Textos de Justino (1)

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Camino de conversin de Justino Mrtir (Dilogo Con Trifn, 2): La filosofa, efectivamente, es en realidad el mayor de los bienes, y el ms precioso ante Dios, al cual ella es la sola que nos conduce y recomienda. Y santos, a la verdad, son aquellos que a la filosofa consagran su inteligencia. Ahora, qu sea en definitiva la filosofa y porqu les fu enviada a los hombres, cosa es que se le escapa al vulgo de las gentes; pues en otro caso, siendo como es ella ciencia una, no habra platnicos, ni estoicos, ni peripatticos, ni tericos, ni pitagricos. [2] Quiero explicaros por qu ha venido a tener muchas cabezas. El caso fu que a los primeros que a ella se dedicaron y que en su profesin se hicieron famosos, les siguieron otros que ya no hicieron investigacin alguna sobre la verdad, sino que, llevados de la admiracin de la constancia, del dominio de s y de la rareza de las doctrinas de sus maestros, slo tuvieron por verdad lo que cada uno haba aprendido de aqullos; luego, transmitiendo a sus sucesores doctrinas semejantes a las primitivas, escuela tom el nombre del que fue padre de su doctrina. [3] Yo mismo, en mis comienzos, deseando tambin tratar con alguno de stos, me puse en manos de un estoico. Pas con l bastante tiempo; pero dndome cuenta que nada adelantaba en el conocimiento de Dios, sobre el que tampoco l saba palabra ni deca ser necesario tal conocimiento, me separ de l y me fui a otro, un peripattico, hombre agudo, segn l crea. Este me soport bien los primeros das; pero pronto me indic que habamos de sealar honorarios, a fin de que nuestro trato no resultara sin provecho. Yo le abandon por esta causa, pues ni filsofo me pareca en absoluto. [4] Pero mi alma me segua bullendo por or la que es peculiar y ms excelente en la filosofa; por eso me dirig a un pitagrico, reputado en extremo, hombre que tena muy altos pensamientos sobre su propia sabidura. Apenas me puse al habla con l, con intencin de hacerme oyente y discpulo suyo: Muy bien!-me dijo-; ya has cursado msica, astronoma y geometra? O es que te imaginas vas a contemplar alguna de aquellas realidades que contribuyen a la felicidad, sin aprender primero esas ciencias que han de desprender al alma de lo sensible y prepararla para lo inteligible, de modo que pueda ver lo bello en s y lo que es en s bueno? Me hizo un largo panegrico de aquellas ciencias, me las present como necesarias, y, confesndole yo que las ignoraba, me despidi. Como es natural, me molest haber fracasado en mi esperanza, ms que ms que yo crea que aquel hombre saba algo. Por otra parte, considerando el tiempo que tendra que gastar en aquellas disciplinas, no pude sufrir diferirlo para tan largo plazo. [6] Estando as perplejo, me decid, por fin, a tratar tambin con los platnicos, pues gozaban tambin de mucha fama. Justamente, por aquellos das haba llegado a nuestra ciudad un hombre inteligente, una eminencia entre los platnicos, y con ste tena yo mis largas conversaciones y adelantaba y cada da haca progresos notables. La consideracin de lo incorpreo me exaltaba sobremanera; la contemplacin de las ideas daba alas a mi inteligencia; me imaginaba haberme hecho sabio en un santiamn, y mi necedad me hacia esperar que de un momento a otro iba yo a contemplar al mismo Dios. Porque tal es el blanco de la filosofa de Platn.

Cristianos antes de Cristo (I Apologa, 46): Algunos, sin razn, para rechazar nuestra enseanza, pudieran objetarnos que, diciendo nosotros que Cristo naci hace slo ciento cincuenta aos bajo Quirino y ense su doctrina ms tarde, en tiempo de Poncio Pilato, ninguna responsabilidad tienen los hombres que le precedieron. Adelantmonos a resolver esta dificultad. [2] Nosotros hemos recibido la enseanza de que Cristo es el primognito de Dios, y anteriormente hemos indicado que El es el Verbo, de que todo el gnero humano ha participado. [3] Y as, quienes vivieron conforme al Verbo, son cristianos, aun cuando fueron tenidos por ateos, como sucedi entre los griegos con Scrates y Herclito y otros semejantes, y entre los brbaros con Abrahn, Ananas, Azaras y Misael, y otros muchos cuyos hechos y nombres, que sera largo enumerar, omitimos por ahora. [4] De suerte que tambin los que anteriormente vivieron sin razn, se hicieron intiles y enemigos de Cristo y asesinos de quienes viven con razn; mas los que conforme a sta han vivido y siguen viviendo son cristianos y no saben de miedo ni turbacin.EL VERBO EN LA ZARZA Y MOISS (I Apologa) 63. Todos los judos, empero, aun ahora, ensean que fue el Dios innominado el que habl a Moiss. 2. De ah que el ya mentado profeta Isaas, reprendindolos en texto ya citado anteriormente, dijo: Conoci el buey a su dueo y el asno el pesebre de su seor, pero Israel no me ha conocido y mi pueblo no me ha entendido. 3. Y Jesucristo mismo, reprendiendo a los judos por no conocer qu cosa fuera el Padre ni qu el Hijo, dijo tambin: Nadie conoce al Padre, sino el Hijo; ni al Hijo le conoce nadie, sino el Padre y a quienes el Hijo lo revelare. 4. Ahora bien, el Verbo de Dios es Hijo suyo, como antes dijimos. 5. Y tambin se llama mensajero y embajador, porque l anuncia lo que hay que conocer y es enviado para manifestarnos cuanto el Padre nos comunica. El mismo Seor nuestro lo dio as a entender cuando dijo: El que a m me oye, oye a Aquel que me ha enviado. 6. Y lo mismo ha de resultar patente por los escritos de Moiss 7. En stos, en efecto, se dice as: Y habl el ngel del Seor en la llama del fuego desde la zarza con Moiss y le dijo: Yo soy el que es, Dios de Abrahn, Dios de Isaac, Dios de Jacob, el Dios de tus padres. 8. Baja a Egipto y saca de all a mi pueblo. 9. Lo que sigue, podis, si os place, saberlo por los propios escritos, pues no es posible transcribirlo aqu todo. 10. Las palabras citadas bastan para demostrar que Jesucristo es Hijo y Embajador de Dios, el que antes era Verbo, y que apareci unas veces en forma de fuego, otras en imagen incorprea; y ahora hecho hombre por voluntad de Dios, a causa del gnero humano se someti a sufrir cuanto los demonios quisieron que hicieran con l los insensatos judos, 11. Estos, teniendo expresamente dicho en los escritos de Moiss: Y habl el ngel de Dios a Moiss en fuego de llama desde la zarza y le dijo: Yo soy el que soy, el Dios de Abrahn y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, porfan haber sido el Padre y Artfice del universo quien dijo esas palabras. 12. De ah que, reprendindolos, dijo el Espritu proftico: Mas Israel no me conoci, ni mi pueblo me ha entendido. 13. Y a su vez, Jess, como ya indicamos, estando entre ellos, dijo: Nadie conoce al Padre, sino el Hijo; ni al Hijo le conoce nadie, sino el Padre y a quienes el Hijo se lo revelare. 14. As, pues, los judos que piensan haber sido siempre el Padre del universo quien habl a Moiss, cuando en realidad le habl el Hijo de Dios, que se llama tambin mensajero y embajador suyo, con razn son reprendidos por el Espritu proftico y por el mismo Cristo de no haber conocido ni al Padre ni al Hijo. 15. Porque los que dicen que el Hijo es el Padre, dan prueba de que ni saben quin es el Padre ni se han enterado de que el Padre del universo tiene un Hijo, que, siendo Verbo y primognito de Dios, es tambin Dios. 16. Este fue quien primeramente apareci a Moiss y a los otros profetas en forma de fuego o por imagen incorprea, y el que ahora, en los tiempos de vuestro imperio, como ya dijimos, naci hombre de una virgen, conforme al designio del Padre; y por la salvacin de los que creen en l, quiso ser despreciado y sufrir, para vencer, con su muerte y resurreccin, la muerte misma. 17. Ahora, lo que desde la zarza se le dijo a Moiss: Yo soy el que es, el Dios de Abrahn, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, significaba que, aun despus de muertos, aquellos hombres seguan siendo de Cristo mismo, como que ellos fueron los primeros de entre todos los hombres que se ocuparon en la bsqueda de Dios. Abrahn, padre que fue de Isaac y ste de Jacob, como el mismo Moiss dej escrito.Apologa II 7.- Y aun algunos que profesaron la doctrina estoica, sabemos que han sido odiados y muertos, pues por lo menos en la tica se muestran moderados, lo mismo que los poetas en determinados puntos, por la semilla del Verbo (sperma tou logou), que se halla ingnita en todo el gnero humano. Tal Herclito, como antes dijimos, y entre los de nuestros tiempos, Musonio y otros que sabemos. 2. Por que, como ya indicamos, los demonios han tenido siempre empeo en hacer odiosos a cuantos de cualquier modo, han querido vivir conforme al Logos y huir de la maldad. 3. Nada, pues, tiene de maravilla si, desenmascarados, tratan tambin de hacer odiosos, y con ms empeo, a los que viven no ya conforme a una parte del Verbo seminal (logos spermatikos) sino conforme al conocimiento y contemplacin del Verbo total, que es Cristo. Ellos recibirn digno tormento y castigo, encerrados en el fuego eterno.

10. As, pues nuestra religin aparece ms sublime que toda humana enseanza, por la sencilla razn de que el Verbo entero, que es Cristo, aparecido por nosotros, se hizo cuerpo y razn y alma. 2. Porque cuanto de bueno dijeron y hallaron jams filsofos y legisladores, fue por ellos elaborado, segn la parte de Verbo que les cupo, por la investigacin e intuicin; 3. mas como no conocieron al Verbo entero, que es Cristo, se contradijeron tambin con frecuencia unos a otros. 4. Y los que antes de Cristo intentaron, conforme a las fuerzas humanas, investigar y demostrar las cosas por razn, fueron llevados a los tribunales como impos y amigos de novedades. 5. Y el que ms empeo puso en ello, Scrates, fue acusado de los mismos crmenes que nosotros, pues decan que introduca nuevos demonios y que no reconoca a los que la ciudad tena por dioses. 6. Mas la verdad es que, expulsando de la repblica a Homero y a los otros poetas, ense a los hombres a rechazar a los malos demonios que cometieron abominaciones de que hablan los poetas, a par que los exhortaba al conocimiento de Dios, para ellos desconocido, por medio de la investigacin de la razn, diciendo: Al padre y artfice del universo, no es fcil hallarlo, ni, hallado que le hayamos, es seguro decirlo a todos. 7. .... 8. Porque a Scrates nadie le crey hasta dar su vida por esta doctrina; mas a Cristo, que en parte fue conocido por Scrates pues El era y es el Verbo que est en todo, y El fue quien por los profetas predijo lo por venir y quien, hecho de nuestra naturaleza, por s mismo nos ense estas cosas -; a Cristo, decimos, no slo le han credo filsofos y hombres cultos, sino tambin artesanos y gentes absolutamente ignorantes, que han sabido despreciar la opinin, el miedo y la muerte. Porque El es la virtud del Padre inefable y no vaso de humana razn.

12. Y es as que yo mismo, cuando segua la doctrina de Platn, oa las calumnias contra los cristianos; pero, al ver cmo iban intrpidamente a la muerte y todo lo que se tiene por espantoso, me puse a reflexionar ser imposible que tales hombres vivieran en la maldad y en el amor de los placeres. [2] Porque, qu hombre amador del placer, qu intemperante y que tenga por cosa buena devorar carnes humanas, pudiera abrazar alegremente la muerte, que ha de privarle de sus bienes, y no tratara ms bien por todos los medios de prolongar indefinidainente su vida presente y ocultarse a los gobernantes, cuanto menos soar en desatarse a s mismo para ser muerto? [3] Ya han conseguido tambin esto los malvados demonios por obra de hombres perversos. [4] Y, en efecto, tratando de dar muerte a algunos cristianos fundados en las calumnias que corren contra nosotros, arrastraron tambin a esclavos, nios o mujerzuelas y, por medio de espantosos tormentos, los forzaron a repetir contra nosotros los cuentos del vulgo, los mismos crmenes que ello cometen pblicamente. (...)

13. Porque tambin yo, al darme cuenta de que los malvados demonios hablan echado un velo a las divinas enseanzas de Cristo con el fin de apartar de ellas a los otros hombres, despreci lo mismo a quienes tales calumnias propalaban que el velo de los demonios y la opinin del vulgo. [2] Yo confieso que mis oraciones y mis esfuerzos todos tienen por blanco mostrarme cristiano, no porque las doctrinas de Platn sean ajenas a Cristo, sino porque no son del todo semejantes, como tampoco las de los otros filsofos, estoicos, por ejemplo, poetas e historiadores. [3] Porque cada uno habl bien, viendo lo que con l tenia afinidad, por la parte del Verbo seminal divino que le cupo; pero es evidente que quienes en puntos muy principales se contradijeron unos a otros, no alcanzaron una ciencia infalible ni un conocimiento irrefutable. [4] Ahora bien, cuanto de bueno est dicho en todos ellos nos pertenece a nosotros los cristianos, porque nosotros adoramos y amamos, despus de Dios, el Verbo, que procede del mismo Dios ingnito e inefable; pues El, por amor nuestro, se hizo hombre para ser partcipe de nuestros sufrimientos y curarlos. [5] Y es que los escritores todos slo oscuramente pudieron ver la realidad gracias a la semilla del Verbo en ellos ingnita. [6] Una cosa es, en efecto, el germen e imitacin de algo que se da conforme a la capacidad, y otra aquello mismo cuya participacin e imitacin se da, segn la gracia que de aqul tambin procede.Celebracin de la Eucarista (I Apologa, 67,3-5): El da que se llama del Sol se celebra una reunin de todos los que moran en las ciudades o en los campos, y all se leen, en cuanto el tiempo lo permite, los Recuerdos de los Apstoles o los escritos de los profetas. Luego, cuando el lector termina, el presidente hace una exhortacin de palabra, y una invitacin a que imitemos estos bellos ejemplos. Seguidamente, nos levantamos todos a una y elevamos nuestras preces, y estas terminadas, como ya dijimos, se ofrece pan y vino y agua, y el presidente(proests), segn sus fuerzas, hace igualmente subir a Dios sus preces y acciones de gracias (eucaristas) y todo el pueblo exclama diciendo "amn". Ahora viene la distribucin y participacin, que se hace a cada uno, de los alimentos consagrados por la accin de gracias (eucaristizados) y su envo por medio de los diconos a los ausentes.