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Titulo: Ser trabajadora informal, pobre y mujer en el Perú Sesión científica Economía Informal y Género Autora: Maria Bastidas Aliaga Palabras Claves: Género, pobreza y economía informal Institución procedencia: Asociación de Desarrollo Comunal - ADC Introducción La Asociación de Desarrollo Comunal ADC, es una institución sin fines de lucro, constituida en el año 1995 con la misión de “promover el desarrollo humano sostenible con igualdad de oportunidades desde la perspectiva de género”. Dentro de este propósito ADC apunta a alcanzar los siguientes objetivos institucionales: 1. Incorporar en la agenda de los principales actores políticos, económicos y sociales, a nivel nacional, regional y local, el enfoque de género en el conjunto de sus políticas, programas, actividades y relaciones organizativas. 2. Fortalecer la predisposición de las autoridades a implementar políticas de igualdad de oportunidades con enfoque de género en la economía formal e informal. 3. Capacitar y alentar a las dirigencias laborales y sociales, especialmente a las secretarías de mujer y afines, para que actúen como promotoras de políticas y proyectos con enfoque de género en su ámbito de actividad. 4. Aplicar localmente, dentro del universo de las mujeres trabajadoras de la economía informal, en distritos de Lima Metropolitana y Callao, y las provincias del norte chico (Huaura, Huaral, Barranca) la cultura de la defensa de sus derechos, especialmente los referidos a la igualdad de oportunidades y la no discriminación. 5. Mejorar la capacidad de emprendimiento y gestión de las mujeres de la economía informal, especialmente en el rango de edad de 18 a 25 años, creando condiciones para una formalización que les signifique mayores oportunidades y derechos. La presente investigación está orientada a llegar a conocer con mayor profundidad las características, los problemas, necesidades y demandas de las trabajadoras de la economía informal de algunos distritos de las provincias de Lima y Huaura, al norte de la capital. La hipótesis básica es que las condiciones discriminación, exclusión y pobreza que afectan a una gran parte de la población peruana, y en mayor proporción a las mujeres, les impiden acceder a un trabajo formal, con mínimos derechos e ingresos regulares. La

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Titulo: Ser trabajadora informal, pobre y mujer en el Perú

Sesión científica Economía Informal y Género Autora: Maria Bastidas Aliaga

Palabras Claves: Género, pobreza y economía informal Institución procedencia: Asociación de Desarrollo Comunal - ADC

Introducción La Asociación de Desarrollo Comunal ADC, es una institución sin fines de lucro, constituida en el año 1995 con la misión de “promover el desarrollo humano sostenible con igualdad de oportunidades desde la perspectiva de género”. Dentro de este propósito ADC apunta a alcanzar los siguientes objetivos institucionales: 1. Incorporar en la agenda de los principales actores políticos, económicos y sociales, a

nivel nacional, regional y local, el enfoque de género en el conjunto de sus políticas, programas, actividades y relaciones organizativas.

2. Fortalecer la predisposición de las autoridades a implementar políticas de igualdad de oportunidades con enfoque de género en la economía formal e informal.

3. Capacitar y alentar a las dirigencias laborales y sociales, especialmente a las secretarías de mujer y afines, para que actúen como promotoras de políticas y proyectos con enfoque de género en su ámbito de actividad.

4. Aplicar localmente, dentro del universo de las mujeres trabajadoras de la economía informal, en distritos de Lima Metropolitana y Callao, y las provincias del norte chico (Huaura, Huaral, Barranca) la cultura de la defensa de sus derechos, especialmente los referidos a la igualdad de oportunidades y la no discriminación.

5. Mejorar la capacidad de emprendimiento y gestión de las mujeres de la economía informal, especialmente en el rango de edad de 18 a 25 años, creando condiciones para una formalización que les signifique mayores oportunidades y derechos.

La presente investigación está orientada a llegar a conocer con mayor profundidad las características, los problemas, necesidades y demandas de las trabajadoras de la economía informal de algunos distritos de las provincias de Lima y Huaura, al norte de la capital. La hipótesis básica es que las condiciones discriminación, exclusión y pobreza que afectan a una gran parte de la población peruana, y en mayor proporción a las mujeres, les impiden acceder a un trabajo formal, con mínimos derechos e ingresos regulares. La

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informalidad es un recurso ante la falta de oportunidades que da lugar a mucha precariedad laboral y a un reforzamiento de la pobreza y marginalidad. En el Perú de los 2000, la mayoría de los/as trabajadores/as desarrolla actividades económicas para asegurarse ingresos para ellos/as y sus familias, en el gran sector informal. El 51% de los hombres que trabajan lo hacen de manera informal, mientras que el 60% de las mujeres trabajadoras son informales. Los grupos más numerosos son el de las trabajadoras por cuenta propia (que incluye a las vendedoras ambulantes y trabajadoras a domicilio), trabajadoras de microempresas, trabajadoras temporeras (participan de la siembra y cosecha), trabajadoras del hogar, trabajadoras familiares no remuneradas y otras. La condición de informalidad económica de las mujeres trae diversas consecuencias negativas:

• Falta de protección social: seguro, pensiones y otros beneficios; • Duras condiciones laborales, ausencia de defensa ante el despido y las bajas

remuneraciones, poca seguridad y protección de salud; • Inseguridad respecto a sus capitales y bienes adquiridos por el trabajo; • Limitada organización para una representación eficaz; • Baja educación general y formación laboral; • Las leyes e instituciones públicas tienden a ignorar su existencia, salvo para

obligaciones tributarias; La presente investigación comprende el recojo de información directa a través de encuestas socio-económicas aplicadas a 382 mujeres trabajadoras informales, en tres distritos de la provincia de Lima: Cercado, San Juan de Lurigancho y La Victoria; y a 209 mujeres trabajadoras de los distritos de Huacho, Huaura, Santa Maria y Hualmay de la provincia de Huaura. Y la compilación de testimonios de mujeres trabajadoras de la economía informal de diversos sectores. ADC seleccionó cuatro campos de desempeño de la actividad informal femenina para su investigación:

• Vendedoras ambulantes; • Trabajadoras a domicilio; • Temporeras rurales; • Trabajadoras del hogar;

Los resultados de esta investigación apuntan a precisar problemas, sistematizar demandas y plantear desafíos para hacer frente a la realidad de las trabajadoras del sector informal. El documento que presentamos es resultado del estudio realizado en el Perú como parte del proyecto: “Formación y Asesoría para Fomentar la Participación de las Trabajadoras en Organizaciones del Sector Informal en las Provincias de Huaura y

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Lima - FATSI” que busca favorecer la mejora de las condiciones de trabajo y la calidad de vida de las mujeres del sector informal de las provincias mencionadas. Dicho proyecto cuenta con el auspicio de la Fundación Paz y Solidaridad de Comisiones Obreras de Andalucía, y la financiación de la Junta de Andalucía de España, a los que expresamos nuestro reconocimiento y agradecimiento. Queremos agradecer a todas las mujeres trabajadoras de la economía informal que nos permitieron compartir sus experiencias, sueños y desafíos, así como al Equipo de ADC por su apoyo en la edición del texto. Esperamos que esta investigación pueda contribuir a la creación de alternativas y respuestas eficaces para las trabajadoras de la economía informal en el Perú.

1. Tres caras de la modernidad peruana

Ser informal en el Perú

Soy Eva González, de 36 años, vendo postres limeños en una esquina en los Barrios Altos. Estoy casada, pero me separé hace algunos años. Gané un concurso de dulces. Mi trabajo no es seguro, porque el municipio nos quita el dinero y van cambiando las zonas donde podemos trabajar. Quieren aburrirnos, pero yo sigo luchando. (Testimonio, vendedora ambulante, Lima)

La explosión de actividades económicas informales en países como el Perú, se tiende a explicar de diversas maneras:

• Como un desajuste entre legalidad y realidad (costos, trámites, etc.); • Como una expresión del déficit de empleo y la baja inversión; • Como una secuela de la crisis de los 80-90 y del desarrollo de las economías de

sobrevivencia; • Como un fenómeno derivado de las migraciones rurales a las ciudades; • Como un problema cultural y educativo, que impediría la incorporación a la

economía moderna. Detrás del concepto de informalidad hay una discusión de fondo acerca de si es una desviación del modelo de economía de mercado, un rezago de las economías tradicionales o una componente irremediable del tipo de modernidad al que hemos sido incorporados. Sin duda las migraciones masivas por la crisis del agro (décadas de los 50 y 60) y por la violencia (80-90), generaron una gigantesca masa de marginales buscando la forma de ganarse la vida en forma desesperada y desventajosa. También es cierto que el bajo nivel educativo y los escasos conocimientos laborales que se imparten en las escuelas, producen mano de obra descalificada sin acceso a mejores puestos de trabajo.

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Es verdad que en el país ha habido largos períodos de no inversión y de casi nula demanda de nuevos trabajadores/as, lo que no niega que en las etapas en que ha subido la inversión tampoco ha habido fuerte expansión del empleo formal por el tipo de actividades a las que se orienta el capital. La crisis económica ciertamente eliminó muchos puestos de trabajo y cerró numerosas empresas, lanzando a millones de personas a la informalidad. Finalmente, es indiscutible que en medio de la multiplicación de empleos informales, los marcos legales del sistema para admitir nuevas expresiones económicas terminaron resultando extremadamente estrechos. Lo informal está rodeado de elementos claves: baja inversión, mínima tecnología, escasa seguridad laboral, ausencia de normas de trabajo, nulos controles de calidad, evasión tributaria, ausencia de permisos, etc., y bajar la valla de exigencias para asimilarlos no es tan fácil como decirlo. La definición internacional de la economía informal se refiere al universo de pequeñas y minúsculas actividades económicas realizadas por empresas e individuos libres, sin registro, con trabajadores/as pagos o no pagos, y a los/as eventuales que carecen de empleadores fijos. La informalidad peruana que se aprecia día a día, tiene la característica de “empleo inventado”, a la medida de la persona que no tiene otra alternativa para emplearse y que ciertamente prioriza su necesidad de subsistir al cumplimiento de las normas. La OIT estimó en el año 2005 que el 54.9% de la PEA peruana estaba ocupada en el llamado Sector de la Economía Informal Urbana, y que tratándose de mujeres esta proporción se elevaba al 60% de todas las mujeres que trabajan. Ser informal, les representaba a estas mujeres que sólo el 15 % de ellas contaba con seguro de salud y apenas 4% tenía afiliación a un sistema de pensiones. La causa por la que las mujeres son más informales que los hombres, se debe a que ellas sufren una mayor restricción de entrada para las actividades formales. Hay una ligazón muy fuerte entre esta condición de exclusión con la pobreza y baja educación de muchas mujeres. Los estudios de la informalidad señalan que el número de mujeres que trabajan o buscan trabajar está en aumento en países como el Perú, lo que en los niveles sociales más elevados viene de la necesidad de ganar autonomía, tener ingresos propios, invertir, educarse, etc., pero en los sectores más pobres parece responder más bien a factores como la crisis económica y la falta de ingresos mínimos, el desempleo, la presencia de mujeres jefas de hogar, etc. La propia situación de vulnerabilidad en que se desenvuelve una mujer pobre y con limitado nivel educativo, con mayor razón si tiene que responder sola por sus hijos, hace que se emplee en “cualquier cosa”. Las más hábiles podrán crear algún empleo a su medida o un multiempleo (varias actividades a la vez), pero la mayoría tiende a aceptar una posición de precariedad, temporalidad e ingresos mínimos. Otro factor crítico es que los hombres muestran una mayor diversificación de actividades, aún en el espacio informal, lo que a la larga permite que parte de ellos

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puedan salir por capacidades adquiridas que se reconocen en el mercado. En el caso de las mujeres, la baja productividad de sus ocupaciones no las deja progresar ni calificarse y tienden a quedarse. Ser pobre en el Perú

¿Cuántas horas trabajan al día?

- Entre diez y doce horas, si nos quedamos todo el día nos pagan quince soles o sea de seis de la mañana a seis de la tarde. No almorzamos hasta que llegamos a casa, nos levantamos a eso de las tres de la madrugada para hacer la comida.

¿Qué dificultades hay en el trabajo?

- Que te duele el cuerpo, trabajas de hambre o sea como no has comido en todo el día pues no trabajas a gusto. Según el tiempo que haga, si hace calor te duele la cabeza y si hace frío y llueve, te mojas y no te dan nada para que te cubras.

(Testimonio: temporera de Huaura) La pobreza no necesita definirse, porque le miramos la cara todos los días. Está hecha de personas que tienen que doblegarse por necesidad, como la temporera que amanece cuando todos duermen, trabaja de sol a sol, no almuerza hasta que acaba el día y carece de protecciones mínimas para enfrentar el calor y el frío. Sin embargo, si se le pregunta porqué acepta esta situación seguro contestará que por lo menos es un empleo y una manera de llevar un pan a la casa. En términos muy gruesos se acepta que de dos peruanos, uno es pobre; y de cinco pobres, tres son mujeres. Una reflexión más amplia advierte que bajo el concepto de pobreza hay un conjunto de realidades inaceptables:

• La desigualdad; que implica que existe una distribución diferenciada de los recursos económicos, sociales y culturales, y del poder político, que representa un bloqueo de oportunidades para un sector mayoritario de la población.

• La discriminación; que significa que determinados componentes de la sociedad son puestos de lado por su condición de tales: por ser mujeres, por tener una condición racial o étnica, por razón religiosa o cultural, etc.

• La vulnerabilidad; que tiene que ver con la debilidad con que se afronta la vida y que impide hacer frente a contingencias repentinas: muerte de miembros de la familia que proveen recursos, enfermedades caras y prolongadas, desastres naturales o sociales, etc. La vulnerabilidad acompaña a la pobreza y la profundiza.

Las mujeres en situación de pobreza están colocadas generalmente en posición de desigualdad, discriminación y vulnerabilidad, en un grado superior a los varones, lo que les hace mucho más dificultoso superar su situación inicial.

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Para la OIT, existen cuatro determinantes de la pobreza de las mujeres dentro del campo del trabajo:

1. La tasa de participación de las mujeres en el reparto del ingreso a través de las remuneraciones, es muy inferior a la de los hombres, lo que implica que sus promedios salariales son menores;

2. Los empleadores desvaloran económica y socialmente el desempeño de una mujer , que se traduce que en la misma función y tarea, una mujer percibe menos ingreso que un hombre;

3. Hay una desigualdad clara en el acceso a recursos productivos: capital, crédito, tierra, empresas, etc.

4. Débil participación política que representa un menor poder de decisión para orientar las políticas públicas a mejorar su situación.

Ser mujer en el Perú

Soy Margarita Montalbán, natural de Piura, de 48 años de edad, vivo 25 años en Huacho y vine porque me había casado y mi marido nos abandonó. Me vine buscándolo, porque yo tenía dos pequeños bebes, de cinco y seis años. Prácticamente me abandonó cuando estaba en estado del segundo bebe y entonces yo supe que el estaba acá y cómo las chicas iban al colegio nos hacía falta dinero. Razón económica, ¿no? Vine a pedirle que ayude a sus hijas, pero no lo encontré y me quedé en esta ciudad. Él se vino huyendo de Piura para no asumir la responsabilidad, yo me hice cargo de mí y de mis hijos. Por eso empecé a trabajar. (Testimonio: trabajadora del hogar, Huaura)

“Las formas históricas de la masculinidad y la feminidad se constituyen en torno al trabajo”, afirma Marcela Legarde (Cautiverio de Mujeres: madresposas, monjas, putas, presas, locas, UNAM México 1990), dando a entender que en la medida que la actividad económica nos socializa, también traduce los roles centrales que cumplimos en la sociedad. La asignación histórica de trabajos basados en las diferencias sociales establecidas en razón al género, que aparentemente derivan de la carga física e intelectual, del nivel de responsabilidad, de la relación con la producción y con la vida de las familias, etc., encubre una división sexual del trabajo marcadamente desfavorable a las mujeres. La dominación ideológica masculina se expresa en una negativa o limitación de los derechos económicos de las mujeres y las priva de acceso a los mejores empleos, a los económicos y a la participación política; las relega a trabajos de menos estatus y mal remunerados. El universo machista concibe a las mujeres como débiles, menos valiosas, y define sus habilidades propias a simples subjetividad femenina.

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El capitalismo al incorporar crecientemente el trabajo femenino ha puesto en evidencia la desigualdad y la discriminación subyacentes, pero al mismo tiempo ha ido colocando progresivamente en movimiento la fuerza liberadora de la igualdad, cuando más mujeres han demostrado poder hacer las cosas mejor que los hombres y asumir altas responsabilidades. En el espacio de la informalidad el despertar de las mujeres hacia condiciones de mayor igualdad, no discriminación y reducción de vulnerabilidades, también avanza, pero lo hace con mucha mayor lentitud y en medio de contradicciones y retrocesos.

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2. Mujeres trabajadoras de la economía informal

Las mujeres, por lo general, realizan tareas que requieren más esfuerzo y que toman más tiempo dentro del proceso de producción. Esto se debe a que al haber alcanzado la condición laboral e insertarse en el mercado del trabajo (formal o informal), no se le descargado la carga doméstica que nunca fue vista como “trabajo”, y en muchos casos las parejas no han asumido que deben compartir mucho más este tipo de tareas. La cultura dominante atribuye cualidades y características femeninas a ciertas actividades: cocina, limpieza, tejido, etc., que se supone corresponden a habilidades con los dedos, exactitud y paciencia, lo que determina su selección para esas funciones y no para otras. La economía informal que es una especie de asignación espontánea dentro de las opciones de empleo posibles está sin embargo marcada por el mismo estigma. Las principales ocupaciones informales femeninas siguen la lógica señalada. Para fines de este estudio hemos tomado cuatro casos de trabajadoras informales, que no agotan el universo, pero sí son suficientemente representativas de la realidad.

Trabajo a domicilio

• “Yo me inicié en el trabajo por quiero apoyar a mi familia, porque el salario

de ellos no cubre el aspecto económico. Yo trabajo tejiendo chompas, haciendo diversos productos a crochet, esto lo hago desde hace 18 años. A mi me enseño esto una vecina por curiosidad y empecé hacer chompas de alpaca y aprendí y si ahora no hago algo no puedo estar tranquila”

• “Me gustaría capacitarme, capacitarme en negocios para así como no se, como microempresarios para desenvolverme mejor o saber lo que estoy haciendo por ejemplo, saber, claro, ahora también se de cuanto tengo, cuanto gano, saber como hacer eso es lo que nos falta acá un montón, trabajamos por trabajar, o sea, compras, vendes, compras, vendes, sabes que de repente a veces te resulta o a veces no, entonces esas capacitaciones aquí se necesitan bastante pero no las hay” (Testimonios: trabajadoras a domicilio)

El 90% de las trabajadoras a domicilio lo hace en su propio hogar, en condiciones de hacinamiento, haciéndose un espacio de trabajo en medio de la vida doméstica, muchas veces con limitada iluminación y ventilación inadecuada. Principalmente se trata de confección de prendas de vestir para su entrega a empresas, trabajos en cuero, artesanías y otros. Las empresas recurren a estas destrezas de las mujeres, advirtiendo que teniéndolas a ellas, ya no necesitan invertir en formación y capacitación. Además pueden recurrir constantemente a diversas proveedoras a las que pagan muy barato, debido a la gran masa de mujeres que desean trabajar.

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Las mujeres del trabajo a domicilio no cuentan con una formación técnica adecuada para lograr la mayor calidad en su trabajo. El 69% refiere no haber recibido algún tipo de capacitación o haber participado de talleres y charlas de información. Esto, sin duda va en perjuicio de los contratantes que lograrían un mejor resultado con personas más capacitadas y regularizadas. El 96% de estas trabajadoras no participa en ninguna forma de organización o asociación. La mayoría tiene temor de establecer una identidad colectiva con otras mujeres que realizan igual trabajo para el mismo comprador y considera que si lo hacen sufrirían represalias y no podrían vender sus productos. Son responsables por la calidad de su trabajo. Cualquier defecto o pérdida le son imputadas y deberá pagar los costos. De esta manera, las empresas ahorran costos y pueden administrar la empresa de forma flexible, sin una carga laboral estable y con beneficios sociales. El proceso de separar y tercerizar funciones laborales por género, explica el porqué el crecimiento de esta modalidad del trabajo informal, que es una forma indirecta de explotar la fuerza de trabajo, negándole todo tipo de derechos.

Trabajo doméstico o del hogar

• “Yo trabajé con una mujer cuando tenia 12 años que me obligaba a utilizar

uniforme, pero a mi no me gustaba porque me daba vergüenza. Ella, para obligarme, cogía mi ropa y me la cortaba y yo lloraba pues no quería salir a la calle con ese uniforme. Pero en el extranjero si me convenía utilizar uniforme, pues con la lejía te ensucias tu ropa y tienes que gastar en comprarte más y con el uniforme pues no gastas y si se mancha mucho te dan otro. Es más económico”.

• “Trabajo en casa ya bastante tiempo como ocho a diez años. Me gusta el trabajo porque al menos tengo un recurso económico que llevar a mi casa. Yo tengo que lavar, cocinar, planchar, hacer limpieza y por eso me pagan 250 soles. Eso me ayuda mucho en mi hogar. Yo descanso los domingos, y de lunes a sábado trabajo de siete de la mañana a siete de la noche. Descanso a la hora de almuerzo”.

• “La verdad no me gusta mucho este trabajo porque es muy cansado, la casa es muy grande y a veces no me abastezco, pero como los dueños son buena gente trato de quedar bien con ellos también porque a veces yo pido permiso y me lo dan, bueno también una parte de retribuirles también”.

• “Yo me inicié en el trabajo doméstico por mis padres, mi papá me envió porque era menor de edad a los 15 años y así empecé. No me gusta el trabajo que hago, porque siempre te gritan, te dicen cosas, te insultan, todo y tienes que agacharte, tienes que aguantar pero yo por mi hija porque no tenía donde como dije perdí contacto nunca tuve familia acá”. (Testimonios: trabajadoras del hogar)

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Las trabajadoras del hogar son consideradas elementos auxiliares de las amas de casa. Laboran bajo acuerdo con sus empleadores, generalmente sin contrato de trabajo, derechos y beneficios laborales. La ley de protección aprobada por el Congreso durante el gobierno de Toledo, tiene avances y también bastantes vacíos, pero lo principal es que casi no se cumple. Los niveles de instrucción de estas trabajadoras son muy bajos. El 50% de las trabajadoras del hogar de Lima no concluyó los estudios básicos. En Huaura este porcentaje asciende al 38%. Trabajan bajo la amenaza del despido arbitrario, sin indemnización. Muchas han sufrido violencia por parte de sus empleadores sea psicológica, física (maltratos) o acoso sexual. Las trabajadoras del hogar sufren con mayor intensidad la discriminación étnica y de género, por su condición de mujeres migrantes, principalmente de origen serrano y por realizar labores que hasta ahora no son remuneradas en su verdadero valor y reconocimiento económico y social. El 94% de las trabajadoras del hogar no participa de ninguna organización, a pesar de existir núcleos sindicalizados.

Trabajo agrícola temporal (temporeras)

• “Nosotros reclamamos porque nosotros trabajamos con los varones, los

varones hacen el mismo trabajo que hacen las mujeres y nosotros a veces reclamamos, por qué a ellos les pagan más y por qué nosotros nos pagan menos si hacemos el mismo trabajo que ellos están haciendo, ellos dicen que porque son varones ganan más y eso no debe ser si el varón cuando va con la mujer junto hacen el mismo trabajo, y trabajan iguales por qué tenía que pagar ellos más y nosotros menos, y esa es la diferencia porque ellos son varones, a veces hacemos nosotros también trabajo pesado así como hacen los varones”.

• “Los varones están ganando 15 soles por cinco horas también, ellos ganan un poquito más que nosotros porque dicen que ellos tiran lampas, raspan, siembran, bueno pero nosotros también lampamos pero a nosotros nos pagan 12 soles nada más, los jefes dicen que nosotras no tenemos fuerza para lampar como los hombres ni para rastrear, pero yo me preguntó por qué no vamos a tener nosotros fuerza pues igual que los varones hacemos el mismo trabajo”.

• “Yo me levanto a las tres y media de la mañana entonces me vengo a la esquina, a ver si encuentro trabajo, después regresamos a la casa, cocino, dos o tres veces en semana lavo ropa, limpio…y después descanso”.

• “Si, que ellos tiran lampas, trabajan más en lampas, raspan, siembran, bueno pero nosotros también lampamos pero a nosotros nos pagan 12 soles nada más”.

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(Testimonios temporeras) Son mujeres que intervienen en las faenas agrícolas por períodos, especialmente en las temporadas de siembra y cosecha. Es un sector laboral que no existe dentro de las categorías de empleo. Carece de mínimos derechos laborales. El trabajo agrícola temporal se realiza a través de reclutamientos realizados por terceros que establecen las condiciones de contratación y se reservan para ello una parte de la remuneración que es pagada por los contratantes. Este es el sistema conocido como enganche que introduce una barrera entre el productor y la trabajadora, impidiéndole discutir mejoras laborales y remunerativas. A pesar de que un gran número de trabajadoras están en esta labor desde hace mucho tiempo, se les trata como meras eventuales. La inestabilidad es permanente y los empleadores y enganchadores pueden prescindir de las trabajadoras en cualquier momento. Las temporeras son trabajadoras del campo sin acceso a la propiedad de la tierra y a los insumos básicos. El 86% no participa en organizaciones o asociaciones. Trabajo ambulatorio

• “Me gustaría capacitarme, capacitarme en negocios para así como no se, como microempresarios para desenvolverme mejor o saber lo que estoy haciendo por ejemplo, saber, claro, cuánto tengo, cuánto gano, saber cómo hacer. Eso es lo que nos falta acá, un montón, trabajamos por trabajar, o sea, compras, vendes, compras, vendes, sabes que de repente a veces te resulta o a veces no, entonces esas capacitaciones aquí se necesitan bastante pero no las hay”.

• “Yo me dedico a vender 4 o 5 horas al día y gano entre 15, 20 hasta 50 soles, pero como este dinero no me alcanza trato de economizar. Luego de estar en mi negocio hasta las 12 o 1 de la tarde, me voy a recoger a mi hijo al colegio, cocino, comemos junto y ya me pongo a hacer las cosas para atenderlo. Por la tarde salgo, cuando hay que ir a hacer compras para la mercadería, es cuando tengo menos tiempo”.

• “Ahora hay problemas los municipales vienen nos sacan y estamos por aquí y por allá trabajando. Después ya nos dejaron acá pero no sabemos hasta cuando, eso es un problema. También he tenido problemas con los dueños de las embarcaciones que venden el pescado a un revendedor y el nos vende a los ambulantes. A veces quieres comprar pescado y no lo venden, te sientes como oprimida, rechazada”. (Testimonios trabajadoras ambulantes)

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Son trabajadoras que venden productos en la vía pública, generalmente adquiridos al menudeo y muchos casos a proveedores también informales. Los municipios llevan un registro de ellas y les cobran el derecho al uso de la calle, pero pueden cambiar en cualquier momento esta situación, prohibiendo que en ciertas calles y plazas se realice la venta e iniciando acciones de desalojo y decomiso. Carecen de amparo legales para realizar su trabajo. Los períodos de descanso tienen que dictárselos ellas mismas a costa de eventuales pérdidas de posibilidades de venta. En general tratan de estirar el tiempo para mejorar sus ingresos. En diversas zonas, por ejemplo en La Victoria, en Lima, las condiciones de trabajo suponen riesgos serios de robo de sus mercaderías e ingresos y de violencia por la proliferación de la delincuencia. También hay daños a la salud que se producen por trabajar en zonas contaminadas o manipulación de cierto tipo de productos sin normas sanitarias. No están organizadas. En Lima sólo el 30% toma parte de alguna asociación. En Huaura, este porcentaje es de menos del 10%. Carecen de protección social.

5. Lima como escenario de contrastes

(Análisis de la encuesta a 382 trabajadoras informales en tres distritos de Lima)

Identidad

¿Por qué motivo vinieron a Lima?

- Yo, por economía, no tenía ingresos de donde vengo. - Yo, porque me trajeron de pequeña, sin consultarme. - Yo, porque mi familia no tenía recursos económicos y me exigía que

trabaje. - Yo vine siguiendo a mi esposo. - Yo vine a los 15 años a trabajar donde una señora, amiga de mis padres. - Yo vine a seguir estudiando, pero me puse a trabajar porque no tenía

economía. - Yo vine a trabajar y sólo conseguí esto. (Focus Group con siete trabajadoras del hogar en Lima)

Las trabajadoras encuestadas tienen edades que fluctúan en un amplio arco de edad, pero mayoritariamente se concentran entre los 18 y 50 años (80%), siendo los grupos más numerosos los de 31 a 40 (24 %) y 41-50 (23%), definidas como edades intermedias. El 32% de las encuestadas son solteras, lo que representa prácticamente la tercera parte de la muestra. El 28% son casadas y el 26% convivientes o con pareja estable, lo que hace un 54%. El 7% son viudas, el 5% separadas y el 1% divorciadas. El 40% declara vivir con su marido y compañero con sus hijos.

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El 26% informa no tener hijos/as. El 48% tiene entre 1 y 3 hijos. El 22% entre 4 y 6 hijos. El 4% registra más de 6 hijos. Es posible inferir que muchas mujeres evitan tener demasiada descendencia que obliga a mayor carga económica de obligaciones y dificulta lograr un trabajo. El 40% de las encuestadas es de origen limeño, el resto viene del interior del país. El grupo más numeroso (9%) es el que proviene de Ayacucho; le sigue Ancash (8%) Huánuco (6%), Cusco (6%), Puno (4%), Junín (4%), Cajamarca (4%), Arequipa (4%), Apurimac (4%). Se puede asumir que buena parte de las encuestadas limeñas, son hijas o nietas de migrantes. Asimismo que la encuesta revela que el origen de las que vienen de fuera de Lima se encuentra principalmente en departamentos de la sierra.

Educación

Carmen Amar Velásquez, con 42 años de edad, es viuda y tiene 5 hijos.

Con estudios primarios, nació en Casma: “… yo estudie, los primeros años en un colegio gracias a un tío que ayudaba a mi mama, pero ya cuando él falleció en un accidente todos mis hermanos fueron a un colegio estatal pero yo viéndole como mi mama que trabajaba y que no se abastecía, que no le alcanzaba solo terminé mi primaria (…). Yo tendría como 11 o 12 años y cuidada a mis hermanos, los cambiaba a todos, los mandaba al colegio y yo me la echaba a mi hermana a la espalda para dejarla con mi mama para yo irme a estudiar, yo viendo todo eso en el colegio no me podía concentrar porque veía que había mucho trabajo, ir a cocinar, vuelta a regresar para comprar para el día siguiente y es la razón por la que yo no llegué a terminar mis estudios. Yo hubiera querido terminar pero yo me hice a la idea de que no…”

(Trabajadora ambulante en Lima) El nivel de analfabetismo de las encuestadas en distritos de Lima es de 8%. El 25% sólo cuenta con educación primaria, el 19% tiene educación secundaria incompleta y el 30% ha recibido educación secundaria completa. Sólo el 5% acudió a la universidad sin concluir estudios o siguió una carrera técnica.

Economía

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Soy Estaulofila Román Castillo, tengo 52 años de edad, nací en Ancash y vivo en San Juan de Lurigancho, con mi esposo y mi hijo. Hace años trabajé en una tienda como vendedora, luego en una panadería, hasta que llegó el ministerio de Trabajo y nos dieron apoyo en lo que es tejido bordados y luego nos mandaban a las empresas y agarrábamos confianza donde me pagaban puntual y eran puntuales. Estoy trabajando en tejido desde hace tres años. Yo tejo a crochet, hago zapatitos, adornos para navidad y otras cosas más como chompas. Trabajo con un grupo de entre 10 y 15 personas, pero nuestros productos a veces no son bien pagados El riesgo es que si me roban o se me pierden cosas yo tengo que pagarlo y si se maltrata también tengo que pagarlo yo. (Testimonio trabajadora a domicilio, Lima)

Dentro de la clasificación del estudio se ha establecido que las encuestadas se agrupan en las siguientes categorías: trabajadoras independientes y de mercados (29%), vendedoras ambulantes (27%), trabajadoras del hogar (26%) y trabajadoras a domicilio (18%) La mayor parte está involucrada en actividades de comercio, siendo predominantes en este rubro la venta verduras y productos perecibles, así como la de prendas de vestir. El 54% de las encuestadas se define como trabajadora fija independiente, es decir que tiene su propio negocio, el 25% son dependientes y el 21% eventuales. El 80% presenta una antigüedad menos a los 10 años, lo que por la edad de la mayor parte de las encuestadas y su presencia en Lima que es normalmente superior a los 20 años, lleva a concluir que ha habido cambio de actividad, para algunas probablemente en desmedro de la calidad del empleo y para otras de la labor doméstica a la económica. Un 27% de las encuestadas responde que su centro de trabajo es la vivienda de otras personas, lo que involucra el trabajo del hogar y el que se realiza a pedido a domicilio. Un 13% trabaja en algún local de tipo independiente, el 16% dentro de su propia vivienda y el 26% en la calle o vía pública.

El 61% de las encuestadas afirma que su horario de trabajo asciende a las diez horas diarias o más. Esta es prácticamente la norma general. Las que trabajan más de ocho pero menos de diez horas, son el 16%. El 11% trabaja ocho horas y una cantidad similar lo hace entre cuatro y menos de ocho horas. El 58% trabaja todos los días de las semana, incluyendo domingos y feriados. Un 6% adicional lo hace todos los días, con domingos y sin feriados. Esto significa que el grupo que trabaja toda la semana incluido domingos alcanza el 64%, dos tercios de la muestra. El 28% lo hace todos los días menos domingos. Y el resto lo hace un menor número de días dentro de la semana. En cuanto al monto de ingresos, las encuestadas declaran que un 41% de ellas percibe entre 251 y 500 soles, un 27% entre 100 y 250 soles y un 12% menos de 100%. Todos

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estos suman un 80% de la muestra y se ubican bajo el mínimo vital, que a partir de enero del 2008 asciende a 550 soles. Se puede contrastar fácilmente la tremenda carga de trabajo que representan más de diez horas de trabajo diario, todos los días, incluidos domingos y feriados, para lograr una remuneración tan exigua. El principal rubro de gasto de las trabajadoras informales encuestadas es el de la alimentación de la familia, seguido por educación, salud, vivienda y gasto propio (transporte, refrigerios). Este conjunto absorbe el 95% del gasto de las trabajadoras familiares. Dentro de los otros gastos, destaca notoriamente el apoyo a familiares. El ahorro personal o familiar representa el 1% del gasto total. Consultadas sobre cuántas de las encuestadas destinan algo de sus ingresos al ahorro se encuentra que lo hace alrededor del 25%, mientras que el 74% no lo hace. Del total de encuestadas un 29% recurrió a entidades financieras para obtener un crédito, pero sólo el 6% de la muestra lo consiguió. El 70% no consideró trabajar con crédito o incrementar sus bienes por esta vía. Las que recurrieron a prestarse dinero lo destinaron mayoritariamente (75%) al negocio propio y un 14% a la construcción o refacción de la vivienda de la familia.

Salud

Jecilde Culqui Bola, 48 años, natural de Amazonas, trabajadora a domicilio, San Juan de Lurigancho: Yo trato de cuidarme y no enfermarme, sino imagínese como hago para mantener a a la familia, es una preocupación, además que curarse es mucho gasto”. (Testimonio: trabajadora a domicilio, Lima)

El 80% de las encuestadas declara haber sufrido por lo menos una enfermedad durante su tiempo de trabajo. El 34% de la muestra afirma que ha tenido una sola enfermedad, el 20% dos enfermedades, el 12% tres y el 18% de cuatro a más enfermedades. Entre las dolencias más recurrentes están los dolores de cabeza o cefaleas que afectan al 49% de las encuestadas; los problemas de la visión o dolencias oftálmicas (27%), las inflamaciones en los ovarios o ginecológicas (26%), las infecciones urinarias (21.7%), las enfermedades respiratorias (21%) y las artrosis (13%). Un 57% de las encuestadas encuentra relación entre sus enfermedades y el trabajo que desempeña. El 42% los considera no relacionados y el 1% no especifica. Las

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enfermedades con mayor relación con el tema laboral son los dolores de cabeza, las de la vista, las renales, del sistema nervioso, de los huesos y articulaciones. En el estudio de la frecuencia con la que se recurre a la atención médica se establece que el 31% de las mujeres no recurre nunca; el 16% lo ha hecho una sola vez; el 18%, dos veces; el 24% más de tres veces. El 85% de las trabajadoras informales entrevistadas carece de seguridad social y sólo el 15% se encuentra bajo esta protección. La mayoría (90%) argumenta razones económicas para no contar con el seguro, algunas hablan de descuido y otras de no considerarlo necesario. Violencia

Lisbert Quispe: tiene 55 años de edad. Nació en Cusco y se vino a Lima a los

15 años como trabajadora del hogar: Yo tenía 7 u 8 años (la entrevistada comienza a llorar) y fui al colegio, me mandó mi mamá y el profesor quería usarme, me escapé y de ahí ya no más regresé al colegio”. “Luego de lo que me pasó en el colegio, mi mamá me mandó a Cusco a la casa, cuando tenía 10 años y me salí también porque mi tía me pegaba, me escapé me regresé a mi casa (…)Pero cuando vine a Lima también me abusaron, entonces tengo una hija de la edad, y por eso nunca fui al colegio”. (Testimonio trabajadora del hogar, Lima).

El 44% de las mujeres encuestadas ha sufrido alguna forma de violencia, principalmente de origen doméstico y familiar. El 17% afirma que esta violencia provino de un familiar cercano, el 13% de su pareja y el 10% de su pareja. Esto da una altísima proporción de 40% víctimas de violencia intrafamiliar. Sólo un 3% indica haber sido afectadas por terceros. Las formas principales de violencia son de tipo psicológico, siguiendo en importancia la violencia física y finalmente la sexual. Un porcentaje declara sufrir una violencia frecuente, otras indican que ocurre rara vez y algunas una sola vez. Una causa de violencia está referida a los estados de embriaguez. Participación y Organización

Consuelo Cartagena Medina, 58 años, natural de Ayacucho. Separada

¿Conoces otro grupo de mujeres? La red de mujeres que a veces voy también, pero el factor tiempo por lo que a veces no voy yo, hay veces voy a veces no voy ¿te gustaría pertenecer a alguno? Si, se podría pertenecer , pero todo eso necesita también tiempo, para que me voy a comprometer si no lo voy a cumplir, porque más me dedico a trabajar, juntar la plata, tengo obligaciones que cumplir, entonces la vez pasada me invitaron la red de mujeres, pero no he podido ir, para quedar mal

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Si hubiera una organización de las mujeres ambulantes…te gustaría

participar? Claro, pero lamentablemente no hay (Testimonio: Trabajadora Ambulante. Lima)

Las tres cuartas partes de la muestra (77%), no participa en ningún tipo de organización, lo que es revelador de su débil conciencia sobre los derechos colectivos. Asimismo el 40% de los que dicen si estar integradas, asiste irregularmente a las reuniones y actividades. Muchas de las mujeres ven débiles a las organizaciones por la falta de participación, lo que conduce a un círculo vicioso: la baja participación desalienta a otros participantes. También se anota la falta de efectividad en sus fines, los manejos no transparentes de las cuentas, la desorganización interna, la represión sobre los miembros, etc. Las mujeres consideran que las relaciones hombre-mujer dentro de las organizaciones están afectadas por diversos prejuicios de tipo machista: el 47% de los que participan señala que no se considera la opinión de las mujeres; el 23% que la misma gente (generalmente hombres) controlan los cargos dirigentes; el 17% que hay poco reconocimiento al trabajo de las mujeres; el 8% que no se permite que las mujeres asuman cargos.

6. Huaura, tan cerca y tan lejos del corazón de la modernidad limeña

(Análisis de la encuesta a 209 trabajadoras informales en la provincia de Huaura) Identidad

Me llamo Celia Santos Fernández y tengo 42 años. Soy de Chimbote pero vine a Huacho a los dos años de edad, así que me considero huachana. Soy trabajadora del hogar. Tengo mis hijos y 2 nietecitos. He vivido siempre acá. Ya me he acostumbrado. En cuanto a mis estudios, me quedé en 4to. año de secundaria, como se dice tuve errores, tuve a mi hijo y tuve que dejar de estudiar y por eso no concluí mis estudios. (Testimonio: Trabajadora del hogar. Huaura)

El grupo principal por edad entre las encuestadas de Huaura es el de 41 a 50 años (28%), seguido por el de 31 a 40 (25%), de 18 a 25 y de 26 a 30, con 14% cada uno. Un 13% señala edades entre 51 y 65 años. El perfil es similar al de distritos de Lima, con un promedio de edad aún más elevado. En cuanto al estado civil, las encuestadas indican que el 26% son solteras, el 34% convivientes y el 30% casadas. Esto significa que un 64% de la muestra señala tener una pareja estable, porcentaje superior al de los distritos de Lima, y con un mayor peso al

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grupo de las convivientes. Un 6% son separadas pero apenas el 0.5% han llegado a divorciarse. El 4% son viudas. El 52% de las trabajadoras informales encuestadas vive con sus esposos con o sin hijos. El 11% son madres solas con hijos y el 20% vive con sus padres y hermanos (probablemente solteras). El 21% no tiene hijos, el 57% declara tener entre uno y tres hijos, el 16% entre cuatro y 6 hijos y el 6% más de seis hijos. Se observa que en Lima, las encuestadas, tenían en promedio un mayor número de hijos. Las mujeres de edad intermedia (de 41 a 50, y de 31 a 40) son la que tienen mayor número de hijos, siguiéndoles las de 50 a 65. En los grupos más jóvenes baja sensiblemente la cantidad de hijos. El 75% de la muestra de Huaura ha nacido dentro del departamento de Lima y el 13% en Ancash, que es el principal departamento d origen de las migrantes. Otros puntos de origen son La Libertad y Piura, lo que refleja una clara conexión con el norte del país. Sólo el 9% vive en Huaura menos de diez años. La abrumadora mayoría es oriunda de la provincia o lleva un largo tiempo viviendo en ella. Educación

Ricardina Valencia, 57 años nacida en Huaral. “No, no fui al colegio. Pues no se leer ni escribir, como ya empecé a trabajar pues no se puede, ahorita no puedo. Bueno, como yo era la mayor de 6 hermanos pues me tuve que quedar en la casa cuidando de mis hermanos”.

(Testimonio de Trabajadora Temporera. Huaura) El 97% de las mujeres encuestadas en Huaura sabe leer y escribir, lo que supera en cinco puntos a los distritos de Lima. El 26% ha terminado la secundaria, el 20% tiene secundaria incompleta y el 23% se quedó en la primaria. El 15% ha cursado estudios técnicos y 10% los ha hecho en alguna universidad. En línea general el nivel educativo de las mujeres entrevistadas en Huaura es más alto que el de las de los distritos de Lima. Economía

Aurora Tarnia Chinchaya, 51 años. Trabajadora del hogar, Huacho. Bueno, trabajo en lo que puedo, por ejemplo cuando ya no puedo trabajar en el servicio doméstico me dedico a hacer manualidades, así como tejido, hago ponchos , hago carteras, me dedico a todo, fundamentalmente al hogar pero a la chacra también. (Testimonio: trabajadora del hogar. Huaura)

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El 40% de la muestra está compuesta por trabajadoras dedicadas a la venta ambulatoria y 38% son trabajadoras independientes. El 12% son trabajadoras del hogar y 10% temporeras. El 62% de estas trabajadoras se considera participante de un trabajo fijo independiente, el 26% de un trabajo eventual y el 11% de uno fijo dependiente. El 75% de las encuestadas en Huaura tiene menos de diez años en el sector informal. Esto refleja el crecimiento de este tipo de actividades y el desplazamiento desde lo formal a lo informal. El 40% utiliza como centro de actividad, la vía pública o la calle; el 36% en su propia vivienda; el 14% lo hace en la vivienda de otra persona (trabajadoras del hogar); y el 10% en el campo. El 50% trabaja sola, el 16% con su pareja, el 15% con sus hijos o hijas, el 10% con su familia. Un 2% indica que trabaja con sus hermanas o hermanos, un 4% lo hace con otras señoras, un 1% con ayudantes pagados. El 43% de las encuestadas trabaja diez o más horas diarias; el 19% lo hace durante más de 8 horas y menos de diez; 14% cumple las ocho horas diarias; 24% trabaja menos de ocho horas. El 65% trabaja todos los días, incluyendo domingos y feriados. El 8% lo hace todos los días incluyendo domingos. Entre estos dos grupos suman 73% de la muestra. Un 13% trabaja todos los días menos domingo, 7% lo hace de lunes a viernes y otro 7% trabaja menos de cinco días a la semana. El 46% recibe ingresos entre 100 y 250 soles, el 24% entre 251 y 500 soles, y el 20% menos de 100 soles. Todo esto quiere decir que nada menos que el 90% se ubica bajo el mínimo legal. En nivel de ingresos promedio de las trabajadoras informales de Huaura es marcadamente inferior al de Lima, que tampoco cumple con los mínimos legales. El gasto mayoritario de las mujeres que perciben estos bajos ingresos se orienta a la alimentación (46%), seguido por educación de los hijos (22%), gastos propios (25%), vivienda (20%), salud (18%). Estos cinco rubros representan el 94% del gasto de las trabajadoras informales que declaran para la encuesta. Del total de encuestadas, sólo el 19% indica guardar una pequeña cantidad como ahorro. El 81% no ahorra. Las tres cuartas partes de las encuestadas de Huaura no ha solicitado nunca un crédito, mientras que el 25% si lo ha solicitado. El 18% ha solicitado y obtenido el crédito (porcentaje más elevado que en Lima) y el 7% solicitó pero falló en el intento. Los préstamos se solicitan principalmente a bancos (48%), caja municipal (37%), familiares y particulares (10%), ONG (4%) y otros (4%). Los préstamos van a inversiones de negocios 86%, estudios 8% y gastos de vivienda 6%.

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Salud

Faustina Carvajal Gamarra, nacida de Huacho. 30 años. ¿Y qué hace usted cuando se pone enferma? Nosotros mismos pues nos curamos, pues tenemos que gastar de nuestro bolsillo pues no tenemos seguro, no tenemos nada…a veces no alcanza, nos curamos con hierbas, con medicinas caseras pues no podemos pagar pues…una consulta. Así no mas nos cuidamos porque no nos alcanza como para ir con un doctor… (Testimonio: temporera. Huaura)

El 15% de las encuestadas de Huaura declara no haber tenido enfermedades o problemas de salud. El 21% ha tenido una enfermedad; otro 21%, dos enfermedades; y un 21% más, declara tres enfermedades. Esto suma 63% de una a tres enfermedades. El 23% señala haber padecido de4 a más enfermedades. Las enfermedades más recurrentes son los dolores de cabeza (que la sufren el 43%), la enfermedades urinarias (36%), las renales (33%), las del ovario (33%), de la vista (33%), de las vías respiratorias (15%), huesos y articulaciones (12%), artrosis (11%). El 76% relaciona sus enfermedades con el trabajo, mientras que el 24% no hace esa relación. Entre las enfermedades más vinculadas al aspecto laboral se señalan las de los huesos y articulaciones, renales, urinarias, nerviosas y los dolores de cabeza (posible estrés laboral). El 75% de las declarantes recibe atención en centros de salud, lo que es notoriamente distinto a lo que ocurre en los distritos de Lima bajo estudio. Un 25% no recibe ninguna atención para sus enfermedades. A la pregunta de cuántas veces ha acudido al médico durante este año: 15% responde que una vez, 18%, dos veces; 11%, tres veces; 22% más de tres; 33%, ninguna vez. El 87% de mujeres trabajadoras informales de Huaura no cuenta con seguro social. Y al igual que en Lima, argumentan que no lo tienen por falta de dinero. Violencia

Lucila Collado tiene 30 años de edad, es natural de la provincia de

Oyón, y en la actualidad reside en Huaura: “A veces discutimos nosotros con mi esposo por plata, a veces el gana menos, ahora que no está trabajando por la Universidad porque esta en huelga ha bajado el taxi. También a veces se molesta porque llego tarde de trabajar y no quiere que vaya lejos, pero necesitamos el dinero”. (Testimonio: temporera. Huaura)

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El 62% de las encuestadas declara no haber sufrido violencia, mientras que el 38% si sido víctima. Entre estas últimas, el 46% ha sido afectada por su actual pareja, el 29% por su anterior pareja y el 25% por familiares cercanos. Las que sufren la violencia la refieren en su mayor parte al pasado, con una frecuencia intermedia (rara vez) y en algunos casos a una frecuencia mayor (casi siempre). Algunas mujeres relacionan la violencia con la embriaguez. Los casos de violencia doméstica declarados son más intensos en Lima que en la provincia de Huaura. Participación y Organización

Genoveva Angelicomec, 38 años, natural de Ancash - ¿Participas en algún grupo? No - Si hubiera una organización de las mujeres ambulantes, ¿te gustaría

participar? Si, porque siempre es bueno tener comunicación, conocer a otras personas que te puedan apoyar, de repente en algo mejor, para tener una meta.

- ¿Has ocupado algún cargo en alguna organización? En mi barrio, así en la Junta directiva

- ¿Cómo te ves dentro de 10 años? De repente siguiendo trabajando así si es que no hay otro modo de encontrar otro trabajo mejor.

(Testimonio. Trabajadora ambulante. Huaura)

El 79% de las encuestadas en Huaura no participa de ninguna organización o sindicato. El 21% declara que sí pertenece. El porcentaje de no organizadas es ligeramente superior al de Lima, pero indica la misma tendencia. En cambio hay diferencias cuando se pregunta a las afiliadas si asisten a reuniones y participan de las actividades de su organización. En este caso en Huaura, una amplia mayoría (77%) sí participa de manera constante, un 14% dice que lo hace con poca frecuencia y 7% que no participa. Entre los problemas de la organización, las mujeres indican que se advierte un débil interés de las integrantes, lo que se debe entender como una crítica a los demás dado que ellas mismas se consideran buenas participantes. Otro problema es la falta de apoyo o incomprensión de las autoridades. También se menciona las limitaciones organizativas y la falta de transparencia en las cuentas. Entre las quejas sobre las relaciones hombres-mujeres, dentro de las organizaciones, se menciona la falta de consideración a las opiniones de las mujeres, la escasa valoración de su trabajo, el poco acceso a los cargos de decisión.

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Las trabajadoras de la economía informal no siempre encuentran en la organización el eco y el clima apropiado para desarrollarse plenamente. Las razones de esta situación tienen que ver en muchos casos con el contexto cultural en que están inmersos sobretodo las organizaciones de los/as trabajadores/as ambulantes, donde se tiene de a replicar y hasta ampliar las tradicionales barreras que se ponen a la igualdad de oportunidades para las mujeres. 1. De los problemas a las soluciones

Problemas de las trabajadoras de la economía informal

- Soy provinciana y me dedico a la venta de kion o jengibre, soy del distrito de La Victoria, pertenezco a la asociación 20 de junio. El sueldo no es fijo, pero logro algo así como 555 soles. (Trabajadora independiente)

- Si, en las casa donde trabajamos nos tratan muchas veces mal, sin respeto, hay racismo, nosotras queremos que nos apoyen con un psicólogo, pues muchas veces los esposos son irresponsables y no nos comprenden. (Trabajadora del Hogar)

- Aquí en el Perú si, por el machismo no se valora a la mujer trabajadora. Las mujeres que tienen un trabajo formalmente si las valoran pero las que trabajamos informalmente, esta mal visto, poco reconocido. (Vendedora ambulante)

- Si señorita, por que nosotras trabajamos en la calle y con muchos peligros de enfermedad y eso nadie nos lo reconoce, yo estoy mal de la vista y los doctores cobran muchísimo y no lo puedo costear. (Trabajadora a domicilio)

El estudio realizado ha permitido identificar un conjunto de problemas medulares que determinan al actual trabajo informal como un factor de empobrecimiento y de acentuamiento de las desigualdades y discriminación contra las mujeres:

1. Precariedad del empleo: que significa que los trabajos de tipo informal realizados por mujeres son fáciles de perder, se acrecientan y disminuyen de acuerdo a las circunstancias, tienen tendencia a la eventualidad, etc.

2. Limitados ingresos: los trabajos informales de mujeres por su naturaleza de no estar

regulados y controlados, ser realizados sin contratos formales, realizarse en hogares o en la vía pública, proveen muy bajos ingresos mensuales, casi siempre inferiores a los mínimos legales y a mucha distancia de las necesidades familiares.

3. Muy poco ahorro y gasto de sobrevivencia: las trabajadoras informales no tienen

ahorros con los cuales realizar futuras inversiones o precaverse en las dificultades, lo

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que las hace más vulnerables. Su estructura de gasto se orienta a cubrir aspectos de sobrevivencia: alimentación, educación, salud, vivienda y gastos propios.

4. Mínima o nula capacitación laboral y educación general: las trabajadoras informales

tienen un nivel de educación básica inferior al promedio nacional y no están preparadas para el trabajo. Los conocimientos que aplican vienen de la práctica. No reciben formación laboral que podría permitirles una mejor colocación.

5. Discriminación y maltrato: muchas mujeres informales han sufrido maltratos de

diverso tipo (abandono de la pareja, migraciones forzadas, violencia, deterioro de salud, escasa educación, etc.) y no han tenido oportunidad de emplearse en un puesto mejor al que ocupan. En sus actuales empleos son muchas veces víctimas de discriminación y desvalorización por las personas o empresas con las que deben tratar.

6. Riesgos de seguridad y salud: la mayor parte de las mujeres trabajadoras informales

carecen de seguridad social y otras formas de protección de la salud. Muchas desempeñan trabajos inseguros, con riesgo de accidentes o de violencia contra ellas.

7. Débil identidad colectiva y baja organización: que significa que no ven sus problemas

como comunes a diversas personas y no buscan una manera de responder juntas a ellos.

Demandas de las trabajadoras de la economía informal:

¿Qué les gustaría aprender?

- me gustaría aprender costura, bisutería y chocolatería. - repostería. - costura y repostería. - cocina y corte y confección. - corte y confección y cosmetología. - perder el miedo y seguir enseñando a la gente todo lo que yo se. (Focus Group con trabajadoras del hogar. Lima)

1. Demandas de apoyo estatal: que incluye facilidades de acceso a la formalidad que

evite los trámites y los costos, excesivos; política de tributos, que elimine las cargas onerosas y establezca transparencia sobre el destino de lo que se recauda por los municipios y SUNAT; oportunidades de trabajo que se abran para las mujeres.

2. Demandas de protección laboral: que implican leyes y normas de protección para

todo trabajador y con atención a la condición femenina; derechos fundamentales para todos/as; cumplimiento del salario mínimo; protección contra el despido arbitrario; contratos regulares para las trabajadoras del hogar, trabajadoras a domicilio y temporeras.

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3. Demandas de capacitación: talleres y cursos municipales de capacitación; políticas para elevar los niveles de educación básica, técnica y superior de las trabajadoras informales.

4. Demandas de salud: seguridad social para todos/as, a través de sistemas de

universalización de este derecho; acceso a atención médica y medicinas municipales; acciones de prevención de la violencia doméstica y delincuencial.

Desafíos de las trabajadoras de la economía informal:

... debería ser un plan de trabajo junto con el gobierno, hubo un intento de formalizarnos con un programa que se llama “mi empresa” pero no pudimos hacerlo… … en mi grupo estamos formalizándonos, a veces también requiere lo económico porque se tiene que depositar una cierta cantidad como capital y banco, eso seria unos de los obstáculos pero si nos formalizamos también vendrían las desventajas de estar pagando los impuestos y todo eso! pagar a la contadora pero no tenemos un trabajo fijo y como lo podríamos hacer (Testimonio de trabajadoras a domicilio)

Los desafíos son los objetivos a alcanzar en una orientación de mejora de la condición económica y social de las trabajadoras informales: 1. Plan de formalización que tome en cuenta requisitos y costos, y que represente

ventajas reales para las trabajadoras. 2. Centros de Formación Laboral en diversas especialidades, para el mejor desempeño

de sus actuales actividades o su reubicación. 3. Asesoría municipal para aspectos legales y empresariales. 4. Diálogo de todas las partes, es decir que auspicie el encuentro de empleadores y

trabajadoras, contratotes y contratadas, vendedoras y clientes, autoridades y trabajadoras informales, sin imponer la fuerza de unos sobre la debilidad de las otras.

5. Guarderías infantiles para la vigilancia y cuidado de los hijos/as menores de las

mujeres que trabajan. 6. Limpieza y seguridad de áreas de trabajo. 7. Ley de protección del trabajo informal y ordenanzas complementarias.

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8. Seguro Social para todas y todos. 9. Uso transparente e informado de las contribuciones que se otorgan bajo la modalidad

de SISA, por ocupación de la vía pública. Inversión de estos recursos para la creación de áreas comerciales y puestos permanentes de venta.

10. Centros de estudios regulares para trabajadoras informales, que permitan concluir los

estudios básicos (primarios y secundarios) y lograr una mejor calificación profesional.

11. Acceso a créditos blandos para la promoción de negocios, a través de entidades

bancarias asociadas al Estado y a los municipios, y de compromisos con la banca comercial.

12. Erradicación de toda forma de violencia contra las mujeres.

8. Conclusiones de la investigación

• Las transformaciones que ha experimentado el mercado laboral peruano, en especial a

partir de las políticas de ajuste y la flexibilización, así como las sucesivas crisis económicas del país, han contribuido a incrementar las desigualdades de género y no han sido eficaces para derrotar la pobreza. La creciente participación de las mujeres informales y su escasa posibilidad de acceso a empleos de buena calidad, es un reflejo de esta falta de oportunidades para todos y especialmente para las mujeres.

• Ha aumentado la presencia de las mujeres en los negocios y actividades por cuenta propia, al tiempo que también se ha incrementado el trabajo femenino no remunerado y la subcontratación (como por ejemplo, las trabajadoras a domicilio). Las brechas de género en los trabajos informales realizados por mujeres son cada vez más profundas y difíciles de revertir.

• El trabajo a mayor tiempo posible: más de diez horas y todos los días incluyendo

domingo y feriados se ha generalizado, al punto que en el sector informal comprende a la mayor parte de trabajadoras. No existe ninguna defensa legal frente a este abuso del derecho y resistirse equivale a perder el empleo.

• El factor educación es significativo para la ubicación en el empleo. Las mujeres tienen

un nivel educativo y de preparación en promedio inferior a los hombres, lo que es una de las causas de desvalorización. Sin embargo se observa que en el crecimiento del trabajo informal en ciudades como Lima o Huacho, algunas mujeres alcanzan más alto desarrollo educativo: secundaria completa, estudios universitarios y técnicos y no logran una formalización con ingresos adecuados, prefiriendo continuar en su trabajo marginal.

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• La rama de actividad donde más se percibe el empleo informal femenino es el

comercio ambulatorio, no registrado que abunda en las grandes ciudades. Los grupos de personas solo con educación primaria son los que participan con mayor intensidad en este tipo de empleo. El trabajo del hogar también es típico de personas con escasa educación. En el trabajo a domicilio y por encargo, se descubre un nivel educativo un poco más elevado.

• A inicios de la década de los noventa, la población de trabajadora domésticas estaba

compuesta en su mayoría por mujeres jóvenes migrantes, de hasta 30 años que trabajan entre 10 y 16 horas diarias con muy pocos o nulos derechos. Esta situación ha cambiado en la actualidad, puesto que la una buena parte se sitúa en el rango etario entre 40 y 55 años de edad, desarrollando jornadas largas, de cinco a seis días a la semana (incluidos domingos y feriados). Sólo una pequeña parte trabaja menos de 40 horas a la semana, por arreglos previos.

• Las trabajadoras del servicio doméstico son las que reciben los salarios más bajos de

la PEA, en especial las mujeres. Según el ministerio de trabajo el sueldo promedio es de 300 nuevos soles mensuales (100 dólares), distante del mínimo establecido. También es más acentuada la brecha de salario con los hombres, lo que indica el alto nivel de discriminación frente a otros sectores y por género.

• En cuanto a la protección laboral, las encuestas registran pocos casos de trabajadores

domésticos con contratos, nombramiento o formalización de su trabajo. Los services sin control de los inspectores de trabajo, las subcontratan y les retienen los documentos de identidad, disminuyendo y empeorando sus condiciones de trabajo. Ello explica también el bajo porcentaje de afiliación al seguro social en este segmento de la población.

• De otro lado, de acuerdo al estudio realizado podemos afirmar que el trabajo que realizan las mujeres trabajadoras de la economía informal de las provincias de Lima y Huaura es considerados menos importantes, de menor calificación y con menor valor económico, debido a que en este sector se reproduce y multiplica los mismos tipos de segregación y desigualdad para las mujeres. Una de las causas más notables del incremento de las mujeres en la economía informal es la pobreza que hace que un mayor número de miembros de la familia se tengan que incorporan al mercado de trabajo para la subsistencia familiar.

• Las trabajadoras de la economía informal son las que reciben los salarios más bajos de

la PEA. Según los resultados de las encuestas realizadas el 79% de encuestadas perciben un ingreso menor a salario mínimo vital que es de 550 nuevos soles mensuales (180 dólares), de las cuales la mitad gana menos de S/. 250 nuevos soles mensuales (80 dólares) distante del mínimo establecido. También es más acentuada la brecha de salario con los hombres, lo que indica el alto nivel de discriminación frente a otros sectores y por género.

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• La mayoría de trabajadoras de la economía informal trabajan sin ningún tipo de protección social. Sus derechos (a licencia de maternidad, a protección social, a un salario decente) son vapuleados. La falta de infraestructura básica, como guarderías, centros de mayores, añaden nuevas dificultades a su acceso de trabajo, así como la limitada formación continua que es prácticamente inexistente (el 63% del total de encuestadas no ha recibido ningún tipo de capacitación, charla o taller). La situación se agudiza para las mujeres que no saben leer ni escribir, así como para las mujeres jefas de hogar que solas llevan adelante la familia. Todo ello, contribuye a la feminización de la pobreza: las actividades laborales que dan menos ingresos y paradójicamente exigen más trabajo, son un campo ocupado casi en su totalidad por mano de obra femenina.

• Existe una escasa participación plena e igualitaria de las mujeres trabajadoras de la

economía informal en los procesos de toma de decisiones. En Lima, sólo el 22% de encuestadas participa en alguna asociación o sindicato, en Huaura, la cifra disminuye en 21%.

• Las actividades desarrolladas por mujeres trabajadoras de la economía informal, se

encuentran reguladas por el poder público, sin embargo estas leyes no se aplican en el mundo real. La protección que el Estado debe de garantizar a las trabajadoras a domicilio, a las trabajadoras del hogar, a las jornaleras agrícolas, y a los trabajadoras autónomas del comercio ambulatorio no se concretiza, en la realidad es una simple legislación nominativa.

Recomendaciones

• El Estado debe velar porque las políticas de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres se enfoquen en las actividades laborales donde se encuentra una predominancia de la población femenina, para de este modo velar por su protección jurídica y garantizar sus derechos laborales establecidos por ley. Al respecto, seria conveniente debatir políticas de inclusión, equiparación y generación de oportunidades.

• Especial atención debería darse a las condiciones laborales de las trabajadoras de la economía informal, es importante analizar con mayor detenimiento y promover el mejoramiento de las condiciones de trabajo, niveles de remuneración, salud y ejercicio de derechos. La organización y centralización de las mujeres trabajadoras de la economía informal puede cumplir en este aspecto un aporte muy significativo.

• Se debería elaborar estadísticas desagregadas por sexo en el mercado laboral que

permitan conocer el peso específico de las trabajadoras de la economía informal y formular políticas sensibles en materia de género para este sector de trabajadoras.

• Por otra parte, las trabajadoras de la economía informal deberían tener mayores

nociones sobre sus derechos, a fin de reivindicarlos. Esto implica promover el acceso a información transparente sobre los salarios, horario de trabajo, tipo de trabajo, e

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instancias expeditas para exigir el cumplimiento de las normas. Complementariamente, se deberían ampliar las denuncias sobre maltrato y abusos en el trabajo.

• El Estado peruano debe garantizar el cumplimiento de los salarios mínimos de las

trabajadoras de la economía informal, en las áreas urbanas y áreas rurales. Para esto, se puede recomendar efectuar un censo a nivel de hogares, para conocer con mayor precisión los salarios y otros beneficios que reciben las trabajadoras de la economía informal. También se debe actuar actuaciones para erradicar el trabajo de menores en la economía informal, elaborando proyectos para que estas niñas y adolescentes se incorporen al sistema educativo.

• También es necesario revisar el marco conceptual y jurídico del trabajo informal.

Esto implica, por ejemplo: definir bien las diversas modalidad de trabajo, así como los derechos y deberes que implican; indicar los límites y obligaciones de empleadores y empleados; controlar y regular las actividades de las trabajadoras a domicilio, las trabajadoras temporeras, las trabajadoras de la venta ambulatoria, examinando incentivos de formalización para los microemprendimientos.

• En el ámbito de las políticas sociales, es conveniente aumentar la cantidad y calidad

de los servicios de cuidado infantil próximos a hogares pobres. Esto permitirá que las mujeres no sólo puedan trabajar más tranquilas, sino en mejores condiciones. También debería hacerse esfuerzos en materia de información, educación y concientización para promover que hombres y mujeres compartan las responsabilidades familiares.

• Además, se debe promover la participación de las mujeres trabajadoras de la

economía informal en la adopción de políticas locales. Se requiere, para ello, que las organizaciones de desarrollo, las autoridades locales y regionales, así como los dirigentes sindicales fomenten activamente y apoyen la presencia de mujeres en los procesos de planificación y decisión, tanto como integrantes de las organizaciones como en los puestos de toma de decisiones. Entre los aspectos que hay que revisar para conseguir una orientación de género destacan los siguientes: cultura y estructura organizativa, procedimiento de contratación y ascenso del personal, condiciones de trabajo (horarios), selección y designación de los miembros de la organización, procedimientos en la adopción de decisiones, determinación del momento y lugar para la celebración de reuniones y otras acciones.

• Entre algunas posibles medidas a escala local, regional y nacional, recomendamos:

- Creación de asociaciones y redes de mujeres trabajadoras de la economía informal;

- Fortalecimiento de la participación femenina en las asociaciones, gremios y sindicatos, así como en los espacios de toma de decisiones.

- Impulso a los grupos de mujeres para que soliciten la financiación de las iniciativas de desarrollo;

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- Conexión de las asociaciones de mujeres de la economía informal con las organizaciones sindicales y de desarrollo;

- Aumento de la importancia de los proyectos de integración en las organizaciones existentes;

- información a las asociaciones y redes de mujeres trabajadoras de la economía informal.

Para que estas medidas se puedan implementar es necesario que se trabaje de manera paralela la eliminación de los obstáculos que tienen las mujeres para su escasa implicancia en las organizaciones: el limitado tiempo libre es una razón frecuentemente aducida por las mujeres. Proporcionar servicios de transporte y asistencia infantil, procurando que los hombres asuman más las responsabilidades familiares; la educación es una de las mejores vías para conseguirlo.

• El desarrollo de la formación profesional y personal en el sector no estructurado de la

economía debe tener una orientación social y productiva que las propias mujeres asuman como realmente válida, más aún si se tiene en cuenta que las encuestas revelan de manera sistemática la necesidad de contar con una formación adecuada y asequible. Las mujeres representan recursos inexplorados, pues reúnen una serie de destrezas especiales que sólo requieren cierto desarrollo para ser aplicadas.

La formación previa sobre desarrollo personal, permite aumentar la confianza y calificaciones básicas y el desarrollo de redes de apoyo mutuo y acción práctica, las cuales conducen a su vez a la creación de organizaciones, creación de cooperativas, pequeñas empresas o servicios locales.

• Acceso a las nuevas tecnologías de información, como vía de aprendizaje a distancia

en las zonas rurales, la mejora de su entorno personal y de la localidad en que se desenvuelven • La necesidad de servicios integrales, sobre todo para los jóvenes y las jóvenes

trabajadores/as de la economía informal, puesto que sus necesidades difieren de las generaciones anteriores. La creación de un entramado social y comunitario que cumpla esas expectativas constituye una parte esencial del desarrollo.

• Servicios de apoyo a las mujeres que opten por la actividad autónoma o abran

sus propias empresas o cooperativas, brindándoles asesoría técnica para que desarrollen sus ideas, identifiquen sus y capacidades y refuercen su confianza. Posteriormente, se debe brindar cursos especializados para la creación de empresas, mejorar el acceso a la financiación y al crédito a través de fondos de garantía.

Además de estas medidas de carácter general, se requiere desarrollar algunas recomendaciones para cada sector de actividad:

Para las trabajadoras del hogar

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• Promover la revisión de la actual Ley de trabajadoras del hogar porque muestra

contradicciones y vacíos importantes. • Ordenar por Ley que los contratos de servicio doméstico se realicen por escrito y

con copia al Registro especial de trabajadoras (res) del hogar. • Establecer sanciones pecuniarias para los empleadores que no se acojan al

Registro y no respeten los derechos de las trabajadoras. • Crear oficinas de registro y atención para las trabajadoras del hogar en las

municipales u órganos desconcentrados. • Encargar a los órganos de inspección (sea el gobierno municipal distrital, como el

MINTRA o la SUNAT) la supervisión y la facultad de imponer multas a quienes incumplan la inscripción en el Registro.

• Desarrollo de programas integrales de formación profesional para las trabajadoras del hogar, que coadyuven a elevar sus niveles de confianza y calificaciones básicas.

• Establecer mecanismos especiales de protección para las trabajadoras del hogar víctimas de violencia física, psicológica y sexual.

• Promover la organización y centralización de las trabajadoras del hogar para la defensa de sus derechos laborales.

• Desarrollar campañas de sensibilización dirigido a las autoridades, funcionarios/as y público en general para erradicar la estigmatización del trabajo doméstico.

Para las trabajadoras temporeras agrícolas

• El Estado deberá de reglamentar por medio de sus direcciones regionales o

jefaturas zonales de la autoridad administrativa del trabajo los lugares especiales de contratación y velará por el cumplimiento de las formalidades de la ley.

• El ministerio de Educación deberá de implementar cursos especiales de alfabetización para las jornaleras agrícolas, a fin de que conozcan sus derechos.

• El ministerio de Salud deberá implementar programas especiales de salud en base a las enfermedades y dolencias que desarrollen las trabajadoras agrícolas en el ejercicio de su actividad, así como la atención a su salud sexual y reproductiva.

• Realizar investigaciones y diagnósticos participativos para identificar las diferentes formas de discriminación y exclusión que enfrentan en el mundo del trabajo, así como sus principales necesidades, demandas y propuestas.

• Desarrollar campañas de sensibilización e información sobre la situación laboral de las trabajadoras temporeras a fin de visibilizar su trabajo y aportes en el desarrollo local.

• Promover la plena participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones.

• Promover la articulación y organización de las trabajadoras temporeras en sus localidades.

• El Estado debe desarrollar servicios básicos de infraestructura que alivien la sobrecarga de trabajo de las temporeras y que les permita su acceso a las actividades económicas,.

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Para las trabajadoras a domicilio

• El Estado deberá de exigir a las empresas que se benefician con el trabajo a

domicilio la información referida a los precios y costos de los productos elaborados total o parcialmente por las trabajadoras y si es posible determinar una retribución justa.

• El ministerio de Trabajo deberá velar porque sus programas orientados a trabajadoras a domicilio resulten en el cumplimiento de las condiciones y formalidades de contratación determinados por la ley.

• Realizar estudios de investigación para medirla magnitud e impacto, por sectores económicos, y analizar las características del trabajo a domicilio.

• A través de capacitaciones y asesorías mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras a domicilio.

• Fortalecer la capacidad de negociación y la consideración de los aspectos sociales de las trabajadoras a domicilio a través de la constitución de organizaciones y redes.

• Promover criterios y marcos institucionales que permitan incluyan, visibilicen esta categoría de trabajadores/as.

• Promover marcos jurídicos y normativos apropiados en los que se respeten los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras a domicilio, así como políticas de protección adecuada.

• Poner en marcha políticas y programas para crear oportunidades de empleo decente, mejorando la productividad y los niveles de remuneración de los/as trabajadores a domicilio.

• Promover la representación colectiva de esa categoría de trabajadores/as y su poder de negociación inclusive fortaleciendo la capacidad de las organizaciones sindicales de llegar a los mismos a organizarlos y atender sus necesidades.

Para las trabajadoras ambulantes

• El Estado deberá cumplir con emitir la Ley del Comercio Ambulatorio en base a la realidad socio-económica de la población y con la participación de los sectores organizados de las asociaciones de comerciantes ambulatorios.

• Los Municipios deberán establecer tasas mínimas por concepto de reconocimiento e inscripción en el Registro Único de Organizaciones Sociales respectivo. Deberán de levantar sus restricciones al ejercicio del comercio ambulatorio basados en el domicilio y la procedencia del trabajador.

• El Estado deberá en coordinación con los municipios distritales de establecer locales donde se pueda ejercer el comercio como parte del proceso de formalización.

• Construir una base de información sobre los/as vendedores/as ambulantes. • Desarrollar políticas nacionales a favor de los/as vendedores ambulantes. • Dotación de licencias, reconocimiento legal y lugares para vender.

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• Reconocer a los/as vendedores/as ambulantes como parte integral del sistema de distribución urbana.

• Medidas de ayuda en situaciones de desastre y calamidades naturales. • Protección y expansión del medio de subsistencia actual de los/as vendedores/as

ambulantes.