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PRIMERAPARTESEGUNDAPARTETERCERAPARTECUARTAPARTEQUINTAPARTESEXTAPARTESÉPTIMAPARTE

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MaxGalloLosROMANOSTitoElmartiriodelos judíosTraducidodelfrancésporWenceslaoCarlos

LozanoTítulooriginal:LesRomains3.Titus.LemartyredesJuifsReservadostodoslosderechos.

ElcontenidodeestaobraestáprotegidoporlaLey,queestablecepenasdeprisióny/omultas,ademásdelascorrespondientesindemnizacionespordañosyperjuicios, para quienes reprodujeran, plagiaren, distribuyeren o comunicarenpúblicamente, en todoo enparte, unaobra literaria, artísticao científica, o sutransformación, interpretación o ejecución artísticafijada en cualquier tipo desoporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptivaautorización.

LíbrameArthemeFayard2006©de la traducción:WenceslaoCarlosLozanoGonzález, 2008©Alianza

Editorial S.A., Madrid, 2008 Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027Madrid; teléf. 913938888www. alianzaeditorial. es ISBN: 978-84-206-4910-8(Tomo 3) ISBN: 978-84-206-9862-5 (0. C.) Depósito legal: M-16.447-2008Composición:GrupoAnayaImpresoenMatenCromo,S.A.

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PrintedinSpainSI QUIERE RECIBIR INFORMACIÓN PERIÓDICA SOBRE LAS

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Diseñodecolección:AngelUñarteIlustración:FrancescoHayez.DestruccióndeltemploenJerusalén.©TheArtArchive/Corbis.DesdesuvilladeCapua,Sereno,ciudadanodeRoma,haceunrepasodesu

vida.FuetestigodelosúltimosdíasdeNerón,momentosenlosquelospalaciosquedaronvacíosylamuerteacechabaencadaesquina.SeunióaVespasianoyasu hijo Tito en su intento de revitalizar el imperio, pero antes había queapaciguar sus limes.Vespasiano le encargó aTito que sofocase la rebelión enJudea, en donde los judíos habían elegido luchar antes que caer en laservidumbre. Sereno acompañó a Tito en esta aventura, desembarcaron enAlejandríayal frentede los legionarios romanosentraronenPalestina.Loallívividoselegrabaráparasiempreensumemoria.

Las legiones romanas aplastaron la rebelión poniendo de relieve unacrueldadsinigual:lasciudadesfueronincendiadas,losrebeldescrucificadosyeltemplodeJerusalénquedótotalmentearrasado.Trasunadefensanumantina,losúltimosresistentesjudíosterminaroninmolándoseenMasada.

Serenomeditasobreestaguerra,recuerdasusdiálogosalrespectoconTitoyconFlavioJosefo,aqueljudíoromano,traidoryfielasupueblo.RememorasuadmiraciónporlabellaBerenice,lareinajudíadelaqueTitocayóenamorado.PeroSerenosemuestrainquietodespuésdeloallívivido:¿YsiunDiosúnico-eldelosjudíosyeldelosdiscípulosdeCristocastigaraalaRomaimperial?,sepregunta.¿YsilaerupcióndelVesubio,quesepultóPompeya,fueralaseñaldeuncastigo?

A través de la pluma deMaxGallo, la historia deRoma se convierte ennovela,enuna reflexiónsobre losproblemas,conflictosy temoresdeaquellosromanosenaquellosterritoriosdeOrientePróximoqueparecenhabersuperadolabarreradeltiempoyhaberseperpetuadohastanuestrosdías.

Tito. El martirio de los judíos es la tercera novela del quinteto LosRomanos.Cadaunodeloscincovolúmenesqueconformanestasuitenovelescailumina un momento y un personaje claves de la historia de Roma. Las dosanteriores son Espartaco. La rebelión de los esclavos y Nerón. El reino delAnticristo,yapublicadasenAlianzaLiteraria.ATito.ElmartiriodelosjudíosseguiráMarcoAurelio.ElmartiriodeloscristianosyConstantinoelGrande.ElImperiodeCristo.

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Max Gallo es un intelectual de múltiples facetas. Profesor de historia yperiodista,fuediputado,secretariodeEstadoyportavozdelGobiernofrancésenlosañosochenta.Esautordeunamagnaobraquesuperaelmediocentenardetítulos entre ensayos y estudios históricos, como la conocida Historia de laEspañafranquista,queeditóensudíalamíticaRuedoIbérico;ybiografíasnomenosfamosascomolasdeVictorHugo,Robespierre,DeGaulleoNapoleón.Así como una treintena de novelas entre las que se encuentran La Cruz deOccidente, también publicada en la colección Alianza Literaria, y las de estequinteto de Los Romanos, que empezó con Espartaco. La rebelión de losesclavos,siguióconNerón.ElreinodelAnticristoycontinúaahoraconTito.Elmartiriodelosjudíos.

/ÍndicePrimeraparteSegundaparteTerceraparteCuartaparteQuintaparteSexta

parte Séptima parte

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REFERENCIASCRONOLÓGICASRómulo:754-715a.C.RepúblicaRomanaMario,cónsul:107a.C.

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Sila,cónsul:88a.C.*GuerraservildeEspartaco:73-71a.C.LosROMANOS,vol.1PompeyoyCraso,cónsules:70a.C.CésarcruzaelRubicón,49a.C.AsesinatodeCésar:44a.C.Imperio Romano Dinastía Julio-Claudiana Octavio Augusto: 27 a.C.-14

d.C.Tiberio:14-37CrucifixióndeCristo:haciael30Calígula:37-41Claudio:41-54Nerón:54-58LosROMANOS,vol.2GalbaOtónVitelio:68-69Vespasiano:69-79*Tito:79-81Domiciano:81-96Nerva:96-98DinastíaFlaviaLosROMANOS,vol.3Trajano:98-117Adriano:117-138AntoninoPío:138-161*MarcoAurelio:

161-180Cómodo:180-192Pertinax:193DinastíaAntoninaLosROMANOS,vol.4SéptimoSevero: 193-211...Dinastía de losSeverosDiocleciano: 284-304

Maximiano:306-310Galero:304-311ConstancioICloro:305-306Severo:306-307MaximinoIIDaia:307-313Licinio:307-323

DinastíaConstantinianaConstantino1.306-337LosROMANOS,vol.5Crispo César: 317-326 Constantino II: 337-340 Constancio I: 337-350

ConstancioII:337-361Juliano:361-363Joviano:363-364

476-FindelImperiodeOccidente

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La guerra que han librado los judíos contra los romanos es la másimportante,nosólodelasactuales,sinoprobablementetambiéndeaquellasdelasquetenemosnoticiaentrelasocurridasentreciudadesonaciones.

FLAVIOJOSEFO,Laguerradelosjudíos.Hayquedespreciar,porsupuesto,aunosamosinferioresaunomismo,pero

noaquienes tienensometidoelorbeentero;enefecto,¿qué territoriosehabíalibradodelosromanosapartedeloscarentesdeinterésdebidoalcaloroalfrío?Entodaspartes, laFortunasepusodesu lado,yDios,quesedesplazadeunanaciónaotraentregándolesporturnolahegemonía,sehallabaentoncesenItalia.

FLAVIOJOSEFO,Laguerradelosjudíos.DomeñóalpueblojudíoydestruyólaciudaddeJerusalénantecuyatoma

todos,generales,reyesypueblos,antañohabíanfracasadoodesistido.InscripcióndelarcodeTitoenelCircoMáximodeRoma.

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PRIMERAPARTE

1

Yo,Sereno,ciudadanodeRoma,inicioaquílaúltimapartedelosAnalesdemivida.

HacecasidosañosquemurióelemperadorTito.LoheservidoyséloqueelImperioledebe.Pero su hermano Domiciano, que le ha sucedido, se aplica en borrar el

nombredeTitodelamemoriadeRoma.Yesoquesetratadequien,segúnrecuerdanlasinscripcionesgrabadasen

losarcosdetriunfo,«domeñóalpueblojudíoydestruyólaciudaddeJerusalénante cuya toma todos, generales, reyes y pueblos, antaño habían fracasado odesistido».

Unemperadorenvidiosopuedemandarsuprimiramartillazosesasfrases.Perosieldiosalquerezomedalavoluntadylafuerzaparaacabarestos

Anales,seránunmonumentoerigidoportodosloshombresyporsiempreparaconmemoraralemperadorTito.

Voy a contar sus vicios y sus culpas, su crueldad y sus bajezas, perotambiénsuprobidad,sugenerosidadysuvalor.

Quiero que ocupe el lugar que le corresponde entre los emperadores deRoma.

Cuando lo conocí, sólo era el legado de la legión XV Apolinaris, cuyocampamentoseasentabaeneldeltadelNilo,ante laspuertasdeAlejandría, laorientalymajestuosa,laafamadaysabia,lasegundaciudaddelImperio,laqueRomaenvidiaba.

Porentonces,Titosóloteníaveintisieteañosyyoapenascincuenta.Nerónseguíareinando.RecorríaloscircosyteatrosdeGrecia,declamando

oconduciendounacuadriga,ávidode trofeosydeaclamaciones, soñandoconemprender,almododeAlejandro,unagranexpediciónvictoriosahaciaelIndoqueloconvirtieraporsiempreenelmásgloriosodelosemperadoresdelgénerohumano.

PerolosjudíossehabíanrebeladoenJudeayenGalilea.Y fue como si un centurión armado con sus dos espadas, con su coraza

doradamoldeándole el torso, hubiese recibido una flecha en el pie.No estabavencido,perosólopodíacaminarcojeando,temiendoquelaheridaseinfectasey

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quetodalapierna,yluegoelcuerpoentero,seacabaranpudriendo.PueslarebelióndelosjudíospodíaextendersuponzoñaportodoOriente.Loshabíaentodaslasciudades.EnlapropiaRoma,variasdecenasdemilesdeellosvivíanenlosbarriosde

laorilladerechadelTíber.Quienes los odiaban estaban aprovechando la insurrección de Galilea y

JudeacontraRomaparainsultarlos,perseguirlos,asesinarlos.Los despreciaban y acosaban en Roma. Los masacraban en Antioquía,

tercera ciudad del Imperio. Los expulsaban de Cesarea, el gran puerto deGalilea.

El prefecto de Alejandría, Tiberio Alejandro, un judío apóstata, habíadejadoqueloshabitantesysuslegionariosmataranacincuentamildeellos.

Elordenimperialestabaalteradoentodaspartes.MehallabaenGreciajuntoaNeróncuandodichasnoticiaslellegaron.Vicómoselecontraíasucaraabotagada,cómoladecepción,elmiedoyla

iraledeformabanlosrasgos.Esarebeliónjudíaysusconsecuenciasempañabansustriunfoscomoactor

yleimpedíancaminaralacabezadesuslegionestraslashuellasdeAlejandro.Seencolerizó.Había que someter a ese pueblo insurrecto, reconquistar las ciudades de

JudeaydeGalilea,acabarconesaJerusalénorgullosadondeantañoHerodes,elreydelosjudíos,había

mandado edificar un templo, macizo como una fortaleza, para honrar aldiosdesupueblo,el

invisibleyúnico,queeraconsideradomásgrandequetodaslasdivinidadesdeGrecia,deRomaydeOriente.

Nerón encomendó a Vespasiano el restablecimiento de la paz romana entodaspartes.

Dicho general, que había luchado con éxito en Bretaña, debía asumir elmandode las legionesVyX,cruzarel estrechodelHelespontoy llegarhastaGalilea.

AllíloalcanzaríasuhijoTito,quehabíasidonombradolegadodelalegiónXV

Una mañana de invierno, mientras el plomizo oleaje rugía al estrellarsecontralosdiquesdelpuertodePasos,embarquéconTitoabordodeuntrirremequezarpabahaciaAlejandría,dondenosestabaaguardandolalegiónXV

AlprincipiodesconfiédeTito.Cuandohubecruzadolapasareladeltrirreme,mehizounaseñalparaque

meacercaraa

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él.Estabadepieen lapopa, sobre laplataformademandoque, limitadapor

unabalaustrada,dominaelpuentedelagalera.Lorodeabanunoscenturionesyel tribuno Plácido, a quien yo conocía. Las capas revoloteaban y veía susvigorosos cuerpos, sus torsos musculosos, sus fuertes manos agarrando labalaustradaalponerse aoscilar lanave, apenas soltadas las amarras.Eloleajeinvernal era fuerte, alcanzaba el interior del puerto, y la travesía se anunciabapeligrosaenaquellaestación.

Mientrascaminabahacialaplataforma,vialladodeTitoadosjóvenesderostro lampiño y cabeza rapada. Llevaban bajo sus capas pardas unas largastúnicasblancasdetelafina,mangascortasymuyescotadas.Senotabaquetantosuscuerposcomosusrostrosestabandepilados.

Cadavezquelagalerasealzabayquedabasuspensasobrelacrestadeunaola,sinquelosremosalcanzaranahundirseenunaguatangrisquecasiparecíanegra,ambosefebossoltabangrititosmujeriles.

Recordé los rumores que, en Roma, señalaban a Tito como uno de esosdepravados que se habían criado en el palacio imperial y que Nerón habíaconvertidoensuscompañerosdevicio.SellegóadecirqueTitosobrepasabaaNerón en perversidad y crueldad, y que esa afición suya a la lujuria lo habíalibradodelamuerte.

HabíasidoamigodeBritánico,peroNerónnoquisocondenarlo.Titosóloenfermó tras probar los platos envenenados destinados al hermano delemperador. Británico había muerto, pero Nerón envió a sus médicos a quecuidaranaTito,nopararematarloabriéndolelasvenas,comotanamenudolesordenabanhacer,sinoparasanarlo.

LoconsiguieronyTitovolvióapatear,juntoaNerón,lascallejasdeRoma,enfangándose en las cloacas de tabernas y lupanares. Él también gozabahaciendosufrir.

Pero Nerón, a quien agradaba cambiar de pareja, lo premió enviándolocomotribunoantelaslegionesquecombatíanenBretañayenGermania.

Allídestacójuntoasupadre,FlavioVespasiano.CuandoregresóaRoma,su afición a las perversiones parecía haber aumentado. Se decía que ordenaballamar todas las noches a jóvenes de ambos sexos a quienes imponía, al igualqueelemperador,unosacoplamientosextraños,mezclandosucuerpoconlosdeellos.

¿Éseeraelhombreaquienyodebíaservir?Se acercó a mí con las piernas separadas para mantener el equilibrio y

agarróymantuvoapretadasunbuenratomismuñecas,gritando,paradominarelzumbidodelviento,queloalegrabayenorgullecíatenerasuladoaunfilósofo

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para enfrentarse a un pueblo que se las daba de sabio. El balanceo nos hizochocarelunocontraelotro.

—FuisteamigodeSéneca—memurmuróconelcuerpopegadoalmío.Justocuandonosapartamos,sinsoltaraúnmismuñecas,añadióconsorna:—¡Siguesvivo!¡Losdiosesestáncontigo,Sereno!Esoesunbuenpresagio

paranuestraguerracontralosjudíos.Meobservófijamenteyyobajé lamirada,sintiéndomeculpabledehaber

sobrevivido a mi maestro Séneca, temiendo ser sospechoso de haberloconseguidotraicionándolo,convirtiéndomeasíenunodelosdelatoresdeNerón.

PeronocontestéaTito.La intensidad de su mirada, su sonrisa, su belleza me turbaban y

preocupaban.Presentíaquelasusabaamododesutilveneno,segurodesuseducción.Teníaunrostroregularyenérgico,yapesardeellorebosantedeunagracia

casi femenina. Los pequeños rizos de su negro cabello bordeaban su ampliafrente.Aunqueanchosyovalados,sushundidosojosparecían,conlapielmate,másazulesdeloqueeran.

Nosadentramosenaltamarylosremosamenudobatíanenelairedebidoala altura de las olas de blancas y afiladas crestas. Luego, tras unos instantesduranteloscualesdabalaimpresióndepermanecerinmóvil,eltrirremevolvíaacaer,quedandoelpuenteyhastalaplataformabarridosporlaespumayelaguainvadiendo la embarcación, de la que brotaban los gritos de los aterradosremeros,ningunodeloscualeshabríasobrevividoaunnaufragio.

Agarradoalabalaustrada,Titorecibíaelvientodefrenteechandoelcuerpohaciaadelante.Asíseparecíaasupadre,FlavioVespasiano,quienmerecordó,cuandome presenté ante él para incorporarme a su estadomayor, un viejo yretorcido árbol de cortas ramas pero que ningún viento podría arrancar niromper. Era un general de cincuenta y siete años con silueta y andares decenturión.

Titoyateníaeseaspectocontreintaañosmenos:espaldaanchaymuslosypantorrillasmusculosos.Perolamiradayelrostrodeaquelsoldadoeranlosdeun ser sutil, no sólo astuto y retorcido como hombre que ha aprendido de laguerra todas lasarguciashumanas, sinocomohábily sensatoestrategaquehadebidohacerfrenteasusenemigosenloscamposdebatalla,perotambiénenlassalas del palacio de Nerón, donde a la crueldad de la guerra se añadían lasperfidiasylasintrigasderivalesycortesanos.

Eso se podía leer en su rostro, que nada tenía de los rasgos paternos yprobablemente mucho de su fallecida madre Domitilia, de quien me habíanelogiado una belleza y unos encantos a los que había recurrido con mucha

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frecuenciaantesdecasarseconFlavioVespasiano.Pensé en aquellamujer al ver a Tito tumbado en la cabina que ocupaba

debajodelaplataformademando.Echóconunmovimientodelacabezaalosdosjóvenesqueestabansentadosasuspiescomoperrosamaestrados.

Seincorporó,cruzólasmanosdetrásdelanuca,acompasandosucuerpoalbalanceodelagalera.

La tormenta invernal que nos había estado zarandeando durante tres díasamainó,lamarejadasefueespaciando,lasolasperdieronagresividadyelmarseadormecióbajounalluviaque,apenasdecayóelviento,habíaanegadoelcieloycerradoelhorizonte.

Titosiguióconlamiradaalosdosdepiladosquesalíandelacabina.—Noamaselplacer,Sereno—dijo—,osea,quenoamas lavida.Quizá

creas en la resurrección, como determinados locos orientales. En Roma, losdelatoresafirmabanqueSéneca,elestoico,sehabíaconvertidoendiscípulodeCristo.¿Pertenecesaesasectajudía?

Sonrióapartandolasmanos.—¿Quésabesdelosjudíos?Mehandichoqueadoranensustemplosuna

cabeza de asno, que engordan a niños griegos y romanos para degollarlos yzampárseloseldíadesufestividad.

Se llevó las manos al sexo haciendo una mueca.—Y esa ocurrencia dehacersecortarlapuntadelfalo,decircuncidarse...¿asíes,no?

Seinclinóhaciamí.—¿Noestaráscircuncidado,Sereno?Rióechandolacabezahaciaatrás.—Dicen—prosiguió—quealgunosdiscípulosdeCristonoloestán.Pusocaradedesprecio.—Los judíos son singulares. No son bárbaros como esos con los que

combatí enBretaña y enGermania. Sonmás orgullosos ymás sabios que losgriegos.Secreensuperioresalosdemáspueblos.Noobstante,nosonlobastanteinteligentes para darse cuenta de que —apretó el puño izquierdo—nuestraslegioneslosvanaaplastarcomoaunpájaroquetuvieseatrapadoenmimano.Les permitimos conservar a su rey, Agripa, a sus sacerdotes, a una reina,Berenice, disponen con libertad de sus templos. Algunos de ellos se hanconvertidoenciudadanosromanos.SonmilesenRoma.Practicansureligiónsinlamenortraba...

—Los matan, los crucifican —murmuré. —¿Los estás defendiendo,Sereno?

Habíaensuvozmásextrañezaycuriosidadqueira.Entonceslecontéloquesabíadelosjudíos.

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Habíaaprendidoacercadeellos leyendo laHistoriade laguerraservildeEspartaco,escritapormiantepasadoGayoFuscoSalinator.Enellaelogiabaaunhombreprudente, religiosoy sabio, Jaír elCurandero,nacidoen Judea, alquehabíaacogidoensuvilladeCapua,estamismadesdedondeestoyescribiendoestosAnales.

CuandovivíaenRoma,supequeunsacerdotejudío,JosefobenMatías,sehabía entrevistado con Popea, la emperatriz convertida, según decían, a lareligióndelosjudíos.EsetalJosefohabíavisitadoaSéneca,ymimaestrohabíaquedadomuy impresionadopor la sabiduría de aquel hombre jovenquehabíaleídoalosgriegosyviajadoaRomaparaintentarqueliberaranalossacerdotesjudíosencarcelados.SumisióntuvoéxitograciasaPopea.TambiénloayudóelactormásfamosodeRoma,elmimoAlitiro,aquienNerónadmiraba,colmabaderegalosyenvidiaba.

Yohabíaasistidoaalgunasdesusactuaciones.Losromanosloaclamaban,y vi en el palco imperial al rey de Judea, Agripa, y a su hermana Berenice,recibidosyhonradoscomosoberanoslegítimos.

Pero en Judea, el procuradorGesioFloroy el gobernadordeSiria,CesioGalo,habíantratadoa los judíos,unodelospueblosmásantiguosde la tierra,como si fueran bárbaros. Floro los había humillado. Los romanos habíanpermitidoquelossiriosylosárabesdeAntioquíaydeCesarealospersiguieran.Los propios legionarios habían participado en el saqueo de sus bienes. Florohabíametido lasmanos en el tesorodelTemplode Jerusalén.Habíamandadoazotarycrucificaraquienesprotestaban,yenelmercadoaltodeJerusalénsuslegionarioshabíanmatadoamásde tresmil judíos,algunosde loscualeseranciudadanos romanos.Habíandegolladoaniños,violadoamujeres,y lapropiareinaBerenice, que, descalza y con la cabeza rapada, había suplicado aGesioFloroquedetuvieraaquellamasacre,fueinsultada,amenazadademuerte,ytuvoquehuiryrefugiarseensupalaciobajolaproteccióndesuguardia.

Esoeraloqueyosabíadelosjudíos.Tito permaneció en silencio,medio tumbado sobre su litera, sin dejar de

mirarme,comosiesperaraquesiguieradeclarando.Entoncesleconfiéloquehabíaqueridocallar:queelpueblojudío,elmás

religiosodelospueblos,esperabalavenidadeunmesías,unenviadodesudios,Yahvé. Y que algunos de ellos lo habían reconocido en la persona de Cristo,quien había sido crucificado, a petición de los sacerdotes judíos, por elgobernadorromanoPoncioPilatos,siendoTiberioemperador.

NodijequerezabaaCristo.Tito se levantó.Al ser de corta estatura, podíamantenerse de pie en esa

cabina de techo bajo. Iba y venía, con las manos a la espalda, el cuerpo

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levementeechadohaciaatrás,locualresaltabasutripón.Sedetuvoyseinclinóhaciamí:

—NerónhadestituidoaGesioFloroyaCesioGalo—refunfuñó.Luegoseincorporó,secruzódebrazosyañadióconfuerza:—Los representantes de Roma pueden cometer injusticias y crímenes. Y

sus faltas deben ser castigadas. Pero Roma jamás debe ser acusada por lospueblosalosquehavencido.Romanopuedeaceptarserjuzgadaycombatida.Lospueblosquesealcencontraelladebensercastigados.Losqueseobstinentendráneldestinode losesclavosdeEspartaco.Túsabescuál fue,Sereno.YotambiénheleídolaHistoriaqueescribiótuantepasado.Sinopidenperdón,si

no deponen las armas, los judíos acabarán muertos o esclavizados,expulsadosdesureino,

dispersados. Perderán sus tierras; sus templos y ciudades quedarándestruidos.ÉseeselderechodeRoma,ynuestrodebereshacerquetriunfe.

Tito me miró de hito en hito, ladeando levemente la cabeza, como paracerciorarsedequehabíaentendido suspalabras; luegomeagarróelbrazoconbrusquedadymearrastrófueradelacabinahacialaproadelagalera.

Alfinaldelmar,ahoraabsolutamenteencalma,enelhorizontedoradodelcrepúsculo,diviséAlejandría.Titoclavósusdedosenmihombro.

—¡TodoestoesdeRoma!—murmuró.AdivinélaisladeFarosysufanalblanco,luegolosedificiosdelemporio

alineadosalolargodelosmuellesdelPuertoGrande.VilascúpulasdelMuseoy de la Biblioteca, las columnatas del palacio real y, más allá, entre tantaconstrucciónamontonada,losaltosmurosdelGranCircohaciaelcualparecíanconvergerlasanchasavenidasquecuadriculabanlaciudad.

Lagaleraseguíadeslizándose.Losremosparecíanhundirsesinesfuerzoenunaguarelucienteenelque la rodaabríaunanchosurcoquese ibadilatandohastaperderse,nodejandosinoalgunasondasirisadasporelsolponiente.

—Alejandro,César...—repitióTitovariasveces.Sevolvióhaciamíycolocóambasmanosenmishombros.Eramásbajo

que yo, tan joven todavía, apenas veintisiete años, y yo con cincuenta meinclinabaanteél,loescuchabacomosifueramayorqueyoymedominaraconsus conocimientos, su sabiduría y su estatura. Era el representante de Roma.Llevaba la espada de su poderío. Mandaba en los legionarios. Roma loengrandecía.

—LaciudaddeAlejandrosehaconvertidoenladeCésar—prosiguióTito.Seapartó,seasomóporencimadelarodayluegosediolavuelta.—Ve a ver a los judíos de Alejandría, Sereno. Recuérdales cuál es la

voluntaddeRoma.DilesquevamosadevastarGalileayJudeayquesupueblo

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tiene una única salida: el sometimiento a Roma. ¡Que envíen mensajeros aJerusalén,quehaganentraren razónaesos locosquesehanalzadocontra laslegiones!

Mediounapalmadaenelhombro.—Si no, los judíos de Judea y deGalilea habrán padecido en vano, pues

acabaránvencidosymuertos.¡YsóloserecordaránlasvictoriasdeVespasiano,deTitoylagloriadeRoma!

RepetílaspalabrasdeTitoaBenZacarías,unodelosjudíosmásafectosaRoma,de losmás influyentesy respetadosdeAlejandría.Eraunhombrealto,delgado,derizadocabellonegro,cuyorostrodepielmateestabacubiertoporunvellofinoygrisáceo.

Memiróalosojos,sonrióymedijocontonocansino:—¡En estos tiempos los judíos envejecemos pronto, y a muchos de los

nuestrosnisiquieralesdatiempoaenvejecer!Seguíamosenelvestíbulodesumorada,unpalacetesituadonolejosdela

sinagogayrodeadodepalmeras,demacizosdelaurelesydeflores.Mehabíasorprendidolabellezadellugar,lacalmadelvastojardíndonde

semezclabanelcantodelospájarosyeldenumerosasfuentes.BenZacaríashabíaacudidoa recibirme,ymesorprendiósudistinción, la

lentituddesusgestos,latristezaquelevelabalamirada.Seinclinóymeinvitóaentrarensumorada.Lasparedesestabancubiertas

demármol,cuyablancuraquedabaacentuadaporcolumnasrosasynegras.Había pocos muebles en el vestíbulo y en las distintas habitaciones que

crucé, y me topé aquí y allá con siluetas de sirvientes que se escabullíanfurtivamente.

Dijoquesealegrabadeverme.Sabíaquehabíasidoalumnoyconfidente,amigo de Séneca, y aunque no compartía la filosofía tan desesperada de mimaestro,estimabayhastaadmirabaelvalordelhombrequesehabíaatrevidoaoptarporunmododepensarqueloprivabadeesperanza.

Sedetuvoysevolvióhaciamí.—Supo morir con valor y dignidad —añadió. Pareció vacilar, pero

prosiguióconlamismavoztranquila:—DiallegadoTitoquetambiénlosjudíossabenmorirconnobleza.Enaquelmomentotuvelasensacióndequemivisita ibaaresultar inútil.

LaguerranoacabaríahastaquelaslegioneshubiesenmatadoatodoslosjudíosenedaddelucharydestruidotodaslasciudadesdeJudeaydeGalilea.Ésaera,por lo demás, la opinión de Tiberio Alejandro, que subió a bordo de nuestrotrirremepocodespuésdequehubieseatracadoenelmuelledelemporio,enelPuertoGrande.

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Meimpresionóaquelhombrederostrohuesudoyafiladocomolahojadeunaespadaque,alpreguntarleTitoporelnombredealgúndignatariojudíoconquien pudiese entrevistarme para que transmitiera a sus correligionarios deJerusalénlasvoluntadesdeRoma,hizounamuecadedesprecioyamargura.

—BenZacarías,éseeselhombrealqueSerenodebever.SusnavessiguentransportandomercancíasprocedentesdePersiaydetodoOriente.Hacenescalaen Tiro, en Ptolemais, en Cesarea, en Jope. Sus caravaneros recorren Judea,Samaria, Galilea, desde el mar Muerto hasta el lago de Tiberíades, antes dealcanzarDamascoyseguirhaciaPersia.BenZacaríasestámejorinformadodelasituaciónenOrientequeelprefectodeEgipto,conelqueestáishablando.Yhasta puede que sepa más de la guerra en Judea y Galilea que el propioprocurador.

Seexpresabaconinquina.Tiberio Alejandro había renunciado a la fe judía de su padre y de sus

antepasados,gracias a cuyas suntuosasdonacionespudoconstruirse elTemplodeJerusalén.

—BenZacaríascondenalarebelión—prosiguióTiberioAlejandro—.Peroes judío y está orgulloso de serlo. En el fondo comprende y hasta puede queadmire la rebelión de esos sicarios, de esos zelotes que su razón e interéscondenan. Jamás lo he oído pronunciar una palabra contra Juan de Gischala,Eleazar,SimónBarGiorasytodosaquellosqueatacaronanuestrascohortesymasacraronaloslegionarios,aquienessinembargohabíanprometidoperdonarlavida.Hanprohibidoque,segúnlatradición,secelebrendossacrificiosdiariosenelTemplodeJerusalénenhonordelemperador.BenZacaríasseoponeatodaguerraconRoma.Élsabe.Conocenuestropoder.Noignoraquesonlospobres,los que envidian a los ricos, quienes no soportan el orden, porque no tienencabida en él. Por eso la han emprendido contra los romanosy a la vez contratodos los judíos acomodados, los dueños de tiendas y talleres, los grandessacerdotes,lospoderosos.Estaguerraquenosestánhaciendolossicariosyloszelotesestambiénunaespeciedeguerraservil.Perolosjudíosnosonbárbarostracios.Sonreligiosos.CreenenYahvé,yesohaceaúnmásviolentasurebelión;despojanydegüellan a judíos comoellos, queveneran almismodiosy comoellosesperanalMesías...

De repente se interrumpió, dejando en el aire su frase como si lamentarahaberhabladodemasiado,ysedirigióaTito:

—Sereno debe entrevistarse con Ben Zacarías. Si algunos judíos nosescuchanyserinden,lavictorianosresultarámáscómoda.Peroelpueblojudíonolosseguirá.Creequesudiosledarálavictoria,aunquetengaqueenfrentarseadiezlegionesnuestras.Ynotememorir,puescreeenlainmortalidaddelalma.

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Puedequefueraesacreenciaenunmásalláloquemeacercabatantoalosjudíos,loquemehacíaescucharconciertarepugnanciaalcenturiónParo,alqueTiberio Alejandro había encomendado que me guiara por la ciudad hasta lamoradadeBenZacarías.

Paroescupíacadavezquepronunciabaaquelnombre.—¡Ésesenoshaescapado!—dijo—.Hemosmatadoamilesdeellos,pero

eseZacaríasestabaprotegido...Seencogiódehombros,dandoaentenderqueelpropioTiberioAlejandro

había ordenado colocar un cordón de tropas alrededor del palacio y de losnegociosdeBenZacaríasparaevitarquefueransaqueados.

—Casi a diario veo cómo desembarcan de sus naves oro, marfil, carey,especias, perlas, piedras preciosas y sedas procedentes de los confines delmundo, de más allá del Indo — prosiguió Paro—. Pero quienes intentaronapoderarsedeellosfuerondecapitadosporordendelprefectoTiberioAlejandro,y Ben Zacarías sigue mirándonos con arrogancia. Los judíos nos desprecian.Robanniñosparabeber su sangre. ¡HabríaqueexpulsarlosdeAlejandríaydetodaslasciudadesdelImperio,esclavizarlosyenviarlosalomásprofundodelasminas,yaquetantolesgustaeloro!

SedetuvoaescasospasosdelaentradadeljardíndeYohanabenZacarías.—EsmásricoqueelprefectodeAlejandría.¿Yquiénes?¡Undescendiente

deleprosos,deesarazacorroídaporelmalalaquelosfaraonesexpulsarondeEgiptoporquecorrompetodoloquetoca!

Aloíresaspalabras, tuve la impresióndequemeestabanacorralando,dequemeestabanobligandoameterlacabezaenunacloaca.

MealejédelcenturiónParo.Eradeesoshombresproclivesaconvertirseenverdugos,deesosaquienesyohabíavistocrucificaralosdiscípulosdeCristo,enRoma.EsosmismosquehabíanflageladoycrucificadoaCristo.

Iban a ajusticiar al pueblo judíohastaque la tierrade JudeaydeGalileaquedaraempapadadesangre.

Entré en el jardín de Yohana ben Zacarías con esas consideraciones enmente.

Trashabercruzadovariashabitaciones,BenZacaríasmeinvitóasentarmea la sombra de los árboles de un jardín interior en cuyo centro había un granestanquecuadradorematadoencadaunadesusesquinasporunacabezadefieradelaquebrotabaunchorrodeagua.

Hacíafresco.Unassirvientascolocaronantemíbandejasconfrutaybebidas.Meinvitóconungestoaservirme.—Losromanosgustandecomerybeberatodashorasdeldíaydelanoche

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—observó.Yañadió,apartandolasmanos:—Yonosoyromano.Meirritósuactituduntantoaltanera,cuandonodespectiva.—Los romanos saben hacer la guerra—repliqué—.Repítaselo a quienes

creenpodervencerlos:ningúnpueblohapodidoconRoma.Losjudíoscorreránlamismasuertequelosgalos,losgermanos,losbretonesolospartos.

BenZacaríasagachólacabezaymurmuró:—Esolosé.Lohedicho.ElreyAgripalohadichoypuedorepetirlo.

Selevantó,medejósoloduranteunratoyregresóconunpergaminoquesepusoadesenrollar.

EmpezóaleereldiscursoqueAgripahabíapronunciadoenJerusalénantelossacerdotesyloshabitantesdelaciudad.

—Yo redacté este discurso paraAgripa.No alteró una sola palabra.Hoysólopuedo,amivez,repetirlotalcomolocompuse.

Empezóa leerdepie,y recuerdoa laperfecciónese textoquepronuncióconvozsorda,comosilaemociónleoprimieralagarganta.

—«Hermanos, ¿dónde están vuestros ejércitos, dónde vuestras fuerzas?¿Dónde las flotascapacesdeabrirospasopor todos losmaressometidosa losromanos? ¿Dónde los tesoros necesarios para los gastos de tan aventuradaempresa?...Meobjetaréisquelaservidumbreesalgomuyduro,pero¿acasonoos parece que debe de ser todavíamás dura para los griegos, que, a pesar decreerseelmásnobledelospueblosydehaberllevadotanlejossusconquistas,obedecensinrechistaralosmagistradosqueRomalesadjudica...?»

BenZacaríasseinterrumpióymepreguntó:—NerónsigueenGrecia,¿noesasí?Mehanaseguradoquehaconcedidolalibertadalosgriegos...Suspiró.

—Pero los griegos han dado a los romanos sus dioses, su lengua, supensamiento,susestatuasysustragedias.Nosotros...

Seencogiódehombros, retomóelmanuscritoy siguió leyendo.Evocóeldestinodegalosycartagineses,precursordederrotasysufrimientos.

—«Sinopodéisresistirosalardorguerreroqueosextravía,desgarradconvuestraspropiasmanosavuestrasmujeresyavuestroshijosyreducidacenizastodoestebellopaís...¡PeronocreáisquepodréisrecurriraDios!¿Cómoseosocurrepensarqueosseráfavorable,siendoÉlelúnicoquehapodidoconcederalImperioRomanotantogozoypoder?...»

BenZacaríassevolvióasentar.—Todo esto escribí.El reyAgripa se lo dijo a ellos.Llegó a añadir: «Si

aceptáismi consejo, todos disfrutaremos de la paz, pero si seguís cediendo alfurorqueosembarga,notengolaintencióndeexponermeconvosotrosaunos

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peligrostanfácilmenteeludibles».BenZacarías levantó los brazos, echandohacia atrás la cabeza y el torso

comosihubiesequeridoimploraroinclusoofrecerseensacrificio.Meemocionóeldolorquesurcóelrostro,repentinamenteenflaquecido,desesperado.

Estuvoun largo rato rezando,con losojoscerrados,moviendoapenas loslabios.Cuandobajólosbrazos,memiróconextrañeza,comosimevieraporvezprimera.

Meinclinéhaciaélylepreguntésobrelaacogidaquetuvosudiscurso.—La mayoría de los sacerdotes —contestó— y la muchedumbre

abuchearon a Agripa y a su hermana Berenice, y los sicarios y zelotes másexaltadosempezarona lapidarlos,demodoqueambos soberanos tuvieronquehuir.

Sellevólosdedoscruzadosaloslabios.—Agripa y Berenice han reunido a sus tropas y se han instalado en

Ptolemais, donde el general Flavio Vespasiano acaba de llegar con sus doslegiones.Comosiempre,Romavaaencontraraliadosentre lospuebloscontraquieneslucha.

—Unodeloscualeserestú,YohanabenZacarías—lesolté.Volvióacerrarlosojosparamurmurar:—Sí, uno de los cuales soy yo, para que mi pueblo sobreviva, recobre

cuantoanteslapaz,yparapreservarnuestroporvenir.Unfuertegritoacallóelcantodelospájarosydelasfuentes.Unajovencon

elcabelloyelrostroocultosporunveloazulcruzóeljardínconpasostancortosyprecipitadosqueparecíaestarcorriendoydespuéssedetuvoenelbordedelestanque,aúnalejadadeBenZacarías,quesevolvióhaciaella.

—¡Lapaz!—gritóella—.¡Teatrevesausaresapalabracuandoyahansidomasacrados aquí cincuentamil judíos, en esta ciudad de la que te sientes tanorgulloso,enlaquedicesqueterespetanyteescuchanyque,segúntú,debesugloriayprosperidadalosjudíos!¿YcuántosmileshanmuertoenJerusalén,enCesarea, en Tiberiades y en Antioquía?, ¿cuántos? Conozco el discurso deAgripa,eltuyo:¿acasomoriresgozardepaz?

SeacercóaBenZacaríasmientrashablaba.—¡Cumpletudestinohastaelfinal—añadióponiéndosedepuntillas—,sé

comoTiberioAlejandro,unapóstata,unservidordeRoma,suesclavo!Sealejóyelvelozmovimientodesuspasoshizoflotarsulargatúnicaysu

velo.BenZacaríasencogióloshombroscomosisehubieseenfriado.—MihijaLeda—murmuró—.Eslaotravozquemehabita.Suspiró.

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—Leda tiene dieciséis años. Los jóvenes son quienes quieren y hacen laguerra.Muerenenella.Melevanté.

—Morir luchando no es nada—contesté—.Lo peor es sobrevivir siendopresa,esclavodelosvencedores.

BenZacaríasmeacompañóhastaelvestíbulo;luego,caminandoamilado,recorrimoslalargacallebordeadadepalmerasydelaurelesquedividíaeljardínquerodeabalacasa.

VicómoelcenturiónParoibayvenía,conlasmanosenlasempuñadurasdesusdos

espadas,lalargaylacorta,mientraslevantabaconcadapasolaarenaocre.—Salvaatuhijadelossoldados—dijeaBenZacaríasaldespedirmedeél.Looícaminardetrásdemí,luegomeagarróporlamuñeca,obligándomea

detenermeyamirarlo.Tuvelaimpresióndequelosojosselehabíanhundidoaúnmásensurostro

marcadoporoscurasojeras.—Protégela,siDioslaponealgúndíaentucamino—medijo.Meencogídehombros.Soltómimuñecaysusurró.—Hasvenidoamicasayhashabladoconmigo.HasvistoaLedaylahas

oído.NuestroDios,romano,nodejanadaalazar.¡Acuérdatedeella,Sereno!NoolvidéaLeda,hijadeBenZacarías.Hastameparecióreconocerlaenmediodeungrupodemujeresjudíascon

lasquemecrucénolejosdelasinagoga.Sedetuvieroncuandomeacerquéaellas,precedidoporelcenturiónParo.

Parecían pretender cortarme el paso y Paro desenvainó su espada larga. Seapartaron, gritando con fuerza unas palabras que no entendí, esgrimiendo elpuñoennuestradireccióny,unavezalejadasdenosotros,tirándonospiedraslasmásjóvenes,entrelascualescreíveraLeda.

Contuve a Paro, que quería perseguirlas, atraparlas, venderlas comoesclavas, pero antes, dijo, pasándose el revésde lamanopor los labios, gozarconsuscuerpos.

—Lasjudíasestánrellenitas,tienenlapielsuavecomolasgallinascebadas.Hice loquepudeparanooírlo,dando lavueltaalrededorde la sinagoga,

descubriendo la inmensidad de ese santuario que era, al decir de TiberioAlejandro,elmayordelmundodespuésdelTemplodeJerusalén,yteníacabidaparacasicienmilfieles.

Noparecíahaber sidoatacadonidañadopor losdisturbiosantijudíosquehabíanasoladotodoelbarrio.

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Aquí habían sido asesinados miles de judíos, y sus casas, saqueadas eincendiadas. Aún no estaban reconstruidas, y sus calcinados muros, sustechumbresderrumbadas,parecíanllagasnegrasyabiertasenlascalles.

Enalgunasfachadas,lleguéaverreguerospardosdelasangreresecadelasvíctimas. Los legionarios debieron de clavar a los judíos con sus espadas olanzas,ylasturbaslapidarlosomatarlosabastonazos.

Cuando, ya de noche, en la tienda de Tito levantada en medio delcampamentode la legiónXV,describí al legado loquehabíavisto, a aquellosjudíosrezandoante losescombrosdeloquefueronsuscasas,anteesosmurosmanchadosdesangre,TiberioAlejandromeinterrumpió.

Estábamostumbados.Sobrelasmesitascolocadascercadenuestrasliteras,unasbandejasdeplatarebosabanfruta,pescadoycarneasada.

Enloslateralesseerguíanlasestatuasdelosdioses,unbustodelemperadorNeróny,entornoalaltar,lasinsigniasyáguilasdelalegiónXV.Unascuantasalfombrascubríanelarenososuelo.

Parecíamáselinteriordeuntemploquelatiendadeunlegado,rodeadapormilesdesoldadosasuvezrepartidosencientosdetiendasqueconformabanunaespeciedeciudad,consuscalles,suforoysurecintofortificado.

Todoslosruidosdelcampamento—lasvocesdemando,lasllamadasdeloscentinelas,lostoquesdetrompeta—nosllegabanmitigados,ynuestraspropiasvocesolossonidosdelascítaras—puesTitosolíapediraesclavosquetocaranybailaran—quedabanamortiguadosporlalanadelasalfombrasyelgrosordeltejidodelatienda.

No obstante, Tiberio se expresaba a voces. Aseguraba que se habíapercatado de que yo era uno de esos romanos a quienes los judíos atraían yfascinaban.Meacusódecomplacenciaparaconellos.

—¡Sonratas!Yhastapuedequedesciendan,comocuentan,deunarazadeleprosos.

Titosoltóunacarcajada:—yero si tú eres uno de ellos, querido Tiberio! Tras un momento de

vacilaciónydeturbación,elprefectoprosiguióconvozaúnmáschillona:—He dispuesto un cordón de legionarios alrededor de la sinagoga para

ponerlaasalvodelossaqueadoresquesabenquecontienesetentayunasientosdeoropuroydecenasdecofresrepletosdemonedasdeoroydeplata.Porquelosjudíosnolahabríandefendido,comotampocodefendieronsuscasasoasusparientes.Huyeron.¡Yahoraseponenarezarantelosescombrosylasangredesusmuertos!

PenséenLeda.—Vanaluchar,ycondureza—dije—.Yahanobtenidovictoriascontrael

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procurador Floro y el gobernador Galo. Creo que sólo dejarán de combatircuandoesténtodosmuertos.Ycomonopodremosmataratodoslosjudíos,sureligiónrenaceráysupueblosereconstituirá.

Titoselevantó,invitándonosasíaabandonarlatiendaenlaqueseestabandeslizandolosdosefebosdelabiospintadosdenegroyojosperfiladosdeazul.

—Somosromanos—prosiguió—,hemosnacidoconlasarmasenlamano.Eldestinodelosdemáspueblosesobedecernos.Silosjudíossesometen,¿porqué no aceptarlos?Hay espacio para todos los pueblos dentro del Imperio, sirespetannuestrasleyes,anuestroemperadoryanuestrosdioses.

—Seguiránsiendofielesasudios,Tito—contesté—.HeoídocantaralosjudíosdiscípulosdeCristomientrassuscuerposcrucificadosardían.Laespadano puede nada contra quienes creen en la inmortalidad del alma.MimaestroSéneca decía: «Quien sabemorir ya no puede ser esclavo». Los judíos sabenmorir.

—¿Asílocrees,Sereno?—dijoTito—.Prontolosabremos.FlavioVespasianonosestabaesperandoenPtolemaisparainiciarlaguerra.A lamañana siguiente nos pusimos en camino para encontrarnos con él.

Titohabíaordenadoreunirlalegiónenelforodelcampamento,dondetodaslastiendashabíansidoplegadas, losfososcolmadosyapuntodeser incendiados,segúnlanorma,paraqueelemplazamientonopudierareutilizarse.

YomeencontrabaalladodeTito,frentealascohortesalineadas.EltribunoPlácido,depiealaderechadeTito,preguntótresvecesalossoldadossiestabanlistos para la guerra. Éstos contestaron con una sola voz, alzando el brazoderecho,repitiendosugritocontalfuerzaquesemeestremecióelcuerpo.

¿Qué iban a poder hacer esos jóvenes judíos que tenían la edad deLedafrentealejércitodeRoma,quemeespantabaydelquesinembargomesentíaorgulloso?

Miréaesoslegionarioscaminarmarcandoelpaso.Llevabancasco,coraza,susdosespadasaamboslados,lamochila,yademáscargabanconelescudoydoslanzasenelcalordeesedesiertoqueseparaEgiptodelaprovinciadeJudea.Tendríamosqueatravesarlo,bordearlacostadeSamaria,luegoentrarenGalileayllegarhastaPtolemais,lapuertadeFenicia.

Cada soldado permanecía en su puesto. Jinetes e infantería de éliterodeabanaTito,acuyoladocabalgábamoseltribunoPlácidoyyo.

Me admiraba esa fuerza humana sin la cual las potentes ballestas, lospesados arietes y las catapultas no pasaban de ser ensamblajes de vigas y decuero.

Cadalegionarioerauneficazengranajedeesamáquinadeguerraqueeraunalegión.Losjinetesllevabanunmachetegrande,enlamanounalanza,yde

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uncostadodesucaballocolgabaoblicuamenteunescudoalargado.Disponían,en un carcaj lateral, de tres venablos de punta ancha, largos como picas. Lossoldadosibantancargadoscomolasbestiasqueseguíanalacolumna.Ademásdesusarmasysumochila,ibanequipadosconunasierra,unacesta,unapalayun hacha, sin olvidar la correa, la hoz, una cadena y víveres para tres días.Caminaban sin hablar, pero a veces canturreaban, con los labios apretados,algunamelopeaacompasadaal ritmodesuspasos,yparecíael ruidosordodeunainmensanubedeabejonesquenadahabríapodidodeteneryqueenvolvería,asaltaríaydevastaríatodoloqueviviera.

CuandoalcanzamoslafronteradeGalilea,másalládelpuertodeCesarea,pedípermisoaTitoparaacompañaraltribunoPlácido,quedebíaadentrarseenel territorio con un centenar de jinetes para asegurarse de que ninguna tropajudíasedisponíaaatacaranuestracolumnamientrassedesplazaba.

Descubrí esa prolífica y fértil Galilea, de suaves ondulaciones. No habíaunapequeñaparcelasincultivar.Porunladoseextendíanlospastos,porotrolashuertascontodotipodeárbolesfrutales.

Llegamos a una región que parecía un vergel sembrado de pueblos yciudades.Teníamosordendenoatacarlos.Yallegaríaelmomento,habíadichoTito.SindudaFlavioVespasianohabíaestablecidounplandecampañaalquenoprocedíaadelantarse.

Pero luego estaban esas aldeas, esos campesinos que trabajaban en suscampos junto con susmujeres e hijos. ¿Quiénpodía impedir que los soldadosecharanabajolaspuertas,saquearanlascasas,seapoderarandelasvituallas,seatiborraran de comida y bebida, para acabar matando a hombres y niños,violandoalasmujeresydejandosólovivosaquienesfueranlosuficientementevigorosos,bellosojóvenesparaservendidoscomoesclavos?

Losencadenaban.Debíancaminarentreloscaballosycorrercuandoéstostrotabanogalopaban.

Mataban de un lanzazo a los que tropezaban por falta de aliento o defuerzasenlaspiernas.

Megiré.Miréaquelloscuerposabandonadosquerepresentabanlahuelladenuestropaso.

Nos reunimos con Tito justo cuando estaba entrando en Ptolemais a lacabezadelalegiónXV.

Unamultituddehombresarmadosseapretujabaparaaclamarnosaambosladosdelacalleanchaqueconducíahastaelpuertoyelpalaciodelprefectodelaciudad,dondesehabíainstaladoFlavioVespasiano.

Jamás había visto tan hormigueantemuchedumbre, ni siquiera en Roma.Reconocílasinsigniasylaságuilasdelasdoslegiones,laVylaX,llegadasde

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AcayatrashabercruzadoelHelespontoylasprovinciasdeAsiaydeSiria.Lasacompañaban veintitrés cohortes y cinco escuadrones de caballería. Suscampamentossehallabanalasafuerasdelaciudad,ytantoPtolemaiscomosusalrededoresestabantomadospormilesdesoldados,dejinetes,dehonderos,dearquerosprocedentesdetodoslospequeñosreinosvecinos,aliadosdeRoma.

Miré fijamente a aquellos hombres que nos rodeaban justo cuandodesmontamosdelantedel palacio.Parecían fieras excitadaspor el olor a carnefresca,yansiosasporlanzarsealruedo.

Intentaron apoderarse de nuestros prisioneros para crucificarlos ydescuartizarlos,ytuvimosquerepeleraesasbestiassalvajes.

FlavioVespasianonosesperabaenloaltodelaescalinataquecomenzamosasubir.

Entre lamultitudde tribunos, legadosy centurionesque saludabanaTitojustocuandoestabaabrazandoa supadre,observéaunamujer altiva,depelocortoyconloshombrosyelcuerpocubiertosporungranvelonegro.

Dio unos cuantos pasos y todos se apartaron para dejarla pasar. Parecíacaminarsinrozarelsuelo.

InclinólacabezahaciaTitoyluegoretrocedió,hastareunirseconungrupode mujeres en medio de las cuales reconocí a Cenis, la liberta, esposa deVespasiano.

MástardemeenterédequeaquellamujercuyasiluetanoconseguíaolvidareraBerenice,la«reinajudía»,talcomolallamaban,lahermanadelreyAgripa,tambiénpresenteenPtolemais.

AmboseranaliadosdeRomaylosviyoíaquellamismanoche,enlagransala del palacio, saludar aVespasiano, expresar su deseo de que venciera, y aAgripa anunciar que nuevas tropas—honderos, arqueros, jinetes— que habíareunido en su reino, en el norte de Galilea, alrededor del lago de Tiberiades,estaban de camino hacia Ptolemais para ponerse a las órdenes de FlavioVespasiano.AlserviciodeRoma.

VolvíapensarenLeda,lahijadeYohanabenZacarías.¿QuiéndefendíamejoralpueblodeJudea?¿Quiénpreservabaelporvenirdelosjudíosydesureligión:quieneshabían

declaradolaguerraalapoderosaeinvencibleRomaoquienes,comoBereniceyAgripa, y también Yohana ben Zacarías, habían optado por servirla y asísobrevivir?

¿Pero quién, una vez iniciada una guerra, podía estar seguro de salvar lavida?

¿Qué judío—ya fuera el rey Agripa, ya la reina Berenice— podía estarsegurodequenoibaaserhumillado,vencido,convertidoenesclavo,cuandono

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asesinado,alavezquetodosupueblo?Durante los días siguientes,mientras caminaba por la ciudad, atropellado

por la soldadesca, notaba sus ganas de saquear, de matar. Se estremecían dedeseo.

Vespasianolosreunióatodosunamañanaalolargodelaorilladelaplaya.Formaban una espesa línea negra hecha de cuero y demetal. El brillo de lasarmas,deloscascosydelascorazasdeslumbraba.Dabalaimpresióndequeeseejércitodesesentamilhombresacababadesurgirdelasprofundidadesdelmar,ydequerefulgíabajoelsolaúnempapadodeagua.

Meencontraba cercadeVespasianoydeTito, sobre el estradoquehabíamandadolevantaranteelmar,mirandodefrentealastropas.LareinaBerenicesehallabaapocospasosdemíynadapodíaimpedirmeobservarla.

Mirabaalfrente,haciaelhorizonte,yparecíaignoraralastropasqueteníadelante, a los oficiales que la rodeaban. Tenía los brazos cruzados, anchaspulseras ciñéndole las muñecas, así como anillos en cada uno de sus largosdedos,querebasabanelveloblancoquellevabaaquellamañanaydestacabasutezmate.

Asípermaneció,inmóvil,duranteeltiempoenquelossoldadosestuvieronlanzando sus gritos de guerra, saludando aFlavioVespasiano y aTito cuandodieron un paso adelante sobre el estrado, para así destacar, y anunciaron quesalían de Ptolemais para entrar en Galilea y conquistar todas las ciudades,empezandoporJotapata,lamásfortificada,asícomotodaslasvillasypueblos,para destruirlos si ofrecían resistencia y saquear los campos. El botín seríainmensoyserepartiríaequitativamente,asícomolosprisioneros.¡Cadasoldadotendríasupartedegrano,deoro,dehombresydemujeres!

Redoblaronlosgritosylastropasauxiliaresrugieronconmayorfuerzaqueloslegionarios,comosipretendieranqueseolvidaraqueeranoriundosdeaquelpaís, de esemismo pueblo que iban a entregar al ejército romano, para quienejercíandeacosadores,comoperrosferocesenesperadesucarnaza.

Lossoldadoslevantaronsubrazoderecho,conlapalmaabierta.Prestaronotrostantosjuramentos.

Losdevencer,saquearymatar.VolvínuevamenteapensarenLeda,lahijadeYohanabenZacarías.LuegomiréalareinaBerenice,firmeensuactituddespectivaysoberana,

haciaquiensedirigíaTito.Me acerqué a Tito, que permanecía inmóvil frente a Berenice. Tenía los

brazoscaídosyme fijéensusanchasmanoscondedosseparados,comosi sedispusieraaagarraraBereniceporlacinturaoloshombros.

Lerocélamuñeca.

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El estrado se había ido vaciando. Tribunos y legados, prefectos ycenturiones se habían reincorporado a las legiones, centurias y cohortes queempezaban a ponerse en movimiento. Iban a atravesar Ptolemais, entrar enGalilea, poner rumbo hacia Jotapata yGabara, las primeras ciudades, y luegohaciaTiberíades,albordedellago,enelreinodeAgripaydeBerenice.

La reina seguía cruzada de brazos, fingiendo no haberse fijado en Tito,aunque éste estuviera tan cerca de ella que sus cuerpos, sus rostros, parecíantocarse.

En una esquina del estrado vi, rodeada por su séquito, a la libertaCenis,esposadeVespasiano,observandoaTitoyaBerenice.

VolvíarozarlamanodeTitoconlapuntademisdedosparaponerlosobreaviso. La infantería ligera auxiliar y los arqueros del cuerpo de exploradoresestaban desfilando ante la tribuna, abriendo la marcha; luego venían loslegionarios romanos, con sus armas pesadas, seguidos por los jinetes, losinfantes y por fin las tropas de élite que precedían y encuadraban al generalFlavioVespasianoyasuestadomayor.

Por delante de aquel gran despliegue de hombres y caballos, en el querefulgían las armaduras doradas, desfilaban mulos cargados con las piezasdesmontables de las máquinas de guerra, arietes y batistas, catapultas yescorpiones.Ynuevamentejineteseinfantesdeélite,enmediodeloscualesyadebíahaberocupadosupuestoellegadoTito.

No se movía. No oía las trompetas, los timbales, los tambores quemarcabanelpaso,nielclamordelastropasque,aliniciarlamarcha,alzabansusarmasgritando.

TitosóloparecíaveraBerenice,arrimadoaellacomosiquisiesecaptarelruidodesurespiración.Sinembargo,lareina,conlacabezaalgoladeada,nolomiraba,sinoquemanteníalosojosenelhorizonte.

Peroporuninstantepareciófijarseenmí,aunquesumiradamerehuyódeinmediatoynopudevolveracruzarla.Tuvelaimpresióndequeirradiabadesdeelcentrodesusojosunreflejoverde-azuladorodeadodeunirisnegro.

Viacercarseal tribunoPlácido,quemehizounaseñalparaqueavisaseaTitodequeteníaquereincorporarsecuantoantesasupuesto.

Agarré la muñeca de Tito. Se sobresaltó y me arrolló con el hombro alllevarselamanoalaempuñaduradesuespadacorta.Temíquemegolpearaconla celeridad, el instinto y la violencia del soldado antes siquiera de haberseenteradodequiéneraydeloquequería.

PerotodoocurriótanrápidamentequemidescripciónnopuedereproducirelgestodeBerenice,que,descruzandolosbrazos,apoyósumanosobreelpechodeTitoyledijoconvozsorda:

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—Ahoraeseltiempodelaguerra.¡Debesvenceryvasahacerlo,legadodeRoma!

Alzóelbrazo izquierdo, lemostró las tropasyTito sepercatódeque lasprimerascohortesdelalegiónXVseestabanacercando.Alfinmemiró,sefijóeneltribunoPlácidoy,trasuninstantedevacilación,seinclinóanteBerenice:

—SoyTito—dijo—,hijodeFlavioVespasiano.VamosarestablecerlapazenJudea,enGalilea,entureino.Vamosacastigaratupuebloyasometerlo.

—Nolosmatesa todos,Tito—murmuróBerenice—.Sondemisangreydemife.

Titopareciódesconcertado;luegobajódelestradoyocupósupuestoentrelosjinetesy

losinfantesdeélitedelalegiónXV.Loseguíycabalguéasulado.Entramos enGalilea y descubrí el verdadero rostro de la guerra. ¿Quién

habríapodidoescucharalareinaBerenicepidiendopiedadparasupueblo?Resistía.Noshumillaba.Meencontrabajuntoal tribunoPlácidocuandonosacercamosa laciudad

de Jotapata. Parecía una roca y estaba edificada sobre un pico rodeado debarrancostanprofundosquenisiquieraseveíaelfondo.Sólosepodíaaccederala ciudad por la parte norte, pero lo impedía una elevada muralla que lacircundaba.

Pero Plácido —y confieso que compartí su sentimiento— estabaconvencidodequesimplementenosbastaríaconaparecerparaquelosjudíosdeJotapatasesometieran;ycomosuciudaderalamáspoderosaymejorfortificadadeGalilea,yquienseencargabadesudefensaeraeseJosefobenMatíasque,enotrostiempos,habíavisitadoRomaycuyaautoridadsobresupuebloeragrande,suderrotaconllevaríalarendicióndetodoslosinsurrectos.

Así pues, avanzamos hacia Jotapata, descubriendo la ciudad en el últimomomento,y,de repente,cuandonosdisponíamosaexigira sushabitantesquenosabrieranlaspuertas,unosjudíosemboscadosenlosalrededoresnosatacaroncondeterminaciónycoraje.

Ynosotros,ciudadanosdeRoma,soldadosdelemperadordelahumanidad,fuimosrepelidos,obligadosalcuerpoacuerpoyluegoalaretirada.

Flavio Vespasiano, Tito, los tribunos, los legados, los centuriones, loslegionarios,todoselloshabíancreídoquelacampañaresultaríasencilla,quelosjudíossearrodillaríanenesperadequedecidiéramossidebíamosdegollarlosolanzarlosalaarenaparaquesematasenentresí,echarlosalasfierasovenderloscomoesclavos.¿Cómonoibanaquererunarevanchaimplacable?

VialaslegionesinstalaralacarrerayconsañasucampamentoenGalilea,

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alossoldadosallanarelterrenoenundíayunanoche,cavarlosfososqueibanadelimitarelperímetrodelcampamento,luegoalzarlosmuros,edificarlastorres,ubicarentreellaslasmáquinasdeguerrayporfinlevantarlastiendasentrelascalles que dividían el campo, situar el emplazamiento del foro, así como elbarriodelosartesanos.

Vi ese hormiguero disciplinado y laborioso acudir a las concentracionescuandoresonabanlasllamadasdetrompetas.TodosoldadoqueríavengarsedelfracasoanteJotapata,deseabaqueempezaralaauténticaguerraparamataryayhacerseconelbotín.

Yo notaba la impaciencia de esos hombres, veía su alegría cuandoVespasiano,yluegoTito,loslegados,lostribunos,loscenturioneslesdabanporfinórdenes.

Yyomismomesentíinvadidoporeseardorguerrero.GritédeentusiasmocuandolossoldadosdelalegiónXVseapoderaronen

elprimerasaltodeGabara,unapequeñaciudadenelcaminodeJotapata.Unodelosvencedores,cubiertodepolvoysangre,sepresentóanteFlavio

VespasianoyTito,quelofelicitaron.El hombre estaba jadeando. Explicó que los combatientes judíos habían

conseguido huir, que las calles de la ciudad estaban desiertas, pero que sushabitantes debían de haberse refugiado en los sótanos de esas casas bajas,edificadassobrelaroca,apretujadasunascontraotras.

MiréaVespasiano.Inclinadohaciaelsoldado,surostrosurcadodearrugasprofundasestabatodavíamáscontraídoquedecostumbre.Sefrotabalentamentelasgruesasmanosque

habíanempuñadolaespadaygolpeadodesdelaadolescencia.Pronuncióunaspalabras,queadivinémásqueoí.Vialsoldadoenderezarse,conelrostroradiante,ysalircorriendohacialas

murallashaciendograndesgestosalosqueloslegionariosrespondieronalzandosusarmasygritando.

CumplieronlasórdenesdeVespasiano.Forzaron las puertas de las casas, degollaron a todos los hombres, sólo

dejaronviviralosniñosmuypequeñosyalasmujeres.Lasmás jóvenes fueron violadas; algunas, para librarse de la soldadesca,

corrieronhastalasmurallasysearrojaronalosfosos.Oímorirahombresymujeres.Y recordé la petición de clemencia de la reina Berenice, así como las

palabrasderebeldíadeLea.,lahijadeYohanabenZacarías.Laprimeranopodíaimpedirlasmasacres,ylassegundassóloconducíana

lamuerte.

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PuesnadapodíadeteneralossoldadosdeRoma.PrendieronfuegoalaciudaddeGabarayreconocíeloloracarnequemada

que ya había advertido cuando vi las llamas devorar a los cristianosamontonados en las hogueras o clavados en la cruz. Ese olor insípido ynauseabundoseextendióportodosloscamposcircundantes.

Loslegionariosincendiaronlashuertas,lascosechas,lasaldeas.MatabanatodosloshombresyconducíanalasmujeresyniñoshaciaesecercadoenelqueseibanamontonandolossupervivientesdeGabaradestinadosalaesclavitud.

Esoera laguerra: la sangrevertida, lamuerteo la servidumbre, lascasasincendiadas,elfrenesídematarydesaquear.

LasiguientepresaeraJotapata,laciudaddeJosefobenMatías.FueenelnortedeJotapata,apocoscentenaresdepasosdelasmurallasde

laciudad,enloaltodeunacolina,dondeviaFlavioVespasianoalzarelbrazoderecho,trazarenelaireardientedeplenoveranouncuadradoydaruntalonazoenelsuelo,ordenandoasíinstalarenaquellugarelcampamentodelaslegiones.

SevolvióhaciaTito,acuyoladomeencontraba.—Los judíos deben ver nuestras águilas, nuestras insignias, nuestras

máquinasdeasedio,yoírnuestrastrompetasdíaynoche,saberquesomosmásdesesentamil.Elterrordebeadueñarsedeellos,lamuerteacogotarlosantesdeque se la procuremos nosotros. ¡Quiero que se caguen por las patas abajo ytenganqueagarrarseelvientre!

Cruzóambasmanos sobre el suyo, contrayendoel rostro como si fuera aaliviarse,allí,delantedesuslegadosysustribunos.Todossabíamosquepadecíaunos cólicos que lo obligaban a contorsionarse a la vez que el rostro se ledeformabaconmuecasdedolor.Repitió:

—¡Quieroquesecaguenencima,queapestenamierda,querevientenenlamierda!

AsíempezóelasediodeJotapata.Elmiedoempezósurtiendoefecto.La primera noche, unos hombres aterrados abandonaron la ciudad y se

presentaronantenuestroscentinelasparaexplicarlesquehabíandesertadoyquenoqueríanlucharcontralosromanos.

LlevaronadichosdesertoresanteFlavioVespasianoyTito.Losobligaronaarrodillarseyacontarloquesabían.

Algunos se negaron a hablar. Oí sus gritos mientras los verdugos losdesollaban.

Otros,enteramenteempapadosdesudor,hablarondesujefe,eseJosefobenMatías al que toda Galilea y toda Judea respetaban, al que los habitantes deJotapata obedecían. Era un hombre joven y sabio, procedente de un linaje de

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grandes sacerdotes, que había aprendido de los romanos el arte de la guerra.Josefo quería resistir hasta el otoño, cuando la lluvia inundara la campiña yllenaralascisternasdelaciudad.PueselaguaempezabaaescasearenJotapata,asícomolosvíveres.

Vespasianotumbódeunapatadaaesosmiserablesdesertores.Nisiquierasemerecían lamuertepor laespada,comolossoldados. ¡Que

losdejaranmorirdesedydehambre!Sedirigióasuslegados.—¡Hayqueasfixiaresaciudad,querevientecomoestagente!Dio la orden de rodear Jotapata con dos círculos de infantes y otro de

jinetesparaqueniunsolohabitantedelaciudadpudierasalirdeella.Mandó disponer cerca de las murallas a los arqueros árabes y a los

honderos sirios, luego ciento sesenta máquinas de asedio, y a su serial lasflechas, las piedras, las jabalinas lanzadas por hombres o balistas, por lascatapultasylosescorpiones,azotaronalosjudíosdelasmurallasyaplastaronenlas plazas de la ciudad, visibles desde la colina norte, a cientos de habitantescongregadosparalosrepartosdeagua.

Hastanuestraslíneasllegabangritosestridentesdemujeres,quepenetrabanenmi tiendahaciendoqueme tapara las orejas con lasmanosparanooír, noimaginar.

Peroasistíayparticipabaenloscombates.Porquelosjudíosnosólonocedían,niabríanlaspuertasdesuciudad,sino

que lanzaban contraataques, incendiaban las máquinas de asedio, extendíansobrelasmurallaspielesde

bueyes recién sacrificados para que las piedras resbalaran y cayeran sinderribarlas.

Prendieron fuego al gigantesco ariete que cientos de soldados llevaban ahombrosy lanzabanhaciaadelante.Seapoderaronde lacabezadelarietey laizaronhastaloaltodelasmurallasparadesafiarnos.

Además, vertieron aceite hirviendo sobre los asaltantes, y los legionariostemblabandemiedoyde rabia alver a sus compañeros retorcersededolor alhabérselesmetidoelaceitedebajodelasarmaduras,royéndoleslascarnes.

Leíen losojosdeFlavioVespasiano la incertidumbre,yen losdeTitoeldesasosiego,laimpaciencia,lacólera.

¿Noseibaadoblegarjamásesaciudad?Yesoqueleescaseabanlosvíveresyelagua.Los tres círculos de tropas se iban estrechando, como las tiras de cuero

alrededordelcuellodeuncondenado.Perocadavezquequedabaabiertaunabrechaenlasmurallas,losjudíosla

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taponabanprimeroconsuscuerpos,luegoconnuevaspiedras.CuandoVespasianoordenólevantarunterraplénparadominarlasdefensas

de la ciudad, los judíos añadieron tierra y piedras a sus murallas para quesiguieranestandomásaltas.Yningúnarqueroárabe,ningúnhonderosiriopudoimpedirles transportar dichosmateriales. Los hombres heridos eran sustituidosdeinmediatopormujeresqueseuníanaloscombatientes.

Yolosobservaba.ElhedoramuerteflotabaporencimadeJotapataydelosbarrancos. Debían de estar muriéndose de hambre y de sed en esa ciudadaplastadaporelcalordejulioysometidadíaynocheanuestrosataques.

Pero, para provocarnos, Josefo benMatías ordenó colgar de lasmurallastraposempapadosdeagua,¡yéstachorreabacomounreto!

¡Losjudíosnomoriríandehambreodesed,sinoempuñandolasarmas!Organizaban salidas a diario, atacaban las máquinas de asedio, nuestro

campamento,mataban,incendiaban,obligabanalascohortesaretroceder,ahuir.Y cuando los judíos se refugiaban de nuevo tras susmurallas, veía a los

soldados avergonzados, humillados, reconstruir las empalizadas de sucampamento,traernuevasmáquinasdeasedio,apretarlospuñosdeimpotenciayrabia.

Vespasiano, con cara de tormento y el cuerpo echado hacia adelante,caminabaocabalgabadeunpuntoaotro,ordenabaqueseconstruyerantorresdeasaltomás altas que lasmurallas y cubiertas de hierro para que los judíos nopudierandestruirlasconfuego.

UndíaenquemeencontrabajuntoaTito,ensutienda,oíunoschillidos,unruidodecarreradesoldadosgritandoqueFlavioVespasianohabíasidoheridoyquellegabaalcampamento.

Nosprecipitamoshaciaél.UnaflechahabíaalcanzadoaVespasianoenelempeinedelpie.Lasangre

yasehabíasecado.Laheridaerasuperficial,perolossoldadosquelorodeabanestaban preocupados. ¿No sería una señal de los dioses? ¿La prueba de queYahvé,esediosal.quelosjudíosinvocaban,eramáspoderosoqueJúpiteryqueMarte?

Vespasianosenegóaque loayudaranabajarsedelcaballo.Caminósolo,cojeando,apartandoyalaveztranquilizandoalossoldados.

Hizoquedosdeellosloauparansobresushombros.Soltó:—¿Quiénmevengará?Todosgritaron,esgrimiendosusarmas.Vespasiano añadió que había que tomárselo con calma para que el asalto

tuvieraéxito.Destruiríanesaciudadysóloperdonaríanlavidaalosniñosmás

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pequeñosyalasmujeres.—¡Muerteatodoslosdemás!Fuealoscuarentaysietedíasdeasedio,cuandoelterraplénconstruidopor

lossoldadosdominólasmurallas,cuandosepresentóundesertor.Titolointerrogó.Aúnestabacubiertodepolvo.Acabábamosde regresar, conunoscuantos

milesdehombres,deunaexpediciónalsurdeJotapata.HabíamossitiadolaciudaddeJafa.Habíamosvistomoriraunapartedesus

habitantes contra las fortificaciones de la ciudad, cuyos defensores, sushermanos,suspadres,susmaridos,senegaronaabrirlaspuertasportemoraquenosabalanzáramosdentro.

Dichos habitantes, tras pasar unos días en los barrancos al pie de lasmurallas, acabaron implorando nuestra ayuda, agua, pan. Las mujeres nostendíanasushijos.

Ylosdejamosagonizarentrelasmurallasynuestraslíneas.LuegotomamosporasaltoJafaylaconquistamos.Fue una carnicería: unos miles de niños y de mujeres camino de la

esclavitudentrecadáveresdehombres.Ahora escuchaba al desertor, arrodillado, trabado de piernas y brazos,

contarnos que los defensores de Jotapata eran poco numerosos, que estabandebilitados y que los centinelas se dormían durante el último turno tras habercombatidodurantetodoeldíaypartedelanoche.

Éseerapueselmomentoenquelosromanosdebíanatacar.—Sihasmentido—dijoTito—,haréquetearranquenatrozoslacarneyla

pielhastaquemueras,¡sufriráshastaelúltimomomento,ypuedequeestodurevariosdías!

El hombre agachó la cabeza, pidió agua. —Beberás cuando hayamosvencido—dijoTito.

Alamanecersiguientenosfuimosaproximandoalamuralla.Titofueelprimeroenllegararriba,luegoletocóelturnoaltribunoPlácido.FuielterceroenpisarlasmurallasdeJotapata.Nossiguieronunadecenade

legionarios.Degollamosaloscentinelasdormidos.Yonomaté.Otrossemeadelantaron,talerasuafán.Abrimoslaspuertasdelasmurallasytodoelejércitoentróenlaciudad.¿Quéculpalesquerríahacerexpiareldiosdelosjudíos?Peroaquellamañanaunaespesaniebla,queamortiguabanuestrospasosy

cubríalascallesylostejados,parecíaquerervelarnuestraconquista.Cuandoporfindespertaronlosjudíos,todalaciudadestabatomada.Lahoradelavenganzaydelamasacrehabíallegado.

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Loslegionarios,losauxiliaresárabesysirios,lossoldadosdelreyAgripaydelareinaBerenicemataron,arrinconaronaloshabitantesenlaciudadbaja,encuyascallejuelassefueronagolpando,y,deslizándoseporlapendiente,acabaronsumergidosyarrastradosporlaoleadademuertequecorríaciudadelaabajo.

LossoldadosjudíosdelaguardiadeJoseforesistieronenunadelastorresdelaciudad,yluegoserindierontendiendosugargantaalosromanos.

Otros, que se negaban a ceder, semataron entre sí para no caer vivos ennuestrasmanos.

Algunos se adentraron en las cavernas, las cuevas, los subterráneos quehoradabanelsubsuelodelaciudad.

Hasta allí los acosaron.Y comoun judíomató a un centurión—laúnicavíctimaromana

delasalto—,yanadieselibró,fueracualfueralaedaddelasvíctimas.Sólosobrevivieronunmillardeniñosymujeres,yelrecuentodiomásde

cuarentamilcadáveres.Erael20delmesdejuliodelañodecimotercerodelreinadodeNerón.Las fortificacionesde Jotapataestabanardiendo, los soldadosobligabana

losprisionerosaarrasarlaciudadantesdedegollarlos.Vi cómo las llamas se mezclaban con los torbellinos de polvo que se

elevabanporencimadelascasasqueestabansiendodestruidas.Caminé entre las ruinas, deteniéndome delante de cada cadáver. Unos

soldadoslesibandandolavuelta,esperandoquelesseñalaraconungestoquedejaranaunoypasaranalsiguiente.

Eldesertoribaamilado.Flavio Vespasiano me había ordenado que diera con Josefo ben Matías,

vivoomuerto.Estuve mirando rostros de cadáveres durante tres días sin dar con el de

JosefobenMatías.Estabaconmocionadoporlavisióndeesoscuerpossobrelosquemehabía

inclinado,Había visto el hormigueo de las moscas verdinegras sobre las gargantas

seccionadas, loscráneosabiertos, lasmujeresdestripadas, lospechoshundidosdelosancianossorprendidosmientrasdormían.

Sentíaquelamuerteeraunapestecontagiosa.Regresaba al campamento completamente asqueado de los hombres, ya

fuesenjudíos,árabes,siriosociudadanosdeRoma.SoñabaconretirarmeamivilladeCapua,lamismadondeacabósusdías

miantepasadoGayoFuscoSalinator.Necesitabasoledad.PensabaenSéneca,quehabíavividoeneldesierto;en

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esosjudíosllamadoseseniosquehabitabanrecluidosencuevas,envueltosenelsilencioylameditación;enesosdiscípulosdeCristoquetambiénsabíanaislarseparaorar.

PeroVespasianoexigíaquelotuvierainformadodemispesquisas.Refunfuñó al enterarse dequehabían sido envano.Explicabaunayotra

vezalostribunos,aloslegados,aTito,quequeríamostrarelcuerpodeJosefo,muertoocargadodecadenas,alosjudíosdeJerusalén.LosdesertoresjudíosylosespíasasegurabanqueelprestigiodeJosefoerainmensoyquelaresistenciaque había organizado en Jotapata lo había acrecentado. Su fallecimiento o sucaptura llevaríaa los judíosacapitular,yasí seevitaría tenerquebatallarporJerusalén,esaciudadsagrada,fortificada,quesólosepodríatomartrasunlargoasedioyduroscombates.

—¡QuieroaJosefo!—repetíaVespasianovueltohaciamí—.¡Remuevelatierra, explora las cuevas, los subterráneos! No ha podido huir de Jotapata, yningúndiosselohallevadoporlosaires.¡Encuéntralo!

Alcuartodía, en las ruinasde laciudad,cercade la fortaleza,vi avanzarhaciamíados legionariosqueconducíanaempellonesaunamujercuyopeloeratanlargoquelecubríaelpecho.

Nadamásverme,searrodillóymedijoagritosquesiprometíasalvarlelavida,me entregaría a Josefo benMatías, con quien había permanecido ocultadurantetresdías.

Me senté a su lado, sobre el polvo. Oía el zumbido de los mosconesrevoloteandodeuncadáveraotro.

—Sihablas,protegerétuvida—ledije—.Sino,losverdugostequemaránhastaquesueltesaullandoloquesabes.

Empezóaconfesarconvozentrecortada,jadeante.Lainterrumpí.Ordenéqueledierandebeber.Luegomeinclinéhaciaellay

laescuché.Justo cuando ocupábamos la ciudad, Josefo se había sumergido en una

profundacisternaenunodecuyosladosseabríaunacuevaespaciosa,invisiblepara quienes miraban desde arriba. Allí se encontraba ya la mujer junto conalgunaspersonalidadesde laciudadquehabíanacondicionadoaquelespacioyacumuladovíveresenél.

Josefo se sentó junto a ella. Al día siguiente, le confió que había tenidodurantelanocheunainspiraciónquesólopodíaprocederdeDios.

HabíaofrendadoaDios—confióa lamujer—unaoraciónqueme repitióliteralmente:«Yaquehasdispuestocastigaraestanaciónjudíaporticreada,yquelaFortunasólofavorecealosromanos,yaquehaselegidomiespírituparaanunciarelporvenir,voyaentregarmevoluntariamentea los romanos.Acepto

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vivir, pero te tomo por testigo de que voy a salir de esta cueva no como untraidor,sinocomotuservidor».

LavozdelamujertemblóalrepetirmeesaoracióndeJosefo.—¡Sóloqueríavivir,librarsedelamuerte!Habíaavisadoasuscompañeros,quienessehabíanindignadoyacusadoa

Josefodenegarse amorir luchando,depreferir la servidumbre a lamuerte.Yamenazaron con matarlo: «¡Morirás como general de los judíos, si lo hacesvoluntariamente—ledijeron—;perocomotraidor,silohacesporlafuerza!».

—Nos estuvo hablando durante todo el día—prosiguió la mujer— paraconvencernosdequeel suicidioeraunactocontranaturapara todos los seresvivos, e impíoparaconDiosquenoshacreado. Ibadeunoaotro repitiendo:«¡Aaquelloscuyalocuracriminalhaarmadolamanocontrasímismos,aésosles espera el rincónmás oscuro del Hades como cobijo de sus almas, yDiospadre se vengará en sus descendientes de los crímenes de los padres!». Peroningunodenosotrosnosdejamosconvencer.Loshombresseabalanzaronsobreélcomoparamatarlo.Sedefendió,peronoseatrevieronaejecutarlo,porelgranprestigiodequeaúngozaba.

Lamujerseocultólacaraconlasmanos,ysiguióhablando,lamentándose,arrepentida por no haber dicho a sus compañeros que Josefo se disponía aengañarlos,atraicionarloscuandolespropusomatarseunosaotros.

Les dijo: «¡Ya que hemos decidido morir, echemos a suerte el orden denuestramuerte!Quequiensaqueelprimernúmeroseaabatidoporquientengaelnúmerosiguiente.¡Asíeldestinonosalcanzaráa todossinquenadiemueraporsupropiamano!».

De repente se incorporó, apoyándose sobre mis hombros, gritando queJosefo había obtenido el último número, y los demás, convencidos de querespetaríalareglaadoptada,empezaronamatarseunotrasotro.

—Supeporsumiradaquehabíahechotrampa—medijolamujer—.Ibaaseguirviviendo.Poresoyanoquisemorirymeescapé.

Sederrumbóllorando,ydijo:—Debedeestarvivodentrodelacueva,entreloscadáveres.Hastapuede

quenohayamatadoalhombrequedebíadegollarylohayaconvencidodequesobrevivaconI.

Laayudéacaminarymecondujohastalacisterna.Grité:—¡JosefobenMatías!SoySereno,caballeroal serviciodel legadoTitoy

del general Flavio Vespasiano. Prometen perdonarte la vida. Roma sabemostrarsegenerosaconquienes lahancombatidovalientemente.Y túhassidovaliente, Josefo. El general Vespasiano y Tito reconocen que eres un soldado

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valeroso.Al cabo de un rato, vi acercarse a Josefo ben Matías, el general de los

judíosdeGalilea.SupenadamásmirarloqueJosefobenMatíasnoeraunhombrecorriente,

uno de esos jefes que, una vez despojados de su poder, vencidos, resultan amenudomáscomunesqueelmásvildelosesclavos.

Seacercóamí conpaso firme, elporte altivo, comoun soberanoquehaconservadosuautoridadytodasudignidad.

Parecía indiferente a las pullas, insultos y amenazas que proferían lossoldadosquesehabíanreunidoalrededordelacisterna.Algunoslanzabangritosde odio, alzando el puño, recordando la violencia de los combates, a suscompañerosachicharradosporelaceitehirviendo,a losheridosy losmuertos.Queríandegollarloallímismo,entrelasruinasyloscadáveresdelosjudíosquelehabíanobedecido.Ahoraletocabamorirasugeneral.Yalgunossoldadosseburlaban, diciendo que no había tenido el valor de suicidarse como loscombatientesquesehabíanmatadoentresíantesquerendirse.

GritélaordenquehabíarecibidodeFlavioVespasianodeconduciraJosefobenMatíasalcampamento.Dejébienclaroquequienlepusieralamanoencimaseríadecapitado.

Los hombres dejaron de esgrimir el puño o la espada, pero siguieronreclamandolamuerteparaelgeneral judío,ynosescoltaronhasta la tiendadeVespasiano.

Estaba atestada de tribunos, de legados, de centuriones que seamontonaban, se empujabanparavermejor a ese audazenemigocuyodios lohabíaabandonadotrashaberloelegido.

Yonolequitabalosojosdeencima.Habíaordenadoque loencadenaran,pero seguíamanteniendounaactitud

dehombrelibre,conlaespaldarectayelmentónenalto.Nomelohabíaimaginadotanjoven,ysupusequeFlavioVespasianoyTito

estaríantansorprendidoscomoyo.Josefoteníacomomuchotreintaaños.Alto,derostroanguloso,sucabellolargolecaíasobrelasmejillas,mezclándoseconsubarbanegra.

Apesardelascadenasqueletrababanlasmuñecasylostobillos,consiguiócruzarlosbrazos.Estabasereno,ynopercibíenélelmenortemor.

Esehombrenohabíaelegidorendirseporcobardía.Lamujerquelohabíaentregadonohabíaentendidosusmotivos,susambiciones.

Yocreíensusinceridadcuandomedijo,enelmomentoenque,juntoalacisterna,lossoldadosloencadenaronporordenmía:«Notraicionoamipueblo,losirvoconservandolavidayobedeciendoaDios».

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Repetí a media voz esas palabras a Tito y supe que compartía misentimiento,quesentíaestimaycompasiónporesehombretanjovencomoél,quehabíasidoelegidoporsupueblo, luchadoconheroísmo,yque,aldarle laespaldalaFortunayelmisteriosodesigniodelosdioses,sehabíaconvertidoenun hombre vencido y encadenado pero que soportaba la prueba con dignidad.LeíesosmismossentimientosenlosrostrosdelosoficialesqueseapretujabanenlatiendadeFlavioVespasiano.

En cuanto a los soldados, seguían reclamando la muerte para el generaljudíoporlascallesdelcampamentoyenelforo.

FlavioVespasiano vacilaba. Tito se acercó a su padre y le habló largo ytendido.Vespasianoloescuchó,y,derepente,dandounpasohaciaJosefo,queseguíasinagacharlacabeza,declaró:

—HasluchadocontraRoma.Éstatehavencido,puessiemprehatriunfadosobresusenemigos.Tuciudadhaquedadodestruida,sushabitantescastigados.Tú,quehassidoelgeneraldeestepueblollevadoporsulocuraarebelarse,eresel prisionero de Roma, y como prueba de mi victoria te enviaré a nuestroemperadorNerón.

VicómoJosefobenMatíassesobresaltaba.—Quierohablarasolascontigo—dijo.Vespasianoordenóconungestoalosoficialesqueevacuaransutiendayse

volvióhaciaTitoyhaciamíparadecirnosquenosquedáramosjuntoaél.Observé a JosefobenMatíasmientras agradecía aFlavioVespasianoque

hubiera accedido a su petición. Se expresaba con aplomo, como si no losorprendiera la respuesta de Vespasiano, como si no fuera un vencidoencadenado,sinoelembajadordeungranpuebloquehastaRomadebíarespetar.

Noobstante,supeantesdequeprosiguieraquenohablabacomoenviadodeunimperiodeestemundo,sinocomorepresentantedesudios.

—Tú, Flavio Vespasiano—prosiguió—, crees tener en mi persona a unprisionero de guerra sin más. Pero, en realidad, vengo a ti como mensajeroportadordegrandesnoticias.

InterrumpiósuspalabrascuandoVespasianoseacercóaélconexpresióndecuriosidad.

—SinofueraunenviadodeDios—prosiguióJosefo—,¿creesqueyo,queconozco la ley de los judíos y cómo, según ella, procede que los generalesmueran,estaríadelantedeti,encadenadoperovivo?

Vi a Vespasiano hacer una mueca como si, de repente, Josefo lodecepcionaraalintentarjustificarseporhaberpreferidolavidaalamuerte.Temíque en ese instante echara al prisionero fuera de su tienda.Pero Josefo siguióhablando.

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—¿Me mandas a Nerón? ¿Para qué? ¿Acaso piensas que los que van asuceder aNerón semantendrán en el poder?Los echarán de él.Morirán y túseráselnuevoCésar,Vespasiano.Túyluegotuhijo,aquípresente.

Calló como para que Vespasiano y Tito tuvieran tiempo de tomarconcienciadelaimportanciadesuprofecía,hechaennombredesudios.

—Ahora—añadióporfin—,hazqueaprietenmiscadenasyguárdameparati.Porquenosóloereselamoabsolutodemipersona,César,sinodelatierra,delmarydetodalarazahumana.

Se expresó con tanto vigor y solemnidad que no dudé de su profecíadespuésdequeañadiera:

—Encuantoamí,pidoquesemecastigueconunencierromásrigurososisemeconsideraculpabledeligerezaparaconlapalabradeDios.

VespasianoyTitoparecíanhaberquedadosubyugados,y,sinpensármelo,recordandolasacusacionesdelamujerquelodenunció,medirigíaJosefo:suprofecíapodíanosersinounaestrategiaparasalvarelpellejo,paralibrarsedeldestinode todovencido.Porque si su dios le hablaba, le revelaba el porvenir,¿porquéno lepredijoqueJotapataseríavencidaydestruida trasunasediodecuarentaysietedías?

Ni siquiera se dignómirarme y no vaciló en contestarme con un dejo dedesprecio.Había,enefecto,anunciado laderrota.Sobrevendría trascuarentaysiete días, llegó a precisar, pero ninguno de los habitantes de Jotapata habíaqueridocreerlo.Tambiénleshabíadichoquelamayoríadeellospereceríayqueél,sugeneral,seríacapturadovivoporlosromanos.

—¡Encadenado y bajo estrecha vigilancia!-soltó entonces Vespasianoentregándome

aJosefobenMatías.Supe que había ordenado a Tito interrogar a los escasos supervivientes

judíos para asegurarse de que Josefo, efectivamente, los había avisado de laderrotaquelosesperaba.

Confirmaronlasreiteradasprofecíasdesugeneral.Entonces Flavio Vespasiano pidió que, sin liberarle de las cadenas, se

trataraaJosefobenMatíasconbondadydeferencia.Me di cuenta, durante los días siguientes, que Vespasiano se creía la

profecíadeJosefobenMatíasysoñabaconconvertirseenelemperadordetodalahumanidad.

Las predicciones de Josefo lo habían metamorfoseado, al igual que a suesposa Cenis. En Cesarea, entraron en el palacio de Agripa y de su hermanaBerenicecomosi fueransoberanosvisitandoal reyya lareinadeunpequeñoreinoaliado.

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Había conocido a Vespasiano cuando era un general con alma decampesino.Seguíasiendoigualdesilenciosoyprudente,aunqueahoracomounfelinoalacecho.LalibertaCenissecomportabayacomoemperatriz,despectivaconBerenice,cuyabellezadeslumbrabaaquienesseacercabanaella.

EncuantoaTito,laseguíapasoapaso,comosihubiesequedadohechizadoporesasiluetacuyosvelosazuleso rosas, rarasvecesblancos,dejabanqueseadivinaran lascaderasanchas, laestrechacintura, lospechosredondos.Paraelromano, como era yo, tenía el atractivo de las mujeres orientales de muslosfuertesentreloscualesapeteceperderse.

SabíaqueTitoteníalosmismosdeseos,peroBereniceestabajugandoconél, esquivándolo cuando él acercaba las manos para asirla, y no se atrevía aapoderarsedeellacomohaceunsoldadoconlasmujeresdeunpueblovencido.

Yo me perdía en el palacio de Cesarea, a la zaga de Mara, una de lasdoncellasdeBerenice,cuyajuventudyperfilmerecordabanaLeda, lahijadeYohanabenZacarías.

Maraseextrañóaloírmepronunciarunavezesenombre.MeexplicóqueBerenicehabíaviajadoenvariasocasionesaAlejandría.Allísehabíavistoconel prefecto Tiberio Alejandro y con ese Ben Zacarías, el judío más rico deEgipto.

Así, laFortunaibatejiendoamialrededorunoshilosqueyoesperaba,sinsabercuándonicómo,poderapretaralgúndíaenmismanoscomoquienagarralanucadeunamujermientraslaestáposeyendo.

Amenudomesentíamolestoenlasgrandessalasdelpalacio,altumbarmejuntoalasmesasdelosbanquetesqueofrecíanelreyAgripaylareinaBerenice.

Pensaba en esos miles de judíos —más de cincuenta mil muertosdefendiendolasciudadesdeJotapataodeJafa—,enesasmujeresyesosniñosabocadosalaservidumbre,enaquellosyaquellasquehabíansidodegolladosydestripadostrasloscombatesporqueunpueblorebeldeconRomateníaquesercastigado.

Miraba a Berenice tumbada cerca de Tito, a Agripa agasajando aVespasianoyaCenis.

Noobstante,elreyylareinaeranjudíos,lomismoqueTiberioAlejandro,Josefo o Ben Zacarías, pero habían abandonado a su pueblo con buenosargumentos,invocandolasabiduríayasudios.

¿Eraéseunnobledestino?AvecessospechabaqueJosefoeraelmáshábildelosmentirosos,elmás

astuto de los adivinos, que para salvar su vida había prometido el Imperio aVespasiano,yesegeneralbondadoso,embriagado,ofrecíaasuprisioneroropaysuculentosmanjaresenvajilladeoro.

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Ycuando losgriegosdeCesarea, queodiaban a los judíos, reclamabanaVespasiano la cabeza de Josefo, cuandodesfilaban exigiendoque se juzgara ycrucificaraalgeneraldelosjudíos—ysilosromanossenegabanaello,queseloentregaranaellos, losgriegos—,Vespasianocallaba,fingiendonovernada,nooírnada.

Josefoeraquienlehabíareveladosuambición,sudestino.Portanto,teníaquevivir.

Encambio,sepodíaydebíamataratodoslosdemásjudíos.En el puerto de Jope, donde numerosos judíos se habían refugiado

creyéndose a salvo en sus naves, vi cómo se levantaba el viento del norte yquebraba las embarcaciones, mientras nuestros soldados, con las armasempuñadas,esperabanenlaorillaparamataraaquellosaquieneslasolasnosehubiesentragado.

Prontoelmarquedóteñidodesangreylacostacubiertadecadáveres.A pesar de ello, pocos días después, en el palacio de Cesarea, la reina

BerenicerozabaconsusvelosysucuerpoaTito,reciénllegadodeJope.ÉstesequedópocotiempoenCesarea,puessupadrelehabíaencomendado

someterlasciudadesdeTariqueayTiberiades,aorillasdellagodeGenezaret.Losjudíossehabíanagrupadoenlallanura,fueradelasciudades,contando

consusnumerososhombresparaaplastaralosseiscientosjinetesquerodeabanaTito.

Yoestabaentreellosyviantemí,aescasadistancia,esamareadehombresarmados que avanzaban gritando hacia nosotros. EntoncesTito se encaramó aunarocaysedirigióanosotros:

—Romanos, pues es justo que empiecemi discurso recordándoos vuestraestirpeparaquesepáisquiénessoisycontraquiénesvamosacombatir.Hastalafechadehoy,nadaenelmundoenterohapodidoescaparanuestrobrazo; sinembargo,hayquereconocerquelosjudíostodavíanosehancansadodequelosvenzamos...¡Mirad—señalólamultitudalolejos—lonumerososqueson!Peroeselvalor,ynoelnúmero,elqueganaguerras,inclusoconefectivoslimitados...Losjudíosluchanporsulibertadysupatria,pero¿quéhaymásimportanteparanosotrosquelagloriaylavoluntad?

A medida que él hablaba, yo también sentía el estremecimiento de losdemás jinetes, y acabamos lanzándonos todos a la lucha atropellando a losjudíos.Cuandotodalallanuraquedócubiertademuertos,lossupervivientessedispersaronyhuyeronhacialaciudad.

EntoncesTitogritó:—¡Es el momento! Ya que la divinidad nos entrega a los judíos, ¿a qué

estamosesperando,compañerosdearmas?¡Aceptadlavictoriaqueseosofrece!

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Yselanzóhacialamuralla,larodeó,metiéndoseenellago,yloseguimoshastalaciudaddeTiberíades;aquellofueunamatanza.

Los que se habían librado demorir alcanzaron unas embarcaciones y sealejarondelasorillasdellago.

Pero Tito —y luego Vespasiano, quien nos había alcanzado— mandóconstruir unas balsas en las que se subieron nuestros legionarios. Y pronto ellagotambiénquedórojodesangreycubiertodecadáveres.

Yohabíadejadodeparticiparenlaacción.Yanomeembargabalaebriedaddelcombateydelasangre.

Veía todo ese rojo, esos cuerpos. Pensaba en el palacio de Agripa yBerenice, en el oro y las cortinas de seda, en las alfombras, en los suntuososbanquetes, en las mujeres ofreciéndose. En Berenice, con la que Tito iba aencontrarse.

Sentíanáuseas,comosihubierabebidodemasiado.Y me avergoncé cuando oí a Vespasiano ordenar que ejecutaran a los

ancianosyalosinútilesparalaguerra.Oíalosgritosdelosqueestabandegollando.YviaVespasianocaminarentrelosprisioneros,elegirélmismoaseismil

jóvenes robustos. Los destinaba a Nerón: participarían en las obras deexcavación del istmodeCorinto.Ordenóvender a los demás, cerca de treintamil,exceptoaaquellosprocedentesdelreinode

Agripa.Éstosselosregalóalrey,queasuvezlosmandóvender,segúnpudesaber.Penséen losdiscípulosdeCristo.Mehabíanaseguradoque, segúnsu fe,

todohombre,yafuesejudíoociudadanoromano,inclusoesclavo,llevabadentrodesíunallamasagradaprocedentedeDios.

Y Cristo había sido crucificado, al igual que los esclavos rebeldes deEspartaco.

Luego resucitó, porque hasta el más humilde de los hombres podía sersalvado.

¿Cómo escapar al horror de la guerra, de la servidumbre, sin creer enCristo?

Recéaaqueldiosquetriunfabasobrelamuerte.Yo, que llevabameses caminando entre cadáveres, yo, que había visto la

sangreenrojecerelmaryellago,necesitabalaesperanzaqueCristoaportabaaloshombres.

Quería creer que todos aquellos cuyos cuerpos martirizados había visto,siendosuúnicaculpaladeperteneceraunpueblovencido,renaceríanalgúndía.

Cristo era el único que no exigía sacrificio, al contrario que todas esas

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divinidades para las cuales se erigían y honraban estatuas en las ciudades delImperio,enloscampamentosdelaslegiones.

Delantedeélnosepodíadegollaraningúnhombre,niñooanimal.Y,paraserunodesusfieles,yanoeranecesariocortarselapieldelsexo.

QuiennoestuvieracircuncisopodíarezaraCristo.Lepedíquehicieraresucitaratodoslosmuertos.Solicitésuperdón,pueshabíaparticipadoenesoscombates.Me mantuve por tanto aislado durante varios días, como si tuviera que

expulsardemicuerpotodoloquehabíavistoyhechoenJotapata,enTariquea,enTiberiades.

Unamañana,uncorreometrajounaordendeFlavioVespasiano.Debía presentarme ante el emperadorNerón para anunciarle las victorias

conseguidasporsuslegionesylapróximallegadadenavesconseismilesclavosjudíos:elbotínqueelgeneralFlavioVespasianoregalabaasuemperador.

Fui,pues,aunirmedenuevoconelquelosdiscípulosdeCristollamabanlaBestiabelAnticristo.

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SEGUNDAPARTE

10

HabíaasistidoenGalileaalasmasacresqueconllevalaguerra,perohabíaolvidado la crueldad, la ambición y la envidia, el vicio, las perversiones, ladelación,lacobardíayelmiedoqueimpregnabanlacortedeNeróncomootrostantosvenenosmortales.

MevolvíatoparconellosnadamásentrarenelpalaciodeCorinto,donderesidíaelemperador.

Lospretorianosqueestabandeguardiamemirarondehitoenhito,conlaespada medio desenvainada. Sus centuriones, germanos de gélida mirada, meinterrogaron.YsabíaquehabríabastadounamiradadeNerónodesuprefectodelpretorio,Tigelino,paraquememataran.Porfinmepermitieronentrarenlasgrandes salas donde se hallaban los libertos de Nerón, Epafrodio y Faón, suesposa,StatiliaMesalina,ysuintendentedeplaceres,CalvínaCrispinila.

Merodearon.Acababa de llegar de Judea. ¿Por qué se estaba prolongando la guerra?

¿AcasolosjudíoseranmásvalerososquelossoldadosdeRoma?Pretendieroninquietarme.Nerón sospechaba que el entorno de Flavio Vespasiano y Tito estaba

conspirando contra él. ¿No había sido yo amigo de Séneca? ¿Era cierto queFlavioVespasiano trataba como a un huésped notable a ese general judío quehabía luchado contra las legiones romanas y las había mantenido en jaquedurante casi dos meses en Jotapata? ¿Era Tito amante de la reina Berenice?¿Paraquéhacerlaguerraalosjudíosyvencerlos,siluegosehacíacasodesusprofecías, semetía a susmujeres en el propio lecho y hasta se respetaba a sudios;si,comoTitohabíahecho,seensalzabasuvalor,asegurandoqueluchabanporsulibertadysupatria?

Mesusurraron:—Osea,queNeróndesconfíadeVespasiano,deTitoydeti,Sereno.El emperador había formado una legión de gigantes compuesta por

soldadosdemásdeseispies;alaquehabíallamadola«FalangedeAlejandro»,pero Vespasiano y Tito le estaban impidiendo llevar a cabo su gran proyectohaciaelIndoalprolongarlaguerraenGalileayenJudea.

Me repetían que Nerón no era de los que aceptaban que se opusieran

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insidiosamenteasusproyectos.Queríanamedrentarme,convertirmeendelator.Sehacíanpreguntasacercadeesegeneraljudío—Josefo,noesasí?—que

había sido recibido en otros tiempos por Popea, al que el propioNerón habíaotorgado favores, incluida la liberación de rabinos. ¿Así que ese Josefo habíaprometidoel ImperioaFlavioVespasiano?¿Ycuálera la jugadaqueesperabaBerenice?¿QueríanlosjudíoshacerseconelpoderenRoma?

Empecéaserpresadelmiedo.Descubríque losespíaspululabanalrededordeVespasianoydeTito,que

rumores,acusaciones,calumniasinfestabanelentornodeNerón.Reconocí aSporoy aPitágoras, quienes se entregaban con él a todas las

perversiones,uno«esposa»yelotromaridodelemperador.Yvi,rozándolosconsuscuerposperfumadosylisos,ajóvenesgriegosdelosquenosesabíasusexo.PeroyasabíaqueesoteníapocaimportanciaparaNerón.

AlaBestialegustabarevolcarseenlaciénagadelosvicios,ycadanochehabíaqueinventarlealgunosnuevosparaqueelemperadorpudiesealcanzaresegozoextremoque,segúndecían,inspirabasuarte.

MeacerquéaNerón.Estaba tumbado, con la frente ceñida por una corona olímpica hecha de

hojasdeolivoydelaurel.Estabapunteandolascuerdasdesucítaraycantandoconunavoztandulcequenoparecíaprocederdeél,porloflácidos,abotagadosyfeosqueselehabíanquedadoelcuerpoyelrostro.

Sellevósuesmeraldaalojoderecho,luegoalizquierdo,ymeobservó:—¿TeenvíaVespasiano?Lecontestéquetraíaalemperadordelgénerohumano,departedelgeneral

desus legiones, lanoticiade lasvictoriasenGalileayenJudea,yelenvíodeseis mil esclavos para la perforación del istmo de Corinto, siendo FlavioVespasiano sabedor de que se trataba de uno de los grandes proyectos delemperador.

Nerónpusocaradeasco.—¿Seismilesclavos,yacuántosjudíoshaperdonadolavida?Cerró losojos,dijoquequerían impedirleunirRomaconOriente, irmás

alláqueAlejandroMagno,peroqueeraelprotegidodelosdiosesyquetodosaquellosqueseopusieranaélperecerían.

Yo estaba esperando a que pidiera a sus pretorianos germanos que mesacaranfueraymedegollaran.

Mehabíandichoquedesde su llegadaaGrecia,hacíayamásdeunaño,Nerónhabíaordenadomataradiario,obienobligadoasuicidarse,aciudadanosdeRoma.

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Agachélacabeza,perosepusodeprontoacantar.Lomiré.Parecíaembargarlounaemociónsincera,yrecitóconvoztrémula:Madre,esposa,parientes,todoquierequeyoperezca.Yluego,entonomásliviano,eseversocuyasonoridadmeemocionaba:RelucealmoverseelcuellodelapalomadeCitera.Debiódedarsecuentadequeerasensibleasuvozyasusversos.Seacercó

ymepreguntó:—¿Conocesaalgúnartistamásgrandequeyo?¿Quépodíahacer?Medeshiceenelogios.Evoquésuvozceleste, su inspiracióndivina.Dije

queeraalavezHérculesyApolo.Clamé:—¡Ohsagradavoz!¡Dichosoquienpuedeoírte!Sonriómientrassuslibertos,susmaridosysusesposas,susjóvenesefebos

loaclamaban,retomandomispalabras,gritando:—¡Vivaelolimpiónico!¡VivaNerónHércules!¡VivaNerónApolo!Alzó levemente la mano, moviendo la cabeza, murmurando que no se

merecía tantoselogios,yde repente, sacandopechoyechándosehaciamí,medijoquehabíaganadomilochocientasochocoronasdesdesullegadaaGrecia.AhoraseveíaobligadoaregresaraItalia,perolosciudadanosdeRomaalfinseenteraríandelgranartistaqueera.

Salió de palacio y sus cortesanos me rodearon. ¿Qué me había dicho elemperador?

Parecían chacales prudentes y ávidos cuya pretensión era arrancarme unaconfidencia,unsecreto.

Me di la vuelta. Eranmás repugnantes que esasmoscas verdinegras quehormigueabansobreloscadáveres.

Peroestabavivo.Mehabíalibradodelamuerte.Pocodespués,Nerónmeinvitóasentarmeenlatribunasituadaenelcentro

del estadio donde los griegos se habían congregado para despedirse de suemperadorantesdesuregresoaItalia.

El día estaba lluvioso, con escampadas pronto eclipsadas por el vientoprocedentedelosmacizosdelnortedeAcaya.

Neróncantó,declamó,ycadaverso,cadapunteodelascuerdasdesucítarahacían que los Augustiani, esa su cohorte de varios cientos de jóvenes cuyocometido era acompañarlo y alabar su talento, lo aclamaran y que todos losespectadoressefueranlevantando,añadiendosusgritosaloselogios.

Luego resonaron las trompetas yNerón se adelantó hasta llegar almediodelescenarioqueprolongabalatribuna.

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Levantólosbrazosy,cuandosehizoelsilencio,anuncióqueGreciadejabadeserunaprovinciasometidaalimpuesto,convirtiéndoseenunanaciónlibre.

Así era como agradecía a la tierra de los dioses el que lo hubieraconsagrado,aél,Nerón,elartistamásgrandedetodoslostiempos,elpardelasdivinidadesdelOlimpo.

Esbozó un paso de baile mientras la multitud se ponía de pie sobre lasgradas.

Se volvió hacia la tribuna. Lo aclamé al igual que todos los que merodeaban.

Ysentívergüenza.Seguísiendocobarde.Aclamé a Nerón en Nápoles cuando su carro, del que tiraban cuatro

caballosblancos,entróen laciudadporunabrechaabiertaexpresamenteen lamuralla.

Era el emperador de la humanidad, amo de todas las ciudades, las deOriente y las de Occidente, y ninguna de ellas podía resistírsele. De caminohaciaRoma,asimismo,seecharonabajolienzosdemurallasdeAnzioydeAlbaparaqueelcarroimperialpudiesepenetrarencadaunadedichasciudades.

Ylamuchedumbreloaclamaba.Cantaba. Tocaba, siempre con la cabeza ceñida por una corona olímpica,

rodeado de esclavos que llevaban las demás coronas o bien carteles con losnombresdeaquellosalosquehabíavencido,lostítulosdelasobrasquehabíainterpretado,lalistadelasciudadesgriegasquelehabíanotorgadountriunfoylohabíanaclamadocomoaldiosqueera.

LosAugustianiescoltabanelcarro,loaplaudíanacompasadamente,conunritmopreciso,yalavezgritaban:«¡VivaNerónHércules!¡VivaNerónApolo!¡Vivaelolimpiónico!¡Augusto,Augusto!».

Los pretorianos golpeaban hasta matarlos a los espectadores que nomanifestabanelsuficienteentusiasmooqueintentabanalejarse.

Y sentí vergüenza, de Nápoles a Roma, por prestarme, como un esclavoparasalvarlavida,aestagrotescaycruelescenificación.

¡PorquealolargodelavíaApiahabíavíctimasinmoladasparacelebrarelpasodelemperadorNerón!

EntróenRomaenvueltoenunagrancapapúrpuraconsteladadeestrellasdeoro.

IbaenelcarroenelqueAugustohabíadesfiladotriunfalmente.HizoqueelmúsicoDiodorosesentaraasulado.

Elsueloestabacubiertodefloresydeazafrán,yhabíanesparcidoperfumesparadisimularporunratolafetidezquecorrompíaelairedeRoma.

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Se adelantaron unas delegaciones, portando ofrendas al dios Nerón.Dejaronasuspiespájarosmulticolores,piedraspreciosas,tejidosdorados.

LuegoelcortejovolvióaponerseenmarchaysedirigióaltemplodeApoloenelPalatino,puesaqueldioseraelqueNerónencarnabayalquesehonraba.SólodespuéssedirigieronaltemplodeJúpiter,enelCapitolio.

En el gran estadio, Nerón se puso a cantar, a tocar la cítara mientrasdisponían a su alrededor lasmil ochocientas ocho coronas ganadas enGrecia,entreaplausosdelosAugustiani.

Sentívergüenzaporaquelgrotescotriunfo.¿CómosepodíaestarmasacrandoenGalileayenJudea,ajusticiandoalos

judíosyenviandoamoriralaslegionesdelImperioporesehombre?¿Cuándoacabaríaesereinadoqueyadurabacatorceaños?Nohabíadíaen

que se hubiese dejado de degollar a hombres, de envenenar a mujeres, deestrangularaniños,deasesinaraunpadre,aunhermano,aunahermana,aunaesposa,yenquenosehubieseobligadoatantosmásasuicidarse,demodoquetodos—yocomolosdemás—vivíamosaterrorizados.

Yalgunoshastabuscabanlamuerteparaquecesaraesaangustia.EntrevíenNápolesunaprimeraesperanza.SerumoreabaamialrededorqueVindex,ungalo,legadoimperialderango

pretoriano, gobernador de la Lionesa, se había sublevado contra Nerón,organizandomilicias, proclamando que el emperador era un pésimo actor, unmal citarista, y que había que expulsar a ese histrión, ese usurpador, esematricida.

Estuvependientedel rostrodeNerón,perodurantevariosdíasnoparecióprestaratenciónalgunaadichosrumores,que ibanpocoapoco llegandohastaeseentornosuyo,siemprealacecho.

En Roma me susurraron que Galba, el gobernador de la provinciatarraconense deHispania, había sublevado a sus legiones contraNerón con elfin,decía,de«restaurarlagloriayladignidaddeRoma».

Pensé en la predicción de Josefo ben Matías y empecé a creer que, enefecto,yporunosderroterosquedesconocía,VespasianoyTitoreinaríanalgúndíasobreelImperiodelmundo.

Jamás se habían comparado con dioses, pero era preferible tener unosemperadoresquesólofueransimplesmortalesantesqueunsoberanogrotescoysanguinarioconpretensionesdeserlaencarnacióndeHérculesydeApolo.

¡YquenoerasinouncobardeacuciadoporelmiedoyelpánicocuandoseenteródequeGalbaysustropaslohabíantraicionado!

Lovidesmoronarserepentinamente,desmayarse,ydeseéquemurieraallímismo.

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Pero recobró el sentido y se puso a gritar, desgarrándose la ropa,golpeándose lacabezacontra lasparedes, lamentándoseunayotravezdequeestaba perdido, de que su desgracia era mayor que la que había alcanzado atodossuspredecesores.¡Apenasteníatreintayunañosyelpodersupremoseleescapaba en vida, aún pletórico de juventud y cuandoGrecia, la patria de losdioses,acababadereconocersusdotes,decoronarlomayorartistadeluniverso!

Después pareció olvidar las revueltas y se puso a cantar, a declamar, aentusiasmarseporelfuncionamientodeunosórganoshidráulicosdeunmodelototalmentenuevo.

Ypenséquelosdiosesenlosquecreíaloseguíanfavoreciendo,yaquelaslegiones deGermania superior,mandadas por el legadoVirginioRufo, habíanaplastadoenVesontioalosveintemilmilicianosdeVindex.Yqueéstesehabíasuicidadotrasladerrota.

Virginio Rufo regresaba ahora a su provincia de Germania superior,negándoseaunirsealastropasamotinadasdeGalba.

Mesentíaabatido.Porlaexpresióndelossenadoresydeloscaballerosqueme rodeaban, adiviné que compartíanmis sentimientos. También ellos habíanesperadoqueNerónfueraporfinexpulsadodelpoderycastigado.

Peroelmiedolosteníaachantados.Agachabanlacabezayseguían,comoyo,aclamandoalemperadorportemoraquellevaraacabolosproyectosqueleatribuían.

Serumoreabaquequeríaenviarasesinosamataratodoslosgobernadoresdeprovinciasparasustituirlosporhombresfieles.

Estabapreparandoungranbanquetealqueinvitaríaatodoslossenadoresylosobligaríaaingerirviandasybebidasenvenenadas.

Ordenaría masacrar a todos los galos de Roma, a todos los ciudadanosexiliados.

YdudabamásquenuncadelafidelidaddeVespasiano,deTito,deTiberioAlejandro.

Yoeraunodelossospechosos;yo,quehabíasidoamigodeSénecayqueacababade

llegardeGalilea.También se decía que pensabamandar incendiarRoma y soltar contra el

pueblomilesdefierasparaimpedirquesecombatieranlasllamas.Luegoanunció—yomeencontrabaentrelospresentes—queibaaponerse

almando de sus ejércitos para dirigirse hacia las provincias rebeldes,Galia eHispania.

Peroraba afirmando que había ordenado que afeitaran la cabeza a lasmujeres que lo acompañarían. Serían sus amazonas, armadas con hachas y

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escudos.—Nada más llegar a la provincia, me presentaré desarmado ante los

soldados—clamó con voz aguda, exaltada—. Me limitaré a verter lágrimas;entonces los rebeldes se sentirán compungidos y, al día siguiente, gozoso enmediodel júbilogeneral,cantaréunhimnodevictoriaque tengoqueponermeahoramismoacomponer...

Aquelhombreestabaloco.¡Cómo podían seguir obedeciéndole cuando estaba exigiendo una nueva

contribuciónenmonedasdeoroydeplata,cuandoeltrigoescaseabaenRoma,cuandolasnavesquellegabandeAlejandríanoveníancargadasdegrano,sinodearenaparalosluchadoresdelacorte!

SentíalcaminarporlascallesdeRomacómolaplebeseestremecíadeira.Viunsacoatadoaunaestatuadelemperadoryunaspalabrasescritasenel

zócalo:«Temereceselsaco».Lamuerteinfamante.Losmurosquedaroncubiertosenpocosdíasdeinscripcionesamenazantes.«¡Ahora es cuando empieza la verdadera lucha! ¡Se te acabaron los

concursos, ahora toca laguerra! ¡Aver cómo te librasde ésta!», decíaunadeellas.

Másallápodíaleerse:«¡Detantocantarhasdespertadoalosgallos!».Y por todos lados podía leerse «Vindex», ese nombre que también

significabavenganza.Nomecupodudadequeéstaseestabaacercandoalacarrera,implacabley

enarmas.Vicómolamuertevengadorase ibaacercandoaNerónenesosmesesde

primaveradesudecimocuartoañodereinado.Amedidaqueseextendíasusombra,invadiendopocoapocolassalasdel

palacio imperial, iban abandonando éste los cortesanos, libertos, maridos yesposasdeNerón,suscómplicesycompañerosdedesenfrenoydecrímenes,suspretorianos.

Observabasurostrosembradodetics.Letemblabaelcuerpoy,derepente,sedejaba

llevarporlaira.Rompió la carta que le anunciaba que el legado de la legión romana de

África,Macer,habíadespedidoalcónsul,rechazandodeesemodolaautoridaddeNerón.

Elemperadorse levantódeunsalto,volcó lamesaycayeronalsuelo lasdoscopastalladasenlasquelegustababeberyquellamaba«homéricas»porlasescenasdeHomerorepresentadasenellas.

Luego, caminando pesadamente, con la cabeza caída sobre el pecho,

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convocóalaviejaLocusta,laenvenenadora,ylereclamóunvenenoqueguardóenunacajadeoro.

Apretóbruscamentelospuños,losesgrimió,diciendoqueibaareunirunaflota en Ostia, que huiría de Italia hasta Alejandría tras haber obtenido delpuebloquelonombraranprefectodeaquellaprovincia.

Estuvo un rato divagando, con los ojos cerrados, y luego preguntó a loscenturiones y a los tribunos de la guardia pretoriana si estaban dispuestos aacompañarlo.

Seescabulleroncomopudieron,salierondelasala,yunodeelloslesoltócondesprecio

eseversodeVirgilio:¿Tantadesgraciaesmorir?Nerónmiróasualrededor,despavorido.Llamó a Tigelino, prefecto del pretorio, jefe de los delatores y de los

matones,elgranejecutor,elhombrequetorturabapersonalmentealosenemigosdel soberano, a los sospechosos, a la vez que los obligaba a redactar untestamentoensufavor.

PeroTigelinosehabíaquitadodeenmedio,refugiadoensupropiedad,trascederelpoderalsegundoprefectodelpretorio,NinfidioSabino,unhombretanencorvadoquenohabíamaneradecaptarsumirada.

SabinohabíadenunciadoanteNerónadecenasde ciudadanosy se sentíasegurotrashaberpactadoconIcelo,ellibertodeGalba.

Sesabíaqueentregabafuertescantidadesdedineroa lospretorianos,quelesrepetíaqueNerónlosdespreciaba:¿Cómoellos,custodiosdelemperador,losmejores soldados de Roma, podían aceptar dejar de pertenecer a la escoltaimperial, ser sustituidos por esos hombres-mujeres de cabello largo, cuerpodepiladoy rostromaquillado?¿Cómopodíanobedecer aunemperadorque seexhibía junto a Sporo, su «esposa», maquillado para parecerse a la difuntaPopea,yquesecontoneabacomounafulanadelupanar?

Esoeraunavergüenzaparaellos.Peroseguíandisponiendodelafuerzadela espada. Podían elegir a un nuevo emperador, ¿por qué no a ese Galba, unsoldadoquequeríadevolveraRomasugloriaysudignidad?

Sabino seguía repartiendo a diario monedas de oro y de plata a lospretorianos.Yéstosabandonabansuspuestosdeguardia,dejandoelpalaciosincustodia.

Los soldados que velaban ante la habitación del emperador se habíanretirado,llevándosetodoloquepudieron,joyas,bustos,pieles,hastalasmantas.

También robaron la caja de oro que contenía el veneno queNerón habíaguardadojuntoasucama.

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No fui testigo de lo que aconteció después, pero las nodrizas de Nerón,EclogeayAlejandra,dosancianasqueloqueríancomosifuesesuhijo,yActea,laliberta,laamantedequienseasegurabaquecreíaenCristoyque,aunqueelemperadorlahubierarepudiado,leseguíamanifestandoamorycompasión,merelataron sus últimas horas. En la noche del 8 de junio se enteró de que lospretorianos, en su cuartel, habían proclamado emperador a Galba, y que elSenado lo había declarado a él, Nerón, enemigo público, condenándolo a sercastigadoalaantiguausanza.

Preguntó a sus nodrizas y a Actea, luego a los tres libertos que habíanpermanecido junto a él, cuál era ese castigo. Uno de ellos, Faón, tras habervaciladoypreguntadoconlamiradaaSporoyaEpafrodio,describióelsuplicioalqueNerónseríasometidosiloatrapabanconvida.

Lodesnudarían.Encajarían su cabeza enunahorqueta y lo azotarían convarashastalamuerte,luegoarrastraríansucuerpoconunganchoylotiraríanalTíber.

Nerónaullódepavor,dijoqueélmismoiríaalanzarsealrío,yluego,trashabercorridounoscientosdemetrosporlascallesdesiertas,regresóempapadode sudor, suplicando a las escasas personas que aún seguían en palacio quefueranabuscaralgladiadorSpículo,unmirmillón,unodelosmáshabilidososmatadores de los juegos de Roma, al que había felicitado y coronado variasvecesenelanfiteatro.

Spículosísabríamatarlo.¿Perocómodarconél?LosesclavosencargadosdetransmitirlelapeticióndeNerónnotardaronen

regresar, afirmando queSpículo se había ausentado deRoma. Pero puede queninguno de ellos hubiese salido de palacio, al haber dejado de temer a eseemperador que lloriqueaba pidiendo a sus allegados que lomataran. Aun así,todosellossealejaban.

—Asíquenomequedanniamigosnienemigos—declaró.Faónloagarróporelbrazo,murmurándolequehabíaquehuircuantoantes.

OfrecióaNerónacogerloensucasa,situadaporeldecimocuartodistritomilitar,entrelavíaNomentanaylavíaSalaria.

Salen.Nerónapenasllevaropa.No volverá a ponerse la capa púrpura constelada de estrellas de oro. No

llevacoronaenlafrente.Yanoessinounfugitivomontandouncaballoqueniunpretorianoquerríaparasí.Elanimalseechabruscamenteaunladoparanopatearuncadáverhediondocruzadoenmediodelcamino.ANerónseledeslizael pañuelo con que se está tapando la cara. Unos transeúntes reconocen al

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emperador,lointerpelan.Nosehallanlejosdelcuarteldelospretorianos.Seoyealossoldadosgritar

elnombredeGalba.Espoleanaloscaballos.TemenquelacasadeFaónyaestérodeadaporlospretorianos.Sedeslizanentrelosmatorrales.Searañanentrelaszarzas.Seocultanenel

cañaveral.Nerónbebeelaguatibiadeunaciénaga,él,queexigequelesirvanensus

copas «homéricas» un agua refrescada por la nieve traída a diario de losApeninos.

Lesugierenqueseoculteenunagujero.Titubea:—¡Menudodestino,túmismoenterrartevivo!Aratos,recuerdaelactorqueesinterpretandounpapelydirigiéndoseaesa

plebequetantolohaaclamado.Declama:—¡Yasólopermanecentreslibertosjuntoaquienantañoseenorgullecíade

sunumerososéquito!Eso,siemprequeFaónnolohayavendidoya.Son sus últimas horas.Nerón llora, hacemuecas, gimotea, y, de repente,

dicecongravedadantelafosaquehamandadocavar:—¡Quéartistavaaperecerconmigo!Davueltasalrededordelagujero, sacadesucinturadospuñalesyprueba

ambaspuntasantesdeenvainarlosprecipitadamente.—Todavíanohallegadolahoraseñaladaporeldestino—dice.Sequeja.¿Nohaynadiequesepresteaanimarlomatándoseantes?Seescabullen.Seponeallorar,pideaSporoqueinicieloslamentosyplañidos.Diceque

quiere que quemen su cadáver para que su cabeza se libre de insultos yhumillaciones.

Luegoparecequererhuir,seretuercelasmanos,sedesmoronaysusurra:—Micomportamientoes innoble,deshonroso. ¡Estoes indignodeNerón,

sí,indigno!Hayquemantenerlasangrefríaenmomentosasí.¡Vamos,espabila,Nerón!

LasnodrizasyActeaseacercan.Anuncian que los jinetes pretorianos están de camino con la misión de

llevárselovivoparaqueseaajusticiadosegúnlaviejatradición.—Tenéis que quemarme el cuerpo entero —repite. Se oye a los jinetes

entrandoeneljardín.MurmuraunversodeHomero:Oigoelpasovelozdeanimososcorceles.Luegoseclavaunodelospuñalesenlagarganta,perocontaltorpezaytan

lentamentequeEpafrodiodebeempujarlacuchillacontodassusfuerzas.

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Lasangrebrota.Nerón respira aún cuando un centurión irrumpe en la habitación, intenta

taponar la herida con' su capa, contener la sangre, pretendiendohacer creer alemperadorcaídoqueestáahíparasalvarlo.

—Demasiadotarde—lesueltaNerón.Yañadeantesdeexpirar:—Enestohaquedadolafidelidad.Sus ojos dan la impresión de desorbitarse y adoptan tal fijeza que los

presentesseapartan,horrorizados.Entonceslasmujeresenvuelvensucadáverensábanasblancasbordadasen

oro.

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TERCERAPARTE

13

VicómoRomaechabaabajolasestatuasdeNerónylasrompíaamazazolimpio.

Al atravesar el campo deMarte, me crucé con pandillas que perseguíanaullandoahombresymujeresdemiradadespavoridayrostrodeformadoporelterror.

ReconocíentreellosalgladiadorSpículo.Veníahaciamí,huyendode la jauría.Gritabaquenoeraundelator.Sólo

había luchado en la arena para el pueblo y para el emperador. No había sidocortesanoniamantedeNerón.

Los hombres-perro, los feroces hombres que ladraban persiguiéndolo, seibanacercando.Esgrimíanpalosclaveteados.Llevabangorrosfrigiosembutidoshastalascejas,comosímbolodelalibertadrecobrada.

Spículojadeaba.Sevolvióhacialajauríaygritó:—¡Mehabéisvisto!¡Mehabéisaclamado!Sólosoyunmirmillón.—¡Hasmatadoparaél,hasestadoalserviciodelaBestia!—vociferaban.Cayó a tierra cerca de mí. Me tendió las manos. Aguanté su mirada.

Retrocedí.Esas fieras, esos perros lo hicieron trizas; luego tiraron sus restos, trozos

informesdecarneroja,entrelosescombrosdepiedradelasestatuasdeNerón.Meolisquearon.Metocaron.Alzaronsuspalos.Dije que era el caballero Sereno, el amigo de Séneca, aquel sabio que

Nerónhabíaobligadoasuicidarse.Acababaderegresardelexilio.Memiraronfijamente,hastaqueseoyóunavoz:—¡Ahí,ahí,unaputadeNerón,ahí!Ylajauríaseapartó.Losviagarraruncuerpodemujer,lanzarloalaireyrecibirloconlapunta

delospuñalesyespadas,paraluegodescuartizarlo.Unavozsusurróamilado:—MetemoqueprontoecharemosdemenosaNerón.Nisiquierapretendíentreverelrostrodelhombrequemehabíahabladoen

vozbaja,puedequeparatendermeunatrampaoporquehabíaadivinadoloqueestabaempezandoapensar.

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Apenashabíanpasadounashorasdesdelamuertedeltirano.PeroyamehabíaenteradodequeNinfidioSabino,elprefectodelpretorio,

el hombre que había sobornado a los pretorianos, organizado y deseado lamuertedeNerón,quehabíaenviadomensajerosaGalbaymandadoproclamaremperadoraeseviejoynoblesoldado,sindudatambiénelhombremásricodetodoelImperio,soñabaahoraconsentarseeneltronoimperial.

Entre las jaurías que asolaban los barrios de Roma supuse que seencontraríansusmolosos,cuyamisiónnose limitabaamatara losdelatoresycompañerosdedesenfrenodeNerón,sinotambiénatodosaquellosquepudiesenoponerseaél,Sabino.

PuedequenomemataranporqueeraelenviadodeVespasianoydeTitoyqueéstos,almandodelosejércitosdeJudeaydeEgipto,podíanoponersealastropasdeGalbayalasdeVitelio,unasenHispaniayotrasenGermania.

Sentípuesaquellamañana,recorriendolascallesdeRoma,elapestosoolordelaguerracivil,eserelentedemuerte.

Flotaba sobre la colina de los jardines, donde acababa de consumirse elcuerpodeNerón.

Lahoguerahabíasidoinstaladaapocospasosdelatumbadelafamiliadelos Domicio en la que Actea, la concubina humillada y repudiada, peropermanentementefiel,habíaconseguidodeSabinoqueseenterraraalemperadorcaído.

ViaActeaya lasnodrizasEclogeayAlejandra, arrodilladas, recoger lascenizasdeltiranoyluegoverterlasenunsarcófagodepórfidorematadoporunaltar de mármol de Luna, la ciudad de Etruria famosa por sus canteras. LabalaustradaquerodeabaelsarcófagoeradepiedradeTasos.

Memantuveensegundoplano.Había visto nacer a Nerón. Quería verlo adentrarse en el reino oscuro e

impenetrabledelosmuertos.Teníalacertezadequesudesapariciónseñalabaelfinaldeunaetapademi

vidamarcadaporsureinadodecatorceaños.MeacerquéaActeayalasnodrizas.¿PorquéesasmujeresllorabanalquellamabanlaBestiayloscreyentesde

lanuevareligióndenominabanelAnticristo?Acteaalzólamirada.Enellaleícompasión,ytambién,paragransorpresa

mía, serenidad, como si no fuera desesperación lo que la embargaba, sinososiego.

Mehabríagustadopreguntarle,perofueronlasnodrizasquienesmedijeron,conlavozveladaporlaemoción:

—¡Eranuestropequeño!Eranuestrohijo.Havividocomohapodido, tal

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comoviovivirasualrededor.Sabíaquesinomatabalomataríanaél.Sedefendió.Repitieron:--¡Unniño!Mecallé.Sileshubieserecordadoloscuerposdeloscristianoscrucificados

y convertidos en atroces antorchas para alumbrar las fiestas organizadas porNerónensusjardines,nomehabríanoído.

¿Yquiénme habría escuchado aquí, frente a esa tumba, sobre esa colinadonde una muchedumbre emocionada empezaba a congregarse, inclinándoseante el emplazamiento de la hoguera, con ramos de flores en lasmanos paradejarlossobreelsarcófago?

Percibíapalabras,reconstruíafrases,quejas.Elemperadorqueríaalaplebe,alosciudadanosmáspobres.Repartíagranoyvino,decían.

Ofrecía juegos a diario. Semezclaba con losmás humildes.Les hablaba.Entrabaensus

tabernas.Cantabaparaellos.Queríaquelaplebeloamase.Quienes lohabíanmatadoeran losmásafortunados, losusureros, losque

robaban las ganancias de los impuestos, los que se enriquecían durante lashambrunasespeculandoconelpreciodeltrigo.

Unavozgritó:—Nerón,regresaconlostuyos!Yotrascontestaron:—Nerónestávivo.—Noesaélaquienhanmatado.—Hahuido.—RegresaráconlaslegionesdeAsia,ladelosgigantes.—Estabaherido,perolohancurado.Derepente,lamuchedumbreseabrióyviavanzar,rodeadodepretorianos,

aNinfidioSabino,másencorvadoquedecostumbre,quienparecía sólopodermirar el suelo pero se aproximaba con paso resuelto hacia el sarcófago,deteniéndoseantelasiluetadeunamujercubiertaporlargosvelosnegros.

Laagarróporelbrazoylaobligóavolversehaciaél.Reconocí a Sporo, con su rostro maquillado en que las lágrimas habían

dibujadodossurcosnegruzcosqueledividíanlasmejillas.Sabinoleretiróconvivezaunodelosvelos,dejandoaldescubiertolacara

pintadaquehacíadeSporoelcastradoeldobledePopea,laesposarecreadadeNerón.

Sabinoloarrastrómientraslospretorianosleabríanpasoentreelgentíoquemurmuraba:«EsPopea,Popea,laesposadeNerón...».

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Unavoz,sindudaladeunpartidariodeSabino,unodeesoshombresquequienesdetentanelpoderpaganparaquelosaplaudan,exclamó:

—¡VivaelnuevoNerón,vivaSabino-Nerón,ysuesposaPopea!Cerrélosojos.LaBestiasiemprerenacedesuscenizas.NoerayoelúnicoentemerlavenidadeunanuevaBestia.En el foro estuveoyendo a unhombreque, encaramado sobreunmojón,

anunciabaconvozchillonaqueseestabaacercandoaRomauncerdocongarrasdegavilán.Ibaaclavarsuszarpasenelcuerpodeloshombres.IbaalacerarelImperio,adestruirsusciudades.

—¡Escuchad,escuchad,latierraruge,seestremecedeira!Yyosentíaelsuelovibrarbajomispies.Algunas insulaesehabíanderrumbadoenvariosbarrios.El templode los

César había sido alcanzado por un rayo.Un bosque plantado para celebrar ladinastíasurgidadeCésarydeAugustoseestabamarchitando;todossusárboleshabíanmuerto.Novolveríaahaberemperadornacidodeeselinajeylasestatuasde todos losAugustoshabíansidoreunidasenun temployfuerondestrozadashaciendorodarsuscabezasporelsuelo.

¿Quiénseríaelnuevoemperador?¿EseGalbaquehabíasalidodeHispaniasinparecertenerprisaenllegara

Roma?Eraviejo:másdesetentay tresaños.Erafeo.YyaserecordabaaNerón

comounemperadorjuvenil,muertoalostreintayunaños.¿Debía Roma ser gobernada tras él, el emperador Apolo, por un

hombrecillo calvo de cuerpo deforme, de cuyo lado derecho colgaba unaprotuberancia carnosa tan voluminosa que sólo podía contenerlamediante unavenda?

¿Unemperadorcanoso,enfermodegota,depiesymanosretorcidoshastaelpuntodeserincapazdecalzarseodedesenrollarunmanuscrito?

¿UnavaroquejamáspagaríaloquesuslibertosySabinohabíanprometidoalospretorianos?

¿UndisolutoquenoteníalaaudaciadeunNerón,quiensehabíaatrevidoacasarseconSporoyconPitágoras,asermaridoymujer?

Galba fingía ser respetuoso con las costumbres, y se negaba a sermujeraunquenodejabadeelegirparasímachosvigorososymaduros.Elprimerodetodos era ese Icelo al que había libertado y que iba depilado, pulido yperfumado.Lomismoocurríacondoslibertosmásquetambiéncompartíansulecho. Además, ese Vinio y ese Laco eran, al parecer, rapaces probablementepeores que Tigelino. Ellos habían protegido al antiguo delator y prefecto del

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pretoriodeNerónacambiodeunoscuantoscofresrepletosdemonedasdeoro.Al atravesar los barriosmás pobres deRomame di cuenta de que ya se

estabaechandodemenosaNerón.Al cabo de unos días,muchas de las estatuas del emperador difunto que

habían sido derribadas fueron nuevamente colocadas sobre su pedestal.Empezaronacelebrarseentornoaellascultosysacrificios.

Vi,algoapartadosdeesosgruposentrelosqueserepetíaqueNerónhabíasobrevividoyque ibaareaparecer,ahombresdemiradapenetrante,amujeresconelpelocubiertoconvelosazules.Reconocíaalgunosdelosque,enlacolinade los jardines y luego ante la tumba, se habían acercado a Actea, la habíanconsoladoantesdealejarse,evitandoelgentío,alqueparecíantemer.

Interpelé a un hombre que permanecía inmóvil, vestido con una togablanca.

—EresundiscípulodeCristo—ledije.Semequedómirandodetenidamente.—MellamoToranio—selimitóacontestar.—TehevistojuntoaActea,hasvistoarderelcuerpodeNerón.Hasvistoa

Actea recoger sus cenizas. ¿Qué haces aquí con los tuyos? ¿No estaráslamentando su muerte, verdad? ¿Acaso has olvidado que ajustició a tushermanosdereligión?

Puso una mano sobre mi hombro y me llevó a una habitación sombríasituadaenunedificiomedioderruido.

—Latierratiembladeira—dijo.Entonces reconocí al hombre que, encaramado sobre el mojón, había

anunciadoconvozchillonalairritacióndelatierra.—Elmundosevaaacabar—dijo—.LaBestiahamuerto,elAnticristoha

sidocastigadoporDios,peroyavanapareciendootroscerdos.Hayguerraportodas partes: en Galia, en Judea y en Galilea. Están crucificando. Estánmasacrando.Entregana-loshombresalasfieras.

Leempezóatemblarlavoz.—EscuchaloquedicenuestroDios,Cristo:«Habráguerras.Lasnaciones

se alzarán contra las naciones, los reinos contra los reinos. Habrá terremotos,hambrunas, epidemiaspordoquier,ygrandes señales enel cielo.Ésos son losiniciosdelaaflicción».

Habíaalzadolavozy,enaquelcuartooscuro,loshombresymujeresquelohabíanseguidorepetíandichaspalabras:

—Los inicios de la aflicción... Recemos a Cristo que ha castigado a laBestia, recemosparaque resuciten loscuerposdeaquellosaquienes laBestiamartirizó, y de los que sucumbirán si nos caen nuevas calamidades, un nuevo

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cerdoconzarpasdegavilán.Recemosparaquelaresurrecciónnosdélavidaylapazeternas.RecemosaCristo.

Luegocantaronacompasadamente:—¡Maranata!¡Maranata!¡NuestroSeñoracude!¡NuestroSeñoracude!Dejéemocionadoa loscristianos, repitiendocasiamipesar:«¡Maranata!

¡Maranata!».Pero a quien yo veía acudir no era a «Nuestro Señor» sino a Galba, un

emperadorcuyacaídayaseestabapreparando.Sabinoacudíaadiarioalcuarteldelospretorianos.Afirmabaqueseríaelúnicoquemantendríasuspromesas:pagaríalossiete

mil quinientos dracmas que cada soldado debía cobrar por haber elegido aGalba.

Lo escuchaban pero no lo respetaban. Se decía que sólo era un hijo degladiador, un liberto que había estado al servicio de Nerón, uno de los másperversosdelatores.

Oíauncenturióndeciralospretorianos:—ContraNerónpodíamosinvocarnuestrosagravios,peroahora,¿podemos

reprochar a Galba el asesinato de una madre, el homicidio de una esposa, lavergüenza de ver a un emperador actuar en un escenario e interpretar unatragedia?¿Debemospreferir,antesqueaGalba,quehasidogobernador,cónsul,queeslinajudo,cuyariquezaesinmensa,queposeelosmayoresalmacenesdetrigodeItalia,aeseSabinoquetraicionóaNeróntrashabersidosucompinchedecrimenydepravación,yqueasuveznostraicionaráanosotros?

AqueldíaescribíaVespasianoyaTitoque,traslacaídadeNerón,latierradeRoma estaba viéndose sacudida por terremotos tan fuertes que harían faltaunoscuantosmeses,unascuantasguerrasparaqueregresaralacalmaaella.

Nosepodíaconfiarenlospretorianos,quesevendíanalmejorpostor,yafueraNerón,SabinooGalba,yprobablementemañanaVitelio,quemandabaenGermania y cuyos soldados ya lo habían elegido emperador, o bienOtón, esedisoluto que en aquel entonces se casó conPopea por orden deNerón.Comoesposo supuestamente complaciente, había facilitado los encuentros entre sumujer y el emperador, pero, quizá enamoradode su nueva esposa y celosodeNerón,sehabía rebelado inesperadamenteysólohabíasalvado lavidaporseramigodeSéneca.

TodoestosucedióenaquellostiempospretéritosenqueNerónhacíacasoaSéneca.

OtónhabíasidodesterradoyahoraregresabaaRomajuntoconGalba,yyasemurmurabaqueeraelrivaldeesteúltimo,quesehabíanegadoaadoptarloyaconvertirloensusucesor.

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Escribí aVespasianoyaTitoquedebíanevitar reconocer laautoridaddeningunodeesoshombres—Galba,Otón,Vitelio—quepretendíangobernarelImperio. Por mucho que los pretorianos o sus soldados los aclamaran ynombraranemperadores,nadiepodíasabercuáldeellossesaldríaconlasuya.

Así,Sabinoacababadeaparecerdegolladoenelalojamientodeunsoldado.Arrastraron su cadáver hasta el centro del campamento de los pretorianos. Lorodearon con una empalizada y, al día siguiente, todos aquellos que quisieronpudieroncontemplarloyoleresacarnedescomponiéndose.

«Deja que esos ambiciosos se maten entre sí y se pudran», escribí aVespasiano.

ElprimercuerpoquesepudriófueeldeGalba,eseancianodeforme,cruelyavaro,depravadoysometidoaloslibertosconquienescompartíasulecho.

Notengomásremedioquellamarloemperador,aunquejamásconsiguierareunirasualrededorasuspartidariosnicallaralospretorianosquereclamabanlo que les debía y a quienes cometió la torpeza de contestar: «Tengo porcostumbrealistarasoldados,nocomprarlos».

Los pretorianos esperaban que se les pagara, y comoGalba se negaba aello, lo insultaban y conspiraban contra él, aunque dudaban si matarlo al nosaberporquiénibanasustituirlo.

Undíaenque,segúnlacostumbre,lostribunosmilitaresyloscenturionesestaban rezando en el anfiteatro por la felicidad del emperador Galba, lasoldadesca, entre la cual me hallaba, empezó a protestar y, al proseguir losoficiales con sus oraciones, los pretorianosgritaron: «... ¡siGalba es dignodeello!».

SupeeneseinstantequeGalbaestabacondenado.Quise salir de Roma, adelantarme a Tito, quien, según me informó un

correo,habíaembarcadoenCesareaparaacudir,ennombredeVespasianoydelaslegionesdeJudea,asaludaralnuevoemperador.

MedirigíalaorilladerechadelTíber,aesebarriojudíodonde,segúnmehabíancontado,sepodíaconseguirpasajeenunadelasnavespertenecientesaricosmercaderes,yquesalíanvariasvecesporsemanahaciaAlejandría.

Me sorprendió el alegre ajetreo que reinaba en aquellas callejuelas. LagentesealegrabadelamuertedeNerón.TantolosjudíoscomolosdiscípulosdeCristopensabanqueDioshabíacastigadoalemperadorquehabíaordenadoasuslegiones —las de Vespasiano, de Tito y de Tiberio Alejandro— reprimir larebelión de las ciudades de Galilea, esas legiones que todos temían que seestuviesendisponiendoaconquistaryadestruirJerusalén.

Unaembajada judíaacababade llegardeAlejandríapara intentardeteneresasmasacresdedecenasdemilesdejudíosqueyohabíapresenciado.

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MecondujeronanteBenZacarías,queencabezabalaembajada,yreconocíde inmediato su silueta flaca y su demacrado rostro aúnmás afilado por unabarbacanosa.Busquéconlamirada,enlacasadondemerecibió,asuhijaLeda,cuyo recuerdome teníaamenudoenvela.Meatrevíapreguntarporellayvicómose lecrispabael rostro.MedijoconvozahogadaqueLedasehabía idoconesoslocoszelotesysicariosquecreíanpoderliberarasupueblodeRoma.SeencontrabaconellosenJerusalén.

—Necesitamospaz—murmuró.ConocíalaprofecíadeJosefobenMatíaspero,añadióenseguida,unjudío

noteníaporquéleerelporvenira losromanos.SóloDioselegía,ypuedequeJosefohubiesequeridosencillamentesalvarlavida.

—Nerónhamuerto—contesté.Habléconvozmásqueda.—¿QuiénpuedecreerqueGalbavayaaconseguir reinar?Esehombreno

puedeseremperadordelahumanidad.—EstánOtónyVitelio,yotrosmás—objetó.—¿PorquénoVespasianoyTito?PuedequeJosefobenMatíashayaoído

lavozdevuestrodios.ApartólosbrazosymeseñalóquelosjudíosdeAlejandríaytodosaquellos

que no estaban cegados por la locura y habían conservado algo de raciocinioreconoceríanalemperadorquelosciudadanosdeRomaeligieranparasí.

Elrostroseleiluminóconunasonrisadecansancio.—Algunosdelosnuestrossonciudadanosromanos.Yolosoy.—¿Honráisalemperador?Agachólacabeza.—Celebramossacrificiosensuhonor.PenséquesuhijaLedaeraromana,ymealegréporello;luegorecordéel

destino que tuvieron los habitantes de Jotapata y de Tiberiades, lasmujeres aquieneslossoldadoshabíanvioladoydestripado,ovendidocomoesclavastrashaberabusadodeellas.

—DeboregresaraGalilea—dije.Memiródetenidamenteyluegomepropusoquemeembarcaraenlanave

quellevaríaalaembajadajudíadevueltaaAlejandría.DesdeallímeresultaríamásfácilllegarhastaCesarea.

—Si Jerusalénno se somete—proseguí—, tendremosqueconquistarla,y¿quéquedarádeellatrasloscombates?

Selevantó.—Jerusalén es una ciudad sagrada—murmuró—. No destruyáis nuestro

Templo.

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Separéamivezlosbrazosenseñaldeimpotenciaydesometimientoalafatalidad,alaeleccióndivina.

BenZacaríasmetomólasmanosylasapretóconfuerza.—¡Salvadvidas,osloruego!—dijo—.TodavidaeseltemplodeDios.Suactitud,suvoz,lapresióndesushuesudosdedosmeemocionaron.Supe

queestabapensandoenLeda.Farfulléunaspalabrasantesdeagradecerlesupropuesta:regresaríaconéla

Alejandría.EstabadeseosodesalirdeRoma.La muerte la andaba rondando, la sangre de la guerra civil estaba

empezandoacorrer.NoqueríavermeobligadoaelegirentreGalba,OtónyVitelio.Cadadíame

parecíamásrealizablelaprofecíadeJosefobenMatías:queVespasianoyluegoTitoseconvertiríanenemperadoresdelahumanidad.

SelodijeunayotravezaBenZacarías,aquienrecomendéquezarparasindemoraparaAlejandría,antesdequelospretorianosylaflotadeunouotrorivalnosprohibiesenabandonarelpuertodeOstiaynostragaseelpantanodesangreenqueseestabaconvirtiendoRoma.

BenZacaríasmeescuchaba.Admirabasucalmayhastasumutismo,quesólorompíanalgunaspalabras

sabiasexhortándomealapaciencia.SiempreeraDioselquedecidía,murmuraba.ReconocíaenélelmagisteriodemimaestroSéneca,eseaparentefatalismo

quenoerasinolucidez.BenZacaríastambiénmerecordabaaesoscristianosquehabíaconocido,a

eseToranioconquiendecuandoencuandomecruzabaenelForo;allíavisabaalosromanosdelospeligrosquelosacechaban.Admirabasufeysuvalor.

Cuandolecomuniquémisreflexionesylascomparacionesquemeveníanalamente,BenZacaríasselimitóacontestarme:

—Son hermanos todos aquellos que creen en la inmortalidad del alma,aquellos que saben que la vida no es sino un breve tránsito, y el cuerpo unaenvoltura mortal de la que el alma se desprende para reunirse con la divinaeternidad.

Lodijoenvozbaja,sentado,cruzadodepiernasybrazos,conelcuerpotaninmóvilqueparecíaunaestatua.Hastasuslabiosmeparecieroncerrados,y,sinembargo, cuando evoqué la resurrección de los cuerpos en la que creían loscristianos,yeldeCristo resucitado,me replicóquecadacualpodíaelegir sussueños y consolarse de no sermás que unmortal del que sólo el alma iba asobrevivir.

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—Diosdaacadacuallaesperanzaquesemerece—susurró.Novilaexpresióndesurostro,ocultoenlapenumbra.Luego hablamos de nuestra partida, que él quería retrasar algomás para

encontrarseconelquesucederíaaGalba,puesBenZacaríastambiéncreíaenelpróximoderrocamientoymuertedelancianoqueimaginabaestarreinando.

Pude apreciar claramente,moviéndome porRoma, que el poder ya habíaquedadodisuelto.

Cada cual actuaba como le parecía, sin respetar leyes ni costumbres. Laúnicareglaeralacrueldad.

LoslibertosdeGalba—Icelo,VinioyLacorobaban,mataban,sabedoresdeque suamono tardaría en serderrocado.Losesclavosyano respetabannada,atracaban,seemborrachaban,

seapoderabanconcodiciadetodoloqueseponíaalalcancedesusmanos.Pretorianosy

soldadosestabandemasiadoocupadosenfrentándoseentresíyeligiendounnuevo emperador para preocuparse por los disturbios que ensangrentaban laciudadyquenotardaronenextenderseportodaslasprovinciasdelImperio.

LastropasdeGermaniahabíannombradoemperadorasugeneral,Vitelio,unodelos

másdepravadosycorruptoscortesanosdeNerón,undelatoryunvividor.EnRoma los pretorianos habían aclamado aOtón, otro allegado aNerón

que había compartido con el emperador los vicios más extravagantes, loscuerpos más disolutos, empezando por el de Popea. Pero lo querían poremperadorprecisamenteporquelaplebeseacordabadeNerón,desusrepartosdegrano,delosjuegosqueofrecía.

EncuantoalancianoGalba, se imaginabaqueseguía reinandocuandoenrealidaderadespreciadoportodos,puessumabalavilezaalaimpotencia.

MeenterédequehabíapagadoaasesinosparaquefueranaGalileaamataraVespasianoyaTito, aquienes temíacomoposibles rivales.Pero,al llegaraCesarea, los matones se entregaron para obtener el perdón de Vespasiano, ydenunciaronalemperador.

EraasimismosabidoqueGalba,asullegadaaRoma,habíaordenadomataracientosderemerosdelaflotadeMisenaaquienesNerónprometióconstituiren legión.Cuandopidieronalnuevoemperadorque respetara lapalabrade suantecesor, Galba hizo que la caballería pretoriana cargara contra ellos y losasesinara.

Pero ésta, al igual que las demás unidades pretorianas, ya no le era fiel.Galbasehabíaquedadosindefensa.

Otóndioacadasoldadodiezmilsesterciosyprometióotroscincuentamil

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sieliminabanalviejo.Cuando, en los idus de enero, apenas seis meses después de haber sido

nombrado emperador, Galba acudió al Foro, era un hombre solo al que susasesinosestabanesperando.

AsistíalasesinatodeGalbaaligualqueotrosmilesderomanos.Sepresentóenlitera,muycercadelllamadolagodeCurcio,quenoessino

un pozo cavado en el centro del Foro, aunque dicen que por esa cavidad seaccedealasdivinidadesinfernales.

Lamultitudseacercóalaliteraycomenzóazarandearla.Ya sólo era un frágil esquife en medio de la tormenta. Le arrancaron la

enseñaimperial.Derepente,oíelgalopedeloscaballos.Lacaballeríapretorianaaparecióen

elextremodelForo.Lamuchedumbreseechóaloslados,ocupólospórticosylos espacios que habían sido elevados para asistir al espectáculo. Fui uno detantos romanos que vieron a los jinetes lanzar sus venablos contra la literaimperial.

Galbasaliódeellaconheridasportodoelcuerpo.Lovilevantarlacabeza,ofreciendosucuelloalaespadadeuncenturión.

Más adelante,me contaron que había gritado: «¡Adelante, si es lomejorparaelpuebloromano!».

Cayó.Lecortaron lacabeza.Laclavaronenunapica.Laexhibierony lamuchedumbrebramó.Echaronacorrerconlalanzaenristrechorreandosangre.LlevaronlacabezaaOtón,yluegoalinearonanteelnuevoemperadorlasdelosllenosdeGalba:Icelo,VinioyLaco.

Algunos soldadosmojaron susespadasen la sangrede losmuertos,otroshundieronsusmanos,ymostraronaOtónsuspalmasydedosensangrentados,suscuchillasenrojecidas,reclamandorecompensasporesosasesinatos,poresaelecciónaltronoimperial.

ElSenadosereunióparaprestarjuramentoaOtón.Mientras tanto, lascabezasdeGalbaydesus libertosfueronmancilladas,

mutiladas.VendieronladeVinioasuhijapordosmilquinientosdracmas.Entregaron la deGalba a los esclavos de un liberto deNerón queGalba

había mandado asesinar. Y los esclavos jugaron con ella, esgrimiéndola,haciéndolarodarporelsuelo,mofándoseconalborozo:«¡Galba,diosdelAmor,gozadetujuventud!».

Elanciano,enefecto,sejactabadequesusexoeraigualdepuntiagudoyrígidoqueunalanzadesoldadojoven.

Finalmente tiraron la cabeza en aquel lugar llamado Sesorio, donde se

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abandonaa lasrapaces,a losperrosya losbuitres loscuerposdequieneshansidocondenadosporelCésar.

Dije a Ben Zacarías que entre Vespasiano y el trono imperial ya sóloquedaban,ahoraquelacabezadeGalbahabíasidopastodeloscarroñeros,loscadáveresdeOtónydeVitelio.

Las legionesde ambos emperadores—unomás legítimoqueotro, puestoqueVitelionohabíarecibidoeljuramentodelossenadores,peroambosigualdedisipados—sedisponíanacombatir.

SeenfrentaronentreVeronayCremona, enun lugar llamadoBedriac.Lasangre de la guerra civil corrió como un torrente. Ochenta mil cadáveres desoldadosromanoscubrieronelsuelodelaGaliaCisalpina.

Otón,vencido,clavólaempuñaduradesucuchilloenelsuelo.Lomantuvoerectoconlasdosmanosysedejócaersobrelapunta,limitandosusufrimientoa un quejido.Así lo repitieron quienes vieron su cuerpo ensangrentado. ¿Peroquiénsabeconcertezaloqueocurreenelmomentodemorir?

Sus soldados lo lloraron, abrazaron su cadáver; algunos se matarondesesperadosantelahogueraenquesucuerposeconsumía.

Todos aquellos que sobrevivieron y retrocedieron ante las legionesvictoriosas sintieron un odio implacable por el vencedor deOtón, eseVitelio,nuevoemperador,quesedirigíaaRoma.

Teníaqueirmedelaciudadcuantoantes.Convencí a Ben Zacarías de que el depravado Vitelio, el general de las

legionesdeGermania,eldelatoralserviciodeNerón,nopodíaaportaralpueblodeJudeasinomásguerraydesgracias.

Ciertamente,Vespasianoeraungeneralimplacable,peroJosefobenMatíaslohabíavistoemperador.YTitoeraelamantedelareinajudíaBerenice.AgripayotrosjudíoseranpartedelentornodeVespasiano.¿PodríanTitoyélsalvarloqueaúnerasalvabledelpueblojudío?

—Jerusalén?—susurróBenZacarías.—AunqueJerusalénquededestruida.Agachólacabeza.—Nosiremos—dijo.DejamoselpuertodeOstiajustocuandolaslegionesdeVitelioentrabanen

Romayempezabanasaquearla.Recuerdocadamomentodeaquellatravesía.MeuníaBenZacaríasapenasnavegamosmaradentro.Seencontrabaenla

proa,agarrandoconlasmanosdoscordajes,susbrazossemanteníanalzadosytendidoscomosifuerauncrucificado.

Mecoloquéasulado,acercandomismanosalassuyas.Nuestroscuerpos

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serozaban,apoyándoseelunoenelotro.Nomemiró.Surostrosedirigíaalcielo.Elvientoleechabaelpelohacia

atrásy superfilhuesudoera regular,vigoroso.Aquelhombreendebleeraa lavezpoderosoyvoluntarioso.

CuandoembarcamosenOstia,descubríaungrupodehombres,demujeresy de niños sentados, apretujados unos contra otros en el puente. La mayoríaocultabansurostro,unosapoyandolafrentecontrasusrodillasyrodeandosuspiernasconlosbrazos,otrosagachandosucabezacubiertaconunvelo.

InterroguéaBenZacaríasconlamirada.—Mipuebloesorgulloso—susurrótendiendolamanohaciaesoscuerpos

encogidos,acurrucados—.Lohabéisesclavizado.Estávencido.Dio unos cuantos pasos, deteniéndose ante alguno que otro de aquellos

judíos quehabía comprado a unosmercaderes recién llegadosdeGalilea y deJudeacongrandescargamentosdeesclavos.

—¡Habéisencadenadoymancilladoalosquenohabéismatado!—añadió.EnRoma,elpreciodelosesclavosjudíossehabíavenidoabajo.Yerantan

numerososquelacomunidadjudíanohabíapodidocomprarlosatodos.BenZacaríassehabíaquedadoconlosmásjóvenes.—EnAlejandría—dijo-,cuandosopleelvientodelnorte,reconoceránlos

perfumesde Idumea, de Judea, de Samaria y de Galilea. Estarán a pocos días de

marchadeJerusalén.Tras pronunciar esas palabras, se dirigió hacia la proa y yo lo seguí, no

siendo ya la costa de Italia sino una delgada línea negra que subrayaba elhorizonte.ElcapitándelanavemehabíaaseguradoqueconesevientodelestealcanzaríamosAlejandríaenseisosietedías.

BenZacaríasmeignoróduranteunrato.Semantuvo callado, pero de repenteme dijo, como si reanudáramos una

conversaciónapenasinterrumpida:—RezoaDiosparaque laprofecíadeJosefobenMatíassecumpla,para

que Vespasiano sea nombrado emperador de Roma. Ha convivido con mipueblo.Lohaajusticiadoyvencido.PeroniélniTitonoshandespreciado.Noshanreconocidocomounpueblovaliente,unpuebloquelucha—fueTitoquienlodijo,losabes—porsupatriayporsulibertad.

Sevolviófinalmentehaciamí:—CuandollegueaAlejandría,mepresentarécontodaunaembajadaanteel

gobernadordeEgipto.ConozcoaTiberioAlejandro.Naciójudío,aunqueluegorenegara y se olvidara de sus orígenes. Conoce nuestra influencia y nuestrariqueza.Lediréque sus legiones tienenqueponersedel ladodeVespasianoy

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negarseaseguiraVitelio.UnmomentoantesdeembarcarnosenOstianoshabíamosenteradodeque

las tropas de Vitelio ya habían convertido Roma en un inmenso campamentomilitar.

Todaslascasasestabanabarrotadasdesoldadosarmados.Procedíandelastierras frías, rudas y austeras de Germania. Estaban descubriendo el oro y laplatadelaprimeraciudaddelmundo.Detentabanlafuerza,yunadesusmanosempuñabalaespadamientraslaotrase

apoderabaconavidezdetodosesosbienestanabundantesenRoma.En cuanto a Vitelio, empezó una vida de desenfreno emborrachándose y

atiborrándosedecomida:desayuno,cenayorgíaseibansucediendoenlamismajornada.Nisiquieradespreciabalassobrasdecomida.Yalehabíanservidodosmilpescados,sietemilpájaros,bandejasdondesemezclabanhígadosdeescaro—ese pez de mares cálidos—, sesos de faisán y de pavo real, lenguas deflamenco,lechazasdemorena.Loengullíatodoyluegovomitaba.Así,conlosojos velados por la embriaguez, ordenaba la muerte de fulano omengano. Yasistíaalossuplicios,glotónycruel.

—Vespasianodebeseremperador—repitióBenZacarías.Seinclinóhaciamí,conlacabezaladeadasobreelhombro,yvolvíapensar

enesoscrucificadosarrebatadosporlamuerteycuyacabezacaederepente.Medijo:

—TomaréisJerusalén,destruiréiselTemplo.Suvozexpresabasufrimiento.Luegoseincorporó,desafiandonuevamentelasolas,algunasdelascuales

caíansobreelpuenteynoscubríandeespumaydesalpicaduras.—PeromipueblosobrevivirásiVespasianoyluegoTitosonemperadores

de Roma. Las legiones romanas habrán quebrado las piedras, derribado lasfortificaciones,lastorresylasmurallas,peronuestrafepermanecerá.

Dejó que su cuerpo se fuera postrando y quedara sólo retenido por losbrazos,másestiradosaún,másflacos.

—SoiselcastigoqueDiosnosinfligeporlospecadoscometidos—añadió—.Quiere castigarnos por habernos dividido, torturado,matado y traicionadolosunosalosotros.

MeacordédeToranio,elcristiano,desusacusacionescontralossacerdotesjudíos, segúnél responsablesde lamuertedeCristo, crucificadoal haber sidodenunciadoalosromanosporlosjudíos.

—Esedios,Cristo...—murmuré.—Unodelosnuestros,unhijodenuestropueblo—contestóBenZacarías

—.Unodeloscaídosvíctimadenuestrasguerrasfratricidas.CaínmatóaAbel.Eran hermanos. Es la desgracia, lamaldición que nos acecha. ¡PeroCristo es

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sólounadelastantasvíctimasdenuestraslocuras!Hablóconunavozexaltada,desconocidaparamí.SuhijasehabíaunidoaloszelotesenJerusalén—medijo—.Conocíaaese

Eleazar,aeseJuandeGischalaquelosmandaban,aunquefuesenrivalesentresí.Eranhombresvalientes,perocruelesydepravados.

—Loszelotessaquean,asesinan,robanalosricos,violanalasmujeres—recalcó Ben Zacarías—. Devoran sus sanguinolentos despojos. Adoptan sinrubor costumbres mujeriles. Se acicalan el cabello, llevan ropa femenina, serocíandeperfumeysemaquillanlosojospararealzarsubelleza.Lesdominanlaspasiones,losamoresylaimpudiciadelasmujeres.Peroañadenlacrueldadaesadepravación.Matan,masacran.

BenZacaríasseirguió,arqueandoelcuerpo,conlosdedosagarradosaloscordajes.

—¡SerevuelcanenJerusaléncomosifueraunlupanar,ymancillantodalaciudadconsusactosimpuros!—soltóconfuerza.

Luegoseinterrumpióunlargorato,quizápararezar.Cuandovolvióahablar,fueparadenunciaraeseSimónBarGioras, igual

decruelqueEleazaryqueJuandeGischala,pero rivaldeambos.Loszelotesocupaban el Templo, las tropas de Simón las ciudades alta y baja, cuyoshabitantes les habían abierto las puertas sin comprender, ni siquiera imaginar,queibanapadeceresasviolenciasyesoscrímenesporparte

deaquellosaquieneshabíanllamadoensuauxilioparaprotegerlosdeloszelotes.

—LoshombresdeSimónBarGiorasrobanyviolan.Cercenanlasmanos.Y todos esos judíos se desgarran, se matan entre sí sin preocuparse por laslegiones romanas. Por esoDios nos está castigando. Todas nuestras ciudades,conexcepcióndeHerodión,MasadayMaqueronte,estánenvuestrasmanos.MeheenteradodequeHebrón,laciudaddeAbraham,nuestroantepasado,laciudadqueloshijosdeAbrahamdejaronparairaEgipto,hasidoreducidaacenizasporuntribunomilitardeVespasiano.Asesinóatodalapoblación.YasólonosquedaJerusalén. ¿Pero cómo podrá ésta librarse del castigo de Dios si se estáregodeandoenelcrimen,eldesenfrenoylatraición?

Depronto,sepegóamí.—MihijaLedaestáenJerusalén,telohedicho,Sereno.¡Sálvala,siDios

quiere!Yvolvióaagarrarloscordajes,conlosbrazosseparados,comosifueraun

crucificado.VicómoBenZacaríassealejaba.Justo cuando quise seguirlo por el puerto de Alejandría, el que se halla

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enfrentedelaisladeFaros,eltribunomilitarquehabíavenidoarecogermemedetuvo.

—Deja que se vaya ese judío —me dijo—. Tiberio Alejandro te estáesperando.

Protesté,peroBenZacaríassonrióconrostrocansinomientrasreuníaasualrededoralosesclavosjudíosquehabíacompradoenRoma.

—Soy ciudadano romano—susurrómirando de frente al tribuno—.Perosoyjudío.¿SeráqueparatiytuprefectoTiberionosoyunauténticoromano?

Sealejóunospasosdeltribuno.—SóloDiossopesayconoceelvalordeunhombre—añadió—.Quieneslo

olvidansongentefútil.Meapretólamano.—Meimporta loqueopinesdemí,Sereno.Eresuncaballeroromano,un

romano de verdad, allegado a Vespasiano y a Tito, pero lo primordial es quesientoentieladvenimientodelafe.¡Diosestágerminandoentualma,Diosvaavivirenti!

—CreoenCristo—ledije—.Nosetratadetudios,Zacarías.—DiosesDios—selimitóacontestar.Dichoesto,sedirigióhacialasanchasavenidasrectilíneasqueseabríanal

finaldelmuelle.Caminabaazancadas,balanceandolosbrazoscomosiquisieralanzarse,dar

unsalto.Susesclavosjudíosloseguíanatropelladamente,formandoungrupoalborotado

yalegre.Volvíanaencontrarse con su tierra de Oriente y con aquel viento del desierto,

desabrido, seco, ardiente, que tan amenudo soplaba en Judea, en Idumea, enGalilea.Habíanregresadoacasa.

—Has elegido a los judíos para regresar con nosotros—me dijo TiberioAlejandroalrecibirmeensupalacio.

Memiró detenidamente durante un largo rato con sus ojos hundidos, dosdestellosnegrosensurostroafiladoyhuesudo.

HabíarecibidoaquellamismamañanauncorreodeRoma,salidodeOstiadespuésdemiembarcación.

Me enseñó las tablillas y los rollos manuscritos que traían las últimasnoticias.

ElSenadohabíareconocidoaVitelio,yéstehabíacelebradosacrificiosporlosmanesdeNerónyorganizadofestividadesquerecordabanlasdelemperadorhistrión.Laplebehabíaaclamadoaloscitaristasyaloscondenadosalasfieras.

Tiberio Alejandro apartó con violencia las tablillas y los rollos. Algunosmanuscritoscayeronalsueloylosempujóconlapuntadelpie.

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—ConozcoaVitelio—empezódiciendo—.Míraleelvientre,loslabios,ysabrás quién es.No come, engulle: su boca es una cloaca. Esmás corrupto ycobarde que Nerón. Como reine, todos los enemigos de Roma, aquellos aquieneshemosvencidoysometido,serebelarán.Ytusjudíos,Sereno,seránlosprimeros en hacerlo; luego serán los galos, los germanos, los partos.Y jamástomaremosJerusalén,nosexpulsarándeJudeaydeGalilea.

Seinterrumpióyseacercóamí.—¿Qué desea Vespasiano? Lo conoces. Los soldados creen en él. Si él

quiere,loaclamarán.Lospresagioslesonfavorables.Tiberio se puso a dar vueltas por la sala que la oscuridad empezaba a

invadir.—EnelcampodebatalladeBedriac—dijo—,antesdequelosejércitosde

OtónydeVitelioseenfrentaran,doságuilaslucharonentresíduranteunlargoratoantelossoldadosdeambosejércitos.Unadeellasacabóvencida,perounaterceraaparecióyahuyentóala

vencedora.EsaáguiladealasinmensasprocedíadelLevante.TiberioañadióquelossoldadosdeOriente,losdelalegióndeEgipto,pero

también los de las de Siria, de Judea y de orillas del Danubio, temían queVespasiano los sustituyera por las tropas de Germania y que los trasladara aorillasdelRin.

—Prefierenalasmujeresdeaquí—añadiósinesbozarlamáslevesonrisa—.SiVespasianoquiere...Seinterrumpióymepreguntó:

—¿Quésabesacercadesusdeseos?LehablédelaprofecíadeJosefobenMatías,capturadotraslacaídadela

ciudaddeJotapata,quehabíadefendidoconvaloryheroísmo.—AnunciólacaídadeNerón,lasucesióndeemperadores.Yahanmuerto

dos.CuandoNerónaúnseguíareinando,dijoquesepresentaríantressucesores,luego lo oí repetir: «El salvador vendrá de Judea».Vespasiano lo escuchó; lotratamáscomoaunhuéspedquecomoaunpreso.

—Nomegustanlossacerdotesjudíos—rezongóTiberioAlejandro—.Sonserpientes.Embaucanaquienesquierenperder.Ésepretendíasalvarsupellejo.Aduló a Vespasiano. Pero, para ser emperador, hay que quererlo con todo elcuerpo y no conformarse con la profecía de un judío.Te lo pregunto, Sereno:¿sabráVespasianoquererlo?

—Silossoldadosquieren—murmuré—.Yportanto,sitúquieres,Tiberio.Tiberiosealejócomosiquisieseocultarsurostroenlapenumbra.Quedéasombradopormipropiaaudacia,porlaspalabrasquemesalíande

laboca.Dijequesiunade las legiones,sobre todoladeEgipto,sepronunciabaa

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favor de Vespasiano, todas las demás, las de Judea, de Siria, del Danubio, laseguirían.Peroalguienteníaquedarelprimerpaso.

—ConoceslaimportanciadeEgipto,Tiberio.SiRomasequedasineltrigodelvalledelNilo,semueredehambre.

Entraronunosesclavosportandolámparas,antorchasycandelabros.TiberioAlejandrosaliódelapenumbra.

—Hablaré con los soldados —musitó sin apenas mover los labios,apretandolasmandíbulas.

Diounascuantasórdenes.Queríaqueuntrirremeestuvieradispuestoparazarparalamañanasiguiente.

—SaldrásparaCesarea.DirásaVespasianoquelossoldadosdelalegióndeEgiptoloelegiránemperadorelprimerodejulio.

Por tanto, Vespasiano tenía por delante siete días para convocar a lostribunosdelasdemáslegionesypedirlesqueimitaranaladeEgipto.

—Dile que no dude de mí, Sereno. No soy un profeta judío, sino unprefectodeRoma.Juroqueactuarétalcomotehedicho.

Tendióelbrazo.Susurré las palabras de Josefo ben Matías: —«El salvador vendrá de

Judea».YmeacordédeToranio,elcristianoquehabíapronunciadolamismafrase

para anunciar no la venida de un nuevo emperador, sino la de su diosCristo,crucificadoyresucitadoenJudea.

Me senté al lado de Josefo benMatías al final delmuelle del puerto deCesarea.

Estaba cabizbajo, con la barbilla pegada al pecho y el cuerpo encogido.Parecíaunancianocansadodemantenerseerguido.Sevolvióhaciamí.Teníaelrostro macilento, la mirada insegura. Me quedé estupefacto. No reconocía alhombreorgullosoysegurodesíconquienmehabíatratadodesdemillegadaaCesarea,tresdíasatrás.

FueJosefoquienmerecibióenelpalaciodeVespasiano.Lostribunosycenturionesqueseapretujabanenlaantecámaraseapartaron

paradejarlopasar.Me sorprendió la deferencia con que lo saludaban. Ese hombre había

luchadocontraellos,resistidodurantesemanas,escaldadoasussoldados.Erasuprisioneroy,sinembargo,caminabaentreellosconmajestad.

Tras él iban unos esclavos acarreando las largas cadenas que le seguíanapresandolasmuñecasylostobillos.Peronadiesefijabaenesasataduras,queexhibíacomosideunadornosetratase.

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Se detuvo ante mí, cruzó los brazos y esperó un momento para que lostestigos de nuestro encuentro tuvieran tiempo de acercarse y de oír nuestraspalabras.

Mesaludóalzandolevementelapalmadelamano.—LlegasdeEgipto,Sereno.Mehandicho—sonrióconsuficiencia—que

tehasentrevistadoconelprefectoTiberioAlejandro.SéquelossoldadosdesulegiónsenieganareconocerlaautoridaddeVitelio.¿Meloconfirmas?TiberioharáquelascohortesaclamenelnombredeVespasianoelprimerodejulio.Esoesloquemehancontadoestamismamañana.

Miró a su alrededor yme irritaron el tono de su voz, su suficiencia y supretensión.

—Puestoquesabes—repliqué—,noesnecesarioquepreguntesnique teconteste.

Fingiónohabermeoído.—HerecibidouncorreodetuamigoYohanabenZacarías,quetambiénlo

es mío. Ese mensaje ha llegado unas horas antes que tú. El prefecto TiberiorecibióaBenZacaríasyasuembajada.

Sevolvióhacialoscenturionesylostribunos.—¿Sabéisporquéunromano,unprefectodelImperio,unsoldadodeRoma

no puede aceptar obedecer a Vitelio? Ese hombre inmoral se regocija con laguerra civil. Se ha atrevido a decir, al contemplar los ochenta mil cadáveresesparcidosporelsueloenBedriac,traslabatallaentresuslegionesdeGermaniaylasdeOtón:«Elcadáverdeunenemigosiemprehuelebien,peronodigamosyaeldeuncompatriota».¿Acasoesopuededecirlounemperador?Oslodiceungeneral de los judíos, que fue vuestro enconado enemigo, pero leal, porque lasuertedesupuebloestáligadaaldestinoyalagloriadeRoma:Vitelionopuedeserelemperadordelahumanidad.Diosmelohadicho:«¡ElsalvadorvendrádeJudea!».

Tribunos y centuriones alzaron sus armas y corearon el nombre deVespasiano, golpeando acompasadamente con sus talones el suelo demármol.Tuvelaimpresióndequetodoelpalacioestabatemblando.

AlmomentoaparecióVespasianoseguidoporsuesposaCenis.PidióaTitoquesecolocaraasuladosobreelestradoqueocupabatodounlateraldelasala.

AunospasosdeTito,alpiedelestrado,viaBerenice,consucabellonegroceñidoporunadiademadeperlas.Dejabaquesusvelossedeslizaranunayotravez,levantandosusbrazosdesnudos,rozándoselosmechonesdesumelenaconlapuntadelosdedos.Dichomovimiento

permitíaqueseadivinasensusaxilasylaformadesussenos.Titonolequitabalavistadeencimayparecíahaberseolvidadodequese

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encontraba sobre aquel estrado, a la derecha de su padre, observado por unamultituddehombresarmados.

EltribunoPlácidomeempujóhaciaelestradodiciendo:—ElcaballeroSerenollegadeAlejandría.ElprefectoTiberioysulegiónte

piden que aceptes el destino que los dioses y tus soldados te ofrecen.¡Vespasiano,sénuestroemperador!

Vespasiano semequedómirando fijamentemientras repetían, recalcaban,gritabansunombre.

No me hizo preguntas, pero confirmé, asintiendo varias veces con lacabeza,laspalabrasdeltribunoPlácido,aunquesindudaJosefobenMatíasyalohabíaavisadodeladecisióndeTiberioAlejandro.

Unos centuriones se acercaron al estrado e interpelaron a Vespasianoesgrimiendosusespadas.

Representaban a las legiones de Judea y de Galilea, a las de Siria y delDanubio.

DijeronquejamásaceptaríanprestarjuramentoaVitelio.ExigierondeVespasianoqueseplegaraalavoluntaddelosdiosesydelas

legiones.Estabandispuestosaofrecerlesuvida,perosisenegaba...—Te mataremos —amenazaron— y luego nos degollaremos sobre tu

cadáver.Asíquedaránunidasnuestrasvidasynuestrasangre.¿Cómoprefieresque lo estén, en la vida o en la muerte? ¡Elige ser nuestro emperador,Vespasiano!

Estuve observando a Vespasiano. Apretaba las mandíbulas. Un surco lepartíalafrenteendos.Fruncíaelceño.Dabalaimpresióndeestarsufriendoorealizandounesfuerzoagotador.

Perosucuerpoyerto,conlaspiernasseparadas,parecíaunbloquedepiedrasinapenasdesbastar,comounaestatuareciénempezadaporelescultor.

Ante mí, el emperador Flavio Vespasiano se estaba desprendiendo delcuerpodelgeneralVespasiano.

Alzó su mano abierta, tendió el brazo y, con ese simple gesto, parecióaplastartodosloscuerpos,apretaryahogartodaslasgargantas.

—Deboescucharlavozdemislegionesylavozdelosdioses—profirió.Esasescasaspalabrasparecieronadensaraúnmáselsilencioypetrificara

lossoldados.Y, justo cuando Vespasiano bajó el brazo, prorrumpieron los gritos y

aclamaciones.Merodearon,mefestejaron,meempujaronhastaqueeltribunoPlácidome

llevó consigo hasta una pequeña habitación donde se hallabanVespasiano, su

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libertaycompañeraCenis,Tito,Agripa,Bereniceylostribunosdelasdistintaslegionesqueacababandenombrarloemperador.

VespasianosevolvióhaciaJosefobenMatíasylepidióquelosiguieraalcentrodelahabitación.

Laasistenciasedispusoalrededordeellos.Yomeencontrabaenlasegundafila del círculo, no lejos de Berenice y de su doncellaMara, cuyas lánguidascurvasreconocíbajolosvelosycuyoperfumemeembriagaba.

En aquel momento, siendo actor y testigo de un acontecimiento quemarcaría la historia deRoma, sentí que el cuerpo de unamujer, el placer quedaba, la alegría que aquel goce aportaba, valían más que ser dueño de unimperio.

Puedequelosvicios,lasperversidades,lacrueldadyeldesenfrenoenqueserevuelcanlosemperadoressedebaasudecepción,asuamarguraaldescubrirque,creyéndoseamosdel

mundo,nadaposeen,que loúnicoque tienenesun jovenesclavode faloerguidoporeldeseo.

VespasianopusolamanosobreelhombrodeBenMatías.—Estehombre—dijoseñalandolascadenasquereteníanlasmuñecasylos

tobillos de Josefo— sigue siendo un preso. Ha sido uno de nuestros másenconados enemigos. Uno de sus arqueros ha llegado a herirme. Y todosvosotrossabéisquemuchosdenuestrosmejoressoldadosmurieronenelasediodelaciudaddeJotapata,quefuedefendidadurantetiempoprolongado.

Vespasiano dio unos pasos, se detuvo ante los tribunos y luego anteBerenice:

—Su valor y su voluntad han demostrado que el pueblo judío semerecenuestrorespeto.Romasabereconocerelvalordesusenemigos,queamenudoseconviertenensusaliados.YJosefobenMatías,generaldelosjudíos,sacerdotedelaprimeraclasesacerdotaldelTemplodeJerusalén,esunodeellos.Desdeeldía en que se rindió no ha dejado de predecirme mi accesión a la dignidadimperial.EstandotodavíaNerónconvida,seatrevióadecirenvozaltaloquesudios le estaba anunciando. Hoy, la profecía se ha cumplido. He aceptado laeleccióndelosdiosesydelaslegiones.Peroresultachocantequeelhombrequeha sido el primero en anunciarmeesedestino sigapadeciendo la condicióndeprisionero de guerra y la suerte de un cautivo. Ordeno que lo liberen de suscadenas.

Josefo inclinó la cabeza, y seguramente se disponía a dar las gracias aVespasianocuandoTitoseadelantó.

—Lajusticiaexige,padre,queJosefoquedelibredelultrajealavezquedelascadenas.Nosólodebesordenarqueselasquiten,sinotambién,comomanda

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lamásantiguatradición,quelasrompanparaquequedeclaroqueelcastigohaquedadoborradoyqueyanadiepuedejamásechárseloencara.

Vespasianodiosuaprobaciónyunsoldadorompiólascadenasamazazos.JosefobenMatíasenseñósusmuñecasaVespasiano,con laspalmasbien

abiertas.—¿Puedo llevar el apellido del emperador, ya que te debo la vida y la

libertad?—preguntó.—¡Tesaludo,FlavioJosefo!—contestóVespasiano.SeguíaJosefomientrasatravesabalassalasdelpalacio.Allí, lossoldados

secodeabanconlosnotablesylosmásricosdelaciudad.MeextrañóqueJosefosealejaradeesemodoenvezdepermanecerallado

deVespasianoydeTito,deBereniceydeAgripa.Vi cómo se eclipsó aprovechando la llegada deMuciano, gobernador de

Siria, rodeado por sus centuriones, para anunciar a Vespasiano que todas lascohortesytodaslasciudadesdesuprovinciahabíanprestadojuramentoalnuevoemperador,yqueél,Muciano,estabadispuestoatomarelmandodelastropaseiraItaliaparaexpulsardeRomaaVitelioyasussoldados.

NadieparecióhabersepercatadodelasalidadeJosefo.Éste cruzó la ciudad recorrida por cortejos de soldados que aclamaban el

nombredeVespasiano.Lointerpelaron,rodearon,amenazaron,insultaron:«¡Túeres un judío!», le gritaban.Unos centuriones lo protegieron, repeliendo a lossoldados. Los oí aconsejar a Josefa que regresara al palacio. Las calles deCesareanoeransegurasparaunjudío,añadieron.

PeroJosefoprosiguiósucaminohastaelpuerto.Losmuellesestabandesiertos.Algunossoldadoscustodiabanlostrirremes

que, al día siguiente, llevarían a Alejandría a Vespasiano, Tito, Berenice yAgripa.Josefotambiéndebíahacereseviaje,yyopensabaacompañarlos.

Aquel que se quedara con el granero del Nilo se quedaría con Roma.Vespasianolosabía.

Josefoseadentróenelmuelleysesentóensuextremo,frentealmarlisocomounespejo.

Enélsereflejabaelcieloconsteladoyseestrellabaconbrillantesdestelloslaluzdensaypétreadelanoche.

MesentéjuntoaJosefo,ylatristezadesumiradameextrañóalavezqueemocionó.

—El salvador ha venido de Judea tal como tu dios había anunciado y túhabías predicho—musité—. Tú, el vencido, has elegido a quien querías porvencedor.AhoraeresFlavioJosefo,protegidodelemperador.¡Eltriunfoestuyo!

Señalé el mar desnudo. A nuestras espaldas quedaban la ciudad y sus

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palacios, sus antorchas, sus rumores y sus fiestas.La brisamarina los repelía,dejándonossólolosdébilesyregularessonidosdelaresaca.

—Llevo tres días observándote —proseguí—. Te he visto seguro de timismocomounsoberano,comounhombrelibreynocomounpresotemerosoporsuvida.Yahorateencuentroaquísolo,demacrado,comositeembargaraladesesperación,comositeestuviesesplanteandoarrojartesobreesasrocas.

—¿Sabes que en Jerusalén los zelotes y los sicarios han apresado a mipadreyalosmiembrosdemifamilia?Dicenquehetraicionadoamipueblo.Yesoesloquesecreeráhastaelfinaldelostiempos.

Nocontesté.Yomismo llegué a pensar que, en un principio, Josefo había optado por

sobreviviryevitaratodacostacaerenmanosdelosverdugosdeNerón.—¿Creesquenoséquemuchosromanos,ypuedequetútambién,Sereno,

hancompartidolaopinióndeloszelotes?Meadulan,seinclinanantemíporqueVespasianoyTitomeprotegen.

AhoraeresFlavioJosefo.Seencogiódehombros.—El apellido de la familia imperial será mi escudo, no se atreverán a

tocarmemientrasreinenlosFlavio.¿PerohasvistoyoídoalossoldadosporlascallesdeCesarea?Paraellos,paralosgriegos,sólosoyunjudío,yparacolmo,traidorasupueblo.Aéstelodesprecian,peroamímedespreciantodavíamás.

—Regresemos—dije—.Mañanaembarcamosalamanecer.Vaciló.Letendílamanoparaayudarloalevantarse.Mantuvosumanoenlamíaypermanecimosasí,depie,frentealmar.—Noquieroquemipueblodesaparezca—dijo—,quecaigaenelolvidola

fe en nuestroDios, que no se vuelva a saber nada de nuestra historia, lamásgrandeentrelasdetodaslastribushumanas.Conozcoalosromanos,masacranatodosaquellosqueselesresisten.Convertiránnuestrasciudadesenpedregales.DestruiránnuestroTemploynuestraciudadsiloslocosqueseencuentranenellasenieganarendirse.YtambiénconozcoaEleazar,aJuandeGischala,aSimónBarGioras:pelearáncomoyopeleéenJotapata.¡Ymiraelresultado!Esciertoque aparentemente he traicionado, pero para que haya un judío que puedatransmitirsufe,sustradiciones,yrelataresaguerraquesolamentecesaráconladestruccióndenuestrasciudadesyladispersióndenuestropueblo.Losé.

—¿Telohaanunciadotudios?—NohenecesitadoaDiosparasaberlo.Bastaconserunhombre.Escucha

aTito, escuchaa los tribunosmilitares.EscuchaaVespasiano.Lapaz romanaexigesometimiento.Aquellosqueseresistanacabaránmuertosoesclavizados.

—Túresististe,Josefo,yahoraereslibreyllevaselapellidodelemperador.

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—Soyesclavo,Sereno.Heelegidoviviracambiodemidignidad.ApretómimanoyrecordélosdedoshuesudosdeBenZacaríasalrededorde

mimuñeca.NiélniJosefoeranesclavosovencidos.Selodije.Mesoltólamanoyse

pusoacaminar.—Están los que optan por luchar hasta lamuerte—susurró—y aquellos

que, como yo o como Ben Zacarías, eligen sobrevivir. Puede que seamostraidores,Sereno,perosinlossupervivientesquerecuerdansulucha,lasmuertesresultaninútiles.Yoquieroquecadajudíoquelosromanosmatenvuelvaanaceren mis escritos. Así sobrevivirá mi pueblo, conservará sus tradiciones,mantendrásufeyseguirásiendoelelegidodeDios.

Nos dirigimos hacia el palacio de Vespasiano cuando el alba se estabalevantandosobrelatierradeJudea.

CreíquejamásvolveríaaverelcielodeJudea.Vivía oculto en el sótano de una casa en ruinas, en la orilla derecha del

Tíber,enelbarriojudío.EnvezdeviajardeCesareaaAlejandría,medesplacéaRomaporordende

Vespasiano.Debíaencontrarmeconelhermanodelemperador,FlavioSabino,queera

prefectodelaciudad.Vespasianoqueríaevitarlaguerracivilyesperabaquesuhermanofueralo

suficientemente hábil para convencer a Vitelio de que abdicara. Había queatemorizar a quien seguía siendo emperador, anunciarle que las tropas deMuciano habían salido de Siria y estaban de camino hacia Roma. Que laslegionesdeAntonioPrimo,procedentesde lasprovinciasdelDanubio,habíanentrado en la Galia Cisalpina. Pero Flavio Sabino también podía prometer aViteliosalvarlavidayunarecompensadecienmilsestercios.

Vespasianoañadióhaciendounamueca:—Esodeberíabastarleaeseborracho.Noquieroqueunsolociudadanode

RomaarriesguelavidaporexpulsaraVitelio.Debecaercomolafrutapodridaquees.

Elemperadormediounabrazo,ytambiénTitomeapretócontrasupecho.Ambosmeagradecieronqueaceptara.

—No olvido a quienes me han servido con lealtad y valentía—me dijoademásVespasiano.

¿Quépodíayohacer,sinoinclinarmeypartirhaciaRoma?Apenasentréenlaciudad,reconocíeloloramuertequehabíainfestadolas

últimassemanasdelreinadodeNerón.

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Sobre los adoquines yacían cadáveres despedazados por los perrosvagabundos.Lagentepasabaporencimasinparecerverlos.

Oí los gritos de la plebe aplaudiendo a Vitelio en el Gran Circo. Elemperador ofrecía como carnaza para las fieras a los sospechosos que susdelatores le habían señalado. La multitud lo aclamaba, le juraba fidelidad, lepedíaqueresistieraalosejércitosdeVespasiano,delosqueyasesabíaenRomaquesehallabancercadeCremonayqueseibanatoparconlastropasregulares.

Viteliopedíaalosjóvenesromanosquesealistaran.Ofrecíarecompensas,asegurabaque,traslavictoria,sussoldadosseríanconsideradosveteranosyquecada cual obtendría una parte del botín, la propiedad de una tierra en lasprovincias que se habían rebelado contra el emperador, las de Judea, Siria yMesia.

EsperéaquecayeralanocheparacolarmeenelpalaciodeFlavioSabino.Asesinos y delatores merodeaban a su alrededor. Los sorteé pasando por losjardines,extrañadoporelhechodepoderentrarsinimpedimentoenlosedificiosyllegarhastalasalaenlaqueseencontrabanFlavioSabinoyDomiciano,elhijomenordeVespasiano.

Estaban de comilona, tumbados sobre sus triclinios, protegidos por unoscuantos guardias, y ni siquiera se fijaron en mi presencia, sólo se extrañaroncuando me planté delante de ellos y dije, señalando la noche y los cipresesazotadosporelviento:

—¿Nosentís,nooís?¡Lamuerteosestárondando!FlavioSabino,ereselhermano del nuevo emperador, y tú, Domiciano, su hijo. Estáis rodeados deasesinosydelatoresdeVitelio,ynadieosprotege.Cualquierapuedeentrarentucasa, Flavio Sabino: yo lo he hecho sin que ninguno de tus guardias me loimpida.¡ElemperadorVespasianoosnecesitavivos!

FlavioSabinomeescuchósonriendo.Despidióasusconvidados,menosaDomiciano, y me invitó a compartir los manjares que los esclavos seguíandisponiendosobrelasmesitasdemármolymarfil.

Le transmití los deseos deVespasiano: había que impedir la guerra civil,sacudirelárbolparaquesedesprendiera—repetílaexpresióndeVespasiano—esefrutopodrido.

—Va cayendo, va cayendo —susurró Flavio Sabino—. Vitelio estádispuestoaabdicar.

Evoquélasaclamacionesdelaplebe,lasbandasdesoldadosydematonesconquienesmehabíacruzadoenlaciudad,losdelatoresalosquereconocí,puesalgunosyahabíansidoespíasasueldodeNerón.

—Todoanimalheridoenloquecedemiedoydefuror—dije.Sabinoseencogiódehombros.

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MedijoqueyonoconocíaaVitelio.Noeraniuntoroniunleón,sinouncerdoo,mejordicho,unamarrana.Teníaelrostroabotagadoyenrojecidodelosborrachos, sus intestinos daban la impresión de querer reventar la piel de supanza, que teníaque sostener con ambasmanos.Devorabay engullía como sideseara reventar,omásbiensepultarsumiedo tragándose todo loque teníaalalcancedelaboca,quellenabaamanosllenas.

—Sereno,misguardiasbastaránparadispersarasusjóvenesreclutas,quesólo se han alistado por las gratificaciones con que los ha untado. La plebeaclamaráaVespasianoyasuhijoDomicianocuandoyose lopida.Confíaenmí,Sereno.

Me dio unas palmadas condescendientes en el hombro y me invitó aquedarmeensucasa.Declinésuinvitación.

Conelrostroocultotrasunfaldóndemitúnicaylacabezagacha,salídelbarriodelPalatino,delCapitolio,delostemplosydelSenadohacialaotraorilladelTíber,elbarriojudío.

Me encontré con Toranio, el discípulo de Cristo, y me acogió en aquelsótanodondecadanochesereuníanunaveintenadecreyentes.

Estábamosenotoño,yelinviernonoibaatardarenllegar.Yo tiritaba de frío. Pensaba en el cielo y la tierra de Judea, en el dios

salvador,Cristo,yenelemperadorsalvador,Vespasiano.Escuché—yrepetí—lasoracionesdelosfielesdeCristo.Estabanarrodillados frente aunaltar levantadocontraunade lasparedes

delsótano.Toranio oficiaba de pie, alzando las manos con las palmas hacia arriba,

dibujando con un movimiento de los dedos una cruz que los creyentesreproducíancongestolento,cabizbajos.

LuegoToraniohabló,anunciandoelfinaldelostiempos.Dijoquelatierrahabíavueltoatemblar.Unanegrahumaredaescapabade

lasentrañasdelmundo.Delagrietadosuelosalíanconfuerzapiedrasardientesyceniza.Pronto, todos loshombresserían juzgados.Losmuertosresucitarían,aligualqueCristoelcrucificado.

Entoncesempezaríalavidaeterna.Unanocheenquedormitaba tumbadoentre loscuerposdealgunos fieles

que,traslaoración,sequedabanadescansarenelsótanodeToranio,seoyeronunosgritoscadavezmásfuertes.VoceabanqueViteliohabíaincendiadoRoma.

Salí.UnresplandorrojizoalumbrabaelcieloporencimadelCapitolio.Memezcléentreelgentío.LavísperaviaFlavioSabino.

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MeafirmóqueVitelioseacababadeenterardeladerrotadesustropasydelaentradaenCremonade los soldadosdeVespasiano,quehabían saqueado laciudad,matando a todos sus habitantes y a losmercaderes extranjeros que seencontrabanen ella.Había abdicadode inmediato, aceptadoel tratopropuestoporVespasianoyrecibidoloscienmilsesterciosacambiodesalvarlavida.

Decidiófestejaruolvidarsuabdicaciónconunbanquetegigantesco,traselcualsaldríadelaciudadjuntoconsucocineroysupanadero.

DudédelapalabradeVitelio.Sólolamuerte,porelpuñaloelveneno,separanalosemperadoresdesu

trono.Me despedí de Flavio Sabino aconsejándole que fuera prudente,

sugiriéndolequese retiraraconsusguardiasyconDomicianofueradeRoma,queesperaranallíalastropasvictoriosasdeAntonioPrimoydeMuciano.

Y ahora estaba viendo las llamas arrasar el templo de Júpiter; el braseroiluminaba todoelCapitolio, alrededordel cual lamuchedumbre seapretujaba.VeíaalossoldadosdeViteliorodeareledificio,alimentarelincendio,echandoenéltroncosdeárboles,paja,gritandoqueFlavioSabino,susguardiasyelhijodeVespasiano, quienes se habían refugiado dentro, iban a achicharrarse comotraidoresenunahoguera,yqueasíquedaríanvengadoslosmuertosdeCremona.

YlaplebeseguíaaclamandoelnombredeVitelio.Mealejé.CrucéunodelospuentesdelTíber.Mearrodilléporvezprimera

anteelaltarlevantadoenelsótanodeToranioparacelebraraCristo,aqueldiosnuevo,eldelsufrimientoylahumildad.

Pasaron las horas, y nuevos gritos me volvieron a sacar de aquel lugarsombríodondehallabalapaz.

LamultitudcorríahaciaelForo,ylaseguíhastaallí.LastropasdeAntonioPrimoacababandeentrarenRoma.Unossoldados

habíandescubiertoaVitelio,maquillado,vestidoconharapos,borrachoyahíto,ocultoenlaporteríadealgunodelospalaciosimperiales.

Lovi,comoyahabíavistoatantospoderosos,humilladoyluegomuerto.La plebe, que lo había estado aclamando unas horas antes, ahora lo

insultaba,leescupíaenlacara,learrancabalaropay,luego,lapielatiras.Unsoldadoleempujabalacabezahaciaatrás,yentoncespudeverelrostro

enrojecidoylosojosdesorbitadosdeVitelio.Otrosoldadoamenazabaconunpuñalbajolabarbillaalderrocadotirano,

obligándoloamantenerlacabezaerguidasinoqueríadegollarse.Lo golpeaban. Lo acusaban de ser un incendiario; por orden suya había

ardido el templo de Júpiter; muerto el prefecto de la ciudad, ahora la plebegritaba«¡VivaelemperadorVespasiano!»,yaclamabaaDomiciano,quehabía

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conseguidozafarsedelincendio.Se mofaban del vientre de Vitelio y de su cara abotagada. Lo molían a

puñetazosyapatadas.Esehombre,alquelospuñalesylasuñasempezabanahacerpocoapoco

trizas para que su agonía fuera más larga, su sufrimiento más intenso, era elmismo que había sido aclamado la víspera por esa plebe que ahora lo estabamutilando.

Vicaeraquelcuerpodevientredeforme,ynoeranperroslosqueloestabandespedazando,sinohombres.

LuegoloarrastrarondeunganchohastaelTíbetTras los soldados deAntonio Primo se desplegaron por la ciudad los de

Vespasiano,elsalvadorvenidodeJudea.Mataron. Los cadáveres de los partidarios de Vitelio se fueron

amontonando en el Foro, por las calles, y hasta los perros los acabarondesdeñando,dejandodeolisquearesacarnedelaquesehabíanatiborrado.

FuiaveraDomiciano.HabléconAntonioPrimo.Lespedíquedetuvieranaquellamatanza.Primonegóconlacabeza:lavenganzaespartedelbotínqueseofrecealos

soldados vencedores. Éstos habían perdido a miles de sus camaradas enCremona. El saqueo de aquella ciudad y la masacre de sus habitantes no leshabíabastado.

Portanto,enRomasematabaindiscriminada-mente.Entrabanenlascasas.Degollaban.Violaban.Destripaban.Saqueaban.RecordéqueelemperadorFlavioVespasianonoquisoquehubieramatanza

traslacaídadeVitelio.—Traslavictoria—refunfuñóAntonioPrimo—,lossoldadosseconvierten

enfieras.¡Aydelquepretendadomeñarlos!LastropasdeMucianoloconsiguieron,perocuandoyapodíancontarsepor

lascalles,plazasycasasdeRomamásdecincuentamilcadáveres.Cuando crucé uno de los puentes del Tíber, encontré, como tantas veces

antaño,entiemposdeNerón,cuerposretenidosporloshierbajosylascañasquecrecenenlasorillasdelrío,oenganchadosalospilaresdelpuente.

Caminéapresuradamenteporlascallejuelasdelbarriojudíoparanoverlaspuertasdescerrajadas, losmueblesrotosyesparcidossobrelosadoquines,paranooírloslamentosdelasmujeres.

Perolosmuertosyahabíansidosepultados.LosdelsótanodelacasadeToranioseguíanallí,consusangremezclada.Lossoldadosdebierondesorprenderlosmientrasrezaban,pueslamayoría

estabanarrodilladosylaespadaloshabíaalcanzadoenlanuca.

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SóloToranioestabadepie,clavadoalapared,conlosbrazosseparados,unvenabloclavadoenlagargantaylaspalmasatravesadaspordospuñales.

Crucificado.VespasianonoeraelsalvadorqueveníadeJudea.Unemperadornosalvaaloshombres.Losarmaparaquematen.ElSalvadornoesgrimíalaespada.Eramortal,comocualquierhombre.Y

resucitaba,porquetambiéneraDios.Yquienescreyeranenélsesalvaríancomoél.

MearrodilléyrecéaCristo.

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CUARTAPARTE

21SalídeRoma,dondeconvivíaconlamuerte.Nohabíapodidoimpedirqueunosesclavos,acompañadosporuncenturión

ytressoldados,echaransobreuncarro,comosifuerancadáveresdeanimales,loscuerposdeToranioyelrestodelosfielesconlanucaabiertaporlasespadas.

Meindigné.InvoquélosnombresdeMucianoydeAntonioPrimo,peroelcenturiónmeapartóviolentamente.

Esgrimióqueyono teníadónde levantarunassepulturas.Además,siendociudadano romano, ¿no me estaba vedado honrar los infames restos de esosjudíos que seguían rechazando la ley deRoma, en Judea y hasta en lamismacapitaldelImperio?

Señalólassiluetasapresuradasquesedeslizabanporlascallejuelasdeesebarriojudíoenelque,segúnelcenturión,serespirabaeloloralasangredelossacrificioshumanosqueloshebreosteníanfamadepracticar.

LerepliquéqueToranioeraundiscípulodeCristo,unnuevodiosquelosjudíossenegabanareconocer.

—¡Loscristianosprocedendelosjudíos!—meespetó—.Hayquesajarelretoñoyarrancarlaraíz.¡Échateaunlado,caballero!

Vicómosealejababamboleándoseelcarroescoltadoporlossoldados.ComoelcuerpodeToranioeraelmásgrande,suslargosbrazossobresalían

delcarro,arrastrandosusmanossobrelosadoquines.Loscadávereshabíansidoretiradosdetodaslascalles,delForo,delcampo

deMarte, y entre los escombros del templo de Júpiter. Los aromas del placeribanpaulatinamentesustituyendoaloloramuerte.

LossoldadosdeMucianomanteníanelorden.LosdeAntonioPrimohabíansidoacuarteladosfueradelaciudad.Cuandolosautorizabanaentrarenella,yano era para matar sino para aglutinarse ante los lupanares y en las tabernas,dondepagabanconelfrutodesussaqueosysuscrímenes.

Estuve vagabundeando por aquellas alborotadas calles. No conseguíaolvidarelcuerpocrucificadodeToranio.InterpeléalDiostodopoderoso.

¿Quéhashecho,Cristo?¿Porquéhaspermitidoqueajusticienaquienestehansidofieles?¿Quieres

quemueranlostuyosparaqueconozcanlaresurrección?RecordabalaspalabrasdeSénecaundíaenquelointerroguéacercadela

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actituddelosdioses.«Estánsentadosenlasgradasdelanfiteatro—medijo—.Nosotrossomos

susgladiadores.Contemplannuestras luchas.Levantanobajanelpulgarsegúnsu humor. Así son los dioses, Sereno. Pero el misterio permanece, pues noconocemosnilasreglasdelcombatequenosimponennielmodoenqueeligena los vencedores. Aquel cuyo triunfo celebramos puede ser el que ellos hancondenado. Todo permanece oscuro e incierto, Sereno. Ésa es nuestracondición.»

Cuandouncorreometransmitiólaordendeunirmealejércitoqueseestabaconstituyendo en Cesarea, y cuyo mando el general Vespasiano habíaencomendadoaTito,tuvelaimpresióndequeunamanoasíalamía,meayudabaasalirdeeseterrenopantanosoenque

meestabahundiendo.«Elemperador—meescribíaTito—mehaconfiadolamisióndesometer

JerusalénalaleydeRoma.Meponderatusméritos.Paraél,yahassidotestigode acontecimientos que han cambiado el destino de Roma. Estuviste connosotros cuando la conquista deGalilea. Te vi luchar con valor.Además eresamigodeFlavioJosefoydelprefectoTiberioAlejandro,queseencuentranenCesarea,enmiestadomayor.Quieroquetútambiénestésamilado.Alcanzarásla gloria. PorqueRoma se acordará de quienes hayan sometido esa Jerusalén,másorgullosaqueCartago.»

AsífuecomovolvíaverelcielodeOrienteylatierradeJudea.Y volví a caminar hasta el extremo del muelle que cierra el puerto de

Cesarea.En el extremo del muelle de Cesarea dejé de ver aquel mar liso que

recordaba.La superficie del agua y el propio horizonte quedaban ocultos por

numerosasnavesqueentrechocabansuscascos.Esperabanaentrarenelpuertoyatracarparaquedesembarcaranlossoldadosquellevabanabordo.

—Estovaaserunacarnicería—susurróFlavioJosefo,alquehabíavueltoaveryconquien ibayveníaporel largomuelleypor lascallesatestadasdeCesarea.

Josefo se detenía a menudo. Le había mudado el semblante. Ya noapreciabaenél lamenorhuelladedudaodedesesperanza.Se loendurecía laira,quizálaamargura,perotambiénladeterminación.Semarcabanensurostrolabarbillaylospómulos,asícomosusmandíbulas,queapretóalañadir:

—OdioaesosbandidosdeJerusalén,aesoslocosquesehanalzadocontraRoma, que han convertido en presa a mi pobre pueblo, a mujeres, a niños,ancianos, sacerdotes, ricos, a todos aquellos que no se dejaron cegar por la

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sinrazón.Yesapresaselareparten:¡unpocoparati,Eleazar,yparati,SimónBarGioras,ytú,JuandeGischala,quédateloquequeda!

Meapuntóconeldedo,luegosevolvió.Recontólosorígenesdelossoldadosquepasabanantenosotrosechándonos

miradasdespectivasyretadoras.DebíandereconocerenFlavioJosefoaunodeesos judíos que, aunque ciudadanos romanos, habían conservado la austeravestimentadesupueblo,unaespeciedetúnicalargadecoloroscuro.

ContempléaqueldesfiledetodaslasnacionesdelImperio.Los soldados de infantería de las cuatro legiones romanas caminaban en

columnasdeseis.Luegoveníanlastropasauxiliares,arquerosárabes,honderosdeCapadocia,deCilicia,deFrigiaydeAsia.Todoslosmacedonioserandegranestatura y formaban la guardia personal de su rey. Los sirios precedían a lossoldadosdeAgripaydeBerenice.

—Peroesosbandidos, JuandeGischala,Eleazar,SimónBarGioras, esoszelotes, esos sicarios han convertido además ami pueblo en la gran presa detodos aquellos que envidian a los judíos desde hace más de mil años. Esosárabes, esos sirios, esosmacedonios, esos frigios no están aquí sólo para queTito, hijo del emperador, vea que son fieles aliados de Roma, sino porquequierenmataralosjudíos.Nosodian,Sereno.Temennuestrainquebrantablefe.Presienten que somos indestructibles. Que aunque Jerusalén se conviertanuevamenteenuncampoderuinas,RomaenlasegundaBabiloniayTitoenunsegundoNabucodonosor,vencedordelosjudíosydestructordelprimerTemplo,las palabras de nuestros profetas nosmantendrán la vida y Jerusalén renacerá.Peroprimero—apretólospuñosylosblandióantemí—hayqueexpulsaraloslocos, a los bandidos. ¿Sabes que han incendiado los graneros donde sealmacenaba suficiente trigo para que Jerusalén resistiera un asedio de variosaños? Se están matando entre sí. Torturan y exterminan a todos aquellossospechosos de querer hacer un trato con Tito. Temen que el pueblo siga suejemplo.Entoncesejercenelterror.¡Hanmatadoamásjudíosqueromanos!

Convoz temblona por la emoción recitó las profecías de Jeremías, quienhabía avisado que alzarse contra Nabucodonosor sólo podía conducir a ladestruccióndeJerusalén:

—«EstaciudadcaeráindefectiblementeenmanosdelreydeBabilonia,quelatomaráporlafuerza.Alresistirconlasarmas,sóloconseguiréismorir.¡ServidmásbienalreydeBabiloniaysalvaréislavida!¿Porquétieneestaciudadqueconvertirseenruinas?»

¡Yahoravueltaaempezar! ¡Con lasangre judíaquehabíanhechocorrer,losbandidosdehoyhabíanmancilladolaciudadsagrada,elTemplo,yesoDiosnoseloperdonaría!

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—Sigueescuchando,Sereno—prosiguióFlavioJosefo—.Mismensajeroshan recordado esta profecía de Jeremías a los sacerdotes del Templo. Losconozco.Hesidounodeellos.Tampocoellosignorannadadenuestrahistoria.¿Perotendránelvalordeoponersealosbandidos,aJuan,aEleazaryaSimón?¿Sabrándeciralpueblo,comohizoJeremías:«Quienpermanezcaenestaciudadmoriráporlaespada,porhambreoporlapeste,peroelquesalgayseentreguealoscaldeosqueosestánsitiandovivirá,ysualmaserásupartedelbotín»?

Luegorepitióvariasveces:—No escucharon a Jeremías, nome escucharán amí.La sangre que han

hechocorrerlostienecegados.Diosquiereperderlos,yelpueblopadecerá.¡YelTemploserádestruido!

NoquisedarcréditoalalúgubreprofecíadeFlavioJosefo.Pensaba en Leda, la hija de Ben Zacarías, y me parecía imposible que

aquellajovendecididaalucharcontralosromanos,aseguiraloszelotesyalossicarios, no hubiese atendido las voces de Jeremías y de Flavio Josefo, niquisiese salvar a su pueblo de lamasacre y al Templo de la destrucción.Meimaginaba que había decenas demiles como ella, y que obligarían a Juan deGischala, aSimónBarGioras y aEleazar a abrir las puertas de la ciudady asometersealaleyromana.

MeparecíaqueTitotambiénloesperaba.LoveíarozarconlayemadelosdedoselcuerpodeBerenicecomoquien

acercalamanohaciaunadivinidadalaquetemeyvenera.BastabaconobservaraTitoparapercatarsedequeadorabaalareinajudía.SegúnsudoncellaMara,que siguió siendo igual de acogedora conmigo en Cesarea, llegó incluso aprometeraBerenicequepreservaríaelTemplodeJerusalén.

ContélasconfidenciasdeMaraaFlavioJosefo.Meescuchóagachandolacabeza,luegocerrólosojosysusurrósinapenas

mover los labios, como si descifrara un texto que se estuviese desenrollandolentamenteanteél:

—Sóloexisteunavíadesalvación.Yladivinidadsereconciliafácilmenteconquienesseconfiesanysearrepienten.Peroesoscorazonesdehierrojamásdepondrán las armas, que es la única salida posible. Son insensibles alsufrimientodesupuebloyalabellezasagradadelTemplo.¡Hanolvidadoquecadaunade las ofrendas que contiene es el acto de fe de unanación! ¿Quiénpuede querer que las llamas arrasen todo eso? ¿Quién desea que todo esodesaparezca?¿Hayalgoquesemerezcamásserpreservado?

Volvióaabrirlosojos.—Pero sus corazones resecos son más insensibles que las piedras. Han

hecho correr la sangre por el Templo. Lo han mancillado. Se hundirán en la

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locuradelaguerra.YelTemploserádestruido.Loshombresenloquecencuandosearman.Amanlamuerte.Amanelfuego.Seprecipitanhaciaelabismo.Paracontenerlos, se requiere la disciplina de las legiones, la dureza implacable deRoma.Ladesoldadosacostumbradosaobedecerasusjefes.

RecordéelcuerpodeToranioylascincuentamilvíctimasdelasoldadescadeAntonioPrimo.

YesoqueRomaeraunaciudadromana.¿Dequéseríancapaces,eldíaqueentraranenJerusalén,esoshombresque

odiabanalosjudíos?Cabalguéentreelloscuandoelejércitosepusoenmarcha.Éramos al menos ochenta mil, y resultaba embriagador fundirse en esa

masahumana.Componían nuestra vanguardia tropas de los reyes aliados y de todos los

contingentes auxiliares, esos árabes, esos sirios, esosmacedonios, esos frigios,todos saqueadores y asesinos, enemigos inveterados de los judíos. Acontinuación iban los zapadores y los agrimensores del campamento, laimpedimentadelosoficialesylastropasquelacustodiaban.LuegoletocabaaTito,rodeadoporlossoldadosdeéliteyloslanceros,seguidosporlosjinetesdelaslegionesylasmáquinasdeasedio,losarietesylascatapultas,lasbalistasylosescorpiones;luegolostribunos,losprefectos,lasenseñasagrupadasentornoal águila y precedidas por las trompetas. El grueso de la columna iba enformacióndeseis,ytrasellalosescuderosyaquelloscuyamiradanisiquierameatrevía a cruzar debido a su crueldad, aquellos cuyos andares eran tan ágilescomolosdelasfieras,esosmercenariosquehabíanacudidodesdetodoOrienteparamatarajudíos,saquearydestruirJerusalén.

CuandoviatodaesatropadesfilaryluegoacamparnolejosdeJerusalén,enelvalledelasEspinas,cercadeunaaldeadenombreColinadeSaúl,temíquelaprofecíadeFlavioJosefosecumpliera.

ImaginéeldestinodeesoscientosdemilesdejudíosquehabíanhuidodeGalilea,deSamaria,deJudea,pararefugiarseenlaciudadsagrada,alrededordelTemplo,bajolaproteccióndeDios.

¿YsiDioslosabandonaba?Oía la vozdeFlavio Josefo recordando laspalabrasdel profeta Jeremías,

haciéndolas suyas: «Este pueblo cubrirá las calles de Jerusalén, víctima de laespadaydelhambre;aésosnadielesdarásepultura,niaellosniasusmujeresniasushijosniasushijas».Ytambién:«Loscadáverescubriránelsuelocomosi fuera estiércol, como esas espigas esparcidas tras el segador y que nadierecoge».

Y,conellos,LedabenZacarías.

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Laansiedadmeoprimíaelcorazón.Cuando Tito reunió a seiscientos jinetes de élite para hacer un

reconocimientoporlosalrededoresdelaciudad,pedíunirmeaellos.SalimosalgalopehaciaJerusalén.Vilasmurallas,lastorres,lasfortificacionesdeJerusalén,ytemblé.Uníanlatierraconelcieloycerrabanelhorizonte.Dominaban los barrancos, cubrían las colinas, adoptando sus formas,

resplandeciendoenelcielocomosicadaunodesusbloquesdepiedrafueseunespejo.

MiréaTito.Ibasolopordelantedenuestratropa,cuyoscaballospiafaban.Su rostro permanecía impasible, pero tenía el cuerpo erguido, tenso, y su

caballoseencabritabayrepropiaba, intentandoretroceder.PormuchoqueTitoagarrarasumonturaporlascrinesytiraracontodassusfuerzasparadomeñarla,éstaseresistía,coceaba.

Asíseríanloscombates.HabríaquecruzarlosbarrancosdelGehenaydelCedrónparallegaralpie

del primer recinto, el construido más recientemente, en cuyos basamentosdistinguía unos enormes bloques de piedra soldados entre sí por coladas deplomo y cuya superficie había sido pulida para que ningún asaltante pudieseagarrarseasussalientesyalcanzarasílasalmenas.Peroaunquesealcanzaran,habríaqueconquistarlastorres,ycontémásdecientosesenta.

Mesabíaelnombredelasmásimponentes.Flavio Josefome había descrito tantas veces la ciudad, según él «la joya

mássagradadelgénerohumano»,quepodíareconocer,apesardeladistanciaaque nos hallábamos, las otras dos murallas que acababan apoyándose en losenormes muros del Templo, defendido por la fortaleza Antonia y sus cuatrotorres angulares. Se prolongaban hasta el palacio del rey Herodes, a su vezflanqueadoportreselevadastorres,lasdeFasael,HípicoyMariam.Perolamásamenazante,latorrePsefino,formabaunodelosángulosdelprimerrecinto;deplantaoctogonal,eratanelevadaque,aldecirdeFlavioJosefo,desdeloaltosepodíaverenlalejanía,haciaeloeste,lasolasdelMediterráneo,y,alsur,lasdearenadeldesiertodeArabia.

Niunodenuestrossoldadosabrió laboca.Sóloseoíael resoplidode loscaballos,elgolpeteodesuscascos.

Cadaunodeaquelloshombresdebía,comoyo,deestar imaginándose laspilasdecadáveresqueseiríanamontonandoenlosbarrancosysobreloscualeshabría que ir brincando para intentar un nuevo asalto. Había que escalar yconquistartresmurallas,quetomarcientosesentaycuatrotorres,quedestruirlafortalezaAntonia,queocuparelpalaciodeHerodes,quefranquearlosmurosdel

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Templo. Sólo entonces nos encontraríamos ante los pórticos del Templo,cubiertosdeoroyplata.

Y, en su centro, descubriríamos el Santuario, al que se accedía subiendodoceescalones.

Conlavozahogadaporlaemoción,lairayladesesperación,FlavioJosefomedescribióelpórticoyelmurodelSantuariocompletamentecubiertodeoro,rematadoporparrastambiéndeorodelasquecolgabanracimosdeltamañodeun hombre. Luego estaban las puertas de oro ante las cuales había un velotendido, de tela babilónicabordada con jacintos, de linomuy fino, escarlata ypúrpura.

¿Al cabo de cuántos días de combates, tras cuántos miles de soldadosmuertos, de habitantes masacrados en las callejas, en los incontablessubterráneos que hacían de las colinas un auténtico termitero, llegarían lossoldadosanteesesanctasanctórum?

¿Y quién podría contenerlos? ¿Quién podría prohibirles quemetieran lasmanosenlosgrandescofresrepletosdemonedasdeoroydeplatadetodaslasnacionesydetodoslostiempos?

¿Cómo podría la voz de Tito dominar los rugidos de los soldados al finvencedores?

¿Cuántosjudíossobreviviríanaesabatalla?Evalué, compartí la desesperación de Flavio Josefo cuando vi Jerusalén

teñidadecolorsangreporelcrepúsculo.MeacerquéaTito.Nollevabacasconicoraza.Vibajosucamisaabiertasu

gargantaysupechodesnudos.Legritéquedebíaalejarsede lasmurallas.Los judíoseranunosarqueros

temibles.¿NorecordabaqueunodeelloshabíaheridoaVespasianoduranteelasediodeJotapata?

Tito se volvió hacia mí. Adiviné que no se decidía a proseguir sureconocimiento.

Tendiólamano,señalándomelasmurallasylastorres,encuyasalmenasnose veía ninguna silueta. Los jardines y huertos que se extendían delante delprimerrecintotambiénparecíanabandonadosyconformabanunapacibletableroconpequeñoscuadrosdelimitadosporsetosyempalizadas.

Titomesonrió.¿Quépeligrocorría?Me pareció que la ciudad resultaba tanto más amenazadora por su

aparienciadesértica,comosiestuvieseapuntodeentregarse.—Estáalacecho—volvíagritar—.Ocultasuszarpas.HiceretrocedermicaballocomosiasípudieraarrastrarconmigoaTito.Perolevantóybajóelbrazo,dandolaordendeavanzar,ynosadentramos

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entre los setosy los árboles repletosde fruta, dirigiéndonoshacia la alta torreoctogonalPsefino, que se elevaba en el ángulo del primer recinto, dominandotodoelpaisaje.

De repente, unamultitud de hombres pareció salir de la tierra, surgiendotraslossetosylasempalizadas,cayendosobrenosotros,lanzandosusvenablos,tirando tantas flechas que éstas formaban una nube negra, como una apretadabandadadepájarosdemuerte.

Nuestratropaserompió.Unosvolvierongrupasyhuyeron.Otros,entreloscualesmeencontraba,cerraronfilasalrededordeTito,queleshacíafrenteconlaespadaalzada,empujandosucaballocontralosjudíoscontantaaudaciaquesusfilasseabrieronynosprecipitamostrasélporesabrecha.

Vi—omeparecióver—entrelosjudíosamujeresjóvenes.PenséqueLedabenZacaríasestaríaseguramenteentreellas.

Pero,detrásdenosotros,lasfilasdelosjudíossehabíanvueltoacerrar,susdardos nos alcanzaban por la espalda, y vi a algunos jinetes cerca de míagacharsesobreelcuellodesucaballo,agarradosa suscrines,conuna flechaclavadaenelhombroolaespalda.YonoquitabaelojodeencimaaTito;flechasyvenablossilbabanasualrededor,rozándolosinjamásalcanzarlo,comosiundiosretuviese,desviasecadatiro.

Galopamos,perseguidosunbuenratoporlosgritosdetriunfoylosinsultosdelosjudíos.

Habíanganadolaprimeraescaramuzaypuestoenfugaajinetesdeélite.Habían humillado a Tito, hijo del emperador, que estaba al mando de

ochentamilhombresprocedentesdetodaslasprovinciasdelImperio.Ya había anochecido cuando nos detuvimos en la cumbre del monte

Escopo,dondedoslegionesempezaronaacondicionarconjuntamenteunúnicocampamento,yunaterceraseestabainstalandoaescasadistancia.

Pero,allí enelhorizonte,nos retaban las lucesdeJerusalényel inmensoresplandorquerodeabaelTemplo.

Estuve, durante toda la noche, viendobrillar las lámparas en la tiendadeTito.

Lastrompetassonaronalalba.Cabalgamos nuevamente a lo largo del primer recinto, pero

manteniéndonos a distancia, seguidos por la legión X, a la que Tito habíaordenadoinstalarsucampamentoenelmontedelosOlivos,alestedelaciudadyseparadodeellaporelprofundobarrancodelCedrón.

Los legionarios soltaron susarmasyempezaronaallanarel terrenoen loaltodelmonte,atrazarcalles,alevantarempalizadas.

MeencontrabajuntoaTitocuandoseoyeronlosgritos.

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Setratabadeunamultitudmásdensatodavía,másresuelta,másvociferantequeladelavíspera.

Habían cruzado el barranco del Cedrón cuando éste se hallaba en lapenumbra, luegoescalaronla laderadelmontedelosOlivosysorprendieronalos soldados mientras andaban atareados en las obras de allanamiento delterreno.

Me apresuré detrás de Tito, con la espada en alto, para repeler el asalto.RecéaCristoparaqueapartarademí loscuerposdeesoscombatientes judíosqueFlavioJosefotildabadebandidos,delocosycriminales.

Perofrenteamísóloveíaajóvenesdecididosamorirparasalvarsuciudad.Y,unavezmás,viomeparecióverentreellosamujeres,unadelascuales

podíaserLeda.Nosobligaronaretroceder.RodearonaTitoduranteunosinstantes.Luego

losrepelimos.El solestabaensuhoracenital.Sucalormequemaba lapieldesolladay

chorreantedesudor.¿Conseguiríamos tomar esta ciudad sagrada, defendida con tanto valor y

astucia?Sólo sería nuestra tras haber exterminado a todos susdefensores.Losoía

gritardealegría,golpearsusescudosparaacompasarsusbailes.Semofabandequenuestrossoldadoshabíanhuido.Enelotroextremode

la ciudad, los habían atraído hacia el recinto haciéndoles creer que estabandispuestos a rendirse, a abrir las puertas. Los legionarios se precipitaron sinatenderlasórdenesdesuscenturiones.Yfueronmasacrados.

Los supervivientes estaban avergonzados por haber desobedecido a susoficialesyhabersidovencidos.

EscuchélaarengaqueTitolesdirigiódepie,sobrelatarimalevantadaenelforodelcampamentodelmonteEscopo.

Hablócruzadodebrazos,conelcascopuestoysucorazadeororeluciendobajoelsol.

—Los judíos—dijo—luchana ladesesperada.Sonvalientesy taimados.Preparan con esmero sus emboscadas, y sus estratagemas tienen éxito porquetodos obedecen. Vosotros, soldados de Roma—tendió el brazo hacia ellos—,cuyadisciplinaydocilidadantevuestros jefessubyugarona lapropiaFortuna,hoycombatíssinjefe,desobedecéis,huís.Osvencenyhumillan.¿Quédirámipadreelemperadorcuandoseenteredevuestraconductaydeestosreveses?

Volvióacruzarlosbrazosyprosiguió:—Elreglamentodenuestraslegionesprevélapenacapitalparaquieneshan

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cometidolamenorfaltadedisciplina.Loshombresagacharonlacabeza,ofreciendolanuca.MeuníalosoficialesquerodeabanaTitopidiéndolequeperdonaraasus

soldados:¡queatendierasussúplicas!Debíaperdonaraalgunosennombredelaobedienciadetodos.

Dije:—¿Para quématar, Tito? A todas las horas del día la muerte golpeará a

muchosmáshombresdelosquejamáspodráscondenar.¡Dejaqueeldiosdelaguerra

elijaycastigue!Mivozsóloeraunamásentretantasotras,peroyamehabíaconvertidoen

unodelosmásantiguosconsejerosdeTitoyhabíaservidofielmenteasupadre,Vespasiano. Era amigo de Flavio Josefo, a quien consultaba y escuchaba. YJosefoapoyabamispalabras.

—Alosúnicosaquienesdebemoscastigar—dijo—esaloscriminalesyalosbandidosquemancillanJerusalénycondenanamipuebloaladesdicha.

—El asedio será largo —se limitó a mascullar Tito—. Los judíos sonvalientes.Perovenceremos.Nuestraestrategia,nuestraprudencia,nuestrovalorseránsuperioresasucoraje.¡Somosromanosyhemosconquistadoelmundo!

SevolvióentonceshaciaFlavioJosefo.—Yanovasareconoceratupaís,Josefo.Miraporúltimavezesosárboles,

esosjardines,esoshuertos.Yasóloexistiránentumemoria.Vialossoldados,equipadosconherramientasyhachas,queempezabana

abatirlosárbolesdeloshuertosylosdelascolinas.Cegaban los arroyos, nivelaban el terreno volcando las empalizadas,

arrancandolossetos,extirpandoconsusherramientasdehierrolasrocas,luegoquebrándolasconmazos,aplastandotodoloqueseguíainterponiéndoseentreelrecintodeJerusalényloscampamentosdelaslegiones.

LuegoTitoordenóquemontaranlastiendasdesucampamentoenfrentedela torre octogonal de Psefino, en el puntomás elevado de los alrededores deJerusalén.

Desdeaquellugar,podíaabarcarconlamiradatodalaciudad.Yanoquedabanadavivomásalládelasmurallas,apartedelasmoscasque

formaban una especie de nube de negra viscosidad sobre los cadáveresmezcladosdejudíosyromanos.

Estuve caminando por lo que, en pocos días, se había convertido en undesiertodepiedrasdondesepudríanloscadáveresdeloscombatientes.

IbadetrásdeFlavioJosefo.Nos envolvían enjambres de moscas y el olor a muerte me producía

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náuseas.QuisereteneraJosefo.Veíacómonosacechabanlos judíosdesdelasalmenasdelprimerrecinto.

Notardaríanentenernosatirodesusflechas,desusvenablos,delaspiedrasdesushondas.Susarmas teníanmuchoalcance,yellos,buenapuntería.Algunospodían,agazapados tras laspuertasde lamuralla,estarapuntodeabalanzarsesobrenosotrosparaarrastrarnoshastalaciudad.

TeníaquedetenercomofueraaFlavioJosefo.Loagarréporelbrazoperosedesasióysiguiócaminandohacialamuralla.

Sabía que se había reunido durante la noche con un grupo de judíos queconsiguieronhuirdeJerusalén.Eranhombresdesesperadosquemaldecíanaloszelotes, a los sicarios, a los idumeos, a esos bandidos de Eleazar, de Juan deGischala,deSimónBarGioras,quieneshabíandejadodematarseentresídesdequelaciudadestabasiendositiadaporlaslegiones.Perolopeoreraqueelfurorde esos dementes se había vuelto contra los habitantes sospechosos de querertratarconTito.Losaterrorizaban,losdespojaban,losacusabandeserseguidoresdeFlavioJosefo,esetraidorvendidoalosromanos.Degollabanalosmásricosytirabanloscuerposdesusvíctimasporencimadelamuralla,alosbarrancosdelCedrónydelGehena.

Josefolosescuchóconlospuñosapretados,yobservéqueletemblabanloshombrosylaspiernas.Medijo:

—Puedequemispadres,misamigosesténsiendoallímismopastodeloscarroñeros.Quierodarlessepultura.

Ahoracaminabahaciaellosyyoleseguíalospasos.Lasprimerasflechascayerondelantedenosotros.VolvíaagarraraJosefo

delbrazo.—Nosvanamatar!—lesusurré.Negóconlacabeza.—Soyjudío,comoellos.Sóloquieroenterraralosmíos.—¡Noteescucharán,teodian!Sedetuvoygritó:—¡Dejadmedaralosmuertoslapazquelescorresponde!Le contestó ungriterío, y una lluvia de piedras golpeó la tierra a nuestro

alrededor.—TodossomoshijosdeYahvé—prosiguióFlavioJosefo.Serieron,golpearonsusescudos.Me pareció que repetían: «¡No eres más que un cerdo, hijo de cerdo!

¡Maldito seas, JosefobenMatías, y todos los tuyos contigo, losmuertosy losvivos!».

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Quise retener a Josefo, obligarlo a retroceder, pero sentí como si mearrancaranelbrazo

izquierdo,comosimedevoraraelhombrounaquemaduraquemecorroíalanucaylaespalda.Mibrazocayó,inerte.

Unapiedramehabíaalcanzadoelhombro,yeldolorsehizoderepentetanintensoque

caí;elbrazomepesótantoquemearrastróhaciaelsuelo.VielrostrodeFlavioJosefoacercarsealmío.Tuvelaimpresióndequese

ocultabatrasungruesovelogris.Josefomeayudóa levantarmeysalimosdelpedregalperseguidospor las

flechasylosgritos.RegresamosalcampamentodeTito.Mecuraronymebastaronunashoras

para recuperar el usodelbrazoyque se apagara el fuegoquemequemabaelhombroylaespalda.

—Sólolamuertelesharáolvidarelodioquenostienen—musitóJosefo—.Sonmásde treintamil.Habráquematarlos.PeroquerránarrastrarconellosatodalapoblacióndeJerusalén.

Cuando volví a salir de mi tienda, dos días después, vi las obras deingeniería llevadas a cabo por los soldados. Llegaban a la altura del primerrecinto,enelnorte,allídondeeramenoselevado.

Lasmáquinasdeasedioquedarondispuestasenelpedregal.Ylasbalistas,los escorpiones, las catapultas habían empezado a lanzar sus proyectiles depiedra,quepasabansilbandoporencimadelaprimeramurallahastaestrellarsecontra las casas de la ciudad nueva, que no tardó en quedar cubierta por unaespesanubedepolvo.

¿Cuántosmuertoshabríabajolostechosymurosderrumbados?Paramí, todas esas víctimas desconocidas tenían el rostro deLeda, y no

podíaalegrarmecomoeltribunoPlácidocuandomeexplicóquehabíandecididopintar de negro los proyectiles para sorprender a los judíos, quienes se veríanaplastados por esas bolas demuerte que se confundían con las sombras de lanoche.

—Nosabriránlaspuertas—pronosticóPlácido.Repliquéque,aunquenuestrosarietesderrumbaranlasmurallas,losjudíos

levantaríanunnuevomuroconloscuerposdelossuyos;quejamáscapitularíany que preferirían la muerte antes que la sumisión. De hecho, sabían que éstatambiénconducíaalamuerte.

—¡Escúchalos!—medijoPlácido.Oí los gritos de espanto de los habitantes. El primer recinto estaba

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estremeciéndosedebidoalaarremetidaconjuntadelosarietescontralabasedelmuro. Unos aullidos sustituyeron repentinamente a los gritos de pánico, y vicómosurgíanbandadasdecombatientesfueradelasmurallasycorríanhacialasexplanadas, escalando los cuerpos de los caídos para llegar hasta los soldadosque,protegidosporsusescudos,empujabanlosarietesycargabanlasmáquinasdeguerraconsusproyectiles.Taleralaintrepidezdelosjudíos,quelossoldadosretrocedieronyabandonaronsupuestoapesardeloscenturionesydeTito,queluchabaespadaenmanoydirigíaloscontraataques.

Asíeslaguerra:quiseparticiparenesoscombates,ocuparmilugar.Plácidoseapartódemíylovienprimerafilahastaquedeprontovolvióelsilencio.Losjudíossehabíanretirado.

Plácidoregresóamiladoconlacorazacubiertadepolvoydesangre.—Sonvalientes—observó—.Pero nopuedenhacer nada contra nuestras

legiones,salvomorirosometerse.Con todo, hubo una segunda arremetida. Esta vez, los judíos blandían

antorchasquelanzaroncontralasmáquinasdeasedio,yelfuegoprendióenelairesecoyardiente.

Nuestrossoldadosretrocedieronysedesbandaron.Latemeridadyaudaciajudíaspodíanconladisciplinaromana.

Meabalancéyunaflechamedesgarróelmuslo,forzándomeaarrodillarme.Pensé, en aquel instante, que Dios no quería que matara y me estaba

obligandoarezarlederodillas.LohiceenelmomentoenqueTitocargabacontralosjudíosalacabezade

losjinetesdeélitedelaslegiones.Parecía estar segando los cuerpos con la espada, y doce cayeron,

cercenadosporsufilo.Losjudíosretrocedieronyregresaronasuciudad.EntoncesviaTitoacercarseaalgunospresosjudíos,ensumayoríaheridos

yrodeadosporlegionariosconlaespadalistaparaeldegüello.Titotendióelbrazohaciaunodeaquellosjudíos,elmásaltoyorgulloso.Diounaordenalcenturión.Éste agarró al prisioneromientrasunos carpinterosmontaban con rapidez

unacruz.Cerrélosojos.Cuandolosvolvíaabrir,eljudíoestabaclavadoenlacruzalzadafrenteala

muralla.Permanecíarrodilladonolejosdelcuerpodeaqueljudíocrucificado.Oílosgritosdefuroryodioqueseelevabandesdelasmurallas.Viaesoshombresapretujándosefrentealacruz,esgrimiendosusarmaso

alzandoel

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puño.Lamuertealimentabalavenganzageneradorademuerte.Meincorporé.La sangre de mi herida se había secado y caminé cojeando hasta Tito.

Quería decirle lo que sentía, que supiera que otro judío, hacía apenas ocholustros,tambiénhabíasidocrucificadoenestatierradeJudea,quizáasólounoscientosdepasosdelacruzqueacababandelevantar.

Yqueesejudío,Cristo,habíaresucitado.Y puede que ocurriera lo mismo con todos los hombres muertos

injustamenteyquesusdiscípulosformaranunacohorteinvencible.Titomevio,seacercóamí.Mepuso lamanosobreelhombro, ladeó lacabeza,vio lasangrequeme

manchabaelmuslo.—Tevamosavengar,Sereno—susurró—.Porcadagotadesangreromana

vamosahacercorrertorrentesdesangrejudía.Estuve a punto de contestar, pero ya se había dado la vuelta, había

levantado el brazo y los golpes sordos de los arietes arremetiendo contra elprimerrecintoresonaroncomoeltrueno.

Másdecienhombresempujabanunodelosarietes,protegidosdeflechasypiedrasporsusescudosyuxtapuestossobresuscabezas.

AesearietelollamabanelVencedor,puesnadaseleresistía.Cadavezquesuenormemasagolpeabaelprimerrecinto,éstesetambaleaba.

Meimaginabaalosjudíosintentandoapuntalarloporelotrolado.Entoncesviavanzarlashelepolas, torresmontadassobreruedas,cubiertas

conhierroymásaltasquelamuralla.Losarquerosyhonderosquesehallabanensucúspidepodíanalcanzaralosjudíosdedicadosaapuntalarlamuralla.

Bruscamente,unapartedelprimer recintosevinoabajoenmediodeunanubedepolvo,ynuestrossoldadosseabalanzaronenelinteriordelaciudad.

Erael25delmesdemayo.Laprimeramurallaacababadecaer.Entré en Jerusalén al lado de Tito y de Flavio Josefo. Los combatientes

judíosylapoblaciónsehabíanparapetadotraslasegundamuralla,quetomabaapoyoenunadelastorresdelafortalezaAntonia,lacualasuvezdominabaydefendíaelTemplo.

Titosesentóentrelosescombros.A su alrededor, los legionarios derribaban las casas de ese barrio de la

ciudad nueva y ya habían echado abajo el primer recinto. Jerusalén tenía esallagaabiertaenelflanco.

Pero los judíos no desistían. Sus flechas, disparadas desde la segundamuralla,caíanapocospasosdeTito,quenosemovíamientrasmirabaconfijeza

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latorreAntonia.Nisiquieraparecíaveralosjudíosquesurgíanporlaspuertasdelamurallaparaintentarrepelernosfueradelaciudad,

Pero ya era demasiado tarde: tuve la impresión de que la agonía habíaempezado.Sabía

queseríalargaycruel.—Los judíos sobrellevan bien las desgracias —musitó Tito volviéndose

haciaFlavioJosefo.Seoíanlosimpactosylosgritosdeunodeesoscombatesqueselibraban

díaynochealpiedelasegundamuralla.—¿Quéesperanconseguirluchandodeesemodo?—prosiguióTito.—Elmiedoalimentasuvalorysuaudacia—murmuróFlavioJosefo.—¿Porcuántotiempo?EntoncesTitoselevantóyempezóadarórdenesparaprepararelasaltoala

segundamuralla.Nuestrastropaslaconquistaroncincodíasdespuésdelaprimera.Descubrí las callejuelas de esos barrios que se creían a resguardo tras la

muralla.FlavioJosefosedeteníaacadapaso,reconocíaunacasa,unpuesto,dabael

nombredeun lanero, deunherrero, deun tejedor.En cada casoparecía estarpronunciandounaoraciónfúnebre.

Repetíaconvozangustiada:«¿Dóndeestarán?».Algunosvinieronhacianosotros,conlasmanosabiertas.Tito se dirigió a ellos.No quería incendiar ninguna casa.No detendría a

ningún ciudadano de Jerusalén dispuesto a someterse a las leyes de Roma.Permitiría que cada pueblo honrara y rezara a su dios como le pareciera. SecomprometíaarespetarelTemplo.

En cuanto a los combatientes, podrían salir de la ciudad para evitar sudestrucciónyparaqueelpueblodejaradepadecerloscombates.

Unos soldados se adelantaron por las callejuelas con los judíos, quienesrepetíanlaspropuestasdeTito.

Y,derepente,sevolvieronaoírgritos,armasentrechocándose.Delostejados,delossubterráneos,delascasasaparentementeabandonadas

surgieronjudíosqueacosaronymataronalossoldados.Destriparonalosjudíosquesehabíanrendido.

El barrio se había convertido en una ratonera de la que los soldados nopodíansalir,pueslabrechaabiertaenlasegundamurallaerademasiadoestrechapara permitir que todos pasaran. Se precipitaban hacia ella, se atropellaban,caían,ylosjudíoslosmataban.

ViaTitoencabezandodenuevolascohortesqueseesforzabanencontener

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el asalto de los judíos para que sus compañeros pudieran salir de aquelsangrientolaberinto.

Cuandohuboescapadoelúltimodeellos,resonaronlosgritosdeorgullodelosjudíos.

Luegocayeronunoscuerposdeloaltodelsegundorecinto.EranlosdelosjudíosquesehabíanacercadoaTito,quehabíanaceptadorendirseytransmitidosuspropuestas.

—Vanamataratodosaquellosquenoluchen—anuncióJosefo.SevolvióhaciaTitoyleespetó:—Jomaestaciudad,Tito,loantesquepuedas!Huboquepeleardurantetresdíasparavolveracruzarlasegundamurallay

conquistaresebarriodelquelosjudíosnosacababandeexpulsar.Peroyanadieseacercóanosotrosconlasmanosabiertas.Y, con un gesto, Tito ordenó que saquearan y derribaran las casas. Los

soldados semetieron atropelladamente en ellas ymataron a los escasos judíosqueseocultaronenlosmásrecónditosescondrijosdesusviviendas.

La venganza desembocó en el incendio de todo aquel barrio. El vientoempujaba volutas de humonegro hacia la torreAntonia y elTemplo, hacia elpalaciodeHerodes,sustorresyla

últimamuralla.—En la guerra—observó Tito—, la piedad siempre es perjudicial. Los

judíoscreyeronquemispalabraseran laconfesióna lavezque laseñaldemidebilidad.

Seacercóamí.—TúfuisteamigodeSéneca,Sereno—prosiguió—.Conozcosusescritos

yleoentusojosloqueestássintiendo.Tendió el brazo hacia el tercer recinto. Ya estaban luchando por él. Los

arietesgolpeabanelbasamentodelamuralla.Vicómosetambaleabanlosbloquesdepiedra,sederrumbabanyseabría

unabrecha.Titoseadelantóunospasosyyoloseguí.Unossoldadosseprecipitaronsobrelosescombros,enunintentodecruzar

elrecintoyentrarenesebarrioqueseextendíahastalosmurosdelTemploylastorresdelafortalezaAntonia.

Pero los judíos habían levantado una muralla de cuerpos para tapar labrecha,ydeprontoéstasevinoabajosobrelosasaltantes.

Vianuestrossoldadossepultadosbajoloscadáveres,alavezquelosjudíosacometían, hundiendo sus lanzas en las carnes muertas y vivas. Luego seretiraronysóloquedaronmontonesdemuertosalpiedelrecinto.

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—¿Crees que me gusta ver esto?—suspiró Tito—. ¿Cómo se te ocurrepensar,yaqueaveces lopiensas,quemegusta laguerra?Lahehecho tantasvecesymeconozcotanbiensusentresijos,quenomecuestaimaginarsufinal:la muerte de tantos hombres, el sufrimiento y la esclavitud para lossupervivientes,ynuestravictoria.

Apartó de una fuerte patada un cadáver judío medio cubierto por losescombrosdeuna

casa.—Quisiera que comprendieran que serán vencidos, que los enemigos de

Roma no tienen otro destino posible. Quisiera que abriesen las puertas de suciudad. Yo no les destruiría su Templo, e impediría el saqueo. Eso es lo quequisiera,Sereno,yloquesigoesperando.Perolasabiduríaeslaprimeravíctimadelaguerra.Cuandosecombate,hayquesercruelsisequierevencer.Porquelacrueldadsiempreimpresionaalenemigo.

Titomemiróunlargorato.Volvíaoírelmartilleodelosarietes.—Poreso,Sereno,mandarédenuevolevantarcruces—concluyó.Vi a los carpinteros de las legiones abatir los últimos árboles y talar sus

ramasparahacercruces.Alcabodeunosdías,habíatantasque,tumbadasycolocadasunasjuntoa

otras,cubríanlasladerasdevariascolinas.Yasóloquedabaclavarenellasloscuerposylevantarlasfrentealatercera

muralla,ladelTemplo.Anduveentrelosprisionerosqueesperabanacuclillados,con la frente apoyada sobre sus rodillas, las piernas dobladas y las muñecasatadasasustobillos.

Derepente,losarietesdejarondegolpearyyasóloseoyeronlosgritosdelos carroñeros disputándose los cadáveres amontonados en los barrancos delCedrónydelGehena.

¿Acaso Flavio Josefo había conseguido que Tito diera una últimaoportunidadalarazón?

¿Talvezparaquelasabiduría,envezdenacerdelavisiónydelmiedoalsuplicio,seimpusieraanteelespectáculodelafuerzainvencibledeRoma?

Tuve la esperanza de que los judíos que se estaban reuniendo en lasalmenas, sobre losmurosy las torres, especialmente esasmujeres, esosniños,esos ancianos, todos aquellos que no habían elegido la guerra pero que lapadecían,supieranimponerlapaz,siendoladerrotaineluctable.

Aquéllos estaban divisando las tropas alineadas frente a Tito como siformaranparaundesfiletriunfal.Ellegadohabíadecididopagaralossoldadossu sueldo delante de la ciudad para que todos los judíos pudiesen apreciar el

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poderíoyladisciplinadeRoma.Miréconojosdejudíoaesosmilesdeinfantesqueavanzabanprotegidos

por sus corazas. Los seguían los jinetes, cuyas monturas lucían ricamenteadornadas. Cada soldado llevaba su arma desenvainada, y el destello del solsobrelascuchillasresultabacegador.

Elsuelotemblababajolospasosdeesasdecenasdemilesdehombresquedesfilaban en formación de seis, que se inmovilizaban sin dejar de golpear elsuelo con el talón mientras tribunos y centuriones repartían a cada cual susoldada.

Lostamboresredoblaban,lastrompetassonaban.Y la muchedumbre de judíos permanecía silenciosa e inmóvil sobre las

murallas.¿Iban a imponerse la razón y la sabiduría a esos miles de combatientes

judíos,aloshombresdeEleazar,deJuandeGischalaydeSimónBarGioras?Dehabersidoyounodeellos...Noquiseprofundizarmásenmipensamiento.Pero como pasaban las horas y los días, durante los cuales los soldados

celebraban auténticos banquetes delante de los judíos hambrientos, y por lasnoches se bebía abundantemente en torno a las hogueras, supe que loscombatientesnoabriríanlaspuertas,queoptaríanpormorirconlasarmasenlamano en vez de esperar a que los degollaran atados de pies y manos comopresas.

El quinto día Tito ordenó a cada una de las legiones que regresara a supuestodecombate.Lesmandóacondicionarelterrenoparaquelasmáquinasdeasediopudiesenubicarsealaalturadelaterceramuralla,conelfindederribarlafortalezaAntoniaysuscuatrotorres.

Después se produciría el asalto, la matanza, la destrucción de la ciudadsagrada,ladelTemplo.

RecordélaprofecíadeJeremíasqueFlavioJosefomehabíacontado:«LaCiudadSantaquedará irreparablementequebradacomounavasijade

barro.Yanoserásinouncúmuloderuinasyunaguaridadechacales».AgarréaFlavioJosefodeambasmanos.—¡Intentaimpedirlamasacre!¡Estupueblo,Josefo,yesinocente!Josefosesoltóconbrusquedadyluegomascullóapretandolosdientes:—«¡Maldito sea el día en que nací! ¿Por qué tuve que salir del seno

maternoparavertantamiseriaydolor?».EsoesloquedijoJeremías.Esoesloquepienso,Sereno.

PerosedirigióhaciaTitodandozancadas.Vi a Tito inclinarse hacia Flavio Josefo. Lo estuvo escuchando con las

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manosa laespalda, labarbillapegadaalpecho, lapapadacubriéndole lapartebaja de la cara, con una expresión y una actitud corporal que revelaban lavacilaciónyladuda.

Se irguió al cabo de unos instantes, puso su mano izquierda sobre elhombro de Flavio levantando a la vez la derecha para señalar la muralla yadivinéquedecía:«Ve,inténtalodenuevo».

Medirigíhacia Josefo,decididoa seguirloa lo largode lamuralla.Recépara que sus palabras fueran atendidas por las almas más rencorosas, másdeterminadas,máscerradasdeentretodosloscombatientesjudíos.

¡OjaláaceptasenlosargumentosylassúplicasdeFlavioJosefo,ylarazónlosiluminara!¡Ojalálosguiaraelamorporsupueblo!

PensabaenLeda,entodasaquellasmujeres,enesosniños,enesepuebloyaminadoporelhambre.

Todoslosdías,algunosjudíosconseguíandeslizarsefueradelaciudad.Les brillaban los ojos en sus demacrados rostros. Estaban escuálidos.

Decíanquelosgranosdetrigoodecebadaeranmásescasosypreciadosquelosdiamantes.Los ricosofrecían toda su fortuna a cambiodeunpuñadode trigoque se comían crudo, tal era su temor de que los sicarios o los zelotes, loshombresarmados,losmataranparaapropiárselo.

Losdelatoresrondabanlascallejasyseñalabanalaspandillasdematoneslas casas de las que salía un humo que podía revelar que allí había un hornoencendidoyquizáalgodecomida.

Loshombresarmadossehacíanconellaymatabanaquienesseresistiesen.Losacusabandequererdesertar,dequererunirseaFlavioJosefo,deentregarseaTito.

YanoquedabaenJerusalénrespeto,nipiedadnifraternidad.Loscombatientesaúnconfuerzasydecididosamorirsehabíanarrogadoel

derechodesaquear,dequedarsecontodalacomida,demataralosricosyalosgordos,aquienesnoparticipabanenlalucha.¡Lodemenoseranlasrazones,laedadolaenfermedad!Todosaquellosquenoexponíansuvidaenlasmurallas,enelcuerpoacuerpo,eransospechososymerecíanmorir.

—Tienen el corazón de piedra, reseco —dijo Flavio Josefo—. No meescucharán.

—¡Háblales,háblales!Sóloconqueunoteescuchara...—Lodegollarían.Asíytodo,FlavioJosefoseencaminóhacialasmurallas,yyofuitrasél.Letemblabalavoz,tensaentresúplicaycólera:—¡Salvadvuestrasvidas,lasdelpueblo!¡SalvadlapatriayelTemplo!—

gritó.

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Losjudíoslecontestarondesdelaúltimamurallaconinsultosysarcasmos.Y cuando, intentando que lo oyeran, Josefo se acercó demasiado al recinto,flechasypiedrassilbaronanuestroalrededorynoshicieronretrocederenmedioderechiflas.

—¡Seréisvencidos!—lesespetóentonces—.Lafuerzade losromanosesincontenible.¿Quéesloqueteméis?Losromanosrespetansiempreelcultodesus enemigos. No destruirán el Templo. No saquearán los objetos sagrados.Nuestros antepasados aceptaron su dominio, y desde entonces hemos podidoseguirhonrandoaYahvé.

Levantabalosbrazos,invocabaaDios.—¡Escuchadme!Dios, que se traslada de una nación a otra otorgándoles

por turno la hegemonía, se encuentra ahora en Italia. Una ley bien asentada,igualdeválidaparalasfierasqueparaloshumanos,requierequesecedaanteelmásfuerteyquetenganlahegemoníaquienesesténsuperiormentearmados.LatienenporqueDiosse lahadado.Lamayorpartedenuestraciudadestáyaenmanos de Tito. Dos murallas han caído. ¿Qué podrá hacer la tercera? Losromanos la conquistarány la destruirán.Como tomen la ciudadpor asalto, noescapará nadie. ¡No olvidéis que la Fortuna los ha elegido! ¡Recordad que nosóloestáisguerreandocontralosromanos,sinotambiéncontraDios,queleshadadoelpoderhegemónico!

LosjudíosseenfurecieronanteestaspalabrasqueFlavioJosefovociferabamientrascaminabaenparaleloalamuralla.Tirabanpiedrascontantafuerzaquerebotabanenelsueloquebrándoseaveces;entonceslasesquirlassilbabancercade nuestros rostros. Tuve que protegerme en repetidas ocasiones colocando elantebrazodelantedelosojos.

A Flavio Josefo parecían exaltarlo esos lanzamientos de piedras y deflechas.

Gritabaconmásfuerza,seencolerizaba:—¡Ohcorazonesdepiedra,deponedvuestrasarmasanteunapatriaqueestá

cayendoenruinas! ¡Avergonzaos! ¡Daos lavueltaycontemplad labellezaqueestáistraicionando:estaciudadsagrada,esteTemplo!¿Queréisquetodoestoseadestruido?¡Apiadaosdevuestrasfamilias!

Siguióavanzando.—Séquetenéisenvuestropoder,enmediodetantopeligro,amimadre,a

miesposa,amiestirpe,nocarentedenobleza,ymicasa,queesdealcurnia;poresopuedequeosparezcaquesóloosdoyestosconsejosparasalvarlos...

Selequebrólavoz,ycuandoprosiguiólesaliócascada,másaguda:—¡Matadlos!—gritó—.¡Tomadmisangreacambiodevuestrasalvación!Segolpeóelpechoconlospuñoscerradosalavezquedecía:

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—¡Yo también estoy dispuesto a morir con tal de que mi muerte osdevuelvalasabiduríaylarazón!

Se limitaron a responder con una lluvia de piedras, la más rabiosa yabundantequenoshubiesejamásvenidoencima.

Retrocedí, intentando tirar de Flavio Josefo, pero estaba empeñado enseguirgritando:«¡Estoydispuestoamorir!».

De repente vi que su cabeza se ladeaba y que le sangraba el rostro. Sederrumbóantesdequemediesetiempodesujetarlo.

Mearrodilléasulado.Descubrí la brecha en su frente, sin duda provocada por una esquirla

afilada.Elcorteeralargoyprofundo,ylasangrebrotaba,muyroja.Josefoteníalosojoscerrados,elcuerpoinerte,sinsentido;penséquehabíamuerto.

Oí losgritosdealegría, losclamoresdetriunfodelos judíos.Pudeverlossobre las murallas esgrimiendo sus venablos y sus espadas. Varias decenassalierondeunadelastorresdelafortalezaAntonia.

Hicieron huir a los soldados romanos que estaban realzando el terreno.Corrieron hacia nosotros blandiendo sus armas con la intención de apoderarsedelcuerpodeFlavioJosefoy llevarloarastrashasta laciudadparaexponerlo,profanarlo.

Lo trasladé al campamento romano lo antes posible. Unos soldados seadelantaron para contener el asalto de los judíos. Un escuadrón de caballeríaacudióensuayudaylosjudíossereplegaronenlatorremientrasdesdeelúltimorecinto y en todas las torres, las de la fortaleza Antonia y las del palacio deHerodes, seguían golpeando los escudos con sus armas y coreando: «¡Hamuerto,eltraidorhamuerto!».Yagradecieronasudiosquehubiesecondenadoa Josefo ben Matías, convertido en Flavio Josefo, ese romano servidor delemperadorVespasianoydesuhijoTito.

Elcuerpode Josefo se tensócomosihubieseoídoaquellos insultos, esasacusacionesde traición,comosi regresaraa lavidaparareplicarynoceder lavictoria a esos bandidos, zelotes o sicarios, para no permitir que el pueblo secreyeraqueDioslohabíacondenado.

QuienestabasiguiendolasendatrazadaporDioseraél:nosealzabacontraquieneshabían recibidodelAltísimo toda la fuerzayelpoder sobreelgénerohumano.

Recobróelsentido.ConsiguióincorporarseamediascuandoTitoentróenlatienda.

Loscirujanosacababande lavarle lacara.Sehabíasecado lasangre,y laherida,cubiertaconunungüento,ya sóloerauna líneanegrayoblicuaque lehendíalafrente.

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—Tehasdirigidoasualma—dijoTitoinclinándosehaciaFlavioJosefo—.¿Oístesusgritosdealegríacuandocreyeronquetehabíanmatado?

Sealejó.—¡Perotúsiguesvivo,yellosvanamorir!VimoriralosjudíosdeJerusalén,ycadaunodeellosmerecordóaLeda,la

hijadeBenZacarías,aquiencreíverenAlejandríaunosmesesatrás,perotanpresenteenmimemoria.

Cada día, varios cientos de ellos se deslizaban fuera de la muralla paraintentarrecogerfrutos,cortarhierbas.Nuestrossoldadoslosacechaban.

Algunos se rendían de inmediato, pero la mayoría luchaba. Los que nomoríanacababantrabadoscomopresas.

Otrosnoscontabanloqueestabanpadeciendoenlaciudad.Loszelotesylossicarios,los«bandidos»,comolosllamabaFlavioJosefo,

los amenazaban con atroces torturas para hacerles confesar que estabanocultando comida. Les introducían por el ano plantas con espinas o palosafiladosparaquerevelaransusescondrijos.Lesquitabanelpuñadodecebadaoeltrozodecarnesecaqueguardabanparasushijos.Éstoslloraban,mordiéndoselospuñosdehambre.

Entonces,esoshombresdesesperadoscruzabanlamurallay,trasunabrevelucha,nuestrossoldadoslosapresaban.

Nosuplicaban.NolevantabanlacabezacuandoTitopasabaentreellos.—Debenmorir—decretaba.Eran demasiado numerosos para tenerlos presos. Y necesario que su

suplicio espantara a quienes se obstinaban en resistir desde lasmurallas y lastorres.

Losverdugos losazotaban, los torturabany luego loscrucificabancabezaabajooenextrañasposturas.

Esos cuerpos retorcidos y sufrientes eran motivo de burla. Después sealzabanlascrucesfrentealamuralla.

Nohabíasitioparatantascruces,nicrucesparatantoscuerpos.Yosabíaqueesossupliciosexaltabana loscombatientes judíosenvezde

desalentarlos.Oíasusgritosdeodio,susinvocacionesalavenganza.Tito se encolerizaba, ordenaba que cortaran lasmanos de los prisioneros,

que las lanzaran con catapultas contra la fortificación, que las tiraran a losbarrancosdelCedrónydelGehena.

Jamás pude imaginar tal espectáculo de muerte, tanto desenfreno en elsufrimiento.

Titogritóalosdefensoresapiñadosenlastorresylamurallaqueésesería

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sudestinosinodejabandecombatir.Lesofrecióunasegundaoportunidaddesalvarloquequedabadesuciudad

sagrada.SecomprometióanodestruirelTemplo.Lojuró.Añadióquelosjudíosque lo rodeaban, Flavio Josefo, la reina Berenice, el rey Agripa, avalaban susinceridad,supalabra.

Losinsultosresonarondesdeloaltodelafortaleza.Loscombatientes juraban lucharhasta lamuerte, infligira los romanosel

mayordañoposible.—¡Anteslamuertequelaesclavitud!¡Másvalemorirluchandoquebajoel

látigooenlacruz!—gritaban.Titorepitió:—¡Yo,Tito,prometoquenoromperéunasolapiedradelTemplodevuestro

dios!—¡Dios losalvará!—aullaron—.¡Diosesnuestroaliado! ¡Eluniversoes

nuestrapatria,yeluniversoesparaDiosunmejortemploqueelTemplo!ViaTitoagacharlacabeza.Sevolvióhacialoscenturionesylostribunosdelaslegionesylesordenó

quelevantaranunnuevobosquedecruces,queacabarancuantoanteslasobrasde nivelación del terreno, que instalaran frente a las torres las máquinas deasedio, que mandaran adelantar las helepolas, que empezaran a lanzarproyectilescontralamuralla.

¿Cuántosjudíoscrucificados?Más de quinientos por día, mientras balistas, escorpiones y catapultas

arrojabansuspiedrascontralafortalezaAntonia.Pero, de pronto, el suelo se desmoronó bajo las máquinas de asedio y

salieronllamasbajolatierra.Los judíos habían excavado galerías, las habían incendiado, y ahora el

fuego estaba abrasando las catapultas, envolviendo lashelepolas,mientrasqueunos combatientes surgían de lamuralla, atacaban a nuestros soldados con talaudacia, tal valor, que los infantes retrocedieron hasta las lindes delcampamento,apesardelasórdenesdecenturionesytribunos.

Seprodujounaconfusarefriega.ViaTitoagrupandoasussoldados,lanzándolosalcontraataque.Luegoel

polvo, además del humo de los incendios, se tragó a los judíos y a nuestrossoldadosenmediodelosaullidosdelanoche.

Cuandoelvientoselevantó,losmismosaledañosdelcampamentoestabancubiertosdecadáveres.Losrestoscalcinadosde lasmáquinasyacíansobre losdesmoronadosterraplenes.

Todoeltrabajorealizadoenlosdíaspasadoshabíaquedadoarruinado.

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Mecrucéconunoscenturionesexhaustos,conelcuerpoennegrecidoporelhollínylasangre.Susojosexpresabandesasosiego.

Los judíos los habían vuelto a humillar, obligado a huir, tras lo cualregresaronasustorresyalamuralla,desdelaqueinsultaban,cantabanvictoriaydabangraciasasudios.

Nadielescontestaba.Adivinéeldesánimoyladudadeesosinfantesacostumbradosavencerya

losqueunosasediadoshambrientosestabanconsiguiendomantenerenjaque.¿Acasoeranladesesperaciónylafemáspoderosasqueladisciplina?¿Iba

aresistiresaciudadsagradaalmayorimperiodelgénerohumano?¿EraeldiosdelosjudíosmáspoderosoqueJúpiter?Constaté que el dios al que yo rezaba, aquel a quien habían crucificado,

dejabaqueloshombres,judíosyromanos,llevaranhastaelextremosusluchasysulocura.

Enaquellosdías,bajoelimplacablesoldelveranodeJudea,albordedelosbarrancosdelCedrónydelGehena,supequeelhombreeselmáscrueldelosseresvivos.

Escuchéelrelatodelosdesertoresquehuían,cadavezmásnumerosos,deunaciudaddondeloscadáveresdelosmuertosdehambreyacíanamontonadosenlascallejas,enlasterrazasdelascasas.Los«bandidos»lesrobabansusjoyas,suscollares, su ropa,yamenudopinchabanycortabanconsuscuchillosesoscuerpos,algunosdeloscualesseseguíanestremeciendo.

Yanoselessepultaba.Llenabanconelloscasasqueluegocerrabanacalycanto,peroelolorapodridoseexpandíayadheríaalasparedes.

Lorespiréenelbordede losbarrancos,dondeseguían tirandolamayoríadeloscadáveresyelpusfluíadeloscuerposcubiertosdemoscas.

AcompañéaTitomientrascaminabasobre lamurallaquehabíamandadolevantar, a lo largo de dichos barrancos, en tres días para encerrar la ciudad,impedir a los judíos, tanto a quienes querían rendirse como a quienes queríanatacar,alcanzarlasposicionesromanas.

Tito se detenía, se agachaba, miraba los montones de muertos, luego sevolvíahaciaFlavioJosefoytendíalasmanosalcielo.

Aél,Tito,queestabaalmandodeochentamilhombres,queteníaderechodevidaydemuertesobretodosellos,aél,hijodelemperadorVespasiano,looílamentarseygemir:

—Diosestestigodequenohequeridoesto.SabesloqueyodeseabaparaJerusalényparatupueblo,Josefo,¿peroporquénohanescuchadoloquetúyyolesdecíamos?¿Porqué?

—Dios está castigando a mi pueblo, Tito —suspiró Flavio Josefo—. El

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sufrimientoquenosinfligenospurificará,nosacercaráaél.Aesosperrosquedespedazanalpueblolosvasavencer,Tito,aunqueseareducidosacadáveres.EreslamanoelegidaporDiosparainfligirelcastigo.Peromídelobien,Tito,séjusto.

¿Quiénpuedeserloenlaguerra?Tito seguía mandando crucificar a cientos de hombres. Y ordenaba que

cortaranlasmanosaquienesperdonabalavida.Ésas eran las reglas en vigor. Y aquello no podía extrañarme, a mí, que

habíaleídoelrelatodelaguerraservildeEspartaco,escritopormiantepasadoGayo Fusco Salinator, amí que recordaba las seismil cruces levantadas a lolargodelavíaApia,desdeCapuahastaRoma.

Lossoldadosdelaslegionesaplicabanconcrueldadlaleyromana.Peroasualrededor,comocarroñeros,comochacales,losauxiliaresárabesysirios,losmercenarios procedentes de todas las provincias vecinas de Judea mataban,torturaban con avidez y placer, encarnizándose con el sufrimiento de susvíctimas.

Habíanpilladoaun judíoarrodillado rebuscandoentresusexcrementosyretirandomonedasdeoro.

De inmediato corrió el rumor entre los mercenarios, los auxiliares, loslegionarios. Se aseguraba que los judíos se tragabanmonedas de oro antes desalirdelaciudad,demenorvalorymásabundantesquelosgranosdecebadaodetrigo.Esperabanrecuperarlasdesumierdasiconseguíanlibrarsedenuestrossoldadosunavezfueradelaciudad.

Desde aquel momento, ¡pobre del judío al que los chacales acecharan apocospasosdelamuralla,enelbordedelosbarrancos!

Destriparonadosmilenunasolanoche.ViaTitoacongojado,avergonzado.Lovi titubearante la ideadeordenar

querodearanalastropasauxiliaresyalosmercenarios,yquelosdiezmaranalanzazos.

Peronecesitabaaaquelloshombres.Convocóa todos losoficiales, incluidos losde las legiones,pues también

habíanpilladoaromanosrebuscandoentrelastripasdelosjudíos.—¡Qué vergüenza para vuestras armas! —gritó—. No las hicieron para

destriparcuerposyrebuscarenellosoromancillado.Lashicieronparalagloria.Losromanosnosonunoscarroñeros.Combatensinodio.¡Noporelbotín,sinoporlavictoriayelpoderdeRoma!

Dijoquenoqueríaqueárabesysiriosdieranlibrecursoasupasión,asucrueldaddeasesinosyasuodioalosjudíos.

—Queselesapliqueunamuertetancruelcomolaquehayaninfligido—

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amenazó.¿Peroquiénpuedecontenerelbrazodelasesinoenuncampodebatalla?Cada mañana volvían a aparecer judíos destripados. Los soldados los

habíanacechadoydegollado,parahundirlasmanosensusentrañas,sinéxitolasmásdelasveces.

Eransólounoscuantoscadáveresentrevariasdecenasdemiles(seiscientosmil,asegurabaFlavioJosefo,quehabíainterrogadoafugitivosyllevadoacaboesafúnebrecontabilidad),muypocosdeloscualestendríanunasepulturadignadeunserhumano.

Mientras miraba a mi alrededor esas colinas peladas en las que todavegetaciónhabíaquedadodestruida, penséquehabíamos convertido el paisajeentornoaJerusalénenungranosario.

LocrucécaminandoalladodeFlavioJosefo.Llorabaal recordar labellezadel lugar, losárbolesy lasflores, lasaldeas

dondejugabanlosniños,eltraqueteodelascarretasporlossenderos,loscantosylasoraciones.

LuegosedetuvoysediolavueltaparacontemplarJerusalén.Elrostroseleanimó,eldoloryladesesperanzasefuerondifuminando.—Nada puedematarnos—susurró—. Somos el pueblo de la vida eterna

porquesomoselpuebloelegidoporDios.Notéloorgullosoqueestabadeserjudío,yloanimadoporlavoluntadde

apoyarasudios,asupueblo,asufe.Condenaba la locura sacrílega que había llevado a esos «bandidos» a

desafiaraRoma,elImperioelegidoporDios.Lostraidoreseranesoszelotes,esossicarios,ellosynoél,apesardeque

llevara el patronímico del emperador de Roma, Flavio Vespasiano. Esos«bandidos», cuya maléfica obra iba a llevar a la destrucción de Jerusalén yposiblementetambiénaladelTemplo,seríancastigados,exterminados.

Pero, y de eso Flavio Josefo estaba seguro, el pueblo judío de Jerusalénrenaceríaconsudivinoesplendor.

—EnJudea—añadió—lahierbasiemprevuelveacrecerentrelaspiedras.InterroguéaFlavioJosefo.Estabaacuclilladotalcomosuelenhacerlolosnómadas.Encorvadodeespaldayjuntaslasmanosdelantedelaboca,sebalanceaba

levemente hacia adelante y hacia atrás, y daba la impresión de no estaroyéndome.

Cabizbajo, con los ojos entornados, debía de estar rezando, nuevamenteacongojado por los relatos de algunos fugitivos que habíamos oído. HabíaconseguidoqueTitonoentregaraesoshombresalosverdugos.

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Se trataba de sacerdotes que reconocieron a Josefo ben Matías, que seasieron a sus manos y agradecieron a Dios el haber podido escapar de losdegolladores zelotes y de los destripadores que seguían rebuscando en lasentrañasdesusprisioneros,apesardelcastigoprometidoporTito.

Esos hombres de piel gris, de rostro demacrado, contaron cómo Juan deGischalahabíasaqueadolassagradasprovisionesdelTemplo,unpocodevinoyde aceite que los sacerdotes reservaban para los holocaustos. Y cómo toda lapoblaciónestabamuriendodehambre,salvolos«bandidos».

—Rebuscamosen lasalcantarillas—musitóunodeellos—.Hurgamosenlas viejas boñigas de vaca los pocos granos, los escasos desperdicios queconformannuestrapitanza.Enotrostiemposapartábamoslamiradaparanoveresosexcrementos,hoysontesorosquenosarrancamosdelasmanos.

Tito había atendido las súplicas de Flavio Josefo y autorizado a lossacerdotes a desplazarse hasta la ciudad costera de Jope, donde unos rabinoshabían congregado a algunos discípulos para rezar, estudiar la Ley, lasenseñanzasylaTorá.

Finalmente,FlavioJosefoseincorporóyvolvíapreguntarlecuántasvidasdeberían transcurrir, sucederse, para que los verdes retoños de la esperanzavolvieranabrotarenestesuelopedregoso,mancilladoporelpusylasangredeloscadáveres, enestepaisajedevastadodondeya sólo seerguíaunbosquedecrucesyesaciudadinfestadaporlamuerte

yabocada,amenosquesudiosinterviniera,aladestrucción.Josefomeagarróporelbrazoycaminamosalolargodelamurallaydelas

obrasqueTitohabía mandado realizar para asfixiar la ciudad antes de atacar su último

reducto.Las máquinas de asedio, las helepolas, los escorpiones, las balistas, las

catapultasnodejabandefuncionar,yelsilbidodelosproyectilesrasgabaelaireardiente, mezclando sus tonos agudos con los golpes sordos y graves de losarietesalimpactarenelúltimorecinto.

—Los judíos resisten—murmuró Josefo—. Los zelotes han desviado enprovecho propio nuestra firmeza anímica, nuestra confianza, pero hasta esosbandidosreflejanlascualidadesde

nuestro pueblo. Ni la sedición, ni el hambre ni la guerra nos harándesaparecer.

Measióporlamuñeca,pegandosuantebrazoalmío.—AunqueelsuelodeJudeasedesmoronebajonuestrospies,siemprenos

quedaránuestraLey,nuestra fe,nuestraTorá.Laspalabrasde laoraciónseránnuestrapatria.Cadaunodenosotrosseráunaciudadsagradayuntemplopara

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Dios.—¿Dentro de cuánto tiempo renacerá la vida aquí mismo? —repetí

señalandolaciudad,elrecintoacuyopieseestabacombatiendo.Losjudíoshabíanvueltoaintentarprenderfuegoalasmáquinasdeasedio,

peronuestrossoldados,yasobreaviso,losrepelieron.—Dios es quien decide elmomento, Sereno. Para un hombre de fe y un

pueblocreyenteyfiel,eltiempoessólounasucesióndeoracionesenesperadelMesías.—¿Cristo,paraquienescreenenesedios?—lesolté.—Ésossonloshijosimpacientesdenuestropueblo—susurróFlavioJosefo

—. Se han arrojado de cabeza en el error, en el sacrilegio. Y Dios los haabandonado,aunsiendohijosdelpuebloelegido.

De repente, congran estrépitoyunanubedepolvo, un lienzodel últimorecintosevinoabajoynuestrossoldadosseprecipitaronporlabrecha.

—¡Diostambiénoshaabandonadoavosotros!—dije.FlavioJosefomoviólacabeza.—Dios sólo abandona a quienes lo dejan, lo escarnecen, mancillan el

TemployolvidanlaLey.Vi en ese momento cómo los legionarios retrocedían, abandonaban la

brecha, y me acerqué a los centuriones y a los tribunos que, con el armaempuñadaylacorazacubiertadetierraydesangre,sehabíanreunidoalrededordeTito.

Leestabanexplicandoquesehabían topado, trasel recintodesmoronado,conunsegundomuro,menoselevadoperoquelesparecíaimposibledeasaltar.Lashelepolasylosarietesnopodíanllegarhastaél.Labrechadelprimermuroerademasiadoestrecha,losasaltantessólopodíandeslizarseporellaengrupospequeños y se convertían en blancos fáciles para los judíos, que se habíanjuntadoengrannúmeroenloaltodeesesegundomuro.

ViaTitoacercarsea los tribunosya loscenturiones,mirarlosdehitoenhitounotrasotro, luegocolocarseenelcentrodelcírculoquedichoshombresformabanasualrededor.

Levantósuespada.—Esdifícil asaltar esemuro—declaró convozqueda—.Pero los dioses

estándenuestra parte.El hambre, la sedición, el asedio, lasmurallas cayendounatrasotra,¿quésignificatodoestosinoquelairadelosdioseshacaídosobrelosjudíosyquenosestánaportandosuayuda?

Seinterrumpióyvolvióaacercarsealostribunosycenturiones.—Puedequeatacandoesamurallavayamosamorir.Puede—repitió.

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Dichoestoretrocediógritando:—¡Si lamuertenoesgloriosa,elalmaquedacondenadaa la tumbajunto

conelcuerpo!¡Ningúnvalienteentrevosotrosloignora:lasalmasalasqueelhierrodeunarmahaliberadodelacarnedurantelabatallasonacogidasporelmás puro de los elementos, el éter! Se instalan junto a las estrellas, y loscombatientes caídos quedan convertidos en genios bondadosos, en héroesbenévolosque seaparecena susdescendientesy losprotegen.Esasalmas soninmortales.

Cambiódetonoysucaraexpresódesprecio.—Pero —prosiguió— las almas que se consumen dentro de cuerpos

enfermos, por libres que estén de mácula y deshonra, caen en un profundoolvido.Mueren con el cuerpo que las envuelve.A aquéllas les corresponde lagloriadelainmortalidad,alasdemáselolvido.¡Hoyescuandotocaelegir!

Señalólabrecha.Entrevíenlapenumbraelsegundomuroylassiluetasdelosjudíosquelodefendían.

—¡Me avergonzaría de mí mismo—añadió— si el que abra camino nofueraenvidiadoporlosbienesconquelogratificaré!¡Sisobrevive,mandaráenquienes son hoy sus iguales; además, todos aquellos que caigan se llevarán ladistinciónalcorajeyseránproclamadosbienaventurados!

Vial tribunoPlácidosalirdelasfilas,apretarelpuñosobresupechoalaalturadelcorazónydecir:

—César, te ofrezco con alegría mi persona y trepo el primero por lamuralla.OjalálaFortunaacompañemifuerzaymivoluntad.Noobstante,sieldestinonoveconbuenosojosmiempresa,quesepasquenomesorprenderámifracasoyquehabréelegidodeliberadamentemorirporti.

UnadecenadehombresseagruparonalrededordePlácidoyseinternaronenlabrechaconlasarmasenristre.

PudeveraPlácidoasaltandoelmuro,repeliendoa los judíos.Lasflechasquelo

apuntaban se deslizaban sobre su escudo. Luego tropezó y una jauría seabalanzósobreél

aullandosuvictoria.Huboqueesperardosdíasmáshastaqueunaveintenadenuestrossoldados

consiguieran,porsorpresaydenoche,mataraloscentinelasjudíosagotadosporloscombates.

Oí sonar las trompetas que anunciaban que el muro, ese último recinto,había sido tomado y que ya se podía atacar la fortaleza Antonia, destruirla yllegarasíhastaelTemplo.

YanadapodíaimpediranuestraslegionesconquistarydestruirJerusalén.

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Ni las luchas que se iban a entablar ni las masacres postreras podríancambiarennadalasuertedelaciudad.

AcompañéaFlavioJosefohastaelpiedelafortalezaAntonia.TitolehabíapedidoqueexhortaraporúltimavezaJuandeGischala,aSimónBarGiorasyaEleazaradetenerlalucha,o,siqueríanproseguirla,aquesalierandelaciudadconsusarmasysushombresyse

enfrentaran a las legiones romanas fuera de Jerusalén para proteger elTemployqueasíse

salvaralapoblaciónrefugiadaenlaciudadalta.Eraeldecimoséptimodíadelmesdeagosto,díadelSacrificioPerpetuo,en

que los sacerdotes degüellan corderos en elTemplopara honrar aDios. ¿Perodóndeestabanloscorderos?

FlavioJosefoseacercótodoloquepudoalastorres.—Ossuplico,avosotrosquehabéiselegidolavíafunestadelaguerra,que

escuchéis y aceptéis las propuestas de Tito. Las llamas ya están lamiendo losmuros del Templo. Hay que salvarlo. Tenemos que reiniciar los sacrificiosexpiatoriosquedebemosaDios...

Losjudíosprofirieroninsultos,lanzaronflechasypiedras.Josefoagachólacabeza.Lloraba.Gemía.—¡Oslopideuncompatriota,unjudíoqueosjuraquelaspromesasdeTito

seránrespetadas!Podréissalirdelaciudad,pelearsiseguísempeñados,peroelTemplosesalvará.

—LaciudadperteneceaDios—replicóunavoz,puedequeladeJuandeGischala—. ¡ElTemplonunca será tomadonidestruido!Y si lo es,Diosharáqueeluniversoenteroseanuestrotemplo.

—La ciudad y el Templo están llenos de cadáveres —murmuró FlavioJosefo—.Y losprofetasdijeronque Jerusalénquedaríadestruida cuandounosjudíosempezaranamataraotrosjudíos.Yahaocurrido.Dioshasidopaciente,pero ahora va a permitir que los romanos purifiquen el Templo mediante elfuego, y arrasen esta ciudad tanmancillada. Sereno, Dios camina junto a losromanos.

MiréhacialastorresdelafortalezaAntonia,hacialosmurosdelTemploylosdelpalaciodeHerodes, tambiénflanqueadospor torres.Vi,desdelarampalevantadaporlossoldados,lasterrazasdelascasasdelaciudadalta.

Allí seguíanamontonándosedecenasdemilesdehabitantes juntocon loscadáveres,raspandoelsueloenbuscadeungrano,undesperdicioolvidados.

Precisamente aquel día, el 17 delmes de agosto, un sacerdote que habíaconseguidohuirdelaciudadsederrumbóanteJosefoylecontócómounamujerllamadaMaríahabíamatadoasuhijoconsuspropiasmanosylohabíaasado.

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Ya se había comido la mitad cuando, atraídos por el criminal aroma, losbandidosamenazaronconmatarlasinolesrevelabadóndeguardabasucomida,y ella les enseñó los restos del niño gritando: «¡Yo he hecho esto! ¡Comed,porqueyotambiénhecomidoconansia!¡Noseáismásdébilesqueunmujer,nimáscompasivosqueunamadre!».

Elsacerdotesetumbóbocaabajoconlosbrazosencruz.Sollozaba.FlavioJosefololevantóyabrazóconfuerza,compartiendosudesesperanza.

Unos soldados se acercaron y oyeron el relato del sacerdote. Algunoscompadecíanalosjudíosporsuspadecimientos,perolamayoríaexpresaronsuodioy sudeseodeenterrarbajo losescombrosde suciudadaesepuebloquedevorabaasuspropioshijos.

PenséenLeda,enesassucesivasvictorias,enlaguerrageneradoradetantalocuraydetantoodio.

RecéaCristo,eldiosquehabíapadecidoenlacruzcomoelmáshumildedeloshombres.

Pero a mi alrededor sólo oía voces que maldecían, que expresaban susganasdeacabardeunavezportodasconesepueblo,consuciudadysutemplo.

ViaTitoinclinarsehaciaelsacerdote,pedirlequevolvieraacontarloquesabía. Luego se alejó, se quedó solo durante un rato antes de regresar hacianosotrosydirigirsealossoldados:

—Tomoportestigosalosdiosesdemipatriayaladivinidad,seacualsea,quecustodióeste lugar—dijo—.Tomopor testigosamiejército, a los judíosque buscaron amparo en mí. No he sido yo quien ha querido mancillar estaciudad, prolongar los combates hasta hacer que las madres hambrientas sevuelvanmásferocesquelaslobas.Soyinocentedeesecrimen,puesheofrecidolapazyelperdón.Peroalgunosjudíosprefirieronlarevueltaalaconcordia.Yarrastraronasupuebloaesteabismo.Enestefondodondesehallantambiénseencuentra esamadre alimentándose con la carne de su hijo. Pero no permitiréqueelsolvuelvaacontemplarunaciudaddondesehancometidocrímenestanmonstruosos.Losdiosesnosayudaránasepultarbajolasruinashastaelmismorecuerdodeesteactoinhumano.

Noheolvidadoelactobárbarodeaquellamadreenloquecida.Perofuitestigodetantosmás,duranteesosmesesdeagostoyseptiembre,

quemimemoriaseabruma.Enefecto,elniñoasadoydevoradopor laque lohabía llevado, amado y alimentado con su leche fue tan sólo uno de losmonstruosos crímenes engendrados por dicha guerra de Judea y conquista deJerusalén.Yanoera tiempopara lapiedad,sinoparaelodioy lamuerte,paraqueelfuegoabrasaraelTemplo,lasllamasenvolvieranloscuerposylasespadastruncaranlasvidas.

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Fuitestigodeelloundíatrasotro.CuandoTitodioasussoldadoslaordendearrasarlafortalezaAntonia,al

fin tomada, cuando lo vi seleccionar en cada centuria a los treinta mejoressoldadosyconfiarcadagrupodeunmillarauntribuno,supequeasísucedería.

Vinoel tiempodelcuerpoacuerponocturno,pues la luzdeldíasehabíaoscurecidoporladensidaddelpolvoquesurgíadelasruinasyporelhumoqueseelevabadelashogueras.

Vinoeltiempodelosclamoresenlaciudadqueardía.Los soldados lanzaban sus gritos de guerra, los rebeldes sitiados por el

fuegoyelhierrogritaban,lapoblacióndelaciudadaltasehabíaconvertidoenunrebañoenloquecidoqueseabalanzabasobreloslegionariosalpretenderhuirde ellos, y que gemía cuando los venablos, las lanzas, las espadas losatravesaban,yafuesenniños,mujeresoancianos.

Caminéentrelosmontonesdecadáveres.TemíareconocerentreelloseldeLeda.

Eran tan numerosos que cubrían el suelo, y los soldados debían, paraperseguiralosfugitivos,escalarloscomosisetrataradeescombros.

EstuvealladodeTitoydeFlavioJosefo.Elrostrodelprimeroexpresabaalavezresoluciónydesesperación.Cuandosevolvíahaciaelsegundo,sumiradadecía:«Yonohequeridoesto,peronotengomásremedioquecumplirlo».

Josefolloraba.AsistíconélalareunióndegeneralesconvocadaporTitoensutienda.Permanecíandepiehombrocontrahombro,coneltorsomoldeadoporsus

corazasdeoroyelcascocaladohastalosojos.Titoestabasentadoenelcentrodelatienda.Interrogó a Tiberio Alejandro, su jefe de estado mayor, y luego a los

generales,asuamigoFrontón,quemandabalasdoslegionesdeAlejandríayacuyoladosehallabaelprocuradordeJudea,MarcoAntonioJuliano.

Hizoa todos lamismapregunta: ¿QuéhacerconelTemplode Jerusalén,con la sagrada morada en la que los judíos honraban a su dios, ese palaciodivino,unade las joyasde lahumanidad?¿Habíaquedestruirloycometerunactosacrílego?

SevolvióhaciaFlavioJosefo,perosinpreguntarlenada.Losgeneralestitubearon.—Elfuego—contestóTiberioAlejandro.¿Acaso los judíos no habían convertido dicho Templo en una fortaleza?

Habíapuesqueaplicarlaleydelaguerra,yaqueaquéllosnodejaríannuncaderebelarsemientraspermanecierasuTemplocomolugardereunión,alprocederdetodoslospuntosdelpaíseinclusodetodaslasprovinciasdelImperio.

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—Elfuego—repitióunodelosgenerales—.Lasllamasdebendestruirporsiempresumemoria.Titoselevantó.

—No me vengaré de los hombres en objetos inanimados—concluyó—.Jamásreduciréacenizasunmonumentotanbello.Losdioses,seancualessean,semerecenunrespeto.Este

temploseráunodelosadornosdelImperio.Noarderá.Noobstante,fuitestigodecómoseelevabanlasllamas,sederrumbabanlas

vigas,sederretíanlaspuertasdeplatayoroyardíanlascortinas.Alparecer,unsoldadolanzóunaantorchaenelinteriordelTemplodurante

labatalla,ylosdemásasualrededorloimitaron,taleseransuodioysuvoluntaddevencer,dereducirporfinaesaciudadrebeldeyaesosjudíosqueseatrevíanaseguircombatiendo.

Y es que las llamas sacaban a los judíos de sus escondrijos, losdesesperaban,losdevoraban.Lavictoriaestabaenelfuego.

Viajudíoslanzarsealahogueraparaintentarapagarlasllamas.Oí sus clamores cuando comprendieron que el Santuario, además de los

edificios que lo rodeaban, los que contenían el tesoro de aquel pueblo, lasvaliosasmonedas, laropaparaelculto, loscandelabros, todoelloibaaquedardestruido,yquesudiosestabapermitiendoqueelincendiosepropagara.

Acadasoldadoloembargabaunaebriedadincendiariaymortífera.Todos se abalanzaban aullando, agarraban teas y las arrojaban hacia las

salastodavíanoalcanzadasporlasllamas.Quemabanlospórticoscubiertosconmetalespreciososyaquellostras los

cualesunamultituddemujeresydeniñossehabíarefugiado,haciendocasoasussacerdotes,queleshabíanaseguradoqueseencontraríanaresguardoenesoslugaressagrados.

Ahoramilesdeelloseranpastodelasllamas.ViaTitollegaralacarrerahastaelSantuario,sincasconicoraza,ygritar

quehabíaqueatajarelincendio,quesalvareselugarsagrado.Peroningúnsoldadoparecíaoírlo.Me encontraba a su lado, entre los generales, cuando dio la orden a los

centurionesdegolpearaloslegionariosqueseguíanatizandoelincendio.Perolossoldadosnoparecíannotarlosgolpesdeastaqueloscenturiones

les propinaban. No parecían estar viendo a Tito ni a los tribunos. Seguíanlanzandosusteas.QueríanentrarenelSantuarioparamataraesosjudíosqueloshabíanvencidoyqueseguíanluchandoenmediodelasllamas.

No hacían caso de las órdenes de Tito. Pretendían seguir quemando ymatando. Y los soldados que iban afluyendo empujaban a los que estabandelantedeellos,demodoquealgunoscaíanasuvezenlasllamas,ardíancon

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esosjudíoscuyoscuerposseamontonabanenlosescalonesdelSantuario.Incendiaban.Mataban. Saqueaban en los sótanos del Templo. Abrían los

cofresllenosdemonedasqueloslegionariossellevabanporsacos.Nunca los soldados sehabían topado con semejantebotín.Trasmesesde

combate,huboundíayunanocheenquenadaresistió,nilosmuros,nilasaltaspuertas,niloslugaressagrados,niladisciplina.Esedíafuee129deagosto.

Todojudío,fuesequienfuese,eradegollado.Todoedificio,incendiado.Nadie podía contener a esos hombres enfurecidos, y, al final, vi queTito

renunciabaapretenderqueobedecieran.Entrétrasél,conlostribunos,enelsanctasanctórum,todavíanoalcanzado

porlasllamas.Consistíaenunasalitacuadrada,vacía,oscura,unabismosin fondocuyo

silenciomepesósobreloshombros,comosilosgritosnopudiesenpenetrarenél.

Perosolamenteduróunmomento.Los aullidos nos acosaron de nuevo a la vez que el humo, y volvimos a

salir.Titosequedóinmóvil.Mirófijamenteesaciudadaltaqueseerguíafrentea

éldondesehabíanrefugiadolosjudíossupervivientesydondeyasereanudabanloscombates.Habríaqueconquistarlacalleporcalle,casaporcasa,asícomolastrestorres,lasdeHípico,FasaelyMariam,queprotegíanelpalaciodeHerodes.

Yhabríaqueseguirmatando.Tito agachó la cabeza cuando los soldados trajeron las enseñas de las

legiones al patio delTemplo.Tenían colgados de la cintura y del cuello sacosllenos demonedas robadas en los cofres del Templo. Se tambaleaban bajo elpeso.Losobjetosrobados,entreloscualeshabíauninmensocandelabrodesietebrazos, estaban amontonados en una esquina del patio y custodiados porcenturiones.

De pronto, todos alzaron su espada y gritaron «¡Titus imperator!»,acompasandoambaspalabras.

Titotendióelbrazo,saludóasussoldadosseñalándolesalavezlaciudad,el palacio de Herodes, a lo lejos, esas torres que seguían en manos de losrebeldes.

LuegosevolvióhaciaFlavioJosefoyvisurostroderasgosmuymarcados,no el deungeneral victorioso, sino el deunhombre serio y preocupado,mássujetopasivodelosacontecimientosqueprovocadoryrectordelosmismos.

FlavioJosefoestabaencorvado,conlacabezahundidaentreloshombrosylos ojos clavados en las llamas que acababan de consumir el Templo y sustesoros.

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—Hoy—susurró—eselaniversariodeldíaenqueNabucodonosor,reydeBabilonia,destruyóelTemplo.

Cubrieron su voz las aclamaciones de los soldados, sus gritos de «¡Titusimperator!».

—Diosdecideacercadelavidaylamuerte—añadiócuandoserestablecióel silencioyyasóloseoíaelcrepitarde las llamasyel ruidode losmurosaldesmoronarse.

Derepentevisalir,deentreesasruinasenvueltasenhumo,aungrupodesacerdotesconlaropayelrostrotiznados.

Los soldados los empujaban hacia Tito golpeándolos con la hoja de susespadas y el asta de sus lanzas. Explicaron que los habían encontrado en elSantuario,refugiadosenloaltodeunodelosúltimosmurostodavíaenpie.Lasllamasloshabíansacadodeallí.

LossacerdotesreconocieronaFlavioJosefoylesuplicaronconlamirada.Titoseadelantóysecolocóentrelossacerdotesyél.—Yapasóeltiempodelperdón—decretó.Señalólasllamas,losescombrosdelSantuario.—ElTemplo,vuestroTemplo,haquedadodestruido.Eraissussacerdotes.

¿Por qué queréis sobrevivir a su desaparición si no habéis sido capaces depreservarlo?

Hizo un gesto, el brazo tendido, el pulgar hacia abajo, y los soldados sellevaronarastrasalossacerdotes.

Vilasangrebrotardesusgargantas,suscuerposdecapitadosestremecersesobrelasbaldosas.

TitomiróunlargoratoaFlavioJosefo,queagachólacabeza.Losdiosesnoeranlosúnicosendecidirsobrelavidaylamuerte.Sin embargo, durante unas cuantas horas llegué a creer que los dioses y

Tito,loszelotesylossicarioshabíanrenunciadoadarmuertealasdecenasdemiles de judíos que se habían refugiado en la ciudad alta, del otro lado de lavaguada.

Unpuentelacruzaba,peronadieseatrevíaatomarlo.NuestrossoldadosacechabandesdelaorilladelTemploylaciudadbaja.En la ciudadalta, los sicariosy los zelotesmatabanapedradasaquienes

intentabancruzarelpuenteydesertar.Yalpiedelmismo,juntoalospilares,seibanamontonandoloscadáveres

tiradosalfondo.Sinembargo,enelsegundodíadeseptiembreviaunhombreadentrarseen

elpuente.Llevaba una larga túnica de sacerdote y alzaba los brazos. Caminaba

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lentamente,conpasofirme,ylossoldadosacuclilladosamialrededorsobrelasruinas se incorporaron. Si los zelotes y sicarios permitían que ese hombre seacercara,sindudasetratabadeunemisariosuyo.Elhombresedetuvoenmediodelpuente.

GritóqueSimónBarGiorasyJuandeGischalaqueríanoír,debocadeTito—y sólode ella, gritó—, las propuestas que los romanos estabandispuestos ahacerparaquesedetuvieralaguerra.

Di gracias a Dios cuando vi a Tito, rodeado por sus tribunos y suscenturiones,dirigirsealaentradadelpuente.

Los soldados se aglutinaron a su alrededor. Oí sus murmullos. Parecíanfieras contenidas a la fuerza, rugientes de tanto tener que esperar paraabalanzarsesobresupresa.

Temblótodomicuerpo.Seguíansedientosdesangre.PeroTito levantó lamanoy losobligóacallar.Señaló laciudadaltay la

muchedumbrequeseibareuniendoenelpuente,acuyacabezacaminabanJuandeGischalaySimónBarGioras,suszelotesysussicarios.

—Estáncomolosatunesenlaalmadraba—dijo—.Nuestrosterraplenesynuestromurolostienencercados.Noselibrarándelamuertesiasílodecidimos.No tendremos más que atacar. Son tantos que cada golpe nuestro matará avarios. Y veremos la tierra cubrirse de sangre así como los pescadores venenrojecerelmar.Yanolesquedasinotirardelaredyrecogersupesca.

Diounpasohacialossoldados.—Pero necesitaremos varios días paramatarlos a todos. Y los cadáveres

sóloalimentaránaloschacales,alashienas,alosbuitres.Silosjudíosdeponenhoysusarmas,elegiremosalosquedebanmoriraquí,alosquelucharánenlosanfiteatros para complacer a la plebe y a los que se convertirán en nuestrosesclavos y venderemos para nuestro provecho. Éste es el motivo por el cualvamosahablarconellos,yaque,porfin,quierenescucharnos.Quenoselanceunasolaflecha,unsolovenablo,unasolapiedradehonda.Yomismomataréalquenoobedezcaestaordenoalqueprofieraunsoloinsulto.SomoslaslegionesdeRoma.Ladisciplinaesnuestrafuerza.

Aquellamultituddehombresarmadosquedóenmudecidayestática,depiesobrelasruinasdelTemploydelaciudadbaja.

Enelotrolado,lamultitudtambiéncalló,yJuandeGischalaySimónBarGiorasseadelantaronhastalamitaddelpuente,alencuentrodeTito.

Supuse que el zelote y el sicario iban a reconocer su derrota. El Templohabíaquedadoreducidoaunamasijodeescombros.Sustropasnopodíansalirde laciudadalta.Únicamentepodíanelegirentre la rendicióny lamuerte.Nosólo la de los combatientes, sino también la de todos los supervivientes, esas

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mujeres,esosniños,esosancianosquepermanecíansinmoversedelaorilladelavaguada,esperandoelfinaldeloscombates.

LavozdeTitosealzódepronto.Nadamáspronunciarlasprimeraspalabras,supequenoleharíancaso,que

BarGiorasyJuandeGischalapreferiríanlamuerteantesquelahumillaciónyelsuplicio. Sólo habían propiciado estas negociaciones para convencerse —ydemostraralamuchedumbredesupervivientes—dequenoquedabaotrasalidaquemorirluchando.

—¿Qué sucede, judíos, ya os habéis hartado por fin de las desgracias devuestrapatria?—clamóTitoconvozdespectiva, ladelvencedorqueno sóloquiere imponer su ley, sino además obligar al vencido a reconocer que se haequivocado al rebelarse, al resistir, que debe deponer las armas y tender elcuello,confesarquesurevueltahasidounaauténticalocura—.¡Osnegasteisareconocernuestropoderyvuestradebilidad—prosiguió—,osdejasteisarrastrarpor la demencia, provocando así la perdición de vuestro pueblo, de vuestroTemplo,devuestraciudad,ynovaisatardarenmorircontodajusticia!

Sentíelestremecimientodelossoldadosquesehallabanamilado.—¿Quéoshacegado?¿Quéoshahechoconfiarasí?¿Vuestronúmerode

combatientes? —preguntó Tito—. Una ínfima parte del ejército romano habastadoparaponerosenjaque.¿Lafidelidaddevuestrosaliados?¿Acasoalgunanación, algún pueblo preferiría a los judíos en contra de Roma? ¿Vuestrafortalezafísica?Losgermanossonnuestrosesclavos,¿yquésoisasulado?¿Lasolidezdevuestrasmurallas?¡Nohanresistidoanuestrasmáquinasdeasedio!Dehecho,judíos,oshabéisrebeladocontralosromanosporlobondadososquesomos. ¡Os hemos permitido que ocupéis esta tierra, hemos dispuesto que osgobiernen reyes de vuestra raza! ¡Habéis rechazado nuestras ofertas de paz!¡Habéis querido matar a los judíos juiciosos que están de mi parte! HabéisrechazadoavuestroreyAgripa,avuestrareinaBerenice.YohequeridoprotegervuestroSantuario.¡Miradahoraavuestroalrededor!¡Yasóloquedancadáveresde vuestro pueblo! ¡Ruinas de vuestro Templo! ¡Vuestra ciudad está a mimerced!¡Vuestrasvidasestánenmismanos!Escuchadme.Oshabloporúltimavez. ¡No quiero ser tan loco como vosotros! ¡Si deponéis las armas y osentregáis,osperdonarélavidacomohaceunbuenamoensucasa:castigandoalincorregibleyquedándomeconlosdemás!

Vicómozelotesysicariosempezabanaretroceder,y,apenasabandonaronelpuente,gritaronquequeríanquese lespermitierasalirconsusmujeres, sushijosysusarmas.Seretiraríanaldesiertoyél,Tito,seadueñaríadelaciudad.

Elrostrodeéstesecontrajo.Losjudíosestabanatrapadosyhablabancomohombreslibres,poniendosuscondiciones.

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—¡Noperdonaréanadie!—gritóTito—.Aplicarélasleyesdelaguerra.Lossoldadosrugieron.Enlaotraorilla,laturbaretrocedióysaliócorriendoporlascallejashasta

desaparecerenlascasas.—¡Matad,incendiad,saquead!—vociferóentoncesTito.Ylossoldadosseabalanzaronhaciaelpuente.Entré con ellos en la ciudad alta, que ya estaba siendo devorada por las

llamas.Luchaban. Mataban. Pateaban los cadáveres. Al cabo de pocas horas,

zelotesysicariosabandonaronlastorresdesdelascualespodríanhaberseguidoresistiendo.

Searrojabancontra lossoldadoscon lasmanosvacíasparaque lamuertellegase antes. Desaparecían en el interior de las casas, donde los soldadosdescubríanentradasdesubterráneos.Lanzabandentroantorchasypezardiendo.Seoíangritos.Dedebajodelatierra

surgíanhombres,mujeres,niñosenvueltosenllamas.Mataban.Lossoldadossaqueaban,violaban,plantabansusenseñasen loaltode las

torres,cantabanybatíanpalmas.Losnotéahítosdemuerteysangre.Me acerqué a Flavio Josefo, quien caminaba sin rumbo enmedio de las

llamas. Pasaba por encima de los cadáveres de su pueblo. Lloraba, repitiendoquealmenosunmillóndepersonashabíaperecidoenestaguerraqueélhabíacondenado,intentadoevitar,yque,sinembargo,nohabíadejadomásqueruinas,sufrimientosymuerte.

Nos unimos a Tito, quien estaba recorriendo las ruinas de Jerusalén,aclamadoporsussoldados.

UnoscenturionesacudieronaanunciarlequeJuandeGischalaySimónBarGiorashabíansidodetenidos.

Juan había conseguido huir de Jerusalén por un subterráneo, pero unapatrulladesoldadoslohabíaprendidoenunpueblovecino.Nosedefendió.

TambiénSimónBarGiorashabíasurgidodeunsubterráneo,peroenmediode las ruinas del Templo. Creyó que los romanos se espantarían al verlo,maquillado,envueltoenunsudario,comosiregresaradelreinodelosmuertos.Pero un centurión lo amenazó con su espada y Simón Bar Gioras gritó sunombreparasalvarlavida.

Vi que unamueca de desprecio y de asco deformaba el rostro de FlavioJosefo. Esos dos caudillos, esos dos bandidos habían preferido vivir comopresos, que los arrastraran por las calles de Roma y los degollaran el día del

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triunfodeTito,antesquemorirempuñandounarma.—¿Quiéneseltraidor?¿Quiénelcobarde?—dijovolviéndosehaciami.Después pidió a Tito que perdonara la vida a los supervivientes que no

habíanluchado.Titovaciló.Caminaba lentamente entre las ruinas, deteniéndose ante los inmensos

bloquesdepiedraqueservíandebasamentodelasmurallasydelastorres.—Los dioses están con nosotros en esta guerra—dijo—. Las manos de

nuestros soldados y nuestras máquinas de asedio, nuestros arietes no habríanbastadoparamoverestasmurallas,estastorres.Hansidolosdiosesquieneslashanderribado.

—¡Sé generoso, Tito! —repitió Flavio Josefo—. ¡Tus dioses puedenpermitirseserlo!

Le señaló a los supervivientes postrados entre los escombros, esperandoquefuesenamatarlos.

Observé en los soldados gestos de hastío, cansados ya dematar hombrescomomatanloscarnicerosalosanimales.

—Matadalagentearmadaqueseresista—decretóTito.Recépara queLedabenZacarías formaseparte de esemontóndepresos

cuya vida había sido perdonada y a quienes estaban reuniendo en el patio delTemplo.

Allí,lossoldadosseparabanalosdébiles,alosancianos,aniñosyjóvenesvigorososquesepodríanvendercomoesclavosoreservarcomopresasparalasfierasocomogladiadoresenlaarena.

Asistí a esa cruel selección entre quienes iban a morir de inmediato yquienes estaban abocados a la esclavitud o a una muerte aplazada, hasta eltriunfodeTitoolosjuegosenlosanfiteatros.

Pedíalcenturiónquemandabalaguardiaquemedejaramirardecercaalosprisionerosjóvenes.

Habían apartado y agrupado a lasmujeres, y los soldados las acechaban,sacandoalgunaqueotradelgrupoyllevándoselaentrelasruinas.

Amenudoregresabansolos,trashaberdestripadoalamujeralaquehabíanmancillado.

RecéparaqueLedabenZacaríasnohubiesetenidosemejantedestino.Deseéquesóloelhambrelahubiesematado.Temía,alavezqueesperaba,queestuvieseviva.Medetuvepues ante cadaunade las cautivas.No tuvemás remedioque

obligarlas,agarrándolasporelpelo,alevantarlacabezayaenseñarmesurostro.Fueel28delmesdeseptiembre.

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Jerusalényasóloerauncampoderuinas,uninmensomataderoqueseguíaardiendo y donde se degollaba todavía a quienes no se quería conservar, nialimentar,nidejarlibres.

Fueesedía,estandoaúnelsolensucenit,llameandoyquemandocomosifueraplenoverano,cuandoreconocí,acuclilladasobre la tierradeJudea,entrelosescombrosdelSantuarioytodasesasmujerestrabadas,aLedabenZacarías.

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QUINTAPARTE

33

VilosgrilletesqueapresabanlostobillosdeLedabenZacarías.Lacuerdaqueletrababalasmuñecasyleceñíaelcuello.Su rostro manchado, sus pómulos desollados, sus labios tumefactos, y

cruzamoslasmiradasduranteapenasuninstante,puesellalaapartóbajandolospárpadoscomositemiesequeyorecordaraesefulgorderebeldíaindomablequehabíanotadoenellacuandolaobliguéaalzarlacabezatirándolaporlospelos.

Alsoltarladejócaerlabarbillasobresupecho.Siqueríavivir,teníaqueconvertirseenanimalsumiso.Vacilé, pero la tentación era demasiado fuerte. Agarré a Leda por los

hombros para ayudarla a levantarse. Se zafó con brusquedad y permanecióencogida,conlaespaldaencorvadaylosbrazossobresusmuslosreplegados,lasmanosjuntasapoyadasenlasrodillas.

Diunpasoatrás.—¿Éstaeslaquequieres?—mepreguntóelcenturiónquemeacompañaba

yllevabaunlargolátigodetirasdecuerotrenzadascolgándoledelamuñeca.HabíaconseguidopermisodeTitoparaapropiarmeomandar liberara los

presosqueyodeseara.Sabía que Tito se había mostrado generoso con todos sus tribunos y

allegados.Flavio Josefo había conseguido librar de la esclavitud o de la muerte a

variasdecenasde judíosquefuereconociendoentre lamasadecautivos,entrelos cuales los soldados elegían a diario a cientos devíctimaspara degollarlas,torturarlasocrucificarlas.

Y también vi a Josefo implorando a Tito, pidiéndole que indultara a tressacerdotesalosqueacababandeclavarencrucesyquehabíanestudiadoconél,enlamismasala,lostextossagrados.

—Perdónales la vida,Tito, son hombres de fe y de paz,Dios te lo sabráagradecer—lesuplicó.

Titoaceptó.Bajarondesuscrucesesostrescuerposlaceradosporloslatigazos.Dosde

losajusticiadosmurieronmientras los trasladabana la tiendadeFlavioJosefo.Estuvocuidandodel tercerodurantevariosdías, y juntos entonaronoraciones,

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agradeciendo a Dios su generosidad, pidiéndole que dejara de castigar a supueblo, garantizándole su fidelidad y comprometiéndose a transmitir suspalabras, a convertir a cada judío en un templo vivo, a repetir en cadacomunidad: «¡Escucha, Israel, el Padre Eterno es tu Dios, el Padre Eterno esUno!».

Asísobreviviríaelpueblojudío,alqueunoslocosarrastrarona laguerra.UnterciodelapoblacióndeJudeadeesemodofuesacrificada,yelSantuario,mancilladoyconvertidoenruinas.

«Pero túereselEternoy tuTemploeseluniverso,y regresarásaquía latierradeJudea.»

Yeldiosdelosjudíos,quizáparaagradeceraFlavioJosefosuvoluntaddesalvarlosfundamentosdelafe,deperpetuarlaspalabrasdelaoraciónahoraquelos muros del Templo habían sido derribados, hizo surgir de un subterráneodondeloszelotes lohabíanencarceladoaMatías,hermanodeJosefo,yamboshombrespasaronlanocheapretujadoselunocontraelotrorezandoyllorando.

Yo tambiénhabía rezadoparaque se salvara esa joven llamadaLedabenZacarías.

La había buscado y ahora la tenía delante de mí, con la ropa y la pielrasgadas.

—¿Ésta?—repitióelcenturión.Y antes de que hubiese podido pronunciar una palabra o hacer elmenor

gesto,lecruzólaespaldadeunlatigazo.Leagarréelbrazo,quevolvíaaalzarse,loretuvemirandoaLedamientras

se incorporaba, con lamirada baja, y descubrí sus grávidos senos, sus anchascaderas, sus huesos que sobresalían y parecían a punto de quebrarle la piel almenormovimiento.

—Nohaselegidomal,caballero—dijoelcenturiónrozandoconsulátigolospechosde

Leda.Leapartéviolentamentelamano,yélrió.—¿Creesqueereselprimero?Soltóunarisotada.—¡Si querías vírgenes debiste cruzar las murallas con nosotros! ¡Todas

éstas —señaló con el látigo a las mujeres acuclilladas— han conocido yasoldadoromano!

TiródelacuerdadeLeda.Ellatropezó,y,antesdequecayera,lasostuve,pegándosememicuerposudadoalsuyo,mismanossobresuspechosdesnudos.

—Peropuedequehayas elegidoa laúnica a laquenuestros soldadosnohayan poseído, ¡quién sabe! Siempre puedes imaginarte, caballero, que los

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diosestehanregaladounfrutotodavíaverde.¡Porimaginarquenosea!Cortó de una estocada la cuerda que mantenía a Leda trabada de otras

cautivasporelcuello.SóloenesemomentomepercatédequeLedaestabaasfixiándoseconesa

cuerda que se había tensado al permanecer las demás mujeres postradas, sinfuerza ni voluntad para incorporarse y evitar que la atadura les cortara larespiración.

—Mandaprimeroquelalaven—soltóelcenturión.SeguíamanteniendoaLedapegadaamí.Sufrí al separarme de ella y, tras retroceder un paso, deseé volverla a

agarrar,cubrirsuspechosconmismanos.Llevabatiemposintocaruncuerpodemujer.Laasíporelbrazo.Laayudé

acaminar,yaquesuscadenaslateníantrabada.Mientraslaguiaba,lesusurréquelahabíavistotiempoatrásenAlejandría,

en casa de su padre, Yohana ben Zacarías, quien me había suplicado que labuscaraysalvara,yquenohabíaperdidolaesperanzadepoderhacerlodurantelosmesesdeasedio.

Yahora,graciasaDios,aquílateníadelante,yviva.Se volvió hacia mí, con los ojos muy abiertos. Me miró fijamente,

expresandocon tanta intensidad suodioy sudesprecioqueprimero agaché lacabeza,yluegolaempujébrutalmente,apoyandomismanossobresushombrosparaquecaminaramásrápido.

Cayóderodillasysentí,alverdoblarsesucuerposemidesnudo,unaintensaquemazón,eldeseodesometerlayposeerla.

Dejéqueeldeseomeimpusierasuley.OrdenéadosesclavasquelavaranelcuerpodeLe-dabenZacaríasyluego

gocédeéltodoloquepude.Ellacerrabalosojosapretandoloslabios.Separabalosbrazoscomosiyo

fueraacrucificarla.Aratospensabaquelaestabaatormentando.Entonces me levantaba, iba y venía por mi tienda o, cuando fuimos a

CesareadeFilipo,aAntioquía,oaBerite,por lahabitacióndelpalaciodondemealojaba.

Leda permanecía tumbada, desnuda, inmóvil, con las manos rozando elsueloaambosladosdelacama.

Meacercaba.Laagarrabaporloshombros,lasacudía.Loquemásmeirritabaerasusilencio,susojoscerrados,lapasividadcon

quepadecíamiscaricias,mismordeduras.Parecíamuerta,yyojamásconseguíasaciarmedeella.

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Intentéhacerlasufrirparaquesesobresaltara,seofuscara,gritara.Peropormucho quemis dientes dejaranmarcas en el interior de susmuslos, y que lasangrellegaraabrotar,parecíainsensible.

Le echaba en caraque si no la hubiese elegido, en estemomento estaría,casodeseguirconvida,enmanosdelossoldados,oenlaarenadeunanfiteatro,ocaminando,encadenadajuntoconotrosjóvenescautivos,haciaEgiptopara,sisudios laprotegía,convertirseenesclavadoméstica.Ysiaesemismodios ledieraporignorarlaocastigarla,laentregaríaalossoldadosparaquejugasenconella antes de entregarla a los perros. A menos que la destinaran a trabajosforzadoseneldelta,juntoconlosjóvenesmásfuertes.

Detodoesolahabíalibradoyo,aquiennomiraba,nohablaba,yo,aquiensóloentregabauncuerpoinerte.

Menegabaaatarladepiesymanoscuandomeausentabadelatienda.Lahabíaavisado:podíaintentarhuir,perolossoldadosseguíanregistrando

las ruinas y los subterráneos de Jerusalén. Desalojaban todos los días ainsurrectosocultosenellos.Lostorturabanparahacerlesconfesardóndeestabanescondidoslos tesorosdelTemployloscofresdepositadosenelSantuarioporlasfamiliasricas,hecholocual,losdegollaban.

Correría la misma suerte, si es que los soldados no la destripaban trashaberlaposeído,olatirabanvivaporunodelosbarrancosdondeloscadáveresseguíanpudriéndose.

Podíapuessalirdelatienda.Quizásconsiguieraabandonarelcampamento,perojamáspodríaalejarsedelasruinasdeJerusalényalcanzaresasciudadesdeHebrón, de Herodión, deMaqueronte y deMasada donde, según se contaba,zelotes y sicarios se habían concentrado para proseguir la lucha: me habíaenterado de que estaban atacando, en el valle del Jordán y en el desierto deJudea,alascohortesromanasyalascaravanasdemercaderes.

Relataba esos sucesos a Leda ben Zacarías con la esperanza de verlaestremecerse, de sorprender unamirada, una expresión en su rostro, pero ellapermanecía postrada; y cuando regresaba a la tienda tras haber pasado el díafuera,melaencontrabaencogidacomosiestuvieseencadenada.

Entonces me detenía ante ella y tenía la impresión de quemi cuerpo secubríade inmundicias,dequeme impregnaban lapielexcrementose invadíantodomi ser.Mevolvía apestoso comounahienaoun chacal, tiñoso comounperrocallejero.Ytancruelcomoesossoldadosquehabíandestripadoaalgunosjudíos para rebuscar en las entrañas de esos fugitivos lasmonedas de oro quequizásehubierantragado.

Yotambiénestaba,amimodo,buscandooroen lasentrañasdeLedabenZacarías.

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Lasnáuseasmeimpedíanrespirar.Volvíaasalirdelatienda.Erandíasdevictoria.Lossoldadossemovíanporpandillas,cargandocon

subotín,laespadaenmano,siempresobreaviso.Aúnquedabanrescoldosbajolas ruinas, y de cuando en cuando volvían a brotar las llamas, rodeando apatrullasquepedíanenvanoauxilio.

Tambiénhabíaquevaciarlossubterráneosylasalcantarillas,sacardeallíaloshabitantesyrebeldesocultosdentro,asícomolostesorosquecontenían.

Mataban.Dejabanmoriramilesdepresos,rendidosporelhambreylased,peroalgunosrechazabanlacomidaqueunoscuantossoldadoslesllevabanporcaridad.

EnunpatiodelSantuario,unespaciorodeadoderuinas,habíanreunidoalossetecientos jóvenesmásbellos,quienesdebíanviajaraRomaparadesfilar,cargadosdecadenas,ante laplebe,duranteel triunfoquecelebraría lavictoriadelemperadorVespasianoydesuhijoTitosobreJudea,porfinrendida.

Los jefesde la rebeliónyano eran sinodos cuerpos trabadosdestinados,tambiénellos,aformarpartedeltriunfoenRoma.

ViaeseSimónBarGiorasyaeseJuandeGischalaatadosconcadenastangruesasqueapenaspodíanmoverloshombrosylacabeza.Eranlapartehumanadeunbotínqueseibaamontonandobajolacustodiadelossoldados.

VilloraraFlavioJosefocuandocontemplólasvestimentassacerdotales,lostejidossagrados,loslibrosyelinmensocandelabrodesietebrazos,esesímbolodelaunióndelpueblojudíoconsudiosquedentrodepocoseríaexpuestoenuntemplodeRomaparaque todociudadanosupieraquenada,nisiquieraeldiosúnicodelosjudíos,podíaprotegeraunpuebloqueserebelaracontraelpoderdeRoma.

Unpoderque teníadesplegadoantemí, encarnadoen los soldadosde laslegionesreunidosfrentealatribunasobrelacualmeencontraba,juntoaFlavioJosefo, a escasos pasos de Tito, que, rodeado por sus oficiales, se disponía agratificaralosmásvalientes.

Enaquelmomento,mesentíorgullosodeserromano.MedirigíhaciaFlavioJosefo,intentandoadivinarloqueestaríasintiendo,

precisamente él, que había sido uno de los caudillos militares, uno de lossacerdotesdeesepueblocuyoaplastamientoycastigoseestabacelebrando.

InclusoyaseestabanacuñandomonedasquerepresentabanaJudeacautivayencadenadaaunapalmera,custodiadaporunsoldadoromano.

Tito agradeció a las tropas suobediencia, supaciencia, su tenacidady suvalor.

Cuando hubo acabado, los tribunos empezaron a leer los nombres de los

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legionariosalosqueTitoibaaentregarunacoronaocollaresdeoro,pequeñaslanzas e insignias de plata, monedas de oro y de plata, ropa y otros objetosprocedentesdelbotín.

Vi cómo avanzaban aquellos hombres armados. Recibían su recompensaconemociónporelentusiasmoconqueTitolossaludaba.

Luego éste recitó unas oraciones y bajó de la tribuna en medio deaclamaciones.

Sehabíanelevadounosaltares,cercadeloscualesseconcentrabandecenasdebueyesqueibanasersacrificadosparahonraralosdioses.

Tito desenvainó su espada, y cuando le llevaron el primer animal, lodegolló. Éste se desmoronó en medio de un charco de sangre negra. Fueinmolando así a todos los bueyes, que luego ofreció al ejército para que lavictoriasecelebraracontodadignidad.

Participéenaquellosfestejosquedurarontresdías.Yo era romano, vencedor, gozaba de Leda ben Zacarías al regresar ami

tiendaenplenanochealgoebrio.Unamañana,aldespertarme,descubríaFlavioJosefo.EstabacontemplandoaLeda,quepermanecíaacurrucadaalpiedelacama.

Teníalosojosabiertosyleíensumiradataldesesperaciónquemeavergoncédeperteneceralpueblovencedor.

SalíconJosefofueradelatienda.—SóloDios sabe lo quevalen los hombres—musitó—.No te juzgo, así

quehaztúlomismoconmigo.Me habían llegado noticias de que Tito le había regalado, a cambio de

terrenosquesufamiliaposeíaenJerusalén,unavastapropiedadenlallanuradeJudea.

En el entorno de Tito semurmuraba. También se había sabido que iba aviajar.QueTitoibaaemprenderunperiploparavisitarlasciudadesdeCesareaMarítimayCesareadeFilipo,deBeriteydeAntioquía,yaalgunoslesresultabaextrañoqueelvencedorde los judíosse rodearade judíoscomoJosefo,comoAgripaoelmismoTiberioAlejandro.Tambiénsedecíaquesehallababajoelinflujodesuconcubina,lareinaBerenice.¡Yahoraregalabaaesejudío,FlavioJosefo,tierraspertenecientesaunaprovinciaquetantohabíacostadosometeralaslegiones!

—¿Sabeslodelastierras?—mepreguntóJosefo.Sinesperarmirespuesta,recitó:

—«AsíhablaelSeñor:Delmismomodoquehesuscitado tantadesgraciapara este pueblo, provocaré toda la felicidad que le anuncio. Y se compraráncamposenestepaísarrasado...SevolveránaoírenlasciudadesdeJudeaypor

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las calles de Jerusalén, ahora devastadas, sin hombres, sin habitantes, sinanimales, clamores de júbilo y gritos de alegría, las voces del novio y de lanovia...Puestraerédevueltaaestepaísalosexiliadostalcomoantesestaban,dijoelSeñor».

Lomiréfijamente.FlavioJosefoparecíamástranquilo,sereno.—AsíhablabaJeremías,nuestroprofeta.Yyodigolomismo—añadió.Penséquepertenecíaaunpuebloqueseguíasiendo indestructibleapesar

dehabersidovencido.Sinembargo,duranteaquelinvierno,alolargodelosmesesquesiguierona

ladestruccióndelTemplo,continuéviendocorreradiariolasangrejudía.AbandonéjuntoconlaslegioneslasruinasdeJerusalénycabalguéallado

deTitohaciaCesareaMarítimayCesareadeFilipo,BeriteyAntioquía.Cadavezquemirabahaciaatrásveíacaminando,encadenados,azotados,a

losmilesdepresosjudíoscuyosuplicioTitoqueríaofreceralaspoblacionesdedichas ciudades, en las que estaban elevando arcos de triunfo para darle labienvenidaycelebrarsuvictoria.

MirabadereojoaFlavioJosefo,quenosehallabamuylejosdemíperoquejamássedaba lavuelta,comosisenegaraaver loscuerposde loshombresymujeres de su pueblo, martirizados, abandonados en el desierto, agonizantes,entregadosjadeantesalashienasyaloschacales.

Parecía insensiblea losgritosdeodioya laspiedrasquecaían sobre lospresoscuandoentrábamosenlasciudades.LossiriosygriegosquelashabitabanpedíanaTitoque lesquitarandeencimaa los judíos,queRoma, lagrande, lagloriosa,lapoderosaRoma,aprovecharasuvictoriaparaacabardeunavezconunpuebloenvidiadoyaborrecido.

Oí a los habitantes de Antioquía reclamar el derecho de expulsar a susjudíos, a aquellos que todavía no habíanmatado, y de romper las tablillas debronce sobre las cuales estaban grabados los derechos que Roma habíaconcedido a los judíos. Esa turbamulta enfurecida reclamaba que los judíosacabaranconvertidosengranosdearenaarrastradosporelvientoyobligadosarenunciarasusritos,alsabbat,asudios.

Titoescuchóesasmaldiciones,esosdeseos,esasacusaciones;luegolevantólamanoyreclamóelsilencio.

—La patria de los judíos, allí donde habría que devolverlos, ha quedadodestruida,ynohayningúnotroterritorioquepuedaacogerlos.

Se negó por tanto a que los expulsaran de Cesarea, de Berite o deAntioquía, pero ofreció a las frustradas poblaciones esos prisioneros judíoscuyosensangrentadoscuerposeranllevadosaempelloneshastalaarena.

No quise saber si Flavio Josefo estaba sentado entre los tribunos que

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rodeabanaTitoenlasgradasdelanfiteatrodecualquieradeaquellasciudades.PerorecuerdoaesosmilesdejudíosentregadosalasfierasenCesareade

Filipo,el24deoctubre,díadelcumpleañosdeDomiciano,hermanomenordeTito.

Aúnoigodentrodemílosgritosylasaclamacionesdelamultitudqueseponíaenpiecadavezqueunafieralacerabadeunzarpazoelcuerpodeunjudío.

EnBerite,el27dediciembre,díadelcumpleañosdeVespasiano,milesdepresosfueronforzadosaenfrentarse,amatarseentresí;luegolossupervivientes,entregados a las llamas, alumbraron la gélida noche con el resplandor de suscuerposconvertidosenantorchas.

Los verdugos inventaban cada día nuevos suplicios: desollando por aquí,descuartizando por allá, obligando a los prisioneros a acoplarse y luego adevorarseentresí.

Tuveque cerrar los ojos envarias ocasiones.Y cuando regresaba junto aLeda,nomeatrevíaatocarla,comosi,porfin,comprendieraque,alpretendertomarla, someterla a mi deseo, sólo era un verdugo más atormentando a sumaneraaunvencido.

Lehablabaasabiendasdequenomemiraría,nomecontestaría.Porquenohabíapronunciadounasolapalabradesdequemelaapropié.Ysumutismomeexasperaba.Aveces,meabalanzaba sobreella,decididoaazotarla.Peroenelúltimomomentomeconteníayoptabaporabusardeellacon furor, separandosusmuslosyhundiéndomeensuinteriorsinconseguir

queesabrutaluniónmesatisficiera..Al incorporarme, la amenazaba con devolverla a los soldados, o con

entregarla o venderla a los lanistas, que buscaban para sus espectáculos amujeresjóvenescuyocuerpodesnudoexpuestoalasfierasexcitabalosinstintosdelamuchedumbre.

Sinembargo,me laquedabaparamíydenuevomedejabavencerporeldeseo.

Meacercabaaella.Lecogíalabarbilla.Lelevantabalacara.Meirritabansusojossiemprecerrados,suslabiossiempreapretados.Lecontabaloquehabíavisto en el anfiteatro. La amenazaba, la obligaba a levantarse, la tiraba de lacama.

Erasuverdugo.Laestabaatormentando.Le gritaba que era romano, ella una vencida, que era caballero, ella mi

esclava.Ysalíadelahabitaciónode la tienda,ahogandounsollozosinconseguir

entenderelmotivo.En varias ocasiones llegué a arrodillarme, a tumbarme sobre la arena, a

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rezaraesediosquehabíapadecidoeltormento,esealqueestabatraicionandoalabusardelcuerpodeLeda,esequeparecíacomprender loqueyosentíayqueconteníamibrazocuandoteníaganasdegolpearaLeda,puedequedematarla;¿pues qué era una vida en esta tierra de Judea dondeTito sacrificaba a diariomiles de ellas, sin crueldad, para agradecer a esas ciudades de Siria, a esossoldadosauxiliares,quehubiesensidosusaliadosenlaguerra?

Asíhabíasidosiempredesdelosorígenesdelahumanidad.¿Llegaríaestoalgunavezacambiar?¿Reinaría alguna vez en el corazón de los hombres la religión de

sufrimiento y de piedad que los discípulos deCristo el crucificado intentabanextender?

PreguntéaFlavioJosefoacercadeesenuevodiosprocedentedesupueblo.Estabasentadofrenteamí,antesutienda,situadanolejosdeladeTito,en

el campamento de la legión X, a la que nos habíamos unido tras aquellasperegrinacionesporSiria,delÉufratesalmar.

Teníamosdelantedenosotroselcampoderuinas,elcualoteábamosdesdeloaltodelmontedelosOlivos,enelqueestabainstaladoelcampamento.Unaspiedras mayores que las demás recordaban el emplazamiento de la fortalezaAntoniaysustorres,yperfilabanelperímetrodeloquehabíasidoelSantuariodelpueblojudío.

Señalélascolinaspeladasquerodeabanlasruinas.Aquíyalláseguíanenpiecrucesdelasqueaúncolgabancuerposresecos,

lacerados.—EldiosCristo...—empecéadecir.FlavioJosefomeinterrumpióconungestodelamano:—NuestroDios,elEterno,esUno—recalcó.RecordélaspalabrasdeTito.Fue durante el asedio. Nos encontrábamos a su lado mientras unos

carpinterospreparaban,porordensuya,cientosdecrucesquelossoldadosibanaclavarerguidasfrentealasmurallas.

Entrelospresosalosquesedisponíanacrucificar,algunoshabíangritadoque resucitarían como su dios Cristo, al que se unirían en la paz eterna. Losjudíos a quienes les esperaba el mismo suplicio se apartaron de ellos. Losdiscípulos de Cristo y sus hermanos en el sufrimiento, esas dos ramas de unmismopuebloaquieneslaproximidaddelamuertedeberíaunir,intercambiaronacusaciones, imputando a sus mutuos arrebatos la desgracia que los habíaalcanzadoatodosporigual.

YTitodijo,mirandoconcuriosidadydesprecioaesoshombresapuntodesercrucificados:

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—Esas funestas supersticiones son enemigas de Roma. Tanto los judíoscomo losdiscípulosdeCristo tienenunalmarebelde.Seniegana reconoceranuestrosdiosesyladivinidaddelemperador.Quienescreenenundiosúnicosonlos enemigos del Imperio y pretenden que se desmorone. Nosotros, romanos,acogemosa todos losdiosessalvoa losqueexcluyena losdemás.Yasíeseldios único de los judíos y cristianos. Por mucho que se opongan, ambassupersticionestienenlamismaraíz.Loscristianosprocedendelos judíos.Unavezarrancadalaraíz,elretoñonotardaráenperecer.

—ElEternoesUno—volvióasusurrarFlavioJosefo—.Cristosóloesunodeesos rabíesaquienes la locuray lavanidadhancegado.Enestosalteradostiempos en que el Templo ha sido mancillado y destruido, algunos hombresrepiten sus palabras y se imaginan que es el Mesías. Pero Tito se equivoca,Sereno.Elretoñoesunbroteseco,yelárboldenuestrafehundesusraícesenlomás profundo del universo. El Eterno es nuestro Dios, el Eterno es Uno. ElpropioTitolopresiente.

Josefobajóaúnmáslavozalpronunciaresasúltimaspalabras.SedecíaqueTitoestabapensandoencasarseconBereniceyque,unavez

desposadoconesareinajudía,quizássesometieraaldiosdelosjudíos.Envistadesu inminentesalidaparaEgiptoy luegohaciaRoma, todosqueríansabersiviajaríajuntoaBerenice,y,sieraasí,cómoacogeríaelemperadorVespasianoasu hijo, acompañado nada menos que por una reina oriental perteneciente alpuebloyalareligiónqueRomaacababadevencer.

Cuando,procedentesdeCesarea,volvimosaverlasruinasdeJerusalén,oíaTitomaldeciralosbandidos,aloslocosquehabíandesencadenadolaguerracontraRomaylohabíanobligadoaéladestruirestaciudad,esteTemplo,estericoyesplendorosolugarquetambiénbrillabaporlagloriadelImperioyque,alcabodeunaguerracuyofinalestabacantadodesdeelprincipio,habíaquedadototalmentearrasado.

Tito montó en cólera y pidió que embarcaran de inmediato a Juan deGischala, a Simón Bar Gioras y a los setecientos prisioneros elegidos por subelleza para que llegaran cuanto antes a Italia. Desfilarían ante el pueblo deRomaeldíadelacelebracióndeltriunfodelosejércitosromanosenJudea.

—Judeacapta,Judeacautiva—repitió.Leda era mi cautiva, pero me separé de ella cuando viajé con Tito de

JerusalénaAlejandría.Debíamos cruzar el desierto de Judea, y a Leda la habrían obligado a

caminarentrepresosyesclavos.LaconfiéaunosmercaderesqueibanaAlejandríaporvíamarítima.También temía que los sicarios y zelotes, quienes se refugiaron en las

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ciudades fortificadas de Herodión, Maqueronte, Hebrón y Masada, intentaranatacarnuestra retaguardia,donde iban lospresos.Pero atravesamos Judeay elSinaísin tropiezo,yTitoofrecióenMenfisunos juegos.Viunavezmása lospresos lacerados,despedazadospor las fieras,obienobligadosamatarseentresí.

Cuandosedisponíaaregresaralasgradas,Tito,congestolentoysonrisabenevolente, dio a entender a Flavio Josefo que podía dejar de asistir a eseespectáculo.Josefoseinclinóyalejó,rodeadodelasmiradasdespectivasdelostribunos.

Debí seguir a Tito al anfiteatro. En esa pequeña arena el espectáculomepareciómáscrueltodavía.

Existía una especie de intimidad infamante entre nosotros, ese puebloaplaudiendoyesosseresapuntodemorir.

—Eslaasambleadelosmalvados—medijoFlavioJosefocuandolovolvíaver—.SomoselúnicopueblodelImperioennegaresasangrientaidolatría,yel crimen de los zelotes y de los sicarios contra nuestra fe consiste en habermancilladoelTemploconsangrehumana,enhabermatadoasushermanos,enhaberolvidado la enseñanzadenuestraLey,queexigequeno se sacrifique alhombre,sinoalanimal.Hansidosacrílegos.Somosunpuebloquefrecuentaloslugaresdecultoylassinagogas,nolosanfiteatrosyloscircos.

No me cansaba de escuchar a Flavio Josefo, cuyas palabras a veces mesorprendíanodesconcertaban.

A la vez que decía que Dios había elegido a los romanos y lesproporcionabalavictoria,afirmabaqueelpueblojudíoerasuperioratodoslosdemás,quelareligióndesudiosnopodíacompararseconningunaotra,queeralaúnica,delmismomodoqueelEternoeraUno.

En Alejandría lo noté febril, impaciente por llegar a Roma, corazón delImperiodetodalahumanidad.

Lo veía, lo oía halagar a Tito, y en Menfis me pareció verlo satisfechocuandoéstesecolocabaladiadema.Leaseguróqueelporvenirlereservabalamásaltadignidad,quesucederíaasupadre,elemperadorVespasiano.

Fue Tito quien lo interrumpió y explicó, volviéndose hacia los tribunosmientrassequitabaladiadema,queeraelfielservidordelemperador,susumisohijo. Iría a Roma a participar en el triunfo, y ocuparía las funciones que elemperadoryelSenadoleasignaran.

Alabé laprudenciadeTito.Las legionesdeVespasianoestaban luchandocontra los germanos, los galos, los escitas. Las provincias del Imperio, lafrontera del Rin, estaban amenazadas. Los pueblos más rebeldes habíanaprovechadolaguerradeJudeaylaguerracivilentreOtón,GalbayViteliopara

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intentarrecobrarsulibertad.Habíapuesquerestablecerelorden,evitartodotipodedivisión.EsoTitolo

habíaentendido.Sinembargo,enelmesdemayo,cuandolosvientosinvernalesdejaronde

horadarelmar,sentípreocupaciónalverloembarcarseenuntrirremejuntoconBerenice.

¿AceptaríaRomaaunareinajudía,yafueraesposaosimpleconcubinadelhijoyyanominadosucesordelemperador?

Yosóloerauncaballero.Trashabermandadoatarlelasmuñecasytrabarlelostobillossinapretardemasiadolosnudos,condujeaLedabenZacaríasporlapasareladelanavequedebíallevarmeaRoma.

Jamásmesentípreocupadoporelacomododelospresosyesclavosenlasnavesromanas.PeroahoraestabaembarcandoconLeda,unaesclava judía,enunagaleraimperial.

Apenashubecruzado lapasarela,elcenturiónalmandode lagaleravinohaciamí.

Conlapuntadesulátigo,señalóaLedalaescotillaabiertaycustodiadapordossoldadosarmadosconunreciogarrote.

Agarré lacuerdaque retenía lasmuñecasdeLeday tirédeellahaciamí.Empujéalcenturión,gritéqueeracaballeroromano,queeramiembrodelestadomayordelimperatorTitoyqueesamujerseguiríaamiladoenelpuentedurantetodalatravesía.

Asílaempuñadurademiespada.Elcenturióntitubeó.—¿Unajudía—masculló—,unaesclava,unacautiva?—Miliberta—lerepliqué.Entoncesdesenvainélaespada,cortélasatadurasdeLedaylancélejos,en

lasnegrasaguasdelpuertodeAlejandría,esascuerdasquelahabíanmantenidosujeta.

PusemimanosobreelhombrodeLedaylacondujehacialaproa,retandoconlamiradaalosmarinos,alossoldados,aloscenturiones,aesecentenardehombresarmadosque,comoyo,viajabanaRoma.

Leda,amilado,mirabaconlosojosdesorbitadoseseabismoqueseabríaenelmismopuente,alospiesdelosgaleotes,asícomolasbodegasenvueltasenpenumbraperocuyaoscuridadibapaulatinamentecediendo.

Vialosremerosencadenadosasusbancos.Oí los gemidos de los prisioneros judíos, forzados por unos soldados a

amontonarseenlascrujías.Cadavezquerestallabaellátigo,elcuerpodeLedaseestremecíacomosi

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la hubiese alcanzado la correa que cruzaba las espaldas, los hombros, laspantorrillasylosmuslosdelosremerosydelosprisioneros.

Laretuvecuandodiounpasohacialaescotilla,portemoraquecayeraosetirara para unirse al sufrimiento de los suyos en vez de quedarse conmigo, enesteairecalienteque,conelcrepúsculo,soplabadesdeeldesiertohaciaelmar.

Dieron la orden de izar la vela y la nave se apartó de tierramientras eltambordelosgaleotesempezabaaresonar,aritmocadavezmásacelerado,yelsordo latido delmazo sobre la piel tirante cubría el jadeo de los remeros, losgemidosdelosprisioneros,cuyoscuerposimaginabaapelmazadoscomolosdelospecesenlaredreciénsacadadelagua.

ApretélamuñecadeLedabenZacarías.—Tehelibertado—dije—.Ereslibre.Serásciudadanaromana.Liberó con fuerza su muñeca volviéndose hacia mí, y debí afrontar su

mirada.Notuvelamenornecesidaddeoírlaspalabrasqueestabamurmurandocon

muecadespectiva.Decía:—Seré libre cuando te hayamatado, cuando haya regresado ami patria,

cuandoJudeahayadejadodeestarocupadayhayanvueltoalevantarlosmurosdel Santuario; cuando los sacerdotes puedan cumplir, según nuestros ritos, lossacrificiosparahonraraDiosEterno,aDiosUno.

Agarrésubrazoporencimadelcodo.Misdedos,misuñasseclavaronensucarne.Noserebeló.Nobajólamiradacuandolecontesté:

—Tu dios te ha abandonado, ha permitido que los romanos venzan a tupueblo y destruyan el Templo, por haberlomancillado tú y los tuyos. Habéismatadoalosvuestros.¡Porvuestraculpalasmujereshanperdidolarazónyhandevoradoasuspropioshijos!Portanto,vuestrodiososhadesposeídodetodo,tehaentregadoamí,ysiyoquisieratedevolveríajuntoconlostuyosotearrojaríaporlaborda.

La teníasujetaconfirmeza,pues le temblaba todoelcuerpo,ypenséqueseríacapazdesaltaralinteriordelaescotillaodetirarsealmar,contaldehuirdemíydeclamarsulibertadysuvalor.

—VasaverRoma, laque llamanurbe fuerte,vasadescubrir lapoderosaciudadque losdioseshanelegidoporcapitalde lahumanidad,vasaasistir altriunfodelosvencedoresdetupueblo.

Se revolvió, intentando liberarsubrazodemipuño.Y,alnoconseguirlo,meescupióala

cara.Tengo la impresión, por lo que recuerdo, de no haber soltado en ningún

momentoelbrazodeLeda.

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Duranteaqueldía,enquesecelebrabaeltriunfodelemperadorVespasianoydesuhijoTitosobrelosjudíosdeJudea,laobliguéacaminaramiladoporlascallesdeRoma.

Leda agachaba la cabeza para no ver a esos centenares de presos cuyosrostroshabríapodidoreconoceryaquieneshabíanvestidodespojándolesdesusharaposparaquenosenotaran lasheridasque los suplicioshabían infligidoasuscuerpos.

Vi a Juan de Gischala y a Simón Bar Gioras entre aquellos hombres derostro gris. Este último debía ser degollado cerca del Foro al final del desfiletriunfal.Ya lohabíanprivadodesuvestimentay llevabaunacuerdaalrededordelcuello.

Pero aún no había amanecido y se estaban concentrando en el campo deMartelascohortesycenturiasqueibanaparticiparenlasceremoniasdespuésdequeVespasianoyTito,vestidosdesedaycoronadosdelaureles,conunfaldóndesutúnicacubriéndoleslacabeza,hubiesendicholasoracionesycumplidolossacrificiosparahonraralosdiosesdeRoma.

ArrastréaLedaentrelamultitudquehabíainvadidolascallesdeRomayestabavitoreandoelcortejo,unasucesióndeespectáculos,decarrosrepletosdelasriquezastomadasenJudea.Vilamesadeoro,elcandelabrodeorodesietebrazos,lostejidosbordados,lastelasmáspreciadas.Luegoveníananimalesdetodaslasespecies,consusadornos,susguardianesataviadosconropapúrpuraybordadaenoro.

Estabandesfilandolafuerzaylariqueza.Tantamagnificenciamesorprendíayembriagabaalapar.Vi cómo se desplazaban unos decorados de la altura de cuatro pisos con

escenasdelaguerradeJudea,lasbatallas,elasediodelasciudades,elincendioy destrucción del Templo, hasta los suplicios, ese bosque de cruces erguidasfrentealasmurallasdeJerusalén.

AquelenormegentíoaclamabaaVespasianoyaTito,ambosdepiesobreuncarro,y alhijopequeño,Domiciano,montado sobreuncaballoblancoquecaracoleabaalrededordeellos.

ApretéelbrazodeLeda.Enrepetidasocasiones,yconunaespeciederabia,hastalleguéaasirlelabarbillaconlamanoizquierdaparahacerquelevantaralacabezayvieraelbotín,lasestatuasdelosdioses,losdecoradosdecuatropisos,esascolumnasdepresos.

Queríaqueasumieranuestropoderío,que reconocieraquehabía sidounalocurarebelarsecontraRoma,queFlavioJosefohabíatenidorazónalcondenaraSimónBarGioras,quepertenecíamosalentornodeTito,juntoconBerenice,TiberioAlejandro,Agripaymuchosjudíosmás,ysinembargoelotroibaaser

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ajusticiado,derodillasfrentealtemplodeJúpiterCapitolino.Esperabaquemeagradecieraquelahubieselibertado,convirtiéndolaasíen

ciudadanadeRoma, capitaldel Imperio invencible, elmásgloriosode toda lahumanidad.

Lemostréenmediodelgentíoaesosesclavosjudíosencadenados,algunosde los cuales habían empezado a levantar los cimientos de un gran anfiteatrocuya construcción había decidido Vespasiano y que podría acoger a variasdecenasdemilesdeespectadores.

Leseñaléaotroscautivosquepasaban,dobladosporelpesodesucarga,yquequizáfueronsabioslectoresdelaTorá.Losinsultaban,losobligabanamirarlasescenasrelativasaladestruccióndelSantuario.Sereíandelaslágrimasquevertíanaldescubrir,comopartedelbotín,losobjetosmássagradosdesuculto,juntoajudíascautivasobligadasporsusamosa

prostituirse.Desde la toma de Jerusalén y la reconquista de Judea, había llegado tal

multituddeprisionerosjudíosalosmercadosdeesclavosdeRoma,quesuvalorhabíacaídoenpicadoylosvendíanporunospocosdracmasalanistasquelosentregaban, en los circos de todas las ciudades del Imperio, a las fieras o losobligabanamatarseentresí.

Pero Leda dejaba nuevamente caer la cabeza sobre su pecho cuandoretirabamimanodesubarbilla.

Senegabaamirar,peronotuvomásremedioqueescucharlosgritosdelamuchedumbrecuandoelcortejosedetuvoanteeltemplodeJúpiterCapitolino.

Le describí lo que estaba sucediendo: Simón Bar Gioras sacado porsoldadosdeentreelgrupodeprisionerosquecustodiaban,conducidoalatigazoshastaellugardelsuplicio.Elgentíoenmudecióypudieronoírseloschasquidosdellátigo,losgemidosdelajusticiadoobligadoaarrodillarseenelForo,luegolaespadadeuncenturiónsajándolelagargantaylanuca.Unheraldogritóqueelgeneralenemigohabíarecibidosucastigo,quehabíasidodecapitado.

Entonces se elevó un inmenso clamor a la vez que Vespasiano y Titoiniciaban los sacrificios, degollando toros, dejando que brotara la sangre parahundirlasmanosenellayasívigorizarse.

Repentinamente, esas manos enrojecidas, esas túnicas púrpura formaronantemisojosunaespeciedevelosanguinolento.

Vacilé.CreoquehabríacaídoalsuelodenohabermeagarradodelbrazodeLedabenZacarías.

Fue sólo un momento de debilidad durante el cual olvidé dónde meencontraba,temiendodesplomarmeporunodeesosbarrancos,eldelCedrónoeldelGehena,querodeabanJerusalénydondehabíavistoamontonarseypudrirse

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tantoscadáveres.Ese hedor a muerte, ese pus extendiéndose, esos perros vagabundos

disputándoselosjironesdecarneconlashienas,loschacales,loscarroñerosdenegras alas, eso era lo que había posibilitado este triunfo, todo este botíncobrado,estederrochederiquezasydebellezas.

Volvíaabrirlosojos.VespasianoyTitoestabanpronunciandolasoracionesritualesalosdioses

deRoma.Yanoeranlosmíos.MellevéaLedaymusité,paraellayparamí:—ElEternoesUno.RepetíacasiadiarioaLedaqueyotambiéntenía,comoella,feenunsolo

dios.Sentadaenelsueloalpiedelacama,conlosbrazosciñéndolelaspiernas

dobladas, la frenteapoyadasobre las rodillas,su largacabelleracubriéndole lacabezacomounespesovelo,noparecíaestaroyéndome.

Peroyoseguíahablándole.Esperabaquemispalabraslaliberaran,deseabaverlaincorporarse,abrirlos

brazos, apartar esos mechones de pelo para dejarme ver su rostro, sus ojos,levantarseyacercarseamí.

Ledecíaqueeldiosde los judíosera tanparecidoalde losdiscípulosdeCristo que yo, que había dejado de creer en las divinidades de Roma, losconfundía.

YqueFlavioJosefo,amigomío,quehabíasidounodelossacerdotesdelTemplo,parecíacompartiresaopinión.TambiénAgripayBerenice,judíoscomoél, que celebraban aquí, en Roma, las festividades judías, respetaban a loscristianos. ¿AcasoPablo, ciudadano romano, ajusticiado en tiempos deNerón,no era judío y discípulo de Cristo, el enviado de Dios, él mismo Diossacrificado,élmismojudío?

Queríaconvencerladequeéramosafines.¿Acasonolahabíalibertado?Evoqué el recuerdo de mi maestro Séneca. La casa donde estábamos

viviendohabíasidosuya.Enseñé a Leda el jardín, los cipreses junto a los cuales Sénecame había

habladoamenudodelainmortalidaddelalma.Ésaeramife.TeníaqueserladeLeda.Tantoellacomoyohabíamosvisto lacrueldady lamuerteengullendoamuchosinocentes.LascallesylosbarrancosdeJerusalén,lastierrasdeGalileaydeJudeahabíanquedadoempapadosdesangre.Sólolainmortalidaddelalmay la resurrecciónhacíanposible creer que los hombres no eranpeores que las

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hienas, que no estaban abocados para toda la eternidad a hundir clavos en laspalmasdelosajusticiados,oapadecerenlacruz,o,peoraún,adevorarasushijosparanomorirdehambre.

PeromisfrasesseperdíanenelsilencioquemeoponíaLeda.Ymivoz,queacababadetemblardeemoción,sedejaballevarporlaira.

QueríaqueLedamecontestase.Lasacudía, laarrojabasobre lacama.Leapretaba la garganta con mi antebrazo para que se asfixiara, esperando asíobligarlaaabrirlaboca,agritar,asuplicarmequeladejaravivir.

Almenoshabríaoídoelsonidodesuvoz.Perosabíaquenoibaaceder.Entonces volvía a tratarla como a una esclava, una cautiva. Agarraba su

cuerpo inerte. Quería quebrar su mutismo. Abusaba de ella, luego llamaba aTelos, un esclavoque tenía por encargo servirla y vigilarla.Respondía de ellaconsuvida.

Volvíaaconvertirmeenuncaballeroromano.Salíadelacasaenlaquehabíavivido,juntoaSéneca,losintensosdíasde

la amistad y los encantos de la sabiduría. Me reincorporaba a Roma y susromanos.

MeencontrabaconFlavioJosefo,alquelaambiciónestabacambiando.IbaadiarioalPalatino.Alababa losméritosdeVespasiano.Elemperador

habíadecididomandarconstruirun templodedicadoa lapazenelextremodelos foros imperiales.Miles de esclavos, entre los cuales habíamuchos judíos,estabanyatrabajandoensuedificación.

—Será el más bello, el más noble de los monumentos humanos —comentabaJosefo.

El emperador tenía la intención de reunir ahí dentro las obras maestrasuniversales de la pintura y la escultura para que los hombres que quisiesenadmirarlas no tuviesen que recorrer las provincias del Imperio, Grecia, Asia,Egipto. Ese templo de Roma sería el arca de todas las creaciones de lahumanidad. Allí quedarían expuestos los jarrones de oro del Templo deJerusalén.

EscuchabayobservabaaFlavioJosefo.¿Quéhabíasidodelhombrequellegóaconvencerme,citandoalosprofetas

desureligión,dequeundíaelpueblojudíoreconstruiríaelTemplo?Josefo parecía haber olvidado su tierra. Se alegraba de que Vespasiano

eligieradepositarensupalaciolosvelospúrpuradelSantuariojudíoylosrollosdelaTorá.

—Estamos en el corazón de la humanidad—no dejaba de repetirme—.Dioslohaquerido,Dioslohaelegido.

AcompañabaaJosefoalpalaciodondevivía,cercadelcampodeMarte,la

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reinaBerenice.Allí impartía justicia. Recibía a su hermano, el rey Agripa, al que

Vespasianohabíaotorgadoelcargodepretor.TambiénsepresentabaamenudoTiberio Alejandro: Vespasiano lo había nombrado tribuno y había mandadoerigirlaestatuadelantiguoprefectodeEgiptoenelForo.

AquellosjudíoseraninvitadoscasiadiariodeVespasianoydeTito.Yo pensaba en Leda ben Zacarías, mi cautiva, en Simón Bar Gioras,

decapitado.Escuchabaconespantoelrelatodeloscombatesquelaslegionesdellegado

Lucilio Baso seguían entablando en Judea contra zelotes y sicarios, quienescontinuaban resistiendo en las ciudades de Hebrón, Herodión, Maqueronte, yqueocupabanlafortalezadeMasada.

Jamás oí a la reina Berenice, a su hermano el rey Agripa, a TiberioAlejandro o a Flavio Josefo evocar los padecimientos de aquellos últimoscombatientesjudíos.

La serena belleza de Berenice era tan fascinante que no podía dejar demirarla.

Jugueteaba con sus numerosos anillos y pulseras. Sus largos brazosdesnudossurgíanentrelosvelosazulescomodoslargasserpientescuyoslentosmovimientossugeríanunadanzadecuerposlascivos.

A veces entregaba una de sus joyas, o uno de sus velos, al correo reciénllegado de Judea para anunciar la caída de Herodión, posteriormente la deMaqueronte,yelsoldado,aúncubiertodepolvo,quehabíacabalgadodesdelospuertos de Ostia o Puteoli, se inclinaba ante la reina judía como si fuera unesclavo.

Él sabía que a Berenice la admiraban en Roma, que las esposas demagistradosysenadoresimitabansumaneradevestir,decaminar,ysemoríanporlucirunadesusjoyasodesustúnicas.

Todoslaadulaban,soñabanconserinvitadosasupalacio,pueserasabidoqueTito, sucesoroficial del emperador, estaba tanprendadode ellaquehabíaordenadoasesinar,alasalidadeunbanquete,algeneralCoecina,sospechosodebuscarsusfavoresy,quizá,dehaberlosobtenido.

Noobstante,cuandomeacercabaalPalatino,sorprendíaenelentornodelemperador unas observaciones despectivas sobre esta judía que, según losrumores,manteníaunarelaciónincestuosaconsuhermanoAgripayqueejercíasobre Tito una influencia tan desmedida como nefasta. Roma jamás aceptaríaque laesposadeunfuturoemperadorfuese lareinadeunpueblovencido.NohabríaunanuevaCleopatra,aseguraban,yyasesabíacuálhabíasidolasuerteque los magistrados de Roma habían deparado a César cuando temieron que

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reinara,unavezdesposadoconlareinaegipcia,comounmonarcaoriental.FlavioJosefoparecíahaberloentendido—tambiénpuedequeenvidiarala

influenciadeBerenicesobreTito—yera,entrelosallegadosdelareina,elquemenoslaagasajaba.

Pero,comoella,comotodosaquellosjudíospoderosos,secongratulabadeloséxitosde

laslegionesdeLucilioBasoenJudea.Esperabanqueelemperadorconcedieseadicholegadoeltriunforomanoy

eltítulodeimperator.¿No había Baso asesinado a miles de judíos después de que hubiesen

conseguido huir de Maqueronte tras la rendición de la ciudad? En cuanto amujeresyniños,todoshabíansidoesclavizados.

Posteriormente,laslegioneshabíanrodeadounbosquecercanoalvalledelJordán. En aquella espesura se encontraban refugiados zelotes y sicariossupervivientesdelasediodeJerusalén.Basolosestuvoacosandocomosifueranpresas.Mandó talar los árboles, haciendo avanzar a sus hombres hombro conhombro amedida que se iba llevando a cabo la operación de desmonte, y losjudíosfueronretrocediendo,paulatinaeinexorablementeasfixiadosporelcercodelascohortes.Alfinal,notuvieronmásremedioquedejarsematarolanzarsecontraesamurallademetalydecuero,esaspuntasdevenablosydeespadas,yniunosolodeellossobrevivió.Eranmásdetresmil.

Ni Berenice, ni Agripa, ni Flavio Josefo, ni Tiberio Alejandro sesobresaltaronalenterarsedeesanuevamasacre.

Oí a Tiberio Alejandro lamentar que la ciudadela deMasada no hubiesecaído aún, y temer que su ubicación en la cresta de una roca la hicieseinexpugnable.

La había visitado en otros tiempos, antes de que cayese enmanos de lossicarios.

Dominaba el desierto de Judea. El reyHerodesmandó cercarla con unasmurallas todavía más macizas que las de Jerusalén. Hizo cavar cisternas yalmacenes con objeto de que se dispusiese de suficiente agua y alimento pararesistirunlargoasedio.Losposiblesasaltantesseveríanimpotentes,obligadosaestablecer su campamento en el desiertode Judea, dominadospor ese espolónrocosotananchocomounameseta.AsimismoHerodesordenólaconstrucciónde alojamientos y un lujoso palacio. Había terrenos para cultivo de regadíodentrodelrecintoamurallado,ylasequíasóloafectaríaalossitiadores.

¿PeroquiénpodíaresistiraRoma?,exclamóFlavioJosefo.El Imperio era el elegido de Dios. Sus ejércitos resultarían victoriosos

cuandoéstesepropusieraacabarconMasada.

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Aquellafortalezateníaquecaer,puesyasehabíacumplidoeltiempodelaalianzadelasnacionesconRoma,ytocabaeldesudesaparición.

Había que congratularse de que Vespasiano hubiera creado en Judea, enEmaús,unacoloniaparaochocientosveteranosdelejército.

ErajustoquelacontribuciónanualquelosjudíosentregabanalTemplodeJerusalén fuese ahora aparar auna tesoreríaparticular, elFiscusjudaicus.Así,todojudíoteníalaobligacióndealimentar,arazóndedosdracmasporcabeza,eltesorodeltemplodeJúpiterCapitolino.

—PeroaquelquecreaennuestroDiospuederezarleenesetemplopersonalque es su propia alma —había añadido Flavio Josefo—. Ahora ya no es eltiempodelasnacionessinoeldecadaciudadano.

Añadiómirándome:—Hastapuedesoptar,Sereno,porrezaraCristoycreerensuresurrección.Nomegustaronsuspalabrasnisuirónica,casidespectiva,sonrisa.Echédemenos losdíasenque Josefo llorabaviendoqueaumentaban las

ruinas de Jerusalén y que no cesaban de levantar las cruces, cuando intentabadejardeangustiarseporelporvenirdesupuebloydesufe.

PeronohabíavueltoacitaralprofetaJeremías.Se había convertido en un judío romano satisfecho de poder celebrar las

festividadesdesureligión,perohabíarenunciadoadarlecobijoenunapatria,entornoaun

pueblo.VeíaqueFlavioJosefoyTiberioAlejandro,aligualqueelreyAgripayla

reinaBerenice,eranmásciudadanosdelImperioquejudíos.Entonces regresaba rápidamente a mi casa, ansioso por volver a

encontrarme con Leda ben Zacarías, cuyo comportamiento me resultabaentonces comprensible. Su mutismo era su personal manera de afirmar sufidelidadasupueblo.

YolehabíaofrecidoserciudadanadeRoma.Ellaqueríaserlibreyjudía.¿Acasomesorprendícuando,enlapenumbrademihabitación,tropecécon

elcuerpodeTelos?En realidad, siempre había sabido que, de un modo u otro, mediante la

muerteolahuida,elsilencioolapasividad,Ledasemeescurriría.Porlodemás,jamáslahabíaposeídodeverdad.

Losesclavostrajeronlámparasyvelas.ATeloslehabíandadounapuñaladaalaalturadelcorazón.La herida se limitaba a una pequeña cortadura apenas sangrante. Pero la

cuchillaeralargayafilada,ysupuntahabíatraspasadolavidademiesclavo.

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Contemplésucuerpoconelpuñaltodavíaclavadoenelpecho.MeextrañabaqueLedanomehubiesematadoduranteunadelasmuchas

nochesquehabíapasadojuntoaella.Puede que quisiera agradecerme así el haberle evitado la suerte de las

demáscautivas.MelaimaginésolaporRoma,expuestaatodoslospeligrosqueacechaban

aunamujerenmediodeesamultitudtanprestaaasaltaryaasesinar.Pero tambiénpenséquenocarecíade fuerzaydedecisión.Animadapor

unafetanvigorosaeindestructible,conseguiríasobreviviryregresarasutierraparaseguirluchando.

Cerré los ojos. La vi, de pie, desafiando a Roma desde lo alto de lasmurallasdeMasada.

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SEXTAPARTE

40

FuiaMasada.EstabaconvencidodequeLedahabíaconseguidollegarhastaesafortaleza

judía,últimaenresistir,cuyonombrenadieseatrevíaapronunciardelantedelemperadorodeTito.

CadavezqueuncorreodelgobernadordeJudea,FlavioSilva,entrabaenpalacio,Vespasianolorecibíadeinmediato.

Todosacechaban las reaccionesdelemperador.Tito le leía lentamente losdespachos.

Los escasos cientos de sicarios encabezados porEleazar ben Jaír seguíanresistiendo.LarampadeaccesoqueFlavioSilvahabíahechoconstruirdesdeunpromontorionoestabaacabada.Portanto,aúnnohabíasidoposibleacercaralasmurallaslasmáquinasdeasedio,lascatapultasylosarietes.Lossicarioshabíanatacadoconéxitoennumerosasocasiones.

FlavioSilvapedíaunrefuerzodevariascohortesyunnuevocontingentedeesclavosjudíos.

Vespasianoseenojó:Silvayadisponíadediezmilhombresydecincomilesclavos.¿Noeransuficientesparaacabarconmenosdeunmillardejudíos?

SevolvióhaciaFlavio JosefoyTiberioAlejandro,queconocíanel lugar.Unoyotro le recordaronqueMasada seencontrabaenplenodesierto,que lastropas romanas tenían su campamento al pie de ese promontorio, que suaprovisionamientoenaguayalimentosdebíallevarseadiariodesdeeloasisdeEinGedi,avariashorasdemarcha,conuncalorasfixiante,albordedeesemarMuerto por encima del cual flotaba permanentemente una bruma de caloramarilloazufre.

Vespasianohizounamueca,conelrostromáscontraídoquedecostumbre.Dabalaimpresióndequetodosucuerposufría.Seaplastabaelvientreconsusanchasmanosdesoldado.Luegodespidióalcorreoconungesto,seencogiódehombros, susurró que la guerra de Judea había acabado, que esos sicariosmoriríandehambreydesedyaqueFlavioSilvahabíacercadoelpromontorioconunmurodeasedio.

PeroFlavio Josefo se acercó al emperador, le susurróque el reyHerodeshabíamandadocavarenelcorazóndedichafortalezaunascisternasquepodían

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contener suficiente agua para aplacar la sed de cientos de hombres durantemeses, puede que años. Y que el clima seco y el aire puro habían debido deconservarintactaslasreservasdealimentos.

Vespasiano refunfuñó, ladeó la cabeza y abandonó la sala, no sin soltarjustoantesde

salir:—¡QuenomevuelvanahablardeMasada, jamás,hastaeldíaenquese

haya convertido en unmontón de ruinas bajo las cuales estén enterrados esosjudíos!

Ledadebíadeestarentreellos.Habíasoñadovariasvecesconella.Siempresemeaparecíaenlacumbredeunmontequeyointentabaescalar.Laspiedrascaían rodando a mi alrededor, haciendo peligrosa mi escalada. Tomaba unsendero sinuoso obstruido por bloques, y cuando pretendía deslizarme entreellos,metopabaconunrecintoamuralladoymeconvertíaenblancodearquerosyhonderosjudíos.

Cuando,undía,FlavioJosefoyTiberioAlejandroevocaronaquelsenderollamadodelaSerpiente,únicavíadeaccesoaMasada,pensédeinmediatoenelsenderoquetomabaenmissueños.

DecidíentoncesiraJudea.ViMasada.Jamás habría podido imaginar una fortaleza natural tan imponente, una

especiedebloqueafiladoalzándoseenmediodeldesierto.Susombraysumasaaplastabanelcampamentoromano.Escaléelpromontoriodepiedrasblancasque,porencimadeunprecipicio,

se aproximaba al recinto. Miles de esclavos judíos azotados por legionariostransportaban tierraypiedrasparaensancharlo,elevarloyalargarlo lobastanteparaconvertirloenrampadeacceso.

Permanecíunratoensuextremo.Elaireestaba tanresecoque los labiosy lapielseagrietaban.Soplabael

vientodeldesiertoyteníalaimpresióndequemilesdedardossemeclavabanenelcuerpoydequelabocasemellenabadearenaardiente.

Bajé al campamento. Hacía tanto calor dentro de la tienda que preferísentarmeenelexterior,enelfinorectángulosombreadoqueéstadibujabasobreelpedregososuelo.

Quisebeber, pero el agua traídapor los esclavos judíosdesdeel oasisdeEinGediestabatansalada,tancaliente,quelaescupí.Sinembargo,elcaloreratanintenso,tangrandeeramised,quevolvíatomarlacantimploraymebañécon ella el rostroy los labios, aunque tuve la sensacióndeque seme estabanformandoplacasdurasenlapiel,comoesascostrasblancuzcasquehabíavistoa

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orillasdelmarMuerto.—Mañana—me dijo Flavio Silva sentándose a mi lado— ordenaré que

trasladenlasmáquinasdeasediohastalarampadeacceso.Hablabacomoparasímismo,conlasmanoscruzadas,loscodosapoyados

enlasrodillas,elbustoerguido.—Esos judíos creían que iban a desanimarme—prosiguió—. Ya ni nos

atacandeloconvencidosqueestándequejamásconseguiremoslanzarnuestrosproyectilescontrasurecintoniquebrantarloconnuestrosarietes.NoconocenlatenacidaddelossoldadosdeRoma.

—Comoquemenlasmáquinas...—empecéadecir.MeinterrumpíantelairritadayhostilmiradadeFlavioSilva.—EstuveenJerusalén—murmuré—.Hevistolosarietes,lashelepolas,las

balistas y los escorpiones destruidos por los judíos. Hasta he visto a nuestrossoldadosretroceder.

Selevantó.—¿Porquéhasvenidohastaaquí?¿Tegusta Judea?¿Laguerra?Perono

eres soldado. ¿Quizás te gusten los judíos? Me han dicho que en Jerusalénelegistepormujeraunacautiva.¿Estáaquí?Soltóunarisotada.

—¡Anadie,óyemebien,Sereno,nodejarésaliranadievivodelasruinasdeMasada!

Recordé las palabras de Flavio Silva cuando vi a dosmujeres, con unosniños agarrados a ellas, surgir bajo la tierra mientras las llamas arrasaban lafortalezadeMasada,trasmesesdeasedioydecombate.

Con los brazos abiertos y los niños arrimados a ellas, ambas mujeresavanzaron hacia nosotros. Iban desmelenadas y aullaban palabras que noalcanzaba a entender debido al fragor del incendio y de los muros alderrumbarse.

Mehallabaentrelossoldadosdelaprimerafila,juntoalcenturión.Lavíspera,lasantorchasylasflechasuntadasconpezardiendoabrasaron

lasvigasquesosteníanelsegundorecinto.Habíamosnecesitadodecenasdedíasparaabrirunabrechaen laprimera

murallayparaque losarietesempezaranaquebrantar la segunda.Peroestabarellenadetierra,ylosarietes,envezdereventarla,lareforzabanapelmazandolaarena.

Flavio Silva ordenó entonces cargar las catapultas, los escorpiones y lasbalistasconbolasdetrapountadasdepez,yencender lasflechaspara intentarincendiaraquelrecintojuntoconlafortaleza.

Peroteníamoselvientoencontra,ylasllamas,envezdearrasarMasada,empezaronaquemarlasmáquinasdeasedio.

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A pesar de las voces de mando de centuriones y tribunos, los soldadosretrocedían,murmurabanquelosdioseshabíanoptadoporprotegeralosjudíos,queesafortalezaerainexpugnable,quehabíaquerenunciaraconquistarlaysalirdeesedesiertodeJudeadondeyahabíancaídotantoshombres.Bastabanpocosdías para que sus cadáveres devorados se convirtiesen enmontones de huesosblanqueadosyconfundidosconlaspiedras.

Pero,repentinamente,alcaer lanoche,elvientocambióysoplóaráfagashacia la fortaleza, llevandoel fuegohasta sucentroydevorando lasvigasquesosteníanelrecinto.

—¡Losdiosesestánconnosotros!—exclamóFlavioSilva,y lossoldadoslanzaronsugritodeguerra.

PeroSilvaloscontuvorecorriendosusfilas.Laordendeasaltosedaríaalamanecer. Primero el incendio, esa cólera divina, tenía que arrasarMasada ydevorarasusdefensores.

Me pasé la nochemirando la hoguera, oyendo el crujido de las vigas, elchasquidodelaspiedrasalestallar.

Y cuando un morado amanecer asomó por el horizonte, los soldados sepusieron en movimiento, golpeando sus escudos con el asta de su venablo,acompasandosumarchacontambores,trompetasygritosdeguerraporaquellarampa de acceso que conducía hasta las llamas. A mi lado, el centurión ibadando órdenes; luego mandó que se detuvieran, temiendo que aparecierancombatientesentrelasruinasyelincendio,comoamenudoocurrióenJerusalén.

Pero ante nosotros sólo había piedras quebradas y ennegrecidas, murosderruidos, tierra del recinto esparcida y, a pesar del fragor de la hoguera, esasensacióndeprofundosilencio.

Fueentoncescuandolasdosmujeresylosniñosparecieronsalirdetierraysefueronacercando.

Empujé a los soldados, repelí al centurión que intentaba retenermeadvirtiéndomecontralasestratagemas,lasperfidiasdeloscombatientesjudíos.Estaba seguro de que Leda ben Zacarías había vuelto a sobrevivir, que eraaquellamujercuyasiluetaycabelleracreíareconocer.

La otra era vieja y gorda, retorcía sus brazos por encima de su cabeza ygritabaconvozaguda,quejumbrosa.Medetuveapocospasoscuandopudeverelrostrodelajoven.

Grité:—¿Dóndeestás,LedabenZacarías?Ambasmujeressemiraron.Estrecharoncontraellasaloscinconiños.Lossoldados lasrodearon.Parecíandoshembrasaterradasprotegiendosu

carnada. Pero ningún soldado levantó su arma. Éstos iban descubriendo,

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fascinados, las ruinasdesiertas de la fortaleza amedidaque el vientodel albadisipabalahumaredaeibaapagandolasllamas.

Elsilencioseexpandía,nosenvolvía,nosestremecía.Meadelantéhastaellugarpordondehabíanaparecidolasdosmujeres.Viaquelagujeroenlatierra,unaespeciedepozoquedesembocabaenunacueductosubterráneoquedebíadeconectarlascisternas.

Mevolvíhacialasmujeresagarradaslaunadelaotraporloshombros,conlosniñosacurrucadosentreambas.

Elcenturiónempujóhaciamíalesclavojudíoqueejercíadeintérprete.—¿Dóndeestánloscombatientes,losdemáshabitantesdelafortaleza?—

pregunté.El esclavo tradujo, y la mujer más joven, aquella que creí y tuve la

esperanza de que fuera Leda ben Zacarías, dio un paso hacia mí. Se puso ahablarconvozsorda.

Nopodíaapartarmisojosdesurostropetrificado,delquesólosemovíanloslabios,ycuyamiradafijaseclavabaenmíhastaatravesarme.

Mevolvíhaciaelesclavoylovillorar.Lajovenseinterrumpióyelhombretradujo.—Anoche,EleazarbenJaírreunióasuscompañerosmásvalientesenuna

delassalasdelpalacio,despuésdequehubiesecambiadoelvientoyempezadoelincendioaabrasarelsegundorecinto.Dijo:«Elincendioqueteníaacosadosalos romanos no se ha vuelto de repente contra nosotros por sí solo.Dios, queantesnosamaba,hacondenadoalpueblojudío.Puessihubieseseguidosiendobenevolente,osólomoderadamentehostil,nohabríapermanecidoindiferentealapérdidadetantossereshumanos,niabandonadoasuciudadmássantahastapermitir que la incendiaran y destruyeran, que mancillaran e hicieran añicosnuestro Santuario. Ahora nos toca a nosotros. Estamos siendo castigados portodosloscrímenesque,ennuestralocura,noshemosatrevidoacometercontranuestroscompatriotas.Peronopadeceremoselcastigoporesoscrímenesde lamano de nuestros peores enemigos, los romanos, sino de la mano de Dios,matándonos a nosotros mismos. Que mueran nuestras mujeres sin haber sidoviolentadas, nuestros hijos sin haber padecido la esclavitud, y hagámonosdespuésesegenerosofavorlosunosalosotros,preservandoasínuestralibertada modo de noble mortaja. Pero antes destruyamos mediante el fuego todosnuestros bienes y la fortaleza: estoy seguro de que los romanos quedarándesconsoladosdenopoderapoderarsedenuestraspersonas,yfrustradosalversesinbotín.Dejemossólolosvíveres,porquedaránfetrasnuestramuertedequeno nos venció la hambruna, sino que, de acuerdo con nuestra decisión,preferimoslamuertealaesclavitud.¡Pueseslamuertelaqueotorgaalalmasu

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libertady lepermitepartirhaciaesamoradaquees supatriaydondequedarálibredetodoinfortunio!¡Muramossinhabersidoesclavosdelenemigo,y,comohombres libres,dejemosestavida juntoconnuestroshijosynuestrasmujeres!¡Estoesloquenosordenannuestrasleyes,estoesloquenossuplicannuestrasmujeres e hijos! Esto es lo que nos exige Dios, y lo contrario de lo que losromanosdesean:loquemástemenesqueunosolodenosotrosmueraantesdelatomadelaciudadela.¡Apresurémonospuesadejarles,envezdelaalegríaqueesperanpornuestracaptura,elestuporantenuestramuerteylaadmiraciónpornuestraintrepidez!».

La joven prosiguió su relato, siempre vuelta hacia mí, deteniéndose trascadafrasecomosihubiesequeridoqueel traductornoolvidaraningunadelaspalabrasquedescribíancómocadahombrehabíamatadoasupropiaesposayasushijos,luegocómohabíanelegidoporsorteoalosdiezhombresquedebíandegollaratodoslosdemás,cómosehabíantumbadoéstosjuntoasusmujeresehijosmuertos, cómohabíanofrecido lagarganta.Luego, sólounodeentre losejecutoresdebíamataralosotrosnueveantesdesuicidarse.

—Ellayyohemosqueridosalvaraestosniños,poresonosocultamosenelacueductosubterráneo—explicó.

Lajovenretrocedió,seabrazóasucompañerayestrechóalosniñoscontraella.

Entrécon los soldadosenelpalacioyvi a esamuchedumbredemuertostumbadosunosjuntoaotros.

Notuveelvalornilalocuradeinclinarmehaciacadarostrodemujer.SiLedabenZacaríashabíaconseguidollegarhastaMasada,debíadeestar

entre las muertas. Su cuerpo tenía que hallarse entre los demás, como los deaquellasmujeres,enterradoenlatierraosepultadobajolasruinas.

Si estaba viva, en Judea o en otra parte, lejos deRoma, sóloDios podíadecidirquenuestroscaminosvolviesenacruzarse.

Regreséalcampamento.Enélreinabaelsilenciodelasderrotas.EntréenlatiendadeFlavioSilva.Estabatumbadosobresulitera,conlas

manoscruzadasbajolanuca.Selevantó.—Esedesprecioporlamuerte—murmuró—,esevalor...Sonriócansadamente.—El emperador no me concederá el triunfo. Además, ¿qué prisioneros

podréhacerdesfilarporRoma?¡Dosmujeresycinconiños!Soltóunarisotadadespectivayluegoseencogiódehombros.—Quédatecontusjudíos—masculló.Yvolvióatumbarsesobresulitera.

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Abandonéelcampamentoromano juntoconquienessehabíanconvertidoen«mis»judíos.Estuvecabalgandocercadelcarroenelqueambasmujeresyloscinconiñosestabantumbados,inmóviles,acurrucadosunoscontraotros,conelrostroocultoporvelosnegros,demodoqueparecíancadáveresapuntodeserarrojadosaunafosa.

Amenudotemíquelossoldadosdelascohortesquecaminabanalrededordelcarrolovolcasen,tirandoportierraaesosjudíosalosque,asuentender,nodebílibrardelaesclavitudolamuerte.

PeroyoeraSereno,caballeroromano,allegadodelemperadorydeTito,yelpropioFlavioSilva,pormuygobernadordeJudeaquefuera,nohabíatenidomásremedioqueaceptarquemeunieseconmiequipajeaesascohortesque,unavezdestruidaMasada,regresabanaAlejandría.

Hastaconseguíquesemevendieraalesclavojudíoquehabíatraducidoelrelatodelajoven.

SellamabaAnán,llevabalasriendasdelcarroysalmodiaba,balanceándosede atrás adelante, sin parecer oír los insultos que le soltaban los soldados, lasamenazasqueproferían.Ledecíanqueeracarneparachacales.EnAlejandría,losoltaríanenlaarenayyaseveríasisusoracionesengriego,enhebreo,enlatín,enarameo,bastabanparaconteneralasfieras,paraevitarquesintieracómoloscolmillosdelosleoneslequebrabanloshuesos.

Yomirabasuespaldadesnudaestriadaporloslatigazosquehabíarecibidodurante el asedio. ¿Cuántos, de los cinco mil esclavos judíos que habíanacarreadolatierra,laspiedras,elaguaylasvituallas,habríansobrevivido?

Un centenar de ellos caminaban al final de la columna, cargados comoacémilas,azotadoscomoellas,yalgunossedesmoronabanysusguardianeslosempujaban con el pie hasta los bordes de la pista sin hacerles el favor derematarlos de un lanzazo. Agonizarían lentamente, despedazados por loschacales y las hienas, cuyas furtivas siluetas veía sobre las alturas entre lascualessedeslizabaelcamino.

Luego se abrió el horizonte y la pista se ensanchó, corriendo pareja a laorilladeunmartangriscomolaarena.

Nosestábamosadentrandoeneldeltayreconocílospueblosegipcios,esosamontonamientosdecubosamarillosentreloscualescorreteabanlosperros.Lascohortesllegaronhastaelcampamentodelalegiónyproseguimosnuestrarutahasta lapuertaCanópica,cabalgando lentamenteporaquelbarriodeblancasyespaciosasmoradasrodeadasdejardines.

Reconocí la de Ben Zacarías, oculta tras los macizos de laureles quedominabanindolentespalmerasmecidasporlabrisamarina.

Quedamosdeinmediatorodeadosporunadecenadeesclavosarmadoscon

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garrotesyvenablos.Me adelanté mientras, en el carro, las dos mujeres y los niños se

incorporaban. Al apearse, Anán fue rodeado por esclavos amenazantes queesgrimíansusarmas.GritéyentoncesBenZacaríassaliódesuvivienda.

Loreconocíporlavoz,porlaintensidaddesumirada,perosurostrohabíaadelgazado tanto, tenía el cuerpo tan encorvado, que por un momento temíhabermeequivocado.

Vinohaciamíconlosbrazostendidos,lasmanosabiertas,yemanabatantadesesperaciónquesupedeantemanoquesuhijaLedahabíamuerto.

Measióporlasmuñecas.—Mehablódeti—murmuró.Me sentía tan emocionado que no pude contestar, y, señalando a las dos

mujeres,alosniños,aAnán,ledije:—Dalescobijo.Sonsupervivientes.Agachólacabeza.—Ledavino—prosiguiócomosinomehubieraoído—.Creíqueestaríaa

salvo.PeroluegollegaronlossicarioshuidosdeJudea.Quisieronembarcarnosen otra locura.Mataron a quienes se resistieron.Amí nomemataron porqueLedameprotegióuniéndoseaellos.Haperecidojuntoalosdemás.PeroDioslehaahorradolossuplicios.

Me condujo dentro de su casa y pisé aquellas habitaciones frescas ysombreadascuyorecuerdoconservaba.

Nossentamosenelpatiointerior,albordedelafuente.—Torturarondemilmanerasaquienesapresaron—prosiguióBenZacarías

—. Los mutilaron, los quemaron. Les exigieron que aceptaran al emperadorcomoamo.Niunosolodeellosdespególoslabios.

Sellevóambasmanosalafrente.—Locura, fidelidad, fuerzade carácter: que cada cual elija la explicación

quequiera,peroprefirieronmorirensilencio.Suscuerposparecíaninsensibles,y algunos sonreían como si los embargara la alegría. Sereno, he agradecido aDiosqueevitaraaLedaesospadecimientos.

Seencogióaúnmás,ocultándoseelrostroconlasmanos.—Losniños—susurró—,hasta losniños fueron torturados,yningunode

ellos quiso llamar «amo» al emperador. La fuerza de su voluntad, la de su fesuperabaladebilidaddesucuerpo.

Seincorporó.—¿Quiénhatraicionadoasupueblo,asufe?¿Estabanlocosesoshombres,

mujeresyniños,osoyyo,nosotros,quienesnoshemosinclinadoanteelCésar,nosotroslosrenegados,losapóstatas,losauténticostraidores?

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—EnMasada...—empecéadecir.Medetuvoconunmovimientodecabeza.Yalosabía.—DiosynuestraLeycondenanelsuicidio—murmuró—.Peroesamuerte

elegidaparaevitar entregarelpropiocuerpoal enemigo,paranoarriesgarsearendir el alma con tal de evitar el sufrimiento, es un actode libertad.El almaregresaasíasumoradanatal,participadelafuerzadelosbienaventurados,deunpodersintrabas,permanecevivay,comoelpropioDios,invisiblealamiradahumana.

Evaluélafuerzadelatentaciónqueestabaexpresando.DesdelamuertedeLeda,BenZacaríasdebíadeestarpensandosincesaren

acabarconsuvida,endeshacersedeesepesodecuerpoydedesesperaciónparaporfindescansar.

—¿Por qué temer la muerte? —siguió susurrando—, ¿acaso no es unainsensatezbuscarlalibertadenestavidaterrenalyrechazarlaqueeseterna?

Me callé durante un largo rato.No tenía nada que contestar.Yo tambiénhabíatenidoesatentación.

—Esas dos mujeres, esos cinco niños —proseguí finalmente—, esossupervivientesdeMasadaalosqueDiosdecidióperdonarytraerhastati,¿quiénvaaocuparsedeellos,atransmitirleslafedetupueblo,tufe,BenZacarías?

Permanecióun ratomirándome,y luegovolvióacaminaralrededorde lafuente, las manos a la espalda, como si las tuviera atadas, como si fuera unpreso,peromirandoalcielo.

Como Ben Zacarías, miré al cielo intentando así huir de esta tierraempapadadesangre.

Salí de Alejandría con Anán y cabalgué por la pista que, a través deldesiertodeJudeayalolargodelaorilladelmar,llevaalpuertodeCesarea.Nohabíaunsolopuebloociudaddondenosehubiesesufrido.

EnHeliópolisvialossoldadosmandadosporLupo,gobernadordeEgipto,echarabajolaspuertasdeltemplojudíoyempezarasaquearlo.

PusemimanosobreelhombrodeAnán,cuyodolorcomprendíaa lavezquecompartía.

UncenturiónseacercóanosotrosypusolapuntadesuespadaenelpechodeAnán,ydebívociferarconvozdemandoqueesehombreeramíoyquequienloofendieraohirieraresponderíaporelloantelostribunalesdelemperador.

Unos soldados nos rodearon, luego los tribunos y Lupo se acercaron anosotros.

Lupo,queyamehabíarecibidoensupalaciodeAlejandría,mereconoció,apartóalossoldados,seextrañódemipresenciay,cuandoleexpliquéquemedirigíahaciaCesareaparaembarcarhaciaItalia,riósarcásticamente.

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¡Teníalamentetanretorcidacomoladeunjudío!¿CómopodíaignorarquevariasgalerasyvelerossalíanadiariodelpuertodeAlejandríahacialosdeOstiao Puteoli? Bastaba con seis días, si los vientos eran favorables, para alcanzarItalia.Nohabía en elMediterráneopuertomejor situadoque el de la segundaciudaddelImperio.AllíacudíanparaembarcarsedesdetodaslasprovinciasdeAsiaydeÁfrica,yhastadeGrecia.

—¿Ytú,Sereno,túqueyahashechoesteviaje,atraviesaseldesiertojuntoconunjudíoparairaCesarea?

Conironíaysuspicacia,tomóportestigosalostribunos:—¿TantotegustaJudea,Sereno?Ylosjudíostambién,sinduda.¿Noserás

deesosciudadanosqueprefierenlassupersticionesylasprofecíasorientalesaldebidorespetopornuestrasdivinidades,pornuestroCésar?

Hizounmovimientodecabezayluegomeadvirtió.BandasdesicariosseguíanmerodeandoentreGazayCesarea.Esagentuza

sehabíaesparcidoportodoOriente.Catulo, gobernador de Libia, tuvo que hacer frente a un ataque de esos

bandidos.Mató amás de tresmil, capturó a su jefe, un tal Jonatán, y éste leconfesó que disponía de cómplices entre los judíos supuestamente romanos,ciudadanosyhastamagistradosdelImperio.Habíareveladosusnombres.

Quisealejarme,peroLupoeradeesosacusadoresydelatoresqueviertensuvenenosobretodosaquellosaquienesseacercan.

Meretuvo,apretándomeelbrazoydiciéndomecontonomelosoquenometenía — «¡Todavía no, Sereno!», dijo riendo— por uno de esos traidores aRoma, de esos a quienes los judíos, los sirios o los egipcios, o también esosdiscípulosdeCristo,habíancorrompido.

—¡Pero te sorprenderás, Sereno, cuando conozcas los nombres de loscómplicesdelossicarios!

AñadióqueCatulopensabadesplazarseaRomaparaquecomparecieraallíeljudíoJonatánanteelemperador.Ésteteníaqueoírconsuspropiosoídoslosnombres de los aliados de los criminales de Judea, y quedaría sorprendido alreconoceramuchosjudíosalosqueacogíaensupalacio.

—Tambiéntú,Sereno,eresamigodealgunosdeellos.Conocesaesareinajudíaque, segúndicen, sedisponea casarse conTito.Créeme, apártatede losjudíos, incluso de aquellos que aseguran haber renegado de su fe. Un judíonuncadejadeserjudío.Siloshubierasvisto,comoyo,negarsebajotortura,conun hierro candente clavado en los ojos, a reconocer la autoridad de nuestroCésar,sabríasdequédemoniostehablo.Ylosniños,losancianos,lasmujeresposeenigualdeterminación,gozandelosmismospoderesmalignos.Odiantodolo que respetamos y celebramos, a nuestros dioses, al emperador. Se niegan a

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oficiarsacrificiosalpiedelasestatuasdenuestrasdivinidades.Son,aligualquetodassussectas,enemigosdelahumanidad.

SevolvióymiróaAnáncondesprecio.—No hay judío esclavo, Sereno. Se creen superiores a todos los demás

pueblos.Ytú—tendióelbrazo,tocándomeelpechoconelíndice—lossalvas,loslibertas.¿Tevasaconvertirenjudío?Entonces,tendrásquepermitirquetecortenlapuntadelfalo.Osino,haztecristiano:dicenqueesosjudíosnoestáncircuncidados. Para mí, todos son hijos de las fuerzas oscuras, y por eso loscrucifico, los quemo o los echo a las fieras. Pero en Roma se les protege yescucha.Aconsejananuestroemperador.Ytú,aquí...

Meempujó,meordenóquesalieradelaciudadcuantoantes,puesdenoserasíperderíaamiesclavoyquizátambiénlavida.

ReemprendímicaminoendirecciónaYavne,ciudadque,medijoAnán,sehabíaconvertidoenunodelosúltimosrefugiosdelosjudíos.Unrabí,Gamaliel,habíareunidoanumerosossupervivientes,alosquehabíaconvertidoenjóvenesalumnos.LeíanjuntoslaTorá.IntentabancomprenderloqueDiosquería,loqueesperaba del pueblo judío, y por qué había permitido que los romanosdestruyeranelTemploylaciudadsagrada.

YoescuchabaaAnán.Sabíaque,unavezquehubieseregresadoaRoma,novolveríamásaJudea.

No caminaría más bajo su cielo. No contemplaría más esa extensión tanintensamenteazul,tanresplandecienteque,aveces,parecíablanca.

No la vería más, al atardecer, cubrirse de oro, luego inundarse de rojo,ensangrentada,antesdearroparseconlosvelosdelduelonocturno.

PerollegamosaYavnecuandoestabadesgarrándoseaquellafúnebretúnicayunavigorosaluzrenacíadelladodelmar.

Estabaamaneciendoylascallesyaestabanrepletasdeungentíoactivo.Via Anán erguirse, soltar el peso de la humillación y de la servidumbre paracaminarrecto,comounhombrelibre.

FueélquienmecondujohastaGamaliel.Estuve escuchando. Alrededor del rabí, se lamentaban, se acusaban, se

cuestionaban acerca del abandono del pueblo judío por parte de Dios, de lapenitencia y el castigo que había que infligirse para recuperar su amor, paraarrepentirsedelossacrilegioscometidos.Escuchéalosmásexaltadosdecirque,envistadequeelTemplohabíasidodestruido,habíaquerechazartodaalegría,dejardeamar,dedarlavida,queactuarcomolos...

Bajabanlavoz,peroyononecesitabaoírpronunciarelnombredeMasadapara saber que estaba en la mente de todos. Aquellos últimos combatienteshabíanelegidomorirtrashaberluchado.

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¿PorquénoseguirsuejemplosielSantuarioyJerusalénnoeranmásqueruinas?

—Hijosmíos, escuchadme—decíaGamaliel—.Es imposibleno llorar loquehemosperdido,peroloesasimismollorardemasiado,elegirlamuerte.¡Hayquevivir!

Recalcaba esas últimas palabras, las repetía. Aconsejaba la paciencia.Murmuraba,ytodosseacercabanparaoírlo:

—Judío,construisteelTemployhaquedadodestruido.Noloreconstruyasantes de haber oído una voz del Cielo. Pero nunca olvides lo que fue, siguerecordandoloquehasperdido.Observalosritosdedueloenelaniversariodesudestrucción.No enluzcas todas las paredes de tu nueva casa, deja que una deellas raspe, para que tu piel se arañe enmemoria del Templo destruido. Y siofrecesunbanquete, renunciaaunode losplatosparaconmemorar loquehasperdido privándote de un placer. Y que tumujer se desprenda de uno de susaderezosparaque,ensualborozo,subyazcaalgodelapenaquetodojudíodebesentirenmemoriadelSantuarioydeJerusalén.

SeguídurantevariosdíaslasenseñanzasdeGamaliel.Miréelrostrodeaquelloshombres,amenudojóvenes,queloescuchaban,

atentos,ensimismados.Meconvencídequenosepuededestruir la fedeunpueblocuandocada

almaseconvierteenuntemplo,enunlugardeoración.¿Qué puede entonces hacer el soldado arrojando una antorcha en un

santuario,yquéariete,quécatapultapuedenquebrantarloscimientosdelafe?Habríaqueexterminaratodounpueblo,atodossushijos.Perosiemprese

libraríaalgunodeellosdelamasacre.Ysualmaseríaunnuevotemploapartirdelcualsepropagaríalafe.

ConfiéesospensamientosaAnán.Lovisonreírporvezprimera,yempezóahablarmedeMoisés.

Lo interrogué sobre esa religión de Cristo, quien, también él, segúnafirmaban sus discípulos—algunos de los cuales vivían enYavne—, se habíalibradodelamatanzadelosreciénnacidosordenadaporHerodes.

—DiosesUno—murmuróAnán.—¿Yelhijo,quiénes?—Estamosesperandoalhijo,todavíanohallegado.—¿Yesequemurióenlacruz?—Tantoshermanosnuestroshanmuertocrucificados,loshasvistopadecer

enlascolinasdeJerusalén.—PeroCristoresucitó—musitécontemplandoelcielodeJudea.CuandoenRomaevoquéparaFlavioJosefoelcieloresplandecienteyelsol

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ocre de Judea, primero cerró los ojos como si quisiera verlos en su interior,olvidandoporuninstanteelcalorpegajosoymalolientequeasfixiabalaciudadenesosdíasdeverano.

Proseguí, y le conté lo que había visto y oído en la sinagoga de Yavne.RepetílaspalabrasdelrabíGamalielylasdeAnán.LedijequehabíalibertadoaeseesclavoylohabíadejadoentrelossuyosenJudea.

Flavio Josefo me miró y vi cómo se le contraía el rostro en una muecaamarga.

YesoquemeestabarecibiendoenlacasadondehabíavividoVespasianoantesdeconvertirseenemperador.VespasianohabíaqueridoqueFlavioJosefoseinstalaraenella,comoclamorosamuestradelafectoqueleteníaydelaaltaproteccióndequegozabaJosefo.

Nadamás llegaraRomamehabíancuchicheadoqueFlavioJosefoeraeljudíoalquemáscasohacíanelemperadoryTito.Lehabíanasignadounarentadecienmilsestercios.Vivíarodeadodeuntropeldeesclavos.Habíarepudiadoasu esposa y se había casado con una joven judía procedente de una adineradafamiliadeCreta.Lamanteníaoculta.

Rieron, me dijeron que actuaba sabiamente, porque la lujuria y eldesenfreno reinabanenRoma.Lasmás ilustresmujeres se comportabancomoputas y tomaban por amantes a gladiadores y esclavos. El propio Vespasianohabíatenidoquedecretarunaleyquecondenabaaaquellasquemetieranensucama a un sirviente a ser ellas mismas tratadas como sirvientas. ¿Pero quiénhacíacaso?¡Aquellaleyerainaplicable,amenosquetodaslasesposasromanasquedaranconvertidasenesclavasdomésticas!

Comprendí lo que había querido señalarme Flavio Josefo cuando meconfesóconorgullo:«Lospadresdeminuevaesposasondelamásaltaalcurnia,unade lasmásestimadasdeCreta.Lascualidadesdemiesposahacendeellaunamujersuperiorentremil...».

Repetíaquellafraseaesosescritores,esosretóricos,esoshistoriadoresque,comoTácito,JuvenaloMarcial,habíanvenidoavisitarmealdíasiguientedemillegadaa lacasadeSéneca,dondemealojaba.Paraellos,yoerayaun«viejoromano»y,portanto,unhombrecapazdeentendersurencor,sucólera.

Medijeronquelosjudíoshabíanextendidoaúnmássupoder.FlavioJosefoencerraba a su mujer, que había querido virgen, pero aconsejaba a esa reinajudía, a esaBereniceque sehabía casado tresveces, yde laque se sabíaqueaspiraba a casarse con Tito. ¡Éste la había hospedado en el palacio imperial!¡Una reina oriental que había tenido relaciones incestuosas con su hermanoAgripa!¿PodíaseresaunafuturaemperatrizdignadeRoma?

Yahabíaoídoantesesaspalabras.Peroseibanhaciendomásviolentas.

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SedecíadelbarriojudíodelaorilladerechadelTíberqueeraelmássuciode Roma. De allí venían todos los mendigos que infestaban las calles de laciudad.

—Los judíos descienden de los leprosos expulsados de Egipto—repetíaTácito.

Asuentender,corrompíanRomaconsussupersticiones, susprofecías, sunegativa a celebrar el cultodel emperador, o sea, con su impiedad, la cual leshacía condenar todos los sacrificios a las divinidades del Imperio. ¿AcasohabíamosdestruidoelTemplodeJerusalén,matadoalosrebeldesdeGalileayde

JudeaparaquelainfluenciadelosjudíospesaraaúnmásenRoma?YtambiénestabanlosdiscípulosdeCristo,eseotrojudío.Llegué a oír a ciudadanos echando demenos la época deNerón, cuando

atormentaban a los cristianos y el emperador citarista enviaba aVespasiano aGalileaparaaplastar a sicariosyzelotes.Peroéstos,unavezvencidos,habíanhalladocómplicesenRomaentreesosjudíosde

quienesVespasianoysuhijoTitoserodeaban.Mesusurrabanquepronto seríandesenmascaradosyqueel emperador se

veríaobligadoaexpulsarlos.MepreocupabaFlavioJosefo.Conservabael recuerdode laspersecuciones.Veía elevarse losmurosdel

gran anfiteatro cuya construcción había ordenado Vespasiano. ¿Acabaríanentregandoalgúndíaallíajudíosycristianosalasfieras?

Fui a ver a Flavio Josefo para avisarlo de los peligros a que estabaexpuesto.

Me explicó que estaba empezando a escribir una historia de la guerra deJudea.Eraelúnicoqueconocíatodossusaspectos.

—Voy a tomar como punto de partida—me dijo— el período en que sedetuvieronnuestroshistoriadoresynuestrosprofetas.

Luegoalzólavoz.Queríaponerfinalascalumnias.Nohabíatraicionadoasupueblo,sufe,

sino que, al elegir el bando romano, había preservado el porvenir contra esossicarios,esoszelotes,esosbandidosquenohabíantenidootrasalidaquematarasusesposasehijos,yluegomatarseentresí,paranodejarmásherenciaquesumuerte.

¿Acasoelexterminiodemadresehijos,elsuicidiodeloshombres,podíanreconciliaralpueblojudíoconDios?

Selevantó,meleyóconvozfirmelasprimeraslíneasdesulibro:—«Yo, Josefo ben Matías, sacerdote de Jerusalén, tras haber guerreado

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contralosromanosy,obligadoporlascircunstancias,haberseguidoelrestodelasoperacionesbélicasdel ladodeellos,mehepropuestoredactarel relatodelasmismasparaconocimientodetodoslosciudadanosdelImperioydeaquellosdemipuebloquequieranconocerlaverdad...».

Ledijeque,silohacía,suscitaríaelresentimientodelosjudíos,quienesloconsideraríanuntraidor,yeldelosromanos,quienesloenvidiaríanybuscaríancomprometerlo.

Cité el nombredel gobernadordeLibia,Catulo; habléde las confesionesquehabíaobtenidodeesesicario,Jonatán,el júbiloconqueLupo,gobernadordeAlejandría,mehabíacontadoesaconjurade laqueesperaba lacondenadeJosefoydelosjudíosdelentornodeVespasianoydeTito.

—Elemperadordesbarataráesecomplottramadocontramí—mecontestóFlavioJosefo.

Seguí, desalentado, las peripecias de ese asunto, la llegada a Roma deCatuloydesuprisioneroencadenado.

FuitestigodelacomparecenciadeeseJonatánantelosjueces,leoírepetirsusacusacionesconvoztitubeante.YvialemperadoryaTitoentrarenlasaladeaudiencia,escuchar,ordenarqueabrieranunainvestigaciónyquevolvieranainterrogaraJonatánrecurriendoatodoslosmediosnecesarios.

Confesó,disculpóaFlavioJosefo,alareinaBerenice,aotrosmás.RevelóquenohabíahechomásqueobedeceraCatulodestilandosuscalumnias.

Titoexigióqueseabsolvieraalosacusados—quedandoasílibresdetodasospecha—yquesecelebrarasufidelidadalemperador.

Jonatánfuetorturadoyluegoquemadovivo.En cuanto a Catulo, gobernador, magistrado de Roma, se libró con una

simplereprimenda.—Dios lo castigará—me repitió Flavio Josefo.Unosmeses después,me

contóelatrozfinaldeaquelquecalificabademalvado.Catulo había sido fulminado por una enfermedad complicada, incurable.

Peronosólohabíasidocastigadosucuerpo.—Diosgolpeósualma—insistióFlavioJosefo—.ACatulolodespertaban

cadanocheunas apariciones aterradoras.Habíaordenado lamuertedemásdetresmiljudíos.Cadaunadesusvíctimassealzabacontraél.Gritabacomosiloestuvieransometiendoatortura.¡Yasíera!

Comolaenfermedadnodejabadeagravarse,Catuloacabóevacuandosusintestinos,carcomidosporúlceras,ymurió.

—Diosseencarga,Sereno,decastigaralosmalvados.PeroporRomaseguíancorriendorumoresllenosdeenvidiaydeodio.La tomaban con Berenice, demasiado bella, demasiado altiva, oriental,

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judía.SedecíaqueelemperadornodejabaderepetiraTitoquenopodríaacceder

altronosisesospechabaquequeríacasarseconlareinadeJudea.Algunosmurmurabanquelosesponsalesyasehabíancelebrado.Unanoche,FlavioJosefoentróenmicasaysetumbóenlacama,juntoala

mesa,frenteamí.—BereniceembarcamañanadesdeOstiaenuntrirremeimperial—medijo

—.TitolamandadevueltaaJudea.Asupesar,deélydeella.Añadió:—NadiesinoDiospuedecambiarlarealidaddelmundo.

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SÉPTIMAPARTE

45

DurantelosmesesquesiguieronalapartidadeBereniceperdí,tododeseodeconocerlarealidaddelmundo.

Había vivido lo suficiente para imaginar el dolor de Tito, valorar lasabiduríapolíticadesudecisiónyadivinarloqueanunciaba:lacercanamuertedelemperadorVespasianoyelaccesodesuhijoaltrono.

Mesentíacomounespectadorsentadoenlagradamásaltadelanfiteatroyquehavisto tantascruces, tantoscuerposdevoradospor las fieras,gladiadoresmuertos, mujeres entregadas a la furia de un toro, que ya nada puedesorprenderlo,aunquesigasintiendoasco.

Poreso,mebastabaconmiraraDomiciano,elhermanopequeñodeTito,parapercatarmedesutremendaenvidia.

Le deformaba la cara. Su rostro, retorcido por el resentimiento y lacrueldad,merecordabaeldeNerón.Sinduda,aquelhombrereinaríaalgúndíasobreelImperioymataríaantesdequelomataran.

Serumoreabaqueseencerrabaadiarioenunahabitacióndesupalacioparadedicarse,enexclusivaydurantehoras,aatraparmoscasqueatravesabaconunalfilermuy fino. Para algunos era sumanera de sodomizarlas. Se comentabansusdepravadascostumbres,laspalabrasdeunacartaescritaporélofreciéndoseporunanochealpretorClaudioPolio;tambiénsehabíaprostituidoconelcónsulNerva, que, segúndecían, permanecía al acecho, listopara tomar el poderporasaltocuandolascircunstanciasseprestaranaello.

¿Quépodíanimportarmetodavíaesasconjurasdelvicio,delaambiciónydelaenvidiacombinados?

Sólo era un caballero romano que había sobrevivido a Nerón, que habíavisto a tantos hombres ajusticiados, tantos cuerpos amontonados en losbarrancos del Cedrón y del Gehena, o en las ruinas de Masada, que estabahastiadodelosjuegosdelmundo.

Portanto,miideaeradejarRoma,retirarmeenlavillademiancestroGayoFuscoSalinator,enCapua.

¿Pero cómo habría podido dejar de asistir a los funerales del emperador,muerto,talcomohabíayoprevisto,apenasunosmesesdespuésdequeTito,«apesardeélydeella»,sesepararadeBerenice?

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Había sido un hombre comedido que jamás había ordenado matar porplacerocrueldad. ¡Quémáspodíaesperarsedeunemperadorquedisponíadetodoslospoderessobreelgénerohumano!

Meirritóquelosretóricosyquienesselasdabandefilósofossemofarandeese soldado y campesino avaro, de rudos modales, grueso, cuyas muecas ledeformabanelrostro.Sepropalabaesechistedeunbufónaquienelemperadorhabíapedidoqueletomaraelpeloyquelehabíacontestado:«¡Loharécuandohayaacabadodealiviarseelvientre!».

Daba la impresión de que la gente prefería temblar ante las locuras y lacrueldad de Nerón antes que respetar a un hombre al que hasta la plebe, pormucho que la alabara Nerón, había llamado «Adamato», Vespasiano elBienamado.

Cómo no iba a honrar sus restos mortales sabiendo que, a punto deapoderarse la muerte de su cuerpo, habiéndole retorcido el vientre, esparcidosobresucama losexcrementosy la sangrequeyanopodíacontener, sehabíaincorporadoconladignidadyelvalordeunsoldadoheridoqueesperaelgolpedegraciayhabíadicho:«Unemperadordebemorirdepie».

LamuertedeVespasianonosupusoladenadiemás.YTitolesucediósinquefueranecesariosobornaralaguardiapretoriana.

Los soldados lo aclamaron. Era el vencedor de Jerusalén. Yo había sidotestigodesus intentosdeconseguir la rendiciónde los rebeldes.¿AcasohabíabuscadoelincendioyladestruccióndelTemplo,ladelaciudadsagradadelosjudíos?

Mi obligación era asistir a su entronización. Su rostro estaba sereno.Murmuró:

—Eldestinoeselquedaelpodersupremo.Luego,inclinándosehaciamí,añadióamedia

voz:—Sé loque estáspensando,Sereno.Entératedequeprefieromorir antes

quehacermoriraalguiensóloparaprotegermipoder.Serédespiadadoconlosenemigos de Roma. Estuviste conmigo en Judea, me has visto combatir ycastigar.PeronodebeconfundirseImperioconemperador.Cuandomealcancelamuerte,Romaseguiráviviendo.¿PorquétendríapuesqueperseguirymataraquienessólosonmisenemigosynoamenazanelImperio?

Tuve la impresión de que sumirada se detenía, un breve instante, en suhermanoDomiciano,delquese sabíaqueyaestabaconspirando, soñandoconsucederaTito,pueslosdelatoresacudíansincesaracomunicaralemperadorloqueconocíandelasintencionesdesuhermanomenor.

Aún seguía en Roma cuando Titomandó perseguir por toda la ciudad y

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deteneraquienes,durantetodoslosreinados,vivíandeespiaralosciudadanos,de propagar murmuraciones en palacio, de calumniar a cambio de unarecompensa, de propalar rumores para suscitar conspiraciones, rivalidades, ypoderasísacarprovechodesudelación.

Lossoldadosteníanencadenadosavarioscientosdeellos.ViaTitoacercarseaellos,querogabanpiedadyevidenciabansucobardía

encadamímica,cadagesto.OrdenóquelosllevaranaeseinmensoanfiteatroiniciadoporVespasianoy

cuya construcción élmismohabía finalizado recientemente.Lasgradasde eseColiseoestabanrepletasdeunamuchedumbreaulladora.Ytemíqueentregaraaesosdelatoresalasfieras,haciendoasíquelacrueldadempañaralarectituddesudecisiónrespectoasumaneradegobernar.

Perosólofueronazotados,yluegoenviadosalasislassalvajes,yelpueblodeRomasequitódeencimaaesagentuzaduranteunosmeses.

AplacémisalidahaciamiciudaddeCapua.FlavioJosefo,queveíaadiarioaTito,insistíaenquepermanecieseenRomajuntoaél.

Porloquedecía,elemperadornecesitabalaayudadetodoslosquetemíanlos complots de Domiciano y la subida al trono de ese ser cruel, antojadizo,quizásaúnmásperversoqueNerón.

Flavio Josefo me contó que Domiciano odiaba tenazmente a quienesllamaba«demoniosorientales»,judíosydiscípulosdeCristo,dequienesestabaconvencidoquehabíanhecho todo loposibleporoponerse a él aconsejandoaVespasianoyahoraaTito.

EntendílosmotivosdeJosefo.Titonosólonoperseguíaajudíosniacristianos,sinoquelosescuchaba,y

además protegía a uno de sus primos, FlavioClemente, del que se rumoreabaquesehabíaunidoalasectadeCristo.

Sentí,duranteaquellosmeses,renacerenmíalgodeesperanza.¿Acabaríanconsiguiendoloshombresdelanuevafecambiarlarealidaddelmundo?

PensabaenAnán,enelrabíGamaliel,enFlavioJosefo,enesepueblojudíoalqueCristo

pertenecíaycuyodestinoestabamarcadoporelsufrimiento.FlavioJosefomerepetía:

—Sereno,heestudiadoymeditadoeldestinodemipueblo.Entretodaslasnaciones,ydesdeelprincipiodelostiempos,creoqueladelosjudíosposeelaplusmarcaabsolutadeladesgracia...

Parecía aprobarme cuando le recordaba el destino de Cristo, crucificado,cuyo suplicio anunciaba el de todos aquellos presos clavados en cientos decruces,frentealasmurallasdeJerusalén.

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¿Eranladesgraciayelsufrimientounaseñaldeelección?PeroDios,sinduda,habíacastigadobastanteasupueblo.Asíloesperaba.Por fin, el reinado de Tito se anunciaba apacible. Él, hombre joven y

vigoroso,comedido,generoso,eraelquelaplebellamaba«elamorylasdeliciasdelahumanidad».

Ofrecía combates de gladiadores en el Coliseo, pero mantenía el pulgarlevantadoparaevitarquedegollaranalosvencidos.

Enunsolodíahabíasacadoalaarenacincomilfierasdetodotiposinquelesentregaranunsolohombre.

Ylaplebeaclamóaquelespectáculo.La desesperación y la tristeza que me oprimían desde que perdí a Leda

fueronmitigándoseunpoco.SalídeRomaparaCapuaconunatisbodealegríaenelfondodelalma,por

vezprimeradespuésdetantosmeses.Penséenmisjóvenesesclavas.Semeocurrióquepodríalibertaraunadeellas,convertirlaenesposayen

madre.¿Dequévalíalavidasindescendencia?Caminéentrelosnaranjosyloslaureles.Mordiendolacarnedeloshigos,amenudorecordabaloslabiosdeLeda,y

entoncessentíadeinmediatoundoloragudoquemeagarrotabaelvientre,unamezcladeangustiaydedeseo.

Sinembargo,nomedecidíaaelegiraunaesclava,ymelimitabaamiraraesasjóvenessirvientascuyosvelosmerozaban.

Mi deseo ya no era tan intenso como para queme comportara como undepredador.

Habíapresenciadodemasiadascrueldadescomoparasentirmeseguroanteelporvenirytraerinocentementeunanuevavidaalarealidaddelmundo.

MeacordabadeaquellamadredeJerusaléncomiéndoseasupropiohijo.MeacordabadelosniñosdegolladosdeMasada.Sabíaquelamuertepermanecíaalacecho.Volví a leer el relato que escribiómi antepasadoGayoFuscoSalinator y

quehabíatituladoHistoriadelaguerraservildeEspartaco.¿Sehabíacumplidoyaeltiempodelascrucesalzadasalolargodelavía

Apia, deCapua a Roma, o se disponíaDios a someter a la humanidad a unanuevaprueba?

EncontrélascartasdeSénecayvariosmanuscritosquehabíaretiradodesubiblioteca de Roma y trasladado aquí, a Capua, poco después de su muerte,

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cuando esperaba que el mensajero de Nerón viniese a traerme la orden delemperadordeabrirmelasvenas.

Unamañanadelmesdeagosto,leíconinexplicableemociónestasprimeraslíneasdeunodesusmanuscritos:

«Una tromba de fuego caerá sobre vosotros; antorchas ardientes osquemarán durante la eternidad, pero quienes hayan adorado al auténticoDios,infinito y único, heredarán la vida ymoraránpor siempre en el risueño jardínceleste,comiendoeldulcepanquebajadelestrelladocielo».

Levantélacabeza,miréelcieloyviunainmensacortinanegracerrandoelhorizonte.

Supequelamuerteestaba,allí,cumpliendosucometido.Nomehabíaequivocado.Vi que aparecían hombres cubiertos de un polvo negro.Unos caminaban

alelados, tambaleándose, tropezando bajo los naranjos, mientras otrospermanecíantumbadosbocaabajo.

Unodeellosseacercótitubeandohastamí.¿Esclavoociudadano?Sóloeraun hombre que contaba cómo llamas y cenizas ardiendo habían surgido de lamontaña y sepultado varias ciudades: Pompeya, Herculano. El fuego habíallegadoaalcanzarelmar.

Lagentemoríaasfixiadaporesepolvonegro.Sepasólosdedosporlasmejillas,meenseñósusmanos.Algo después, unos correos que cabalgaban hacia Roma se detuvieron,

confirmandoquemilesdehabitanteshabíandesaparecidobajolaceniza,quenohabía manera de acercarse a los lugares donde habían existido prósperasciudades cuyos nombres repetían temblando: Pompeya, Herculano, Stabia,Oplontis,yotrasmás.

A algunas se las había tragado un torrente de tierra incandescente que sehabía deslizado por las pendientes del Vesubio, esa montaña de fuego cuyoflancoparecíahaberseresquebrajado.

Meencerréencasa.El reinadodeTito, el emperadordel que sedecíaque era«el amory las

deliciasdelahumanidad»,empezabaconmuerte.Ahora estaba seguro de que no dejaría de azotar. Esperé, acurrucado,

acechandoadiarionuevasdesgracias.Fueronllegando.Otros miles de hombres cayeron, algunos hinchados como odres, otros

exangües.La muerte había adoptado el rostro de la peste. Regresaban los tiempos

terribles.

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MiadministradormecontóqueenCapua laplebemurmurabaqueNerónvivía,queestabareuniendounejército,muylejos,másalládelÉufrates,yquesevengaría con ayuda de losmás humildes.Una vez recuperado su trono, iba adistribuirlasriquezasylastierrasentrelosciudadanosmáspobres.

ExultaronalenterarsedequelasllamasestabanarrasandovariosbarriosdeRoma. ¡Asípues, losdioseshabíanabandonadoaTitoyprotegían,guiabanelejércitodeNerón!

YohabíavistoelcuerpomuertodeNerón.Nocreíaensuresurrección.Perola muerte se acicalaba con su recuerdo, usurpaba su nombre para azotar condureza.

NomesorprendióenterarmedequeTito, trassólodósaños,dosmesesyveintedíasdereinado,habíamuertoenlavilladondetambiénlohabíahechosupadre.

RecibíuncorreodeFlavioJosefo,quelloraba—«comotodosloshombresquenosonmalvados»,decía—ladesaparicióndelemperador.

Me contaba que las últimas palabras del difunto habían hecho llorar deemociónaquienesseencontrabanasulado.

Titosehabíaquejadoconamargura.—Me veo privado de la vida a pesar de mi inocencia—dijo—. No me

arrepientodeningunodemisactos,exceptuandounosolo.¿Quéactoeraaquél?Algunospensabanquelamentabahabermantenidorelacionesculpablescon

lamujerdesuhermanoDomiciano.Yserumoreabaqueéstesehabíavengadoenvenenándolo.

¿No estaría Tito arrepintiéndosemás bien de no haber podido impedir ladestruccióndelTemplodeJerusalén?

NuncaregreséaRoma.Domicianoreinabaallí.Conocíasucrueldad.Caminéentrelosnaranjosyloslaureles.Leí,yluegodecidíempezararedactarlosAnalesdemivida.Los estoy acabando.Mimuerte se aproxima. Rezo alDios crucificado y

resucitado.Undíamellegóuntextoescrito.El hombre que lo dejó no me esperó. Se trataba, al decir de mi

administrador, de un viajero procedente de Judea o quizá de Alejandría, laciudadqueparamíseguíateniendoelrostrodeLedabenZacarías.

PenséquepodíatratarsedeAnán.¿Habríaescritoélmismoeltextoosólohabíasidosuportador?¿Porcuenta

dequién?¿DeundiscípulodeCristoconocedordemife?LoleíylohagomíoalfinaldemividaydeestosAnales.

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Locopioparaquieneshayanllegadohastaaquí,altérminodemidestino:«¡Ah, infelicesmortales,cambiaddecomportamiento,nohagáisqueDios

grandeacabeabsolutamenteenfurecido!»Bañadvuestrocuerpoenteroen lasaguasvivas,ydejad lasespadas, las

querellas, los asesinatos, las violencias; tended vuestras manos al cielo parapedir perdón por vuestras obras pasadas y curar mediante vuestras oracionesvuestrafunestaimpiedad.

»SóloentoncesDiossereplantearásudecisióndeperderos.»Su ira se apaciguará siempre que cultivéis en vuestros corazones la

preciadapiedad.»Pero si, persistiendo en vuestra maldad, desobedecéis y, por amor a

vuestra locura, desatendéis estos avisos, el fuego se extenderá por la tierra yéstasseránlasseñales:

»Alamanecer,espadasalzadas,sonidodetrompetas.Elmundoenterooiráunos bramidos y un tremendo estrépito. El fuego quemará la tierra. Toda lahumanidadperecerá.Elmundoquedaráreducidoapolvonegro.

»Cuando no quede más que cenizas y Dios haya apagado el enormeincendioprovocadoporél,elTodopoderosovolveráadarformaaloshuesosyal polvo de los hombres y restablecerá a los mortales tal como erananteriormente.

»EntoncessobrevendráeljuicioporelqueelpropioDiosjuzgaráalmundo.Latierraesparcidasobresuscabezascubriráaaquellosquesehayanentregadoalasimpiedades.SeránarrojadosalosabismosdelasombríalagunaEstigia.

»Por el contrario, aquellos que hayan obrado con piedad renacerán en elmundo del Dios grande y eterno envueltos en una felicidad imperecedera, alotorgarlesDioselespíritu,lavidaylagraciaparapremiarsupiedad.

»Entoncestodosseveránasímismosconlamiradapuestaenlasuaveluzdeunsolquenuncasepondrá.

»Oh,dichosoelhombrequeporentoncessigavivo».

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