconocidoenelrecintodelcolegio,yempleotodalarabiaylaindignaciónquesoycapazdereunir.Estoyseguradequeestáacostumbrado a aguantar salidas de tono así, de otros padres.Abremucho losojosypalidece.Actoseguido,seapresuraaprometerquepondrámásseguridadenelperímetrodelcolegioyparaelpropioLuke.
Me sumo al tráfico matutino, empiezo el trayecto habitual, el lento y
mecánicocaminohaciaelcentro.Yloodio,porquedeberíaestarconlosniños.Sinembargo,nopuedotenerlosmetidosencasaconmigosiempre,ynopuedoestarenelcolegioyenlaguarderíayeneltrabajoalmismotiempo.
Elcocheavanzalentamente,cadavezmáscercadeunaseñaldesalida.Laquesolíatomarparairamiantiguoapartamento,laquellevaalapartenoroestede la ciudad.Miro el desvío; el carril, despejado.Y cuando estoy lo bastantecerca,giroelvolanteyacelero.Yuryestáahí,enalgunaparte.YMatttambién.
Lasalidaconducehastaunascallesquemesonconocidas.Serpenteoporellas,conelrecuadrorojoenmente,continúohastahallarmedentrodeél.Misojosescudriñan lascalles,buscandoel cochedeMattyeldeYury.Mequedocon todosycadaunode los sedanesnegrosqueveo, compruebo lamatrícula.Ningunacoincide.
Al final aparco en paralelo en una calle tranquila y echo a andar.Con elbolsoalhombro,elarmametidaenunneceserdemaquillajeconcremalleraenelfondo.Esmuyprontoyyahacecalor.Uncaloragradable.Laclasedemañanaenlaquehabríamossalidoalacallecuandovivíamosenestapartedelaciudad,habríamosidoatomarcaféoadesayunar,aesepequeñocafédelaesquinaquetantonosgustaba.
Los recuerdos me asaltan: Matt y yo en esos primeros días, esos díassumamentefelices,sincomplicaciones.Pasopordelantedemiantiguoedificio,meparoenlamismapartedelacalleenlaquemetopéconél,hacetantosaños.Meveocargadaconlacaja,chocandocontraél.Casiveolasmanchasdecaféenel hormigón, la sonrisa queme dedicó. ¿Cambiaría el pasado si pudiera? ¿DeformaquenohubieseconocidoaMatt?Escomosimeestrujaranconfuerzaelcorazón.Niegoconlacabezaysigoandando.
Llegoalaesquinadondeestabalasiguientevezquelovi.Lalibreríacerróhacetiempo,ahorahayunaboutique.Aunasí,mequedomirándola,imaginandoque es la librería y que Matt está a la puerta, con un libro en la mano. Lassensacionesquemeprovocó,entusiasmoyalivio.Ahoraestristeza,sólosientotristeza.
Ylacafetería,enlaquenossentábamosalamesadelfondo,hablandohastaqueelcafésenosquedabafrío.Elrestauranteitaliano,ahoraunsitiodekebabs,dondecenamoslaprimeravez.Escomosiestuvieradeambulandopormivida,yesunasensaciónextraña,porquesonlosmomentosquehanhechoqueseaquiensoy,quemehantraídohastadondeestoyhoy,yningunodeelloserareal.
Entonces,más adelante, descubro el edificio del banco, el que está en laesquina,coneltejadoenformadecúpula.Meinvadeunasensacióndeahogoalverlo,elsolarrancandodestellosalabóveda.Nuncameparéamiraresesitio,nuncasupequeMatt ibaallíconregularidad,parareunirseconlapersonaa la
queyoqueríaencontrar,para loque trabajabadíasí,día también,mientras losniñosestabanenlaguardería.
Me acerco, doy con el jardincito que hay a la vuelta, una plazoleta concésped, árboles y cuidados parterres, y dos bancos demadera oscura y hierroforjado.Miroeldeladerecha,elquehayfrentealapuerta.IntentoimaginaraMattsentadoallí.AYuryhaciendolomismo.
Me siento en él y echo un vistazo, veo lo que debía de verMatt, lo quetambiénveríaYury.Eljardínestádesierto,tranquilo.Depronto,meacuerdodelacarainteriordelbanco,elsitioenelqueYuryledejóel lápizdememoriaaMatt.Metolamanodebajoypalpo,peronohaynada.
Mesitúoenelotroextremodelbancoytocolacarainterior:nada.Subolamano despacio, la uno a la otra, en el regazo. Miro al vacío, sintiéndomeaturdida.Claroquenoesquepensaraencontrarnada.MattyYuryestánjuntos.
Essóloquenoséquémáshacer.NotengonilamásremotaideadecómodarconYury,decómodarconMatt,decómoarreglarlascosas.Entro en el aparcamiento de la guardería a las cinco, en plena hora punta derecogida.Elsitioestáabarrotado,haycochesinclusoenlatercerafila,laqueporlo general está libre.Veoqueunmonovolumen sale de la fila de enmedio, yespero a quedémarcha atrás, despacio, tímidamente, y se vaya.Aparco en elhuecoquedeja.
Me estoy bajando del coche cuando lo veo. En el otro extremo delaparcamiento,enlafilamásapartada.Haaparcadomarchaatrásyestáapoyadoenelcapó,conlosbrazoscruzados,mirándome.Yury.
Mequedoparalizada.Elterrorseapoderademicorazón.Él,enestesitio.¿Yquésesuponequetengoquehacer?¿Actuarcomosinoloviera?¿SalirconBellayquemeplantecaraentonces?
Meobligoamoverme,a irhaciaél.Nosquedamosmirándonoselunoalotro. Lleva unos pantalones vaqueros y una camisa, con los dos botonessuperiores desabrochados, sin camiseta interior. La cadena refleja la luz, ororeluciente.Suexpresiónesdura:yanohaynirastrodeesacordialidadfingida.
—No metas a mis hijos en esto—espeto, con más confianza de la quesiento.
—No estaría aquí si hubieras hecho lo que te pedí. Todo esto habríaterminado.
Lelanzounamiradaasesina.—Nolosmetasenesto.—Eslaúltimavezquevengoaverte,Vivian.Laúltimaadvertencia.—Me
sostienelamirada,susojosatravesandolosmíos.
Oigoqueseacercanpasosymevuelvo.Esunamadrealaquenoconozco,conunbebéenlacaderayunniñoallado,cogidodesumanoconfuerza.Levahablandoalmayor,sinprestarnoslamásmínimaatención.Sedirigenhaciaunaranchera que está un poco más lejos del coche de Yury. Los dos guardamossilencio mientras mete a los niños en el coche, les abrocha el cinturón y sesienta.
Cuandolapuertasecierra,Yuryhabladenuevo:—Estáclaroque laamenazadequevayasa lacárcelnoessuficiente.—
Dejaescaparunarisillasatisfecha,ysumanorozalacadera,tocalafundadelapistola a través de la camisa—. Pero, por suerte, tengo cuatro asesmás en lamanga.
Mequedofría.«Cuatro.»Mishijos.Estáamenazandoamishijos.Elmotordelarancheraarranca,elsonidomesobresalta.Doyunpasohacia
él.—Niseteocurra.Susonrisaseensancha.—¿Oqué?Verás,aquíelquemandaeséste.—Sedaconunpulgarenel
pecho,lobastanteparaquelacadenadeoroleboteenlapiel—.Yo.La policía. Tengo que acudir a las autoridades. A Omar. Olvidarme del
chantaje,olvidarmedeno ira lacárcel.Nomeimportanada loquemepuedasucederamí.Mepasaríaelrestodemividaentrerejasdebuenaganasiconellomishijosestuvieranasalvo.
—Séloqueestáspensando—asegura,ylomirosorprendida,miatencióncentradadenuevoenél,noenloquedeberíahacer,sinoenloquetengojustodelante—.Ylarespuestaesno.
Lomiro,veosusojos,suexpresión.¿Deverdadlosabe?¿Esposiblequesepadeverdadloqueestoypensando?
—Siacudesalasautoridades—empieza,ysoyconscientedequesí,dequesabeloqueestoypensando—,novolverásaveraLuke.
Mequedoinmóvil,quietaenelsitiomientraséldamediavueltaysemeteen el coche, el que he estado buscando por toda la ciudad. Lo miro cuandoarranca.Haygenteportodaspartes,padresqueentran,solos,quevuelvenasucochecargadosconniños,losmáspequeñosacomodadosenlacaderaoenlassillasdecoche,losmayorescogidosdesumano,conmochilitasalaespalda.Mequedo allí paradamirando el coche, que deja el hueco que ocupaba, sale delaparcamientoyfinalmentedesaparecedemivista.
Entonceslanzounsuspiro,unsonidoahogado,ylaspiernasmefallan,deprontodemasiadodébilesparasostenerme.Apoyo lasmanosenelcochedeallado para no caerme. Luke.Mi Luke. ¿Cómo puede estar pasando esto?Dios
mío.Loharé.Haréloquemepide.Veoellápizdememoria,meveometiéndolo
en el ordenador, permitiendo que los rusos accedan al sistema, siendoresponsable de las vidas que se perderán, de esos individuos sin nombre, sincara, cuya información conforma los informes que leo, en los que confío. Almenos no se tratará de Luke. Veo su sonrisa, su carcajada, su inocencia. Almenosnoserámipequeño.
Almenosnoahoramismo.Notoquelospulmonessemequedansinaire,denuevo.Porque al final seríami pequeño.Uno de ellos. Esto no terminaría.Yury
sabríaque todo loque tendríaquehacereraamenazaramishijosparaqueyoacabara haciendo lo que me pidiese. Sólo sería cuestión de tiempo que losvolvieraaamenazar.
Obligoamispiesamoverse.Nosécómolohago,porqueescomosifuesende plomo. Siento que las tripas se retuercen. Todo parece irreal, y al mismotiempomuymuyreal.Veolapuertaprincipaldelcolegio,peromicaminonomellevahastaella.Mellevahastamicoche.
Mesuboaélymeabrochoelcinturón, lasmanostemblándome.Despuéssalgodelaparcamientoymealejo,amásvelocidaddelaquedebería.Giropordondehagiradoél,conunamanoenelvolanteylaotraenelbolso,sacandoelteléfonodeprepago.Marcocontorpezaunosnúmerosquemesédememoriaymellevoelmóvilaloído.
—Mamá...—digocuandolocoge.OigoaLukedefondo,hablandoconmipadre,ymealiviasaberqueestáasalvoencasa—.¿PodríasirabuscaraBellaalcolegio?Ocupamosellugarmásapartadodelagaleríadetiro.VicómoMattcargabaunadelaspistolasalquiladas,losmovimientosfluidos.Losdisparosreverberabanamialrededor,ruidososinclusoconloscascosprotectorespuestos.
—¿Cuándofuelaúltimavezquehicisteesto?—lepregunté,prácticamenteagritopelado,todoslossonidoscomoapagados.
Anteshacíaprácticasdetiro.Eraunadeesascosasquesabíadeél,aunquenorecordabacuándomelohabíacontado,nilosdetalles.Comopescarojugaralgolf.
—Hacesiglos—replicó,sonriéndome—.Escomomontarenbicicleta.Carguélaotrapistolamientrasélpreparabaladianadepapel,lasiluetade
unapersona,conlaszonasalasquesesuponíaquedebíamosacertar:elpecho,lacabeza.Laafianzóalsistemadepoleasylaenvióalfondodelagalería.
—¿Preparada?—preguntó.Asentí,mesituédebidamente.Alineélasmirascomohabíaaprendidotanto
tiempoatrás,cerrandounojo.Montéelarmaydesplacéeldedohastaelgatillo.Lo apreté despacio, con la voz del que fuera mi instructor resonando en misoídos:«Dejaquetesorprenda».
Pum.El retroceso fue fuerte, lamano,elbrazoenteromoviéndoseconelarma.Puessí,eracomomontarenbicicleta:nohabíaolvidadonada,lorecordétodomásdeprisaymejordeloquehabríapensado.
Mattseechóareír.—¿Qué tiene tanta gracia?—dije, notando queme ponía a la defensiva.
Hacíaañosquenodisparaba,almenospodíadejarqueentraraencalor.Señalóelobjetivo.—Mira.Miréhaciadondemirabaél:allí,justoenelcentrodelpechodelobjetivo,
seabríaunpequeñoorificioredondo.—¿Yohehechoeso?Mattteníaunaanchasonrisaenlacara.—Otravez.Aversiledasaesemismoagujero.Respiréhondo,levantéelarma,apunté.Puseeldedoenelgatillo,loapreté
despacio.Pum.Estavezmiréyviotroagujero,cercadelprimero;volvíaoírlarisadeMatt.
—¿Seguroquenohasestadopracticando?—inquiriórisueño.Ahorafuiyolaqueserio.—Paraqueaprendas.Notemetasconmigo.Lasonrisaseleborródelacara,ysemequedómirandofijamenteunbuen
rato.—¿Podríashacerestosialgunaveztevierasamenazada?Miréelobjetivoeintentéimaginarqueledisparabaaunapersonadecarne
yhueso.—No—repuse,enhonoralaverdad—.Nocreoquepudiera.—Sialguienteamenazara,¿creesquenopodríasdisparar?Negué.No era capazde imaginarmeenuna situación en la quemeviera
conunarmaenlamano.Sialguienmeamenazaba,nomegustaríatenerunarmacerca.Eramuyprobablequefueseyolaqueacabaraconunabalaenelcuerpo.
No dejaba de mirarme, los ojos examinándome, atravesándome.Haciéndomesentirincómoda.Asíquemiréhaciaotrolado,denuevoalobjetivo,yalineéotravezlasmiras.Puseeldedoenelgatillo.Estabaapuntodeapretarlocuandooísuvoz:
—¿Ysialguienamenazaraalosniños?
El blanco cambió antemis ojos, se convirtió en una persona, de carne yhueso,unapersonaque suponíaunpeligroparamishijos,quequeríahacerlesdaño.Apreté el gatillo y oí el pum. El orificio al que apunté, el primero quehabía hecho, enmedio del pecho, se había agrandadomínimamente. Le habíadado,delleno.MevolvíhaciaMatt,laexpresióntangravecomolasuya.
—Lomataría.Ledoyalcanceunasmanzanasmás allá.Veo laparte traserade su coche, esesedánnegro,separadodemíporunoscuantoscoches.Laslucesdefreno,rojas,cuandopara anteun semáforo.Mehundounpocoenel asiento, casipor actoreflejo,yvigilolaslucesrojas.
GraciasaDiosquetengoelCorolla.Soytananodinacomoél.Noobstante,Yury podría estar alerta, buscando a un posible perseguidor por el espejoretrovisor.Podríainclusoserunacostumbre.
Aprendíahacerestohacesiglos.Unadeesasclaseseneltrabajoquejamásimaginé que pondría en práctica, otra casilla marcada. Me quedo atrás,manteniendo esos coches entre ambos, sin quemevea.Vigilo los carriles quetengoaamboslados,porsiélcambia,gira,loquesea.
Finalmente,elsedánsepasaalcarrildeladerecha.Yomequedoenelqueestoy,rezagada,observando.Ahoraescuandoharálaprueba.¿Miraaversihayunposibleperseguidor?¿Oestásegurodequenose lohecontadoanadie,dequeestoyacoquinadaenelaparcamientoovolviendoacasaabatida,aterrorizadaeimpotente?
Poco después gira, y me doy cuenta de que estaba conteniendo larespiración.Detrásdeélgirauncoche,yotromás.Yotambiénpodríahacerlo:haytantoscochesyendoporelmismocaminoquenolopondríasobreaviso.Meacerco al giro cuando veo el letrero. La característicaM azul que indica unaestacióndemetroyunaflechaaladerecha.
Miro a la derecha al acercarme.El giro va directo a un aparcamiento.Elsedánestáenlabarrera,parandoparacogerelticket.Sólotengounadécimadesegundoparadecidir.Nopuedoseguirlohastaungaraje.Demasiadoarriesgado,ademásdequenopodríairtrasélapie,sola.Medescubriríaseguro.
Pisoelaceleradorymepasoeldesvío.Miroalpasar,veoquelabarreraselevanta y el coche entra.Ahora respiro deprisa, frenopara tranquilizarme.Mesientoperdida,ahoraqueyanotengoaYurydelante.
Pero no puedo estar perdida. No puedo sentirme indefensa. Tengo quepelear.
Busco el papel que llevo en el bolso, el queme dioOmar. Lo saco y lo
desdoblo,misojosmiranalternativamente lacarreterayelpapel.ObservoconatenciónelmapahastaqueveounaM,unaestacióndemetro,enelmediodelazonaseñalada.
Entoncespisoelaceleradorafondo.Laverdadesqueestoydandopalosdeciego.Losé.Podríaformarpartedeunarutapara saber si alguien lo sigue: entrar en el aparcamientoy salir, seguir sucamino.Y si se ha subido a un tren, podría haber ido a cualquier parte de laciudad.Acualquiera.
Aunasí,encuentrounhuecoparaaparcarenlacalle,unoquemepermitever la salida del metro, y me quedo sentada. Esperando, observando. En elsilenciodelcoche,piensoenmishijos.Loúnicoquehequeridosiempreesserunabuenamadreparaellos.Yahoratodoestáenpeligro.
—Porfavor,Diosmío—musito—.Protégelos.Haceañosquenorezo,ynomeparecequeestébienhacerloahora.Perosi
hayunaposibilidad,porpequeñaquesea,dequepuedaayudarlos,valelapenaintentarlo. Porque cada segundo que pasa, cada segundo que no veo a Yurysaliendoporesabocademetro,hacequeseamásprobablequeestonosirvadenada.Ysiestonosirvedenada,noséquéharéacontinuación.Levantolavista,al techo del coche, como si de ese modo fuese más probable que Dios meescuchara.
—Nomeimportaloquemepaseamí—aseguro—.Túhazqueellosesténasalvo,porfavor.
Y soy increíblemente consciente de que tengo el arma demi padre amilado,enelfondodelbolso.Apuntoestoydenoverlocuandosaledelmetro.Ahorallevapuestaunagorrade béisbol, una de los Nationals, el rojo desvaído. Y una cazadora, uncortavientosnegro.Vienehaciamí,porelladodelacalleenelqueestoy,algoque hace quemi respiración se vuelva superficial, queme ponga rígida, perocaminaconlacabezagacha,lagorraesloúnicoqueveo.Loobservoatravésdeunasgafasdesol,inmóvil,suplicándoleensilencioquenolevantelavista.Norespirocuandopasa,ydespuésexpulsoelairehaciendomuchoruido;loveoporelespejoretrovisor,aúnencorvado.
Nolequitolosojosdeencimamientrasempequeñecemásymásalolejos.Entonces,elpánicoempiezaaapoderarsedemí.Tengoqueseguirlo.Tengoquever adónde va. Pero si arranco ahora, lo perderé de vista. Tendré que volver
sobre mis pasos, seguirlo calle abajo, y para entonces puede que hayadesaparecido,oquemevea,ytodoestohabrásidoenbalde.
Introduzco la llave en el arranque, con dedos temblorosos, los ojos aúnpuestos en el espejo retrovisor, en la espalda de Yury, que se aleja. Dejo demirarlounsegundoparavereltráfico,mepreparoparasalir.Vuelvoconélunsegundo después y, cuando estoy a punto de arrancar,me detengo: ha girado.Estásubiendounaescalera.Sehallaalapuertadeunacasaadosada.Entrando.
Laadrenalinamecorrepor lasvenas,me invadeuna sensacióndealivio.Sigomirandohastaquedesaparece.Memorizolapuerta,azul,elarcoquetieneencima.Elbuzónblanco.Trespordebajodelabocadeincendios.
Saco el móvil de prepago del bolso, marco el último número que hemarcado,mellevoelteléfonoalaorejaymirodenuevolapuertaazul.
—¿Diga?—dicemimadre.—Hola.Soyyo.¿Quétaltodoconlosniños?—Estántodosbien,cariño.Todosencasa,comounascastañuelas.—GraciasporirabuscaraBella.—Denada.—Sehaceunapausa incómoda.Oigoun sonidodeplatos de
fondo,lavozagudadeBella.—Estanochellegarétarde—informo.—No pasa nada —asegura mi madre—. Tómate tu tiempo. Ya los
acostaremostupadreyyo.Asientoyparpadeodeprisa,lograndocontenerlasemociones,unpocomás.
Mirodesoslayoelbolso,enelasientodeallado,dondeestáelarma.—Dilesquelosquiero,¿vale?Despuésinclinoybajounpocoelespejoretrovisor,mehundoenelasiento,
mirodenuevolapuertaazulymedispongoaesperar.
19Son casi las diez de la mañana cuando la puerta azul por fin se abre. Ya hehablado conmis padres y les he pedido disculpas por pasarme toda la nochefuera,ymeheaseguradodequelosniñosesténbien.MesientomáserguidaenelcocheparavigilaraYury,queestásaliendo.Llevaunagorradistinta—estavez,negra—,unospantalonesdechándalyunacamisetanegra.Sevuelveparacerrarlapuertaybajalaescalera.Pulsaunbotónenunadelasllavesquetieneenlamano,yalotroladodelacalleuncocheseiluminaysueltaunpitido.Otrosedán,ésteblanco.Seponealvolanteyarranca.
Piensoinmediatamenteenlosniños,peroYurymehadadotiempoparaquehagaloquemepidió.Porelmomento,estánasalvo.
Sacoel armadelbolsoyme lametoen la cintura.Lanoto fría contra lapiel,ydura.Despuéscojolatarjetadecréditoquedejéenelsalpicaderoanochey lahorquillaquehayal lado,unaquerescatédel fondodelbolso,otrade losmoñosdeballetdeBella.Ahoraestádoblada,comomeenseñóMarta.Aprietocon fuerzaambascosascuandomebajodelcocheyvoyabuenpasohacia lacasa,conlacabezagacha,igualqueYury.
Enlapuertaazulmeparoyaguzoeloído.Dentronoseoyenada.Llamoconlosnudillosunavez,dos.Contengolarespiraciónyescucho.Nada.Vuelvoa acordarme de una imagen:Matt, atado a una silla, la boca tapada con cintaamericana.
Cojo la horquilla, la introduzco en la cerradura y lamuevo hasta que seengancha.Conlaotramanometolatarjetadecréditoenelespacioquehayentrelapuertayelmarcoypresiono.Lasmanosmetiemblantantoquecasisemecaela tarjeta.Tengomiedodemiraramialrededor,melimitoarezarparaquenohayanadieobservándome,paraquetapeconelcuerpoloqueestoyhaciendoynoloveanadiequepaseporallí.
Lapuertacede.Aliviada,giroelpomoyabrounarendija,mediomuertademiedo,medio esperando que salte una alarma, que pase algo, pero no sucedenada.Laabromásymirodentro:unsalón,conpocosmuebles,tansólounsofá
y un televisor enorme.Detrás hay una cocina.Una escalera enmoquetada quesube;otraquebaja.
Entroycierrolapuerta.NirastrodeMatt,peropuedequeestéenotrapartede la casa. Y, en caso contrario, ¿podré al menos encontrar las pruebas? ¿ElarchivoqueYuryestáutilizandoparachantajearme?
Depronto,meentran lasdudas. ¿Y siMatt no está en ese sitioyno soycapaz de encontrar las pruebas? Peor, ¿y si vuelve Yury? ¿Qué haría si meencontrara?
Peronecesitoprobar.Meobligoadarunpaso,yotro.Entoncesoigoalgo.Arriba.Pasos.Diosmío.Me quedo helada. Saco la pistola, la levanto y apunto a la escalera. Por
favor,estonopuedeestarpasando.Sinembargo,asíes.Pasos,ahorabajandolaescalera.Elmiedomeparaliza.
Veo unos pies: descalzos, de hombre. Enfilo las miras. Ahora unas piernas,musculosas.Unospantalones cortosdedeportedemasiadograndes,demasiadoholgados.Unacamisetablanca.Loapuntoconlapistola,esperoaqueaparezcaelpechoparaalinearlasmiras.
—Nohastardadonada—comenta.LavozdeMatt.Medoycuentajustocuandoveoelcuerpoentero.Matt.Medesentiendode
la pistola, y lomiro a la cara por encimadel arma. Imposible. Pero cierto: esMatt.
Al reconocerme se queda helado, blanco, como si hubiera visto a unfantasma.Tieneelpelomojado,comosiacabaradesalirdeladucha.Parece...queestáasusanchasaquí.Sigoapuntándoloconlapistola.Nadoenunmardeconfusión.
—Diosmío,Viv,¿quéestáshaciendoaquí?—inquiere,ybajadeprisa losúltimosescalones,laexpresiónfrancaahora,llenadealivio.
Ojalá se parara, fuesemás despacio,me diera tiempo para procesar todoesto,porquenoestábien.Nadadeestoestábien.Loimaginabaatadoenalgunaparte,prisionero;nosolosinmaniatar,duchándoseenlacasadeYury.
Casihallegadohastamí,haciendocasoomisodelarmaconqueloapunto,sonriéndomecomosinopudieraalegrarsemásdeverme.Ybajoelarma,porqueelquetengodelante,alqueestoyapuntando,esmimarido,perocasimecuestahacerlo, como si mis brazos protestaran, o mi cerebro. Me abraza, pero micuerpoestárígido.
—¿Cómomehasencontrado?—pregunta,sindarcrédito.
Yo aún no he movido los brazos, no le he devuelto el abrazo. No loentiendo.Noentiendonadadeesto.Seaparta,extiendelosbrazossinsoltarmeyfijalamiradaenmí,susojosescrutandolosmíos.
—Viv, lo sientomucho. Fue al colegio deLuke.Habló con él.No podíaesperar,teníaqueirme...
Me quedo mirándolo, su rostro tan franco, tan sincero. La confusión sedesvanece un tanto,mínimamente. Es lo que yo pensaba, ¿no?Nos dejó paraproteger a Luke, para decirle a Yury que no se acercara a nuestros hijos.Entonces¿porquéelcerebromesiguegritandoqueestonoestábien?
Porqueestáahí,solo.Noestabaretenido,atadoaunasillaenalgúnlugardela casa; la imagen que me ha estado atormentando no se corresponde con laverdad. Lo miro de arriba abajo, el pelo mojado, la ropa. Se me revuelve elestómago.«¿Porquésiguesaquí?¿Porquénotehasido?»
—Dijoquesimeiba,mataríaaLuke.Laspalabrashacenquemerecorraunescalofrío.—Quizá tendría que haber intentado... No sabía si podía reducirlo... —
Parece avergonzado al decirlo, y siento una punzada en el pecho—. No teabandoné,Viv,lojuro.—Dalaimpresióndeestarapuntodeecharseallorar.
—Losé—respondo,aunquesóloseaparaconvencermeamímisma.—Yonoharíaeso.—Losé,losé.—Sinembargo,¿esasí?Sus ojos escudriñan losmíos, y su expresión cambia, veo un destello de
miedo.—Yuryvolverápronto.Sólohasalidoaporcafé.Tienesqueirte,Viv.—¿Qué?Sutonoesimperioso.—Tienesqueirte.Tienesquesalirdeaquí.Las emociones amenazan con desbordarme: pánico, confusión,
desesperación.—Necesitoesearchivo.Elqueestánusandoparachantajearme.Memiraunrato,deunmodoquenosoycapazdeinterpretar.—Estoespeligroso.Losniños...—¿Dónde está? —Lo miro sin pestañear. «Has tenido tiempo para
buscarlo.»Susojosmeatraviesan,despuéssuexpresiónsesuaviza.—Arriba.Síquebuscó.Yloencontró.Elaliviomeinvade.—¿Puedes...?Me paro a mitad de la frase, me vuelvo hacia la puerta. Alguien ha
introducidounallaveenlacerradura,seoyeunarañar,ungirar.Levantoelarmayapuntoalapuertacerrada,quevaaabrirsedeunmomentoaotro.Havuelto.Yuryhavuelto.
Observoelbordedelapuertaatravésdelasmiras.Lapuertaseabreyloveo, la cabeza gacha, en lamano una bandeja desechable, dos vasos de café.Todavíanomehavisto.Sigoconlasmiraspuestasenél.Entra,empiezaacerrarlapuerta.
Ymeve.—Notemuevas—ordeno.Sequedaquieto.—Cierralapuerta.Me aseguro de que apunto al centro del pecho. Si hace el más mínimo
movimientoparaescapar,lepegaréuntiro.LojuroporDios.Ésteeseltipoqueasustóamihijo.
Cierralapuertadespacio,concuidado.—Levantalasmanos—digo.Mesorprendelotranquilaqueparecemivoz.
Autoritaria, segura, cuando no siento ninguna de esas cosas. Lo que siento espavor.
Obedece,másomenos.Adelantalasmanos,labandejaextendidahaciamíconunamano,laotraabierta,conlapalmahaciaarriba.
—Si intentas algo, disparo. —Lo digo muy en serio. Me asalta unasensacióndevértigo,comosimeestuvieraviendoenunapelícula.
Memira,impasible,ydespuésmiraaMatt.Sinexpresiónalguna.Tengoquedarlaimpresióndequeséloquehago.Necesitoseguirteniendo
el control. Intento obligar a mi cerebro a que funcione, a que dé con unasolución.
—Átalo—ledigoaMatt.Yurymemiradenuevo.Entornaunpocolosojos,peronosemueve.No miro a Matt, pero oigo que sale de la habitación. Yury y yo nos
miramos. Esboza una sonrisilla de satisfacción que hace que aumente miinquietud.Probablementesealoquepretende.
Mattvuelvealgodespués.Miroytraeunasillademaderaconelrespaldorectoyunrollodecintaamericana.YuryobservaaMattdeunmodoquenoséinterpretar.Ojaláhablara.Ojaládijesealgo.Cualquiercosaseríamejorqueestesilencio.Sujetoelarmaconfuerza.
Matt deja la silla en el suelo yYury se sienta, por iniciativa propia, concautela,despacio.Memirayllevalosbrazosatrás.Sinresistirse,sindefenderse.Mattempiezaaatarle lasmuñecascon lacintaamericana.Luego, los tobillos.Porúltimo,elcuerpo:primerodavueltasalrededordelpechoylasilla,luegola
cinturaylasilla.Yurynomequitalosojosdeencima.Enelloshayseguridad,unaseguridadquenodeberíatener,nocuandoestáasídeindefenso,nocuandounarmaleapuntaalcorazón.
Cuandoacaba,Mattdejalacintaymemira,conelrostroinexpresivo.Enélnohaymiedoniiraninada.Bajoelarma,perolamantengoauncostado.
—¿Puedes ir por el archivo? —le digo, y asiente, empieza a subir laescalera.
Loveosubirytengolaextrañasensacióndequenodeberíahaberloperdidodevista.
Yurytambiénlosigueconlamirada,luegosevuelvehaciamí.Asuslabiosasomaotrasonrisilla.
—¿Deverdadcreesqueasíconseguirásacabarcontodoesto?Lapreguntahacequesientaunaopresiónenelpecho.—Esocreo,sí.Niega con la cabeza, y me asaltan las dudas. Pero si las pruebas
desaparecen,almenosnoiréalacárcel.Yurynopodráchantajearme.Delrestoyameocuparédespués.
OigolospasosdeMattenlaescaleraylevantolavista.Misdedosaprietanelarma, losmúsculosseme tensan, listosparamoverse.Nome loquitode lamente bajando la escalera momentos antes, como si estuviera en su casa. Lovuelvoaver,ahoracompletamentevestido,ymisojosvandirectosasusmanos:no hay nada en ellas salvo unmontón de papeles. De pronto, las piernasmeflaquean.
¿En qué estaba pensando? Éste es Matt. Aflojo la mano que empuña lapistola, loveoacercarse,darme lospapeles, sindecirpalabra.Loscojocon laotramano,mirolaprimerahoja,unacapturadepantallaquereconozco:sonlasmismascopiasqueYurynosdejóenelbuzón.Peronomecuadra.Esimposiblequeestoseatodoloquetienen.
—¿Dóndeestáelresto?—inquiero,alzandolavista.—¿Elresto?—Lacopiadigital.Mattmemiracomosinoentendieraloqueledigo.—Esoestodoloqueheencontrado.Ladesazónseapoderademí.Doblolospapelesporlamitad,melosmeto
enlacintura,enlaespaldaymevuelvohaciaYury.—Séquetienesotracopia.¿Dóndeestá?—Procurosonardura,peromivoz
setiñedepánico.Aúnmemiraconesasonrisillasuya.—Claroquehayotracopia.
Laencontraré.Loamenazaréconloquehagafalta,leharéloqueletengaquehacer.Doyunpasohaciaél,yladealacabezaparamirarme.
—Peronoestáaquí.Nolatengoyo.Mequedofría.—Ay, Vivian. Creías que podías ser más lista que yo. —Ahora es una
sonrisa en toda regla. Condescendiente—. No olvides que alguien nosproporcionólosresultadosdeesabúsqueda.AlguienconaccesoaAthena,atodaesainformaciónconfidencialvuestra.Alguiendedentro.
Medannáuseas.—Miamigotieneunacopia.Ysimeocurrealgo,esospapelesirándirectos
alFBI.Tengolasensacióndequelahabitaciónmedavueltas.
—¿Quién?—pregunto,ylavozpareceajena,comosifueradeotrapersona—.¿Quiéntienelacopia?
Yury sonríe, una sonrisa satisfecha, queme hace enfurecer.Destruir esaspruebaseramiúltimaesperanza.Inclusohabíaempezadoacreerquepodríasalirbien.
—Podríaserunfarol—apuntaMatt,ynomevuelvo.Noloes.LacaradeYurymedicequenoloes.
—¿Quién?—repito,ydoyunpasomás, levantoel arma.Yurynoparecetenermiedo.
Metocan,yesegestohacequemeenerve.GiroelarmayesMatt,detrásdemí.Mehapuestolamanoenelantebrazo.Laretira,ylevantalasdosmanos.
—Soyyo,Viv—diceconvozserena.Nodejodeapuntarlo.Élmiraelarmay luegomemiraamí—.Nopasanada,Viv.Sóloquieroquepienses.Noseasimpulsiva.
Tengo el cerebro paralizado, como si no pudiera procesar lo que estápasando.«Noseasimpulsiva.»
—AmenazóaLuke—afirmo.MecentroenYury,loapuntoaél—.Lovoyamatar.
Laexpresióndesurostronocambia.—¿Dequéserviríaeso?—preguntaMatt.Lomirofijamente:noquiereque
lepegueuntiroaYury.¿Porqueestádesulado?—.Silohaces,noaveriguarásnada.
¿Cómo es que está tan tranquilo? Sin embargo, intento analizar surazonamiento.Loquediceescierto:silepegountiroaYury,nuncasabréquiéntienelaotracopia.Puedequehayaunatisbodeesperanza,laposibilidaddeque
puedadarconesaspruebas.Mattmedirigeunamiradadecomprensiónydespuésmeponelamanoen
elbrazo,bajandoelarmaconsuavidad.—Viv,lotenemos—aduceenvozqueda—.Nolespuedehacerdañoalos
niños.Escudriñosucarayséquetienerazón.Yuryestáaquí,retenido.Lapersona
que amenazaba a mis hijos por fin está fuera de juego. Si llamara a lasautoridadesahoramismo,lometeríanenlacárceldeporvida.Esunespíaruso,quedirigíaunacéluladeagentesencubiertos.Notendráningunaposibilidaddeacercarseamishijos.
Depronto,elarmasemeantojapesada.—Entonces¿quéhacemosahora?¿Llamaralapolicía?AunqueMattyyonospasaríamoselrestodenuestra
vidaentrerejas.Semuestrainseguro.—Puede que si hicieras lo que te han pedido, introducir ese lápiz de
memoria...—apunta,yasucaraasomaunrayodeesperanza;peroenmicasoescomosielsuelodesaparecierabajomispies.¿Otravezlomismo?¿Aquévieneestaobsesión?¿Porquéestanimportanteparaél?
—Asínolosprotegeremos.—Yurydijo...—Pediránalgomás.Volveránaamenazaralosniños.—Esonolosabes.Y,encualquiercaso,asíganaríamostiempo...Siento un enorme nudo en la garganta. Todas estas conversaciones que
hemosmantenido sobreutilizar el lápizdememoria.Casi parecedesesperado.¿Porquélepreocupatanto?¿Porquéquierequepaseatodacosta?Amenosqueformepartedeellos...
—¿Y después qué? —pregunto—. Matt, este hombre ha amenazado anuestroshijos.TedijoquemataríaaLuke.¿Deverdadquieressoltarlo?
Cambia el pesodel cuerpodeunpie al otro, parece incómodo.Yno soycapazdequitarle losojosdeencima.Mentalmente loveobajandoesaescalerarelajado,apuntodecharlarconYury.
Loveoprometiéndomequenolesdiríaa losrusosnadadeMartayTrey.Mintiéndome.Yyometraguésumentira.Creíqueeralaverdad.
Tengo la sensación de que por primera vez estoy viendo quién es enrealidad.
Algocambiaensucara,yvuelvoa tener la inquietante impresióndequesabeconexactitudloqueestoypensando.
—Enrealidadnotefíasdemí—afirma.
Formuloelpensamientoquemeocupaahoramismoporcompleto.—Muybien,quizánopudierasmarcharte.Pero¿nodeberíashaberhecho
algo?Davueltasalanillodebodaeneldedo.—Tellaméunavez...Peroteníaselteléfonoapagado...—Pugnaporquele
salgan las palabras—. Yury averiguó lo que hice y volvió con la mochila deLuke.Dijoquesihacíaalgomás,lapróximavez...
LamochiladeLuke:poreso le faltaba.Estuvieronmuycercademihijo.En su colegio, en su clase. Metieron la mano en su casillero, donde deja lacomida.Y sumensaje no podía sermás claro: pueden llegar hasta él, cuandoquieranydondequieran.MiroaYury,quenosobservarisueño.
Medalasensacióndequevoyavomitar.NaturalmentequeMattnohizonadadespuésdequepasaraeso.¿Cómoibaahacerlo?LavidadeLukecorríapeligro.
Meobligoapensar.Noessóloelhechodequeestéenestesitio.Estodo:lamentirasobreMartayTrey.Sugerirotravezqueintroduzcaellápizdememoria.
—Nadadeloquedigaservirá,¿no?—inquiere.—Nolosé.—Sostengosumirada,memantengofirme.—Creoquequieresatodacostaqueyohagaloquemehapedido,yestoy
tratandodeentenderporqué.—¿Porqué?—Melanzaunamirada incrédula—.Porquesécómoesesta
gente.—Mevaaagarrar,perodejacaerlamano—.Yporquenoquieroquelespasenadaanuestroshijos.
Nosquedamosquietos,mirándonos.Eselprimeroenromperelsilencio.—Siestuvieradesulado,Viv,sitantoloquisiera,¿porquénolohicedesde
unprincipio?—¿Cómo?—replico,peromásporganartiempoqueporotracosa,porque
supreguntaestámásqueclara.—Tediunlápizdememoria,ytúlointrodujiste.¿Porquétomarmetantas
molestiassiesloquequería?¿Porquénotelodisinmásdesdeelprincipio?Notengorespuesta.Escierto.Esonotienesentido.—¿Oporquénotementí?¿Porquénotedijequeelsegundolápiznoera
nada,tansóloalgoparavolveraresetearlosservidores?De haber sido así, yo lo habría hecho. Habría introducido el lápiz de
memoria.—Estoydetulado,Viv—asegura,envozbaja—.Peronosésitúloestás
delmío.Estoyhechaunauténticolío.Noséquépensar,quéhacerahoramismo.Entonces,el teléfonomevibra,enelbolsillo, locojoyveoelnúmero:el
colegiodeLuke.Yadeberíaestarallí,esosignificaquenohallegadoaún.Diosmío,¿quéha
pasado?Debería haber llamado amis padres, hablar con ellos, asegurarme dequelosubíanalautobús,quizáinclusodequelollevabanencochealcolegio.Dequelomanteníanasalvo.Pulsolateclaverde.
—¿Diga?—contesto.—Hola,mamá.EsLuke.Echounairequeno sabíaqueestabaconteniendo,notoquemi
mundodavueltas.Ydespuésmellegaunanuevaoleadadepánico.¿Porquémellamadesdeelcolegio?
—Luke,cariño,¿quéocurre?—Medijistequellamarasivolvíaaverlo.—¿Aquién?—digo,unarespuestaautomática,porqueloséencuantoesas
dospalabrassalendemiboca.—Aesehombre.Alhombrequehablóconmigoenelcolegio.No.Noesposible.—¿Cuándolohasvisto,Luke?—Ahoramismo,mamá.Estáallífuera,juntoalavalla.Nopuedeser.MirodesoslayoaYury,queestáescuchandotodoesto,aún
risueño.—Luke,¿estássegurodequeesél?—Sí.Havueltoahablarconmigo.Apenasconsigodecirlassiguientespalabras.—¿Quétehadicho?Elniñobajalavoz,yperciboeltemblor.—Mehapedidoque tedijeraqueel tiemposeacaba.¿Quésignificaeso,
mamá?Se apodera de mí un pánico atroz. Miro a Matt, y sé que ha oído la
conversación.Asurostroasomaunairaqueescasianimal,yenesemomentovuelve a sermimarido, el hombre que haría cualquier cosa para protegernos,paramantenerasalvoanuestrafamilia.
—Vete—ledigo,tapandoelmicrófonoconlamano.MiraaYuryyluegoamí, parece inseguro—. No me pasará nada. Ve a ocuparte de Luke.—Jamáspermitiría que alguien les hiciera daño a los niños; de eso estoy segura. Nosmiramosymequitaelteléfono.
—Luke, quédate donde estás—le pide—. No te muevas, hijo. No tardonada.Papávaabuscarteahoramismo.
20Matt sale dando un portazo. Y se hace el silencio. Estoy temblando, sientomiedo, rabia y desesperación. Esto no acabará con Yury en la cárcel.QuienquieraqueestéahoramismoenelcolegiodeLukeloacabadedejarclaro.Yalosabealguienmás.Alguienmásesunaamenaza.
Llamaralasautoridadesnoprotegeráamishijos.¿Habráalgoquelohaga?Yury me observa con expresión risueña. Me agacho para ponerme a su
alturaypodermirarloalosojos.—¿Quién amenaza a mi hijo? —pregunto, de un modo que resulta
aterrador,inclusoparamí.¿Cómohepodidoequivocarmeasí?Sihayalgoquemehaninculcadoenel
trabajoesquenohayquedarnuncanadaporsentado.Y,sinembargo,¿noesesoexactamente lo que he hecho? Supe que había un hombre, que hablaba conacento,ydiporsentadoqueeraYury.
Conacento.EsoesloquedijoLuke.¿AcasonofueésalarazónporlaquepenséqueeraYury?Hagounesfuerzoporrecordarlaconversación,porrecordarlaspalabrasexactasdeLuke.«Hablabararo.»Madremía,nisiquieraséacienciaciertasielacentoeraruso.
¿SeráésalapersonaquesegúnYuryestádentro?NadiequeyoconozcaquetengaaccesoaAthenahablaconacento.¿Podríatratarsedealguiendearriba,deladirección?¿Alguiendeinformática?
¿Opodríaserotroagenteruso?—¿Quiénamenazaamihijo?—repito.Yurynodicenada,medirigeuna
miradaburlona.Entonces tomaelrelevoel instinto.Ledoyconlaculataenlafrente,con fuerza,algoquenos sorprendeaélyamíen igualmedida.Nohepegadoanadieenmivida—.Tevoyamatar—aseguro,ylodigoenserio.Sideesemodoprotegieraamishijos,lomataríaenunabrirycerrardeojos.
Memiraconairedespectivo,entrecerrandolosojos;enlafrenteempiezaaasomarseunbulto.Lafuerzadelgolpe,laformaenqueselehaidohaciaatrás
elcuello,hahechoqueseleladeelaaberturadelacamisa.Elcolgantequellevaenlacadenadeoroselehasalido,reflejandolaluz.Esunacruzllamativa.
—¿Porquéno?—dice—.Notienesnadaqueperder.Lairameciega.—¿Quién?—Lepongoelarmaenlasien.Seaquiensea,probablementese
hayaidocuandollegueMatt.¿Cómodemonioslovamosaencontrar?—Podrían ser muchas personas. Tengo muchos amigos a los que puedo
acudir.—Yuryseríe.Estájugandoconmigo.Medoylavueltaparaquenomevealacara,paraquenovealadesesperación,elterrorquesiento.
«Muchosamigos.»Unaideameacecha,ypocoapocovacobrandonitidez.Sea quien sea la persona que Yury tiene dentro, sabe quién es Matt. ¿Y nodeberían ocultar su identidad a todo elmundo, si de verdad la célula está tancompartimentada?
¿Yquéhaydetodos losagentesqueestuvieronenmiboda?Todosenunmismo sitio, almismo tiempo. Puede que no esté tan compartimentada comopensamos.Puedequehayamosentendidomalelprograma.Puedeque...
«DmitrielAnzuelo.»Depronto,sunombreseadueñademí,desplazandotodo lodemás.DmitrielAnzuelo, el hombre que acudió a nosotros afirmandoque había decenas de células de agentes encubiertos en Estados Unidos. Elhombre que pensamos que era un agente doble, alguien a quien nos habíanenviadolosrusosconinformaciónfalsa.Perono,decíalaverdad.Sihabíatantosagentesenmiboda,decíalaverdad.
«Decíalaverdad.»Medevanolossesosintentandorecordarquémásdijo.¿Quéotrascosasno
encajabancon loque sabíamos, demodoque laspasamospor alto, decidimosqueeranpistasfalsas?
Explicóque losnombresde losagentesencubiertos los tenían lospropioscontactos.Losllevabanencimaentodomomento.
Miro a Yury. El cerebro me va a mil, encajando las piezas de unrompecabezasquenisiquierasabíaqueexistía.Losnombreslosllevanencimalos contactos en todo momento. Y lo que siempre hemos pensado que eraverdad,basándonosenel restode informacionesque teníamos: losnombresseguardabanendispositivoselectrónicos.Semeocurreunaidea.
¿Podríaser?Desvío lamirada,observoaYury,ycontengo la respiración.Loes.Loveoensucara:sehadadocuentadequelosé.Veoenellaimpotencia,comolaqueyollevosintiendodesdehaceyasemanas.Estáatadoalasilla,nolopuedeocultar,nolopuedeproteger.Lasonrisaselehaborradodelrostro.
Doy un paso hacia él, y otro, hasta plantarme delante, y no tiene másremedioquelevantarlamirada,desprotegidoyvulnerable.Veoensusojosque
cada vez tiene más miedo. Le cojo el colgante, lo miro, la forma de la cruzdorada,eltamaño.Ledoylavueltayveocuatrotornillitos.
Loagarroylomiroalosojosmientraspegountirónrápido,enérgico.Elcuelloselemuevehaciadelanteydespuésdenuevohaciaatrás,ylacadenaserompe,cayendoenmimano.
—Seacabó, ¿no?—digoy, antes dequepueda añadir algomás, oigounclicamiespalda,unarmaalamartillarse.
21Mequedocompletamentequieta.Alguienhaentradoynoloheoído.NohemosechadolallavecuandohasalidoMatt,claroqueno.
Yury estira el cuello para ver la puerta. Tiene los ojos fijos en algo, enalguien,enquienquieraqueacabadeentrar.Loconoce,yasuslabios,despacio,asomaunasonrisa.Quehacequemeinvadaelpánico.Voyamorir.Voyamorirenestesitio,aquíyahora.
Mequedohelada,esperandoque llegueel tiro.Nosoycapazdedarmelavuelta,deveralapersonaquemevaamatar.
AhoralasonrisadeYuryesmásancha.Leveolosdientes,torcidosenunodeloslados,amarillentos.Abrelabocaparahablar.
—Hola,Peter.Mealegrodeverte.«Peter.»
Oigoelnombre,peronomeparecereal.Porquenopuedeserlo.Mevuelvo,despacio.Pantalonesdevestir,mocasines,gafas...,yunrevólverquemeapunta.Peter.Bajoinstintivamentelapistolaylevantolasmanos,alejándomedeél.
Omar dijo que había un topo en el CIC, alguien que trabajaba conmigo.Yury dijo que tenían a alguien con acceso aAthena.Debería haber unido lospuntos.
Pero¿Peter?¿Peter?—Vivian,creoqueyaconocesaPeter—diceYury,yseechaareír,unarisa
demencial,demaniaco.Estádisfrutandoconesto.Yo sigo mirando a Peter, que baja el arma; el brazo forma un ángulo
extraño,comosinosupieramuybienquéhacerconél.—Losresultadosdelabúsquedaquehascogido,Vivian—empiezaYury—.
Tedijequenoimportaban.PorquenuestroamigoPeter tieneotracopia.Noesasí,¿Peter?
—¿Cómo has podido? —musito, sin hacerle el menor caso a Yury,centrándomeporcompletoenPeter.
Élmiraconcaradesorpresa,nodicenada.—Tengo que reconocer que no has podido venir en mejor momento—
continúaYury—.Precisamenteestabahablandodeti.LosojosdePeternodejandemirarlosmíos.Noestoyseguradequehaya
oídoloquehadichoYury.—Cuandonohas aparecido estamañana,Vivian,meha dado en la nariz
quepodíasestaraquí—cuentaPeter.Peter es el topo. Ha estado trabajando para los rusos, ayudándolos a
chantajearme.—¿Cómohaspodido?—repito.Se sube las gafas con el dedo índice de lamano libre, abre la boca para
deciralgoylacierra.Seaclaralagarganta.—Katherine.«Katherine.» Claro, Katherine. Katherine es lo único que le importaba a
Petermás que su trabajo, su país. Se quita las gafas y se pasa por los ojos eldorso de la otra mano, la que sostiene el arma. Ésta se mueve, el cañónapuntandoatodaspartes.Nisiquieraestoyseguradequerecuerdequelatieneenlamano.Yaúnmantieneeldedoenelgatillo.
—Eseensayoclínico...—dicemientrasseponelasgafas,selasajustaenelcaballetedelanariz—.Noconsiguióentrar.
«¿Noconsiguióentrar?»Lomiro,necesitoquecontinúe.Detrásdemí,enlasilla,Yuryguardasilencio.
—Lequedabanunpardemesesdevida,comomucho.Nopuedodescribirloquesesientealrecibiresanoticia...—Lavozletiembla.Niega,carraspea—.Undíaestabaestupendamente,teníamospordelanteelrestodenuestravida,yalsiguientemeenterodeeso.Dosmeses.
Medapena,peroesesentimientosedesvanecedeprisa.ÉstenoesPeter,mimentor, mi amigo. Es alguien que tengo delante con un arma, dispuesto amatarme.
Parpadea,secentradenuevoenmí.—Entonces vino a verme alguien.Uno de ellos.—Señala aYury, la voz
apagada—.Nosprometióquenos conseguiría losmedicamentosdel ensayo siyotrabajabaparaellos.
—Asíquelohiciste—concluyo.Seencogedehombros,enungestodesesperado.Enelqueveovergüenza.
Almenoseso.—Sabía que estabamal, claro que lo sabía. Perome ofrecía lo quemás
valorteníaenelmundoparamí:tiempo.Tiempoconlaúnicapersonaqueloeratodoparamí.¿Cómosepuedeponerprecioaeso?¿Cómosepuededecirqueno
aeso?Alegapretextos,comosinecesitaraqueloentendiese,queloperdonase.Y
en cierto modo lo hago. Por mucho que no me guste admitirlo, lo hago. Ledieronenelpuntodondeeramásvulnerable.Yconmigohicieronlomismo.
—NoselocontéaKatherine.Nomehabríadejadohacerlo.Ledijequealfinallahabíanmetidoenelensayo.Juréquecuandotodoacabaraloconfesaríatodo: diría a Seguridad exactamente lo que les había contado a los rusos.Corregiríatodosloserroresquehabíacometido.
Me invade una sensación de algo, ¿esperanza? Porque ya ha terminadotodo,¿no?Katherinemurió.
—Los fármacos surtieron efecto durante un tiempo.—Yury atiende conmuchaatención,comositambiénélescucharaestoporprimeravez—.Entoncesmedieronellápizdememoria.Medijeronqueloconectasealordenadordelasaladeaccesorestringido.—Petersesube lasgafaspor lanariz—.Menegué.UnacosaescontarlesqueMartabebeoqueTreytienenovio,peropermitirqueaccedananuestrossistemas...,a la identidaddeagentesencubiertos, rusosquetrabajan para nosotros..., eso no lo podía hacer, de ninguna manera. —Peteraprieta lamandíbula—.Amenazó con retirarle los fármacos aKatherine, y lohizo:muriócuatrosemanasdespués.
Abro labocaydejoescaparel aire.Micorazónestáconélunavezmás,imaginandoloquedebiódesufriresassemanas,sabiendoloquelescostaríaaambos la decisión que tomó. Luego me asalta un odio renovado hacia esaspersonas,esosmonstruos.
—Creenquenodirénada—continúaPeter—.Creenqueahoranoacudiríaalasautoridades,deningunamanera,porquesilohagomepasaríaelrestodemividaenlacárcel.Loquenosabenesquemividayanotienesentido.
Yury da la impresión de haber recibido un golpe. Se queda pasmado,atónito.
Peternolehaceelmenorcaso.Susojosestánllenosdelágrimas.—Noqueríaseguiradelante,perono tuvemásremedio.Debíaarreglar lo
quehabíahecho.—Lavozletiembla—.Sobretodoloquetehabíahechoati.—¿Amí?—inquiero.—LescontéqueestábamosapuntodeentrarenelportátildeYury.Yodiría
quefueentoncescuandosubieronlafotodeMatt,paraquelaencontraras.Tienesentido.Esoexplicaríaporquénoestabanencriptados losarchivos.
Porquésólohabíafotografías,nadamás.Eraunatrampa.Sabían exactamente cómo actuaría yo, que no entregaría a Matt, que
podríanmanipularme.Losabían,aunquenolosupieraniyomisma.—Soy el responsable de haberte metido en esto —admite Peter en voz
queda.Deberíadeciralgo,peronosemeocurrenada,nosoycapazdeencontrar
laspalabras.Sondemasiadascosasqueprocesarahoramismo.Entonces veo que Peter mira algo que tengo a mi espalda. Y el miedo
asomaasucara.—Tiraelarma—oigo.LavozdeMatt.Mevuelvoyahíestá,depieenelsalón.Trasélveoquelapuertaquesale
delacocinaalpatioestáentornada.Haentradoporlapartedeatrás.Tieneunapistolaenlamano.NopierdedevistaaPeter.
Sientounmartilleosordo,comosinadadeestoestuvierapasando,comosinadatuvierasentido.Mattnodeberíaestaraquí.Tendríaqueestarenelcolegio,recogiendoanuestrohijo,manteniéndoloasalvo.
—¿DóndeestáLuke?—pregunto—.¿Cómoesqueyahasvuelto?Nomemira.Nisiquieraestoyseguradequemehayaoído.—Matt,¿dóndeestáLuke?—Hellamadoatuspadres.Hanidoabuscarloellos.¿Cómo sabía quemis padres estaban en casa? ¿Y por qué no ha ido él?
Nadadeestoestábien.—¿Porqué?—consigopreguntar.—Estánmás cerca, llegarán antes.—Mesostiene lamirada, su expresión
tranquilizadora—.Sehanmostradoencantadosdepoderecharunamano.Ynopodíadejarteaquísola.Vamos,Peter,continúa.
PeroPeternodicenada.Tienelasmanosunidasdelante,elrevólverenelsuelo,alospies.MiroaYury,quenosepierdenada.Elmiedoquehevistohaceunosinstanteshadesaparecido,ensulugareseairedesuficienciaquemeaterra,aunqueestoydemasiadoconfusaparasaberexactamenteporqué.
Matthabladenuevo.—Tehedichoquecontinúes—ordenaconvozquebradiza.—Yurytienerazón,Vivian.Descarguélosresultadosdelabúsquedaantes
dequeseresetearanlossistemas.Yosoylarazóndequeteesténchantajeando.—LaexpresióndePeterseendurece—.Peroseequivocaenalgo:nomequedéconunacopia.—Metelamanoenelbolsillodelantero,yMattloapuntaconelarma.
—Matt,¡no!—exclamo.Notoquemivozsetiñedepánico.—No pasa nada—afirma Peter. Ya se ha sacado algo del bolsillo, algo
pequeño—. Sólo es esto. —Enseña un lápiz de memoria, que cuelga de unllaveroplateado.Mequedomirándolo,veocómosebalancea,suspendidoenelaire,yesperoaqueseexplique.Tienequehaberunaexplicación.Confíoenél.Hasidomimentorduranteaños—.Sonlasimágenesqueencontraste,sinlade
Matt.Estodoloqueguardaba.—Meofreceellápiz—.Nohayningunapruebade que las hayas visto.Nada que puedanutilizar para chantajearte.—Peter seacercaamí,ellápizdememoriaaúnenlamano—.Hazloquequierasconesto,yconlaidentidaddelquintoagenteencubierto.—MiradeprisaaMatt—.Confíoen que tomes la decisión adecuada, Vivian, sea la que sea. Pero no temanipularáncomomemanipularonamí.
Dejodemirarloaélparadirigirlavistaallápiz.Luegoextiendolamanoylo cojo.Mattmeobserva, su expresión es indescifrable.LaspalabrasdePeterresuenanenmí:«Confíoenquetomesladecisiónadecuada,Vivian,sealaquesea».
MiroelarmaquesostieneMatt,ymevienealamemorialacajadezapatosque está en el armario, el hueco que encontré donde la había escondido. Yentoncescaigo.
—Teníasunarmatodoestetiempo.—Laspalabrasmesalenantesdequepuedaprocesarlas,filtrarlas.
—¿Cómo?—¿PorquénomatasteaYury?¿Porquétequedaste?—PorDios,Viv,¿lodicesenserio?—Dijistequenoestabassegurodepoderreducirlo,peroteníasunarma.—Nosoyunasesino.—Parecenodarcrédito—.¿Ydequéhabríaservido?—Amenazóanuestrohijo.TellevólamochiladeLuke.Veoquelaemocióndesucaracambia,ahoraestádolido.—Diosmío,Vivian,¿quétengoquehacerparaquetefíesdemí?Esapreguntano lapuedoresponder.Nosquedamosmirándonoselunoal
otro,sinpestañear,yveoqueseletensalamandíbula,lasaletasdelanarizseleensanchan,mínimamente.
Unsonidocaptamiatención:Yuryseríe.—Estoesmejorqueel cine—dice.«CreequeMatt estáde su lado.»La
certezameduelecomosimedieranunbofetón,comosimehubieraquedadosinaire.
Entonces,lasonrisadeYurysedesvanece,sinmás.Suexpresiónsevuelvepétrea.
—El niño morirá mañana —asegura, con los ojos abrasándome. Laspalabrassellevantodoelairequehayenlahabitación,detaninesperadas,tanterribles—.Sinohacesesto,Lukemorirámañana.
Nomecabelamenordudadequelodiceenserio.Depronto,somossóloélyyo, esehombreque intentamatar amihijo.Mequedoparalizada,nopuedodejardemirarlo.
—Ydespuésdeése,otro,quizáBella.—Ahoraensusojoshayunamirada
quemerevuelveelestómago—.Aunquecadavezestámásguapa.Puedequelareserveparaelfinalyempieceporlosgemelos,dejaremosquecrezcaunpoco...
La visión se me nubla, el cuerpo se me queda sin fuerzas. ConsigovolvermehaciaMatt,laúnicapersonacapazdeentenderhastaquépuntoestoyaterradaahoramismo.Abrolabocaparadeciralgo,peroloúnicoquemesaleesunasúplicaahogada,angustiada.
Ensucaraseoperauncambio.Ahoraveoenellaunamiradaderesolucióne,inexplicablemente,séloquevienedespués.VeoqueMattlevantaelarma.
Yseoyeundisparo.Los oídosme pitan, los sonidosme llegan apagados, confusos. El disparomeretumbaenlacabeza.Pestañeo,intentocentrarme.Estonoesreal.Nopuedeserreal.Mattdejacaerelarma,levantalasmanos,comosinosupieraquéhacerconellas. En su cara hay una mirada que no he visto nunca. Repugnancia eincredulidad,comosinosupiesequeeracapazdehacerloqueacabadehacer.Profiereungritoahogado,yotro.
Yury se ha desplomado en la silla. La sangre le oscurece el centro de lacamisa,extendiéndose,manchándolaenlosbordes,antemisojos.
Larealidadmegolpeauninstantedespués:Mattacabademataraalguien.Mimaridoleacabadequitarlavidaaalguien.Lavidadeunmonstruo,perounavida,alfinyalcabo.
—Tienes quemarcharte—oigo. La voz de Peter. Apenas lo oigo con elpitido de los oídos, el martilleo del corazón—. El Buró me pisa los talones.Llegaránaquídeunmomentoaotro.
ElFBI.Aquí.Diosmío.—Tienes que marcharte —insiste Peter, esta vez con más premura. Se
agachaycogeelarmadeMatt.Tengoquemarcharme;sinembargonopuedomoverme.Entoncesoigoalgoamiespalda,alguienaporrealapuerta.Ungolpefuerte,
otro, y la puerta se abre de sopetón. Entran personas vestidas de negro, conequipamientotácticoyfusilesenristre,apuntando,gritando:
—¡FBI!¡Arribalasmanos!Levanto lasmanos.Veo los chalecos, las grandes letrasmayúsculas. Los
cañonesdelosfusiles,apuntandoaPeter,apuntándomeamí.SóloaPeteryamí.Matthadesaparecido.—¡Tireelarma!Miro a los agentes y reconozco a uno de ellos: Omar. Está apuntando a
Peter,chillando.Todoschillan.
—¡Tireelarma!¡Tireelarma!PetersigueteniendoenlamanoelarmadeMatt,elbrazoinclinadoenese
ángulo extraño. No sé lo que está pensando. Se oyen más gritos, másinstrucciones de que tire el arma, de que levante las manos. Entonces oigo aPeter,suvozacallandoalresto:
—Déjenmehablar.¡Déjenmehablar!Losgritoscesan.Losagentessecallan,todosycadaunodeelloslistospara
disparar, losbrazosextendidos, apuntandoconel arma:dosaPeter,unoamí.Petertambiénlove.
—Ella no ha hecho nada —asegura. Está tranquilo, sorprendentementetranquilo—.Estáaquípormiculpa.Queríaqueescucharamiexplicación.
Elarmamesigueapuntando.—Estábien,esdelosnuestros—afirmaOmar.Trasunlevísimovacilar,el
cañónseapartademí.—Peter,tiraelarma—ordena.—Necesitohablar—dicePeternegándose—.Necesitoqueescuches.—Las
gafaslehanvueltoaresbalarporlanariz,peroestaveznoselassube,selimitaamirarporencimadeellas—.Hesidoyo—continúa,señalandolasillaconlamanoquenosostienelapistola—.Yohematadoaesehombre,YuryYakov.Esunagenteruso.—Susojosrebosandesesperación—.Trabajabaparaél:yosoyeltopo.
Omarsequedapasmado.MimiradadescansaunavezmásenelarmaquesostienePeter.
—Les hablé a los rusos de mis compañeros. Yo soy la razón de queabordaran a Marta y a Trey. Y puede que a otros. Les dije que estábamosinvestigandoaYury.Queestábamosapuntodeentrarensuordenador.—Tienelafrentehumedecida,laluzreflejaelsudor,reluciente—.YdespuésintrodujeunlápizdememoriaUSBenelordenadordelasaladeaccesorestringido.BorréelhistorialdebúsquedadelosservidoresdelaAgencia.
Cojoaire.Recuerdoesedía,cuandome topéconélen lapuerta.Peter losabía.Yahoraloestáconfesando.Protegiéndome.
Entonces soy consciente de la verdad: hay un motivo por el que estáconfesándolotodoahoramismo.Hayunmotivoporelquenohatiradoelarma.
—¡No!—chillo.—Losiento—musita,sindejardemirarme.Entonceslevantaelarma.Loveopasar, looigopasar.Gritos.Una lluviadebalas.Petercayendoal
suelodelantedemí,lasangreextendiéndoseasualrededor.Gritos,unsonidosordoprimero,mássonorocuandorecuperoeloído,hasta
quesoyconscientedequelosestoydandoyo.
22MesientoenelsofádelsalóndeYury,enelborde,agarrándomea loscojinesque tengo a ambos lados: demasiado rellenos, de un apagado tejido marrón.Fuera se oye el aullido de las sirenas de la policía, varias, asincrónicas, unasinfoníachirriante.Tambiénhay luces intermitentes,quecreanundibujoen lapared, un pequeño espectáculo de borrones bailoteantes azules y rojos. Loobservo,porquedelocontrarioestaríamirandolasábanaquecubreelcuerpodePeter,yesonolopuedohacer.
Omarestáamilado,cercaperonodemasiado.Notosusojosclavadosenmí.Lossuyosylosdelosotrosagentesquehayenelapartamento,elmontónmás que acaba de irrumpir. Están etiquetando, fotografiando, pululando yhablando,mirándomedereojo.
CreoqueOmarestáesperandoaquehableyoprimero,yyoestoyhaciendolomismo. Estoy esperando a queme informe demis derechos. Soymás queconscientede lospapelesdobladosque llevoen la cintura, laspruebaspor lasquepodríanencerrarmedeporvida.
—¿Quieresquetetraigaalgo?—dicealcabodeunrato—.¿Agua?Niego con la cabeza.Aún tengo la vista puesta en las luces de la pared.
Intentorepasartodolosucedido,intentoentenderlo.Tengolacopiaimpresadelas pruebas, y Peter destruyó la copia de seguridad.Yury estámuerto: nomepuede acusar de nada. Y Peter ha confesado ser el autor del peor error quecometí:introducirellápizdememoria.
—Vamosatenerquehablardeesto,losabes,¿no?—añadeOmarconvozamable.
Asiento, mi cerebro está en funcionamiento. ¿Me lo está diciendo comoamiga y compañera? ¿O como sospechosa? Podría fingir que me acabo deenterardequeMattesunagenteencubierto,quemelohadichoYury.Dejarqueel Buró investigue. Es una oportunidad para enmendar las cosas. Entregar aMatt,comodeberíahaberhechoelprimerdíaqueempezóesto.Élloentendería.Esloquemepidióquehicieradesdeunprincipio.
«Lukemorirámañana.»Perosinointroduzcoeselápizdememoria,iránapor Luke. No tengo ni idea de quién lo está amenazando, y no se lo puedoexplicaralFBIsincontárselo todo,sin implicarme.NopuedopermitirquememetanenlacárcelcuandoLukecorresemejantepeligro.NoconfíoenelBuróparaquedéconeltipoqueloestáamenazando.Quellegueatiempo.
—Podríasempezardiciéndomeporquéestásaquí—insisteOmar.Desvíolamiraday,sinpensar,misojosdescansanenlasábanaquecubreaPeter.Omarmesiguelamiradayasiente,comosiacabaraderesponderasupregunta—.Lallamadadelotrodía.¿Lahizoél?
Mequedomirando la sábana.Noestoy seguradequécontestar.Necesitodarconunahistoriaqueencajecontodoloquehapasado.Necesitotiempoparaentenderlo,ymeestoyquedandosintiempo.
—¿OfueYury?Parpadeo.¿Quéseríamáslógico?¿Quéledijedeesallamada?Meesfuerzo
porrecordar.«Hayalguienimplicado.Alguienqueesimportanteparamí.»—Vivian—diceOmarcon lavoz tan suavequecasi resulta tierna—.No
debídarteesainformación.Nosinsaberloqueestabasucediendo.—Nopasanada—balbuceo.¿Quésabe?¿Quélecontéesedía?—Debíconfiarenmiinstinto,averiguarporquélanecesitabas.—Mehicisteunfavor.Mira hacia otro lado, hacia la sábana. Una tristeza infinita le crispa el
rostro.Normal,Petertambiénerasuamigo.—Intentabasayudarlo—dice.Esunaafirmación,nounapregunta.Tragosaliva.«Ahora.»Esprecisoquedigaalgo.—Eramimentor.Miamigo.—Losé.Peroerauntraidor.Asiento,apuntodeecharmeallorar,lasemocionesamenazandoconllegar
asupuntomásalto.—Lo estábamos vigilando. Sospechábamos que era el topo.Hemos visto
queveníaaestesitio,ydespuéshemosoídoeldisparo...¿Quéhadichoantesdequellegáramos?¿Haexplicadoporquélohizo?
—Katherine—contesto—.UtilizaronaKatherine.—Estodocuantologrodecir.
Yahabrátiempoparadarmásexplicaciones.Lapartequequieroexplicar,que necesito explicar. Peter no era un mal tipo. Se aprovecharon de él, locoaccionaron. Se sirvieron de lo que eramás importante para él en elmundoentero.
—Tedandondeeresmásvulnerable—farfulla.Oigoelaullidodelassirenas.
—Pensaba hacer las cosas bien desde el principio. Eso era lo que Peterintentabahacer.—Meestremezco.
Yafindecuentasesohizo.Almenosparamí.Haadmitidohabercometidomi mayor pecado, resetear los servidores. No desveló la identidad de Matt.Incluso dio con las cuatro imágenes que yo borré, lo queme hacía sentir tanculpable.
Lascuatroimágenes.Ellápizdememoria.Mepalpoelbolsilloporfuera,notoqueestáahí.Metolamano,losacoyseloofrezcoaOmar.
—Me ha dado esto. Ha dicho que contiene las imágenes de los agentesencubiertosdeYury.
Omar mira el lápiz. Vacila y lo coge, da media vuelta y llama a uncompañero.Unosminutosmás tarde, hay un portátil en lamesa que tenemosdelanteyOmarestá introduciendoel lápizdememoria.Veoque las imágenesaparecen en la pantalla: la mujer pelirroja con rizos, el hombre de las gafasredondas, losotrosdos.Lascuatroqueborré.Están todasaquí.LadeMattnoaparece.
—¿Cuatro?—oigodeciralotroagente—.¿Sólocuatro?—Quéraro—musitaOmar—.Deberíansercinco,¿no?—Memira.Observolapantallayasientoconairedistraído.Soyvagamenteconsciente
dequelosagentesestánhablando,algosobrelaimportanciadequeseancuatroen lugar de cinco, teorías que expliquenpor quépodría haber sólo cuatro.Unagente encubierto murió. Se jubiló. El programa no es tan sólido comopensábamos.
NotoqueOmarmeobserva.Unamirada larga, intensa.Quehacequemepongasumamentenerviosa.
Haymásconversaciones,másdeliberaciones,yalfinalunagenteseacerca,cogeelportátilyselolleva.Losotrosagentessedispersan.
—Voyadejarquetevayasacasa—diceOmar.Bajalavoz—.Ymañana,Vivian,vasatenerquecontármelotodo.Todo.¿Estáclaro?
Mañana.«Lukemorirámañana.»Asiento,porqueahoramismonomesalelavoz.
Seinclinahaciamí,susojosescrutandolosmíos.—Séquehaymásdeloquenosestáscontando.
Sigomuyafectadacuandollegoacasa.Losdisparosaúnresuenanenmiinterior.Aún veo la cara de Peter pidiendo disculpas, levantando el arma, cayendo alsuelo.Pero,sobretodo,oigolaspalabrasdeYury,laamenazaamihijo.
Mattestáenlaentradacuandollego,ymechocaverloahí,ennuestracasa.
Es como si no encajara, casi como si ése no fuera su sitio. Me paro y nosmiramos,ningunodicenada,ningunohaceademándeirhaciaelotro.
—¿PorquénotehasidocuandotelohadichoPeter?—preguntaalfinal.—Nohepodido.—Veoalosagentesirrumpiendo,meveovolviéndomey
dándomecuentadequeMattyanoestaba.Misojosescudriñanlossuyos.«¿Porquétefuistesinmí?».
—Pensabaqueveníasdetrás.Cuandohesalidoymehedadocuentadequeseguíasallídentro...Estabaaterrorizado.—Laspalabrasparecensinceras,perolaemociónnoacabadereflejarseensusojos—.¿Quéhapasado?
Niegoconlacabeza.«Demasiadascosasparacontártelasaquíyahora.»—¿Te encuentras bien? —pregunta con voz apagada, como si no le
importaramucho loque lepuedadecir.Entoncescaigo:meecha laculpa.Meculpaamídequeélhayamatadoaalguien.Yestáfuriosoconmigo.
—Sí.Suexpresiónnocambia,yestoyapuntodedeciralgomáscuandooigoa
Bella.—¡Mamihavuelto!—exclama.Sale a la entrada dando saltitos, corre y se me abraza a las piernas.Me
agacho para estar a su altura y darle un beso. Levanto la vista y veo a Lukedetrás.DejoaBella,meacercoaélyloabrazo,sintiéndomealiviada.GraciasaDiosestábien.
LuegomeacuerdodelaspalabrasdeYury,degolpeyporrazo.Loabrazoconmásfuerza.
Voy a la sala de estar.Mi padre está en el sofá ymimadre en el suelo,pugnandoporponersedepie.DelantetieneunaciudadLegoalaquenolefaltaundetalle.
—Cariño, has vuelto—dice, con cara de preocupación—. Nome puedocreer que te hayas pasado la noche entera trabajando. ¿Te obligan a hacerlo amenudo?Porquenoessano,trabajarasítodalanoche.
—Nolohagoamenudo—aseguro.—YconLukemaloydemás—continúa.Mirode soslayoaLuke,que tiene lacabezagacha,y luegoaMatt, en la
cocina,queseencogeligeramentedehombros,evitandomirarme.Supongoquesehanvistoobligadosacontarunamentira.Hantenidoquedaramispadresunmotivo por el que ha salido del colegio antes de tiempo. Se hace un silencioincómodo,todosahíplantados,contemplándonos.
—Bueno —dice entonces mi madre—, ahora que Matt ha vuelto, yapodemosdejarosenpaz.—SonríeaMatt.
Mipadre loobservadesdeelsofá,sinsonreír,porsupuesto.Noesde los
queolvidanconfacilidadsicreequealguienmehahechodaño.Miro a Matt, que sigue sin mirarme. Mis padres no se pueden marchar.
Todavíano.—Laverdadesquesiospudieraisquedarunpocomás...—Lasonrisade
mimadresedesvanece,ylaexpresióndemipadresevuelvemásdura.Losdosmiran a Matt, como si estuviera a punto de marcharse—. Si no podéis, loentiendo.Séquetenéiscosasquehacery...
—Pues claro que podemos quedarnos —afirma mi madre—. Lo quenecesites,cariño.—MiradenuevoaMatt.Nopasanada,yameocuparédeestomástarde.Puedoocuparmedeesto—.Peroatupadreyamínonosvendríamalcambiarnos de ropa. Si te parece, iremos a Charlotesville esta noche yvolveremosporlamañana.
—Podéislavarlaropaaquí—sugiero.Pasaporaltomisugerencia.—Ylacasa.Asíleechamosunvistazo.—Quieredarnosintimidad,claro.—Siesloquequeréis,pormí,perfecto—respondo.Notengofuerzaspara
discutir.Además,serámásfácilqueMattyyohablemossiellosnoestán.Semarchanpocodespués,yvolvemosaestarlosseis.Echolallavecuando
se van, y después compruebo que las demás puertas y ventanas están biencerradas.Cuandoestoybajandolaspersianas,oigoaMattenlacocina:
—¿Qué cenamos esta noche, princesa? —Lo dice con despreocupación,peropercibolovacíodesuspalabras.
—¿Macarronesconqueso?—proponeBella.—¿Paracenar?—inquiereMatt.Porunmomento sehace el silencio, y echounvistazo a la cocina.Bella
asiente,enlacaraunasonrisa.MattlepreguntaaLuke:—¿Túquéopinas,hijo?Lukememira,comosiesperaraquefueseadecirqueno.Cuandonodigo
nada,miraaMattyseencogedehombros,esbozandounalevesonrisa.—Pormí,vale.—Puesmacarronesconqueso—zanjaMatt,mientrasabreelarmariopara
sacarunacazuela.Hayciertacrispaciónensuvoz,queesperoquelosniñosnonoten—.¿Porquéno?
—¿Con guisantes? —añade alegremente Bella, como si estuviesenegociando.Ésesuelesereltratocuandocomemosmacarronesconqueso:quehayaguisantesdeacompañamiento.
—Sinlosguisantes—laregañaLuke,envozmuybaja—.Yahadichoquesí.
Bellafrunceelpequeñoceño.—Ay.Caleb empieza a alborotar, así que lo siento en su trona y le pongo unas
galletitas saladas delante. Chase las ve y empieza a gimotear, me tiende losbrazos,conlosdedosregordetesabiertos.Locojoylosientoensusilla,consusgalletas.
LukeyBellasevanalasaladeestar,yyoobservoaMatt,antelosfogones.De espaldas a mí, callado y rígido. «Porque no soy un asesino», lo imaginoalegando.Perohaacabadosiéndolo,ymeechalaculpa.
—¿Quieresdeciralgo?—pregunto.Veoquedejadehacer loqueestáhaciendo,peronosevuelve,nodiceni
mu.Mesientomásdesesperada,másperdidainclusoalverloasí.¿Cómopuedo
ocuparme de la amenaza que se cierne sobre Luke cuando Matt se niega amirarme,seniegaahablarme?¿Cómopuedoestartancercadeperderlotodo,degolpe?
—Notehepedidoquelohicieras—digoenvozqueda.Élgirasobresustalones,enlamanotieneunacucharadepalo.—Hasdejadoclaroloqueesperabas.—¿Lo que esperaba?—Esto no es justo. No me puede echar todo esto
encima.HaoídoloqueYuryhadichodeBella...Mattbajalavozmástodavía.—Notefiaríasdemíamenosquelohiciese.—¿Porqué ibaa fiarmede ti?—prácticamenteestallo.Levanto lavoz lo
bastanteparaquelosniñosmeoigan.LukeyBellasecallanenlasaladeestar,dejandejugar.
—Mami...—dice Bella con timidez—. Papi... ¿Podéis dejar de pelearos,porfavor?
Mattyyonosmiramosunbuenrato.Luegoniegaconlacabezayvuelveacentrarlaatenciónenlosfogones.Nodecimosnadamás.
23Damoslacenaalosniños,losbañamos,losmetemosenlacamayvolvemosanuestra rutina—Matt limpia lacocinayyo recojo los juguetes—,salvoporelhechodequenadadeestoesnormal,porqueacabamosdepasarporuninfiernoyunaamenazapesasobrelosniños,yMattnisiquieramemira.
Loveo,alcanzoaverlelapartesuperiordelacabeza,esepequeñopuntoenlacoronilladondeelpeloleempiezaaralear,mínimamente.Estáfrotandoalgoenlapila.Mepongoencuclillas.
—Tenemosquehablar.Nosevuelve,siguefrotando.—Matt.—¿Qué? —Levanta la vista de golpe y me mira, una mirada aguda y
doloridaalmismotiempo.Despuésbajalacabezadenuevo.—Tenemos que hablar de Luke —insisto, y soy consciente de la
desesperaciónquetransmitemivoz.Tengoquehablarconél.Necesitonoestarsolaenesto.
Susmanossedetienen,peroélnolevantalavista.Veocómosubenybajansushombroscuandorespira.Mecentroenesepuntodondehaymenospelo,tandistintoahoradeloqueloerahacediezaños,cuandonosconocimos.Ahorahaymuchascosasdistintas.
—Estábien.—Cierraelgrifo.Eltorrentedeaguacesa,ahorasólohayungoteolento,lasúltimasgotitasyendohaciaelsumidero.
Profierounsuspiro,agradecidaporlaoportunidadquemeda,ymeobligoacentrarme.
—HadichoalgomásLukedelhombrequehahabladoconélenelcolegio?Seechaelpañodecocinaalhombroyvaalasaladeestar.Sesientaenel
brazodelsofá,conelcuerpotenso.—Lohepresionadoparaquemelocontaratodo.Alfinalmehadichotodo
loque recordaba.El acento era ruso, eso seguro.Hepuestounos audios en elmóvil,distintosacentos.Loteníaclaro.—Hablaconfrialdad.Intentopasarese
hechoporalto,intentonodistraerme.—Vale.—Acento ruso. Otro agente ruso. Una ideame ronda: «El jefe».
¿Podríaser?¿PodríaYuryhaberrecurridoasucontacto?¿Pedirayuda?—Encuantoalaspecto,hadichoqueteníaelpelocastañooscuro,losojos
castaños.Estaturaypesomedios...Sin embargo, tiene sentido. Casimás que cualquier otra cosa. Se supone
queYurynopuedeponerseencontactoconotrosagentesrusos;connadiesalvoeljefe.
—... laúltimavezllevabaunosvaqueros,enestaocasiónunospantalonesdechándalnegro.Concamisaenambasocasiones.Unacadena...
«Una cadena.»Matt siguehablando, pero sus palabras se desdibujan.Medevanolossesos.
—¿Unacadena?Separaamitaddefrasedeloquequieraqueestuviesediciendo.—Sí.Unacadenadeoro.Sinpensar,mellevolamanoalbolsillodelanterodelospantalones,notoel
durocolgante.Y,conlamismarapidez,vuelvoaponerlamanoenelregazoylaentrelazoconlaotra.MiroaMatt—¿parezcotanculpablecomomesiento?—yveoconfusiónensusojos.Dolor.Comosisupieraquehayalgoquenoleestoycontando,quenoconfíoenéllobastanteparahacerlo.
Selevantaydamediavuelta.—Espera—le pido. Para y durante unos instantes no sé qué va a hacer.
Luegosevuelvedenuevo.—Tementí,Viv.Ylosientodeveras,contodamialma.—Lamandíbulale
tiembla,unapizca—.Perohedejadoquetepasessemanasodiándome.Ynovoyapoderseguirasísiempre.
—¿Qué se supone que significa eso?—Parece una despedida, ¿y cómopuedeser,cuandotenemosquelibrarnosdeestepeligro,protegeraLukedeestaamenaza?
—Creíqueéramos lobastante fuertesparasuperaresto.Peroyanoestoyseguro.—Niegaconlacabeza—.Noestoysegurodequeseascapazdevolveraconfiarenmí.
Mesientoconfusa.¿Debería fiarmedeél?Memintió,duranteaños.Peroentiendoporqué lohizo: estaba atrapado.Ydesdequedescubrí la verdad, hasidosincero.
LoveobajandolaescaleraenelapartamentodeYury,reciénduchado.Peroestabaallíporquenosepodíamarchar.PorqueLukeestabaenpeligro.ElúnicomotivoporelqueestabaallíeraparaprotegeraLuke.
No nos abandonó, como yo me temía. Se fue para que nuestros hijos
estuvieranasalvo.Y tampoco les habló a los rusos de Marta y Trey. Peter ha confesado
haberlohecho.—Lohematado,Viv.Lohematado,ytúsiguessinconfiarenmí.Mevienealamemoriaelhorrorquehevistoreflejadoensucaracuandoha
sido consciente de que había matado a Yury. Y no porque fuera Yury, sinoporquehabíamatadoaunhombre.
Hahechoalgoquelamentaráelrestodesuvida.Ylohahechopormí.—Lo siento—musito. Le tiendo una mano y él se queda mirándola. El
abismoquenosseparanuncahasidomayor.Sumirada,rebosantededolor,estanintensaquemeasusta.Creoquemefíodeél.Dalaimpresióndequelosmotivosparanohacerlo
handesaparecido.Yahoramismolonecesitoamilado.EslomejorparaLuke.Paratodosnosotros.
Metolamanoenelbolsillo,cojoelcolgante,losacoyseloofrezco.Casicomounaofrenda,unaformadedemostrarmiconfianza.
—SelohequitadoaYury,justoantesdequellegaraPeter.Mattnodicenada,laexpresiónaúncautelosa.Ledoylavueltaalcolganteyveoloscuatrotornillitosenlapartedeatrás.—¿Metraesundestornillador?Vacilay asiente.Deja la salay regresa instantesdespués conuna cajade
herramientas. Saco el destornillador más pequeño. Me vale. Desenrosco loscuatrotornillosyabroelcolganteconunauña.Lotengoenmismanos.Dentro,enunlado,hayunlápizdememoriaminúsculo.Losacudoycaeenmimano.LosostengoalaluzymiroaMatt.
—Creoqueaquíestánlosnombres.—¿Losnombres?—LoscincoagentesencubiertosdeYury.Memiracomosinosupieradequé lehablo.Entoncesmedoycuentade
queélnosabeloqueyosé.Dudo,perosólouninstante.—Cadacontactollevaencimaelnombredesuscincoagentesencubiertos.
Sialgolepasa,sesuponequesusustitutodaconlosnombres,secomunicaconMoscú para pedir un código de desencriptado y lo reemplaza. Así es comoprotegenlaidentidaddelosagentes.
Mattfruncelafrente.—¿PorquérazónnopidenlosnombresaMoscúsinmás?—LosnombresnoestánenMoscú,sinoallídondeseencuentreelcontacto.Nodicenada,medoycuentadequeestápensando.—¿NoestánenMoscú?
Niegoconlacabeza.Veoqueempiezaacomprender.—Así que cuando nos decían que el nuevo contacto se comunicaría con
nosotros...—Essólosiencuentranlosnombres—afirmo.—Yporesotenemosesosplanespararetomarelcontactosipasaunaño.Asiento.—Porque si el sustituto no puede hacerse con los nombres, es la única
maneraquetienendeponerseencontactocontigootravez.—Nolosabía—musita.Coge el lápiz dememoria que le ofrezco con cautela. Lo sostiene con el
pulgar y el índice, lo estudia, como si de algún modo en ese dispositivoestuvierantodaslasrespuestas.Luegomemiraamí:séqueestamospensandolomismo.Siahíestánlosnombres,Mattpodríaevitariralacárcel.
Yury ha muerto, ya no me pueden chantajear. Los cinco nombres handesaparecido. Mande a quien mande Moscú para sustituir a Yury, no podráhacerse con los nombres. Tendrá que esperar a que los agentes encubiertosestablezcancontacto.YsiMattnolohace,serálibre,parasiempre.
Bastaría para que los dos estuviéramos a salvo, para impedir que nadieaverigüequiénesMattyloquehiceyo.Seríaunavictoriadulce,denoserporlanubequeseciernesobrenosotros.DaabsolutamentelomismoqueMattestéasalvooqueyoestéasalvo.Alguientieneprevistohacerdañoanuestrohijo.Anuestroshijos.Ynoséquién.
Entoncesme asalta una idea, con tanta fuerza queme quedo sin aliento:«PuedequeLukesílosepa».Elvestíbuloestádesiertocuando llego, sólohayuna responsablede seguridadcerca de los torniquetes, una mujer que me suena vagamente. Mis pasosresuenanenelcavernosoespacioalentrar.Lasaludoalpasarlaidentificación,cruzolostorniquetes.Ellamedevuelveelsaludo,inexpresiva,observándome.
Caminoporpasillossilenciosos.Anteunapuesta,acercomiidentificaciónallectoreintroduzcomicontraseña.Seoyeunpitidoyuncliccuandoseabrelacerradura. Empujo la pesada puerta. Dentro está a oscuras, no se oye nada.Enciendo las luces, y el espacio se inunda de una cruda luz fluorescente.Medirijohaciamicubículo.
Abro el cajónde lamesa, saco la carpetay la dejo en lamesa, cercadeltablerodecorchoenelquetengofotografíasdemifamilia,dibujosdelosniños.Esmásgruesainclusodeloquerecordaba,contieneloqueheinvestigadosobrelaspersonasquepodríansereljefe.Imágenesdeposiblescandidatos.
Mesientoymepongolacarpetadelante.Empiezoapasarpáginasdeprisa,separandolasfotografíasylainformaciónpersonaldeotrosdatos,reduciendoencasi la mitad el montón. Es posible que Luke reconozca a alguien. Siconseguimosidentificarlo,protegeremosalosniños.Yanoesunaamenazasinnombre, sin rostro. Es una persona a la que podemos perseguir y con la quepodemosacabar.
Sinembargo,elmontónsiguesiendodemasiadovoluminoso.¿Cómovoyaesconder todo esto?Meterlo en el bolso esmuypeligroso.Loúnicoquehacefaltaesque laagentede seguridadmepareyhurgueenél.Nohe llegado tanlejosparaquemepillensacandomaterialclasificado.DejolacarpetaymirolafotografíadeYury,que tengoen lapareddelcubículo,ymimente tambiénsedesvíadeltemaquelaocupa.Lacadena.Lallevabaencima,entodomomento,comodijoDmitrielAnzuelo.«Encima.»
Melevanto,cojolospapelesyvoyhastalamesadelfondo,dondeestánlasimpresoras, la fotocopiadora.Hayungrueso rollode cinta adhesiva.Un sobregrande.Cojoambascosas.Metolospapelesenelsobre.Melevantolasudadera,mecolocoelsobreenlosriñonesymedoyunasvueltasdecintaadhesiva.
Si alguienmepillahaciendoesto, adiósmuybuenas.Todohabrá sido envano.Perotambiénesloúnicoquesemeocurreparaintentaraveriguarquiéneslaamenaza.ElBurónuncaleenseñaríaaLukeunpuñadodefotosclasificadas,asíquecreoquevalelapenacorrerelriesgo.Claroquesí.Además,nobuscanagentequesaquepapel,sinodispositivoselectrónicos.Laprobabilidaddequemeencuentrenestematerialesescasa,desdeluego.
Mebajolasudadera.Quizásalgabien.Esposible,sí.Vuelvoalamesaporelbolso,meloechoalhombro.Estoyapuntodemarcharmecuandolosdibujosmellamanlaatención.ElquehizoLuke,demíconlacapaylaSenelpecho.Me siento despacio y me quedo mirándolo. Supermami. Así es como me veLuke.Apesardetodoslosfallosquetengocomomadre,mesigueviendocomosi fueraunasuperheroína.Alguiencapazde solucionarcualquierproblema,decuidardeél.
Pienso en el hombre que fue a verlo al colegio. Que lo amenazó. Quéasustado estarámi niño.Cómo deseará tener a su lado a un superhéroe ahoramismo,aalguienquepuedaprotegerlo,combatirelmal,lucharcontralosmalos.
—Loestoyintentando,hijo—musito.Despuéspaso al dibujodeBella, el denuestra familia.Seis caras felices.
Ésaeslarazóndequeestémetidaenestelío.Procurarquelascarassigansiendofelices,lasseis.¿Habráformadelograrlo?Medevanolossesos,micabezaechahumo,tratandodepensarcómopodríallevarestoacabo,cómopodríahacerquemishijosesténasalvoymifamiliapermanezcajuntaalmismotiempo.
Entoncestengounaidea.Meagachoparaaccedera loscajonesquehaybajo lamesa, lospesados,
metálicos,queestánatornilladosalsuelo.Hagogirarlarueda,primerohaciaunlado,luegohaciaelotro.Marcolosnúmeros,abro,sacouncajón.Voypasandolas carpetas colgantes hasta dar con la que estoy buscando. Dentro hay uninforme, la cubierta roja, una larga cadena clasificada en la parte superior. Yotra,másatrás,igual.Lasabro,primerounayluegolaotra.Mirohastaencontrarloqueestoybuscando:unalargacadenadenúmerosyletras,ydespuésotra.Lasanotoenunpósitquedobloymemetoenelbolsillo.Acontinuaciónmedirijohacialasalida.Cuandosalgoveoalaresponsabledeseguridaddeantes.Estásentadaalamesaquehaycercadelostorniquetes,conunpequeñotelevisordelante;veunodeloscanalesqueemitennoticias lasveinticuatrohoras.Levanta lavista cuandomeacerco.
—¿Yasemarcha?—preguntaconexpresiónseria.—Sí,señora.—Lededicounasonrisa. Intentoubicarla.Creoqueantes la
veíaporlasmañanas.—¿Unavisitillaenmitaddelanoche?—Nopodíadormir.—Hayquienenciendelatele.Elcorazónmelateconfuerzaahora.—Losé.Tienedelanteaunaanalistaobsesionadaconeltrabajo.—Levanto
lasmanosfingiendorendirme.Lamujernoseríe,nosonríe.—Voyatenerqueecharunvistazoaesebolso.—Claro.Seacerca,yestoyseguradequeoyeelgolpeteodemicorazón,dequeve
que me tiemblan las manos. Procuro parecer impasible mientras le enseño elbolso,abierto.Echaunaojeada,mete lamanoyapartaalgunascosasparavermejor.Reparoenunchupeteyunabolsitadecomidainfantil.
Acontinuación,cogeundetectormanualdelcintoylopasaporelbolso.—¿Ahoratrabajadenoche?—pregunto,intentandoquecentrelaatención
enmí,enlugardeenelregistro.Intentandoparecermenossospechosa.Apartaeldetectordelbolsoylosostienecercademicabeza,melopasapor
la parte delantera del cuerpo, tan cerca que el aparato me toca. Me entra elpánico.Elsobrecon lospapelesque llevoen laespaldaesgrueso.Demasiadogrueso.
—Esmásdinero—responde—.Mihijomayor iráa launiversidadelañoqueviene.
Mueveeldetectoralotrolado,comienzaapasarloporlacaraposteriordelaspiernas.Contengolarespiración,merecorreunescalofrío.Vasubiendomásymás,yacasiestáenlosriñones,enlospapeles.Justoantesdequelostoque,meapartoymevuelvoparaponermefrenteaella.
—¿Y legusta? ¿Trabajardenoche?—añado, concaradequerer entablarconversación,conunaexpresiónquenecesitoqueparezcanatural,porqueahoramismoestoyabsolutamenteaterrorizada.
Esperoquemedigaquemedélavuelta.Sigueconeldetectorenlamano,peroellanosehamovidohaciamí.
—Se hace lo que haga falta por los hijos, ¿no?—replica, frunciendo elceño.
Contengo la respiración, confío en que no se acuerde de que no haterminadoconmigo,oenqueledélomismo.Entoncessemeteeldetectorenelcinto,ydepuroaliviomemareo.
Menotodébil,ydeprontolospapelesquellevopegadosalaespaldasemeantojanmuypesados.
—Yalocreoquesí.Acontinuacióncojoelbolsoyvoyhacialasalida,sinvolverme.
Lukeestásentadoenelbordedesucama,entreMattyyo.Estamosmáscercadelonecesario,casicomosiintentáramostransmitirlefuerza,comosiintentáramoshacerlesaberqueestáasalvo,quenoestásolo.
Llevapuestoelpijamaquepareceununiformedebéisbol,yquelequedaalgo corto de piernas: ha dadootro estirón.Tiene el pelo de punta por detrás,comoMattcuandoselevanta.Aúnestágrogui,losojosselecaen.
—Necesitoquemiresunasfotos—pidoconsuavidad.Se frota un ojo, entrecerrándolo para protegerse de la claridad; me mira
confuso,comosinoestuvierademasiadosegurodesiestádespiertoosoñando.Lepasolamanoporlaespalda,describiendocírculoslentamente.—Sé que esto es raro, hijo, pero estoy intentando averiguar quién habló
contigoenelcolegio.Parapoderencontrarloyobligarloaquedejedehacerlo.Unasombracruzasurostro,comosisedieracuentadequeestádespierto,
de que esto es real, pero es la realidad lo que desearía que no existiera.Yyotambién.
—Vale—contesta.Cojo los papeles, que tengo al lado, y me los pongo en el regazo. Lo
primeroesunafotografía,lacaradeunhombreconexpresiónseria.ObservoaLukemientraslamira.Noparodeacariciarlelaespalda,deseandonotenerquehacer esto, obligarlo a sentarse aquí a revivir el miedo de que lo aborde undesconocido.
Niegaconlacabeza,nodicenada.Ledoylavueltaylapongobocaabajoenlacama,yotraimagenocupaellugardelaprimera.Measaltaunsentimientodeculpa,porenseñarleunosrostrosqueesprobablequelopersigan,igualquemepersiguenamí.
Lamira en silencio, la misma cantidad de tiempo.Miro aMatt, veomiculpabilidad reflejada en su cara, la misma pregunta que pienso yo: «¿Quéhemoshecho?».
Lukeniegacon lacabezadenuevo,ypasoa lasiguiente.Loobservo,deperfil. Está muy serio, parece mucho mayor de lo que es, y me invade unaabrumadorasensacióndetristeza.
Voy pasando hoja tras hoja, y el niño las mira todas con atención,metódicamente, durante la misma cantidad de tiempo, antes de negar. Prontocobramosritmo.«Unsegundo,dossegundos,tressegundos,niega,pasamosdepágina.»
Nos acercamos al final del montón, y la desesperación empieza aapoderarsedenosotros.¿Quéhagodespués,siestonofunciona?¿Cómovoyadarconelhombrequeloestáamenazando?
«Unsegundo,dossegundos, tressegundos,niega,pasamosdepágina.Unsegundo,dossegundos,tressegundos...»
Nada.Noniegaconlacabeza.Me quedo quieta, Lukemira fijamente la imagen. Tengomiedo hasta de
respirar.—Eséste—afirma,conlavoztanbajaquecasinolooigo.Luegomemira,
conesosojosgrandesabiertoscomoplatos—.Esestehombre.—¿Estás seguro?—pregunto, aunque sé que lo está.Veo la seguridad, la
determinaciónensucara.Elmiedo.—Estoyseguro.
24Estoyenlacocina,deespaldasalaencimera,conunatazadecaféhumeanteenunamanoylafotografíaenlaotra.AnatolyVashchenko.Lomirofijamente,lacaraalargada,lasentradas.Estoyviendolacaradeljefe.ElhombrequesuponeunaamenazaparaLuke.Paratodosmishijos.
Ledoylavueltaalaimagenymirodenuevoeltextoquefiguraaldorso.Susdatospersonales,todoloquepudeencontrarsobreélquepodríamosutilizarparalocalizarlo.Escorto,unodelosmáscortosdelmontón,apenashaytexto.Reparo en una frase en particular: «Viajes a EstadosUnidos: ninguno, que sesepa».
«Ninguno,quesesepa.»Miro las palabras sorprendida, deseando que cambien. Pero no lo hacen,
cómo lo iban a hacer. Me devuelven la mirada, burlonas. Es evidente queVashchenkohaviajado aEstadosUnidos, está aquí en estemomento.Y si notenemosconstanciaalgunadequeestéaquí,esqueutilizaunnombrefalso.
Loquesignificaquenohayformadedarconsuparadero.Lukeestádormido,ylacasaestáensilencio,aexcepcióndelrápidoteclear
quellegadevezencuandodelasaladeestar.Matt,alportátil,trabajandoeneldesencriptado.Tecleaysehaceunsilenciolargo.Másteclear,mássilencio.
Bebounsorbodecafé,saboreandoelamargorquemedejaenlalengua.Escomosimedesinflarapordentro.Heencontradoaljefe,loheencontrado,¿ydequésirve?Notengosuficientesdatosparadarconél,parahaceralgoalrespecto,desdeluegonoparahacerloatiempo.«Lukemorirámañana.»Nosoycapazdequitarmeesaspalabrasdelacabeza.Esetipoestáahífuera,amenazandoaLuke,yyonopuedohacernadaparaimpedirlo.
Nopuedohacernadaparaimpedirlo...,pormicuenta.Laideameronda,seabrecamino.Tratodeapartarla,echarla,impedirque
seformedeltodo.Peronopuedo:eslaúnicamanera.Dejolaimagenenlaencimerayvoyalasaladeestar,latazacogidaconlas
dos manos, en un intento de calentarlas. Matt está en el sofá, inclinado, el
portátil abierto en la mesita que tiene delante. Ha introducido un lápiz dememoria,seveunalucecitaanaranjada.Levantalavistacuandoentro,elrostrocrispado, tenso.Me siento a su lado, miro la pantalla, el galimatías de texto,indescifrableparamí,loscaracteresqueteclea,unacadena.
—¿Hahabidosuerte?—pregunto.Suspirayhaceungestonegativo.—Micódigodeencriptadonobasta.Esmulticapa,bastantecomplejo.—¿Creesquepodrásdescifrarlo?Mattmiraalapantallayluegoamí,elpesarylafrustraciónescritosensu
cara.—Nolocreo.Asiento. No me sorprende lo más mínimo. Los rusos son buenos. Han
diseñado esto para que nadie pueda acceder. No sin los otros códigos dedesencriptado.
—¿Yahoraquéhacemos?—pregunta.Escudriño su rostro.Necesitover cómovaa reaccionara loque levoya
decir. Porque creo que confío en él. Creo que hay una explicación para todo.Peronecesitoestarsegura.
—Acudiremosalasautoridades.Abrelosojos,nomucho.Veosorpresa,peropocomás.—¿Cómo?—EslaúnicamaneradeprotegeraLuke.—Perosabemosquiénes...—Y eso es todo lo que sabemos.No tenemos nada, absolutamente nada,
quenospuedaayudaradarconél.Nada.Perolasautoridadessípodrían.Susojosnohandejadodemirarlosmíos.Veoangustia,desesperación.—Tienequehaberotraforma...Niegoconlacabeza.—Tenemosunnombre.Unnombreruso.Nadadelaliasqueutiliza,desu
paradero.Puedequesituviéramosmástiempo...Loveoprocesarlainformacióncomomehevistoobligadaahacerloyo.Es
laúnicamanera.Nopodremosdarconélpornuestracuenta.Noatiempo.—«Lukemorirámañana»—digoenvozbaja—.¿YsivieneporLukeyno
podemosimpedirlo?Fruncemáselceño.Siguepensando,loveo.—Tienestodalarazón—reconoce—.Necesitamosayuda.Esperoaqueformulelasiguientepregunta,laqueséquevaapronunciar.
Porqueentoncesserácuandoimportedeverdadsureacción.Necesitovercómoreaccionacuandoselodiga.
—Entonces¿qué lesdecimos?—pregunta.Yyooigo laparte tácitade lapregunta,ésaalaqueyoheestadodándolevueltas:«¿Cómoconseguimosquenosayudensinimplicarnos?».
Levantolavista,lomiroalosojos,memorizosuexpresiónyesperoaverelcambio.
—Laverdad.—¿Qué?—Memirasumamenteconfundido.Loobservoconatención.—Selocontaremostodo.Asusojosasomaalgo,incredulidad,creo.—Iremosalacárcel,Viv.Losdos.Noto que las emociones se me arremolinan en el pecho, una opresión
tremenda.Iralacárcelimplicaríadeciradiósalavidaqueconozco.Noestaríacon los niños. Me perdería su infancia, su vida. Ellos me odiarían porabandonarlos,porconvertirlosenunespectáculoparalosmedios.
Matt me mira con cara de sorpresa, y la incredulidad da paso a lafrustración.
—¿Teestásdandoporvencida?¿Ahoraqueestamostancerca?—Nomeestoydandoporvencida.—No lo estoyhaciendo,de eso estoy
segura.Tansólomeestoyplantando,haciendolocorrectoporfin,loquedeberíahaberhechohacemuchotiempo.
—Despuésdetodoesto...—Todoestolohicimosporlosniños—lointerrumpo—,yaúnlohacemos
porellos.—Tienequehaberotraforma.Algunahistoria...Niego. Necesito mostrarme firme en esto. Porque tiene razón:
probablementehayaotraforma.Otramentiraquepodríamoscontar.Mepodríasentar con Omar, inventarme algo que resulte creíble, que baste para que novayamosalacárcel,paraqueLukeylosdemásniñosesténasalvo.
—Noquieromáshistorias.Noquieronadaquenosenfanguemásaún,quenoshagacaerenunaespiral
de engaño de mayores dimensiones. No quiero estar el resto de mi vidavolviéndome, esperando que pase lo que sin duda acabaría ocurriendo,aterrorizadapornohabertomadoladecisióncorrecta,porelhechodequemishijospuedanestaraúnenpeligro.Losquieroenelprogramadeproteccióndetestigos.Losquieroasalvo.
—Y no quiero correr ningún riesgo. Ellos no entenderán el peligro quecorrenlosniños,hastaquépuntoVashchenkoesunaamenazaotansiquieraporqué los está amenazando a menos que lo confesemos todo —alego—.
Necesitamosquelosprotejan.Estoeslomejorparaellos.—¿Quesuspadresesténenlacárcel?¿Esoeslomejor?Measaltan lasdudas,porque,para ser sincera,no lo sé.Sinembargo,mi
instintomedicequeestoesloquehayquehacer.Eslaformademantenerlosasalvo.Además,¿cómovoyaserlamadrequequierosersipermitoqueelrestodemividaseaunamentira?¿Cómopodréenseñaralosniñosadistinguirelbiendelmal?Todas lasvecesque loshecastigadopordecirmentirijillas, todas lasveces que les he dicho que hagan lo correcto, desfilan pormimente como sifueranlacintadeunapelícula.YlaspalabrasdePeter:«Confíoenquetomesladecisiónadecuada,Vivian,sealaquesea».
—Quizá—respondo.Mesigoaferrandoaunaesperanzamínimadequenoacabemoslosdosenlacárcel,peronoselopuedodecir,todavíano.
Ysé,enelfondo,queesprobablequeacabemosentrerejas.Perotalvezlomejor para ellos sea que no estemos juntos, después de todo. Tal vez seaasegurarnosporcompletodequeestánasalvo.Dequelesestamosenseñandoahacerlocorrecto,aunqueseadifícil.Puedequealgúndíaseplanteentodoloquehice, todo loquehizoMatt, y lo entiendan.Pero si seguimos así, si seguimosviviendo esta mentira otros diez, veinte años o hasta que las autoridades nospillen,entonces¿qué?¿Cómopodremosvolveramirarlosalacara?
Sacoelteléfonoylodejoconcuidadoenlaotomanaquetenemosdelante.VeoqueMattlomira.
Respirohondo.—Confíoenti.Esperoqueloveasahora.Peroestásatiempodemarcharte.
Nollamaréhastaquetehayassubidoaunaviónyestéslejosdeaquí.Miraelteléfonouninstantemásyluegomemiraamí.—Esonunca—musita—.Yonunca tedejaría.—Mecoge lamano.Noto
quesusdedosrodeanlosmíos,calientes,tanfamiliares—.Sicreesqueestoesloquetenemosquehacer,loharemos.
Éste es Matt, mi marido, el hombre al que conozco, el hombre al quequiero.Meequivoquéaldudardeél.Nopudeequivocarmemás.
Mesuelto,memetolamanoenelbolsilloysacoelpapelito.Lodesdobloylodejoenlabutaca,lasdoslargascadenasdecaracteresvisiblesaambos.
—Hayunacosamásquemegustaríaquehicieras,Matt.AmanececuandoOmarllegaanuestracasa,solo,comolepedí.Loreciboenlapuertayloinvitoapasar.Entraconcautela,dandounpasocontino,luegootro,susojosescudriñandolahabitación,asimilándolotodo.Nodicenada.
Cierrolapuerta,ynosquedamosparadosenlaentrada,incómodos.Porun
instante,mearrepientodehaberlepedidoqueviniera,sientolanecesidaddedarmarcha atrás. Aún disponemos de algo de tiempo para salir de ésta. Luegolevantolabarbilla.Esloquehayquehacer.Eslaúnicamaneradequemishijosesténasalvo.
—Vamosasentarnos—sugiero,señalandolacocina.AlverqueOmarnosemueve,echoaandaryo.Oigosuspasosdetrás.
Mattyaestásentadoalamesadelacocina.Alverlo,Omarsedetiene.Lomiraylosaludaconungesto.Siguesindecirnada.QuitodeenmediolatronadeChaseyllevolasilladeLukeaunextremodelamesa;indicoaOmarquesesiente.Élvacila,perodespuésaccede,seacomodaenlasilla.Yoocupomisitiode siempre, enfrente de Matt. Lo miro, y de pronto estoy a esa mesa hacesemanas,eldíaquerecibílanoticiaquemecambiaríalavida,quenoscambiaríalavidaatodos.
Delante, en lamesa, tengounacarpeta, elpapelquenecesito estádentro.VeoqueOmarreparaenellaydespuésmemira.
—¿Quéestápasando,Vivian?—inquiere.Mivoz,micuerpo,todoenmíescomosiestuvieraparalizado.¿Deverdad
esestolomejorparalosniños?—¿Vivian?—repiteconfuso.Loes.Protegeráalosniños.Yonolopuedohacerpormicuenta.Nopuedo
hacerqueesténasalvo.LepasolacarpetaaOmar,lamanometiembla.Élapoyaunamanoencima,
sindejardemirarme,conexpresiónburlona.Vacilaylaabreconcuidado.VeolainstantáneaqueidentificóLuke.
—AnatolyVashchenko—digoenvozbaja—.ElcontactodeYury.Eljefe.Omartienelavistafijaenlaimagen.Despuésmemiraamí,surostroesun
interrogante.—Es preciso que lo detengan inmediatamente. Y hasta que eso suceda,
necesitaréprotecciónparamishijos.Omar observa aMatt y luegome observa otra vez a mí. Todavía no ha
dichonada.—AmenazóaLuke—afirmo,lavozsemequiebra—.Esunaamenazapara
mishijos.Echa el aire con suavidad, sin dejar de mirarme, y hace un gesto de
negación.—¿Quédemoniosestápasando,Vivian?Necesitosoltaresto,soltarlotodo.—Llevará una cadena con un colgante. Una cruz, creo. Dentro debería
haberunlápizdememoria.Dentroestaránlosnombresdesuscincocontactos.
Omarponecaradesorpresa.Pareceaturdido.—Matt teayudaráconelprocesodedesencriptado—añadoconsuavidad
—.Sucódigo,losnuestrosdeMoscú,eldeDmitrielAnzuelo.MirodereojoaMatt,queasientecongravedad.Cuandolefacilitélasotras
claves de desencriptado, no le llevó mucho acceder a la carpeta, dar con lascinco fotos. Las mismas cinco que vi yo aquel día en el trabajo, hace unaeternidad, pero esta vez con texto: direcciones, ocupaciones y acceso,instruccionesparaconcertarencuentros.
Adecirverdad,noesperabaverlasmismascaras,lasotrascuatro.Cuandome di cuenta de que habían colocado de forma expresa las imágenes, di porsentado que las otras eran falsas. Pero quizá no debiera haberme sorprendido.Quizáfueseunapruebadesuarrogancia,delaconfianzaqueteníanenquetodosaldríacomohabíanplaneado.
—Loscontactostambiénlastienen.Conlosnombresdesuscincoagentes—preciso.DejoenlamesalacadenadeYury,lapesadacruzdeoro.Ellápizdememoriaestádentro,lostornillosapretados—.Elquintonombreestáahí.
Omar abre un tanto los ojos. Se ha quedado con la boca abierta,inconscientemente.Lohedejadopasmado.MiraaMatt,queasiente.
—Vivno lo sabía—asegura.Lavoz se lequiebra,y amí semeparte elcorazónaloírlo—.Selooculté.
Omarsevuelvehaciamí.Sientoqueledebounaexplicación,peronoséquédecir.—Tedandondeeresmásvulnerable—optopordecir—.Ennuestrocaso
fuenuestrafamilia.Susojosnodancrédito.—Habríasalidodelfrío—aseveroenvozqueda—.Haceaños.Omardesvíalamirada.Algocambiaensucara.—Exactamentelaclasedepersonaquepenséquepodríamosencontrar.No ha hecho ademán de coger la cadena de Yury. Sitúo el índice en el
colgante y se lo acerco más. ¿Qué pasará a continuación? Ese atisbo deesperanzasigueahí,peroestantanleve...
Encualquiercaso,eraloquehabíaquehacer.Eslaformadeimpedirquealguienhagadañoalosniños.
LomásprobableesqueOmarllamepidiendorefuerzos.Quenosdetenga.Mispadresdeberíanvolverpronto,peroahoramegustaríahaberinsistidoenquese quedaran a pasar la noche. Y los niños, los pobrecitos. ¿Y si no estamoscuandosedespierten?
Omar continúa mirando la cadena. Me invade una extraña sensación, elatisbo de esperanza se intensifica. Puede que esto salga bien. Puede que sea
suficiente.Alfinal,élponeeldedoíndiceenlacadena,peroenlugardeacercárselo
melodevuelve.—Enesecaso,tendrásqueacogertealprogramadeproteccióndetestigos
—sugiere.Unhormigueomerecorreelcuerpo,unaespeciededescargaeléctrica.¿Ha
salidobien?Mirolacruz,quevuelvoatenerdelante.Omarnolaquiere.Nolacogeráparavercuáleselquintonombre.EldeMatt.
Intento aferrarme a las palabras, tratando de entender si de verdad estápasando esto.Miro aMatt y veo su confusión. No hablamos de esto, parecíamuypocoprobable,ysideverdadexistíaunaposibilidaddequesalierabien,noqueríagafarla.
—¿Proteccióndetestigos?—repito,porquenoséquémásdecir.Omartardaunminutoencontestar.—Acabas de darme suficiente información para desmantelar la célula
entera. Está claro que a los rusos no les hará ninguna gracia. Y si ya estánamenazandoaLuke...
Miroellápizdememoria.Nodeberíaabrigarmuchasesperanzas.Todavíano.QuizáOmarnolohayaentendido.QueMatteselquintoagenteencubierto,queyolosabía.Quelosdostendríamosqueestarenlacárcel.
—Hecometidoalgunoserrores.Telocontarétodo...—De todo lo que hemos investigado —empieza Omar, levantando una
manocomoparapararme—,detodoloqueatribuíamosauntopo,oaunagenterusoconaccesoalCIC,Peterseconfesóculpable.—Baja lamano,memiraamí, luegoaMattyfinalmentedenuevoamí—.Estoysegurodequeelquintoagentenohahechonadaquepongaenpeligrolaseguridadnacional.
Diosmío.Estoestápasandodeverdad:Omarnosvaadejarmarchar.Esloqueyoesperaba.Esloquepensabaquepodríaimpedirquefuéramosalacárcel,conseguirquenuestrafamiliasiguierajunta.Darleslosuficiente:informaciónacambiodelibertad.
Sin embargo, sólo saldrá bien si puede garantizar que los niños estarán asalvo.
—Losniños...—Gozarándeprotección.—Esoesloúnicoquenosimporta.—Losé.Guardosilenciouninstante,aúnintentandoprocesarlotodo.—¿Cómoloharás?—preguntoalfinal.—Irédirectoaldespachodeldirectorylepresentaréunainformaciónconla
quesedesmantelarálacélulaentera.Élmedaráloquequiero.—Pero...—DiréqueMattadmitióserunagenteencubierto.Quemedioelnombre
del jefe,mediosucódigodeencriptado,mecontó lode lascadenas.Yque,acambio,loprotegeremosaélyasufamilia.
—Pero¿ysialguienaverigua...?—Lomantendremosencanalescompartimentados.Elmásaltosecreto.—¿Puedes...?—empiezo,ymecortaunavezmás.—EstamoshablandodeRusia.Todoestácompartimentado.—Escucholas
palabrasqueyomismahepronunciadotantasveces,queséquesonverdaderas.Lasquesignificanquequizá,sóloquizá,estosalgabien.
—¿Accederá el director?—pregunto,mi voz es casi un susurro.AunqueOmarquierahacerestopornosotros,nohayningunagarantíadeque lopuedahacer.
Asiente.—SécómofuncionaelBuró.Estoyseguro.Laesperanzameabruma.Laesperanzadeque talvezestemosa salvo,y
juntos,despuésdetodo.MiroaMattyveoesasmismasemocionesreflejadasensucara.
—¿Yahoraqué?—inquierofinalmente.Omarmesonríe.—Hacedlasmaletas.
UNAÑODESPUÉS
25Estoysentadaenlaarenadelapequeñaplayaenformademedialuna,mirandoalos niños. Chase corre por la orilla, las robustas piernecillas avanzan en lacompacta arena, una gaviota vuela bajo delante de él. Caleb está detrás, losrubiosrizosbrillanalsol.Observa,gritaentusiasmadocuandolagaviotaalzaelvuelo.Bellaestáalgomásarriba,apretandoarenaencubosconformadetorrede vivos colores, concentrada, delante un intrincado castillo de arena.Y en elocéano está Luke, boca abajo en una tabla de surf, esperando a que llegue lapróxima ola. El agua le brilla en la espalda y en unas piernas que parecenvolversemás largas cadadía,morenodel sol yde lashorasque sepasa en latabla.
Sopla una brisa cálida, quemece la fronda de las palmeras que salpicannuestra playita. Cierro los ojos yme quedo escuchando un instante. El suaveromperdelasolas,elsusurrodelaspalmeras,lossonidosquehacenmishijos,felicesycontentos.Lasinfoníamásbellaehipnóticaquepuedaexistir.
Mattseacercapordetrásysesientaamilado,enlaarena,cerca,supiernatocando la mía. Las miro, nuestras piernas, más bronceadas que nunca, casimarronescontra lafinaarenablanca.Mesonríe,yyolesonríoaél,ydespuéssigomirandoa losniñossatisfecha,encómodosilencio.Lukecogeunaoladegrantamaño,sesubeaellayllegahastalaarena.Calebdaunpasotitubeante,yotro,caeenlaarenaycogeunagranconchaqueestudiaconatención.
Veinticuatro horas después de que estuviéramos sentados a la mesa denuestracocinaconOmar,noshallábamosabordodeunaviónprivadorumboalPacífico Sur. En un principio, cuando Omar nos pidió que hiciéramos elequipaje,laideanosresultóaterradora,metertodanuestravidaenunasmaletas,asabiendasdequeposiblementenovolviéramosavernadaquedejáramosatrás.De manera que me centré en lo que era más importante para mí, lo que erainsustituible: fotos, libros infantiles, esa clase de cosas. Al parecer es todocuantonecesitabadeverdad.Elrestodelascosasdenuestracasa—losarmariosllenosderopayzapatos,losaparatoselectrónicos,losmuebles—,pues,bueno,
lo cierto es que aún no las echo demenos. Empezamos de cero en este sitio,sencillamente. Compramos lo básico. Nos tenemos los unos a los otros, ytenemosnuestrosrecuerdos,yesoesloqueenrealidadnecesitamos.
Mis padres vinieron con nosotros. Omar nos dio esa opción, y yo se loplanteé, aunque no pensaba que fueran a hacerlo, no pensaba que quisieransepararse de todo lo que conocían. Pero cuando supieron que no podríancomunicarseconnosotrosduranteunaño,quizámás,nolodudaron.«Puesclaroque vamos—dijomimadre—.Eres nuestra hija, lo eres todo para nosotros.»Listo,asífuecomosetomóaquelladecisión.Unadecisiónqueyoentendíamuybien.
EntreMatt y yo todo vuelve a ir sobre ruedas. «Te perdono»,me dijo laprimeranochequepasamosenlacasanueva,enunacamadesconocida.Siélmepodíaperdonarporhaberdudadodeél,porhacerle sentirque teníaquematarparaganarsemiconfianza,sindudayopodíadejaratráselpasado.Meaovilléensusbrazos,dondedebíaestar.«Yotambiénteperdono.»
Oigo un helicóptero a lo lejos, el leve runrún de los rotores. Lo veoaparecer,cadavezmásdefinidoamedidaquesevaacercando,másruidoso,elsuavezumbidovolviéndoseunrítmicogolpeteo.Losniñoshandejadodehacerloqueestánhaciendoparamirar.Pasajustoporencimadenosotros,tanruidosoqueBellayLukesetapanlosoídos;ChaseyCalebmiranasombrados.
Aquínosolemosverhelicópteros.Nosinstalaronenunaparteremotadelaisla,endoscasasquecoronansendosacantiladossobreelocéano,entremediasunaplayitaconformademedialuna.Mirohacialacasademispadresyveosaliramimadre.Cierralapuertadecristalcorrederayempiezaabajarhacialaplaya,la brisa ahuecándole la larga falda entre las piernas.Me vuelvo y veo que elhelicóptero planea sobre los acantilados que tenemos detrás, desciendelentamente,perpendicularalsuelo,paraaterrizar.
Matt y yo nos miramos. Nos ponemos de pie sin decir palabra, nossacudimoslaarena.Esperamosaquelleguemimadre.
—Id—dice—.Yomequedoconlosniños.Elsonidodelosrotorescesamientrassubimosanuestracasaporlacolina,
salvandodunasdearenablancaquesedeslizanconcadapasoquedamos,hastaquellegamosalaescalerademadera,salpicadademásarena.Vamosarriba,losmanchonesdehierbaquepasanporcésped,lacasacuadradadedosplantasconeltejadomuyinclinado,conterrazasalrededor.VeoqueOmarseacercaalacasadesde el helicóptero, lleva unos pantalones cargo de color caqui y una camisahawaianadeflores.Sonríealvernos.
Llegamosa lacasaalmismo tiempo.Ledoyunabrazo, fuerte,yMatt leestrecha la mano. Hay algo extrañamente emocionante en verlo aquí: es el
primer compatriota al que vemos en un año. Nos lo advirtió, nos dijo queestaríamossolosduranteunaño,esposiblequemás,peroaunasínoestábamospreparadosparalaextrañasensaciónqueproduceestarapartadosporcompletodetodo:laspersonasqueconocíamos,lasrutinas,inclusocosascomoelcorreoelectrónico y las redes sociales. Nos dio un teléfono móvil, pero coninstruccionesestrictasdeencenderloyutilizarlosóloencasodeemergencia.Amenosqueseprodujeradichaemergencia,teníamosquelimitarnosaesperar.Aesperaraqueélsepusieraencontactoconnosotros.Yahoraaquíestá,unañodespués.
—Entra—loinvito,yabrolapuertadelanteraypasodelante.Lacasa es espaciosay está llenade luz, todoenblancoy azul.Yparece
másunhogarque lanuestraanterior.Estáadornadaconconchasmarinas,quehemos cogido cuando paseamos por nuestra playa.Y con fotografías.Muchasfotografías. Instantáneas en blanco y negro de los niños, de las palmeras, decualquiercosaquemellamelaatención.Esagradablevolveratenertiempoparadedicarlo a los hobbies. Pero, sobre todo, es agradable tener tiempo paramishijos.
Lo llevo a la salade estar yme siento en el sofá, uno azul pormódulos,muygastado,enelquenosapiñamosparaverpelículasyjugaraloqueseaporla noche.Omar se sienta enfrente.Matt llegaun instante después, en lamanounajarradelimonadaydosvasos,quedejaenlamesita.Mesonríe.
—Osdejarésolos—afirma.Noledigoqueno,yOmartampoco.Cuandohasalidoyoímosunapuertaquesecierraarriba,Omarseinclina
haciadelante.—Y,dime,¿quétalseviveenestesitio?—Estupendamente—contesto.Y lodigodecorazón.Soymás felizde lo
quelohesidonunca.Ya no me siento atrapada, viviendo una vida que me pasa por delante.
Ahoratengolasensacióndequelacontrolo.Ytengolaconcienciatranquila.Porfinvoyadisfrutardelavidaquequiero.
Cojolajarraysirvoconcuidadolimonadaenlosvasos,loscubitosdehielotintineandocontraelcristal.
—¿Yelcolegio?Séqueesotepreocupaba.Leofrezcounvaso.—Leshemosestadoenseñandoencasa.Noesunasoluciónalargoplazo,
pero demomento funciona. La verdad es que los niños están aprendiendo unmontón.
—¿YCaleb?—Vamuybien.Yaanda,inclusodicealgunaspalabras.Yestásano.Tenías
razón,elcardiólogodelquemehablasteesfantástico.—Mealegro.Nosabescuántomeacuerdodevosotros.Lasganasquetenía
deveros.—Yo también—aseguro—.Hay tantas cosas queme gustaría saber...—
Hagounapausa—.¿Túcómoestás?—La verdad es que estupendamente. —Bebe un sorbo—. Soy el nuevo
subdirector,¿sabes?—Intenta,sinconseguirlo,reprimirunasonrisa.—Québueno.Lasonrisaseabrepaso.—Ytelomereces.Vayasitelomereces.—Laverdadesqueestecasomeayudómucho,novoyamentirte.Esperoaquedigamás,peroguardasilencio,lasonrisavaborrándosedesu
rostro.MeacuerdodePeter,ymepregunto si aOmar lepasará lomismo.Alfinalhabloyo:
—¿Puedes contarme algo de la célula?—Es una pregunta queme rondadesdehaceunaño.Memuerodeganasdeoírloquepuedaexplicar.
Omarasiente.—Tenías razón con lo deVashchenko: era el jefe.Dimos con él bastante
rápido.Encontramosellápizdememoriaenelcolgante,justocomodijiste.Ylodesencriptamosconlasclavesquenosdiste.—Entrelazolasmanosconfuerzaenelregazoyesperoaquecontinúe—.Apartirdeahífuimosdeteniendoalosotroscuatrocontactos.Tresdíasdespuésmontamosunaoperaciónagranescalaydetuvimosalosveinticuatrointegrantesdelacélula.
—Deesonosenteramos—afirmo.Fue un bombazo, incluso en este sitio, aunque todo lo que leí de la
operación hablaba de veinticinco operativos. A Alexander Lenkov se loidentificócomounodelosdetenidos,sibiennosefacilitaronmuchosdetallesdeél,ylaúnicafotografíaquesepublicóestabalobastantepixeladacomoparaquenosedistinguiera.Porsuerte,nocreoquenadievieraenélamimarido.
—¿Quéserádeellos?Miamigoseencogedehombros.—Iránalacárcel,selosintercambiaráporotrospresos,asaber.—Memira
un instante—. Estoy seguro de que leerías que casi todos afirman que lestendieron una trampa. Que en realidad son disidentes políticos, enemigos delEstado,cosasporelestilo.
Asientoysonrío.—Supongoquealmenossonconsecuentes.Sonríeyactoseguidorecobralaseriedad.—ElBuróacabóaprobando laoperaciónSurgirdel frío.Porelmomento,
tenemos dos adquisiciones. Estamos trabajando para que nos ayuden adesmantelarotracélula.Yestamosutilizandotualgoritmoparaintentardarconotroscontactos.ElFBIylaCIAestánasignandoaellounmontónderecursos.
Guardo silencioun instante,mientras lo asimilo todo.Desmantelaronunacélulaenterayestánhaciendoprogresosparalocalizaraotras.Niegoasombrada,ydespuésformulolaotrapreguntaquemerondalacabeza,lamásacuciante,laquemásmeasusta:
—¿YMatt?¿Sospechandeél?Haceungestonegativo.—Nohaynadaque indiqueque los rusossabenqueestá libreoque tuvo
algoqueverenesto.Entoncescierrolosojosymequitounpesodeencima,tengounasensación
liberadora. Es lo que confiaba en que pasara. Según las noticias, eldesmantelamiento se atribuía a Peter, a quien describían como un veteranoanalistadelaCIAsobreelquelosrusoscayeronsirviéndosedelaenfermedadde su mujer y al que después chantajearon. Y a un agente del Buró al queidentificabansimplementecomo«O».
—En cuanto a ti —continúa—, figura como que te has cogido unaexcedencia. Tanto en el CIC como en el Buró, todo el mundo sabe que estárelacionadoconestecaso,ycorreelrumordequelosrusostechantajearonytúaguantaste.Peroningunodetuscompañerosestáalcorrientedelosdetalles.
—¿Quiénsabetodalaverdad?—YoylosdirectoresdelFBIylaCIA.Nadiemás.Noto que la tensión que sentía desaparece. Esta conversación no podría
desarrollarse mejor ni aunque la hubiese escrito yo misma. Pero, al mismotiempo,¿quésignificaesoparanosotros,aquí?Depronto,mesientotriste,comosi todo lo queme rodea fuese frágil y pudiera serme arrebatado enun abrir ycerrardeojos.Casitengomiedodeplantearlasiguientepregunta:
—¿Yahoraqué?—Bueno, visto lovisto, volver es seguro.Podemosdevolverte la casa, el
trabajo...Medistraigo,aunquenoesmiintención:losniñospasandoeldíaenteroen
la guardería. Verlos unosmomentos por la mañana y ya por la noche, eso sitengosuerte.Intentoapartaresaideademí.
—Perfilaremos los detalles a lo largo de las próximas semanas.Facilitaremos documentos nuevos a Matt, partida de nacimiento, pasaporte,etcétera.Todoloquesuperecualquierexamenminucioso.—Haceunapausaymemiraconcaraexpectante,demaneraquelededicounasonrisadébil.
—Haremos que la transición sea lo más fácil posible, Vivian. No tienes
nadadequépreocuparte.Yvamosahacercosasincreíblesjuntos,túyyo.Másdesmantelamientos...—Dejalafrasesinterminar,memiraconunacararara—.Porqueesoesloquedeverdadquieres,¿no?
Tardo un poco en contestar. Resulta extraño, este momento. Porque porprimeravezsoyyoquienpuededecidir.Noestoyatrapadaenuntrabajoqueyanoestoyseguradequerer.Nadiemeestámanipulando,presionándomeparaquehagaalgo.Puedohacerloquemeplazca.Puedoelegir.
—¿Vivian?—insiste—.¿Vasavolver?Lomiroconcaradesorpresaydespuéscontesto.
Matt y yo celebramos nuestro décimo aniversario en la playa, justo comoesperábamos.Nossentamosenlaarena,enlaplayaconformademedialuna,yvimos jugar a los niños, brindamos con vasos de plástico llenos de vinoespumoso barato mientras el sol se acercaba al horizonte, bañando nuestromundoenrojosyrosas.
—Aquíestamos,despuésdetodo—comentóMatt.—Juntos.Todosnosotros.Escuchabaelromperdelasolas,losgritosylasrisitasdelosniños,yme
vinoa lamemoria laúltimavezquehablamosdeaquello,dequéharíamosennuestro aniversario, ir a una playa exótica. Fue la mañana que encontré lafotografíadeMatt,justoantesdequetodosedesmoronara.Mevidenuevoenmi cubículo, las altas paredes grises, la omnipresente sensación de bregar, defracasar,dedebatirmeentredoscosasqueeransumamenteimportantesparamí,cada una de las cuales exigía más tiempo del que le podía dedicar. Sólo depensarlosemeformóunnudoenlagarganta.
Hundímásenlaarenalosdedosdelospiesycontempléelhorizonte,elsolcadavezmásbajo.Ydijeloúnicoquepensabaenesemomento:
—Noquierovolveraltrabajo.—Lociertoesquefuecomodejarcaerunabomba, porque no habíamos hablado del trabajo, no desde que salimos deEstados Unidos—. Aunque pudiera hacerlo, me refiero. —Me sentí biendiciendoloquequería.Tomandounadecisión.Asumiendoelcontrol.
—Vale—repusoMatt.Sóloeso:«Vale».—Quierovenderlacasa—añadí,presionandounpoco.—Vale.Mevolvíhaciaél.—¿Enserio?Séqueteencantalacasa...Seechóareír.—No me encanta la casa. Al principio no me gustaba nada. Y no me
gustabanadahaberteconvencidodequelacompráramossóloparaqueteviesesatrapadaentutrabajo.
Las palabras fueron como un mazazo, un golpe que debería haber vistovenir.Encogílosdedos,clavándolosmásenlaarena,ymirédenuevoelvastoocéano.
—Me encantan los recuerdos que forjamos en ella—añadió—. Pero ¿lacasaensí?Quéva.
Intentéprocesarlaidea,lacerteza—unavezmás—dequegranpartedeloquecreíaqueeraverdadnoloera.
—Te quiero,Viv.Y quiero que seas feliz. Feliz de verdad, como lo erascuandonosconocimos.
—Soy feliz—aseguré, peromivoz sonó falsa. ¿Lo era?Estando con losniños,conMatterafeliz,perohabíamuchasotrascosasenmividaquenomehacíanfeliz.
—Nocomomerecesserlo—aseverócon ternura—.Nohesidoelmaridoquequieroser.
Tendríaquehaberdichoalgo,tendríaquehaberlequitadoimportancia.Peronolohice,laspalabrasnomesalieron.Creoquequizáquisieraverloqueibaadecir.
—CuandovolvistealtrabajodespuésdequenacieraLuke...Esedíallegastea casa y dijiste que no podías. Que eras incapaz de dejarlo. Yo sólo deseabadecirte: «Pues no lo dejes». Decirte que venderíamos la casa, que cogería unsegundoempleo, loquefuera.Medestrozótenerquepedirtequenodejaras tutrabajo, que aguantaras. Sabía lomal que lo estabas pasando. Lo sabía.Ymemató.
Notéquesemesaltabanlaslágrimasalrecordaresedía,unodelospeores.Miréalosniños,laimagenborrosa:jugabanalpillapilla,Lukecorriendoatodavelocidad, Bella manteniendo el ritmo, Chase caminando torpemente detrás,esforzándosealmáximo.YCaleb,mipreciosoCaleb,depie,dandounospasosvacilantes,riendo.
—Te he fallado tantas veces... Cuando te convencí de que trabajaras conRusia.Cuando nos enteramos de que venían gemelos. Estaba tan obsesionadoconconseguirquenuestra familia siguieraunida, tenía tantomiedodequemeordenaranmarcharme,queantepuseesoaestarcontigo.Ylosiento.Contodamialma.
Vi que el sol se deslizaba tras el horizonte, la bola de fuego ibadesapareciendo. Los vivos rojos y anaranjados dieron paso a tonos rosas yazules,elcieloveteado.
—No me gusta la persona que he sido, pero quiero cambiar. Quiero
empezardecero,serelmaridoqueséquepuedoser.Elquemereces.Losniñosseguíancorreteandoporlaarena,sinprestaratenciónalapuesta
desol,anuestraconversación,alasdecisionesquedebíamostomar.Susgritosnosllegabanentremezcladosconelsonidodelasolas.
—¿Quéquieres,Viv?—mepreguntóenesemomentoMatt.Lomiré,susrasgosahoradesdibujadosenlapenumbra.—Volveraempezar.Asintió,yesperóaquecontinuara.—Quieropasartiempoconlosniños.—Yyoquieroquelopases.Noslasingeniaremosparaqueseaasí.—Ynoquieromásmentiras.Negóconlacabeza.—Yotampoco.Paséundedoporlaarena,dibujéunalíneaondulada.—¿Hayalgomásquedebasaber?¿Algoquetodavíanomehayascontado?Negóconlacabezadenuevo,estavezconmásbrío.—Lascartasestánsobrelamesa.Losabestodo.Estuvimosunosinstantescallados,luegoabriólabocaparadeciralgo,pero
lacerró.Sentíquevacilaba.—¿Qué?—Essóloque...—¿Qué?—Lodeltrabajo.Hastrabajadomuchoparaestardondeestás,lalaborque
hacesestanimportante...—Matthizounrápidogestodenegación—.Quizánoeselmomentoparahablardeesto.Sóloquieroquetomesladecisiónadecuada,laquetehagafeliz.
Cambiódeposturaparasituarsefrenteamí.Mecogiólasmanos,selevantóyme ayudó amí a ponerme de pie. Sus palabras resonaban enmi interior, laambivalenciaquehabíasentidotodosestosañosreplegándoseenmiconciencia.Despuésmepegóaél,condelicadeza,susmanosenmicintura.Ymedicuentadequeteníarazónenunacosa,almenos:noeraelmomentoparahablardeeso.Tendríaunañoparapensar.Lorodeéconlosbrazos.
—¿Teacuerdasdenuestroprimerbaile?—mepreguntóenvozqueda.—Claro—repuse.Yeneseinstantesentíquemetransportaba:losdos,en
lapistadebaile,meciéndonosalcompásdelamúsica,susmanosenmicintura.Sintiéndome alegre y feliz y tan tan enamorada. Rodeada demesas llenas degente,unrostroconocidotrasotro—.Miraa tualrededor—ledije.Meseparéligeramenteparapoderverle lacara—.¿Noes increíble?Todas laspersonasalasquequeremosestánaquí.Mi familia, tu familia,nuestrosamigos.¿Cuándo
volveráapasaralgoasí?Mattnomiró.Clavólavistaenmí,confuerzaeintensidad.—Miraatualrededor—insistí.Nolohizo.—Túyyo—dijo—.Esloúnicoqueveo.Esloúnicoqueimporta.Túyyo.Lomiré, confundida debido a su intensidad, al apremio que destilaba su
voz.Élme estrechómás, yme apoyé en su pecho, deseosa de escapar de esamirada.
—Losvotosquehepronunciadoloshedichoenserio,cadapalabra—soltó—.Pase loquepaseenel futuro,no loolvidesnunca.Si lascosasseponen...feas...,recuérdalo.Todoespornosotros.Todoloquehaga,duranteelrestodemivida,serápornosotros.
—Noloolvidaré—musité,seguradequeno loharía,yalmismotiempopreguntándomesiesaspalabrascobraríansentidoalgúndía.
Ymientrasnosmecíamosenlaplaya,alcompásdelamúsicadelasolas,descansélacabezadenuevoensupecho,comohabíahechotantosañosantes.Notésucalor,escuchéloslatidosdesucorazón.
—Noloheolvidado—afirmé.—Todoloquehicelohicepornosotros—insistió—.Pornuestrafamilia.Miréanuestroshijos,queahoraeranpocomásquesombrasrecortándose
contrauncielocadavezmásoscuro.—Yotambién.—Loabracéconmásfuerza—.Yotambién.
—Voyavolver—respondo.
Laspalabrasparecenadecuadas.Ladecisiónpareceacertada.Lacuestiónesqueloheechadodemenos.Heechadodemenoslaemoción
quesentíaalabrir informesdeinteligencianuevos, laexpectativa, lasensacióndequepodíapresentarseunagranoportunidadalavueltadelaesquina.Dequeenelmomentomenospensadopodíaresolverunrompecabezasqueayudaríaamipaís.
Es cierto que he trabajadomucho para llegar hasta donde estoy, y formapartedemiidentidad,partedeloquehacequeyoseayo.
—Porunmomentomehaspreocupado—diceOmar.Veoelaliviodibujadoensucara—.Tevanadarmásaccesoincluso,¿sabes?Podremoshacergrandescosas juntos. Abrir nuestros propios canales de comunicaciones, compartirinformación entre nuestras agencias, todos esos datos cuyo acceso estáinnecesariamenterestringido.Podemoscambiarlascosas.
Yesoes loqueyoquiero.Loque siemprehequerido,desdequeentréa
formar parte de la Agencia. Sin embargo, no siento la ilusión que pensé quesentiría.Elentusiasmo.Laverdadesquenosientograncosa.
—Puede que sea subdirector, pero mi corazón siempre estará en lacontrainteligenciarusa.
Asiento,ymeinvadeunasensacióndeinquietud.¿Hetomadoladecisióncorrecta?Noseríademasiadotardeparacambiardeidea.
—Además,recuerdaquemedebesuna.—Suformadedecirlo,esasonrisaquenoacabade reflejarseensusojos,noestoymuyseguradeque lodigaenbroma.
Pero lo cierto es que sí, que le debo una. Todas esas veces que me haprotegido, que ha infringido normas por mí, compartido información que nodebería haber compartido. De no ser por él estaría en la cárcel. Los dos loestaríamos,Mattyyo.
Permanecemos sentados en silencio unosminutos, un tanto embarazosos.Luegomemiralargamente.
—¿Estásseguradequeestoesloquequieres,Vivian?Pienso en los niños, aunque no quiero hacerlo. Peromis hijos ya no son
niños pequeños. He pasado un año en casa con ellos, el tiempo que siemprequisetener.Intentoquitármelosdelacabeza.
Haceunañohabríadichoqueno.Perocuantomástiempopasa,másseguraestoy:tengotodoslosmotivosdelmundo.
Esladecisióncorrecta.—Loestoy.
Cierro lapuerta cuando sevaOmarymequedounmomento en silencio.Meinvadelatristeza,unavagasensacióndepesar.Ynotienemuchosentido,porquehetenidotiempomásquedesobraparapensarbienesto.
Oigo queMatt entra en la habitación y nome vuelvo. Seme acerca pordetrásymepasalosbrazosporlacintura.
—¿Ybien?—pregunta—.¿Hastomadounadecisión?Hagoungestoafirmativo.Aúnsientoalgode incertidumbre, la impresión
dequequizámehayaequivocado,peroél, laúltimavezque lohablamos,meadvirtiódequepodríapasarme.
—Voyavolver.Mattbajalacabezaylaacomodaentremicuelloymihombro,elsitioque
siemprehacequemerecorraunescalofrío,ynotoquesonríe.—Creoquehastomadoladecisióncorrecta.
EPÍLOGOOmarsubeporelacantilado,elocéanoasuizquierdayelhelicópteroenlínearecta, en una zona pelada de tierra y pegotes de hierba. Se saca unmóvil delbolsillo,pulsaunbotónyseacercaelteléfonoaloído.
—Zdravstvuj—saluda.Y permanece a la escucha—.Da—dicemientrascamina.Otrapausaypasaal inglés—.Vaavolver.Meocuparédeorganizarlotodo. —Escucha la respuesta—. Puede que unos meses. Pero valdrá la penaesperar.
Sevuelvepara echar unaojeada, sólo para asegurarse de que allí nohaynadie.
—Veré qué puedo hacer—afirma, y almomento—: Pues sí, una partidalarga.—Esbozaunasonrisa—.Dosvidania,hastaluego.
Se aparta el móvil y pulsa un botón. Ya está cerca del helicóptero, y elpiloto ha puesto en marcha los rotores, que empiezan a zumbar, despacio alprincipio,despuésmásdeprisa,hastaqueseoyeungolpeteocasiensordecedor.
Sindejardeandar,tiraelteléfonoalvastoocéanoqueseextiendedebajo,elaparatovadirectoalasescarpadasrocas.Luegocubrelospasosquelequedanaltrote,hastallegaralhelicóptero,ysesubeaél.Elaparatodespega,seelevaenelaire.
Omarmiraabajomientraselhelicópterovirahaciaelocéano.Velaplayaconformademedialuna,aVivianya loscuatroniños.Ella tieneaunode losgemelosenlacadera,lacabezajuntoaladelpequeño,señalandoelhelicóptero.Losotros tres larodean,dejandodejugarunmomentomientrascontemplanelcielo.
Omar contempla la casa, esa cajita con el tejado inclinado. Matt, en elporche trasero,observandocómoseacercaelaparato, losantebrazosapoyadosenlabaranda,lacamisaondeandoconlabrisa.
En el porche,Matt clava la vista en el helicópteromientras se acerca, elgolpeteodelosrotoresmásfuertesicabe.Lovepasarpordelantedelacasaconun rugido casi ensordecedor, y justo cuando lo tiene delante, juraría que ve a
Omar,quelosdossemiranalosojos,sólounmomento.Mattnopierdedevistaelhelicópteromientrascontinúabordeandolacosta,
el estruendo va perdiendo intensidad poco a poco hasta que vuelve a oír elromperdelasolas.Asuslabiosafloraunasonrisa,noesaquedesarma,franca,laquesiemprevesu familia, sinoalgocompletamentedistinto.Unaexpresiónqueharíaqueparecieseundesconocido,sialguienlaviera.
Sigueconlavistaelhelicóptero,quesevaperdiendoenladistancia,ydesuslabiosescapaunaúnicapalabra,susurrada,casicomounsecreto:
—Dosvidania.
AGRADECIMIENTOSNadadeestohabríasidoposiblesinDavidGernert,quecontribuyóadarformaalmanuscritoinicialparaqueacabarasiendoellibroqueeshoy,ysinelequipodeTheGernertCompany,enparticularAnnaWorrall,EllenCoughtrey,RebeccaGardner,WillRoberts,LibbyMcGuireyJackGernert.
Me gustaría expresar mi más sincero agradecimiento a la brillante eincreíblemente generosa Kate Miciak, así como a todos los integrantes deBallantine, incluidas Kelly Chian y Julia Maguire, que mejoraron de formaconsiderable este libro. Tengo la suerte de colaborar con Kim Hovey, SusanCorcoranyMichelleJasmine,ylesestoymuyagradecidaaGinaCentrelloyaKaraWelshporhacerrealidadmissueños.
GraciasdecorazónaSylvieRabineauporsutrabajoenlosderechossobrela película, y a todos los correctores y editores del libro en otros países, enconcretoaSarahAdams,deTransworld,porsusagudasideasiniciales.
Muchasgraciasatodamifamilia,sobretodoamimadre,porcreerenmí;aKristin,porsusconsejosysusideas;aDave,porsuapoyo;yamipadre,porsuentusiasmo.
Ymuy en particular a mis hijos: os quiero hasta más no poder. Y a mimarido:lamejordecisiónquehetomadoenmividafuedecirtequesí.
TodalaverdadKarenClevelandNosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibro,nisuincorporaciónaunsistemainformático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaésteelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodeleditor.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedadintelectual(Art.270ysiguientesdelCódigoPenal)DiríjaseaCEDRO(CentroEspañoldeDerechosReprográficos)sinecesitareproduciralgúnfragmentodeestaobra.PuedecontactarconCEDROatravésdelawebwww.conlicencia.comoporteléfonoenel917021970/932720447Títulooriginal:NeedtoKnowDiseñodelaportada,PlanetaArte&Diseño©delafotografíadelaportada,MarkYankus©KarenCleveland,2018©porlatraducción,MaríaJoséDíezPérez,2018©EditorialPlaneta,S.A.,2018Avda.Diagonal,662-664,08034Barcelona(España)www.editorial.planeta.eswww.planetadelibros.comPrimeraediciónenlibroelectrónico(epub):marzode2018ISBN:978-84-08-18462-1(epub)Conversiónalibroelectrónico:ElTallerdelLlibre,S.L.www.eltallerdelllibre.com
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TableofContentsSINOPSISPORTADILLADEDICATORIACITAESTOYENLAPUERTADELAHABITACIÓN...DOSDÍASANTES
Capítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24
UNAÑODESPUÉSCapítulo25
EPÍLOGOAGRADECIMIENTOSCRÉDITOS
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