Textos: P. Sergé Nicoloff Animación: Mónica Heller Curso de Mariología .
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Textos: P. Sergé NicoloffTextos: P. Sergé NicoloffAnimación: Mónica HellerAnimación: Mónica Heller
Curso de Mariología Curso de Mariología www.institutodeteologia.org
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A los cristianos del siglo V les resultaba familiar la palabra
Theotókos , que significa Madre de Dios.
El patriarca de Constantinopla, Nestorio (428), afirmaba que Cristo era un sujeto humano, unido pero distinto al Verbo: un
hombre extraordinario, pero no verdadero Dios. La Virgen sería entonces Madre de
Cristo, pero no Madre de Dios.
El concilio de Éfeso (431) declaró que la Segunda Persona de la Santísima trinidad, consubstancial al Padre, ha asumido una naturaleza humana de modo que la única
persona en Cristo es esta Persona divina. Así la Virgen es Madre de esta Persona divina, y
por eso verdadera Madre de Dios.
La pregunta “¿qué es?” se refiere a una naturaleza (es un pino, un hombre, etc.), mientras que la
pregunta “¿quién es?” se refiere a una persona (es Pedro). Yo no soy ante todo un “qué”, soy un
“quién”; no soy “algo”, soy “alguien”. Tengo una naturaleza
y soy una persona.
Dios puede crear una naturaleza humana de tal modo que el sujeto de esa
naturaleza sea un “Yo” divino, una Persona de la
Trinidad. Jesús, engendrado por obra del Espíritu Santo,
es verdadero hombre porque tiene una naturaleza real y
perfectamente humana. Y es verdadero Dios, porque la persona que sustenta esa
naturaleza no es otra que la del Verbo divino.
Justa y verdaderamente se llama María Madre de Dios, por haber engendrado una persona divina. María da a Jesús, es decir, a Dios Hijo, todo lo que una madre da a su hijo. Ella es, en
sentido propio, Madre de Dios Hijo.
El Concilio de Éfeso (431) define, frente a los errores de Nestorio: “La Santa Virgen es Madre de
Dios, pues dio a luz carnalmente al Verbo de Dios hecho carne”. El Concilio de Calcedonia (451) añade que no puede llamarse a “la Virgen María Madre de Dios en sentido figurado”: hay que afirmarlo en sentido propio.
En el AT hay alusiones al misterio de la Maternidad divina
de María: preanuncios de María son Eva (madre de los vivientes), Sara, Judit, Débora,
Rut, Ester... Aparece también la figura de la reina madre
(Betsabé, madre de Salomón). Varios profetas hablan de una
“Hija de Sión” que representa a Israel en los tres aspectos de
Esposa, Madre y Virgen, que se realizarán plenamente en el
misterio de María.
En el NT la maternidad divina de María se afirmaimplícitamente siempre que se habla de Ella como“Madre de Jesús”, el cual declaró sin lugar a dudasque es Dios (así lo entendieron su enemigos, que enello vieron blasfemia). Marcos llama a Jesús “hijode María” e “Hijo de Dios”. En Mateo y Lucas la
palabra Madre se emplea en el relato de la Concepción y en el del Nacimiento.
El NT enseña también explícitamente el misterio
El ángel dice a María: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del
Altísimo te cubrirá con su sombra, y por eso el hijo engendrado será santo,
será llamado hijo de Dios”. Se llamará Emmanuel,
Dios con nosotros.
En Mt 1, 21, el ángel anuncia a José que Jesús “salvará a supueblo”, expresión que en el AT se reserva a Dios; y que lo
salvará “de sus pecados”, poder que se atribuye sólo a Dios.
En Lc 1, 43, Isabel llama a María “la madre de mi Señor”.
Los judíos llamaban a Dios “su Señor”.
Los Padres más cercanos a los Apóstoles, como San Ignacio de Antioquía (+107), hablan de la
maternidad de María. Cabe destacar a San Justino (+165), San Ireneo (+202),
Tertuliano (+220/230), San Hipólito (+235).
Orígenes (+ 253) es el primero que nos da noticia de la fórmula
“Theotókos” (Madre de Dios). Se encuentra luego en
autores tan importantes como San Atanasio, San
Dídimo, San Gregorio de Nisa, San Cirilo de Jerusalén, San Epifanio de Salamina, San
Juan Damasceno. El término latino equivalente
se encuentraen San Ambrosio, San
Jerónimo, etc.
Orígenes
San Ambrosio
San Jerónimo
Santo Tomás: “Por el hecho de ser Madre de
Dios, tiene una dignidad en cierto
modo infinita, a causa del bien infinito que es
Dios. (…) No puede imaginarse una dignidad mayor, como no puede imaginarse cosa mayor que Dios” (ST I, q. 25).
“Ella es la única que junto con Dios Padre puede decir al Hijo de
Dios: Tú eres mi Hijo” ” (ST III, q. 103).
Santo Tomás de Aquino
No se puede considerar a la Virgen revestida de una dignidad divina. Pero “más que Ella sólo Dios”
(cfr. San Josemaría, Camino 496).
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Juan Pablo II ha insistido en la fórmula: “Hija de DiosPadre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu
Santo” ((Redemptoris Mater 8Redemptoris Mater 8)).